ciceron "sueño de escipión"

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Introducción de Juozas Zaranka. Traducción e índice prosopográfico de Vilma Correa M.

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  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    1/29

    TEXTOS t ;LASit ;OS

    M RCO

    TULlO

    CICERON

    SUEO

    DE

    ES IPION

    nt roduccin

    d e

    Juozas

    Zaranka

    Traducc in e

    ndice prosopogrf ico de

    Vilma

    Correa

    M.

    Revista IDEAS Y

    VALORES

    Facultad

    de Filosofa

    y

    Letras

    Bogot

    Colombia

    1963

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    2/29

    INTRODU ION

    El Sueo de Escipin hace

    parte

    de la obra ciceroniana que se intitula

    de re publica. Los seis libros de este dilogo, excepto el Sueo que hace

    parte del ltimo, estuvieron perdidos durante largos siglos, hasta que el

    Cardenal Angelo Mai descubri en el ao de 1820 un palimpsesto en la

    Biblioteca Vaticana, el cual contiene en la escritura uncia} del siglo IV

    V ms o menos, la

    cuarta parte

    de la obra, principalmente de los libros

    1-111

    1,

    Adems subsisten algunos fragmentos citados

    por

    los autores de

    la antigedad. El Somnium

    Scipionis

    que ha sido desligado de la totali-

    dad

    de

    la

    obra, probablemente

    para

    acompaar el comentario de Macrobio

    (IV siglo), s conserva en muchos manuscritos

    2.

    Tambin gran parte del

    texto del Sueo es citado por Macrobio en su comentario 3,

    2

    Cicern escribi

    de re publica

    entre los aos 54 y 51 a.J .C. Por primera

    vez la menciona en la carta dirigida a su hermano Quinto en el mes de

    mayo del 54: ego me in Cumano et Pompeiano oblectabam, et eram

    in iisdem locis usque

    ad

    Kal.

    1

    un. futurus. Scribebam illa quae dixeram

    politic spissum sane opus et operosum" 4 En otra carta de la misma

    poca pide a Atico que le permita consultar los libros de su biblioteca y

    sobre todo las obras de Varrn, necesarias para la preparacin de su

    dilogo

    5.

    Ms tarde, a fines de junio o al principio de quintil (es decir,

    julio),

    le promete inclur el nombre de

    Varrn

    en el proemio de algn

    libro y

    se queja de la amplitud del tema abarcado 6. La obra avanza muy

    lentamente, como se ve en la carta escrita a su hermano en octubre o

    noviembre del mismo

    ao:

    Cicern no

    ha

    acabado sino dos libros de los

    nueve

    que

    en este momento proyectaba escribir 7. Despus sigue un largo

    silencio.

    Sobre

    este palimpsesto

    vase M.

    TVLLI

    CICERONIS De re

    publica

    librorum

    sex

    quae

    manserunl quintum

    rctomouit

    K. ZIEGLER.

    Lips

    iae, in ae.tibns Teubneri.

    1960, pp.

    V-

    XXXIV.

    2 Cf.

    ZIEGLER

    ,

    op

    cit.

    pp. XXXVI-XLI.

    3

    Ambrosii

    TheodQsii MACROBII In Somnium

    Scipionis commentarii Ed.

    F.

    EYSSEN.

    HARDT,

    Leipzig 1893: . La nueva edicin del

    comentario macrobiano,

    preparada

    por

    J.

    WILLIS debe aparecer pronto en

    la

    Bibliote(

    a

    Teuhneriana.

    4 Ad

    Q fratrem

    2,12,1.

    5

    Ad Att

    4,14,1:

    uelim domum ad te scribas ut mihi tui libri pateant non secus

    ac si

    ipse ades

    ses, cum ceteri

    tum Varronis;

    est

    enim mihi utendum quibu

    s

    dam

    rebuB

    ex

    his libri&

    ad

    eos quos in manibua

    habeo. quos ut tibi ualde probaho.

    6

    Ad

    Att 4,16,2.

    7 Ad

    Q /ratrem

    3,5,1.

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    3/29

    TEXTOS CLASICOS

    167

    En

    el ao 51 a,J.C. Cicern se va

    de

    gobernador

    a Cilicia.

    Su

    joven

    amigo Marco Celio Rufo, que ha prometido

    al orador informar

    de las

    novedades polticas de la Urbe, cumpliendo la promesa un poco despus

    del 24

    de

    mayo, escribe el

    primer

    informe el cual termina con el siguiente

    elogio de la Repblica de Cicern: Tui politici

    libri

    omnibus uigent 8,

    Eso

    da a entender que la edicin de la

    obra

    es reciente. Segn consta en

    otra

    carta

    del mismo verano, Atico est leyendo

    la obra

    de su amigo

    9,

    Al ao

    siguiente Cicern se alegra en varias ocasiones de la calurosa apro-

    bacin que Atico rinde a

    su tratado 10,

    A

    partir

    del ao 50, las alusiones

    a los seis libros o al sexto libro indican que la

    obra

    est completa 11,

    3

    En

    los das

    de

    la muerte de Csar (marzo del

    44

    a.J.C.) Cicern decla-

    rar:

    his

    libris adn umerandi sunt sex de

    re

    publica quos tum scripsimus,

    cum

    gubernacula rei publicae tenebamus

    12,

    Esta afirmacin debe

    ser

    considerada con

    una gran

    dosis de escepticismo: en realidad, Cicern

    al

    regresar de

    su

    destierro (57 a.J C.) poda tener ilusiones sobre la situa-

    cin real y fomentar esperanzas

    sobre su

    futura participacin activa en

    el gobierno de la repblica, pe

    ro

    la renovacin de la alianza entre los

    triunviros Csar, Pompeyo y Craso (56 a.J.C.) acab con sus planes va-

    nidosos.

    Durante

    los aos en que compona el dilogo sobre la Repblica,

    el

    orador

    tena que

    apoyar la

    poltica de los triunviros o callarse. A esta

    poca pertenecen las clebres palinodias: Cicern, obligado por Csar y

    Pompeyo, se encarga de la defensa de sus antiguos enemigos, Vatinio

    (agosto del

    54

    a.J.C.) y Gabinio (noviembre del mismo ao) ,

    per

    sonas

    a quienes odia mortalmente y a las cuales ac

    aba

    de

    atacar 13,

    Por estas

    defensas el poeta Catulo lo llama irnicamente optimus omnium patro-

    nus 14,

    Los enemigos no

    tardan

    en tacharlo de veleta y esclavo de los

    triunviros

    15,

    En

    junio

    del ao

    54 a. J

    .

    C.

    Cicern mismo confiesa a

    su

    8 Ad /am. 8,1,4.

    9 Ad

    Att

    . 5,12,2.

    10 Ad Att. 6,1,8 (en febrero del ao 50 ) y 6,2,9

    (en mayo).

    11 Por

    ejemplo, in

    sexto

    libro

    Ad

    Att. 7 3,

    2);

    in sex de re

    public

    a

    libri

    s

    fadmu

    s

    Ad

    Att.

    13,19,4).

    12 De

    diuinatione

    2,3.

    13

    J.

    C

    ARCOPINO,

    Les secrets de la correspondance de Cicron, Tome I, Par s, 19-l i ,

    p. 342,

    di

    ce sobre

    la defemo

    a de Gabinio: i l

    (Cir

    ron) appa

    rut

    u ment dans le

    pietre role auquel l s'tait lai ss rduire : celui d' un fant

    od

    le apeur que ma noeu-

    vraient a le

    ur

    guise le s impitoyaLles

    triumvirs

    .

    El

    acadmico fran cs es

    un

    anti-

    ciceroniano ,

    pero an en

    la

    obra

    ms objetha de M. GELZER, M.

    Tullius

    Cicero au

    Politik

    er

    en

    HE

    VIl A,1 (1939) col. 939-976, la actuac

    in

    politHB de Cic

    ern

    en

    aque llos aos

    no

    sale mejor librada.

    J.i CATVLLI Carm. 49,7. Se debe en tend er: ptimo abogado Je todos (es decir, de .

    fensor de toda clase de gent e) y no el

    mejor

    abogado e

    ntre

    todos .

    15

    Quem maxime odisti, ei

    maxim

    e obsequeris. Aliud s

    tan

    s, aliud sedens sent s de

    re publica. male di cis, illos odi s

    ti,

    transfuga, nequ e in hac neque illa

    in

    parte fidem

    habens

    . Con este

    reproche

    te

    rmina

    la invectiva contra C

    icern

    qu e

    QU INTILIANO, inst.

    or.

    IV, 1,68; IX, 3,89,

    atribuy

    e a la

    plum

    a de Sa

    lu

    stio. Entre

    loa modernos no hay acuerdo el au tor, ni sobre la poca de la invectiva. J.

    HEJJ\IC,

    Clodius Au ctor : ein B eitrag

    zur

    sog. Sallusts ln vekti ve

    en

    Rheinisches

    Museum 99,1956, pp . 25

    5-

    277 , propone

    una

    explicacin demasiado complicada: la

    invectiva

    habra

    sido

    rompue

    sta p

    or

    Clodio (a. 53) y despus de m mu e

    rt

    e le

    d

    a

    por

    Salustio

    (a . 52) en el Senado. Quedan ecos de Jos ataques que dirigan contra

    Cicern los optimates, sus antiguos y futuros aliados: DION

    CA

    SIO, 36,43,5: Ju

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    4/29

    168

    JUOZAS

    ZARANKA

    hermano Quinto, quien se dirige a Galia

    para

    servir de legado en las legio-

    nes de Csar, que

    no

    tiene deseos de mostrarse en la poltica con firmes

    opiniones: "Tu quemadmodum me censes oportere esse et in re p. et in

    nostris inimicitiis, ita et esse et fore oricula nfima scito molliorem 16

    Ser ms flexible que el lbulo de la oreja

    no

    es propio de

    un

    gobernante,

    sino de un poltico subalterno, lo que es Cicern de los aos 54-Sl. Es

    evidente que esta situacin

    no

    es de su agrado.

    Se

    escapa, pues, cuando

    puede, de la realidad poltica poco limpia para dedicarse al estudio y a la

    composicin de

    su

    obra, en la cual trata de encontrar los remedios para

    los males del Estado.

    4

    Compona, pues, su dilogo "De re publica el romano Cicern, desi

    lusionado

    por

    la

    dura

    realidad poltica de sus tiempos, como unos tres

    siglos

    atrs,

    el ateniense Platn, otro desilusionado,

    haba

    escrito la

    obra

    homnima. Existen, sin embargo, diferencias entre ambos dilogos,

    una

    de las cuales es

    subrayada por

    el autor latino: facilius autem quod est

    propositum consequar, si nostram rem publicam uo bis

    et

    nascentem

    et

    crescentem

    et

    adultam

    et

    iam firmam atque robustam ostendero, quam si

    mihi aliquam,

    ut apud

    Platonem Socrates, ipse finxero 17; y

    en otro

    pasaje:

    "ego

    autem si modo consequi potuero, rationibus isdem quos ille

    uidit, non in

    umbra et

    imagine ciuitatis, sed in amplissima

    re

    publica

    enitar ut cuiusque et boni publici

    et

    mali causam tamquam uirgula

    uidear

    attingere 18. Lo cual

    l

    comentarista Macrobio resume lacnicamente:

    ille

    (Plato) rem

    publicam ordinauit, hic (Ccero) retulit; alter qualis

    esse deberet, alter qualis esset a maioribus instituta, disseruit 19. Es decir,

    ambos autores

    tratan

    del Estado, pero Platn describe la repblica ideal,

    mientras que Cicern ve este ideal ya realizado por los antepasados

    en

    la

    repblica de Roma.

