biografía de gastón baquero

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  • 7/25/2019 Biografa de Gastn Baquero

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    Carlos Barbchano

    GASTN BAQUERO: EL HOMBRE

    QUE ANSIABA LAS ESTRELLAS

    Prlogo de Fidel Sendagorta

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    Dedicatoria de Gastn Baquero a Carlos Barbchano de su libroAutoantologa comentada (Madrid: Signos, 1992).

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    GASTN BAQUERO: EL HOMBREQUE ANSIABA LAS ESTRELLAS

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    Carlos Barbchano

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    Carlos Barbchano

    GASTN BAQUERO: EL HOMBRE

    QUE ANSIABA LAS ESTRELLAS

    Prlogo de Fidel Sendagorta

    Coleccin ENSAYO

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    Coleccin ENSAYO

    Portada:Retrato de Gastn Baquero del pintor espaol Miguel Elas (Alican-te, 1963). Profesor de la Universidad de Salamanca, ha obtenido numerosos

    premios y expuesto sus obras en Espaa, Amrica y Asia. Tiene pintados msde cien retratos de poetas iberoamericanos.

    Carlos Barbchano, 2015. Prlogo: Fidel Sendagorta. Textos de Gastn Baquero: Herederos de Gastn Baquero. Editorial Betania (de esta edicin).

    Apartado de Correos 50.767Madrid 28080 Espaa.

    ISBN: 978-84-8017-368-1.Depsito Legal: M-39401-2015.Imprime PUBLIDISA.Impreso en Espaa / Printed in Spain.

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    Prlogo

    Conoc a Gastn Baquero a mi regreso a Madrid despus de unaestancia de tres aos en La Habana. Me present el poeta y pe-riodista Bladimir Zamora que traa de Cuba el deseo de cercanacon Gastn que sentan muchos escritores jvenes de la Isla. Enesas tertulias en las que Gastn ejerca de patriarca benvolo seencontraron Bladimir y el editor Felipe Lzaro, a quien yo habaconocido aos atrs en la Escuela Diplomtica, y de esa colabo-racin naci la antologa poticaPoesa cubana: La isla entera(Betania, 1995). Fueron aos de acercamiento entre los que es-criban dentro y los que lo hacan desde el exilio y yo tuve lasuerte de participar en algunas iniciativas que se llevaron a caboen Madrid para promover una reconciliacin que avanz antes enel mundo de la cultura que en otros mbitos de la vida cubana.

    Como relata Carlos Barbchano en su sugestiva semblanza deGastn, ste se convirti en el smbolo de esa reunicacin de la

    cultura cubana, con una generosidad que pudo con los enconosde la poltica y las humillaciones que impone el destierro. Huboun momento fundador y fue sin duda el abrazo que se dieronGastn y Eliseo Diego en la Residencia de Estudiantes en un actoconvocado con motivo del premio Cervantes otorgado a DulceMara Loynaz. Sellada la reconciliacin entre estos dos grandesde la poesa cubana la seal estaba dada. Un ao despus se cele-

    braba en la Casa de Amrica un encuentro de escritores cubanosde dentro y de fuera en torno al cincuentenario de Orgenes, cuyofruto ms duradero sera el lanzamiento de la revistaEncuentrode la Cultura Cubananacida del impulso de Jess Daz y Anna-

    belle Rodriguez1.

    1. La revistaEncuentro de la cultura cubanafue fundada en Madrid ( 1996)por Jess Daz, Po E. Serrano, Annabelle Rodrguez y Felipe Lzaro. (Notadel editor).

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    8 Carlos Barbchano

    Sin embargo, veinte aos despus de estas iniciativas tan va-liosas, la ansiada reconciliacin nacional sigue pendiente. Una

    vez se cumpla este agotador y doloroso alumbramiento, cuandolas nuevas generaciones de cubanos vuelvan la vista atrs se en-contrarn con nombres como el de Gastn Baquero, que tuvieronel valor cvico de utilizar su prestigio de creadores para dar un

    primer paso tan difcil como necesario para reconstruir una na-cin en la que por n quepan todos sus hijos.

    Fidel SendagortaMadrid, diciembre 2015

    Fidel Sendagorta(Madrid, 1956). Ejerci como diplomtico espaol en Cuba.Actualmente es Director General para Amrica del Norte, Asia y Pacco del

    Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperacin de Espaa.

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    EL POEMA*

    Homenaje a Eugenio Florit

    Quiero, dice la nia

    irrumpiendo en el silencio del poeta,que me escribas un poema.Quin puede hacer un poema? Yo no, responde el sorprendido.Ya estn escritos todos los poemas.Ensimismado estabaante un blanco papel, blanco y vaco hora tras hora.Un papel lleno del bostezo interminable de la nada.Quiero, quiero un poema, insistela inesperada nia. Me gustan los poemas.Mira, ngel extrao, no es un buen da el de hoy:La inspiracin ha huido. No puedo darte un poema,ni soar en hacerlo todo el da. Pero toma,toma esta rosa, llvala a aquel vaso que est en el fondo,colcala all cuidadosamente, para que maanasiga siendo tuya todo el da. Y luego, puedes irte,

    pero en silencio: la musa teme al ruido, y si se aleja,tarda mucho en volver: djame solo.

    La nia tom la rosa delicadamente,y como en un vuelo cruz la habitacin.Puso la rosaen su erguido sepulcro de cristal, y sin ruido parti;apenas pudo orse la puerta, la que al cerrarse

    enclaustraba de nuevo en su estril espera, en su vaco,al poeta. Todo fue paz de nuevo.La nada resurgacomo una tierra amiga ante el ensimismado intil.Y al volver los ojos otra vez hacia el blanco papel,

    (*)Partita para violn solo, de J. S. Bach.

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    vio que all estaba:como un mirlo en medio de la nieve,

    como una estrella sola en el centro del cielo,all estaba, sobre el papel inmenso, el Poema.

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    Gastn Baquero: El hombre que ansiaba lasestrellas *

    De Banes a La Habana

    Me gusta recordar que uno no nace, a uno lo nacen. Me

    nacieron en Zamora, deca Leopoldo Alas, Clarn, el as-turiano universal, con probado acierto. A Gastn Baque-ro le gust venir al mundo en Banes, en la regin orien-tal cubana, aunque la copia de su partida de nacimientoreza que naci en la capital, el 4 de mayo de 1914. Do-cumento que con seguridad se expidi posteriormente asu venida al mundo, lo que explicara su inscripcin enLa Habana. De hecho su hermana melliza gura nacida

    en Banes la misma fecha, evidentemente, que su herma-no. Conviene dejar clara la fecha de nacimiento pues has-ta que se publica dicha partida, se crey que nuestro autorhaba nacido en 1918. Ms adelante volveremos a ello1.

    El padre, Jos Mara Baquero, buen mozo e hijo de es-

    paol, haba casado en la capital cubana con andaluza ytena ya dos hijas de corta edad cuando llega solo a Ba-nes como telegrasta en 1912. A poco de instalarse en la

    pensin que lo acoge, queda prendado de la bella mulataque recoge la ropa para lavar, Fredesbinda Daz; la ena-mora y queda embarazada, pero no asume sus responsa-

    bilidades y abandona la ciudad oriental cuando los me-llizos un varn y una hembra- apenas tienen seis meses.1. En la excelente antologa (Gastn Baquero: La patria sonora de los

    frutos. Seleccin, prlogo, notas y apndice de Efran Rodrguez Santana.Editorial Letras Cubanas. La Habana, 2001) muestra la partida de nacimientocomo prueba testimonial de su inscripcin en La Habana.

    * La primera versin de este texto apareci en la revista Cuadernos Hispano-americanos (Madrid), n 775, enero 2015; pgs. 11-39.

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    El cura del pueblo se niega a bautizarlos (ms tarde losbautizar un nuevo prroco) y Fredesbinda, su madre y sus

    hermanas, humilde familia de mujeres, deben luchar lo in-decible para salir adelante2.

    En Banes pasa Gastn su infancia, crindose con su ado-rada madre. Es un nio hermoso que crece con rapidez yquiere saberlo todo. Muy religioso. A falta de un padre en latierra, lo busca en el cielo. Pronto debe ponerse a trabajar y

    apenas puede pisar la escuela. Cuando alguna tarde aparecepor clase ocupa discretamente los ltimos asientos y se que-da dormido. Los nios comienzan a burlarse de l y el buenmaestro los recrimina dicindoles que lo dejen dormir puesest cansado de tanto trabajar.

    Un campesino amigo de la familia se encaria con elnio grande y lo saca al campo en las escasas ocasiones

    en que ambos disponen de algn tiempo libre. Pronto co-mienza a apreciar la rica naturaleza de Oriente, a distinguirlas yerbas buenas de las malas, a disfrutar los frutos de lamadre tierra. Cuando alguien le pregunta lo que quiere serde mayor responde con su media lengua: agrmono! Alfuturo poeta le gustar luego decir que su trabajo es sem-

    brar, plantar poemas. Cuando en otra de sus declaracio-nes responde a la pregunta de cmo tom conciencia porprimera vez de que era poeta, responde que se dio espon-tneamente, como nace una or en una planta. Algo que

    nadie sabe cundo aparece, pero lo cierto es que nace de ahdentro, de la planta3.

    La naturaleza, presente en sus primeros aos, y tambinla poesa. En la casa de Gastn se lee mucho y el nio dic-

    2. Buena parte del anecdotario vital de Baquero en Destellos y desdn,de Alberto Daz-Daz. Se trata de la primera biografa publicada sobre GB(ADICIVM, Madrid, 2008). Debo agradecer a su autor las valiosas informacionesy datos registrados. Lamento, sin embargo, que en muchas ocasiones conviertaun trabajo presuntamente cientco en un ajuste de cuentas con quienes se

    movan en torno a Baquero y con el pas donde se doctor (Espaa).

    3. AAVV:Entrevistas a Gastn Baquero. Betania, Madrid, p. 46.

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    Gastn Baquero: El hombre que ansiaba las estrellas 13

    ta sin apenas comprender los poemas que a su ta Mina levan dejando para pasarlos a una libreta. Poemas romnti-

    cos, de escasa calidad, pero que contribuyen a ejercitar suodo, a jar el sonido musical de las palabras. Hemos es-tado oyendo poesa desde que nacimos. Todava recuerdo

    poemas de Juan de Dios Peza. En general eran autores queahora pueden parecer terribles, pero iban dando una ideadel ritmo, de la cadencia, de las slabas contadas; y hasta

    el habla misma llegaba a estar marcada por esa cadencia.Nac en una atmsfera maravillosa, porque en mi pueblo lapoesa era una aparicin cotidiana4.

    No es por tanto de extraar que los poemas de Gastnsean siempre profundamente musicales y estn repletos deaciertos rtmicos que se aprecian an ms cuando son ledosen voz alta.

    En tan propicio ambiente pronto surgen los primerospoemas. Cuando el nio tiene 11 o 12 aos, Mina, la tay mentora potica, queda gratamente sorprendida cuandodesarrugando un pequeo papel que estrujaba entre lasmanos, muy avergonzado y titubeante, le para ella lo quehaba escrito sin saber bien por qu:

    El parque de mi pueblo tieneCuatro laureles y el busto de un patriota.Cuando la tarde es hecha de una lumbre tranquila,Arriban silenciosas las ancianas.La tarde es lo ms bello de este pueblo,y son tristes sus noches,cuando el parque se queda desolado,con sus cuatro laureles y el busto de un patriota.

