el discurso oral en las academias del siglo de oro · fenómeno literario y social de las academias...

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El discurso oral en las academias del Siglo de Oro por Esther LACADENA Y CALERO (Universidad de Zaragoza) Tanto la difusión oral de la literatura española como el fenómeno literario y social de las academias han sido ampliamente estudiados por ilustres críticos. No es tan.frecuente, sin embargo y a pesar de su extraordinario interés, el estudio de la importan- cia de la oralidad en aquellos cenáculos. Se alude a la recitación pública de versos, a la lectura de poemas y de novelas, al estreno de comedias y entremeses, a canciones e interpretaciones musicales, pero apenas se hace hincapié en la carga de oralidad que todo esto comporta. Lo mismo que en la Roma imperial la mayoría de las obras literarias fueron conocidas, antes que a través de copias manus- critas , por medio de la lectura oral (1), en las academias de los siglos XVI y XVII —como apuntó Autora Egido {2) — , "la retórica (1) Erich Auerbach, Lenguaje literario y público en la baja latinidad y en la Edad Media, trad. de L. López Morillas, Barcelona, Seix Barrai, 1969. (2) Aurora Egido, Una introducción a la poesía y a las academias literarias del siglo XVII, en Estudios Humanísticos. Filología, 6, Universidad de Ledn, 198<+, p . 2 1 . UCADENA y CAUSO, Esther. El discurso oral en las academias del Siglo de Oro. En Criticón (Toulouse), VI, 1988, pp. 87-102

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El discurso oral en las academias

del Siglo de Oro

por E s t h e r LACADENA Y CALERO

(Universidad de Zaragoza)

Tanto la difusión oral de la l i teratura española como elfenómeno l i terar io y social de las academias han sido ampliamenteestudiados por i lustres crí t icos. No es tan.frecuente, sin embargoy a pesar de su extraordinario interés, el estudio de la importan-cia de la oralidad en aquellos cenáculos. Se alude a la recitaciónpública de versos, a la lectura de poemas y de novelas, al estrenode comedias y entremeses, a canciones e interpretaciones musicales,pero apenas se hace hincapié en la carga de oralidad que todo estocomporta.

Lo mismo que en la Roma imperial la mayoría de las obrasl i terar ias fueron conocidas, antes que a través de copias manus-cri tas , por medio de la lectura oral (1), en las academias de lossiglos XVI y XVII —como apuntó Autora Egido {2) — , "la retórica

(1) Erich Auerbach, Lenguaje literario y público en la baja latinidad y en laEdad Media, t rad . de L. López Morillas, Barcelona, Seix Barrai, 1969.

(2) Aurora Egido, Una introducción a la poesía y a las academias literariasdel siglo XVII, en Estudios Humanísticos. Filología, 6, Universidad de Ledn,198<+, p . 2 1 .

UCADENA y CAUSO, Esther. El discurso oral en las academias del Siglo de Oro. En Criticón(Toulouse), VI, 1988, pp. 87-102

88 Esther LACADENA Y CALERO Criticón, 41, 1988

de l a o r a t o r i a acompaño" todas l a s ses iones que sólo un e j e r c i c i oposterior o a veces simultáneo convertiría en texto escrito".

Para Margit Frenk ,

Bí hecho de. que hoy aoncÁbamoi ¿a. tzcXwia como un ptoee&o t>ltzncÁ.oioy iotita/U.o dUtomíona ñau fia concepción de. ta ¿¿XeAtvtuHa de. épocaiantzhloKzi. ( 3)

De aqui que esta autora llame la atención sobre la identificación,en nuestros siglos de oro, de la lectura

con ta. audición y uta, ínctuio, con ¿a nzpnzizntRclón tzatfiat : "ouicomzdíai" ¡ ¿o quz hoy ttcummoi especiado* OJIO, "oyzntz".

Tal vez, la declamación de las composiciones leídas o rec i -tadas en las academias explique , en parte , la aceptación de lamala calidad de muchas de e l las , pues , como dice Pérez Montalbán,al dedicar a los lectores e l VnÁMlh. tomo de, tai comzdün i(1638), se :las ofrece impresas

pa/ia quz ta& ceitóatétó zn vuzitto apoiznto, quz asxnquz poJizcJLwon Ka-zonoblemente. e.n eí tablado, no di cAídiXo iíguAo ¡ poique, tat vez ztademán de. ta dama, ta izpLZ&zntaclón dzt h&noz, ta cadencia de. ta¿

• vocea, zt twJLdo de. toi comonantzi y ta iu&pzni¿on de. toi afizetoi ÍUZ-tzn engaño* tai oizjai mái a£znta¿ y hacex. quz pa¿zn pon nayoi toitiztámpagoi. 14)

La importancia de la comunicación oral se manifiesta en

(3) Margit Frenk, "Lectores y oidores". La difusión oral de la literatura enel Siglo de Oro, en Actas del Séptimo Congreso Internacional de Hispanistas(Venecia, 25-30 de Agosto de 1980), vol. I, Roma, Bulzoni Editore, pp. 101-123.Para Robert Marichal (Naissance du roman, en Entretiens sur la renaissance du12e siècle, Paris-La Haye, 1968) y para Paul Zumthor (Essai de poétique médié-vale, Paris, Seuil, 1972), la lectura privada, la lectura solo con los ojos,no se hizo antes del siglo XV, cuando el uso de la escritura se extendió entrelas clases superiores y la población urbana. Incluso —especifica Zumthor—,la lectura solitaria entrañaba, aun entre los letrados, una pronunciación deltexto, ya que la costumbre medieval escolar era la enseñanza de la escriturapronunciando. Cito por M. Frenk, art. cit.

(4) En A. Porqueras Mayo, El prólogo en el Manierismo y Barroco españoles, Ma-drid, C.S.I.C, Anejos de Revista de Literatura, 27, 1968, p. 156.

