teoria del vinculo

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"Me gustaría tener un show en MTV para pasar todo

el día el video de "el número de la bestia" -del

grupo- Iron Maiden, hasta que todos se suiciden”

La Teoría del Apego, inicia en los años cincuenta.

Sus principales exponentes, J. Bolwby y M. Aisworth

plantean que la separación producida entre un

niño pequeño y una figura de apego es de por sí

perturbadora y suministra las condiciones

necesarias para que se experimente con facilidad

un miedo muy intenso. Como resultado, cuando el

niño visualiza ulteriores perspectivas de

separación, surge en él cierto grado de ansiedad.

El estado de seguridad, ansiedad o zozobra de un

niño o un adulto es determinado en gran medida

por la accesibilidad y capacidad de respuesta de

su principal figura de afecto. Cuando Bowlby se

refiere a presencia de la figura de apego quiere

decir no tanto presencia real inmediata sino

accesibilidad inmediata. La figura de apego no

sólo debe estar accesible sino responder de

manera apropiada dando protección y consuelo.

Cuando un individuo confía en contar con la

presencia o apoyo de la figura de apego siempre

que la necesite, será mucho menos propenso a

experimentar miedos intensos o crónicos que otra

persona que no albergue tal grado de confianza.

La confianza se va adquiriendo

gradualmente durante los años de

inmadurez y tiende a subsistir por el

resto de la vida.

Las diversas expectativas referentes a la

accesibilidad y capacidad de respuesta

de la figura de apego forjados por

diferentes individuos durante sus años

inmaduros constituyen un reflejo

relativamente fiel de sus experiencias

reales.

Anna Freud y Burlingham describieron la experiencia de cuidado de niños en una guardería separados de sus madres. observaron que los niños poco tiempo después de estar en las guarderías, desarrollaban un sentimiento intenso de posesión hacia las niñeras y daban señales de inquietud cuando esta no estaba disponible.

Schaffer y Emerson (1964) realizaron en Escocia una serie de observaciones sobre sesenta bebés y sus familias durante los dos primeros años de vida. Este estudio puso de manifiesto que el tipo de vínculo que los niños establecían con sus padres dependía fundamentalmente de la sensibilidad y capacidad de respuesta del adulto con respecto a las necesidades del bebé (Bolwby, 1985).

Apego seguro:

Son capaces de usar a sus cuidadores como una base de seguridad cuando están angustiados. Ellos tienen cuidadores que son sensibles a sus necesidades, por eso, tienen confianza que sus figuras de apego estarán disponibles, que responderán y les ayudarán en la adversidad. En el dominio interpersonal, las personas con apego seguro tienden a ser más cálidas, estables y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser más positivas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo.

Apego evasivo:

Exhiben un aparente desinterés y

desapego a la presencia de sus

cuidadores durante períodos de

angustia. Estos niños tienen poca

confianza en que serán

ayudados, poseen inseguridad hacia los

demás, miedo a la intimidad y prefieren

mantenerse distanciados de los otros.

Apego ansioso-ambivalente:

Responden a la separación con

angustia intensa y mezclan

comportamientos de apego con

expresiones de protesta, enojo y

resistencia. Debido a la inconsistencia

en las habilidades emocionales de sus

cuidadores, estos niños no tienen

expectativas de confianza respecto al

acceso y respuesta de sus cuidadores.

Una de las primeras cuestiones nos lleva al deseo de la pareja por el niño que va a nacer y al contexto en el que ésta vive. Se oye hablar del niño sorpresa, del niño reparador de la pareja en dificultad, de niño presión sobre un cónyuge dispuesto a irse de niño nacido fuera del matrimonio y de todos los que en todas las situaciones diferentes, han sido deseados por sus padres.

Desde la concepción del niño, nacen en el seno mismo del sistema familiar y de la pareja en la cual el niño sobrevive, interacciones; estas influyen como una impronta sobre el niño.

Durante este periodo pre-natal , el feto presenta ya una vida sensorial :

capacidades de audición a partir de los 5 meses ; es así como el niño, desde su nacimiento , es capaz de reconocer la voz de su madre.

capacidades a nivel visual : se sabe que el feto presenta fluctuaciones de su ritmo cardiaco cuando se envían flashes luminosos sobre el vientre de su madre ; esta percepción visual se sitúa también alrededor de los seis meses de vida intra-uterina.

El tacto y la sensibilidad táctil del niño in útero se ponen en evidencia gracias a las técnicas de autonomía , es decir las técnicas de palpación del vientre de la madre ; en el momento de esas caricias, se ve claramente al niño desplazarse para colocar su espalda bajo la mano : se mueve de manera muy característica .

