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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE Jesús V. Picazo Millán, Riker Yll Aguirre, M.ª Teresa Ros Mora, M.ª Ángeles de la Torre Ruiz, Luis Serrano Endolz, Pilar López García y M.ª Fernanda Blasco Sancho

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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTELA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL

SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE

Jesús V. Picazo Millán, Riker Yll Aguirre, M.ª Teresa Ros Mora,M.ª Ángeles de la Torre Ruiz, Luis Serrano Endolz,Pilar López García y M.ª Fernanda Blasco Sancho

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SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTELA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DELSISTEMA IBÉRICO TUROLENSE

Jesús V. Picazo Millán, Riker Yll Aguirre, M.ª Teresa Ros Mora,M.ª Ángeles de la Torre Ruiz, Luis Serrano Endolz,Pilar López García y M.ª Fernanda Blasco Sancho

RESUMEN

Las excavaciones llevadas a cabo en los yacimientos arqueológicos de la Edad del Bronce de Las Costeras yLa Hoya Quemada han permitido la realización de análisis antracológicos, palinológicos y paleontológicos. Elestudio conjunto de sus resultados facilita el conocimiento de las características paleoambientales y económicasde las comunidades que habitaron el sur del Sistema Ibérico turolense durante el segundo milenio a. de C.

Palabras clave: Edad del Bronce, Sistema Ibérico, Las Costeras, La Hoya Quemada, paleoambiente, paleoecono-mía.

ABSTRACT

Subsistence and environment during the Bronze Age in the south of the Turolian Iberian Mountains.

The diggings carried out in the archaeological sites of the Bronze Age at “Las Costeras and La HoyaQuemada” let us make anthracological, palinological and paleontological analysis. The compared study of theirresults facilitates the knowledge of the paleo-environmental and economic characteristics of the communitiesthat inhabited the south of the Turolian Iberian Mountains during the second millennium B. C.

Key words: Bronze Age, Iberian Mountains, “Las Costeras and La Hoya Quemada”, palaeo-environment, pa -laeo-economy.

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INTRODUCCIÓN

Los estudios sobre la Edad del Bronce en Aragón y otros territorios próximos han primado tra-dicionalmente los aspectos culturales y cronológicos, adoleciendo de un tratamiento que abordaralas cuestiones ambientales y económicas. Esta tendencia cambió a mediados de los 80 y primerosnoventa, tanto en trabajos de síntesis como en actuaciones específicas que tienden a incorporar,bien es cierto que en grado desigual, estos problemas así como las estrategias necesarias para suresolución. No obstante, las deficiencias en el conocimiento de estas cuestiones son todavía impor-tantes y los pocos datos disponibles, por lo general, se reducen a informes de especialistas referi-dos a yacimientos concretos. Faltan, por tanto, visiones generales de conjunto a la vez que se echanen falta intentos de contextualización e integración regional de esos resultados.

Por nuestra parte, y en alguna medida influidos por esta problemática, desde mediados de los80 hemos llevado a cabo investigaciones centradas en la Edad del Bronce como marco temporal yen las cuencas del Alfambra-Turia y Mijares como ámbito espacial, dirigidas al estudio de las comu-nidades que poblaron estos territorios en su contexto ambiental y social, así como al análisis de losprocesos históricos que tienen lugar en su seno (PICAZO, 1990).

En estas investigaciones subyace una teoría social fundada sobre principios materialistas decorte ecológico en los que el medio aparece como el hilo conductor de ese devenir histórico, sin queello presuponga un mero proceso adaptativo pues en modo alguno las comunidades permanecenaisladas, ajenas a la dinámica de otras formaciones sociales o a los avatares de sus propias tensio-nes o contradicciones internas. No obstante, creemos que las características ambientales juegan unpapel importante en las transformaciones y soluciones de esos procesos, máxime entre formacio-nes sociales que cuentan con un nivel de desarrollo tecnológico bastante limitado. De ahí que lacorrecta interpretación del registro y, en consecuencia, las inferencias acerca de las estructuras eco-nómicas y bases subsistenciales de las comunidades pasen por el conocimiento del medio físico ylas posibles transformaciones o alteraciones que ha soportado, así como de los procesos deposicio-nales y postdeposicionales que han ayudado a conformar los depósitos arqueológicos objeto deestudio (cfr. SCHIFFER, 1988).

En este marco de actuación, y con los presupuestos teórico-metodológicos señalados, pretendía-mos analizar los modelos de poblamiento y las tendencias territoriales que ponen de manifiestoestas comunidades y que sin duda reflejan sus estructuras socio-económicas. La estrategia de inves-tigación fundamental pasaba pues por una recuperación extensa y representativa de los yacimien-tos de esta época mediante prospecciones extensivas y/o intensivas, su integración en redes deinformación amplias en las que se prescindía del yacimiento aislado para operar con conjuntos delos mismos y sus interrelaciones y exigía igualmente su contextualización ambiental. Dadas laslimitaciones inherentes al registro superficial, para solventar determinadas cuestiones básicas denuestro proyecto (rasgos medioambientales, bases de subsistencia, cronología absoluta…) vimos lanecesidad de recurrir a actuaciones en profundidad en algunos yacimientos, por lo que incorpora-mos en nuestras investigaciones las excavaciones de La Hoya Quemada en Mora de Rubielos, ini-

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1 Es extremadamente ilustrativo que se estén utilizando criterios arqueológicos en el estudio de los desechosdomésticos actuales generados en algunas ciudades y barrios de Estados Unidos. El denominado ‘The GarbageProjet’ iniciado en Tucson (Arizona) a mediados de los años 70 tenía por objeto precisamente documentar yregistrar las basuras domésticas como criterio de contrastación de algunas prácticas de consumo que aparecensistemáticamente falseadas en las encuestas (cfr. RATHJE, 1974).

ciadas en 1983 bajo la dirección del Dr. Francisco Burillo, y en 1987 comenzamos las de LasCosteras en Formiche Bajo, yacimientos situados en la cuenca del Mijares, que cuentan con ciertaspeculiaridades dentro de un modelo, tanto por su emplazamiento como por otras características,típico de los asentamientos de la Edad del Bronce.

Lógicamente, uno de los objetivos prioritarios en estas excavaciones era la obtención de datosque posibilitaran la reconstrucción de la coyuntura ambiental en la que se desarrollaron estascomunidades, la gestión que hicieron de la misma y su estructura subsistencial básica. Estas cues-tiones fueron abordadas en una tentativa previa ya en la primera campaña de excavación empren-dida en La Hoya Quemada en 1983. En aquella ocasión el estudio paleontológico del pequeño con-junto de fauna recuperado fue llevado a cabo por el Dr. Pedro Castaños, mientras que los análisisde polen fueron realizados por la Dra. Pilar López a partir de la estratigrafía documentada en elinterior del poblado (cfr. BURILLO y PICAZO, 1986), pero debido a los escasos restos óseos en el pri-mer caso y a una deficiente conservación de los palinoformos en el segundo, los resultados no fue-ron suficientemente significativos. Por ello nos propusimos completar las expectativas y/o superarlas decepciones abordando nuevos intentos de reconstrucción, primero en el yacimiento de LasCosteras y posteriormente, cuando conseguimos detectar un depósito adecuado, en La HoyaQuemada. Con estos nuevos ensayos a partir de los materiales y restos recuperados en mediosdetríticos tipo “basurero”, cabía esperar que se obtuviera una buena representación de ciertas prác-ticas desarrolladas por los grupos que habitaron estos asentamientos1, así como los procesos decambio que experimentaron.

En este sentido, es un factor favorable el hecho de que cada uno de los yacimientos correspon-de a un momento distinto dentro de la Edad del Bronce: Las Costeras se ha datado en el BronceAntiguo, hacia los siglos XVIII y XVII a.C., mientras que La Hoya Quemada se va al Bronce Medio,entre los siglos XVI y XIV a.C., en cronología convencional de C-14 (cfr. BURILLO y PICAZO, 1991-1992). Esta circunstancia, unida a la excavación de La Sima del Ruidor (Aldehuela), situada en lasestribaciones de la Sierra de Javalambre hacia el Turia y datada en el Bronce Tardío (siglos XIII-XIa.C.), nos ha permitido ir completando el panorama ecológico y las bases subsistenciales de lascomunidades que poblaron el sector meridional de la provincia de Teruel durante casi todo elsegundo milenio a.C.

Para el estudio de la vertiente ambiental y subsistencial de ambos yacimientos hemos contadocon financiación del Instituto de Estudios Turolenses a través de su programa de Ayudas a laInvestigación (convocatorias de 1989 y 1994), habiendo sido necesaria la participación de distintos

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especialistas en la materia. La coordinación de los trabajos y dirección de las excavaciones realiza-das en su día corresponde a J.V. Picazo Millán, mientras que la nómina de investigadores responsa-bles de las caracterizaciones e interpretación de la fauna y de la vegetación de los yacimientos esrelativamente extensa. En Las Costeras, la fauna fue estudiada por M.ª A. de la Torre Ruiz y L.Serrano Endolz, M.ª T. Ros Mora analizó los restos antracológicos y Riker Yll Aguirre el polen. En

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Fig. 1. La provincia de Teruel durante el Bronce Antiguo-Medio. 1) Las Costeras, Formiche Bajo; 2) LaHoya Que mada, Mora de Rubielos.

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La Hoya Quemada, el estudio arqueozoológico ha sido realizado por M.ª F. Blasco Sancho, con unapequeña contribución previa de P. Castaños Ugarte, y el palinológico por P. López García2.

Este artículo tiene por objeto presentar una síntesis de los resultados más significativos de talestrabajos, además de ofrecer una visión general de los yacimientos y un intento de contextualiza-ción regional en el que abordamos algunos problemas inherentes a las estrategias económicas delas comunidades que poblaron estas áreas del Sistema Ibérico y otros territorios próximos.

LA EDAD DEL BRONCE EN TERUEL: RASGOS GENERALES

Si bien las cuestiones estrictamente culturales no son objeto prioritario de este artículo sí pare-ce conveniente exponer algunos rasgos y relaciones con objeto de situar los yacimientos que nosocupan en el contexto regional.

