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José María López Lledín El Caballero de París José María López Lledín (*Lugo, España; 30 de diciembre de 1899 – † La Habana, Cuba; 11 de julio de 1985), mas conocido por El Caballero de Paris fue un famoso atorrante en la Habana, Cuba en la década de los '50. Era de mediana estatura, menos de 6 pies. Tenía el pelo desaliñado, castaño oscuro, con algunas canas y lucía barba. Sus uñas eran largas y retorcidas por no haberse cortado en muchos años. Siempre se vestía de negro, con una capa también negra, incluso en el calor del verano. Siempre cargaba un cartapacio de papeles y una bolsa donde llevaba sus pertenencias.

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José María López Lledín

El Caballero de París

José María López Lledín (*Lugo, España; 30 de diciembre de 1899 – † La Habana, Cuba; 11 de julio de 1985), mas conocido por El Caballero de Paris fue un famoso atorrante en la Habana, Cuba en la década de los '50. Era de mediana estatura, menos de 6 pies. Tenía el pelo desaliñado, castaño oscuro, con algunas canas y lucía barba. Sus uñas eran largas y retorcidas por no haberse cortado en muchos años. Siempre se vestía de negro, con una capa también negra, incluso en el calor del verano. Siempre cargaba un cartapacio de papeles y una bolsa donde llevaba sus pertenencias.

Biografía

Primeros Años

El Caballero de Paris nació un 30 de diciembre de 1899 a las 11: 00 a.m. en la ciudad de Vilaseca, municipalidad de Fonsagrada provincia de Lugo, España. Sus padres fueron Josefa Lledin Méndez y Manuel López Rodríguez dueños de una pequeña villa con viñedos donde producían vinos y aguardiente y más adelante fue bautizado en la Parroquia del Salvador de Negueira. Fue el Cuarto de 11 hijos. A la edad de 7 comienza la escuela primaria en Negueira hasta que completa solo la mitad de su educación secundaria.

"De pequeño era muy estudioso. Fue bastante tiempo a la escuela. Se quedó a la mitad del bachillerato; pero siempre le gustaron las buenas lecturas, la buena música y las comodidades, al extremo que le decían el rico de la familia... Él se enamoró de la hija de un médico de Fonsagrada. Ella se llamaba Merceditas y murió muy joven, estando José junto a su lecho. Se llevaban muy bien. Siempre le estaba escribiendo versos. El mismo día de su muerte juró que jamás se casaría y cumplió su promesa."

El 10 de Diciembre de 1913 según el Registro de Entrada de Pasajeros de 1913, Folio 283 del Archivo Nacional y con solo 12 años llega a la Habana, Cuba abordo del vapor alemán "Chemnitz" y se reúne con su tío llamado AG, un cuñado de su hermano Benigno y con su hermana Inocencia, la cual había llegado a Cuba en 1910. Por un breve periodo trabajó en la bodega de otro gallego en la calle Genios, hasta que dejó la casa de su tío para seguir su propio destino.

Además trabajó como encargado en una tienda de flores, como sastre (según su hermana Inocencia), en una tienda de libros y en una oficina de abogados. Estudió y refinó sus manierismos para conseguir mejor empleo y logró conseguir empleos mejor pagados trabajando [como sirviente de restaurante] en los hoteles "Inglaterra", "Telégrafo", "Sevilla", "Manhattan", "Royal Palm", "Salón A" y "Saratoga". De acuerdo a su primo Julio él llegó a hablar algo de inglés.

Crimen y Locura

Todos los relatos y reportes están de acuerdo que el Caballero de Paris perdió la razón cuando fue arrestado en 1920 y fue remitido a la prisión del Castillo del Príncipe en la Habana por un crimen que no había cometido. Hasta el día de hoy se desconoce el crimen por el cual fue acusado. Aparentemente ningún periodista de la época logro encontrar ningún documento sobre su arresto y juicio. Estas son unas de las tantas teorías sobre su encarcelamiento según el libro del Dr. Luis Calzadilla "Yo soy el Caballero de Paris"

Robo de Billetes de Lotería:

Según Julio Lledin un primo del caballero de parís todo comenzó por un robo de un billete de lotería.

