teología fundamental - alberto parra

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1 TEXTOS, CONTEXTOS Y PRETEXTOS TEOLOGÍA FUNDAMENTAL ALBERTO PARRA S.J.

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Alberto Parra, S.J

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  • 1

    TEXTOS, CONTEXTOS Y PRETEXTOS

    TEOLOGA FUNDAMENTAL

    ALBERTO PARRA S.J.

  • 2

    Alberto Parra S.J., nacido en Bogot,

    estudi humanidades, pedagoga, filosofa

    y teologa en Bogot y Roma.

    En 1973 se doctor en teologa en Estrasburgo

    bajo la direccin de Charles Wackenheim.

    Es profesor ordinario en la Facultad de Teologa

    de la Pontificia Universidad Javeriana,

    director de la Unidad de Posgrados

    y miembro de la Asociacin Ecumnica

    de Telogos del Tercer Mundo.

    Numerosas publicaciones de libros y artculos.

  • 3

    PRLOGO

    Anteceden a este escrito treinta aos de docencia en los aspectos generales de

    lo que hoy puede entenderse como una teologa fundamental.

    Anteceden tambin tres escritos previos, el uno de 1974 propuesto como una

    Introduccin a la Hermenutica Teolgica; el otro de 1988 bajo el ttulo Dar Razn

    de nuestra Esperanza; y el ltimo de 1997 propuesto como una Teologa

    Fundamental desde Amrica Latina.

    Ninguno de los tres escritos es reproposicin del anterior, sino su desarrollo y

    ampliacin, pero sobre todo, su necesaria puesta al da, en el intento permanente de

    acercar a los fundamentos de la revelacin y de la fe a jvenes generaciones de

    estudiantes de teologa que se desprendan apenas de la apologtica en boga, o que se

    abran a la solicitacin de la liberacin, o que se encaminaban ya por senderos

    inditos de tarda modernidad.

    En efecto, como se deca en el prlogo de 1988, cuando el caminar cristiano

    tuvo que ser declarado a los filsofos de la Idea, del Ser y del Uno y entablar su

    defensa frente a los sofistas e impugnadores, el dar razn de nuestra esperanza se

    llam apologtica.

    Cuando el asunto tuvo que ser la razonabilidad del acto de fe frente a los

    racionalistas e intelectuales de las ideas claras y distintas, el dar razn de nuestra

    esperanza vino a ser un tratado escolstico riguroso sobre la doctrina de la revelacin

    y de la fe.

    Cuando en el mundo del desarrollo hay que rescatar el sentido perdido de la

    revelacin, de la fe y del valor religioso, el dar razn de nuestra esperanza se llama

    teologa fundamental progresista, que abunda en los anaqueles de la produccin

    teolgica europea.

  • 4

    Cuando desde el submundo, desde la carencia extrema, desde la injusticia

    hiriente, desde el avasallamiento cultural, desde la opresin poltica y la explotacin

    econmica nos aclaramos el cmo y el por qu de nuestro caminar liberador a la luz

    de la fe, entonces dar razn de nuestra esperanza se llama teologa fundamental de la

    praxis cristiana de liberacin.

    Hoy, sin renuncias ni vergenzas, percibimos que la teora general que puede

    llamarse teologa fundamental debe indagar por la posibilidad de la revelacin

    creble y de la fe responsable en conexin ntima con la autocomprensin de las

    nuevas generaciones solicitadas por el paso del entender al comprender, de la verdad

    al sentido, de la teorizacin a la experiencia, de la metafsica a la historia y a la tica,

    de los sistemas cerrados a la teora crtica de la sociedad, de las especializaciones

    monolgicas a los consensos comunicativos, del cientismo a la teora general de las

    ciencias en toda su entidad y valor, de las instituciones fras al supremo valor de la

    religin, de la gracia y del amor.

    As, por teologa fundamental queremos entender la teora teolgica que, por

    sus generalidades, atraviesa todos los dems dominios especializados de la teologa,

    pues establece sus bases fundantes y fundamentales con relacin a los textos santos

    de tradicin divino-apostlica que la norman, a los contextos histricos de

    interrogacin del sentido en los que se inscribe, y a los pretextos ticos de liberacin

    humana a los que tiende en el plano inmanente y trascendente.

    De ah el ttulo mismo del escrito Textos, Contextos y Pretextos que

    proponemos ahora como una Teologa Fundamental.

  • 5

    CAPTULO I

    LA TEORA HERMENUTICA

    EN EL CRCULO DE LA COMPRENSIN

    Para su produccin teolgica y pastoral, los terceros

    mundos apropian la circularidad hermenutica, que

    les permita la lectura del texto santo de tradicin,

    desde los contextos histricos de situacin, con el

    pretexto tico de su liberacin en Cristo.

    1. LA HERENCIA GRIEGA

    Superar los objetivismos le permiti a la humanidad remontar la premodernidad y superar los

    subjetivismos le ha posibilitado encaminarse ms all de la primera modernidad. Y en ese empeo de

    correlacionar los opuestos, objeto y sujeto, el viejo tema y problema de la hermenutica ha sido

    herramienta de primera magnitud para el proceso de intepreterse los sujetos existenciales en los

    horizontes de lo dado y recibido. En todos los rdenes del conocimiento metdico y de las disciplinas

    la hermenutica ha devenido indispensable y central, como en el caso particular de los procesos

    teolgicos que se han elaborado en las ltimas dcadas en el mundo de la marginalidad. Eso ha sido y

    ser posible a condicin de distinguir y tambin de superar la vieja hermenutica con relacin a la

    nueva. A ofrecer los contornos ms generales de la antigua y de la nueva hermenutica est consagrado

    este captulo inicial

    El vocablo hermenutica procede del verbo griego que significa interpretar. Y son sus derivados los sustantivos s, el intrprete; , la destreza, el arte o el oficio de interpretar, y los adjetivos s, , lo interpretado. Significados afines o sinnimos de interpretar son afirmar, proclamar, esclarecer, traducir y en todos ellos

    predomina la idea de algo que debe ser entendido, captado, percibido.

    Filolgicamente el trmino hermenutica dice relacin con el personaje mitolgico s heraldo de los dioses para interpretar sus mensajes, propuestos generalmente en jeroglficos y signos

    oscuros. Por eso, en el panten griego se atribuy a Hermes el origen de la lengua y de la escritura por

    ser smbolos que permiten interpretar la interioridad de dioses y de hombres. Desde entonces todo arte

    de captacin, de comprensin, de interpretacin del sentido, fue relacionado con Hermes y conocido

    como hermenutica, siendo significativo que, en el contexto helnico que relatan los Hechos de los

    Apstoles 14,11-13, Pablo como intrprete de la palabra fuera tenido por Hermes.

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    En el terreno filosfico Aristteles nos leg el pequeo opsculo s, Sobre el arte de la interpretacin. La obrita pertenece a la lgica y su finalidad es contribuir al esclarecimiento de los smbolos gramaticales, como nica posibilidad de captar los significados dl discurso en los que

    el hombre se expresa, como afirma el mismo Aristteles: Los sonidos emitidos por la voz son smbolo

    de los estados interiores de nimo, y las palabras escritas son smbolo de las palabras emitidas por la

    voz. Al igual que la escritura no es la misma para todos los hombres, tampoco las palabras habladas

    son las mismas, aunque los estados de nimo puedan ser idnticos, como son idnticos los seres de los

    cuales son smbolo los estados de nimo 1

    Las palabras, la escritura, los estados de nimo son, para el filsofo, smbolos del hombre. Por

    eso se hace indispensable esclarecer, traducir e interpretar los smbolos para percibir la realidad

    expresada. De ah que todo trabajo de captacin sea trabajo de interpretacin, siendo la hermenutica el

    quehacer ms general y sustantivo de la humanidad..

    2. LA ACTIVIDAD HERMENUTICA

    Una accin hermenutica o interpretativa es requerida por todo smbolo verbal o no verbal,

    cuya finalidad primera es suscitar una captacin de significado (Bedeutung, meaning) o de sentido

    (Sinn, sense), convertir algo en percibido y entendido. Interpretar o captar el significado o el sentido de

    estmulos, signos, vocablos, conceptos, eso es entender. Quien no puede interpretar, tampoco puede

    comprender.

    En particular el vocablo y luego el discurso en cuanto tejido sensato de palabras son entidades

    que requieren de la interpretacin para su captacin. Con mayor razn la exige una expresin o texto

    oscuro, difcilmente inteligible. Mientras no se esclarezcan el smbolo, el vocablo, la polabra y el

    discurso no se puede acceder a la realidad por ellos referida..

    La traduccin de vocablos, palabras, frases o textos de un idioma a otro consiste tambin en la

    traslacin del significado y del sentido de un sistema lingstico a otro horizonte de comprensin o

    mundo hermenutico para obtener, en nuevas circunstancias y en nuevos smbolos, una expresin

    anloga del mismo signiificado o sentido idiomtico. De ah que conocer otro idioma es saber

    interpretar nuevos smbolos y saber simbolizarse en ellos. Nuevos smbolos que, en el conocimiento

    profundo de un idioma, no se reducen a los smbolos gramaticales y fonticos, sino que se extienden a

    todos los smbolos antropolgicos y sociales de un pueblo y de una cultura, de la cual el idioma es

    apenas uno de sus smbolos y manifestaciones.

    Ya que ni la palabra ni el idioma constituyen todo el lenguaje de un hombre o de un pueblo, la

    actividad hermenutica se extiende a la interpretacin de toda la simblica plasmada en la cultura y

    entendida como el sistema de representacin de los valores, cosmovisiones, procederes, tradiciones,

    costumbres, mitos y ritos de los pueblos.

    1 Aristteles, s, Paris 1946.

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    En particular, la hermenutica de la obra de arte, sea que se trate de pintura o escultura,

    arquitectura o msica, estructura social o rito religioso, es camino obligado hacia el encuentro con la

    conciencia individual de un hombre y colectiva de un pueblo que, en sus obras, expresa sus gustos e

    inclinaciones, grandezas y fracasos, su lectura de Dios y de la historia, sus superaciones y esclavitudes,

    su progreso social, cientfico y tcnico.

    La interpretacin de obras literarias, testimonios histricos, cdigos legales, y escrituras

    primitivas se emple ya desde la antigedad cuando se trat de dilucidar el significado y sentido que

    los autores o escritores quisieron expresar en los textos.

