cfm #18 la república soviética húngara de 1919 (a. woods)

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Cuaderno de formación marxista #18 publicado por el Centro de Estudios Socialistas "Carlos Marx" de Venezuela

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La república soviética húngara de1919

La revolución olvidada

El 21 de marzo de 1919, se proclamó la Repúblicasoviética húngara. El 1 de agosto, ciento treinta y tresdías después, este capítulo heroico de la historia de laclase obrera húngara, terminó con la entrada enBudapest del ejército blanco rumano. Si el proletariadohúngaro hubiera triunfado, habría terminado con elaislamiento de la República obrera rusa.

Junto a la revolución húngara la breve experiencia dela República Soviética Bávara, desde el 7 de abrilhasta el 1 de mayo de 1919, demostró que la mareade la revolución que se estaba extendiendo de Orientea Occidente, parecía tener un impulso irresistible. Sise hubiera consolidado el estado obrero húngaro, enpocos meses, la revolución habría llegado a Viena yBerlín, donde la clase obrera estaba en una situaciónde fermento revolucionario. El triunfo de la revoluciónalemana habría cambiado el curso de la historiahumana.

La revolución húngara de 1919 ha entrado en losanales de la historia como otro episodio heroico similara la Comuna de París en 1871.

Hoy en día, estudiar las causas de su fracaso, nosayudará a comprender los procesos que llevan haciala transformación socialista de la sociedad, y tambiéna estar mejor equipados para la lucha por elsocialismo.

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El atraso histórico de Hungría

En 1919, la sociedad húngara se caracterizaba por seruna estructura arcaica que a lo largo de los siglos sehabía mantenido más o menos intacta.

La reacción sangrienta llegó tras la derrota de laRevuelta Campesina de 1514, y con ella la leyhúngara incluida en el Código Tripartito de Werboczi,que dividía la población húngara en tres castas fijas, lapequeña y gran nobleza, el clero y los "plebeyos".

Durante 150 años Hungría languideció bajo dominiootomano. Hasta que finalmente en 1687 entregan lacorona húngara a los Habsburgo austriacos (por líneamasculina).

Durante generaciones, los húngaros lucharon por elderecho a existir como nación. El intento más serio deliberarse del yugo austriaco llegó con la oleadarevolucionaria europea de 1848. Pero la burguesía y lanobleza húngaras eran tan débiles que fueronincapaces de liberar a Hungría de la opresiónextranjera.

Después de la derrota de 1848, la opresión nacionalde Hungría se intensificó con la ejecución de 10.000húngaros.

Se prohibieron los periódicos húngaros mientras losaustriacos controlaban férreamente las escuelashúngaras. Las propiedades confiscadas a los rebeldeshúngaros fueron entregadas a los aristócratas de lacorte vienesa. Entraron en el país miles de policias yespías. La nación húngara sufrió la humillación de lacensura Habsburgo y la germanización.

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Después llegó el ascenso de Prusia y en 1866 laderrota humillante de Austria a manos de Bismarck. Elemperador Francisco José intentó llegar a un acuerdocon la aristocracia húngara, que cristalizó en el famosocompromiso "Ausgleich" de 1867.

Con este compromiso el imperio Habsburgo a partir deese momento, estaría formado por dos "pueblosgobernantes" -austriacos y magiares (húngaros)-, dos"pueblos de segunda clase" -croatas y polacos-, seispueblos sin derechos -checos, eslovacos, rumanos,rutenios, eslovenos y serbios-. La clase dominantemagiar apoyaba a los Habsburgo y permitían a estosúltimos explotar y oprimir a las nacionalidades quevivían en la mitad de su imperio.

La sociedad húngara se caracterizaba por susrelaciones semifeudales y la concentración de poderen manos de un pequeño número de nobles ricos -el5% de la población tenía el 85% de la tierra- Laservidumbre en teoría estaba abolida, en la práctica,los trabajadores de los veinte millones de acrespropiedad de los grandes terratenientes, vivían ytrabajaban en condiciones de servidumbre.

Estas grandes fincas no se podían vender ni dividir. Unejemplo del carácter feudal de la ley húngara era quela familia Esterhazy, tenía en perpetuidad cien milacres de tierra. Una prueba del nivel de desarrollosocial húngaro, es que la mayoría de estas "fincas" secrearon a partir de 1869, es decir, en el período en elque, en la mayoría de los países europeosdesaparecían los últimos restos de las relacionesfeudales de la tierra.

Tres cuartas partes del campesinado eran campesinospobres y trabajadores agrícolas -entre 2,5 y 4millones-, la mayoría vivía en la pobreza. La vida

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normal de un campesino era levantarse a las dos otres de la madrugada en pleno invierno, trabajar hastalas nueve o diez de la noche, vivir de cortezas de pany tocino rancio, dormir en un agujero cavado en latierra con una azadón y sin vacaciones ni descanso.

Una familia campesina media, vivía en una cabañacon una sola habitación y a menudo era compartidapor dos familias o más, algunas de veces en unahabitación convivían entre veinte y veinticincopersonas. Seis niños de cada diez morían antes decumplir el primer año de vida. La tuberculosisprovocada por el hambre, era tan común que eraconocida en Europa como "el mal húngaro".

La única vez en su vida que un campesino tenía unasbotas, era cuando se incorporaba al ejército, y allísufría los abusos racistas y la violencia física de losoficiales austriacos. Los azotes y los golpes tambiéneran la norma en las fincas agrícolas. De acuerdo conuna ley "liberal", los propietarios agrícolas podíangolpear a los sirvientes entre doce y dieciocho años deedad, pero sólo de forma que "las heridas no tardaranmás de ocho días en curar".

Una minoría de campesinos tenía pequeñas parcelasde tierra de aproximadamente un acre. Pero estos"pequeños propietarios" no podían mantener a sufamilia con el producto de su tierra y tenían quealquilarse y trabajar para otros. En el último peldañose encontraban los "csiras" o vaqueros: "El trabajo delos csiras... es el más duro. Cuatro años de trabajoduro y de respirar estiércol en los establos, destruíanlos pulmones de los csiras. Éstos tenían suerte siconseguían salir antes de empezar a escupir sangre.Pero muchos se quedaban, y se convertían en los queiban al pueblo a vivir de la limosna".

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La necesidad de tierra, junto con la cuestión nacional,fue siempre la fuerza motriz de la revolución enHungría, plagada con una historia de revueltascampesinas reprimidas brutalmente. En la revoluciónde 1848 se intentó distribuir los pastos comunes entrelos campesinos y confiscar las grandes propiedades.Pero la victoria de los Habsburgo, también fue lavictoria de los grandes terratenientes queconformarían un baluarte sólido de la reacción enHungría, convirtiéndose en los agentes locales delimperialismo austriaco en suelo húngaro.

El problema de las minorías nacionales

Un informe oficial de la poderosa asociación deterratenientes húngaros -la OMGE-, fechado en 1894,describe perfectamente la situación explosiva queexistía en el campo a finales del siglo XIX:

"La población de la gran llanura está formada porfuncionarios del estado, campesinos ricos yproletariado agrario aislados unos de otros.

El funcionario considera los distritos agrícolashúngaros como colonias y por lo tanto su empleo esconsiderado como un servicio colonial.

Los campesinos ricos en cierta forma, son losguardianes del conservadurismo estable e inatacable,mientras que los trabajadores de la tierra recuerdanlas grandes revoluciones históricas y ven el futuro sinesperanza. No obstante, todavía están presentes suaspiraciones revolucionarias".

Los burócratas del gobierno que escribieron esteinforme no estaban equivocados. A principios del sigloXX, la oleada huelguística de los trabajadores

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agrícolas se extendió por todo el país, con frecuenciase enfrentaban con la policía. Este proceso culminócon la huelga de diez mil trabajadores de las fincasagrícolas en 1905 y la huelga general de cien mil"jornaleros libres" en 1906, que terminaron con lallamada a filas de los huelguistas. La única posibilidadde escapar a esta miseria era la emigración. Entre1891 y 1914 casi 2 millones de húngaros -el 80%campesinos pobres- abandonaron el país a bordo debarcos rumbo a Estados Unidos.

El problema social en Hungría se agudizaba y secomplicaba aún más por la existencia de las minoríasnacionales. En 1919 el país contaba con unapoblación de veintiún millones de personas, diezmillones de húngaros, dos millones y medio de croatasy eslovenos, tres millones de rumanos, dos millonesde alemanes y el resto de la población estaba formadapor eslovacos, serbios, ucranios y otrasnacionalidades minoritarias.

En Hungría el problema nacional no se limitaba sólo ala dependencia semicolonial de Austria, tambiénincluía el problema de la opresión nacional de aquellosque no eran magiares y que vivían dentro de lasfronteras de Hungría, la discriminación sistemática delas minorías se veía más claramente en el terrenoeducativo.

En 1900 casi el 39% de la población era analfabeta.Entre los eslovacos la cifra era del 49,9%, entre losserbios del 58,5%, entre los rumanos el 79,6% y entrelos ucranios el 85,1%. Los salarios húngaros eran un33% inferiores a los austriacos y un 50% inferiores alos alemanes. Los salarios de los trabajadores nomagiares eran un 30% inferiores a los de lostrabajadores húngaros.

