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  • 8/13/2019 Libro La Meta Eliyahu Goldratt

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    LA METAEliyahu M.Goldrattcon JeffCox(Tercera edicin revisada)

    Traducido y revisado por: Enrique Rey Arufe yM.aConsuelo Nez Fernndez, del A. Goldratt Institute IbricaTtulo original en ingls: "The Goal" Tercera edicin revisada Eliyahu M. Goldratt, 2004 (Ingls) Tercera edicin revisada Eliyahu M. Goldratt, 2005(Espaol)Reservados todos los derechos.No est permitida la reproduccin total o parcial de este libro, ni su tratamiento informtico, ni la transmisin de ningunaforma o por cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico, por fotocopia, por registro u otros mtodos, sin el permiso previoy por escrito de los titulares del Copyright.Ediciones Daz de Santoswww.diazdesantos.es/ediciones (Espaa) www.diazdesantos.com.ar (Argentina)ISBN: 84-7978-718-X Depsito legal: M. 39.332-2005

    Diseo de cubierta: ngel Calvete Fotocomposicin: Fer, S. A. Impresin: Edigrafos, S. A. Encuadenacin: Rstica-HiloImpreso en Espaa

    IntroduccinLaMeta trata de ciencia y de educacin. Yo creo que se ha abusado de estos trminos hasta el extremode que sus significados originales se han perdido en una niebla de demasiado respeto y misterio. Laciencia, para m, y para una vasta mayora de respetables cientficos, no trata de los secretos de lanaturaleza, ni incluso de verdades. La ciencia es simplemente el mtodo que empleamos para intentarencontrar y defender un conjunto mnimo de hiptesis que pueden explicar, por una derivacin lgicadirecta, la existencia de muchos fenmenos de la naturaleza.La Ley de la Conservacin de la Energa de la fsica no es una verdad. Es exactamente una hiptesisque es vlida para explicar una enorme cantidad de fenmenos naturales. Esta hiptesis no puede

    probarse nunca porque, aunque hay un nmero infinito de fenmenos que pueden ser explicados porella, no son una prueba de su aplicacin universal. Por otra parte, puede ser desaprobada simplementepor un nico fenmeno que no pueda explicar la hiptesis. Esta desaprobacin no reduce la validez dela hiptesis, Slo indica la necesidad, o incluso la existencia de otra hiptesis que es ms vlida. Estees el caso de la hiptesis de la conservacin de la energa, que fu reemplazada por el postulado deEinstein ms global!ms vlido!de la conservacin de la energa y de la masa. La hiptesis deEinstein no es verdad, en la misma medida que la hiptesis previa no era verdad.De alguna manera hemos restringido la connotacin de la ciencia a un conjunto muy selectivo ylimitado de fenmenos naturales. Nos referimos a la ciencia cuando tratamos de temas de la fsica, laqumica o la biologa. Deberamos darnos cuenta de que hay muchos ms fenmenos de la naturalezaque no estn incluidos en estas categoras, por ejemplo los fenmenos que vemos en lasorganizaciones, en particular en las organizaciones industriales... Si estos fenmenos no son

    fenmenos de la naturaleza, qu son? Queremos situar lo que vemos en las organizaciones en elterreno de la ficcin mejor que en el de la realidad?Este libro pretende mostrar que podemos defender un nmero muy pequeo de hiptesis y utilizarlopara explicar un amplio espectro de fenmenos industriales. El lector podr juzgar si o no la lgica dellibro, derivada de sus hiptesis sobre los fenmenos que vemos diariamente en nuestras fbricas,carece de fallos, como para poder llamarla sentido comn. Por cierto, el sentido comn no es tancomn, y este es el mayor elogio que podemos hacer de una cadena de conclusiones lgicas. Si lasemplea, bsicamente ha sacado a la ciencia de la torre de marfil del mundo acadmico, y la ha situadodonde le corresponde, al alcance de cada uno de nosotros, y la hace aplicable a lo que vemos en

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    nuestro entorno.Lo que he intentado mostrar con el libro es que no se necesita un poder cerebral excepcional paraconstruir una nueva ciencia o para expandir una que ya existe. Lo que se necesita es el valor de hacerfrente a las incoherencias, y evitar el abandonarlas justo porque esta es la forma en que siempre sehan hecho las cosas. Me he atrevido a introducir en el libro una pelea en una vida familiar, quesupongo es completamente familiar a todo directivo que est de alguna manera obsesionado por su

    trabajo. No se ha hecho esto para que el libro sea ms popular, sino para destacar el hecho de quetenemos tendencia a descalificar muchos fenmenos de la naturaleza como irrelevantes desde elpunto de vista cientfico.Tambin he intentado en el libro mostrar el significado de la educacin. Creo sinceramente que lanica forma de aprender es por medio de nuestro proceso deductivo. Presentarnos slo lasconclusiones finales no es la forma como se aprende. Como mucho es una forma de cmo se nosensea. Por eso he querido ofrecer el mensaje que se contiene en el libro en forma socrtica. Jonah, apesar de su conocimiento de las soluciones, provoc el que Alex las encontrase con signos deinterrogacin en vez de signos de admiracin. Creo que como consecuencia de este mtodo, el lectordeducir las respuestas mucho antes que Alex Rogo, que tuvo xito actuando as. Si usted, encuentrael libro entretenido, quizs est de acuerdo conmigo de que esta es la forma de educar, la forma en quedebiramos intentar escribir nuestros libros de texto. Nuestros libros de texto no debieran

    presentarnos una serie de resultados finales, sino una pista que facilite al lector seguir, l mismo, elproceso deductivo. Si tengo xito cambiando su percepcin de la ciencia y la educacin por medio dellibro, esta es mi verdadera recompensa.

    Introduccin a la primera edicinLa Meta es un libro sobre nuevos principios generales para la produccin. Un libro con unospersonajes que pretenden entender lo que mueve su mundo para poder hacerlo mejor, que cuandoconsiguen ponerse a pensar con lgica y coherencia sobre sus problemas son capaces de descubrirrelaciones causa-efecto entre sus acciones y los resultados conseguidos. Y, en tal proceso, deducenalgunos principios bsicos que, utilizados en su fbrica, consiguen salvarla del cierre y hacerla msrentable que nunca.Para m, la ciencia no es ms que entender lo que es el mundo y por qu es as. En cada momento,

    nuestro conocimiento cientfico es, simplemente, el estado actual de nuestro entendimiento de lascosas. No creo en verdades absolutas. Es ms, temo que tales creencias bloquean la bsqueda de unamejor comprensin del mundo. Siempre que creemos haber llegado a respuestas definitivas, sedetiene el progreso, la ciencia y el mejor entendimiento de lo que nos rodea. La comprensin denuestro mundo, sin embargo, no es un fin en s mismo. Creo que debemos buscar el conocimientopara hacer nuestro mundo mejor, para dar ms contenido a la vida.He elegido una novela como vehculo para explicar mi forma de entender la produccin, cmofunciona (realidad) y por qu. Varias son las razones de tal eleccin. En primer lugar, he queridohacer ms comprensibles estos principios y mostrar que pueden poner orden en el caos que, tanfrecuentemente, existe en nuestras fbricas. Adems, deseaba ilustrar todo el poder de este enfoque ylos beneficios que puede aportar. Los resultados conseguidos no son una fantasa; han sidoalcanzados, estn siendo alcanzados en fabricas reales. El mundo occidental no tiene por qu

    transformarse en una potencia industrial de segundo o tercer orden. Basta con que comprendamos losprincipios correctos, y los apliquemos correctamente, para que podamos competir con cualquiera.Tengo, tambin, la esperanza de que los lectores vean el valor y validez de estos principios para otrasorganizaciones como bancos, hospitales, compaas de seguros y nuestras propias familias. Tal vezen todaslas organizaciones existe el mismo potencial de crecimiento y mejora.Para finalizar, lo ms importante. He querido mostrar que todos podemos ser cientficos destacados.El secreto para ser un buen cientfico no est, creo, en la capacidad de nuestro cerebro. Tenemossuficiente. Lo que necesitamos es, simplemente, mirar a la realidad y pensar, con lgica y precisin,

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    sobre lo que vemos. El factor clave es tener la valenta de enfrentarse a las incoherencias entre lo quevemos y deducimos y la forma en que se hacen las cosas. Este desafo a las hiptesis y supuestosbsicos es esencial para el progreso. Casi todos los que han trabajado en una fbrica tienen, al menos,dificultades para controlar las operaciones a partir de rendimientos por costos. Sin embargo, pocos sehan atrevido a desafiar directamente esta vaca sagrada. Para progresar en el conocimiento esnecesario desafiar los supuestos, las hiptesis fundamentales acerca de cmo es el mundo y por qu.

    Si pudiramos comprender mejor nuestro mundo y los principios que lo gobiernan, creo quemejorara nuestra forma de vivir.Buena suerte en la bsqueda de estos principios y en su propia comprensin de La Meta.

    Acerca del autorEl libro La Meta,del Dr. Eli Goldratt ha sido un bestseller desde 1984 y est reconocido como unolos mejores libros de "management" de todos los tiempos. Recientemente, la edicin japonesa de LaMeta ha vendido 500.000 copias en menos de un ao desde su lanzamiento.Eli Goldratt es autor de muchos otros libros incluyendo la novela de negocios No escuestin desuerte(la continuacin de La Meta),C adena crtica,y Necesario pero no suficiente.Sus libros hansido traducidos a ms de 27 idiomas y las ventas han sobrepasado los 6 millones de copias en todo elmundo. Su ltimo libro, Necesario pero no suficienteenfoca la baja rentabilidad obtenida por las

    compaas en sus grandes inversiones en Tecnologas de la Informacin y en los sistemas deEnterpriseResourcePlanning (ERP).Eli Goldratt es fundador de TOC for education; una organizacin sin nimo de lucro dedicada afacilitar el pensamiento y herramientas TOC (Theory ofConstraintso Teora de las Limitaciones) alos profesores y a sus estudiantes (www.tocforeducation.com). El Dr. Goldratt actualmente dedica sutiempo a promocionar TOC for education y tambin a su Grupo Goldratt, mientras continaescribiendo, dando conferencias y a labores de consultora.Para ms informacin de Eli Goldratt y sus proyectos actuales se puede visitar su web en:wwww.eligoldratt.com

    1Son las siete y media de la maana. Sumido en mis pensamientos, conduzco mecnicamente mi Buick,camino de la fbrica. Nada ms cruzar la verja de entrada, la visin del rutilante Mercedes rojo,aparcado en el sitio reservado para mi coche, me devuelve bruscamente a la realidad, a una realidadajena al silencio sosegado de la maana, alejada del ritmo sereno con el que, uno tras otro, se han idosucediendo mis pensamientos, hasta hace unos segundos.Es el Mercedes de Bill Peach, lo conozco de sobra. Slo l es capaz de llamar la atencin de esamanera, aparcando en el hueco reservado para mi coche, aunque el resto de los aparcamientos estnvacos, incluidos los destinados a las visitas. Pero Bill Peach no es una visita, es el vicepresidente dela divisin, y, como no sabe distinguir muy bien entre poder y autoridad, pretende acentuar lajerarqua invadiendo con su coche el lugar destinado para el director de la fbrica. Es decir, mi sitio.Conozco las reglas del juego, as que, una vez entendida la sutil indicacin del vicepresidente, aparco

    con suavidad al lado del Mercedes, en el lugar reservado para el director financiero. Sin embargo, yano soy el mismo; el estmago se me ha encogido y el corazn me palpita mucho ms deprisa, como siquisiera delatar un organismo que est empezando a descargar adrenalina. En este estado, y mientrasme dirijo a la oficina, las preguntas se me entrecruzan en la cabeza a la vez que voy adquiriendo lacerteza de que algo malo tiene que pasar. Qu estar haciendo Bill aqu, a estas horas de la maana?A medida que avanzo, me repito una y otra vez lo mismo y!sin tiempo para deducir la respuesta!,tengo la dolorosa evidencia de que su visita me har perder el da y, desde luego, esa magnfica hora uhora y media que me reservo al principio de la maana para ordenar mis ideas, mis papeles y tratar de

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    aligerar la cantidad de problemas que se acumulan sobre mi mesaen forma de carpetas, notas, facturas, proyectos... Un tiempo precioso antes de que empiecen lasreuniones, las llamadas, las sutilezas o las brusquedades de los mil y un asuntos que se multiplicancomo los panes nuestros de cada da.

