cultura y comunicación: ¿quiénes dominan?

1
8 MUNDO ENERO 2022 JUEVES 20 HOY EN LA HISTORIA www.granma.cu Granma @Granma_Digital granmadigital Diario Granma Directora Yailin Orta Rivera Subdirectores Oscar Sánchez Serra, Dilbert Reyes Rodríguez y Arlin Alberty Loforte. Subdirector administrativo Yoendry Gutierrez Torres Redacción y Administración General Suárez y Territorial, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba. Código Postal 10699. Zona Postal La Habana 6. Apartado Postal 6187 / Teléfono 7 881-3333 Correo [email protected] / ISSN 0864-0424 / Impreso en la UEB Gráfica Villa Clara. Empresa de Periódicos. Titulares en tu móvil: envía SMS al 8100 con el texto granma 1830 Comienza en Bogotá, Colombia, convocado por Simón Bolívar, un congreso conocido como Congreso Admirable. 1875 Fuerzas al mando del General Máximo Gómez (en la imagen) atacan y hacen rendir el fortín español del poblado de Río Grande, jurisdicción de Sancti Spíritus. 1896 El general español Arsenio Martínez Campos parte derrotado hacia España. IMAGEN TOMADA DE TELESUR Son muy extensas y diversas las biblio- grafías especializadas; son incontables las convenciones, asambleas y conve- nios internacionales; abundan las reu- niones nacionales, las leyes y los acuer- dos... se ha dicho mucho, muchísimo. Una y mil veces ha quedado de mani- fiesto la importancia y la trascendencia de garantizar el derecho de los pueblos a una cultura y comunicación libres, diversas y soberanas; se ha advertido el peligro de la dependencia y la infiltra- ción en estructuras de la vida social tan sensibles y estratégicas y se ha subraya- do la prioridad política acuciante que va expandiéndose, geopolíticamente, tratándose de la expresión de los pue- blos, genuina, compleja y multicolor. Y sin embargo crece la monopolización de las herramientas de producción y de las semánticas. Crece el control so- bre los canales de distribución y sobre las instituciones educativas. El modelo odioso del «discurso único» ha dado pasos agigantados desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y lo que de- biera haberse consolidado como dere- cho inalienable, se ha reducido a mer- cancía. Sálvense todas las excepciones. Algunos países mantienen posicio- nes «intermedias» y tratan de avanzar con modelos de cultura y comunicación fragmentados, poco duraderos y gene- ralmente decorativos. Otros países han liberado el terreno para que las indus- trias mediáticas y culturales hagan de las suyas al antojo del «mercado». Y, los menos, han comprendido la responsa- bilidad de garantizar a sus pueblos una producción cultural soberana, cohe- rente con la soberanía económica, tec- nológica y política. Algunos ejercicios jurídico-políticos han elaborado leyes y reglamentos de gran valor para asegu- rar la libertad y genuinidad de la cultura y la comunicación como productos de la democracia participativa. Pero ni con los mejores aportes se ha conseguido fundar una corriente mundial en defensa de la cultura y la comunicación emancipadoras y, todo lo contrario, nuestros atrasos en tales ma- terias hoy constituyen una de nuestras más grandes debilidades y derrotas. Es- tamos entregando «malas cuentas». Ha proliferado un número enor- me de buenas ideas. La Unesco hace informes periódicos sobre iniciativas diversas y no son pocos los frentes de militancia que, aún minoritarios, se es- fuerzan por impulsar un movimiento de acción directa para luchar contra la manipulación simbólica que se ejerce en los territorios de la cultura y los lati- fundios mediáticos. Aquí y allá hablan los expertos, los profesores y los estu- diosos. Hay discursos históricos y poe- mas emocionantes. Hay documentales, series televisivas y podcasts con mate- riales inéditos y con hallazgos estreme- cedores. Pero la realidad no se transfor- ma como debiera ni en su semiosis, ni en su extensión, ni en su velocidad. Tenemos dificultades teóricas y me- todológicas. Algunos frentes fijan como meta de coyuntura solo la «resistencia». Otros, más golpeados (o coloniza- dos), abogan por la super- vivencia individual y se amoldan a los subsidios, las becas, las prebendas o las canonjías. Algunos aguardan, he- gelianamente, que el gobierno de los ilustrados derrame sapiencia y eso en- noblezca al pueblo. Otros francamente se entregan a la cultura y a la comuni- cación de élite (como Octavio Paz y su palafrenero Vargas Llosa), y descreen en la fuerza de los pueblos como mo- tor, incluso cultural y comunicacional, para su emancipación. No faltan los teóricos muy atentos al mundillo de las parrafadas doctas y muy indiferentes a la realidad cruda de un mundo don- de solo el 20 % de los seres humanos posee la riqueza que produce el 80 %. Estas «posturas», cada una o combi- nadas, constituyen algunas de las «po- líticas» que priman en el escenario de las condiciones objetivas y subjetivas. Y