El psiquismo del niño va a construirse a partir de estos elementos de sensorialidad ; sobre estas huellas kinestesicas se funda un primer « yo » corporal, es decir sobre representaciones sensoriales ; no se trata todavía de una memoria, sino mas bien de huellas kinestesicas sensoriales que conducen a un esbozo de representación.

El bebe vive miles de veces un ciclo de vínculo

afectivo normal, cada vez que expresa una

necesidad con sus llantos

(hambre, frío, malestar, ganas de caricias…) y que

su mamá alivie esta necesidad dándole lo que

espera.

El niño desarrolla así una confianza de base en su

mamá, un sentimiento de seguridad que le

permitirá después del primer año, explorar su

entorno.

A partir de las experiencias diarias de cuidados maternos, de exploración, de búsqueda de proximidad o de ausencia de cuidados maternos, el niño se construye un modelo operacional interno de su alrededor, de su madre y de él mismo.

Este modelo es la representación para el niño de lo que son las relaciones sociales en general y de lo que el puede esperar de un lazo afectivo particular, la representación del mundo y de la seguridad o de la inseguridad que el genera.

Idealmente, el niño se construye un modelo flexible que le da seguridad que generaliza a las relaciones que siguen. Un modelo operacional interno eficaz permite al niño joven anticipar diversos fenómenos y le protege de los peligros susceptibles de aparecer en su alrededor de la misma manera que en los ambientes nuevos.

Bowlby plantea que la experiencia de separación real mina la confianza pero no es suficiente para que surja la ansiedad de separación. Para ello es necesario que intervengan otras variables como amenazas de abandono con fines disciplinarios, discusiones de los padres con significado implícito de riesgo de separación, etc. Es muy típico escuchar a muchos padres con la amenaza de: “Si no te portas bien, te llamo al policía para que te lleve”; o “Te dejaremos solo”; o “Papá se marchará”; o “Mamá se enfermará y se morirá”, o amenazas y/o intentos reales de suicidio.

Si un niño muy joven vive el rechazo de parte de su madre, que este rechazo sea real o percibido como tal por el niño, es probable que el se forme un modelo operacional interno de si mismo según el cual el se percibirá como indigno de ser amado o aceptado y un modelo de su madre como incapaz de asegurarle su seguridad fundamental.

Este modelo inicialmente desarrollado en las primeras interacciones madre-hijo evoluciona con su crecimiento y sus nuevas experiencias.

Pero a pesar de estas nuevas experiencias, el modelo relacional de base para el niño ( y para el adulto que será) quedara siempre dependiente del primer modelo de representaciones del mundo y de las relaciones que habrá « integrado ».

Pueden sobrevenir en los niños victimas de una ruptura del lazo entre madre y niño, que tiene su origen en acontecimientos traumáticos ( o vividos como tales) desde la más tierna infancia o en la infancia (antes de la edad de 4-5 años), o en el curso de la vida in útero misma.

Todos los niños que sufren trastornos del vínculo afectivo ponen a prueba, constantemente el amor de sus padres y los lazos que tienen con ellos con un proceso sutil de exigencias, atenciones, manipulaciones, mentiras, hasta tener con ellos comportamientos agresivos y violentos, sobre todo hacia su madre, y a veces también hacia ellos mismos.

El niño las vive como amenazantes.

No tiene contacto visual : lo evita.

Rechaza las personas mas cercanas (padres y sobre todo la madre).

No le gusta que lo cojan, soporta pocas veces los contactos físicos ; el afecto, la intimidad.

No establece ningún contacto ni relación profunda con los padres o los miembros de la familia.

Siempre le falta algo, provoca continuamente el rechazo.

Evita el contacto, no confía en nadie.

Se comporta en casa como si estuviera en « el hotel ».

El niño muestra un rostro al mundo exterior y otro distinto en casa.

Es « genial » para observar, juzgar y manipular a las personas que lo rodean.

Es « el amigo de todo el mundo », pero no alimenta en realidad mas que relaciones superficiales.

Se comporta con disimulo : se adapta en apariencia, pero es muy temeroso frente a lo desconocido.

Tiene siempre necesidad de atraer la atención : esconde su malestar haciéndose notar.

Busca una posición de excepción en los grupos (familia, escuela, grupo social, …) como jefe o como victima.

En el juego:

Puede ser extremadamente independiente y no pedir nada.

Puede querer controlarlo todo y no aceptar las ordenes o sugerencias de los otros jugadores.

Puede ser agresivo con sus juguetes.

El niño no es sensible a los ánimos ; castigos, recompensas y compromisos.

Le falta control de sus impulsos.

Sobrepasa todos los limites.

No tiene sentimiento de culpabilidad, de responsabilidad.

No tiene respeto hacia los otros.

No tiene el sentido del bien y del mal, de ahí las mentiras, los robos, vandalismo , …

Le gusta la violencia, se hiere fácilmente, le atrae el frecuentar delincuentes, las películas violentas, las películas de horror.

