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Solidaridad Obrera y El Periodismo de Raiz Acrata - Francisco Madrid

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Solidaridad ObreraY EL P E R I O D I S M O D E R AÍ Z ÁCRATA

Francisco M a d r id

e d i c i o n e s s o l i d a r i d a d o b r e r a

Page 3: Solidaridad Obrera y El Periodismo de Raiz Acrata - Francisco Madrid

© Francisco Madrid

D E LA M ESEN TE EDICION:

Solidaridad Obrera

Solidaridad Obrera es el órgano de expresión de ¡a Confederado Regional del Treball de Catalunya i Balean

Periódico Solidaridad ObreraPtge. kiu Congost, n°5-l 1 Babeos 08917 Badalona

w e b :

www.cnt.es/soliobrcra

e m a il :

soliobrera@cn t.es

D i s e ñ o y m a q u e t a c i ó N : Enrique [,ópez Marín

D EtóSITO LEGAL: SE-4B61-2007

ISBN:978-84-920698-6-6

Page 4: Solidaridad Obrera y El Periodismo de Raiz Acrata - Francisco Madrid

I N D I C I

IN T R O D U C C IO N 7

c a p í t u l o i 27

L a cultura anarquista decimonónica1.1. ¡¡¡Organización!!! 271.2. Las bases de !a cultura anarquista 391.3. Hacia nuevas formas de organización 42

c a p i t u l o i i 4 9

Los frentes de lucha del anarquismo2 . ! . £! íargo camino de la fecuperación 492.2 . El desarrollo de los grupos de afinidad anarquista 552.3 . Tierra y libertad. Un grifo de rebeldía 72

c a p í t u l o i i i s s

Nacimiento y desarrollo de Solidaridad Obrera3 .1 . Génesis de Solidaridad Obrera 853 .2 . La Federación Nacional de Agricultores 953.3. La nueva etapa de Solidaridad Obrera 100

C A P ÍT U L O IV

Anarquismo y pistolerismo

4 . ! . El germen fructifica: expansión de Solidaridad Obrera. La etapa valenciana del diario decano de laConfederación 113

4.2. El periódico confederal se exfiende por España 1284.3. El impado de la revolución rusa: la bokheviración de! anarquismo o la anarquía bolchevique 134

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C A P IT U L O V l«7

La prensa anarquista y anarcosindicalista fren te a la Dictadura (1923- i931)

5.1. La espiral de Solidaridad Obrera. Clandestinidad o lug.ilid.nl una polémica sin sentido t 67 5-2. Soslayando la dictadura: Generación Consciente-Estudios y la Revista Blanca I )55.3. Revista Nueva: Una nueva dimensión filosófica del anarquismo 1815 .4 . Anarquismo y sindicalismo Una vieja polémica 1845 .5 . El anarquismo se reorganiza: Ética e Iniciales . 1.89

C A P IT U L O V I B S

L a República de los trabajadores

6. t . la prensa anarquista y anarcosindicalista de nuevo en ia brecha 1956.2. La jauría: apuntes para una historiografía del anarquismo 2076 .3 . La República contra tos Trabajadores 2 14

E P ÍL O G O 231

Hacia elfina llos periódicos y revistas anarquistas al servicio de la guerra y la revolución 221

BIBLIOGRAFÍA 219

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I N T R O D U C C I Ó N

Este ensayo se sustenta en un trabajo anterior sobre el periódico Solidaridad Obrera) T raté entonces de llevar a cabo un m ero estudió descriptivo del fenóm eno periodístico que supuso el na­cim iento del sem anario obrero que llegaría a convertirse en un referente simbólico del anarcosindicalismo español.Lo que ahora me propongo es llevar a cabo un esbozo de lo que podrían ser las líneas maestras de un estudio sobre el m ovim ien­to obrero español de tendencia anarqu ista y del p ropio m ovi­m ien to an arq u is ta , to m a n d o com o h ilo c o n d u c to r el diario obrero, pero tam bién todo el conglom erado cultural que el anar quismo desplegó entonces y continúa desplegando en la ,u tuali dad. N o obstante, este trabajo abarcará únicam ente los primeros setenta años del desarrollo del anarquism o en España, es decir de 1869 a 1939. La historia posterior al gran desastre tiene unas connotaciones radicalm ente diferentes y necesita de una m eto dología muy distinta. M e serviré tam bién para realizar este tra ­bajo de algunas de las ideas que expuse en mi estudio sobre la

1 Madrid, Paco, «Solidaridad Obrera: símbolo y mito, de un periódico le­gendario», en 80 Aniversario: Solidaridad Obrera, 1907-1987, Barcelona, Ateneu Enciclopédic Popular y Centre de Docum entado Histórica-Só' cial, 1987, pp. 6-43.

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i h i h o b u c c i o m ^ a l i i / a t i i i i i t l U / m i l i v n . .... ...................... .. iia I/ A ritA TA

prensa anarquista y anarcosindicalista2 , de r .t lortua no me veré obligado a citarme reiteradam ente.Conviene señalar que ha habido ya otros intentos tío lijar la h is­toria del diario obrero en algunos puntos concretos de su trayec­toria periodística, en algunos casos con una abundante inform a­ción sobre las vicisitudes del diario obrero.3 Q uizá cause extrañeza mi afirmación de un estudio sobre el m o­vim iento obrero, ya que se han llevado a cabo estudios muy m i­nuciosos de las diferentes organizaciones obreras4 ; pero no me refiero a ese tipo de h istoria , sino a rescatar del olvido las sec­ciones, federaciones o uniones de oficio, que son en definitiva la

2 Madrid Santos, Francisco (1991), La prensa anarquista y anarcosindicalista en España desde ¡a 1 Internacional hasta el fina l de la guerra civil. I: Análisis de su evolución, 1869-1930. II: Catálogo cronológico, 1869-1939, Barcelona, Universidad Central, tesis de doctorado dirigida por Josep Termes. Curso 1988-1989. Está publicada en microfichas, pero, para quien esté interesado en su consulta, el Centro de Documentación Histórico-Social de Barcelo

dispone de una copia impresa y no hace mucho fiie publicada en Inter-■ -tt y puede consultarse en la dirección: www.cedall.org/

3 Citaré en primer lugar la tesis de licenciatura de Dalmases y de Olabarría, Pablo-Ignacio de (1982),passim y también el estudio pormenorizado de J avera, Susana (1992),passim. Esta misma autora ya había publicado ante­riormente dos artículos sobre esta misma temática. Recientemente y para conmemorar el centenario de la «Solí», Solidaridad Obrera de Barcelona ha editado un número extraordinario dedicado a glosar la historia de la publi­cación desde sus comienzos hasta la actualidad. También puede consultar­se la página de Solidaridad Obrera de Badalona: www.cnt.es/soliobrera/, la cual incorpora algunos detalles interesantes en torno al diario obrero.

4 No es este el lugar para citar las obras que se han escrito sobre este tema, ya que son innumerables, tanto las historias generales del movimiento obrero, como las monografías dedicadas a algún período determinado o a alguna región geográfica concreta. Con todo, a lo largo del estudio señalaré aquellas que a mi juicio son las más importantes para el conocimiento del período al que haga referencia.

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, \ntid** idtiií OAmm i • rmmiiUMn nr i i a Í í . A c h a t a IN TRO DUCCIÓN

liunr Milnr l.i qtir podrem os apoyar nuestras afirmaciones sobre he. Icnilcm iii de los obreros en cada uno de los oficios. Es cier­to que ya se han hecho algunas incursiones en este sentido5 , pe­ro con escasos o nulos resultados; las dificultades para esta em ­presa son innum erables, ya que se carece, por lo general, de do­cum entos de archivo generados por estas organizaciones y a lo sum o podem os encontrar las actas de este o aquel congreso de alguna federación o un ión de oficio. L a p rin c ip a l fuente, por tanto, es la prensa periódica, especialmente la prensa anarquista; pero no deja de ser un trabajo muy laborioso y de dudosos resul­tados. N o obstante, pondré mi grano de arena en la edificación de una hipotética historia del m ovim iento obrero a través de sus Uniones o Federaciones de oficio.N o menos extrañeza causará seguram ente la afirmación siguien­te de elaborar una h istoria dei anarquismo español; pero al igual que con el m ovim iento obrero, se han llevado a cabo interesan­tes estudios de las organizaciones anarquistas y anarcosindicalis­tas, desde la Prim era Internacional hasta la FA1, pasando por la C N T 6 ; pero, al igual que con el m ovim iento obrero, no conoce­m os nada de la organización anarqu ista de base, es decir, del grupo de afinidad anarquista y, en mi opinión, sería muy desea­

5 Véase, por ejemplo, Arnabat Mata, Ramón, «El sindicaüsme de sector durant la restaurado. La Federación de Oficiales Toneleros de la Región Española (1871-1904)», en Catalunya i ¡a Restaurado, Congrés Internacio­nal d'História, Manresa, 1, 2 i 3 de maig de 1992, Mantesa, 1992, pp. 233 241. El estudio más sistemático hasta ahora de una unión de oficio, referi­do al sector textil, es el de Izard, Miguel (1973), passim.

6 En este caso es igualmente imposible citar todas las obras que de forma parcial o general lian abordado el tema del desarrollo del anarquismo en este país, pero, al igual que para las obras dedicadas al movimiento obrero, iré citando aquellas que a mi juicio constituyen buenos filones para aden­trarse en las entrañas deí anarquismo o del anarcosindicalismo.

I 9 I

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IN T R O D U C C IÓ N <Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d r r a í z Ac h a t a

ble p rofund izar en el conocim iento de estos grupos, porque, entre otras cosas, consiguieron establecer a lo largo y ancho del país, una red de relaciones realm ente asombrosa, especialmente teniendo en cuenta que no había n ingún centro directivo que dirigiese o coordinase dichas relaciones. Este proceso de autoor- ganización, como verem os con más detalle, es el que hizo posi­ble que se diesen las condiciones más favorables para un desa­rrollo revolucionario.Esto se logró gracias a la gran proliferación de periódicos y re­vistas anarquistas que sum inistraban un punto de referencia óp­tim o, no sólo en el lugar donde se editaba, sino en otras zonas de influencia. Pese a la precariedad de m uchas de estas publica­ciones que difícilm ente podían superar los prim eros núm eros, lograron, en líneas generales, un resultado extraordinario, con­virtiéndose en un foro de discusión publica y en un centro de relaciones que abarcó a toda la geografía del país.1 )rh ido a I a im portancia que los anarquistas concedieron a la informac ión y a la propaganda, único vehículo disponible para rnunlnu 't la- relaciones con los diferentes grupos y organizacio­nes, ya que negaban por principio los foros políticos, es decir, el parlam ento y sus instituciones afines, los grupos anarquistas que se formaban se im ponían como una de sus actividades principa­les la edición de un periódico o, en su defecto, el apoyo a toda la prensa anarquista que en ese m om ento se editaba. Esta es una de las razones que explican esa extraordinaria proliferación de periódicos y revistas que antes com entaba, pero también se con­vierten en una inm ensa cantera de inform ación que puede ayu­darnos a seguir el rastro de muchos de estos grupos.A ún podría utilizarse otro m étodo de análisis para elaborar una aproxim ación a la h istoria y vicisitudes de los grupos anarquis­tas. En efecto, en ausencia, casi total, de archivos policiales de la época, podrían utilizarse con bastante provecho las noticias, artí-

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• II # 4 I « 1

Solidaridad (Utrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a i n t r o d u c c i ó n

culos y com entarios que publicaban los periódicos de m lorm a- ción general o los de otras fuerzas políticas o religiosas. E n las catas que he llevado a cabo en algunos periódicos diarios, como E l Liberal de Barcelona o E l Pueblo de Valencia he encontrado com entarios muy jugosos y artículos que tra taban de criticar el anarquismo y lo único que conseguían era reforzarlo aún más, ya que esas supuestas críticas se lim itaban a ser, en la mayor parte de los casos, meras descalificaciones, usando contra la acracia los tópicos de siempre. Pero esta es una tarea aún más ingrata y se­ría necesario m ovilizar a un num eroso grupo para acom eter la tarea.El m ism o K ropotkín -refiriéndose a los revolucionarios parisi­nos durante el período crítico de la revolución trancesa- lo seña­laba, com entando que el «día que se agotó el impulso revolucio­nario del pueblo volvieron a la oscuridad y únicam ente quedan los iracundos escritos de sus adversarios para perm itirnos reco­nocer la inmensa obra revolucionaria por ellos realizada».7 Trataré ahora de describir, en líneas generales, Jas caractei isticii'. específicas de los periódicos y revistas anarquistas, analizando sus medios de financiación, los grupos que com ponían la rcdiu ción, así como los colaboradores asiduos o esporádicos y tam­bién los objetivos que perseguía este tipo de prensa.Por lo que respecta a los m edios financieros, la prensa obrera y con ella la anarquista tan to si era ó rgano de expresión de un grupo, sociedad o sindicato, debía procurarse sus propios medios económicos para su supervivencia.A unque es difícil saber con precisión cuales eran las vías de re­caudac ión de fóndós para m a n te n e r vivas las publicaciones anarquistas o anarcosindicalistas, podem os establecer tres p rin ­cipales fuentes de ingresos y algunas otras secundarias en orden

7 liro.pütkin, Pedro (1976), p. 263.

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IN TRO DUCCION S o lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

a su im portancia. E n ausencia de publicidad que era en definiti­va el único ingreso verdaderam ente saneado para la prensa en general8 , la principal fuente de ingresos eran las ventas a través de corresponsales y paqueteros. L e seguía en orden de im por­tancia las suscripciones a individuos, organizaciones y sindicatos y por últim o los donativos y las ayudas solidarias que en muchos casos salvaban a un periódico de su desaparición definitiva.9 Com o ingresos secundarios figuraban las ventas directas a parti­culares. En ocasiones tam bién se editaban postales o folletos con el fin de recaudar fondos, etc. A unque en algunos m om entos en las publicaciones cenetistas se llegó a disponer que una parte de la cuota del afiliado fuera destinada a en jugar el déficit de un periódico o se creó una cuota extraordinaria con el m ism o fin, esto afectó casi exclusivam ente al diario Solidaridad Obrera v sejllevó a cabo en casos excepcionales.10La p recariedad económ ica de los periód icos anarqu istas era constantem ente señalada por sus redactores:

[...] Ya comprenderán nuestros compañeros que las publicacionesobreras viven de escasos fondos, pues los trabajadores, faltos del

8 En E l Resumen, 18 julio 1885, analizando las posibles manipulaciones de la estadística del timbre con vista a atraer a los anunciantes, se afirmaba que «la prensa moderna vive del anuncio, único ingreso, verdaderamente saneado que figura en nuestros presupuestos», citado por S. Castillo, «La prensa diaria de Madrid, notas para el análisis de las estadísticas del timbre (18731887)», en Prensa y sociedad en España (18201936), Madrid, 1975, p. 157.

9 El diario «CNT» tuvo dificultades económicas desde el mismo día que apareció (1932). Debido a ello sus llamamientos a la solidaridad fueron constantes {casi todos sus números los insertaban). Los comunistas critica­ron acremente este método porque lo consideraban una petición de limos na.

10 Tavera, Susana, (1978), p. 101.

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dios metal que personifica á la sociedad no podemos darles la vida que deseamos de todo corazón.11

Pero la necesidad de la lucha exigía su aparición a pesar de que los obstáculos fueran m uy grandes:

[,..] los obreros fundamos nuestros periódicos para combatir a nuestros enemigos y patentizar nuestras aspiraciones. Estos nacen siempre en lamentable estado de anemia [...]. U nos hombres de­sinteresados lo cuidan con amorosa solicitud y según lo ven crecer, así crece en ellos la voluntad de luchar y el deseo de vencer.12

O también:

Por tercera vez sale Fructidor, siempre con bríos y deseos de luchar. Los que lo redactamos, somos obreros que no contamos más que con nuestra buena voluntad. Materialmente no disponemos de más dinero que el que nos pueden enviar los compañeros que compran el periódico.1-1

Y al obrero precisam ente com o es lógico iba dirigida la prensa obrera y anarquista. Se daba la circunstancia de que a su analfa­betism o fuerte obstáculo para la adquisición de un periódico se unía su escaso nivel de ingresos en ocasiones por debajo del m í­nim o considerado vital. Estas eran las barreras más im portantes que se oponían a la expansión de la prensa obrera, Y tam bién a que su economía fuera saneada.

Solidaridad Obrera r el periodismo de raíz achata m rnoouccióM

11 E! Grito del Pueblo (San Martín de Proveníais), n.13 (30 septiembre 1886), 8.

12 «• Apología de nuestra prensa», por Manuel M oreno Massa, Fraternidad (Madrid), n.37 (septiembre 1927), 3.

13 Fructidor (Reus), n.3 (24 agosto 1919), 1,

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IN T R O D U C C IO N Solidaridad Obrera v c t p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

E n lo que hace referencia al cuerpo de redacción y a sus cola­boradores señalaré, que a pesar de que los anarquistas eran cons­cientes de la inferioridad de condiciones en la que se encontra­ban, en punto a propaganda, frente al volum en de la misma des­plegada por la prensa no obrera54 , estaban convencidos de que la bondad y la justeza de los presupuestos de los cuales partían ha­rían tam balear los ed ificios in fo rm ativos que com o m urallas protectoras se in terponían entre ellos y el amplio sector del pú­blico lector al que iban dirigidas las informaciones. Tenían pleno convencim iento de que sus deficiencias podían ser sustituidas con toda eficacia por la verdad y la ju stic ia que acabaría por triunfar en un m undo de falsedades alimentadas por los circuitos inform ativos de las grandes cadenas y rotativos. L a anarquista era, pues, una prensa «m enor en can tidad , desgraciadam ente* pero la m ayor en calidad, la de más valía, por la d ign idad qüe ó slen la en su ruda y b r illa n te labo r en pro de la ve rdad y la justicia»,1'Asi pues, los periódicos obreros, salvo rarísim as excepciones, estaban redactados por un personal no especializado en su gran mayoría obreros, que ejercían sus funciones de periodistas des­

14 Tavers, Susana (1978), p. 88 nota 10, señala que «la comparado amb el nivell de deserivolupament assolit per la premsa obrera europea és altáment ilustrativa. A Alemáriya i en els primers anys de segle, els 79 periódics socialdemócrates, molts d’ells díáris.ja havien superatel milió de subscrip- tors» (citando a G. Roth, The Sacia! Democrats in Im perial Germany. A Study oj Working Class Isolation and National Integration). Igualmente para el movimiento obrero inglés. Lo que demuestra tanto el escaso grado de desarrollo del sindicalismo en nuestro país en esos años, como la diferente trayectoria del movimiento obrero español en relación al alemán o al in­glés,

15 Fraternidad(Gijón), 1], 1 (11 noviembre 1899), 1.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d f r a í z á c r a t a IK T R O O U C C IÓ M

pués de acabada su agotadora jo rnada laboral y siem pre de for­m a totalm ente desinteresada.E l Grito del Pueblo de San M artín de P roveníais, advertía a sus lectores:

Como los obreros que redactan nuestro humilde semanario se llevan 10 o más horas en el taller, y en las de descanso han de es­cribirle, no encuentren extraño los suscriptores el recibir este nú mero con un día de retraso...16

Cultura Ferroviaria de M adrid, insiste en esta particularidad:

Camarada: los que escriben en este periódico son trabajadores como tú. Conviven contigo en el taller, en la oficina, en la estación, tienen las m ism as necesidades que tú. Sienten el problema ferroviario.17

Y La Huelga General de M adrid rem acha el clavo tic sus m ilidades:

La Huelga Genera! no pagará nada por Redacción y Administra ción, cuyos trabajos efectuaremos los compañeros del grupo editor después de terminada la jornada en nuestros respectivos talleres.18

Por otra parte, la prensa anarquista no era un coto cerrado don­de expresaban sus opiniones los redactores y la empresa propie­taria decidía la línea a seguir. Si partim os del supuesto de que el nacim iento de un periódico anarquista, se decidía por cuestiones de oportunidad y que generalm ente iba ligado a una línea gene-

16 n.2 (15 julio 1886), 1.

17 n .l (1 octubre 1931), 1.

18 La Huelga General (Madrid), n.5 (9 marzo 1906), 2.

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INTRO DUCCIO N ¿ o l i d u r i l i a i i O t lr / H \ t i ri .................. nt IMI/ Ai Ha ia

ral de actuación del anarquism o en el scctoi del cual surgía, de pendía para su supervivencia de que dicho sector apoyase sus iniciativas y de que el cuerpo de redacción lo in terp retase co­rrectam ente. D en tro de esta trayectoria el periódico se convertía en una p la ta fo rm a de d iscusión en la cual pod ían in te rven ir cuantos lo deseasen, con las lim itaciones impuestas por el escaso nivel cultural del proletariado que iría elevándose paulatinam en­te a lo largo del siglo XX.E sta cualidad que hacía que teóricam ente todos fueran po ten ­cialm ente colaboradores im prim ió a los periódicos anarquistas una frescura que se desprende constantem ente de estas colabo­raciones espontáneas. Poetas y narradores anónim os; cronistas y articulistas surgidos del taller y la fábrica llenaron las páginas de estos periódicos con sus escritos19 . Estos quizá carezcan, en ge­neral, de las virtudes y la calidad de una buena literatura, pero poseen, en cam bio, la belleza de lo espontáneo. Esta interrela- ción, que hacía del periódico una propiedad colectiva, tenía un efecto beneficioso para el mismo, ya que en m om entos de apuro, podía contar siempre con la ayuda de quienes se sentían copartí­cipes de su trayectoria. E n resumen, el periódico contaba con un cuerpo de redacción m ás o m enos estable y un núm ero de cola­boradores ilim itado. A l estar sus páginas abiertas a todos, p ro ­porcionaba la posibilidad de la identificación entre todos aque­llos que a él se adscribían o a sus tendencias.Los periodistas libertarios no desmayaron en líneas generales en su tarea, a pesar de las dificultades que en su cam ino encontra­ban. Estas fueron cualidades que com partieron todos ellos: ge­nerosidad, desprendim iento, espíritu de sacrificio y sobre todo fe

19 Un estudio excelente sobre estas particularidades de la prensa anarquista lo constituye ei trabajo de Litvak, LiJv (1981 ),passim.

I t6 I

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, \ n l i i l i i n i l i i i t O b r t r a v t i r « m o n i > M i > n r h a i / Ai h a m M n O H I C C M «

t-ii sus ideales que en síntesis era el m otor que movía sus corazo­nes./ Icción Libertaria de G ijón , en su reaparición, después de tres semanas de suspensión, afirmaba:

con la misma fe y pasión que entonces, reemprendemos hoy la faena. No importa que cuanto hayamos presenciado en el fenecido 1915 fuera lo bastante para infundir en nuestro ánimo todo menos el entusiasmo y la confianza. Peio, acostumbrados ya a los contra tiempos y fracasos desde que actuamos en el periodismo libertario, nada hay que nos descorazone ni debilite nuestras convicciones. Así, mientras nos sea posible seguiremos adelante.20

H ay aún o tra cuestión que lógicam ente puede prestarse a con­troversia; se tra ta de l p rob lem a de la profesíonalización en el ám bito del periodism o ácrata o anarcosindicalista. Las escasas excepciones de em presas editoriales anarquistas más o m enos estables, com o la de la familia Urales, en la cual colaboraron pe­riodistas profesionales com o Julio C am ba o A n ton io Apolo, no son en abso lu to represen tativas de la tendenc ia general de la prensa anarquista, que tuvo que depender siem pre de colabora­dores espontáneos y redactores form ados al calor de las luchas obreras, en las cuales el periódico era un arm a más, como podía serlo la huelga u otros m étodos. El problem a real se plantearía cuando el sem anario Solidaridad Obrera pasara a editarse d ia­riam ente. D e todos m odos, creo que resulta abusivo inferir de esto hecho una tendencia hacia la profesíonalización como hace Susana Tavera, aunque matice sus afirmaciones:

Però, el que sí acceptaren niés obertament fins i tot els anarquistes individualistes mes acèrrimi -darrera seu estava la seva tendencia

20 n. 46 (7 enero 1916).