a eso hay que añadir los tintes de las modas que una vez son adoradoras de las «artesanías» o de las «riquezas cu- linarias»; otras veces aman con pasión a las tecnologías y frecuentemente se deslumbran con la obra de algún artista o intelectual bien cotizado en los mer- cados. Y le llaman amor a la cultura y a la comunicación. Algunos elegidos cuentan con becas para lustrar sus «po- líticas culturales» reformistas, tarde o temprano. De las condiciones reales de existen- cia de los trabajadores de la Cultura y la Comunicación, poco o nada se inte- resa el aparato burocrático, ni las igle- sias, ni el voluntariado empresarial «culto». No les interesa si los produc- tores de cultura y comunicación ejercen plenamente sus derechos laborales o si cuentan con coberturas jubilatorias, médicas o recreativas. Si tienen apoyo para elevar los niveles semánticos, téc- nicos o estéticos. Si hay oportunidades y condiciones para sindicalizarse y de- fender, además de sus intereses labora- les, los intereses de la clase trabajadora. En suma, ascender al punto en que el productor de cultura y comunicación se conciba como clase trabajadora. Todo lo contrario, la concentración monopó- lica en cultura y comunicación, como extensión práctica de la ideología de la clase dominante, se esmera puntillosa- mente en impedir, bloquear, disuadir o destruir toda forma de organización; en todo terreno. Eso también se ha vuelto cultura dominante. Esto es un campo problemático, es- tructural y superestructural de primera importancia, y son abundantes las ad- vertencias sobre los peligros y las con- secuencias de seguir manteniendo un parque jurásico de monopolios pará- sitos que nos agobia y que, además de costosísimos, operan con espejismos e ilusionismos anestésicos para que las víctimas, además de financiar las má- quinas de guerra ideológica del enemi- go, aprenda a aplaudirles sus victorias alienantes. El colmo de los colmos. Hay «fundaciones culturales» que los go- biernos neoliberales entregaron al neo- liberalismo bancario, y las usan para todo tipo de desfalcos intelectuales y financieros. Abominable. Urge un mapa de las fuerzas en lu- cha por una cultura y comunicación emancipadoras. Urge un frente único que nos una en una batalla de trascen- dencia y complejidad enormes. Nos urge lo mejor de nuestra praxis, pero organizada, puesta en rumbo de acción para desmantelar el aparato demencial de colonización capitalista que está atacando desde las raíces de nuestras identidades, hasta formatearnos con- ductas, gustos serviles a la explotación económica, política, cultural y emocio- nal. Nos urge una organización eficaz y eficiente, con instrumentos político- científicos para una re- volución semiótica. Para la emancipación de la se- miosis y la democratiza- ción de las herramientas La «polémica» entre Norman Mailer y Random House Las resonancias políticas pueden impactar el legado de no pocos intelectuales, sobre todo cuando denun- cian lo que ya saben o sospe- chan sobre la intríngulis del sis- tema político estadounidense. El sello independiente Skyhorse adquirió un nuevo libro del difunto es- critor Norman Mailer, después de que Random House, su editorial de siem- pre, se negara a hacer una oferta. En enero de 2021, con la división partidaria creciente y los disturbios en ee. uu., no dejaban de preguntar- le a John Buffalo Mailer qué habría hecho de aquel momento su padre, el escritor Norman Mailer, fallecido en 2007. Así lo reseñó El Clarín, cuan- do titulares por todo el mundo han vuelto sobre el insólito asalto al Capi- tolio de Washington, en 2021. El diario señala que John Buffalo, entonces, se percató de que en algunos escritos del padre había una respues- ta, incluyendo duras advertencias so- bre la fragilidad de la democracia y la amenaza de la violencia política. El destino de la recopilación de Mailer suscitó un polémico debate en las redes sociales, luego de que un pe- riodista informara que Random Hou- se había cancelado su publicación del libro porque consideró que Mailer se había vuelto demasiado polémico. Random House, por otra parte, declaró en su defensa que es objetiva- mente incorrecto que haya cancelado un libro de ensayos de Norman Mai- ler próximo a salir. Además, dijo, el li- bro nunca estuvo bajo contrato y este sello sigue publicando gran parte del fondo editorial de Mailer. «No hay problema alguno. Random House se enorgullece de publicar a Norman Mailer y tiene intención de promover su obra de manera signifi- cativa para el centenario, junto con la publicación a cargo de Skyhorse de la antología», destacó Andrew Wylie, el agente literario que representa el pa- trimonio literario de Mailer. Negocios son negocios. Eso también es esencia de lo que, a fin de cuenta, se denuncia. lisdanys alfonso rivas Cultura y comunicación: ¿quiénes dominan? fernando buen abad domínguez

