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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    1/31

    Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACPis collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extendaccess to Revista de Crtica Literaria Latinoamericana.

    http://www.jstor.org

    Cuerpo y materia: una lectura de la poesa contempornea argentina

    Author(s): Francine MasielloSource: Revista de Crtica Literaria Latinoamericana, Ao 38, No. 76 (2012), pp. 143-172Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACPStable URL: http://www.jstor.org/stable/23631232Accessed: 07-12-2015 22:34 UTC

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    2/31

    Revista de Crtica Literaria Latinoamericana

    Ao

    XXXVHI,

    N 76.

    Lima-Boston,

    2do semestre de

    2012,

    pp.

    143-172

    Cuerpo y materia:

    una lectura

    DE

    LA

    POESA CONTEMPORNEA

    ARGENTINA

    Francine Masiello

    University

    fCalifornia

    t

    Berkeley

    Resumen

    Se trata de una relectura de la

    poesa argentina,

    de trazar la

    evolucin de

    la

    poesa

    neobarroca

    y

    la

    neo-objetivista

    de

    los 80

    y

    90,

    enfocndonos finalmente

    en

    algunos

    ejemplos

    de

    la

    poesa

    reciente,

    especialmente

    los de Fabin

    Casas.

    El tema

    aqu

    no es el

    de sostener las

    etiquetas

    fciles

    que separan

    a

    las recientes

    tendencias

    poticas argentinas,

    sino de llamar la

    atencin

    al

    hilo conductor

    que

    las

    enlaza,

    en este

    caso,

    una

    persistente

    atencin a

    la

    red de

    tejidos,

    ruidos

    y

    perspectivas impares que

    abarcan

    los

    flujos

    del mundo

    contemporneo

    y

    ver

    cmo la experiencia del poema registra este mundo a partir de la percepcin

    humana.

    Palabras

    clave:

    poesa argentina,

    neo-objetivismo,

    neo-barroco, sensorio,

    Fabin

    Casas,

    lo

    contemporneo, tiempo presente.

    Abstract

    I

    propose

    a

    re-reading

    of

    Argentine

    poetry,

    tracing

    the

    evolution of both the

    neo-barroque

    and the

    neo-objectivist

    poetry

    of the 1980s and

    90s,

    and

    paying

    especial

    attention to recent

    cases,

    particularly

    the

    poetry

    of Fabin

    Casas.

    I

    do

    not

    necessarily

    endorse the use of

    easy

    labels

    to

    differentiate recent

    Argentine

    poetic

    tendencies;

    rather,

    I

    underline

    the

    links that connect them. In

    this

    case,

    the links will be

    clear

    through

    the

    analysis

    of the net of

    singular

    sounds and

    perspectives

    that include the flux of the

    contemporary

    world and allow to see

    how the

    experience

    of

    the

    poem registers

    this

    world based

    upon

    human

    perception.

    Keywords: Argentine

    poetry,

    neo-objetivism, neo-barroque,

    sensorium,

    Fabin

    Casas,

    the

    contemporary,

    present

    time.

    Georg

    Simmel

    explora

    la

    curiosa relacin moderna

    que

    sostene

    mos con los

    objetos.

    Para

    este

    pensador

    resulta ms

    interesante la

    dimensin

    de

    resistencia

    que

    los

    objetos

    oponen

    a

    nuestro deseo

    que

    el

    deleite

    que

    ellos incitan. El

    objeto

    nos

    elude,

    explica, ponien

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    144

    Francine Masiello

    do

    de relieve la

    distancia

    que

    habitualmente

    nos

    separa

    de las

    co

    sas . Nos

    quedamos, por

    lo

    tanto,

    en estado

    de leve

    inquietud,

    espe

    rando el

    momento de

    capturar

    el

    objeto y

    subyugarlo

    bajo

    nuestro

    control.

    Pero an

    ms,

    mientras

    los

    objetos

    se

    niegan

    a ser

    pose

    dos,

    desafan nuestros

    esfuerzos

    por interpretarlos.

    En

    estas condi

    ciones,

    el

    posible

    discurso

    hermenutico

    llega

    a

    un

    callejn

    sin sali

    da. Sin

    embargo, persistimos;

    la

    resistencia nos atrae

    y

    propulsa

    la

    idea de un

    futuro

    encuentro.

    De

    ah,

    el

    sueo de una

    prometida

    re

    dencin

    que

    reconozca,

    por

    un

    lado,

    la

    autonoma de los

    objetos

    y,

    por

    el

    otro,

    el

    momento

    en

    que

    nuestra identidad se vea transforma

    da

    por

    las

    cosas nombradas. La

    poesa,

    con

    frecuencia,

    se

    ocupa

    de

    este encuentro

    deseado. Desde las

    vanguardias

    histricas

    de

    los a

    os

    20,

    para cuyos

    autores el

    shock

    de lo

    nuevo

    figuraba

    de ma

    nera

    central,

    hasta

    las

    vanguardias

    del

    siglo

    XX

    tardo

    -entre

    ellas,

    los

    poetas

    del

    neobarroco

    y

    el

    neo-objetivismo, para quienes

    la

    cosi

    ficacin del mundo es un

    punto

    de

    partida-,

    la

    observacin de

    Simmel

    sigue

    todava

    vigente.

    En

    este

    ensayo, quiero

    enfocar

    el

    estudio de las cosas ofre

    cidas

    por

    la

    poesa argentina

    reciente

    y,

    en

    especial,

    la

    poesa

    deno

    minada

    neo-objetivista perteneciente

    a la

    generacin

    del 90. No

    se

    trata de una

    poesa que haya quitado

    el

    nfasis al

    yo,

    como dirn

    algunas

    voces

    crticas;

    sino

    que,

    ms

    bien,

    el

    intercambio con

    los

    objetos

    representa

    el

    punto

    de encuentro

    para explorar

    las

    super

    ficies,

    para

    calcular

    las

    distancias

    y

    las cercanas

    que

    nos

    unen,

    para

    pensar

    la

    fluidez del

    tiempo y,

    a consecuencia de

    ello,

    para llegar

    a

    un

    yo

    escondido. Martn

    Rodrguez,

    poeta

    argentino

    identificado

    con

    la

    rama ms

    joven

    de

    los

    objetivistas,

    sintetiza

    su deseo

    por

    el

    objeto

    con estos versos sencillos: lo

    que

    parece

    una

    ruina/

    tiene un

    alma

    que

    ahora/

    toco

    yo

    solo

    (13).

    Vamos

    a ir

    por partes.

    Si es

    cierto

    que

    el

    neo-objetivismo

    insiste

    en

    registrar

    las

    cosas ,

    recordando

    la

    propuesta

    arriba sealada

    por

    Simmel,

    es

    igualmente

    cierto

    que

    se encuentra

    en

    dilogo

    con otras

    tendencias

    poticas

    de

    las ltimas dcadas. Pero

    algunos

    dirn

    que

    el

    nuevo

    objetivismo

    desafa el neobarroco

    en el

    cual Nstor Perlon

    gher,

    Emeterio Cerro

    y

    Arturo Carrera tantas

    veces

    incitaban a la

    experiencia

    de tactilidad en el

    poema

    -el ritmo

    siempre palpable,

    el

    tejido

    de las

    prendas

    de

    vestir,

    el

    crujido

    de

    las

    telas

    que

    se

    desta

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    4/31

    UNA LECTURA DE LA POESA CONTEMPORNEA ARGENTINA 145

    caban

    en

    la

    superficie

    del

    texto1. Otros

    oponen

    el

    objetivismo

    a la

    impronta

    neorromntica,

    herencia de

    los

    aos

    40,

    que apareci

    nue

    vamente en

    los 70

    y

    que

    fue

    especialmente

    difundida

    en

    los

    prime

    ros

    nmeros de

    la

    revista

    Ultimo Reino

    (su

    nmero

    inaugural

    es de

    1979)

    y

    donde el

    intimismo del hablante

    potico

    se haca or

    a travs

    de los

    murmullos

    y

    susurros

    y

    por

    medio

    del cuidadoso ritmo

    que

    envolva

    al

    poema.

    Desde

    otro

    punto

    de

    vista,

    se

    puede

    decir

    que

    el neo

    objetivismo

    de los 90

    contina en la vena

    de

    algunos

    escritores

    que

    comenzaban en los 80:

    en este

    caso,

    es

    imposible

    no

    pensar

    en

    las

    propuestas

    del Diario de

    Poesa,

    cuyos

    integrantes

    Daniel Samoi

    lovich,

    Jorge

    Aulicino,

    Martn

    Prieto,

    D.G.

    Helder,

    entre

    otros-

    ya

    defendan

    en

    poesa

    la

    recuperacin

    de

    una voz

    fluida,

    sin

    excesos

    y

    en contra

    del desborde

    neobarroco;

    o la

    revista La

    dawa

    del ratn

    donde se

    celebraba -en

    homenaje

    a la

    generacin

    del 60- la

    impor

    tancia

    del

    lenguaje coloquial2.

    El

    neo-objetivismo

    comparte

    con sus

    predecesores

    las

    distintas

    maneras

    de

    registrar

    el

    gran

    entorno;

    seala

    los modos de

    percibir

    la

    ciudad,

    de

    rescatar

    el

    poder

    de

    la mi

    rada,

    de

    aceptar

    de

    manera natural en que una escena terrorfica (de

    incendios, asesinatos,

    innumerables

    violaciones)

    acompaa

    una vi

    eta

    simple

    dedicada a la

    tranquilidad

    del

    hogar3.

