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GIOVANNI SARTORIHOMOVIDENSLA SOCIEDAD TELEDIRIGIDATAURUSPENSAMIENTOTtulo original: Homo videns 1997, Gius. Laterza & Figli Spa, Roma-Bari.La edicin en lengua espaola ha sido contratadaa travs dela Agencia Literaria Eulama De esta edicin:1998, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, SABeazley 3860. (1437)Buenos Aires Santillana S. A.Juan Bravo 38. 28006 Madrid, Espaa Aguilar Chilena de Ediciones Ltda.Dr. Anbal Arizta 1444, Providencia. Santiago de Chile, Chile Ediciones Santillana S. A.Javier de Viana 2350.11200 Montevideo, Uruguay Santillana de Ediciones S. A.Avenida Arce2333, Barrio de Salinas, La Paz, Bolivia Santillana S. A.Prcer Carlos Argello 288, Asuncin, Paraguay Santillana S. A.Avda. San Felipe 731-Jess Mara, Lima, Per De la traduccin: Ana Daz SolerIlustracin de cubierta:Juan Carlos EguillorISBN: 950-511-429-XImpreso enla Argentina. Printed in ArgentinaPrimera edicin: Septiembre de1998Todos los derechos reservados,Esta publicacin nopuede serreproducida, ni en todo ni enparte,ni registrada en o transmitida por,un sistema de recuperacinde informacin, en ninguna formani por ningn medio, sea mecnico,fotoqumico, electrnico, magntico,electroptco, por fotocopia,D cualquier otro, sin el permiso previopor escrito de la editorial.'"INDICEPrefacio................................................. ..................................... 9Prefacio a la segunda edicinitaliana.......................................... 15La primaca de la imagen1. Homo sapiens 232. El progreso tecnolgico 293. El vdeo-nio........................................................................ 354. Progresos y regresiones 415. El empobrecimiento de la capacidad de entender 456. Contra-deducciones 497. Internet y cibernavegacin- 53La opinin teledirigidal. Vdeo-poltica....................................................................... 652. La formacin de la opinin 693. El gobierno de los sondeos.................................................. 734. Menos informacin 795. Ms desinformacin 896. Tambin la imagen miente 99HOMOVIDENSYla democracia?l. Vdeo-elecciones.................................................................. 1052. La poltica vdeo-plasmada.................................................. 1113. La aldea global..................................................................... 1174. El demosdebilitado.. 1235. Regnum hominisy hombres bestias....................................... 1316. La competencia no es un remedio...................................... 1397. Racionalidad y postpensamiento 145Referencias bibliogrficas.......................................... ................... 153A Ilaria, que leePREFACIO,,Por qu no le daisa la gente librossobre Dios?.Por lamismaraznpor laquenoledamos Otelo;son viejos; tratan sobre el Diosdehace cien aos, nosobre el Dios de hoy. "Pero Dios no cambia, Loshombres, sin embargo, s.ALDOUSHUXLEY, Un mundofelizNosencontramos en plena y rapdisima revolucinmultimedia. Un proceso que tiene numerosas ramifi-caciones (Internet, ordenadorespersonales, ciberes-pacio) y que, sin embargo, se caracteriza por un comndenominador: tele-uer, y, como consecuencia, nuestrovdeo-vivir. En este libro centraremos nuestra atencinen latelevisin, y la tesis de fondo es que el vdeo esttransformando al hamo sapiens, producto de la culturaescrita, en unhamo videns para el cual lapalabra estdestronada por la imagen. Todo acaba siendo visualiza-do. Pero qu sucede con lo no visualizable(que es lamayor parte)? As, mientras nos preocupamos de quincontrola los medios de comunicacin, no nos percata-mos de que es el instrumento en s mismo y por s mis-mo lo que se nos ha escapado de las manos.Lamentamos el hecho de que latelevisin estimulela violencia, y tambin de queinformepoco y mal, obien de que sea culturalmente regresiva(como ha es-crito Habermas). Esto es verdad. Pero es an ms cier-to y an ms importante entender que elacto de tele-ver est cambiando lanaturaleza del hombre. Estoesel porro unum, lo esencial, que hasta hoy da ha pasadoinadvertido a nuestra atencin. Y,sinembargo, es bas-tante evidente que el mundo en el que vivimosse apo-11HOMOVIDENSya sobre los frgiles hombros delvdeo-nio: un no-vsimo ejemplar de ser humano educado en el tele-ver-delante de un televisor-incluso antes de saber leery escribir.Enla primera parte deeste libro meocupo y preocupo dela primaca de la imagen, es decir, dela preponderancia de 10vi-siblesobre 10 inteligible, 10cualnos llevaa un ver sinenten-der. Yes sta la premisa fundamental con la cual examino su-cesivamente la vdeo-poltica, y el poder poltico de latelevisin. Peroa10 largode esterecorridomi atencinseconcentra en lapaidea, enelcrecimiento del vdeo-nio, enlos procesos formadores de la opinin pblica y en cuanto sa-ber pasa, y no pasa, a travs delos canales de la comunicacinde masas. El mscustico en esta cuestin es Baudrillard:Lainformacin, en lugar detransformar la masa en energa, pro-duce todava ms masa. Es cierto que la televisin, a diferen-cia de los de comunicacin que la han precedi-do(hasta la radio),destruye mssaber y msentendimientodel que transmite.Quede, pues, claro: ataco al homo videns, pero no mehagoilusiones. Nopretendo frenarlaedadmultime-dia. Sperfectamentequeenunperiododetiemponodemasiadolargo unamayora delapoblacindelos pases opulentos tendr en casa, adems de la tele-visin, unmini-ordenador conectadoa Internet. Estedesarrollo es inevitable y, en ltimo extremo, til; peroes til siempre que no desemboquemos en lavida in-til, en un modo de vivir queconsista slo en matar eltiempo. Aspues, nopretendodetenerloinevitable.Sinembargo, espero poder asustar losuficientealospadres sobre lo que podra sucederle a su vdeo-nio,para que as lleguen a ser padres ms responsables. Es-pero quelaescuela abandonelamala pedagoga y ladegradacin en la que ha cado. y, por tanto, tengo fe12GOVANN SARTORIen una escuela apta para oponerse a ese postpensamientoqueella misma est ayudando acrear. Tengo laespe-ranza de que los peridicos sean mejores y, a la postre,quelatelevisintambin losea. Y adems, aunquelama fuera una batalla perdida de antemano, no me im-porta. ComodecaGuillermo d'Orange, point n'estbesoin d'sprer pour entreprendre, ni de russir pourpersvrer, no es necesario esperar para emprender,ni lograr para perseverar.13PREFACIOA LA SEGUNDAEDICIN ITALIANAEnesta nueva edicin he profundizado an ms en elpunto central de mi discurso: el hecho de que la televi-sinmodifica radicalmente yempobreceel aparatocognoscitivo del homo sapiens. Loscrticos han contra-puesto a esta tesis de fondo un finde non rcevoir, es de-cir, que no era original, que era algo yavisto. De ver-dad? Dnde? Siempre es cmodo encontrar autores ycitas que apoyen nuestras teoras. A la espera de ello, lacuestin es si mi tesis es errnea. Sea original o no, esverdadero o falsoque el hombre vdeo-formado se haconvertido en alguien incapaz de comprender abstrac-ciones, de entender conceptos?Es lgico que se me acuse tambin de ser apocalpti-co, pero sta es una crtica de rigor que no me impre-siona. Si lascosas vanmal, digosindemasiadosalo-monismo que van mal; tal vez exagero un poco, peroes porque la ma quiere ser una profeca que se auto-destruye, lo suficientemente pesimista como para asus-tar e inducir a la cautela. Yel hecho de que la primeraedicin de este pequeo libro se haya agotado ensegui-da, me incita a esperar. Quiz significa que ha saltadola alarma y que el problema se ha hecho sentir.Nueva York, enero de1998.17HOMOVIDENSLAPRIMACADE lAIMAGEN1. HOMOSAPIENSHomo sapiens:deeste modoclasificaba Lnneoa laespecie humana en suSistema de la Naturaleza, de 1758.Fisiolgicamente, el homo sapiensno posee nada que lohaga nico entre los primates(el gnero al que perte-nece la especie de la raza humana). Lo que hace nicoal homosapienses su capacidad simblica; lo que indujoa Ernst Cassirer a definir al hombre como unanimalsimblico. Cassirer lo explica as:El hombre no vive en un universo puramente fsico sino enununiversosimblico. Lengua, mito, arte y religin[... ] sonlos diversos hilos que componen el tejido simblico[...]. Cual-quier progreso humano en el campo del pensamiento y de laexperiencia refuerza este tejido [...]. La definicin del hombrecomo animal racional no ha perdido nada desu valor [... ] peroes fcil observar que esta definicin es una parte del total. Por-que al lado del lenguaje conceptual hay un lenguaje del senti-miento, aliado del lenguaje lgico o cientfico est el lenguajede la imaginacin potica. Al principio, el lenguaje no expre-sapensamientosoideas, sinosentimientosyafectos. (1948,pgs. 47-49)23HOMOVIDENSAs pues, la expresin animal symbolicumcomprendetodas las formas de la vida cultural del hombre. Y la ca-pacidad simblica de los seres humanos se despliega enel lenguaje, enlacapacidaddecomunicarmedianteuna articulacin de sonidos y signos significantes, pro-vistos de significado. Actualmente, hablamos de lengua-jes enplural,portanto, delenguajes cuyosignificanteno es la palabra: por ejemplo, el lenguaje del cine, de lasartesfigurativas, delasemociones, etctera. Perostassonacepciones metafricas. Puesel lenguajeesencialquedeverdadcaracteriza einstituyeal hombrecomoanimal simblico eslenguaje-palabra, el lenguaje denuestra habla. Digamos, por tanto, que el hombre es unanimal parlante, unanimalloquax que continuamenteest hablando consigo mismo(Cassirer, 1948, pg. 47)y questa eslacaracterstica quelodistingueradical-mente de cualquier especie de ser viviente l.A esto se podra replicar que los animales tambin co-munican con un lenguaje propio. S, pero no del todo. Elllamado lenguaje animal transmite seales. Y la diferen-cia fundamental es que el hombre posee un lenguaje ca-paz de hablar de s mismo. El hombre reflexiona sobre loque dice. Y no slo el comunicar, sino tambin el pensar yel conocer que caracterizan al hombre como animal sim-blico se construyen en lenguaje y conel lenguaje, El len-1 Gehlen(1990, pgs. 91-92) indica una discontinuidad diferenteentre el hombre y el animal: el animal[...] no ve lo que no debellegar a la percepcin como algo vitalmente importante, como esel casodeseales queindicanqueestnante unenemigo, unapresa, el otrosexo[... ]. El hombre, encambio, est expuestoaunainvasin de excitaciones, a una riqueza de lo "perceptible". Es-to es verdad, pero a m me parece que la ptica simblico-lings-tica de Cassirer es mucho msimportante que la ptica antropo-lgico-cultural de Gehlen. Hay que aclarar que se trata de puntosde vista complementarios.24GIOVANNI SARTORIguaje no es slo un instrumento del comunicar, sino tam-bin del pensar 2. y el pensar no necesita del ver. Un ciegoest obstaculizado, en su pensar, por el hecho de que nopuede leer y, por tanto, tiene un menor soporte del saberescrito, pero no por el hecho de que no ve las cosas en lasque piensa. A decir verdad, las cosas en las que pensamosno las ve ni siquiera el que puede ver: no son visibles.Las civilizaciones se desarrollan con la escritura, yeseltrnsito de la comunicacin oral a la palabra escritaloque desarrolla una civilizacin(cfr. Havelock, 1973).Pero hasta la invencin de la imprenta, la cultura de to-da sociedad se fundamenta principalmente en latrans-misin oral. Hasta que los textos escritos son reproduci-dos a mano por amanuenses, no