cronotopo andino relexion a partir de un texto de jma

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Estudio del Cronotopo Andino, tomando como base un texto de Jose Maria Arguedas

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  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=47802503

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Juliane Bambula DazEl cronotopos andino: una reflexin a partir de un texto de Jos Mara Arguedas

    El Hombre y la Mquina, nm. 25, julio-diciembre, 2005, pp. 16-29,Universidad Autnoma de Occidente

    Colombia

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    El Hombre y la Mquina,ISSN (Versin impresa): [email protected] Autnoma de OccidenteColombia

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • 16 El Hombre y la Mquina No. 25 Julio - Diciembre de 2005

    El cronotopos andino:Una reflexin a partir de untexto de Jos Mara Arguedas*

    * Esta ponencia es fruto del seminario Cultura y memoria en el Per (1905-1945), dirigido en la Universidad Libre de Berln por Yazmn Lpez Lenci (Universidad deSan Marcos, Lima, Per) y de la revisin crtica, hecha a raz de este seminario, de tres textos nuestros anteriores, uno de ellos publicado en 1980 en alemn, comopostfacio a nuestra traduccin de la novela Yawar Fiesta de Arguedas (Jos Mara Arguedas, Fiesta des Blutes, Verlag Neues Leben, Berln, 1980, el segundo, JosMara Arguedas y el proceso cultural indoamericano, publicado en las revistas Chasqui No. 27, Cali, 1983 y Grafos No. 4, Cali, 1985 y el tercero titulado Losalcances de la doble perspectiva: Arguedas, Brecht y Konrad Lorenz, presentado como ponencia en el Seminario de Investigacin en Artes en la Universidad delValle, en noviembre de 2003 y publicado en la revista Entreartes, No. 3, Universidad del Valle, junio, 2004.

    ** Profesora titular de la Universidad del Valle en Cali, Colombia.Traduccin del resumen: Instituto de Idiomas. UAOFecha de recepcin: 04/13/05, Fecha de aprobacin: 06/24/05

    JULIANE BAMBULA DAZ**

    El cronotopos andino:Una reflexin a partir de untexto de Jos Mara Arguedas*

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    Resumen

    Este artculo muestra ycontextualiza el importantelogro del escritor peruanoJos Mara Arguedas (muer-to en 1969), quien adelan-tndose a su tiempo a par-tir de su propia situacin cul-tural en la interseccin entredos culturas, la quechua de losAndes peruanos y la criollaoccidentalizada del Per ca-pitalino urbano, ha desarrolla-do un nuevo paradigma de co-nocimiento/accin, basado enel acercamiento entre el textoesttico no-objetual y el dis-curso cognoscitivo y en la su-peracin de la relacin hege-mnica sujeto-objeto que enOccidente es tradicionalmen-te propia de la ciencia. Estoimplica una concepcin dife-rente de tiempo y espacio yabre la posibilidad de instalarla pluralidad cultural de Am-rica Latina dentro de una mo-dernidad alternativa.

    Palabras clave: Cro-notopos, modernidad, cultu-ra andina, transculturacin,discurso cognoscitivo, dis-curso esttico.

    AbstractThis article shows and

    contextualizes the importan-ce of the achievements of thePeruvian writer Jos MaraArguedas (deceased, 1969),who -being ahead of his time-seized his own cultural back-ground, interjected betweenthe Quechua culture of thePeruvian Andes and the wes-ternized, urban Creole and de-

    veloped a new paradigm ofKnowledge/Action, based ona linking of the non-objecti-ve, aesthetic discourse withthe cognitive discourse and inthe overcoming of the hege-monic subject-object relatio-nship that is traditionallycommon in western science.This implies a different con-ception of time and space andit creates the possibility to es-tablish the cultural plurality ofLatin America within an alter-native modernity.

    Key words: Chronotopos,modernity, Andean culture,transculturation, cognitive dis-course, aesthetic discourse.

    1. Jos Mara Arguedas, El nuevo sentido histrico del Cuzco, publicado el 19 de octubre de 1941, reeditado en: Indios, mestizos y seores, Horizontes, Lima, 1989.2. El concepto de cronotopos fue creado por Mijail Bajtin para diferenciar tipos de novela segn su estructura tiempo-espacial. Para Bajtin era una herramienta de la

    teora literaria, una categora de forma/contenido de la literatura, como l mismo explica. En: M. Bajtin, Raum und Zeit im Roman, en: Kunst und Literatur, No. 11,Berln 1974. Consideramos sin embargo que la aplicabilidad de este concepto sobrepasa el estrecho campo de la literatura y puede jugar un papel esclarecedor en elanlisis terico cultural en general.

    El cronotopos andino: Una reflexin a partir de un texto de Jos Mara ArguedasJuliane Bambula Daz

    Litografas de Fernando de Szyszlo

    ...a las cinco de la madrugadacanta la gran campana del Cuzco,la Mara Angola, con el oro incarefundido, hecho voz cristalina einimitable. Porque cuando ella cantaa esa hora parece que fuera realmen-te la voz de los aukis lejanos, de lasestrellas y el cielo, de la ancha que-brada oscura, de las calles vacas, ydel propio corazn sensible de quienla escucha, del espritu transido oexaltado de quien bajo la gran ciu-dad ha esperado hasta el alba.1

    Con esas palabras concluye JosMara Arguedas un pequeo textolleno de sensibilidad esttica y deideas profundas, de visin histricay fuerza proftica.

    El sonido, la voz de esa cam-pana condensa un significado mi-lenario y llena con l un aqu yahora, un instante que es eterni-dad y un lugar que es el mundo. Esun nuevo cronotopos2 que se anun-cia en el despertar de la maana enel Cuzco.

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    Cuando Arguedas escribe ese tex-to, en 1941, tiene 30 aos y se halla enuna fase decisiva de su vida intelec-tual. Encuentra en esa poca las prin-cipales claves de su pensamiento y dis-curso, aquellas especificidades quedarn a su obra la trascendencia uni-versal que hoy, casi treinta y cinco aosdespus de su muerte, se hace cada vezms evidente.

