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FLORISTÁN CASIANO, Teología Práctica, Ediciones Sígueme, Salamanca 2002. Las acciones pastorales 199-229
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Las Acciones Pastorales
Acción pastoral es la acción de los cristianos que actualiza la praxis de Jesús de cara a la
implantación del reino de Dios en la sociedad, mediante la constitución del pueblo de Dios en
estado de comunidad cristiana. Esta amplia tarea implica diversas funciones, denominadas acciones
pastorales o acciones eclesiales, es decir, ministerios o servicios de la Iglesia en diferentes ámbitos
de realización. A lo largo de la historia, la Iglesia ha dividido estas funciones de diversos modos, de
acuerdo a una determinada interpretación bíblica, visión cristológica, comprensión de la
eclesiología, función de la jerarquía, corresponsabilidad de los laicos y análisis de la sociedad o del
mundo1.
1. División tripartita de la acción pastoral
a) Fundamentación neotestamentaria del triple oficio
La trilogía profeta, sacerdote y rey ha servido con frecuencia para explicar la misión de
Cristo, de sus discípulos y de la Iglesia2. A su vez, «las connotaciones profética, sacerdotal y regia,
aplicada a Jesucristo y a su ministerio, es decir, a su misión salvífica -escribe A. Favale-, tienen su
más concreta expresión en la alegoría o imagen joánica del buen pastor (Jn 10) »3. Desde estos
presupuestos, la doctrina eclesiológica del magisterium, ministerium y regimen se derivó
frecuentemente del «triple oficio de Cristo» como maestro o doctor (función profética), sacerdote o
sacrificador (función cultual) y rey o pastor (función regia). Este triple oficio de Cristo dio lugar
posteriormente a los tres poderes jerárquicos: el magisterio o poder de enseñar las «verdades de fe»;
el orden o poder de santificar la vida cristiana por la «administración de los sacramentos»; y la
jurisdicción o poder de gobernar a los bautizados para «dirigir la grey cristiana». De ahí se extrajo
modernamente el triple ministerio de la palabra, de los sacramentos y de la dirección o kybernesis
(acción de guiar un barco). Estos ministerios se denominaron asimismo funciones pastorales: la
profética (anuncio de la palabra), la litúrgica (celebración del culto) y la caritativa (servicio
liberador).
Los intentos de fundamentar esta triple división en dos textos neotestamentarios parecen
forzados exegéticamente. El primer texto es de Juan (14, 6): «Yo soy el camino, la verdad y la
vida». Según un intento de interpretación, a todas luces exagerado, Jesús es
maestro como verdad, rey como camino y sacerdote como vida4.
El segundo texto es de Mateo (28, 18-20): «Se me ha dado plena autoridad en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizadlos para vincularlos al Padre y al Hijo y al
Espíritu santo y enseñadles a guardar todo lo que os mandé; mirad que yo estoy con vosotros cada
día, hasta el fin de esta edad». En este texto podrían observarse tres aspectos: la adhesión al mensaje
del Reino, el acto fundamental del bautismo y la puesta en práctica del evangelio en la vida. A1
menos se expresa un mandato de proyección misionera mediante el empleo de tres verbos de
acción: hacer discípulos, bautizar y enseñar, pero se trata más de una «síntesis cristiana» que de un
«programa pastoral»5. El escriturista F. Prat anotó que Cristo aparece como rey en los sinópticos,
1 FLORISTÁN C. La acción pastoral en la vida de la Iglesia: Phase 181 (1991) 23-36.
2 Cf. FERNÁNDEZ A., Munera Christi y munera Ecclesiae. Historia de una teoría, Burgos 1979; Y Congar, Sur la
trilogie Prophete-Roi-Prêtre: Revue des Sciences Philosophiques et Théologiques 67 (1984) 97-116; Lecuyer
J., La triple potestad del obispo, en G. Baraúna (ed.), La Iglesia del Vaticano II, Barcelona 31968, 871-891.
3 FAVALE A., El ministerio presbiteral. Aspectos doctrinales, pastorales y espirituales, Madrid 1989, 30.
4 DE LA POTTERIE I., «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6), en Id., La verdad de Jesús. Estudios de
cristología joanea, Madrid 1979, 107-144. 5 Cf. VIDAL M., ¿Tiene fundamento bíblico la división tripartita de la teología pastoral?: Pentecostés 8 (1970) 3-17.
