con el mar por medio - antología de poesía del exilio español

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CON EL MAR POR MEDIO Antología de poesía del exilio español

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Con el mar por medio - Antología de poesía del exilio español.

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  • CON EL MAR POR MEDIO

    Antologa de poesa del exilio espaol

  • Con el mar por medio

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    PARA SERVIR DE PRLOGO

    Aunque el prologuista lo niegue o no lo crea, en cada antologa se deslizan verdades insospechadas, juicios llenos de dolor y otros de angustia. A veces se nos cuelan frases que slo cuan-do estn impresas adquieren una sonoridad valiosa y otras un acento dolorido que se haba venido ocul-tando en la biografa de los autores o en la propia biografa de quien prolog. Tambin hay que aceptar que el prologuista se equivoca y que en ocasiones va desmenuzando, entre los poemas de los elegidos, aquellos inslitos frag-mentos que tienen algo que ver con su propia vida. Y an cabe que la seleccin sea mala y que haya ms errores que aciertos a la hora de seleccionar. Por otra parte, yo dira, que la antologa del destierro espaol, que cubri los aos del franquis-mo peninsular, se fue haciendo sola o, por mejor de-cir, la fue haciendo un mundo de lectores que en cada poema nuevo se encontraban representados de forma dolorosa. No importa que algn poeta nos parezca oscu-ro; si tomamos la antologa veremos que en toda ella hay una sorprendente y brillante realidad que sola-mente conociendo sus entraas se nos da por entero. Yo dira, por todo cuanto he dicho, que una antologa del destierro es un trozo de la historia ms cruel de cuantos dolores ha sufrido Espaa.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    Jams un pas se haba quedado, de pronto, sin poetas, como hubiera podido quedarse sin rboles o sin otros lujos. La poesa espaola tom la mar por medio y se fue al otro lado de la tierra dejando a los vencedores tan vencidos como pudiera estarlo un pueblo al que se le desgaj la poesa. Se inicia esta antologa con aquellos tres poetas que jams pudieron llegar al destierro porque la muerte se les adelant un paso. Ellos fueron Don Antonio Machado, Federico Garca Lorca y Miguel

    Hernndez. Aqu estn representados porque sin ellos esta antologa estara incompleta. Queda prohibido, para cualquier lector, juzgar qu poemas son los mejores o cules los ms tristes. Yo me declaro culpable de cualquier omisin; teniendo en cuenta que en esta antologa cubrir las omisiones sera tanto como redactar la historia de un pueblo entero.

    Paco Ignacio Taibo Lavilla

  • Con el mar por medio

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    ANTONIO MACHADO

    Naci en Sevilla en 1875 y muere en Collioure, Francia, en 1939. Se nos muere don Antonio cuando, tambin, se muere la ltima resistencia de la Espaa Republicana; nunca se haba producido en nuestra tierra un tan dramtico camino hacia la muerte. Jams habamos visto deslizarse a un poeta hacia un final fuera de la tierra que l am tanto. Detrs de l an resonaba la voz de un general que haba gritado en Salamanca su esperanza de que tambin se muriera la inteligencia. Al fin el casi cadver lleg a un pueblecito francs en donde lo enterraron un grupo de amigos doloridos. El pueblo pas a ser, de pronto, imagen de un ltimo adis que la inteligencia entera le daba al poeta de 64 aos. Aquella tumba, annima y aparentemente aje-na a toda la grandeza, que se supone acomoda los restos de un hombre tan inteligente, fue creciendo en el alma de los espaoles hasta convertirse en algo ms que un smbolo. Algo ms, tambin, que un lti-mo adis. Los jvenes poetas que an crecan en Espaa, ajenos a los duelos de sus mayores, comenzaron a caminar hacia el norte hasta llegar al pueblo de Co-

  • Paco Ignacio Taibo I

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    llioure llevando entre sus manos las radas copias de los poemas de don Antonio ocultndolas de los ojos de aquellos que las pudieran mancillar. Hoy Collioure est en nosotros, an cuando no est con nosotros Antonio Machado. Antologar la poesa de Machado es algo no so-lamente doloroso sino tambin un imposible. Estos versos con los que el antlogo intenta re-sumir tanta belleza, tanta serenidad, tanto amor por lo que amor merece, tienen la intencin de unir la sombra y el trabajo de un poeta para situarlo junto a los que conformaron las voces del exilio.

  • Con el mar por medio

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    EL VIAJERO

    Est en la sala familiar, sombra, y entre nosotros, el querido hermano que en el sueo infantil de un claro da vimos partir hacia un pas lejano.

    Hoy tiene ya las sienes plateadas, un gris mechn sobre la angosta frente; y la fra inquietud de sus miradas revela un alma casi toda ausente.

    Deshjanse las copas otoales del parque mustio y viejo. La tarde, tras los hmedos cristales, se pinta, y en el fondo del espejo.

    El rostro del hermano se ilumina suavemente. Floridos desengaos dorados por la tarde que declina? Ansias de vida nueva en nuevos aos?

    Lamentar la juventud perdida? Lejos qued la pobre loba muerta. La blanca juventud nunca vivida teme, que ha de cantar ante su puerta?

  • Paco Ignacio Taibo I

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    Sonre el sol de oro de la tierra de un sueo no encontrada; y ve su nave hender el mar sonoro, de viento y luz la blanca vela hinchada?

    l ha visto las hojas otoales, amarillas, rodar, las olorosas ramas del eucalipto, los rosales que ensean otra vez sus blancas rosas

    Y este dolor que aora o desconfa el temblor de una lgrima reprime, y un resto de viril hipocresa en el semblante plido se imprime.

    Serio retrato en la pared clarea todava. Nosotros divagamos. En la tristeza del hogar golpea el tictac del reloj. Todos callamos

    Yo voy soando caminos de la tarde. Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... Adnde el camino ir? Yo voy cantando, viajero, a lo largo del sendero... La tarde cayendo est.

  • Con el mar por medio

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    En el corazn tena la espina de una pasin; logr arrancrmela un da; ya no siento el corazn.

    Y todo el campo un momento se queda, mudo y sombro, meditando. Suena el viento en los lamos del ro.

    La tarde ms se oscurece; y el camino se serpea y dbilmente blanquea, se enturbia y desaparece.

    Mi cantar vuelve a plair: Aguda espina dorada, quin te volviera a sentir en el corazn clavada.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    RETRATO

    Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte aos en tierras de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

    Ni un seductor Maara, ni un Bradomn he sido ya conocis mi torpe alio indumentario, ms recib la flecha que me asign Cupido, y am cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

    Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, pero mi verso brota de manantial sereno; y, ms que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

    Adoro la hermosura, y en la moderna esttica cort las viejas rosas del huerto de Ronsard; mas no amo los afeites de la actual cosmtica, ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

    Desdeo las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una.

  • Con el mar por medio

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    Soy clsico o romntico? No s. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitn su espada: famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto oficio del forjador preciada.

    Converso con el hombre que siempre va conmigo quien habla solo espera hablar a Dios un da; mi soliloquio es pltica con ese buen amigo que me ense el secreto de la filantropa.

    Y al cabo, nada os debo; debisme cuanto he escrito. A mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansin que habito, el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

    Y cuando llegue el da del ltimo viaje, y est al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraris a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    A UN OLMO SECO

    Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido.

    El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento.

    No ser, cual los lamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseores.

    Ejrcito de hormigas en hilera va trepando por l, y en sus entraas urden sus telas grises las araas.

    Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, maana, ardas en alguna msera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino

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    y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el ro hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazn espera tambin, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    FEDERICO GARCA LORCA

    Naci en Fuentevaqueros, Granada en 1898. Lo asesinaron en Vznar, Granada en 1936. Tena por entonces 38 aos. Yo lo conoc cuando lleg a Grado, Asturias, al frente de su compaa de teatro La Barraca con-formada por estudiantes que se movan entre risas y palmadas para despertar el entusiasmo, que un largo viaje bien poda haber apaciguado. Yo era tan nio que ocup una sillita muy baja al borde del escenario, conformado por una plaza pblica y sealado por unas bombillas que colgaban de unos cables y que mova el vientecillo de la no-che, pero acaso por lo que Rubn Daro llamaba un caso de celebracin inconsciente aquella noche que-d para siempre en mis recuerdos como si aquel nio de la sillita minscula hubiera entendido cabalmente que esta escena sera irrepetible. Por entonces Federico Garca Lorca era mucho ms que un poeta, era un comediante, era una risa, era tambin un director de escena y cientos de cosas ms. Su nombre creci tan de prisa que cuando en 1936 supe que lo haban matado ya era Lorca, para aquel muchacho de 12 aos, una figura tal que llena-ba a la familia de congoja.

  • Con el mar por medio

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    Haba, por entonces, dos Federicos; uno mis-terioso y difcil de entender para el buen pueblo. Fe-derico haba descubierto a su otro yo en la ciudad de Nueva York; otro era el Federico andalucista, burln y sonriente que un da la gente haba aceptado como smbolo de la Espaa eterna. Bien mirado ninguno de los dos era tan nico que no compartiera con el otro momentos amargos, duros y de sonrisa crispada. En toda Espaa slo haba otro poeta que le contemplaba sin amor alguno e incluso con un duro desamor. Este poeta que se crea el nico entre los nicos se llamaba Juan Ramn Jimnez. Por eso yo, que haba tomado partido y que la muerte de Federico hizo a mi partido algo indiscuti-ble llegu a tener por Juan Ramn Jimnez un distan-ciamiento que mi amigo ngel Gonzlez intent sin xito alguno amainar a lo largo de los aos. La muerte de Federico no calm los celos de Juan Ramn Jimnez ni me calm a m, sino que por el contrario me fue haciendo ms beligerante. Ahora pasados los aos y venidas las muertes se tranquiliz mi espritu levantisco y si fuera posible habra que irse al ms all para saber si Juan Ramn Jimnez tambin descansa en paz. Hacer una antologa de la poesa de Federico es, sin embargo, volver a las andadas y hay un Fede-rico que toca el piano y hace llorar a las granadinas, mientras declinan los poemas de Lorca con geranios, flores, gitanos y guardias civiles.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    Aun ahora, tantos aos despus, yo me des-pierto en la noche y veo cmo un oscuro grupo de brbaros lo asesinan. Para dormirme, poco despus, tengo que aceptar que con el paso del tiempo Federi-co nos ha dejado la ms bella de todas las herencias; una voz que intento recoger en unos cuantos poemas que si bien son de Federico, tambin son mos.

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    ROMANCE DE LA LUNA, LUNA

    A Conchita Garca Lorca

    La luna vino a la fragua con su polisn de nardos. El nio la mira, mira. El nio la est mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y ensea, lbrica y pura, sus senos de duro estao. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, haran con tu corazn collares y anillos blancos. Nio, djame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarn sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballosNio, djame, no pises mi blancor almidonado.

    El jinete se acercaba tocando el tambor del llano.Dentro de la fragua el nio,

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    tiene los ojos cerrados. Por el olivar venan, bronce y sueo, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. Cmo canta la zumaya, ay, cmo canta en el rbol! Por el cielo va la luna con un nio de la mano.

    Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la est velando.

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    BALADILLA DE LOS TRES ROS

    El ro Guadalquivir va entre naranjos y olivos. Los dos ros de Granada bajan de la nieve al trigo.

    Ay, amor

    que se fue y no vino!

    El ro Guadalquivir tiene las barbas granates. Los dos ros de Granada uno llanto y otro sangre. Ay, amor

    que se fue por el aire!

    Para los barcos de vela, Sevilla tiene un camino; por el agua de Granada slo reman los suspiros. Ay, amor

    que se fue y no vino!

    Guadalquivir, alta torre y viento en los naranjales.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    Dauro y Genil, torrecillas muertas sobre los estanques, Ay, amor

    que se fue por el aire!

    Quin dir que el agua lleva un fuego fatuo de gritos!

    Ay, amor

    que se fue y no vino! Lleva azahar, lleva olivas, Andaluca, a tus mares.

    Ay, amor

    que se fue por el aire!

  • Con el mar por medio

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    CANCIN DE JINETE

    Crdoba.Lejana y sola.

    Jaca negra, luna grande,y aceitunas en mi alforja.Aunque sepa los caminosyo nunca llegar a Crdoba.

    Por el llano, por el viento,jaca negra, luna roja.La muerte me est mirandodesde las torres de Crdoba.

    Ay qu camino tan largo!Ay mi jaca valerosa!

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    Ay que la muerte me espera,antes de llegar Crdoba!

    Crdoba.Lejana y sola.

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    LA AURORA

    La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracn de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque all no hay maana ni esperanza posible: a veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados nios. Los primeros que salen comprenden con sus huesos que no habr parasos ni amores deshojados; saben que van al cieno de nmeros y leyes, a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impdico reto de ciencia sin races. por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recin salidas de un naufragio de sangre.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    MIGUEL HERNNDEZ

    Nace en Orihuela, Alicante, el da 30 de octu-bre de 1910 y muere en Alicante el 28 de marzo de 1942, cuando se encontraba preso y muy enfermo de tuberculosis pulmonar aguda. Al terminar la Guerra Civil Miguel Hernndez intent huir atravesando la frontera portuguesa, pero fue detenido; inici un largo periodo de crceles sien-do condenado a muerte. Finalmente fue recluido en la crcel de Alicante en donde se muri. Miguel tena 32 aos, estaba casado y tena un hijo. Se conservan papeles suyos de aquellos aos de encarcelamiento. Haba pasado el poeta por una serie de etapas en las que fue madurando desde un cierto clasicismo hasta una poesa apegada a los acontecimientos que viva. Fue un poeta revolucionario que desde las trincheras hablaba a sus compaeros de ideales. Cabe decir que Miguel Hernndez se fue haciendo un poeta cada vez ms vigoroso gracias a la guerra que pade-ca y que le envolva. Si hubiera estado bien cuidado habra vivido muchos aos, pero su vida en la crcel Alicantina le privaba de medicinas y de atenciones.

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    En sus ltimos aos era, lo que podramos lla-mar, un soldado poeta hasta el punto de haber perte-necido al legendario 5 Regimiento que se distingui en la Guerra Civil. Hijo de un tratante de ganado fue convertido por su padre en cuidador de cabras y slo el prestigio de sus primeros versos consiguieron un cierto reco-nocimiento que se fue haciendo ms y ms fuerte y protector. Se sabe que a los 15 aos cuidaba las cabras familiares y que sus primeras lecturas poticas pro-cedan de los libros que algunos amigos le prestaban, ya que Miguel hubo de abandonar la escuela. Su vida fue un continuo hacerse a s mismo a partir de una juventud desesperada. Mucha de la in-fluencia que la Guerra Civil ejerci en Miguel se ad-vierte en sus poemas beligerantes y vigorosos. El poeta intent pasar desapercibido en una Espaa convulsa, pero decidi volver a los suyos. Cuando llegaba a Orihuela, que es un pueblo del Le-vante espaol, fue reconocido y encarcelado otra vez. Su enfermedad no le permiti ser atendido en una crcel, atestada de presos, y all, entre dolores y miserias, se fue a morir.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    Lleg tan hondo el beso que traspas y emocion los muertos. El beso trajo un bro que arrebat la boca de los vivos. El hondo beso grande sinti breves los labios al ahondarse. El beso aquel que quiso cavar los muertos y sembrar los vivos.

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    ANTES DEL ODIO

    Beso soy, sombra con sombra. Beso, dolor con dolor, por haberme enamorado, corazn sin corazn, de las cosas, del aliento sin sombra de la creacin Sed con agua en la distancia, pero sed alrededor. Corazn en una copa donde me lo bebo yo, y no se lo bebe nadie, nadie sabe su sabor. Odio, vida: cunto odio slo por amor! No es posible acariciarte con las manos que me dio el fuego de ms deseo, el ansia de ms ardor. Varias alas, varios vuelos abaten en ellas hoy hierros que cercan las venas y las muerden con rencor. Por amor, vida, abatido, pjaro sin remisin.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    Slo por amor odiado. Slo por amor. Amor, tu bveda arriba y no abajo siempre, amor, sin otra luz que estas ansias, sin otra iluminacin. Mrame aqu encadenado, escupido, sin calor, a los pies de la tiniebla ms sbita, ms feroz, comiendo paz y cuchillo como buen trabajador y a veces cuchillo slo, slo por amor. Todo lo que significa golondrinas, ascensin, claridad, anchura, aire, decidido espacio, sol, horizonte aleteante, sepultado en un rincn. Esperanza, mar, desierto, sangre, monte rodador: libertades de mi alma clamorosas de pasin, desfilando por mi cuerpo, donde no se quedan, no, pero donde se despliegan, slo por amor.

  • Con el mar por medio

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    Porque dentro de la triste guirnalda del eslabn, del sabor a carcelero constante, y a paredn, y a precipicio en acecho, alto, alegre, libre soy. Alto, alegre, libre, libre, slo por amor. No, no hay crcel para el hombre. No podrn atarme, no. Este mundo de cadenas me es pequeo y exterior. Quin encierra una sonrisa? Quin amuralla una voz? A lo lejos t, ms sola que la muerte, la una y yo. A lo lejos t, sintiendo en tus brazos mi prisin: en tus brazos donde late la libertad de los dos. Libre soy. Sinteme libre. Slo por amor.

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  • Paco Ignacio Taibo I

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    LAS VOCES FUERON LLEGANDO

    Es imposible que adivinemos cul fue el primer poema del exilio que lleg a Mxico; imposible adivinar si el poema se gest cuando aparecan en el horizonte las primeras luces de Veracruz, o si surgi en la calle de Lpez cuando en ella se instalaron las primeras familias espaolas que buscaban acomodo en la ciudad de Mxico. Lo cierto es que estos poemas, hayan sido los que hayan sido, crearon ya lo que sera una manera de ser del nuevo espaol. Mxico impona su nuevo lenguaje, su nueva forma de decir, pero las viejas frmulas se resistan a rendirse: el exilio naca entre dos aguas y entre dos promesas. Todo trabajo de investigacin de aquellos aos nos lleva a un cierto desconcierto, a una cierta voluntad que se impona, a una cierta nostalgia que palpitaba y a un cierto pas que se estaba descubriendo para aquellos que pensaban que Espaa y Amrica no llegaran jams a emulsionarse. Lo cierto es que el exilio estaba creando una poesa nueva. Lo que hoy conocemos como La poesa del Exilio.

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    LEN FELIPE

    Nace en Tbara, Zamora, en 1884 y partiendo de una juventud que pudo haber sido cmoda vive una vida dramtica que lo lleva hasta Amrica y final-mente a Mxico. Hijo de un notario, estudia farmacutica y se hace dueo de una botica. Le dura poco y un da va a caer a la crcel porque no pudo responder a ciertas deudas. El mismo Len confesaba que haba sido mendigo antes de ser poeta. Muere en la ciudad de Mxico en 1968 a la edad de 84 aos y coincide su muerte con otro momento dramtico de la historia de su nuevo pas. Mientras un grupo reducido de amigos lo lle-vbamos hasta el cementerio el Ejrcito Mexicano invada la universidad en contra de todas las leyes, hasta el momento respetadas. Yo recuerdo que el atad de Len Felipe iba dispuesto sobre una camilla que rodaba sobre los pa-sillos del cementerio y que en un momento dado el fretro de Len se cruz con otro cadver y nosotros tuvimos que aguardar que esta otra comitiva fune-raria se adelantara a la del poeta. Fue incinerado y al volver cada mochuelo a su olivo, que dira Len, nos cruzamos con camiones que transportaban soldados.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    Cuando los exiliados llegaron a Mxico Len ya estaba all esperndoles. Y all, aqu, comenz una labor rigurosa de poesa beligerante. Por entonces ya estaba casado y era to de un torero que lo admiraba: Carlos Arruza.

    Su tertulia, en la que muchos fuimos a caer, se instal en el caf Sorrento de la ciudad de Mxico en donde su impresionante aspecto: boina negra, cha-marra de pastor zamorano, bastn de nudos y gafas de concha lo hacan inconfundible. Len Felipe llevaba por dentro una mezcla de generosidad y de candor; y por fuera un talento dado a la controversia e, incluso, a la bronca airada. Su prestigio iba subiendo sin que l hiciera nada porque subiera y tuvimos que esforzarnos mu-cho para que nos permitiera, al director Felipe Cazals y a m, hacer un documental sobre su vida. Len Felipe sola acudir a los estrenos teatra-les en donde su bastn opinaba de una manera ms recia que el poeta, sobre las bondades y los desacier-tos, de la obra exhibida. Por entonces estaba surgiendo en Mxico un teatro joven y nuevo que miraba con desprecio las comedias habituales del franquismo. Fue importante, para la vida de Len Felipe, su amistad con un joven poeta que a su debido tiempo ser integrado en esta antologa. Hablo de Luis Rius quien escribi la primer biografa del poeta de Tba-ra; el libro se llama Len Felipe, poeta de barro: bio-

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    grafa y fue editado en Mxico y no s si alguna vez apareci en Espaa. Por aquella poca el Ateneo Espaol, creado por los exiliados, reuna a las voces ms claras y penetrantes de la poesa espaola. Sobre estos momentos de la cultura del exilio el propio Luis Rius escribi: El pblico asistente al Ateneo estaba hecho a una atmsfera potica aca-parada por dos tipos de poetas: el de los continua-dores de un modernismo que haba perdido ya los fulgores originales, y el de los jvenes que reaccio-naban violentamente contra aquella expresin que sentan muerta, y buscaban una nueva exaltacin de la metfora indita, inusitada, el reencuentro con la verdad potica, abiertos a todas las literaturas euro-peas de vanguardia: futurismo, maquinismo, dadas-mo, creacionismo, sobrerrealismo, enemigos de todo sentimentalismo como fuente de poesa, de cualquier sustento biogrfico y confesional de la misma, icono-clastas furibundos: los ultrastas. Aparte quedaban unas cuantas individualida-des respetadas por unos y por otros, voces nicas, inasimilables a una u otra tendencia: Unamuno, An-tonio Machado, Juan Ramn Jimnez. Yo aadir aqu que Len Felipe haca por en-tonces una poesa que sola desdear lo potico.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    PROLOGUILLOS

    2

    Poesa tristeza honda y ambicin del alma cundo te dars a todos... a todos, al prncipe y al paria, a todos... sin ritmo y sin palabra!

