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DR. ERIC PEARL LA RECONEXIÓN Sana a otros; Sánate a ti mismo Dr. Eric Pearl

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DR. ERIC PEARL

LA RECONEXIN

Sana a otros;Snate a ti mismo

Dr. Eric Pearl

LA RECONEXIN Sana a otros; snate a ti mismo Dr. Eric Pearl

A mis padres, por darme la vida y por darme el valor de vivir su verdad. A Salomn y Aarn, por darme entendimiento... y por darme la validacin que necesitaba para seguir adelante. A Dios/Amor/Universo, por dar.

Prefacio Ests a punto de leer un libro sobre un valiente y comprensivo mdico, el Dr. Eric Pearl, quien descubri que la clave para la salud y la sanacin est en lo que l llama La Reconexin. Cuando le omos hablar por primera vez en el Programa de Medicina Integradora del Dr. Andrew Weil en la Universidad de Arizona, nos sentimos inmediatamente impactados por la honestidad y sinceridad del Dr. Pearl. Era un hombre que estaba dispuesto a renunciar a una de las consultas quiroprcticas ms lucrativas de Los ngeles para adentrarse en un viaje de sanacin espiritual y formular algunas de las ms importantes y controvertidas preguntas de la medicina y la sanacin de hoy en da. Juega la energa, y la informacin que conlleva, un papel principal en la salud y la sanacin? Pueden nuestras mentes conectarse con esta energa, y podemos aprender a aprovechar esta energa para sanarnos a nosotros mismos y a los dems? Hay una gran realidad espiritual, formada de energa viva, con la que podemos aprender a conectarnos, que no slo fomenta nuestra sanacin personal, sino la sanacin del planeta entero? Nos preguntamos: Habr perdido la razn el Dr. Pearl? O, se habr reconectado con la sabidura de su propio corazn y el corazn de energa viva del cosmos?. La verdad es que, cuando vimos al Dr. Pearl por primera vez, no lo sabamos. Sin embargo, el Dr. Pearl haba sido destinado a predicar con el ejemplo. Esto inclua llevar sus afirmaciones -y sus talentos- a un laboratorio de investigacin cuyo lema es Si es cierto, debe darse a conocer; y si es falso, encontraremos el error. El Laboratorio de Sistemas de Energa Humana de la Universidad de Arizona es fiel a la integracin de la medicina mente-cuerpo, medicina energtica, y medicina espiritual. Nuestro propsito al trabajar con el Dr. Pearl no fue probar que la Sanacin Reconectiva funciona, sino ms bien proporcionar al proceso de la Sanacin Reconectiva la oportunidad de probarse a s mismo.

Una conexin histrica con la Reconexin Mi relacin personal (habla Gary) con el concepto de reconexin se remonta a mi programa de doctorado en filosofa en la Universidad de Harvard a finales de los aos 60. Me incorpor a una investigacin revolucionaria sobre la autorregulacin y sanacin dirigida por uno de los mdicos ms integradores del primer tercio del siglo pasado. En 1932, el profesor Walter B. Cannon de la Universidad de Harvard public su clsico libro The Wisdom ofthe Body. El Dr. Cannon describi cmo el cuerpo mantiene su salud -en ingls, health, del griego hael que significa plenitud- fisiolgica a travs de un proceso que l llam homeostasis. Segn Cannon, la capacidad del cuerpo para mantener su plenitud homeosttica requiere que los procesos de retroalimentacin que hay en todo el cuerpo estn conectados, y que la informacin que viaja a travs de esta red de autopistas de retroalimentacin sea fluida y precisa. Por ejemplo: al conectar un termostato a una caldera, si la temperatura de tu habitacin baja del nivel establecido, la seal del termostato encender la caldera, y viceversa, y as se mantendr la temperatura en tu habitacin. El termostato proporciona la retroalimentacin; el resultado es la homeostasis entre tu habitacin y t. Lo que hace que todo esto funcione son las conexiones apropiadas dentro del sistema. Si desconectas la retroalimentacin, la temperatura no se mantendr. Esto, en una palabra, es la idea de la conexin de la retroalimentacin. Como joven profesor asistente en el Departamento de Psicologa y Relaciones Sociales de la Universidad de Harvard, desarroll la lgica que conduce al descubrimiento de que las conexiones de retroalimentacin son fundamentales no slo para la salud y la plenitud fisiolgicas, sino para la salud y la plenitud en todos los niveles de la naturaleza. La conexin de la retroalimentacin es fundamental en la plenitud; esto es: energtica, fsica, emocional, mental, social, global y, s, incluso astrofsica. Propuse que la sabidura del cuerpo de Cannon poda reflejar un principio mayor y universal. Lo llam la sabidura de un sistema o ms simple, la sabidura de la conexin:

Cuando las cosas estn conectadas, ya sea: 1. el oxgeno al hidrgeno por vnculos qumicos en el agua; 2. el cerebro a rganos fisiolgicos por mecanismos neurales, hormonales o electromagnticos del cuerpo; o 3. el sol a la tierra por la gravedad y las influencias electromagnticas del sistema solar...... y la informacin y la energa circulan libremente, cualquier sistema tiene la capacidad de sanar, permanecer ntegro, y evolucionar.

Cuando fui profesor de psicologa y psiquiatra de la Universidad de Yale desde mediados de los aos 70 hasta finales de los 80, publiqu documentos cientficos que cumplan este principio de conexin universal no slo en la plenitud y salud mente-cuerpo, sino en la plenitud y salud en todos los niveles de la naturaleza (por ejemplo: Schwartz, 1977; 1984). Mis colegas y yo sugerimos que haba cinco aspectos bsicos para conseguir la plenitud y la salud: atencin, conexin, autorregulacin, orden y bienestar.

Paso 1: Atencin voluntaria: Esto es tan simple como sentir tu cuerpo, y la energa que fluye dentro de l y entre el medio ambiente y t.

Paso 2: La atencin crea conexin: Cuando permites a tu mente, consciente o inconscientemente, experimentar la energa y la informacin, este proceso promueve conexiones no slo dentro de tu cuerpo, sino entre tu cuerpo y el medio ambiente.

Paso 3: La conexin conlleva autorregulacin. Como un equipo de atletas o de msicos que consiguen xitos en el deporte o el jazz, las conexiones dinmicas entre los integrantes permiten que el equipo se organice y se controle (lo que se llama autorregulacin), con la ayuda de entrenadores y directores.

Paso 4: La autorregulacin promueve el orden. Lo que experimentas como plenitud, xito, e incluso belleza, refleja un proceso organizador realizado por las conexiones que permiten la autorregulacin.

Paso 5: El orden se expresa con bienestar. Cuando cada cosa est conectada correctamente, y las partes (los integrantes) estn autorizadas a cumplir con sus respectivos papeles, el proceso de autorregulacin puede ocurrir sin esfuerzo. El proceso fluye.

Tambin es cierto a la inversa. Hay cinco pasos bsicos para conseguir la desintegracin y la enfermedad: desatencin, desconexin, desregulacin, desorden y enfermedad.

Si desatiendes tu cuerpo (Paso 1), se crea desconexin dentro de tu cuerpo y entre tu cuerpo y el medio ambiente (Paso 2), promoviendo la desregulacin del cuerpo (Paso 3), que podra ser medida como desorden del sistema (Paso 4), y experimentada como enfermedad (Paso 5). En una palabra, la conexin lleva al orden y al bienestar, la desconexin lleva al desorden y la enfermedad. Cuando leas el libro del Dr. Pearl, vers que estos pasos conectados aparecen en todos los niveles de la vida, desde el energtico, a travs de mente-cuerpo, al espiritual. La clave para comprender este nuevo nivel de sanacin es el prefijo re: re-atencin, reconexin, re-regulacin, reordenamiento sanador.

Descubrir la Sabidura de la Reconexin En el musical de Stephen Sondheim Un domingo en el parque con George, que trata del pintor puntillista George Seurat, la creacin de la belleza se describe como un proceso de conexin. Seurat fue un maestro en la organizacin y conexin de puntos de color, creando bellas imgenes que an hoy admiramos. Sondheim nos recuerda la importancia de este proceso con su sencilla cancin: Conecta, George, conecta. Durante la lectura de este libro, formars parte de una experiencia de conexin sanadora. Tu mente y tu corazn se expandirn y unirn a medida que el Dr. Pearl conecta los puntos de su vida. Entrars en el alma de un sanador que ha experimentado dudas personales y dolor mientras descubra el proceso de la reconexin, y presenciars la profunda bendicin y satisfaccin que l experiment cuando vio a sus pacientes sanarse. No queremos insinuar que todo lo escrito en este libro est reconocido cientficamente. No obstante, tampoco lo hace el Dr. Pearl. l comparte sus experiencias, ofrece sus conclusiones, y te lleva a que saques las tuyas propias. El viaje contina. El Dr. Pearl tiene un amplio compromiso con la medicina basada en la evidencia. Sus estudios cientficos bsicos dirigidos en nuestro laboratorio hasta la fecha son sorprendentemente consistentes con sus predicciones, y hay proyectos de futuros estudios clnicos. Como sugiere nuestro libro The Living Energy Universe, la sabidura para sanar puede estar entre nosotros, esperando a que demos con la clave que servir para propsitos mayores. Puede que t te sientas tan iluminado e ilusionado con este libro como nosotros. Dr. Gary E. R. Schwartz y Dra. Linda G. S. Russek Dr. Gary E. R. Schwartz, profesor de psicologa, medicina, neurologa, psiquiatra y ciruga; es director del Laboratorio de Sistemas de Energa Humana de la Universidad de Arizona. Tambin es vicepresidente de investigacin y educacin de la Fundacin de la Energa Viva del Universo. Recibi su Doctorado en Filosofa en la Universidad de Harvard en 1971, y fue profesor asistente de psicologa en Harvard hasta 1976. Fue profesor de psicologa y psiquiatra en la Universidad de Yale, director del Centro de Psicofisiologa de Yale, y codirector de la Clnica de Medicina Conductual hasta 1988.

Dra. Linda G. S. Russek, profesora clnica asistente de medicina y codirectora del Laboratorio de Sistemas de Energa Humana de la Universidad de Arizona. Tambin es presidenta de la Fundacin de la Energa Viva del Universo y dirige la serie de conferencias Celebracin del Alma Viva (www.livingenergyuniverse.com).

Prlogo

Todos tenemos un propsito en la vida... un don nico o un talento especial que dar a los dems. Y cuando mezclamos este talento nico con el servicio a los dems, experimentamos xtasis y jbilo en nuestro espritu, que es la ltima meta de todas las metas. Dr. Deepak Chopra.