    Por lo que a la Biblia se refiere, la hermenutica textual le fue aplicada en el mismo Israel. All

    los maestros de la ley fueron escrutadores e intrpretes del sentido de las Escrituras y sobresalientes en

    la exgesis. Y el mismo Seor Jess, con autoridad superior a la de los habituales intrpretes de la ley,

    hizo labor de interpretacin como dador del genuino sentido de los textos de la Escritura Qu faltos

    de comprensin son ustedes y qu lentos para creer todo lo que dijeron los profetas! Luego se puso a

    explicarles () todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de l, comenzando por los libros de Moiss y siguiendo por todos los libros de los profetas (Lc 24, 25-28).

    La tarea apostlica, la propia de la Iglesia primitiva y de las subsiguientes comunidades

    cristianas de todas las pocas ha sido labor de interpretacin de las manifestaciones mltiples del

    Espritu para hacer de ellas un discurso sensato y comprensible a los dems (lCor. 12,10; 14,9). Y por

    lo general, el mismo Espritu, no solo opera la revelacin y la profeca, sino tambin la interpretacin

    de los discursos () (lCor 12,4-11).

    Por lo dems, a partir de Justino y de Ireneo, de Clemente de Alejandra y Orgenes, de

    Atanasio y Efrn, de Juan Crisstomo, Gregorio de Nisa y Cirilo de Alejandra, el cristianismo en

    Oriente se dio a la tarea hermenutica de la exgesis, como lo hicieron en Occidente, Tertuliano,

    Agustn y Jernimo, entre otros.

    Todos ellos fueron a la bsqueda de los significados gramaticales y textuales, a la

    fundamentacin de los varios sentidos en los que un texto puede ser entendido: literal (prout sonat, tal

    como suena), alegrico (prout interpraetatur, tal como se interpreta), espiritual (prout patet solis

    mysticis seu perfectis, segn lo captan slo los msticos y perfectos), plenario (prout anticum impletur

    in novo, segn que el sentido antiguo se cumple en el nuevo).

    Hoy a la Escritura se aplican con rigor los mtodos histrico-crticos, histrico-genticos y

    crtico-textuales para identificar la historia de las tradiciones que concurrieron a la formacin de la

    Escritura, as como la historia de las formas y gneros literarios que la Escritura presenta. La

    hermenutica textual bblica constituye una ciencia amplia y difcil, asistida por un buen nmero de

    ciencias auxiliares, tendientes todas a esclarecer, traducir e interpretar exegticamente el texto escrito

    de la Biblia, en orden a la captacin de su signficado (Bedeutung), y en ltimo trmino de su sentido

    (Sinn).

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    Pero fue a mediados del siglo XX cuando la cuestin hermenutica irrumpi de lleno en el

    asunto teolgico. Para entonces, la hermenutica seal, en las corrientes teolgicas europeas, un

    notable progreso que desbloque todo el cuerpo de la dogmtica eclesial y la sustrajo de las estrechas

    perspectivas histrico-genticas y crtico-textuales. Se trataba de avanzar hacia la recuperacin de

    sentidos existenciales y pastorales que no signficaran entrar a saco en la razn objetiva de los textos

    para imponer en ellos la razn subjetviva de los intrpretes, al estilo del romanticismo alemn En esta

    perspectiva, la hermenutica seal para la teologa un notable progreso.

    Con todo, la primera teologa de los terceros mundos fue renuente y, en buena medida,

    difidente respecto de la hermenutica. Y es porque, en las corrientes divulgativas de la hermenutica

    teolgica, todo el asunto se resolvi en volver a leer textos y tradiciones del pasado para reencontrarles

    actualizacin en el presente. Aggiornamento, puesta al da fue para entonces tarea importante,

    aunque insuficiente. Porque los verdaderos asuntos de la hermenutica no pueden resolverse en sacudir

    el polvo de la historia a textos y documentos y dogmas del pasado y prestarles el servicio de

    remozarlos de alguna manera en nuevos lenguajes o actualizadas traducciones. Decir lo mismo de

    manera nueva, tal parece ser el asunto del progresismo hermenutico en sus formas de divulgacin.

    Como tal se tratara de un remanejo para embellecer o readaptar lo externo de la casa, sin ir a la casa

    misma, a su diseo, a su estructura, a sus fundamentos, a sus nuevas posibilidades en horizontes

    humanos diferentes.

    3. LA ANTIGUA HERMENUTICA: EL HISTORICISMO DOGMATICO

    3.1. CRITICA DE LA RAZON POSITIVISTA

    Las corrientes idealistas y racionalistas de toda poca, pero especialmente del siglo XVIII en las

    que el existir se deduce del pensar, sealaron al concepto, a la idea, al producto de la deduccin

    racional lgica como nica va de acceso del hombre a la realidad del ser y ello con todas las

    sobrecargas de individualismo y de subjetivismo de que han sido justamente reconvenidos esos y todos

    los idealismos. La historia, la sicologa y la sociologa del conocimiento no lograron operar como

    elementos determinantes del acceso del hombre a la realidad y a la construccin del concepto y de la

    idea.

    A su vez, las corrientes histrico-positivistas de toda poca, pero especialmente del siglo XIX,

    quisieron contrarrestar las pretensiones de los racionalismos e idealismos y sealaron una va alterna

    para el encuentro con el ser y con la realidad: la historia de ayer vivida por el hombre de siempre.

    Camino garantizado para el acceso a la verdad no sera lo intelectual y simplemente racional y

    especulativo, sino el anlisis de la historia del pasado que debera servir al hombre como norma del

    presente.

    La historia fue exaltada a lugar de la verdad y del encuentro con la realidad. Analizar los

    procesos histricos, en forma anloga a los anlisis efectuados por las ciencias empricas, equivaldra a

    indagar por el proceso de la verdad y de la realidad. Ms an, nada mostrara ser verdadero hasta tanto

    no fuera experimentado en sus desarrollos histricos, en su gnesis histrica, en sus condicionamientos

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    y leyes histricas. De esta forma se desplazaba lo terico del idealismo hacia lo emprico del

    historicismo. Los anlisis de la historia del pasado seran el inequvoco soporte de las ciencias, no la

    deduccin de principios abstractos.

    Surgi entonces la escuela histrica de derecho, en la que ste tiene su fundamento, no en la

    lgica, sino en la costumbre histrica de individuos o de pueblos: a mayor y ms antigua costumbre

    correspondera un ms fundamentado derecho, as como la continuidad pragmtica en la interpretacin

    y aplicacin de la norma constituira la fuerza de la jurisprudencia, que vino a erigirse casi en primer

    principio de esa mecnica historicista y positivista propia del mundo de los cnones, de los cdigos y

    de los tribunales.

    De modo anlogo apareci tambin la escuela histrica de economa poltica en la Alemania de

    1800, como reaccin contra los tericos de la economa. Para la nueva escuela, la economa y sus leyes

    no se basaran en suposiciones abstractas y en imaginarias hiptesis sobre los previsibles

    comportamientos lgicos de la economa, sino en los datos reales y empricos de lo sucedido, en el

    anlisis experimental de los desarrollos econmicos del pasado. La economa se aprendera leyendo la

    historia, no calculando especulativamente el incierto futuro.

    En teologa los datos histricos del pasado vinieron a ser poco menos que hipostatizaciones de

    la verdad. Los elementos de la tradicin, historicistamente entendida, parecieron excusar de toda

    ulterior reflexin y previsin. Hacer teologa lleg a ser casi sinnimo de conocer los datos histricos

    del pasado: la historia de Israel, la historia del paleocristianismo, la historia de los padres, de los

    concilios y de los dogmas. Se configuraba as un concepto de tradicin entendida como

    comportamiento histrico constante, invariable y fijo, que vino a ser fuente primaria y casi nica de la

    teologa. As se construyeron currculos repetitivos y formales en seminarios y facultades, parapetados

    en los mtodos histricos genticos que, en definitiva, son dogmticos. En el respaldo del pasado

    estara salvaguardada la verdad del presente, as como la historia del pasado sera la razn explicativa

    del hoy cristiano.

    La filosofa tendi a ser sustituida por el anlisis positivista de la historia. Para un filsofo

    como Dilthey (1833-1911) que pag tributo al historicismo antimetafsico, el mtodo de las ciencias no

    podra fundamentarse ni en la metafsica ni en el a priori, como lo hubieran pretendido los idealistas,

    sino en el anlisis y en la descripcin. La manera de hacer ciencia sera describiendo la realidad vivida

    y los hechos histricos en el conjunto de que forman parte. Para este mismo filsofo y las corrientes

    anejas, los modelos sociales, polticos, culturales, econmicos se repiten: todo dejara su huella

    imborrable en la costumbre, en el arte, en los documentos del pasado y all sera donde el hombre

    aferra la realidad y su propia condicin de ser histrico.

    La prctica del sabio vendra a ser, entonces, la repeticin de unos mismos modelos, ya que el

    hombre de hoy es el mismo de siempre. Ms an la historia de hoy sera verdadera en cuanto

    coincidente con la historia de ayer. Al coincidir las dos, la historia de ayer se hara contempornea al

    hombre de hoy. As se entendera que la historia es maestra de la vida. El hombre de hoy debera

    simplemente traducir la historia en conocimiento para saber comportarse como conviene.

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    Por su exaltacin desmedida de la historia del pasado (memoria rerum gestarum, memoria de

    las cosas sucedidas) como norma y dogma del comportamiento general del presente, el historicismo

    apunt hacia un determinismo histrico y un consiguiente fatalismo determinista. Aboc a una

    negacin de la libertad del hombre, que no podra sino aceptar la historia, conocer la historia,

    conformarse con la historia, repetir la historia. Todo lo cual conduce en definitiva a un grave fenmeno

    de despersonalizacin de hombres y de mujeres, incapaces de ser ellos mismos en su originalidad,

    autonoma, singularidad y creatividad, sino repetidores de cuanto otros en el pasado dijeron e hicieron.

    Si se quisieran subrayar los contornos ms sobresalientes del historicismo habra que decir que

    persigui un pretendido objetivismo histrico, contrastante con el subjetivismo racionalista e idealista.

