⬦ y surgieron de la niebla de ralph barby

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historias de terror

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  • Un grupo de supervivientes delnaufragio de un crucero de estudios,tras pasar varios das en un botesalvavidas, avistan un barco que seacerca a ellos, envuelto en unadensa niebla.Tras lograr subir a l, descubren conhorror que aquel buque en lugar deser su salvacin, puede significar sumuerte

  • Ralph Barby

    Y surgieronde la niebla

    Bolsilibros: Seleccin Terror - 12

  • ePub r1.1liete 03.12.14

  • Ttulo original: Y surgieron de lanieblaRalph Barby, 1973

    Editor digital: lieteePub base r1.2

  • CAPTULOPRIMERO

    El viento ululaba siniestro al rozarcontra el casco del barco, mientras lamar, con oleaje montaoso, alzaba elbuque a docenas de pies de altura paraluego sumergirlo en los miles de vallesque se formaban entre las crestas deagua salobre.

    El capitn Cunningham, comandantedel International College of Sea, se lasvea y deseaba para evitar que lasenormes olas, que semejaban ir a cubrirel navo por completo, les dieran un

  • bandazo que poda resultar trgico,haciendo escorar la nave y naufragar conlos doscientos estudiantesinternacionales y la docena deprofesores que les instruan en aquelcolegio flotante.

    El teniente Byron, un hombre rudo,miraba a travs del puente cuando elagua de las crestas que rompan contralas cubiertas de a bordo salpicaba loscristales del puente. Era de noche y lasluces no servan de nada.

    No llova, pero aquel viento feroz ydestructivo, aunado al ocanoembravecido, era como una tormenta,porque el agua cubra constantementetoda la nave.

  • Se haba dado la orden de queningn estudiante ni profesor saliera alas cubiertas, ya que el peligro de serbarridos por el oleaje que se filtrabaentre las barandas y por encima de ellas,era constante.

    La marinera de a bordo, si setrasladaba de un lugar a otro de la nave,lo haca con mucho tiento, siempresujetndose y protegidos conchubasqueros marinos que noconseguiran impedir que se mojaran.

    Capitn, hay que salir de aqu ouno de esos bandazos nos va a partir endos mitades.

    Hemos pedido el partemeteorolgico y nos han comunicado

  • que el mal tiempo se extiende en unazona muy amplia, dirigindose hacia lasAzores y mar Cantbrico.

    Tendremos que escapar, y si mepermite una opinin

    Se la permito, Byron.Por el Nordeste es la manera ms

    fcil de salir de este lugar. Si seguimosdescendiendo hacia el Ecuador,direccin Sureste, ser como ir detrsdel mal tiempo.

    Maldita sea! Y pensar que hacetres das salimos de Nueva York conbuen sol se lament el capitnCunningham, preocupado, mientras lanave alzaba su proa para luego hundirlacasi en picado hacia el fondo del

  • ocano. Apenas unos segundos mstarde, suba con fuerza, mientras eloleaje barra la cubierta de popa.

    Cuando sta se alzaba, todo el navovibraba como si fuera a resquebrajarseal girar las grandes y poderosas hlicesen el vaco, fuera de las aguas.

    Atencin radio, atencin radio,responda exigi el capitnoprimiendo un intercomunicador.

    Aqu radiotelegrafista, capitn.Pngase en contacto con el barco

    ms cercano. Podra ser queprecisramos ayuda.

    El radiotelegrafista capt elnerviosismo del capitn, pero ste nohabra pronunciado el S.O.S. y, por

  • tanto, no poda lanzarlo al ter.Slo deba ponerse en contacto con

    otros navos, que navegaran por aquellasaguas, comunicndoles posicin ypreviniendo cualquier percance.

    Qu dice el radar? pregunt elcapitn Cunningham.

    No hay nada en derredor, micapitn, slo ocano advirti elservidor del radar.

    Tras insistir repetidamente, elradiotelegrafista comunic:

    La radio no funciona bien, micapitn, nadie responde. Lascondiciones meteorolgicas sonadversas.

    Contine insistiendo orden el

  • capitn cuando el navo fue empujadopor una ola de costado bajo el lecho delmar, mientras otra enorme cresta leasestaba traidoramente un bandazo queel International College of Sea acuscon un ruido sordo y siniestro a la vez.

    El capitn Cunningham y el tenienteByron se miraron preocupados. Ambossaban lo que poda significar aquelruido que les haba producido fro en laespina dorsal.

    El casco se haba agrietado poralgn lugar que ellos ignoraban an,mientras se agarraban adonde podanpara mantener el equilibrio, ya que losvaivenes eran fuertes y constantes.

    Capitn, capitn!

  • La llamada les lleg por el altavozdel cuarto de mquinas.

    Les escucho. Hay averas?Capitn, el casco se ha rajado!

    grit el teniente de mquinas.Cmo puede repararse la avera?Mal, muy mal, imposible,

    capitn! grit el oficial de mquinas. Tengo a dos hombres heridos y elagua est penetrando con fuerza. Aquabajo no hay seguridad.

    Hay que buscar una frmula paraaguantar advirti el capitnCunningham.

    Imposible. Cuidado! Despusse escuch un horrible alarido.

    Atencin, escuche, escuche, qu

  • es lo que sucede? inquiri el capitn.Capitn, se han roto las

    conducciones de vapor. Dos hombresestn abrasados. La grieta sigueavanzando a cada movimiento del barco.Los tanques de gasoil van a reventar y seincendiar todo, capitn. Hay queabandonar el cascarn.

    Vamos, suban los heridos a laenfermera.

    Capitn! Pulse la alarmageneral! pidi el teniente Byron.

    No podemos perder los nervios,Byron.

    Pero, ya ha odo queS, lo he odo, vaya usted a

    comprobar lo ocurrido.

  • Capitn, quiz no haya tiempo denada. Si el barco se parte en dos, nadieescapar vivo de aqu. Nos hundiremosen un par de minutos y no servirninguno de los botes de salvamento.

    Es que acaso cree que servirade algo un bote de salvamento con eloleaje que hay afuera?

    Est bien, capitn, ir a ver lo quese puede hacer, pero vaya lanzando un S.O.S.

    Teniente, no tiene usted quedecirme lo que debo hacer por el simplehecho de que haya navegado diez aosms que yo. Soy el capitn, el nicoresponsable.

    Usted lo ha dicho, el nico

  • responsable replic Byron, con ungruido, abandonando el puente.

    * * *

    Mientras el segundo de a bordobajaba a la sala de mquinas paracomprobar los daos, en los camarotes yen el saln principal, los doscientosuniversitarios y el profesorado loestaban pasando muy mal. Habamareos, angustia, alguien contaba chistesque nadie rea.

    Peter Darwin, un jovennorteamericano de abundante cabello

  • oscuro y lacio y ojos color cobre puro ybruido, se tendi en el suelo.

    Eh, Peter, t tambin estsmareado? le pregunt uno de loscompaeros que iba de una parte a otradel saln segn le marcaba el compsdel oleaje.

    Peter Darwin haba pegado la orejaal piso y su ceo se frunci.

    Qu pasa, Peter, se est mejorah tendido? le pregunt la jovialMarlo.

    Ella estaba aguantando bastante bienel mareo, mientras otras chicas gritabany las profesoras se hallaban en susliteras, hechas un ovillo y con elestmago ya vaco.

  • Algo anda mal ah abajo sealPeter pegando una palmada sobre elsuelo.

    El barco se descontrol totalmente.Pareca ir al garete y ms que gritoshubo alaridos cuando semej que iba avolcar por completo, ya que los gradosde escoracin, momentneamente, fueronms de cincuenta.

    Peter Darwin resbal por el piso yfue a parar de cabeza contra las piernasde Marlo, que se hallaba sentada en unsof, agarrndose como poda.

    Peter!Tienes unas piernas muy bonitas.El buque se inclin en la direccin

    contraria y Peter Darwin, que se haba

  • sujetado a una de las piernas de Marlo,la arrastr consigo.

    En medio de gritos y algunas risas,cruzaron todo el saln, pasando pordebajo de una mesa sujeta al piso.

    * * *

    El teniente Byron no termin debajar las escalerillas metlicas.

    En la sala de mquinas reinaba elcaos.

    Un tanque de gasoil se habaresquebrajado y, a cada bandazo delbuque, perda combustible que flotaba

  • sobre el agua que penetraba por el cascoy que ya cubra a los marineros demquinas hasta las rodillas.

    Alguien trataba de salvar a losheridos, mientras grandes chorros devapor recalentado formaban una espesaniebla que haca sudar y dificultaba todoel trabajo.

    Teniente, grtele al capitn queesto se hunde! El casco se sigueagrietando y se partir en dos encualquier instante! chill el oficial demquinas.

    Byron iba a contestar cuando,sbitamente, se produjo un cortocircuitoal romperse una conduccin elctrica. Elchisporroteo fue grande y habiendo

  • ocurrido en un lugar donde el gasoil sehaba calentado, prendiinmediatamente.

    El fuego se extendi con rapidez porla sala de mquinas, en medio de losgritos de terror de los servidores delbuque que se vieron inmersos en un marde llamas, mientras eran sacudidos deuna parte a otra.

    Byron haba sido testigo decatstrofes marinas, pero aquello lepareci horrible.

    Los marinos, aquellos hombres conlos que tantos viajes haba compartido,ardan frente a l, sacudidos comopeleles en medio de un averno dantesco.

    Corri hacia lo alto y cerr la puerta

  • de acero, evitando que las llamasascendieran al tiempo que pulsaba laalarma general.

    En el puente, el capitn Cunninghamfrunci el entrecejo. Sus manos, ms quemojadas, estaban sudorosas. Sussubordinados le miraron inquietos.

    Ese condenado Byron se haprecipitado, pero ya no hay remedio. Seva a crear el pnico a bordo.

    Byron entr como una exhalacin enel puente, sin cerrar la puerta que diobandazos mientras el agua de una granola lo empujaba violentamente.

    Abajo est todo perdido, la salade mquinas arde por los cuatrocostados y el barco se parte en dos!

  • Y qu hacen que no reparanaveras?

    Capitn, despierte de unacondenada vez! chill Byron fuera des. Abajo no hay nadie vivo, los hevisto abrasarse a todos!

    Los subordinados del puente loabandonaron corriendo.

    El capitn Cunningham, como si allse hundiera toda su vida y dndosecuenta de ello, reaccion casipasivamente.

    Abri el sistema de altavocesgeneral, mientras la chicharra de alarmasegua sonando. La desconect y habl atravs del micrfono mientras el ocanosegua empapndolo todo en el puente.

  • Atencin, atencin, les habla elcapitn Cunningham. Dirjanse a losbotes con orden repiti. Haypeligro de hundimiento.

    Peligro? Maldita sea, capitn!Byron le arrebat el micro de la manoy grit: Slvese quien pueda, elbarco se hundir en minutos!

    Estpido, ha creado el pnico abordo! aull Cunningham,repentinamente furioso.

    Vale ms una vida salvada conpnico que todos muertos en orden!

    El capitn lanz un fortsimopuetazo sobre el teniente Byron, peroste se apart a tiempo en el instante enque el navo, a merced del montaoso

  • oleaje, escoraba de una manera brutal.El capitn, perdido el equilibrio,

    con el puo por delante, sali por laportezuela abierta.

    Pas por encima de la baranda, saltpor la primera cubierta y sincomprender lo que ocurra, se hundi decabeza, con la gorra de comandanteencasquetada, en la negrura del mar, enaquella noche dantesca.

    Mientras el barco se alzaba sobreuna cresta, millones de toneladas deagua salobre sepultaron al capitnCunningham, hacindole desaparecer enel inmenso ocano.

  • CAPTULO II

    El slvese quien pueda habasurtido su efecto, el pnico haba sidocreado.

