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Libros de horas impresos en España en el primer tercio del siglo XVI Reseña de una edición perdida Emilia Colomer Amat Email: [email protected] Resumen A propósito de unas escasas hojas sueltas impresas pertenecientes a una edición desconocida de un libro de horas, este estudio analiza la producción y evolución de este género de gran difusión en la Península durante el primer tercio del siglo XVI. Al mismo tiempo, se atribuye el origen de dichas hojas a la edición impresa en Sevilla por Juan Cromberger en 1528, de la cual los fragmen- tos estudiados constituyen hasta el momento el único material conservado. Palabras clave: libro de horas, imprenta, Cromberger, Sevilla. Abstract Books of hours printed in Spain in the first third of the XVIth century. Study of a lost edition By the way of just a few free printed sheets appertaining to an unknown edition of a spanish book of hours, this study analyses the production and evolution of this kind of books that had a big difussion in the Peninsula for the first quarter of the XVIth century. At the same time it assumes the origin of these sheets to the edition printed in Sevilla by Juan Cromberger in 1528, which studied pieces have been the only preserved material by now. Key words: Book of hours, printing, Cromberger, Sevilla LOCVS AMŒNVS 4, 1998-1999 127-135

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LOCVS AMŒNVS 4, 1998-1999 127-135

Libros de horas impresos en Españaen el primer tercio del siglo XVI

Reseña de una edición perdida

Emilia Colomer AmatEmail: [email protected]

Resumen

A propósito de unas escasas hojas sueltas impresas pertenecientes a una edición desconocida deun libro de horas, este estudio analiza la producción y evolución de este género de gran difusiónen la Península durante el primer tercio del siglo XVI. Al mismo tiempo, se atribuye el origen dedichas hojas a la edición impresa en Sevilla por Juan Cromberger en 1528, de la cual los fragmen-tos estudiados constituyen hasta el momento el único material conservado.

Palabras clave:libro de horas, imprenta, Cromberger, Sevilla.

Abstract

Books of hours printed in Spainin the first third of the XVIth century. Study of a lost editionBy the way of just a few free printed sheets appertaining to an unknown edition of a spanishbook of hours, this study analyses the production and evolution of this kind of books that had abig difussion in the Peninsula for the first quarter of the XVIth century. At the same time it assumesthe origin of these sheets to the edition printed in Sevilla by Juan Cromberger in 1528, whichstudied pieces have been the only preserved material by now.

Key words:Book of hours, printing, Cromberger, Sevilla

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Uno de los capítulos menos conocidos dela historia de la imprenta hispana es el quehace referencia a las numerosas edicio-

nes de libros de horas publicados en la Penínsuladurante los primeros decenios del siglo XVI. Prohi-bida su circulación y declaradas en desuso a travésde los distintos índices de la Inquisición española1,sólo unos pocos ejemplares han tenido la fortunade sobrevivir a su destrucción. A veces, solamenteunas escasas hojas impresas, como es el caso de lasencontradas en una colección de un librero barce-lonés y que abordaremos más adelante. Antes con-viene hacer un breve estudio introductorio sobrela evolución de este género en el contexto políti-co-social de la España del quinientos.

El libro de horas, que contaba con dilatada tra-dición medieval manuscrita, gozó, con la llegadade la imprenta, de extensa difusión, favorecida engran parte por sus traducciones en romance yllegó a constituir lectura de fuerte arraigo popular.Desde tiempo atrás el libro de horas se había con-vertido en codiciado objeto personal, debido prin-cipalmente a la fascinación que ejercía entre losfieles este pequeño ritual laico de oraciones, en otraépoca exclusivo de la nobleza. Su expansión se ini-cia en época de los Reyes Católicos, con los ma-nuscritos ricamente decorados que se importabande Flandes2, y pronto se extendiende su fama conlas primeras versiones impresas en París y Lyonpara uso español, llegadas en gran número a las fe-rias de Castilla, hasta normalizarse su uso con lasprimeras versiones estampadas en la Península3.Durante la primera mitad del siglo XVI los librosde horas abundan en las bibliotecas particulares ysu presencia es habitual en los inventarios de ciu-dadanos ilustres e incluso no pocas veces es el úni-co libro que se menciona4.

El contenido del libro de horas impreso presen-taba pocas variaciones respecto al libro manuscrito.Reproducía un modelo estereotipado compuesto dediversos elementos básicos: el calendario, el oficioparvo de Nuestra Señora, el oficio de difuntos, lossiete Salmos Penitenciales y las Letanías. Y se com-plementaba con una serie de oraciones secundarias:plegarias al Espíritu Santo, a la Trinidad, a Cristo, ala Virgen y a una nutrida galería de santos5. No obs-tante, según las preferencias y costumbres que re-quería cada diócesis y a menudo atendiendo a lademanda de los fieles, se fueron creando distintasversiones del ritual, con cambios poco significati-vos que consistían esencialmente en la incorpora-ción de ciertas plegarias propias de cada región. Aello hay que sumar el protagonismo alcanzado porcopistas, libreros y editores en la selección de lasoraciones a gusto de los clientes, añadiendo plega-rias de su propia invención e incluso textos profa-nos6. El carácter permeable del texto, independien-te del ciclo litúrgico, y la libertad de composiciónalentada por la ausencia de control institucionalizadode la Iglesia, fueron dos importantes factores queincidieron en la decadencia del género, iniciadamucho antes, ya en el siglo XV7.