se podr hablar an delhombre que lee. Leer, y tener algo que leer, fuehastafinales del siglo xv un privilegio de poqusimos doctos.El homosapiensque multiplica el propio saber es, pues, elllamado hombre deGutenberg.Es cierto que laBibliaimpresa por Gutenberg entre 1452 y 1455 tuvo una tira-da (que para nosotros hoyes risible) de 200 copias. Peroaquellas 200 copias se podan reimprimir. Se haba pro-ducido el salto tecnolgico. As pues, es con Gutenbergcon quien la transmisin escrita de la cultura se convier-te en algo potencialmente accesible a todos.El progresodelareproduccinimpresa fuelentopero constante, y culmina -entre los siglos XVIII YXIX-con lallegada del peridico que se imprime todos losdas, el diario3. Almismotiempo, desdemediados2 Es una tesis que desarrollo en La poltica (1979), especialmenteenlas pgs. 23-26, donde afirmo que pensar esonomatologa,logosconstruido en palabras y mediante palabras.3 Obsrvese que tambin el peridico se compona manualmentehasta la invencin de la linotipia (que funda los caracteres en plomo25HOMOVIDENSdelXIX en adelante comienza un nuevo y diferente ci-clo de avances tecnolgicos. En primer lugar, la inven-cin del telgrafo, despus la del telfono(de Alexan-der Graham Bell). Con estos dos inventos desaparecala distancia y empezaba la era de las comunicaciones in-mediatas. Laradio, quetambineliminaba distancias,aade un nuevo elemento: una voz fcil de difundir entodas las casas. La radio es el primer gran difusor de co-municaciones; peroundifusor quenomenoscabalanaturaleza simblica del hombre. Ya que, como la radiohabla, difunde siempre cosas dichas con palabras. Demodo que libros, peridicos, telfono, radio son todosellos -en concordancia- elementos portadores de co-municacin lingstica.La ruptura se produce a mediados de nuestro siglo,con la llegada del televisor y de la televisin 4.Latelevisin -como su propio nombre indica- esver desde lejos (tele), es decir, llevar ante los ojos deunpblico deespectadorescosas quepuedanver encualquier sitio, desde cualquier lugar y distancia. Yenla televisin el hecho de ver prevalece sobre el hecho dehablar, en el sentido de que la voz del medio, o de unhablante, es secundaria, est en funcindelaimagen,comenta la imagen. y, como consecuencia, eltelespec-tador es ms un animalvidente que un animal simbli-co. Para l lascosas representadas en imgenes cuen-tan y pesanmsquelascosasdichasconpalabras.Ylquido)que no se produjo hasta 1884, y que permita componer6.000caracteres por hora(frente a los1.400 dela composicin amano).4 Utilizotelevisinytelevisor, indistintamente, para indicarque la relacin entre el televisor-mquina y el televidente es estre-chsima. El televisor, por as decirlo, entra dentro del televidenteylo plasma.26GOVANNISARTORIestoes un cambioradical dedireccin, porque mien-tras que la capacidad simblica distancia al homosapiensdel animal, el hecho de ver lo acerca a sus capacidadesancestrales, algneroalquepertenece laespecie delhomosapiens.272. EL PROGRESO TECNOLGICOTodo progreso tecnolgico, en el momento de su apa-ricin, ha sidotemidoeinclusorechazado. Y sabemosque cualquier innovacin molesta porque cambia los r-denes constituidos. Pero no podemos, ni debemos gene-ralizar. El invento ms protestado fue, histricamente, eldela mquina, la mquina industrial. La aparicin de lamquina provoc un miedo profundo porque, segn sedeca, sustitua al hombre. Durante dos siglos esto no hasido cierto. Pero era verdadentonces, y siguesindoloahora, que el coste humano dela primera revolucin in-dustrial fue terrible. Aunque la mquina era imparable, ya pesar de todos los inmensos beneficios que ha produci-do, an hoy las crticas a la civilizacindela mquina serelacionan con verdaderos problemas.En comparacin con larevolucin industrial, la in-vencin de la imprenta y el progreso de las comunicacio-nesnohanencontradohostilidadesrelevantes; porelcontrario, siempre se han aplaudido y casi siempre hangozado de eufricas previsiones 5. Cuando apareci el5 Entre las escasas voces contrarias, recuerdo a Squarciafico, un li-terato, que se opona a la cantidad delibros que se podan hacer29HOMOVlDENSperidico, el telgrafo, el telfono y la radio (dejo en sus-penso el caso de la televisin)la mayora les dio la bien-venida comoprogresosfavorables para la difusin deinformacin, ideas y cultura 6.En este contexto, las objeciones y los temores no hanatacado a los instrumentos, sino a su contenido. El casoemblemtico deesta resistencia -repito, no contra lacomunicacin sino contra lo que se comunicaba- fueel caso de la Gran Enciclopedia.La Encyclopdie de Diderot (cuyo primer tomo apare-cien1751)fueprohibida e incluida en el ndice en1759, con el argumento de que esconda una conspira-cinparadestruirla religiny debilitarlaautoridaddel Estado. El papa Clemente XII lleg a decretar quetodosloscatlicosqueposeyeranejemplaresdebandrselos a un sacerdote para que los quemaran, so penade excomunin. Pero a pesar de esta excomunin y delgran tamao y el coste de la obra (28 volmenes infolio,realizados an a mano), se imprimieron, entre1751y1789, cerca de24.000 copias dela Encyclopdie, un n-mero realmentecolosal para lapoca.El progreso delosilustrados fueincontenible.Y si nodebemoscon-fundir nunca el instrumento con sus mensajes, los me-conlaimprentaporquedebilitabalamemoriayla mente. Enaquel momento, esta objecin no tuvofuerza alguna. Pero hoy es-t adquiriendo la forma de una verdad.6 Huboalgunasreservassobrelosperidicos.Y nosinrazn, yaque a finales del sigloXVIII y durante el XIX numerosos peridicoseran realmente simples papeluchos. Cuando ThomasJeffersonfinaliz su experiencia como presidente de Estados Unidos, le es-cribi estas palabras a unamigo: Nopodemos creer nada deloque se lee en un peridico. La misma nocin de verdad resulta sos-pechosa cuando est inmersa en ese transmisor de polucin. Tam-bin hoy losllamadostabloidesnocontienen informacin algunadigna de ese nombre.30GOVANN SARTORIdios de comunicacin con los contenidos que comuni-can, el nexo es ste: sinel instrumento de la imprentanos hubiramos quedado sin Encyplopdie y,por tanto,sin Ilustracin.Volvamos a la instrumentalizacin. Inclusocuandoun progreso tecnolgico no suscita temores importan-tes, todoinvento da lugar aprevisiones sobre susefec-tos, sobre las consecuencias que producir. No es ciertoque la tecnologa de las comunicaciones haya suscitadoprevisiones catastrficas(ms bien ha sucedido lo con-trario); peroes verdadqueconfrecuencia, nuestrasprevisiones no han sido muy acertadas en este sentido:pues loque ha sucedido no estaba previsto. Tomemosel caso de lainvencin del telgrafo. Elproblema quenadie advirti a tiempo era que el telgrafo atribua unformidable monopolio sobre las informaciones a quieninstalaba primero los cables. De hecho, en Estados Uni-dos, la Westem Union(monopolio del servicio telegr-fico) y la Associated Press(la primera agencia denoti-cias) seconvirtieronenseguida enaliadosnaturales;yestaalianzaprefabricaba, poras decirlo, los peridi-cos, porqueeralaAssociatedPresslaqueestablecacules eran las noticias que haba que dar, y era la Wes-tern Union la que haca llegar el noticiario a una veloci-dadincreble. De mododiligente e inesperadoesteproblemaseresolvieoipso porel telfono: uncablems que, sin embargo, permita a cada usuario comuni-car lo que quera.Tambin laradio ha tenido efectos secundarios noprevistos: por ejemplo, lamusicalizacin de nuestravida cotidiana (adems del gran lanzamiento de depor-tesque podanser narrados, comoel ftbol). Ylatelevisin? Hemos llegado al punto importante.Hasta la llegada de la televisin a mediados de nues-31HOMOVlDENStro siglo, la accin de ver del hombre se haba desarro-llado en dos direcciones: sabamos engrandecer lo mspequeo(con elmicroscopio), y sabamos ver a lole-jos(con el binculo y an mscon el telescopio).Perola televisin nos permiteverlo todo sintener que mover-nos: lo visible nos llega a casa, prcticamente gratis, des-decualquier lugar. Sinembargonoera suficiente. Enpocas dcadas el progreso tecnolgico nos ha sumergi-do enla edad ciberntica 7, desbancando -segndi-cen- a la televisin. En efecto hemos pasado, o estamospasando, a una edad multimedia en la cual, como sunombre indica, los medios de comunicacin son nume-rosos y la televisin ha dejado de ser la reina de esta mul-timedialidad 8. El nuevo soberanoes ahorael ordena-dor. Porque el ordenador(y con lla digitalizacin detodos los medios)no slo unifica la palabra, el sonido ylasimgenes, sinoqueademsintroduceenlos visi-bles realidades simuladas, realidades virtuales.Pero no acumulemos demasiadas cosas. Ladiferen-cia en la que debemos detenernos es que los medios vi-sibles en cuestin son dos, y que son muy diferentes. Latelevisin nos muestra imgenes decosas reales, es foto-grafia y cinematografia de lo que existe. Por el contrario,7El trminociberntica fue acuadopor Norbert Wiener paradenominar el control y la comunicacin en el animal y en la m-quina(es elttulo de sulibro de1948). Esencialmente, la ciber-ntica de Wiener trata de losmensajes de rdenesque el hom-bredaalamquina, perotambinlos quelamquina daalamquina y los questa ledevuelvealhombre. El significado eti-molgico deciberntica esarte del piloto; pero lospilotos encuestin son ahora los circuitos de rdenes y de control en las m-quinas electrnicas.8Pormultimedialidadseentiendeconceptualmentelaunifica-cin en un solo medio de la palabra escrita y hablada, adems delsonido y la imagen.32GOVANNI SARTORIel ordenador ciberntico (para condensar la idea en dospalabras)nos ensea imgenes imaginarias. La llamadarealidad virtual es una irrealidadque se ha creado con laimagen y que es realidad slo en la pantalla. Lo virtual,las simulaciones amplan desmesuradamente las posibi-lidades de lo real; pero no son realidades.333. ELVDEO-NIOAs pues, el cambio de agujas se ha producido por elhecho de informarse viendo. Este cambio empieza con latelevisin. Por tanto, comienzo tambin yo por tele-ver,Sean cuales sean losdesarrollos virtuales del vdeo-verposteriores a la televisin (vid. infra, pgs. 53 y sigs.) , es latelevisin la que modifica primero, y fundamentalmen-te, la naturaleza misma de la comunicacin, pues la tras-lada del contexto de la palabra (impresa o radiotransmi-tida)al contexto de la imagen. La diferencia es radical.La palabra es unsmbolo queseresuelve en loquesignifica, en lo que nos hace entender. Yentendemos lapalabra slo si podemos, es decir, si conocemos la len-gua a la que pertenece; en caso contrario, es letra muer-ta, un signo o un sonido cualquiera. Por el contrario, laimagen es puraysimple representacin visual. La imagense ve yeso es suficiente; y para verla basta con poseer elsentido de la vista, basta con no ser ciegos. La imagenno se ve en chino, rabe o ingls; como ya he dicho, seve y es suficiente.Est claro, pues, que el caso de la televisin no pue-de ser tratado por analoga, esdecir, como si latelevi-sin fuera una prolongacin y una mera ampliacin de35HOMOVIDENSlos instrumentos de comunicacin que la han precedi-do. Con la televisin, nos aventuramos en una novedadradicalmente nueva. La televisin no es un anexo; es so-bre todo una sustitucin que modifica sustancialmentela relacin entre entender y ver. Hasta hoy da, el mun-do, losacontecimientosdelmundo, senosrelataban(por escrito); actualmente se nos muestran, y elrelato(su