    El parque y los laureles nos comenta- eran literales,

    4. Ibidem, p. 23.

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    pero las ancianas me las invent. Vea el cuadro completo,no como era exactamente, sino como yo quera que fuese.

    Instintivamente haba comenzado ya a arreglar el mundo, aponer en el escenario lo que yo quera que estuviese all. Sies cierto aquello de que el nio es el padre del hombre, enmi caso se conrma. Se es de mayor lo que se fue de nio,

    slo que ampliado, deteriorado, echado a perder5.La poesa es por tanto para l, desde sus primeros balbu-

    ceos creativos, una forma de conocer el mundo, incluso demodicarlo, de completarlo, como nos recordar en tantasocasiones. El segundo de sus textos, compuesto a los 13aos, poco antes de que su padre lo requiriera para llevr-selo a La Habana, es ya un soneto, producto de un sueoen el que una de sus compaeritas de escuela, la ms bella,falleca:

    A la nia que ha muerto esta maanale hemos puesto en el pecho una azucena,y hemos puesto adems una manzana

    junto a su mano plida y serena.

    Los nios han venido. Ya est llenasu habitacin de leve porcelana,parece que se mira en la azucena

    y que tiende su mano a la manzana.

    Nos alejamos quedos de su lechocontemplando otra vez su faz serena,

    y mientras rueda el sollozo en nuestro pecho,

    Y nos sigue el olor de la azucena,la decimos adis, vamos derechoa llorar en lo oculto nuestra pena.

    5. Felipe Lzaro: Conversacin con Gastn Baquero. Betania, Madrid,1994. pp. 21-22.

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    Gastn Baquero: El hombre que ansiaba las estrellas 15

    El comentario con que ilustra su elega no tiene desper-dicio: dramatizar un hecho irreal, o convertir en irreali-

    dad un hecho dramtico, es cosa que naci conmigo. Nocreo que conduzca a nada interesante averiguar si se debea inconformidad con el mundo en general, o a disgusto conuno mismo por sus defectos, o a rebelda ante los aspectosfeos de la existencia, que son tantos. Venga de donde vengaesa tendencia, ese instinto irrefrenable, es de ah y no de la

    literatura de donde extraigo los poemas, de donde los heextrado siempre6.Aclaracin sumamente oportuna pues se ha tildado con

    cierta frecuencia la poesa de Gastn Baquero, creo queerrneamente, de libresca, de literatura sobre literatura. Esinnegable que la intertextualidad, como escritor profunda-mente culto que es, est casi siempre presente en su obra,

    pero ello no quiere decir que la motivacin, el origen delpoema, brote de algo ms hondo, ms instintivo, ms pro-pio del temperamento del poeta. Recordemos que el poemasurge como nace una or en una planta.

    Aunque reconoce que el asunto fundamental de su obrapotica es el viaje, la muerte (la que transforma todo nom-

    bre en un pretrito), la destruccin de lo bello, es otra desus grandes constantes. Presente ya en esta elega infantilimpregnar muchos de sus poemas mayores7.

    Sus comentarios a estos dos primeros poemas se cierrancon un par de sentencias que fundamentan asimismo su

    potica: Hablar de lo que no se ha visto, es crear. Intentardescribir lo visto es una utopa, porque lo real es inapresa-

    ble por la palabra y aun por la mirada8.6. Ibidem, p. 23.7. Del tema de la muerte en Baquero se ocupan, entre otros estudiosos,

    Fina Garca Marruz, en su esplndido recordatorio de Gastn, que ms adelanteconsigno, y Jorge Luis Arcos en Baquero y la muerte.La palabra perdida.Ediciones Unin, La Habana, 2003.

    8. Conversacin, p. 23.

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    La reaparicin de Jos Mara, el padre, coincide con lasposibilidades que a ste se le ofrecen para poder ocupar

    pronto plaza de maestro en La Habana, pues en su juventudhaba podido estudiar magisterio en Estados Unidos. Tras

    pasar ms de una dcada de telegrasta provinciano, su-plica a Fredesbinda le permita llevarse al muchacho paraque complete en la capital su escasa formacin acadmica.El amor de madre puede ms que su rencor de mujer aban-

    donada. Una breve y ltima misin en una localidad de lasVillas, cerca ya de Matanzas, les separa por unos meses deLa Habana. En 1929 padre e hijo se instalan en la capital.

    El fulgor de La Habana

    El deslumbramiento que produce en el joven la gran

    urbe no le impide completar aceleradamente los estudiosque no pudo cursar en provincias. Su curiosidad es innita.

    Nunca perder Gastn ese afn de aprender, de profundizaren las ms diversas materias. Terminado el bachillerato, sematricula en ingeniera agrcola en la Universidad de LaHabana (me hice ingeniero agrnomo para complacer a

    mi padre). En 1940 obtiene el ttulo de agrnomo y qu-mico azucarero: Estudi con inters, sin esfuerzo ni sacri-cio mental, porque todo me ha interesado siempre: todo

    lo que ensea algo, aade, descubre pedazos de la realidad.Me hubiera gustado mucho ser astrnomo por encima detoda otra ciencia, pero el estudio de esa ingeniera, a la queacompaaban materias de ciencias naturales, me dio mu-chas satisfacciones culturales9.

    Al tiempo que cursa la carrera acude a las clases de laFacultad de Letras. Alto y apuesto, comunicativo y afable

    pese a su natural timidez de muchachn guajiro, poseedor

    9. Ibidem, p. 24.

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    Gastn Baquero: El hombre que ansiaba las estrellas 17

    de un gran encanto personal, no le cuesta hacer amigos. Lainspiracin potica no le abandona ni en las clases de cien-

    cias: en una clase de qumica escuch las palabras lassales- rejalgar y oropimente, y se me ocurri que eran una

    pareja. A partir de ah arranqu y, despus, cada vez quehe tenido ganas, escribo un poema10. En la dcada de lostreinta aparecen sus primeros textos poticos y crticas lite-rarias en la revista Grafos, dirigida por Guy Prez Cisneros,

    quien va a ser uno de sus mejores amigos. En seguida surma aparece en otras muchas publicaciones, tales comoSocial, Verbum,Baragu,Espuela de Plata,Revista Cuba-na, Clavileo, Orbe,Poeta, Orgenes,Amrica En ellascoincide con escritores y artistas consagrados y, sobre todo,con jvenes talentosos que, como l, comienzan a abrirse

    paso en el panorama literario, como Cintio Vitier, Fina Gar-

    ca Marruz, Agustn P, Eliseo Diego, Octavio Smith, en-tre otros, con quienes estrechar slidos lazos de amistad.Gastn era entonces una persona maravillosa. No digo queno lo haya sido siempre, pero estamos hablando de aquelentonces, cuando slo tena unos zapatos gastados, unos

    pantalones sin raya que recuerdo eternamente carmelitas,

    un cinto rado y una camisa blanca inmaculada que el vien-to del mar abombaba como un velamen, encima del cual supoderoso rostro emerga como el de un prncipe, escribeCintio Vitier evocando al joven Gastn. Nunca conoc per-sona ms hecha para la felicidad ni ms enemiga de contartristezas, sentencia a su vez Fina Garca Marruz, quien ensu maravillosa evocacin del amigo, sencillamente titula-da Gastn, recuerda sus palabras en una visita que amboshicieron a Dulce Mara Loynaz, que nos haba invitado

    para celebrar el cumpleaos de su esposo Pablo y dondehacamos siempre un aparte con los otros poetas como Ba-

    10.Entrevistas, p. 47.

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    llagas, me dira, con ese tono de condencia con que bajaba

    de pronto la voz: Qu pronto se acostumbra uno a vestir

    camisa na y a que lo reciban, lo que o con un anno disipado estupor, ya que siempre pens que era l quienhonraba a los otros con su visita11.

    Espuela de Plata, dirigida por Jos Lezama Lima y elmentado Prez Cisneros, es la publicacin que, cuando Ba-quero se refera a esta poca, ms apreciaba: considero que

    es realmente la revista denitoria. No la denitiva, pero sla denitoria del grupo y de todas las tendencias. La que

    nos acerc ms y nos dio un lugar comn de encuentro. Ledoy una importancia muy grande y la recuerdo con muchocario12.

    Incido en ello porque se habla mucho de la generacinde Orgenes, concepto que Gastn rechazaba al conside-

    rarlo un invento de la crtica (slo colabor con un poemaen el primer nmero de la revista: Canta la alondra en las

    puertas del cielo), y se olvida frecuentemente el destacadopapel que tuvieron en la vida cultural cubana otras publica-ciones que conguraron un periodo de sobresaliente activi-dad artstica e intelectual, paralelo a nuestra generacin del

    27 (otra denominacin polmica).

    Lezama Lima y Gastn Baquero

    El hermano mayor de todos estos jvenes y promotoradems de varias de estas publicaciones fue Jos LezamaLima. El descubrimiento de su obra y poco despus de su

    persona constituy para Baquero un hito fundamental en sutrayectoria: La relacin, literaria primero, y literaria y de

    11. Cintio Vitier, Memorias de Gastn, y Fina Garca Marruz, Gastn.Ambos textos pueden leerse en el apndice que cierra la antologa de RodrguezSantana.

    12.Entrevistas, pp. 51-52.

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    amistad despus, con Lezama, es, para m, el hecho ms im-portante de mi vida. Por pura casualidad cae un da en sus

    manos el poema Discurso para despertar a las hilanderas.Queda impactado y tras averiguar la direccin del autor leenva una larga y pedantsima carta, trufada de citas, que,

    para gozo del jovencsimo poeta, es respondida de inme-diato por el tambin joven maestro. Pasado un tiempo lo-gra conocerlo personalmente y se establece entre ellos una

    relacin llena de alternativas, de baches, de tropiezos.A veces estbamos meses y meses sin tratarnos, porque micarcter le resultaba demasiado blando con los dems, pocoexigente. Usted es muy politiquero, me deca, rerindo-se a que yo tena trato, supercial, pero cordial, con perso-nas por las que l senta un desprecio total () Llamarme

    pastelero, salonnier, era de lo ms suave que me deca.

    En aquel tiempo era un verdadero ogro, un puercoespn he-cho y derecho13.

    El difcil carcter de Lezama no resta un pice el reco-nocimiento que siente por el maestro. Yo tengo un puestoasegurado, para siempre, en la literatura cubana porque fuila primera persona que public un artculo en elogio de la

    obra de este hombre14. Al cabo de los aos se sorprenderde cmo el difcil carcter de Lezama cambia totalmentetras la revolucin, hacindolo mucho ms tratable, y seguiradmirndolo desde el exilio por su herosmo al proseguirsu obra ante la indiferencia y hostilidad de los dirigentesculturales castristas.

    Mucho se ha comentado la supuesta inuencia de la obra

    de Lezama en la poesa de Baquero, quien es muy explcitoal respecto y nos precisa que si por inuencia entendemos

    imitacin, creo que nunca existi una inuencia de la poe-

    13. Conversacin, pp. 35-36.14. Artculo que aparece en el peridico habanero El Mundo en 1942, a

    pgina entera y con dibujo de Lezama por Portocarrero.