Muchas de las ediciones del primer cuarto delsiglo XVI, concretamente las impresas en Sevilla porJuan Cromberger en 1528, 1537 y 1538, por JuanVarela de Salamanca en 1531 y 1539, las dos deToledo8, edición de Pedro Hagenbach de 1505 (dela que en su momento hubo un ejemplar en la Bi-blioteca Colombina de Sevilla) y la que lleva portítulo Horas romanas en romance del impresor JuanVarela de Salamanca, de 1512, como también la im-presa en Burgos por Andrés de Melgar en 1519,han desaparecido por completo y sólo se tiene co-nocimiento de su existencia por su inclusión en el

1. Para una reproducción exactade los primeros índices expur-gatorios de la Inquisición españo-la, véase J. M. de BUJANDA; Indexde l’Inquisition Espagnole, 1551,1554, 1559. Vol. V, Québec, 1984.

2. Isabel la Católica mostró unaespecial predilección por los li-bros manuscritos importados deFlandes. De su colección desta-can el libro de horas que habíapertenecido a su suegra JuanaEnríquez y el que encargó expre-samente a artistas flamencos(actualmente en la Biblioteca deCleveland). Véase J. YARZA;Los Reyes Católicos. Paisajeartístico de una monarquía.Madrid, 1993, p. 95-100.

3. La influencia de los libros dehoras en san Ignacio, llevó al P.Leturia al estudio de las distintasversiones manuscritas e impresasque circulaban por la Penínsulaen época del santo. Este intere-sante artículo constituye aún hoydía una guía muy útil de introduc-ción al género piadoso, que seacompaña además de un primercatálogo. Véase P. LETURIA; «Li-bros de horas, Anima Christi yEjercicios Espirituales en S. Igna-cio», en Archivum HistoricumSocietatis Iesu, vol. XVII, 1948,p. 3-49.

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4. Véase el interesante artículo deJ. RUBIÓ; «Notas sobre los librosde lectura espiritual en Barcelo-na entre 1500 y 1530», en Archi-vum Historicum Societatis Iesu,XXV, 1956, p. 317-327. Estadís-ticas recientes demuestran elenorme éxito de los libros de ho-ras, pues, a pesar de su prohibi-ción, su presencia es común en lasbibliotecas de ciudadanos barce-loneses a lo largo del siglo XVI.Véase M. PEÑA DÍAZ; El laberin-to de los libros. Historia culturalde la Barcelona del quinientos.Madrid, 1997, p. 388-395. A la mis-ma conclusión llega C. Griffincuando analiza la producción im-presa sevillana, véase su estudio,Los Cromberger. La historia de unaimprenta del siglo XVI en Sevilla yMéjico. Madrid, 1991, p. 188.

5. Durante la primera etapa deformación del género, los distin-tos oficios y las oraciones forma-ron del siglo IX al XII dos seriesdiversas que se copiaban en códi-ces separados. A partir del sigloXII comenzaron a aparecer ejem-plares en que ambas series secombinaban en un sólo códice,momento en que se configura ellibro de horas. Véase P. LETURIA;«Libros de Horas, Anima Christiy Ejercicios Espirituales de S. Ig-nacio», en Archivum HistoricumSocietatis Iesu, vol. XVII, 1948,p. 7. Véase A. WILLMART, OSB.;Auteurs Spirituels et textesdévots du Moyen Age latin.París, 1932. Sobre la evoluciónde los libros de horas manuscri-tos, es esencial el estudio intro-ductorio del catálogo de M.LEROQUAIS; Les Livres d’Heuresmanuscrits de la BibliothéqueNationale, 3 vols. París, 1927.

6 Véase G. COLÓN; Llibre d’Ho-res. Barcelona, 1960, p. 15. VéaseP. SAENGER; «Prier de bouche etprier de coeur. Les livres d’heuresdu manuscrit à l’imprimé», en LesUsages de l’imprimé. Edición deRoger Chartier, París, 1987, p. 112.

7. G. Colón destaca como aspec-to fundamental en el proceso dedecadencia de este género el he-cho de tratarse de un ritual laicode composición muy permeableque escapaba al control de la au-toridad eclesiástica, perdiéndosecon el tiempo la noción clásica dellibro de horas. Véase G. COLÓN;Llibre d’hores. Barcelona, 1960,p. 9-16. En los documentosnotariales de la imprenta barce-lonesa aparecen muchas clasesde libros de horas: «romanes (encastellano), saragossanes, de Lió,a modo de Saragossa, del Bisbat(es decir, de Barcelona) deValència, del Carme, de Cistels(del Císter)». Véase J. RUBIÓ; «Li-bros de lectura espiritual en Bar-celona entre 1500 y 1530», enArchivum Historicum SocietatisIesu, XXV, 1956, p. 322.

8. Véase C. PÉREZ PASTOR; La im-prenta en Toledo. Descripciónbibliográfica de las obras impre-sas en la imperial ciudad desde1483 hasta nuestros días. Madrid,1887. Edición facsímil, Valencia,1994, nº34 y nº53.