explicacin) est prcticamente slo en funcin delas imgenes que aparecen en la pantalla.Si esto es verdad, podemos deducir que latelevisinest produciendo una permutacin, una metamorfosis,que revierte en la naturaleza misma del homo sapiens. Latelevisin noes slo instrumento decomunicacin; estambin, a la vez, paideio", un instrumento antropoge-ntico, unmedium que genera un nuevonthropos, unnuevo tipo de ser humano.sta es latesis, o si se prefiere la hiptesis, en la quese centra todo el libro, y sobre la cual obviamente volve-rcon frecuencia. Una tesis que se fundamenta, comopremisa, en el puro y simple hecho de que nuestros ni-osvenla televisindurantehorasyhoras, antesdeaprender a leer y escribir 10.9 Paidea, de origen griego, denomina el proceso de formacin deladolescente(pais,paids). Ensu ya clsico estudio Werner Jaeger(1946) extiende el significado del trmino a toda la formacin delhombre.10 La televisin sustituye a lababy siuer (es ella la primera en encen-der la televisin) y, por tanto, el nio empieza a ver programas paraadultos a los tres aos. Segn una reciente investigacin del ISTAT(Istituto Centrale di Statistica), en Italia el 95 por ciento de los niosentre lostresy losdiezaos -son casi cuatro millones y medio-ven la televisin casi todos los das. Otros datos indican que los niositalianos entre los cuatro ylos siete aos ven la televisin durante doshoras y media al da (con un 19 por ciento que llega incluso a las cin-co o seis horas cotidianas). EnEstados Unidos la media asciende a36GIOVANNI SARTORICuriosamente, se ataca esta exposicin porque sobretodo(segn se dice) habita al nio a la violencia, y lohace de adulto ms violento 11. Digocuriosamente por-que aqu un detalle del problema lo sustituye y esconde.El argumento de que un nio de menos de tres aos noentiende lo que est viendo y, por tanto,absorbe conmsraznla violencia como un modelo excitante y talvez triunfador de vida adulta, seguramente es cierto, pe-ro por qu limitarlo a la violencia? Por encima de todo, laverdad es que la televisin es la primera escuela del nio(la escuela divertida que precede a la escuela aburrida);yel nio es un animal simblico que recibe su imprint, suimpronta educacional, en imgenes de un mundo cen-trado en el hecho de ver. Enesta paidea, la predisposi-cin a la violencia es, deca, slo un detalle del problema.El problema es que el nio es una esponja que registra yabsorbe indiscriminadamente todo lo que ve (ya que noposee an capacidad dediscriminacin). Por el contra-rio, desde el otro punto de vista, el nio formado en laimagen se reduce a ser un hombre queno lee, y, por tan-to, la mayora de las veces, es un ser reblandecido por latelevisin, adicto de por vida a los videojuegos.Al principio fue la palabra: as dice el Evangelio deJuan. Hoy se tendra que decir que al principio fue laimagen. Ycon la imagen que destrona a la palabra seasedia a una culturajuvenil descrita perfectamente porAlberoni (1997):tres horas al da para los nios que no van an a la escuela y a cincohoras diarias para los muchachos entre seis y doce aos.11 Segn los clculos de un profesor americano, si no hubiera tele-visin en Estados Unidos habra 10.000 asesinatos y 700.000 agre-siones menos al ao. El clculo tal vez no sea defiar, pero esta in-fluencia es real.Sobre televisin y violencia vid. Salemo, 1996.37HOMOVlDEN5Los jvenes caminan en el mundo adulto de la escuela, delEstado[...]de laprofesincomoclandestinos. Enlaescuela,escuchan perezosamente lecciones [...] que enseguida olvidan.No leen peridicos [...]. Se parapetan en su habitacin con car-teles de sus hroes, ven sus propios espectculos, caminan porla calle inmersos en sumsica. Despiertan slo cuando se en-cuentran en la discoteca por la noche, que es el momento en elque, por fin, saborean la ebriedad de apiarse unos con otros, lafortuna de existir como un nico cuerpo colectivo danzante 12.No podra describir mejor al vdeo-nio, es decir, elnio que ha crecido ante un televisor.Este nio se con-viertealgnda enadulto?Naturalmenteques, alafuerza. Pero se trata siempre de un adulto sordo de porvida a los estmulos de la lectura ydel saber transmitidospor la cultura escrita. Los estmulos ante los cuales res-ponde cuando es adulto son casi exclusivamente audio-visuales. Por tanto, el vdeo-nio no crece mucho ms.A lostreinta aos es un adulto empobrecido, educadopor el mensaje: la cultura, qu rollazo, de Ambra An-giolini (l'enfan: prodige que animaba las vacaciones televi-sivas) , es, pues, un adulto marcado durante toda su vidapor una atrofia cultural.El trmino cultura posee dos significados. En su acep-cin antropolgica y sociolgica quiere decir quetodoser humano vive en la esfera de su cultura. Si el hombrees, como es, un animalsimblico, deello derivaeoipso12 El nexo entre culturajuvenil y msica rock lo ha explicado congran agudeza ABanBloom(1987, pgs. 68-81), queobserva quecon el rock, el hecho de estar reunidos consiste en la ilusin detener sensaciones comunes, el contacto fsico y las frmulas emiti-dasa las que se les supone un significado que supera la palabra(pg. 75).38GIOVANNI SARTORIque vive en uncontexto coordinado de valores, creen-cias, conceptos y, endefinitiva, desimbolizaciones queconstituyen la cultura. As pues, en esta acepcin genri-catambin el hombre primitivo oel analfabeto poseencultura. Yes en este sentido en el que hoy hablamos, porejemplo, de una cultura del ocio, una cultura de la ima-gen y una culturajuvenil. Pero cultura es adems sinni-modesaber:una persona culta es una personaquesabe, que ha hecho buenas lecturas o que, en todo caso,est bien informada. En esta acepcin restringida y apre-ciativa, la cultura es de los cultos, no de los ignorantes.yste es el sentido que nos permite hablar(sincontra-dicciones) de unacultura delaincultura y asimismode atrofia y pobreza cultural.Es cierto quelas sociedades siempre han sido plas-madas por la naturaleza de los medios de comunicacinmediante los cuales comunican ms que por el conteni-do de la comunicacin. El alfabeto, por ejemplo, es unatecnologa absorbida por el nio [...] mediante smosis,por llamarlo as(McLuhan y Fiore, 1967, pg. 1). Perono es verdad que el alfabeto y la prensa hayan promovi-dounproceso defragmentacin, deespecializacin yde alejamiento [mientras que] la tecnologa electrnicapromueve la unificacin y la inmersin (ibdem.)Si aca-so es verdad lo contrario 13.Ni siquiera estas considera-ciones pueden demostrar superioridad alguna de la cul-tura audio-visual sobre la cultura escrita.13 Sobre todo cuando se llega (vid. infra, pgs. 53-61) a la descom-posicin digital (binaria)delos mensajes. Porque la digitalizacines un formidable instrumento dedescomposicin-recomposicinquerealmentefragmentatodo. Parael hombredigigeneracio-nal (el hombre de cultura digital)ya no existe una realidad quese sostenga. Para l cualquier conjunto de cosas puede ser mani-pulado y mezclado ad libitum, a su gusto, de miles de formas.39HOMOVlDENSEl mensaje con el cual la nueva cultura se recomien-da y se auto-elogia es que la cultura del libro es de unospocos -es elitista-, mientras que la cultura audio-vi-suales de la mayora. Pero el nmero de beneficiarios-sean minora o mayora- no altera la naturaleza niel valor de una cultura. Ysi el coste de una cultura de to-dos es el desclasamiento en una subcultura que es ade-ms -cualitativamente- incultura(ignorancia cul-tural), entonces la operacin representa solamente unaprdida. Es tal vez mejor que todos seamos incultos aque haya unos pocos cultos?Queremos una cultura enla que nadie sepa nada? En definitiva, si el maestro sabems que el alumno, tenemos que matar al maestro; y elque no razona de este modo es un elitista. Esta es la l-gica de quien carece de lgica.404. PROGRESOSy REGRESIONESDamos por descontado quetodoprogresotecnol-gico es, por definicin, un progreso. S y no. Depende dequ entendamos por progreso. Por s mismo, progresares slo ir hacia delante y esto comporta un crecimien-to. Yno est claro que este aumento tenga que ser posi-tivo. Tambin de un tumor podemos decir que crece, yen este caso lo que aumenta es un mal, una enfermedad.Ennumerosos contextos, pues, la nocinde progresoes neutra. Pero con respecto a la progresin de la histo-ria, la nocin de progreso es positiva. Para la Ilustracin,y anhoyparanosotros, progresosignificauncreci-miento de la civilizacin, un avance hacia algo mejor, esdecir, una mejora. Ycuando la televisin se define comoun progreso, se sobreentiende que se trata de un creci-miento bueno.Pero atencin: aqu no estamos hablando del progre-so de la televisin (de su crecimiento), sino de una tele-visinque produceprogreso. Yuna segunda adverten-cia:unamejora queseaslocuantitativanoesporsmisma una mejora; es solamente una extensin, un ma-yor tamao o penetracin. El progreso de una epidemiay, portanto, sudifusin, noes -por as decirlo- un41HOMOVlDENSprogreso que ayuda al progreso. La advertencia es, pues,que un aumento cuantitativo no mejora nada si no estacompaado de un progreso sustancial. Lo que equiva-le a decir que un aumento cuantitativo no es un progre-so cualitativo y, por tanto, un progreso en sentido positi-vo y apreciativo del trmino. Ymientras que un progresocualitativo puede prescindir del aumento cuantitativo(es decir, quedar en el mbito de lo poco numeroso), locontrario no es cierto: la difusin en extensin de algose considera progreso slo si el contenido de esa difu-sin es positivo, o al menos no da prdidas, si no est yaen prdidas.Una vez aclarada esta premisa, la pregunta es: en qusentido la televisin es progresiva, en cuanto que me-jora unestadodecosasyapreexistentes?Esunapre-gunta a la que debemos responder haciendo una distin-cin. Latelevisinbeneficia y perjudica, ayuda y hacedao. No debe ser exaltada en bloque,perotampocopuede ser condenada indiscriminadamente.En lneas generales(lo iremos viendo detalladamen-te)es cierto que la televisin entretiene y divierte: el homoludens, el hombre como animal que goza, que le encan-tajugar, nunca ha estado tan satisfecho y gratificado entoda su historia. Pero este dato positivo concierne a latelevisinespectculo. Noobstante, si latelevisintransformatodoenespectculo, entonces lavalora-cin cambia.Una segunda generalizacin: es verdad que la televi-sin estimula. En parte ya lo ha hecho la radio; peroelefecto estimulante de latelevisin es dinmico y di-ferente. Despertar con la palabra(la radio)es algo in-significante respectoa un despertar producido por lavisin de todo el mundo, lo que, en potencia, podemosver en cualquier casa. Hasta el siglo xx, lastres cuartas42GIOVANNJ SARTORIpartes de los seres vivos estaban aislados y adormecidosen sus pueblos (como mximo en pequeas ciudades).Ahora a todos nosotros, casi seis mil millones de perso-nas, nos despiertan o nos pueden despertar. Es un mo-vimiento colosal, del cual an no podemos sopesar el im-presionante impacto. De momento, en cualquier caso,es seguro que un despertar es apertura hacia el progre-soenlaacepcinilustradadel trmino. Peroporelcontrario, es tambin seguro que frente a estos progre-sos hay una regresin fundamental: el empobrecimien-to de la capacidad de entender.435. EL EMPOBRECIMIENTO DE LA CAPACIDAD DE ENTENDERElhomo sapiens-volvemos a l- debe todo su sabery todo el avance de su entendimiento a sucapacidad deabstraccin. Sabemos