auerbach - figura

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cambios historicos, secularizado al fin casi por com- pleto, en las multiples representaciones de la realidad que componen en con j unto la trama dramatica de la Iiteratura occidental. La obra de Auerbach, modesta y gr andios aa un tiempo, no ofrece sino una version del drama, un relato que trata de recordar un pasado 0 un futuro c uya rev isio n p re ci sa eI maxi mo e sfue rz o, la mayor atencion hacia eso otro de 10 poetico: far de li occhi specchi a fa figura": Av€.tt~1 e~cl.l .~ . Ta.J·'\o~~ pc .... k~J. : '\ YO~\ tqq~ - 35. Para la redaccion de esta s paginas he contado con algunas valio- . s as o bs er va ci on es d el p ro feso r J ul io A . P ar do s. U lt im ad a l a i nt ro du ccio n, h e d e a gr ad ec er le c on g us to s us c on ve rs ac io ne s e st im ul an te s, s u c ol ab or a- cion en eI « pu lid o» d e ciert os d eta ll es f or ma le s de los textos e di ta do s y s us o ri en raci on es b ib li og ri fi cas e n t or no a1status quaestionis de las discu- s ia ne s a ct ua le s s ab re la Te or la d e l a Hi st oria. 40 FIGURA ~; :

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cambios historicos, secularizado al fin casi por com-

pleto, en las multiples representaciones de la realidad

que componen en conjunto la trama dramatica de la

Iiteratura occidental. La obra de Auerbach, modesta y

grandiosaa un tiempo, no ofrece sino una version del

drama, un relato que trata de recordar un pasado 0unfuturo cuya revision precisa eI maximo esfuerzo, la

mayor atencion hacia eso otro de 10 poetico: far de li

occhi specchi a fa figura":

Av€.tt~1 e~cl.l . ~ . Ta.J·'\o~~ p c . . . .

k~J. : '\ YO~\ tqq~ -

35. Para la r edacc ion de esta s paginas he contado con algunas valio- .

sas observaciones del profesor Julio A. Pardos. Ultimada la introduccion,

he de agradecerle con gusto sus conversaciones estimulantes, su colabora-

cion en e I «pulido» de ciertos detalles formales de los textos edi tados y

sus orienraciones bibliogrificas en torno a1status quaestionis de las discu-

s ianes actuales sabre la Teorla de la Histor ia .

40

FIGURA

~; :

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1. De Terencio a Quintiliano

I

I

I

I:

II

t

lI

II

I

!(

La palabra figura, cuya raiz es la misma que la de

[ingere, [igulus, fietor y effigies, significa originalmente

«imagenplastica», y se documenta por vez primera enTerencio, que dice de una joven: nova figura oris [euna

belleza peculiar»] (Eun., 317). El fragmento 270/1 de

Pacuvio data aproximadamente de la misma epoca:

Barbaricam pestem subinis nostris optulit

Nova figura [actam ...

[.«Fresenta una peste extranjera a nuestras Ianzas

producida en forma extrafia,» ]

(Ribbeck, Scaen. Rom. Poesis Fragm., I , p. 110)1.

Es probable que Plauto no hubiera llegado a co-

nocer esta palabra; el emplea en dos ocasiones fietura

(Trin., 365; Mil., 1189) y 10 hace, en efecto, ambas

1. Segun me comun ica P. Friedlaender a este respecro , barbarica

pestis podrfa designar el «aguijon de un pez» POt eI que Ulises habrla

resultado herido de muerte; subinis, no es seguro.

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veces en un solo sentido, que se refiere mas bien a la

actividad configuradora que a su resultado; en epocas

posteriores el terrnino fictura cae considerablemente en

desuso-, Ai mencionar la palabra fictura hemos de ha-

cer una observacion que atafie a figura: esta ultima se

deriva directamente del tema', y no del supino, comosucede con otras palabras de similar terminacion, del

tipo de natura. Se hapretendido explicar este caso

como un fenorneno de analogfa con effigies4; en cual-

quier caso, esta forrnacion especial de 1apalabra expre-

sa a1go «vivo», «en movimiento», algo «incompleto»,

«Iigero y jocose», sea como fuere, 1 0 ciertoes que figura

suena con la elevada distincion que Ie presta su expre-

sion fonetica, por la que tantos poetas se han sentido

fascinados. Tal vez se trate de una circunstancia mera-

mente casual, pero elhecho de que aparezca como nova

figura en las dos citas mas antiguas constituye un caso

significativo de que el caracter peculiar y persistente de

la palabra ha sido precisamente, a traves de toda su

historia, 1aexpresion de « 1 0 que se manifiesta de nue-

vo» y de «10 que se transforrna»,

Esta historia comienza para nosotros con la in-

fluencia predominante de la cu1tura griega sobre la

educacion romana, en cuya helenizacion, que puede

situarse en el ultimo siglo anterior a nuestra era, parti-

ciparon decisivamente al principio tres escritores: Va-

rron, Lucrecio y Ciceron, Ciertamente, no podemos

determinar con precision que es exactamente 10 que

2. En la Ant ig i. iedad tardfa (Calcidio, Isidore) y en la Edad Media

[fictura] aparece de nuevo en un juego de pa labras con pictura, d. E. R.

Curtius, en Zeitsehr. Rom. Phil. 58 (1938), p. 45.

3. Ernout-Meillet, Diet. ttym. de la langue latine, p. 346.

4. Stolz-Schmalz, Lat. Gramm., 5.a ed. , p. 219.

44

estos autores tomaron de la produccion anterior a ellos

que se perdio, sin ir mas lejos, las contribuciones de

L~crecio y de Ciceron son tan originales e indepen-

dientes entre sfque se les puede arribuir un considera-

ble grado de aportacion personal propia en la creacion

de significados.Varr6n es el menos original de los tres. El hecho

de qu.e;en su obra la palabra figura signifique5«confi_

gura~lOn ex~erna».e incluso «contorno» -es decir, que

em~lece a dlstanclarse de su significado originario, del

estrrcto concepto de «imagen, figuracion plastica»-,

parece formar parte de una tendencia generalizada

de cuyas causas volveremos a ocuparnos mas adelan-

teo Por otra parte, esta tendencia no adquiere en la

obra de Varron ni siquiera un caracter excesivamente

pronunc.iado. Varr~n es un etimologo, de manera quee~con~clente del orrgen de 13palabra (fictor cum dicit

fmgo figuram imponit [«un escultor, cuando dice fingo

-moldeo-, confiere una figura»] De ling. lat., 6, 78),

Y~n eI uso que ha~e de el este vocablo designa, las

mas .de 1a veces, la Idea de la «forma plastioi» en los

pasajes donde se refiere a seres vivos y a objetos. Re-

sulta a veces diffcil determinar el grado de vigencia

que posefa esta idea; por ejernplo, cuando Varr6n dice

que al comprar esclavos no solo se ha de tornar en

consideracion su figura, sino tambien sus cualidades; 1 .,asi como a tratar de caballos se tiene en cuenta su

edad, de los gallos su capacidad reproductora, de las

manzanas su aroma; 0 cuando Varron dice de una

estrella que ha cambiado su cclorem, magnitudinem,

. 5, Alrededor de este sent ido se rnueven muchas defin iciones ul te-nores, d. Th. L. L., 722, 4.

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[iguram, cursum (citado por Agustin, De civ. Dei 21,

8); 0 bien cuando compara (De ling. lat. , 5, 17) las

estacas bifurcadas 0ahorquilladas de una empalizada

con la figura de la letra V. Sin embargo, se pierde por

completo este concepto de «forma plasrica» en los ca-

sos en que el termino se refiere a las formas de los

vocablos. Hemos tornado de los griegos, dice Varron,

nuevas formas de vasijas, (por que nos resistimos a

adoptar de eIlos nuevas formas de vocablos (formae

vocabularum) como si fueran venenosas? Et tantum

inter duos sensus interesse volunt, ut oculis semper

aliquas figuras supellectilis novas conquirant, contra

auris expertes velint esse? [«~y es tanta la diferencia

que quieren que haya entre dos sentidos, para que can

los ojos busquen siempre nuevos modelos de muebles,

mientras que los oidos siempre oigan 1 0 rnismo?»] (De

ling. lat., 9, 21). Esta indicacion se puede asociar con

1aidea de que tarnbien hay figuras para el sentido del

oido, y ademas es preciso tener presente que Varr6n

utiliza indistintamente los terminos figura y forma,

mezclandolos sin reparo alguno en e1sentido de «con-

figuracion», como hacen, par otro lado, todos los au-

tores latinos que no poseen 1aprecision terminologica

de lo s especialistas filosoficos. Propiamente hablando,

forma significa «molde» (en frances moule), y en con-

secuencia se encuentra en la misma relaci6n can figu-

ra en que estan el «molde hueco» y el producto resul-

tante al efectuar su vaciado dando lugar a una «forma

plastica». Sin embargo, este sentido sedetecta rara vez .

en Varron: quizas un caso sea el del fragmento de Ge-

lio III, 10, 7: semen genitale fit ad capiendam figuram

idoneum [«el semen genital se hace id6neo para ad-

quirir una figura»].

46

La novedad propiamente dicha y la confusion del

significado originario de estas palabras que haHamos

por primera vez en Varr6n remiten, como ya hemos

dado a entender mas arriba, al area de la gramatica.

En la obra de Varron se encuentra la palabra figura

como «estructura gramatical», «derivacion» y «forma

de flexi6n». Varr6n denomina la forma del plural fi -gura multitudinis; alia nomina quinque habent [iguras

(9, 52), es decir: «otros sustantivos tienen cinco for-

~a.s d~ d:c!inaci6n». Este us~ tuvo una fortuna sig-

mflcatlva ; igualmenre, a partir de Varr6n la palabra

forma fue ernpleada can harta frecuencia, aunque pa-

rece ser que los grarnaticos latinos prefirieron usar

mucho mas a menudo el termino figura. ~Como fue

p.osible que ambas palabras -habida cuenta de que

figura evoca par su aspecro formal claramente su ori-

gen- pudieran adquirir con tanta rapidez un sentido

netamente abstracto? El griego, cuyo Iexico ciennfi-

co-retorico era incomparablemente mas rico que el del

latin, poseia un gran mimero de terrninos para expre-

sar el concepto de «figura», tales como J .l .o p cp ~ , E lo o e; ,

a x l1 J .l IX , ' tU 1 T O e ;, 1 T A & ' O t e; , por citar s610 las mas importan-

tes. En el ambito del uso platonico-aristoreli-ee del

idioma, la formaci6n filos6fica y ret6rica habia asig-

nado a cada una de estas palabras su campo sernantico

propio, trazando especialmente una clara linea diviso-

ria entre J . l o p c p ~ y E l o o e ; , de una parte, y a x l 1 J . l . C C , de otra

parte: l · l . O P C P ~ . y E l O O e ; son la «forma» 0 la «idea» que

constmyen a mfarman la materia, mientras que a X l 1 l l c c

es la «configuraci6n» puramente sensorial de dicha

6. Cf. «Figura», en Th _ L. L., III A 2a, col. 730 y 2e col. 734.

47 ,! •

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forma. La cita clasica al respecto se encuentra en la

obra de Aristoteles Metaffsica (VII~3, p. 1029) donde,

al exponer el significado de o u o ( a , se caracteriza ala

1 l 0 p ¢ ~ como 0 X T J l l a t T J < ;; t O E a < ; ; de este modo aparece en

Aristoteles el o x i l l l a , puramente sensorial, como una

categoria de la cualidad, y la combinacion de o x i l l l a

con I l E Y E 9 0< ;, d V 1 l0 l< ; Y x pw ll a que ya encontrabamos en

Ia obra de Varron. Se imponfa casi naturalmenteque

de I l o p ¢ ~ YE l o o < ; se derivara forma en latin, que implica

originariamente la idea de modelo; ocasionalmente,

haliamos tarnbien la palabra exemplar; por el contra-

rio, a 0 X T J l l a corresponde casi siempre figura en latfn.

El hecho de que O X T J I l C C , en el sentido de «configura-

cion externa», se hubiera extendido ampliamente por

la terminologfa cientffica griega -tanto en la grama-

tical, retorica, Iogica, rnatematica cuanto en la astro-

nomica->- explica que en latin apareciera por todas

partes la palabra figura, siendo as! que, junto al signi-

ficado original de «forma plastica» y mas alia de el,

surge como concepto mucho mas generico de «mani-

festacion» sensorial, «forma» gramatical, retorica, 1 0 -

gica, maternatica, y mas tarde musical y coreografica.

En efecto, no se perdio total mente .el significado de

« 1 0 plastico», puesto que tambien t l m o < ; se convirtio en

«impresion» 0«impronta- y T r A a .O l < ;, T r A a .O I lC C en «ima-

gen plastica», como resultaba de la rafz fig-, que fre-

cuentemente se convierte en figura. A partir del signi-ficado de t U T I o < ; ; se desarrollo la palabra figura en la

acepci6n de la «irnpresion de un sello», senti do meta- .

f6rico que cuenta con una notable historia desde Aris-

toteles (De memo et rem., 45 0 a 31: ~ d V 1 l 0 L < ; EVolll locl-

, V E t O C l oiov t U T I O V tLva t O U a L o9 rl l l C C t O < ; [«el movimiento

implica alguna impresion de 1 0 sentido»], pasando por

48

Agustfn (Epist., 162,4) e Isidoro (Diff., 1, 528Y, hasta

Dante (Purg., X, 45 0Par., XXVII, 62): come figura in

cera si suggella [ecomo figura en cera se acufia»]. La

palabra griega t U T I o < ; ha influido decisivamente, mas

alia de su referencia a « 1 0 plastico», en el terrnino figu-

ra debido a su tendencia a designar 1 0 general, 1 0 regu-

lado por leyes, 10 ejernplar (d. la cornbinacion con

V O I l L K W < ; [Aristoteles, Po!', 7, 1341b 31J),10 que con-

tribuyo a borrar la linea que la separaba de forma, una

lfnea que era de por sf poco consistente. Al unirse con

palabras como T I A O C O L < ;se refuerza la tendencia de figu-

ra a expandirse hacia el sentido de «estatua», «cua-

dro», «retrato», en una orientacion que probablernen-

te ya existio desde el principio, pero que se fue

elaborando de manera paulatina; figura se propaga in-

cluso en el terreno de statua, invadiendo asf el area de

palabras como imago, effigies, species y simulacrum.

Por consiguiente, si bien es cierto que se puede decir

en general que figura corresponde en el uso lingufsti-

co latino ala palabra griega a X T J l l l X , tambien 10 es que

con ello no queda agotado su potencial Iexico, potes-

tas verbi: la palabra figura no solo resulta a veces mas

plastica, sino que tambien puede llegar a ser mas dina-

7. En la obra de Aristoteles, como en la de Platen, ' D T T t y significa

«en general», «a grandes rasgos», «por regla general». Su expresi6n: T T a -

X u , 1 . W < ; Ka t , U T T t y (l094b 20), 0 bien Ka.S· o ,1 .o u , 1. EX 9 h Ka t t D T T q l se extiende

hasta eI frances y el italiano a traves de Ireneo (2, 76) y Boecio (Top.

Arist., I , 1, PL 64, pl. 911 B), d. Godefroy, «sub voce» figural: 11con vien t

que fa maniere de proceder en ceste oeuvre soit grosse et f igurele; 0 bien

«subvoce» [iguralement: Car lamaniere de produyre J nese peust monstrer

ne deduyre J Par effect, si lion seulemeut J Grossement et [iguraulment

(Creban). En italiano parece que el sentido de «union», sommaria e

[iguralmente, se dejo de comprender, d. Tommaseo-Bellini, «sub voce»

[igura, 18.

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mica, mas vigorosa, dotada demayor capacidad de irra-

diaci6n que axTJJ.lu. Indudablemente hay que tener en

cuenta que la palabra griega es aiin mas dinamica que

el helenismo schema del aleman [0 que nuestro esque-

ma]; Arist6teles llama axTtJ.lum a los gestos mimicos de

las personas, especialmente a los de los artistas; el sig-

nificado de «forma dinamica» no es ajeno ala palabra

a X T l f lu en modo alguno, pero figura ha desenvuelto con

mucho mayor alcance este sentido de dinamismo y

transforrnacion".

Lucrecio utiliza la palabra figura en el sentido filo-

sofico griego, de una manera sumamente peculiar, li-

bre y significativa. El punto de partida es el concepto

generico de «configuracion», que puede encontrarse

en todas las gradaciones, desde el sentido decidida-

mente plastico (manibus tractata figura, 4, 503) hasta

el de «contorno» puramente geometrico (2, 778; 4,503). Lucrecio amplia este concepto de 10 plastico y 10

optico a 10 actistico cuando habla de figura verborum

(4, 556)9. Es posible rastrear con particular evidencia

el transite mas importante de «configuraci6n» a «imi-

tacion», de «prototipo original» a «copia» estudiando

los pasajes que tratan del parecido entre hijos y padres,

de la mezcla del semen y la transmisi6n hereditaria; as!

dice de los hijos que son utriusque figurae del padre y

de la madre, que reproducen a menudo proauorum fi-

guras y cosas por estilo: inde Venus varias producit sor-

8. Hay significados de O X i i l l a : que no se encuentran en «figura», 0

bien que no lograron introducirse en ellatin, par ejemplo: «consti tucion».

9. Cf. tarnbien la formaci6n de los sonidos: p e r c h or da s o rg a ni ci

q u ae / Mo b il ib u s d ig i ti s e x pe r ge fa c ta [ ig u r an t Has melodfas que los musi-

cos par medio de las cuerdas de la dtara con habiles dedos modulan] (2,

412/3).

50

fII

!,

tII !II

t LI tI II I

f f'i

Ii·I),

!

te figuras [ede donde Venus produce figuras de suerte

diversa»] (4, 1223). Estos pasajes muestran como el

juego entre prototipo original y copia solamente se

podia realizar mediante la palabra figura; los terrninos

[erma e imago se encontraban demasiado firmemente

andados en uno u otro sentido; figura es mas sensorial

y dinamica que [orma, y conserva la singularidad de 10

original con mas pureza que imago. Ciertamente, seha

de tener presente por doquier (tanto aqui como en

adelante, cuando les toque el turno a los poetas) que

excelente cierre de hexametros ofrece la palabra trisi-

laba figura en todas las formas de su flexion to. Una

transforrnacion especial del significado de «copia» se

encuentra en la «doctrina de las imageries» de Lu-

crecia, dande estas se despegan de las cosas como le-

yes pieles (membranae) y vagabundean por el aire; 0

bien en la doctrina de Dernocrito sobre las Bildfilme(Diels) a «peliculas de imagenes», los eidola materialis-

tamente cancebidos que Lucrecio denomina simulacra,

II '

10. En consonancia con este rasgo, [orma aparece par 1 0 general allf

donde se necesitan dos sIlabas, siendo asf que tambien en la obra de Lu-

crecia la relaci6n ent re ambas palabras es bastante inusual y vacilante.

Pese a todo, se pueden encontrar en su obra ciertos pasajes en los que

parecen distinguirse c1aramente los conceptos; tenemos un ejemplo cuan-

do habla de los elementos primordiales:

qua re . . . n ece ss e s t

na tura quoniam constant neque fa ct a m an u S UIt tunius ad ceriam formam primordia rerum

d is si mil i i nt er s e q u ad am u o li ta re f ig u ra

[«De este modo esnecesar io que los atomos , pues existen por natura-

leza y no son creados por [amano de l hombre segun un modelo tinico y

determinado, vuelen por e l vado con formas distintas entre sf, ,] (2,377-

80).

Aqui se expresa can c1aridad la conocida relaci6n f 1 0 P < P ~ - O X i i f l O :como

en [ o rmae s en /a re f igu ram (4, 69), que en Ernout-Meillet, l o c. c i t. , se re-

ladona can l a c o nf ig u ra ti on d u m o ul e. Cf. Cicer6n, De n at . d eo r. , 1,90.~.,.~.

I.

r;

~.

i,

I

I

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imagines, effigiae y a veces tarnbien figuras; y es de es-

te modo como aparece por primera vez en la obra de

Lucrecio figura con el significado de «vision onfrica»,

«imagen fantastica» y «sornbra de la muerte 0 de un

muerto».

En este caso se trata de variantes muy vivas que

llegaron a tener una notable fortuna, puesto que signi-

ficados como «prototipo original», «copia», «imagen

virtual» y «vision de ensuefio- quedaran vinculados

para siempre con figura. Pero el uso mas ingenioso de

esta palabra 1 0 descubre Lucrecio por otros caminos.

Es sabido que Lucrecio representa la cosmogonia de

Democrito y Epicuro, segun la cual el mundo esta cons-

ti tuido por atomos, A los atomos los denomina pri-

mordia, principia, corpuscula, elementa, semina y, en

general, corpora, quorum concursus motus ordo posi-

tura figura [«cuerpos cuyo concurso, movimiento, or-den, posiciones y figuras»]!' (1, 685 y 2, 1021) engen-

dran las cosas. Aunque los atom os son muy pequeiios,

t ienen materia y forma y adoptan un mimero indefini-

do de configuraciones, de manera que Lucrecio llama

a estas can frecuencia figurae y que, inversamente,

como ha hecho cireunstancialmente Diels '", los «ato-

mos. se traducen por figurae. Los innumerables ato-

mas permanecen en movimiento continuo, vagabun-

dean par el vacio y chocan unos con otros: forman

una danza en rueda de figuras. Este uso de la palabra

11. Como ya sabemos (Munro), en las tres ultimas palabras se re-

produce [a formula de Dcm6crito y Leucipo p v o l l 0 C ; , t :PQ1T~, 6 l1 . teLY~, cf.