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La burguesía húngara, débil y atrasada, durante todasu historia fue incapaz de enfrentarse a ninguno de losproblemas básicos de la sociedad húngara. El motivono es difícil de comprender. Hungría sin duda era lamitad más atrasada de imperio, pero ya había entradoen el proceso de desarrollo capitalista. Junto a lasgrandes propiedades feudales coexistía la industriacapitalista moderna, gracias a la inversión de loscapitalistas extranjeros.

Los bancos dominaban la economía húngara y através de ellos el capital financiero austriaco, alemán,francés, británico y estadounidense. El desarrollo delcapitalismo situaba a Hungría aún más cerca deldominio del imperialismo austro-alemán. Además laaristocracia feudal tenía fuertes vínculos con losgrandes negocios y los bancos.

En 1905, en los consejos de administración deempresas industriales, de transporte y bancos, había88 condes y 64 barones. Uno de ellos, el conde IstvanTisza, era el presidente del banco mercantil másgrande del país.

Por todas estas razones, cualquier tentativa dedestruir la humillante y secular dependencia de Austriay eliminar las relaciones feudales en el campo,necesariamente presuponía luchar abiertamentecontra el capitalismo, y esto sólo lo podía hacer laclase obrera, junto con la gran masa de campesinospobres y jornaleros agrícolas.

En vísperas de la revolución, Hungría era la regiónmás atrasada del imperio austro-húngaro; eso laconvertía en la región donde las tensiones socialesmás rápidamente entraban en ebullición, y donde laclase dominante tenía menos capacidad de resistenciaante los envites del cambio social. El proletariado era

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una minoría en una sociedad formada sobre todo porcampesinos pobres. La relaciones sociales en lospueblos eran tan opresivas que convertían alcampesinado en un poderoso aliado revolucionario dela clase obrera.

La Primera Guerra Mundial

El trato brutal y degradante a las minorías nacionalesera el talón de aquiles de la clase dominante húngara.Era necesaria una fuerza social capaz de galvanizarestas fuerzas y dirigirlas en la lucha final contra laoligarquía dominante.

Sólo la clase obrera, en virtud del papel que juega enla producción de su cohesión, organización yconciencia de clase a pesar de su inferioridadnumérica, era capaz de cumplir esta tarea.

El proletariado húngaro era inferior numéricamenteque sus hermanos austriacos y alemanes. En 1910sólo el 17% de la población trabajaba en la industria, yde ésta, el 49% trabajaba en fábricas con menos deveinte trabajadores.

Poco a poco en Budapest y sus alrededores, se ibaextendiendo la gran industria financiada por el capitalextranjero.

Más del 50% de la industria se concentraba en estazona. La industria se desarrollaba de forma desigual,por ejemplo, el 37,8% de la fuerza laboral estabaconcentrada en grandes industrias con más dequinientos trabajadores. Estos gigantes bastiones delproletariado, jugarían después un papel decisivo enlos acontecimientos de 1918-1919. Ochenta y dos

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cárteles controlaban la industria húngara (26 húngarosy 56 austro-húngaros).

En vísperas de la Primera Guerra Mundial, Hungríatodavía era una semicolonia de Austria y Alemania,dedicada fundamentalmente a la producción agrícoladestinada a Austria, de la que recibía a cambioproductos industriales. Los intereses de la burguesíahúngara estaban intrínsecamente unidos con la policíaestatal burocrática austro-húngara y la oligarquíaterrateniente feudal, y su expresión política era elPartido Liberal.

Durante decenios la burguesía húngara luchó paramantener una base de masas, utilizando unafraseología nacionalista para ocultar su impotencia ysu servil dependencia de imperialismo austro-alemán,que saldría a la luz en agosto de 1914.

La guerra imperialista puso a toda la sociedad en telade juicio. La oligarquía y la iglesia la apoyaron conentusiasmo. La guerra contra Serbia también recibiólas bendiciones del Partido 1848 -el partido de laburguesía "liberal"�, que hacía tiempo habíaabandonado sus sueños juveniles de independencianacional para caer en brazos de los ladronesimperialistas de Viena y Berlín.

Al principio de la guerra -como ocurrió en otrospaíses-, la clase obrera quedó paralizada por unaoleada de chovinismo patriótico. Los dirigentessocialdemócratas, a pesar de sus anteriores frases de"izquierdas" rápidamente se subieron al carro de laburguesía. Para justificar su postura decían que laguerra tenía el objetivo de "defender la democraciafrente al barbarismo ruso", incluso llegaron a plantearque era una guerra para "reducir la jornada laboral y

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subir los salarios"; en el fondo defendían lacolaboración de clases y la "paz social".

Pero la guerra era interminable y poco a poco lapenosa realidad llegaba a los hogares de lostrabajadores y campesinos. La guerra para "reducir lajornada laboral", en la práctica, para los trabajadoresrepresentaba trabajar sesenta horas semanales. Losniños entre diez y doce años de edad, trabajaban docehoras diarias o más en las fábricas. Los beneficiossubían y los salarios bajaban. En 1916 el valor de lamoneda húngara era un 51% inferior al de antes de laguerra, y continuaba su descenso. La guerra tambiénsignificó el colapso de la industria.

Las condiciones en el frente todavía eran peores. Enel invierno de 1914-15, cientos de miles de soldadoshúngaros perecieron en los Cárpatos a causa del fríointenso. En la guerra murieron más de dos millones dehúngaros.

En muchas ocasiones era tal el descontento entre lastropas húngaras que iban a la fuerza al campo debatalla con los soldados alemanes y austriacosapuntándoles a la espalda. Según se acercaba el finalde la guerra aumentaba el número de deserciones.

Los efectos de la Revolución de Octubre

Entre 1915 y 1916, las huelgas se intensificaron. Elcansancio de las masas se unía a la opresiónnacional. El fermento revolucionario en las fábricas,barracones del ejército y en los barrios obrerosprovocó divisiones internas dentro de las mismas filasde la clase dominante.

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A principios de 1915, el conde Karolyi fundó el Partidode la Independencia antialemán que tenía un carácterpacifista, e intentó ponerse en contacto con losaliados. Esto demostraba que los sectores másperspicaces de la burguesía, presagiaban ya laderrota alemana, y estaban dispuestos a echarse enbrazos del imperialismo anglo-francés y entregar elpoder a las bayonetas aliadas.

La revolución de febrero en Rusia dio un enormeimpulsó al movimiento revolucionario húngaro. El 1 demayo de 1917, comenzó una oleada de huelgas ymanifestaciones que consiguieron el 23 de mayo,derribar al gobierno reaccionario del conde Tsiza. Elconde Esterhazy formó un nuevo gobierno que intentómaniobrar entre las clases para controlar la situación.El gobierno era una coalición que incluía a diferentesgrupos de la burguesía y contaba con el apoyo, desdefuera, de los dirigentes del SDP (PartidoSocialdemócrata Húngaro).

Los trabajadores interpretaron, correctamente, estemovimiento como una muestra de debilidad eintentaron aprovechar la situación. El nuevo gobiernose enfrentó a una oleada de huelgas espontáneas quecontó con la oposición de los dirigentes sindicales"moderados". Uno de estos dirigentes, Samu Jaszamás tarde reconoció que: "En 1917 hubo muchashuelgas a pesar de la insistencia de los sindicatos enque no se debería interrumpir el trabajo". Estosdirigentes obreros "arrepentidos" tuvieron que "cogerla delantera" porque sino, corrían el riesgo de perdertoda su influencia entre los trabajadores.

La victoria de la revolución de octubre en Rusia tuvoun efecto electrizante en Hungría. La magistralagitación antibélica de los bolcheviques durante lasnegociaciones de paz de Brest-Litovsk, encontró un

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gran eco entre las masas de trabajadores, campesinosy soldados cansados de la guerra. La reivindicación de"paz sin anexiones, ni indemnizaciones" encontró ecoen las fábricas, en los pueblos y en las trincheras. Enesta situación el partido antibélico de la burguesíadirigido por Karolyi -el "Kerensky húngaro"-, ganóinfluencia entre las masas.

El fermento en las fábricas encontró su expresión enuna huelga general contra la guerra, el 18 de enero de1918 en Budapest. Los mítines eran masivos yademás participaban muchos soldados. La oleadahuelguística de enero se extendió como una bola defuego a Austria, Hungría y Alemania. Fueprecisamente el peligro de la revolución, lo que obligóal representante austriaco en Brest-Litovsk -Czernin-,a defender una postura conciliadora con respecto algobierno bolchevique, aunque después fuedesautorizado por el estado mayor alemán, enconcreto por el general Hoffman.

Por el mismo motivo, el gobierno húngaro se dio prisaen conceder el derecho al voto. Como siempre, laclase dominante sólo estaba dispuesta a hacerreformas serias si su poder y privilegios estabanamenazados.

La burguesía estaba aterrorizada. Lo mismo lesocurría a los dirigentes obreros que habían apoyado laguerra y que se oponían a cada uno de losmovimientos de los trabajadores.

