el discernimiento - renovacion carismatica catolica de lima

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  • RENOVACION CARISMATICA CATOLICA DE LIMA CENTRO CARISMATICO DE FORMACION 2001PROGRAMA FORMATIVO DESCENTRALIZADO: SEMILLA

    EL DISCERNIMIENTO

    En 1Co.12,10 nos dice la Biblia que uno de los dones dados por el Espritu Santo a la Iglesia es el discernimiento de espritus. Este don es utilizado para proteger a los creyentes de espritus malos que se muevan en el ambiente o bien dirigirlo hacia donde el Espritu nos lleve de manera sobrenatural.

    QU ES EL DISCERNIMIENTO?

    Discernir significa reconocer o identificar. Separar para elegir; discernimos lo bueno de lo malo, tiene que ver con la bsqueda que tiene el hombre de Dios, de lo que le agrada, encontrndose en ese caminar fuerzas contrarias pero desiguales, la accin del espritu de Dios que trata de conducirlo por la verdadera senda, ayudndole a reconocer y vencer los obstculos y la accin del mal. El demonio que es enemigo de Dios, que trata de todos los medios a su alcance de apartarnos del camino verdadero y as precipitarlo junto a l al abismo eterno (1P. 5,8; Gn.3,14 ; Mt. 4,1-10). Nosotros mismos y nuestros intereses, porque podemos estar escuchando nuestra voz interior y la podemos confundir porque nos agrada mucho lo que escuchamos.

    El discernimiento puede ser el arte del sentido comn es decir una intuicin natural que puede ser adquirida o puede ser un carisma, un don particular que comunica el Espritu Santo para reconocer de que origen provienen los movimientos interiores del alma. El arte del discernimiento no sustituye la luz de Dios. Siempre ser necesario pedir esa luz para usar acertadamente las reglas de discernimiento.

    El poder utilizar el discernimiento de espritus es un regalo dado por Dios ( 1 Cor 12:7, Gl 3:5,), el cual nos gua hacia el orden de Dios (1 Cor 14:29-33) en medio del mover del Espritu Santo y de los otros espritus .Este don nos sirve para: Prevenir,Ver mas all de lo que muchos ven, Ponernos en aviso, Distinguir, Ver las intenciones del coraznAdems de estos usos que Dios le da a este maravilloso don, existen lugares y ocasiones especiales por las cuales se puede "activar", es decir que puede ser utilizado en momentos como los siguientes:

    1. En ministracin (Se discierne por medio de la confesin, imposicin de manos, al tener contacto, o al recibir una luz acerca del problema o bien la raz del problema que se est afrontando)

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  • RENOVACION CARISMATICA CATOLICA DE LIMA CENTRO CARISMATICO DE FORMACION 2001PROGRAMA FORMATIVO DESCENTRALIZADO: SEMILLA2. Consejera (Por medio de este don se pueden visualizar los problemas desde otro ngulo y poder dar un consejo adecuado y oportuno a la situacin que est viviendo una persona especfica)

    3. Liberacin (para conocer cul espritu o demonio es el que ha tomado lugar en un cuerpo y desalojarlo por medio de la gua que Dios d por medio de su Espritu Santo.)4. En la unidad con Dios al momento de ministrar los dones.

    Antes de pedir a Dios este don debemos tener clara la motivacin que nos lleva a solicitarlo, pues la Biblia dice que si nosotros lo anhelamos con el propsito de que sirva de edificacin a la Iglesia, Dios lo har abundar en nosotros.A continuacin daremos algunos ejemplos que se observan en la Palabra de Dios acerca de la forma en que este maravilloso don acta, ya que no siempre va a ser la misma manifestacin, pues Dios es soberano y se puede manifestar de distintas formas cada vez que l lo considere necesario hacer.

    1. Jess sana a la suegra de Pedro (Lc. 4:38-39).Es importante notar aqu que El Seor tom autoridad sobre la fiebre, la reprendi y sta tuvo que abandonar el cuerpo de la suegra de Pedro. Esta es una caracterstica muy importante del don de discernimiento de espritus, ya que al discernir el espritu (bueno o malo), habr que tomar autoridad, si es necesario sobre este espritu y desalojarlo directamente.

    2. Jess sana a un hombre posedo por un espritu (Mar 9:25)Nuevamente Jess discierne el espritu que haba tenido atormentado a este hombre, lo reprende, e inmediatamente el espritu huye.

    El discernimiento es seal de madurez. El discernimiento puede ser igual un don, como nos lo ensea Pablo (1Co.12,10). En este caso Dios da por gracia un instinto sobrenatural muy seguro que permite reconocer inmediatamente el origen sobrenatural y no sobrenatural de las inspiraciones interiores que animan a una persona o grupo.

    En la palabra discernir encontramos la clave de lo que buscamos con nuestra bsqueda de la voluntad de Dios. Es una palabra muy querida en la RenovacinCarismtica catlica puesto que alude a uno de los carismas del Espritu Santo. Podemos profundizar tambin el tema del discernimiento a la luz de la Conferencia de Puebla y de las enseanzas del Papa Pablo VI.

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    El discernimiento es un acto fundamentalmente cristiano, mientras se haga a partir del Evangelio, con visin de Fe. Es a partir del evangelio como los signos de los tiempos se convierten en interpretaciones de Dios a las que debe responder la accin evangelizadora de la Iglesia en general y de cada uno de los cristianos en particular.

    Fue Pablo VI quien de manera mas decidida saco del olvido el discernimiento y lo coloc como actitud fundamental y primera, en la accin evangelizadora concientemente desarrollada. Texto clave en su doctrina es la carta Octogsima Adveniens escrita en 1971.

    Condiciones fundamentales para que el discernimiento merezca el nombre de cristiano:

    1. Comunitario: El discernimiento que aspira examinar y transformar la realidad debe ser comunitario, es competencia de las comunidades cristianas. La complejidad de la realidad imposibilita que sea realizado solo por una persona, que se base solo en una palabra cuando se trata de la vida de la iglesia. Pero es lgico admitir que ese discernimiento comunitario debe verse acompaado en todo momento por el discernimiento personal (Octogsima Adveniens, No 49)

    2. Carismtico: Todo autentico discernimiento debe realizarse bajo la accin del Espritu Santo. Su luz es absolutamente imprescindible. Por eso la oracin es el ambiente normal en donde disciernen los hermanos.All suplican al parclito que les de la caridad de su iluminacin.3. Eclesial: Para discernir eclesialmente debe darse comunin con los pastores responsables. As lo ensea Pablo VI, leyendo nuestra realidad a la luz de las orientaciones de nuestros pastores.4. Dialogal: En el discernimiento de la realidad no estamos solos. Se requiere dialogar con muchos hermanos, catlicos. El Seor quiere la salvacin de todo hombre y tambin la de todos los hombres.

    Es un conocimiento que infunde directamente el E. S. ( Jn.14,15-16; Jn.14, 26), esta luz ilumina de tal modo la inteligencia, que la voluntad no puede dudar del origen y finalidad Divina, de los pensamientos, impulsos, experiencias o acciones de una persona o un grupo. En el carisma del discernimiento el conocimiento es inmediato y por eso se habla de una luz interior. (El carisma de Discernimiento. Jaques Cousteau, pag 19).

    Una especie de sentido espiritual que permite captar lo que es autntico del E S, lo que viene de l. Un discernimiento tiene, pues, una enorme importancia; permite en efecto percibir lo que viene del Espritu, lo que es de la carne, lo que emana de las

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    fuerzas de las tinieblas y retener lo que manifiesta la accin del Espritu. (Los Carismas- P. Philippe OSB Pag 15).

    Este carisma se conoce en inspiraciones o mociones interiores. No se trata de una intuicin psicolgica especialmente para que el Espritu pueda usarla, se trata especficamente de mociones pasajeras que vienen de la Gracia.Mientras ms unidos estemos al Seor Jess y ms encontremos a nuestro Padre en Jess, ms se desarrolla en nosotros este sentido espiritual sobre nuestra inteligencia y nos ayuda a percibir lo que viene de Dios y lo que le agrada.

    Cristo prometi su espritu, un consejero que nos enseara e iluminara. Dentro de su plan estaba guiarnos personalmente como un Padre que nos ama, para que cada uno encontrara su camino dentro de El. Esto lo hace a travs de impulsos e inspiraciones que pone dentro de nosotros el espritu que nos habita. Sin embargo, no siempre sabemos con certeza si una inspiracin recibida proviene realmente de Dios. Muchas veces el espritu del mal nos confundey llega hasta imitar las inspiraciones de Dios. Por eso San Juan nos advierte: Amados, no creis a todo espritu, sino probad los espritus si son de Dios 1Jn. 4,1 . Esto es lo que hace el Discernimiento.

    INSPIRACIONES ORDINARIAS Y CARISMTICAS

    Con respecto a las inspiraciones que recibimos, las hay ordinarias y carismticas.

    Surgen dentro de nosotros en forma muy similar a nuestras inclinaciones naturales; son simplemente impulsos para hacer o dejar de hacer algo. Las podemos distinguir de nuestros

    impulsos naturales porque van envueltas en un sentimiento de delicado amor proveniente del Espritu santo.En estas inspiraciones no hay nada de espectacular, son simples impulsos amorosos dentro de nosotros que nos da el espritu Santo para iluminarnos, fortalecernos y guiarnos. Por lo mismo son menos peligrosas y a la vez mas deseables. Constituyen la forma ordinaria de relacin con Dios y las personas que estn cercanas a El y buscan su voluntad, por lo que solo pueden ser recibidas por los que viven en estrecho contacto con El.

    El principal problema que nos representa este tipo de inspiracin es distinguirlas de los impulsos surgidos de nuestra afectividad natural. Lo importante es que estemos siempre abiertos a la accin de Dios dentro de nosotros sabiendo que las inspiraciones ordinarias son la manera normal de actuar del espritu de amor. Toda perfeccin de la vida cristiana consiste en poder llegara una capacidad de escuchar y a una docilidad tan grande al Espritu Santo que no necesite de medios extraordinarios para conducirnos. A medida que una persona se acerca a Dios, estas

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  • RENOVACION CARISMATICA CATOLICA DE LIMA CENTRO CARISMATICO DE FORMACION 2001PROGRAMA FORMATIVO DESCENTRALIZADO: SEMILLAinspiraciones ordinarias se convierten en una atmsfera que envuelve la vida entera. No necesita consultar al Seor en cada caso particular, ya que vive continuamente en atencin amorosa a su voluntad. Sin embargo, no hay nadie que, en algunas circunstancias de su vida, no tenga que hacer un ejercicio activo y voluntario de discernimiento antes de tomar una decisin.