EL DISCURSO ORAL EN LAS ACADEMIAS 89

esa espléndida descr ipc ión de una t e r t u l i a que es It C0mte.3ia.no, deBal tasar de Cas t ig l ione , bajo cuya i n f l u e n c i a , y a impulsos del a s academias i t a l i a n a s —como también señala Aurora Egido—, " lasespañolas se extendieron por toda l a península desde f i n a l e s dels i g l o XVI" ( 5 ) .

Cas t ig l ione , en la DzdLcatohia "Al Muy I l u s t r e y ReverendoSeñor Don Miguel de S i lva , Obispo de Viseo", dec la ra que

acaldándome. deZ corvte.ntcutU.znto que. yo en aqu&ttoó añoi había, tenidocon ta datez, conveJi&ación y compañía, de. tan ece¿£n¿e¿ hombizé comozntoncu ÍZ haltan.on en la cofito. de. uublno (fú. movido a. ucfUbVi eAtoi&Lb>LO¿ deí Cortesano. [6]

(5) A. Egido, De las Academias a la Academia, en The Fairest Flowers. The Emer-gence of Linguistic National Consciousness in Renaissance Europe, Firenze,Accademia della Crusca, 1985, p. 87. Willard F. King (Prosa novelística y aca-demias literarias en el siglo XVII, Anejo X del Boletín de la Real AcademiaEspañola, Madrid, 1963) considera también (p. 11, nota 1) que fueron las acade-mias renacentistas italianas, que aparecieron antes de mediados del siglo XV,las que sirvieron de modelo a las españolas y francesas posteriores, en oposi-ción a Ludwig Pfandl que las cree hijas de las academias escolares de los je-suítas (ver L. Pfandl, Cultura y costumbres del pueblo español de los siglosXVI y XVII. Introducción al Siglo de Oro, Barcelona, Araluce, 1929, pp. 181-185).

(6) B. de Castiglione, El Cortesano, Trad. de Juan Boscán ; estudio preliminarde M. Menéndez y Pelayo, Madrid, C. S. I. C , Anejo XXV de la Revista de Filo-logía Española, 19421 La cita en p. 13 ; el subrayado es mío. Los fines de la-tertulia descrita por Castiglione son semejantes a los propuestos por LupercioLeonardo de Argensola en sus Discursos pronunciados en una academia de Zaragozareproducidos por José Sánchez, Academias literarias del Siglo de Oro español,Madrid, Gredos, 1961, pp. 235-243. Dice Castiglione que Guidubaldo, hijo únicoy sucesor del Duque Federico de Urbino, "procuraba sobre todo que su casa es-tuviese siempre llena de caballeros principales y valerosos [ ], gozandosiempre de la conversacidn dellos, y en todo esto no era menor el placer queél daba que el que recibía, por ser muy doto en la lengua latina y en la grie-ga, y tener, juntamente, con la afabilidad y buena conversación, mucha noticiade muchas cosas. Y demás desto, Í...1, que aunque él no pudiese con su personaexercitar (estaba enfermo de gota) las cosas de caballería [...], a lo menosholgaba de vellas exercitar a los otros ; y con buenas palabras, agora corri-giendo y agora alabando a cada uno según los méritos, claramente mostraba cuangrande juicio fuese el suyo en semejantes exercicios. Desto procedía que enjustas, en torneos, en saber menear un caballo y en jugar toda suerte de armas,asimismo en fiestas, en burlas, en música, y finalmente, en todas las cosas

90 Esthet LACADENA Y CALERO Criticón, 41, 1988

Es, p u e s , e l r ecuerdo de l a "dulce conversac ión y compañía" e lque mueve a C a s t i g l i o n e a e s c r i b i r una obra que , como d i j o Menén-dez y Pelayo , es t rasunto idealizado de las discret ís imas p l á t i -cas de la pequeña corte del Duque de Urbino" y "espejo de la vidaáulica" (7) .

En la nueva valoración del hombre, los humanistas conside-ran que lo que dist ingue a aquél de los animales es la capacidadde pensar , y la de ex te r io r izar sus pensamientos la que diferenciaal hombre de los ángeles : de aquí que consideren que es el hablael don supremo de la humanidad (8) .

A la importancia dada a la palabra y al gusto humanista desaber contar con gracia responden todas esas obras que recogenlos dLtta eX ¡jacia de hombres i l u s t r e s , colecciones que culminan ,en el s iglo XVII, con las obras de Baltasar Porreno , que compilalos hechos y dichos célebres de Felipe II y de Felipe I I I (9) .

Fruto también de es te aprecio por la oralidad es la F-CÍOíO-úía vuZgaJi (Sevi l la , 1568), de Mal Lara, quien, en el prefacio A&0¿ Le.(<tO*&l,, considera que no ignorar la vox popaJtL, los proverbiosy refranes populares, "es de sabiduría". Por eso, no sdlo recogeen su obra esa vox. poputÁ. compilada en colecciones españolas ante-r iores , sino que la toma de la misma boca del pueblo (10).

convenibles a caballeros de alta sangre, cada uno se esforzaba de mostrarsetal cual convenía a compañía tan escogida" (p. 28). Pero, es, sobre todo, labuena conversación, "así en cosas de seso como en burlas", la causante de que"aquella casa se pudiera llamar la propria casa del alegría" (p. 30). Tambiénpara Lupercio Leonardo de Argensola la dulce conversación es fuente de alegría(J. Sánchez, ob. c i t . , p. 238), y, en el Discurso del "Día segundo", aconsejaa los académicos zaragozanos que "las armas no se traten sdlo de palabra, sinoque se ejerciten" y se celebren justas y torneos (ibíd., p. 243).

(7) M. Menéndez y Pelayo, éd. c i t . , p. X y XXXI, respectivamente.

