breathless chica de agua

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Libro de la saga Fireligth.

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  • http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • Az, la draki de agua amiga de Jacinda, inesperadamente conoce a un chico durante sus vacaciones, junto al lago. Su lucha interior y sus intentos por no revelar sus sentimientos ni manifestarse son relatados con el detalle y la pasin con los que Sophie Jordan acostumbra a cautivar a los jvenes.

    Breathless es una historia breve dentro del mundo Firelight, una trama que vuelve a sorprender con la vida de los drakis, la relacin de la especie con los humanos y un encuentro que deja a los lectores sin aliento, ante el nacimiento de un amor peligroso e imposible. O no tanto

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  • Captulo 1

    Me despierto lentamente, deslizndome en un sueo donde estoy volando en un momento y en el siguiente, me zambullo en aguas de un color azul profundo. Frunzo el ceo y mis dedos despejan de mi cara la maraa que es mi pelo. Con un sonido ronco, despego la cabeza de la almohada, abro los ojos y parpadeo contra el bao de luz griscea que se cuela a travs de las cortinas.

    Y as, recuerdo donde estoy.

    Con un suspiro abandono mi sueo favorito.

    Miro al techo y contemplo el lento girar de las aspas del ventilador, mientras la realidad desciende sobre m. Quedo muy lejos de ese sueo, de estar en cualquier lugar donde pueda volar o nadar en libertad. Podra llorar de la aoranza. Es eso lo que me decide. S qu debo hacer.

    Aparto las mantas y me apresuro a salir de la cama con la esperanza de estar fuera de la casa antes de que mam se levante y empiece a dar vueltas por ah. Al ver la hora en el reloj digital, hago una mueca. Ya es casi demasiado tarde para lograrlo.

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  • Aunque, en realidad, no puede detenerme. Quiz lo desee, pero no lo har. De eso se tratan estas vacaciones cortas. De que yo me aparte del clan y salga al mundo para que aprenda a interactuar con los humanos. Una habilidad indispensable para todos los drakis. Vinimos aqu para que yo me entrene.

    Aun as. Mam me bombardeara con las preguntas habituales. Y las advertencias. Cuntas advertencias.

    Me visto con rapidez. Frente al espejo, me paso el cepillo tres veces para acomodar mis cabellos oscuros con reflejos azules. Sujeto mi cabello en la nuca con una banda elstica que busco en mi armario.

    Salgo apresuradamente de mi habitacin, corro escaleras abajo y me encojo al escuchar un crujido cuando piso un peldao.

    -Az?

    Petrificada, entrecierro los ojos en un largo pestaeo, rogando que tal vez ella ignore el sonido despus de unos momentos de silencio.

    Pero no tengo suerte.

    -Az? Eres t?

    Dejo escapar la respiracin y me encamino a la cocina. Mam est frente a las hornillas, revolviendo varios vegetales en una sartn. Una mezcla con huevos espera en un bol, a mano.

    -Omelette? -Ofrece. Me estudia con un rpido recorrido de sus ojos. Una ceja se arquea al ver los bordes de mi traje de bao asomando por el cuello de mi blusa. Su mirada baja hasta mis pies. Hace eso de sacar la cadera para un costado, gesto que me consta, anuncia un milln de preguntas.

    -Vas a algn lado?

    -Solo a nadar.

    Sus ojos se disparan hacia pap que est sentado a la mesa. Claramente espera que intervenga. l no levanta los ojos de su libro. Ella resopla y yo trato de esconder la sonrisa. Pap est siempre con la nariz metida en un libro. Esta ms cmodo con los textos antiguos y las crnicas de los tratados de nuestra especie que con lo que ocurre a su alrededor. Irnico, considerando que es un profesor de Historia Draki. Uno puede suponer que le gusta estudiar la vida mientras est sucediendo en el momento.

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  • Con un gruido de disgusto, mam le clava sus ojos celestes y creo que sus pupilas se estremecen. Es mi imaginacin, por supuesto. Mam tiene un firme control sobre s misma, su draki siempre dominada.

    -Realmente crees que esa es una buena idea?

    -Mam. Vamos. No puedes pretender que todos los das me quede encerrada en casa sin salir. Se supone que las vacaciones deben ser divertidas, recuerdas? Por eso la gente se va de vacaciones.

    -Exacto. La gente -dijo. El nfasis, deliberado. Me sostiene la mirada hasta que aparto la ma.

    Inhalo profundamente flexionando los dedos a mis costados.

    -Lo s. Lo entiendo. En serio. Pero no puedo estar adentro y mirar hacia afuera durante todo un mes. Eso ira en contra del objetivo de venir.

    Mam mira a pap una vez ms, como buscando su apoyo. l da vuelta otra pgina.

    Aprovecho la ventaja.

    -Mam, no voy a hacer nada tonto.

    Vuelve sus ojos a m. Al cabo de una larga pausa, me apunta con el dedo.

    -Puedes salir, pero no vayas a nadar. No confo en ti cerca del agua sin que yo o tu pap estemos para supervisar.

    En lugar de discutir, afirmo con la cabeza, feliz, sintiendo que gane el round.

    -No nadar! Solo voy a meterme en el agua, mojarme los pies. Nada ms.

    Deprisa, arrebato un pltano de la mesa en el camino, le estampo un beso en la mejilla e ignoro sus protestas balbuceadas.

    Resopla su asombro y grita detrs de m.

    -Como si fuera a creerte!

    -No debiste haber elegido un lugar tan cerca de un lago! -respondo con una sonrisa.

    Antes de que pudiera replicar, ya estoy bajando a los saltos por los escalones de la galera y dejo que mi olfato me conduzca hacia el agua.

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  • La puedo sentir. Oler la humedad. Como si fueran fogatas para las barbacoas, siempre percibo cuando hay agua cerca. Justo antes de llegar al muelle que se extiende en el lago, giro a la derecha y acorto camino por el bosque.

    A travs del follaje, entreveo partes del azul profundo y oscuro del lago. Ayer el agua estaba ms verde, agitada por el trnsito de lanchas del fin de semana. Pero hoy solamente unas pocas embarcaciones rebotan cortando la superficie. De todos modos, hubiera preferido menos gente.

    He visto humanos antes, por supuesto. Habl con ellos. Pero nunca me resulto algo natural o cmodo. Honestamente, siempre me vuelvo algo temerosa entre ellos. Cuando bamos a la ciudad con Jacinda, o con cualquiera de mis amigas, dejaba que ellas hablaran e interactuaran y prefera quedarme ms atrs.

    Es curioso que mam crea que me puedo meter en problemas. Pensar que podra manifestarme deliberadamente? Para eso se necesita una cierta cuota de audacia de la que carezco cuando estoy con humanos. Tengo demasiado miedo de que puedan ver a travs de m. Que vean lo que se esconde por debajo de la superficie.

    Estudi la zona ayer cuando llegamos. El lago est bien, pero descubr un lugar mejor. Me muevo entre los rboles como un arroyo serpenteando por un paso de montaa. Mis pies descalzos pisan silenciosamente sobre hojas secas y ramas pequeas. Mi nariz me gua.

    Por fin, la encuentro. Sonro. Salgo del follaje y me acerco a la orilla. Es perfecta. Ms pequea y recluida. La laguna es poco ms que un estanque grande, con una cinta de agua que la une al lago mayor.

    En el medio, flota un muelle de madera como un atractivo ms para los baistas. Puedo imaginar all a los adoradores del sol recostados sobre sus toallas. Por ahora, est vaco.

    Es obvio que el lugar no es desconocido, pero un aire de abandono lo envuelve y flota sobre las aguas oscuras.

    Perfecto

    Miro a uno y otro lado para asegurarme de que sigo sola. Deslizo la blusa por encima de la cabeza y me quito los shorts. Para estar segura, los escondo entre los rboles. Por si acaso. Prefiero no dejar mi ropa a la vista, as no corro el riesgo de alertar a otros de mi presencia. Si viene alguien mientras estoy en el agua, me resulta fcil hacer lo que hago, y desaparecer.

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  • No s por qu mam no se da cuenta de eso. Estoy perfectamente a salvo. En especial, refugiada en el agua. Qu podra sucederme? Ella es mi mayor proteccin. Mi escudo.

    Doy unos pasos en la orilla antes de sumergirme. El agua no es tan fra como la que corre en lo alto de las cascadas, a la que estoy acostumbrada; pero todava es temprano, y mi piel se estremece de un escalofro al entrar en la laguna y sumergirme.

    Nado varios metros, con mis brazos cortando suavemente la superficie lisa como el cristal, hasta que estoy a mitad de camino entre ambas orillas, directamente al lado del muelle flotante.

    Doy brazadas en el lugar por unos instantes y permito que el agua me envuelva. Mi piel responde, se alimenta de su humedad sedosa como si estuviera hambrienta de ella. Con un cosquilleo burbujeante, mi carne revive al despertar lo que yace en lo profundo de m. La draki. Siempre all. Apenas por debajo de la superficie.

    Un rpido vistazo hacia abajo revela el brillo azulado de mi piel en el agua. Una explosin iridiscente de colores ilumina primero mis dedos, despus el dorso de mi mano, y sube por mi antebrazo.

    No me manifiesto por completo. Solo mis branquias se abren en mi torso por encima de las costillas. Mi cuerpo se adapta al agua como si fuera aire. Agua. Aire. Uno u otro son fuente de vida para m.

    Me hundo apenas y dejo que la frescura acaricie mis labios. Recorro con la mirada el horizonte, vigilando, asegurndome que estoy sola. El sol empieza a asomar por encima de la copa de los rboles. La luz hace contacto con el agua dndole una tonalidad de oro blanco a la superficie. Hago caso omiso del eco de la voz de mi madre dicindome que no haga esto. Que me detenga. Una cosa es que yo nade, otra es sucumbir a esto aqu A mam le dara un ataque. Entiendo su lgica, pero simplemente no veo que dao puede hacer. Y la tentacin es demasiado fuerte.

    Desechando las advertencias de mam, me sumerjo por completo.

    Quin se dar cuenta de que estoy aqu abajo, salvo un pez ocasional o las algas? Ningn humano. Definitivamente, ningn cazador.

    Gozo de mi libertad y me dejo ir. Mis piernas y brazos se mueven con fluidez en el agua deliciosa. Mis ojos se ajustan a lo turbio y veo todo como cuando estoy

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  • en tierra. Mi cuerpo apunta hacia el fondo. Mis dedos surcan el limo y agitan las arenas dormidas.

    Estoy por lo menos a seis metros de profundidad. La vegetacin que brota del lecho roza mi cuerpo cuando paso nadando. Peces pequeos escapan a mi paso y dejan una gran distancia de separacin. Para ellos soy un depredador en su medio.

    Ocasionalmente una botella destella entre las algas. Este es un nuevo paisaje para m. No veo mucho detritus donde acostumbro a nadar habitualmente. All las aguas no son tan profundas. Y los lechos de los ros son recortados y rocosos. A pesar de lo cuidadosa que soy, frecuentemente me raspo y me lastimo.