    INSPIRACIONES CARISMTICAS

    Son experiencias como impulsos provenientes de fuera de nosotros. Pueden consistir en visiones, palabras o en ideas que surgen de pronto sin causa especial. A veces son simplemente impulsos a hacer algo, a hablar con alguien desconocido o ir a un lugar inslito. Son las mas extraordinarias y las menos frecuentes. Tambin son las mas peligrosas ya que Satans puede imitarlas ; el puede darnos visiones y mensajes que nos confunden. Ver Siracides o Eclesistico 34, 1-7 Siempre que tengamos una inspiracin de este tipo ser necesario ejercer discernimiento sobre ella.

    Es probable que Dios envi este tipo de inspiraciones cuando se necesitan instrucciones muy precisas para llevar a cabo una misin especial. Tenemos ejemplos en la escritura como: Hech.9, 10-19; 16,7, 9-10Aunque sea difcil determinar con precisin cuando una inspiracin es ordinaria o carismtica, es bueno intentar distinguirlas ya que la actitud a tomar en cada caso es diferente.

    CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO

    Existen algunos criterios que nos pueden ayudar a descubrir si una inspiracin recibida es o no de Dios. No son, sin embargo, recetas que nos entreguen respuestas automticamente, ya que permanecern algunas oscuridades que nos obligarn muchas veces a tomar decisiones sin contar con una certeza absoluta, confiados en que nuestro Padre, viendo nuestra buena intencin, no permitir que equivoquemos el camino. Incluso los ms grandes santos pasan por perodos de dolorosas dudas acerca de lo que el Seor les esta pidiendo. Esto es parte de nuestra vida en la tierra y nos sirve para descansar cada vez ms en el Seor.Estos criterios los podemos agrupar en dos: Criterios Objetivos y Criterios Subjetivos.

    CRITERIOS OBJETIVOS

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  • RENOVACION CARISMATICA CATOLICA DE LIMA CENTRO CARISMATICO DE FORMACION 2001PROGRAMA FORMATIVO DESCENTRALIZADO: SEMILLAEstn constituidos por un lado, por la Palabra que
  • RENOVACION CARISMATICA CATOLICA DE LIMA CENTRO CARISMATICO DE FORMACION 2001PROGRAMA FORMATIVO DESCENTRALIZADO: SEMILLAuna inspiracin se conforme a los criterios objetivos sealados no significa que ella venga de Dios. Tenemos que completar el discernimiento mediante los criterios subjetivos.

    CRITERIOS SUBJETIVOSLos ms importantes entre stos son la paz, el amor, el gozo y la humildad.

    El criterio ms seguro parece ser la paz. Cuando nos estamos moviendo de acuerdo a la voluntad de Dios hay una profunda paz dentro de nuestros corazones. En cambio cuando estamos fuera de ella, persisten en nosotros el desasosiego y una sensacin de frustracin. La causa de esto es que la paz es el resultado de un orden correcto y el estar de acuerdo con el plan de Dios establece este orden fundamental.

    Otro signo subjetivo es el amor. Lo que proviene de Dios est, en ltimo trmino, impulsado por el amor. Cuando nos sentimos llamados a hacer algo que nos significar enfrentamiento con alguien, debemos detenernos a examinar si el amor el que nos

    mueve a algn impulso surgido de nuestra imperfeccin. El gozo es otra seal de que estamos en la voluntad de Dios. A veces, despus de haber tomado una decisin, experimentamos un delicado gozo interior que nos da seguridad de haber elegido bien. Esta es una seal que nos permite distinguir muchas veces la verdadera santidad de la falsa, ya que, en una vida cristiana autntica, el gozo estar siempre presente aun en medio del sufrimiento.

    Un cuarto signo es la humildad, virtud absolutamente necesaria para acercarnos a Dios y poder ser usados por l. As, si tenemos una inspiracin que nos llevar a mayor humildad, a desaparecer ante los hombres antes que a destacarnos, hay base para pensar que viene de Dios. Todas las veces que nos sintamos inspirados a acercarnos a personas importantes o famosas o a llamar la atencin sobre nosotros mismos, debemos tener cuidado. Cuando Dios llama a personas a ocupar cargos destacados, les da la gracia necesaria para mantenerse en humildad. La paz, el amor y el gozo y la humildad que vienen de Dios son muy diferentes de los que provienen de causas humanas y, a medida que una persona va profundizando su vida en el Espritu, se hace ms capaz de usar estos criterios subjetivos de discernimiento que, en cualquier obra de Dios, aparecern juntos. Por ejemplo, si experimentamos un gran gozo acompaado de inquietud, podemos inferior que no es un gozo del Seor.Por ltimo, quiero sealar la importancia de conocernos bien para poder detectar cundo una inspiracin es del Seor, ya que hay en nosotros ciertas caractersticas de temperamento y ciertos defectos que nos inducen continuamente a tomar actitudes determinadas.

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  • RENOVACION CARISMATICA CATOLICA DE LIMA CENTRO CARISMATICO DE FORMACION 2001PROGRAMA FORMATIVO DESCENTRALIZADO: SEMILLAAl tener una inspiracin, conviene examinar si concuerda con los impulsos que generalmente tenemos y muchas veces nos daremos cuenta de que viene de Dios porque nos lleva a hacer algo completamente desacostumbrado en nosotros.

    Tomando en cuenta los criterios sealados podemos confiar en que descubriremos lo que el Seor quiere de nosotros y en que el Espritu se encargar de mostrarnos caminos que naturalmente no veramos o rechazaramos.

    ACTITUDES PREVIAS

    Ms importante que uno u otro criterio, es la disposicin con que nos abocamos a hacer discernimiento. Hay tres actitudes previas, que son bsicas: sin ellas no reconoceremos la accin del Espritu Santo en nosotros.

    La primera es conformidad con la voluntad de Dios. Nuestra voluntad tiene que estar sometida a la de l. Lo que ms impide un recto discernimiento es nuestra voluntad que est empeada en algo que Dios no quiere. Somos ingeniosos para persuadirnos de que Dios quiere lo que nosotros ya queremos. Entonces somos ciegos y sordos a la inspiracin de Dios.

    La segunda actitud bsica es el recogimiento. Cuando el alma est agitada con muchas preocupaciones, no puede percibir la accin suave del Espritu. Es necesario recogerse, ponerse en la presencia de Dios, para que la paz de l nos serene. Entonces nos aquietamos como un lago en que la ms leve brisa se hace manifiesta en la superficie del agua.

    La tercera actitud bsica es la disposicin de esperar el momento del Seor. La impetuosidad por seguir nuestros impulsos es uno de los ms grandes obstculos para ser guiados por el Seor; tambin es una seal de que el impulso no viene de l. Dios no nos presiona con violencia; invita suavemente y nos gua; de modo que necesitamos orar frecuentemente y esperar para estar seguros de que es l quien nos llama. Cuando estamos en su camino, nuestra actividad es apacible, sin apuros, lo que nos hace sensibles a los tiempos que l nos indica, y a las materiales de proceder: sin brusquedades ni durezas con nuestros hermanos. La prepotencia, la violencia, la impaciencia, la irreflexin, la ausencia de oracin ... indican que no nos est guiando el Espritu Santo. La inspiracin inicial fue quizs de l, pero hemos perdido el contacto con l y podemos estar bajo el influjo de nuestros impulsos, o aun del espritu del mal.

    Esperar las indicaciones del Seor no significa postergar lo que l nos est pidiendo. La cobarda y la flojera de seguir la inspiracin divina nos dejan tristes, porque nos hemos separado de Dios, de alguna manera. En este caso, debemos pedir perdn y nuevas fuerzas. El nos pondr de nuevo en el buen camino.

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  • RENOVACION CARISMATICA CATOLICA DE LIMA CENTRO CARISMATICO DE FORMACION 2001PROGRAMA FORMATIVO DESCENTRALIZADO: SEMILLAEntendemos por espritus un impulso, un movimiento o una inclinacin interior de nuestra alma hacia alguna cosa que, es buena o mala. As, si alguien est inclinado a mentir, decimos que tiene el espritu de mentira, si est inclinado interiormente a mortificar su cuerpo, decimos que tiene el espritu de penitencia. Segn su origen, los espritus pueden reducirse a tres: el espritu divino, el espritu diablico y el espritu humano. San Bernardo dice que no es fcil distinguir entre los movimientos interiores que vienen de la naturaleza humana y los que vienen del demonio. Y luego aade que no importa distinguirlos porque ambos tienden al mal.

    Hasta aqu he dado el espritu a los movimientos interiores que nos inclinan al bien o al mal; pero tambin se llaman espritus buenos o espritus malos a los orgenes de los movimientos. As, hablamos de Dios y de los ngeles como espritus buenos; y llamamos al demonio espritu malo.

    DISCERNIMIENTO DE ESPRITUSComo hemos mencionado el discernimiento de Espritus consiste en detectar el origen de los movimientos interiores que nos inclinan al bien o al mal.

    Hay un discernimiento-virtud, que se adquiere con la experiencia y la reflexin. Consiste en un juicio prudente sobre el origen de las inclinaciones que siente el hombre.

    Hay tambin un discernimiento-carisma, el cual es un don del Espritu Santo para reconocer los orgenes de los movimientos interiores del alma.

    Al discernimiento-virtud permite reconocer a los espritus por las caractersticas que presentan. Para este objetivo ayudarn las observaciones siguientes:

    a. Los caracteres del espritu divino en el orden de las ideas2. El espritu divino siempre ensea la verdad; no puede inspirar la falsedad ni

    el error: Yo les enviar el Espritu de Verdad que proviene del Padre (Jn 15, 26); El Espritu de Verdad los guiar a ustedes hasta toda la verdad (Jn 16, 13)

    3. El espritu divino jams sugiere a nuestra mente cosas intiles, infructuosas, vanas e impertinentes. Dice la escritura: Aqu estoy contra los profetas orculo del Seor que profetizan sueos engaosos ... y extravan a mi pueblo con sus mentiras y jactancias (Jer 23, 32). Tienen visiones ilusorias y hacen predicciones engaosas esos que andan diciendo: Orculo del Seor, sin que el Seor los haya enviado.

