el romancero en la segunda parte del «quijote»

12
Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote» - EL ROMANCERO EN LA SEGUNDA PARTE DEL QUIJOTE La Segunda parte del Quijote, publicada en 1615, presenta varias diferencias y novedades con respecto a la Primera parte de la novela, impresa en 1605 y completada en 1604. No sabemos exactamente cuándo empezó Cervantes a escribir el texto de 1615, aunque la mayoría de los críticos acepta que su composición le llevó al autor entre siete y diez años 1 Lo cierto es que tales años no fueron ociosos, ni para Cervantes, ni para la historia de don Quijote. Por el contrario, durante ese lapso Cervantes ha podido reflexionar sobre su propio quehacer novelístico, además de observar la acogida que la Primera parte tuvo entre el público de la época y leer el libro apócrifo de Avellaneda. Sin duda, todas estas circunstancias coadyuvaron a que la Segunda parte del Quijote sea una obra diferente, que, si bien continúa algunas de las líneas trazadas por el Quijote primigenio, también desarrolla posibilidades apenas esbozadas en el texto de 1605 e incorpora elementos completamente nuevos. Un buen ejemplo de este doble proceso de conservación y variación es el uso que Cervantes hace del romancero. Hay romances en las dos partes de la novela 2 , pero, mientras en el primer Quijote el Romancero tiene una 1 Cito por la ed. de Francisco Rico (dir.), Don Quijote de la Mancha, t. 1, Instituto Cervantes-Crítica, Barcelona, 1998. Para la cronología de la composición de la Segunda parte véase ELLEN M. ANDERSON y GONZALO PONTÓN GIJÓN, "La composición del Quijote", en ibid., pp. clxxx-clxxxix. 2 El recuento que sigue se basa en los que me parece son los casos más evidentes de citas o alusiones romancisticas. He excluido: a) las muestras en que no estamos seguros si se trata de la cita de un romance concreto o de una mera coincidencia textual con dicho romance, del tipo "una grande y espesa polvareda" (1, 18, p. 188), que recuerda una versión antigua de La muerte de don Beltrán incluida en El casamiento en la muerte, de Lope de Vega: "Con la grande polvareda/ perdimos a don Beltrán" (apud M. MENÉNDEZ PELA YO, Apéndices y suplemento a la "Primavera y flor de romances" de Wolf y Hofmann, Antología de poetas líricoscasteUanos, ed. E. Sánchez Reyes, CSIC, Santander, 1945, t. 9, p. 82); b) los pasajes en que Cervantes podría estarse refiriendo a romances que no han llegado hasta nosotros, por ejemplo: "renombre famoso y claro, y dél sólo merecido" (1, 32, p. 371) o "que saliendo des te bosque entre en aquella montaña" (11, 1, p. 633); c) las correspondencias fraseológicas con el romancero que no se pueden adscribir a un romance en particular, como la expresión "armado de todas armas" (1, 2, p. 45; 11, 8, p. 690; 11, 64, p. 1157), registrada en El marqués de -1 .. Centro Virtual Cervantes

Upload: lamthien

Post on 10-Feb-2017

222 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

EL ROMANCERO EN LA SEGUNDA PARTE DEL QUIJOTE

La Segunda parte del Quijote, publicada en 1615, presenta varias diferencias y novedades con respecto a la Primera parte de la novela, impresa en 1605 y completada en 1604. No sabemos exactamente cuándo empezó Cervantes a escribir el texto de 1615, aunque la mayoría de los críticos acepta que su composición le llevó al autor entre siete y diez años 1

• Lo cierto es que tales años no fueron ociosos, ni para Cervantes, ni para la historia de don Quijote. Por el contrario, durante ese lapso Cervantes ha podido reflexionar sobre su propio quehacer novelístico, además de observar la acogida que la Primera parte tuvo entre el público de la época y leer el libro apócrifo de Avellaneda. Sin duda, todas estas circunstancias coadyuvaron a que la Segunda parte del Quijote sea una obra diferente, que, si bien continúa algunas de las líneas trazadas por el Quijote primigenio, también desarrolla posibilidades apenas esbozadas en el texto de 1605 e incorpora elementos completamente nuevos. Un buen ejemplo de este doble proceso de conservación y variación es el uso que Cervantes hace del romancero. Hay romances en las dos partes de la novela2

, pero, mientras en el primer Quijote el Romancero tiene una

1 Cito por la ed. de Francisco Rico (dir.), Don Quijote de la Mancha, t. 1, Instituto Cervantes-Crítica, Barcelona, 1998. Para la cronología de la composición de la Segunda parte véase ELLEN M. ANDERSON y GONZALO PONTÓN GIJÓN, "La composición del Quijote", en ibid., pp. clxxx-clxxxix.