    Aun as, aqu estoy en mi elemento. Nado, me deslizo sin esfuerzo, disfruto de mi amplitud. Hasta casi puedo engaarme y creer que, por fin, se ha cumplido mi sueo de nadar en el mar. Exploro las irregularidades del fondo, giro, volteo sobre mi eje y mi cabello flota detrs de m como si fuera parte de la corriente.

    Estoy tan concentrada que me lleva unos instantes darme una cuenta de que algo ha cambiado. Se me erizan los vellos de la nuca, en alerta repentina. Disminuyo la velocidad, me voy quedando quieta dentro del agua, apenas muevo los brazos, en crculos pequeos. De pronto, el agua se siente distinta. La corriente las vibraciones, sutilmente diferentes. Hay un leve sonido. Algo alguien est en el lago conmigo.

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  • Captulo 2

    Miro a m alrededor y echo la cabeza hacia atrs. Entonces, los veo. Nadadores retozando. No se me ocurre otra palabra. Sus cuerpos juveniles giran y se mueven en el agua.

    Cuento cuatro. Aun cuando alguno se sumerge, no mira hacia el fondo donde estoy agazapada. Mi pnico disminuye. Desecho la idea de huir. Aunque miraran hacia abajo, no podran verme a travs de lo turbio. No son como yo. Mi visin es tan buena bajo el agua como en tierra.

    Recupero el ritmo cardiaco y me instalo a esperar, deseando que no tarden demasiado. No quiero tener que explicarle a mam dnde estuve tanto tiempo. Decididamente no le puedo decir la verdad. Me dara un sermn que terminara con un te lo dije.

    Evalo al grupo. Las dos chicas en bikini son perfectas, como para hacer publicidad. Una de ellas juega con el muchacho delgado, entrelazando sus piernas, y l la acaricia bajo el agua.

    Trepan al muelle flotador y vuelven a zambullirse en la laguna. Repiten este proceso varias veces, sus piernas dan fuertes patadas al nadar de regreso al flotador y sus cuerpos desaparecen del agua cuando se impulsan sobre la plataforma.

    Al principio es medianamente interesante. Un vistazo a otro mundo. Humanos. Uno de los chicos parece muy cmodo en el agua. Nada como una nutria, su http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • cuerpo fuerte y firme cortando a travs del agua como una mquina bien aceitada. Observo cmo el cabello se le echa atrs al nadar y despeja su rostro, dejando al descubierto las lneas marcadas de sus rasgos, los ojos profundos que no se molesta en cerrar debajo del agua. Contemplo sus movimientos fluidos, el trabajo de sus msculos y su pecho, como esculpido, que nada tiene que envidiar al de un draki. Me doy cuenta de que ya hace varios minutos que lo estoy observando.

    Tamara, la hermana de Jacinda, vive fascinada con el mundo ms all del clan. Con los humanos. Yo no. He sentido poco ms que indiferencia, orgullosa de pertenecer a una especie ms antigua que el hombre. De vivir en el clan. De poseer la capacidad de nadar por debajo del agua todo el tiempo que quiera, de volar. De tener una mejor amiga que exhala fuego. Reconozco que mi vida, mi mundo, son extraordinarios. Nunca dese nada ms. En especial, el contacto con los humanos. Lo nico que remotamente me interesa fuera del clan, que anhelo, es nadar en el ocano. Algn verano. Eso. Ese es mi sueo.

    Y sin embargo, no puedo quitarle los ojos de encima a este chico. Su misma entrada en el agua es impecable, plena de gracia. Ojal pudiera ver qu hace sobre la plataforma. O verlo cuando est en el aire, antes de atravesar el agua.

    Entonces me percato de que no est simplemente zambullndose. Estn practicando saltos audaces para llegar ms a la profundidad. Queda claro que vienen aqu a menudo. La intrusa soy yo.

    Al cabo de unos momentos, una de las chicas se instala en la abertura interior de la plataforma. Estudio cmo patea suavemente con sus piernas estilizadas mientras sus tres amigos continan con las zambullidas.

    Inhalo y exhalo, el agua escapando por mis labios. Parpadeo y observo las piruetas de los tres. Me pregunto cundo tendr que esperar hasta que se vayan.

    El chico ms delgado decide hundir al otro pero falla miserablemente. El que termina hundindose es l, pero no antes de que yo pueda ver la tensin por el esfuerzo y la vibracin de los msculos del otro chico cuando lo empuja debajo del agua. Me mantengo suspendida entre las algas, con los pies apenas tocando el fondo y ardo por acercarme y ver mejor, pero no me atrevo.

    Histricamente, la curiosidad ha significado la muerte o la desaparicin de muchos drakis. Cuando un draki desaparece, se presume que los cazadores, los humanos, han tenido algo que ver. Recordarlo es motivo suficiente para detenerme.

    Igualmente, contino mirando al muchacho desde mi escondite, admirando su cuerpo que es todo msculos trabajados y tendones flexibles. Por lo menos tendr http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • algo para contarles a mis amigas cuando vuelva a casa. A Jacinda le va a divertir. Habitualmente, es ella la que me arrastra a la aventura. Y la que nos mete en problemas. Estoy casi orgullosa de haber logrado por m misma estar en esta situacin precaria. Casi.

    Por supuesto que me sentir mejor cuando haya sobrevivido y est sana y salva. Entonces podre recordar y rerme.

    Pero no todava. Especialmente cuando el objeto de mi admiracin, de pronto, se zambulle ms profundamente. Su cuerpo se dispara como un misil hacia lo hondo. Directo hacia m. Mi corazn se detiene en mi pecho mientras l sigue acercndose, cada vez ms abajo, al parecer sin ningn apuro por volver a la superficie a respirar.

    Mi draki, se agita, se despierta en mi interior. Mi rostro se pone tenso, se estiran mis huesos. La energa surge por mi espalda. Por debajo de mi carne, mis alas pugnan por escapar.

    Me mantengo absolutamente inmvil, como si pudiera suprimir lo que soy, como si mi ms mnimo movimiento fuera a atraer su atencin. Mi mirada salta a mis brazos que flotan delante de m y puedo ver lo que ya siento, lo que ya s. Comienzo a manifestarme. El brillo iridiscente de mi piel azul resplandece como un faro a travs de las aguas turbias y de las plantas. Mis branquias se mueven con mayor velocidad. Mi espalda se estira y ondula, se pone tensa. Las siento all, son mis alas, empujando, listas para escapar en libertad. Agacho la cabeza y resisto. En realidad, estoy resistiendo a mi miedo. El miedo hace imposible que mantenga mi apariencia humana. Es un talento que est instalado en nuestro ADN. Un mecanismo de defensa de nuestra especie. Si alguna vez me capturaran, los humanos solo veran a la draki. Un animal. Para ellos, una simple bestia. No sabran lo evolucionados que somos. Que podramos ser esa chica que pasa a su lado en cualquier tienda.

    As es que me quedo quieta, esperando que l no se d la vuelta y vea el resplandor azul que soy.

    Mis branquias trabajan con mayor velocidad, bombeando agua rpidamente a travs de m. Es mi versin de tomar una respiracin profunda y tratar de recuperar la calma e intentar serenarme. No debo entrar en pnico. Eso solo lograra que mis alas se desplegaran. Estara perdida.

    No puede permanecer debajo del agua por mucho tiempo. Y por cierto que no puede nadar tan profundo como para verme. Tendr que respirar. Eventualmente.

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  • Mi visin se agudiza. Lo estudio. Sus cabellos oscuros ondean hacia atrs mientras desciende. Aun con las burbujas que escapan de su nariz, puedo ver su rostro. Sexy. Creo que as lo describira una tpica chica humana. Rasgos definidos, como tallados. Mandbula cuadrada. Una nariz marcada y recta sobre su boca ancha. Tiene cejas tupidas y pestaas negras sobre unos ojos cuyo color no llego a distinguir en el agua. Solo parecen oscuros y profundos como el fondo inalcanzable de una caverna infinita.

    Por fin termina el descenso y vuelve a impulsarse hacia la superficie. Mi miedo comienza a esfumarse. La presin en mis omoplatos cede. Arriesgo un movimiento y mi cuerpo serpentea hasta el borde de las algas mientras veo sus piernas fuertes dar patadas para salir fuera del agua. Espero. Inspiro profundamente dejando que una gran cantidad de agua penetre hasta llenar cada rincn de mi ser. Espero no tener que quedarme aqu toda la maana.

    La chica que contina con las acrobacias, quiebra el agua. Cae rpidamente, pero hay algo diferente. No se mueve. Sus brazos flotan abiertos y flojos. No est despierta.

    Mis ojos se disparan de la chica inconsciente hacia sus tres amigos. La muchacha que flota en la abertura contina deslizndose suavemente en la superficie, sus piernas apenas se mueven en el agua.

    Presten atencin! Su amiga se est ahogando!

    Uno de los chicos vuelve a zambullirse, el ms delgado de los dos; no es el que estuve contemplando embobada. Es increble pero no perciben que la chica se hunde. Con tranquilidad regresa nadando a la plataforma. Ninguno se da cuenta de que ella no ha vuelto a salir a la superficie.

    Me adelanto con el cuerpo como avisando a sus amigos que se den cuenta de que ella no est, instigndolos a que la busquen, a que la encuentren antes de que se hunda demasiado profundamente.

    Escucho un grito desde arriba. Es un alarido tan alto y desesperado que atraviesa el agua. De repente, todo es frenes.

    Zambullidas. Gritos. Nadan de manera atolondrada, dan brazadas alocadas. Saltan debajo del agua y van de un lado a otro en forma errtica, intentando abarcar la mayor rea posible.

    Pero es demasiado tarde. La chica ya est muy por debajo de ellos. No pueden llegar a tal profundidad. Solo uno de los chicos alcanza a llegar cerca. Baja hasta los tres metros y medio, una catarata de burbujas estalla en su nariz, el pelo http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • oscuro es una nube salvaje a su alrededor. Una mano pasa muy cerca de la cabeza de la chica. Tan cerca pero no alcanza.

    Finalmente tiene que volver a salir para respirar. Observo con ansiedad cmo se dispara hacia la superficie, pateando con fuerza. Me muerdo el labio inferior, clavndome los dientes. Cunto tiempo ha estado ella ac abajo?

    Demasiado, me responde una voz interior.

    No puedo dejar que simplemente se ahogue. Todo en mi se retuerce y grita con conviccin.

    S que hay reglas, ordenanzas que gobiernan a mi especie, pero no voy a permanecer escondida mientras alguien se ahoga frente a mis ojos. No cuando la puedo salvar.

    Con un gran envin, nado hasta su lado. Aparto las aguas desechando todos los miedos y forzando a todo vestigio de m apariencia draki a que se repliegue.

    Envuelvo un brazo alrededor de la chica. Sujetando su cuerpo liviano junto a m, pateo hacia la superficie.

    Mi cabeza irrumpe en el agua mientras los otros todava la buscan. Tomo una bocanada de aire, como si me faltara, como si hubiera estado debajo del agua, sin respirar, por mucho tiempo. Obligo a mis branquias a que se retiren, sellndolas, enterrando esa parte de mi ser.