    Gritos, llantos, histeria Jvenes yprofesores fueron pateados por aquellaenloquecida manada humana que tratabade escapar a la muerte.

    La marinera, en su mayor partedesaparecida, tambin trat de salvarse.

    El barco se inclin de tal forma quevolc a cuantos se haban apretujado enel interior del primer bote salvavidasque era descendido en aquel momento.Luego, se desenganch el bote y les cay

  • encima, partiendo varios crneos en elbrutal impacto, mientras los dems erangolpeados contra el casco de acero delInternational College of Sea.

    No haba nios que salvar all, y elprivilegio de las mujeres primero, fueescasamente respetado.

    Vamos, hay que subir al bote! grit Peter Darwin, mientras el humoescapaba por los respiraderos y en todoel navo se escuchaba un rumor sordo,como la agona de un monstruo que notardara en morir, arrastrando consigo acuantos pudiera.

    La profesora Rebekka Schorn, consu marcado acento alemn, grit:

    Yo no quiero morir como los que

  • han cado!Peter Darwin mir al marino de

    color que estaba junto a ellos, tratandode colaborar en la supervivencia de losestudiantes y profesores, excepcinentre sus compaeros, y le pidi:

    Aydeme!El marino Soames comprendi y

    entre los dos cogieron a la profesora porlas piernas y la metieron de cabezadentro del bote, mientras un grupo dechicas saltaba al interior de la fala desalvamento.

    Por ambos costados del buquefueron descendiendo los botes. Cadacual lo haca como poda.

    Uno de los botes qued atorado con

  • los que trataban de salvarse dentro del, gritando y suplicando una ayuda quenadie poda darles.

    Hay que controlar la gra desdecubierta! grit el marino.

    Suba a bordo! le dijo PeterDarwin.

    Aquel bote, uno ms entre los queansiaban salvarse, colgaba en el vaco,sufriendo los bandazos que encajaba elpropio buque.

    Un joven estudiante, en el momentoen que quiso subirse a bordo, fueaplastado entre el bote y la baranda.Lanz un alarido de muerte y caypegado al casco, hundindose en lasnegras aguas.

  • Byron pas como una exhalacinjunto a Peter Darwin y salt al interiordel bote cuando ste ya comenzaba adescender.

    Al fin, el bote toc el agua cuando elbarco escoraba por el lado contrario ylas llamas aparecan ya en cubierta. Elfuego era apagado por el agua del marque barra cuerpos que luego lanzaba alocano, de donde ya no habran de salirjams, pero de nuevo las llamas volvana surgir como una maldita Ave Fnix.

    Peter Darwin recogi una chaquetaque haba tirada en el suelo y todaempapada. Era la del teniente Byron,que haba querido pasar como unprofesor ms en medio de la oscuridad y

  • el caos para no tener que aguantar en suposicin de primer oficial, ya que elcomandante haba desaparecido.

    Peter! grit la rubia Marlo alverlo en lo alto de cubierta gracias a lasluces que an funcionaban.

    Peter Darwin li la chaqueta a unode los cables que haban descendido lafala de salvamento y apretndolo confuerza entre sus manos, se desliz por l,protegido por la tela. De no ser as, susmanos habran quedado cortadas.

    En el momento en que el bote sedesenganchaba, caa Peter Darwin en l,provocando algunos gritos de dolor queno pudo averiguar quin los lanzaba.

    Hay que remar y alejarse del

  • barco cuanto antes! grit Byron.El marino Soames, alto, fornido,

    negro de color y con escaso cabello enla cabeza, empu uno de los remosmientras el propio Peter haca otro tanto.

    Antes de que pudiera utilizar losremos, se vieron en lo alto de la crestade una ola, mientras el buque eraabsorbido por otra.

    Varios botes que haban conseguidodescender, se desperdigaron cuando elbarco, catastrficamente, se parti endos. Grandes llamaradas iluminaron elcielo nocturno, llamaradas entremontaas de agua, como si el fuegobrotara del mismsimo infierno, ocultobajo el mar.

  • Uno de los botes fue succionado conel navo que se hundi en pocossegundos. El rugido de las olas y elbramido del viento, arrancando el aguade las crestas, disolvi los alaridos dequienes perecan junto al buque escuela,un buque lujoso y cultural que partiendode Nueva York, se dispona a recorrer eltranquilo Mediterrneo para beber enlas fuentes de las antiguas culturas,cimientos de la civilizacin.

    El barco se hunda rodeado dellamas y, paradjicamente, de agua,llevndose consigo docenas y docenasde cuerpos que manoteaban, gritaban ytragaban agua intentando escapar a lamuerte que los engulla

  • implacablemente.En pocos minutos, el bote en que

    viajaban Peter Darwin, Byron, el marinoSoames la profesora Rebekka Schorn,Marlo y otras chicas, se qued solo enla inmensidad del mar, a merced de lasolas montaosas, sin que pudierancontrolarlo, ya que era juguete deltempestuoso ocano.

    Esto se va a volcar y moriremostodos! grit la profesora Rebekka.

    Nos tenemos que agarrar bien albote.

    Los movimientos que habansoportado dentro del buque no eran nadacomparados con los que estabansufriendo ahora. Suban a docenas de

  • pies de altura, para bajar despus comoen unas malignas montaas rusas y enmultitud de ocasiones, el bote estuvo apunto de volcarse totalmente, vaciandosu carga humana en las fras aguas delAtlntico.

    Pasaron las horas.Nadie hablaba, nadie saba en

    realidad cuntos viajaban a bordo delbote salvavidas. No se vean los rostros,slo se escuchaban quejidos y sollozosde angustia. El miedo tena plpitopropio dentro del bote.

    El viento perdi fuerza y el ocanose calm. Amaneci un da encapotado yfue entonces cuando pudieron verse losunos a los otros. El cansancio y el terror

  • estaban reflejados en sus rostros.Annie estaba en el fondo del bote,

    entre los pies, castaeteando sus dientespresa de los nervios. La profesoraRebekka, doctora en arqueologamediterrnea, estaba como alelada,incapaz de pronunciar palabra. La rubiaMarlo fue la que rompi el silencio.

    Por lo menos, nosotros hemosescapado a la muerte.

    El marino Soames mir a Byron,aunque ste no usaba chaqueta, ya que lahaba tirado voluntariamente, era bienreconocible.

    Supongo que nos recogernpronto.

    Peter Darwin fue directo al

  • preguntar:El radiotelegrafista lanz el

    S.O.S. oportunamente?Todos miraron a Byron,

    interrogantes.Supongo que s.No lo sabe cierto replic

    nerviosa la italiana Gigliola.Creo que ser preferible tomarnos

    la espera del salvamento con calma propuso Peter Darwin.

    El teniente Byron aclar:El bote est preparado para la

    supervivencia, slo tenemos queregularnos. Hay agua, galletas, cecina,lo suficiente para resistir.

    Resistir cuntos das?

  • pregunt de pronto la profesoraRebekka, rompiendo a hablar.

    Soames cont rpidamente los queeran y dijo:

    Siendo once a comer y beber,cuatro, quiz cinco das a lo sumo, yestirando mucho.

    No hay cuidado gru Byron.Las chicas comen poco.

    Darwin advirti:Aqu tendremos todos partes

    iguales.Byron le mir fijamente y puntualiz

    agrio:Soy el teniente Byron, el segundo

    de a bordo del International College ofSea. Por lo tanto, soy el comandante de

  • este bote, la mxima autoridad.Se equivoca advirti Peter

    Darwin. Usted no es segundo deninguna parte, porque el buqueInternational College of Sea ya noexiste.

    Pero yo contino siendo tenientede la marina mercante!

    Byron, usted arroj en cubierta suchaqueta y la gorra para meterse en estebote. Lo siento, pero ah perdi susderechos. Admitiremos sus consejoscomo marino, pero no comocomandante.

    Se da cuenta de que acaba dellamarme cobarde? inquiri furioso.

    S, supongo que ha quedado bien

  • claro.Le voy a matar por esto!Byron asi un remo dispuesto a

    golpear con l a Peter, que se hallaba enel otro extremo del bote, pero la manofuerte de Soames agarr el remo y tirde l, diciendo:

    Aqu hace falta tranquilidad, nopeleas, claro que si alguien se quieretirar al agua, los restantes tocaremos ams en la comida.

    Soames, te voy a hacer unexpediente por esto!

    Byron, usted no har expedientede nada le replic Peter. Ahora,comprtese como uno ms que quieresalvar su vida, o pudiera ser que por

  • votacin unnime le arrojramos al aguapor sujeto peligroso.

    No pueden hacer esa barbaridad,les juzgaran, s, les juzgaran!

    El joven Darwin tiene razn yahora, no hable tanto le dijo laprofesora Rebekka. Hemos de pensarhacia dnde vamos, mientras vienen abuscarnos.

    Marlo, tratad de hacer reaccionara Annie, creo que le hace falta dijoDarwin. Como no hay sol que puedaquemarnos, conviene aligerar de ropapara secarla en lo posible. Si llega lanoche y estamos con las ropas mojadas,vamos a pasar mucho fro.

    Darwin, est pidiendo una

  • indecencia! advirti la profesora.Usted haga lo que quiera, pero yo

    me voy a quedar con poca ropa y laschicas tambin. Trataremos de hacerunos tenderetes con los remos.

    Hay cabos de cuerda parasujetarlo todo dijo Soames.

    Una hora ms tarde, la ropa estabatendida y las chicas se hallaban ensujetadores y panties, incluyendo a lacincuentona profesora que miraba apopa rehuyendo los ojos de todos. Suscarnes estaban muy lejos de poseer latersura de las jvenes alumnas dedistintas nacionalidades.

    Comieron y se tranquilizaron untanto. El horror del hundimiento del

  • buque estaba quedando atrs. No vierona ninguno de los otros botes que,posiblemente, se haban salvado. Lo queimportaba ahora era la supervivencia.

    Pas el da y lleg la noche. El cielose limpi de nubes y apareci un cieloestrellado y una luna brillante. Naci unnuevo da y, al morir ste, lasesperanzas de ser rescatados fueronvacilando.

    Al tercer da empezaron los sollozosde desesperanza y miedo.

    Vieron tiburones en derredor de lafala. El mar tena una calma relativa.Al cuarto da terminaron las provisionesy la tensin a bordo aument. Habagestos agrios y de desesperanza.

  • No puedo, no puedo ms, nopuedo ms!

    La que haba gritado era Dy, unachica canadiense delgada y poca cosa.Sin que nadie pudiera impedirlo, searroj al agua ante el temor de morir desed y hambre.

    Peter Darwin se dispuso a lanzarseal agua para salvarla. Soames, prctico,le contuvo. El agua se ti de rojorpidamente. La aleta de un tiburnhaba cortado la superficie hacia laestudiante y la doble hilera de agudosdientes la partieron en dos.

    La profesora germnica se desmaydentro del bote. Las compaerasvolvieron sus rostros, horrorizadas.

  • La joven canadiense les mir porltima vez. No dijo nada, ni siquieragrit antes de que, a la llamada de lasangre, arremetieran contra ella losdems tiburones que rodeaban la fala.

    Hay que marcharse de aqu, estose va a convertir en un vivero de esasmalditas bestias mascull Byron.

    Nadie dijo nada. Los remos actuarony se alejaron de la mancha de sangre.

    Lleg una nueva noche. Nadienombr a Dy, pero la reciente tragediaestaba presente en las mentes de todos.El da siguiente amaneci con unadenssima niebla.

    Moriremos todos, todos! gritGigliola ponindose en pie como el da

  • antes hiciera la canadiense Dy.Antes de que cometiera una locura,

    Peter Darwin la agarr por una piernacuando, de pronto, todava lejana,escucharon la bronca sirena de un barco.Los rostros de todos se iluminaron.