2 El recuento que sigue se basa en los que me parece son los casos más evidentes de citas o alusiones romancisticas. He excluido: a) las muestras en que no estamos seguros si se trata de la cita de un romance concreto o de una mera coincidencia textual con dicho romance, del tipo "una grande y espesa polvareda" (1, 18, p. 188), que recuerda una versión antigua de La muerte de don Beltrán incluida en El casamiento en la muerte, de Lope de Vega: "Con la grande polvareda/ perdimos a don Beltrán" (apud M. MENÉNDEZ PELA YO, Apéndices y suplemento a la "Primavera y flor de romances" de Wolf y Hofmann, Antología de poetas líricoscasteUanos, ed. E. Sánchez Reyes, CSIC, Santander, 1945, t. 9, p. 82); b) los pasajes en que Cervantes podría estarse refiriendo a romances que no han llegado hasta nosotros, por ejemplo: "renombre famoso y claro, y dél sólo merecido" (1, 32, p. 371) o "que saliendo des te bosque entre en aquella montaña" (11, 1, p. 633); c) las correspondencias fraseológicas con el romancero que no se pueden adscribir a un romance en particular, como la expresión "armado de todas armas" (1, 2, p. 45; 11, 8, p. 690; 11, 64, p. 1157), registrada en El marqués de

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 2: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

468 MAGDALENA AL TAMIRANO

presencia que podríamos considerar modesta (unos 9 romances)3, la continuación de 1615 exhibe alrededor de 28 baladas4

• He aquí el detalle de lo que en materia romancística nos ofrece la Segunda parte del Quijote.

Mantua (Cancionero de romances [Anvers 7 550}, ed. A. Rodríguez-Moñino, Castalia, Madrid, 1967), El obispo don Gonzalo (ibid., p. 240), Preso está Fernán González QUAN DE TIMONEDA, Rosa española, en Rosas de romances [Vaúmcia, 7573}, ed. facs., Castalia, Valencia, 1963, f. 92), Sevilla está en una torre (TIMONEDA, Rosa gentil, en op. cit., f. 53) y varios más, y d) las menciones de lugares o personajes romancísticos sin mayor detalle, como: el campo(s) de Montiel (1, 2, p. 47; 11, 8, p. 686), el conde Dirlos (11, 20, p. 792) u "Orelia, ... el caballo [del] desdichado Rodrigo" (11, 40, p. 952). Huelga decir que mi recuento puede diferir del realizado por otros críticos, por ejemplo, JULIO ALONSO ASENJO, "Quijote y romances: uso y funciones", en R. BELTRÁN (ed.), Historia, reescritura y pervivencia del Romancero. Estudios en memoria deAmelia García-Valdecasas, Universitat, Valencia, 2000, pp. 25-65, que no explica sus criterios. A propósito de los casos tipo (b), apunto datos para la identificación de "que se junten en la corte para un día señalado" (11, 1, p. 628). Como dicen los editores del Quijote, es posible que se trate de dos versos de romance; en el vol. complementario se remite al romance del conde Grimaltos: "Mandad hacer un pregón/ que vengan los caballeros,/ por una jornada cierta/ todos se hayan de juntar" (p. 426}; me gusta más la correspondencia con Entre muchos reyes sabios, donde el rey Búcar "llamó a Cortes a sus gentes/ para un señalado día" (TIMONEDA, Rosa de amores, en Rosas de romances, ed. cit., ff. 16-17), pero todavía hay que seguir buscando.

3 El cómputo que presenté en "El Romancero en la Primera parte del Quijote", Nueva Revista de Filología Hispánica, 45 (1997), pp. 322-325, constaba de cuatro romances viejos, Mis arreos son las armas (1, 2, p. 51 }, Lanzarote y el Orgulloso (1, 2,p. 52,1, 13, p.137, 1, 49,p. 565), ElmarquésdeMantua (1, 4,p. 67,1,5, pp. 71-72, 1, 10, pp. 115-116, 1, 19, p. 199, 1, 27, p. 301, 1, 31, p. 358, 1, 43, p. 509), Por el val de las estacas (1, 17, p. 177), además de un romance nuevo inspirado en El marqués de Mantua, -¿Dónde estás, señora mía? (1, 5, p. 71), y dos romances compuestos por Cervantes, -Yo sé, Olalla, que me adoras (1, 11, p. 125) y-Marinero soy de amor (1, 43, p. 504 ). Ahora creo que la lista anterior debe alargarse e incluir otros dos romances viejos, La muerte de don Alonso de Aguilar (1, 43, p. 509} y El conde Alarcos (1, 47, p. 546). Todavía tengo dudas sobre la identificación que algunos críticos han señalado entre el episodio cidiano aludido en 1, 19, p. 206, y el romance A concilio dentro en Roma; en mi opinión, Cervantes pudo haberse inspirado en otro texto de estilo más tradicional, por ejemplo el que comienza "Rey don Sancho, rey don Sancho,/ cuando en Castilla reinó" (GIUSEPPE DI STEFANO, Romancero, Taurus, Madrid, 1993, núm. 121), o en una narración oral sobre el mismo asunto. En mi artículo de 1997 también afirmé que en la Segunda parte del Quijote había alrededor de 22 romances (p. 323n); como se verá inmediatamente, el número de romances incorporado al texto de 1615 es mayor.