Los dirigentes socialdemócratas impresionados por larápida extensión de la huelga general, ladesconvocaron cuatro días después de su inicio, el 21de enero. Está traición agudizó aún más las divisionesen la base del SDP y fortaleció la oposición deizquierdas dentro del partido.

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El despertar de los sectores oprimidos más atrasadose inertes, sobre todo las mujeres obreras, demostrabala intensificación de la insurrección revolucionaria. Elheroico papel que jugaron las mujeres obreras enestos acontecimientos quedó reflejado en una circularsecreta del Ministerio de Guerra del 3 de mayo de1918:

"Las mujeres obreras no sólo interrumpen confrecuencia e incluso paralizan la producción en lasfábricas, además hacen discursos inflamatorios,participan en las manifestaciones, marchan en primeralínea con sus hijos en brazos y se comportan de unaforma insultante hacia los representantes de la ley".

El 20 de junio de 1918, varios trabajadores fueronheridos por los disparos de la policía, y estalló otrahuelga general. Los trabajadores formaron soviets oconsejos obreros, para luchar mejor por susreivindicaciones: paz, sufragio universal, todo el podera los soviets. La huelga se extendió desde Budapestal resto de centros industriales del país. Una vez más,diez días después del inicio de la huelga, la direcciónla desconvocó.

Las masas estaban dispuestas a tomar el poder, peroa cada paso se encontraban con el freno de suspropios dirigentes. Sin embargo, las insoportablescondiciones de vida, la furia acumulada y lasfrustraciones pasadas, conducirían inexorablemente auna nueva explosión social en el otoño de 1918.

La caída del frente búlgaro provocó una nueva oleadade deserciones que se convertiría en una auténticasangría para el ejército. Estallaron insurrecciones ymotines en el ejército y en la armada. Las bandas dedesertores armados se unían a los huelguistas ycampesinos en sus choques con la policía y

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participaban en las ocupaciones de tierras. Cuando yaera evidente que la guerra estaba perdida, los motinesse generalizaron.

El aparato del estado se desintegró hundido por supropio peso. El gobierno de Budapest estabasuspendido en el aire y el poder estaba en las calles.

En medio de las huelgas, motines y manifestacionescallejeras, la clase dominante estaba dividida. En elparlamento se producían acaloradas discusiones, el17 de octubre el conde Tisza completamentedesmoralizado anunció: "hemos perdido la guerra". Laoligarquía terrateniente burguesa, sentía que el suelose hundía bajo sus pies y buscaba desesperadamenteuna segunda línea de defensa, y la encontró en suantiguo enemigo: Karolyi.

El 28 de octubre en Budapest, hubo una gigantescamanifestación para exigir la independencia deHungría. El 29 de octubre se proclamó la república. El30 de octubre estalló en Budapest una insurrección detrabajadores, soldados, marineros y estudiantes.

El gobierno se parecía a un castillo de naipes y nadiequería mover un dedo en su defensa. Los insurgenteshabían tomado las calles y gritaban consignas como:"larga vida a una Hungría independiente ydemocrática"... "¡Abajo los condes!"... "¡No másguerras!"... "¡Sólo aceptamos órdenes del consejo desoldados!". Al caer la noche del 31 de octubre, losinsurgentes habían ocupado todas las posicionesestratégicas y liberado a todos los prisionerospolíticos.

La revolución había triunfado rápida y pacíficamente.La clase dominante no ofreció ninguna resistencia.

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Fue una insurrección de masas espontánea, como larevolución de febrero en Rusia, pero sin dirección y sinun programa claro. Los dirigentes obreros no hicieronnada, excepto ser un freno a la revolución a la quetemían como la peste.

Las masas de trabajadores, soldados y campesinos,carecían de programa y de un partido revolucionario,pero los buscaban a ciegas. A lo mejor, nocomprendían claramente lo que querían, pero sabíanmuy bien lo que no querían. No querían el dominio dela oligarquía privilegiada y corrupta; no querían lamonarquía o cualquiera de sus sustitutos; no queríanlas relaciones de tierra feudales y la opresión nacional.

En la lucha comprendieron rápidamente que no eraposible ninguna solución parcial a sus problemas yque era inevitable reconstruir completamente lasociedad, para eliminar todo la suciedad acumuladadurante siglos de opresión feudal y humillaciónnacional.

Los trabajadores exigían la república. Los políticosliberales del Partido 1848 y los dirigentes obrerosreformistas resistieron tanto como pudieron. Lasmasas agarraron por el cuello a estos"revolucionarios" renuentes, y los empujaron algobierno.

La revolución incruenta

Una vez en el poder, estos "revolucionarios" sededicaron a defender el sistema de la clase dominantey sus privilegios. El terror a las masas era cien vecesmayor que su aversión a la reacción feudal, y paramantener la situación se agarraron con todas sus

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fuerzas a los pocos puntos de apoyo que lesquedaban.

Al darse cuenta de que todo su futuro como claseprivilegiada estaba en manos de la odiada burguesíaliberal y sus socios socialdemócratas, los banqueros,los oligarcas feudales, los obispos y los generales seunieron alrededor del "Kerensky húngaro", ocultosdetrás de un disfraz de "demócratas". Los trabajadoresy soldados, como ocurrió en Rusia después de febrerode 1917, depositaron todas sus esperanzas en susorganizaciones: los soviets.

Igual que en Rusia, en Hungría existían elementos dedoble poder. Pero a diferencia de Rusia, no existía unpartido bolchevique capaz de conducir la situaciónprerrevolucionaria en dirección hacia la revoluciónsocialista. Los reformistas de izquierdas del SDP,confundidos y sin un programa claro, fueron incapacesde jugar un papel independiente. Mientras, losdirigentes reformistas de derechas apuntalaban aKarolyi y restauraban las antiguas relaciones de clasedisfrazadas de revolución "democrático burguesa".

Hoy en día, los "teóricos" de los partidos comunistas,caracterizan esta revolución como "democráticoburguesa". Pero la burguesía no jugó ningún papel enla revolución, no tenía ninguna intención de tomar elpoder, ni tampoco quería destruir el antiguo estadosemifeudal, incluso se resistió a la proclamación deuna república burguesa.

En todo momento, la iniciativa partió de lostrabajadores y soldados que obligaron a los liberales atomar el poder, a pesar de sí mismos, y a emprenderdesde abajo las tareas de la revolución democráticoburguesa. En otras palabras, no fue una revolucióndemocrático burguesa, fue una revolución socialista

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truncada por la ausencia de una genuina direcciónrevolucionaria y por la traición de los dirigentessocialdemócratas.

El gobierno burgués de Karolyi, que no hizo ni pudo,llevar adelante las tareas fundamentales de larevolución democrática burguesa en Hungría,demostró ser mil veces más débil e impotente que elgobierno provisional en Rusia.

El proletariado era la única fuerza organizada de lasociedad, el poder estaba en manos de lostrabajadores y soldados, armados y organizados enlos soviets. Los dirigentes "moderados" del SDP y lossindicatos, bloquearon el camino con su política de"posponer la lucha de clases" a favor de la "defensade la democracia", etc..

Al igual que los mencheviques rusos en 1917, ydespués los estalinistas en todo el mundo, losdirigentes socialdemócratas húngaros pidieron a lostrabajadores y campesinos que dejaran a un lado lalucha por el socialismo para consolidar en primer lugarla democracia (burguesa).

No comprendían que las contradicciones existentes enel seno de la sociedad, habían creado tal polarizaciónsocial, que sólo dejaba dos opciones: o la clase obrerase ponía la cabeza de todas las capas oprimidas yexplotadas de la sociedad para derrocar a laburguesía, acabar con el ficticio "Consejo Nacional" deKarolyi y aplastar sin piedad a las fuerzas de lareacción que le apoyaban, o estos últimosaprovecharían la situación para recuperar su fortaleza,reagruparse y lanzar una nueva contraofensiva quearrojaría a un lado el guante de terciopelo"democrático" para enseñar el puño de la reacciónfascista.

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No existía un "camino intermedio". O los trabajadorestriunfaban y establecían una auténtica democraciaobrera, o la clase dominante se vengaría. No habíaotra salida. Mientras los defensores del "caminointermedio" estaba firmemente sentados en suspoltronas. Korolyi disfrutaba de cierta popularidad,sobre todo entre las masas de la pequeño burguesíagracias a su anterior oposición a la guerra.

Al principio, el SDP creció a pasos agigantados. Lasmasas recién despertadas a la vida política, entrabanen las organizaciones obreras, inconscientes del papelque jugaría la dirección. No sólo trabajadores, muchosintelectuales, profesionales, incluso policías yfuncionarios entraron en el SDP, algunos por motivoshonrados, otros como una "póliza de seguros" para loque pasara en el futuro. De repente, socialdemócratasy republicanos, hasta ahora perseguidos comoradicales peligrosos, se convirtieron en pilares de larespetabilidad y salvadores de la sociedad.

Ahora que la causa de la monarquía estaba perdida,todos los elementos reaccionarios de la sociedad sereunieron alrededor de la bandera de la repúblicaburguesa, apoyada incondicionalmente por Karolyi ylos socialdemócratas.