Figura 1.Página del texto orlada. Foto: R. Lozano.

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Índice de libros prohibidos del Inquisidor Fernan-do de Valdés publicado en Valladolid en 15599. Seañaden a los anteriores una edición en romance im-presa en Valladolid en 1506 por Diego Gumiel yuna edición en catalán impresa en Barcelona en1519, ambas mencionadas en el Abecedarium (ca-tálogo manuscrito), de la Biblioteca de Hernandode Colón, así como la impresa en Montserrat porJuan Rosembach (ca. 1518-1521), no citadas en elÍndice y también desaparecidas10.

Noticias indirectas hablan de otras ediciones,como la que aparece en las cláusulas de un documen-to firmado en 1522, en el que el impresor alemán JuanRosembach, residente en Barcelona, encarga al gra-bador de origen piamontés Juan Gillo una serie deimágenes para ilustrar una edición de un libro de ho-ras y del que no se tiene más información11.

De las ediciones publicadas en Zaragoza, unode los centros impresores más fecundos de la épo-ca y donde se imprimen mayor número de librosde este género, sólo se conservan hasta el momen-to tres únicos ejemplares, que corresponden a cadauna de las ediciones impresas por Jorge Coci: la de1516, con un ejemplar que se halla en la BibliotecaNacional de Madrid y que consta en el catálogodescriptivo de Norton; la de 1517, que cuenta conun ejemplar en la Biblioteca Nacional de Palermo,y la edición en latín de 1521, con un ejemplar en laBiblioteca Nacional de Lisboa, las dos últimas des-critas por Juan Manuel Sánchez en su BibliografíaAragonesa del siglo XVI 12. Este prestigioso biblió-grafo aún consiguió ver una edición zaragozana de1534 que se hallaba en la Biblioteca Universitariade Barcelona y que consta en su catálogo, actual-mente en paradero desconocido13. Del taller sevi-llano de Jacobo Cromberger se guarda en la BritishLibrary el único ejemplar de la edición que impri-mió en 1522 en portugués14.

Cierto que el pequeño formato del libro dehoras (frecuentemente impreso en octavo), hizo deeste ritual laico un objeto extraordinariamentepráctico y manejable y por tanto muy vulnerable asu deterioro y pérdida. Pero, aún así, dada la insó-lita escasez de ejemplares conservados, la causaprincipal de su desaparición hay que buscarla en laprohibición eclesiástica, lo que confirma, una vezmás, la efectividad de las disposiciones del Índice,eficaz instrumento de control ideológico en ma-nos de la Inquisición española.

La prohibición afectó esencialmente a la ma-yoría de las ediciones de libros de horas en lenguavulgar15, pero también alcanzó a otras en latín pu-blicadas en la Península o fuera de ella, como algu-nas de las impresas en París para uso español. Larazón principal de su condena residía en el carác-ter supersticioso de algunas de sus oraciones. Loslibros de horas se habían ido vulgarizando hastalímites insospechados, asumiendo como pías, prác-ticas supersticiosas contrarias a la ortodoxia reli-

giosa, com por ejemplo la creencia de que porel sólo hecho de poseer y llevar siempre consigo elpreciado libro, los usuarios quedaban inmunes atodo tipo de infortunios16. Aunque el libro de ho-ras era en principio un objeto de devoción perso-nal, a menudo las oraciones se leían y recitabancolectivamente y ello fomentaba este tipo de prác-ticas, especialmente por parte del lector menos cul-to. Juntamente con otros libros de espiritualidadsusceptibles de ser considerados sospechosos porsus tendencias reformistas o por su contenidoerasmista, acabaron convirtiéndose en objetivoprincipal de la censura de la producción impresallevada a cabo por el Santo Oficio17.

En cuanto al carácter de la condena, el Índicepublicado por Valdés en 1559 se diferencia sensi-blemente de otros índices europeos como por ejem-plo el portugués, más tolerante con los libros deespiritualidad. Como señala J. M. de Bujanda, laInquisición española mantuvo cierta autonomíarespecto a la romana y confeccionó en 1559 su pro-pio catálogo, independiente del Índice romano dePaulo IV dado a conocer ocho meses antes18.

Las disposiciones del Cathalogus, utilizadocomo guía imprescindible por impresores editoresy libreros, reflejan de modo explícito y taxativoeste aspecto antes señalado:

Mandanse quitar las Horas siguientes, porque con-tienen muchas cosas curiosas y supersticiosas.

Sigue a continuación la relación en la que se de-tallan más de cuarenta ediciones censuradas, tantoen latín como en lengua vernácula, en la que figuran(por destacar sólo las impresas durante el primertercio del siglo XVI), dos ediciones impresas enToledo (Pedro Hagenbach, 1505, y Juan Varela deSalamanca, 1512), en Burgos (Andrés de Melgar,1519), en Sevilla (Juan Cromberger, 1528, 1537, 1538,y Juan Varela de Salamanca, 1531, 1539) y la impre-sa en París por Simón Vostre en 1509. Finalmente,para que no haya dudas ante otras ediciones que enel Catálogo no aparecen citadas, se precisa:

Horas Romanas en romance sin nombre de im-presor, ni donde ni quando.