Upload: others

Post on 10-Jul-2022

8 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Cultura y comunicación: ¿quiénes dominan?

8MUNDOENERO 2022JUEVES 20

HOY EN LA HISTORIA

www.granma.cuGranma@Granma_DigitalgranmadigitalDiario Granma

Directora Yailin Orta Rivera

Subdirectores Oscar Sánchez Serra, Dilbert Reyes

Rodríguez y Arlin Al ber ty Loforte.

Subdirector administrativo Yoendry Gutierrez Torres

Redacción y Administración General Suárez y

Territorial, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba.

Código Postal 10699. Zona Postal La Habana 6.

Apartado Postal 6187 / Teléfono 7 881-3333

Correo [email protected] /

ISSN 0864-0424 / Impreso en la UEB Gráfi ca Villa Clara.

Empresa de Periódicos. Titulares en tu móvil: envía SMS

al 8100 con el texto granma

1830 Comienza en Bogotá, Colombia, convocado por Simón Bolívar, un congreso conocido como Congreso Admirable.

1875 Fuerzas al mando del General Máximo Gómez (en la imagen) atacan y hacen rendir el fortín español del poblado de Río Grande, jurisdicción de Sancti Spíritus.

1896 El general español Arsenio Martínez Campos parte derrotado hacia España.

IMAGEN TOMADA

DE TELESUR

Son muy extensas y diversas las biblio-grafías especializadas; son incontables las convenciones, asambleas y conve-nios internacionales; abundan las reu-niones nacionales, las leyes y los acuer-dos... se ha dicho mucho, muchísimo. Una y mil veces ha quedado de mani-fiesto la importancia y la trascendencia de garantizar el derecho de los pueblos a una cultura y comunicación libres, diversas y soberanas; se ha advertido el peligro de la dependencia y la infiltra-ción en estructuras de la vida social tan sensibles y estratégicas y se ha subraya-do la prioridad política acuciante que va expandiéndose, geopolíticamente, tratándose de la expresión de los pue-blos, genuina, compleja y multicolor. Y sin embargo crece la monopolización de las herramientas de producción y de las semánticas. Crece el control so-bre los canales de distribución y sobre las instituciones educativas. El modelo odioso del «discurso único» ha dado pasos agigantados desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y lo que de-biera haberse consolidado como dere-cho inalienable, se ha reducido a mer-cancía. Sálvense todas las excepciones.