Me han hecho muchos regalos en mi vida. Uno de ellos es la asombrosa habilidad para devolver la salud, que como vers al pasar estas pginas, no entiendo por completo (aunque estoy cerca). Un segundo regalo ha sido mi descubrimiento de que ciertamente hay mundos que existen fuera de ste. Un tercer regalo es la oportunidad que se me dio de escribir este libro y compartir la informacin que haba adquirido hasta ahora. Lo ms maravilloso del primer regalo es que, a travs de l, me he dado cuenta de que tena un propsito en la vida y que he sido bendecido no slo por ser capaz de reconocer ese propsito, sino por vivirlo activa y conscientemente. De los regalos de la vida, ste es realmente uno de los mejores. El segundo regalo me dio la habilidad de reconocer mi verdadero Ser, de comprender que soy un ser espiritual, y que mi experiencia humana es exactamente sa: mi experiencia humana. No es sino una experiencia de quin soy. Hay otras. As como veo mi espritu ir ms all en cada cosa que hago, soy capaz de ver -y tocar- tambin el de otros. ste es un regalo increble, y aunque ha estado delante de m desde siempre, no lo haba notado hasta ahora. Este segundo regalo me dio la perspectiva de mi propsito. El tercer regalo es el que dio aliento a un nuevo elemento de vida dentro de los dos anteriores. Hasta hace poco, haba estado compartiendo el regalo de la sanacin con otros, uno a uno. Aunque amaba lo que estaba haciendo, saba que era para ser compartido con ms gente. No le estaba haciendo un favor quedndomelo para m... y no me lo estaba quedando intencionadamente. Lo vea como un regalo (que lo es), y por lo tanto pensaba que no se lo poda dar a otros (que lo puede ser). Fui paciente conmigo. Saba que pronto podra reconocer la imagen completa. Conforme su habilidad para lograr la sincronizacin armnica en otros se haca conocida, comenc a dar seminarios donde haba una gran cantidad de gente que era capaz de interactuar con ella de primera mano. Descubrir que este regalo de sanacin puede ser activado en otros a travs de la televisin tambin fue muy excitante. Al igual que a travs de la palabra escrita (bueno, esto parece sacar a relucir una dimensin completamente nueva de transmisin). Lo ms convincente sobre comunicarse a travs de lo impreso o de medios televisivos es que permite a mucha ms gente experimentar la activacin de sus habilidades de sanacin en ellos mismos. Me di cuenta de que era el momento para un cambio en nuestro entendimiento; para que la raza humana vea que -no quiero parecer demasiado religioso- dondequiera que haya dos o ms personas juntas, podemos sernos tiles unos a otros. Podemos facilitar la sanacin del otro. Y ahora debemos hacerlo en niveles que antes no estaban disponibles para nosotros. Me he dado cuenta de que mi regalo no slo es para ayudar a otros, sino para ayudar a otros para que ayuden a los dems. Esto me ha proporcionado un vehculo ms amplio con el que comenzar a cumplir mi propsito. Este libro es una combinacin del manual de instrucciones que no se me dio nunca... y una activacin para que inicies tu propio camino. Tanto si tu intencin es convertirte en sanador, conseguir que tu actual habilidad como sanador llegue a niveles ms altos -o simplemente tocar las estrellas para saber que realmente existen- este libro est escrito para ti. Pero tambin est escrito para m. Es una expresin de mi propsito en la vida, que por fin encontr. O, quiz debo decir, el propsito me encontr a m. Espero que te ayude a encontrar el tuyo tambin.

Dr. Eric Pearl.

Parte ICaptulo Uno: El regalo

Primeros pasos Slo hay dos maneras de vivir tu vida. Una es como si nada fuera un milagro, a otra es como si todo fuera un milagro. Albert Einstein.

El milagro de Gary Cmo pudo esta persona subir las escaleras?, pens, mirando a travs del ventanal junto a la entrada de mi oficina. Mi nuevo paciente acababa de subir la escalera. Se mova en una serie de pasos y pausas, durante las cuales miraba al siguiente escaln, preparndose para el esfuerzo. Una vez ms me pregunt si poner un consultorio quiroprctico en el segundo piso de un edificio sin ascensor haba sido la mejor idea. No sera como poner una tienda de reparacin de frenos al pie de una colina empinada? No tena muchas opciones cuando abr el consultorio en 1981 y, como se poda ver, ahora tena incluso menos... aunque las razones haban cambiado. Durante los 12 aos que llevaba aqu, mi consultorio quiroprctico haba llegado a ser uno de las ms grandes de la ciudad de Los ngeles. Cmo poda cerrarlo y trasladarme? Decid no salir a ayudar a ese hombre en el ltimo par de escalones. No quera disminuir su inminente sensacin de xito. Poda ver en su cara la absoluta determinacin de un montaero escalando la ltima pendiente del Monte Everest. Cuando se tambale por ltima vez en el descansillo no poda ayudarle, pero me record el valor que tena el Jorobado de Notre Dame para alcanzar la torre de la campana. Una mirada al informe del paciente revel que su nombre era Gary. Vino a m por su dolor de espalda de toda la vida. No era sorprendente. Aunque joven y saludable, tena una postura torturadora que se haca evidente desde que su cuerpo se haca visible. Su pierna derecha era varios centmetros ms corta que la izquierda, y su cadera derecha estaba bastante ms alta. Debido a su deformidad, caminaba con una cojera exagerada, balanceando la parte exterior de su cadera derecha con cada paso, despus empujaba su cuerpo hacia delante para alcanzarla. Su pie derecho se giraba hacia dentro y se quedaba encima del izquierdo para que sus dos piernas actuaran como una sola gran pierna, equilibrando el peso de su cuerpo. Para mantenerse sin caer, su espalda se arqueaba hacia delante en un ngulo aproximado de 30 grados, dndole la apariencia de estar preparndose para tirarse a una piscina. Su postura y su manera de andar daban como resultado sus intensos problemas de espalda, desde la infancia hasta ahora. Pronto, Gary me fue metiendo en su historia. Result que, de alguna manera, l haba estado luchando contra una escalera desde el momento de su nacimiento. El doctor cort su cordn umbilical demasiado pronto, interrumpiendo el suministro de oxgeno en su cerebro infantil. Cuando sus pulmones comenzaron a reaccionar, el mal estaba hecho: su cerebro se vio afectado de tal manera que el lado derecho de su cuerpo no se desarroll simtricamente. A los 14 aos, explic Gary, haba visitado a ms de 20 doctores en un intento de remediar su condicin. Se le practic ciruga para ayudar a su postura y forma de andar alargando el tendn de Aquiles de su pierna derecha. No funcion. Le pusieron zapatos y aparatos ortopdicos. Ningn resultado. Cuando los espasmos que afligan sus piernas comenzaron a ser ms y ms violentos, a Gary se le prescribieron potentes medicinas antiespasmdicas. Los espasmos parecan aumentar con la medicacin, que por otro lado le embotaba y desorientaba. Finalmente, Gary acudi al consultorio de un famoso y reconocido especialista. Si alguien poda ayudarle, Gary estaba seguro de que sera este hombre.Despus de un exhaustivo examen, el doctor se sent, le mir a los ojos, y le dijo que no haba nada que l pudiera hacer. Gary tendra siempre sus problemas de espalda, dijo, adems de que sus problemas aumentaran con la edad, su esqueleto continuara deteriorndose, e incluso podra acabar su vida en una silla de ruedas. Gary mir fijamente al doctor.Gary haba puesto todas sus esperanzas y expectativas en este mdico profesional, pero dej el consultorio sintindose ms abatido que nunca. Fue el da, segn dijo Gary, que l rompi mentalmente con el sistema mdico. Haban pasado trece aos. Mientras entrenaba con una conocida, Gary le coment que haba tenido un inusual y fuerte dolor de espalda. Aunque parezca mentira, ella haba sido paciente ma dos aos antes, despus de un accidente de moto. Le habl a Gary de mi consultorio. As que aqu estaba l. Absorto en su historia, levant la mirada de mi cuaderno de notas y le pregunt: Sabes lo que pasa aqu?. Gary me mir, en cierto modo perplejo por la pregunta. Eres quiroprctico, no? Dije que s con la cabeza, conscientemente decidido a no decir nada ms. Se respiraba un sentimiento expectante. Era yo el nico que lo senta? Llev a Gary a otra habitacin, le coloqu sobre una camilla y ajust su cuello. Le dije que volviera en 48 horas para revisin y le inform de que haba acabado la primera visita. Dos das despus, Gary volvi. Como la vez anterior, le acost en la camilla. El ajuste llev slo unos segundos. Esta vez le ped que se relajara y cerrara los ojos... y que no los abriera hasta que yo se lo pidiera. Puse mis manos en el aire, con la palma hacia abajo, a unos treinta centmetros de su torso, sintiendo suavemente sensaciones variadas e inusuales mientras llevaba mis manos hacia su cabeza. Gir mis manos hacia dentro y continu movindolas hasta que estuvieron una frente a otra sobre sus sienes. Mientras las tena all, mir los ojos de Gary movindose de un lado a otro, rpidamente y con fuerza, de lado a lado, con una intensidad que indicaba que no estaba dormido en absoluto. Me sent atrado instintivamente a llevar mis manos hacia la zona de los pies de Gary. Puse suavemente mis palmas sobre las plantas de sus pies. Senta mis manos como si estuvieran suspendidas por una invisible estructura de apoyo. Debido a la deformidad de nacimiento de Gary, su pierna derecha permaneca en su posicin rotada hacia dentro incluso cuando estaba echado sobre su espalda. Como yo slo vea sus calcetines, no tena ni idea de lo que estaba a punto de presenciar. Fue como si sus pies volvieran a la vida. No slo que estuvieran vivos como lo estn nuestros pies, sino como si se convirtieran en dos entidades vivientes, distintas una de otra, y claramente no las de Gary. Con una embelesada fascinacin, observ los movimientos de sus pies. Una conciencia independiente casi pareca presente en cada uno. De repente, el pie derecho de Gary comenz un movimiento semejante a un ligero bombeo de un pedal de gas. Mientras continuaba este bombeo, se aadi un segundo movimiento, un movimiento de rotacin hacia fuera que llev su pie derecho desde su posicin original de descansar sobre el izquierdo, a una posicin con los dedos hacia arriba, que le llev a que sus dedos miraran hacia el techo igual que lo hacan los de su pie izquierdo. Sin preocuparme de si yo segua respirando, mir fijamente en silencio mientras los ojos de Gary continuaban movindose como un veloz metrnomo de un piano de cola. Entonces su pie, aun bombeando, se volvi a rotar y se coloc en su posicin original. La situacin se volvi a repetir. Fuera. Dentro. Fuera. Dentro. Entonces pareci parar. Esper. Y esper. Y esper. Pareca que no iba a pasar nada ms. Camin a lo largo de la camilla hasta colocarme en el lado derecho de Gary. Aunque no era mi forma de tocar el cuerpo de una persona cuando hago esto, me sent impulsado a poner muy suavemente mis manos sobre su cadera derecha, mi mano derecha sobre mi izquierda, aunque no directamente una sobre la otra. Mir hacia los pies de Gary. De nuevo, el pie derecho comenz a moverse, primero de manera bombeante, despus reanudando su rotacin. Hacia fuera. Hacia dentro. Hacia fuera. Hacia dentro. Hacia fuera. Esper. Y esper. Pareca que no iba a pasar nada ms. Quit las manos de la cadera de Gary, y suavemente, con dos dedos, toqu a Gary sobre el pecho. Gary? Creo que hemos terminado. Los ojos de Gary continuaban movindose, aunque poda ver que estaba tratando de abrirlos. Unos 30 segundos despus, cuando los abri, Gary pareca un poco aturdido. Mi pie se estuvo moviendo, me dijo, como si yo no lo hubiera visto. Pude sentirlo, pero no poda pararlo. Sent mucho calor por todas partes, entonces sent un tipo de energa creciendo en mi pantorrilla derecha. Entonces... creers que esto es un poco loco, pero sent como si unas manos invisibles estuvieran girando mi pie, aunque no las senta como si fueran manos en absoluto. Puedes levantarte ya, dije, haciendo lo posible para que no se notara mi perplejidad, tratando an de asimilarlo. Gary se levant -por primera vez en 26 aos- 1,80 metros de alto, con dos piernas independientes. Yo miraba con asombrosa gratitud mientras Gary estaba de pie: su columna estaba derecha, y sus caderas niveladas y equilibradas. Su expresin comenz a reflejar su propio entendimiento de lo que acababa de suceder. Cuando dio un par de pasos, le dije que an quedaba un poco de cojera, pero nada que ver con su tambaleante giro de pierna de antes. Bastante lejos de eso. Gary dej mi consultorio con una enorme sonrisa en su cara, y le mir bajar con elegancia las escaleras.