quelaspalabras quearticulanellenguajehumanosonsmbolosqueevocantambinrepresentaciones y, por tanto, llevan a la mente figu-ras, imgenes de cosas visibles y que hemos visto. Peroesto sucede slo con los nombres propios y con las pa-labras concretas(lo digo de este modo para que la ex-posicin sea ms simple), es decir, palabras como casa,cama, mesa, carne, automvil, gato, mujer, etctera,nuestro vocabulario de orden prctico 14.Deotromodo, casi todonuestrovocabulariocog-noscitivo y terico consiste en palabras abstractas que notienen ningn correlato en cosas visibles, y cuyosignifi-cadonosepuedetrasladar ni traducirenimgenes.Ciudad es todava algo que podemos ver; pero no nos14 Enlgica a las palabras concretas se les llama denotativas: pa-labras que existen para cosas(observables) que denotan.El con-tenidosignificantedelas palabrases, encambio, su connota-cin. Lareformulacintcnica delacuestinesquetodaslaspalabras connotan, pero que no todas las palabras denotan.45HOMOVIDENSes posible ver nacin, Estado, soberana, democracia, re-presentacin, burocracia, etctera;son conceptos abs-tractoselaboradosporprocesosmentalesdeabstrac-cinqueestnconstruidospornuestramentecomoentidades. Los conceptos dejusticia, legitimidad, legali-dad, libertad, igualdad, derecho(y derechos) sonasi-mismo abstracciones no visibles. Yan hay ms, pala-bras comoparo, inteligencia, felicidad sontambinpalabras abstractas. Y toda nuestra capacidad deadmi-nistrar la realidad poltica, social y econmica en la quevivimos, y a la que se somete la naturaleza del hombre,sefundamentaexclusivamenteenunpensamiento con-ceptualque representa -para el ojo desnudo- entida-des invisibles e inexistentes. Los llamados primitivosson tales porque -fbulas aparte- en su lenguaje des-tacan palabras concretas: lo cual garantiza la comunica-cin, peroescasacapacidadcientfico-cognoscitiva. Yde hecho, durante milenios los primitivos no se movie-rondesuspequeasaldeasy organizacionestribales.Por el contrario, lospueblos seconsideranavanzadosporquehanadquirido unlenguajeabstracto -queesadems un lenguaje construido en la lgica- que per-mite el conocimiento analtico-cientfico.Algunaspalabrasabstractas -algunas, no todas-son encierto modotraducibles enimgenes, pero setrata siempre de traducciones que son slo un suced-neoinfiely empobrecidodel conceptoqueintentanvisibilizar. Por ejemplo, eldesempleo setraduce enla imagen del desempleado; la felicidad en la fotogra-fa de un rostro que expresa alegra; la libertad nos re-mite a una persona que sale de la crcel. Incluso pode-mos ilustrar la palabra igualdad mostrando dos pelotasde billar y diciendo: he aqu objetos iguales, obienrepresentar la palabra inteligencia mediante la imagen46GIOVANNI SARTORIde un cerebro. Sin embargo, todo ello son slo distor-siones de esos conceptos en cuestin; y las posibles tra-ducciones que he sugerido no traducen prcticamentenada. La imagen de un hombre sin trabajo no nos llevaa comprender en modo algunola causa del desempleoy cmo resolverlo. De igual manera,el hecho de mos-trar a un detenido que abandona la crcel no nos expli-ca la libertad, al igual que la figura de un pobre no nosexplica la pobreza, ni la imagen de un enfermo nos haceentender queslaenfermedad.As pues, ensntesis,todo el saber delhomo sapiens se desarrolla en la esferade un mundus intelligibilis (de conceptos y de concepcio-nes mentales) que no es en modo alguno elmundus sen-sibilis, elmundopercibido por nuestrossentidos. Y lacuestin es sta: la televisin invierte la evolucin de losensible en inteligible y loconvierte en el ictuoculi, enunregresoal puro y simpleacto de ver. Latelevisinproduce imgenes yanula los conceptos, yde este modoatrofia nuestra capacidad de abstraccin y con ella todanuestra capacidad de entender 15.Para el sensismo (una doctrina epistemolgica aban-donada por todo el mundo, desde hace tiempo) las ideasson calcos derivados de las experiencias sensibles. Peroes al revs. La idea, escriba Kant, es un concepto necesa-rio de la razn al cual no puede ser dado en los sentidosningn objeto adecuado(kongruirender Gegenstandi16.Por tanto, lo que nosotros vernos o percibimos concreta-15 Gad Lerner (1997)escribe que reconocer la llegada dela ima-gen televisiva modifica la capacidad de abstraccin, no implica quela bloquea. Tal vez no, pero me gustara disponer de un ejemploconcreto. Cules son las abstracciones alternativas del saber anal-tico-cientfico que funda la civilizacin occidental y su tecnologa?16 Critica de la razn pura, Dialctica trascendental, libro 1, par. 2.47HOMOVIDENSmente no produceideas, pero se insiere en ideas(oconceptos) que lo encuadran y losignifican 17. Ystees el proceso que se atrofia cuando el homosapienses su-plantado por el homovidens. En este ltimo, el lenguajeconceptual (abstracto)es sustituido por el lenguaje per-ceptivo (concreto) que es infinitamente ms pobre: mspobre no slo en cuanto a palabras (al nmero de pala-bras) , sino sobre todo en cuanto a la riqueza de signifi-cado, es decir, de capacidad connotativa.17 Sobre esta premisa ha sido elaborada sucesivamente la psicolo-gade laforma (Gestalt)delacualhemosaprendido -experi-mentalmente- que nuestras percepciones no son nunca reflejoso calcos inmediatos de lo que observamos, sino reconstruccionesmentales enmarcadasde lo observado.486. CONTRA-DEDUCCIONESLa acusacin es grave. Yuno de mis intentos de expo-nerla en toda su gravedad es ver de qu modo los acusa-dos -sean vdeo-defensores o multimedialistas- la sa-ben rebatir.La respuesta ritual es que todo hallazgo tecnolgicose ha topado con inquisidores que siempre se han equi-vocado. Pero ya hemos visto que esta respuesta es falsa 18.Quin maldijo elinvento dela imprenta?Quin hacondenado el telgrafo y el telfono? Lainvencin dela radiodeslumbratodos. Responderinvocandoainexistentes satanizadores es, pues, una respuesta vacaque evade el problema propuesto.18 Si ha habido errores de previsin clamorosos, stos no han sidoerrores en cuanto a la condena, sino en cuanto a lo factible de loshechos. Por ejemplo, Poincar, granfsicofrancs, considerabaimposible en 1905 que las ondas de radio se propagaran ms allde 300 kilmetros, exactamente mientras Marconi estaba a puntode enviar suseal de radiodesdeCornualles en Inglaterra hastaTerranova, en Canad.TambinHerz, el descubridor de las on-das de la radio, neg durante toda su vida la posibilidad de un te-lfono sincables. Pero stos son errores de previsin tcnica, node catastrofismo.49HOMO VlDENSUna segunda respuesta es que loinevitable es acep-tado. Estoy de acuerdo: la llegada de la televisin y des-pus de la tecnologamultimediaes absolutamenteinevitable. Pero por el hecho de ser inevitable no debeaceptarse a ciegas. Una de las consecuencias imprevis-tas de la sociedad industrial ha sido la polucin, la into-xicacin del aire y del ambiente. Yla polucin es algoinevitable que estamos combatiendo. Del mismo modo,el desarrollo de la era nuclear trajo como consecuenciala bomba atmica que puede exterminarnos a todos, yesto fue inevitable; a pesar de ello, numerosas personasestn en contra de la produccin de energa nuclear, ytodos temen e intentan impedir el uso blico del tomoy de la bomba dehidrgeno. El progreso tecnolgicono se puede detener, pero no por ello se nos puede es-capar delasmanos, ni debemosdarnos por vencidosnegligentemente.Una tercera respuesta -la verdaderamente seria-es que palabra e imagen no se contraponen. Contraria-mente a cuanto vengo afirmando, entender medianteconceptos y entender a travs de la vista se combinan enuna suma positiva, reforzndose o al menos integrn-dose el uno en el otro. As pues, la tesis es que el hombreque lee y el hombre que ve, la cultura escrita y la culturaaudio-visual, dan lugar a una sntesis armoniosa. A ellorespondoquesi fueraas, sera perfecto. La solucindel problema debemos buscarla en alguna sntesis ar-mnica. Aunque de momento los hechos desmienten,de modo palpable, que el hombre que lee y el homo vi-dens se estn integrando en una suma positiva. La rela-cin entre los dos -de hecho- es una suma negativa(como unjuego en el cual pierden todos).El dato de fondoes el siguiente: el hombre que leeestdecayendorpidamente, biensetratedel lector50GOVANNI SARTORIde libros como del lector de peridicos. En Espaa comoen Italia, un adulto de cada dos no lee nisiquiera un li-bro al ao. En Estados Unidos, entre 1970 y 1993, los dia-rios perdieron casi una cuarta parte de sus lectores. Porms que se quiera afirmar que la culpa de este veloz des-censo es la mala calidad o la equivocada adaptacin delos peridicos a la competencia televisiva, esta explica-cin no es suficientemente aclaratoria. Nos lo aclara msprofundamente el hecho de constatar que si en EstadosUnidosla sesintelevisivadelosncleos familiares hacrecido delastres horas al da en 1954 ams de sietehoras diarias en 1994, quiere decir que despus del traba-jo no queda tiempo para nada ms. Siete horas de televi-sin, ms nueve horas de trabajo(incluyendo los trayec-tos), ms seis o siete horas para dormir, asearse y comer,suman veinticuatro horas: lajornada est completa.Cuentas aparte, tenemos el hecho de que la imagenno da, por s misma, casi ninguna inteligibilidad. La ima-gen debe ser explicada; yla explicacin que se da de ellaen la televisin es insuficiente. Si en un futuro existierauna televisin que explicara mejor (mucho mejor), en-tonces el discurso sobre una integracin positiva entrehomo sapens y homo vdens se podr reanudar. Pero porel momento, es verdad que no hay integracin, sino sus-traccin y que, por tanto, el acto de ver est atrofiandola capacidad de entender.Una cuarta respuesta es que -aun admitiendo queelacto de verempobrece el entendimiento- este em-pobrecimientoest ampliamentecompensadoporladifusin del mensaje televisivo y por su accesibilidad alamayora. Para lostriunfalistas delosnuevos mediosde comunicacin el saber mediante conceptos es elitis-ta,mientras que el saber por imgenes es democrtico.Pero este elogio es impdico y tramposo, como aclarar51HOMO\1DENSa continuacin. Yya he explicado que un progreso quees slo cuantitativo y que comporta una regresin cuali-tativa noconstituye unavanceenlaacepcinpositivadel trmino. Por tanto, la conclusin vuelve a ser que unconocimiento mediante imgenesno es un saber enel sentido cognoscitivo deltrmino y que, msquedi-fundir el saber, erosiona los contenidos del mismo.Una ltima respuesta posible es aceptar que las crti-cas aqu formuladas son justas para la televisin, peroque no lo son para el naciente mundo multimedial. Pa-saremos a analizar esto a continuacin.527.INTERNETYCIBERNAVEGACrN"Est, o estar, superada la televisin? Cuando haceapenas cincuenta aos desu aparicin, la televisin yaha sido declarada obsoleta. Las nuevas fronteras son In-ternet y el ciberespacio, yel nuevo lema es ser digitales.El salto es grande y la diferencia es sta: que el televisores un instrumento monovalente querecibeimgenescon un espectador pasivo que lo mira, mientras que elmundo multimedia es un mundo interactivo(y, por tan-to, de usuarios activos) ypolivalente (de mltiple utiliza-cin) cuya mquina es un ordenador que recibe y trans-mite mensajes digitalizados.Entonces, est superada la televisin? Si la compa-racin se establece entre mquinas, entonces la mqui-na superior es, sin duda alguna, el ordenador. Adems,el