revista mensual - memoria digital vasca

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mm

REVISTA MENSUALi

C I E N T I F I C O - Li l T E R A R I A

AÑO I, B IL B A O ; D IC IE M B R E DE 1889 NÚM ERO 1

\

PRELIMINARES

!r, aparecer nuestra Revista en el estadio de la

prensil, debemos, ¡mto todo, dirigir nuestro salu-

i do cariñoso á los benrvolos lectores, y al público

en general, á 'quien ofrecemos, para que lo sirvan de utilidad

y honesto recreo, las páginas de L.v Aíikja, y en breves pala­

bras oxponer algunas razones (justificativas de su aparición

en el muiido civilizado.

Porque no hay duda qué más do cuatro, al recibir nuestra

Revista por vez primera, .6- al tener noticiado ella, se pre­

guntarán á sí mismos ó preguntarán á otros: ¿Qué es esto?

¿á qué viene esta publicación? ¿cuál es su móvil, cuáles sus

tendencias? ¿qii6 objeto se'propone ó quó necesidad llena?

Preguntas1 serán éstas muy en su lugar, y cimentadas en cri-

terio razonable, no en mera curiosidad, y á las cuales por

nuestra parto desearíamos contestar mejor con hechos reali­

zados que coiii palabras do ¡futuro: preferiríamos dar la res­

puesta mostrando on los1 pliegos ya publicados ol cumplí-

miento d© un programa realizado mejor que expnestó. Y á

esto seguramente aspiramos: á que, pasado algún tiempo,

nuestros favorecedores puedan mejor estar satisfechos con

las condiciones de esta Revista ¡que no haber de contentarse

á medias con las promesas que en el primer número ños ve­

mos obligados á formular, eso sí, con propósito de cumplirlas

en cuanto de nosotros dependa. Mas ya que es menester por

vía de introducción ó preámbulo anunciarnos al público y

dar á conocer nuestros propósitos, bosquejaremos en pocas

palabras el plan de nuestra Revista; los servicios á que or­

dinariamente se ha de consagrar.

L\ conveniencia de quo en pueblqs industriosos 6 inteli­

gentes se publiquen Revistas científicas y literarias, cosa es

que sin esfuerzo puede comprenderse. El carácter reposado

y ameno de estas publicaciones, que las permite mantenerse

agenas do los apasionamientos 6 impremeditaciones, les da

tiempo y ocasión de escoger sus variados asuntos, y tratarles

con mayor circunspección y madurez, y su forma ofrece ma­

yor facilidad dé conservarlos coleccionados en libros, no en

hojas volantes de menos de un día de existencia, qué por la

mañana salen frescas y rozagantes, y á las póca* horas son

desechadas ó arrinconadas como objetos sin utilidad' poste- •

rior. Circulan con excesiva profusión los periódicos diarios,

que por cierto no constituyen un adelantamiento social ni

perfeccionamiento de nuestra literatura: esto misirio haco

más sensible el vacío de una Revista de aficiones literarias

y científicas qne, apartándose de las miserias de gacetilla, se

remonte á cuestiones más serias y durables, proporcione co­

nocimientos más útiles y honestos! •

Los estudios científicos despiertan mucho interés’y pro­

ducen grandes utilidades por sus aplicaciones á la industria

y á los usoá de la, vida social. Frecuentemente aparecen in­

ventos notables, se multiplica^ ehsa^os y pruebas, sé ad­

quieren datos luminosos, por la observación y la experiencia,

dignos do sor tomillos 011 consideración por los aficionados & osto noblo ramo do los hiiiiianos 'cjoiidcimiontos. Los intereses

'do la agrien lthra,-do las artos 6 .inclustria, 110 son menos ¡111-

pprtantos y necosarios, afinque por desgracia están harto des­

cuidados 'on las esferas oficiales. Da pelia ó indignación ver

la incuria, v ’desvío'con que esos'i(ntpreses vítales son descui­

dados por lofi Gobiernos que, ocupados ó entretenidos en

n^¡serías políticas, dejan 1 10 so vhyaij cegando las verdade­

ras fuentes do riqueza pública, y quo sJo agosten los elemon-

tps do prosp'prioadi"nacional. Una 'Hiotccción' razonable y una

administración diligente y honradíi serían oxcelcntcs medios

do levantar los Animos caídos y reparar los quobrantos sufri­

dos. Mas ya (pío la iniciativa y el apoyo gubernamental fal­

tan al puoblo y dejAn íi las clasey .productoras) abandonadas á

sí mismas, necesario es quo óstas ibusquen, siquiera sea tra­

bajosamente, lo.-i recursos que les son necesarios; quo vuel-

v'an lo? ojds A instituciones antiguas, restaurándolas en armo­

nía con,' líis exigencias 1 políticas, y las inecesidades del

momento.1 Kst.0 1 nos parece do sttrtna conveniencia, y á ello

consíigramos nfibstro concu'ráo. Quisiéramos, puos, con el ma-

y'or aciortb óoloccionar1 en nuestra ítpvista, los principales,

datos y Asofias qliC halle|nos relacionadas qoji el movimien­

to científico y ios'adelantos cri; l,a industria; dar á eonoccr

pcriódicamontá'eí óstado gqnbral, político y administrativo en

Espada y él-extranjero, fcbfialando las verdaderas fuentes de

prosporidad, y, timihióii los agentes mallia^dos do los des­

bórdenos soclalés, pattt que, sean!^nocidos hn/u/)«' procu­ren nnlitarse,c,n'la somhrtf;- y por último, mezclando lo útil

0011 lo dulco, poporcionar A los le(Jtoil*s aficionados á las be­

llas lefias hontisto esparcí hi ¡en to 0011 lecturas. recreativas. No

nos lisongeamos diertamento de.políer, presentar, sobro todo

on losj eomieiizosj un modelo acabado en el gónoro do estas

Eovistas científico-literarias, ni pretendemos colocarnos á la

CabczA de otras de su clase. Ny vamos tan allá en nuestras

pretensiones. Procuraremos qne nuestra Abeja, en forma do

publicación mensual, ocupo un puesto decoroso; en armonía

con su nombre; que sea lnboriopa y solícita en acopiar datos y

conocimientos de utilidad para sus,lectores, que sus producr

ciones literarias no pierdan el aroma principal do instru ir y deleitar los ánimos; y que su carácter apacible no lo impida

manejar en casos dados .¿1 agqijón punzante contra los zán­ganos. ,

El plan de esta publicación, que saldrá á luz el día 15 do

cada mes, será bien sencillo. En primer tórmjno daremos un

extracto de las disposiciones oficiales quo hayan sido dicta­

das durante el mes anterior, así eclesiásticas como civiles,

tomándolas ya do los Boletines eclesiásticos de la Provincia

metropolitana de Burgos y diócesis do Pamplona, ya do lai

Gaceta de Madrid y Boletines oficiales de las comarcas en­

clavadas en esa misma demat-cación. Nos parece esto de gran

utilidad para que los lectores pbedan conocer y conservar

esas disposiciones de interés genewll en ambas jurisdicciot

nes. La sección de ciencias y conocimientos útiles contendrá

los artículos y noticiad pertenecientes á estos ramos impor-

tantes do la industria y adminisfración do )os pueblos. "En

la,sección literaria aparecerán las pf-oduceioncs do su elasp

con variedad de temas; y teniendo oh cuenta que la Revista

nace y se publica en país vascongado, la lengua euskara será

cultivada por los colaboradores do La A i jf jA, ya con explica­

ciones teóricas de la extjuctura y bellezas do nuestro idi(¡*- .

ma, justamente admirado y alabado do ph)j>ios y oxtrnflós,

ya con la producción de ¡ composiciones en prosa y verso.

Una sección de noticias generales dará á conocor los sucosos

ol ex­

tranjero, siondo esta crónica un bosquejo fiel do la situación

respectiva en cada £aís dreada por esos mismos aconteci­

mientos.

1 La indicación que lleva la pqrtada de esta Revista, do

dé más bulto y trascendencia ocurridos en'España y

ostar rtprobada por un Consorlefíl^iástioo,' indica! nuestro do-

, cidido propósito do respetar Uis cosas respetables y de no

arrogarnos ’facultados que no' nos incumben. Los asuntos

' religiosos son demasiado serios y 'trascendentales, para la

vida do los pueblos comò do los.individuos, para ípie nosotros

nos atrevamos A tocarlas, indiret-ta ó directamente si preciso

fueVo alguna vez, sin estar garantidos de la ortodoxia do

nuestras1 apreciaciones ó raciocinios. En Osta materia más

quo en ninguna Atra preferirne0 el mótodo preventivo.

Por último, teíiiendo en cuenta la importancia excepcional

quoTovistci. las Encíclicas Pontificias, en las quo el Padre

'común db los fieles da'las enseñanzas ó intima sus precep­

tos v consejos, que por iodos d^bo.u con jusfieia sei* respeta­

dlos y duntpHdos, creemos oportuno darlas á luz en nuestra

Rovista, poro en pliego separado para quo pueda formarse

(colección' especial de dStos documentos, que justamente son

univorsaln|ento reconocidos como insignQsimon}imenfos do

'ciencia y do verdad infalible; ,Y on nuestro propósito de

tonev casi pe.rmanonto e$a' sección do pliego separado, una

¡voz publicadas las nnís'/notablos Encíclicas, insertaremos,

según là oportunidad, algunas obras literarias de roconocido

imórito y eonvenibncia. í)o esta Cubito los lectores de la Re­

vista podrán'formar con ojia dos colecciones diversas, y am­

bas útilísimas.

La Revista tiene su Consejo do Redacción, v cuenta con la

pooporaejón, do ilustrados colabò|-adòrcs; però todos los osori-

i tos originales saldrán como do, redacción: 110 so busca on

esth publicación el lusti¡q ó la faina para sus redactores, sino

el buon nombro de la Revista y su utilidad para el público.

Los quo'en 'olili escriban, haránl'oi sili pretensiones' di* nom-

tbradía, y sabiendo que moralmente son responsables «lo sus

producciones ó escritòs. Por idéntica razón, las columnas do

esta Rovista éstán abiertas para los quo, ajustándose á su ca­

rácter, q’uiotan favOrocerlIi con hlgufios trabajos ó composi-

ciones; pefo el Consejo de Redacción sé reserva todo el dere­

cho de admitirlos ó negarles cabida en La A b e ja , según los

conceptúo portinentes ó inadecuados & la índóle do esta Re­

vista.

Y sentados estos preliminares, con la venia del lector, pa­

saremos 6 ocupamos, fiesilo i[ presente número, en las ma­

terias ya indicadas.

L a R edacción ’.'

Bilbao, Diciembre do 1889.

Cr ó n ic a i n t e r n a c i o n a l

kcía un escritor contemporáneo que dod son los

ojementos constitutivos do la moderna civiliza­

ción: muchas ideasen libro circulación por todas

partes, y 'muchos roginiientos guarneciendo las naciones. Las

primeras (aíladía) representan l i rienda y 1«\lihertad; los se­

gundos t\ órftm y la legalidad \El, diseño río doja do sbr gráfico y expresivo: la libertad

del pensamionto está hoy proclamada ,como una do las gran­

des conquistas dql modqrno progreso. Acoroa do .esto pudi6-

tamos decir m'uchas cosas.. Pero piOnguadá ciencia es la quo

so confundo pqnla charlatanería, ridicula dioneia la que no

reconoce principios fijos,.evidentes, fU}pcriorcs á toda discu­

sión f Exentos de la volubilidad, del poqspmicnto y de la

imaginación do lbs hombres. Las,monedas falsas, como las

ideas errónoass no deben spn puestas en circulación, no deben

tpner entrada en los morqádos,, n i1' eil las especulaciones de

ninguna clase.

i Pero (jejomos de filosofías, f .vamos al hebho material do

las guarniciones y milicias, representación del orden y de la

legalidad. Por cierto qup bsto Orden y esta legalidad, apun­

talados con las bayonetas,1 cuestan caro á las naciones y dan

poca fiiiqczqi ¡Mos1 edificios: valen más quo puntales do oro,

y sirven á véteos menos quO puntales do madera carcomida.

Verdaderamente, en pofcas edados dó la Historia se habrA

podido ver un fenómeno semejante al que en nuestros días

ocurre: todos los pueblos del continenti} europeo están con­

vertidos en campamento, semipacífico, sqinibólico, pero archi-

gravoso para los ciudadanos contribuyentes.

El presupuesto do guerra es do lo más sutydo en las-na- \

ciones; el contingento do los ejércitos se olova A cientos do1

millares do soldados en cada una do ellas; lo? inventos y mo­

dificaciones de armamentos, trenes do batir, buques de guerra

y artillarlos do las plazas, so multiplican; y Jas paciones todas,* i

arma al brazo, só contemplan las unas A las- otras, A voccá

como desoosns do vonirso A las manos, y cadfi una como te-,

morosa do ser la primera en disparar ó acometer.

Pero oste esttido de sitio permanente y mutuo, estos apA-

ratós militares, no se dirigéii exclusivamente á la legalidad y al orden internacional; cosa os qué anft nò |pod«mo9,decií:

si más bien quo para esto son nwtesiniH < tròpas para

mantener el 80&i¿g#'ititeHór en cada nación,vi par* sefvir dd

grinrdia* de corpn á las indtitueionos o £<&iernoft respectivo#.

Porque hay idea* ìfoalsànas ^uo com’o ciertíalbebidKs' subén

A la cabeza, y son capaces dé produci' íA dkUrinni Si el pensamiento es libro, tambión la acci¿ó det» íerlo :ihó

aquí la lógica de un pueblo revolucionado. ; ‘ i

Hablamos do las revoluciones. Ddnde no sG les |>Kedo ojio- :

nernn frono moral, so echa mano de la fo^rza bruta: pára

oso están abiertas las bocas de los cationes.

■ Es casi una consecuencia naturhl quo (letrAs do la libero1-

circulación do ideas, venga una libto ciróulación do baiai? yi.

de revoluciones.

El acontecimiento culminante -|pl me* de Noviembre^ ha1

sido el destronamiento del Emperador dol Brasil. Eqto hethi)

faé consumado gorii tal actividad y segundad por parto d<3 l‘>*

-

conj lirados, qWo ía noticia sorpkmdió á la ini sin a diplomacia

duropoa; y1 los dotgllcs todos do la doposioi(5n del Emperador

y proclamación de-la República ó Cpnfedoración do los Esta­

dos dol Brasil demuestran quo lós. preparativos se lian hecho

con madurez y ion fuertes elementos de apoyo y cooperación,

110 sólo del país brasiloflb, sino de otros estados.

El Emperador recibió m su.mismo palacio la intimación

cortés v aun bbnigna de abdicar ,s'u Corona, renunciando A

olla qon declaración rspiiufrfnfia/ó dejarlo por fuerza, toda

vez quo eli país se había'i'nclinado A ilrj sistema de gobierno

fodoral. Robus»; ('l imperador la abdicación^ «orno Ja pensión

vitalicia quo le'ofiecían, 6 immediatamente fuócon su familia• iomba^cado en, yo por quo debía Conducirlo A Europa, escolta-

dp por ni) buque do guórra. Despidióse del Brasil con una.

carta muy sentida, en la bnal hace votos por la felicidad de

los misinos Estado^ do que os atajado porla revolución.

¿Por qué 1).,Podro do Alcántara ha sufrido esto gran revés

y ol imperio bra^ilofio so lia convertido en federación repu­

blicana?.' • ' ¡

— Por Ir yoluntad dol {’»ais,— dicho los jefes do la in­

surrección. . i

Però ya todos sabomos1 quo ‘¡el ‘nombro del país sirvo do

pantalla para miHias cosas, y la .voluntad nacional, así lla­

mada, on estbs .casos no pasa d0 s&fr el capricho' do ur.as

cuantas docenas de cabezas, $1 pueblo deja hacer, cuando no

lo impbrta mucho lo quo.sp va, aunque tampoco lo entusias­

ma lo quo ro vieno. Hay que notar quo1 el ex-Emperador era

liberal, y sin embargo, los1 libéralos lo han dóstronado. Favo­

reció A las logias ni asó n i cas’, dejándolas campar libremente

eri sus'estndos.' 'Tiompo liaría quo la Masonería tenía, por lo

mbnoa uno1 de sus grandes dignatario^, formando parto del

Consejo del Imperi^ y otros muchos afiliados1 deupando pues­

t a importante^. Y no contentos coiV apoderarse dol gobierno

civil, babíansod'os masonos Mado trazas, v extremado su va-

. 10 -

liraiento oficial, basta el punto do imniscnfrso en cosas ecle­

siástica«, en asuntos parroquiales y dp cofradías religiosas.

Esto pnioba que allí tenían la sartén pore! mango, como

suele decirse, y explica las vejaciones qjio han sufrido eri

aquel país varios Prelados y eclesiástico*. Y la masonería,,

no contradecida por el Emperador, no so ha opuesto á' su

caída, más bien la ha preparado y ejecutado. Es un dato1 quo

no debe echarse en olvido.

A compás de lo» ditirambos entonados en loor do la nue­

va República brasilefia, so han lanzado públicos cartoles do

desafío á las monarquías, europeaü, previniéndoles quo lo'del

Brasil ha do traer cola antimonárquica. Quo no es sólo

cuestión do palabras, lo prueba el hecho, también público,

do los comités revolucionarios quo, tenibúdo su contigo do

inspiración y do acción on París; trabajan aunndnmenté eíi

los domás estados, siendo los más lamendi^dos España, ¡Por­

tugal 6 Italia.

Á los quo jnzyuon los acontecimientos,históricos A ,1a luz

de la filosofía cristiana, viendo; que *n 1* cuestión romana

está la clave providencial de las qiostionea actúale^hada lés

puede extrafia» dq cuanto ocnrrtki h w lifliplftfción

posan sobro algunas nacionos, y los rtístios rovoluc»an*H(fc,

'cual otros Atilas, suelen ser el apote de Jhos.Jfn xtfqo.

ANÉCDOTA Y SEMBLANZA'

Volviendo la vista sobro los recientes acontecimientos fiel

Brasil para conocer detalles y comparando Iuégo con.otrt;S

acaecidos en nuestra vecina Portugal, ptodrenios comprender

mejor, el por qné do losi primoros y predecir quizás respecto

á los segundos.'

— "11 I

La cuestión religiosa tan batallada on ol Brasil, particular-

mentó on la provincia do Pernambue, ha sido á no dudar

el termómetro d o la marcha en los'sucesos; la debilidad de l |

espíritu, manifiesta en J). Podro 31, bajo cuyo reinado so ve­

rificó la prisión dol Sr. Obispo do Olyuda, condonado por los

tribunales tlr jusfir/a, A cuatro años do trabajos forzados, sin

que obtuviera del Emperador otro ainparo (pie el reducirlo ú

simple, prisión on una Iforíalofc , dejan poHl*otamonto conocer

el poco ó nipgún prestigio quo'disponía esto monarca para

contrarrestar la influencia de las sectas (pie le obligaban á

castigar tan injusta como cruelmente á un Obispo, que en

su elevada misión so lo acusjiba tan sólo1 do intransigencia

con las sacrilegas pretensiones de la masonería.

«Sabemos por otra paHc, que en uno de los viajes efectua­

dos A fcuropa por 1). Podro, bajo el incógnito del Conde X,

visitó A Su Santidad Pío IX , ,y sjn quo pretendamos tacharle

de poco diplomático ni ealificaV esto neto, diremos quo al gi-

raí en esta visita su eoilvOrsaeión sobro los asuntos do Italia,

so pornlitió insinuar idl'aS do tolerancia y mayor proximidad

hacia la política do Víctor jWanuol; esta ¡brusca y descortés

insinuación fuó respondida j>or nuestro Santo Padre en los

términos siguientes: M i querido ronde, vos no enfeudéis cu eslrus cósas, no hnblelños sobre el parfieulrrr. Como toda res­

puesta merecida, la do l ’ío IX enojó fuertemente á nuestro

Uondd X', ,c»rt términos do concebir ideas de persecución para

con la Iglesia,'tanto así} que antes de quo el Emperador re­

gresara al Brasil, en todo el rein'o se anunciaba su indi.-- , i iposición; estos rumores no tardaron en confirmarse por su

especial comportamiento y (lesdo entonces el debilitado

bienio fuó juguete de las sectas (pie han sabido premiar su

protección y amistad con la destitución y el destierro.

Hechos similares \ ionon sueco ¡endose en Portugal: el

Tlustiísinio Cardenal Patriarda lio Lisboa acaba do publicar

lina carta pastoral, on la (pío protestando vivamente contra

la erección del monuijnento ni apóstata Bruno, tomando

aquí motivo para condenar las sectas masónicas, que tanto

afligen ol corazón do nuestro Santo Padre. Con este acto el

Cardenal Patriarca ha roto valerosamente el silencio que e l1

Gobierno do Portugal imponía á los Obispos sobro la Encí­

clica Humnnum fienus; poro el Diario do (¡averno increpa

con dureza, en un comunicado oficial, al eminente CnrdenAl

por su ataque 6 la masonería; estas manifestaciones son tes­

timonios veraces de las compromisos quo ligan á ciertos go­

biernos, los que en rigurosa lógica habrán de alcanzar fatales

consecuencias v animosidad.*U n id o .

SECCIÓN H ISTÓRICA

(T A T U O OCASlDNKS Y.S ifVK KSPAJJA TííATÚ ,DK CONQUISTAII Á l l l/K A V A

l ’KUO KS QVK ÉSTA

DP.M'ISTllÓ SKI1 INCO.NQUIKTMU.K I ’OK L aS AHMAS

1

AKKir,()Jv’HIA(¡A

r, afio 8(17 del nacimiento<16 Cristo, I). Alfonso III,

que A. la sazón reinaba icn Asturias y IxVin y que

después mereció do,los historiadores el sobrenom­

bre de Maguó, no considerando suficiente para desahogar sus

bríos belicosos la guerra que tenía qUo sostener confia Mo-

hammod de Córdoba, y juzgando. $in duda-, igualmente líci­

ta la reconquista de su nación como la conquista de estados

cristianos que ningún (Inflo le hacían, se propuso someter á

fui obedieiicia A las naciones independientes situadas al orien­

to de sus dominios, y, re¡unieiu]o gruesas tropas, marchó so­

bre Alaba, cuya población, quo realmente tanta sangre

euslcoi ¡ana tortía como gótica y espadóla (pues su parte mon­

tañesa y fiuskeldium estaba asociada Vi la República de Biz-

kaya), obedecía entonces n un tal Kilon, queso llamaba Con­

de; ó imjionióndose á los habitahtes de aquel pequeño estado,

hizo prisionero fi su seflor,’.quien cargado de cadenas fu ó con-

(lucido á Oviedo, donde, enconado en u n ,calabozo, acijbó

sus días.

Suponiendo el rey leonés quo las tierras cuyos destinosi

regía Eilon so extendían dcpdc la Rioja hasta ol mar Cantá­

brico, confiaba en que, teniéndolo on rehenos, todos aquellos

pueblos montañeses que, entro las llanuras do Alaba y los

maros, vivían libres do la dominación sarracena, y que ha­

blaban cierto lenguaje bárbaro y (¡rosero *, quedarían so­

metidos á su poder, con lo cual resultarían sus dominios

notablemente ensanchados.

' Pero so engañaba el inonarca español, porque aquellas

gentes seguían en pu apartada tierra sin acordarse para

nada del presuntuoso rey asturiano, y no prestando obedien­

cia más quo á su Jaungoikua y á sus leyes consuetudinarias.

Invitado D. Alfonso ante esta actit/id de los bizkainos, lógica

y natural puesto quo nadie los había domeñado, mandó á

su hermano ó pariento OÜoario ú Ordoño que, al frente do

un poderoso ejército, so dirigiera presto á la conquista do

Bizkaya.

Esta poquefla nación eitslr.ld/óm abí*rCaba ert aquello*

tiempos (888) más extensión do la qne «ctualmOrtte lo cor

rrespondo: por el Poniente se extendía híista lo quo r*| • hoy

. Castro-Urdialos y vallo do Mona inclusive, por el Oriento

hasta el río Deba, comprendiendo además al vallo do Oñato y

por el Mediodía 10 pertenecían los valles do Aramavona,

Ayala, Okendo, y Llandio 2. Más dentro'do esto territorio so

encerraban un estado y una confcdoraciórt do repúblicas: el

Señorío do I)urango y la agrupación política do las demási

anteiglesias y valles, independientes 6 júnalos entre sí y qtie

1 Palabras del P. Mariana en so H is to r ia iIr . K s/i^ iin .* El Eufilccra quo so habla on EibaiJ, Elgoibar, Placon<ia, Tli-rgnin y

Oñato conserva aún l/i forma1 bizkaina; oí qno so fiabla oh nlgtiíia parte de

Alaba es también bizkaino.

-- ir» —

formaban confederaciones menores, ¡origen do las quo después

llamaron Morbidades y gobernadas, según parecí', por jun­

tas do ancianos.

Libres 0 independientes en absoluto, gozaban eso conjun­

to fraternal de pequeflilís entidades políticas, regidas por levos

consuetudinarias y mu-idas en su misnv>iseno fundadas i'n

la religión y la moral, do una existencia perfectamente Miz,

sin jamAs irisárselos por las ’luientes el oxtendor sus domi-

nios pon nuevas tierral,, ya (pie taihpoco, sogún su índole v

naturaleza, nada podían ganar con esto sijs-anteiglesias y va­

lles. M,as .cuando

Oyu bat aditu-izan-dai

Kuskaldunen mendjen artetik', ■

Kta otxeko Jaunak. boro afearen aitziniantxutik,

Sdeki-idu ,bearriak efa crrañ-tdA: ¿ñor daorr?¿zer nai-dute?

Kta txakurra, bere nausaren oinetan lo zaguena,

Altxatu-da, ota karvasiz Altnbizknrren inguruak bele-ditu;

cuando

Iba fleta n'ii lepuan ara ots bat Ugcrtzen-da;

IJrbiltzen-da, arroka» czkcr ota eskuin jotzen-dituztelarik,

Ori daurríindik oldq-dcn orinada baten burruma...

Mendion kopetetarik guriek errospuesta ematen-dio^e.

Bere tutuen soinun a'diarazit-^uito

Kta, etxoko Jaunak bere dordák zorrozton-ditu; 1

cuando advertían la proximidad, del extranjero, (pío, como

el Aguila1 A su presa, trataban de sorprenderlas en medio de

su paz y.tranquilidad... entonces, sus antefe pacíficos mora­

dores, en flqros leones convertidos,

i Al oir la basd-a -tibia en son do guerra.

Trocaban el illinrt6s por la ooraza,

La antigua laya por la férrea maza. *2

1 'AUabixkbt'cn K an!un.3 Arn<|<iistain.

— 10 —

Con talos gen tés teñíq quo habérselas el hefmano do don

Alonso, quien ciortamente, A juzgar por los efectos experi­

mentados, más le hubiera valido estar <jliicrnic%.No eran pueblos afeminados y onvilecidos por el lujo y la

molicie, las pasiones y ja corrupción toda aneja A las nacio­

nes encumbradas ilícitamente, ni gentes quo, ocupando tie­

rras extrañas, no podían amirlas orno A su propia vida, no:

eran hombros do una raza vigorosa, quo amaba la indepon-

dencia más que la vida, quo había do vender su libertad por

su sangro y muy c.ira cada gota do ésta que hubiere do de­

rramar; pueblos eran, cu fin, que no temían el a/atjne de. frente , franco y noble, que siempre lbs pudieso permitid la,'

dignidad do morirse matando antes db verso osclavos.

Ya llegan silenciosas las tropas ospnflolas y atravosando

los valles do Orduíla y ^murrio, ro dirigen A Bizkaya por

las heredades do Luxnndo. Mas la p^netra’nto vista dol pasr'

tor montAfiés ha déscubierto desdo lc/s alto»'de Izarra y Of-

duna á las cerradas huestes que avanzaban hacia Bizkaya;

de monte en monte y de caserío eh caserío sb;lia transmitido

la. noticia de la proximidad del exfcrtnjfero «trinado, que cotí-

quistó hace nflo8 á los vecinos alaboses; hh resonado' yá tfn

las cimas más elevadás el tóquo do alarma dé tantaá bocinas

como regiones cuenta Bizkaya, y su eco, repercutiendo híjsta

los últimos valles y barrancos, haioncendido la fiebre del

combate en el corazón del bizkaino^ cada anteiglesia y cada

valle ha organizado |su reducido ' pero acorrido grtipó do ’

combatientes y hasta el Seflorío de Durángo presta sus hom­

bres al frente do su Jaun Santo Esti^iz* para defender la .

causa común do la Independencia., y antes de quo el oxtnin-

jero pise tierra bizkaina, ya so onenentran los altos do Padtira

y Ugao coronados por grupos de labradores, pescadores, he­

rreros y pastores transformados qn guerreros, quo hormi­

guean impacientes por comonzar la lucha, dispuestos A obli-*

gar al español invasor ’•^'•ocoder hasfa el límite de sus

tierras ó á pasar por encima do sus propios cadáveres para

■penetrar'en Bizkaya.

La soledad y ol desierto quo extraña al invasor al entrar

en tierra blzkhin^, como quiera que encuentra abandonados

los casorios y ni en el monto ni en el llano advierte ser algu­

no viviente, no indica, pues, que los habitantes so hay m reti­

rado á las cumbres para dejar libro el pa^c sino quo es el

■preludio do una 'tormenta de salugre que ha do do pararlo la

emboscada quo aquéllos ly tienen proparada.

Ordofty, sin omhargiu,, por no comprenderlo, ó poi con­

fiar demasiailo on las Fuerzas que mandaba, ó porque no co­

nocía más sistema de guerra r|uo el emplóado en los lla­

nos, avanzó resuelto, siguiendo el curso del río. .Mas apenas

sus espejas huestes llegan á la angosta vega do Podura.

los obliga á dolener ol pa^o un extraño concierto de cuer­

nos que*, db las alturas parte, <6 inmediatamente un terri­

ble coro do i'obustns y penetrantes voces atruona los aires:

os el grito do guerra del 'ruslrhhut, ol belicoso irrhtlxi, que, lanzado por los fornidos pechos do los bizkainos, que

desdo los altos acechan á loé cspaíKdes, si no hiela la sangre

de éstos, por-ser soldados avezados on las batallas, es la señal

de q\io presto habrá de Aehani ateo hirviente por el suelo

bizkaino. >

Rápido como el rayo, lánzase o] tropel’Wzkaino sobre el

invasor con la fiereza con quo Suele ol león sobro el antílope,

y con la ligoroza del corZo y la destreza y vigor propios do

su raza, ataca, hiero y mata, so revuelve, salta atrás y vuelvo

á arremeter, y

Como parten la cat'riO en los tajones

Con los corvos cuchillos carniceros,

V (pial de fuerte hierro los planchones

Baten en dura yunque los herreros;

At f 'es la diferencia do los sones

Quó. forman coil Sus golpos los guerroros,

s

Qui6n la carne y los huesos quebrantando.

Quién templados arneses abollando. 1

Iludo es el combato, sostenióndoso c'on vigor por ambas

partes. Los unos, veteranas y Acostumbrados A luchar desde

su adolescencia contra los musulmanes; los otros, gente vi-'

porosa y Agil y do innata destreza y fierds por su independen­

cia... ninguno de los dos bandos cederá do buen grado un

solo pie de terreno.

Mas observan los bizkainos quo los golpes quo dirigen á

muchos de sus enemigos resultan infructuosos, pues cubier­

tos fotos de una completa armadura, so ¡presentan invulnera­

bles al hierro más eertcqo y rudo; y viendo quo ni uno ni

varios golpes son suficientes A derribar al contrario, comien­

zan A desesperar do la victoria y A desalentarse. Pero enton­

ces, advierte un bizkaino, gracias A los. movimientos do su

rival, la abertura quo mpestraila armadura de óst.o entro su

parte inferior y la coraza, y lanzándolo, rápido,A diclm parto,,

un golpo terrible quo le derriba mal hqrido, so vuelvo A sus

compañeros gritándoles: snhclimt, /tafyh'rw .tarín! 8 Veloz

esto grito cundo por todo el campo, y reanimando los fatiga­

dos pechos v los cansados brazos d© los bizkainos, quo va,

han descubierto un blanco para sus acerados elinzos y espa­

das, causa horrible mortandad ontro stís enemigos.

Estos, sorprendidos por tan brusca 6 inesperada eficaz aco­

metida, y viendo,caer A su latió Atantes componeros, fuera

de combate á sus mejores jefes y bailado en snfigrc y muerto

á su capitán Ordono, quien, como se le cayera el casco, nota­

do que Jo hubo una mujer bizkaina, recibió do 6sta tan cer-

1 Kuilln.s Esta fraso «jur*, caminada on *ahcletik, rnfirro AWviuistnin al com-

I.ato verificado en liorna, sopún la tradición, ontro otmkenaiios y rortihnos,

la lio oido yo afiilniir á ancianos liizkninos A h ttetnTládrt .^rlfrorringn. Sig-

llificr n i r l r i r t i f r r , n | r l r im t r f r l f t r n r .'

■toro golpd do li:vli¡\ en la cabeza quo lo derribó oxAnimo per

¡tierra, 1 decaen do Animo y, perdido« el valor \l la fuerza, co-

jmenzando por sól.o defenderse, acaban por volver las espaldas

al bjzkaino y por correr como gamos ansiando poder des-

1 andar el camino en Jiora mala andado pai-a realizar la crimi­

nal .con quista do un pueblo pacífico.

Y los ágiles liijckainos,

‘¿nal suelen escapar de los monteros

'i Dos grandes jabalí* fieros cerdosos

Seguidos do solícitos rastreros

¡ De la-campestre sangre cudieiosos,

I Y saleil en su alcance los ligeros,

>¡ Lebreles irlandeses generosos;.

Con no menor codicia y pies livianas,

Arrancan tras los misaron hispanos. 2 Cubierto de cadáveres queda el campo y enrojecido de

Immeanto sángro; 3 ¡»ero los bizcamos' (no abandonarán su

presa hasta hacerle transponer los límites de su patria.

¡Angustiosa .carrera la de dos fugitivos! Unos, jadeante el

pecho y rendida!* las piernas, se dejan caer, abatidos, al tro­

pezar en el Cadáver de su1 bom panero; Otros, arrojan las ar­

mas para correr eo'iv más presteza, y sólo se acuerdan de

(illas cuando k> sienten detenido# jior una niaho férrea que

los haoo prisioneros; quiéiv. víqtima de horrible pánico so

abalanza sin reparar en el1 terreno que pisa y encuentra en

una zanja el término de su libertad; quién, detiénose deses­

perado á libra rao del golpe del bn'zltáíno qüe le llega á los

alcances, mas para cuando vuelve p] rostro le ha peí forado

el hierro lap ontrafíasó d(v;itfr>zadi(> él cráneo una pesada maza.

1 Así cuenta,ía tradición.

2 Ercilla.l>n pslláltrn subrayada 'sustituyo á la de chrixtinntm .8 Sa]HUnho proviono do el uomWro 'iln A r r iy o r ritrt/it ( IV» Ir* ya I

Rojo) quo lleva hace muchos siglas ol luyanlo la anticua Jo lina .

Pero ya traspasan las fronteras de Bizkaya, y el hijo do esta

nación, al llegar al árbol Malato, 1 se detiene, que no lo im­

porta pasar más adelante, y lanzando una mirada altiva á las 1

destrozadas huestes españolas quo se l alejan por el campo

clava su daga en ol vetusto tronco, on doblo señal do victo­

ria y do roto á quien osarp, on son do guorra, ponor la planta

on tierras do su patria.

Y ahora

... Ktxeko Jauna, joaiten-aaltzora, zure zakuírarekin,

Zuro emastearen eta zure aurren berarkatzora, zuro dardak

[garbitzera eta

Altxatzora zuro tutuokin, eta goro eijon ganean otzatera

[ota lo-egitera.

Oabaz arraanoak jeiten-dira aragi pusJra leerta oriekjatera,

Eta ezurr oriek oro zuritulto-dira etomitatean. 2

¡Venturoso día para Bizkaya! Ciorto quo la preciosa san­

gre de muchos de sus hijos se ha mezclado en ol campo do

batalla con la del extranjero, contándose entre ellos el vale­

roso Santxó Estigiz, que partida la fronte en dos podazos por

un bote do lanza, sucumbió en lo más recio de Ib pelea;

Mas ¿qué importa? á tanto precio

Cuesta lo que valo tanto, 8

y la libertad do Bizkaya bion vale la sangre do, ru s hijos. 4

Pero no será esta la única voz quo tengan quo derramar­

la abundante, pues si un roy español ha escarmentado, otros

1 Uno de los árboles junteros que entonces existían y que señalaba el

limito do Bizkaya.

* A lfab ix lca rren K rm ft/a .* Airieta-líascarua.

4 Eh tradición que esta memorable victoria fuó alcanzada el día do San

Andrés. Según la misma fuente histórica, Oittofío fuó entorrndo on el se­

pulcro que aun hoy día existo á la entrada de la iglesia de'Arrigorriago,

y Santxo Brtigiz en el quo so encuentra en el pórtico do San redro do

Tabira.

le sucederán quo, en sus miras ambiciosas, proyectarán hi

conquista de esta vieja nación.

Comprendiéndolo así los bi/.kaiuos, resuelven la confede­

ración de todos.sup pequeñosJ estados, \i\ elección de un cau­

dillo para ol casb do guerra con el extranjero y la recopila­

ción y traslación escrita de sus leves consuetudinarias.

' Al efecto, habiéndose reuiiido los bizkninos en Junta («-3-

jnoral ó Asamblea’, cuino se encontrase el I)m jiijguesado sin

! Señor, convinieron en quo entra ni áConstituir una de tantas• l

j merindades ó agrupaciones <fc pueblos independientes en la

'¡general Confederación Bizktfina; dióse forma á las leyes de

j costumbro v se 0scrib¡eron;i formuláronse los pactos entre los

i bizkninos y el-que había do ser s,u Jefe, y unánimemente

propuesto para esto elevado! cargo un joven llamado Lope

1 Fortun ú Ortuño, natural de MeakauiV ó do Busturia (que

1 mfts tardo so casi) con Dalda, bija do Santxo Estigiz), quo se.

había distinguido en la batalladb Fadura por sil táctica y

i valor, habiéndolos jurado solomhcmente, fuó aclamado por

/ los bizkaiflds sil Jnitn (Sdfloij, siendo conocido on la historia

con el sobrenombro, de Z/rh'rt (el Blanco ó Rubio).

■ Do aquí dáta A Soñorío do Bfcknvn, mas no, como proten-

j den los historiadores españoles.-bu independencia, la cual es

! tan antigua como su sangre )' sti idioma.i

A x ^ i ia i i ih k .

REVISTA RELIG IOSA

r, abrir esta sección especial de nuestra Rovista,

! forzosamente nuestro carácter 'do cristianos v*j nuestro oficio do cronistas verídicos, innóvennos

á llevaf la atención do nuestros lectores íiacia Roma. El So­

berano Pontífice, constituido sdb hwttili domirialir.ve, ata­

cado en su persona y en bu s derechos, marca un período de

ruda prueba para la Iglesia Católica. No ¿o concibe quo uiin

sociedad estó respetada y tranquila, cuando su Jararca sufré

vejaciones, y está coartado | en sd independencia ¡personal y

en sus funciones legítimas.

Por más que so diga, la llamada cuestión romanrt está lejos

de ser un asunto peculiar do la península italiana, circuns­

crito á los límites do aquql paísi Es cuestión internacional,

católica, esto es, universal; porque la Iglesia es una sociedad

compuesta de gentes do todo el universo.

La situación actual del Papa, como es violenta.y anómala,

no puedo ser durable. ¿Cuál ha |do sor su solución? ¿Quó

derrotero marcarán los acontecimientos posteriores? No es

fácil pensarlo. Por do pronto, en el seno njismo dé Italia, po­

demos observar tres agrupaciones distintas,. Los datólicos con

el Papa, los liberales con Humberto, y los socialistas contra

el Papa y contra Humberto. Ix> más granado y activo do la-

tiancntnsonóría ostá, pn el eafnpo spcialifeta, iriipulsando los

trabajos rdy.oluciqnários en gra'ndó "srala, doiltj-o y fuera do

Italia. Esto'nb da, oxtraño, pero arroja mucha luz para juzgar

ncerca del rpovimieílto 'antic’rístiíiirrV e i nuestros días, aun

también paíá conocerlos verdaderos agentes do las revolu­

ciones quo se .preparan y anuncian, puta no lejAna época.

( 'Sabido es qno los judíos, si no Son los fundadores do la

francmasonería, Son hoy sus dueños ó manipuladores. A su

i consigna están las altas logias, do sus bolsillos dependen cre-

' cido número do pcpódicosi que gozan fama,y prestigio, ar­

dientes propagandistas del naturalismo v'do las revoluciones.

La banca judía efc pródiga pHra dar & interés crecido; da para

revolucionar los Estados, v'revoluciona para cobrar pingües

despojos.,El judaisnio por la francmasonería ayuda al go­

bierno piamon tés para la ocupación de los Eétados Pontifi­

cios. Conseguid'*1 esta aspilat'ióli .anticristiana, vienen las

otnpas subsiguientes. El día en que el Papa salga de Roma,

la disputa dej botí/i.iserá sangrienta.

La diócesis dte1 Vitoria sufro ahora un cambio di' Prelado,

eoh la promoción del h’NCpio. Sr. Miguel Gómez á la Sede

Arzobispal1 do Y¡illadolid.'KI;voperabIoPastor quo durante

ocho años' hA gobernado la 'dió^esiV Vascongada, con gran

amor de rus súbditos espirituales, deja como:recuerdos cul­

minantes de su Pro lacia ja celebración del Sínodo Diocesa­

no, la ampliación del SoniináriW Concillar y líi rehabilitación

v1 mejora del'p,alacio episcopal <16 Vitoria!

La Resignación .de su sucesor 110, es aún sabida de cierto.

Los nombres dol Iltmo. Cjaseajiij'-cs, Obispo do Calahorra,

y del Iltmo. Sr. Piérola, Obispo de Ávila, ¿son los que han

sonado como i]H\s» probables. Y pIi caso de^tr designado el

primero, señalábase como indicadd para sucederlc en la Sede

Qalagulritana al Sr. Escudero, aetiyal Abad do la Colegiata

do Logroño.

Sea lo quo fuere, cúmplenos saludar con respetuosa y

sentida efusión ni anciáno y Virtuoso Prelado, do cuyo go­

bierno nos vemos privados, y esporar con ansia y filial adhe­

sión la venida dol nuevo Prolado do esta diócesis.i

T e ó f il o

VARIEDADES

1' X A <'■ 11\ < ’ 1' 11A I» M A S O N I C A

i, diario do Sicilia1 titulado VArco lia publicado laI 1

¡ siguiente circular:

¡ '« A. los1 VV/.:;i'F^ do lasiIjL.*. do la alta Italia.

»Hasta que nuestros lími'les sb hallen bien determinados

jW, niodid de agrupadnos <te las fuerzas italianas bajo la

dir^e-ción (le un (».*. ()/. general que ecincent.ro las acciones

todas ríe los FF.\ individúale^ y corporaciones existentes ó

por fuiuj.hr, ol G.\ O/, se dirijo a los FíiV. y A las LL.\ do la

tiHa Ttalim por un asu'nfo trascendental'Jiara el triunfo do la

humanidad, de In véldnd atacada, y contra todas las deriva-

ci^tié?'suprhrtiundapas, producidas por el mal,vado instinto

dé la tW rnoia y do las religiones sobrenaturales, espeeial-

iiiento ln'imrifí tenaz (Jo todas la religión católica.

i No habréis olvidado los' trhbajos llevados A cabo cu el

papado S nombré do la política y de laadministración italia-

luvipafa.dl a/ianciiamiento llb. ía misma y del humanitarismo;

Ja, supresión de las qrdenes religiosas, la desamortización de

.los. bienes eclesiásticos y la’ destrucción del poder temporal,

60» ríos tros grandes hechos históricos quo constituyen la

blj?o granítica del moVimi^ntó masónico en Italia,

»Peo esto no basta. La buena voluntad del gobierno reía-

tira Ala propagación de las indiscutibles teorías i del natura,-

lismo en oposición á las rev^ladas^nopueden alcanzar todavía

toda bu eficacia, las exigencias do la política,tanto intorior

como exterior, obligan & menudo A transigirían prácticas

inveteradas do los pueblos y de algunos gabinetes europeos-

»El bien general do la masonería italiana, como el do la

europea, exige so proceda prudentemente, pero conviene

aprovecharse do las ocasiones presentes así como do las con­

quistas pasadas, para arreglar nuestras op¿racionos, avanzan­

do con ardor, calma y energía.