    Sin embargo, como leemos

    en

    un texto de Plinio el Naturalista, Cicern

    mismo se proclamaba un seguidor de Platn: De re publica Platonis se

    comitem profitetur" 20.

    Porque "a

    pesar de la diferencia fundamental que

    existe entre la Kallpolis de Platn y la antigua Roma,

    entre

    la dikaiosyne

    platnica y la iustitia ciceroniana, entre el gobernante filsofo platnico

    y el optimus ciuis de Cicern, entre la fundacin de un estado en la idea,

    gaba

    Cicern un doble

    papel y

    defenda la

    c

    au

    sa ya

    de un

    grupo,

    ya de otro,

    a

    fin de ser adulado

    por

    ambas

    partes"; 39,63,5 (hablando

    de la

    defensa de

    Gabinio)

    "por eso con

    bastante frecuencia

    lo acusaban y

    apodaban de trnsfuga"

    ; 46,3,4

    "lla

    mado trnsfuga". SENECA RHETOR, Suasoria

    VI 12,

    nos

    transmite

    la declamacin

    del

    retrico Gemino

    Vario:

    "iam

    collum

    tritum

    hohet; et

    Pompeiu

    s

    illum

    et

    Caesar

    whiecerunt: ueteranum mancipium

    16

    Ad

    Q /ratrem 2,13 ,4.

    Para conocer

    las reaccio

    ne

    s de

    Cicern ante

    los sucesos

    po

    lticos hay que

    cons

    ultar

    su

    corre

    s

    pondencia (la de

    los

    aos 55

    .51

    ha

    s

    ido editada

    en orden

    c

    ron

    olgilo por A. CO

    \STA

    NS, C

    ICERO

    N,

    Correspoudauce tome

    111,

    Pa

    ris,

    Les

    Belle

    s

    Lettre

    s, 1950'). S

    ohre

    la

    corre

    s

    pondencia

    y

    relacione

    s con

    C

    s

    ar en

    el ao

    54 vase

    Fr. Ccero

    rwd

    aesar im }frhre

    5i,

    Wie

    s

    huden,

    1962.

    17

    De

    re publica

    Il 1,3.

    18 Op cit. 11 30,52.

    19 Comm. in Somnium

    Scipionis

    1,1.

    20 llistoriae naturalis

    lib. 1,

    praefatio

    22:

    d.

    FAVONII

    EVLOGII Disputatio de

    Som

    nio Scipionis

    1

    (ed.

    de

    R. E.

    VAN WEDDlNGEN

    ,

    Bruxelle

    s, 195

    7): lmitatione Pla.

    tonis

    Cic

    ero de re

    publica

    scribens ..

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    5/29

    TEXTOS CLASICOS

    169

    y la cimentacin del otro en la naturaleza e

    historia.

    . . a pesar de todo

    eso, el pensamiento fundamental que sostiene todo el edificio es comn

    para ambas obras. Este pensamiento consiste en el hecho de que los dos

    estados se basan en la justicia y las otras virtudes que se derivan de

    ella"

    21.

    5

    n

    la obra ciceroniana la conversacwn que tiene

    lugar

    en el ao 129

    es

    dirigida por

    Escipin Emi1iano. En ella participan: Quinto Elio Tu-

    bern, Lucio

    Furio

    Filo,

    Publio

    Rutilio

    Ca

    yo Lelio, Espurio Mu-

    mio, Cayo

    Fanio,

    Quinto Mucio Escvola el

    Augur

    y el

    jurista

    Manio

    Manilio

    22.

    En

    el prlogo se establece el

    deber

    de

    participar

    en la vida del

    Estado.

    Se

    pasa al problema de la mejor constitucir. Escipin explica

    primero los elementos que constituyen el Estado y despus las tres formas

    estatales: la

    monarqua,

    la aristocracia y la democracia ;

    para

    l, la mejor

    constitucin es la mixta. El ejemplo de sta es la romana, cuya evolucin

    histrica es objeto del segundo libro.

    En

    el tercero, cuyo argumento nos

    trasmite

    San

    Agustn

    23, la

    conversacin vuelve a las consideraciones teri-

    cas, plantendose esta tesis: la justicia es el fundamento del Estado. Filo,

    sin

    ser

    un real adversario, combate la tesis, Lelio la defiende. Interviene

    de nuevo Escipin quien concluye que una forma del Estado puede existir

    solo en unin con la justicia. El cuarto libro trata de las instituciones ticas

    y de la educacin en el Estado. En el quinto se habla de la formacin del

    gobernante

    (rector rerum

    publicarum) . Los fragmentos del sexto libro,

    excepto el

    Sueio

    de Escipin, son

    muy

    cortos.

    Pero

    uno

    de

    ellos nos ex-

    plica

    de

    qu manera Cicern

    ha

    introducido el relato del Sueo

    de

    Es-

    cipin 24_ Lelio lamenta el hecho de que no se haya erigido ninguna estatua

    a Escipin Nasica como recompensa

    por haber

    salvado la repblica de la

    tirana de Tiberio

    Graco

    25.

    Escipin Emiliano

    indi

    ca que existen premios

    de otra

    clase que recompensan los hechos egregios:

    Se

    d

    quamquam

    sa-

    pientibus conscientia ipsa factorum egregiorum amplissimum uirtutis

    est

    praemium, tamen illa diuina uirtus non statuas plumbo inhaerentes nec

    21 V.

    POESCHL,

    Roem

    isch

    er

    Staat uud griech isches Stllatstlenke n

    bei

    Cicero, Darm

    stadt, (reimpresin de

    la

    ed. de

    1936), pp.

    171-2.

    22 Todos son polticos

    important

    es .Je

    la

    poca.

    En

    esto tambi

    n

    Cicern

    difiere de Pla-

    tn,

    ya que

    en el

    dilogo grie:o partiipan personas s

    in

    mucha

    importancia en la

    poltica ateniense o an extranjeros. Sa lu stio (personaje distinto del c lebre histo-

    riador), despus

    de

    asistir

    en

    el otoo del ao

    54

    a la lec tura

    de

    los rlo s primeros

    libros

    del tratado, aconse

    jaba

    a

    Cicern

    que

    tran

    sforma

    ra el dilo

    go

    de

    las personas

    del siglo pasado

    por la conver,adn

    de los c

    ontemporneos, entre lo

    s

    cuales deba

    estar el autor mismo. A ste le

    asnstaba

    la idea

    ne

    in no stra tempora incurrens

    offenderem quempiam

    , lo

    que

    pensaba evitar fin ienclo un dilogo entre si y el

    hermano Quinto

    d .

    Ad

    Q

    fratrem.

    3.5,

    1)

    .

    Pero de

    s

    pus

    a

    bandon la idea del

    cambio.

    23 D e ciui

    tate

    Dei 2,21.

    24

    De n publica VI,S.

    25 No se

    puede

    aqu

    entrar

    a eluri.Iar

    la

    ruestin, si Cicern tena razn o no en

    jus-

    tificar y an ensalzar el asesinato

    rl

    e T ib

    erio

    Graro, cometido

    por

    Es ripin Nasica.

    So

    br

    e

    el problema de la

    tulpahilidad de T. Graco vase H.

    DERXLER,

    Zur

    Frage

    der Schulcl d

    es

    T iberirts Gracclw s, en

    Em

    rita, 19

    , 1951 ,

    >p.

    51-193. De todos modos,

    Cirern que expresa

    la

    opinin en o

    tr

    o pa saje de ofliciis 1

    22

    76: Nec plus

    Afriunus, singularis el uir el im per

    ator,

    in

    exsdn

    enda Numantia rei publirae

    profuit quam eodem

    tempore P.

    N asil-a pr iuatus,

    cum

    Ti. Gra cchum interemit ),

    en el

    caso de

    Graro

    no

    poda

    ser un

    juez

    i

    mparcial ni

    por sus opiniones polticas.

    ni por

    s

    us propios antecedentes (huha ordenado

    la

    ej e

    tucin

    de

    los partidarios

    de

    Cat

    ilina).

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    6/29

    170

    JUOZAS ZARANKA

    triumphos arescentibus laureis, sed stabiliora quaedam et uiridiora prae-

    miorum genera desiderat . A la pregunta de Lelio sobre estos premios,

    Escipin contesta con el relato de un sueo que ha tenido en el

    ao

    149

    a.J.C. cuando serva como

    tribuno

    militar en Africa bajo las rdenes del

    cnsul Manio Manilio.

    6

    Platn termina su

    Politeia

    con la visin de Er,

    hijo de

    Armenio, pan-

    filio de nacin que

    muri

    en una guerra y habiendo sido levantados, diez

    das despus, los cadveres ya putrefactos, l fue recogido incorrupto y

    llevado a casa para ser

    enterrado

    y, yacente sobre la

    pira,

    volvi a la vida

    a los doce das y cont, as resucitado, lo que haba visto

    all

    26. Su

    relato

    se

    compone de las siguientes partes: los castigos

    de

    los tiranos, el

    premio

    de

    los virtuosos, la descripcin cosmolgica y la asamblea

    de

    las

    almas

    que

    sortean el gnero de vida

    para

    su reencarnacin.

    Puede

    supo-

    nerse que exista

    gran

    similitud entre el mito de

    Er

    y el Sueo

    de

    Escipin,

    sin

    embargo, las diferencias entre los dos eplogos son numerosas.

    En

    primer lugar, Cicern,

    para

    evitar las crticas de los epicreos, que se

    burlaban

    de la resurreccin

    de Er 27,

    cambi

    la

    visin

    de

    ultratumba

    por

    el sueo, del cual di, adems, una explicacin muy

    natural

    28.

    Es cierto

    que

    ni siquiera con esta modificacin Cicern pudo

    quedar

    a salvo de los

    reproches que diriga a Platn el epicreo Colotes, segn el cual los pre-

    dicadores de la verdad no deben apoyarse en los mitos:

    a

    philosopho

    fabulam non oportuisse confingi, quoniam nullum figmenti genus ueri pro-

    fessoribus

    conueniret

    29. En vez

    de Er,

    personaje mitolgico, Cicern

    pone en la escena las figuras de prestantes polticos romanos: los dos Es-

    cipiones y Paulo Emilio. En la narracin de Er ocupa lugar destacado la

    referencia a los castigos que sufren los tiranos, mientras que Cicern

    insiste en los premios que esperan a los buenos gobernantes.

    La forma

    de

    los eplogos es tambin distinta : la

    narraci

    n en Platn y

    el

    dilogo

    en Cicern. Las diferencias se explican

    por

    las fuentes griegas del Sueo,

    distintas

    de

    Platn,

    por

    su

    cuadro

    genuinamente romano y

    por

    el

    aporte

    personal

    de

    Cicern.

    7

    La investigacin

    de

    las fuentes del Sueo pas

    por una

    epoca

    durante

    la cual todo se explicaba mediante la influencia del estoico Posidonio

    (135-Sla.J.C.),

    maestro de Cicern. El principal

    propulsor

    de esta tesis

    era

    P. Corssen 30, la

    apoyaban

    otros fillogos clebres, entre ellos Norden 3

    26 PLATO N, La Rep

    bl i

    ca,

    614 h.

    Trad

    . de J. M.

    PABON y

    M.