    Jos Mara Arguedas naci el18 de enero de 1911 en la ciudadde Andahuaylas, en la sierra deApurmac, en el mismo corazn delos Andes peruanos. Su padre fueun abogado cuzqueo y su madre,que muri cuando apenas tenatres aos, era una hacendada an-dahuaylina. Su infancia, marcadapor la orfandad,3 quemada entreel fuego y el amor, como l mis-mo lo llamara, transcurri princi-palmente en la cocina de la hacien-da de su adinerada madrastra, adonde ella lo haba relegado ydonde la servidumbre quechua loacogi con maternal cario,4 en-sendole el amor a la tierra ytransmitindole su lengua, sus va-lores y modos de sentir y pensar.El espaol seguir siendo para ldurante toda la vida un segundoidioma, cuyo dominio inicialmen-te tiene que perfeccionar.

    Despus de escapar de la ha-cienda en 1921, acompaa al padrepor los pueblos de los Andes, don-de ste, como abogado, asume lospleitos por la tierra, un hecho quedebe haber agudizado la percepcindel nio por este aspecto tan esen-cial para la cultura y los problemassociales del Per5 (y Amrica Lati-na en general), en el que se cruzandos diferentes maneras de concebir

    la tierra y con ello la territorialidad,el espacio y el tiempo, una de ellastelrica y comunitaria, la otra de-terminada por el concepto de la pro-piedad privada feudal o capitalista.

    A los catorce aos cursa la se-cundaria en la ciudad de Ica, ubica-da en una rida regin costera y lue-go en Huancayo, donde publica susprimeros escritos en la revista estu-diantil Antorcha. En 1931 llegaa Lima para estudiar Letras en laUniversidad de San Marcos. En esamisma poca muere su padre. Elmundo citadino de la costa le esextrao. Se siente perteneciente almundo quechua, que en adelante seconvierte para l en estmulo y fuen-te inagotable de sus bsquedas in-telectuales.

    En su corto discurso, pronuncia-do con motivo del recibimiento delPremio Inca Garcilaso de la Vegadescribe en las siguientes muycitadas y famosas palabras aque-llo que determin y form su sensi-bilidad: No, no hay pas ms di-verso, ms mltiple en variedad te-rrena y humana; todos los gradosde calor, de amor y odio, de urdim-bres y sutilezas, de smbolos utili-zados e inspirados. No por gusto,como dira la gente llamada comn,se formaron aqu Pachacamac yPachacutec, Guamn Poma, Ciezay el Inca Garcilaso, Tpac Amaruy Vallejo, Maritegui y Erguren, lafiesta de Qoylur Riti y la del Seorde los Milagros, los yungas de lacosta y de la sierra, la agriculturaa cuatro mil metros de altura, don-de todos los insectos de Europa seahogaran, picaflores llegan hastael sol para beberle su fuego y lla-mear sobre las flores del mundo.

    3. Para comprender las implicaciones que esto tiene en el contexto cultural del que proviene Arguedas hay que tener en cuenta el significado histrico-social del trminoquechua wakcha (o wahcha) (hurfano) que con tanta frecuencia aparece en la poesa y que el propio Arguedas analiza en un estudio realizado junto con AlejandroOrtiz Rescaniere: Propiedad de la tierra, mitos post-hispnicos y cosmovisin entre los indios quechua (publicado en traduccin al alemn en: Ketschua Lyrik, VerlagPhlipp Redclam jun. Leipzig 1976, publicado en francs en: Les Problme agraire des Amriques Latines, Colloques Internationeaux du Centre National de larecherche scientifiqu, Pars 1967) Entre los significados del trmino destaca el de una persona despojada de su tierra y por ello segn el concpto telrico nosolamente sin seguridad social sino sin plena pertenencia a la categora humana.

    4. J.M.A., Soy hechura de mi madrastra, en: Pginas escogidas, Lima, 1978.5. Ver: Jos Carlos Maritegui, Siete ensayos de interpretacin de la realidad peruana, Ediciones Amauta, Lima.

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    Imitar a alguien desde aqu resultaescandaloso.6

    En el mundo andino, del queprovena Arguedas, dominaba lacultura india. Antonio Cornejo Po-lar habla de una tesis dualista quesegn l subyace la obra deArguedas, derivada del magisterioque ha tenido sobre l Jos CarlosMaritegui.7 Esa llamada tesis dua-lista que emerge a finales de la d-cada de los aos veinte, concibe lasociedad peruana segn las pa-labras de Cornejo Polar en unsector de tendencia capitalista, ra-dicado en la costa, y otro de ca-rcter feudal, radicado principal-mente en la sierra. En los Sieteensayos de interpretacin de larealidad peruana Maritegui dice:8En el Per el problema de la uni-dad es mucho ms hondo, porqueno hay aqu que resolver una plu-ralidad de tradiciones locales oregionales sino una dualidad deraza, de lengua y de sentimiento,nacida de la invasin y conquistadel Per autctono por una razaextranjera que no ha conseguidofusionarse con la raza indgena nieliminarla ni absorberla.

    Sin conocer los detalles de losdebates que al respecto debe ha-ber en la intelectualidad peruana,me atrevo a decir que hoy el Perprobablemente ya no puede sercomprendido solamente a partir deun dualismo entre costa y sierra;evidentemente constituye una plu-ralidad mucho ms compleja. Sinembargo, creo que Maritegu nose refiere en el texto arriba citadopor Cornejo Polar solamente a unadualidad de territorios geogrfico-culturales y socio-econmicossino a una dicotoma filosfico-cultural honda, cuya raz se en-cuentra en la confrontacin entre

    cosmovisiones opuestas: una, laque Maritegui llama del Perautctono, que dentro de s mis-ma puede encerrar una gran diver-sidad cultural, pero encuentra suunicidad (identidad) justamente atravs de la confrontacin con laotra, que es hegemnica, teleol-gica, no dialgica: la de la moder-nidad occidental.

    Aunque esto no se deriva de lapresente cita que Cornejo Polar hacede Maritegui, creemos que ste noentiende por Per autctono unasociedad inca pura y arcaica, sinojustamente el Per mestizo, en elque no solamente lo indio est mo-dificado mediante el contacto conlas tradiciones europeas sino tam-bin lo criollo est penetrado por loindio en su diversidad.