    !Seor Rogo!me llaman.Cuatro hombres salen apresuradamente por una de las puertas laterales de la fbrica. Vienen hacia m

    sin darme tiempo, ni siquiera, a que entre en ella. Veo a Dempsey, el supervisor del turno; a Martnez,el enlace sindical; a uno de los operarios y a un encargado llamado Ray. Dempsey me trata de contarno s qu serio problema, al mismo tiempo que Martnez grita algo sobre una huelga, mientras elsujeto contratado habla atropelladamente de despotismo en el trato a los trabajadores, y Ray sedesgaita diciendo que no pueden terminar un trabajo por falta de material. Yo estoy en medio, con lacabeza bloqueada, el corazn ahogado en adrenalina y el estmago suplicando una reconfortante tazade caf.Cuando consigo, por fin, apaciguar los nimos, me entero de que Peach lleg una hora antes que yo ala planta, exigiendo ver la situacin en la que se encontraba el pedido nm. 41427.Normalmente, cualquier mando intermedio podra haber informado a Bill Peach sobre se o cualquierotro pedido, pero la suerte quiso que, esta vez, nadie tuviera ni siquiera la ms remota idea de aquelmaldito 41427. Esto fue lo que dio lugar a que el desorden habitual se convirtiera en un caos

    generalizado. Peach orden a todo el mundo la bsqueda y captura del ya famoso pedido 41427,consiguiendo poner la fbrica patas arriba y bloqueando su funcionamiento.En sntesis, result que era un pedido importante que estaba muy atrasado. Y, en honor a la verdad,debo decir que eso no era nuevo en una planificacin en la que, histricamente, se haban definidocuatro tipos de prioridades para un pedido: con prisas, con muchas prisas, con muchsimasprisas e INMEDIATO. Sencillamente, parece imposible que tengamos una produccin normalizada.Puedo asegurar que, aquella maana, Peach tampoco contribuy a que las cosas cambiaran.Tan pronto como hubo descubierto que el 41427 no estaba, ni mucho menos, preparado para su envo,Peach comenz a echar pestes a su alrededor, poniendo a Dempsey tan colorado como su Mercedes.Sus alaridos consiguieron que se localizaran las piezas que faltaban para el submontaje. Estaban juntoa una de las mquinas de control numrico, esperando su turno para ser procesadas. Pero resulta quelos mecnicos no han hecho la preparacin para meter dichas piezas. Estn con otro trabajo urgente

    para dar salida a otro pedido con prioridad INMEDIATA.Ni que decir tiene que a Peach le importa un comino el otro pedido por mucha prioridad inmediataque tenga. Las cosas estn muy claras. Se ha levantado a las cinco de la maana porque le preocupaque salga el pedido 41427 y, siguiendo el orden jerrquico, ordena a Dempsey y a Ray que indiquen almecnico lo que ha de hacer. A partir de este momento, la escena es ms teatral que laboral. Elmecnico les va mirando uno a uno y, tras unos segundos de tensin, con el rostro lleno de confusin,les explica que su ayudante y l han tardado una hora y media en preparar aquella mquina pararealizar un pedido que todo el mundo pareca necesitar de una forma desesperada y que, ahora, ledicen que lo olvide y vuelva a comenzar la preparacin para hacer otra cosa. Peach ejerce todo elpoder de la vicepresidencia e, ignorando al supervisor y al encargado, se encara con el mecnicoamenazndole con el despido si no se somete a sus deseos. El hombre se atreve a responder que l esun mandado que slo pide que se le den rdenes claras y no contradictorias. Entretanto, todo el

    mundo ha dejado de trabajar. Todos observan expectantes y tensos la escena. Me dirijo a los cuatrohombres, algo menos crispados tras la explicacin.!Bien, dnde est Bill Peach?!pregunto.!En su despacho!dice Dempsey.!Muy bien. Quiere, por favor, decirle que en un minuto estar con l?Dempsey corre hacia las oficinas mientras yo intento hacerme con la situacin aclarando las cosascon Martnez!el enlace sindical!y con el operario que es, precisamente, el que ha tenido elproblema con Peach. Les digo que slo hay un malentendido y un cierto nerviosismo mal expresado yles prometo que no habr despidos ni suspensiones de sueldo ni nada de nada. Aunque ms calmados,

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    ni Martnez ni el operario parecen satisfechos del todo y llegan a pedir una disculpa de Peach,pretensin que, naturalmente, yo no acepto. S que ninguno de ellos puede declarar una huelga por smismo y que todo esto no va a pasar de una protesta delsindicato, que no me preocupa. Como ellos tambin lo saben, aceptan volver a la fbrica.

    !Que vuelvan al trabajo!le digo a Ray.! De acuerdo, pero... a qu trabajo, al que tenamos preparado o al que quiere Peach?

    ! Al de Peach.! Bueno, pero vamos a desperdiciar el tiempo que hemos utilizado para preparar la mquina.Ray y yo estamos seguros de que los dos sabemos el principio y el final de esta conversacin, pero lamantenemos para estar seguros de que lo sabemos. Nos estamos ofreciendo nuestra mutuasolidaridad.

    !Pues se desperdicia. Ray, no s cul es la situacin, pero si interviene Bill es porque existe unaurgencia especial que no podemos ignorar, no te parece?

    ! Claro, claro. Slo quera saber lo que tengo que hacer.! S que te han pillado en medio de todo este lo!le digo, mostrndole una cierta complicidadpara que se sienta mejor!, pero ahora vamos a ver si preparamos la mquina y hacemos la parte quefalta del pedido.

    !Muy bien.

    Al dejar a Ray me cruzo con Dempsey, que camina deprisa. Parece querer salir rpidamente de lazona de oficinas para recuperar su cordura cotidiana volviendo a su zona de trabajo. Me hace ungesto negativo con la cabeza y esboza un buena suerte que apenas puedo leer en la comisura de suslabios.Tengo unos segundos para prepararme psicolgicamente antes de ver a Peach. S que me estesperando y que har gala de toda la provocacin de la que sea capaz. Y no puedo estar ms en locierto. El numerito de aparcar el Mercedes en mi sitio lo repite ahora avasallando mi mesa y mi silln,que ha tomado como propios, dejando las puertas del despacho bien abiertas para que todos veanquin es en realidad el que manda en la fbrica. Bill es un hombre rechoncho, de trax prominente,pelo espeso, de color gris acero y ojos del mismo tono. Te ests jugando el cuello, parece decirmecon la mirada, mientras yo, sin darme por enterado, dejo tranquilamente el portafolios.

    ! Muy bien, Bill, qu sucede?

    ! Sintate. Tenemos que hablar.! Me gustara, pero ests en mi sitio. Justamente esto es lo que no debera haber dicho.! Quieres saber por qu estoy aqu? Para salvar tu cabeza.! Pues a juzgar por la bienvenida que acabo de tener, yo dira que ests aqu para destrozar losnervios de mis empleados.Me mira intensamente.

    ! Si eres incapaz de hacer que las cosas funcionen aqu, no tendrs que ocuparte ms de tusempleados, porque no tendrs empleados que dirigir, ni fbrica que llevar. De hecho, es posible queno tengas que ocuparte ni siquiera de tu trabajo, Rogo.

    ! Oye, espera..., no te acalores. Vamos a hablar con tranquilidad, qu problema hay con esepedido?Primero me cuenta que ayer, a eso de las diez de la noche, el bueno de Bucky Burnside, presidente de

    la compaa que es nuestra mejor cliente, le llam a casa y le ech una bronca espectacular. Segnparece, Bucky haba apadrinado el pedido 41427, imponindose sobre los que queran drselo anuestra competencia, y ayer mismo se enter de que llevaba siete semanas de retraso. Por si fuerapoco, haba tenido que aguantar, adems, una cena de negocios con algunos clientes que lereprocharon no poder cumplir sus compromisos por culpa de no haber recibido el 41427; es decir, pornuestra culpa. En resumidas cuentas, Bucky estaba furioso. Peach consigui calmarle prometindoleocuparse personalmente del pedido y asegurndole que estara servido al da siguiente sin falta,aunque tuviera que remover el cielo y la tierra.Intento decirle a Bill que, efectivamente, nos hemos equivocado al traspapelar ese pedido, pero eso no

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    le da derecho a poner la fbrica patas arriba. Soslaya el tema para preguntarme dnde me encontrabaanoche cuando intent hablar conmigo. Yo no puedo responderle. No puedo explicarle ahora que nocontest al telfono las dos primeras veces porque en esos momentos discuta con mi mujer que, unavez ms, protestaba de que se senta poco atendida. Y que la tercera vez tampoco pude contestarporque nos estbamos reconciliando. De modo que decido mentirle diciendo que llegu tarde a casa.No insiste. Ahora se centra en saber cmo he llegado a perder el control de la fbrica. Dice que est

    cansado y harto de escuchar quejas sobre continuos retrasos en los pedidos y no entiende qu es lo quesucede. Me siento atrapado. Rpidamente-reacciono y lanzo un reproche, mientras ordeno y preparo mi retaguardia:

    ! Una cosa s s!le digo! y es que tenemos suerte cuando acabamos algo a tiempo, despus dela segunda tanda de despidos que nos impusiste hace seis meses y del veinte por ciento de reduccinde jornada.

    ! Al!me dice con voz tranquila y ensayada!, scame la produccin adelante, me entiendes?! Entonces, dame la gente que necesito!! Tienes suficiente. Por Dios, fjate en tus rendimientos! Te queda margen para aumentarlos. Nome vengas pidiendo ms gente hasta que no me demuestres que sabes utilizar eficazmente la quetienes.Estoy a punto de decir algo, cuando Peach me seala con un gesto que me calle. Se levanta, cierra la

    puerta y me dice:! Sintate.He estado de pie todo el tiempo. Me siento en una silla enfrente de la mesa, como un visitante en mipropio despacho. Peach vuelve a sentarse tras el escritorio.Mira, Al, es una prdida de tiempo que discutamos sobre este tema. Todo est muy claro en el ltimoinforme sobre produccin.

    !De acuerdo, tienes razn, la cuestin es tener listo el pedido de Burnside.Peach estalla.

    ! Maldita sea! La cuestin no es el pedido de Burnside. Esto es solo un sntoma de lo que pasa aqu.Piensas que he venido para acelerar un pedido retrasado? Crees que no tengo nada ms que hacer?He venido para ver si reaccionas, para ver si reaccionis todos en esta planta. El problema no est enlos pedidos, sino en que tu fbrica est perdiendo dinero.