Seales Aquel da, la energa haba subido claramente un nuevo nivel. Por qu? No lo puedo decir. Simplemente suba a niveles nuevos, a veces cada semana, a veces pasando unos cuantos das, a veces varias veces en un mismo da. Incluso as, saba que aunque la energa pasaba a travs de m, ni la creaba ni la diriga. Alguien lo haca, alguien ms poderoso que yo. Aunque haba estado leyendo mucho recientemente, lo que me estaba sucediendo a m no tena nada que ver con la energa de sanacin de la que haba ledo en esos libros. Era ms que simple energa. Llevaba consigo vida e inteligencia ms all de las tcnicas que llenan las pginas de las revistas de la Nueva Era. Era diferente. Era algo muy real. Lo que ocurri esa tarde con Gary no slo cambi su vida, sino que cambi la ma tambin. Gary no fue el nico paciente con el que trabaj de esa manera, pasando mis manos sobre su cuerpo. Eso haba sucedido durante ms de un ao. No fue el nico paciente que recibi una considerable sanacin durante la experiencia. Sin embargo, l representa el caso ms extremo, el paciente que haba comenzado con mayor discapacidad y que haba salido de mi consultorio con los resultados ms llamativos y obvios. Casi dos docenas de los mejores mdicos del pas haban sido incapaces de corregir -e incluso mejorar- la forma de caminar de Gary, su postura, o la rotacin de su cadera y pierna, pero esta anomala, y su dolor asociado, haban desaparecido prcticamente. En cuestin de minutos. Se fueron. Me pregunt una vez ms porqu esta energa haba elegido aparecer a travs de m. Quiero decir que, si yo estuviera sentado en una nube rastreando el planeta para elegir la persona correcta a la que otorgar uno de los ms extraos y jams vistos regalos del universo, no s si a travs del ter hubiera podido localizar, apuntar con mi dedo entre las multitudes, y decir: l! se es. Dselo a l. Quiz no sucediera de esa forma, pero as es como lo sent. Claramente, yo no he pasado mi vida sentado en la cima del Tbet, contemplando mi ombligo y comiendo tierra en tazones, con palillos. Haba pasado 12 aos trabajando en mi consultorio, tena tres casas, un Mercedes, dos perros y dos gatos. Era un hombre que de vez en cuando se mimaba en exceso, miraba ms televisin que un aficionado de ftbol en temporada, y crea que haba hecho todo lo que se supona que tena que hacer. Claro, tambin tena mis problemas -de hecho, crecieron mucho justo antes de que todos estos acontecimientos extraos comenzaran a suceder- pero, en general, mi vida se desarrollaba de acuerdo con lo planeado. Pero, el plan de quin? sa era la cuestin que tena que plantearme a m mismo. Porque cuando miraba hacia atrs, poda ver que haba ciertas seales a lo largo del camino de mi vida -sucesos extraos, coincidencias, y acontecimientos- que, aunque no importaban mucho individualmente... colectivamente, y con la ventaja de la retrospeccin, insinuaban que no debera haber caminado nunca por el camino que crea que haba elegido. Dnde estaba la primera seal? Hace cunto que sucedi la primera evidencia? Si le preguntas a mi madre, sucedi desde el da en que sal de su vientre. Mi nacimiento fue, en sus propias palabras, raro. Por supuesto, muchas madres recuerdan su primera experiencia de dar a luz como especial y nica. Pero no se trata de eso. Algunas mujeres pasan das de trabajo duro para parir. Otras paren en el bosque o en el asiento trasero de un taxi. Mi madre? Ella muri en la camilla del quirfano mientras me daba a luz. Pero lo que le preocupaba no era morir. Lo que le preocupaba era tener que volver a la vida.

Captulo Dos: Lecciones de vida despus de la muerte Existe una razn lgica para todo lo que sucede en este mundo y en el ms all, y todo es perfectamente comprensible. Algn da, entenders el propsito divino del proyecto de Dios. Lois Pearl.

El hospital Cundo nacer este nio? se atormentaba. En la sala de partos, Lois Pearl, mi madre, haba estado haciendo sus ejercicios de respiracin y dilatando y dilatando... pero no pasaba nada. No vena el beb, no dilataba, slo tena dolor, y ms dolor, y la doctora pasaba a controlarla entre un parto y otro. Intentaba no gritar; estaba decidida a no montar una escena. Despus de todo, esto era un hospital. Haba personas enfermas. Pero, la siguiente vez que vino la doctora, mi madre la mir suplicante, y con lgrimas en los ojos, pregunt: Cundo se acaba esto?. Preocupada, la doctora coloc con firmeza una mano sobre el abdomen de mi madre para ver si yo haba bajado lo suficiente como para nacer. La cara de la doctora demostraba que no estaba muy convencida de que fuera as. Pero tomando en consideracin el dolor extraordinario que sufra mi madre, la doctora se volvi hacia la enfermera y a regaadientes le dijo: Psala dentro. La pusieron en una camilla y la llevaron a la sala de partos. Mientras la doctora segua presionando su abdomen, mi madre percibi que la habitacin se haba llenado de repente con el sonido de alguien gritando muy fuerte. Caramba! pens, esa mujer s que est quedando en ridculo! Entonces se dio cuenta de que en esa habitacin slo estaban ella y el personal mdico, lo que significaba que los gritos deban ser suyos. Despus de todo, s que estaba montando una escena. Eso la molestaba de sobremanera. Cundo va a terminar esto? La doctora le ofreci una mirada de consuelo y una ligera rfaga de ter. Fue como colocar una minscula venda en un miembro amputado. La perdemos... Mi madre casi no poda or la voz entre el rugido de los motores, enormes motores, como los que encontraras en una fbrica, no en un hospital. Al principio no se oan tan fuerte. El sonido, acompaado de un hormigueo, haba comenzado por las plantas de sus pies. Luego empez a subirle por el cuerpo como si los motores fueran avanzando, oyndose cada vez ms fuertes segn ascendan, apagando la sensacin en una zona antes de pasar a la otra. Tras de s slo dejaban entumecimiento. Por encima del sonido de los motores, los dolores del parto continuaban con una intensidad manifiesta. Mi madre saba que recordara ese dolor por el resto de su vida. Su ginecloga, una doctora del tipo de las del campo (prctica, no-me-ven-gas-con-cuentos) era partidaria de que las mujeres experimentaran la expresin total del nacimiento. Lo que se traduca en sin anestesia, ni siquiera durante el parto, a excepcin de un chorrito de ter en la cspide de la contraccin. Por extrao que parezca, ninguno de los doctores o enfermeras pareca distrado. Ah estaba ese ruido atronador, y nadie en la sala de partos pareca escucharlo. Mi madre se pregunt, Cmo es posible? As que los motores y el entumecimiento que dejaban tras de s, tendran que haber sido un alivio. Pero al pasar retumbando por la pelvis de mi madre hacia su cintura, se percat de que saba lo que pasara cuando llegaran a su corazn. La perdemos... No! La invadi una sensacin de resistencia. Con o sin dolor, no quera morir, se imaginaba a sus seres queridos llorndola. Pero a pesar de su lucha, los motores no se detenan. Seguan sin parar hacia arriba, dejndola entumecida milmetro a milmetro, como si borraran su existencia. No tena poder para pararlos. Y al darse cuenta de esto, algo extrao pas. Aunque no quera morir, de pronto una paz la invadi. La perdemos... Los motores llegaron a su esternn, su rugido llenaba su cabeza. Y entonces comenz a elevarse...

El viaje No era el cuerpo de mi madre el que se elevaba por el aire. Era lo que ella supona su alma. La estaban ascendiendo, gravitando a propsito hacia algo. No mir hacia atrs. Sin ser consciente de lo que la rodeaba fsicamente, saba que ya haba dejado atrs la sala de partos y sus motores. Segua ascendiendo, movindose hacia arriba. Y, aunque no tena ningn conocimiento consciente de vida despus de la muerte, o de ninguna otra cosa espiritual, ni siquiera importaba. No se requiere un conocimiento espiritual para reconocer cundo tu esencia fundamental deja tu cuerpo y empieza a ascender. Slo puede haber una explicacin para eso. La ltima cosa de la que mi madre se dio cuenta en la mesa de partos fue que, aunque estaba dejando atrs todo aquello que le era familiar, ya no le importaba. Al principio esto le sorprendi. Tan pronto como dej de luchar y se dej ir, empez su viaje. Lo que sinti primero fue una sensacin de paz general, tranquilidad y ausencia de responsabilidades mundanas. Ninguna de las preocupaciones cotidianas la retena. No haba que cumplir horarios, ni que acometer tareas terrenales, no haba que cumplir expectaciones, ni que establecer lmites. Ni miedos a lo desconocido. Uno a uno se iban derritiendo... y qu alivio se senta. Qu gran alivio. Mientras esto suceda, un sentimiento de ligereza se apoderaba de ella, y se dio cuenta de que estaba flotando. Se senta tan ligera, con la desaparicin de las responsabilidades mundanas, que se elev a un nivel ms alto an. Y as empez el ascenso de mi madre, y slo se detena para absorber un tipo de conocimiento u otro. Se elev a travs de una sucesin de niveles distintos, no recuerda un tnel exactamente, como han relatado otros que han tenido experiencias similares. Lo que s recuerda es que por el camino encontr a otros. Eran algo ms que personas. Eran seres, espritus, almas cuyo tiempo en la Tierra ya haba terminado. Estas almas hablaban con ella, aunque hablar no es la palabra ms exacta. La comunicacin no era verbal, era ms bien como una transferencia de pensamiento que no dejaba lugar a dudas de lo que se estaba comunicando. All no exista la duda. Mi madre aprendi que el lenguaje verbal, tal y como lo conocemos, ms que una ayuda es una barrera para la comunicacin. Es uno de los obstculos que se nos pone como parte de la experiencia de aprendizaje aqu en la Tierra. Tambin forma parte de lo que nos mantiene en el mbito limitado de comprensin en el cual debemos funcionar para poder adquirir maestra en nuestras otras lecciones. Mi madre se dio cuenta de que el alma -el corazn de una persona- es la nica cosa que sobrevive o importa. Las almas exhiben su naturaleza claramente. No haba ni caras, ni cuerpos, ni nada detrs de lo que esconderse, y a pesar de esto reconoca a cada uno por lo que eran exactamente. Su fachada fsica ya no era parte de ellos. Se quedaba atrs como el recuerdo del papel que una vez jugaron en las vidas de sus seres queridos, para ser preservados en la memoria de su existencia. Este testamento de la verdad de su ser fsico anterior es todo lo que queda aqu en la Tierra. Su esencia verdadera haba trascendido. Mi madre aprendi que nuestra apariencia externa y gestos fsicos importan muy poco, y lo superficial que resulta nuestro apego a ellos. La leccin que aprendi en ese nivel es que no se debe juzgar a la gente por su apariencia ya sea de raza o color, ni por su credo o nivel de educacin, sino que debemos descubrir quines son en realidad, ver lo que hay dentro, ir ms all del exterior y contemplar su identidad verdadera. Y, aunque sta era una leccin que ella ya saba, de alguna forma la iluminacin que adquiri all era infinitamente ms compleja, infinitamente ms amplia. Resultaba imposible juzgar cunto tiempo haba pasado. Mi madre saba que llevaba lo suficiente como para subir por todos los niveles. Tambin saba que cada nivel enseaba una leccin. El primer nivel era el de las almas que estaban ligadas a la Tierra, aquellas que todava no estn listas para partir. Aquellas que tenan dificultad para separarse de lo familiar. Por lo general son espritus que sienten que han dejado asignaturas pendientes. Pueden haber dejado seres queridos con minusvalas o enfermos que dependan de ellos (y son reacios a abandonarles), y permanecen en este primer nivel hasta que se sienten capaces para liberarse de sus ataduras terrenales. O, pueden haber tenido una muerte repentina y violenta que no les dio tiempo a percatarse de que haban muerto, as como del proceso que tendran que seguir para continuar con el camino de la ascensin. De cualquier forma, siguen sintiendo lazos fuertes con los vivos y simplemente todava no estn listos para irse. Hasta que se den cuenta de que ya no pueden funcionar en ese plano, que ya no pertenecen aqu y que ya no estn en esta dimensin, permanecern en el primer nivel, el ms cercano a su vida anterior. Los recuerdos de mi madre del segundo nivel parecen algo vagos, aunque sus recuerdos del tercero todava son vividos. Cuando ascendi al tercer nivel, recuerda haber experimentado un sentimiento fuerte. Sinti tristeza cuando se dio cuenta que este era el nivel de los que se haban suicidado. Estas almas ahora estaban en el limbo. Parecan haber sido aisladas, y no se movan ni para arriba ni para abajo. No llevaban direccin alguna. Su presencia careca de rumbo. Se les permitira ascender en algn momento para poder completar su leccin y evolucionar en su desarrollo? No poda entender que no pudieran. Quiz slo les estaba llevando ms tiempo, pero esto, sinti, era pura especulacin. No fue capaz de traer ninguna respuesta consigo. En cualquier caso, estas almas no tenan descanso, y la experiencia de este nivel fue muy desagradable, no slo para los que tenan que estar all, sino tambin para los que pasaban por ah. La leccin de este tercer nivel era indeleble y clara: Suicidarte interrumpe el proyecto de Dios.