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IH TRO OUCCION , \ i i l i i h i i t i l i i i l I l / ' i i >■> > i l c i m i i l i l t M i i i » m a I / A c h a t a

real vers cl publicisnir vii r > i l i »| • 1 1■ I• .....«|it/.u ni» del pcrio-disme obrer confederai. Kl pap.mirili del duri un, inliictors i im i

pressori del diari era un pas tini veti una proli-.-ionalii/ació molt pròpia i particular dcls mitjans miai i o siudu alisi rs, però, encara que a l’estil anarquista, professionalit/ació a la ft,JI

Q ue las tareas requeridas por un periòdico diario no se podían dejar al arbitrio m ilitante, es algo que no hace falta argum entar, que el personal que realizaba estas tareas tenía que recibir al me­nos el producto íntegro de su trabajo es indiscutible, pero esto no significa una tendencia a la profesíonalización, sino, en todo caso, el reconocim ien to de que determ inadas tareas necesitan una estabilidad que de o tro m odo sería difícil lograr. L o que se tra tab a de ev itar es la b u ro cra tizac ió n de las o rgan izaciones obreras, algo que ya había sido brillantem ente señalado por Ri­cardo M ella a principios del siglo XX.22Tam bién, M iguel Jim énez, en uno de sus muchos artículos sobre la propaganda, defiende la tesis de que un diario de la organiza­ción debe tener un cuerpo de redacción retribuido. Sin embargo esto no debía hacerse extensivo al resto de publicaciones de la misma. Este autor era de la opinión de que un semanario con un director retribu ido era innecesario y contraproducente , ya que conducía al profesionalismo de la pluma.2*Por ú ltim o abordaré los objetivos que perseguía la propaganda anarquista en general y su prensa periódica en particular. Los anarquistas españoles se propusieron, entre otras m uchas cosas,

¿1 I tvn a, Siman* ( 1992), p. 32.

)). I .os i argos retribuidos en las sociedades obreras», Tierra y IAbertad (Ma- ilrid), V, 221 (2 agosto 1903), 2. Reproducido en A l Margen (Valencia), n.S9 (otofto 2006), pp. 10-11.

23 «Ai laracioncs. La Propaganda», Acción Social Obrera (San Fcliü de GuixoU), n.25 (29 diciembre 1928), 2.

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S o l i d a r i d a d O b r e r a v i t p e r i o d i s m o o r . r a í z á c r a t a INTRO DUCCIÓ N

au m en tar el nivel cu ltu ra l de los cam pesinos y trabajadores; difundir al m áxim o las ideas y hacer de plataform a de coordina­ción en tre los d iferen tes grupos, así com o servir de apoyo a la lucha frontal contra el E stado y e tC ap ita l, dando cabida en sus páginas a la in fo rm ación de las huelgas y las luchas obreras y campesinas. De hecho, en determ inadas circunstancias, la prensa anarquista fue la única que m antuvo im perturbable la inform a­ción sobre las huelgas, cuando el resto de la prensa prefería m i­rar hacia las poltronas del Parlam ento o hacer cabriolas sobre el desarrollo del capitalismo en el país.En num erosas ocasiones se han señalado los grandes esfuerzos que los anarqu istas h icieron en favor de la enseñanza34 , cuyo m otor principal fue la confianza que éstos tenían en que la revo­lución debía ir estrecham ente ligada a la instrucción y a la difu­sión generalizada de las ideas25 . La prensa anarquista se dirigía, pues, principalm ente, a la clase menos favorecida socialmente en todos sentidos. C om o vehículo de instrucción, tan to com o ti i buna de preparación revolucionaria. E n tre estos dos extremos,

24 AlvarezJunco, José (1976), pp. 515546; Boyd, Carolyn I’., «Els anarquistes i l'educació a Espanya (18681909)», Recerques (Barcelona), n.7 (1978), 5781.

25 Hay que tener en cuenta que en aquellos años el índice de analfabetismo en España era muy alto y además éste afectaba principalmente a la clase trabajadora, pero sobre todo a los campesinos. En 1877, el 72% de la po­blación era analfabeta. Treinta años más tarde, en 1910, la proporción to davía superaba el 50 ó 59%. Había además grandes diferencias regionales entre el norte industrializado y el sur agrícola; M a Dolores Samaniego, «El problema del analfabetismo en España (19001930)», Hispania (Madrid), T.33, n.124 (mayo-agosto 1973), 375400; Boyd, art. cit., p. 62.En el congreso comarcal de Andalucía del Este celebrado en Granada en julio de 1883 el presidente cerró el acto con un discurso en el que entre otras cosas dijo: «que la instrucción es la base de la transformación social», E¡Estandarte (Madrid), n.165 (20 julio 1883), 1.

1 19 I

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i n t r o d u c c i ó n Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

que perm anecieron invariables a lo largo de todo el período aquí estudiado, oscilaron los diversos periódicos que nacieron y desa­parecieron al calor de hechos o acontecim ientos determ inados. U nos ponían el acento en el aspecto educativo:

Queremos la cultura del Pueblo, para que sea más consciente y mejor. Queremos que el obrero no sea el eterno paria, manejado y escarnecido, vilipendiado en sus intereses y rebajado en su digni­dad. Deseamos que no sea esclavo del amo, ni del vicio; lo anhela­mos libre, orgulloso de sí mismo, capaz de un gesto digno y gallar­do; que lance al abismo para que no reaparezca más, la opresión y la esclavitud, el fanatismo y la tiranía, que acabe para siempre con la inhumana explotación del hombre por el hombre.26

O tros acentuaban su carácter revolucionario, na tu ralm ente en sentido anarquista;

Y porque somos anarquistas, combatiremos con entereza cualquier forma de gobierno del hombre por el hombre, cualquier gerencia social, monárquica o republicana, socialista o aristocrática, imbécil o sabihonda [...]. Liberación viene a la palestra de la lucha por cuanto signifique progreso, emancipación y engrandecimiento de la vida...27

Aunque tam bién había quienes intentaban armonizarlos:

Esta publicación, representación y eco de la F.L. de Martín de Proveníais, a más de venir a defender los principios anárquicoco- lectivistas, servirá de instrucción a los trabajadores, pues la mitad

26 Cultura y Acción (Elche), n .l (7 diciembre 1930), 1.

27 Liberación (Elche), n .l (1 mayo 1912), 1.

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S o l id a r id a d O brera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a IH TR3D U CC 1Ó H

de sus páginas son dedicadas a la colección de obras científico filosófico sociales.28

E n cuanto al m étodo, aunque tam bién había divergencias, éstas eran casi inapreciab les. U na buena sín tesis del m ism o nos la proporciona Revista Social:

El periódico creando opinión unas veces, otras inspirándose en ella. Contestando a la alusión ora; despejando las dudas luego; asentando principios siempre y combatiendo, luchando en todo tiempo sin escoger el sitio ni el enemigo, por el ideal querido, es una buena y excelente arma de propaganda, que reúne la superior con d ición de barata, por lo que está más al alcance de los trabajadores.29

C onsiderándolo en su evolución h istó rica , si bien el periódico anarquista m antuvo invariable su objetivo final de destrucción del E stado y la sustituc ión de la sociedad de explotación por otra más justa, sus m étodos variarán en la m edida que se m odi­ficaban o se diversificaban las condiciones sociales de las cuales se partía.H asta la desaparición de la F T R E en el año 1888, prácticam en­te todos los periódicos anarquistas eran partidarios de la organi­zación de la Internacional, y en su desarrollo confiaban para al­canzar sus objetivos. L as d iferencias e ran de m atiz , pero no cuestionaban la necesidad de organizarse.La introducción del anarcocom unism o en nuestro país, supuso un cambio radical en la concepción de la organización. Ya no se depositaba una confianza absoluta en una estructuración perfec­

28 Et Grito del Pueblo (San Martín de Proveníais), n.2 (15 julio 1886), repro­ducido también en números siguientes.

29 «Biblioteca del Proletario», Revista Social (Madrid), n.18 (26 oct. ] 881), 3.

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IN T R O D U C C IÓ N S o h i h i i i t h i J ( ) f » r n i i v i i r u M ito iiM o ur. m I i A c r a t a

ta de la m ism a, defendiéndose con énfasis la organización es­pon tánea y desarrollando de esta forma la teoría de los grupos efímeros30 . C on la evolución de un sector del anarcocomunismo hacia posturas individualistas se rechaza por com pleto la organi­zación, confiándose únicam ente en la acción del individuo apo­yado en actos ejemplares.El descubrim iento del anarquism o sin adjetivos?1 con más pro­p iedad sin defin ición económ ica posib ilitaría el desarrollo de m ultitud de tendencias den tro del mismo, cuyo período de má­xim o esplendor se sitúa en los años iniciales del presente siglo. D esde el llam ado «anarquism o literario»32 , al que se adscribie­ron con algunas excepciones la práctica totalidad de la genera­ción del 98, hasta los grupos neom althusianos33 , pasando por n ietzchianos, cuyo órgano más representativo fue Juventud de

30 La Justicia Humana tic Barcelona sería la primera, a nuestro conocimiento, que desarrollaría esta teoría, vid., «Organización y autoridad» (II), n.8 (25 nov. 1H86), 1. La primera parte de este artículo fue publicado en el n.7 que no ha llegado hasta nosotros.La Revolte del 2 ago. 1886 nos ha conservado algunos extractos del mismo, cit., por Kaplan.Temma (1977), p. 230.

31 La lucha de tendencias que caracterizó los años ochenta se saldó con una fórmula de compromiso que supondría en la práctica la desaparición pro­gresiva de las ideas colectivistas y la supremacía del anarcocomunismo, pero tendiendo a suprimir adjetivos. La Controversia de Valencia al dirigir­se a sus lectores decía en el n.2 (17 junio 1893): «Entre los creadores del periódico hay individualistas en mayoría, es verdad, comunistas y colecti­vistas, pero todos son anarquistas afanosos de la discusión (...) Repetire­mos: ¡Fuera dogmas! ¡Viva la libre discusión!»

32 Este aspecto ha sido muy bien expuesto entre otros por Clara E. Lida, «Literatura anarquista y anarquismo literario», Nueva Revista de Filología Hispánica (México), XIX, n.2 (1970), 360381

33 La publicación más importante de este grupo encabezado por Luis Bulffi, fue Salud y Fuerza que apareció en Barcelona desde 1904 hasta 1914.

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^oUdâridàd Obrera v k l p e r i o d i s m o d f . r a í z á c r a t a INTRO DUCCIÓ N

Valencia14 , o catalanistas de d iverso corte , con órganos com o Avenir o Progrès, ambos de Barcelona. Sin olvidar, por supuesto, las revistas de con ten ido filosóficocu ltu ra l, com o La Revista Blanca de M adrid o Natura de Barcelona y tam bién Ciencia So­cial, en la ú ltim a década del siglo X IX . O los periód icos de com bate, típ icos de grupos anarquistas com o E l Productor de Barcelona en sus diversas etapas, Espartaco, en la m ism a ciudad y sus sucesores, E l Mismo y Nuevo Espartaco, etc.35 Pero con el despertar del siglo com ienza tam bién a resurgir la idea de o rgan ización . C om ienzan a desarro llarse sociedades obreras, ed itan d o algunas de ellas sus p ro p io s ó rganos en la prensa. Se inicia de este m odo un proceso organizativo que cul­minará en 1910 con la creación de la C N T.A p a rtir de aquí los periódicos anarquistas se d ividirán en dos bloques. Por un lado aparecerán los órganos de] aparato sindical cenetista y p o r o tro los órganos netam en te anarquistas, gene raím ente expresión de algún grupo, aunque en ocasiones la divi sión no puede ser claram ente señalada. Pero en cualquier i a-o todos defendieron la necesidad de la organización. I .as d i ln m cias estribaban en todo caso en la m ayor o m enor im plicación con la C N T o en cuestiones de táctica.

34 Afirmaba este periódico en su primer número: «El periódico viene al mundo a volcar todas las ideas que bullen por los cerebros, toda esa senti- mentalidad pujante y refinada de la juventud moderna (...) Juventud será, queremos qué lo sea, una protesta, un grito rebelde del pueblo (...) ¿Pro­grama? jPara qué? Delante tenemos la Vida; detrás los cadáveres que no puedan seguimos», «A! pueblo; a los jóvenes», por la redacción, n .l (4 ene. 1903), cit. por Arbeloa, Revista de Fomento Social (Madrid), XXV11I, 110 (1973), 207208.

35 Sobre estos aspectos del anarquismo ibérico pueden consultarse con prove­cho las obras de Roselló, Josep María (2003) ,passim y Masjuan Bracons, Eduard (2000),/>a.í.«m.

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IN T R O D U C C IÓ N S o lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

Pocos órganos anarqu istas se opusieron de form a decid ida al desarrollo del anarcosindicalismo, sin embargo podemos señalar que Regeneración de L érid a afirm aba «que el sindicalism o ha dado de sí todo lo que podía dar y ha m uerto defin itivam ente como instrum ento de estado legal y de estabilidad en la sociedad burguesa», añadiendo que este periódico «nació para ser instru ­m en to de l cam ino a seguir, e se n c ia lm e n te revo luc ionario y anarquista».36Pero eran fenóm enos aislados y no tuvieron un gran eco en la prensa anarquista. L a corrien te principal se com prom etió sin reservas en el desarrollo del anarcosindicalismo.En líneas generales he d ispuesto el p resen te ensayo de la si­guiente manera:

E n el capítulo prim ero abordaré el análisis del desarrollo de la cultura anarquista en el últim o tercio del siglo XIX.

En el capítulo segundo trataré de explicar el auge y desarrollo de los grupos de afin idad anarqu ista en estos prim eros años del siglo XX, y trazaré una breve historia del periódico Tierra y L i­bertad hasta su suspensión en 1919.

El capítulo tercero estará dedicado a analizar las vicisitudes del periódico obrero Solidaridad Obrera, desde su génesis hasta su suspensión en 1919. Al propio tiem po, además de analizar otros órganos de prensa anarquistas y confederales, prestaré una espe­cial atención a la Federación Nacional de Agricultores.El período realm ente crucial en el desenvolvim iento tan to del anarquismo como del anarcosindicalismo fueron los años llam a­

36 n .l (4 junio 1921), cit:., por Sol Clot, 150 años de prensa leridana, Lérida, 1964, p. 411.

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S o l i d a r i d a d O b r r r a v n p rR io o iS M o m k a í í A c r a t a IM TR Q D U C CIÓ K

dos del p isto le rism o . Por mi p a rte , s itúo es ta época entre el triunfo de la revolución rusa en octubre de 1917 y el ascenso al poder de M iguel Prim o de R ivera tras el golpe de E stado de septiem bre de 1923. Será el capítulo cuarto.

Los años de la dictadura de Prim o fueron muy desiguales para la propaganda anarquista, ya que si algunos periódicos y revistas pudieron seguir sus publicaciones sin grandes problem as, otros en cam bio fueron radicalm ente suspendidos. E n este capítulo -el q u in to - analizaré, entre otras cosas, la evolución del movi­m iento anarquista, es decir, los grupos de afinidad, hasta desem ­bocar en la creación de la Federación A narquista Ibérica. Este in ten to de centralizar los esfuerzos de los anarquistas en un ob­jetivo com ún, el derrocam iento del E stado , tendrá su máximo p ro tagon ism o en los años repub licanos, especialm ente en los años revolucionarios.

Los años de la II República, desde 1931 a 1936, que conform a­rán el capítulo sexto, reflejan un aum ento espectacular del m o­vim iento anarquista en todas sus vertientes, cuyo baróm etro más seguro es la g ran p ro life rac ión de la p rop ag an d a de carácter anarquista, no sólo en periódicos y revistas, sino también en li­bros y folletos.

La revolución y la guerra lo he considerado un epílogo, ya que la prensa, toda la prensa en general, pero tam bién la anarquista, iniciaron una nueva andadura y com ienza ya a aparecer el fenó­meno de la propaganda al servicio de la revolución en el caso de los anarquistas y la propaganda belicista en prácticam ente toda la prensa.U na últim a aclaración antes de term inar: en las referencias bi­bliográficas u tilizaré el sistem a que me parece más sencillo y

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IN T R O D U C C IÓ N r j W / í / í í r iilm t O b u 'u i v 1 1 p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

cómodo cuando se tra ta de confrontai est rilos ajenos. Este m é­todo es el siguiente: en toda referencia bibliográfica se incluirá, en nota a pie de página, el apellido o apellidos del autor o autora seguido del nom bre y a continuación, entre paréntesis, el año de publicación del libro o el artículo en cuestión, seguido de la pá­gina o páginas en que se halla la cita o la referencia, con estas pistas es muy sencillo identificar los datos completos del libro en el apartado correspondiente a la referencias bibliográficas que situaré al final del libro. Si alguna referencia bibliográfica apare­ce com pleta en las notas es debido a que únicam ente se cita una vez o con el fin de no sobrecargar inú tilm ente las referencias bibliográficas.Esto me perm ite aclarar que la bibliografía no será exhaustiva y ni siquiera com pleta. Señalaré únicam ente aquellos libros o fo­lletos que haya utilizado para la elaboración de mi propio traba­jo.

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C A P Í T U L O I

£a cultura anarquista decimonónica

1.1. ¡¡¡Organización!!!

En líneas generales podem os afirm ar que el ú ltim o tercio del sitólo XIX significó para el m ovim iento anarqu ista español un laborato rio en el cual se experim entaron las diferentes form as que iría después paulatinam ente adqu iriendo la C ultura anar­quista en sus tres aspectos fundam entales: el revolucionario, el educativo y el cultural. Estos tres frentes de lucha del anarquis mo español le proporcionaron su peculiar característica y posibi litaron que fuese asum iendo la hegem onía en el panorama revo lucionario, llegando a ser, sin duda alguna, el único movimiento que se propuso seriam ente la tran sfo rm ación social, desde la vertiente antiautoritaria.

N o obstante, conviene señalar que uno de los prim eros laborato rios experimentales en el que fueron ensayadas diferentes formas organizativas por parte de las diversas tendencias políticas im ­plicadas, fue la revolución francesa. D e ésta, pocos autores han subrayado el aspccto popular que com enzó a m ostrar a partir de 1793. D e entre éstos cabe destacar a K ropotkin y a Daniel G ue-

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c a H t u l o i Solidaridad Obrera y f. l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

riní7 . Am bos, en sus análisis sobre la misma, han puesto el én­fasis en el papel jugado por las masas de modo espontáneo.El prim ero alude a los «anarquistas»38 «un partido de desorgani­zadores que tiende a disolver la República desde su cuna», según palabras de Brissot39, quien especifica en otro lugar que «los de­sorganizadores son los que quieren nivelar todo: las propiedades, el bienestar, el precio de los artículos de consum o, de los servi­cios prestados a la sociedad, etc.; que quieren que el obrero del campo reciba la paga del legislador; que quieren nivelar hasta los talentos, los conocim ientos, las virtudes, porque carecen de todo ello».40Para Kropotkin, «los anarquistas no constituían un partido [...]. Eran revolucionarios disem inados por toda la nación; hom bres com pletam ente dedicados a la Revolución, que com prendían su necesidad, que la amaban y trabajaban por ella».41 Pero lo que más nos interesa destacar es su m odo de acción, su form a de organizarse. «M uchos de ellos se agruparon alrededor del M unicipio de París, porque todavía era revolucionario; otros

37 Kropotkin, Pedro (1976). Este libro fue editado simultáneamente en fran­cés e ingles en 1909. De inmediato se tradujo a otros idiomas. La versión española corrió a cargo de Anselmo Lorenzo y fue publicada por las edi­ciones de La Escuela Moderna de Barcelona en dos tomos, Guerin, Daniel (1968). La primera versión de este libro, mucho más reducida, apareció en 1946. En 1974 se publicó en castellano una versión reducida con el título: La lucha de clases en el apogeo de ¡a revolución francesa.

38 Este término fue acuñado por Brissot miembro de la Gironda en la Con­vención en sus folletos: J.P. Brissot... á ses commettants..., s.d. [22593], B.N., Lb41/652 y A todos los republicanos de Francia, sobre la Sociedad de los Jacobinos de París, s.d. [241092], cit., por Kropotkin (1976), 260 y sgs.

39 J.P Brissot... a ses conminantes, cit., por Kropotkin (1976), 261.

40 A todos los republicanos..., cit., por Kropotkin (1976), 262.

41 Kropotkin (1976), 263.

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Solidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P I T U L O I

pertenecían al club de los Franciscanos; algunos habían ido al club de los Jacobinos; pero su verdadero terreno era la acción, y sobre todo la calle. Veíaseles en las'tribunas públicas de la C o n ­vención, desde donde dirig ían los debates; su m odo de acción era la opinión del pueblo, no «la opinión pública» de la burgue­sía; su verdadera arm a, la in su rrección y con ella ejercían in ­fluencia sobre los diputados y sobre el poder ejecutivo».42 Luego veremos con más detalle que los grupos anarquistas anar- cocomunistas asumirán en parte consciente o inconscientemente esta herencia, pero con la d iferencia esencial de una tom a de conciencia en lo que se refiere a las posibilidades revolucionarias de una organización no autoritaria.

Si existe alguna característica especial que nos perm ita identifi­car a la In ternacional española, ésta sería indudablem ente que fue la única que logró encuadrar en sus filas a todo el movim ien­to obrero o rgan izado . E fec tiv am en te , e n tre 1869 -año de su c o n s titu c ió n o fic ia l com o F e d e ra c ió n R eg iona l E sp a ñ o la (F R E )- y 1H74 -año en el que Pavía dio su golpe de E stad o -, todos los esfuerzos que se h iñ ero n po r organiza! a los trabaja dores al margen de la Internacional fracasaron C'.iivptlusamenie El h istoriador Josep Term es lo recoge con estas palaluaa mi hih que se observa una extraña tensión:

El prestigio y la fuerza de la Internacional forzaban a adherirse incluso a las sociedades menos dispuestas a aceptar el apoliticismoo el radicalismo social. El sodetarism o fracasó al no conseguir crear una organización obrera independiente, y al no poder mante­ner alejados de la Internacional a los grupos estrictam ente sindicalistas.43

42 Ibid.

43 Termes Ardévol, Josep (1977), 179.

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S o l id a r id a d O hrertt v m . p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

Y un poco más adelante este mismo historiador rem acha sus opiniones:

Los grupos que fiaban la mejora de la sociedad en la difusión del cooperativismo o en la aplicación de las leyes sociales dictadas por el poder público, no llegaron a estructurar una organización gene­ral distinta de la Internacional.4,1

N o obstan te, y a pesar del desconocim iento que tenem os de la base obrera, como ya señalaba en la introducción y con bastante poco criterio a m i ju ic io , ya que todavía se conoce m uy poco sobre las diferentes Federaciones o U niones en que quedó es­tructu rado el m ovim iento obrero in tem acionalista , desconoci­m iento aún m ayor si tenem os en cuenta la época en que M anuel N úñez de Arenas escribió sus notas sobre el m ovim iento obrero español, éste afirm a, sin em bargo, que «durante el período que pudiéramos llamar próspero de la Internacional hubo en España un m ovim iento de resistencia perfectam ente caracterizado que o no en tró o si entró no arraigó en aquel organism o, y este movi­m iento radicaba principalm ente en Cataluña».45

La otra peculiaridad que caracteriza a la Internacional española reviste una im p o rta n c ia aún m ayor, porque p ropo rc ionará al anarquism o español, en su desarrollo, una fuerza social sin pa rangón. P ro p o rc io n ó al m ovim iento obrero, cuyo desarro llo arranca de la primera asociación obrera que se formó en 1840, una estructura racional y le dotó de un programa sólido siguien­do lus premisas del colectivismo bakuninista. El edificio organi­zativo que la Internacional española intentó poner en pie -y en

4-1 Termes Ardévol, Josep (1977), 244-245.

45 Núñez de Arenas, Manuel (1916), 586, cit., porTermes Ardévol, Josep (1977), 243, nota 114.

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Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o i

parte consiguió- resulta so rprenden te . D efin ió las estructuras políticas de la Internacional y las estructuras sociales de la orga­nización obrera con un rigor casi m atem ático, y esta estructura sería la que debería ocupar el lugar de las instituciones caducas y podridas de la in justa sociedad cap ita lista . Es decir, una vez completada la organización social, cuando todos los trabajadores se hallasen perfectam ente encuadrados en sus respectivos pues­tos, la revolución sería un hecho.46N o obstante, todos estos esfuerzos tenían sus limitaciones, y una de las m ás im p o rtan te sería el escaso grado de desarrollo del proletariado español, unido a la represión que constantem ente se abatió sobre la organización internacional. E l propio A nselm o Lorenzo, en sus conocidas m em orias, som ete a una dura crítica este en tram ado organizativo alegando que era difícil que fuera com prendido por todos, máxime si tenem os en cuenta el grado tan alto de analfabetism o que existía en tre los obreros y que además era im posible que «hubiera núm ero suficiente de hom bres y m ujeres capaces de poner en actividad tantas comisione', administrativas de estadística, de correspondencia, de propagan da, ni el estado m iserable del trabajador perm itía co ti/.n paia soportar los gastos consiguientes a tal organismo».47 Pero esta crítica muy justa en muchos sentidos hecha a bastant es años de distancia, no tiene en cuenta que a pesar de todas las

46 Véase el artículo «Las instituciones actuales de la Internacional, bajo el punto de vista del porvenir», por L'Internationale de Bruxelles, La Solida­ridad (Madrid), I, 8 (5 mar. 1870), 1, publicado por los intemacionalistas belgas. Una explicación más detallada de estos importantes aspectos se encuentra en la introducción que yo mismo preparé para \.\ Antología Do­cumenta! de!Anarquismo Español. Volumen 1: Organización y revolución: De ¡a Primera Internacional al Proceso de Montju'ic (1868-1896) (2001), pp. 25 ysgs.

