la restauraciÓn 2ª parte

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EL funcionamiento del sistema EL funcionamiento del sistema

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EL funcionamiento del sistemaEL funcionamiento del sistema

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El funcionamiento del sistema se basaba en la existencia

de dos partidosdos partidos burgueses que debían turnarse en el poder de manera pactada y exclusiva.

El funcionamiento del sistema se basaba en la existencia

de dos partidosdos partidos burgueses que debían turnarse en el poder de manera pactada y exclusiva.

CONSERVADORES

LIBERALES

CONSERVADORES

LIBERALES

CONSERVADORES

LIBERALES

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Eran el Partido ConservadorPartido Conservador de Antonio Cánovas del

Castillo y el Partido LiberalPartido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta.

Fueron denominados “partidos dinásticos“partidos dinásticos”.”.

Ambos eran monárquicos y burgueses, partidarios del mantenimiento del modelo económico capitalista y liberal; pero mientras el conservador se basa en las ideas del viejo moderantismo doctrinario, el liberal pretender ser continuador del progresismo democrático.

PARTIDOS DINÁSTICOS

CONSERVADOR LIBERAL

CÁNOVAS SAGASTA

Basado en las ideas del viejo moderantismo doctrinario

Continuador del progresismo democrático

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En la caricatura vemos a Cánovas del Castillo enseñando a leer al líder del partido liberal, Sagasta.

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Práxedes Mateo SagastaJunto con el conservador Antonio Cánovas del Castillo, el liberal Práxedes Mateo Sagasta ejerció una de las mayores influencias políticas durante el último cuarto del siglo XIX español. Desde 1870 hasta 1902, accedió a la jefatura del gobierno en nueve ocasiones. Este retrato al óleo, de 1877, se encuentra en el Congreso de los Diputados (Madrid, España).

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Fuera quedaban otros partidos como los carlistas o los republicanos que conseguían un número de escaños muy escaso. Mediante el turno de conservadores y liberales, refrendado en el

Pacto del PardoPacto del Pardo en 1885, se consiguió que ninguno de los dos grandes partidos se sintiera excluido, renunciando a las tradicionales conspiraciones.

Sin duda, ésta fue una de las claves de la estabilidad del sistema.

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España bajo el gobierno conservador-clerical. Caricatura de El Motín. La alegoría sarcástica describe una España, doncella inocente, atada de pies y manos y en riesgo de despedazamiento por las fuerzas reaccionarias: políticos canovistas, militares alfonsinos y clérigos

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“Un diestro que no lo es” El loro

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Caricatura del primer gobierno liberal de Sagasta

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En la práctica, la articulación del turno de partido se asentó

en el fraude electoral y el manejo de las eleccionesmanejo de las elecciones que, si ya había sido una práctica habitual en todo el periodo isabelino, ahora, se hacía consustancial al sistema y, prácticamente, se institucionalizaba.

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La base del sistema era el caciquismocaciquismo, es decir el establecimiento de toda una red de influyentes dirigentes locales, provinciales y nacionales (dirigida por la oligarquía terrateniente y burguesa) que manejan las elecciones, de manera que el mecanismo electoral se convierte en una farsa manipuladora, en una pura ficción, cuyo objetivo era impedir que otros partidos accediesen el poder, en especial los partidos republicanos o de izquierdas.

CaciquismoCaciquismo es el nombre que recibió el entramado de relaciones sociales que definían la vida política durante los años de la Restauración borbónica.

El término proviene de la palabra taína cacique, nombre dado a los jefes de tribus en las islas del Caribe.

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Mesa electoral a finales del S. XIX

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El caciquismo se consolidó en España durante la Restauración (1874-1923). Los caciques se encargaban de controlar los votos de todas las personas con capacidad de voto de su localidad, lo cual era la base de la alternancia política que la Restauración demandaba.

Los caciques son personas con poder económico, que cuentan con un séquito (gentes que trabajan para él) formado por grupos armados, capaces de intimidar a sus convecinos que saben que si las cosas no transcurren según los deseos del cacique pueden sufrir daños físicos.