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    sa de Lezama en lo que yo haca15. Inuencia o, mejor,admiracin, la hubo, en cuanto al carcter, la personalidad

    desbordante de Lezama, su dedicacin plena, total, sin con-cesiones, a su singularsima obra literaria. Diferencias, porotra parte, y muy claras, en cuanto a sus respectivas obras

    poticas. Antes nos hemos referido al encanto auditivo delos poemas baquerianos. Lezama es, frente a Baquero, poe-ta eminentemente visual. En sus declaraciones a Rodrguez

    Santana nos comenta que Lezama le reprochaba: Lo malode usted es que escribe con el odo. Yo escribo con el ojo,porque el verso ha de caer del ojo como una gota de resi-na. A m esa denicin prosigue- me parece maravillosa.

    Creo que s, que el verdadero gran verso debe ser como undiamante que cae hecho ya sobre la tierra. Pero no es micaso, nunca les he dado tiempo a mis versos para ser gotas

    de resina, la sonoridad me ha arrastrado y tengo muchospoemas que son puramente musicales16. Pese a sus dife-rencias, estticas y humanas, Lezama siempre reconoci lavala del joven Baquero. De todos nosotros, deca, era elque tena ms dones.

    La relacin entre ambos creadores se interrumpir tras

    el exilio de Baquero pues ste nunca quiso comprometer asu amigo envindole cartas o mensajes que pudieran per-judicarle. Lezama, a su vez, como hace un momento se haconstatado, sufri un severo insilio.

    El exilio republicano: Juan Ramn Jimnez

    Gastn Baquero, como parte de la juventud universitariacubana de la segunda mitad de los treinta, pudo enriquecersecon la estancia en la isla de algunas de las guras ms pres-

    15. Conversacin, p. 37.16.Entrevistas, p. 63.

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    tigiosas del exilio republicano espaol que recalaron tem-poralmente en un pas que no supo aprovechar, como hara

    Mxico, la presencia de tan seeras personalidades. Se lesofreci unas conferencias, algn cursillo muy breve, algunavelada literaria, etc, pero no se les dio ctedras, no se leslig fuertemente a la Universidad, como era lo debido, y loque convena ms, no a ellos, sino a la cultura cubana17.Entre ellos estaban Mara Zambrano, Jos Gaos, Menndez

    Pidal, Pittaluga, Snchez Albornoz, Chabs, Xirau, Ferra-ter; pero, sin duda, quien mayor inuencia dej en el jovenpoeta fue Juan Ramn Jimnez, su otro gran modelo, ticoy esttico.

    Varios de los mejores ensayos de Baquero estn dedicadosal poeta de poetas, al dios de la poesa hispnica contem-

    pornea. En Juan Ramn, vivo en el recuerdo, deslindada

    la imagen pblica del poeta (tpica y por lo tanto odiosa) dela del admirable creador, nos conesa: Con todas las mara-villas que uno ha tenido ante sus ojos, y que le acompaan

    para toda la vida, yo me quedo con el sonido, con el tonointerior de Juan Ramn en sus lecturas. No haba teatralidad,ni nfasis excesivo, exterior, ni eso que los oradores llaman

    recursos, tan frecuentes en el hombre hispnico cuando sedirige a un pblico (); no haba sino el instrumento musicalpor naturaleza que brota a la manera del manantial-hilo-de-agua (), ese ro del romance espaol que l ve continua-mente yendo y viniendo entre las venas de la poesa espaolaestaba vivo y ua constantemente () Cuando quedaba en

    silencio, uno segua trasoyndole la msica interior, entera-mente como sucede con el mar. De nuevo el odo, otra vezla fuente interna que emana naturalmente del poeta, el pa-ralelismo naturaleza-creador. Compara poco despus a JuanRamn con Lezama, poetas en casi todo opuestos, astros

    17. Conversacin, p. 30.

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    incompatibles. Se tema la confrontacin, el mutuo rechazo;pero se produjo el fenmeno elctrico (lo que el griego lla-

    maba elctrico) de la simpata, del entendimiento profundo,del respeto mutuo18.

    En el pequeo jardn del hotel Vedado, donde se alojaronZenobia y Juan Ramn en su estancia habanera, tienen lugarlas tertulias a las que acuden numerosos admiradores. Gastnsiempre odi las tertulias, los mentideros literarios; as que,

    habiendo ido a la primera, deja de acudir. No volv por all,y supe que algn da pregunt: -Y qu se ha hecho de esemuchacho, ese, creo que Gastn, que parece un prncipe abi-sinio? Nada, Juan Ramn le dijeron-; l est en todo lo deusted; pero, sabe?, es un poco raro y muy tmido; siempre ledecimos el venadito. S, es verdad coment Juan Ramn-;tiene algo de animalito que huye. Pero dganle que me traiga

    ms poemas suyos19.El venadito apenas tiene veinte aos pero nunca olvidar

    lo que el maestro del otro lado del Atlntico hizo por la poe-sa cubana, las lecciones vivas del poeta enorme, poeta de

    poetas, como le llamar aos ms tarde en uno de sus en-sayos fundamentales La poesa como reconstruccin de los

    dioses y del mundo. Y en Eternidad de Juan Ramn, con-ferencia que pronunciar en 1958 en el Ateneo de La Habanatras la muerte del Nobel, va a reconocer, al concluir un lcidorecorrido por su obra entera, que sentimos dentro de ella quela Extraa se hizo presente al n, que el dios volc su parusa,

    que la fugitiva dej tomarse las huellas y el temblor20.

    18. Gastn Baquero: Por el hilo se saca el ovillo, en Indios, blancosy negros en el caldero de Amrica. Ediciones de Cultura Hispnica, 1991.Madrid, pp. 284-285.

    19. Durante mi misin en la isla como agregado de la embajada de Espaapara asuntos educativos y culturales redact, con Fina Garca Marruz y CintioVitier, el texto de la placa que se inaugur a nales del 92 en el recibidor del

    hotel Vedado y que recordaba la estancia de Zenobia y Juan Ramn en LaHabana.

    20. Gastn Baquero:Ensayo. Fundacin Central Hispano, 1995. Salamanca.

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    La carrera periodstica

    Jos Mara, su padre, le proporciona trabajo como tra-ductor de cables en la prensa habanera. El director de In-

    formacinest tan satisfecho de la labor del joven traductorde ingls que le permite publicar sus primeros artculos (lastraducciones que har de poetas ingleses y franceses, entreellos Eliot o Eluard, son memorables). Esos primeros suel-

    dos le permiten soar con poder trasladar su familia mater-na a la capital; mientras, vive modestamente en una habi-tacin alquilada de Centro Habana. Pronto se multiplicansus colaboraciones periodsticas pues su doble formacin,cientca y literaria (ya es un autntico humanista, un hom-

    bre del Renacimiento), le permite abarcar los ms diversosasuntos. Sus amigos literarios le reprochan que malgaste su

    talento en la prensa descuidando con ello su maestra po-tica, ya celebrada desde la edicin en 1942 de sus dos pri-meros poemarios:Poemasy Sal sobre su espada. Balzac

    confesar a Felipe Lzaro- dijo una verdad tremenda: si elperiodismo no existiera, habra que no inventarlo. Siempredej dicho que era muy difcil compatibilizar el ocio de

    periodista y la poesa, pero a continuacin pronuncia unacita de su venerado Jos Mart que en buena parte lo redi-me: Ganado el pan, hgase el verso21.

    En 1944 obtiene Gastn uno de los premios periodsticosms prestigiosos del pas, el Justo de Lara. Un ao despusPepn Rivero lo acoge en el Diario de la Marina, decanode la prensa cubana, del que pronto pasar a ser jefe deredaccin.

    El pan ya est ganado y su familia de Banes cmoda-mente instalada en una amplia casa del Vedado, sede de la

    burguesa habanera. ElDiarioes un peridico de derechaspero su joven redactor jefe no olvida sus orgenes humildes

    21. Conversacin, pp. 26-28.

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    y muchos de sus artculos tienen un marcado carcter so-cial, de manera especial aquellos relacionados con el campo

    y sus gentes. La promocin profesional y social de Gastn,pero sobre todo su circunstancial apartamiento de la poesa,produce la indignacin de Lezama. Sus insultos se hicie-ron simplemente insoportables. Estuvimos mucho tiemposin dirigirnos la palabra22. Con todo, en 1949 Lezama co-mienza a colaborar en el Diario con una serie de artcu-

    los sobre La Habana recientemente recopilados y editadospor Prats Sariol en Verbumy que lleg a prologar Baquero.Tampoco olvida el joven periodista a sus jvenes amigosliterarios y publica reseas de alguno de los poemarios mssignicativos del grupo. Agustn P, por ejemplo, se ocupa

    de En la Calzada de Jess del Monte, el gran poema deEliseo Diego.

    Los primeros poemarios

    Los dos primeros cuadernos poticos de Gastn se edi-tan con la ayuda de su amigo el poeta chileno Alberto BaezaFlores, quien le anima a leer a Vallejo y a Rilke, tan im-

    portantes a partir de entonces en su obra. Poemas recogesus famosas Palabras en la arena escritas por un inocente,para muchos el texto cumbre de la poesa baqueriana.

    Quin es ese nio que nos escribe en palabras en laarena?, se nos pregunta entre sentencias shakespearia-nas y sorprendentes apariciones de grandes personajes del

    pasado: un bufn que hiere con las verdades, nos dir,Rodrguez Santana, que enloquece en su insistir inocentecomo testigo perpetuo de la circularidad de la historia que

    pregura en la arena. Es una reexin sobre la provisio-nalidad e indefensin de los seres, inciertos en una historiaque transcurre como una sucesin de sueos y que les hace

    22.Destellos, p. 32.

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    irresponsables ante lo que sucede, por decirlo en sntesis deAlberto Linares Brito23, quien evoca a su vez la impresin

    que a Cintio Vitier le produce un poema, invulnerable, enel que encuentra una suerte de teleologa de lo cubano.

    Mara Zambrano lo calica enLa Cuba secretade poemade la contra-angustia (antes que la angustia, la inocencia,cuyas palabras escritas y borradas en la arena permanecensin letra, libres para quien sepa algo del misterio), y Ba-

    llagas habla de poesa trascendente al tiempo que reconoceesa voz potica de tono inconfundible por lo personal queva camino de la madurez ms rica.

    El ltimo Baquero, crtico implacable de su propia obra,en suAutoantologa comentada, evitar ese poema que con-sidera el reverso exacto de lo potico, por teatral, exce-sivamente romntico y hasta pattico. Recordar sin em-

    bargo con simpata otro de los cuatro ttulos recogidos en suprimer cuaderno potico, Qu pasa, qu est pasando

    Qu pasa, qu est pasando siempre debajo del jardnque las rosas acuden sin descanso.Qu est pasando siempre bajo ese oscuro espejo

    donde nada se oculta ni disuelve.Qu pasa, qu est pasando, siempre debajo de la sombraque las rosas perecen y renacen.

    Mencionando estos primeros versos del poema se pre-gunta cmo de ese limo, de esa tierra tan oscura, brota esarosa tan maravillosa. De nuevo ante el misterio, ante el mi-lagro de la naturaleza, fabricando la criatura perfecta, larosa, a la que volver una y otra vez a lo largo de su obra.