    Su concepcin del tiempo fue ms circular-mtica que lineal-histrica, en cuanto que la historia

    pareciera repetirse delante de un hombre que permanece idntico e inalterado en todas las pocas y

    circunstancias. Por eso, las mitologas del retorno parecen encontrar aqu puesto de honor: nihil sub

    sole novi, nada hay nuevo bajo el sol, sino que gira el eterno carrusel de la historia y vuelven a

    representarse los mismos papeles en el teatro de la vida. La herencia, la tradicin y la costumbre

    vendran a ser dogmas para fundamentar las ciencias de tipo humanstico, as como el anlisis positivo

    sera el fundamento de las ciencias empricas. De ah que la investigacin crtica en el terreno de las

    ciencias humanas hallara su objeto, no en los sistemas de previsin y de anticipo, sino en los sistemas

    de vida del pasado que se constituyen en paradigmas de comportamiento en el presente.

    3.2. CRITICA DE LA RAZON EXEGTICA

    El historicismo dogmtico condujo imperiosamente al dogmatismo textual. Porque al pasado

    histrico se tendra acceso por la interpretacin de los documentos del pasado, de los textos, doctrinas

    y obras que narran las experiencias y los logros del hombre de ayer. De ah que los textos en los que se

    consignaron las experiencias y saberes vendran a constituirse, tambin ellos, en dogmas y paradigmas

    a los que sera preciso atenerse. La historia qued aprisionada por el texto; el texto fue identificado con

    la tradicin; y la tradicin fue convertida en doctrinas normativas antiguas para ser sabidas y aplicadas

    siempre y en toda circunstancia.

    En tales perspectivas, la actividad hermenutica se vio limitada a la labor exegtica o

    interpretacin textual para establecer significados. El texto es exaltado a la categora de primer

    principio, vlido por s, originario de la verdad y del acceso a la realidad. En ciertas esferas, en especial

    religiosas, se cree todava que basta con lanzar textos de autoridad y enseanzas de tradicin sobre las

    preguntas y perplejidades de hombres y de mujeres situados.

    Entonces la razn exegtica vino a ser clave de la inteligibilidad de la historia. Asentado el

    principio historicista de que las experiencias histricas se objetivan en vocablos y en formulaciones, a

    la interpretacin textual se asigna por afanosa finalidad desentraar lo de ayer para revivirlo y

    actualizarlo hoy, y establecer los dogmas histricos que vengan a ser para la conducta humana lo que

    los primeros principios son para las ciencias. Por eso, el fruto de la interpretacin textual sera obtener

    de los textos unos arquetipos de comportamiento (doctrinas), vlidos hoy como ayer, dada la supuesta

    identidad histrica del hombre. Entonces la preocupacin dominante de la racionalidad exegtica es la

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    de desentraar por todo medio posible lo que el autor o autores quisieron expresar, ms con la

    preocupacin de establecer significados dados y concluidos, antes que sentidos abiertos en situaciones

    nuevas.

    4. LA NUEVA HERMENUTICA

    Si el historicismo dogmtico y el dogmatismo textual significaron un anclarse en el pasado, la

    que hoy se denomina nueva hermenutica seala el esfuerzo por rescatar el presente, el aqu, el ahora,

    la esencial dimensin de historicidad del ser situado. Historicidad indica el movimiento humano en la

    historia, o la historia, no en cuanto memoria yerta del pasado, sino en su dinmica y procesualidad de

    siempre. La nueva hermenutca es, por eso, el correlato interpretativo del ser-ah, del ser en devenir,

    del ser siendo, del acontencer del ser.

    Porque es la historicidad del ser en cuanto dinamismo y movimiento la que precisa ser

    interpretada para el encuentro con el ser y con la realidad. Y no ya en el plano de lo contemplativo y

    conceptual idealista; tampoco en el plano de lo imitativo positivista; sino en el plano de una historia

    personal y colectiva, que ofrezca espacio al crecimiento del hombre, a su personalizacin y a su

    liberacin en cuanto posibilidad de ser s mismo autnoma e irrepetiblemente.

    No se oculta que la nueva hermenutica conecta, de alguna forma, con la fenomenologa de

    Husserl y, sobre todo, con la analtica existencial de Heidegger. Con l termin la historia positivista

    del ser, tanto como las metafsicas, y se di paso al ser como acontecimiento, como suceder, como

    dinmica; en cuanto que el ser siendo es probablemente una comprensin mucho ms adecuada que

    las intelecciones petrificadas del ser sido o del ser que es siempre el mismo, inmodificado e

    inmutable.

    En sus estadios anteriores, la hermenutica haba sido circunscrita a la gramtica y despus al

    dogmatismo historico y textual, por lo que la hermenutica fue sinnimo de exgesis de escritos y de

    documentos del pasado histrico. Antes de Schleiermacher la hermenutica no fue zona de los sujetos,

    sino de los objetos y cubri con su espectro el conjunto de disciplinas que servieron a la interpretacin

    de textos y al rescate de siginficados, tanto en filosofa, como en derecho, como en teologa. Fue mrito

    de Schleiermacher situar la comprensin de los textos del pasado en la sensibilidad de los sujetos del

    presente, pero fue mrito de Heidegger haber desbloqueado la comprensin misma de la

    hermenutica en el acto desbloquear la comprensin misma del ser.

    En efecto, con Heidegger la metafsica clasica lleg a su ocaso y las pretensiones de acceso a

    las esencias y a las categoras trascendentales del ser se resquebrajaron, no por su falsedad, cuanto por

    su permanente olvido del ser real, que es el existencial: Ahora bien, en cuanto que la existencia

    determina el ser-ah, la analtica ontolgica de ste ente ha menester siempre de echar una mirada

    previa a la existenciariedad. Mas por sta comprendemos la constitucin del ser del ente que existe. Y

    en la idea de semejante constitucin del ser est ya implicita la idea de ser. Tambin la posibilidad de

  • 12

    una acabada analitica del ser-ah depende, pues, de un desarrollo previo de la pregunta que interroga

    por el sentido del ser en general. 2

    El giro que va desde las seculares elaboraciones metafsicas del ser y de los universales a la

    pregunta por el sentido del ser en mundanidad, historicidad y temporalidad lo advierten tan solo

    aquellos a quienes duele en su carne y en su piel el esquema dualista y gravemente opresor que gener

    la distincin entre ideas subsistentes y sombras de la ceverna; entre deber ser y ser; entre arquetipo

    pensado y realizacin histrica; entre esencia y existencia; entre sustancia y accidentes; entre

    naturaleza y gnero; entre trascendentalidad y categorialidad; entre metarrelato englobante y relatos de

    fragmento. Ah se cultivaron tantas inferioridades, tantas negaciones y tanto extraamiento del ser real,

    que es el existencial.

    Porque el supuesto metafsico es que el ente real y existencial constituye categora inferior a su

    idea subsistente, de donde el existencial resulta en extraamiento de su propia esencia. Que el existente

    no agota el deber ser, sino que es un eterno peregrino, insatisfecho de ser. Que la realizacin histrica

    no agota el arquetipo mental. Que los accidentes estn apenas soportados en la sustancia o entelequia

    previa a toda determinacin de situacin, de color, de sabor, de peso, de medida, de tiempo y de

    epacio. Que los gneros son formas parciales y, entonces, incompletas de una naturaleza compartida y

    repartida. Que la categorialidad de nuestra pequeez y finitud constituye un a ms no poder de la

    trascendentalidad, esa s constitutiva y constituyente. Y que el relato particular y menor es un captulo

    limitado y efmero del gran relato de los universales metafsicos, en los que supuestamante estn

    soportados la ciencia rigurosa, el pensamiento fuerte, la civilizacin occidental y su versin cristiana.

    Fuentes de violentamiento y de asimetra en la gnesis misma del pensar sobre el ser son las

    tesis ilustradas del primado ntico y lgico de la esencia sobre la existencia, de la sustancia sobre el

    accidente, de la naturaleza sobre el gnero, de la especie sobre la ltima diferencia. Fuentes de

    liberacin, en cambio, desde Nietzsche y Heidegger hasta los postmodernos, son el declinar mismo de

    las metafsicas y la proclamacin de que el ser es su existir; que la sustancia es su propia accidentalidad

    mundana, temporal e histrica; que el gnero femenino es la naturaleza humana tota et totaliter; y que

    nuestra especie es, para gozo de todas y de todos, nuestra propia individualidad amada y diferenciada.

    Quizs esa y no otra sea la cabida del desfigurado concepto nietzscheniano del ber Mensh, el

    superhumano.

    Por lo dems, el trazado de la ontologa de la comprensin de los entes existenciarios ni se

    aparta ni abomina del reclamo permanente del entendimiento por la onticidad misma del ser como tal.

    A las cosas mismas es constante preocupacin de la analtica existencial: Cuando hoy se enmplea

    ontologa y ontolgico como frase hecha y nombre de tendencias, se usan estas expresiones en forma muy superficial y con desconocimiento de toda problemtica. Se tiene la errnea opinin de

    que la ontologa como pregunta por el ser del ente significa una posisicn realista (ingenua o

    acrtica) frente a la idealista. La problemtica ontolgica tiene tanpoco que ver con el realismo que, justamente Kant, en y con su planteamiento trascendental, pudo dar el primer paso decisivo desde

    Platn y Aristteles, para una expresa fundamentacin de la ontologa. Por eso, por adherirse a la

    2 Heidegger Martin, El Ser y el Tiempo, Fondo de Cultura Econmica, Mxico 1967, 22-23.

  • 13

    realidad del mundo exterior no se est ya orientado ontolgicamente. Ontolgico" tomado en el sentido filosfico vulgar- mienta pues y en esto se manifiesta la irremediable confusin- aquello que

    ms bien debe llamarse ntico, es decir, una postura que deja ser al ente en s mismo lo que es y como

    es. Pero con ello no se ha planteado, ni mucho menos se ha obtenido el fundamento para la

    posibilidad de una ontologa 3

    Pero a las cosas mismas no se accede sino por su ser en el mundo, por su historicidad y su

    finitud, por su categorialidad existencial: La esencia del ente est en su ser relativamente a; el qu es (essentia) de este ente hasta donde puede hablarse de l, tiene que concebirse partiendo de

    su ser (existentia). El problema ontolgico es justamente el de mostrar que si elegimos el trmino de

    existencia para designar el ser de este ente, ste trmino no tiene ni puede tener la significacin

    ontolgica del trmino tradicional existentia: existentia quiere decir ontologicamente ser ante los

    ojos, una forma de ser que por esencia conviene al ente del carcter del ser-ah. La esencia del

    ser-ah est en su existencia. Los caracteres que pueden ponerse de manifiesto en este ente no son por

    ende peculiaridades o tal cual aspecto, sino modos de ser posibles en cada caso. Todo ser tal de

    ste ente es primariamente ser. De donde el trmino ser ah, con que designamos ste ente, no exprese su qu es, como mesa, casa, rbol, sino el ser.4

    Solo que al ser del ente, a la onticidad mista, no se accede sino atravs de los mismos

    fenmenos revelatorios del ser, que vienen a constiturse en epifana del ser, en mostracin del ser en

    los modos en los que el ser quiere mostrarse y ser percibido: La expresin griega , a la que se remonta el termino fenmeno, se deriva del griego que significa mostrarse. quiere por ende decir: lo que se muestra, lo patente. por su parte es una forma media de poner o sacar a la luz del da o a la luz en general. pertenece a la raz , como s, la luz, es decir, aquello en que algo puede hacerse patente, visible en s mismo. Como significacin de la expresin fenmeno hay que fijar sta: lo que se muestra en s mismo, lo patente.