Diels (Fragm. der Vorsokratiker, 2, 4 .a ed., p . 22). Ari stoteles describe

P V O f L O C ; valiendose de oXi i fLu (Metaph., pp. 985 b 16 Y 1042 b 11, Phys . ,188 a 22); Lucrecia 10 traduce por figura.

12. Algunos pasajes: 2, 385. 514. 678. 682; 3, 190. 146; 6,770.

52

parece no haber ida mas alia de Lucrecio: el Thesaurus

iinicamente eita al respecto un pasaje de [a obra de

Claudiano (In Rufin., 1, 17), esto es, un texto de fina-

les del siglo IV. Par tanto, la aportacion mas original de

Lucrecia a este sentido restringido ha quedado sin efec-

to alguno, pero sin duda de cuantos autores he estu-

diado can motivo de mis indagaciones sobre la palabrafigura es Lucrecio el.que realizo la contribucion mas

genial y personal, aunque no sea la mas importante en

terminos historicos.

En la obra de Ciceronvque usa frecuentemente y

con gran flexibilidad la palabra figura, aparecen repre-

sentadas todas las variantes del concepto general de

«configuracion» que le fueron sugeridas par su activi-

dad politica, retorico-Iiteraria, juridica y filos6fica. De

estos usos se pueden tambien deducir rasgos de su

humanidad afable, sensible, impresionable y debil. Amenudo Ciceron atribuye la palabra a seres human os,

a veces en tono patetico: portentum atque monstrum

certissimum est, esse aliquem humana specie et figura,

qui tantum immanitate bestias vicerit , ut . .. [«es cierta-

mente alga portentoso y monstruoso que alguien con

forma y figura humana supe re en tanta crueldad a las

bestias como para ...] (Pro Q. Roscio, 63); y tacita cor-

poris figura es la apariencia muda (ibid., 20) cuyo as-

pecto traiciona a los infames, Incluso los miembros y

los organos internes, los animales, los utensilios, lasestrellas y, en definitiva, todo 10 sensorial posee su fi-

gura correspondiente, asi como tambien los dioses y el

universo en su totalidad. De 10 que se nos presenta

sensorialmente y aun de la apariencia externa, expre-

sada par la palabra griega a x l 1 f . H X , se da buena cuenta en

la obra de Ciceron, como cuando este afirma del tira-

r

j

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t

Ii

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53

t:tI

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no que solamente tiene la figura hominis, 0bien cuan-

do dice de las ideas abstractas de los dioses que no

tienen figura ni sensus. Raras veces se ofrecen claras

delimitaciones entre los terrninos figura y forma (por

ejernplo, De nat. deor., I, 90; d. supra nota 10), y el

uso de ambos no queda reducido a 10 optico y a 10

plastico, puesto que Ciceron habla de la figura uocis,incluso de una figura negotii,y con harta frecuencia de

las figurae dicendi. Naturalmente, las formas georne-

tricas y estereornetricas tarnbien disponen de su corres-

pondiente figura. Sin embargo, en 1aobra de Ciceron

apenas aparece desarrollada la palabra figura en el sen-

tido de «copia», Es cierto que en un momento de su

obra (De nat. dear., I, 71) se habla de que Cotta, uno

de los interlocutores secundarios, podria comprender

mejor la expresion quasi corpus de los dioses si in cereis

fingereturaut fictilibus figuris [ssi se le figurase en cerao en figuras de arcilla»]; y que en De diu. (1 , 23) se

habla de la figura de una pefia que seria semejante a un

pequefio Pan. Pero estos casos no bastan para rebatir

nuestra afirrnacion anterior, porque de 10 que precisa-

mente se habla en ellos es de la figura de la arcilla y de

la de la piedra, y no se su representacion 13. A las som-

bras, que segun Dernocrito se desprenden del cuerpo

-y a las que ya se ha aludido en referencia a Lucre-

cio-, las denomina Ciceron imagines (a corporibus

enim solidis et a certis figuris vult flu ere imagines De-mocritus [«Democrito afirma que las imageries £luyen

13. EI paso de «figura como material» a ..f igura como objeto repro-

ducido» se I lev6 a cabo muy lentamcnte y tuvo lugar primero entre los

poetas . Cf . (con excepcion de Lucrecio) Catulo (64, 50. y 64. 265); Pr_o-

percio (2, 6 , 133). Expressa similitudine figurarum, escnbe Veleyo Pater-

culo (1, 11,4 : «semejante a un rerrato») .

54

de los cuerpos solidos y de figuras reales»], De diu.,

137 )14 , y casi siernpre llama a las representaciones de

los dioses signa, pero nunca figurae. Como ejernplo de

esto se puede mencionar el chiste malicioso que se

cuenta de Verres (II, 89): Verres querfa robar una va-

liosa estatua que representaba a una divinidad en una

ciudad siciliana , pero se enamoro de la mujer de su

huesped: contemnere etiam signum illud Himerae jam

uidebatur quod eum magis figura et lineamenta hospi-

tae delectahant [«parecfa despreciar ya aquella estatua

de Himera porque Ie deleitaban mas la figura y las for-

mas de la huesped»] 15. En Ciceron no encontrarnos

nada similar a las innovaciones audaces y fundamenta-

les de la contribucion de Lucrecio, de donde se infiere

que la principal aportacion de aquel en este sentido

consistio en introducir, adaptar y aclirnatar para ellen-

guaje de los doctos el concepto de figura como «confi-

guracion sensorial», Fue asf como emple6 dicho con-

cepto principalmente en sus escritos filosoficos y

retoricos, y sobre todo en su tratado sobre la naturale-

zade los dioses, esforzandose par formular 10 que hoy

en dia llamariamos un concepto integral de configura-

cion. No es ya solo su conocida aspiracion a alcanzar

laplenitud oratoria 10 que hace que rara vez se confer-

me can utilizar unicamente la palabra figura y 10 que Ie

impulsa a acumular varias palabras de semejante signi-

ficado orientadas a expresar una totalidad: forma et

figura, conformatio quaedam et figura totius oris et cor-

Ir

1

I

14. Cf. tarnbien Ad fam., 15, 16. Por elcontrario, Quintil iano, illas

Epicuri figuras ... [eaquellas figuras de Epicuro»] (10,2, IS}.

15. Poster iormente aparece a menudo figura como «representacion

de los dioses» , y en los escri tores cri sr ianos como «representacion de los

fdolos»; 0tam bien como imagen de las monedas.

55

 

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poris , habitus et [igura, humana species et [ igura , vis et

figura ... [eforma y figura, alguna hechura y figura de

todo el rostro y del cuerpo, habito y figura, forma hu-

mana y figura, fuerza y figura»], y muchas otras for-

mulas por e1 esti lo. Es tambien inevitable reconocer

sus esfuerzos por lograr una concepcion comprensiva

de los fenomenos, de 10que aparece 0 se presenta, y su

pretension de transmitir dicha concepcion allector ro-

mano. Para conseguir una fundamentacion y una for-

mulacion adecuadas de ese concepto de «figura», no

le capacitaban sin embargo ni su talento ni su actitud

eclectica, de manera que sus tentativas resultaban in-

eficaces: hemos de satisfacernos, pues, con apreciar 1a

pletora y la ponderacion del estilo. Pero aiin mas im-

portante para el desarrollo ulterior del termino figura

es otro aspecto: en la obra de Ciceron y en elAuctor ad

Herennium encontramos por primera vez figura como

expresion tecnica de 1aretorica que corresponde a los

terminos griegos oXnl la-ca. 0 x a po cK .l lp E~ A .E ~EW~,que de-

signan los tres niveles del estilo, definidos como figura

gravis, mediocris yattenuata (Ad Her., 4, 8, 11),0 bien

como plena, mediocris y tenuis (De or., 3, 199 y 212).

Sin embargo, Ciceron no llego a usar figura como ter-

mino tecnico referido a locuciones perifrasticas y or-

namentales, es decir, para denominar propiamente

«expresiones figuradas», tal como indica de modo ex-

plfcito Vetter en su articulo «Figura»!", Ciceron cono-ce y describe detalladamente estas expresiones, pero

no llega a denominarlas [igurae, como haran otros au-

tares posteriores, sino que hablara por 10 cormin de

16. En Th. L. L., 731, 80 S5.

56

formae et lumina orationis, recurriendo par tanto tam-

bien aquf a una formula pleonastica, A este proposito,

conviene observar que Ciceron tambien usa muy a

menudo la expresion figura dicendi -en 1amayor par-

te de los casos forma et figura dicendi- sin dotarla de

sentido preciso y especifico, sino como un modo de

designar meramente 1a elocuencia oratoria, ya sea en

general, cuando quiere aludir a sus innumerables va-

riedades (De or., 3, 34), 0ya individua1mente, cuando

dice de Curion: suam quandam expressit formam

figuramque dicendi [«10ha dicho como su forma y fi-

gura de hablar»] (De or., 2, 98). De este modo los es-

tudiantes de las escue1as de retorica, para quienes los

escritos de Ciceron sobre la elocuencia oratoria cons-

tituian obras canonicas, pronto se acostumbraron a

estas combinaciones y formulas expresivas.

La palabra figura habra adquirido carta de naturale-

za en el1enguaje culto y filosofico de la epoca republi-

cana tardia, siendo asi que en el primer siglo de la etapa

imperial se siguieron desenvolviendo las posibi1idades

sernanticas del termino en cuestion, Esfacil suponer que

en el juego entre el «prototipo original» y 1a«copia»,

entre la «transforrnacion de 1aimagen» y 1a equfvoca

imitacion de Ia «vision onirica», participaron especial-

mente los poetas. Carulo ofrece ya esta caracterfstica:

quo enim genus figurae est ego quod non obierim?

[«~Queclase, pues, de figura hay que yo no haya torna-

do?»] (Attis, 62). Propercio dice!": mixtam te varia lau-

[f

il

tt

r

!!I!

1

!IIII

Ir

l

rI,

I

17.· En su obra y en la de Ovidio el concepro de [ igurae, «configura-

ciones», pasa ocasionalmente a1de «especies» como varicdad (en aleman

Anen), en contraposicion con «especie» como conjunto de todas las vade-

dades (en aleman Gattung); set rata del mismo desarro llo que se encuen-

t ra en el par species -espece.

57

 

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davi semper figuram [esiempre he ensalzado tu belleza

versatil»] (3, 24, 5), 0 bien opportuna meast cunctis

natura figuris [emi naturaleza se adapta a todas las figu-

ras»] (4, 2, 21); en el bello final del Panegyricus ad

Messalam, donde se habla de la muerte como fuerza

transform adora, se dice: mutata figura; y Virgilio des-

cribe la imagen engafiosa en la que Turno cree ver la

figura de Eneas: motte obita qualis lama est uolitare fi-

guras [«los espectros que es fama vuelan cuando la

muerte es ida»] (Aen., 10,641). Sin embargo, la fuente

mas fecunda de figura, en el sentido de transforrnacion

de una configuracion, es naturalmente Ovidio, si bien

es cierto que este usa tambien forma sin reparo alguno

cuando el verso requiere una palabra de dos silabas.

Pero las mas de las veces es figura la palabra de su pre-

ferencia, empleada por el poeta con una disponibilidad

y una riqueza de combinaciones dignas de admiracion;

as! hallamos en Ovidio: figuram mutare, variare , uerte-

re, retinere, inducere, sum ere, deponere, perdere. Esta

pequefia seleccion puede dar una idea de su gran varie-

dad de usos:

. .. tel lus [.. .J partimque figuras / rettulit antiquas [ela

tierra [... ] repuso de una parte las formas antiguas»]

(Met., I, 436);

. .. se mentitis superos eelasse figuris [elos dioses se

ocultaron en falsas apariencias»] (ibid., 5, 326);sunt quibus in plures ius est transire figuras [shay quie-

nes den en el poder de pasar a muchas formas»] (ibid.,-

8, 730);

... artifieem simulatoremque figurae / Morphea [«arti-

fice y simuladar de figuras, Morfeo»] (ibid., 11, 634);

ex aliis alias reparat natura figuras ["la naturaleza erea

unas figuras de otras»] (ibid., 15,253);

58

animam [...J in uarias doceo migrare figuras [eensefio

que e l alma [...] emigra a diversas forrnas»] (ibid., 15,

172);

lympha figuras / datque capitque novas [«el agua da y

toma nuevas figuras»] (ibid., 15,308).

Tarnbien la imagen del sello aparece representada

de la forma mas bella:

Utque novis fact/is signatur cera figuris

Nee manet ut [uerat nee formas sen/at easdem,

Sed tamen ipsa eadem est...

[«y como la cera adopta dtictil el signa de nuevas fi-

guras, y no permaneee como antes ni preserva las rnis-

mas forrnas, as! es siempre la misma. ..»] (ibid., 15,

169 ss.).

En la obra de Ovidio encontramos ademas el terrni-

no figura con el sentido muy claro de «copia»: globus

immensi pan/a [igura poli [«globo, pequefia figura de

inmenso polo»] (Fastos, 9,278,0 bien en Hero idas , 14,

97y en Epistulae ex Ponto, 2,8,64); 0con el significa-

do de «Ietra», tal como se ha indicado a proposito de

Varron: ducere consuescat multas manus una figuras

[vque una sola mano se habitue a trazar rnuchas figu-

ras»] (ArsAmat., 3, 493); y finalmente como postura en

e l juego amoroso: Venerem iungunt per mille figuras

[ese un en a traves de mil forrnas»] (Ars Amat., 2, 679).

En todos los pasajes de la obra de Ovidio [ igura sugiere

algo dinamico, transformable y expuesto al equivoco,

Con mucho arte emplea tambien la palabra Manilio, el

poeta de Astronomica, en cuya obra figura no solo in-

cluye los sentidos mencionados, sino adernas el de

«constelacion» y «signo celeste» (junto can signum y

59

.j

 

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forma). En la acepcion de «vision onirica», figura se

documenta en la obra de Lucano y de Estacio.

Casi del todo distinto de 10 que hasta ahara se ha

expuesto -y de 10 que nos .mostraran los retoree+- es

el uso de la palabra en la obra del arquitecto Vitruvio,

para quien figura designa la forma plastica y arquitec-tonica y, a 10 sumo, su reproducci6n a su «planta», En

este autor no hallamos rastro de los conceptos de 10

ilusorio, de 10 equivoco a de la transformaci6n, siendo

as! que figurata similitudine (7,5, 1) no significa en su

vocabulario nada que tenga que ver can 10 efectuado

«por medio de ilusion», sino algo creado «por medio de

un modelo sernejante». A menudo figura quiere decir

«planta», «plano» (modice picta operis futuri figura, 1,

2, 2), Y universae [igurae species 0 tambien summa

figuratio sefialan la configuracion global de un edificioo de un ser humano (pues Vitruvio se complace en

comparar a ambos desde el punto de vista de la sime-

tria). Dejando a un lado su ocasional aplicacion ma-

tematica, figura (asi como fingere) tiene en la obra de

Vitruvio, y en la de otros escritores tecnicos coetaneos,

un sentido plastico-sensorial firmemente establecido;

por ejemplo, en Festo encontramos crustulum cymbi fi-

gura [«una torta en forma de barca»] (p. 98)18, en Celso

venter reddit mollia, figurata [sel vientre pone forrnas

18. Para productcs de confiter ia d. tambien Marcial (14 ,222, 1);

adernas Fcsto, f ic ta quaedam ex farina in hominum f iguras [«pastas d~

harina can figura de hombre»] (p. 129), y Petronio: ova ex farina figurata

[ehuevcs hechos de harina»] (33,6). Al cocinero se leadmi~aba y emph::a-

ba en cal idad de arti sta plastico y decorador en las mas diversas o:asiO-

nes reconocimiento del quc volvi6 a ser tributario en epocas posterrores,

rnuy especialmente durante el Renacimiento, el Barraco y el Rococo, d.

Goethe, Wilhelm Meisters Lebriahre, L III , cap. 7 , asf como [a correspon-

diente nota de Creizenach en lajubiliiumsausgabe, t. 17, p. 344.

60

IlIII

Ill

hlandas y figuradas»] (2,5,5) yen Columelaficoscom-

primunt in figuram stellarum floscularumque [«mol-

dean higos en forma de estrellas y florecillas»] (12, 5,

5). Con mayor arnplitud y desenvoltura secomporta en

este punto un autor que pertenece a otra capa social y

cultural como Plinio el Viejo, en cuya obra es-tan re-presentados todos los matices del concepto de «confi-

guracion» y «especie», Se puede observar excelente-

mente el paso del concepto de «configuracion» al de

«retrato» consultando el notable cornienzo del Libro

35, en el que se lamenta de la deplorable decadencia de

la pintura retratfstica: Imaginum quidem pictura, qua

maxime similes in aevum propagantur figurae... [elos re-

tratos por los que setransmitfan en eltiempo las figuras

rnuy sernejantes al original.,;»]; y algo mas tarde, cuan-

do se refiere a los libros ilustrados con retratos, cuyatecnica de produccion habra sido inventada par Varron:

Imaginum amorem flagrasse quondam testes sunt [... J

et Marcus Yarra [.. .J insertis f... septingentorum illus-

trium [.. .J imaginibus: non passus intercidere figuras,

aut vetustatem aevi contra homines ualere, inventor

muneris etiam diis inuidiosi, quando immortalitatem

non solum dedit, verum etiam in omnes terras misit ut. '

praesentes esse ubique credi possent [«Que el arnor por

los retratos dorninase una vez es algo atestiguado [... ]

de 10 que da cuenta Marco Varr6n [... J que introdujoen sus obras retratos de setecientos personajes ilustres,

y sin perrnitir que sus figuras desaparecieran, 0que pre-

valeciera contra los hombres el paso del tiernpo, fue un

inventor de dadivas envidiado por los dioses, en tanto

no s6lo dio la inmortalidad a esos hombres, sino que

los dio a conocer en todos los lugares de modo que se

los erda presentes por doquier»].

61

 

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En la Iiteratura juridica del siglo ] se encuentran

documentadas algunas pocas citas en las que aparece

figura en el sentido de «forma hueca 0 vacia», e incluso

con el significado de «apariencia»: non solum figuras

sed vim quoque condicionis continere [sno s610contie-

nen la apariencia sino tarnbien la fuerza de su condi-

cion»] (Proculo, Dig., 28, 5, 70), y tambien: Mihi La-

beo videtur verborum [iguram sequi, Proculus mentem

[«Me parece que Labeo haya seguido la forma de las

palabras, pero Proculo el sentido»] (javolenus, Dig.,

50, 16, 116).

Pero elhecho mas importante y de mayor trascen-

dencia para el desarrollo de la palabra figura en el si-

glo Ifue la formaci6n del concepto de «figura retori-

ca», cuya expresion se encuentra en el Libro IX de

Quintiliano. La cuesti6n era mas antigua, propiamen-

te se trataba de un asunto griego, pero -como ya he-

mas constatado mas arriba- seconvirti6 en latina gra-

cias a Ciceron, si bien es cierto que este no llego a usar

la palabra figura a tal fin, a 10que se ha de afiadir que,

segiin parece, entre tanto la incesante discusion sobre

cuestiones retoricas habia contribuido a refinar consi-

derablemente la tecnica de la figura. Nose ha podido

determinar con exactitud cuando se empez6 a utilizar

dicha palabra para designar el objeto que nos ocupa,

probable mente poco despues de Ciceron, como indu-

ce a suponer el titulo de un libro de Anneo Cornuto

(De [iguris sententiarum) al que hace referencia Gelio

(9, 10,5), asi como las observaciones y las alusiones de

los dos Senecas" y las de Plinio elJoven. Parecia logi-

19. Seneca tiene un importante pasa je, aunque en otro contexte, en

cl que aparece figura en el sentido de «protot ipo original» e "idea»; por

62

L ·

co que as! fuera, puesto que la expresi6n griega era oxf)-

fla. Hemos de suponer necesariamente que el usa tee-

nico-cientlfico de la palabra estaba, desde hacia tiem-

po, mas desarrollado de 10 que alcanzan a documentar

los escritos conservados: por ejemplo, ya se hablaba de

las figuras del silogismo en latin (la expresi6n griega

aX~f.la1:a OUAAoYWf lOU proviene del mismo Aristoteles)

mucho antes de aparecer la formula en Boecio y en el

libro de las categorias pseudo-agustiniano.

En el ultimo capitulo del Libro VIII y en el Libro

IX de la Institutio Oratoria, Quintiliano ofrece una

detallada exposici6n de la teorfa de los tropos y de las

figuras que, de una parte, parece contener una concisa

discusi6n con anteriores opiniones y trabajos y, de otra

parte, result6 fundamental para los intentos ulteriores

de dominar elproblema implicado. Quintiliano separa

los tropos de las figuras; el tropo es concepto mas es-

tricto que hace referencia tinicamente al significado

impropio de palabras y locuciones; la figura, por el

contrario, esla conformaci6n del modo de hablar que

se distancia del usa vulgar y directo. En la figura no se

trata de sustituir unas palabras par otras, como sucede

enlos tropos; estambien posible formar figuras a par-

tir de palabras que conservan su disposicion y su senti-

otra parte, forma se presenta con el significado neoplatonico del modelointerior, de las configuraciones insitas en elespfri tu del art ista, siendo aSI

que se prepare el camino para la poster iormente tan invocada cornpara-

cion del crcador con Dios : cl escultor , d ice Seneca, pucde tener d mode-

10 (exemplar) de su obra dentro y fuera de 51; los ojos y tarnbien su propio

espiritu se 10 pueden ofrecer y Dios tiene en sf todos los exemplaria de las

cosas: plenus his f iguris est quas Plato ideas appellat immortales [«esta

lleno de estas figuras que Plat6n llama ideas inrnortales»] (Epist., 65, 7) .

Cf. rambien Durero: «Puesto que un gran pintor esta llcno interiorrnente

de figuras ...»;d. E. Panofsky, Idea, 1924, p . 70.