    Gastn relativizar la aparicin de sus primeros cuader-nos poticos pues nunca le convenci la idea de recoger

    23. Gastn Baquero: Primeros poemas (1936-1945). Preliminar ycompilacin de Alberto Linares Brito. Ateneo de la Laguna, 2001.Tenerife.

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    los poemas en libro. El libro aada- siempre tiene algo desepulcro. El poema debe vivir de una manera ms libre, por

    eso he preferido la publicacin de textos sueltos por aqu ypor all24.

    Periodista de prestigio

    El brillante redactor jefe del Diarioes requerido como

    conferenciante en numerosos foros, tanto dentro como fue-ra del pas. Lo ms impresionante de su persona evocaCintio Vitier-, junto a cierta exible majestad inherente a su

    estatura, era el tono profundo, acompaante, de su voz, enla que parecan representados a la vez el dibujo de los labiosy lo escultrico de las cuencas de sus ojos. Aquella voz te-na el peso de la inteligencia y la sensibilidad. A Vitier le

    impresiona la voz de Baquero como a este le impresionabala de Juan Ramn.

    A los treinta y pocos aos Gastn Baquero es, malgrlui, un triunfador, trmino que siempre le parecera odioso.Viaja a varios pases iberoamericanos y en 1947, centenariode Cervantes, participa en el congreso de Madrid. Su origi-

    nal ponencia versa sobre Sancho como esteta. Conocera Farinelli y a Jos Vasconcelos, tan afn en su idea de laAmrica espaola y su vital mestizaje.

    En 1948 aparece en La Habana su primera recopilacinde ensayos.Ensayos, sencillamente as titula el libro, coin-cide con la publicacin de Diez poetas cubanos, la famo-sa antologa de Vitier sobre su generacin. Los poemas deBaquero ocupan ms espacio que los de sus compaeros yentre los seleccionados gura Testamento del pez, esca-lofriante y visionaria elega.

    Muchos de los artculos de Gastn, trate el tema que tra-te, suelen tener un carcter entre reexivo y lrico, que los

    24.Entrevistas, pp. 48-49.

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    emparenta con el ensayo; por ello esta primera coleccin deensayos sale en parte de sus colaboraciones en la prensa. Su

    ensaystica se va a centrar fundamentalmente, ya desde suarranque, en la nacionalidad cubana e hispanoamericana, enlas grandes guras histricas que contribuyeron a la con-formacin del nuevo mundo, en los escritores y poetas im-

    portantes en y para su obra, en la poesa y la espiritualidad,como suceder en el ensayo antes citado, La poesa como

    reconstruccin de los dioses y del mundo, donde desarro-lla la tesis de la necesaria reaparicin de Dios en la poesacontempornea.

    En 1950 se edita su conferencia El periodismo comoespejo de nuestro tiempo, pronunciada en la Escuela pro-fesional de periodismo de La Habana. Su dedicacin a la

    prensa es, en esta nueva dcada, absoluta. Apenas hay tiem-

    po para la literatura. Es requerido para presidir numerosasasociaciones bencas y culturales, entre ellas la Academia

    Nacional de Artes y Letras o la Asamblea de Institutos Inte-ramericanos de Cultura, por slo citar un par de ejemplos.

    Las convulsiones sociopolticas del mundo en la dcadade los cincuenta y las de su pas en particular, multiplican

    los artculos de Baquero donde advierte de los peligros delcomunismo como falsa solucin a las injusticias socialesque agobian la Amrica hispana. Fulgencio Batista propo-ne al reconocido periodista encabezar un nuevo Ministeriode Informacin. Gastn Baquero no acepta el cargo; pero

    poco despus el general, preocupado siempre por mostrarciertas formas democrticas que le ayudasen a difuminarsu imagen de golpista, disea un Consejo consultivo en elque participan 80 miembros: estar entre ellos Baquero queen esta ocasin no puede rechazar la oferta batistiana. Esconsciente de que formar parte del Consejo lo convierte en

    blanco de las ms diversas y aceradas crticas. En respues-

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    ta a los furibundos ataques del historiador Orestes Ferrara,publica en elDiariouna carta abierta en la que, tras reco-

    nocer haber tenido la debilidad de aceptar (la) invitacindel presidente Batista para trabajar en el Consejo, exponecon claridad lo fcil que resulta criticar cuando no se asu-me ninguna responsabilidad; lo difcil es, por el contrario,ejercer la crtica sobre el gobierno, desde el propio rganoconsultivo, tal como l demuestra en dicho documento. Al

    nal de la carta, en puertas de nuevas elecciones, proponecelebrar ese tiempo de paz, esa nueva tregua que nos da elcielo, en asegurarles el pan a los cubanos, y en anar el sen-timiento de equilibrio entre los derechos y las obligaciones,(tal como) debe ser la democracia25.

    La nueva ley de alquileres, las manifestaciones pblicas,la vivienda rural, los derechos humanos, el racismo, son

    asuntos recurrentes en los artculos de un Baquero que noteme expresar sus ideas cristianas en pos de una equidad y

    justicia social en el marco de la dictadura batistiana.Los viajes al extranjero no cesan: Mxico, Colombia,

    Argentina, Estados Unidos, Santo Domingo, Jamaica, y ya,entre las visitas a Europa, media docena de viajes a una Es-

    paa que muy pronto va a ser su segunda patria.Los nes de semana se suele retirar a la hermosa villa

    que ha adquirido en Santa Mara del Rosario, el bello pue-blo de la campia habanera que luego acoger a la funda-cin Chacn y Calvo. Siempre generoso, recibe a nume-rosos intelectuales y artistas que visitan la isla, entre ellosal novelista Jos Luis Castillo Puche, quien lo recordabacomo a un tipo fenomenal, cubansimo en todo y de unacultura que pareca no tener lmites () Un mulatazo deuna gran estatura, muy buen porte y una elegancia poco fre-cuente. Sus gustos, sus movimientos, su forma de actuar en

    25.Destellos, p. 76.

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    todo era muy aristocrtica, pero a la vez muy llana. Habaque contar con l para todo en Cuba. Ejerca una inuencia

    vital sobre toda la vida cultural del pas. Irradiaba sensibi-lidad, pero tambin ese destello deslumbrante que provienede una posicin inuyente, de la cual no haca ostentacin

    alguna. Era un Seor, un Caballero dotado con todo lo quese puede aspirar26.

    Cuando al cabo de los aos, en la primavera de 1993,

    tuve el honor de conducirlo a la habitacin del hotel dondese alojaba Dulce Mara Loynaz en vsperas de la entregadel Premio Cervantes 1992, feliz como un nio con el trajenuevo por el reconocimiento otorgado a su colega, lo pri-mero que dijo la autora al ver a Gastn fue: Aqu tenemosa Gastn Baquero, todo un caballero.

    El 1 de enero de 1959 se proclama el triunfo de la re-

    volucin y nuestro caballero, tildado poco despus por elCh de vocero de la reaccin, debe extremar todo tipode precauciones. Su residencia de Santa Mara del Rosarioes asaltada por un grupo de presuntos intelectuales cuba-nos armados, entre los que se encuentra Guillermo CabreraInfante. La extraordinaria coleccin de cuadros de los ms

    notables pintores cubanos del momento es expoliada. Suscuentas bancarias, retenidas. Pese a todo, acude diariamen-te al peridico. El director debe darle el sueldo en mano. Elcoche de Baquero es blanco de tomates y huevos podridos,cuando no adems apedreado. A nales de marzo la situa-cin se hace insostenible. Se vigilan todos sus pasos. Ami-gos de varias embajadas se prestan a concederle asilo y el23 de marzo el embajador de Ecuador lo llama al peridicorogndole que se dirija de inmediato al aeropuerto, con lo

    puesto, donde lo espera con un pasaje para Quito. Van a bus-carlo al peridico nos precisa Daz-Daz- los embajadores

    26. Ibidem, pp. 108-109.

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    de Colombia, Per y Chile. Apenas tiene unos minutos parasostener una breve conversacin con su madre la casa del

    Vedado tambin est tomada- quien prudentemente simulahablar con otra persona.

    Al llegar a Quito me encuentro con un coche ocial en-viado por el Presidente de la Repblica. Me entrevist conl. Me ofreci un puesto en el gobierno y que me quedaraen Ecuador. Yo se lo agradec mucho, pero ya que haba

    tenido que abandonar Cuba, soaba con venirme a Espaa,de donde no he vuelto a salir jams27.El 19 de abril de 1959, el Diariopublica una carta de

    despedida enviada por Gastn Baquero desde Madrid. Laspersonas de nuestra manera de pensar escribe- nos vea-mos cada da ms arrojadas a un callejn sin salida. Estba-mos contra el crimen o la violencia, pero no podamos irnos

    con la revolucin. Comprendamos que ya la tragedia cuba-na avanzaba con violencia arrasadora y que no tena nadaque hacer la voz del periodista, y menos si este perteneca ala ideologa conservadora. Ante semejante situacin, con-cluye, cabe la adaptacin sinuosa, o el combate. Aquella esinnoble y este es absurdo.

    Unos meses despus, en 1960, se cierraEl Diario de laMarina, uno de los peridicos ms antiguos de Amrica.

    De La Habana a Madrid

    Gastn se aloja al llegar a Espaa en el Colegio MayorNuestra Seora de Guadalupe y prodiga, en esta su segun-da vida, las colaboraciones en la prensa diaria y las revistasespaolas.ABC,Mundo Hispnico,Papeles de Son Arma-dansson sus primeras tribunas. Intenta obtener una beca

    27. Ibidem, p. 115.

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    del Instituto de Cultura Hispnica y, como no se le permi-te seguir en la residencia estudiantil, deambula por varias

    pensiones hasta que en el verano puede alojarse temporal-mente en un apartamento, al lado del barrio de Argelles.Tras pasar varios aos en General Mola 3, ahora Prncipede Vergara, en 1971 se establecer en el bajo de AntonioAcua 5, tambin muy cerca del parque del Retiro, hastaque, no pudiendo valerse por s mismo, termina su periplo

    madrileo en la residencia de la tercera edad de Alcoben-das, al norte de la capital, que ahora lleva su nombre.Estos tiempos de penuria no ensombrecen su lucidez y

    el 14 de mayo de 1960 publica en La vanguardia, otra desus tribunas, un artculo en el que demuestra el apoyo quela revolucin castrista recibe de los Estados Unidos, rela-tivizando con ello el triunfo del pequeo David frente al

    poderoso Goliat. Nos recuerda Baquero al respecto que elgobierno de Batista haba abierto la economa de la isla aotras fronteras distintas a las estadounidenses (construc-cin del tnel de la baha de La Habana por una compaafrancesa que fue pagada con azcar cubano, varias opera-ciones comerciales propiciadas por tratados con Alemania

    occidental, acuerdos con Hungra y otros pases del telnde acero, etc.), con el n de permitir a Cuba comerciar con

    pases cuya moneda no fuera tan fuerte como el dlar. Deeste modo se logr una mayor expansin de la economacubana, supeditada en las ltimas dcadas al Imperio. Enconsecuencia EEUU no solo dej de proteger a Batista sinotambin permiti que importantes reservas de armas de la

    base de Guantnamo fueran a parar, misteriosamente, amanos de los rebeldes. Por otra parte la prensa y los me-dios audiovisuales norteamericanos aparecan por SierraMaestra sin ningn tipo de obstculo, posiblemente en he-

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    licpteros salidos de la base naval, contribuyendo con elloa publicitar la imagen de los barbudos como los grandes

    hroes de nuestro tiempo.En su Guerra de guerrillasel Ch seal que Gastn

    Baquero haba apuntado con lnea certera lo que pasara yse haba retirado a las ms tranquilas aguas de la dictadurafranquista28. Sin embargo el encaje de Baquero en esas pre-suntas aguas tranquilas resulta ms bien complicado. Buena

    parte de la intelectualidad espaola babea con los barbudosy cree que Baquero es un reaccionario, un gusano. El r-gimen franquista, que nunca cort relaciones diplomticascon la Cuba castrista, no ve por su parte con buenos ojos aun poeta negro y, por si fuera poco, homosexual.