    F. GALIANO,

    C1siros

    pollicos,

    Madrid,

    1949.

    27 Cf

    .

    FAVONII

    EVLOGIJ op. ci t .,

    1

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    7/29

    TEXTOS CI..ASICOS

    171

    y Pohlenz 32, aunque estos ms tarde modificaron sus opiniones, inducidos

    por los trabajos de K. Reinhardt, quien demostr que las nociones de cos-

    mologa, geografa y escatologa que encontramos en el Sueo de Esci-

    pin, no corresponden a las ideas posidonianas que se conocen por otras

    fuentes 33, Entre los investigadores de los ltimos decenios ya nadie de-

    fiende la influencia exclusiva

    de

    Posidonio, pero tampoco existe un acuer-

    do

    completo sobre las fuentes del Sueo: son mencionados Platn, Aris-

    tteles, los pitagricos, los lugares comunes de la filosofa helenstica, etc.

    Si se acepta la posibilidad de varias fuentes, resulta ms cmodo estu-

    diarlas segn los temas del Sueo que revisar

    en

    orden cronolgico las

    teoras e hiptesis de los investigadores modernos 34..

    El tema del Sueo

    era

    bien conocido

    en

    la literatura

    antigua 35,

    en

    donde

    encontramos muchos sueos profticos y escatolgicos: un ejemplo

    de ellos nos ofrece Platn

    cuando

    cuenta que Scrates en la prisin deca

    a su amigo

    Critn:

    Parecame que una mujer hermosa y de noble aspec-

    to, vestida de blanco, se acercaba a m y, llamndome por mi nombre, me

    deca:

    Scrates, al tercer da llegars a la frtil

    Fta

    36

    ,

    Tambin es pro-

    ftico el sueo de Eudemo relatado por Aristteles en el dilogo plator&-

    zante del mismo nombre. El dilogo se ha perdido, pero el fragmento del

    sueo ha

    sido

    conservado por Cicern 37: Eudemo el chipriota que moraba

    lejos de su patria, en Feres, dominada por un tirano, haba cado enfermo.

    Los mdicos no tenan ninguna esperanza de salvarlo. Durante la enfer-

    medad tuvo Eudemo un sueo: vea a ur. joven que le predeca una

    rpida

    curacin, la inminente muerte del tirano y el regreso, cinco aos ms

    tarde, a su patria. En realidad, Eudemo pronto se restablece y el tirano

    Alejandro

    muere; al trmino de cinco aos,

    cuando

    Eudemo esperaba.

    la realizacin de la tercera parte del vaticinio, cae en la batalla junto a

    Siracusa. As se cumple la profeca en el sentido mstico del regreso del

    alma a

    su

    morada

    originaria.

    32 M.

    POHLENZ

    ,

    CICERONIS

    Tuscul

    a

    narum Di

    sputati

    onum

    lihri

    1 et 11 , Stuttl(art 195i

    reimJr

    .

    de

    la ed.

    de 1912),

    p.

    31 ; ;

    . y

    Die

    Stoa,

    Go

    e ttin g

    en. 19

    4

    8,

    1, pp . 256 y i l ;

    11, pp . 115 y 132.

    33 Existen tres libros de

    K

    REl

    NH AROT

    s

    obre Po

    sid o

    nio

    :

    J>oseiclonio5, Mnch

    en, 1921;

    Kosmo5 und

    Sympathi

    e,

    .Mmh

    en, 1926 y el arttulo Poseidon ios en RE 22,1 (Stutt

    gart, 1953) , col. 558826, que ha aparecido

    tambin

    como s

    eparata

    (1954) .

    34 A

    los

    ya mencionados se atiaden los siguiente, :

    R.

    HAROER , Ueber S

    omnium

    Sc ip io

    nis

    , HALLE, 1929 (reimpr

    es

    o en R. HARDER.

    Kle

    in

    e

    Schri/t

    eu,

    hrsg. von W. MARG .

    Mnchen, 1960, pp. 354.395

    ).

    P . HOY ANCE, Etud

    es s

    ur le

    S

    vng

    e

    de Scipion, Pars

    1936; E. Bignone, L

    Ari5totele pe

    rtluto

    e la

    forma:ivne

    filosv/ica di

    Epi

    curo,

    Firen

    ze, 1936, 1

    pp.

    236.240; R.

    PHJLJPPSON, M. 1 ulliu5 Ccero:

    Ph

    ilo5ophi che Sc

    hrif.

    ten en RE

    VII A,

    (1939) , l'ol. 1.116

    s.;

    A. J. FE ST UGIERE , /.ej themes du Songe d e

    Scip

    i

    on

    en

    Erano5,

    44, 1946, pp . 3i 0.388 ;

    L

    AL FONSI,

    Su

    un

    tema del

    Somnium

    Sci

    pionis

    en

    Latomus,

    9,1950,

    pp

    . 149.1

    55

    ;

    :\

    .

    D.

    LEEMA

    N,

    De

    Ar

    i

    stot

    elis

    Protrepti

    co

    Somnii

    Scipionis exemplo en

    Mnemosy

    ne, 11 1958, pp. 139.151 ;

    K. BU E

    C

    HNER,

    Studien :ur

    roemi5c

    hen

    Li te

    ratur

    , Band 11

    :

    Ccero, Wiesbaden , 1962 (pp. 1481

    i2 :

    Somnium

    Scipion

    is

    und se

    in

    Ze

    itbe:ug

    )

    ;

    tambin las tr es edicione s

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    8/29

    172

    JUOZAS

    ZARANKA

    En el Sueo

    de

    Escipin las profecas (post euentum) sobre la vida

    poltica de Emiliano y sobre el regreso del alma al cielo como

    su

    verda-

    dera

    patria

    son,

    sin

    duda, de inspiracin platnico-aristotlica, porque a

    pesar del hecho

    de

    que tales sueos se convierten en lugares comunes

    de

    la literatura helenstica

    38,

    Cicern tena conocimiento directo de los di-

    logos de Platn y Aristteles.

    El tema

    de

    la visin escatolgica tambin tiene una rica tradicin lite-

    raria:

    entre los adivinos

    que

    , en un estado de xtasis, se transportaban

    de

    un

    lugar a otro y tenan visiones ultraterrenas,

    eran

    clebres Hermtimo

    de Clazomenes

    39

    y Empedtimo

    de

    Siracusa

    40.

    El alma del primero tena

    capacidad para

    abandonar

    el cuerpo durante largo tiempo y viajar a

    lugares lejanos; despus del regreso, Hermtimo saba

    contar

    cosas

    que

    no hubiera podido conocer por los medios naturales. El segundo parece

    ser solo el personaje de un dilogo de Heraclides Pntico, discpulo de

    Platn, no exento de las influencias aristotlicas. Empedtimo visitaba

    en

    estado

    de

    xtasis, sin que el alma se separara del cuerpo, el reino

    de

    las

    sombras y las regiones celestiales. Cicern acepta la idea

    de

    la visin es-

    catolgica, pero la encuadra en un sueo

    para

    evitar las historias fants-

    ticas de los viajes del alma.

    Cicern no

    ha

    introducido este tema en la literatura latina, porque en

    ella ya existan famosos sueos. El mismo

    ha

    conservado el sueo proftico

    de L. Tarquinio el Soberbio relatado por el rey mismo e interpretado por

    el vate

    en

    el Bruto del poeta Accio (170-86 a.J C.) 41. Ya antes Enio

    (239-169 a.J.C.), en

    el primer

    libro de sus

    Anales

    canta

    su

    sueo

    en el

    que ha visto a Homero cuya alma se haba reencarnado en l 42. En

    el Sueo de Escipin, Emiliano confronta

    su

    sueo con el de Enio (1,10).

    Esta confrontacin insina que

    en

    cierto sentido Emiliano es el conti-

    nuador de la obra del Africano Mayor, como en la poesa Enio

    es

    el

    nuevo

    Homero.

    . . De

    otra parte.

    . . es comn con Enio la presencia del

    elemento mstico: en Enio la metempsicosis y

    en

    Cicern la idea del origen

    astral del alma y

    de

    su deseo

    de

    regresar a la morada primitiva 43 .

    3

    La inmortalidad del alma es apoyada por Cicern con el argumento

    tomado literalmente del Fedro de Platn, quien se apoya

    en

    el principio

    38 FESTUGIERE,

    op. cit.

    p. 3i0 s.

    39

    PLINIVS, Historia Naturalis

    1 52, 174;

    PLVTARCHVS, De

    ge 11io

    Socratis

    e, 22,

    p. 592; LUCIANVS ,

    Muscae

    encomium c. 7

    TERTVLLIANVS,

    de anima 44; cf

    el

    exten

    so c

    omentario

    de

    la

    ltima

    obra,

    hecho

    por

    J.

    H.

    WASZINK,

    Amsterdam,

    1947,

    pp . 4 74-480. Tanto la poca en que ha vivido Hermtimo , como su persona, son le-

    gendarios. DIOGENES

    LAERCIO,

    VIII 5, considera que Hermtimo perteneca a la

    s

    erie de

    los

    hombres

    ,

    en

    los t

    uale

    s se

    baha

    entarnado,

    en

    sus

    poras

    anteriores

    de

    vida,

    el alma

    de

    Pitgoras

    (VI

    s.).

    Segn ARISTOTELES, Metaphysica

    1,

    3,

    984

    b.

    15-20, Hermtimo habra enseado la doctrina de

    1wus

    antes de Anaxgoras

    (V

    s. a. J. C.).

    40

    CLEMENS,

    Stromateis

    1, 21 , 13 , 2; VARRO

    apud

    SERVIVM

    ad VERGILII, Geor

    gica, 1, 34; PROCLVS, .

    Rem

    Publicam

    l

    p. 119 (ed. de KROLL); cf. E. ROHDE,

    Psy che Oarmastadt

    , 1961 (reimpresin de

    la

    2

    edi

    cin de 1898) ,

    11

    p.

    94, n. 1.

    41

    De Divinatione

    1,

    22

    ,

    44

    = ACCIVS,

    Fabulae Praetextae Brutus

    17-38

    (ed.

    W

    ARMING.

    TON, p. 560

    ss.).

    42

    ENNJVS,

    Annales frg. 4 ss. (ed.

    de WARMINGTON

    . p. 4 ss.) .

    43 RONCONI, op. ci t. p. 15.

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    9/29

    TEXTOS CLASICOS

    173

    de que

    lo que se mueve

    por

    s mismo, es inmortal 4 Antes de exponer

    este argumento el Africano Mayor dice a su nieto: deum te igitur scito

    esse

    45.

    La

    expresin no es platnica. Es cierto que Platn en

    el

    Timeo

    habla

    de un

    daimon

    que vive

    en

    nosotros

    46,

    pero ese

    daimon

    es apenas

    divino

    y

    no dios.

    Platn jams acepta la identificacin de lo humano con

    la divinidad, sino que siempre acenta la

    barrera

    que existe

    entre

    Dios

    y el

    hombre 47.

    Cicern mismo, ms tarde, notar lo arduo de la expre

    sin y en las

    Tusculanas

    la atenuar

    as:

    "Ergo animus ut ego dico diuinus

    est, ut Eurpides dicere audet, deus 48.