    Sabindose dominador de la situacin, se detiene un momento y espera que sus palabras penetrenprofundamente en m. De repente, rompe la calma golpeando con un puo sobre la mesa ysealndome con el dedo:

    ! Si no eres capaz de sacar los pedidos adelante, entonces tendr que ensearte yo. Y si no aprendes,entonces ni t ni esta fbrica me sois necesarios.

    ! Oye, Bill, aguarda un momento.! Maldita sea!!ruge!, no tengo ni un solo minuto para escuchar excusas. Y tampoco necesitouna explicacin. Lo que quiero son resultados, pedidos servidos y ganancias.

    ! Ya lo s, Bill.! Entonces puede que ya sepas que esta divisin est teniendo las mayores prdidas de su historia.Estamos cayendo en un agujero del que tal vez no podamos salir, y tu fbrica es la piedra que tira denosotros hacia abajo.

    Me siento agotado y le pregunto cansadamente:! Muy bien, qu quieres de m? Llevo aqu seis meses. Tengo que admitir que en todo este tiempolas cosas han ido a peor y no mejoran. Pero hago todo lo que puedo.

    ! Al, tienes tres meses para cambiar la situacin.! Y suponiendo que no consiga nada en ese tiempo?! En ese caso recomendar al comit de direccin que cierre la fbrica.Me quedo sin habla. La situacin es mucho peor de lo que me haba imaginado, si bien es cierto quetampoco puedo calificarla de sorprendente. Miro distradamente por la ventana. El aparcamiento seva llenando con los coches del primer turno.

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    Peach se ha incorporado y viene a sentarse a mi lado, dejando libre mi sitio. Se inclina suavemente,conciliadoramente, hacia m e inicia una charla tranquilizadora, con palabras de nimo.

    ! Al, s que la situacin en la que recibiste todo esto no fue, precisamente, la ms boyante. Y quierodecirte que si te eleg para el puesto fue porque pens que eras la persona adecuada, el hombre capazde transformar las prdidas de esta fbrica en..., bueno, al menos en una pequea ganancia. Y an locreo. Pero si quieres subir en esta compaa tienes que presentar resultados.

    ! Necesito tiempo, Bill.! Lo siento. Tienes tres meses. Menos, incluso, si las cosas se ponen todava ms feas.No s qu decir ni qu hacer. Bill mira su reloj y se levanta mecnicamente, dando por finalizada laconversacin.

    ! Si salgo ahora!dice de forma natural! slo perder la primera reunin.Me levanto, siguindole con la mirada. Con la mano en el picaporte, dice:

    ! Ahora que te he ayudado a despabilar a alguno de los borricos que tienes por empleados, confo enque no tengas problemas para cumplir el pedido de Bucky hoy mismo, no?

    ! Lo haremos, Bill.! Estupendo!y se marcha con un guio.Paso un rato, no sabra decir cunto tiempo, en la ventana. Veo cmo Bill se sube en el Mercedes yatraviesa la verja. Tres meses, tres meses, tres meses... Eso es todo lo que mi cabeza piensa, perdiendo

    el control del tiempo. De pronto, me descubro sentado en mi silln, con el vaco como horizonte. Mesobresalto y eso me hace reaccionar. Decido que es mejor que vaya a ver qu ocurre en la fbrica.Antes de salir cojo el casco y las gafas de proteccin. Distradamente, le digo a mi secretaria:

    ! Fran, voy a estar un rato en la planta.Ella levanta la vista de la mquina de escribir y, ajena a mis problemas, sonre.

    ! Por cierto, qu haca el coche del seor Peach en su aparcamiento?! S, era el de Peach!contesto distradamente.!Muy bonito!no ha parado de sonrer!. Por un momento pens que sera suyo.Yo tambin ro. Ella se inclina sobre su mesa.

    ! Cunto podr costar un coche as?! Exactamente, no lo s..., unos treinta mil dlares. Fran aguanta la respiracin.! Me est tomando el pelo... Tanto? No tena ni idea de que un coche pudiese costar eso. Creo que,

    por el momento, no voy a cambiar el mo.Su sonrisa se hace ms abierta, ms espontnea, y vuelve a la mquina de escribir.Fran es una mujer perfecta. Qu edad tendr? Seguramente estar en los cuarenta. Con dos hijosadolescentes a su cargo y un ex marido alcohlico, del que se divorci hace tiempo. Desde entonces,no ha querido saber nada de hombres; bueno, casi nada. Fran me hizo todas esas confidencias alsegundo da de estar en la fbrica.Me cae bien, y me gusta como trabaja. Tambin es cierto que se le paga bien... al menos de momento.A ella tambin le quedan tres meses de plazo.Entrar en la fbrica es como llegar a donde ngeles y demonios se hubiesen puesto de acuerdo y elresultado fuese como un encantamiento a medias. Siempre que entro all tengo la sensacin de estaren un lugar mgico, donde lo mundano y lo milagroso se entremezclan. Creo que no a todo el mundole sucede lo mismo. Para m una instalacin industrial es, en s misma, un espectculo fascinante.

    Ms all de las puertas dobles que separan la oficina de la fbrica, el mundo se transforma bajo la luzclida y anaranjada de las luces de diodo que cuelgan del armazn del techo. Hay como una granpared metlica con filas de anaqueles llenos de cajas que contienen las piezas de todo aquello quefabricamos. Un hombre conduce la gra que corre, a lo largo de una gua suspendida del techo, por elestrecho pasillo entre dos filas de material almacenado. En el suelo, una inmensa y brillante bobina deacero se va desenrollando lentamente para ser engullida por una enorme mquina cuyos bocadosrestallan, cada pocos segundos, en el aire denso de la nave.Mquinas. Al fin y al cabo, la fbrica no es ms que una inmensa nave con cientos de metroscuadrados de suelo cubierto de mquinas, perfectamente distribuidas y ordenadas. Las hay naranjas,

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    prpuras, amarillas, azules. En las ms nuevas se pueden ver nmeros de color rub sobre losindicadores digitales. Los brazos de los robots han sido programados para ejecutar una curiosa danzamecnica.Ms all, casi ocultos por las mquinas, trabajan los hombres. Levantan la cabeza cuando paso a sulado. Algunos me saludan y yo les devuelvo el saludo. Las mujeres apenas levantan la cabeza delalambre multicolor que manejan afanosamente. Un individuo lleno de mugre y con un amplio mono

    se ajusta la mascarilla antes de encender el soplete. Una pelirroja rolliza aprieta las teclas de unterminal de ordenador.Y dominndolo todo, el ruido; un ruido ensordecedor y rtmico compuesto de mil innumerablessonidos; el aleteo de los ventiladores, el zumbido del aire acondicionado, los motores, la sirena queavisa del paso de una gra area, los rels, las alarmas...; el conjunto suena como un suspirointerminable. De vez en cuando, la voz incorprea de la megafona se alza, intermitente eincomprensible, como un dios impersonal y metlico.A pesar del estruendo que produce la fbrica en marcha, llega hasta m un silbido. Es Bob Donovan,que camina hacia donde estoy yo con la dudosa ligereza que le permiten sus casi 120 kilos repartidos,de manera muy irregular por cierto, a lo largo de sus ms de dos metros de estatura.Bob no es precisamente un individuo agraciado. A lo tosco de su figura, de la que destaca unainmensa barriga lograda a base de jarras de cerveza, hay que aadir la escasa brillantez con la que

    logra expresarse.Su cabeza parece, a primera vista, rapada en un cuartel. Salvando estos detalles, que le hacen parecerun tanto desagradable, Bob es una magnfica persona. Lleva nueve aos de jefe de produccin y estremendamente servicial y efectivo.Tardamos un minuto en acortar la distancia que nos separa. Su cara no denota alegra, precisamente.

    !Buenos das!dice.! Qu tienen de buenos? No has odo hablar de la visita de esta maana?! Aqu no se habla de otra cosa.! Entonces, ya sabes lo urgente que es enviar el pedido 41427.Noto cmo se ruboriza.! Sobre eso quera hablarte.! Por qu? Qu ha ocurrido?

    ! No s si lo sabes, pero Tony, el mecnico al que Peach grit esta maana, se ha marchado de laempresa.! Mierda!!se me escapa.! No hace falta que te diga que trabajadores como l se pueden contar con los dedos de la mano.Vamos a pasarlo mal hasta que encontremos un sustituto.

    ! No podramos convencerle para que vuelva?! No creo que sea lo ms conveniente. Antes de largarse prepar la mquina, tal y como le ordenRay, y la puso en funcionamiento automtico. El caso es que debi de olvidarse de ajusfar bien algunatuerca, porque tenemos trozos de mquina por todo el suelo.

    ! Cunto material ha salido mal?! Bueno, no mucho, la mquina estuvo poco tiempo funcionando. Tenemos suficiente paraterminar el pedido?

    __Eso es lo de menos, el problema es que la mquina no funciona y nos va a llevar tiempo arreglarla.__Qu mquina es?!La NCX-10.Cierro los ojos y noto un escalofro. No hay ninguna otra mquina de ese tipo en planta. Si no searregla inmediatamente no podremos servir el pedido.

    ! Dime exactamente en qu consiste la avera.!No lo s!responde Bob!, la tienen ah al lado, medio destrozada. En estos momentos estamoshablando con el fabricante.Me apresuro. Quiero comprobarlo por m mismo. Por Dios! Ahora s que tenemos problemas.

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    Observo a Bob, que camina a mi lado.! Piensas que ha sido a propsito? Parece sorprendido.!Pues no sabra decirlo. Creo que Tony estaba tan enfadado, tan fuera de s, que no poda pensartranquilo.Siento arder la sangre dentro de m. La sensacin de escalofro ha desaparecido, dando paso a unaoleada de ira. Estoy furioso. Pienso por un momento en coger el telfono y gritarle por el auricular a

    Bill Peach que todo lo que est ocurriendo es culpa suya. Le imagino y le recuerdo, arrellanado consuficiencia tras mi escritorio, dicindome cmo va a ensearme a servir los pedidos. Muy bien, Bill,va veo cmo lo has hecho!

    2Cuando sientes que tu mundo se desmorona no entiendes y, sobre todo, no aceptas que a tu alrededorla gente cercana a ti no perciba la misma sensacin. A eso de las seis y media, consigo escabullirmede la fbrica y corro a casa, a devorar algo de cena. Segn entro por la puerta, Julie levanta la cabezadel televisor. Sonre.

    !Te gusta mi pelo?!pregunta girando la cabeza, complacida.Su espeso pelo, de un castao profundo, se ha convertido en un amasijo de rizados bucles llenos demechas.

    !S!digo sin apenas escucharla!. Ests preciosa.!La peluquera me ha dicho que resalta mis ojos!dice, parpadeando coquetamente.Tiene unos hermosos ojos de color azul que, en mi opinin, no necesitan ser resaltados, pero la verdades que no entiendo mucho de esas cosas...

    !Ests preciosa!vuelvo a decir.!Pues no pareces muy entusiasmado.!Perdona. La verdad es que estoy cansado; he tenido un da muy duro.! Ay, pobrecito mo!... Sabes lo que vamos a hacer? Vamos a cenar fuera, ya vers cmo loolvidas todo.Niego con la cabeza. No puedo; tengo que comer algo rpido y volver a la fbrica.Se levanta apoyando las manos en la cintura. Observo que lleva un conjunto nuevo.

    ! Qu suerte tener un marido tan divertido, tan animado! Despus de que consigo deshacerme de

    los cros...!Julie, tengo una situacin crtica entre manos. Una de las mquinas ms caras se ha estropeado y lanecesito, sin falta, para cumplir un pedido muy urgente. Tengo que estar en la fbrica hasta que estose solucione.

