Tema 5. La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833).Liberalismo frente a absolutismo.
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Tema 5. La crisis del Antiguo Régimen
(1788-1833). Liberalismo frente a
absolutismo.
1.1.- Introducción: la crisis del Antiguo Régimen.
Con el concepto de Antiguo Régimen se designa al sistema de organización
política (absolutismo), social (sociedad estamental), económica (predominio del
sector agrario y mercantilismo) y poblacional (estancamiento demográfico) que rige
en los gobiernos europeos desde el siglo XV hasta la Revolución Francesa y
revoluciones burguesas del siglo XIX.
Las transformaciones económicas y sociales del siglo XVIII suscitaron en buena parte
de Europa políticas ilustradas de reforma, promovidas en la inmensa mayoría de los
casos por los propios reyes absolutistas para mantener el sistema del Antiguo
Régimen. Sin embargo, dado el limitado alcance de éstas, se puso de manifiesto las
debilidades de dicho sistema, lo que acabó propiciando un proceso que condujo a
su desaparición, que en Francia llegó a ser un movimiento revolucionario que
cambió de lleno las estructuras establecidas.
Este proceso es la crisis del Antiguo Régimen, y supone el paso a la edad
contemporánea. En España se corresponde con los reinados de Carlos IV (1788-
1808) y de Fernando VII (1808, 1813-1833).
Por otra parte, como consecuencia de esta crisis política y social, en este periodo
España pierde la mayor parte del imperio colonial que había constituido otro de los
rasgos característicos de la Monarquía Hispánica durante el Antiguo Régimen.
2.- La crisis de la monarquía borbónica.
2.1.- El comienzo del reinado de Carlos IV.
En 1788 accede al trono Carlos IV, y mantiene a Floridablanca y la política reformista
de su padre, Carlos III, pretendiendo continuar con las reformas del despotismo
ilustrado. Dichas reformas habían sido más teóricas que prácticas, pues los intereses
de los estamentos privilegiados siempre marcaron el límite a las reformas. Por ello,
cuando en 1789 se produjeron los hechos que desencadenaron la revolución francesa,
Floridablanca, quien, a pesar de ser ilustrado, temía una propagación de la
revolución, tomó medidas aislacionistas como el cierre de fronteras, recorte de
libertades, etc. Incluso la Inquisición recibió el encargo del gobierno de perseguir a los
ilustrados más exaltados, como Jovellanos.
A pesar de todo, Floridablanca fracasó en evitar la difusión de estas ideas, por lo que
en febrero de 1792 es destituido. El Conde de Aranda le sustituye e intenta establecer
relaciones con Francia, aunque la detención de Luis XVI y la proclamación de la
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República en Francia provocan su destitución y Carlos IV nombra como presidente del
Consejo de Ministros a Godoy el mismo año de 1792.
La ejecución de Luis XVI en enero de 1793 precipitó la entrada de España en la I
Coalición Antifrancesa¸ junto a Austria, Gran Bretaña y Prusia, entre otros. Así,
España declaró la guerra a la República Francesa en marzo de 1793: fue la Guerra de
la Convención o del Rosellón. Sin embargo, la mala preparación técnica y la falta de
colaboración con sus aliados contra Francia hicieron que España aceptara la derrota y
firmara la Paz de Basilea en 1795, que supuso algunas pérdidas territoriales en
América y algunas ventajas comerciales para Francia.
2.2.- De la guerra a la alianza con Francia.
Según Godoy, la verdadera amenaza para España era Gran Bretaña, debido al
conflicto de intereses comerciales que ambas mantenían en el continente americano.
Por ello, en 1796 España firma el Tratado de San Ildefonso con Francia para luchar
contra Gran Bretaña. La guerra, sin embargo, se saldó con la derrota naval de San
Vicente en 1797.
Como consecuencia, la marina inglesa estableció un bloqueo naval que colapsó el
tráfico del atlántico y afectó al libre comercio, con los consiguientes efectos negativos
sobre la exportación española.
A esa situación hay que sumar las malas cosechas que provocaron crisis de
subsistencia, los problemas de la Hacienda, y el malestar social que dio lugar a
levantamientos campesinos y alborotos en las fábricas que acabaron con una política
de “paz social” que intentó llevar a cabo Godoy.
2.3.- La alianza con la Francia de Napoleón.