A continuación:

Item todas las dichas differencias de Horas enqualquier otra lengua escriptas con todas lasdemas semejantes o desemejantes, que tuvie-ran las dichas supersticiones o errores ooccaxiones para errar y engañar a los simplesy personas que no entienden las tales supers-ticiones o errores o occasiones para errar y usardellas para detrimento de sus consciencias yoffensa de Dios, las mandamos quitar y queninguno las tenga.

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9. Cathalogus librorumquiprohibentur mandato Illustrissimiy Reverendissimi D.D. Ferdinandide Valdes [...] Inquisitoris Gene-ralis Hispaniae. Sebastián Martí-nez, Valladolid, 1559. Salvá, 2468.El Índice de Amberes de 1570incluía también el libro de horasimpreso por Juan Varela deSalamanca en 1512 y el de Burgos,Andrés de Melgar, 1519.

10. Hore secundum ritumcongregationis sancti Benedictide Valleoleti, Montserrat, JuanRosembach, ca. 1518-1521. (Nor-ton, 440). De esta edición se im-primieron mil ejemplares. VéaseA. ALBAREDA; «La impremta deMontserrat», en Analecta Mont-serratensia, v. II, 1918, p. 125

11. Véase J.M. MADURELL y J.RUBIÓ; Documentos para la his-toria de la imprenta y librería enBarcelona (1474-1553), Barcelo-na, 1955, documento nº365, p.634 y documento nº 360, p. 628.Que Rosembach había imprimi-do varias ediciones de libros dehoras lo prueba también otrodocumento de venta fechado en1521 de unos cuatrocientos ejem-plares de unas Hores romanesal librero barcelonés JacomíLacera, al que debía entregar a lamañana siguiente, procedente dematerial disponible que almace-naba en su taller.

12. J.M. SÁNCHEZ; BibliografíaAragonesa del siglo XVI, ediciónfacsímil, Madrid, 1991, v. I, nú-meros 80, 108 y 195. Sobre la edi-ción zaragozana de 1517, véaseA. PENNINO; Catálogo ragionatodei Libri di Prima Stampa e delleedizioni Aldine e rare esistentinella biblioteca Nazionale diPalermo, 1875-1886, vol. I, p.273. La edición de 1516, de la quese conserva un ejemplar en laBiblioteca Nacional de Madrid,R/28480, sólo aparece en el catá-logo de F. J. NORTON, véase, Adescriptive catalogue of printingin Spain and Portugal, 1501-1520, Londres, 1978, nº 687.

13. El P. Leturia, pudo constataren 1940 que lamentablemente elejemplar había desaparecido de labiblioteca de la Universidad deBarcelona. Véase P. LETURIA;«Libros de horas, Anima Christiy Ejercicios Espirituales de S. Ig-nacio», en Archivum HistoricumSocietatis Iesu, vol. XVII, 1948,p. 15.

14. En el catálogo de la BritishLibrary consta con el registro: C.125.a.3. Clive GRIFFIN describedetalladamente el ejemplar. Véa-se su estudio, The Cromberger’sof Seville: The history of aprinting and merchant dinasty.Oxford, 1988, microficha nº 4,ítem 238.

15. Desde la edad media y enmúltiples ocasiones, la autoridadeclesiástica se había pronunciadoal respecto formulando interdic-tos contra la lectura de libros dehoras en lengua vulgar. Véase G.COLÓN; Llibre d’Hores. Barcelo-na, 1960, p. 14.

16. P. SAENGER, habla del libro dehoras como talismán. A diferen-cia de lo que ocurre en España, elmismo autor, cuando analiza laevolución de los libros de horas,señala la presencia de imágeneseróticas, desnudos o ciertos te-mas, como el baño de Betsabé,que solían ilustrar este géneroantes del Concilio de Trento.Véase P. SAENGER; «Priére debouche et priére de coeur. Le livred’heures du manuscrit à l’im-primé», en Les usages de l’im-primé. Dirigido por Roger Char-tier, París, 1987, p. 212-213.

17. Una de las misiones de cen-sores y comisarios nombradospor el Santo Oficio era la de ins-peccionar las librerías y bibliote-cas particulares y requisar losejemplares de libros de horas yotros libros prohibidos que en-contraran, trabajo que se realiza-ba a puerta cerrada. Hay noticiasal respecto en los archivos de laInquisición. Véase V. VÁZQUEZ DE

PRADA; «La Inquisición y los li-bros sospechosos en la época deValdés Salas (1547-1566)», enSimposio Valdés-Salas, Oviedo,1968, p. 147-155. H. Kamen cues-tiona la efectividad real de las dis-posiciones de la censura impresay destaca el retraso y la falta deorganización por parte de los co-misarios enviados por la Supre-ma, a veces poco doctos en el exa-men de las ediciones. Véase H.KAMEN; Cambio cultural en lasociedad del Siglo de Oro. Ca-taluña y Castilla, siglos XVI-XVII,Madrid, 1998, p. 207-217. En elcaso de los libros de horas, al tra-tarse de ediciones eminentemen-te populares y fácilmente reco-nocibles, fueron seguramente lasprimeras en destruirse. Las actasque se conservan de las visitas rea-lizadas en todos los reinos deCastilla en 1572 por iniciativa delConsejo real, además de consti-tuir un medio eficaz de controldel negocio editorial, son unaprueba palpable de lo expuesto,pues en esta época ya no queda-ban ejemplares de ediciones an-tiguas de libros de horas enel comercio y se incautanindiscriminadamente todas lasediciones de libros de horas pos-teriores al Índice de Valdés de1559 y que todavía estaban dis-ponibles en las librerías. Véase J.GARCÍA ORO y M.J. PORTELA SIL-VA; Felipe II y los libreros. Actasde las visitas a las librerías delReino de Castilla en 1572.Madrid, 1997.