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    4. El espritu divino siempre trae luz a nuestras mentes, porque Dios es Luz, y no hay en l tinieblas (1 Jn 1, 5); La Palabra era la Luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre (Jn 1, 9); Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andar en tinieblas, sino que tendr la luz de la vida (Jn 8, 12)

    5. El espritu divino aporta docilidad a la inteligencia, es decir, disposicin para aprender de parte de otros. As leemos: El Seor me abri mi odo, y no me resist ni me volv atrs (Is 50, 5). El que te instruye no se ocultar ms ... Tus odos escucharn detrs de ti una palabra: ste es el camino, sganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda (Is 30, 20-21)

    6. El espritu divino hace discreto el entendimiento para proceder con prudencia y acierto en las dificultades de cada da. La sabidura ensea la

    templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza y nada es ms til que esto para los hombre en la vida (Sap 8, 7)

    7. El espritu divino infunde pensamientos de humildad. Esto lo vemos en Moiss que exclama: Perdname Seor, yo nunca he sido una persona elocuente ... yo soy torpe para hablar (Ex 4, 10); Jeremas dice: Ah, Seor! Mira que no s hablar porque soy demasiado joven (Jer 1, 5); Isaas se humilla: Soy un hombre de labios impuros (Is. 6, 4); y la Virgen Mara: He aqu la esclava del Seor (Lc 1, 38)

    a. Caracteres del espritu malo en el orden de las ideas8. Es un espritu de falsedad. El demonio no tiene nada que ver con la verdad,

    porque no hay verdad en l. Cuando miente habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira (Jn 8, 44);Su tctica no debe sorprendernos, porque el mismo Satans se disfraza de ngel de luz (2 Cor 11, 14)

    9. Sugiere cosas intiles, ligeras e impertinentes. Cuando el demonio no logra insinuar la falsedad, procura fomentar los pensamientos intiles. Jess dijo ... les aseguro que en el da del juicio, los hombres rendirn cuenta de toda palabra vana que hayan pronunciado (Mt 12, 32) Y por Ezequiel nos dice Dios: No es verdad que ustedes tienen visiones ilusorias y hacen predicciones engaosas cuando dicen: Orculo del Seor sin que yo haya hablado? (Ez 13, 7)

    10.Persigue al alma con tinieblas, inquietudes, escrpulos y perplejidades penosas; el resultado es oscuridad. As los paganos se dejan llevar por la

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    frivolidad de sus pensamientos y tienen la mente oscurecida (Ef 4, 17-18). Y Jess advirti: Ten cuidado de que la luz que te gua no sea en realidad tinieblas (Lc 11, 35)

    11.Lleva a obstinacin, al rechazo de la palabra de Dios. Jess reprende la dureza de los fariseos: ustedes no pueden escuchar mi palabra porque quieren cumplir los deseos del padre de ustedes que es el demonio (Jn 8, 43-44)

    12.Lleva a la indiscrecin y a los excesos. Jess reprende esto con sus palabras: ustedes pagan el diezmo de la menta, del aneto y del comino, mientras que descuidan la reactitud, la misericordia y la fidelidad .. Guas ciegos; que filtran el mosquito y se tragan el camello! (Mt 23, 23-24)

    13.Infunde siempre pensamientos de vanidad y de orgullo, aun en medio de las acciones virtuosas y santas. Jess dice de los fariseos: aman los primeros asientos en las comidas y las primeras sillas en las sinagogas. Quieren ser saludados en las plazas, y honrador con el trato de maestros (Mt 23, 6-7)

    a. Caracteres del espritu divino en el orden de los impulsos y de los actos de la voluntad14.Infusin en el alma de un estado de paz. Jess dice: Les dejo la paz, les doy

    mi paz, pero no como la da el mundo (Jn 14, 27)

    15.Infunde una humildad no afectada, sino sincera. Jess nos dice: Aprendan de m que soy manso y humilde de corazn (Mt 11, 29). San Pablo escribe: Fruto del Espritu es ... mansedumbre (o humildad) (Gl 5, 22-23)

    16.Una firme confianza en Dios y una santa desconfianza en s mismo. Jess nos exhorta: Confen; yo he vencido al mundo (Jn 16, 33); Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado (Mt 9, 22). Pero, por otra parte, en la parbola del fariseo y del publicano, reprende a los que, desconfiando de s mismos, ponen toda su confianza en Dios (Lc 18, 9-14)

    17.Una voluntad dcil y fcil para doblegarse y ceder a lo que viene de Dios, directamente o en los consejos de otros. As Jess aprueba a los que sern dciles para ser enseados por Dios (Jn 6, 45); y dice a los apstoles: El que a ustedes oye, a m me oye, y el que a ustedes rechaza, a m rechaza (Lc 10, 16)

    18.La rectitud de la intencin en el obrar. Jess dice: cuando tu ojo es simple (es decir, cuando buscas nicamente la voluntad de Dios), entonces todo tu cuerpo est iluminado (Lc 11, 34)

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    19.La paciencia en los dolores y penas: Fruto del Espritu es el amor ... la paciencia (Gl 5, 22); y el apstol exhorta: como elegidos de Dios ... practiquen la paciencia (Col 3, 12)

    20.La mortificacin voluntaria de las inclinaciones desordenadas. Jess nos dice: Si alguno quiere venir en pos de m, renuncie a s mismo, cargue con su cruz y sgame (Mt 16, 24). San Pablo confirma lo mismo: Los que pertenecen a Cristo Jess, han crucificado sus pasiones y sus malos deseos (Gl 5, 24)

    21.La sinceridad, veracidad y simplicidad. As leemos: Cuando ustedes digan s, que sea s, y cuando digan no que sea no. Todo lo que se dice de ms, viene del demonio (Mt 5, 37); Renuncien a la mentira y digan siempre la verdad a su prjimo, ya que todos somos miembros, los unos de los otros (Ef 4, 25)

    22.La libertad del espritu. Porque ... donde est el Espritu del Seor, all est la libertad (2 Cor 3, 17). Esta libertad consiste en estar libre del demonio y de los vicios, ya que todo el que peca es esclavo del pecado (Jn 8, 34)

    23.El deseo de imitacin de Cristo. El que no tiene el Espritu de Cristo, no puede ser de Cristo ... En efecto, a los que Dios conoci de antemano, los

    predestin a reproducir la imagen de su Hijo, para que l fuera el Primognito entre muchos hermanos (Rom 8, 9.29)

    24.Una caridad paciente, servicial, desinteresada, como la describe san Pablo (1 Cor 13, 4-6)

    a. Caracteres del espritu malo en el orden de los impulsos y de los actos de la voluntad25.Inquietud, turbacin y confusin. Obras de la carne son ... enemistades ...

    discordias ... envidias (Gl 5, 19-21) Eramos esclavos de los malos deseos y de toda clase de concupiscencias (Tit 3, 3); El diablo es mentiroso y padre de la mentira (Jn 8, 44)

    26.Un orgullo manifiesto o una falsa humildad. La verdadera humildad est llena de luz sobrenatural que hace conocer claramente los pecados propios, pero con paz y confianza en Dios; en cambio, la falsa humildad disimula los pecados, o bien, los hace ver con amargura, turbacin, depresin. San Pablo escribe que, apartados de Dios, los hombres se vuelven insolentes, arrogantes, vanidosos ... rebeldes, insensatos, desleales, insensibles, despiadados (Rom 1, 30)

    27.La desesperacin o la desconfianza o la vana seguridad, pero no la verdadera confianza en Dios. As Jess le advirti a los apstoles que Satans pretenda

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    atacarlos (Lc 22. 31), pero Pedro presume de s: aunque todos te abandonen, yo no te abandonar jams ... Aunque tenga que morir contigo, jams te negar (Mt 26, 33-35)

    28.La obstinacin para no obedecer a las autoridades legtimas, ni ser sincero con ellas. Por esto el salmista exhorta: no endurezcan ustedes su corazn, como en el tiempo de la Rebelda, da de la Tentacin en el desierto (Sal 95, 8; Heb 3, 8)

    29.La mala intencin aun en las obras aparentemente buenas. Jess reprende este vicio: !Ay de ustedes, escribas y fariseos hipcritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro estn llenos de codicia y desenfreno! ... Ay de ustedes ... que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero dentro llenos de huesos muertos y de podredumbre! (Mt 23, 25-27)

    30.La impaciencia frente a los sufrimientos; el descontrol ante los obstculos y contradicciones. Vase la conducta de Sal que no puede sufrir la popularidad de David: 1 Sam 18-19.

    31.La excitacin de las pasiones, como la envidia de Can, la voluptuosidad en Salomn, la codicia de los bienes ajenos en Acab (Gn 4, 2-10; 1 Re 11, 3-10; 21, 1-16)

    32.La doblez, el engao, la mentira. Como ensea Jess: el demonio fue homicida desde el comienzo, y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en l. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira (Jn 8, 44)

    33.Las servidumbres y apegos que atan la libertad. Jess dice: les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado (Jn 8, 34). Jess desata a la mujer encorvada que Satans tuvo aprisionadas durante dieciocho aos (Lc. 13, 16)

    34.El alejamiento de Jesucristo, la indiferencia hacia l, la autosuficiencia. El alejamiento de su Seor es el comienzo del orgullo en el hombre (Sir 10, 12); y el orgullo es el pecado tpico de Satans. A l se aplican las palabras de rebelin: no servir y pondr mi trono en la altura ... Me har como el Altsimo (Jer 2, 20; Is 14, 13-14)

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    35.El falso celo por el bien de los dems. Este celo est lleno de impaciencia, de desprecio y de orgullo. As fue el celo de Saulo: respiraba amenazas de muerte contra los discpulos del Seor, e iba de casa en casa y arrastraba a los hombres y mujeres, llevndolos a la crcel (Hech 9, 1; 8, 3)

    a. Algunos espritus sospechososEstos espritus tienen toda la apariencia de bien, pero pueden ser malos. Hay que examinarlos con cuidado. Los principales son:

    36.El espritu que, despus de la eleccin de un estado de vida, anhela otro estado. El apstol dice: que cada uno permanezca en el estado en que se encontraba cuando Dios lo llam (1 Cor 7, 20). Dbense examinar las razones que mueven a un cambio de estado, en lugar de un mejor servicio de Dios en el estado en que se est.