    Los , los fenmenos son entonces la totalidad de lo que est o puede ponerce a la luz, lo que los griegos identificaron a veces simplemente con (los entes) 5

    De donde resulta que la exgesis del ser no se establece sino por la exgesis del ser-ah. Pero la

    exgesis del ser-ah no acontece sino mediante la fenomenologa histrica del ser-ah. Y la exgesis de

    la fenomenologa histrica exige un mtodo para la comprensin de la existenciariedad del ser; trmino

    que se resuelve en la percepcin de la mundanidad, temporalidad, historicidad, finitud y declinar, que

    son los grandes categoriales que constituyen y definen al ser en el mundo y su fenomenologa

    histrica..

    3 Heidegger Martin, "Ser, Verdad y Fundamento" en Qu es la metafsica?, Ediciones SigloXX,

    Buenos Aires (sin fecha),nota 14, 69-70 4 Ibd, 54.

    5 Ibd, 39.

  • 14

    De ah que la pregunta que interroga por el sentido del ser-ah, es decir por su ser en el mundo,

    no solo despliega una ontologa de la comprensin, sino tambin un mtodo para la comprensin del

    sentido del ser. Y tal mtodo es la hermenutica en el mejor de sus sentidos y finalidades: El s de la fenomenologa del ser-ah tiene el carcter de , mediante el cual, se le dan a conocer a la comprensin del ser inherente del ser-ah, el sentido propio del ser y las estructuras fundamentales

    de su peculiar ser. Fenomenologa del ser-ah en la significacin primitiva de la palabra, es la que

    designa el negocio de la interpretacin. Mas en tanto que con el descubrimiento del sentido del ser y

    de las estructuras fundamentales del ser-ah, queda puesto de manifiesto el horizonte de toda

    investigacin ontolgica, an de los seres que no tienen la forma del ser-ah, resulta sta

    hermneutica, a la par, hermenutica en el sentido de un desarrollo de las condiciones de posibilidad

    de toda investigacin ontolgica. Y en tanto finalmente, que el ser-ah tiene la preminencia ontolgica

    sobre todo ente, cobra la hermenutica, como interpretacin del ser del ser-ah, un tercer sentido

    especifico: el filosoficamente primario, de una analtica de la existenciariedad de la existencia. En

    esta hermenutica, en tanto que desarrolla ontolgicamente la historicidad del ser-ah, como

    condicin ontica de la posibilidad de historiografa, tiene sus races lo que solo derivadamente puede

    llamarse hermenutica: la mtodologa de las ciencias historiograficas del espiritu. 6

    Decidirse, pues, por la hermenutica en su genuino significado actual es decidirse por la

    ontologa de la historicidad del ser en situacin y concrecin. Es decidirse por el anlisis existencial del

    acontecer del ser en sus fenmenos de vida y duracin. Es decidirse por el sentido abierto, antes que

    por la significacin cerrada. Es decidirse, en fin, por un mtodo que, ms que mtodo y antes que

    mtodo, es elemento interno de la ontologa de la comprensin del ser-ah. La decisin hermenutica

    implica decisiones altas y previas de orden ontolgico y epistemolgico. Porque no podramos alardear

    de mentalidad y de prctica hermenutica, sin desbloquear de modo previo nuestras presuposiciones

    metafsicas, nuestros prejuicios esencialistas o historicistas: Una vez liberada de las inhibiciones

    ontolgicas del concepto cientfico de la verdad, la hermenutica puede hacer justicia a la

    historicidad de la comprensin 7

    5. ELEMENTOS DE LA RAZON HERMENUTICA

    En las nuevas racionalidades teolgicas ha sido claro desde dcadas pasadas que La teologa

    latinoamericana nos propone, no tanto un nuevo tema para la reflexin, cuanto una nueva manera de

    hacer teologa.8 Y hoy comprendemos que no se trata tanto de revisar y de ampliar los clsicos

    6 Ibd, 48.

    7 Gadamer, Hans-Georg., Verdad y Mtodo, Fondo de Cultura Econmica, Bogot 1967, 331

    8 Gutirrez, Gustavo, Teologa de la Liberacin. Perspectivas, Editorial San Pablo, Bogot 1972,

    70

  • 15

    lugares teolgicos, sino de cambiar nuestra propia manera de teologizar. Porque el nuevo mtodo

    tiene menos de lugares nuevos que de racionalidades nuevas 9

    Si la fundamentacin de la teologa debe determinarse en su punto de partida por el mtodo es

    porque honramos el axioma probado y comprobado en la larga tradicin aristotlico-tomista scientia

    specificatur a methodo, la ciencia se especifica por su mtodo. Ello equivale a decir que la identidad del mtodo define la identidad misma de nuestra disciplina y que la disciplina metdica determina la

    cualidad misma de la materia que se elabora. La teologa latinoamericana no es tal por su

    determinacin geogrfica y mucho menos por su determinacin temtica. Lo es por su determinacin

    metodolgica y su determinacin metodolgica y epistemolgica es la hermenutica.

    Desde tal racionalidad hermenutica cules son los elementos que intervienen en el juego y

    que se constituyen en elementos internos del mtodo hermenutico, de tanta inspiracin para la

    teologa? cmo interactan recprocamente los elementos que la hermenutica pone en juego?

    5.1. ELEMENTOS DEL JUEGO HERMENUTICO

    El primero y principal de los elementos constitutivos de toda elaboracin teolgica, as como de

    toda praxis y espiritualidad cristianas, es el texto de tradicin. El texto tiene el primado en el catlogo

    de los loci theologi, lugares teolgicos, tanto ahora como en el pasado. Ello a condicin de que el

    texto sea percibido, no como entramado escrito de datos histricos positivistas y de doctrinas

    petrificadas y autoritarias, sino precisamente, como campo hermenutico abierto a la intepretacin del

    sentido que por mediacin del texto elaboran los sujetos en el proceso de comprenderse.

    En efecto, la rplica que levant la Ilustracin, tanto contra el texto de la Sagrada Escritura

    como contra la tradicin, se debi al hecho de que Escritura y tradicin perdieron lo ms importante y

    especifico que debe caracterizarlos y se convirtieron en elementos de pavorosa rigidez dogmtica y

    autoritaria que, por veces, pareci descartar el uso indispensable de la razn y de la libertad. Sobre el

    texto y sobre la tradicin as percibidos, se alz luego la autoridad doctrinal y dogmtica para

    reivindicar la exclusividad en la interpretacin del texto escrito y en la declaracin de sentidos

    cerrados; cuando en verdad Ni la autoridad del magisterio papal ni la apelacin a la tradicin

    pueden hacer superfluo el quehacer hermenutico, cuya tarea es defender el sentido razonable del

    texto contra toda imposicin10

    Por texto debe entenderse el referente del acto revelatorio y locutivo de Dios en el que, por

    medio de la historicidad fenomenolgica del acontecer histrico, el mismo Dios desvela aquello que l

    quiere ser y significar para el proceso humano.

    9 Geffr, Claude, El cristianismo ante el riesgo de la interpretacin, Ediciones Sgueme,

    Salamanca 1987, 37 10

    Gadamer, H.G, Verdad y Mtodo 345.

  • 16

    Texto es referencia a las formas de experimentar y de tematizar el desvelamiento de Dios en un

    segmento de tipo categorial, acontecido en la historia de una nacin que fue Israel y en una biografa de

    hombre que se llam Jess.

    Texto es la referencia al traditum, lo dado; dado primero por la gratuidad del ser que se

    revela; y comunicado por el testimonio de quienes vieron, oyeron, y palparon el acaecer

    fenomenolgico de Dios que se hizo patente en las formas que en quiso ser patente.

    Texto, es adems, el referente fundamental para establecer cmo se desvela Dios siempre que

    se desvela. Es decir, el texto es mostrativo de la dinmica de la revelacin, que no se agota ni en el

    segmento de Israel, ni siquiera en el de Jess, y que no es cdigo ni doctrina de aislado y monogrfico

    suceder de Dios en segmentos privilegiados, exclusivos y excluyentes.

    Por fin, texto es referente formal de la disciplina teolgica, que se caracteriza por la captacin

    de la vida y de la historia sub ratione Dei et salutis, bajo la ptica de Dios y de la salvacin.

    Todo esto indica que por texto hemos de entender, no tanto la materialidad de un escrito, sino

    un campo hermenutico determinado y objetivo, al cual un interprete situado se abre para percibir tanto

    los horizontes dados, como sus propios horizontes situados y existenciales: La tarea hermenutica se

    convierte por s misma en un planteamiento objetivo y est siempre determinada en parte por ste.

