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Tercer Premio

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Page 1: Tercer Premio

Lema: PATHOS

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Índice

TRAER EL ARTE A LAS AULAS

1. INTRODUCCIÓN …………………………………………………………… 3

2. JUSTIFICACIÓN ……………………………………………………………. 4

3. LA EXPOSICIÓN: HABITANTES DE LOS SUEÑOS ………………………….. 5

4. ACTIVIDADES ……………………………………………………………… 6

4.1 Actividades antes de la exposición ………………………………….. 6

4.2 Actividades durante la exposición …………………………………… 7

4.3 Actividades para después de la exposición ………………………..... 11

5. CONCLUSIÓN …………………………………………………………….… 12

NOTAS …………………………………………………………………………. 13

BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………….. 14

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TRAER EL ARTE A LAS AULAS Esta experiencia busca acercar al niño al mundo del arte para contribuir a su educación visual, alentar su creatividad y guiar los pasos hacia la consecución de su competencia cultural y artística a través de las actividades realizadas en una exposición. Este acercamiento se ve reforzado por la presencia del pintor que, en la visita guiada, habla con ellos, responde a sus preguntas, les lee un cuento, muestra diapositivas del proceso creativo de varios cuadros así como fotografías de objetos realizados en papel maché. El carácter interdisciplinar y también transversal de la exposición no deja lugar a dudas del valor didáctico de la misma y su poder de motivación. Diferentes actividades de lectura, escritura y pintura sirven de andamiaje para un aprendizaje significativo.

1. INTRODUCCIÓN

Pocas veces decido abandonar mi “torre de marfil” y aventurarme a llevar a cabo una exposición. Imagino que será capricho de artista o, más bien, que esa búsqueda incansable de la belleza y la perfección absorbe la mayor parte de mi tiempo y de mi existencia y hay poco lugar para mantener un diálogo con el público. Tal vez, haya una razón más importante aún y es hallar la mirada cómplice de aquellos que, como yo, persiguen sueños toda su vida. Aquí en el centro de Safa de Úbeda, descubrí grandes soñadores, artífices de la palabra, espectadores ideales, contertulios a los que poder hablar de mi universo. Y qué decir de los niños, que habitaban cerca de nosotros, doctores en magia, licenciados en fantasía, maestros en sueños y que fueron el lugar al que había que llegar en esta aventura.

Había encontrado el momento, el público y el lugar. Desde ese momento empecé a trabajar en la selección de la obra que exponer y en la realización del cuadro Il était une fois, que me ocupó todo el verano.

En septiembre, hablé con profesores y compañeros para pedirles unas palabras y comentarios sobre los cuadros. Para ello, elaboré un dossier, un powerpoint y unas fotografías de los mismos. Y llegó noviembre con todo preparado para vivir esta experiencia en la que todos hemos aprendido. Faltaba informar al resto de profesores, al Director Gerente y Director Adjunto de la EUM de Safa y al Subdirector Académico de Infantil y Primaria, que se mostraron encantados con la propuesta y apoyaron en todo momento el proyecto.

La obra que se expone es una selección de 30 cuadros realizados en los últimos diez años (hay un cuadro más, el 31, que tiene una misión importante en la exposición). Tres son las temáticas: flores, castillos y peces; y tres las técnicas utilizadas: acuarelas, acrílicos y craquelados.

Los soportes empleados: maderas y papel.

Estos viajes, por los caminos del arte, son cansados, pero acaban recompensándote. Primero, fue pintar el cuadro que sería la portada del díptico, ya que desde que empecé mi trayectoria como pintor, esta es una condición ineludible. El cuadro resume todo lo que he conseguido alcanzar hasta el momento y pongo en él todo mi esfuerzo. Luego, la elaboración de los textos que acompañarían la obra, donde compañeros y profesores han trabajado con entusiasmo y cariño. Ya solo nos faltaba traer los cuadros e invitar a todos los niños de Infantil y Primaria; y también, a los compañeros de Magisterio. Cada una de las obras expuestas forma parte de mi paisaje diario, de mi vida y, por supuesto, no

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es un producto expreso para una exposición. Cada cuadro es una mezcla de tiempo, paciencia, viaje a los confines de la fantasía, ternura, música, horas de soledad y de renuncia a cosas que amo tanto como hablar con mi madre; de agradecimiento a Dios, por hacerme un ser creativo; de felicidad, por ser un espectador privilegiado y partícipe activo de un proceso en el que el blanco infinito se transforma en formas y colores. Hay tanto de hermoso en todo ello, que me siento una persona absolutamente afortunada.