Lecciones adicionales Haba otras lecciones que mi madre pudo traer de vuelta. Se le ense la inutilidad de llorar por los que se han muerto. Si hubiera algn pesar que experimentaran los espritus que han muerto, sera el del dolor que sufren los que se quedan. Desearan que nos regocijramos por su muerte, que les acomparamos con fanfarrias a casa, porque cuando morimos, estamos en donde deseamos estar. Nuestra afliccin es por nuestra prdida, por el hueco que deja esa persona en nuestras vidas. Su existencia, ya fuera una experiencia agradable o desagradable, fue parte de nuestro proceso de aprendizaje. Cuando mueren, perdemos esa fuente. Con suerte, habremos aprendido lo que tenamos que aprender, o finalmente deberamos ser capaces de hacerlo, a travs de la reflexin sobre la influencia de su vida en la nuestra. Supo que el paso del tiempo -desde que dejamos el cielo para el transcurso de nuestra vida aqu en la Tierra, hasta nuestro regreso- es tan solo un chasquido de los dedos para nuestra conciencia eterna, y que estaremos juntos momentneamente. Es entonces cuando nos damos cuenta de que as es como tena que ser. Se le demostr que, a pesar de lo terrible e injustas que sean las cosas que le pasan a la gente en la Tierra, no es culpa de Dios. Cuando se mata nios inocentes, o mueren personas buenas despus de una enfermedad prolongada, o se daa o desfigura a alguien, no tiene nada que ver con culpa o falta. Son nuestras lecciones para aprender -las que estn en nuestro proyecto divino- y hemos acordado llevarlas a cabo. Son lecciones para nuestra evolucin, tanto para los que las infligen como para los que las padecen. En su totalidad, estas eventualidades estn bajo la direccin y control de apersona que las experimenta! La accin, o la forma en que se desarrolle, dependen simplemente de la direccin que elijamos. Al comprender esto, poda ver lo inapropiado que es cuestionar cmo puede Dios permitir que estas cosas pasen, o, basndose en estos sucesos, cuestionar siquiera la existencia de Dios. Mi madre entonces entendi que hay una explicacin perfectamente lgica para todo esto. Era tan perfecta que se pregunt por qu no lo haba sabido desde el principio. Y, de alguna manera, al ver el panorama en su totalidad, se dio cuenta de que todo -todo- es como debe ser. Mi madre tambin aprendi que la guerra es un estado temporal de barbarismo -una forma ignorante e inepta de solucionar las diferencias, y en algn momento, dejar de existir. Estas almas encuentran la adiccin de la humanidad a la Guerra no slo primitiva, sino ridcula: enviar a hombres jvenes a luchar en batallas de hombres viejos para adquirir tierras. Llegar el da en que la humanidad ver ese viejo concepto del pasado y se preguntar: Por qu? Cuando haya almas lo suficientemente evolucionadas con una gran inteligencia para resolver problemas, se terminarn las guerras para siempre. Mi madre hasta descubri por qu la gente que, para todos los pareceres, haban hecho cosas horribles en la vida, se les reciba all sin juicio. Sus acciones se volvieron lecciones de las que tenan que aprender, y que les haran seres ms perfectos. Tenan que desarrollarse a partir del nivel de sus elecciones. Por supuesto, tendran que volver a la Tierra una y otra vez hasta que absorbieran el conocimiento derivado de las consecuencias trascendentales de su comportamiento. Tendran que ir de un ciclo de nacimiento a otro hasta que consiguieran evolucionar y finalmente regresar a Casa. Cuando las lecciones estaban completas, mi madre ascendi al nivel ms alto. Una vez all, dej de subir y empez a deslizarse sin esfuerzo hacia delante, y hacia delante, atrada firmemente y a propsito por algn tipo de fuerza. Los colores y las formas ms hermosas pasaban a cada lado. Eran como paisajes, excepto que... no haba tierra. De alguna forma supo que eran flores y rboles, aunque no se parecan a nada de la Tierra. Estos matices y formas indescriptibles que no existan en el mundo que haba dejado atrs, la llenaban de asombro. Poco a poco, mi madre se dio cuenta de que pasaba rozando una especie de camino, un sendero en el que se alineaban a cada lado almas familiares: amigos, parientes y gente que haba conocido en otras vidas. Haban venido a recibirla, a guiarla y a hacerle saber que todo estaba bien. Fue un sentimiento indescriptible de paz y felicidad. En el extremo del camino, mi madre vio una luz. Era como el sol, tan brillante que tena miedo que quemara sus ojos. Pero su belleza era deslumbrante. No poda apartar la vista. Para su sorpresa, aunque se iba acercando, no le dolan los ojos. El brillo exquisito de la luz pareca familiar, y en cierta forma confortable. Se encontr rodeada por su corona y supo que la luz era mucho ms que un simple resplandor: era el ncleo del Ser Supremo. Haba alcanzado el nivel de la Luz de todo-conocimiento, todo-tiempo, todo-aceptacin y todo-amor. Mi madre supo que estaba en Casa. ste era su sitio. ste era su origen. Entonces, la Luz se comunic con ella sin palabras. Con uno o dos pensamientos no verbales, transmiti suficiente informacin para llenar volmenes. Expuso su vida -esta vida- frente a ella en fotografas. Era maravilloso verlo; casi todo lo que haba dicho o hecho se le presentaba ante sus ojos. De hecho poda sentir el dolor o la felicidad que haba dado a otros. A travs de este proceso, estaba recibiendo sus lecciones, sin ningn juicio. Pero, aunque no haba juicio, saba que era una buena vida. Despus de un rato, se le hizo saber que la iban a enviar de regreso. Pero no quera ir. Qu chistoso, a pesar de toda la lucha que haba opuesto a morirse, ahora ya no quera irse de aqu. Estaba muy en paz, instalada en su nuevo ambiente, su nuevo entendimiento, sus viejos amigos. Quera quedarse para la eternidad. Cmo podan esperar que se fuera? Como respuesta a sus splicas silenciosas, a mi madre le hicieron entender que no haba terminado todava con su trabajo en la Tierra: tena que regresar para criar a su hijo. Parte de la razn de que se le hubiera trado aqu era para que adquiriera una percepcin especial para hacer precisamente eso! De repente, mi madre sinti que la sacaban fuera del corazn de la Luz y la devolvan al sendero por el que acababa de viajar. Pero ahora iba en la direccin opuesta, y saba que estaba regresando a su vida en la Tierra. Dejar las almas familiares, los colores y las formas, y la Luz misma le haca sentir un anhelo y una tristeza profundas. Al retirarse de la Luz, la sabidura de mi madre empez a evaporarse. Saba que la haban programado para olvidar; no deba recordar. Trat desesperadamente de aferrarse a lo que quedaba, sabiendo que decididamente esto no era un sueo. Luch por aferrarse a los recuerdos y las impresiones, muchas de las cuales ya se haban ido, y sinti una prdida terrible. Sin embargo, sinti una paz interna, ahora inculcada con el conocimiento de que cuando fuera su momento de regresar a Casa, sera recibida con amor. Esto, supo que s lo recordara. Ya no tendra miedo a la muerte. En ese momento, mi madre escuch el sonido distante de motores. Esta vez comenzaron en su cabeza y continuaron hacia abajo. Por encima del ruido, empez a or voces -voces humanas- y luego el latido de su propio corazn. Se dio cuenta de que la mayor parte del dolor haba desaparecido. Los motores bajaban, bajaban, bajaban... el ruido disminua. Pronto ya no quedaba nada de los motores ms que un cosquilleo en las plantas de los pies. Y luego ni siquiera eso. Ya haba acabado. Haba vuelto a lo que la gente piensa que es el mundo real. Una doctora de aspecto muy aliviado se inclin hacia ella, sonriendo. Felicidades, Lois, dijo. Tienes un precioso hijito.