63

 

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do propios. En principio cualquier modo de hablar 0

discurso es una formaci6n, una figura, pero esta pala-

bra se aplica solamente a las conformaciones que cris-

talicen poetica 0 ret6ricamente de una manera espe-

cial, por 10 que se puede distinguir entre el discurso

sencillo (carens figuris, a O X l l f l C t L L O ' t " O S ) y el figurado (fi-guratus, E O X l l I l C t n o I l E v o s ) . Para lIegar a establecer una

diferencia entre tropo y figura hay que abrirse lenta-

mente camino con mucho esfuerzo. El mismo Quinti-

liano vacilaba con frecuencia a1tener que asignar una

locuci6n determinada a una de las dos categorias; el

uso ulterior del idioma se ha decidido, en multiples

ocasiones, a considerar figura como un concepto gene-

ral mas amplio que el de tropo, calificando de «figura-

da» toda manera de expresi6n irnpropia 0 indirecta,

Quintiliano denomina tropos -ydefine como tales-

a la metafora, la sinecdoque (mucronem pro gladio;

puppim pro navi), la metonimia (Marte por la guerra,

Virgilio por las obras de Virgilio), la antonomasia (el

Pelida por Aquiles) y muchas otras semejantes; y divi-

dia las figuras en las que se refieren a1contenido y en

las que se vinculan con la expresion (figurae senten-

tiarum et verborum). Como figurae sententiarum con-

sidera las siguientes: la pregunta retorica con la res-

puesta dada por uno mismo; las distintas clases de

refutacion anticipada de objeciones (prolepsis); la si-

mulaci6n de confidencia en el ambito del juez, del

oyente e incluso de la parte contraria; 1aprosopopeya,

en la que se hace hablar a otras personas, bien sea al

adversario 0a personificaciones de entidades como Ia

patria; el apostrofe pornposo 0 solemne; la ilustraci6?

concreta de un suceso: evidentia 0 illustratio; las di-

versas formas de 1aironia, la aposiopesis 0 reticencia:

64

rII

II

obticentia 0 interruptio, en la que «se traga uno algo»

(enaleman: etwas hinunterschluckt); el arrepentimien-

to simu1ado de algo que se habfa afirrnado, y muchas

otras casas por e l estilo. Pero, sobre todo, hemos de

mencionar el recurso expresivo que entonces se consi-

deraba el mas importante y el.verdadero acreedor delnornbre de figura: nos referimos a la reticencia, a la

alusion encubierta en sus formas mas variadas. Se ha-

hia depurado hasta el refinamiento la tecnica de mani-

festar 0 insinuar algo sin pronunciarlo expresamente,

y as! se actuaba de manera casi natural por motivos

politicos 0 tacticos, por la sencilla raz6n de lograr su-

brepticiamente un mayor efecto 0,cuando menos, para

que quedara sin explicitar 10 que se deseaba encubrir.

Quintiliano describe la gran importancia que habra

adquirido en las escuelas de retorica el ejercitarse en

esta tecnica, y c6mo se ideaban casos ex profeso, las

Ilamadas controversiae figuratae, a fin de perfeccionar-

se y destacarse con ello. Finalmente, menciona como

figuras de expresion los solecismos intencionados, las

repeticiones ret6ricas, las antiresis, los hom6nimos, las

elipsis, los asindetos, los climax y otras.

La exposicion que hace Quintiliano de los tropos y

las figuras, de la que s610hemos resumido 10 mas rele-

vante, esta acompafiada de un buen rnimero de ejern-

pios y provista de analisis sobre las peculiaridades y las

diferencias de cada una de los distintas clases de for-

mas, que ocupan una gran parte de los Libros VIII y

IX. Se trata de un elaborado sistema, de una teorfa ala

que se concedi6 mucho valor, y es de suponer que

Quintiliano se encontraba en una posici6n relativa-

mente libre entre los dernas retores y que no era dado

a los excesos de pedanterfa que despreciaba. El arte de

65

 

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formar expresiones impropias, perifrasticas, alusivas,

insinuantes y encubiertas, con las que sepretende des-

tacar elobjeto, decorandolo y dotandolo de eficacia 0

perfidia, floreci6 en la elocuencia oratoria de laAnti-

giiedad y alcanz6 una perfecci6n y flexibilidad que nos

resultan casi incomprensibles y raras, que incluso se

nos antojan a menudo absurdas e insulsas. Estas expre-

siones fueron llamadas figurae. La teoria de las figuras

del discurso adquiri6 una gran importancia en la Edad

Media y en el Renacimiento. A los te6ricos del estilo

literario de los siglos XII y xmles sirvi6 de fuente prin-

cipal el escrito Ad Herennium'".

Con esto concluimos la historia del significado de

figura en la Antigiiedad pagana; algunas formaciones

posteriores de caracter gramatical, ret6rico y l6gico se

produjeron espontaneamente en consonancia con los

significados que ya han sido mencionados y ejemplifi-

cades". Hist6ricamente resulto relevante el significa-

20. Alrespecto vease Faral, Les Arts poetiques du xu: et du XIII" siecle,

Paris, 1924, pp. 48 S5. Y99 ss.

21. Amiano Marcelino ofrece una variante digna de menci6n, que

aplica ala topograffa de los campos de batalla para indicar la disposici6n

estraregica y la organizaci6n de campamentos. Cf. Th. L. L., 726, 37 ss,

En la obra de Sedulio (Carmen Paschale, 5, 101/2) se encuentra un

pasaje en elque figura no puede significar mas que «rostro», esto es, como

en el frances moderno:Namque per hos colaphcs caput est sanabile nostrum, / Haec sputa

per Dominum nost ram lauare [ iguram ["Pues nues tra cabeza puede ser

sanada por estos golpes, / y estos esputos han lavado nuest ra faz por obra

del Sefior»],

Puesto que anteriormente ha hablado de spuere in {adem y co/aphis

pulsare caput, no hay motivo a lguno para pone r en te la de juicio e l s igni-

ficado de "rostra"; sin embargo, no esta de mas tamar en consideraci6n [a

posibilidad de que se necesite un final de verso trisilabo can una silaba

central Iarga, que es justamente 10 que podrla haber movido a Sedulio a

66

do que convinieron en dar ala palabra los Padres de la

Iglesia a partir de la evoluci6n trazada en las paginasprecedentes.

II. «Figura»como profecia real

en los Padres de la Iglesia

~l significado nuevo y singular que presenta la palabra

figura en el mundo cristiano se da por primera vez y

con harta frecuencia en Tertuliano. Para explicar este

~ontenido sera preciso que comentemos algunos pasa-jes de su obra.

EnsuescritoAdversus Marcionem habla Tertuliano

deH,os~a,el hij~ de,Nun al que Moises llama Josue, en

los slgU1~nte~~ermlll.os:... et incipit vocari Jesus [.. .}

Hanc prius dicimus figura futurorum fuisse. Nam quia

= : Christus secundum populum~ quod sumus nos,

na,tz"'=«desertis, introducturus erat in terram pro-

mZSSlOntS, melle et lacte manantem, id est vitae aeternae

~ossesionem, qua nihil dulcius; idque non per Moysem~

id est, non per legis disciplinam~ sed per[esum, id est per

c1egi,runa ~al,abra de significado general que se adaptara desde eI punto

d~ VIstametnco; En cualquier caso, es e l unico ejemplo seguro de que

dlsponen:~s en epoca antlgua donde f igura se interprete como «rostro»,

La SUP?slcl6n de Jeanneret (La langue des tablettes d'execratian latines,N~uchatel, .1918,? ~09), segun la cual en laTabla de las Maldiciones de

1I!mturno {tgu,:a SI~?Jfica «rostro», results completamcnte imposible, de-.

bido a la com~maclOn de membra y coiorem, que aparece muy a menudo.

Lapalabra senala las p~rtes Inregrantes del cuerpo y sus cualidades gene-

rales ,.~on las que corrnenza la Increpaci6n, La opini6n de Jcanneret estambien rechazada por Wartburg FEW (ad v liaU1:~ 9) L a t' ,

, " I''b u , . cues IOnper-~~n:ce Sl~ r~solver res~ecto ,del fragmenro de Laberio: figura humana

Imml~o {mml,oJ ardore tgnescitur [la figura humana se inflama de ardorenemlgo"J (Ribbeck, 2, p, 343).

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evangelii gratiam provenire habebat [forma del latin

vulgar en el sentido de «deberla suceder»] circumcisis

nobis petrina acie, id est Christi praeceptis; Petra enim

Christus; ideo is vir, qui in huius sacramenti imagines

parabatur, etiam nominis dominici inauguratus est fi-

gura~Jesus cognominatus [... y comenzaron a llamarlo

Jesus [... ] Digamos ante todo que esta fue una prefigu-

racion del futuro. Porque Jesus estaba conduciendo el

segundo pueblo, que somos nosotros, nacidos en el de-

sierto de este mundo, a la tierra prometida rica en leche

y miel, esto es, a la posesi6n de 1a vida eterna cuya

dulzura nada aventaja; y ello no podia advenir por

medio de Moises, es decir, mediante la disciplina de la

ley, sino a traves de Jesus, par medio de la gracia del

Evangelio, habiendo side nosotros circuncidados por

un cuchillo petreo, esto es, por los preceptos de Cristo;pues Cristo es piedra; y as! el hombre que preparaba Ia

imagen de este sacramento fue anunciado en la figura

del nombre del Senor, y fue llamado jesus«] (Adv.

Marc., 3,16 [segun Nm 13,16]). Se trata en este parra-

fo de poner nombre a josue/jesus, como si fuera un acto. 22 A '

profetico que anticipa sucesos posteriores . Sl como

Josue, y no Moises, condujo a1pueblo de Israel a Pales-

22. En la vers ion de los SetentaJosue ya se l lama Jesus; est e ul timo

nombre es una cont racc i6n de Josue. Cf. la representacion art ist ica de l

Vaticano de Josue , que se cons idera una copia del s ig~o VI de un original

del siglo IV. Tan 5610he podido tener acceso a una hoja que se encucnt ra

en la obra de K. Pfister, Mittelalterliche Buchmalerei, Mtinchen, 1922;

donde se representa c6mo fueron erigidas las doce piedras (los, 4, 20-

21); a Josue se Ie llama por este nombre en e l t~xto y en la expres i6n

griega 'ITjooui; 0 LOU NIlU, !leva una aureola de santidad, dand~ a entender

os tensibl emen te que se t ra ta de Jesus . Son frecuentes pos tenores rep: e-

sentaciones de la figura de Josue; d. Hildebert de Tours , Serm. de diu.,

XXIII , PL, 171 , 842 55.

68

tina, la tierra prometida, as! tambien conduce la gracia

de jesus, y no la ley judfa, al «segundo pueblo» a la tie-

rra prometida de la eterna beatitud. El hombre que des-

cubri6 este misterio atin oculto como preanuncio pro-

fetico, qui in huius sacramenti imagines parabatur, fue

introducido bajo la figura del nombre divino. La deno-minaci6n de josue/jesus es, en consecuencia, una pro-

fecia real 0representaci6n anticipadora de algo futuro;

la figura es ese algo verdadero e historico que represen-

ta y anuncia otro algo igualmente verdadero e histori-

co. La relaci6n de reciprocidad entre ambos aconteci-

mientos se deja reconocer por su coincidencia 0

sernejanza. En este sentido, Tertuliano afirma: Quare

Pascha Christus, si non Pascha figura Christi per simili-

tudinem sanguinis salutatis et pecoris Christi? [{(~Por

que la Pascua es Cristo, si no por ser la Pascua figura de

Cristo por semejanza con la sangre salvadora y con el

cordero de Cristo?»] (Ad. Marc., 5, 7). Con frecuencia

es suficiente que aparezcan vagas semejanzas en la es-

tructura del acontecimiento 0en sus circunstancias con-

comitantes para que se pueda reconocer lafigura; se re-

guerra una determinada voluntad interpretativa para

dar con ella en cada caso. Par ejernplo, cuando los dos

machos cabrfos (ibid., 3, 17; 0bien Ad. Iudaeos, 14),

ofrecidos como victimas propiciatorias en Lv 16, 7 ss.,

se interpretan como figuras del primer y segundo adve-

nimiento de Cristo; 0 cuando Adan se transforma en

figura Christi y Eva en figura Ecclesiae, tal como sucede

en e l siguiente fragmento: Si enim Adam de Christo fi -gura dabat, somnus Adamae mors erat Christi dormituri

inmortem, ut de iniuria [herida] perindi lateris eius vera

mater viventium figuraretur Ecclesia [{(Puessi Adan era

figura de Cristo, el suefio de Adan era la muerte de Cris-

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to, adormecido en la muerte, para que de la herida de

su costado fuera figurada la madre verdadera de los

vivos, la Iglesia»] (De anima, 43 [d. tarnbien De mono-

gamia, 5])23. Sobre esta voluntad interpretativa volve-

remos a hablar mas adelante. Esta modalidad de inter-

pretaci6n se impone el eometido de esclarecer la

identidad de las personas y los acontecimientos del

Antiguo Testamento en cuanto figuras 0profecfas rea-

les de la Historia sagrada del Nuevo Testamento. AI

acometer esta tarea, hemos de observar que Tertuliano

rechaza explicitamente menoscabar, por medio de la

interpretacion figural, el alcance de la validez literal e

historica del Antiguo Testamento. Tertuliano da mues-

tras de una aversi6n decidida contra cualquier tipo de

exceso espiritualista; de ningiin modo qui ere que se

comprenda elAntiguo Testamento como una mera ale-

gorfa; en cualquier caso, destaca su sentido literal 0real,

y en los momentos en los que propiamente se trata de

profecias figurales, Tertuliano mantiene que la figura

posee lamisma realidad historica que 10 profetizado en

ella. Lafigura profetica constituye un hecho concreto e

hist6rico, siendo as! que su anticipaci6n se cumple en

hechos igualmente concretos e hist6ricos. Para dar

nombre a estos conceptos, Tertuliano emplea las expre-

siones figuram implere: figuram sanguinis sui salutaris

implere [«completar Ia figura de la sangre de su salva-

dor»] (Adv. Marc., 4, 40), 0 bien confinnare: Christoconfirmante figuras suas [«Cristo que confirma sus fi- .

23. La palabra f iguraretur significa aqui, al rnismo tiempo, «fucra

formada» y «figurada»; en el segundo sent ido, mediante la sangre y eI

agua, eucaristfa y bautismo, La contraposici6n de las dos iniuria 0heridas

laterales continuo siendo un motive significativo durante mucho tiernpo;

d. Burdach, Vorspiel, I, 1, 1925, pp. 162 Y212; Dante, Par., 13,37 ss.

70

guras»] (De fuga in pers., 11). De ahora en adelante de-

nominaremos ambos acontecimientos con las expresio-

nes respeetivas de figura y consumaci6n.

El energico realismo de Tertuliano es bien conoci-

do. Para ella figura tiene el sentido inmediato de una

configuraci6n0

una forma y es considerada una partede la sustancia equiparable a la earne (Adv. Marc., 5,

20). Poco antes de este pasaje habla Tertuliano del pan

de la Eucaristfa: Corpus ilium suum fecit «hoc est corpus

meum» dicendo, «id est figura corporis mei», Figura

autem non fuisset, nisi veritatis esset corpus. Ceterum

vacua res,quod est phantasma, figura capere non posset.

Aut sipropterea panem corpus sibi [inxit, quia corporis

carebat veritate, ergo panem debuit tradere pro nobis.

Faciebat ad vanitatem Marcionis, ut panis crucifigere-

tur. Cur autem panem corpus suum appellat, et non

magis peponem, quem Mardon cordis loco habuit? Non

intelligens veterem fuisse istam figuram corporis Christi,

dicentis per Ieremiam (11, 19): «Adversus me cogita-

uerunt cogitatum dicentes, "Yenite coniiciamus lignum

in panem eius», scilicet crucem in corpus eius?» [~<Cre6

su cuerpo diciendo "este es mi cuerpo", es decir, la fi-

gura de mi cuerpo. No habrfa sido una figura, si no

hubiera sido un cuerpo de verdad. Una eosa vacia 0un

fantasma no habrfa po dido tomar figura. 0 si por eso

se figur6 que el pan era su cuerpo, porque en verdad

careda de cuerpo, entonees debio darnos el pan. ~Aea-

so el pan era crucificado, como quiere el vacuo Mar-

ci6n? Por que Cristo llama a su cuerpo pan, y no 1 0 lla-

ma mejor melon, del que Marci6n toma la imagen del

eoraz6n. Este no entiende que antigua pueda ser esta

figura del cuerpo de Cristo, que dice a traves de Jere-

mias (11, 19): "contra mi inventaron argumentos di-

l!

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ciendo: 'Venid, pongamos lefio sobre supan'", esto es,

la cruz sobre su cuerpo»] (Adv. Marc., 4, 40).

Estas frases, tan vivas, expresan el mas claro con-

cepto de la concreta sensorialidad de ambos polos de

la interpretacion figural, tal y como la entiende Tertu-

liano. Posteriormente no disminuyen en modo alguno

sus energicas afirmaciones al exponer su comprensi6n

del vino, figura sanguinis, como probatio earnis (segun

Gn 49, 11 e Is 63, 1)24. Lo espiritual es solamente 1a

comprensi6n correspondiente, intel/ectus spiritalis,

que la figura vuelve a reconocer en la consumaei6n.

Tertuliano sostiene que los profetas no han hablado

simplemente en imageries, pues si asf fuera no se po-

drian reconocer dichas imagenes. Muchas de las cosas

del Nuevo Testamento han de ser comprendidas rigu-

rosamente a1pie de la letra: nee omnia umbrae, sed et

corpora; ut in ipsum quoque Dominum insigniora

quaeque luce darius praedicantur; nam et virgo conce-

pit in utero, non figurate; et peperit Emanuelem

nobiscum Jesum Cbristum, non oblique [«no 5610son

sornbras, sino tambien cuerpos; como tambien del Se-

fior sepredicen designios mas dar osque la luz; pues la

Virgen concibi6 en suvientre, no figuradamente; y dio

a luz a Emanuel, Jesueristo con nosotros, no irreal-

mente»] (De resurr. carnis, 19 ss.) . Tertuliano se vuel-

ve vehementemente contra todos aquellos que la resu-

rreeci6n de lo s muertos, anunciada con c1aridad, inimaginariam significationem distorquent. Se pueden

encontrar enTertuliano multiples pasajes de este tipo,

24. Ita et nunc sanguinem suum in vino consecrauit qui tunc uinum

in sanguine figuravit [«Quien entonees transfigure el vino en sangre, aho-

ra eonsagr6 su sangre en el vino»],

72

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en los que combate las tendencias espiritualistas de al-

gunos grupos de sus coetaneos. Elrealismo de que haee

gala sepuede apreciar con mayor exactitud analizando

su concepci6n del vinculo entre «figural>y «consuma-

cion», porque estas noeiones parecen contener -unas

veces esta, otras aquella-e- un grado mas elevado de

conereci6n hist6rica. Si, por ejemplo, en la frase ... an

ipse erat, qui tamquam avis coram tondente sic os non

aperturus figuram sanguinis sui salutaris implere con-

cupiscebat? [«~acasono era el mismo quien dese6 con-

sumar la figura de su sangre redentora entregandose

en silencio como la oveja...»] (Adv. Marc., 4, 40), a la

figura del siervo de Dios se Ie da la apariencia aleg6ri-

ca del cordero; 0 bien si, en otro mornento, se contra-

pone la ley en su eonjunto a Cristo como consumaci6n

(de umbra transfertur ad corpus, id est de figuris ad

veritatem [ese traslada de la sombra al cuerpo, de la

figura a la verdad»] ibid., 5, 19), entonces 10 que esto

parece indicar es que Ia alegoria -en el primer caso-

y la abstraccion -en el segundo- atribuyen un grado

minimo de entidad real a la figura en cuesti6n. Sin

embargo, no faltan ejemplos en los que la figura se

manifiesta destacada con mayor fuerza de expresi6n

sensible; por no ir mas lejos, encontramos unpasaje en

el que ellago de Betsaida hace las veces de figura del

bautismo, como en la frase figura ista medicinae cor-

poralis spiritalem medicinam canebat, ea forma quasemper carnalia in figura spiritalium antecedunt [«esta

figura de medicina corporal hablaba de una medicina

espiritual, del modo en que las cosas earnales antece-

den como figura de las espirituales»] (De bapt., 5). Pero

tanto ellago de Betsaida cuanto el bautismo son obje-

tos 0procesos concretos y reales. La que todo ello tie-

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ne de espiritual es solamente la interpretaci6n 0el efec-

to, puesto que el bautismo tambien supone un acto

carnal, como T ertuliano se apresura a afiadir a reng16n

seguido: sic et in nobis carnaliter currit unctio, sed spi-

ritaliter proficit; quomodo et ipsius baptismi carnalis

actus, quod in aqua mergimur, spiritalis effectus, quoddelictis liberamur [«asf en nosotros la unci6n pasa

carnalmente, pero aprovecha espiritualmente; el acto

del mismo bautismo es carnal, ya que nos sumergimos

en agua, pero el efecto es espiritual, porque nos libera-

mos de la culpa»] (ibid., 7). Al reflexionar sobre estos

ejemplos, se percibe que en 10que Terruliano pensaba

-incluso en el primer caso mencionado del cordero-

no 5610era en la ley en sentido abstracto, sino tarnbien

en el tiempo de la ley como circunstancia historica,

tanto aleg6rico como real. A veces sucede tambien que

surgen, una allado de otra, dos afirmaciones que pre-

tenden interpretar la relacion existente entre figura y

consumaci6n, como en estos pasajes de De fuga in per-

secutione, 11: certe quidem bonus pastor animam pro

pecoribus ponit; ut Moyses, non domino adhuc Christo

relevato, etiam in se figurato, ait: Si perdis hunc popu-

lum, inquit, et me pariter cum eo disperde (Ex 32, 31).