    Me aseguro de mantener el mentn por encima del agua para gritar.

    -Aqu! La tengo!

    Todo ocurre rpidamente a partir de ah. Casi ni me miran. Uno de los chicos, el musculoso, me la arrebata, la envuelve en un brazo y nada hacia la orilla. Yo la podra haber llevado hasta ah mucho ms rpido pero qu puedo hacer? Quitrsela de un manotazo?; eso no se vera bien.

    Los otros dos van tras ellos. Los sigo lentamente, tomndome mi tiempo para convencerme de que todo est bien. Ellos entraron en estado de pnico como para preguntar quin soy o especficamente de donde he salido como por arte de magia.

    Para cuando los alcanzo, ya tengo el cuento, dir que estaba pasando por all y me lanc al agua. En cuclillas, rodean a la muchacha inerte. Un magulln horrible mancha el centro de su frente. Solo puedo adivinar que se ha golpeado contra la plataforma al zambullirse. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • El chico del pelo oscuro le aplica RCP. No me sorprende que lo haga. Todo en l grita fortaleza, eficacia. Su amigo abraza a la otra chica mientras ella solloza.

    Se detiene para escuchar el pecho: el pelo le chorrea sobre el torso de la chica.

    -Vamos, por favor Anna! -la angustia en su voz es palpable. Deben estar enamorados.

    No puedo evitar preguntarme si alguien alguna vez llegar a desesperarse as por temor a perderme. Mis padres, claro; ellos me aman, mis amigas, Jacinda pero alguien tendr alguna vez tal determinacin de mantenerme con l?

    Lanzando una palabrota, le da vuelta y con fuerza la golpea en la espalda varias veces. Me contraigo al ver los golpes y hundo los dedos de mis pies en la grava de la orilla. Se me revuelve el estmago. Tendra que haber actuado antes. No deb haberme detenido a pensar. Una vida es una vida.

    -Anna! -chill la otra chica.

    Despierta!

    El muchacho la voltea nuevamente e insiste con la RCP. Su mirada apenas se posa en sus amigos cuando les habla.

    -Los telfonos! Grita-. Troy, llama a emergencias!

    Sacudido como si lo hubieran abofeteado, Troy abandona a la chica sollozante y corre hacia un jeep aparcado cerca.

    -No la dejes morir, Tate- suplica la amiga con un alarido-. Me escuchas?! No la dejes ir!

    Tate no acusa recibo de sus palabras. Contina en movimiento, flexionando y estirando los bceps. Trabaja como un posedo. Sus rasgos severos e intensos; es como si en ese instante fuera capaz de cualquier cosa. Hasta de regresar a alguien de la muerte.

    A pesar de que el aire est ms clido, me recorre un escalofro como una corriente helada, y cruzo los brazos, envolvindome.

    -Rayos -exige con aspereza-. Respira. No se supone que deba ser as. Recuerdas? Recuerda. Tenamos un plan.

    Una vez ms, odio no haber reaccionado antes. Casi tanto como detesto estar contemplando esta escena como si fuera ma. Preguntndome si alguien como

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  • este chico alguna vez se cruzara en mi camino y se quedar porque no puede imaginarse la vida sin m.

    Y en ese momento, algo maravilloso sucede. Ella tose.

    Rpidamente Tate la voltea de costado y a los golpes quiere sacar el agua de la laguna fuera de ella. S que tendra que desaparecer ahora, sabiendo que se ha salvado. Debera simplemente irme en silencio.

    Solo que no puedo.

    Es como si estuviera pegada al sitio. Observando a Tate que se inclina sobre la chica. Plida y an con los labios violceos, es una de las chicas ms hermosas que jams haya visto. Es lgico que alguien como l muera de amor por una muchacha como ella.

    Boqueando, Anna logra un ronco Deja de golpearme!.

    Se relaja y re, el sonido pleno de alivio. La tensin de sus hombros cede y se sienta sobre sus talones. Ahora puedo ver que tiene ojos oscuros, profundos e infinitos como los bosques en la noche.

    -Una buena herida de guerra tenemos aqu -opina Tate con un silbido entre dientes, al tiempo que extiende la mano hacia el magulln.

    Ella se la aparta con brusquedad.

    -No lo hagas!

    -Es probable que tengas conmocin cerebral. Deberamos llevarte a una sala de emergencias.

    Abre la boca para responder pero antes de que lo pueda hacer, Tate la levanta en sus brazos.

    -Vamos. A que te revisen.

    Todos van hacia el vehculo.

    Con un sacudn, me doy cuenta de que es hora de que me vaya. Antes de que se percaten de mi presencia y se den vuelta a mirarme.

    Me apresuro hasta los rboles donde dej mi ropa. Al llegar al lmite del bosque, giro y miro por encima de mi hombro, sin poder evitarlo. Me digo que es solo porque estoy preocupada. Que quiero estar segura de que est bien. Le salve la vida. Es como si estuviramos unidas. Eso es todo. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • Pero no la miro a ella. Lo miro a l.

    A quin quiero engaar? Lo he estado mirando desde que llegaron a la laguna.

    Solo que esta vez, l me est mirando a m.

    Se ha detenido y ha girado, enfrentndome desde la distancia, con la chica todava en sus brazos como si no pesara nada. Esos ojos oscuros se posan en m. No tan oscuros como su cabello pero de un castao profundo. Como los colores ricos y terrosos que pueblan el bosque en casa.

    Se lo ve desconcertado. Como si recin me viera. Y tal vez solo ahora registra mi presencia. Pasado el pnico inicial, ahora puede recordar que estoy ac. La chica que apareci milagrosamente en medio de todo y que rescato a Anna.

    Un suspiro tembloroso escapa de mis labios. Es parte estoy emocionada por su atencin. Pero solo en parte. Siento su mirada como una caricia, una caricia que quema. Sus ojos son intensos y profundos, y pasean sobre m cubrindome por completo como una ola, sin que se les escape nada.

    Un temblor recorre mis piernas. Muvete. Vete, le ordena mi voz interior a mi cuerpo.

    -Tate!

    El sonido de su nombre quiebra cualquier hechizo que se hubiera apoderado de l. Pestaea y mira a su amigo.

    Los ojos de Troy van de l a m, con expresin de perplejidad en su rostro. Agita una mano en el aire, impaciente.

    -Vienes, o qu?

    Suficiente para m. El nico recordatorio que necesito.

    Huyo hacia los rboles, apenas inclinndome a recoger mi ropa al pasar.

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  • Captulo 3

    La puerta contra insectos rebota con estruendo a mis espaldas cuando regreso a casa. Me quito los zapatos de un puntapi y flexiono los pies contra el piso de madera, el techo, el piso, las paredes. Hasta los muebles son una combinacin de cedro y roble; los nicos toques de color son como pinceladas dadas por las mantas arrojadas en el sof grande y el silln de dos plazas, adems del tapete rojo frente a la chimenea. Pap ocupa el silln.

    -Az, eres t? llama mi madre.

    Reprimo la respuesta poco simptica: Esperas a alguien ms?

    Hizo una pregunta razonable, soy yo la que est hecha una chiquilla. No estamos en lo alto de las montaas de nuestro clan. Estamos en el mundo humano donde cosas peligrosas pueden suceder. Mam no lo olvida. Nunca. Necesito recordarlo yo tambin.

    -Soy yo.

    Sale del living, que est a un lado del vestbulo, con una revista en su mano. Al verme, su expresin se pone tensa.

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  • Me quedo inmvil a los pies de las escaleras sintiendo su mirada que avanza por mi cabellera todava hmeda y sigue por mi pelo sujetado. Resisto el impulso de tocarlo como si eso fuera una admisin de culpa.

    -Nadaste -dice. Es una afirmacin.

    Asiento con la cabeza. Es la verdad. No siento culpa.

    Suspira y mira hacia la sala donde pap est sentado con sus libros.

    Empiezo a subir las escaleras.

    -Cre que solamente iras a nadar cuando fueras con nosotros -grito detrs de m. Como si necesitara una niera. Como si yo no fuera de fiar-. Te podran haber visto!

    -Entonces hubieran visto a una chica nadando -respondo por encima de mi hombro-. No es que he hecho algo malo, mam.

    Por supuesto que conozco el riesgo que corr hoy, pero no pienso compartir esa preocupacin con ella. Ya pas.

    Me vieron. l me vio. Pero no me vio. No a mi ser verdadero.

    -Az.

    Al or mi nombre, me detengo al tope de las escaleras, miro hacia abajo, la miro.

    Sus hombros redondeados se desmoronan mientras me taladra con los ojos.

    -Debemos irnos?

    Me lo pregunta? Me est preguntando a m si debemos cortar nuestras vacaciones? Durante aos no ha hecho ms que hablar de hacer este viaje, juntos. Solo nosotros tres. Un verano lejos. Tal vez nuestro ltimo viaje antes de mi gira. Busc en Internet el lugar perfecto, encontr esta casa cerca del lago, y la reservo por un mes.

    -No, mam -murmuro, sintindome muy cansada sin motivo-. No nos tenemos que ir.

    Volteo y me dirijo a mi habitacin donde me dejo caer sobre la cama con un denso suspiro. Al da siguiente encuentro el camino de regreso a la laguna.

    Para ser honesta, supe que volvera desde el momento en que me despert con el recuerdo de los eventos del da anterior, que me asaltaron no bien me http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • restregu los ojos para despejarme. El chico, Tate. La chica, Anna, que casi se ahog. En realidad Tate.

    Esta vez me levanto antes que mam, as que escabullirme por la puerta principal es relativamente fcil.

    El amanecer matiza el cielo mientras voy por la misma ruta de ayer, ms all del lago. Solo unos pocos botes alteran la superficie esta maana.

    Avanzo sin prisa por el bosque, escuchando a los pjaros que se responden unos a otros entre los rboles. Me detengo, me quito las sandalias y contino descalza. Engancho mis dedos por la tira de las sandalias, me deleito con la sensacin de la tierra en la planta de mis pies. Echo la cabeza atrs y miro al techo de ramas y follaje movindose al suave impulso de la brisa. Casi puedo visualizarme all arriba. Las alas me llevan. Mi cuerpo sin peso, en el aire.

    En mi cabeza se esboza el pensamiento de que podra manifestarme aqu. Lejos de ojos curiosos. Una locura, por supuesto. Tan pronto como lo pienso, aparto la idea, casi con temor por haberlo siquiera considerado por un instante. Aprieto el paso. Ayer, protegida por el agua fue una cosa. Hacer eso a la luz del da No puedo ser tan tonta. Un draki as de tonto termina perdido. Muerto. O peor. Y s que hay cosas peores que la muerte para un draki. Con los cazadores all afuera, vaya si las hay.

    Al llegar al lmite del bosque, camino con mayor lentitud, y miro hacia el claro sin esperar, realmente, encontrar a nadie tan temprano; desde ayer s, sin embargo, que mi laguna no es el refugio seguro y recluido que haba credo al principio.

    Retrocedo rpidamente y me escondo detrs de un rbol, pongo una mano sobre mi corazn que bate alterado. Ignoro por qu. Instinto, supongo. Parezco una chica normal. No debera tener miedo de ser vista.