El significado de todo Todava no me haban enseado a mi madre. Primero tenan que limpiarme, pesarme y contar mis dedos. As que la llevaron a la habitacin del hospital. Mientras la llevaban por el pasillo, el sentido total de lo que haba experimentado y absorbido de repente la sobrecogi. Intuitivamente saba que casi haba olvidado gran parte de las percepciones que, tan slo haca unos instantes, eran suyas: por qu el cielo es azul, por qu el csped es verde, por qu el mundo es redondo y cmo se llev a cabo la creacin, la lgica perfecta de todo ello. Pero tambin saba con certeza que hay un Ser Supremo. Hay un Dios. Haba tambin otro conocimiento que trajo consigo, de una claridad inequvoca: Hemos sido colocados aqu para aprender lecciones que nos hacen almas ms completas. Tenemos que vivir este proyecto en este nivel antes de que estemos listos para pasar a otro nivel. Esta es la razn de que algunas personas sean almas viejas, mientras que otras son almas jvenes. En la actualidad, puedes encontrar mucha informacin sobre este tema en libros de metafsica, pero en aquella poca no era as. Las libreras no tenan secciones de Nueva Era, y por supuesto, estas lecciones no se nos enseaban como parte de nuestras tradiciones religiosas bsicas. Mi madre no tena amigos que hablaran de estas cosas, ni entr en el hospital para iluminarse, simplemente quera que ese feto renuente a salir, saliera de su cuerpo antes de que se volviera loca del dolor! No obstante, no haba duda alguna de que haba cambiado. Poda sentirlo, y saba que, irnicamente, parte del cambio era el resultado de tener que dejar atrs el recuerdo de muchas lecciones. Durante toda su vida ella haba sido compulsiva, perfeccionista. Ahora, se encontraba a s misma deseando personificar cada uno de los principios que le haban enseado, pero descubri que no poda recordar la mayora de ellos. Cmo puedes poner en prctica lo que no recuerdas? As que mi madre decidi que ya era hora de relajarse consigo misma... y con los dems. Es decir, que tal vez dejara que hubiera un poco de polvo en casa, y que no llevara una botella de desinfectante en los viajes de vacaciones para limpiar los baos de los hoteles, y empezara a aceptar las cosas como son. Mientras rodaba en la camilla por el pasillo, apareci mi padre caminando a su lado, manteniendo la calma. Le hizo seas de que se inclinara. Cuando volvamos a la habitacin, le susurr, tengo que decirte algo que me programaron para que olvidara. Cuando estuvieron juntos en la habitacin, solos a excepcin de dos mujeres en sus camas de hospital, mi madre susurr: No repitas nada de lo que te diga, Sonny. La gente creer que estoy loca. Yo no.Comenz a describirle todo lo que an recordaba, tratando de aferrarse a los pocos granitos de arena que an le quedaban entre los dedos. Mi padre escuchaba en silencio, y ella estaba segura de que l no dudaba de una sola de sus palabras. Saba que ella nunca podra haber inventado una historia tan loca. Cuando termin, el cansancio hizo que se quedara dormida. Le suplic a mi padre que fuera a casa y escribiera todo tan pronto como pudiera. Esta informacin era demasiado valiosa para perderla. l estuvo de acuerdo. Al despertar, se encontr mirando a la mujer de la cama de al lado. Mi madre la reconoci del da anterior. Todava estaba grogui, y su primer pensamiento fue: Caramba, qu fea es! Y entonces se dijo a s misma: Espera un momento, acabas de experimentar el conocimiento de que la apariencia de una persona no importa. La irona de la situacin la hizo rer. Estuviste hablando toda la noche cuando volviste de tener el beb, le dijo la compaera de habitacin. Ah, s? Recitabas las Escrituras. Y qu era lo que deca? No lo s, hablabas en otras lenguas. En otras lenguas? Mam no saba ninguna lengua extranjera ni antigua; de hecho, no poda recitar ms que el salmo 23, y eso slo en ingls. Se qued recostada en la cama. Muchas preguntas. Si tena alguna duda sobre lo que le haba pasado el da antes, ahora ya no. Algo muy extraordinario haba sucedido en esa sala de partos. Ella saba que no era un sueo, aunque slo sea porque los sueos no te hacen cambiar, no de una manera tan profunda. Cmo si no podras entrar en un sueo temiendo a la muerte, y salir de l no slo sin miedo, sino incluso sintindote cmoda con ella, y sabiendo que siempre te sentiras as? Mi madre quera ahondar ms en su experiencia. En particular, quera saber exactamente lo que haba estado pasando con su cuerpo en la sala de partos mientras su conciencia estaba en comunin con seres de luz pura. Pronto descubri que averiguarlo no iba a ser nada fcil. Cuando mi madre le pregunt a la doctora si haba pasado algo extrao en la sala de partos, le contestaron: No, fue un parto normal. Segn la doctora, la nica complicacin, y fue muy pequea, fue la necesidad de utilizar frceps para poner al beb en la posicin adecuada, una prctica bastante comn en aquella poca.

Cdigo de silencio Un parto normal? No poda ser cierto. La frase parto normal no coincida con La estamos perdiendo. Luego, mi madre interrog a las enfermeras que estuvieron tanto en la sala de dilatacin como en la de parto, pero no consigui a nadie que reconociera que mi madre haba hablado en otras lenguas, ni que admitiera que haba habido algn problema. Todo sali bien le dijeron. Si los doctores y las enfermeras hubieran sido las nicas personas presentes durante el proceso del parto, se hubiera sido el final de la cuestin. Pero mi madre record a una auxiliar que tambin haba estado en la sala durante el parto. Las auxiliares trabajaban en las trincheras. Hacan su trabajo silenciosa y eficientemente, sin aspavientos. A menudo se les ignoraba y casi siempre se les apreciaba poco. Las auxiliares no tenan muchas razones para ocultar la verdad cuando las cosas iban mal. As que mi madre abord a la auxiliar diciendo: S que algo me pas en la sala de operaciones. Despus de una larga pausa, la enfermera se encogi de hombros. No puedo hablar de ello, pero todo lo que puedo decirle es que tuvo usted... mucha... suerte. La perdemos? Tuvo usted suerte? Esto era suficiente para confirmar lo que mi madre ya saba: algo especial le haba pasado aquel da en la sala de partos, algo ms que la felicidad de sacar a mi pequeo ser a este mundo sin el beneficio de la anestesia. Los doctores de hecho, la haban perdido. Haba muerto, y regresado. De hecho, lleg a pensar que lo que le pas no era una experiencia cercana a la muerte sino una experiencia de vida despus de la muerte. Cercana a la muerte es una idea diluida. Mi madre no haba estado cerca de la muerte. Ella muri. Y como otras personas que murieron y volvieron, regres como una persona distinta. Ahora entenda que cualquier cosa que le pasara en su vida buena o mala, sera exactamente lo que su alma necesitaba en ese momento para poder progresar. Vas a repetir... hasta que aprendas. Es parte de la evolucin. Esta leccin result ser muy oportuna. Acababa de darme a luz y a sus ojos yo estaba fuera del mbito de lo comn desde el momento de mi nacimiento. Era sta una apreciacin tpicamente maternal? Probablemente, excepto que mi madre insiste que tuvo claro que yo era distinto la primera vez que pos sus ojos en m, el da despus de mi nacimiento. Yo era el nico beb en la sala de recin nacidos, se acerc a mi cuna con una botella de leche en la mano y se asom. Estaba boca abajo, despierto. Hola, pequeo extrao, me salud. Estamos solos contra el mundo, t y yo. Al or su voz me levant sobre mis antebrazos, e inclinando la cabeza, me volv lentamente hacia la izquierda, luego hacia la derecha, como para estudiar mi nuevo ambiente. Mi madre vio esto asombrada. Cmo era posible? Siempre haba sabido que los msculos del cuello de los recin nacidos eran demasiado dbiles para hacer una cosa as. Mi madre iba a dejar el bibern en una mesa cercana, y luego dud. Quin sabe qu grmenes podra haber en la superficie de la mesa? Poda verlos subindose a la superficie externa del bibern y metindose por la tetina, contaminando la leche. Pero, no acababa de aprender que sera mejor ignorar algunas de esas pequeas obsesiones que la consuman, ya que exista una razn y un equilibrio para todo? Casi. Mi madre transigi y simplemente coloc un pauelo entre el bibern y la mesa, mientras me tomaba en brazos. Se enamor de m en el instante en que me vio. Ms tarde, cuando la doctora vino a examinarla, Mam le cont que yo haba levantado la cabeza. La doctora dijo con firmeza: No pueden hacer eso. Luego fue a examinarme a la sala de recin nacidos. Un instante despus, mi mam oy la voz de la doctora desde la sala de recin nacidos, en la habitacin de al lado. Caramba, dijo la doctora, y su voz sonaba casi como si me regaara, se supone que no puedes hacer eso... En ese momento, mi madre tuvo la seguridad de que algo extraordinario estaba sucediendo.

Captulo Tres: Cosas infantiles Los nios dicen las cosas ms rocambolescas. Art Linkletter. Me han contado que, cuando era nio, aprenda muy rpido pero que me aburra fcilmente. Era imaginativo y caprichoso, pensativo e imprudente, carioso y egosta. Como la mayora de los nios, estaba convencido de que el universo giraba en torno a m y a mis necesidades. Y por qu no? Haba un lmite muy pequeo en mi mente entre lo que deseaba y lo que esperaba conseguir. Crea que todo estaba a mi alcance. Todo. Incluidos los planes de la familia. Mi madre tuvo las primeras sensaciones de que llevaba una nueva vida en su vientre cuando yo tena dos aos. La sensacin fue como si tuviera dos revoloteos distintos, as que estaba convencida de que llevaba gemelos. Un equipo de gineclogos insista en que ella estaba equivocada, incluso cuando su barriga comenz a crecer... y crecer... y crecer. Era una mujer alta y delgada. Por detrs, slo veas su alta y esbelta silueta, pero cuando se pona de lado, apareca un perfil tan extremo que podas poner cmodamente una bandeja sobre su barriga. Me gustaba escuchar los ruidos sordos dentro del vientre de mi madre. Cuando pona mi oreja contra ella, las cosas se volvan muy activas dentro. Esto me fascinaba. Unos cuantos meses despus, mi madre estaba de vuelta en el quirfano, pero esta vez le dieron analgsicos. No escuch motores ni odiseas. Expulse con fuerza, le dijeron los doctores en una neblina casi real, y ella lo hizo, y entonces cay dormida. Un ratito despus, la despertaron. Felicidades, ha tenido una preciosa nia. Satisfecha (y drogada), asinti con la cabeza y se volvi a dormir. Unos minutos despus la despertaron de nuevo. Expulse con fuerza. Bueno, pens, saba que esto iba a pasar. Una vez ms lo hizo. Lo siguiente que recuerda or fue: Felicidades, ha tenido un precioso nio. Sabiendo que haba terminado, se permiti deslizarse en un profundo sueo. Pronto la estaban despertando de nuevo. Expulse con fuerza. Otro ms no! Ellos se rieron. No, no, es para la placenta. Cuando los gemelos llegaron finalmente a casa, estaba sorprendida de que su primer hijo, yo, pareca menos satisfecho. Qu pasa?, pregunt. No los quera, dije. Dijiste que los queras, respondi cariosamente. No, no lo dije. Dijiste que queras un hermano y una hermana. Con las piernas abiertas y el puo firmemente plantado en mi cadera, mir a mi madre a los ojos. Dije que quera un hermano o una hermana. Oooooo una hermana. Devuelve uno. Poco saba yo las dificultades que me encontrara para ajustarme a compartir con mis hermanos un espacio que hasta ahora haba sido slo mo. ste sera el mayor reto (est bien, leccin de crecimiento) durante los prximos aos.