El 10 de noviembre de 1799 Napoleón dio un golpe de estado y proclamó el
Consulado en Francia. La España de Carlos IV y Godoy mantuvo la alianza con la
Francia napoleónica frente al resto de potencias europeas. Como consecuencia, en
1801 España declaró la guerra a Portugal, debido a que éste apoyaba a Gran Bretaña.
Ésta fue la Guerra de las Naranjas, que se saldó con la victoria franco-española y la
anexión de la villa de Olivenza (actualmente perteneciente a Badajoz) para España.
Sin embargo, en 1805 la armada franco-española fue derrotada en Trafalgar por
Nelson y España perdió definitivamente la gran flota que había costado un siglo
construir, por lo que fue un duro revés.
En 1807 España firma con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, que preveía la
conquista y el desmembramiento de Portugal, y para ello permitía el acantonamiento
de las tropas francesas en España. No obstante, tras la victoria ante los portugueses,
las tropas francesas permanecieron en suelo español, ya que en los planes de
Napoleón figuraba también la invasión de España.
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2.4.- El establecimiento de los Bonaparte en España.
Aprovechando el desprestigio creciente de Godoy por los fracasos militares, un grupo
de nobles mostraron su apoyo al príncipe Fernando para obligar a abdicar a su padre,
Carlos IV y su ministro. Por tanto, alentaron a soldados y campesinos, también
descontentos con Godoy, a organizar el Motín de Aranjuez el 17 de marzo de 1808,
que acabó con la abdicación de Carlos IV y una grave crisis institucional.
Carlos IV pidió ayuda al emperador Napoleón, quien reunió en Bayona (Francia) a
padre e hijo. En las conocidas como Abdicaciones de Bayona, Carlos IV cede el
trono a su hijo, y éste, debido a las presiones del emperador, abdica a su vez en
Napoleón, que días después cede a su hermano José el trono, reinando como José I.
Además, napoleón dota a España de una carta otorgada de estilo napoleónico, el
Estatuto de Bayona, aunque en realidad no tuvo vigencia por la guerra. Ésta era una
constitución autoritaria, no liberal, pero suponía un gran avance sobre el Antiguo
Régimen, ya que introdujo medidas como la declaración de derechos. Frente a José I
y el Estatuto de Bayona los españoles se dividen en dos bandos: los afrancesados,
que apoyan a José I, y los patriotas, en contra del rey francés.
3.- La guerra de independencia.
3.2.- La formación de la resistencia española.
3.2.1.- El dos de mayo.
El vacío de poder originado por la ausencia de Fernando VII y la invasión silenciosa
del territorio español por las tropas francesas motivaron el 2 de mayo de 1808 el
levantamiento de la población de Madrid contra los mandos franceses que controlaban
la ciudad. Este fue el inicio de la Guerra de la Independencia (1808-1813).
Los oficiales de baja graduación, como los capitanes Daoiz y Velarde, apoyaron la
sublevación. Las más altas autoridades, las Cortes y el Consejo de Castilla
permanecieron fieles y acataron las órdenes que llegaban desde Bayona de colaborar
con las autoridades francesas.
3.2.2.- Las Juntas Locales y Provinciales.
El movimiento antifrancés se extendió rápidamente por las provincias y, aprovechando
el vacío de poder en algunas zonas no ocupadas por los franceses, surgieron Juntas
Locales y Provinciales como representantes de la voluntad popular. Estas Juntas
depusieron a las autoridades dependientes de Carlos IV o Fernando VII y colocaron a
otras autoridades nuevas.
Asimismo, surgieron milicias, grupos de civiles que colaboraron militarmente en la
resistencia, y las unidades del ejército regular acantonadas en zonas donde no estaba
presente el ejército francés acataron las órdenes de las juntas.
En septiembre las Juntas Locales y Provinciales enviaron representantes para formar
la Junta Central Suprema, que se convirtió en el órgano de gobierno representante
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de la voluntad del pueblo español. Esta Junta, presidida por Floridablanca, reconocía
como rey a Fernando VII y consideraba que éste era prisionero de los franceses.
Este movimiento juntero era partidario de la independencia política, pero también
reconocía la necesidad de reformas económicas y sociales profundas. Se había
producido por tanto una auténtica revolución: el pueblo y las juntas se declaran
soberanas, con capacidad para firmar tratados, hacer leyes, recaudar impuestos y
dirigir la guerra.