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profeta en Juan y sacerdote en la carta a los Hebreos6.
b) Visión patrística del triple oficio de Cristo
Algunos sostienen que el Nuevo Testamento da pie para deducir el denominado triples
munus Christi, aunque nunca se presenta en la Escritura una trilogía sistemática de las tres
funciones. No obstante, algunos Padres de la Iglesia se hacen eco esporádicamente de esta trilogía,
preocupados por relacionar el triple oficio de Cristo con algunos textos del Antiguo Testamento,
para aplicar sus consecuencias a la condición cristiana. Así, Eusebio de Cesárea (265-340) afirma
que el triple oficio real, sacerdotal y profético es participado por todos los cristianos del mismo
Cristo, rey, sacerdote y profeta 7. Juan Crisóstomo (344-407), dirigiéndose al cristiano le dice: «Tú
te haces rey, sacerdote y profeta por el bautismo; rey, por la victoria sobre tus malas acciones y la
destrucción de los pecados; sacerdote, por la ofrenda de ti mismo a Dios, la inmolación de tu cuerpo
y de tu persona (2 Tit 2, 2); profeta, por el conocimiento del futuro, por la inspiración y la
signación»8. Pedro Crisólogo (406-450) afirma de un modo semejante que los tres oficios de Cristo
enriquecen al cristiano9. También Jerónimo (347-420) conoce la distinción de los tres oficios,
prefigurados ya en la ley y que aplicará a los cristianos10
.
Agustín de Hipona (354-430) compara extensamente el profetismo, sacerdocio y realeza de
la antigua alianza con la nueva11
. Próspero de Aquitania reconoce en Samuel la imagen de Cristo en
el ejercicio de su triple oficio real, sacerdotal y profético12
. Este testimonio patrístico se mantiene
firme hasta el s. IX. Con todo, los Padres no formularon una trilogía sistemática de ministerios o
servicios pastorales.
c) Evolución teológica del triple oficio
La escolástica medieval se hizo eco del triple oficio de Cristo, pero tampoco llegó a formular
una doctrina completa sobre la división tripartita de los principales servicios cristianos. Por
ejemplo, san Buenaventura describe el triple oficio en varias ocasiones13
. Para santo Tomás, «la
potestad espiritual es doble, una sacramental y otra jurisdiccional»14
, aunque no faltan en el
Angélico textos relativos al oficio pastoral en los que describe la triple función. En el Comentario a
San Mateo (c. 28) escribe: «Euntes ergo docete omnes gentes. Hic iniungit officium; et triplex
iniungit officium. Primo, docendi; secundo baptizandi; tertium officium informandi quantum ad
mores». En la Suma se expresa así: «Quantum ad alios pertinet, alius est legislator, et alius
sacerdos, et alius rex, sed haec omnia concurrunt in Christo tanquam in fonte omniumgratiarum»15
.
Tampoco faltaron escolásticos que enumeraron otros muchos officia Christi diferentes, llegando
algunos a señalar diez, como es el caso de Gregorio de Valencia.
Con la reforma protestante se vuelve a considerar bíblicamente el ministerio pastoral en su
triple vertiente, al situar el servicio profético junto a los otros dos, el sacerdotal y el real, ambos
expuestos ampliamente en la tradición anterior. Calvino es quien mejor describe la doctrina del
6 PRAT F., La théologie de S. Paul, Paris "1925, 198 s.
7 DEMOSTRATIO EVANGELICA IV, 15; PG 22, 293 CD, 296 C, 301 B y 305 B. Cf. P. DABIN, Le sacerdoce royal des
fidéles dans la tradition ancienne et moderne, Paris 1950, 531. 8 In 2 Cor., hom. 4, 7; PG 61, 417. Cf. este texto en P. DABIN, 548.
9 Sermo 32: PL 55, 264 A; Sermo 59: PL 52, 363 BC; Sermo 60, col. 367 A. Cf. estas dictas en P. DABIN, 119.
10 Comm. in Zach. III, 12; PL 25, 1516 B, 1517 A. Cf. P. DABIN, 87.
11 La ciudad de Dios, 1.17, a partir del c. 4.
12 Lib. de promiss., p. 2a, c. 24; PL 51, 796 A. Cf. cita en P. DABIN, 121.
13 Cf. LIGNUM VITAE 39.40.42.45; ed. Quaracci VIII, 82 s.
14 2-2, q. 39, a. 3; cf. 3, q. 22 y q. 59.