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    COMO T...

    As es mi vida, piedra, como t. Como t, piedra pequea; como t, piedra ligera; como t, canto que ruedas por las calzadas y por las veredas; como t, guijarro humilde de las carreteras; como t, que en das de tormenta te hundes en el cieno de la tierra y luego centelleas bajo los cascos y bajo las ruedas; como t, que no has servido para ser ni piedra de una lonja, ni piedra de una audiencia, ni piedra de un palacio,

  • Paco Ignacio Taibo I

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    ni piedra de una iglesia; como t, piedra aventurera; como t, que tal vez ests hecha slo para una honda, piedra pequea y ligera...

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    RAFAEL ALBERTI

    Naci en 1902 y muri en 1999. Hace ms de cien aos naci Rafael Alberti en un lugar llamado Puerto de Santa Mara, situado junto a Cdiz y mirando al mar por donde llegaron tantas imgenes blancas y saladas. Este Rafael tendra una larga vida de poeta, de guerrillero de la palabra, de vagabundo en busca del lugar en donde sera lanzado al aire para que cumpliera un largo vuelo. A los 15 aos su familia se lo llev a la capital de Espaa, Madrid, y all dej de estudiar para convertirse en pintor. Poco tiempo despus pas de pintor a poeta y pocos aos ms tarde pas de poeta a poltico. Dicho de otra forma a los 23 aos se consagra como poeta ganando el Premio Nacional de Literatura con el libro Marinero en tierra. Dos aos despus l, que haba nacido catlico y apostlico, pierde la fe y a los 29 aos se afilia al Partido Comunista. Fue hombre fiel a sus convicciones sociales, pele, fue perseguido, abandon Espaa, se hizo viejo en el extranjero, pero nunca dej de seguir escribiendo poesa.

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    Hace cien aos que cientos de personas comulgaron con sus ideas esenciales: el mar, el pueblo, el cielo. Acaso ste fue el primer verso de su vida:

    Sueo en ser almirante de navo,para partir el lomo de los mares,

    al sol ardiente y a la luna fra Cientos de escritores, de todo el mundo, quisieron encontrar el meollo de esa poesa tan clara y tan sencilla de la que Alberti jams se divorcio del todo. El Puerto de Santa Mara, con la salida del nio Rafael Alberti, se perdi en el Atlas del mundo y tar-d en volver a encontrarse y ello a pesar de tener un pasado remoto de rabes a caballo y de haber vivido siglos acunado en un ro que lleva tanta agua como lleva tanta historia: Guadalete. Alberti tuvo por dolo a otro poeta al que sin-ti morir joven, pero nunca lo olvid a lo largo del tiempo. Ese poeta se llam Garcilaso de la Vega y en Mxico se le guarda igual reverencia y respeto.

    Si Garcilaso volviera,yo sera su escudero;que buen caballero era.Mi traje de marinerose trocara en guerrera,

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    ante el brillar de su acero;que buen caballero era.

    Cuando Alberti iba camino de cumplir 30 aos escribi Sobre los ngeles y an hoy hay poetas que recuerdan aquellos poemas como una revelacin, aun cuando el verso los hubiera tomado por sorpresa, ya que eran nios. Por ese tiempo el surrealismo asomaba la cabeza y se dejaba ver.

    Slo sabamos que una circunferencia puede no ser

    redonda

    y que un eclipse de luna equivoca a las flores

    y adelanta el reloj de los pjaros.

    Ninguno comprendamos nada:

    ni por qu nuestros dedos eran de tinta china

    y la tarde cerraba compases para al alba abrir libros.

    Slo sabamos que una recta, si quiere, puede ser curva

    o quebrada

    y que las estrellas errantes son nios que ignoran la

    aritmtica.

    El nio Rafael ya haba aprendido, por entonces, a conjugar los mares de su tierra con las ideas de su tiempo.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    A UN CAPITN DE NAVO

    Homme libre, toujours tu chricas la mer!

    Ch. Baudelaire

    Sobre tu nave un plinto verde de algas marinas, de moluscos, de conchas, de esmeralda estelar, capitn de los vientos y de las golondrinas, fuiste condecorado por un golpe de mar. Por ti los litorales de frentes serpentinas desenrollan, al paso de tu arado, un cantar: Marinero, hombre libre que los mares declinas, dinos los radiogramas de tu estrella Polar. Buen marinero, hijo de los llantos del norte, limn del medioda, bandera de la corte espumosa del agua, cazador de sirenas; todos los litorales amarrados del mundo pedimos que nos lleves en el surco profundo de tu nave, a la mar, rotas nuestras cadenas.

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    EL HERIDO

    Dame, tu pauelo, hermana, que vengo muy mal herido. Dime qu pauelo quieres, si el rosa o color de olivo. Quiero un pauelo bordado, que tenga en sus cuatro picos tu corazn dibujado.

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    EL TORO DEL PUEBLO VUELVE

    Creyeron que aquel toro ya tenarotas las astas, el testuz vencido;que hasta cuando bramaba, su bramidoni en el viento se oa.

    Creyeron que su oscuro dolor era agona; que el poder de su antigua reciedumbre para el golpe mortal estaba ya maduro; que su furor dorma doblado de mansedumbre.

    Pero, de pronto un da, un da...

    Qu sucede, qu sucede?Qu pasa, que en la maana hay verdor de acometida, despertar de sangre brava?

    El toro del pueblo sube, rebosa el toro de Espaa.Por las calles crece, hambriento, se empina furioso, salta.Es un cicln de hermosura,

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    tromba de rayos y llamas.Vive el toro, vuelve el toro.No hay ruedo, para l no hay plaza, barreras que lo limiten,hierros que le pongan trabas.El toro seco del campo, el de metal de las fbricas, el de carbn de las minas, el nveo de las montaas, el ciego del mar, el toro blanco y azul de las playas.

    El toro espaol ha vuelto.Su ruedo ya es toda Espaa.Si es de furia y pedernales de chispas que no se apagan, qu no ha de prender, qu nieblas van a enfrentarle su espada?Si ayer salt en Barcelona, si en Madrid ayer saltara, maana lo har en Sevilla, lo har en Asturias maana.Levantar hasta los muertos por donde quiera que vaya.Su paso ser una hoguera, su arremetida una bala.No habr oscuros que lo lidien, no habr picas, ni habr capas, banderillas que lo doblen,estocadas que lo hagan

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    morder el polvo, mulillas que lo arrastren. No habr nada!Slo su hervor y una nuevalumbre en los montes de Espaa.

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    PEDRO GARFIAS

    Pedro Garfias naci en Salamanca el 27 de mayo de 1901 y muri en Monterrey, Mxico, el 9 de agosto de 1967. Uno de sus poemas se convirti en el smbolo de la llegada a Mxico del exilio. Aun ahora decenas de personas creen haber visto a Pedro Garfias en la cubierta del buque que lo traa a Mxico. El poeta Pedro Garfias escriba versos signifi-cativos que hoy reproduzco en esta antologa. Pedro era lo que se dice un ser mal encarado, entendiendo por tal que sus facciones se retorcan sobre su rostro y un ojo pareca mirar lo que an no se haba presentado ante su vista. En Mxico Pedro Garfias adquiri una fama que an no se le haba prestado en Espaa; y esto naci por el fervor con que la gente del norte del pas, exactamente Monterrey, le acogi y le celebr. Ahora Pedro Garfias venci a su aspecto dis-cutible y a su mala fama de hombre dado a las canti-nas y al dispendio; se dira que se venci a s mismo y que tard en entrar a las antologas en donde ya se encuentra instalado y bien reconocido.

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    Personaje estupendo, bien poda una noche de desconsuelo mascullar sus propios versos sin dar a este hecho gran importancia sino como quien se re-cuerda a s mismo. Yo lo conoc en la barra del restaurante El ho-rreo frente a esa Alameda que pint Diego Rivera en un mural lleno de color y gracia, pero que tiene el gran defecto de no haber incluido entre sus mltiples personajes a Pedro Garfias; acaso porque Diego pin-taba los murales de da y Garfias era un noctmbulo pertinaz. La leyenda afirma que esos versos que empie-zan diciendo:

    Qu hilo tan fino, qu delgado juncode acero fiel nos une y nos separa

    son la ms bella descripcin de la relacin entre el exilio y el pueblo de Mxico: Un bello junco y un acero fiel que une y nos separa.

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    ENTRE ESPAA Y MXICO

    Qu hilo tan fino, qu delgado juncode acero fiel nos une y nos separacon Espaa presente en el recuerdo,con Mxico presente en la esperanza.Repite el mar sus cncavos azules,repite el cielo sus tranquilas aguasy entre el cielo y el mar ensayan vuelosde anloga ambicin, nuestras miradas.

    Espaa que perdimos, no nos pierdas;gurdanos en tu frente derrumbada,conserva a tu costado el hueco vivode nuestra ausencia amargaque un da volveremos, ms veloces,sobre la densa y poderosa espaldade este mar, con los brazos ondeantesy el latido del mar en la garganta.

    Y t, Mxico libre, pueblo abiertoal gil viento y a la luz del alba,indios de clara estirpe, campesinoscon tierras, con simientes y con mquinas;proletarios gigantes de anchas manos

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    que forjan el destino de la Patria;pueblo libre de Mxico:como otro tiempo por la mar saladate va un ro espaol de sangre rojade generosa sangre desbordada.Pero eres t esta vez quien nos conquistas,y para siempre, oh vieja y nueva Espaa!

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    AL CAPITN XIMENO

    Mirada azul de Ximeno en cara de nio bueno. Mirada de azul cuajado, de azul acero templado tan inocente bajo la paz de la frente. Dicen, Ximeno, que fuiste bandolero y que supiste de la fuga por los montes hacia aquellos horizontes donde nadie sabe dnde un tibio rincn se esconde para el hombre como el ave sediento de libertad. Y quin sabe si fue mentira o verdad.Yo te he visto Capitn en el frente cordobs: Capitn del Batalln de Garcs.

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    Valiente, serio, callado, gran soldado sobre tu caballo alzado qu buena estampa tenas tu mirada, como el cielo desperezando su vuelo sobre lentas lejanas.

    Y ahora irs por las veredas y entre breas y jarales no por blandas alamedas ni por caminos reales a la muerte. Buen Viaje.

    Tu pistola sin reposo y tu caballo nervioso sern tu solo equipaje. Y tu silencio y tu afn desolados

    Capitn de bandidos y soldados.

    Y a m qu si yo siempre te ver con la muerte terca enfrente y tu mirada inocente mirndola fijamente.

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    Ay, Ximeno, Capitn del Batalln de Garcs; Capitn de la cabeza a los pies!

