america latina y la geopolitica revista venezolana

Revista Geogrfica Venezolana, Vol. 54(2) 2013, 317-328

La dinmica geopoltica de Amrica Latina y el Caribeen el contexto de la globalizacin

Geopolitical dynamics in Latin America and the Caribbean

in the context of globalization

Alfredo Portillo1

Recibido: marzo, 2012 / Aceptado: octubre, 2012

1 Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales, Universidad de Los Andes, Mrida, Venezuela. Correo electrnico: [email protected]

Resumen

La dinmica geopoltica en nuestro subcontinente est siendo influida por un conjunto de condiciones que forman parte del proceso de globalizacin, entre las que destacan: a) la participacin de Argentina, Brasil y Mxico en el Grupo de los 20; b) la creciente presencia en el escenario internacional de Brasil, al lado de Rusia, China, India y Sudfrica (BRICS), caracterizados por su extenso territorio, gran poblacin y abundantes recursos naturales y energticos; c) el importante rol que juegan Ecuador y Venezuela en la Organizacin de Pases Exportadores de Petrleo (OPEP); d) la riqueza en recursos minerales, energticos, forestales, de biodiversidad, pesqueros, hidrulicos y acuferos que se concentra en Amrica Latina y el Caribe, demandada y apetecida por las grandes potencias; e) la significativa presencia de China, Irn y Rusia en los escenarios latinoamericanos y caribeos; y f) la conformacin de organismos regionales de integracin como la Alianza del Pacfico, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica (ALBA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeos (CELAC), el Mercado Comn del Sur (MERCOSUR) y la Unin de Naciones Suramericanas (UNASUR). Este proceso conforma un complejo cuadro geopoltico que tiene manifestaciones particulares a escala global, continental, subcontinental, regional, nacional y subnacional, y que exige de los diferentes Estados y sociedades latinoamericanas y caribeas, una correcta comprensin, a fin de obtener beneficios y disminuir los perjuicios que de ello se pueden derivar.

Palabras clave: Amrica Latina; el Caribe; globalizacin; geopoltica.

Abstract

Geopolitical dynamics in Latin American and Caribbean territories is being influenced by a set of conditions that are part of the globalization process, among which are: a) The participation of Argentina, Brazil and Mexico in the Group of 20; b) The growing presence in the international scene of Brazil, which forms together with Russia, China, India and South Africa (BRICS), characterized by their vast territories, large population and abundant natural

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and energy resources; c) The important role played by Ecuador and Venezuela within the Organization of Petroleum Exporting Countries (OPEC); d) The great wealth in minerals, energy, forestry, biodiversity, fisheries, water and aquifers which is concentrated in Latin American and Caribbean territories, and that is demanded and wanted by the great powers; e) The significant and increasing presence in the Latin American and Caribbean scenes of countries such as China, Iran and Russia; and f) The formation of regional integration organizations such as the Pacific Alliance, the Bolivarian Alliance for the Peoples of Our America (ALBA), the Community of Latin American and Caribbean States (CELAC), the Southern Common Market (MERCOSUR) and the Union of South American Nations (UNASUR). This whole process forms a complex scene of geopolitical dynamics which has particular manifestations at global, continental, sub-continental, regional, national and sub-national scales, demanding from the various Latin American and Caribbean states and societies, an adequate understanding, in order to obtain benefits and minimize the damages resulting therefrom.

Key words: Latin America; the Caribbean; globalization; geopolitics.

1. Introduccin

En este artculo se desarrolla el tema de la dinmica geopoltica de Amrica Lati-na y el Caribe en el contexto de la globali-zacin. Se parte por entender a la palabra geopoltica como las rivalidades de poder que existen o surgen entre los seres hu-manos que habitan en un territorio, sea a escala local, regional, nacional, continen-tal o mundial (Rosire, 2001), mientras que la palabra dinmica se asocia a mo-vimiento y cambio. Es decir, la dinmica geopoltica viene a ser los movimientos y cambios que se producen en los territo-rios en trminos de rivalidades de poder. Tal como lo seala Pereyra Mele (2011: 6): Hoy en da el mundo est en movi-miento, es un tablero inestable.