    Ya en la Espaa de nales de los 50 era difcil conseguir

    un trabajo si no se era joven. Parece ser que Gastn, por ese

    motivo, se quita cuatro aos aprovechando que la fecha deasiento del poeta en el registro civil no se produjo hasta el20 de febrero de 1918. Rodrguez Santana, en el estudio que

    precede a su antologa, nos aclar debidamente el asunto.Carlos Espinosa le preguntaba en el libro de Entrevis-

    taspor sus primeros aos en Espaa y Gastn, quitndose

    importancia, le responda que fueron tan penosos y difci-les como pudieron serlo para cualquier otro () Pero meencontr con personas comprensivas que me abrieron las

    puertas y los brazos. Por ejemplo en el ICI (sic) me aco-gieron muy bien desde el primer momento. En el propioao 59, Rafael Montesinos me invit a su tertulia literaria,etc. () Y encontr, en resumen, ese calor de acogida. JosGarca Nieto, Antonio Manuel Campoy y Luis JimnezMendoza, son tres nombres que no quiero olvidar. Ya alnal de la entrevista se interesa por lo que el poeta siente

    tras treinta y cinco aos de exilio: No lo siento como una

    28. Ernesto Guevara:La guerra de guerrillas. Ciencias Sociales, 1960. LaHabana.

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    extraeza explicaba. Es sencillamente un estatus. Te repitouna vez ms la frase de Sneca: puede ser norte, sur, este

    u oeste, pero en cualquier punto del planeta en que uno seencuentre, est a la misma distancia de las estrellas. De he-cho en Espaa va a desarrollar el grueso de su obra potica,que pronto pasaremos a comentar, y una gran parte de suenorme trabajo ensaystico.

    Los apuros econmicos de Baquero se mitigan en par-

    te cuando Jos Romeu de Armas le consigue trabajo en elInstituto de Cultura Hispnica. Despus, gracias a la me-diacin de Gerardo Diego, buen amigo, entra en Radio Na-cional de Espaa. Tambin podr trabajar como profesor enla Escuela de Periodismo de la Iglesia donde impartir laasignatura de Literatura e Historia Hispanoamericana.

    Vuelta a la poesa y al ensayo

    La prdida de los innumerables compromisos y respon-sabilidades que haba adquirido en sus ltimos aos cuba-nos, le proporciona, una vez ganado modestamente el pan,disponer de algn tiempo libre, y vuelve a la poesa. As en

    el n 127 de Cuadernos Hispanoamericanos(julio de 1960)aparecen susPoemas escritos en Espaa. Un ao despusel Instituto de Cultura Hispnica, en su coleccin NuevoMundo, editaEscritores hispanoamericanos de hoy, una re-copilacin de las charlas literarias que realizaba para Radio

    Nacional.Los diariosArriba, Ya,InformacionesyPuebloson nue-

    vas tribunas para los artculos de Gastn. EnPueblopublicauna serie de artculos centrados en el racismo. En Qutal si nos hubiramos quedado con los ingleses?, dondenos recuerda el bicentenario de la toma de La Habana en1762 (apenas estuvieron un ao). Tras advertirnos de que

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    las colonias inglesas slo son buenas para los ingleses,comenta que Cuando oigo a un cubano decir que nuestras

    desdichas provienen de que los ingleses no se quedaron enla isla en 1763, lo miro con la misma compasin que guardoal que me dice que el mejor destino de Cuba es llegar a serun estado de la Unin Americana. Para qu renegar de lasraces, por qu tener miedo a ser lo que se es? Yo doy gra-cias a Dios todos los das porque en el reparto de Isabeles a

    nosotros nos toc la Catlica y no la otra. Isabel la Catlicafue nuestra abuela, nuestra madre, no nuestra reina en elsentido imperialista y explotador del trmino. Si, por des-gracia, nos hubiera tocado Isabel de Inglaterra, yo, a ttulode privilegiado, sera ahora segundo portero de un club degolf en Bermudas. Ya me veo con unos pantalones rojosabombachados, con un enorme sombrero y una sombrilla

    gigantesca, abriendo y cerrando coches de lores catarrientosy ladies delgadsimas y enjoyadas. T y reverencias. Whis-ky y disciplina. Patadas en el fondillo. Preero mil veces la

    apasionada individualidad espaola, el carcter anrquico,la digna imposicin de la independencia personal, el arro-gante me da la gana, que convierte a cada hombre en un

    rey y a cada decisin en un mandato!29.Observar el lector, apenas repase el comienzo de estesignicativo texto, la estpida acusacin que se le haca a

    Baquero de pertenecer a la gusanera de Miami, as comosu profundo agradecimiento, encarnado ahora en Isabel laCatlica, por la huella espaola dejada en Amrica.

    La actividad de Baquero como articulista y conferen-ciante, su amplia labor pedaggica como incansable defen-sor de la cultura hispanoamericana, le hacen acreedor del

    premio Fraternidad Hispnica.ABC,Blanco y negroy otraspublicaciones celebran el premio otorgado a su colabora-dor. Se le organiza un homenaje en el Instituto de Cultura

    29.Indios, p. 158.

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    Hispnica y, su presidente, Gregorio Maran Moya, des-taca la calidad literaria y humana de Gastn, quien, a su

    vez, en el discurso de agradecimiento, vuelve al tema de lasIsabeles y alude a su no lejana visita a Jamaica donde sintila diferencia gigantesca entre el ser humano creado porEspaa en las tierras de Amrica a partir del siglo XVI, y elser que vea en Jamaica en pleno siglo XX.

    Memorial de un testigo

    En 1966 publica su ensayoEstado actual de la Comuni-dad Hispnica de NacionesyMemorial de un testigo, librofundamental en la trayectoria potica de Baquero. Comosuceda en Las palabras escritas en la arena por un inocen-te el sueo enlaza con lo cotidiano, la imaginacin con la

    razn. Hace que convivan en el espacio del poema perso-najes tan alejados en el tiempo y tan diversos como Bach,

    Napolen, Whitman, Rafael, Schubert, Fra Anglico, Rilke,Vivaldi o la reina Cristina de Suecia, como antes, en sus Pa-labras, lo hicieran David, Ciro, Aristteles, Daro, Julio C-sar, Cleopatra, Constantino o Juliano el Apstata; personajes

    del pasado que mitigan su aterradora soledad, por usar eladjetivo que emplea Guillermo Daz Plaja en la elogiosa re-sea que acoge un libro que, pese a su enorme calidad, pasacasi de puntillas por la actualidad literaria espaola.

    En 1966 escribir despus Francisco Brines- aparecisu memorableMemorial de un testigo, un libro que semejaraun ave, cuyo vuelo fuese la presencia no slo de las cuatroestaciones sino del Tiempo en s mismo, y que tensaba unalta ala, cuyo nombre era Fantasa (que nos traa la perdidafelicidad de la Infancia) y otra que se inclinaba con un dejode elegancia y cuyo nombre era Pesadumbre (y nos dejabaen las lindes del difcil Misterio)30.

    30. Francisco Brines: Mis encuentros con Gastn Baquero, en apndice

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    Yo estaba all, nos seala al inicio del poema que enca-beza y da ttulo al libro. Cuando Juan Sebastin comenz

    a escribir la Cantata del caf / yo estaba all: / llevaba sobresus hombros, con la punta de los dedos, / el comps de lazarabanda, rezan los primeros versos.

    El yo retrico atravesando el tiempo en un himno a laimaginacin que le permite traspasar los lmites. El yo ima-ginado que protagoniza muchos de los poemas de un Ba-

    quero que desdeaba lo autobiogrco, aunque reconocieraque la tragedia de la inteligencia es que siempre escribimosnuestra autobiografa. Desdea lo autobiogrco porque

    la gente lee poesa como si fuera un acta notarial, y no haymanera de que se detengan en el poema: van al argumento,en busca de confesiones, de chismes posibles, de tonteras,y sentencia: Poesa es lo que no est31.

    En otra ocasin, precisar: Todo lo personal me pare-ce poticamente trivial. Heberto Padilla abunda en ello alarmar que en la poesa de Baquero nunca podremos co-nocer sus pasiones, sus alegras, sus miedos, porque eso losreserva a sus personajes, que, como en T. S. Eliot, hablansiempre desde el fondo de escena. Y Linares Brito aa-

    de que su poesa se nos ofrece encubierta por un pudorautobiogrco que arrastra las imgenes hasta lo crptico,

    incluso. Nada hay de rastro personal porque el yo poticoconcluye- adopta la gura simblica del inesperado, del

    extranjero32.

    antologa de Rodrguez Santana, p. 364. Asimismo Jos Olivio Jimnez seocupa muy positivamente del libro en La ltima poesa de Gastn Baquero:sobreMemorial de un testigo, enDiez aos de poesa espaola (1960-1970),Insula, Madrid.

    31. Conversacin, p. 40.32.Primeros poemas, p. 15.

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    Vasos comunicantes

    La poesa lo lleva al ensayo, y a la inversa. En 1969 apa-rece en Editora Nacional un ttulo clave en su obra ensays-tica:Daro, Cernuda y otros temas poticos. Ambos gne-ros se retroalimentan a lo largo de su trayectoria creativa.

    En esta coleccin asienta su magisterio estableciendo supotica en ensayos tan preclaros como La poesa de cada

    tiempo, La poesa como problema y la otras veces citadaLa poesa como reconstruccin de los dioses y del mundo.Tambin en Eternidad de Juan Ramn Jimnez, Signi-cacin de T. S. Eliot (tan importante en su obra) y en lostextos sobre Rubn Daro, Cernuda, Saint-John Perse y C-sar Vallejo.

    En La poesa como problema, ttulo algo desafortuna-

    do pues la poesa se nos presenta ms bien como solucin alos problemas de nuestro mundo cuando, por ejemplo, pro-clama la grandeza eminentemente social de la poesa, esdecir, la grandeza de una comunicacin y de una confesin

    profunda de lo humano, trascendiendo la peripecia visible ydescubriendo las entraas de lo que se aproxima () Hoy

    resalta- la poesa es til de nuevo.Pone luego en evidencia la lamentable confusin quesuele producirse al identicar poesa con sentimentalismo,

    torpeza tan frecuente en Hispanoamrica. La tarea potica,por el contrario, es nada menos que la ms alta y difcilposibilidad de comunicacin del hombre no religioso con losagrado, entendiendo por lo sagrado desde el hecho de vivir,de sentirse vivo, hasta el misterio de los objetos y hechoscotidianos. La poesa se encarga siempre de recordarnosque somos un misterio, una rara sustancia, o ligada a otrasuperior, o abyectamente condenada al vaco pues es unacto sacratizador, cuya nalidad consiste en lavar los ojos

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    del hombre de la costra echada en ellos por el hbito, por lacostumbre.