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    CELSO AMIEVA

    Celso Amieva naci el 19 de marzo de 1911 en Astu-rias, pero no est muy claro en qu lugar de Asturias, por lo menos hay tres versiones sobre su nacimiento, en Barro, Cadexana o en Puente de San Miguel. Su vida fue la de un hombre encantador, curio-so y dado a inventarse a s mismo. Por lo pronto Celso Amieva fue tambin un invento, ya que se llam, segn un cierto juzgado, Jos Mara lvarez Posada.

    A todo esto, que sera ya suficientemente con-fuso habra que aadir estos nombres con los que firm poemas y cuentos: Lino Serdal, Elas Pombo, Fideal y Corsino Urriel.

    Lo que l me cont es que encontrndose en Madrid de vacaciones, de su labor como maestro de escuela en Asturias, estall la guerra y l tom las armas para defender a la Repblica. Cuando el ejrcito espaol fue derrotado por los franquistas Celso pas a Francia escapando a tra-vs de la frontera de los Pirineos; all fue detenido por la polica francesa y enviado a un campo de concen-tracin situado en la playa de Argels-sur-Mer.

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    De este tiempo y de las noches que hubo de dormir sobre la arena naci un libro que ms tarde se edit en Mxico en 1960 bajo el ttulo La almohada de arena. Mientras tanto estall la guerra europea y Cel-so se uni a las fuerzas constituidas por grupos de espaoles que conformaron lo que se llam el Ma-quis de Picaussel; esto fue hacia junio de 1944. Liberada Francia de las fuerzas fascistas Celso busca la manera de reunirse con el exilio espaol so-bre todo instalado en Mxico y, en 1953, gracias a su amistad epistolar con una mujer mexicana a la que no conoca pudo entrar en el exilio en donde yo lo cono-c. En Mxico sigue haciendo poesa siempre sin darse a conocer, pero creando un cierto prestigio. En 1959 Celso Amieva hace el guin de la pelcula titulada Pueblo en Armas aun cuando su nombre no aparece en los crditos, pero poco despus el gobierno le condecor con la Medalla Artstica de la Revolucin Mexicana. La pelcula era un canto a los revolucionarios dirigida por Miguel Contreras Torres.

    Aos despus me escribi desde Mosc, en donde lo haban reclamado para que formara parte del equipo de gente que trabajaba para la radio rusa en idioma Espaol. Fue amigo de muchos poetas, entre ellos Len Felipe y Alfonso Camn, pero nunca se dio demasia-da importancia a s mismo. Yo si se la di.

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    Vivi alrededor de quince aos en Rusia y vol-vi a tiempo para que lo enterraran en Barro de Lla-nes uno de los lugares en que se supone que naci. El nico homenaje que se le hizo a Celso Amie-va en Asturias, y del cual tengo noticias, fue en Llanes en el llamado Casco Antiguo, en donde se instalaron cientos de placas metlicas numeradas con fragmen-tos de sus versos que podran seguirse de placa en placa hasta reconstruir el poema. En uno de los poemas fragmentados por las placas poda leerse:

    Torre de Llanes que en el siglo XX desde el fondo del XIII te levantas, yo me quito la boina ante tu mole reina y anciana. Ceida de galernas, eje rudo de la rueda terrestre y la terrquea, tu tronco secular conecta a Llanes con la Va Lctea.

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    POETA EN LA ARENA

    Aqu est el Espaola solas con su verdad.Lejos de Espaa, mas no importa:est Espaa donde l est.Aqu est el Espaol,hiel en el pecho y en la boca sal,acorralado en una triste playa extranjera.El saldr por la Pascua o por la Trinidad.Descubros ante las alambradasque acordonan este arenal, pueblos sin alma que os estis mirndonossin ver jams jams, jams...

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    MAQUIS

    Aquel pastor francs no nos quera...Mas no por guerrilleros,pues el pastor al nazi aborreca.ramos sospechosos, forasteros,nativos de otra tierra... Y l temapor sus gordos corderos.Aquel pastor francs no comprenda!

    Aquel pastor francs no nos quera.hay muchos extranjeros en Francia se decay vino el mal de ah: de aventureros que Francia hizo franceses un mal da y la vendieron por treinta dineros.Aquel francs no distingua!

    Aquel pastor francs no nos quera.Nunca, ni a precio de oro, nos venda uno de sus corderos.espaoles en esta serrana, yo me pregunto qu hacen repeta Al fin aventureros!Aquel pastor, qu mal nos conoca!

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    A otro maquisde aquella cercana,los nazis carnicerosatacaron con tanques a porfa.Mozos franceses sin veteranasucumbieron lo mismo que corderos.Ni uno solo escap de la sangra.Y el buen pastor francs llor aquel da!Dado lo bien que todo les sala,los nazis en blindados altanerosvolvieron hacia nuestra cresterasus rugientes aceros.Y el pastor, cuando vio lo que suba,no queda espaol vivose deca.Aquel pastor, qu mal nos conoca!

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    LUIS CERNUDA

    Naci en Sevilla el 21 de septiembre de 1902 y muri en la ciudad de Mxico el 5 de noviembre de 1963. La primera vez que escuch hablar de Luis Cernuda fue en una reunin sobre msica de jazz en la que un profesor asturiano, que haba sido lector del espaol en la ciudad de Perujia, Italia, cont que cuando Cernuda viva en la Residencia de Estudian-tes de la Institucin Libre de Enseanza, en Madrid, por los resquicios que dejaba la puerta cerrada de la habitacin de Cernuda sala a todas horas msica de jazz. Rodrigo Artime sealaba esto para dar noticia de la extraa figura, enigmtica y silenciosa, de un joven sevillano dado al jazz en Madrid. Esto debi ser por los aos 30s ya que en 1936, cuando estalla la Guerra Civil en Espaa, Cernuda co-mienza un largo exilio que le hace pasar por Francia, Inglaterra, Estados Unidos y, finalmente, Mxico. No dejaba de causar curiosidad este poeta que se encerraba en su habitacin para escuchar, lo que yo supongo que eran los monlogos de la trompe-ta de Louis Armstrong que debi conocer en la ciu-dad de Lyon, en Francia, cuando estuvo trabajando all unos meses. Pienso, tambin, que los otros habi-

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    tantes, de la hoy mtica institucin, contemplaran a Cernuda con un cierto asombro que se reflejaba en el hecho de que Rodrigo Artime recordaba con tanta precisin un detalle que hoy no sera tan singular. Lo habitual en aquellas tertulias de los estudiantes era el surrealismo que estaba naciendo en Francia. Luis Mateo Bernardo Jos Cernuda Bidn, por entonces ya era un hurfano ya que su padre, un mi-litar, se haba muerto en Espaa. La sublevacin del ejrcito espaol contra la Repblica se produce en el mes de julio de 1936 y Cernuda viaja a Pars como secretario del embajador lvaro de Albornoz. ste es un momento esencial en la vida del poeta que vuelve a Espaa y se encuadra en el Bata-lln Alpino y parece ser que interviene en combates y participa, apasionadamente, en la defensa de la Re-pblica Espaola.Su defensa de la democracia se hace ms y ms vigo-rosa y junto con Rafael Alberti funda la revista Hora de Espaa. Luis Cernuda inicia su andadura fuera de Es-paa hasta encontrar su hogar definitivo en Mxico en donde desde el mes de noviembre de 1952 vive en casa de Concha Mndez, divorciada del poeta espaol Manuel Altolaguirre.

    Por entonces Luis Cernuda haba ganado ya fama de tmido y personaje spero, haba venido re-cluyndose cada vez ms en s mismo, guarecindose

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    de la perversa crtica que su tendencia a la homose-xualidad le deparaba. Coincid con l, dos o tres veces, en el caf So-rrento en donde los exiliados solan reunirse en las tardes bajo la presencia de Len Felipe. Supongo que sus visitas a estas tertulias tuvie-ron siempre una razn prctica, ya que Cernuda apa-reca y desapareca como por encanto. Los contertu-lios lo miraban con un cierto recelo y eran pocos los que concedan a la poesa del sevillano una verdadera trascendencia. A los 61 aos era un personaje elegante, cui-dadoso en su atuendo, fumador de pipa y con un aire que pareca haber heredado de las pelculas produci-das, por entonces, en Hollywood. De pronto su poesa fue creciendo y creciendo hasta convertirse en una de las ms bellas revelacio-nes de la literatura espaola.

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    IMPRESIN DE DESTIERRO

    Fue la pasada primavera, hace ahora casi un ao, en un saln del viejo Temple, en Londres, con viejos muebles. Las ventanas daban, tras edificios viejos, a lo lejos, entre la hierba el gris relmpago del ro. Todo era gris y estaba fatigado igual que el iris de una perla enferma.Eran seores viejos, viejas damas, en los sombreros plumas polvorientas; un susurro de voces all por los rincones, junto a mesas con tulipanes amarillos, retratos de familia y teteras vacas. La sombra que caa con un olor a gato, despertaba ruidos en cocinas.Un hombre silencioso estaba cerca de m. Vea la sombra de su largo perfil algunas veces asomarse abstrado al borde de la taza, con la misma fatiga del muerto que volviera desde la tumba a una fiesta mundana.

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    En los labios de alguno, all por los rincones donde los viejos juntos susurraban, densa como una lgrima cayendo, brot de pronto una palabra: Espaa. Un cansancio sin nombre rodaba en mi cabeza. Encendieron las luces. Nos marchamos.Tras largas escaleras casi a oscuras me hall luego en la calle, y mi lado, al volverme, vi otra vez a aquel hombre silencioso, que habl indistinto algo con acento extranjero, un acento de nio en voz envejecida.

    Andando me segua como si fuera solo bajo un peso invisible, arrastrando la losa de su tumba; mas luego se detuvo. Espaa?, dijo. Un nombre. Espaa ha muerto. Haba una sbita esquina en la calleja. Le vi borrarse entre la sombra hmeda.

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    DONDE HABITE EL OLVIDO

    Donde habite el olvido, en los vastos jardines sin aurora; donde yo slo sea memoria de una piedra sepultada entre ortigas sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.Donde mi nombre deje al cuerpo que designa en brazos de los siglos, donde el deseo no exista. En esa gran regin donde el amor, ngel terrible, no esconda como acero en mi pecho su ala, sonriendo lleno de gracia area mientras crece el tormento. All donde termine este afn que exige un dueo a imagen suya, sometiendo a otra vida su vida, sin ms horizonte que otros ojos frente a frente. Donde penas y dichas no sean ms que nombres, cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, disuelto en niebla, ausencia, ausencia leve como carne de nio. All, all lejos; Donde habite el olvido.

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    ESTOY CANSADO

    Estar cansado tiene plumas, tiene plumas graciosas como un loro, plumas que desde luego nunca vuelan, mas balbucean igual que loro. Estoy cansado de las casas, prontamente en ruinas sin un gesto; estoy cansado de las cosas, con un latir de seda vueltas luego de espaldas. Estoy cansado de estar vivo, aunque ms cansado sera el estar muerto; estoy cansado del estar cansado entre plumas ligeras sagazmente, plumas del loro aquel tan familiar o triste, el loro aquel del siempre estar cansado.