Por su parte, la expresin contexto de la globalizacin tiene que ver con el conjunto de circunstancias en que se de-sarrolla el proceso de globalizacin, tra-ducido en el forjamiento de una multipli-cidad de vnculos e interconexiones entre

los Estados y las sociedades, que han construido el sistema mundial moderno (Brown, 1996). De ah que la dinmica geopoltica, en el contexto de la globali-zacin de un espacio regional o continen-tal, significa los movimientos y cambios que en trminos de rivalidades de poder son el resultado de los vnculos e interco-nexiones entre los Estados y sociedades del sistema mundial moderno.

El espacio subcontinental que es analizado desde la perspectiva antes expuesta es Amrica Latina y el Cari-be, subcontinente que al ser visto en un mapa se presenta profundamente frag-mentado en trminos polticos, en com-paracin con Amrica del Norte, lo que se observa al ver que 33 de los 35 Esta-dos miembros de la Organizacin de Es-tados Americanos (OEA) pertenecen a Amrica Latina y el Caribe, y donde coe-xisten pases como Brasil (con 8.514.877 km y 192 mill. de habitantes) y Argen-tina (con 2.780.400 km y 42 mill. de hab.), en comparacin con Costa Rica

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(con 51.100 km y 5 mill. de hab.) y Grenada (344 km y 90 mil hab.).

Pero no slo es un subcontinente po-lticamente fragmentado, sino inmensa-mente rico en recursos naturales y ma-terias primas, que lo convierten en un escenario propicio para las rivalidades de poder. En tal sentido, basta comprobar como la inversin en proyectos de explo-tacin minera en Amrica Latina y el Ca-ribe es la mayor del mundo, con el 32% del total; Amrica Latina y el Caribe es una de las regiones de bosques ms im-portantes del planeta, pues posee cerca de un cuarto de la cubierta forestal, con unos 834 millones de hectreas de bosques tropicales y 130 millones de hectreas de otros tipos de bosques, tanto templados y secos, como costeros y montaosos; un pas como Venezuela cuenta con el mayor depsito de crudo en el mundo, en tanto que los hallazgos de yacimientos de pe-trleo y gas en Brasil son cada vez ms cuantiosos; la megadiversidad de varios pases latinoamericanos y caribeos es notoria: Brasil tiene 55 mil plantas raras, Colombia 45 mil, Mxico y Per 20 mil cada uno, y Venezuela, Bolivia y Ecuador entre 15 y 20 mil cada uno; el denomina-do Sistema Acufero Guaran es uno de los reservorios de agua subterrnea ms grandes del mundo, encontrndoselo en el subsuelo de un rea de alrededor de 1.190.000 km (superficie mayor que las de Espaa, Francia y Portugal jun-tas), por lo que tambin en un momento se lo denomin el Acufero Gigante del Mercosur (Cecea, 2002; Lecay, 2005). Por todo esto, el ya citado Pereyra Mele (2011: 3), no vacila en decir: Seores, se

acab la lucha ideolgica, empiezan las luchas geopolticas y estratgicas para el control de los recursos naturales, un objetivo bsico que se plantean y enfren-tan las grandes potencias.

2. El subcontinente latinoamericano y caribeo visto por los geopolticos

Antes de analizar el espacio geogrfico latinoamericano y caribeo en los tiem-pos presentes, conviene revisar cmo fue visto este subcontinente durante todo el siglo XX por varios pensadores geopolti-cos del norte, para entender mejor lo que es en la actualidad.