47 Lorenzo (1974), pp. 298299.

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Solidaridad Obrera y f. l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

dificultades, no solo económicas o sociales, sino tam bién repre­sivas, la In te rnac ional española logró poner en pie un edificio cuya solidez el tiem po se encargaría de poner a prueba. Pero sobre todo parece ignorar el hecho de que contem poráneam ente muy pocas voces se alzaron eñ contra de la misma. Al contrario, si pudo llevarse a efecto fue porque tácitam ente todos estuvieron de acuerdo con la estructura.48

En efecto, la estructura diseñada por los intem acionalistas ado­lecía de una fuerte tendencia a la burocratización y este aspecto se vería con m ucha m ayor claridad en la continuación de la In ­ternacional española entre 1881 y 1888, tras siete años de dura d ictadura entre 1874 y 1881- y de forzosa clandestin idad; sin em bargo, a pesar de la m ism a, las estructuras organizativas del m ovim iento obrero siguieron funcionando, con mayor o m enor dificultad, y esto perm itió que en .1881, tras una tím ida apertura política, de nuevo se reorganizara la Internacional española, en esta ocasión adoptando el nom bre de Federación de Trabajado­res de la Región E spaño la (F T R E ). Su tendencia ideológica seguiría siendo el colectivism o bakunin ista y el p rogram a que

48 Las críticas que podrían hacerse a una concepción organizativa de este género son innumerables. Pero en mi opinión no son las más importantes las apuntadas por Lorenzo; sino más bien las relacionadas con la consecu­ción del objetivo revolucionario que perseguían los intemacionalistas. Los anarquistas italianos, sobre todo Errico Malatesta, se encargarían de desa­rrollarlas a tenor de la evolución del movimiento obrero (véanse las sesio­nes del congreso de Berna de 1876, en La Première International (1962- 1971), IV, 494). En un sentido parecido se expresa la única opinión dis­cordante que conozco: «Nosotros necesitamos menos modos de organiza­ción, ó no necesitamos más que uno, por mejor decir, para llevar al hecho nuestra idea; y aquel será el mejor que menos cierre el paso con su admi­nistración exclusivista a la propaganda general de nuestros principios revo­lucionarios». cfr. La Federación (Barcelona), 162 (21-9-72), 2-3.

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'Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d f . r a í z á c r a t a C A PITU LO 1 I

adoptó sería casi idén tico al que se adscrib ió la organización precedente.La única diferencia quizá se encuentre en la paulatina burocrati- zación de la organización que im perceptiblem ente fue o torgan­do a la C om isión Federal (C F ) un peso específico m ayor de lo que teóricam ente le correspondía. Se produjo de este modo una mayor centralización, aunque en teoría se seguía m anteniendo la autonom ía de las secciones y la independencia de sus resolucio­nes. Este proceso de burocratización explica, en parte, que los restos de la fracción m arxista, constitu idos en partido en 1879 con el nom bre de Partido D em ocrático Socialista O brero E spa­ñol (P D S O E ) a cuyo frente se situó Pablo Iglesias, no encontra­ran su espacio social y m ucho m enos po lítico . Su in te n to de crear en 1882 «una especie de Federación Nacional de Obreros» se vio abocada al fracaso49 , Tan sólo con la desaparición de la F T R E en 1888, un nuevo in ten to de aquellos encontró tím idas respuestas que dieron nacim iento a la U nión G eneral de Traba­jadores (U G T ).Es de todo p u n to lógico que la cen tra lizac ió n excesiva de la F T R E provocara recelos que se m anifestaron casi enseguida. Los prim eros enfrentam ientos que tuvieron lugar respondieron principalm ente a cuestiones de táctica. Se manifestaron tímida m ente en el congreso de Barcelona en 188 I ™ . Aunque sin que podam os llegar a saber exactam ente en que consistían, es de su poner que se referían al tipo de organización que se in ten taba estructurar, considerada, en líneas generales, excesivamente au­toritaria y centralista.

49 Se trata de la «Asociación .Nacional de los Trabajadores de España», cfr., Morato (1976), pp. 93-94.

50 La delegación andaluza de Arcos de la Frontera fue la que dio la nota dis­cordante. Véase, Nettlau (1969), 406.

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C A P Í T U L O I S o l i d a r i d a d O b r e r a r * i . p h í i o d i s m p d e r a í z á c r a t a

Se argum entaba tal como se puso de m anifiesto en el desarrollo posterior que la C F poseía atribuciones excesivas que suponían una injerencia abusiva, cuestionando la autonom ía de las seccio­nes y federaciones locales.La práctica de una organización pública y legal, p ronto chocó con las prácticas revolucionarias, profusam ente em pleadas por los campesinos andaluces. Las tensiones latentes entre una con­cepción legalista de la organización y la actuación secreta de la m ism a, rem iniscencia del período de clandestin idad, p ron to se evidenciaron, provocando a partir de 1883 una crisis interna que se iría agudizando hasta desem bocar en su disolución en 1888.

A unque la práctica to ta lidad de los h istoriadores han venido repitiendo, con mas o menos acierto, que las luchas entre com u­nismo y colectivismo provocaron las crisis internas de la F T R E , su decadencia y finalm ente su desaparición en 1888, parece m u­cho más probable que su lenta decadencia fuera consecuencia de sus propias contradicciones in ternas, especialm ente si tenem os en cuenta que el anarco-com unism o no se introdujo en España hasta mediados de la década de los ochenta, cuando ya la F T R E se encontraba herida de m uerte. Adem ás, esta lenta decadencia explicaría la virulencia que en nuestro país adquirió el enfrenta­m iento ideológico entre colectivismo y com unism o, que única­m ente finalizaría con la fórm ula neutra del «anarquismo sin ad­jetivos», aunque en la práctica significó la práctica desaparición del colectivismo.

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Solidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o i

El prim er órgano anarcocom unista en la prensa La Justicia H u~ mana51 decía textualm ente:

Somos anarquistascomunistas y venimos por medio de la prensa a propagar estas ideas [...]. N o somos partidarios de organizar en sentido positivo a las clases trabajadoras, aspiramos a una organi zación negativa. Anarquistas en toda la extensión de la palabra sin formar un cuerpo manejable, que lo mismo pueda servir en benefi­cio que en prejuicio del objeto para que fue creado...52

Dejaba bien claras las diferencias que les separaban de sus opo­nentes anarcocolectm stas:

Somos comunistas anárquicos y por consiguiente enemigos de la propiedad individual que los colectivistas determinan en el produc­to íntegro del trabajo de cada uno (...) D e la escuela colectivista nos separa el que santifica la propiedad individual que resulta del trabajo de cada uno...53

Q uizá la im portancia de este periódico además de abrir bnvlia en el cam ino de penetración del anarcocom unism o radique en la elaboración por p rim era ve-/ en España de los planteamiento'.

51 Este periódico com enzó a publicarse en abril de l M H í j en llaivelun.i. Se trasladó a Gracia en noviembre, desapareciendo casi inmediatamente. No hay datos precisos de la intervención de Emilio 1 lugas y Martín Horras en su redacción, pero lo más probable es que así fuera. Emilio Mugas, sastre y Martín Borrásjavé, zapatero, afiliados ambos a la Internacional desde su primera época, tuvieron una participación muy destacada. Con toda pro- habilidad fueron los impulsores y redactores de los primeros periódicos anarco-comunistas: La Justicia Humana y Tierra y Libertad.

52 «Nuestros propósitos», 1 (18 abril 1886), l

53 «El hombre lo es todo», id., 12

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teóricos de los «grupos de afinidad anarquista» que tanta im por­tancia tendrían en el m ovim iento anarquista:

En el artículo anterior hemos visto que los individuos podían llegar a agruparse y a entenderse en la organización que se originaría de sus relaciones diarias, sin que fuese precisa entre ellos la existencia de una autoridad, por el mero hecho de agrupamicnto y reunión de las afinidades, de las mismas tendencias, del mismo objeto que se quiere conseguir.54

El escaso apoyo y arraigo de esta ideología en E spaña en esos m om entos, explicaría su corta duración: ocho números, con dos meses de intervalo entre el últim o y el anterior.C'.im ilos utos mas tarde, volvieron a ed ita r un periódico que alcanzó una más larga duración y al que pusieron por titu lo de cabecera un nom bre ya m ítico, el cual con el correr de los años se convertiría en el órgano «oficioso» de los grupos anarquistas y posteriorm ente sería el órgano de la FAI: Tierra y Libertad?5 E n sus páginas los anarco-com unistas pusieron por prim era vez en España las bases teóricas de los grupos anarquistas que tanta im portancia tuv ieron en las cuatro prim eras décadas del sigloXX.

c a p í t u l o i S o l id a r id a d y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

54 «Organización y autoridad», La Justicia Humana (Barcelona), 8 (25 nov. 1886), 1. El número 7 de este periódico donde desarrollaban ampliamente estas ideas no ha llegado hasta nosotros

55 Este periódico, desde el n.10 (6X1888), hasta su desaparición en el n.23 (8V111889), ocupó parte de sus columnas en explicar su concepción de la organización con el título: «Anarquía y organización». En próximos capí­tulos veremos con más detalle la evolución de este periódico que se con­vertiría en un fuerte bastión de la lucha anarquista, flanqueando y refor­zando la labor de Solidaridad Obrera y demás periódicos anarquistas o anarco-sindiealistas.

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Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P IT U L O I

La base de toda organización no autoritaria debe ser necesaria­m ente el individuo, el in terés nacido en éste de com unicar sus ideas, sus necesidades, o sus im presiones a o tros individuos le acercará a aquellos que tengan sus m ism os problem as y aspira­ciones, es decir, aquellos que le sean afines.Se habrá de este m odo co n stitu id o el g rupo , sin que para su creación hayan sido precisas o tras leyes que las naturales. Del m ismo m odo, tam poco será necesario, en absoluto , establecer otras para su conservación. El grupo perm anecerá constitu ido mientras subsistan las causas que le hicieron nacer y la fuerza de repulsión de los individuos del grupo no sea mayor que su atrac­ción.U na de las principales características del grupo anarquista es que cualquier individuo integrante del m ismo se halla siem pre en la plenitud del derecho a desplegar todas sus facultades naturales sin que sea necesario para ello estar sujeto a m ayorías o m ino­rías. La libertad del individuo en el seno del grupo no puede ser coartada bajo ningún concepto. N adie debe d ictarle leyes para regular sus acciones. Su propia disposición a perm anecer in te­grado en el grupo será la que regule el trato con los demás. Par­tiendo de esta teoría, la propensión de cualquier individuo a im ­ponerse a los dem ás por la fuerza se verá con trarrestada po r la fuerza de los que la rechazan, resu ltando de ello el equilibrio orgánico del grupo.El objetivo del grupo una vez constitu ido debe ser necesaria­m ente la extensión de la propaganda y contribuir con su esfuer­zo al abatim iento de cuanto se oponga a la m archa de la revolu­ción. N aturalm ente procurará ponerse en contacto , no solo con grupos de su localidad, si los hubiera, sino con los de otras loca­lidades. E n p u n to a propaganda, es lógico que se proponga la creación de una biblioteca, de un periódico , hojas im presas o bien la propaganda oral con el fin de prom over la creación de

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C A P IT U L O I S o lid a rid a d Obrera v n . im m i o d is m o d e r a í z á c r a t a

nuevos grupos o sim plem ente com o grupo de acción revolucio­naria, procurándose además medios adecuados para el combate. Si un grupo es pequeño es fácil entenderse. Las dificultades de en tend im ien to aum entan en la m edida en que el grupo se am ­plía y se hace más grande. E sta dificultad se resuelve haciendo que todos los pensam ientos y actividades tengan cam po de ac­ción. El individuo es libre de poner en acción sus pensam ientos sin tener que consultar a nadie, pero si decide com unicar sus iniciativas será por propia voluntad y sin imposición de nadie.E n lo que se refiere al m odo de reunirse y discutir, los anarco- comunistas rechazan por com pleto la idea de que necesariamen­te de cada reunión deban salir acuerdos y la mayoría debe im po­nerse a la m inoría por la sola razón de su núm ero. E n el caso de que en una discusión sobre un proyecto cualquiera hubieran dos0 más opiniones divergentes, la solución sería que cada una de ellas la pusiera en práctica, de lo cual resultaría dado que todos concurren al mismo fin un beneficio para todos.E n lo tocante al problem a financiero, éste debe ser resuelto por la ap o rtac ió n v o lu n ta ria de cada ind iv iduo , sin cuotas fijas. Siendo la adm inistración de los grupos com petencia exclusiva de cada uno de ellos.Todo lo dicho sobre la relación entre individuos de un m ism o grupo, puede hacerse extensivo a la relación entre los grupos de una misma localidad. La necesidad de com unicarse, de ponerse en relación unos con otros, les empujará a reunirse entre sí, sin que para ello fuera necesario un comités de coordinación o cosa parecida. Lo superfino de esc organismo era evidente para los ■ni.uvot omimistav Si éste no tiene ningún tipo tic atribuciones es absolutamente innecesario y si alguna se le concede se haría en detrimento de la autonomía de los grupos. Igual ocurre si se1 rata de relaciones con grupos de distin ta localidad. Son innece­sarios com ités de relación cuya única tarea teóricam ente sea la

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d f . r a í z Ac r a t a c a p í t u l o i

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elaboración de estadísticas, ya que éstas pueden ser llevadas a cabo por cualquiera que lo desee. Los grupos son perfectam ente libres de m antener correspondenciaJcon cuantos grupos deseen y su propia dinám ica los llevará a ello.Sin n ingún género de dudas, es un p rogram a sencillo, basado fundam en ta lm en te en la espon taneidad , pero dem ostrará una extraordinaria eficacia -com o verem os luego con más detalle- a la hora de estructurar una organización sólida antiautoritaria.

La fractura de la F T R E en 1888 dará paso a dos organizaciones netam ente diferencias: una de carácter económ ico que se deno­minará Pacto de U nión y Solidaridad y la o tra de carácter políti­co-social que tom ará el nombre de O rganización A narquista de la Región Española (OARE). El desarrollo de esta última nos es com pletam ente desconocido, aunque su actuación es indudable, de otro m odo sería inexplicable el resurgim iento del anarquism o a partir del inicio del siglo XX; en cuento a la prim era, participó activamente en los primeros de mayo que se convocaron a partir de 1890, en que se organizó el prim ero de ellos y aunque a partir de 1893 desaparecen prácticam ente las noticias que de esta o r­ganización nos han llegado, con tinuó funcionando , porque la volveremos a encontrar en los albores del siglo XX.

1.2. Las bases de la cultura anarquista

En la prim era etapa de la Internacional española, la propaganda anarquista se lim itó casi exclusivamente a la prensa, editándose diversos periódicos intem acionalistas. E n tre ellos cabe destacar La Federación que empezó a editarse en Barcelona en agosto de 1869 y, salvo un breve período de suspensión , cubrió todo el período del sexenio hasta el golpe de E stado de enero de 1874; La Emancipación, que comenzó a editarse en M adrid como ór­

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c a p í t u l o i S o lid a rid a d Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

gano «oficioso» de la Internacional en 1871 y que, tras la llegada de Paul L afargue a E sp añ a , se decan tó ráp idam ente del lado m arxista; E l Condenado, tam b ién de M ad rid , obra de Tom ás G onzález M orago que pretendía contrarrestar las informaciones tendenciosas del órgano marxista.Tam bién se publicaron portavoces de las Uniones de oficio, pero excepto ha Revista Social, órgano de la U nión M anufacturera, con bastante poca fortuna.Por lo que respecta a la educación, los intemacionalistas españo­les la tuvieron siem pre presente y le dedicaron todos los esfuer­zos posibles para alcanzar lo que entonces se denom inaba una enseñanza integral. En el C ongreso de C órdoba, celebrado a finales de 1872, se recalcó la im portancia de la enseñanza, acor­dándose el establecim iento de escuelas intem acionalistas, cuyos lib ro s y m ae s tro s p ro c e d ie ra n de la F e d e ra c ió n R e g io n a l Española.56

Según el portavoz «oficioso» de la F T R E , uno de los principales medios de educación y cultura es el libro, así lo reconoce la prác­tica. E l libro, sin em bargo, es caro por barato que sea, a los que no ganan lo suficiente para comer.E l periódico, creando opinión unas veces, otras inspirándose en ella, con testando a la alusión ora; despejando las dudas luego; asentando principios siem pre; com batiendo, luchando en todo tiempo sin escoger el sitio ni el enemigo, por el ideal querido, es una buena y excelente arm a de propaganda, que reúne la supe-

56 Efectivamente el Ateneo Catalán de la Clase Obrera editó en 1872 el libro E l Ariete Socialista Internacional para sus escuelas y lo recomendó a las Secciones de la Internacional. Está constituido por una colección de afo­rismos, noticias y conocimientos útiles para la infancia; en él se intenta poner de relieve las injusticias sociales al mismo tiempo que defendía eí »politicismo y el colectivismo.

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S o l i d a r i d a d O b r e r a y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o i

Irior condición de barato , po r ló que está m ás al alcance de los trabajadores.Pero el libro y el periód ico se com plem en tan , y si el libro es a precio de coste, sin duda alguna que uno y otro pueden producir muchos y buenos resultados.57Aunque la publicación de libros anarquistas no alcanzaría gran­des proporciones hasta com ienzos del siglo XX, en esta década com ienzan ya a crearse algunas editoriales m odestas, general­m ente asociadas a algún periódico, com o Revista Social o Tierra y Libertad. E sto perm itió que la difusión de las teorías anarquis­tas fuera más am plia. N o obstan te, estos prim eros in tentos de elaborar úna cultura anarquista a través del libro no pasaron de hacer propaganda de las ideas anarco-colectivistas o anarco-co- munistas.M ucha m ayor im portancia en el aspecto cultural cobrarían los dos C ertám enes Socialistas que fueron celebrados en este perío­do58 . E n ellos se recogería una amplia m uestra de la elaboración teórica del anarquism o, ju n to a una selección de trabajos que abarcaban diversos aspectos de interés sociológico, artístico o literario.

57 Así se expresaba Revista Social (Madrid), 18 (6 octubre 1881), 3, al anun­ciar la creación de «La Biblioteca del Proletario», que publicó libros como, Estudios filosófico sociales de Josep Llunas o el Almanaque para 1883, con «escritos útiles a los proletarios».

58 El primero se celebró en Reus en 1885, organizado por El Centro de Am i­gos de Reus y el segundo en Barcelona los días 10 y 11 de noviembre de 1889 en honor de los mártires de Chicago, organizado por el grupo «11 de noviembre». Ambos certámenes fueron editados en libro y reeditados pos­teriormente. Primer certamen socialista, organizado por el Centro de Amigos de Reus, Reus, Centro de amigos de Reus, 1885, XIl-t-576 páginas, y Se­gando certamen socialista, celebrado en Barcelona el día 10 de noviembre de 1889 en el Palacio de Bellas Artes (¡Honor a los mártires de Chicago!, Grupo •Once de Noviembre»), Barcelona, «La Academia», 1890, 440 páginas.

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C A P ÍT U L O I ¿olidaridad Obrtrw > ri r r h i o u i s m o h e r a í z á c r a t a

En el tem a de la educación , la FT R E siguió abogando por la constitución de escuelas laicas, recoincndando a las Federaciones Locales el establecim iento de las mismas.59 Pero el p ro tagonista ind iscu tido siguió siendo el periódico. Su p ro liferac ión en este período fue espectacular. E n tre 1881 y 1888 se publicaron alrededor de 50 cabeceras diferentes, porta­voces de algún grupo, órganos oficiales de alguna U nión de O fi­cio o sim plem ente instrum entos de propaganda anarquista.

1.3. Hacia nuevas formas de organización

Los ú ltim os diez años del siglo X IX han sido calificados en la historia del anarquism o como la «década terrorista». Nadie pue­de poner en duda que existieron atentados efectuados por anar­quistas, el más espectacular de los cuales fue sin duda el de San­tiago Salvador60. Pero hacer de ello el eje de toda una década en la historia del m ovim iento me parece tendencioso.Resulta evidente que la práctica organizativa anterior había con­vulsionado los m edios anarquistas impulsándolos hacía prácticas m ucho más espontaneístas que golpeasen de forma contundente la estructura de la sociedad capitalista. Se form aron num erosos

59 Por ejemplo en e! congreso de Sevilla (1882) se hacía especial hincapié en esta cuestión, cfr. Nettlau (1969), p. 4<)0.

60 Kti la noche del 7 de noviembre de 1893 se inauguraba la temporada de ópeiu del Liceo han rlonéfi, con l.i representación de Guillermo Tcll. Al mu el segundo m ío fueron arrojadas dos bombas «Orsini» ,il patio de b t i t u i . r , h ó Io una de ellas h i / . i t explosión, pero fue suficiente para causar numerosa» víctimas. Santiago Salvador, autor del atentado, confesó i¡uc lo había hecho com o represalia al fusilamiento de Paulino Pallas un mes antes. Este anarquista había atentado contra el general Martínez Campos que salió ileso del mismo. Cfr., Núñcz Florencio (1983), pp. 53 y sgs.

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Solidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z A c r a t a C A P Í T U L O I

grupos de acción^' que, posiblem ente, no excluyeran la práctica del atentado, pero que no era el único objetivo, ya que conocían sobradamente, por experiencias ajeaas, sus nefastos resultados.62 Se trataba en definitiva de com binar todas las formas de lucha posible tratando de crear una estructura lo suficientem ente fle­xible para que pudiese hacer frente a la represión del Estado que indefectiblem ente llegaría en cuan to éste se viera am enazado. Suponían de una ingenuidad rayana en la estupidez el esperar algún resultado positivo p o r la vía de la legalidad com o ya se había dem ostrado en la década anterior.De este m odo los grupos anarco-com unistas más o menos acti­vos se fueron form ando p o r todo el país. A lgunos de ellos con sus propios órganos de prensa, los cuales por la precariedad de las condiciones m ateriales en que se encontraban estos grupos, generalmente aislados, eran indefectiblem ente efímeros.63 Pero a pesar de su aparente escasa incidencia social, parece que llegaron a adquirir una gran relevancia, porque los escasos aten tados que se produjeron no pueden explicar la barbarie guber nam ental. Sólo la preocupación causada p o r la proliferación de

61 Sempau (1900), passim, es casi la única fuente que tenemos para rastrear la presencia de estos grupos, pero este autor, por razones obvias, lo distraza de ficción y además de forma críptica. Véase, también, Núñez Florencio (1983), p. 124.

62 Eli efecto, sobre los medios de acelerar la Revolución Social, el Congreso Cosmopolita de Barcelona de 1885, tomó el acuerdo siguiente: «aconsejar a todos los anarquistas del mundo actuar de forma que se armonicen y asocien todos los esfuerzos de la propaganda científica con la clandestina y de acción revolucionaria». Cfr., Nettlau (1969), p. 498.

63 Citaré algunos de entre todos ellos, E l Combate de Bilbao, E l Porvenir Anarquista de Barcelona, Ravachol de Sabadell, l.a Tribuna Libre de Sevi­lla, etc.

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C A P IT U L O I Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

estos grupos puede dar cuenta de la brutal represión que se aba­tió sobre el anarquism o en estos años finiseculares.

La progresiva desorganización del m ovim iento obrero español de tendencia anarquista a partir de la disolución de la F T R E en 1888, fue m om entáneam ente detenida por la confluencia in ter­nacional en la celebración de los Primeros de mayo.En España al igual que en el resto de Europa el prim er Prim ero de mayo se celebró en 1890, decidido en el congreso obrero in­ternacional de París del año anterior64 . Las tácticas socialistas y anarquistas se dividieron casi de inmediato. M ientras los prim e­ros abogaban por una masiva m anifestación obrera, seguida de un pliego de peticiones al gobierno, para apoyar la reducción de la jornada de trabajo, los segundos apoyaron decididam ente la liuelga general, com o único m edio de conseguir la jornada de ocho horas.Todos los periódicos anarquistas que en ese m om ento se publi­caban^5 , se pusieron sin reservas del lado de la huelga, que al­canzó especial virulencia en este prim er I o de mayo.6f'C om o consecuencia E l Productor suírió una suspensión de dos m eseí’7 . La Victima del Trabajo de Valencia, que había visto la luz el año anterior, vio asaltada su redacción, siendo suspendido

64 Como es bien sabido se eligió esta fecha en recuerdo de las Luchas que los obreros norteamericanos iniciaron el 1° de mayo de 1886 para conseguir las: ocho horas, con las trágicas consecuencias de varios anarquistas ajusti­ciados. A partir de entonces se conocerían como «Los mártires de Chica­go». Véase, Ferrer (19752), pp. 27 y sgs.