"José fue arrestado durante un baile de carnaval que se estaba celebrando en el Centro Gallego de la Habana. El estaba con su novia que era una secretaria de la acaudalada familia Gómez Mena. Todo tenía que ver con un billete de lotería. José tenía una vidriera y vendió un billete falso, o algo así."

José Quilez Vicente, un periodista entrevistado en el libro, relata una variación de este cuento. El dice que José vivía en una casa donde alquilaba un cuarto a un viejo que vivía de la venta de revistas y billetes de lotería. Un día de Septiembre 1920, el viejo lo acusó de haber robado una hoja de billetes de lotería.

Asesinato:

Otras de las teorías, según el periodista Guillermo Villaronda fue que ocurrió un asesinato y José fue acusado injustamente por el crimen.

"Un hombre fue asesinado. José estaba allí y alguien lo acusó del crimen".

Robo de una Bodega:

Otras tantas de las historia dicen que fue acusado por el robo de una bodega y lo arrestaron. No pudo pagar la fianza y le toco un abogado de oficio que no lo defendió bien por lo que lo condenaron de 2 a 3 años en prisión.

Celos:

Otro famoso personaje callejero de La Habana, Manuel Pérez Rodríguez, conocido como "Bigote de Gato", relata que la esposa del dueño del hotel "Habana", donde José trabajaba como dependiente, se enamoró de José, que era muy buen tipo. El dueño, celoso, puso un billete de $20 bajo la almohada de José y lo acusó de robo.

Robo de Joyas:

En su libro "Como me Contaron te lo Cuento" Eduardo Robreño relata que José trabajó como valet personal a un matrimonio rico que vivía en El Vedado. Un día, las joyas de la señora, valuadas en mas de $50,000, desaparecieron y, aunque José protestaba de su inocencia, fue arrestado y condenado a 10 años de prisión. El solo llego a servir 6, porque entonces la señora cayo gravemente enferma y confesó que había dado las joyas a un chantajista que había sido su amante. Como todo cuento que se convierte en leyenda hay muchas más historias que intentan darle una razón a la locura del caballero, unas mas creíbles que otras y en este caso romántica como esta que cuenta que el caballero tenía una novia en parís y que se escribía con ella, hasta que un día ella decidió viajar a la habana para conocerlo pero trágicamente el barco en la que ella viajaba naufrago y fue así como el perdió la razón.

Ya estaba enfermo cuando entró al recinto penitenciario, precisa el testimoniante, Guillermo Villarronda:

«En la cárcel pronunció discursos incoherentes, exaltados... en los cuales se presentaba ante los demás presos como Papa, Rey o Caballero, aunque aprendió a confeccionar preciosas plumas como el resto de sus compañeros. Ya al salir, siguió siendo jefe de grandes ejércitos, dueño de castillos fabulosos y señor de todos los tiempos. Nunca más trabajaría, comenzando su deambular por la ciudad de La Habana».

Nadie ha sabido precisar el tiempo que permaneció en la cárcel. Ni documentos, ni personas han podido despejar esta incógnita. Lo cierto es que salió de allí flaco, cabizbajo, silencioso, desaliñado... Ningún familiar, amigo o compañero de trabajo logró reintegrarlo a su vida anterior. Los hermanos, para entonces bien establecidos en Cuba, le ofrecieron sus casas para que viviera con ellos. Todo fue inútil; comenzó una vida errante y vagabunda en la misma ciudad a la que arribara un día de su adolescencia, cargado de sueños y esperanzas. Con larga y rígida cabellera, y un gran parecido con el poeta Espronceda, vestido siempre de negro y camisa blanca, se le veía deambular, ya en el año de 1928, por el Parque del Cristo.

Cuando al saludarlo se le decía Caballero D'Artagnan, Caballero de París... respondía balbuceando y movía su cabeza con cierta galantería, como un saludo. Su cabeza erguida y su apuesta pose le hacían creer que era una figura de tiempos muy atrás, como loco egregio; pero contrastaba con su humildad y modestia en la forma de responder.