(8) J. Rico Verdú, La retórica española de los siglos XVI y XVII, Madrid, C.S.I.C., 1973, p . 26 y s s .

(9) B. Porrefio, Dichos y hechos del señor Rey don Fhelipe Segundo el Prudente(Cuenca, 1628) y Dichos y hechos del señor Rey don Phelipe III, publicada porYáSez en 1723. Ver sobre este tema Alberto Blecua, Lit térature, apophtegmatiqueen Espagne, en L'Humanisme dans les lettres espagnoles. Etudes réunies et pré-sentées par Augustin Redondo, Paris, Vrin, 1979, pp. 119-132.

(10) Ver William Melczer, Mal Lara et l'école humaniste de Séville, en L'Huma-nisme dans les lettres espagnoles , éd. c i t . , pp. 89-104.

EL DISCURSO ORAL EN LAS ACADEMIAS 91

Al círculo de Mal Lara, verdadera academia renacentista(11) , pertenecía Fernando de Herrera, quien comunicó con sus con-tertulios , antes de darlas a la imprenta, sus AnO-ta&úmei a Garci-laso (Sevilla, 1580), pues así se deduce de algunas de ellas :

V aXAJÍvoiae. a d&cÂA que., iin atguna. cjomciaha.ti.6n, va znme.nda.do ute. ¿i-bh.o. con má& ditig&nda y cuidado que. todoi toi que. han iido impiie&oihuta. aqwC -, y que. yo ffU. et phÀMUio que. puiz ta. mano en u t o , ponqué,todai tai co-fieccioneó de. que. atgunoi hace.n o&tzntación y quieJvtn dan.a zntzndeA que. e.nme.ndaAon de. ¿nge.nio, ha nicho tiempo que. tai hice,anta que. nenguno ¿e mXJLe&e. en e&te. cuidado, peno utimando pon. noimportante, uta eu>U.04¿dad, toa cominiquí con tuckoi, que. ¿ai dewia-maAon en paxtu, donde. ot>io& *e vatieAon de. eJULai. (12)

Toda la actividad de las academias se sustenta en la ora-lidad (13) , pues la sesión académica, en su totalidad, es una ter-tulia (14), una reunión de personas que se juntan habitualmentepara hablar, para conversar , para intercambiar conocimientos yopiniones, y, si como dice Argensola,

En ¿ai eAcueJtai et maeÁtnxi £ee, ¿OÍ dúc/putoi oyen, iiemp/ie. una mate.-hÁ.a continua ; St manda, ettoi obe.de.ce.ri, de. donde, ptocerfe mno¿ güito,

(11) Así se desprende del prólogo de Luis Pacheco de Marváez al Compendio dela filosofía y destreza de las armas, de Jerónimo de Carranza (Madrid, 1612),donde cita a Mal Lara y a un grupo de intelectuales que usaban nombres litera-rios , tal como se acostumbraba en las academias.

(12) Cito por la edición de A. Gallego Morell, Garcilaso de la Vega y sus co-mentaristas , Madrid, Gredos, 2 a ed. 1972, p. 332, H-51. El subrayado es mío.Indudablemente, Herrera alude, sobre todo, a los comentos de Sánchez de lasBrozas (Obras del Excelente poeta Garci-Lasso de la Vega con Anotaciones y En-miendas del Maestro Francisco Sánchez, Salamanca, 157t). De la comunicación deHerrera con sus contertulios dan cuenta también la anotación al Soneto I, v.12 (éd. cit., p. 136, H-ll) donde expone la opinión de Luis Barahona de Soto,y la anotación a la Elegía I, v. 73 (éd. cit., p. t28, H-288) donde expresa lade Mal Lara.

(13) Convendría no olvidar el carácter de literatura cenacular y oral del laza-rillo de Tormes (ver Víctor García de la Concha, Nueva lectura del Lazarillo,Madrid, Castalia, 1981) y del Buscón (ver Maurice Molho, Cinco lecciones sobreel "Buscón", en Semántica y poética, Barcelona, Editorial Crítica, 1977).

Sin embargo, no toda tertulia es una academia, como precisa Willard F.King (ob. cit., p. 22, nota 1). Para que una tertulia sea "academia" de abolen-go italiano se requiere organización formal, permanencia de los miembros, pseu-dónimos académicos y el mismo nombre de "academia".

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por el contrario.

En utat, junta* y conveuadone& todoi iomoi maeitnoi y duclpuloi,todoi mandamos y todoi obeéícemoi, comunicando lai p/ioéulonei dlvvi-iai y tomando lo que ha menuten. cada ano paJva ¿a iuya [...] : con-iultan&e loi duda&, mízcZan&e cuentoi , motet, , fti&cu,, y finalmente, noponiendo cuidado en apiendux, ¿e haVLa ano enseñado ew lo que le. con-viene, como el que. navega duÁmiendo y d&ipieAXa en et paeMo iln habefi.pade.c¿do el Vtabajo de la navegación. (15)

Las causas de la importancia de la oralidad han sido ex-puestas por Gino Benzoni (16), quien afirma que la academia fueun medio utilizado por los l i teratos e intelectuales para no per-der su identidad. Ante las nuevas directrices sociales y pol í t i -cas, intelectuales y l i teratos precisaban, para no desaparecer,un factor de unión, un espacio físico y metafórico de cohesión enel que afianzarse como clase peculiar ; necesitaban una inst i tu-ción que, por encima de las mutuas rencillas y contiendas , loshiciera solidarios, y una "liturgia" que funcionara como agluti-nante : la academia, "un templo para la cultura" (p. 159).

Era indispensable que los intelectuales supieran estar jun-tos , reconocerse y encontrarse, para conservar un mínimo de uni-dad ; era necesario un intercambio de impresiones e ideas que a l i -mentaran el tejido conexivo de la conversación, pues ésta era me-dio y garantía de permanencia de la clase intelectual.