    Los

    poetas

    tratan

    de llevar

    a

    cabo

    en

    poesa

    una

    cosificacin de las

    palabras,

    aceptan

    do el

    sentido

    habitual del

    verbo

    y

    su

    capacidad

    de

    representacin.

    La

    palabra

    en s es un

    objeto.

    Respecto

    de

    esta

    tendencia,

    Daniel

    Sa

    1

    Para una

    comparacin

    entre neobarroco

    y objetivismo

    de

    los

    90,

    ver

    Ge

    novese.

    Tambin

    Dobry,

    donde

    se comenta el

    objetivismo

    como una

    reaccin

    contra la esttica

    neobarroca.

    2

    Para una

    mirada sinttica

    de estos

    conflictos,

    ver

    Fondebrider, comp.,

    fundamental

    para

    explorar

    las

    tensiones entre

    los diversos

    grupos poticos

    en

    la

    Argentina,

    con

    un

    enfoque

    sostenido en los

    poetas

    de los 90.

    Ver en

    particular

    el

    ensayo inaugural

    de

    Fondebrider,

    Tres

    dcadas de

    poesa

    argentina ,

    7-43.

    3

    En

    este

    aspecto, estoy

    de

    acuerdo con

    Arturo

    Carrera,

    quien,

    en

    el

    prlo

    go

    de su

    importante

    antologa

    Monstruos

    (2001),

    escribi

    que

    el neobarroco

    to

    dava

    est

    vivo

    en la

    nueva

    sensibilidad de los

    autores de la

    generacin

    del

    90:

    Ayer

    noms

    deca el

    neobarroco ha

    muerto. Y

    hoy tengo que

    aceptar que

    el

    neobarroco

    renace

    (15).

    Y

    coincido

    con Ana

    Porra,

    quien

    ve desde los

    aos

    80

    dos tribus en

    competencia

    -neobarrocos

    versus

    objetivistas-,

    pero

    que

    tam

    bin

    reconoce la

    debilidad

    de las

    fronteras

    ideolgicas que

    las

    separaban ( Una

    polmica

    a media

    vos(' 7).

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    5/31

    146

    Frangine

    Masiello

    moilovich lo

    explic

    bien cuando sostena

    que

    el

    objetivismo

    no

    se

    refiere a la

    presuncin

    de traducir

    los

    objetos

    a

    palabras

    [...]

    sino al

    intento de crear

    palabras-artefactos que

    tengan

    la evidencia

    y

    la dis

    ponibilidad

    de

    los

    objetos

    (18).

    Frente a la esttica del

    cambalache

    y

    el

    revoltijo [y]

    horror a

    la

    fijacin

    del sentido

    observada

    por

    Daniel

    Freidemberg

    con

    respecto

    al neobarroco

    (cit.

    en

    Carrera,

    El

    estado de las cosas

    17) y

    sin la lucha intensa

    por

    vaciar

    el

    signifi

    cado de

    la

    palabra

    y

    defender la

    polivalencia

    del

    signo,

    todo

    parece

    fcil en el

    neo-objetivismo.

    Si

    la

    poesa

    contempornea que

    des

    ciende

    de Mallarm busca la esencia de

    la forma

    para

    salvar a

    la

    palabra

    de su devaluado uso

    cotidiano,

    los

    poetas argentinos

    de los

    noventa,

    en el extremo

    opuesto, prefieren

    escribir una

    poesa

    en

    s

    misma devaluada.

    Su material ser una

    palabra

    abiertamente

    desgas

    tada: no el

    oro,

    sino

    el

    nquel

    de cantos

    carcomidos ,

    explica E,dgar

    do

    Dobry

    al

    respecto

    (121).

    La escenificacin

    de

    este

    proceso po

    tico

    depende

    en muchos casos

    de la ilimitada fascinacin

    por

    la vida

    de

    barrio,

    por

    la vida

    comn,

    por

    la

    presencia

    de lo

    proleta

    o

    marginal.

    Ms

    an,

    Alejandro

    Rubio,

    poeta joven

    identificado con

    la

    generacin

    de los

    90,

    comenta:

    La lrica est

    muerta

    [...] Quin

    tiene

    tiempo,

    habiendo televisin

    por

    cable

    y

    FM,

    de escuchar

    el

    lad de

    un

    joven

    herido de amor?

    [...]

    Se

    podra

    decir

    que

    estamos

    en

    tiempos

    de barbarie

    (cit.

    en

    Carrera,

    Monstruos

    160).

    Ser

    poesa

    de la vida

    chata,

    donde

    fluye

    la brisa del

    aburrimien

    to,

    donde se

    rehsa el combate

    por

    la vida

    y

    se

    respira

    una

    fatigada

    aceptacin

    de los

    hechos tal como son.

    Esta readad no

    obstante,

    sale

    de la naturaleza

    muerta,

    un

    cuadro

    aparentemente

    esttico,

    una

    proliferacin

    de

    sentidos,

    una violencia contra las formas.

    Veamos,

    por

    ejemplo,

    el

    poema

    inicial

    de

    Seudo,

    libro de

    Martn Gambarotta

    y

    considerado

    uno de los textos claves

    del

    neo-objetivismo

    de los

    90: Un

    racimo de

    bananas/

    jvenes

    en la

    canasta/

    casi

    rectas:/

    la

    cscara

    amarilla/

    verde

    y

    sin

    lunares./

    Cuando se acabe

    la

    fruta,

    la

    merluza/

    los

    ajes,

    el t

    amargo,

    nos

    vamos de

    ac./

    A

    cualquier

    lado.

    A

    las

    plantaciones./

    A un

    lugar

    donde no

    existen tenedores

    (9).

    La

    tranquilidad

    del hablante

    frente a

    la escena de

    frutas no dista

    mucho del tono de

    los neorromnticos

    de

    la

    generacin

    anterior

    (por

    no decir los

    poemas

    tempranos

    de

    Joaqun

    Giannuzzi

    de los

    aos

    50); pero

    la

    diferencia

    -y aqu quizs

    est

    la novedad de

    Gambarotta-

    surge

    a

    partir

    de los dobles

    sentidos

    y

    la sexualidad

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    6/31

    UNA LECTURA

    DE

    LA POESA CONTEMPORNEA ARGENTINA 147

    aludida;

    ms

    que

    nada el tono del final

    permite

    escuchar una

    apre

    ciable dosis de

    frustracin

    e irona.

    Cito otra vez a

    Freidemberg,

    quien

    dice del

    objetivismo:

    dej

    abiertos caminos

    por explorar:

    1/

    al

    suponer

    que

    las cosas visibles del

    mundo merecen

    respeto, aunque

    sea

    como

    desafo,

    y que

    no

    hay por qu

    dejarlas

    de lado sin

    ms

    ni

    dar

    por

    sentado

    que

    intentar

    registrar

    en las

    palabras

    esas cosas es una

    empresa

    petulante

    o ridicula.

    2/

    al

    negarse

    a

    aceptar

    como un

    dogma que

    la nica manera de

    escribir

    poticamente

    es

    violentar el

    lenguaje,

    hacer

    decir a las

    palabras algo que

    habitualmente no

    saben

    decir

    [...]

    Todo se

    reduce,

    como

    resultado,

    a cierta narrativa

    pulcra

    o

    a una ms o

    menos

    elegante

    tcnica de la

    descripcin

    (23).

    No

    siempre

    sin

    un

    deseo de

    ampliar

    los lmites del

    lenguaje

    (como

    en el

    ejemplo

    arriba

    citado de Martn

    Gambarotta),

    ni

    siempre elegante,

    como sabemos

    despus

    de

    haber ledo

    algunos

    poemas

    de los 90 donde se habla

    de los mocos

    y

    el

    chicle

    (en

    el

    caso

    de

    Santiago

    Vega

    alias

    Washington

    Cucurto)

    o los ruidos del

    ino

    doro

    (registrados

    por

    Fabin

    Casas),

    pero

    s,

    indudablemente,

    una

    entrega

    a

    lo cotidiano

    aunque tenga

    a veces un

    ritmo de cmic.

    Mi tema

    aqu

    no es el

    de sostener

    las

    etiquetas

    fciles

    que

    sepa

    ran a

    las recientes

    tendencias

    poticas

    argentinas,

    sino de llamar la

    atencin al hilo

    conductor

    que

    las

    enlaza,

    en este

    caso,

    una

    persis

    tente

    atencin

    al

    sensorio o

    percepcin

    humana

    como

    mediadora de

    la

    experiencia

    del

    poema,

    tanto

    de los

    objetos y

    las

    emociones

    que

    el

    mismo

    poema

    intenta

    expresar4.

    Tactilidad,

    sonido,

    mirada: son

    puntos

    de

    coordinacin

    que

    nos

    acompaan

    desde

    el

    neobarroco

    hasta el

    neo-objetivismo

    de

    hoy.

    Estamos

    entonces delante de una

    red de

    tejidos,

    ruidos

    y

    perspectivas

    impares

    que

    abarcan los

    flujos

    del mundo

    globalizado

    a

    principios

    del

    nuevo milenio

    y

    aqu

    la

    poesa

    deviene el

    espacio para

    la

    exploracin

    de los cinco

    sentidos,

    para poner

    a

    pmeba

    la

    libertad

    del autor al

    afirmarse con

    respecto

    a

    las cosas

    que

    estn

    a

    su

    alcance,

    para trabajar

    con la cosificacin

    de las

    palabras y

    sus

    efectos de

    representacin.

    Ms

    que

    nada,

    recuerda la

    importancia

    de cerrar

    las

    distancias

    que separan

    al

    hablante

    del

    mundo,

    de

    reflexionar

    sobre el

    flujo

    constante

    que

    4

    Ver sobre

    todo los

    comentarios de

    Jorge

    Aulicino,

    A la

    espera

    de estu

    dios

    serios en

    Fondebrider,

    comp.,

    57-64.