ordenador es una mquina mediante la cual pensa-mos, y que modifica nuestro modo de pensar, lo que nosignifica que el hombre comn se abalanzar sobre elordenador personal abandonando el tele-ver. As comola radio no ha sido anulada por el televisor, no hay ra-zn para suponer que la televisin ser anulada por In-ternet.Ya queestosinstrumentosofrecenproductosdiferentes, est claro que pueden estar al lado el uno53HOMOVIDENSdel otro. No se trata, pues, de superacin, sino de prota-gomsmo.Internet, la red de las redeses un prodigioso instru-mento multitarea: transmite imgenes, pero tambin tex-to escrito; abre al dilogo entre los usuarios que se buscanentre ellos e interactan; y permite una profundizacinprcticamente ilimitada en cualquier curiosidad (es comouna biblioteca universal, conectada por diferentes meca-nismos). Para orientarse entre tanta abundancia, distin-gamos tres posibilidades de empleo: 1) una utilizacinestrictamente prctica, 2) una utilizacin para el entrete-nimiento, y 3)una utilizacin educativo-cultural. Sobreel uso de Internet para administrar nuestros asuntos yser-vicios, laprevisin es indudable: loschicos y chicas dehoy sern todos en el futuro cibernautas prcticos. Lasdudas aparecen en cuanto a los restantes usos.Si Internet es entretenimiento y seutiliza como en-tretenimiento, entonces ya no es tan seguro que venzaa la televisin. El punto dbil de la televisin que cono-cemoses que generaliza, enel sentidodequenoproporciona productos suficientemente diferenciadosva ter. La televisin debe ofrecer productos de masa,productos que lleguen a un pblico muy numeroso(yal quepresentennumerososanunciospublicitarios).Por el contrario, Internet proporciona productos a me-dida de diferentes intereses. Pero tambin la televisinse est fragmentando -.por cable o va satlite- en cen-tenares de canales dirigidos a audiencias concretas. Alespecializarse deestemodo, latelevisin cubrir tam-bin nichos que resultarn competitivos con los nichosde los cibernautas 19.19 sta es la transformacin del broadcasting, un castingamplio, enel narrowcasting, un castingestrecho. Inicialmente, fue la radio la54GIOVANNI SARTORIPor tanto, en la medida en que Internet es una diver-sin, un entretenimiento, latelevisin resultar vence-dora entre losperezosos o las personas cansadas queprefieran el acto de mirar, mientras que Internet triun-far entre losactivos,los que quieran dialogar y bus-car. Sin embargo, el hecho de que la cantidad de aman-tes de la televisin sea superior o inferior al nmero dered-dependientes, me induce slo a observar que cadauno se entretiene a su modo.El problema es si Internet producir o no uncreci-mientocultural. En teora debera ser as, pues el quebusca conocimiento en Internet, lo encuentra. La cues-tin es qu nmero de personas utilizarn Internetco-mo instrumento de conocimiento. El obstculo, duran-teestelargocamino, esqueel niodetresocuatroaos se inicia con la televisin. Por tanto, cuando llegaa Internet su inters cognoscitivo no est sensibilizadopara laabstraccin. Yya que sincapacidad deabstrac-cin no se alcanza el mundus intelligibilis, es muy probableque el saber almacenado en la red permanezca inutili-zado durante un largo tiempo. Deca que, en teora, In-ternet debera estimular elcrecimiento cultural. Peroen la prctica puede suceder lo contrario, desde el mo-mento en que elhomo vidensya est formado cuando seenfrenta a la red. Sin duda, Internet nos puede ayudara salir del aislamiento delmundus sensibilis, pero cun-tos lograrn esto?En lneas generales, estoy de acuerdo con Sergio Le-pri, que afirma que Internet es un gran mar donde na-vegar es apasionante[...] pero un mar que, despus deuna pequea travesa de algunos das, preferimos con-que se defendi de la televisin con el narrowcasting, ahora el proce-so se repite con la televisin.55HOMOVIDENStemplarIosinmovernosdel puerto (1996, pg. 22).Como instrumento prctico, como un paseo a un mer-cadillo callejero o como un recorrido por nuestros msvariadoshobbies, Internet tiene unporvenir revolucio-nario 20. Como instrumento cultural, de crecimiento denuestra cultura, preveo quetiene un futuromodesto.Losverdaderosestudiososseguirnleyendolibros21,sirvindose de Internet para completar datos, para las bi-bliografas y la informacin que anteriormente encon-traban en los diccionarios; pero dudo que se enamorende la red.Observa Furia Colombo: El Edn de la red est alotro lado de una cancela que se est abriendo [...] sola-mente para unos pocos[...]. Diferentes jerarquas decerebros manejarn los ordenadores,jugarn y experi-mentarn con ellos. Para los excluidos queda el juegointeractivo[...]para llenar uninmensotiempo libre(1995, pg. 16). Yaqu debemos llamarla atencin: lospocosde Furia Colombo no son hombres de cultura;sonms bienadictosasutrabajo, losnuevosseoresde los medios de comunicacin y de lanueva nomen-clatura del mundo de los ordenadores. Para el hombrede cultura, la salvacin no consiste en traspasar la can-20 Actualmente, la megarred informtica se utiliza en Amrica du-rante130millones de horas a la semana, las mismas horas que sedestinan a la televisin. Pero, precisamente, la mayor parte de estetrfico es comercial y para llevar a cabo pequeas cuestiones de or-den prctico.21 No podremos prescindir de los libros, observa con gran sensa-tez Umberto Eco. Si me conecto a Internet y voy al programa Gu-tenberg puedo hacerme contoda la obra deShakespeare. Peropor qutendra que saturar el ordenador con una masa de bites[...] y luego esperar dos semanas para poder imprimirlo, cuandopor 5 dlares[...] puedo comprar la edicin dePenguin?(1996,pg. 17).56GIOVANNI SARTORIcela que lleva al Edn de la red, sino ms bien la cance-la que lo protege de la avalancha de mensajes. Porqueel individuo sepuede asfixiar en Internet y por Inter-net. Disponer de demasiada oferta hace estallar la ofer-ta; y si estamos inundados de mensajes, podemos llegara ahogarnos en ellos.AfirmodenuevoquelasposibilidadesdeInternetson infinitas, para bien y para mal. Son y sern positivascuando elusuario utiliceel instrumento para adquiririnformacin y conocimientos, es decir, cuando se mue-va por genuinos intereses intelectuales, por el deseo desaber y de entender. Pero la mayora de los usuarios deInternet no es, y preveo que no ser, de esta clase. Lapaideia del vdeo har pasar a Internet a analfabetos cul-turales que rpidamente olvidarn lopoco que apren-dieron en la escuela y, por tanto, analfabetos culturalesque matarn su tiempo libre en Internet, en compaade almas gemelas deportivas, erticas, o de pequeoshobbies. Para este tipo de usuario, Internet es sobre todounterrific way to wastetime, un esplndido modo de per-der eltiempo, invirtindolo en futilidades 22. Se pensa-r que esto no tiene nada de malo. Es verdad, pero tam-pocohay nada bueno.Y; por supuesto, norepresentaprogreso alguno, sino todo lo contrario 23.Pero el objetivo final no es Internet; es el cibermun-do profetizadoy promovido, msqueporcualquier22 La fraseeningls es de Clifford Stoll (1996), un astrnomo deBerkeley experto en seguridad de los ordenadores, que despus deaos de Internet-mana ahora declara que Internet no es otra cosaque un tejido impalpable elaborado con nada" y un miserable sus-tituto de la vida fsica. Como es evidente, Stoll ha dejado de usar elteclado y el ratn. Esto le puede suceder a muchas personas.23 Arbasino(1995-1996, pg. 74)se pregunta: Las inmensas auto-pistas tan celebradas en las exaltaciones de Internet, adems de una57HOMOVlDENSotro autor, por Nicholas Negroponte. En su libro El mun-do digital (1995), el nuevo paso del progreso se resumeas: en el mundo digital, el que recibe puede elaborar lainformacin resetendola como quiera, con lo que elcontrol formal sobre el mensaje se individualiza, se hacesuyo. Consigue, as, una cibemavegacin -muyvisualy visualizada- en lasllamadas realidades virtuales, enuna casiinfinita descomposicin y recomposicin(en-samblaje) de imgenes, formas y figuras 24.Noniegoquelanavegacin enlovirtual -queescomodecir enlassimulaciones- puede ser enorme-mente estimulante. Losqueproyectan formasaerodi-nmicas, por ejemplo, simulandesdehacemuchasdcadas; y tal vezel evangelio deNegroponte roba laidea -difundindolaamillonesde personas-alosespecialistas que han empleado tcnicas de simulacindesde que disponen de procesadores. Sea como fuere,para los comunes mortales la navegacin ciberntica esslo una especie de vdeo-juego. Y si toman esta nave-gacin demasiado en serio, los cibernautas comunescorren elriesgo de perder el sentido de la realidad, esdecir, loslmites entre lo verdadero y lofalso, entre loexistente y lo imaginario. Para ellos todo se convierte entrampa y manipulacin y todo puede ser manipulado yfalseado. Pero como las realidades virtuales son juegosquenotienenprobabilidades deconvertirse enreali-dades materiales, el negropontismo puede llegar a ge-gran masa de informaciones ventajosas, no transportan tambinuna gran cantidad de necedades que no son divertidas ni tiles?.La pregunta es retrica. La inundacin deestupideces es evidente,e Internet en s misma las multiplica de un modo increble.24 El trmino tcnico es morphing. una tcnica que permite transfor-mar sin lmite alguno las formas y dimensiones de cualquier objeto.58GIOVANNI SARTORInerar, en un extremo, un sentimiento de potencia alie-nado y frustrado, y en el extremo opuesto, un pblicode eternos nios soadores que transcurren toda la vidaenmundosimaginarios. Lafacilidad delaera digitalrepresenta la facilidad de la droga.Terminaremos todos siendo digigeneracionales- 25y en el cibermundo? Espero que no. Negroponte es real-menteel aprendiz de brujo del postpensamento. En elmundo que l promueve y elogia, es la mquina la quelo hace todo. l finge que no es as contndonos que elmundo multimedia-ciberntico es un mundo goberna-do por una lgica circularsin centro alguno (ya no esun mundo gobernado por una lgica lineal y de conca-tenacin causal).Suena bien, pero no significa nada. Porquelgicacircular es slo una metfora, pero como lgica no exis-te. La lgica establece las reglas del pensamiento correcto(que si acaso son reglas de concatenacin deductiva, node concatenacin causal); y la nocin de centro pertene-ce a la lgica cuando las nociones de derecha e izquierdapertenecenalasmatemticas. Portanto, lacirculari-dad de Negroponte evoca slo un cmulo de dispara-tes 26. En uno de sus comentarios al Infierno de Dan-25 El trmino es de Luis Rossetto, otro gur de la medialidad elec-trnica, y es una abreviacin dedigital generation, generacin digi-tal. Una generacin (como escriben Calvo-Platero y Calamandrei,1996, pg. 58) cuyolenguajeconsisteen"hipertexto, compre-sin de datos, amplitud de banda y bites" y que se encuentra muya gustoenel mundo virtual, en ese mundo tridimensional crea-do por un ordenador en el que te mueves llevando una mscara yguantes especiales".26 Ferrarotti (1997, pg. 193)explica el ciberespacio de este modo:es un espacio que permite la mxima articulacin de mensajes yde inteligencia [... ] La inteligencia colectiva que se desarrolla en elciberespacio es un proceso decrecimiento que logra ser al mismo59HOMOVIDENSte, T. S. Eliot lo describa como un lugar en el cual nadaseconecta connada. Conel mismocriterio la lgicacircular es un infierno (lgico).Esperanzasaparte, mi pronsticoesquela televi-sin seguir siendo el