    En La poesa de cada tiempo vuelve a uno de sus temaspreferidos, la poesa como ritmo, como msica. El hombrees sonoro, como es sonora la estrella, nos dice. La palabraes una idea que suena; la estatua, un acorde petricado;

    el cuadro, una reduccin cromtica y lineal de un movi-miento sinfnico. Y cuando fallan estas inclusiones de lo

    musical en cualquiera de las expresiones elegidas, falla laobra de arte. Ms adelante armar que es la meloda laque permite fundar una arquitectura verbal, construir el pe-queo palacio-crcel de la realidad que es el poema. Perono hay que confundir esa meloda con la medicin, con lamtrica, con las normas de literatura preceptiva pues du-rante mucho tiempo por desgracia la poesa como creacin

    fue sustituida por la poesa como construccin mecnica.As se consider poemas a cosas tan antipoticas como lascorrectamente medidas alocuciones de los innitos Nez y

    Campoamores que en el mundo han sido.Frente a tales versicadores, un San Juan de la Cruz,

    que suena poco, qu msica tan honda tiene! Ese es el

    modelo. El que rechaza toda amarra mtrica verbal, todolastre, a n de que el odo se sienta libre. El que propone

    una forma abierta, uente, librrima, con poderosa msica

    metida en el ser interior del poema mismo, pues slo elhombre plenamente libre puede cantar la libertad33.

    Rimbaud ansiaba la libertad libre y Baquero siempreperseguir esa libertad, como creador y como ser humano.

    Paradojas de la historia: A principios de 1969 el diarioElAlczarpublica un editorial, La revolucin impuesta, queviene a justicar el triunfo del castrismo. Baquero enva de

    inmediato al peridico una carta de desacuerdo donde deta-lla la situacin cubana y desmonta las opiniones del edito-

    33. Ambos enEnsayo, pp. 42-51.

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    rial. Dicho documento se convierte en la primera colabora-cin del escritor en el peridico.

    Rerindose a Castro, escribe: Haciendo de este hombreuna vctima del yanqui y, sobre todo, presentando la cuestincomo una simple alternativa: o Castro o Estados Unidos, seest de antemano indicndole a la opinin pblica espaolaque el camino a seguir es Castro. Con respecto a las caren-cias por las que pasa el pueblo cubano seala que el pueblo

    de Cuba pasa hambre porque su Gobierno, exportador derevoluciones ad majorem Castre gloriam, invierte cuantogana en pagar la expansin de la revolucin en el mundo.Llegamos con ello al bloqueo, tpico favorito de Castroy de los castristas espaoles: Lo cmico de esto resal-ta- consiste en que Espaa es precisamente el pas que sabemejor que nadie lo que es un verdadero bloqueo, porque lo

    padeci en Cuba en 1898. Pero es bloqueo el mar libre, pordonde entran y salen cuantos barcos rusos, ingleses, cana-dienses, etctera, que quieren comerciar con Cuba?.

    Meses despus, en junio del 69, y en la misma tribuna,publica su artculo En la muerte de un escritor desespera-do, recordatorio del triste suicidio de Calvert Casey, exila-

    do en Roma. Al nal de sus das, Baquero responde a NialBinns, cuando este se interesa por el peso del destierro ensu obra potica: El exilio, visto del lado poltico, es unaenfermedad, una ruptura con la realidad ya asimilada. Peroyo soy exiliado de otro mbito, no slo de Cuba. Siempreme he sentido como un extrao en el mundo, exiliado de lanaturaleza fsica tan incompleta e indiferente, que tanto nosdesprecia e ignora. Nacemos prisioneros de un pas, de unalengua, de una cultura, de un momento poltico, de tantascosas, de tantas prisiones. Slo nos salva la imaginacin.Slo por la poesa se libera el hombre34.

    34.Entrevistas, p. 87.

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    En otro de sus artculos en El Alczar, que titula Po-demos elogiar a los comunistas?, publicado el 27 de agos-

    to de 1970, se pregunta: Puede un anticomunista elogiarla obra literaria, artstica o cientca de un comunista? Mi

    respuesta no slo es que s, sino que adems me parece unatorpe pregunta, porque suponer que la ideologa poltica deuno puede llevarlo a desconocer los mritos que pueda te-ner la obra hecha por alguien de otra ideologa es pura y

    simplemente barbarie, intolerancia, cerrilidad.Este artculo lo escribe por cierto debido a la virulentareaccin de algunos compatriotas por participar en un cur-so sobre novela hispanoamericana donde analiza la obra deArguedas y de Carpentier. Sobran los comentarios.

    En 1973 coordinaLa enciclopedia de Cubaque se editaen San Juan de Puerto Rico y redacta varios de sus cap-

    tulos. Su Gertrudis Gmez de Avellaneda aparece en laFundacin Universitaria Espaola un ao despus.

    Los recelos hacia la gura de Baquero se multiplican en

    la transicin democrtica. En 1977 comunica a Castillo-Pu-che, que dirigeMundo Hispnico, su decisin de abandonarla revista ante el ambiente hostil que le rodea. La pensin

    que le queda es ridcula y prosigue su colaboracin con Ra-dio Exterior de Espaa, donde se ocupa de todo lo relacio-nado con Hispanoamrica. Prodiga sus colaboraciones pe-riodsticas y participa en diversos cursos y conferencias. Anales de 1980 inicia sus colaboraciones en el suplemento

    en espaol delMiami Herald, lo que alivia un poco su mal-trecha economa. Despus se le cierran muchas puertas enlos primeros aos de gobierno del Partido Socialista, afectoen un principio al castrismo.

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    Magias e invenciones

    Como ha pasado en otros momentos de crisis, vuelve a lapoesa y en 1984 aparece, en Ediciones de Cultura Hispni-ca, casi toda la obra anterior y 32 nuevos poemas bajo el t-tulo deMagias e invenciones. En el prembulo de este librofundamental, Al nal del camino, nos dice: Uno tendra

    que tener el valor de quedarse con dos o tres poemas, los

    que considere ms representativos de la intencin, del pro-psito que persigui o del instinto que llev a escribirlos.Instinto, conviene resaltar ese trmino. Nos conesa luego

    que, aunque siempre crey hacer una poesa de la inteligen-cia, se encontr nalmente con una poesa del desconcierto.

    Y ahora caigo en la cuenta de que no he hecho en la vidaotra cosa que preguntar, y reproducir despus lo que me ha

    parecido ser la respuesta. Dar existencia a lo tenido hastaese momento por inexistente, esa es para l- la funcinmayutica de la poesa. Y a modo de colofn: Lo nicoque me ha interesado en este viaje hacia el morir que esestar vivo, es inventar, fabular, imaginarle a una realidadcualquiera la parte el completo- que crea le faltaba. No

    ignoro la soberbia que hay en esto, pero la soberbia es tam-bin un instinto indomable.La aparicin deMagias e invencionescoincidir con sus

    setenta aos y, tras agradecer a las instituciones la publica-cin de sus poemas (para que queden recogidos cuandomuera), evoca a Francisco Brines, que encarna a la per-feccin la gentileza de los poetas espaoles con mi poesa.

    Estamos ante su testamento potico, que, afortunada-mente, no terminar aqu pues a principios de los noventael viejo rbol dar nuevos frutos.

    El primer poema de la coleccin es un soneto que titulaRetrato:

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    Ese pobre seor, gordo y herido,que lleva mariposas en los hombros

    oculta tras la risa y el olvidola pesadumbre de todos los escombros.

    l dice que lo tiene merecidoporque acept vivir, que no hay asombroen otar como un pez muerto y podrido

    con la cruz del vivir sobre los hombros.

    Cenizas esparcidas en la lunaquiere que sean las suyas cuando elevesu mscara de hoy. No deja huellas.

    Slo quiere una cosa, slo una:

    descubrir el sendero que lo llevea hundirse para siempre en las estrellas.

    Antes hablaba, con la habitual exigencia que se aplicabaa s mismo (no a los dems), de que slo salvara dos o tres

    poemas de su obra. Uno de ellos confesaba a Rodrguez

    Santana- sera Marcel Proust pasea en barca por la bahade Corinto donde imagina los ltimos das de la vida deAnaximandro quien descubre la solucin del enigma deltiempo mientras cobija su ancianidad en la belleza de lasmuchachas de Corinto:

    sentbase en medio de ellas a or sus gorjeos, a obser-var la / delicada geometra de aquellas rodillas de color detrigo, / a atisbar alguna fugitiva paloma de rosado plumaje,/ volando bajo el puente de los hombros () como uncisne navegaba cada da entre las nubes de la belleza, / y

    permaneca; / estaba all, dentro y fuera del tiempo, pala-deando lentos sorbitos / de eternidad, con el ronroneo delgato junto a la estufa.

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    Un da, un hombrecito asmtico, de blanco, con el som-brero de paja encintado de rojo, rema denodadamente hacia

    el corazn de la baha, donde se divisa la azulada sombrilladel lsofo. Anaximandro lo ve y sonre.

    Esa noche, poco antes de irse a dormir, / Marcel Proustgritaba exaltado desde su habitacin: / Madre, trigamems papel, traiga todo el papel que pueda. / Voy a comenzarun nuevo captulo de mi obra. / Voy a titularlo: A la sombra

    de las muchachas en or.El 26 de diciembre de 1994 Prats Sariol pronunciar enel Aula Magna de la Universidad de La Habana la primeraconferencia sobre la obra de Gastn Baquero tras la llegadade la revolucin. El texto elegido para ilustrar la hermosacomplejidad de la poesa baqueriana es el paseo en barca deMarcel Proust por la baha de Corinto. Tengo la fortuna de

    asistir al acto.

    ltimos y sabrosos frutos

    En 1991 ese matrimonio baqueriano estable entre la poe-sa y el ensayo da frutos de nuevo conPoemas invisiblese

    Indios, blancos y negros en el caldero de Amrica. No citosus ensayos menores, sus antologas de otros poemas, losnumerossimos prlogos que le solicitan y escribe pues larelacin sera interminable.

    El adjetivo aadido a su ya ltima entrega lrica rezumana irona pues adivina para ellos el mismo destino limbal

    que tuvieron sus hermanos. Baquero es tambin un poetade poetas y es consciente de que se escribe para muchos

    pero se publica para pocos. Pensaba colocar al frente deesta recopilacin prosigue- el verso altanero y envidiadode Lope: me basta con que escuchen las estrellas.

    Al frente de esta pequea pero admirable recopilacinintroduce una dedicatoria para los pinos nuevos: A los mu-

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    chachos y muchachas nacidos con pasin por la poesa encualquier sitio de la plural geografa de Cuba, la de dentro

    de la Isla y la de fuera de ella.Borrar las fronteras, que los cubanos de dentro y de fuera

    se reconozcan, participen del mismo amor a la patria y sucultura, esa fue siempre la meta de Baquero, reduplicada, sicabe, en sus ltimos aos.