4 Para las ocurrencias romancísticas de la Segunda parte véase el apéndice al final de este trabajo.

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 3: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

EL ROMANCERO DEL "QUIJOTE" 469

Como había ocurrido en el texto de 1605, los romances viejos dominan sobre los nuevos ( 19 sobre 9). Dentro de los romances viejos se siguen prefiriendo aquellos que remiten a un ambiente caballeresco extranjero, como Mis arreos son las armas, Lanzarote y el Orgulloso y El marqués de Mantua, que habían contribuido a la configuración del héroe en la Primera parte de la novela, o El cautiverio de Guarinos, El conde Claros, El moro Calaínos, Rosaflorida, Muerto yaze Durandarte, ¡Oh Belerma, oh Belerma/ y Gaiferos libertador de Melisendra, novedad absoluta de la Segunda parte. El texto de 1615 también se distingue por conceder mayor atención a los romances de tema épico o histórico nacional, escasamente representados en el Quijote primigenio. Dentro del primer grupo tenemos dos romances dedicados al cerco de Zamora (Las quejas de doña Urraca, Diego Ordoñez reta a los zamoranos) y dos al ciclo de los infantes de Lara (Las quejas de doña Lambra, La venganza de Mudarra), además de los versos "Mensajero sois, amigo,/ no merecéis culpa, non" (II, 10, p. 702), que podrían pertenecer lo mismo a Bernardo del Carpio se entrevista con el rey que a Fernán González se niega a ir a las Cortes5. Entre los romances de historia nacional hay dos sobre el rey Rodrigo (Don Rodrigo y la pérdida de España, La penitencia del rey don Rodrigo) y uno de tema fronterizo, La muerte de don Alonso de Aguilar, mencionado en la Primera parte. Otra de las innovaciones del Romance-ro viejo utilizado en el segundo Quijote es la inclusión de un romance de asunto clásico, El incendio de Roma.

El Quijote de 1615 presenta 9 romances nuevos, que corresponden a un tercio de los romances citados o aludidos en la Segunda parte de la novela. El repertorio que sobre el particular nos ofrece la continuación es mucho más variado que el que había aparecido en la Primera parte. Dentro de los romances compuestos por otros autores tenemos: dos poemas inspirados en romances viejos carolingios (Por el rastro de la sangre y -Oíd, señor don Gaiferos), un romance cronístico de asunto histórico-nacional (La emperatriz de Constantinopla)6

, una jácara de Quevedo, la

5 Véanse RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL, Romancero tradicional de las lenguas hispánicas. J. Romanceros del rey Rodrigo y de Bernardo del Carpio, eds. R. Lapesa, D. Catalán, A. Galmés y J. Caso, Seminario Menéndez Pidal-Gredos, Madrid, 195 7, pp. 166-167, y Romancero tradicional de las lenguas hispánicas, JI. Romanceros de los condes de Castilla y de los infantes de Lara, ed. D. Catalán, Seminario Menéndez Pidal-Gredos, Madrid, 1963, pp. 21-22, 26-28.

6 Estudiosos como J. ALONSO ASENJO, art. cit., pp. 44-45, sostienen que la llegada de la dueña Dolorida a la corte ducal, completamente enlutada y acompañada de doce dueñas con las caras cubiertas de velos negros (11, 38, pp. 938-939), se basa en el romance sobre la emperatriz de Constantinopla que

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 4: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

470 MAGDALENA AL TAMIRANO

famosa Carta de Escarramán a laMéndez, y dos romances moriscos (-Afuera, afuera, aparta, aparta y Diamante falso y fingido). Los romances que integran el ciclo de Altisidora, -¡Oh tú, que estás en tu lecho.', Suelen las fuerzas de amor, -Escucha, mal caballero, se deben a la pluma de Cervantes.

El conjunto de romances incorporados en el Quijote de 1615 es una selección bastante completa, que abarca los principales subgrupos del Romancero viejo y varios de los más importantes del romancero nuevo, con la excepción, notable por cierto, de los romances de asunto pastoriF. Otra de las características del corpus romancístico del segundo Quijote es que, en su mayoría, se trata de poemas muy conocidos por el público de la época. En buena parte ello se debe a que Cervantes está dialogando continuamente con el lector; cuando incorpora citas o alusiones romancísticas espera que los receptores de su obra puedan reconocerlas para que, entre otras cosas, sean capaces de descifrar los chistes, guiños

comienza "De la gran Constantinopla/ su emperatriz se partía'', publicado en el Cancionero de romances de Lorenzo de Sepúlveda (pp. 268-269 de la ed. moderna de A. Rodríguez-Moñino, Castalia, Madrid, 1967). Creo, con EMILIO GüNZÁLEZ, "La dueña Dolorida del Quijote y la emperatriz de Constantinopla", Nueva Revista de Filología Hispánica, 9 ( 1955 ), pp. 35-3 7, que Cervantes se inspiró en un romance de Juan de la Cueva sobre el mismo asunto ("Celebrando están las bodas/ del príncipe don Fernando"); puede verse en AGUSTÍN DURÁN, Romancero general o Colección de romances castellanos anteriores al siglo XVIII, M. Rivadeneyra, Madrid, 1849-1851, t. 2, núm. 940.