centro -en detrimento de la ci-bernavegacin y de sus sirenas- y esto se fundamenta,asimismo, enla consideracin de quelatelevisin notienetecho. En1992 yaexistanenel mundo unmi-lln de millones de televisores. Si excluimos a los mar-ginados y a los que realmente se mueren de hambre, latelevisin cubre, adonde llega, casiel cien por cien delascasas. En cambio, para losdems inventos,hay untecho. Internet producesaturacin27, yver pasiva-mentees msfcily mscmodo que elacto deveractivamente de las navegaciones cibernticas. Sincontar que, comoyaheexplicado, la televisinnosmuestra una realidad que nos atae de verdad,mien-tras que el cibermundo nos ensea imgenes imagina-rias. Vivir en elciberespacio es como vivir slo deStarTrek y de pelculas de ciencia ficcin. Todo el da y to-dos los das? Qu aburrido.tiempocolectivo y diferenciado, general y especfico[... ]es unainteligencia distribuida por todoelmundo. La cuestin est enese permite. Es verdadquelacibernaticapermiteel creci-miento de una inteligencia articulada y difundida. Pero tambinpermite el crecimiento de una difundida estupidez instalada en unmagmaindiferenciado. Lasposibilidadessonnumerosas. Entrepermitir y actuar est de por medio el mar. Yel concepto de lo posi-ble(de Negroponte) que seduce a Ferrarotti a m meparece enor-memente improbable.27 Bien entendido, laInternet queproducesaturacinesla deldilogo interactivo. Ya he dicho que como instrumento de traba-jo, Internet es utilsima. En su utilizacin prctica, Internet no setraduce ensaturacin, sino, por el contrario, suponesimplifica-cin de los problemas de la vida cotidiana.60GIOVANNI SARTORIPodra ser que mi previsin sobre el centralismo de latelevisnresultara equivocada 28.Es posible, por ejem-plo, que yo infravalore la importancia de una comunica-cin activa e interactiva 29 . Incluso si es as, los problemasque he destacado siguen siendo losmismos. Por tanto,contina siendo verdad que hacia finales del siglo xx, elhomo sapiens ha entrado en crisis, una crisis de prdidade conocimiento y de capacidad de saber.28 Tengoque dejar claro queesta cuestines vlida tambin encuanto a la radio. El hecho de que una televisin deficiente, o un ex-ceso detelevisin, pueda aportar grandes grupos de pblico a la ra-dio(como est sucediendo en Italia) no deja sin efecto el problemade la huella que puede dejar en el proceso de formacin del nio.29 Tal vez porquelasinteracciones enlared sonslounplidosustituto de las interacciones cara a cara, es decir, de las interaccio-nes primarias. Intercambiarsemensajes mediante unordenadornos deja siempre solos ante un teclado.61LAOPININTELEDIRIGIDAl. VDEO-POLTICALa televisin se caracteriza por una cosa: entretiene,relaja y divierte. Como deca anteriormente,cultiva alhomo ludens; pero la televisin invade toda nuestra vida,seafirma incluso como un demiurgo. Despus deha-ber formado a los nios contina formando, o de al-gn modo, influenciando a los adultos por medio de lainformacin. Enprimerlugar, lesinforma denoti-cias(ms que de nociones), es decir, proporciona noti-cias de lo que acontece en el mundo, por lejano o cer-cano que sea. La mayora de estas noticias terminan porser deportivas, o sobre sucesos, o sobre asuntos del co-razn(olacrimgenas) o sobre diferentes catstrofes.Loque noes bice para que lasnoticias demayor re-percusin, de mayor importancia objetiva, sean las quetratandeinformacinpoltica, lasinformacionesso-brelapolis(nuestraoajena). Saber depoltica esim-portante aunquea muchos no lesimporte, porquelapoltica condiciona toda nuestra vida y nuestra convi-vencia. La ciudad perversa nos encarcela, nos hace po-coo nada libres; y la mala poltica -queobviamenteincluye la polticaeconmica-nos empobrece. (cfr.Sartori, 1993, pgs. 313-316)65HOMOVIDENSAspues, el trmino vdeo-poltica(tal vez acuadopor m 1) hace referencia slo a uno de los mltiples as-pectos del poder del vdeo: su incidencia en los procesospolticos, y con ello una radical transformacin de cmoser polticosy de cmo gestionar la poltica. Enten-demos que la vdeo-poltica no caracteriza slo a la de-mocracia. El poder de la imagen est tambin a disposi-cin delasdictaduras. Pero enel presentetrabajo meocupar nicamente de la vdeo-poltica en los sistemasliberal-democrticos, es decir, en los sistemas basados enelecciones libres.La democracia ha sido definida con frecuencia comoun gobierno de opinin (por ejemplo, Dicey, 1914, y Lo-well, 1926)y esta definicin se adapta perfectamente ala aparicin de la vdeo-poltica. Actualmente, el pueblosoberano opina sobre todo en funcin de cmo la te-levisin le induce a opinar. Yen el hecho de conducir laopinin, el poder de la imagen se coloca en el centro detodos los procesos de la poltica contempornea.Para empezar,latelevisincondiciona fuertementeel proceso electoral, ya sea en la eleccin de loscandi-datos 2, bien en su modo de plantear la batalla electoral,o en la forma de ayudar a vencer al vencedor. Adems,1 Cfr. Sartori(1989). En misescritos denomino vdeo a la superfi-ciedel televisor en lacual aparecenlas imgenes. Esta esasimis-mo la acepcin etimolgica del trmino: vdeo es un derivado dellatnvidere, que significa ver. La acepcintcnica del trmino in-glses diferente: aqu vdeo es la pelcula(ola cinta) en la que segrabanlas imgenes(como en lasexpresionesvideotape, videocas-sette osimilares). Peronodebemossometernosala torpezadequien inventa laspalabras por azar; as pues, insisto en que vdeoes la superficie en la que vemos las imgenes.2 Paradjicamente, la televisin es ms decisiva(y distorsionadora)cuanto ms democrtica, es decir fiable, es la eleccin de candida-66GIOVANNI SARTORIlatelevisin condiciona, opuedecondicionar, fuerte-mente el gobierno, es decir, las decisiones del gobierno:lo que un gobierno puede y no puede hacer, o decidir loque va a hacer.Enesta parte del libro desarrollar lostres temas si-guientes: en primer lugar, la formacindela opininpblica y, en este sentido, la funcin de los sondeos deopinin, afindellegar a una valoracin de conjuntoacerca del directismodemocrtico. Ensegundolu-gar, me detendr en el modo en el que el vdeo-poderincide sobre el poltico elegido y cmo es elegido. Porltimo, yentercerlugar, trataremosdecomprenderen qu medida latelevisin ayuda o, por elcontrario,obstaculiza, a la buena poltica.tos, comoenEstados Unidos, enlas elecciones primarias (cfr.Orren y Polsby, eds.,1987). Pero obviamente influye tambin enlas elecciones partitocrticas de los candidatos.672. LAFORMACIN DE lAOPININSi la democracia tuviera que ser un sistema de gobier-no guiado ycontrolado por la opinin de los gobernados,entonces la pregunta que nos deberamos replantear es:cmo nace ycmo se forma una opinin pblica?Casi siempre, o con mucha frecuencia, la opinin p-blica es un dato que se da por descontado. Existe yconeso es suficiente. Es como si las opiniones de la opininpblica fueran, como las ideas de Platn, ideas innatas.En primer lugar, la opinin pblica tiene una ubica-cin, debe ser colocada: es el conjunto de opiniones quese encuentra en el pblico o en los pblicos. Pero la no-cin de opinin pblica denomina sobre todo opinio-nes generalizadas del pblico, opiniones endgenas, lascualesson del pblico en el sentido de que el pblicoes realmenteel sujeto principal. Debemos aadir queuna opinin se denomina pblica no slo porque es delpblico, sinotambinporqueimplicala res publica, lacosa pblica, es decir, argumentos de naturaleza pbli-ca:losintereses generales, el bien comn,losproble-mas colectivos.Cabe destacar que es correcto decir opinin. Opi-nin es doxa, no es episteme, no es saber y ciencia; es sim-69HOMovmENSplemente unparecer, una opinin subjetiva para lacual no se requiere una prueba 3.Las matemticas, porejemplo, no son una opinin. Ysi lo analizamos a la in-versa, una opinin noesuna verdadmatemtica. Delmismo modo, las opiniones son convicciones frgiles yvariables. Si seconvierten enconvicciones profundasy fuertemente enraizadas, entonces debemos llamarlascreencias (y el problema cambia).Deesta puntualizacin se desprende que es fcil de-sarmar laobjecin de quela democracia es imposibleporque el pueblo no sabe. sta s es una objecin con-tra la democracia directa, contra un demos que se gobier-na solo y por s mismo. Pero la democracia representati-va nosecaracteriza comoungobiernodelsaber sinocomo un gobierno de la opinin, que se fundamenta enun pblicosentir de res publica.Lo que equivale a decirque a la democracia representativa le es suficiente, paraexistir y funcionar, con el hecho de que el pblico tengaopiniones suyas; nada ms, pero, atencin, nada menos.Entoncescmoseconstituyeunaopininpblicaautnoma que sea verdaderamente del pblico? Est cla-ro que esta opinin debe estar expuesta a flujos de infor-maciones sobre el estado de la cosa pblica. Si fuera sor-da, demasiado cerrada y excesivamente preconcebidaenlo que conciernea la andadura delares publica, en-tonces no servira. Por otra parte, cuanto ms se abre yse expone una opinin pblica a flujos de informacinexgenos (que recibe del poder poltico o de instrumen-3Cfr. contra Habermas(1971), el cual afirma que Locke, Hume yRousseau acuan opinin pblicafalseando y forzando ladoxaplatnica para significar unjuicio racional. La tesis no es plausibleya que todos los autores de la Ilustracin conocan perfectamenteel griego. Dijeronopinin, pues, sabiendo quedoxa era, en latradicin filosfica, el trmino opuesto a verdad objetiva.70GIOVANNI SARTORItos de informacin de masas), ms corre el riesgo la opi-nindel pblicodeconvertirseenhetero-dirigida,como deca Riesman.Por lo dems, cuando la opinin pblica se plasmabafundamentalmente en los peridicos, el equilibrio entreopinin autnoma y opiniones heternomas(hetero-dirigidas) estaba garantizado por laexistencia deunaprensa libre y mltiple, que representaba a muchas vo-ces. La aparicin de la radio no alter sustancialmenteeste equilibrio. El problema surgi con la televisin, enla medida en que el acto de ver suplant al acto de dis-currir. Cuandoprevalece la comunicacinlingstica,losprocesos de formacin de laopinin no seprodu-cendirectamentedearribaaabajo; seproducenencascadas, o mejor dicho, en una especie de sucesin decascadas interrumpidas por lagunas en las que las opi-nionessemezclan (segnunmodeloformuladoporDeutsch, 1968). Adems, en lacascada sealinean y secontraponen ebulliciones, y resistencias o viscosidadesde naturaleza variada 4.Pero la fuerza arrolladora de la imagen rompe el sis-tema de reequilibros y retroacciones mltiples que ha-ban instituido progresivamente, durante casi dos siglos,los estados de opinin difusos, yque, desde el siglo XVIIIen adelante, fuerondenominadosopininpblica.Latelevisin es explosiva porque destrona a losllama-dos lderes intermedios deopinin, y porquesellevapor delantelamultiplicidad deautoridadescogniti-4 As, las opiniones de cada uno no tenan grupos de referencia y,por tanto, no derivan slo de mensajes informativos sino tambindeidentificaciones (loquelasconvierteenopinionessininfor-macin y, por tanto, poco influenciables). Existen adems opinio-nes relacionadas con el gusto de cada uno, y ya se sabe quede gus-tibus non est disputandum (cfr. Berelson et al., 1954).71HOMOVlDENSvas que establecen de forma diferente, para cada unode nosotros, en quin debemos creer, quin es digno decrdito yquin no lo es 5. Con la televisin, la autoridades lavisin en s misma, es