    Un barco! grit la profesoraRebekka, ponindose en pie. De nohaber sido por Soames, hubiera cado alagua.

    La grave sirena de un navo sonabacon intermitencia. Cinco segundosrasgando el silencio del ocano y diezsegundos muda.

    Hay que hacer algo! dijoByron. Hay que hacer algo para quenos vean, si no van a pasar junto a

  • nosotros y con esta maldita niebla nonos localizarn! Vamos, gritemos todos,todos a gritar!

    Diez voces unidas comenzaron agritar en demanda de salvacin, de unaesperanza de vida. Ya no habaalimentos ni agua potable. La muerte lesestaba envolviendo con su ptridoaliento mientras oan la sirena de unbarco que la niebla no les permita ver.

  • CAPTULO III

    Todos teman que el buque pasarajunto a ellos sin detenerse, sin repararen el bote salvavidas en medio deaquella niebla densa, casi viscosa, unaniebla que pareca poder desgarrarsecon las manos, manos que se alzaban alaire como aferrndose a algo, haciendomovimientos y seales que nadie vea.

    La sirena segua sonando ahora mscerca. Al fin, divisaron la enorme masaoscura de un barco.

    Ah est, ah est! grit Byron.El navo se acercaba, era como si se

    dispusiera a arremeter contra ellos con

  • su proa, grande, pero no demasiadoafilada, una proa de acero montadasobre un casco de madera pintado denegro.

    Los remos, los remos, hay queapartarse o nos hundir! chill PeterDarwin.

    Entre las chicas y la profesoraRebekka haba tanta alegra porencontrarse con el buque que haba desalvarlas, que no teman que la proaarremetiera contra ellas, quiz por laignorancia del terrible dao que podaocasionarles, hundindoles a todos,hacindoles desaparecer en la maldita yespesa niebla que los envolva de formaasfixiante.

  • El oficial Byron pareca quereragarrarse al barco con sus manos,temiendo que escapara, y con l lasposibilidades de supervivencia.

    Soames y Peter Darwin consiguieronapartar el bote del buque que avanzabalentamente hacia ellos, quiz a cuatro ocinco nudos. Con los remos, sesepararon del casco y el oficial Byronchill:

    Si nos apartamos, lo perderemos!Socorro, auxilio! gritaron las

    chicas, ahuecando las manos alrededorde la boca para formar bocinas.

    El barco ahogaba las voces con susirena que abra paso entre la niebla,advirtiendo a cualquier embarcacin que

  • navegara cerca que exista laposibilidad de choque.

    Nadie les responda, nadie asomabaa lo alto de la cubierta, una cubierta que,por causa de la niebla, no alcanzaban aver.

    En aquellos instantes olvidaron elfro, el hambre y el cansancio. Alzabansus manos desesperadas de nufragosbuscando la salvacin.

    Ah hay una escalera! gritPeter, demostrando tener una vistaexcelente.

    En efecto, pegada al casco, colgabauna escalera de cuerda y peldaos demadera que casi se confunda con elcasco, debido a que tambin estaba

  • pintada de negro, con la cuerdaembreada para preservarle de ladestructiva agua salobre.

    De no ser ayudada a tiempo por lajoven Marlo, la profesora Rebekka sehabra precipitado a las aguas quesemejaban humear de forma fantasmal,tal era su avidez por escapar del bote.

    Soames alarg su poderoso brazo ylos dedos negros, rudos y fuertes,asieron la escalera. Tirando de ella,acerc el bote, sujetndolo a la escalera.

    Salvados! grit Byron.Fue el primero en querer trepar por

    la escalerilla, pero Peter le agarr poruna pierna y tir de l hacindolo caerpesadamente.

  • Maldito! chill Byron.Cuidado, Byron, primero las

    mujeres. Ya lo olvid una vez, no repitael descuido.

    Cuando estemos arriba le juro quele voy a romper la cara de un puetazomascull Byron, comprendiendo que,en medio de todos y a punto de zozobrar,no era el momento idneo para unapelea.

    Aprisa, que tengo que sujetar elbote a la cuerda. El buque no estdetenido, sigue navegando, y si nosquedamos atrs, lo perderemos. Ya lohabramos perdido de no mantenerlo yosujeto.

    Subir yo la primera dijo la

  • francesita Emile.Emile era poca cosa, apenas pasara

    de los cuarenta kilos, pero era gil y,agarrndose a la cuerda embreada quemanch sus manos, comenz a subir porlos peldaos de madera, hmedos yviscosos. En ellos haba adheridavegetacin marina que haca que lassuelas de los zapatos resbalaran, peroEmile continu ascendiendo hasta llegara la baranda del buque.

    Se aferr a ella para subir a cubiertacuando una figura humana brot de entrela niebla. Era como si fuera un espectro.

    Emile comenz a explicarseatropelladamente.

    Somos nufragos, no nos han

  • odo? Nuestro barco escuela seQued en suspenso. La figura se hizo

    ms clara, estaba a dos pasos de ella ysegua adelantando. Era un hombre alto,fuerte, corpulento, pero su rostro lecaus pnico.

    Era un rostro lleno de cicatrices. Sucabeza, exenta totalmente de cabello,tambin tena cicatrices. Los ojos, pesea tener una mirada perdida, semejabanbuscarla.

    Emile lanz un grito y salt haciaatrs. Pas junto a las cabezas de suscompaeras, casi arrancndolas de laescalera, pero stas aguantaron.

    Luego, un golpe terrible y sordo. Elbote se balance peligrosamente.

  • Emile, qu ha pasado? inquiri Peter.

    Byron gru:Est muerta.Emile tena los ojos abiertos, pero

    su cabeza estaba ladeada, inmvil. Peterla toc y comprob que ya no ofrecaresistencia. Tena rota la base delcuello, se haba golpeado contra el cantode la fala.

    Esto es duro, pero si est muerta,olvdenla y sigamos arriba apremi elnegro Soames.

    Tiene razn admiti Peter.Desde lo alto, Marlo pregunt a voz

    en grito:Qu pasa?

  • Sube, ya os lo diremos. Emile hasufrido un accidente. Los escalonesdeben estar muy resbaladizos.

    Marlo sigui trepando y lleg hastadonde haba subido la infortunadaEmile. Tuvo tiempo de ver una sombrahumana que se dilua entre la niebla decubierta.

    Oiga, oiga!No obtuvo respuesta.Aquella figura espectral desapareci

    y Marlo sinti miedo dentro de laalegra de saberse a bordo de un buque,de algo ms slido que un botenavegando al garete en medio delocano.

    Pens en Emile, la haba odo

  • hablar, quiz con aquel sujeto que sehaba disuelto enigmticamente, sinsiquiera darles la bienvenida.

    La profesora Rebekka, asustada, seagarr a las cuerdas y sus piernasflaquearon.

    No, no podr subir, no podr, mematar como Emile, me matar!

    Soames, aydela, yo aguantar elbote pidi Peter.

    De acuerdo. El marino mir ala profesora germnica y gru: No semoleste por lo que voy a hacer. Ustedvaya subiendo y no se suelte.

    Qu es lo que va a hacer?Soames no respondi, pero Rebekka

    lo supo inmediatamente.

  • El marino haba apoyado su cabezabajo las posaderas de la profesora ycomenz a trepar. Ella se sinti comosentada sobre un elevador. Dio unpequeo respingo y casi sin darsecuenta, fue ascendiendo con unafacilidad que no haba previsto.

    Byron, ya puede subir.Cre que pretenda dejarme para

    el ltimo gru el oficial.Vamos arriba y no discutamos,

    todo ha pasado ya.Byron subi por la escalera y Peter

    tras l. Nada ms quitar el pie del bote,ste se fue separando del buque hastaperderse entre la niebla.

    De sbito, Byron vacil sobre un

  • peldao y a punto estuvo de pisar lamano de Peter Darwin. ste comprendila intencin del oficial. Si caa al agua,era hombre muerto, nadie lo recogera.

    Byron, si baja otro peldao, lotiro al agua.

    Peter no haba dicho que Byronhubiera intentado deshacerse de l, peroas lo comprendi el oficial que, noqueriendo ser l quien terminara en elagua, ascendi hasta la cubierta dondeaguardaban los dems.

    El bote salvavidas naveg al garetetransportando el cadver de una jovenestudiante francesa que miraba a uncielo que no poda ver. La niebla y lamuerte se lo impedan. Quiz, buceando

  • en el fondo de sus pupilas an podraencontrarse la imagen de un sermonstruoso, horripilante, surgido de labruma.

    Bien, dnde estn los tripulantesde este buque? pregunt Byron.

    Marlo le respondi sealando haciala prolongacin de la cubierta.

    Yo he visto un ser quedesapareca. Creo que Emile ha habladocon l antes de que se alejara, perocmo est Emile? pregunt inquieta.

    Las chicas miraron a los hombresinterrogantes. Byron, algo rudo, explic:

    Se ha roto la cabeza al caer desdelo alto.

    Qu mala suerte coment Marlo

  • . Ella que haba subido la primeraLa escalera resbalaba mucho

    observ Peter.Lo importante es que estemos a

    salvo. Quiz ese marino que t has visto,Marlo, haya ido a avisar a su capitn denuestra llegada a bordo dijo Justine,ms animosa.

    No creo que el capitn de estebarco sea un almirante gru Byron. Este navo es viejo, debe tener msaos que yo y dira que hasta estpodrido.

    Golpe el suelo con el tacn de suzapato y la madera gru de formadesagradable.

    De qu nacionalidad ser este

  • barco? pregunt la profesora.No lo sabemos, no hemos tenido

    tiempo de ver la bandera de popa, nisiquiera hemos podido leer su nombredebido a la niebla.

    Tras hablar Peter Darwin, Byronopin:

    Eso lo sabremos pronto, en cuantohablemos con el capitn de estecascarn de madera. Haca tiempo queno suba a un barco de este tipo, creaque slo los construan para pesqueros.

    Y este barco qu es? inquiriRebekka.

    Soames opin:Parece un buque de carga y es de

    bastante capacidad. Tendr una eslora

  • de unos ciento veinte a ciento cincuentapies.

    Y eso es mucho? pregunt laitaliana Gigliola.

    Sera bastante si fuese un barco deacero opin Byron, pero demadera No me gustara sufrir unatormenta con este barquichuelo.

    Pues con el barco escuela, que erade acero y muy moderno, no salimosbien parados de la tormenta replicMarlo.

    S, pero estos barcos de madera,cuando hay tormenta, gruen de unaforma que hielan la sangre en las venas.Nadie sabe bien lo que es un barco demadera hasta que lo ha odo crujir,

  • semejando que va a saltar como uncastillo de naipes, mientras

    Por favor, Byron le ataj PeterDarwin, no vaya a contarnos ahora lahistoria del holands errante.

    Djense de misterios para nios ybusquemos al capitn. Lo peor ya lohemos pasado dijo Soames.

    Capitn! grit Marlo. Esque no hay nadie por aqu?

    Qu raro sigui gruendoByron. A estas horas, el capitn yaestar avisado de nuestra llegada abordo y a unos nufragos se les recibebien. Son las leyes del mar.

    Quiz el que capitanee este buquesea tan viejo que las haya olvidado

  • opin Justine.A m, esto no me agrada nada

    opin recelosa la alemanita Elizabeth,mirando en derredor con sus ojos azulesy tratando de quedar en medio del grupo.La niebla la asustaba.

    Creo que lo mejor ser ir en buscadel capitn por nosotros mismos. Lacubierta no ser tan grande como parano encontrar el puente.

    No tardaron en hallar el puente.Dentro de l no haba nadie y todos semiraron preocupados.

    Qu raro, nadie pilota la nave.Peter Darwin se enfrent con el

    timn, grande y anticuado como elpropio buque.