    En

    realidad, Eurpides haba de.

    clarado:

    Nuestro espritu es un dios en cada uno de nosotros

    49. Es

    significativo que la misma expresin se encuentra en un fragmento del

    Protrptico de

    Aristteles: de todo lo humano es inmortal solo el alma

    y solo ella es divina. A pesar de

    toda

    la miseria y todas las penas de la

    vida humana, la posibilidad

    de

    participar

    de

    una fuerza

    tan

    elevada es

    un momento

    muy

    regocijante que se puede llegar a pensar que, en com-

    paracin con otros seres vivientes, el hombre es

    un

    dios. De ah la clebre

    sentencia que proviene de Hermtimo o de Anaxgoras: el espritu es

    un

    dios en nosotros

    so

    Cicern ha conocido bien el

    Protrptico

    y lo

    ha

    util.i-

    zado en su

    Hortensia;

    luego, es probable que en las

    Tusculanas

    se

    ha

    ya

    referido al pasaje aristotlico repitiendo la mxima con la misma reserva

    que

    se nota en el texto del Protrptico. Pero

    en

    el Sueo la mxima apare-

    ce sin reserva. La fuente

    de

    la identificacin del dios y del hombre podra

    ser

    Posidonio, el cual admita en cada hombre la presencia de un

    daimon

    con una naturaleza igual a la de aquel que rige y gobierna todo el uni-

    verso

    51,

    pero Cicern va ms lejos

    que

    Posidonio, puesto que no dice:

    "en

    t vive un dios , sino "t eres un dios . Esta declaracin se parece

    mucho, segn Traglia

    52,

    a la altiva exclamacin

    de

    Empdocles en sus

    Purificaciones: "Salud

    Y o, dios inmortal, estoy andando entre voso-

    tros . . .

    53.

    Los poemas de Empdocles eran bien conocidos

    en

    los crculos

    literarios romanos

    durante

    el

    11

    y 1 siglos a.J

    C

    Que Cicern tambin

    era

    admirador de

    la

    obra

    del filsofo

    agri

    gentino lo demuestran dos juicios

    emitidos por l sobre su valor

    54.

    El Africano Mayor al declarar a Emiliano que

    el

    cuerpo es prisin del

    alma y que la vida terrena es muerte, expresa el antiqusimo concepto

    mstico-pitagrico de

    soma

    -

    serna

    55, aceptado ms tarde por Platn y los

    estoicos. Aunque el origen pitagrico del concepto

    era

    conocido

    por

    Cice-

    H PLAT., Fedro, 2l5 ce

    CIC.. Somnium

    Scipiouis, 8,27 - 9,

    28

    Tusc., 1 23.53-H.

    Sobre

    las ve rs

    ione

    s

    rir.eronianas de lo

    s

    texto

    s

    de

    Platn

    va

    se

    la te

    sis

    de R.

    LET,

    Cicrou traducteur de Platon. de la pense complexe

    en

    latn clas

    .,iqrt.e,

    Pars, 1957

    46 Timeo 90 c.

    47

    Teet.,

    176

    h:

    Repbl. 10.613 h :

    Fedro.

    253 a:

    Timl o,

    90

    c.

    Cf. W. JAEGER, Aristtel

    es.

    Berln.

    1955

    p.

    109:

    P. FRIEDLAENDER

    ,

    Platn,

    Berln , 19

    54\ pp.

    86-89;

    R.

    HARDER

    ,

    op. cit.,

    p. n.

    :15

    48 Tusc., 1 26,65.

    49 EVRIPIDES fr:. 1007

    (NAUCK

    ) .

    50 Protre1t frg. 10 e (ROSS).

    51

    GALENVS,

    De

    placitis Hippocratis ct Platonis,

    448

    ss.

    (1\IUELLER).

    52

    Op.

    cit.,

    pp. XXIV-XXV.

    53

    DIELS-KRANZ,

    Di

    e Fragm.

    der

    Vorsol.-ratiker, 31

    B,

    l l2

    ,4.

    54 De oral

    ore

    1

    50,217

    y Lucullus

    23,

    H.

    55 Cf. PLAT

    .,

    Gorgias, 493 a.

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    10/29

    1/

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    11/29

    TEXTOS

    CLASICOS

    175

    la posible influencia del peripattico Dicearco, en la mayor valoracin del

    praktiks bos frente al theoretiks 66.

    El cielo que no pertenece exclusivamente a las almas

    de

    los buenos go

    bernantes se encuentra en la Va Lctea. Ya la

    muy antigua doctrina

    egipcia consideraba que el

    mundo de

    los muertos

    era

    el

    mundo de

    las

    estrellas 67.

    Entre

    los griegos Heraclides Pntico proclamaba la Va Lactea

    como morada natural de las almas 68 . En el primer siglo a. J.C. esta

    teora

    hace

    parte de

    las enseanzas de los neo-pitagricos romanos cuyo telogo

    Nigidio Fgulo, amigo de Cicern 69,

    en

    su tratado De Signis relaciona

    sistemticamente la aparicin de las constelaciones

    con

    la muerte de igual

    nmero

    de

    hroes 70.

    El

    origen astral de las almas ha

    sido

    enseado

    po-r

    los pitagricos y

    otras escuelas presocrticas 71. Platn afirma que

    cada alma

    individual

    tiene su

    morada

    original

    en

    el astro que le es congnere y que all

    retorna,

    liceret

    y

    14,19,26:

    aut

    s

    i,

    ut

    antiqui

    philo:

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    12/29

    176

    JUOZAS ZARANKA

    si ha vivido bien en Ja tierra 72. An para Jos estoicos la substancia del

    alma es gnea 73. En la literatura latina la naturaleza gnea del alma ha

    sido proclamada

    por

    Enio

    y Varrn 74.

    lO

    Harder

    ha

    querido derivar el pasaje cosmolgico del Sueo (

    17-19)

    de algn manual 75,

    pero

    Bchner con razn observa que Cicern, quien

    en su juventud haba traducido los Fenmenos

    de

    Arato, tena suficientes

    conocimientos astronmicos sin necesidad de recurrir a un manual 76. La

    doctrina

    sobre

    la divinidad del cielo de las estrellas fijas se atribua a los

    estoicos

    77,

    pero, en realidad,

    era una

    antiqusima creencia de los pueblos

    indoeuropeos que sealaban con el mismo

    nombre

    al dios supremo

    y al

    cielo

    78.

    El sistema astronmico descrito

    por

    Cicern es el elaborado

    por

    la ciencia griega desde los pitagricos hasta Heraclides Pntico, Arist-

    teles

    y

    los grandes astrnomos

    de

    la poca helenstica.

    La tierra

    es el centro

    del universo 79, el sol, sin embargo, representa un papel importantsimo

    so.

    El movimiento de las esferas celestiales produce los sonidos armnicos

    81.

    Aristteles sostena

    que

    la tierra tiene cinco zonas de las cuales dos

    solamente son habitadas

    82;

    Cicern deba conocer la crtica

    de

    esta teora

    ejercida

    por

    Posidonio quien, basndose en sus propias observaciones,

    72

    Tim

    o

    41e . -l2d. Es

    el dilogo que Cicern

    larde

    traducir al latn; ef

    .

    Fedrl 88 ss., tradurido

    por

    S

    lCERON en Tusc., 1

    30,70,

    dontle

    entre otras cusa

    o

    se le e : qui

    autcm

    se integ

    ro

    s cai'toHue ser u a u i :osenl,

    qu ihu

    scue fui > ;et

    mnima

    tum

    rontagio ah

    ,. :

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    13/29

    TEXTOS CLASICOS

    177

    afirmaba

    que la zona trrida era tambin

    habitada

    83. Mas para los fines

    del Sueo convena que no hubiera comunicaciones entre los habitantes

    de

    las zonas templadas.

    Tanto

    los cataclismos y las conflagraciones de

    la

    tierra, como los nuevos aos csmicos eran enseados por los estoicos

    84,

    pero estos se basaban en las teoras ya existentes 85.

    La

    magnitud del universo, la pequeez de las regiones

    habitadas

    en

    la

    tierra, la mencin de los diluvios y las conflagraciones peridicas son

    temas que preparan las consideraciones sobre la vanidad de la gloria hu-

    mana.

    Ya en el siglo pasado se ha

    notado

    86 en este pasaje la influencia

    evidente del Protrptico de Aristteles

    87.

    Cicern

    aqu

    expresa las ideas

    sobre la gloria, distintas de las que se leen en otras obras suyas 88. Este

    cambio se

    explica tanto por su deseo de dar

    mayor

    valor a los premios

    en la ultratumba, como por su situacin poltica en estos aos difciles 89,

    la cual

    lo induca a creer que en un estado fuertemente dividido en bandos

    hostiles era casi imposible para un poltico obtener una gloria basada

    en el reconocimiento de la totalidad o por lo menos de

    la mayora

    de los

    ciudadanos.

    El fillogo dans P.

    Krarup

    resume as las investigaciones sobre las

    fuentes de la Repblica ciceroniana: "Cicero's sources for De Re publica

    are

    nothing less than the whole of thought from Socrates to Cicero's own

    time, and all the literature and traditions

    of

    these

    rich

    centuries, both

    the

    Greek, and, not less, the

    Roman" 90.

    Casi lo mismo se puede afirmar sobre

    el eplogo de la obra, es decir, el Sueo de Escipin, en el cual se

    da la

    83 ESTRABON, loe. cit.

    34 Stoicorum

    ueterum

    jragment11,

    ed. HIO

    AR]\\Jl\1, 1, 98;107 (ZENON); 497;512

    (

    CLEA

    NTES)

    ; JI 596-632: cf. 1\L POHLENZ , Die Stoa, l p. 78; 11 p. 44.

    85 Aristteles y los estoicos atribuyen esta teora a Herclito; cf. ZELLER, op. cit.

    l p. 860 y G. S. KIRK, Heraclitru, Thc cosmic /ragment.f, Cambridge, 1962

    2

    ,

    p. 319

    SS.

    86 H.

    USENER en

    Rheinischf's Museum, 28, 1873, p. 382 ss. De la

    misma

    opinin

    LEEMAN, op. -cit. p. 140 S' .. BUECHNER, op.

    cit.,

    p. 163 mientras que

    HARDER. op.

    cit.,

    p. 3il . cree

    ms

    bien en la influencia de la

    comn

    filosofa

    helenstica.

    Si ARISTOTELES, Protrptico, frg. JO

    ROSS;

    d . CICERO, de remblica 1 17,26:

    "quid porro

    aut praerlarnm putet

    in rebns hnmanis, qni haet deorum regna

    perspexerit, aut diutnrnnm, rui t

    otnouerit

    quid sil aeternum, aut tloriosum, qui

    uirlerit

    qnam parua

    sit

    terra

    , primum uninersa, deinde ea pars

    eius

    quam

    homines

    incolant, quamque nos in

    exigua

    eins parte

    adfixi, plurimis ignotissimi gentibus,

    speremus

    lamen

    nostrum

    nomen uolitare

    ct

    ua;ari

    88

    Exalta

    la gloria en

    los

    di

    s

    cursos

    pro

    Rabirio

    29-30;

    pro Arch

    i

    a

    26;

    pro tlarcello,

    29; en las ohra tle l{loria (obra penlida);

    de

    officiis

    11

    9,31 ; an en el

    mismo tratado de re publica V 7,9 (ed.