7 Según RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL, Romancero hispánico, Espasa-Calpe, Madrid, 1968, t. 2, pp. 125, 136-139, los romances nuevos de asunto pastoril empiezan a proliferar en la última década del Quinientos. Llama la atención que en la Segunda parte del Quijote no figure ninguna muestra de esta modalidad, tan popular en la época; recuérdese, sin embargo, que en el Quijote primigenio había aparecido el romance rústico -Yo sé, Olalla, que me adoras. Es posible que Cervantes evitara deliberadamente incluir romances pastoriles en la continuación de 1615 porque este tipo de composiciones concordaría mejor con el proyecto bucólico de don Quijote; en sus planes sobre la eventual adopción del ejercicio pastoril, dice el hidalgo a Sancho, "nos andaremos por los montes, por las selvas y por los prados, cantando aquí, endechando allí", "y hanos de ayudar mucho al parecer en perfeción este ejercicio el ser yo algún tanto poeta, como tú sabes" (11, 67, pp. 11 75-11 76). Quizá el cambio de vida nos daría la oportunidad de ver al antiguo caballero andan te componer romances pastoriles (y con ello dar un nuevo giro a la parodia del género). Para la participación de Cervantes en la veta pastoril del romancero nuevo, véase AURELIO GONZÁLEZ, "Cervantes y los temas del Romancero nuevo", en Actas del Tercer Coloquio Internacional de la Asociación de Cervantistas, Ministerio de Asuntos Exteriores-Anthropos, Madrid, 1993, pp. 612-613.

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 5: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

EL ROMANCERO DEL "QUIJOTE" 471

y parodias que subyacen a muchas de las citas o alusiones, por fragmen-tarias que éstas sean.

Como había ocurrido en la Pimera parte, el Romancero se presenta de diferentes formas en la continuación de 1615. Casi siempre estas formas concuerdan con los modos habituales de transmisión del género en la España del Siglo de Oro, como el canto, la recitación o el uso de versos a manera de elementos fraseológicos del idioma. El capítulo nueve nos da un ejemplo del primer caso. Don Quijote y Sancho están en el Toboso, buscando el alcázar de Dulcinea, que se supone que el escudero conoce. La frase que abre el capítulo, "Media noche era por filo, poco más o menos" (p. 695), nos remite al comienzo del Conde Claros8

, prototipo de amante ardiente e intrépido, también insomne, que en el romance se prepara para una entrevista amorosa con la infanta Claraniña Con toda seguridad, el recuerdo del romance resonaría en la memoria de los lectores, quienes no podrían menos que contrastar los exitosos resultados de la aventura del conde con la búsqueda fallida de don Quijote. El panorama no puede ser más desolador para éste: es de noche, ladran los perros, no hay señales del alcázar y, para colmo de malos augurios, aparece un labrador "cantando aquel romance que dicen: «Mala la hubistes, franceses/ en esa de Roncesvalles»" (p. 698). Por un lado, la inclusión del Cautiverio de Guarinos coadyuva al desarrollo de la trama narrativa. Don Quijote reacciona con pánico, es el principio de su tercera salida, y él y Sancho discuten sobre el posible carácter funesto del incidente. Por otra parte, la presencia de un romance cantado dentro de la novela es una manifestación de oralidad que agrega fluidez a la prosa cervantina. Además, y como ocurre muchas veces en la obra, un romance llama a otro, produciéndose una concatenación de alusiones romancísti-cas; en su respuesta a don Quijote, Sancho recuerda una versión diferente del Cautiverio de Guarinol y agrega la mención del Moro Calaínos,

8 "Media noche era por filo,/ los gallos querían cantar,// conde Claros con amores,/ no podía reposar", Cancionero de romances (Anvers 1550), ed. cit., p. 168. El conde es hijo de Reinaldos de Montalbán, a quien don Quijote parece conocer muy bien (1, 7, p. 89; 11, 1, p. 637; 11, 32, p. 893). Para los romances incluidos en este capítulo, véase ALBERTO SÁNCHEZ, "Don Quijote, rapsoda del Romancero viejo", en]. A. PARR (ed.), On Cervantes. Essays for L. A. Murillo,Juan de la Cuesta, Newark, DE, 1991, pp. 248-249,y PABLO JAURALDE Pou, "El Quijote, 11, 9",Anales Cervantinos, 25/26 (1987-88), pp. 177-191, que lamentablemente no he podido consultar.