Ceterum, Christo confirmante figuras suas, malus pas-

tor est, etc. (jn 10, 12) [ecierto que el buen pastor

arriesga la vida por el rebafio; como Moises, antes de

nuestro senor Cristo, del que era figura, dijo: Si haces

que mi pueblo se pierda, haz que yo tambien me pier-

da con el. Ademas, Cristo confirma sus figuras ...»]:

Consideremos, pues, que ambas afirmaciones implican

un caracter historico, y vayamos aun mas lejos: 10 que

propiamente se manifiesta -en relaci6n con figura y

consumacion, al estar ambas vinculadas- son mas bien

74

los protagonistas mismos, Moises y Jesus, y no tanto

las meras afirrnaciones". Es frecuente que a la consu-

maci6n se la denomine veritas, como en el caso de uno

de los ejemplos antes citados, y que a la figura corres-

ponda umbra a imago; sin embargo, ambos terrninos,

tanto sombra como verdad, resultan abstractos solo en

relacion con el significado que al principio permanece

oculto y luego es revelado, pero devienen concretos

respecto de las cosas 0 las personas portadoras del sig-

nificado. Moises no tiene un caracter menos hist6rico

oreal por el hecho de que sea umbra 0 figura de Cris-

to; y Cristo, la consumaci6n, no supone una idea abs-

tracta, sino que tiene un caracter historico-interior y

concreto. La figuras hist6ricas y reales se han de inter-

pretar espiritualmente (spiritaliter interpretari), pero

esta interpretacion remite a una consumaci6n carnal y,

por tanto, historica (carnaliter adimpleri [De resurr.,

20]), puesto que la verdad se ha convertido en historia

o se ha hecho carne.

Desde el siglo IV aparecen plenamente desarrolla-

das la palabra figura y las tendencias exegeticas vincu-

ladas a ella en la obra de casi todos los escritores ecle-

siasticos latinos=, A veces tambien la alegoria cormin

recibe el nombre de figura segun el uso que mas tarde

se hara general. Lactancio (Div. Inst., 2, 10) interpre-

ta e l sur y el norte como figurae vitae et mortis, el dia

25. Moises esprincipalmente la f igura de Cristo cuando, por ejern-

plo, atraviesa e l mar Rojo, 0 cuando convierte e l agua salada en agua

dulce para el bauti srno; pero ello no es obs taculo para que, en el primer

caso que arr iba hemosci tado, represente al cont rario la Ley.

26. Cf . Hilario de Poitiers, Tractatus mysteriorum, par. 1 (Corp.

Vind., LXV, p. 3), citado en Labriol le , Hist. de fa litt, lat. chretienne,

Paris, 21924, p. 324.

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y la noche como fe verdadera y falsa. Pero pronto se

introduce la referencia cristiana a la anticipacion y la

consumacion: etiam hoc praescius futurorum Deus

fecit, ut ex iis verae religionis et falsarum superstitio-

num imago quaedam ostenderetur [«tambien en este

presentimiento del futuro Dios hizo de modo que ex-

hibiera una imagen de la verdadera religion y de las

falsas supersticiones»], Y es as! como aparece figura

reiteradamente en el sentido de «significado mas pro-

fundo referido a 10 futuro»: los sufrimientos de Jesus

non fuerunt inania, sed habuerunt figuram et significa-

tionem magnam [«no fueron inanes, sino que tuvie-

ron gran figura y significacion»], y en este contexto el

autor alude a las obras divinas en general, quorum vis

et potentia valebat quidem in praesens, sed declarabat

aliquid in futurum [«cuya fuerza y potencia tenian va-

lidez presente, pero anunciaban algo en el futuro»]

(ibid., 4, 26). Por este modo de pensar esta tambien

dominada su escatologia, que -segun una especula-

cion bastante extendida entonces- interpreta los seis

dfas de la creacion como seis milenios que estan a

punto de concluir; la llegada del reino milenario es

inminente: saepe diximus minora et exigua magnorum

figuras et praemonstrationes esse; ut hunc diem nos-

trum, qui ortu solis occasuque finitur, diei magni spe-

ciem gerere, quem circuitus annorum mille determi-

nat. Eodem modo figuratio terreni hominis caelestispopuli praeferebat in posterum fictionem [«hemos di-

cho a menudo que las cosas menores e intimas son

figuras y proclamaciones de las grandes; como este

dia nuestro, delimitado por el alba y el ocaso, tiene la

forma del gran dfa que determina el transcurso de mil

ailos, asf tambien la figura del hombre terrenal anun-

76

ciaba a la posteridad la figuracion del pueblo celes-

tial»] (ibid., 7, 14)27,

En lamayor parte de los autores de lamisma epoca

la interpretacion figural con sus mas famosos ejemplos

es el pan cotidiano-", y 10mismo puede decirse de 1a

contraposici6n entre figura y veritas. Sin embargo, uno

se encuentra a veces con modalidades de interpreta-ci6n a1tamente espiritualistas, aleg6ricas 0 morales; sin

ir mas lejos, los comentarios biblicos de Origenes. Al

llegar al pasaje que trata del sacrificio de Isaac -uno

de los ejemplos mas famosos de la interpretacion rea-

lista de figura- podemos percatarnos de que 10 que

escribe Rufino, el traductor latino de Origenes, es 10

siguiente: Sicut in Domino corporeum nihil est, etiam

tu in his omnibus corporeum nihil sentias: sed in spiritu

generes etiam tu {ilium Isaac, cum habere coeperis fruc-

tum spiritus, gaudium, pacem [«Asfcomo en el Sefiornada hay corporeo, tampoco nada corporeo debes sen-

tir tu en todas estas cosas, sino en espfritu seastambien

tU el hijo Isaac, cuando comiences a recoger el fruto

del espiritu, elgozo y la paz»] (PG, 12,209 B; el origi-

nal griego se ha perdido), Ciertamente, Origenes no

llega a ser nunca tan alegoricarnente abstracto como

Filon: en su obra los acontecimientos del Antiguo Tes-

tamento resultan vivos y directos para ellector real y

su vida real. Con solo leer, par ejemplo, su bella expli-

27. Cf. Hilariano: sabbati aeterni imaginein et [iguram tenet sabba-

tus temporalis [sel sabado temporal contiene la imagen y figura del saba-

do eterno»] (De cursu temporum, PL, 13, 173, 2).

23. Hasta que punta y de que manera se habfan ent regado en aque-

I la epoca a interpretar, se puede deducir de una interpretacion de dones,

hecha en tono jocoso , que se encuent raen la correspondencia de jeroni -

mo (Epist., 44, PL, 22, 430).

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cacion sobre el camino de tres dias en Exodo (ibid., pp.

313 ss.), se siente muy nitidamente como tiene mas

peso 10 rnfstico y 10moral que 10 propiamente histo-

rico-", En 1adiscrepancia entre 1acorriente interpre-

tativa de Tertuliano, mas bien orientada hacia 10his-

torico-interior y 10 rea1ista, y la actitud de Origenes,

dirigida mas bien hacia 10alegorico y moral, se intro-

duce un nuevo conflicto que, sefialado tambien por

otras fuentes, es bien conocido en el cristianismo de

los primeros tiempos: un os autores tienden a orientar

el contenido de la nueva doctrina -muy especia1men-

te en 10que concierne al Antiguo Testamento- hacia

10 puramente espiritual, tratando en cierto modo de

hacer desaparecer su caracter historico, mientras que

otros desean conservar precisamente este caracter ple-

no de una historicidad plagada de profundos significa-

dos. En Occidente se impuso como vencedora esta ul-

tima corriente, sibien es cierto que 1aotra nunca perdio

enteramente su influencia, como demuestra 1adifusion

alcanzada par la doctrina de los distintos sentidos de 1a

Escritura, pues esta, aunque tolera 1apreservacion del

sentido literal 0 historico, rompe el vinculo que 10 re-

1aciona can laprefiguracion real, dado que propone en

29. En tono polernico san Jeronimo afirrna de Orfgenes que .es:

... allegoricus semper interpres et historiae f~giens lIeritat.em [...J nos stm-plicem et veram sequamur historiam, ne qu~b~sdam nub!~us atque praes-

tigiis inooluamur [elnterprete siempre alegofl .co q~e rehuye la verdad ?e

[a historia [.. .J Pero nosotros preferirnos seguir la Simple y verdadera his-

toria, para no envolverIa con cosas nebulosas y ver~osas"l fJer.,.27, 3.4;

PL, 24, 649 C). Sobre las relaciones de los alejandnn~s, yespeClalmente

de Origenes, con la in terpretacion figural, d. A..Frelhe~r von Ungern-

Sternberg, Der traditionelle alttestamentl. Schr!ftbewel~ usw., Hall.e,

1913, pp. 154 ss, En la p. 160 dice de Orfgenes que «no vrve en eI realis-

rna bfbl ico del testimonio de la Escritura».

78

sustitucion de la interpretacion prefiguradora y a11ado

de ella otras interpretaciones abstractas. Agustin se es-

forzo decididamente par hallar una equiparacion -re-

suelta, en general, a favor de una interpretacion figural

viva- entre ambas orientaciones. Hemos de tener en

cuenta que la espiritualidad de Agustin era demasiadovivida e historica como para que se conformara solo

con 10 meramente abstracto de la alegorfa.

Por el uso que Agustin hace de la palabra figura se

puede reconocer que en el pervivia toda la tradicion

antigua. La palabra en cuestion aparece en su obra para

expresar eI concepto general de «forma» con toda la

variedad de los sentidos heredados: significa 10estatico

y 10dinamico, elcontorno y la formaci on corporea, as!

como se aplica al mundo y a la naturaleza en general y

a cada uno de sus objetos; igua1mente, esempleada para

definir 10externo y sensible, Junto con forma y color y

otros terrninos sernejantes (Epist., 120, 10 0146,3). A

estos usos habria que afiadir tarnbien la idea de 10 mu-

table frente a la del ser imperecedero, interpretado co-

mo sigue en este fragmento: Peracto quippe iudicio tunc

esse desinet hoc coelum et haec terra, quando incipiet

esse coelum novum et terra nova. Mutatione namque

rerum non omni modo interitu transivit hie mundus.

Unde et apostolus dicit: Praeterit enim figura huius

mundi, volo vas sine sollicitudine esse. Figura enim

praeterit, non natura [«Pero una vez realizado el juicio,

deja de existir este cielo y esta tierra, y entonces cornen-

zara a existir un cielo nuevo y una tierra nueva. Este

mundo no pasara por destruccion sino por transforma-

cion. Par eso escribe elApostol: La figura de este mun-

do pasara, pero no quiero que penseis en ella: es 1afi-

gura, y no la naturaleza, Ia que pasa»] (De ciu., 20, 14).

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El termino [igura aparece ademas en la obra de Agustin

con el sentido de representaci6n de Idolos, vision, sue-

no, formula maternatica, etc. Y apenas falta alguna de

las muchas variedades conocidas de su significado.

Agustin asume de manera expresa la interpretaci6n fi-

gural del Antiguo Testamento, recomendandola abier-

ta y decididamente para la predicaci6n y la misi6n (por

ejemplo, en De catecbizandis rudibus, 3, 6) y enrique-

ciendola con nuevos desarrollos creativos; podemos

hallar en su obra la multiplicidad completa de interpre-

taciones: el Area de Noe es una praefiguratio ecclesiae

(De ciu., 15,27); Moiseses, en multiples formas, figura

Christi (por ejemplo, De ciu., 10,6 a 18,11); el sacer-

dotium de Aaron es la umbra et figura sacerdotii (ibid.,

17, 6); la esclava Agar es la figura del Antigua Testa-

mento, de la terrena Jerusalem, mientras que Sara es la

del Nuevo Testamento,supernaJerusalem~ civitatis Deitibid., 16, 31; 17,3; Expos. ad Gal., 40); Jacob y Esau

son figuram praebuerunt duorum populorum in Chris-

tianis et Iudeis [efueron figura de dos pueblos, de los

cristianos y judfos»] (De civ., 16,42); los reyes ungidos

de Judea [Christi] figuram prophe t ica unctione gesta-

bant [«entranaban en la unci6n la figura de Cristo»]

(ibid., 17,4). Estos soh solamente algunos ejemplos; de

todo el Antiguo Testamento se ofrece unitariamente

una interpretacion figural referida a la mayor parte de

las figuras y los acontecimientos. Incluso en aquelloscasas en los que se explican las palabras y las profedas

literales en su sentido oculto (como ilustra la oraci6n

de accion de gracias de Ana [1Sm 2, 1-10] en De civ.,

17,4), no se da solamente una interpretacion alegori-

ca, sino tambien una comprensi6n figural: elcantico de

alabanza de Ana por el nacimiento de su hijo es enten-

80

dido como figura de la transformaci6n del viejo reino

y sacerdocio terrenales en el nuevo y celestial, siendo

asi que ella misma deviene en figura ecclesiae.

Agustin se opuso tenaz e insistentemente ala mera

interpretaci6n aleg6rica de las Sagradas Escrituras y a

la opinion por la que elAntiguo Testamento era enten-

dido como si de un escrito hermetico se tratara, s610comprensible a traves de una exegesis que excluyera e L

sentido historico-real. Todo creyente puede penetrar su

elevado contenido: ... sancta scriptura parvulis con-

gruens null ius generis rerum verba vitavit , ex quibus

quasi gradatim ad divina atque sublimia noster intellec-

tus velut nutritus assurgeret [ela Sagrada Escritura,

adaptandose a nuestra pequefiez, no desprecia palabras

de ninguna clase, con el fin de poder nutrir nuestro

intelecto y as! elevarlo gradual mente hacia las cosas

divinas y sublimes»] (De trin., 1,2), afirrna este pasaje;y en referencia mas clara al problema de la interpreta-

ci6n de la palabra figura que estamos tratando: Ante

omnia, [rater, hoc in nomine Domini admonemus et

praecipimus, ut quando auditis exponi sacramentum

Scripturae quae gesta sunt, prius illud quod tectum est

credatis sic gestum quomodo lectum est; ne substrato

fundamento reigestae quasi in aere quaeratis aedificare

[«Ante todo, hermanos, as exhortamos y ordenamos en

nombre del Senor, que cuando escucheis exponer el

misterio de las Escrituras que narra las cosas sucedidas,debeis creer que sucedieron tal cual os muestra 1 0 lef-

do; porque sin el fundamento de las cosas acaecidas

construiriais en el vacio»] (Serm., 2, 6 ss.)3°. Segiin el

criterio de Agustin, que ya par entonces habia pasado

30. Cf. tarnbien De ciu., 15,27; ibid., 20, 21 (referente als 65,17 ss.) .

81

 

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a ser tradicional, el Antiguo Testamento es pura profe-

da real, y el recurre con mayor energfa que otros a las

citas de algunos pasajes de las epistolas de Pablo para

cimentar su posicion, de la que mas adelante volvere-

mos a ocuparnos. Las observaciones de laley, quas tam-

quam umbras futuri saeculi nunc respuunt Cbristiani,

id tenentes, quod per illas umbras figurate promittebatur[«que los cristianos rechazan como sombras de tiempos

futuros, poseedores de 10 que se prornetia mediante

aquellas sombras figuradamente»], y los sacramentos,

quae habuerunt promissivas figuras [eque contuvieron

promesas figuralmente»], son literales en el sentido

preciso de que seha revelado e interpretado espiritual-

mente en 1aconsumaci6n cristiana -que no por ello es

men os hist6rica- su indudable realidad hist6rico-car-

poral, que ha sido sustituida, como pronto hem os de

ver, por una nueva promesa mas completa y mas claraque la anterior. Por eso el cristiano debe comportarse

non ad legem operum, ex qua nemo iustificatur, sed ad

legem fidei, ex qua iustus vivit [snc segun la ley de las

obras, por la que nadie se justifica, sino segiin la ley de

la fe, por la que vive el justo»] (De spiroet litt., 14, 23).

Los antiguos judios, quando adhuc sacrificium uerum,

quod fideles norunt, in figuris praenuntiabatur, celebra-

bant figuram futurae rei; multi scientes, plures ignoran-

tes [«cuando aiin el sacrificio verdadero, conocido par

los fieles, era anunciado en las figuras, celebraban lafigura de las cosas futuras; much os, a sabiendas; los

mas, ignorantes»] (Enarr. in Psal., 39, 12). Los judfos .

actuales, y aqui serefleja e l tema recurrente" una y otra

31. A. Rustow me ha indicado que preste atencion a unos versos

que se encuentran en un auto sacramental carnavalesco debido a Hans

82

vez en la polernica con los judfos, se obstinan en no re-

conocer esto y dan con ello muestras de rigida ofusca-

ci6n: Non enim frustra Dominus ait Judaeis: si credere-

tis Moysi, crederetis et mihi; de me enim ille scripsit (1 0

. 5,46); carnaliter quippe accipiendo legem, et eius pro-

missa terrena rerum coelestium figuras esse nescientes

[«Pues no fue en vano 10 que dijo el Sefior a los judios:si creeis en Moises, creeis en mi, pues el escribi6 de mi

[... ]; pero enos acogieron carnalmente la ley sin saber

que las promesas terrenales son figuras de las cosas ce-

lestiales»] (De ciu., 20, 28). Sin embargo, todavia no ha

advenido la consumaci6n de las «cosas celestiales»; y as!

parece que, aun mas en Agustin que en sus predeceso-

res, se susti tuye a veces la contraposicion entre los dos

polos, figura y consurnacion, por una ejecuci6n que se

efecnia en tres grados: la Ley 0 la historia de los judios

como figura profetica del advenimiento de Cristo; laEncarnaci6n como consumacion de esta figura y al

mismo tiempo como preanuncio del fin del mundo y

del Juicio final; y por ultimo la llegada futura de estos

acontecimientos como consumaci6n definitiva, Vetus

enim Testamentum est promissio figurata, Novum Tes-

tamentum est promissio spiritualiter intellecta [«el An-

tiguo Testamento es promesa figurada, el Nuevo Tes-

tamento espromesa entendida espiritualmente»], tal es

10 que afirma en Serm., 4,9; y de manera aiin mas dara:

... Temporalium quidem rerum promissiones Testamen-to Veteri contineri, et ideo Vetus Testamentum appellari

!t ,

Folz (en torno al 1500): Hor [ud, so merk dir un uerstee I Dass aile

Geschicht der a/ten Be / Und al ler Propheten Red gemein / Bill Figur der

n eu en B e is t allein ["Oye [udio, toma buena nota y comprende I Que toda

la historia del Antiguo Testamento /Y las scntencias de todos los profetas

I S610son una figura del Nuevo Tesrarnento»].

83

 

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nemo nostrum ambigit; et quodaeternae vitae promissio

regnumque coelorum adNovum pertinet Testamentum:

sed in illis temporalibus figuras [uisse [uturorum quae

implerentur in nobis, in quos finis saeculorum obuenit,

non suspicio mea, sed apostolicus intellectus est, dicente

Paulo, cum de talibus loqueretur: Haec autem ... [«No

hay duda para nosotros de que el Antiguo Testamentocontiene promesas de cosas temporales y que por eso se

llama Antigua Testamento, y que la promesa de vida

eterna y del rein a de los cielos corresponda al Nuevo

Testamento: pero que en las cosas temporales hubiera

figuras de las futuras que se consuman en nosotros no

esuna simple opinion mfa, sino la interpretacion de los

apostoles, como dice Pablo en relacion con tales co-

sas...»] (Contra Faustinum [sigue: 1Cor 10, 6 y 11]). A

pesar de que en este pasaje tambien se considera la con-

sumacion definitiva como inminente, esta claro que se

trata de dos promesas distintas, una aparentemente

temporal y encubierta en elAntigua Testamento, la otra

intemporal y explfcitamente declarada en el Evangelio.

AI mismo tiempo, la doctrina del cuadrup]e sentido de

las Escrituras adquiere un caracter concreto, intensa y

fuertemente realista e historico, puesto que tres de los

cuatro significados tom an un sentido historicamente

concreto, rico en acontecimientos vinculados entre sf,mientras que solo uno conserva su caracter puramente

moral y alegorico, como Agustfn expone analfticamen-

te en su escrito: In libris autem omnibus sanctis intueri

oportet, quae ibi aeterna intimentur (fin del mundo y .

vida eterna, sentido analogi co), quae facta narrentur

(sentido historico-literal), quae futura praenuntientur

.(sentido interpretativo figural estrictamente entendido,

en elAntiguo Testamento la profecfa del advenimiento

84

de Cristo), quae agenda praecipiantur vel moneantur

(sentido moral) [«En todos los libros santos ha de pre-

guntarse que se relacione con las casas eternas alli , que

hechos se narren, que cosas futuras se anuncien, que

preceptos se exhorte a cumplir»] (D e Gen. ad litt., I, 1).

Aun cuando resulta que Agustin no quiere saber

nada del espiritualismo abstractamente alegorico y quela exegesis camp 1eta del Antiguo Testamento se desa-

rrolla en su obra conforme a la concrecion de su histo-

ria interior, nos encontramos can una identificacion

que traspone el acontecimiento concreto -por fnte-

gro que se conserve- a la perspectiva recurrente y

constante de la intemporalidad y la eternidad, arran-

candolo del tiempo en cuanto figura. Tales ideas ya

estaban implicadas en el objeto de la Encarnacion del

Verbo (Dios hecho Hombre), sugeridas par la interpre-

tacion figural de la historia, y se manifestaran muypronto. Por ejernplo, cuando Tertuliano dice (Adv.