    Con ello la empresa hermenutica gana un suelo firme bajo sus pies. El que quiere comprender no

    puede entregarse desde el principio al azar de sus propias opiniones previas e ignorar obstinada y

    consecuentemente la opinin del texto, hasta que ste finalmente ya no pueda ser ignorado y d al

    traste con la supuesta comprensin. El que quiere comprender un texto tiene que estar en principio

    dispuesto a dejarse decir algo por l. Una conciencia formada hermenuticamente tiene que mostrarse

    receptiva desde el principio para la alteridad del texto 11

    Solo que el trabajo hermenutico sobre el texto no puede abordarse al margen o con

    independencia de su interprete, pues en principio puede decirse que el ncleo fundamental de la

    hermenutica es acercar la distancia que va entre el texto y su interprete, si se puediera decir, entre el

    objeto y el sujeto. La alteridad del texto y su objetividad deben ser siempre salvaguardadas; pero el

    horizonte del texto de tradicin y el horizonte del contexto de situacin del interprete podrn ser

    distinguidos, pero nunca separados: Un pensamiento verdaderamente histrico tiene que ser capaz,

    de pensar, al mismo tiempo, su propia historicidad. Solo entonces dejar de perseguir el fantasma de

    un objeto histrico que lo sea de una investigacin progresiva, aprender a conocer en el objeto lo

    diferente de lo propio, y conocer tanto lo uno como lo otro. El verdadero objeto histrico no es un

    objeto, sino que es la unidad de lo uno y de lo otro, una relacin en la que la realidad de la historia

    persiste igual que la realidad del comprender histrico. Una hermenutica adecuada debe mostrar en

    la comprensin misma la realidad de la historia. Al contenido de este requisito yo lo llamara

    historia efectual. Entender es, esencialmente, un proceso de historia efectual 12

    11

    Gadamer, H.G., Verdad y Mtodo 335 12

    Ibd,

  • 17

    En efecto quien se abre a un campo textual o mundo hermenutico no lo hace para entender

    (erklren) de modo objetivo y distante la alteridad absoluta del texto, sino para interrogarlo por el

    sentido acuciante del suceder histrico, dramtico las ms de las veces, del interprete existencial: La

    productividad hermenutica de la distancia en el tiempo solo puede ser pensada desde el giro

    ontolgico que dio Heidegger a la comprensin como factum existencial y desde la interpretacin temporal que ofreci para el modo de ser del ser-ah. El tiempo ya no es primariamente un abismo que

    hubiera de ser salvado porque por s mismo sera causa de divisin y lejana, sino que es en realidad

    el fundamento que sustenta el acontecer en el que tiene sus races el presente. La distancia en el

    tiempo no es en consecuencia algo que tenga que ser superado. Ese era el presupuesto ingenuo del

    historicismo: que haba que desplazarse al espritu de la poca, pensar con sus conceptos y

    representaciones y no con las propias, y que solo as podra avanzar en el sentido de una objetividad

    histrica. Por el contrario de lo que se trata es de reconocer la distancia en el tiempo como una

    posibilidad positiva y productiva del comprender. No es un abismo devorador, sino que est cubierto

    por la continuidad de la procedencia y de la tradicin, a cuya luz se nos muestra todo lo

    transmitido13

    Con el respeto que merece la alteridad y la objetividad del texto, el negocio de la

    interpretacin, como designa Heidegger la hermenutica, no persigue un objetivismo ni un

    historicismo ni un sentido en s, que pueda ser contradistinto a la pregunta del interprete que interroga

    por el sentido. El acto de la comprensin del texto es acto de fusin de los horizontes propios del texto

    con los horizontes propios del interprete del texto. Por lo cual, como afirma Gadamer, el ejercicio

    hermenutico no es simple reproduccin de los horizontes del texto, sino que es tambin produccin de

    los horizontes existenciales de quien interroga. Comprender no es reproducir, sino tambin elaborar:

    En la comprensin habr siempre algo ms que la reconstruccin histrica del mundo pasado al

    que perteneci la obra; nuestra comprensin contendr siempre, al mismo tiempo, la conciencia de la

    propia pertenencia a ese mundo. Y con esto se corresponde tambin la pertenencia de la obra a

    nuestro propio mundo 14

    Es que, en efecto, un conocido tradicionalismo reduce el texto a contexto del pasado y todo su

    afn es el de reconstruir la historia contextual del texto o desentraar por todos los medios posibles

    aquello que el autor o autores quisieron decir. Florecen ah las pretensiones historicistas y positivistas,

    porque en verdad El sentido de un texto supera a su autor, no ocasionalmente sino siempre. Por eso

    la comprensin no es nunca un comportamiento solo reproductivo, sino que es a su vez siempre

    productivo 15

    Por lo dems, un interprete puede abordar el texto de tradicin desde inevitables

    precomprensiones y aun prejuicios. Ello no es malo; es simplemente humano. Aquello que importa es

    13

    Ibd, 367 14

    Gadamer, H.G, Verdad y Mtodo, 359 15

    Ibd, 366

  • 18

    permanecer consciente de las precomprensiones y prejuicios propios de la subjetividad y discernir las

    justas preguntas que pueden lanzarse al campo hermenutico de la tradicin, que en nuestro caso

    teolgico es el texto de la positividad cristiana y, en particular, la Santa Escritura. El texto de tradicin

    bblico-cristiana no admite preguntas por fuera del propsito revelatorio de Dios, que es siempre la

    manifestacin de lo que l quiere ser para nosotros. Nadie interrogar con validez al texto santo por

    fuera de aquello que hay que precomprender como propsito mismo del acto de revelacin de Dios,

    pues el propsito del texto lo es de la salvacin, de la redencin y de la liberacin y esa es su ptica

    fundante y fundamental. El proceso hermenutico que interroga por el sentido desata y pone en

    movimiento el propsito mismo de la revelacin testificada por el texto: El texto de un mensaje

    religioso no desea ser comprendido como un mero documento histrico, sino de manera que pueda

    ejercer su efecto redentor. Esto implica que si el texto, ley o mensaje de salvacin, ha de ser entendido

    adecuadamente, esto es, de acuerdo con las pretensiones que l mismo mantiene, debe ser

    comprendido en cada momento y en cada situacin concreta de una manera nueva y distinta.

    Comprender es siempre tambin aplicar.16

    Los aportes de la teora hermenutica indican, pues, que el texto de tradicin, el contexto de

    situacin y el propsito redentor y liberador son los elementos en juego en el negocio de la

    interpretacin. Y con esos tres elementos en juego es como procede ontolgica, epistemolgica y

    metodolgicamente una teologa alterna de la usual.

    En primer lugar, el viejo y agotado mtodo de la exgesis positivista de los textos de la

    Escritura y de los dogmas es el que ha sido sustituido por el mtodo de la interpretacin del sentido

    situado y situacional de los textos, en correlacin cierta con el intrprete histrico que no registra

    verdades neutras que le sean ajenas, sino fusin de sus propios horizontes con los horizontes del texto

    de tradicin interpretado.

    En segundo lugar, la vieja mediacin de la abstraccin metafsica de la realidad histrica se

    ha visto urgida de sustitucin por la as llamada mediacin social analtica, que corresponde con el

    momento sustantivo de anlisis e interpretacin de los contextos de situacin que forman parte del

    sujeto ah, en condiciones ah, en temporalidad del estar ah, en limitaciones de aherrojamiento ah. Y

    aunque no se oculta que la mediacin social analtica ha ido por cuenta de las ciencias de lo social, de

    lo poltico y de lo econmico, extraadas antes por completo en el juego de la racionalidad teolgica,

    sin embargo el mismo proceso metodolgico de la hermenutica es el que urge a comprender la

    historicidad situada del intrprete en el acto mismo de interrogarse por el sentido de s con relacin al

    sentido del texto interpretado. La historicidad de la comprensin como principio hermenutico es

    elemento de primer alcance entre los fundamentos para una teora de la experiencia hermenutica

    segn Gadamer.

    Y para l mismo, para quien la hermenutica no es acto repetitivo de los horizontes del texto,

    sino por sobre todo acto productivo en el horizonte del intrprete, la comprensin como factum

    existencial propuesta por Heidegger y la interpretacin temporal que ofreci para el modo de ser del

    estar ah arroja por necesidad la inclusin del contexto de situacin del intrprete en el acto mismo de

    16

    Ibd, 380

  • 19

    interpretar, as como la dilucidacin de los interrogantes polticos o sociales o econmicos de situacin

    que el intrprete proponga como pregunta por el sentido de su propio existir.

    En tercer lugar, el oscurecimiento secular del primado de la prctica o, demasiadas veces, la

    ausencia total de prctica en el proceso teolgico, es lo que ha necesitado ser llenado con urgencia en la

    nueva manera de hacer teologa. La mediacin prctica o prxica ha reconquistado su primado y ha

    devenido en elemento primario y fundamental, fuente de donde la teologa extrae su vigor, com-prueba

    su verdad y veri-fica su eficacia al servicio de la salvacin y liberacin de los hermanos: En la vieja

    tradicin de la hermenutica, que se perdi completamente en la autoconciencia histrica de la teora

    postromntica de la ciencia, este problema no haba tenido un desarrollo sistemtico. El problema

    hermenutico se divida como sigue: se distingua una subtilitas intelligendi, la comprensin, de una

    subtilitas explicandi, la interpretacin, y durante el pietismo se aadi como tercer componente la

    subtilitas applicandi, la aplicacin. La fusin interna de comprensin e interpretacin trajo como

    consecuencia la completa desconexin del tercer momento de la problemtica hermenutica, el de la

    aplicacin, respecto al contexto de la hermenutica" 17

    De ah que con verdadera uncin cristiana y teolgica aada Gadamer: La aplicacin

    edificante que permite, por ejemplo, la sagrada Escritura en el apostolado y predicacin cristiana

    pareca algo completamente distinto de su comprensin histrica y teolgica. Sin embargo, nuestras

    consideraciones nos fuerzan a admitir que en la comprensin siempre tiene lugar algo as como una

    aplicacin del texto que se quiere comprender a la situacin actual del intrprete. En este sentido nos

    vemos obligados a dar un paso ms all de la hermenutica romntica, considerando como un

    proceso unitario no slo el de la comprensin e interpretacin, sino tambin el de la aplicacin. No es

    que con esto volvamos a la distincin tradicional de las tres habilidades de las que hablaba el

    pietismo, sino que pensamos por el contrario que la aplicacin es un momento del proceso

    hermenutico tan esencial e integral como la comprensin e interpretacin 18

    5.2. EL CIRCULO HERMENUTICO

    Para su produccin teolgica y pastoral, los terceros mundos apropian la circularidad

    hermenutica que les permita la lectura del texto de tradicin, desde los contextos histricos de

    situacin, con el pretexto tico de nuestra liberacin en Cristo. Es porque el plano lineal de los

    elementos metodolgicos de texto, contexto y pretexto; o de comprensin, interpretacin y aplicacin

    resultan en puro paralelismo o tangencialidad ocasional, si opera una verdadera circularidad entre los

    elementos dichos, de modo que el pretexto de liberacin modifique el anlisis de situacin y la

    comprensin de la tradicin; que el texto santo de tradicin divino-apostlica modifique el contexto y

    el pretexto; y que textos, contextos y pretextos jueguen la comprensin del sentido operativo y

    transformador de la existencia y del entorno: Merced a la idea de que al comprender los contenidos

    17

    Gadamer, Verdad y Mtodo 378-379. 18

    Ibd 379.