Solía tocar en algunas casas y, al salir alguien a la puerta, le entregaba tarjetas escritas con frases sin sentido, pero sin pedir nada por ello.

El Origen de su Apodo

Así como hay muchas historias sobre su encarcelamiento también hay muchas más sobre el origen de su apodo. Éstas son algunas de ellas.

En una entrevista dijo que había salido de una novela Francesa.

Otra vez dijo que la gente lo empezó a llamar el Caballero en la " Acera del Louvre" en el Paseo del Prado donde está ubicado el Hotel Inglaterra, en el que había trabajado.

Otros que cuando trabajaba en el restaurante el Paris llego un día diciendo que era un caballero, un rey y los clientes comenzaron a referirse al él como el Caballero de Paris

El estilo de su vestimenta es otra de las razones por la que le llamaron así.

Algunos dicen que el apodo se lo dio el semanario humorístico Zigzag.

Su Vida como "El Caballero"

En el principio, según el libro del Dr. Calzadilla, el caballero se mantenía pulcro y bien vestido, además narra que una dama, secretaria del jefe de una compañía azucarera, educada en Francia y fluente en 3 idiomas, se lo llevo a vivir en su lujoso apartamento, lo baño y perfumo y lo vistió con camisas de seda. Ella lo llevo al teatro y al cine hasta que la foto de ambos salió publicada en un periódico, lo que hizo que su jefe le exigiera que terminara las relaciones con el caballero si ella no quería perder el trabajo. Ella hizo lo que su jefe le exigió. Muchos años después el Caballero de Paris diría que tuvo un hijo con una secretaria de una compañía importante y se presume que esta dama fuera la madre de su hijo. "El Caballero" solía dormir en la esquina de infanta y San Lázaro y frecuentaba las guaguas de las rutas 19 y 32 en donde viajaba entre los suburbios del Vedado y Miramar y el Centro de la Ciudad. Nunca viajó fuera de los límites de la habana después que comenzara con su enfermedad mental.

Su Familia

Tuvo siete hermanos y hermanas que fueron a Cuba: Estos fueron Inocencia, Isabel ("Cuca"), Manuela, Amancio, Mercedes, Benigno, y Antonio. Inocencia murió en un asilo de ancianos en La Habana y fue enterrada en el Cementerio Colon el 12 Noviembre 1973. Cuca y Manuela también murieron en Cuba. Amancio y Mercedes salieron de Cuba. Benigno regreso a España donde falleció. Su hermano Antonio, el cual estaba enfermo física y mentalmente, se suicido el 20 Febrero 1973. Cuca y Amancio ambos tuvieron hijos que fueron a vivir a los Estados Unidos. Cuando comenzó a deambular por las calles de la Habana, su familia se reunió para ver lo que se podía hacer para ayudarlo. La familia decidió que lo mejor sería que el regresara a su pueblo natal para vivir con sus padres. Cuando le comunicaron esta decisión a "El Caballero", este se alteró de sobremanera y dijo que si lo embarcaban para España, el se mataría tirándose al mar. La familia desistió en estos esfuerzos, pero el resultado fue que "El Caballero" y su familia quedaron más distantes. "El Caballero" no quería que su familia lo sostuviera ni le diera dinero y por eso peleaba frecuentemente con ellos y se les escapaba para vivir en las calles de la ciudad. Según su hermana Mercedes, en esa época, el lucía cuerdo y recordaba perfectamente los detalles de su pueblo natal y de su familia. Al pasar de los años, su "extrañeza" paso a la verdadera locura.

Después de la Revolución, los hermanos y hermanas salieron de Cuba y solo "El Caballero" quedó atrás. Tres de sus hermanos tuvieron descendencia, algunos viviendo actualmente en Chicago y otros en Asturias. La única hermana de "El Caballero" que sobrevive, Mercedes, vive en España, tiene 91 años de edad y se encuentra en perfecta salud mental y física.