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    7/31

    148 Francine Masiello

    desordena nuestro

    deseo. Lo

    que

    vemos entre todos sea de los

    neobarrocos,

    los neorromnticos o los

    objetivistas-

    es una comn

    insistencia

    en

    recuperar

    el

    contacto con

    el

    entorno

    y

    el

    deseo de

    hacerlo constar.

    En

    este

    sentido,

    el horizonte

    fenomenolgico

    no

    est

    lejos

    de la

    conciencia

    de los

    poetas

    recientes,

    recordndonos

    esa clebre observacin ofrecida

    por

    Merleau-Ponty:

    por

    mi cuer

    po, comprendo

    al otro

    (203).

    Desde

    Perlongher

    hasta los

    poetas

    de

    hoy,

    los

    cuerpos ocupan

    un

    lugar

    central

    en la

    poesa argentina;

    desde

    los

    sentidos se trata de

    acaparar

    el

    entorno,

    de

    alcanzar

    una

    tranquila

    iluminacin sobre el

    yo y

    el

    mundo.

    Digamos

    entonces

    que

    la

    poesa

    reciente

    llega

    a su

    objeto por

    medio del contacto

    y

    la

    intensificacin

    del

    odo,

    por

    medio

    de la mirada

    y

    las

    percepciones.

    Y

    aunque

    hay

    variantes con

    respecto

    a los usos de

    la

    cultura letrada

    al

    lado

    de la cultura

    pop,

    de

    igual

    manera las

    impresiones

    se condensan a

    partir

    de los

    cinco

    sentidos.

    Para

    llegar

    a

    esta

    propuesta

    y

    darle ms

    densidad,

    primero

    quiero explorar

    estos debates

    que parecen

    armar

    un

    campo

    de

    bata

    lla

    entre los

    poetas

    de

    tendencia neobarroca

    y

    los

    neo-objetivistas.

    En

    segundo lugar,

    har

    una lectura

    de

    la

    poesa

    de

    Fabin

    Casas,

    reconocido

    fundador

    de

    la

    poesa

    objetivista y

    una de

    las

    figuras

    centrales de la llamada

    generacin

    del 90 .

    En

    uno de los

    primeros

    nmeros del

    Diario de

    poesa,

    Daniel

    Garca

    Helder ofrece un valioso

    recorrido sobre el neobarroco

    en la

    Argentina

    y concluye

    que

    frente a esta

    tendencia,

    existe otra

    opcin:

    todava nos

    preocupa

    imaginar

    una

    poesa

    sin herosmos del

    len

    guaje, pero arriesgada

    en su tarea de

    lograr algn tipo

    de

    belleza

    me

    diante la

    precisin,

    lo breve

    [...]

    lo fcil o de difcil claridad

    (25).

    Desde esta misma

    revista,

    Jorge

    Aulicino buscar

    otro modo de

    concebir en

    poesa

    que

    no sea

    el

    neobarroso ,

    una

    poesa que

    afronte

    la realidad de manera directa

    sin las

    piruetas

    verbales

    del neobarroco

    ( Lo

    que

    ocurre

    'de veras'

    20).

    En este

    contexto,

    se

    repudia

    del

    neobarroco su densa

    materia

    textual,

    la ornamentacin

    de las

    super

    ficies

    y

    los

    juegos

    entre el velo

    y

    la

    mscara,

    su

    insistencia en la tea

    tralidad

    y

    el recurso de

    la

    doble

    voz.

    Ciertamente,

    la

    intensidad

    ver

    bal del neobarroco

    y

    su modo oblicuo

    de

    decir,

    las

    mltiples

    citas

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    8/31

    UNA

    LECTURA

    DE LA POESA CONTEMPORNEA

    ARGENTINA 149

    que

    atraviesan

    el texto

    por

    no hablar de su sintaxis lezamiana

    y

    la

    constante elisin

    de los

    significados

    a

    favor del materialismo

    de

    los

    fonemas llevaron

    a Nstor

    Perlongher

    a referirse a lo neobarroso

    tal como

    dej

    su

    impronta

    en ambos lados del Ro de la Plata. Pero

    el

    neobarroco identificado con

    Perlongher

    no ha sido solamente

    una

    respuesta

    al horror vacui

    respecto

    de

    la

    pgina

    en

    blanco.

    Al

    flujo

    incesante de sentidos del as

    llamado

    neobarroso,

    acompaa

    una

    tactilidad

    y

    sensualismo

    ( rase

    un animal

    sangrante y

    dulce/

    de

    rostros

    numerosos/

    de

    cuyas

    heridas manaba

    la

    msica

    y

    el

    sudor/

    sangraba

    en sus

    deslices ,

    28)

    siempre puestos

    en evidencia como

    manera de

    defender

    al

    sujeto

    contra

    la

    sombra de su

    desaparicin.

    Con

    razn,

    el

    poema principal que

    ha

    sido identificado con

    el

    neo

    barroco

    argentino

    es Cadveres de Nstor

    Perlongher

    una de

    nuncia de las

    polticas

    de

    desaparicin que ejerca

    la

    dictadura,

    pero

    tambin una

    lujosa

    defensa de

    la

    sobrevivencia del

    cuerpo-.

    ( En

    la

    trilla de un tren

    que

    nunca

    se

    detiene/

    En la estela de un barco

    que

    naufraga/

    En una

    olilla,

    que

    se

    desvanece/

    En los muelles los

    apea

    deros

    los

    trampolines

    los

    malecones/

    Hay

    Cadveres ,

    111).

    Los

    objetos

    y

    los

    lugares persisten,

    el ritmo

    persiste;

    y

    si

    hay

    cadveres,

    como dice

    el

    poeta,

    dejarn

    su

    huella en

    el

    tejido

    del

    lenguaje,

    en el

    odo,

    en el

    frote del

    cuerpo

    contra otro

    cuerpo

    y

    contra la

    pgina

    impresa. Ocupan

    entonces un

    espacio palpable.

    No es ste

    el

    lugar

    para

    estudiar este clebre

    poema, pero

    s vale tenerlo como referen

    cia

    para

    la

    poesa

    que

    sigue.

    Tal como el

    neobarroco,

    el

    objetivismo

    nunca abandonar su

    apego

    a

    los

    objetos

    aunque por

    su

    colocacin

    en el

    poema

    nos

    impondr

    otro uso del

    lenguaje

    destinado

    para

    otro

    efecto

    y

    otra

    reflexin. Basta decir entonces

    que,

    como los

    neoba

    rrocos,

    los

    poetas

    de

    la

    generacin

    del 90

    tambin tienden a celebrar

    la

    materia,

    enfocando

    el

    denso

    tejido

    de

    experiencias

    somticas

    que

    el texto

    potico exige

    a su

    objeto.

    Poesa de miradas

    y

    sentidos

    para

    poner

    a

    prueba

    la conciencia

    sensorial de

    quien

    observa. El

    suyo

    no

    es slo

    un

    intento de

    representar

    el

    cuerpo

    desbordante del

    yo

    ni

    de

    insistir en la lnea

    ertica

    que

    tanta cuerda le

    dio

    Perlongher,

    sino de

    definir

    un

    entorno

    poblado

    de

    objetos

    precarios, que

    son

    a

    veces de

    veloz consumo. A

    diferencia de los

    objetos

    neobarrocos,

    los vesti

    dos,

    los

    zapatos,

    los

    juguetes,

    los cmics

    que aparecen

    en

    los

    poemas

    del 90 carecen

    de suntuoso

    detalle;

    se

    enfatiza en cambio su

    proce

    dencia berreta

    que

    da forma a una

    vida

    plebeya.

    En

    ningn

    mo

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    9/31

    150 Francine Masiello

    ment

    domina

    el exceso

    que ocupaba

    a los

    neobarrocos no

    hay

    evidencia de

    los

    Infinitos

    prembulos

    lricos en la canilla

    que

    no

    cierra,

    prembulos,

    deambulos,

    bulones en

    la chata florida

    de los

    bulos,

    golosos

    cotorreos en

    el cierre del mimbre

    que gotea

    (127)

    que puso

    en circulacin

    Perlongher

    en las

    primeras

    pginas

    de

    Hule;

    ms bien domina entre los

    neo-objetivistas

    un

    escenario de

    jeans y

    trapos

    de

    nylon,

    materiales

    reciclados

    y

    baratos,

    ni vistosos

    ni extra

    vagantes.

    De

    manera

    que

    si

    el

    neobarroco

    insista en la

    plasticidad

    de las

    palabras y

    un

    sensualismo

    desbordado,

    el

    neo-objetivismo

    aprovecha

    las materias de

    la fea cotidianidad

    sin

    participar

    del

    espectculo

    vistoso.

    Se

    concentra,

    por

    lo

    tanto,

    en

    el

    hierro,

    los

    cla

    vos,

    el

    cemento,

    la taza de

    caf,

    los

    peluches

    de los

    nios,

    el

    recuer

    do de la infancia

    defraudada.

    Y si

    para

    los

    neobarrocos

    importa

    un

    significante

    desligado

    del

    significado,

    para

    los

    neo-objetivistas

    las

    referencias

    externas al

    sujeto organizan

    su modo de

    pensar.

    Sin

    em

    bargo y

    pese

    a

    las diferencias

    que separan

    las dos

    corrientes

    po

    ticas,

    ambas

    comparten

    una

    marcada tendencia

    a asentar sus

    mate

    rias en el

    puro presente.