15 3, q. 22, a. 1-3.
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ministerio16
. A partir de 1545 -escribe J. Fuchs-, el reformador ginebrino «introdujo la doctrina de
las tres funciones en la teología de la Iglesia reformada»17
. En ese tiempo Lutero sólo hablaba de
dos funciones de Cristo, como «rex» y «sacerdos». Calvino llegó a admitir que el papado posee los
tres títulos de Cristo, aunque los ejerce «fríamente y con escaso fruto»18
. Su concepción pastoral se
basa en Jesucristo «ministro y mediador» del Nuevo Testamento. En la edición de 1560
de su Instituciones escribe que «el oficio y cargo que le ha sido dado (a Cristo) por el Padre cuando
vino al mundo consiste en tres partes, ya que le fue dado como profeta, rey y sacrificador»19
. Desde
entonces, la doctrina del triple oficio es clásica entre los teólogos protestantes, sobre todo
calvinistas. Los luteranos la aceptaron plenamente en el s. XVII.
El Catecismo Romano, editado por primera vez en 1566, afirma que «Jesucristo, nuestro
Salvador, en el instante mismo de su encarnación, asumió el triple oficio de profeta, sacerdote y
rey»20
. En la teología católica penetró modernamente la doctrina del triple oficio a finales del s.
XVIII, sin duda por influencia protestante. A1 menos en el año 1758, M. Gerbert afirma que los
teólogos de entonces (se refiere, más bien, a los protestantes) distinguían las tres funciones. En
1789, año de la Revolución Francesa, D. Schramm describe la obra de Cristo basado en esta misma
división pastoral. Entre los teólogos católicos, la doctrina del triple oficio como trilogía sistemática
se aceptó a comienzos del s. XIX, cuando se integró la eclesiología en la dogmática. Hasta ese
momento se hablaba de ordo y de jurisdictio. Desde entonces se puso un gran énfasis en el
magisterio. Influyeron E. Klüpfel y B. Galura21
.
El Vaticano I consideró la doctrina del triple oficio de este modo: «Est in Ecclesia visibile
magisterium, a quo credenda interius exteriusque profitenda fides publice proponitur; visibile
quoque ministerium, quod visibilia Dei mysteria, quibus interior , sanctificatio hominibus et debitus
Deo cultus comparatur, munere publico moderatur ac curat; visibile regimen, quod membrorum
inter se communionem ordinat, externamque omnem et publicam fidelium in Ecclesia disponit ac
dirigit... »22
. En otro pasaje del mismo esquema sobre la constitución de la Iglesia se dice: «Statuit
in Ecclesia esse visibile magisterium, visibile ministerium, visibile regimen a Christo Domino
institutum, per quam triplicem potestatem externam ac conspicuam vera Ecclesia Christi coharet
triplici externu nexu»23
. De estos y otros muchos textos del Vaticano I se puede concluir que la
mayoría de los Padres defendieron la distinción de las tres potestades.
En el siglo pasado se planteó el problema de dilucidar si se dan en la Iglesia dos poderes
(orden y jurisdicción) o tres, incluyendo también el magisterio. En general, los canonistas y muchos
teólogos afirmaban que los ministerios son dos, ya que la potestad de enseñar queda englobada en la
de jurisdicción. Pero no faltaron teólogos católicos que defendieron la trilogía de los poderes o de
las funciones. La encíclica Mystici Corporis Christi de Pío XII afirma claramente la doctrina de la
triple potestad de la Iglesia. Cristo «concedió a los apóstoles y a sus sucesores la triple potestad de
enseñar, regir y llevar a los hombres hacia la santidad»24
, enviándolos «como maestros, jefes y
santificadores en la comunidad de los creyentes»25
. Por este motivo, a través de quienes poseen la
sagrada potestad, «se perpetúan los oficios de Cristo, doctor, rey y sacerdote»26
. Esta triple potestad
16
Cf. GANOCZY A., Calvin, théologien de l'Église et du ministére, Paris 1964; Id., Calvin et Vatican II. L'Église
servante, Paris 1968; BOSC J., L'office royal du Seigneur Jésus-Christ, Ginebra 1957.