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    A SUS PAISANOS

    No me queris, lo s, y qu os molestacuanto escribo. Os molesta? Os ofende.Culpa ma tal vez o es de vosotros?Porque no es la persona y su leyendalo que ah, allegados a m, atrs os vuelve.Mozo, bien mozo era, cuando no haba brotadoleyenda alguna, casteis sobre un libroprimerizo lo mismo que su autor: yo, mi primer libro.Algo os ofende, porque s, en el hombre y su tarea.

    Mi leyenda dije? Tristes cuentosinventados de m por cuatro amigos(Amigos?), que jams quisisteisni ocasin buscasteis de ver si acomodabana la persona misma as traspuesta.Mas vuestra mala fe los ha aceptado.Hecha est la leyenda, y vosotros, de m desconocidos,respecto al ser que encubre mintiendo doblemente,sin otro escrpulo, a vuestra vez la propalis.

    Contra vosotros y esa vuestra ignorancia voluntaria,vivo an, s y puedo, si as quiero, defenderme.Pero aguardis al da cuando ya no me encuentreaqu. Y entonces la ignorancia,la indiferencia y el olvido, vuestras armas

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    de siempre, sobre m caern, como la piedra,cubrindome por fin, lo mismo que cubristeisa otros que, superiores a m, esa ignorancia vuestraprecipit en la nada, como al gran Aldana.

    De ah mi paradoja, por lo dems involuntaria,pues la imponis vosotros: en nuestra lengua escribo,criado estuve en ella y, por eso, es la ma,a mi pesar quiz, bien fatalmente. Pero con mis expresas excepciones,a vuestros escritores de hoy ya no los leo.De ah la paradoja: soy, sin tierra y sin gente,escritor bien extrao; sujeto quedo an ms que otrosal viento del olvido que, cuando sopla, mata.

    Si vuestra lengua es la materiaque emple en mi escribir y, si por eso,habris de ser vosotros los testigosde mi existencia y su trabajo,en hora mala fuera vuestra lenguala ma, la que hablo, la que escribo.As podris, con tiempo, como vens haciendo,a mi persona y mi trabajo echar afuerade la memoria, en vuestro corazn y vuestra mente.

    Grande es mi vanidad, diris,creyendo a mi trabajo digno de la atencin ajenay acusndoos de no querer la vuestra darle.Ah tendris razn. Mas el trabajo humanocon amor hecho, merece la atencin de los otros,

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    y poetas de ah tcitos lo dicenenviando sus versos a travs del tiempo y la distanciahasta m, atencin demandando.Quise de m dejar memoria? Perdn por ello pido.

    Mas no todos igual trato me dais,que amigos tengo an entre vosotros,doblemente queridos por esa desusadasimpata y atencin entre la indiferencia,y gracias quiero darles ahora, cuando amargome vuelvo y os acuso. Grande el nmerono es, mas basta para sentirse acompaadoa la distancia en el camino. A ellosvaya as mi afecto agradecido.

    Acaso encuentre aqu reproche nuevo:que ya no hablo con aquella ternuraconfiada, apacible de otros das.Es verdad, y os lo debo, tanto comoa la edad, al tiempo, a la experiencia.A vosotros y a ellos debo el cambio. Si querisque ame todava, devolvedmeal tiempo del amor. Os es posible?Imposible como aplacar ese fantasma que de m evocasteis.

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    DESPEDIDA

    Muchachosque nunca fuisteis compaeros de mi vida,adis.Muchachosque no seris nunca compaeros de mi vida,adis.

    El tiempo de una vida nos separainfranqueable:a un lado la juventud libre y risuea;a otro la vejez humillante e inhspita. De joven no sabaver la hermosura, codiciarla, poseerla;de viejo la he aprendidoy veo a la hermosura, mas la codicio intilmente Mano de viejo manchael cuerpo juvenil si intenta acariciarlo.Con solitaria dignidad el viejo debepasar de largo junto a la tentacin tarda. Frescos y codiciables son los labios besados,labios nunca besados ms codiciables y frescos aparecen.

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    Qu remedio, amigos? Qu remedio?Bien lo s: no lo hay. Qu dulce hubiera sidoen vuestra compaa vivir un tiempo:baarse juntos en aguas de una playa caliente,compartir bebida y alimento en una mesa.sonrer, conversar, pasearsemirando cerca, en vuestros ojos, esa luz y esa msica. Seguid, seguid as, tan descuidadamente,atrayendo al amor, atrayendo al deseo.No cuidis de la herida que la hermosura vuestra y vuestra gracia abrenen este transente inmune en apariencia a ellas. Adis, adis, manojos de gracias y donaires.Que yo pronto he de irme, confiado,adonde, anudado el roto hilo, diga y hagalo que aqu falta, lo que a tiempo decir y hacer aqu no supe. Adis, adis, compaeros imposibles.que ya tan slo aprendoa morir, deseandoveros de nuevo, hermosos igualmenteen alguna otra vida.

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    EMILIO PRADOS

    Nace en Mlaga en 1899 y muere en Mxico el 24 de abril de 1962. Era hombre dbil pero tena una constitucin potica enrgica y contraria a su aspecto exterior. Sus padres lo enviaron a curar sus pulmones a Suiza. Vuelto a Madrid se encuentra providencial-mente rodeado de poetas y de artistas que le sealan el camino. Estos poetas y artistas fueron: Juan Ramn Jimnez, Moreno Villa, Garca Lorca, Dal, Buuel, Pe-pn Bello y Vicns. De estas amistades y de su concepto sobre una poesa enraizada en las carencias del pueblo surgen unos versos que lo muestran fuerte y enrgico. Era un peleador que haba nacido con frgiles pulmones. Lo conoc en Mxico cuando haba conjugado su poesa con una labor casi artesanal de creador de libros. Era difcil entender cmo dentro de aquel cuerpo de apariencia frgil viva un luchador. Creo que un catlico dado a las comparaciones dijo que Emilio Prados era un Francisco de Ass en traje de faena.

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    Sus compaeros lo queran por encima de lo que sus versos podan tener en un principio de dados a la lucha. Llegaba a la tertulia de exiliados y el tiempo se amainaba y el respeto por Emilio haca que se enfriara el caf con leche. Yo recuerdo cmo una vez escuch susurrar al aparecer Emilio, en la puerta del caf, una advertencia: Lleg Emilio. La tarde se seren bas-tante. Sus ideales eran fuertes y duros, sus pulmones enclenques, su mirada apacible y su odio por la dictadura estaba amansado por un grave desprecio.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    BAJO EL CIPRS

    En el huerto me he dormido.

    rbol sin nacer: qu olvidofuturo, ser tu sombra?rbol de ayer: en qu sueo,tu olvido su mano ahonda?...

    En el huerto he despertado.

    Morado alhel: qu fuegoquema tu aroma lejano?Jazmn temblor de la noche:qu fuente te est llamando?

    En el huerto estoy sentado.

    Cuerpo triste: en qu rocotu pena se est mojando?...

    (Huele el sndalo floridoy mueve el viento el maestranzo.Flota la luna en la acequia...)

    En el huerto estoy llorando.

  • Con el mar por medio

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    AUSENCIAS

    1

    Silencio, que viene el cielo...(Y todo el cuerpo del agua

    alza su luz para verlo.)

    2Le falt un lucero al da?...No; que se lo llev el cielocuando en el agua se hunda.

    3 Y dnde est la campana?...

    La noche la est buscandopara que despierte al alba.

    4Quin va?...

    (La muerte pregunta.)Y cada estrella se escondeen su caracol de espuma.

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    MEMORIA DEL OLVIDO

    Yo me he perdido porque sientoque ya no estoy sino cuando me olvido;cuando mi cuerpo vuela y ondulacomo un estanque entre mis brazos. Yo s que mi piel no es un roy que mi sangre rueda serena;pero hay un nio que cuelga de mis ojosnivelando mi sueo como el mundo. Cuando mi rostro suspira bajo la noche;cuando las ramas se adormecen como banderas,si cayera una piedra sobre mis ojosyo subira del agua sin palomas.

  • Con el mar por medio

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    Yo subira del fondo de mi frente hasta habitar mi cuerpo como un dolo;hasta brotar en medio de mi carneotra vez sobre el mundo sin cigea. Pero el Japn no tiene ms que un nioy mis ojos an suean bajo la luna.cuando se seque el viento entre las flores,as terminar mi olvido.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    TOMS SEGOVIA

    Naci en Valencia en 1927. Cuando tena nueve aos con sus padres inici un peregrinaje huyendo de las dictaduras y lleg fi-nalmente a Mxico. En Mxico estudi en la Universidad Nacional Autnoma, ms tarde se hizo poeta y lleg a ser co-laborador cercano de Octavio Paz. Hace aos se fue a vivir a Espaa, en donde ahora reside, pero se sigue considerando exiliado y piensa que tal condicin la sustentar mientras viva.ltimamente los libros de Toms comienzan a llegarnos desde Espaa y las revistas espaolas atienden a su presencia cada vez con ms inters. En Mxico las editoriales Juan Pablos y Edicio-nes SIN nombre se convierten en constantes difuso-res de sus libros poticos y de sus puntos de vista, ya que es, tambin, un escritor de ensayos. Soy un exiliado, lo soy, lo soy. Eso no se quita. Yo no me considero un representante del exilio, pero es irreversible. Para m el exilio no es un tema, es una condicin. Aparece en lo que escribo como aparece que soy varn, heterosexual, sentimental... El exilio es una manera muy fundamental de estar con el mundo. Tiene que ver con la moral.

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    Toms Segovia es un poeta nostlgico, l mis-mo lo declara: Vivo de la nostalgia. He escrito un montn de poemas sobre la nostalgia. No he vuelto. Como deca Max Aub. Aunque en otro sentido, he venido pero no he vuelto. Quera decir que volver no significa que quisiera integrarse, sino asomarse. Yo no he vuelto, sigo viviendo entre dos mundos. En cuanto a sus poetas preferidos Toms Se-govia afirma: ahora descubro por qu a los 16 aos me atraa Emilio Prados: porque era un incorrupti-ble. Muchas de las ideas de Segovia las comparti-mos por lnea paterna otros espaoles fuera de Espa-a. Mi padre era socialista cuando el socialismo era una moral. Una vez caminado por las calles de Madrid vio una pinta en una pared que deca: Emigrantes, ni le-gales, ni ilegales: todos fuera. Y Toms pens para s mismo: terminamos por donde empezamos.

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    CANCIONERO DEL CLARO PALACIO

    Hace aos ya que secuestrado de mi claro palacio masco en casas extraas mi pan de solitario hallando en su sabor salado la sombra de unas lgrimas que son la sombra de aquellos das. Nadie ah me reconoce. Cuando paso, bajando la mirada, por las frondas que antao tachonaban de singular penumbra mis difanos salones, siento que cruzo el espacio ms triste. As, olvido mi nombre y no digo mi raza. Como extranjero piso los caminos que abr, ni quiero como impa voz turbar el monumento de ausencia del silencio. Y vivo aqu entretanto sin delatarme nunca, aunque no puedo ms, hermanos mos, no puedo ms.