    En la regin andina no sola-mente la poblacin campesina(peones o comuneros de los ayllusdescendientes de los Incas y deotros pueblos americanos) habla-ban quechua (o aymar u otrosidiomas), sino tambin los hacen-dados criollos de la regin. El que-chua es un idioma capaz de expre-sar mediante su vocabulario, suestructura, su ritmo y meloda lasensibilidad y cosmovisin de losindios, una relacin con la gigan-tesca naturaleza de los Andes, conla tierra, los ros y lagos, las mon-taas, con plantas y animales queno se basa como lo hace la cos-movisin occidental moderna enla dicotoma sujeto/objeto, sino ensu unidad.

    Si bien la cultura andina se re-monta a las antiguas civilizacionesprecolombinas, entre las que la in-caica solamente fue la ltima, tam-bin es el resultado de una dinmi-ca de quinientos aos en cuyotranscurso los indios asimilaron

    El cronotopos andino: Una reflexin a partir de un texto de Jos Mara ArguedasJuliane Bambula Daz

    6. Citado segn: http://orbita.starmedia.com/~igorpoma/jmarguedas.html7. Antonio Cornejo Polar, Los universos narrativos de Jos Mara Arguedas, Buenos Aires, 1979.8. Segn la cita que hace Antonio Cornejo Polar para sustentar su tesis. Ibd.

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    elementos culturales de los nuevosamos europeos, por ejemplo instru-mentos musicales, palabras, ele-mentos mitolgicos cristianos,prendas de vestir, incorporndolosen su propia cultura de manera ar-moniosa pero cambiando en lamayora de los casos su funciona-lidad.

    A pesar de prohibiciones y per-secuciones, a pesar del terror con-tra las manifestaciones religiosas yestticas indgenas, a pesar de lasegunda estrategia de dominio lade la tolerancia represiva los con-quistadores espaoles y la Iglesiacatlica aliada con ellos nunca lo-graron erradicar la cultura del Ta-huantinsuyu. Y si bien la estructurafeudal impuesta por los colonizado-res se conserva tambin en alto gra-do despus de la Independencia,incluso hasta bien entrado el sigloXX y los peones indios son domina-dos con dureza y violencia por par-te de los gamonales, estos ltimos,muchas veces orgullosos de su abo-lengo europeo, han sido poco a pocoinvadidos por la cultura quechuaque transforma su mentalidad, sumanera de hablar y de pensar. Ellos,los mistis que Arguedas describe enYawar Fiesta, son con toda su tor-peza y crueldad, igualmente trans-culturados.9

    La costa, geogrficamente msaccesible que la regin andina, ha-ba sido desde pocas coloniales elcentro administrativo y de poder delPer. All haba yacimientos de gua-no y de salitre, base para el rudi-mentario desarrollo capitalista queempieza en la segunda mitad delsiglo XIX y se corresponde con elpropsito de la clase dirigente crio-lla de erigir un estado nacional mo-

    derno segn el modelo europeo,proyecto en el que de hecho no ha-ba lugar para la poblacin quechuay los otros pueblos indgenas delPer, y mucho menos para su cul-tura. A finales del siglo XIX, despusde la derrota del Per en la Guerradel Pacfico, ese proyecto es prcti-camente abandonado por la litecriolla que consiente ahora que elpas caiga bajo la hegemona tcita,inicialmente del Imperio Britnicoque sin embargo muy pronto em-pieza a ser reemplazado cada vezms por los Estados Unidos. Es lapoca del descubrimiento deMachu Picchu por parte de HiramBingham, desplegado en forma deespectculo en la revista NationalGeographic10.

    En la literatura se impone en esapoca el Modernismo, un movi-miento esttico internacional deamplio espectro, con races en Eu-ropa occidental que se extenditambin a Estados Unidos y queabarca, ms all de la literatura, so-bre todo las artes plsticas, la arqui-tectura y el diseo. Una de las ca-ractersticas del Modernismo es suesteticismo de torre de marfil, delart pour lart, basado en la bs-queda de lo extico, una actitud es-ttica extremadamente objetual.11El Modernismo literario en Amri-ca Latina se inspira esencialmenteen el Simbolismo francs y produ-ce varios representantes sobresa-lientes. En el caso particular delPer se caracteriza por su esteticis-mo y su distancia ante la realidadsocial y cultural del pas, situacinque pronto experimenta sin embar-go un aparente viraje: De un mo-mento a otro el mundo de los An-des es descubierto por el Modernis-

    9. El concepto de transculturacin fue introducido por Fernando Ortiz para sustituir el trmino de aculturacin. Arguedas lo acogi.10.Ver al respecto: Yazmn Lpez Lenci, El Cusco, paquarina moderna, Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima 2004, all particular-

    mente el Captulo II: Descubrimiento/Invencin de Machu Picchu: coleccionismo, identidades y polticas entre los Estados Unidos y el Per (1911-1915).11.Lo contradictorio del Modernismo es que justamente en l se produce la reorientacin del arte hacia lo aplicado, al diseo y a la arquitectura y con ello el primer paso

    hacia una superacin de esa objetualidad, o sea un primer paso en direccin hacia la liberacin de lo esttico de su aislamiento en la esfera del arte autnomo. Eseaspecto, sin embargo, tiene relevancia sobre todo dentro del proceso esttico europeo de las vanguardias y carece de inters en nuestro contexto.

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    mo como fuente de excitacin est-tica y exotismo. Los motivos an-dinos se ponen de moda, llamas yvicuas, guanacos, ponchos, indiosy huaynos, chicha y maz abundanen la literatura en boga, pero losescritores modernistas no ven en elindio su prjimo, sino un pretextopara sus composiciones literarias.Lo que los mueve es el esnobismoy lo que les interesa es lo curioso,lo extrao, justamente la diferenciaque pareca haber entre ellos y esagente de otra raza, otra lengua,otras costumbres. Los modernistasen realidad ni conocan el mundoindio ni deseaban verdaderamenteconocerlo ya que fuera de la ins-trumentalizacin que de l hacanlo despreciaban.12

    Paralelamente como reaccina lo que (despus del desastre de laGuerra del Pacfico) es percibidocomo un fracaso del proyecto inde-pendentista republicano radical,pero tambin en respuesta al tcitoabandono del proyecto nacional porparte de un gran sector de las litesy su aceptacin de las pretensioneshegemnicas de los Estados Unidossurge un hispanismo con rasgos re-trgrados y conservadores.