Sus Últimos Años

El 7 de Diciembre de 1977, "El Caballero" fue internado en el Hospital Psiquiátrico de La Habana en Mazorra, en las afueras de La Habana, como acto humanitario. La razón fundamental para su internamiento no fue que amenazaba a nadie, sino su estado físico deplorable y deteriorándose. Allí fue bañado y su pelo fue limpiado y arreglado en forma de una larga trenza. Le suministraron ropa limpia, incluso un traje negro como el solía vestir, y amplia comida. Durante su estancia en Mazorra fue sometido a exámenes físicos, de laboratorio y psicológicos, y también sufrió una fractura de su cadera por motivo de una caída. El diagnóstico de su psiquiatra, el Dr. Cazadilla (que incluye en su libro) es que padecía de parafrenia, algunas veces considerado como una forma de esquizofrenia. El no sufría de alucinaciones.

"El doctor Ordaz (...) creó un equipo de trabajo que emprendería la labor de bañar y desenredar la larga cabellera del personaje, entonces poblada de insectos. Fue una dura faena: se respetó la barba, y la cabellera se convirtió en una larga trenza," continúa diciendo Calzadilla. Con cuidados amorosos, el Caballero de París pasó los últimos años de su vida en aquel hospital, su "paraíso terrenal," cuenta el psiquiatra en su libro.

El doctor Calzadilla Fierro, recuerda sus últimas horas de esta manera:

"Lo encuentro tranquilo, sereno, como alguien que al fin ha logrado la paz consigo mismo.

- Buenas tardes, Caballero.

- Buenas tardes, Calzadilla. Te esperaba y por favor no me llames más Caballero -contesta al saludo, en voz muy baja, casi inaudible (...).

- ¿Por qué no quiere que le llame Caballero? -pregunto curioso.

Aparentemente estoy curado de espanto y de regreso de todos los caminos. Pero no es así, no estoy preparado para escuchar la respuesta de este anciano, que dice con voz vacilante, en el umbral de la muerte:

- Ya no soy el Caballero de París. Estos no son tiempos de aristócratas ni de caballeros andantes.

- ¿Ya yo no soy tampoco, su fiel mosquetero? -pregunto.

- No, Calzadilla, desde hace años sólo eres mi fiel psiquiatra."

"La melena no quiero que me la corten porque es un recuerdo, para que la pongan en un museo cuando me muera y todos la sigan viendo (..).

“Decían que yo era igual que D'Artagnan, aquel mosquetero célebre que inventó Alejandro Dumas. Pero eso era mentira. Y en cambio, yo era una verdad que andaba, gritaba y hasta comía (...). Yo soy un Dios con capa, espada y pantalón de muselina, pero soy un Dios. Cuando rezo, me rezo a mí mismo para pedirme perdón de algo que yo no he cometido".

Calzadilla también asegura que el Caballero de París, horas antes de morir, le dijo: "Ahora escucha que quiero contarte cosas que aún no sabes; todo lo que recuerdo hasta ahora." El psiquiatra recibió de aquellas manos su gran tesoro, sus humildes pertenencias: desde una cucharita de postre hasta varias estampitas de santos. Antes de marcharse, José López Lledín le pidió a su psiquiatra que le leyera la oración de la Virgen de Lourdes. Así, entre un "Sálvanos, Jesús, que perecemos" y un "Señor, haz que yo ande", Lledín fue quedándose en silencio a la espera de su final en el paraíso que se había inventado.

Murió a la 1:45 AM el 11 de Julio de 1985 a la edad de 86 años. Inicialmente, fue enterrado en el cementerio de Santiago de las Vegas en La Habana. Sus restos fueron exhumados por Eusebio Leal, el historiador de la Ciudad de La Habana, y transferidos al convento de San Francisco de Asis (ahora una sala de conciertos y museo), su presente lugar de descanso.