Pero las masas no querían perder más tiempo ensalvar el gran abismo que las separaba de la repúblicaque ellas querían y la república que habíanconseguido. Envalentonados por el éxito, lostrabajadores tomaron las calles para defender susreivindicaciones de clase, a pesar de los frenéticosllamamientos a la calma que les hacían sus dirigentes.El 16 de noviembre se celebró una gigantescamanifestación en la que participaron cientos de milesde personas a las puertas del parlamento para exigir larepública socialista.

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Las masas habían puesto fin a cuatrocientos años deimperio Habsburgo, y ahora el poder estaba en manosde sus viejos amos con nuevo hombre. Los soldadosllegaron desde el frente a Budapest, en los hombrosllevaban prendidas las insignias que habían quitado asus oficiales. Las calles de la capital estaban llenas detropas amotinadas: trescientos mil soldados queesperaban su desmovilización y en las calles atacabana los oficiales y a la burguesía.

El gobierno Karolyi sólo era nominal. No contaba conel apoyo del ejército. Las armas estaban en manos delos trabajadores. La economía había colapsado, losaliados bloqueaban el país, la situación era crítica.

Para pacificar a las masas, el gobierno Karolyi aprobóla reforma agraria, el objetivo era distribuir la tierraentre los trabajadores y el gobierno compensaríaeconómicamente a los antiguos propietarios.

El propio Karolyi era un terrateniente y entregó sustierras al campesinado. Pero el resto de su clase nosiguió este ejemplo. Como en otras tantas medidas deeste gobierno, la reforma agraria se quedó en eltintero. Con relación a la cuestión de la tierra y alproblema de las nacionalidades oprimidas, lademocracia burguesa húngara había llegado tarde ycon las manos vacías. Como el propio Karolyireconoció más tarde: "la situación había cambiadoradicalmente, lo que podía haber sido para nosotrosuna oferta extremadamente liberal, se habíaconvertido en un completo anacronismo. Las minoríasde ayer se consideraban los vencedores de mañana, yse negaban a dar ninguna solución dentro del marcodel reino húngaro, el mismo nombre para ellos era unaofensa ".

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"Demasiado poco y demasiado tarde", sería el epitafiode la democracia burguesa en Hungría. Llegó al podercuando la historia ya había puesto en el orden del díala revolución proletaria como la única solución paraaquellos problemas que la burguesía era incapaz desolucionar. Además al creciente descontento queexistía en el país había que añadir una nuevaamenaza desde el exterior.

La caída de Karolyi

Durante la Primera Guerra Mundial, la burguesíanacional de Europa del Este y Central -incluidaHungría-, se había alistado bajo la bandera delimperialismo alemán. Derrotada Alemania ydesintegrado el imperio austro-húngaro, las clasesdominantes de estos pequeños países buscaban losfavores del imperialismo anglo-francés-estadounidense, y al mismo tiempo se peleaban entreellas para ver quién podía conseguir más territorio desus vecinos.

La "doctrina Wilson" del imperialismo estadounidense,prestó un flaco servicio a la democracia y al derechode autodeterminación de las pequeñas naciones, y fuela excusa adecuada para el inicio de pequeñasguerras de rapiña que sólo sirvieron para balcanizarEuropa del Este y Central, y para atar aún más estospaíses a las directrices del imperialismo anglo-francés-estadounidense, ahora a través de los bancos,ferrocarriles y trusts.

La consigna de los Estados Socialistas Unidos deEuropa, defendida por la recién formada InternacionalComunista, era la única esperanza para los pueblosde Europa, divididos por guerras sangrientas, elhambre y el colapso económico. Sólo el éxito de larevolución socialista podría ofrecer una solución al

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callejón sin salida en el que estaban inmersos lospequeños países de Europa.

La clase dominante de Hungría intentó protegerse dela tormenta ocultándose detrás de la democraciaparlamentaria. Pero las convulsiones sociales queoriginó la guerra no admitían soluciones intermedias.Más rápido aún que el gobierno provisional ruso, elgobierno Karolyi entró en bancarrota.

Como decía Lenin: "La burguesía húngara admitióante el mundo entero que renunciaba voluntariamentey que el único poder en el mundo capaz de guiar a lanación en un momento de crisis, era el podersoviético". (Lenin. Obras completas. Vol 29. p. 270).

Inmediatamente después de la caída del gobierno, el20 de marzo de 1919, llegó un ultimátum -en nombrede los aliados- al régimen de Karolyi, exigían queHungría aceptara una nueva frontera. Unos mesesantes del armisticio, Hungría ya había aceptadopérdidas humillantes de su territorio. Ahora los aliadosreunidos en París, querían las tierras que ocupabanmás de dos millones de húngaros.

El gobierno Karolyi intentó impedirlo, para ello sugirióla celebración de un referéndum, pero esta propuestafue rechazada. Los aliados exigían una respuestainmediata. Karolyi, presionado dentro y fuera del paísy consciente de su propia impotencia, se negó a tomarcualquier decisión o responsabilidad en los asuntos dela nación y dimitió.

Con la dimisión de Karolyi, la burguesía húngarareconocía una vez más su completa incapacidad paraguiar a la nación en un momento decisivo. Al díasiguiente -21 de marzo-, se proclamó la República

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Soviética Húngara. El proletariado tomó el poder sinun disparo.

La repentina caída de Karolyi dio un giro brusco a lasituación del Partido Comunista Húngaro. Con tan sólocuatro meses de existencia, se encontró de repentefrente al problema de la toma del poder. Los dirigentesde este partido eran jóvenes e inexpertos. Sus ideas,como ocurría en otros partidos comunistas de recienteformación, eran una mezcla de ultraizquierdismojuvenil y sindicalismo.

Su impaciencia les llevó a pasar por alto la dinámicadel proceso revolucionario y la complicadainterrelación entre las clases, el partido y su dirección.En cierta forma, esto era comprensible. La diferenciacon el Partido Bolchevique ruso es que éste contabacon décadas de existencia. Tras de sí tenía lasexperiencias de la revolución 1905 y el trabajo ensituaciones muy variadas.

Pero los nuevos partidos de la InternacionalComunista en la mayoría de los casos eran muyjóvenes, su base era inexperta y habían entrado encontacto con las ideas del bolchevismo durante elperiodo tormentoso que siguió a la revolución deoctubre. No habían tenido tiempo para orientarse, paraadquirir la experiencia y autoridad necesarias ante losojos de las masas, y de repente se encontrabaninmersos en el movimiento revolucionario de 1918-19.En ninguna otra parte la transición fue tan abruptacomo en Hungría.

Los jóvenes dirigentes del PC, la mayoría reciénllegados de Rusia, demostraron valor, iniciativa yenergía. Pero desde el principio, su confusión en lascuestiones teóricas les hizo cometer errores serios en

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temas fundamentales que después tendríanconsecuencias desastrosas.

En la cuestión clave de la tierra, defendían laconfiscación de las grandes propiedades, pero seoponían a la distribución de la tierra entre loscampesinos. Según ellos esto favorecería el desarrollode pequeños propietarios e impediría la extensión delas ideas socialistas en el campo. En la cuestiónnacional, en lugar de defender el derecho deautodeterminación, defendían el "autodesarrolloproletario".

El clima revolucionario hizo que los comunistasganaran terreno rápidamente a pesar de sus errores,sus ideas penetraron en los barracones, fábricas, ysindicatos, hasta entonces dominados por losdirigentes obreros reformistas.

El ambiente entre las masas permitió al PC crecer deforma explosiva en cuestión de semanas, no sóloentre el proletariado de Budapest, también en Szeged,la segunda ciudad más grande del país -bastión delSDP-. Pero lo más importante es que la organizaciónjuvenil del SDP entró en bloque en el PartidoComunista en diciembre de 1918.

Alarmados por el rápido crecimiento del PartidoComunista y que amenazaba con socavar su posiciónentre la clase obrera, los dirigentes socialdemócratasiniciaron una campaña contra los bolcheviques "rusos"y la "contrarrevolución de la izquierda". Como hicieronlos mencheviques rusos, los dirigentessocialdemócratas húngaros consideraban que Hungríano estaba "madura" para la revolución socialista.

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Defendían el cambio pacífico y gradual, sin saltosbruscos: Hungría pasaría en primer lugar, a través deun periodo de democracia burguesa y posteriormente,quizá después de cincuenta o cien años, la sociedadhúngara estaría "preparada" para socialismo.Desgraciadamente, para los ideólogos delgradualismo, los acontecimientos tomaron la direccióncontraria. Al ver que la democracia burguesa no era lasolución a sus problemas, las masas entraron denuevo en acción y comenzó una oleada deocupaciones de fábrica.

En muchos centros de trabajo se impuso el controlobrero. Había constantes manifestaciones callejerasde trabajadores, soldados y parados. A finales deenero de 1919, hubo choques sangrientos entresoldados leales al gobierno y los huelguistas. Eldescontento llegó también al ejército. La cuestiónnacional resurgió con una intensidad renovada debidoa la insurrección revolucionaria en Ucrania occidental.Las promesas de Karolyi de conceder la autonomía,lejos de frenar el movimiento añadieron máscombustible a las llamas.