»Debomos ante todo ensenar al pueblo quo la masonería

no tiene un fin político, proponióndosd únicamentó el bien­

estar y la paz, la libertad y redención do 'los ospíritus escla­

vizados por los dogmas y preceptos religiosos. ’

»En segundo lugar contieno demostrar quo la masonería

no combato A los católicos, sino al clericalismo corruptor do

ellos, quo los confundo y dosdora.on manifestaciones públicas

y 1 ocluís políticas. , ■

»Es necesario advertirlas ^ud la Religión ospfcás libro y

floreciente en aquellos estados como los Unidos dé Amóricn,

dondo la separación de la Iglesia es completa y lo inconvd-

nionto para los gobiernos el establecer cqncordádtyj quo lop

comprometan con la Iglesia. ' !

»La instrucción y educación en las escuelas debo sor tam­

bién do gran importancia para los FF.\ M.\

»A esto efocto deben vigilar, salvo cqsos excepcionales,

el quo los títulos ó dirección do.las oscuelas no 'recaigan en

personas católicas. Es necesario que Iqs escuelas municipales,

así como los colegios, liceos y escuelas tóen i caá, .según las

circunstancias, sean indiferentes ó contrarias al catolicismo

y quo en ollas so onsefle las doctrinas ;n atura Hitas y libres,

extraGas A toda preocupación religiosa. Ijas osquelas supe­

riores deben hallarse especialmente en poder <Je( los FtV.

.MM.% 6 aliados suyos.

»•Para obrar Mejor sobro la instrucción, disponemos de mo­

flios logrtlos y oloctivo.4; ol nndiolo£al consisto en provocar

un movinpeiiito'Iiaeia la.sustracción do las escuelas á los Mu-

niHpio*, Irtieifiiuiolad dopendor <íirt>ctamóntó del listado. Para

esto convieuq'fttítieir quq la municipalidad carece de medio

y liberta*! suficionto pRt>a llenar la gran didáctica do la edu­

cación.

>Ef mcdioielcctivo lid do se^li.rJeulear, oivol espíritu do los

mapstros la, idea do quo el Estado puedo retribuirles más lar-

gnmóntq y también ott.Hacor despreciables á nquellos que

consorvan afección por líis1 viejas iefeas religiosas, á fin do

obligarles,á qesar en sus funcibncB'como fuñostas para el pro­

greso liuniiiijo. Otro medio pued'o sor, el alabar la excelencia

do la educación humanitaria eh la familia y exagerar todo

lo quo pueda perjudicar la instrucción poi‘ los sacerdotes,

ó maestros, quo sostengan sus (principios.1

»No so óbtoudrán más quo medianos frutos en materia de

instrucción, allí domlo. nb 'pueda,imponerso silencio al clero.

Para llegar á esto rfrsuicirtf/r'm, os necesario quo el gobierno

so hallo en Situación dé pódoí? destruir oficialmente al clero

ú obligarlo á la inacción;ilni^uilnndb su poder con el pueblo

coii Oportdi’lidades diplomáticas; es nocosario también, pre­

sentar al clero como mistificador, qiie predica virtudes que no

las croo, quo car ¿ce do instrucción ;y vivo de la ignorancia pú­

blica; »1 propio tiempo convibn0.convencerles que los pode­

res públieos'ison suS amSg'os y Jos protectores do la Iglesia á

fin que'ceso su oposición'y rindan ^rmasj

»Conviene ig,üalmchto persuadir ni. el pro que el (íobiorno

desea enriquecerlo,'emancipámjo'lo do loS-'Obispos y el Papa;

fimilmentO) deberá propagar.^' la' opinión do que el pueblo

ticno el derecho á la hdiniriistra'ció^ de las parroquias y elec­

ción do ws curas, siendo así qtie.ol espíritu tiranizador de

los PíVpas y Obispos lo han 'destruido; poí estos medios pre­

pararemos. q1 Camino á. «Irt secularización do la Religión, á la

dostrucción de la Jerarquía Eclesiástica y ¿ una legislación

civil que dará todo poder al Estado.

»Para propagar tan saludables ideas en el pueblo, son ne­

cesarias la cobperación de la prensa, asociaciones, sociedades

cooperativas, «conferencias, círculos y cprrosponsales en todos

los puntos donde existan logias. , ■ . ,

»Estas instrucciones recibirán mayor desarrojllo y detalles;

mientras tanto, todos los adeptos do nuestra Sqciedad debe­

rán observaras fielmente, y así so apresurará el día on quo el

naturalismo pueda cantar oí himno de la redención sobro las

ruinas do la religión y la revelación;' entonces ol hombro y

la humanidad avanzarán sin obstáculos por las vías del pro­

greso ilimitado, aplicándose exclusivamente á producir para

los hombres sobro la tierra, el bioncstar quo algunos sueflan

encontrarlo en otra vida.,i

»Recomendamos á los VV.\ FF/.'y llamamos mantención

sobre las disposiciones masónicas relativas á la cremación de

cadáveres, matrimonio y funerales civiles; no permitiendo

hasta donde alcanzare sq influencia él bautismo de los niflos,

quo envuelvan en el ridículo todo aquello qmi tenga un ca­

rácter religioso, especialmente A la| prensa católica y, protejan

tínieamonto á aquellos quo pertenezcan á la fnuicmwohéTÍa ¿

deba esperarso su ingreso.» ■

Aquí termina la circular, cuya autenticidad no podemos

dudar por el origon do donde tomamos; los elrores ,en ella

condensrdos son tantos y tanl manitíostos quo nos parcco

inútil conceder honores do refutación.

Una circular dirigida á VV.\ FF.\ (Vónortibles francma­

sones) quo comienza considerando la expulsión (M las co­munidades religiosas, ¡a dcsaikortixkción de los bienes de. Ja Iglesia y la destrucción del poder temporal, como'los tres grandes hechos históricos que constituyen la ¡mse granítica do la regenóración humana, so pinta á sí misma con thn vivos

colores, quo por necesidad resjiltrtríaj pálido cuanto pudióra-

moíf afladir, xjmn no por esto Considerandos dospreciablo esto

documento, sino qu? por el contrnrio nos pareóe faro lum i­

noso que puod,o servir pnra'anlinci^rnos ol enciente peligro

quo nos amenaza, permaneciendo indiferentes anto una secta

ciivás decisiones, son entonar el himno de la redención so- v' . . . . 1 brc. las ruinas drl rafolirismo. La masonería descrita por

ma>no tan sabía ciomp la dolnuostty f^nnto Paklt-o León X IÍÍ

eü su encíclica llu'manum UrnWsiy ln^ tendoncins y fines

manifiestos en ' íh preceden,fe circular, son los testimonios

fe a cientos del grosero nnturhlismo en que so' inspira «liclin

secta y el,odio oncñ/nizadq (pie profesa á nijcptra jíteligión

como ellos dicen la vuts tc.nax d i todas. La masonería es

por lo tanto e l1 Verdadero naturalismo on lucha abierta con

todo lo sobrbnatural, es ol'hombre on a le rta oposición coni i

Dios, ol orrof con la verdad, ol don ser vi a*\i do Satanás

que resuena todlivía entro nosotros permanecer neutral en

esta lucha es deblahuso indiferente entro el naturalismo v loi . 1

sobrenatural, entro el cri^r y la vdrdAd, consecuencias ne­

cesarias y/terribles'pero ciertas; así1 quisiéramos entendieran

nuestros aj1)rozables loctoros, pnrAicnVo ofocto Recomendamos

eficazmente la,lectura dól célebtft docurfiento' Pontificio quo

cohiicnza su publicación Oh el prosdntG hi'imoro, seguros do

quo haliaWn'en’él^SiOudabl'eSjtinsenan^ás y rilodios adecua-

dós para üontdifres;tar la infhieiifyft, Mida día mayor1 de estos

sccuacps, únic9s autores do Ja artgdstioSa prisión on que gi­

mo e l Padro univer.Wl dojafe cóii'ciencías, jiero impotentes

para apagar su voz quo llega v'JIóo-nrA siempre hasta nos­

otros. ' . '• *>

PERO M ATRAKA TA P E D R ’ANTON------------------4 « . -------------— —

I

ERREKARTEKO PERFCIIO-N JAIOTZÀ

ii

Gipuz ta Arabako mondiali ustdìtzat, irti |

móitecn ondijsuhak pilotufon logez-Àramaiò

'.at daukan ibar bat dago Euskal-oiìinn. ..

Bore ingnruetan biitzartuten daiz noizilq noizerfc’ ichaao-

tik mondi-muruotara arrainak binldu daroen krozale/.ko aij- lit*nasa gozoa, Bakioko chakolimtri .darion 'usain ezin oboi,

Emani ko aagardoen lurrun eztitsua, ta Ziraurkidgo ardao,

mamintsuen likurta: hrranoon garraizi bilduikorrakaz cliori

barritsueri chioak ota bildots ticgartionalarapak lagun ogiton,

dautse artzain chiztnlariari. Boro ipiiiruotatik Ambotoko dà-,

ma ezilkorren baztar ta soloak ikuston,daiz oguraldi onoan?

ota Arabako Iur gorrifckak, ota Durango-aldoan unoan unean

achurlarifik orointa daakezah eclió-pilochoak, otaiMailabiko

berozi orritsuon inguman ichasoa $urasotzat ozautlitora doa-

O.vhkeráic, N otas.— ü/stai, aro. Pilotii, amontonar. Ibar, valle. Inguni,.

dorredor. Batzartu, juntarse. Noizík noizera, do voz pn cuando. Murti, c6-

linn. Kresal, agua salada. Lurrnn. vapor.j Likurt, aroma. Arrano, buitrón

Oarraizi bildnrkorra, (ol) grito quo infundo miedo. Daiz, dirá, son. Oorrizkn,

rojizo. Unean unean, do trecho en trecho. Borezi, jaro. •

— s i .—'

zniv ibaiehortk, otn Elgefako ''móndi konkofdnnnk ota curen

azpian Borgarako zolai''chorra, ouróiA aurr)ean Done Antonek

ouskajdiihen oVroguak| enzuteeo Urkiolfii» eregila daukan

Eliza jlolita;:ta ntzean’ Araiihí^uko mendíotan ama Mariak

daukan gola'imlraritsua.

(Jizoilari boro ama'ih riroihitekd ózin llcikc toki ogokia-

gotik.opa. Ij/gil^líion bornuan dabilzan izhrrak logez, iehaso1 » I i .

zabaleil ehliAn uagon ugrjrto bdteli anzora’ dagoz or da emem

zabalduta Ai;ailiaioko ccjicak'ota erri oskolchoak’ Eliza polit

bat ortegitzat daukeln.1,'Ez euoh £ure asaba maitegarriak

Eliza uts ty ofs, bat crogiteko coirón sinizto bizi ta sondoa

zimciidu ta iRusltraitzat ipiniy bz'éuati legéZ'Iaímak iz&rren

gasean ogín zcrua’ bci;a bakarrik bizi itean dein. Lurretik

zerura’ launak noizi d'oituko bogira dagozan biotz oncko

gizonon gisan’- (.lago Egileh ¡Kerutik Aramaioko Eliraehora

bogira,, ofia. Arrfmaiotaírak Klte 'dnotanebé daiíkez otarrita

bogjiak otatyotzhk goizeaii eguzkiak Jaztriíi g o to bat emolen

daiiihonotik iluntaenn Irtoísaitiolró agüná égiten dautsen arfo.

' Eliüí’ónen aurroan ch'inlUqn ebilznri mutileho batzuk

nogu'í\rrasal|dó'bateanJ Afan’ í^cfz'ati arteph eta eu'rak konfu-

ratutoko a¿f.i bago’ roíil dcfer.'bat bataifttu etién Eliz-atoan; ez

itzan le^ez sein-au Ola-Iáuriei'i sei^éa’ <tt ouen bolnrik ewki

eta bolo bageko bataiatút.oak 'baino ofeku rirtbko makilaclioak

ardura geiíigo loiúotoni oilt.s'Qh,’ t^oti zoriorlagaz|amos egiton

ouon umonri. •■, 1 , |

IbnioHio, íincJnnílíj. Gclnj flj'osciit^' Amaifc'fin. Ofoitu, recordar. Egoki. :í

proppfíitp. 9pa1 dósóhr. ¿hrkn , (Jerrétjóri, ÚÍ¿rto, ¡tía. Osti>!, m-mido. Kr-

.centro/ ftrogui, con-itniil-. N óji Imtirfo’ begiirh, esperando á qu<< 11a-

mo.'.Üfoan, á’ irtanora.. tewuf/th| fijtys’, ‘Lnztan, abrazo, o-usainrko ngumi,

pn1 udo j;<lbppt<dida). do o/^SlolRuonol Cliltjliila, ftpgo do cnMcrón. Azti,

tiompd( pnnv hacer algo. RoiiV, fljif/htito. Knthiatu.i/mtiznr. Kuen, baldan.

Itzan ,'op q «u(hálJía. Ilolo, repartljltya |16 dinero (Jr/ ol Iiauti^mo (vi«*iio dn

la palabra Latina to lo , q'iioro, i’mo (ubó'cl pdárino). Ardura, cuidado. Ames,

fluono.1: ■ 1

Iakin cucii’ urne iokoilarink ez arron’ goruetail egozan

atso chimurrak’ scin-oni Pedro Antonio do'EiVekarto ipitii

eutocia ordcraz i zen a, età Mari Manu Muitizkon sonica itzala.i

Iatorrizko detua dai atsoetan egoi odo crrik’o aizeak igi-

tiitcn danzan orbolen inoduai) csan-gutarragaz hatera ta

beztera ibiltea, nai guzurrat asinatqn nai ogi biloizak <ir-

kola ta eztalduton, orniduagaz l)eti zo^bait ausoan enzun

daroezan albizta ta barriak.

Oorudun atso barritsuak-bcro asabakgandik mailarik inai­

la ta bclaunik belaun iatziriko ekandu au aztuteari charto

erichita’ ibar-inguru guztiotan zabaldu cunn Errekarteko

PcrueJion iaiotza. •

Urrongo goizoan’ sartain-dur(midira batuton daizan 6rlnnk

bezin arili’ bafzartu itzazan Mari Manun colioan bolaun-bu-• *

motan indar zarra oukon inguruotako otsoguztiak.

Pattar aretan Jauugoikobn logoa zatika .ikasita bczto

bago1 urietako legc-maisuak. esku artoan darabilzon ausiak

erabagiteko Inin epai ta órichi argitaratu itzazan.

Batak inoan: «Domporaz zer mut'il ederra.» -

Beztcak: «Baba-lorea dirudi.»

Urrongoak: «Tro itza atzeratuta’ aithaitan anza artuten

dautsat.»

Aranzagokoak: «Ama boi bora dai'..»

Iirra ituko dau

KZTI-AHAUAIv.

(Joruetan, cu ruivja ó arruccando lulo. Atso ehimurra, vieja fruncida. It-

zala, qiic ora. Jatoni, origen. Botu, ¡pasión ó inclinación. Igitu, mover. Bi-

loiz, desnudo, f»ufar, ansia. Arkola, adornar. Ortíi, cuota, Albiztn, noticia.

Asabak, antepasados. Mnila, j-asilla «|n red, peldaño do escalora, grado.

Ekandu, costumbre. laiotza, nacimiento. Sartain, sartén. Burundi, cení

IJozin arin, tan pronto como. Itzazan, eran ó se jmhian. Zatika, ú pedazos.

Ausi, litigio. Erabagiteko lain, tanto como para resolver. Epai, sentencia.

Erichi, opinión. Jnoan, decía. Anza, semejanza, llz, borba, palabra. Borbc-

ra, mismísima. | I

Vi

J .i

1 7 9 0 — 1 8 9 0

a i .d u .x catolice omcntsu, euskaldim aiterrizaio ar-

gitu età goi, condairalari aditu eta escribitzalla

doiietsu, lmbiraren mirabe estimozgarri, probint-

zia-co aita età loolengo onmòrooidiin, euskal-oitarau eta loea-

hetasunen escuda tzalla irmieneko, Bizcaiko-ekautu ehitoziuv,

oiTefluko Senadoi’C autu berbakunlari arçri eta euskerazale

nekaeziilari; eunkada onetako bizkaitarrie bikaQenari, Bil-

bouriko semerik noblien eta Kspaña-ko onria izan-zan, Sal~

zedo-ko Nobia on Pedro-ri; bere atterri dan euskalerri

oskeronckuak, boro jayaquerako leelengo eunkadaldiyaìi,

18!)0-ko urtaillaren 18-yan.

C I E N T

AÑO I N U M ER O 2

REVISTA MENSUAL

Ì F I C O - L I T E R A R I A

d 7 9 O — 1 8 9 0

AI ínclito Caballero católico, ilustre y eminente Patricio

Bascongado, historiador esclarecido y escritor sagrado, in­

apreciable servidor del País, Primer Benemérito y Padre do

Provincia, acórrimo defensor de los Fueros y libertades eus-

karas, Diputado integórrimo de Bizcaya, Senador electo del

Reino, ilustrado filólogo y bascófilo incansable, al más egre­

gio bizcaino de este siglo, al hijo más noble do la villa de

Bilbao y honra de España D. Pedro Novia do Salcedo, su

Patria la Euskaria agradecida, en su primer centenario na­

talicio. 18 dé Enero de 1890.

INI AUDEM PRAECLARI

DON PETRI NOVIA DE SALCEDO

Te viri, matres, pueri, puellae,

Cantabrae gentes, populique cuncti

Laudi bus magnum Noviam, te ad astra

Fulgida Tolant

Te Fides Christi, pietate sanctum

Fingit ingenti, decoratque pectus

Nobile erga omncs pariter Deique

Ignis umoris.

Dulce virtutum validae juventae

Undique exemplum perhibes, docendo

Opere et. verbis homines supermini

Scandere Olimpum.

¿Euskaros contra glomerare mille

Quid prodest turmas militaris ardor?

Quid lucem contra Noviam plalangis

Arma furenti«?

Quale mimborum furiis recoctum

Fui men exardet, subitoque terris

fnminens, arcis tanit.ru frementi

Culmina find it ;

Non secus Petrus m it inter omncs

Euskarae gentis inimicos, cjus

Jura turbantes; calamo atquc voce

Intonat alte.

«Nostra Baseonum patriae potentum

Jura serventur, quibus alma risit

Ore libertas volitante cursu

Temporis omni.

Floreant mores probitatis usque

Optimi nostra regione; ubique

Pristinae gaudeus modulis loquelae

Cantet Ibems.

Condit. et scriptis sapiens futuris

Quae reserventur monumenta saeclis;

Quae euskarae linguae sobolisque sacra

Jura tuen tu r.

Bum jubar solis radiis coruscum

Lustret Amboti niveum cacumen,

Bum fluat Basei maris unda spumis

Littora lambcns;

Gesta quae terris memorent nepotes,

Yirtus atquc herouni imitanda natis,

Nomen aeternum, et tua scripta, aniande

Petre, manebunt.

To duccm vitae, columen decusque

To Patrem clamat Patriae Pyrone;

Ipse dum coelo mcrito triumphas

Omne per ccvum.»

J. I. A., S. J.

SECCIÓN ADMINISTRATIVA

I

i, como lo van demostrando los descubrimientos

científicos de todos los días, todo viene á confir­

mar la relación bíblica del origen común de nues­

tra especie, la historia misma corrobora y estatuye la exac­

titud de la propia verdad al demostrarnos la gradación que

en la humanidad so ha seguido con respecto illa organización

del poder, al modo como en las sucesivas edades y en los

diversos pueblos so ha ido desarrollando la administración

pública y por quó suerte se ha modificado y transformado

esta función necesaria que do tal manera suple y comple­

menta las deficencias de la humana especie, considerada ais­

lada y exclusivamente en los individuos que Ja forman.

Nacido el hombre con las condiciones y caracteres de de­

bilidad y flaqueza en quo le vemos y necesitado de la ayuda

do los demás que le precedieron, sino se le concibe capaz de

mantenerse y vestirse por sí solo, necesariamente se le ha de

considerar asistido en el regazo de la familia en que nace,

y una vez desarrollado y en la plenitud de sus condiciones

físicas y morales, dado su carácter de sociabilidad, que ha

de hacer lo mismo con otros que lo que con 61 hicieron en

la primera edad, que se asocia y extiende sus relaciones para

la ayuda mutua, y on fin, quo esta asociación con otras

familias v seros á 61 más afines 6 inmediatos necesariamen-* /

te lia do dar lugar á cambios y transformaciones en las su­

cesivas formas que ha de revestir la sociedad del humano ser.

De ahí el tránsito y la transformación de la familia en

tribu y de la potestad dol padre al poder del patriarca. -

Mas como si simultáneamente con los caracteres do socia­

bilidad, so dan on el hombre otros do asimilación, y la facul­

tad de extender su poder y ayuda á sus semejantes, y la de

difundir sus ideas y gustos por todas partes, todo esto viene

á traducirse en cierto afán ingénito do conquista, ya por me­

dios violentos en la natural rudeza do la primitiva edad, ya

por los de la persuasión y del ejemplo cuando su estado de

cultura y civilización se lo permitan.

Y do ahí también, el tránsito y la transformación do la tri­

bu en ciudad, del municipio en región y provincia, y de éstas

en confederaciones que más tarde dan lugar á las nacionali­

dades v los listados modernos. Así nos lo demuestra la his-

toria al relatarnos las vicisitudes y cambios poique pasaron

los pueblos y las razas, y así lo concibe con claridad la inte­

ligencia al aplicar su atención al estudio de esas transforma­

ciones de la humanidad.

Quo si es cierto quo los cataclismos porque esos cambios y

vicisitudes han pasado, borraron los lincamientos y detalles

de las cosas transformadas, pertenecientes á las primitivas

edades, así como las inclemencias del tiempo suelen borrar

y confundir las figuras, los colores y la viveza do matieos

en los cuadros ya viejos y muy apartados do los episodios

contemporáneos, al cabo la confusión y lo borroso de las imá­

genes no es de tal naturaleza y calidad que nos impidan re­

construir con lo que queda, y aplicando á su estudio la fuerza

creadora de la imaginación juntamente con el do la edad á

que las líneas generales del cuadro so refieren, aquello mis­

mo que quiso significar el artista y lo esencial de cuanto pudo

aba rom la transformación en aquello que sucedió muy apar­

tado de nuestra época y lejos de nosotros.

No de otra suerte la historia, aun con sus confusiones y

nebulosidades respecto do los hechos primeros y do los pri­

mitivos pueblos, nos muestra, sin embargo, lo principal y

suficiente para descubrir lo verosímil y verdadero dentro do

lo novelesco 6 imaginario de sus relatos en el comienzo de

las edades pasadas.

Que en simia, la historia se ha de acomodar & los hechos y

los hechos á la condición propia de aquellos que los produ­

cen; y sabido es que si en el hombre hay un elemento pro­

gresivo y de transformación que incesantemente le empuja

y le hace variar do procedimientos, tiene también otro ele­

mento permanente y constitutivo de su personalidad que le

hace aparecer como ser único é igual siempre en la esfera

donde se desarrollan y so ejercitan los seres todos de la

creación.

Y no á otro principio obcdeco esa ley de la unidad en la

variedad quo so observa en los hechos quo narra la historia.

Permaneciendo, pues, como permanecen inalterables aun los

primitivos organismos de la familia, de la tribu y de la ciu­

dad, fácil es suponer la marcha que en esta parte siguió la

humanidad en cuanto á la organización dol poder y en lo

que se refiere á la administración de los pueblos y cosa hace­

dora el reconstruir las fases de su transformación por más

que nos las presente la historia de manera borrosa y punto

monos que inapreciable.

Primeramente en la familia, base y asiento de la formación

social sucesiva, debió aparecer el padre como jefe y director

de cuanto se refiere á la sencilla administración primitiva y

al limitado poder ejercido dentro de esta rudimentaria forma

social; perpetuándose esta constitución á través de los siglos

y de las diversas edades, y llegando hasta nosotros con los

mismos caracteres distintivos y esenciales, aun cuando con

las necesarias modificaciones sufridas por la acción do los

tiempos y las circunstancias de los lugares.

Más tarde la tribu ensanchó la esfera do acción del poder

y de la administración, dado que ya 110 se reduce la relación

á un corto número deseres sino que la sociabilidad so cons­

tituye y organiza por la agrupación de las familias engendra­

das por el común parentesco y la unidad de deseo, aspira­

ciones, gustos y fines, pensándose ya en otorgar la dirección

de la sociedad así formada no ya al padre sino al más ancia­

no, ó á aquel que más apto apareciese á los ojos de todos para

unir las aspiraciones y conseguir los fines que motivaron

la asociación de las diversas familias.

Ltiégo vino la ciudad, cuando por los efectos del continua­

do desarrollo y progreso de la familia y la tribu, se sienten

los deseos del reposo y do la quietud, y una mayor consis­

tencia en las relaciones sociales,transformando su vida erran­

te y nómada en la aspiración de constituir un centro común

de donde después irradien las relaciones y se extiendan el

poder y la administración sobre las otras ciudades más afines

y cercanas, hasta que, ó por la conquista ó por la confedera­

ción se transforma su constitución primera en otra más exten­

sa y complicada, dando lugar á la aparición de lus regiones ó

provincias y en último término á la confusión de las diversas

razas que constituyen una confederación de pueblos y ciuda­

des para llegar al cabo á la constitución y organización de

las actuales nacionalidades v de los modernos Estados.•

Y siendo distintas y más complicadas estas últimas for­

mas do sociedad, dicho queda quo necesariamente había de

observarse idéntica ó parecida modificación en cuanto á la

manera y formas de constitución y organización del poder y

de la administración peculiar de cada pueblo.

Y de ahí que revistiera desdo luego otros caracteres la

elección de las personas encargadas de su dirección y régi­

men, así como los modos do su funcionamiento en cuanto al

ejercicio del poder y el modo de administrar y quo ya no

filoso uno sólo ol que ejercióse estas complicadas y múltiples

funciones, sino que su representación so distribuyera entro

otros organismos inferiores sacados de los diversos elemen­

tos que formaron la ciudad, la confederación ó el estado, para

auxiliar en sijs funejoncs.al jefe oadniinistrÁdpr supremo.

Mas como quiera, quo aun en estos organismos y asocia­

ciones superiores, todavía existen las antiguas formas de so­

ciedad y en ellas so fundan como su principal pimiento, y

tanto la familia como el elemento de la raza constituyen, por

decirlo así, el.átomo sociológico que.^tra.&0£TW componente

del cuerpo de las nuevas asociaciones, quiere decir que sub­

sisten las mismas primitivas formas, coexistiendo con las*

otras más complicadas que los cambios y las necesidades

hicieron aparecer sucesivamente.

Do suerte quo, subsistiendo todos estos elementos que

forman los componentes del gran cuerpo social do la luir

inanidad, en cada una do las diversas formas de asociación,

so habrá do observar aquellos mismos caracteres de unidad eii

cada sistema administrativo, junto-cotí los otros que el cam­

bio y variedad do tiempos y lugares haya aportado en cada

época á la organización del podel:y de la administración pú­

blica; y en cualquier organismo do estos que se estudio por

separado, so verá siempre algo de común y primario, que no

se transforma ni modifica y que acredita el mismo origen,

llegando al final por esto-estudio ya se luiga desdo los comien­

zos do la sociedad hasta hoy, ya so principio en orden inverso

desdo nuestros días hasta los primeros, á la conclusión de la

verdad histórica y científica apuntada do lá unidad de la raza

humana y de la existencia de un ser creador que dió vida

la especie racional.

F id e l io .

SECCIÓN H ISTÓRICA

CUATRO OCASIONES EN QUE ESPAÑA TRATO DE CONQUISTAR \ IUZKAYA

PERO EN QUE ESTA

DEMOSTRÓ SER INCONQUISTABLE POR LAS ARMAS

ir

(JORDEXOLA

inco siglos después dol nicrccido desastre sufrido

por las tropas españolas en los campos de Padura,

daban los bizkainos una nueva prueba del amor

á su patria y del vigor de su raza.

Mas en esta segunda fecha era ya republicano-señorial la

forma política de Bizkaya, institución que, por su especial ca­

rácter y por las bases en que estaba cimentada,sirvió á causar

alguna degeneración del espíritu verdaderamente bizkaino.

Si alguna falta, en efecto, habían cometido los bizkainos

contra el carácter de su nación, por seguir la tendencia de su

siglo de confiar la jefatura del Estado á un solo hombre, al

nombrar un Señor de Bizkaya, que, aunque no monarca polí­

tico, había de ser (además del goce de otras atribuciones) mo­

narca militar, carácter capaz de sintetizar todas las ilusiones

de un hombre de aquellos tiempos, de distraerle de su prin­

cipal misión y do inspirarlo miras ambiciosas siempro perju­

diciales al pueblo que capitaneara; en gravísima falta incu­

rrieron ni comprometerse á servir á su Señor en cualquiera

guerra que, por pu s propios intereses, emprendiera ya dontro

(sin sueldo) ya fuora (con sueldo) del territorio bizkaino. 1A

No tardó osta roal monto anti/oral institución de producir

los resultados deplorables quo los bizkainos no previeron ó

no quisieron prever.

Ávidos de gloria y honores exóticos, los Señores de Biz­

kaya, casáronse con mujeres extranjeras de noble extirpo, y

tomando parte activa en la Reconquista de España, si bien

on particular algunas veces, la mayor parte á las órdenes de

uno ú otro rey de la vecina nación, llegaron á adquirir títu­

los de nobleza ospafiola y á aceptar gustosos el de súbditos

españoles, 2 consiguiendo más tarde quo el Señor de Bizkaya

1 «Otrosí, dixeron: Que havínn por Fuero, ó Ley, que los Cavalleros,

Escuderos, Ornes, Hijos-dalgo del dicho Condado, ó Señorío, assí de la

Tierra llana, como de las Villas é Ciudad de él, c sus adherentes, siempre

usaron, é acostumbraron ir, cada, y cuando que el Señor de Vizcaya los 11a-

mnsse, sin Sueldo alguno, por cosas, que á su Servicio los mandasse llamar,

pero esto fasta el Arbol Malato, que está en Luxaondo: Tero si el Señor,

con su Señoría, les mandasse ir allende del dicho Lugar, su Señoría les dev<*

mandar pagar el Sueldo de dos meses, si huvicron de ir á aquende los Puer­

tos; ó para allende los Puertos, de tres meses, etc.» Fuero Nuevo do Biz-

kaya, Tit. I, Ley V. Esta ley es radicalmente opuesta al espíritu bizkaino.

¡Este pueblo noble, altivo y viril, empuñar las armas para satisfacer los ca­

prichos de un hombre, y hacerse cómplice acaso de los crímenes que fuera

do su tierra pudiera éste cometer! La sangro do los bizkainos sólo por Biz­

kaya debo derramarse, jamás por un hombro aventurero; por Bizkaya hasta

la última gota, por ningún hombre un solo glóbulo.

2 Ha habido quien so ha fundado en esto para afirmar que Bizkaya

dependía do España, y que no era más que uno de tintos señoríos y con­

dados como en esta nación existían. Semejantes autores se fijan más en el

nombro que en la cosa; y acaso hayan revuelto muchos pergaminos, pero,

ó carecen totalmente de criterio histórico y no han nacido para historiado­

ras, sino, tal vez, sólo para desenterradores do documentos y roedores de

archivos, ó los mueven y guian intenciones poco rectas y nobles, ó dan tan

poca importancia al asunto, quo no han parado mientes en estudiarlo.

fuera real mente d<? sangré españolh, v. 'concluyendo porqué

este título y el de Rey de España recayeran on una misma

persona. (1370), hecho hl parecer indiferente, puesto que no

hería directamente la independencia do Bizkaya, pero

única causa en realidad de todos nuestros males.

Por esto, en la época del suceso que nos ocupa, era un- es­

pañol, un noble extranjero, un hermano del mismo 1). Pedro

I de Castilla-León, el legítimo Señor de .Bizkaya; por est.o,

las guerrasdo independencia qíio Bizkaya tuvo que sostener

en este tiempo contra España, íio fueron motivadas única­

mente por tentativas de conquista por parte dicha nación lac­

tina, sino también, aunque indirectamente, por la Enemistad

’■articular que éntre su rey y el Señor do Bizkaya existía.

Hallábase á la sazón sumida España en las más crueles

lachas intestinas. Los pasarlos desórdenes de Alfonso X I pro­

dujeron en el reinado de su único hijo legítimo I). Pedro los

efectos que eran consiguientes. La reina viuda D." María

acariciaba la coyuntura de vengar los celos que la devoraban;

el joven príncipe, de natural irascible y lascivo, y aconse­

jado por el ambicioso y poco escrupuloso portugués D. Juan

Alfonso de Alburqucrquc, había de dar rienda suelta á sus

pasiones... El doblo asesinato do D.n Leonor do Guzmán, la

impúdica dama do I). Alfonso, y de Garcilaso de la Vega, y

las torpes relaciones que D. Pedro inició acaso por instiga­

ciones de Alburquerque, que no obstaron para que celebrara

matrimonio con la desgraciada I).n Blanca, hija del duque de

Borbón Pedro I, y que mantuvo criminalmente, aun después

de verificado este enlace sacramental, con D.a María de Pa­

dilla, natural de Sahagún, tales fueron los primeros actos

realizados por aquel rev español, que causaron la indignación

de su pueblo y labraron la sangrienta agitación y el trágico

fin do su reinado.

Cuando D." Mencía do Guevara, aya de Ñuño I de Biz-

kaya, niíló aún do tres años, qué so encontraba en Paredes

dé'Navh,supo la noticia del asesinato do Garciláso de la Vega,

temiendo pót la vida del tierno infante quo á su custodia es­

taba encomendado, decidió huir do la crueldad de D. Podro,

refugiándose en Bizkaya, en cuya villa deBftrmoo so guare­

ció. Salió el rey espftfío! ch su persecución, mas habiendo

llegado á Santa Gadca, supo quo los fugitivos habían pene­

trado ya en tierras del Señorío, por lo que, temeroso tal vez

dé las ñrináS bizkainas. retiróse muy á su pesar, prefiriendo

proceder á la celebración do las Cortes do Valladolid que

teñía proyectadas: •'

• Pero si Nunó T, hijo do María I I y do Juan ITT, Sonoros

do Bizkaya, Consiguió librarse del furor tiránico do D. Pedro,

no fu6 porque estuviese destinado por la Providencia á des­

empeñar el elevado cargo de Señor de Bizkaya; creíalo se­

guro su aya en la villa de Bermoo, mas la parca de la hora

incierta so apresuró á cortar el hilo de la vida do aquel tierno

niño, último de los Laras (1352).

Sucediólo en el Señorío su hermana mayor D." Juana, I do

esto nombre, la cual, habiéndose casado con ü . Tello, herma­

no bastardo do I). Pedro, como hijo de D. Alonso el onceno

n Leonor, confiólo la parto activa do su

título, previo el juramento do guardar y hacer guardar, observar, cum plir y ejecutar inviolablemente los fueros, li­bertades,buenos usos y costumbres del Señorío,(\wo; el pueblo

bizkai no exigía en semejantes casos.

Era IX Tello uno de los que con sus hermanos D. Enrique,

Condo do Trastamara, y 1). Fadriquo, gran Maestre do San­

tiago, y el do Alburquorque, malquistado ya con el rey por

la privanza do quo cerca do ésto disfrutaba la familia do Pa­

dilla, acaudillaban el partido enemigo del monarca, pretex­

tando defender la dignidad de D.n Blanca, abandonada por

su esposo á los dos días do la bendición nupcial.

I). Pedro halló al pronto ayuda en los infantes de Aragón,

á lino de los nales, 1). Juan, brindóle con la promesa del

Señorío de Bizkaya, pensando sin duda llevar á cabo la con­

quista de este pequeño Estado; y á fin de facilitar do alguna

manera el cumplimiento de su palabra, liízolc casarse con

l).'1 Isabel, hermana menor de Ñuño I. Pero también los

aragoneses le abandonaron en Tordcliumos, y vióse precisado

á retirarse á Tordesillas con las escasas fuerzas quo le que­

daban.

Finalmente, después de varias tentativas de avenencia con

el rey por parte de los coaligados, consiguieron éstos que la

reina madre D.A María les abriera las puertas do la ciudad de

Toro, y que el mismo 1). Pedro so presentara á ellos para

conferenciar sobre el mejor modo do dar fin á toda enemistad.

Dueños ya entonces de la persona del monarca, luciéronle

cautivo y empuñaron las riendas del Estado. A D. Tollo se le

confió la guarda y custodia del judío Samuel Leví, tesorero

del rey. Este último, que no había aún desesperado de sen­

tarse libre de nuevo en el trono, trató do atraerse por segun­

da vez á su partido á los infantes do Aragón, y habiéndolo

alcanzado con la promesa de concederles las tierras y digni­

dades con que primeramente los halagó y otras nuevas no

menos pingües y elevadas, púsose en salvo, aprovechando

una salida do caza en día nublado, y se refugió en Segovia.

Débiles y faltos de carácter los coaligados, é inhábiles para

proseguir con tenacidad y bríos la guerra y para gobernar el

pueblo 1 desistieron do continuar la oposición y se dispersa­

ron yendo cada cual á sus tierras, volviendo 1). Tollo al Se­

ñorío de Bizkaya.

1 Tal era la condición do los hijos de D. Alfonso el undécimo. D. Pedio

ol Cruel, merced á la torcida educación que recibiera de su madre y de su

ayo Alhurquerquc, era iracundo poro débil, soberbio pero bajo, lascivo pero

incapaz de amar do veras á nadie ni nada. Esto rey español, homicida y trí­

gamo, no tenia la menor noción do virtud alguna; no servía, en una pala­

bra, ni para rey, ni para militar, ni para simple ciudadano.

Le había llegado, pues, á D. Pedio, la hora do ejercitar la

venganza, ya que 61 no conocía la justicia. Por donde quiera

que pasa dejan sus pies huellas sangrientas, y no hay virtud

que respete, ni llanto no ya que'lo ablandecí corazón, pero

ni siquiera quo lo determine á hacer justicia. Habíale llegado

la hora do desbordar todas sus impetuosas pasiones, y 110

había do dejar piedra que remover para saciarlas.

Acordóse en malhora del Señorío deBizkava, v renaciendo

en él los deseos de someterlo á su poder, lo cual le propor­

cionaría indirectamente ocasión do vengarse de su hermano

Don Tollo, I y único de este nombro en Bizkaya, y de librarse

del importuno D. Juan de Aragón, que de continuo lo recor­

daba la promesa que le había hecho, se propuso invadir el

.Señorío, para lo cual mandó gruesas tropas al frente del mis­

mo infante D. Juan de la Cerda.

Ocurría esto el a fio 1355, y ya hemos insinuado que las

circunstancias en que entonces so encontraba Bizkaya eran

muy diferentes de las quo acompañaron á la batalla do Pa-

dura. No era ya esto Estado cuskeriano una Confederación

do Repúblicas, sino una República Señorial; su Señor, un

extranjero, á quien, aunque particular enemigo del invasor,

importábanle más su propio nombro y vida que el bienestar

6 independencia de Bizkaya,y que podía perfectamente aban­

donar á ésta cuando 110 encontrara otro medio que el do hin­

car espuelas en los ijares de su caballo para ponerse en salvo:

y hallábase además agitado y dividido el país por las san­

grientas guerras civiles que entro los partidarios de Onaz y

de Ganboa por varios siglos se mantuvieron.

No ostaba, pues, Bizkaya en condiciones muy favorables

para augurar la victoria necesaria á su libertad.

Sin embargo, grande es el amor do los bizkainos á su pa­

tria, y en tan inminento riesgo de verla esclavizada, han de

olvidar sus profundos rencores y enemistades, y unirán se en

apretado haz por la defensa do sus libertades; y bueno es,que

el ejército vaya capitaneado al combate por un solo jefe, pero

si éste falta, cada soldado entusiasta es un caudillo, cuánto

más tratándose de gente bizkaina, de imponderables prendas

militares.

Pero es de presumir quo los dos bandos 011 quo Bizkaya*se

hallaba dividida formaran dos distintos citerpos para resistir

al invasor;\acaudillaba, en efecto, á los partidarios de Ganboa,

Abendaílo’tarr Iban, y á los do O .liz, Muxika’tarr Perú.

De esta suerte, así como en Padura fueron dos (el de la

Confederación y el deTabira) los lobos que vencieron al león

español; así en Gordexola serán también dos los, Jobos que

habrán de destrozarle: el do Oñaz y el dc.Gy.nboa. • : .

Ebrias de gozo ante la perspectiva de una conquista,

avanzaban suspirando por llegar á tierra bizkaina las tropas

españolas; acostumbradas estaban á vencer á sus hermanos,

poro 110 eran ya españoles los que tenían que vencer y con­

quistar; 110 conocían aún el hierro bizkaino. Bien montada y

aguerrida ora su caballería, pero la agilidad y destreza del

enemigo y la configuración del suelo que ocupaba habían de

hacer embarazoso lo que parecía ofrecerles una ventaja.

Al llegar al valle de Gordexola (hoy Gordcjuela), se les

presenta á la vista el ejército bizkaino ya dispuesto á la

lucha; las huestes españolas aceptan la batalla que les pro-

sonta, y dispuestos los varios cuerpos do milicia en el debido

orden, dásc la señal del combate.

No os corta la pelen, pero al fin, desordenarla y deshecha

la caballería española, vuelvo grupas y se apresura á refu­

giarse en las vecinas tierras do Burgos.

¡Nueva gloria para Bizkaya, nueva fecha memorable y

digna de esculpirse en letras de oro!

¡Gloria á Muxika y Abcndaño! ¡Honor á Tollo 1!

AxouAHink.

VARIEDADES

ACCIÓN SOCIAL DE LOS CATÓLICOS

los tiempos y variando con ellos los dife-

íedios sociales en los qué el hombro ejer-

nctividad, vemos á los pueblos modificar

de tal modo sus costumbres y necesidades, que abstracción

Imcha do las cosas invariables que diez y nueve siglos solo

han sabido confirmar, todas las demás sufren necesariamente

su influencia; por esto sucedo que una ley no puede calificar­

se de sabia y conveniente si carece de oportunidad; esto e?,

si la necesidad ó la costumbro no la sancionan.

Aplicando este principio á la acción de los católicos en

nuestros días, podemos decir á posterior i que resultando

como resultan casi estériles sus esfuerzos (considerados so­

cialmente) ó que la acción desplegada es pequeña, ó que

cambiando los tiempos resultan ineficaces sus medidas, ana­

licemos ambas proposiciones; la acción desplegada por los

católicos no puede calificarse do pequeña, pues el número de

sus templos, comunidades religiosas, cofradías y asociaciones

alcanzan respetables cifras que rechazan esta impugnación;

en su consecuencia, deberemos suponer deficientes los rtifr-

dios empleados.

