la habilitabilidad de la arquitectura - el caso de la vivienda
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La habitabilidad de Ia arquitectura.El caso de la uiviendaThe hab¡tab¡lity of architecture. The case of housing
Fec lr do:23 delnar0 de 2010 ADr0bad0 1l de may0 de 2010.
Ja ne Lópcz de As aínU,rrlor aritrl¡rLr tcr ¿ un wn r¡d rl? lrl¡ilr d l¿tdráli0 d? L:t:lra ! iD rpis i ó.A -
itL ljtrr r¿ iad::arr ¿d¡srirrrnraerM¿ird Ser ayniP¡ n¡rdrl]¡r 0;rarrE. Eipa¡r lL,ndad0 Ll: ¿ C¿ledr¿ de ArqL l¿tIra \' !a ¿r ¿ Ey.irl] a SutLr 0 .h AfqLr 1r.:rr¡d?Se, Iardr0cl:rilir ;ijf] ¡r i de ArlLr i.'itLru tr fdr¿iiberle !¡¡,1¡:c
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arquitectura que la hab¡tabilidad. Es (como la tacionalidad que distin-gue a1 hombfe dentro del reino anlmal), lo que determlna a la arqoitec
tura y lo que la distingue de todas las otras bellas artes en e mundo
de la cLrltu ra.
,4/gullec¿ul¿ es el espacio habitable. lvluchos han hablado de el o y es
interesante apreciar la preocupac ón que, desde los primeros tratadosde arquitectura, despieña el tema. La referencia a vitrubio resulta es-
pec almente peÉinenterr
Cualqlr¡er cosa que se construya ha de sef atendienda ala só .lez lilm¡las adeclac ó¡ a la lunc ón que desernpeña ufllllas y a a bel eza,
l. .l Se atieide a a adeclac ón de edilic o cua.do la disir blción es
mpecable y faci ita en todo el uso para el lin a qL,e se dedlca t. .l (l bro
será adecuación nalura tenef uz ¡acienie en os dofr¡itofios y en las
b b iotecas, la l!z ponlenle en las ve¡1anas de os baños y en las hab
laciones de lnvierno y luz de norie en las sa erias de p niura [. .] (libfo
{.I ha dese eccio.arse !n luga¡ o más sa udabe pos b e para e tea-
tro. Porque cuando se dan especiácu os os espectadores, co¡ sus
esposas e hitos, se sie¡tan todos juntos encaniados, y s!s cuefpos in-
móviles en su d vers ón, tienen os poros ab erios dentro de los cua es
peneifan los v entos. S estos vientos vienen de pantanos o c énagas o
de olfos uqares i¡sa ubres, introduc fán exha acioies nocivas para la
salud. Por cons gúienle, se ifatará de evitar estos males se ecc onando
cu dadosamente e leré.o de teairo [..] (libro v, cap. I l)
I..I .leber¡os cons derar con el mayor cuidado a acústica del ieaifo
para conrproba¡que se ha seLecc onado un sit odonde lavozlensa una
caida agfadáb e y no sea devueta con se¡t do ndist nto alo¡do (jibfo
Deben consfu rse cóllm.aias deirás de a esce¡a a fin de lue si la
lluvia niempesiiva inleffunrpe a fepresentacón, la 9ente te¡sa donde
g!arecefse ytamb én para q!e haya espac o pafa la pfeparación de todo
e eq!ipo delescenar o (librov cap.lx).
Por ianto [. ], deben las c L,dades ser dotadas de paseos espac osos y
adórradós a a re lbrey bajo cie o ab erlo.
Eiespacio centra enlre las columnatas y abie*o al cle o ha de embel e-
ceÉe coi jard nes, pofque pasea¡ al aire I bre es ñ!y salldab e, esp-"-
cia denle para los ojos, yaquee a re reiinadoy puriicadoquev¡enede
pl.rntasverdes e.conirandoenradaen el c!erpo abiedo pore ejerc c o
lisico ia !fla image. clarade las cosas, dela a vlsta clara y a mage.
pr.. jr (l b¡o v cap. x)
Ahor¡, Dúes si es un hecho que los paises diiiefen t.os de otros y sor' diversos e. clima, de lorma que hasta los honbres ¡ac dos en eL os se
l|tn vetriyr¿ lc! at i( i::¡,. aní¿t¡a ítep,tbitali ex Lipe¡ de )siaiti. J Atltit¿!:!úta ¿iúl¿d nedrc.tr'bEnle SetilhUritet5itJ¿l de Serlla 24i1. pa 8l lAA
I / !,r &4lfrLlr¡i
F00¡a páq na oprera C¿b¡ña.i Aio.n co
B.rlt I ieri¡ rrqrÉ.1!? r r en
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d lere¡cian naiuralmenie en su co¡lormación fis cay menial, no pode-
mosvac¡ar en hacer ¡uestras casas adecradas a las peculiaridades de
las naciones y razas, porque la m sma ¡aturaleza nos o ndica (libfo
vr cap. ).