17 FUCHS J., Origines d'une trilogie ecclésiologique á l'époque rationaliste de la théologie: Revue des Sciences
Philosophiques et Théologiques 53 (1969) 187. 18
CALVINO J., Institutiones religionis christianae II, c. 15. 19
Ibid., II, 15, 1 y 2. 20
CATECISMO ROMANO, p. 1a, c. 2 a. 3B.
21 Cf. CONGAR Y, Orden y jurisdicción en la Iglesia en Id., Santa Iglesia, Barcelona 1965, 183-213. Es un artículo
aparecido por primera vez en Irénikon 10 (1933) 22-31; 97-110; 243-252; 301-408. 22
Primum schema constitutionis dogmaticae de Ecclesia Christi, c. 4; Mansi 51, 540 d. 23
Anot. 6a del c. 4; Mansi 51, 562 b-c.
24 MYSTICI CORPORIS CHRISTI, en Colección de encíclicas y documentos pontificios, Madrid 61962, 1036.
25 Ibid., 1033.
26 Ibid., 1030.
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reside pues, en «enseñar a los hombres una doctrina infalible, gobernarlos por medio de pastores
ilustrados por virtud divina y rociarlos con la lluvia de gracias celestiales»27
. En la encíclica
Mediator Dei, también de Pío XII, se afirma el triple oficio pastoral de la Iglesia, que «tiene de
común con el Verbo encarnado el fin, la obligación y la función de enseñar a todos la verdad, regir
y gobernar a los hombres, ofrecer a Dios el sacrificio aceptable y grato»28
. Los tratados escolares
sobre la Iglesia escritos hasta el Vaticano II han defendido, bien la división bipartita del oficio
pastoral, bien la división en tres partes29
.
En la teología pastoral previa al Vaticano II se aceptaron tres ministerios o acciones
pastorales: la pastoral profética o acción eclesial de la palabra, la pastoral litúrgica o acción pastoral
del culto y la pastoral hodegética (de hodos, camino) o acción pastoral de la caridad. Son tres
aspectos de la misión de la Iglesia. F.-X. Arnold y P.-A. Liégé fueron los grandes pastoralistas de
las acciones eclesiales.
El Vaticano II expresa en múltiples ocasiones la división tripartita de las acciones pastorales.
Los tres munera Ecclesiae son continuación del triple munus Chisti. Así, la constitución Lumen
gentium aplica el triple servicio pastoral a todo el pueblo de Dios, es decir, al sacerdocio común de
los fieles y al sacerdocio jerárquico (LG 10-12), ya que Cristo es «maestro, rey y sacerdote nuestro,
cabeza del nuevo y universal pueblo de Dios» (LG 13). Según el Concilio, son los obispos quienes
participan de un modo más eminente en la triple potestad, puesto que, como sucesores de los
apóstoles, presiden «en nombre de Dios la grey, de la que son pastores como maestros de doctrina,
sacerdotes del culto sagrado y ministros de gobierno» (LG 20). Esta triple potestad episcopal la
reciben «en forma eminente» con la consagración u ordenación episcopal30
.
Los presbíteros, en virtud del sacramento del orden, «han sido consagrados como verdaderos
sacerdotes del Nuevo Testamento, a imagen de Cristo, sumo y eterno sacerdote, para predicar el
evangelio y apacentar a los fieles y para celebrar el culto divino» (LG 28; PO 4-7 y OT 4). «Son
cooperadores del orden episcopal en la triple función sagrada que por su propia naturaleza
corresponde a la misión de la Iglesia» (AG 39).
Al definir el Vaticano II a los laicos, afirma que son «los fieles que, en cuanto incorporados
a Cristo por el bautismo, integrados al pueblo de Dios y hechos partícipes, a su modo, de la función
sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo
cristiano en la parte que a ellos corresponde» (AA 31; ver también 2 y 10). En definitiva, la misión
de la Iglesia, expresada en términos de la triple acción pastoral, consiste en hacer «comunidades
vivas de fe, de liturgia y de caridad» (AG 19; cf. 14-15, 20 y 39).