Es en clase de Educación Artística y su Didáctica (Eard) de esta Escuela Universitaria de Magisterio, donde empieza a nacer el deseo y la necesidad de llevar a cabo esta exposición. El profesor1 me anima constantemente y valora cada uno de los trabajos que presento. Dirige mi mirada hacia el encuentro de las palabras que ponen nombre a lo que siento y vivo como artista. Nuestras vidas, en su imprevisible fluir, nos deparan encuentros que nos enriquecen, nos hacen mejores y nos ayudan a crecer. El profesor, la asignatura y la Escuela se han interpuesto felizmente en mi camino.

Además de profesor, amigo que me empuja a explorar y ampliar mis límites, y que estuvo en el montaje de la exposición, muchas horas de trabajo de un sábado por la tarde, prolongadas hasta las once de la noche. Sin su entusiasmo, esta experiencia no podría ser contada.

Aprovecho para agradecer, desde aquí, la colaboración, el entusiasmo, la complicidad y el apoyo recibidos2.

2. JUSTIFICACIÓN La exposición, como propuesta didáctica, tiene todos los componentes necesarios para considerarla de interés. Mi experiencia como profesor y el aprendizaje como alumno de Magisterio me han dado las claves para configurar el proyecto.

A mis alumnos de Huesa siempre les han gustado las historias y cuentos que escribo para ellos y que han trabajado en clase de informática. Siempre les he hecho partícipes de los nuevos cuadros o ideas nuevas. Son buenos alumnos y creo que algo de mi pasión por el arte va quedando en ellos.

Al llegar a Úbeda, para iniciar los estudios de Magisterio, y ver esta Universidad (aunque a mí me gusta más la palabra Escuela), sentí la necesidad de compartir, de poner al alcance de los niños y las niñas de Safa, la magia que hay en las cosas que toca el arte.

La exposición dará coherencia a todo lo aprendido; será un fiel reflejo de las palabras y de los pensamientos transmitidos por los profesores de esta Escuela. En las diferentes clases3 he ido interiorizando aspectos tan relevantes y, yo diría, vitales en el campo de la educación, como proporcionar experiencias positivas a los niños y las niñas, tener en cuenta su desarrollo cognitivo, buscar modelos de enseñanza aprendiendo del pasado, saber qué tipo de maestro queremos ser, o buscar situaciones que favorezcan la creatividad y sean modelo de valores y actitudes para los jóvenes estudiantes.

A mi vocación de maestro se suma mi pasión como artista y ambas forman el tándem perfecto para llevar a cabo la labor docente. Esta exposición nace y contiene todos los elementos de esa unión.

Las razones que mueven esta exposición nacen del deseo de proporcionar una experiencia artística a los miembros de esta comunidad educativa, de compartir lo mejor que hay en mí mismo, de agradecer todo lo aprendido y reivindicar la importancia de todas las manifestaciones artísticas; así como, la necesidad de cuidar la disciplina de arte en todos los niveles educativos. El arte forma parte de la esencia del ser humano

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desde la noche de los tiempos, saca lo mejor de nosotros mismos, comparte lugares comunes con la trascendencia y muestra toda nuestra humanidad.

Goleman, Kaufman y Ray (2009), en el libro El espíritu creativo, hablan de lo importante que es proporcionar a los niños experiencias positivas y enriquecedoras en las primeras etapas de su vida y lo relevantes que pueden llegar a ser para su desarrollo posterior. Como educadores, hacemos lo posible para que esto sea así y, con esta intención, surge la idea de acercar a los escolares estos cuadros que invitan a pasear por los sueños, navegar por mares imposibles o quedarse silenciosos para escuchar el vuelo de una mariposa.

Para educar, creo que hay que soñar, bajarse de esa escalera que hemos ido subiendo con el paso de los años para redescubrir el horizonte que divisan los niños. Bajo esa mirada, entenderéis la exposición Los habitantes de los sueños.

Cuando se trata de compartir, de regalar sueños o magia, poco más hay que decir, salvo que disfrutéis de este viaje que paso a relataros.