Tiene respuestas emocionales inapropiadas (por ejemplo se ríe cuando ve matar a alguien en la TV.

Es cruel con los animales.

Para el niño, todas estas señales son

otras tantas maneras conscientes y

sobre todo inconscientes, voluntarias eh

involuntarias, de dar significado a su

sufrimiento, de mantener a distancia a

los adultos más cercanos porque los

considera peligrosos o amenazantes.

La mayor parte de las veces, el niño es inteligente pero no aparece ni en los resultados escolares ni en los resultados de los tests.

Poco dotado en matemáticas y conceptualiza mal ; tiene dificultades en concebir lo abstracto y tener lógica.

Asimila de manera fragmentaria las materias escolares, de donde una laguna cada vez mas grande a nivel de conocimientos.

Sufre de una falta de concentración y de atención ; no tolera ni mucho ni poco la frustración, ni las situaciones de estrés (ex. : deberes, exámenes) ; no hace planificación, no tiene conciencia del transcurso del tiempo (abstracción).

El autor de estas pautas es el Doc.Bruce D. Perry

de la Child Trauma Academy.

Sé consistente, predecible y repetitivo: Los/as

niños/as maltratados/as, con problemas de

apego, son muy sensibles a los cambios en el

programa, las transiciones, sorpresas, situaciones

sociales caóticas y, en general, a cualquier nueva

situación. Se sentirán abrumados por situaciones

complicadas y especiales, aunque sean

agradables.

Ejemplo:

El comienzo o terminación del año escolar; todos

pueden resultarle desorganizadores. Debido a

esto, cualquier esfuerzo que pueda hacerse para

ser consistente, predecible y repetitivo, será

sumamente importante para que estos niños se

sientan a salvo y seguros.

Enséñales y modélales conductas sociales apropiadas:

Muchos niños/as que han sufrido abuso y

negligencia, simplemente no saben cómo interactuar con

otras personas.

Una de las mejores formas de enseñarles es modelarles con

tu propia conducta y luego relátales lo que estás haciendo y por qué.

Además de modelarles, también puedes enseñarles a jugar

con otros/as niños/as. Sigue un enfoque semejante al de

narrar las jugadas: “Bueno, cuando le quitas eso a otra persona, lo más probable es que se sienta muy molesto, así

que si tú quieres que se diviertan cuando juegues a este

juego …”

Una de las áreas en que estos niños/as

tienen problemas, es en moderar su

contacto físico. No saben cuando

abrazar, cuán cerca pararse, cuándo

mantener o romper el contacto

visual, cuándo es apropiado buscarse la

nariz o llevar a cabo otras actividades

de aseo

Escúchalos y habla con ellos:

Una de las cosas más agradables que podemos hacer es simplemente detenernos, sentarnos, escuchar y jugar con estos/as niños/as.

Cuando te mantienes callado e interactúas con ellos, te darás cuenta que comienzan a mostrarte y a contarte lo que realmente tienen por dentro.

Sin embargo, aunque suene tan sencillo, ésta es una de las cosas más difíciles de hacer para un adulto: detenerse. Dejar de preocuparse del tiempo o la próxima tarea, y realmente relajarse en ese momento con el/la niño/a.

(1) Está bien sentir todos los sentimientos

(tristeza, alegría o rabia… -más emociones para

niños mayores-)

(2) Enseñar a los niños/as formas saludables de

actuar cuando estén tristes, alegres o con rabia.

(3) Comenzar a explorar cómo otras personas

puedan sentirse y la forma en que expresan sus

sentimientos – “¿Cómo tú crees que Ander se

siente cuando lo empujas?”

(4) Cuando percibas que el/la niño/a está

claramente alegre, triste, o que siente

rabia, pregúntale qué está sintiendo. Ayúdales a

ponerle palabras y a etiquetar estos sentimientos.

1. Se ha encontrado que la capacidad predictiva

que las representaciones maternas tienen sobre el

tipo de apego que establecen sus hijos es de

alrededor del 80%.

2. Los niños son capaces de establecer vínculos de

apego con distintas figuras, siempre que éstas se

muestren sensibles y cariñosas. No es de

antemano negativa la existencia de varias figuras

de apego. Facilita elaboración de los celos, el

aprendizaje por imitación y la estimulación

variada. Incluso es una garantía para una mejor

adaptación en caso de una inevitable separación

de los padres en caso de accidente, enfermedad

o muerte (Oliva, s/a).

La importancia de la instrucción en la

tarea de conducir a los niños se

comprende mejor cuando advertimos el

lugar destacado que ocupa en la

Palabra de Dios, y las frecuentes y

detalladas referencias que hacen sobre

el tema los escritos inspirados por el

espíritu de profecíaConducción del Niño, Pág. 9. Elena G. White