laautoridad delaimagen.No importa que la imagen pueda engaar an ms quelaspalabras, como veremosmsadelante. Loesenciales que el ojo cree en lo que ve; y, por tanto, la autoridadcognitiva en la que ms se cree es lo que se ve. Lo que seve parece real, lo que implica que parece verdadero.Deca quealademocraciarepresentativalebasta,para funcionar, que exista una opinin pblica que seaverdaderamentedel pblico 6.Pero cada vez esmenoscierto, dado que la videocracia est fabricando una opi-ninslidamentehetero-dirigida queaparentementerefuerza, peroqueensustancia vaca, lademocraciacomo gobierno de opinin. Porque la televisin se exhi-be como portavoz de una opinin pblica que en reali-dad es eleco de regreso de la propia voz.Segn Herstgaard: Los sondeos de opinin reinancomo soberanos. Quinientos americanos son continua-mente interrogados para decirnos a nosotros, es decir, alosotros250millonesdeamericanosloquedebemospensar 7. Y es falsoque latelevisin se limite a reflejarloscambios que se estn produciendo en lasociedad yen sucultura. En realidad, latelevisin refleja loscam-bios que promueve e inspira a largo plazo.5Para profundizar enestospuntos deboremitiralalectura deSartori(1995, captulo VIll, Opinin pblica ). Concretamentesobre el modelo deDeutsch, cfr. ivi, pgs. 183-188.6 La cuestin se refuerza por la nocin de opinin pblica colec-tiva (cfr. Page yShapiro, 1993); pero tampoco esta opinin agre-gada se sustrae a la erosin que estoy describiendo.7 Cit. en Glisenti y Pesenti(1990, pg. 145)723. EL GOBIERNO DE LOS SONDEOSRecordaba antes que la invencin del telgrafo tuvoenseguida un gemelo en la agencia de noticiasVa te-lgrafo. Un hilo sujeto por palos es slo un hilo si notransmite algo; y es una mala inversin si no transmitelosuficiente. Estomismoesvlidoparalatelevisin:tambin la imagen debe estar repleta de contenidos. Engran parte, los contenidos televisivos (de naturaleza in-formativa) son imgenes de acontecimientos, pero sontambinvocespblicas. Dejoaunlado, por ahora,las entrevistas casuales a los viandantes. Las otras vocespblicas, o del pblico, estn constituidas por sondeosque nos indican en porcentajes lo que piensa la gente.Para ser exactos, los sondeos de opinin consisten enrespuestas que se dan a preguntas (formuladas por el en-trevistador). Yesta definicin aclara de inmediato dos co-sas: que las respuestas dependen ampliamente del modoen que se formulan las preguntas(y, por tanto, de quinlas formula), y que, frecuentemente, el que respondese siente forzadoa dar una respuesta improvisada enaquel momento.Es esolo que piensa la gente? Quienafirma esto no dice la verdad. De hecho, la mayora de lasopiniones recogidas por los sondeos es: a) dbil(no ex-73HOMOVlDENSpresa opiniones intensas, esdecir, sentidas profunda-mente);b) voltil (puede cambiar en pocos das); e) in-ventada en ese momento para decir algo (si se respondeno sse puede quedar mal ante los dems); y sobre to-do d) produce un efecto reflectante, un rebote de lo quesostienen los medios de comunicacin.Demodo que, en primer lugar, las opiniones recogi-das en los sondeos son por regla generaldbiles; y es raroque alguna vez se recojan opiniones profundas 8. EscribeRussell Newrnan: Decadadiezcuestionesdepolticanacionalqueseplanteantodoslosaos, el ciudadanomedio tendr preferencias fuertes y coherentes por unao dos, y virtualmente ninguna opinin sobre los demsasuntos. Lo cual no es obstculo para que cuando un en-trevistador empieza a preguntar surjan opiniones inven-tadas en ese momento(1986, pgs. 22-23). El resultadode ello es que la mayora de las opiniones recogidas sonfrgiles e inconsistentes 9. Sin contar las opiniones inven-tadas para asuntos que sedesconocen completamente.El entrevistador que interpela sobre una ley de los me-talesmetlicos, obiensobreuna absurda y fantsticaley de1975sobreasuntospblicos, no vuelve acasacon las manos vacas: le responde un tercio e incluso dostercios de los entrevistados (ifr. Bishop etal., 1980).Es verdad que algunas veces tenemos una opinin fir-me y sentida con fuerza, pero incluso cuando es as, noes seguro que la opinin que dictar nuestra eleccin de8 La nocin de intensidad se equipara a la desalience, es decir, depreeminencia, derelevancia. Para simplificar, resuelvolasegun-da en la primera, aunque las dos cuestiones son diferenciables.9 Converse(1964) ha destacado que, cuando lamisma preguntasobre las preferencias polticas se repite en intervalos de tiempo,las respuestas varan sin ninguna base coherente, sino de un mo-do casual.74GIOVANNI SARTORIvoto sea esa. El elector tiene en su escopeta, cuando en-tra en lacabina electoral, un solo cartucho; y si tiene,pongamos por caso, cinco opiniones firmes, deber sa-crificar cuatro. Durante ms de veinte aos, los expertoshan explicado a lospolticos americanos que para cua-drar el dficit presupuestario, o para reducir las deudas,bastaba con subir un poco el precio de la gasolina (queen Estados Unidos cuesta la mitad que en Europa). Perono, no hay nada que hacer: los sondeos revelan que losamericanos son contrarios a esta medida. Pero si repu-blicanos y demcratas se pusieran de acuerdo para votarun aumento, estoy dispuesto a apostar que el hecho deencarecer la gasolinanotendraningunaincidenciaelectoral. Yes que dar por segura una opinin no equi-vale en modo alguno a prever un comportamiento. Unparecer sobre unaissue, sobre una cuestin, no es unadeclaracin de intencin de voto.Por otra parte, tenemos el problema de la fcil mani-pulacin de los sondeos(as como de su institucionali-zacin, que es el referndum). Preguntar si se debe per-mitir el aborto, o bien si se debe proteger el derecho ala vida, es presentar las dos caras de una misma pregun-ta; de una pregunta sobre un problema que se entiendemejor que muchos otros. Ysin embargo, la diferente for-mulacin de la pregunta puede cambiar la respuesta deun 20 por ciento de los interpelados. Durante el escn-dalo Watergate, en 1973, se efectuaron en un solo messiete sondeos que preguntaban si el presidente Nixondeba dimitir o deba ser procesado. Pues bien, la pro-porcin de respuestas afirmativas variaba desde un m-nimo del lOa un mximo del 53 por ciento. Yestas dife-rencias se deban casi exclusivamente a variaciones enlaformulacindelaspreguntas (Crespi, 1989, pgs.71-72). sta es una oscilacin extrema para una pregun-75HOMOVJDENSta sencilla. Yel azar crece, obviamente, cuando lospro-blemas son complicados. Cuando los ingleses fueron in-terpelados sobre la adhesin a la Unin Europea, los queestaban a favor oscilaban (pavorosamente) desde un 10a un 60 por ciento; tambin esta vez, la causa de tal osci-lacin estaba en funcin de cmo se formulan y varanlas preguntas 10.Detodo esto se deduce, pues, que quien se deja in-fluenciar o asustar por los sondeos, el sondeodirigido, amenudo sedeja engaar en la falsedad y por la false-dad. Sinembargo, enEstados Unidoslasondeo-de-pendencia de lospolticos -empezando por elpresi-dente- es prcticamente absoluta. Tambin en Italia,Berlusconi vivedesondeosysupolticase basaenellos. Porquela sondeo-dependencia, como ya hedi-cho, eslaauscultacin de una falsedadquenos hacecaer enunatrampa ynosengaaal mismotiempo.Lossondeos nosoninstrumentos dedemo-poder -uninstrumento querevela lavox populi- sinosobretodo una expresin del poder de los medios de comu-nicacinsobre el pueblo;y suinfluencia bloquea fre-cuentemente decisiones tiles y necesarias, o bien lle-va a tomar decisiones equivocadas sostenidas porsimples rumores, poropinionesdbiles, deforma-das, manipuladas, e incluso desinformadas. En defini-tiva, por opiniones ciegas.10 Un ejemplo lmite de manipulacin es que basta con variar el or-den dedos nombres para obtener respuestas diferentes. Un son-deo Roper de septiembre de 1988 da como resultado que cuandoel nombre de Dukakis (elcandidato demcrata a lapresidencia)se menciona en primer lugar, Bush(su antagonista republicano)sepona12 puntos pordebajo;unresultado quesereducaa4puntos cuando se deca primero el nombre de Bush (cit. en Crespi,1989, pg. 69).76GIOVANNl SARTORIHablo de opiniones ciegas porque todos los profesio-nales del oficio saben, en el fondo, que la gran mayorade losinterpelados no sabe casi nada de las cuestionessobre las que se le preguntan. Dos de cada cinco ameri-canos no saben qu partido -yslo hay dos partidos-controla su parlamento, ni saben dnde estn los pasesdel mundo(cfr. Eriksonet al., 1988).Se puedepensar:qu diferencia hay si no se saben estas cosas? En s mis-ma, hay muy poca diferencia; pero es enorme si estas la-gunas elementales se interpretan como indicadores deun desinters generalizado. El argumento es que si unapersona no sabe ni siquiera estas cosastan elementales,con mayor razn no tendr nocin alguna de los proble-mas por simples que sean.Creo que somos muchos los que estamos de acuerdo-aunque slo lo digamos en voz baja- que la sondeo-dependencia esnociva, quelas encuestas deberante-ner menos peso del quetienen, y que las credencialesdemocrticas (e inclusoobjetivas) del instrumentoson espurias. Pero casi todos se rinden ante el hecho su-puestamenteinevitabledelos sondeos. Alocual res-pondo que los sondeos nos asfixian porque los estudio-sos no cumplen con su deber. Lospollsters, los expertosensondeos, selimitanapreguntar asuquidam, cual-quiera que sea, qu piensa sobre esto?sinaveriguarantes loquesabe de eso, si es que sabe algo. Sin embargo,elncleo de lacuestin esste. Cuando se produjo lasegunda votacin de la Comisin Bicameral para las re-formas constitucionales apareci un sondeo del CIRMque daba como resultado que el 51 por ciento de los ita-lianosestabaafavor delaeleccindeunaasambleaconstituyente y slo el22 por ciento era favorablea laBicameral. El mismo da (el 15 de enero de 1997)IndroMontanelli comentaba irnicamente en JI Corriere della77HOMOVIDENSSera que para muchos italianos bicameral era proba-blemente una habitacin con dos camas. Est claro queel pollstercomercial no tiene ningn inters en verificarcul es la consistencia o inconsistencia de las opinionesque recoge: si lo hiciera sera autodestructivo. Pero loscentrosdeinvestigaciny lasinstitucionesuniversita-riastendranel estricto deber decolmar esta zona deoscuridadyconfusin, verificando mediante[aa-fin-dingpolls (encuestas de determinacin de hechos) yen-trevistas en profundidad el estado y el grado dedescono-cimiento del gran pblico. Sin embargo, se callan comomuertos. Yde este modo convierten en inevitable algoque se podra evitar.784. MENOS INFORMACINHe dicho que el gobierno de los sondeos se basa, interalia, enopiniones desinformadas. Una consideracinque nos lleva al problema de la informacin. El mritocasi indiscutibledelatelevisinesqueinforma; almenos eso nos dicen. Pero empecemos por aclarar elconcepto.Informar es propocionar noticias, y esto incluye noti-cias sobre nociones. Se puede estar informado de acon-tecimientos, perotambin delsaber. Aun asdebemospuntualizar que informacin no esconocimiento, no es saberen el significado eurstico del trmino. Por s misma, lainformacin no lleva a comprender las cosas:se puedeestar informadsimo de muchas cuestiones, y a pesar deello no comprenderlas. Es correcto, pues, decir que la in-formacin da solamente nociones. Lo cual no es negati-vo. Tambin el llamado saber nocional contribuye a laformacin del homosapiens. Pero si el saber nocional