    Pero es l. Tate. Un chico que me tiene reevaluando a la especie humana aun cuando haya una novia. Su cuerpo entero se ve tan fuerte y poderoso como el de Cassian, el prncipe de nuestro clan. Lo que es mucho decir. He estado tan enamorada de Cassian como todas las chicas en la comunidad. Solo que jams lo demostr. Qu sentido tendra si l no tiene el menor inters en m? Cundo l muere por mi mejor amiga? No ser yo esa chica pattica.

    Pero este chico no es Cassian. Por otro lado, est tan fuera de mi alcance como l.

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  • Aun as un escalofro de emocin recorre mi columna vertebral por estar tan cerca, en la proximidad de un chico que no tengo que compartir con nadie como en mi tierra. l es mi pequeo secreto.

    En realidad, l es mi Nada. No nos conocemos. No hemos hablado. Ni siquiera sabe cmo me llamo. Y as, precisamente, es como debe ser. No tengo nada que hacer cruzando el espacio entre ser extraos y bueno, lo que sea.

    Eso me hace reconsiderar lo que estoy haciendo. De todos modos, no retrocedo para volver a casa. Todava no. Con el corazn latiendo enloquecido en mi pecho apretado, me asomo para espiar con la piel tensa, despierta de sensaciones. Ni siquiera pestaeo. Solo me esfuerzo para echarle un vistazo.

    El mismo jeep de ayer con la barra superior y los focos est aparcado all. l est sentado en el borde con los brazos apoyados en sus rodillas. Miro alrededor para cerciorarme de que est solo.

    Me asaltan miles de preguntas. Qu est haciendo aqu solo? Dnde estn sus amigos? Le pas algo a Anna? No est bien despus de todo?

    Puedo ver solo su perfil pero estudio sus rasgos, la lnea apretada de sus labios. Sigo su mirada hacia el agua como si all pudiera descubrir en qu est pensando.

    Me asomo casi por completo para poder ver mejor, para intentar entender por qu sus cejas oscuras se ciernen sobre sus ojos de ese modo tan intenso. Como si estuviera muy concentrado. O triste. O algo. No lo s. Y no saber me est matando. Me adelanto otro medio paso.

    Crac.

    En el instante en que desaparezco detrs del rbol, l se vuelve en mi direccin. Mis dedos se clavan en la corteza como si me estuviera sujetando ante el abismo.

    -Hola?

    Su voz profunda vibra en el aire y me llega como una corriente acutica. Permanezco inmvil, el pulso late en mi cuello mientras debato sobre cul ser mi prximo movimiento, preguntndome si me habr visto, si se acercar.

    -Quin est ah? -suena su voz, a mayor volumen. S, est ms cerca.

    Trago con dificultad. Me separo del rbol y me abalanzo hacia el follaje. Incluso mientras escapo, s que es irracional. Debera haber dado un paso hacia http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • adelante, salir al claro. Actuar con normalidad. Coquetear con l como hara cualquier chica humana.

    Culpo al instinto draki. Es lo que me hace correr. Pero no puedo darme la vuelta y actuar como si no estuviera escapando de l igual que un animal desesperado.

    -Oye! -lo oigo llamar, sus pies impactan en el suelo con golpes slidos-. Espera!

    Sigo corriendo, sacudo los brazos, esquivo rboles, evito ramas. Un rpido vistazo hacia atrs me indica que est justo ah. Tan cerca que imagino que siento su aliento en mi pelo.

    Y entonces se me engancha el pie con algo y estoy cayendo. Doy contra el suelo, las palmas de mis manos reciben lo peor del impacto. Con las manos raspadas y ardiendo, ruedo sobre mi espalda y lo veo observndome desde arriba, con las piernas bien separadas. Y yo que crea estar en forma. Tal vez debera adoptar el mtodo de ejercicios que l usa.

    Ante la realidad de l tan cerca de m, casi no puedo mirarlo a los ojos. Desvo la vista y siento que me estoy encogiendo.

    -Tranquila. No te hare dao -dice, levantando sus manos hacia atrs como tratando de calmar a un animal salvaje. Yo. Trago, disgustada con la comparacin aunque hasta cierto punto encaja. No. Tengo que actuar como una chica normal. No como si fuera una presa.

    Decidida a hacer justamente eso, me levanto y me quito el polvo y las hojas, afligida por el modo en que me tiemblan las manos. Espero que no lo note.

    -Por qu me perseguas?

    -Por qu escapabas? -responde bajando las manos.

    Levanto el mentn y me encojo de hombros, fingiendo no darme cuenta de que sus ojos pasean sobre m, sin perderse detalle.

    Se toma su tiempo para estudiar mi cabello. Esa masa oscura con destellos azules que cae sedosa hasta detenerse justo antes de mi cintura. Sacudo la cabeza para distraerlo.

    Parpadea y vuelve su mirada a mi rostro.

    -Eres la chica de ayer. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • Asiento apenas con la cabeza.

    -Salvaste a mi hermana.

    Algo crece dentro de m ante esta revelacin. Anna es su hermana.

    No debera tener importancia. Mi pulso no debera acelerarse como si esto de repente lo convirtiera en disponible.

    No tendra que importar. Pero importa.

    -Gracias -dice.

    Vuelvo a levantar mis hombros mientras siento un sonrojo, avergonzada ante la forma en que sus ojos se suavizan tiernamente. S que es solo gratitud, reconocimiento, pero me deleito en ellos. Me es tan poco familiar que un chico me mire con tal intensidad.

    En la comunidad soy simplemente Az. Apreciada, s. Pero conozco a cada chico del clan desde que nac. Soy una entre una docena de drakis de agua. No es el talento ms comn, pero tampoco es muy especial. No soy como Jacinda.

    No recuerdo estar de pie frente a alguien y haberme sentido tan vulnerable y desnuda, ante una sola mirada. Es un sentimiento peligroso. Especialmente frente a alguien a quien se supone debo mantener a distancia.

    Giro.

    -Debo irme.

    -Espera! Por favor!

    Vacilo ante el por favor, y me apoyo en un rbol como si lo necesitara para no caer.

    El aire se escapa por mis labios mientras espero, escucho y miro hacia adelante, sin ver.

    -Hay una fiesta esta noche. All atrs en la laguna.

    Su voz me acaricia como el terciopelo, y mi piel responde, se contrae, tiembla y se pone tensa como si acabara de entrar en aguas heladas, ansiosa por esfumarse en mi draki. Dios. Cierro una mano sobre mi brazo y aprieto con fuerza, castigndome. Ahora no. Decididamente: ahora no.

    -Sers bienvenida pausa-. Me gustara que vinieras. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • Volteo mi cara pero no le devuelvo la mirada. No a ese rostro. Ese cuerpo. Su voz es ms que suficiente. Es demasiado. El conocido llamado draki est ah, incitndome hacia el precipicio. Un ronroneo brota en mi interior y me desconcierta. Las nicas veces que me manifest involuntariamente fueron por miedo. Esta vez no tengo miedo y, sin embargo, el impulso por manifestarme es abrumador. Haba escuchado rumores pero nunca lo haba experimentado en carne propia. S que el deseo puede hacer surgir a la draki desde donde se agazapa en lo profundo. Es una emocin tan intensa como el miedo. Si antes tena mis dudas, ya no. Este chico es peligroso. Mrenme, si no. Me vuelvo muy voltil con l cerca.

    -Vendrs?

    Esa pequea duda nerviosa en su voz casi me hace claudicar. Casi.

    -Creo que no

    Me recompongo; empiezo a caminar otra vez, doy pasos largos y me digo que esta es la ltima vez que vengo a la laguna. La ltima vez que lo ver.

    La ltima oportunidad en que estar tan cerca de perder el control.

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  • Captulo 4

    Paso el resto de mi da con mam y pap. Pescamos en el muelle y, a la tarde, vamos a un pequeo almacn en la ciudad para comprar algunas cosas para la cena. Mam quiere acompaar con vegetales la trucha que pescamos. Me observa atentamente mientras converso con la cajera, sus ojos clavados sobre m cuando le entrego el dinero a la mujer y le agradezco, al tiempo que le digo que no necesito ayuda para llevar la compra al auto.

    Ella quiere verme haciendo esto. Tiene que verme haciendo esto. Es la nica manera de que se quede tranquila cuando haga la gira el ao que viene. Debe convencerse de que puedo interactuar con naturalidad con los humanos. Siento su sonrisa de aprobacin sobre m al encaminarnos al auto.

    Cuando llegamos a casa, la ayudo a descargar la compra y despus sugiere que vayamos a nadar mientras pap empieza a preparar la cena. No tiene que proponrmelo dos veces. Me cambio y salgo prcticamente corriendo por la puerta, delante de ella, que trota detrs de m llevando las toallas. Durante la hora siguiente, disfruto del agua y disfruto de estar con mam. Mientras nada a mi lado, cortando el agua con brazadas rpidas, es fcil recordar que antes de tenerme, fue una de las atletas ms fuertes del clan. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • La cena hasta resulta agradable siendo solo nosotros tres. En casa raramente comemos solos. Los alumnos de pap suelen visitarlo. Mis amigas. Jacinda. Casi nunca estamos solos en el clan.

    Despus de cenar, frente al fregadero, seco los platos como si estuviera en cmara lenta; el perfume particular de la comida todava flota en el ambiente.

    -Te sientes bien? -pregunta mam y quitndome la olla seca de las manos, la guarda en su lugar-. Has estado muy callada hoy.

    -Mmm. Algo cansada, nada ms.

    -Por qu no te vas a la cama temprano?

    -S -muevo la cabeza en seal de afirmacin.

    Termino con las copas.

    -Quizs podemos nadar maana otra vez -dice, con una caricia en mi rostro-. Eso te alegrar. Tu padre seguramente se zambulla tambin.

    A pap no le gusta demasiado el agua. Irnico, considerando que su nica hija es una draki de agua. Y su esposa una de las pocas hembras draki nix del clan.

    Tradicionalmente, los nix son nuestra infantera; estn diseados para ser fuertes y veloces. Naturalmente son grandes nadadores. Son fantsticos en todas las actividades fsicas.

    Deslizo una mirada hacia la sala donde pap est leyendo, o preparando alguna de sus clases.

    -Por ti, estoy segura de que lo har -dije. Hubiera sido lgico que mam formara vnculo con otro nix. Uno como ella. Pero no. Eligio al tranquilo profesor que es mi pap. Tan poco atltico como casi ningn draki.

    -No por m, cario, por ti. Sabemos cunto amas nadar -dice con una risita-. Me quedo corta, lo s.

    Inhala profundamente y contina.

    -Sabemos que es tu pasin, pero es solo que -su voz se desvanece de a poco. No termina la frase pero las palabras me llegan de todos modos. No confan en m en el agua, all, afuera, sin supervisin.

    Como si yo fuera a hacer algo arriesgado. Como lo de ayer, o lo de hoy, por ejemplo. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • Me quita el ltimo vaso. Me inclino y le doy un beso suave en la mejilla.

    -Sera estupendo, mam.