  • Quiso hacerlo girar para comprobarla maniobrabilidad del navo, mas no loconsigui.

    Est bloqueado.Soames se acerc a l y quiso

    ayudarle a girarlo.En ocasiones, estn duros dijo

    . Yo serv hace tiempo en un viejobarco de madera.

    Ni con la poderosa ayuda de Soameslograron mover el timn. Byron,despectivo, observ:

    Cuando se tiene una ruta fija aseguir, hay muchos capitanes quebloquean el timn.

    Pero, en alguna parte estarn losmarinos de este buque, no? pregunt

  • la profesora Rebekka.Justine opin:Aqu dentro estamos a salvo de la

    niebla.Al fin apareci una sombra, una

    figura humana que se acerc a ellos porel pasillo exterior y angosto que habafrente a los cristales del puente desde elque se gobernaba el navo.

    Ah lo tenemos dijo Byron.El hombre se aproxim al cristal

    para escrutar el interior del puente ytodos pudieron verle bien.

    Rebekka y las dems chicasretrocedieron instintivamente alcontemplar aquel rostro que las miraba atravs del cristal, un rostro que

  • semejaba flotar en medio de la espectralniebla. Tena cicatrices que lodeformaban horriblemente,convirtindolo en un ser repulsivo.

    Quiz hemos escapado de unproblema para meternos en otro gruPeter Darwin.

    Soames opin:Pudiera tratarse del barco de unos

    contrabandistas internacionales.Tonteras rebati Byron

    suficiente. Los contrabandistasutilizan barcos veloces para escapar delos guardacostas, y este cascarn navegamuy despacio. Se acerc al cristal ylo golpe, llamando: Eh, oiga, somossupervivientes del International

  • College of Sea!Aquel espectro humano, surgido de

    entre la bruma, desapareci de la mismaforma en que haba aparecido. Depronto, la sirena dej de tocar. El propioDarwin, que no era hombre dedicado ala mar, not en las plantas de sus piesalgo inslito.

    El barco ha detenido susmquinas.

    Es cierto admiti Byron y nolo entiendo. No creo que estamos enpuerto alguno, debemos hallarnos enmitad del ocano, en medio de un bancode niebla y el cascarn se detiene. Porqu?

    Nadie supo darle respuesta.

  • Todos haban visto el rostromonstruoso y todos comenzaron a pensaren la muerte de Emile. Quin era aquelhombre que apareca en la cubierta delbuque gracias a la densa niebla? Ququera, por qu no les hablaba, qumisterio encerraba?

    Notaron miedo, un miedo extraorecorriendo sus cuerpos. Era un miedoque enfriaba algunos pensamientos.Recordaron la fala salvavidas, perosta ya estaba lejos, perdida en elocano.

    No podan escapar de aquel extraobuque de madera al que haban subidoen busca de la salvacin e intuyeron quealgo desagradable, quiz horrible, les

  • aguardaba.

  • CAPTULO IV

    Los rostros agotados de las jvenesestaban lvidos. El mar, el hambre y lased las haban atacado con dureza yahora, aquella inslita y misteriosaaparicin a travs de la niebla, estaba apunto de segar como la guadaa de lamuerte, el cuello de la esperanza,salpicndola de horror y sangre.

    Hay que buscar a ese hombre o alresto de la tripulacin para averiguarqu es este barco, a qu se dedica y cules su rumbo puntualiz Peter Darwin.

    Yo prefiero no moverme de aqu.Estoy protegida de la niebla, y ya ven

  • qu voz tengo observ la profesoraRebekka. Tras su ronquera, haba miedo,mas nadie lo coment; no era ella lanica que lo senta.

    Byron, usted es el hombre de mary aclarar ms la situacin. Supongo quesabr mejor que nadie cmo es un buquey cmo caminar por sus complicadasdependencias hasta encontrar a latripulacin.

    No querrn que salga ah fuerasolo, verdad? Ese tipo no me mereceninguna confianza gru Byron.

    No tema, yo ir con usted dijoPeter Darwin.

    Yo tambin dijo Marlo.Gigliola se movi presta,

  • ofrecindose:Yo tambin voy.Soames dijo Peter

    significativamente.Entendido, me quedo cuidndolas

    acept el fornido marinero de color.Creo, profesora Rebekka, que

    junto a Soames se sentir protegida.Rebekka mir al negro y con

    movimiento instintivo, se acerc a l.Alto, fornido, casi carente de cabello,inspiraba fuerza, poder. En otra ocasin,quiz habra podido inspirarle recelo,pero no en aquellos momentos en que eltemor se hallaba al otro lado de loscristales del puente de mando de aqueldesconocido y misterioso buque surgido

  • de entre la niebla.Creo que deberamos proveernos

    de algn arma por si nos atacan. Quinsabe lo que pueden ser los tripulantesdel buque.

    Aqu no hay nada que sirva dearma, Byron. Salgamos afuera ypongmonos en contacto con esa gente.Quiz ellos nos teman a nosotros comonosotros a ellos.

    Slo sera as si fueran locos observ la profesora germnica.

    La palabra loco ya estabapronunciada, y haba resultado molesta ydesagradable en el ambiente ya tenso.Nadie repiti la fatdica palabra y lasdos chicas, acompaadas de los dos

  • hombres, abandonaron el puente pararealizar la primera exploracin delbuque en busca de su, aparentemente,ausente tripulacin.

    Ya sobre cubierta, el grupopermaneci unido, algo apretado. Labruma semejaba no ser tan densa, tanpegajosa. Un sol desvado, apenasperceptible, trataba de abrirse paso sinconseguirlo.

    La visin poda alargarse unasdocenas de yardas ms que antes. Elbuque semejaba estar quieto, detenidoen medio del ocano. Fue entoncescuando se fijaron en su estructura.

    Qu extrao es este barco observ Marlo. Tiene como cinco

  • grandes chimeneas.Byron, perplejo, rebati la opinin:No son chimeneas.Qu son entonces? pregunt la

    italiana Gigliola, apartando con ladiestra el mechn de cabello queintentaba cubrir su rostro.

    Rotores, s, no cabe duda, sonrotores.

    Peter Darwin pestae, tambinperplejo.

    No me diga que ste es un buquede rotores.

    As parece acept Byron.Pero, los buques de rotores fueron

    un fracaso. Apenas se hicieron unoscuantos a la mar y de eso hace muchos

  • aos.As es. En toda mi vida, que yo

    sepa, no se ha botado ningn buque derotores en el mundo. Todos sonanteriores a mi nacimiento.

    Marlo, preocupada, dedujo:Lo que equivale a decir que este

    buque es sumamente viejo.Para ser un buque que est en el

    ocano, no parece ofrecer muchasgarantas de seguridad sentenci eloficial Byron, y no alcanzar ms queuna velocidad mnima. Golpe elsuelo con su zapato. Est mediopodrido y posiblemente su casco nohabr sido limpiado en muchos aos,estar repleto de vegetacin que

  • disminuir su velocidad normal en msde dos tercios.

    Vamos, que casi es una boyaflotando en medio del ocano con formade barco.

    Las palabras de Gigliola hicieronque Peter Darwin objetara:

    Sin embargo, hemos notadovibracin de motores.

    Posiblemente tenga una hliceauxiliar para ser maniobrable. Losprimeros barcos de rotores que trataronde suplantar a los veleros, no llevabanhlice auxiliar, pero a los posteriores selas aadieron. Eran motores de escasapotencia, slo para efectuar maniobras osalir de una calma chicha.

  • Pero cmo funciona este barco?pregunt Marlo. Yo no entiendo esode los rotores.

    Peter Darwin explic:Este sistema fue llevado a la

    prctica segn el efecto Magnus, y elbuque avanza gracias al impulso delviento que hace girar los rotores. No eseso, Byron?

    Correcto. En la prctica, estosbarcos resultaron un fracaso. No sabaque hubiera uno solo en navegacin, esmuy raro.

    Y ahora que hay calma en elocano, que no sopla viento y hay muchaniebla, por qu no utiliza el motorauxiliar para escapar de este lugar?

  • A la pregunta de Marlo, que buscabavida el sol con sus ojos, como si stefuera el gran poder que descorriera elvelo del misterio del extrao buque,Byron gru en voz alta, receloso:

    Quin sabe cules sern lasintenciones del capitn de este barco?

    Lo que ha quedado claro es quenos hallamos a bordo de un buquegrande, pero tan viejo y pesado queapenas sirve para la navegacin.

    Gigliola haba hablado consinceridad, deban admitirlo, pero lasituacin se haca ms difcil. El sol noterminaba de salir, la niebla les rodeaba,estirndose algodonada, desgajada porlos cinco altos rotores que semejaban

  • chimeneas para quienes avistaran elbuque desde lontananza.

    Hemos visto a un hombre y hanfuncionado mquinas, de modo quesigamos adelante y descifraremos todaslas incgnitas de este buque.

    Recorrieron la cubierta solitaria.Todo tena un aspecto podrido,abandonado, ajado por aos y aos denavegacin.

    Hay que meterse dentro parahallar a esa gente gru Byron.

    Se enfrentaron con una puerta. PeterDarwin fue el primero en cruzar bajo sudintel. Marlo y Gigliola le siguieron,cerrando el grupo el oficial Byron.

    Se encontraron con un corredor al

  • que daban varios camarotes. Dos de laspuertas estaban cerradas. Otras,abiertas, mostraron camarotes pobres ysucios.

    Peter Darwin se acerc a uno de loscatres y lo toc con su mano. Mirando asus compaeros, dio su opinin:

    Aqu ha dormido alguien. La camaconserva cierto calor.

    No es nada extrao. Sabemos quepor lo menos hay un hombre a bordo, yalo hemos visto.

    Byron se senta molesto. El jovenDarwin, alto, fornido y de acusadasfacciones se estaba erigiendo en jefe delgrupo y ahora que en cierto modoestaban a salvo, por lo menos de la ira

  • de los elementos, deseaba recuperar lacategora jerrquica que le daba sutitulacin como teniente de la marinamercante.

    Silencio, oigo algo pidi Peter.Todos quedaron quietos, casi

    conteniendo el aliento.Peter se arrodill y peg su oreja al

    piso. Se dijo a s mismo que su fino odono le haba engaado.

    Qu oyes? le pregunt Marlo.Es difcil concretarlo desde aqu,

    pero es como si aserraran algo.Byron, suspicaz tambin, se

    arrodill y escuch atentamente paraemitir luego su opinin.

    Parece que es en una de las

  • bodegas.Vayamos a ver.Caminaron hasta el final del pasillo,

    muy escaso de luz. Luego enfilaron poruna resbaladiza y descendente escaleraque conduca hacia las entraas delbuque.

    Llegaron a una sala de distribucin.Haba una puerta abierta y de ella

    provena el ruido que les alertara. Allhaba luz elctrica, bombillas de escasapotencia que creaban desagradablessombras contra las paredes de madera.

    El barco no se mova, la mar estabaen calma. La niebla continuabaenvolvindolo y quien quiera quegobernada la nave, no pareca tener

  • prisa por llegar a ninguna parte.Hay tres hombres cuchiche

    Marlo.Eh, ustedes! llam Byron

    adquiriendo nimos.En la lbrega bodega haba tres

    hombres como observara Marlo, treshombres embebidos en su trabajo.Cortaban maderas, madera que enaquella bodega abundaba.

    Ser un carguero de maderas? pregunto Gigliola.

    Puede ser. El transporte demaderas finas por mar es algo corrienteobserv Byron.

    Pese a acercarse a los tres hombres,stos semejaron ignorar su presencia.

  • Marlo y Gigliola se sobrecogieron.Aquellos seres tenan algo en

    comn. Les faltaba el pelo en toda sucabeza y abundantes cicatrices en la pielde su cara y crneo les hacanrepulsivos.

    Oigan, dnde est su capitn? pregunt Byron.