De estos planteamientos nació" la academia, las academias ,instituciones en las que —como Benzoni (p. 160)— el hoHKOK vacules también terror a la verdad del silencio ; terror en el que setransparenta la angustia de dar a la vida un significado cuandono se cree demasiado en que lo tenga.

El abate Garuffi, cuando ya las academias se han extendidopor toda I ta l ia , habla de ellas como de mercados de virtud, conmercancía intelectual ; mercado cerrado, en el que las palabrasfuncionan como mercancía y el aplauso como moneda :

QÍK, aplaudlA. ; fiecltat, &eh. aplaudido. Un hito con pautu lnten.com-

(15) En J. Sánchez, ob. cit., p. 237.

(16) G. Benzoni, Gli affanni delta cultura. Intellettuali e potere nell'Italiadelta Controriforma & Barocca, Milano, Feltrinelli, 1978 ; ver especialmente,"Per non marrire l'identità : l'accademia", pp. 1W-199. La traducción de lascitas es mía.

EL DISCURSO ORAL EN LAS ACADEMIAS 93

biabtzi -, ana leaitaaión donde et que había tizne, la iegu&idad delaplomo,

pues , como también afirma Benzoni,

e¿ an extraño mesicado, un el que., junto a ta exigencia de. adqwUùApnoductoi de. calidad, exÀite. ta dJLipoii.ci.6n de. tôt aiiitentu a n.e.ci-bi/i tambiln toi mai de.(¿.cientu , con et {/in de —an ptemio a tantacondeicendencia— ientüae iígunoi ante ta comíante poiibilidad de.¿nve/Uln. loi papetei.

Tanta condescendencia favorece la transformacirfn del oyente endecidor ; esto es, en aquél que

o di&aaue/ind. en páb&Lco iu. acción, ptocwiando iabenta de. memo-rúa lo mjon. poiible paAa t&wui la MLWK. necuidad de. mixaA lo eicuL-to y (n¿ no ¿nteAJiumpüi et cufno de la necitaciàn. ( 11)

como recomienda una ley de los Kíaoviati de Padua y e l a r t ícu lo 51de los estatutos de la Academia Pítima confia la Odoiidad (Zaragoza,1608). Dice este artículo que

Inteiuptctando la ley, pana que tenga mdi ánimo, ií determina y dealaJiaque tai teccionei que. ¿e hicizten de. {fl.cuttadei a. hayan de. dícin. dememfúA. (/S)

La recitación de memoria, de larga tradicidn clásica y tanimportante para los hombres de los siglos XVI y XVII (19), es unaspecto que, obviamente, tuvo en cuenta Huarte de San Juan, cons-ciente de que la acción directa de la oración sobre el oyente esdecisiva.

En su Examen de. ingéniai , considera que la "acción" es la pro-piedad más importante que han de tener presente los buenos orado-res , pues con ella "dan ser y ánima a las cosas que dicen" , yafirma que

La acción ÍZ ha de modehan. haciendo loi memoi y geitoi que et dicho

(17) Las tres citas en G. Benzoni, ob. c i t . , p . 196.(18) En J . Sánchez, ob. c i t . , p. 257.(19) Sobre el arte de la memoria considero fundamental el estudio de AuroraEgido, SI arte de la memoria y "El Criticón", en Gradan y su época, Zaragoza,Institucidn Fernando el Católico, 1986, pp. 2S-66.

94 Esther LACADENA Y CALERO Criticón, 41, 1988

nequleive. ; alzando la voz y bajándola -, enojándoie, y tonnoMe. tue.goa apaciguan ; una& vece¿ hablan apiieia, otnai, a e&paclo -, neñln. yhalagan -, menean et cae/ipo a una ponte y a ot/ia -, cogen, loi bfiazoi yde&plegakloi -, neXn y ttonan ; y dan. una patinada en bazna ocailón. (20)

Y es que la oratoria no sólo es palabra, sino también ade-manes. Con una accídn expresiva, un discurso vulgar se convierteen persuasivo. De aquí que los académicos se preocupen por el as-pecto oral de sus intervenciones, pues , como se dice en £1 Coitt&a-no, no sdlo se requiere que las palabras traigan sustancia de muysingulares sentencias , que lo que se dice y escribe sea con ordeny se exprese con palabras "proprias , escogidas , llenas , bien com-puestas y, sobre todo, usuales", sino que en el hablar

todavía &e nequivien atgunai CO&OÍ que. no ¿on nzcuanAJU, en zt UCÂÀ.-ÍHA, como e* ta buzna voz, no muy dítgada ni muy btanda como de. mu.¡e)t,ni tan poco tan KecJLa ni tan áipesia que. ¿ea giun,vva, pvw ionono^a.,atona, ¿uave. y bi.en ate-ntada, con ta ptonunaiaaión ¿ue&ta y con eJtguto y axkmanu que. convenga con to que. *e dice. (2/)

Son c o n d i c i o n e s que también i n d i c a Huarte de San Juan :

Lo iéptimo que. ha de. temK el buen ofiadon ti lo que. dice CiczAón :instructus voce, actione et lepore. La voz abultada y ionow., apacible,al auditorio ; no á&peJia, fio neo. ni delgada. (22)

Y Robortello, Scaligero o Minturno consideran que toda imitaciónlingüíst ica, s i se declama, es decir, s i a su recitación se unendeterminados movimientos, arrastra al público mediante la incita-ción o inflamación de los ánimos (23).

Si consideramos que la poesía académica es o bien una poe-

(20) Juan Huarte de San Juan, Examen de ingenios para las ciencias, ediciónpor Rodrigo,Sanz, Madrid, Biblioteca de Filósofos Españoles, 1930, 2 vols.Huarte dedica al orador el cap. X, vol. I l , pp. 226-2i(ií ; la c i ta , en p . 232.