Algunos países mantienen posicio-nes «intermedias» y tratan de avanzar con modelos de cultura y comunicación fragmentados, poco duraderos y gene-ralmente decorativos. Otros países han liberado el terreno para que las indus-trias mediáticas y culturales hagan de

las suyas al antojo del «mercado». Y, los menos, han comprendido la responsa-bilidad de garantizar a sus pueblos una producción cultural soberana, cohe-rente con la soberanía económica, tec-nológica y política. Algunos ejercicios jurídico-políticos han elaborado leyes y reglamentos de gran valor para asegu-rar la libertad y genuinidad de la cultura y la comunicación como productos de la democracia participativa.

Pero ni con los mejores aportes se ha conseguido fundar una corriente mundial en defensa de la cultura y la comunicación emancipadoras y, todo lo contrario, nuestros atrasos en tales ma-terias hoy constituyen una de nuestras más grandes debilidades y derrotas. Es-tamos entregando «malas cuentas».

Ha proliferado un número enor-me de buenas ideas. La Unesco hace informes periódicos sobre iniciativas diversas y no son pocos los frentes de militancia que, aún minoritarios, se es-fuerzan por impulsar un movimiento de acción directa para luchar contra la manipulación simbólica que se ejerce en los territorios de la cultura y los lati-fundios mediáticos. Aquí y allá hablan los expertos, los profesores y los estu-diosos. Hay discursos históricos y poe-mas emocionantes. Hay documentales, series televisivas y podcasts con mate-riales inéditos y con hallazgos estreme-cedores. Pero la realidad no se transfor-ma como debiera ni en su semiosis, ni en su extensión, ni en su velocidad.

Tenemos dificultades teóricas y me-todológicas. Algunos frentes fijan como

meta de coyuntura solo la «resistencia». Otros, más golpeados (o coloniza-dos), abogan por la super-vivencia individual y se amoldan a los subsidios, las becas, las prebendas

o las canonjías. Algunos aguardan, he-gelianamente, que el gobierno de los ilustrados derrame sapiencia y eso en-noblezca al pueblo. Otros francamente se entregan a la cultura y a la comuni-cación de élite (como Octavio Paz y su palafrenero Vargas Llosa), y descreen en la fuerza de los pueblos como mo-tor, incluso cultural y comunicacional, para su emancipación. No faltan los teóricos muy atentos al mundillo de las parrafadas doctas y muy indiferentes a la realidad cruda de un mundo don-de solo el 20 % de los seres humanos posee la riqueza que produce el 80 %. Estas «posturas», cada una o combi-nadas, constituyen algunas de las «po-líticas» que priman en el escenario de las condiciones objetivas y subjetivas. Y a eso hay que añadir los tintes de las modas que una vez son adoradoras de las «artesanías» o de las «riquezas cu-linarias»; otras veces aman con pasión a las tecnologías y frecuentemente se deslumbran con la obra de algún artista o intelectual bien cotizado en los mer-cados. Y le llaman amor a la cultura y a la comunicación. Algunos elegidos cuentan con becas para lustrar sus «po-líticas culturales» reformistas, tarde o temprano.

De las condiciones reales de existen-cia de los trabajadores de la Cultura y la Comunicación, poco o nada se inte-resa el aparato burocrático, ni las igle-sias, ni el voluntariado empresarial «culto». No les interesa si los produc-tores de cultura y comunicación ejercen plenamente sus derechos laborales o si cuentan con coberturas jubilatorias, médicas o recreativas. Si tienen apoyo para elevar los niveles semánticos, téc-nicos o estéticos. Si hay oportunidades y condiciones para sindicalizarse y de-fender, además de sus intereses labora-les, los intereses de la clase trabajadora.