    -Hasta maana pap -saludo antes de subir por las escaleras hasta el piso superior. Un cierto sonido ahogado me responde desde la sala.

    En mi habitacin, cierro la puerta y me dejo caer en la cama. Los resortes crujen por debajo. Abrazo la almohada contra mi pecho y miro el empapelado de florecillas rosadas. Mi dormitorio, en nuestra casa en la comunidad, est cubierto de posters de playas. Del ocano con el que sueo conocer y sentir algn da.

    En menos de un ao tendr la edad suficiente para hacer el viaje.

    No todos los drakis optan por hacer la gira. Pero yo la har. Un ao afuera, sola, lejos de mi familia y el clan. Por mi cuenta en el mundo humano no cualquier draki est hecho para eso. A veces me asusta. Pero lo he estado planeando desde que tom mi primer bao como draki y me enamor del agua. No hay nada como ella. Deslizarme por las profundidades del abismo donde el hombre no puede sobrevivir, ni encontrarme. Cuando cumpl los doce aos, me promet que probara la sensacin del mar sobre mi piel.

    He preparado a mis padres para la inevitabilidad del viaje. La gira es un rito de iniciacin que por siempre se les ha ofrecido a todos los drakis una manera de garantizar que cada nueva generacin obtenga los conocimientos necesarios sobre los humanos y del mundo exterior. Es fundamental para nuestra supervivencia.

    Pienso nuevamente en todos esos psters en mi cuarto en mis sueos del ocano. En nadar en la vastedad del inmenso mar.

    En abandonar todo lo que me es conocido para convertir mi sueo en realidad.

    Ahora mismo, no muy lejos, un grupo de adolescentes est disfrutando de una fiesta junto a la laguna. Cmo puedo creer que estoy lista para lanzarme a la aventura del ocano, en hacer la gira sola, si ni siquiera me atrevo a enfrentar una simple reunin? Solo porque un chico demasiado atractivo despierta a mi draki?

    Siento una ola de disgusto. Me enojo conmigo. Jacinda no retrocedera ante el desafo. Salto de la cama y me dirijo al armario. Cuando llegamos, desempaqu todo porque no pensaba vivir sacando la ropa de mi maleta por un mes entero.

    Con la determinacin hirviendo en mis venas, me desvisto y me pongo un traje de bao. Me subo por las piernas un short de tela de jean y busco el nmero

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  • exacto para arriba algo apropiado para mi primera fiesta entre humanos. Algo que, con suerte, no gritar intrusa.

    Me decido por un top azul con tachas plateadas. Debajo de sus tirantes asoman las tiras amarillas de mi traje de bao.

    -No es una cita -le digo a mi reflejo-. Hago esto para reafirmar un hecho. No porque lo quiera ver de nuevo.

    Resoplo. Ni yo llego a crermelo.

    Exhalo ampulosamente y hurgo dentro de la gaveta superior de mi escritorio, buscando un clip. Recojo mi cabello con un peinado descuidado y lo sujeto arriba de mi cabeza.

    Finos mechones y algunos rizos caen sueltos alrededor de mi cara y hombros, brillantes en azul y negro. Es la marca registrada de un draki de agua. Estoy segura de que cuanto humano se me cruce, pensar que mi pelo es teido.

    A continuacin, busco aretes y me los pongo. Son un par de colgantes plateados, no ms gruesos que hebras, que me llegan hasta la mandbula. Una capa fina de brillo para labios, y ya estoy lista.

    Me miro al espejo, mis ojos enormes escrutan como si me estuvieran viendo por primera vez imaginando cmo me ver Tate. Extraa. Extica. El pulso me late como un martillo en el cuello. Inhalo profundamente y me recuerdo que este es un ejercicio de audacia. Una prueba a mi control. No es una seduccin.

    Con un gruido de frustracin, me quito los colgantes y los arrojo. Salgo del dormitorio y bajo con cuidado las escaleras, evitando el peldao que cruje. Sigilosamente alcanzo el porche de madera; titubeo, esperando or a mam o a pap que me han descubierto. Nada. Ningn ruido de pasos que vienen por m. Ni un sonido.

    Satisfecha, bajo de la galera con un saltito y enfilo hacia la laguna con el corazn salvaje como un viento huracanado.

    Camino en la oscuridad por el sendero que a estas alturas tengo memorizado, y me concentro en disminuir el ritmo cardaco y as verme serena cuando llegue. Para que mi draki se quede en su lugar, enterrada en mis entraas. Para sentir que por una noche al menos, soy una adolescente que busca divertirse. Suelto el aire. Es ms fcil decirlo que hacerlo.

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  • Oigo la msica antes de llegar al estanque. El bajo golpea el aire y solo consigue ponerme ms nerviosa. De hecho, intento conectarme con Tamara. Ella estara en su elemento aqu.

    Doy un paso ms y dejo el lmite del bosque y me quedo, por un momento, observando la escena. Hay unas quince o veinte personas, tal vez no se la pueda considerar una fiesta. Pero para m es una multitud. Algunos estn nadando y salpicando entre la orilla y el muelle flotante. Diviso el contorno de dos cuerpos en la plataforma. Un muchacho grita con jbilo mientras se lanza salvajemente a las aguas oscuras. Sospecho que el episodio de Anna no ha detenido a nadie.

    Hay por lo menos seis o siete vehculos aparcados al borde del claro, dejando suficiente espacio para que los que han venido a la fiesta interacten y socialicen alrededor de la fogata. Reconozco el jeep de Tate y s que l est aqu, por algn lado.

    Hundo las manos en los bolsillos mientras mis ojos lo buscan. Unos pocos estn recostados sobre unas mantas. El fuego arde dentro de un crculo de piedras, tiendo el aire de un resplandor clido. Un par de chicas sostienen malvaviscos en largos palillos sobre las llamas. El aroma delicioso y acre de madera al quemarse inunda mi nariz.

    Empiezo a sentir miradas curiosas sobre m, pero todava, ni rastro de Tate. Una de las chicas de la fogata codea a su compaera y me seala con el mentn.

    Incomoda, empiezo a retroceder, lista para volver a casa, cuando, de repente, all est, emergiendo de las aguas.

    Todo dentro de m se congela. l sacude la cabeza y pasa los dedos por su pelo oscuro dejndolo levantado en locas puntas alrededor de su crneo. Lo contemplo hipnotizada. Mi visin se vuelve ms aguda ante la manera en que el agua se desliza por su pecho fornido.

    -Hola! -me saluda, atrayendo la atencin de todos sus amigos. Toma una toalla del piso y en unos pocos pasos acorta la distancia que nos separa.

    Pestaeo, rompiendo el hechizo. Tampoco es que nunca vi un chico sexy antes. Cassian, hasta Corbin, aunque es un infeliz

    Casi todos los chicos draki que conozco son atractivos. Es solo que ninguno de ellos parece realmente verme. No como este que ahora viene hacia m. Ninguno me invit a ir a ningn lado ni pronunci por favor como si importara de verdad.

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  • Cruzo los brazos envolvindome con fuerza cuando se detiene frente a m. Tengo que echar la cabeza hacia atrs para mirarlo. Tan cerca, me doy cuenta de lo alto que es.

    Una sonrisa lenta se extiende por su rostro cuando sus ojos se encuentran con los mos.

    -Viniste.

    Mi cuerpo se estremece y da un brinco ante su tono de felicidad.

    -Me invitaste.

    -S, pero parecas muy apremiada por salir corriendo -responde con un mohn en su sonrisa que lo hace ms atractivo an. Como si eso fuera posible.

    -Oye, Tate -lo llama un muchacho acercndose desde atrs. Lo reconozco de ayer. Troy. El que consolaba a la otra chica mientras Tate le hacia RCP a Anna-. Quin es tu amiga?

    Tate se inclina, acercando su rostro al mo.

    Me quedo sin respiracin y de inmediato, mi piel lo registra, vibra. Necesito de toda mi fuerza de voluntad para luchar contra la reaccin y calmar mi draki.

    -Ehhh me das una mnima chance? Susurra- Ser que al menos podr saber el nombre de la chica que invit esta noche?

    No puedo evitarlo y sonro.

    -Az

    -Az -repite, como probando el nombre, mientras sus ojos castaos y lquidos sostienen los mos.

    -S.

    -Me gusta -me echa un vistazo, realmente rpido. Como si no quisiera ser obvio al observarme-. Te queda bien.

    Se da la vuelta y deja caer su mano sobre mi brazo, llevndome con l. Ya no es solo Troy esperando, es todo un grupo.

    -Ella es Az. La que saco a Anna del agua ayer.

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  • Me saludan varios hola. Sin embargo, me resulta difcil distinguir todas las caras, con el cosquilleo que la mano de Tate me provoca en el brazo. Un ronroneo se forma en el fondo de mi garganta en respuesta al contacto.

    -Fuiste t? -Troy pregunta, sus ojos yendo de Tate a m-. Hermana, s que eres una herona.

    Mi sonrisa se ampla en la certeza absoluta de que jams nadie me ha dicho hermana.

    -No la podamos ver contino- Cmo la encontraste all abajo?

    Se me borra la sonrisa, insegura de cmo responder.

    Otra de las chicas se acerca, estrujando sus cabellos empapados. Me clava los ojos.

    -Quin es?

    -Te acuerdas de Az? -pregunta Tate sealndome con la mano. Es la que sac a Anna del agua ayer.

    Se detiene y suelta su cabello dejando caer los brazos. Me mira de arriba abajo.

    -Oh. S. Bien -dice esto con lentitud, como si no me recordara en absoluto. No es de sorprender, estuvo ocupada llorando por Anna. Al contrario de los dems, sin embargo, la gratitud no se refleja en sus ojos.

    -Cmo encontraste este lugar? -pregunta, apoyando una mano en su cadera-. No eres de por ac.

    Su mensaje me llega con claridad. Este lugar es para ellos. Soy la intrusa que tropez con su santuario. Tendra que haberme ido al lago, como todos los dems turistas pero vine a parar aqu, en lugar de eso.

    -estaba explorando de paseo, cuando lo encontr por casualidad.

    -Mmm -asiente con un gesto-. Hermoso cabello.

    Por supuesto que est diciendo lo opuesto. Lo veo en sus ojos, afilados como esmeraldas talladas. Los muchachos no lo captan, pero yo s. El clan est plagado de grupos cerrados. Decididamente hay una jerarqua social basada en los talentos, y la posicin de las familias. No estoy en lo ms bajo de la escala social pero tampoco estoy all arriba. Reconozco el insulto velado.

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  • -Gracias -respondo y sujeto un mechn azulado, con expresin de no entender lo que est haciendo.

    -De dnde eres?

    -Wyoming -miento, empezando a sentir que me est entrevistando. Es la respuesta que se supone que debo dar. En esta ciudad pequea, es dudoso que alguien haya estado all o que sepa lo suficiente sobre el lugar como para contradecirme.

    Asiente lentamente y una sonrisa aparece en su rostro.

    -Ests de vacaciones por aqu? -pregunta.

    Qu hay con el interrogatorio, Hailey? -la interrumpe Troy, sonriendo, aunque su expresin delata fastidio.

    -S -respondo, de todas maneras.