Marc., 3, 5) que en Isafas (50, 6) dorsum meum posuit

in flagella (Vulgata: corpus meum dedi percutientibus),

10 futuro se presenta como ya acontecido, como un

«pasado figural», y as!afiade que en Dios no hay ningu-

na differentia temporis. Can todo, no parece haber na-

die -ni entre los antecesores ni entre los coetaneos-e-

que haya desarrollado estas ideas con tanta plenitud,

perfecci6n y profundidad como Agustin. El antagonis-

mo que cree encontrar aqui Tertuliano, debido solo ala forma perfecta de la afirmaci6n, Agustfn trata de

ponerlo una y otra vez en un primer plano: Scriptura

sancta etiam de rebus gestis prophetans quodammodo

in eo figuram delineat futurorum [ela Escritura santa

tambien en los hechos sucedidos que profetizan traza a

su modo una figura de 10futuro»]; 0 bien con ocasion

I,r'I

Ii

II

I !I I

Ir

85

 

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de una discrepancia entre el Salmo 113 In exitu y la

narracion correspondiente de Exodo: ne arbitremini

nobis narrari praeterita, sed potius futura praedici [...J

ut id, quod in fine saeculoruni manifestandum reserua-

batur, figuris rerum atque verborum praecurrentibus

nuntiaretur [eno cream os que se nos narran casas pasa-

das sino mas bien que se nos predicen las futuras [... ]para que 10 que reservaba su manifestacion en el fin de

los siglos se anunciase en figuras precedentes de hechos

y dichos»] (Enarr. inPsal., 113,1). Y el modo de pensar

en el que se pretende abarcar la recur rente y constante

intemporalidacl de las figuras es descrito de manera

optima en un pasaje donde ciertamente no se hace r~-

ferencia expresa a nuestra interpretacion figural: Quzd

enim est praescientia nisi scientia futurorum? Quid

autem futurum est Deo qui omnia supergreditur tempo~

ra? Si enim scientia Dei res ipsas habet, non sunt etfuturae sed praesentes; et per hoc non praescientia.eed

tantum scientia did potest [«~Que es pues la prescien-

cia sino la ciencia de las cosas futuras? ~Que cosa futura

puede haber para Dios, que excede todo tiempo? Pues

si la ciencia de Dios contiene todas las casas, no son

estas fururas para EI, sino presentes; luego en este caso

no puede hablarse de presciencia, sino solamente de

ciencia»] (De div. quaest. ad Simpl., II, q. 2, n. 2).

Para las misiones emprendidas en los siglos IV y V

la mrerpreeaclon figural resultaba de gran utilidadpractica; en efecto, se utilizaba constantemente en la

predicacion y en la enseiianza, mezclada a menudo can -

interpretaciones meramente aleg6ricas y morales. Una

especie de manual escolar de la exegesis figural y mo-

ral son las Formulae spiritalis intelligentiae de Euque-

rio, obispo de Lyon, que recibio su formaci6n en Lerins

86

(principios del siglo v)32; del siglo V I provienen los

Instituta regulariadivinae legis del quaestor sacri palatii

Junilius (PL, 68), traduccion de un escrito griego sabre

el que ejercio influencia la Escuela de Antioquia; en su

primer capitulo se encuentra la siguiente tesis: Veteris

Testamenti intentio est Novum figuris praenuntiatio-

nibusque monstrare; Novi autem ad aeternae beatitu-dinis gloriam humanas mentes accendere [«La inten-

cion del Antiguo Testamento essefialar hacia el Nuevo

con figuras y prefiguraciones; la del Nuevo es enarde-

cer las mentes humanas moviendolas a la gloria de la

beatitud eterna»]. Uri ejemplo practice de como seapli-

caba la «instruccion figural>,a los neofitos se nos ofre-

ce en la explicacion del sacrificio pascual del segundo

sermon del obispo Gaudencio de Brescia (PL, 20, 855

A), que contiene una expresion, tal vez inconsciente,

de la perspectiva temporal de este tipo de interpreta-cion cuando dice de Iafigura (precedente en el tiempo)

que no es veritas, sino imitatio veritatis. Frecuentemen-

te sepueden encontrar interpretaciones figurales inso-

li tas y rebuscadas, y por doquier se mezclan can la ale-

gorfa puramente abstracta y moral; con todo, la

concepcion fundamental consistente en afirmar que el

Antigua Testamento es una prefiguracion histories-

mente concreta del Evangelic, tanto en su conjunto

cuanto en sus distintos ejemplos particulares, se con-

virtio en una tradicion consolidada.Regresemos ahara a la investigacion semantica para

preguntarnos como se puede explicar que figura haya

adquirido un nuevo significado en los Padres de la Igle-

sia. Los primeros escritos de la literatura cristiana anti-

32. CorpusVind., 31, d. Labriolle, op. cit., p. 567.

87

 

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gua estan redactados en griego, y la palabra que corres-

ponde las mas de las veces alconcepto de «profecfa real»

-por ejemplo, en la Epistola de Bernabe- es 1 : lJ1TOC; .

Esto nos lleva a la suposicion (a la que tal vez ellector

haya llegado considerando algunas de nuestras citas,

sobre todo las de Lactancio) de que figura pudo llegar

a obtener su nuevo contenido partiendo directamentede su significado general de «forrnacion», «modelado»,

«configuracion», pues asf parece sugerirlo, en efecto, eI

uso lingtiistico de los mas antiguos escritores eclesiasti-

cos latinos: cuando se dice con frecuencia de personas

o sucesos del Antiguo Testamento que figuram Christi

(ecclesiae, baptismi, etc.) gerunt 0gestant, que el pue-

blo judio figuram nostram portat, que la Sagrada Escri-

tura figuram delineat futurorum, en todas estas expre-

siones se puede traducir figura en su sentido general de

«forrnacion» 0«configuracion». Pero al mismo tiempose introduce tarnbien la idea de axfJllu, de perffrasis re-

torica y metaforica, de encubrimiento, transforrnacion

e incluso equivoco engafioso, tal como se habia deter-

min ado en la poesia y la oratoria precristianas. La dife-

rencia entre figura y veritas, el «interpretar» (exponere)

y el «descubrir» y «revelar» (aperire, reuelarer? las figu-

ras, el equiparar figura con umbra y sub figura con sub

umbra (algo parecido a ciborum 0mas en general legis,

bajo cuya figura se encubre algo distinto, futuro y ver-

dadero): todo ello muestra en el nuevo concepto defigura, que implica propiamente una praefiguratio, la

33. Naturalmente, a esto habrfa que afiadir el termino claudere,

como evocaci6n de Is 22, 22 yAp 3, 7. Cf. posteriormente Petrus

Lombardus: clausa Dei, do que Dios ha ocultado can la oscuridad de la

expresi6n» ( I ll P s . , 146, 6 [PL, 191, 1276]) , y el provenzal clus.

88

vigencia del uso retorico-rnetaforico anterior, con la

rinica diferencia de que su sentido ha pasado desde el

mundo puramente nominalista de las escuelas retoricas

y del mito semihrdico de Ovidio al mundo real y a un

tiempo espiritual que acoge 10 autentico, significativo y

existencial. Tarnbien la contraposicion que veiamos en

Quintiliano entre figuras de expresion y de pensamien-to se reformula y surge ahara como la diferencia entre

figurae verborum, palabras profeticas, analogias, para-

bolas, metaforas, etc., y figurae rerum, que suponen

propiamente las profecias reales. Igualmente se desen-

vuelve de manera considerable las oscilacion pendular

de la potestas uerbi en el nuevo sentido. Encontramos

figura como «significado profundo» en laobra de Sedu-

lio (ista res habet egregiam figuram [«esta cosa tiene un

eminente/hondo sentido»] [Carm. Pasch., 5, 484 ss.]),

as!como en lade Lactancio; como «equivoco» 0«figura

ilusoria» aparece en Filastrio (sub figura confessionis

christianae, «pretendiendo ser cristianos» [Filastrius,

61,4]) 0en Sulpicio Severo, que dice del diablo: siue se

in diversas figuras spiritalis nequitiae transtulisset [«que

se hubiera transformado en formas diversas de iniqui-

dad espiritual»] (De vita b. Martini, 21, 1); a en Leon

Magno: lupum pastorali pelle nudantes qua prius quo-

que figura tantummodo convincebatur obtectus [edes-

pojando allobo de la piel de pastor can cuya figura .

primero querfa protegerse de modo convincente»](Epist., 98, 3, PL, 54, 955 A); en el sentido de «expre-

sian vacfa- 0 «subterfugio- aparece en Prudencio: per

tot figuras ludimur [«atraves de todas estas figuras nos

engafian»] (Peristeph., 2, 315) 0 en Rufino (qualibus

[Ambrosium] figuris laceret [econ las cuales figuras Iace-

ra a Arnbrosio»], Apol. adv. Hier., 2, 22); tambien sim-

89

,

nn

 

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plemente como «palabra» 0 «discurso» (te [...) incauta

uiolare figura [satacarte con incautas palabras»], Pauli-

no de Nola, Carm. 11, 12); y finalmente con diversas

modificaciones del nuevo significado que apenas per-

miten una traducci6n adecuada: en elpoema De actibus

apostolorum del subdiacono Aratar (sigloV I) leemos los

versos tam en ilia figura, qua sine nulla vetus (id est,Veteris Testamenti) subsistit littera, hac melius novitate

manet [eaquella figura sin la cual ninguna letra del

Antigua Testamento subsiste que corresponda mejor a

la novedad del Nuevo Testamento»] (2,361 [PL, 68]).

Poco mas 0menos de la misma epoca proceden los

poemas del obispo Avito de Viena, en los que se habla

del Juicio final: as! como Dios, a la muerte de los pri-

mogenitos en Egipto, habfa eximido a aquellos que se-

fialaron sus casas con sangre, as! tambien podra perdo-

nar a los creyentes que se han distinguido par el signade la Eucaristfa: Tu cognosce tuam servanda in plebe

figuram [«En el pueblo que ha de ser salvado reconoces

tu figura»] (Carm., 5,254, MG Auct. ant., VI, 2)34. Por

ultimo, es preciso indicar que junto al antagonismo

entre «figura», por un lado, y «consumacion», «verdad»,

par el otro, se da tambien una contraposicion entre fi-

gum e historia; historia, a bien littera, designa el senti-

do literal 0el acontecimiento narrado; figura es el sen-

tido literal mismo 0 el acontecimiento referido a la

consumaci6n futura encubierta en aquel, que tambiense constituye en veritas; por tanto, figura deviene en un

terrnino intermedio entre littera-historia y veritas. Aqui

figura equivale mas 0 menos a spiritus 0 a intellectus

spiritalis, concepto designado a veces par figuralitas,

34. Citado scgun PL, 59, 360 D.

90

como en esta cita tomada de la Continentia Vergiliana

de Fulgencio: sub figuralitate historiae plenum hominis

monstravimus statum [«bajo la figuralidad de la histo-

ria mostramos la plena condici6n del hornbre»] (Cont.

Verg., 90, 1). Naturalmente, en ocasiones figura ehisto-

ria pueden reemplazarse entre si, como en la expresi6n

de Gregorio Magno ab historia in mysterium surgere[sdesdc la historia remontarse al misterio»] (In Ezecb.,

1, 6, 3); y mas tarde tanto historiare como figurare sig-

nificaban «representar figurativarnente», «ilustrar»,

pero en el primer caso el verbo se emplea s610 en sen-

tido literal, mientras que el segundo verba tarnbien se

utiliza en sentido figurado por «interpretar alegorica-mente»:",

La palabra figura no es la unica que se usa en latin

para referirse a la profeda real; muy frecuentemente

nos encontramos can expresiones derivadas del griegocomo allegoria y especialmente typus: el termino alle-

goria sefiala un significado profundo y se extiende, en

general, mas alla del area de la profeda real; sin em-

bargo, la lfnea divisoria es difusa, puesto que tambien

se puede emplear en el sentido mencionado de 10 ale-

gorico figura y figuraliter. Tertuliano usa alguna vez

allegoria casi como sinonirno de figura, y en Arnobio

(Disputationes adversus nationes, 5,32) aparecen con-

trapuestas historia y allegoria; allegoria resulto favore-

cida par Gal 4, 24. En cualquier caso, allegoria no sepuede emplear siernpre como sinonimo de figura, pues-

I

III

iL

I

35. Cf. Du Cange y Dante (Purg., 10, 73 Y12,22); Alanus de Insulis,

De Planctu Naturae, PL,210, 438 D; se podrfan encontrar muchos pasa-

jes similares. Asl, Amyot escribe: La parole de l 'homme ressemble propre-

ment a une tapisserie bistoriee et [iguree [«Lapalabra del hombre se ase-

meja propiarnente a un tapiz historiado y figurado»] (Them., 52).

91

 

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to que no abarca la totalidad del contenido de «forma-

cion» 0 «configuracion»; por ejemplo, no se podria

escribir: Adam est allegoria Christi. Por el contrario, la

palabra typus solamente queda relegadaa segundo pla-

no respecto de figura por tratarse de un extranjerismo;

por 1 0 demas esto es muy importante, porque quienes

hablaban latin (0 posteriormente alguna de las lenguasromances) percibian en el termino figura, de manera

mas 0menos consciente, todos los conceptos cornpren-

didos en el desarrollo historico de su significado, mien-

tras que typus constituia un signo tornado de una len-

gua extrafia y apenas dotado de vitalidad. En 1 0 que

atafie a las palabras latinas que, junto con figura y en

su lugar, se utilizan para designar la «profeda real», 0

al menos que se aplicaban en este sentido, puede men-

cionarse las siguientes: ambages, effigies; exemplum,

imago, similitude, species y umbra. La palabra amba-ges queda descartada, puesto que tiene una conno-

taci6n demasiado peyorativa; el campo sernantico de

effigies, en la acepci6n de «copia», es demasiado res-

tringido y segun parece tuvo una escasa fuerza expan-

siva incluso en comparacion con imago: todas las de-

mas convergen de algun modo en el significado de

«profeda real», pero sin alcanzar respecto de este sen-

tido una correspondencia exhaustiva. Todas ellas se

usan ocasionalrnente, imago y umbra con mas frecuen-

cia que las demas, En el uso absoluto sin genitive, ima-gines significaba en las casas romanas los retratos de

los antepasados, y en el uso cristiano tal termino paso .

a denominar las imageries de los santos. As! es que la

evolucion del significado de imago tom6 otros derro-

teres; sin embargo, segun la Vulgata el hombre fue

creado ad imaginem Dei, de manera que imago conti-

92

nu6 compitiendo con figura, aunque s610 fuera en los

pasajes donde contextualmente «imagen» tenia el mis-

mo significado de «profecfa real». La palabra umbra

adquiri6 relieve por aparecer en algunos pasajes de las

Epfstolas de los Ap6stoles (Col 2, 17; Heb 8,5 Y10,1)

y, si bien aparece con cierta frecuencia, se trata mas de

una versi6n metaf6rica del concepto de «profecia real»que del propio concepto. Sea como fuere, ninguna de

estas palabras logra aunar todos los elementos del con-

cepto profetico del mismo modo que el termino figu-

ra: elaspecto creativo-forrnativo, la transforrnacion de

un ser permanente, el juego entre original y copia. Por

ello no puede sorprender que figura sea, de entre to-

das las palabras citadas, la mas empleada, la mas gene-

ral y significativa. .

III. Origen y andlisis de la interpretacion figural

En el ultimo apartado hemos interrurnpido, repetida e

involuntariamente, nuestras consideraciones estricta-

mente semanticas, distanciandonos as! de esa perspee-

tiva por el mero hecho de que los escritores patristicos

expresan sus ideas con significados que requieren cier-

tos matices explicativos. Es justamente la intenci6n de

matizar estos significados la que nos lleva a estudiar

con mayor detenimiento c6mo surgieron, a distinguir-los de otros similares y a examinar la cuestion de sus

influencias y su sentido hist6rico.

Para justificar la interpretaci6n figural los Padres

de la Iglesia recurren frecuentemente a determinados

pasajes de la primitiva tradici6n cristiana, sobre todo a

fragmentos provenientes de las Epfstolas de los Ap6s-

93

 

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roles". E1 mas irnportante al respecto es la primera

Epfstola a los Corintios, que trata de la vida de las co-

munidades cristianas, donde se califica a los judios en

el desierto de -r l l iTOL ~!lWV [«figuras de nosotros mis-

mos»], y sabre su destino se afirma que 1 : a f m x . O E - rU1T tKW~

auvE~aLVEv EKE[VOt~ [sestas casas les sucedieron como

figura»] (1 Cor 10, especialmente v. 6 a 11); adernastambien es frecuente la alusi6n a pasajes de la Epistola

a los Galatas) en la que Pablo explica a los galatas con-

vertidos -que por influencia judaica estaban dispues-

tos a acceder a la circuncisi6n- la diferencia entre Ia

Ley y la Gracia) entre Antiguo y Nuevo Testamento

(llamados Alianzas), entre servidumbre y Iibertad, para

10 que se sirve del antagonismo entre Agar/Ismael y

Sara/Isaac e interpreta en este contexto como profeda

real el relata del Genesis en relaci6n can Is 54, 1(Gal

4) 21-31). Tambien hemos de mencionar la Epfstola alos Colosenses, que se ocupa de la ascesis frigia de los

judios (las normas sobre 10 que no se debfa comer 0

beber) y de los dias de fiesta (los novilunios y los saba-

dos), de 10 que se afirma que s6lo es sombra de 10 futu-

ro cuyo cuerpo y realidad es Cristo (Col 2, 16 s.). En la

Epistola a los Romanos Adan aparece dos veces como

1 : U 1 T O ~del futuro Cristo, y ambas en referencia ala opo-

sicion entre Ley y Gracia (Rom 5) 12 ss. Y1 Car 15,

21). La segunda Epfstola a los Corintios habla del velo,

KaAUlJ.va,que cubre las Sagradas Escrituras cuando los

36. En los Evangelios sinopt icos t ampoco fal tan por completo alu-

s iones de carac te r p rofet ico rea l; por e jemplo , wando Jesus secompara a

Jonas (Mt 12, 39 ss.; Lc 11, 29 s. ), En el Evangelic deJuan tambien hay

un pasaje al respecto (5, 46). Sin embargo, estos casos no son mas que

debiles resonancias sise los cornpara con [os que aparecen en las Epistolas

apostolicas.

94

judios las leen (2 Cor 6, 14). Y finalmente rnenciona-

remos la Epistola a los Hebreos, en la que se presenta

la ofrend a de la sangre de Cristo como consumaci6n

del antiguo sacrificio del Sumo Sacerdote (Heb 9, 11 s.).

Como se puede apreciar, casi todos los pasajes ci-

tados pertenecen a las Epistolas de Pablo. Examinan-

do ciertos pasajes de los Hechos de los Ap6stoles (porejemplo, 6, 12) es posible barruntar que la interprets-

cion figural jug6 un importante papel en la evangeli-

zaci6n desde los primeros tiernpos. Era una reacci6n

natural y comprensible el hecho de que los nuevas

judeo-cristianos buscaran en las Sagradas Escrituras

hebreas el anuncio profetico de Jesus y la confirma-

cion de sus obras, y que legaran a la tradici6n las in-

terpretaciones y conclusiones a que habfan llegado;

esto resulta aun mas comprensible si se tiene en cuen-

ta que estaban familiarizados con la idea de que el Me-sias seria un segundo Moises, asf como con la creen-

cia de que la redencion consistiria en una segunda

huida de Egipto en cuyo curso se repetirian los mila-

gros de la primera'", Del examen de los pasajes arri-

ba enumerados se infiere -teniendo adernas presente

e1 contexto de la obra paulina en su globalidad- que

todas aquellas ideas judias se asociaban en la concep-

cion de Pablo a una mentalidad que estaba en refiida

oposicion con el judeo-cristianismo, de la que aque-

1 1 0 s extraian su peculiar significado. Casi todos los

pasajes de las Epfstolas de los Apostoles que contienen

interpretaciones figurales fueron escritos en el fragar

37. Debo estas indicaciones a R. Bultmann; en estes momentos no

tengo acceso a la bibliograffa especializada, Cf., entre otros , Dr 18, 15;1n

1,45; 6, 14; 6, 26 S5.; Hch 3, 22 s.