Abrir la puerta La cuestin sobre la conducta precoz es: a veces es simptica y otras no. Desde una edad muy temprana, tuve un problema relacionado con la autoridad, y un problema an mayor relacionado con el aburrimiento. Era una combinacin voltil. Si haba una pequea grieta que saba que no deba explorar, ah estara yo. Si haba algo que no deba hacer, muy probablemente lo haca. En palabras de mi madre, para mantenerme ocupado, yo me hice ingenioso con trampas y explicaciones. Rendirse al sueo es una forma de rejuvenecer. E incluso entonces, tena miedo de que mientras dorma me perdiera algo. Un ejemplo de una de mis trampas implicaba a mi abuela materna, Nana. Un da, no mucho despus de la llegada de mi hermano y mi hermana, Nana vino a casa para ayudar. Esto le permita a mi madre un descanso muy necesario. Mi hermano y mi hermana estaban en sus cunas, y yo estaba temporalmente ocupado con la tele. Tres grandes ollas de aluminio, una llena de paales, y las otras con biberones, estaban hirviendo en la cocina, y una tanda de ropa acababa de secarse en el stano. Nana baj a buscar la ropa. Trabajando duro, rpido y de forma prctica, Nana intentaba darse prisa porque saba que no era una buena idea dejarme solo mucho rato. Con los brazos cargados de ropa limpia, perfumada y doblada en un cuidadoso montn, comenz a subir las escaleras. Mirando por encima, de repente vio que la puerta del stano se cerraba. Trat de correr, pero la puerta se cerr antes de que pudiera llegar. Son el cerrojo. Inclinndose sobre la puerta sujetando el montn de ropa, Nana liber una mano y comprob el picaporte. No giraba. Abre la puerta, Eric, dijo con una dulce y controlada voz. Con una voz ms suave an, dije: Oh-oh. Vamos, venga, abre la puerta. Oh-oh. Nana saba que conmigo no funcionaba ponerse firme. Pero no se iba a dejar ganar por un nio pequeo, aunque precoz, especialmente con tres ollas de agua hirviendo en una habitacin y dos bebs durmiendo en otra. As que intent una nueva estrategia. Te apuesto a que no puedes llegar al picaporte de la puerta, dijo, jugando con mi rebelda. S, s que puedo. Apuesto a que no. Hubo un silencio. Nana comenz a sudar. Ella casi poda or el sonido de mi cerebro runruneando, calibrando la situacin. Pero finalmente, como ella esperaba, tuve que probarme a m mismo. Empuj el picaporte un poco. Ella escuch el suave ruido. Apuesto a que no puedes abrirla, dijo. S, s que puedo. Una vez ms lleg el desafo dulcemente disfrazado: Apuesto a que no. Hubo otra larga pausa. La ropa se estaba volviendo ms pesada en sus brazos. El mecanismo de cierre consista en un pequeo picaporte que empujabas y girabas. Sonaba un pequeo che si lo abras, y Nana esperaba el sonido. Tena que moverse rpido. No quera hacerme dao al abrir la puerta rpidamente, pero esa pareca ser su nica posibilidad. No me pude resistir. Clic. Nana empuj rpidamente la puerta, y se abri ms rpido de lo que ella esperaba. La ropa an caliente, perfumada y doblada cay por el suelo. Yo me ca antes de poder salir corriendo. Conmocionado, me qued all sentado llorando. Nana corri a apagar el agua hirviendo y volvi a consolarme. Yo slo tena dos aos y medio, y ya entonces, Nana saba que su carrera como niera se haba terminado.

En las nubes Nana era la madre de mi madre, y Bubba era la de mi padre. Bubba era clida, fuerte, una abuela al estilo antiguo que poda dar esos enormes y succionadores besos europeos, de esos que dejan marca. Estaba llena de vida, con una energa inagotable y un sentido del humor subidito de tono, que a menudo sonrojaba a alguno de los parientes ms conservadores. Se sentaba cerca de m en las cenas festivas; y cuando me quedaba por las noches en su casa, me llevaba a su jardn por la maana a buscar fresas y otras frutas, y despus preparaba un gran desayuno. Ms tarde, me levantaba en brazos como si fuera una pluma mientras ella limpiaba, quitaba el polvo, aspiraba, y hablaba por telfono. Me encantaba tanto ese movimiento, que senta como si estuviera navegando por el espacio sin usar mis pies. Ms y ms rpido, eso era lo que yo quera. Caramba, cunto la quera. Un da de enero, Bubba entr en el hospital y nunca sali. Por lo visto, mientras yaca en su cama del hospital, sinti un dolor en el pecho, alcanz el botn para llamar a la enfermera, pero no lo apret. Ahora mis padres tenan que ocuparse de la repentina desaparicin de Bubba de mi vida. Se ha ido a dormir, me dijeron, y no se despertar nunca ms. Lo pens un rato, luego lo descart. Yo puedo despertarla, dije. Apuesto a que si ponemos tres aspirinas en su boca y saltamos en su barriga, se despertar. Lo de saltar sobre su barriga fue mi estrategia adicional, algo que ayudara en caso de que el sabor de las aspirinas disolvindose en su lengua no fuera suficiente estmulo para que ella abriera los ojos y volviera a la vida. sa fue una de las pocas veces que recuerdo ver a mi padre llorando. El funeral se celebr poco despus. No se me permiti asistir. Mis padres crean que, con cinco aos, podra ser demasiado traumtico para m ver el cuerpo de mi abuela sin vida. Bubba se fue, y todos pudieron decirle adis menos yo. Por la noche me acostaba en la cama y pensaba en ella. A veces lloraba sin que se me oyera. La echaba de menos, y aunque no comprenda el concepto en aquella poca, no tena la sensacin de cierre. Mientras tanto, saba que aunque no haba podido darle mi adis a Bubba, ella no me haba olvidado. Saba exactamente dnde estaba y saba que ella me cuidaba como siempre lo haba hecho. Lo saba porque ella me ayudaba cuando lo necesitaba, como cuando estaba jugando fuera de la casa con mis amigos y comenzaba a llover. Todo el mundo se ira a casa y el juego terminara, entonces yo les deca a todos: Que no se vaya nadie; volver enseguida. Mientras todos se acurrucaban bajo mi porche cubierto, me iba corriendo a un lado de la casa donde no pudiera verme nadie. Entonces, miraba hacia el cielo y deca: Bubba, podras hacer que dejara de llover?. Y la mayora de las veces, dejaba de llover. Pareca que mi Bubba no me haba dejado despus de todo. Conflictos con el colegio Pronto lleg el momento de ir a la escuela infantil. Desde el momento en que cruc la puerta, el colegio me aburri como una ostra. La mayora del tiempo lo pasaba soando despierto, pero no las tpicas fantasas de un nio: jugar al baln, ser un hroe, luchar con monstruos. (Bueno, algunas veces luch contra un enorme tornado o dos... pero no lo hemos hecho todos?) Con cierta frecuencia yo imaginaba que era el Orculo de Delfos. Yo no saba quin o qu era el Orculo de Delfos, pero de alguna manera yo me vea sentado en una cueva lejana atendiendo a multitud de personas que recorran largas distancias para pedirme consejo. Tambin pensaba cosas que slo yo saba que poda realizar, como pasar mis manos a travs de las paredes. Estaba seguro de que si pudiera encerrarme en mi habitacin durante tres das, podra adivinar cmo hacerlo. Lo curioso era que nadie pareca estar dispuesto a dejarme probar. Probablemente ellos intentaron hacerlo cuando eran nios y decidieron que era una prdida de tiempo.Si los profesores no estaban de acuerdo con mis ensoaciones, probablemente les gustaba menos an mi falta de atencin. Era bastante revoltoso: me portaba mal y diriga la atencin hacia m, o los ignoraba y me perda en mi propio mundo. Antes de que acabara mi primer ao, haba tenido problemas tantas veces que mi madre al final rompa a llorar delante del director. Cundo se va a acabar esto?, sollozaba, repitiendo inadvertidamente las palabras que utiliz cuando nac. Cuando consiga interesarse por algo, dijo el director. Cundo ocurrir eso? Puede pasar en cualquier momento. El director hizo una pausa y despus sonri. A mi hijo, no le sucedi hasta el instituto. No era que yo no tuviera intereses; slo era que ellos no se manifestaban en el colegio. Cuando mi abuelo me dio una caja de relojes viejos y rotos, me fascin. Era cuando los relojes eran complejos misterios de pequeas piezas relacionadas (antes de la revolucin digital). Cada vez que se rompa uno de sus relojes, si el relojero no poda arreglarlo, l lo meta en una vieja caja de puros con otros de similar destino. Un da me trajo este cofre del tesoro de relojes rotos. Ninguno de los que haba en la caja funcionaba, y por supuesto todos eran demasiado grandes para que yo los llevara, pero no me importaba. Yo quera jugar con ellos a todas horas. Y eso haca. Sopl uno y empez a hacer tic-tac. Sopl otro, y tambin lo hizo, despus se par. Aun tercero que no lo poda soplar, lo agit un poco. Sujet con fuerza el que haba empezado a funcionar y luego se haba parado durante unos minutos. Comenz de nuevo y sigui. Sujet al que haba agitado, y empez a funcionar. Pronto estaba arreglando los relojes viejos de mis amigos. Supongo que es una forma de ir en contra de algn principio lo que hace que los relojes se rompan cuando algunas personas los llevan puestos. Pero para algunas personas, la habilidad para reparar relojes sin abrirlos no era tan importante como la habilidad de colorear con rotuladores y recitar bien Dicky Jane. Mis defectos acadmicos eran considerados con tanta severidad que cuando llegu a segundo o tercer grado, una trabajadora social vino a casa a comprobar el ambiente y ver por qu no alcanzaba los objetivos escolares. Poco despus de que llegara, le pregunt si poda explicarme el infinito. Nerviosa, se puso de pie y sali corriendo de la casa. Tendr que hablar con el director sobre esto, grit por encima de su hombro. Si lo hizo, nunca me cont lo que haba aprendido.

Ahora, el cierre Haba una buena razn para contemplar las cosas de una infinita naturaleza, porque en esa misma poca, estaba a punto de sufrir otra prdida: mi perra. Seda, un Doberman Pinscher, ya tena dos aos cuando yo nac, aunque soportaba graciosamente mi comportamiento infantil, incluido el hbito de utilizar su labio inferior como un asidero en el que agarrarme para ponerme de pie cuando estaba aprendiendo a caminar. Se haba quejado con dolor pero nunca me mordi ni me gru. De alguna manera saba que yo era un nio y que necesitaba amor y proteccin. Adoraba tocar las cosas que estaban fras al tacto, incluyendo las orejas de Seda. Cuando se dorma cerca de mi cama, pona mi brazo sobre su costado y agarraba su oreja fra suavemente entre dos dedos. Al tocarla, su oreja se volva tibia (lo que yo no quera), as que cambiaba a su otra oreja, y luego al revs cuando sa se haba calentado. Cuando ambas orejas se haban calentado demasiado como para ser interesantes, dejaba que Seda se fuera para que se enfriaran otra vez. Unos diez minutos despus, sonaba un ladrido en la puerta principal -su seal- y yo saba que estaba lista para entrar y hacerlo otra vez. Despus de dos ciclos completos de este ritual, me quedaba completamente dormido. En la poca en que yo tena 10 aos, Seda tena 12 (que es 84 en aos de perro) y problemas de salud. Mi madre y mi padre haban llegado al acuerdo de que, en el momento en que no se pudiera hacer nada ms por ella, no dejaran que sufriera; la dormiran.ste haba sido el ao ms difcil de Seda. Haba veces que, aunque lo intentaba, esta perra que me ayud a aprender a caminar no poda ni ponerse en pie. Era tremendo para un adulto ver esto, ms an para un nio. Removi todo mi mundo. Era el momento de llevarla al veterinario, y estbamos bastante seguros de que sta iba a ser la visita. Era casi Accin de Gracias. Decidimos esperar uno o dos das despus de la fiesta. El Da de Accin de Gracias, mi madre le dio a Seda una fuente grande de pavo relleno con salsa y pur de patatas. Seda, cuya dieta consista poco en comida de personas, dud. Pareca algo confusa, nos mir buscando aprobacin, y decidi no cuestionarla y comi su ltima comida. El da siguiente, la llevamos al veterinario. Mi madre se qued en casa esta vez. Al recordar cmo me haba sentido al no poder despedirme de Bubba, insist en ir con mi padre. Sentado en la sala de espera con los olores medicinales y las pinturas al estilo de Norman Rockwell de perros que juegan a las cartas, pareca todo muy fro. Mi padre sali y me cont lo que pasara: iban a dormir a Seda. Quera estar ah? Segu a mi padre y al veterinario mientras llevaban a Seda por los viejos pasillos y salan por una puerta trasera a un jardn. Le dije adis y vi cmo el veterinario le pona la aguja. Despus de unos segundos, se desplom suavemente en el suelo. Levantaron a Seda y la metieron en un crematorio. Esa noche y muchas otras posteriores, llor de nuevo por un ser querido. Esta vez, sin embargo, hubo cierre. El infinito no pareca estar muy lejos, ni la eternidad.