    -Por cunto tiempo?

    -Un mes.

    -Una pena, tan poco tiempo -comenta, mientras sus ojos se desplazan hacia Tate. Lo miro a l, despus a ella. Creo que no estn juntos. El lenguaje corporal no lo indica. l est demasiado apartado de ella. Y casi ni la ha mirado desde que se acerc. Un buen novio no hara eso. Y por alguna razn que no tiene fundamento alguno, creo que l sera un buen novio. Tal vez sean solo deseos.

    -Debemos asegurarnos de que la pase bien mientras est aqu -dijo Tate mirndola con el ceo fruncido.

    Hailey le devuelve una mirada bastante inexpresiva.

    -Es nuestra tarea ahora? Entretener a los turistas?

    Con creciente incomodidad ante la tensin que se eleva en el aire dejo escapar la respiracin y le pregunto a Tate:

    -Tu hermana est bien?

    -S. Tuvo conmocin por el golpe que se dio en la cabeza contra la plataforma. Nada de fiestas para ella -agrega, sealando a nuestro alrededor.

    -Me alegro de que est bien -digo, con un gesto de afirmacin.

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  • -Es una pena, de todos modos! -protesta Troy juntando su ndice y pulgar- Estaba justo por salir conmigo. Estuve a esto de que me dijera que s.

    -Prcticamente -se burl Tate resoplando por la nariz-. La has estado persiguiendo para que salga contigo desde tercer grado.

    -Es cierto -convino Troy, encogindose de hombros-, para qu detenerme ahora? Cuando sabes, sabes. Y siempre supe que tu hermana es la indicada para m.

    Un momento incomodo de silencio cae sobre nosotros cuatro. A Troy se lo ve relajado, como si estuviera divertido. Hailey tiene el aspecto de haberse comido algo agrio. Y Tate solo me mira fijo.

    Entonces, como si llegara a una decisin, me toma de la mano y me lleva hacia la hielera.

    Voy con l pero no puedo resistir a mirar por encima de mi hombro. Troy nos observa con una expresin de desconcierto. Hailey nos mira, tambin, o mejor dicho, me mira, con esos ojos esmeraldas, afilados y casi feroces. Me recuerda a los animales salvajes de mis montaas. Salvo que ellos nunca me parecieron tan amenazantes.

    Mi atencin vuelve a Tate. Nada sorprendente. Todos mis sentidos se centran en l en especial en cmo se siente su mano sujetando la ma.

    Levanta la tapa de la hielera y seala su interior.

    -Algo de beber?

    -Claro -acepto y estudio el contenido por un momento.

    -Creo que Troy tiene algo ms fuerte en su refrigerador, si lo prefieres

    -No. Esto est bien -le digo al tiempo que elijo un jugo de frutas. Ya estoy algo ebria con su presencia.

    Toma una lata para s, y me conduce hasta la orilla. Nos quedamos unos instantes de pie, mirando el agua. Nadadores lejanos gritan eufricos al saltar de la plataforma. Las voces a nuestras espaldas suenan quedas, un murmullo en el aire. La msica, tambin, simplemente se desvanece el sonido de fondo.

    Vuelve la cabeza y me mira. Sus ojos brillan en la noche. La sombra de una sonrisa curva su boca.

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  • Y no lo puedo evitar. Saboreo este instante con l. De inmediato me siento culpable por ello. Por gozar del modo que me siento cuando estoy con l. Debera tener mariposas en mi estmago cuando estoy con un chico draki. No con l.

    Bajo los ojos y queda claro que est mirando nuestras manos. Casi como si hasta ese momento no se hubiera dado cuenta de que todava tiene la ma en la suya.

    Siento el calor en mi rostro. Hace cinco minutos le dije mi nombre. Ahora estamos actuando como una pareja.

    Deja caer mi mano y se agacha hasta sentarse en una toalla. Me quedo quieta y luego me siento a su lado, dejando un espacio entre nosotros. Aun sin tocarnos, el calor de su piel se irradia hacia m.

    Las oscuras aguas se mueven suavemente, lamiendo la orilla pedregosa. Siento su mirada en mi rostro otra vez.

    Carraspea.

    -No tengo idea de cmo apareciste ayer ac -dice y seala el agua-, solo me alegro de que estuvieras. Mi hermana es todo lo que tengo. Desde que muri mam, somos solo ella y yo. Pap anda por ah, pero no mucho, en realidad. No como estaba mam para nosotros-. Nunca sabrs lo que has hecho -dice en un tono ms bajo.

    Me muevo nerviosamente y me miro las manos.

    -Te estoy haciendo sentir incmoda.

    -No -lo interrumpo con rapidez y lo vuelvo a mirar-. Est bien.

    -Vamos -dice, se pone de pie y me hace una sea para que lo siga-. Nademos.

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  • Captulo 5

    Ir a nadar con este chico puede ser la cosa ms loca y riesgosa que haga en mi vida. Sin embargo, la idea no me atemoriza. Mi pulso se acelera al verlo meterse en el agua. Titubeo un instante antes de quitarme el top por la cabeza y deshacerme de los shorts con un movimiento de caderas.

    Se da vuelta y me sonre. Luego se sumerge.

    Entro de a poco y permito que el agua acaricie mis pantorrillas, los muslos, la cintura. Instantneamente mis poros se contraen y vibran. Floto y termino de meterme. Mis manos se abren delante de m y adoro el modo en que el agua me hace lugar y me recibe como si hubiera estado esperando mi regreso.

    Debajo de la tela de mi traje de bao enterizo, se abren mis branquias, escondidas, a salvo. No es algo que pueda controlar, pero no me preocupo por su aparicin. Aunque tuviera puesta una bikini, en la oscuridad no se notaran.

    Nada en el mismo lugar, delante de m. El agua casi no se mueve a su alrededor. Una vez ms me sorprende lo cmodo que parece aqu. En el agua. No puedo dejar de estar impresionada.

    -Vienes mucho por aqu.

    -En verano el lago est siempre lleno de turistas y no han descubierto esta laguna. Es nuestra. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • -Y yo la encontr.

    Me circunda, pequeas ondas salpican sus hombros.

    -Me alegra que lo hayas hecho. Cmo lo lograste? No est marcada ni hay carteles indicadores.

    -Tengo olfato para el agua -admito y s que no lo creer.

    Ests cerca del lago?

    -Alquilamos una casa -respondo, y miro hacia la orilla al or un chillido. Su voz me vuelve a atraer.

    -As que, Az Viste a Anna cuando se golpe la cabeza y cay? Por eso sabas donde buscarla?

    -Eh, fue suerte, supongo -esquiv.

    -No. No fue suerte. Creo que algo ms grande estaba operando que te puso ah. Para que la encontraras.

    Se acerca y su rodilla choca con la ma por debajo del agua. Inhalo de golpe ante el contacto. Mi piel se pone tensa y siento un cosquilleo. Se agita. Mis agallas trabajan algo ms rpido y bombean agua hacia dentro y fuera de m.

    -No me haba dado cuenta de que estabas en el agua con nosotros. Qu eres, una sirena?

    Me ro dbilmente.

    -No. No una sirena.

    -Bueno, s que Anna va a querer conocerte y darte las gracias en persona.

    -Eso no es necesario.

    -Tal vez podras venir maana?

    -Oh, no creo que

    -Vamos. Lo dije en serio. Deja que me asegure de que te diviertas mientras ests aqu -dice, y mueve una mano por encima de su cabeza-. Mostrarte los esplendores de mi ciudad. Es lo menos que puedo hacer.

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  • Frunzo el ceo. No me gusta que crea que me debe algo. Acaso toda la atencin que me da es por gratitud? Por salvar a su hermana? Despus de todo, me cont lo que ella significa para l.

    -No tienes por qu hacerlo. De verdad.

    Empiezo a nadar hacia la orilla con brazadas largas y el agua me estimula con su caricia.

    -Oye! A dnde vas?

    Nado ms aprisa. Por algn motivo, ansiosa por escapar.

    Sbitamente su cuerpo surge delante de m desplazando agua.

    Pego un salto hacia atrs y grito, sorprendida.

    -Hola! -Saluda el chico, al tiempo que sacude la cabeza como un perro que se seca el pelo -No nos conocemos.

    Maldigo por lo bajo. Por lo general estoy ms atenta de lo que pasa a mi alrededor. En especial en el agua.

    Estira la mano haca m como si fuera lo ms natural darse la mano en medio de un lago.

    -Soy Brett.

    Aun en la oscuridad, puedo ver que es rubio y de ojos celestes. Un tpico chico norteamericano. Seguramente es la estrella del equipo.

    -Az -me presento, y nos damos un apretn de manos. Se aprovecha y me acerca hacia l. Quedamos casi pegados. Puedo oler la cerveza en su aliento. Me hierve la sangre, disgustada por el contacto que no es bienvenido. El agua a mi alrededor se vuelve ms clida, la corriente se mueve a mayor velocidad como una reaccin a m malestar. Necesitara solo desearlo, lo mnimo de mi voluntad para enviarlo por el aire arrojado por una ola gigante.

    -Encantado de conocerte, Az. As que decidiste mezclarte con los locales? La ests pasando bien por ahora?

    -Vete, Weaver.

    La mano de Tate se cierra sobre mi mueca, jala y quedo libre. Me lleva hacia l, liviana en el agua. Brett re.

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  • -No saba que eran as las cosas, Tate. Vaya que eres rpido, hombre. Hace cunto que lleg al pueblo, cinco minutos? No es justo.

    Las chicas que estaban en la plataforma comenzaron a llamar a Brett con voces seductoras.

    -Te buscan.

    -S -Brett me guia un ojo-. Encantado de conocerte, Az. Tal vez nos veamos por ah.

    Lo miro irse a nado.

    -Siento mucho esto. Brett y yo tenemos esta cosa.

    Ladeo la cabeza.

    -Cosa?

    -S. Es tonto. Una rivalidad de larga data, eso es todo. El equipo de natacin versus el equipo de ftbol americano.

    Vuelvo a mirar a Brett y observo sus brazadas poco elegantes.

    -Djame adivinar. Ests en el equipo de natacin.

    Asiente.

    Y de repente, tiene sentido el hecho de por qu se lo ve tan en su elemento cuando nada.

    -Puedo ver que eres bueno.

    -El ao pasado sal campen sonre-. Estilo libre y mariposa.

    -Impresionante.

    -Eso espero. Es mi pasaje de salida de aqu.

    -Universidad?

    El agua rebota contra su mentn.

    -S. Quiero conseguir una beca completa para el ao prximo.

    Sonro, genuinamente feliz de que cumpla su sueo. Despus de todo, entiendo la importancia de los sueos.

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  • -Bien por ti.

    -Y t?

    -Yo?

    -Iras a la universidad?

    La universidad. Porque eso es lo que hacen los jvenes normales.

    Desvo mi mirada hacia la orilla.

    -Una carrera -propongo para cambiar el tema-. Hasta la plataforma y de ah hasta la costa.

    Largo antes de que acceda o se oponga.