Los fenómenos y manifestaciones que caracterizan el Bronce Antiguo y Medio en Teruel apare-cen estrechamente ligados al ámbito mediterráneo. Desde fechas muy tempranas (c. 1950 a.C. /2400 cal BC) encontramos un poblamiento consolidado y estable de similar categoría al existenteen Levante o en sectores centro-meridionales del Sistema Ibérico, territorios englobados por algu-nos autores bajo la denominación genérica de Bronce Ibérico (ALMAGRO GORBEA, 1988: 168). Esepoblamiento se caracteriza por asentamientos estables con ubicaciones en altura, buscando lugaresde fácil defensa pero situados siempre en las proximidades de suelos susceptibles de aprovecha-miento agrícola y con recursos hídricos estables. El tamaño de esos poblados es bastante pequeño,difícilmente rebasan los 1.000 m2, siendo muy habituales las extensiones en torno a 700-800 m2.Las viviendas son de planta rectangular y en su construcción se emplea profusamente el manteadode barro. Normalmente se encuentran acondicionamientos internos como enlucidos en las paredes,suelos de tierra batida, bancos, depósitos, etc. A partir del registro superficial también se detectanindicios de estructuras defensivas. Asimismo, podemos hablar de una ocupación relativamentedensa durante buena parte del segundo milenio (fig. 1), aun a pesar de las deficiencias de investiga-ción registradas en parte de la provincia y del intervalo temporal (600-700 años) relativamenteamplio cubierto por ambos periodos3.

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2 Además de los citados especialistas, tanto en los trabajos de campo como en la preparación de las muestras oen la ordenación de los materiales objeto de este trabajo ha colaborado un buen número de estudiantes y licen-ciados. Entre todos ellos queremos destacar y agradecer la desinteresada y eficiente labor de Clemente Polo,Rosa Loscos, Charo Martínez, Pedro Paracuellos, Asunción Pueyo y Emiliano Llamas.

3 La última actualización de la Carta Arqueológica de Aragón publicada en 1991 recoge unos 120 yacimientos conentidad (fig. 1), de los que, además de Las Costeras y de La Hoya Quemada, han sido objeto de algún tipo deintervención los siguientes: Cabezo del Cuervo en Alcañiz (PARIS y BARDAVIÚ, 1924 y 1926; TOMÁS, 1949;VICENTE, 1982), Tajadas de Bezas (ORTEGO, 1950), Cueva Ubriga de El Vallecillo (ATRIÁN, 1963: 216), LasBaticambras de Molinos (ATRIÁN, 1963: 207-209), El Castillo de Frías de Albarracín (ATRIÁN, 1974; HARRISON yWAINWRIGHT, 1991), Castillo de Alfambra (BURILLO, GUTIÉRREZ y PEÑA, 1981; PICAZO y PERALES, 1994), Cueva

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En los elementos de cultura material se percibe un empobrecimiento del utillaje en sílex, quequeda reducido a elementos de hoz sobre láminas y algunas puntas. Los objetos de metal y otrosartefactos relacionados con su producción son muy escasos en el registro y el hueso mantiene cier-ta pujanza (botones prismáticos con doble perforación en V, punzones, puntas…) en las fases mástempranas para decaer conforme avanza el periodo. Las cerámicas (PICAZO, 1993) son preferente-mente lisas, si bien los bordes suelen presentar distintos tipos de impresiones y aparecen con fre-cuencia decoraciones de tipo plástico (cordones simples o complejos, apliques…). En las fases mástempranas también se reconocen algunos vasos inciso-impresos, incluyendo la técnica del boqui-que, en los que se reproducen motivos como soles, guirnaldas, puntillados, arboriformes, etc.Desde el punto de vista morfológico encontramos recipientes de diferentes formas y tipos. Sonmuy frecuentes los cuencos, las vasijas carenadas con formas proporcionadas y los vasos globularesde tamaños diversos con cuellos poco marcados o perfiles en “S”. Minoritarias pero constantes sonlas denominadas “queseras” y ocasionalmente pueden aparecer vasos geminados y carretes cuyoreconocimiento es difícil entre el material fragmentado.

En lo que concierne a las relaciones culturales de los asentamientos objeto de este trabajo, lógi-camente y habida cuenta de su posición geográfica en las cuencas altas del Turia y del Mijares, nosvamos a encontrar inmersos en un mundo a caballo entre los fenómenos registrados en el valle delEbro, Sistema Ibérico y Levante. Efectivamente, los distintos elementos culturales, patrón de asen-tamiento, técnicas constructivas, materiales…, que hemos descrito, se ajustan a un modelo culturalampliamente extendido por las serranías ibéricas centro-meridionales y muestran estrechas relacio-nes con el área levantina, especialmente con la mitad norte de la comunidad valenciana, que seharán particularmente intensas a partir de una fecha alrededor del 1600 a.C4.

VETEGACIÓN Y FAUNA EN LAS COSTERAS Y EN LA HOYA QUEMADA

CARACTERÍSTICAS AMBIENTALES

Los yacimientos de Las Costeras y de La Hoya Quemada se encuentran situados en la cabeceradel río Mijares, en una zona caracterizada por un relieve muy compartimentado y una elevada alti-tud media.

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del Coscojar en Mora de Rubielos (BURILLO, 1981), Puente del Arenal en Aguaviva (MARTÍN y SERRANO, 1987),Fuente del Perro en Escucha (SIMÓN et al., 1987-1988), Cabezo Sellado de Alcañiz (ANDRÉS y BENAVENTE,1992), La Sima del Ruidor de Aldehuela (PICAZO, 1991d), Peña Dorada de Alfambra (PICAZO, 1991e), LaEscondilla de Villastar (PICAZO, 1991f).

4 Un estudio específico en el que abordamos estas cuestiones (PICAZO, 1991a) nos ha permitido aislar, medianteel análisis de los procesos de poblamiento y su correlación con las decoraciones de los vasos cerámicos, un con-junto cultural con características hasta cierto punto específicas, centrado en el entorno de las serranías deGúdar-Maestrazgo y estribaciones, alcanzando la costa mediterránea en un área que incluye la provincia deCastellón y norte de la de Valencia.

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En cuanto a su situación morfoestructural, el primero se halla dentro de la depresión miocenade La Puebla de Valverde-Sarrión. El segundo en las estribaciones occidentales de la Sierra deGúdar que se proyectan sobre la referida depresión. A pesar de la diferente configuración geológica,litológica y topográfica, la notable proximidad entre ambos (unos 11 km), propicia unas condicio-nes ambientales similares matizadas localmente.

Los rasgos climáticos que actualmente caracterizan esta zona son la aridez y los rigores térmi-cos. Dos factores fundamentales inciden en esta configuración: la posición interior y cerrada carac-terística de la cabecera del Mijares al quedar encajada entre las sierras de Javalambre, El Pobo yGúdar y una elevada altitud media, por encima de los 1.000 m s.n.m. El primer factor favorece lacontinentalidad (precipitaciones escasas en torno a los 400-500 mm anuales y estancamiento demasas de aire frío y caliente que provocan oscilaciones térmicas muy acusadas), mientras que elsegundo propicia cierta suavización térmica en verano y, en el entorno de las sierras, un ligeroaumento de las precipitaciones. Son características que se ajustan a un clima típico de la montañamedia mediterránea, interior o continentalizada.

Esta caracterización climática se traduce, desde el punto de vista geomorfológico (cfr. PEÑA etal., 1984), en la configuración y dominio de un sistema semiárido, según la clasificación de Wilson,que favorece los procesos de arroyada y meteorización mecánica, provocando el encajamiento debarrancos y la abundancia de relieves diferenciales. La violencia y ocasionalidad de las precipitacio-nes actúa sobre las litologías blandas, dando lugar a un paisaje acarcavado sobre arcillas, además deincisiones lineales en rellenos de fondo plano y depósitos de vertiente. Este carácter se manifiestaespecialmente en el entorno de Las Costeras, donde se dan todas las circunstancias señaladas,mientras que aparece algo más diluido en el entorno de La Hoya Quemada donde predominan lito-logías duras y se produce la interferencia con el sistema templado-húmedo imperante en la Sierrade Gúdar.

Desde el punto de vista bioclimático se produce una gradación altimétrica que nos permiteidentificar tres pisos distintos en el entorno de los yacimientos estudiados (IBÁÑEZ, 1994;M.A.P.A., 1985):

• Por debajo de los 900/1.000 m s.n.m. podemos hablar de un piso mesomediterráneo, domi-nado por el carrascal montano de Quercus rotundifolia que puede albergar otros árboles como que-jigos y enebros. Los suelos bien conservados permiten mantener una ganadería extensiva, sobretodo ovina, favoreciendo la creación de pastizales muy productivos. Sin embargo, la degradaciónprofunda del suelo conlleva la existencia de etapas subseriales menos productivas: los jarales sobresustratos silíceos y los tomillares, romerales o aliagares sobre los suelos calcáreos ricos en bases.

• El piso bioclimático que mayor desarrollo tiene actualmente, y en el que se hallan inmersoslos yacimientos en estudio, es el supramediterráneo, situado entre los 900/1.000 y los 1.500/1.600m s.n.m. y caracterizado por inviernos rigurosos y largos que limitan el cultivo de muchos produc-tos. Predominan las formaciones de pino laricio (Pinus nigra) en litologías calcáreas que será susti-tuido por el pino rodeno (Pinus pinaster) sobre litologías silíceas. También son frecuentes las for-

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maciones de Quercus, actualmente restringidas a los piedemontes y contactos entre las sierras ydepresiones. Se trata de carrascales, en las zonas más soleadas y secas, y quejigales, en los suelosmás frescos y húmedos. Son formaciones muy degradadas en las que predominan montes bajos yplantas de portes arbustivos que aparecen frecuentemente mezcladas incorporando otras especiescomo enebro, sabinas…

• Por encima de los 1.500/1.600 m s.n.m., en las partes más altas de las sierras, se extiende elpiso oromediterráneo, cuya especie más representativa es el pino silvestre (Pinus sylvestris L.). Elsotobosque que lo acompaña suele ser de enebro rastrero (Juniperus communis L.) y enebro albar(Juniperus oxycedrus L.).