Nuestras poblaciones, centros cada vez mayores, absorbéh

O R IflIC N D O

rentes r.

cita su ¡

— :,<> - -

(!c tal modo la riqueza material y monopolizan on talos tér­

minos la instrucción, qnc la vida puedo conceptuarse limita­

da á éstas, irradiándose al resto de la nación sus ideas y

costumbres; ahora bien, observando el comportamiento do

estos mismos centros, veremos (pie en virtud de las circuns­

tancias necesarias al adelanto en la industria, movimiento-v

comercio, la asociación del capital se verifica de un modo

exagerado, produciendo en las clases trabajadoras un des­

equilibrio que se hace notar y traduce por las constantes

huelgas que contemplamos; por otra parte ocupadas las clases

laboriosas quo componen el mayor número do las poblacio­

nes en las distintas faenas referidas, donde generalmente no

encuentran premio ni aliciente otras virtudes que las cívicas,

ni adonde la voz del sacerdote alcanza, 110 deberá extrañar,

las consideremos objeto do gran reforma; más aún, las socie­

dades aludidas de movimiento, comercio é industria, cuya

preponderancia parece 110 reconocer límites, adoptando en

su mayor parte la forma anónima, eluden por decir así la

responsabilidad individual y sin más guía ni principios que

el utilitarismo, acuerdan .medidas ó reformas que seguramen­

te no hubieran sido dictadas por la individualidad conocedora

de los deberes anejos á sus derechos: de aquí necesariamente

la repugnancia sistemática á toda moral que pueda oponer, e

á estos principios y predique caridad; de aquí la actual filan­

tropía. pretendiendo acallar el clamor de las conciencias, y

de aquí también la necesidad en los católicos de fomentar y

reproducir aquellos gremios y patronatos que registra la his­

toria, cuya influencia suavizó la rudeza del trabajo y las que

actualmente podían restablecer el equilibrio, paz y sosiego,

tan necesarios para el verdadero progreso.

Por estos dignos medios las clases trabajadoras recobra­

rían el prestigio y estimación á que son acreedoras como pri­

meras faetoras do la riqueza do los pueblos, y redoblando sus

esfuerzos acrecentarían el bienestar. Si la colectividad del ca­

pital ha sabido fundir las pequeñas sumas para resolver di­

ficultades 110 ha mucho insuperables, 'del mismo modo la

unión de los esfuerzos quo hoy gira á merced de aquel, pue­

de también sumar sus energías para Constituir colectividades

que afiancen la moral y la justicia, únicos medios en los que

puede desarrollar el hombre su distinta dualidad.

A los católicos incumbe el emprender esta empresa tan

necesaria como descuidada, si no queremos dasaparezcan de

nuestra sociedad los timbres más preciados y las más heroi­

cas virtudes: esta es la acción social que reclama pronta asis­

tencia y á ella deberán dirigirse los esfuerzos todos y de la

que podemos esperar eficaces resultados.»

PUNTOS NEGROS

Según noticias referentes al ejercicio masónico del pasado

año, el Oran Oriente de nuestra península lia contado 380

logias con 30.000 asociados, figurando á su cabeza como pri­

mera dignidad el Fr*** I?. Ignacio Arias.

La prensa masónica ha dispuesto do diez órganos oficiales

á saber: E l Boletín del Ora// Oriente, La Gaccta del Oran Oriente Nacional, E l Porvenir Masón, EL Simbolismo, pu­

blicados en Madrid; L a Jln /m nidad, en Alicante; L a Con­cordia, en Barcelona; (Ytdi.r Masónico, en Cádiz; E l Taller, en Sevilla; E l Boletín Oficial, en Córdoba, y L a Acacia, en

Zaragoza.

Además de los mencionados y reconocidos oficialmente,

existen, á no dudar, otros de menos importancia, cuyos nom­

bres publicaremos tan pronto como la autoridad de las noti­

cias nos permitan.

(rum o.

I O L A S — A L D I A

iSscsión recreativa)

1 Z ENA TA 1Z ATEA

oskontsetatik inioriko ouskal-orritarrak’

aia gozoa inoiz ikasi bago odo ikastoko

cz daukela bizi dàizan Eushrfdunak' alkarri buztartu ta Andaluziara moloi-azitan bialdutcko daiz

ogokiak' ozin oboak ota boro bizikoak.

Ez daigun baina inor lótsatu: sagar ustolak boro’ sagarron

izona daulco, ooratuta dagoznn gaisoari ckarton iakczan osa-

garri mingotsak’ odanoli izon gozoagaz dazauguz, garagarra-

gaz asarro ta oriotsagaz ostikoka’ osta osta dabilzan ordì

mando-crdi-asto-ordi artzari’ zaldion izona omotoii dautsogu,

odoi nogartion anzoko ia-cdariari’ csne-izona omotcn dautso

curcn iauboak, ardaotogiotan clialoka cgoton daiz iai-ilunt-

sotan’ ardaozko agura bircn barrikotak odo brr/.\nn/, {izcnoan)

onzuton ogntcn daizan zaragi-lagunak. Au giclii da. Gizonik

dongonak daukcz gaur ixcnik dontsuonak.

Motsaila, gitano (esquilador). Daizan, dirán ó dirían que son ó que se han.

Alkani, unos á otros. Buztartu, ayuntar. Daiz dirá, son ó so han. Boro l>¡-

ziko (a), ventajosísimo, insustituible. Osagarri, remedio, medicina. Pazau-

gtiz, conocemos. íaedaria. casi licor ó bebida. Ardaotegi, taberna. Chaloka,

aplaudiendo.«

Ez daigun bada inor lottata. Motsuilak bere’ bald in gu re

iiK'iidi-artean begiak edegi badane// Kuskal-erritarrak dai'/:

eta orr<'k\gaur-aiteizcncgokirikczarrita cz dankenEuskaldun

orrek’ cuskarfirik ikasi nai e/, dauenok, diskara mai tea lurpc-

tnta ikusi gurfi leukeen crdaldunduok... (ez beie Oiz, Amboto,

(«orbea tu A izgorriko mendiak euren negarrakaz euskal-erre-

kalc ito ta icliasoa alargandu) orrck bere' E/islvld/nink daiz.

l’ozili bei tez baiala Aitorren some egiazkoak: orrek geure

anai ordetzat baino cz dauguz ezautu nai. Euskaldunak daiz,

baili a euskaldunak ¡ \n /r \.Eta ¡\rnctik ixalrrn Gorbeatik Sierra ¡VIorena-ra baino

bidè gei chongo dagola esali leike.

¿Nora iges dauo bada Andoka Bizkaiko Iaunak Guadaletc-

ra croan euazan bizkaitarren semeak?

¿Non dagoz Naparroako Garcia-andiak eto Sancho-sendoak

menderaturiko napar-euskaldun-zintzuak?

¿Arrainduta al dagoz El-Cano Gipuzkoatarrak munduari

bira enioteko eukazan erritarta lagunak?

Arili arili cranzungo dautsct itaune orri, guro saminak età

naibageak astunak chi luzeak izan cz daizan.

¿Ez dauzu, euskaldunak guro errietako osngilcen eskuc-

tan umechocn bcsoak (lardar ta odolduta ikusi? ¿Ez dakizu

zelan angis-sagar gozoari bascrrìtar bum arinak urdinsagar

iningotsa cztitut.cn dnutscn?

Modu-onctanclie’ orain berrogei ta amar urte odo giclii-

choago etageroranz bere' gurc niendi artean bizi izan daizan

gorlari-W/rtf/.- euren odola ekanduak eta itzkera’ ezpata-ert-

zakaz eztitu dauez guie odolean’ guie ekanduetaii età gure

cuskara ederrean.

E/.,'ini, aplicar una cosa á otra persona 6 cosa. Erdaklundu (a), extranje­

rizado. itaune, pregunta. Sani in, amargura. Naibagc, aflicción. Eztitu, in-

gertar. Angis-sagar y urdin-sagar, espocios (le manzanas, fieri ari, soldados.

Kkandu, costumbre. Ertza, la punta. 'i'-olÌ.-' v \ \ ) , / fw.x» r ) v <I; • r'■■ ■ • ) . W v , .7)1 - c. -.1 !*■: I '' • \ . ( r.A ' 1 , M V ì I

Beatotik cmcn ordii diarrean ta zori gaiztoan sortuta da-

gozan eskolak odo rsr/irh-k zaiirit.iit.on daue’ goro ta zako-

nago’ euskara mai tea.

¿Noiz ikusiko dauguz Euskal orriaii’ oscuclaorrok kon-

<1 uta’ ikasfryial,?»Tira, osando dauo iralcurlo andi-naiak, tira; orai» arto

»oiizuii datigun guztia egia izan loiko, guzurron antzik oz

Mlautsagu inondik artuten; baina....baina gaurboinik boin

»ouskaraz diru bagokoak età gona zardun arrain-zaltzailak,

»baserritarrak, libururik inoiz aratu oz dauonak, ota 011011

»antzeko arloir. batzuk baino oz dauo alkar adituton.

Età au esanda’ gizon koko bat ota lau emakunio gangar

baino goiago'oilartuta goldituko daiz;batora ta beztora’burua

ailort odo zuzón daukola’ bogiratuko dauo’ euron /l/sr/ir.w (iardun) au enzun dauonak o:n >n dnioon.

Ez daukagu gaur gangarkeri gciago enzuteko aztirik. Edu

onotako onuhrcai cz^ro:i orronkura bago iakitunon oliartela

emon daikeogu.

J \rn n\ iakituna, i.rr.iio.r ouskalduna, ourak nai

daucn guztia; baina ìxatex ¿z:;r? ¡0 tempora! ¡O mores!

IJrrongo-aldian ajertiiko dau

E z t k x a k .

C'ito ta zaki na ;o, cada vez más hondo ú ]ioii<lamonti*. Tira, interje *ió:*

ili*, incitación <|un equivali* á rn , vamos... Tìoinilc liciti, cuando monos. Ara­

to, registrar. Arlóte, en c a s tr ila n o b ilb a ín o tiene tantas acepciones como

tipos /¡ 'ir rc f/n r i'is se en,,ucnlr«an en la villa. Koko, majadero. (Jangar, lerda.

< 'liártela, cèdui:!.

PERU MATRAKA TA P E D R ’ANTON— ------ -------------

KRRKKARTEICO I ’ERUCHO-N IAIOTZA

(IAHRATÍKNA)»

Sokondoan egonak; «Ama-na dan zurra ta boriale

aita-nak.»

(icla-aurrean gaziaina-gorringoa miazkaten iarduenak

irautsan: «Mari Manu..., Mari Maanu, Maaaari Manu ¿zein-

bíi i t i/.o n ipini dautsazan?»

¿Ñor dai baina Bialírin barritsu aren epaiak banan banali

ulerhi al daikozana? Batera iarduen barrikotati mota bateko

kirkilak oguzqui borotan logoz; goiz atan osan cuon guztia

itzkinitu al balitz’ iakingo gcuko mila guzurroz npainduta’

zoinbait chal cukoran ausoan, nortzuk egozan eskonduteko,

zeinbait mila dukatcko dotca croen, zoinbait aulki mai gona

atorra otzara tresna kaltza alkandora kapela lai goni zapi

marasa eukazan bakoitzak, mauruen aldian igarotako egiagaz

«■serratuta egnan kondaira, erriko eliz-kantariak auots mia

baeukan odo ez, Amerikctako urre-mendiak asko ta andiak

badaiz... eta iakin bear ez litzatozan ganza asko ast.ert.uko

litzatez ausa: ez daigun bada damurik euki’ liburuetan ira-

kurri ez al izatea Mari Manun eclioko aizeak danzan erabil-

zan ipuin, guzur ta onen antzeko esaera adurtsuak.

Minzkn, clwpnr. Dialkin, einltnjnrior. l'Ii'Hu. < omprcmkT. Kirkil;i, filili

— f ) ( ) —

Batoli badaki noizarto okingo outsen «gin urridun aoak

zabaldut.oari’ curcn artcan osagiloa agcrtu ez balitz. lkusi

ouanoan ouf.'k cobo atan sortii itzau atsotogi a ’ izutu itzau,

goni tu iakazan 111 atrai l.a-orzak ota amurruzko bi tzot.au azi

iakou osatoli: «Akolarreko zorgiu-aldra zorigaiztokoa, ordii

oche onetara?» Tsil isilik gol di tu itzazau atsoak, goni azurt-

sua nokoz zuzeiidu, aulkia besopean artu, osagiloari botoudo

itzal bat ipini, itz labur ta asarre/.koak agiti arteau csan....

ta inori unirtilv ogin bago atora bidea artu euon.

II

M.VKINA8I TA OSAW LEA SE IN M IN E N A UK I »KAN

Ipar-aizeagaz okaitz-ostean mondi oskorgak argitu doa-

zan logez, argitu itzan noizbait baso-arteko Galenon arpegia:

kurut/.o bategaz aizoa obagi ouan atso barritsuak Akelarrcra

bialdu nairik ota botaurrcak ipinita sartu itzan gelan. (¡oían

ez egoan Mari Manu, boro alaba zarrona, seina ta osagiloa

baino bozfei ik inor.

Jtzan Mari'nasi (Mari Manmi alaba zarra) ama soi iirtcko

noskatila bat gorputzcz oderra ta arimaz edorragoa. lOdurroz

estalduta dagon zclai b it arri-tontor bik apaiiidut.cn daucn

anzora, apaindu ta edortuton cuon boro arpogia chalak 1 cu-

U i ton danzan laugoe.he begi odor bik, bogi «motan ikusten

cuan irudituta Mari man u k boro alaba niaitoon a ri 111 a ozin

Iklvirafil, escribir. Maurua, (cl) moro. Aldi, tiempo. Igiro, acontecer.

Kondaira, historia. Eliz-Kantari, cantor do iglesia. A nots, voz. Astertii^

desentrañar, examinar. Alisa, probablemente. Irakurri, leer. Adurtsua, (ol)

baboso. Agin tirridun ao.V, boca de escasos dientes. Ekin, machacar. Sortu,

fundar, lnolar. Izutu, espantarse. Erza^jmnta. Aldra bandada. Zaitaz,se

Ine os hal)cis.

— Oí —

obc.i. -Ule- •■¡nrta bi dihgilizka oukazan boro lopotik bora,

idunean zapi /.uri bat, goranza bularron ganoan, età abarka

ta gona bcilcgi bat soinean. IOz r iikan baina parpailarik cz

bici)irik; oz ilzan orduan edertasuna saldutcn-cla.

A pai 113.1 ivi bakartzat biutz bat cukaii nmiidii onegaz áse­

te n ez itzana, bozto bizi-lcku zoriontsuagoa icharotcn egoan

biotza. Boro errubagetasunari bcgiratnez goro’ umobat iru-

dicn; odonork barriz bore itz astimeli nourritzat ogcita lau

mio ni ubai tu ko eutsazan.

Au gaitik Mariaasin edertasuna ospatuten enea bertso cz-

tit.suct.an Aramaioko gizon ta cmakmncak.

Bainaperemina dagonoan daliadanlogoz autortu boardai-

ta’ anderazkoon onurarako ozili autortu bago ichi daikegu

Marinaxik minean' bozto Eva-11 alaba guztion gisan’ cukan

zeli tasti un.

Z )lia izan ez balitz boro mina’ cz gouan goiz atan iruren

artean gorta itzana iakingo. Ausoan Marinasiri bere ama

gaitik i tandil eutseiicair itz bi odo in i bakarrik osan cutso-

zan: ez ekian neskatila onak g:ìri-garau bi ti k imilaunkada

garia ta labakada ogia logcz’ boro itz biotatik osan-ala

barritsuen burilan crnoko itza/.anik.

« Erraietako mina daukat» csan ci cutsan OsagiIcari Mari

Manuk.

«¿Erraictako mina? ¿Nork csan dami kontuori?— csan

cuan ausoko alargun batok.

— Ncuro amak osagiloari cranzun dautsa.

Oahkkuak, notas. Kkaifz, tempestad. ICskorga, desmedido ó colosal.

Argifu t i n n n lego;?, romo s iH -v i claro .ireo. IWaurm, anteojo. («ola, apo-

süMij. Soin, r .v i'ii incido, ¡ufante. Estalduta, cubierto. Ulc-ohorta, trenza

do pelo. ningilizka, colgando. Idun, cuello: Parpnila y bichi, objetos de

a'hniD. Aso, hartar ó harta reo, Ainbaitu, tantear. Ospatu, Celebrar. Pere-

mina, necesidad. Anderazko y emakume, hembra. Onura, honra, üerta.

acontecer. I/ibakada ogia, hornada de pan. Esan-ala, cuanto se puede decir.

— B a i z e osagilca-n b n n i t i k u r te u ik o a b a l i t z ’ n i k s in iz tu

ez . ¿ E h i z.er ¡nom i osag ilc-orrek?

— Jsilik ogoan.

— B ai, ogon bear. N on bere ’ in o rk /.or d a u k a n csango

b a la io u s tan ' (»sagiloa i/.ango n itz o tc n . ( ìa iso g u z t ia k , ooan

e tz a n d a n iin o z d ago zan ga iso g u z t ia k isi 1 iR ('gongo balil-

z o z a n ¡am aiIva b id a r osag ilcon iz o n a d a u k c n a k lo tsatu ta

i k n s ik o g a io u k o z a n !

— Kz (lago Manuela ik asma ta clango ez daunanik

età....— ini-1 ariczka iraulfan Mrrinr.sik.

— 13 ez teak ogitcn dauena ogitea gaitik .... tira....deitu

oikoon ik bere osagilcari. ¿Ozterantzcàn? Osagileen esalisi

ta agura-on a mesa guzurrari buztartutcko daiz onak. Osa-

gileak osasunik ekarrioz, ta gangarrcn collera badoaz dima

atera ta sabota boto; ez dakio beztc gauz’onik ogitcn.

— Zuk esango ez dauzunik ez dago-ta... »

Ez itzan baina guztia utsa. Ez ei euan Arakilgo Erranion

(au itzan osagilcon izona) iakitun-pariztak ogitcn Madri Igo

osagilerik ononak garait.uko.

(Jaisoari urroratu iakancan'burua mutilduta kapoKiii-dina

sokondo baten iclii cuan, iakit.urien berotasuna kapola-ba-

rruan euki ozin izan balen Jogez; gaitzdunnri san i bngiratu,

bere bckokia oskuagaz igortzi, aoa zabaldu eragin, loioa’

batean edegi fa beztean iclii, eskuturra ncurtu, kaltz.etatik

papc r k o ip o z tu ba ta te ra ta b o ta u r rc - g a n e t ik ir a k u r r i.... b cz te

onelango pari/.ta asko ogin ouazan bere itz bigarren-bagoa

aotik atera ordiiko.

Ona enien boro aginduak.

»Ez Mari Manu ene baimeli-bago inori’ ec;uzkiari bere'

O a h k k h a k , n o t a s . — Anmika l)id;ii-, cuántas voces (ami es mas expresi vo

amaika). Ini-liamv.ka, sonricndosu. Osterà ntzean, de Io contrario. Hangar,

mujer casquivana, l ’am ta, mucca ó ademán. (laifzdun-a, el enfermo. I,eio.

venlana. Kalf/.-ak. los pantalones. Baimeli, aprobación. I ~

/ . ,■> / - f -xi i . , , (À OC-I ('■> c

♦ atorik oclogi, ordnrik ordura cdari onen tanta batziik artu.

»goldi egon, z.irkinik egin bago ta aratili, cz laungoikoa-

»gaitik lu/.o hizo agoan lokutik auzpaztu odo zutindu... »

Au 011 tz mi i k ordi nogarroz osan cuan Mari Manuk.

« — launa ¿pipatik ko-pautada batzuk artutcak kalto

ándiao gingo lcúsket?—¡Zor osan daun INTarimanu! ¿pipatik

koa pauta pauta artu? Ez dai Hipócrates andia ire erkiii-

koa. Pipako keak godarrez erraiak atsituko louskezan.

— Ona|bada,Iaunn,sur-auts puzkaoho bat artu ten ichibcist.

— Simili» similibus curantur, eranzun cuan benetan ta

itznl itzal Arakilgo Taunak.

. — Euro itza atzcratut.a, irautsan alabak, cbakolin-zalc-

clioak kastaz gaizela gu iakin beik ¿ota cz litzate ñire

ama au gora-bora osatuko?

— Au enzun ik ’ albo baten iclii cuazan guro Galenok,

Hipócrates, Aristóteles tabezto Grcziako iakitunon osaerak,

ota borea argitaratutoko betaurroak kondu, ostarria estul-

ots bategaz garbitu ta chainarra azkatuta «Noskatila bildur-

bagea, inoan, gaisoonzat cliakolina ta osasuna daukcnari

¿zor gordeton dautson? ¿liiuzpina? ¿Egurdian ochcra da-

torre n osagiloanzat zor daukan? ¿Ura?

K'/. daigtin bada, alperrik izkotan iardu.

Esanak osan ta andik kanpora’ ezer cz.»

T tz onen durundira gel an egozan culi gnztiak ormazur-

kuluotatik lokatu itzazan: bildurrez ate-zuloen-bila abiatu

ta bildurrez baserri-maisuen epaiari burua makurtu cutscn.

Onek culicn soino ta osa mesa ri iaramonik egin bago’

gainibota oliiki, ugertu ta zorrotz batnarruzko zorro zarcho

batetik atora ta oliz'aldcko bizarkontzailca logez narruon

labanduten azi itzan.

Oaiikkkak, notas.— Z irkin, movimiento. Ko-pautada, bocanada de Imtno.

(íedar, ollín. Rur-auts, rapó. Inoan, decía. Chuzpina, residuo do chacolí.

Dnhmdi, eco. Iarnmon, caso. ^ ¿ • en-n.» {., ^ A//)/,'-jia ¡ y frit»-. ' p -c -*

,'Ufn- ■ /«. / , /

Alabari sotinka azi iakan biotza, buztiton bogiak ota

arima kanporatu nai ri k : nekcz ta osta osta nrnasa arto,

ozin ezorlango itz ik oguzkituta ogoan.... nogarrcz, sotin­

ka, arnasa-otska ta bogira; inoiz baino amodio biziagoagaz

boro ama orrukarriari bogira.

Alaba sani urrà nogarrcz ta burroni gogorra gainibcta

zorroztuten ikusita «ai, ai, r.zi itzan aragian onok ikutu

orduko csat.cn’ ai, ai... chut chut.... naikoa dai, Arakilgo

launa, naikoa dai.»

«Ago isilik» bosotik oratuta csan outsan Arakil-ok, ota

Moisosck aitz gogorrctik urozko iturria zartaagaz sortu

(Mian logoz, odolczkoa sortu cuan Erramonok Mari Manu-n

sanotatik.

Mari Manu inguruan eukazan burruko azalak baino zu-

riago ta negar ogitoko indarrik o/, oukahi golditu it/.an;

boro alarauctara oskaratzoan isilik ostuka ogozanak urro-

ratu ta ingurutu iakazan.

Marinasik oz okian 11011 ogoan,bnrua zorabiatu iakaneko’

arrantza baten zóruari dei egiten azi itzan’ osatu cicla arrcn

boro ama.

Kta bitartoan osagileak (baldin izen au ondo baiatortza)

Filatoseli bozto aldi baten lego/,’ cskuak garbiti! cuaznn’

orrurik ozcukala adicrazotoko;cta«gaitz dunailton baitzan’

boronon makaltasunak eukala orma eta czerlan ez boro

libumetako agind'.iak», csan....agur ogin urrengo arto..... ta

alderatu iaken.

I I I

N E R E M O M J K O ( 5 A 1 R 0 - Z A I N H A T

Orduan, ordurarte taordutik onora boro gaso-zain-muota

bere modukoa ta ugaria czautu daroo euskaldunak.

Oakkkhak, n'otas.— Osta, osta, á duras penas. Oguzkitu, pronunciar.

(¡ainiMa, cuchillo, isilik ostuka, á hurtadillas. Bere moduko, s u iy e n rr is .

— (il —

Nekcak tu zarznroak su-ondpan, baztertuta „daukazan

atsoak’ zcr ian età nori it/. egin euki nairik ’. mila gaitz ta

cri cdozein iakituncnzat zailak cta.gogaitgarriak aztortu,

azaldu ta osntutcko ustoan igitufccn daiz. .. ;

Inork baino ias ta deskulzu obea dauke santiratuak zu-

zendu’ azur lokatuak curo« lekuratu ta emjplastoak odo

amarrak ogitcn. E niplastrw m izenngaz czautnt.cn daiz

gaur bore atso bildulgarri onek. Enron artenn Mendi-burun

iaioriko Epcnrt ezizenzat cukan atso bat’ ci itzan Arama-

ioko baztarrctan enzuterik audicna cukan cmplnstcroa, ¿Norcn bclarrietara ez dai cldu bere izena, età nork ez

daukaz gomutan’,: zeinbait zauri. berc esku azurtsuakaz

osato, ta zeinbait osasun zauritu. enazan Epcrrak bere ar-

pegi chiniur ta crkina umeen artean erakutsita bezte bage?

Ez dakigu zcr igaro itzan gallatali Mari Marnili cchean;

baina bai cguzkiagaz batera io euala Eperrak Errekarteko

atea. *

«Mari Manu, Iaungoikoak egun on bat cmon daizula»

arrastaka dakarrcn arran arrakalatu baLen otscn gizan

Errekarteko orma zarrctan enzun itzan. «Eperra dai... Epe-

ira dai» barrukoak esan cucii. . ,

Danak, chakurrcrainoko guztiak abegi ta-gera on bat

egitcra urten iakazan Eperrari, bada danak cukezan legez

azurrak, età o/. lokatu czin leizanak, bildurra cukctsen

santira-zailcari età bildurkorren anzera arpogi motsa era-

kutsi arren, itz b igm ta gozogozoakaz «Egun on euri bere»

csan eutsen.

— ¿Ta IStari Manu? :

— Charto.

Epcrrak orduan eskuetan ekarren makilaragorputz erdia

Oarkku.vk, notas.— Gaiso-zain, cnferinnro. Mueta, especie. Zarznro, ve­

jez. Eri, enfermedad. Zail, difícil. Gogaitu, aburrirse. las-a, garbo. Deskulzu,

tino. Ezizon, apodo. Zauri, herida. Arran, cenceiTO.*

bota' bozto oskuagaz csku-zalearr ora tu tu gaitz.dunon ge-

larantz.igoten abia itzan.

, Mari Manuri ogun onak omon’ beso zauritua ikusi’ orio

gordin ta lino-aziagaz amarra on bat. prosta ogiola agindu’

guztia i/.an itzan .ora-batoko ganza.

Azi iakan goro ookoari iiiork onzun boar oz loukon

axarrozko iardun ta izkota bat osateli' osagilo guztion

kontra’ munduan ogozan liburuon kaltogarrirako; ota atz-

amarrakaz soindnnon aznrrak mailatuton euazan-artoan’

oz cuan minagaz Madrilgo iakitunon gorputzotan azur lo-

katn bagckorik ich i ton.

Bcdar-muctaazkoaztcrtu ta az.ildu cuazanbcreiakiturien

iakituriagaz arri tuta ogozan cmakumc-artcan. Tugólos batok

boro-bizi guztian ogiton oz dauon-bozto itz nrton itzazan

goiz atan Epcrran aotik.Nogargarria dai’ gurc ('gunot.au Epor

aiii kantaria cz bizi izatea; zo cz Prantzian baknrrik gurc

Espafian bore’ Ekautu, Begirale, Hialkin odo bozto au-

lango arazucn batogaz ikus iko litzat.cz omakumoak.

(lanza iakina dai: gaur barritsuak daiz agilitan, ota

nausi itz laban-dunak.

Eguzkia aztiro aztiro’ inor icliaroton oz baloukan Icgoz

mondi ta murucn gañera igoton azi itzan, batean odoi-artean

eskuta ta beztean sokilak auston ogozanai bero-arpegi ede-

rra crakustcn cutscla’ pekatariak bcre-gaitza autortu ta ari­

ma garbi bat launon begietara agortuten-dauon gizan.

Soloctan-ziar arbi-lora-artctik tapatapa ioan-goriza odo

ainubcari bogiratuez goro’Aingcru bat cbilola czan c ik c iì

oguzkicn atzotik’ bere esku zuriagaz Àramaioko orduak

Oaukkkak, notar.— Esku-zalo, barandilla, do escalera. Boro ia k itu n ru in k itu rr ìa g n x arrituta, admirados do su porfcu fom sab itfi/r ia . Ekautu

llegirale Bialkin, Diputado Cónsul Embajador. Aztiro aztiro, paulatinamen­

te. Sokiì-ak, tenonoR^los). Soloctan-ziar, á lo largo ó al través de las fincas.

Tapa tapa, voz onomatópiea quo indica paso regular y suave.

neurtuten; mundutarrar gorputz argitsii aren bira bakoitzalc

egun bat’ Iaunak ilkorrari agi nel uta daukatzozan urto ota-

t.ik gichituton dau/sela’ adierasoton emotéko. -

Ez cuan’alan ta giusti berc’Errokartcn barrikotan iarduan

atsoak gomutau artu’ oz oguzkion otorrorarik, oz egaz obi-

1 ( m i ^goizi'n arintasunik, oz guro bizien laburtusunik, ez

ain girili Arakil-go osagiloaren otorrorarik.

¿Ez ckian Mendiburuko gaiso-zainak’ bora il tageroranz-

bero’ emplastoro guztiak osagiloen arorioak beti betiko izan

bear cuonik? ¿Zork astu eragiu outsan Erromatar ta Carta-

gotarrak baino alkarri eukotscn gorrotu andiagoa? ¿Ez

iakan goiz guztian burura ctoni Arakil-go Erramonek

baekusan’ auska, burruka ta orreiotan egin bear cuoia, oz

Canas odo Trasimonon arck logez, cz bada Mari Manu

errukarrion gorputz argalean?

¡Ai, Mari Manu gaisoa! ¡0 Epor barritsua!

Orra or oche ondoan atzo ain-bezto arazu einon outsun

Galeno, adnrr-artetik agi ri iaka’ amalan urteon lagun ogiten

dautsan kapel.a-ordi-urdin t'oso koipezt.ua. Errurik cz dau-

kanari gainibeta zorrotz batogaz sanale urratu oi badautsaz,

¿Zor òsa 11 ta (’giugo ez etc dautso omplastcra, cmplastodun ta

bicn bitartokoari?

Anpor-artcan etzanda egoan artzain-ora zaratara zutindu

ta zaunkakaazi itzan taiucharrekogizon a bere aurrean iku-

sita. Zaunka onetara Mari Marnili ondorengoak konturatu

itzazan. A itzan estutasuna. Guztiak ogozan isilik, guztiak

arnas'otska’ bogi ta besoakaz alkar bildurtuten, guztiak urten

nairik ota urten czinik, guztiak gcldi konkortuta ota dardart

bildurrez.

Oaukf.hak, notas.— Iiirn, vuelta. Egaz, volando. T'oso, contracción (por

sinalefa) de /a oso, y entemmente. Bitarteko, medianero intercesor..... An-

por, tronco de árbol. Etzanda, tumbado. Artzain-òra, perro mastín. Timi,

traza.

Butari’ go la ko Sabaitik boràìiz’ (rtizman Oliale Tarifako

gaztolutik iaurti cuan gainibota etorrcla’ ct.aErramonck narra

zar batean igortziagaz ockoàri bcsotik oratiiton outsaîa’ begi-

tànduton iakan; beztoari’ Israelgo aingerua echcrik colie

Faraonen pokatuak gaitik logez’ Errekarteko borrerua beso-

rik boso ibiliko itzala’ erichon’ zorricharrcko Eporra-n zorrrtk

ornidu ta kita nairik.

¡Eperrak zor bildurri bere gorputzean, zcinbait gogameni

bore buruan eta zerlango gorroturi'bero biotzean oz cto ent-

sen emon ostatu! Zapat’otsak kirriz karraz urreratu itzaza-

nean, basôratuteko egarik cz eukan logez, dandarroz oe-

azpian sartu iaketi.« eV. ‘ ' • . * Inrrnlfnko dan

E z t i-a h a u a k .

Uaiîkkhak, notas.—(ìelako salmi, ciclo del aposento. lîegitnnduteu iakan,

sii le figurai «a. Zorrak ornidu ta kita, pagar y solventar las deudas. Dan­

darrez, ¡irrastrii ndosc.

Se lia recibido ch esta Administración, para subvenir los

pastos do nuestra Revista, la cantidad do HO pesetas, donati­

vo con quo lia tenido á bien favorecerla un aprociablo señor

suscriptor, cuyo nombro callamos por razones que no es pre­

ciso manifestar.

Nó sabemos agradecer tanta generosidad do otro modo que

«asegurándole á dicho señor que actos como el suyo han de

obligarnos realmente á oorrespondorios mejorando la parte

material de la Revista, estudiando y desarrollando con asi­

duidad las diferentes secciones de quo consta, y siendo fíeles,

finalmente, al plan que nos propusimos en su primer núme­

ro y al objeto de su publicación.

fS><W

K .8$ f e

F-

c

A C e

CRÓNICA INTERNACIONAL

más exporta quo la nuestra se encargó el mes

ido, no ya do bosquejar esta sección ó revista

las columnas do La Abeja, sino de pasarla

tangiblcmonto por las naciones del viejo y nuevo continonte.

Fuó una revista activa y gonoral, quo sin dejnrso amedrentar

por humanos respetos, visitó los palacios y las caballas, las

academias y las tabernas, los elegantes salones y los sucios

garitos, ó hizo sentir sus influencias en los ricos y pobres, en

• los príncipes y mendigos, en los pilluelos de plaza como en

los diplomáticos más encopetados. Nada, una revista iguali-

, taria; un trancazo que, como palo do ciego, dobló las espaldas

á media humanidad, sin reparar si estas espaldas iban cubier­

tas de seda ó con andrajos.

El número do los atacados por esta enfermedad que vi -oacirltis cae sobre los pueblos y mote en cama á medio vecin­

dario en menos tiempo del que necesitan los más hábiles ofi­

cinistas para meterlo en el censo do empadronamiento ó 011

BILBAO , F E B R E R O DE 1890

las listas doctorales, no será fácil precisar: si alguna ver,

llegan á formarse cálculos aproximarlos, las cifras tienen quo

resultar enormes. Los perjuicios ó destrozos quo lia ocasionado

en los comercios, talleres, oficinas, etc., inutilizando á los ope­

rarios y dependientes y paralizando los trabajos por más ó

monos tiempo, tampoco son flojos.

Los módicos y las academias científicas lian discurrido lar­

ga y diversamente acerca de las causas generadoras do esta

enfermedad, tan liviana y fácil do curarse en su primer pe­

ríodo, tan larga y peligrosa de recaídas 011 su convalcscencia,

y que con parecer cosa pequofia do tal manera debilita y

aplana, física y moralmontc, ai individuo atacado. Unos la

lian atribuido á un microbio especial; otros al empobreci­

miento del airo atmosférico quo, falto do oxígeno suficiente,

debilita y corrompo la sangro; algunos á una afbcción ner­

viosa que influía sobre las predisposiciones (5 dolencias habi­

tuales dol individuo, agravándolas en forma intensa.

Sub jw livc lis cst. Sea de ello .lo quo quiera, del hecho

universal acaecido nosotros deducimos tres consecuencias:

1." Que ha habido una alteración general on los elemen­

tos atmosféricos, en las causas segundas, cuya acción preside

inmediatamente á la subsistencia armónica y á las condiciones

regularos de la vida humana. Por más que los racionalistas

digan, y voceen los secuaces del naturalismo, empeñados on

sostener y proclamar la rígida inmutabilidad de las leyes cós­

micas, que hace imposible toda mudanza, todo milagro, toda

suspensión, siquiera momentánea, de esas leyes, acabarnos do

ver y do sentir lo contrario: el milagro se ha hecho, la alto-

ración so ha verificado: de ello dan testimonio nuestros hue­

sos molidos.

2.'1 Que esta alteración do los agentes secundarios 110 ha

sido ciega ó fatalista, sino ordenada y dirigida por otras leyes:

algo más do microbios ó algo menos oxígeno 011 el aire,hubie­

ra bastado para causar la ruina completa do los hombres. En

nsta como on otras epidemias so vo ol cordonazo quo aprieta,

poro no ahoga, la sabiduría providencial con que so castiga

á los pueblos (pues toda pona os castigo do alguna culpa) sin

destruir del todo. *Y ;{.n que mientras los hombros irreligiosos por amor al

trabajo (!!) ¡/ al dinero suprimen los días festivos, estos cor­donazos inesperados nos obligan á suspender los trabajos y

negociaciones aun en los días de labor.Sería curiosa una com­

paración de las ganancias metálicas que se obtienen con la

inobservancia del domingo (porque ganancias morales y cor­

porales no se logran por eso camino) con los atrasos y pér­

didas sufridas en estas epidemias que nada tienen de fortuitas.•

Y entro tanto el mundo marcha hacia el salvajismo.

Véanse las pruebas:

La nueva república brasileña, formada por obra y gracia

de una revolución masónica, acaba do establecer en sus lis­

tados confederados el matrimonio civil, os decir, la legalidad

del amancebamiento público. Y al mismo tiempo aumenta la

dotación y ol contingento do su ejército do mar y tierra, fte

aflojan al pueblo los vínculos morales, quo son los verdaderos

man tenedores del orden social, y en cambio so remachan las

férreas cadenas do la fuerza armada. No do otra suerte ha so­

lido tratarse á los pobres esclavos.

En las naciones europeas las últimas estadísticas referentes

á las fuerzas militares, que en activo y reserva sostiene cada

país, arroja cifras verdadoramontes enormes.Rusia tiene cerca

do tres millones de soldados (sólo en su porción europea):

Alemania, Austria y Francia elevan sus respectivos ejércitos

a más do cuatro millones cada nación; ó Italia, felice é in tan- ffibilc, con ser do tan escaso territorio, tiene más de 2.600.000

soldados en ambas situaciones. Esto da una idea del mutuo

y cordial respeto quo las naciones civilizadas se profesan, y

ile envidiable calma interior de que disfrutan.

Los ejércitos mi morosos ni son un progreso ni causan feli­

cidad á las naciones. Por de pronto, los presupuestos de guerra

son la carga más pesada para el país, los cientos de millones

que inútilmente se consumen cada a fio en este ramo, aplica­

dos que fuesen al fomento de las industrias, obras públicas y

icbaja do las cargas del ciudadano producirían beneficios in­

calculables. Pero, cierto es, la vida social no se mantiene sin

fuerza activa; y á medida que las fuerzas morales decaigan,

liav necesidad de acudir á la fuerza material de las armas.

Mas á pesar de este lujo de fuerzas militares, la obra revo­

lucionaria prosigue en avance. El telégrafo á vuelto ha dar

cuenta de los trabajos de propaganda y preparativos de acción

que los nihilistas llevan á cabo en Rusia, logrando cada vez

más adeptos en el seno del ejército mismo.

Y en Alemania, donde la férrea mano do Bismark parecía

capaz de aplastar la cabeza á cualquiera que osase levantarla

en reboldía, donde el talento del astuto canciller se creía

dueño absoluto del imperio, disuelto el Reichstag á conse­

cuencia de una derrota sufrida por Bismnrk en el seno del

Parlamento alemán, y fijado el día 20 del actual Febrero para

las nuevas elecciones de diputados, los socialistas se han or­

ganizado activamente aprestándose á una lucha más vigorosa

que otras veces. Tenían los socialistas once diputados suyos

en el Reichstag, y ahora se proponían presentar candidatos

propios en más de doscientos distritos. Para los cuales previa­

mente han instalado sus comités y centros de acción. Propó-

nense, ya que 110 llevar mayoría al Parlamento, por lo menos

mostrar que tienen partidarios decididos en todo el imperio.

¡Hermoso porvenir para éste!

Los sucesos más salientes en España duranto el mes do

Enero último han sido la enfermedad del Rey niño y la crisis

ministerial.

Conducido al borde del sepulcro por la agravación do sus

dolencias, durante varios días estuvo 1). Alfonso entre la vida

y la muerte, con escasas esperanzas de curación. Al fin la

crisis fu6 vencida favorablemente y entró en el período do

convalecencia. El Clero ha entonado ya el Te-Douni por el

restablecimiento de 1). Alfonso; antes, á petición del Gobierno,

había hecho rogativos para obtener del Cielo este beneficio.

Nosotros, nos preguntamos, como seguramente se habrán pre­

guntado á sí mismos nuestros lectores «¿Por qué el Gobierno

pide oraciones al Clero católico? Si el Estado ha de ser libe­ral, es decir, libre de todo compromiso religioso ¿á qué acu­

dir á los sacerdotes? Y si el Estado quiere ser católico ¿á qué

procesar y encarcelar á sacerdotes católicos por actos ejercidos

on sus funciones sacerdotales?»

El caso do la gravísima enfermedad padecida por el Mo­

narca infanto lia servido también para poner de manifiesto el

estado de lo que se llama la opinión pública. Ninguna con­

moción popular se ha experimentado, pero sí el extraño con­

trasto do los cabildeos en los políticos, do la pasiva expec­

tación en las masas popularos, y ¡triste es consignarlo! do

algunos alardes revolucionarios, sacándose á relucir on algu­

nos casinos los trapos tricolores, cual si so tratara do envolver

on ellos, como on fúnebre sudario, las mismas instituciones

reinantes. Dato os esto que no deberá echarse en olvido para

lo porvenir.

La resolución de la crisis ministerial, planteado por el se­

ñor Sagasta, estuvo en suspenso durante algunas semanas,

por motivo de la enfermedad del Monarca y también por ha-

berso frustrado los proyectos do conciliación ó componendas

entre las diversas fracciones liberales. Al fin salió el nuevo

Ministerio, en la forma quo ya todos conocen, continuando on

sus puestos anteriores el Sr. Paz y el Sr. Fortaleza. Consti­

tuido el nuevo Ministerio, los asuntos que más prisa meten,

al parecer, son el planteamiento del sufragio universal y la

aprobación do los presupuestos. El primero entraba en los

compromisos contraidos por el partido «agustino desdo la (Mi­

trada en el poder: y seguramente, Sagasta no saldrá de la

Presidencia do! Consejo mientras el proyecto del sufragio lla­

mado universal no quedo (al decir de hoy día) convertido

en Irn.Los presupuestos... séminos ligeros.

bl (¡unípro (¡no acaecido en la jura de los ministros, en la

cual Mecerra, se presentó como de Fomento y el duque do

Veragua como de Ultramar, pero enseguida hicieron cambio

de carteras; este quid pro quo que para algunos no pasó de

una mora informalidad, podría llevarnos á extensas conside­

raciones, que hoy omitimos por no hacer sobradamente larga

esta sección, pero que en una sola pregunta pueden quedar

condensadlas: ¿Tiene el >Sr. Becerra decidido emporio de llevar

á ejecución sus proyectos de secularizar la enseñanza en Fi­

lipinas y quitará los misioneros de aquel país sus atribucio­

nes de inspección en ciertas cuestiones administrativas? ¿Y

las consecuencias para el predominio de Fspaila en aquel

archipiélago?

Flf \\eo.

CRÓNICA RELIG IOSA

•: cómo los institutos rcligiososylosbiories de los po­

bres lian do pagar los vidrios rotos por los desacier­

tos de los políticos de oficio (y beneficio propio).

El Gobierno italiano quo hace pocos afios, so pretexto de

enjugar la deuda pública, procedió á la desamortización (/a- frocimo, según la fraso del erudito historiador Menéndez

Pelayo) de los bienes de la Propaganda Fide, sagrados por

su institución eclesiástica y por su objeto do atender á los

gastos de las misiones católicas, sofocado ahora con el déficit

que presentan los últimos presupuestos, ha tomado el acuer­

do de inmutarse de los bienes de Obras pías, procedentes en

su mayor parto do legados y mandas piadosas hechas en los

testamentos. Do suerte que 110 ya so entrometo ol Estado 011

la administración, ó mejor, disipación de bienes eclesiásticos

ó espiritualizados por el objeto á quo so destinaban, sino

también, á trocar la última voluntad de los ciudadanos cre­

yentes, dejando sin efecto sus disposiciones testamentarias.

Estas, quo 110 ya on países cultos, sino entro gente inciviliza­

da, se tienen por sagradas y muy respetables, sin embargo,

fu Italia y por obra de 1111 gobierno que blasona do liberal y

tolerante, son tratadas de la manera que se ve por los últimos

acuerdos tomados en el Parlamento italiano.

El Episcopado de aquella infortunada península, velando

por el honor y la justicia, so ha levantado unánime á protes­

tar contra tamaña usurpación del Gobierno. Con satisfacción

honramos las páginas de nuestra R evísta copiando la noble

circular colectiva, que aquellos venerables Prelados dirigen

á los católicos de Italia.

