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Page 1: 1. Década de los 40: Poesía de posguerra y poesía socialblogs.prensaescuela.es/.../files/2010/03/poesia-posterior-a-la-gc.pdf · con la Generación del 27 y con la poesía de Pablo

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LA POESÍA ESPAÑOLA POSTERIOR A LA GUERRA CIVIL.

1. Década de los 40: Poesía de posguerra y poesía social En la década de los cuarenta coexisten diversas tendencias poéticas: la neoclásica, representada por García Nieto y numerosos poetas que colaboran en las revistas Escorial y Garcilaso y en la colec-ción Adonais; la existencial y desarraigada del grupo Espadaña, que desemboca en la poesía social; la neomodernista del grupo Cántico; y, finalmente, la surrealista de los postistas. a) Poesía de posguerra 1.1. Tendencia neoclásica (poesía arraigada) 1.1.1. “Grupo Escorial” o “Generación del 36” La lírica de posguerra la inician poetas que habían surgido inmediatamente antes de la contienda. Se trata de un grupo unido por la amistad y la poesía. Lo forman: Luis Rosales (La casa encendida), Luis Felipe Vivanco (Continuación de la vida), Leopoldo Panero (La estancia vacía) y Dionisio Ridrue-jo (Poesía en armas). Este grupo ha recibido el nombre de Generación del 36 (por la fecha histórica que marcó sus vidas) o Grupo Escorial (este nombre se debe a la revista Escorial, fundada en 1940 con intenciones propagandísticas a favor de la ideología falangista. Acogió entre sus páginas la teoría y la práctica poéticas del grupo).

Las principales características de este grupo son: vuelta al intimismo, a una poesía arraigada en la tierra natal, en la familia y en Dios; formalismo clasicista basado en la métrica tradicional y fórmulas poéticas del Siglo de Oro; y lenguaje sencillo, cotidiano. 1.1.2. “Garcilasistas” o “Juventud Creadora” La revista de poesía Garcilaso nace en 1943; fue fundada por un grupo de poetas que se denomina-ban a sí mismos “juventud creadora”: Jesús Juan Garcés, Jesús Revuelta, Pedro de Lorenzo y José García Nieto. El título de la revista pretendía trazar un paralelismo histórico con Garcilaso de la Vega. Algunos de los rasgos de esta tendencia son: temáticamente, poesía sacra y religiosa, tópicos amorosos en torno a la ausencia, pérdida o desdén de la amada, etc.; formalmente, cultivo del en-decasílabo y del soneto. 1.2. Tendencia existencial y desarraigada En 1944 (fecha considerada por algunos como el verdadero comienzo de la poesía de posguerra) nace la revista Espadaña, que encarnó la reacción contra los Garcilasistas. Dirigida por Antonio González de Lama, Victoriano Crémer y Eugenio de Nora, en sus páginas escribieron Gabriel Ce-laya, Blas de Otero y Carlos Bousoño, entre otros.

La importancia de esta revista reside en los siguientes rasgos: actuó conscientemente de enlace con la Generación del 27 y con la poesía de Pablo Neruda y César Vallejo; contribuyó al proceso rehumanizador de la lírica de posguerra a través de una poesía comprometida con la problemática existencial e histórica del hombre contemporáneo, que culminó en la poesía social; y estuvo abierta a las distintas corrientes de la lírica del momento y sirvió, sobre todo, de vehículo expresivo a la primera promoción de posguerra.

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1.3. Tendencias disidentes: postismo, neomodernismo y surrealismo El postismo fue un movimiento heredero de los demás ismos, que se dio a conocer a partir de 1945 en revistas como Postismo y La cerbatana. Se caracteriza esta tendencia por la exploración de nuevos ritmos y metros, defensa de la imaginación y del humor y conexión con el surrealismo y el da-daísmo. El movimiento surrealista recorrió subterráneamente la poesía española de posguerra. Los poetas surrealistas fueron relegados o silenciados. Sólo en años recientes se ha recuperado la obra de estos poetas (Juan Eduardo Cirlot, Miguel Labordeta). Los poetas neomodernistas se ex-presaron a través de las páginas de la revista Cántico, que se presentaba como una tercera vía fren-te a las dos tendencias anteriores. Pertenecieron a esta tendencia: Ricardo Molina, Pablo García Baena y Juan Bernier.

b) Poesía social La poesía realista que apunta en esta década desemboca en la llamada “poesía social”, que ha sido definida como un arte de urgencia que se ve motivado por la situación sociopolítica del país, a cuya trans-formación quiere contribuir mediante la denuncia de la opresión y de la injusticia. Poetas de esta tendencia son: Gabriel Celaya (Cantos iberos), José Hierro (Canto a España), Blas de Otero (Pido la paz y la pala-bra) y Eugenio de Nora (España, pasión de vida). Convierten la poesía en testimonio y denuncia, en instrumento para transformar el mundo.