LAS COSTERAS (FORMICHE BAJO, TERUEL)5

Pequeño emplazamiento localizado sobre una loma de la margen derecha del río Mijares. Ocupauna posición destacada si bien no llega a ser dominante dentro del entorno.

Desde el punto de vista geomorfológico el yacimiento se encuentra en el talud de uno de losglacis pliocuaternarios que desciende desde la Sierra de Javalambre-El Pobo rellenando la depresiónde La Puebla de Valverde-Sarrión. Nos encontramos ante un relieve alomado, dominado por el valledel Mijares y caracterizado por largos tramos digitados que se han originado por el encajamiento deuna serie de barrancos casi paralelos sobre el extremo de los referidos glacis.

Las excavaciones se desarrollaron en tres campañas durante los meses de julio de 1987 y 1988y agosto de 1991 cubriendo una superficie total de 104 m2. En ellas se ha documentado una solaocupación datada por C14 entre los siglos XVIII y XVII a.C., que podemos encuadrar en la faseantigua de la Edad del Bronce. No obstante, las estimaciones más realistas obtenidas tras la calibra-ción establecen la vida del asentamiento entre finales del tercer milenio e inicios del segundo (2105y 1942 cal BC).

La erosión ha sido muy intensa, desmontando buena parte del yacimiento. En superficie se per-ciben restos de estructuras limitantes de piedra en el lado norte y las excavaciones han documenta-do estructuras domésticas rectangulares muy arrasadas en las que se ha usado de forma preferenteel manteado de barro para la construcción o acabado de las paredes. En un sector exterior a lasviviendas también se ha detectado un basurero con abundantes restos de fauna.

Estudio palinológico

El análisis palinológico se ha realizado a partir de 8 muestras extraídas en horizontal debido ala escasa potencia del depósito arqueológico existente en el yacimiento. Cuatro de ellas procedendel denominado s2, que corresponde a un pequeño basurero exterior. Las cuatro restantes se han

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5 Ver en bibliografía: PICAZO, 1991b; 1991c; 1993: 34-39; 1994a.

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obtenido del interior de distintas vasijas recuperadas en las viviendas del poblado. De las 8 mues-tras se han leído cinco, que presentan una homogeneidad notable.

A pesar de la proximidad de las muestras a la superficie, solamente en una de ellas (2/48) se hadetectado una fuerte contaminación actual por hipercolación. Posiblemente esta contaminación hasido facilitada por la lluvia y por la proximidad de la muestra a la superficie. Otra de las muestras(8/40), procedente del interior de una vasija, ha proporcionado una total esterilidad.

Por lo demás, las cantidades de pólenes recuperados se pueden considerar medias/bajas en estetipo de muestras procedentes de yacimientos arqueológicos. Las muestras extraídas de las vasijasson más pobres que las provenientes de corte estratigráfico. La distinta procedencia de las mues-tras y su reducido número desaconsejan la realización del diagrama polínico, por lo que hemosoptado en este caso por incluir una tabla con los recuentos efectuados (tabla 1).

Podemos ubicar estos resultados en la concepción clásica del desarrollo vegetal y ecológico delpostglaciar dentro del Subboreal que implica una vuelta a condiciones xerotérmicas, con algunasoscilaciones en momentos posteriores. Hacia el 1700 a.C., ya en el periodo que nos ocupa, se iniciaun deterioro climático caracterizado por lluvias más abundantes o más violentas, acompañadas deun enfriamiento del ambiente, con el consiguiente aumento de la nubosidad. En todo caso se ha deconstatar que al sur de los Pirineos los cambios climáticos están mucho más definidos por el bino-mio humedad/sequedad que por el frío/calor. También es frecuente encontrar en la Península uncierto adelanto cronológico de las fases explicadas, por lo que es más que posible que en el momen-to de la ocupación del poblado de Las Costeras las condiciones de enfriamiento y de lluvias copio-sas de la segunda parte del Subboreal estuvieran ya instaladas.

Sin embargo, las especies identificadas en el yacimiento no parecen acompañar demasiado lateoría de la humedad ambiental y sólo se detectan bajos índices de Alnus que corresponderían, sinduda, a las zonas más cercanas a los cauces de los ríos próximos. Por el contrario, taxones comoChenopodium, Artemisia, Gramíneas y Erica indican normalmente una vegetación abierta y unascondiciones frías y secas.

Por otra parte, durante la Edad del Bronce la intervención antrópica en el medio es tambiénmuy notable y los incendios y talas para el pastoreo, la construcción y la agricultura podrían com-pensar la inclinación natural tendente a la extensión del bosque. Esto es, en este análisis los por-centajes de A.P. (especies de árboles y arbustos) y los de N.A.P. (especies herbáceas) se mantienenmuy nivelados en todas las muestras, con cambios apenas significativos. Si bien por un lado encon-tramos pruebas de bosques de robles y de encinas bastante desarrollados (con elevados índices deestas especies), también existen amplias zonas ocupadas por garrigas muy abiertas (con Juniperus yLabiadas).

Plantago y Crucíferas son especies ruderales que acompañan normalmente a los cultivos, peroen todo caso éstos (si existiesen en las proximidades) no serían demasiado importantes ya que nose ha encontrado ni un solo taxón correspondiente a especies cultivadas. Tampoco hay legumino-sas, ni siquiera en estado salvaje. Por otro lado, estas especies ruderales pueden darse también per-

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fectamente en las zonas de pasto que, en este caso, sí podemos considerar como importantes dadala importancia de la asociación Artemisia/Compuestas. Las labiadas, los pinos y Juniperus (enebro)son también especies que colonizan perfectamente zonas dejadas por el bosque que ha sido taladoo quemado y aprovechado para el pastoreo.

Hay que constatar el escaso número de taxones presentes y la homogeneidad casi total de lasdiferentes muestras. No se observa ninguna diferencia significativa entre los distintos análisis, nitampoco entre niveles, ni entre las muestras procedentes de estratigrafía y las de recipientes cerá-micos, todo ello indica una sedimentación relativamente rápida, sin cambios en el paisaje y, proba-blemente, una estabilidad notable en la actividad económica.

Estudio antracológico

Este primer análisis antracológico del yacimiento de Las Costeras se realizó sobre los fragmen-tos de carbón recogidos en las campañas de 1987 y 1988. Se analizó un total de 402 carbones, delos cuales 134 se recuperaron en el proceso normal de excavación y el resto –268– por tamizaje delas tierras mediante un proceso de flotación, sin que se apreciaran diferencias significativas en losresultados proporcionados por uno u otro sistema.

El estudio antracológico ha puesto de manifiesto cinco taxones vegetales: Pinus sylvestris-salz-mannii (pino albar-negral), Juniperus sp. (enebro), Quercus tipo caducifolio (roble), Quercus ilex(encina) y Acer sp. (arce) (tabla 2; fig. 2). De los 402 fragmentos estudiados, 13 no han podido seridentificados a causa de su pequeño tamaño.

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TABLA 2

Las Costeras: resultados totales, con desglose de los carbones recogidos en la excavación ylos recogidos en el tamiz, número total y porcentaje de fragmentos de cada taxón

TAXÓN EXC. FLOT. N.º %

Pinus sylvestris-salzmannii ______________ 91 74 165 41,04Juniperus sp. ___________________________ 32 115 147 36,5Quercus tipo caducifolio _________________ 4 36 40 9,95Quercus ilex ___________________________ 7 29 36 8,95Acer sp.________________________________ – 1 1 0,24Indeterminables ________________________ – 13 13 3,23TOTAL ________________________________134 268 402

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Pinus sylvestris-salzmannii. Las características anatómicas de Pinus sylvestris (pino albar) yPinus nigra subsp. salzmannii (pino negral) son muy similares, pudiéndose sólo a veces distinguirpor la posición de los canales secretores en el anillo de crecimiento (BAZILE-ROBERT, 1979). En lamayoría de fragmentos de Las Costeras, estos canales ocupan posiciones más propias del pinonegral; sin embargo, la ambigüedad de otras muestras no permite dar una determinación precisa.Ambos son pinos de montaña, que ocupan a menudo posiciones inmediatas a los robles o los susti-tuyen donde éstos han sido destruidos.

Juniperus sp. El género Juniperus es muy homogéneo anatómicamente, y plantea así serios pro-blemas de determinación específica. El análisis biométrico de la longitud de los radios permite indi-vidualizar al menos dos grupos (HEINZ, 1983). Los carbones de Las Costeras pertenecen al grupo deJuniperus de radios largos (1 a 12 células), pudiendo según ello pertenecer a Juniperus communis(enebro) o a Juniperus oxycedrus (cada) (GREGUSS, 1955). Sin embargo, algunos fragmentos podríantambién pertenecer a Juniperus thurifera (sabina); esta especie crece en el piso oromediterráneocontinental, formando bosquetones en compañía del enebro y del pino albar. Las especies del géne-ro Juniperus presentan, en general, un aspecto arbustivo y son buenas colonizadoras de bosquesdegradados.

Quercus tipo caducifolio. Si bien la diferenciación anatómica entre los Quercus caducifolios yperennifolios es neta, dentro del primer grupo, hay problemas importantes de identificación espe-cífica, que se unen al agravante de las frecuentes hibridaciones entre las distintas especies. En elpresente estudio, las características anatómicas de los carbones se asemejan a las presentes en el

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Fig. 2. Las Costeras: gráfico representando el porcentaje de carbones atribuidos a cada taxón.

Pinus sylvestris-salzmanniiJuniperus sp.Quercus sp. cad.Quercus ilexAcer sp.Indeterminables

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roble submediterráneo Quercus pubescens, sin poder realizar una atribución definitiva. Ecoló -gicamente, los robles necesitan suelos más o menos profundos y clima temperado.