    Se

    organizan

    de acuerdo con

    las

    pulsiones

    del

    movimiento,

    la tactilidad

    de las cosas

    palpables

    y

    los efectos

    de

    los

    sonidos.

    Otra manera

    de leer esta

    experiencia

    es

    a

    travs

    de

    la

    gran

    fiesta

    en la cual se celebran

    las materias

    que

    el

    poeta

    es

    capaz

    de

    atrapar

    en

    su

    red.

    Efectivamente,

    el

    yo

    se afirma mediante

    los

    registros

    sensoriales

    que

    acaparan

    la

    simple

    realidad

    del entorno

    y,

    en el

    mejor

    sentido

    platnico,

    sostienen

    una

    relacin viva

    entre

    el

    mundo

    percibido

    y

    los

    ojos

    de

    quien

    observa.

    A

    propsito,

    en

    un

    poema

    sobre

    Caravaggio,

    Aulicino

    (protagonista

    del

    objetivismo

    de

    los

    80)

    escribi

    recientemente:

    El barroco

    no es de

    ideas,

    es

    de

    yeso

    (2011).

    Se sostiene

    en

    todo caso la

    materia

    real

    y

    palpable.

    De marcada

    influencia

    norteamericana

    -sobre todo

    Pound

    ( the

    direct treatment

    of

    the

    thing )

    y

    Stevens

    ( Not

    Ideas About

    the

    Thing

    but

    the

    Thing

    Itself)

    que

    entran

    primero

    en la

    Argentina

    en

    los aos

    40

    y

    50

    (debido

    a

    las traducciones

    de

    Alberto

    Weiss

    y

    Ro

    dolfo

    Wilcock

    en el

    primer

    caso,

    y

    Alfredo

    Girri en

    el

    segundo)5,

    el

    5

    Para la historia

    de las traducciones

    de

    Pound al

    castellano,

    ver la

    edicin

    de

    Jorge

    Aulicino

    (Arpentarium).

    Para la

    influencia de Wallace

    Stevens en

    Am

    rica

    Latina,

    ver la edicin

    de Roberto Echavarren

    (Stevens,

    Los

    poemas

    de

    nuestro

    clima)

    donde describe

    especialmente

    la relacin

    entre Stevens

    y Rodrguez

    Feo.

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    10/31

    UNA LECTURA DE LA POESA CONTEMPORNEA ARGENTINA 151

    neo-objetivismo

    toma vuelo

    nuevamente

    con

    los

    poetas

    de la

    gene

    racin

    del

    90,

    entre ellos

    Fabin

    Casas,

    Martn

    Gambarotta,

    Martn

    Prieto,

    Washington

    Cucurto,

    y por

    medio

    de

    las

    pequeas

    revistas

    que,

    adems del Diario

    de

    poesa,

    sosdenen su

    promocin:

    Vox,

    Ts

    Ts,

    Plebella

    y

    las

    editoriales de Belleza

    y

    Felicidad,

    Siesta,

    Ediciones

    en

    Danza,

    Ediciones

    deldiego, Gog y

    Magog.

    Estos

    poetas

    no

    insisten

    directamente en la

    herencia

    norteamericana6;

    antes

    que

    na

    da,

    se declaran

    ahijados

    de los

    poetas

    nacionales de los

    aos

    60,

    principalmente

    entre ellos

    Joaqun

    Giannuzzi,

    Lenidas Lambor

    ghini y

    Ricardo

    Zelarayn.

    Tanto lo

    cotidiano

    como

    el

    relato familiar

    se

    redefinen con el

    resultado de

    desmitificar la

    poesa,

    y

    de

    acercarse

    a

    las

    premisas

    sen

    soriales de la

    historia.

    Frente

    a

    la

    catstrofe

    y

    la

    ruina

    que

    definen

    gran

    parte

    de

    la literatura

    hoy,

    en

    la

    poesa

    se

    presenta

    -sin el

    riesgo

    de caer

    en

    el

    idealismo

    ni

    de

    postular

    horizontes

    posibles

    otra

    ma

    nera de volver

    inteligibles

    a

    las

    personas y

    los

    objetos.

    En

    este

    caso,

    se

    exploran aquellas

    zonas

    frgiles y

    fronterizas

    que

    ponen

    en

    cues

    tin nuestro

    entendimiento

    de la

    diferencia o

    incluso

    aquellos

    tenues

    vnculos entre los

    humanos

    y

    los animales.

    Y si se

    poda

    decir

    que

    el

    neobarroco

    argentino

    resista a la

    dictadura militar

    a

    partir

    de

    su

    trabajo

    con los

    cdigos opacos

    incrustados

    en

    la

    super

    ficie

    del

    poema,

    tambin se

    puede

    leer

    en

    el

    neo-objetivismo,

    con

    su

    nfasis en la

    cosificacin

    del

    mundo,

    su

    nfasis

    vehemente en

    la

    materia

    y

    la

    ficcionalizacin del

    yo

    impuesta

    por

    los

    medios

    masi

    vos,

    una

    juguetona

    protesta

    contra los

    productos

    del

    mercado neoli

    beral.

    Captar

    el

    instante ,

    quizs

    la

    bandera

    de

    todo

    poeta

    en

    cual

    quier

    momento

    histrico,

    aqu representa

    un

    deseo

    de

    poner

    un

    alto

    al

    fluir

    del

    tiempo y,

    sin

    olvidar la

    historia

    (el

    antes

    y

    despus),

    de

    dislocar la

    serie

    temporal

    e

    inventar

    nuevas

    combinatorias, siempre

    que

    se ubica

    al

    yo

    al

    centro de

    estas

    operaciones.

    Percibir

    lo

    perecedero,

    entonces,

    y

    captarlo

    en el

    poema,

    aunque

    ahora se

    trata

    de

    capturar

    el

    realismo

    sucio de la

    ciudad.

    Esta

    poesa

    es urbana e

    irreverente.

    Se define

    por

    su

    expresin

    de

    rabia

    y

    perturbacin;

    ms an

    por

    la

    risa

    sardnica

    y

    su burla

    de

    la

    vida social.

    Por

    lo

    tanto,

    los

    poemas

    vinculados con

    el

    obje

    6

    Sobre la

    relacin

    entre

    los

    poetas

    norteamericanos

    y

    los

    objetivistas,

    ver

    Porra

    ( Poticas

    de la

    mirada

    objetiva ).

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    11/31

    152 Francine

    Masiello

    tivismo frecuentemente

    se mofan de

    la

    chatura

    de la

    globalizacin;

    nos hacen ver los

    efectos de los medios masivos

    y

    del libre merca

    do,

    exponen

    el

    conflicto

    (y

    armona?)

    de las razas

    e

    insisten,

    al mis

    mo

    tiempo,

    en su fascinacin

    por

    lo

    popular.

    Se trata de una

    poesa

    que

    pone

    el

    ojo

    en los

    grupos

    marginales,

    se

    explora

    la

    transa

    de

    la

    droga y

    la vida de

    barrio. Martn Prieto

    y

    D.G. Helder se refieren

    a la tradicin rantifusa

    (114) para

    calificar

    aquella

    tendencia anti

    lrica

    y

    coloquial que

    ha marcado la

    poesa argentina

    desde la

    poca

    boedista

    de los aos 20

    y

    que

    aparece

    nuevamente

    en los 90.

    Efectivamente

    se trata de

    una

    escritura

    dedicada

    a los sonidos de

    la calle

    y

    las voces

    populares

    y aqu

    la deuda directa

    de Lenidas

    Lamborghini

    y Zelarayn

    es unnimemente

    reconocida;

    tambin

    enfoca los residuos

    de los hbitos de

    consumo.

    La velocidad de los

    medios masivos

    -el

    cine,

    la

    ciberntica,

    los

    ritmos del nuevo

    rock,

    los

    programas

    de radio

    y

    televisin-son

    protagonistas

    de estos

    ver

    sos7. Nos

    hacen

    palpar,

    or,

    ver las cosas como

    comprobantes

    de

    nuestra

    presencia

    en el

    mundo. En su

    conjunto,

    estn

    proporcio

    nando otra versin de

    la historia

    y

    la

    poltica

    de su

    pas.

    Ser

    en

    par

    te

    la

    respuesta

    de los

    poetas que

    ahora

    protestan

    los

    falsos

    valores,

    la falta de sentido

    comn

    o incluso -entre

    los ms

    jvenes

    la

    anuencia de sus

    parientes

    con

    el

    gobierno

    militar.

    Tambin

    en la misma

    lnea,

    se

    hace

    hincapi

    en la violencia

    verbal.

    En muchos casos se

    trata de

    una violencia

    gratuita

    donde

    la

    voz

    potica,

    en

    lugar

    de ser

    violentada,

    se

    ejerce

    sobre

    el otro.

    Un

    muchacho

    enciende

    un

    perro

    con

    nafta

    (el

    caso de

    Martn

    Rodrguez

    en

    Agua

    negra

    donde

    escribe:

    Arrastr el

    cuerpo

    del

    pe

    rro,

    lo

    puse/

    sobre

    un

    auto/

    lo

    roci

    con

    el

    bidn/

    de

    nafta/

    y

    en

    cend

    un fsforo

    en el

    cuerpo

    pelado,/

    no

    quiero

    sobrevivir

    a

    nin

    guna

    muerte

    ms ,

    13);

    le sacan

    los

    ojos

    a

    la

    mueca,

    tirndolos

    de

    la ventana

    de

    un

    noveno

    piso:

    ver los

    versos de

    Vernica Viola

    Fisher

    de su

    poema

    Arveja

    negra : Tengo

    un

    problema:/

    Arran

    7

    Ver

    los comentarios

    de

    Delfina

    Muschietti,

    quien

    convoc

    a

    muchos

    de

    los

    poetas

    de

    los

    90 en

    su ciclo de

    lecturas

    La voz del

    erizo ,

    cuando

    afirma

    que

    stos,

    a

    pesar

    de las

    diferencias de

    lenguaje

    potico

    que

    los

    separan

    de la

    generacin

    anterior,

    comparten

    con sta

    la fuerte relacin

    entre

    cultura

    alta

    y

    cultura

    de

    masas.