    Los hombres siguieron trabajando,sin responder. Era como si para ellos noexistieran. Sin embargo, los tresportaban al cinto gruesas espadasmalayas de cortante filo.

    Peter Darwin se acerc a uno deellos. Lo cogi por el brazo obligndolea girarse y mirarle frente a frente,inquiriendo:

  • Dnde est el capitn?Aquel extrao sujeto, carente de

    cabello, con cicatrices y aspectorepulsivo, abri la boca como parahablar, pero tan slo emiti extraossonidos guturales, similares a los quehubiera podido articular un dementesordomudo.

    Marlo y Gigliola, instintivamente,echaron sus cuerpos hacia atrs.

    Byron, molesto, con ms miedo quepreocupacin, arremeti contra otro delos hombres que, cogido por sorpresa,lo que pareca increble, cay al suelo.

    Al girar su rostro, abri la boca,pero no pudo decir nada.

    Son mudos! exclam Gigliola.

  • Y quiz sordos agreg Marlo.Pueden ser locos peligrosos

    gru Byron. Ser mejor que nosvayamos de aqu.

    Uno de los tres extraos marinos fijsu mirada, paradjicamente perdida, enlos nufragos, quienes se sobrecogieronal ver que de su cinto sacaba el pesado ycortante sable malayo.

    Afuera, afuera, hay que salir deaqu! grit Peter Darwin.

    Fue el ltimo en salir, cuando elhombre avanzaba hacia ellos con elacero por delante, a media altura,dispuesto a partir de un solo tajo cuantose le pusiera por delante.

  • CAPTULO V

    Estamos en un barco tripulado porlocos barbot Byron, con ms temorque enojo.

    Y qu haremos ahora?A la pregunta de Marlo, Gigliola se

    apresur a decir:Yo prefiero marcharme de este

    buque a menos que salga alguien distintoa esos hombres que hemos visto.

    Veremos si arriba encontramos aalguien. No creo que esos tres hombressean los nicos que viajen en estebuque, es muy grande.

    Subieron de nuevo a cubierta. La

  • mirada de Byron busc rpida algo enconcreto y Peter Darwin, adivinndolo,pregunt:

    Busca botes salvavidas?S. Este cascarn debe tener

    alguna fala.Pues al parecer, no estn a la

    vista, no hay botes salvavidas.Y el nuestro?Todos miraron a Gigliola que

    acababa de hablar. Marlo dijo:Se habr perdido en el ocano,

    verdad?Buscaba una negativa a sus palabras,

    pero Peter, tras asomarse por la borda,sentenci:

    Estamos atrapados en este viejo

  • barco de rotores, nuestro bote se perdi.Hemos de buscar agua y alimentos y siesos hombres estn bien comidos, es queno faltan vveres a bordo.

    No pretender visitarles de nuevo,verdad, Darwin? mascull Byron.No son precisamente amistosos.

    No haca falta que tirara al suelo auno de ellos. Quin sabe lo que lessucede, quin sabe por qu no hablan.

    Sea lo que fuere, son horribles aclar Gigliola, excitada.

    Ha debido ocurrirles algo raro.Sus cicatrices, la ausencia de cabelloNo s qu pensar.

    Son peligrosos. Ellos tienenarmas y nosotros no, claro que

  • podramos intentar algo paraapoderarnos del barco. Cuando selevante la niebla, yo podra dirigir estecascarn hacia Europa o de retorno a losEstados Unidos.

    Llevar radio?Quin sabe, es un buque muy

    extrao. Por lo menos, luz elctrica stiene dijo Byron.

    Ser mejor que regresemos junto alos dems y todos unidos recorreremosla nave en busca de comida.

    Volvieron al puente, donde fueronrecibidos con alegra.

    Han hablado con el capitn? pregunt la profesora germnica.

    No hemos visto a ningn capitn

  • aclar Peter Darwin.Gigliola explic:Slo hemos visto a tres hombres

    ms que se parecen al que se haacercado al cristal.

    Si no escapamos, nos cortan apedazos gru Byron. Quiz lesfalte carne que comer y piensan ennosotros.

    Byron, su opinin es de mal gustoen estas circunstancias objetDarwin.

    Qu le sucede, es que en unasituacin difcil no tiene un poco debuen humor?

    No pareca usted tan jovialcuando nos hallbamos en el bote le

  • replic Peter.Aqu, en cierto modo, estamos

    seguros. Si ellos son tres, nosotrossomos ms contando con las mujeres.Ahora que estamos juntos, qu lesparece si vamos en busca de comida?Habr una cocina, digo yo.

    Es un buque fantasma, verdad?inquiri gravemente Soames.

    Qu te pasa, condenado marinonegro? le pregunt Byron. Es quecrees en supersticiones, vuds y todasesas zarandajas?

    Cuando un buque est perdido enel ocano, ocultndose en la niebla, esque algo maligno se cobija en l.

    Y quin te ha dicho que este

  • barco se esconde en la niebla, Soames?pregunt Byron irnico.

    Teniente, no s si se ha dadocuenta, pero la niebla comenzaba adespejarse por el sur y el sur lotenamos en la proa.

    Qu ocurre, Soames, acaso vas adarme lecciones de marinera, denavegacin, precisamente t, un marinoraso?

    Ahora ya no tenemos la proa alsur sino la popa, es decir, retornamos alseno de la niebla para permanecersiempre ocultos en ella. Es el destino deeste buque maligno al que no debimossubir.

    No puede ser, el barco no se ha

  • movido! mascull Byron enojado.Las mquinas, desde que se detuvieron,no han vuelto a ponerse en marcha.

    Pero cmo est seguro de lo queha dicho? pregunt Marlo encaradacon Soames.

    El sol, aunque ya no lo vemos, senota al lado contrario que antes. Cuandoustedes se fueron a buscar por el buque,tenamos el sol frente al puente, bamossaliendo del banco de niebla, pero elbuque ha girado y regresamos a l.

    No puede ser! Byron cogi eltimn y trat de hacerlo girar, mas larueda no cedi. Maldita sea!, si estbloqueado, cmo iba a girar? El marest en completa calma, no puede

  • manejar este pesado barco como unacscara de nuez.

    Lo cierto es que Soames tienerazn dijo Peter. El timn ha sidomovido y no desde aqu, que aparecebloqueado. El barco no va al garetecomo pudiera parecemos, tiene unrumbo, por lo menos un rumbo en lamente de su capitn, un capitn que porlo visto prefiere permanecer oculto y nodejarse ver ante nosotros.

    Quiz sea ms horrible an quelos hombres que hemos visto, estarloco como ellos.

    Gigliola se haba puesto msnerviosa y contagi su excitacin a lasdems jvenes, especialmente a la

  • profesora Rebekka.Son dementes o monstruos?

    inquiri la cincuentona con los labiostrmulos.

    Hay que ser racionalistas y nofantasear pidi Peter Darwin.

    Yo no le temo a los hombres, peros a los malos espritus.

    Por Belceb, ahora nos ha salidoun negro supersticioso.

    Soames se adelant, y cogiendo aByron por la camisa, lo levantligeramente en el aire, amenazador:

    Le he dicho que no temo a loshombres.

    Sultame o te harn un juicio y yajams podrs volver a subir a un barco!

  • Usted lo ha provocado dijoPeter Darwin framente. Ahora, sidejamos de discutir, creo que podremosir en busca de lo importante, la cocina.

    La palabra cocina tenademasiado encanto para los nufragoscomo para que se resistieran a buscarla,pese a la ya comprobada presencia en elbuque de aquellos supuestos dementes,sordos y mudos.

    Buscaron con cautela, guiados estavez por la intuicin de Soames, yhallaron la cocina-comedor. El hornoestaba caliente.

    Hay pan bueno! exclamMarlo, ms vivaz que sus compaeras.

    Soames destap una gran olla,

  • anunciando:Aqu tenemos pescado hervido,

    todava caliente.No me gusta el pescado hervido

    gru Byron.Creo que no va a quedar otro

    remedio que comernos lo que esos sereshan preparado para ellos antes de quevengan a buscarlo.

    Peter tom la olla, ponindola sobrela mesa. Las chicas se apresuraron abuscar recipientes que hicieran lasveces de plato y Marlo reparti el pan.

    Supongo que esos hombres sealimentarn exclusivamente del pescadoque saquen ellos mismos del agua.

    Es posible acept Peter a las

  • palabras de Byron.A m, lo que no me gustara es que

    notaran a faltar carne para comer dijocon mal disimulado temor la profesoragermnica.

    Por su parte, Justine murmur:Quiz estaban esperando carne y

    no les importe que sea humana.Basta! pidi Byron, golpeando

    con su diestra sobre la tosca mesa.Aunque sta huele a pescado podrido,mejor ser que comamos lo que haydentro. Luego ya tendremos ms fuerzapara repeler cualquier agresin.

    Se alimentaron de lo que habanhallado, pero a nadie le gust aquelpescado. Hallaron tambin agua dulce

  • que bebieron con avidez y al trmino dela comida, ya ms tranquilos, Byrondijo:

    Podemos seguir buscando en elbarco. Ellos nos deben de temer, ya queno se han acercado por la cocina.

    Ya tenemos una primera necesidadcubierta. Ahora hay que averiguar cules el misterio de este barco.

    Si hay camarotes, las mujerespodramos quedarnos dentro de alguno,descansando, mientras los demsbuscan.

    La opinin de la profesora Rebekkafue aceptada y se dirigieron a uno de loscamarotes.

    sta es una de las puertas

  • cerradas. Creo que la situacin en quenos hallamos nos otorga el derecho deforzarla para saber qu se oculta trasella.

    La puerta result ms resistente delo que a simple vista pareca. Soamesdecidi cargar contra ella y al fin laviolent.

    Es un camarote ms observaronlos tres hombres, decepcionados.

    Byron, siempre molesto, removiendocuanto haba en aquel destartalado ymaloliente camarote, espet:

    No creo que este buque no tengaun comandante. Si la apreciacin deSoames es buena, el barco estgobernado desde alguna parte y en ese

  • lugar hemos de encontrar al comandanteque nos explicar qu es lo que pasaaqu.

    S, y creo que la solucin latendremos que buscar abajo dijoDarwin.

    A Byron no le haca ninguna graciahurgar en las entraas del extrao buqueque utilizaba para su deslizamientosobre el ocano el desaparecido sistemade los cilindros rotores, inventado porel alemn Frettner.

    Mientras, en el camarote que habanescogido para refugiarse ms que paradescansar, la pelirroja Annie gimi:

    Me siento mal. Creo que esacomida no me ha sentado muy bien. El

  • pescado deba hallarse en mal estado.Ah al lado hay un lavabo le

    indic Marlo.Annie abandon el camarote,

    perturbada por las nuseas.Al salir al corredor, se encontr con

    dos de aquellos extraos hombres queno hablaban, carecan de cabello alparecer en todo su cuerpo y tenanmonstruosas cicatrices en su cara ycrneo.

    Quiso retroceder, pero fue golpeadaen la base del cuello con el canto de lamano por uno de los navegantes, contanta dureza que perdi el sentido,quedando a su merced, totalmenteinconsciente, mientras dentro del

  • camarote las dems mujeres del gruposeguan hablando entre ellas, ignorantesde lo que le ocurra a la infeliz Annie,que fue cargada por los dos hombres,que se alejaron descendiendo por unaescalera haca las entraas de la nave.

  • CAPTULO VI

    Las luces se apagaron bruscamente yfue intil que buscaran el conmutador ylo movieran, pues las bombillas novolvieron a encenderse.

    Nos hemos quedado a oscuras.Ser mejor regresar arriba observSoames.

    Si, por lo menos a buscar algo conqu iluminarnos, aunque supongo queeste corte de luz tendr un motivo.