Hemos encontrado, lncluso, algunas reiefencias anterrores que se citan¡ en trn artículo de K. Buit y J. Perlin publicado en Era Soiari,
Las excavac¡ones modefnas e¡ n!nrerosas ciadades sr esas clásicas
mueslran que la arq! tecilra solar lloreció en loda la reqión. Las v
viendas se orentaban al Su¡ y se p anilicaron ciudades e¡teras para
permit I a tódos sus habitanies igua d f¡ute del sol de nvierno. Una
casaor e¡tad a solarmente reducia la dependencia de sus ocúpantes de
los braseros de carbó¡ conseruando combustlble y ahorando di¡efo.Como c ta Jenófonle, Sócfates explicaba el sistema en estos térm nos:
'En las casas ofie¡iadas a suf, el sol peneira en el pórl co en nviefio,
mlent|as que e¡ vemno el afco solar descrio se e eva sobre nueslfas
cabezas y por enc ma del teja.lo, de manera que hay sombra. Estos
s¡mples prin.ip os de dise¡o s rviero¡ de base a a arquitectura so ar
de la ani¡gua Grecia.
Conroquiera que los sriegos veneraban al sol, e desarc o de a arq!ieci!ra so are¡coriró pocos nr ped im entos c u ltu rales. Teolasro cono
cido nat!rista de la época, comeniaba la creencia de cada ci!dadanosesúne cual E so proporc¡onaelcalofnecesarioa nrantenim entodela vda de ós aninralesy asp anias. Pfobab emenie lambién sumin s
tfasrcalora asllarnasterfe¡ales.S n ugaradudas,muchasentecree
estarcapturando los rayos de so cuando a umbra su fueqo'.
En e diseño arquilectónico, cuando la habitab ldad se ha estudiadoy garantizado, comienza el juego de lo formal y se lena de s gnificadoy capacldad expres va mientras rnantiene dichas garantias. S en eljuego se pierde la relación con la habitabilldad, lo formal se conv erteen accesorio, superficial, frívolo e insustancial.
Rellexionando sobre el texto de Heldegger, en su llhta El afte y el es.paclo, 'a verdade¡a necesidad de habitaf coÍrsiste en el hecho de que
los r¡oda es, buscando siempre de nuevo la -.sencia del habitar, deben
aún aprender a habitar', 3 e interpreiándolo desde una perspectiva delpresente, podemos inferif que todavía seguimos aprendiendo a habitafel mundo, o lo que es lo m smo! qlre debemos segu r nco¡porando a
nuestro habltar elementos y valores de medio que puedan proporcio-
narnos una r¡ayof riqueza cualitatlva de sensaciones y fruiciones,
Nluchas de ellas no serán ¡uevas, sino olv dadas o rnarginadas por el
mperiodelatecnologíaydelcorisur¡o.La uzye calordelsol,lafrescu-ra de la brisa en nuestra piel, e aroma y la tersura de una flor, la leja¡íade u¡ paisaje, la coniemplación atenta de la escena urbana, a fluidez
de nlresha comunicacón con el otro, a co p'efsión de un leno!¡jecu tura ajeno y tantas otras v¡venc as que constituyef el hab tar, fonna¡pade de ese aprend zaje que una vez másj hemos de realizar.
!,
:,
*F.ru,ar CasaFanswortr dise'i¡da p.r Lrdy! l¡ es!di d¿rR!fre P¿no rrinoÉ EradosUndos.
Para e lo, probab emente, debemos retornar de la confus ón prodLrcida
po.al r¿. o.anuolo dé lo t. rolog r o. qJ" I os e rgdnó Lon,, -pd e .
t€s logros y creó un med o ambiente adific al, co¡taminado, distofsio-nado, incor¡prensib e y aleno.
Por otra pade esos valores, esos nuevos despertares de vive¡cias, he-
mos de buscar os en ei medio en que la arqu tectura se inserta, en ¿/
lugar de la arquitectura, para que sean natura es y radica es, es deciffefer dos a sus ra ces.