Quercus ilex. La encina es un Quercus perennifolio; anatómicamente se distingue con nitidezde todos sus congéneres caducifolios. Presenta dos subespecies: Quercus ilex subsp. ilex y Quercusilex subsp. rotundifolia, la primera vive en zonas de clima típicamente mediterráneo, la segundaestá más adaptada a zonas mediterráneas de tendencia continental; posiblemente, las encinas delyacimiento pertenecen a esta última subespecie. El encinar es uno de los bosques más típicos de lavegetación mediterránea.

Acer sp. Las distintas especies del género Acer presentan elementos diferenciadores en su corteanatómico tangencial longitudinal, siendo posible su identificación específica. Desafor tunada men -te, el escaso tamaño del único fragmento hallado en Las Costeras ha imposibilitado la determina-ción específica. Los arces son especies submediterráneas que viven, en general, asociados a losrobles.

De la observación de tablas y gráficos podemos señalar unas primeras conclusiones paleoecoló-gicas y paleoetnológicas relativas al yacimiento de Las Costeras.

En efecto, las características ecológicas de las especies vegetales identificadas apuntan algunashipótesis sobre la vegetación existente en la época. Por una parte, jugarían un papel importante lasformaciones más o menos abiertas de pino y Juniperus sp., configurando, posiblemente, un tipo devegetación oromediterránea en las zonas altas de los cerros; en las vertientes crecería un tipo devegetación sub y mesomediterránea, con predominio del roble y acompañantes en las zonas desuelos más profundos, y desarrollo de la encina en las laderas soleadas. Estas comunidades vegeta-les podrían verse en cierta medida alteradas por las actividades agrícola-ganaderas de los habitan-tes de Las Costeras; con ello, especies colonizadoras y resistentes como el pino y los enebros po-drían avanzar posiciones en detrimento de los bosques degradados de robles y encinas.

La explotación antrópica de los recursos forestales se materializa en las cinco especies encontra-das; éstas crecerían sin duda en un entorno más o menos próximo al poblado. Si bien para cubrirciertas necesidades (constructivas, de elaboración de utensilios...) una preferencia específica por untipo de madera podría obligar puntualmente a desplazamientos importantes, las necesidades coti-dianas (alimentación de hogares, por ejemplo), serían seguramente cubiertas por un suministro enel entorno cercano.

En cuanto a las distintas utilizaciones específicas de la madera, la distribución espacial de loscarbones y sus asociaciones permiten realizar algunas estimaciones:

• Los carbones asociados a postes corresponden, exclusivamente, a Pinus y Juniperus, espe-cies que serían utilizadas en los trabajos constructivos. Así, el gran número de fragmentos de estostaxones y su dispersión por el poblado pueden estar más relacionadas con ser parte integrante dela arquitectura que con una utilización cotidiana de sus maderas.

• En la zona del poblado calificada de basurero hemos identificado carbones de encinas, roblesy Juniperus, con predominio de los de encina. Se trata de una de las escasas zonas donde no apare-

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ce Pinus. Fruto del vertido de los deshechos del poblado, estas especies podrían ser las utilizadaspara alimentar las estructuras de combustión diarias. Cabe señalar que los Quercus, en especial lasencinas, son un excelente combustible. El roble, por su parte, sería estimado además como produc-tor de bellotas, cuya profusión en el poblado viene relacionada con las actividades ganaderas de sushabitantes.

Estudio de la fauna

Los restos estudiados (440) se concentran preferentemente en el citado basurero rellenando unpozo de unos 60 cm de diámetro por 80 de profundidad excavado en los conglomerados terciariosque constituyen la base del yacimiento.

En el estudio realizado se identificaron 313 restos correspondientes a siete especies distintas demamíferos, con un notable predominio de la cabaña doméstica sobre los animales salvajes, tantoen número de restos (NR) como en el número mínimo de individuos (NMI).

Tal como se recoge en la tabla 3 y figura 3, el grupo más abundante es el de los ovicaprinos,seguidos por el ganado bovino y cerdos. Entre las especies salvajes aparecen algunos restos deconejo, liebre y ciervo, que es dominante y que aparece con un porcentaje estimable en el NMI(11,43 %).

SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE 85 [ II ] 1997

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TABLA 3

Las Costeras: relación del número de restos (NR), número mínimo de individuos (NMI)y porcentajes respectivos

NR % NR NMI % NMI

A. MAMÍFEROS DOMÉSTICOS1. Bos taurus ____________________________ 24 7,67 4 11,432. Ovis/Capra __________________________ 244 77,90 16 45,713. Ovis aries _____________________________ 3 0,96 2 5,714. Sus domesticus _______________________ 26 8,31 6 17,14Total domésticos _______________________ 297 94,84 28 79,99

B. MAMÍFEROS SILVESTRES5. Cervus elaphus_________________________ 8 2,56 4 11,436. Lepus granatensis ______________________ 4 1,30 2 5,717. Oryctolagus cuniculus __________________ 4 1,30 1 2,86Total silvestres __________________________ 16 5,16 7 20,00

TOTAL RESTOS IDENTIFICADOS _______ 313 100 35 100RESTOS SIN IDENTIFICAR _____________ 127TOTAL RESTOS _______________________ 440

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La escasez de los restos y su mal estado de conservación impiden realizar precisiones acerca deltipo de explotación de las cabañas. En líneas generales la estructura de edades es muy amplia, apa-reciendo una gradación desde individuos adultos a juvenil-infantiles en la mayoría de las cabañas,siendo la más homogénea la del ovicaprino que, en cualquier caso, muestra un porcentaje estimablede adultos y adultos/subadultos (39 %). Entre el bovino la categoría adulto o adulto/subadulto es lamás frecuente, mientras que entre los cerdos dominan los individuos infantiles/juveniles.

Pocos han sido los individuos en los que se ha podido reconocer el sexo. Atendiendo a aquéllosen los que sí se ha determinado, no se observa una diferencia importante en cuanto a predominiode un sexo sobre otro.

Es importante señalar el gran número de fragmentos quemados que se han hallado. En O/C ycerdo se han encontrado en casi todas las categorías esqueléticas. En la restante cabaña domésticase localizan en el esqueleto apendicular. En los grupos silvestres la distribución de restos quemadoses variada: ciervo en fracción craneal, liebre en porción apendicular, conejo en esqueleto axial yapendicular.

Parece ser que todos los animales fueron utilizados para consumo cárnico, según se desprendede la estructura poblacional de edades, del elevado porcentaje de restos quemados, así como de sulocalización dentro del yacimiento, en un pozo relleno de basura fuera de la zona de viviendas.

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Fig. 3. Histograma de las especies animales presentes en Las Costeras por NR y NMI.

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La oveja y la cabra eran muy abundantes y muy apreciados por el amplio uso a que pueden serdestinados: carne, leche, pieles; explotación que con reservas podemos hacer extensiva a la vaca.Es probable, además, que estos animales se utilizasen para tiro, lo que explicaría el elevado númerode individuos adultos y subadultos. El cerdo, en cambio, se destinó exclusivamente a consumo cár-nico según se desprende de la estructura de edades, cortes en costillas y restos quemados de todoel esqueleto.

LA HOYA QUEMADA (MORA DE RUBIELOS)6

Yacimiento situado en altura, claramente destacado sobre el entorno circundante. Se extiendepor la parte superior del frente de un relieve en cuesta que domina la depresión de Mora deRubielos. En realidad se trata de una ocupación en ladera a la que se adapta mediante la construc-ción de una serie de terrazas.

Desde el punto de vista geológico y ambiental, el yacimiento se encuentra en las primeras estri-baciones de la sierra de Gúdar sobre el límite oriental de la depresión terciaria de La Puebla deValverde-Sarrión. Por tanto se encuentra inmerso en un ambiente contrastado, a caballo entre elrelieve abrupto y fuertemente compartimentado de la sierra y otro más suave, en el que alternanlas lomas con llanos y relieves residuales mesozoicos de las zonas de contacto con la depresión.

Dada la altitud media de la zona y la del propio yacimiento (c. 1.220 m s.n.m.) podemos decirque nos encontramos en un ambiente de media montaña caracterizado por pendientes fuertes, unadensa red hidrográfica profundamente encajada en las estructuras duras que compartimenta el pai-saje y suelos con poco potencial productivo debido a la elevada pendiente, al escaso desarrollo delos horizontes superficiales y a la tendencia a la pedregosidad. Los riesgos de erosión son elevados,así como los derivados de las inundaciones en los fondos de los valles.

Las actuaciones realizadas en el yacimiento comprenden 5 campañas. Los trabajos comenzaronen 1983, continuando posteriormente durante los años 1986, 1987, 1991 y 1992. En la actualidadla superficie excavada alcanza un total de 435 m2, habiéndose documentado total o parcialmentesiete viviendas y otros espacios comunes (basurero, zonas de acceso…).

El poblado está organizado en un núcleo central constituido por unas siete casas rectangularesagrupadas en dos manzanas que se articulan a ambos lados de un espacio central. Por debajo, en laladera oeste y suroeste existen, al menos, otras dos manzanas separadas. Entre las tres zonas exis-te un gran basurero que ha aportado una importante colección de fauna. Como en el caso de LasCosteras, para la finalización de las viviendas y la elaboración de otras estructuras complementariasse ha utilizado de forma masiva el manteado de barro.

SUBSISTENCIA Y MEDIO AMBIENTE DURANTE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DEL SISTEMA IBÉRICO TUROLENSE 85 [ II ] 1997

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6 Ver en bibliografía: BURILLO y PICAZO, 1983; 1986; 1991a; 1991b; 1991c; JUSTE, 1990: 77-86; PICAZO, 1993: 39-44; 1994b.

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Por el momento se ha detectado una sola ocupación de la Edad del Bronce en la que se percibenlos tres episodios fundamentales (Niveles a: derrumbe de las estructuras; b: destrucción/abandonodel poblado y c: construcción de las estructuras). Para la datación del asentamiento se definen conrelativa claridad dos bloques de fechas: un conjunto de fechas elevadas porporcionadas por postescarbonizados embutidos en muros que teóricamente datan la construcción del poblado entre 1470y 1630 a.C. (XX-XVIII cal BC), mientras que las más bajas, que deberían relacionarse con momen-tos últimos de la ocupación, se sitúan entre finales del siglo XV y finales del XIV a.C. (XVII-XVI calBC).