    Nos han dejado a oscurasexprofeso gru Byron. No quierenque descubramos su secreto.

    Hasta ahora, slo hemos

  • descubierto un cargamento de madera indic el marino de color.

    S, pero en alguna parte debe estarla maquinaria.

    Slo hemos encontradocargamento de tablones y ms tablones,pero no hemos descubierto lamaquinaria del buque. La hemos notadovibrar; por lo tanto, existe.

    Estar debajo de todo elcargamento de madera opin Soames.

    Y posiblemente han ocultado laforma de llegar hasta ella cubrindolacon tablones.

    Sea lo que fuere, ya seguiremosinvestigando. Ahora ser mejor queregresemos arriba. Nosotros no

  • conocemos el barco ni susinterioridades y esos tipos, con susmachetes malayos, andan sueltos, en fin,vamos arriba. Creo que, como estamosatrapados en este buque, tendremostiempo sobrado para investigarlo afondo.

    Las mujeres les recibierontaciturnas, en silencio, evidentementepreocupadas.

    Qu pasa? pregunt Darwin.Marlo dijo:Annie ha desaparecido.Que ha desaparecido? Cmo?

    pregunt Byron.Rebekka explic:Ha salido porque se encontraba

  • mal y no ha regresado.Se habr perdido por el buque. Es

    grande, y como se ha ido la luz objetByron, tratando de restar importancia ala situacin.

    Marlo estim:Tal como se encontraba, no poda

    ir lejos. Deben habrsela llevado esoshombres.

    Lo dice muy segura.No pretenda ser mordaz ahora,

    Byron terci Peter. Deje que seexpliquen; quiz Annie est en peligro.

    S, a lo peor, en la prximaocasin encontramos en la cocina unaolla con carne.

    Es usted inaguantable! espet

  • la profesora.Sbitamente, se volvi hacia el ojo

    de buey del camarote y sac la cabezapor l para vaciar su estmago sin podercontenerse.

    Est contento de su actuacin,teniente Byron? inquiri Marlo,furiosa.

    Bueno, bueno, las hemos pasadopeores. En el buque universidad fue todomuy difcil; ahora no vamos a ponernosnerviosos porque una chica hayadecidido ir a dar una vuelta.

    La morena Gigliola replic convehemencia:

    Esta situacin es distinta. Ahoratenemos posibilidad de salvarnos, pero

  • hay algo misterioso, dira que maligno,en este buque, y que Annie hayadesaparecido no es tranquilizadorprecisamente.

    Yo ya lo he dicho. Aqu hay algomaligno sentenci Soames.

    Parece mentira que un tipo tanfuerte como t crea en esas tonteras gru Byron.

    La supersticin es una tontera, deacuerdo, Byron, pero esos tipos quehemos visto tenan armas cortantes ynosotros no. Usted ha sido el primero enhuir.

    Eso es distinto. Por lo visto, nocaemos simpticos a esos mudos o loque sea. Desembarcaremos en el primer

  • puerto o, si me apuran, haremostrasbordo con el primer barco con el quenos crucemos y todo quedarsolventado.

    No quedar nada solventado replic Soames, quejumbroso,acentuando la gravedad de su voz.

    Por qu?Este barco evitar a los otros

    buques, buscar siempre la niebla.Soames, parece mentira que seas

    marino. Siempre no hay niebla.Cuando no haya niebla, puede

    ocultarse fuera de las rutas denavegacin normales.

    Pero siempre existe la posibilidadde cruzarnos con un buque o toda una

  • flota pesquera, no importa de qunacionalidad.

    El barco reanud sus toques desirena para evitar el choque contra otronavo que surcara aquellas aguasnoratlnticas.

    La profesora Rebekka, conexpresin evidente de haberlo pasadomuy mal, dijo:

    He visto a esos hombres, estn encubierta, aunque apenas se ven por laniebla.

    Lo ven? Ellos habrn encontradoa Annie, vayamos a buscarla.

    Salieron del camarote. En cubierta, auna distancia de cincuenta pasos y cercade la baranda de babor, estaban tres

  • hombres. Eran los tres que descubrieronen la bodega cortando maderas y alltenan su obra.

    Es un atad exclam Marlo.Dos de los extraos personajes,

    espectros entre la niebla, alzaron aqueltosco atad recin construido y porencima de sus cabezas lo arrojaron alocano.

    Todo el grupo volvi el rostro haciala baranda, forzando la vista, pues laniebla les impeda una visin clara. Eracomo si todo el ocano estuvierahumeando, a punto de hervir.

    El atad, evidentemente lastrado,tras caer al agua, se hundi con rapidez.

    Annie, Annie est dentro! grit

  • Marlo.Hay que hacer algo gru Peter

    Darwin, dispuesto a saltar por la bordacon la intencin de lanzarse al ocano enbusca del atad.

    Mas algo duro y seco golpe la basede su nuca. Perdi el sentido mientras elfretro desapareca bajo las aguas, juntoal negro casco del misterioso buque queslo deseaba navegar inmerso en laniebla.

  • CAPTULO VII

    Cuando Peter Darwin abri los ojos,estaba en el camarote de las mujeres.Descubri a varios rostros frente a l.Uno de ellos era el de la atractivaMarlo, enmarcado por la larga y laciacabellera rubia, que dijo:

    Le peg demasiado fuerte.Peter divis el rostro del marino de

    color y lo primero que hizo fuepreguntar:

    Fuiste t?S. No hubiera conseguido nada

    lanzndose al agua.Otra vez, avisa. Se incorpor

  • tocndose la dolorida nuca. La caja sehundi rpidamente, verdad?

    La lastraron bien, por lo visto.Darwin sigui preguntando a

    Soames:Y esos hombres?Byron, algo ms lejos, pero tambin

    en el camarote, respondi esta vez:Se alejaron hacia el interior del

    barco.Y no intentaron nada? pregunt

    Peter.Y qu bamos a intentar? El

    atad con Annie dentro ya est en elocano y ellos iban armados, nosotrosno. Tenamos todas las de perder y,adems, son mudos, ya lo sabemos por

  • experiencia. O es que acaso Soames selo ha hecho olvidar con ese golpe tanoportuno que le propin para que no sehiciera el hroe?

    De todos modos, habr queaclarar la situacin gru Peter.

    Opino lo mismo dijo Marlo.No vamos a seguir en este buquetemiendo que nos arrojen por la bordadentro de un atad. Quiz Annie estabaviva cuando la tiraron al ocano.

    O quiz estaba muerta, perotroceada por esos tipos que slo querande ella

    Cllese! pidi con violencia laprofesora. Jams pens que unhombre me producira tantas nuseas

  • como usted.No se ponga nerviosa, profesora.

    sta es una situacin lmite. Somosnufragos, en el bote ya habramosmuerto y aqu seguimos con vida, hayque ser prcticos.

    Debemos enfrentarnos a larealidad exigi Peter. Hay quebuscar al que manda a esos hombres.

    Y si son todos iguales? interrog Byron. Y si ninguno deellos est bien de la cabeza y todos sonmudos o locos?

    No creo que lo sean tanto si sabenestablecer el rumbo de la nave cuandoles interesa, poner las mquinas enmarcha o tocar la sirena. Por lo menos

  • hay una mente inteligente dentro de estemaldito barco.

    Si la hay, al parecer no quieretropezarse con nosotros, se esconde.

    Pues la buscaremos aunque sea enla quilla, y cuando la encontremos, va aexplicarnos qu es lo que pasa aqu y,por supuesto, lo que hicieron con Annie.

    Acepto su entusiasmo, Darwin,pero est anocheciendo y no tenemosluz. Si mira a travs del ojo de buey sedar cuenta de que la niebla precipita lallegada de la oscuridad.

    En efecto, la luz era ya escasa.Todos estaban con el cansancioreflejado en sus rostros.

    En el bote haban dormitado a duras

  • penas, tenan necesidad fsica de dormir,pero el sueo no prendera fcilmente enellos.

    Saberse atrapados en el misteriosobuque, en unin de aquellos seresdesconocidos y que para todos se habanconvertido ya en asesinos, quiz pordemencia o por practicar algn extraoy desconocido rito, no iba a tranquilizarsus espritus.

    Eran nufragos que, cuando creanhaber hallado la salvacin, seencontraban inmersos en una situacindesconocida y misteriosa que les sumaen otra dimensin. En ella poda reinarel terror y la muerte en sus formas msdemonacas y espantosas.

  • Todos se hacan infinidad depreguntas y al mismo tiempo trataban deno expresarlas en voz alta para que elpnico no cundiera en los dems.

    Estaran todos condenados a serencerrados en un tosco atad y luegoarrojados al ocano? Qu le habranhecho a Annie antes de arrojarla a lasaguas? Todas aquellas preguntasturbaran sus mentes, flagelndolas,impidindoles el descanso, y quieneslograran conciliar el sueo slohallaran pesadillas y zozobra en ellos.

    Las muchachas y yo podemos usareste camarote para dormir manifestla profesora. Ya nos las arreglaremoscon los catres y las mantas que hay aqu.

  • Nosotros podemos utilizar elcamarote que hay enfrente y asestaremos cerca dijo Soames.

    Esperemos que esos tipos novengan a buscar sus camas gruByron.

    Maana por la maanabuscaremos la sala de mquinas y laforma de controlar el timn del barco.Hay que sacarlo de la niebla.

    Todos desearon que las palabras dePeter Darwin se convirtieran enrealidad. Ver el sol, para ellos era algovital, como llenarse de vida, comorasgar el velo del misterio que envolvael buque, aquel enorme y quejumbrosobuque de madera impulsado por rotores.

  • Ser mejor que no salgan solasdel camarote recomend Peter,dirigindose a la salida.

    El camarote que haba al otro ladodel corredor, frente al escogido por lasmujeres, estaba vaco y era fro,hmedo. Haba algo molesto en l; quizun olor ftido.

    Tendr ratas el barco? pregunt Soames.

    Todos los barcos las tienen replic Byron.

    Todos? Habr alguno que estlimpio de ratas, creo yo opin PeterDarwin.

    Byron deneg:Cuando se atraca en un puerto,

  • pese a las medidas que se toman,siempre entran ratas como polizontes.Antes trepaban por las amarras, luego secolocaron los platos antiratas y ya nosuban, pero haba la pasarela que esms fcil. Dentro de un saco o una caja,tambin sube una cra de ratas ycomienza la reproduccin a bordo. Sihay algo difcil en el mar, no es capearun temporal, sino desratizar un barcogrande o tratar de erradicar las chinches,y no digo nada si el barco tiene casco demadera.

    Cunto tiempo podra estar en elocano un buque como ste sinacercarse a puerto? pregunt PeterDarwin, tumbndose en un catre. Desde

  • l, con la puerta del camarote abierta,controlaba el corredor.

    Depende.Del abastecimiento?Eso es. Un barco se utiliza como

    recreo, como pasaje o para carga. Encualquiera de los tres empleos, y dejo aun lado los militares y cientficos, elbuque tiene un rumbo, una finalidad, untiempo marcado. Debe llegar a unpuerto, aprovisionarse y volver a zarpar,pero un buque como ste es difcil, muydifcil, saber cundo fue la ltima vezque toc puerto. La harina con que hanhecho el pan est rancia, puede llevarmucho tiempo a bordo en sacos, quiz engrano que se muele antes de elaborar el

  • pan. De esta forma, se conserva mstiempo. Adems, el buque navega conbastante carga de madera a bordo.

    Creo que es una madera de escasovalor: pino rojo opin Peter Darwin.

    S, madera que quiz no lescompran en ninguna parte.

    Los tripulantes son pocos observ Soames y podran serabastecidos en el mar, en un puntoacordado de antemano.

    Eso es cierto acept Byron,por lo que se deduce que habr unaradio a bordo.