9 " ... pero ¿qué hace a nuestro propósito la caza de Roncesvalles? Así pudiera

cantar el romance de Calaínos, que todo fuera uno para sucedernos bien o mal en nuestro negocio?" (11, 9, p. 698). La alusión de Sancho concuerda con

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 6: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

472 MAGDALENA AL T AMIRANO

retomado por el hidalgo en sus acciones: "Llegó en esto el labrador, a quien don Quijote preguntó:-¿ Sabréisme decir, buen amigo, que buena ventura os dé Dios, dónde son por aquí los palacios de la sin par princesa doña Dulcinea del Toboso?" (p. 698)10

En la Segunda parte del Quijote también se cantan los romances que integran el ciclo de Altisidora. Como en el Quijote primigenio, los romances compuestos por Cervantes son los únicos que se reproducen completos y a los que se les adjudica un autor, dentro del marco de la ficción novelística, claro está11

• A propósito de -Suelen las faerzas de amor se aclara que el poema es creación de don Quijote, el cual "con una voz ronquilla aunque entonada, cantó el siguiente romance, que él mismo aquel día había compuesto" (11, 46, p. 1000). Los contenidos de -¡Oh tú, que estás en tu lecho!y-Escucha, mal caballero, aunados a la desenvoltura que caracteriza a la doncella de la duquesa, nos permiten suponer que fue Altisidora quien pergeñó ambas composiciones. Al reproducirlos completos y otorgarles nombre de autor, Cervantes está singularizando a sus romances, con respecto a los otros textos romancísticos de la novela, viejos o nuevos, que en la inmensa mayoría de los casos se incorporan a la obra mediante citas o alusiones brevísimas. Para los romances viejos, por definición anónimos, nadie esperaría menciones de autoría. Los romances nuevos, que imitaban el anonimato de los romances antiguos, se presentan en la obra, si no como material estrictamente folclórico, sí como poemas bastante conocidos, al menos en determinados círculos. El narrador antecede su cita deAfuera, afuera, aparta, aparta con la aclaración: "por esto se dijo'', y en efecto sabemos que uno de los versos citados, "las cañas se vuelven lanzas'', se usó como frase proverbial (11, 12, p. 721); el duque hace algo parecido cuando incluye el estribillo de Diamante falso y

versiones como la siguiente: "Mala la vistes, franceses,/ la cai;:a de Roncesvalles", Cancionero de romances (Anvers 1550), ed. cit., p. 180. Calaínos era "señor de los Montes Claros" (ibid., p. 17 5), circunstancia que une este romance al del Conde Claros, citado al comienzo del capítulo; cierre perfecto para este tipo de concatenaciones, tan del gusto de Cervantes.

'º "Vido estar un moro viejo/ que a ella guardar solía.// Calaínos que lo vido/ llegado allá se avía// las palabras que le dixo,/ con amor y cortesía:// -Por Alá te ruego, moro,/ assí te alargue la vida,// que me muestres los palacios/ donde mi vida bivíaj/ de quien soy triste cautivo/ y por quien pena tenía;// que cierto por sus amores/ creo yo perder la vida", Cancionero de romances (Anvers 1550), ed. cit., p. 174.

11 Para los romances compuestos por Cervantes en el Quijote de 1605 véase mi artículo ya citado, p. 323 n.

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 7: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

EL ROMANCERO DEL "QUIJOTE" 473

fingido en su diálogo con Altisidora: "-Eso me parece ... a lo que suele decirse: «Porque aquel que dice injurias,/ cerca está de perdonar»" (II, 71, p. 1198).

Notemos también que -¡Oh tú, que estás en tu lecho.' y Suelen las faerzas de amor son los únicos romances que en la continuación de la novela se cantan acompañados de algún instrumento musical (arpa, vihuela), como subrayando sus nexos con el Romancero nuevo, compuesto básicamente para ser cantado12

, y que -Escucha, mal caballero lleva el estribillo característico de los romances artísticos. Lejos de ser gratuitos, estos detalles contribuyen a la parodia del romancero nuevo (y del viejo) que se hace en los textos del ciclo de Altisidora13

Como hemos estado viendo, el manejo que Cervantes hace del romancero en la Segunda parte del Quijote exhibe varias diferencias con respecto a lo que el escritor había hecho en la Primera parte de la novela. Una de las diferencias más notables es la importancia que cobra Sancho como emisor de romances. Si en el Quijote de 1605 la mayoría de los romances eran enunciados por don Qiijote, seguido por el narrador y, después por Sancho, ahora el escudero dirá tantos romances como su amo o el narrador 14

• Además, Sancho posee un bagaje romancístico tan

12 JOSÉ F. MONTESINOS, "Algunos problemas del Romancero nuevo", en]. H. SILVERMAN ( ed.), Ensayos y estudios de literatura española, Revista de Occidente, Madrid, 1970, pp. 113-118. Obviamente los romances viejos también se cantaban acompañados de los mismos instrumentos, o de otros, pero el hecho de que Cervantes sólo mencione el uso de instrumentos cuando se trata de sus propios romances indica, en mi opinión, que estaba subrayando la pertenencia de éstos al romancero nuevo.