    Esa constelacin parece parad-jica, ya que aquellas fuerzas, apa-rentemente ms avanzadas en elsentido de una modernizacin segnel modelo del estado nacional bur-gus occidental, dejan el pas prc-ticamente a la deriva exponindoloa la usurpacin paulatina por partede un nuevo colonialismo encubier-to mientras aquellas fuerzas que sa-len en defensa de la autonoma na-cional recurren para ello a tradicio-nes y valores que hunden sus racesen la antigua metrpoli colonialEspaa.

    Ese contexto ideolgico com-plejo, en el que se cruzan varias ten-dencias en pugna a comienzos delsiglo XX es expresin de luchas porel poder internacional. MientrasEspaa acaba de perder una guerracontra Estados Unidos a la vez quesu ltima colonia americana, Cuba,clausurando con ello definitivamen-te su era de imperio colonial, lasgrandes potencias (Gran Bretaa,Francia, Estados Unidos, Alemania,Imperio Austro-Hngaro y Rusia)se disputan sus colonias y esferasde influencia en el mundo, algo queconduce en 1914 a la Primera Gue-rra Mundial. Los Estados Unidos,al comienzo del siglo XX ya conver-tidos en un poder econmico y po-ltico fuerte, participan de esa luchapor el predominio mundial, pero ala vez se empean en el afianza-miento de su hegemona en todo elcontinente americano, su propiohemisferio. Eso explica en parte elmarcado inters en expedicionesarqueolgicas como las que Hi-ram Bingham realiz para el des-cubrimiento de Machu Picchu y eldespliegue publicitario que de ellose haca.13

    Esta situacin otorga gran im-portancia a textos como Visin delCuzco,14 parte del libro Paisajesperuanos, de Jos de la Riva Age-ro, que empiezan a afirmar un pro-yecto cultural ms all de las doscorrientes en pugna en el Per, elpseudo-universalismo servil y en-tregado a la nueva metrpoli y elhispanismo retrgrado. Este librofue fruto de un viaje que realiz eseentonces an joven intelectual en1912 a lomo de mula hacia la sierradel sur del pas y que le llev a afir-mar la en aquella poca novedosa yrevolucionaria tesis del mestizaje

    12.Mario Vargas Llosa escribe en el prefacio a la edicin cubana de Yawar Fiesta acerca de este fenmeno.13.Ver al respecto: Lpez Lenci, Yazmn, op.cit.14.Riva Agero, Jos de la, Visin del Cuzco, en: Paisajes peruanos, 1912.

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    cultural del Per, posicin que ibaa sostener ms all de sus fluc-tuantes orientaciones polticas alo largo de su vida15.

    En aquella poca empieza a re-sonar en toda Suramrica el eco dela Revolucin Mejicana; pocos aosms tarde har eco en todo el mun-do y tambin en el Per la Re-volucin bolchevique en Rusia. Lasegunda dcada del siglo XX y lassiguientes sern determinadas por elauge del movimiento socialista cuyafigura ms destacada ser Jos Car-los Maritegui, llamado en Percariosamente el gran amauta, fun-dador del Partido Comunista perua-no a la vez que polifactico intelec-tual, filsofo, erudito y conocedorde la cultura universal (lase eu-ropea) quien sin embargo lejos deun marxismo dogmtico como elque era usual en las organizacionespertenecientes a la Tercera Interna-cional buscaba caminos propiospara el Per y con ello tambin paraAmrica Latina.

    Maritegui reconoce la relacinentre el problema de la propiedadde la tierra como fundamental parael pueblo peruano, tratando de unirla teora marxista y los ideales pol-ticos socialistas con la situacin so-cial y cultural particular del Per.Esto es, sin embargo, muy difcil,por el enfoque eurocentrista que tie-ne el marxismo y su raigambre enla modernidad occidental,16 en laIlustracin.

    Me refiero a la doble determi-nacin de la Ilustracin que slo enla dcada de los aos cuarenta,cuando los totalitarismos del fascis-mo y del estalinismo haban ya he-

    cho estragos, empez paulatina-mente a entrar en la conscienciatambin de algunos europeos: Es elproblema llamado la razn instru-mental, que constituye un principiorector de la modernidad capitalistay del que tampoco pudo desligarsesu supuesta alternativa, el socialis-mo tal como fue puesto en prcticaen el siglo XX.17

    Sin conocer en todos sus deta-lles la inmensa obra de Mariteguicreo que l tempranamente, tal vezantes que los filsofos europeos mis-mos, reconoci esta problemtica tanfundamental para la comprensin dela situacin cultural de Amrica La-tina y sus accidentados proyectos demodernidad y nacionalidad. Le eraposible reconocer este aspecto ya quese encontraba rodeado de una cultu-ra distinta a la europea, es ms: lmismo era partcipe de esa culturadistinta. Me parece que el gran inte-rs y entusiasmo de Maritegui porlas vanguardias estticas de las pri-meras tres dcadas del siglo XX (quea su vez y a su manera eran crticasdel proyecto occidental de la moder-nidad y que en consecuencia fueronrechazadas por el comunismo de fi-liacin stalinista) y tambin su inte-rs y conocimiento de la filosofa deNietzsche podran ser indicios deesto.

    La tensin que se produce a razde la difcil compatibilidad de lasdogmticas doctrinas de la izquier-da marxista del siglo XX (que ado-lecan de una cosmovisin agonaly eurocentrista) y las culturas mes-tizas de Amrica Latina hasta hoyno resuelta, si bien marginada delcentro del debate cultural desde ladcada de los noventa pudo ha-

    15.Ver tambin: Porras Barrenechea, Ral, Riva Agero y la historia incaica, en: http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros.16.Aparte de los famosos, pero dentro de la obra de Marx ms bien marginales escritos sobre el modo de produccin asitico (un incipiente reconocimiento de la

    existencia de formas socio-econmicas que se apartan del paradigma occidental) la obra de Marx se basa en la experiencia histrica europea concibindola como unasecuencia de formaciones socio-econmicas, siguiendo de esta manera si bien con sustanciales modificaciones un esquema ya prefigurado en la cultura occiden-tal de la modernidad, por ejemplo por Hegel y asumiendo como este ltimo esa concepcin como universal.