    ZIEGLER,

    p. l l9:

    "principem riuitatis

    gloria esse

    alendum.

    et tam diu stare rem publiram, quam

    diu

    ah omnibus honor

    principi

    exhiberetur") ,

    pero

    lo

    despreda

    en

    De

    finibus

    111 1

    7,56: "De bona autem

    fama . Chrysippus quid cm et Diogenes detracta

    utilitate

    ne di gitum quidem eius

    causa porrir:endum esse diceba

    nt;

    quihu$ ego uehementer

    assentior

    "

    . Sobre

    las

    flurtuaf'iones de )M sentimiento$ de Cil"ern concernientes a la :loria sobre la

    nisis porque

    atravesaba

    entonres la

    idea

    de la doria

    en el

    pueblo romano vase

    o1 cit.,

    JlJl.

    23-27.

    89 Vase

    :;

    upra

    3.

    90 Rector rei publicae, with a

    full

    Summory in Enr:lish, Kobenhovn, 1956, p. 184,

    dt . por el mismo KRARliP en

    Gnomon,

    35. 1963, p. 253.

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    14/29

    178

    JUOZAS ZARANKA

    sntesis del pensamiento antiguo sobre

    al

    gunos temas, sntesis expresada

    en un lenguaje arcaizante y en un estilo potico 91

    El

    plan

    del Sueo es el siguiente:

    Prlogo lOa.

    Sueo

    lb

    -

    29

    Visin, profeca, exhortacin

    lb

    - 12

    Apoyo de

    la

    exhortacin 13 - 29

    Promesa

    de la inmortalidad y exhortacin 13 -

    l6a

    Visin del Cosmos y caducidad de la g

    loria 16b

    - 25

    Voto y demostracin

    de

    la inmortalidad 26 - 29.

    El

    Somnium

    comparte

    con muchas

    obras

    literarias latinas

    -puede

    pensarse en la Comedia, en

    Vir

    gilio, en

    Livio-

    la peculiaridad

    de

    estar

    articulado en escenas casi independientes.

    Hay

    una escena con Escipin

    Mayor

    , sigue un dilogo con el padre Emilio Paulo, despus la la rga ex-

    posicin de Escipin Mayor sobre el Cosmos y la gloria y, a modo

    de

    apndice y corolario, la traduccin del edro sobre la esencia del alma

    como ser que se mueve

    a,

    s

    mismo 92,

    12

    El inters

    por

    el Sueo de Escipin fue muy vivo en el siglo IV d,J.C.

    Frmico Materno, autor

    pa

    gano de la Mathesis, utiliza un pasaje del

    Sueo

    17)

    en su

    oracin

    diri

    gida a los dioses planetarios

    93.

    Macrobio

    y

    Favonio

    Eulogio escribieron los comentarios del Sueo, lo cual indica

    la importancia del texto

    en

    la

    enseanza a fines del siglo IV

    94.

    El co-

    mentario de Macrobio interpreta con espritu neoplatnico casi

    la tota

    lidad del Sueo, mientras que Eulogio se limita a explicar, segn

    la

    doc-

    trina

    pitagric

    a,

    los pasajes que

    tratan de

    los nmeros y

    de la

    sinfona

    del Universo.

    An entre los cristianos el Sueo es bien conocido 95. Lactando rechaza

    la doctrina

    sobre

    la vida-muerte y la

    mu

    erte-vida tachndola

    de inepta

    illa

    sententia

    ,

    pero

    Zenn de Verona, San Ambrosio y San Agustn ex-

    presan su acuerdo con esta idea. El obispo milans utiliza el comentario

    de Macrobio, y

    San

    Agustn conoce, quiz, el de Eulogio, puesto

    que

    ste

    ha

    sido uno de sus antiguos discpulos de retrica

    en

    Cartago. Todava

    en

    el siglo V,

    bajo

    la ocupacin vndala, Fulgencio lee

    el

    Sueo.

    San

    91 Sobre

    eetos vanse

    C.

    BRAKMAN,

    Obseruationes uariae in

    Somnium

    Scipionis

    en Mnemosyne 51

    , 1923, pp. 381-389;

    op. cit.,

    pp. 27-29; RONCO

    NI,

    op . cit.,

    pp . 27-40;

    TRAGLIA, op . cit., pp

    . XXVIII-XXXIV.

    92 BUECHNER, op. cit., p.

    150.

    93 FIRMICVS

    MATERNVS,

    Mathesis, 1

    10,14.

    94 VAN WEDDINGEN , op

    .

    ci t

    ., pp.

    7-8 considera que el comentario

    de

    Macrobio es

    posterior

    al de

    Eulogio, pero lo c

    ontrar

    io demuestra P. COURCELLE, La posterit

    chrtienne du Songe

    de

    Scipion en REL 36

    , 1958, p. 211.

    95 Sobre las fuentes que demuestran el conocimiento del Sueo entre los autores

    cr istianos

    de

    s

    de

    Lactancio

    ha

    sta Petrarca vase COURCELLE,

    op. cit., pp

    . 205-234.

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    15/29

    TEXTOS

    CLASICOS

    179

    Jernimo, al tratar de los nmeros impares, se refiere al comentario ma-

    crobiano.

    Boecio expresa los lmites de la gloria

    humana

    con trminos

    que

    se

    encuentran en Macrobio. El suicidio es condenado, con apoyo

    en

    los textos ciceronianos o macrobianos, tanto

    por

    San Ambrosio, como

    por Juan de Salisbury ( s. XII) y Santo Toms de Aquino. En el siglo

    XIV

    Petrarca

    para

    escribir su

    Africa

    transpone g

    ran

    parte del

    Sueo

    en

    versos latinos.

    Tal es el

    gran

    sueo del alma ciceroniana

    que

    tuvo ecos muy amplios

    y variados en nuestros poetas, escribe el italiano Bignone, como

    en

    Dante,

    Petrarca

    , Boccaccio y Tasso,

    en

    Orlando Furioso

    (de Ariosto),

    adems

    en

    toda

    la literatura universal, con

    su

    llamamiento a la belleza de los

    cielos, confrontada con las caducas parvedades terrenales,

    y

    al premio

    reservado a los hroes

    de

    la

    humanidad

    despus de su poltico

    96.

    El texto latino, excepto escasos cambios, sigue la quinta edicin de

    Ziegler.

    La traduc

    cin de la profesora Vilma Correa, mi colega y antig 1a

    discpula,

    trata de

    ser ms fiel al

    or i

    g

    inal que

    las

    ver

    siones espaolas de

    los siglos pasados. Dos

    de

    estas

    hem

    os consultado: la de Valbuena

    97

    la de Francisco Navarro Calvo

    98.

    Universidad Nacional

    Bogot, D.

    E

    JU O ZAS

    ZARANKA

    96 E.

    BIGNONE,

    St

    or

    ia de

    lla le

    tt

    eratura latina

    F

    iren

    ze,

    1950,

    vol.

    111

    ,

    p.

    631.

    No todos sienten

    por

    la obra cicero

    ni

    ana el

    mi

    smo e

    ntu

    siasmo; el'. el

    pa ra

    ngn de-

    mo ledor qu e hace ent re Platn y Cicern

    O.

    SEF.L, Cicero. Wort Staat W e

    lt

    Stuttgart,

    1953,

    pp.

    387

    3

    90, au

    nq

    ue

    fina

    lm

    ente

    al

    profesor alemn adm ite q

    ue el

    valor justo de la obra ci reroniana debe buscarse en e lla

    mi

    sma.

    97 CICERON, Los

    Dilo

    gos

    de

    la Vejez, de la Am istad Par doxas

    y

    el Sueo

    de

    Escipi

    n

    t

    rad.

    en eastellano por

    D.

    MANUEL VALBUENA, catedrtico de

    P o tica y Re

    t rica de

    l R

    ea

    l Se

    minario

    de Nobles 1le

    la

    Corte. Seg

    unda ed

    i

    ci

    n, Ma-

    dr i

    d, 1

    788

    . Exp

    resamos nu estro ag

    rad

    ee

    imi

    e

    nt

    o al A

    lfre

    do

    Tr

    e

    nd

    a

    ll

    , profesor

    de la

    Facultad, por h

    abe

    rnos fac

    ilitad

    o

    es

    ta an t igua edi ci

    n.

    98

    M.

    T.

    CI

    CER

    ON.

    O

    br

    as

    Comp

    letas

    tomo VI.

    Ob s Filos

    f

    icas.

    Versin castella.

    na de D. FRANCISCO N AV

    AR

    RO Y

    CALVO,

    Madr id, 1884. La

    he

    mos u

    tilizado

    en la

    reimp

    resin

    de

    Obr

    as Co

    mp l

    etas

    de

    M.

    T. CI

    CE

    R

    ON

    , tomo

    11,

    Buenos Ai-

    res,

    1946.

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    16/29

    SOMN VM S IPIONIS

    1 9 ( Scip.) Cum in

    Africam

    uenissem M. Manilio consuli ad quar-

    tam legionem tribunus ut scitis militum, nihil mihi fuit potius

    quam ut Masinissam conuenirem, regem familiae nostrae ius-

    tis de causis amicissimum. Ad quem ut ueni, conplexus me senex

    conlacrimauit aliquantoque post suspexit ad caelum, et: gra-

    tes

    inquit

    tibi ago

    summe Sol, uobisque reliqui caelites, quod

    ante quam

    ex

    hac uita migro, conspicio in meo regno et his

    tectis

    P.

    Cornelium Scipionem, cuius ego nomine recreor ipso:

    itaque numquam

    ex

    animo meo discedit illius optimi

    atque

    inuictissimi uiri memoria . Deinde ego illum de suo regno, ille

    me de nostra re publica percontatus est, multisque uerbis ultro

    citroque

    habitis ille nobis est consumptus dies.

    lO

    Post

    autem apparatu regio accepti, sermonem in multam noctem

    produximus,

    cum

    senex nihil nisi de Africano loqueretur, om-

    niaque eius non facta solum sed etiam dicta meminisset. Deinde

    ut

    cubitum

    discessimus, me et de uia fessum, et qui ad multam

    noctem uigilassem,

    artior

    quam solebat somnus conplexus est.

    Hic mihi --credo equidem ex hoc quod eramus locuti; fit

    enim

    fere ut cogitationes sermonesque nostri

    pariant

    aliquid

    in

    somno

    tale, quale de Homero scribit Ennius, de

    quo

    uidelicet saepissi-

    me

    uigilans solebat cogitare et

    loqui-

    Africanus se ostendit

    ea

    forma

    quae mihi ex imagine eius quam ex ipso erat notior;

    quem

    ubi agnoui, equidem cohorrui; sed ille: ades

    inquit

    animo

    et omitte timorem Scipio, et quae dicam

    trade

    memoriae.

    11

    Videsne illam urbem,

    quae

    parere populo Romano coacta per

    me renouat

    pnstma

    bella nec potest quiescere? . Ostendebat

    autem

    Kartha

    ginem de excelso et pleno stellarum, illustri et

    claro quodam loco. Ad quam tu oppugnandam nunc uenis

    paene miles, hanc hoc biennio consul euertes, eritque cognomen

    id

    tibi

    per te partum

    quod

    habes

    adhuc hereditarium

    a nobis.

    Cum autem Karthaginem deleueris, triumphum egeris censorque

    fueris, et obieris legatus Aegyptum, Syriam, Asiam, Graeciam,

    deligere iterum consul absens bellumque maximum conficies,

    Numantiam excindes. Sed cum eris curru in Capitolium inuec-

    12 tus, offendes rem publicam, consiliis

    perturbatam

    nepotis mei.