  • 20

    histricos se modifica el horizonte mismo de la inteleccin y se advierte con claridad que esta

    modificacin es parte constitutiva necesaria del objeto, se ha alcanzado un nivel de reflexin del que

    la conciencia teolgica hermenutica no puede descender. Para la teologa la tarea consiste en

    esclarecer, es ente nivel de los problemas, el proceso de la experiencia histrica. El horizonte

    histrico propio debe ser introducido como preconocimiento del objeto, primero a travs del anlisis

    de la propia situacin, previamente dada, y luego poniendo de relieve la diferencia entre esta

    situacin y el acontecimiento histrico. En el crculo hermenutico no es posible saltar por encima de

    la diferencia histrica, dado que es esta diferencia la que constituye el crculo precisamente como

    diferencia entre el preconocimiento y el objeto a conocer 19

    Para salvaguardar la diferencia de los elementos del juego hermenutico y asegurarse de su

    dialctica reciprocidad hay que acompaar a Gadamer en su toma de distancia tanto del crculo

    hermenutico que postul Schleiermacher en el cual el intrprete entra de lleno en el autor y resuelve

    desde all todo lo extrao y extraante del texto 20 y de Heidegger que describe este crculo en

    forma tal que la comprensin del texto se encuentre determinada continuamente por el movimiento

    anticipatario de la precomprensin" 21

    El mrito de Gadamer estriba en mostrar que el texto no es materia disponible a voluntad de su

    intrprete, ni que pueda ser reformado desde los necesarios prejuicios o precomprensiones que

    pudieran jugar como determinantes inhibitorios del sentido total: El crculo del todo y las partes no se

    anula en la comprensin total, sino que alcanza en ella su realizacin ms autntica. El crculo no es,

    pues, de naturaleza formal; no es subjetivo ni objetivo, sino que describe la comprensin como la

    interpretacin del movimiento de la tradicin y del movimiento del intrprete. El crculo de la

    comprensin no es en este sentido un crculo metodolgico sino que describe un momento estructural ontolgico de la comprensin"

    22

    Nos situamos, pues, en el crculo de la comprensin; no en una geometra tangencial ni

    tampoco de planos paralelos. Porque en la vieja elaboracin teolgica, el texto, el contexto y el

    pretexto, si acaso se encontraron, fue en una tangencialidad por la que el exto de tradicin apenas si

    toc la existencia real; el contexto de situacin apenas signific algo para la interpretacin del texto; en

    tanto que el pretexto de redencin y de liberacin apenas determin algo en la apropiacin del texto y

    en la actuacin liberadora del contexto. Se trat siempre de planos tangenciales y, peor, de planos

    paralelos o acaso yuxtapuestos..

    Crculo significa, no la confusin de las objetividades propias de los tres elementos en juego,

    como si se quisiera hacer del texto contexto y de los anteriores puro pretexto de liberacin politica o

    social. Crculo o, mejor, circularidad significa el movimiento de interaccin de los elementos en juego,

    19

    Peukert Helmut, Teora de la ciencia y teologa fundamental, Editorial Herder, Barcelona 2000, 50-51 20

    Gadamer, Verdad y Mtodo 363. 21

    Ibd 380. 22

    Ibd 363.

  • 21

    es decir la interaccin del movimiento de la tradiccin y del movimiento del interprete. All quedan vencidas las distancias, las tangencialidades y los planos paralelos.

    En fin, el crculo no es solo un elemento metodolgico al servicio funcional de un solo campo

    cientfico que seran las ciencias del espritu. No porque la hermenutica no sea el mtodo propio de

    las ciencias del espritu, sino porque, ms que mtodo y antes que mtodo, la crcularidad

    hermenutica describe la estructura ontolgica de la comprensin misma. Tan hermenutica e

    interpretativa es la captacin del texto santo de tradicin divino-apostolica, como hermenutica e

    interpretativa es la captacin del contexto historico de nuestra dramtica situacin, como

    hermenuticos son los propositos planificados en nuestro pretexto tico de liberacin. La hermenutica

    sirve a cada uno y a todos los elementos en juego en el asunto plenario de la comprensin.

    Quin sabe si quienes reaccionaron con tanta clera a la propuesta metodolgica

    latinoamericana entendieron las razones que subyacen a la comprensin de nuestro sentido total. Y

    quin sabe si todos los que se reclaman a una teologa liberadora son conscientes de que lo que

    caracteriza a esa teologa, no son nuevos temas para la reflexin, sino una nueva racionalidad histrica

    en la comprensin del sentido vertiginoso del acontecer del ser!

    La nueva hermenutica no persigue un imposible objetivismo histrico de tipo positivista ni de

    tipo metafsico que permita prescindir del sujeto histrico que realiza su historicidad propia hoy, aqu y

    ahora y que debe actuar su propio ser en la propia historia de su devenir. Es que el encuentro con el ser

    real y con la realidad real no acaece por la acomodacin simple y llana a la historia del pasado, ni por

    la embelesada contemplacin de !a misma, tampoco por el gran relato metafsico de la historia del ser

    universal, sino por la realizacin histrica del ser que acontece y del sentido vertiginoso del ser. De ah

    que la historia no se repita como en las mitologas del retorno y en las concepciones circulares del

    tiempo para las cuales pareciera que ya todo est dicho, todo pensado, todo resuelto.

    Por el contrario: la historia se individualiza y se particulariza por el hombre concreto que la

    realiza y que la vive. Es decir, que el hombre se comprende a si mismo, no simplemente

    comprendiendo la historia del pasado, sino al vivir su propia historia en una radical experiencia de s

    mismo, de su mundo, de sus situaciones, circunstancias, cautividades y empeos por su liberacin. Y

    no se trata de que el hombre y las comunidades primero interpreten y despus acten, sino de que se

    autointerpreten como gestores y realizadores de su propia historia e historicidad en la accin

    transformadora, original e indita de sus propios compromisos y responsabilidades.

    De ah que nuestro quehacer no sea el interpretar la historia pasada para ser nosotros mismos,

    sino el ser nosotros mismos ayudados posiblemente por la historia del pasado.

    Por eso los dogmas histricos fijos e invariables del pasado no pueden pretender fundar por s

    solos el ser, la conciencia y la accin, como tampoco fundar de una vez para siempre la politica, la

    economa, el derecho o la religin.

    En particular, la nueva hermenutica pone en guardia contra la absolutizacin de datos y de

    dogmas no relativos a las circunstancias histricas que los originaron y que los explican, y por ello

  • 22

    valora todo dato dentro de su correspondiente marco histrico sin pretensiones de experiencias o de

    expresiones totalizadoras que pudieran ser negantes o paralizantes de otras posibles experiencias y

    expresiones histricas.

    Por lo que hace al cristianismo, las venerables tradiciones de su historia pasada y la

    respetabilidad de su dogmtica habrn de valorarse sin prescindencia de sus correspondientes

    coordenadas de tiempo y espacio y sin pretensiones de recoger y de expresar de una vez por todas y

    para siempre todas las experiencias histricas posibles del decurso de la historia.

    Eso sin decir que el cristianismo no puede ser entendido en forma positivista como transmisin

    de dogmas y de doctrinas para que se repitan, sino como impulsor de una experiencia fundante de fe

    que no le ahorra a nadie la aventura por su propia experiencia y por su propia interpretacin actuante

    de la historia, del mundo, de la salvacin. En ese fondo puede situarse la intuicin bultmanniana de no

    ser primaria y ms importante la Textexegese, exgesis del texto, sino la Lebensaktexegese, exgesis

    del acto de vida, en relacin con posibles textos, doctrinas y dogmas del pasado.

    La conjuncin del texto con la situacin histrica real de contexto, desde los pretextos ticos

    que impone la existencia de individuos y de pueblos, se hace sobre principios, tales como estos:

    El yo que interpreta no es un ser abstracto, asptico, que pueda prescindir de s mismo al

    momento de interpretar para buscar con simleza el significado textual en s. El yo que interpreta

    interroga a los textos desde su mismidad, es decir, desde su situacin y su historicidad.

    El yo que interpreta es parte constitutiva de la interpretacin misma. El intrprete es elemento

    interno de la interpretacin. De ah que cada intrprete deja la impronta de s mismo en cada una de

    las interpretaciones que hace. Y es porque interpretar es percibirse y autocomprenderse con relacin al

    momento histrico, por una parte; y al texto interpretado, por otra. La recta hermenutica trata de

    referir un texto al contexto actual de vida y de iluminar dinmicamente el texto con el contexto y el

    contexto con el texto.

    Los textos del pasado no pudieron ciertamente prever las circunstancias histricas y las

    situaciones particulares de los intrpretes en el decurso de la historia subsiguiente. Pero si el texto no

    es apto para establecer la analoga de proporcionalidad o la correlacin cierta con las circunstancias

    particulares del intrprete situado, ello significara que el texto no es hermenuticamente renovable ni

    apto para transmitir mensaje alguno a la realidad actual, sino tan slo datos del pasado remoto con el

    nico inters de saber cmo fueron las cosas in illo tempore.

    Los textos del pasado, especialmente de la Escritura, adquieren sentido operativo cuando

    ayudan a percibir el presente de nuestra salvacin y en cuanto ofrecen un puente de correlacin con la

    historia de salvacin que acontece hoy, aqu, ahora. Si el evangelio de Marcos o los textos de Pablo no

    pueden ser hermenuticamente correlacionados con la problemtica conflictual de los terceros mundos,

    con sus ansias, esperanzas, logros y fracasos, significara que la Escritura ha llegado a ser un artefacto

    de museo y pieza de archivo.