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El caciquismo lleva emparejado la existencia de un líder local que hace de intermediario entre la administración central y "su localidad". A la primera le recluta los votos solicitados; a la segunda le otorga los favores necesarios y siempre a la facción que le es fiel.

El cacique siempre está asociado con una concentración de poder en su localidad y generalmente con un abuso de este poder, llegando a la adulteración de los resultados electorales si era necesario. Esta concentración y abuso de poder es lo que hace que en la actualidad sea tan utilizado políticamente este término.

El caciquismo lleva emparejado la existencia de un líder local que hace de intermediario entre la administración central y "su localidad". A la primera le recluta los votos solicitados; a la segunda le otorga los favores necesarios y siempre a la facción que le es fiel.

El cacique siempre está asociado con una concentración de poder en su localidad y generalmente con un abuso de este poder, llegando a la adulteración de los resultados electorales si era necesario. Esta concentración y abuso de poder es lo que hace que en la actualidad sea tan utilizado políticamente este término.

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Romero Robledo, a la derecha, con Romanones y García Berdoy

La población buscaba en el cacique local, o provincial, al intermediario que lograse resolver sus demandas, que se interesase por los problemas de la que muchas veces era su localidad natal, y que les protegiese con su influencia en la capital, o en Madrid, de los requerimientos del Estado liberal en materia de quintas, impuestos o leyes. La pirámide caciquil arrancaba desde los ayuntamientos, cuyos concejales y alcaldes eran el primer escalón para las demandas ciudadanas y para los favores políticos. A continuación iban el cacique, el diputado provincial, el gobernador civil y el ministro de la Gobernación, este último con la decisiva atribución de poder suspender a la corporación municipal en sus funciones en caso de grave incumplimiento de estas.

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En síntesis, la mecánica del proceso era la siguiente:

En síntesis, la mecánica del proceso era la siguiente:

Cuando los máximos dirigentes de los partidos llegaban al acuerdo de un cambio de gobierno, el rey encargaba la formación de gobierno al líder del partido contrario, se disolvían las Cortes y se convocaban elecciones.

Cuando los máximos dirigentes de los partidos llegaban al acuerdo de un cambio de gobierno, el rey encargaba la formación de gobierno al líder del partido contrario, se disolvían las Cortes y se convocaban elecciones.

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Entonces, el ministro de Gobernación realizaba el encasilladoencasillado, es decir, decidía los diputados que debían ser elegidos por cada distrito (generalmente, en proporción de 1/3 a favor del partido que debía ganar).

El gobernador civil de cada provincia, puesto de acuerdo con los caciques comarcales y municipales, manipulaba las elecciones, bien comprando los votos, haciendo promesas o recurriendo a la coacción.

Entonces, el ministro de Gobernación realizaba el encasilladoencasillado, es decir, decidía los diputados que debían ser elegidos por cada distrito (generalmente, en proporción de 1/3 a favor del partido que debía ganar).

El gobernador civil de cada provincia, puesto de acuerdo con los caciques comarcales y municipales, manipulaba las elecciones, bien comprando los votos, haciendo promesas o recurriendo a la coacción.

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Sagasta preparando las elecciones y los encasillados con su ministro de la Gobernación y 'gran elector', Venancio González, que le informa que ya puede barrer los 'conejos' conservadores.

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Moret, Romero Robledo, Sagasta, Salmerón, Silvela, Navarro Reverter, Vázquez de Mella y Canalejas han sido retratados en sus distintas actitudes oratorias.

Moret, Romero Robledo, Sagasta, Salmerón, Silvela, Navarro Reverter, Vázquez de Mella y Canalejas han sido retratados en sus distintas actitudes oratorias.

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Si esas medidas no daban el resultado previsto se recurría al pucherazo, es decir a contabilizar votos falsos o de personas fallecidas (lázaros).

Si esas medidas no daban el resultado previsto se recurría al pucherazo, es decir a contabilizar votos falsos o de personas fallecidas (lázaros).