De hecho, la división tripartita de la acción pastoral ha sido uno de los mayores logros en la
renovación teológico-pastoral moderna. Se basa en la herencia eclesiológico-dogmática de los
poderes jerárquicos aludidos, traducidos en términos bíblico-teológicos. Las acciones eclésiales son
anunciadas así: el ministerio profético, que incluye el poder del magisterio, es servicio de la palabra
en todos sus niveles: evangelización, catequesis y homilía; el ministerio litúrgico, que incluye el
poder del orden sacerdotal, es la celebración de los misterios cristianos en varios aspectos:
eucaristía, sacramentos y oración de las horas; el ministerio hodegético, que incluye el poder de
jurisdicción, es el servicio cristiano en la organización y dirección eclesial y la promoción caritativa
total como servicio cristiano al mundo.
2. Estructuración actual de la acción pastoral
El fundador de la teología práctica protestante Fr. Schleiermacher, a comienzos del s. XIX,
distinguió en esta disciplina dos partes: el gobierno de la Iglesia y el servicio de la Iglesia.
27
Ibid., 1034. 28
MEDIATOR DEI, en Colección de encíclicas y documentos pontificios, 1083. 29
La doble potestad fue defendida, por ejemplo, por LERCHER L. en Institutiones theologiae dogmaticae, Innsbruck 3
1939, I, tes. 46, n. 456. La división tripartita se encuentra en SALAVERRI J., Sacrae Theologiae Summa, Madrid 2 1952, I, tes. 31, n. 1304.
30 La triple función del obispo está descrita en LG, 25-27 y en CD, 12-16.
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En el manual alemán de teología pastoral de 1964, K. Rahner examina las «funciones
esenciales que permiten a la Iglesia y a sus responsables realizar su misión», después de haber
reflexionado sobre el ser de la Iglesia como fundamento de la acción pastoral. La realización de la
Iglesia en la historia es, para K. Rahner, «el sacramento primordial de la presencia de Dios como
misterio de verdad y de amor subsistentes». Esto exige ver la Iglesia «en su totalidad» y analizar
«cómo» la Iglesia se realiza «hoy», teniendo en cuenta la situación actual interpretada
teológicamente. Evidentemente, la acción de la Iglesia no se reduce al ministerio eclesiástico o
sacerdotal. Para K. Rahner las funciones básicas eclesiales son seis: la proclamación de la palabra,
el culto, la celebración de los sacramentos, la disciplina canónica, la vida cristiana considerada en
todas sus dimensiones y la caridad. Enseguida se pregunta si estas funciones son igualmente
«originarias» y «constitutivas» del ser de la Iglesia. Observa que la caridad podría ser incluida en la
vida cristiana, la disciplina podría considerarse dentro de la administración sacramental y el culto
podría integrarse en la celebración sacramental o viceversa. Incluso llega a decir que hay dos
funciones básicas constituidas por la palabra y el sacramento, a las que se añaden cuatro servicios
menos «sagrados». Según este criterio, K. Rahner señala tres funciones básicas: la proclamación de
la palabra (presencia de Dios como verdad), la vida de caridad (presencia de Dios como amor) y la
celebración de la eucaristía (unidad de la verdad y del amor), en el sentido de que el mundo
sacramental es la mediación más central, fuente y culminación de las otras funciones eclesiales31
.
El pastoralista alemán V Schurr entiende por acciones eclesiales «todas aquellas actividades
en las que la Iglesia realiza su propia esencia, no sólo para su propia afirmación, sino para la entrega
a Dios y el servicio a la salvación de los hombres»32
.
Reconoce la trilogía de las funciones doctrinal, sacerdotal y pastoral en la teología pastoral
tradicional, correspondiente a «tres disciplinas independientes de homilética-catequética, de liturgia
y de hodegética (dirección o gobierno). Últimamente se piensa -sigue diciendo V Schurr- que estas
ramas, al menos en lo que atañe a lo esencial de su asunto, hay que volverlas a reinsertar en el
tronco de la teología pastoral como en su ciencia básica»33
. Como «funciones pastorales
fundamentales» señala V Schurr la homilética, la catequética, la liturgia, el servicio cristiano al
mundo y la dirección de la Iglesia34
.