Siguiendo el ejemplo de Noske y Scheidemann enAlemania -en enero de ese mismo año RosaLuxemburgo y Karl Liebknecht fueron asesinados conla connivencia de los dirigentes socialdemócratas-, ladirección del SDP inició una campaña anticomunistaque culminó con una provocación similar a lasjornadas de julio en Rusia, en este caso, arrestaron ala dirección del Partido Comunista, Bela Kun y suscompañeros fueron torturados salvajemente en laprisión.

Pero el gobierno había calculado mal. En unasituación revolucionaria el ambiente de las masaspuede cambiar rápidamente. Los arrestos sirvieron

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para sacar a la luz el papel contrarrevolucionario delos dirigentes socialdemócratas en el gobierno. Lasmasas habían depositado sus esperanzas en losdirigentes del SDP, y ahora éstos les habíantraicionado.

El Partido Comunista, que ya no era una pequeñaminoría, ahora tenía la mayoría en las zonas clavesdel movimiento obrero. Los trabajadores sacaron unasencilla conclusión: si este gobierno está contra elbolchevismo debemos estar contra el gobierno. Entodos los mítines públicos los dirigentes del SDP eranabucheados por las masas.

Incluso socialdemócratas como Erno Garami,admitieron después que "el arresto de los dirigentesbolcheviques no sólo no los debilitó, sino que fortaleciósu capacidad de lucha". Wilhelm Bohm también llegó aescribir que: "privado de sus dirigentes, el movimientobolchevique ganó nueva fuerza".

El movimiento obrero ahora miraba hacia el PartidoComunista. Los arrestos sirvieron de catalizador deldescontento y frustración acumulados entre lasmasas. En el mes de marzo apareció la tendencia a lainsurrección armada. En Szeged, el 10 de marzo, elsoviet local tomó el control de la ciudad, rápidamentela siguieron otras ciudades. Los campesinos tomaronlas tierras del Conde Esterhazy, sin esperar el decretodel gobierno.

Debido al inesperado giro de los acontecimientos, losdirigentes reformistas intentaron desviar el movimientohacia canales más inocuos y comenzaron a defenderla consigna de la asamblea constituyente. Pero elempuje de las masas superaba a los dirigentes delSDP. Los batallones pesados de trabajadores de las

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grandes fábricas de Budapest apoyaban al PartidoComunista.

Los trabajadores sacaban conclusionesrevolucionarias de la situación. Habían terminado concuatrocientos años de dominio Habsburgo con supropia fuerza y organización. Los soviets obrerosestaban armados y el gobierno no podía depender delejército para luchar.

Las masas habían pasado por la dura escuela de laguerra, la revolución y la contrarrevoluciónenmascarada de democracia, y ahora estabanpreparadas para la lucha decisiva. En este clima lasideas moderadas de los dirigentes del SDP noencontraban ningún eco.

Los trabajadores comprendieron perfectamente quelos dirigentes socialdemócratas sólo querían desviarsu atención del objetivo central: la cuestión del poder.La impaciencia de los trabajadores ante el papel quejugaban los dirigentes socialdemócratas se expresó enla negativa de los impresores de Budapest a imprimirel periódico del SDP, Nepszava. Los impresorescomenzaron una huelga el 20 de marzo, el mismo díaque los Aliados lanzaban su ultimátum a Karolyi. El día21, la huelga de impresores se había convertido enhuelga general para exigir la liberación de losdirigentes comunistas y el traspaso del poder a laclase obrera.

Este movimiento espontáneo provocó una escisión enla dirección del SDP. Un sector de la dirección,identificado abiertamente con la burguesía, estabadispuesto a jugar el mismo papel contrarrevolucionarioque Noske y Scheidemann en Alemania. Otros eranmás cautos.

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Los liberales burgueses desmoralizados entregaron elpoder a los dirigentes reformistas, y éstos aceptaron elregalo con las manos temblorosas. La burguesíadepositó toda la responsabilidad sobre los hombros delos socialdemócratas "moderados". Pero éstossiempre deseosos de aceptar su "deber patriótico",también estaban en una posición bastante débil.

Su influencia entre las masas era prácticamente nula.¿Cómo podrían mantenerse en el poder? Despuésllegó un acontecimiento sin precedentes en la historia:los dirigentes del SDP, aún en el gobierno, fueron a lacárcel a visitar y negociar con los dirigentes del PC alos que ellos mismos habían encarcelado poco antes.Este hecho por sí mismo, demuestra el cambio en lacorrelación de fuerzas de clase que se produce en unasituación revolucionaria.

Los avisos de Lenin

Al principio, los dirigentes del SDP pidieron apoyo alPartido Comunista desde fuera del gobierno. Cuandolo rechazaron, la reformistas propusieron la fusión deambos partidos. La propuesta era formar un gobiernode coalición disfrazado de Partido Socialista "Unido".Los astutos viejos zorros que dirigían el SDP estabandispuestos a firmar, estaban a favor de cualquier cosa,no importaba lo radical que sonase, sólo querían llegara un acuerdo.

De repente los exponentes del "realismo" seconvirtieron a la dictadura del proletariado, al podersoviético, a la revolución, todo valía para conseguirque los comunistas entraran en el gobierno.Realmente los socialdemócratas con este movimientosólo reconocían la verdadera situación. Mientras quelos dirigentes comunistas negociaban la unidad conlos socialdemócratas, los trabajadores de Budapest

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llevaban adelante una revolución pacífica, y elgobierno no ofrecía ninguna resistencia. El PC y elSDP se unieron cuando el poder ya estaba en manosde la clase obrera armada.

Para conseguir esta unificación, los dirigentes del PCcometieron un grave error que la clase obrera pagaríadespués. Mientras Bela Kun, el dirigente de loscomunistas húngaros, intentaba calmar a lostrabajadores con llamamientos a la unidad como"condición previa para conseguir el poder obrero",muchos militantes comunistas confusos se opusieron.Al intentar encontrar una solución "fácil" al problemade la construcción del partido y un "atajo" al poder,Bela Kun cayó en la trampa. Faltos de confianza en símismos, en su programa político y en la clase obrera,los dirigentes del PC se fusionaron con lossocialdemócratas de la peor de las manerasimaginables.

Fue una fusión burocrática por arriba, en lugar de unaverdadera unificación de las bases, con un trabajopaciente por parte de los antiguos dirigentes paraconvencer a los trabajadores de la unificación. Loscomunistas tenían más influencia entre los sectoresdecisivos del proletariado que los reformistas, éstosúltimos estaban comprometidos por su colaboraciónen el gobierno de la burguesía y por accionesrepresivas contra los trabajadores y plantearon lafusión cuando estaban en peligro y la revolución yaera una realidad. Su intención era preservar suprestigio y privilegios apostando por el caballoganador. Sólo los elementos abiertamente máscontrarrevolucionarios, encabezados por Erno Garami,se negaron a participar en la unificación. Entre los quese opusieron a la fusión, había luchadores honestosde izquierdas y curtidos burócratas de la derecha.

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A pesar de la ausencia de información, y de lasgrandes distancias que le separaban de losacontecimientos en Hungría, Lenin inmediatamentefue consciente del peligro:

"La primera comunicación que hemos recibido sobre eltema [la unificación ] nos hace temer que, quizá losllamados socialistas, socialtraidores, han recurrido aalguna artimaña, para embaucar a los comunistas,aprovechándose de que éstos estaban en prisión"(Obras Completas. Vol. 29. p. 242. En la edición rusa).

En un telegrama a Bela Kun, Lenin planteaba susdudas con relación a la unificación en los siguientestérminos:

"Les ruego nos informen de las garantías existentesde que el nuevo gobierno húngaro será un gobiernoverdaderamente comunista, y no sólo socialista, esdecir, un gobierno de socialtraidores. ¿Tendrán loscomunistas mayoría en el gobierno? ¿Cuándo secelebrará el congreso de los soviets? ¿En quéconsiste realmente el reconocimiento de la dictaduradel proletariado por parte de los socialistas?

Sería un error aplicar las mismas tácticas rusas, imitarcada pequeño detalle, e imponerlas a las condicionesparticulares de la revolución húngara. Mi deber esadvertirles de estos errores, pero me gustaría conocerqué garantías tienen". (Ibíd. P. 203).

Bela Kun respondió a las preguntas de Lenin conafirmaciones categóricas. Pero Lenin no estabaconvencido, en el primer congreso de la InternacionalComunista celebrado poco después de la revoluciónhúngara, Lenin avisó al comunista húngaro LaszloRudas:

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"Considero esta unificación un peligro. ¿No habríasido mejor formar un bloque en el cual ambos partidosmantuviese su independencia? De esta forma loscomunistas podrían aparecer ante las masas como unpartido independiente. Así podrían aumentar sufortalezas día a día, y en el caso de necesidad, si lossocialdemócratas no cumplen con sus deberesrevolucionarios, entonces se puede plantear unaescisión". (Szabad Nep. 21/1/1949).