    Es veloz. Puedo ver por qu cree que puede conseguir la beca, pero nadie es ms rpido que yo. Jacinda y Cassian podrn volar en crculo a mi alrededor en el aire, pero yo soy la duea del agua.

    Toco el muelle, doy la vuelta y lo paso. Saco la cabeza del agua solo una vez para ver la distancia que le llevo. Hago la pantomima de que tomo aire. Despus de todo, mejor si no despierto sospechas.

    Llego a la orilla, me dejo caer sobre la toalla y me vuelvo justo cuando emerge. El agua corre por su rostro y por todo su cuerpo.

    -Me ganaste -dice en estado de shock.

    Imposible suprimir la sonrisa.

    -Qu eres? -pregunta y sacude la cabeza sorprendido.

    Mi sonrisa se desvanece. Qu eres?

    Ser una pregunta inocente pero resuena en lo profundo de mi ser. Me aterra. Hace que me cuestione qu hago ac, actuando como si perteneciera al mundo de este chico. No soy como l. No soy como ninguno de ellos. No debera estar aqu. No deb desafiarlo. No tendra que haberle ganado. Quise alardear. Tan simple como eso.

    Se inclina y se sienta a mi lado sobre la toalla.

    -Nadie ha podido ganarme desde primer ao.

    Me encojo de hombros. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • -Qu puedo decir? Soy nadadora, tambin.

    -Es evidente. Qu universidades consideras? Deben hacer fila frente a tu puerta.

    Me visto y miro alrededor con cierta incomodidad.

    -Eh. No estoy segura.

    Deb saber que era imposible actuar para siempre. Conversar. Preguntas. Todo lleva a mentir porque no puedes decir la verdad. Y no quiero mentirle.

    -Mejor me voy. Mis padres no saben que me fui.

    -Te acompao.

    -No tienes que

    -S. Tengo que. Vamos.

    Va hacia su jeep y recoge su camisa al pasar.

    -Mustrame el camino.

    Abandonamos la fiesta y cortamos por el bosque. Una brisa clida seca mi piel, pero al caminar a su lado, me estremezco, de todos modos. Aqu, entre los rboles y los arbustos, est ms oscuro. A pesar de temblar por su cercana, su presencia me reconforta. A salvo. Me siento mejor de haber dejado atrs a los dems. Solos somos l y yo.

    -Entonces, qu clase de nombre es Az?

    -Es Azure, abreviado.

    -Cmo en azul

    -S.

    Deslizo una mirada hacia l y observo que me mira. Sus ojos evalan mis cabellos y mi cuerpo.

    -Eso es lindo. Y apropiado, tambin.

    Si tan solo supiera

    Cuando nac, nadie poda suponer que me convertira en una draki de agua. Recin nos manifestamos en la pubertad, si es que lo hacemos. Algunos en el

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  • clan no lo hacen. Nunca. A mam le gusta ufanarse de que tuvo una premonicin de en qu me convertira, pero fue pura coincidencia que me pusieran Azure.

    -Mam dice que tuve los ojos azules as de grandes desde recin nacida.

    -Todava los tienes. Son hermosos -murmura.

    Mis mejillas se encienden con sus palabras. Creo que nadie ha notado mis ojos desde bueno, desde que nac. Ninguno de los chicos del clan me dijo jams algo as.

    Al llegar a nuestra casa alquilada, me detengo. Afuera. Mis padres estn dormidos, seguro, pero no quiero correr riesgos. La luz de la galera brilla en la noche. A mi madre le gusta dejarla encendida.

    -Gracias -le digo mientras me froto los brazos.

    Seala la casa con un movimiento de cabeza.

    -Lugar agradable. Un mes, no?

    -S.

    No hace ningn ademan de marcharse, y yo tampoco giro para entrar. Sus ojos castaos relucen en mi direccin y de repente no puedo recordar por qu dije que tena que volver a casa.

    -Por qu no vienes maana? As la conoces a Anna.

    Humedezco mis labios.

    -Te agradezco, pero

    Mi voz se apaga.

    Levanta una ceja y espera. El sonido rtmico de las ondas golpeando contra el dique llena el silencio. A la distancia, el motor de una lancha se escucha en alguna parte del lago oscuro.

    Busco las palabras, sintindome una tonta. Decirle que no quiero involucrarme con l porque estoy aqu por poco tiempo me har parecer egosta. Por qu creo que l desea involucrarse conmigo? En realidad, no ha dado ningn paso. Tal vez quiere solo que conozca a su hermana para que me agradezca en persona.

    Miro hacia la casa.

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  • -Mis padres realmente esperan que pase el tiempo con ellos durante estas vacaciones.

    -Y la noche? Vamos. Dudo que pretendan que ests con ellos todo el tiempo.

    No. No lo pretendan. Pero me enamore de un humano. Eso no. Eso es prcticamente la peor pesadilla de mi madre. Y ella lo sabra. Siempre ha podido leerme sin dificultad. Y con solo verlo, no le costara nada adivinar que mis sentimientos no son precisamente platnicos.

    -Mis padres son algo sobreprotectores.

    -Mira. Maana a las ocho de la noche estar aqu. Si puedes salir, fantstico, si no -deja la frase inconclusa y se encoje de hombros como si no fuera gran cosa-. Sin presiones.

    Muevo la cabeza en seal de afirmacin aunque estoy segura de que no estar aqu maana, por nada del mundo.

    No puedo volver a verlo. No puedo ir con l a conocer a su hermana. No puedo seguir engandome. No cuando mi piel se pone tensa y firme en su presencia. Hay demasiado en juego.

    Ladea la cabeza y me estudia como si tratara de resolver algo.

    -No vas a estar aqu, verdad?

    Me sonrojo. Qu? Adivina el pensamiento?

    -No dije eso.

    Es muy intuitivo. Entierra las manos en sus bolsillos y se balancea sobre los pies.

    -Est bien. Yo estar, de todos modos -promete y retrocede, sus ojos clavados en m-. Espero que cambies de parecer.

    Gira y se va. Yo permanezco inmvil ah.

    Mi piel se relaja, se afloja y cede el calor. Sbitamente, la noche se siente fra.

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  • Captulo 6

    Al da siguiente, mam cumple su promesa, y pap viene con nosotras al lago. Le hacemos burla sin piedad. Decir que es un nadador malo, no le hara justicia. Como es un draki, su coordinacin es superior al promedio. Aun as, mam nada a su alrededor y lo tortura con un juego de Marco Polo.

    -Detnganse de una vez, las dos. Ya se han divertido lo suficiente. Vamos a casa a preparar la cena.

    Miro a mis padres y al muelle lejano, y ms all, a la casa angosta de dos pisos.

    -Creo que me quedar a nadar un poco ms.

    Mam y pap intercambian miradas. Debaten en silencio si deben o no permitrmelo.

    Mam se vuelve hacia m. Su mirada, afilada y penetrante, no llega a ser de una gran preocupacin. Ella tambin es una draki en sus entraas. Una especie que ha evolucionado gracias a la astucia y a instintos alertas. Como yo.

    -Est bien. No tardes. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • -No lo har.

    -Y ten cuidado con las lanchas -me previene, al tiempo que seala hacia el lago, arriba abajo-. Van demasiado rpido aqu.

    Coloco la cabeza en ngulo y la miro como diciendo: realmente crees que una lancha me va a pasar por arriba? A m?

    Pone los ojos en blanco.

    -No te sobrepases. Y no te

    El resto de la frase queda sin terminar, la advertencia, implcita. No te manifiestes.

    Hago un gesto de asentimiento y levanto apenas el brazo a modo de saludo mientras se dirigen a la orilla.

    Sola, nado en el lugar, mis piernas y brazos se agitan apenas, como para mantenerme a flote. Es un movimiento reflejo, como pestaear.

    Trazo un crculo nfimo, echo la cabeza hacia atrs y siento a la corriente jugar deliciosamente con mis largos cabellos. Mis dedos surcan el agua mientras giro. Me detengo y miro a los botes cortando el lago por el centro. La orilla opuesta me llama. No parece demasiado lejos.

    Echo un vistazo a m alrededor y me sumerjo. Me digo que en realidad no desobedezco a mam. Siempre me aparecen las branquias cuando estoy en el agua, no lo puedo controlar. No me estoy manifestando.

    Bloqueo la respuesta que mam hubiera dado a esto. Y me deslizo por debajo del agua, doy brazadas amplias y pausadas, mis poros se contraen, la piel se deleita con la sensacin.

    Los peces me esquivan, sus formas brillantes y oscuras se escapan cuando me acerco. El agua entra y sale por mis agallas debajo de mi traje de bao. Una lancha pasa rugiendo por encima y alborota las aguas en espuma blanca, y s que ya debo estar en el medio del lago.

    Estudio la superficie y asciendo. Me aseguro que no voy a salir en medio de nadadores o botes.

    Quiebro la superficie lentamente. Mis ojos primero, despus el resto de la cara: nariz, labios, mentn. Nado hacia la otra orilla con movimientos lnguidos. Me detengo al ver que algo se mueve adelante. Otro nadador. Justo en mi camino. A http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • medida que se acerca, puedo distinguir que es un hombre. Su cara y hombros cortan por encima del agua, los brazos vuelan por sobre su cabeza en brazadas poderosas.

    Se acerca an ms y su rostro se hace ntido. Incluso con las antiparras, lo reconozco. Siento que el estomago me da un vuelco y que la marea me arrastra. Considero la posibilidad de sumergirme en las profundidades y dejarlo pasar, pero vacilo, y me ve. Demasiado tarde.

    En el fondo de mi mente me pregunto si no habr querido que fuera demasiado tarde. Si en realidad no habr deseado que me viera.

    Se quita las antiparras y las acomoda arriba de la cabeza.

    -Az?

    Una lenta sonrisa se dibuja en sus labios.

    -Qu ests haciendo aqu? -Suelto atolondradamente.

    -Me entreno. Tengo que mantenerme en forma durante el verano.

    Est claro. Es campen de natacin.

    Asiento con la cabeza. El agua cubre mi mentn.

    -Cruzas el lago?

    -S.

    -Eso queda lejos.

    -Estoy acostumbrado, pero mira quin habla -dice y seala el muelle que ahora es un punto en la distancia-. Nadaste hasta aqu desde all?

    -S.

    Emite un silbido y me guia un ojo.

    -Soy buena nadadora -digo y me encamino de regreso.

    Se desliza a mi lado.

    -S, lo s.

    Empapado y acariciado con los rayos del sol poniente, est an ms guapo de lo que recordaba. Sus brazos y hombros me cautivan y trato de mantener la vista hacia adelante para que no me pesque mirndolo. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • -Es solo que a esta hora la visibilidad empeora y las lanchas realmente van demasiado rpido a veces.

    Un sermn de su parte? Me siento molesta y halagada al mismo tiempo. Ya tengo suficientes de esos de mis padres.

    -Estar bien.

    -Simplemente nadar contigo el resto del camino.

    Me encojo de hombros. Juntos entramos en un ritmo parejo y atravesamos el lago.

    -Y por qu natacin? -me oigo preguntar-. Por qu no ftbol americano?

    -Supongo que por mam. Adoraba nadar. Cuando viva, bamos siempre a la playa. Por lo menos una vez al ao.