18. Véase J. M. de BUJANDA;«Sguardo panoramico sugli Indicidei libri proibiti del XVI secolo», enLa censura libraria nell’ Europa delsecolo XVI. A cargo de Ugo ROZO.Convegno Internazionali di StudiCividale del Friuli, 9/19 Novembre1995. Udine, 1997, p. 1-14.

Figura 2Pentecostés. Grabado defectuoso enmarcado mediante cintas decorativas. Foto: R. Lozano.

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En el Índice del inquisidor general, el cardenalGaspar de Quiroga, publicado en Madrid en 1583,se mantienen, en líneas generales, las mismasdisposiciones y la censura se amplía a otras edicio-nes afines, entre las que destacamos un nuevolibro de horas impreso por Pere Montpezat enBarcelona en 1532 y una edición latina impresa enZaragoza en 1531 de taller desconocido, y seprohiben en general todas las obras en lenguavulgar:

Horas en Romance todas, quedando las de La-tín: salvo aquellas que expressamente estan pro-hibidas19.

En la colección particular de un librero barce-lonés se encuentran unas hojas sueltas impresas queiban destinadas a una edición de un libro de horas.Los distintos fragmentos del texto, impresos en oc-tavo, se hallan distribuidos en folios, es decir, en elproceso previo al plegado para la formación de loscuadernillos correspondientes. Las hojas impresasque en algún momento fueron desechadas y, en estecaso, no llegaron nunca a pertenecer a ningún ejem-plar, se destinaron como material útil para laencuadernación20.

Ante la escasez de ediciones conservadas, estesingular documento, de gran rareza, puede arrojarnuevas pistas sobre la producción de este populargénero, hecho que ha motivado este estudio con lafinalidad de intentar datar el impreso e identificarla edición, en el caso de que la hubiere21, y su tallerde procedencia.

El conjunto, formado por unos siete folios(extremadamente deteriorados y de los cualestres son idénticos), está impreso en papel que lle-va la filigrana de la mano con la estrella, una delas marcas de más calidad22. El taller de Ungut yPolono en Sevilla imprimió, en diversas ocasio-nes, con una variante de este diseño. TambiénJacobo Cromberger para la edición del libro dehoras de 1522 para uso portugués emplea papelcon la filigrana de la mano con la estrella.

El texto en castellano (recto y verso de cada pá-gina) hace referencia, sólo fragmentariamente, a lashoras de la Virgen con el tema de la Ascensión, lossiete Salmos Penitenciales con las Letanías, lashoras del Espíritu Santo y las horas de la Pasión(la Pasión según san Juan).

Por las características tipográficas pertenece,sin lugar a dudas, a una edición impresa en Espa-ña en los primeros años del siglo XVI. Al margende las afinidades propias del género, evidentestambién en las ediciones de la imprenta de Coci,el ejemplar conservado en la British Library im-preso por Jacobo Cromberger en 1522 constitu-ye la edición referencial más próxima, tanto porla tipografía como por el estilo de la producciónxilográfica empleada.

Es precisamente este segundo aspecto, el de lailustración, con el estilo inconfundible de losdiseños, el que nos conduce inevitablemente a laproducción de grabados de los primeros talleresde imprenta sevillanos. La originalidad de los te-mas se debe a los maestros impresores MeinardoUngut, alemán, y Stanislao Polono, de origen po-laco, establecidos como socios en Sevilla desde1491, que los utilizan en la mayoría de sus edicio-nes. A raíz de la muerte de Ungut en 1499, Polonocontinuó en solitario al frente del taller hasta 1502.En esta época, o poco antes, el impresor alemánJacobo Cromberger entró a formar parte del ta-ller colaborando en algunas ediciones. En 1503,al disolverse la imprenta de Polono, Jacoboadquirió el grueso del material (tanto tipos comograbados) estableciendo su propio taller, llamadoa convertirse en el más importante de la ciudadde Sevilla y uno de los más destacados de laPenínsula durante la primera mitad del siglo XVI23.Asociado ocasionalmente con el también impre-sor Juan Varela de Salamanca para la adquisicióndel taller de los Compañeros alemanes, ambossiguieron manteniendo una colaboración muyestrecha perceptible en sus obras. La siguientegeneración del taller de los Cromberger, repre-sentada por su hijo Juan Cromberger y muyespecialmente la época de Jácome Cromberger,se caracteriza por la escasa renovación del reper-torio ornamental, ya que se recurre asiduamentea los mismos grabados.