Estudio palinológico

Las muestras se tomaron en una columna vertical localizada en el perfil sur de la cata I excava-da en 1992. Este perfil tiene orientación N y una potencia máxima que no supera el metro de espe-sor. La zona elegida corresponde al cuadro 3-5 R’. La columna consta de 14 muestras que se distri-buyen cada 5 cm cubriendo la totalidad del corte que en este punto alcanza los 73 cm de espesor,de las que se han estudiado 7.

En el diagrama polínico (fig. 4) construido a partir de la columna citada pueden observarse dospartes:

• La correspondiente a los niveles inferiores donde, aunque domina la presencia de Pinus,escasamente supera el 25 %, lo que indica su presencia local (HUNTLEY y BIRKS, 1983), acompañadode Quercus, Buxus y Juniperus.

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Fig. 4. Diagrama polínico de La Hoya Quemada.

HOYA QUEMADA – Cuadro 3-R’, Perfil SurMora de Rubielos (Teruel)

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• La parte superior correspondería a una vegetación actual, donde los porcentajes de pinossuperan el 50 %, respondiendo probablemente a una repoblación forestal. Suben igualmente losvalores de Quercus y se manifiesta la presencia de Olea, sin que podamos determinar si se trata deárboles silvestres o cultivados.

Entre las herbáceas destaca la presencia general de plantas antrópicas que no tienen una deter-minada implicación ecológica, pudiendo aparecer en diferentes medios. Son más abundantes en laparte inferior del diagrama. La parte superior viene marcada por la presencia abundante de Typha,alcanzando valores superiores al 90 %, habiendo sido descontado su número para obtener los por-centajes totales.

La preponderancia del pino en la época de utilización del yacimiento, cronológicamente situadoentre los siglos XVII y XIV a.C., nos indica un paisaje próximo al actual, siendo importante desdeel punto de vista botánico y forestal.

Como especies acompañantes estarían Quercus, cuyo porcentaje indica una presencia importan-te en el bosque, Juniperus, Buxus, Daphne, Ericaceae, correspondientes a formaciones de sabinaresy enebrales que acompañan a los encinares y coscojares vecinos, típicos de las etapas seriales susti-tutorias.

La influencia antrópica queda de manifiesto en el abundante número de especies nitrófilas,principalmente las Asteráceas ligulifloras. No hay restos de pólenes de cereales, pero sí de malashierbas que sirven de cortejo a éstos. Podemos señalar la presencia constante de leguminosas(Fabaceae), no pudiéndose determinar si se trata de especies silvestres o cultivadas, aunque dado el

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grado de humedad que indica la presencia de plantas acuáticas, podría tratarse de cultivos propiosde regadío, aptos para el alimento del ganado.

Hablando de especies acuáticas, tenemos que señalar la presencia de Lemna minor y la abun-dantísima Typha, la primera en los niveles inferiores y la segunda en los superiores, que, unida aCyperaceae, Ranunculaceae, Polypodium, Lycopodium y el resto de esporas, indicarían la presenciade espacios encharcados.

Resultados muy similares a los aquí obtenidos pueden encontrarse en el cercano yacimiento de“Montón de Tierra” de Griegos, en la misma provincia (LÓPEZ y LÓPEZ, 1991-1992), mostrandocómo la vegetación de esta zona se ha mantenido sin variaciones a lo largo del tiempo.

Estudio de la fauna

El conjunto de restos de fauna objeto de este estudio procede mayoritariamente del sector quese ha identificado como el “basurero” del poblado, ya que en el interior de la aglomeración “urbana”no ha habido hallazgos significativos de restos óseos7.

Se ha contabilizado un total de 3.860 restos. De éstos, se han identificado según el taxón al quepertenecen 763 piezas, mientras que 226 únicamente se han clasificado como elementos anatómi-cos y 2.871 forman parte de los restos no reconocibles, que en su mayoría corresponden a esquirlasóseas procedentes de la fracturación de los huesos largos (tabla 4). Si atendemos a estos recuentos,los restos que han sido identificados suponen el 25,6 % del total, de los que sólo el 19,7 % han sidoasignados a la especie a la que representan. Este reducido porcentaje de elementos identificables semodifica si se contempla la clasificación en función del peso de los restos. En tal caso, la propor-ción de los identificados asciende al 64,5 %, de los que el 53 % pertenece a elementos que han sidoasignados por taxón. La causa de esta variación viene motivada por el reducido tamaño de lasesquirlas no identificables –que oscila entre 1 cm (la mayor parte) y 6 cm– y que eleva de maneradesproporcionada el número de restos no identificados.

Los restos se encuentran en un estado de conservación bastante deficiente al haber sido afecta-dos por variados procesos destructivos. El factor más importante de alteración y deterioro de losrestos ha sido la acción de los ácidos de las raíces de vegetales, directamente vinculadas a la propiaacidez del sedimento en el que viven. La intensidad de esta actividad propicia que las superficiessean atacadas y el tejido óseo se descomponga no sólo en sus capas más superficiales, sino a granprofundidad, provocando la fracturación del hueso por su debilidad interna o, en cualquier caso, sudegradación. Esta circunstancia, a la que hay que añadir la actividad de los perros de manera selec-

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7 En la campaña de excavación de 1983 se realizó un sondeo en la zona de habitación del poblado. Como resulta-do de esta actuación se recuperó, entre otros materiales, una pequeña muestra de fauna que fue estudiada por P.Castaños (en BURILLO y PICAZO, 1986). Fueron identificados 24 restos que pertenecen a Bos taurus, Cervus ela -phus y ovicaprinos, que no modifican las conclusiones derivadas de nuestro estudio.

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tiva, ha condicionado la frecuencia anatómica e incluso taxonómica del conjunto en cuestión, demodo que:

• Por un lado, las diferentes partes esqueléticas y, dentro de éstas, ciertas porciones de loshuesos, están presentes en función de su densidad. Así, la suprarrepresentación del esqueleto cra-neal respecto del apendicular, y sobre todo del axial, no puede interpretarse exclusivamente comoconsecuencia de la actividad humana, sino que puede responder más bien a su degradación o desa-parición postsedimentaria. Por tanto, el cálculo del NMI a partir de las piezas dentarias, las más fre-cuentes, permite la estimación más fiable de la participación de cada especie en el conjunto.

• Por otro lado, hay que resaltar la escasa o nula presencia de huesos asignables a animales depequeño tamaño. La causa de la llamativa escasez de restos de conejo puede deberse a una intensadestrucción postsedimentaria de los huesos de este pequeño animal respecto de otras especies demayor tamaño que poseen huesos más consistentes (KLEIN, 1989). Esta misma explicación puededarse a la ausencia de restos de aves, mustélidos pequeños o de taxones de microfauna que suelenser frecuentes en otros yacimientos y que por sus peculiaridades etológicas serían visitantes asi-duos de los basureros8.

Hechas estas precisiones, si nos centramos en las especies representadas (fig. 5, tabla 5) pode-mos observar que existe un claro predominio de la cabaña ganadera respecto a los recursos aporta-

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8 Debe descartarse que se haya producido una selección no controlada derivada de los procedimientos de excava-ción y recuperación del material. Hay que hacer constar que todo el sedimento extraído en el proceso de exca-vación ha sido tamizado en seco por medio de cribas con mallas de 4 y 2,5 mm, y una porción del mismo fuecribada con agua como sistema de control y para la recuperación de microfauna sin que se obtuvieran resulta-dos positivos. Asimismo todos los restos óseos fueron situados tridimensionalmente, siglados e inventariados.

TABLA 4

Número de restos, peso en gramos y porcentajes de los restos determinados y de los noreconocibles de La Hoya Quemada

NR % NR W (gr) % W

Determinados por especie________________ 763 19,7 6.784,7 53,9

Determinados anatómicamente___________ 226 5,8 1.442,3 11,4

Total restos identificables ________________ 989 25,6 8.227 65,4

Restos no determinados________________ 2.871 74,3 4.340 34,5

TOTAL ______________________________ 3.860 99,9 12.567 99,9

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9 La biomasa se ha calculado a partir del método de KUBASIEWICZ (1956).

10 Atendiendo a la destrucción selectiva del material, sobre todo en función de la inmadurez de algunos indivi-duos y del tamaño de los mismos, hay que pensar que el grupo más numeroso del conjunto en estudio, los indi-viduos inmaduros de ovicaprino, pueden incluso encontrarse infrarrepresentados en lo que al número de restosse refiere. Por un lado, son infantiles y subadultos y, por lo mismo, poseen unos huesos menos densos y másproclives a la destrucción y, por otro lado, porque en el conjunto faunístico estudiado son unos animales demediano tamaño en relación al ciervo y al ganado vacuno. Esta observación ratifica el gran predominio que elgrupo de los ovicaprinos posee dentro de la arqueofauna de La Hoya Quemada, ya que a pesar de estar afecta-dos de manera intensiva por la destrucción diferencial poseen el porcentaje del NR y del MNI más elevado.

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30

0

20

40

60

80 % NR

% NMI

%

Fig. 5. Especies animales representadas en La Hoya Quemada.

Bos taurus Sus domesticus Ovis/capra Cervus elaphus Canis fam. Oryc. cuniculus

dos por las prácticas cinegéticas, vinculadas casi en exclusiva a la caza del ciervo, salvo algunarepresentación del conejo como exponente de la caza menor. Dentro del grupo de los animalesdomésticos los ovicaprinos son, con diferencia, los más abundantes, tanto por su NR (73 %) comopor su NMI (64 %) y, en menor medida (53 %), por la biomasa que proporcionan9. El ganado vacunosupone la segunda cabaña en importancia, tanto por su NR como por su peso, aunque si se atiendea su NMI se iguala con la representación de los suidos. La presencia de éstos la hemos atribuido ensu totalidad al cerdo, tanto por el tamaño de sus restos que, sin embargo, no son en ningún casoobjeto de medición, como por la procedencia ganadera de la generalidad de la muestra. También enel conjunto de animales domésticos hay que destacar la importancia del perro, con una representa-ción de cuatro individuos.