    !Muy bien!echa chispas por esos ojos que su peluquera seempea en resaltar innecesariamente!. Pues no hay nada que comer porque pens que bamos a salir.Anoche me dijiste que saldramos. .Ahora caigo. Tiene razn. Fu una de mis promesas cuando nos estbamos reconciliando despus dela pelea.Lo siento. Quiz podamos salir una hora, o algo as.

    !Eso es lo que t entiendes por salir una noche? Olvdalo, Al.!Escchame, Julie. Bill Peach se present inesperadamente

    esta maana. Dice que va a cerrar la fbrica.Su cara se transforma como iluminndose de repente. __Cerrar la fbrica..., de verdad?

    !S. Las cosas se estn poniendo feas.!Hablaste con l de tu prximo destino? Evidentemente, no ha entendido nada.!No, no habl con l sobre mi prximo destino. Mi trabajo est aqu, en esta ciudad, en estafbrica...

    !Bueno, pero si van a cerrar la fbrica, lo que te tiene que preocupar ahora es la ciudad a dondevayamos a vivir. A m s me preocupa, y mucho!

    !Pero!digo consternado, intentando que entienda!Bill Peach no ha hablado de un prximo

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    trabajo...!Ah!La miro con la misma frialdad que me invade interiormente.

    !Quieres marcharte de esta ciudad tan rpido como sea posible, no es eso?!No he nacido aqu, Al. No le puedo tener a esto el mismo cario que t.!Pero es que slo llevamos seis meses.

    !Slo? Slo seis meses? Al, no tengo amigos. Excepto t,no tengo a nadie con quien hablar, y t casi nunca ests en casa. Tufamilia es muy agradable, pero si hablo ms de una hora con tumadre me vuelvo loca. Al, el tiempo que llevamos aqu me haparecido mucho ms largo que seis meses.! Y qu es lo que quieres que haga yo? Yo no he pedido venir aqu. Fue la compaa la que memand. Cuestin de' Mala suerte.

    !Julie, no tengo tiempo de empezar una nueva discusin contigo.Empieza a llorar.

    !De acuerdo!balbucea entre sollozos!, mrchate. Me quedar aqu sola, como todas las noches.! Julie!

    La estrecho entre mis brazos. Nos quedamos quietos durante unos minutos... Pausadamente, su llantova cesando. Se separa un poco de m y me mira.!Lo siento. Si tienes que volver a la fbrica ser mejor que lo hagas cuanto antes.!Por qu no salimos maana?!sugiero.!Bueno...!mueve las manos embarazosamente, retorcindolas una contra otra!. Siempre estoydispuesta para salir contigo.Antes de abrir la puerta, la miro de nuevo.

    !Ests bien?!S, no te preocupes; ya encontrar algo de comer en el frigorfico.Se me haba olvidado por completo lo de la cena.

    !Probablemente tomar algo rpido de camino a la fbrica. Hasta luego.Cuando me instalo de nuevo en el coche, me doy cuenta que he perdido totalmente el apetito.

    Desde que nos mudamos a Bearington, a Julie no le ha ido muy bien. Siempre se queja cuandohablamos de la ciudad, y yo siempre me sorprendo a m mismo defendindola a capa y espada.Conozco sus calles de memoria. Los mejores sitios donde comprar, los buenos bares, y los no tanbuenos..., que no debes ni pisar. La verdad es que he desarrollado un cierto sentimiento de propiedadsobre la ciudad y le tengo mucho ms cario que a ningn otro lugar. No en vano fue mi hogar durantemis primeros dieciocho aos.Sin embargo, en el fondo s que no es ninguna maravilla. Bearington es una ciudad industrial.Cualquiera que pasara por ella no vera nada que le atrajera. Es la impresin que percibo mientrasconduzco por sus calles. El lugar donde vivimos no tiene nada de especial. Las viviendas son bastantenuevas. Hay algunos centroscomerciales, varios lugares para comer algo rpido y, ms all, cerca de la autopista, un sitio dondepasear. No hay ninguna diferencia con cualquiera de los otros sitios donde hemos vivido.

    Me dirijo al centro, que es un tanto deprimente. A lo largo de las calles se alinean viejos edificios deladrillo, en ruinas, sucios de holln. Hay muchas tiendas clausuradas, escaparates vacos. En el suelo,vas de tren oxidadas medio en desuso.La prueba visible, y un tanto vergonzante, de que a la ciudad no le va nada bien es el edificio decatorce plantas, uno de los ms altos del lugar, que se construy hace diez aos para instalar en lmodernas oficinas y que exhibe un enorme cartel con dos palabras pintadas en rojo: EN VENTA.Resulta penoso ver la inmensa torre, levantada en su da como prueba del nuevo empuje queempezaba, entonces, a llegar a la ciudad. A costa del optimismo que trajeron consigo las catorceesplendorosas plantas de oficinas, los bomberos consiguieron un nuevo modelo de coche, con la

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    excusa de que necesitaban una escalera ms larga para llegar hasta la ltima planta. Ahora, el grancartel que anuncia desesperadamente la venta desde la terraza del coloso parece querer decir que es elpueblo entero el que est en venta.Lo cierto es que la idea no es tan descabellada. Desde mediados de los setenta se viene cerrando casiuna fbrica por ao. Unas se trasladan, otras quiebran definitivamente. Y lo peor de todo es que estoparece no tener fin.

    Todas las maanas paso por delante de una fbrica que cerr, parece ser que por un conflicto con elsindicato. Cada vez que miro el deteriorado esqueleto que queda de lo que fue, me recorre unescalofro. Yo entr en esa fbrica una vez, recin llegado a mi puesto, hace ahora seis meses, porque,lo que son las cosas!, entonces yo soaba con ampliar nuestras instalaciones. Estaba buscando algnalmacn barato por las cercanas.Lo que ms me impresion al entrar en la nave, fra y desmantelada, fue el silencio vaco, triste ymuerto del recinto. Sin mquinas, sin obreros, sin actividad... Un lugar muerto, en el que el eco de lospasos aada una lgubre nota de soledad y decadencia. El edificio pierde por das su color, la hierbacrece en el aparcamiento por los resquicios que deja lo que antes estuvo pavimentado y, en fin, eltiempo ha ido haciendo su implacable laborpoco a poco, desde que se abandonara el edificio, hace de esto ya dos o tres aos.De los dos mil obreros que fueron al paro, muchos estarn todava a verlas venir. Dicen que los

    propietarios levantaron un nuevo edificio al sur, en otro lugar, y, se dice tambin, han negociado conel sindicato un plazo de cinco aos de bajos salarios y paz social. Cinco aos! Una eternidad en elmundo de la moderna industria. As Bearington ha aadido un esqueleto ms de dinosaurio industriala su cementerio de instalaciones abandonadas, mientras patean sus calles cientos de nuevos obrerossin empleo.Donovan, el bueno del jefe de produccin, parece un gorila frentico cuando regreso a la fbrica. Contodo lo que ha corrido hoy de arriba abajo habr reducido al menos dos kilos de la inmensa mole quetiene por cuerpo. Mientras camino hacia la mquina de marras por un pasillo, observo cmo apoya,nervioso, un pie y luego otro, sobre el suelo. Da unos cuantos pasos y se para. De repente inicia unapattica carrera por el pasillo, se ve que para dar alguna orden, y la interrumpe, para comprobar no squ. Le silbo en medio del ruido. No me oye. Le alcanzo dos secciones ms all, justo donde est laNCX-10. Se sorprende.

    !Qu, podemos conseguirlo? Resopla.!Lo estamos intentando.!Ya, ya veo, pero podemos hacerlo?!Estamos haciendo todo lo que podemos.!"#$% '()*#+ ) ,-.*/0). -1 2-3/3# -+,) 0#45-% +6 # 0#7 8!A lo mejor.Me vuelvo y escudrio, como si la viera por vez primera, la NCX-10. Es una seora mquina, la mscara de las de control numrico. No s por qu el fabricante ha decidido ese extrao color lavandapara la mquina ms cara que tiene nuestra nave. La consola de control est repleta de luces rojas,verdes y amarillas; brillantes interruptores, un teclado negro, bobinas para la cinta y una pulcrapantalla de ordenador. Verdaderamente seductora! Todos estos botones, teclitas, luces y demsartilugios estn para controlar el trabajo de conformacin sobre las piezas de acero apresadas entre lasgarras del monstruo. Donde la mquina trabaja las piezas de metal, un chorro de lubricante turquesaincide sobre las

    piezas y herramientas y separa las virutas. Bueno..., al menos parece que funciona de nuevo.Hemos tenido suerte. La avera no ha sido tan grave como temamos en un principio, pero nos haquitado un tiempo precioso. Y un dinero. No s por dnde vamos a salir con los gastos, pero estepedido lo enviamos esta misma noche, pase lo que pase. Tendremos que pagar horas extras, a pesar deque eso va en contra de la poltica de la compaa. En fin, ya veremos. Al jefe comercial, Johnny Jons,tambin le ha cado buena parte del chaparrn. Hoy me ha llamado por telfono cuatro veces. Alparecer se las ha tenido que ver con Peach, con sus propios agentes de ventas e incluso con el cliente.No tenemos ms remedio que expedir el pedido esta noche.Espero que no haya ms problemas. Las piezas ya hechas son conducidas, una a una, hasta el

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    submontaje de componentes. El encargado de la seccin organiza la llegada de stos a la fase final demontaje... y, hablando de organizar..., los obreros estn transportando cosas, piezas y componentes, amano y una a una! Es de locos. La productividad por empleado debe de ser ridicula. De hecho, nisiquiera me explico lo que ha hecho Bob para conseguir tanta gente. Ha debido de arramplar con todoaquel que se ha dejado echar el guante y los ha puesto a trabajar en el pedido. Verdaderamente, si estofuese siempre as, sera un desastre.

    Pero el pedido, finalmente, sale.Miro mi reloj. Son las once de la noche pasadas. Estamos en el muelle de embarque de la fbrica. Laspuertas traseras del camin triler se han cerrado. El conductor sube a la cabina, acelera el motor,suelta los frenos y se lanza hacia la noche. Me vuelvo hacia Donovan y l hacia m.

    ! Enhorabuena!!le digo a Bob.!Gracias, pero no me preguntes cmo lo hemos hecho.!De acuerdo, no lo har. Qu tal si buscamos algo para cenar?Es la primera vez que veo sonrer hoy a Donovan. A lo lejos se oye el motor del camin.Subimos al coche de Donovan, que est ms cerca. Los dos primeros sitios a los que llegamos estncerrados, as que le digo que siga mis indicaciones. Cruzamos el ro y llegamos hasta el molino.Despus de un complicado trayecto por un laberinto de callesestrechas y tortuosas, donde los coches aparcados apenas nos dejan paso, conseguimos terminar

    frente al bar de Sednick. Donovan echa una mirada recelosa.!Ests seguro de que es aqu?!S, s, vamos. Tienen las mejores hamburguesas de la ciudad. Una vez dentro, nos sentamos en unlugar apartado, al fondo.Maxine me reconoce y se acerca con gran alboroto. Hablamos un momento y le pedimos que nostraiga un par de bocadillos con patatas y cerveza.Donovan no sale de su asombro. Mira alrededor y me pregunta: Cmo has dado con este sitio?

    !Pues mira, en esa barra que ves ah es donde beb mi primer trago de cerveza. Creo que fue dondeest el tercer taburete de la izquierda, no estoy seguro. De esto hace ya algn tiempo.

    !Empezaste a beber ya mayorcito o es que eres de por aqu?!Me cri a dos manzanas de donde estamos ahora. Mi padre tena una tienda de comestibles cerca.Ahora es mi hermano el que se encarga de llevarla.