Este mismo movimiento de formación de juntas se produjo en las colonias
americanas. Las juntas enviaron a la península a sus representantes y apoyaron el
esfuerzo bélico contra los franceses, aunque posteriormente constituyeron el germen
de la emancipación americana.
3.3.- Las fases de la guerra.
3.3.1.- Primera fase: la resistencia a la ocupación (mayo-octubre de 1808).
La inesperada resistencia española sorprendió a Napoleón, lo que obligó a cambiar
sus planes. Los ejércitos franceses se veían incapaces de controlar todas las plazas
fuertes, concretamente los sitios de Zaragoza, Gerona y Valencia. Las milicias
catalanas derrotan a los franceses en El Bruch, mientras que el ejército regular
español derrota a los franceses en Bailén en agosto y marcha sobre Madrid, por lo
que José I tiene que refugiarse en el norte peninsular.
3.3.2.- Segunda fase: la reacción francesa (noviembre de 1808-1812).
Napoleón entró en España al frente de la Grande Armée, derrotó a los ejércitos
españoles y repuso a José I en el trono de Madrid.
Por su parte, la Junta Central Suprema entabló negociaciones con el Reino Unido
para conseguir apoyo y entrenamiento militar, por lo que llegaron a la península
Wellington, para apoyar la defensa desde Lisboa, y Moore para ayudar a la defensa de
Galicia.
Los ejércitos franceses fueron ocupando las plazas más importantes. En 1811 habían
ocupado todas las ciudades importantes salvo Cádiz, que estaba defendida por una
escuadra británica.
En esta fase aparece la guerra de guerrillas llevada a cabo por partidas de
guerrilleros que acosaron a los ejércitos franceses y a las autoridades establecidas,
que contaban con el apoyo de la Junta Central Suprema. Algunas de estas guerrillas
como las de "El Empecinado", "El Cura Merino" y Espoz y Mina llegaron a tener
dimensiones de verdaderos ejércitos. Asolaban las vías de comunicación, destruían
guarniciones aisladas y no presentaban batalla frontal. Amplias zonas del territorio
peninsular jamás llegaron a estar controladas por el ejército francés.
Sin embargo, el inicio de la invasión de Rusia por parte del ejército napoleónico en
junio de 1812 obligó a retirar del frente ibérico a unidades del ejército francés.
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Paralelamente a las campañas militares, el gobierno de José I llevaba a cabo una
labor legislativa reformista, promulgando la abolición de la Inquisición, de la sociedad
estamental y de los derechos feudales, etc.
3.3.3.- Tercera fase: las ofensivas hispano-británicas.
En febrero de 1812 gracias a una nueva ofensiva anglo-española, ayudada por
guerrilleros, se producen las victorias en Ciudad Rodrigo y Badajoz, y en julio en los
Arapiles (Salamanca).
Por otro lado, el ejército de José I abandona Andalucía ante el avance español. En
julio de 1813 se produce la ofensiva final y las victorias anglo-hispanas de Vitoria y en
agosto la de San Marcial. A partir de ahí, las tropas francesas van abandonando
progresivamente España, siendo sus últimos reductos Cataluña y el norte de Aragón.
3.4.- Las Cortes de Cádiz.
3.4.1.- La formación de las Cortes de Cádiz.
La Junta Central Suprema se declaró partidaria de convocar unas Cortes
extraordinarias para celebrar en Cádiz, con el objetivo de dotar a España un nuevo
sistema político que limitase el poder del rey, que pusiera fin al régimen de privilegios
de la sociedad estamental, que llevara a cabo reformas sociales y que garantizara
derechos individuales. Así, la Junta Central se disolvió y dejó el poder en manos de
una Regencia de cinco miembros que convocó las Cortes en Cádiz, que se reunieron
por primera vez en septiembre de 1810.
Se hicieron elecciones indirectas a partir de las parroquias por sufragio universal
masculino de los mayores de 25 años. Se eligieron 223 diputados en las provincias
españolas y americanas. Sin embargo, hubo problemas a causa de la guerra para
que estuvieran representados todos los parlamentarios.