    Hic

    tu, Africane, ostendas oportebit patriae lumen

    animi

    inge-

    niique

    tui consillique. Sed eius temporis ancipitem uideo quasi

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    17/29

    SUEO

    DE ES IPION

    I,

    9

    1

    Cuando llegu al Africa, de

    tribuno

    de la

    cuarta

    legin, como

    sabis, ha

    o

    las rdenes del cnsul Manio Manilio, nada me

    agrad

    tanto

    como reunirme con Masinisa, rey muy amigo

    de

    nuestra familia por justas razones. Apenas llegu ante l,

    abrazme el anciano

    y

    rompi en sollozos, algn tiempo des-

    pus

    mir

    al cielo y

    dijo: Os

    doy gracias,

    oh

    gran

    sol, y

    vosotros, cuerpos celestiales, porque antes

    de emigrar de

    esta

    vida, veo en

    mi

    reino y en

    mi

    palacio a Publio Cornelio Esci-

    pin, en cuyo nombre mismo

    me

    recreo; as nunca se aparta

    de mi espritu el recuerdo de aquel varn ptimo e invenci-

    ble . A continuacin le pregunt acerca de su reino, l se in-

    form

    de

    nuestra repblica y en plticas varias de una y otra

    parte

    se

    nos pas aquel da.

    lO Despus de ser acogido con un banquete fastuoso, prosegui-

    mos la conversacin hasta muy avanzada la noche, a pesar

    de

    que el viejo rey no hablaba de otra cosa diferente del Afri-

    cano, y recordaba no slo sus hazaas, sino tambin sus pa-

    labras. Luego nos separamos

    para

    ir

    a descansar, y fatigado

    por

    el viaje, y despus de haber velado hasta

    muy entrada

    la

    noche, se apoder de

    m

    un sueo ms profundo del ordinario.

    Entonces se

    me

    present -creo que

    por

    lo que habamos ha-

    blado; pues generalmente ocurre que nuestros pensamientos

    y conversaciones producen en el sueo algo parecido a lo que

    escribe Enio de Homero, en quien, en efecto, sola pensar, y

    de

    quien hablaba

    con

    mucha frecuencia cuando velaba- se

    present el Africano, en aquella figura que me

    era

    ms cono-

    cida

    por

    su imagen (de

    cera),

    que

    por

    su rostro mismo. Cuan-

    do lo reconoc me sobresalt,

    pero

    l

    me

    dijo: Conserva la

    serenidad y depn el temor, Escipin, y guarda en

    tu

    memo-

    ria

    lo

    que

    te

    dir.

    II,

    l l Ves aquella

    ciudad,

    que obligada por m a obedecer

    al

    pueblo

    d ?

    romano, renueva antiguas guerras, y no pue e estar en

    paz.

    .

    -Mostraba a Cartago, desde un excelso lugar, claro y resplan-

    deciente,

    sembrado de estrellas-.

    A la que tu vienes a com-

    batir ahora,

    poco ms que de soldado? La aniquilars en dos

    aos, como cnsul, y

    se

    te llamar, por tus propios mritos,

    con

    el nombre que

    ahora

    llevas, heredado

    de

    m. Despus de

    que hayas destrudo a Cartago, y celebrado el triunfo, cuan-

    do hayas sido censor, y hayas visitado como legado a Egipto,

    Siria, Asia y Grecia, sers elegido cnsul

    por

    segunda vez,

    en

    tu ausencia, y al destrur a Numancia,

    acabars

    una guerra

    muy

    larga.

    Pero

    cuando llegues

    al

    Capitolio

    en carro

    triunfal,

    hallars la repblica

    perturbada por

    las maquinaciones de mi

    12

    nieto. En ese momento, es preciso que muestres a la patria la

    luz

    de

    tu

    espritu, de

    tu

    ingenio y

    de

    tu

    consejo. Mas, veo el

    camino

    ambiguo

    durante este tiempo, dirigido por los hados,

    si as puede decirse. Pues cuando sea tu edad

    de

    ocho veces

    cumplidos siete cursos del sol, y estos dos nmeros, que se

    consideran perfectos, cada uno por motivos diferentes, hayan

    completado la suma fatdica para ti, del ciclo

    natural,

    slo

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    18/29

    182

    CICERON

    fatorum uiam.

    Nam

    cum aetas tua septenos octiens solis anfrac-

    tus reditusque conuerterit, duoque hi numeri, quorum uterque

    plenus alter

    altera

    de causa habetur, circuitu naturali summam

    tibi fatalem confecerint, in te unum atque in tuum nomen se

    tota conuertet ciuitas, te senatus, te omnes boni, te socii, te Latini

    intuebuntur,

    tu

    eris unus in quo nitatur ciuitatis salus, ac ne

    multa: dictator

    rem

    publicam constituas oportebit, si impas

    propinquorum manus effugeris."

    Hic cum exclamauisset Laelius ingemuissentque uehementius

    ceteri, leniter arridens Scipio: "st quaeso" inquit "ne me e

    somno excitetis,

    et

    parumper audite cetera".

    111

    13 "Sed quo sis, Africane, alacrior ad tutandam rem publicam, sic

    habeto : omnibus qui patriam conseruauerint, adiuuerint, auxe-

    rint, certum esse in caelo definitum locum, ubi beati aeuo sem-

    piterno fruantur; nihil est enim illi principi deo,

    qui

    omnem

    mundum regit, quod quidem

    in

    terris fiat acceptius, quam con-

    cilia coetusque hominum iure sociati, quae ciuitates appellantur;

    harum rectores

    et

    conseruatores hinc profecti

    huc reuertuntur

    ."

    14

    :Hic ego etsi eram perterritus non

    tam

    mortis metu

    quam

    insi-

    diarum a meis, quaesiui tamen uiueretne ipse

    et

    Paulus pater

    et

    alii quos nos extinctos esse

    arbitraremur.

    "lmmo

    uero" inquit

    "hi

    uiuunt

    qui e

    corporum

    uinclis tamquam e carcere euolaue-

    runt, uestra uero quae dicitur uita mors est. Quin

    tu

    aspicis

    ad te uenientem Paulum

    patrem

    ?" Quem ut uidi, equidem uim

    lacrimarum

    profudi,

    ille autem me conplexus

    atque

    osculans

    flere prohibebat.

    15

    Atque ego ut primum fletu represso loqui posse coepi, "Quaeso"

    inquam

    "pater sanctissime atque optume, quoniam haec est uita

    ut Africanum

    audio

    dicere,

    quid

    moror in

    terris?

    quin

    huc

    ad

    uos uenire propero

    ?"

    est ita" inquit ille. "Nisi

    enim

    cum deus is, cuius hoc templum est omne

    quod

    conspicis, istis

    te corporis custodiis liberauerit, huc tibi aditus

    patere

    non

    potest. Homines

    enim sunt

    hac

    lege generati, qui tuerentur

    illum globum, quem in hoc templo medium uides,

    quae terra

    dicitur, iisque

    animus

    datus est ex illis sempiternis ignibus

    quae sidera et stellas uocatis, quae globosae et rotundae, diui-

    nis animatae mentibus, circos suos orbesque conficiunt cele-

    ritate mirabili. Quare et tibi, Publi, et piis omnibus retinen-

    dus animus est in custodia corporis, nec iniussu eius a quo

    ille est uobis datus, ex hominum uita

    migrandum

    est, ne mu-

    16 nus

    humanum

    adsignatum a deo defugisse uideamini. Sed sic

    Scipio ut auus hic tuus, ut ego qui te genui, iustitiam cole et

    pietatem, quae cum magna in parentibus et propinquis, tum in

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    19/29

    TEXTOS CLASICOS 183

    hacia ti, y hacia tu nombre se volver la ciudad, en ti fijarn

    sus miradas el senado, todos los hombres de bien, los confe-

    derados y los latinos, tu sers el nico en quien se apoye la

    salvacin de la ciudad, en una palabra: es necesario que como

    dictador, reconstruyas la repblica, si escapas

    de

    las manos

    impas de tus parientes .

    Aqu, como Lelio profiriese una exclamacin, y los dems gi-

    miesen con vehemencia, Escipin les detuvo sonriendo y

    dijo:

    "st

    os ruego que no me despertis del sueo, y escuchis un

    momento ms lo que me queda

    por

    decir .

    III, 13 "Pero, Africano, para que ests

    mejor

    dispuesto a proteger a

    la

    repblica, ten entendido esto: para todos los que hayan

    servido, ayudado y engrandecido a la patria,

    hay

    en el cielo

    un lugar

    cierto y determinado, donde gozan de una edad feliz

    y eterna; en efecto, nada se hace en la tierra ms agradable

    a aquel dios supremo, que rige al

    mundo

    entero, que las so-

    ciedades humanas cimentadas

    por

    el derecho, las cuales se lla-

    man

    ciudades; cuyos rectores y conservadores, habiendo sa-

    lido de aqu, volvern a este mismo lugar".

    14

    En

    este punto le pregunt, aunque estaba atemorizado no tanto

    por

    el miedo a la muerte, como por las acechanzas de los mos,

    si l mismo, y mi padre Paulo, y otros a quienes consider-

    bamos muertos vivan. Antes bien, respondi, realmente vi-

    ven los que se

    han

    liberado de los lazos del cuerpo como de

    una crcel, pues lo que vosotros llamis vida es la muerte.

    No ves a tu padre Paulo, que viene hacia t? Cuando le vi,

    me deshice en lgrimas, pero l, abrazndome y besndome

    intentaba detener

    mi

    llanto.

    15

    Tan

    pronto como cesaron mis sollozos y pude comenzar a

    hablar,

    le dije: "Te

    pre

    gunto, padre santsimo y ptimo, pues-

    to

    que esta es la vida, como oigo decir

    al

    Africano, por qu

    me demoro yo en la tierra? cmo no me apresuro a venir

    ?

    N d ,

    H

    con vosotros . . o pue e ser

    as1

    , me respon

    10

    asta

    cuando dios, cuyo templo es todo lo

    que

    ves, no te haya li-

    brado de la crcel del cuerpo, no puedes ten

    er

    acceso a este

    lugar; porque los hombres que han sido engendrados ha jo

    esta ley,

    han

    de guardar aquel globo llamado

    tierra,

    que ves

    en el centro de este templo, y a quienes se ha dado el alma,

    proveniente de aquellos sempiternos fuegos que llamis astros

    y strellas, esfricas y redondas, animadas

    por

    espritus divinos,

    que describen sus giros circulares con celeridad admirable.

    Por

    lo cual tu, Publio, y todos los varones justos, debis rete-

    ner el alma en la prisin del cuerpo, y

    no

    os es permitido emi-

    grar

    de la vida sin la voluntad de aquel que os la dio, no pa-

    16

    rezca que habis desertado del oficio humano, asignado por

    dios. Mas tu, Escipin, como tu abuelo, que est presente, y

    como yo, que te engendr, practica

    la

    justicia y la piedad, la

    cual, as como es importante en las relaciones con los padres

    y allegados, es de mximo valor para con la patria. Esta vida

    es el camino

    al cielo y a la asamblea de aquellos que vivieron

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    20/29

    184 CICERON

    patria maxima

    est;

    ea uita uia est

    in

    caelum et

    in

    hunc coetum

    eorum qui

    iam uixerunt et corpore laxati illum incolunt locum

    quem uides --erat autem is splendidissimo candore inter flam-

    mas circus elucens-, quem uos ut a Grais accepistis orbem

    lacteum nuncupatis . Ex quo omnia mihi contemplanti prae-

    clara cetera et mirabilia uidebantur. Erant autem eae stellae

    quas numquam ex hoc loco uidimus, et eae magnitudines

    omnium quas esse numquam suspicati sumus, ex quibus

    erat

    ea mnima quae ultima a caelo, citima terris luce lucebat

    aliena. Stellarum autem globi terrae magnitudinem facile uin-

    cebant. lam uero ipsa terra ita mihi

    parua

    uisa est, ut

    me

    imperii

    nostri quo

    quasi punctum eius attingimus paeniteret.