    37.El espritu que lleva a cosas desacostumbradas, singulares y que no son propias de su estado. Dbese examinar cmo se cumplen, ante todo, los deberes del estado.

    38.El espritu que, en el ejercicio de las virtudes, anhela cosas extraordinarias. Dbense examinar su amor y abnegacin en el servicio ordinario de los dems.

    39.El espritu de grandes penitencias exteriores. Dbense examinar su mortificacin interior, sencillez y humildad.

    40.El espritu que busca consolaciones espirituales sensibles. Dbense examinar la correccin de los defectos habituales y la fidelidad en cumplir la voluntad de Dios, aun cuando no hay consolaciones sensibles.

    41.El espritu de gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, palabras odas de Dios, tactos en el cuerpo, estigmas. Dbense examinar la sencillez, humildad, abnegacin en el servicio de los dems, obediencia a sus superiores y directores espirituales.

    Presentamos aplicaciones en la vida diaria en los que debemos aplicar el Discernimiento. Estos son:

    I. EN LA ORIENTACION PRINCIPAL O ESTADO DE VIDAAl elegir mi estado de vida, solamente hay una cosa realmente importante: buscar y hallar lo que Dios quiere que yo haga en esta decisin. Yo s que su

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    llamado es fiel; me ha creado para encontrar mi felicidad y mi salvacin en su servicio.

    Todas mis decisiones tienen que estar de acuerdo con esta Voluntad del Seor. Es fcil que yo me olvide de esta finalidad de mi vida, como se olvidan muchas personas en circunstancias semejantes. Hay muchos, por ejemplo, que eligen el matrimonio, que es un medio, y solamente despus procuran el servicio de Dios dentro del matrimonio; aunque este servicio debera haber sido lo primero, porque es el fin del hombre.

    Igualmente hay quien elige una carrera por el dinero, o por el xito apetecido; slo despus piensan en el servicio de Dios. Todas ellos ponen a Dios y su servicio en segundo lugar; y quieren que Dios los bendiga despus que ellos han buscado su propio gusto.

    En otras palabras, invierten el orden de las cosas: buscan que Dios (que es el fin) intervenga como medio para ayudarlos en lo que han elegido. Conviene, pues recordar que todo mi objetivo en la vida debera ser buscar primero el servicio de Dios, en el estado de vida u orientacin bsica que El quiera para m. Con este objetivo en vista puedo deliberar y buscar la luz del Seor para saber si El quiere que yo me case o no, si elijo una carrera u otra, si mi vida de apostolado ser como laico o religioso o sacerdote. Todos estos son medios que he de elegir segn la Voluntad de Dios.

    Mi propsito debe ser: elegir la orientacin de mi vida como un medio para servir a Dios, y solamente por inspiracin del Seor que me gua en su servicio y mi salvacin.

    II. EN LA DEDICACION DE MIS ESFUERZOSMuchas veces, en un retiro, me encuentro no con la eleccin de un estado de vida porque ya lo tengo elegido sino con la reforma o mejoramiento de la vida que ya llevo. Esto se

    puede aplicar a un estado como matrimonio, sacerdocio, vida religiosa, o tambin a una carrera o actividad profesional que ya ejerzo. La pregunta clave es: Distribuyo bien mi tiempo y mis esfuerzos?

    Para reformarme me servirn los pasos siguientes:

    1.Principio fundamentalDebo recordar ante todo el principio fundamental, a saber: que mi existencia, estado de vida, trabajo, descanso, todo; ha de ser para servicio y alabanza de Dios.

    2.Prioridades

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    En seguida conviene hacer una lista de las cosas en que debo emplear mi tiempo, ordenndolas bajo varios ttulos:a) Como ser humano: sueo, comida, recreacin, visitas a familia y amigosb) Como cristiano: oracin, lectura y formacin, apostolado.c) Como miembro de una familia: responsabilidades, convivenciad) Como trabajador: obligaciones de trabajo, formacin, convivencia.e) Como responsable, segn mis posibilidades, del bien comn, local y

    nacional.

    Cada persona desarrolla una serie de actividades y goza (o padece) de obligaciones diversas. Es importante detallar en este cuadro, todas las actividades en que debera yo emplear mi tiempo, segn lo siento en el Seor, y precisar cunto tiempo debera dedicar a ellas en la semana, en el mes, o en algn tiempo del ao. Probablemente no cabe todo en el tiempo de que dispongo.

    3.PlanificacinDespus debo examinar mi lista para subrayar lo que merece primera prioridad, para reducir el tiempo dedicado a cosas menos importantes. Quizs haya que suprimir algunas de las cosas que hago ahora, o recortarlas, porque hay otras cosas ms importantes. En lo posible har un plan de mi semana, mes, ao, en que todo lo que es primera prioridad ocupe un espacio adecuado.

    4.OfrecimientoUna vez hecho mi plan de reforma, la preguntar al Seor en la oracin. Con mucha confianza le dir que no quiero ni busco cosa alguna, sino en todo y por todo, la mayoralabanza y gloria de El mi Dios y Seor. Le pedir que me ilumine, pensando que tanto ms aprovechar en todo lo espiritual; cuanto ms saliere de mi propio amor, querer e inters, para estar disponible a la voluntad de El.

    Terminar dando gracias porque cuento con la ayuda del Seor, y con un Padre nuestro.

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    DISCERNIMIENTO - APLICACIONES

    A modo de conclusiones o de aplicaciones en la vida diaria queremos presentar cinco esquemas relacionados con el discernimiento en la vida prctica. Estos son:

    III.EN LA ORIENTACION PRINCIPAL O ESTADO DE VIDAAl elegir mi estado de vida, solamente hay una cosa realmente importante: buscar y hallar lo que Dios quiere que yo haga en esta decisin. Yo s que su llamado es fiel; me ha creado para encontrar mi felicidad y mi salvacin en su servicio.

    Todas mis decisiones tienen que estar de acuerdo con esta Voluntad del Seor.

    Es fcil que yo me olvide de esta finalidad de mi vida, como se olvidan muchas personas en circunstancias semejantes. Hay muchos, por ejemplo, que eligen el matrimonio, que es un medio, y solamente despus procuran el servicio de Dios dentro del matrimonio; aunque este servicio debera haber sido lo primero, porque es el fin del hombre.

    Igualmente hay gente que elige una carrera por el dinero, o por el xito apetecido; slo despus piensan en el servicio de Dios. Todas estas personas ponen a Dios y su servicio en segundo lugar; y quieren que Dios los bendiga despus que ellos han buscado su propio gusto.

    En otras palabras, invierten el orden de las cosas: buscan que Dios (que es el fin) intervenga como medio para ayudarlos en lo que han elegido.

    Conviene, pues recordar que todo mi objetivo en la vida debera ser buscar primero el servicio de Dios, en el estado de vida u orientacin bsica que El quiera para m. Con este objetivo en vista puedo deliberar y buscar la luz del Seor para saber si El quiere que yo me case o no, si elijo una carrera u otra, si mi vida de apostolado ser como laico o religioso o sacerdote. Todos estos son medios que he de elegir segn la Voluntad de Dios.

    Mi propsito debe ser: elegir la orientacin de mi vida como un medio para servir a Dios, y solamente por inspiracin del Seor que me gua en su servicio y mi salvacin.

    IV. EN LA DEDICACION DE MIS ESFUERZOSMuchas veces, en un retiro, me encuentro no con la eleccin de un estado de vida porque ya lo tengo elegido sino con la reforma o mejoramiento de la vida que ya llevo. Esto se puede aplicar a un estado como matrimonio, sacerdocio, vida religiosa, o tambin a una carrera o actividad profesional que ya ejerzo. La pregunta clave es: Distribuyo bien mi tiempo y mis esfuerzos?

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    Para reformarme me servirn los pasos siguientes:

    5.Principio fundamentalDebo recordar ante todo el principio fundamental, a saber: que mi existencia, estado de vida, trabajo, descanso, todo; ha de ser para servicio y alabanza de Dios.

    6.PrioridadesEn seguida conviene hacer una lista de las cosas en que debo emplear mi tiempo, ordenndolas bajo varios ttulos:

    f) Como ser humano: sueo, comida, recreacin, visitas a familia y amigosg) Como cristiano: oracin, lectura y formacin, apostolado.h) Como miembro de una familia (o comunidad religiosa):

    responsabilidades, convivenciai) Como trabajador: obligaciones de trabajo, formacin, convivencia.j) Como responsable, segn mis posibilidades, del bien comn, local y

    nacional.

    Cada persona desarrolla una serie de actividades y goza (o padece) de obligaciones diversas. Es importante detallar en este cuadro, todas las actividades en que debera yo emplear mi tiempo, segn lo siento en el Seor, y precisar cunto tiempo debera dedicar a ellas en la semana, en el mes, o en algn tiempo del ao. Probablemente no cabe todo en el tiempo de que dispongo.

    7.PlanificacinDespus debo examinar mi lista para subrayar lo que merece primera prioridad, para reducir el tiempo dedicado a cosas menos importantes. Quizs haya que suprimir algunas de las cosas que hago ahora, o recortarlas, porque hay otras cosas ms importantes. En lo posible har un plan de mi semana, mes, ao, en que todo lo que es primera prioridad ocupe un espacio adecuado.

    8.OfrecimientoUna vez hecho mi plan de reforma, la preguntar al Seor en la oracin. Con mucha confianza le dir que no quiero ni busco cosa alguna, sino en todo y por todo, la mayor alabanza y gloria de El mi Dios y Seor. Le pedir que me ilumine, pensando que tanto ms aprovechar en todo lo espiritual; cuanto ms saliere de mi propio amor, querer e inters, para estar disponible a la voluntad de El.

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    Terminar dando gracias porque cuento con la ayuda del Seor, y con un Padre nuestro.

    V. EN EL USO DEL DINEROEn la reforma de vida consideramos principalmente el tiempo y dedicacin que damos a nuestras diversas obligaciones. Pero otro punto muy importante es el uso del dinero.

    Se puede decir que este uso es un termmetro para medir mi amor. No dar nada a quien no amo; ser injusto en mi reparto si amo a alguna persona (quizs a m mismo) con

    detrimento de otras personas con quienes tengo igual o mayor obligacin. Si mi amor est ordenado, el uso del dinero tambin lo ser; sea mucho o poco ese dinero.