Dice así:

LOS 011181*08 DE ITALIA

A h CJ.KHO v l ’UKBI.O I )B LA S R E S P E C T IV A S D IÓ CES IS

«Uniendo por deber nuestra voz á la augusta dol »Soberano

Pontífice, deploramos y reprobamos el proyecto do ley sobro

las Obras pías, poco há aprobado en el parlamento.

»Aquel provecto es contrario á la Religión, que por 61 se

ve desterrada completamente do la pública beneficencia. Lle­

vado á la práctica, las fundaciones para los encarcelados, los

hospicios de los catecúmenos y de los peregrinos, los sagrados

retiros, las dotaciones para las religiosas, las sociedades pia­

dosas, las herencias y legados de culto desaparecerían todos,

sin consideración á la rehabilitación de los culpables, al su­

fragio do los difuntos, á la salud de las almas, al decoro y á

las exigencias del culto divino. De este modo se niega á la

Iglesia el derecho y se le quita el ejercicio do la beneficencia,

que es, sin embargo, una de sus gloriosas prerrogativas, sien­

do, como es, segura ó infalible intérprete de la fe. depositaría

y defensora del precepto Amaos los- unos á los otros.>También de esto modo so la quitan los últimos restos

celosamente conservados á los pobres, que son su pupila y

su corazón, y se la proclama incapaz de poseer, administrar

y tutelar ya otros bienes, destinados por generosos bienhe­

chores para alivio de los desgraciados. Pero, arrancado el

sello divino do la caridad do las benéficas instituciones, éstas

se desnaturalizan en las ostentaciones de la humana filantro­

pía, estériles para el bien. La caridad socorre al prójimo por

amor de Dios, no conoce acepción do personas respetando en

todas la imagen del Creador, la representación del Redentor,

la llamada á la vida eterna. La caridad es constante, no se

cansa nunca, no dice jamás basta, no so abandona por desen­

gaños, no se irrita por ingrata correspondencia; todo lo sufro,

todo lo espera, todo lo sostiene. La filantropía socorre á los

hombros por sola consideración á la criatura, y os, por tanto,

fácil de distinguir haciendo el bien entre persona y persona;

desilusionada se debilita, ante los peligros cobra miedo, y si

el beneficio le es recompensado con la ingratitud, se retira

desdeñosamente. Llevado á la práctica esto provecto de ley,

se extinguiiía por falta de alimento ol esplendor de las obras

religiosas, y á menudo el mismo culto divino, abandonado al

juicio de hombres frecuentemente hostiles, sería inexorable­

mente destruido como no necesario en aquellos casos á las

poblaciones. El ultraje á la Religión en sí misma no puede

ser más manifiesta.

»Además de la Religión, aquel proyecto de ley ofende tam­

bién á hi justicia. Las últimas voluntades de los piadosos

fundadores, sagradas hasta para los paganos, con injuria

también del derecho natural quedan suprimidas, ó lo que es

lo mismo, transformadas cuando ceso el fin. Qué pueda im­

portar el fin civil y social á que deben someterse y estar sa­

crificadas las más útiles fundaciones, lo atestiguan todos los

días una dolorosa experiencia y las confesiones de hombres

no sospechosos. La más completa separación del orden so­

brenatural de la sociedad civil debe invadir las instituciones

públicas, y por ende las clases del pueblo, mayormente las

más abandonadas, las cuales, entre las necesidades y trabajos,

sienten más profundamente la necesidad de creer y esperar.

Así al derecho reemplaza el arbitrio, á la razón la fuerza, y

para acallar las preocupaciones, contemplar la» aiaimosidadcs,

nunca ton oídos como cuando so dirigen contra la Iglesia, so

destruyen y aniquilan las más ventajosas, las más próvidas

y las más magnánimas obras do los mayores.

»Y 110 monos so atonta contra la libertad de los vitos,

dispuestos á favorecer constantemente las Obras pías. La

imposibilidad absoluta do garantir cotí la eficacia del do ro­

cho civil la voluntad do dejar lo propio conforme á los dic­

tados de la conciencia v á las insniraciones do la caridad* X

cristiana, retraerá á muchos (y 110 sin argumentos sugeridos

por la moral católica) do la voluntad do logar cosas y nom­

bres de la causa de los desgraciados. Ni podría recurrir á pri­

vadas disposiciones ol quo quisiera sustraer del universal

sufragio la beneficencia informada por el espíritu de la Iglesia.

»Estas priva las disposiciones y convenios, libérrimos un

tiempo, se anularían cuando recusasen la tutela y vigilancia

do la potestad pública, y anuladas las cláusulas do nulidad,

rescisión, proscripción, reversibilidad, aunque solamente se

refiriesen á la mutación del fin. Así la perpetuidad del bien so

quita do raiz, destruida la libertad de la beneficencia social,

con tal daño de los pobres que 110 hay necesidad de demostrar.

»La concentración de tantas obras, supeditadas al difícil

mecanismo do la burocracia, no puede satisfacer á la exigen­

cia del pueblo, que deplorará, desviados de la antigua vía.

los subsidios de sus socorros, no do la miseria, sino de los par­

tidos. En los presupuestos de los nuevos administradores

pesarán razones 110 siempre confortadas por la verdadera mi­

seria, y el daño resultará siempre en los verdaderos pobres.

Estos, en las concesiones do la beneficencia, 110 tendrán tam­

poco en su defensa la libro voz do su párroco, excluido preci­

samente por esta cualidad, y no por otra causa, do donde todas

lo habrían querido teher presento. Y , ¿qué maravilla será, si

las riquezas derramadas en bien do un piteblo católico, derra­

madas evidentemente para señalar en él la religiosa concor­

dia, quo so distraigan, no diremos solamente en desfervorizar

ol sentimiento, sino on extinguir do las almas la misma fo?

»Por esto camino do injusticias, Italia, ya tan rica en toda'

cluso de Obras pías, donde, guiados por lnfe, todos los siglos

ofrecieron ol tributo de la propia grandeza en servicio de la

beneficencia, aun por oste lado nuestra-Italia declinaría del

antiguo esplendor. Cierto quo no rohechas por nuevas libera­

lidades las antiguas fuentes, socas por Ins crecientes necesi­

dades do los indigontos, 110 respondería ya la munificencia de

otro tiempo. Extinguidas las Comunidades religiosas, refugio

do todos los pobres, desviados los destinos de los últimos res­

tos de su patrimonio (los bienes eclesiásticos fueron siempre

considerados como patrimonio de los pobres), A to.da necesidad

tendría quo subvenir el Estado, y éste so compensa, natural­

mente, con la facultad do los particulares.

»Conforme ;\ nuestro deber de Padres v Maestros, hemos

querido expresaros estas cosas, hermanos é hijos amantísimos?

á fin do que os preparéis, cada uno según vuestras aptitudes

y deberes, á conjurar la amenaza. Sobre todo elevad con más

fervor que nunca al trono de Dios vuestras oraciones para que,

si es posible, se aparte de vosotros esta nueva calamidad. Si

llegase A ser un hecho (y Nos temblamos por la responsabilidad

do aquellos que hayan prestado su concurso), acordaos siem­

pre de que sois católicos é hijos en todo obedientes á la Iglesia.

»Quiera el cielo devolvernos una mirada do misericordia

en estos atribulados días, v en el nombre del Señor os conce-I V

demos á todos,hermanos é hijos amantísimos, con toda efusión

de nuestro corazón la bendición pastoral.

»Dado en la solemnidad de laEpifanía 0 de Enero de 1890.»

(Siguen las firmas de 232 Prelados de Italia, Cardenales,

Arzobispos y Obispos.)

Después do este luminoso documento, sólo nos resta con­

signar una reflexión: quo los gobiernos injustos no tienen de­

recho á pedir honradez y justicia en los ciudadanos.

Víctima do una pulmonía solapada, lia fallecido en Turín

el duque do Aosta, 1). Amadeo do Saboya, ox-rey -constitu­

cional do España y hermano dol rey Humberto. Alejado do

Roma, cuyo gobierno militar nunca quiso aceptar el duque

de Aosta, y en relacione.^ cordiales con el Papa, según todas

las muestras !). Amadeo ha muerto cristianamente, recibiendo

los últimos Sacramentos de la Iglesia. L is órganos de la ma­

sonería italiana en la prensa no han podido ocultar la cora-

gina que les ha causado el papismo del duque de Aosta, y su

desligamiento con la sacrilega ocupación de los Estados Pon­

tificios por los piamonteses.

Dícesc que el rey Humberto con lágrimas en los ojos dió

las gracias al sacerdote que ayudó á bien morir á su hermano.

< -emprendemos el dolor que, esas lágrimas revelan, y quo en

tales casos la conciencia cristiana grita severa y punzadura

en los corazones más endurecidos; pero ¿tendrá el hijo de

Víctor Manuel toda la sinceridad v entereza de ánimo nece-»■

sari as para desligarse de compromisos ilícitos y reparar todas

las injusticias cometidas con el Pontificado desde las algara­

das garibaldinas?

En el último Consistorio filó promovido por Su Santidad á

la Silla arzobispal vallisoletana el Sr. Obispo de esta diócesis,

y preconizado para esta Sede vitoriana el 11tino. Sr. Piérola,

Obispo de Avila.

Mientras el nuevo Prelado viene á tomar posesión de la

nueva diócesis, el cabildo catedral ha nombrado gobernador

eclesiástico, Sedo vacante, al M. I. Sr. Doctoral I). Ignacio de

Hernández, y administrador de la Mitra al canónigo D. Lucas

Solaehi.

T k ó ffi .o .

SECCIÓN HISTÓRICA ----- -------

CTATKO OCASJOXKS KX QUE KSPAJÍA TRATO DK CONQUISTAI? Á RIZKAVA

PKRO KX QUK fcSTA

D KM OSTRO SKR IXCOXQUISTAIU.K POR LAR ARM AS,

I I I

OTXANDIANO

o desisto I). Pedro el Cruel de conquistar el Se­

ñorío do Bizkaya, á posar dol descalabro quo

detuvo y rechazó á- su ejército en el vallo

de Gordexola.

Hijo y sucesor dol rey español que, con ridículo cinismo,

so intituló por algunos años Señor de B/xkayn, 110 podía con­

sentir fuese independiente y tuviese por Señor á un enemigo

suyo un pueblo quo 61 juzgaba parto integrante de la nación

española, simple condado regido por un subdito español, y

casi foiido hereditario do su corona. Movíanle además á esta

conquista su insaciable ambición y su carácter tirano y ava­

sallador, no monos quo, según digo en el anterior artículo, el

compromiso quo muy á su posar contrajo con ol infante don

Juan y la sed de represalias quo le abrasaba por los ultrajes

que en otro tiempo recibiera de su hermano D. Teilo.

Arma, pues, una numerosa y aguerrida caballería, y el

mismo año de 1355 (que lo urgo la realización de sus planes,

y los días lo parecen años) poniéndola al mando de D. Juan

de la Cerda, la dirige contra Bizkaya, no por el oeste, como

la vez primera, sino por la villa do Otxandiano, que, pare-

ciéndolo tal vez más accesible,se le ofrecía en caso afortunado

muy adecuada para cuartel de las tropas y centro de opera­

ciones, y para una fácil retirada en el caso más desgraciado.

Pero, fatalmente para D. Pedro, la noticia do la invasión

ha llegado oportunamente á oídos de Tello I y de los bizkai­

nos; hanso unido de nuevo los bandos do Ofiaz y de Ganboa

por la causa común de la defensa do la patria, y, á las órdenes

de sus respectivos capitanes Muxika’tarr Perú y Abenda-

fio’tarr Iban, aun no han pasado los caballos españoles del

llano á la montaña y serpentean por las primeras estribacio­

nes del Gorbea,cuando se encuentran'ya apostadas en Otxan­

diano ansiando el momento do la pelea, que los acredite de

dignos hijos del pueblo que prefirió siempre la muerte libre

á la vida esclava. También Tello I peleará con valor, aunque

110 resuelto á emplear todo su esfuerzo y á morir en el supre­

mo caso, pues si le molesta la idea del perpetuo destierro,

menos halagüeñas le son las sombras de la muerte; quo, al

fin y al cabo, no lo interesa tanto como su vida la libertad de

un pueblo que le es extraño y que retribuye su dignidad y

oficio do Señor con censo bajo.

Ya os muy corta la distancia que separa ú ambos ejércitos;

y nuestros arqueros, por medio do escaramuzas á que se pres­

tan tanto lo accidentado de nuestro suelo y la presteza de

nuestros montañeses, causan no pocas molestias al enemigo,

quien, antes de llegar al terreno del combate, se ha visto ya

obligado á abandonar algunos caballos á su paso por los

montes.

Llegó la hora decisiva. O Bizkaya cae bajo el poder del rey

español y so convierto en provincia de España; ó los españo­

les vuelven á su tierra derrotados y duramente escarmenta­

dos. L’eiu.. son bizkainos dol siglo xiv los quo so encuentran

apostados cu Otxandiano, son bizkainos quo, si bien algo

degcnorado su carácter patrio, 1 comprenden perfectamente

aquella dura alternativa, y que en sú corazón nacionalista la

contestan todos y cada uno: ó libro á mi patria Bizkaya do

la ambición española, ó no vuelvo á abrazar á mis padres y

dejo mi cuerpo en estas montañas para cebo do los buitres do

Gorbea y Anboto.

Comienza la lucha con las cerradas descargas de los aba- lladwics y aixl'ondunes, 2 que se anticipan á la primera car­

ga do la caballería enemiga, haciéndolo no pequeño destrozo.

Mas ósta recibo presto la orden de ataque y se lanza impe­

tuosa sobre el grueso do la infantería bizkaina, que, á pie

firme, la espora, lo dispara primero los axagayes 3 y aguarda,

armada do nsfamnkillas y e.xpnfas, a¿zlores y mallos, 4 el rudo choque.

¡Oh patriotismo do nuestros padres! ¡Oh sangro bizkaina,

qüe bulles en las venas y saltas hirviento al suelo regándolo

por sustentar al Roble de sus libertades! ¡Pluguiera á tu

Jauugoikua que esc cuadro á un tiempo glorioso y sangriento

se presentara vivo auto ol siglo xix, para enseñanza do estas

generaciones degradadas!

... Gloria á Bizkaya! Ved cómo atraviesan rápidas el

campo monturas sin ginctes, cómo corren desalados caballe­

ros sin caballos quo Itiógo son muertos ó hechos prisioneros;

allá lejos, huyendo agitados y pavorosos, algunos grupos do

ginetes quo vuelan más que corren, y aquí á vuestros pies

cráneos destrozados, carne machacada, miembros rígidos, ca-

1 Me refiero á loque expuse en el artículo (»oifi>Kxor.A sobre la fnnn»

señorial, sus bases y consecuencias.

2 Honderos y flecheros ó arqueros.

3 Azagayas, venablos ó lanzas arrojadizas.

4 Chuzos ó jabalinas y.espadas cortas, hachas y mazas.

bollos yertos, armaduras desarmadas, cascos abollados, armas

rotas, cuerpos inanimados, charcos de sangre... Son los restos

dol ejército espado!, que pretendió conquistar á Bizkaya.

¡Bizkainos, vuestra es aún Bizkaya!

V tú, oh poderoso rey español, puedes ya engarzar en 'tu

preciosa corona el rico brillante del .Señorío de Bizkaya, y llamar al infante i). Juan para, en cumplimiento de la oferta

que le hiciste, nombrarle su depositario y custodio!

¡íjobitos bizkainos al león español? ¡Ve»i-, ririi, rici!¡Si son de manteca sus brazos, de chufas su sangre, y ar­

cilla su hierro!

¡Regocíjate, oh nuevo Alejandro: las generaciones venide­

ras ensalzarán tu nombre, y cuando trasmitiéndose de siglo

en siglo la tradición de tus gloriosas victorias, todo español,

desdo el condecorado procer hasta el harapiento mendigo, las

relate á sus hijos, al pronunciar tu nombre exclamará: ¡lié ahí

al («rail Conquistador!!!

A x o k a h i d k .

LA JU R A DE LOS FUEROS DE BIZCA YAroí?

D O N F E R N A N D O Y, R E Y D E C A S T I L L A Y D E L E Ó N

EN I 4 y ©

f ¿EM m ,N presento miniero ompozamos á publicar ol do-

j | enmonto á que so refiero el epígrafe de esto ar-

¡ tículo: no es necesario encarecer su importancia

á los hijos do esta tierra, y tanto mayor os nuestra satisfac­

ción al publicarlo en esta Revista, cuanto quo creemos que

el documento cu cuestión no se ha impreso, á lo menos ín­

tegramente, por nadie.

Al encabezarlo con nlgunas observaciones no es nuestro

ánimo presentar un cuadro acabado do la España do aquel

tiempo, peí o fueron tan importantes los servicios quo los biz-

eaínos prestaron en aquella ocasión á sus sefíores, los Royos

do Castilla; tal snfia y pasión han mostrado siempre nuestros

adversarios negando ol concurso do los bizcaínos on las nece­

sidades do los monarcas castellanos, que nos ha parecido

oportuno copiar aquí, algo de lo quo los cronistas de aquel

tiempo dicen, acerca de los servicios á quo alude el Rey don

Fernando on el acto do la jura.

Priste y pavorosa era la situación de España á la muerte

de Enrique IV, ocurrida en Madrid el 12 de Diciembre de

1474. Aquel hombre que nunca acertó áser Rey, dejaba un

pul venir sombrío y lleno de dificultades. Los partidarios do

l).!l Juana, más conocida con el nombre de la Beltrancja,

se preparaban á disputar A Fernando 6 Isabel la corona ce­

ñida entonces en la ciudad de Segovia. Muchos nobles y

caballeros principales del reino se apartaban del servicio do

los nuevos monarcas; el marqués do Villena no (pieria pres­

tarlos obediencia y acatamiento; con él estaban, al lado de la

Beltrancja, caballeros tan ilustres como 1). Rodrigo Girón,

maestre de Calatrava, y su hermano el cjnde de Ureña, y don

Alonso de Stúniga. conde de Bcjar, y el duque de Arévalo,

á los que no tardó en agregarse el poderoso Arzobispo de

Toledo, sin que la prudencia y ruegos de la Reina fueran

bastante para atraerle á su partido, ni calmar el ánimo levan­

tisco do aquel prelado.

Atizaba la codicia el fuego do la rebelión, y contando ésta

con hombres do poder y el favor de ciudades importantes, pa­

recía inevitable el renacimiento do las luchas y banderías de

Castilla, mal reprimidas en los tiempos de Enrique IV. Don

Alonso, rey do Portugal, tío de la Bcltraneja y pretendiente

á la sazón de su mano, en tratos ya con sus parciales do Cas­

tilla y León, se aprestaba á la guerra, reuniendo gentes y

tratando do ganar prosélitos por medio del oro y l:is merce­

des en la corto misma do sus competidores. Rompió, ñor fin,

el de Portugal la guerra entrando con su ejército en Castilla

\ casándose en Plascne.ia, con su sobrina Doña .luana 1 fue­

ron alzados por sus parciales como Reyes de Castilla y de

León, saliendo luégo de allí hacia tierra de Campos, recono­

ciéndoles muchos como á Reyes y algunas ciudades como

Toro y Zamora les abrieron de par en par sus puertas En la

última sentó I). Alonso sus reales juzgando que era empresa

por demás fácil y hacedera la conquista del resto de Castilla:

1 A si lo re f ie re Andn's Bornáldez, cura de los Palacios, en el cap. XVI I

de Historia de los Poyes Católicos I). Femando y D.* Isabel.

pern I). Fernando que no perdía de vista á su enemigo, alle­

gaba gentes y reunía tropas que en Julio de aquel afio (U7í>)

ascendían á 10.000 caballos y 20.000 infantes y entre ellos

mui/ (jrrm parle de vizcaínos, asturianos ¡/ montañeses. <¡nc en. demasiada manera amaban á el lici/ don Fernando. 1

liste con toda su luíoste «llegó á las aceitas que dicen de Fo­

rreros, que son en el rio de Duero; las cuales tenía forta­

lecidas el Alcayde de Castronufio con hombros que las

guardaban. E luego como allí llegaron los peones, especial­

mente la gente que venía de Vizcaya c Guipúzcoa; con

ballestería grande que tenían, comenzaron á combatir aque­

lla fortaleza; c tanta fuó la multitud de la gente que cargó cu

el combato, c tanta c tan grande priesa le dieron por todas

partes, que los que estaban dentro no pudiendo socorror á

todos los lugares por do eran combatidos desmayaron, e por

fuerza fueron tomados, c aforcados fasta treinta hombres de

aquellos ladrones que en ella estaban puestos por el Alcayde

de Castronufio.') -

Acercóse después I). Fernando á su competidor sentando

los reales en la aldea de Tomillos, distante sólo una legua de

la ciudad de Toro, y no atreviéndose el portugués n medir sus

armas con el monarca de Castilla, tuvo éste que levantar el

campo agobiado por la necesidad que sentía su ejército ¡i

causa de la escasez de mantenimientos. Tomó D. Fernando <•!

camino de Burgos, ciudad quo estaba por su competidor, no

sin dejar antes bien guarnecidos de gente los pueblos que

estaban inmediatos ni ejército enemigo. Por cierto que antes

de abandonar 1). Fernando la aldo.i de Tomillos ocurrió un

incidente del que liemos de hacer memoria: estaba el Rey en

la iglesia del pueblo cj'.obrando consojo o n sin capitanes y

1 01>. cita cap. X V I I I

2 Crónica do los Reyrs <'utiliccn por Ferinudn d.>I Pulgar. !->(*gund:i

parto, cap. X X I I I . ... .

corrió por ol real la noticia de que trataban do prenderlo,

entonces «allegáronse los vizcaínos y montan eses, y otros

muchos con ellos todos armados, á pie e alborotados, e fueron

á la puerta do la iglesia del consejo á voces; dad acá á nues­

tro Rey, dad acá nuestro Rey;o fu6 muy gran turbación en el

real, y el Rey salió á la puerta de la iglesia para que le viesen

diciendo: líeme aquí; hermanos, 110 teníais que ninguno me

aya de hacer traveion, que todos estos caballeros son mis pa­

rientes y leales vasallos, y otras muchas cosas por los apaci­

guar, c nunca con ellos pudo hasta quo lo sacaron de la igle­

sia y lo llevaron consigo á su real.» 1

Varia fuó después la suerte de las armas, consiguiendo el

portugués algunas victorias, mientras D. Fernando apretaba

más y más en el cerco de la ciudad de Burgos, consiguiendo

primero apoderarse de la iglesia de Santa María la Blanca,

fortificada por los enemigos, y cuya vecindad al castillo le

daban singular importancia. Dejó el Roy dicha iglesia enco­

mendada al capitán Don Juan de Gamboa, un\ caballero su criado con gente de las montañas 2 cuyo apellido indica con

harta claridad su procedencia basca. Rindióse Burgos en

Febrero do 1470 y al mes siguiente tomada también Zamora

por el Rey Fernando, derrotaba, no lejos de allí, al preten­

diente portugués. Casi al mismo tiempo que eóto ocurría en

los campos de Castilla, el Rey de Francia concertado con el

do Portugal, envió buena copia de tropas á las fronteras del

reino, é invadiendo España, por ticnas de Guipúzcoa, puso

cerco á Fucnterrabía; mas no era fácil empresa sorprender

á las aguerridas gentes do Bizcayav Guipúzcoa en su misma

casa; apenas sitiaron los franceses á Fucnterrabía corrieron

bizcaínos y guipuzcoanos á su socorro y allí, como tantas ve­

ces sucedió después, humillaron los nuestros las armas de

1 Andrés Bcrnúldcz, cura do los Palacios, oh. cit. cap. XVI I I ,

s Fernando del Pulgar. Crónica citada. Segunda parte cap. X X IX .

Francia. «E los vizcaínos, dice un cronista, so dieron á buen

roca mío en muchas veces quo pelearon defendiendo la villa,

o siempre quedaban con honrra; c un dia hubieron una muy

gran pelea c batalla, o los franceses fueron vencidos e desba­

ratados, é muchos de ellos muertos e presos, o los vizcaínos

fueron vencedores. E después el Rey D j h Fernando tomó la

fortaleza de Zamora, o después de la batalla habida con el

Rey Don Alonso do Portugal, fué á visitar á Vizcaya donde

fuó recibido con muchas alegrías que le amaban mucho, e

estuvo allí favoreciendo los vizcaínos ó reformando la tierra

algunos dias.» 1

No es maravilla que D. Fernando agradecido de la gene­

rosa conducta de los bizcaínos, se apresurase, sin terminar

aun la guerra, á cumplir de su parte la sagrada obligación de

jurar los Fueros de esta tierra solariega; y llegado á Uucí­

nica, so el árbol, en aquel día para siempre memorable, el

Señor seguido de lucidísimo acompañamiento, rodeado de

los hijos más ilustres do Bizcaya, asistido por todos los que

tenían cargos de importancia en el Señorío, juró por los San­

tos Evangelios y ante el Señor de los señores la guarda de

nuestros Fueros, buenos usos y costumbres. El verdadero

fundador de la nacionalidad española no veía, como después

han visto políticos más menguados, peligro alguno para la

unidad de la patria en la existencia do las libertades bascas;

autos bien, convencido do lo contrario por su propia expe­

riencia y satisfecho de los importantes servicios que le pres­

taban en esta tierra, acudía gustoso á confirmar, una vez más,

las libertades y franquicias do Bizcaya.

Allí estaban también en derredor de Fernando, congrega-

dosen paz y harmonía, ante el bien de la patria, los repre­

sentantes de los encarnizados y seculares bandos de Bizca­

ya: allí so veía á los que pocos anos antes (14G8) con tanta

1 Aiulivs HornáMoz, cura dolos Palacios, orón. cit. cap .XXIV

ob-stinación y tan sangrientamente pelearon ¡i las puertas de

Elorrio; allí, entro otros muchos que pudieran citarse, junto

á los olíannos Butrón, Loguizamón y Yarza, estaban sus im­

placables enemigos los Abondaño, Muncharaz 6 Ibargiien

caudillos del bando de Gamboa; y todos á la sombra do aquel

árbol venerando daban tregua á sus rencores, contribuvendoO 7 *por igual al patriótico acto do la jura de los Fueros: ejemplo

elocuente, lección hermosa, que debieran do tener muy pre­

sente los bizcaínos en las presentes circunstancias.

lié aquí ahora el documento de la jura de los Fueros quo

prometimos más arriba copiado de los papeles de un escritor

del siglo xvi, de cuyos estudios daremos en otra ocasión, ex­

tensa cuenta; está sacado, según 61 nos advierte, del «traslado

signado de Joan do Vil bao la vieja, escribano de número do

Vilbao, con autoridad do Ochoa perez de Uriondo, alcalde,

el cual está cu el archivo do Portugalote.» Y tan fielmente

hemos copiado, tan exactos queremos ser, quo respetamos

aun la ortografía del original y tal cual equivocación en

quo á nuestro juicio, incurre al escribir los apellidos.

«En la iglesia de Santa Maria el Antigua que es cerca do

la villa de guerniea del noble elcal señorío e condado de

Vizcaya en treinta dias del mes do jullio: año del señor do

mili o quatrocientos e setenta e sois años estando en la di­

cha iglesia presente el muy alto e muy esclarecido o.mui po­

deroso el Hoy don Fernando nuestro señor Rey do castilla,

do león, do Sicilia, do portogal, primogénito de aragon,a quien

dios dexe vivir e Reinar por muchos o largos tiempos con

victoria do sus enemigos e acrccctamiento de muchos mas

regnos e señoríos en presencia de nos gaspar de A riño secre­

tario del dicho señor Roy c del su consejo e joan ybañez de

Unzuota escribano del dicho señor Rey e de la abdiencia

del corregidor o do los testigos do yuso scriptos parecieron

«111(0 el dicho señor Rey los señores corregidor o alcaldes de

la hermandad e Prestamero mayor, e alcaldes del fuero e

procuradores o manes o deputados del dicho condado ve-

niendo de su junta general que junto tenían esto dicho dia

avian tenido e tenían so el árbol de guerniea adjuntados en

la dicha junta general aplazada o asignada para lo que do

yuso sera contenido. El dicho corregidor o alcaldes de her­

mandad e presta mero mayor e alcaldes del fuero e procura­

dores e deputados e manes e caballeros o escuderos o fijos

dalgo e homes buenos de las villas o tierra llana e ciudad de

Urdufía del dicho noble e leal señorío o condado do Vizea-

ya.=Espccinlmente estando en la dicha junta el honrado

doctor de Villalon del consejo del dicho señor Rey nuestro

señor e corregidor e veedor en el dicho su señorío e condado

do Vizcaya o encartaciones, e Sancho López de Ugarte, e

oehoa López de Arana Alcaldes do la hermandad del dicho

condado e encartaciones, e ciudad do Urdufia c de sus adhc-

rcntcs. E el noble caballero Rui diaz de Mendoza prest-amero

mayor de la dicha Vizcaya, e pero de A vendado ballestero

mayor del dicho señor Rey, ó fortun garcia de Arteaga vasa­

llo del dicho señor Rey, e pero de Salazar vasallo del dicho

señor Rey, e el bachiller Alfonso gonzalez do ccija teniente

del corregidor, o fortun sanchez de Vilela, o Diego López de

Anuncihai, o martin yñiguez do zuasti, e pero martinez do

Albis, o joan yñiguez de ybarguen alcaldes del fuero de la

dicha Vizcaya por el dicho señor Roy. E oehoa »Saenz de go-

rostiaga alcalde del dicho fuero por diego lopez de anuncibai,

o gonzalo gomez de butrón, e oehoa urtiz de guecho, o Tris-

tan diaz de leguizamon, e Rodrigo ybañez de muncharaz

basallos del dicho señor Rey, e Rodrigo martilles de Albiz

merino de la mcrindad de busturia por el dicho señor Rey, c

Rodrigo Adán de yarza prebosto do la villa de lequeitio, e

martin Ruiz do barroeta, c femando ybañes de Ugarte, o

Sancho martinez del castillo, e lopo do unzueta, o Rodrigo

ybañes de madariaga, e furtun ybañes de Albis, e martin

Ruiz de mceeta, c hordoño de zamudio e joan perez de vbeil-

ca. o martin sanchos de V i lela, e Rodrigo de guereca, e men-

doza de Arteaga, e ocluía Ruiz de A Ibis, e femando y bañes

de jauregui, e yñigo ximenez fíe sangrón iz, e joan saenz de

tornotegui, basallos del dicho señor Rey.— e joan urtis de

Arcxcurenaga, e fernan martinez de hermenduma, e joan

ybañes de Arostegui, e femando y bañes de gijon por la villa

do vermeo— e el bachiller joan alonso doToloño, ejoan saenz

do Arana, e martin saenz de sumelzo por la noble villa de

Vilbao.—ejoan perez de otaola, ejoan yñiguez de asteiza

por la villa de du rango.— e joan saenz de y barra por la villa

do valmaseda. e ochoa saenz de orozco, e pero fernandez de

arbieto, e pero martinez de mimenza. e martin lopez deagui-

naga por la ciudad de Urduña.— e joan maitines de amez-

(jiu.'ta, e joan Ruiz de olea, e yñigo y bañes de arteita por la

villa de lc(|uoitio, (> miguel ybañez de Arancibia e nieolas

ybañez de licona por la villa de hondarroa. é diego perez de

castro por la villa de Castro urdíales.- -o furtun yñiguez do

ybarguen, e fernan saenz de larraondo e lope ybañez de me-

giiguren ejoan porez do guiliz ejoan perez de baraia por la

villa de guernica.— e joan ingles por la villa de plasencia, e

joan ybañez de unzucta c lope de capotillo por la villa de

portogalí.'te, o martin perez de Alza e lope de ybaseta por la

villa de marquina, e joan urtis de espilla por la villa de her­

oína, e pero ybañez de leaniz por la villa de lielorrio, e fur-

tuñio de biteri por la villa de villa re— e Rodrigo de zuasti

por la villa e tierra de larrabezua— ejoan do Arandia e fur­

tun ybañes de ugao por la villa de miravalles— ejoan ochoa

de menchaca e furtufio de vilela por la villa de munguia— e

yñigo lopez de asear reta por la villa de guerrieaez.— e mar­

tin perez de mendiola por la villa de Regoitia: o joan de

ochandiano e pero martinez de Armendaruan e pero marti­

nez su primo e martin ochoa de misaran e sanjoan d? garu-

naga e furtun urtiz de arguiz e diego de tellaeche ejoan pe­

rez de mendaluen e Ramiro de murueta ejoan deguilis e

martin perez do olacta c joan do sanjoan do arana c ochoa

martincz do olacta e pero lopcz dc guczabal c Rodrigo do

aguirre c martin Ruiz do goraossa o poro fernandoz dc mu-

gucrtcgui c joan martincz dc arcscta c pero dc lenis c pcro

zuri do acuriola o poro ybafíez dc lozana c martin ochoa do

urquiza c martin dc jaurcgui c joan do ybarraga o joan sacnz

do oobliga o yfligo do torloguiz por la morindad dc busturia

— c fortun sacnz dc llano o martin sanchoz dc landaburu o

sancho lopcz do ligarte o sancho do jaurcgui e martin do ma-

dariaga o joan perez dc goiri o martin sacnz do zutialo c au­

dios dc usansolo o joan urtiz do aguirro c joan dc mostricau-

rin o martin perez de basabe e pero do rotaeta o yfligo

xcmcniz dc sar.groniz c ochoa do zabala e martin saenz do

asua o furf.ilfío do boraza o poro do aya o diego perez do zan-

groniz ejoan yfliguez dc mendieta e ochoa de salcida c joan

dc la Renteria c joan perez de Artcta c joan dc Ugarto o

yfligo urtis dc osearraga o joan perez do sanpedro por la

merindad dc Uribe—c furtuflo dc jaurcgui c furtufio do

eirarmixta o joan perez do arzabe e sancho de ybarra por la

merindad do Arratia—c furtuflo do larrezabal por la merin­

dad do bedia—o femando do traiila o Rodrigo do and icon a o

joan do malloa c martin sanchoz do Urizaro ochoa do zubic-

ta e martin dc miota o martin do uriarto por la merindad do

durango, o ochoa urtiz doguesaola ejoan de Urrecha por la

merindad dc zornoza—c lopo do Arraibav e ochoa dc ybaseta

c garcía dcybargurcn por la merindad dc marquina=e die­

go fernandoz do ugarto o pero ortiz do anuncibay por la me­

rindad dc Llodio=-o ochoa saenz do guinea por la merindad

do orozco—e otros muchos buenos homes e escuderos de

dicho condado.

T a iu r a(S e l o n lim iM n i .)

VARIEDADES

UNA CHUZADA

verdadero interós liemos leído, el elocuente dis­

curso pronunciado por el Excmo. Sr. Barón de

Alemania, en la asamblea general de católicos do

podemos menos de felicitar á tan ilustre caudillo

do las verdades cristianas, enviándolo nuestra cordial enho­

rabuena.

Dicho Sr. Barón con valentía desusada en los tiempos

quo atravesamos, ha sabido colocarso al fronte do la cruzada

franca tú] ica establecida en Francia por ol Iltmo. Sr. Obispo

do Oronoblo, con los piadosos y saludables fines de promover

el reinado social do Jesucristo y la estrecha unión entre ca­

tólicos para la prosperidad de sus bienes espirituales y tem­

porales.

Unidas tan firmes voluntades, en harmonía inteligencias

tan ilustres, no pudo encontrar mejor interpretación ni más

pronta ni eficaz respuesta la sabia encíclica H nnm num Ge­m ís de Su Santidad León X II I ; pero esta cruzada por su ca­

rácter univorsal alcanza también hasta nosotros, la misma

encíclica no se concreta á determinada nacionalidad, por esto

la privilegiada por excelencia, la primera que erigiendo alta­

res aprendió á rendir culto, la que primera sintió los benefi-

— !)[ —

f¡(»s del Ciclo recibiendo en visita corporal la Reina de el, la

patria de los Recaredos, I<\>111 ¡indos y Felipes, la católica Ks-

paíla por fin, no lia de quedar prosternada ante los sacrificios

que puedan eximírsele para la realización de tan santa como

noble empresa; esperamos sin duda alguna que los hombres

de buena voluntad, los católicos todos, unidos en apretado

haz, devolverán á la familia, á la sociedad y á la nación, la

paz, justicia y libertad cristiana, que la vida do los pueblos

reclama y necesita como necesita el individuo su fe, su espe­

ranza v caridad.

Atentos á la sola voz de nuestros prelados que es la de la

Iglesia y libres por esto medio del error en los principios,

no ha de sernos difícil acomodar la vida social á los legítimos

medios que la rijan y gobiernen; convencidos así, aprestamos

incondicionalmentc nuestras escasas fuerzas en favor del

movimiento reclamado por Nucstao Santísimo Padre 6 ini­

ciado por esta cruzada, declarando que aun cuando no tuvié­

ramos obligación de obedecerle como tenemos, seguiríamos

igualmente sus consejos atraídos por los sentimientos simpá­

ticos que arranca del corazón más empedernido la contem­

plación de esa santa, elevada y ennoblecida figura de la tierra,

vejada y prisionera para escarnio do cuantos la contemplan

con indiferencia.

PERU M ATRAKA TA PED RA N T O N

(T A I tR A II ’ENA)

IV

® ||f e t a u h r e d u x iakintsua agcrtu itzan noizbait Maii

Mami-n bcgicn aurrera. Echokoon agurra cnzun

ta oz onzun cgin-da’ cskaratzoko cliaknr zaunka-

ria itzala ota cz ifzala, agirakaaldi gogor bat cgin cutson

cchokoari. Gcro oekoagana urreratuagaz.

— »¿Ondo lo cgin daun?» csan cutsan.

— »Bni launa.»

— »Eskcrrnk ene gainibetari ¿Tateko gogorik badaukan?

— »Ez asko, launa.

»Damua iaukanat cz odol geiago atora izatca ¿Artuko

»cuan, Mari Manu, ordurik ordura’ n ik aginduriko osagarri

»indartsua?

»¿Eta zoin da zuro aginduak gordcko ez danzan gaisoa?»

Au enzunda oilo-loka bat baino arroagotu itzan gurc

Galeno.

Oahkeiíak, notas.— Enzun tn oz cnzun cgin, dar nidos de mercader. Itzala ta itzala, que s i era que s i no era, equivale á p o r causa de. Osa-

garrí, remedio.. - .jC a**-* '"- '»¿ i • - F ;

— DB —

»Tira, bada, Mari Manu, laztcr bizkortuko aunat.

V.Zcr mantarcta cliaplata-cliimizta dakust ire bcsoan?

- -»launa...... ona. launa. ona bada....odol asko inte­

nten iatan età... età ain bagc gcldituko etc nitzan bildurrez...

--»A gaitik ez óukan iateko gogorik. Ez gero guro criu-

*rik bota. Euk osatu nai ez badami ¿zelali cskuratuko au­

gnagli? Osasuna cuki gura dauenak osagileen esana egin

»bear dau. Orain euro erruagaitik, baldin bezteren bat bion

»bitartean ez badabil, atzo baino bere makalago ericliiten

»daunat. Begiak larriago’ pultsua chacharra, mina zu-

»riago, eskuak’ sanak agirían, gorputza otz-ikaraagaz zur-

»bilduta....¿Zer cliimiztatarako daiz chaplata madarikatuok?

»Eri guztiak odoletik datorz ta odolak gorputzeko san guz-

»tietara bidea erakusten dautse. Odol onen betiko laguna

»osasuna dai. Osasunik ez daukagunean’ ezaun dai odola

»baltzitu ta cliartuten azita dagona. Osasuna cuki nai daue-

»nak’ sast sanali, kanpora odol charra, ta kaka-ontzira ama-

»rra eliarriak. Ea, bada, Mari Manu, igitu ta mania ai: osatu

»nai badami, bigarrcncan odola atera bear daunat.»

Itz onek oc-azpikoak enzun ouazanean’ cz ekian zcr egin,

deiadarka’ burruka ala biraoka azi.

Baina biotzean irakiton egoan amurrua’ Erramonen gai-

nibetari cukatsan bildurrak baketu ta ibitu eutsan.

Bczterik czin egin cuanean’ emakume guztiari legez buz-

titcn azi iakazan begiak: cz itzazan baina malko aek TVfari

trainiganako amodioak ta errukiak urtuak, cz.

Ianariz beteta dagon sabel bateko estutasunak izerdituten

danzan iatunen anzera, amurruz beteriko biotzak bultz

O a h k f .h a k , n o t a s .— Laztcr bizkortuto m ina/, pronto te avisaré. Sast voz

onomatópica quo indica la acción dc inctor un cuchillo c instrumento cor­

tante. Manía, disponerse. Deiadarka, á gritos. Búrruka, á mojicones. Birao­

ka. á maldecir. Tbitu. aplacar. Malko, lágrima.

eginda' izerditu iakazan Eperrari’ boro bcgi bekarroz odo

pistaz gnrrituak.« Ai, bcrc barman csatcn cuan gero,«ai Dono

»Migel andia, bcti izan aiz bada Done Migel, gu re gorputzta

■»arimako arcrioon garaifzailoa;eta i Urkiolako Done Antonio

»miraritsua ¿ez aiz cu Euskaldunak ainchinatik aututa

»daukngun guraso dontsua ta samurra? Biotzetik cskatuten

»dautsut, Dono Migcl andia ta Done Antonio miraritsua,

»biotz biotzetik eta alegin guztiagaz cskatut.cn dautsut’

»arrcn mendobal gogor baten putzak eroan daizala euskal-

■»erriko Eleizak gorputz odol-ustuz beteten dagozan borro-

»ruok’ eroan daizala arren Amoriketako ondarretars ourcn

«gainibeta madarikatuakaz Mauruak eta Chinoak eta leoiak

^»eta baloiak eta ganbeluak iltera.»

Ez dakigu zelangoa izan leiken erregu onck cukan inda-

rra; ez cuan beinik-bcin Eporran arcrio bildurgarriak’izara-

rik gorritu al izan, ez eualako soineko kaltzctan ainbczto

jkaratuten ckian gainibeta zorrotza ekarri: alan ta guzti bere

ez itzan atzcratu, eta Marinasiri eskaratzeko erremintarik

zorrotzena ckarriola agindu eutsan.

Itzal ta begiak ichirik (zerbaitcn asmoan legez) gelatik

kanporatuta, brinko bian ta ormari gonakaz ikutu bago sartu

iakun cskaratzcan, Marinasi; agitr M ana bat osan al or-

duko’gordc euazan sutako autspoan igitaia, burduntzia, la-

ratzcko kakoa, gainibetak, artazi edo guraizak, untzeak ota

edu onetako tresnak.

Ocian barriro oinak ipini ouazanean «Ez dai launa agiri,

osan cuan, «zuk nai zcuken moduko gauzarik. Ichiozu gaur

odola aterateari; ota biar obeto oz badago ñire ama, ikusiko

dauzu bcrak bearron dauena.»

— «¿Ez dagola erreminta zorrotzik? Ez iaitnat inor itzal-

tasun andiagoagaz guzurra esaton ezautu.»

O a r k k r a k , n o t a s .— Pono, san. Autu, olegir. Ganbcln, camello. Trosnak,

enseres de cocina. Kako, gancho.

< Ik usi imi badauzu zou re bogiakaz guzurra badai odo oz’

» nik aitata dautsutana, aratuizuz nai dauzuncan gurc cchcko

♦ baztcr, soko ta zurkulu guztiak.

»Liburuak sokondoan pilotata, baserri-echeak aratu ta ira-

»kurt.cn ikflsi daugula’Madrilcn cgon gaizan urtcctan usto

»al daini, Marinasi?»

Ncskatillak Krrainon bakcan ta ama bigarrcn zauri bago

ikustcarron ' pichar boto oliakolin, opila ta gaztai zuri bat

ckarri cuazan orc-maitik.

Kz dau cgundo argitu iparrak cguraldi cliarroan mcndion

asarr/ozko bekokia, Mari Manille bore ainaikctakochoagaz

Arakilgo zalduncn (odo mandodunon) bckokiaargitucuan bo-

zin arili. Ez iakan ordii ti k aurrcra niandodun oni gaisoont-

zako crrcinintarik oz amarrarik gomutaton. Ez itzan baina

goscz ozgogoz iat.cn azi, boro irri-barrczko itzari sinistu bear

baiaka, ganza biotzoz eskinia biotzcz artu, biotzcz ian ta biot-

zoz edan bear dailako baino.