Así pues en la cabaña ganadera existe un neto predominio del rebaño compuesto por ovejas ycabras10. Este dominio está muy acorde con un paisaje de piso mediterráneo, incluso en un contex-to de media montaña, y con la presencia menor del ganado vacuno y de cerda. Este cuarteto de

NR

NMI

PESO

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mamíferos domésticos compone la cabaña habitual en la mayoría de los yacimientos peninsularesdel ámbito mediterráneo desde el Neo-Eneolítico hasta periodos históricos. A este grupo de espe-cies se añade con un porcentaje de individuos relativamente elevado el perro, que puede relacionar-se con las labores de pastoreo.

La explotación ganadera de estas especies de La Hoya Quemada se ha inferido a partir de losdos aspectos biológicos que indirectamente son el resultado del control y uso de los animales porparte del hombre. Éstos son la edad y el sexo de los individuos. Aunque en la muestra objeto deeste estudio taxones como el vacuno y el porcino cuentan con pocos restos que puedan ser asigna-dos a edades concretas y los ovicaprinos prácticamente no han podido ser clasificados por su sexo,el estudio comparativo de nuestros datos con los procedentes de otros yacimientos peninsulares decronologías similares nos ha permitido llegar a los siguientes resultados:

• Las ovejas y las cabras eran sacrificadas, algunas en función de la obtención de leche parauso doméstico (16% lactantes), pero sobre todo para carne (el resto de las inmaduras y las adultas).Algunos individuos, que por lo general serían hembras, se respetaban y se mantenían para la cría yquizás la obtención de lana, hasta que con la vejez perdían su capacidad reproductora aprovechan-do entonces su carne.

Estos rebaños complementarían una economía agrícola que se desarrollaría a lo largo de toda elárea de captación del poblado. Como resulta habitual en otros establecimientos de la Edad delBronce, el cultivo de las gramíneas puede ser rotado con el de leguminosas, pero también podríaser frecuente la agricultura de barbecho, que propicia que los rebaños pudieran pastar en los alrede-dores del poblado y no tuvieran que desplazarse a grandes distancias, contribuyendo a su vez aldesbroce y abonado de los campos (LETHWAITE, 1981).

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TABLA 5

La Hoya Quemada: NR, NMI, Peso en gramos (W), biomasa de las especies domésticasprincipales, y porcentajes respectivos de dichos datos

ESPECIE NR % NR NMI % NMI W (gr) % W MASA % MASA

Bos taurus ______________________ 88 11,5 5 10 2.430,8 35,8 34,7 42,8

Sus domesticus _________________ 36 4,7 5 10 235,8 3,4 3,3 4,0

Ovis/capra_____________________ 558 73,1 32 64 3.013 44,4 43,0 53,0

Cervus elaphus _________________ 54 7,0 3 6 941,2 13,8 – –

Canis familiaris _________________ 20 2,6 4 8 118,9 1,7 – –

Oryc. cuniculus __________________ 7 0,9 1 2 45 0,6 – –

TOTAL _______________________ 763 99,8 50 100 6.784,7 99,7 – –

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• En el caso del ganado vacuno no se documenta en La Hoya Quemada una explotación dirigi-da a la obtención de leche, que podría traducirse en un número considerable de individuos infanti-les (LEGGE, 1994). Según el modelo de edad de la muestra en estudio, los individuos fueron aprove-chados principalmente por su carne. El que dos de los cuatro adultos sean hembras parecenvincular más su presencia con la reproducción que con el trabajo del campo como animales de tiro.

• El cerdo únicamente es aprovechado por su carne y grasa, dominando los individuos inma-duros. La causa de que se sacrificaran a los animales infantiles sin esperar a que alcanzaran la edadde su mayor rendimiento es algo difícil de explicar, pero no se sale de la norma observada en otrosyacimientos peninsulares. Su presencia puede relacionarse con zonas de dehesa más o menoshúmedas en las cercanías del poblado.

• El perro, por un lado, podría ser un animal de trabajo ayudando al hombre en el pastoreo delganado, labor que tradicionalmente vienen desarrollando pero que resulta difícil de demostrar. Porotro lado, el hallazgo de sus restos en el basurero puede deberse a que son desechos de comida(algo habitual en otros yacimientos) o a que forman parte activa de la vida doméstica.

• La ausencia de restos de caballo doméstico no resulta extraña en poblados de estas cronolo-gías. Incluso la aparición de este taxón, domesticado o no, en yacimientos de cronologías anterio-res como el Neolítico o el Eneolítico resulta poco frecuente.

En resumen, la arqueofauna de La Hoya Quemada nos muestra una cabaña ganadera bien adap-tada al medio natural, con predominio de especies poco exigentes que son capaces de alimentarseen un extenso territorio en simbiosis con una agricultura extensiva de secano. Esta masa biológicabásica se complementa con especies, más delicadas en su cuidado y de un mayor valor intrínseco.La función primordial de estos animales no parece ser la generación intensiva de productos secun-darios, por lo menos más allá del ámbito puramente doméstico, sino más bien es una fuente añadi-da de abastecimiento cárnico. También la presencia notoria del cerdo reafirma la hipótesis de quela producción de carne y grasa es una de las principales preocupaciones de los individuos que diri-gieron la economía ganadera de La Hoya Quemada, a la que se añade la esporádica aportación depiezas salvajes, producto de una caza poco desarrollada.

HACIA LA CARACTERIZACIÓN DE LAS BASES SUBSISTENCIALESY EL CONTEXTO AMBIENTAL

Los resultados expuestos exigen una valoración crítica y su integración en las coyunturasambientales y estrategias subsistenciales que se desarrollan en el marco oriental peninsular duran-te la Edad del Bronce, para lo cual vamos a esbozar un intento de síntesis recogiendo los aspectosmás relevantes de los estudios acometidos.

Como se ha señalado anteriormente, en estas zonas, así como en buena parte del entorno defi-nido por las serranías ibéricas centro-meridionales, se percibe la existencia de una serie de comuni-dades bastante uniformes desde el punto de vista cultural. Son comunidades que se asientan sobre

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una estructura económica de base agraria con peso variable del componente agrícola o ganaderosegún zonas. Las referencias más precisas las encontramos en el País Valenciano (cfr. GIL-MASCARELL, 1992; DE PEDRO, 1995), donde se señala la probable introducción del arado(MARTÍNEZ VALLE, 1993) que posibilita el desarrollo de una agricultura extensiva basada preferen-temente en los cultivos de cereales en secano, leguminosas (habas, lentejas…), frecuentemente enrotación, e incluso se esgrime la posibilidad de ciertos cultivos como la vid o el olivo (MARTÍ yBERNABEU, 1992), cuya explotación conlleva importantes repercusiones económicas y sociales (cfr.GILMAN, 1987). Para las regiones más montañosas se ha señalado el predominio de sector ganade-ro (GUSI, 1989) así como las prácticas de trashumancia estacional relacionadas con la ocupación decavidades (PALOMAR MACIÁN, 1984; MARTÍ y BERNABEU, 1992), aspectos ambos no siempre sufi-cientemente demostrados11. Las cabañas ganaderas están constituidas por ovicaprinos con aporta-ciones variables de ganado bovino y de cerda. Son frecuentes los aprovechamientos secundarios enlas explotaciones, la reserva de algunos individuos como animales de tracción y carga entre losbóvidos y un aumento en el tamaño de los rebaños que, en algunos aspectos, conduce hacia siste-mas ganaderos extensivos (BERNABEU, 1993).

Como es lógico, los resultados obtenidos en Las Costeras y en La Hoya Quemada se aproximanbastante al panorama expuesto. Las actividades agrícolas, aunque no se constatan directamente,parecen bastante factibles en función de los resultados aportados por los análisis de polen, en losque aparece una serie de taxones que podemos englobar bajo el calificativo de “malas hierbas” queaparecen asociadas frecuentemente a los cultivos, y otros rasgos documentados en la organizacióny estructuras de los yacimientos (estabilidad de los asentamientos, vasijas y/o silos de almacenajeen las viviendas…). Precisamente la ubicación de los poblados en altura y las característicasambientales del entorno exigen que los campos de cultivo, de existir, se localicen a considerabledistancia de ellos. Concretamente en La Hoya Quemada las tierras de labor se encontrarían en lospiedemontes de las cuestas que se extienden hacia los barrancos y hacia el río Mora, siendo difícilbajo esas circunstancias que los pólenes del cereal, con poca capacidad de dispersión, alcancen elpropio yacimiento. También se ha señalado la posibilidad de cultivos de leguminosas (Fabaceae) enlas zonas bajas más húmedas próximas a los barrancos o al río. En cuaquier caso, parece que loscultivos no serían demasiado importantes en un entorno con características edáficas, topográficas yambientales poco propicias para tierras de labor12.

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11 Los hallazgos realizados en el Castillo de Frías de Albarracín (Teruel), excavado inicialmente por P. Atrián(1974) y más recientemente por Harrison, Andrés y Moreno (1995), muestran importantes acumulaciones decereal que parecen ser indicativos de una intensa explotación del mismo en los humedales que se extienden alpie del yacimiento, a pesar de encontrarse en un ambiente de media montaña, en alturas que rondan los 1.400m s.n.m.

12 En el anterior análisis polínico realizado en La Hoya Quemada también por la Dra. Pilar López (cfr. BURILLO yPICAZO, 1986), a partir de una columna obtenida en el interior del núcleo principal del poblado, sí se registrancultivos de ce rea les en los niveles superiores de la ocupación de la Edad del Bronce. Estos niveles se generaron

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Las bases subsistenciales fundamentales parecen apoyarse en explotaciones ganaderas. La com-posición de la cabaña documentada en La Hoya Quemada responde a lo que podemos denominarun patrón mediterráneo: predominio de los rebaños de ovejas y cabras que se complementan conla cría de bóvidos y de cerdos, el caballo está ausente o resulta una especie muy marginal y se reco-noce la existencia de perros. En el caso de La Hoya Quemada, así como en Las Costeras y otrosyacimientos, los aportes proteicos se completarían con la caza de ciervo, animal que alcanza por-centajes relativamente elevados justificados no sólo por ser un buen suministrador de carne, piel yasta, sino también porque aparece como un competidor del hombre por los cultivos.