    !No saba que fueras de Bearington.!He tardado quince aos en volver, despus de un buen nmero de destinos.Llegan las cervezas.

    !Estas dos corren a cargo de Joe!nos dice Maxine.La mujer seala a Joe Sednick, que est detrs del mostrador. Donovan y yo le saludamos con la mano.Con el vaso en alto, Donovan brinda:

    !Esto por el pedido 41427.!Por el pedido!respondo, haciendo sonar mi vaso contra el suyo.Despus de un par de tragos, Donovan parece ms relajado. Yo no me puedo quitar de la cabeza elsuplicio de esta noche.

    ! Sabes?!digo!, ese pedido nos ha costado un rin. Hemos perdido un buen operario, tenemosuna sustanciosa cuenta que abonar por la reparacin de la mquina y, adems, un montn de horas

    extras que pagar.!Ms el tiempo que perdimos mientras la NCX-10 estuvo estropeada!aade Donovan!. Pero hasde admitir que en cuanto nos pusimos en movimiento la cosa march. Ya me gustara a m quefuncionara as todos los das.Me echo a rer.

    !No gracias. Yo no necesito ms das as.'!No, no me refiero a tener a Bill Peach todos los das en la fbrica. Lo que digo es queconseguimos servir el pedido.

    !Siempre tendremos que servir pedidos, Bob, pero no en la forma en que lo hicimos hoy.

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    se me escapa.Dirijo lo que se supone que es una buena fbrica. Qu demonios, es una buena fbrica. Tenemos lasmejores mquinas, la tecnologa. Estamos automatizados y tan informatizados que nuestrosordenadores pueden hacer solos prcticamente de todo. Bueno, de todo, menos una taza de buen caf.Contamos con suficiente gente, gente buena en su trabajo. No nos vendran mal unos cuantostrabajadores ms, pero tampoco nos hace lo que se dice mucha falta. Los sindicatos tampoco son tanto

    problema; adems, tambin los sufre la competencia. La verdad es que a veces te incordian, pero, engeneral, me los trabajo bien. El ltimo convenio es aceptable.Tengo las mquinas, la gente y los materiales que necesito. S que ah fuera hay ms mercado, el queme est haciendo falta para avanzar y, es ms, s que mi propio mercado est en peligro. Lacompetencia vende cada da ms. Eso es! La maldita competencia. Eso es lo que nos est acabando.Desde que los japoneses invadieron nuestros mercados, la competencia ha sido salvaje. Hace tresaos nos estaban hundiendo con su calidad y su diseo. Les acabamos de igualar en una y otro. Peroes que ahora nos estn venciendo en precio y servicio... Ojal conociera su secreto!Qu puedo hacer para ser ms competitivo? He reducido costes. Ningn otro director de estadivisin los ha reducido como yo. Poco puedo hacer ya en esa direccin. Y, por mucho que digaPeach, mis rendimientos son bastante elevados. S que l tiene que soportar fbricas menos eficientes.Pero ni las mejores de ellas tienen la competencia que yo tengo. A lo mejor podra mejorar mis

    rendimientos de alguna manera, pero..., no s. Es como fustigar a un caballo que galopa al lmite desus fuerzas.Lo que s urge es solucionar los retrasos en el servicio al cliente. De esta fbrica todo sale por la va deurgencias. El caso es que tenemos un montn de materias primas almacenadas ah fuera. El materialentra en la planta dentro de programa, pero lo cierto es que todo sale con retraso. La verdad es que elcaso de esta fbrica no es nico. En Norteamrica, cualquier fbrica de nuestro tama-o tiene problemas, y sta no es de las peores que yo he visto, de hecho, es mejor que muchas. A pesarde eso, perdemos dinero.Si pudiramos ponernos al da con los atrasos! Pero es que, a veces, parece que hay duendes. Escomo si, cuando todo parece que funciona bien, se colaran entre los turnos, cuando nadie los puedever, y todo se viene abajo. No lo entiendo.Desde luego, se supone que ocupo este puesto porque soy capaz de desempearlo. De no ser as,

    Peach no me habra elegido a m. Hace tiempo que dej de ser un tierno ingeniero, con su flamanteMBA y con nfulas de saberlo todo. Entonces pensaba que trabajando mucho se poda conseguircualquier cosa. Y lo cierto es que siempre he sido muy trabajador; desde los doce aos en que empeca ayudar a mi padre en la tienda, a la salida del colegio, no he parado. Cuando fui un poco mayor venaa los talleres de esta zona durante las vacaciones de verano.Para mi hermano las cosas han sido ms fciles; al ser el primognito se ha quedado con la tienda demi padre. Pero lo que yo tengo, me lo he conseguido a base de esfuerzo. Y... qu es lo que he logradoa base de tanto sacrificio? Un empleo en una gran compaa. S, tambin he conseguido ser unperfecto extrao para mi mujer y mis hijos... Acept toda la porquera que la UniCo quiso darme ydije: No es suficiente, dadme ms!, y aqu estoy, contento de haberlo hecho. Con treinta y ochoaos y director de una fbrica que no vale para nada. No es maravilloso? Me dan ganas de rer.Ya es hora de que me largue de aqu. Ya me he divertido bastante por hoy.

    3Cuando me despierto tengo a Julie encima de m. Por desgracia, no es que est cariosa, sino que seha estirado para alcanzar el despertador que est sobre la mesilla de noche. Son las seis y media de lamaana. El despertador ha estado sonando durante tres minutos. Julie aplasta literalmente el botn delstop. Con un suspiro de alivio se aparta de m. Poco despus oigo cmo su respiracin se vuelvenuevamente regular, se ha dormido. A ver qu nos trae el nuevo da!Unos cuarenta y cinco minutos despus salgo con el Buick del garaje. An es de noche, pero unos

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    cuantos kilmetros ms all empieza a clarear. A medio camino de la ciudad sale el sol, pero estoy tanensimismado en mis pensamientos que tardo en darme cuenta; miro hacia un lado y lo veo all fuera,flotando entre los rboles.A veces me pongo furioso al pensar que las prisas diarias, las que, supongo, sufre la mayora de lagente, me impiden tener tiempo para saborear todos esos milagros cotidianos que se producen a mialrededor. En lugar de dejar mis ojos embebidos en el alba, tengo que fijarlos con atencin en la

    carretera y... pensar en Peach. Ha convocado una reunin en las oficinas principales. Debemos asistirtodos los que tenemos trato personal con l, concretamente, su equipo staff y los directores de fbrica.Lo curioso de esta reunin es que Peach no ha dicho sobre qu va a tratar. Esun secreto. Y lo tpico, mucho rumor__que si hay una guerra depor medio y cosas as. Hemos recibido instrucciones de presentarnos a las ocho y llevar informes ydatos que nos permitan dar un profundo repaso a las actividades que hacemos cada uno de nosotros.Por supuesto, todos sabemos de qu va la reunin. Por lo menos tenemos una idea aproximada. Serumorea que Peach va a aprovechar el encuentro para comunicarnos los malos resultadosobtenidos durante el primer trimestre. Luego nos va a presionar para que aumentemos laproductividad, fijando nuevos objetivos para cada fbrica, ms compromisos... y, en fin, todo lo queya sabemos. Supongo que sa es la razn de convocarnos a las ocho en punto, con las cuentaspreparadas. Peach debe de haber pensado que la intempestiva hora pone una nota de disciplina y

    urgencia al asunto.Lo malo es que, para cumplir la orden de llegar a las ocho, muchos de los que van a la reunin habrntenido que coger el avin ayer por la noche. Esto representa ms gastos en minutas y en facturas dehotel. O sea, que para anunciarnos lo mal que lo estamos haciendo, Peach obliga a gastar a la empresamucho ms dinero, y todo por no empezar la misteriosa reunin dos horas despus.Creo que Peach est empezando a perder los papeles. No, no es que piense que va derecho al fracaso,es que me parece que est teniendo una reaccin exagerada. Parece un general que hubiesedescuidado las posiciones estratgicas en su afn por ganar una batalla que intuye perdida.Hace un par de aos era muy diferente. Se mostraba confiado, te dejaba hacer, mientras le llevasesresultados. Delegaba responsabilidades ... Hasta intent ser el empresario ilustrado que se abre anuevas ideas; cuando un asesor le deca que para que los obreros produjeran deban sentirse a gusto,prestaba atencin al tema. Claro que las ventas iban bien y los beneficios se amontonaban. Pero, qu

    dice ahora?!Me importa un rbano que se sientan a gusto si eso me cuesta un pavo ms.Esa fue la respuesta que dio a un director que intent vender a Peach la idea de montar un gimnasiopara los empleados, en donde pudieran ponerse en forma. El director en cuestin le planteaba que unempleado a punto era un empleado feliz... Peach casi le echa de su oficina.Yo ya he tenido un par de encontronazos con l, aunque el ms serio fue, desde luego, el de ayer. Loque ms me molesta de toda esta historia con Bill es que antes sola llevarme bien con l. Hasta llegua pensar que ramos amigos. Cuando perteneca a su equipo, solamos quedarnos charlando horas yhoras en su despacho, despus del trabajo. Incluso, de vez en cuando, salamos atomar una copa juntos. Todos pensaban que le haca la pelota. Yo creo que lo que Peach agradecams era, precisamente, que no se la hiciera. Simplemente, yo me limitaba a cumplir con mi trabajo y,al margen de l, me entenda bien con Bill.

    Recuerdo que una vez pasamos una noche loca en Atlanta, donde se celebraba la convencin anual deventas. Peach y yo, junto con un grupo de chalados de la seccin de mrketing, robamos el piano delbar del hotel y dimos un recital en el ascensor. Todava tengo grabada en la memoria las caras de losclientes del hotel, al abrirse el ascensor y ver a Peach sentado ante el teclado!Peach es un magnficopianista!y a nosotros coreando el estribillo de una cancin de taberna irlandesa. El administradordel hotel logr dar con nosotros una hora despus; para entonces el auditorio haba aumentado tantoque tuvimos que abandonar la cabina del ascensor y trasladarnos a la azotea, desde donde ofrecamosnuestro arte a la ciudad entera... Tuve que arrastrar literalmente a Bill para que abandonara la peleacon dos matones que el administrador haba enviado para que solucionaran lo de nuestra fiesta

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    espontnea. Qu noche! Bill y yo acabamos brindando con zumo de naranja, al amanecer, en untugurio del barrio ms tirado de la ciudad.Peach fue el nico que confi en m y en mi futuro en la compaa, el que me present en las oficinasde la corporacin. Ahora, en cambio, nos estamos peleando. No puedo creerlo.A las ocho menos diez aparco mi coche en el garaje del edificio UniCo. Peach y su equipo ocupan tresplantas. Bajo y cojo el portafolios del maletero. Hoy pesa casi cinco kilos, por los informes y los

    impresos del ordenador. Me parece que no voy a tener un buen da. Me dirijo al ascensor con el ceofruncido.

    !Al!oigo a mis espaldas. Nathan Selwin viene hacia m. Le espero.!Cmo te va?! Bien. Me alegro de volver a verte.!Comenzamos a andar juntos.!Le!digo!tu nombramiento para trabajar con el equipo de Peach. Enhorabuena.!Gracias!responde!. Claro que no s si es lo mejor ahora, con todo lo que est ocurriendo.!Bueno, hasta cierto punto..., tampoco te va a tener Bill trabajando por las noches.!No, no es eso!modera el paso y me mira!. No te has enterado?Se detiene de pronto y mira alrededor. No hay nadie cerca.