Naturaleza / Nutricin Cuando pas de la escuela infantil a la escuela primaria, mi sentido de individualidad creci de alguna manera. Todava me aburra fcilmente y pasaba mucho tiempo con mis ensoaciones, pero en una extraa ocasin cuando se me asign un profesor motivador y que haca pensar, destaqu por encima de todas las expectativas. Desgraciadamente, igual que ahora, tales profesores eran la excepcin, no la regla. La atmsfera en casa permiti que yo me desarrollara ms de lo normal a mi edad. Mis padres me trataban como a un adulto: no me hacan callar, sino que me incluan en las conversaciones y decisiones, reconocindome como una persona cuyas opiniones importaban. No poda esperar a volver a casa de la escuela todos los das. Me pareca que siempre haba personas fascinantes por conocer. Mis padres invitaban a una gran variedad de amigos con grandes conocimientos: antroplogos, psiclogos, artistas, doctores, abogados, etctera. (Y para hacer las cosas incluso ms estupendas, este diverso grupo inspiraba una seleccin de cocina deliciosa acompaada de sabores y olores maravillosos.) Y dado que mi casa era de mentalidad tan abierta, y me daba la posibilidad de descubrir personas tan diversas, era sencillamente natural que continuara teniendo un desafo con una autoridad dictatorial y desigual (o debera decir, que una autoridad dictatorial y desigual continuara teniendo un desafo conmigo). La direccin de la escuela secundaria era estricta respecto a la puntualidad de los estudiantes. Aunque viva a un paseo del instituto, casi siempre llegaba tarde por la maana. Un minuto aqu, un minuto all, no era importante, excepto para la direccin. Si los estudiantes llegaban a la escuela despus de que la campana sonara, deban pedir un permiso de retraso. El problema era que la escuela no daba un permiso de retraso a los estudiantes a menos que trajeran una nota de casa. Haca las cosas con tan poco tiempo que nunca saba cundo iba a llegar tarde, y no poda conseguir una nota de casa sin volver all para pedrsela a mi madre. Por lo tanto, me perda continuamente la primera media hora de clase. Por qu me resultaba tan difcil salir de casa 15 minutos antes? No tena sentido, pero tampoco cambiaba. Simplemente pareca que yo no funcionaba con el mismo concepto de tiempo que el resto; pens que si sala de casa todas las maanas a las 8:01 a.m. y caminaba suficientemente rpido, poda llegar a la escuela antes de las 7:50. Al final, le pregunt a mi madre si le importara que yo me escribiera mis propias notas de retraso para aquellas maanas y las firmara con su nombre si fuera necesario. Considerando la alternativa de perderme una asignatura completa por ir y volver cada maana, acept de mala gana. Un da el jefe de estudios de la escuela me vio escribir mi propia nota de retraso. Era un tipo peculiar y ex militar cuyo hijo poda haber sido el tpico nio con problemas conductuales (te hace pensar, verdad?). Sealando la nota que yo estaba escribiendo, gru dndose una importancia indignante: Qu est haciendo usted?. Me estoy escribiendo una nota de retraso, fue mi tranquila respuesta. Usted tendr que ir a la sala de arresto por falsificar la firma de su madre. No. No ir. La falsificacin es sin conocimiento o consentimiento. Y tengo ambos. Respuestas como sa no me hacan ganar la simpata de mis profesores. Cul es su nombre?, pregunt el jefe de estudios. Eric Pearl. Me puse de pie, guard mis cosas, y mir al hombre a los ojos. P-E-A-R-L. Despus me di la vuelta y fui hacia mi clase. As que, entre estos acontecimientos -estas lecciones- mi joven vida continu. Mi padre era copropietario y operador de una compaa de mquinas expendedoras junto con su hermano y su padre. Tambin era polica voluntario. Mam se quedaba en casa crindonos a los tres. Tambin haca de modelo de vez en cuando y presentaba desfiles de moda. Pap sala de casa antes de las 7:00 a.m., mientras mam nos meta el desayuno en la garganta como una mam pjaro alimentando a sus polluelos. No salas de casa hasta que tomaras un buen desayuno y te prepararas un almuerzo para llevar, con los cuatro grupos de comida (algo en lo que los padres de aquella poca an crean). A los 13 aos, tuve mi bar-mitzvah. Los domingos, a veces asista a la iglesia con amigos. Escuela infantil, escuela primaria, secundaria, instituto: nuevos amigos, exmenes, entrega de diplomas, permiso de conducir, selectividad, y por fin, graduacin y universidad...

Seguir adelante Pronto descubr que la graduacin de la escuela secundaria no significaba libertad; mis padres estaban decididos a vigilarme de cerca. Pero como de costumbre, yo tena ideas diferentes. Por qu quedarme en Nueva Jersey? Quera ir a la universidad de California. Pareca que haba dicho al Polo Norte. Est muy lejos, insistieron mis padres. Una discusin razonable se convirti en una bronca creciente. Al final, se alcanz un compromiso: podra ir a la universidad a Miami, Florida. Mis padres pensaban que este plan era seguro, no slo porque Miami estaba dos veces ms cerca de mi casa que California, sino tambin mi abuelo paterno, Zeida-el que me haba regalado la caja de relojes cuando era pequeo- se haba mudado all poco despus de la muerte de Bubba. La idea era que Zeida podra vigilar al hijo prdigo. Yo era, despus de todo, el primer hijo de su primer hijo. As fue como mis padres me perdieron durante todo un ao. Me apunt a la universidad de Miami. Mis padres siempre me haban dicho que yo poda ser cualquier cosa que quisiera ser, que podra hacer cualquier cosa que me propusiera. Esto es un concepto fortificante con el que crecer, pero para m, esta falta de direccin se converta cada vez ms en un problema segn me iba haciendo mayor y comenzaba a pensar en buscar una carrera. Ser cualquier cosa y hacer cualquier cosa no me ofreca precisamente una clara orientacin. La cuestin era que nada me interesaba, as que no haba nada que me propusiera. Inmediatamente me dediqu a... unos estudios completamente incoherentes. En el espacio de un ao, consider no menos de tres carreras: psicologa, derecho y danza moderna. No tena ni idea de lo que quera hacer. Y, como siempre, nada consegua mantener mi inters. Zeida lo observaba al vivir por mi cuenta en Miami; yo estaba evolucionando y l quera ver la continuacin de este proceso. Sin pedir permiso a mis padres, abri la puerta a la posibilidad de pasar mi segundo ao de estudios en el Mediterrneo. sta era una propuesta muy atractiva. Mientras las visiones de Roma y Atenas flotaban en mi mente, Zeida defini Mediterrneo. l tena un nombre carioso para ello. Lo llamaba Israel. Yendo un paso ms all de la situacin, como era habitual, Zeida compuso un plan de estudios de un ao en Jerusaln, un programa para estudiantes americanos. Entonces se ofreci a subvencionar la aventura. Cmo podran decir que no mis padres?

Ms que leche y miel La mayora de los estudiantes que viajan a Israel esperan que Dios descienda de los cielos, y que la leche y la miel fluyan en abundancia por las calles. Estaban desilusionados. Sin embargo, yo fui all esperando poco ms que un ao fuera de Estados Unidos, as que sin expectativas irreales para mi estancia, acab enamorndome de todo. Hasta entonces, ese viaje a Tierra Santa era el ao ms potente de toda mi vida. Incluso hoy en da, me despierto de sueos en los que an me veo entre la gente, los antiguos templos, y las asombrosas vistas del Monte Sina. A mi regreso a Estados Unidos, volv a la misma vida que haba dejado atrs. Todo lo que haba encontrado en Tierra Santa no haba revelado mi verdadero propsito, o si lo haba hecho, no lo reconoc. Ahora volva a encontrarme con mi dilema: elegir una carrera. Se me haba ocurrido una idea el ao anterior a mi viaje. Durante mi ao en Miami, haba tenido una experiencia con el Rolfing, un tipo de masaje de los tejidos profundos diseado para liberar la musculatura del cuerpo. Algunos de mis amigos se haba hecho las 10 sesiones de Rolfing recomendadas, y yo haba visto los cambios fsicos que haban tenido. Sus fotografas de antes y despus eran todo lo que yo necesitaba para decidir ser Rolfeado tambin. Las sesiones acabaron cambiando la manera en que yo me manejaba y me abrieron a una forma ms expansiva de ver el mundo. Basado en el concepto de un lazo de retroalimentacin mente-cuerpo, la teora del Rolfing es que libera tus msculos individuales, y en el proceso, libera el dolor almacenado (fsico y emocional, viejo y nuevo). A menudo, segn vas pasando por las sesiones, alivias experiencias pasadas mientras la molestia te abandona a ti. Como resultado, tanto tu cuerpo fsico como tus emociones se transforman. sta nueva existencia, libre de muchos de tus antiguos dolores, te permite moverte, estar, y soportarte de manera diferente. Y cuando te soportas de forma diferente -es decir, cuando ocupas un espacio fsico distinto ocupas tambin un espacio emocional distinto. Impresionado por los conceptos y los resultados, pens en hacerme terapeuta de Rolfing. Pero mis padres pensaban que el Rolfing poda ser pasajero, dejar de estar de moda, y dejarme profesionalmente encallado. Quiz, sugirieron, podra considerar entrar en el campo del cuidado de la salud que contaba con ms aprobacin: la quiroprctica. Como mnimo tendra un ttulo como recurso. Acept viajar a Brooklyn para hablar con un quiroprctico que me haba presentado un amigo de la familia. El doctor me cont la filosofa bsica que hay detrs del arte y la ciencia de la quiroprctica. Me explic que hay una inteligencia universal que mantiene la organizacin y el equilibrio del universo; y que gran parte de esta inteligencia, llamada inteligencia innata, est dentro de cada uno de nosotros y nos mantiene vivos, sanos y en equilibrio. Esta inteligencia innata, o fuerza de vida, se comunica con el resto de nuestro ser fsico en gran parte a travs de nuestro cerebro, nuestra columna vertebral, y el resto de nuestro sistema nervioso (el sistema controlador de nuestro cuerpo). Mientras la comunicacin entre nuestro cerebro y nuestro cuerpo est abierta y fluye libremente, permanecemos con nuestro estado de salud potencial en condiciones ptimas. Cuando una de las vrtebras se gira o se sale de su posicin, puede dar como resultado la presin de nuestros nervios, imposibilitando o cortando la comunicacin entre la zona alimentada por estos nervios especficos y nuestro cerebro. Como resultado de esta interferencia, nuestras clulas pueden empezar a romperse y nuestra resistencia se puede ver debilitada, permitiendo el malestar, predecesor de la enfermedad. Lo que hace un quiroprctico es, pues, quitar la interferencia causada por estas desalineaciones (llamadas subluxaciones) de nuestra columna, y permitir a nuestra fuerza de vida restablecerse de nuevo, devolvindonos a un estado de salud y equilibrio. En otras palabras, salud a travs de quitar la causa, no tapndola o tratando el sntoma. Cuando me di cuenta de repente de que los dolores de cabeza de la gente no eran el resultado de las deficiencias congnitas de aspirina en la sangre -como nos hacen creer los anuncios de televisin- y que haba algo que yo poda hacer para ayudarles, me propuse ser quiroprctico. No me par a considerar la enormidad de este paso, ni sospech el papel que finalmente tendra en mi vida. La sincronicidad no era un concepto a tener en cuenta conscientemente. De pronto, algo hizo clic. Me inund de recuerdos de fantasas infantiles -o fueron visiones?- de ayudar a gente como el Orculo de Delfos. Quiz sta era la forma en que realmente poda hacer algo de ese tipo. Todo lo que saba en ese momento era que algo de lo que el doctor haba dicho me toc la fibra. Algo de todo esto pareca perfecto, y era suficiente para m. Estaba a punto de dar mi primer paso en una nueva direccin, una que finalmente me acercara a mi destino.