    1.Principio fundamentalEl amor que me mueve en el reparto del dinero debe descender de arriba, del amor de Dios, nuestro Seor, de forma que sienta primero en m que el amor, ms o menos, que tengo a las personas es por Dios, y que en la administracin de mi dinero reluzca Dios. Como dira san Pablo: Que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores es que sean fieles a su Seor (cf. 1 Cor 4, 1-2)

    2.DiscernimientoPara aplicar el principio fundamental a la prctica, es necesario el discernimiento: qu normas generales quiere Dios que yo tenga en la distribucin de mis ingresos? Qu quiere Dios que yo haga en este caso particular?

    Tres puntos de vista me ayudarn:a) Me imaginar a un hombre que nunca he visto ni conocido. Est l en un

    caso idntico al mo, y pide mi consejo para acertar en lo que sea la mayor gloria de Dios y la mayor perfeccin de su alma. Yo encomiendo el asunto al Seor, pido sus luces y doy mi consejo. Luego guardar esa misma regla y medida para m.

    b) Me imaginar que estoy en mi lecho de muerte, recordando este mismo asunto que tengo entre manos. En este momento adoptar la forma y medida que entonces querra haber tenido en mi administracin.

    c) Me imaginar en el juicio universal, mirando el rostro del Seor. La regla que entonces querra haber tenido, la tomar ahora.

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    3.Normas generalesA la luz del discernimiento anterior puedo adoptar algunas normas generales.

    En el Antiguo Testamento los israelitas tenan varias normas prescritas por la ley: p.ej., entregaban al Seor las primicias de las cosechas y del ganado; tambin entregaban el diezmo; cada tres aos el diezmo se reparta a los levitas, forasteros, hurfanos y viudas (Deut 14, 22-28; 26 1-15)

    Segn una tradicin, los padres de la Virgen Mara, san Joaqun y santa Ana, dividan sus entradas en tres partes: la primera para los pobres, la segunda para el servicio del Templo, la tercera la guardaban para el sustento de ellos mismo y el de su familia.

    Si soy administrador de los bienes de Dios, debo tambin adoptar ciertas normas generales, determinando qu nivel de vida me pide Dios, cuntos han de ser los gastos de familia, cunto reservar para mis gastos personales, qu proporcin dar a los pobres, a la Iglesia, a obras apostlicas, etc.

    Si miro el ejemplo y las enseanzas de Cristo, que es nuestro modelo, comprender que en cuanto a mis gastos personales y a los de mi familia, lo mejor y ms seguro es restringir lo ms posible.

    Debo recordar que hay muchas maneras de dar una ayuda material a nuestros hermanos: p.ej., hay profesionales que dedican gran parte de su trabajo a ayudar gratuitamente a otros; a prestar sus servicios a una institucin con ninguno o bajo salario; hay familias que adoptan a nios, an cuando tienen hijos propios, etc.

    Adems de los bienes materiales que debo administrar a nombre del Seor, tambin tengo bienes intelectuales, artsticos, afectivos, espirituales. Todo esto y mi propia existencia son un don continuo de Dios.

    El puede pedirme que participe a los dems, mucho de lo que El me confa.

    4.Casos imprevistosAunque tengamos bien ordenados nuestros gastos habituales, hay casos en que necesitamos acudir al Seor pidiendo luz e inspiracin. El caso imprevisto puede ser una tentacin para gastar ms dinero en mi propia persona; la presin para hacer buen negocio; el deseo de asegurarme mejor para el porvenir; o una necesidad urgente de otra persona.

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    En semejantes casos suelen suscitarse emociones fuertes a favor o en contra del gesto imprevisto. No debe dejarme arrastrar por el afecto, sino detenerme y remirar el principio fundamental y las ayudas del discernimiento (1-2 de este captulo), y no dar un paso hasta que, conforme a ellas, haya sido eliminado ese afecto que, conturbaba la paz y clara visin de la voluntad de Dios.

    Los gastos ilcitos o no razonables sern fcilmente detectados y rechazados si sigo las normas anteriores. Pero aun en el caso evidente de gastos muy razonables puede haber ofuscacin por defecto de apegos o repugnancias sobre todo si estos gastos estn relacionados conmigo mismo o con personas con quien tengo un lazo emocional. Por esto es necesario acostumbrarse a buscar la voluntad de Dios de la manera indicada.

    5.Ofrecimiento y confirmacinUna vez tratadas mis normas generales, debo presentarlas al Seor en oracin. Le pedir confirmacin de mis propsitos con las luces y consolacin que da el Seor cuando se ha procedido segn su mayor servicio y alabanza.

    Los casos imprevistos no se pueden reglamentar de antemano, pero la experiencia de ellos puede ensearnos mucho para los casos futuros y para el consejo a otras personas. Por esto, despus de cada uno, conviene que yo examine para adelante; y si bien, para dar gracias a Dios y proceder otra vez de la misma manera.

    VI. EN LA MANERA DE ACTUARDice san Pablo: Ya sea que ustedes coman o beban o hagan cualquiera otra cosa, hganlo todo para gloria de Dios (1 Cor 10, 31). Miren con diligencia cmo deben andar, como sabios y no como necios, aprovechando bien el tiempo. Por lo tanto vivan comprendiendo cul sea la voluntad del Seor (Ef 5, 15-17)

    Hay muchas actividades ordinarias, algunas son necesidades diarias, otras son casi necesidades, que debo ordenar para ser seguidor de Cristo y reflejo de El para los dems.

    Me ayudarn las normas siguientes:

    1. Reconocer el campoCasi todas las actividades que desarrollo pueden caber en uno de los siguientes grupos:a) Actividades necesarias para vivir, como el comer y el dormir;

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    b) Actividades de esparcimiento, como los deportes, el cine, la TV.c) Actividades de trabajo, como el estudio, el trabajo intelectual y manual.

    No considero aqu el tiempo que debo dedicar a cada una, porque ese aspecto se consider en el cap. 2 sino, sobre todo, la manera de actuar.

    2. Principios generalesTomando como tema principal el ordenamiento en el comer, podemos discernir con los ojos de la fe, los principios generales que deben regirnos. Ser fcil aplicar estos principios a otras clases de actividades.

    a) Medios para un finLa comida, el sueo, un honesto entretenimiento, etc., son actividades que tienen finalidades inmediatas (p.ejm., la conservacin de las fuerzas fsicas y mentales). Estas finalidades inmediatas son medios para que el hombre haga de toda su vida una alabanza y servicio de Dios, que incluye el amor y servicio del prjimo segn la voluntad de Dios. Luego, ni la comida puede ser un fin en s mismo, ni la salud fsica a que est subordinada. En la otra cosa que, en todo y por todo, la mayor alabanza y gloria de Dios nuestro Seor.

    Y bajando a lo concreto observar que puedo desordenarme en la cantidad de comida y de sueo; quitar lo superfluo no es penitencia sino templanza digna del hombre y del cristiano.

    b) El ejemplo de CristoEn los ejercicios pedimos al Seor la gracia para imitar a Jess en su vida de pobreza y sencillez. Si a esta luz examinamos nuestra vida, descubriremos quizs excesos en el cuidado de la salud (con excesivas preocupaciones y remedios), en la blandura y comodidades de la cama y de la ropa; en la calidad de la comida, en la cantidad de la bebida; del fumar; de los entretenimientos, etc.

    c) El foco de la atencin

    En el comer, beber, mirar, TV, hacer deportes, estudiar, crear artsticamente, or msica, etc., podemos concentrarnos tanto en esa actividad que perdemos el contacto con nuestros hermanos, y aun el dominio sobre nosotros mismos. Si nos dejamos arrastrar por el gusto sensual, o el entusiasmo competitivo, o la actividad intelectual, o cualquier otro inters absorbente, entonces nos deshumanizamos y descristianizamos.

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    San Ignacio recomienda que al comer, pensemos en cmo coma Cristo, o pongamos atencin en una lectura, o en la conversacin con los dems. As no seremos absortos por el gusto ni tentados a comer o beber en forma voraz y descontrolada. Podemos aplicar estos consejos en forma adecuada a otras actividades.

    d) El justo medioConviene determinar de una manera experimental el justo medio que nos conviene a cada uno para no pecar por carta de ms o por carta de menos. Por ejemplo, para la comida o el sueo, disminuir durante algunos das lo que suelo comer o dormir. Muchas veces me imagino que la salud exige ms de lo que realmente requiere. Por los resultados en lo fsico y en lo espiritual el Seor me mostrar el justo medio que realmente me conviene para su mejor servicio y la ayuda del prjimo.

    e) La SolidaridadCristo nos llama a compartir con El sus penalidades en el establecimiento del Reino de Dios; nos predica las bienaventuranzas y nos recuerda que, a pesar de estar en su gloria, El sigue viviendo de una manera especial en los que sufren (Mt 25, 31-46)

    Estas realidades me inspirarn una sobriedad y sencillez de vida para diferenciarme menos, en cuanto es posible, de mis hermanos que tienen menos que yo, en comida, deportes, entretenimientos, etc. Como vivir ms simplemente (dentro de mis compromisos) para poder dar ms.

    3. Examen y correccinLa bsqueda del justo medio nos indic la necesidad de examinarnos de una manera practica y determinar ciertas normas razonables de una manera experimental.

    Otra manera de proceder (que tambin puede combinarse con la anterior) es la siguiente: despus de comer o en otra hora en que ya no sienta apetito, determinar la cantidad que comer en la prxima comida. De este propsito no me apartar por ningn apetito que tuviere. Ms an, para vencer completamente todo apetito desordenado y toda tentacin del enemigo, si estoy tentado a comer ms, comer menos.

    Este mtodo (de examen, propsito, combate valeroso contra la tentacin) puede aplicarse a cualquier desorden de mis actividades, sea en cuanto a la cantidad, calidad o manera de actuar, pero debo recordar que la debilidad humana es muy grande y mis propias fuerza pueden muy poco sin la gracia divina.

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    Ms an, frecuentemente, Dios permite que no podamos vencer un defecto nuestro, a pesar de todos nuestros esfuerzos, para que, convencidos de nuestra debilidad, recurramos a El y pongamos nuestra confianza en El.