Por todo lo expuesto, resultaría vago e impre-ciso intentar fechar el impreso a partir del reper-torio de grabados, ya que en su mayoría gozaronde una amplia circulación y fueron utilizados enediciones sevillanas bien dispares y por distintostalleres durante un largo período de tiempo, conuna vigencia que puede alcanzar, en algunos ca-sos, más de cuatro décadas. Sirva de ejemplo elrecorrido experimentado por una de las orlas queinicia su andadura tempranamente con JacoboCromberger y que recala, en 1544, en una ediciónimpresa en la sucursal que los Cromberger po-seían en México.

Cada una de las páginas de este singular docu-mento, aparece totalmente orlada mediantecintas decorativas que forman un marco hetero-géneo. Con este procedimiento inspirado en loslibros de horas franceses, la página adquieremayor realce y vistosidad, incorporando así alámbito espiritual el aspecto lúdico y ameno pro-pio de las sugerentes imágenes del mundo profa-no, simbiosis inherente a la tradición del libroiluminado24. No ha de olvidarse que los libros dehoras impresos en París o Lyon, llegaban a laPenínsula en gran cantidad. En este sentido, se hasugerido que la presencia de una numerosa colo-nia española de estudiantes de Teología que resi-dían en París, habría animado su producción25.

19. La edición de PereMontpezat, también desapareci-da, lleva por título: Horae beataeMariae secundum congregationimonachorum beati Benedicti V.vallisoletani... La siguiente edi-ción, también latina, de 1531,consta sin nombre de impresor.Véase, GASPAR DE QUIROGA; Indexet librorum prohibitorum [...] cumconsilio supremi senatus SanctaGenerali Inquisitionis [...]. Madrid,Alonso Gómez, 1584, p. 35, 67.

20. Algunos historiadores desta-can este aspecto del funciona-miento de las imprentas. Véase C.GRIFFIN; Los Cromberger. La his-toria de una imprenta del siglo XVI

en Sevilla y Méjico. Madrid, 1991,p. 206. Las hojas originariamentese hallaban pegadas unas conotras. Aunque sólo son conjetu-ras, podría tratarse de material deprueba para el corrector e invali-dado para imprimir.

21. En este estudio se parte delsupuesto de que existió la edicióna la que estas hojas sueltas habíande ir destinadas.

22. Según BRIQUET, la filigrana dela mano con la estrella es de ori-gen italiano, del Piamonte ogenovesa. Este diseño tuvo unaamplia repercusión y fue imitadocon múltiples variantes en moli-nos de papel de Francia, Castillay Cataluña. Véase O. VALLS; Lahistoria del papel en España, vol.II, siglos XV-XVI, Madrid, 1980, p.152. Véase también el catálogo deCH. BRIQUET; Les filigranes:dictionnaire historique des mar-ques du papier des leurs appari-tion vers 1282-jusqu’en 1600, 4vols. Nueva York, 1966.

23. Véase la exhaustiva aportacióndocumental de J. HAZAÑAS y LA

RUA; La imprenta en Sevilla: No-ticias inéditas de sus impresoresdesde la introducción del arte ti-pográfico en esta ciudad hasta elsiglo XIX. 2 vols. Sevilla, 1945-1949. Véase F. J. NORTON; La im-prenta en España 1501-1520. Edi-ción anotada con un nuevo «Ín-dice de libros impresos en Espa-ña, 1501-1520» por J. MARTÍN

ABAD. Madrid, 1997, p. 39-44.Sobre la trayectoria de losCromberger, véase C. GRIFFIN;The Cromberger’s of Seville: Thehistory of a printing and merchantdinasty. Oxford, 1988. También,del mismo autor, Los Crom-berger. La historia de una impren-ta del siglo XVI en Sevilla y Méjico.Madrid, 1991.

24. Véase K. HAEBLER; Introduc-ción al estudio de los incunables.Edición y notas de J. MARTÍN

ABAD, Madrid, 1995, p. 186-187.Véase A. W. POLLARD; EarlyIllustrated Books, Londres, 1917,p. 176-194. Véase J.HARTHAN;Books of Hours and their owners.Londres, 1977, reimpresión de1988, p. 169-174.

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Algunas de las orlas parecen haber sido frag-mentadas para la ocasión forzando así su encaje,por lo que se deduce que las formas originales seiban adaptando según sus aplicaciones. Los tacosxilográficos de estilo más primitivo y goticizante,proceden del taller de Meinardo Ungut y StanislaoPolono y eran usadas ya en ediciones incunables.Aunque de material aprovechado, la ilustración ensu conjunto resulta de un gran efecto decorativopor la riqueza y variedad de los elementos que in-tervienen. Por otro lado, la colocación de las orlasno es del todo arbitraria y se seleccionan cuidado-samente, a veces en función de su grosor o tama-ño, dejando para el basamento aquéllas que mues-tran escudos o elementos simétricos por ser los másadecuados. Para la parte superior, en cambio, se des-tinan las cintas más estrechas con motivos vegeta-les o floreados que alternan ocasionalmente conmotivos heráldicos, entre los que sobresalen el es-cudo de los Reyes Católicos con la granada, y el delos Zúñiga o Stúñiga. Las restantes orlas destacanpor sus diseños variados, desde los geométricos mássimples hasta los follajes más exhuberantes en lasque se acomodan diversidad de figurillas animadasy animales fantásticos, como personajes que se ba-lancean sujetando guirnaldas y donde asoma la másvariopinta fauna de caracoles, liebres, monos,pajarillos y otras aves. Una de las más primitivas,formada por una guirnalda vegetal con granadas,había servido para decorar la Cronica del Rey DonRodrigo, obra impresa por Meinardo Ungut yStanislao Polono en Sevilla en 1499. Algunas de lasorlas se pueden ver en la portada de La Coronacion,de Juan de Mena, obra impresa en Sevilla porJacobo Cromberger en 1512. Repertorio idénticofigura en la portada de la obra de Alfonso Chirinode Cuenca, Menor daño de medicina, impresa porJacobo Cromberger en 1519. Juan Valera se sirviódel mismo material ornamental para la portada delas Introductiones Latinae, de Antonio de Nebrija,obra impresa en torno a 1513.