Captulo Cuatro: Un nuevo camino de descubrimiento Por supuesto que eres mdico; slo que an no te has dado cuenta. Mi amiga Debbie Lucan.

De vuelta al colegio El quiroprctico de Brooklyn con el que haba hablado me recomend la Universidad Quiroprctica Cleveland en Los ngeles. Ped plaza all y me aceptaron. Y as fue como mis padres perdieron un hijo despus de todo, y lo perdieron en California, donde l haba querido ir mucho tiempo atrs. Por otro lado, tambin ganaron un doctor, as que supongo que todo est equilibrado. Siempre recordar mi primer da en la universidad. Haba muchos novatos, ms de 80 estudiantes. Haba que romper una pared provisional para que pudiramos pasar a otra habitacin. El tutor nos pidi a cada uno un breve resumen de las razones para querer ser quiroprcticos. Comenz con el estudiante que se sentaba en el extremo izquierdo de la primera fila, quien, por supuesto, resultaba estar lo ms lejano posible de donde yo estaba sentado, en la esquina derecha del fondo de la sala. Desde all, la narracin zigzague entre las filas de estudiantes. Estaba sentado escuchando una historia tras otra de cmo un estudiante estaba paraltico antes de visitar un quiroprctico; el cncer de otro estudiante desapareci; otra ms haba recuperado la vista; aquella otra haba conseguido eliminar sus migraas de toda la vida... otro y otro ms, una letana sinfn de sanaciones permanentes ms all del dominio de lo que cualquier no quiroprctico sola or. Especialmente yo. Zeida incluso llamaba a los quiroprcticos rompe huesos. Finalmente, me lleg el turno para hablar. Ochenta y tres cabezas se volvieron para escuchar mi historia, la ltima del da. Sera realmente mi epopeya culminante la que hara salir de clase a los otros estudiantes e iluminar sus nuevos caminos de vida? Creo que no. Fui la nica persona de la clase que nunca haba visitado un quiroprctico. Por eso, an no saba lo que era realmente un quiroprctico. Slo recordaba datos y retazos de lo que me haba contado aquel doctor durante los 20 minutos que estuvimos juntos, algo sobre quitar las interferencias y permitir al cuerpo sanarse por s mismo. La premisa haba tenido un sentido tan perfecto cuando me la haban explicado a m que nunca me preocup de comprobarla, examinarla, o hablar de ella a otros. Me levant, mir a la multitud, y me escuch a m mismo decir: Bueno... sonaba bien.

Si no puedes encontrarlo, ests poniendo demasiado empeo As que aqu estaba yo, de vuelta al estudio, pero las cosas eran un poco distintas esta vez. Por primera vez, sta era una escuela y una carrera quejo haba elegido. Eso marcaba una enorme diferencia. No era un ratn de biblioteca, me gustaba socializar, ir de fiesta, y explorar mi nueva ciudad. Encontr un trabajo de media jornada en una tienda de zapatos porque, aunque mis padres me enviaban dinero para cubrir mis gastos educativos, yo quera ganar algunos dlares extra para hacer las cosas que yo quera. Un da, un cliente -un investigador de un laboratorio sismolgico- vino a comprar zapatos. Durante la venta, mencion que, en el laboratorio, haban anticipado un terremoto en el sur de California en las prximas 24 horas. Se lo ha dicho a los otros empleados?, pregunt. No. Bien. No lo diga. Sonre. l me devolvi la sonrisa, entendindome, despus pag sus zapatos y se march. Unos minutos despus de que abandonara la tienda, hice como si yo tuviera una premonicin y anunci a mis compaeros que tena un presentimiento de que iba a haber un terremoto en los prximos tres das. Como predije, sucedi. Todos lo sintieron y sali en las noticias. Mis compaeros estaban muy impresionados. Unos das despus, y sin la intervencin del sismlogo, tuve el presentimiento de que sucedera otro temblor. Con valor, me aventur y anunci ste otro tambin. Lo creas o no, tuvimos otro. Fue como si algo se hubiera disparado en m. Durante los siguientes dos o tres aos, predije con precisin 21 de los 24 temblores. Una tarde, mi compaero de piso lleg a casa y vio una nota que yo le haba dejado: la tierra se va a sacudir. Ms tarde me cont que el temblor sucedi mientras l estaba leyendo la nota. Su novia estaba a su lado en ese momento... gritando. Otro da, mientras coma solo en un restaurante, sent el comienzo de otro terremoto, del tipo que hace un movimiento rodante. Segn iba aumentando su intensidad, ech un vistazo a la sala. Nadie ms estaba reaccionando. Ningn vaso de agua se agitaba; las lmparas colgaban inmviles sobre nuestras cabezas. Justo en ese momento, yo pude ver las lmparas balancearse. Fue real para m. Me levant y sal corriendo a la calle. No poda entender por qu nadie ms lo haba sentido, por qu todo lo que rodeaba mi vida segua con la montona normalidad de Mayberry. Pareca imposible. La tierra an estaba temblando; yo pude sentirlo. Fue el temblor rodante ms largo que haba sentido; aunque la combinacin de sus movimientos surrealistas y el hecho de que nadie ms pareca haberlo sentido me hacan pensar que no deba de estar sucediendo despus de todo. Tmidamente volv al restaurante. Estaba contento de haber comido solo; explicar mi brusca salida a la calle hubiera sido un poco... difcil. Pero si eso no haba sido un temblor real, entonces deba haber sido otra premonicin. No haba otra explicacin. De camino del restaurante a casa, me par en la lavandera para buscar mi ropa y coment con los dueos que la tierra iba a temblar por la noche. Todos se rieron. Esa misma noche, tembl. Su epicentro estaba en Culver City, justo donde vivan los dueos de la lavandera. Unas semanas despus, cuando haba acumulado suficiente ropa sucia como para llenar media docena de fundas de almohada de cama matrimonial, volv a la lavandera. Luchando por ver por encima del primer lote de los tres que llevaba en mis brazos, palp en busca de la puerta con mi pie. Mientras la abra suavemente, yo estaba concentrado en intentar localizar el mostrador con los dedos de mi pie. De repente, una voz son tan fuerte que me sorprendi no haber lanzado por los aires las tres bolsas de ropa que llevaba. Es l! Es l! grit la mujer que estaba detrs del mostrador con un fuerte acento ruso-judo. sta es mi direccin, dijo mientras pona en mi mano un trozo de papel atropelladamente garabateado. Quiero que me llame antes de que llegue el prximo! Desde entonces, cada vez que iba a esa tienda, se me peda que predijera el prximo temblor. Y yo tambin quera, pero pareca que no funcionaba de esa manera. No poda forzarlo; las predicciones slo aparecan cuando pensaba en mis propios asuntos. Sin darme cuenta, aprend una profunda verdad: Si no puedes encontrarlo, ests poniendo demasiado empeo.

Resurreccin De vez en cuando juntaba a duras penas el dinero suficiente de mi presupuesto de estudiante para asistir a una sesin doble en el cine que estaba a la vuelta de la esquina de mi apartamento. Una tarde llegu justo a tiempo para la segunda pelcula, o B, Resurreccin, interpretada por Ellen Burstyn. Por supuesto, era una pelcula B slo en la posicin, porque la seora Burstyn iba a ser nominada para los premios de la Academia como mejor actriz por su papel en la pelcula. Resurreccin est basada en la historia de una mujer llamada Edna Mae, quien, despus de un accidente de automvil, muere en la sala de operaciones... slo para volver a la vida. Algo despus, ella descubre que tiene poderes para sanar, algo as como imposicin de manos. Con slo tocar a la gente y entrando a la vez en un estado de amor, recuperaban la salud. A veces ella poda contraer la enfermedad o dolencia -tras habrsela quitado a la otra persona- y despus aliviaba los sntomas de su propio cuerpo. Otras veces, las sanaciones parecan ocurrir como una bendicin, sin que ella tuviera que contraer nada. Estaba tan fascinado por esta pelcula que despus de sentarme para ver la primera sesin -cualquiera que fuera- me quedaba a ver Resurreccin de nuevo. Despus llev a mis amigos a verla. Ms tarde llev a ms amigos. No tena ni idea de por qu me vea tan obligado a ver esta pelcula una y otra vez. Aunque el aspecto de la sanacin de la pelcula era interesante, lo que realmente me atraa era la similitud entre la descripcin de la experiencia cercana a la muerte de Edna Mae y lo que mi madre haba pasado el da que yo nac. Nunca haba visto o ledo nada sobre este tema pero esta pelcula describa con mucha precisin la experiencia de mi madre. Cada vez que la vea, senta como si yo tuviera una visin de algo que me era muy familiar. Era como si yo pudiera casi ver algo, casi recordar algo. Algo...

Otras indirectas Durante mi poca de exploracin, tambin descubr lo que se llama psi-cometra, la habilidad o arte de reunir informacin sobre la gente al tocar o sostener algn objeto que le perteneciera, normalmente una pieza de joyera que hubiera llevado puesta. Despus de ver a alguien hacindolo, lo intent yo mismo y encontr que me abra a recibir algunas destacables revelaciones precisas sobre las personas, algunas de las cuales no las haba conocido nunca. Durante mi breve incursin en este proceso, descubr dos secretos sobre esto: cuanto ms insistentemente moviera mis dedos sobre la joya, ms concentrado estara; y cuanto ms rpido hablara, ms precisa sera la informacin. La insistente exploracin de un objeto con mis dedos pareca calmar mi mente, de manera similar en que, a muchos de nosotros, la mente se nos relaja y serena cuando conducimos. Un discurso rpido pareca no darme tiempo para dudar de m mismo una segunda vez. En la calma de mi mente llegaban las revelaciones; en la rapidez de mi comentario llegaba el valor de pronunciarlo. Menciono estos puntos no slo porque fueran extraos para m, sino porque aludan a otras influencias en mi vida, incluso en aquellos tempranos aos. Aparte de estos peculiares acontecimientos, mi principal actividad en esta poca era lo que realmente mis profesores de primaria y secundaria jams hubieran credo: asistir a clase y estudiar. Bueno, mi versin de asistir a clase a menudo consista en sentarme en la parte de atrs de la sala y levantar mi brazo lo suficiente para decir: Presente. Aun as, como en los cursos de m primera escuela, consegu tener buenas notas... y finalmente graduarme con un ttulo de quiroprctico. Haba acreditado involuntariamente la razn del director de mi escuela infantil. Haba encontrado algo que me interesaba e iba a hacer algo con mi vida, despus de todo.