La principal novedad de estas Cortes es que no fueron estamentales, sino un
parlamento unitario y moderno. Era producto de una oleada de liberalismo que se
vivía en España en 1810, influencia del espíritu francés revolucionario, a pesar de que
se estuviese luchando contra sus ideólogos. No obstante, dentro de las Cortes
estaban representadas diversas ideologías, desde los liberales más exaltados a
absolutistas.
3.4.2.- La política reformista.
Aparte de los principios generales constitucionalistas, los diputados reunidos en Cádiz
acometen de inmediato reformas legislativas concretas y prácticas que no podían
esperar por la situación de guerra.
Una de las primeras leyes fue el decreto que estableció la igualdad jurídica de los
españoles, que se redactó a los pocos días de iniciarse las sesiones. Un mes más
tarde se promulga el decreto de libertad de prensa.
En la misma línea progresista y con idéntica finalidad están los decretos sobre la
supresión jurídica de los viejos señoríos y la abolición de la Inquisición, lo que
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provocó enfrentamientos con la nobleza y el clero. También se decretó la abolición de
la tortura o la supresión del requisito de nobleza para la entrada en los colegios
militares.
También las medidas desamortizadoras empiezan a tomar cuerpo en este período,
ya que a comienzos del siglo XIX más de dos tercios de la superficie nacional se
encontraba en ‘manos muertas’.
Todas estas medidas realizadas inician, cuando menos, una profunda
transformación de las anacrónicas estructuras subsistentes en nuestro país. Es, en
cierto modo, dar paso a la revolución burguesa sin las conmociones violentas que
suscitó la Revolución en Francia.
3.4.3.- La Constitución de 1812.
El 19 de marzo de 1812 las Cortes aprueban la Constitución, que resumía la labor
legisladora y determinaba las ideas del liberalismo español. Establecía algunos
principios muy avanzados, mediante la declaración de derechos y libertades
individuales, como el de igualdad ante la ley y el de libertad de expresión, asociación e
imprenta. Además, modernizaba la administración, diseñando un Estado unitario, en el
que los derechos de los españoles en su conjunto quedaban por encima de los históricos
de cada reino.
Así pues, se proclama la soberanía nacional y la igualdad jurídica de los españoles,
proclamando a España como una monarquía parlamentaria con sufragio universal
masculino. Aparece una clara división de poderes, con un poder legislativo que
recaía en las Cortes, que elaboran y aprueban las leyes y los presupuestos, aunque para
que una ley entrase en vigor era necesaria la sanción real. El poder ejecutivo lo tendrá
el rey, siendo reconocido Fernando VII, que nombraría a los ministros. El poder judicial
estaba en manos de tribunales civiles y criminales compuestos por jueces profesionales.
La fuerza de la Iglesia Católica se demuestra con la declaración de la religión católica
como oficial y el reconocimiento de su control sobre las publicaciones de temas
religiosos.
4.- La Restauración: el reinado de Fernando VII.
4.1. El sexenio absolutista (1814-1820).
4.1.1.- La derrota de Napoleón y el Congreso de Viena.
Tras la derrota de Napoleón en 1814, las potencias que lo habían vencido (Rusia,
Prusia, Austria, Gran Bretaña y Suecia), junto con la Francia derrotada, se reunieron
en el Congreso de Viena. Allí trataron de restaurar los principios del Antiguo
Régimen, lo que significaba políticamente volver al absolutismo. En este contexto, los
soberanos de Rusia, Austria y Prusia crearon una alianza militar, conocida como
Santa Alianza, a la que se unió la Francia de Luis XVIII con sus Cien Mil Hijos de
San Luis, para intervenir contra los brotes revolucionarios liberales en cualquier país
de Europa.
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4.1.2.- El regreso al trono español de Fernando VII.
Napoleón, consciente de su derrota inminente, firmó a finales de 1813 con Fernando
VII el Tratado de Valençay, por el cual restituye al monarca en el trono.
En 1814 llega Fernando VII a España, manteniendo al principio una actitud de
expectativa hasta conocer los apoyos con que contaba, pero dando muestras de cuál
era su intención. Su llegada a Valencia coincidió con la publicación del llamado
Manifiesto de los Persas, en el que más de un tercio de los diputados criticaba los
cambios de las Cortes de Cádiz y pedía la implantación de la monarquía absoluta.