3. LA EXPOSICIÓN: LOS HABITANTES DE LOS SUEÑOS

Se trata de una selección de treinta y un cuadros que forman parte de una colección de trescientas obras y que comencé a pintar a la edad de siete años.

Son, de entre toda mi obra, aquellos en los que hay más magia y poder de seducción que, para los más pequeños, es el principal valor. He buceado por mi infancia y he rescatado todo lo que me hacía soñar y ser más feliz. Se distribuyen en orden a las diferentes temáticas de:

• Flores y mariposas.

• Castillos.

• Peces de colores.

• Personajes.

El cuadro 31 pertenece a la serie de personajes. En este caso, El príncipe de la lluvia, protagonista de un cuento -del que soy autor-, titulado Lluvia.

Llega el primer grupo: son niños de infantil. Yo no recordaba que los niños fueran tan pequeños. Acompañados de su “seño”, comienzan la visita.

El jardín de los sueños Hiedra

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La exposición de pintura es el centro en torno al cual se realizan una serie de actividades que pretenden contribuir al desarrollo de las habilidades lingüísticas de los niños y las niñas de Safa. Los niños leen, escriben, hablan y escuchan en un contexto educativo y artístico distinto del aula, hecho que contribuye a que la experiencia sea más significativa para ellos y les anime a desarrollar sus capacidades artísticas, sin dejar la oportunidad de hablarles de valores y cuestiones de carácter transversal como el cuidado del medio ambiente.

4. ACTIVIDADES

4.1. Actividades para antes de la exposición

Se han realizado mil copias del díptico en el que profesores, compañeros y yo mismo, hablamos de la exposición, de los cuadros y de la experiencia artística dentro del contexto educativo.

Se ha proporcionado uno a cada alumno para que realizaran la lectura en clase y sirviera de toma de contacto con la obra y el autor.

4.2. Actividades4 durante la exposición

Una vez vista la exposición por parte de los niños y el tutor que los acompaña, se sientan en el suelo y empiezan a dibujar el cuadro que más les ha gustado a cada uno.

Cuando los niños son de cursos superiores, se sienten en la mesa redonda, como caballeros procedentes de alguno de los castillos de la exposición y, de esta forma, participan en las actividades.

No siempre les resultaba fácil decidirse por uno u otro. A veces, respondían de tal forma que descartaban toda opción de tener que tomar una decisión; y la frase más repetida era:

—A mí me han gustado todos.

—Buena elección —decía yo—.

—¡A mí, también me gustan todos!

Mientras los niños dibujan, yo les leo un cuento5 que pone palabras a aquello que me queda por decir en los cuadros y que usa la fantasía como material para hacer más fantasía. También habla de la importancia de cuidar la Naturaleza y les invita a reflexionar sobre ello.

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En más de una ocasión, interrumpo la narración para preguntarles si saben qué podemos hacer para salvar la Naturaleza. Lo saben y además saben lo que es reciclar y cómo se hace.

Una vez acabada la visita, se despiden y prometen trabajar en unos dibujos que les he hecho de mariposas, peces y flores. Podrán utilizar todas las técnicas que aprenden en clase de Plástica, como esgrafiado, colores, collage, acuarelas, etc. y que luego pondremos en el Patio de Columnas, un lugar privilegiado de la Escuela de Magisterio de Úbeda, y que podrán visitar en Navidad, cuando el profesor de artística tenga preparado un “Planetario navideño”, construido con bolas realizadas por sus alumnos de Primero de Magisterio. Además, pintaremos el cuadro Il était une fois, en gran formato.

Los grupos se van sucediendo, siempre acompañados de sus tutores; y, tras ver los cuadros, escriben en un papel:

1.º. El título de los tres cuadros que más les han gustado (uno de flores, otro de castillos y otro de peces).

2.º. ¿Qué título pondrían al cuadro número 31?

Nota: Todos los cuadros llevan una etiqueta con el número del catálogo y el título. El cuadro número 31 no la lleva.

Algunas de sus respuestas son:

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Para los alumnos mayores, la lectura es La muerte del pintor6, cuento que nació antes que El joven pintor, y que refleja ese universo que construyo, día a día, con palabras y colores en los remotos confines de la imaginación.

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Después de la lectura, los niños me hacían todo tipo de preguntas:

—¿Cuál es tu cuadro preferido?

—¿Cuánto tiempo has tardado en pintar el cuadro Il était une fois?