Nuestros rnaestros lnmediatos. aque los arquitectos que s€ enfrenta-ron a pr ncipios de siglo con a nLreva arqu tectLra sin pfeluiclos forma-les y en e vacio de Lrna nueva época hisiór ca, c|] iufal, eco¡ómica y
social nos seña afon las claves para tratar de apre¡der a habitar
Tengo muy presente la preclsa exp icació¡ qrLe Richard Nelrtra nos
h zo del uso de aquel pequeño rad ador que ca entaba nuestra espaldaa sitrarnos frente a iavabo y, a a vez, ref ejaba su calof en ei espejocalenia¡do nuestro rostro, cuando nos nstalaba en ei apartamento de
ifvitados de su casa Asíconro a descf pción que hace lse Gfopius dellugar de la constrLrcc ón de su casa en L ¡co n:a
Enlre los solares pa¡a a constrlcció¡ q!e la Sn. Stotrow nos orre¿ ó
eleqinros una pequeia co lra rodeada pof un gran ponrar co¡ u¡a bo-
nita v sla del monle Wachrssel Se plede rtamb,é¡ andandodesde
¡l i ¿ lago W¿ de.. i¡nrósó !n tó.]ó e ri!.dó por os eso to! ¿e Hénfy
Thore¡u q! er la¡ proÍundanro¡tc i¡ri !ró sobre Vlahatma Gardh cn su
lofl¡!lac ón de mov mlenlo de reslstencia no v o e¡to.
La Sra. Stofrow nos dio buenos y pfáciicos cóñsejos sobre cómo so
brellevar las tome¡tas de nieve en nv erno y cómo capt!€r las b¡isas
Ircscas e¡ verano, perot,l poroüa parte, nunca nterv¡oeneldiseñodeacasa, a pesaf de que e laefa nlestfaveci¡a r¡ásdlreclae¡ su enorme
mansiónen loaltode acoli¡a arbolada so brc San dy Pond.
Cada tade deambulábamos para ver a puesia de sol desde nuestra
nueva pfop edad y pensábamós a or entac ón de as venianas para sa
care mayor padido posib e de las vistas y de la uz.
Por estas razo¡es m marido quería construir una casa compacia! capaz
de soportar los figofes de un clima que lendía a lriumpif en exiremos de
frioocalo¡,con condic ones árticas pade de año mie¡trasque en elfestoproduciavegeiac ón irop ca,
Am¡ mardo algunas veces e preguniaban pof q!é enco.tfó ¡ecesar o
poner una chir¡enea e¡ e saló.. Expl caba que a él sier¡prc e glsiabaproveer una casa con lo bás co pam podersob€vivir ncluso e¡ emergen.
cias. Durante os huracanes en os dias de escasez de petróleo e¡ a Se.
gu¡da Guefta Vlund al la ch r¡enea demostfó ser en ocas ones ¡uestro
único med o de mantenefnos ca ie¡les y de coc na[ ya que cortaban la
e ectr c dad a menudo durante dias. Pero fuera de este valor práci co e¡momentos de emergencia él aprcciaba el efecto psicolós co del lueso
ab erto, que habiamos aprendido asabofed duÉnle nuesiraesta¡c aen
Londfes. Crea una atnróslera relajaday parece sai¡sfacer e deseodese¡
I rse sequrc y a salvo dura¡te una gra¡ nevada. Encontrábanros tar¡bién
eldulce olorde la madeñ qler¡ada como el nrejof perfurne delmundo.
Es mucho más dilíc I oreriar una casa para evitaf os efectos de calor
de verano y de la humedad s n un alre acond cionado que proporc o¡e
suficiente calof para los meses de inv erno. E¡ rv erno as ve¡ia¡as de
comedor y del salón hac ia e suryeioestepermtíanq!ee solpenetra.
se a ambas habitaciones én abundancia de tal modo que eñ ios dias
claros cualqu er ca or altilicial podia ser supr n do dura.le las horas de
mediodía, incl!so €n os días de l lrío enefo. En ve¡anó, pof ói/á parte,
con e so en !na posiciÓ¡ mucho ñás alta, a esias habitaciones les da
sonb¡a un alefo en a seqlrnda p anta, que está calculado para sup¡¡
m ir com pletamenie e soLde las hab iaciones desde nrayo a sepi embre.
Pefo perm tifá entrar el aire caliente desde la osa de la teraza a través
de !na abe/lum de tres pies e¡ire elmrro de a casa y ela ero. La mayo-
ría de los aleros creados para el cobijo del so pródúcen a re eslancado
bajoelos que !eso meten e.las habiiacionesen lós días sin v enio.