Ello, junto con el apoyo del ejército y una parte del clero, así como por la deriva de las
determinaciones del Congreso de Viena, hizo al rey por publicar un decreto
derogando la Constitución de 1812 y todas las reformas de las Cortes e
instaurando de nuevo el absolutismo.
4.1.3.- La política absolutista de Fernando VII.
El intento de volver al Antiguo Régimen se plasmó en la reaparición de Consejos,
Audiencias y gremios, la no convocatoria de las Cortes, la pretensión de restaurar
la sociedad estamental (por ejemplo, a los oficiales del ejército se les exigía ser
nobles) y la jurisdicción señorial... No obstante, volver atrás era ya muy difícil, porque
España era el país de Europa, después de Francia, que más cambios políticos había
vivido en la etapa de la guerra. Así pues, este período se caracterizó por la represión
política contra afrancesados y liberales que fueron detenidos, desterrados o exiliados,
funcionarios depurados y cierre de todos los periódicos.
Por otro lado, los gobiernos de Fernando VII fueron muy inestables y corruptos. La
Hacienda Real estaba casi en quiebra, debido sobre todo a las consecuencias de la
guerra, y las reformas técnicas, como la de Martín de Garay (1816-17), que quería
establecer una contribución general, fueron rechazadas por los estamentos
privilegiados.
La Iglesia, y concretamente el Santo Oficio, jugó un importante papel en la caza de
liberales. Sin embargo, Fernando VII se negó a devolver a la Iglesia las tierras
confiscadas durante la etapa de las Cortes de Cádiz, puesto que muchos de los
nuevos propietarios eran latifundistas afectos al rey.
Por su parte, en el ejército muchos liberales se oponían a la vuelta del Antiguo
Régimen, por lo que surgieron conspiraciones y desembocaron en frecuentes
pronunciamientos, como los de Espoz y Mina (1814), Díaz Porlier (1815) o Lacy
(1817). Sin embargo, estos intentos golpistas fracasaron y sus líderes fueron
ejecutados. No será hasta 1820 (pronunciamiento de Riego) cuando uno de estos
pronunciamientos triunfe y los liberales ocupen de nuevo el poder.
4.2.- El trienio liberal (1820-1823).
4.2.1.- El pronunciamiento de Riego.
En enero de 1820, el comandante Rafael del Riego se levantó a favor la
Constitución de Cádiz en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) y restablece las
autoridades municipales constitucionales. Recorre varias localidades andaluzas sin
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encontrar adhesiones y con deserciones, pero algunas ciudades se suman al
pronunciamiento. El ejército encargado de combatir a Riego proclama la Constitución
de Cádiz y Fernando VII se ve obligado a jurar la Constitución, llegando éste a
decir: “marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”.
4.2.2.- Las reformas del Trienio.
En 1820 se creó una Junta Provisional de Gobierno, reconocida por juntas locales
que se habían formado por todo el país, que convoca elecciones. Así, se abrieron las
Cortes en el mes de junio y a su vez se decretaba una amnistía que permitió la vuelta
de los liberales y de antiguos afrancesados reprimidos por Fernando VII.
Por otro lado, se decretó la libertad de reunión y asociación, origen de la formación de
las Sociedades Patrióticas, las cuales promovían periódicos en defensa del orden
constitucional. Se creó también la Milicia Nacional, un cuerpo armado de ciudadanos
voluntarios que actuarán en defensa de los principios del liberalismo.
Entre 1820 y 1823 se intentó llevar a la práctica toda la tarea y el espíritu de las Cortes
de Cádiz: abolición de los señoríos jurisdiccionales, la reorganización territorial y
administrativa y la unificación de códigos y leyes. Además, se tomaron medidas
para mejorar la situación económica, aprobando la libertad de comercio, industria y
propiedad. Las leyes relativas a las relaciones con la Iglesia también cambiaron,
decretando la supresión de la Inquisición, el control de los privilegios eclesiásticos,
reforma de las órdenes monásticas y reducción del diezmo.
Toda esta tarea no fue fácil. La nobleza, la iglesia y los privilegiados se resistieron y
boicotearon todo intento de reforma, y sobre todo el rey que empleando el derecho de
veto que le otorgaba la Constitución, frenaba la promulgación de las leyes.
4.2.3.- La división del liberalismo español.