    No

    hay

    divisin

    entre

    una

    y

    otra

    en el

    trabajo

    del

    poema;

    pierden

    su

    diferencia,

    su

    particin

    [...] puede aparecer

    'naturalmente'

    una

    cita

    de

    Joyce

    junto

    a la

    figura

    de

    Betty

    Boop

    (citado

    en

    Carrera,

    Monstruos

    16).

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    12/31

    UNA LECTURA DE LA POESA CONTEMPORNEA ARGENTINA 153

    qu

    los

    ojos

    de mi

    mueca/

    y

    ya

    no ve.

    Desde

    el

    noveno

    piso/

    lan

    c con

    mpetu

    al

    patio

    interno/

    de mi vecina un

    ojito,

    el

    izquierdo

    (s.

    p.).

    El

    poema

    contina con los

    desmembramientos

    del

    cuerpo,

    slo

    para

    validar el refrn

    que

    dice:

    Ojos que

    no

    ven,

    corazn

    que

    no

    siente .

    Estamos

    en un

    espacio

    de humor

    negro,

    de deliberada

    banalidad,

    donde

    cabe

    la burla

    de los reclamos sentimentales sobre

    la vida cotidiana.

    Aunque queramos

    leer estos versos como una ale

    gora

    de

    la

    historia

    nacional,

    pensando

    la violencia

    privada

    en trmi

    nos de la violencia

    estatal,

    los

    poetas

    una

    y

    otra vez nos remiten a

    las

    pequeas

    escenas

    de la

    vida cotidiana e insisten en el drama

    par

    ticular sin

    recurrir a temas

    universalistas. Dice Fisher en el mismo

    poema:

    Mi

    lgrima

    no

    sabe/

    parir

    otros,

    mi

    problema

    es/

    operar

    en el

    hueco/

    de la mirada.

    No,/

    caer en l . En otros

    casos,

    se

    celebra el intento

    de

    matar al

    padre

    (por ejemplo,

    en los

    versos de

    Lola

    Arias

    en

    Las

    gemelas

    rusas : Matar al

    padre./

    La

    gemela

    be

    sa

    a

    su hermana en la

    boca./

    Cae la

    impdica

    nieve

    sobre

    el

    beso

    imposible:/

    ese

    pas,

    ese

    padre

    (33).

    Los rastros

    del feminismo

    ochentista

    persisten,

    es

    cierto,

    pero

    estas

    poetas jams

    se

    dignan

    mencionarlo.

    A

    veces los

    poetas

    nos ubican en el borde

    que separa

    al ser

    humano de lo

    no humano. En la

    poesa

    de Anahi

    Mallol,

    por

    ejemplo,

    la

    tan

    discutida frontera entre lo animal

    y

    lo humano se

    disuelve,

    favoreciendo el

    cuerpo

    sensorial

    que

    ambos

    comparten.

    En

    Zoo,

    Mallol

    escribe:

    Aplastado

    derrama/

    las entraas secas

    y

    suntuosas/

    sobre el calor

    del

    asfalto/

    impdico

    el

    sapo/

    a la

    hora

    de la

    muerte/

    se

    pierde y

    abandona/

    su ocasin de

    fascinar/

    de

    repugnar/

    en la

    humedad/

    vidriosa de la

    piel

    (13).

    El

    trabajo

    con las

    palabras produce

    una

    voz

    agria,

    a

    veces

    inquie

    tante. A

    veces

    se

    oye

    la voz de un

    beb

    abandonado

    e

    inocente;

    otras

    veces,

    los

    experimentos

    con el

    lenguaje

    terminan en el

    balbu

    ceo,

    enfocando

    slo el detalle

    menor

    que

    interrumpe

    la comuni

    cacin. En

    Rngala (2009),

    Beatriz

    Vignoli

    abre

    su libro

    enfatizando

    la

    materialidad de la letra

    y

    la

    coincidencia de

    palabra y

    sonido:

    Lenta

    late,

    esponjosa,

    la

    distancia entre

    pjaros/

    afelpndose,

    marcha

    la bandada en

    la

    lluvia./

    Negro

    sobre

    gris

    claro,

    letras en

    una

    pgina/

    como

    sta ante tus

    ojos (9).

    Nos

    obliga

    a

    escuchar las

    aliteraciones

    que

    sostienen

    el

    comps

    del

    poema,

    a

    ver

    las

    repeticio

    nes en

    la

    pgina

    como

    piezas

    de

    construccin del texto. Karina

    Macci,

    en La

    prdida

    o la

    perdida (2008),

    confa el

    significado

    de su

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    13/31

    154 Francine Masiello

    volumen a la

    pequea

    marca diacrtica

    que separa

    una

    palabra

    de

    otra. De

    all,

    seala

    en

    forma concreta

    la

    materialidad de su

    propia

    angustia.

    Desde el ttulo

    mismo,

    se inicia una

    investigacin

    de la

    palabra

    formada

    por

    las relaciones de

    contingencia

    en el verso.

    Leccin de Saussure

    actualizada,

    la

    poesa

    de Macci nos ensea a

    leer

    en

    voz

    alta,

    buscando el sentido a travs de la friccin entre las

    palabras:

    Ro/

    morboso/

    (me )/

    evaporada/

    tocando el

    techo/

    ocurre/

    la

    correccin/

    el reacomodo de los acentos en el

    choque/

    revoque/

    cielo

    raso la

    primera/ persona/

    muerta/

    en la

    habitacin/

    Inombrelpronombrelhombre (38).

    Como

    cartgrafa

    de

    la

    palabra,

    Macci busca las coordenadas de sentido en el

    mapa

    de la

    pgina:

    X &

    Y/

    un nombre

    imposible/

    cules son las

    coordenadas

    (co

    ordenadas,

    vos

    y yo),/ sera

    eso? Dos

    letras

    que

    se

    coordenan,

    que

    se

    colaboran,

    colaboracionistas

    somos?

    (de

    qu?)

    (71).

    Y

    tambin

    estamos

    delante de una

    potica que pretende presentar

    las cosas

    y

    las

    palabras

    sin

    una

    profusa

    densidad

    de

    significados.

    Al

    respecto,

    escribe Laura Wittner

    (1967):

    No es

    que

    leamos

    mal

    los

    signos/

    Es

    que

    las cosas no son

    signos./

    Andan

    solas,

    tan

    sueltas/

    Que

    pueden

    deshacerse

    (cit.

    en

    Carrera,

    Monstruos

    203).

    Se

    ha

    dicho

    que

    el

    neo-objetivismo

    ser

    una

    poesa

    sin

    que

    constara el

    yo,

    sin

    ninguna

    intensidad lrica ni

    la

    presencia

    de un

    sujeto

    fundante;

    incluso la crtica

    ha

    declarado

    que

    el

    yo

    potico

    no

    existe,

    cediendo fuerzas

    a las

    cosas

    y

    el

    ejercicio

    de

    percibirlas.

    Tamara Kamenszain en La

    boca

    del testimonio

    explica

    con

    respecto

    a

    la

    poesa

    de los

    90

    que

    los

    objetos

    que

    antes entraban

    mansamente

    al

    verso

    a

    travs

    de un

    operativo

    metafrico,

    violentan

    ahora la es

    cena

    exigiendo,

    en una

    lengua que

    busca

    despojarse

    de

    recursos

    re

    tricos,

    ms uso

    que contemplacin.

    Es

    un

    esfuerzo

    por profanar

    los lmites

    de la literatura

    (12).

    Y Diana

    Bellessi,

    para quien

    el li

    rismo merece su ms determinada

    atencin

    y

    aprecio,

    rechaza

    la cr

    tica

    que

    se ha lanzado

    contra

    la

    poesa

    del

    yo:

    Si

    al

    yo

    lrico

    se lo ha

    acusado de

    artificioso,

    de mentiroso

    y

    hasta de

    confesional,

    debera

    mos recordar

    que

    el

    lenguaje

    mismo lo es. Toda

    representacin

    es

    una ilusin.

    Y

    todo lo

    mirado. El

    objeto

    tambin,

    recortado

    por

    las

    posibilidades

    de

    nuestra

    percepcin

    [...].

    Podemos acosar a ese

    yo

    Urico,

    pero

    abdicar de

    l

    es

    abdicar al mismo

    tiempo

    del

    objeto que

    contempla [...]

    porque

    el

    objeto y

    el

    sujeto

    se modifican

    mutuamen

    te,

    como

    qued

    enunciado

    en el

    principio

    de incertidumbre

    que

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    14/31

    UNA LECTURA

    DE LA POESA

    CONTEMPORNEA

    ARGENTINA 155

    sent las

    bases de

    la fsica

    contempornea

    a

    principios

    del

    siglo

    pasado

    (cit.

    en

    Jimnez,

    Viva

    voz ).