65 E l Productor, La Víctima del Trabajo, E l Jornalero, La Alarma, Loa Deshereda­dos, La Tramontana, E l Socialismo.

66 Pueden seguirse las vicisitudes de la misma en Ferrer (1V752), pp. 85 y sgs.

67 Entre mayo y julio. Véase, «La suspensión de E l Productor», n.198 (4 julio 1890),!.'

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S o lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P IT U L O I

por más de tres m cse^8 . Igual suerte le cupo a E l Jornalero de Alcoy, nacido aquel m ismo año.69Et Pacto de U nión y Solidaridad celebró un congreso en 18917t) y se conocen referencias del m ism o hasta 1893. La celebración de los Prim eros de mayo siguieron la m ism a tónica del prim ero hasta ese m ism o año, en que es visible la decadencia. Los espec­taculares aten tados de 1893 con tribuyeron a destrozar en m il pedazos estos tím idos intentos de reorganización que en esencia significaron el fracaso de unas tácticas que se habían dem ostra­do inoperantes.Progresivam ente fueron desapareciendo los periódicos que ha­bían sido testigos directos de la len ta decadencia organizativa del m ovim iento obrero y se vieron to ta lm ente incapaces de su­perar los viejos moldes.

68 «Los acontecimientos de mayo han forzado a suspender temporalmente m is

publicaciones», E l Productor (Barcelona), 200 (18 julio 1890), 2; «La redac ción del periódico fue ocupada por los tribunales de justicia...», La Víctima del Trabajo (Valencia), n.8 (26 julio 1890).

69 E l Productor (Barcelona), n.200 citado y La Víctima del Trabajo (Valencia), n.8 citado.

70 «El congreso amplio» (propuesta de convocatoria con inclusión del orden del día), E l Productor (Barcelona), 226 (8 enero 1891), 1. El congreso se reunió el 22 de marzo desarrollándose en días posteriores. Entre sus reso­luciones destaca la adhesión al Io de mayo, E l Poductor (Barcelona), 237 (26 marzo 1891), 1 y 4 y n.238 (2 abril), 1.

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C A P Í T U L O II

£osfrentes de lucha del anarquismo

2 .1 . El largo camino de la recuperación

A finales del siglo XIX concurrieron una serie de factores que hicieron posible la recuperación del m ovim iento anarquista y del m ovim iento obrero cercano a esta ideología. U no de ellos -quizá el más im p o rta n te - fue la barbarie que supuso la apertura del proceso de M onju ic . C om o es bien sab ido , la bom ba que tue lanzada al paso de la procesión del C orpus po r la calle de C am ­bios Nuevos de Barcelona, el 6 de ju n io de 189671 , dio lugar a una persecución sistem ática de anarquistas en toda E spaña y especialm ente en C ataluña. Los sótanos del tenebroso Castillo de M ontju íc se llenaron de m ilitan tes ácratas, envueltos todos ellos en el tristem ente célebre proceso de M ontju íc. El celo re­presivo alcanzó incluso a prestigiosos intelectuales com o Pedro C orom inas, cuya conexión con el anarquism o era m eram ente literaria. C om o es lógico se d ictaron leyes especiales de repre­sión del anarquism o72 y su prensa fue totalm ente suprimida. Faltos de m edios de expresión propios en el interior, debieron recurrir a la solidaridad internacional. Salvando las irregularida­des en los procesos, las torturas y dem ás salvajadas que se perpe­traron, escudadas en la im punidad, me interesa destacar el poco

71. Núñez Florencio, Ratacl (1983), pp. 58 y sgs.

72. Ley del 2 de septiembre de 1896.

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c a p í t u l o p Solidaridad Obrera y ri. p e k w d i s m o d e r a í z á c r a t a

eco favorable que despertaron en los m edios de inform ación cotidianos. H abría que esperar algún tiem po para que se alzaran voces de protesta por las irregularidades que se com etían. Pero ya era tarde. M uchos inocentes fueron pasados por las armas y otros deportados.La cam paña que se inició por la revisión de este proceso prim e­ro desde las páginas de E l Progreso y poco después seguida por otras publicaciones73, creó la lógica efervescencia entre los traba­jadores de todo el país y puso de m anifiesto las arbitrariedades de la justicia.

A p a rtir de este m om ento las in iciativas se m ultip licaron . La familia Urales, al poco tiem po de em pezar la publicación de La Revista Blanca, inició la de su Suplemento para recoger la infini­dad de noticias obreras que llegaban de todas partes y tres años más tarde, para independizar ambas publicaciones, cambiarían la cabecera del Suplemento por la de Tierra y Libertad', pero la con­trovertida personalidad de Federico Urales no tardó en provocar duras críticas desde diferentes sectores del anarquism o español. N o es este el lugar para hacer un estudio en profundidad de la trayectoria intelectual del anarquista reusense, pero desde luego va ld ría la pena hacerla , p o rq u e pocas figu ras co n sig u ie ro n atraerse las iras de casi todo el anarquism o español. D e todos m odos, es obligado reconocer que su esfuerzo y el de su familia y colaboradores, contribuyó en an manera a extender la p ro ­paganda por todo el paiv

7 ( t i / ’»«jif»!'!!', di,mu (Imi^kIh jhh Alq.ii»ln> l.rrnnu después «le que »bando iiuiit l,i ■Im'it it'm <l< I I l ’aii l.crroux incorporó a la redacción a FedericoI bale» v .milio* mu turón la umpaftn el I l de enero tic 1 S*>H, cfr. Álvarc?, )mn ii, Jum4 { 1‘í'íO), |i|). 1íi2 y Kg*. No tardaría mucho Urales en abandonar i-l iliai i<> y fundai mi propia revista para continuar la campaña por su cucn ttt. Asf nació l a Revista Manca.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o ii

A partir de 1900, la larvada actuación del Pacto de U nión en los últim os años del siglo X IX culm inó en la reconstrucción de la Federación R egional E spañola de^Sociedades de R esistencia (F S O R E ), con el explícito rechazo a las huelgas parciales y la adhesión m ás entusiasta a la proclam ación de la huelga general. S in em bargo, esta organización estaba todavía excesivam ente anclada en los presupuestos organizativos an teriores y aunque im pulsó algunas huelgas generales, especialm ente en G alicia y Barcelona, su actuación, aparte de los congresos anuales que ce­lebró hasta 1906, excepto el año 1902, no tuvo una relevante significación y ya en 1906 eran visibles los síntom as de decaden­cia, desapareciendo silenciosamente un año más tarde. El fraca­so de las huelgas generales del bienio 1901-1902 la había dejado herida de m uerte, arrastrando a partir de entonces una vida lán­guida.N o obstan te , la experiencia de lucha de las huelgas generales, unida a la difusión de las ideas del sindicalism o revolucionario, especialmente en Barcelona, propiciaron los intentos de creación de una organización estructurada de una m anera visiblem ente d istin ta. E n la ciudad condal se reem prendieron casi inm edia­tam ente los trabajos de reconstrucción. A principios de 1904 se creó la U nión Local de Sociedades O breras74 afiliada a la F S O ­RE. C om o tal tom ó parte en el IV Congreso celebrado en Sevi­lla en aquel año, pero la desvinculación de este organism o fue la

74. Tierra y Libertad (Madrid), n.383 (2 junio 1904), 4; E l Rebelde (Madrid), n.15 (31 marzo 1904), 4, publicó el «Provecto de Reglamento para la Unión Local de Sociedades Obreras de Barcelona». Este «Proyecto» puede verse íntegro en Cuadrar, Xavier (1976), pp. 593594: Apéndice I.

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C A P IT U L O II Solidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

tónica dom inante75 j en su evolución posterior. Esta U nión Local participó activam ente en la preparación de las luchas del I o de mayo de 1906, in ten to de confluir de nuevo internacionalm ente para conseguir la jo m ad a de ocho horas y de hecho fue, con to ­da probabilidad, el núcleo del que después surgiría la Federación Local «Solidaridad O brera» de la que trataré en el próxim o ca- pítido.

Cuando Ferrer y G uard ia llegó a Barcelona en 1901 su proyecto era, a juzgar por los resultados, m uy sim ilar al proyecto liberta- rio. Efectivam ente, abrió de inm ediato los tres frentes aludidos. En ese m ism o año se funda la E scu e la M o d e rn a , al m ism o tiem po que com ienza a publicarse, por iniciativa de Ferrer, el periódico La Huelga General, el cual en sus dos años de existen­cia contribuirá a propagar en España las teorías del sindicalismo revolucionario, recién estrenado en Francia y proclam ará como sublime instrum ento de lucha revolucionario la huelga general. Por lo que respecta al proyecto pedagógico, la Escuela M oderna ten ía p o r d e lan te un am p lio co m e tid o a cubrir, no sólo para arrebatar la enseñanza de m anos de la Iglesia, como tantas veces se ha repetido, sino para suplir las deficiencias de la escuela pú­blica que o era muy mala o inexistente76 . Este hecho es algo que nadie podría discutir; no obstan te en ese m ism o año de 1901,

75. Connelly Ullman, Joan (1972), p. 136, afirma: «No obstante, las sociedades obreras barcelonesas, no consiguieron mantener contacto con la FTRE (se refiere a la FSORE) o no deseaban hacerlo», apoyándose en e! testimonio de Abad de Santillán, Contribución a la historia del movimiento obrero, 1, 490, cit. por Cuadrat, Xavier (1976), p, 63.

76. Lázaro Lorcnte, L. M ., «Alcance y significado de la Escuela Moderna en et País Valenciano», Educado i Historia. Revista d'historia de l ’educació, Bar­celona, 1 (1994), 49.

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Solidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P IT U L O II

Antonio Maura, uno de los políticos más siniestros y nefastos de la Restauración, afirmaba:

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[...] Sucede entre nosotros que nos parece que lo hemos hecho todo habilitando a los más humildes y a los más ignorantes para que deletreen, y luego se olvida que el único pasto que llega a su espíritu son publicaciones anarquistas, publicaciones que encarnan todos los odios y todas las pasiones.77

C om o es lógico, se produjo sim ultáneam ente un insólito au­mento de la propaganda anarquista en forma de libros y folle­tos78 . A esta profusión contribuyeron, además de las editoriales propiamente anarquistas, como La Revista Blanca, E l Productor, La Huelga General, etc., muchas otras editoriales m> .marquislr, como Sempere de Valencia o Maucci de Barcelona, sin olvidai La España Moderna, Granada, Presa, Atlante, etc.

En este clima de efervescencia comenzaron a actuar lo s grupos de afinidad anarquista, extendiéndose por todo el país. En el siguiente apartado hablaremos extensamente sobre lo s misinos, señalemos ahora algunas de las opiniones que se han vertido sobre estos grupos y algunas de sus características más impor tantes.Repasemos primeramente las de A dolfo Bueso, un conocido cenetista con una trayectoria política un tanto tortuosa, que así nos los describe:

77 Cit. porMaeztu, Ramiro de (1977), p. 190.

78 Resulta elocuente el asombro que experimentó Ramiro de Maeztu ante esta avalancha de la propaganda anarquista y que dejó reflejado en los artículos que escribió para el periódico E l Imparcial de Madrid en 1901. Pueden consultarse en la recopilación, Maeztu, Ramiro de (1977), passim.

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C A P I T U L O li S o lid a rid a d Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

[...] hombres que se llamaban de acción, que se reunían por grupos que ellos llamaban de «afinidad», compuestos de media docena de hombres y mujeres, animados muchos de ellos por un espíritu de protesta ante las injusticias sociales, pero la mayoría sin cultura alguna, sin estudios senos del problema, todo lo más, mal ahmeri- lados cspiritualmente por media docena de folletos y la lectura, a trompicones, del inevitable libro, La conquista ddpan.~<>

G ustavo La Iglesia, un conocido intelectual de principios del siglo XX, y además un plagiario de prestigio, también los analiza som eram ente, vertiendo de ellos una op in ión poco halagüeña. Para este autor,

los fines prácticos que estos grupos realizan en todas partes es el socorro pecunario y el auxilio desinteresado a los compañeros pre­sos en la localidad o que por ella transitan, conducidos por la tuer­za pública o en calidad de propagandistas, emigrantes o huidos de su país natal.1*'1

E n cuanto a sus características, D olors M arín señala acertada­m ente, que el grupo anarquista es «un grupo que piensa y cono­ce, al m ismo tiem po que actúa de cara a la sociedad de acuerdo con los ámbitos políticos y sohreestructurales. El grupo encarna así la práctica cotidiana de ‘vivir en anarquía’ y luchar por el ad­venim iento de una sociedad libertaria»81 . V es precisamente esta

7V Hurto G urda, Adolfo (1976), tomo I, pp. 148149. Para una descripción del Kiupo «Redención» ron mía fuerte car^a de hostilidad y frustración- del que formó parte el autor, véanse pp, 154158.

H(l I ,i tul* M.t y • •mi u , ( ¡ustavo (1907J), pp. 292 y sgs. lín pp. 293295 en nota puede verse una lista bastante amplia de los grupos anarquistas de que el autor tenia conocimiento en diferentes ciudades españolas v también en el extnnwm .

81 Marín i Silvestre, Dolors (1989-1990), pp. 406-407.

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característica lo que confiere al grupo de afinidad anarquista una relevancia en la práctica co tid iana de la transform ación social que po r desgracia se ha soslayadó en aras de estudios m enos conflictivos y farragosos.

Por últim o, A lvarez Junco señalaba que en la constitución de la C N T «la polém ica anterior [entre partidarios de una organiza­ción estructurada y aquellos que abogaban por una relación más flexible] no podía por m enos de estar presente en el anarcosin­dicalism o, com o lo prueba lo singular de su organización; su flexibilidad y espontaneísm o com o principios, el carácter subra­yado constantem ente de confederación entre individuos y socie-J J

dades adheridas siem pre de abajo a arriba; lo reducido de las cuotas prácticam ente voluntarias, la inexistencia de jerarquiza- ción, de burocracia, de d iscip lina, ni de m ás obligación que la solidaridad»82 .Y esto era debido en buena parte a la influencia de los grupos anarquistas y a su peculiar concepción tic la orga nización.

2 .2 . El desarrollo de los grupos de afinidad anarquista

C on el final de siglo se m anifiesta un creciente deterioro de la situación m aterial de la clase obrera española. La crisis econó­m ica provocada por la pérd ida de las ú ltim as colonias agravó aún más el problema.C on el resurgir del m ovim iento obrero provocado en parte por las causas antes apuntadas com ienzan tam bién a aum entar los conflictos sociales. Las huelgas llegan a proporciones jam ás al­

82 Álvarez Junco, José (1976), p. 397.

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c a p i t u l o m S o lid a r id a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

canzadas an te rio rm en te . G enera lm en te se producían por au­mentos de salarios o reducción de la jornada de trabajo.*3 El recurso a la huelga general com o arm a efectiva de com bate c o m e n z a ría a p o n e rse rá p id a m e n te en p rác tic a . E l b ien io 19011902, fue pród igo en huelgas de estas características. La C oruña, Sevilla, G ijón, M orón y Barcelona las experim entarán, generalm ente con resultado adverso.Los grupos anarquistas se reorganizaron y extendieron por todo el país, constituyendo un tac to r im portan te en el nuevo renaci­m iento del asociacionism o obrero. Se fundaron C entros de E s­tudios Sociales?4 en muchas localidades con una doble finalidad: aglutina) al mayor núm ero posible de trabajadores organizados por secciones de oficio y servir de centros de enseñanza con ob­jeto tic aum entar su nivel cultural.Además de Barcelona y M adrid , la influencia anarquista se ex tendió por A sturias, Levante y M urcia, La C oruña y gran parte de A ndalucía, con núcleos im portan tes en Valladolid, G erona (San Feliü de Guixols y Palamós), Badajoz y el País Vasco.

83 Timón de Lara, Manuel (1972), pp. 418 V sgs.

84 Básicamente el Centro o Círculo de Estudios Sociales representaba en este período el lugar de domiciliación de las sociedades obreras, grupos anar­quistas y en algunos casos se implantaba una escuela laica. El Círculo de Estudios Sociales de La Línea tuvo una importancia extraordinaria. Fue el que dio cobertura al periódico La Protesta de Ernesto Alvarezy posibilitó su continuidad. En Grazaléma se implantó una escuela laica que pasó a regirla Juan José García, véase circular n.4 de este centró en E l Proletario (Cádiz), n .l (1 abril 1902), 7 y también la circular n.5 en Id., n.2 (15 abril 1902), 5.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P Í T U L O N

A m edida que la propaganda anarquista se fue extendiendo por toda E spaña85 fue c rec iendo pa ra le lam en te el in terés po r su ideario. Se fueron creando grupos-anarquistas en todas aquellas localidades donde las inquietudes de los trabajadores y cam pesi­nos por m ejorar su situación, no solo económ ica, sino tam bién cultural, se evidenciaba con fuerza.Señala T uñón de Lara que «resulta difícil d istinguir entre aso­ciaciones que adm iten ne tam en te los princip ios anarquistas o anarcosindicalistas y aquellas o tras, de sim ple resistencia, im ­pregnadas de la influencia anarquista (que form aron luego bue­na parte de la clientela de la C-NT)»86. M ás adelante sigue insis tiendo «en el hecho de que al tra ta r de esta corrien te estarnos obligados a m ezclar los conceptos de organización y de grupo político, es decir, anarquista».87Creo que habría que hablar de distorsión, m ás que de confusión Analizar los grupos anarquistas con los m ism os m étodos que si de un partido político se tratase conduce necesariam ente .1 un falseamiento de la realidad. Y si esto resulta cierto en casi toda la historia del anarquism o español, lo es m ucho más en el período concreto que estamos analizando.Los grupos anarquistas de principios de siglo, herederos de las teorías anarco-com unistas de los grupos efímeros, no respondían a estructu ras defin idas, porque no se do taban de ninguna. Su cualidad era precisam ente su precariedad. Pero al m ism o tiem ­po, estos grupos los form aban trabajadores o cam pesinos y su

85 Pedro Vallina, integrante del grupo anarquista «La Acción* de Madrid proponía, en nombre del grupo, para activar la propaganda, la edición de foiletos. Apuntaba además la posibilidad de unirse varios grupos para este cometido, ya que entonces.la tirada sería mayor y se reducirían los costes, E l Proletario (Cádiz), n.3 (1 mayo 1902), 8.

86 Tuñón de Lara, Manuel (1972), p. 405.

87 Tuñón de Lara, Manuel (1972), p. 408.

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c a p í t u l o h Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

flexibilidad les perm itía crear asociaciones que eran inm ediata­mente impregnadas del ideario que nutría los grupos.Si la Federación de Sociedades de Resistencia no llegó a cuajar, la explicación hay que buscarla en su adscripción teórica y prác­tica a form ulaciones organizativas que habían ya dem ostrado su fracaso en la década de los ochen ta del siglo anterior. Por ello creemos que es inútil buscar deslindes al menos en este período entre el m ovim iento obrero de tendencia anarquista y los grupos específicos que los in tegraban, precisam ente porque no se bus­caban esos deslindes com o ocurrirá posteriorm ente con la C N T ni se veía en esos m om entos la necesidad de hacerlo.88 El p rim er periódico anarqu ista astu riano y el p rim ero de este período, apareció en G ijón en enero de 1899. Fraternidad surgió

88 A principio de los años cincuenta, el anarquista italiano M Mariani y B. Rizzi, un marxista heterodoxo que colaboró ampliamente con los anarquis­tas en esos años, lanzaron la propuesta de crear un organismo que fuera lo contrario de un partido político y para ello habría que abolir «los cargos fijos y pagados; esto tendrá además una función pedagógica porque le proporcionará a la masa la posibilidad de ejercitarse en la gestión directa y afirmar su voluntad y su genio [...). Si es cierto que las relaciones de pro­ducción modifican las relaciones sociales imprim en carácter a la evolu­ción, es neersítrio dejarlo» desarrollarse espontáneamente bajo el control de la mana interesada y no errar una raza de organizadores que obstaculizan el libre progreso forjándolo a medida de xim menudos intereses particulares», ( 'i l . , M. M ariani, B. Rizzi, «Circolare», «Anarchismo*, mayo 1950-marzo 1951, p. SO, cit., por Sciismi, Paolo, «Oltre il marxismo, l'anarchismo e il liberalismo. Il percorso scientifico e rivoluzionario di Bruno Rizzi», Rivista Storica dett'Anarchismo (Pisa), V ili, 2 (16) (julio-diciembre 2001), p. 71. Este proyecto es precisamente el que desarrollaron los anarquistas españo­les en los primeros treinta años del siglo XX.

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V EL PE R IO D IS M O DE R A ÍZ ÁCRATA C A P ÍT U L O H

por iniciativa de Isidro D iez de la Torre «Alma Negra»89 . A un­que desapareció enseguida, volvería a reaparecer a finales del año siguiente. Fue el núcleo alrededor dél cual se fueron desarrollan­do los grupos asturianos90 . D e igual manera se fue configurando un p o te n te m o v im ie n to o b re ro que llegó a c o n ta r con un diario.91En A ndalucía, La Protesta, insta lada en La Línea a p a rtir de 1901, con tribuyó de m odo eficaz a ex ten d er la p ropaganda anarquista. Pero ya otros periódicos habían em pezado la labor propagandística en Cádiz, donde la represión de las décadas an­teriores había sido más in tensa, pero al m ism o tiem po los g ru ­pos anarquistas eran más consistentes. El prim er periódico apa­recido en esa ciudad fue E l Trabajo92 año y m edio antes de que La Protesta se trasladara a L a L ínea. C o n una participación muy destacada de los grupos anarquistas gaditanos y auspiciado por

89 Véase, Santullano, G ., «La prensa obrera en Asturias en el siglo XIX (18681899)», Boletín del Instituto de Estudios Asturianos (Oviedo), n. 88/89 (junio 1971), 531, quien ofrece en nota a pie de página una breve biografía de este anarquista. Este autor añade que el director del periódico sería Juan Fernández y García del que nada se.sabe.

90 En .1905 apareció, también en Gijón, la revista Tiempos Nuevos dirigida, según Álvarez, Ramón (1973), p. 438, por José Suárez Duque, aunque según La Huelga General (Madrid), n.5 (9 marzo 1906), 1, el director era José Menéndez, que fue encarcelado por este motivo, Eleuterio Quintanil- la, una de las figuras más importantes del anarquismo asturiano, inició sus actividades propagandísticas en esta revista, véase, Alvarez, Ramón {1973), pp. 2325.

91 Tuñón de Lara, Manuel (1972), p. 408, afirma que las organizaciones astu­rianas de La Felguera contaban con 1.300 afiliados. El diario La Defensa del Obrero apareció en Gijón en mayo de 1901, desapareciendo a finales de ese mismo año. En enero del año siguiente le sucedió La Organización, también diario, pero de vida muy efímera (apenas unos números),

92 El primer número data del 17 de diciembre de 1899.

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CAPITULO II S o lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o df , r a í z á c r a t a

ellos, colaboraron un am plio plantel de escritores que iban desde Salvochea, hasta la librepensadora Amalia Carvia. Fue E l Traba­jo un prim er jalón en un proceso de desarrollo extraordinario de la propaganda anarquista en Cádiz,L e siguió La Razón Obrera en sep tiem bre de 1901 que en la práctica fue el portavoz de los fogoneros y m arineros, poderosa organización obrera de esa ciudad, la cual, salvo breves m om en­tos de recesión im portan te, dio m uestras de gran vitalidad. Re­organizados de nuevo en 1904, dieron vida a La Voz del Obrero del M ar que desapareció cuando dicha sociedad quedó di-suelta dos años después, en julio de 1906.93En la prim avera de 1902 apareció E l Proletario, órgano y expre­sión de los grupos anarquistas, aunque como afirmaba José T o­nal vo, es im posible ser anarquistas en el estado social presente, pero sí «m ártires de tan sublim es ideales»94. Este periódico se refundió con La Voz del Campesino que se publicaba en Jerez^ para sacar a la luz Germinad . Pero no pudo ir más allá del pri­m er núm ero; al igual que su antecesor tuvo que desaparecer por falta de fondos96 . Tam bién se mostrarían muy activos los grupos anarquistas de la provincia. Algeciras, La Línea y San Fernando, participarían en la propaganda periódica con órganos general­m ente de vida muy efímera.E n M álaga se organizó una potente Federación de sociedades de resistencia, cuyo órgano en la prensa Faro de Andalucía tomó

93 E l Porvenir del Obrero (Mahón), n.263 (27 julio 1906), 4.

94 n .l l (1 septiembre 1902).