El primero de ellos es el britnico Hal-ford MacKinder, para quien, a comienzos el siglo XX, en su concepcin del mundo, Amrica Latina y el Caribe tena una impor-tancia residual (Figura 1). Para MacKinder el mundo estaba conformado por un oca-no que cubre nueve doceavos del globo, un continente (la Isla Mundial) que cubre dos doceavos del globo, y diversas pequeas islas, dos de las cuales, Amrica del Norte y Amrica del Sur que, para efectos prcti-cos, constituyen el doceavo restante. Para este geopoltico, quien controlara Europa Oriental dominara el Heartland; quien controlara el Heartland dominara la Isla Mundial y quien controlara la Isla Mundial dominara el mundo (Carlson, 1962; Kas-person and Minghi, 1971).

Durante los aos previos a la Segunda Guerra Mundial, los geopolticos alema-nes desarrollaron el concepto de Panre-giones, que representaban grandes reas funcionales que vinculaban a los Estados


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del centro con las materias primas de la periferia, y abarcaban zonas cortadas longitudinalmente. La paindea que sir-vi de modelo fue el panamericanismo expuesto en la Doctrina Monroe. De he-cho, como se puede apreciar en la figura 2, Amrica Latina y el Caribe eran sim-plemente un rea de influencia de la pan-regin de Estados Unidos (Kost, 1989; Ropivia, 1986).

Posteriormente, ya en la dcada de los 50 del siglo XX, el estadounidense Alexander Seversky, en momentos en que Estados Unidos y la Unin Sovitica se erigan como grandes potencias, dio a conocer su concepcin del mundo (Figu-ra 3), segn la cual el mundo poda ser dividido en tres reas: una, bajo dominio areo de Estados Unidos, siendo Amrica Latina la principal reserva para la indus-tria americana; otra, de dominio areo de

la Unin Sovitica, en la que frica entra como reserva y, finalmente, una de deci-sin, donde se ubican los centros indus-triales de ambas potencias (Jones, 1955).

En la dcada de los 80, Marc-Louis Ropivia desarroll la tesis del imperialis-mo tropical gondwano (Figura 4), segn la cual, las relaciones de dominacin ya no seran exclusivamente en sentido nor-te-sur, o zona templada-zona tropical, sino que se presentaran en sentido sur-sur, en la zona tropical, especficamente a travs de la proyeccin de Brasil hacia frica Occidental y de la India hacia fri-ca Oriental (Ropivia, 1986). Al respecto, Santander (2011) seala que en la actua-lidad Brasil tiene desplegada toda una estrategia geopoltica hacia el continente africano, la cual incluye acciones de ca-rcter diplomtico, econmico, comuni-cacional, educativo y cultural.

Figura 1. El mundo para Halford MacKinder. Fuente: Kasperson, R. and Minghi, J. 1971



Figura 2. Las panregiones de los geopolticos alemanes. Fuente: Ropivia, M. 1986

Figura 3. La ecuacin del poder segn Alexander Seversky. Fuente: Jones, S. 1955


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En cuanto a lo econmico, resalta el incremento exponencial de las relaciones comerciales entre Brasil y frica, habien-do pasado de 3,5 millardos de euros en el 2003 a 18,5 millardos en el 2010. Esto ha sido posible gracias al incremento de las inversiones brasileas, a travs de sus grandes empresas pblicas y privadas, en todas las regiones del continente africa-no: Argelia y Marruecos al norte; Angola, Ghana, Gabn, Nigeria, Senegal y Nami-bia al oeste; Sudfrica y Mozambique al sur; y Kenia al este.

A comienzos de la dcada de los 90, Sal Cohen desarroll la teora del equi-librio geopoltico, a travs de la cual pre-senta una estructura jerrquica espacial, conformada por regiones geoestratgi-cas, regiones geopolticas, Estados-na-

cin y unidades subnacionales (Figura 5). Amrica Latina y el Caribe aparecen divi-didos en una regin sudamericana, como una de las esferas de marginalidad, y en una porcin integrante de la regin An-gloamrica y el Caribe. Destaca el hecho de que pases como Mxico, Venezuela, Brasil y Argentina figuran como poten-cias regionales (Cohen, 1991).