    17.Horkheimer y Adorno analizaron esa doble determinacin en sus obras La dialctica de la Ilustracin, que fue publicada en 1947 en Estados Unidos y solamente en1969 en Alemania y Crtica de la razn instrumental, igualmente publicado primero en ingls (1947 en Oxford University Press Inc.) Ver: Horkheimer, Max yAdorno, Theodor W., Dialektik der Aufklrung. Philosophische Fragmente, S. Fischer Verlag, Frankfurt a. M. 1969 y Horkheimer, Max, Zur Kritik der instrumente-llen Vernunft, S. Fischer Verlag, Frankfurt a.M. 1967.

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    ber sido la causa profunda y media-ta subyacente a los tormentos quealcanzaron a destrozar la vida deArguedas a finales de la dcada delos sesenta. Y paradjicamentefue justo Arguedas quien seal consu obra una posible salida de eseaparente crculo vicioso.

    Cuando Arguedas en 1931 lle-g a Lima Maritegui acababa demorir y el modernismo ya no eradominante se haba formado, enconsonancia con los movimientosdemcratas de la dcada de los aosveinte, una nueva tendencia ideo-lgica y esttica en la literatura quepor primera vez colocaba al indiocomo ser humano e integrante va-lioso de la nacin, en el centro: elindigenismo.

    El indigenismo abarcaba casitodas las esferas de la produccinartstica y literaria y estaba compro-metido con la emancipacin socialde los indios, que son vistos por lcomo los futuros protagonistas delas transformaciones sociales que seesperaban. Pintores como Jos Sa-bogal Diguez, Jorge Vinatea Rey-noso, Julia Codesido y otros descu-brieron la riqueza estilstica de lasculturas peruanas antiguas y utili-zaron estos elementos en el trata-miento de temas indios. Los escri-tores enfocaron la problemtica in-dia como algo social. La estructuraargumental de sus obras es con fre-cuencia determinada por el conflic-to entre terratenientes criollos e in-dios oprimidos.

    Si bien esto constituy un cam-bio radical en la actitud que asumenlos intelectuales ante la pluralidady riqueza de su propio espacio/tiem-po nacional y sus inmanentes con-tradicciones y conflictos, resaltaninmediatamente las grandes debili-dades del indigenismo: Asumiendo

    su papel de anttesis tanto del his-panismo como del esteticismo for-mal modernista e universalista con-vierten lo indio (articulado a uncostumbrismo local) en un absolu-to una vez ms enfocado desde afue-ra. Muchos de los intelectuales per-tenecientes a esa corriente carecie-ron de un conocimiento profundo dela cultura quechua y en general aveces incluso del mundo andino,que no sola ser el suyo. El indiono dejaba de ser para ellos un obje-to de representacin (literaria, arts-tica etc.). Lo idealizaron, lo estili-zaron, utilizaron elementos del fol-clore como decorado en medio delque los personajes fueron puestosen escena. El indigenismo, si bienprodujo autores tan importantescomo Ciro Alegra, no logr supe-rar la separacin cultural entre su-jeto y objeto, sigui siendo un dis-curso hegemnico y qued, comotambin en esencia los movimien-tos polticos de izquierda de aque-lla poca, atrapado por la razninstrumental.

    Distinta es la situacin en el casode la poesa de Csar Vallejo, que sibien es paralela a este movimiento,se distingue profundamente de estetipo de indigenismo. Con una fuerzapotica antes no conocida y seme-jante al surrealismo, pero nacida deun suelo totalmente diferente, con unlenguaje despojado de toda retricapero de intensidad emocional casidolorosa, se manifiesta a travs deella una nueva subjetividad sobera-na,18 mestiza, profundamente mar-cada por la cultura indgena. El aban-dono de la retrica aleja la poesa dela objetualidad que caracteriza el arteoccidental de la edad moderna y laconvierte en actual. El nexo con lasvanguardias estticas de la primeramitad del siglo XX se hace aqu or-gnicamente fructfero.

    18.Soberana en el sentido en el que Geoges Bataille usa este trmino. Ver: Bataille, Georges, Lo que entiendo por soberana, Ediciones Paids, Barcelona, 1996.

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    En 1933 ya en Lima Ar-guedas public Warma Kuyay, alque siguieron otros cuentos.19 Porsu participacin en una protesta es-tudiantil contra la visita oficial deun emisario del gobierno fascistaitaliano, el general Camarotta, estomado preso en 1937. Pasa ochomeses en la crcel-vivencia que lepermite escribir luego la novela Elsexto20 y le hace reconocer el ca-rcter desenfocado de los discursosque en aquella poca se manejabancon el propsito de un cambio so-cial. Despus de quedar en libertadse casa con Celia Bustamante, anfi-triona de la Pea Cultural PanchoFierro. Con ella se traslada en 1939a Sicuani, en la sierra cuzquea,para trabajar como profesor de se-cundaria.

    Esta experiencia es fundamen-tal para la constitucin de su idea-rio ya que realiza con sus alumnosun experimento de recopilacin demanifestaciones culturales de lapoblacin local, es decir, de las cos-tumbres y sensibilidades de las queellos mismos son portadores comosujetos.

    Este tipo de manifestaciones,generalmente con una fuerte cargaesttica, libres de la esfera institu-cional del arte, son expresin dela vida misma, son actuales y noobjetuales.21 As las entendi Ar-guedas, aunque us para ello, segnla costumbre que an hoy persiste,el trmino folclor, proveniente deun contexto investigativo hegem-nico, lo que suele implicar una ter-giversacin del carcter de esasmanifestaciones y as predeterminarla incomprensin de su ndole. Ar-guedas, usa la palabra a falta de otra

    disponible en aquella poca, pero elsignificado que adquiere en el con-texto intelectual de su pensamientosale de esa comprensin y se liberade su atadura al enfoque hegem-nico implicado en la dicotoma su-jeto/objeto.

    Ya desde finales de la dcada delos aos ochenta ha sido reconoci-do por diversos investigadores, queel concepto de folklore adquiere unaconnotacin diferente en el caso deArguedas22 pero solamente WilliamRowe en un lcido estudio sobreArguedas (1996)23 descubre unaclave que puede conducir a la com-prensin de las profundas implica-ciones que tiene ese cambio de no-cin. Escribe al respecto: Con re-lacin a esto un punto clave sera lamanera en que el uso que hace Ar-guedas del concepto de folklore re-basa la definicin originaria ingle-sa del siglo XIX que estriba en elrescate de lo pre-moderno... paraArguedas el folklore no se separa-ba del resto de la vida: equivala alconocimiento social en el sentidoms amplio.