13 Para otros elementos paródicos de estos romances, véanse A. GONZÁLEZ, art. cit., pp. 614-615, y RAFAEL OSUNA, "Una parodia cervantina de un romance de Lope", HR, 49 (1981), pp. 87-105; en relación con el personaje femenino es útil F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, "Doncella soy de esta casa y Altisidora me llaman", Trabajos y días cervantinos, C.E.C., Alcalá de Henares, 1995, pp. 300-340.

14 Ocurrencias romancísticas del Quijote de 1605. Don Quijote: 1, 2, p. 51; 1, 2, p. 52; 1, 5, pp. 71-72; 1, 10, p. 115; 1, 13, p. 137; 1, 49, p. 565. Narrador: 1, 4, p. 67, 1,5, p. 72; 1, 17,p. 177; 1, 27, p. 301; 1, 43, p. 509. Sancho: 1, 10, p. 116; 1, 19, p. 199; 1, 31, p. 358; 1, 47, p. 546; también enuncian romances el ventero, el cabrero Antonio y don Luis el falso mozo de mulas. Quijote de 1615. Don Quijote: 11, 1, p. 633; 11, 9, p. 698; 11, 22, p. 814; 11, 23, pp. 819, 826y828;11, 27, p. 859. Sancho: 11, 5, p. 668; 11, 9, p. 698; 11, l O, pp. 702 y 706; 11, 31, p. 881; 11, 32, p. 894; 11, 60, p. 1118. Narrador: 11, 9, p. 695; 11, 12, p. 721; 11, 38, pp. 938-939; 11, 50, p. 1036; 11, 54, pp. 1070-1071; 11, 64, p. 1157; 11, 74, p. 1222; el resto de las citas o alusiones están puestas en boca del labrador del Toboso, Durandarte, Montesinos, el trujamán, maese Pedro, doña Rodríguez, Altisidora, el duque. Es

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 8: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

474 MAGDALENA AL TAMIRANO

nutrido como el de don Quijote, o más, con la única salvedad de que el escudero no parece interesarse por el Romancero nuevo, si es que lo conoce15

• Las diferencias con respecto al Quijote primigenio no son sólo cuantitativas. En la continuación de 1615 Sancho ya no necesita que su amo le marque la pauta en aquello de citar romances, como había ocurrido en la Primera parte a propósito del Marqués de Mantua16

; por el

imposible hacer un cómputo exacto de las voces que emiten romances porque hay varios traslapes en el texto. En todo caso creo que mi balance muestra lo fundamental: el incremento de romances adjudicados a Sancho en la Segunda parte. Para un cómputo diferente, véase JULIO ALONSO ASENJO, art. cit., pp. 58-59.

15 Sancho conoce: Las quejas de doña Urraca, El cautiverio de Guarinos, El moro Calaínos, Bernardo del Carpio se entrevista con el rey o Fernán González se niega a ir a las Cortes, Las quejas de doña Lambra, El conde Dirlos, Lanzarote y el Orgulloso, El marqués de Mantua, La venganza de Mudarra y, de acuerdo con la Primera parte, también El conde A/arcos. Don Quijote: Mis arreos son las armas, El moro Calaínos, La muerte de don Alonso de Aguilar, Muerto yaze Durandarte, ¡Oh Belerma, oh Belerma!, Lanza rote y el Orgulloso, El marqués de Mantua, Diego Ordoñez reta a los zamoranos y, según el texto de 1605, -¿Dónde estás, señora mía? Además, ambos personajes identifican otros romances puestos en boca de algunos de los personajes secundarios. DANIEL E!SENBERG, "El romance visto por Cervantes'', Estudios cervantinos, Sirmio, Barcelona, 1991, p. 79 n, señaló que en el Quijote los romances "se asocian de manera constante con la clase baja o no hidalga", con excepción de don Quijote y el narrador o los narradores. Y o diría que esta afirmación es válida en lo que respecta a los romances viejos, pues no hay que olvidar que en la novela hay varios personajes familiarizados con los productos del Romancero nuevo, a saber: don Quijote {I, 5, p. 71 ), el narrador {II, 12, p. 721; II, 38, pp. 938-939), el duque (II, 71, p.1198)y, como corresponde a su oficio, el trujamán del retablo de maese Pedro (II, 26, pp. 847-848); don Quijote y Altisidora componen romances artificiosos (en la Primera parte lo habían hecho el tío del cabrero Antonio y don Luis). Yo no creo, como afirma MAXIME CHEVALIER, "Cervantes frente a los romances viejos", Voz y Letra, 1 {1990), que la identificación de los romances viejos con "la gente iletrada o de poca cultura" {p. 191) conlleve, por sí sola, un "muy relativo aprecio por el Romancero viejo y, y por el Romancero carolingio en particular" (p. 192). Cervantes podría estar subrayando el carácter popular de los romances viejos, AL TAMIRANO, art. cit., p. 332 n. Por otra parte, el performance del trujamán nos muestra una de las posibilidades de transmisión del Romancero nuevo entre las clases populares, en la obra cervantina y en la vida real; véase GIUSEPPE Di STEFANO, op. cit., p. 55-57.