A lavenla¡adeloeste, que olrece la r¡ejorv sta, ño se e puede daf som
bn de este modo, ya que e sol está der¡as ado bajo. Por lo ianto, una
qran pers ána de al!m¡¡¡o que cub¡e toda la extens ón de a ve¡tana
está instaladafuera aunque püede ser manejadadesde denlfo.
fe¡ié¡do aluera, cor¡ endo porcariles, ños perm lccetrar a en osdias
decalorcomos fuese una capa proiectorade meialque repele e calor
antesdeqreésteacance a ventana y co ¡ secúenie mente ahabiación.
De esta nranera es pos b e ma¡tener la temperalura de sa ón s emprc
10 gra.los pordebato de alemperatufa exler¡o¡, sul c e¡le para resu tar
confortable y elim nar ]a .eces dad de aife acónd. o.ado que n!¡cafue añad do aesta casa €n los anos posteriores estanclo d sponib e.
La mayoria de a senle pensó que la ca¡t dad de uz qúe e¡traba en
las hab¡taclones causaria ¡riaclón consla¡te a os ojós. No se daba¡
cuenta ldle hecho deq!eeldes !mbra.te eleciode uzbri anteen!nahabitación no es produc dosólo poflafuente de luz en sí, sl¡otambiérpóf e cóniraste enire el espac o de aventanaye muro cefcano a ésla,
qLre resulta oscuro a ojo. Cuando 2 o 3 venlanas están puestas a una
d sia¡cia enire si, resu ta muy dañ no pata el ojo mirar fijar¡re¡t€ en
su d fecc ón, a me¡os que estén b en ocu ias po¡ coriinas, persia¡as
o vls los que elim nan la vista del '¡undo
exierior y lueu a a la genie ¿
ence¡def la luz al mediodia de u¡ día de v€rano.
Pero la s l!ac ón es comp elamenie d¡ferenie cuandó el muró por com
p eto se convieÍe e¡ una venlana dando lu2 b¡iLla¡te, apasada o d fusa
sesún se preliera, añadiendo persianas o codinas de libn traslúcidaque crean uia luz un lorme, no des umbradora, aqradab e deb do a a
elminac ón.le los conimsies.
Nosotros lnveirimos mucho lieñpo en la constr!cción de jafdín Al
princip o só o fueron planiados tres árbo es est¡aiéqicamenle e¡ el
solar Dós baslanie srandes pinos b ancos en el frenle y e¡ airasera
de la casa páfa ayúdar a crcar sómbfas en verano y ca or é¡ invierno.
Tañblé¡ un roble rojo e. a esqllna suroesle de
ca de a marques ¡a de a e¡trada y !. olr¡o ar¡er ca¡o en me.lio de
aparcamiento. El o mo, el cual habia empezado a dar una asradable
sombrasóbree dom torio, m!f¡ó de laenfermedad.le omo,yelhayaqre había sobrepasado su dimensló¡ prev sta, fuerasp aitada al pat o
del cenlro de graduaclón de Harvafd que Gfop!!sy sus cor¡pañeros de
Architects Collaborative habian const|uido en 1952. Los attos átbotes
ahota han üipl¡cada su tañañoy ñuchosotrcs han s¡do aña.l¡dos, caño
las.los cedras azules en el lado este y oeste de la casa y ñuchos cedrcs
rcios y enebrcs Pfifzeren en Ia veniente este.
El área sür de a meseia está fodeada por un apenas v sible muro de
piedás q!e fue pueslo aLli por el ant guo pfop¡etario del soLar Un pe
queño rob e que enco¡ifamos allí ahora ha alcanza.lo !n respelable
tamaño. A la derecha e izq!lerda de ésie plantamos dos doswoodlsl
anreficanos y !no ch no y un árbol agfidulce. Por otra pade, esietal
á¡ea permite Lavlsión de la colina deárboles que bofdean la propiedad
a u¡a disianc a de 61 meros a iravés de !n campo en pe¡diente co¡
unós nagníl¡cos cantos rodados. Nosolros coñseq! mos sólo lisera-
menie ailórar algunos de éstos qLe esiaban cubiedos co¡ zarzas y a
me¡udo poco v sibles, y cónvei( dós állí do¡de sé eñconiraba¡ en lla
mal vos centros para plantas conro peonias, yucas y lir os. Cada planla
fue e eq¡da po¡ su res stencia al exlsente clima de Nueva Inglatera y
pafa proveef.os def ofes a lo larso de las estac ones desdeeltempra.
io florecimiento de la andrómeda y ellaurel hasta la entradade la casa.
e Phlox del florec mlento tardío. Una de as v¡sias más lascinantes es
la de Smokebush en el este del césped cua¡do llorece en julo entre
nubes de humo rosado que duran hasta la €sca¡cha La parra Co.cordque pusiuós e.ffente del m!ro de lad illo e¡ el lado oesie, ha alcalzado el techo, da !na !ran cantkad de uvas, .on lo que produce u¡a
sensac ón de sabor sureño en las lieslas de vera¡o.