»Sagnak katuagaz batcra crretilu bat miaskatcko okandua

euki izan baleno’ pozik oe-azpiko Eperrak bere oe-aurreko

zoriontsuari ian-odanoan lagunduko cutsan; baina es teak

korrokadaka età ao-barruan adurraeuki czinik’ begi batogaz

Erranionen kaltza gorrizkari begira egoan ainbait arincn zir-

kin cgin eien gurarian.

Erramonek barriz biotzcz bere lana azi cuan logez' biotzcz

ainaitu cuan picliarkada cliakolina, biotzez opila ta biotzcz

gaztaia; e ta gei ago oka rapten cz cu tsel egoz’csko 11 ga i ganokak-

lango arpegi gozozkoa ipini, lau itz laban ta polit Marinasiri

osmi, gaisoari atsenez bckokian ikutu, kapola zarragaz burua

cztaldu, anpor-inakilaa cskuan artu, lepoa guztiari ínakurtu...

O a k k k i i a k , m i t a s . — Arnfu, registrar. Ziirculii, rincón. Egundo, jamás,

hskinia, ofrecido. Errotilu, plato. Knrrokada, ruido «pin á veces acompaña

a la indigestión y al hambre. Zirkin egin, moverse. Esknngai, novio, (¡anoka

edo ganora bageko, necio ó lerdo. Ernai edo prest, dispuesto.

ta auskarako ernai dagon oilar bat baino zuzonago iagi

itzan.

Marinasi ta ausoko lagun bat ioan itzazan beragaz atoraino,

Iaunari’ Arakilck gaiiiibd'taa aztuta iclii cnalako’ eskerrak

cmonagaz; età atera cldu itzazanean Marinasik btgun ta po­

lito’ ez ainbezte arazn enrak gaitik artutoko esan entsan,

amak cliarragorik baenkan dei egingo eutsela, età egoteko

geldi ezeren ardura bage.

Adizkidetasun oncan alkarri agur egin ta bata bozteagan-

dik aldendu itzazan.larm ituko dan

E z t i - a b a u a k .

ADVERTENCIA

Por error material se dice en las observaciones quo pre­

ceden al acta dc la jura del rey don Fernando, que 110 so

había impreso íntegramente dicho documento, siendo así quo

lo está va en el Fuero de.Bizcava.I V

AÑO I B ILBAO , M A RZO DE 1390

REVISTA

í F I C O

LA CONFERENCIA DE BERLÍN

Y

L A C U E S T I Ó N O B R E R A

Espafla, según dicen algunos periódicos dol

íjcro, 110 lia sido invitada á la reunión do

i, para tratar do importantísimos puntos re­

lacionados con la cuestión obrera; y, aunque nuestra nación, 1 por merced singular de la Divina Providencia, no sufre

hasta ahora el malestar social en el grado y forma que á

otros países aqueja, creemos útil, y aun conveniente, tratar

este asunto, siquiera sea con notoria incompetencia en nues­

tra modesta revista.

La iniciativa tomada por el joven Emperador de Alema­

nia, movido por el deseo generoso de mejorar la situación

del obrero, ha sido acogida en todas partes con inequívocas

muestras de simpatía; y no seremos nosotros, por cierto, los

quo escatimaremos los aplausos A Guillermo II, después de

las opiniones, para 61 muy favorables, manifestadas por liom-

Q íC o '

bres tan ilustres como el Cardenal Manning y Windthoret.

Esto, sin embargo, no impido, el que abriguemos ciertos to-

mores y desconfianzas y preguntemos si el camino elegido,

será el más seguro para llegar al fin deseado. Hay muchos

que opinan, quizá no sin fundamento, quo los diplomáticos

y economistas que van á reunirse en Berlín no llegarán á

ningún resultado práctico; mientras que otros tomen, con

harta razón, que si algo so hace en tal congreso será la afir­

mación de principios que en tiempo más ó menos largo, ven­

gan á influir en ol orden económico.

Si esos principios se inspiran en las doctrinas do la Igle­

sia Católica, única depositaría de la verdad, so habrá dado

un gran paso para la resolución del problema que ahora so

agita en el mundo; pero si, por el contrario, tienden á entro­

nizar el socialismo del Estado, nada so habrá adelantado y

la lucha continuará con el mismo encarnizamiento que hasta

ahora, JTaco ya diez afios que el canciller Bismark sigue en

Alemania política inspirada por el socialismo del Estado,

y el triunfo de esa doctrina sería, tal vez, el comienzo de

una nueva persecución para los católicos, porque el partido

do nacionales liberales que con tantas veras apadrina esas

ideas, pertenece á la masonería, y ósta no so resigna fácil­

mente al fracaso que ha tenido con la terminación del Kul-

turcampf.

Y nuestra desconfianza sube do punto al ver la alegría do

que en estos momentos dan muestra los socialistas alemanes.

El agitador Licbknccht, uno do sus jefes más caracterizados,

al tener noticia do los decretos dados por el Emperador, dijo

en un discurso pronunciado en Brunswich, que para refor­m ar los abusos de hi sociedad capitalista seguirían d G ui­llermo JJ, 1 .500 ,000 socialistas. Y a sabemos el valor'quo

estas palabras tienen en boca dc los socialistas, y á mayor

abundamiento, ellos mismos se encargan dc explicarlas con

uda franqueza: «Conceder reformas, dicen, equivale á pro-

poreionarnos armas, á hacernos más fuertes contra nuestros

adversarios quienes so debilitan á medida que nosotros nos

fortalecemos. El apetito se abre comiendo.,Cuanto más so

obtiene más so exige; así, las reformas efectuadas, en vez do

contener el movimiento revolucionario, excitarán á la lucha,

suministrando al propio tiempo osas reformas los hombres

más aptos para luchar. Los socialistas sacarán, pues, ventaja

de todas las reformas, sólo que estas reformas conquistas de

detallo no evitarán de ningún modo ol combate final, puesto

que por muchas que sean las cesiones de privilegios quo

haga la burguesía bajo la presión de los acontecimientos,

cst.a claso querrá siempre conservar algunos.» 1 Esto mismo

vienen á confirmar los socialistas reunidos en los congresos

de París en 1880; una do sus conclusiones ha sido trabajar á todo trauco para modificar la le y actual del trabajo, á fin

de conseguir luógo más fácilmente la realización do todos

sus ideales. No deben echar on olvido los que en estos mo­

mentos dirigen la política en Alemania, quo la revolución,

siempre artera,busca al principio caminos apartados y tortuo­

sos, y no acometo do frente hasta que sus fuerzas han crecido

tanto quo el empujo viene á sor irresistible; entonces lo

atropella todo, lo mismo á los quo lian combatido desdo el

principio como á los quo contemporizando con ella la han

dejado acrecentar sus fuerzas.

Por eso á la altura á que lian llegado las cosas en Alema­

nia, por generoso que sea, nos parece inútil el empeño ma­

nifestado por el Emperador, do separar la cuestión obrera de

la cuestión social. Guillermo II, al dar por terminados los

trabajos preparatorios de su Consejo do Estado para la con­

ferencia obrera, lia pronunciado un discurso en el que ha

dicho que es preciso tener presente que él no tiene por ob­

1 G abrie l De pille. Carlos M a rx . E l capital. Resumido y acompañado

do un estudio sobro el socialismo científico. § VI.

jeto combatir ta. democracia socialista, proponiéndose tan sóto aliviar la condición del obrero. Empero hoy la cuestión

obrera es una cuestión social, como muy atinadamente ob­

serva un ilustre economista, 1 y el que trato de resolver ese

arduo problema ha do encontrarse, por fuerza, frente á frente

del socialismo, y ol partido fundado por el judío Lasaldee,

aumentado por Marx y sostenido por Bobcl y Liebknecht, no

soltará de buenas ¡i primeras su presa.

Los que lian sabido, con pérfida astucia explotar el mal­

estar dc la clase obrera y reclutar en sus filas tan poderoso

ejército, no han de licenciarlo ahora porque otro levante ban­

dera dc reformas; y su influencia es tan grande que difícil­

mente puede ser contrarrestada. Hace pocos años ningún

socialista levantaba su voz en el Parlamento alemán y hoy

son más do 40 los que tienen asiento en la Cámara. Con

cuánta amargura recordará el canciller de hierro, en el ocaso

de su vida, las complacencias quo en otro tiempo tuviera con

el agitador Lasallc, y cuánto so lamentará del tiempo lasti­

mosamente perdido en la lucha del Kulturkampf, al ver que

mientras él, ayudado de los masones, perseguía á los católi­

cos, el socialismo ha crecido en tan formidables proporciones.

Vean ahora nuestros lectores los puntos que abarca el pro­

grama del próximo Congreso:

1." Reglamentación del trabajo en las minas, cuyo tema so

subdivide en la siguiente forma: ¿es preciso prohibir el tra­

bajo subterráneo á los niños hasta que lleguen á cierta edad?

¿será necesario prohibir á las mujeres el trabajo en las minas?

¿debe establecerse una disminución do las horas de trabajo

allí donde una prolongada estancia es conocidamente perjudi­

cial á la salud? ¿será posible, sin perjuicio de la extracción

del carbón, introducir en las minas seguridad para el obrero?

1 Kl P. < ■apurliitio Ludovieo <1« Bosso on su cxcolento libro L 'A sso -

r t / i l i o n c l/n 'lirn n c ilrs lionnrfcs g a is su r le te rra in des n ffa ircs .

2.° Reglamentación internacional del trabajo del domingo,

dividido en las siguientes partes: ¿se prohibirá el trabajo del

domingo, salvo el caso do fuerza mayor? ¿qué excepciones

podrán consentirse cvcntualmentc? ¿las excepciones deben

fijarse por tratados internacionales, por la vía legislativa ó

por la administrativa?

3.° Reglamcntacióndcl trabajodo los niños: ¿convendrá pro­

hibir el trabajo do los niños on la industria hasta cierta edad?

¿cómo so reglamentará esta prohibición? ¿deberá aplicarse á

todos los ramos do la industria ó sólo á determinadas catego­

rías? tratándose del trabajo de los niños, ¿cuál os la limitación

do las horas y ol género de trabajo quo puede permitirse?

4.° Reglamentación del trabajo do los jóvenes: ¿puede li­

mitarse ol trabajo de los jóvenes que han pasado ya de la

infancia y hasta qué edad puedo limitarse? ¿qué restricciones

hay que prescribir? ¿conviene fijar taxativamente excepcio­

nes para algunos ramos do la industria?

5.° Reglamentación del trabajo do las mujeres: ¿hay que

limitar el trabajo do las mujeres casadas, durante el día ó pol­

la noche? ¿conviene fijar el límite do las horas de trabajo de

las mujeres y cuáles son las limitaciones que hay quo esta­

blecer? ¿caben excepciones en algunos ramos do la industria

v cuáles son?*

(5.° .Ejecución de las disposiciones adoptadas 011 estos ca­

pítulos: ¿hay quo tomar algunas medidas para la ejecución

de estos acuerdos? ¿ lobo ya preveirse el que periódicamente

se rounan en conferencia los delegados del de los Estados re­

presentados? ¿cuál es la misión do estas conferencias?

Estos son los temas que, según dicen, se tratarán en la

conferencia y 110 puedo menos de verso con grandísima sim­

patía todo lo quo so relaciona con la santificación del domin­

go, y con el trabajo do las mujeres y los niños y con la reduc­

ción do horas respecto á los mineros.

Si esto se consigno, y 110 sigue en adelanto el Emperador

la política social seguida por Bismark al discutirse las leyes

sobro los inválidos del trabajo, los obreros enfermos y los

viejos, la lucha tomará una nueva fase y en ella sostendrán al

Emperador los ilustres diputados del Centro, en ese caso los

temores apuntados más arriba se desvanecerán; sólo el re­

cuerdo todavía muy vivo de lo ocurrido en estos últimos años

en Alemania, nos ha hecho hablar de la manera que han visto

los lectores, además de que, siendo partidarios decididos de

la libertad del trabajo nos encontramos poco inclinados á con­

ceder al Estado atribuciones que salen do su propia esfera,

porque después de todo, como dice muy bien el ilustre Pcrin,

no es el Estado 1111 poder infalible del cual siempre haya de

esperarse el orden y la justicia. 1

Pero la santificación del domingo, hoy con tanto escándalo

infringido, debo ser uno do los objetos preferentes del poder

público; lo reclama la Religión, la higiene y aun la misma

industria; quizá no hay cuestión alguna, dice un distinguido

escritoi-, en que más resplandezca la perfecta harmonía del orden moral y del orden económico. 2

La intervención del Estado es también necesaria en lo quo

se refiero al trabajo de los ni nos y las mujeres; no puede con­

sentirse que la industria siga sacrificando, sin más norma quo

el egoísmo, ni más límite que su ambición, á tantos seres in­

defensos; 110 puede consentirse que la desorganización de la

familia llegue al espantoso extremo quo se ve en algunas do

las grandes poblaciones fabriles del extranjero; el respeto do

los intereses materiales nunca autoriza para que so infrinjan

impunemente los preceptos del orden moral, y ya quo la auto­

ridad del padre y del marido 110 saben ó 110 pueden poner

freno á esa inmoralidad, es necesario que el poder público sea

el encargado de ponerlo.

1 Lo Socialismo Chretion § IIT.

2 Claudio Jauet Le Socialism o détat pag. 91

1SI trabajo subterráneo del obrero on las minas insalubres

encontramos quo debo ser asimismo objeto de medidas por

parte del legislador, empero no por eso debo olvidarse para

quo esa intervención sea prudente-y moderada que el orden

económico esté hoy fundado en el principio do libertad, y que

esta es la ley del trabajo, por lo tanto, para buscar remedio á

los males quo la falta do caridad y justicia ha traído, búsquese

otro campo; en la asociación libremente constituida está la

solución del arduo problema del capital y el trabajo; en él

pueden concertarso los obreros y los patrones, los industriales

y los capitalistas, y en él ha de encontrar, como demuestra

ya la dichosísima exporiencia de algunas asociaciones cristia­

nas fundadas con ese objoto, satisfacción legítima las necesi­

dades de los unos y salvaguardia los intereses do los otros.

Antiguamente los gremios constituían el baluarte del obre­

ro, contra las crisis causadas por una producción oxluiberante

contra la competencia, contra el trabajo excesivo estas corpo­

raciones acudían solícitas en socorro del artesano, dictando

para ello minuciosas, aunque no siempre acertadas ordenan­

zas, y llegaba entonces á tal extremo el cuidado de la ley que,

según puede verso en nuestro olvidado fuero de las Forrcrías,

estaba reglamentada hasta la alimentación del obrero. 1

1 Item que los dueños de las herrerías den ¡i los braceros quo labran en

las horrerias o despensas o cada semana quo labran veinte panos y medio

y no menos. Y por una fiesta quo obicro en la semana^quo no menos pa­

guen la dicha despensa, e ademas le sea dado por la dicha semana G libras

do tocino o una rolde y media do baca y desdo el día S. Miguel fasta á medio

de Marzo un barril o medio do sidra,'o desde en adelante dos barriles fastai»

el otro S. Miguel. E que se cuentead pan, cada un pan de los 27 panes o

medio un dinero mas de lo quo vale en la panadería: el bañil de la sidra se

cuente mas de lo que vale en la taberna 5 dineros: y el peso de tocino ques

4 libras: ln rolde de baca que so cuento 5 dineros viejos de lo'que valo en

la carnicería: E que los dueños de las forrcrías e que los braceros no pasen

allende do lo que dicho es. (Fuero de las Fcrrerías.)

Hoy todo lia cambiado poro no debemos olvidar las ense­

ñanzas del pasado.

Há tiempo ya que el sapientísimo León XIIT, á cuya pers­

picaz mirada parece que nada se oculta, recomienda eficaz­

mente las asociaciones de obreros, y en la encíclica H um a- m im gemís hablando de los antiguos gremios decía: «En

consecuencia para salud del pueblo tenemos vehementes de­

seos de ver restablecidas en todas partes, según piden Jos tiempos, estas corporaciones bajo los auspicios y patrocinio

de los Obispos. Y no es pcquefio nuestro gozo al verlas ya

establecidas cu diversos lugares en que también se han fun­

dado sociedades protectoras, siendo propósito de unas y otras

ayudar A la clase honrada de los proletarios, socorrer y cus­

todiar sus hijos y sus familias fomentando en ellas con la

integridad de las buenas costumbres, el amor á la piedad y

el conocimiento de la Religión.»

Católicos y socialistas ostamos conformes en que para la

solución de las cuestiones económicas de nuestros días so

necesitan supremos esfuerzos; sólo que nosotros, guiados pol­

la antorcha inextinguible -do la verdad, que alumbra desde

las alturas del Vat'cano, caminamos por camino recto y se­

guro. No es esta, cuestión social la primera ni será tampoco

la última prueba quo tenga que sufrir el mundo y en tiem­

pos antiguos ocurrió ya algo parecido: «Como en el siglo xn,

nos dice León X I I I en su encíclica sobro San Francisco do

Asís y la orden tercera, la divina caridad se ha debilitado

mucho en nuestros días, y hay, sea por negligencia, sea por

ignorancia, gran relajamiento en la práctica do los deberes

cristianos. Muchos, llevados por una corriente de los espíritus

y por preocupaciones del mismo góncro, pasan su vida bus­

cando ávidamente el bienestar y el placer. Enervados por el

lujo, disipan su patrimonio y codician el de otro; exaltan la

fraternidad, pero hablan do olla muchos más que la practican;

les absorbe el egoísmo, y la verdadera caridad para los pe-

(jucíSos y los pobres disminuyo diariamente. En aquol tiom-

po el error múltiplo de los albigcnscs, excitando ii las mu­

chedumbres contra el poder dc la Iglesia, había turbado ol

Estado, al propio tiompo que abría camino á un socialismo cierto.

»Lo mismo hoy, los fautores y propagadores del natura­lismo se multiplican. Éstos* niegan que sea preciso estarso

sometidos á la Iglesia, y por una consecuencia necesaria, van

hasta desconocer el mismo poder civil; aprueban la violen­

cia y la sedición en el pueblo; ponen en duda la propiedad;

adulan las concupiscencias dc los proletarios; quebrantan los

fundamentos del orden civil v doméstico.V

»En medio de tantos y tan grandes peligros comprendéis

ciertamente, Vonerables Hermanos, quo hay motivo para

esperar mucho de las instituciones franciscanas llevadas á su

estado primitivo. Si ellos floreciesen, la fe, la piedad, la ho­

nestidad de costumbres florecerían también; este apetito des­

ordenado dc cosas perecederas sería destruido, y no se cui­

daría sino de reprimir las pasiones por la virtud; lo que la

mayor parte de los hombres consideran hoy como el yugo

más pesado é insoportable.»

Creemos quo las esperanzas del inmortal Pontífice, no so

verán defraudadas; la Iglesia quo supo resolver el arduo pro­

blema de la esclavitud que el mundo antiguo nos legara como

tr¡K(o herencia, la quo salvó la desquiciada sociedad del siglo

xn, puede también hoy regenerar el mundo y á su benéfica

influencia so reformará la familia, y el taller y el pueblo, rei­

nando la paz social entro los hombres; sí, porque la virtud

de la Iglesia os siempre inagotable, por eso tiene para cada

siglo su institución y para cada necesidad su remedio.

I S i g o .

SECCIÓN CIENTÍFICA------------------------

j AS V I V I E N D A S D E L O S O B R E R O S

iKMPRKj poro muy particularmente (luíante los úl7

timos veinto afios, la administración pública so

ha preocupado dol bienestar aparente do todas

do la sociedad, fijándoso con predilección en las

más necesitadas.

La higiene, ciencia importantísima como auxiliar do aqué­

lla, ha dictado sus reglas y procurando relegar al olvido aflojas

preocupaciones, ha puesto do manifiesto los peligros do las

antiguas construcciones y ha ensenado las ventajas quo á la

humanidad proporciona el separarse, mejor dicho, el alejarso

do sus estrechos y tradicionales moldes.

La sociología, ciencia siempro nueva, do importancia cual

ninguna, que sustenta como fin la harmonía quo debo existir

en las relaciones do las diversas clases en que la humanidad

está dividida, procurando el bienestar de cada una de ellas;

abogando por ol perfeccionamiento de la vivienda del pobre,

nos indica los inconvenientes y las ventajas do la agrupación

de esta clase de habitaciones.

Las autoridades populares han respondido en todas oc*

las clases

siones á la voz do la ciencia, dictando sabias ordenanzas en

las que, do manera á vecos prolija, reglamenta las construc­

ciones en consonancia con los preceptos emanados de aquélla.

Tarca ímproba sería, á la vez que de ningún resultado

práctico, hacer la historia do la vivienda del hombro desde

los primeros tiempos del mundo hasta nuestros días; recorrer

sus transformaciones desdo la cabaña del pastor y la gruta

del troglodita, hasta la morada del acaudalado banquero y el

alcázar del magnate; exponer sus modificaciones con arroglo

á la distinta latitud en quo so hallan construidas, empezando

por ol triste y solitario retiro del esquimal y acabando por el

sencillo aduar árabe.

No es nuestro ánimo, por tanto, dar á este artículo tan

desmesurada extensión, quo en último término daría por re­

sultado ol cansancio dol lector, quo vería en él, acaso, alguna

noticia curiosa nada más, poro no encontraría nada de utili­

dad primaria, quo es lo único quo se persigue en nuestro

siglo ominontomento positivista.

Nos ocuparemos únicamente do la vivienda en la actual

sociedad, en el mundo civilizado, mejor dicho, de los edificios

en los quo vivo ol pobro do las ciudados populosas, en las quo

únicamento oxisto oso importante núcleo llamado proleta­

riado, quo por su escasez de recursos se ve en la precisión do

sufrir grandos privaciones y cuya manera de ser, en todas sus

esferas, pero muy particularmente en lo que so refiere á la

vivienda, os muy digna do estudio y so presta á considera­

ciones do importancia para tonerlas presentes, con ol fin do

corregir sus defectos on bion de la moral, do la salud indivi­

dual y la prosperidad de los pueblos.

A medida que un pueblo aumenta en riqueza y adquiero

importancia en alguna industria ó comercio, acuden á él mul­

titud de familias, primero de los lugares inmediatos y más

tarde do los lejanos, en demanda de trabajo. Esta inmigración,

al principio beneficiosa para todos, cuando adquiere, como

sucedo casi siempro, proporciones desmesuradas, da origen á

la falta do trabajo y á quo muchos do los roción llegados so

vean en la precisión do rebajar el precio do sus jornales, aun­

que ostón seguros quo sus ganancias apenas son suficientes

para sufragar las múltiplos atenciones de la vida,y á quo otros

más desgraciados quo éstos, faltos aún do esto recurso, acu­

dan al extremo do la mendicidad obligados por la lucha por

su oxistcncia.

I)o esta gran competencia, nacida del excesivo número de

brazos, unida al olovado precio quo siempre adquieren on los

grandes centros industriales y mercantiles los artículos do

primera necesidad, y la escasez de viviendas cuyo alquiler

estó en harmonía con el corto valor do los jornales, es una

do Ins principales causas de la miseria.

Do aquí quo los pueblos, al parecer más florecientes, aque­

llos cuya riqueza es mayor y que son envidiados por su im­

portancia por otros más pequeños, sean precisamente los más

miserables.

Por esta causa,ciudades comoLondrcs,Manehcstor,Birmin-

ghan y Liverpool en Inglaterra, y París, Lyon y Marsella on

Francia,aposar de su vida exuberante y do sus grandes rique­

zas,sean en las quo la miseria haya ochado más hondas raíces.

De nada sirvo quo para evitarla dicten las autoridades me­

ditadas providencias; en tanto no desaparezcan el desequi­

librio entro el exceso de población obrera y el trabajo dispo­

nible, 110 so conseguirá corregir esta enfermedad social.

Y como nosotros, al examinar las grandes poblaciones, no

podemos prescindir de ella ni nos ocurro la manera do ha­

cerla desaparecer-, trataremos únicamente del modo que pue­

de ser más llevadora, por esto liemos elegido para toma de

este artículo, lo más sagrado do la vida, ol hogar domóstico,

áxponióndolos tal cual os en la clase jornalera, los inconve­

nientes que á nuestro juicio tiene y el cómo se evitan gran

parto do ellos.

Cuando so visitan los barrios do las poblaciones en que por

el bajo precio do los alquileres habita el pobre, se entristece

ol alma al ver en tan pequeño espacio tynta miseria. Y si.se

penetra más adentro, en ol interior de la casa, se nos presenta

el cuadro más aterrador que se puedo imaginar.Mentira pare­

ce quo seres raciónalos como nosotros vivan en medio do tan­

to abandono, rodeados de condiciones tan distintas á las que

impono la más rudimentaria civilización y envueltos en un

ambiente tan corrompido, material y moralmente considerado.

En estas viviendas no ocurre lo que en las do los demás

seros civilizados; so carece casi en absoluto de los medios

más indispensables para la vida; sirvo de cama á sus mora­

dores, á veces un montón do paja mezclada con ropa sucia y

vieja, y á los más favorecidos por la fortuna una estrecha y

mal acondicionada cama en la quo descansan las penalidades

dol trabajo el jefe de la familia en unión do su mujer y tres

ó cuatro hijos de distintas edades, cuando 110 so ven confun­

didas dos distintas familias ocupando la una la cabecera y

la otra la parte opuesta del lecho.

Un par do bancos do ennegrecida madera, una pequeña

mesa y un baúl, completan todo el mobiliario do la familia

pobre, quo vivo en las condiciones que apuntamos.

Si nos fijamos en ol edificio que lo sirve do albergue nos

encontramos que en una habitación quo para una sola fami­

lia ieuno nada más quo regulares condiciones, se alojan tan­

tas como cuartos puedo disponer, excepto la cocina quo la

utilizan 011 comunidad todas ollas, quo muchas veces son

complctamonte desconocidas y do gustos y caracteres opues­

tos; ó en otros términos, la casa on quo habita el pobre, cada

piso, en ol quo con muy poca comodidad puede vivir una

sola familia, está ocupado, debido á la pésima costumbre.de

los subarriendos, por tres ó cuatro, compuestas todas ellas

por lo menos de cinco individuos.

Y menos malo sería si todos estos lugares que se destinan

al amontonamiento humano estuvieran limpios, aseados y

con ventilación directa á la calle ó campo en quo están cons­

truidos; en su mayoría carecen de estas condiciones. Sus

paredes ennegrecidas por el humo que no encuentra su sa­

lida, impregnadas do materias miasmáticas, emanadas en los

cuerpos quo cu su recinto se albergan, sucias por el polvo

del pavimento que, aunque so intento barrerlo todos los días

nada se consigue por falta de comunicación con el exterior

muchas veces, y si la tienen os solamente por estrechos liné­

eos en relación con lóbregos y húmedos patios, los hacen

impropios para ol fin á quo so dedican, asemejándolos más

bien á los lugares que para guarecerse do la intemperie se

destinan á cierta clase do paquidermos.

Y ¿cuales son las consecuencias do esta manera do vivir?

El acortamiento de la vida, la pérdida de la salud, el relaja­

miento do la moral y la intranquilidad doméstica.

No cabe la menor duda que la permanencia prolongada de

varias horas diarias en medio de una atmósfera viciada tan

en alto grado como lo está la de las habitaciones do la ma­

nera de ser quo apuntamos, se produce un envenenamiento

lento do la sangre, quo se la priva do su agente más vital, ol

oxígeno, y en cambio so la proporciona multitud de gérmenes

orgánicos, capaces por sí solos do ocasionar una porción do

enfermedades.

Debilitada así la naturaleza individual,degenera laespocie,

resultando esa prole raquítica en la que parece encuentran

lugar a propósito para su desarrollo osa multitud do enferme­

dades dependientes del escrofulismo, enfermedades que por

acertada que sea la dirección facultativa, jamás desaparecen

de las desgraciadas familias en quo una vez se han apodera­

do, mientras un aire puro, la luz vivificadora, el sol y el

mayor cuidado on ol aseo doméstico, no trasformen en otros

seres, esos ongendros do la miseria, cuya causa principal es ol

hacinamiento on las viviendas.

Apena al corazón la continuada presencia por las calles de

esos modestos cortejos fúnebres que acompañan á dar cris­

tiana sepultura á tiernas criaturas arrebatadas á la vida por

la insalubridad de sus viviendas. Es desesperante contemplar

esos rostros macilentos, eso sin número de asquerosas enfer­

medades cutáneas, esas caras abultadas y esos semblantes

cadavéricos que con frecuencia se observan en los pequeños

seres engendrados y criados en la lobreguez de las viviendas

de los obreros. So contrista ol ánimo cuando se reflexiona que

pequeñas causas, que en buenas condiciones de habitación

producen generalmente enfermedades leves,cuando concurren

en individuos que habitan atmósferas viciadas, tomen con

rapidez grandes proporciones y originan graves enfermedades

que casi siempre tienen por término la muerte.

Asustan las cifras do mortalidad de ciertas guerras y

algunas epidemias, y no nos asusta la gran mortalidad de la

clase jornalera,siendo así que ésta es mucho mayor que aqué­

llas, por grandes que hayan sido, y lo que es peor, sus causas

las tenemos siempre permanentes, sin quo todavfo nadie se

haya ocupado en serio en nuestra patria de hacerlas desapa­

recer ó por lo menos dc amenguarlas en los pueblos.

¡Qué importancia material tan grande adquiriría el pueblo

en quo sus autoridades, dejando á un lado estériles discusio­

nes y gastos superfinos, se detuvieran un poco á estudiar las

viviendas del obrero y consiguiera aminorar, ya que 110 ex­

tirpar, sus defectos!

S y l v io .(8c c o n t in u a r A.)

SECCIÓN H ISTÓRICA ----- -------

CUATRO OCASIONKS KN QUB KSI’ASA TRATO I>K CONQUISTAR Á IU/.KATA

I ’KRO KN QUK ÉSTA

DKMOMRÓ SKR INCONQUISTAHLK TOR LAS ARMAS

IV

M U N d l A 1 •

\, alud, al desprenderse de la elevada cumbre, co­

mienza lentamente á descender por la pendiente

de la montana, pero creciendo su velocidad íi me­

dida que se aleja de su primer asiento, precipítase, por fin,

con vertiginosa rapidez en la profunda sima, donde, dividido

á los choques en mil pedazos, se esparce y confundo con la

esposa y fangosa nievo allí amontonada. No do otra suerte so

apartó JJizkaya do su primitiva baso al adoptar la forma seño­

rial con estatutos tan contrarios á su espíritu político, y ale­

1 Los nombres cuskérioos, locales ó personales, los escribo con la orto­

grafía dd Euskera. Jlo suerte que la g do M in u /ia tiene el sonido que al

mismo signo lo correspondo en las sílabas ya, (¡o, r/it dol castellano y al gru­

jió (¡u. (>n (jur, r/iii. l ’or la misma razón dejo de acentuar la i de dicho

vocablo. Los apellidos ouskcricos de escritores, los transcribo en la forma en

que éstos los han escrito.

jándose gradualmente do su nacionalidad por la pendiente

dol extranjerismo, so derrumbó con estrépito y estruendo en

el extranjero antro, donde, disforme y despedazada, perdió su

entidad y confundióse con la nación oxtrafia.

¡Quién lo dijora... Las leyes destructoras de nuestras liber­

tados cuyo poso nos agobia tanto en osto siglo, tan intima-

monto enlazadas como ol efecto á su causa ocasional á la

faustosa proclamación do Jaun Zuria!Y ¡ojalá que el círculo de decadencia de diez siglos for­

mado por las fechas do osa causa primera y su último efecto,

so cerrase con murallas do granito y lo salvara Bizkaya para

salvar su vida y libertad, restaurar su nacionalidad1 y cimen­

tarse en el firmo asiento que abandonara el siglo ix!

¿No es acaso posible quo oso alud deshecho en trozos mil

so liquido y evaporo al calor de la regeneración, y eliminando

toda materia oxtrafia, so olovo en alas dol patriotismo á las

altas regionos do la libertad, 1 donde, condensándose sus ole-

montos, desciendan todos agrupados á posarse sobre robusta

é inaccesible roca quo los sirva do perpetua base?

Poro ¡ah! ¿Por qué á tan duro extremo haber llegado? ¿Poi­

qué esto pueblo demócrata, verdadero legislador do sí mismo,

no reconoció su error y borró de una plumada tan infausta

institución, evitando así toda oxtranjorización y atajando su

tremenda caída, antes de quo en esto maldito siglo de la es- 0clavitud y las tinieblas so hiciera difícil la restauración por

su total derrumbamiento?

¿Queréis saber por qué? Por la influencia moral que el pa­

recer y opinión do las personas más ilustradas (?) de un pue­

1 No quiero hablar sin soltura y cohibido, sino dando á cada cosa su

propio y verdadero nombre. Así, la palabra libertad, que aquí empleo, sig­

nifícalo únicoquo rigurosamente puede significar, y no esc malhadado sistema

y estado do cosas que nos aparta de nuestro último fin y coarta nuestro libro

albedrío.

blo lia ejercido siempre en sus destinos. Me explicaré seña­

lando las causas concretas.

En aquellos tiempos esencialmente guerreros que subsi­

guieron á la invasión sarracena del siglo vin, mientras quo

el pueblo bizkaino en general vivía pacífico en su montañoso

territorio sin acordarse de trocar

La antigua laya por la férrea maza 1

más que en los casos en que la ambición sarracena ó la espa­

ñola le obligara á ello, algunos bizkainos de boyante posición,

cuyo corazón latiera agitado por saltárseles del pecho al por-

cibir el eco del sangriento rugido quo allende el árbol Mallatu

lanzaba Marte, fascinados por el estruendo do la guerra y

deseosos dc probar el templo do sus aceros, organizaban y

asalariaban pequeños ejércitos do gente belicosa y transpo­

nían las fronteras do su patria en busca de aventuras. Ved

ahí, sólo en la repetición do esto hecho, uno do los elementos

causales do la forma señorial v sus bases: el militarismo.

Relacionados aquellos caudillos, en sus excursiones por las

tierras extranjeras, con la nobleza gótico-española, fueron

víctimas do los efectos consiguientes á semejante roce, veri­

ficándose en sus ideas y aspiraciones un doblo movimiento do

exósmosis de su espíritu político bizkaino y endósmosis del

exótico ó español. Y ahí tenéis el segundo elemento causal do

la forma señorial y sus bases: el monarquismo.

Pero el carácter esencialmente tradicional do un pueblo

no se tuerce y transforma en poco tiempo y do una sola vez,

mucho menos si eso pueblo es el bizkaino, de tan invencible

tenacidad en sustentar las ideas que lo sean innatas ó haya

adquirido por la convicción.

Así es que si, en tan adecuada ocasión como después de la

victoria dc Arrigorriaga, decido Bizkaya, gracias á la influen­

1 Araquistain.

cia quo ou la opinión do sus hijos ejerciera la de aquellos

bizkainos aventureros, adoptar la forma señorial, cuida bien

do no concederle al Señor todas las atribuciones propias do

un monarca, sino únicamente paite del poder deliberativo,del

judicial y de ia jefatura militar, reservándose totalmente el

poder legislativo; 1 y si estatuyo ol servicio militar asalariado

para fuera del territorio y sin sueldo dentro do él por los inte­

reses particulares del Señor, de hecho se niega en la historia

repetidas veces á prestarlo sus armas cuando no se trata de

la defensa del bien común.

Instituida, empero, la forma señorial, necesariamente había

do irradiar su acción moral al pueblo y habían do arraigarse

en ésto las tendencias exóticas y antitradicionales que impor­

taron aquella institución al Estado primogénito de Euskeria.

Cedió, pues, la baso do Bizkaya y comenzó su decadencia. Su

decadencia, sí, y nadio so asombro de esta expresión; quo si,

on los siglos sucesivos y á modida que más íntimamente so

relaciona con España, parece engrandecerse el. Estado Biz-

kaino desde ciertos puntos de vista y á los ojos de ciertos vi­

dentes, es el engrandecimiento gradual del alud por la adhe­

sión de las extrañas nieves que á su paso encuentra, las

cuales, aumentando su peso, sólo le sirven para apartarlo más

do su primera posición, acelerar la rapidez do su caída y

hacer más completo su destrozo.

El servilismo militar, la avidez de glorias militares, el mo­

narquismo y las tendencias aristocráticas ocasionan pronto,

en efecto, el españolismo, esto es, la idea do la unión de Biz-

1 En Bizkaya (agrupación voluntaria, igual y fraternal de pueblos, agru­

paciones, á su vez, libres, iguales y fraternales do familias) la soberanía

residía en el pueblo, el cual, asumiéndose los poderes constituyente y legis­

lativo, confería el ejecutivo á una persona poliárquica, y á la monárquica ó

Señor solamento las atribuciones ya señaladas, cuyo ejercicio le retribuía y

recompensaba, según previo pacto, con el servicio militar, el sustento y

habitación dentro del torritono y la propiedad do varias tierras.

taya á España por medio de la designación del monarca j

español para Señor do Bizkaya, primera causa ya directa de

la ruina de este Estado.

Bizkaya cae, pues, y rueda hacia el abismo.... Ofuscada y

tenaz, sólo el terrible golpe de su caída en la lóbrega sima do

la esclavitud (siglo xix) podrá despertarla y mostrarlo la úni­

ca vía do purificación para salvarse y renacer como lo exigo

su dignidad y lo reclama la sangre que ha regado sus mon­

tañas. 1

Mil ocasiones se le presentan, en el transcurso do los tiom-

pos, do reconocer la causa de sus males y volver sobro sus

pasos, estatuyendo en conformidad con su carácter do inde­

pendiente y demócrata la forma señorial, ó mejor, abolióndola

y arrancándola de cuajo; poro su extrema coguodad le vola

en cada una do ellas el remedio, y cao en un nuevo y mayor

yerro al querer enmendar el primero.

A x o k a b id e .(S e c o n t i n u a r á . )

1 Pero do ocuparnio con imparcialidad en esto punto do la historia con-

tomporánoíi, me vería precisado á consignar quo desgraciadamente Bizkaya

(ni ninguno do los Estados ouskerianos) no ha dado aún ol primor paso hacia

la restauración. .

LA JU R A DE LOS FUEROS DE BIZCAYAt o r

D O N F E R N A N D O V, R E Y D E C A S T I L L A Y D E L E Ó N

E N 1 4 - 7 ©

(C o n t in u a c ió n )

Los dichos señor corregidor e alcaldes e deputados de la

dicha hermandad todos juntos de una concordia e suplicación

por si e en nombro do todos los caballeros e escuderos fijos-

dalgo e labradores o de todas las otras personas de qualquier

estado o condicion que sean de los vecinos o moradores on

las villas o tierra llana o ciudad do Ordufia del dicho con­

dado o encartaciones o durango dixeron e notificaron al dicho

señor Rey que por quanto ellos avian o han de fuero e do

uso o do costumbre loada e aprobada do diez e veinte o

treinta o cinquenta o ochenta o cien años a esta parte e mas

tiempo y tanto tiempo que memoria do hornos non es con­

trario, quo quando viono nuevamente señor en el dicho

condado do Vizcaya a recibir el señorío della, ol tal señor

les ha de facer juramento on ciertos lugares acostumbrados

del dicho condado de les confirmar e goardar todos sus fue­

ros o privelejos e buenos usos o buenas costumbres e fran­

quezas e libertados o mercedes e tierras e lanzas e acosta­

mientos e previllojos o monosterios que han e tienen de los

scfiorcs do Vizcaya sus antecesores o dc su alteza. E quo ya

su señoría sabia como siendo su alteza e la Reina nuestra

señora principes herederos destos Reinos por non ser enaje­

nados dc su corona Real se alzaron por su alteza, e cstobicron

a su obediencia e mandamientos. E luego quo la muy serc-

nissima e esclarecida Reina doña vsabcl como legítima-he­

redera sucessora heredo estos Reinos de castilla o do león c

su alteza como su legitimo marido, los procuradores del

dicho condado fueron a la ciudad de segobia a lo prestar

obediencia juramento e fidelidad quo como a su Rey e Reina

dc castilla o dc león c como á señores dc Vizcaya oran teni­

dos c obligados e lo suplicaron que vinieso á facer el dicho

juramento. E por quanto su alteza después quo obo ol Regi­

miento ha estado muy ocupado en la guerra contra el Rci de

francia c su adversario de portogal non ha podido venir en

persona a facer el dicho juramento o su alteza los aseguro o

prometio quo lo mas aína que pudiese vernia en persona al

dicho condado a facer el dicho juramento. E que pues su

señoría era ya venido en la dicha iglesia de santa maria el'

antigua de la dicha villa do gnómica quo era uno dc los lu­

gares en que su alteza avia do facer el dicho juramento y le

suplicaban e pedían o lo suplicaron o pidieron por merced

que les ficicsc el dicho juramento según que lo han dc fuero

e de la dicha costumbre—E el dicho señor Rey dixo quo el

hera alli venido para asi eomo Rey de Castilla e do león o

como señor do vizcaya á facer el dicho juramento e que lo

placía de lo facer.T abira

(8 c c o n t i n u a r á . )

ion a do atención v estudio es ciertamente la sitúa-*

ción en que hoy se encuentra el imperio alemán,

y por eso dedicamos á ella una parte principal

do esta sección, continuando la labor empezada en el mismo

lugar de nuestra revista on los números precedentes.

El resultado de las elecciones generales para nuevo Par­

lamento, habidas en la segunda quincena do Febrero, ha sido

para el canciller Bismark menos lisonjero del que se prome­

tiera, teniendo en las manos ol manubrio electoral con todos

los recursos quo los joles do gnbinoto suelen emplear on ta­

les ocasiones para sacar triunfantes las candidaturas adictas.

Ochenta y siete diputados ministeriales han resultado ele­

gidos. Los católicos quo antes tenían noventa diputados, han

elevado su contingento á ciento cinco; y los socialistas, quo

sólo contaban onco representantes on el Reistchag, ahora

han cuadruplicado este número. En otros cien distritos ha

resultado empate y ha do procoderse á nuevas elecciones.

Compróndeso por talos datos que la lucha electoral ha sido

muy reñida, y quo no lo serán menos las elecciones parciales

quo tengan lugar en los distritos empatados. Los socialistas

han acordado quo en los distritos en que no tengan seguri­

dad do triunfo, sus votos sean dados á candidatos de oposi­

ción. Puédese por tanto augurar que entro socialistas y cató-

Jicos logren llevarse por lo menos la mitad do los distritos

vacantes.

Díccso que el Canciller trata do atraorso á los católicos

para tener, con su apoyo, mayoría on ol lleistchag. No cree­

mos que los católicos, quo desdo ahora forman ya casi la

torcera parto do los diputados dol Parlamento, so entreguen

así como así á los autores del K u ltu r la m p f y habitualmonto

hostiles á la Iglesia, Ellos se encuentran en condiciones do­

blemente ventajosas: en los asuntos en quo se inclinen hacia

el gobierno, combaten al socialismo, que es anticristiano; en

las cuestiones que voten unidos á los socialistas, harán daflo

al gobierno, que es protestante; y en los casos en quo crean

oportuno permanecer en la abstención, neutrales, dejarán quo

socialistas y protestantes se destrocen mutuamente. AfSádeso

que si Bismark no consigue la adhesión de los diputados ca­

tólicos en apoyo del Gobierno, disolverá nuevamente el Par­

lamento. Semejante golpe no lo sería provechoso, aunque

tampoco sería extrafío á los procedimientos gubernamentales

que hoy so estilan.

Permítasenos ahora, á guisa do comentarios, unas breves

reflexiones deducidas de la historia do Alemania.