De un modo semejante, R. Zerfass prefiere dividir la acción pastoral por «campos de
acción» que por situaciones o funciones ministeriales. Señala seis campos siguiendo la división
tripartita de la acción pastoral: 1°) Martyría, que abarca la «proclamación» (diferentes procesos de
interpelación de la llamada de Dios por la palabra, como es la predicación, la meditación, los
ejercicios, las misiones populares, etc.) y la «formación» (todo el ancho campo de la educación
religiosa, iniciación cristiana y religión escolar). 2°) Diakonía, que comprende la «atención
pastoral» (de enfermos, personas en crisis, dirección espiritual, visitas a las casas, etc.) y el «trabajo
social» (de asistencia, promoción y potenciación). 3°) Koinonía, que abarca la «coordinación» (de
actividades de grupos, iniciativas de la base, etc.) y la «celebración» (de todo lo relativo al campo
litúrgico y a las expresiones de lo religioso). Entiende los tres términos griegos enunciados como
«servicio a la palabra « (diakonía), «servicio a los pobres» (koinonía) y «servicio a la paz»
(koinonía)35
.
El pastoralista norteamericano J. W. Fowler divide las acciones eclesiales en cinco: 1)
administración; 2) proclamación y celebración; 3) solicitud pastoral; 4) formación y transformación
de las personas y 5) compromiso con las estructuras sociales36
.
El francés J. B. Bagot describe cinco acciones pastorales: 1) proclamación de la buena
31
Cf. RAHNER K., Die Grundfunktionen der Kirche, en Handbuch der Pastoraltheologie, I, 216-219. 32
SCHURR V., Pastoral, en Sacramentum Mundi V, 288. 33
SCHURR V, Teología pastoral en el siglo XX, en VORGRIMLER H. - VANDER GUCHT R. (eds.), La teología en el siglo
XX, Madrid 1974, 326. 34
SCHURR V, Teología pastoral en el siglo XX, 326-372 y Sacramentum Mundi, 288-294. 35
Cf. ZERFASS R., Der Selbstvollzug der Kirche im Wort, Sakrament und sozialem Dienst. Eine Einführung in die
Grundfragen der Praktische Theologie, Maguncia 1982, 15-17. 36
FOWLER J. W., Practical Theology and the Shaping of Christian Lives, en DON S. BROWNING (ed.), Practical
Theology: The Emerging Field in Theology, Church and Worl, San Francisco 1983, 150-155.
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nueva; 2) oración y culto (pastoral catequética, pastoral homilética y pastoral litúrgica); 3) acción
educativa (pastoral parroquial, pastoral familiar, pastoral escolar, pastoral de los medios de vida,
pastoral de movimientos); 4) entreayuda y caridad y 5) organización y reorganización de las
estructuras (estructuras jerárquicas, reglas de conducta, organización de personas y grupos)37
.
Recientemente se propone un estructura cuatripartita, al añadir a las tres acciones pastorales
clásicas la correspondiente a la edificación de la comunidad cristiana. En realidad la comunidad se
construye con el aporte de las tres acciones señaladas.
A1 estudiar el lugar que la liturgia ocupa en la acción de la Iglesia como «culminación» y
«fuente» a la luz de la constitución Sacrum Concilium (n. 10), propuse en Teología de la acción
pastoral (Madrid 1968) una distinción elemental -corriente entre los franceses- entre un antes de la
liturgia (evangelización y catequesis) y un después (el compromiso de caridad). Aunque esta
división era tripartita (ministerio profético, litúrgico y caritativo), daba pie para hablar de una
división en cuatro partes, al añadir la edificación de la comunidad misma a las tres acciones
anteriores.
En 1985, al estudiar la pastoral litúrgica como parte de la acción pastoral, propuse la
división en cuatro partes correspondientes a cuatro momentos: dos antes de la liturgia (tiempo de la
evangelización y de la catequesis) y dos después (tiempo de la comunidad y del servicio al
mundo)38
.