El aviso de Lenin a los comunistas húngaros no teníanada que ver con la intransigencia sectaria. Lenindefendía la unificación, pero había que hacerla de unaforma adecuada, con un programa revolucionario claroy excluyendo a los viejos dirigentes de la derecha. Elerror no fue la unificación con los socialdemócratas,sino mezclar las banderas y los programas en unafórmula intermedia.

Los comunistas húngaros liquidaron el partido en elSDP, los dirigentes socialdemócratas se llevaron laparte del león de los puestos de dirección del partido,los sindicatos y del gobierno. Pero la actuación deBela Kun y sus compañeros, que eran los elementosmás avanzados y revolucionarios de la clase,obedecía fundamentalmente a su atraso político.

El error resultó fatal. Demuestra exactamente lo quehabría ocurrido en Rusia, si los bolcheviques sehubieran fusionado con los mencheviques después dela revolución de febrero, como defendían Stalin yKamenev, o si hubieran cedido en noviembre de 1917a las presiones que recibieron para formar un"gobierno de coalición con todos los partidossoviéticos", a la que se resistieron con éxito Lenin yTrotsky.

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Los errores de los comunistas húngaros

Es ley de toda revolución, que en el momentodecisivo, cuando llega la cuestión de la toma delpoder, la dirección del partido revolucionario tiende acaer bajo la presión y la influencia de clases ajenas, ala presión de la "opinión pública" burguesa e inclusode las capas más atrasadas de la clase obrera. Losdirigentes bolcheviques en Petrogrado en febrero de1917, no tenían mucha más experiencia que losdirigentes comunistas húngaros en marzo de 1919;Kamenev y Stalin también tomaron la línea de menorresistencia, y apoyaron el gobierno provisional y launidad con los mencheviques.

El temor a quedarse "aislados", a aparecer ante losojos de las masas como "sectarios" ejerce una granpresión en la dirección revolucionaria. Sólo con unavisión clara del proceso revolucionario en su conjunto,se pueden resistir estas presiones. Los jóvenes einexpertos dirigentes comunistas húngaros carecíande la perspicacia y firmeza política necesarias,dudaron en el momento decisivo y lo perdieron todo.

Si se hubieran mantenido firmes, con una identidadindependiente, si hubieran seguido el consejo deLenin de formar una alianza con los dirigentes delSDP, mientras trabajaban pacientemente paraconvencer a los trabajadores socialdemócratas de lacorrección de sus ideas y programa, habrían ganadorápidamente a la gran mayoría de los trabajadores y alos elementos más honestos de sus dirigentes, yhabrían aislado y excluido a los corruptos arribistas. Loque impidió que el Partido Comunista hiciera esto fueprecisamente su deseo de buscar un "atajo".

El nuevo gobierno obrero húngaro tenía importantesventajas. La revolución, contrariamente a todos los

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argumentos que siempre han planteado losreformistas sobre la violencia, fue totalmente pacífica.La burguesía estaba tan desmoralizada que no podíaofrecer ningún tipo de resistencia. Las masas seidentificaban con el nuevo gobierno, no sólo lostrabajadores y los campesinos pobres, también -adiferencia que en Rusia-, contaban con el apoyo de unsector importante de la intelligentsia que, debido a susantiguas tradiciones nacional-revolucionarias,apoyaban la revolución.

Por otro lado, la República obrera de Hungría, nacióen un momento crítico del imperialismo mundial. Lamisma base del sistema temblaba por los golpes de larevolución.1919 fue un año fatídico para la historia dela humanidad. Después de las insurreccionesrevolucionarias de enero en Berlín, Austria entró enuna etapa de fermento revolucionario y se proclamó laRepública Soviética de Bavaria.

En Francia, el periodo de desmovilización estuvoacompañado por una gran tensión. En Gran Bretaña,los delegados de empresa estaban en su apogeo.Hubo luchas por las cuarenta horas semanales y lacampaña "Las manos fuera de Rusia", con motines enel ejército y la rebelión del Clyde.

Según pasaba el año también estallaron grandesmovimientos huelguísticos en Holanda, Noruega,Suecia, Yugoslavia, Rumania, Checoslovaquia,Polonia, Italia e incluso en Estados Unidos. Con unapolítica y orientación correctas, la revolución húngarahabía llevado las llamás de la revolución al corazón deEuropa, y eso lo sabían perfectamente los estrategasdel imperialismo.

Desgraciadamente, los dirigentes de los comunistashúngaros cometieron errores que determinarían el

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destino de la revolución. Como ya hemos señalado, elpartido tenía una postura completamente equivocadaen la cuestión de la tierra y la pusieron en práctica. Delos 9 millones de habitantes de la República soviéticahúngara, 4,4 millones trabajaban en la tierra. Había5.000 grandes terratenientes (1% del total), queposeían más tierra que el 99% restante. Había unmillón de "proletarios rurales"; aproximadamente700.000 familias de pequeños campesinos; más de100.000 campesinos medios. Una política agrariacorrecta habría puesto a la gran mayoría decampesinos de parte de la revolución.

En Rusia el decreto sobre de la tierra fue uno de losprimeros decretos de los bolcheviquesinmediatamente después de la toma del poder. EnHungría el nuevo gobierno tardó dos semanas enpublicar el decreto de la tierra -mucho tiempo para unasituación revolucionaria- y esto dio a los elementoscontrarrevolucionarios de los pueblos, una oportunidadde oro para extender rumores alarmistas ypropaganda antisocialista. Peor aún fue la impacienciaultra izquierdista de los comunistas húngaros queprovocó el aborto de la reforma agraria.

Bela Kun y sus compañeros veían la cuestióncampesina desde un punto de vista simplemente"económico". No habían comprendido la naturalezadialéctica de la relación entre el proletariado y elcampesinado y miraban con recelo la políticabolchevique rusa de distribución de la tierra entre loscampesinos, que a corto plazo afianzó el desarrollo depequeños elementos de propiedad en los pueblos,pero que consiguió galvanizar a las masas decampesinos pobres alrededor de la bandera de larevolución socialista. "Tibor [Szamuely] y yo", escribíaBela Kun después de la derrota de la revolución,"creíamos que nuestra política agraria era más

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inteligente que la de los bolcheviques rusos, porquenosotros no dividíamos las grandes propiedades entrelos campesinos sino que instalábamos en ellas laproducción socialista, basándonos en los trabajadoresrurales para no convertirles en enemigos delproletariado, gracias a que no les convertíamos enpropietarios de tierra"

La impaciencia y el impresionismo de los dirigentes delPC les llevó a exagerar e idealizar los elementos de"conciencia socialista" existentes entre elcampesinado húngaro, este error ya lo habíancometido los narodniks rusos en el siglo anterior. TiborSzemuely expresó estas ilusiones en una reunión enRusia en mayo de 1919 en un discurso publicado porIzvestia el 5 de mayo:

"La idea de organizar comunas agrarias fue recibidacon gran simpatía. Entre el campesinado húngaro nohay grupos que luchen contra esta idea". (Elsubrayado es mío).

"Socialismo ahora"

En realidad, el campesino por su forma de existencia ysu papel en la producción es la clase menos capaz dedesarrollar una conciencia colectiva. Algunoscomunistas húngaros comprendían esto mejor queBela Kun. En un artículo publicado en el primernúmero de Communist International, Laszlo Rudasseñalaba que el campesino pobre y de clase mediaera "en el mejor de los casos indiferente al destino dela dictadura del proletariado".

Esta observación sin embargo, es sólo relativamentecorrecta.¿Por qué los campesinos medios y pobresrusos no fueron indiferentes al destino del estado

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obrero ruso? Los bolcheviques rusos al distribuir latierra sabían que los campesinos defenderían elestado obrero porque así defenderían también susparcelas de tierra contra los grandes terratenientesque apoyaban a los ejércitos blancos. La "concienciasocialista" aquí no tiene nada que ver.

Los bolcheviques, dirigidos por Lenin y Trotsky,utilizaron diestramente la cuestión de la tierra paraconvencer a las masas campesinas y ganarlas a larevolución socialista. Lejos de convertir a loscampesinos en enemigos, la política agraria de losbolcheviques los convirtió en entusiastas defensoresde la revolución. Sin esta alianza, los bolcheviqueshabrían sobrevivido lo mismo que la RepúblicaSoviética Húngara.

La postura de los dirigentes socialdemócratas sobreesta cuestión no era mucho mejor, incluso era peorque la de Bela Kun. En Nepszava, el órgano delpartido unido, controlado por los socialdemócratasaparecía lo siguiente: "Estamos orgullosos de lasolución que hemos dado al problema agrario... hemospodido solucionar la cuestión gracias a unacircunstancia afortunada.[!] En nuestro país, laproducción socialista agrícola no es una utopía. Unabuena parte de la tierra cultivada ha estado entregadaa la producción colectiva". (6/6/1919).

En la práctica, estos burócratas conservadores pornaturaleza, estaban aterrorizados ante cualquier tipode iniciativa de las masas. Para estos elementos, lasideas planteadas por Marx y Engels, y que losbolcheviques pusieron en práctica en Rusia, la"segunda edición de la guerra campesina" como armaauxiliar de la revolución proletaria, era un anatema.Los dirigentes del Partido Socialdemócrata apoyabanla colectivización, pero sin entusiasmo revolucionario,

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tan solo como un medio posible de evitar el "desorden"en los pueblos.