—¿Cuándo empezaste a pintar?

—¿Qué colores utilizas?

Otros me cuentan que a ellos les gusta también pintar o que su tío pinta. Su capacidad para expresarse y comunicarse es excelente.

La siguiente actividad que realizamos dentro de la exposición es aquella que respondería a la pregunta sobre el tiempo empleado en pintar el cuadro Il était une fois.

En ella visualizamos, mediante un cañón y el ordenador, las cuarenta y cinco fotografías que fui realizando en cada una de las sesiones del proceso creativo de dicho cuadro.

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El cuadro les gustaba mucho y había un momento para reflexionar sobre la importancia de hacer las cosas bien, aunque ello supusiera dedicarles mucho tiempo.

Antes de irse, una última actividad que conectaba con los dos cuentos: El joven pintor y La muerte del pintor. En ellos, la Naturaleza tenía problemas y los niños sabían muy bien lo que se puede hacer para evitarlos.

La palabra mágica para este cuento es RECICLAR. Vieron unas fotografías de trabajos que hago en papel maché, una forma de convertir unos cartones en pequeñas obras de arte.

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4.3. Actividades para después de la exposición

Después de la exposición, preparamos una serie de actividades que les ayudaran a realizar un aprendizaje significativo:

1.ª. Crear una historia sobre algún cuadro o que la acción se desarrolle en él.

2.ª. Dibujar alguno de los cuadros que más les gusten.

3.ª. Colorear peces, mariposas y flores para decorar el Patio de Columnas.

4.ª. Lectura de los dos nuevos cuentos: Lluvia, que cuenta la historia del personaje del cuadro número 31 y que se llama El príncipe de la lluvia.

El viaje, que recoge mi vivencia con ellos en la exposición y que se resume con estas palabras: Pocas veces un viaje me ha reportado tanta satisfacción, ni la idea de regalar se pareció tanto a un regalo recibido.

5.ª. Escritura, en el diario de la exposición, sobre su impresión o si tienen el deseo de contarme algo. Seguro que sí, pues son niños que poseen una gran capacidad comunicativa.

Las actividades acaban con la recogida de todos los dibujos de los niños que se exponen en el Patio de Columnas. Durante más de dos semanas, en clase de plástica, han coloreado los dibujos de mariposas, peces y flores, protagonistas de los cuadros de la exposición. Bonita forma de concluir esta experiencia artística que buscó, desde el principio, el deleite con el arte y la consecución de aprendizajes significativos.

Junto a estos dibujos, el cuadro, boceto del protagonista de la exposición, realizado por alumnos de Magisterio y el pintor. En el techo, las bolas que forman ese universo navideño y, en un lugar privilegiado, el Nacimiento.

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5. CONCLUSIÓN

El sistema educativo busca fórmulas para que los aprendizajes de los estudiantes sean cada vez más eficaces y significativos y pide la colaboración de toda la comunidad educativa. Como profesor, primero creo que el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, debería estar más presente en las aulas, al mismo nivel que Lengua o Matemáticas. Huelga recordar que los moradores de Altamira nos han dejado toda una lección de esa necesidad -yo diría: “primaria”- de expresar emociones, sentimientos; en definitiva, de hacer tangible lo intangible y, en cierta medida, de materializar el deseo de inmortalidad que es parte consustancial del hombre.

Como pintor, mi experiencia vital gira en torno al arte y puedo asegurar que la enriquece notablemente.

Desde esta perspectiva, creo que la consecución de la competencia artística y cultural necesita de experiencias como esta, que sirven de modelo y son un punto de partida del aprendizaje vicario. Los niños y niñas de Safa han trabajado en equipo y han construido pez a pez, flor a flor, el decorado de un mundo mágico y efímero al que se accede por diferentes y cambiantes caminos. Nuestro deber es alimentar su creatividad para que no se pierdan en el viaje o, peor aún, se rindan o no inicien la búsqueda.

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El arte se ha encontrado con los niños y para ellos no era un visitante extraño, porque han podido alcanzarlo, tocarlo, mantener un diálogo cercano, como el que tenemos con un amigo. Han descubierto alguno de sus secretos y seguro que serán buenos amigos.