(21) Ed. c i t . , p . 71.

(22) Ed. c i t . , p . 233.

(23) F. Robortello, en sus comentarios a la edición del Arte poética de Aristó-teles (1555) ; J . Scaligero, Poetices libri septem (1561) ; A. S. Minturno, Depoeta (1561»), en José Rico Verdú, Sobre algunos problemas planteados por lateoría de los géneros literarios del Renacimiento, en Edad de Oro, I I , Madrid,1983, pp. 157-178.

EL DISCURSO ORAL EN LAS ACADEMIAS 95

sía visual (trasladada a los carteles) o bien una poesía para serrecitada en alta voz en las sesiones académicas , cuya transmisiónimpresa no ocurre siempre o es posterior a la oral o manuscrita(24) , comprenderemos la importancia de la palabra, de la voz ydel ademán.

Don José Pellicer de Tovar , en su "Oración en la Academiade tíadUd" (1635) , afirma que

Eè-te. e4 et iminahio de. ¿04 entendido*, et tallen, de ¿04 bütn habtadoi,et cole.glo de lo¿ diionejtoi [ 1 ¿qui iólo vlve.n idimu &¿n ei cánda-lo , eicándato* 4-tn agiavloi, ag/tavloi iln matlclaA, y mticÁai &¿nájentelo. No vate. et embeleco iupeJi^iclal de la Ignonancla, ni ¿aa{/¿ata.ai.ón exteA¿oi de. ta ap<jjU.e.naúi. Sótidoi ¿on ¿OÍ aAgwme.nto6 , tna-aizoi toi &¿tog¿&moi. La alquùnia iobnejdonada ¿e conoate/ta en et puode tai KOLzon&A, i¿ un eZ ionido de, tu patabfuu. Tiaiùimbfuue. et azogue.plateado at exacmui det oído. (25)

Es una afirmación que nos permite ver l a comunidad de ideas e n t r eP e l l i c e r y Bal tasar Gracián (26 ) . Gracián considera a El Vi&cfieXo(1646), publicado once años después de pronunciada l a "Oración"de P e l l i c e r , como un "Arte de entendidos" (27 ) , y , en e l " rea lce"segundo , que es un V-L&CíLUO académico en e l que se nentza e l "señor íoen e l d e c i r y en e l hacer" , considera que

Haita tai -tójiiezoá dan awto'U.dad. Vota, tai wat, yecei et mo taiAazonei de ¿ai daenb4, cominica ta. plata 4a a/igesitado wnido a tn&patabruu,, de. modo que. ion aplaudida& tai ne.ce.dadu de. un tvica, cuandola& 4entenc¿ct4 de an pobne. no ion uaichadai. (lí\

Sin embargo ,

El ieñonlo en et que. dice, concluía tuego nupeXo en el que. oye., hace&e.tugan, en la a£e.ncÁ.ón det «ái enítico y apodóuue de la aceptación de.todoi. [Y. 82)

(24) Aurora Egido, a r t . c i t . supra en la nota 2, p. 21.(25) Cito por J. Sánchez, ob. c i t . , p. 81. El subrayado es mío.(26) Sobre la amistad de ambos, ver Miguel Batllori, S. J. y Ceferino Peralta,S. J . , Baltasar Gracián en su vida y en sus obras, Zaragoza, Institución Fer-nando el Católico, 1969, pp. 110-112.

(27) El Discreto, "A los lectores".(28) Cito por Baltasar Gracián. Tratados políticos, Barcelona, Luis Miracle,1941, p. 81. El subrayado es mío.

96 Esther LACADENA Y CALERO Criticón, 41, 1988

En e l "Razonamiento académico", que es e l " r e a l c e " qu in tode El VíiCAZtO ("Hombre de p l a u s i b l e s n o t i c i a s " ) , Gracián muestral a a l t a es t ima que l e merece l a comunicación o r a l . A e s t e " r e a l c e "pertenecen los siguientes fragmentos :

Uái tAÁnnfpi Iz coniiguió a Hínculzi iu diicH.zci.6n quz &u valot ; maiplauiible. ¿& hX.cA.won tai btiiHantZi cadenillai de. ÍU boca que ¿a (pri-midable. atava de ÍU mano : con íita fuznáCa momtnuoi, con aquztlaiaptiiionaba zntzndidoi, condznándoloi a ¿a dulce, iuipzmión de. ¿a zlo-cuzncia. (P. 94)

Un modo de. cizncia zt> litz [zl de "la aomizuablz iatoioia esuídLclón"]quz no lo zn&zñan loi UM.oi ni iz apizndz en tai zictizlaa ; cduonzen loi tzatfcoi dzl buzn gmto y en el Qznzhal tan iinguZan. de. la diA-aizclbn. (P. 94)

Váiz corm.nLca.ndo de. anoi a ottoi en la znadita conveMación, y la tnjx-didjbn puntual va znthzgando utai iabnoiú>¿mai noticÁM a ¿OÍ vznidz-KOÍ zntzndlmizntoi, como tuoioi de. la. cuxJjoiidad y de. la dlicAzcÁón.(P . 94}

Má¿ iihvià a ueceó Zita cizncia u&uat, md& hon/ió zitz antz de. COKVZH-&an, quz todat, juntai tcu, líbeJialzi. E* antz de. vzntwia [...] e6 ¿ahefamiafia fonmal de. todat,, nstatze. del mC&mo iabzn. [...]. (P . 96)

Por lo tanto, no puede extrañarnos que Critilo y Andrenio, condu-cidos por un cortesano a una reunidn académica celebrada en casadel embajador español en Roma, obtengan, por fin, respuesta a suinfructuosa peregrinación en busca de la felicidad, precisamenteen una academia :

—En vano, ¡ oh pe/izg/Uno¿ dzl mundo, paiiagen.oi de. ta vida !, o& can-iáiA en baicati dude, la cuna a la tumba z&ta vuzitfia imaginada Fe¿¿-iinda, qaz el uno llama zipoia, el otxo madtve. : ya muió pana zl mundoy vlvz pana, zl cielo. Hallanta ke¿& aWL, i¿ iupWiedte mzKzczn. zn latie/uia. (29)

De la importancia dada al aspecto oral también da cuentael poeta zaragozano Juan de Moncayo, Marqués de San Fe l ices . Ensu "Introducción del autor , siendo Presidente en la Academia quese tuvo en casa del Excelentísimo Señor Conde de Lemos" (30) ,

(29) EL Criticón, Tercera Parte, "Crisi Nona" ; cito por la edición de SantosAlonso, Madrid, Cátedra, 1980, p . 737.