Entre Leyenda y Recuerdo

Muchas leyendas y cuentos fueron creadas alrededor de su persona, las que muy frecuentemente aparecían el la prensa cubana del siglo XX. Muchas de ellas inspiraron a artistas, escritores y músicos. Cabe mencionar la Biografía que hizo su último Psiquiatra en el Hospital Mazorra el Dr. Calzadilla, la escultura de bronce del escultor José Villa Soberón y la canción de Gerardo Alfonso . Además hay muchas anécdotas sobre el Caballero de Paris esta es una de las tantas que se conocen:

"En 1953, El Caballero, junto con otros conocidos personajes callejeros, entre ellos "Bigote de Gato" y "La Marquesa", fueron invitados por Gaspar Pumarejo, el pionero de la TV de Cuba, magnate y huésped de programas de variedad, a servir de jueces en su programa en vivo "Escuela de Televisión". Al final del programa, Pumarejo quiso regalarle $20 a cada uno de los miembros del panel. Cuando trato de darle dinero a "El Caballero", este respondió "Ni mis sentimientos ni mi alcurnia me permiten aceptarle ese dinero.

Yo lo cedo a Bigote de Gato para una fiesta que va a dar en su establecimiento." Pumarejo, vacilando un instante, responde "Entonces, ¿Por que no lo dona a la Casa de Beneficencia?" a lo que "El Caballero" respondió "Bueno, está bien, vamos a donarlos... pero ¿qué hacen los ricos y el gobierno, que son los que deben atender a la Beneficencia? Esto así es una limosna y no está bien que los niños de la beneficencia tengan que recibir limosnas."

El Caballero de Paris es y siempre será, el Vagabundo más famoso de La Habana.

Este personaje, que bien pudiera representar un símbolo de la ciudad de La Habana, cuyas calles conocen de sus pisadas lentas e incansables y de sus fantasías; que convirtió en morada propia muchos de sus lugares, como Prado, 23 y 12, Infanta y San Lázaro... -"permutaba" con frecuencia-.

"Confundido entre los transeúntes, José María López Lledín desanda ahora —y por siempre— las calles de la Habana Vieja. Gracias a la magia del escultor José Villa Soberón, su silueta de caballero medieval se perfila a la entrada del Convento de San Francisco de Asís, para que de boca en boca —como en las leyendas antiguas— sea develado el misterio de su identidad."

Según su autor, fue concebida "con el sentido de perpetuar en La Habana una imagen que durante décadas fue leyenda obligada de la ciudad y sobre la cual han hecho referencia expresiones culturales como la música, el cine, las artes plásticas y la literatura".

La estatua del Caballero de París lo muestra caminando por las calles de la ciudad que tanto lo conoció y donde se hizo famoso, en la que varias generaciones de cubanos crecieron percibiéndolo en su deambular.

Este hombre, vagabundo que inspiraba cierta ternura cuando se le observaba detenidamente, dio vida a sus delirios hasta convertirlo en algo así como el alucinado más famoso de la historia cubana. Ya muy anciano dejó de deambular y casi siempre estaba en los portales de la calle 23 o en la esquina de Infanta y San Lázaro con su expresión tranquila, cálida y siempre bondadosa.

Según el propio Villa Soberón, trató de concebir su imagen un poco como él fue realmente y un poco como, a lo mejor, el propio Caballero de París se imaginó que era.

Esta obra se confunde con el público, forma parte de este, sin distanciamiento, está siempre al alcance de la gente que constantemente le toca, le abraza y termina llevándose a casa una fotografía junto al ya histórico personaje.

También, muy cerca de la escultura, en una cripta en el interior de la Basílica Menor, hace algún tiempo descansan los restos mortales del célebre personaje, luego de que fueran trasladados por un grupo de amigos y admiradores desde el cementerio de Santiago de las Vegas.

De esta manera, el ilustre hombre es presencia permanente en la urbe que, desde la década de los años 20 del pasado siglo y hasta 1977, lo viera deambulando por sus calles, «con su perfil severo de rabino, la hirsuta cabellera blanca en palmos sobre la espalda, ataviado de negro y de capa corta», al decir del Historiador de la Ciudad.

Bibliografía:

María Laura Riba, periodista argentina Dr. Luis Calzadilla Fierro Aida Elena Rodríguez, periodista cubana Argentina Jiménez, periodista cubana Eusebio Leal, historiador de la ciudad Wikipedia.org