    Una radio sera nuestra salvacindijo Darwin. Si la encontramos,podemos lanzar una llamada de auxilio.

  • Una llamada que, posiblemente,no agrade a nuestros anfitriones. Puedenestar fuera de la ley.

    De qu ley? pregunt Peter.Estamos en aguas internacionales.

    S, pero en el mar hay leyes quese cumplen y otras que no estn escritasy que tambin se cumplen. Existen unosacuerdos internacionales que regulan lanavegacin.

    Pero un buque podra estar almargen de todas las leyes observSoames; un buque pirata, por ejemplo.

    O un buque hundido.Darwin, qu ha querido decir

    con eso de un buque hundido?Peter volvi su rostro hacia Byron,

  • que estaba sentado en otro de los catres.Podra ser que, para el mundo,

    este buque, cuyo santo y seadesconocemos, est hundido, que hayanaufragado.

    No se da un buque por hundido tanfcilmente. Han de haber testigos.

    Testigos? Quiz los hubo.Tambin usted con la tontera de

    que estamos en un buque fantasma?No, slo trato de buscarle

    soluciones a esta inslita situacin, tratode razonar.

    Pues yo no llamara razonar adecir que estamos en un buque fantasma.Si quiere que las chicas no se pongan achillar histricas, no lo repita en su

  • presencia. La noche va a ser larga, noolvidarn fcilmente ese atad que hasido arrojado al mar con una mujerdentro.

    A m me gustara saber cuntosaos hace que este buque no ha sidoavistado por nadie.

    Y qu importancia puede tenereso ahora? le interrog Byron.

    Pues, segn los aos, podramosempezar a tratar de imaginar cul ser lamentalidad de esos extraos tipos quetienen esas horribles cicatrices en suscrneos. Adems, existe una ley naturalrespecto a la reproduccin de los seresvivos.

    Piensa darnos la lata con una

  • teora biolgica?A la irnica pregunta de Byron, el

    estudiante respondi sonriente:No, slo trato de pensar que si

    hace muchos aos que este buque est enel mar, de existir ratas a bordo sehubieran reproducido en tal cantidad quela tripulacin no habra podido lucharcontra ellas y habran agotado todo elalimento.

    Eso es cierto asinti Soames.Cuando un buque tiene muchas ratas, sedesratiza en los puertos, aunque noconsiga limpiarse en su totalidad. Yoserv en un viejo barco que tena tantasratas a bordo que nos plantaban cara. Ysaben lo que tuvimos que hacer para

  • librarnos del temor de que nos atacaranmientras dormamos, pues de algo tenanque alimentarse?

    Acariciarlas? ironiz Darwin.No, fue fcil. El capitn atrac el

    barco en Maracaibo y all hizo ponermuchas amarras y tres pasarelas.Compr sacos de trigo y perros muertosque nos hizo repartir cerca del buque.Las ratas bajaron slitas a comer y novolvieron a subir a bordo, por lo menosaqullas, pues comprendieron que habams comida en tierra firme que dentrode nuestro cascarn.

    Fue una idea excelente aceptByron. Sera interesante saber quocurrira con este buque si repitiramos

  • la estratagema. Tambin pueden habersereproducido aqu las ratas y, a lo peor,sin saberlo, estamos encima de unautntico hervidero de esas bestias.

    La noche les sumi en una oscuridadtotal. Las voces enmudecieron.

    Las aguas del ocano semejabanagitarse, pues podan escuchar el rumorde su roce contra el casco. Se oa elcrujir casi imperceptible de la madera y,de pronto, hasta ellos lleg claramenteun ruido lejano pero que identificaron deinmediato.

    Es la sierra musit Soames.El estudiante admiti:S, deben de estar trabajando en la

    bodega.

  • Haciendo otro atadEste buque est maldito. Quiz

    valdra ms echarse de cabeza al mar rezong el negro.

    Suicidarse por miedo a morir esuna estupidez, no crees?

    Es cierto, Darwin; lo que sucedees que Soames es poco prctico. Sinembargo, lo que me gustara averiguares para quin construyen ese nuevoatad. A lo peor ya han elegido a susiguiente vctima.

  • CAPTULO VIII

    No tena sueo. Peter Darwin,apartando sus pensamientos. Byronroncaba; haba conseguido dormir. Sucansancio era ms poderoso que eltemor.

    La respiracin de Soames, dentro deaquel maloliente camarote, sucio ypodrido de paredes y suelo, no seescuchaba fatigosa, por lo que dedujoque no dorma.

    Despierto, Soames? inquirien voz baja.

    S. No es fcil dormir cuando lomaligno nos rodea.

  • Deja de pensar en fetichismos,Soames. Tienes algn amuleto?

    No, soy cristiano.Ya. Hay muchos cristianos como

    t que aaden a su religin un poco delo que han heredado de sus antepasadosque no eran cristianos.

    En el cristianismo se dice queSatans es maligno y poderoso.

    S, y que Dios lo es ms. Vamos,Soames, s sensato. El diablo nos dejaen paz respecto a una intervencindirecta. En este buque hay unos seresque son peligrosos, pero les haremosfrente. Quiz slo merezcan compasinprimero y despus asistencia mdica.Posiblemente necesitan alguien que

  • pueda conducirlos de nuevo a un mundonormal del que escaparon quin sabecmo y cundo.

    Ellos no desean regresar, sloquieren navegar en la niebla y nosotrosno encontraremos una escapatoria. Sipor lo menos pudiramos gobernar eltimn

    Lo conseguiremos. Buscaremos elpunto adecuado y luego pondremos proaa algn lugar civilizado. Ahora qudateaqu vigilando.

    Vas a salir? inquiri,sorprendido.

    S, ya no puedo permanecer mstiempo aqu, quieto. Por lo visto, elgolpe que me diste me ha satisfecho de

  • sueo.Puede ocurrirle lo mismo que a la

    chica. Recuerde que esos sujetos tienemachetes enormes.

    No me dejar ver. Adems, ellosestn abajo en la bodega. Si pegas laoreja al piso o a una de las paredes,oirs que estn trabajando. Despus,posiblemente se dediquen a dormir.

    Se me ocurre que si ellos trabajanes que ya tienen luz.

    Es cierto, Soames. Quiztengamos luz a nuestro alcance y no losepamos.

    Tanteando, busc un conmutador,pero, pese a que lo accionrepetidamente, no obtuvo el fruto

  • deseado.Deben de saber muy bien dnde

    estamos y posiblemente han quitado losfusibles de este sector.

    Al pasar al corredor, totalmentesumido en las tinieblas, tendi susmanos hacia delante para orientarse, yaque careca de toda luz. Ni siquieratena un fsforo que le diera llama. Depronto, toc algo blando y caliente, algovivo que tena plpito y hubo un doblerespingo.

    Quin es?Peter!Qu haces aqu fuera, Marlo?

    Quedamos en que era peligroso salir delcamarote.

  • S, pero he odo voces, no podadormir dijo, de forma apenas audible,

    Peter tena su mano en la cinturafemenina. Marlo haba temblado porunos momentos, pero al descubrir lapersonalidad del joven, se habatranquilizado.

    Ser mejor que regreses alcamarote.

    No. Hizo una pausa y pregunt: Ibas a alguna parte?

    No en concreto. Huele mal ahdentro y quera respirar aire puro. Esostipos del buque se hallan en la bodega.

    He odo ligeros ruidos. Son losmismos que escuchamos cuando losdescubrimos abajo.

  • Deben estar entretenidos en estosmomentos; por eso he pensado quepodra salir a cubierta.

    Siempre puede ser peligroso.S, pero no vamos a quedarnos

    escondidos en el camarote eternamente.Opino como t.Se hallaban tan juntos que Peter not

    el aliento femenino cerca de su rostro.Con suavidad, la atrajo hacia s y suslabios se encontraron fcilmente, comosi el sol ms poderoso los estuvierailuminando.

    Marlo acept la caricia y participen ella. Al separarse, le faltaba aliento.

    Qu te parece si salimos los dosafuera, a cubierta? pregunt. Ser

  • agradable respirar el aire puro de lanoche.

    S, pero caminemos con cuidado,sin ruido, para no alertar a nadie.

    Al salir a cubierta, se encontraroncon una sorpresa que no esperaban y quefue Marlo la primera en acusar.

    No hay niebla.Peter mir al cielo y corrobor:Est plagado de estrellas, es

    precioso. Jams hubiera supuesto quelas estrellas pudieran lucir tan bonitas.

    Acaso eres poeta?Me gusta ms la prosa, pero este

    cielo es hermoso tras la niebla quehemos soportado. Si sigue as, maanaquiz tengamos un da esplndido.

  • Pero no hay luna.Es cierto, por eso estamos tan a

    oscuras. Si luciera ahora un plenilunio,podramos vernos los rostros.

    Qu importa, si nos sabemos eluno cerca del otro?

    Es verdad admiti Peter.Tena a la muchacha cogida por la

    cintura y sus labios se encontraron denuevo mientras unas aguas ms rizadaslaman el casco del buque por encima dela lnea de flotacin.

    PeterS, Marlo.Por qu me besas?Es precisa una explicacin?S. T eres un hombre en el que

  • todas las chicas del buque escuela noshabamos fijado, tienes algo muypersonal. No s qu es, pero traspirasvirilidad.

    Gracias.Creo que no debera decirte todo

    esto.Por qu no? No alardeamos

    nosotros de sinceros, para qucallarnos?

    Es cierto, y siguiendo en esalnea, dime: has besado a muchas de laschicas?

    Te refieres a las chicas engeneral o a las compaeras del buqueescuela en particular?

    A las ltimas.

  • Pues la verdad es que no. Meinscrib en este curso internacionalporque deseaba visitar el Mediterrneocon tranquilidad y bien asesorado.

    Qu piensas ser en el futuro?No se lo he dicho a nadie.Pero lo habrs pensado.S.Y?Pues, escritor. S, ya s que hay

    muchos que desean serlo y que de cadadiez mil que lo intentan, slo uno loconsigue. Es ms fcil hacerseperiodista, traductor en una editorial ocualquier otro trabajo paraliterario,aunque tenga que ver con las letras, peroyo he de llegar a ser escritor.

  • Si te lo has propuesto, loconseguirs. Peter, lo conseguirs.

    Primero hemos de lograr salir deeste barco. Supongo que quienes logobiernan estarn preocupados por ladisipacin de la bruma. Es posible queno les agrade el nacimiento de un nuevoda con mucho sol, con mucha luz.

    Crees que son dementesasesinos?

    Es mejor no creer nada hastasaber con certeza lo que ocurre. Soames,el propio Byron y tambin t pensisdemasiado en malignidades yfantasmagoras.

    Todo se ve distinto con luz. Sinembargo, dentro de este barco tan

  • extrao, aunque haya sol no creo quereine la tranquilidad. Quisiera saber porqu si esos hombres de las cicatrices nonos quieren a bordo, nos han dejadosubir.

    Lo ignoro. Ellos no hablaroncuando nos tropezamos en la bodega.

    No tiene objeto permitirnos subircomo si furamos a ser salvados paraque luego nos arrojen al ocano dentrode un atad.

    Su comportamiento debe tener unmotivo y obedecer a una lgica quehemos de averiguar. Quiz ocurrialguna tragedia a bordo de este buque.Soames, Byron y yo hemos tratado dehallar una respuesta a las interrogantes,

  • pero hablando tan slo no se consiguenada. Precisamos hechos. Si por lomenos alguno de esos extraos marinospudieran entendernos y expresarseaunque fuera por seas

    Y si descubrimos que sondementes homicidas que ansan matarnosa todos?

    Podramos hacerles frente. Elbarco es grande y alguna forma dedefensa habr.

    La mejor defensa sera huir.No hay posible huida mientras no

    aparezca otro buque cerca de ste oconsigamos dominar el timn para fijaruna direccin que termine por llevarnoscerca de tierra firme, sea el pas que

  • fuere. En este ltimo caso, con lanzarnosal ocano sera suficiente.