Pusieron en práctica la reforma agraria a través demétodos burocráticos. En el fondo de sus corazones,los socialdemócratas se oponían a la confiscación dela tierra, años después el conde Karolyi reveló que nosólo los terratenientes y la iglesia se oponían a lareforma agraria, también los dirigentes del SDP. Elresultado fue un aborto. Pusieron al frente de lasgranjas colectivas a los "comisarios de producción".En algunos casos éstos no eran otros que los antiguosterratenientes, que vivían en su antigua casa y aquienes los campesinos seguían llamando "amo".

¿Cómo podían los campesinos pobres y jornalerosagrícolas apoyar esta situación? Para ellos nadafundamental había cambiado. Esto es lo que explica laindiferencia de los campesinos pobres y medios "en elmejor de los casos" ante la revolución.

A los pobres aldeanos no les convencía la nuevasituación, ésta se parecía a la que existíaanteriormente, solamente habían cambiado losnombres. Los pequeños propietarios recelaban de lasintenciones del gobierno y estaban influenciados por lapropaganda lanzada por los campesinos ricos y losterratenientes; éstos les decían a los pequeñoscampesinos que el gobierno deseaba nacionalizartambién su tierra. Mientras que la política de Leninhabía triunfado, había conseguido poner una cuñaentre el pequeño campesino y los kulaks, la política"inteligente" de Bela Kun, sólo consiguió unir a lospequeños campesinos y a los kulaks en un bloqueohostil contra la revolución.

El fracaso de la política agraria tuvo serios resultadosen otros campos. El gobierno, consciente de la

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hostilidad y la indiferencia de la mayoría de loscampesinos, no tenía la suficiente confianza comopara requisar el grano, como habían hecho losbolcheviques en Rusia. Esto creó serios problemas desuministro en las ciudades y en el ejército Rojo,comenzando a aparecer la escasez de comida y ropa.El error resultó trágico.

En los meses siguientes, el gobierno en lugar deconcentrar todos sus esfuerzos en ampliar su base deapoyo y librar una lucha despiadada contra loscontrarrevolucionarios, malgastó tiempo y energías entodo tipo de cuestiones secundarias. Debido a lapresión insistente de Lenin, implantaron la jornadalaboral de 8 horas junto con varias reformas quemejoraban las condiciones de vida de la población.

Se malgastaba mucho tiempo en desfiles, discursos ycelebraciones. En un momento en que las fuerzas dela reacción estaban reagrupándose en las fronteras ydentro de Hungría, los ministros se dedicaba a mil y unproyectos culturales. Lenin se quejó ante LaszloRudas:

"¿Qué tipo de dictadura [del proletariado] se consiguecon la socialización de los teatros y sociedadesmusicales? ¿Realmente pensáis que ahora éstas sonlas tareas más importantes? (Szabad Nep, 21/1/1949).

La República Soviética Húngara, había conquistado elpoder fácilmente y ahora se encontraba en unaposición tan debilitada que no conseguía resistir elavance de la reacción. El propio gobierno formado portrece personas de las cuales sólo cuatro erancomunistas, imitaba todas las formas externas de larevolución rusa (algo a lo que se negó insistentementeLenin) incluida la creación del Comité de Inspeccióncampesina, incluso nombraron a Lenin "presidente

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honorario" del soviet de Budapest. Por otro lado, elEjército Rojo, creado por decreto el 30 de marzo era elantiguo ejército con nuevo nombre, controlado por lossocialdemócratas y por oficiales del antiguo régimen.La mayoría de los comisarios del ejército eransocialdemócratas, incluido el comisario jefe Moor.

La Milicia Roja incluía destacamentos que estabancontrolados por la antigua policía y gendarmería. Nosólo no liquidaron completamente el viejo aparatoestatal, sino que elementos importantes del antiguorégimen controlaban estas nuevas estructuras. Poco apoco se fue purgando el ejército y las milicias de losviejos elementos reaccionarios. Pero mientrasperdieron un tiempo precioso de lucha contra lareacción.

En sus 133 días de existencia, la república soviéticapúblico 531 decretos. Si las revoluciones se ganaran yse perdieran por la cantidad de trabajo administrativo,los trabajadores húngaros nunca habrían perdido.Lamentablemente para Bela Kun la reacción luchabacon balas de verdad y no con papeles.

En el frente económico también la impaciencia de losdirigentes del Partido Comunista provocó enormesproblemas. Después de la revolución de octubre losbolcheviques sólo nacionalizaron los bancos y grandesindustrias. Esto bastó para concentrar todos lossectores fundamentales de la economía en manos delestado obrero, la tarea más complicada de integrar laspequeñas y medianas empresas en el sectornacionalizado se podría hacer más lentamente y a unritmo más ordenado.

Sin embargo, el deseo de Bela Kun de "hacerlo mejor"que los bolcheviques, llevó al estado obrero húngaro anacionalizar cinco días después de la toma del poder

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todas las empresas con más de cincuentatrabajadores. Era demasiado pronto para un paísatrasado en el que la gran industria todavía erarelativamente pequeña.

En un mes, nacionalizaron más de 27.000 empresas-la mayoría con menos de veinte trabajadores-. Lainiciativa de estas nacionalizaciones con frecuenciaprocedían de los propios trabajadores, y el gobiernoestaba abrumado por las reivindicaciones de lostrabajadores.

La idea de los dirigentes del Partido Comunistahúngaro de introducir el "socialismo ahora", sin teneren cuenta ni considerar el problema de la transicióndel capitalismo al socialismo, provocaba seriasdificultades. Sin la preparación adecuada y sin eldesarrollo tecnológico, la nacionalización de miles depequeñas empresas causó considerables problemaseconómicos.

Los errores cometidos por los comunistas húngarosdebilitaron seriamente la revolución frente a lacreciente amenaza de las fuerzas de la reacción. Laspotencias imperialistas, reunidas en la Conferencia dePaz de París, comprendían muy bien el peligro quesuponía la "cuestión húngara". La posibilidad de laintervención armada era cada vez mayor. Pero ladebilidad subyacente del imperialismo en esemomento quedó en evidencia en su incapacidad deintervenir directamente contra la revolución húngara.

Los imperialistas británicos, franceses yestadounidenses tuvieron que recurrir a los serviciosde los checos y rumanos para que hicieran el trabajosucio por ellos. El 16 de abril los rumanos iniciaron elataque, e inmediatamente se demostró la debilidad yfalta de preparación de la República Soviética

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Húngara. El "Ejército Rojo", formado por tropas yoficiales del antiguo régimen, se desmoronó antes dela ofensiva, y varios destacamentos se pasaron alenemigo.

La intervención imperialista

El ejército rumano penetró en territorio húngaro sinencontrar una resistencia seria. Los serbios instigadospor los aliados, invadieron el sur de Hungría, mientras,la burguesía "democrática" checa también se unió yatacó el occidente con tropas dirigidas por oficialesfranceses e italianos.

The Times, el 7 de mayo de 1919 público los objetivosde los imperialistas, exigían la redición de Hungría, eldesarme del Ejército Rojo, la dimisión del gobierno y laocupación del país por las tropas aliadas. A la primeraseñal de peligro, los socialdemócratas del gobiernoquerían arrojar la toalla. Wilhelm Bohm, uno de losprincipales dirigentes del SDP y antiguo dirigente delEjército Rojo, preparó el plan de capitulación.

Los dirigentes obreros reformistas paralizaron elgobierno en el momento decisivo. Si se hubiera dejadotodo en sus manos, los blancos habrían ocupadoBudapest sin la menor resistencia.

Pero los proletarios de Budapest se hicieron cargo dela situación y obligaron al gobierno a cambiar derumbo. Se celebraron mítines de masas, lostrabajadores ignoraban las súplicas de Bohm ycompañía y decidieron luchar. Recaudaban dinero enlas grandes fábricas y lo enviaban desde los barriosobreros al frente. A los pocos días, gracias a lamagnífica iniciativa de los trabajadores, miles devoluntarios se unieron al Ejército Rojo -trabajadores de

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fábricas, ferroviarios, carteros, oficinistas, la situaciónse transformó en 24 horas.

El 2 de marzo los trabajadores de Budapestconsiguieron hacer retroceder a las fuerzas invasoras.En una campaña brillante que duró siete días, elEjército Rojo proletario pasó de la defensiva a laofensiva, y recuperó muchas ciudades y pueblos queestaban en manos del enemigo.

El ejército checo retrocedió ante esta ofensiva. ElEjército Rojo liberó grandes regiones de Eslovaquia, yel 6 de junio proclamó la República SoviéticaEslovaca.

Sin embargo, los heroicos esfuerzos de lostrabajadores húngaros se topaban continuamente conlos dirigentes del SDP en el gobierno. Estoscomenzaron una campaña contra los supuestos"métodos duros" y la "crueldad innecesaria".Realmente, nadie podría acusar a los trabajadoreshúngaros de excesiva crueldad, más bien todo locontrario.