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Por tanto, se simula una contienda política pero, en realidad, se trata de una farsa. Al contrario de como correspondería a un sistema democrático, no son las elecciones quiénes deciden qué partido ha de gobernar, sino los partidos quiénes deciden quién va a ganar las elecciones, fabricando una mayoría cómoda para el partido vencedor y una minoría suficiente para el perdedor. El sistema del “encasillado” daba lugar a la imposición de diputados “cuneros” (no residentes en el distrito) que podo o nada se preocupaban de la realidad socioeconómica de sus representados.

Por tanto, se simula una contienda política pero, en realidad, se trata de una farsa. Al contrario de como correspondería a un sistema democrático, no son las elecciones quiénes deciden qué partido ha de gobernar, sino los partidos quiénes deciden quién va a ganar las elecciones, fabricando una mayoría cómoda para el partido vencedor y una minoría suficiente para el perdedor. El sistema del “encasillado” daba lugar a la imposición de diputados “cuneros” (no residentes en el distrito) que podo o nada se preocupaban de la realidad socioeconómica de sus representados.

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PROCESO DEL FRAUDE ELECTORAL

1.-Se produce el cambio de gobierno. Se disuelven las Cortes y se convocan elecciones

2.- El Ministro de Gobernación procede al “encasillado”

3.-Los gobernadores civiles daban instrucciones a los caciques locales 4.-Éstos

manipulan las elecciones

Comprando los votos, haciendo promesas o recurriendo a la coacción.

Recurriendo al pucherazo

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Aparecen los muertos, los métodos violentos, las fuerzas de orden público, las fuerzas fácticas, etc... todos encabezados por Sagasta y por el origen de este tipo de prácticas; el sufragio universal. En el fondo es una crítica a como el carácter democrático que puede representar el sufragio universal es burlado y ninguneado.

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. A Sagasta -con buenas relaciones personales con la Regente- hay que atribuirle las gestiones para que se legislasen medidas tan importantes como el derecho a la libertad de expresión (1881), la ley de prensa (1883), la libertad de reunión (1881) y la de asociación sindical (1887). La reforma más notoria fue la introducción del sufragio universal en 1890.

Sagasta como manipulador electoral. Caricatura de La Flaca.La caricatura no hace realmente justicia al papel que Sagasta y sus partidarios desempeñaron en la "modernización" del sistema canovista.

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“El partido de La Porra” (La Carcajada)

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Cánovas y Sagasta intercambian los papeles de cocinero y comensal, mientras España es, siempre, la “ilustre fregona”

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El turnismo, pues, estaba dirigido por la oligarquía formada por los dirigentes políticos de ambos partidos, estrechamente relacionados con los terratenientes y la burguesía adinerada, a cuyo servicio se encontraban los caciques, que empleaban su gran poder económico en las comarcas o pueblos para dominar, políticamente, a los habitantes de sus respectivas zonas de influencia. Aunque el caciquismo se dio en toda España, fue en Andalucía donde tuvo mayor arraigo, y andaluz era Romero Robledo, ministro de la gobernación con Cánovas que fue el gran amañador de elecciones.

El turnismo, pues, estaba dirigido por la oligarquía formada por los dirigentes políticos de ambos partidos, estrechamente relacionados con los terratenientes y la burguesía adinerada, a cuyo servicio se encontraban los caciques, que empleaban su gran poder económico en las comarcas o pueblos para dominar, políticamente, a los habitantes de sus respectivas zonas de influencia. Aunque el caciquismo se dio en toda España, fue en Andalucía donde tuvo mayor arraigo, y andaluz era Romero Robledo, ministro de la gobernación con Cánovas que fue el gran amañador de elecciones.

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"El ministro de la Gobernación pesa como un yugo sobre el gobernador, el gobernador sobre el alcalde, el alcalde sobre los electores; (…) los jueces y fiscales, los administradores y estanqueros, los guardamontes, los portazgueros, los peones, los dependientes de los ministerios de Gracia y Justicia, de Gobernación, de Fomento, de Hacienda, son otros tantos muñidores de elecciones, que ofrecen escuelas, caminos, perdón de multas, olvidos de sucios expedientes, a los electores ministeriales y amenazan con causas, prisiones, multas, persecución, a los electores independientes.