  • 23

    Nadie pone en duda que la interpretacin para una comprensin con sentido operativo acaece

    en el punto de convergencia entre situacin histrica del intrprete y texto interpretado.

    6. LA VERDAD Y EL SENTIDO

    La carencia de sentido de las frmulas tradicionales no prejuzga de la verdad de las mismas.

    Algo puede ser verdadero y, sin embargo, carecer de sentido, no ser comprensible, no caer en el mbito

    de la experiencia personal o grupal, no entrar en el propio horizonte de comprensin, no ofrecer

    relacin con la problemtica y la situacin real de las personas, no saberse para qu sirve, qu dice a la

    situacin, qu aporta a existencias concretas especialmente a aquellas en lucha por su subsistencia, su

    dignidad, su liberacin.

    Son verdaderos los postulados de una geometra unidimensional, pero son obsoletos porque el

    hombre pertenece a otras dimensiones y planos; la geometra de Euclides hace parte de un mundo

    hermenutico ya superado por los volmenes modernos y por el ciberespacio postmoderno y la

    realidad virtual.

    El drama de la verdad-en-s de las frmulas tradicionales es que no afectan al hombre ni a la

    mujer de nuestro medio. Las formulaciones tradicionales y su contenido pueden no ser ni verdaderas ni

    falsas, puesto que toda verdad o falsedad es discernible sobre el presupuesto de su captacin, de la

    experiencia personal acerca de su valor, de su sentido operativo, de su utilidad terico-prctica, a partir

    de lo cual el hombre asiente o niega.

    Cautela y buen uso de la razn es lo menos que puede pedirse a quienes involucionan hacia la

    verdad-en-s objetiva y premoderna. Porque el asunto de la verdad-en-s y de la confesin ortodoxa de

    la fe hace tiempos que se desplaz hacia el problema del sentido existencial en las teologas

    progresistas y del sentido operativo y transformador en las teologas liberadoras.

    El creciente comportamiento "ateo" de las personas tiene su raz profunda, no en la negacin de

    la verdad-en-s de las formulaciones teolgicas o dogmticas o kerigmticas, sino en la no percepcin

    de fuerza liberadora, en su extraamiento de la praxis transformadora, en ser lastre y jeroglfico antes

    que dinamismo impulsor de metas mejores. Por eso muchas preocupaciones por la no creencia haran

    mejor papel si revisaran las causas reales de increencia en el mundo universitario, obrero o campesino,

    sectores en que las formulaciones verdaderas de la fe resultan poco menos que galimatas y

    jeroglficos.

    Y es que por lo general la teologa cristiana y la predicacin eclesial apuntaron ms al problema

    de la verdad antes que al sentido. Por ello es quizs importante pero insuficiente la vuelta al catecismo

    o resumen de las verdades cristianas de la fe. En un muro blanco una mano ortodoxa escribi: "Cristo

    es la respuesta!". Debajo, la mano de un hombre cualquiera aadi: "Y cul es la pregunta?". Para el

    ortodoxo el asunto era de proclamacin de la verdad; para el hombre cualquiera el asunto era de

    percepcin del sentido.

  • 24

    7. FORMAR LA CONCIENCIA HERMENUTICA

    Los planos paralelos o apenas tangenciales propios de las racionalidades especilizadas en cada

    uno de los elementos del juego hermenutico di por resultado la distincin divisioria que seala

    Gadamer entre subtilitas inteligendi, subtilitas interpraetandi y subtilitas applicandi. As se

    configur una teologa biblica propia de exegetas, de semnticos y de gramticos; una teologa de la

    historia que, desde los contextos, atendi al paso de Dios por los procesos civilizatorios y culturales

    de la humanidad desde las cavernas hasta la cibernetica; y una teologa de lo poltico que fue sensible

    a la presencia martirial de Dios en el martirio de los empobrecidos de la tierra. A esas racionalidades

    especializadas y funcionales hay que referirse despus.

    Solo que antes de cerrar este captulo, hay que advertir que la teologa acadmica de alta

    investigacin y anlisis, la teologa de laboratorio y de profesionales parece seguir utilizando todo su

    boato cientfico y su intrincada terminologa incomprensible para el no iniciado; y que parece

    permanecer al margen de la vida real. En cambio, la teologa pastoral trata de hacer bajar de su

    encumbrada altura a la teologa acadmica para acomodarla a la capacidad del hombre ordinario o para

    compaginarla o aplicarla de alguna manera a su gran problemtica. Sigue deslinddose as un estrato

    de la teologa que puede ser verdadera aunque carente de sentido, y otro estrato de la misma

    supuestamente plena de sentido pero sin las complicaciones de la verdad..

    A esas funciones cientficas y pastorales de la teologa se hizo seguir en ms de una nacin la

    real y la efectiva separacin de un doble servicio eclesial: el de los telogos de profesin y el de los

    pastoralistas directamente vinculados a las comunidades cristianas. Para unos y otros se concibieron

    planes de formacin diferenciada: intensa, exigente, fundamentada, complicada y abstracta para los

    telogos de profesin; rpida, fcil, practicista, poco elaborada, repetitiva y acrtica para los

    pastoralistas de oficio.

    Tal situacin favorece la aparicin de un clero alto y de uno bajo, en medio de una comunidad

    laical enteramente desprovista. Reedicin tarda del clacismo curial de la edad media, que distingui

    entre prncipes ilustrados y curas de misa y olla. Entonces el divorcio creciente entre la reflexin

    ajustada con seriedad a los mtodos cientficos y una labor pastoral de catequesis y de ordinaria

    predicacin desgarbada y descuidada.

    Entonces se extende carta de ciudadana a la existencia de telogos de profesin, ufanos en su

    ciencia e hinchados de su verdad-en-s, ininteligibles y abstractos, separados mental y existencialmente

    del mundo de lo real, sin inters posible para nadie. En tanto que las comunidades cristianas, la palabra

    viva, la tradicin activa de la fe, parecen confiados a personas facilitonas y cortas en su saber y

    entender.

    No hay para qu esconder el corto circuito que se opera, y que cada vez tiende a agudizarse

    ms, entre una teologa cientfica y crtica y unas curias desprovistas desde donde, paradjicamente, se

    manejan los controles y las instancias de la ortodoxia y recta doctrina.

  • 25

    Es necesario avanzar hacia la superacin de los dualismos, tangencialidades, planos paralelos y

    separaciones entre la verdad y el sentido, entre la teologa y la pastoral, entre el clero sabio y el pueblo

    ignaro, entre los clrigos ilustrados y los laicos desprovistos.

    Que toda genuina teologa es pastoral y que toda autntica pastoral es hondamente teolgica es

    consecuencia obvia de la teora hermenutica Que el texto de tradicin no es recuperable en su verdad

    y en su sentido sino desde el contexto de situacin y con el pretexto de liberacin es una experiencia

    comn en las prcticas teolgicas y pastorales propias de nuestro medio.

  • 26

    CAPITULO II

    RACIONALIDADES TEOLGICAS ESPECIALIZADAS

    Y TEORA COMUNICATIVA

    En los terceros mundos, por obvias razones, se

    privilegia la funcin liberadora de la teologa, sin

    que puedan excluirse la funcin kerigmtica ni la

    teologa de la historia.

    1. LA RAZN ESPECIALIZADA

    Con las aportes de la Analtica Existencial de Heidegger y de los Fundamentos para una Teora

    de la Experiencia Hermenutica de Gadamer distinguimos y unimos en el captulo anterior, tanto los

    elementos propios para una ontologa de la comprensin, como los elementos en juego en la

    circularidad hermenutica.

    Distinguir no debiera significar confundir, como tampoco tampoco separar, sino mantener en

    dialctica reciprocidad. Sin confusin, sin mezcla, sin separacin, fue frmula feliz con que el

    Concilio de Calcedonia fundament la diferenciacin distinta de naturalezas en Cristo, en la unidad de

    una sola persona. Se trataba de unir sin mezclar ni confundir los elementos en juego; y sin que la

    unidad misma hiciera desaparecer la identidad diferencial de los elementos integrados por la unidad.

    Ese ha sido conocido hasta hoy como mtodo calcednico y a su luz quisiramos referir en este

    captulo la distincin de los planos teolgicos y la reciprocidad indispensable de los mismos.

    Pues, en en efecto, la integracin de elementos diferentes en mutua relacin no indica

    tangencialidad de planos y menos an paralelo de planos. Eso es lo que permite postular el crculo

    hermenutico como dinmica interactiva e interactuante del horizonte en que se comprende, del ser

    que comprende y de la teleologa misma del comprender. Al horizonte en que se comprende lo

    denominamos texto; al ser que comprende, circunscrito en mundanidad e historicidad, lo llamamos

    contexto; a la finalidad de la comprensin la denominamos pretexto de salvacin y de liberacin.

    La circularidad misma de los elementos en juego no indica tan solo un proceso de

    fundamentacin de cada uno de ellos, sino tambin un proceso de desfundamentacin de cada uno,

    dado que el texto no halla su consistencia ltima en la pura y simple objetvidad de s mismo, sino a

    partir de la subjetividad de quien lo interroga y en l se autocomprende; en tanto que el pretexto de

    aplicacin a una realidad dada desfundamenta la pretensiones previas del texto y de la subjetvidad

    personal de quien lo interroga. Si el texto no supusiera las pregundas de contexto no sera texto; por

    eso el texto no tiene fundamento ltimo en s, sino en su interprete contextualizado. Adems, si el

  • 27

    contexto no supusiera la aplicabilidad modificatoria que reclama el pretexto, entonces el contexto no

    sera tal, ni la circularidad sera posible.

    Solo que, no muy sensibles a la interaccin y a la reciprocidad de los elementos en juego, ciertos

    productores de conocimiento no solo distinguieron, sino que tambin separaron los planos propios de

    la comprensin y de los mtodos. Se generaron as la subtilitas (habilidad) intelilligendi, la subtilitas

    interpraetandi y la subtilitas applicandi, como refiere Gadamer. Estas habilidades especializadas en el

    campo propio del texto, del contexto y del pretexto fueron, no solo distinguidos, sino

    lamentablemente separados. Llev la peor parte el campo de la aplicacin, que se perdi del todo. Y en

    tanto que no pudo ponerse en movimiento el propsito redentor del texto, los tericos de la inteleccin

    y de la interpretacin quedaron atrapados en el callejn sin salida de sus propias elucubraciones al

    margen de la vida real y extraados de los procesos prcticos del drama humano, en los que se deben

    verificar y compruebar los actos de entender y de interpretar.