    Mientras hablaba, noto que acaricia un pequeo diente de tiburn que pende de una cadena, casi como si quisiera asegurarse de que sigue all.

    -Ella te lo dio? -le pregunto, sealndolo con la cabeza.

    -Era suyo. Cuando era pequea, encontr este diente en la playa mientras hacia un castillo de arena. Qu probabilidades haba? Por eso deca que era su amuleto de la suerte para guiarla a travs de la vida. Tambin fue una gran nadadora. Quera ser profesional.

    -Y qu pas?

    -Lo hizo bien. Nad mientras estuvo en el colegio. Despus de graduarse, les enseo a nadar a los nios, antes de casarse con pap. Le gustaba ensear a los pequeos. A mi hermana. A m.

    Pero no era tan buena como para lograrlo. No lo dice. Pero lo escucho de todos modos.

    -Debe haber estado orgullosa de ti.

    Su mano toca nuevamente el diente de tiburn. Es un gesto de tanta ternura como si al tocarlo se estuviera conectando con su madre como si todava estuviera con l. Mi corazn se encoge. Lo acabo de conocer, pero he compartido con l ms que con cualquier chico de mi clan. No est bien. Pero es imposible negarlo.

    Levanto la vista y me doy cuenta de que casi estamos en mi muelle. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • -Entonces, sigue en pie lo de esta noche?

    -No dije que s.

    -Pero quieres.

    -Eres arrogante -digo con un movimiento de negacin.

    -No, simplemente perceptivo.

    Lo salpico y l atrapa mi mano y me arrastra hacia l, desplazando una ola entre los dos. Siento el sello de su mano en mi piel baada por el lago.

    Estamos tan cerca que puedo examinar cada una de las gotas que reluce en su tez tostada. El impulso de acercarme y probar el gusto del agua salpicada en su mandbula es avasallador. Torrentes de anhelo corren a travs de m, inundando mi cuerpo.

    Abrumada, me aparto solo para ser una vez ms atrada por esa mano en mi brazo.

    Su mirada se hunde en la ma.

    -Solo quiero volver a verte.

    El agua que nos circunda sbitamente se siente ms caliente, espesa; se agita y s que soy yo. Mis emociones mi deseo manipula el elemento.

    Lo notar si no pongo distancia entre los dos.

    -Az? -sus ojos sobre m me devoran, intensos, encierran una pregunta-. Esta noche

    Niego con la cabeza, mi mirada atrapada en sus labios. Demasiado hermosos y tentadores como para resistirse.

    La corriente a nuestro alrededor se intensifica. Entonces l lo percibe. Sin soltarme, frunce el entrecejo y mira hacia abajo.

    En pnico, ni siquiera pienso, simplemente acto. Me rindo ante el impulso que me arrastra como la inundacin. Imparable.

    Mi mano libre se cierra sobre su hombro. Lo uso como punto de apoyo, lo traigo hacia m y presiono mis labios calientes sobre los suyos. Hubo unos pocos besos en mi vida. Toques, apenas. Algunos un poco ms largos en el centro de reuniones. Nada comparado con esto. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • Mis labios perciben su gusto, sol, agua y poderoso macho. Suspiro, incremento la presin de mis labios sobre los suyos. Y exhalo de golpe cuando l despierta a mi beso. Sus manos se cierran sobre mi espalda, mi piel se estremece, siento el cosquilleo de mis alas que se mueven bajo mi carne y pugnan por escapar buscando la libertad.

    Aterrada, me separo, haciendo una ola. Sin mirarlo nado hacia el muelle.

    -Az! Espera!

    No lo hago. No miro hacia atrs. Trepo el muelle, bruscamente tomo una toalla y corro a casa.

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  • Captulo 7

    A las ocho menos diez, esa noche, muerdo la punta de mi pulgar hasta que me lastimo, mientras dejo una huella en el piso de mi habitacin de tanto ir y venir. Espo por la ventana varias veces, intentando detectar si esta all.

    Me digo que no ir a encontrarme con l. Durante toda la cena mantuve esa decisin irrevocable, en la certeza de que era lo correcto. En especial despus de ese beso enloquecido.

    Solo que ahora, tan cerca del momento, no puedo estarme quieta. Sbitamente, dejo de preocuparme por lo que est bien o es lgico. Lo nico que me importa es lo que siento. Cmo me hace sentir cuando estoy en su proximidad.

    Si no estoy en el muelle a las ocho, jams volver a verlo. El pnico se apodera de m y me hace caminar ms rpido. Por qu seguira viniendo? Mi ausencia sera mi respuesta. El ltimo rechazo. l no volvera y eso sera el final.

    Una especie de ansiedad desesperada surge dentro de m. Si no hago nada por el resto del verano, si me quedo con mam y pap hasta que terminen las vacaciones, vuelvo a casa y al clan, siempre me lo preguntar. Siempre lo lamentar.

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  • Lo s. Lo siento como un dolor sostenido en mis huesos. Y no quiero ese dolor. Que desaparezca. Quiero todas las sensaciones excitantes que tengo cuando estoy con Tate. Aunque sean peligrosas, las quiero. A l. Quiero sentirme despierta y viva. Cuando vuelva a casa con los mos, puedo volver a sentirme a salvo y dormida. Muerta.

    El reloj marca siete y cincuenta y ocho. Con solo dos minutos de margen, bajo corriendo las escaleras, un rpido vistazo a la sala revela que pap duerme en su silln. Mam no est por ningn lado, probablemente ya se haya ido a la cama.

    Me pongo las sandalias, salgo y corro por el pasto hacia el muelle, una loca carcajada burbujea dentro de m. Solo me he sentido as cuando vuelo. Cuando bajo dando vueltas, en picada, hacia la alfombra de copas de rboles, y el estmago da un vuelco al detenerme un segundo antes del impacto.

    Tate est de pie all, su cuerpo recortado contra la noche, alto y fuerte, y mi corazn se estruja dentro de mi pecho como cuando freno en ese segundo antes de chocar, en un nido de ramas y hojas.

    Se mueve hacia m cuando me detengo sin aliento delante de l.

    -Cre que no vendras.

    -Perdn, perd la nocin del tiempo.

    Levanto el mentn, de algn modo, desafiante. Me cuesta admitir que l tena razn ms temprano cuando dijo que saba que yo quera venir. En especial, espero que l no piense que yo estoy ac porque quiero una repeticin de ese beso. No quiero. Yo no podra

    -Vamos. Tengo el Jeep all -dice, mientras enfila hacia el bosque.

    Caminamos uno al lado del otro y tomamos un sendero diferente al que uso para llegar a la laguna.

    Se me ocurre que voy sola con un autentico extrao. Tendra que preocuparme. Pero no me preocupa. No puedo imaginarme que esto pueda ocurrir en ningn otro momento esto de meterme en un automvil con un humano que conoc hace menos de cuarenta y ocho horas. Todo grita locura. Si Jacinda estuviera por hacer algo por el estilo, yo la estara abrumando con sermones y advertencias.

    Y sin embargo, ac estoy.

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  • Por absurdo que parezca, me siento a salvo con l. Bueno, aparte de las sensaciones peligrosas que me despierta. Parece tan slido, confiable y fuerte. Hay algo bueno en l. Lo veo en sus ojos. En la manera que se comporta. Hasta en el modo en que se mueve dentro del agua. En siglos pasados seguramente llev una armadura y monto un caballo blanco. Es el tipo de muchacho al que seguramente se le puede confiar un secreto

    Inhalo con fuerza, lleno mis pulmones y me obligo a apartar mis pensamientos de ese rumbo. No me atrevo siquiera a considerarlo.

    Desembocamos en un camino de tierra. El Jeep est aparcado a un costado. Me acompaa a lado del pasajero y me abre la puerta.

    -Gracias.

    Durante los cinco segundos que me quedo sola en el vehculo, el silencio y el torbellino de mis dudas me sofocan. Siento alivio cuando sube y enciende el motor.

    -Vivo cerca -dice.

    Muevo la cabeza en seal de asentimiento y cierro las manos sobre mis rodillas.

    -Anna sabe que vienes. Est emocionada. Le cont todo sobre ti.

    -Qu le contaste? -le pregunto, movindome en el asiento, nerviosa.

    -Que me ganas en natacin -responde con una sonrisa.

    Me encojo. Deb haberlo dejado ganar en esa carrera.

    -Por supuesto que no me cree. Tengo el rcord del colegio. Tendrs que decrselo t misma.

    Pasamos a travs del pueblo. Lo visit antes con mis padres pero igual estoy encantada con sus escaparates y negocios pintorescos, la plaza con la glorieta en el medio. Parece salido de una pelcula.

    En las ltimas luces de la ciudad, giramos a la derecha. Las casas estn hechas en su mayora de planchas de imitacin madera, y piedra: estructuras angostas, de dos pisos, muy parecidas entre s. Cuando nos detenemos en la entrada de autos de su casa, justo detrs de otro automvil, me consta que no podra reconocerla entre las casas vecinas. Hago un ademan de buscar el picaporte pero me detiene con una mano sobre mi brazo. http://librospdfespanolgts.jimdo.com/

  • -Espera.

    Lo miro mientras baja y da la vuelta por delante del Jeep.

    Titubeo cuando abre mi puerta, perpleja por su cortesa. No es que los muchachos de la comunidad sean mal educados o que creo que no merezco este tipo de amabilidades. Para ellos solo soy Az. La chica con la que crecieron. Poco interesante. Predecible. Salvo que a sus ojos soy excitante. Especial. Alguien por quien te apresuras a abrirle la puerta. l me hace sentir as, efervescente y vertiginosamente mareada como cuando me zambullo en las grandes profundidades.

    Me bajo del Jeep. Su mano roza mi espalda mientras subimos al porche; tan leve, casi sin tocarme. Pero esta all. La sensacin burbujeante, de mareo, regresa, danza apenas por debajo de mi piel siempre proclive a tensarse. Respiro profundamente para serenar mis nervios y lograr la calma.

    Abre la puerta principal y se hace a un lado para dejarme pasar. Me adelanto, entro, y me recibe el sonido de un televisor.

    Y entonces la veo, sentada con las piernas cruzadas en un sof, con una manta escocesa sobre su regazo. La chica bonita del estanque, la que rescate del fondo. La chica que Troy est decidido a conquistar. Todo esto pasa en un segundo por mi mente.

    -Hola! -exclama. Su rostro entero se ilumina al verme-. Viniste!

    Ni el espantoso magulln en su frente disminuye su hermosura. De hecho, hasta le queda bien y resalta el tono natural de su piel, el suave brillo de sus cabellos rubios, la luz en sus ojos, la delicada lnea de sus pmulos. Si ella es el da, entonces su hermano, con su belleza oscura, es la noche.

    -Te dije que la traera. O no?

    -Tambin dijiste algo as como que te haba ganado en natacin -dice, y me sonre-. Sin nimo de ofender, qu mentiroso!, no?

    -Por supuesto -respondo y lo sigo a Tate. Nos sentamos juntos, en el otro silln.

    Me mira con los ojos enormes, ofendidos.