    Dedicatoria que cierra con la inolvidable cita de Borges:

    No he recobrado tu cercana, mi patria, pero ya tengo tusestrellas.Poemas invisibles, editado en Verbum, es quiz el libro

    de Baquero donde deja algo ms abierta la espita de la emo-cin, habitualmente contenida en l. Ejemplo de lo dichoson las extraordinarias elegas dedicadas a Vallejo (ConVallejo en Pars mientras llueve) y Federico (Himno y

    escena del poeta en las calles de La Habana). Vuelven susricas e ingeniosas invenciones histrico-culturales, comoOscar Wilde dicta en Montmartre a Toulouse-Lautrec lareceta del cocktail bebido la noche antes en el saln de Sa-rah Bernhartd o Manuela Senz baila con Giuseppe Gari-

    baldi el rigodn nal de la existencia, y cierra la coleccin

    con un Epitao para Mara Kodama, el invento pstumo/ de Jorge Luis Borges, el jardinero japons que un da, /desesperado de soledad, / engendr a Mara Kodama.

    Pero an nos ofrece un regalo nal, sus Moneditas ha-lladas en el ltimo rincn del chaleco; entre ellas el bellohasta pronto a su desaparecido amigo Rafael Marquina y lareelaboracin de su viejo poema Ciervo herido.

    Encabeza su ltima gran recopilacin de ensayos, esecaldero americano donde se mezclan indios, blancos y ne-gros, con el introito El autodescubrimiento de Amrica.Represe bien en ese ttulo pues Baquero, en vsperas delQuinto Centenario, cree que lo ms urgente y til es el

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    autodescubrimiento de Amrica por los hispanoamericanosmismos. Cmo conseguirlo? Con la relectura de su his-

    toria sin prejuicios ideolgicos ni racistas, siendo conscien-tes de que el hombre nuevo surge de esa hervidura: ha desalir un sistema de sociedad donde queden abolidos todoslos privilegios de raza y de casta. Quien lo proclama seconsidera a s mismo como hispanoamericano integral: unmestizo en todos los sentidos y en todos sus sentidos. Mes-

    tizo por fuera y por dentro.El drama actual de Hispanoamrica radica en que laIndependencia no produjo cambio algunos en las viejas es-tructuras, por lo que se impone el gran cambio que esten camino y que implicar tambin la desaparicin de lascausas del racismo, que es una plaga nacida del matrimoniodel hombre con el miedo.

    Propuesta que nace de amar a Hispanoamrica y a Es-paa ms all de las razas, de las situaciones sociales y delos fanatismos polticos y religiosos, a travs de un opti-mismo a largo alcance.

    Los cuatro primeros apartados del libro estn centradosen el mentado autodescubrimiento, en el racismo, la desu-

    nin de Amrica y una amplia galera de nombres hispanoa-mericanos, que van de Bolvar, Mart o Maceo, a Unamuno,Borges o Menndez Pidal, pasando por Corts, las Casas yun largo y sabroso etctera.

    Colofn de este libro admirable es el apartado Por elhilo se saca el ovillo, miscelnea en la que predominan au-tores contemporneos por los que siente especial empata.

    En 1992 publica en Signos su bellsima Autoantologapotica. En el prlogo relativiza cualquier tipo de seleccinde mejores poemas, ms an si la hace el autor, para llegara la conclusin de que los elegidos no son ni los mejores nilos favoritos sino los que representan mi pequeo e intilguerrear contra el caos de la existencia.

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    Rene en la primera seccin los poemas impersonales.Los llama as por verlos con slo poesa por dentro. Nue-

    ve son los elegidos: entre ellos, Memorial de un testigo,el paseo proustiano, Brandeburgo 1526 o Sal sobre suespada. La segunda consta de catorce y porta el genricode poemas personalizados, pues nacieron motivados poruna experiencia personal, ma o ajena. Estn entre estosLos lunes me llamaba Nicanor, El poema (el maravillo-

    so y mgico texto que inicia este ensayo biogrco), Invi-tacin a Kenia o Testamento del pez, que cierra el libro.Unos y otros presentan, tras su ttulo, un asterisco que nosremite a una pieza musical que sirve para sugerir, como elmarco para el cuadro, la obra que a su juicio enriquece ydescubre el poema.

    Hay un comentario nal donde explica por qu deja

    fuera sus ponderadas Palabras. Lo pattico, lo llorn,lo aigido y efectivo, es para m el reverso exacto de lo

    potico. Comenta que no se dio cuenta, al escribir tan ce-lebrado poema, de que haba incurrido en el peor pecadoen materia de poesa, como es el sentimentalismo. Aclaraseguidamente que no ser sentimental no quiere decir que

    no se tengan sentimientos sino que la dignidad del pen-samiento, el decoro de la inteligencia, imponen al escritorla obligacin de ser l quien gobierne sus nervios, no susnervios quienes lo dominen.

    Su adorado Mozart es justo lo opuesto, el ltimo mo-delo del antisentimentalismo y del patetismo, antes de larevolucin esttica del siglo XX. En ella se va a inscribirla obra del propio Baquero.

    A nales de 1992 y en La Habana, mi amigo y medio

    vecino Eliseo Diego, con quien sola quedar por la nocheuna vez por semana para conversar sin mirar jams al reloj,me entrega una carta para Baquero con el ruego de que se la

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    hiciera llegar por valija. Meses antes haban coincidido enla Residencia de Estudiantes despus de un siglo sin verse

    y le acababa de llevar una carta de Gastn recibida asimis-mo por valija. Sirvo de intermediario, junto a Fidel Sen-dagorta, de ese cruce epistolar repleto de amistad y poesadesde esos das y hasta que Eliseo marche a Mxico para yano volver. Dos de las emocionantes cartas de Eliseo verandespus la luz en la mentada antologa baqueriana de Ro-

    drguez Santana.Baquero me remite, a principios del 93, junto a una nuevacarta para Eliseo, otra para m acompaada de su preciosa

    Autoantologa, bellamente dedicada, libro que tambin en-va a Eliseo. Encabeza su carta con estas palabras: Amigodon Carlos: le llamo as, porque en mi condicin de viejoespiritista de Mayar he visto en su carta todo lo que (hay)

    detrs y dentro de las letras. Gracias. Tener lectores de lujoes mi gran lujo. Al nal de la misma, tras reiterar su agra-decimiento por la mediacin epistolar, hace votos por que

    pronto podamos conocernos personalmente y anota su tel-fono, dndome libertad para que lo haga conocer a quienusted crea oportuno drselo por ah, porque como decimos

    los castellanos viejos yo s con quin me gasto los cuartos.Al poco conocer a Gastn en Madrid, con motivo de lamentada entrega del Cervantes a Dulce Mara. Ms adelantelo visitar en su casa. Lo recuerdo aposentado en su silln,y como fondo de escena esas cascadas de libros que pare-can caer sin n desde el techo. El da anterior a la entrega

    del Cervantes, Dulce Mara cae enferma (leer el discursode recepcin en su nombre Lisandro Otero) y, ya medio re-

    puesta, debemos regresar a La Habana y por escasos das nopuedo asistir al homenaje que en abril tributa a Baquero lactedra Fray Luis de Len de la Universidad de Salamanca.Desde la embajada enviamos las adhesiones y testimonios

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    de Cintio Vitier, Fina Garca Marruz, Eliseo Diego, CsarLpez, Prats Sariol... Meses despus se publica Celebracin

    de la existenciaque recoge las ponencias y testimonios delos acadmicos, escritores y amigos que participaron en elmerecido homenaje. Lstima que tan hermosa edicin fue-ra mancillada por la inclusin de un deleznable artculo deFrancisco Umbral quien, entre otras barbaridades, dice ale-grarse del reciente viaje de Baquero a Cuba, donde ha ha-

    blado y triunfado. A partir de su precipitada y dolorosa sa-lida de Cuba en marzo del 59, Gastn Baquero nunca pudovolver a su querida isla, ni siquiera se le permiti asistir alentierro de su adorada madre.

    Encuentros fraternos

    En noviembre de 1994 nos reunimos de nuevo en Madriden el seminario La Isla Entera, convocado por Exteriorescon motivo del cincuentenario de la revista Orgenesy quesirve al tiempo para homenajear a Gastn Baquero, quien vaa presidir, a sus ochenta aos de edad, todos y cada uno delos actos y ponencias que tendrn lugar en Casa de Amrica

    y la Universidad Complutense. Tal convocatoria supone elprimer encuentro en Espaa de un numeroso grupo de escri-tores cubanos de la isla y del exilio, muchos de ellos viejosamigos, que el radicalismo poltico haba separado durantedcadas. Previamente a los actos ociales se organiza, cerca

    de la casa de Gastn, un almuerzo fraterno.Es la hora de los reconocimientos, de recoger los frutos

    sembrados incansablemente a lo largo de los aos, de que sereconociera pblicamente y no slo a nivel acadmico- laobra admirable de este espiritista de Mayar, de este cas-tellano viejo que tanto hizo por salvaguardar el legado es-

    piritual de Espaa en Amrica. Se habla del Premio Reina

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    Sofa, antes del Prncipe de Asturias Y por qu no delCervantes? Pocas veces nuestro mximo galardn literario

    hubiera encontrado percha ms digna. Ni los responsablesculturales ni los polticos de turno estuvieron a la altura delas circunstancias.

    Uno de los frutos del seminarioLa Isla Enterafue la apa-ricin de la revista Encuentro de la cultura cubana, cuyo

    primer nmero llevara palabras de apoyo de Baquero subra-

    yando este nuevo intento de deslocalizar las manifestacio-nes y la difusin de una cultura viva que por s misma suposituarse siempre por encima de las banderas polticas y lossectarismos estticos y ticos de cualquier tipo.

    Para 1995 prepara un libro sobre Mart que pensaba titu-larAproches a Marty recuperar as el uso de ese arcasmo,aproches, tan espaol pese a las apariencias. Quedar

    indita su Imagen totalde Andrs Bello, a quien conside-ra el libertador intelectual de Amrica. Sobre el libertador

    poltico y militar public en 1983Pginas espaolas sobreBolvar, y quedar en camino el interesante ensayo que ima-ginaba sobre la inuencia de la comida en lo que se escribe.

    En varias ocasiones hablar de las races trcas, tal cual,

    de la poesa. Puesto que en el fondo todo es qumica, comoexplicaba Severo Ochoa.Ironizando al respecto juzgaba su obra y recordaba la al-

    quimia natural, no cultural que hay en cada poema. Esmuy posible deca a Felipe Lzaro- que en mis poemas

    prevalezca una dosis de azcar que me los vuelve ms sen-timentales y dulzones de lo que yo quisiera () A mi edadme consuelo pensando que no es que yo sea cursi, es que lacomida, la alimentacin que recib desde nio, era enorme-mente cursi e impropia para el desarrollo de la inteligencia.Mallarm, estoy seguro, devoraba grandes cantidades de os-tras. Verlaine llevaba los bolsillos llenos de cerezas35.