95

 

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de una viva lucha par evange1izar a los paganos, par

10 que adquirieron muchas veces un caracter polemi-

co y defensivo contra los ataques y las persecuciones

de los judeo-cristianos; much os de los pasajes alber-

gan la intenci6n de despojar al Antiguo Testamento

de su caracter normativo para concebirlo solamente

como mera sombra de 10 futuro. La totalidad de lainterpretaci6n figural confluye en el tema fundamen-

tal paulino de la contraposici6n entre Ley y Gracia,

entre la justificacion por las obras y la fe: 1a antigua

ley habia sido abolida y reemplazada, no era mas que

sombra y " d l 1 T o t ; ; su fidelidad a la ley se ha convertido

en alga esteril y pernicioso desde que Cristo ha trafdo

con su sacrificio la consumaci6n y la redenci6n; no

son las obras fieles a la ley las que justifican a los

cristianos, sino la fe; y en el sentido judio y judaico de

la ley, el Antigua Testamento es la 1etra que mata,mientras que los nuevas cristianos son los servidores

de la Nueva Alianza (del Nuevo Testamento), del es-

piritu que vivifica. Esta era la doctrina de Pablo, que

can preguntas apremiantes buscaba -e1, que habra

sido fariseo y disdpulo de Galamiel- en el Antigua

Testamento mismo bases de apoyo para su modo de

pensar. Toda se convertira para el, desde un libra de

la Ley y una historia de Israel, en una unica gran pro-

mesa y en precedentes de Cristo que no posefan un

significado definitive, pues todos ellos eran el presa-gio que ahora se cumple; en un «todo esta escrito para

nosotros» (1 Cor 9, 10; d. Rom 1,5.7) y en los mas

importantes y sagrados hechos, sacramentos y leyes

que constituyen formas provisiona1es y prefiguracio-

nes de Cristo y los Evangelias: et enim Pascha nostrum

immolatus est Christus [«Y tambien Cristo, nuestra

96

Pascua, fue inrnolado»] (1 Cor 5, 7pa. De este modo

el espiritu de Pablo -en eI que Se aunaban de forma

ejernplar su capacidad politica y practica can las fuer-

zas poeticamenre creativas de la fe- consigui6 trans-

forrnar las ideas judias del resurgimiento de Moises en

la figura del Mestas en un sistema de profecia real, en

la que quien resurge cumpie y supera al mismo tiem-po la obra de su predecesor; y todo 10 que el Antiguo

Testamento perdia de fuerza de ley y de peculiaridad

histories y popular, 10 ganaba en nueva actualidad dra-

rnatica y concreta. Pablo no propuso una interpreta-

cion completa del Antigua Testamento, pero los po-

cos pasajes que escribi6 sobre el exodo de Egipto,

sabre Ad:in y Cristo, Agar y Sara, etc., muestran can

suficiente claridad cuales eran sus ideas. Quienes si-

guieron polemizando despues en torno al Antigua

Testamento se ocuparon de que sus concepciones einterpreraciones no fueran relegadas al olvido 0 se

perdieran; aunque pronto disminuy6 la influencia de

los judeo-cristianos fieles a Ia Ley, se reforz6 la oposi-

cion par parte de aquellos que pretendian a bien pres-

cindir totalmente del Antigua Testamento, 0 bien in-

terpretarlo de un modo abstractamente alegorico, con

10que se habria de perder el contexto de la historia

universal providencial, la concrecion interior de la rea-

Iidad, y can ella algo de esa gran fuerza de convicci6n

que tiene el cristianismo. En esta lucha contra los de-tractores y destructores del Antiguo Testamento dio

buen resultado de nuevo 1aaplicacion del metoda de

38. Sedulio: Pellitur umbra die, Christo ueniente [igura [«La sombra

sesepara del dfa, f igura de la venida de Cristo»] (Eleg., 1, 87).

97

.. ' _--,_.,-------_ .._-------,"_",- _., _ .....• --,..~..,_ . ..•- _ ..__ . _ .._ - _ _,_._- - , -_._----'-_ .._-_._,_.,. _ _ . _ . _ ._ .._._--. _.-

 

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la profecia real, pues contribuy6 a que se impusiera la

validez del sentido de la promesa cristiana.

A este respecto, espreciso llamar la atenci6n sabre

un aspecto que en eltranscurso del tiempo iba a cobrar

importancia, habida cuenta de la inmensa expansi6n

ulterior del cristianismo, muy especialmente en el area

occidental y septentrional de los parsesmediterraneos,Como acabamos de ver, elAntiguo Testamento se trans-

form6 a traves de 1ainterpretaci6n figural, pas6 de ser

un libro de ley y una historia del pueblo de Israel a

consistir en un conjunto de figuras de Cristo y de la

redenci6n, como las que encontraremos mas tarde en

la procesi6n de los profetas del teatro medieval 0en las

representaciones de lasobras plasticas de lamisma epo-

ca en la Europa occidental y central. De esta forma y

bajo estas circunstancias, la historia nacional y el carac-

ter etnico del pueblo judie desaparecieron del Antigua

Testamento, yasi seabri6la posibilidad de que pudiera

ser recibido par los pueblos celricos y gerrnanicos; se

constituia, pues, en una parte integrante de la religi6n

redentora y enuna pieza necesaria para la tan grandio-

sa corrio unitaria vision de la historia universal que se

transrnitia simultaneamente can esta religi6n. En su

configuraci6n inicia1,como codigo de 1eyese historia

de un pueblo extrafio y lejano, habria sido inaccesible

para otros pueblos. Ciertamente esesta una conclusi6n

a la que se lIeg6 can posterioridad, ajena a1ambito de

pensamiento de los primeros ap6stoles que vivian en-

tre pagan osy de los primeros Padres de la Iglesia.Tam-·

poco iban estes a enfrentarse tan pronto can el pro-

blema, puesto que los primeros cristianos convertidos

vivian entre los judios de la diaspora y se habian fa-

miliarizado desde hacia mucha tiempo con lahistoria y

98

la religi6n judias, dada la importante influencia hebrea

y la gran capacidad receptiva de la pob1aci6n helenisti-

ca de entonces para la experiencia religiosa. Perc ese

punto de vista no deja de ser relevante par el hecho de

que s610sehaya podido Ilegar a conocer retrospectiva-

mente. En su condici6n de historia del pueblo judie y

ley judia, elAntiguo Testamento tard6 mucho tiempoenintroducirse en el cristianismo europeo, digamos que

noantes de laepoca de laReforma; primero lleg6 como

figura rerum, profeda real a precedente de Cristo, a los

pueblos recien convertidos, a los que se transmiti6 el

concepto fundamental de historia universal, cuya fuer-

za persuasiva y penetrante resultaba precisamente de

su vinculaci6n con la fe y fue 10 unico que conserve su

vigencia durante casiun milenio. Sin embargo, con ello

hubo de convertirse la modalidad de afirmaci6n conte-

nida en la interpretaci6n figural en uno de los elemen-tos mas importantes de su imagen de la realidad y la

historia, e incluso de suconcrecion sensible. Estas con-

sideraciones nos conducen hacia una segunda tarea, que

esla que ya propusimos a1comenzar este apartado; es

decir, 1ade lograr una rigurosa definicion de la inter-

pretaci6n figural y una delimitacion de lamisma frente

a otras formas similares de interpretacion.

La interpretacion figural establece entre dos he-

chos a dos personas una conexi6n en 1a que uno de

elIos no se reduce a ser el mismo, sino que adernasequivale aI otro, mientras que el otro incluye aI uno y

10 consuma, Los dos palos de la Figura estan tempo-

ralmente separados, pero ambos se sinian en eI tiem-

po, en calidad de acontecimientos a figuras reales;

ambos estan involucrados, como ya se ha subrayado

reiteradamente, en la corriente que es la vida hist6ri-

99

 

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ca, y solo la cornprension, el intellectus spiritualis, es

un acto espiritual: un acto espiritual que consideran-

do cada uno de los polos se ocupa del material dado 0

esperado, del acontecer pasado, presente 0 futuro,

pero no de conceptos 0 abstracciones; estes solamen-

te tienen caracter secundario, puesto que tarnbien la

promesa y la consumacion, como sucesos reales e his-

toricos, han acontecido en parte con la Encarnacion

del Verbo y en parte aconteceran can su segunda ve-

nida. Es cierto que en la idea de la consumacion defi-

nitiva interfieren elementos puramente espirituales,

porque «rni reino no es de este mundo», pero se trata-

ra siempre de un reino real y no de una construccion

abstracta y suprasensible; este mundo tan solo pasara

como figura, pero no pasara su natura (d. supra, sa-

bre Tertuliano y Origenes), y la carne resucitara. En

tanto que la interpretacion figural pone una cosa en

lugar de otra, haciendo que una represente y equival-

ga a la otra, pertenece tambien a las formas de repre-

sentacion alegoricas en el sentido mas amplio, Pero la

interpretacion figural se distingue claramente de lama-

yor parte de las formas alegoricas que conocemos, de-

bido al hecho de que en ella nos las habemos con la

historicidad real tanto de la cosa significante como de

1a cosa significada. La inmensa mayoria de las alego-

rfas que encontramos en la 1iteratura y en las artes

plasticas representan una virtud (como la sabiduria),

una pasion (la envidia) 0 una institucion (el derecho),

o a 10sumo 1asintesis generica de un fenomeno histo- .

rico (la paz, la patria): nunca la plena historicidad de

un acontecimiento determinado. A tal clase de repre-

sentacion pertenecen las alegorias de la tradicion tar-

do-antigua y medieval, que comprenden desde la Psy-

100

cbomachia" de Prudencio hasta Alanus de Insulis y el

Roman de la Rose. De modo semejante -0 si se quie-

re de modo contrario- sucede con las interpretacio-

nes alegoricas de hechos historicos'", puesto que 1 0

habitual, es que se interpreten como exposicion velada

de doctrinas filosoficas. De esta naturaleza era el me-

todo alegorico conel que tuvo que competir constan-

temente la interpretacion figural en la exegesis de la

Biblia: el metodo de Filon"! y la Escuela Catequetica

de Alejandria influida por el, Filon se basaba en una

tradicion que ya entonces era muy antigua y gozaba

de una amplia difusion, Desde hada mucho tiempo

las diversas escuelas filosoficas se habian aduefiado de

los mitos griegos (especialmente de los de Homero y

Hesiodo) con la intencion racionalista e ilustrada de

interpretarlos como representacion encubierta del sis-

tema ffsico-cosmologico correspondiente; con poste-

rioridad se introdujeron otras tendencias influyentes

que ya no tenian intenciones meramente ilustradas,

sino mas bien eticas, misticas y filosoficas; todas las

muchas sectas y doctrinas ocultas de laotardia Antigiie-

dad cultivaron la interpretacion alegorica de mitos,

signos y textos, siendo as! que 10 ffsico y 10 cosrnologi-

co fueron paulatinamente postergados por 10 moral y

10mlstico, El mismo Filon, que al dictado de la tradi-

39. Ejemplos de interpretaci6n figural, que segi in parece no han s idovalorados e in terprerados , se encuent ran en la obra de Prudencio Ditto-

chaeon, PL, 60, 90 ss.

40 . AIhablar de hechos histor icos entendemos que set rata de aeon-

tecimientos tanto historicos como legendarios y maticos; para nuestras

intenciones esindiferente que 1 0 que se vaya a interpretar sea verdadera-

mente hisrorico 0que 5610 sea tenido por tal .

41 . A este proposi to , vease ul timamcntc E. Brehier, L es i de es p h i lo -s o p h iq u es d e Ph i/ on d'Alexandrie, Paris , 21925, pp. 35 ss.

101

 

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ci6n judia compuso su filosofia como comentario de

las Sagradas Escrituras, interpretaba cada uno de los

acontecimientos contenidos en los textos sagrados

como las distintas fases del estado del alma y de su

relaci6n con el mundo inteligible; segun Filon, parece

que en el destino de Israel en su conjunto y en el de

deterrninadas figuras de su historia estan irnplicitosalegoricamente los movimientos del alma pecaminosa

y necesitada de salvacion en su caida, en su esperanza

y redencion ultima. Es facil observar que se trata de

una interpretacion espiritual y extrahistorica. Este tipo

de interpretacion ejercio gran influencia en la tardla

Antigiiedad, por la sencilla razon de que se manifes-

taba como la forma mas noble de un inmenso movi-

miento espiritual cuyo centro estaba ubicado en Ale-

jandrfa; no ya solo los textos y los acontecimientos,

sino tambien el mundo natural inmediato, como lasestrellas, los animales y las piedras, fueron entonces

despojados de su realidad sensible e interpretados ale-

g6ricamente, se dirfa que a veces incluso «figuralmen-

te», La Escuela Catequetica de Alejandria, que adopt6

este metodo espiritual, habfa encontrado sobre todo

en Orfgenes a uno de sus mas significativos represen-

tantes; este metodo se extendio junto con el figural a

la Edad Media, si bien es cierto que uno y otro son

marcadamente distintos a pesar de presentar aspectos

comunes. Tienen en cormin el hecho de que transfor-

maron e l Antiguo Testamento, que en ellos la ley y la

historia de Israel pierden su caracter nacional y po-

pular; pero aillegar a este punto, surge un cuerpo de

doctrina rnfstica y etica que debilita el texto en grado

sumo privandolo de su contenido historico. Este tipo

de interpretaci6n mantuvo durante largo tiempo su

102

influyente posicion y pudo deterrninar entera y defi-

nitivamente uno de los significados de la doctrina del

cuadruple sentido de las Escrituras, el moral, e incluso

decidio a menu do otro de los sentidos, el analogico.

Sin embargo, creo yo, aun sin poder probarlo riguro-

samente, que si este metoda hubiera actuado con ple-

na independencia -esto es, sin el apoyo de 1ainter-pretacion figural-, apenas habria podido influir sobre

los pueblos convertidos. Su eficacia conservaria siern-

pre algo de erudicion e iniciacion, incluso algo abs-

truso, si no fuera porque de cuando en cuando algun

notable mfstico Ieproporciona vigor. Por su origen y

naturaleza este rnetodo permaneci6 restringido a un

circulo relativarnente pequefio de personas cultivadas

e iniciadas, pues solo estas podian encontrar en el su

satisfacci6n y su alimento espiritual. Par el contrario,

la profecia figural real, que habia tornado e l sentidode actualidad de su necesaria implicacion en una si-

tuacion determinada, en e l alejamiento del cristianis-

rna del judafsmo y en las condiciones impuestas par la

evangelizacion de los paganos, cumplia una funcion

historica: con la fuerza de choque que es inherente a

una interpretacion unitaria y finalista de la historia

universal y del orden providencial del mundo consi-

guio ganarse la fantasia y los sentimientos mas inti-

mos de los pueblos. Yean el exito alcanzado se abrio

a1mismo tiempo el camino a una forma menos con-creta de alegoresis, como 1a alejandrina. A pesar de

que este y otros rnetodos espiritualistas de interpreta-

cion eran tal vez mas antiguos que el metodo figural

de los Apostoles y de los Padres de la Iglesia, aquellos

son inequivoca y evidentemente formas tardias, mien-

tras que la interpretacion figural can su viva historici-

103

 

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dad, aun cuando nada tenga de primitivo y originario,

constituia siempre un nuevo comienzo y un renaci-

miento de fuerzas creadoras.

Aparte de las formas alegoricas consideradas, exis-

ten otras formas de representar una cosa por otra que

podrian compararse con la profecfa figural: nos refe-

rimos a las llamadas formas simbolicas y miticas quese estiman tipicas de las culturas primitivas 0 que, en

cualquier caso, se encuentran con frecuencia en dichas

culturas;sobre estas manifestaciones culturales ha vis-

tala luz mucho material en los ultimos tiempos, pero

aiin esta en ciernes su interpretacion y valoraci6n, de

manera que se ha de hablar de todo ella con mucha

prudencia. Lo caracterfstico de estas formas, que fue-

ron reconocidas y descritas por primera vez por G. Vi-

co, consiste en que 10 significado debe ser siempre para

los participantes algo sumamente importante, sagradoy determinante para su vida y pensamiento; en el sig-

no 0 en el simbolo no solo se expresa y se imita algo,

sino que se considera presente y contenido en el, de

modo que el propio sfmbolo representa la accion y e 1

sufrimiento de 1 0 simbolizado: una actuacion sobre el

simbolo mismo repercute igualmente como una actua-

cion sobre 10 simbolizado, y en esta posicion que os-

tenta se atribuye a 10 sirnbolico fuerzas magicas, Tales

formas simbolicas y miticas todavia perduraban en los

paises mediterraneos de 1a tardfa Antigiiedad, pero

habian perdido ya su poder magico, asi como atin con-

timian sobreviviendo restos de elIas en nuestras cultu-

ras modernas: sfrnbolos juridicos, divisas heraldicas,

insignias y escudos de armas; por 10 demas, es cierto

que tanto en la tardia Antigiiedad como en la actuali-

dad nuevos contenidos generalmente validos logran

104

crear una y otra vez nuevas sfmbolos dotados de fuer-

za real y magica, Las formas simbolicas y miticas pre-

sentan ciertos denominadores comunes con la inter-

pretacion figural; como esta, esas formas pretenden

tarnbien interpretar y organizar globa1mente la vida,

y ambas s610 son concebib1es en el ambito religioso 0

en domini os semejantes; sin embargo, las diferencias

saltan inmediatamente a la vista. El sfmbolo implica

necesariamente fuerzas magicas, pero no ocurre 10

mismo con la Figura; por el contrario, esta ha de ser

siempre historica, el simbolo, no. Naturalmente, tene-

mos que reconocer que el cristianismo no carece de

slmbolos magicos, pero la Figura como tal no pertene-

ce a dichos simbolos'". De hecho las diferencias entre

las dos formas son notorias, ya que la profecfa real se

refiere ala historia, y fue en origen una interpretacion

de textos, mientras que el simbolo supone una inter-

pretacion inmediata de la vida y en un principio sobre

todo de la naturaleza. Por ello en este contraste la in-

terpretacion figural constituye un producto de una ci-

vilizacion tardia, mucho mas mediato, complicado y

cargado de historia que el simbolo y el mito; induso

lleva consigo, desde esta perspectiva, algo antiquisi-

mo, puesto que era necesario que una antigua civili-

zaci6n alcanzara su fase culminante y que, en ciertos

aspectos, fuera superada para que pudiera crear un

fen6meno como la interpretacion figural.

42. Hay muchas formas in termedias que son tanto f igura como sfrn-

bolo; par ejernplo , pr incipalmente [aEucaris tfa con [a presencia real de

Cristo y rarnbien la cruz como arbol de la vida, arbor vitae crucifixae,

cuyo significado es bien conocido (desde el poerna De Cruce, del siglo LV

[ef. Labriolle, l o co ci t ., p. 424J, hasta el espiritualista franciscano Ubertino

da Casale, Dante y otros),

105iI'I,

I'

I I1 1

1

 

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De estas dos delimitaciones -respecto de la ale-

goria, de una parte, y de las formas mjtico-simbolicas,

de otra- se desprende un doble aspecto de la profe-

cia figural: una interpretacion de la historia universal

concreta, creativa, tan joven y repristinada como se-

gura de sus fines; y una interpretaci6n antiquisima y

tardia de un texto venerable, madurado a 10 largo desiglos y cargado de historia. La vivacidad y novedad

que posee le han conferido una fuerza de conviccion

sin precedentes, con la que logro ganarse no solo a las

culturas mediterraneas tardias, sino tambien a los pue-

blos relativamente jovenes del Occidente y del Norte;

10 que tiene de muy antiguo transmitio a estos pue-

blos y a su concepcion de la historia algo singular-

mente encubierto que hemos de esforzarnos en des-

velar. La profeda figural implica la interpretacion de

un proceso universal y terrenal por rnedio de otro; elprimer proceso significa el segundo, y este consuma

aquel. Ambos contirnian siendo sucesos acontecidos

en el interior de la historia; pero en esta concepcion

los dos suponen algo provisional e incomplete, se re-

fieren mutuamente el uno al otro y sefialan hacia un

futuro inminente que sera el acontecimiento pleno,

real y definitivo. Esto no s610 resulta valido para el

Antiguo Testamento, que anuncia la Encarnaci6n y

proclama el Evangelio, sino tarnbien para estos, pues

en ellos no tiene lugar la consumacion ultima, sino la

promesa del fin de los tiempos y del verdadero reino

de Dios, De este modo 10acontecido sigue siendo algo

aleg6rico, velado y necesitado de interpretacion a pe-

sar de su realidad con creta. Yes as! como el acontecer

terrenal no consigui6 el alcance practicamente defini-

tivo que es propio tanto de las concepciones ingenuas

106

como de las modernas y cientificas de los hechos con-

sumados, sino que permanece abierto e interroganre

en su referencia a 10 velado, con 10 que la postura que

adopta el ser humano es la de prueba, esperanza, fe y

espera. La provisionalidad del acontecer en la concep-

ci6n figural es radicalmente distinta de las ideas mo-

dernas sobre el desarrollo de la historia, puesto queen estas tal provisionalidad del acontecer es objeto de

una interpretacion progresiva y paulatina de la linea

horizontal e ininterrumpida del acontecer posterior,

rnientras que en aquella la interpretacion se efecnia

siempre verticalmente y debe comprobarse desde 10

alto, siendo asi que no se contemplan los hechos en su

relacion mutua e ininterrumpida, sino individualmen-

te, desvinculados unos de otros y en relaci6n con un

tercer hecho prometido que aun esta por venir. En la

concepcion moderna del desarrollo el hecho esta en

todo momento independientemente asegurado, pero

la interpretacion es en 10 esencial irnperfecta, mien-

tras que en la interpretacion figural el hecho queda

sometido a una interpretacion asegurada ya en su con-

junto: se orienta hacia un modelo original del aconte-

eel' que se cumple en el futuro y entretanto constituye

solamente una promesa. Esta formulaci6n, que evoca

ideas platonicas, del modelo original situado en el fu-

turo e imitado en las figuras -pensemos en la expre-

sion imitatio ueritatis anteriormente citada- conduce

nuestro analisis mas alla, puesto que dicho modelo

futuro, aunque sea imperfecto como acontecimiento,

se encuentra ya completamente cumplido desde siern-

pre en Dios y en su providencia. Las figuras en que

Dios 10 ha ocultado y la Encarnacion, en las que se

descubre su sentido, son entonces profecfas de algo

";

107

 

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existente en todo tiempo y que solo permanece vela-

do a los seres human os hasta el dia en que el Salvador)

revelata facie) pueda ser contemplado cspiritual y cor-

poralmente. Por tanto, las figuras no solo son .provi-

sionales; son al mismo tiempo 1aconfiguracion provi-

sional de 10 eterno, recurrente e internporal; no solo

sefialan un futuro practice, sino tarnbien, desde elprincipio, 1aeternidad y la intemporalidad: 10 eterno

esta en ellas representado y constituye una realidad

tan fragmentaria y provisional como velada y presen-

te en todo momento. Esto se torna especialmente re-

velador en el sacramento de la Eucaristia, pascha nos-

trum, que es figura Christi"; Este sacramento) que es

tanto figura como simbolo, que ha trascendido 10 his-

torico hace ya mucho tiempo -desde su primera con-

sagracion en la Antigua Alianza- muestra al mismo

tiempo y con la maxima pureza el aspecto concreta-

mente presente, velado y provisional, asi como el ca-

racter eterno e intemporal que es inherente a las fi-

guras.