(30) En J . Sánchez, ob. c i t . , pp. 270-277.

EL DISCURSO ORAL EN LAS ACADEMIAS 97

Juan de Moncayo alaba unas veces las cualidades personales de losacadémicos y, otras, sus cualidades orales. Así, del Conde de An-drade dice que, "si canta, con su voz el aire admira" ; y del Du-que de HÍjar que :

con igual decenodut Conde, ocupa et múmo pavimento,et que Ai infama, at tabia et pteatno de. otonztnata en ít AU titano pe.mamie.nto :y Ketk.cA.da a rúmiKo Aonono,voz, que con ante, du cuto et atiento,e.namonan la& ietvat, y la& ave&AUA dutcu Kltuoi, iut Qonczptoi

El Marqués de Cañizares "ciñe en su voz la palma del agrado" ; enDon Silvestre Cabrera,

AZ pneientatoda ta admüiaaLón dando at oído,ii et dutae. meüio de. &u voz atienta.

0, bien, Don José Bardají es "voz, que suspende, suavidad, queadmira".

Será digno de tan grave nombre de orador, dice Huarte de San Juan,el

que pudienz oxjtii iobhz. cuatquiefi tena que ÍZ te. o(fie.cA.ine., con pda [que e& acomodafue bien at audLtoKio, at tugan., at tiempo y oca-iián), copio&amnte,, con otnato de. patabnai dutc&t, y iabnoioi, y tzci-tadai de memonia. (31)

Y los académicos , para demostrar sus condiciones de oradores , nos<51o discurseaban con mayor o menor elocuencia "sobre cualquiertema que se les ofreciere", desde el más grave al más nimio, sinoque las ponían a prueba con las poesías e, incluso, con las come-dias "de repente". Es conocida la anécdota relatada por el portu-gués Pedro José Suppico , en sus bpotegmai potcticoi y monatet,, prota-gonizada por Calderón de la Barca y por Vélez de Guevara (32). Calderónhabía robado unas peras a Vélez y, en una de esas improvisacioneshechas ante Felipe IV, recitaron estos versos "de repente", en losque Calderón representaba a Adán y Vélez , al Padre Eterno :

(31) Ob. c i t . , cap. X, pp. 230-231.(32) Cito por J . Sánchez, ob. c i t . , pp. 13-l

98 Esther LACADENA Y CALERO Criticcfn, 41, 1988

AOÀW : Padne. dteM.no de. ta tuz.i pon. qué en m¿ mat

PADRE ETERNO : Ponqué, OÍ aomc&teÁA tai pznai,y juno a Ucoi y a uta. cnuzque. ot> he. de. Q.ckan a gatena&.

Pero, como Adán-Calderc5n siguiera haciendo en verso una larga dis-culpa de su hurto y Vélez-Padre Eterno se cansara de ella y desostener en la mano el pesado globo del mundo, arrojó el globoterráqueo al suelo , diciendo :

i Pon Cniito Cuiaití-cadoqwL, como ioy pecadon,me. pua de. naben enlodoun Adán tan hablaxiori I

Como podemos comprobar, en estos versos "de repente", como,por lo general en todos ellos , no es el arte lo que brilla, sinoel ingenio, pues, como dice Miser Federico en Et Coituano, en lasgracias no hay arte, ni en las que consisten "en hablar largo yno interrompido", ni "en los dichos prestos y vivos",

Vízndo pon. e¿pesU.e.na¿a que. e£ áonaÁjtx., paw. ie*. g>mo¿oio, ha de. ¿e*.tan pne&to que. 06 d£ en eJL atrita antei que. quien ¿e. dice paAízoa que.to puede, habzn. pintado -, de. ot/ia maMUia &eka tletipuz {frío. [33)

Otro medio para poner de relieve él ingenio oral de losacadémicos fue el vejamen, acto final de los certámenes, una vezrecitados los poemas, y lo más esperado de la sesión académica.Rara vez contenía una crítica literaria seria ; más bien se burla-ba de los concurrentes

atacándote/) pon iu& ¿atún, mutlu, pon &u¿ de.{p.cto& &í&¿cot> o potiÍUÍ pte{fiJie.ncÁ.a& tüteJiMÁju gznztatu. (34)

(33) Ed. cit., Libro II, cap. IV, p. 162.