La revolución fue demasiado indulgente con susenemigos, y por esto pagó un precio terrible. Exigir larenuncia a "medidas duras" en medio de una guerracivil terrible y sangrienta, equivalía a rendirse ante elenemigo. El gobierno burgués parlamentario másdemocrático no toleraría la propaganda derrotista entiempo de guerra. Los trabajadores húngaros teníaque luchar dos frentes: contra su enemigo de clase enel campo de batalla, y contra los agentes del enemigocolocados en posiciones clave del gobierno para minartodos los esfuerzos de los trabajadores en la guerra.

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Los dirigentes del partido comunista se dieron cuentademasiado tarde del error que significaba launificación. Bela Kun se quejaba ante lossocialdemócratas y amenazaba con una escisión, enun momento en que la dirección tenía que estar uniday mostrar una firme decisión para luchar en la guerra.El gobierno estaba dividido. Los dirigentes del SDPeran la mayoría en todos los órganos de dirección delpartido "unido". También controlaban el "consejo degobierno revolucionario".

Estos arribistas consumados, que habían apoyado la"dictadura del proletariado" para salvar sus posiciones,ahora no querían tampoco perder su puesto.Buscaban poner tanto terreno como fuese posibleentre ellos y los "bolcheviques" a quienes estabandispuestos a culpar de todo los problemas. Todo valíapara restaurar sus credenciales como políticosburgueses respetables y "democráticos", queríandemostrar que realmente no iban a hacer ningún dañoy que simplemente habían participado en la revoluciónpara "evitar excesos".

A pesar de la presión de la Internacional Comunista,los dirigentes comunistas húngaros vacilaban, tanpronto se oponían abiertamente a los dirigentes delSDP, como un rato después se echaban atrás.

Las actividades del SDP en el gobierno dieron luzverde al imperialismo. A iniciativa del "campeón de lospueblos", el presidente Wilson, la Conferencia de Pazde París, alarmada por los éxitos del Ejército Rojo,realizó el 8 de junio un nuevo ultimátum a Budapest,en el se exigía que el Ejército Rojo dejase de avanzare invitaba al gobierno húngaro a París para "discutirlas fronteras de Hungría". Después siguió un segundoultimátum, en este se amenazaba con el uso de lafuerza si no se cumplían los términos.

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Este ultimátum fue aprovechado por Bohm y compañíapara lanzar una nueva campaña por "la paz acualquier precio". El 18 de junio, Lenin envió untelegrama en el que aconsejaba a Bela Kun, quecontinuaran las negociaciones con los aliados, esatáctica era correcta para ganar tiempo, pero que no sepodía depositar ninguna confianza en los aliados ni ensu oferta de paz. En realidad, no existía la más mínimagarantía de que los aliados cumplieran sus promesas.

Con los ejércitos extranjeros todavía en suelohúngaro, pedían el desarme de la revolución sólo acambio de un pedazo de papel. El 26 de junio,comenzaron las negociaciones y el Ejército Rojo inicióla retirada.

Hay momentos psicológicos decisivos en la historia deuna revolución, como en el caso de una huelga. Laentrega de posiciones conquistadas por el EjércitoRojo en la batalla, tuvo un efecto desastroso.Entregaron a los enemigos la República SoviéticaEslovaca. La moral de los trabajadores y campesinossufrió un duro golpe. Lenin ya había advertido delpeligro que era depositar todas las ilusiones en la"buena" fe de los aliados, ahora los húngaros caían decabeza en la trampa. Más tarde Bela Kun loreconocería:

"No respondimos a las maniobras de Clemenceau concontramaniobras. Nos esforzamos por ganar tiempoprolongando las negociaciones y ni siquieraintentamos obligarles a aceptar estas negociaciones,sencillamente aceptamos todo lo que ellos pedían, sinpedir la más mínima garantía, sin tener en cuenta laposibilidad de desintegración del ejército en caso deretirada".

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El reino del terror

El destino de la revolución húngara ya estaba sellado.El 24 de junio hubo un intento de alzamientocontrarrevolucionario en Budapest encabezado por losautodenominados "Socialdemócratas Nacionales" quefue sofocado en 24 horas. El 20 de julio, Clemenceupublicó una nueva nota, en la que declaraba que elgobierno húngaro "no tenía competencias paranegociar" y exigía la formación de un nuevo gobiernoen el que no participase el partido comunista yestuviera formado por "dirigentes obrerosresponsables". Como era de esperar, los dirigentes delSDP aceptaron impacientes la demanda.

Los socialdemócratas se habían ocultado detrás delpartido comunista y ahora que el péndulo había giradohacia el lado opuesto de Bela Kun y compañía éstosya no les eran útiles. Una vez más, los dirigentes delpartido comunista demostraron una gran ingenuidad yconfusión. En lugar de dirigir la lucha a denunciar lasmaniobras de los dirigentes del SDP (que estaban encontacto directo con los ejércitos francés, británico,italiano y estadounidense en Budapest), finalmenteaceptaron "evitar un derramamiento de sangre inútil".

El golpe de estado se había consumado sin un solodisparo. Los dirigentes obreros "responsables",concentraron todo el poder en sus manos con laintención de devolverlo tan rápido como fuera posiblea los terratenientes y a los capitalistas.

Ahora el camino hacia la contrarrevolución adquiría uncarácter irreversible. El nuevo gobiernosocialdemócrata se dio prisa en deshacer todas lasmedidas aprobadas por la revolución. Devolvieron lasempresas nacionalizadas a sus antiguos propietarios.Liquidaron las conquistas de los trabajadores y

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campesinos. Arrestaron a muchos militantes delPartido Comunista, mientras que liberaban a loselementos contrarrevolucionarios de las cárceles. Eratal la ceguera reformista de los dirigentes obrerossocialdemócratas, que llegaron a creer que con estasacciones los blancos les permitirían seguir en suspuestos.¡Vana ilusión! El 6 de agosto, un puñado demilitares derrocó al nuevo gobierno. El proletariado deBudapest, desorientado y sin dirección fue incapaz deofrecer resistencia.

Con la entrada del ejército rumano en Budapest,comenzó el reino de terror contra la clase obrerahúngara. Los terratenientes y capitalistas se vengaronde los "actos de crueldad". Los soldados heridos delEjército Rojo fueron sacados de los hospitales yasesinados, los blancos utilizaron los métodos detortura medievales más bárbaros: en este periodomurieron asesinadas cinco mil personas. Y losgrandes defensores del "gran realismo", esosdirigentes reformistas que habían protestado a gritospor los supuestos "excesos" de los trabajadores ycampesinos, ahora miraban a otro lado, y justificabanlos asesinatos y la represión de la forma más cobarde,mientras conseguían mantener sus empleos y susprivilegios.

La derrota de la revolución húngara de 1919representó un duro golpe para la Internacional. Larevolución rusa siguió aislada en un país atrasado, yeste hecho contribuyó en la posterior degeneración delprimer estado obrero del mundo. La derrota no erainevitable. A pesar de lo difícil que era defender unpequeño país sin defensas naturales, con una políticacorrecta el resultado habría sido diferente. Sobre todosi hubieran adoptado una política agraria correcta, yhubieran hecho llamamientos a los soldadoscampesinos de los ejércitos invasores, rumanos,

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checos y serbios. Las condiciones estaban ahí. Elcuarto y noveno ejércitos rumanos se negaron a lucharen la guerra, estallaron huelgas entre los trabajadoresrumanos en Ploesti, Bucarest, etc. El periódicoaustriaco Deutsche Volksblatt describía el ambiente dedescontento existente entre las tropas invasoras:

"Los ejércitos rumano y checo se caracterizan por laausencia de disciplina, las ideas bolcheviques seestán extendiendo, el ejemplo más evidente es que elmovimiento de campesinos y trabajadores deBessarabia se ha vuelto contra el gobierno rumano".

Muchos de los 8.000 soldados checos se negaron aluchar y desertaron en masa en los Cárpatos, haciaGalitsia, donde les esperaba la encerrona de lossoldados polacos. También se dieron casos deconfraternización en el frente yugoslavo. Todo estodemuestra que habría sido posible si los comunistashúngaros hubieran aplicado en la revolución unapolítica correcta.

Hoy, 60 años después, a pesar de todos los errores, labreve experiencia de la República Soviética Húngaraes una fuente de inspiración para todos lostrabajadores. Sólo analizando los errores del pasadopodremos educar a esta generación y prepararnospara las tareas a las que el movimiento obrero seenfrentará en el próximo periodo.

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Cuadernos de Formación Marxista 1era Edición.

Editado por: Lucha de Clases; Sección Venezolana de la

Corriente Marxista Internacional.

www.luchadeclases.org.ve

El estudio del

marxismo se centra en

tres puntos principales

que corresponden a la

filosofía, la historia de

la sociedad y la

economía, o usando

sus nombres correctos,

Materialismo

Dialéctico,

Materialismo Histórico

y Teoría del Valor

Trabajo.

Esta serie de

cuadernos no intentan

ofrecer una

exposición completa

del marxismo, sino

ayudar al obrero, al

estudiante, etc. en su

acercamiento al tema,

dando un vistazo lo

mas rápido y claro

posible a algunas

ideas básicas.

¿Qué es el Marxismo?