    VII.EN LOS CASOS DUDOSOSHay casos en que es indudable nuestro deber de corregirnos y es evidente la voluntad de Dios. Por ejemplo, cuando hay algn hbito de pecado, o una manera defectuosa de proceder; en todos los casos los mandamientos de Dios o las normas de la Iglesia nos muestran el recto camino. No se trata de buscar la voluntad de Dios, porque est clara.

    Hay otros casos en que no se trata de desorden ni de mandamientos, sino de un clarsimo llamado de Dios. Entonces Dios atrae y mueve la voluntad de tal manera que sin dudar, una persona conoce cul es la voluntad de Dios.Como ejemplos de esta clara voluntad de Dios podemos recordar la llamada del Seor a san Mateo, o la vocacin de san Pablo.

    Pero hay muchos casos en que queremos decidir un asunto importante segn la voluntad de Dios y esta voluntad no es clara. Estamos entonces en duda.

    Hay varias maneras de salir de ella:

    1. Por discernimiento de varios espritusConfiamos en que Dios nos iluminar con sus inspiraciones si sinceramente buscamos su voluntad. En la prctica se toman se toman los siguientes pasos:a) Formulo claramente el problema que quiero resolver, p.ej., vida en el

    mundo o sacerdocio

    b) Purifico mi intencin mirando al Seor: El me ha creado para que toda mi vida sea un cumplimiento perfecto de su voluntad, una alabanza de El en este mundo y en la eternidad. En esto est mi plena realizacin personal y mi felicidad. Todo otro problema debe resolverse a la luz de esta estupenda realidad.

    c) Pido la inspiracin del Seor: que El quiera hacerme sentir lo que sea su voluntad.

    d) Recuerdo cmo me he sentido ante la perspectiva de una de las decisiones posibles. He sentido aumento de fe, esperanza, caridad? He sentido mayor nimo y cercana al Seor? O bien, he sentido aridez, desolacin, lejana del Seor, frialdad, deseo de satisfaccin puramente mundana? Por otro lado, cmo me he sentido ante la perspectiva de la otra decisin

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    posible? Ahora mismo, cmo me siento cuando presento a Dios una u otra de las dos alternativas?

    e) Despus de la reflexin debo volver a orar, ofreciendo a Dios lo que me parece su voluntad, pero no tomando todava una resolucin. Debo discernir de nuevo en otras ocasiones privilegiada: p.ej., despus de la comunin, en otro rato de oracin,

    f) etc., hasta que se haga ms luz. Puedo conversar el punto con personas prudentes y examinar qu siento ante el Seor.

    g) Si he logrado plena claridad por este mtodo, hago mi resolucin . Si no he logrado esa claridad, pruebo los mtodos siguientes:

    2. Pensando las ventajas y desventajasSe usa cuando el alma no es agitada de varios espritus, y puede reflexionar racionalmente con tranquilidad. Aqu tambin hay varios pasos:

    a) y b) Son los mismos del mtodo anterior

    c) Pido al Seor que ilumine mi entendimiento para acertar; y que me mueva la voluntad para no querer sino lo que Dios quiera.

    d) Tomar una de las alternativas posibles, y considerar todas las ventajas y desventajas que resultan si me decido por esa alternativa. Se entiende ventaja y desventaja mirando el servicio de Dios, y no mi comodidad o preferencias personales.

    e) Despus de que he recorrido todos los aspectos y reflexionado, considerar dnde se inclina ms la razn. Elegir una de las alternativas.

    f) Volver a la oracin con mucho deseo de que mi vida entera sea para alabanza de Dios. Le presentar al Seor mi eleccin y pedir su confirmacin. Si siento que es segn su voluntad, decido ponerla por obra.

    3. Con imaginacin creadoraEsta capacidad que me ha dado Dios, me permite proyectarme hacia el futuro, y ponerme en situaciones muy reales.Hay varios pasos:a) y b) Como en los mtodos anteriores

    c) Pedir que el Seor me haga experimentar en la situacin imaginada lo que sea una indicacin clara de su voluntad.

    d) Me imaginar ante un hombre que no he conocido anteriormente. El me consulta lo que debe hacer en su caso, que resulta idntico al mo. Veo en ese hombre una decisin generosa de cumplir perfectamente la voluntad de

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    Dios; y siento deseo de ayudarle a acertar. Mi consejo para ese hombre puede ser un indicio de la voluntad de Dios para m.

    Luego me imaginar en el lecho de la muerte, recorriendo mentalmente toda mi vida. En ese momento, qu querra que hubiese yo resuelto acerca del problema que llevo entre manos? Aqu puedo tener otro indicio de la voluntad de Dios.

    Luego me imaginar en el da del juicio, ante la mirada de Dios Qu me dice esa mirada acerca del problema que debo resolver ahora?

    e) y f) Como en el mtodo anterior

    1. DESOLACIN ESPIRITUAL

    Depresin y tinieblasLos tiempos de desolacin espiritual hacen contraste con los tiempos claros y vivificantes de que hemos hablado Altas y bajas presiones de nuestra atmsfera interior? Despus de todo, la imagen no es tan mala, hace resaltar el carcter accidental de nuestras variaciones. La atmsfera, parte integrante de nuestro planeta, no transforma sino en superficie la tierra firme o las aguas profundas. Tan luego sus variaciones son favorables a la vida, como la destruyen; pero finalmente, la vida surge de todas partes. As nuestras fluctuaciones interiores son parte de nosotros mismos, bajo sus remolinos subsiste un ncleo slido: nuestra voluntad fundamental de ser de Dios y de amar a los hermanos. A travs de estas alternativas, nuestra vida espiritual prosigue ya estimulada, ya embotada.

    Depresin, decamos, pero espiritual. Luego, un BAJON, un abatimiento, una depresin nerviosa no bastan para constituir una desolacin espiritual. Nuestro tono espiritual no puede ser daado por estos malestares. Inversamente, un hasto espiritual aparece veces en un estado psicolgico satisfactorio aunque hay que reconocer que las perturbaciones que nacen en un punto, repercutirn frecuentemente en otros niveles -. En todo caso, no llega a ser espiritual, sino cuando el dominio espiritual est alcanzado; cuando nuestras relaciones con Dios, con nuestra fe, nuestra confianza en El, cuando nuestro amor por los dems se hallan perturbados. Es entonces cuando la depresin desorienta nuestro camino hacia Dios.

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    Ntese que esta depresin espiritual no es en s misma una tentacin, en el sentido de la incitacin a hacer el mal. Directamente ella no puede proponer nada malo. Se podra decir que ella no es mi vida ni muerte; es una atmsfera enervante, en la cual uno correra el riesgo de la asfixia si se dejara llevar. Importa, pues, detectar su presencia y saber cmo reaccionar.

    Con rostros mltiplesLa desolacin es todo lo contrario de la consolacin. La consolacin" nos lleva a abrirnos a Dios y a los dems; nos eleva, ensancha nuestros horizontes, da nimo y deseo de gastarnos por el prjimo. La desolacin es una cada a tierra, una recada sobre nosotros mismos; nuestras miras estn entonces perturbadas; tienden a hacerse estrechas, cortas; no ms anhelos, no ms fervor en el don de s mismo, una especie de atascamiento, de descorazonamiento que hace penosa la marcha. Todos los signos de la consolacin deben ser invertidos: en vez de paz, turbacin; en vez de alegra, tristeza ...

    Felizmente no todos los elementos de una depresin se precipitan, a la vez, sobre nuestra cabeza. Puede haber un cielo nublado y no una tormenta. Los elementos de una desolacin aparecen, a menudo, de una manera aislada, con ms o menos intensidad, o bien se asocian y refuerzan mutuamente. De todos modos; cada uno basta para sealar que estamos en una zona, si no malsana, al menos desfavorable, de la cual es mejor salir sin trastornarse si la depresin dura ms de lo que se quiera.

    Dibujamos en algunos rasgos las formas de la depresin espiritual. Las variedades son infinitas. De un da para otro, como el cielo cambiante, no presenta la misma coloracin.

    OSCURIDAD: Ya no se sabe de que lado avanzar. Dnde est lo mejor? Qu debo hacer? No hay respuesta. O bien la decisin que ayer, bien pensada, apareca incontestablemente buena, se halla hoy en da incierta. O aun, y ms dolorosamente, la verdad misma de nuestra fe, se ha oscurecido: las certezas, como pjaros cados, yacen muertas; la noche es completa.

    TRISTEZA DEPRIMENTE: Su origen es, a menudo, inalcanzable, o simplemente; banal: una separacin, un asunto fallido, una torpeza cometida; pero es el impulso inicial, la onda gana todo el ser, y qued abatido, sin resorte, indiferente ante Dios o los dems. O bien arrastr un mal humor difuso, y toda melancola que lacera la vida espiritual.

    FASCINACIN DE LAS CERTEZAS SENSIBLES: Nuestros pensamientos espirituales pierden su conciencia y su inters. Estamos sutilmente cautivados por lo temporal; lo sensible se hace opaco, de manera que nuestras miras se

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    detienen en las cosas y en las personas, sin percibir la dimensin religiosa. La fuerza del espritu evanglico es menos captada, y una inclinacin interior nos lleva a no apoyarnos sino en las seguridades materiales y en los medios humanos. Estamos inclinados a poner nuestras seguridades en las realidades terrestres y tangibles, como el faran en sus carros y en sus cabalgaduras. As se llega por esta pendiente a reducir la vida cristiana a valores culturales y polticos. Qu fue de la vitalidad de nuestra fe?

    TURBACIONES E INQUIETUDES: De toda especie: escrpulos, temores de no elegir lo mejor, miedo irracional de hundirse en la tentacin, ansiedades, complicaciones indefinidas por preocuparnos de una humildad mal comprendida ..., etc.

    SEQUEDAD DE CORAZON: En la oracin o en el apostolado. La voluntad de vivir para Dios permanece en el fondo del alma, pero todo sentimiento ha desaparecido. Ya no hay ni calor ni deseo. Parece que ya no se sabe lo que es amar a los dems. En nosotros una tierra rida. Una ausencia. Un vaco, tranquilo, tal vez; pero en una desolacin ms intensa, una nusea de las cosas espirituales, de la vida, de Dios mismo, hace subir en m el deseo de no saber otra cosa que llorar mi soledad.