95 La Huelga General (Barcelona), n.l6(5 abril 1903), 8.

96 Tierra y Libertad (Madrid), 209 (14 mayo 1903), 3.

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el m ism o nom bre de la Federación97 . Este periódico apareció probablemente el 1 de mayo de 190298. A finales de año los ed i­tores se vieron precisados a suspenderlo por falta de fondos99 . C o in c id ien d o con el m itin del I o de m ayo del año siguien te tendría una efím era reaparición. La enferm edad de su director, ¡osé M esa, unida a los problem as económicos fueron la causa de su rápida desaparición100 . Varios años después, los grupos anar­quistas malagueños publicaron Nueva Aurora, auspiciado por los nuevos vientos sindicalistas101 . Venía esta publicación a «resuci­tar el floreciente tiem po de “El Faro de A ndalucía”, potente Fe­

97 Según Tuñóti de L.ara, Manuel (1972), p. 408, esta Federación ct.iuvo dit i gida por Belén Sárraga, conocida librepensadora y según p a in r llegó n contar 20000 afiliados, con más de 20 sociedades. l'or su parte I Mr/, del Moral, Juan (1977), p. 185, nos dice: «Belén Sárraga, con ocasión de sus viajes a Málaga, a cuyos trabajadores organizaba por entonces». I .a colaho ración entre el republicanismo librepensador y el anarquismo fue muy estrecha, no solo en Málaga, sino en muchísimas otras partes de Andalucía y del resto de España. Añade Diaz del Moral, que «Belén alentaba y acón sejaba a la Sociedad Libertaria cordobesa ‘Los Amigos del Progreso', que organizó bastantes gremios». De todos modos hay que señalar que esta colaboración práctica no significaba comunión de ideas; E l Corsario (Va­lencia), n.26 (5 diciembre 1902), 3, comentando un mitin que tuvo lugar el 22 de noviembre de 1902 en Málaga decía que los argumentos anarquistas a través de Chornichan y Velasco se impusieron a los de librepensadores, políticos y radicales.

98 No se conocen ejemplares, véase Tierra y Libertad (Madrid), n.156 (10 mayo 1902), 4.

99 Tierra y Libertad (Madrid), n.186 (4 diciembre 1902), 3.

100 FJ Productor (Barcelona), n.25 (16 mayo 1903), 4 y Tierra y Libertad (Ma­drid), n.212 (4 junio 1903), 2.

101 El primer número es del 16 de junio de 1909. Sólo se publicaron dos nú­meros.

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C A P IT U L O II S o lid a rid a d Obrera v k l » m o d i s m o d e r a í z A c r a t a

deración de sociedades de resistencia que cobijaba en su seno a casi todo el proletariado de Andalucía».102 C om o órganos específicam ente anarqu istas surgió Aurora en 1905103 y un año más tarde, el grupo «Los Iconoclastas» editó La Aurora del Siglo™4 . E n G ranada se constituyó la Sociedad O brera «La Obra» que aglutinó a varios millares de trabajadores del cam po105 . E n 1903 apareció E l Rebelde de muy corta dura­ción.E n Sevilla tam bién com enzaron a publicarse, por parte de los grupos anarquistas, periódicos com o Los Tiempos Nuevos a fina­les de 1902, rápidam ente sustitu ido por La Sociedad Futura106 . C ontinuaron las labores propagandísticas en 1904 con la edición de Trabajo, d enunc iado y ob ligado a desaparecer por apuros económicos; Verdad, que tam bién desapareció en seguida e igual suerte correría Humanidad107 , publicado a partir de septiem bre de ese año y desaparecido antes de que finalizara.

102 Nueva Aurora (Málaga), p. 1 del n .l.

103 No se conocen ejemplares, véase Tierra y Libertad (Madrid), n.6 (7 octu­bre 1904), 7. A l año siguiente se trasladó a Algeciras y más tarde a La Línea.

104 Tampoco han llegado hasta nosotros ejemplares de esta publicación. El grupo lo componían: Miguel López, José Mesa, Salvador Romero, Miguel M artín, José Romero y R. Mordí, véase /■.'/ Productor (Barcelona), n.35 (9 diciembre 1905), 4.

105 l imón de Lera, M anuel (1972), p. 408. A consecuencia de la huelga de i a m p e s m n x de G ranada, promovida por la Sociedad «La Obra», fueron detenidos 29 obreros asociado« a aquella, véase El Corsario (Valencia), n.3 (28 junio 1902), 4.

106 De ninguno de los dos se conocen ejemplares.

107 El Rebelde (Madrid), n.40 (12 septiembre 1904), 3, lo califica de periódico libertario. De ninguno de ellos nos han llegado ejemplares.

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S o lid a r id a d Obrera y f i p e r i o d i s m o de raíz á c r a t a C A P I T U L O

Igualm ente Alm ería y H uelva se sumaron a la propaganda anar­quista108 . Ú nicam ente Jaén y C órdoba quedaron al m argen en este período. E l caso de C órdoba es so rprenden te ; com o señala D íaz del M oral, esta provincia no contó en el siglo X IX con un poderoso m ovim iento obrero109. C on el inicio del siglo la situa­ción cam bió radicalm ente. El autor antes citado nos relata con minuciosidad, e! rápido despertar de la conciencia obrera y cam ­pesina en las tierras cordobesas, po tenciada por los contactos con los propagandistas de M adrid y Barcelona. Aunque iniciado el m o v im ien to con g ran le n titu d en 1901 y 1902 (C ó rd o b a perm aneció al m argen de la conm oción del bienio 19011902), pronto la extraordinaria difusión de las ideas daría sus frutos en 1903. Pero la sola presencia de los propagandistas no justificaría «aquella rapidísim a difusión de las enseñanzas ácratas ni la for­midable explosión de 1903 (...). La verdad es que los sem brado­res más eficaces fueron los periódicos y folletos y que a la fecun didad del suelo y a su aptitud extraordinaria para la germinación del anarquism o se debió, más que a nada, la cosecha maravillo

108 En Almería se publicó en 19041905, Unión Ferroviaria y un año más Cardé durante un breve lapso de tiempo Vía Libre. En Huelva apareció E lObrero de Rio Tinto en 1900 y en 1902, El 4 de febrero.

109 Díaz del Moral, Juan (1977), pp. 182 y sgs.

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C A P I T U L O II Solidaridad Odrera y e l p e r i o d i s m o d f . r a í z á c r a t a

sa»110 . Q uizá esto explique tam bién que, a pesar de la agitación que conm ovió a la provincia, no apareciera en C órdoba ningún periódico anarquista en este período. Se nutrían perfectam ente con los que de form a masiva íes llegaban de M adrid y Barcelo­na. La crisis agraria de 1905 provocó una rápida decadencia del antes poderoso movimiento.111U n poco más al sur, en las Islas Canarias, la organización obrera de carácter y tendencias anarquistas fue im pulsada al despuntar ei siglo por José C abrera D íaz112 . C on la ayuda de algunos nú­cleos obreros de las islas se creó en Tenerife la Asociación O bre­ra Canaria formada por la federación de los gremios de oficios. C om o im pulsor del asociacionismo y del desarrollo de la organi­zación apareció E l Obrero el 8 de septiem bre de 1900, «dirigido

110 Díaz del Moral, Juan (1977), pp. 186187. La campaña de propaganda, que Teresa Claramunt y Leopoldo Bonafulla llevaron a cabo por tierras de Andalucía, lúe seguida de cerca por E l Corsario de Valencia. Véase sobre todo, «A todos los anarquistas de Andalucía», por el grupo «Despertar» (toda la correspondencia a Manuel Pérez, Fadrique, 11), Sevilla, 20 octu­bre 1902: «El viaje de Teresa Claramunt y Leopoldo Bonafulla por esta región viene dando provechosos resultados». A tenor de estos buenos re­sultados, el grupo citado proyectó otra excursión de propaganda, para lo cual recabaron fondos que no disponían. Se proyectaba que esa excursión saliera de Sevilla el próximo enero, celebrando mítines y veladas de propa­ganda en aquellos puntos donde los compañeros hubieran ayudado a lle­varla a electo. Véase E l Corsario (Valencia), n.22 (7 noviembre 1902), 4.

111 Díaz del Moral, Juan (1977), pp. 206 y sgs.

112 Brito, Oswaldo (1980), p. 80 (algunas notas biográficas en p. 78, nota 138). D e todos modos el estudio más sistemático sobre el anarquismo canario, en los diez primeros años del siglo XX, lo constituye el trabajo de Pérez Brito, Raquel (2005), passim.

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Solid tit iiiíui Obrera v e l p k « i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o II

por el propio C abrera D íaz, alma y m oto r de todo el incipiente movimiento asociativo».113El m anifiesto de la citada asociación aparecido en el n.2 del 15 de sep tiem bre no deja lugar a dudas en cuan to a su carácter, apoliticismo y tendencias libertarias:

equivocadoslos juicios de aquellos que crecí i encontrar en la Aso­ciación un medio para complacer las exigencias de bastardas pasio­nes políticas.154

Esta organización desapareció a principios de 1904 por causas muy diversas, entre las cuales la represión a los dirigentes y en particular al periódico E l Obrero, serían fundam entales.115 Este periódico im pulsó al m ism o tiem po la asociación en G ran Canaria, una de cuyas prim eras m anifestaciones fue la aparición

113 Brito, Oswaldo (1980), p. 80: «El Obrero, será un importante semanario obrero con claras influencias anarquistas y que desempeñará un papel fun­damental en la organización y mentalización obrera durante la primera década del siglo actual» (id. nota 147). O también: «Scrii, pites, este sema nario obrero un instrumento fundamental en la labor de potenciar .il aso- ciacionismo obrero en Canarias durante su primera etapa, para luego con vertirse en defensor de las clases trabajadoras y paladín del utiarquismo como alternativa emancipadora de la clase obrera», id., p. 110. I .ti Huelga General (Barcelona), n.8 (25 enero 1902), 3, le dedicó algunos elogios y transcribió algunos de sus artículos como «La Libertad», junto a un pen ­samiento de Quental, anarquista portugués: «Antes me inclinaré ante un pobre que lucha para vivir y hacer vivir a sus hijos, que ante un Dios eterno que deja sufrir a los suyos». Un análisis pormenorizado del mismo en Pé­rez Brito, Raquel (2Q05), pp. 62 y sgs.

114 Brito, Oswaldo (1980), p. 81.

115 Como en todas partes las sanciones, procesamiento a sus redactores y otras argucias contra el periódico fueron constantes. Brito, Oswaldo (1980), p. 84 v nota 160. La Asociación contaba en 1901 con once gremios y alrededor de 3242 asociados (id.).

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C A P Í T U L O II Solidaridad Obrera y m p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

de E l Trabajo en diciem bre de 1900 y más tarde la creación de «La A sociación G rem ial de O breros de G ran Canaria»116 . El carácter de estas prim eras asociaciones, controladas y dirigidas principalm ente por intelectuales pequeñoburgueses117, hizo que no se fo rm aran líderes obreros capaces de co n tin u ar la tarea. «Por otro lado, los grupos anarquistas gran canarios se m argina­ron de este in ten to y se orien taron a la creación de una organi­zación propia, el C en tro O brero , creado a finales de 1902 y que c o n ta r á c o n su p ro p io ó rg a n o de e x p re s ió n : E l Rebelde (19021903)»'18.La orientación del C en tro está claram ente definida en el m ani­fiesto que su órgano E l Rebelde publicó:

[...] pero para que nuestra voz se dejara oír en muchas partes y que nuestras doctrinas redentoras y libertarias se extendieran con ma­yor facilidad [...] y tengan la amplitud necesaria [...] es [...] por lo que se ha dado a luz este nuevo periódico, órgano de nuestra asociación...119

D e este m odo se iría consolidando un activo m ovim iento anar­quista en las islas que m ás tarde daría sus fru tos. En 1905 los

116 Hrito, Oswaldo (1980), p. 85.

117 Kl periodista I .uis Suárez Qucsada fue el fundador, junto con varios obre­ros, del periódico El Trabajo, Hrito, Oswaldo (1980), p. 85.

I IH Hrito, Oswald.. (1980), p. 8586.

11V /,'/ Rebelde, 15 noviembre 1902, cit. por Brito, Oswaldo (1980), p. 86.

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grupos anarquistas tinerfeños ed itaron L uz y Vida120 y algunos años más tarde En Marcha'21 en la m ism a ciudad.Por tierras de Levante, la región m urciana fue muy prolífica en este período en cuan to a labor p ro p ag a n d ís tica se refiere. E l Obrero Moderno de M urcia y La Fraternidad Obrera de C artage­na, nacieron casi sim ultáneam ente en jun io de 1901. Del prim e­ro era director José Rodríguez R om ero y del segundo Alifa. La evidente influencia anarquista en am bos los convirtieron, en la práctica, en órganos aglutinantes de un poderoso m ovim iento obrero de esta tendencia en la región m urciana. Su vida fue bas­tante dilatada en ambos casos, a pesar de las denuncias y secues­tros que sufrían constantem ente122, lo que prueba que contaban con el apoyo de un núcleo considerable de trabajadores.E n la provincia de M urcia tam bién aparecieron g ran can tidad de periódicos, pero en este caso, algunos con una vida muy b re­ve: E l Faro del Progreso de M aza rró n , en 1904, ó rgano de los grupos anarquistas123 . Al ser suspend ido apareció Horizontes Nuevos, en el o toño de ese año, con una vida aún más efím era. La Luz del Obrero de Cieza, aparecido poco después .1 finales de

120 Véase, «Los nuevos luchadores», E l Productor (Barcelona), ti. 16 ( lii di cicmbrc 1905), 1. Un detallado análisis del grupo «I.« / \ V ida», drl l Vn tro de Estudios Sociales del mismo nombre y de mi urbano homónimo, en Pérez. Brito, Raquel (2005), pp. 139 y sgs.

121 Cfr. Pérez Brito, Raquel (2005), pp. 175 y sf s.122 La prensa anarquista de aquel periodo, Suplemento a / <; Revista Blanca, l.n

Huelga General, Tierra y Libertad, etc., está plagada de noticias de denun cias y secuestros de estos periódicos. De todos modos, a pesar dr mi larga existencia, no nos han llegado ejemplares, o al menos yo no cono/i o niti guno.

123 Véase El Rebelde (Madrid), n.40 (22 septiembre 1904), 3, Subtendido en un momento determinado, volvió a aparecer, véase La Revista Blanca (Ma drid), n.162 (15 marzo 1905), 583.

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ese m ism o año con una vida bastante am plia fue denunciado y secuestrado igualm ente en num erosas ocasiones124 ; Humanidad Libre apareció en Jum illa a m ediados de 1905. E l núm ero 9 fue denunciado y secuestrado y desapareció , pero m ás de un año después en enero de 1907 volvió a aparecer en su 2a época:

Somos los mismos y nada prometemos; sabemos que rio venimos a llenar un vacío [...] [pero] siempre estaremos al lado de la razón sin importarnos que sea tuerte o débil el que la tenga.125

El movim iento obrero tendría más tarde un extraordinario desa­rrollo en C artagena y los pueblos de su cuenca m inera, sobre todo La Unión.Subiendo por el litoral m editerráneo alcanzam os la ciudad del Turia, donde un g rupo de m ujeres anarcofem inistas, iniciaron las actividades propagandísticas con el periódico órgano de la sociedad fem enina de Valencia126 La Humanidad Libre. Su pro­pósito era ocuparse de la m ujer a la cual «la verdad jam ás le ha sido d icha, la ciencia le ha sido negada, la luz de los conoci­m ientos reales de la vida se ha procurado siem pre que no pene­trase en su oscuro cerebro»127 . C olaboradores de esta revista lo fueron un am plio plantel de m ilitantes anarquistas, Teresa C la- ram unt, Soledad G ustavo, Rosa L idón, M aría Losada, etc. F i-

124 Véase, p.e., Tierra y Libertad (Madrid), n.57 (22 marzo 1906), 2.

125 «Nuestro saludo», n .l (27 enero 1907), 1. De todos estos periódicos que he citado, excepto este último, no se conocen ejemplares. Sin embargo, se tienen noticias de que José Alarcón tuvo una participación bastante desta­cada en todos ellos.

126 La Razón Obrera (Cádiz), n.21 (8 febrero 1902), 4, inserta, además de éste, noticias de los demás grupos feministas españoles.

127 «A lo que venimos», n .l (1 feb. 1902), 1.

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nal izó sus publicaciones casi enseguida12*1, aunque se propusie­ron su continuación y de hecho así lo anunciaron:

3

Al paralizarse la publicación de La Humanidad Libre campeón que publicaban queridas compañeras de esta localidad, creimos de necesidad algunos amantes de la propaganda que reapareciese tan modesto como valiente defensor de la emancipación de la mujer.129

Pero decidieron que no fuera exclusivam ente órgano feminista, sino defensor «de cuan tos en esta sociedad sean atropellados, explotados y escarnecidos, sin distinción alguna de sexo»130. Su nom bre se convirtió en E l Corsario, haciéndose cargo, como su­cesor de aquella, de su adm inistración131. En este periódico con­tinuaron colaborando las m ilitantes anarquistas a las que antes nos hem os referido, ju n to a otros m uchos. Su director fue José Alarcón132 . M antuvo en ocasiones agrias polémicas con E l Mer­cantil Valenciano diario republicano «especie de letrina donde se vierten todas las inm undicias del estercolero burgués»133 . D io am plio espacio inform ativo tam bién a com unicados y cartas de los que todavía sufrían presidio por los crím enes de «La M ano Negra» y a la cam paña p o r la revisión del proceso en general. C om o era ya norm a, fue frecuentem ente denunciado y secues­

128 Sólo se conocen tres números, el último de fecha 8 marzo 1902.

129 Tierra y Libertad (Madrid), n .l 57 (17 mayo 1902), 3.

130 «Explicación a los compañeros», E l Corsario (Valencia), n .l (8 junio 1902), 1.

131 Véase p. 4 del n .l.

132 Yo no tengo ninguna constancia de ello, pero asi lo afirma Ramir Reig, Obren i ciutadam , Valencia, 1982, p. 62, nota 51. Tierra y Libertad (Ma­drid), n. 195 (5 febrero 1903), 3, da cuenta de la detención del director, pero sin decir su nombre.

133 «Nuestra contestación», n.2 (21 junio 1902), 3.

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C A P ÍT U L O II SolidiU idtui O hn'ttt > i i v i i i io m s M u d e r a í z á c r a t a

trado y aún así logró superar la barrera psicológica del año de publicación.134E n el ángulo noroccidental de la Península, en las tierras galle­gas, pero básicam ente en La C oruña13’ se fue configurando un potente m ovim iento obrero a partir de finales del siglo pasado. La sociedad de carpinteros patrocinó la aparición del periódico La Emancipación136 , en mayo de 1900, que debió realizar una excelente labor propagandística. La huelga general de 1901 en La Coruña es prueba patente del desarrollo de la propaganda en esa ciudad, pero al m ism o tiem po desorganizó el m ovim iento e hizo que desapareciera el periódico, denunciado por la autoridad militar que había decretado el estado de guerra.137 Reagrupadas las fuerzas obreras en 1902 volvió a aparecer el periódico, pero esta vez com o órgano de las sociedades obre­ras138 . L a huelga de m etalúrgicos en 1903 y la crisis de trabajo que afectó profundam ente a G alicia lo hicieron desaparecer en marzo o abril de ese año, por falta de recursos económicos.139 Los activos grupos anarquistas de La C oruña iniciaron en agos­to de 1904 la publicación del órgano defensor de las ideas liber­tarias, Germinal, y algunos años después en 1908 La Acción. M ás tarde con la fundación de la C N T, se produciría una revitaliza-

134 Véase Tierra y Libertad (Madrid), n.195 cit. E l Productor (Barcelona), n.40 (29 agosto 1903), 1, anuncia que fue denunciado y secuestrado el n.62. Nos han llegado muy pocos ejemplares y el último que conozco es el nú­mero 27 (12 diciembre 1902).

135 Según Tuftón de Lara, Manuel (1972), p. 407, en esa ciudad, en los pri­meros años del siglo, las organizaciones anarcosindicalistas contaban con tnás ile 5000 afiliados.

136 Suplemento a La Revista Blanca (Madrid), n.56 (9 junio 1900), 1.

137 Id., n.109 (15 junio 1901), 4.

138 Tierra y Libertad (Madrid), n.165 (12 julio 1902), 4.

139 Id., n.213 (11 abril 1903), 4.

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S o lid a rid a d Obrera y f l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A PÍTU LO 19

ción del m ovim iento obrero de tendencia anarquista y tam bién de los grupos ácratas que se extendieron p o r gran parte de la región gallega. j

Igualm ente en Valladolid se m ostraron activos los grupos anar­quistas, herederos de las secciones de trabajadores de la I In te r­nacional, así como tam bién en Bilbao. Los núcleos de Santander publicaron Adelante con un razonable éxito entre los trabajado­res de la ciudad m ontañesa, llegando a traspasar sus límites loca­les. Además de una publicación obrera, se propuso ser una revis­ta culturalsociológica, con valiosas aportaciones teóricas.No faltaron en este período publicaciones con rancio sabor vita- lista heredado de la década anterior. E l individualismo stirneria- no o en ocasiones fuertes influencias de Nietzsche, impregnaron las páginas de Juventud de Valencia:

El cretinismo, la renunciación cristiana de la juventud española nos ahoga. Enseñarles a ser fuertes, a ser dignos de vivir, será nuestro primer trabajo. ¿Programa? ¿Para que? Delante tenemos la Villa, detrás los cadáveres que no puedan seguirnos.1411

E l grupo anarquista «Andalucía Rebelde» de La Linca, lanzó en el o toño de 1905 la idea de una publicación que vería la luz en esa ciudad y apuntaban el título de Aurora (para seguir la trudi ción de la publicación que allí había sido editada años atrás)141 . A lgunos m eses más tarde apareció con el títu lo definitivo de Anticristo. D esde un p u n to de vista ferozm en te individualista pretendían acabar con el aspecto m ístico del anarquism o’42 . La

140 «Al pueblo; a los jóvenes», por La Redacción, n .l (4 enero 1903), 1.

141 «Una iniciativa», El Productor (Barcelona), n.26 (7 octubre 1906), 3. Véase también, «A todos los anarquistas», Id., n.30 (4 noviembre 1905), 3.

142 Véanse los dos artículos de A. Herrero, «Barriendo errores...», en los nú­meros 1 y 2 de 31 marzo y 19 mayo 1901 respectivamente.

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poderosa influencia de N ie tzsche se incrustó en cada gota de tinta:

Tampoco venimos a luchar por la Humanidad ni el Bien; éstos como la Verdad y la Justicia únicamente son para nosotros restos redivivos de los muertos fetiches religiosos; hueros fantasmas que en todo tiempo han absorbido la personalidad humana. Para noso­tros no hay más realidad que nosotros mismos; y el mundo que nos rodea solamente es un atributo nuestro o el campo de nuestra acti­vidad a la cual no reconocemos límite ni valla143.

Salvador R odríguez fue uno de los responsables de la revista y José Rodríguez Romero su director. El acoso de la justicia im pi­dió que fuera más allá de su segundo número.144 Publicaciones efím eras la m ayor parte de ellas, órganos de gru­pos anarquistas un buen núm ero, alcanzaron, a pesar de todo, a establecer una in trincada red de contactos que constantem ente se renovaban. E n ningún otro m om ento se reprodujo este fenó­meno. E l m ovim iento anarquista evolucionará hacia formas or­ganizativas cada vez más estructuradas, en un intento de facilitar la consecución del objetivo común.

2 .3 . Tierra y Libertad. Un grito de rebeldía

Los orígenes de esta expresión, «Zem lia i Volia» [T ierra y L i­bertad], que llegaría a convertirse en un grito de rebelión, hay que buscarlos en la Rusia zarista, pero -com o casi siem pre- esos orígenes están rodeados de m isterio, no obstante «constituye el prim er eslabón de una tradición, crea un nom bre que será reco-

143 «Hacia las cumbres», por La Redacción, n .l (31 marzo 1906), 1.

144 «¡Viva la democracia!», La Huelga General (Madrid), n.5 (9 marzo 1906), 1.

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gido quince años después, pero no resulta nada fácil cap tar la r e a l id a d s i se q u ie r e ir m ás a l lá de e s to s r e c u e r d o s y referencias».145Este nom bre p ron to cruzaría las fronteras rusas y se extendería por m uchos lugares, convirtiéndose en uno de los más im por­tantes órganos de expresión de los grupos anarco-com unistas. Terre et Liberté, se publicaría en París, por prim era vez, en octu ­bre de 1884 y cuatro años después los anarco -com unistas de G racia (en aquellos m om entos el ac tual barrio de G racia de Barcelona era todavía un m unicipio independiente) asum irían esta ya m ítica cabecera.A unque en esta p rim era e tapa sólo pudo pub licar 23 núm e ros146, E m ilio Mugas y M a rtín Borras Javé, sus principales iv dactores, supieron do tar a¡ periódico de un conten ido esencial en el proyecto anarco-com unista. Ya he señalado en el an triio i capítulo sus reflexiones en torno a la organización de los grupos anarquistas. E n su prim er núm ero afirmaban:

Capital, propiedad, autoridad, este es el enemigo común; a él de hen dirigirse todos nuestros ataques, enseñando al pueblo todos los crímenes, perfidias y traiciones de que se ha valido para dominar el mundo demostrar con los ojos claros de la razón que todos los desheredados cenemos el deber de combatirlo sin tregua ni piedad, pues 110 la ha tenido ni la tendrá nunca de nosotros,1,17

A pesar de su corta duración sirvió de base para relacionar a los incip ien tes g rupos de afin idad anarqu ista que com enzaban a formarse en todo el país. Aunque esta cabecera no aparecería de

145 Venturi, Franco (1981), p. 445.

146 El primero salió el 12 de junio de 1888 y el último se publicó el 6 de ¡uíio de 1889.

147 «Nuestro propósito», Tierra y Libertad (Gracia) A .l, n .l (2 junio 1888), 1.