43. El escrito De sacramentis (siglo IV) reproduce en el misal roma-

no, en lugar de la oraci6n Quam oblationem, el siguiente texto: Fac nobis

[ . . . j hanc oblationem ascriptam, ratam, rationabilem, acceptabilem, quod

f igura est corpor is et sanguini s Chri sti . Qui pr idie . .. [«Haz que nuestra

ofrend a sea consagrada, aprobada, razonable, aceptable, porque es figura

del cuerpo y de la sangre de Cris to»] . AIrespecto uid, Dom F. Cabrol en

Liturgia, publiee sous la direction de l' abce R. Aigrain, Paris, 1931, p.543. Cf. adernas un texto de una epoca muy posterior: Rythmus ad

Sanctam Eucharistiam (siglo XIII): Adora te devote, latens deitas, f Quae

su b his [ i gu ri s vere l a ti ta s . .. [«Te adore devotamente, deidad laterite, I que

bajo estas f iguras en verdad lates»], Y mas adelante: [esu quem uelatum

nunc adspicio, f Oro f iat i llud quod tam sit io, { Ut tereuelata cernens facie

{Visum sim beatus tuae gloriae [«Jesus, al que ahara atisbo velado, I ruego

suceda 1 0' que tanto deseo, { que rnostrandote en tu faz revelada { sea

bienaventurado con la visi6n de tu gloria»],

108

IV. Sabre la interpretacion figural

.en la Edad Media

La interpretacion figural 0, para expresarlo con ma-

yor precision, el modo de concebir figuralmente el

acontecer historico tuvo una amplia difusi6n y una

profunda resonancia hasta penetrar en laEdad Mediae incluso en epocas posteriores. Los estudios sobre el

rnetodo figural no han ignorado supropagacion ni sus

consecuencias. No solo las obras teologicas que ver-

san sobre la historia de la herrneneutica, sino tarnbien

las investigaciones de historia del arte y la literatura

han abordado y discutido el asunto de las represen-

taciones figurales. Naturalmente, esta observaci6n se

refiere particularmente a la historia del arte en el cam-

po de la iconografia medieval, asi como a la historia

de la literatura en el campo del drama religioso me-dieval. Sin embargo, parece que no sehaya sabido cap-

tar el sentido especifico del problema; entre las es-

tructuras figurales, tipologicas 0profetico-reales, por

un lado, y las formas de representacion alegoricas 0

simbolicas, por el otro, no se establece una diferencia

suficientemente nitida. En la uti! e instructiva tesis de

T. C. Goode sobre Gonzalo deBerceo, El sacrificio de

la misa=, se parte del enfoque metodologico ade-

cuado para resolver e l problema que nos ocupa; y

H. Pflaum sugiere en sus investigaciones que ha detec-tado claramente el estado de 1acuesti6n del problema,

pero omite la referencia a asuntos fundamentales. Este

autor ya se habia enfrentado a1tema de la interpreta-

cion figural en su trabajo sobre las disputas religiosas

44. The Catholic University of America, Washington, 1933.

109

 

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en la poesia europea de la Edad Media'"; de acuerdo

con su correcta cornprension defigura, H. Pflaum ha

interpretado debidamente en su ultimo estudio'" algu-

nos versos escritos en frances antiguo, corrigiendo as!

la tergiversacion del editor y reconstruyendo el texto.

Tal vez me deje en el tintero algun otro trabajo?", pues

aiin no seha escrito un estudio exhaustive que aborde

los problemas fundamentales; considero que una in-

vestigacion de esa indole sigue siendo imprescindible

para poder comprender en que consiste la mezcla de

sentido de la realidad y de espiritualidad -tan ardua-

mente accesible para nosotros- que caracteriza a la

Europa medieval", En la mayor parte de los pueblos

45. Die rel ig iose Disputa tion in der europdischen Dichtung des Mi t-

telalters, Geneve-Firenze, 1935.

46. Romania, LXIII, 519 55.

47. Se pueden encontrar nurnerosas alusiones a nuestro terna en la

obra de E. Gilson Les idees et les lettres, sobre todo en pp. 68 ss. y 155 S5.

Gilson alude tarnbien al problema figural de [a filosoffa de la historia

medieval en su art fculo «Le Moyen Age et I 'h istoire» (en su l ibra L'esprit

de fa philosophie medieuale, Par is, 1922) ; sin embargo, Gilson no haee

estas referencias con mueha insistencia, puesto que 10que Ie interesa es el

estudio de las rakes medievales del pensamiento modemo. Cf. tarnbien,

respecto aldrama religioso aleman, la obra de T. Weber Die Prafiguratio-

nen im geist iichen Drama Deutscblands, Disertacion, Marburgo, 1909,

asfcomo L.Wolff, «Die Verschmelzung des Dargestellten mit der Gegen-

wartswirklichkeit im deutschen geisrlichen Drama des Mittelalters», en

Deutsche Viertel jahrsschrift fur Literatunoissenscbaft und Geistesge-

schichte, 7, pp. 267 S5. Sobre los elementos f igurales del personaje de

Carlomagno en 1aChanson de Roland, d. el conoeido a rticulo de A. Pau-philet en Romania, LIX, especialmente pp. 183 ss.

48. Natura lmente hay inf inidad de a rtlculos sobre la teorfa del cua-

druple sentido de las Escrituras; sin embargo, n inguno de ellos des taca 10

que estimo esencial. Podemos considerar 16gico y natural eI hecho de que

la teologfa medieval, aunque distinguiera clararnente las diversas formas

de alegoria (por ejemplo , Petrus Comestor en eI prologo de la Historia

scholastica), no conccdiera a tales diferencias un significado fundamen-

tal , sino en cierto modo solamente tecnico, Lo que resul ta extraf io esque

110

europeos la interpretacion figural surtio efectos posi-

tivos hasta bien entrado el siglo XVIII; es posible ras-

trear la huella de estos efectos no solo en Bossuet,como es evidente, sino tarnbien algunos decenios mas

tarde en los autores religiosos que Groethuysen reco-

ge en suIibro sobre el nacimiento del espiritu burgues

en Francia:". Un claro conocimiento de la esencia delas formas de representacion figural y una distincion

tambien clara de otras formas similares, aunque es-

tructuralmente diferentes, no solo contribuirian a ha-

cer mas profunda y aguda la comprension de textos

de la tardia Antigiiedad y de la Edad Media, sino tam-

bien a resolver ciertos enigmas aislados. (Por que los

temas que se repiten tan a menudo en los antiguos

sarcofagos cristianos y en las catacumbas no habrian

de ser figuras de la resurreccion? 0 bien, por citar un

un teologo moderno tan importante como el padre dominico Mandon-

n~t, e~cuya obra Dante Ie Theologien (Paris , 1935, pp. 163 ss .) traza una

~Is.tona del simbolismo, considere el conocimienro de estas diferencias

uOlcam~nte como la condicion tecnica previa pa ra la comprensi6n del

texto, Sill prestar la mas rnfnirna atencion a las dist intas est ructuras deconcepcion de la realidad que llevanconsigo.

49. Cier tamente, ya entonces se habfan des truido los fundamentos

de la inte rpretacion f igural, hasta el punto de que a menudo los miern-

bros del c1ero no [a entendfan, Como informa Male (L'Art religieux du

12 < s. ~n~rance, ]1928, p. 391), Montf aucon interpretaba como reyes

merovmgros una fila de f iguras del Antiguo Tes tamento que ornaban los

lades del p6r tico de algunas iglesia s. En una ca rta de Leibniz dirigida a

Burnett (1~96, ed. de Gerhardt , I II , 306) hal larnos el s iguienre pasaje:M.Mercunus van He lmont croyait que l'dme de jesus Christ etait celle

d:1d~m, et ljue l'Adam nouveau reparant ce que le premier auait gaste

c etait le meme personnage qui satisfaisait a son ancienne dette. Je eroi s

qu'on fait bien des'epargner lapeine de refuter de telles pensees [«M. Mer-

cunus van Hel~ont creia que el alma de Jesucristo fuera la de Adan, y

que ~Inuevo Adan que reparaba 10 que eI primero habra malogrado fuera

e~misrno p,ersonaje que s~ti sfacfa su antigua deuda. Yo ereo que se hace

bien ahorrandose el trabajo de refutar tales pensamientos»],

111

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ejemplo de la gran e importante obra de Male, ~por

que la leyenda de santa Marfa Egipdaca -cuya repre-

d ibe : 'posentacion en el Museo de Toulouse escn e a que -

no habria de ser una figura del pueblo de Israel salien-

do de Egipto y, en consecuencia, no habria de inter-

pretarse como en la Edad Media se interpretaba en

general el salmo In exitu Israel de Aegypto?Sin embargo, las interpretaciones aisladas no a~o-

tan las posihilidades de la concepcion figural. A nm-

gun investigador de la cultura medieval se le ocultara

en que medida esta concepcion constituye la base ge-

neral de la interpretacion de la historia en la Edad Me-

dia y que papel juega en la comprension de la simple

realidad cotidiana. Todo el analogismo que penetra en

cualquier ambito de la actividad intelectual m~dieval

esta intimamente vinculado con la estructura figural:

el hombre, a imagen y semejanza de Dios, obtiene enla interpretacion del misterio rrinitario, desde Agustin

(De trinitate) hasta santo Tomas de Aquino (S. Th., 1,

45, 7), el caracter de una figura trinitatis. ~o te~go

muy claro hasta que punto se pueden de~er~mar fI~u-

ralmente las ideas esteticas y, por conslgUlente, SI es

posible comprender la obra de arte como figura de una

realidad todavia no alcanzada y consumada. La cues-

tion de la imitacion de la naturaleza suscito en la Edad

Media poco interes te6rico; en carnbio, se impuso la

idea de que el artista hacia realidad, en cuanto figura

de Dios creador, un modelo original que vive en su

propio esplritu+'. Es evidente que estas son ideas de

50. Op. cit., pp. 240 55. ,

51. Tomas de Aquino dice del arquitecto quasi idea (Quodltb., IV,

1,1). Cf. a este proposi to Panofsky, Idea, Leipzig, 1924, pp. 20 S5. Ynota

85; ademas vease la cita de Seneca en nuestra nota 19.

112

origen neoplatonico, Propiamente no he podido en-

contrar nada decisivo en los textos de que dispongo

-me faltan las obras mas importantes de la literatura

especializada- en torno al problema de hasta que pun-

to dicho modele original y la obra de arte que surge de

el sean figuras de una realidad y de una verdad consu-

madas en Dios. Pese a todo querrfa citar algunos pasa-jes que casualmente tengo a mana y que orientan en la

direcci6n que acabamos de exponer. En un articulo

sobre las representaciones que aparecen en los capi-

teles de la abadfa de Cluny-", L. Schrade cita una ex-

plicacion de la palabra imitari que ofrece Remigio de

Auxerre: .,. scilicet persequi, quia veram musicam non

potest humana musica imitari [. .. porque la.rmisica hu-

mana no puede imitar la verdadera rmisica»], Esta ex-

plicacion se basa en Ia idea de que la practica del arte

consiste en una imitacion 0 en una representaci6n, amodo de sombra, de una realidad verdadera e igual-

mente sensible (la realidad de la musica de los coros

celestiales). Dante ensalza en el Purgatorio las obras de

arte que han sido creadas por Dios mismo y represen-

tan ejemplos de virtudes y vicios par su verdad sensi-

ble perfectamente lograda, frente a la que las obras del

arte humano e incluso la naturaleza palidecen hasta

desvanecerse (Purg., X y XII); su invocacion a Apolo

(Par., I) contiene los versos siguientes:

o divina virtu, se mi ti presti

Tanto che l 'ombra del beato regno

Segnata nel mio capo io manifestil

52. Vid. Deutsche Yierteljahrsschrift fur Literatunoissenschaft und

Geis tesgescbichte, 7, p. 267.

113

---- ..... _._---_._._-_.-

 

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[«Oh divina virtud, si me concedes, / tanto que la

sornbra del beato reino /senalada en mi cabeza ma-

nifieste»] .

Aqui su poesfa aparece caracterizada como una

umbra de la verdad grabada en su espiritu, y su teoria

de la inspiraci6n contiene ciertas expresiones que sepueden explicar en el .mismo sentido, No se trata sino

de insinuaciones: un estudio que intentase esclarecer la

relaci6n existente entre los motivos neoplat6nicos y los

figurales en la estetica medieval deberfa disponer de una

base demateriales mucho mas amplia sobre la que fun-

darse. Ai menos espero que por estas consideraciones

resulte ya claro que es muy provechoso establecer una

diferencia fundamental entre la estructura figural y

otras formas figuradas de interpretaci6n como las me-

taf6ricas, simbolicas, aleg6ricas, etc. En terrninos gene-rales, sepuede afirmar que en Europa elmetodo figural

proviene de la influencia cristiana, mientras que el ale-

g6rico se remonta al influjo pagano antiguo; y, analo-

gamente, cabe sostener que el primero se aplica por 10

cormin a temas cristianos, mientras que elsegundo afec-

ta a temas de la Antigliedad. Tampoco sera err6neo

mantener que la comprensi6n figural puede ser defini-

da como tfpicamente cristiano-medieval, mientras que

la aleg6rica, que recurre a los modelos de auto res pa-

ganos de la tardia Antigiiedad 0 de autores no cristia-

nizados inrernamente, tiende a destacarse de manera es-

pecial cuando se refuerzan las influencias antiguas, .

paganas 0altamente profanas y seculares, Con todo, es-

tas observaciones resultan demasiado generales e im-

precisas, puesto que la gran cantidad de fen6menos que

durante un milenio cornportan las culturas no permite

114

.~---~ ........ _-_.... _--------_ ... -... ....._-_. _ _ ._ .. _ - .. _-

tales simplificaciones y divisiones. Desde muy pronto

tarnbien se interpretaron figuralrnenre ternas profanos

y paganos; por ejemplo, Gregorio de Tours utiliza la

leyenda de los Siete Durmientes como figura de la Re-

surreccion, asf como seinterpretaban en elmismo sen-

tido la resurrecci6n de Lazaro 0 la salvaci6n de Jonas

del vientre de la ballena, En la alta Edad Media fueronincluidos en la interpretaci6n figuralla Sibila, Virgilio

y las figuras de la Eneida, y hasta personajes del cielo

legendario bret6n (es eIcaso de Galaad en laQueste del

Saint Graal), por 10 que surgieron los mas variados

cruces de form as figurales, aleg6ricas y sirnbolicas,

Todas esras forrnas, referidas tanto a temas antiguos

como cristianos, se encuentran en la obra que resume y

coneluye la cultura medieval: la Divina Commedia,

Desearfa tratar de demostrar que en esta obra las for-

mas figurales son esencialmente predominantes y deci-sivas para la estructura entera del poema.

. ~~ la ladera de la montana del Purgatorio Dante y

Virgilio se encuentran con un anciano de aspecto rna-

jestuoso, cuyo rostro esta iluminado por cuatro estre-

llas que relucen como el sol y representan las virtudes

cardinales. El anciano les pregunta severamente si su

camino es recto y legitirno, y de la respetuosa respues-

ta de Virgilio -que primero ha ordenado a Dante

arrodillarse- se deduce que aquel es Cat6n de Utica.

Una vez que Ie ha comunicado su misi6n divina Virgi-lio prosigue de este modo (Purg.,I, 70-75): '

Or ti piaccia gradir fa sua venuta;

Liberta ua cercando ch'« sf caras

come sa chi per lei vita rif iuta.

Tu' l sal, cbe non ti [u per lei amara

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in Utica la motte, ove lasciasti

la veste ch'al gran di sara sf cbiara.

[«Ahara complacetc con su venida; I ~ibertad va bus-

cando que estan cara, I como sabe qUlen por ella des-

dena la vida. I Til 1 0 sabes, pues no te fue par ell~

amarga I en Utica la muerte, donde dejaste Ila vesti-

dura (el cuerpo) que en el gran dia sera tan clara»].

Entonces Virgilio requiere su favor recorda~do a

Marcia, la que en tiempos fuera su es.posa. Caton re-

chaza esto ultimo con imperturbable ngor; el deseo ~e

la donna del del (Beatriz) es suficiente: y or.dena a VIr-

gilio que lave la cara de Dante y le cifia de Junco ant:s

de que emprenda el ascenso. Caton aparece despues

una vez mas, al final del segundo canto, donde exhorta

con severas palabras a las almas que acab~n de ll.egara

los pies del do para que prosigan sucamino

al nempoque caen en el olvido de sf mismas al escuchar el canto

de Casella. , dEn consecuencia, Dios ha designado a Caton e

Utica como guardian del Purgatorio; Y alli perm~nece,

en la ladera de la montana: un pagano, un enermgo de

Cesar un suicida. Esto esextraordinariamente sorpren-

dente' y ya los mas antiguos crit icos del poema, como

Benv;nuto da Imola, se asombraban de ell~. D~nte

menciona muy pocos paganos que hubieran sido Iibe-

rados par Cristo del Infiernos y a~ora ~ecuenta entr,e

ellos un enemigo de Cesar cuyos comphces -los asesi-

nos de Cesar- se hunden junto aJudas en las fauces de

Lucifer; un suicida en apariencia no menos culpabl~ que

aquellos «violentos contra S I mismos)~q~e par; e l mismo

pecado sufren terriblemente en el sepumo circulo ~e~

Infierno- El enigma es resuelto por las palabras de VIr

gilio, cuando dice de Dante que busca la libertad que es

116

tan cara como sabe guien ha desdefiado por ella lavida.

La historia de Cat6n es sacada fuera de su contexto

terrenal y politico, justamente como hacfan los exege-

tas patristicos del Antiguo Testamento con las figuras

de Isaac, Jacob, etc., y se transforma en unafigura futu-

rorum. Cat6n es una figura, ° mas bien 10 era aquel

Cat6n terrenal que en Utica renuncio a la vida por lalibertad, mientras que e l Caton que comparece en el

Purgatorio es la figura desvelada y consumada de aquel

acontecimiento figural, puesto quela libertad politica y

terrenal, por la gue muri6, no era mas gue una umbra

futurorum: una prefiguracion de aquella libertad cris-

tiana cuya custodia le ha sido encomendada y en virtud

de la cual sigue oponiendo aqui y ahora resistencia a

toda tentaci6n terrenal; de aquella libertad cristiana de

todo mal impulso que conduce al autentico dominio de

sfmismo, propiamente aquella libertad por lague Dan-te ha sido cefiido, a fin de alcanzarla, del junco de la

humildad, hasta que la conquiste verdaderamente en

la cumbre de la montana y sea coronado par Virgilio

como senor de sf mismo. Se trata de la libertad eterna

de los hijos de Dios, por laque hay que renunciar a todo

10 terrenal; laliberacion del alma de la servidumbre del

pecado, representada aquf en la figura de un Cat6n que

elige voluntariarnente la muerte ante la alternativa de

la servidumbre politica, Que a Dante sele ocurriera ele-

gir a Caton para este papel se explica teniendo en cuen-

ta suposicion politica imparcial, que.Ie habia granjeado

el reconocimiento de los escritores roman os como fi-

gura ideal por sus virtu des, sentido de la justicia, pie-

dad y amor a la Iibertad. Dante tuvo presentes las ala-

banzas que todos le hacian, desde Ciceron y Virgilio

hasta Lucano, Seneca y Valerio Maximo, y especial im-

117

_ - _ c . ~ • ~ • _ ._ ~ ' _ ~

 

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presion debio de causar en el, por tratarse de un poeta

del imperium, el verso virgiliano secretosque p ios , his

dantem iura Catonem [«y los ocultos justos, a los que

da leyes Caton»] (Aen., VIII, 670). La admiracion que

Dante leprofesaba se infiere tambien de varios pasajes

del Convivio; y que el suicidio de Caton debfa juzgarse

de una manera especial ya1 0habia dicho Ciceron en unpasaje citado en Monarchia (2, 5)53 , precisamente en el

contexto -tan significativo para Dante- de los ejem-

plos de virtud politica romana; con tales ejemplos pre-

tende demostrar que la dominacion romana eslegftima

gracias a sus virtu des, que sirven al derecho y a la liber-

tad de toda la humanidad; se trata del capitulo donde

leemos la afirrnacion Romanorum imperium de fante

nascitur pietatis [eel imperio romano nace de la fuente

de la justicia-P".

Dante cree que existe una concordancia predesti-

nada entre la historia del cristianismo y la monarquia

universal romana; por eso no debe soprendernos que

aplique su interpretacion figural a un romano pagano,

pues Dante toma indiferentemente los simbolos, ale-

gorfas y figuras de ambos mundos. No cabe duda de

que Caton es una figura, no una alegorfa como 10 son

los personajes del Roman de la Rose, sino una figura en

el sentido que hemos determinado, una figura consu-

mada y transformada en verdad. La Divina Commedia

es una vision que contempla y proclama la verdad fi-

gural como ya consumada, y su peculiaridad consiste

en el hecho de que vincula de manera precisa y concre-

53. Vid. Zingarelli, Dante, '\1931, pp. 102955. y la bibliograffa cita-

da en notas.

54. Cf. ]. Balogh en Deutsches Dante-jahrbuch 10 (1928), p. 202.

118

... - .. .....-.--------~- ..--" ... ----__..._--_.

ta, en el sentido de la interpretacion figural, la verdad

contemplada con los acontecimientos terrenales e his-

torico~. La figura de Caton, como hombre severo, jus-

ta y pladoso, que en un momento significativo de su

destino y de la historia providencial concede mas valor

a la 1ibertad que a la vida, mantiene toda su fuerza

historica y personal; no se convierte en una a1egorfasino que continua siendo Caton de Utica tal como 1~

vela Dante, como un hombre de personalidad unica:

pero Caton se sinia mas alla de su provisionalidad te-

rrenal, en 1aque consideraba la libertad el bien supre-

mo -asf como los judios consideraban el maximo bien

la rigurosa observancia de 1a1ey-, y alcanza el estado

de consumacion definitiva, en el que ya no se trata de

l~s obras terrenales, de las virtudes cfvicas 0 de la ley,

smo del ben de l'intelletto, del bien sumo, de la Iiber-

tad del alma inmortal ante 1avision de Dios.