    !Es sobre la divisin!susurra. Me encojo de hombros.!No s de qu me ests hablando.

    !La divisin entera est en peligro. Quien ms quien menos est muerto de miedo. Hace una semanaGranby le dijo a Peach que tiene hasta fin de ao para aumentar la productividad y que, si no, ladivisin entera iba a ser traspasada. No s si es cierto, pero dicen que Granby ha dicho que si ladivisin desaparece, Peach lo har con ella.

    !Seguro?Nathan asiente, y aade:!Por lo visto todo esto se haba decidido hace bastante. Emprendemos de nuevo el camino.Lo primero que se me ocurre pensar cuando me recupero de la sorpresa es que ahora entiendo por quest as de desquiciado Peach ltimamente; todos sus esfuerzos se van a ir a pique si no sale de sta.Es ms, si cualquier otra corporacin adquiere la divisin, los nuevos propietarios prescindirn dequienes no han sabido hacer bien su trabajo. Peach se va a quedar en la calle!Bueno, y ahora que lo pienso..., qu va a pasar conmigo? Buena pregunta! Antes de saber lo que ha

    contado Nathan, supona que, en caso de cerrarse la fbrica, Peach me ofrecera algn puesto, ningunamaravilla, probablemente, pero... algo. Ahora empiezo a pensar que las amenazas de que podraencontrarme sin empleo no eran slo amenazas. En tres meses puedo encontrarme en la pueteracalle.

    !Oye, Al, si alguien te pregunta, por supuesto que yo no te he dicho nada.Y desaparece, dejndome aturdido, solo y de pie, en medio del pasillo del piso quince. No s lo quehago aqu, ni cmo he subido, ni por qu. Me siento estpido. No consigo conectar con mispensamientos anteriores. Por fin recuerdo; he venido a la reunin de Peach, debo dirigirme a la sala deconferencias.Entro y tomo asiento. Bill ocupa el extremo opuesto de lamesa. Delante de l, un proyector. Comienza a hablar. El reloj de pared seala exactamente las ocho.Miro a los dems, a mi alrededor. Debe haber como unos veinte. Casi todos atienden a Peach. Uno de

    ellos, Hilton Smyth, me observa. Tambin l es director de fbrica. Nunca me ha cado bien; es unpretencioso que siempre anda dndoselas de genial, cuando ni siquiera pasa de ser un mediocre. Memira fijamente. Quiz nota que estoy inquieto. Sabr algo? Le sostengo la mirada hasta que vuelvesu cabeza hacia Peach.Cuando por fin consigo centrarme en lo que se est diciendo en la sala, Peach ha cedido la palabra alinterventor de la divisin, Ethan Frost, un hombre delgado y enjuto que, con algo de maquillaje,podra pasar por una caricatura de la muerte.Lo que dice es tan desolador como su aspecto. Se acaba de terminar el primer trimestre, en el que le haido fatal a todo el mundo. La divisin est entrando en niveles de liquidez autnticamente peligrosos.

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    Hay que apretarse el cinturn.Cuando Frost acaba, Peach se levanta y nos obsequia con una dura amonestacin sobre cmodebemos enfrentarnos a la situacin. Intento seguirle pero, despus de un par de frases, se me va elsanto al cielo. Todo lo que me llega son trozos sueltos del, sin duda, aburrido discurso.

    ! ... es imperativo que minimicemos el riesgo relativo... aceptable en nuestra presente situacin demercado..., sin reducir los gastos estratgicos... requieren sacrificios... aumentos de productividad en

    cada puesto de trabajo...Sobre la pantalla relampaguean los grficos proyectados por el aparato de diapositivas. Uninterminable intercambio de cifras se cruzan, una y otra vez, entre Peach y los dems. Hago unesfuerzo por concentrarme. No puedo.

    ! ... durante el primer trimestre las ventas cayeron ms de un veinte por ciento sobre las cifras delpasado ao..., incremento notable del coste de las materias primas..., los ratios de horas de mano deobra directa empleadas en produccin respecto a las horas pagadas... y ahora, si observan el nmerode horas utilizadas en produccin, en relacin con los estndares, estamos ms del doce por ciento pordebajo...Me digo a m mismo que tengo que controlarme y prestar atencin. Busco un bolgrafo en michaqueta para tomar notas.

    !... y la respuesta es evidente!contina Peach!, el futuro de este negocio depende de nuestra

    habilidad para aumentar la productividad.Me es imposible encontrar el bolgrafo. Miro en el otro bolsillo. Saco un cigarro puro y me quedopensando de dnde narices ha salido el puro.Entonces me acuerdo.

    4Estoy en el aeropuerto O'Hare, esperando la salida de un avin. Llevo el mismo traje que ahora. Hacede esto slo dos semanas y, sin embargo, mi actitud y estado de nimo son muy diferentes. Me sientofeliz, lleno de energa y con la sensacin de que todo marcha o, al menos, puede marchar algo mejor,tan slo con un poco de esfuerzo. Me sobra tiempo, as que aprovecho para ir al bar. Est abarrotadode directivos como yo. Busco un asiento. Mi vista se pasea por los tresillos a rayas del local, las

    manos gesticulantes de los que hablan, los trajes de perfecto corte, las lmparas bajas que intentan darun toque ntimo a un sitio tan de paso... Mi vista se detiene sobre la cabeza de un hombre. Est sentadoal lado de una lmpara, leyendo, con el libro en una mano y el puro en la otra. A su lado hay un sitiovaco. Me abro camino hacia all. Cuando me dispongo a sentarme, caigo en la cuenta de que leconozco de algo.Encontrarte a alguien que crees reconocer en uno de los aeropuertos con mayor trfico del mundo teproduce un cierto sobresalto. Al principio no estoy muy seguro de si es l o no, pero se parecedemasiado a Jonah, un profesor de Fsica que tuve. Cuando me siento, levanta la vista del libro y veoque est pensando lo mismo que yo. De qu conocer yo a ste?

    !Jonah?!S?!Soy Alex Rogo. Me recuerda? Su gesto me dice que no mucho.!Es que hace bastante tiempo... Yo era estudiante y tena una beca para aprender unos modelosmatemticos sobre los que usted estaba trabajando entonces. No se acuerda? Yo llevaba barba!ledigo gesticulando con las manos alrededor de la cara.Por fin cae e inicia un pensativo y largo:!Por supueeesto. Ya le recuerdo, se llama Alex, no?! Exacto!!asiento.Una camarera me pregunta que qu quiero tomar. Encargo un whisky con soda e invito a Jonah a quetome tambin algo. Me responde que no, que los altavoces estn a punto de anunciar su vuelo.

    !Bueno, cmo le va?

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    !Pues bien, pero con demasiado trabajo. Y usted?!Me temo que tambin estoy demasiado ocupado. Ahora voy a Houston. A dnde va usted?!A Nueva York.Esta charla intrascendente parece aburrirle y da la impresin de querer terminar cuanto antes. Hay unmomento de embarazoso silencio entre los dos. Para bien o para mal, no puedo soportar los silencioscuando ya se ha iniciado una conversacin. Siempre me sorprendo rellenndolos a toda prisa con mi

    propio monlogo. Esto es algo que todava no he aprendido a controlar.!Es curioso!digo!, despus de tantos proyectos como hice para dedicarme a la investigacin, heterminado en la gestin industrial. Ahora dirijo una fbrica de la UniCo.Jonah asiente. Parece ms interesado. Da una chupada a su puro, mientras yo contino hablando, cosapara la que no necesito que me animen mucho.!De hecho!sigo!, esa es la razn por la que me dirijo a Houston; pertenecemos a una asociacinde fabricantes que celebra su convencin anual y ha invitado a UniCo a dar unas charlas sobrerobtica. Yo voy porque mi fbrica tiene una gran experiencia en robots.

    !Comprendo. Se trata de discusiones tcnicas.!Con un enfoque ms bien comercial, no exactamente tcnico!le digo, abriendo el portafolios, delque extraigo el programa que nos ha enviado la asociacin.

    !Aqu est!y le leo el enunciado!. Robtica: la solucin de los ochenta para la crisis productiva

    americana... Un grupo de usuarios!aado!y expertos, analiza el inminente impacto de los robotsen la industria americana.Cuando levanto la vista del programa, Jonah no parece muy impresionado. Supongo que, como bueninvestigador, desconoce por completo el mundo de los negocios.

    !Me dice que su fbrica utiliza robots?!S. En varias secciones.i

    !Y, realmente, han conseguido aumentar su productividad?!Por supuesto. Tuvimos un aumento...!digo mirando al techo, para concentrarme mejor!, creoque fue del treinta y seis por ciento.

    !As que su compaa ha aumentado beneficios en un treinta y seis por ciento con la instalacin dealgunos robots? Increble!

    Me resulta imposible esbozar una sonrisa.!Bueno, no exactamente. Ojal fuese as de fcil, pero es algo ms complicado que eso; en realidadslo fue en una seccin donde consegumos el incremento del treinta y seis por ciento.Jonah mira su puro y lo apaga contra el cenicero.

    !Entonces, ustedes no aumentaron en realidad su productividad.Jonah se inclina hacia m en ademn de complicidad y me dice en tono bajo, pero seguro:

    !Permtame que le pregunte algo, pero que quede entre nosotros.. . Ha sido su fbrica capaz determinar un solo producto ms al da, por el mero hecho y consecuencia de los cambios producidoscon la instalacin de los robots?

    !Bueno... tendra que repasar las cifras!respondo pensativo.!Despidieron a alguien?Me echo hacia atrs, y le observo con una cierta inquietud. A dnde querr ir a parar?

    !Quiere usted decir que a cuntas personas despedimos por instalar los robots? Si es eso lo quedesea saber, le dir que a nadie; tenemos un acuerdo con el sindicato de no despedir a ningntrabajador por razones de aumento de la productividad, as es que lo nico que hacemos es que losreciclamos. Por supuesto que cuando se produce una cada en las ventas ponemos a gente en la calle.

    !O sea, que los robots no redujeron los costes de personal.!No!tengo que admitir.!Entonces, dgame, redujeron sus inventarios? Me ro, nervioso...!Bueno, Jonah, qu significa todo esto?!Contsteme!insiste!, se redujeron sus inventarios?

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    !Sinceramente, creo que no, pero tendra que confirmar los datos.!Compruebe sus datos si quiere..., pero si sus inventarios no se han reducido, ni han bajado losgastos de personal... Y si su compaa tampoco ha logrado vender ms, lo que es obvio porque no haconseguido servir ms pedidos, entonces no puede usted decirme que esos robots hayan aumentado laproductividad de su planta.Siento una peculiar sensacin en la boca del estmago, algo as como si viajara en ascensor y de

    repente se hubiera descolgado del cable.!S, entiendo. Pero hemos aumentado los rendimientos y disminuido los costes.!De verdad?!pregunta Jonah, cerrando el libro.!Por supuesto. De hecho, los rendimientos superan por trmino medio el noventa por ciento. Y loscostes por unidad han disminuido considerablemente. Permtame decirle que para seguir siendocompetitivo hoy en da hay que aumentar como sea los rendimientos y disminuir los costes.Mi bebida acaba de llegar. La camarera la coloca sobre la mesa. Le entrego un billete y espero elcambio.

    !Con esas cifras de rendimientos tendrn que mantener constantemente en funcionamiento susrobots, no?

    !Desde luego. Si no perderamos todo lo que conseguimos ahorrar por unidad. El rendimientotambin bajara. Pero eso no ocurre slo con los robots, sino con cualquier otro recurso de produccin.