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nuevo hasta los prim eros años del siglo XX, otros órganos anar- co-com unistas continuaría la labor iniciada por La Justicia Hu­mana y Tierra y Libertad.

Ya señalaba en el p rim er apartado de este capítulo la labor edi­toria l llevada a cabo en M a d rid por la fam ilia U rales. C om o tam bién indicaba, sustituyeron el Suplemento a la Revista Blanca por la cabecera Tierra y Libertad, continuando éste la seriación desde el núm ero 141148 . E n el núm ero 138 del Suplemento ya anticipaban la noticia del cam bio de cabecera, afirm ado que lo hacían para separar a La Revista Blanca del Suplemento y conver­tirlos en plataformas independientes. Asim ism o anunciaban que la redacción estaría com puesta por Soledad G ustavo, Ferm ín Salvochea, A n to n io A polo y Federico U rales y afirm aban su voluntad de que llegara a convertirse en diario; sin embargo, no se hace alusión a las razones que les m ovieron a escoger este nombre.Files a sus propósitos y a pesar de las dificultades que ello entra­ñaba, en agosto de 1903 se transform ó en diario, incorporando a su redacción a Julio C am ba149 . El volumen de la información lo hacía necesario. Salvando innum erables denuncias, secuestros y o tras dificultades en tre las cuales las económ icas no fueron las

148 Inició sus publicaciones el 25 de enero de 1902 y el último número publi­cado lleva la fecha del 25 de agosto de 1904.

149 El semanario lo llevaban prácticamente cuatro personas: Urales, Soledad Gustavo, una sobrina del primero y su cuñada, cfr., Urales, Federico (s.d.11930]), II, p. 155. El diario recibió tan sólo 5.000 pts. de Francisco Ferrer Guardia y otras 5.000 de Juan Greaghe, médico de Buenos Aires, cfr., Urales, Federico (s.d. [ 1930J), p. II, p. 153. En 1902, Tierra y Libertad vendía un total de 15000 números. Véase también, Tavera, Susana (1978), passim.

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m enos se publicó co tid ianam en te hasta finales de ese m ism o año.150Seguiría todavía su trayectoria durante más de m edio año hasta su traspaso a las manos de los grupos anarquistas madrileños, los cuales iniciaron una nueva etapa, m ucho más ligada a la línea que en esos m om entos seguía el m ovim iento. A l suspender su publicación diaria, A polo y C am ba iniciaron la edición de E l Rebelde, periódico anarquista de com bate que se sum ó casi in­m ediatam ente ál sector de oposición a ia familia Urales,Estos ataques que prácticam ente recibía de todas partes, induje­ron a Urales a abandonar los m edios periodísticos anarquistas a finales de' 1904151 , La Revista Blanca la dejó en m anos de A n ­selmo Lorenzo y Tierra y Libertadla puso en las manos de A be­lardo Saavedra, regente de una escuela laica en M adrid y en las de Francisco G. Sola, redactor de ambos periódicos.152 Estos constituyeron el grupo «4 de mayo», quien se encargó con más o m enos fortuna de este periódico. Dos épocas más apare cieron en M adrid153 . En m anos de este grupo fue m odificando

150 Urales, Federico (s.d. [1930]), II, p. 154 y sgs., presenta un nl.tru deull.tdn de las. artimañas a que tuvo que recurrir para salvar dichui* driuirN i .i ■< vsecuestros.

151 Pasó á partir de entonces a formar parte de la m lm iuii <]< I Uan, l/rinvt jté/, órgano del Conde de Romnnones, cfr., Uralc:,, IVdcni " (i. d 11 'f titJ), II, p, 245. De todos modos aún publicaría en Madrid otra u-vi i.i di mui corta duración (cuatro números) con el título de /■.'/ > ( l'M I) ,<nh . diser desterrado de esa ciudad. Se trasladó entonces a HiiiitIoiu d.... . jii« i

más tarde se sumaría de nuevo a las actividades prnpagandlMii .i1, m u l.i edición de la 2* época de La Revisla Blanca,

152 Urales, Federico (s.d. (1930J), II, p. 243.

153 Una entre septiembre y noviembre de 1904 y otra entre diciembre de I 904 y agosto de 1906. «Mientras se publicó Tierra y Libertad en Madrid se substanciaron más de sesenta procesos», véase., «A los compañeros», n. 1 (15 noviembre 1906).

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im perceptib lem ente su estructu ra y sobre todo su trayectoria. Nuevos grupos se sum aron para prestar su apoyo. E n Barcelona se constituyó uno de igual nom bre al de M ad rid , que pasó a form ar parte de la redacción.154C uando en M adrid la situación se hizo insostenible155 , se tomó la determ inación de com ún acuerdo con el grupo de Barcelona de trasladarla a la ciudad condal. Esta decisión tendría unas re­percusiones im previsibles en ese m om ento muy favorables a la propaganda anarquista. E n efecto, aunque con toda probabilidad las causas del traslado del periódico a Barcelona fueron las seña­ladas, no cube duda que fue un acierto , ya que con tribuyó en gran m edida al desarrollo de la organización anarquista, desde una plataforma privilegiada.

E l traslado de Tierra y Libertad de M adrid a Barcelona en no­viembre de 1906 cumplió dos funciones esenciales en el seno del anarquism o barcelonés: por un lado, unificó los objetivos de los grupos que se aglutinaron en su torno, y por otro sirvió de coor­d inación y enlace en tre los m ism os. D esde el p u n to de vista ácrata jugaría un papel parecido a Solidaridad Obrera con respec­to al sindicalism o revolucionario. Su desarrollo polarizaría los esfuerzos de los grupos anarquistas hacia un objetivo com ún.

154 Antonio Loredo formaba parte del grupo «4 de mayo»- de Madrid. Véase ana cita suya en Romero Maura, Joaquín (1989), p. 7, extracto de una carta que este envió a L a Publicidad desde la cárcel de Tamisa el 30 de agosto de 1909 (cotíservada en el Archivo Maura).

155 Todos los redactores fueron encarcelados. En noviembre de 1906 «siete compañeros quedan aún en la cárcel modelo y las fichas antropométricas de muchos más», «A los compañeros», n .l (15 noviembre 1906). «El go­bierno MoretCanalejas ha emprendido una rabiosa persecución contra la prensa anarquista...», «¡Viva la democracia!», La Huelga General (Madrid), n.5 (9 marzo 1906), 1.

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Progresivam ente se iría conv irtiendo en el deposita rio de las teorías anarquistas, consolidando de esta form a un prestigio co­mo punto de referencia obligado. Aunque nunca llegó a conver­tirse en diario, pese a los esfuerzos que se hicieron156 , es induda­ble que en cierto m odo sirve de baróm etro para m edir el grado de cohesión y fuerza alcanzado por el m ovim iento anarquista.Su aparición en Barcelona fue saludada con estas palabras:

Falta hacía aquí un periódico de seriedad que contrarrestara brioso los cínicos desplantes y la irrupción morbosa del noticierismo políticomercantil...157

Sin embargo, su consolidación no se produciría de forma mine diata. A un año de la aparición en la capital catalana, el grupo «4 de mayo» se lam entaba de las dificultades que encontraba para su publicación. El déficit aum entaba a cada núm ero y si nuevos grupos no le prestaban su apoyo acabaría por desaparecer.158

El 24 de diciem bre de 1910 inició sus publicaciones, en Barce­lona, la cuarta época de Tierra y Libertad. En esta ocasión su

156 Salvo una corta etapa en julio de 1936

157 «Bien Venido», por Vitelabra, Tierra y Libertad (Barcelona), n.2 (22 no­viembre 1906), 3.

158 «A los compañeros», n.42 (14 nov, 1907), 1.

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C A P Í T U L O II S o lid a r id a d O brtra v n r m i o n i s M o d i. r a í z á c r a t a

continuidad será bastante dilatada159, prolongándose hasta 1919. Esto le perm itió contribuir a la consolidación de la organización anarquista por grupos, al tiem po que esta progresiva consolida­ción de la estructura anarquista perm itía la extensión de la p ro ­paganda a través de los periódicos.

De vuelta de la cárcel y del destierro, venimos otra vez a ofrecer a la anarquía el hom enaje de nuestra actividad y de nuestro entusiasmo.560

E n su reaparición, este periódico se puso decididam ente del lado del sindicalismo, ya que por lo que hacía referencia a la Revolu­ción, «se concede más trascendencia social en buena lógica a un sencillo obrero sindicalista que al más teatral tribuno...»161 . E s­casamente un año después de su vuelta al estadio de la prensa, el éxito alcanzado por el sem anario hizo que se concibieran ideas de mejoras, entre las cuales figuraba la de aum entar su frecuen-

159 Se publicó basta la suspensión de garantías de enero de 1919. En total 415 números; el último Ríe publicado el 15 de enero de 1919. Volvió a publi­carse en una fecha indeterminada no se conoce ningún ejemplar dado que E l Liberal (Barcelona), n.7703 (7 enero 1920 edición de la noche), 1 y (8 enero 1920 edición de la mañana), 1, «anuncia por orden gubernativa la suspensión de Tierra y Libertad. Esto no significa, sin embargo, que no tuviera percances a lo largo de su dilatada existencia. Fue suspendido entre el n.80 (13 septiembre 1911) y el n.81 (1 noviembre 1911), por causa de la huelga funeral. l)c nuevo las suspende entre el n.359 (8 agosto 1917) y el n.360 (17 octubre 1917) a causa de la huelga general revolucionaria de aquel año. Nuevamente entre el n.374 (23 enero 1918) y el n.375 (10 abril 1918), por cauta de la represión (fue suspendido por orden gubernativa al igual que Solidaridad Obrera).

160 «Otra vez a la tarea», Tierra y Libertad (Barcelona), n .l (24 febrero 1910), 1.

161 ibid.

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S o lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P Í T U L O II

cía a b isem anal, al tiem po que se au m en tab a su. tam año. Sin embargo, Acracio Progreso consideró que se estaba en condicio­nes de transfo rm arlo en diario. A lud iendo a su an terio r etapa diaria con 24 .000 suscriptores, señalaba varias acciones a reali­zar, com o el boicot a los establecim ientos que no adquiriesen el cotidiano o su venta a gritos por las calles.162 Tom ás H erreros director del periódico en esos m om entos, des­pués del procesam iento a José Grau y su posterior huida a F ran­cia apoyó enseguida la idea, afirm ando que sus 10.000 lectores se am p liarían a te n o r de la p recisión de los trabajadores por m antenerse informados, necesidad que hoy cubren con la prensa burguesa. P ropon ía adem ás que se discutiera durante los meses de mayo y junio y que de estar conformes em pezara la etapa dia­ria el I o de enero del año siguiente, suspendiendo de m om ento las reformas que se ten ían proyectadas163 . E n septiembre el p ro ­pio sem anario difundía la noticia de que se habían empezado las tareas para llevar adelante el proyecto.164La huelga general de ese m ism o mes por un lado, el enc arcela m iento del d irecto r y adm inistrador del periódico por o tro y la suspensión de casi dos meses que sufrió com o consecuem ia dt

162 Tierra y Libertad (Barcelona), n.60 (26 abril 1911), 23.

163 «Sobre una proposición», Tierra y Libertad (Barcelona), n.61 (3 mayo 1911), 1. En núm eros sucesivos continuaron las adhesiones al proyecto. Francisco M iranda en el n.65 (31 mayo 1911), 4, abundando en la idea de que los grupos sumaran fondos para ayudarlo y el grupo editor elaborase un presupuesto de gastos; o también V. García en el n.66 (7 junio 1911), 34, con la iniciativa de hacer acciones de 5 pts., facilitándose por cotiza­ciones de 1 pta., etc,

164 Com o p.e. la idea de una rifa, que había sido bien acogida, Tierra y Liber­tad (Barcelona), n.80 (13 septiembre 1911), 2.

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c a p í t u l o II S o lid a r id a d Obrera y e l p e r i o d i s m o p e r a í z Á c r a t a

aquella, im pidieron que el proyecto del diario fuera llevado a la práctica.165E n estos prim eros años, la cam paña más im portan te que em ­prendió fue la de propagar noticias sobre el desarrollo de la re­volución mexicana, defendiendo a ultranza el carácter libertario de la m ism a, representado por el Partido Liberal M exicano que lideraba Ricardo Flores M agón. D esde la inserción de editoria­les en los que se glosaba la lucha revolucionaria contra Porfirio D íaz y la labor de los libertarios en ella con alusión a Práxedes G . G uerrero caído tem pranam ente en ella166 , hasta la inclusión de numerosos escritos del propio Flores M agón u otros tomados del periódico Regeneración, órgano de expresión del Partido167, la información y la propaganda fueron constantes.No estuvo solo Tierra y Libertad en esta labor de ayuda a los revolucionarios mexicanos. T oda la prensa anarquista y anarco­sindicalista se hizo eco de la m ism a. D el m ism o m odo todo el m ovim iento anarquista español contribuyó con sus aportaciones

165 Véase, «A todos los compañeros», Tierra y Libertad (Barcelona), n.81 (1 noviembre 1911), 1, dando noticia de estos hechos con la disolución de la CNT.

166 «La revolución en Méjico», Tierra y Libertad (Barcelona), n.50 (15 febrero 1911), 1.

167 Véase p.e., «La Guerra Social», por Ricardo Flores Magón, Tierra y Liber­tad (Barcelona), n.55 (22 marzo 1911), 2. Véase, tam bién, el interesante artículo de Guerra, Xavier, «De l'Espagne au Mexique: le milieu anarchiste et la revolution méxicaine», Melanges de la Casa de Velazquez,, 9 (1973), pp. 667 y sgs.

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Genetistas de Capellada e Igualada en una excursión a Corbeta de Iguaruda, muestran un ejemplar del periódico^ ierra y Libertad, año 1935

Solidaridad Obrera v r p e r i o d i s m o .d e r a í z A c r a t a c a p i t u l o ii

a las suscripciones abiertas por este sem anario y por Solidaridad Obrera para sufragar los gastos de la lucha.168

Los entusiasm os del periódico po r aquella revolución crecieron a medida que aum entaban las noticias sobre la misma169 , no du­dando un solo m om ento en defenderla cuando entre los anar­

168 Véase, p.e., «La revolución mexicana», por J.I.L ., desde Buenos Aires, E l Látigo (Baracaldo), n . l l (21 febrero 1.913), 3, con comentarios muy elo­giosos hacia la misma. E n Tierra y Libertad (Barcelona), n.65 (31 mayo 1911), 3, se informa que se han girado 1000 ptás. para el Partido Liberal Mexicano, 500 de Soli y 500 de Tierra y Libertad, Xavier Guerra, art. cit., p. 668, afirma que la suscripción abierta por Tierra y Libertad en favor de los revolucionarios mexicanos alcanzó varios miles de pesetas en algunos meses, con aportaciones de 10 a 50 cts, por persona.

169 «Una revolución libertaria», Tierra y Libertad (Barcelona) , n.54 (15 marzo 1911), 1.

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quistas com enzaron a surg ir dudas sobre su carácter170 . Estos m ovim ientos solidarios con los revolucionarios mejicanos cul­m inaron con la constitución en Sabadell, en 1914, por iniciativa de Pascual Real, M a ria n o G u ard io la , Ju an S im eón, A lfredo M artín ez y Joaqu ín S truch , de la agencia «Regeneración», al objeto de difundir en España el periódico del mismo nombre, el cual sim bolizaba la expresión m áxim a de las aspiraciones de la revolución mexicana.171Al año siguiente se fundó en la m ism a ciudad el periódico Reí vindicación para defender la «Revolución expropiadora de M éji­co»172 . Sin embargo, las especiales condiciones económicosocia- les que se abrieron en nuestro país con el estallido de la I a gue­rra m undial, condenaron al fracaso estas iniciativas. T an to la agencia como el periódico padecieron graves dificultades eco­

c a p í t u l o ii S 0hd& ridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a íz á c r a t a

170 «Sobre la revolución mexicana», n.118 (17 jal. 1912), 1. E n este editorial se afirma que no se ajustan a razón las sospechas de algunos anarquistas. Ya Kropotkin la había definido «lucha agraria» y había mostrado sus sim­patías hacia ella. Para apoyar sus tesis insertó un pormenorizado relata del encarcelamiento de. Flores M agón y algunos de sus partidarios en Los Angeles, con los incidentes que provocaron los sucesivos aplazamientos de su proceso. Jean Grave y los anarquistas de la revista Les Ternps Nouveaux se negaron a considerar libertario a Flores Magón, reprochándole la mode­ración del Programa Liberal de 1906, poniendo incluso en duda el carácter social y económico de la revolución; véase, Xavier Guerra, art. cit., p. 675. Ante esto e! periódico contraponía que si Kropotkin la calificó en su día de «lucha agraria» para, evitar torcidas interpretaciones, yá se podía calificar en esos momentos de revolución social. Para apoyar sus afirmaciones ofrecía una detalLada historia de la misma y se refería a las declaraciones de M on- caleano de la C oruña, testigo presencial, Tierra y Libertad (Barcelona), n.135 (11 diciembre 1912), 1.

171 Tierra y Libertad (Barcelona), n.236 (18 noviembre 1914), 4.

172 Apareció a principios de junio de 1915.

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nómicas573 , que les im pidieron cubrir sus objetivos. Reivindica­ción desapareció en octubre de 1915, pero reapareció nuevam en­te en SabadeU en enero del año siguiente, en la confianza abso­luta de que se iba a «dedicar m ás a tención que hasta aquí a la G ran Revolución que desde cinco años conm ueve y transform a el suelo rico en M éjico»174 . N o obstan te , poco más de un mes después desaparecía definitivamente.P rogresivam ente Tierra y Libertad fue asum iendo el papel de depositario de la «ortodoxia» anarqu ista175 . El incondicional apoyo que recibía de todos los sectores libertarios españoles le perm itieron sentar las bases para un desarrollo de la organiza­ción anarquista. Com o punto de referencia obligado, fue la pla­taform a de apoyo y estímulo en la creación de diferentes federa­ciones anarquistas regionales, a las que prestó en todo m om ento una exhaustiva cobertura inform ativa. D esde esta privilegiada

173 La «Agencia Regeneración» difundió una nota en la que comunicaba que se hicieran pedidos de Regeneración, excepto aquellos que estaban ¡ti descu­bierto por no pagar y que eran responsables de la larga suspensión que había sufrido este periódico, Reivindicación (Barcelona), rs.16 (22 octubre1916), 2. Por su parte Reivindicación tuvo que suspender en varias ocasio­nes, después de haberse trasladado a Barcelona, al mes de haber aparecido en Sabadell, véase, Tierra y Libertad (Barcelona), n.277 (13 octubre 1915),3.

174 «¡Año Nuevo, vida nueva!», n. 1 (5 enero 1916), 1,

175 En septiembre de 1912 llevaba.a cabo un balance optim ista del resurgi­m iento del anarquismo en España, aprovechando la aparición de Cultura Libertaria de El Ferrol. Con éste eran ya cuatro los periódicos netamente anarquistas, entredós cuales incluía a E l Libertario de Gijón, aunque en un principio se habían mostrado en desacuerdo con él, por ciertas declaracio­nes de su primer número. Pero éstas fueron justificadas posteriormente por Pedro Sierra en carta enviada a la redacción de Tierra y Libertad y al pare­cer satisfactoriamente. Véase, «Nuestro resurgi miento», Tierra y Libertad (Barcelona), n.125 (4 septiembre 1912), 3.

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C A P IT U L O II S o lid a rid a d Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z A c h a t a

posición, enarboló la bandera del in ternacionalism o, frente al intervencionism o de algunos anarquistas que se pusieron al lado de las potencias aliadas en la gran guerra, lo que de inm ediato fue considerado por el p eriód ico , «peligrosa desv iación»176 . Pronto el m ovim iento anarquista internacional se dividió en dos bandos irreconciliables, esgrim iendo cada uno de ellos sus ar­gum entos en defensa de sus posiciones. La lógica de los anar­quistas intervencionistas les llevó a suscribir en febrero de 1916, un m anifiesto en defensa de la libertad representada por la E n­tente y am enazada por el agresivo m ilitarism o alem án177 . Este hecho h izo aún más p ro funda la brecha ab ierta en tre los dos sectores en que se dividió el movim iento anarquista.

Con la suspensión en 1919 de Tierra y Libertad y todos los de­más periódicos anarquistas y anarco-sindicalistas, Barcelona se quedó duran te una tem porada sin prensa anarquista . Tierra y Libertad no volvería a aparecer en la C iudad Condal hasta enero de 1923.

176 «Peligrosa desviación», Tierra y Libertad (Barcelona), n.235 (11 noviembre 1914), 1 y sgs. Hondo estupor causó en los medios anarquistas internacio­nales las declaraciones de Kropotkin situándose al lado de los aliados, fren­te al militarismo alemán.

177 «Carta abierta a los firmantes del manifiesto guerrerista...», Tierra y Liber­tad (Barcelona), n.295 (22 marzo 1916), 2.

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C A P Í T U L O III

,j\(a c im ien to y desarrollo de S o lid a rid a d Obrera

3 .1 . Génesis de Solidaridad Obrera

Estos nuevos intentos de organización de los trabajadores afines al anarquism o, a los que he hecho alusión en el capítulo prece­dente , coincidieron con la en trada en E spaña de las originales ideas del sindicalism o revolucionario provenientes de Francia. El hecho de que arraigaran en tan poco tiem po y con tanta fuer­za, perm ite suponer que se encontraron con terreno suficiente­m ente abonado. Lo cierto es que el sindicalismo francés propor­cionó las estructuras en que se apoyarían las viejas ideas de la Internacional española.E l día 3 de agosto de 1907 tras algunas reuniones preparatorias los delegados de las sociedades obreras reunidos en el local de la D ependencia M ercantil constituyeran la «Federación Local So­lidaridad Obrera», em brión de la futura C N T .178 E n la constitución de esta nueva Federación participaron socia­listas y republicanos, junto a sindicalistas y anarquistas. Com o más adelante verem os con más detalle, los sucesos de ju lio de 1909, conocidos com o «La Sem ana Trágica», hicieron que las posiciones se radicalizaran y los pocos socialistas que quedaron después de estos hechos, abandonaron la experiencia en sep­

178 Solidaridad Obrera (en adelante S.O.) (Barcelona) 1(19 octubre 1907), 2.

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tiembre de 1910 por la transform ación de aquella en «Confede­ración Nacional del Trabajo».Dos meses y m edio después de constituida la Federación el 19 de octubre apareció el p rim er núm ero de su órgano oficial que recibió idén tico nom bre: Solidaridad Obrera. Según parece su publicación fue financiada por Francisco Ferrer17íl y se encargó de la dirección del periódico Jaim e Bisbc, siendo secretario de redacción M iguel V. M oreno y adm inistrador A. Badía M ata- m ala; José C asasola, C o lom é, G rau , E n rique Férrer y Tom ás H erreros fueron sus redactores. A nselm o Lorenzo, como direc­tor literario, escribía «los trabajos editoriales de orientación re­volucionaria»180 . La redacción se instaló en la calle M endizábal, 17 y se im prim ía en los talleres de José O rtega, en la calle San Pablo, 96 de Barcelona.Los prim eros núm eros del periódico llevaban un artístico gra­bado alegórico, inteligentem ente diseñado. El del número inicial el más conocido representa a un obrero dorm ido bajo los efectos de una pipa de opio. E n sus sueños se dibujan dos escenas: una opu len ta m atrona tocada con un gorro frigio d istribuyendo a manos llenas el d inero que se escapa de un cuerno de la abun­dancia y otra con la barretina y enarbolando la senyera en la que se lee: «Autonom ía de Catalunya», alrededor de esta últim a se ve a un grupo típico que baila la sardana. Fuera del sueño, una ter-

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179 Leroy, Constant (1913), pp. 217218, cit. por Cuadíat, Xavier (1976), p. 204.

180 Ibidem. Aunque este autor, conocido también como Miguel V(illalobos) Moreno y cuyo verdadero nombre era José Sánchez González, antiguo anarquista, introduce bastantes inexactitudes en su libro, en esta ocasión sus informaciones son bastantes fiables, al menos según mis investigacio­nes.