Debido a las dificultades de gobierno, los liberales se escindieron muy pronto dando
origen a los embriones de los primeros partidos políticos:
Los moderados o doceañistas (Argüelles, Martínez de la Rosa, Toreno): eran
partidarios de reformas muy limitadas. Tienen voluntad de colaborar con el
rey y pretenden una solución transaccional con el Antiguo Régimen. Acusan a
sus adversarios de republicanismo y alteración social.
Los exaltados: eran los que habían hecho la revolución, la oficialidad joven y la
Milicia Nacional, con el apoyo de los sectores populares urbanos. Eran
partidarios de acelerar las reformas, coherentes con un programa de
desarrollo del capitalismo que beneficiaría a los campesinos ricos y a la
burguesía propietaria. Sin embargo, no contó con el apoyo de la gran masa
campesina del país, que se acabará enfrentando al liberalismo.
4.2.4.- Oposición interna e intervención exterior.
A pesar de su cautela en introducir las reformas, los gobiernos moderados apenas
pudieron gobernar, debido a la presión de los partidarios del absolutismo, el propio rey
y la Iglesia. Así pues, en Cataluña y Navarra surgió la autoproclamada Regencia de
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Urgel, que declaraba nulas todas las reformas aprobadas desde 1820. Estos
movimientos reaccionarios radicalizaron aun más a los liberales, quienes en 1822
formaron un gobierno exaltado dispuesto a aplastar, con ayuda del ejército y las
Milicias Nacionales, cualquier rebelión antiliberal.
Sin embargo, ante un gobierno cada vez más revolucionario y las reiteradas peticiones
de auxilio, en secreto, por parte del rey, la Santa Alianza se decidió a intervenir en
1823, enviando las tropas francesas de los Cien Mil Hijos de San Luis. El gobierno
se refugió en Cádiz, llevándose al rey a la fuerza, pero las tropas francesas eran
superiores y acabó rindiéndose. El descontento por la mala cosecha de trigo del año
anterior hizo que el pueblo esta vez no apoyara a los liberales. Fernando VII, de nuevo
rey absoluto, volvió a prometer reformas.
4.3.- La Década Ominosa (1823-1833).
4.3.1.- La vuelta al absolutismo.
Los primeros años de la nueva restauración absolutista estuvieron marcados, igual
que en 1814, por la destrucción de toda la obra del Trienio Liberal y por una
persecución de los liberales tanto o más cruel que la de entonces. En consecuencia,
fueron frecuentes las depuraciones, la supresión de periódicos y sociedades
patrióticas, la purga de librerías y bibliotecas y el cierre de la universidad durante dos
años.
La única preocupación sustancial del gobierno de Fernando VII fue no agravar el
déficit de la hacienda pública, cuya situación era más angustiosa que nunca, al incidir
el déficit clásico con la pérdida de las colonias americanas, una fuente importante
de ingresos.
Sin embargo, frente al absolutismo intransigente y el liberalismo, Fernando VII insiste
en la fórmula del despotismo ilustrado. Rodeado de una pequeña camarilla de realistas
moderados, el rey acaba aceptando algunas de las peticiones de reformas
económicas que propugnaban la burguesía financiera e industrial de Madrid y
Barcelona. En 1825 acepta la concesión de un arancel proteccionista para las
manufacturas catalanas y en 1827 nombró a Ballesteros como ministro de hacienda, el
cual, sin ser liberal, tenía buenas relaciones y contactos con los industriales. Fernando
VII se ve forzado por la horrorosa situación económica a utilizar personas y contactos
que permitiesen apoyos financieros a su trono.
4.3.2.- La crisis política permanente.
Desde 1823 los realistas puros o apostólicos, partidarios del absolutismo a ultranza,
se oponen también al rey. Estaban descontentos porque después del Trienio Liberal
no se reinstauró la Inquisición, no se combatía lo suficiente a los liberales y
reclamaban la vuelta a las antiguas tradiciones forales. Hubo algunos levantamientos,
como el del general Bessières, que fracasaron.
Los realistas puros encontraron un líder en la persona del hermano del rey, Carlos
María Isidro, sucesor a la corona al no existir descendencia de los matrimonios de
Fernando VII. Así, en 1827 los grupos conservadores se levantaron contra el rey, en la
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llamada rebelión de los Malcontens, que triunfaron en las zonas rurales de Cataluña.