    Mediante la experiencia de Si-cuani encuentra dos de los ms im-portantes principios para su obra ypara una nueva manera de compren-der el mundo, de situarse en l: Unpensamiento liberado de la hege-mona entre sujeto y objeto y algoque provisionalmente quiero llamarunidad entre lo esttico y lo cognos-citivo.24

    Es el inicio de Arguedas comoantroplogo. Pero la antropologaque Arguedas va construyendo apartir de ese momento y que ejer-cer junto con la escritura literaria

    19.Algunos de ellos son reunidos en el tomo Agua, 1935.20.que sin embargo slo aparece publicada en 1961.21.Ver sobre esto: Juliane Bambula Daz, Lo esttico en la dinmica de las culturas, Universidad del Valle, Cali 1993, donde analizo las ubicaciones de lo esttico dentro

    de la dinmica de sus determinaciones socio-culturales y propongo una serie de conceptos para eso, que permiten comprenderlo dentro de contextos como el aqureferido en su diferencia respecto al arte como esfera autnoma e institucionalmente separada de la esfera productiva y la cotidianeidad y el folclor comoescenificacin/ espectculo de lo esttico popular tradicional.

    22.Montoya, Rodrigo (comp.), Jos Mara Arguedas veinte aos despus: huella y horizonte 1969-1988, Universidad Nacional de San Marcos, Lima, 1990.23.Rowe,William, Ensayos Arguedianos, Centro de Produccin Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1996.24.Ibdem.

    El cronotopos andino: Una reflexin a partir de un texto de Jos Mara ArguedasJuliane Bambula Daz

    La importanciaepistemolgica del nuevoenfoque aplicado porArguedas (hecho posible porsu particular situacin enmedio de las culturas y laafortunada circunstancia depoder ejercer su oficiointelectual en un pas de lallamada periferia) esextraordinaria. Rebasa laproblemtica disciplinariainterna de la antropologacomo ciencia: Es significativotambin para un cambio deparadigma epistemolgico decarcter ms amplio

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    a lo largo de su vida, tiene una ca-racterstica nueva: es libre del ca-rcter agonal y hegemnico (rela-cin entre sujeto investigador y ob-jeto investigado) que ha caracteri-zado esa disciplina, cuyo origen esel colonialismo mismo.

    Esto, sin embargo, nos condu-ce ms lejos: La relacin hegem-nica entre sujeto (investigador) yobjeto (investigado) no solamenteha caracterizado y an caracteri-za en la mayora de los casos laantropologa, aunque tal vez es res-pecto a ella que primero se empeza denunciar su carcter agonal. Esen general propia de un determina-do modo de relacionarse con elmundo (un modo instrumental) quedifiere de la relacin que a travsdel idioma/pensamiento quechua seestablece (se estableca?) con elcosmos. Arguedas pone eso en evi-dencia de manera impresionante enYawar Fiesta (1941), donde una yotra vez hace contrastar la relacinque tienen los indios con la natura-leza, con el cosmos una relacinsensible en la que ellos mismos es-tn incluidos y en la que el mundocircundante hace parte de elloscon la relacin hegemnica que es-tablecen los mistis con la tierra ycon los animales, que siempre escalculando. Este clculo, esapercepcin instrumental del mundo,ya conocida desde la Odisea25, perotriunfante desde el inicio de la edadmoderna occidental, implica unconcepto vectorial del tiempo en elque el aqu y ahora queda absor-bido por el pasado y el futuro, dosdimensiones que nicamente exis-ten en nuestra mente.

    Adems y eso es de esencialimportancia la relacin hegem-

    nica entre sujeto y objeto caracteri-za sobre todo la ciencia como insti-tucin, tal como surgi en la edadmoderna europea. Ella es de hechopara decirlo as el comple-mento domstico generador de po-der del expansionismo colonial queha sido determinante para el siste-ma cultural occidental de la moder-nidad desde sus inicios a finales delsiglo XV y est ntimamente imbri-cada en la constitucin de su baseeconmica. Su condicin dentro delsistema cultural de la modernidadoccidental (que an hoy conserva ydefiende) es la de ser la instanciaque no solamente produce/inventainstitucionalmente sino a la vez res-guarda, controla y divulga/oculta elsaber como fuente e instrumento depoder del Estado (o de otras centra-les de hegemona).26

    La importancia epistemolgicadel nuevo enfoque aplicado por Ar-guedas (hecho posible por su parti-cular situacin en medio de las cul-turas y la afortunada circunstanciade poder ejercer su oficio intelec-tual en un pas de la llamada peri-feria) es extraordinaria. Rebasa laproblemtica disciplinaria internade la antropologa como ciencia: Essignificativo tambin para un cam-bio de paradigma epistemolgico decarcter ms amplio al que actual-mente se ve enfrentada la ciencia engeneral27 incluyendo las llamadasciencias naturales, que a diferenciade las humanidades y ciencias so-ciales solan ser consideradas laquinta esencia de la objetividad.

    Me permito citar en ese contex-to a Konrad Lorenz, un cientficonatural que a partir de la observa-cin del comportamiento de los ani-males lleg a cuestionar ese carc-

    25.donde Ulises, al llegar a la isla del gigante Polifemo, admira los hermosos paisajes que se presentan ante sus ojos, pero bajo un aspecto puramente pragmtico: supotencial para ser explotadas como tierra de pastoreo y agricultura

    26.El caso de Hiram Bingham es un elocuente ejemplo de eso: demuestra la utilizacin de un conocimiento inventado en funcin del expansionismo de un sistemaestatal, contrastando esto con otras posibles maneras de relacin entre ser humano y realidad. Ver: Lpez Lenci, Yazmn, op. cit.

    27.Compara al respecto por ejemplo: Prigogine, Ilya, El fin de la ciencia?, en: Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad, Buenos Aires, 1995 o: Feyerabend, Paul,Adis a la razn, Editorial Tecnos, Madrid 1987 o del mismo autor: Contra del mtodo, Editorial Ariel, Barcelona, 1974, entre otros.