Nada me ha sorprendido de ellos, porque son magia y en la magia todo es posible. Han sido amables, respetuosos, cariñosos y hemos conectado quedando atrapados: ellos, en el mar azul de los peces de colores, en la hiedra que mira las mariposas posarse en sus hojas y en la mirada del pez azul; yo, en la complacencia de haber hecho algo que tiene el color de los sueños.

He ganado tanto que realmente me siento en deuda con todos, especialmente con los niños. Pocas veces he sido capaz de reflexionar sobre la responsabilidad que supone el poseer algún tipo de don; yo era feliz sabiéndome poseedor de él y lo he llevado con toda serenidad; pero, en esta ocasión, he comprobado que los cuadros son capaces de emocionarlos hasta el punto de romper la barrera de su natural timidez, por lo que se acercan para decirte:

—¡Me encantan tus cuadros! Gracias.

Seguiré trabajando, buceando por los mares azules, para atrapar todos los sueños, para inventar universos de mil colores y, siempre agradecido, intentar ser un poco mejor, saborear la vida y abrir caminos, para vosotros, como antes lo hicieron otros para mí.

Gracias a los niños, a sus maestros que los han acompañado, a mis profesores por sus palabras tan amables, a mis compañeros y, muy especialmente, a José María Crespo, porque es el mago de este cuento.

NOTAS

                                                            1  José María Crespo Galera, profesor del Área de Didáctica de la Expresión Plástica de la Escuela Universitaria de Magisterio Safa de Úbeda. 

2 Profesores de la especialidad de Lengua Extranjera y Primaria, compañeros de clase, Director Gerente y Subdirector Académico de Infantil y Primaria del centro Safa de Úbeda, Director Adjunto de la EUM Safa de Úbeda, Secretaría y todos aquellos que han estado a mi lado. 

3  Psicología de la Educación, Didáctica General, Educación Artística y su Didáctica o Teorías e Instituciones Contemporáneas de la Educación. 

4 Impagables las aportaciones de Soledad de la Blanca de la Paz, profesora de la Escuela Universitaria de Magisterio Safa, Úbeda. 

5 El joven pintor. Úbeda 2009. Del mismo autor de este trabajo y que adjunto. 

6 La muerte del pintor. Huesa 2006. Del mismo autor de este trabajo y que adjunto.

BIBLIOGRAFÍA

GOLEMAN, D., KAUFMAN, P. y RAY, M. (2009) (1.ª ed.): El espíritu creativo. Barcelona, Zeta Bolsillo.

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El joven pintor

Había una vez un niño que se llamaba Miguel, al que le gustaba mucho pintar. Empezó pintando mariposas y pronto sus cuadros se llenaron de peces, flores, castillos y pequeñas casas, como si las hubiera sacado de un cuento.

A veces, se acostaba un poco tarde, porque quería que sus dibujos quedaran terminados. Para él, eso era muy importante.

Su madre estaba muy contenta, porque tenía cuadros de Miguel por toda la casa y ella pensaba que eran muy bonitos.

Una mañana, cuando Miguel se despertó, vio que el cielo estaba gris y que los árboles del jardín se habían quemado. Tampoco había pájaros en los tejados, ni mariposas, ni flores.

¿Sabéis lo que había pasado? Que los hombres no habían cuidado la Naturaleza y esta se había muerto.

Miguel lloraba y lloraba hasta que un hada sintió pena y decidió acercarse a él para consolarlo. El niño le contó que estaba triste, porque la Naturaleza había muerto y ya no podía pintar más árboles y flores.

—No te preocupes —le dijo el hada—. Tú puedes hacer algo importante por la Naturaleza, aunque no va a ser fácil, ya que debes sacar de tus cuadros los peces, las flores, los árboles y ponerlos en los lugares donde estaban.

Miguel aceptó y se sintió muy feliz, porque al devolver todo a su sitio, la Naturaleza estaba tan bonita como siempre. Además, prometió decir a sus amigos que cuidaran de los animales y de los árboles; que usaran la bici y nunca el coche, cuando fueran mayores. Que reciclaran, pues a las raíces de los árboles no les gustan los plásticos; y que no malgastaran el agua; y muchas cosas más.

El hada se fue a su país y confía en que nosotros cuidaremos de la Naturaleza, porque vivimos en ella y queremos que todo siga bien y así estar más contentos y felices rodeados de pájaros, árboles y flores.

Úbeda, 16 de noviembre de 2009.