En ol siglo xvi ol imperio germánico, regido por monarcas

do la casa de Austria, ora un Estado católico, y tenía condi­

ciones de vida próspera. El protestantismo pudo ser ahogado

en su propia cuna y con ello se hubieran ahorrado á Europa

sendas guerras 6 innumerables miserias. Pero los electores y

laudgraves hallaron en el pretexto do reforma religiosa oca­

sión para sus planos ambiciosos, y Alemania quedó fraccio­

nada y protestan tizada. Los teutones, quo á favor de estas

revueltas robustecieron ol antiguo ducado de Prusia conver­

tido en reino feudatario do Polonia, cometieron la villanía do

apropiarse do la Iglesia Católica, en cuyo seno nació la Orden

teutónica, y más tarde completaron la traición repartiéndose

con Rusia y Austria el territorio do Polonia.

En ol siglo pasado Federico I I de Prusia reorganizó en be­

neficio propio la francmasonería; y desde entonces, francma­

sones y protestantes los soberanos prusianos, lian llegado á

ser Emperadores do Alemania, unciendo á su carroza triunfal

los diversos Estados de la antigua confederación germánica.

Y bien, las causas dan sus efectos. El protestantismo y ol

masonismo, cada uno do olios separadamente, son elementos

activos de disolución social; el primero por su dogma funda­

mental del libro examen, que impulsa al hombre á obrar

como lo plazca siempre que halle ocasión propicia, y el se­

gundo, porque es el judaismo en práctica y sólo puede hacer

judiadas. No hay necesidad de insistir aquí en ello. Ahora

el protestantismo pasó de moda, quedando en su puesto la

irreligión, y dando origen al socialismo, más ó menos radical.

Y la masonería alemana se halla dividida en dos grandes

agrupaciones: la una imperialista, socialista la otra. Ésta, con

el empujo do que acaba do dar muestra; la otra con el ener­

vamiento quo lo han producido la muerte de los dos* últimos

Emperadores; los síntomas del estado poco feliz en que las

facultades mentales del actual Emperador dan muestras de

hallarse; á causa dc su enfermedad de los oídos, tal vez con

lesión cerebral; las desafecciones ó antipatías quo Bismark

so ha creado, y el aumento de las fuerzas católicas, que son y

han do ser siempre las verdaderas conservadoras de los ele­

mentos vitales en toda nación.

No hay necesidad de ser profeta para asegurar con funda­

mento que on adelante Alemania tiene que fluctuar entre dos

olementos, quo son los únicos lógicos en su actual estado,

hasta que por uno de ellos se decida con preferencia: el par­

tido católico, ó el partido socialista.

Y probablemente este último no tardará en hacer alguna

de las suyas. Tales son los preparativos con quo so dispone.

Y á propósito do socialistas. Un ilustre Cardenal dc los

16

Estados Unidos acaba de publicar un notable trabajo, en el

cual hace constar que en estos últimos ocho afios han tenido

lugar en la gran República americana más do cinco mil cua­

trocientas huelgas do obreros, calculándose las pérdidas su­

fridas por éstas con la interrupción de sus trabajos quince

millones v medio do libras esterlinas.%

¡Qué felicidad!

Estos aún no son más quo simples ensayos. Si el sistema lle­

gara á plantearse como un morlus rivendi ¡ah! entonces so

realizaría en grande escala el reparto social; un reparto ma­

yúsculo... do coscorrones y palizas. Poro las prluroñas y las

libras esterlinas seguramente so esconderían bajo sioto estados

do tierra, como si tuvieran vergüenza do pro acuciar escenas

y acciones que aun las mismas bestias 110 llegan á porpotrar.

F r a n c o .

Santidad el Papa León X I I I acaba de ordenar

que el día de San Josó (19 de Marzo) sea festivo

de ambos preceptos (oir misa entera y no ocuparse

en trabajos serviles) en España.

Véaso el texto castellano del Breve pontificio:

«León X I I I Papa.=Para perpetua memoria.=Lo que hace

aún poco? meses parecíanos deber esperar del celo de los

Roverendos Prelados, á quienes dirigimos Letras Encíclicas

exhortando al pueblo cristiano á implorar el patrocinio del

Santísimo Esposo de la Madro do Dios, vemos ya con gránelo

alegría do nuestra alma quo los mismos hechos han empezado

á confirmarlo.

Ofrécese brillante testimonio de esta devoción en las fer­

vorosísimas súplicas quo, después de haber dado conocimien­

to al Gobierno do España, elevaron ú Nós muchos Obispos

do aquel católico reino exponiendo los votos del clero y el

pueblo, quo juzgaron quo debía aprovecharse la ocasión ofre­

cida entonces á fin de que la resolución quo desde mucho

tiempo habían adoptado pudiese obtener el éxito apetecido.

Recordando la antigua devoción de los españoles y la ínli-

ma predilección de todas las almas al Santísimo Patriarca,

llevaban á mal aquellos Venerables Obispos que el día con-

sagrado á su memoria, borrado del número do los días festi­

vos, dejara do guardarse públicamente como do precepto, y

do ello se lamentaban en general con razón y justicia cuantos

llevan el nombre de cristianos; y por tanto, Nos pidieron con

las más reiteradas súplicas que restableciéramos on su pri­

mitiva dignidad el día consagrado á San José.

Y en verdad nadie hay que no reconozca quo esto honor

se debe á un varón tan bienaventurado. El que, elegido Esposo

de la Madre de Dios,fuó partícipe de su dignidad por el víncu­

lo conyugal que á ella lo unía; el que Jesucristo Hijo do Dios

quiso quo fuera su Custodio y so reputara como Padre suyo;

el que fué Jefe de la familia do Dios en la tierra como por

derecho do patria potestad; el que tiene confiada la Iglesia á

su protección y tutela, sobresale con tal excelencia que no

hay obsequio alguno de que no merezca ser digno.

Pero la ínclita nación española tiene además un motivo

propio, en razón del cual tribute honor especialísimo al bien­

aventurado Esposo de la Madre de Dios y le venoro y ensalce;

motivo que oportunamente recordaba el Arzobispo de Valla­

dolid, juntamente con los Obispos do la misma provincia

eclesiástica en las preces que Nos dirigía. Y os que en España,

on aquella misma provincia do Valladolid, nació y pasó su

vida, insigne por el ejercicio do todas las virtudes,la castísima

Virgen Santa Teresa, quo enardecida en ol vehementísimo

amor do Jesús, venerando con una devoción increíble la exi­

mia dignidad do San José, á quien Jesucristo Nuestro Salva­

dor quiso quo so reputara como su Padre, predicó su patro­

cinio y promovió su culto.

Accediendo, pues, con la más íntima satisfacción á estas

súplicas, quo han llenado nuestra alma de gratísimo senti­

miento, con nuestra suprema autoridad establecemos y de­

cretamos quo el día 19 de Marzo, consagrado á San José, so

ponga, en el número de los días festivos en toda España y en los

territorios sujetos á olla; de modo que todos los fieles tengan

obligación, tanto de asistir al Santo Sacrificio de la Misa,

cuanto do abstenerse por precepto jle aquellas obras profanas

quo suolon llamarso serviles, mediante lo cual se rinda el

debido obsequio al gran Patrono de la Iglesia, y la nación

entera disfruto más copiosamcnto do su oficacísimo patrocinio.

Sin que obsto nada do cuanto fuero en contrario, aun aquello

que sea digno do especial 6 individual mención y derogación.

Y es nuestra voluntad que á los trasuntos ó copias de las pre­

sentes Letras, aun á los ejemplares impresos firmados do

mano do algún notario y autorizados con el sello de persona

constituida en dignidad eclesiástica, se preste absolutamente

la misma fe quo se daría á las mismas presentes, si fuesen

exhibidas ó puestas de manifiesto.

Dado en Roma, en San Pedro, con el Anillo del Pescador

el día 28 do Enero do mil ochocientos noventa, año duodé­

cimo de nuestro pontificado.— M. Cardenal Ledochowskí.—

Lugar )J( del sello.»

La sabiduría del Romano Pontífice y su vigilante mirada

sobro los malos do la sociedad y su remedio, á la vista apa-

reco on esto decreto obligatorio á todos los cristianos espa­

ñoles. San Josó, Patrono de la Iglesia universal, debe ser

invocado con instancia en las angustiosas premuras del mo­

mento; San Josó, varón virtuosísimo y justo, debe ser imitado

• en su fe y sus buenas obras, por cuantos quieran ser ciuda­

danos útiles y alcanzar la vida eterna. Y las fiestas de los

Santos revisten ambos caradores: petición do socorros 6 imi­

tación do virtudes.

T e ó f il o .

PERU M ATRAKA TA P E D R ’ANTON

(lATin AITENA)

y

EPERRA BARRIRÒ A R O IA R I BEO IAK EZIN EMONDA

euren zuloetatik ntzo-atzeka urte ton da­

le ion logez, oe-nzpiko Epcrrak bere lenengo argi-

taratu euan soinokoa’abarka zar bat izan ei itzan;

abarka oni inkata’marragazko kaltzordi nasaiegi batek gela-

crdirako bidoa artu euan. Età onolan zatika zatilui oinakaz

azi ta buruagaz amaituta’ agertu ouan gaiso-zainak bere azur

luzedun gorputza

Inori iaramonik egin orduko’ Picharrari bogi batogaz ta

picliar-iaubeari bezteagaz begira egoan; età bitartean erreka

bi alkarren leian ioakazan matrailan-ziar bata, okotz-murura

boztea....età lapiko bat irakiton cliir chic ta lum ina urtuta

ganczka dagonean’oztalkia kenduton dautsen logez, boro ao

adurtsua edegi euan noizbait Epcrrak, ota «osagiloon izona

danken gizon kokoak goseak ta egarriak il-ezinik dabilz oi-

non ganean» osan euan.

Au itzan bere iardunen bigarren zatia. Bere itzakaz kon-

kortu’arritn ’ ikarapoan’bildurroz ta izututa egozan ’ orduan-

ehe gclaratu itzazan lagunak; zeinbai onok isilago’ ainbait

garraizi andiago egit.cn cuan iardulariak; enzuleen kikiltasu-

nak indartu ta makaltasunak bizkortuteneuanatso barritsuen

izkcta. Batek badaki noizarte ekin bear eutsan iardunari’

aman kinu bategaz picharkada chakolina ekarri ez baleu

Marinasik.

Ordutik aurrora oztizkoa irudien Eperran minak, bere

bcgiak garuz aseta dagozan iko gorri zabalduen anza artu

eucn, otztu ta zuritu iakan osagileari bere eskcrreko belarria

Aramaioko matzak artu euen izena’ ez euen ordurarte ilundu

al izan’ez Cliiprek’ez Napolesek’ez Andaluciak ez Erriojak’

ez Naparroak euren pftrrol, matzti, upel, ta matz-saldakaz.

«¡Baina zcr chakolin oderra, Marimanu! Zeruko aingeruak

»ire matztiak iorratutera ctorri daizala esan leike... Ez eua-

szan Bono Isidrokboro Errekarteko lurrok oboto iorratuko...

»Urrezkoak daiz emengo soloak... ¿Nor dai Amerikotako

»mendiotan urre asko dagola dinoana? Betor, Mari-Manu,

>bazter onotara... Iturriak eureta tik urtengo baleno’ upelo-

>tan gorde bearko litzato lira... Ez ôuko, Mari-Manu laztana,

»landararik eroin bear, matza sartu... matza... matza bakar

»bakarrik... Zcr gauza ederra baina... oso bizkortu-arte ez

»dannala naiko baiakinat-ota ez daunat eskini... ¿Eta an

»echcan eukita ’ gainibotadun kirten batek agindu dauela ta

»bezto bago’ odari mingots, atsitu ta charri baten-bila bial-

»du?.... azunen ura au baino osasuntsuago dala dinonak

»¿nor’gaisorik egon ez arren’ez dau lurpera bialduko?... Ordu

»onean Mari-Manu, bialdu dau'n’ordikeria baino bazte gau-

»zarik ez dakian arakilgo malmutz kirten borreru-ori...

»Ez daiala niro Iaungoikoak nai mordo-oderr onok aizeak

»kikildu odo gorrina zitalak erreterik...

»¿Parrotan eukiko daunaz, parrotan Mari Manu...?

»¿Marinasi ez dai onelân? ¿parretan...?»

Azportuta egon au Eper ia motelduen barriketa" amai

bageagaz età «Batzuk» eranzunda? bere ama iagoten egozan

lagun biakaz eskaratzera ioan itzan.

. Eperrak’ arok aldeta gero bero’ isildu bago chor chor chor

iarduan matraka batok baino arinago; barrirò ebilen eztarria

leortuten, barrirò bezto picharkada batok, buzti eion.

Mari-Manu ak iarduna amaituteko ustoa artu bainolen’bu-

rukonrincn buruko minak zorabiata’ loak artu euan. Oekoa

lozorroan murruzaka azi itzanean’ anchina Urkiolako done

Antunio arrainari legez’ euliari itz egiten egon eperra, baita

ain ederto ze ez euan enzule guztien artean inork (bat ez

batek) eztul bat egiten, guztiak egozan isilik. Gogoratu iakan’

alango baten’ ez eutsela euliak ezer itanduten, picharra utsik

egola, lo Mari-Manu, ta Marinasi lapikoari putzka. Gogamen

onekaz osta osta zutindu ta albo alboka eskarat zeranz igitu

itzan.la rrn lta ko d ia

E zti-adauak .

F . WSrfvSc

REVISTA MENSUAL

C I E N T Í F I C O - L I T E R A R I A

BILBAO , A B R IL D E 1890 N Ú M E R O 5

EL REPOSO DOMINICAL''* ------------- • -------------

. e s c r i to c i e r t a m e n t e e n p r o y c o n t r a ,

•cera l e y d o n u e s t r o d e c á lo g o ó s e a l a

d e l t r a b a jo e n lo s d ía s f e s t iv o s y s a n ­

t i f i c a c i ó n d e lo s m i s m o s ; p o r m u y d i s t i n t o s m e d i o s y r a z o n a ­

m ie n t o s so h a d e m o s t r a d o s u c o n v e n i e n c i a y n e c e s i d a d s i n

q u o p o r esto , lo s s e c ta r io s d e l n a t u r a l i s m o , l o s e c o n o m is t a s

l ib e r a le s , so r e s i g n e n á c o n f e s a r s u b i e n h e c h o r a , i n f l u e n c i a .»

C e g a d a p a r a é s to s l a s f u e n t e s d o l a r e v e l a c i ó n , c o b a r d e s e n

s u s e x c u r s i o n e s c ie n t í f i c a s , 110 se a t r e v e n á d i r i g i r la v i s t a

.m á s a l l á d o l a c o s t a t e r r e n a l q u e n o s s u s t e n t a ; y a p r i s i o n a n d o

s u r a z ó n e n t a n r e d u c i d o s l ím i t e s , n i l l e g a n á c o m p r e n d e r

s i q u i e r a , l o q u o e l c é le b r e r e v o l u c i o n a r i o P r o u d o n m u c h o

a n te s q u o e l lo s , s u p o a l c a n z a r c u a n d o d i j o « l a n e c e s i d a d d o

u n d í a d o r e p o s o c a d a s ie te , e s t á e s c r i t a e n l a n a t u r a l e z a

m i s m a d e l h o m b r e ; es e v i d e n t e p a r a m í . q u e e s ta l e y h a s id o

d i c t a d a p o r e l a u t o r d o l a c o n s t i t u c i ó n h u m a n a q u e c o n o c ía

á f o n d o s u s r e s o r te s y n e c e s id a d e s » y e s to d i j o u n P r o u d o n

f i s ió lo g o d o r e c o n o c i d a i m p i e d a d .1

u c i io se ha

s o b r o l a tei

s u s p e n s i ó n

Afortunadamente en nuestros días, si es cierto quo el mo­

vimiento y la industria tienden aceleradamente on contra do

esta observación, vemos por otra parto levan tarso unánimo

un grito universal, una enérgica protesta á este abuso y mal

comprendido utilitarismo, quo condensándose on nuestra ve­

cina Francia con motivo do la Exposición universal lia cons­

tituido el congreso internacional llamado del reposo hebdo­

madario cuya importancia, nos hace recobrar la esperanza do

quo puedan abrirse las puertas á la moralización de esas

grandes masas, obligadas á permanecer al lado de las máqui­

nas como componentes de las mismas.

El congreso á quo nos referimos celebrad j en París, ha

contado más do 2 0 0 miembros y numerosas adhesiones 11o-

gadas do distintas nacionalidades, dotando do importancia

trascendental á eso acto solemne en ol que á la razón dol nú­

mero (tan considerada actualmente) hay quo sumar ol núme­

ro de razones allí expuestas así como la categoría y autoridad

de los concurrentes quo vienen á coincidir unánimemente

en este punto á pesar do la? diferencias religiosas que los

separa.

Trascribiremos algunas cartas, adhesiones y extracto do los

principales discursos allí pronunciados, cu corroboración de

cuanto dejamos anotado, convencidos de que nuestros a pre­

ciables lectores verán con gusto la resena do un congreso in­

ternacional en el que la verdad católica ha logrado un nuevo

triunfo sobro el error.

Presididas las sesiones por el distinguido economista fran­

cés León Say y después do un discurso inaugural en el quo

habló dol domingo on los términos más cristianos, so (lió lec­

tura á las siguientes cartas:

CA RT A D E IIA R R IS Ó N A L SK Ñ O R I.K Ó X S A Y

«Estimado señor: Acepto con placer el título do miembro

honorario del congreso del reposo hebdomadario. La oxpc-

rienda y observación me han convencido, do que toda per­

sona, trabajando corporal ó mentalmento tiene necesidad do

reposo, y quo ol domingo puoda sólo^ garantizarlo. Los

filántropos y cristianos miran la cuestión bajo puntos do

vista muy diversos; poro sea quo considoromos al hombro

como animal ó como sor inmortal, debomos unirnos para ase­

gurarlo ol reposo que ol cuerpo y ospíritu do consuno recla­

man. Los quo no vean el mandato divino on la Biblia no

podrán monos de encontrarlo escrito en el hombre mismo.»

CARTA. D E G IA D S T O N E

«Es para mí incontestable que la observación del domingo

tiene raíces profundas tanto en las convicciones como en las

costumbres do la inmensa mayoría do niis compatriotas. Si

on muchos do ellos se considera osto, como una necesidad de

la vida espiritual cristiana, en otros so defiende igualmento

osto reposo como necesidad social.

»La clase obrera so opone no solamente á su abolición

sino á cuanto pueda contribuir i nd i rec tomen toáoste resultado.

»Personalmente declaro haberme esforzado siempre en

usar do este privilegio y á pesar de mi larga carrera pública

y laboriosa do más do cincuenta y siete años, atribuyo en

gran parto á esta causa la prolongación de mi vida y la con­

servación de las facultades quo todavía poseo. En cuanto á

las masas la cuestión croco en importancia; es la cuestión

popular por excelencia.»

IiA O B SERV A C IÓ N ' D E Ij DOM IN G O B A JO E l, PUNTO D15 V IS T A H IG IÉ N IC O

El Dr. A. Haeglor do Balo.— 1.° Un día entero v comúnO V

do roposo hebdomadario, os generalmente necesario para la

salud del cuerpo y del espíritu; es una condición esencial do

aptitud para el trabajo y para la prolongación do la vida;

una garantía de prosperidad material y moral para ol indi­

viduo, para la familia y para las naciones.

¿2.° Es deber ineludible para todos aquellos quo conocen

la importancia del reposo hebdomadario, ol sostener y fo­

mentar en la opinión pública, la convicción de las múltiples

ventajas que resultan para las fuerzas, la salud y la morali­

dad un día regular de reposo, juiciosamente empicado.»

' Bajo este mismo punto do vista ol abato Garnien hizo

observar las analogías del cuerpo del hombro con ol do los

animales, diciendo. «El caballo que no descansa agota pronto

sus fuerzas y por consecuencia rindo menor servicio. La

compañía do ómnibus de París, después de múltiples expe­

riencias, ha decidido que sus caballos descansen por cada

cinco días, uno; sería interesante conocer si se ha ocupado

con tanto esmero do asegurar á sus empleados, el necesario

reposo dol domingo. Es cierto que á la muerte de un em­

pleado no se ve obligada la compañía á la compra do otro.

¡Ah! si la adquisición do los empleados les costara el precio

de un caballo ó una máquina, haco mucho tiempo quo el

reposo dominical sería observado y obligatorio en los cami­

nos do hierro, compañías do ómnibus y en todo absoluta­

mente.»

No satisfecho con estas demostraciones, el mismo Sr. Gar­

niel- continúa on los siguientes términos.

«Durante la semana, el hombro encerrado en su bufete,

taller ú oficina, es absorbido por las ocupaciones materiales

y su vista fija en las cosas de la tierra; ¿no es necesario con­

cederle un día para elevar su frente al cielo, y pensar en los

eternos destinos?

»Si este tiempo se le priva, se materializa, las nociones do

virtud y sacrificio, escapan do su espíritu, los sentimientos

dol deber son reemplazados por el egoísmo y bienestar.

»El reposo de que hablamos no es menos necesario parala

familia que para el individuo; aquélla no existe donde no hay

unidad de vida, esto es, unión de las almas por el cambio do

pensamientos entre el padre, la madre y los niños, sin el do­

mingo apenas si las personas que constituyen la familia, tie­

nen posibilidad do verso, ni monos aun de concertar esa reu­

nión de donde naco la afectuosa educación de los niños.

»La sociedad igualmente lia menester do este reposo. «Un

pueblo sin domingo será muy pronto un pueblo sin Dios.»

La religión es indispensable á la sociedad para preservarlo

do los malos que le amenazan y dotarle de los bienes que lo

son necesarios; la religión es el dique contra el desenfreno

de las pasiones y el sostén de las buenas costumbres, la

creencia en Dios y observación do su decálogo es el más fir­

mo apoyo de las levos y guía de las conciencias.

»Ks ciertamente la observación del domingo la que ejerce

más directa influencia on la sociedad para disminuir ó acre­

centar su religión.

»Después do diez años que la ley del domingo ha sido

anulada entre nosotros y quo su violación so ha generalizado,

véanse los resultados quo la estadística acusa.

»La criminalidad asciendo de 172.000 á 203.000, los sui­

cidios alcanzan á 8.300 de 5.200; la locura acusa una cifra

do 52.000 on lugar do 39.000, los asesinatos han aumentado

una cuarta parte, los vagamundos so han cuatriplicado, los

matrimonios han bajado do 8 .0 0 0 , á posar dol aumento on la

población.

»Finalmente los obreros tienen necesidad do formar aso­

ciaciones do interés común para conjurar el deplorable indi­

vidualismo quo los embarga; pero anulado el domingo

¿cuándo podrán rounirso y ocuparse de estas asociaciones?»

K íi REPO SO IIE IID O M A D A R IO Y LOS CA M IN OS D E IIIK R R O

Relator Sr. W . Nordling, exdirector do los caminos de hie­

rro del imperio de Austria.— 1.° Que las oficinas de pequeña

velocidad so cierren los domingos y días festivos,salvo para la

expedición de animales vivos y ciertos «artículos alimenticios

de pronta deterioración. 2 .° Quo los domingos y fiestas no

deban contarlo para los términos establecidos en los recorri­

dos do las mercancías. 3.° Que se reduzcan al menor número

posibln, el de los trenes portadores de la pequeña velocidad.

4.° Que los despachos de gran velocidad permanezcan abier­

tos durante ciertas horas, determinadas según la categoría ó

importancia do las estaciones. f>.° Quo la baso de los salarios

no so establezca dc manera dc incitar á los empicados por

trabajar en los días feriados. 6 .° Que los trabajos do cons­

trucción, reparación, ote., so suspendan, salvo los casos do

gran urgencia.»

Terminaremos la presento resella publicando las resolu­

ciones finales tomadas por unanimidad en este congreso, así

como la lista de los que han formado la comisión permanen­

te, para dirigir los trabajos encaminados á garantizar el

reposo hebdomadario (i nuestra sociedad.

Estas resoluciones son: 1.“ Constituir una comisión per­

manente internacional cuya misión sea, la dc reunir informes

de todos los países sobro ol trabajo y observación del domin­

go, promover y preparar nuevos congresos sobre estas bases.

2.n Crear una liga cuyo fin especial tienda á la propaga­

ción dol reposo dominical.

La comisión á este efecto constituida so compono do los

sen ores Sautter dc Vilmorin, Choysson, el abate (Jarnier,

el pastor Banyot, Loliovro, Nordling, J. Michel, R. Lavolló y

Dclairo y León Sav nombrado presidente.

Mucho nos alegraremos que los desinteresados esfuerzos

do esta digna comisión logren alcanzar el fruto quo so pro­

ponen, y esperamos ver reproducido dicho congreso en nues­

tra España, de realizarse el plíuisiblo proyecto do exposición

para el año 1892. Quiera Dios concedernos la tranquilidad

y garantía necesarias al efecto para presenciar estos pugila­

tos del adelanto y progreso, de los quo únicamente debere­

mos esperar la restauración do los fueros do la verdad.

M ario .

SECCIÓN CIENTÍFICA------------------------

L A S V I V I E N D A S D E L O S O B R E R O S

( C o n t i n u a c i ó n )

las viviendas do los obreros consideradas desdo

el punto do vista material originan los efectos quo

liemos enumerado, estudiadas dosde la esfera mo­

ral son causa do una multitud do defectos, quo aunque no

tan tangibles, tienen gran importancia para ol bienestar do

los pueblos.

Cierto es quo sus consecuencias no so tocan con tanta pro­

ximidad A su origen como las referentes á la pérdida do la

salud, pero por esta misma razón, porque so alejan mucho

del lugar en donde han empezado (x germinar, se difunden

en mayor grado on la sociedad y producen serios trastornos

on olla.

Todas esas enfermedades sociales, todos esos vicios do las

colectividades quo cada día so observa van en aumento y

quo son la carcoma que destruye íl los pueblos, quo gracias

a la misericordia divina no los ha extinguido todavía; tienen

su origen en la educación, su cuna en el hogar domestico, su

desarrollo en los talleres y su virilidad en las agrupaciones

do cierta índole, quo siempre no tienen la misma forma, pero

quo su fin tiendo en todas ocasiones á la separación de ln

verdad.

E l buen ejemplo es el principal manantial do la moral,

sin 61 resulta estéril todo medio que so empleo para arrai­

garla.

Desgraciadamente es una verdad que no necesita demos­

tración, el descuido con quo se mira en los tiempos actuales

la educación moral entro la clase jornalera. Sabido os por

todos, que estas pobres gentes se preocupan poco de los asun­

tos concernientes al alma, ni se cuidan de más que do la

materia; toda su atención está embargada en la manera do

proporcionarse el sustento para el día venidero y ante ella

supeditan las obligaciones do otra índole por sagradas

que sean.

H a b i t u a d o s á e s t o p e n s a m i e n t o , s e f o r j a n u n a m o r a l a c o ­

m o d a t i c i a , p l a g a d a d e s o f i s m a s y e r r o r e s q i i o l a p r e g o n a n p o r

d o q u i e r s e e n c u e n t r a .

Y tomando á ella por baso de sus acciones viven,al parecer,

en medio do la mayor paz, aunque envueltos por todas partes

por la inmoralidad más espantosa.

Do aquí nace la frecuencia con que en la clase jornalera

se observa el concubinato, el adulterio, la embriaguez y otras

importantes faltas de moral.

Mentira parece, pero desgraciadamente es cierto, el gran

número de familias pertenecientes á la clase jornalera, quo

les importa un ardite vivir de una manera tan vergonzosa;

no les causa el menor rubor por ello, por el contrario, hacen

ostentación de sus faltas,conceptuándolas más bien como ac­

tos dignos do alabanza.

La agrupación de viviendas en cstascondiciones de morali­

dad son una propaganda constante del vicio.

Aquella familia honrada que por su desgracia y falta do

recursos habita en compañía de otra cuya moral se ha hecho

acomodaticia y por consecuencia está contaminada de los vi­

cios quo son su corolario; con la vista constante en el mal

ejemplo tan próximo, comienza á mirar con indiferencia lo

que autos lo causaba horror; más tarde encuentra disculpa á

ias faltas dc su vecino y termina muchas veces por simpati­

zar con ellas.

Aquella otra quo os dominada por un solo vicio y quo se

reúne con un vecino que careciendo do 61, tiene debilidades

dc otra naturaleza, con su no interrumpido trato casi frater­

nal, adquiere los hábitos do éste á la vez quo contamina Ja

suya á su compañero.

Y suponiendo quo las cinco ó seis familias que habitan de­

bajo do un mismo techo sean todas viciosas, como no ven

dentro del hogar un rayo de luz que ilumine sus entendimien­

tos, como jamás oyen una voz amiga que les animo á abando­

nar sus habituales costumbres, sino que por el contrario todo

lo que los rodea es un incentivo para la perseverancia en el

mal, terminan por encallecer su conciencia y amortiguar para

el bien la agudeza de sus sentidos.

Triste, muy triste es este espectáculo quo frecuentemente

se observa on las hacinadas viviendas del obrero.

Pero no es lo peor quo tenemos quo lamentar; lo más des­

agradable, lo más ingrato, lo más perjudicial á los principios

severos de la moral cristiana, es, en nuestro concepto, la co­

rrupción do los corazones de los niños.

En medio do aquella confusión de habitaciones, dentro de

aquella agrupación poco edificante de seres humanos, una

cosa solamente aparece simpática á los ojos del que las visita;

la presencia délas tiernas criaturas representantes del candor

y dc la inocencia que forman un verdadero contraste con la

atmósfera, objetos y personas quo les rodean.

S e n s i b i l í s i m o e s q u o e s t o s p e q u e ñ o s s e r e s q u e e n l o s p r i ­

m e r o s a l b o r e s d e s u i n t e l i g e n c i a d e b i e r a n s e r i n s t r u i d o s e n -

l o s p r i n c i p i o s r e l i g i o s o s y q u e s u c a r i ñ o s a m a d r e e s t á o b l i g a d a

á i n s p i r a r l o s e l í i m o r á l a v i r t u d y e l h o r r o r a l v i c i o , b a s o

d e l a e d u c a c i ó n p o s t e r i o r y v e r d a d e r a s e m i l l a d e l p e i f e c t o

c i u d a d a n o ; d e s c u i d a d a e s ta p a r t e d e s u e d u c a c i ó n , r o d e a d o s

d e s e r e s d e c o s t u m b r e s t a n h e t e r o g é n e a s , a c o s t u m b r a d o s u

o í d o ¡í c o n v e r s a c i o n e s l i b r e s , q u e e n p i e s e n c i a s u y a y s i n

n i n g ú n r e c a t o t i e n e n s u s p a d r e s y v e c i n o s ; p e r v e r t i d o s e n -fin

c o n e l m a l e j e m p l o q u e v e n , s e a e n u n a , e n o t r a ó e n t o d a s la s

h a b i t a c i o n e s d e s u c a f a , s u s i n c l i n a c i o n e s e m p r e n d a n d e r r o ­

t e r o s a l p r i n c i p i o s o l a m e n t e e x p u e s t o s , p e r o q u e t e r m i n a n

p o r s e r p e r j u d i c i a l e s á l a v e r d a d e r a m o r a l , r e s u l t a n d o p u ú l ­

t i m o t é r m i n o , q u e l a g e n e r a c i ó n d e l p o r v e n i r t e n g a p o r l o

m e n o s lo s m i s m o s d e f e c t o s q u e l a p r e s e n t e .

Esta es una de las causas principales de la precocidad del

vicio por todos observada en la sociedad en que vivimos;

vemos todos los días jóvenes harapientas que apenas han

llegado á la edad nubil dedicarse al infame comercio carnal;

el lenguaje obsceno, la blasfemia y el público juramento, en

otros tiempos raros en la sociedad, son hoy el tema obligado

de las conversaciones do jóvenes imberbes; la despreocupa­

ción religiosa, la mofa de los buenos ('leventes están á laO ' •o r d e n d e l d í a e n l o s j ó v e n e s a r t e s a n o s , c u a n d o a p e n a s h a n

e m p e z a d o á m a n e j a r l a s h e r r a m i e n t a s d o s u o f i c i o .

Y no se crea que es exageración el atribuirá tan pequeña

causa, al parecer, efectos tan desastrosos. Es un axioma por

todos admitido, que lo que so aprende en la cuna lo quo so

ha oído en la niñez, las doctrinas (pío nos han inculcado

nuestras madres, tardo ó nunca so olvidan y quo son á las que

('I hombre amolda sus acciones. Si esta os una verdad incon­

cusa, claro está que también lo es la consecuencia que dedu­

cimos de las habitaciones de los obreros. I)e reuniones tan nu­

merosas y heterogéneas, minadas por la envidia, alimentadas

por las reyertas y escándalos diarios, en las quo sin ('I menor

recato se ejecutan los actos más íntimos do la vida, que para

nada se tiene en cuenta la presencia de Ja inocente criatura;

en las que la embriaguez semanal no sufre interrupción y

romo consecuencia, la blasfemia, el lenguaje maldiciente y

el mal trato conyugal hacen pública ostentación ¿qué fruto

se puedo esperar? La inflexible lógica nos parece nos da la

razón; on general los que hemos expuesto y nada más.

Otro do los inconvenientes dol hacinamiento on las vivien­

das, tal como so ve en la práctica, es 1.a intranquilidad do­

méstica.

La tendencia general del obrero, 110 os vivir con holgura y

comodidad relativas; desdo el momento quo alquila una ha­

bitación, la idea que le domina es la de 110 pagar ninguna

renta ó por lo menos quo ésta sea muy corta.

A esto fin subarrienda todos los departamentos do su casa

reservándose solamente uno para su uso; cuídase muy poco

ó nada do enterarse dc las costumbres y antecedentes de la

familia que admito á vivir en su compañía; no persigue más

que un objetivo, ol do poderla cobrar mcnsualmonto la canti­

dad estipulada por el alquiler.

Como por otra parte la gente pobre y toda aquella do poca

ilustración os siempre muy suspicaz, creo ver 011 todos sus

inquilinos enemigos, dispuestos á apoderarse á la menor dis­

tracción dc su ropa, comestibles y cualquier otro objeto quo

le porten eco.

Do esta situación nada halagüeña nace la zozobra, la cons­

tante desconfianza, el cuidado extremado y trabajoso de los

objetos que le pertenecen, y la predisposición á culpar á su

vecino cuando so extravía un objeto cualquiera.

Este modo do vivir anormal es manantial inagotable de

frecuentes disensiones interiores, que se traslucen al exterior

do las paredes do la casa, por acaloradas disputas, que muy

á menudo dan lugar á quo los contendientes vengan á las

manos y á quo so haga procisa la intervención do la autoridad.

Probados los tres extremos que nos proponíamos; dibujado

á grandes rasgos lo quo ocurro on las viviendas del obrero

do los grandes centros mercantiles ó industriales, nos parece

hemos apuntado un lunar do apariencia insignificante, pero

que si bien so le mira tiene un valor quo 110 debo echarse en

olvido para el estudio de ciertos fenómenos sociales, cuyo ori­

gen es muy oscuro y que puede muy bien radicar en el defec­

to do que nos ocupamos.

Do cualquiera manera que sea, la certeza de las conse­

cuencias del hacinamiento en la vivienda no puede ponerse

en duda; por 61 se resiente en alto grado la higiene, padece la

moral y .no existe la tranquilidad doméstica; justo es por

tanto que todos procuremos hacerlo desaparecer y trabajemos

con fe y constancia hasta conseguirlo.

No sirve de nada el quo las autoridades reglamenten la

cubicación de los pisos, los huecos de las fachadas exterio­

res é interiores, las dimensiones do los patios, la altura total

de los edificios y las condiciones de habitabilidad do las bo­

hardillas.

Bueno es que existan reglamentos de esta naturaleza, pero

también es cierto que en la práctica sus disposiciones en rea­

lidad casi nunca se cumplen.

Sucede casi siempre al inspeccionar una casa nueva, que

reúno todas las condiciones exigidas por los reglamentos vi­

gentes para que pueda habitarla una sola familia; pero como

los subarriendos 110 pueden reglamentarse, á los pocos meses,

resulta en la práctica, que en habitaciones que para reunir

las condiciones reglamentarias es preciso la ocupen solamente

seis individuos, viven en ella doble ó triple número.

Esto porlo que se refiero á las viviendas de nuevaconstruc-

ción; si nos fijamos en las casas antiguas las condiciones de

habitabilidad aun son peores; en ellas al defecto general del ex­

ceso de población, hay quo añadir las faltas do construcción,

higiénicamente consideradas. Como en la época en quo fueron

edificadas, la ciencia higiénica era poco ó nada atendida, no

debieron existir ordenanzas municipales encaminadas á la

ventilación y buenas condiciones do las viviendas. Esta es la

causa, sin duda, do que al lado do suntuosos palacios bien

ainados, contemplemos los humildes/hogares de los pobres

que casi en absoluto carecen do las más rudimentarias condi­

ciones higiénicas. No se tuvo on cuenta para su construcción

más quo el espesor de sus muros y la buena calidad del ma­

deramen. En cambio so prescindo casi por completo do los

patios interiores; existen en olios una porción de departa­

mentos oscuros sin comunicación con el exterior; sus huecos

de fachadas de forma irregular son con frecuencia de poca

altura y estrechos, sus retretes sin ninguna ventilación, comu­

nican con la cocina, y las escaleras do acceso á los pisos, for­

mada por grandes tramos 110 interrumpidos por ningún des­

canso, tienen una pendiente que sofoca al quo las tiene que

subir.

Nosiendofácil prohibirlos subarriendos ni tampoco ordenar

el derribo de las casas quo por su antigua construcción 110reú­

nen todas las condiciones que la higiene exige; tropezando

con el inconveniente del elevado precio do los alquileres que

obliga al hombro que vivo nada más que dc su jornal á pro­

porcionarse lugar dondo habitar quo no lo cueste sino una

pequeña cantidad, claro está que las autoridades sacarán

escaso fruto do sus reglamentos por buenos y sabios quo sean;

la necesidad material se impone y ante ella es inútil todo lo

que se haga en teoría; os preciso quo saliondo de la rutina

acudir á medios más prácticos, aunque no tan cómodos, que

bien lo merece la índole del asunto.

S ylvio .(Ro c o n c lu ir á .)

SECCIÓN ADM INISTRATIVA

I I

J untam os en el a n te r io r a r t íc u lo , c o m o p r e l im in a r

in d is p e n s a b le al d e sa rro llo do l e s tu d io q u e nos

p ro p u s im o s d e se n v o lv e r en esta se c c ió n , c u a n to

c re im o s m á s n e ce sa r io respecto do l o r ig e n do la so c ie d ad y de l p ode r , id e as ace rca de las c u a le s n o cabe s e p a ra c ió n , n i

os p o s ib le el e s tu d io de la u n a s in re fe r irse a l do l se g u n d o

té rm in o , a r ra n c a n d o co m o a r ra n c a la o r g a n iz a c ió n do l ú l t im o

de la c o n s t itu c ió n do l p r im e ro , d a d a s la m a n e ra do sor y la

n a tu r a le z a p ro p ia s do lo s sores q u o e n tr a n c o m o c o m p o n e n ­

tes do am b o s .

Y al paso y como confirmación do la tesis por nosotros sustentada, indicamos también el modo como históricamente se habían transformado y desarrollado osos organismos, obe­deciendo á los dos elementos esenciales de unidad y variedad quo presiden á las evoluciones y los cambios que so obser­van en la historia respectiva de los pueblos.

Tócanos hoy ahondar algo en esto punto esencialísimo para nuestro estudio, antes do llegar al examen y exposición do los caracteres en toda ordenada y regular administración, quo no os posible darse cuenta clara y razonada del estado actual de una ciencia, ni de lo quo en nuestro tiempo pasa como

corriente, verdadero y quizás como axiomático, en cualquier

ramo ó esfera del saber, sin haber antes oxaminado los ante­

cedentes en quo descansan las ideas y los hechos sobro los

cuales so quiero hacer el estudio en la actualidad.

Mas 110 habremos de particularizar este examen á tal ex­

tremo quo hayamos do exponer todas las influencias que

pudieran determinar los cambios y evoluciones notadas en

cada pueblo, pues tal propósito nos llevaría demasiado lejos

y no es posible en una revista tratar de los asuntos do esta

suerte.

Bastará quo nos detengamos sólo en aquel influjo univer­

sal por el cual en todos los pueblos se determinaron más

tarde ó más temprano sus efectos, hasta el punto de acusar al

cabo una radical transformación en cuanto al modo anterior

do existencia de la sociedad y del poder: nos referimos á la

influencia del cristianismo.

Del lado allá do las fronteras quo dividen á una de otra edad,

es decir, cu los pueblos de cuya existencia nos habla la his­

toria como pasada en aquel período anterior al cristianismo,

dase como nota característica el particularismo social y la

lucha constante de unos'pueblos con otros, de tal modo, que

únicamente la idea del poder y de la fuorza informan las trans­

formaciones do las sociedades antiguas, constituyendo el solo

medio de que se valen para extender sobro las otras su ingé­

nita aspiración do influjo y poderío; mientras que en la orga­

nización del poder y en el desarrollo do las teorías, entonces

en boga, acerca do la potestad, imperan casi exclusivamente

y sin cortapisas el despotismo más degradante ó el absolu­

tismo más exagerado.

Pudiera decirse en verdad, sintetizando en una fórmula

lo que en cuanto á esta elaso do relaciones acontecía, lo

mismo que los romanos expresaron en su primitivo código

para demostrar la estimación y la eficacia del humanitarismo

que se debían guardar á los otros pueblos con los que el suyo

hubiera do tratar ó relacionarse: adrcrsi/s liostcm adem a aitr/orifas esto.

No cabo mayor exactitud que la encerrada 011 osta fórmu­

la jurídica del pueblo por excelencia jurídico do la antigüe­

dad y que por tan admirable manera logró sintotizar en sus

leyes toda aquella civilización y supo legar más tarde & los

pueblos medios ol monumento más acabado do la ciencia del

derecho conocida hasta entonces, para demostrar lo mismo

que queríamos dejar sentado en las anteriores líneas. Y por

ella, podrá deducirse también, de cuán distinta manera so

debieron entender en aquella edad las relaciones sociales

entre los pueblos, dc cómo en la moderna so practican ó de­

bieran, por lo menos, practicarse, y qu6 diferentes influencias

existieron para determinar las relaciones y la vida del poder

y de la administración do las quo ahora so observan en estas

mismas funciones de los modernos Estados.

Del lado acá del cristianismo ¡cuán otra filó la doctrina y

qué diversas han sido, on cambio, las corrientes y las in­

fluencias sobre la sociedad, el poder y la administración!

Desde el punto y hora en-que al anterior particularismo

sucedió la idea de la unidad ó universalidad, á los diversos

dioses y cultos do lo antiguo el Dios y el culto cristianos y

á los exclusivismos y demasías do la autoridad, las limita­

ciones y separación del evangelio sobro el ejercicio del poder

y la distinción necesaria entro las potestades, necesariamente

hubo de cambiar la base sobre la cual se sustentaba hasta

entonces el edificio social y se hubo de transformar ósto do

la manera radicalísima y esencial que lo exigían tan dife­

rentes cimientos.

No es extraño, por tanto, quo hagamos hacer constar pre­

viamente, que, así como do los tiempos pasados anteriores

al cristianismo, y para estudiar aquella antigua organización

social y los modos y formas del poder y dc la administración,

110 es posible echar en ol olvido los sistemas ni las teorías

en toncos imporantos y quo indisputablemente ejercieron su

influjo on la constitución interior y aun externa de los pue­

blos, de igual suerte haya necesidad do fenerse presentes las

influencias legítimas y universales en los sistemas y teorías

quo aportó el cristianismo á la sociedad, para deducir do

todo ello el examen de la matoria quo nos proponemos des­

arrollar en esta sección.

F id e l io .

SECCIÓN H ISTÓRICA

CUATHO OCASIONKS K.N QUK KSI’AfsA TIÍAT(') 1>K CON QC lST A lí Á IÜ7.KATA

l ’KHO KN QUK K.STA

UKMOSTHÓ PK It 1NCONQUISTAN1.K l 'O li LAS Alí.MAS

TV

M U N C I A

( C o n t i n u a c i ó n )

estas consideraciones (quo estampo por necesa­

rias para la debida inteligencia do los sucesos quo

son objeto do este artículo) sólo una do esc sin

número do ocasiones citaré, ya que so relaciona con los hechos

referidos en los dos últimos capítulos y os capaz por sí sola

do comprobar las precedentes afirmaciones.