16 En esta parte de la novela Sancho dice dos romances: El marqués de Mantua y, muy brevemente, El conde A/arcos. Las citas del primero se producen después de que el escudero ha oído a su amo pronunciar el famoso juramento del marqués; eso sí, en ciertas ocasiones Sancho alude a versos distintos de los empleados por don Quijote, indicio de que, desde un principio, el escudero

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 9: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

EL ROMANCERO DEL "QUIJOTE" 475

contrario, muchas veces es él quien toma la iniciativa e introduce versos de romances en sus conversaciones con don Quijote. Un botón de muestra. En el capítulo 10 Sancho intenta convencer al hidalgo de que las tres aldeanas que andan por el camino del Toboso son Dulcinea y sus doncellas, montadas en soberbias hacaneas; don Quijote, a quien la realidad ya no traiciona, no ve sino tres labradoras, montadas en tres borricos, y pregunta si las damas se han quedado fuera de la ciudad; el escudero persiste en su engaño: "¿Cómo fuera de la ciudad ... ¿Por ventura tiene vuesa merced los ojos en el colodrillo, que no vee que son estas las que aquí vienen, resplandecientes como el mismo sol a medio día?" (p. 706). En mi opinión, la frase final es un eco del romance de Rosaflorida:

En Castilla está un castillo que se llama Rocha Frida: al castillo llaman Rhoca y a la fonte llaman Frida. El pie tenía de oro y almenas de plata fina, entre almena y almena está una piedra <;:afira: tanto relumbra de noche como el sol a mediodía17

Aunque hay versos similares en otros romances, sobre todo entre los carolingios 18

, creo que al escribir la respuesta de Sancho Cervantes estaba pensando en Rosaflorida. Al respecto debemos recordar que el protagonis-ta masculino del romance es Montesinos, de quien Rosaflorida se enamora "de oydas que no de vista", tal y como le sucede a don Quijote19

El episodio de las labradoras se enlaza con el de la cueva de Montesinos a través del encantamiento de Dulcinea y de la figura del mismo Montesinos, personaje clave en los romances de Durandarte y Belerma, recreados en la cueva. En su relato a Sancho y al primo, don Quijote refiere que fue precisamente Montesinos el que:

contaba con su propio bagaje romancístico; AL TAMIRANO, art. cit., pp. 331-332. 17 Cancionero de romances (Anvers 1550), ed. cit., p. 253. 18 Véanse AURELIO GONZÁLEZ, "Fórmulas en el Romancero. Conservación

y variación", en C. COMPANY, A. GONZÁLEZ y L. VON DER W ALDE MOHENO (eds.), Discursos y representaciones en la Edad Media. (Actas de las VI jornadas Medievales), UNAM-El Colegio de México, México, 1999, p. 200, y RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL, Romancero hispánico, t. 1, pp. 265-266.

19 Cancionero de romances (Anvers 1550), loe. cit. Dice el hidalgo: "en todos los días de mi vida no he visto a la sin par Dulcinea ... y ... sólo estoy enamorado de oídas y de la gran fama que tiene de hermosa y discreta" (11, 9, p. 697).

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 10: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

476 MAGDALENA AL T AMIRANO

me mostró tres labradoras que por aquellos amenísimos campos iban saltando y brincando como cabras, y apenas las hube visto, cuando conocí ser la una la sin par Dulcinea del Toboso, y las otras dos aquellas mismas labradoras que venían con ella, que hallamos a la salida del Toboso (II, 23, pp. 825-826)20

Estos paralelos y otras resonancias de Rosaflorida en la obra muestran que el verso que Sancho recuerda procede de este romance21

Digamos, por último, que en la novela de 1605 don Quijote es el principal emisor del Romancero y quien propicia que sus interlocutores digan romances22

• En la continuación de 1615 Sancho no sólo no necesita que el caballero le de el "pie" de romance, sino que ahora también provoca citas en otros personajes, incluyendo a su amo, como lo muestra el caso del Moro Calaínos que hemos apuntado y este otro, donde doña Rodríguez y el escudero forman una mancuerna romancística perfecta. En charla con la duquesa Sancho refiere que "de entre los brocados, pasatiempos y riquezas sacaron a Rodrigo para ser comido de culebras,

20 RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL, "Un aspecto en la elaboración del Quijote", De Cervantes y Lope de Vega, Espasa-Calpe, Buenos Aires-México, 1943, pp. 46-50, y HELENA PERCAS DE PONSETI, Cervantes ysu concepto de arte, Gredas, Madrid, 197 5, pp. 463-466, opinan que Rosaflorida también contribuyó a la construcción del episodio de la cueva de Montesinos.