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La muerte del pintor

Un día de verano, con apenas seis años, Miguel decidió que quería ser pintor. Cogía maderas, telas y pinturas y barcos con paisajes rocosos; flores y animales fueron sus primeros temas. Muy pronto, las noches calurosas de Huesa le llevaron por un camino escarpado, colina arriba, hacia el castillo de todos los sueños. La luna lo iluminaba y las nubes, siempre presentes, anunciaban días de lluvia que los árboles agradecían. Los bosques extendían sus ramas hasta los más remotos confines del alma.

Miguel era feliz y no comprendía, en aquel momento, que en su vida pudiera habitar la tristeza. Desde entonces, cogió sus pinceles, pinturas y telas y trabajó sin descanso. Largas noches de insomnio, buscando el color de las nubes, o buceando en el fondo del mar para traer los azules más intensos. Lápices de colores, acuarelas, óleo, papel, madera y lienzo construyeron castillos en las laderas de grandes montañas, o acariciados por ríos serenos, o en las llanuras de pueblos tranquilos, o cerca del mar donde habitan los peces de colores, o subidos en las alturas donde solo los valientes y los soñadores son capaces de llegar. El verde para los prados, el amarillo para acariciar hasta lo más pequeño, el azul para las nubes y el mar, el rojo para los besos y los tejados que se sonrojan cuando el sol los despierta, el naranja para la luz del atardecer; pero nunca el negro, que trae la noche, la tristeza, el silencio, la ceniza de los árboles muertos a manos del fuego.

Un día, al despertar, el cielo estaba gris y triste porque todos los bosques habían sido quemados, las aguas de los ríos envenenadas, las flores muertas por espadas encendidas; los pájaros yacían, sin vida, en los balcones y aceras; y los niños lloraban por tanta desolación. Miguel frotó sus ojos al creer que todo aquello era una pesadilla, pero era real. La destrucción que los hombres habían buscado llegó de repente y sin llamar a la puerta.

Días y días habitaron las lágrimas en los ojos de Miguel; él, que tanto amaba la Naturaleza y que tantas veces la había pintado, comprendió que ya nada tenía sentido y deseó emprender el viaje de los árboles y las aves. No podía soportar tanta tristeza, tanta soledad y tanta rabia por la estupidez humana; pero las hadas, que durante tanto tiempo habían protegido las cosas más hermosas y sencillas de la Tierra, lo impidieron, suplicándole que no eligiera el camino de la muerte, pues él era la única persona en la Tierra capaz, con ayuda de la magia y de los sueños, de recuperar el principio de la vida y darle con ello una última oportunidad al hombre. Para ello, había que hacer un pequeño sacrificio o quizás no tan pequeño, pues el pintor que habitaba en él debía morir y dedicar el resto de su vida a arrancar de sus cuadros los lugares, árboles, nubes y flores y convencer a las personas de lo delicado de la situación y evitar que los destruyeran una vez más.

Fueron muchos años de esfuerzo y sacrificio; de tristeza, al ver que los lienzos quedaban vacíos; pero a la tristeza le seguía la alegría de los nuevos paisajes, de las nuevas flores y ríos llenos de peces que cubrían espacios devastados.

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El pintor se sintió inmensamente feliz y orgulloso de sí mismo. Pensó que todas las horas, los días, meses y años que había dedicado a pintar a lo largo de su vida tenían ahora el valor incalculable de las cosas que no tienen precio. Todo lo que había dejado en el camino era insignificante, comparado con la oportunidad de ser el elegido para salvar a la Naturaleza. Miguel no dejó de trabajar ni un solo instante hasta el final de sus días; pero algo le entristeció: y fue el no haber pintado más y más para que todo, incluso las cosas que no se pudieron recuperar, hubieran podido estar allí, como si nada hubiera ocurrido.

Espero que la muerte del pintor nos haya servido de algo a todos y que al contemplar sus cuadros, apenas rozados por suaves manchas de color o completamente desnudos, seamos capaces de ver más allá, pues allí habitaron los peces que hoy nadan en los ríos, las flores de los prados y siempre, cerca del cielo, al lado de las nubes, hermosos castillos de torres rojas que presumen de sus estandartes azules, cuando galopan incesantes a lomos del viento. Más abajo su nombre y una fecha. ¡Todo un legado!

¡Hasta la vista!

Huesa, agosto de 2006.

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