Recientemente E. Alberich señala «cuatro formas fundamentales de presencia eclesial»:
diaconía, koinonía, kerigma y liturgia. «De este modo -afirma-, la Iglesia se presenta en el mundo
como el lugar por excelencia del servicio, de la fraternidad, del significado, de la fiesta, en
correspondencia con cuatro categorías antropológicas de base: el pensamiento, la acción, la relación
y la celebración. Son modos equivalentes de subrayar la complementariedad y el significado de
estas cuatro formas de ser en el mundo signo eclesial del Reino»39
. D. Borobio indica asimismo
cuatro dimensiones de la misión, al analizar el puesto de la liturgia en la acción de la Iglesia:
dimensión de la palabra o profética (martyría: predicación, catequesis), la dimensión del culto o
litúrgica (leiturgía: alabanza a Dios y santificación del hombre), la dimensión de la caridad o real
(diakonía: justicia y servicio al prójimo) y la dimensión de comunión o directiva (koinonía: servicio
a la comunión desde la presidencia a la comunidad) 40
. Fundamenta esta cuádruple división en el
primero de los tres sumarios de los Hechos (2, 42-47), siguiendo a determinados comentaristas, al
acentuar estos rasgos: la palabra apostólica, la comunión fraternal, la fracción del pan y las
oraciones. En realidad esta visión procede de una interpretación de los ministerios según los
Hechos41
.
A. Charron distingue cuatro funciones en la misión de la Iglesia: profética, cultual, hodegética y
socio-cultural42
. De acuerdo a esta perspectiva, considero cuatro acciones eclesiales a partir de la
formulación del mensaje conciliar, hecha por el cardenal G. Dan neels en el Sínodo de Obispos de
1985: «Ecclesia, sub Verbo Dei, mysteria Christi celebrans, pro salute mundi» (La iglesia, bajó la
palabra de Dios, celebra los misterios de Cristo al servicio del mundo). Dicho de otro modo: la
comunidad de creyentes, que se edifica por la palabra de Dios, celebra la liturgia y se encarna en el
37
Cf. VIAU M., Introduction aux études pastorales, Montréal-Paris 1987, 89-90. 38
Cf. FLORISTÁN C., Pastoral litúrgica, en BOROBIO D. (ed.), La celebración en la Iglesia I, Salamanca 1985, 545-546. 39
ALBERICH E., Catequesis y praxis eclesial, Madrid 1983, 22-25. 40
BOROBIO D., Ministerios laicales. Manual del cristiano comprometido, Madrid 1984, 22-23; Id., Leitourgia y
diakonia. La liturgia como expresión y realización de las cuatro dimensiones de la misión: Salmanticensis 36
(1989) 136. 41
Cf. MENOUD PH. H., La vie de l'Église naissante, Neuchátel 1952; J. Dupont, Études sur les Actes des Apótres, Paris
1967, 503-519; P. C. Bori, Chiesa primitiva, Brescia 1974; Varios, Koinónia. Communauté-communion, Paris
1975 y en Dictionnaire de Spiritualité Ascétique et Mystique, VIII, 1743-1769. 42
CHARRON A., Les caractéristiques théologiques d'une communauté chrétienne vivante en paroisse: Communauté
Chretienne 17 (1978) 44-45; Id., La spécificité pastorale du prqjet d'intervention, en NADEAU J. G. (ed.), La
praxéologie pastorale. Orientations et parcours, Montréal 1987, II, 153-184. Cf. Commission d'étude sur les
lücs et 1'Église, L'Église de Québec: un heritage, un projet, Montréal 1971, 104-106.
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mundo como servicio al Reino. También podría basarse esta división pastoral en los cuatro
elementos esenciales que tiene el cristianismo: la palabra, la comunidad, la eucaristía y el
ministerio.
De este modo, la actual teología pastoral, como teología práctica o teoría de la praxis de los
cristianos y de la Iglesia en la sociedad, entiende las acciones pastorales en torno a cuatro ámbitos.
En realidad, el número puede variar, según se desdoble en dos o no el ministerio de la palabra.
a) La misión profética o pastoral de la palabra («martyría»)
La misión profética (martyría) corresponde, en un sentido amplio, al anuncio y verificación
del evangelio. Es servicio de la palabra o de la fe teologal. Se muestra en este ámbito a Jesús como
profeta. La finalidad de este ministerio es despertar la fe, desentrañar el sentido de Dios y revelar el
horizonte cristiano del proyecto humano. Incluye la evangelización, la catequesis y la interpretación
teológica.