    PERDIDA DE CONFIANZA O DE ESPERANZA: Ya sean casos benignos en los que ya no experimentamos el sostn de la presencia de Dios, o en que se insina una duda sobre su bondad; ya sea casos ms agudos en los cuales llegamos a creernos separados de nuestro Creador y Seor, y tal vez en el paroxismo de la desolacin, a creernos rechazados por El, al borde de la desesperacin, aun cuando en lo ms profundo del corazn permanezca una adhesin a Dios, como una roca en la tempestad, que enceguecidos, no logramos tocar.

    Oscuridad, tristeza, turbacin, fascinacin de lo terrestre, frialdad, indigencia, o todo movimiento que venga a romper nuestra progresin, tal es la desolacin espiritual. Para resumir en algunas palabras los rasgos de ella: uno no sabe dnde est, y no sabe dnde est el Seor.

    Las numerosas leccionesPero, por qu Dios, que nos encamina hacia El, permite estas depresiones paralizantes, puesto que nada sucede sin que El lo sepa?

    La verdad es que algunas acontecen por falta nuestra. Porque hemos sido negligentes en rezar, en examinar nuestro caminar, en poder los sarmientos a fin de que la vida crezca en nosotros. Nuestras disposiciones profundas se fortifican por el ejercicio. Por falta de haber puesto en prctica nuestra fe y nuestro amor ellas se han debilitado. La desolacin nos da un aviso.-

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    En otros casos no ha habido falta de nuestra parte. La desolacin ha podido propagarse a partir de una causa ignorada o independiente de nuestra voluntad. Y a menudo seremos llevados a tratar una depresin por medios fsicos y sicolgicos junto con medios espirituales. Pero esta ausencia de responsabilidad no hace sino agudizar el problema: por qu esta desolacin?

    Observemos lo que resulta de la desolacin cuando se quiere ser totalmente fiel. Esta observacin aportar algn elemento de respuesta.

    La desolacin espiritual nos pone a prueba: prueba nuestro valer y hasta dnde podemos llegar en el amor y el servicio de Dios, cuando estamos privados del apoyo del ardor y de la alegra. Cuando la corriente nos lleva, no es necesario remar; pero cuando nos es contraria, hay que dar pruebas de energa. Los tiempos agitados tiran a romper sobre nuestra fidelidad a Dios. Nos obligan a reforzar la barca para no ceder. Nos urgen a dar prueba de fe pura, de amor desinteresado. Y por este crecimiento de nuestra fidelidad y de un don de s ms despojado, la desolacin se vuelca a favor nuestro y a nuestra glorificacin de Dios.

    Ella nos ensea, en fin, no ya en los libros, sino por experiencia, que nos es posible hacer surgir a nuestro arbitrio un muy vivo amor del Seor, un gozo verdaderamente espiritual: la consolacin no est en nuestro poder. As los tiempos amargos nos hacen comprender cmo los perodos vivificantes, felices, apacibles son ms que todos los otros, tiempos de gracia. Ellos nos ensean el verdadero sentido de la consolacin que es un don de Dios y que no nos es concedida sino a ttulo de MEDIO a fin de proseguir una obra ms all de lo sensible. Lo experimentamos cada vez ms: todo lo que nuestra tierra produce de bueno, viene del Seor, aun nuestra fidelidad en la desolacin. As, los tiempos desolados nos ayudan a descubrir mejor el Misterio del cual vivimos.

    2. CONDUCTA QUE SE DEBE TENER

    Cmo comportarnos en las depresiones espirituales, y en los tiempos favorables, de modo que a travs de los tiempos fuertes y dbiles, montaas y valles, prosigamos nuestra marcha en la fe? Cmo adecuar nuestros movimientos interiores para que nos dirijan del mejor modo hacia el Seor por orientacin desde el interior hacia nuestro fin?

    A travs de la desolacin continuar el caminoEn la desolacin espiritual hay que observar un primer punto no hay que cambiar nada de lo que hacamos antes de que llegara la depresin. Pero, atencin! Es bien evidente que si la depresin se injerta en una fatiga fsica habra que concederse ms descanso; que si ella tomaba su fuente en una perturbacin squica caracterizada, sera necesario, segn el consejo del mdico,

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    afrontar un cambio en el gnero de vida. Pero en condiciones fsicas y squicas normales, hay que mantener la ruta espiritual que no se haba trazado de antemano.

    Es de sabidura elemental. Porque antes de la depresin estbamos, tranquilos, lcidos, a tono con el Seor y, por consiguiente, en buenas condiciones para determinar nuestra lnea de conducta. Ahora, en la perturbacin, en la oscuridad, el desaliento, las condiciones son desfavorables para reconocer nuestro camino: los malos elementos manifiestan en nosotros su actividad; el sentido de lo real se esfuma, la mirada de la fe se enturbia. Si modificamos nuestra manera de actuar hay toda una nueva probabilidad para que la nueva decisin sea trunca e inadaptada. Luego mantenerse con firmeza en las determinaciones anteriores, conformes a los deseos de Dios.

    Tender a la calma, a la objetividadPero si bien no hay nada que cambiar en lo que hacamos, es preciso que nosotros mismos nos cambiemos, o ms bien, nuestro estado interior, tratando de reabsorber la desolacin. Cmo? Permanentemente apaciguarse tanto como sea posible; cultivar la calma, an fsica, por los medios habituales; buscar la relajacin del cuerpo y del alma, hasta en el tiempo de oracin; sentado, sin decir otra palabra que se est ah; abatido, que el Seor en su ministerio lo sabe y basta.

    En la calma, apenas esbozada, mirar objetivamente lo que nos sucede, como se mirara el desarrollo de un film interior: somos nosotros todo esto, pero no lo esencial de nosotros mismos; hacer una constatacin de los hechos: el Seor me deja ah en el banco de la prueba y toda esta baranda en m, este trastorno, aparentemente trgico, es en el fondo bastante vano, puesto que no llega a mi voluntad profunda. Conservar la perspectiva para no dejar impresionar. Feliz el que conserva el humor con respecto a s mismo!

    En la feY, sobre todo, re-crear la confianza, pensando en las realidades slidas de la Fe. Ciertamente que no sentimos ninguna relacin con Dios, pero sabemos que la noche oculta su presencia. El nos permanece fiel. El que vino sabiendo que sera crucificado: Yo estar con vosotros hasta el fin del mundo. Sentidos o imperceptibles - qu importa! Su amor y su ayuda nos bastan. No solamente para salvarnos del malo, sino para permitirnos, a pesar de la lasitud, el trabajar todava en hacerlo conocer.

    Insistiendo en la oracinPara disipar nuestro estado de inquietud y de hasto, qu hacer an? Hacer lo contrario de lo que l nos inspira: REZAR. En una tan brusca ausencia de Dios, estaramos tentados de abandonar nuestra bsqueda a tientas. Al contrario, hay

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    que insistir, como la viuda del Evangelio importuna al juez para obtener la audiencia. Llamen, llamen, y se les abrir. Prolongar un minuto la oracin ms bien que ceder ante el deseo de acortarla.

    La oracin pone en movimiento nuestra fe y nuestro deseo de Dios. Tal vez nuestra inercia espiritual ser removida con esto. En todo caso, nuestras fuerzas habrn aumentado para aguantar, esperando que vuelva el fervor.

    En la desolacin estaramos tentados de soltar la brida. Al contrario. Tenemos que EXAMINAR la situacin para ponerle remedio: Cmo me dej llevar por el desaliento? Conservo acaso la lnea de conducta que me haba propuesto anteriormente? Cules son mis debilidades, Qu puntos son obstculo al regreso del vigor y de la alegra espirituales?, Oh Seor, enva tu espritu y la alegra de la tierra ser renovada! Volver regularmente al examen para quitar los obstculos y reabrir el paso .. En fin, sacudir nuestra pesadez espiritual con alguna entrega a los dems, con alguna renuncia ofrecida a nuestro Creador y Seor. Conocerlo a El, que no se deja vencer en liberalidad, sacrificndole algo que amamos, slo para expresarle nuestra preferencia. Encontrar la justa medida de esta penitencia que reanime sin agobiar.

    Establecerse en la pacienciaA pesar de todos los esfuerzos, puede ser que la desolacin persista ms de lo que quisiramos. No caigamos por esto en un desaliento, que sera pero que lo primero. Repitmonos tranquilamente: Paciencia!, ya pasar. Nuestras inquietudes sern atenuadas con esto. Paciencia!, las situaciones ms desesperadas tienen una salida espiritual, todas ella se resuelven cerca de Dios. Pero esta escapada hacia Dios hay que descubrirla pacientemente. Porque Dios nos conduce por caminos de los que ni siquiera hubiramos querido or hablar, y que, desde el momento en que aceptamos pasar por ellos, resultan ser los verdaderos y nicos caminos de nuestra liberacin. Paciencia!, llega el tiempo cercano o lejano, en que el Seor nos dir, y me ven, porque el invierno ha pasado, la lluvia ha terminado, las flores han aparecido, el tiempo del cantar ha llegado y la voz de la trtola se ha hecho or en el pas.

    3. EN LA CONSOLACIN

    Consolidar y preverEn el entusiasmo de la consolacin no precipitarse a tomar decisiones o a hacer promesas a Dios. Sino tomar su tiempo, examinar y, si es necesario, pedir consejo.

    En estos perodos de gracia constatar hasta qu punto la fe realmente vivida, nos transforma. Atentos a esta experiencia de la vida con Dios, habremos sido consolidados. Establezcamos recta y solidariamente nuestra vida espiritual, y

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    para no ser sorprendidos en adelante, desprovistos, preveamos la conducta que habremos de tener cuando vengan los tiempos desolados. Reconocer los beneficios que Dios nos concede en este tiempo de abundancia, a fin de recordarlos en los das de escasez, como Israel en el desierto se acordaba de la salida de Egipto.

    No gloriarseLos perodos en que todo va bien, especialmente presenta el riesgo de enorgullecernos; nos atribuimos la facilidad que tenamos entonces. Podemos tener la tendencia a juzgarnos admirables y a creer que habamos llegado a la perfeccin. Para poner las cosas en sus justas proporciones, nos basta recordar la triste figura que hacamos cuando haba que sufrir solos en las desolaciones precedentes.

    Tenemos tendencia a gloriarnos? Hagamos un llamado a la humildad, viendo lo poco que podemos por nosotros mismos. Tenemos tendencia, al contrario, a desesperar por nuestra mediocridad? Pensemos en lo que Dios ha puesto de bueno en nosotros, y en lo que nos ha dado a realizar por amor a los dems, y agradezcmosle sus dones. As, rectificando las desviaciones por un movimiento contrario, a fin de quedarnos en el justo medio, aseguraremos el equilibrio de nuestra marcha.