    Tenemos que seguir produciendo para ser eficientes y tener costes ventajosos.!De verdad?!Claro. Hombre, eso no quiere decir que no tengamos problemas!!Ya veo!afirma Jonah sonriendo!. Vamos, sea sincero. Sus inventarios se encuentran por lasnubes, verdad?Me quedo mirndole. Cmo lo habr averiguado?

    !Si se refiere al material en curso.!Sus inventarios completos.!Bueno, depende. En algunas partes s he de admitir que son altos.!Y siempre hay retrasos. Son incapaces de servir los pedidos a tiempo.!Reconozco que se es uno de nuestros mayores problemas;i

    nos las vemos y nos las deseamos para cumplir nuestros compromisos.Jonah asiente, como si lo hubiese predicho.!Un momento..., cmo sabe estas cosas? Sonre.!Una corazonada. Adems, he observado los mismos problemas en un montn de fbricas. No sonustedes los nicos.

    !Pero usted no es fsico?!Soy un cientfico. Adems, justamente ahora puede decirse que estoy haciendo estudios cientficossobre organizaciones, organizaciones de fabricacin, especialmente.

    !No saba que existiesen esos estudios.!Son nuevos.!Bueno, sea por lo que sea, usted acaba de poner el dedo en la llaga de uno de mis mayoresproblemas. Estoy sorprendido...

    Dejo la frase en el aire porque Jonah exclama algo en hebreo. Se mete una mano en el bolsillo, dedonde saca un viejo reloj.!Tendr que perdonarme, Alex, pero pierdo el avin si no me doy prisa.Se levanta y coge su abrigo.

    ! Qu pena! Estoy intrigado por un par de cosas que ha dicho.Jonah se detiene.

    !Pues mire, si es usted capaz de darle vueltas a lo que hemos hablado sacar a su fbrica delatolladero.

    !Bueno, a lo mejor le he dado una falsa impresin. En realidad, yo no creo que estemos en un

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    atolladero.Me mira a los ojos, directamente, sin contemplaciones. Sabe lo que est pasando, evidentemente.De pronto, me encuentro dicindole si le importa que le acompae hasta el avin, a lo que l respondeamablemente que no.Me levanto y recojo mi abrigo y mi cartera. La bebida est intacta. Bebo un sorbo y la dejo. Jonah seencuentra ya de camino hacia la puerta de embarque. Va tan deprisa por el pasillo que me cuesta

    seguirle. El camino est abarrotado de pasajeros que van y vienen.!Tengo curiosidad!le digo!por saber qu es lo que le hizo sospechar que algo no funcionababien en mi fbrica.!Fue usted mismo el que lo dijo.!Yo?!Alex, deduje claramente de sus propias palabras que usted no est dirigiendo una fbrica taneficiente como cree. Creo que lo que ocurre es justamente lo contrario. Est usted dirigiendo unaplanta muy poco eficiente.!Bueno, mis datos no dicen eso. Quiere decirme que mis empleados se equivocan con las cifras,que me estn mintiendo, o qu?

    !No, no. Estoy seguro de que la gente que est a su servicio no le miente. Lo que le mienten son suscifras.

    !Bueno, a veces redondeamos aqu o all. Pero, vamos, eso lo hacen todas las empresas.!No, no es eso, Alex. Usted creeque est dirigiendo una fbrica eficiente y se equivoca.!En qu me equivoco? Pienso como muchos otros directores.! Justamente!!Qu quiere usted decir?!empiezo a sentirme incmodo y ofendido.!Alex, si es usted como muchos otros!dice recalcando mis propias palabras-!es que haaceptado un montn de cosas sin preguntarse si son correctas o no. Luego, realmente, usted no estusando la cabeza, sino la rutina.

    !Jonah..., yo siempre estoy dndole a la cabeza!digo un tanto airado!. Es parte de misobligaciones!Niega con el gesto, tranquilamente.!Reptame, Alex, por qu piensa que sus robots representan un gran avance?

    !Pues, simplemente, porque han aumentado la productividad.!Pero, qu es la productividad? Reflexiono un momento, antes de responder.!Segn dice mi empresa, existe una frmula; algo as como que el valor aadido por trabajador esigual a...Jonah vuelve a negar con la cabeza.

    !Al margen de cmo lo quiera definir su empresa, la productividad, y perdneme, no es eso.Olvdese de frmulas por un momento y dgame con sus propias palabras..., qu quiere decir serproductivo?Doblamos rpidamente una esquina. Delante de nosotros se ve ya el paso para detectar metales y losguardias de seguridad. Querra haberme detenido aqu para decirle adis, pero l no aminora lamarcha.

    !Vamos, dgame, qu significa ser productivo?!me pregunta de nuevo mientras se somete al

    detector de metales. Desde el otro lado del aparato me dice!: Para usted, en particular, qusignifica?Pongo mi maletn sobre la cinta transportadora y le sigo. Qu querr que le diga?Al otro extremo le contesto:

    !Bueno..., supongo que realizar algo adecuadamente.!Exacto! Qu quiere decir adecuadamente?!De acuerdo a una meta.!Correcto!Se hurga por debajo del jersey y saca un puro del bolsillo. Me lo da.

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    ! Enhorabuena! Cuando se acta de forma productiva, se logra algo de acuerdo a una meta. No escierto?

    !S!digo recogiendo mi maletn.Volamos, ms que andamos, de puerta en puerta. A duras penas puedo mantener el paso. Jonahcontina diciendo:

    !Alex he llegado a la conclusin de que productividad significa hacer las cosas de tal manera que,

    en el caso de la empresa, sta se aproxime lo ms posible a su meta. Todo aquello que lleve a unacompaa ms cerca de su meta es productivo; todo aquello que no la lleve es improductivo. Mesigue?

    !S, pero... en realidad, Jonah, eso es de sentido comn.!Simple lgica, ms bien.Nos detenemos. Observo que entrega el billete en el mostrador.!Pero es simplificar demasiado las cosas. No me aclara nada. O sea, que si voy en direccin a mimeta obro de manera productiva; si no, no. Bueno, y qu?

    !Lo que le quiero decir es que es intil producir si no sabe cul es su meta.Recoge su billete y se dirige a la puerta de embarque.

    !Ah, bien, digamos que uno de los objetivos de mi compaa es el aumento de rendimientos as que,si se mira as, siempre que aumento los rendimientos estoy siendo productivo. Es lgico.

    Jonah se detiene en seco y me mira.!Sabe cul es su problema?!S, necesito aumentar mis rendimientos.!No, se no es su problema. Su problema es que no sabe cul es la meta. Por cierto, slo hay unameta, no importa de qu empresa se trate.Me quedo mirndole confuso. La azafata, un tanto impaciente, se viene hacia la puerta. El resto de lospasajeros ya ha subido a bordo. Slo quedamos nosotros dos en la sala de espera. Voy detrs de l,que ya se dirige al avin.

    !Espere, espere, qu quiere decir con que yo no s cul es la meta? S lo s.En ese momento estamos ante la entrada del avin. Jonah se vuelve hacia m. La azafata nos miradesde dentro del aparato.

    !De verdad?... Entonces dgame cul es la meta de su organizacin.

    !La meta es elaborar productos de la manera ms eficiente que podamos.!Falso. Esa no es la meta. Cul es la meta de verdad?Me quedo mirndole confuso. La azafata, un tanto impaciente, se asoma por la puerta y dice con algode sorna:

    ! Alguno de ustedes ha venido hasta aqu para tomar el avin?!Un momento, por favor!responde Jonah, mientras se vuelve hacia m!. Vamos, Alex, rpido,contsteme de una vez.Ya no s qu decir.

    !El poder?!sugiero tmidamente. Parece sorprendido.!Bueno, no est mal, Alex. Pero por el mero hecho de fabricar algo no se obtiene poder.La azafata est enfadadsima de no poder hacerse con nosotros.

    !Caballero!dice casi a modo de insulto!, si no va a subir al avin debe volver a la terminal!

    Jonah la ignora.!Alex!dice pacientemente!, nunca podr comprender el significado de la productividad si nosabe cul es la meta. Hasta que no lo sepa seguir haciendo juegos de palabras y nmeros...!Su vozparece una splica. Intenta hacerme entender. Me azuza, me vapulea con la mirada.! Alcanzar, conquistar una tasa de mercado! Esa es la meta.!Seguro? Entra en el avin.!Oiga, por qu no me lo dice ya de una vez?!le grito.!Piense. Piense en ello, Alex. Usted puede encontrar la respuesta por s mismo.Entrega su tarjeta a la azafata, me mira y se despide con la mano. Voy a levantar la ma para

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    despedirme tambin y descubro que sujeto en ella, todava, el puro que me dio. Lo meto en el bolsillode mi americana. Cuando levanto la vista ya se ha ido. Un empleado me advierte secamente que va acerrar la puerta del avin.

    5Es un buen puro.Para un fumador ms experto que yo, es probable que resulte un poco seco, despus de estar variassemanas en el bolsillo de mi chaqueta. Lo fumo con delectacin durante la reunin de Peach y meacuerdo de aquella extraa conversacin con Jonah.Peach est de pie, delante de nosotros. Golpea con un largo puntero de madera el centro de un grfico.El humo se despereza lentamente al atravesar el foco del proyector. Alguien aporreaconcienzudamente las techas de una calculadora enfrente de m. Todos escuchan atentamente, tomannotas, hacen comentarios..., todos, menos yo.... parmetros consecuentes... es esencial superar... recuperacin de beneficios... ndicesoperacionales... lo que ofrece una prueba...No s lo que ocurre all. Parecen hablar en un idioma extrao que aprend hace tiempo y apenasrecuerdo. Palabras, palabras y ms palabras.Seguir haciendo juegos de palabras y nmeros.Durante unos instantes, all en el aeropuerto O'Hare, de Chicago, intent pensar sobre lo que habadicho Jonah. Sus palabras haban sido como un revulsivo, pero eran tan extraas, tan sorprendentes,que apenas las poda comprender. Adems, tena que pensar en lo que dira en Houston, a donde ibapara hablar de robots, no de metas... Perda el avin, as que dej de lado aquellos inquietantesmomentos pasados con mi antiguo profesor de Fsica y volv al torbellino de la realidad inmediata.Ahora pienso en Jonah. Debe estar ms cerca de la realidad de lo que supona porque, mientras yomiro la cara de los asistentes a la reunin, siento la extraa corazonada de que nadie sabe realmente loque lleva entre manos. Parece como si todos nosotros furamos una tribu de hechiceros a extinguir,sin saber ni siquieralos fundamentos de la medicina que tantas veces hemos practicado. Se me antoja que el humo de loscigarros no es otro que el del ceremonial para exorcizar el espritu que nos est aniquilando.Cul es la verdadera meta? Ninguno de los asistentes se ha hecho esta pregunta, es evidente. Peachsigue con su cantinela de costes de oportunidad y metas productivas. Hilton Smyth le hacedescaradamente la pelota, asintiendo a cada una de sus afirmaciones, como siempre. Es que nadie seda cuenta de lo que est pasando?A las diez, Peach hace un descanso. Todo el mundo sale a los lavabos o a tomar caf. Yo me quedoquieto en mi sitio, hasta que la sala se vaca por completo.Qu es lo que hago aqu? De repente, me pregunto para qu he venido. Despus de la reunin, que,por cierto, durar casi todo el da, voy a poder hacer mi fbrica ms competitiva, salvar un empleo oayudar a alguien a hacer algo que pueda resultar provechoso?.. . Es intil. No s ni siquiera lo que esla productividad. Estoy perdiendo el tiempo. Con estos pensamientos en la cabeza, voy recogiendolentamente y... me largo.Nadie se dirige a m en el tramo que separa la sala de los ascensores, as que, afortunadamente, miescapada pasa inadvertida. Pasa inadvertida hasta que, esperando el ascensor, se me acerca Hilton

    Smyth.!No estars intentando abandonar el barco, verdad Al? Por unos instantes pienso en ni siquieramirarle, pero me doycuenta de que Smyth va a ir con el cuento a Peach, as que improviso:

    !Tengo que hacerlo. Hay un asunto urgente que debo resolver en la fbrica.!Cmo? Una emergencia?!Ms o menos.Las puertas del ascensor se abren. Subo. Smyth sigue su camino con una expresin curiosa en sus ojos.