noes de despreciar, tampoco debemos sobrevalorarlo. Acu-mular nociones, repito, no significa entenderlas.Debemos tambin destacar que la importancia de lasinformaciones es variable. Numerosas informaciones sonslo frvolas, sobre sucesos sin importancia o tienen un79HOMOVIDENSpuro y simple valor espectacular. Lo que equivale a decirque estn desprovistas de valor o relevancia significati-va. Otras informaciones, por el contrario, son objetiva-menteimportantesporquesonlasinformaciones queconstituirn una opinin pblica sobre problemas pbli-cos, sobre problemas de inters pblico(vid. supra, pg.69). y cuando hablo de subinformacin o de desinforma-cin me refiero a la informacin derelevancia pbli-ca. yes en este sentido (no en el sentido de las noticiasdeportivas, de crnica rosa o sucesos) en el que la televi-sin informa poco y mal.Con esta premisa, es til distinguir entre subinforrna-cin y desinformacin. Por subinformacin entiendo unainformacin totalmente insuficiente que empobrece de-masiado la noticia que da, o bien el hecho de no infor-mar, la pura y simple eliminacin de nueve de cada dieznoticias existentes. Por tanto, subinformacin significareducir enexceso. Por desinformacinentiendo una dis-torsin de la informacin: dar noticias falseadas que in-ducen a engao al que las escucha. Ntese que no he di-cho que la manipulacin que distorsiona una noticia seadeliberada; con frecuencia refleja una deformacin pro-fesional, locual la hace menos culpable, pero tambinms peligrosa.Evidentemente, ladistincinesanaltica, sirveparaun anlisis claro y preciso del problema. En concreto, lasubinformacin y la desinformacin tienen zonas de su-perposicin y traspasan la una a la otra. Pero esto no nosimpide que podamos analizarlas por separado.La difusin de la informacin, que se presenta comotal, aparece con el peridico. La palabra inglesa netospa-per describe exactamente supropia naturaleza:hoja opapel de noticias (news). En italiano, giornaledestaca elaspecto de la cotidianidad, como en espaol eldiario: loROGIOVANNI SARTORlque sucede da a da[giorno pergiorno]. Pero lo que lla-mamos propiamente informacin de masas se desarro-lla con la aparicin de la radiofona. El peridico excluyeeoipsoal analfabeto que no lo puede leer, mientras quela locucin de la radio llega tambin a los que no sabenleer ni escribir. A esta extensin cuantitativa lepuedecorresponder un empobrecimiento cualitativo (pero nocuando la comparacin se realiza con las publicacionesde contenido exclusivamente escandoloso, como los ta-hloides). Pero siempreexistir unadiferencia entreelperidico y la radio: como la radio habla tambin paralos que no leen, debe simplificar ms y debe ser ms bre-ve, almenos en losnoticiarios. Aun as se puede decirque la radio complementa al peridico.Y latelevisin?Admitamos quelatelevisininfor-ma todava ms que la radio, en el sentido de que llegaa una audiencia an ms amplia. Pero la progresin sedetiene en este punto. Porque la televisin da menosin-formaciones que cualquier otro instrumento de infor-macin. Adems, con latelevisin cambia radicalmen-te el criterio de seleccin de las informaciones o entrelas informaciones. La informacinquecuentaes laque se puede filmar mejor; y si no hay filmacin no hayni siquiera noticia, y, as pues, lanoticia noseofrece,pues no es vdeo-digna.Portanto, lafuerzadelatelevisin -la fuerzadehablar pormediode imgenes-representaunpro-blema. Los peridicos y la radio no tienen el problemade tener que estar en el lugar de los hechos. Por el contra-rio, latelevisins lotiene; perolotienehasta ciertopunto. No hay y no haba ninguna necesidad de exage-rar; no todas las noticias tienen que ir obligatoriamen-teacompaadas de imgenes. La cuestin de estar enel lugar de los hechos es, en parte, un problema que se81HOMO\1DENSha creado la propia televisin(y que leayuda a crecerexageradamente) 11.An recordamos que durante algn tiempo los noti-ciarios de televisin eran fundamentalmente lecturas deestudio. Pero despus alguien descubri que la misin,el deber, de la televisin es mostrar las cosas de las quese habla. Yeste descubrimiento seala el inicio de la de-generacin de la televisin. Porque ste fue el hecho queha aldeanizado- la televisin en un sentido completa-mente opuesto al que se refera McLuhan: en el sentidode que limita latelevisina lo cercano (alas aldeas cer-canas)y deja al margen las localidades y los pases pro-blemticos o a los que cuesta demasiado llegar con unequipo de televisin.Todo el mundo habr observado que en la televisinahora son cada vez ms abundantes las noticias locales ynacionales y cada vez ms escasas las noticias internacio-nales. Lo peor de todo es que el principio establecido deque la televisin siempre tiene que mostrar, convierteen un imperativo el hecho de tener siempre imgenes detodo lo que se habla, lo cual se traduce en una inflacinde imgenes vulgares, es decir, de acontecimientos taninsignificantes como ridculamente exagerados. En Ita-lia han exhibido centenares de veces -para ilustrar lasinvestigaciones de la operacin anti-mafia Manos limpias--lasimgenes delascajas de seguridad de unbanco, ysiempre era el mismo banco (que adems no tena nin-guna relacin con los hechos que se contaban). Dos alo-cadas nias, de 13 14 aos, se escapan de sucasa, y la11 La ley de Parkinson(Parkinson, 1957), que prev el crecimien-to automtico de las burocracias independientemente de cualquiernecesidad objetiva, slo por mecanismos internos deproliferacin,se aplica exactamente al aumento del personal de la televisin.82GIOVANNI SARTORItelevisin convierte el hecho en una novela de suspensesobre un rapto va Internet. Lanza entrevistadores a to-das partes, se desplaza a Madrid, y de este modo animara otras nias a escapar de sus casas. Yvemos sin descansoimgenes de puertas, ventanas, calles, automviles (queen general son de archivo) destinadas a llenar el vaco depenosas misiones igualmente fallidas.Cuando todo va bien, se nos cuentan las eleccionesenInglaterraoenAlemaniarpidamente, en30se-gundos. Despus deesto lleganunasimgenes de unpueblecito que deben justificar sucoste permanecien-doenonda23minutos; unasimgenes dealgunahistoria lacrimgena (la madre que ha perdido a su hi-ja entre la multitud)o truculenta (sobre algn asesina-to), cuyo valor informativo oformativodelaopinines virtualmente cero. Losnoticiarios de nuestra televi-sinactual emplean20minutos desumedia hora deduracinensaturarnosdetrivialidadesy denoticiasque slo existen porque se deciden y se inventan en larebotica de losnoticiarios. Informacin?S, tambinla noticia de la muerte de una gallina aplastada por underrumbamientosepuedellamarinformacin. Peronunca ser digna de mencin.La obligacin de mostrar genera el deseo o la exi-gencia demostrarse. Esto produce el pseudo-aconteci-miento, el hecho que acontece slo porque hay una c-maraqueloestrodando, yque, deotromodo, notendralugar. El pseudo-acontecimientoes, pues,uneventoprefabricadopara latelevisiny porlatelevi-sin. A veces esta fabricacin estjustificada, pero aunas, no deja de ser algo falso expuesto a serios abusosy fcilmente queda como verdadera desinformacin.La cuestin es, insisto, que la produccin de pseudo- .acontecimientos o el hecho de caer en lo trivial e insig-83HOMOVlDENSnificante no se debe a ninguna necesidad objetiva, a nin-gn imperativo tecnolgico. En Francia, en Inglaterra yen otros pases siguen existiendo noticiarios serios queseleccionan noticias serias y que las ofrecen sinimge-nes(si no las tienen). El nivel al que ha descendido nues-tra televisin se debe fundamentalmente a un personalque tiene un nivel intelectual y profesional muy bajo. Lainformacin televisivase podra organizar mucho mejor.Aclarado esto, es verdad que la fuerza de la imagen esten la propia imagen. Para hacernos una idea, basta com-parar la informacin escrita del peridico con la infor-macin visual de la televisin.El hombre de la cultura escrita y, por tanto, de la eradelos peridicos lea, por ejemplo, alrededor de quin-ce acontecimientos diarios significativos -nacionales ointernacionales-ypor reglageneral cadaaconteci-miento se desarrollaba en una columna del peridico.Este noticiario se reduce al menos a la mitad en los tele-diarios; y con tiempos que a su vez descienden a 1 2minutos. La reduccin-eompresin es enorme: y lo quedesaparece en esa compresin es el encuadre del pro-blema al que se refieren las imgenes. Porque ya sabe-mos que la imagen es enemiga de la abstraccin, mien-trasqueexplicar esdesarrollar undiscursoabstracto.Ya hedichoenotrasocasiones quelosproblemasnoson visibles. Lo que podemos ver en la televisin es loque mueve los sentimientos y las emociones: asesina-tos, violencia, disparos,arrestos, protestas, lamentos; yen otro orden decosas: terremotos, incendios, aluvio-nes e incidentes varios.En suma, lo visible nos aprisiona en lo visible. Para elhombre que puede ver (yyaest), lo que no ve no existe.La amputacin es inmensa, y empeora a causa del por-qu y del cmo la televisin eligeese detalle visible, entre84GIOVANNI SARTORlotros cien o mil acontecimientos igualmente dignos deconsideracin.Afuerza de subinformar, y a la vez de destacar y exa-gerar lasnoticias locales, terminamos porperder devista el mundo y casi ya no interesarnos por l. La ne-cedad de los pblicos educados por la televisin quedabien ejemplificada por el caso de Estados Unidos, dondela retransmisin de la cada del muro de Berln en 1989-probablemente el acontecimiento poltico ms impor-tante de este siglo (despus de las guerras mundiales)-fue un fracaso televisivo. El ndice de audiencia del acon-tecimiento mientras se ofreca en directo por la cadenaABC, con dos importantes comentaristas, fue el ms bajoentre todos los programas de esa franja horaria. Yla au-diencia de la cada del muro de Berln fueampliamen-tesuperada(esemismo ao) por elestudiante chinofrenteal tanque en la plaza de Tiananmen, en Pekn:un evento de gran valor espectacular pero de escasa re-levancia sustancial 12.La CBS, otra de las grandes cadenas de televisin, hacomentado tranquilamente: es simplemente una cues-tindepreferencia delosespectadores. El ndicedeaudiencia aumenta con acontecimientos nacionales co-mo terremotos o huracanes. Este comentario es escalo-12 Sobre Tiananmen, Henry Kissinger se preguntaba cmo es po-sible que haya tantos escritos en ingls en los carteles y pancartas delos estudiantes>. y luego observaba que las vctimas de la plaza noeran muchas; el mayor nmero de muertos estaba a unas tres millasde la plaza, Ystos eran obreros yno estudiantes [...que] se manifes-taban para reclamar mejores condiciones econmicas, no para cam-biar la vida poltica del pas(cit. Glisenti y Pesenti, 1990, pg. 174).As pues, en el casodeTiananmen se mezcla un pseudo-aconteci-mientocreadopor lapresencia delatelevisin(pancartasenin-gls) , subinformacin y adems desinformacin.85HOMOVIDENSfriante por su miopa y su cinismo: descarga sobre el p-blico las culpas que, en realidad, tienen los medios decomunicacin. Si el hombre de la calle no sabe nada delmundo, es evidente que no se interesar por l. Inicial-mente, tambin la informacin (como la lectura)repre-senta un coste. El hecho de informarse requiere unainversin de tiempo y de atencin; y llega a ser gratifi-cante -esuncosteque compensa- slodespusdeque la informacin almacenada llega a su masa crtica.Para a