Finalmente, Marc-Louis Ropivia, a fi-nales del siglo XX, desarroll las visiones geopolticas para el siglo XXI, basadas en la multipolaridad, la cual ir acompaa-da por la divisin del globo en grandes zonas geoeconmicas de coprosperidad que permitirn un ascenso general hacia el desarrollo. Para Ropivia (1995), la coo-peracin internacional del futuro no ser ms de Estado a Estado, sino ms bien de

Figura 4. La horizontalidad del sistema internacional segn Marc-Louis Ropivia. Fuente: Ropivia, M. 1986



bloque a bloque. Para el caso del conti-nente latinoamericano y caribeo, apare-cen Brasil y Argentina conformando uno de los polos de desarrollo (Figura 6).

3. Amrica Latina y el Caribe en los tiempos presentes

Amrica Latina y el Caribe llegan al siglo XXI como un espacio geogrfico que de-sempea un importante papel en el mun-do globalizado y multipolar, muy dife-rente al residual o marginal que jugaban a comienzos del siglo XX. Como parte de ese papel destacan los siguientes aspec-tos: a) la participacin de pases como Argentina, Brasil y Mxico en el Grupo de los 20 (G-20), grupo que representa el

Figura 5. La estructura geopoltica del mundo segn Sal Cohen. Fuente: Cohen, S. 1991

80 por ciento de la poblacin del mundo y genera casi el 85% del Producto Bruto Mundial (PBM); b) la creciente presencia en el escenario internacional de Brasil que junto con Rusia, China, India y Sud-frica forman los llamados pases BRICS (en conjunto representan el 45% de la poblacin mundial, el 30% de la exten-sin total de la Tierra, el 30% del PBM y el 15% del comercio internacional); c) el importante papel que juegan pases como Ecuador y Venezuela en el seno de la Organizacin de Pases Exportadores de Petrleo (OPEP); d) la conformacin de organismos regionales de integracin como la Alianza Bolivariana para los Pue-blos de Nuestra Amrica (ALBA), la Co-munidad de Estados Latinoamericanos y Caribeos (CELAC), el Mercado Comn


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del Sur (MERCOSUR) y la Unin de Na-ciones Suramericanas (UNASUR).

Sin embargo, su participacin en el mundo globalizado y multipolar se ve in-fluenciada por su dinmica geopoltica en un doble sentido: por un lado, al ser un espacio poltico fragmentado, ve afectado su accionar conjunto por las rivalidades de poder a lo interno de cada Estado y en-tre los diferentes Estados y, por otro lado, el accionar de las potencias tradicionales y de pases emergentes como China, In-dia e Irn, en procura de los recursos na-turales, materias primas y mercados de Amrica Latina y el Caribe, lo convierten en un espacio geogrfico sometido a las rivalidades de poder entre esos actores.

Figura 6. El mundo multipolar en el siglo XXI. Fuente : Ropivia, M. 1995

A las fortalezas en el plano global y de integracin regional que presenta Amrica Latina y el Caribe, se contrapo-nen las lgicas debilidades derivadas de las rivalidades de poder que existen a lo interno de cada Estado y que dificultan su gobernabilidad y el desarrollo de sus sociedades, y su participacin en los pro-cesos de integracin. Al respecto pueden ser mencionados algunos casos. Mxico, por ejemplo, es un pas que, a pesar de ser considerado una potencia regional en Amrica Central y de tener una estrecha vinculacin con Estados Unidos, sufre un intenso proceso de rivalidades de poder en su territorio, no slo entre las orga-nizaciones polticas tradicionales como



el Partido de Accin Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolucio0n De-mocrtica (PRD), sino tambin entre mo-vimientos sociales y las organizaciones del crimen organizado. Sobre estas lti-mas, Martinez (2010), autor del libro El crimen organizado en Mxico, considera que su presencia es tan importante que se puede decir que en este pas hay una virtual guerra civil.