Éstos, insatisfechos de un poder que creían que no defendía suficientemente la
antigua sociedad, obligaron a Fernando VII a desplazarse a Cataluña para sofocar la
rebelión. También hubo levantamientos de este signo en otros lugares de España, que
también acabaron siendo sofocados.
De otro lado, los liberales también conspiraban contra el rey, a través de sociedades
secretas, aunque no consiguieron contar con suficiente apoyo social. En 1830, sin
embargo, se produjo otra oleada revolucionaria en Europa dando lugar a intentos de
restablecer el liberalismo en España, dando lugar a una fuerte represión, como el
fusilamiento de Torrijos o Mariana Pineda. Así, al final de la década el absolutismo de
Fernando se encontraba amenazado por los liberales y por los ultraconservadores.
4.3.3.- La cuestión sucesoria.
El problema final del reinado fue la cuestión sucesoria. En 1829, el rey enviudó por
tercera vez, sin hijos, y al poco tiempo se volvió a casar con María Cristina de Borbón-
Dos Sicilias. En abril de 1830, mandó publicar la Pragmática Sanción, una ley que
permitía reinar a las mujeres, anulando por tanto la Ley Sálica aprobada por Felipe V, y
en octubre de 1830 nació la princesa Isabel. El rey enfermó en 1832 y su hermano don
Carlos y los políticos más reaccionarios le obligaron a derogar esa ley, y el rey lo hizo
pensando evitar una guerra civil.
Sin embargo, María Cristina tomó las riendas del gobierno y, rodeada de técnicos
reformistas como Cea Bermúdez, fue apartando a los políticos y militares más
reaccionarios y aprobó por fin una ley de amnistía a favor de los liberales. Además, el rey
declaró nulo el decreto que derogaba la Pragmática Sanción, lo que en definitiva
permitiría reinar a su hija a la muerte del rey en 1833, con el nombre de Isabel II. Sin
embargo, esta decisión llevó a España, efectivamente, a la guerra civil.
5.- La independencia de las colonias americanas.
5.1.- Factores del independentismo.
A comienzos del siglo XIX, España era todavía un estado transoceánico, con un
enorme imperio que iba de California y Florida a la Patagonia y se extendía incluso a
algunas zonas del Pacífico como las Filipinas y otros archipiélagos. Los desastres de
la guerra de Independencia acentuaron la impotencia española y el desequilibrio
entre la metrópoli y las colonias. Pero las causas de la independencia obedecen a
múltiples factores:
El ejemplo de la independencia de Estados Unidos, que se convirtió en la
primera república americana independiente y en una incipiente potencia
continental.
Las ideas ilustradas y liberales llegadas de Francia, a través de libros y
periódicos de contrabando, que se difundieron entre la culta burguesía
comercial de los puertos.
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La progresiva pérdida de los lazos militares y comerciales con la metrópoli,
sobre todo después de la derrota de Trafalgar (1805).
El vacío de poder creado por la invasión francesa, por lo que en América se
formaron también Juntas de Defensa (1810), que fueron el origen de los
movimientos independentistas posteriores, ya que dio de nuevo el poder
político a la clase criolla, que tomó las riendas de los territorios americanos
durante la guerra.
La incapacidad de la metrópoli para abastecer comercial e industrialmente
tan vasto imperio, ya que gran parte de las mercancías enviadas a América
eran en realidad productos ingleses o franceses reexportados desde España.
Las colonias no podían comerciar libremente con otros países, las aduanas
encarecían los productos importados y la burguesía comercial estaba
interesada en librarse de esas trabas.
5.2.- Etapas del proceso de independencia.
El pueblo campesino, indígena o mestizo, participó poco en las luchas
independentistas, que fueron más bien un conflicto entre peninsulares y criollos. Los
primeros controlaban la administración virreinal y eran de ideas más conservadoras;
los criollos, comerciantes o hacendados, eran liberales.
5.2.1.- Inicio del proceso (1810-1814).
Durante este período tuvo lugar la creación de las Juntas de Defensa en distintos
territorios y ciudades americanos, como Caracas, Buenos Aires, Santiago de Chile…
Aprovechando el vacío de poder, muchas juntas declararon la independencia. Los
núcleos de resistencia españoles fueron Cuba y Perú.