F0rfa2 Vsl¡desdeuna¡¡ezqúiasobreFtcüiro Eq pro ForoqranarLeytayuiis.
5 A r¡r y t,1er Sm ri¡¡¡ ll]¡,¡ Lnr¡O, desde una postura más personatiza.la y vitatista et mensaje de Ali_son y Peter Smithson nos transmite en upper Lawn:"
E¡ un inleniodeÍearunacasactimátrcasencilta,en aquepoderáb¡irlas zonas de seruicio de ta p anra bata a tas a¡iisuas áreas pav me¡ia-das del iardín y poder cefiartas rápidamerie c!an.lo cambie el tier¡pot...1
PamdescLrbrif loqLees v virlodo e añoe¡tnqiareraeiachadas de vidrio at Sur EsreyOesteycomprobars pledeobte¡efsea mayór parte dei año slfic enle cator sólar como para conrpensaf en
c erta rnedida tas pérdidas ié¡m casLa casa se hatta siluada en !n paisaje ¡ng és .le sisto xvii .ó¡ ta .leli,berada ntención de disf¡utardes!s p aceres y s! nrsror ay de somererse a sus estac ones adm t endo la metancolía qre a quieiud y ctichoscamb os esiacio¡ates p!eden entrañar.El pabe lón f!e pfoyectado cof¡o !n apafaio cuyo esquema de hab ralrilidad podia varia¡ con et iienrpo [. ] !¡a distr buctón de habiiacioresy peqle¡os espacos de jardín que irían sinlontzando con et paso.lelas esiaciones co. tos cañb os en ta liit ¿ación fam tiai con tas varia,c ones en ase¡sibiidad pótqúeUppetLa||n e'aun aparalocon elquéexpefimeniarcósasen !no m smo.Fue allídonde expto¡á¡¡os tos pequeños ajustes, ios acto¡nos rempo.a-les, la invefc ón de aque os s gno_s de cambio q!e más rafde legarja
la necesa¡ia tabof de /a .lrafta genencbn deN,lovimiento Ntoder¡o.
Las cond crones b oclimátrcas det habiiar se hacen objeto de aprendjzaje y, por ia¡to, gen€ran una neces clad de espac o habitable. Los as-pectos f siológicos (térmicos, tumín cos y acús|cos), tos psico ógicos,los cu tLrales y estét cos se confunden e inierpretan en Lrna sinfonia
que no sólo se siente, no sólo se contempla, no sólo se sueña, si¡oque, todo a la vez, nos envuelve y nos sumerge en algo tan sencillo, tani¡med ato y simple como es el hab¡lar un espacio arqu¡tectónlca.
Y tan fundamental. El medio, el clima, el lugar han ido conformando alhor¡bre y a su desarollo cultural, y son la más segura ref€rencia parala construcción de una hisioria de la arquitectura.
He d cho al princ pio que, cuando eljuego de lo formal se queda sin so-porte, sin fundamento, la forma se conviefte en accesoria, superficial,frívola e insustancial, y el resultado es algo que se queda incompletoatquiteclun a med¡as. Es de temer que la "arquitectura cLrlta ollcial"controlada por los saniones y por los chupatintas qLe viven de unaimagen, se encuentra actualmente en esa situación, y como siempre,resulta difíc I sacar agua fresca del pozo. ¿Par qué en las rcvistas dearyuiteclun la fofognfia está siemprc deshab¡tada?
Propongo que aprendamos de nuevo a habitat que recuperemosñuestra pfeocupación por el medio y volvamos nuestra mirada al lu-gary a las condiciones que ese lugar nos ofrece, para feencontrarnoscon la arqu tectura y empezar a construir la vivlenda del hombre delsrglo xxl.
B ib llog rafía
Butti, K. y J. Perlin 'Arquitectura solar en la antigua Grecia. Historia dela energía so ar", Era Solar, núm. 65. ('1996): 19-27.
Grcpius, lse..Sobre /a Casa de 6/oprus. Boston: SPNEA, 1975.
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Smiihson, Alison y Peter. Uppel Lawn: Folly Solar Pavill¡on- BarcelaralEdiciones UPC, 1986.
Vitruvio Polión, lvlarco L. De Architectuta. Madtid Ed itorial U. E.R.TS.A.
19i3. !E