Otro caso es el de Per, pas donde se realizaron elecciones generales entre abril y junio del ao 2011, y cuyos resulta-dos revelaron la existencia de una intensa disputa entre diferentes fuerzas polticas y econmicas por el control del territo-rio. Si bien en la segunda vuelta Ollanta Humala, del partido Gana Per, result electo como Presidente del pas incaico, no deja de llamar la atencin la signifi-cativa votacin y nmero de escaos que obtuvieron los partidos polticos Fuerza 2011, de Keiki Fujimori y Per Posible, de Alejandro Toledo, estrechamente vin-culados a los intereses de Japn e Israel, respectivamente.

El tercero de los casos a ser mencio-nado es el de Bolivia, pas gobernado des-de el ao 2006 por Evo Morales y que ha sido escenario de fuertes disputas terri-toriales entre fuerzas gubernamentales y grupos opositores, prevaleciendo las primeras en los departamentos de Chu-quisaca, La Paz, Oruro y Potos, mientras que las segundas en los departamentos de Beni, Cochabamba, Pando, Santa Cruz y Tarija (Portillo, 2007). Recientemente se revel un interesante proceso geopo-ltico relacionado con la disputa surgida

por la decisin del presidente Morales de construir una carretera para unir a Villa Tunari, en Cochabamba, con San Ignacio de Moxos, en Beni, atravesando territorio indgena y el Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNIS). Despus de numerosas protestas y manifestaciones, el gobierno decidi suspender la construccin de la mencionada va. Sobre este caso resulta muy apropiado citar la conclusin a la que llega Soliz Rada (2011: 1), al decir: Con la decisin de suspender la cons-truccin de la carretera que deba vincu-lar los departamentos de Cochabamba y Beni (demorada desde hace 185 aos), Bolivia es el primer pas de Amrica del Sur (y tal vez del mundo) en el que gran-des ONGs controlan el poder. A partir de ahora, todas las obras viales necesita-rn la aquiescencia de grupos indgenas que responden, entre otras, al Centro de Estudios Jurdicos e Investigacin Social (CEJIS), financiado por pases de Euro-pa Occidental), y al Centro de Investi-gacin y Promocin del Campesinado (CIPCA), subvencionada por la Embaja-da de EEUU.

A las rivalidades de poder en el te-rritorio, a lo interno de los Estados de Amrica Latina y el Caribe, se unen las rivalidades que existen entre dichos Es-tados. Si bien en la actualidad se vive una situacin diferente a la que exista en la dcada de los 80, cuando haba ten-siones polticas y militares entre los pa-ses latinoamericanos y una agudiza-cin de las competencias geopolticas (Bacchetta, 1984: 73), la carpeta de las disputas territoriales no termina de ser archivada. En tal sentido son varias las


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disputas que an tienen vigencia y que, quirase o no, enturbian las relaciones entre los pases de Amrica Latina y el Caribe, y dificultan la necesaria cohesin para hacer frente a los embates de la glo-balizacin.

Tres casos ilustrativos pueden ser mencionados: a) Bolivia reclama a Chile la recuperacin de su salida al mar, per-dida tras la Guerra del Pacfico, hace ms de un siglo, y repartida entre aquel pas y Per; b) el conflicto limtrofe entre Costa Rica y Nicaragua de 2010-2011; es una disputa que comenz en octubre de 2010 con respecto al dragado del ro San Juan en el rea de isla Calero, y la invasin de militares nicaragenses a esa isla; c) Ve-nezuela an mantiene el reclamo a Gu-yana del territorio del Esequibo, recien-temente trado nuevamente a la palestra por sectores de oposicin al gobierno del presidente Hugo Chvez, en torno a lo cual ste manifest que los gobiernos de Venezuela y Guyana acordaron ma-nejar el tema limtrofe al ms alto nivel y de manera muy responsable. (Chvez, 2011).

La dinmica geopoltica de Amrica Latina y el Caribe hasta ahora presenta-da, se complejiza an ms cuando se ana-liza el factor del accionar de las grandes potencias y pases emergentes, direccio-nado hacia este espacio. Al papel tradi-cional que ha tenido Estados Unidos en el territorio latinoamericano y caribeo, considerado por muchos como su patio trasero, se ha unido ahora las estrategias de aproximacin e influencia que han ve-nido desarrollando pases como Rusia, China, India e Irn.