21 En el mismo cap. 1 O, y poco después de la mención de Rosaflorida, Sancho le dice a don Quijote: "-Calle, señor. .. no diga la tal palabra, sino despabile esos ojos y venga a hacer reverencia a la señora de sus pensamientos, que ya llega cerca" (p. 706). MENÉNDEZ PIDAL, "Un aspecto en la elaboración del Quijote", art. cit., pp. 43, 58, afirmó que se trataba de una cita de Las quejas de doña Urraca ("-Calledes, hija, calledes,/ no digades tal palabra", Cancionero de romances [Anvers 7 550}, ed. cit., p. 213), aludido por el escudero unos capítulos antes {11, 5, p. 668). La identificación es probable pero, dado que se trata de una fórmula frecuentísima en el romancero, no debemos descartar otras posibilidades, por ejemplo, Las quejas de doña Lamhra ("-Calledes, la mi señora,/ vos no digades atal", Cancionero de romances [Anvers 7550}, ed. cit., p. 232), utilizado por el narrador al describir a Teresa Panza (II, 50, p. 1036 ). A favor de la identificación de Menéndez Pida! tenemos el que "-Calle ... no diga la tal palabra" y la alusión a Las quejas de doña Urraca del capítulo quinto están en boca del mismo personaje, Sancho. No hay que olvidar, sin embargo, que el esquema de la frase de Sancho concuerda mejor con el romance de Lambra, donde el verbo caUar no se repite. Creo que, como en otros casos, Cervantes está mezclando, consciente o inconscientemente, versos de dos romances distintos.

22 He mencionado arriba el caso de Sancho, para el del ventero véase AL TAMIRANO, art. cit., pp. 330-331.

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 11: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

EL ROMANCERO DEL "QUIJOTE" 477

si es que las trovas de los romances antiguos no mienten" (II, 33, p. 907). La dueña, que antes no había mostrado el menor entusiasmo por el romancero (II, 31, pp. 881-882), identifica inmediatamente la alusión, la amplía y la adorna recitando los que quizá son los versos más característi-cos de La penitencia del rey don Rodrigo:

-¡Y cómo que no mienten!..., que un romance hay que dice que metieron al rey Rodrigo vivo vivo en una tumba llena de sapos, culebras y lagartos, y que de allí a dos días dijo el rey desde dentro de la tumba, con voz doliente y baja:

Ya me comen, ya me comen Por do más pecado había

(p. 907).

Como se ve, Sancho se ha convertido en un "zahorí de las historias" (II, 31, p. 881) y aprovecha su saber romancístico para subrayar su co-protagonismo en la novela. La figura del escudero, enriquecida por el Romancero, entre otros aspectos, ha devenido uno de los rasgos más atractivos del Quijote de 1615.

MAGDALENA A.LTAMIRANO Eastern Connecti.cut State University

-1 .. Centro Virtual Cervantes

Page 12: El Romancero en la segunda parte del «Quijote»

Actas XV Congreso AIH (Vol. I). MAGDALENA ALTAMIRANO. El Romancero en la segunda parte del «Quijote»-

APÉNDICE OCURRENCIAS ROMANCÍSTICAS

EN LA SEGUNDA PARTE DEL QUIJOTE

Mis arreos son las armas (II, 1, p. 633; II, 64, p. 1157). Las quejas de dofía Urraca (II, 5, p. 668; II, 10, p. 706). El conde Claros (II, 9, p. 695). El cautiverio de Guarinos (II, 9, p. 698). El moro Calaínos (II, 9, p. 698). Bernardo del Carpw se entrevista con el rey/ Fernán González se niega a ir a las

Cortes (II, 10, p. 702). Rosaflorida (II, 10, p. 706). Las quejas de dofía Lambra (II, 10, p. 706, II, 50, p. 1036). -Afuera, afuera, aparta, aparta (II, 12, p. 721). El incendw de Roma (II, 20, p. 793, II, 44, p. 987, II, 54, pp. 1070-1071 ). La muerte de don Alonso de Aguilar (II, 74, p. 1222; quizá II, 22, p. 814, II,

23, pp. 819, 822, II, 29, p. 874, II, 39, p. 948, II, 41, p. 956). Muerto yaze Durandarte (II, 23, p. 819). ¡Oh Belerma, oh Belerma! (II, 23, pp. 819, 821 ). Por el rastro de la sangre (II, 23, pp. 821, 823). Lanzarote y el Orgulwso (II, 23, p. 826, II, 31, pp. 881-882). El marqués de Mantua (II, 23, p. 828, II, 32, p. 894, II, 38, pp. 943-944). -Oíd, señor don Gaiferos (II, 26, 847). Carta de Escarramán a la Méndez (II, 26, p. 848). Gaiferos libertador de Melisendra (II, 26, p. 848, II, 64, p. 1157). Don Rodrigo y la pérdida de España (II, 26, p. 851 ). Diego Ordoñez reta a los zamoranos (II, 27, p. 859). Penitencia del rey don Rodrigo (II, 33, p. 907). La emperatriz de Constantinopla (II, 38, 938-939). -¡Oh tú, que estás en tu lecho! (II, 44, p. 987). Suelen las faerzas de amor (II, 46, p. 1001 ). -Escucha, mal caballero (II, 57, p. 1090). La venganza de Mudarra (II, 60, p. 1118). Diamante falso y fingido (II, 70, p. 1198).

-1 .. Centro Virtual Cervantes