Intentemos ahara aplicar la rnisma interpretacion

a un caso un tanto mas diffcil. Virgilio era considerado

por casi todos los antiguos comentaristas del poerna

como una alegorfa de 1a razon, de la razori humana y

natural que conduce al jusro orden terrenal, es decir

-segun la opinion de Dante-, a la monarqufa uni-

versal. Los antiguos comenrarisras no ruvieron reparo

alguno en proponer una interpretacion puramente ale-

g?rica, puesto que no sentfan, como nosotros, que hu-

biera una contraposicion entre alegorfa y verdadera

poesia. Los interpretes modernos se han opuesto mas

de una vez a esta interpretacion y han preferido valo-

rar e~c~r~cte~ poetico, humano y personal de 1afigura

de Virgilio, sm poder negar 1 0 que este tiene de «signi-

ficativo» y hacerlo concordar con el caracter humano.

En los ultimos tiempos se ha vuelro a reivindicar desde

119

... _ ...._----"------

 

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distintas perspectivas (bien sea L. Valli, 0 bi~n.~an-

donner), y ya no solo en 10 que concie~ne ~:'lrgtllO, el

significado puramente aleg6tico 0 Simbollco, ac~n-

tmindolo al tiempo que se pretende exduir el :e~tldo

hist6rico, calificado de «posirivista- 0 «romantlco».

Pero el senti do hist6rico y el sentido velado no se ex-cluyen entre SI:el uno y el otr~ c?e.xisten ..La estrucru-

ra figural preserva elsentido histonco. 10 mterpreta de

un modo revelador y solamente puede interpretarlo

en tanto 10 preserve. .A los ojos de Dante el Virgilio hist6rico es al IDlsmo

riempo poeta y gufa. Es un guia con:o ~oeta porq~e en

su poema, durante el viaje a los mfIernos; ~el JUsto

Eneas, se profetiza y se celebra el orde.n politico de la

paz universal establecida par el Imperio roman?, que

Dante considera ejemplar, la terrenaJerusalem5~.;}0 es

tambien porque en su poema se canta la fundaclOn d.e

Roma la sede predestinada del poder temporal Y~SPI-

ritual: en relacion con su futura mision. Y, prmclpal-

mente, el es gufa como poeta porque rodos l~s gr.andes

poetas posteriores se sintieron fascinados e mspirados

por su obra; Dante no s610 subraya esto en 10 que le

atafie personalmente, sino que introduce a otr? p.oeta,

Estacio, para proclamar 10misrno con mayor msisten-

cia. y el mismo motivo es tambien evocado en e l en-

cu~ntro can Sordello y tal vez en el tan discut~do ver~o

sabre Guido Cavalcanti (Inf., X, 63). Par ultimo, VIr-gilio escomo poeta un guia porque, ensu cuarta ~g.loga,.

anuncio el orden eterno e intemporal, el advemmlento

55. Dante se refiere amllogamentc al rcino consuma?o de Dio~:

quella Roma onde Cristo e romano [«aquella Rorna donde Cristo es [ am -

no»] (Purg., XXXII, 102).

120

de Cristo y la renovaci6n del mundo temporal, aun sin

saber el verdadero significado profetico de sus propias

palabras, pero de tal modo que sus sucesores tendrian

motivo para entusiasmarse, Pero no ya como poeta,

tambien como hombre estaba Hamada a ser un guia.

No solo disponia de su bella expresion y de la elevada

sabidurfa que le adorn aba, sino tambien de las cualida-

des que capacitan para guiar y definen tanto a su heroe

Eneas cuanto a la misma Roma: iustitia y pietas. La

plenitud de la perfeccion terrenal, que capacita y pre-

destina para guiar hasta alcanzar los Iimites mismos que

nos separan de la perfecta cornprension divina y eter-

na, seencarnaba para Dante en el Virgilio historico, que

para el es una figura respecto del personaje, ahora con-

sumado en el mas alla, del poeta-profera que cumple el

papel de guia. El Virgilio historico se «consuma» como

habitante del limbo; como cornpafiero de los grandespoetas de la Antiguedad que por deseo de Beatriz asu-

me el cometido de dirigir a Dante. De lamisma manera

que en otro tiempo Virgilio, en calidad de romano y

poeta, hizo descender a Eneas a los infiernos par vo-

luntad divina, para que conociera el destino del mundo

romano, y as i como su obra se convirtio en la guia de Ia

posteridad, as! tam bien esIlarnado ahora par los pode-

res celestiales a fin de encomendarle una direccion no

menos importante: porque no hay duda de que Dante

seve a sfrnisrno embarcado enuna rnision que no resul-ta menos importante que la de Eneas: el esra llamado a

~nunciar aI mundo, que esta fuera de quicio, el orden

Justo que se Ie revelara en su camino. Y Virgilio esta

llamado a mostrarle y explicarle e l verdadero orden

terrenal, cuyas leyes llegan a ejecutarse en el mas alla y

cuya naturaleza se consuma alli, incluso en el sentido

121

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de su orientaci6n final, de la comunidad celestial de l~os

bienaventurados que el habia presentido e~ su poesia,

pero sin llegar a1 interior del reino de D lOS , pues el

sentido de su presentimiento no le fue revelado duran-

te su vida terrenal, siendo as! que muri6 como un ~aga-

no sin haber recibido la i1uminaci6n de la fe. De ahi q~e

Dios no quiera que Dante entre en su reino p~r me?l~de el: tan s610 hasta el umbra1, s6lo hasta la linea divi-

soria que fue capaz de reconocer ensu justa'! noble po~-

sfa le sera,permitido conducir a Dante. «Tu eres el pn-

mero» dice Estacio a Virgilio, «que me ha mostrado el

camino del Parnaso y de sus fuentes; y despues me has

iluminado junto a Dios, Has hecho como aquel que ca-

mina por 1anoche y lleva 1a1uz~ras de ~i; no se ay~da

a sf mismo, pero alecciona a quien _IeSlgu~. Par ti ~e

sido poeta, por ti he sido cristianov", Y as! com? VIr-

gilio, en tanto persona terrena1, condujo a Estacio a ~a

salvaci6n tambien ahora como figura consumada gUla

a Dante: pues tam bien Dante ha recibido de el el bello

estilo de la poesia, par el se salva de la c~ndena ~terna

y emprende el camino de lasalvaci6n; y Slen u? tIe.mpo

ilumin6 can 1afe a Estacio, sin ver la 1uzque el mismo

llevaba y anunciaba, ahara Virgilio conduce a ~a~,te

hasta e1umbral de 1aluz que conoce, pero cuya VISIon

le esta vedada.

56. El.hecho de que en la Edad Media ':'irgilio aparezca a menudo ,

en [arelacion de los profetas deJesucristo ha sido tratado deta~la~a~ente

desde el estudio de Comparet ti . Algo nuevo a.[respect~ sexu~ ,e ad~r7el volumen conmemorativo Virgilio net Medtoevo de o_s .tu '. "" tev:l~

(N S I 1932) donde tam bien encontramos datos bIbhogr::hcos ,Y,

gu~~; :a~eria[es'sobre la interpretacion figural; ademas ~.r~eS Vt'?tle

dans l'art du MayenJige, p. 325, sabre todo [atabla I; y tam 1 n . uttina,

L'effigie di Virgilio nella Cattedrale di Zamora, p. 342.

122

Par tanto Virgilio no es alegorfa de una cualidad,

de una virtud 0 de una facultad, ni tampoco de una

instituci6n hist6rica. El no es ni 1aRaz6n ni la Poesia

ni e l Imperio: es Virgilio mismo. Pero no 10es al estilo

de los poetas posteriores que han intentado dade una

figura humana involucrada en el interior de un proce-

so hist6rico; algo semejante a 10 que hizo Shakespeare

con Cesar 0Schiller can Wallenstein. Estos muestran a

sus personajes hist6ricos en su propia vida terrenal,

dejan aparecer ante nuestros ojos una epoca irnportan-

te de su vida y a traves de ella tratan de interpretar su

sentido. Para Dante ya esta interpretando el sentido de

cada vida, que tiene su Iugar en la historia providen-

cial comprendida en Ia visi6n de la Divina Commedia,

toda vez que tal vision esta contenida en sus rasgos

generales en la revelacion comunicada a cada cristia-

no. De este modo en la Divina Commedia Virgilio se

convierte en el Virgilio hist6rico, pero entonces deja

de ser tal, porque el personaje hist6rico es solamente

la [ igura de la verdad consumada que revela el poema,

deviene en algo mas real e importante que la figura. En

contraposicion con 10 que sucede en los poetas moder-

nos, en la obra de Dante el personaje es tanto mas real

cuanto mas fntegramente se interprete, cuanto mas

precisamente se incluya en el plan de salvaci6n divino.

Yen cantraposici6n a la vision que los antiguas poetas

tenfan del infierno -la vida terrenal como realidad y

eI infierno como mundo de sombras-, para Dante el

mas aHa es Iaautentica realidad y e1mundo terrenaI no

es mas que umbra futurorum, aun cuando la umbra

sup one la prefiguraci6n de la realidad de ultratumba y

ha de reencontrarse plenamente en ella.

Todo 1 0 que hernos dicho hasta ahora sabre Caton

123

 

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y Virgilio resulta valido para el conjunto de la Divina

Commedia, que esta enteramente basada en una con-

cepcion figural. En mi estudio sohreDante como poeta

del mundo terrenal" he intentado mostrar que Dante

emprendio en laDiuina Commedia la tarea «de presen-

tar la totalidad delmundo terrenal e historico como ya

ordenado ... , como ya sometido al juicio final de Dios,y con ello colocado en ellugar que le corresponde pro-

piamente segun el juicio divino) de manera que a cada

uno de los personajes no se le arrebata ni se le debilita

su caracter, sino que sele asigna el desarrollo individual

de su naturaleza terrenal e historica identificandolo con

su destino final»:", Para defender este punto de vista,

que se encuentra ya en Hegel y fundamenta mi inter-

pretacion de laDivina Commedia, me faltaba entonces

una base historica precisa, pues en los capitulos intro-

ductorios de mi libro mas que conocerla la intuia. Creoahora haber hallado esa base: se trata, en efecto, de la

interpretacion figural, que domina la concepcion de la

realidad en la Edad Media europea, aunque sea en lu-

chaconstante contra las corrientes puramente espiritua-

listas y neoplatonicas; esa interpretacion segiin la cual

la vida terrenal es del todo real, posee la realidad de la

carne en la que advino el Logos, pero toda su realidad

no es sino umbra y figura de 1 0 autentico, de 1 0 futuro,

de 10 definitivo yverdadero que, revelando y preservan-

do la figura, contiene la realidad verdadera. De estemodo no se percibe el acontecer terrenal como algo

definitive ni como una realidad autosuficiente, ni como

un eslabon en la cadena de un desarrollo en el que deun

57. Dante als Dichter der i rd ischen Welt, 1929 .

58. lbid. , p. 108.

124

acontecimiento a del efecro conjunro de varios ernanan

otros nuevas, sino que dicho acontecer se contempla

ante todo como una conexior, directa y vertical can un

o~~e~ divi~o del que participa y respecto del cual tam-

bien el sera en el futuro una realidad acaecida y con-

sumada. Es as! como el acontecer terrenal de la profe-

cia real a de la figura forma parte de la realidad que se

consumam inmediata yperfectamel1te en elfuturo. Pero

estarealidad no ess610futura, sino que a los ojos de Dios

yen el mas alIa esta eternamente presente de tal forma

que alIi la realidad desvelada y verdader: existe desde

siempre, intemporalmente. Ala luz detodo esto la obra

~e Dan~ese n:~nifiesta como un intento de abar~ar poe-

tica y sIstematlcamente la totalidad de la realidad uni-

versal. En ayuda del hombre terrenal, confundido y

amenazado par elcaos, viene la gracia de las fuerzas ce-

lestiaies, tal es elrnarcn de la vision de Dante. Desde su

primera juventud fue partfcipe de Una gracia especial

p,ues estaba predestinado a acometer tareas muy espe~

ciales. ya desde muy pronto le habra sido dado contem-

?lar en un ser vivo, en Beatriz -yaqui suele entrar en

juego la c~mplementacion entre estructura figural y

neop~atoll1,smo_, la «revelacion encarnada», que le

marco en VIdacon el saluda de sus ojos y de su boca, y

en la r:1Uertede una manera misteriosa e inexpresa59. La

fallecIda y ahora bienaventurada, que para Dante era la

encarnaci6n revelada, el1cuentra para elhombre extra-vi~do.l~ ~nic.a soluci6n posible;ella es Ia gufa que, al

prmcrpin mdlrectamente y ya en elParaiso directamen~

59. L~s pa labras conuerrebbe essere me laudatore di me medesimo

[:,;onvendna que me elogiara a mf mismo»] (Vita Nova, 28) son una a1u-

sion a .2 Cor 12,1. Cf. Grandgent en Romania (31, 14) y eI comentario deSchenllo.

125

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te, lemostrara elorden revelado y laverdad de las figu-

ras terrenales. Lo que elve y aprende en los tres reinos

eslarealidad verdadera en la que EStelontenida e inter-

pretada lafigura terrenal; cuando todavfa vivove laver-

dad consumada, el mismo se salva y al mismo tiempo

queda capacitado para anunciar al mundo su vision e

indicarle el camino correcto.De la comprension del caracter figural de la Divina

Commedia no se puede extraer un metodo universal-

mente valido de explicacion de todos los pasajes con-

trovertidos, pero sf es posible tomar algunos princi-

pios para su interpretacion. Podemos estar seguros

de que cualquier personaje historico 0mitologico que

aparezca en la obra solamente puede significar algo

que esteen estrecha relacion -en esa relacion que solo

se da entre figura y consumaci6n- con 10que Dante

sabia de su existencia histories 0mitologica, Hemosde guardarnos tanto de negar a sus personajes una exis-

tencia terrenal e historica como de aplicarles tinica-

mente una interpretacion conceptual y alegorica. Esto

resulta especialmente valido en el caso de Beatriz. Des-

pues de que en el siglo XIX el movimiento rornantico-

realista tendiera a acentuar demasiado el caracter hu-

mano deBeatriz, haciendo de laVita Nova una especie

de novela sentimental, se ha impuesto la corrientecon-

traria, y as! se intenta ahara interpretar el personaje

mediante conceptos teologicos cada vez mas precisos.Para Dante la realidad historica de un personaje no

anula su significado mas profundo, sino que constitu-

ye la figura que 10confirma y consuma. La Beatriz de

la Vita Nova es un personaje terrenal 0 historico: se le

aparecio a Dante realmente, 10saluda realmente, real-

mente le nego mas tarde el saludo y realmente semofo

126

III

Ij

I

de e l, lamenro la muerte de una amiga y de su padre y

reaImente rnurio. Es cierto que tal vez fuera 5610una

realidad vivida por el, dado que un poeta forma y

transf?rma en el interior de su conciencia 1 0 que ha

sucedldo?po~ 10que hemos de partir de 10que vive en

esa conciencia y no de la realidad exterior. Adernas

hay que tener presente que para Dante la Beatriz terre-nal ~s, desde ~lprimer dia de su aparicion, un miJagro

enviado del cielo, una Encarnacion de 1averdad divi-

na. En consecuencia, el caracter real de su personali-

~ad terrenal no esta tornado, como en el caso de Virgi-

h~ 0,d.eCa~on, de deterrninados datos de una tradici6n

hlstonca, SInO que precede de lapropia experiencia de

Dante, que Iemuestra la Beatriz terrenaI como un rni-

Iagro60

•· Pero una Encarnacion y un milagro son cosas

r.ealmente sucedidas; los milagros solo suceden en la

tI.erray la encarnaci6n es carne. El efecto que ha ejer-C.l~Oobr.e los investigadores modernos la extraiia vi-

SIOn.medieval de la realidad consiste en que estos no

consiguen distinguir entre figuraci6n y alegorfa, por 10

que generalmente s610comprenden esta ultima", In-

d .60 .. A favor de esta idea cabe aducir el titulo dellibro, la primers

esrgnacion ~o~~ fa gloriosa donna de fa mia mente , la misrica de los

nfombres, elslgmflcado del ntimcro nueve, que simboliza la Trinidad lose ectos que emanan de ell t EI· ,. . . a, e c., etc. personaje aparece a veces como

[igura Christi, pensernos en e l significado de su aparici6n tras Monna

Vanna (24) yen 10que sucede en la vision de su rnue rre (23): eclipse desol, ~e~~emotoy canto de los angeles; a esto hay que afiadi r el saludo a su

apa~lc~on en Purg. , 30. Cf. Galaad en la Queste del Saint Graal, GilsonLes tdees et les lettres, p. 71.. ' ,

61. Pa~a evitar equlvocos hay que recordar que Dante y sus coera-

neo~ denommaban :<alego~la»al «sentido figural», mientras que a 1 0 que

aqui sellama alegona Ieasignaban elsentido moral 0tropologico, Cierta-

mente, ellector ~ompr~ndera y aprobara que en este estudio se haya

respetado Iatermmologra creada y preferida por los Padres de la Igles ia .

127

 

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cluso un interprete teologico tan perspicaz como Man-

donnet no conoce mas que dos posibilidades: 0 bien

Beatriz es una alegorfa (y esta es su opinion), 0 bien es

la petite Bice Portinari sobre Ia que ironiza'". Dejando

a un lado el hecho de que esta cornprension denota un

gran desconocimiento de Ia naturaleza de Ia realidad

poetica, sorprende sobre todo que Mandonnet yea unabismo tan profundo entre la realidad y la propiedad

que tienen las cosas de ser portadoras de un significa-

do. ~Acaso deja de ser la terrena Jerusalem una reali-

dad historica par e l hecho de ser una figura aeternae

Jerusalem? .En laVita Nova Beatriz es, pues, un ser humano VIVO

en la experiencia real de Dante, as! como en la Divina

Commedia no es ningiin intellectus separatus, un an-

gel, sino simplemente un ser humano comunicativo y

sociable cuyo cuerpo resucitara el dia del Juicio final.Por otra parte, no existe ningun concepto teologico que

pueda agotar su sentido; algunos sucesos de la Vita

Nova no se adaptan a alegoria alguna y con respecto a

la Diuina Commedia surge una nueva dificultad: Bea-

triz se distingue can toda precision de otras figuras del

Paradiso, por ejemplo de los apostoles examinadores a

de san Bernardo. La peculiar de su relacion can Dante

no sepuede explicar satisfactoriamente desde esa pers-

pectiva. Los antiguos interpretes no veian en Beatriz

sino la teologfa, y los modernos han procedido canmayor precision; pero todo ello da Iugar a exageracio-

nes y errores; incluso Mandonnet, que ha llegado mas

lejos que los demas y aplica a Beatriz e 1 concepto de

62. Op. cit., pp. 218-219.

128

ordre surnaturel, creado por contraposicion con Virgi-

lio, se vuelve demasiado sutil en las subdivisiones, co-

mete errores'" y fuerza los conceptos. La funci6n que

Dante asigna a Beatriz se deduce c1aramente de su ac-

tuaci6n y de las definiciones de su persona. Beatriz es .

figura 0 encarnacion de la revelaci6n (sola per cui /

l'umana specie eccede ogni contento / di quel del che haminor l e c e rcb i sui [esolo por Iaque / la especie humana

excede todo contenido / del cielo que men or circulo

tiene»], Inf., II, 76 ss.; che lume fia tra it vero e l'intel-

letto [«que hara de luz entre la verdad y el intelecro»],

Purg., VI, 45), que envia lagracia divina por amor (In{.,

II, 72) a los hombres para salvarlos y se convierte en su

guia hacia la visio Dei. Mandonnet olvida decir que se

trata de una encarnaci6n de Ia revelaci6n divina, y no

sirnplemente de la revelacion, aunque cita los pasajes

pertinentes de laVita Nova y de santo Tomas, entre losque se encuentra el apostrofe antes citado: 0 donna di

virtu, sola per cui, etc. No se puede hablar de este modo

al «orden sobrenarural», sino s610 a su revelacion en-

carnada, es decir, a esa parte del plan de salvacion divi-

no que constituye justarnente el milagro de que eI ser

humano se eIeve sobre todas las dernas criaturas terre-

nales. Beatriz es encarnacion, es figura a idolo Christi

(en sus ojos serefleja su doble naturaleza, Purg., XXXI,

126) Ypor eso mismo es tambien un ser humano. Na-

turalmente, estas explicaciones no pueden agotar suhu-manidad; ysu relacion con Dante no sepuede compren-

der completamente por medio de consideraciones

63. Niega que su boca sonrfa, a pesar de 10 dicho en Purg., XXX,

13355., YeI cornienzo de Purg., XXXII. Sus observaciones sobre Beatriz

sc encuentran en op. cit., pp. 212 ss.

129

 

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dogmaticas. Nuestras explicaciones solo aspiran amos-

trar que la interpretacion teologica, siempre util e im-

prescindible, no nos obliga a renunciar a la realidad

hist6rica de Beatriz: antes bien, al contrario.

Concluimos asi, por esta vez, nuestra investigacion

sabre la palabra figura. La pretension de este estudio

consistia en mostrar como una palabra puede pene-trar, a traves de su desarrollo significativo, en una si-

tuacion historica, y como pueden derivarse de tal si-

tuacion estructuras que mantienen suvigencia durante

muchas siglos. Aquella situacion historica que movie a

Pablo ala evangelizacion de los paganos dio lugar a la

interpretacion figural y la prepare para que ejerciera

la influencia que tuvo en la tardia Antigiiedad y en la

Edad Media.

[Traducci6n de Yolanda Garda]

130

SACRAE SCRIPTURAESERMO HUMILIS