En suma, ascender al punto en que el productor de cultura y comunicación se conciba como clase trabajadora. Todo lo contrario, la concentración monopó-lica en cultura y comunicación, como extensión práctica de la ideología de la clase dominante, se esmera puntillosa-mente en impedir, bloquear, disuadir o destruir toda forma de organización; en todo terreno. Eso también se ha vuelto cultura dominante.

Esto es un campo problemático, es-tructural y superestructural de primera importancia, y son abundantes las ad-vertencias sobre los peligros y las con-secuencias de seguir manteniendo un parque jurásico de monopolios pará-sitos que nos agobia y que, además de costosísimos, operan con espejismos e ilusionismos anestésicos para que las víctimas, además de financiar las má-quinas de guerra ideológica del enemi-go, aprenda a aplaudirles sus victorias alienantes. El colmo de los colmos. Hay «fundaciones culturales» que los go-biernos neoliberales entregaron al neo-liberalismo bancario, y las usan para todo tipo de desfalcos intelectuales y financieros. Abominable.

Urge un mapa de las fuerzas en lu-cha por una cultura y comunicación emancipadoras. Urge un frente único que nos una en una batalla de trascen-dencia y complejidad enormes. Nos urge lo mejor de nuestra praxis, pero organizada, puesta en rumbo de acción para desmantelar el aparato demencial de colonización capitalista que está atacando desde las raíces de nuestras identidades, hasta formatearnos con-ductas, gustos serviles a la explotación económica, política, cultural y emocio-nal. Nos urge una organización eficaz y eficiente, con instrumentos político-científicos para una re-volución semiótica. Para la emancipación de la se-miosis y la democratiza-ción de las herramientas

La «polémica» entre Norman Mailer y Random House

Las resonancias políticas pueden impactar el legado

de no pocos intelectuales, sobre todo cuando denun-

cian lo que ya saben o sospe-chan sobre la intríngulis del sis-

tema político estadounidense.El sello independiente Skyhorse

adquirió un nuevo libro del difunto es-critor Norman Mailer, después de que Random House, su editorial de siem-pre, se negara a hacer una oferta.En enero de 2021, con la división

partidaria creciente y los disturbios en ee. uu., no dejaban de preguntar-le a John Buffalo Mailer qué habría hecho de aquel momento su padre, el

escritor Norman Mailer, fallecido en 2007. Así lo reseñó El Clarín, cuan-do titulares por todo el mundo han vuelto sobre el insólito asalto al Capi-tolio de Washington, en 2021.

El diario señala que John Buffalo, entonces, se percató de que en algunos escritos del padre había una respues-ta, incluyendo duras advertencias so-bre la fragilidad de la democracia y la amenaza de la violencia política.

El destino de la recopilación de Mailer suscitó un polémico debate en las redes sociales, luego de que un pe-riodista informara que Random Hou-se había cancelado su publicación del libro porque consideró que Mailer se había vuelto demasiado polémico.

Random House, por otra parte,

declaró en su defensa que es objetiva-mente incorrecto que haya cancelado un libro de ensayos de Norman Mai-ler próximo a salir. Además, dijo, el li-bro nunca estuvo bajo contrato y este sello sigue publicando gran parte del fondo editorial de Mailer.

«No hay problema alguno. Random House se enorgullece de publicar a Norman Mailer y tiene intención de promover su obra de manera signifi-cativa para el centenario, junto con la publicación a cargo de Skyhorse de la antología», destacó Andrew Wylie, el agente literario que representa el pa-trimonio literario de Mailer.

Negocios son negocios. Eso también es esencia de lo que, a fin de cuenta, se denuncia.

lisdanys alfonso rivas

Cultura y comunicación: ¿quiénes dominan?fernando buen abad

domínguez