Con relacin a Rusia, Blank (2009: 5) seala lo siguiente: Desde el ao 2003 Rusia ve a Amrica Latina como una zona de gran importancia econmica, y en el ao 2004 comenzaron a vender-le armas a varios pases de la regin. En esa nueva relacin destaca sin duda la alianza estratgica que ha venido ade-lantando con Venezuela, a travs del su-ministro de armas, tecnologa militar y financiamiento de diferentes proyectos. Incluso es de destacar el hecho de lo afir-mado en abril de 2010 por el presidente ruso Dimitri Medvedev, en su visita a Ar-gentina, al decir: Amrica Latina no es el patio trasero de nadie (Pereyra Mele, 2011a: 3).

En cuanto a China, Amrica Latina y el Caribe son tambin un escenario im-portante dentro de su estrategia geopo-ltica global. En este subcontinente, el gigante asitico ha establecido estrechas relaciones comerciales con pases como Argentina, Brasil, Chile, Mxico, Per y Venezuela. En cifras, en la primera d-cada del siglo XXI, el intercambio co-mercial entre ambas regiones ha pasado de 10.000 millones de dlares a ms de 150.000 millones de dlares. Eso con-vierte al espacio geogrfico latinoameri-cano y caribeo en un espacio que entra en el esquema de seguridad de China, especialmente cuando se piensa en su fu-turo abastecimiento de materias primas como petrleo, hierro y cobre.

La India, por su parte, ha venido de-sarrollando una estrategia de penetra-cin en Amrica Latina y el Caribe que se ha traducido en un aumento de sus inver-siones en esta parte del mundo. Desde el



punto de vista estratgico, el sector agr-cola es vital para la India, dada la gran demanda de alimentos que plantea una poblacin de ms de 1.000 millones de habitantes. Es de destacar el excelente posicionamiento que tiene la India en una pas como Trinidad y Tobago, donde ahora gobierna el sector poltico de as-cendencia hind, al frente del cual est la primer ministro Kamla Persad Bessassar.

Y no se puede dejar de mencionar a Irn, pas musulmn de gran importan-cia en la convulsionada regin del Me-dio Oriente, el cual ha firmado unos 250 acuerdos de cooperacin comercial y de transferencia de tecnologa con pases la-tinoamericanos y caribeos, entre los que figuran Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Mxico, Nicaragua y Venezuela, como parte de su estrategia para insertarse an ms en el mbito internacional.

4. Conclusin

Amrica Latina y el Caribe constituyen un espacio geogrfico profundamente fragmentado desde el punto de vista pol-tico y, al mismo tiempo, apetecido por las grandes potencias tradicionales y por los pases emergentes, debido a la riqueza que posee en cuanto a materias primas, agua y biodiversidad se refiere. Esto hace que en l se genere una dinmica geopo-ltica muy compleja, caracterizada por ri-validades de poder que tienen dimensio-nes que van de lo local a lo global, lo que se constituye en un reto para los lderes de los diferentes pases latinoamericanos y caribeos, quienes deben comprender

esta realidad y definir las estrategias ms adecuadas que permitan superar las difi-cultades derivadas de esas rivalidades e implementar efectivos programas de de-sarrollo para sus sociedades.

En tal sentido, los diferentes organis-mos de integracin regional y subconti-nental que se han creado durante los l-timos aos y el papel que en el escenario mundial juegan algunos pases latinoa-mericanos y caribeos, representan los dos factores ms importantes que pueden permitir lidiar con la compleja dinmica geopoltica ya sealada. Ambos factores, de manera combinada, deben contribuir, por una parte, a reducir algunas rivalida-des que en el plano local, regional, nacio-nal e inter-nacional pudieran surgir y, por otra parte, a contener las presiones que desde otros polos de poder se pudieran ejercer sobre Amrica Latina y el Caribe.

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