    El cronotopos andino: Una reflexin a partir de un texto de Jos Mara ArguedasJuliane Bambula Daz

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    ter supuestamente objetivo de lasciencias. Las investigaciones fisio-lgicas y etolgicas lo haban lle-vado a reconocer que el dispositivoperceptor de cualquier ser vivoen cuanto es el producto de laevolucin y de la filogenia es re-sultado del entorno en el cual se des-envuelve y en el que ha de ser fun-cional. Al afirmar esto expresa enun lenguaje cientfico occidental ycomo descubrimiento algo quedesde tiempos inmemorables haceparte de la sabidura de los pueblosindgenas respecto a la unidad en-tre hombre y naturaleza. Lo que sepercibe explica Lorenz mediantesu discurso cientfico es soloaquello para lo cual est condicio-nado el dispositivo perceptor y lapercepcin es por ello el resultadode la estructura de ese dispositivo.Por ello Lorenz escribe sobre el pro-blema de la objetivacin en las cien-cias naturales: Se ha generalizadoun error a ese respecto entre los fi-lsofos de pensamiento no biolgi-co, pues segn opinan ellos, noso-tros estamos capacitados para libe-rarnos, mediante una mera incli-nacin a la objetividad, de todoslos criterios, prejuicios y afectospersonales, subjetivos o unilatera-les y remontarnos al plano dondeimperan los juicios y evaluacionesde validez universal. ...(Ya que estoes una equivocacin) necesitamosla penetracin naturalista en losprocesos cognitivos dentro del su-jeto perceptor. El proceso de la cog-nicin y las propiedades del objetodel conocimiento slo podrn serinvestigables cuando ambas cosasse hagan simultneamente...jamspodremos satisfacer plenamente elrequisito formulado con tanto n-fasis por Monod (el bilogo fran-cs Jaques Monod haba reiterado

    en la dcada de los aos setenta elpostulado cartesiano sobre la obje-tividad de la naturaleza, J.B.D.);eso slo ser posible en la medidaque podamos discernir como natu-ralistas la accin recproca entre elsujeto investigador y el objeto de suinvestigacin.28

    Lorenz constata aqu la contra-diccin fundamental que la cien-cia lleva en s: La relacin hege-mnica apriorstica entre sujeto yobjeto, que fue sustentada filos-ficamente en el siglo XVII por Des-cartes como una dicotoma y quehoy se constituye en uno de los as-pectos problemticos a partir de losque se desencadena una crisis delas formas y procedimientos cog-noscitivos occidentales de la mo-dernidad que se practican con elcomn denominador de ciencia.La solucin que Lorenz propone esdiscernir la accin recproca en-tre el sujeto investigador y el obje-to investigado.

    Tambin Arguedas da respues-ta a esa problemtica: Aunque igual-mente para l resulta necesario esediscernir recproco, ese relativar, esamutua objetivacin y subjetivacinde lo cultural, llega a una propuestadiferente, que adquiere una trascen-dencia mucho mayor: la fusin deldiscurso antropolgico (cognosciti-vo) con la expresin esttica, me-diante la cual intenta superar la di-cotoma sujeto/objeto. La dimen-sin cognoscitiva queda asimiladaa la esttica y viceversa. De esta ma-nera el discurso cognoscitivo dejade ser objetivante y el discurso lite-rario deja de ser objetual.29 Ambasformas de expresin dejan de ser loque en la cultura occidental de lamodernidad seran: ciencia (cono-cimiento) y literatura (arte). Se con-

    28.Konrad Lorenz, Die Rckseite des Spiegels. Versuch einer Naturgeschichte menschlichen Erkennens, Deutscher Taschenbuch Verlag GMBH, Mnchen 1977, p. 14;La cita hace uso de la versin en castellano: La otra cara del espejo, Plaza & Jans Editores S.A. Barcelona 1985, p. 12.

    29.Objetualidad y actualidad hacen parte de un sistema de cinco pares de conceptos, mediante los cuales he tratado de acercarme tericamente a este tipo de fenmenosestticos complejos. Ver: Juliane Bambula Daz, op. cit.

    El cronotopos andino: Una reflexin a partir de un texto de Jos Mara ArguedasJuliane Bambula Daz

    Arguedas estimulaba lavalorizacin de la culturaoral a la vez que fomentaba elhbito de la lectura deliteratura peruana no andinay de otros pases, abriendo alos jvenes la perspectivahacia otras culturas y otraspartes del mundo

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    vierten en discurso/accin de la vidamisma.

    Ese es el segundo principioprincipal que Arguedas encuentra afinales de la dcada de los aostreinta, la unidad entre lo esttico ylo cognoscitivo.

    La experiencia pedaggica deArguedas en Sicuani puso en evi-dencia el problema del lenguaje, delidioma y de la escritura.

    Los alumnos de Arguedas te-nan la tarea de estudiar, como lmismo relata, sus propios pueblosde origen y la regin o provinciadonde funcionaba el colegio. Losinformes (de los cuales algunos lue-go fueron publicados) resultaron degran riqueza: incluyen poesa, cuen-tos y leyendas, danzas, fiestas, ri-tuales, comentarios sobre libros pe-ruanos. Arguedas estimulaba la va-lorizacin de la cultura oral a la vezque fomentaba el hbito de la lec-tura de literatura peruana no andinay de otros pases, abriendo a los j-venes la perspectiva hacia otras cul-turas y otras partes del mundo. Losalumnos tomaban fotos, hicierondibujos, pero el principal vehculode sus informes fue el lenguaje. Ar-guedas vea en esa actividad peda-ggica una importante tarea: desper-tar en la nueva generacin el inte-rs por su propia cultura y la capa-cidad de objetivarla, hablar de ella,discutir sobre ella, ser sujeto de undiscurso. Muchas veces nuestrasclases las dedicbamos a leer losinformes de los alumnos sobre lasobservaciones hechas (...) entoncescada quien poda hablar, opinar, dis-cutir.30

    Esto implicaba que todo el ba-gaje emocional y sensible, la cos-movisin andina de la que los pro-

    pios alumnos eran partcipes y queno conoce la dicotoma hegemni-ca entre sujeto y objeto, tenan queser expresados en castellano. Estosin embargo es imposible medianteel lenguaje etnogrfico, antropol-gico, sociolgico tradicional. Habaque buscar otra modalidad discur-siva en espaol para lograr este di-fcil propsito.