    Con ese fondo vino a generarse una provincia teolgica especializada en la inteligencia positiva,

    muchas veces positivista, de la tradicin cristiana, referida de manera especial por el texto. Se trat de

    una inteligencia acerca de la Palabra, es decir, de una teologa kerigmtica. Naci tambin la provincia

    teolgica de la interpretacin de la razonabilidad de la fe, mediante el empleo de mediaciones de

    indole racional y filosfica, que conform la denominada teologa sistemtica. En fin, surgi tmida la

    asi llamada teologa pastoral, menor en entidad y consistencia, que quiso ser elemento de aplicacin de

    la verdad, entendida y razonada, a la mudable y cambiante realidad de la historia.

    Tal vez con ello se secundaba la clasificacin clsica de las ciencias, que Aristteles dividi en

    metafsica, fsica y tica, en correspondencia con una visin compartimentada de los planos objetivos

    en los que opera el conocimiento humano. La clasificacin de ciencias y disciplinas fue desde entonces

    una constante en todas las teorizaciones de las ciencias, mucho ms a partir de la Ilustracin, con la

    que irrumpi, no solo la ciencia ilustrada, sino tambin la ciencia especializada.

    Conocida es la clasificacin de Bacon segn las potencias del alma: la razn, sede de la

    matemtica, de la fsica y de la filosofa; la memoria, sede de la historia; y la imaginacin, sede de las

    artes y de las letras. Otros, como Spencer, clasificaron por grados de abstraccin, desde las ciencias del

    concreto puro (geologa, biologa, sociologa); ciencias abstracto-concretas (mecnica, fsica, qumica);

    hasta las ciencias de la abstraccin pura (matemtica, metafsica). Otros, como Comte, clasificaron en

    perspectiva lineal, desde espectros ms generales hasta los ms particulares, como ocurre desde la

    metafsica hasta la lgica y desde la matemtica hasta la aritmtica.

    La moderna clasificacin de las ciencias, en la perspectivas de Habermas, procede desde los

    intereses rectores del conocimiento: el inters adaptativo origina y sustenta las ciencias de la

    naturaleza; el inters comunicativo fundamenta las ciencias del espritu; el inters emancipador o

    liberador origina las ciencias y disciplinas de carcter social,

    No hay duda que toda clasificacin de las ciencias y de las disciplinas aduce un grado de

    especializacin del conocimiento, un compartimentar y dividir la realidad conocida y un surgir

    paulatino pero inexorable de la denominada razn instrumental o funcional.

  • 28

    En el mbito de la teologa, Eusebio de Cesara es un telogo de la historia eclesistica. Ireneo

    de Lyon es un telogo de controversia. Los Alejandrinos y los Antioquenos son telogos de las

    Sagradas Escrituras. Los canonistas medievales son telogos del derecho. Las Sumas Teolgicas son,

    por vez primera, teologas complexivas en las que el objeto del conocimiento teolgico se percibe en

    las divisiones en que Aristteles clasific las ciencias y en las subdivisiones teolgicas que

    corresponden hasta hoy a los clebres tratados: De Dios uno y trino, De encarnacin, De creacin, De

    ngeles, De antropologa, De gracia, De virtudes, De fin sobrenatural y escatologa, De pecado, De

    redencin, De sacramentos, De derecho y justicia.

    Todo lo anterior aduce que un autor ya no se considera capaz de un saber general aunque

    compartimentado, sino de un saber particular y especializado. El saber especializado presenta los

    graves inconvenientes de los que ha sido reconvenida la razn funcional, en cuanto que las

    especializaciones funcionales rompen la unidad del ser y del saber, hacen de la realidad fragmentos y

    de las ciencias compartimentos autnomos e incomunicados y, en definitiva, sirven a campos estrechos

    y no precisamente al mundo comn, en horizontes comunes y compartidos. La organizacin

    curricular, dividida ya desde el primer grado a la temprana edad de seis o siete aos en reas del

    conocimiento con muy poca o ninguna relacin entre s, fragmenta el conocimiento de una manera

    que ste no es el resultado de una diferenciacin analtica progresiva hecha por los estudiantes. Por el

    contrario, el conocimiento se les presenta atomizado, recortado en sus aspectos fsicos, qumicos,

    biolgicos, geogrficos, histricos, religiosos, etc., simplifcndolo excesivamente, presentndolo

    como una realidad fija y esttica que deben aceptar, y borrando casi todas las relaciones que exiten

    entre los componentes curriculares. Esta presentacin fragmentada del conocimiento pocas veces se

    complementa con actividades pedaggicas que les permitan a los alumnos reconstruir la totalidad.23

    Eso que ocurre en la academia desemboca de modo preocupante en nuestra endmica

    imposibilidad de crear relaciones comunicativas, interrelacin de visiones, comunidad de smbolos e

    integracin entre fe cristiana y vida, entre fe cristiana y ciencia, entre fe cristiana y cultura, entre fe

    cristiana y procesos reales de nuestros conglomerados.

    Pero la especialidad funcional tiene muchas razones en su haber. La especialidad asegura contra

    el diletantismo y las generalizaciones indiferenciadas; especializa los campos para un manejo adecuado

    y esmerado de los mtodos y de los lenguajes; y hace respetables los varios juegos de lenguaje propios

    de cada una de las especializaciones funcionales.

    2. CRTICA DE LA RAZN FUNCIONALISTA

    La razn especializada, a partir de la diferenciacin de los planos objetivos del conocimiento, de

    los diversos procesos metodolgicos, de los diversos juegos de lenguaje y de las diversas teleologas

    del conocimiento, son marca de fbrica de la modernidad, como se ha dicho. Ir ms all de la

    23

    Vasco Carlos Eduardo y otros, El Saber tiene Sentido: Una propuesta de integracin curricular, Ediciones del Cinep, Bogot, 1999, 11.

  • 29

    modernidad e intentar una crtica analtica de la razn moderna es lo que ha hecho con sabidura el

    ltimo terico de las ciencias, Jrgen Habermas 24

    Crtica es la revisin de los principios tericos de sustentacin de las ciencias, de sus mtodos

    procedimentales, de sus resultados empricos y de su impacto social. Ya Heidegger afirm que el

    verdadero movimiento de las ciencias es el de revisin de sus conceptos fundamentales. El nivel de

    una ciencia se determina por su capacidad para experimentar una crisis de sus conceptos

    fundamentales. En tales crisis inmanentes de las ciencias vacila la relacin misma de la investigacin

    positiva con las cosas a las que se pregunta. Por todas partes se han despertado hoy en las distintas

    disciplinas tendencias a poner la investigacin sobre nuevos fundamentos 25

    La racionalidad debe entenderse como la forma en que los sujetos, capaces de lenguaje y de

    accin, hacen uso de su propio conocimiento.

    La funcionalizacin del conocimiento, llamada tambin instrumentalizacin de la racionabilidad

    cognitiva, tiene la connotacin de una afirmacin con xito en el mundo objetivo, posibilitada por la capacidad de manipular informadamente y de adaptarse inteligentemente a las condiciones de un

    entorno contingente 26

    Tal racionalidad funcionalista o congnitivo instrumental contrasta con una racionalidad

    comunicativa que posee connotaciones que en ltima instancia se remontan a la experiencia central

    de la capacidad de aunar sin coacciones y de generar consenso que tiene un habla argumentativa, en

    que diversos participantes superan la subjetividad inicial de sus respectivos puntos de vista y, merced

    a una comunidad de conviciones racionalmente motivadas, se aseguran a la vez de la unidad del

    mundo objetivo y de la intersubjetividad del contexto en que desarrollan sus vidas 27

    Es que toda la duracin de la modernidad ha sido tambin duracin de la razn especializada

    subjetiva y funcional para dirigirse a campos particulares del conocimiento objetivo y para

    fundamentar la autoridad (tambin el poder) de los productores de conocimientos especificos. Esa

    particularizacin especializada de la ciencia ha sido tambin una atomizacin permanente del ser y del

    saber, una instrumentalizacin de la razn y de la ciencia con fines particulares y una colonizacin del mundo de la vida: La razn centrada subjetivamente es el resultado de una ruptura y de una

    ursurpacin con relacin al proceso social, en cuyo desarrollo, un momento subordinado ha ocupado

    el lugar del todo, sin poseer la fuerza para poder asimilar la totalidad.28

    24

    Habermas Jrgen, Teoria de la Accin Comunicativa, Tomo II: Crtica de la Razn Funcionalista, Taurus ediciones, Madrid, 1987. 25

    Heidegger Martin, El Ser y el Tiempo, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1969, 19. 26

    Habermas, op. cit 27 27

    Ibd, 27 28

    Ibd, 27

  • 30

    Todo proceso de especializacin lo es tambin de instrumentalizacin del conocimiento con

    arreglo a fines particulares. A la especializacin e instrumentalizacin hay que atribuir la

    fragmentacin del ser y del saber, la informacin en juegos de lenguaje cerrados y especializados, la

    fragmentacin en carreras y oficios, el saber monolgico, el conocer cada vez ms de cada vez menos,

    el supeditar la ciencia y el conocimiento al trfico del comercio y a la inmediatez estrecha y foquista

    del negocio y del lucro en provecho propio.

    Semejante estatuto de las ciencias arroja por resultado, en el mbito de las personas, la creacin

    de subjetividades e individualidades cerradas, solas, egostas, narcisistas, incomunicadas, no

    relacionadas ni por temas, ni por problemas, ni por propsitos.

    En el mbito de la sociedad, los frutos exquisitos de las racionalidades funcionales son la

    generacin del montn sin relacin, la pura y simple yustaposicin de personas una al lado de la otra,

    la masa, el anonimato, el impersonalismo de toda relacin, la inexistencia de horizontes que puedan

    ser comunes y, en ltimas, la imposibilidad de sociedad y de comunin. Todo ello por cuenta del

    mbito cientfico y acadmico, que debiera ser espacio generador de comunidad y de comunicacin.

    El hombre y l