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    NOSTALGIA DE UN LENGUAJE

    En toda rea de paz danzaban las palabras no haba una figura viva en las confusas zonas de mi historia que una vez no se hubiera revolcado con mi lenguaje de insaciable ardor.

    As iba yo poblado abrazado lamido mordisqueado untado por mil viejos amores indistanciablemente todos fieles y todos clidamente vivos palpados bajo aquel manto sonoro tan sutilmente enumerado tan sutilmente enamorado que haca mo todo lo de la vida ma que yo para vivir necesitaba.

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    YO S QUIN

    Acabo de estar horas o edades o minutostratando de entender quin era un pinoante el cual me sent sabiendo con certezaque me haba esperado all toda la vida

    Me ayudaron tambin algunos pjaros que se incendiaban de coral traslcido cruzando el oro entre sus ramas

    Lo supimos al fin pero tan slo yo y tan l solamente que no podra quedar dicho aqu sin l en esta pgina

    Buscadlo puessigue esperando.

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    ENRIQUE DEZ-CANEDO

    Naci en Alburquerque, Badajoz, en 1879 y muere en Cuernavaca, Mxico, en 1944. Fue un hombre liberal entregado a mantener las ideas ms nobles. Conocedor de la cultura europea informa a los espaoles sobre otros poetas europeos. Estaba viviendo en la Argentina y ejercien-do como embajador de Espaa cuando se sublev el ejrcito espaol y con ello comenz la Guerra Civil.Se traslad a Espaa y all defendi la legalidad a travs de innumerables escritos. Con la derrota de la Repblica se fue con su familia a Mxico para integrarse al exilio y continuar defendiendo los valores de la democracia. Era un hombre, cuando yo lo conoc, canoso, apacible y lcido. Tena un sentido del humor soca-rrn y sin aristas. Ms de una vez fuimos a comer juntos a un restaurante que se llama El Mesn del Cid en don-de servamos de regocijo para otros amigos que nos vean en tal lugar, ya que ninguno de los dos tena el aspecto del guerrero conquistador; por el contrario, pienso que parecamos dos seores mayores dados a la melancola.

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    No he podido nunca recordarle como un hom-bre duro o agresor, pero a la hora de elegir a los auto-res para sus ediciones Enrique era tenaz y saba muy bien lo que quera. Enrique Dez-Canedo haba creado una edito-rial que lleg a ser muy importante en su nuevo pas y en donde fueron apareciendo las nuevas figuras de la literatura mexicana. Aun cuando como poeta se le consideraba li-gado al modernismo pronto los acontecimientos que afectaron de inmediato a su vida lo llevaron hacia una poesa intimista en la que estaba presente la defensa de sus ms nobles intereses. Deja Enrique tras de s, en Mxico, una larga estela de conocimientos; afortunadas defensas de la belleza y de la verdad; y un ejemplo del hombre al que los sucesos que le ataeron nunca le obligaron a ceder ante lo injusto o lo infamante.

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    CREPSCULO DE INVIERNO

    La muerte lenta de la tarde fra llena la estancia de melancola.

    Los leos encendidos de reflejos salpican muebles y tapices viejos.

    Un reloj sooliento da la hora: las cinco; y cada campanada llora.

    Junto al hogar, un galgo; no se mueve; sus costillas se acusan en relieve.

    Alza de pronto la cabeza fina: se ha movido el carmn de una cortina.

    Da paso la cortina blasonada a un hidalgo de asctica mirada.

    Se asienta en un silln de tonos rojos.El perro fija en l sus vtreos ojos.

    Qu viejas cosas recordarle quiere?...Se carboniza un leo. El da muere.

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    EL DESTERRADO

    Todo lo llevas contigo, t, que nada tienes. Lo que no te han de quitar los reveses porque es tuyo y slo tuyo, porque es ntimo y perenne, y es raz, es tallo, es hoja, flor y fruto, aroma y jugo, todo a la vez, para siempre. No es recuerdo que subsiste ni anhelo que permanece; no es imagen que perdura, ni ficcin, ni sombra. En este sentir tuyo y slo tuyo, nada se pierde: lo pasado y lo abolido, se halla, vivo y presente, se hace materia en tu cuerpo, carne en tu carne se vuelve, carne de la carne tuya, ser del ser que eres, uno y todos entre tantos que fueron, y son, y vienen, hecho de patria y de ausencia,

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    tiempo eterno y hora breve, de nativa desnudez y adquiridos bienes. De aquellos imperturbables amaneceres en que la luz de tu estancia se adueaba tenue pintando vidrios y cuadros, libros y muebles; de aquellos das de afanes o placeres, de vacilacin o estudio, de tenso querer, de inerte voluntad; de cuantos hilos tu vida tejen, no hay una urdimbre quebrada ni un matiz ms dbil... Nadie podr desterrarte de estos continentes que son carne y tierra tuya: don sin trueque, conquista sin despojo, prenda de vida sin muerte. Nadie podr desterrarte; tierra fuiste, tierra frtil, y sers tierra, y ms tierra cuando te entierren. No desterrado, enterrado sers tierra, polvo y germen.

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    JUAN REJANO

    Naci en Puente Genil, provincia de Crdoba, en 1903 y muri en Mxico el 4 de julio de 1976. Parece que la primera vocacin de Juan Rejano fue hacerse violinista, pero esta ilusin cedi ante su excepcional talento de escritor y poeta. Empieza a escribir poesa en Pars, ya que haba pasado a Francia buscando escapar del franquismo. Y en 1943, a sus cuarenta aos, ya en Mxico, publica su primer libro de poemas Fidelidad del sueo. Juan Rejano era un espaol hasta los tutanos. Tan espaol era que tena presupuesto que terminara su vida en Espaa en donde lo enterraran, pero el hombre propone y las enfermedades cardia-cas disponen. As que aquel poeta grande, enrgico y contu-maz se qued para siempre en un pas que le haba acogido con los brazos abiertos y le haba dado santo y sea de muchas actividades literarias. Yo apenas le conoc porque l, cuando yo lle-gu a Mxico, ya tena, como los buenos matadores formada su cuadrilla. Era amigo de otros poetas que lo miraban no slo con amor sino con ese cario que se compone de fidelidad a las ideas que no siempre fueron afortuna-das.

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    En su ltimo e inacabado poema Juan Rejano pasa del canto al grito.

    Espaa, Espaa acrcame tus labios... Ests a un vuelo de mi sed. Me muero por besar tus olivos.

    No se podra aadir gran cosa a este dolorido clamor de Juan Rejano; dado siempre a las palabras grandes, a los gritos dolientes, al furor contenido. Yo le escuch clamar en una institucin en la que abundaban las mujeres unos versos que ahora recordar. Aquella tarde, creo que ya era casi noche, sali un largo pauelo a escena y todas las mujeres se fueron llorando hasta sus casas.

    Mrame aqu, lejana Espaa ma, devanando en tu imagen mi agona,madura la pasin, la sangre alerta.

    Fue Juan Rejano un escritor no slo apasionado, sino tambin dado al trabajo; dirigi revistas, pginas culturales, colabor con sus colegas del exilio en todo momento y se hizo amigo entraable de la gente de su misma profesin.

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    CANCIONES DE ESPAA

    En la ribera los lamos,en los lamos el viento,en el viento sueos clarosembriagando el pensamiento.

    Por el camino una sombra querida pasa y se pierde.El alma la sigue absortaen medio del campo verde.

    Y otra vez vuelven los clarossueos a tejer su cuento.En la ribera los lamos,en los lamos el viento...

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    TRBOL DE OCTUBRE

    Busco en la noche, octubre, aquella horaen que, al borde sediento de la herida,el rbol rojo de la nueva vidacubri la tierra, model su aurora.

    Mi mano extiendo hasta encontrar la floraen que tu claridad fue establecida.Devuelve el tiempo lo que el tiempo olviday el corazn annimo atesora.

    All me pongo a enumerar mis sueoserrantes linfas, pjaros isleosy en todos hallo el aura de tu estrella.

    Con la violencia enfrente creo y amo.Tu primer fruto fue la paz: por ella s siempre dnde estoy, cmo me llamo.

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    EL NOMBRE

    Si escribo gratitud, si escribo amor,slo ofrezco unos signos. Signos. Nada.

    Puedo escribir tambin pan, libertad,y acaso se me quiebren las palabras.

    Yo escribo en mis adentros hombre y pueblo,y algn sentido tiene ya la fbula.

    Lo ms profundo siempre est en el nombre:Mxico, Crdenas.

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    MANUEL ALTOLAGUIRRE

    Nace en Mlaga en 1905 y muere en Burgos en 1959.Estudia abogaca y se dedica a editar revistas, entre la que destaca la llamada Caballo Verde para la Poe-sa(1935), dirigida por Pablo Neruda. Vive durante un tiempo en Francia, y se exilia en Cuba y llega a Mxico en 1943. Conoce a Buuel y esta amistad le hace intere-sarse por la cinematografa. Manuel produce Subida al cielo en 1951, dirigida por Buuel. Es importante recordar que junto con su amigo Emilio Prados, tambin malagueo, funda la revista Litoral en 1926, que desaparece cuando triunfan las fuerzas fascistas en Espaa. En este primer nmero colaboraba gente sig-nificativa del exilio, entre ellos: Luis Buuel, Rafael Alberti, Pedro Garfias, Jos Bergamn y otros. La revista est prohibida durante largos aos y solamente en junio de 1968 vuelve aparecer abriendo este primer nmero del resucitado Litoral con un homenaje a Altolaguirre y a Emilio Prados. Por entonces Manuel haba fallecido en Burgos victma de un accidente de trnsito cuando intentaba colocar sus pelculas en Europa. Estaba casado con la poetisa Concha Mndez la cual dio cobijo, a la muerte de su marido, a Luis

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    Cernuda, quien vivi durante aos en las casa de los Altolaguirre En Londres Manuel Altolaguirre edit una re-vista en espaol y en ingls en homenaje a la muerte de Cervantes y de Shakespeare, acaecidas ambas en 1616.

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    HOY PUEDO ESTAR CONMIGO

    Hoy puedo estar conmigo. He deseado para ti todo el bien y me acompaa la bondad del amor. A ti te debo gozar en soledad la compaa ms difcil del hombre, la que tiene consigo mismo. No me causa miedo reconocerme, ni busco a nadie, no. Le has dado a mi semblante sin saberlouna luz interior que me hace fuerte,para vencer mayores soledades.

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    SEPARACIN

    Mi soledad llevo dentro,torre de ciegas ventanas.

    Cuando mis brazos extiendoabro sus puertas de entraday doy camino alfombradoal que quiera visitarla.Pint el recuerdo los cuadrosque decoran sus estancias.All mis pasadas dichascon mi pena de hoy contrastan.

    Qu juntos los dos estbamos!Quin el cuerpo? Quin el alma?Nuestra separacin ltima,qu muerte fue tan amarga!