    La labor pedaggica y antropo-lgica de Arguedas estaba por elloacompaada siempre por la reflexinlingstica y la lucha con el lengua-je. Arguedas se refiere a ello desdeesa misma poca. En 1939 publicaun texto llamado Entre el ketchway el castellano en el que comentaque sus alumnos mestizos fuerzanel castellano de tal manera que enl se puede reconocer el genio delquechua. Sin embargo, hay un fac-tor ms que entra all en juego: Lavoz, el sonido del lenguaje como ora-lidad que solo existe en el aqu yahora. La dimensin del sonido espara Arguedas una de las ms im-portantes esferas para el conocimien-to. En el sonido el de la msica yel de la palabra hablada confluyeninfinidad de factores en un tejido car-gado de significado queda cuenta de relacionessociales y culturales degran complejidad, algoque no se transmite en ellenguaje escrito ni en lapartitura musical, queslo intentan conservarpara el futuro algo ya pa-sado.31 La voz, el sonidosolo existen en el aqu yahora del momento en elcual suenan (aunque estavoz o este sonido seanproducto de una repro-duccin tcnica).

    30.Rowe,William, Ensayos Arguedianos, Centro de Produccin Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1996.31.Para Hegel la obra de arte la occidental de la edad moderna es algo que existe solamente en cuanto es algo pasado. En la Introduccin de su Esttica escribe:

    ...el arte es y permanece para nosotros, segn el aspecto de su suprema determinacin, como algo que pertenece al pasado (ein Vergangenes). Hegel, G. W. F.,sthetik, Band 1, Aufbau Verlag, Berlin y Weimar 1965, p.22; (la traduccin al castellano es de de Alfredo Llanos: Hegel, G.W.F., Esttica, Ediciones Siglo XX,Buenos Aires, 1983, t. 1, p. 53).

    El cronotopos andino: Una reflexin a partir de un texto de Jos Mara ArguedasJuliane Bambula Daz

    La voz, el sonido del lenguajecomo oralidad que solo existeen el aqu y ahora. Ladimensin del sonido es paraArguedas una de las msimportantes esferas para elconocimiento.

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    El propio Arguedas tambin sevea enfrentado al problema del len-guaje y de la escritura (incapaz dereemplazar la oralidad con su di-mensin sonora), tanto en los tex-tos antropolgicos como en los li-terarios. En esa poca aparte deltexto que motiv esta reflexinnuestra escribe varios ensayossobre folklore y sobre todo su pri-mera novela Yawar Fiesta.

    Es bien conocido cunto esfuer-zo lingstico le cost esta obra.Despus de su primera publicacinen 1941 sigui puliendo su lengua-je hasta casi finales de la dcada delos aos cincuenta (la segunda edi-cin se public en 1958). El lengua-je de Yawar Fiesta abre camino alde las siguientes obras principales,Los ros profundos, Todas las san-gres y El zorro de arriba y el zorrode abajo, que en forma de crculosconcntricos van ampliando el ra-dio del territorio geogrfico-cultu-ral e histrico (el cronotopos) quese abarca, desde lo local e inmedia-to hasta lo universal.

    Este esfuerzo lingstico sedebe, sin embargo, no solamente ala necesidad de traducir los pen-samientos y sensibilidades que-chuas al espaol - algo que ya depor s es difcil y constituye un ver-dadero reto, sino tambin al otroproblema de fondo implicado enesa traduccin y que ya hemosmencionado: el de juntar los dospolos que en la cultura occidentalde la Edad Moderna aparecenopuestos, que sin embargo en lacultura andina mestiza an no es-tn tajantemente separados: el dis-curso esttico (que en el caso de laliteratura suele llamarse potico oprosaico y ubicarse en la esfera delarte) y el discurso del conoci-

    miento (que solemos llamar cien-tfico y se ubica en la esfera de lopragmtico). Arguedas se en-cuentra all con un problema fun-damental de nuestra poca, la di-cotoma arte/ ciencia.

    Esta dicotoma surge paulatina-mente a partir del Renacimiento enEuropa, donde lo esttico se va en-cerrando poco a poco en una esferaautnoma institucionalizada llama-da arte, separada de lo que pode-mos llamar lo pragmtico, muchoms amplio y en lo esencial despo-jado de lo esttico: la esfera produc-tiva y cognoscitiva (tecnolgica ycientfica). Tambin son excluidos dela esfera del arte los niveles expre-sivos calificados de populares: sondesplazados al margen y si son detipo premoderno son enfrascados yrotulados folklore para su preser-vacin. De esa manera lo estticoqueda separado de la vida real, de lacotidianidad.32 Tiene su lugar en elmuseo. En Amrica Latina, dichadicotoma nunca ha podido imponer-se completamente,33 si bien los in-cansables perseguidores de un pro-yecto de modernidad al estilo de lametrpoli anacrnicamente an in-tentan establecerla.

    Estos y otros aspectos estnimplcitos, condensados, se podradecir: presentes en forma germi-nal en el pequeo texto del que seextrajo la cita con la que inicia-mos nuestro recorrido reflexivo.Su prosa se encuentra justamenteen la interseccin entre lo poticoy lo terico, es ms, ambos se fun-den en un todo armonioso sinquiebres, en el que el conocimien-to y el significado no parecen serel objetivo del discurso sino algoque se transmite por s solo me-diante la vibracin de las emocio-nes, por la sensibilidad.

    32.Ver al respecto: Juliane Bambula Daz, op. cit.33.Ver: Ibd.

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    Punto de partida del texto es laexplicacin etimolgica de la pala-bra quechua Kosko, como ombli-go, centro u ojo del Tahuantinsuyu.Es de notar el nfasis que Arguedashace en ese aspecto: Toda identidadse ubica en un centro, y justamentese trata de afirmar una nueva iden-tidad: una identidad mestiza comopunto de partida para una relacinlibre de hegemona, dialgica conel mundo. En ese sentido el textono solamente contiene los grme-nes de la obra de Arguedas, sinorevela el punto de articulacin desu nuevo cronotopos. No es ficticiocomo aquellos cronotopoi que Mi-jail Bajtin descubri como princi-pios de una estructuracin narrati-va ms all de sincrona y diacro-na en la novela como obra del arteliterario.

    El cronotopos de Arguedas nopertenece al arte. Es real, histri-co, plural, lleno de vibrantes soni-dos, y por ello profundamente es-ttico y humano. En l se fusionanel pasado y el futuro, aquel futuroque Arguedas hace amanecer en elac y ahora con la voz de la MaraAngola, de oro inca refundido he-cho msica, en la madrugada delCusco.

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