(3H) Willard F. King, ob. cit., pp. 91-92. Piensa W. F. King (p. 92) que enlos vejámenes se recurrió a lo que A. Egido denomina "técnica del sornnium" (Dasacademias literarias de Zaragoza en el siglo XVII, en La literatura en Aragón,I Ciclo Literario, Zaragoza, CAZAR, 1981», p. 112) "para limar el aguijón de lacrítica". Por mi parte, considero que, tal vez, habría que relacionar esa téc-nica del somnium con la sátira menipea o verroniana que también la utiliza paradar paso al diálogo y al desfile de los personajes, como ocurre en el vejamen.Para los orígenes del vejamen en el similar actus gallicus universitario que

EL DISCURSO ORAL EN LAS ACADEMIAS 99

Es, q u i z á , en los vejámenes donde mayor importancia a lcanzal a o r a l i d a d . Si en e l d i scurso académico es una voz la que s i r v ede cauce r e t ó r i c o a l pensamiento que se expone y d e s a r r o l l a , enlos vejámenes esa voz se m u l t i p l i c a en voces , modulaciones, i n -f l ex iones que enriquecen l a o r a l i d a d . Tomemos como ejemplo e l Ve-jamen quz el poeta Kna&ta&io Pantaleón de RibeAa dio zn la ímlgni Academia deUcukld que. ÍZ hacia en ca&a de. Von F/ianaL&co de. Mendoza, Secneta/U.0 del Exce-lentt&lmo Señan Conde, de. MonteAfizy {35) .

Es un vejamen en prosa, en el que se intercalan diálogosy coplas. El autor inicia su discurso con una introduccidn enfá-tica acerca de la creencia de los antiguos y modernos en la habi-tabilidad de la luna. El énfasis en la catarata de citas de auto-ridad se marca con la frase inicial del discurso compuesta pordos endecasílabos :

Que el cae/vpo de. la. lana e¿ habitable., / tuvo pon. opinión la. eicueZatoda...

Son dos endecasílabos totalmente deliberados , puesto que Pantaleónde Ribera cierra la enumeración asindética de los creyentes ental opinión diciendo que también

ta. cota, kngzl Poliaiano, explicando a. Sínica e.n e£ Hércules furioso,

formaba parte del ceremonial relativo a la colación del grado académico, verW. F. King, p. 93 y nota 18 ; consúltese también, María Soledad Carrasco Urgoi-ti, Notas sobre el vejamen de Academia en la segunda mitad del siglo XVII, enRevista Hispánica Moderna, 31, 1965, pp. 97-111.

(35) La primera edición de las Obras de Anastasio Pantaleón de Ribera es la deDon José Pellicer de Tovar, Madrid, 163^, pero Pellicer admite haber expurgadolos textos : "Hallé, en efecto, sus obras con necessidad de mucha esponja, iassí cercené algunas inútiles para la opinión del Poeta, otras pocas decentes(sic) para la publicidad de la estampa, i otras sensibles para algunas personas,a quien manchaua la tinta de sus burlas" (I, 16-17). Cito por Kenneth Brown,Anastasio Pantaleón de Ribera (1600-1629). Ingenioso miembro de la RepúblicaLiteraria Española, Madrid, José Porráa Turanzas, 1980. K. Brown da a este ve-jamen el título de "Vexamen de la Luna" y lo reproduce, según el ms. 3941 dela Biblioteca Nacional de Madrid, Cuadernos de bersos de Anastasio Pantaleónde Ribera, en pp. 283-303 ; considera Brown que el vejamen debe de perteneceral certamen de mayo de 1626, mandado hacer por la Academia de Francisco deMendoza (p. 204). El texto del manuscrito presenta variantes respecto al ofre-cido por J. Sánchez, (pp. 57-69), que reproduce el publicado por Adolfo Bonillay San Martín ("El Bachiller Mantuano") en Vejámenes literarios., Doblón II, OroViejo, Madrid, 1909.

100 Esther LACADENA Y CALERO Critican, 41, 1988

aquet ke.nde.cai/jLabo :

Sublimis alias Luna concipiat feras.

Es un énfasis irónico, pues el orador se apresta a declarar

Si hubÁ.&&ejno¿ de. acondan. loi dzmái tug<vie¿ y actoKet, que. kan Aentídoa¿¿, duJianXa ta •ünpesUine.naia a pan. de. eioó bugZai

que

Aclaracidn que nos ilustra acerca del ademán deíctico que la acom-pañaría .

Otros signos de oralidad son los incisos con los que elautor entra en connivencia con el auditorio. Así, cuando va a co-menzar el vejamen propiamente dicho, ironiza sobre la técnica deli omnium :

Tuve poK intutible {dude. ayeA, que. ta le/.) uta ie.nte.wJja, y cotejandoanoche., quando me acuitaba, toda ta ÁjM%inacJLÓn iobhe. iu. veJidad, me,la hicÁzfLon más, posible. toi ojo¿ que. loi ¿¿Mai ; ponqué, me. ta oiQiz-aió otfip iae.ño, cerno en mi vexamn penado. Va ion hado en mí, o pol-tn.oneJua, toi acjonte.aiMie.ntoi en loi tionquÁdoi

Es una técnica que le va a permitir viajar a la luna y te-ner sucesivos encuentros con sus habitantes —los amigos académi-c o s — , que van a ser vejados. El diálogo satírico con el primerhabitante —que se repetirá con los otros "selenitas"— suponeuna dramatizacidn que requiere la alternancia de voces , no sóloretórica, sino también oral. En este aspecto, es interesante eltestimonio de Diego Duque de Estrada, en sus Come.ntafU.Oi deJL de&e.nga-ñado (36) donde se recogen "los datos más concretos que conocemossobre alguna de las actividades" de la Academia de loi OeÀoiOi de. Nd-polu (37), y, entre ellos, el desarrollo de la primera sesidn ala que asistid Duque de Estrada. En ella se representó una comedia"de repente" en torno al mito de Orfeo y Eurídice. Uno de sus per-sonajes , el de Plutdn , fue interpretado por el secretario Antoniode Laredo, del que dice Duque de Estrada que era

de. muy bu.e.n inaznio, janto que. en otnai comediai hacXa it la mayoi

(36) Diego Duque de Estrada, Comentarios del desengañado o sea Vida de D. DiegoDuque de Estrada, escrita por él mismo, en Memorial histórico español, tomoXII, Madrid, 1860, edición de Pascual Gayangos.

(37) J. Sánchez, ob. c i t . , p. 305.