Dos grabados de reducido tamaño que presi-den los correspondientes capítulos, aparecenenmarcados por una cinta vegetal de diseño muyestilizado sobre fondo negro inspirado en mode-los italianos. El primero de ellos representa el temade Pentecostés con la Virgen entre los apóstoles, yel siguiente está dedicado al rey David, que apare-ce arrodillado junto a su arpa ante la visión de Dios.Por la descripción de Norton26, este último graba-do fue usado por Jacobo Cromberger en la obrade Girolamo Savonarola, Devotissima esposicionsobre el psalmo de Miserere Mei Deus, impresa enSevilla en 1514. Figuran con el mismo formato dosnuevos grabados (incompletos), la Misa de sanGregorio y por último un calvario con Cristo en-tre la Virgen y san Juan. Realizados mediante lí-neas muy simples, los rostros de los personajesmuestran algunos rasgos comunes como un rictus

Figura 3Página del texto con la inicial S floreada. Foto: R. Lozano.

25. Véase P. LETURIA; «Libros dehoras, Anima Christi y EjerciciosEspirituales de S. Ignacio», enArchivum Historicum SocietatisIesu, vol. XVII, 1948, p. 14. Véa-se R. GARCÍA VILLOSLADA; «LaUniversidad de París durante losestudios de Francisco de Vitoria»,en Analecta Gregoriana, vol.XIV, 1938, p. 371-422.

26. Véase F. J. NORTON; A descri-ptive catalogue of printing inSpain and Portugal, 1501-1520,Londres, 1978, p. 314, nº 841.

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muy pronunciado y el pelo largo formando un bucle,característicos de la producción xilográfica crom-bergueriana e imitados por Juan Varela en sus obras.

Una inicial grabada, S (de tamaño, 4 x 4 cm), serepite en varias ocasiones. De diseño elegante, laslíneas ondulantes y envolventes que describen lasformas vegetales resaltan sobre un fondo negro. Elestilo es muy similar a una de las colecciones de ini-ciales usadas por Jacobo Cromberger. Aparece unasegunda inicial S de pequeño formato, también so-bre fondo negro, procedente de uno de los alfabe-tos de la antigua imprenta de Ungut y Polono27. Lamisma inicial figura en las Introductiones Latinaede Antonio de Nebrija, obra impresa por Juan Varelade Salamanca antes mencionada.

Así pues, en conclusión, el conjunto de la ilustra-ción, para la que se emplean tacos xilográficos en for-ma de orlas, iniciales y grabados, pertenece al clásicorepertorio disponible en el taller de los Cromberger,en gran parte heredado de la imprenta de MeinardoUngut y Estanislao Polono, y que comparte a menu-do el impresor Juan Varela. El repertorio es más abun-dante y se percibe un uso más frecuente en obrasimpresas entre 1506 y 1519, aunque, como hemosseñalado, buena parte del material ornamental sesiguió reutilizando en ediciones posteriores.

El estudio detallado de los tipos empleados qui-zá pueda aportar más datos y determinar con másprecisión la atribución de las hojas impresas. El do-cumento está impreso con tipografía gótica negra yroja (para las iniciales impresas), en 8º menor de die-cinueve líneas a renglón tirado. Para el texto se em-plea un tipo que corresponde (según clasificaciónde Norton basada en el método Proctor-Haebler28)al tipo: 4. 97 (96-98) G, utilizado desde 1494 porStanislao Polono y que se identifica con uno de lostipos más corrientes de Jacobo Cromberger: 8. (97-99) G, usado durante largo tiempo. Juan Varela deSalamanca se sirve del mismo tipo: 8. (98 bis) G, enGranada en 1504 y posteriormente lo adultera re-fundiéndolo con el tipo: 7. 98 (96-98) G.

Las afinidades de los tipos empleados por lostres impresores añaden dificultad a la hora de atri-buir las ediciones sin pie de imprenta, y más eneste caso en que sólo disponemos de material muyprecario. A ello hay que sumar la coincidencia enel tiempo del uso de un mismo tipo indistintamen-te, tanto por parte de Varela como por parte deJacobo Cromberger29.

Para no entrar en especulaciones, pues proba-blemente en el ámbito sevillano se imprimieron másediciones de las conocidas, es prudente limitarse alas ediciones citadas en el Índice, lo que nos per-mitirá llegar a algunas conclusiones.