Sin embargo, en México, los curas Hidalgo y Morelos dirigieron una sublevación
indígena que fue aplastada por los propios criollos.
Tras la guerra se restableció el poder español en América, aunque quedaron algunos
focos independentistas como Argentina y Paraguay.
5.2.2.- Las grandes campañas militares (1815-1824).
Los virreyes pedían refuerzos a la desesperada para combatir los continuos brotes
secesionistas, pero el gobierno era incapaz de mandar más tropas, y las que reunió en
Cádiz fueron las que se sublevaron en 1820. Los liberales en el poder no hicieron
nada contra los liberales americanos.
El general San Martín independizó Argentina (1816) y Chile (1817). Desde el norte,
Bolívar, “El Libertador”, creó la Gran Colombia (1819), soñando con la unidad de los
sudamericanos para verse libres de nuevas potencias, pero su independencia
definitiva no se produjo hasta la batalla de Carabobo en 1821.
México se independizó en 1821. Perú fue el último baluarte español, ya que criollos y
peninsulares temían aquí la sublevación de la abundante población indígena. Pero
Tema 5. La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833).Liberalismo frente a absolutismo.
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San Martín desde el sur y Bolívar desde el norte forzaron su independencia, definitiva
tras la batalla de Ayacucho, en 1824, ganada por el general Sucre.
España conservó las Antillas (Cuba y Puerto Rico) y Filipinas. Inmediatamente,
Gran Bretaña y Estados Unidos reconocieron a las nuevas repúblicas, para evitar una
intervención de la Santa Alianza (Doctrina del presidente Monroe de EE.UU., en 1823:
"América para los americanos") y defender sus intereses comerciales.
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Actividades.
PREGUNTAS SEMIABIERTAS.
1. ¿En qué año se produjo la Revolución francesa? 2. Monarca español nombrado en 1788. 4. Primer ministro español desde 1792 a 1808. 5. Pacto firmado entre Francia y España para aliarse contra Gran Bretaña. 6. Nombre del Tratado por el cual el gobierno español permita a Napoleón atravesar España para invadir Portugal. 7. Altercado ocurrido en una ciudad española como protesta a las políticas de Manuel Godoy en 1808. 8. ¿En qué lugar fueron obligados a abdicar Carlos IV y Fernando VII por Napoleón? 9. Nombre de la Carta Otorgada que llega a España de mano de José I. 10. Nombre del grupo de personas contrarias a la presencia francesa en España. 11. Nombre del grupo de personas favorables a la presencia francesa en España. 12. ¿En qué batalla se dio la primera derrota del ejército napoleónico en España? 13. ¿Mediante qué métodos de guerra lucharon los españoles contra los franceses? 14. Nombre del Tratado de paz por el que la corona es devuelta a Fernando VII.
15. ¿Qué nombre recibe el órgano encargado de coordinar la defensa y dirigir el país durante la guerra? 16. ¿Dónde se dan las primeras sesiones de Cortes? 17. ¿Qué apelativo recibe la Constitución de 1812? 18. Manifiesto por el que los diputados absolutistas piden a Fernando VII la abolición de las leyes de Cádiz. 19. Nombre del general que da un pronunciamiento contra Fernando VII en 1820. 20. Nombre del período inaugurado tras el pronunciamiento de Las Cabezas de San Juan. 21. Nombre que recibe el período de 1823-1833. 22. Nombre de la ley que impedía reinar a las mujeres hasta 1830. 23. Nombre de la ley que permite reinar a las mujeres en España a partir de 1830.
Tema 5. La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833).Liberalismo frente a absolutismo.
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24. ¿Cómo se llama el hermano de Fernando VII que exigió sus derechos a la corona española?
PREGUNTAS ABIERTAS
1. ¿Por qué firman España y la Francia napoleónica el Tratado de Fointenebleau?
2. ¿Cuáles son las causas que explican el Motín de Aranjuez?
3. ¿Por qué se llevó a cabo el levantamiento del 2 de mayo en Madrid?
4. Explique brevemente el desarrollo de la Guerra de Independencia española.
5. ¿Cuáles son las principales características de la Constitución de 1812?
6. Explique brevemente el Trienio Liberal.
7. ¿Cuál fue el problema sucesorio que se dio en España a partir de 1830?