Con objeto de comparar los resultados de la cabaña doméstica proporcionados por los dos yaci-mientos objeto de este trabajo y precisar su significado, hemos llevado a cabo un análisis estadísti-co reuniendo un conjunto de yacimientos peninsulares del Eneolítico y de la Edad del Bronce (tabla6). Para ello hemos utilizado el número de restos contabilizados en cada uno de esos yacimientos uhorizontes por cada una de las cinco especies domésticas más significativas (ovicaprinos, bóvidos,suidos, équidos y perros) y hemos procedido a la realización de un análisis cluster con objeto deagrupar automáticamente los yacimientos en función de su semejanza13. Hemos utilizado dosestrategias de clasificación complementarias:

1. Un procedimiento aglomerativo, jerárquico, en el que todos los individuos (yacimientos) sevan uniendo a diferentes niveles de similitud hasta constituir un árbol con un solo tronco. El obje-tivo del mismo es situar los conjuntos de Las Costeras y La Hoya Quemada con relación a todos losdemás dentro de una secuencia jerárquica que queda plasmada en forma de dendrograma (fig. 6).Dentro de la variada gama de posibilidades los resultados más coherentes han sido proporcionadospor el método de agrupamiento denominado Average Linkage utilizando como medida de similitudcoeficientes de correlación, menos sensibles a las diferencias muestrales que otras medidas.

2. También nos ha parecido conveniente operar mediante un procedimiento no jerárquico, par-titivo, denominado K-means, que arranca de una configuración inical de los grupos y no de cadauno de los individuos como clusters separados (tabla 7).

Según los resultados de estos análisis, en primer lugar cabe señalar la estrecha conexión que seproduce entre los dos asentamientos turolenses de la cabecera del Mijares, La Hoya Quemada y LasCosteras, que se asocian permanentemente con el Cabezo Redondo de Villena (Alicante). Estosyacimientos se unen en niveles jerárquicos algo más bajos con tres yacimientos en cueva, La Simadel Ruidor (Aldehuela, Teruel), Cueva del Murciélago (Altura, Castellón) y Abauntz (Navarra), con-formando un grupo muy homogéneo que queda plasmado en cualquiera de las soluciones obteni-

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por el derrumbre de las estructuras constructivas y su regularización, por lo que es previsible que tras la des-trucción/abandono de La Hoya Quemada, en un momento por determinar con precisión, se produjera unaexpansión notable de los cultivos en el entorno del yacimiento.

13 Una información más detallada acerca de los análisis cluster, jerárquicos y no jerárquicos, puede verse, entreotros, en SÁNCHEZ CARRIÓN (1984).

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007-048 (01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48):(01)Jesus V. Picazo y 6+ (7-48) 19/03/15 10:12 Página 35

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das. A un nivel ligeramente inferior todos ellos vuelven a unirse con varias ocupaciones definidasen yacimientos granadinos del Bronce Antiguo-Medio, también localizados en entornos de mediamontaña, y otros valencianos como la Muntanya Assolada de Alcira. Todos los yacimientos señala-dos se unen en el grupo 3 de la solución K-means para tres grupos y se caracterizan por un porcen-taje elevado de ovicaprinos (c. 71 %), valores estimables de Bos (14 %) y Sus (10 %) y presencia pocomás que testimonial de Equus (2,6 %) y Canis (2 %).

Este modelo de explotación parece ajustarse al prototipo de la agricultura mediterránea desa-rrollada en entornos de media montaña, en la que los rebaños de ovejas y/o cabras manifiestan unamejor adaptación a los ambientes generalmente secos y degradados de estos ámbitos, siendo elexponente de un modelo arraigado en estas regiones prácticamente desde la introducción de lasprimeras economías productoras hacia el 5.º milenio (MARTÍ y BERNABEU, 1992). Igualmente podríaser indicativo de comunidades que mantienen ciertos niveles de movilidad, practicando movimien-

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Fig. 6. Análisis Cluster. Dendrograma en el que se asocian los conjuntos de fauna recogidos en la tabla 6.

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Tabla 7

Análisis Cluster. Procedimiento de las K-medias.Agrupación resultante para una solución en tres grupos

Classification Cluster Centers.

CLUSTER O/C EQUUS CANIS BOS SUS

1 ___________________ 48,3787 1,0846 0,5380 23,2613 32,51212 ___________________ 48,9229 2,7189 0,4401 41,5178 5,02853 ___________________ 75,5956 3,3083 2,0193 10,7989 5,3944

Case listing of Cluster membership.

YACIMIENTO CLUSTER DISTANCIA

Terrera Ventura (En) _________________________________ 1 16.456Los Husos (En) ______________________________________ 1 13.501Madrid (En) _________________________________________ 1 8.640Ereta (En) ___________________________________________ 1 11.144Peñas del Oro (Br) ____________________________________ 1 16.314Loma del Lomo (Br) __________________________________ 1 11.676Ereta (Br) ___________________________________________ 1 18.627Muntanya Assolada (Br) ______________________________ 1 21.255Jovades (Br) _________________________________________ 1 11.281Acinipo (Br) _________________________________________ 1 4.632Soterraña (Br) _______________________________________ 1 14.268Cerro de la Virgen I __________________________________ 1 15.351Cerro de la Encina I __________________________________ 1 16.745Los Husos (Br) _______________________________________ 2 7.051Moncín (Br) _________________________________________ 2 26.299Tamariz (Br) _________________________________________ 2 16.342Arenal (Br) __________________________________________ 2 7.354Pic dels Corbs (Br) ___________________________________ 2 6.495Cuesta del Negro 1-2 _________________________________ 2 5.655Cuesta del Negro 3-4 _________________________________ 2 12.314Cuesta del Negro BF _________________________________ 2 14.073Cerro de la Encina B __________________________________ 2 22.380Los Tolmos (Br) _____________________________________ 2 22.122

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YACIMIENTO CLUSTER DISTANCIA

Abauntz (En) ________________________________________ 3 13.201La Hoya Quemada (Br) _______________________________ 3 5.468Las Costeras (Br) _____________________________________ 3 9.534Sima Ruidor(Br) _____________________________________ 3 8.598Cabezo Redondo (Br) _________________________________ 3 10.120Cueva del Murciélago ________________________________ 3 10.458Montefrío (Br) _______________________________________ 3 16.253Cerro de la Virgen I __________________________________ 3 16.991Cerro de la Virgen II _________________________________ 3 19.918Cerro de la Encina I __________________________________ 3 16.997

Final Cluster Centers.

CLUSTER O/C EQUUS CANIS BOS SUS

1 ___________________ 50,9677 2,0585 1,4746 19,5385 25,95232 ___________________ 47,6360 5,5650 1,3870 35,8940 9,51003 ___________________ 71,3140 2,6460 2,0660 14,0070 10,0500

tos estacionales de carácter trashumante u otros más restringidos, de carácter local, que podemoscalificar de trasterminantes.

En estas zonas de considerable altitud y rigores térmicos, la trashumancia es un modelo suges-tivo, máxime cuando ha sido una forma de explotación tradicional (MORENO, 1966; OTEGUI, 1985-1986) y muchos de los yacimientos se encuentran situados junto a las veredas del ganado. Ésta esla hipótesis manejada por BARKER (1975 y 1981) para explicar la dualidad de poblamiento y lasrelaciones supuestamente existentes entre los yacimientos del interior montañoso y de la costa enla Cultura Apenínica de Italia Central con una cronología prácticamente paralela a la que ahora nosocupa. Estos mismos planteamientos han sido asumidos por HARRISON y WAINWRAIGHT (1991)para justificar ocupaciones de montaña como la existente en el Castillo de Frías de Albarracín o porPALOMAR (1984) para explicar buena parte de los yacimientos en cueva, la mayoría de escasa enti-dad, que se encuentran en la cuenca del Palancia jalonando las vías pecuarias que bajan desdeJavalambre y Gúdar hacia el litoral levantino. De confirmarse estas prácticas, constituirían unabuena referencia para explicar las intensas relaciones culturales existentes, a partir del 1600 a.C.,entre los yacimientos ubicados en las montañas ibéricas (Javalambre, Gúdar y Maestrazgo), inclui-da La Hoya Quemada, y los localizados en las proximidades de la costa mediterránea o en las cuen-cas bajas del Mijares y Palancia ya en las provincias de Castellón y Valencia.

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Sin embargo, las coincidencias espaciales entre rutas y yacimientos no parecen un argumentosuficiente para aceptar estas hipótesis. Asimismo los análisis polínicos no terminan de mostrar unaclimatología especialmente rigurosa14 y tampoco se ha valorado la rentabilidad potencial y viabili-dad de estas prácticas entre contingentes humanos reducidos y para rebaños de pequeño tamaño.Que subrayemos éstos y otros problemas no significa que descartemos el modelo sino que es nece-sario valorarlo desde una perspectiva crítica. Del mismo modo, también conviene contemplar estra-tegias alternativas de menor alcance como las derivadas de movimientos más restringidos de carác-ter local o comarcal, aprovechando la complementariedad ambiental que supone el binomiosierras-depresiones característico de estas zonas y que harían factible la alimentación del ganadolocalmente aun en condiciones poco favorables. De hecho, en Mora de Rubielos se han estudiadoprácticas históricas, vigentes en la actualidad, que se ajustan a un modelo ganadero de estas carac-terísticas vinculado a explotaciones ovinas y bovinas que permite el mantenimiento de rebañosconsiderables practicando una rotación estacional entre pastos de verano, situados en la parte altade la sierra, y pastos de invierno, en las zonas más bajas del término (RUIZ, 1990).