    Ahora dentro de m llevo mi alta soledad delgada.

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    EJEMPLO

    Cuando se aleje, suba, nos corone,este espacio de tiempo incandescente,esta guerra flamgera en que estamos,cambiar con su lluvia y con su fuego,los estriles campos de la Historia.Todos los manantiales son heridasy al quebrarse la tierra para el aguaolvida las tinieblas del subsuelo.No hay corriente de goce que no vengade una lejana fuente de amargura.Al dar su luz el fuego se consume.As nuestro dolor tendr su gloria.

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    JOS MORENO VILLA

    Nace en Mlaga el 16 de febrero de 1887 y muere en Mxico en 1955. En mi casa se tena por Moreno Villa un cari-o teido de respeto. Esta actitud familiar la hered cuando fui a conocerlo en la ciudad de Mxico de for-ma casi siempre circunstancial y transitoria. Haba sido bibliotecario del Instituto Jovella-nos de Gijn, en donde se guardaban documentos preciados que la Revolucin de Octubre de 1934 des-truy. Moreno Villa cuando tena dieciocho aos fue enviado a la ciudad de Friburgo, para estudiar qu-mica, pero su aficin por la ciencia dur poco. Su fa-milia tena la esperanza de que se convirtiera en un buen especialista del conocimiento de los misterios del vino malagueo. A su regreso de Alemania ingresa a la Resi-dencia de Estudiantes de Madrid, en 1917, y all per-manece hasta el 29 de noviembre de 1937 cuando la Guerra Civil acab con ella. No s que tiempo vivi en Asturias, pero fue muy poco porque la guerra le oblig a salir para Ma-drid y de Madrid para el exilio.

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    Cuando en mi casa se supo que Moreno Villa vena destinado a Gijn, creo que se repiti muchas veces una frase, Hemos tenido suerte! La suerte dur poco. El exilio le dur casi 20 aos. Haba estudiado en su juventud arte y muchos de sus cuadros se conservan en casas y en museos de Amrica y de Europa.

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    MADRID, FRENTE DE LUCHA

    Tarde negra, lluvia, lluvia,tranvas y milicianos.Por la calzada un embrollode carritos sin caballos,y jumentos con el mseroajuar de los aldeanos.Fares sin color, que emigrande los campos toledanos;nios, viejos,mujeres que fueron algo,que fueron la flor del puebloy que hoy son la flor del harapo.Nadie habla. Todos van,todos vamos,a la guerra o por la guerra,en volandas, o rodando,a millares, como hojasen el otoo dorado.Pasan camiones de guerray filas de milicianosentre zonas de silencio,

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    lluvia y fango.Pasan banderines rojos,delirantes, desflecados,como nuncios de victoriaen las proas de los autos,mientras la mujeres hacencolas, por leche, garbanzos,carbn, lentejas y pan.Los suelos estn sembradosde cristales, y las casasya no tienen ojos claros,sino cavernas heladas,huecos trgicos.Hay rieles del tranvacomo cuernos levantados.Hay calles acordonadas,donde el humo hace penachosy hay barricadas de piedrasdonde antes nos sentbamosa mirar el cielo tersoabierto a todas las brisasy sentimientos humanos.Confundido, como pezel globo de agua, deshagomis pisadas por las calles.Subo, bajo,visito las estacionesdel metro. Aqu, como sacosduermen familias sin casas,

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    huelo a establo;se respira malamente.Subo, salgo.Vuelvo a la tarde nublada.Me siento como encerradoen un Madrid hecho isla,solo, en un cielo de asfalto,por donde cruzan los cuervosque buscan nios y ancianos.Tarde negra; lluvia, lluvia,tranvas y milicianos.

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    FRENTE

    Esto es el frente; aqu no hayel menor asomo de juego.Ya no valen literaturas.Esto es el frente, duro y seco.Es la bala y el cuerpo humano,es la tierra y el pjaro avieso,es la cabeza y es la mano,y es el corazn contra el hierro.Es subir y bajar caonespor lomas atnitas de miedo.Es aguantar cuchillos y cascossin moverse del parapeto;es acompaar a los tanquesmonstruosos en sus sondeos;es no beber y no comery no dormir un da entero;es salir con la frente alta,o en la lona del camillero.

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    LUIS RIUS

    Naci el 1 de noviembre de 1930 en Tarancn, Espaa, y muri el 10 de enero de 1984 en la ciudad de Mxico. Lleg con su familia cuando l cumpla nueve aos; fue profesor de literatura espaola en la Uni-versidad Nacional; tuvo incontables amigos; se cas con la bailarina Pilar Rioja; y en un matrimonio ante-rior tuvo tres hijos. Hoy la Universidad lo recuerda, ya que una de sus aulas lleva su nombre. Fue un profesor que cre una escuela de enamorados del barroco espaol. Atendi con cuidado y esmero a cada palabra de los poetas grandes. Le amamos tanto que an cargamos con su prdida. No es fcil olvidarlo ni separarlo de nuestras vidas. A m me dedic un poema que por pudor no est aqu antologado y a Pilar Rioja le dedic varios libros en los que bastaba con leerlos para verla bailar. Una enfermedad, lenta y cruel, se lo estuvo lle-vando poco a poco. Volvi a Espaa cuando la democracia le abri las puertas y all dej, tambin, muchos amigos y muchos versos.

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    El retrato de Luis, que ahora copio, lo escribi Julio Alejandro, el hombre que con Buuel cre pelculas inolvidables.

    Tena la palabra exacta,el verbo fcil,la oracin haladay el alma... Cmo entregaba el alma!,Dios mo! Cmo la entregaba!.Tena el gesto suave,placentero,pareca feliz en su sosiego,hablaba mansamente,como huele la junciay el espliego

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    Lleno de ti; por ti desconsolado.Mientras ms de tu amor la llama crecems en mi corazn abandonadola soledad se aviva, se enardece.Y si ms rigurosa y prolongadatu esquivez, con ms vida reverdecela flor de mi esperanza enamorada.

    En confusos latidos, y turbados,mi corazn, contigo prisionero,dolor y gozo siente aparejados,pues en slo tu amor temo y espero.Es mi agona cruel, como de amante;que en un mismo suspiro vivo y muero,y nazco y me aniquilo en cada instante.

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    CANCIONES DE IRREMEDIABLE AMOR A LA

    BAILARINA

    Para que nunca muera yo te canto,y palabra a palabra desespero.No sabrn cmo fuiste...Se me rompe la pluma entre los dedos,se rompera el pincelque intentara pintar tu alma y tu cuerpo.No, no sabr ya nadie cmo fuiste;ni el ms iluminado pensamientolograr imaginarte,yo que quieroque te sigan amando como yo,siglo tras siglo, los que no te vieron!

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    Cmo poder pensar una hermosurams real que tu cuerpo?Venus de nube o de mrmol de agua,curva tibieza de esplendor erecto.Tacto das a los ojos que te miran,inasible y corprea como un sueo.Aun inmvil, es danzala estatua de tu cuerpo.

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    A VECES SE PIENSA EN EL MAR

    A Paco Ignacio Taibo

    ICuando yo pueda andar toda una tardepor la orilla del mar, cuando yo tengadinero para ir al mar, cuando me quite esa larga pereza de estar aqu en mi casaderrumbado, arrumbado, derrengadoen la cama entre libros y tristeza,y acomode mi ropa y suba a un taxipara ir a la estacin del tren, y mirecmo se van casas y casas de la ciudad y diga en pensamientome voy al mar...

    Cuando yo me decidaa decirme a m mismo: voy al marporque no quiero estar aqu conmigoentre harapientas, pobres soledades, se van a incomodar todas las horasque se haban alojado en los rinconesde este cuarto, a montones, como polvo,acostumbradas a que nada ocurray al olor encerrado da tras da.

    Yo s bien que ellas saben que me he dichomuchas veces: si yo me decidiera

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    y por fin fuese al mar...Y si cerrara suave, quedamente la puertade la casa, pensandoque no pienso marcharme para siempre,con el pulso tranquilo, como cuandocierro para bajar a comprar ms cigarros.Y bajara sin prisa la escaleray caminara y caminaray no me detuviera y caminaray sin sentir llegase a un tren que esperay me subiera en l y el tren se fuesea cualquier parte, lejos, y tuvieradinero en el bolsillo y no pensaraen todo lo que dejo aqu pensado.Si tuviera o tuviese, si pensara o pensase o pudiera, si pudiese...

    Yo s la pena de los subjuntivosporque tampoco saben ir al mar.

    Si yo no odiara el mar, como esos otrosque les gusta ir al mar a broncearse,a hacerse un poco estatuas de s mismosy enamorar al sol a otras estatuas solas.

    Pero a m no me gusta el mar. Yo digoque me gustan los pueblos tierra adentrocon su campo labrado, con sus yuntas,sus aperos, sus serios labradores,y salir yo muy de maana al campo

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    a oler el olor bueno de la tierra.Porque yo soy de un pueblo tierra adentroy nunca olvida nada el inconsciente,dicen que dijo Freud, digo que dicen.

    Si yo, si yo, si yo, si yo dijera...S, s, podra decir...(Voy a dormirme un rato, y a ver luego...)

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    CONCHA MNDEZ

    Naci en Madrid en 1898 y muere en Mxico en 1986. Fue educada en un colegio francs y sta influencia se not en sus primeros versos. Veraneando en San Sebastin, a los 19 aos, conoce a Luis Buuel, del cual parece ser que se hace novia. Ese noviazgo, y la amistad con Alberti y Lorca, la unirn al grupo del 27. Pronto se dio a conocer como poeta y en 1926, a los 28 aos, publica su primer libro de poemas ti-tulado Inquietudes, dos aos despus apareci Sur-tidor y cuando estaba a punto de estallar la Guerra Civil, Concha Mndez dio a conocer Canciones de mar y tierra. Viaja por varios pases en donde sigue publicando poemas y en 1931 conoce a Manuel Altolaguirre. Un ao ms tarde se casan y viven, de 1933 a 1935, en Londres, donde nace su hija Paloma. Se exilian tras la Guerra Civil en Pars y en La Habana, hasta 1943. Un ao ms tarde llegan a Mxico donde se separan.

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    DE QU TRIGAL MALHERIDO

    (Concha Mndez dedica este poema

    al que fue su marido, Manuel Altolaguirre)

    De qu trigal malherido te fueron a levantar,

    mi pobre ngel cado?

    Acaso era tu destino ir tan lejos a acabarte y por eso tanta prisa

    tenas cuando marchaste?

    Era la cita en Castilla y esa noche castellana

    para acogerte en sus brazos a esa hora te esperaba?

    Qu ajena estaba mi vida a que tu vida marchaba

    en un viaje de ida sin ms vuelta ni ms nada!...

  • Paco Ignacio Taibo I

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    TODO, MENOS VENIR PARA ACABARSE

    Todo, menos venir para acabarse. Mejor rayo de luz que nunca cesa; o gota de agua que se sube al cielo

    y se devuelve al mar en las tormentas.