    35. Conversacin, pp. 47-48.

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    Al fnal del camino

    Los ltimos aos de su vida los pasa en la residenciade mayores de Alcobendas. Rodrguez Santana seala quepareca muy contento y seguro en aquel lugar. Daz-Dazopina que fue un verdadero purgatorio para l, un iner-no. Exageraciones aparte, lo cierto es que la cordialidadde Baquero, su eterna gentileza, haca que muchas visitas

    se presentaran sin previo aviso. Lo visit, previa llamadatelefnica, en una de mis rpidas estancias en Madrid y loencontr bastante feliz, mdicamente controlado, despreo-cupado de las labores domsticas. En carta a RodrguezSantana, le comentaba: La salud va bien, en lo que el Al-manaque permite. Pero el problema es que he perdido prc-ticamente la imaginacin. Para un creador como l, esa era

    la peor prdida. Pronto la salud general se deteriora y sonfrecuentes los ingresos hospitalarios. Mayo lo vio nacer yese mes lo despide. El 15 de mayo de 1997, prcticamenteal tiempo que se le tributa un homenaje en el Crculo deBellas Artes, fallece en el hospital de la Paz.

    En Al nal del camino, el prlogo deMagias e inven-

    ciones, escriba: En mi prxima reencarnacin, si todo salecomo lo tengo planicado, volver por aqu con la inteli-gencia de San Agustn, el carcter de Goethe y el talento deLeonardo. Quiz entonces escriba otros poemas.

    Consideraciones fnales

    El propsito de estas lneas ha sido evocar la persona y laobra de Gastn Baquero, en muchas ocasiones con sus pro-

    pias palabras. Debo agradecer las referencias bibliogrcas

    remitidas por Diana Aradas, autora de la tesis Universa-

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    lidad e intertextualidad en Gastn Baquero, as como lasvaliosas aportaciones de Efran Rodrguez Santana, Felipe

    Lzaro y Manuel Daz Martnez.Al nal de este breve ensayo biogrco pregunto a sus

    amigos Po Serrano y Felipe Lzaro por el destino de lainmensa biblioteca que llenaba el piso de Antonio Acua ytambin por el paradero de los restos del poeta. Me comu-nican que nalmente vendi sus libros cubanos a la Uni-

    versidad de Miami y estn catalogados en la coleccin quelleva su nombre de Herencia Cultural Cubana y que recogetambin la mayor parte de su papelera. El resto de sus li-

    bros pasaron a la Universidad Europea de Madrid.Fue incinerado en el cementerio de la Almudena. Sus

    restos pasaron a ser custodiados por Po Serrano. Felipe L-zaro me seal su voluntad de que se pudieran llevar sus

    cenizas a una Cuba democrtica. Y aada: Creo que es-parcirlas en el Malecn, leyendo Testamento del pez, serel mejor homenaje que se le pueda hacer.

    No cabe pues ms que despedir estas lneas transcribien-do la ltima estrofa de ese grandioso poema testamentariodedicado a su Habana:

    Quisiera ser maana entre tus callesuna sombra cualquiera, un objeto, una estrella,navegarte la dura supercie dejando el mar,

    dejarlo con su espejo de formas moribundas,donde nada recuerda tu existencia,y perderme hacia ti, ciudad amada,quedndome en tus manos recogido,eterno pez, ojos eternos,sintindote pasar por mi miraday perderme algn da dndome en nube y llanto,contemplando, ciudad, desde tu cielo nico y humilde

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    tu sombra gigantesca laborando,en sueo y en vigilia,

    en otoo, en invierno,en medio de la verde primavera,en la extensin radiante del verano,en la patria sonora de los frutos,en las luces del sol, en las sombras viajeras de los muros,luchando febril contra la muerte,

    vencindola, ciudad, renaciendo, ciudad, en cada instante,en tus peces de oro, tus hijos, tus estrellas.

    Este breve ensayo biogrfco est dedicado a Diana,

    recordando aquella tarde en que, siendo nia, jug al

    calienta manos con Gastn en Alcobendas.

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    BIBLIOGRAFA MNIMA DE Y SOBRE GASTNBAQUERO

    -Gastn Baquero:Autoantologa comentada, Signos, Madrid, 1992.

    -Celebracin de la existencia(Homenaje a Gastn Baquero), Univer-sidad Ponticia de Salamanca, 1994. Edicin de Alfonso Or-

    tega y Alfredo Prez Alencart.

    -Poesa completa, Fundacin Central-Hispano, Salamanca, 1995.

    -Poesa completa, Verbum, Madrid, 1998.

    -AAVV:Entrevistas a Gastn Baquero, Betania, Madrid, 1998. Edi-cin de Felipe Lzaro con Prlogo de Pedro Shimose y eplo-go de Po E. Serrano.

    -Gastn Baquero.Primeros textos (1936-1945), Ateneo de La Laguna,Tenerife, 2001. Preliminar y compilacin de Alberto LinaresBrito.

    -Gastn Baquero.La patria sonora de los frutos: antologa potica,Letras Cubanas, La Habana, 2001. Seleccin y prlogo deEfran Rodrguez Santana.

    -Antologa potica, Pre-Textos, Valencia, 2002. Seleccin y prlogode Francisco Brines.

    -Fabulaciones en prosa, Fundacin Banco de Santander, Madrid, 2014.Introduccin y seleccin de Alberto Daz-Daz.

    -Dossier Gastn Baquero en Cuadernos Hispanoamericanos, n 775,enero 2015. La primera versin deEl hombre que ansiabalas estrellasaparece en dicho nmero. Precisamente Cua-dernos Hispanoamericanos, en su n 127, julio 1960, publica

    Poemas escritos en Espaa que supone la reaparicin poticade Gastn Baquero.

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    Casa de Dulce Mara Loynaz en La Habana. Noticacin ocial de la

    concesin del Premio Cervantes (1992). De izquierda a derecha: Mi-

    guel Arias, Manuel Iglesia-Caruncho, Dra. Aragn, Cleva Sols, Yami-le Manzor, Carlos Barbchano, Gumersindo Rico. De espalda, DoaDulce.

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    APNDICE

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    Casa de Jos Prats Sariol en La Habana: Carlos Barbchano, Csar L-pez, Rafael Alcides, Pablo Armando Fernndez, Annabelle Rodrguez,Efran Rodrguez Santana, Jorge Luis Arcos y Jos Prats Sariol.

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    Entrevista a Carlos Barbchano*

    El intercambio cultural es la base del herma-namiento entre los pueblos

    Por Jorge Domingo Cuadriello

    En la Universidad de Zaragoza, ciudad aragonesa donde habanacido en 1947, Carlos Barbchano Gracia culmin la licencia-tura en Filologa Romnica. Ms tarde se gradu de licenciadoen Cinematografa en la Universidad de Valladolid, donde ejer-

    ci como profesor varios aos, y realiz los estudios de doc-torado en las Universidades de Zaragoza y en la Complutensede Madrid. Al arribar a Cuba en misin ocial a los 42 aos

    ya haba publicado los librosBcquer(Madrid, 1970),El cine,arte e industria (1973) yLuis Buuel(1986), estos dos en Bar-celona. Posteriormente publicara un estudio sobre el cineastaFrancisco Regueiro y sus traducciones de la obra de Rimbaud:

    Iluminacionesy Una temporada en el inferno. En el 2000 apa-reci impreso su ensayoEntre cine y literatura. Ha editado asi-mismo Teora de la novela yLeopoldo Alas, Clarn. Ensayos ycrticas, entre otros ttulos.

    Durante su estancia en nuestro pas llev a cabo una meri-toria labor de animacin cultural que, desdichadamente, conel transcurso del tiempo y la desmemoria de algunos ha idocayendo en el olvido. Carlos Barbchano tambin ofreci con-ferencias y talleres en la universidades de La Habana y San-tiago, en la Casa de las Amricas, en la Unin de Escritores yArtistas de Cuba y en el Instituto de Literatura y Lingstica

    * Entrevista publicada en la revistaEspacio Laical(La Habana: n 1, 2011;pgs. 81-83).

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    58 Carlos Barbchano

    y colabor en las revistas Unin,La Gaceta de Cubay CineCubano. En 1996 regres a Espaa y desde entonces no ha

    tenido la posibilidad de venir a visitarnos. Tras impartir clasesen centros docentes madrileos se reintegr al servicio exte-rior espaol y en la actualidad trabaja como Asesor Tcnicode la Consejera de Educacin de Espaa en Marruecos. Des-de all ha enviado sus respuestas a nuestro cuestionario, quepersigue recordar su desempeo como promotor de cultura enel mbito cubano y renovar una necesaria manifestacin de

    agradecimiento colectivo.

    1-En qu circunstancias ocurri su nombramientocomo responsable del centro educativo de Espaa, adscri-to a la embajada espaola en Cuba? Qu situacin encon-tr en este pas?

    A nales de 1988, estando en misin cultural y educativa

    en Colombia, se me ofrece la posibilidad de trasladarme a LaHabana para ocuparme de un pequeo centro educativo quesostiene un grupo de empresarios espaoles radicados en Cubay que cuenta con el apoyo de la Embajada y del Ministerio deEducacin de Espaa, al cual pertenezco. No me lo pienso dos

    veces. La isla bonita era para m, hombre de izquierdas, algoparecido a la antesala del paraso.

    Llego a la isla justamente en la madrugada del 1 de enerode 1989. Camino del hotel contemplo los carteles que evocanel trigsimo aniversario de la Revolucin. La primera sorpre-sa se me ofrece nada ms llegar al hotel, sito en el Malecn.En torno a las 3 de la madrugada el hotel hierve: jvenes deambos sexos deslan hacia la discoteca o salen de ella. Con-tina la esta. Estoy cansado y subo a la habitacin que se

    me ha asignado. Pese al cansancio no logro conciliar el sue-o y emplazo un silln frente a un gran ventanal que pareceproyectarse sobre la ciudad. Tenuemente el alba comienza ailuminar el decorado y van apareciendo ante mis expectantes

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    Gastn Baquero: El hombre que ansiaba las estrellas 59

    ojos Centro Habana y La Habana Vieja, al fondo la boca deentrada al puerto y La Cabaa. Es mi primer encuentro con la

    ciudad, con una ciudad que voy a amar casi sin lmites. Es mienamoramiento, mi coup de foudre ante ella.

    Estos primeros meses son de admiracin y de asombro. Meencuentro con una sociedad viva y en constante movimiento.Con un pueblo abierto y generoso que me recibe y acoge comoa un amigo, como a un hermano. Al poco tiempo de mi llega-da, La Habana recibe clamorosamente a Mijal Gorbachov y

    parece que la perestroika tambin va a llegar a la Isla; perola cada del Muro de Berln y el desmoronamiento de la UninSovitica hacen que las cosas tomen un rumbo muy distinto.

    Por desgracia voy a ser testigo de cmo una sociedad queviva en una relativa bonanza va a pasar en poqusimo tiempoa tener que resolver da a da la mera subsistencia. Vivir a

    fondo el perodo especial y ser testigo del ingenio y tambinde las miserias que la mayor parte del pueblo cubano deberdesplegar para poder llegar a n de mes cuando los suminis-tros de la libreta de racionamiento se han agotado en los diezprimeros das.

    2- Poco despus de su llegada a Cuba usted comenz a

    desarrollar proyectos culturales de diversos tipos. Le re-sult fcil llevar a cabo esas labores? Cont con el apoyode institucione