    Dos hitos en nuestra marchaDos hitos nos ayudarn a verificar la justeza de nuestra marcha en su conjunto: si la vida espiritual, a lo largo de los aos no favorece en nosotros el SENTIDO DE LO REAL y el CRECIMIENTO DE NUESTRA LIBERTAD INTERIOR, est conducida equivocadamente. Porque es normal que en una vida ms ntima con nuestro Creador y Seor las criaturas tomen ms consistencia a nuestros ojos; que las personas y las cosas adquieran para nosotros una densidad de existencia; es normal que el color de un follaje, el grano de una piedra, los rasgos de un rostro, la singularidad de cada persona nos lleguen a ser ms significativos. Nada en esta percepcin de lo real es incompatible con un desprendimiento radical. Si nuestra vida espiritual no guarda este contacto con lo real, pierde su equilibrio.

    De igual modo, si la vida espiritual, en lugar de encaminarse hacia nuestra madurez, contribuyera a mantenernos en un infantilismo psicolgico bajo un forma u otra, no contribuira en el sentido de Dios. La larga y lenta bsqueda de Dios, debe ayudarnos normalmente a desasirnos de nuestros temores religiosos, y tanto como se pueda, de nuestras trabas sicolgicas. Hacindonos poco a poco a semejanza de Dios, ella debe hacernos tambin progresivamente ms verdaderos y ms libres en medio de los hombres.

    7. Algunas aplicaciones del discernimiento

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    Para discernir lo que significan nuestros movimientos espirituales, la primera condicin es darse cuenta de ellos (captarlos). Acostumbrmonos a estar bastante atentos a la realidad, para sentir en la accin misma, si estamos espiritualmente en forma, o bien tristes o deprimidos. Sea con ocasin de una mocin interior ms sensible, sea en algn momento del da, - el examen de la noche es uno de esos detengmonos ante Dios, pidindole mejor penetrar nuestras disposiciones espirituales, mejor discernir las causas que los han hecho nacer. Sin repliegue sobre s mismo, una mirada simple nos rompemos la cabeza, esperemos. Si vemos las races de nuestras fluctuaciones interiores, podremos responder mejor a las inclinaciones que nos vienen del Espritu.

    En la consolacin Dios nos atrae a El: nos afirma a proseguir los pensamientos y los sentimientos que nos vivifica entonces. En la desolacin El se abstiene, por as decir: no es su camino. Hay, pues, que volver hacia los pensamientos que estn a lo opuesto de aquellos que nos hunden en la confusin.

    Contricin y desalientoIntil sera hacer un desarrollo abstracto. Retomemos dos casos dados al comienzo de estas pginas y tratemos de resolverlos.

    Como consecuencia de mi pecado, tengo miedo a Dios. Pero ms que nunca, y a pesar del deseo de reconciliacin, no llego a encontrar el sentido del perdn. Estoy aplastado por mi indignidad sin poder volver a comenzar (sin lograr reponerme). Es acaso una contricin que Dios imprime e m, o una tentacin de desaliento para impedirme vivir con Dios? Qu responder?

    La primer constatacin que debe hacer este hombre es que, hundido, aplastado, impedido, no accede al sentimiento del perdn, a pesar de su deseo. Estos son caracteres de desolacin.

    Hay en el estado de este hombre muy buenos elementos: reza, siente su falta, tiene la intencin de confesarse. Estos sentimientos van en el sentido del Seor. Pero otros elementos falsean el conjunto de su actitud espiritual: un temor de Dios, que, probablemente no procede tanto de su pecado, como de una reaccin sicolgica habitual. Aun es probable que su tendencia sicolgica falsee el conjunto de sus relaciones con Dios. Ha descubierto verdaderamente que Dios lo ama? Hay en su temor pertinaz una nota que concuerda mal con el amor que Dios nos ha manifestado en Cristo.

    Este temor corre el riesgo de hacerle exagerar sus faltas. Habra que ver. En todo caso debera abrirse vas espirituales ms justas y descartar su tendencia sicolgica, buscando pacientemente lo que ella oculta. Pero hay pocas probabilidades de que llegue a esto sin la ayuda de un verdadero dilogo espiritual.

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    Tristeza inslita

    Acabo de pasar un da con mis amigos. Me mostr animoso, bromista, lleno de chispa. Y ahora, de regreso a casa, me siento vaco, asqueado. Nada me interesa, por qu? Efecto de la soledad o seal de que en mi actitud ante los dems haba algo que no fuera correcto? (justo).

    He aqu a este estudiante detenido por el hecho inslito de su tristeza. Qu significa esta cada de nimo? Como no se trata para l de hacer una bsqueda profana, puramente sicolgica, que se ponga en presencia de Dios y le pida ser iluminado sobre s mismo. Luego, que reflexione. Su alegra se desvanece en la soledad. Si hubiera sido justa, si hubiera sido un don de s a los dems, sin mezcla, habra quedado algo: la satisfaccin de haber dado gusto a sus amigos, el pensamiento de que quedan reconfortados por esta velada. De la alegra pasada quedara un perfume. Y he aqu que no exhala sino tristeza.

    Si su alegra hubiera sido pura de toda bsqueda de s, la soledad le sera ahora un descanso. Tendra gusto en recordar. Le sera fcil agradecer a Dios por este da. Conservara un deseo de vivir para los dems. Pero no tiene en la boca sino amargura.

    Haba, pues, en mi hilaridad una nota falsa. Pero, cul? En mi deseo de ser enteramente para los dems no me reserv algo para m?, no forc algunos rasgos para hacerme valer?, no ha habido bsqueda de m, sutil sin duda, pero real? Y ahora, solo, estoy triste, porque estoy privado de esta satisfaccin ma. Frustrado por la admiracin que esperaba, sin saberlo. El orgullo est en m vivo de lo que crea. Oracin de humildad. Saber para no recomendar.

    La preocupacin de una vida personal

    Una tal preocupacin de reconocer y de seguir las indicaciones de Dios, un tal afinamiento espiritual, suponen evidentemente que existen en nosotros el deseo de una vida personal, la voluntad de influir sobre los acontecimientos y de no dejarnos llevar a merced de las influencias y de las fantasas. Mientras tanto, nuestra personalidad se afianza en esta marcha clarividente y fiel.

    En los comienzos, en que debemos estar inicindonos en este discernimiento y siempre en los casos difciles, tendremos que pedir consejo a un gua espiritual, que pueda ilustrarnos sobre estos movimientos del alma.

    Es sobre todo, a la larga que este discernimiento llevar sus frutos. Con el tiempo, las observaciones se aaden unas a otras, se dibujan; aparecen constantes; las grandes lneas de comportamiento espiritual se perfilan. As aprender a conocerme, a saber cmo llevarme, qu disposiciones espirituales

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    cultivar para que todo en m encuentre su equilibrio. Descubrir poco a poco una manera de ser y de actuar enteramente sencilla, pero precisa, para vivir mi fe.

    8. PARA TOMAR UNA DECISIN

    Ejercitarse en reconocer las indicaciones

    Cmo pueden nuestras reacciones tonificantes o deprimentes, frente a una eleccin, iluminar nuestra decisin? Los movimientos del alma a condicin de saber leerlos nos proporcionan indicaciones sobre lo que nos pone o no de acuerdo con Dios. Uno est, pues llevado a preguntarse si el hecho de que una solucin considerada delante de Dios nos vivifica, o al contrario, nos turba, permite escogerla o rechazarla. Despus de haber respondido a esta pregunta, hablaremos de las cosas en que nos es posible aplicar solos este discernimiento, sin que esto excluya el hacernos controlar de tiempo en tiempo.

    En las decisiones que comprometen definitivamente la vida, como es la eleccin entre el matrimonio y el celibato consagrado, el sondeo de los tiempos fuertes y dbiles de la vida espiritual puede aportar mucha luz, y a veces basta para resolver la interrogante. Pero este sondeo es prcticamente irrealizable sin la ayuda de un gua experimentado. Se debe en efecto, volver a tomar el desarrollo de la vida con sus altos y bajos, examinar los pensamientos y sentimientos que en esos perodos nos movan, descubrir por qu vas Dios nos ha llevado y finalmente a travs de nuestro temperamento -, nuestra capacidad, nuestro caminar espiritual, nuestras aspiraciones y reticencias, reconocer aquello para lo que Dios nos ha hecho. Un tal discernimiento supone indicaciones complementarias, ms sutiles y ms delicadas de manejar que las que hemos dado. Este trabajo hay que hacerlo en un retiro de orientacin de vida. Para decidir sobre su vida, vale la pena tomar unos das de reflexin ante nuestro Dios y Seor. Otras decisiones, sin ser definitivas, pediran tambin un tiempo de recogimiento: eleccin de una novia, orientacin profesional, aceptacin de una pesada responsabilidad .... Pero muchos no se preocupan de considerarlas en presencia de Dios!

    Fuera de estas decisiones mayores, queda una multitud de circunstancias en las cuales podemos iluminar nuestras decisiones por las reacciones espirituales que no dejan de provocar: Debo entrar en este grupo? Debo continuar haciendo alfabetizacin a pesar del trabajo de fin de ao? Cul ser la parte de nuestro presupuesto que entregaremos para tales y cuales obras?

    En semejantes casos, puedo decidir nicamente segn mi reaccin espiritual de alegra, de paz o de turbacin frente a estas diferentes soluciones? No, de ninguna manera. En primer lugar, puede ser que yo no experimente ninguna reaccin ante las diversas posibilidades. O bien, los movimientos que experimentar no sern suficientemente caractersticos como para sacar conclusiones. Y sobre todo, s no estoy acostumbrado a distinguir el aspecto

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    psicolgico y el carcter religioso de mis reacciones corro el riesgo de tomar mis impresiones por principios espirituales. Alguien pregunt al P. Lebretn: Cuando paso ante una iglesia y estoy empujado a entrar, qu debo hacer?. El padre respondi: Ante todo, no haga nada. Vea primero si es razonable. Y bien, s! Ms vale empezar por ver lo que es razonable. No razonable a los ojos de una prudencia un poco ramplona, sino a los ojos de la fe: habiendo pesado todo muy bien