La primera acción o praxis cristiana es la proclamación, con hechos y palabras, del evangelio del
reino a los pobres y, desde la justicia con los pobres, a todos los hombres, con un propósito de
conversión al evangelio y a su mensajero Jesucristo. En cuanto primera y fundamental acción
pastoral, la evangelización debe ser testimonio y profesión de fe en la experiencia humana, signo de
interrogación espiritual, manifestación del sentido de la humanidad y anuncio explícito de la obra
de Jesucristo, revelador del Dios cristiano.
Un segundo momento de la praxis profética viene dado por la necesidad de una teoría y
práctica cristianas de la iniciación o re-iniciación a la fe y por el proceso permanente y creciente de
profundizar la fe por parte de la comunidad cristiana y de todos sus componentes. La catequesis
debe explicitar el sentido ofrecido por la revelación con una reinterpretación actual; enseñar los
puntos esenciales de la fe en su historia, contenidos y actualidad; educar popularmente la vigencia
de la fe y de los sacramentos y contribuir a 1a actualización del discurso cristiano.
La interpretación teológica es el polo crítico y profético del discernimiento, donde se ilumina la
vida a la luz del sentido cristiano ofrecido por Jesús. Es llamada a conversión y a transfiguración
constantes. La interpretación debe analizar críticamente la vida de los cristianos y de la Iglesia,
iluminar lo cotidiano y confrontar la fe con la cultura, la técnica, la ciencia, etc.
b) La fraternidad vivida o pastoral comunitaria («koinonía»)
La misión de la fraternidad vivida (koinonía) es servicio caridad ad intra Desvela el misterio
de la comunión y revela la paternidad de Dios en la fraternidad cristiana. Su objetivo es hacer crecer
a la comunidad entera. Jesús aparece como maestro.Los creyentes se congregan en la comunión
mediante la institución primaria de la comunidad cristiana. Se reúnen en asamblea para conocer
experiencialmente la sabiduría de Dios y poder confrontarla con todos los problemas del proceso
humano histórico, con objeto de construir una nueva fraternidad.
La misión de la Iglesia o de las comunidades cristianas es la evangelización, que anuncia la
salvación de Dios, ocurrida en Cristo y esperada por la humanidad. Esto exige aceptar, como su
objeto colectivo, su obediencia a las exigencias liberadoras de la palabra de Dios desde la esperanza
cristiana en el Espíritu Santo; denunciar proféticamente cualquier situación real de opresión,
experimentando en carne propia las miserias del pueblo, y anunciar la plena libertad y el reino de
justicia prometido por Dios, abriendo vías continuas de reforma y de cambio o de conversión.
c) La vida sacramental o pastoral litúrgica («leitourgía»)
La misión litúrgica abarca todo el conjunto de la celebración de los misterios, cristianos, Su
FLORISTÁN CASIANO, Teología Práctica, Ediciones Sígueme, Salamanca 2002. Las acciones pastorales 199-229
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propósito es celebrar el culto cristiano. Es servicio de esperanza. Revela el agradecimiento a Dios y
muestra que el mundo no es catástrofe. Aparece Jesús como sacerdote de la Nueva Alianza.
También es llamada esta función doxología.
La liturgia, etimológicamente, es algo que se hace, es decir, actividad, acción o praxis. La
liturgia es la acción simbólica cristiana de la asamblea, reunión en un momento dado de la
comunidad de creyentes. En resumen, es acción simbólica actualizadora de la praxis pascual de
Jesús el Cristo, que comprende toda la acción liberadora de Jesús (o de su causa) hasta su muerte,
sin olvidar la acción de Dios en la resurrección y donación del Espíritu.
d) El compromiso liberador o pastoral social («diakonía»)
Por último, la misión liberadora (diakonía) es función «sociopastoral». Es servicio de
caridad ad exlta, Revela el misterio de la edificación del Reino fuera de las fronteras de la Iglesia, a
través de una sociedad más humana, a saber, más justa y libre. Jesús aparece como primogénito de
la nueva creación.
Esta acción pastoral cubre la amplia etapa del ejercicio de la existencia en el mundo. Todos
los conocimientos y técnicas están al servicio de la transformación de la realidad o liberación,
mediante la praxis de la justicia. Aquí entra la lucha contra toda opresión, dominación o
dependencia de cara a la creación de una nueva sociedad.
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