Las principales características de esta poesía son: parten de una concepción realista de la litera-tura, que implica una visión histórica de la sociedad, y referida al presente inmediato; pretenden ser testimonio crítico de la época y redimir a los humildes transformando la sociedad en otra más justa; el tono es narrativo y sencillo, coloquial y directo; y los temas más frecuentes son: solidari-dad con el proletariado, represión política, injusticias sociales, lucha por la libertad; y también apa-rece el tema de España con el inevitable recuerdo de la guerra civil. 2. Poesía de los 50 a los 70: “Segunda generación de posguerra” Los miembros más representativos de esta promoción son: José Manuel Caballero Bonald , Carlos Barral, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Francisco Brines y Clau-dio Rodríguez. Esta generación comparte con la anterior el compromiso moral y político, la pro-pensión narrativa y el realismo de situación. Son los “niños de la guerra”, que llegan a su madurez en los años 60.

Las características propias de la década son: sin abandonar lo real, lo social, muestran con bas-tante desnudez su intimidad y relatan sus amores, reales o fingidos, sin ningún pudor; valoran más la palabra; a través de la naturalidad crean un poema construido como un todo y que man-tenga una tensión de principio a fin, haciendo desaparecer la rima, el ritmo del verso es más libre, aunque también combinan el endecasílabo y alejandrino con el pentasílabo, heptasílabo y eneasíla-bo; casi abandonan la estrofa; utilizan la anécdota para exponer su subjetividad (son frecuentes los poemas en que se conoce la experiencia de la niñez y de la adolescencia); finalmente, no escriben poesía política, sino ética o crítica, haciendo uso de la sátira y la autoironía. Obras representativas de esta época: Salmos al viento, de Goytisolo; La memoria y los signos, de Valente; y Diecinueve figuras de mi historia civil, de Barral.

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3. Generación de los novísimos o de los 70 Esta generación es conocida por distintas denominaciones: Generación del 68 o del mayo francés (por las revueltas estudiantiles francesas y españolas ocurridas en ese año), venecianos (porque escribieron con frecuencia sobre Venecia) y novísimos (porque el crítico José Mª Castellet publicó una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles refiriéndose a los integrantes de esta década). Se trata de un nuevo grupo de poetas que han nacido pasada la guerra civil y que irrumpen en el mundo literario con una nueva sensibilidad y con una poesía tan novedosa que se ha llegado a considerar de “ruptura”. Esa ruptura consistió en llevar hasta el límite lo que venía sugerido por algunos poetas anteriores. Según la antología de Castellet, los novísimos son: Ana Mª Moix, Leopoldo Mª Panero, Félix de Azúa, Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Sarrión, José Mª Álvarez, Pere Gimferrer, Guillermo Carnero y Vicente Molina Foix. Estos poetas acentúan el aspecto verbal y la huida de la realidad. Se caracterizan por: la ruptura con el realismo de la literatura de posguerra (tal ruptura se debe a causas cronológicas, al cambio de gusto literario y a la formación cultural de los novísimos basa-da en los mass media: radio, televisión, prensa, tebeos, comics, canciones, cine,…); aceptación del gusto camp por lo que tiene de democratización de la cultura a través de las mitologías creadas por los mass media (sobre todo, cine y radio); gusto por la autonomía del arte (la poesía vale por sí misma, el poema es autosuficiente para convertirse en signo o símbolo); formación literaria foránea (fijan sus lecturas y atención en escritores extranjeros europeos, hispanoamericanos e ignoran vo-luntariamente la tradición literaria española); formalmente, despreocupación por las formas tradi-cionales (evitan el discurso lógico por medio de la escritura automática y técnicas elípticas, sínco-pas, collage, etc); y experimentación con formas de poesía no convencional (hacen poesía visual). 4. La poesía última En 1975, con la muerte de Franco, surgen esperanzadoras expectativas de cambio político que pronto se verán concretizadas en el régimen democrático. A partir de de esta fecha, los poetas del 70 empiezan a producir sus mejores obras. Y se empieza a hablar de una nueva generación: los “Postnovísimos”, en quienes se van observando dos tendencias: una, la de los que hacen un uso personalizado de la tradición clásica; y otra, la de quienes cultivan una “poesía del silencio”, en la línea de la tradición de la “poesía pura”. Se tiende hacia una poesía más diferenciada, más perso-nal y más libre que no deja de mirar a los grandes poetas de todos los tiempos.

Nombres que podemos destacar (teniendo claro que los anteriores siguen escribiendo): Fernan-do de Villena, Ana Rossetti, Luis García Montero, Julio Llamazares, César Antonio Molina, Luisa Castro.

No podemos olvidar el nombre de algunas mujeres poetas, además de Rosseti o Castro, que se

sitúan claramente en esta última etapa. Mencionamos a aquellas que publican o consolidan su obra a partir de los años 40, pero no han sido encasilladas: Carmen Conde10 (La noche oscura del cuerpo), Concha Zardoya (Debajo de la luz), Gloria Fuertes (Que estás en la tierra), Clara Janés (Eros) 10 Primera mujer en acceder a un sillón de la Real Academia Española.