    Cuando recuerdo lo que le ocurria Dy, me horrorizo. Creo que le hecogido terror a las aguas.

    l la bes, tratando de disipar sumiedo.

    Marlo, ser mejor que regreses alcamarote. Creo que ste es un buenmomento para intentar averiguar algo.Ellos considerarn que estamosdescansando o, por lo menos, refugiadosen los camarotes y actuarn con ciertatranquilidad.

    Te acompao.No, puede ser peligroso.Si t corres un riesgo, tambin

  • puedo correrlo yo. No vayas a olvidartede la igualdad de sexos.

    Est bien. Darwin sonriescptico, pero vayamos con cuidado.No hemos de ir buscando como lohicimos antes. Ahora debemos escuchary tratar de averiguar. Quiz logremosdescubrir dnde se esconden, cmohablan o se comunican entre ellos y sison mudos de verdad.

    Temes que puedan estarrepresentando una farsa para crear terroren nosotros?

    Es una posibilidad.Las manos se juntaron y Peter

    avanz por cubierta buscando algunaescalera descendente que condujera a

  • las bodegas o a la sala de mquinas.Caminaron en direccin a popa.La eslora del barco era grande. Se

    haba tratado de conseguir un gran buquede carga accionado por los cinco rotorescilndricos que deban haber resultadoun fracaso a juzgar por la escasavelocidad de navegacin alcanzada.

    Aqu no se ve nada observMarlo en voz baja.

    Pienso que si el timn del puenteest bloqueado y, sin embargo, el alerndel mismo, a juzgar por la variacin derumbo, ha sido movido, es que puedegobernarse desde algn lugardesconocido, y ese sitio siempre serms fcil encontrarlo cerca del propio

  • timn, es decir, de la popa.Quieres decir que el escondrijo

    estar bajo la popa?Podra ser. Byron no lo ha dicho,

    pero es lgico suponer que si el buquetiene tan slo un motor auxiliar,utilizable cuando hay calma chicha opara atracar en un puerto, ese motor seubicar cerca de la propia hlice, esdecir, en la popa, y pegado al fondo dela quilla. De este modo, el cigeal esmucho ms corto y las bodegas de cargason ms amplias, sin obstculos nipeligro de incendio.

    Por todo lo que deduces, si hemosde encontrar algo es aqu abajo.

    Instintivamente, Marlo seal con su

  • pie el piso de la cubierta de popa, sinque Peter Darwin pudiera verlo a causade la oscuridad que les envolva. Seescuchaba el rumor de las aguas y, sobreellos, un cielo repleto de estrellas, perocarente de luna.

    Tanteando y con cuidado,consiguieron llegar al extremo ltimo dela popa, donde la hmeda baranda seredondeaba para iniciar su continuacinhacia proa, por estribor.

    Aqu hay un mstil sealMarlo.

    Tiene bandera?No lo s, no consigo verla.

    Cuando amanezca veremos a qu nacinrepresenta.

  • S, ser interesante saber bajo qupabelln navega, aunque no hay quefiarse demasiado de ese detalle. Si sontipos que rehyen todo contacto, pudieraser que tuvieran distintas banderas parautilizarlas segn la ocasin.

    De pronto, la atencin de Marlo secentr especialmente en su odo.

    Peter, no oyes?El joven estudiante agudiz su odo

    y l tambin capt lo que llegaba hastaellos de forma apenas audible.

    Es como un llanto extraoS, alguien gime ah abajo, pero

    esos lamentos son tan extraos que hastapudieran partir de una extraa bestia queestuviera sufriendo.

  • Una extraa bestia? repitiMarlo, con un escalofro.

    S, y no podemos quedarnos aqu,esperando. Hay que averiguar lo que esy por qu gime.

    Peter, ests loco?Loco lo estara si permitiese que

    nos fueran arrojando al ocano uno auno dentro de un atad, y quin sabedespus de qu torturas, de qu tipo deextrao sacrificio.

  • CAPTULO IX

    Tanteando en la cubierta de popa,hallaron sogas y unos mstiles de carga,tambin el techo, enormemente pesado yrecubierto de lona embreada, de una delas cubiertas, y un primitivo respiraderoal que Peter aproxim su odo.

    Aqu se oye mejor el gemido.Marlo tambin escuch y opin:Ms que una bestia, parece una

    bestezuela herida.La nica forma de averiguar lo

    que hay debajo es vindolo.Pero no es posible bajar. Hara

    falta una gra para levantar la tapa de

  • esta bodega.El dimetro de este respiradero

    no es grande, pero con algn esfuerzo,se podra descender por l.

    No cabrs en l, Peter, eresdemasiado ancho de hombros.

    Lo intentar. Podemos bajar unasoga y sujetndome a ella

    Y cmo regresars? Si es tanangosto, no podrs mover los brazospara trepar.

    Buscar otra salida, tiene quehaberla.

    Peter tante el respiradero. Pensabaque poda quedar atorado en l y nohabra forma de sacarlo. Marlo, como sileyera en su mente, comprendi sus

  • recelos y dijo:Bajar yo primero.No.Por qu no? Es que t eres de

    los que consideran que el hombre mandaen todo?

    No soy antifeminista, pero opinoque estoy ms preparado fsicamentepara la lucha, si se presenta, que t.

    Vamos, Peter, he practicadogimnasia. Puedo saltar y moverme confacilidad. No soy una estrella circense,pero en nada me parezco a la mujerochocentista. Soy moderna y preparada,incluso tengo cinturn verde en judo.

    No me digas que tambin saberkarate rezong, con cierta sorna.

  • En karate slo tengo el amarillo.Es muy poco, aunque suficiente paramantenerme en guardia.

    Sin embargo, no puedo exponerteal peligro porque yo desee averiguar loque hay abajo.

    Tambin quiero averiguarlo yo,tambin est en juego mi vida. En cuantoa tu fuerza fsica, de la que tanto tepavoneas

    Alto, alto, no quiero hacerdistinciones, pero es lgico que tengams fuerza que una chica hermosa yfemenina como t.

    S, es lgico acept, por esopuedes sujetar la soga y descenderme.Una vez abajo, ver lo que hay y con un

  • par de tirones de la cuerda te indicar sit podrs pasar o no por el respiradero.Si yo quedara atorada, t puedessacarme del problema tirando de la sogahacia arriba. Si ocurriera a la inversa,yo no podra hacer nada por ti.

    De acuerdo asinti Peter, conun gruido.

    Prepar una soga que sujet a labaranda y con el otro extremo at aMarlo por debajo de las axilas, dejandoque la cuerda subiera en vertical porencima de sus duros y jvenes pechos,pasando por delante de la cara.

    De este modo no tienes peligro deasfixia. Mantn los brazos hacia arriba,las manos por encima de la cabeza

  • agarrando la cuerda, y as te librars deuna desagradable presin en la espalday axilas.

    Peter cogi a la joven por la cinturay la alz en el aire, de modo que ella,demostrando que s practicaba gimnasia,adquiri la horizontalidad.

    Introdujo los pies por el respiradero,siendo esta parte de su cuerpo laprimera en desaparecer.

    Marlo acababa de comprobar lafuerza de los msculos duros y elsticosde Peter Darwin. No haba representadogran esfuerzo para l levantarla yayudarla a penetrar en el respiradero.

    Con cuidado.Peter fue soltando cuerda y Marlo

  • desapareci totalmente en el orificio.Si en el exterior le haba parecido

    que haba tinieblas, Marlo se dijo quedentro s eran totales. Sinti miedo. Suspies colgaban en el vaco e ignoraba loque encontrara debajo.

    La cuerda, controlada desde arribapor Peter, fue descendiendo a Marlo.sta comprob por s misma que eldimetro, aunque no sobrante, s erasuficiente para que Peter Darwin sedeslizara por l.

    Termin el cilindro y colg en unaestancia amplia, escasamente iluminadapor una bombilla de pocos watios depotencia y protegida por una rejilla.Aquel lugar apestaba.

  • El movimiento de la cuerda la hizogirar en el aire y en aquel instantedescubri una jaula de acero quecolgaba del techo mediante una gruesacadena, sujeta a una de las vigassoporte.

    Una mano sucia, sarmentosa, dededos alargados y huesudos, asom porentre los negros barrotes de acero comolas patas de una araa saliendo de sunido.

    Trat de alcanzar a Marlo, quecontuvo un grito de terror. Sus dedos sesoltaron y qued colgada por las axilas,a escasa distancia del suelo.

    La mano sarmentosa pas pordelante de sus pechos, tratando de

  • apresarla. Peter, que haba cedido mscuerda desde lo alto, consigui queMarlo arribara al piso e incluso sesentara en l, escapando de aquellamano al tiempo que se desprenda de lasoga.

    Marlo, medio sentada, retrocedi,mirando asustada aquella jaula. Laangustia dificultaba su respiracin y elcorazn palpitaba desacompasadamenteen su pecho. La visin era horrible.

    Ya no saba si aquel ser encerradoen la jaula tena ms aspecto de animalque de humano, si gema o rea. La otramano tambin asom entre los barrotes ysu rostro se peg entre dos de ellos.

    Aquel rostro se pareca al de los

  • hombres que descubrieran en el buque.Careca de cabello y tena cicatrices anno curadas totalmente. Estaba muy flaco,con la piel pegada a los huesos, y ello ledaba un aspecto ms repulsivo yterrorfico.

    Sin embargo, algo le diferenciaba delos otros aparte de que estaba ms faltode carne, posiblemente ms hambriento,ms dolorido y vestido con mseros yhediondos harapos. Sus ojos no tenan lamirada totalmente indiferente, como deautmata, que mostraban los dems.

    Aquel hombre quiso decirle algo,mas slo emiti gruidos ininteligibles.

    Marlo, ests bien? preguntPeter desde lo alto, preocupado por no

  • recibir la seal de la chica con lacuerda, tal como acordaran.

    Marlo, repuesta del susto, de lahonda impresin que le haba producidoaquel ser enjaulado y comprendiendoque nada poda hacerle, ya que no estabaa su alcance y al parecer tampoco podagritar, tir de la cuerda por dos veces yaguard.

    Darwin tard muy poco en aparecerpor el techo de la estancia.

    Marlo tir de la soga para evitar queel ser enjaulado cogiera con sus manos aPeter, quien ignoraba su presencia.

    Qu es esto? pregunt, ya enpie.

    Marlo explic ahogadamente:

  • Ha querido cogerme.Se mantuvieron a distancia para

    observarlo mejor. Aquel ser se mostrinquieto, escrutndoles con sus ojosgrandes y saltones, que destacaban en sufaz casi cadavrica.

    Parece que con su mano nos pideque nos acerquemos musit Marlo.

    Esta jaula parece resistente y tieneun buen candado. Ms que un encierronormal, es una tortura.

    Una tortura?S. Fjate en las dimensiones de la

    jaula. Ese hombre no puede sentarsenormalmente y tampoco estirarse paradormir. Este tipo de jaulas, en madera oacero, se empleaban ya en la Edad

  • Media para torturas, para extraerconfesiones que en la mayora de loscasos eran puras mentiras. La genteencerrada en jaulas como sta preferala muerte a seguir viviendo.

    Ha de ser horrible permanecerencerrado en un lugar como ste.

    Peter se apart de Marlo paraaproximarse a la jaula. La joven loobserv preocupada, angustiada,temiendo algo desagradable. Aquelhombre, por su aspecto, tena poco dehumano.

    Al llegar a su altura, Peter levant ladiestra y el hombre de la jaula baj lasuya.

    Marlo sufri un sobresalto y contuvo

  • la respiracin, sinti miedo, pero Peter,no; l no hizo el menor movimiento deretroceso.