Cuando Bizkaya contempló los campos de Gordcxola y

Otxandiano tintos en la preciosa sangro do sus amados y va­

lientes hijos, púsose á deliberar sobro los medios do evitar

los daños do la guerra, sin perder un A pico do su primitiva

libertad ni menoscabar en lo más mínimo su decoro y digni­

dad,y comprendiendo quo uno do los móviles quo impulsaban

al rey español 1). Pedro á su conquista ora el vehemente deseo

de vengarse do su antiguo enemigo 1). Tollo, acordó, para quo

ol monarca castellano no pudiese alegar pretexto alguno jus-

tificafivo do su conducta, negar el apóvo do 'sus armas á

Tollo I en los casos en quo el peligro de la vida y hacienda

de 6sto sólo obedeciese á la enemistad particular que entro

61 y su soberano existiera.De esta suerte,una vez comunicado

el acuerdo á D. Pedro, 6sto podía, sin temor á que Bizkaya

se opusiera, perseguir á su hermano donde quiera y hacer

justicia en 61 aun dándolo la muortc, y hasta penetrar en el

Señorío particularmente y sin armas para prender á su re­

belde súbdito, si Bizkaya oxpresamento so lo permitía; pero

si los españoles invadían en son do guerra el territorio biz­

kaino, ora infaliblo señal de que el rey castellano sólo aspi­

raba A la posesión dol Señorío,y entonces 6ste habría de armar

su gente en defensa del bien común do la nación contra ta­

maña agresión injusta.

Poro si ol acuerdo do Bizkaya es en el fondo y en su pri­

mera fase del todo razonable, el modo como lo lleva á efecto

revela, por el contrario, su tenaz ofuscación en continuar por

ol camino de su ruina, y es manifiestamente ilícito cuanto al

pacto realizado con su Señor.

Bizkaya violó, en efecto, esto pacto al negarlo á D. Tcllo el

auxilio do sus armas. Bizkaya podía en derecho, como sobe­

rana, ó derogar de raiz la forma señorial (y ora el mejor reme­

dio), ó exigir á su Señor, si quería continuar en su puesto, la

reforma y modificación del pacto que con 61 firmó. Pero no

debía hacer caso omiso de esc contrato,mientras la institución

señorial rigiera en el Estado; ni tampoco negar sus armas al

Señor, cuando 6ste por sus particulares intereses las deman­

dase mientras permaneciese en vigor la ley que prescribía

esto servicio militar. 1

1 N i cabo objetar quo T). Tollo no ora Sonop por sí mismo, sino por su

matrimonio con Juana I do Bizkaya; puos esto podrá explicar el origen dol

Señorío do T). Tollo, poro no probar quo no eráoste el verdadero Señor de

Bizkaya. I). Tello, al dosposarso con la Soñora do Bizkaya, fuó propuesto

Y no menos patento que la transgresión que cometió Biz­

kaya del pacto con su Sefior D. Tollo, os ol letargo exótico

en que este pueblo estaba sumido. Clara y ovidonto so lo mos­

traba á Bizkaya la causa de los males que quoría remediar,

y en su mano estaba el destruirla y evitar no sólo aquéllos

si que también las más crueles desgracias de que hoy no-po­

demos escudarnos con tanta facilidad. ¿No palpaba acaso los

graves inconvenientes quo acompañaban al tener por Señor

á un súbdito oxtranjoro? Y ¿no veín, por otra parte, los no

menos graves infortunios, como las disensiones entre familias,

la formación de partidos, las luchas intestinas, la aristocracia,

etcétera, que se habían de seguir de conferir el título de Sé-

fior á un ciudadano bizkaino? Si, pues, no hay medio entre

oxtranjero é indígena; si tanto en uno como en otro caso tan­

tas calamidades son consiguientes; si las distintas y limitadas

atribuciones del Señor pueden ser perfectamente desempe­

ñadas por otras personas, morales ó físicas, elegidas por el

por los bizkainos para ol ejercicio de esto cargo, y habiéndolo aceptado y

prestado el juramento correspondiente, realizóse el pacto do costumbre sobro

la encomienda do dicho oficio. De suerte que ambos consortes eran á la vez

Señores do Bizkaya: Juana I , originariamente, y originadamento Tello I;

pero legítimamente ambos, siendo los títulos del uno complemento do los

del otro, y pudiondo reasumirlos aquéllos y éstos uno solo do los consortes

cuando Bizkaya lo ordenase, como se echa do ver en el mensaje á P . Pedro

del ‘21 de Junio y se realizó al saberse la muerto de Juana I, después del

cual suceso quedó Tello I por único Señor legitimo y verdadero dc Bizkaya,

titulo que podía transferirse, previos los requisitos exigidos por Bizkaya, íi

los descendientes que aquél pudiese haber do otro matrimonio. Pero una

prueba contundente do quo D. Tello fué verdadero Señor de Bizkaya hasta

el segundo semestre do 1356, es la que so deriva do los mismos hechos, rúes

si Bizkaya desea evitar la guerra, ¿por qué decreta, quo, incurriendo P. Tello

en deservicio del rey español, lo ha do negar la ayuda do sus armas y pro­

hibirlo residir en el territorio, si nada lo debo á 1). Tollo? Es quo trata con

un nuevo decreto do eximirse do los deberes del pacto; es que D. Tello es su

verdadero Señor.

pueblo para un tionipo dado; si la supresión del cargo y oficio

do Señor produce la economía del conso do sangro y hacienda

quo lo os anejo; si Bizkaya, 011 fin, puedo moral y físicamente

abolir la forma señorial, ¿por quó persisto 110 sólo en mante­

nerla, pero en mantenerla íntegra y sin modificación alguna?

Noscc te ipsum , conócete á ti mismo, aconsejaba con mu­

cha razón Sócrates según Jonofonto y os la máxima quo con

más oportunidad podía dirigírsele á Bizkaya. No ha habido

pueblo quo so haya conocido menos á sí mismo quo ol biz-

kaino. E l pueblo en general 110 tenía conciencia de su ser ni

de su valer; los bizkainos de posición más elevada, si bien

amaban aún con ardor la independencia, estaban .ya extran­

jerizados. A l fin las tendencias de estos privaron y triunfaron,

y Bizkaya no pudo despertar.

Planteada por Bizkaya la hipótesis de que su Señor viniese

en deservicio del rey español, óralo preciso designar otra

persona que sustituyese á D. Tello en el cargo señorial, quo

quedaba vacante y no era suprimido, y al efecto los bizkainos

¡deplorable obcecación! se fijan, para encomendárselo, en el

mismo monarca español, en el rey D. Pedro el Cruel, en el

mismo oxtranjero que en el año anterior había á sus tropas

mandado dos veces invadir el Señorío. Tal consiguió la alie­

nígena política de Abendaflo y de los que, como 61 españoli­

zados, cifraban sus ilusiones en el militarismo y en las glorias

españolas. 1 D. Pedro, que no otra cosa deseaba, aceptó gus­

1 A continuación la copia do uno do los artículos do la escritura otor­

gada on Bilbao ol 21 do Junio do 135C: «Quo primeramente, lo que Dios no

quiera, si desirviere D. Tello al dicho señor Roy D. Pedio en las posturas

que con Ó1 pone, que no lo acojamos al dicho D. Tollo en Vizcaya, en Tillas

ni en la Tierra; ó si Doña Juana, nuestra Señora, fuere con D. Tello á

deservicio del Roy, quo la non acojamos más quo a D. Tollo on el dicho

Señorío de Vizcaya; ó si la dicha Doña Juana no fuero con D. Tello en

dosorvicio del Rey y viniera á Vizcaya, que la acojamos en todo el Señorío

de Vizcaya, ó la hayamos por Soñora, á servicio del Rey ó de la dicha Doña

toso las proposiciones do Bizkaya, y nponas los asuntos inter­

nos de sus Estados se lo permitieron, se dirigió al Señorío en

persecución de su hermano bastardo y onemigo D. Tollo, para

tomar venganza de los danos recibidos. Éste, desamparado

de los bizkainos, apeló ii la fuga y se refugió en Bayona, ce­

sando de hecho en la posesión del Señorío do Bizkaya. 1 Pero

Juana, sin I). Tcllo; 6 obedezcamos cartas ó mandatos del dicho señor Roy

1). Pedro, soyéndonos guardados nuestros fueros ó usos y costumbres y

privilegios. Y quo non lo acojamos al dicho señor I). Tcllo en el Señorío do

Vizcaya, ni lo ayudemos ni lo demos ayudi, ni lo defendamos, ni le haga­

mos ayudar en mar ni eii tierra. Y si fincar quisiere la dicha Doña Juana

en Vizcaya en el Señorío, que finquo ella ó nos con ella, no desirviendo al

dicho Roy I). Pedro. E si la dicha Doña Juana fuero con D. Tcllo en deser­

vicio del Rey, rpio nos los dichos Vizcaínos y Villas, que lo recibamos por

Señor de Vizcaya é lo cognoscamos Señorío al dicho señor Roy D. Pedro,

airado ó pacado, con pocos ó con muchos, viniendo el dicho señor D. Pedro

en Arechabalaga, quo es en Vizcaya, faciendo tañer las cinco bocinas, se-

yondo Junta CJoneral, según uso do Vizcaya. Jurando «'1 dicho señor Roy

1). Podro quo nos mantorna ó guardaríi íi Villas ó á toda la otra Tierra do

Vizcaya en nuestros fueros ó usos ó costumbres ó privilegios, según nos

jmarón los Señores quo fueron hasta aquí en Vizcaya.»

1 Nunca ocasión más oportuna, para el infanto I). Juan do Aragón, do

adquirir el título di- Señor do Bizkaya quo esta, en que, perdido por D. Tollo,

debía pasar íntegro ú otro varón, según lo acordado por Bizkaya. Pero no

sabía el aragonés quo, dueño absoluto esto Señorío do sus destinos, había

él mismo do señalar la persona on quo hubiese do recaer aquel nombra­

miento, y que, elegido al efecto 1). Podro, podía ésto, sí renunciarlo, pero

nunca transmitirlo á otro sin consentimiento do Bizkaya. Así es que, inti­

mado por I). Juan al monarca castellano oí cumplimiento do la promesa que

en otro tiempo le hizo, como I). Pedro, estando en Bermeo so dirigiera a los

bizkainos proponiéndolos para su Señor al infanto aragonés, fuó completa

la dosilucióu do esto al saber la rotunda negativa de los bizkainos. 1). Juan,

sin embargo, continuaba requiriéndole á D. Podro la cesión del Señorío, y

habiendo llegado á Bilbao, do nuevo so los propuso á los bizkainos por su

Señor el nombramiento del infanto para esto oficio; poro nuovamcnto los

bizkainos so resistieron, declarando quo, ¡mosto quo á don Pedro so lo

habían ya conferido, no tenían más Señor quo el mismo 1). Podro. En toncas

ésto, anticipándose al golpe del acoro do D. Juan, quo, indignado, trazara

diez años después (13CG), cuando D. Enriquo de Trastornara

invadió á Castilla, no pudiondo D. Podro atender á la ocupa­

ción del Scfiorío, entró en éste D. Tollo, siendo de nuevo re­

conocido como legítimo Señor por los bizkainos.Nueva prueba

do la incalificable ceguera dc esto pueblo. ¿Qué amor podía

sentir hacia Bizkaya quien, cuando peligraba su vida, so vió

por ella abandonado?

lié ahí cómo Bizkaya tuvo ocasión do advertir su yerro y

dc relia coree, cómo, obcecada, la despreció y cómo la condu­

cían por tales caminos dc destrucción y muerte los naturales

que más títulos tenían para conocerla y amarla.

Tan cierto es esto último como quo nadie hay que desee su

propio daño, y no os el pueblo bizkaino una excepción do esta

regla. Si, pues, esto Estado comenzó á caer al instituirse la

forma señorial y no ha habido on diez siglos do existencia

un conato do regeneración y lo hemos visto derrumbarse á

nuestros pies, incúlpese á quienes, conociendo sil historia y

sus lovcs, nada hicieron por atajar el paso agigantado con que

caminaba hacia la muerte.

Y ¡cuántos bizkainos quo en osa claso pueden incluirse han

sido y serán aclamados ilustres por las extranjerizadas geno-

raciones de los tiempos sucesivos! No protondo so los nioguo

la gloria quo desdo ciertos y determinados puntos do vista les

sea tributable. Pero, si no desconocían las instituciones y la

historia do Bizkaya, ¿por qué no encauzaron bizkainamenté

las corrientes políticas do su tiempo? Y si eran do corazón

patriota, ¿por qué llamarlos sabios?A x o r a h i d e .

(Se con t inua rA .)

siniestros planos, lo hizo matar y arrojar su cadáver á la plaza, diciendo k la multitud en olla apiñada: Catad h í a l vuestro Señor que vos deman­daba!, quo quiero decir: a h í tenéis a l que os demandaba ó solic itaba .ser vuestro Señor, han concluido sus pretcnsiones; ó bien: ah í tenéis a l quo os demandaba ó p roponía yo p a ra Señor vuestro, y a tío seré im portan

LA JU R A DE LOS FUEROS DE BIZCAYAPOR

D O N F E R N A N D O Y , R E Y D E C A S T IL L A Y D E L E Ó N

E N 1 4 - 7 0

(C o n t in u a c ió n )

E luego dixo que juraba e juro a dios o a santamaría e

a Jas palabras de los santos evangelios dondo quior quo

están o a la señal do la cruz f que con su mano Real

derecha corporalmente tapñio en una cruz quo fue tomada

dol altar mayor do la dicha iglesia con un crucifijo en olla,

quo su alteza juraba e Confirmaba e juro e confirmo sus

fueros o quadernos o buenos usos e buenas costumbres o

pribilegios o franquezas o libertados e mercedes o lanzas o

tierras e officios o monesterios que los caballeros escudoros

fijosdalgo o labradores o otras personas do qualquier estado

o condicion que sean do las villas e tierra llana e ciudad do

ordufia de este condado de vizcaya e encartaciones e duran-

guesos según que mejor les fuo gonrdado on tiempo do los

otros Reyes o señores quo han seido del dicho condado=E

otrosi dijo quo juraba o juro quo no onagonaria al dicho

condado o villas ni tierra llana ni ciudad ni ningún castillo

ni fortaleza ni parte alguna dol dicho condado o encartacio­

nes o durango. E si algo dollo estaba on poder do algunos

grandes quo su alteza lo porna 011 su libertad para su corona

Real— E otrosi dixo quo juraba o juro que por cuanto dos-

pues que su alteza reina viendo sus necesidades e la guerra

injusta que los reyes de francia e portogal contra su Real

persona e sus Roinos han movido, lós caballeros e escuderos

e fijosdalgo e dueñas e doncellas e labradores cada uno en su

estado do los vecinos o naturales de este condado e duran-

guosos o encartaciones con gran amor e lealtad le avian e le

han servido o seguido e sirven e siguen e poniendo sus per­

sonas o c.audalos o faciendas a todo riesgo e peligro como

buenos e leales o señalados vasallos e con aquella obediencia

o fidelidad o lealtad que son tenidos e obligados e aun demas

y allende de lo que sus fueros e privilejios les obligaban e

apremiaban. E por tanto quo juraba e juro e declaraba e de-

claro quo por tales tan grandes e tan señalados servicios quo

asi lo han fecho do facer do cada un dia o le querrán facer

do aqui adelante asi por mar como por tierra, que por los

servicios que durante las dichas necesidades á su alteza han

fecho o ficioron do aqui adelanto non sean vistos nin so en­

tiendan ni puedan entender ni interpretar quo han quebran­

tado ni ido ni venido contra los dichos sus fueros e privilejios

o usos o costumbres o franquezas e libertades. E que por los

dichos servicios que ansi han fecho o faran do aqui adelante

duranto las dichas necesidades su alteza no se llamara a po­

sesión ni les mandara ni apremiara en ningún tiempo ni por

alguna manera quo le fagan los dichos servicios en quebran­

tamiento de' los dichos sus fueros e previlejios. E que pues

los dichos servicios lo han fecho e le liaran de aqui adelanto

durante las dichas necesidades con gran amor o lealtad que

tienen a su servicio o a la honrra o dofonsa do los dichos

roinos o señoríos e a la restitución do la corona Real do ellos

allende do lo quo los obligan los dichos sus fueros ©privile­

gios. E por tanto quo todos los dichos sus fueros e buenos

usos o costumbres o franquezas o libertades quo su alteza les

avia e ha jurado o confirmado les finquen o queden firmes

en su fuerza e vigor para adolanto. (8o c o n t in u a r á . )

20

un triunfo para olios han celebrado los socia-

as el Congreso internacional do Berlín. Los

)iernos so ocupan de nosotros, han dicho, 110

para ametrallarnos, sino para atender en parte á nuestras re­

clamaciones. Algo es algo. Mafiana nos tomaremos el todo por nuestra mano.

Como resultados prácticos, el mencionado Congreso, quo

ha terminado ya, no los ha producido. Ni podía producirlos.

La cuestión social está planteada y resuelta siglos há por la

Sabiduría divina, y su oráculo la Iglesia Católica. Los Roma­

nos Pontífices han indicado muchas veces el remedio do estas

crisis sociales; santifíquense los días festivos con la abstención

del trabajo; usen de caridad los ricos; soporten con paciencia

los pobres su condición, sin apelar á medios do violencia. En

resumen, la ley del Decálogo. Presten los poderes seglares

su cooperación á la Iglesia; pongan la espada al servicio do la

Cruz; sin esto nada se hará. En primer lugar, porque hay Pro­

videncia, y no se puede prescindir de ella; y en segundo lu­

gar, porque solamente la Iglesia de Cristo os quien tieno

encargo y eficacia para moralizar á los pueblos. Déjesela

obrar con libertad, y otro gallo nos cantaría; muy otras serán

las relaciones que medien entre los capitalistas y los obreros,

los propietarios y los colonos, los capataces y los trabajadores.

Guando los royes so convierten en figuras decorativas, cada

paso os un tropiezo. Y la caída no anda lejos.

En Italia va á ser levantada una estatija á Josó Mazzini,

el gran revolucionario, condonado por regicida, el jefe de los

carbonarios, ol caudillo do los republicanos socialistas do la

Joven. Italia. Y el rey Humberto, quo sancionó la infamo

apoteosis do Giordano Bruno, se suscribe por cien mil pesetas

(liras) al monumento do Mazzini. Arrastrado por sus conse­

jeros, rindo culto al apóstata y al socialista. Es lo mismo que

dar la razón á los revolucionarios más avanzados en todos los

terrenos. Para completar el cuadro deben tener lógica los ©rec­

tores del monumento y colocar al pie del mismo un .retrato

do Crispi con la fatídica sentencia que le fué, años há, diri­

gida; Tú serás el últim o ministro de la monarquía italiana.Y on verdad, eso camino llevan las aguas. Con Crispi y sin

61, los socialistas italianos, guiados por Zanardelli, Baccarini

y Menotti Garibaldi, tienen lovantada en alto la bandera roja,

y las oficinas do enganche on plena actividad. La erección

del monumento á Mazzini les prestará mil recursos para mo­

verse á su gusto y ongrosar las filas do la Joven Italia , y

aumentar el número de los diputados de la extrema izquiorda

on ol Parlamento.F ranco.

PERU M ATRAKA TA P E D R ’ANTON. - — ■ . . - -

(IA R ftA IPE N A )

VI

nOLOFERNES TA JTJDIT

,v u z a iakina dai’ Noen bigarron scmcak erakutsi

ouskunetik’ ñor dain niatzen scmc-ordoa.

Bere izenagaz ez gagoz baina ain ziur: aberat-

sen bunia iaubetuten dauenean’ zorabiua csaten dautsc;

moskorra’ diru giclii dauken.en burua mendetu-cz gero.

Zerbait bacukan Eperrak boro’ Errokartctik goranz igoten

azitakoan: bere begietan osinak arri, landa urdinak ainzira,.

chakolina likurt, eta mundua zeru biurtuten itzazan. Sarri

ikusi oi-daiz icliasoan ontziak albo alboka’ ekaitzen znrru-

murruai ezetz erantzun ta bere laguntasuna galgarritzat ur-

petuteko antzean. Gicliik onelan ta guzti bere, ontzi gichik

irabaziko eutsen Eperrai bezteen laguntasuna ukatuten. Ba­

tean batera, beztean beztera ebilen gure gaiso-zainan gorputz

O a r k r r a k , n o t a s .— Iaubetu, dominar. Zorabiua, atolondramiento. Men-

detu, subyugar. Azitakoan, azi ta goro, pozo, landa, planicio en el campo.

TJrdin, azul. Ainzira, lago. Likurt, aroma. Ekaitz, tempestad. Zurru-munu,

ruido, murmuración. Galgani, nocivo, corruptor. Urpctu, sepultar debajo

del agua. Ukatu, negar. Batean batera, beztean beztora, una vez á un lado,

otra vez á otro.

xarra: oz egoan bidcan bore oinak zapaldu bagcko basatzarik,

oz egoan legoz arpogia urratu cz eutsan sasirik.

Gorputzan antzera obilen bore burpa; adur artotik ota

motel motel ta bein banan iges egiten eutsen min-ertzetik

bere burutasunak.

¿Nork’ Eporran gatz bagcko au tua enzunda’ esan ez zora-

biuan ganetik moskorra eukala chakolintzan igeri?

Boro urdailoan matzozko bitzetau’ picharra ta Mari-Manu

Mari-Manu ta osagilea, osagiloa ta oe-azpia iribiaten euazan;

eta ez eutson bakoau ichitou boro burutasunak’ oz artzain-

orari zaunka egin bago’ oz Marinasiri,’ cz upelari’ ez picha-

rrari’ ez inori’ ez czeri.

Onetan munduan eukan areriorik bildurgarriena (Arakilgo

osagilea) agortu iakan bore begi lausotuen aurrera.

Holofornes izateko oz euan batak’ azpian eukan mando

zarren ordez ’ zaldi zuri edor bat eukitea baino bezterik

ezor boar; Judit-on izona bézteari ondo etorteko’ moskorra

soinetik, borondate charra biotzetik eta urteak lepotik aska-

tutea pereminazkoa itzan. Brdi-barurik etorren bata’ beztoa

oso moskorrik ioan. Batan biotzean errukia ta gorrotua laz-

tanduten egozan artean’ amurrua ta bildurra bezteeu bu-

larrean eskondu itzazan.

«Egun 011 Eperra» inoan batan errukiak; ota bezteen bil-

durrak ez eutsan eranzun.

«¿Ez daun aditu?» itandu euan Holofernesen gorrotuak:

Eta «¿iri zor? ¿aditu baiauat edo ez?» Juditen amurruak

eranzun euan.

«Eperra, osagile bati modu obean itz egion.

— «¿Osagilea i? Ujui, j i ji ji ji ji.

O a r k f .r a k , n o t a s .— Basatza, lodazal. Sasi, zarza. Iribia, batir como los

huovos. Artzain-ora, perro mastín. Upela, tonel. Areno, enemigo. Lausotua

nublado. Sonetik, de acuestas. Askatu, soltar. Peremina, necesidad. Inoan,

docía. Egion, hazlo (sugeto femenino.)

— «Eperra i zarra ago ota....

— «Età i boro ez ago oilasko gaztochoa.

— «....Eta czin cskurik ozarri daiket; ondati bada isilik

> egotoa....

— «¿Isilik neu? ¿eskua ezarri ncuri? ¿Ez al dai naikoa

»emakumo bakotsuak eta erra bageko soindunak lurpera

»bialduteko* aldcan daakan labaina charri’ gainibcta zori-

>gaiztoko, lapurren erreminta madarikatu ori?

— «Eper ordia, ¿Doabruren bat senartzat arta al dami?

»¿Zertzuk itz daiz orrek?

— «Iz nai miz: maiz miz miz miz mito katua.

— «¿Katua? ¡Ài Popinasi! eugaz daroan katua, eta oz clii-

>kia. ¿Non batu ai lagun orregaz?

— «¿Ik azpian daukan laguna langoa zortarako iauat?

>I-lango astoak orabilton iauok mandoa laguntzat. Lagun

jcharra ta belarri andidunagaz baino bakarrik obo dok ibili.

«Esan daunat, Eperra, ona dala isilik ogotea.

— «¿Isilik neu? Zirikatu cz banonduk oz nouan nmrtik

»cgiugo.

«Bakoan doanari bakean ichi, ta ioan ai laguntzat artu

>dauan mando zarragaz euro bidoan.

— « Eperra... eporra...

— «Borrerua... kirtena...

— «¿Kirtena neu?

— «¿Eperra neu?

— «Ni Arakilgo osagilea nai.

«Eta ni Mondiburuko Pepinasi, ik zauritu daroazan oma-

>kume orni bagekoak osatuten dauzan gaiso-zaina.

O a r k f .r a k , k o t a s .—Bakotsiui, pacífico. Erra, culpa. Scindnna, parturien­

ta. I>abaina, navaja. Gainibcta, cuchillo. Katua, significa también obriodad.

Belarri andiduna, el de grande oroja. Zirikatu, instigar, tentar. Murt, palabra

ó más bien articulación. Borrorua, sayón. Kirtena, mango de escoba, pipa,

etc., y, por extensión majadero.

— «¡Ez oto nu Errokartoko cliakolinak ordita! ¡Ez eto

»dautsan Mari-Manuri emplastotzarren bat ipini!

«Bai ipini iautsaat otaneuri zor iaustak ik arriskuan ipini

»dautsaan bizia.

— «Ator onera, zorgin madarikatu-ori, urundu aitan; ator

>onera amazazpi mila deabru t’erdigaz.

— «Ama zazpi mila deabru t’erdi kolkoan daukazak ik.»

Ali esanagaz batera mando ganetik bera iatziten azi itzan

Arakilgoa, Eperra iges nairik eta ostikoka mandoa; mandoen

ostikada batek Araldi bera iaurti euan, eta Arakilen bildurrak

lurra io eragin eutsan Pepinasiri.

Mandoa’ bere ugazaba alarauka’ ta biraoka Eperra iohita’

arrantsaka aldendu iaken.

Onotan’ zor iasoten ete itzan iakin nairik’ zarata-lekura

alboko soloetan egozan lagunak urreratu itzazan; eta bizion

sustarrik oz batak cz bozteak erakuston oz ouen legez’ laia-

rictatik zarror.a irudien bat’ lepotik osagileari oratuagaz’

edu onotan azi iakan itauno batzuk egiten.

(Gizonak)— ¿Erramon launa, bizi ai?

(Osagiloak)— ¿Bizi, dinok, bizi? osta osta. Atoraitak odola

ardura bage.

Giz.— Daukaan apurra atoraten badauat...

Osag.— Barriketa gichi... ai... ai... atora, atera niri odola.

Giz.— ¿Nai dauk or dagon Eperrari deitutea? •

Osagil.— ¿Eperrari, eperrari deitu? ¿Bizi da orain bere. I l ’

lumatu ta erreik zorgin ori.

(Eperrak)— ¿Età eu Erramon-droga ez ai il?

Giz.— Ea oa Pep’inasi, ez dai keska geiago bear. Atralakan

O a h k e h a k , n o t a s .— Zfturitu, herir. Urundu, reducir á harina. Kolko,

seno. Ostikoka, á cocos. Alarauka, dando alaridos. Biiaoka, maldiciendo (á

maldiciones). Arranfsa, rebuzno. Zarata, mido. Sustar, señal. Laiari, layador.

Edu, forma. Itaune, pregunta. Ateratak, sácame (una cosa). Lumatu, dos-

plumar. Erreik, quema. Droga, disputa. Koska, disensión, Atralaka, riña.

età ukabilka bagerik’ itzakaz ta bakean alkar aditu bear dauo

gizonak.

Osag.— ¿Età zorginakaz zelanaditukogaiz? Madarikatu-ori’

neu re oinen ganean banego... Neuré buruan iaubo banitz...

Giz.— Naikoa dai latina. Zuen biotzak gorrotuagaz barrirò

zaurituteak baino zauri zarrak osatuteak mesede goiago

egingo dautsu.

Osag.—Ai, ai... Ekarri erreminta zorrotz bat.

Giz.— Ez daukagu baina’ laiak izan ezik.

Osag.— Ncuro iake-barruan daukazu gainibetabat,eta sartu

kontuz nire sane tan. Errukirik ez euki.

Eperr.— Ez errukirik euki, Àndres; sartu sartu orri’ aurre-

ranzean inori sartu ez daikeon. Ez errukirik euki.

Giz.— Isilik, ago, isilik. Ez dai au keskan azteko ordua.

Osag.— Ai ai... epor deabruzkoa... ¿or dago gainibeta?

Giz.— Bai emon daukat, baina...

Eperr.-- -Ez errukirik euki.

Osag.—Ea. Andrés, sast...

«Giz.— Gero’ nai cz neuken gauzarik gortako balitz.

«Osag.—Tira, tira, Andrés.

«Eperr.—Sast sast erruki bago.

«Giz.— Erdu onora, mutilak, or geldi egon bage.

«Or doa bada Iaungoikoan izenean...

«Osag.— Ai... Ai... Ai...»

Eta Arakilgoa il baten taiuan gelditu iaken.

Gorriko zarbatogaz ostaldu eutson san urratua, età’ Eperra

erdi lotan icliita’ Landetako echera croan cuen Erramon.

larr& ltuko daa

E zte- a b a u a k .

O a r k e r a k , n o t a r .— Ukabilka, á puñetazos. M e , chaquota. Kontuz, con

cuidado. San, vena. Aurreranzean, en adelante. Sast, acción do meter el

cucinilo: es voz onomatópica. Gertn, suceder. Tira, vamos, ea. Taiu, traza.

Gerriko, foja. Estaldu, cubrir. Lotan, durmiendo.

% \ f Á r .

)N t

o-SANCHQ EL SABiOÍ.

, REVISTA MENSUAL

C I E N T Í F I C O - L A T E R A R I A

ANO I B ILB A O , M A YO DÉ 1390 t N Ú M E R O 6

SECCIÓN CIENTÍFICA

LAS V IV IE N D A S D E LOS O B R ER O S

(C o n c lu s ió n )

! m ed id a que van transcurriendo los tiem pos se

(transfo rm an los pueblos, se m od ifican sus cos-

I ^ ^ J t u m b r e s , sus gustos y sus • necesidades. E s t a es

tina le y fatal del in u n d ó que no hay po s ib ilid ad dé' ev itarla ,

pues aS feom o no es adm is ib le la ine rc ia en l a m ateria ,1 sino

, que- po r él contrario sil m ov im ien to es perm anente desde el

sol hasta el ú lt im o átom o do m ine ra l que encierra la s entra-

' fias do la tierra; así tam b ién el hom bre s in darse- kuen tá de

ello va transform ándose en su m ane ra de ser, p ó r e fé c tó de

é s a eterna m u tab ilid ad de las cosas que le rodeáíí y-el per­

feccionam iento de su educación^ deb ida á huevas in te n c io ne *

qu(3 Sum adas con todos los conocim ientos de láS/geHeracionea

pasadas, le abren huevos horizontes^ q u e :créan en las.cóleeti-

vidades necesidades hasta entonces desconocidas y quo para

satisfacerlas so hace indispensable la constante lucha quo so

• ha observado en todos los tiempos, pero muy especialmente

en el presente momento histórico, fecundo también en inven­

ciones científicas relacionadas con las comodidades materia­

les de la vida. •

Si esto ocurro en la naturaleza, necosario es quo también

ocurra en las leyes, reguladoras de las inclinaciones, para quo

no invadan terrenos que coarten atribuciones existentes con

tan legítimo derecho como ellas.

Absurdo es por esta razón querer encerrar 011 el mismo

molde á la generación actual y á la pasada; obligarlas á se­

guir la misma inclinación', emplear idénticos medios coerci­

tivos, y tratar de corregir sus defectos con los mismos proce­

dimientos.

Quien tal so empeñase perdería lastimosamente ol tiempo

y provocaría seguramente una general protesta.

El proletariado de otras edades era el sumiso esclavo de la

edad antigua y el paciento siervo do la edad media que á la

voz de su amo ó su señor doblaba la cerviz y siempre croía

bueno lo que su superior le ordenaba, sin presumir siquiora

que podía equivocarse. Poco acostumbrado á pensar, do edu­

cación intelectual muy. descuidado, con ningún medio do

instrucción ,1 su alcance, era pequeñísimo al mundo quo veía

6 insignificantes sus necesidades. Educado para las armas,

su constitución ora robusta', su vida agitada y sus únicas as­

piraciones el logro do la victoria. Nada le importaba Jas co­

modidades materiales de la vida, casi no las conocía; en lucha

constante con sus semejantes, cualquier lugar que le guare­

ciera de la intemperie encontraba cómodo albergue para sí, y

aceptaba siempre buena la casa que los señores destinaban

para sus deudos.

El proletariado do hoy es por el contrario de costumbres

pacíficas, reconoce la superioridad del que manda,.poco dis­

cute sus actos comprendiendo puede equivocarse. Instruido,

por la mucha facilidad do medios de ilustración que existen,

modita las c-osas, comprende su situación y trata do sarlir do

olla lo más pronto posible y do aproximarse cuanto pueda á

las comodidades de los que le mandan. Poco aficionado á la

carrera de las armas, tiene mucho’apogo al hogar doméstico,

y en 61 cifra su felicidad. Su constanté preocupación os el no

interrumpido medio personal, y fijo en esta idea, admite con

carácter provisional y obligado porsti carencia de medios sii

pobre vivienda, aspirando constantemente, por lo menos, á ser

propietario de la casa on que habita.

Tarea fácil era en otro tiempo corregir los defectos qué so

notaran on la clase obrera, bastaba para ello la buena volun­

tad v cierta ilustración del que mandaba. A su voz todo el

mundo obedecía sin la menor protesta y la concesión de la

más insignificante comodidad era premio suficiente á los afa­

nos do los pueblos antorioros á nosotros. . .

La sociedad que reunía ostas condiciónes de ciega obe­

diencia de costumbres sencillas, miradas desde cierto punto

de vista, y do limitadísimas aspiraciones, era gobernable fá­

cilmente, bastaba para ello la voluntad dol superior.; '

Hasta mediados del presente siglo han existido algunas

reminiscencias do las edades pasadas y esta es la causa do

quo ol pueblo haya sido do mayor ductilidad que el actual

proletariado. Adomás aiinquo sus necesitados nq oran*las

mismas en uno y otro tiempo, lio se diferenciaban eri gran

cosa,- tan pequefio había sido ol paso dado on ol camino ido

las modificaciones. • . -• *'*» i

Por otra parte la ciencia social ora muy poco conocida

entro ol pueblo, aun hasta mediados del presente siglo, no

habían comprendido las masas su importancia, ignoraban sus

derechos á aspirar á ser tratados- de distinta máriera á lo qué

lo eran.

La autoridad por su parte muy poco también se había pre­

ocupado en mejorar la condición de la clase obrera, era tan

humilde, que casi no so apercibía de su existoncia, razón por

la cual no se estudiaban sus necesidades con el cuidado quo

el asunto lo requería.

En pueblos de estas condiciones toda reglamentación es

factible y de seguros resultados;sus viviendas podrían modifi­

carse á capricho ó gusto del logislador, con sólo oxprosar su

voluntad, y éste tonía quo vencer pocos obstáculos materiales

á causa de las insignificantes necesidades de los legislados y

do los escasos conocimientos científicos y sociales de la ópoca.

En el actual momento histórico ocurren las cosas do muy

distinta manera; las quejas del proletariado se suceden cada

vez con menos interrupción, algunas do ollas son justísimas,

por más de quo muchas sean exageradas.

Entro las primeras so oucuontra ol incosanto clamoreo de

la higienización do sus viviendas, esta es una necesidad quo

se impono con urgencia y preciso os satisfacerla sin pérdida

do tiempo.

La solución de esto importante problema social 110 os im­

posible, por más que no carezca do dificultades.

Muy poco so dobe esperar para conseguirlo de la autori­

dad; apegadas como están á la rutina, sus disposiciones, se­

guros estamos que poco ó nada se apartarán do las ya cono­

cidas, estériles en nuestro tiempo, por más que fueran inme­

jorables para las sociedades pasadas de costumbres como

hemos dicho irtuy distintas á las nuestras.

No exigimos que las autoridades sean, por esta razón, las

principalmente llamadas á remediar el mal que deploramos,

pero sí creemos, deben prestar su atención y todo ol apoyo

material y moral á cualquier proyecto que se les prosonten,

siempre que en concepto de personas do competencia, sirvan

do remedio á los defectos ya conocidos de las viviendas do

los obreros. .

Afortunadamente existen en la humanidad seres privile-

g'iftdós, con. amor al estadio v coa abnegación Suficiente para

sacrificar las comodidades'de su: vida persiguiendo el;. bieii^

ostar do los desgraciados, adivinando sus necesidades, estrp-

diando-sus remedios y haciéndolos prácticos- lo queenH in

principio parecía imposible. '■ ’ .

‘ Estos hombres comprendieron lrt inutilidad de los antiguos

procedimientos para'la regeneración dol obrero, y abando*

nándolos por completo, emprendieron nuevos derroteros en

pro del ideal que perseguían. "■No fueron estériles sus trabajos. Estudiando hasta al detalle

la sociodad en quo' vivían so cdnvéncieron- que' las bases do

las buonas 6 higiénicas .Viviendas, no estaba principalmente

on la autoridad, sino más bion oil'la caroncia docapital para

pagar los alquitares, en el elevado-precio do los solares edi­

ficables y en la desmesurada ambición do los propietarios

quo persiguen el logro de crecidos intereses al capital inver­

tido en la edificación, á lo que unido las continuas domandhs

do habitación, por el exceso de población, hacen permanentes

las causas ocasionales dol m a l . ' ' • \

Fijos en osta idea y con la certidumbre do su verdad, tráv

bajaron con ahinco para disminuirlos, ya que no :ora posible

su completa estinción. v:- ¡ :V-r;

Difícil era convoncer al propietario modificara- su •cbil¡-

ducta y sé contentara con que su capital le pródiijera módico

interés ó por/lo menos que no fuese exagerado; tarea impOsi*

blo el quo los inqui'inos sin conlpénsacióri alguna, y sola­

mente por saciar la ambición dé sus amos; disminuyesen siís

gastos superfinos, invirtiendo.su- importo en mejorar la hi¿

giene de sús casas; imposible que con las apremiantes necó-*

sidades de la vida y con la escasez de vivienda, hacer menos

frecuente la demanda de habitaciones. :Para conseguir estas tres cosas era necesario que la virtud

estuviera más arraigada en la sociedad moderna, compren­

diendo quq lo positivo, no consiste en enriquecerse !pronto;y

en los placeros de este mundo, sino que estriba en la Caridad*,

virtud grande, virtud sublimo, virtud poco común 011 la tie­

rra y dc las más preciada en el cielo.

: Comprendiendo las dificultades inherentes á la gran obra

do la moralización de la sociedad, única manera de extirpar

los defectos quo hoy existen tanto eil los que mandan como

en los quo obedecen, de la misma manera en los propietarios

como en los inquilinos; los hombres pensadores han ideado

medios cuyas consecuencias materiales se toquen inmedia­

tamente, y sin olvidar qué en su desarrollo presida la más

extricta moral católica los han llevado á la práctica, consi­

guiendo así aminorar, en gran parte, los defectos do las vi-*

Viendas de los-obreros.

Han estudiado al obrero tal cómo es, se han fijado en los

medios con que cuenta, han comprendido sus gastos supor-

fluos, han visto cuales pueden suprimirse con muy pequcflo

esfuerzo y 110 han olvidado de calcular ol importo do sus

gastos precisos. •

El resultado de este estudio ha sido el comprender que el

obrero como individualidad aislada cuenta con muy pocos

elementos para mejorar su vivienda y quo serán ostórilos to­

dos los esfuerzos que se hagan en otro sentido, siempre vivirá

rodeado do las condiciones que ya liemos apuntado.

En cambio 110 sucodo lo mismo si consideran al obrero en

colectividad. En este caso su condición varía por completo.

La mayor parto de los obreros quo viven ontro nosotros

derrochan parte do su poquéflo jornal en cosas que no son, 110

solamento indispensables; ni siquiera necesarias para la vida,

siendo á veces perjudiciales. De esta manera su prosupuosto

de gastos 6 ingresos quedan equilibrados á veces, no siendo

infrecuente el que so vea en 61 un déficit imposible de enju­

garlo con los medios ordinarios de que dispone.

Inspirando al obrero el sentimiento del ahorro, base de su

prosperidad, ayudándole en esto sentido etn la propaganda

metódica, bien cimentada en los principios de la moral cató-,

lien, Hevnndo á su convencimiento la seguridad de que mejo­

ra de suerte si emprende esto camino y quo con firme volun­

tad de nadio más quo do sí mismo f sus c-ompafleros-nece­

siten para mejorar de fortuna, y do que en los momentos,

angustiosos'de la vida, cuando la enfermedad le prive de las

fuerzas para ganar su sustento ó la lucha constante que tienen

con la materia le prive de uno de sus miembros, imposibili­

tándole para el trabajo, verá cubierta con relativa holgura

sus atenciones y las de sus hijos, llegará sin duda.alguna á

exclamar, esta es la verdadera regeneración dol proletariado,

todas las demás son utopias y sus inspiradores hombres visión

narios. . .

Y esto que á primera vista parece irrealizable, no lo es de

modo alguno, pata su consecución no se necesita más que

buena voluntad, en lo que se refiero al mejoramiento de las

viviendas.

Solamente os preciso llevar al convencimiento del obrero

el principio de asociación, propagar las vontajas de las socie-.

dados de socorros mutuos, y do las recientemente formadas

do mutualidad constructora, basadas únicamente en el ahorro

y en los intereses quo puede producir ósto con el trascurso dol

tiempo y bien administrado por personas do moral intachable.

Lns Sociedades denominadas M utualidad Gonstriictora rea­

lizan admirablemente el problema de mejorar la vivienda del

proletario haciéndole al mismo tiempo propietario de Ih casa

que habita,sin más que pagar en pocos años una módica renta.

listo quo os el bello ideal dol obrero lo consigue do una

manera insensible, sin grandes privaciones, con un pequeño

quebranto en su jornal. •.

•Le basta para ello destinar una pequeñísima parte de sus

ganancias, 8,25 pesetas mensuales, que nada significan si so

compara con la gran utilidad quo le reporta. .

Siri ni^s quo esto pequeño sacrificio destinado principal­

mente á la construcción de cómodas é higiénicas viviendas,

cii las qué en primer término so tienen en cuenta las condi­

ciones de salubridad, consiguen además disponer de una caja

de ahorros segurísima, do seguro sobro su vida, aunque mo­

desto, quo no deja do tener importancia, dada la miseria en

que vivo nuestra población proletaria, y la no despreciable

ventaja de poder disponer en cualquiera época precaria de las

muchas que necesariamente tiene que atravesar el obrero en

el trascurso de su penosa vida, de la cantidad ahorrada y de­

positada por él en la caja.

Con la práctica, propagación y desarrollo de las sociedades

de esta índole ésia única manera de conseguir mejorar la

triste condición de las viviendas del pobre, aumentar la po­

blación do pequeños propietarios con todas sus importantes

ventajas, impedir la reconcentración de la propiedad, en Una

p'alabrn, descentralizar la riqueza en lo que se refiere á la pro­

piedad.

Y no se crea que al expresarnos así se nos pueda tachar

de ultraidcalistas, recomendamos un objeto realizable y rea­

lizado en otros países, aunque no con la extensión quo sería

do desear.

Si las sociedades do mutualidad constructora no gozan

aún do la vida exuberante quo son acreedoras por los no­

bles fines quo persiguen, debido es, no á la falta de bondad

de sli causa, sino á la multitud de desengaños sufridos por

los obreros en un gran número de sociedades cooperativas,

nacidas y muertas Casi al mismo tiempo por la falta de uni­

dad de pensamiento de Sus fundadores y por la pésima admi­

nistración do sus encargados.

Las sociedades de mutualidad constructora tal como hoy

existen y nosotros las conocemos, carecen dc estos defectos.