De suerte de cada elección es una calamidad, cada comicio un mercado, cada elector un esclavo, cada ministro un sultán, cada candidato un fomentador de la pública inmoralidad, cada acta un padrón de escándalo y de ignominia; y la red bajo la cual todo esto sucede es la centralización administrativa que, en vez de servir de escudo a los pueblos, se convierte en arma de guerra, esgrimida por los gobiernos para falsear la voluntad del cuerpo electoral y traer diputados dispuestos para abandonar al mismo poder que lo creen débil y entregar palabra y voto al partido que les prometa mayores bienes y más duradera influencia, porque la corrupción que cae de los gobiernos sobre los comicios, sube en vapores pestilentes, de los comicios a los congresos y de los congresos a los gobiernos y con sus letales miasmas a todos los ahoga."

El último presidente de la I República, el gaditano Emilio Castelar, (en la foto), famoso por su oratoria, explicaba magistralmente del siguiente modo el sistema caciquil

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El fenómeno era propio de una sociedad mayoritariamente rural, subdesarrollada y analfabeta, en la que se daba una fuerte dicotomía entre el campo y la ciudad.

El fenómeno era propio de una sociedad mayoritariamente rural, subdesarrollada y analfabeta, en la que se daba una fuerte dicotomía entre el campo y la ciudad.

El alcalde y los concejales deTorquemadaZuloaga

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Cánovas y Sagasta conducen a España a purgatorio

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"Carrera hacia el progreso". Litografía de El Loro. España ocupa las últimas posiciones, retenido su caballo por un conservador y dificultada su carrera por el tablón que le pone un agitador social. A su altura, China y Turquía. Por delante, Italia ha caído de su caballo. A la cabeza de la carrera, Estados Unidos y Suiza, seguidos por Inglaterra y Francia.

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En esta España, lógicamente, la influencia de los caciques excedía el marco electoral y era palpable continuamente, especialmente en el medio rural, en donde las primeras presiones solían ser suficientes para asegurar los resultados. El caciquismo era, en fin, una forma de vinculación personal y, podíamos decir que casi “feudal”. En resumen, un mundo plagado de favores y recomendaciones, influencias y prebendas, que convertía a las elecciones en una pura ficción. Las provincias y los municipios no recibían bienes de Madrid a no ser a través del cacique: votos y sumisión a cambio de favores. En las grandes ciudades el control era más difícil, sobre todo tras la implantación del sufragio universal y en ellas, se van consolidando los partidos de oposición al sistema: nacionalistas, republicanos y socialistas.

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Distinguiremos tres tipos de políticos: el cunero, el notable y el cacique propiamente dicho. El cunerocunero o encasillado era un político de procedencia urbana -generalmente- que era presentado por un distrito con el que no tenía relación alguna -ni antes, ni después de la elección-. El notablenotable era un personaje que tenía mucha influencia en la provincia, normalmente poseía el cargo de gobernador civil o similares. El caciquecacique era casi siempre un político profesional, muy conocido y denominado con apelativos o motes populares. Nota esencial era la ausencia de motivación ideológica alguna y la conversión de la política en el reino del favor, la recomendación y el "enchufismo".

El hecho de que en Andalucía el caciquismo conociera su máxima expresión hay que explicarlo por el dominio del latifundio extremo que mantenía a la mayor parte de la población en el aislamiento, el analfabetismo, la miseria y el miedo.

Trabajadoras de la fábrica de Azúcar de las familia Larios, unos de los caciques más importantes de Andalucía

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En conclusión, es preciso reconocer que el sistema de “turno pacífico de los partidos dinásticos” ideado por Antonio Cánovas del Castillo consiguió la deseada estabilidad política y mantener la ficción de un buen funcionamiento del sistema parlamentario, pero el precio fue el caciquismo, sistema mediante el cual, bajo la apariencia de las instituciones parlamentarias, la oligarquía dominante mantenía al país sujeto y controlado.

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