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S o lidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A PÍTU LO III

cera figura fem enina S olidaridad O bre ra in ten ta despertar al proletario inconsciente y atraerlo a sus filas.181 Las escasas fuerzas con las que contaba la Federación Local en ei m om ento de su constitución, fueron aum entando a lo largo de aquel año, siendo precisam ente la extensión de la propaganda una de las tareas esenciales del sem anario, ju n to con la expan­sión de la organización y la necesidad de la asociarse. En el a rtí­culo «A todos»182, firm ado por E l C onsejo, se presentaba un balance muy optim ista de lo actuado hasta entonces, apuntando que para hacer del periódico lo que se propusieron en un princi­pio debían suspenderlo por dos o tres semanas183. Su reaparición coincidiría con un acto público en Barcelona y sería extraordina­rio, con un m agnífico grabado y texto escogido. E n el editorial «O tra vez a la lucha» en el núm ero de la reaparición184 - se afir­ma:

Solidaridad Obrera reaparece. Cuando se acomete un» empresagrande se necesitan descansos periódicos.135

O tra de las tareas fundamentales del semanario consistió en lan­zar una «C am paña contra el proyecto de ley llamado de repre­

181 S.O. (Barcelona), n .l (19 octubre 1907), 1, cit. por Alvarez Junco, J., «Les anarchistes face au nationalismé catalan (18681910)#, Le Mouvement So­cial, París, 128 (julio-septiembre 1984), 43.

182 Id., n.7 (30 noviembre 1907), 2.

183 Se interrumpe su publicación entre el n.7 y el n.8 (13 teb. 1908), 1.

184 Id., 8 (13 febrero 1908), 2.

185 Según todos los indicios las causas de la suspensión fueron muy distintas de las apuntadas, véase, E l Trabajo (Sabadeil) 185 (15 febrero 1908), 8, con noticias sobre actos contra la represión y por la reaparición de Solidaridad Obrera.

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C A P Í T U L O MI S o lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

sión del tcrrortsm o»,K6. E n el p rim er congreso obrero regional celebrado en Barcelona los días 6 al 8 de septiembre de 1908, en el nuevo local de la organización, calle Nueva de San Francisco, 7187 , la Federación Local se transform ó en C onfederación R e­gional de Sociedades de Resistencia Solidaridad O brera. E l pe­riódico publicó las actas188 y más tarde los esta tu tos189 . En el congreso estuvieron representadas alrededor de 109 agrupacio­nes po r 142 delegados. C om o vem os la organización se hacia extensiva a C ataluña y su ejem plo com enzaba a cundir en toda España. E l órgano obrero está repleto de noticias con la consti­tución de sociedades «Solidaridad Obrera» por todo el país, so­bre todo en la región valenciana y en Asturias.190 Pero a pesar de todos los esfuerzos, el periódico languidecía por falta de recursos y apoyo. No tenem os datos precisos sobre su tirada y distribución, aunque se puede apuntar que seria bastante corta y se d istribuiría principalm ente en la capital y pueblos de alrededor. A propósito de su precariedad, José Blasi, delegado de los curtidores, apuntaba alguna iniciativa para ayudarlo191. D es-

186 S.O. (Barcelona), 19 (5 junio 1 9 08),l-2y20 (12 junio 1908),12.

187 A este* nuevo local se trasladó también la redacción del periódico a partir de! 31(18 septiembre 1908). Según parece este nuevo local mucho más adecuado para las necesidades de !a organización, fue posible adquirirlo gracias de nuevo a la ayuda financiera de Ferrer Guardia.

188 5.0, (Barcelona), 32 (25 septiembre 1908),14.

189 A partir del 35 (16 octubre 1908) y en la cuarta página.

190 Véase por ejemplo la serie de artículos de Enrique Llobregat desde Alcu­dia de Carlee sobre «La Solidaridad Obrera en la Ribera del Jucar». S.O. (Barcelona), 24 (17 julio 1908), 3; 26 (31 julio 1908), 3 y 39 (20 noviembre 1908) y también e! manifiesto de la sociedad de obreros en madera de Gi}ón: «A todos los trabajadores de Gijcm», Id., 38 (13 noviembre 1908), 1.

191 «A los obreros en general»,Id., 40 (13 noviembre 1908), 1.

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pues de reconocer que el periódico no tenía vida y que la culpa era de los trabajadores, argüía que si éstos exigieran que en la taberna donde van a beber com praran Solidaridad Obrera la cosa mejoraría. C on todos los problem as, derivados principalm ente de la falta de m edios económ icos, el periódico siguió publicán­dose hasta que fue radicalm ente suprim ido a raíz de los sucesos de julio de 1909.192A nte la im posibilidad de seguir la publicación en Barcelona, los obreros asturianos decidieron continuarla . E l 13 de noviem bre de ese m ism o año salía en G ijón el p rim er núm ero que se ex­tendió hasta el 24 de d iciem bre de 1910 en su núm ero 32 en que dejó de existir.193 En su prim er núm ero decían:

Solidaridad Obrera he aquí «n bello nombre. El es, la expresión clara y terminan re de un grandioso poder, de los mayores y más positivos resultados [...] [que] puede obtener [...] la clase obrera organizada y consciente [...] [sale a la luz] para continuar propa­gando la obra iniciada por su colega barcelonés, de igual título, suspendido en su labor por sucesos que guardará memoria eterna el proletariado consciente del mundo.

192 Aunque el último número que se conoce es el 60 de! 4 de junio de 1909, todo hace suponer que siguió publicándose hasta los hechos de «La Sema­na Trágica».

193 Tuvo que suspender las publicaciones por el déficit acumulado ya que muchos paqueteros no pagaban, véase, Acción Libertaría (G ijón), 9 (13 enero 1911), 4. Este problema sería común a muchísimas publicaciones anarquistas y anarcosindicalistas. Con todo, después de la suspensión aún se continuaron publicando suplementos al periódico. Conocemos los su­plementos al número 32, el primero de marzo de 1911 y el segundo de abril.

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C A PÍTU LO III Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

Se declara heredero de la I Internacional y hace profesión de fe sindicalista revolucionaria «libres po r en tero de la perniciosa influencia del parlam entarism o enervante ...»194 Era d irecto r Em ilio Rendueles195 y la redacción se encontraba en la calle Casim iro Vclasco, 25, sede de la Federación de Socie­dades O breras de la que era órgano, im prim iéndose en «La In ­dustria», Linares Rivas, 11 y 13.Si bien por una parte , la publicación de Solidaridad Obrera en G ijón cubrió los objetivos de propaganda y aum entó los efecti­vos de la asociación obrera, por o tra tuvo que enfrentarse a las agresiones cada vez más numerosas de los patronos que veían un gran peligro para sus intereses en la continuación de su labor.Las luchas se radicalizaron, com o por ejem plo la huelga de los m etalúrgicos y pronto se llegó al enfrentam iento directo, m enu­deando los aten tados personales a patronos, com o el llevado a cabo por M arcelino Suárez196 , o el atentado que le costó la vida al pa trono en m adera C elestino L an tera por el que fueron en-

194 S.O. (Gijón), 1 (13 noviembre 1909), 1.

195 Alvarez, Ramón (1973), pp. 438439, añade que Pedro Sierra era redactor jefe y administrador Jacinto Viñas. Sigue diciendo que a partir del núm. 9 (15 febrero 1910) se designó a Pedro Sierra para la dirección y para la administración a Belarmino Canal. Sin embargo a raíz de la detención de Emilio Rendueles, en agosto de ese mismo año, el periódico se refiere a él como su director.

196 El 24 de junio de 1910, alrededor de las siete y media de la tarde Domin­go Orueta, presidente de la Agremiación Patronal de Gijón, recibió un disparo que le atravesó el brazo izquierdo. El agresor, Marcelino Suárez, se lamentaba de haber errado el disparo, véase, Alvarez, Ramón (1973), pp. 56 y sgs. y el propio periódico de aquellas fechas.

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carcelarios A n ton io Vega y el d irec to r del sem anario E m ilio Rendueles.597Cuando en febrero de 1910 apareció de nuevo Solidaridad Obre­ra en Barcelona, los de G ijón apuntaron la idea de cam biar de nombre a su periódico198 , pero la iniciativa quedó sin efecto. E n esta publicación fue inclu ida la serie de artículos de José P ra t sobre Sindicalism o199 que ya habían sido publicados en su h o ­m ónim o de B arcelona. Y a p a rtir del n .13 (2 abril 1910), en form a de folletín encuadernable, el «reglam ento de la Federa­ción gijonesa de sociedades de Resistencia titu lada Solidaridad Obrera»E n tre tan to habla com enzado en Barcelona una 2a época. E l 12 de febrero de 1910 apareció su prim er núm ero con estas signifi­cativas palabras:

Al estruendo de los truenos, al fragor de los relámpagos, a los des­trozos del rayo, a los estragos del huracán ha sucedido la relativa calma [...] [el periódico] se dedicará preferentemente a consolidar la organización de la solidaridad [...] y a luchar por el objetivo principal del sindicalismo moderno.

E n esta ocasión la redacción se instaló en la calle de la M erced, 19 pral.200 y continuó im prim iéndose en los mismos talleres. Su director fue A ndrés Cuadros y el gerente o adm inistrador Ángel Álvarez. La labor principal del periódico en esta etapa fue la de

197 «Campaña justiciera», S.O. (Gijón), 25 (16 septiembre 1910), 1. Puede seguirse el desarrollo detallado de los hechos y el proceso que le siguió en Alvarez, Ramón (1973), pp. 59 y sgs.

198 S.O. (Gijón), 10 (19 febrero 1910), 2.

199 A partir del 1 (13 noviembre 1909).

200 Desde el 64 (1 mayo 1911), la redacción se trasladó a la calle Poniente, 24,2a.

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C A P ÍT U L O i ii ¿olidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

continuar la propaganda y preparar e impulsar el 2o Congreso de la Confederación Regional que por la fuerza de los hechos y la presión de las sociedades del resto del país, se convirtió en el congreso constituyente de la Confederación Nacional del Traba­jo201 . A unque debía haberse celebrado un año antes, los sucesos de ju lio de 1909 justificaron el retraso, verificándose los días 30 y 31 de octubre y I o de noviembre de 1910 202 La consecuencia inm ediata, y una de las más im portantes, fue la rápida separación de los socialistas del organism o recién creado. Un mes después de concluido el congreso apareció en el órgano de las sociedades obreras un artículo203 en el que se arrem etía contra los socialistas sectarios que veían en el hecho de haber elevado «Solidaridad O brera» a C onfederación N acional una m aniobra anarquista para hacerle la com petencia a la UGT. Los republicanos y los socialistas se habían quedado en el cam ino, por circunstancias y causas m uy diversas. En la C onfederación solo restaban sindicalistas y anarquistas, y de éstos últimos, sólo

201 «Soiire la constitución en España de una Confederación General del Tra­bajo», S.O. (Barcelona), 14 (13 mayo 1910), 1. En S.O. de Gijón había sido ya publicado otro artículo con la misma temática, lo que dio lugar a una tribuna libre en la que fueron expuestos los diferentes puntos de vista en torno a la conveniencia de implantar una organización de esa naturaleza en España.

202 Un estudio del importante Congreso, que tuvo su sede en el Palacio de Bellas Artes de Barcelona, cae fuera de los límites de este ensayo. Puede consultarse, sin embargo, «Congreso del Palacio de Bellas Artes (3031 octubre y 1 noviembre 1910)», Revista de Trabajo (Madrid), 47 (julio-sep­tiembre 1974), pp, 335377.

203 «Después del Congreso/A los socialistas con sentido común», S.O. (Barce­lona), 43 (2 diciembre 1910), 1.

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S o lid a r id a d Obrera v f . l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P Í T U L O III

aquellos que veían en el sindicato un arm a de lucha eficaz y un campo fértil para hacer germ inar las ideas.204 La tarea inm ediata era, por supuesto, hacer realidad lo de nacio­nal y extender la organización a todo el país. E n Vigo, donde ya funcionaba desde hacia algún tiem po una federación local «So­lidaridad O brera» , com enzó a ed itarse un periódico de igual título205 casi al m ism o tiempo que se extinguía su hom ónim o de G ijón. La necesidad de un prim er congreso de la recién nacida organización, para definir sus planteam ientos y formas de orga­nización y funcionam iento in ternos, se h izo evidente. De esta form a se celebró en los días 8, 9 y 10 de septiem bre de 1911, en el palacio de Bellas A rtes de B arcelona, el I C ong reso de la C N T 20*’ . D e entre todos los acuerdos que se tom aron nos in te ­

204 Ricardo Mella publicó en S.O. (Gijón), 14 (16 abr. 1910), 2, un artículo titulado, «Sindicalismo y anarquismo» donde alude a las reticencias de los anarquistas a adoptar las nuevas tácticas del sindicalismo revolucionario en aras de un puritanismo excesivo.

205 Desgraciadamente no se conoce ningún ejemplar de esta serie. El órgano obrero de Barcelona decía: «Hemos recibido el primer número de S O. de Vigo que siguiendo el espíritu del Congreso obrero, viene al estadio de la prensa obrera, animada en los mejores deseos en bien del proletariado. El mayor elogio que podemos hacer del nuevo y querido colega es dar publi­cidad a estas cuatro líneas en las que encierra todo su programa: Solidari­dad Obrera, surge a la vida ansiosa de cooperar a esa gran obra comenzada en el salón de Bellas Artes de Barcelona y que culminan necesariamente en el triunfo del proletariado español», S.O. (Barcelona), 45 (16 diciembre 1910), 3. Tenía su sede en Núñez, 17, Io Vigo, véase Acción Libertaria (Gijón), 9 (13 enero 1911), 4.

206 Los sindicatos adheridos a la Confederación en ese momento eran 140 con 26571 federados, véase, Cuadrat, Xavier (1976), p. 545. Las actas pue­den consultarse en, «Primer congreso obrero de la C N T (8, 9 y 10 sep­tiembre 1911)», Revista de Trabajo, (Madrid), 47 (julio-septiembre 1974), pp. 421474 o en el n.84 (15 septiembre 1911), pp. 14 del semanario obre­ro.

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c a p í t u l o mi Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

resa destacar el que hace referencia a la propaganda y que con­tem pla por prim era vez la posibilidad de editar un órgano diario de la Confederación. Después de ser aprobada esta propuesta se iniciaron los trám ites para su concreción. L a represión que si­guió a la huelga general, im pidió que la iniciativa fuera llevada a feliz término.Inm ediatam ente después de finalizado el C ongreso se celebró una reun ión secreta con los delegados al m ism o y se acordó la huelga general en solidaridad con los obreros de Bilbao y como protesta por la guerra de M arruecos?07 . Las consecuencias para la joven organización fueron funestas. L os sind icatos fueron clausurados y el periódico suspendido208 por orden directa del gobernador civil de Barcelona, M anuel Pórtela.Díaz del M oral afirma:

»El naciente sindicalismo se hundió, su prensa desapareció por completo. La anarquista que continuaba, aunque cori desmayo, su habitual labor de propaganda, acogía en sus columnas los trabajos sindicalistas y Anselmo Lorenzo insistía, incansable, en la difusión del nueva credo...»209

Efectivam ente, con la huelga general de 1911 se cierra un capí­tulo im portan te en la h isto ria de la naciente C N T . La in tensi­dad de su corta experiencia no tardaría en dar resultados, aun-

207 Buenacasa, Manuel (1966), p. 40, cit. por Cuadrat, Xavier (1976), p. 556. Para una descripción detallada de esa huelga, véase el último autor citado, pp. 525 y sgs.

208 El último número que se conoce es el 84 de fecha 15 de septiembre de 1911 y según todos los indicios el último que fue publicado.

209 Díaz del Moral, Juan (1977), pag. 171, cit. por Cuadrat, Xavier (1976), p. 565.

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V EL PE R IO D IS M O DE R A ÍZ ÁCRATA c a p í t u l o iii

que habrá que esperar más de un año y m edio para que vuelva a dar señales de vida.

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3 .2 . La Federación Nacional de Agricultores

U na de las muchas pruebas que podem os aportar a la afirmación que hice sobre la im portancia de las U niones y Federaciones de oficio lo constituye, com o verem os con detalle, la constitución de la Federación N acional de A gricultores (FNA}210 . Las orga­nizaciones cam pesinas alcanzaron , du ran te las dos fases de la In te rnac ional pública en E spaña 1869/1874 y 1881/1888 un desarrollo considerable. La U nión de Trabajadores del C am po (U T C ) reun ía en su seno un elevado núm ero de sociedades campesinas, en su m ayor parte jornaleros andaluces211. La in ten­sa represión que conoció el cam po andaluz en la década de los ochenta, unida a la disolución de la F T R E en 1888, dejó desor­ganizados a los campesinos. C on el com ienzo del nuevo siglo y coincidiendo con el resurgir del m ovim iento obrero, los cam pe­sinos andaluces com ienzan tam bién un proceso de reorganiza­ción de sus disueltas sociedades.

210 En esta ocasión su importancia radica en el hecho de que, al ser suspendi­da la CNT, cubrió una buena parte de sus tareas, hasta el punto de que en muchas ocasiones se han confundido los congresos de la FNA con los tic la propia CNT.

211 El profesor Álvarez Junco, en una exasperada reseña al libro de Casanova, Julián (1997), aparecida en Revista de Libros, 16 (abril 1998), .1-5, afirma entre otras barbaridades similares: «Los anarquistas fueron incapat r-. de elaborar un programa agrario durante la Segunda República (romo lo habían sido a lo largo de su primer medio siglo de existencia, algo que y.i me sorprendió a mí hace años, al estudiar esa época), y ni siquiera diseña ron una estrategia frente a la reforma agraria republicana».

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CA PITU LO MI Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d f . r a íz á c r a t a

E m piezan a aparecer periód icos portavoces de esta o aquella agrupación cam pesina. La Voz del Campesino de Jerez apareció en m arzo de 1903; refundido con E l Proletario de Cádiz, auspi­ció la aparición de Germinal en esta últim a ciudad. En mayo de ese m ism o año vio la luz E l Despertar del Terruño en La Línea y aproxim adam ente por las mismas fechas se dio vida en M orón a La Voz del Terruño. Todos ellos tuvieron com o característica co­m ún su corta vida.El im pulso definitivo para que la organización campesina fuese un hecho lo sum inistró la constitución de la CN T. En este caso la disolución de esta organización en 1911 no afectó a los traba­jos que se realizaban para convertir en realidad la Federación de Agricultores. E fectivam ente en 1913 se convocó a un congreso de cam pesinos212 que tuvo lugar en C órdoba del 17 al 20 de abril213 . E n él se creó la Federación N acional de A gricultores (FNA ) y se hizo pública profesión de fe sindicalista. «Que den­tro del seno de dichas Sociedades solo se puede hacer labor so­cial o sindicalista»214 . E n la sesión del día 19, «después de varias proposiciones se acuerda hacer un periódico titulado La Voz del Campesino» ‘La tierra es del que la trabaja’-, que sea impreso en Barcelona, subvencionado por las Sociedades, según sus fondos y socios».215

212 Los firmantes del manifiesto, fechado en febrero, convocando al congreso fueron: Agricultores de Barcelona y su radio, Hospitalet de Llobregat, San Feliu de Llobregar, Esplugas de Llobregat, San Justo Desvern y Badalona, Díaz del Moral, Juan (1977), p. 243. nota 20.

213 Concurrieron delegados de 25 sociedades de campesinos que pertenecían casi totalmente a Cataluña, Andalucía y Levante.

214 Actas..., en Díaz del Moral, Juan (1977), p. 393.

215 Actas..., en Díaz del Moral, Juan (1977), p. 394. Se acordó también que los redactores fueran a sueldo y que éstos fueran designados por el Consejo de la Federación y redactado por los obreros agricultores y no agricultores

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Solidaridad Obrera y f . l p e r i o d i s m o d f . r a í z á c r a t a c" C A PITU LO III

El periódico apareció el 15 de noviem bre de ese año, editado en Sants. A finales de julio del año siguiente fue trasladado a Valls, donde sigu ió e d itán d o se h a s ta su d e sap a ric ió n en abril de 1916216 . C oincidiendo con las iniciativas de José Sánchez Rosa para la edición de un nuevo órgano de los cam pesinos, la sede de la Federación Nacional de A gricultores se trasladó a Jerez de la Frontera, donde por iniciativa de Sebastián Oliva su secretario comienza la 2a época de La Voz del Campesino.21/Apenas reiniciadas sus publicaciones el 15 de noviembre, se reú­ne el IV congreso de la Federación218. U no de los temas a tratar el 12° era el referen te a la conven ienc ia de abo lir La Voz del Campesino, toda vez que Solidaridad Obrera salía diario y que éste dedicara dos páginas semanales a ios trabajadores agrícolas. Presentado el dictam en de la ponencia favorable a la abolición

216 Ei traslado del periódico fue decidido en et 11 congreso de la FNA cele­brado en Valencia los días 1 a 3 de mayo de 1914, a propuesta de Juan Figueras vante la imposibilidad de que fuera publicado en Barcelona. Véase, Actas..,, en Díaz del Moral, Juan (1977), p. 407. Una vez suspendi­do,José Sánchez Rosa publicó en S.O. (Barcelona), n.265 (18 julio 1916),4, una «Circular» «A los obreros campesinos», en la cual argumentaba la necesidad de la publicación de un periódico que fuera órgano de los cam­pesinos. En Tierra y Libertad (Barcelona), n.313 (16 agosto 1916), 4, el mismo Sánchez Rosa insistía en la necesidad de un nuevo periódico, anun­ciando que se proponía dar a luz La Redención del Campesino,

217 Véase, en Tierra y Libertad (Barcelona), n.319 (27 septiembre 1916), 4, la circular de Sebastián Oliva anunciando que iba a hacerse cargo de ia publi­cación. Sánchez Rosa, por su parte, había comunicado en Tierra y Libertad (Barcelona), n.317 (13 septiembre 1916), 3, su intención de desistir de la publicación de un órgano de los campesinos al hacerse pública la reapari­ción de Lm Voz del Campesino.

218 Se celebró en Viltanueva v Geltní los días 21 y 22 de noviembre de 1916.

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C A P Í T U L O III Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

«a fin de dar más fuerza y vida al diario Solidaridad Obrera, éste es aprobado después de larga discusión.219 C om o afirm aba D iego M a rtín ez , represen tan te del C onsejo Federal, en la sesión inaugural del V congreso de la FN A, cele­brado en Zaragoza220 , «cuando más m arcado y rápido ha sido el descenso en esta organización es a partir del congreso de Villa- nueva y G eltrú y de la suspensión de su órgano La Voz del Cam­pesino121 . Por ello se h ab ían rein iciado sus publicaciones con bastante fo rtuna . A rreciaba en esos m om entos la actividad de los intervencionistas para que E spaña entrase en guerra al lado de los aliados. Aprovechando el marco del congreso de Z arago­za antes aludido, los cam pesinos, tras larga discusión acordaron que La Voz del Campesino h iciera cam paña en contra de la m is­ma «y en caso de que las autoridades traten de im pedir su publi­cación, que se recurra a todos los medios posibles para que no se interrum pa su salida, incluso a variarle el nombre; y si a pesar de todo fuese perseguido en la localidad en que está, que se traslade

219 Actas..., Díaz del Moral, Juan (1977), p. 412, Se añadía que en caso de que Solidaridad Obrera suspendiese sus publicaciones apareciera de nuevo La Voz del Campesino y se apuntaba además que en caso necesario se desti­nara como subvención a aquél la cantidad que se invertía para la publica­ción de éste. Se acordó igualmente que el Comité de la Federación residie­ra en San Feiiü de Guixols hasta el siguiente congreso.

220 Se celebró los días 22 al 24 de mayo de 1917. Estuvieron representadas SO secciones con 13825 federados

221 Actas..., en Díaz del Moral, Juan (1977), p, 422. Debido a que de esta 2a cpoca del periódico no nos han llegado ejemplares, es difícil saber en que momento fue suspendido, pero se deduce que debió producirse a fines del año 1916, una vez finalizada la publicación de las acras del referido con­greso. A causa del lamentable estado de la Federación en ios primeros meses de 1917, el consejo de Jerez, por insinuación de varias colectividades y compañeros, se hizo cargo de la Federación y del periódico, hecho que debió ocurrir a principios de marzo.

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Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P Í T U L O III

su residencia, encargándose, si llega ese extremo, de su redacción provisionalmente E l Baluarte Obrero122.Aún celebró la F N A un últim o congreso el VI que tuvo lugar en Valencia entre el 25 y el 27 de diciembre de 1918. Este congreso niarcó el apogeo de la organización campesina; estuvieron repre­sentadas 99 secciones con 25092 asociados, por 57 delegados223 . E ntre sus acuerdos destaca por su im portancia la adhesión en bloque de la FN A a la C N T , aunque la Federación continuaría funcionando en tanto no se celebrase el proyectado congreso de la Confederación. Si en él se resolvía disolver las demás federa­ciones de oficio, entonces se procedería a disolver la de agricul­tores. A nte esto pasó a discutirse la conveniencia de seguir p u ­b licando La Voz del Campesino; tra s la rg u ísim a d iscusión se acordó que continuara, en tan to siguiera en funcionam iento la FN A . A l m ism o tiem po se decidió que tan to la Federación co­mo su órgano continuaran en Jerez hasta la celebración del con­greso confederal y si en éste se acordaba que con tinuara exis­tiendo la Federación , fuesen trasladados ésta y el periódico a Pedralva.224Aunque no podemos asegurarlo con toda certeza, es muy proba­ble que La Voz del Campesino fuera suspendido a raíz de la polí­tica represiva del gobierno a com ienzos del año 1919. Sin em ­bargo volvería a reaparecer durante unos meses de ese año para

222 Actas..., en Díaz de! Moral, Juan (1977), p. 431.. El congreso acordó igualmente que el domicilio de la Federación continuara siendo Jerez. El periódico E l Baluarte Obrero del cjue no nos han llegado ejemplares se publicaba en Ja ciudad valenciana de Utiel, probablemente órgano de las sociedades campesinas de esa localidad. Su primer número apareció alre­dedor de Febrero de 1917.