Nacidos para la práctica del bien, sus reglamentos están ins­

pirados en la más sana moral; y á sus individuos les es pre­

ciso antes del ingreso, dar pruebas do honradez y pureza de

principios religiosos, única garantía segura, de la buena mar­

cha administrativa y prosperidad do la sociedad.

Con todas estas clases de garantías es cosa segura quo las

sociedades de mutualidad constructora prosperarán. Cuando

esto suceda, cuando haya desaparecido, la desconfianza del

obrero, cuando on torno de ellas se agrupen esos honrados

hijos del trabajo, será el primer paso dado én firme en la re­

generación del obrero, por lo quo á su vivienda se refiere, y

el pueblo podrá felicitarse porque generalizada la práctica

del ahorro y las ideas de moral, irán disminuyendo sus vicios

y generalizándose las virtudes, única manera de.conseguir

la felicidad relativa á que se puede aspirar en este mundo; y

de cortar las exageradas pretensiones que hoy tiene á veces

el proletariado; porque consiguiendo esa porción de ventajas

á que aspiran las sociedades de mutualidad constructora, sin

la menor sacudida, de una menos insensible, adquiere el obre­

ro esa independencia, ese desahogo y bienestar suficientes

parh detener por mucho tiempo sus aspiraciones.

S y IjVIO.

Nós el Doctor Don Ramón Fernández de Picrola y López de Luznriaga,por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica

Obispo de Vitoria, Senador del reino, Caballero Gran

Cruz de la Real y distinguida Orden americana de

Isabel la Católica, etc., etc.

A l Venerable Deán y Cabildo de Nuestra Santa Iglesia Catedral, á los Arciprestes, Curas Párrocos, Coadjutores y demás eclesiásticos, tanto seculares como regulares, á las Religiosas y á todos los fieles de esta nuestra amada Dió­cesis; Salud en nuestro Señor Jesucristo.

B tu te in fide .

E s ta d firmen en l a fe.

1.° a d Cor in til. c a p . A V I, v. 13.

Q u id p ro d e r i t , fra tres m e i, si f idem . q u ia clir.nt .se h ab e re , opera a u te in non

i . h a b e a t? N u n q u id p o to r i t fldes s a lv a re cu ín?

D e (j ih? se rv irá , hermano-'*míos, el quo 11110 d ig a te ne r fe, ni no t iene obra»? P o r v e n tu r a á este t a l la fe p o d r á s a l ­v a r le ?

Ja c o b . c.aj>. I I , v. 14.

Venerables hermanos, y queridos hijos

, llamados por Dios y su Vicario visible

erra á ocupar esta Sede Episcopal, tan

moderna como ilustre, por justa y merecida promoción de

nuestro dignísimo antecesor á la Metropolitana do Valladolid;

Ecce adsum: como decían á Dios, al verdadero Dios de nues­

tros padres, los antiguos Profetas de Israel, cuando los lla­

maba de lo alto, para confiarles alguna misión importante

sobre su pueblo escogido.

Ecce adsum: aquí estamos en medio de vosotros, por de-

èignios inescrutables del Altísimo, que Nos envía expresa­

mente á esta porción escogida de sii Iglesia, para guiarla y

dirigirla á puerto seguro, on esto már tormentoso de la so­

ciedad contemporánea. No venimos, pues, en son de guerra

ni empufiando la espada tcmorOsa del terror; sino en son de

paz y como enviado del mismo Jesucristo, Rey pacifico \ que vino á destruir eii ol mundo todo gónerc de enemistad

y división ‘2. Venimos á vosotros, no como batallador y en

son de conquista, sino como Pastor amoroso de una grey que

Nos lia sido confiada por el Espíritu Santo y por el Vicario

del Dios humanado, para apacentarla y dirigirla por caminos

y pastos saludables 8, donde 110 so conoce la ponzoña de los

vicios ni las yerbas vonenosas de los errores contemporáneos.

Nuestras armas serón el cayado, emblema de Un régimen

dulce y paternal, símbolo augusto de nuestro cargo de Pastor,

y la táctica ó regla do su aplicación la caridad siempre be­

nigna, dulce, paciento y generosa, que aborrece de corazón

la iniquidad y se compadece del delincuente, complaciéndose,

á la vez, en proclamar el triunfo de la verdad, en todas las

esferas adondo alcance la acción dol espíritu 4. Y aunque sea

preciso emplear alguna voz las armas do la justicia en de­

fensa de la fe, como el apóstol de las gentes 6, ti*-1 ¡vía hemos

de procurar por nuestra parto el ósculo do la justicia y de la

paz °, en nuestros procedimientos, inspirándonos ante todo

y sobre todo én esa misma caridad de Jesucristo nuestro

aniantísimo Padre y Pastor benignísimo, según el precepto

dol Apóstol, Omina vestra in chántate fiant. 7■ -

1 Math. X X I , v. 5.

3 Ephes. IT, v. 14.

9 Acts. X X , y. 28.

4 1.‘ Corinth. X I I I , vv. 4 et G.

6 2.* Corinth. V I, v. 7. '

« Psalm. L X X X IV , v. 11.

7 1.* ad Corinth X V I, v. 14.

Venimos, pues* á vosotros como Pastor diligente y como

Padre amoroso; y como tal, esperamos de vosotros la docili­

dad de las ovejas y la sumisión filial^ humilde y reverente do

los buenos hijos, á los quo están prometidas las bendiciones

del ciclo, hasta llegar á ser do esta manora la gloria y corona

de sus padres. 1 -

En este supuesto, y siendo Nos oriundo también do las

Provincias Vascas, habiendo pasado los primeros y más dul­

ces afios de nuestra vida, los de nuestra juventud, entre vos­

otros, bajo la sombra cariñosa y benéfica de unos Sacerdotes

parientes próximos, habiendo frecuentado vuestras aulas y

morado largo tiempo en esta tierra clásica de la fe cristiana,

tierra bendita donde jamás se ha puesto ni eclipsado el sol

del Catolicismo, por un efecto especiaiísimo de la misericor­

dia divina, quo tiene puestos sus ojos amorosos sobre este

suelo privilegiado y sobre sus sencillos moradores, no podía­

mos menos de acatar y obedecer complacidos el mahdato

pontificio, que Nos ha qrdonado guardar este rebaño y pro­

tegerle contra los asaltos y voracidad do los lobos hambrien­

tos, que espían la ocasión dc ponotrar on ol rodil, para sor­

prender y destruir la manada predilocta y siompro fiel de

Jesucristo.

Esta es la misión suprema quo Nos ha sido confiada por

el Pastor de los Pastores 2 quo hoy rige felizmente, los des­

tinos de la Iglesia. Católica: Velar, guardar, y preservar esta

porción.escogida .do su grey, do las furiosas embestidas de la

fiera que por todas partes la circuyo, buscando á quiera devo­

rar, según la expresión del Príncipe do los Apóstoles. 8 Tal

es el mandato qne hemos recibido del Soberano Pontifico

León X II I , al decretar nuestra traslación á está nuestra ama­

1 Proverb. X V Ií , v. 6.

2 Joan. X X I , v. 15.

8 I.* Fotr. V , v. 8.

da Diócesis, después de ocupar sucesivamente la de la Haba­

na y la apostólica de Ávila, dignas por todos conceptos de

que Nos les dodiquemos esté cariñoso recuerdo paternal. Esto

nos trae á la memoria que si el hombre no tiene* mansión

pormanento en este mundo, como dice San Pablo, 1 nadie so

libra do esta ley, y todo nos demuestra que marchamos á otra

ciudad más perfecta, que no ha sido edificada ni labrada por

la mano de los hombres, 2 sino por el mismo Dios que la pre­

destinó á sus escogidos desde la constitución del Universo. 8

Esta solicitud y activa diligencia del Soberano Pontífice en

acudir prontamente á las necesidades todas de la Iglesia, y á

cubrir inmediatamente cuantas brechas pudieran quedar des­

amparadas en el movimiento general de los Prelados dioce­

sanos, que comparten entro sí el cargo pastoral de las Iglesias;

acusa la existencia do un peligro que amenaza muy de cercá

á las naciones y á los pueblos, y nova sólo fí la fe do nues­

tros padres y á la religión de Jesucristo. A conjurar este pe­

ligro común y en cierto modo solidario al Sacerdocio y al

imperio, obedecen las Encíclicas, las preocupaciones ince­

santes, los cuidados y la actividad asombrosa do un anciano,

do un prisionero, mas también Pontífice supremo que,'á imi­

tación do Jesucristo, lleva sobre sí su propio imperio, 4 que

es el universal imperio dol mundo de las almas.

Inspirados, por nuestra parte, en los grandes pensamientos

y elevadas miras de Nuestro sapientísimo Padre León X III ,

que disputa hoy á Satanás ol cetro moral del mundo,'C úm ­

plenos secundar á todo trance los esfuerzos del Supremo Sa­

cerdote quo vieno luchando, varonil y denodadamente con el

príncipe de las tinieblas, empeñado hoy más que nunca en

1 Ad nobr. X I I I , v. 14.

s 2.* nd Corinth. Y , v. 1.

8 Math. X X V , v. 34.

4 Isaías IX , v. G.

recobrar sn señorío sobre la humanidad y sobro el mundo,

del que había sido arrojado por nuestro divino Redentor. 1

! Y como San Pablo nos exhorta á que embracemos 61 es­

cudo fio la fe, para salir airosos y triunfantes en esa guerra

fi muerto contra el poder aunado de los ángeles caídos, 2 y

como nuestra fe, en expresión del discípulo amado, os la quo

ha de alcanzar completa victoria del mundo corrompido, 8

liemos determinado en esta nuestra primera instrucción Pas­

toral dejar bien sentado esto fundamento de la vida cristia­

na, principio y raiz do nuestra justificación, la fo católica, en

fin, la cual, unida con la gracia dOl Redentor, lia de deportar

un triunfo completo do nuestros jurados;ohOmigos, muhdo,

demonio y carne, puestos de acuerdo en estrecha alianza para

hacernos todo el daño posible, y desheredarnos do la porción

que el Señor nos tiene preparada allá en la gloria.

Nuestro Santísimo Padre León X I I I , apenas hecho cargo

del gobierno de la Iglesia Católica, poco tiempo después de

haber tomado posesión do la Cátedra de San Podro, dirigióse

á todos los Obispos del orbé católico, y á imitación dé Jesu­

cristo les exhortó y encomendó con todo encarecimiento la

enseñanza y predicación do las verdades augustas, de los mis1

torios inefables de nuestra Sacrosanta Religión. «Toca á vos­

otros, les vlecía, Venerables Hermanos, trabajar activninento

y con esmero, para que la semilla de las celestiales doctrinas

sea difundida extensamente por el campo del Señor, y para

que desde los tiernos años, se infundan en el ánimo de los

fieles las enseñanzas de lá fo católica, echeil en ellos profun­

das raíces y sean preservadas del contagio de los errores.» iNós, obedeciendo sumisos al precepto riguroso impuesto

1 Joan, X I I , v. 31.

2 Ad Ephes. V I, v. 16.

8 1.* Joan, Y , v. 4.

4 Encícl. do 21 Abril 1878.

por el smantísimo Salvador á sus Apóstoles, y en ellos á todos

los Obispos, muy poco antes de partir de este mundo, y.con­

tenido en aquellas solemnes palabras: Jte, doccte omncs gen­tes, id y enseñad á todas las gentes: 1 y acatando reverentes

las palabras dol Sucesor do San Podro, quo acabamos do tras­

cribir, dirigidas A todo el Episcopado en su primor saludo á

toda la cristiandad; liemos rosuolto on esta primera Pastoral,

en esta ocasión solemne on que Nos. presentamos á vosotros

como Padre y Pastor de vuestras ,almas, puestos por el Espí­

ritu Santo para gobernaros, regiros y alimentaros con los sa­

ludables pastos do la doctrina enseñada por el mismo Jesu­

cristo, haceros unas sencillas reflexiones sobre ol beneficio

inestimable de la fe, cuyo hábito se os. infundió en el sagrado

bautismo. ¡Ojalá quo movidos por nuostras exhortaciones, con

todo el afecto de vuestro corazón, deis á Dios Nuestro Señor

continuas gracias por este favor singular, no concedido á to­

das las naciones, 2 por este beneficio enteramente gratuito y

que jamás pudisteis merecer; por este don inapreciable, que

os franqueará las puertas dol Cielo, si sabéis corresponder á

este divino llamamiento con toda fidelidad, y si no os hacéis

merecedores por vuestra ingratitud á tamaño favor, de que el

Señor, retire de vosotros las gracias vinculadas á esta prime­

ra gracia, prenda de las ulteriores con que Él ha resuelto em­

bellecer vuestras almas!

Pasaremos luégo á manifestaros lo que entiendo la Iglesia

Católica por esta fe, por osta luz bajada del cielo y revelada á

los hombres por.el Verbo del Padre, hecho carne en las purí­

simas entrañas do la Virgen Santísima para estar en contacto

más inmediato con nosotros v con nuostras menguadas inte-v O

ligoncias, haciéndoos ver al mismo tiempo la absoluta nece­

sidad que tenéis dó esta fe para salvaros, y los caracteres de

1 Math. X X V II I , v. 19.

a Psalm C XLV II, v. 20

que clcbc estar investida, á fin do quo sea para vuestras almas,

una fe vivificante v salvadora.

Nos consta á ciencia cierta, y Nos compla'cdmoí» sobrema­

nera en manifestarlo á la faz del mundo entere»-, quo nuestros

amados hijos, á quienes tenemos la satisfacción dc dirigirnos

en estos momentos, constituyen un pueblo excepcional pop su

fe viva y ardiente, y por su constante adhesión íi las doctrinas

ortodoxas y puras trasmitidas sin interrupción de padres á

hijos. Sabemos que entre todas las provincias españolas, la

tierra Vasca es un suelo privilegiado, donde la herejía y el

racionalismo no han hallado lugar en el que fijar su inmunda

planta, donde no ha logiado echar raices el error sembrado

por ol hombre enemigo, 1 como planta exótica que no medra

en este país clásico del Catolicismo, cimentado sobro la dura

roca de la fe tradicional de vuestros padres, y no pudiendo

encontrar en esa peña viva jugos con quó nutrirse y alimen­

tarse, han perecido, no han germinado las semilias esparcidas

por los sectarios de la irreligión y de la impiedad.

Por estas razones pudiera quizá, amados hijos nuestros,

pnreeeros impropio el tema escogido por Nós en esta nuestra

Carta Pastoral.

(R o c o n t in u n r A . )

1 Math. X I I I , v. 28.

SECCIÓN H ISTÓRICA -------------- «#.--------------

CUATRO OCASIONKS F.N QUE F.SPAÑA TRATÓ I»F, CONQUISTAR Á B IZK A Y A

TKRO F.N QUB ÍCRTA

DKMOSTRÓ SF.R INCONQUISTABLE PO R LAS ARM AS

IV

MUNGIA

( O o 111 i 11 u a c ió n i

lo quo acabo do relatar so cclm de verlo bien

¡lirada que estaba ya la tendencia do los biz-

inos á la adjudicación del cargo do Señor á fa­

vor do peisonnjes de la corto española.

Merced á esta tendencia, cuando, habiendo muerto sin su­

cesión Juana I y Tello I (15 de Octubre de 1370), y aun la

misma Isabel, la otra hermana do Ñuño 1 y esposa do D. Juan

ol infante do Aragón, recayó la herencia en D.n Juana Ma­

nuel,esposa do Enrique I I do Castilla-León, como cuarta nieta

do Diego V do Bizkaya, no tuvieron los bizkainos el menor

reparo en designarla para Señora, á pesar de que veían inmi­

nente la unión de ambos poderes en el primer sucesor de

dicha Keina do España y Señora de Bizkaya, si ya no le pro­

clamaban al mismo rey D. Enrique, como antes lo hicieron

con D. Tello.

Pero D." Juana Manuel propuso al Señorío la renuncia

inmediata de sus derechos en su hijo D. Juan, y los bizkai­

nos, á quienes parecía faltarles tiempo para satisfacer sus

exóticos ideales, reunidos en Junta general en 1371, aclaman

Señor de Bizkaya al heredero del trono castellano, confián­

dole á la dirección y tutela de sus padres hasta la mayor

edad. Juan IV pasó á Bizkaya ol mismo año y juró los Fue­

ros en Cernika (L ino) y en Bcrmoo. 1

Muerto el 30 de Mayo de 1379 el rey de Castilla y León

L). Enrique el Bastardo, lo sucede en ol trono do dichos rei­

nos su hijo I). Juan, quo ya para entonce;-? había ocho años

que era Señor de Bizkaya,realizándose de esta suerte la

mil veces maldecida unión de ambos poderes, Real de Espa­

ña y Señorial de Bizkaya, en una persona; efecto de la ins­

titución señorial y causa, á su vez, de la esclavitud quo hoy

nos oprime. ¡Cinco siglos hacía que Bizkaya se había apar­

tado de su constitución tradicional al adoptar la forma seño­

rial; otros cinco más tarde, debilitada por el extranjerismo,

había de ser despedazada por las garras del león español!

A Juan IV de Bizkaya y I de España, le sucedió en ambos

1 Croen no pocos quo al decir el A rbo l <lc, (Ic rn ik ti, esto d c n i ih i so

refiere á la villa do este nombre. No hay tal: ese nombre so refiero al lugar

de la anteiglesia do Luno donde so levanta el venerando Roblo (el único

que nos queda de los árboles junteros á cuya sombra celebraban antigua­

mente sus asambleas los varios grupos do Repúblicas); de este lugar tomó

el nombre la casa antiguamente en él edificada y quo ya no existe; y de él

también le tomó la villa que en sus inmediaciones v en terreno do la citada

anteiglesia fuó fundada por Tcllo I el 28 do ¡Abril do 1300. Hoy, merced

al b ix l-n iiiis in o de ciertos bizkainos, dichas anteiglesia y villa están ane­

xionadas y regidas por un misino Ayuntamiento.

2 Debo fijarse bien la atención en que no fuó el rey do Castilla quien

heredó el Ko¡lorio d¡> Bizkaya, sino el Señor de esta República el que he­

redó aquella corona espafiola. Realmente, aunque asi no fuese, no padecía

en lo más mínimo la absoluta independencia do Bizkaya; pero precisa evi­

tar todo lo que servir pueda á oscurecer los conceptos.

estados su hijo Enrique Til dol Reino y I del Señorío, que

á la sazón (1390) 110 contaba más que once años de edad,

Éste, apenas salió de la tutela y aun antes de celebrar las

Cortes do Madrid, so dirigió á Bizkaya á fin de prestar el

juramento indispensable para obtener el título dc Señor, 11c-í»

vándolo á cabo en A re t. xah alaga, en la villa do Larrabetzua,

en Gornika y, por último, en la villa dc Bormco, y siendo

en consecuencia reconocido y proclamado Señor por los biz­

kainos.

Habiendo pasado á mejor vida D. Enrique el Doliente en

1406, heredó la corona de Castilla-León su hijo Juan I I , quo

aun 110 contaba dos años. Negáronse los bizkainos á, satisfacer

el censo señorial mientras no jurasen los Fueros la madre y

el tío del infante, tutores suyos y regentes en su menor edad,

exigiendo además que, no bien llegase D. Juan álos catorce

años, pasase á Bizkaya á cumplir el mismo juramento, si los

bizkainos habían de tenerle por su Señor y pagarle las rentas

convenidas. Ambas juras, la do D.n Catalina y D. Fernando

y la do 1). Juan, so efectuaron oportunamente, y el Señorío

de Bizkaya siguió viviendo vida normal hasta la muerto de

Juan I I de España y Y do Bizkaya (1454), por la que ocupó

el trono dc San Fernando Enrique IY el Impotente, á cuyo

tiempo perteneco el suceso quo es objeto de esto artículo.

El mismo año de 1454 expúsole Bizkaya á D. Enrique la

obligación quo tenía do jurar sus fueros, buenos usos y cos­

tumbres, etc., para suceder á su padre en el Señorío, y lo

intimó á que así lo hicieso pasando al mismo estado bizkaino,

como lo ordenaban las leyes y lo habían cumplido sus pre­

decesores. B1 príncipe castellano alegaba varios asuntos dc

urgencia que ventilar en su reino, pero, comprendiendo la

razón dol requerimiento dc los bizkainosy temiendo quedarse

sin el título señorial, les contestó quo «porquo ellos viesen

quo su intención o voluntad ora e es de les guardar los dichos

sus privilegios, fueros, usos c costumbres, según que les fue­

ron guardados 011 tiempo del rov T). Juan, su sefíor o su

padre de esclarecida memoria::::: que juraba e juró, promo-

tía e prometió por su fee real, como rey o señor, de guardar

e mandar guardar a las dichas villas e lugares, e tierra llana

del dicho condado e Señorío de Vizcaya, e a todos los caba­

lleros e escuderos e tijosdalgo do ella, todos sus privilegios, o

fueros e usos buenos e buenas costumbres, e el fuero e qua-

dorno por donde se rigen e gobiernan e deben sor regidos o

gobernados, o sus libertades e mercedes o tierra o libranza

de ellos, e los oficios do alcaldias, prebostados o merinda-

des::::: Item, que su señoría, cesantes otras arduas necesi­

dades, lo más presto que podrá irá personalmente á la dicha

tierra e condado do Vizcaya, e les fará su jura acostumbrada

en aquellos lugares en que so debe facer.»

Conformáronse los bizcainos con esta promesa y esperaron

pacientes die.se término D. Enrique á tan arduas necesidades como le retenían en su reino. Una vez satisfechas éstas, se

presentó el rey castellano en Bizkaya, y, reunida la asamblea

general so el Árbol de Gernika ol 10 do Marzo de 1457 «es­

tando ende presente el muy alto ó muy poderoso señor rey

1). Enrique, rey de Castilla 6 do León::::: Dixoron al dicho

señor rov que, por quanto os do fuero é uso ó costumbre,

quando viene el Señor nuevamente en Vizcaya recibir el Se­

ñorío de ella, el tal Soñor les ha de facer juramento::::: el

dicho señor rey dixo que él era allí venido á facer el dicho

juramento é quo le placía de lo facer: é luógo dixo quo ju ­

raba 6 juró á Dios 6 á Santa María é á las palabras do los

Santos Evangelios, do quior que estaban, é á la señal do la

Cruz, que con su mano derecha eorporalmento tañió, la qual

fué tomada del altar mayor do la dicha Iglesia, con un Cru-

cifixo nn ella, de guardar á todos los dichos caballeros, escu­

deros, fijos-dalgo 6 labradores, é otras personas do cualquier

estado, calidad 6 condicion quo sean del Señorío do Vizcaya,

sus fueros ó privilegios, buenos usos 6 buenas costumbres, é

franquezas ó libertades 6 mercedes 6 tierras 6 oficios, assí 6

según que más cumplidamente les fueron guardados en tiem­

po del Señor B. Juan, de gloriosa menjoria, su padre, y de

los otros reyes, y Señores que fasta aquí fueron 6 vivieron en

Vizcaya, etc.» Mostróse, pues, D.'Enrique deseoso de obtener

el título señorial y plenamente sumiso á las ordenanzas del

Fuero de Bizkaya, por lo que, á su juramento al parecer ve­

raz siguióse su proclamación por los bizkainos.

Pero «1 principios de 1470 llegó á oídos de éstos la nueva

de que su Señor había ya enajenado ó trataba de llevarlo á

efecto, por venta ó por otorgamiento, varias tierras y villas

del Señorío á favor de personajes del reino español, con gra­

ve traspaso de los derechos del estado bizkaino, ó indig­

nados sobremanera, propusiéronse tomar serias y definitivas

resoluciones. Antes, sin embargo, de que fuesen adoptadas,

comprendiendo D. Enrique que los bizkainos no cederían de

buen grado á sus feudales pretensiones de soberanía, decidió

someterlos por la fuerza, y llamando al Conde de Haro, Fer­

nández de Velasc.o, su más leal servidor, á quien había hecho

merced de la mayor parte de las tierras del Señorío, le en­

cargó, entregándolo al efecto cinco qüentos, lo conquistara

por las armas.

El liu.cn Conde dc Haro, según le llamaban los españoles

legitimistas ó partidarios del imbécil rey 1). Enrique, reunió

gruesas tropas do caballería é infantería, y encomendándolas

á las órdenes inmediatas de sus hermanos D. Sancho y don

Luis y el Confio do Salinas, dispúsose á penetrar en el Señorío.

Los bizkainos Abendafio’ tarr Peni y Muxika’ tarr Iban,

caudillos respectivos de los bandos do Ganboa y Oñaz, que

á la sazón so encontraban en España, no bien tuvieron noti­

cia do los proyectos do subyugar Bizkaya que abrigaban los

03pañ0 les , se apresuraron á volver á su patria, donde, orga­

nizando sus huestes, preparáronse á resistir la invasión cas­

tellana. A ellos se unieron con su gente el Conde deTreviño

y ol adelantado Padilla, que, enemigos declarados do su roy

y particularmente del Conde de Haro, ansiaban aprovecharse

do la ocasión que so les presentaba do vengar sus idéalos.

Ya organizado el ejército bizkaino, no so trasladó á la

frontera para detener al enemigo, sino que, dejándolo peno-

trar en las montañas para hacerlo más ombarnzosa la retirada,

acampó en la anteiglesia de Mungia do la morbidad do Uri-

be, y esperó á quo las tropas españolas llogason al torreno

mismo de combate que él escogiera.

El 26 de Abril de 1470, las fuerzas españolas, que, supo­

niendo quo una victoria completa alcanzada sobre ol núcleo

de las bizkainas decidiría la sumisión del Señorío, desprecia­

ran la ocupación do las villas y casas-fuertes y se dirigían al

encuentro del ejército indígena, avistáronlo, por fin, en dichos

lugares, donde, con los contados alnbesos y españolos rebel­

des que á él se habían agregado, ocupaba ya las primeras po­

siciones.

Apenas alboreaba el día siguiente, sábado, cuando el Conde

de Haro imprimía á su gente un definitivo movimiento de

ataque, que era correspondido por los bizkainos con otro de

defensa que variaba en parte su primera disposición.

En medio do un silencio profundo, síntoma do espantosa

tempestad, sólo interrumpido de vez en cuando por las voces

do los jefes subalternos y el relincho do los caballos, suena

estridente el clarín de ataque, que es inmediatamente con­

testado por el bélico santso de los bizkainos; extraño grito do

combate que no se sabe lo que expresa más, si la fiera tena­

cidad por la independencia ó el loco placer por la muerto.

Yuela á rienda suelta, á través do la vega, la ruidosa caba­

llería, dejando en pos de sí espesa polvareda que se eleva en

remolinos para mezclarse, al caer, con la caliento sangre que

habrá de derramarse; salúdanla las secas descargas do los

arcabuces, cuyo eco, repercutiondo de monto en monto, va á

anunciar á los moradores do los apartados caseríos la hora

do In nmorto (lo los valientes hijos de sus entrañas... y al

primer silencio sucede en el campo do batalla el salvaje con­

cierto do Marte que forman los disparos del arcabuz, el cho­

que de los aceros, ol silbido de las balas, la blasfemia del

impío, los gritos do rabia, las'sAplicas del cobarde, los aves

del moribundo....

Entretanto ol astro del día asoma su impasible faz por el

horizonto, prodigando á los combatientes luz abundante para

distinguir el blanco de su aguzado hierro y mortíferas balas,

y abundante calor con que mantener el fuego de.su sangre.

Y á una carga de caballería sucede otra, y á una descarga de

plomo otra descarga, y las lanzas y las jabalinas ya rotas son

reemplazadas por las espadas, y las hachas y las mazas por

las astas de las picas, y las balas por las piedras, y unas fuen­

tes de sangre so siguen de otras nuevas, y el campo se cubre

do cadáveres... que sobra tierra 011 Bizkaya para enterrar

al invasor, y ol Árbol de su libertad 110 tiene más savia quo

la sangre de sus hijos!

El sol, dirigiéndose al cénit, ha alcanzado ya lo más alto

do su carrera y parece detenerse impávido á contemplar el

sangriento campo que sus rayos bañan, el cual, agotados los

refuerzos do ambos ejércitos enemigos, que sólo mantienen

ya de reserva el número indispensable de hombres, formado

por los que en las primeras horas del combato pudieron salir

ilesos, so encuentra también en lo más rudo de la pelea. Na­

die avanza ni retrocede; agítase 611 el centro el inmenso

oleaje del grueso de las fuerzas, que no quieren ceder un pie

do terreno; y por todas partes esparcidos se distinguen gru­

pos reducidos do guerreros salidos de sus filas ó restos do

columnas destrozadas, que sólo desaparecen al caer tendidos

todos los do un bando.

Mas ya el sér dc lux ' declina sobre el poniente y pronto las

1 Así llaman al sol los ciiskalduncs, pues la etimología del vocablo

sombras do la noche so extenderán sobre lá tierra. Continúan

los combatientes dando tajos, martillando cráneos y partien­

do corazones, pero tras tan larga lucha, fatigados y jadeantes,

cegados por el humo y ol polvo, flaqueándolos las piornas y

caídos los brazos, no tíon ya tan r c 3 Í o 3 los golpes quo dirigen

al contrario... poro nadie retrocede un paso, si no os para

lanzarse con más furia y arrojo sobre el enemigo...

Quien tenga suficiente energía para rehacerse de ánimo y,

con fiero empuje, pueda dar la acometida que al principio

de la batalla... ¡óse será el vencedor!

Un ronco rugido de indignación salo, al fin, de los pechos

bizkainos, al acordarse de su patria y ver á tantos hermanos

inánimes á sus pies.... aprietan con rabia en sus puños ol

temido acero y, embistiendo al enemigo con un valor digno

de su raza y de la causa ríe la libertad, siombran el pánico

en las hucstos españolas y las obligan, tenaces, á ompronder

la huida, tendiendo en el campo un gran número de distin­

guidos caballeros castellanos, haciendo prisioneros á D. Luis

de Velasco y al Conde do Salinas v causando luógo, en la*• %■ f j i

persecución, cruel estrago en la infantería enemiga.

«Au da Bizkaya,

On Conde, de lloro,Au da Bizkaya,

Ez Yilkorado:» 1

cguxk i no es otra que c/ju (luz) y x lr i (cosa de), como so verá on un articulo

ouskoralógico quo en uno de los próximos números verá la luz en esta re­

vista.

1 Versión litoral del canto

-Esta os Vizcaya,

• Tiucn Conde de Haro,

Esta es Vizcaya,

No Vilhorado,»

De esta suerte' sabe Bizkaya sacudir el yugo extranjero.

¡Ah! Si Bizkaya se conociese á sí misma y por.onde á sus

enemigos.... ,¡Despertad bizkainos, abrid los ojos á la historia do vues­

tra Patria y conoceos!*4¡Conoceos, y si la sangre que corre

por vuestras venas no desmiente su origen.... salvos seréis!

A xorabide .(8 o c o n c lu ir á . )

quo commomoraba la victoria alcanzada sobre las fuerzas del do Haro, y

era una imitación del siguiente: . . .

«Esta es Simancas,

Don Oppas traidor,

Esta os Simancas,

Quo no Peñaflor;»

oon que acompañaron en Simancas ¡1 la quema de la figura quo represen­

taba al Arzobispo do Toledo, D. Alfonso Carrillo, los españoles leales á don

Enrique, en represalias dol destronamiento do ésto y proclamación de su

hermano D. Alfonso, quo habían representado los rebeldes en Ávila en 1465

por iniciativa del mismo Arzobispo y varios magnates. :

LA JU R A DE LOS FUEROS DE BIZCAYAron

DON FERNANDO Y, REY DE CASTILLA Y DE LEÓN

e n i 4 y ©

(C o n t in u a c ió n )

E luego incontinente el dicho señor Rey nuestro señor el

dicho hora e dia salió de la dicha iglesia a so el árbol de guer-

nica que esta junto con la dicha iglesia—su alteza se asento

en una silla de piedra quo esta so el dicho árbol en su estrado

e aparato Real de brocado, e estando allí los dichos corregidor

e alcaldes de la dicha hermandad e prestamoro mayor e alcal­

des del fuero e procuradores e deputados e mono (merinos?) o

caballeros escuderos fijosdalgo de suso nombrados por si e en

nombre de los absentes dixeron que lo recibían o recibieron

affirmandose en la obediencia c recebimiento quo avian fecho

por Rei de Castilla e de león e señor de Vizcaya e lo besaron

la mano o fezieron, vala, sobro ello según costumbre do la

dicha V izcaia=EI qual dicho juramento e recibimiento asi

fecho los dichos corregidor e alcaldes do la hermandad o pros-

tamero mayor o alcaldes dol fuero e deputados o manes o

caballeros e escuderos fijosdalgo de suso nombrados á una

voz dixieron que por si o on nombro do todos los absentes

asi morbidades como concejos e anteiglesias o personas sin­

gulares de los vecinos e moradores de las villas o tierra llana

e ciudad del dicho condado e durango e encartaciones pedie­

ron a nos los dichos secretario e escribano susodichos que les

diesemos dello en testimonio o dos o mas quanto les cum­

pliesen en publica forma=testigos •'que fueron presentes

Pero lopez de padilla adelantado mayor de Castilla, e don

henrique henrriquez hermano del almirante tio del Rei nues­

tro señor, é Rodrigó de ulloa contador mayor del dicho señor

Rei e del su consejo, o don Pedro de Stuñiga fijo mayor del

conde de miranda, e el doctor joan diaz de alcocer del con­

sejo del dicho señor Rei, e don diego de acuña fijo del Obispo

de burgos, e don femando de ayala fijo del mariscal don

garcía de Ayala; o pero do camañes e luis gonzalez e joan

del castillo secretarios del dicho señor R e i= E yo el dicho

gaspar de Ariño secretario dol dicho señor Rei e de su con­

sejo, o su escribano de camara e notario publico en la su corte

e en todos los sus,Regnos e señoríos, ejoan ibañes dé Unzueta

escribano del dicho señor Rei e' de la audiencia del dicho

señor corregidor fuimos presentes en uno con los dichos tes­

tigos quando el muy alto e muy esclarecido e muy poderoso

principe Rei e señor nuestro señor don femando fizo el ju­

ramento e solemnidad de suso escripto e por su mandado e

a pedimento de los dichos Corregidor e alcaldes o prestamero

mayor e procuradores o deputados caballeros escuderos fijos-

dalgo presentes e en nombro do los absentes de suso nom­

brados este publico instrumento fezimos escribir e en testi­

monio do verdad fezimos aqui nuestros signos.

Tabira .(80 c o n t in u n rA .)

PERU M ATRAKA TA P E D R ’ANTON

( I A UR A I PENA )

V II

E P E R R A N A M E S A

z **zan or(l11 ^ aurrera Errekarteko eche-ingurue-

tan zarata osatokorik entzuten: odoiak’ oker da-

bilen arima errukarri baten antzora’ balzi tu ta

esainduten abiata egozan. Lurra ta bero semeak’ zerua ain

larri ikusita’ kikil kikil egozan: abero gautarrak’ abietatik

iagita n agi a kenduteko’ ankak luzetu ta lepoa makurtuton;

clioriak barriz’ Eguzkian agur naibagetsuak larritiita’ isil

isilik, langileak eeliera-bidean; eta orriak’ iluntsoko aize-

putzehoak bizkortuta’ gora ta bera batzuk, albo-alboka bez-

teak obilzan, baina gnztiak ezer aurroratu ézinik.

Ez eutsan Eperrak egun atako argi ta ilunen keskai iara-

nion andirik egin izango. Erri bi mngatii ta alkartutón dan­

zan arri-tontor baton moduan’ egiintar ta gautarren artean

egoan bera, eguntarren atzenengo agurrak moskorran raos-

korraz entzun ezin-da, gautarren lenengo deiai lo-guran lo-

guraz erantzuteko adore bage.

O a j ik f .h a k , n o t a s .— Zarata esatekorik, ruido digno de-mención. Esaindu,

afearse. Larri, triste. Kikil, acoquinado. Gautar, nocturno. Abi, nido. Nagi,

pereza. Mugatu, limitar. Adore, fuerza, poder.

¿Nork’ Pepinasi taiu atan etzanda ikusirik’ bere izen os- •

petsua sinistu?

Pepinasi, bere arorioak minora iatorken guzj;ia*esan-arron,

Pepinasi bizitzaak eriotzagana ioateko oukan zubia itzan: bere

eskuetara nai-alan etorkazan Arakilek~urraturiko gorputzak,

eta beragartdik eurrez ourrez’ bilinbalaunka’ alkarren leian

ta enplastuz apainduta ioazan gorputz ilak eriotzaan altzora.

Bere egikizun edo zer-egin ugarien neurria bere bizikera

itzan. Ez eutsan burnai gauaz bere bakean izten; enplastuak

egiteko bedarrak batuten ez iardñanean’ guzurrakaz auso ta

inguruetako urte-lagunak enplastututen euazanj’ bezte zer-

esanik ez baeukan ’ amesak erakustea itzan bere iolasik poz-

garriena ¡O! ¡arek bai amesak! Gozoagorik gichi, politago-

rik... ezta Peru ta M arian ipuinak bere.

Emakume ta gizi n-Maricho askok egunez baino gauaz :

argiro ta zietztoago orakuston dauez sarri euren gurari, go-'

gamen ta asmoak; amesetan guzur gichiago esan oi daue’

Iagun artean barriketan diarduonean baino.

Onelan iaso iakan Eporrai bere: gauza asko bururatu iaka-

zan, guztiak erara, guztiak aukeran..

Ona emen bere bizi luzeko amesen artean arnósik amesena.’

Elgorriak maka'.duriko mutilcho bat iarri itzan lenengo

bore garun artean. Mutilclio-onen amaak, semea makalduta

ikusirik, Arakilgo Erramon osagilea ezizentzat eukan bati

ots-egin eutsan.

1 Arakil arin aringa’ abarkak oinetan’ chano gorri zar bat

buruan eta akulu bat eskuan eukazala’ elgorridunen echean

agertu itzan.

. Urne gaisoa ikusi euanean ’ bei alper ta nagi bati zirri egin-

O a i ik k t u k , n o t a s .— Taiu, traza. Ospotsu, famoso, célebre. Nai-alan, ea

la medida que quería. • Eurrez eurrez, sucesivamente. Bilin balaunka, voz

onomatópica como quién.cae de una escalera. Alkarren leian, d porfía. Ziet-v

zto, exactamente. Elgom, sai'ampión. Garun, seso. E¿izen, apodo. . .•

go bfileutsan legoz’ aida esan ta besotik eta iztarrotalik eta

surretan ziar sartu eutsan akulua. Umoa’ oriotza bizi itzan

eche baltzeko atarían deika negarrez ta cliilioka egoan.

Chilio onotatik ezautu euan nmo errnkarria. Mari-Manun

semecho laztana itzan, Perucho. Ezautu euaneko egoar.aegoan

Iekuan iehita’ arrapataka Errekarteranz igitn itzan eta boro

atzetik eriotza bore. Ez euan baina bildurtu ez eriotzaan ar-

pegi chimurrak ez eskuetan ckarren igitai zorrotzak; «Aldeik

emendik» esan, taket batez buruan erdi erdian io... tá eriot-'

za betiko il itzan. Aurrerantzean’ mundua mundu itzan ar-

tean’ guztiak bizi bear euen, bakar bakarrik Erramonek il

bear euan; eta urrengo goizean zimaurtuta ikusi euen sold

baten Ai'akilgo akuluduna.

Gero Mari-Manun gelan irri-barreka sartu itzan bora.....

Perucho host aYrika Maririasigaz iolasean ebilon... Chakolin

gozo gozoa emon eutson berái edan-ala; ta edan ta cdan ta

édan Mari-Manun Ameriketako neba aberatsa eldu itzan.

Gizon aberats-onek’ eriotza izanan echeko giltzak berak

eukazaln iakin ouanean ’ mila dukat lenengo’ bere loba Peru-

clion osasuna gaitik emon eutsazan, eta bigarren egunean di-

ruzorro ikaragarri-bat bere aukeran ichi euan Indiatar esker

onekoak. Ordutik lasterrcan bedar batzuen uraz igortzi euan

Perucho, eta umea ogei ta bi urteko mu til odorra biurtu itzan.

Bedarrak zimeldu ta igartu baino len ’ bere gorputz guztia

igorzten azi itzan, eta ¡0 atsegina! bat... bi... iru konta ta’ lau

esan-orduko’ gaztetu edertu ta aborastuta gelditu itzan bera*

lengo Pepinasi. Guztiak orduan’ adin baten sorturiko itzak

euren minetan erne ta loratu balitzaz legez ’ «Eperra baino

O a r k e r a k , n o t a s .— Atari, portal. Arrapataka, atropelladamento. Igitai,

guadaña. Aldcik, sepárate. Taket, estaca. Bost arrika, á cinco piedi-as (jue-

g* do niñas). Edan-ala, cuanto podía beber. Eriotza izana, la difunta muer­

te. Zorro, saco. Zimeldu, marchitarse. Igariu, agostarse; Jgortzi, frotar.

Adin, entendimiento.

galantagorik ez dago Euskal errian esateneuen;Mendiburuko

Andrà Pepinasi bezin aberatsik.ez dai munduko inguruetan

bere aurkituko.» An esa'nda batera guztiak? pozez begiratuten

eutsen; emakumeak bera langoehe ederra izateko gurariaz,

gizonak bera omaztetzat artu nairik. .

loan loku guztietan eukan nork'^begiratu, edorion bere ot-

sein izateko prest egozan emakumeak eta non-nai senargai

. ezin ederragoak aurkituten euazan. Baina batai gazteehoa ta

‘ makarra erichon, bezteai zarregia, eta atzenez Errekarteko

Peru-Galantak «arren beraz eskondu eila» erregutu eutsan.

Eldu itzan noizbait ezteguko eguna.

-, Berrogei kana eukazan maiak luzeran... Aramaioko rieska-

tilä gazte geienak bere inguruan egozan, eta gar erdiko mu til.

askon artean egoan Peru galantena.

Apal-ostean akelarreko zorgin guztiak ’ alkarri eskuak

emonda ’ erreskada luzean ’ eztegu-echera eldu itzazan, eta

berari euketsen gutarra gaitik eskontza galerazo nai izan

euen; berak ikusi ta ezautu euazanean maitik iagi ’ échetik

urten ta eriotzaan obi-echera bialdu euazan znrginak chako-

•lina edatera, eta giltzaz atea bere aldetik ichita’ betiko kati-

gatli ouazan akelarreko atso bildurgarriak...

Seme bat euM euan’ edurra baino azal zuriagodun Inasio-

cho; beraz mosuka egoala «¿Andrà Pepinasi non dago?»

itandu eutsen echeko bost otseinai bere senarrak..! Marinasi

barreka egoan lobachoai begira, Inasiocho lo ziazkan òta bere

ama na iiachoa lo lo lo 1 kantaten... Seinan batzaldiak gar-':

bituten azi itzan gero bera, eta picharreko ur-tantak kolkora •

]ausi iakazanean «ai... chut» esan ta ¡0 zorigaiztoko ura!

itzartii itzan Pepinasi.

O a h k e r a k , n o t a s .— En-éskada, fila. Eztogu, boda. Gutarra, (la) envidia. Ka-

tigatu, apresar. Mosuka, besando cara á cara. Otseina, criado, criada. Ziazlra,

cuna. Batzaldi,envoltorios, mantas para niños. Kolko,seno. Itzartu, despertarse ':

1 Es canción usada de muy antiguo para hacer dormir á los niños.

Gcró inguru guz ti otara begiratuta’ez itzazala n^ irièzzià îi^ '

karik, ez batzaldirik’ez urik’ez picharrik’ez semerik’ez.séna^*

rrik’ez mairik’ez eztcgurik’ez dirurik’ez chakolinik’ez gazte-;,;

tasunik’ez ezer’ez inor’ikusi euanean, negar malkoak,begi

gorriak buztiten eutsezala «ai sekulan itzartu ez b á ilit ii.1;:

esan cuan.larraltako daa

E zt i-a b a u a k .

O ahk jíh ak , n o ta s .— Ez itzazála agiri, que no parocían.