EL DISCURSO ORAL EN LAS ACADEMIAS 101

pafute. de toi papztzi, {¡ingi&ndo diveuai voeu y pa&dndo&z a difcnen--tes tu%(UuUi, ton que. hablaban michoi. (3S)

Sin duda esto es lo que haría Pantaleón de Ribera en su "Vexaraende la Luna".

De in terés resu l ta también el Ve.jame.n que. dio alendo SeanetaAiode. ta Academia, el aragonés, nacido en Barbastro, Jerónimo de CáncerVelasco(39). En este vejamen se utiliza igualmente la técnica deliomniiM, los diálogos , las coplas, y s e describe vivamente la ac-ción —el asalto al Parnaso de los poetas latinos e italianos yla defensa que de Apolo hacen los poetas castellanos— ; se dantambién las interrogaciones, las exclamaciones , los incisos enconnivencia con el auditorio, etc. Además, para este aspecto dela oralidad académica que nos ocupa, es curiosa la breve escenadramática, fácilmente representable, que sirve de introducción alsueño que dará paso al vejamen. Dice así :

Ante* de. auyzn, z&tando yo en mi ca&a, no bien ne&uztto a admitOx. etoficio de. &ecfl.zta>Uo, Itamó don Juan Vítzz a m¿ ventana, y &atizndoyo a zlta me dijo a. trucha* vocea : "¡ Bue.no u , t>zñón don JefixSnimo,que. tz z&tín logando a yuz&amViced con zt o¿¿aio de ¿eüieXanlo y que.no to qwuuux. &vi ! AdmCtato. que todoi ÍÍ to nuzgan, y nadie u tana p/topóilto pana e&te. mlnUte/vio como vueiomeAceA". V diciendo e&to,me dejó con ta. patabna en ta boca, y ¿e (fie, dejándome en podex de mima/eA, que habiendo oído to que don Juan Vétez me decía, embíitíó con-migo y me dijo : " ¿ No uta. can&ado de &<tx pobie ? ¿ Pon qué no acabade &ex &ecAeXaíiio, puz& Vioi tz dio entendimiento ? Uiínz&zte ta (pn.-tuna a ca&a y no ¿a quizfiz. ¿ No ve quz tiene híjoi pana quien iza ?¿ Pon. qui no acaba de aplicauz ? Quz ÍU bojedad no& tizne, en e¿ e¿-tado en que Zitamoi. ¿ Ei mejon. andaluz haciendo coptUai f". V didzn-do y haciendo, empezó a quitan, tnattoi dz un apoiento, diciendo •."Aquí podzmoi tznen. et ZiOiitonio y zt dzipachó mientkai no& mudamoia ca&a mayoi..." [40]

Los diversos ejemplos aducidos vienen a ilustrar cómo enlas academias de los siglos XVI y XVII la palabra hablada predo-minaba sobre la escrita, cómo là voz se sobreponía a la pluma. Enaquellos cenáculos , recitantes y oyentes se sentían unidos por el

(38) Cito por J . Sánchez, ob. c i t . , p . 307 ; el subrayado es mío.(39) J . Sánchez (ob. c i t . , p. 92) piensa que esta academia "forzosamente haser la de Madrid".(tO) Ver el vejamen en J . Sánchez, ob. c i t . , pp. 93-97 ; la c i t a , en p . 93.

102 Esther LACADENA Y CALERO Criticón, 41, 1988

signo sonoro de l a s p a l a b r a s . Pero ya no se t r a t a b a de l a s a n t i -guas l e c t u r a s "en voz a l t a , para p e n e t r a r mejor e l s e n t i d o , por -que no había signos de puntuación, ni siquiera división de pala-bras" o "para moderar o salvar los inconvenientes de la escasezde códices", como testimonies Luciano de Samosata en su diálogoConÜia an ¿gnotiantz compKadon. de. CÜA0& (41) ; a h o r a , l a o r a l i d a d a c a d é -mica , la palabra sonora es un medio espiritual y social, necesariopara poder representar con éxito el propio papel en el gran teatrodel mundo. *t

LACADENA V CALERO, Esther. El discurso oral en las academias del Siglo de Oro. En Criticón(Toulouse), VI, 1988, pp. 87-102

Resinen. Aproximación al estudio de la importancia de la oralidad en las academias, con sus cau-sas y consecuencias. Con frecuencia se alude a la recitación pública de versos, a la lectura depoemas y de novelas, etc., pero apenas se insiste en la carga de oralidad que todos estos actoscomportaban. La oralidad académica fue un medio espiritual y social, necesario para mantener launidad y supervivencia de los intelectuales y para representar con éxito el propio papel en elgran teatro del mundo.

Resiné. Etude de l'importance de l 'o ra l i té dans les académies, avec ses causes et ses implications.On mentionne souvent la recitación publique de vers, la lecture de poèmes ou de romans, etc ;mais c'est à peine si l'on insiste sur l'aspect d'oralité que comportaient toutes ces manifesta-tions. L'oralité dans les académies eut une fonction spir i tuel le et sociale : celle d'assurerl'unité et la survie des intel lectuels, et celle d'aider au succès dans la représentation parchacun de son propre rôle sur la scène du grand théâtre du monde.

Suaaary. The oral speech in the Century Académies is an approach to the relevance of orality inthose coteries, i t s causes and consequencies. There is fréquent mention of the public recitationof poetry, reading of poems and novéis aloud, etc. , but hardly any emphasis is laid on the roleorality played in those performances. Académie orality was a means spir i tual and social that gua-ranteed the unity and survival of the intellectuals and enable them to play their role successfullyin the great théâtre of the world.

Palabras clave. Academias. Oralidad.

(41) Jorge Luis Borges, "DeX culto de los libros", en Otras Xnquieicionee. Pro-sa completa, I I , Barcelona, Bruguera, 1980, pp. 230-231.