Junto al modelo descrito anteriormente, estrechamente ligado con él según se aprecia en eldendrograma resultante del análisis cluster, encontramos una serie de yacimientos bastante disper-sos geográficamente y con una cronología que se desplaza hacia el Eneolítico-Bronce Antiguo, quevienen a coincidir con el grupo 1 de la solución K-means. En ellos sigue prevaleciendo un patrónmediterráneo, con predominio de ovejas y/o cabras, pero su porcentaje disminuye sensiblemente(c. 51 %) conforme aumenta la importancia de Bos (19,5 %) y, sobre todo, de los cerdos (c. 26 %).Nuevamente podemos hablar de un patrón mediterráneo, pero en el que determinadas condicionesambientales y/o cronológico-culturales parecen propiciar variaciones vinculadas con la explotaciónde paisajes tipo “dehesa”, algo más húmedos que los anteriores y en los que se desarrollan pastosabiertos entre las formaciones de Quercus, que permiten el mantenimiento de piaras de cerdos apa-rentemente importantes.

El tercer grupo de interés (grupo 2 de la solución K-means) muestra una tendencia relativamentedistinta al modelo plasmado en La Hoya Quemada-Las Costeras. En términos relativos sigue domi-nando el ganado ovicaprino (c. 47,5 %), pero su disminución es importante y, por el contrario, elganado bovino experimenta un fuerte crecimiento (c. 36 %), acompañado de un incremento impor-tante en el número de caballos (c. 5,5 %). En este grupo se juntan yacimientos muy dispersos geo-gráficamente pero casi todos ellos encuadrables desde una perspectiva cronológico-cultural entre el

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14 Aunque existen algunos indicios que parecen abogar por unas condiciones algo más frías para los momentosiniciales del Bronce en función de algunos datos polínicos proporcionados por Las Costeras y de la existencia deformaciones de ladera con improntas solifluidales en momentos que podrían coincidir con ese periodo, no pare-ce que fuera un cambio demasiado acusado (PICAZO, 1990). En este sentido, IBÁÑEZ (1993: 221), a partir dedatos similares a los utilizados por nosotros precisa el fenómeno y propone bajar la franja de contacto entre lospisos bioclimáticos supra y oromediterráneo unos 400 m, de los 1.500-1.600 m actuales a los 1.100-1.200 mdurante algunos momentos de la Edad del Bronce.

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Bronce Medio y Final. Nuevamente podemos intentar explicar este modelo bien por su mejor adap-tación a unas condiciones ambientales específicas, caracterizadas por una mayor humedad, bien porla expansión de un sistema económico ligado a las gentes del interior que hacia el Bronce Tardío yFinal parecen experimentar una dinámica expansiva hacia la periferia mediterránea15.

En cuanto a las características de las explotaciones documentadas, además de la utilización pri-maria destinada a la obtención de carne, las edades de sacrificio documentadas también permitenpensar en aprovechamientos de tipo secundario, especialmente en el caso de ovicaprinos y ganadovacuno, que posibilitan la obtención de una mayor rentabilidad de los rebaños. En concreto, rela-cionadas con la manipulación y transformación de alguno de estos productos, concretamente laleche, encontramos los característicos vasos con forma acampanada y perforaciones múltiplesdenominados genéricamente encellas o queseras. Como su nombre indica, tradicionalmente se lesha atribuido una función vinculada a la fabricación de queso, pero también pudieron servir comoelementos complementarios de vasos de cocina cuya finalidad sería evitar el desbordamiento de laleche en el momento de la cocción16. A pesar de ello, salvo la dudosa producción de carne de vacu-no que se insinúa en función del predominio de vacas adultas de La Hoya Quemada, no hay indi-cios consistentes que determinen la existencia de producciones especializadas o algún tipo de“monocultivo” destinado a una “comercialización” masiva fuera del ámbito estrictamente domésti-co, en la línea de lo estimado para otros yacimientos peninsulares de este momento (cfr. HARRISONy MORENO, 1985).

Es previsible que las formas de pastoreo estuvieran estrechamente ligadas a las actividades agrí-colas, de las que resultan un excelente complemento. Cabe pensar en el lógico aprovechamiento derastrojos y barbechos como pastos tras la recolección del cereal y en los periodos de descanso,absolutamente necesarios en tierras de baja productividad como las dominantes en el entorno deLa Hoya Quemada y Las Costeras, contribuyendo a remover la tierra y a la fertilización de los cam-pos. Parece más dudosa la siembra de leguminosas destinada a la alimentación del ganado, pero encualquier caso, las formaciones de éstas documentadas en los análisis polínicos de La HoyaQuemada, ya fueran silvestres o cultivadas, contribuirían a su manutención. Con todo, igualmente

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15 Aunque no pasa del nivel de conjetura, es interesante señalar la conexión que se produce entre los yacimientosde Los Tolmos de Caracena en Soria y Moncín en Borja (Zaragoza), situados ambos a cada lado del Moncayo ycaracterizados culturalmente por presentar abundancia de decoraciones inciso-impresas, propias de los horizon-tes pre-Cogotas y Cogotas del Bronce Medio-Final. Precisamente llama la atención la coincidencia que se produ-ce entre la aparición de estas cerámicas en contextos del Bronce Tardío en yacimientos granadinos como LaCuesta del Negro de Purullena y el desarrollo de una economía en la que el ganado bovino y equino han adquiri-do un protagonismo inédito en las etapas precedentes.

16 Esta función alternativa se ha estimado a partir de comparaciones etnográficas realizadas entre ciertos artefac-tos utilizados por pastores trashumantes de la Italia actual y objetos cerámicos similares a las ‘queseras’ penin-sulares presentes en la Cultura Apenínica italiana (BARKER, 1985: 80, fig. 30).

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sería necesario abrir zonas cada vez más extensas para pastos, según parece reflejar el polen deambos yacimientos. La presión antrópica, que conduce a un proceso deforestador mediante talas yquemas posiblemente vinculado a prácticas ganaderas extensivas, parece notoria y tiende a generaramplias zonas de garrigas muy abiertas colonizadas por Juniperus, labiadas y otras especies sustitu-torias.

Los rasgos económicos documentados, en principio, no contradicen la idea de una sociedad,estructurada a partir de bases de carácter aparentemente igualitario, que comienza a incorporaralgunos rasgos indicativos de la existencia de tensiones internas y/o externas reveladoras de unatendencia hacia la estratificación y jerarquización social que, en cualquier caso, no termina de plas-marse en sus últimas consecuencias. La construcción de fortificaciones, los primeros intentos de uncontrol y estructuración territorial a partir de centros principales o algunos indicios de incipientesespecializaciones (comercio a larga distancia, algunas actividades metalúrgicas…) no parecen sufi-cientes para hablar de la existencia de una sociedad compleja, fuertemente jerarquizada o con mar-cadas diferencias sociales. Por el contrario, la baja densidad demográfica atestiguada, la uniformi-dad general (tamaño, estructuras, función, riqueza) percibida en todos los asentamientos tanto anivel regional como en el interior de los mismos (las siete viviendas documentadas en La HoyaQuemada son todas ellas sumamente homogéneas) y el predominio de un modo de produccióndoméstico en el que es el propio grupo o la unidad familiar quien dicta las estrategias productivas,las lleva a cabo y aparece como el único beneficiario de las mismas, apuntan hacia una sociedad enla que prima la producción para la subsistencia y en la que apenas existen indicios que permitanatestiguar la existencia de trasvases de capital o acumulación de excedentes por parte de determi-nados sectores de la población.

Todo este proceso tiene lugar en un contexto ambiental que está experimentando rápidastransformaciones derivadas de una presión antrópica creciente ligada, además de lo dicho, a unprobable crecimiento demográfico. Esta degradación se hace palpable al comparar la masa forestalestimable en el entorno de Las Costeras con el de La Hoya Quemada, tan sólo unos 200-300 añosposterior, pero que sin embargo refleja una reducción que podría estimarse en un 20 %, según sededuce de una lectura directa de los resultados polínicos. Aunque los dos yacimientos tan sólorepresentan dos puntos en una secuencia cronológica que cubre casi todo el segundo milenio y enun área muy extensa, las diferencias mostradas aunque no determinantes sí pueden ser indicado-ras del proceso señalado.

Algo similar se constata en otros yacimientos situados en el entorno ibérico con cronologíaspróximas como El Recuenco (Cervera del LLano, Cuenca) o el Cerro del Castillejo (La Parra de lasVegas, Cuenca). En ambos casos se registran oscilaciones en la curva de AP, dominada por pinos ycon una representación baja de Quercus, que pueden ser indicativas de procesos de tala así comopaisajes abiertos de tipo estepa en un medio muy antropizado, si bien a diferencia de La HoyaQuemada o de Las Costeras en ambos casos se registran pólenes de cereales, lo que da cuenta de laexistencia de cultivos en sus proximidades (LÓPEZ, 1983a y 1983b).

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Durante esta época, la vegetación ya no es reflejo de las condiciones climáticas sino de la pre-sión antrópica. Con todo no hay que descartar la posibilidad de cierto descenso de la humedad quepuede haber ayudado a la reducción de la masa forestal (DUPRÉ, 1988: 145). Este proceso de ciertodeterioro climático y ambiental es igualmente constatado en los estudios sedimentológicos realiza-dos por FUMANAL (1986) en el País Valenciano. Parece ser que durante el segundo milenio a.C. seproduce un cambio progresivo hacia rasgos más áridos y estacionales, lo que unido a una intensifi-cación de la actividad antrópica provocará que el bosque mediterráneo sea sustituido paulatina-mente por un paisaje abierto y degradado, especialmente en las inmediaciones de los hábitatshumanos. La intervención humana, a la vez que actúa sobre las áreas boscosas para habilitarlas auna nueva economía ayudará a que las laderas sean cada vez más vulnerables a los procesos de ero-sión y que se favorezca el desmantelamiento de suelos potencialmente productivos. Este fenóme-no, que ha sido registrado en varias zonas del término de Mora de Rubielos (BURILLO et al., 1984),pudo haber tenido especial incidencia en estos momentos y, en conexión con los restantes factoresanotados, pudo repercutir negativamente en los rendimientos de las explotaciones agrarias deestas comunidades exigiendo la adopción de nuevas estrategias económicas (¿pequeños regadíos,ganadería extensiva…?) que, además de acelerar el proceso de degradación ambiental, pudierontener importantes repercusiones en la estructura social y productiva de estas comunidades.

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