    Esta

    negativa

    con

    respecto

    a la

    representacin potica

    de los ob

    jetos

    como si estuvieran desvinculados del

    yo

    fue

    declarada desde

    hace

    tiempo por

    Henri

    Meschonnic,

    cuando escribi

    que

    la

    feno

    menologa

    en

    poesa

    necesariamente terminaba

    por

    esencializar la

    palabra

    sin

    contexto histrico

    (Critique

    du

    rythme

    37),

    lo cual era sin

    tomtico de la decadencia de

    nuestro mundo actual

    {Politique

    du

    rythme

    446).

    Y ms

    todava,

    deca

    Meschonnic,

    la lectura de las su

    perficies

    develaba una

    notable falta de trascendencia

    y

    una

    prdida

    de

    profundidad.

    Quizs

    en

    estas

    condiciones,

    semejante postura

    fe

    nomenolgica

    termine

    por

    coincidir con la

    poca

    en

    que

    estamos

    viviendo;

    el desastre se vuelve

    banal mientras

    presenciamos

    el

    auge

    del

    reality

    show

    y

    la

    devaluacin

    de la

    cultura letrada.

    Muchos

    que

    es

    criben sobre la

    generacin

    del

    90 tienden a reincidir en

    esta

    negati

    va,

    declarando el

    retorno del

    objetivismo

    como un

    largo y

    frivolo

    juego

    con las

    superficies

    de

    la

    ciudad

    postmoderna.

    En

    estas

    pginas, quisiera

    contestar estas

    polmicas que,

    a mi

    modo

    de

    ver, pierden

    de

    vista

    la

    notable

    inquietud por

    el

    yo que

    ha

    dominado

    a

    los

    mejores

    poetas

    del

    neo-objetivismo

    argentino8.

    Ms

    an,

    creo

    que

    a

    partir

    de

    los

    poetas

    de la

    generacin

    del 90

    aparecen

    nuevas

    posibilidades

    de hacer

    resaltar los efectos de

    las

    palabras y

    la

    bsqueda

    de

    la

    belleza.

    Como

    en

    el caso de los

    poetas

    identificados

    con

    el

    neobarroco,

    se vislumbra una

    gran

    ansiedad

    por

    la

    superficie

    de las

    cosas

    y

    la

    materia

    que

    las

    define,

    y

    como

    tal,

    una intensa

    bsqueda

    por

    definir

    los

    bordes

    entre el

    objeto y

    la

    sensacin

    corporal que

    se suscita en el

    lector.

    Se

    podra

    decir

    que

    el

    deseo

    por

    el

    cuerpo

    a

    cuerpo

    define esta

    poesa,

    no necesariamente

    por

    la

    ruta

    ertica,

    sino

    por

    la

    sed

    que

    uno declara

    por

    la

    materialidad de lo

    ajeno, subrayando

    la

    expe

    riencia viva

    y

    la necesidad de un

    encuentro

    prometido.

    Por lo

    tanto,

    si se

    expresa

    en

    la

    poesa

    reciente una

    prdida

    de confianza con

    res

    pecto

    a

    las

    estticas tradicionales

    y

    los

    programas

    universalistas,

    8

    Para

    otra version

    de

    la

    importancia

    del

    yo

    mediado

    por

    los

    objetos,

    ver

    el

    ensayo

    de Martn

    Prieto

    y

    D.G. Helder. En

    este

    ensayo,

    observan: El ser no

    est

    ms all de las

    cosas,

    parecen

    repetir

    los

    poetas

    del

    noventa;

    slo se

    hace

    tangible

    en

    ellas

    (107).

    Ver tambin

    Anah Mallol

    quien

    defiende el

    aspecto

    lrico

    de

    la

    generacin

    del 90

    (Elpoemay

    su

    dobl).

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    15/31

    156 Francine Masiello

    tambin

    encontramos cierta

    fe

    en la

    epifana posible.

    Los

    efectos

    de

    este

    proyecto

    se hacen sentir incluso entre

    aquellos poetas

    que

    no se

    sienten

    parte

    de la

    generacin

    del 90. Paula

    Jimnez

    (1969),

    por

    ejemplo,

    en su libro La mala

    vida,

    se

    refiere

    al mundo de barrio

    pobre,

    a la

    compra y

    venta de la

    droga.

    Pero en la

    villa,

    encuentra

    la

    belleza armnica de su

    contacto

    posible

    con

    el

    otro.

    ( Una

    noche

    queramos comprar/

    merca

    y

    entr a un

    conventillo/...

    Me

    acom

    paaba

    un

    eco

    que

    era

    mezcla/

    de

    risas,

    voces, cacerolas,

    una

    vida/

    de esas donde

    nadie/

    est solo. Poda

    imaginarme

    un

    patiecito/

    con

    piso

    de

    baldosas,

    el interior

    rodo/

    de

    un

    living

    comedor,

    la

    tele/

    prendida,

    una

    familia ,

    9-10).

    Con

    respecto

    a

    los

    objetos

    que

    tanto

    atraen la atencin de

    la

    generacin

    del

    90,

    Jimnez

    en otra ocasin

    escribe: En

    poesa

    la

    imagen

    puede

    ser

    cualquiera, puede

    ser

    una

    escoba

    y

    esa escoba

    transformarse

    en mi

    excusa

    perfecta,

    en mi

    inspiracin

    incondicional

    ( La infancia... ).

    Este

    mundo

    de

    imge

    nes est en funcin de

    una

    propuesta

    muy

    especfica

    -descubrir

    el

    lirismo

    de cierto

    encuentro,

    descubrir detrs de las

    cosas su

    escon

    dido ritmo-.

    Por

    lo

    tanto,

    siempre

    estn

    los

    objetos

    en

    funcin de

    su

    decidida

    materialidad.

    O,

    como

    dice

    Alejandro Crotto,

    un

    poeta

    de los ltimos aos e identificado con

    la

    generacin

    del

    2000,

    la

    vida/

    es

    material,

    y

    la

    materia/

    es

    difcil,

    sagrada (10).

    Si bien es cierto

    que

    la

    poesa

    argentina

    a

    partir

    de los

    poetas

    de

    los 90 da evidencia de

    la

    biblioteca

    abandonada

    y

    en cambio ofrece

    una enumeracin catica

    de los

    objetos

    de

    la

    cultura

    de masas -los

    juguetes,

    las muecas

    Barbie,

    la

    msica

    de Elvis

    Presley,

    el cine

    posiblemente

    a manera de considerar

    en el

    poema

    los efectos

    del

    libre

    mercado,

    tambin

    explora

    los

    lmites del intimismo

    y

    las

    maneras de hablar

    del amor.

    En

    muchos

    casos,

    entonces,

    nos

    lleva

    al

    punto que

    sutura

    la iluminacin con

    el

    kitsch,

    la

    banalidad

    con

    la

    epifana.

    De modo tal

    que

    el evento en

    literatura

    podr

    bien

    ser

    prosaico

    o incluso

    antipotico, pero

    al mismo

    tiempo

    y

    en sus

    mejo

    res

    momentos,

    abre

    paso

    hacia

    lo

    que

    Walter

    Benjamin

    buscaba

    al

    hablar del narrador: la base

    arcaica de contacto

    entre los

    participan

    tes de la comunidad

    humana. El arte de

    contar,

    por

    lo

    tanto,

    como

    la

    bisagra

    entre lo cotidiano

    y

    lo noble.

    En sus

    mejores

    momentos,

    presenciamos

    una

    poesa

    en

    la

    cual la

    experiencia

    del consumo

    descrita

    a

    travs

    de

    los

    juguetes

    nombrados,

    los

    deportes

    y

    las

    se

    ries televisivas

    termina

    por

    reafirmar

    el contacto entre nosotros.

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    16/31

    UNA LECTURA DE LA POESA CONTEMPORNEA ARGENTINA 157

    Ofrece nuevas

    imgenes para explicar

    la

    condicin

    humana,

    para

    sostener la emocin. En este

    caso,

    no es

    que

    la

    generacin

    del 90 se

    niegue

    al lirismo de

    antes;

    ms

    bien,

    sus

    poetas

    descubren

    nuevas

    materias

    para

    filtrar

    las crisis

    del

    yo.

    Elijo aqu

    una

    historia

    mnima

    que

    la

    poesa contempornea

    ofrece,

    trazando su tica del

    lenguaje,

    su materialismo

    y

    su

    fulgor.

    El

    experimento

    se

    logra

    en

    los

    puntos

    de

    reconocimiento,

    lo

    que

    llamo

    el momento

    relmpago

    de todo buen

    poema,

    un

    ad

    quem

    sostenido

    por

    los ritmos

    y

    las

    pulsaciones

    del

    texto,

    por

    su

    mucha

    irona

    y

    chiste,

    incluso los de

    gusto desagradable, por

    el nfasis en el

    cuerpo

    y

    su

    capacidad

    de sentirlo todo en el

    momento

    presente,

    lo

    cual nos lleva a un

    estado de

    comprensin que

    es ms

    que

    la

    suma

    de las

    palabras

    y

    apunta

    -mirabile dictu

    para

    nuestra edad de

    herejas

    a

    una

    gracia

    de entendimiento

    que

    a

    veces

    parece

    sagrada.

    Desde la

    escena

    callejera,

    entonces,

    veloz

    y

    a veces

    cmica,

    hasta

    el

    momento

    de

    describir lentamente

    la

    belleza de una cena

    compartida,

    los

    pequeos

    acontecimientos confiesan

    grandes

    verdades. Ser

    una

    lucha

    con

    la

    materia

    y

    el

    cuerpo

    de la

    poesa,

    con

    la

    tradicin

    y

    nues

    tros sueos de

    futuro;

    ser una

    manera de concebir nuevamente

    nuestra

    presencia

    en

    trminos del otro

    (no

    slo

    en el

    espacio

    de la

    ciudad sino en el reconocimiento

    del

    yo

    marginado,

    estando al

    borde de los

    centros

    del

    poder) y

    en trminos del

    quiebre

    de los

    tiempos

    de

    nuestra cultura actual. Remite a

    las distintas maneras de

    manejar

    la catstrofe de nuestros

    tiempos.