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    para siete?... Toda clase de elementos que, por cierto, han inmovilizado millones y millones. No,definitivamente, comprar a precios econmicos no es, ni mucho menos, la meta.Qu ms hacemos? Contratamos gente. Por cientos, aqu, y por decenas de miles en todas lasfbricas de UniCo. Nosotros, los empleados, somos!segn las memorias anuales de la compaa!el valor ms preciado de la UniCo. En fin, bromas aparte, me alegro mucho de que la compaaproporcione puestos de trabajo. Es estupendo recibir el salario con regularidad, pero lo que s es cierto

    es que la fbrica no est para crear empleo. Despus de todo, en los ltimos meses hemos despedido aun montn. A pesar de lo que piensen los polticos, o mejor dicho, lo que dicenque piensan, lo cierto es que lo de la falta de empleo es algo que no se tiene en cuenta a la hora de abriro cerrar una fbrica.As que lo que habra que preguntarse es para qu se construy la fbrica. Evidentemente, paraproducir bienes. Por qu no podra ser esa la meta? Jonah asegur que no lo era. No lo entiendo.Somos una compaa industrial, lo que significa que tenemos que fabricar algo, no?Para qu estamos aqu, si no es para producir bienes?Ser la calidad lo importante? Tal vez. Si no fabricas un producto de calidad, todo lo que consiguesal final es un montn de costosas equivocaciones. Tienes que satisfacer las necesidades del clientecon un producto de calidad. De lo contrario, antes o despus te quedas sin negocio. La UniCo,precisamente, aprendi la leccin por s misma. Ahora ya nos lo sabemos; hemos realizado un gran

    esfuerzo para aumentar la calidad. Por qu no tiene la fbrica el futuro asegurado? Adems, si lacalidad fuera la meta, por qu estuvo la Rolls Royce a un paso de la quiebra?La calidad sola no puede ser la meta. Es importante, pero no la meta. Por qu?, por los costes?Si la fabricacin a bajo coste fuese lo importante, entonces la respuesta sera los rendimientos. Deacuerdo, puede que vayan unidos calidad y rendimientos; desde luego a menos equivocaciones,menos rectificaciones, lo que conduce a costes ms bajos, y as sucesivamente. Tal vez eso es lo quequiso decir Jonah.Fabricar con buenos rendimientos un producto de calidad. Esa debe ser la meta! Verdaderamente,suena bien calidad y eficiencia. Dos hermosas palabras.Me reclino y abro una nueva cerveza. Ya no queda nada de la pizza. Por un momento, me sientosatisfecho. Sin embargo, la sensacin dura poco; no s por qu rae da que hay algo que no encaja. .. Siel objetivo fuese el de producir eficientemente un bien de calidad, cmo es que la Wolkswagen dej

    de fabricar el escarabajo? Era un producto de calidad, fabricado a costes reducidos... Pienso tambinen la Douglas, cuando dej de hacer el DC-8 y lo sustituy por el DC-10.Es evidente que no slo es necesario producir eficientemente y con calidad. La meta ha de ser otra. S,pero cul? La mirada se me ha quedado clavada en la lata de cerveza que sostengo en la mano.Mientras bebo, observo el suave acabado del aluminio. Es verdaderamenteimpresionante pensar que esta lata era hasta hace poco una roca bajo el subsuelo y que, gracias a latecnologa desarrollada por la produccin en cadena, se ha convertido en algo tan liviano y maleable,tan fcil de utilizar una y otra vez... Sorprendente!Un momento!; creo que lo tengo.Tecnologa. Eso es lo que cuenta. Tenemos que mantenernos al frente del desarrollo tecnolgico. Esoes esencial... Es la meta!Pero..., pensndolo mejor..., no es exacto. Si la tecnologa es la meta, cmo es que los puestos de

    mayor responsabilidad en una compaa industrial no son los de investigacin y desarrollo? Por qusiempre aparece este departamento en la periferia de los organigramas de las compaas? Aunquetuvisemos el ltimo grito en toda clase de mquinas que pudiramos usar, es evidente que eso nosolucionara la papeleta.La tecnologa es importante, pero no es nuestra meta.Entonces, ser una combinacin de calidad, eficiencia y tecnologa? Pero as lo que resulta es unmontn de metas importantes y eso no encaja mucho con lo que Jonah me dijo.Sigo confuso. Miro colina abajo; frente a la gran caja metlica que es la fbrica hay otra ms pequeade vidrio, donde estn las oficinas. Mi despacho est en la esquina izquierda de la fachada. Casi me

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    parece ver a mi secretaria llevando montones de esos pequeos pedazos de papel donde se apuntan lasllamadas telefnicas.Bueno. Levanto la lata de cerveza para echar el ltimo trago y es entonces, con la cabeza echada haciaatrs, cuando los veo.Ms all de la fbrica hay dos edificios, largos y estrechos. Son los almacenes. Estn abarrotados conpiezas de recambio y mercanca sin vender, de la que no hemos podido deshacernos. Un stock de 20

    millones de dlares en productos acabados. Productos de calidad, hechos con la ms moderna de lastcnicas y producidos eficientemente. Todos ellos descansan en sus envases, sellados con susrespectivos plsticos en los que se ha introducido su tarjeta de garanta e!incluso!un trocito deaire de la fbrica. Perfectamente estibados, a la espera de quien los compre. Ah estn, muertos derisa!Eso es! Es obvio que UniCo no tiene fbricas con el fin de llenar almacenes.La meta son las ventas.Pero si la meta es vender, por qu Jonah neg que conquistar una tasa de mercado fuese el objetivo?Parece incluso ms importante la tasa de mercado que vender. Lo cierto es que, si tienes una tasa demercado, la mayor dentro de tu rama, tienes tambin las mayores ventas. Pero, tal vez no. Unacompaa vende, a veces, perdiendo dinero o con mrgenes nfimos, slo por bajar stock. Puedestener una gran tasa de mercado, pero si no ganas dinero, de qu te vale?

    El dinero... Es el dinero, claro, eso es. Peach va a echar el cerrojo porque la fbrica le est costando ala empresa demasiado dinero. As que eso es, por fin. Yo debo encontrar la forma de reducir el dineroque la empresa est perdiendo. Claro que no slo es reducir prdidas; evidentemente, la fbrica no hasido creada para cubrir gastos. La empresa est para ganar dinero, no para otra cosa.Ya lo veo. La meta de una organizacin industrial es ganar dinero. Por qu otro motivo si no,fund en 1881 J. Bartholomew Granby su empresa y se impuso en el mercado con su perfeccionadaestufa de carbn? Lo hizo por amor al invento? Por un gesto de altruismo, con el fin de llevar calory comodidad a millones de hogares? No, por Dios! El viejo J. Bart lo hizo para amasar una fortuna. Ytuvo xito, porque la estufa fue una joya en su tiempo. Los inversores le proporcionaron ms dinero,con lo que ellos consiguieron tambin una fortuna, menor desde luego que la del viejo, pero una, al finy al cabo, interesante fortuna.Pero, es ganar dinero la nica meta? Y qu son todas esas cosas que me preocupaban antes?

    Saco el bloc de mi cartera y un bolgrafo de la chaqueta. Empiezo a escribir una lista con las cosas quela gente, yo mismo, hasta hace nada, piensa que son metas: compras baratas, contratacin de genteadecuada, tecnologa punta, fabricacin de bienes de calidad, venta de bienes de calidad, conquista deuna tasa de mercado. Incluso aado algunos otros, como las comunicaciones y el cumplimiento de losdeseos del cliente.La lista completa es importante para que el negocio marche con xito. Pero, qu es lo que seconsigue con cada una de estas cosas? Pues se consigue que la compaa haga dinero, pero no sonmetas en s mismas; son los medios para alcanzar la meta.Pienso por un instante. Y cmo puedo estar seguro de ello?Bueno, no lo estoy. No del todo. Pero, en cualquier caso, ganar dinero me parece una magnficapretensin para una compaa industrial. No hay un solo ejemplo de la lista que valga un centavo si alfinal no se gana dinero.

    Si la meta es ganar dinero, entonces!tal y como lo explicara Jonah!cualquier accin dirigida aganar dinero es productiva. Y la accin que nos impide ganar dinero es improductiva. Desde elpasado ao, o antes, la fbrica se ha apartado de esa meta deseable. As que, para salvar la fbrica,tengo que hacerla ms productiva. Tengo que hacer que gane dinero para la UniCo. Es unasimplificacin de lo que ocurre, casi una perogrullada, pero es eso, exactamente.

    6A travs del parabrisas el mundo resulta brillante y fro. La luz se ha vuelto ms intensa. Miro a mi

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    alrededor como si estuviera saliendo de un trance. Las cosas me son familiares, pero me parecennuevas. Espachurro la lata de cerveza entre los dedos. De repente, siento que he de regresar ah abajo.Son las cuatro y media cuando aparco el Buick delante de la fbrica. Cojo el portafolios y me dirijo ala oficina. Cuando apenas faltan unos metros para llegar a la puerta de la entrada, me asalta undesagradable pensamiento: seguro que estn todos esperando mi regreso para abalanzarse sobre m...Ante mis narices aparece, desalentadora, la caja de vidrio que tenemos por oficina. Giro sobre mis

    talones. Mira por donde, esta vez les voy a desconcertar. .. Decido echar una ojeada a la fbrica antesde entrar a ocupar mi sitio.Una vez dentro de la fbrica, me coloco las gafas protectoras que siempre llevo conmigo. Cerca deuno de los mostradores hay un estante con cascos. Cojo uno, el primero que encuentro, y me lo pongoantes de entrar en la planta.Nada ms doblar una esquina, sorprendo, en una de las zonas de trabajo, a tres individuos sentados enel banco de una de las naves. Comparten un peridico alegremente. Uno me ve. Hace un gesto a losdems. El peridico desaparece a la velocidad de un rayo. Los interesados tambin desaparecen,disimuladamente, como movidos por un resorte simultneo.Normalmente, esto que acabo de ver no me causa demasiada sorpresa. Hoy, sin embargo, me enfurece.Sern estpidos?... Es que no saben que la fbrica est en dificultades? Tienen que saberlo, a tenorde la gente que hemos despedido... Quiz los siguientes sean ellos, y ah estn, perdiendo el tiempo,

    alegremente. Me voy en busca del encargado.iCuando le cuento que tres de sus hombres andan sentndose por ah, sin nada que hacer, trata dedisculparse contndome que la mayora ha cumplido con los cupos que les corresponde y que estnesperando ms suministros de piezas.Furioso, le espeto:

    !Si no es capaz de dar trabajo a su gente, como hacen otros departamentos, se la tendr que quitar,puesto que no la necesita.Segn voy andando por el pasillo, miro haca atrs, y veo que el encargado tiene a los tres ociososcambiando piezas de un lado a ot