    IV, 17

    Quam

    cum magis intuerer, Quaeso, inquit Africanus, quous-

    que humi defixa tua mens

    erit?

    Nonne aspicis quae in templa

    ueneris? Nouem tibi orbibus uel potius globis conexa

    sunt

    omnia, quorum unus est caelestis, extumus, qui reliquos omnes

    complectitur, summus ipse deus arcens et continens ceteros;

    in quo

    sunt

    infixi illi qui uoluuntur stellarum cursus sempi-

    terni. Huic subiecti sunt septem qui uersantur retro contrario

    motu atque caelum. Ex quibus summum globum possidet illa

    quam in terris

    Saturniam nominant. Deinde est hominum ge-

    neri

    prosperus et salutaris ille fulgor

    qui dicitur

    louis. Tum

    rutilus horribilisque terris

    quem

    Martium dicitis. Deinde sub-

    ter mediam fere regionem Sol obtinet, dux et princeps et mo-

    derator luminum reliquorum. Mens mundi et temperatio, tanta

    magnitudine ut cuneta sua luce lustret

    et

    compleat.

    Hunc

    ut

    comites consequuntur Veneris alter, alter Mercurii cursus, in

    infimoque orbe Luna radiis Solis accensa conuertitur.

    lnfra

    autem

    eam iam

    nihil est nisi mortale et caducum

    praeter

    ani-

    mos

    munere

    deorum hominum generi datos, supra Lunam

    sunt

    aeterna

    omnia. Nam ea

    quae

    est media et nona, Telus,

    neque mouetur

    et

    infima est, et in eam feruntur omnia nutu

    suo pondera .

    V, 18 Quae cum intuerer stupens, ut

    me

    recepi, quid

    hic

    inquam,

    quis est qui conplet aures meas tantus et

    tam

    dulcis sonus?

    Hic est

    inquit

    ille qui interuallis coniunctus inparibus, sed

    tamen

    pro

    rata parte ratione distinctis, inpulsu et

    motu

    ipso-

    rum orbium efficitur, et acuta

    cum

    grauibus temperans

    uarios

    aequabiliter concentus efficit; nec enim silentio

    tan

    i m o us

    incitari possunt, et natura fert ut extrema ex altera parte

    grauiter, ex altera autem acule sonent. Quam oh causam sum-

    mus ille caeli stellifer cursus, cuius conuersio est concitatior,

    aculo et excitato mouetur sono, grauissimo

    autem

    hic Lunaris

    atque infimus;

    nam terra nona inmobilis manens

    una

    sede

    semper haeret, conplexa medium mundi locum. Illi

    autem

    octo

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    21/29

    TEXTOS CLASICOS

    185

    ya, y libres de las ataduras del cuerpo,

    habitan

    en aquel

    lugar

    que ves, e ra ste un crculo lcido entre llamas, de un can-

    dor

    esplendissimo- al

    cual llamis, como aprendistis de los

    griegos, va lctea . Al contemplar desde aquel lugar, todo

    me

    pareca excelente y maravilloso. Pero aquellas estrellas eran

    tales, como nunca vemos desde este lugar, y las magnitudes

    de todas ellas, como

    jams

    hemos sospechado;

    entre

    stas

    haba una la ms lejana del cielo y ms prxima

    a la tierra, que brillaba con luz ajena. Las esferas de las estre-

    llas fcilmente aventajaban en magnitud a la tierra. Y sta

    misma me pareci tan pequea, que sent pesar por nuestro

    imperio, con el cual ocupamos apenas un punto de ella.

    IV, 17 Como yo siguiera contemplndola, el Africfl.no me dijo: Hasta

    cundo estar tu mente atenta a la tierra? No consideras a qu

    templo

    has

    venido? Nueve esferas, o

    mejor

    globos, constitu-

    yen todo el universo, de los cuales uno, el ltimo, es celestial,

    l encierra a todos los l mismo es el dios supremo

    que contiene y gobierna a los dems, y en l estn fijas las

    estrellas que giran eternamente. A l estn sujetos siete globos

    que

    dan vueltas con movimientos retrgrado, en sentido con-

    trario al del cielo. La ms elevada de estas esferas es ocupada

    por el planeta que en la tierra llaman Saturno, despus sigue

    aquel fulgor prspero favorable para el gnero

    humano

    ,

    que se llama Jpiter. Luego el resplandor rojo y terrible para

    la tierra,

    al

    que llamis Marte. Y ms abajo, casi en el centro,

    tiene su esfera el Sol, jefe, prncipe y moderador de los astros

    restantes, alma y equilibrio del universo, tnta es su grandeza,

    que todo lo ilumina y llena con su luz. A l siguen como sa-

    tlites Venus y Mercurio, y en la esfera ms

    baja

    est la

    Luna,

    que hace su carrera iluminada

    por

    los rayos del sol. Bajo ella

    nada

    hay que no sea mortal y perecedero, a excepcin

    de

    las

    almas, regalo

    de

    los dioses

    al

    gnero humano; sobre la

    Luna

    todo es eterno. En cuanto a la tierra que es la novena es-

    fera

    en

    el centro del universo, no se mueve, est en lo

    ms

    bajo, hacia ella tienden por su gravedad todos los cuerpos

    pesados .

    V, 18 Miraba

    yo

    estas cosas con y cuando

    me

    recobr dije:

    Qu?

    Qu sonido es ste tan fuerte y tan suave a la vez,

    que llena mis odos? . Este es , dijo, aquel que resulta del

    impulso y del movimiento de las esferas mismas, en intervalos

    desiguales, pero en proporciones determinadas, y que combi-

    nando los tonos agudos con los

    ms

    graves, produce acordes

    variados, pero armnicos; pues no puede hacerse en silencio

    movimiento tan grande, y la naturaleza hace que las esferas

    extremas emitan de una

    parte

    sonidos ms graves, y de

    otra

    parte sonidos agudos. Por esta razn, aquel curso superior del

    cielo estrellado, cuya revolucin es ms acelerada, se mueve

    con un sonido agudo e intenso; por el contrario, la esfera lu-

    nar,

    ms baja, lo hace con el ms grave; en cuanto a la

    tierra,

    que es la novena esfera, permanece inmvil, fija en

    un

    solo

    sitio, encerrando en s el centro del universo. Ms aquellos

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    22/29

    186

    CICERON

    cursus, in quibus eadem uis est duorum, septem efficiunt dis-

    tinctos interuallis sonos, qui numerus rerum omnium fere

    nodus est; quod docti homines neruis imita ti

    atque

    cantibus,

    aperuerunt sibi reditum in hunc locum, sicut alii qui praestan-

    19

    .tibus ingeniis in uita

    humana

    diuina studia coluerunt. Hoc

    sonitu oppletae aures hominum obsurduerunt; nec est ullus

    hebetior sensus in uobis, sicut

    ubi

    Nilus ad illa quae Catadupa

    nominantur

    praecipitat ex altissimis montibus, ea gens quae

    illum locum adcolit

    propter

    magnitudinem sonitus sensu au-

    diendi caret. Hic uero tantus est totius

    mundi

    incitatissima

    conuersione sonitus, ut eum

    aures

    hominum capere non possint,

    sicut intueri solem aduersum nequitis, eiusque radiis acies

    uestra sensusque uincitur .

    VI, 20 Haec ego admirans, referebam tamen oculos ad terram identi-

    dem.

    Tum

    Africanus:

    Sentio

    inquit

    te

    sedem etiam nunc

    hominum ac domum contemplari; quae si

    tibi

    parua

    ut

    est ita

    uidetur, haec caelestia semper spectato, illa humana contero-

    nito.

    Tu

    enim quam celebritatem sermonis hominum

    aut

    quam

    expetendam consequi gloriam potes? Vides

    habitari

    in terra

    raris

    et

    angustis in locis,

    et

    in ipsis quasi maculis

    ubi

    habi-

    tatur uastas solitudines interiectas, eosque qui incolunt terram

    non modo interruptos ita esse

    ut

    nihil nter ipsos

    ab

    aliis

    ad

    alios manare possit, sed

    partim

    obliquos, partim transuersos,

    partim etiam aduersos stare uobis. A quibus expectare glo-

    riam

    certe nullam potestis.

    21 Cerns autem eandem

    terram

    quasi quibusdam redimitam et

    circumdatam

    cingulis, e quibus duos maxime inter se diuersos

    et

    caeli uerticibus ipsis

    ex

    utraque parte subnixos obriguisse

    pruina uides, medium autem illum

    et

    maximum solis ardore

    torreri. Duo

    sunt

    habitabiles, quorum australis ille, in quo qui

    insistunt aduersa uobis urgent uestigia, nihil ad uestrum ge-

    nus; hic

    autem

    alter subiectus aquiloni quem incolitis cerne

    quam tenui uos parte contingat. Omnis enim

    terra

    quae colitur

    a uobis, angustata uerticibus, lateribus latior,

    parua

    quaedam

    nsula est circumfusa illo

    mari

    quod Atlanticum,

    quod

    mag-

    num, quem Oceanum appellatis in terris, qui tamen tanto no-

    22

    mine quam sit paruus uides. Ex his ipsis cultis notisque terris

    num aut

    tuum

    aut cuiusquam nostrum nomen uel Caucasum

    hunc

    quem

    cerns transcendere potuit uel illum Gangen tra-

    natare? Quis in reliquis orientis

    aut

    obeuntis solis ultimis

    aut

    aquilonis austriue partibus tuum nomen audiet? Quibus am-

    putatis cerns profecto quantis in angustiis uestra se gloria di-

    latari uelit. Ipsi autem qui de nobis loquuntur, quam loquen-

    tur

    diu?

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    23/29

    TEXTOS

    CLASICOS 187

    ocho cursos, entre los cuales dos tienen la misma velocidad,

    producen siete sonidos distintos

    en

    sus intervalos, nmero que

    es la unin de todas las cosas; al imitar los hombres instrudos

    estos sonidos con las cuerdas de la lira y con cantos, se abrie-

    ron el camino para venir a este lugar, como aquellos otros

    que

    cultivaron durante su vida

    humana

    los estudios divinos

    19 con sus ingenios sobresalientes. Aturdidos los odos de los

    hombres por este sonido, ensordecieron; no hay en vosotros

    otro

    sentido ms embotado; as como

    en

    la regin llamada

    Catadupa, donde el Nilo se precipita desde unos montes muy

    altos, el pueblo que

    habita

    en aquel lugar carece de la facul-

    tad

    de or,

    por

    la magnitud del ruido. Realmente el sonido

    que produce la rapidsima revolucin de t odo el universo es

    tal,

    que

    los odos humanos

    no

    pueden percibirlo, as como

    no

    podis

    mirar al

    sol de frente, pues sus rayos sobrepasan vues-

    tra acuidad visual, y vuestros sentidos".

    VI,

    20

    Aunque

    yo

    admiraba

    estas cosas, di riga sin embargo mis

    ojos continuamente hacia la tierra. El Africano dijo entonc, s:

    Me

    doy cuenta de que sigues contemplando la morada de los

    hombres; si

    te parece pequea, como es,

    mira

    siempre hacia

    esto, que es y desprecia aqueilo, que es humano. Pues

    cul es la celebridad que puedes conseguir de las palabras de

    los

    hombres?