En primer lugar, consideraremos la edición deJuan Varela de Salamanca impresa en Toledo en1512 y que lleva por título Horas romanas en ro-mance. Como hemos señalado más arriba, este im-presor itinerante con taller en Sevilla, Granada y

Figura 4

Página del texto orlada. Foto: R. Lozano.

27. Véase F. VINDEL; El arte tipo-gráfico en España durante elsiglo XV. Sevilla y Granada.Madrid, 1949. Edición facsímil,Sevilla, 1989, p. XLVI.

28. Véase F. J. NORTON; A des-criptive catalogue of printing inSpain and Portugal 1501-1521,Londres, 1978. El método idea-do por Robert Proctor, consistíaen medir en milímetros desde labase de la primera línea hasta labase de la línea veintiuno.Haebler perfeccionó el sistema

introduciendo un nuevo factorbasado en el diseño de la letramayúscula M para la tipografíagótica. Véase K. HAEBLER; Intro-ducción al estudio de los incu-nables. Edición y notas de J. Mar-tín Abad, Madrid, 1995, p. 132-135. Sobre la aplicación del mé-todo y su vigencia en España, véa-se A. ODRIZOLA; «La imprenta enCastilla en el siglo XV», en Histo-ria de la imprenta hispana, Ma-drid, 1982, p. 100-106.

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Toledo (en los colofones de sus obras impresas enesta ciudad aparece como ciudadano de Sevilla), ad-quirió material procedente de los Compañeros ale-manes y mantuvo en su trayectoria una destacadacolaboración profesional con Jacobo Cromberger,con el que incluso llegó a emparentar.

El tipo 97-99 G clasificado anteriormente, enestado más puro, que fue utilizado por los tres im-presores sevillanos Stanislao Polono, JacoboCromberger (durante largo tiempo) y Varela (en1504 y durante un período indeterminado), es elque precisamente figura en nuestro impreso. Másadelante Varela adultera este material introducien-do nuevos cambios: una O mayúscula con las lí-neas interiores más verticales, una M mayúsculade diseño más ancho y un nuevo calderón de raboestilizado que introduce a partir de enero de 1520,elementos que no se detectan en el material queanalizamos30. Por tanto, en principio debemos des-cartar las ediciones que el mismo Valera imprimióen 1531 y 1539 (también citadas en el Índice), puespara su impresión debió utilizar tipografía distin-ta, en favor de la edición de 1512, para la que ha-bría empleado el tipo de su época granadina.

La siguiente edición mencionada en el Índicees la impresa por Juan Cromberger en 1528. El tipo97-99 G fue usado corrientemente en el taller delos Cromberger hasta fechas muy tardías, comodemuestra la edición del Flos Sanctorum de Pedrode la Vega impreso por Juan Cromberger en 1540con el mismo tipo, aunque se percibe una ciertadecadencia en el desgaste de los grabados, y en elcual introduce un nuevo calderón distinto no visi-ble en nuestro impreso. Razones que excluyen lassucesivas reimpresiones de los libros de horas, muypróximas en el tiempo, de 1537 y 1538, estampa-das en el mismo taller sevillano y también mencio-nadas en el Índice de Valdés.

Por otro lado, la edición impresa por JacoboCromberger en 1522 presenta afinidades notables ya tener en cuenta: el mismo formato en 8º, el papelcon la filigrana de la mano y la estrella, el estilo de ladecoración xilográfica con páginas totalmenteorladas, y repertorio de grabados del propio taller.

En consecuencia, aunque con las reservas deriva-das de la precariedad del material conservado y con-tando con la edición de Jacobo Cromberger de 1522como única edición referencial, barajamos dos hipó-tesis: una, improbable pero no del todo descartable,sería la atribución del impreso en cuestión a la edi-ción que Juan Varela de Salamanca imprimió enToledo en 1512 para la que emplearía el tipo 98 bis-G(Granada, 1504), con material ornamental proceden-te del taller de Jacobo Cromberger. Pero la hipótesismás plausible, y por la que decididamente nos de-cantamos, es que las hojas sueltas pertenecen a la edi-ción impresa en Sevilla por Juan Cromberger en152831 con el tipo 97-99 G e ilustrada con el reperto-rio de grabados de su famoso taller.

Figura 5El rey David. Grabado enmarcado mediante cintas decorativas. Foto: R. Lozano.

29. C. Griffin ha catalogado obrasimpresas por Juan Varela deSalamanca con material prestadodel taller crombergueriano. Véa-se C. GRIFFIN; Los Cromberger.La historia de una imprenta delsiglo XVI en Sevilla y Méjico. Ma-drid, 1991, p. 313.

30. Véase E. COLOMER AMAT;El Flos Sanctorum de Loyola y lasdistintas versiones de la Leyendade los santos. Aportación alcatálogo de Juan Varela deSalamanca, en prensa.

31. En 1525 Jacobo Cromberger,traspasó la imprenta a su hijo acambio de ciertas compensacio-nes económicas y de la libertad depoder utilizar el taller ocasional-mente. Hasta su muerte, acaeci-da en 1528, los libros aparecenindistintamente a nombre de Juano Jacobo, o de ambos. Véase F.J.NORTON; Printing in Spain. 1501-1520. Cambridge, UniversityPress, 1966, p. 12-14.