    Aqu

    tomo en

    consideracin

    a

    Fabin Casas

    (1965).

    Con

    una

    obra

    ya

    celebrada en

    poesa

    y

    con

    varios

    libros de ficcin

    (su

    poesa

    reunida,

    Hor/a

    City

    y

    otros,

    fue recibida

    con laudes

    y

    alabanzas en el

    ao 2010

    y

    la edicin se

    agot

    en

    seguida),

    su

    poesa

    seala un

    trabajo

    con el

    cuerpo y

    la

    materia,

    que pone

    de

    manifiesto la belleza

    de una

    poesa

    basada en

    los

    objetos

    y

    presenta

    una mirada sobre

    los rituales del habla

    que

    aclaran una

    humilde belleza. Ms all de

    las

    miradas

    generacionales

    o las

    agrupaciones

    en

    torno a las

    estticas

    distintas

    (y aqu

    habr

    que

    reconocer

    a

    Fabin

    Casas como uno de

    los

    fundadores del

    objetivismo

    de los

    90),

    lo

    que

    observamos

    es

    una

    concentrada resolucin

    por

    afirmar la vida

    sensorial de los

    objetos

    que

    envuelven

    y

    sostienen al

    yo.

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    17/31

    158

    Francine Masiello

    II

    Cuando

    le

    preguntan

    a Fabin Casas en

    qu

    consiste

    la tarea del

    poeta, responde

    escuetamente:

    Hacer

    que

    el

    lenguaje

    brille

    (Ber

    mami et.

    al).

    Su

    potica

    deriva

    de los usos

    coloquiales

    del

    lenguaje,

    del

    guio

    irnico

    que

    ofrece el

    poema

    sobre

    las contra-dicciones

    de

    la vida

    real,

    de un

    concepto

    de

    la vida

    diaria

    que

    abarca

    tanto su

    banalidad como

    en

    algunos

    casos

    su

    sorprendente

    belleza. Pero

    tambin nos ofrece

    un momento de

    descanso,

    una

    pausa para

    la

    reflexin,

    un breve

    instante

    para explorar

    los lmites del

    yo

    en

    contacto

    con su entorno.

    Inclinndose hacia

    los

    ya

    citados Giannu

    zzi

    y Zelarayn,

    tambin

    elige

    como

    fundamento de sus

    textos a los

    maestros de

    Europa

    y

    Estados Unidos.

    Casas nos

    obliga

    a

    pensar

    en

    la deuda

    que

    le confiere Pound

    por

    su nfasis

    en las cosas

    y

    el

    impacto

    de Mntale

    y

    Pavese

    -por

    el

    relato humilde

    que

    stos

    alientan

    y

    sostienen

    en el

    poema-.

    Para construir su

    potica,

    Casas

    tambin

    tantea los efectos

    de la

    globalizacin,

    el

    impacto

    de los

    medios

    masivos,

    la

    deformacin

    manifiesta en

    la

    cultura

    de la serie

    y

    sus infinitas

    copias.

    Pero en

    los momentos

    de intenso

    lirismo,

    su

    poesa

    es una

    vuelta a los

    orgenes

    y

    una mirada

    al

    presente

    vaco.

    Se

    nota desde

    sus

    primeros

    libros

    (El

    salmn,

    1996,

    seala

    desde

    el

    ttulo

    el

    viaje que

    recorrer

    el

    pez para

    llegar

    a

    su

    fuente,

    un

    viaje

    a

    la infancia

    y

    a la fe redentora

    en la

    familia)

    hasta sus libros

    recientes

    en los

    cuales destaca

    el terror urbano

    que

    nos absorbe

    a todos.

    Estamos,

    en este

    caso,

    delante

    del

    Spleen

    de Boedo

    (2003)

    o los

    horrores

    de Horla

    City (2010)

    -ambos incluidos

    en su obra

    reunida

    de 20109-.

    Aqu,

    Casas

    evoca

    deliberadamente

    a las

    figuras

    can

    nicas

    del

    siglo

    XIX

    francs,

    citando el

    urbanismo

    de Baudelaire

    y

    los

    escenarios

    horrorosos

    que pueblan

    la

    metrpoli

    de

    Maupassant

    (e.g.,

    Le horla

    de

    1887),

    no sin

    subrayar

    el barrio

    de

    Boedo,

    recu

    perando

    as el hilo

    de

    poesa

    social

    de los

    20 e insistiendo

    en la

    vigencia

    de

    la cultura

    popular.

    Habra

    que

    decir

    que

    el tema de

    la

    monstruosidad

    urbana no

    es nuevo

    para

    este

    poeta.

    Ms

    bien,

    la

    5

    Todas las citas

    pertenecen

    a

    este volumen.

    En

    el

    prefacio

    a

    Spleen

    de

    Boedo,

    Casas

    expresa

    su deuda

    de

    gratitud:

    Le debo a

    Ricardo

    Zelarayn

    haber cono

    cido

    su nombre: El

    Horla. Mi serum

    con esta

    fuerza destructora

    me hizo -entre

    otras

    cosas...

    dejar

    de escribir

    (131).

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    18/31

    UNA LECTURA

    DE LA POESA

    CONTEMPORNEA

    ARGENTINA 159

    imagen

    de Horla

    City ya

    est inscrita en

    algunos

    de

    sus

    poemas

    anteriores

    (en

    El

    Horla ,

    un

    poema

    del

    libro

    Oda, 2003,

    Casas

    escribe:

    Hay toque

    de

    queda, pero

    no

    queda

    nada

    (99); y

    en

    Welcome

    to The Horla

    City ,

    tambin

    del

    2003,

    evoca a Gonzlez

    Tun

    para

    sealar el horror urbano:

    Ms all cercas electrifi

    cadas./

    Y

    ms

    lejos

    an,

    donde la oscuridad

    gotea/

    los ladrones de

    Tun/

    se convierten

    en

    'viejitas'/

    con

    permiso para

    matar

    117).

    Estos antecedentes terarios

    contribuyen

    a

    montar

    el

    espectculo

    de

    terror

    que

    circunda la ciudad moderna10.

    Casas as insiste

    en

    los

    efectos de

    la

    violencia urbana

    y

    su

    impacto

    en el

    cuerpo;

    al mismo

    tiempo y

    recordando

    a

    Maupassant,

    estipula

    la

    necesidad

    de la

    metfora sensual

    y

    la elaboracin de lo intuitivo. El

    sensualismo

    que

    define el

    neobarroco -su contacto con la materia:

    los

    sonidos,

    los

    olores,

    la vista- entra

    aqu

    a

    travs de las vidas

    sencillas

    que ocupan

    el

    escenario

    del

    poema;

    sin

    embargo, y

    a

    pesar

    del

    nfasis

    objetivista

    asignado

    a sus

    versos,

    pone

    en

    duda la

    capacidad

    humana

    de

    percibir

    el mundo

    de manera

    objetiva.

    Ms an

    y

    debido al

    paso

    tentativo,

    se destaca en sus

    poemas

    un

    leve

    giro

    romntico

    y,

    en

    sus

    mejores

    momentos,

    un

    lirismo

    excepcional.

    Empecemos

    entonces

    por partes.

    El

    ambiente

    potico

    de

    Fabin

    Casas est estructurado

    sobre

    la

    base de

    referencias al

    whisky,

    los

    diarios ledos

    (o

    no

    ledos)

    y

    los edificios

    que

    nos encierran en la

    metrpolis;

    desde el

    barrio,

    stos determinan

    nuestro horizonte de

    expectativas

    y

    subrayan

    la cotidianidad

    local

    frente

    a los efectos

    de

    la

    globalizacin.

    Estas referencias

    ofrecen distintas

    maneras de

    armar la

    realidad:

    los efectos del alcohol

    distorsionan nuestra

    expe

    riencia de lo

    real;

    los diarios ofrecen una

    realidad

    mediatizada

    y

    dis

    tante,

    por

    no hablar de la

    prosa

    banal

    que constituye

    su

    discurso;

    los

    edificios

    delimitan

    nuestra

    mirada del

    espacio

    urbano

    y,

    an ms

    importante,

    los escenarios de

    construccin -desde

    los

    palacios

    en

    obras con

    su ruido

    ensordecedor hasta la

    madera,

    hierro

    [y]

    con

    creto

    que

    son

    los

    cimientos

    de

    lo nuevo-

    funcionan como el

    teln

    de

    fondo

    para

    hablar

    de

    la escritura del

    poema.

    En

    este

    sentido,

    10

    Ver

    tambin las novelas de

    Casas,

    entre

    ellas

    Los

    lemmings

    ubicada en el

    barrio

    Boedo,

    donde

    pone

    al descubierto

    la violencia

    de

    la

    ciudad. Para un in

    teresante

    anlisis de la

    ficcin de Casas en

    el contexto del

    populismo,

    ver San

    dra

    Contreras.

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    19/31

    160 Francine Masiello

    habra

    que

    decir

    que

    su

    poesa, aunque

    enfocada en la vida de los

    barrios

    humildes,

    carece de nfasis

    populista. Mejor

    dicho,

    la

    poesa

    de

    Casas se

    detiene en el

    momento de transaccin delicada

    que

    defi

    ne lo

    cotidiano,

    sin

    inters

    en levantar

    bandera

    en

    torno

    a

    las causas

    de los

    sectores

    populares.