    O ser aire que corra los espacios en forma de huracn, o brisa fresca. Todo, menos venir para acabarse,

    como se acaba, al fin, nuestra existencia!

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    ERAN VERDES COMO UN MAR...

    Eran verdes como un mar, con reflejos de alto cielo. Qu bien saban mirar! unos ojos que recuerdo. En la penumbra lucan con una luz de misterio, como dos claros abismos abiertos a mil deseos. Muchas horas tuve cerca los ojos verdes aquellos, que implorantes me miraban y yo haca por no verlos! Y hoy que mirarlos quisiera, estn tan lejos..., tan lejos!

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    RAMN XIRAU

    Naci en Barcelona el 20 de enero de 1924. Profesor de filosofa y Letras en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico; tiene publicadas nu-merosas obras. Como poeta se dio a conocer muy pronto en idioma cataln y algunos de sus poemas se traduje-ron al espaol por diversos escritores. Colabor con Octavio Paz en diferentes traba-jos y se ha publicado una antologa de su obra con motivo de la concesin del Premio Alfonso Reyes. La poesa de Ramn Xirau en ocasiones parece que quisiera convertirse en cuadro, en estampa, en colores... Caminar por su poesa bien nos pudiera llevar a una galera de pintura. Ignoro cmo puede sonar en cataln alguno de sus poemas, porque sus versos son tan personales que al cambiar de idioma cambian o se vuelven dis-tintos. Por algo ser que el propio Xirau parece en-tender que un verso suyo es diferente, segn quien lo diga. En esta antologa publicamos el poema Mesa, que Ramn ofrece en un mismo libro en sus dos ver-

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    siones, es decir, lo dice para s mismo y para los de-ms. Algo aadira yo sobre este Ramn, de palabra muy suave y susurrante, l coloca sus versos en esta antologa del Exilio sin violencia y sin esfuerzo. En un panorama en donde abunda la realidad sonora Ramn Xirau nos ofrece una mesa en la que alguien dispuso lo necesario para un cuadro gentil.

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    TAULA

    A Manuel Ulacia, continuador potico de Altolaguirre

    La taula blanca. Tres tarongesTransparents, el vas daire transparentel vas de laigua. Poques coses, precises,la taula tres tarongesblanca.

    MESA

    A Manuel Ulacia, continuador potico de Altolaguirre

    La mesa blanca. Tres naranjasTransparentes, el vaso de aire Transparenteel vaso de agua. Pocas cosas, precisasla mesa tres naranjas blanca.

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    HOY

    Contemplemos el trigo presente presentevemosle espigar viento de mar vientocontemplemos los gaves los pjaros regresanmiremos las fiestas de oro en el curvar del marespigan los instantes timoneles del tiempodioses de lluvia transparentes hacia el centrodel tiempo los gaves y el trigoestrella de noche maana ahora que ver es veren el trigo amarillo y nieve los gaves de trigo.

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    ADOLFO SANCHEZ VZQUEZ

    Naci en Algeciras, Espaa, en 1915. Junto con su familia se traslad a Mlaga en donde curs el bachillerato. l confiesa que a partir de estos aos entr en contacto con la reflexin pol-tica y filosfica. La Segunda Repblica espaola lo convierte en un escritor beligerante y la Guerra Civil espaola lo encuadra en las filas republicanas. Mi actividad poltica la inici muy precoz-mente en Mlaga, pues era difcil sustraerse al clima de entusiasmo que suscit el nacimiento de la Segun-da Repblica. En 1933 ya formaba parte del Bloque de Estu-diantes Revolucionarios y ese mismo ao ingres a la Juventud Comunista. Con la derrota de la Repblica se embarca en la primera expedicin colectiva a bordo del Sinaia, para desembarcar en Veracruz el da 13 de junio de 1939. Pensbamos que nuestra estancia en Mxico sera breve y que pronto regresaramos a Espaa. No fue as. Sin embargo, la poltica no era su nica ocu-pacin y preocupacin ya que la actividad literario-potica tena tambin un lugar importante en su vida: Dentro de mi actividad literaria de esos aos, ya en

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    el umbral electrizante de la preguerra civil, figuran mis colaboraciones en una seccin de literatura de Mundo Obrero, rgano dirigido por el Partido Comu-nista de Espaa, as como mi trabajo activo, con Jos Luis Cano, al frente de una publicacin poltica-in-telectual, Lnea, de breve existencia. Tambin a este periodo corresponde la revista Sur, que en Mlaga fundamos y dirigimos Enrique Rebolledo y yo. En Espaa haba ingresado a la Facultad de Fi-losofa y Letras de la Universidad Central, entonces dirigida por Jos Gaos. Ya en Mxico Adolfo Snchez Vzquez partici-pa con un grupo importante de intelectuales y poetas y continu estudiando, hasta ser considerado un te-rico profundo del marxismo. Pasa un tiempo en Morelia, retorna a la ciudad de Mxico y a la Universidad Nacional, en donde cursa varias especialidades. Pocos eran, en los aos cincuenta, los marxis-tas que se atrevan a brincar el muro de la ortodoxia impuesta por la Unin Sovitica, entre ellos se encon-traba Adolfo Snchez Vzquez; su pensamiento rigu-roso y crtico y tambin las experiencias personales lo llevaban a cuestionar el rgimen comunista impe-rante, que tena su expresin perfecta en el realismo socialista. Curiosamente este terico del marxismo no slo no abandona la literatura sino que publica sus poemas; hasta el punto de que debe ser incluido en una antologa como la presente.

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    ltimamente Adolfo Snchez Vzquez escribi, He llegado a la conclusin de que no obstante el fracaso histrico de los proyectos de emancipacin social, el socialismo sigue siendo necesario, deseable, posible se hacen necesarias las teoras que contribuyan a realizar el proyecto socialista de emancipacin. Y, entre ellas, sin ser exclusivo, el marxismo, entendido como proyecto liberador, crtica de lo existente, conocimiento de la realidad social a transformar y vinculacin con la prctica.

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    ROMANCE DE LA DEFENSA DE MLAGA

    Mlaga, tu corazntiene fronteras de hielo, que apagarn tus latidossi no despiertas a tiempo.Cuchillos que se quebraronen Madrid frente a un gran puebloquieren clavarte la muertecuando te cerca ya el sueo.Mlaga, la angustia rueda alrededor de tu cuerpo!Levanta pronto tu pulsosi no quieres verlo muerto!Mlaga, responde ahora,que si no tu voz no la encuentro,la Espaa que sangra y mueredesde tu arena hasta Oviedo,te acusar por ser mrmolcuando la lucha est ardiendo!Despierta, pronto, que vieneuna muralla de fuego,desde Estepona a Marbellapara ennegrecer tu suelo,quemndote las entraascon toda la muerte dentro!Vamos todos a la lucha,

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    con palas, picos y acero, que por las costas avanzan para cortarte los pechos!Vamos, Mlaga la Roja, a estrangularlos sin miedo!Ms firmes que las espigas, aunque la nieve pisemos, ms despiertos que los ros que no conocen el sueo, ms duros que el duro mrmol, ms calientes, ms sedientos, en pie, todos! preparemos una barrera de pechos!Nadie duerma, que el fascismo no duerme, que est despierto.Que se levanten ardientes todos los pulsos de hielo. Que cada garganta fra sea un surtidor de fuego.Que cada brazo cado sea un surtidor de fuego.Mlaga, despierta ahora!Que vibre tu pulso a tiempo!Nadie duerma, que la muerte est rondando tu cuerpo!

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    PEDRO SALINAS

    Poeta nacido en Madrid en 1892 y muere exi-liado en Boston en 1951. Fue profesor de literatura y poesa en diferen-tes pases, Sevilla, Murcia, Cambridge, Santo Domingo y Boston. Es el principal poeta del amor de su genera-cin. Se pueden distinguir tres fases en su poesa amorosa: La primera, poesa pura, bajo el influjo de Juan Ramn Jimnez; una segunda etapa de 1933-1939. Poeta del amor antirromntico; y una tercera etapa tras la Guerra Civil en la que se da una lucha entre su fe en la vida y los signos angustiosos que ve a su alrededor. El amor es una prodigiosa fuerza que da ple-nitud a la vida y que confiere sentido al mundo. Por el amor el poeta ama la vida. En total public los siguientes libros de poe-mas: Presagios (1923); Seguro Azar (1929); Fbula y Signo(1931); La voz a ti debida (1933); Razn de amor (1936); El contemplado (1946); Todo ms claro (1949); Confianza(1955). En la edicin de sus Poesas completas (1961) apareci la mencin de un libro del que no se tena noticia y que se titul Largo Lamento.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    En 1970 la Editorial Alianza public Pedro Sali-nas: Poesa, poemas seleccionados por Julio Cortzar del que, tambin, era la nota preliminar en la que el escritor afirmaba: Lo mejor de Salinas salta de sus libros con una gracia de gato joven apenas se le pierde el miedo a la irreverencia, a la cronologa y al qu dirn los hom-bres sabios. Julio Cortzar seleccion lo que ms le gust o emocion de Pedro Salinas, mientras haca un viaje interminable por tierras que iba conociendo, segn iba descubriendo. Tambin en este viaje conoci y descubri a Pedro Salinas. Este libro de Alianza Editorial es, tambin, una posibilidad de conocer a un poeta. Y este otro libro que tienes en las manos es otra posibilidad distinta. As es la vida y as es la lite-ratura.

  • Con el mar por medio

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    LA DESTERRADA

    T, ruiseor, que solasdespertarme al quiebro del alba,por qu me dejas dormirhasta la luz alta?

    Ser porque yo vine soy la extraada, mientras se qued tu cantotan buena ausencia guardndome,junto a mi ventana?

    Porque estoy yo aqu, ser, de ti distanciada,por horas, horas y horas,por tierras y mares anchas?Por qu yo estoy aqu y tests donde estabas?

  • Paco Ignacio Taibo I

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    PARA VIVIR NO QUIERO...

    Para vivir no quieroislas, palacios, torres.Qu alegra ms alta:vivir en los pronombres!

    Qutate ya los trajes, las seas, los retratos;yo no te quiero as,disfrazada de otra,hija siempre de algo.Te quiero pura, libre, irreductible: t.S que cuando te llameentre toda la gentedel mundo,slo t sers t.Y cuando me preguntesquin es el que te llama,el que te quiere suya,enterrar los nombres,los rtulos, la historia.ir rompiendo todolo que encima me echarondesde antes de nacer.

  • Con el mar por medio

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    Y vuelto ya al annimoeterno del desnudo,de la piedra, del mundote dir:Yo te quiero, soy yo.

  • Paco Ignacio Taibo I

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    JUAN LARREA

    Escritor espaol nacido en Bilbao en 1895 y muerto en Crdoba, Argentina, en 1980. Fue esencial en su creatividad la cercana e in-fluencia de algunos poetas hispano mexicanos cerca-nos a su vida en el exilio argentino. Al comienzo en su carrera conoci a Gerardo Diego y fue un hombre cercano al creacionismo. Despus de haberse titulado en Letras ingres en el cuerpo espaol de Ar