    Qu gloria PS digna de ser deseada? Ves que

    la tierra est habitada

    en

    pocos y angostos lugares, y que

    en

    esas manchas mismas, si as se pueden llamar,

    donde se

    vive,

    hay vastas soledades interpuestas, y

    que

    los que residen

    en

    la

    tierra no

    slo estn separados,

    de manera

    que

    nada

    puede

    propagarse de unos a otros, sino que estn divididos en perie-

    cos, antecos y antpodas. Ciertamente

    no

    podis esperar nin-

    guna gloria de ellos.

    21 Ves cmo la tierra est rodeada y envuelta

    en

    bandas, por

    decir

    as, y que dos

    de

    ellas, completamente opuestas y orien-

    tadas de

    cada

    parte hacia los polos mismos del cielo, son re-

    giones

    heladas;

    y aquella que est

    en

    medio de las dos y es la

    ms grande, es

    abrasada

    por el

    ardor

    del sol. Dos son habi-

    tables, de las cuales la astral, cuyos habitantes pisan el lado

    opuesto de vuestras huellas, no tienen nada que ver con vuestra

    raza, mira en qu medida tan pequea os pertenece esa otra,

    sometida al aquiln, donde habitis. Pues la tierra

    habitada

    por vosotros, estrecha hacia los polos, y ms ancha por los

    lados, es una pequea isla rodeada por aquel mar que en la

    tierra

    llamis Atlntico, Grande, Ocano, y

    que

    a pesar

    de

    22 estos nombres altisonantes es tan pequeo como ves. De estas

    mismas

    tierras

    habitadas y conocidas, acaso

    tu

    nombre, o

    el

    de

    cualquiera de nosotros ha podido

    franquear

    el Cucaso,

    que

    divisas, o llegar al otro lado del Ganges? Quin en los

    parajes extremos del oriente o del occidente, del norte o del

    sur

    oir tu nombre? Si

    excluyes estas regiones, vers

    en

    cun

    estrechos lmites

    puede dilatarse

    vuestra gloria.

    An

    ms, los

    que

    hablan de nosotros, por

    cunto

    tiempo lo

    harn?

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    24/29

    188 CICERON

    VII, 23 Quin etiam si cupiat proles illa futurorum hominum deinceps

    laudes unius cuiusque

    nostrum

    a pat rihus acceptas posteris pro-

    dere, tamen

    propter

    eluuiones exustionesque terrarum, quas

    accidere tempore certo necesse est, non modo

    non

    aeternam,

    sed

    ne

    diuturnam quidem gloriam adsequi possumus.

    Quid

    autem interest ah iis

    qui

    postea nascentur sermonem

    fore

    de

    24

    cum ah iis nullus fuerit qui ante na i sunt? qui nec pau-

    ciores et certe meliores fuerunt uiri, praesertim

    cum

    apud eos

    ipsos a quihus audiri nomen nostrum potest, nemo unius anni

    memoriam consequi possit. Homines enim populariter annum

    tantum

    modo solis,

    id

    est unius astri, reditu metiuntur; re

    ipsa autem cum

    ad

    dem unde semel profecta sunt cuneta astra

    redierint, eandemque totius caeli descriptionem longis inter-

    uallis rettulerint, tum ille uere uertens annus appellari potest;

    in

    quo

    uix dicere audeo

    quam

    multa hominum saecla tenean-

    tur.

    Namque

    ut olim deficere sol hominihus exstinguique uisus

    est, cum Romuli animus haec ipsa

    in

    templa penetrauit, quan-

    doque ah eadem parte sol eodemque tempore iterum defecerit,

    tum

    signis omnihus ad idem

    principium

    stellisque reuocatis

    expletum annum haheto; cuius quidem anni

    nondum

    uicesi-

    mam partero scito esse conuersam.

    25 Quocirca si reditum

    in

    hunc locum desperaueris,

    in

    quo omnia

    sunt magnis et praestantihus uiris, quanti tandem est

    ista

    ho-

    minum gloria,

    quae pertinere

    uix ad unius anni partem exi-

    guam

    potest?

    lgitur

    al

    e spectare si uo es

    atque han

    e sedem

    et aeternam domum contueri, neque te sermonihus uulgi de-

    deris, nec

    in

    praemiis

    humanis

    spem posueris rerum tuarum;

    suis te oportet inlecehris ipsa uirtus

    trahat

    ad uerum decus,

    quid

    de te alii loquantur, ipsi uideant,

    sed

    loquentur lamen.

    Sermo

    autem

    omnis ille

    et

    angustiis cingitur

    his

    regionum

    quas uides, nec

    unquam

    de ullo perennis fuit, et ohruitur ho-

    minum interitu, et ohliuione posteritatis extinguitur .

    VIII, 26 Quae cum dixisset, ego uero inquam Africane,

    siquidem

    hene meritis de

    patria

    quasi limes ad caeli aditum patet, quam-

    quam

    a

    pueritia

    uestigiis ingressus

    patris

    et

    tuis decori uestro

    non defui, nunc lamen tanto praemio exposito enitor multo

    uigilantius .

    Et

    ille:

    Tu

    uero enitere et sic haheto, non esse

    te mortalem sed corpus

    hoc;

    nec

    enim

    tu is es quem forma

    ista declarat, sed mens cuiusque is est quisque,

    non

    ea figura

    quae

    dgito demonstrari potest. Deum te igitur scito esse, si-

    quidem est deus

    qui

    uiget,

    qui

    sentit,

    qui

    meminit, qui

    proui-

    det,

    qui

    tam

    regit

    et moderatur

    et

    mouet id

    corpus

    cui prae-

    positus est, quam hunc mundum ille princeps deus; et ut mun-

    dum ex quadam

    parte

    mortalem ipse deus aeternus, sic fragile

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    25/29

    TEXTOS CLASICOS

    189

    VII, 23 Aunque un remoto descendiente desee transmitir a la posteri-

    dad las alabanzas de cada uno de nosotros, recibidas de nues-

    tros mayores, no obstante por las inundaciones y las confla-

    graciones de la tierra,

    que

    suceden peridicamente, porque es

    necesario

    que

    as sea, no slo no podemos obtener una gloria

    eterna, sino tampoco duradera. Qu te interesa, adems, que

    los hombres que vengan despus, hablen de

    t

    , si nada fuiste

    para los que nacieron antes? Ellos no fueron menos numero-

    sos, y ciertamente mejores; especialmente porque

    an

    entre

    los que pueden or nuestro nombre, nadie conseguir ser re-

    cordado por un slo ao siquiera. Pues los hombres comn-

    mente miden el ao por una revolucin del sol, es decir, de

    un

    solo astro, pero en realidad, cuando a mismo lugar de

    donde una

    v z

    se pusieron en marcha, hayan vuelto todos los

    astros, y despus de un largo perodo se hayan colocado

    de

    nuevo en la misma disposicin en todo el cielo, entonces se

    puede llamar a aquel

    gran

    ao ;

    difcilmente me atrevo a

    decir cuntos siglos humanos contiene. As como en otro tiem-

    po, cuando el alma de Rmulo entr en este mismo templo, los

    hombres vieron que el sol se eclipsaba y se extingua, todas

    las veces que volviere a faltar el sol del mismo sitio y en el

    mismo tiempo, habiendo regresado todas las constelaciones y

    estrellas al punto de

    partida

    , tendrs el ao cumplido. Sabe

    que de ste no se ha cumphdo siquiera la

    vi

    gsima parte.

    25 En consecuencia, si pierdes la esperanza de volver a este lugar,

    que constituye la nica ambicin de los hombres grandes y

    prestantes, cunto vale esa gloria

    humana que

    apenas puede

    ocupar una pequea parte de un solo

    ao?

    As, si quieres di-

    rigir

    tus

    miradas

    hacia

    arriba,

    y contemplar esta casa y mo-

    rada eterna, no te fes de las palabras del vulgo, ni cifras tus

    esperanzas en los premios humanos. Conviene que la virtud,

    con sus propios atractivos te lleve al decoro verdadero ; lo que

    los otros digan

    de

    t, a ellos solos les incumbe, pero hablarn

    sin embargo. Todas sus palabras se limitan a estas estrechas

    regiones que ves, y jams fueron duraderas sobre ningn hom-

    bre, se sepultan con la muerte de los hombres, y se extinguen

    con el olvido de la posteridad .

    VIII

    ,

    26

    Cuando habl as, yo le respond:

    Puesto

    que es verdad,

    Africano, que para aquellos que sirven bien a la patria se abre

    un camino que conduce a la puerta del cielo,

    aunque

    desde mi

    niez he seguido los pasos

    de

    mi

    padre

    y los tuyos, y no

    he

    faltado a vuestra honra, ahora, sin embargo, ante un premio

    tan

    grande,

    me

    esforzar con

    mayor

    diligencia . S, esfur-

    zate , dijo l, y ten entendido que tu no eres mortal, sino tu

    cuerpo, pues tu no eres lo que aparenta tu figura, sino que el

    alma de cada uno es l mismo; no aquella imagen

    que

    pue-

    des sealar con el dedo. Sabe pues, que

    tu

    eres un dios, si ver-

    daderamente es dios aquel que vive, siente, tiene memoria,

    prev, y que

    de

    tal manera rige, gobierna, y mueve el cuerpo

    que le est encomendado, como gobierna a este mundo, aquel

    dios supremo; y

    as

    como l mismo,

    que

    es eterno, gobierna a

  • 5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"

    26/29

    190 CICERON

    27 'corpus animus sempiternus mouet. Nam

    quod

    semper moue-

    tur, aeternum est; quod autem motum adfert alicui quodque

    ipsum agitatur aliunde, quando finem habet motus, uiuendi

    finem habeat necesse est. Solum igitur quod se ipsum mouet,

    quia numquam deseritur a se, numquam se moueri quidem

    desinit; quin etiam ceteris quae mouentur hic fons, hoc prin-

    cipium est mouendi.

    Principii

    autem nulla est origo; nam ex

    principio oriuntur omnia, ipsum autem nulla ex re

    alia

    nasci

    potest; nec enim esset id principium quod gigneretur aliun-

    de; quodsi numquam

    oritur,

    ne occidit quidem umquam.

    Nam

    principium exstinctum nec ipsum ah alio renascetur, nec ex

    se aliud creabit, siquidem necesse est a principio oriri omnia.

    Ita fit ut motus principium ex eo sit quod ipsum a se moue-

    tur;

    id

    autem nec nasci potest nec mori; uel concidat omne

    caelum omnisque

    natura

    et consistat necesse est, nec uim ullam

    IX, 28 nanciscatur qua a primo inpulsa moueatur. Cum pateat igitur

    aeternum

    id esse

    quod

    se ipsum moueat, quis est qui hanc na-

    turam

    animis

    esse tributam neget? lnanimum est enim omne

    quod pulsu agitatur externo;

    quod

    autem est animal,

    id

    motu

    cietur interiore et suo; nam haec est propria natura animi

    atque uis; quae si est una ex omnibus quae se ipsa moueat,

    29 :neque nata certe este et aeterna est. Hanc tu exerce in optimus

    rebus Sunt autem optimae curae de salute patriae, quibus

    agitatus et exercitatus animus uelocius in hanc sedem et do-

    mum