    Las

    cosas

    y

    las

    personas

    evocadas

    en

    sus

    poemas

    caminan

    por

    otra ruta

    que

    termina

    por

    celebrar el acto de

    escribir

    poesa.

    En

    otra ocasin

    (2003)

    hice referencia

    a la

    importancia

    del deta

    lle

    mnimo en

    la

    poesa

    de

    Juan

    L. Ortiz

    y Hugo

    Padeletti;

    los

    helchos,

    la flora

    silvestre,

    el

    pequeo

    rayo

    de luz

    que

    cae sobre

    un

    plato

    de

    frutas

    se ofrece como

    la

    base

    minimalista de su

    poesa.

    Sirven como

    punto

    de

    partida para

    entablar un

    punto

    de

    contacto

    entre el

    yo

    y

    el

    mundo,

    invitando a

    repensar

    la

    premisa

    tica

    que

    subyace

    a

    todo

    poema.

    En

    la

    poesa

    de

    Casas,

    en

    cambio,

    el detalle

    mnimo se

    desprende

    de

    los

    pormenores

    de la

    ciudad,

    de

    la

    cancha

    de

    ftbol o

    del

    televisor,

    de

    la

    mquina

    de

    vender

    Coca-Cola,

    del

    audfono

    que

    emite un chillido intenso

    y

    asusta

    a

    los

    oyentes.

    Estos

    encuentros

    son los

    puntos

    de

    arranque

    de la

    memoria,

    pertenecen

    a

    les lieux de mmoires tan famosamente sealados

    por

    Pierre Nora

    para

    indicar la

    importancia

    de las ruinas en el

    imaginario

    cultural

    de

    nuestros das. Son los residuos de la vida urbana

    que

    toman un

    lugar

    al lado de los

    objetos

    descartables

    y

    la basura de

    la

    metrpolis.

    Por

    un

    lado,

    ensucian

    la

    ciudad

    y,

    por

    el

    otro,

    dan forma a los elementos

    bsicos

    que

    son la voz de

    la

    poesa.

    Estos

    objetos

    sostienen

    la

    lu%

    el

    ruidoy

    la materia

    que

    son la base de la

    poesa

    de

    Casas;

    trascienden

    el

    ambiente moderno

    y aqu

    dan

    paso

    a las

    premisas

    de

    un

    lenguaje

    potico

    en formacin. Es

    decir, luz,

    ruido

    y

    materia nos llevan

    a

    contemplar

    los

    efectos

    del

    urbanismo,

    promoviendo

    tambin una

    reflexin sobre las combinatorias

    estticas

    posibles;

    invitan a trazar

    los

    orgenes

    del sonido

    y

    la

    forma,

    a

    puntualizar

    las

    materias bsicas

    que

    descubran

    una

    poesa

    moderna

    en la

    ciudad

    globalizada.

    Es

    un

    trabajo

    con un antes

    y

    despus

    coordinado

    por

    el

    yo potico;

    una

    manera de desordenar

    el fluir de la historia

    para producir

    un

    evento

    nuevo

    concentrado en el

    momento

    actual.

    La

    estrategia

    se

    pone

    en evidencia desde sus

    primeros

    poemas.

    En Tuca

    (1998),

    Casas escribe:

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    20/31

    UNA LECTURA DE LA POESA CONTEMPORNEA ARGENTINA 161

    Primero fue

    un terreno baldo.

    Despus

    vinieron los

    obreros

    y

    en

    dos

    das

    armaron

    la

    piecita,

    pavimentaron

    todo,

    pintaron

    las

    paredes.

    (Pero

    antes era

    un

    baldo

    donde nos reunamos

    a fumar

    y

    mirar

    revistas

    pornogrficas).

    Ahora le

    pusieron

    entre

    medio de los coches

    una heladera

    roja

    de Coca-Cola

    que

    tiene luz

    propia

    durante la noche.

    (Durante la noche la oscuridad resplandece

    contra

    la heladera

    roja

    de Coca-Cola.

    A veces

    algn

    chico le

    pone

    una moneda

    y

    espera

    su

    botella

    prometida)

    ( Una

    heladera en la

    noche ,

    Horla

    City

    23).

    Ser

    el

    pequeo

    relato

    que aqu

    organiza

    el

    pasado y

    presente,

    un

    antes

    y

    un

    despus.

    Pero

    es la luz de la heladera

    roja que

    al final en

    gendra

    una

    meditacin

    sobre la belleza

    posible

    y

    nuestras

    esperan

    zas

    para

    el futuro. La iluminacin

    potica

    no

    depender

    en este caso

    de

    las fuentes

    decimonnicas

    tradicionales;

    ms

    bien,

    proviene

    de

    un

    dispensador

    automtico

    que

    sirve

    para publicitar

    un

    producto

    y

    despertar

    el

    apetito

    del

    pblico

    consumidor.

    Bajo

    los efectos

    de la

    electricidad,

    la oscuridad

    resplandece ; promete

    un

    efecto esttico

    mientras seala los circuitos

    posibles

    de

    deseo

    y

    fantasa. Ms all de

    una crtica directa de la sociedad de

    consumo,

    estamos

    atestiguando

    la

    posibilidad

    momentnea

    de

    la dicha

    y

    esperanza.

    En otros

    casos,

    la referencia a

    la luz

    elctrica es

    puro

    efecto sen

    sorial:

    Como

    una

    resistencia

    elctrica/

    cuyos

    filamentos se

    apagan

    lentamente/

    la tarde

    roja

    vira al

    negro (143).

    La luz artificial seala

    da en

    este

    poema

    de

    Casas se ofrece como teln de fondo

    para

    re

    pensar, quizs

    ldicamente,

    las crisis

    de la

    percepcin

    que,

    desde el

    siglo

    XVIII,

    ha

    perseguido

    a los filsofos. Cmo

    atrapar

    la

    expe

    riencia esttica

    y

    describir sus

    efectos,

    cmo

    detener la

    percepcin

    del mundo exterior en trminos

    palpables.

    Casas va a

    tientas,

    cap

    tando el momento

    mgico

    de la

    iluminacin,

    trasformando definiti

    vamente,

    y

    no sin cierta

    paradoja,

    la tradicin de

    los iluminados.

    A

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  • 7/23/2019 Cuerpo y Materia, Poesia Cont Argentina, Masiello

    21/31

    162 Francine Masiello

    qui

    no

    podemos

    hablar ni de Kant ni

    de

    Condillac,

    sino de las ma

    neras nuevas

    de tocar la materia

    y

    sentirla

    por

    medio del

    cuerpo .

    Siguiendo

    con la

    imagen

    de la

    luz,

    Casas

    insiste

    en el

    cuadrn

    gulo

    iluminado -mecnico o natural

    para

    distinguir

    a las

    personas

    cuando est

    muy

    avanzada la noche.

    Se trata de una

    escenificacin

    del

    presente ( la

    madre

    y

    la

    nia... se

    quedan

    en el

    rectngulo

    de

    luz ,

    184;

    Las

    pertenencias

    de

    Juan

    /

    caben en el

    permetro

    de

    luz.

    Salvo

    eso,

    todo el edificio est a

    oscuras ,

    171;

    abro la

    heladera:/

    un

    poco

    de luz

    desde las

    cosas/

    que

    se mantienen

    fras ,

    43). Qui

    zs recordando

    aquel

    paralelograma

    de luz

    que apareca

    repetidas

    veces

    en Los

    siete

    locos,

    el

    claroscuro de los

    poemas

    de Casas ser otra

    manera

    de hacer

    poesa

    a

    partir

    de lo

    cotidiano,

    de descubrir los

    efectos de la belleza

    y,

    con la

    plasticidad

    visual

    enfocada

    por

    la

    luz,

    de sealar el

    paisaje

    sencillo

    que

    rodea

    al

    sujeto

    popular,

    deteniendo

    as el

    tiempo.

    En un

    poema

    de Horla

    City,

    describe

    el

    corte

    de la

    luz

    como

    momento de

    interrupcin

    esttica

    y

    la

    posible

    recuperacin

    del

    lenguaje:

    me sent

    con/

    mi familia

    para

    ver

    un

    recital de Elvis

    Presley.

    Era/

    de noche

    [...].

    Lento se mova en

    blanco

    y negro./

    Mi

    vieja

    tarareaba las canciones. Hasta

    que

    se/

    cort

    la luz.

    Cuando

    volvi/

    la

    luz,

    el

    concierto haba terminado.

    [...]

    Al otro da los

    chicos del

    barrio/

    hablaban de

    la

    Media

    Hora de Elvis

    Presley.

    [...]

    El

    lenguaje

    tiene

    que

    haber

    surgido

    as ,

    155).

    La conversacin

    barrial,

    la familia mirando

    televisin,

    la

    evocacin

    del

    gran

    Elvis

    Presley,

    la

    acumulacin de distintos

    tiempos pasados que

    ahora

    convergen

    en

    el

    presente;

    todos estn en

    funcin

    de una

    sola

    pro

    puesta,

    ofrecida

    en el

    verso

    final,

    que

    nos

    invita

    a

    reflexionar

    sobre

    el

    origen

    del

    lenguaje y

    de elevar lo

    cotidiano

    al

    plano

    filosfico.

    Si

    la luz

    se materializa como

    analoga

    de la reflexin

    filosfica,

    de

    igual

    manera,

    los

    objetos

    fabricados en serie sirven

    para

    despertar

    los sentidos

    de

    quien

    los

    mire. Le

    tocar

    al

    poeta

    captar

    este

    instante a travs de la

    disposicin

    de

    la

    ciudad

    y

    los

    medios

    masivos

    que