223 Actas..., en Díaz del Moral, Juan (1977), pp, 435436.

224 Actas..., en Díaz del Moral, Juan (1977), pp. 437440 y 455.

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C A P Í T U L O III Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

desaparecer definitivam ente en septiem bre225 . Los cam pesinos organizados en la C N T ya no volverían a tener órgano propio hasta después de proclamada la II República.226 A unque el m odelo de sindicalism o que auspiciaba la C N T era con tra rio a la creación de F ederaciones de In d u stria , p o r los problem as de burocracia que pudieran acarrear, en el caso de la Federación cam pesina , su in teg rac ió n en la e s tru c tu ra de la C N T no sirvió para proporcionar mayor fuerza al m ovim iento cam pesino , ya que en la p rác tica se dem ostró lo co n tra rio y adem ás se deshacía la necesaria coherencia en tre las diversas secciones, la cuales, po r sus especiales características estaban necesitadas de una mayor cohesión.

3 .3 . La nueva etapa de Solidaridad Obrera

A unque carecem os de da tos fided ignos, es casi seguro que la C onfederación R egional del T rabajo (C R T ) de C a ta lu ñ a co­m enzó a em erger a la luz pública de nuevo en la prim avera de

225 Díaz de! Moral, Juan (1977), p. 511, afirma que «murió a principios de 1919». Sin embargo este mismo autor en p. 344, notas 79 a 81, hace refe­rencia a números de este periódico de marzo, julio y septiembre de ese mismo año.

226 La Voz del Campesino, como órgano de la Federación de Trabajadores agrí­colas de !a comarca de Cádiz y portavoz de la futura Federación de Agri­cultores de España, apareció en su 3a época en septiembre de 1931 y se publicó hasta los sucesos de Casas Viejas en enero de 1933. Posteriormen­te aparecieron otros muchos portavoces de organizaciones campesinas, como Despertar Campesino de Teruel, en junio de 1932; E l Explotado de Amposta, en octubre de ese año; Tierra Libre de Sueca, en mayo de 1935; ¡Campo Libre! de Madrid, en junio de ese mismo año, etc.

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So lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P I T U L O III

1913. Su órgano oficia?27 reaparecía, en su 3a época, el prim ero de mayo de ese m ismo año.La redacción y adm inistración y la-im prenta fueron las mismas que en la etapa an terio r y hasta su final en enero de 19 1 9228 se sucedieron varios directores. N o conocem os con precisión ni el núm ero de ellos, ni el tiem po que estuvieron al frente del perió­dico en esta dilatada etapa.

Joaquín Bueso nos dice:

Solidaridad Obrera fue dirigida por Tomás Herreros, anarquista, quien al mismo tiempo dirigía Tierra y Libertad y Tomás Herreros no hizo de Solidaridad Obrera una tribuna de avisos ácratas como hoy sucede; Solidaridad Obrera fue después dirigida por Andrés Cuadros, y este compañero también supo eludir el carácter neta­mente anárquico que hoy tiene el periódico; tomó más tarde la dirección del periódico obrero aludido el tipógrafo Joaquín Bueso, y al igual que los anteriores directores procuró que el periódico no fuera sectario; volvió a la dirección Cuadros, y aunque en esta se­gunda época de su dirección ya no fue tan imparcial como en la primera, no por eso dejó que descaradamente fuera Solidaridad Obrera un periódico anarquista; pero últimamente ha caído el pe­riódico en manos de M anuel Andreu y desde entonces hace la competencia a Tierra y Libertad en propaganda ácrata.329

227 Esta vez el subtítulo rezaba, «Organo de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña», que conservaría hasta su desaparición en enero de 1939.

228 El último número conocido es el 1007 del 17 enero 1919. Después de la huelga general de agosto de 1917 reaparecía como 41 época, pero siguien­do la numeración anterior.

229 La Justicia Social, n.278 (13 noviembre 1915), 3, sección «La semana Bar­celonesa», cit. por Cuadrat, Xavier (1976), p. 569.

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C A P I T U L O U l Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

A partir de mayo de 1916 se hizo cargo del órgano confederal José B orobio230 . Se ignora quien la dirigía en el m om ento del «affaire» de la em bajada alem ana231 , pero con m otivo de estos hechos en noviembre de 1917 se hizo cargo de la dirección Á n­gel Pestaña232 . Igualm ente se desconoce si éste continuó hasta el final o fue sustitu ido , aunque la p rim era suposición es la más probable.En el núm ero de su reaparición y en el editorial «Resurgim ien­to», proclamaba:

Henos aquí de nuevo compañeros. De nada han servido las perse­cuciones, las prisiones injustificadas y las clausuras de sindicatos con que la justicia burguesa [...] creyó anonadarnos y destruirnos [...]. Nuestro anulamiento es imposible [...]. La prueba de lo que anteriormente decimos, está en el resurgimiento de los sindicatos obreros, que apenas venidos a la vida después de la draconiana orden de suspensión dada por un gobernante inepto y venal se aprestan a la lucha con mayor ahínco y decisión. Estamos pues en el mismo sitio en donde nos hallábamos cuando la última suspen­sión de Solidaridad Obrera. Nuestras posiciones no han variado un ápice, vamos a la propaganda del sindicalismo sin traba alguna, sin sofismas de ninguna especie.233

Sin em bargo la C R T fue de nuevo suspendida a raíz de la huel­ga del «Arte Fabril» de agosto de 1913 y el periódico sufrió una

230 Tierra y Libertad (Barcelona), 299 (3 mayo 1916), 4.

231 El diario fue acusado de recibir dinero de la embajada alemana por publi­car artículos en contra de la emigración española a Francia. El escándalo llegó al punto de que el sindicato del Arte de Imprimir que financiaba entre otros el diario pidió, mediante pasquines en las calles, el boicot al mismo, véase, Pestaña Núñez, Ángel (1973 ’), tomo 1, pp. 6669.

232 Pestaña Núñez, Angel (19733), tomo I, pp. 69 y sgs.

233 S.O. (Barcelona) 1 (1 mayo 1913), 1.

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Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o III

breve in terrupción de dos semanas. La organización catalana no volverá a movilizarse hasta el año siguiente y la C N T, que con­tinuaba prohibida, no lo hará hasta p o r lo menos finales del año 1915. P recisam ente en abril del año anterior, la organización asturiana publicó Solidaridad234 , órgano de la «Federación A stu­riana de Sociedades de Resistencia Solidaridad Obrera», es d e ­cir, que seguía rem itiéndose todavía a la antigua organización, no haciendo ninguna m ención a la C N T , lo cual solo podía sig­nificar a que la Confederación no había llegado aún por aquellas tierras o que seguía prohibida. E sta últim a explicación parece la más plausible. Este periódico debió ser suspendido a raíz de la I a guerra mundial.Volviendo al ó rgano cata lán , a p a rtir de la reorganización de 1914 se com enzó a estudiar la posibilidad de transform arlo de semanal en diario, lo cual se hizo efectivo desde enero de 1916, p rim eram en te en form a de sup lem entos diarios y finalm ente convertido de m anera definitiva en diario a partir del 1 de m ar­

234 Se descoi lote la fecha exacta del primer número. El primero que se conoce es el 3 del 16 de mayo y el otro que se conoce y por ende el último es el 7 del 18 ¡uüo. La redacción estaba situada en la calle Cabrales, 88, bajo, sede de las sociedades obreras y se imprimía en la tipografía de «El Noroeste» de Gijón.

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C A P I T U L O III S o lid a rid a d Obrera v e l p e r i o d i s m o i>i r a í z A c h a t a

zo235 . Con todo, la vida del órgano confederal fue siem pre bas­tante precaria por falta de fondos, a lo que venían a sumarse las suspensiones periódicas que padecía por causa de la represión. Se desconocen datos precisos de su tirada y d istribución. Pesta­ña nos suministra algunas datos indicativos del tiem po en que se hizo cargo de la dirección:

Ya en funciones nos dimos cuenta de que el mal era mucho más profundo de lo que visto de fuera parecía. La tirada estaba reducida a unos tres mil quinientos ejemplares y muchos de ellos 110 se co­braban. ;D e que vivía, pues, el diario? De los donativos, de los Sindicatos, y de los anuncios y de los ingresos inconfesables.2

235 Existen bastantes lagunas en esta época dei periódico, como también en las anteriores y posteriores. La conservación de la prensa anarquista y anar­cosindicalista en nuestro país ha sido siempre bastante precaria y uno de los motivos principales ha sido la represión a la que estuvo casi siempre sometida la organización. N o obstante, las fechas de inicio de los suple­mentos diarios y la aparición diaria del propio periódico, nos las suminis­tran dos fuentes complementarias. Por un lado, Pestaña Núñez, Angel (197.'P), 53-54: «A principios de 1916, los Sindicatos de metalúrgicos y albañiles y peones acordaron la huelga general en los respectivos oficios. Y comprendiendo la importancia que tales conflictos tenían, y de hacer, además una prueba, se discutió si no sería propicio el momento para inten­tar la publicación diaria de un suplemento de Solidaridad Obrera, semanal. Aceptada la propuesta por la organización, fui designado como redactor de dicha hoja suplementaria». Y en pp. 54-55, añade: «Durante los tres meses que duró mi encierro la organización había acordado que desde 1° de mar­zo Solidaridad Obrera se convirtiese en diario, y en la propuesta de cargos para el diario fue nombrado administrador». Por otro lado, Tierra y Liber­tad (Barcelona), 293 (1 marzo 1916), 1, en un noticia titulada, «Solidaridad Obrera diario», confirma la información de Pestaña relativa a las fechas.

236 Pestaña Núñez, Ángel (19733), tomo 1, pp. 7374

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So lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o h i

La reconstrucción de la C N T fue muy desigual en toda España. A los inconvenientes de partir de una situación bastante adversa, se sumaban los derivados de la conflagración europea. Podem os decir que, aunque Barcelona, y C ataluña en general, servían co­mo p un to de referencia, el despegue defin itivo no se produjo hasta después del Congreso de Sants de 1918 en el cual la C R T catalana adopta el m odelo de sindicatos únicos de industria y las campañas de propaganda que le sucedieron.Es lógico, por lo tanto, que en estos años sólo se editara Solida­ridad Obrera en Barcelona, haciendo salvedad de la publicación gijonense que antes hemos comentado.237 La huelga general revolucionaria de agosto de 1917 com o cul­minación de un proceso de lucha contra el encarecim iento de las subsistencias, pero sobre todo contra el régim en político im pe­rante, tuvo su origen en el pacto C N T -U G T del año an terio r y una prim era m anifestación en la huelga de 24 horas de diciem ­bre de 1916. Por diversos m otivos, los cuales no vamos a anali­zar aquí, el fracaso de la huelga fue total238 . El comité de huelga (socialista) fue detenido y en Barcelona, donde habla un comité revolucionario d istinto del de M adrid cenetista ésta tom ó carac­teres insurreccionales que debieron ser sofocados por el ejército.

237 Lambcret, Renée (1953), p. 121, incluye una Solidaridad Obrera de Gijón de 1916, «organe de la Fédération ouvrière de Gijón, CNT. Rédacteurs: V. Fernández y ¡VI. Suárez». Alvarez, Ramón (1973), p. 440, siguiendo a esra autora afirma lo mismo y ambos insertan una tercera época de 1918 a 1926. No hubo tal S.O. de Gijón de 1916 v la que señalan como 3’ época es la de Bilbao como luego se verá. En Gijón la 2a época se inicia en 1921 y la 3a en 1922 (véase más adelante). El error es explicable debido a los pocos ejemplares que se conservan yen algunos casos a su difícil accesibi­lidad. Y también a las confusiones que se generan al identificar S.O. de Gijón y de Bilbao.

238 Para un análisis bastante interesante de todo el proceso de la huelga, véase Meaker, Gerald H. (1978), pp. 110 y sgs.

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C A P Í T U L O III Solidaridad Obrera y el. p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

Adem ás de los m uertos y heridos, se practicaron numerosas de­tenciones y el órgano diario de la C onfederación fue suspendi­do, no vo lv iendo a reaparecer h asta la segunda q u incena de octubre.239A esta situación prerrevolucionaria en España vino a sumarse el proceso de la revolución rusa que, aunque en un prim er m om en­to l '“ga a España, com o a los demás países, con noticias tam iza­das por las agencias de prensa, despertó la natural curiosidad en el elem ento obrero, trocada casi inm ed ia tam en te en au tén tico entusiasmo. Todo esto quedó casi autom áticam ente reflejado en las páginas del diario obrero240. Este entusiasm o llegaría hasta el pun to de dar la C N T su adhesión aunque provisional a la I II Internacional fundada por los bolcheviques en el Congreso ex­traordinario celebrado en el teatro de la C om edia de M adrid en 1919.

239 En su reaparición siguió conservando la numeración anterior, pero dando paso a la 4a época. En enero de 1918 fue de nuevo suspendido por orden gubernativa no reapareciendo hasta abril {día 14). En el primer caso decía cuando empezó de nuevo: «Después de un largo silencio impuesto por la fuerza, volvemos hoy a reanudarla interrumpida tarea [...]. En la lucha pudimos comprobar la calidad proletaria, durante una semana tuvimos en jaque a todas las fuerzas reaccionarias de la nación..., n.635 (25 octubre1917), 1. Y en el segundo: «Ya estamos de nuevo aquí. Después de ochenta días de suspensión impuesta por los acontecimientos Y volvemos con más bríos, con más energía si cabe, que en la memorable mañana del 24 de enero, en que el bando de declaración del estado de guerra El movimiento proletario que las mujeres provocaron y que dio margen al estado anormal que hemos padecido..., n.726 (14 abril 1918), 1,

240 Pueden consultarse, Termes, !., «Repercusions de la revolució d'octubre a Catalunya», Serra d'Or, 12 (diciembre 1967), 37-43; Meaker, Gerald H. (1978), pp. 140 y sgs. Y también Martínez Fraile, Raimundo, «Coménta­nos a la Revolución rusa aparecidos en Solidaridad Obrera durante el año 1917», Cuadernos de historia económica de Cataluña (Barcelona), XII, (1974), 145183.

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S o lidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o p e r a í z á c r a t a C A P ÍT U L O III

Viadiú escribía a finales de 1918:

Bolchevique es la nueva idea que anhelamos, es paz, es armonía, justicia, equidad, es la vida que deseamos y que impondremos en el mundo...2'"

Y Buenacasa, quizá uno de los m ás entusiastas de aquella revo­lución, afirma:

Para muchos de nosotros para la mayoría el bolchevique ruso era un semidiós, portador de la libertad y de la felicidad comunes.242

C uando Pestaña se hizo cargo del diario en noviembre de 191 £ . com enzó a arb itrar las m edidas necesarias para enjugar el tre­m endo déficit que padecía. Se editaron postales que eran vendi­das en favor de aquél y se propusieron tam bién pequeños sacrifi­cios a los militantes, como el abstenerse de beber calé una vez en el día y destinar el im porte al diario243 . Pero estas medidas, aun­que pongan en juego la participación de los m ilitantes en el sos­tenim iento voluntario del órgano confederal, se revelaron insufi­cientes y el C om ité Regional tom ó cartas en el asunto acordán­dose la creación de una com isión consultiva, encargada de ela­borar un proyecto para ser discutido por aquél cuando estuviera redactado.El Congreso de Sants, que tuvo lugar en la ciudad condal del 28 de junio al 1 de julio de 1918, propuso en el art. 5o de sus esta­tutos: «cada sindicato satisfará la cuota m ensual de diez cénti-

241 «Bolcheviqui!», S.O. (Barcelona) 976 (16 diciembre 1918), cit. porTavera, Susana (1978), p. 99. n.56.

242 Buenacasa, Manuel (1966), p. 50.

243 S.O. (Barcelona), 703 (1 enero 1918); 743 (29 abril 1918), cit. porTavera, Susana (1978), p. 101. n.77.

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C A P IT U L O MI Solidaridad Obrera v F.i. p e r i o d i s m o d e k a í z á c r a t a

m os... (de ellos) dos para nuestro d iario Solidaridad Obrera244 . Puestas ya las bases para su estabilidad económ ica el periódico iba a entrar en una fase de expansión por lo menos hasta finales de ese año en que los acontecim ientos políticosociales se preci­pitaron.El catalanismo que, junto con el sindicalismo, estaba alcanzando una in fluencia considerable , com enzó a m anifestarse en no­viembre en dem anda de autonom ía para Cataluña. Los hechos revistieron una cierta gravedad, pero como afirma M eaker:

ambos (el rey y Cambó) estaban menos alarmados a causa del re­gionalismo, cuyos hombres v motivos eran fáciles de comprender, que por el sindicalismo, que apenas podía entenderse.245

La cam paña de p ropaganda cenetista que se había iniciado en diciem bre decidida en el C ongreso de Sants y auspiciada por el C om ité de la Regional catalana principalm ente por tierras de Levante y Andalucía, contribuyó a aum entar el m iedo de la bur­guesía ante el espectro sindicalista y tom ando como justificación los alboro tos producidos en Barcelona por los catalanistas, el gobierno encabezado por Rom anones, suspendió las garantías constitucionales en Barcelona y provincia el 17 de enero de 1919 y en toda España a partir del 25 de marzo.246

244 «El Congreso de Sants», Revista de Trabajo (Madrid), 47(Julio-septiembre 1974), 478.

245 Meaker, Gerald H. (1978), p. 211.

246 José Antonio del Valle, « La censura gubernativa de prensa en España», Revista de Estudios Políticos, 21 (mayo-junio 1981), pp, 122123. Las garan­tías ya no serían restablecidas hasta el 31 de marzo de 1922.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P Í T U L O III

M uchos m ilitan tes cenetistas fueron encarcelados, entre ellos Salvador Seguí, M anuel B uenacasa,Tom ás H erreros, etc., y So­lidaridad Obrera, sin causa que lo justificase, fue suspendida.247 El diario confederal ya no volvió a salir salvo un breve lapso de varios d ías en noviem bre de ese m ism o año h as ta m arzo de 1923, más de cuatro años después. E l periódico se seguiría pu ­blicando c landestinam en te (sobre todo a raíz del conflicto de «La Canadiense», que comenzó a principios de febrero), pero de forma muy precaria.248A n te esta s itu ac ió n , agravada m ás ta rd e con la huelga de la com pañía eléctrica y la huelga general, se estudió la posibilidad de trasladar el diario a otra ciudad donde hubiera menos dificul­ta d e s . E n u n a re u n ió n se d e c id ió q u e e s ta c iu d a d fu e ra Valencia.249

N o quiero finalizar este capítulo sin señalar un hecho que reviste gran im portancia: el fenóm eno España Nueva de M adrid . Pero antes veamos que nos dice Adolfo Bueso:

[...] por entonces (principios de 1919) la Confederación había «comprado» una página del diario España Nueva, periódico que editaba en Madrid el republicano Rodrigo Soriano, hombre de moralidad muy dudosa. La cuarta página de España Nueva era

247 El último número conocido es el 1007 del 17 de enero.

248 Conocemos dos suplementos, uno del 29 de noviembre de 1919 y otro sin fecha, pero probablemente de 1921. Vid., asimismo, Viadiú, José, «La C.N.T. y el periodismo», S.O. (París), 751 (13 agosto 1959), 4. Lamberet, Renée (1953), p. 123, sitúa un periódico titulado Solidaridad Proletaria de Barcelona en el año 1921, pero esto es muy poco probable. El que se cono­ce v del que luego hablaré es de 1924.

249 Díaz del Moral, Juan (1977), p. 253.

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C A P Í T U L O III Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

dedicada, diariamente a la Confederación Nacional del Trabajo, que pagaba por ella sus buenos dineros...250

D ifícilm ente podía la C N T com prar una página que estaba casi exclusivamente dedicada a anuncios publicitarios. Este fenóm e­no que tiene precedentes en E l Progreso de L erroux de finales del siglo X IX es b astan te sencillo de explicar. España Nueva, fundado por R odrigo Soriano, estaba atravesando en aquellos m om entos una situación muy delicada. La m ordaza im puesta a la prensa anarcosindicalista, dejaba prácticam ente sin medios de propaganda a la Confederación y los que sobrevivían lo hacían a duras penas. E n estas condiciones el diario republicano m adrile­ño, dirigido por M ariano G arcía C ortés, aprovechó la oportuni­dad que se la presentaba y abrió sus páginas sin ningún tipo de reserva a los cenetistas. A partir de mayo de 1919, los artículos anarcosindicalistas com enzaron a inundar las páginas del perió­dico. Escribían casi todos los m ilitantes conocidos: Buenacasa, H ig in io Noja, Pestaña, Seguí, G allego Crespo, Eusebio Carbó, D om ingo Torres y un largo etcétera. Adem ás el diario daba un am plio eco a cualquier m anifestación de la C N T . E n una pala­bra: España Nueva se convirtió en el órgano oficioso de la orga­nización confederal251 . Los beneficios del rotativo m adrileño fueron inm ediatos: aum ento de la tirada y salida de la crisis, al precio claro está de ser acusados sobre todo por los socialistas de estar al servicio del anarcosindicalismo.

250 Bueso García, Adolfo (1976), p. 117.

251 Véase, Viadsú, J., art. cit., pp. 4 y 2.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d j s m o d e r a í z A c r a t a C A P Í T U L O III

José Negre, último secretario de la Confederación Solidaridad Obrera y primer secretario de la C N T

Distintas portadas del Solidaridad Obrera

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c a p ì t o l o III S o lid a r id a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

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C A P Í T U L O I V

cAnarquismo y pistolerismo

4 .1 . El germen Iructilica: expansión de Solidaridad Obrera. La efapa valenciana del diario decano de la Confederación

En Barcelona dejaron de aparecer periódicos anarquistas y anar­cosindicalistas durante cuatro años252. Las garantías constitucio­nales continuaron suspendidas hasta finales de m arzo de 1922 salvo dos cortos períodos electorales en 1920. La C N T se vio acosada por la represión de los gobernadores civiles y la policía. Este estado de sem iclandestinidad fue el caldo de cultivo de los pistoleros al servicio de la patronal y de los sindicatos libres, los cuales podían obrar casi im punem ente en contra de los anarco­

252 Con algunas excepciones: la corta etapa de E l Vidrio, que en 1920 se tras­ladó de Badalona a Barcelona. L a Bandera Roja aparecida en 1919, en constante polémica con La Aurora Roja y el Boletín oficia1 del S. U. del ramo de construcción, aparecido en 1920. El primer periódico que reapareció tue Tierra y Libertad el 20 de enero de 1923.

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C A PITU LO IV Solidaridad Obrera r b l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

sindicalistas. A su vez favoreció el surgim iento de grupos de ac­ción cenetistas para oponerse a aquellos.253 En esas condiciones, la p ropaganda de las arm as se im puso al arma de la propaganda.E sta situación que atravesaba la o rganización en B arcelona a principios de 1919, con sus secuelas de represión y clandestin i­dad254 , hicieron que se contem plara la posibilidad de ed itar el diario en otra ciudad. C om o ya se ha visto, se decidió finalmente trasladarlo a Valencia, ciudad a la que se dirig ió un g rupo de sindicalistas, los cuales puestos al habla con m ilitantes valencia­nos principalm ente D om ingo Torres y Eusebio C arbó, este úl­tim o editaba ya La Guerra Social pusieron manos a la obra. D es­pués de anunciarlo po r m edio de pasquines pegados en las es­quinas, el 25 de febrero se lanzaba el p rim er núm ero del dia­

253 Un buen estudio del período k> constituye, Balcells, Albert (1968), passiin; hacc unos años apareció el estudio muy documentado de Pradas Baena, Muría Amalia (2003), aunque, en mi opinión, carga excesivamente las tintas sobre la responsabilidad de los anarquistas en el inicio del terroris­mo. Para un análisis de los grupos de acción anarquistas, centrado en «Los Justicieros», «Los Solidarios» y «Crisol», véase Paz, Abel (1978), pp. 27 y sgs. Véase, también, Gómez Casas, Juan (1977a), pp. 63 y sgs.

254 A pesar de la suspensión del diario, éste siguió imprimiéndose clandesti­namente, aunque como puede suponerse de manera harto precaria. Salió de nuevo a la luz pública el 15 de noviembre de 1919 (véase E l Liberal (Barcelona) cd. mañana 17 noviembre 1919,1), para ser de nuevo suspen­dido el 22 del mismo mes (véase Id. ed. mañana (22 noviembre 1919), 1).

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P I T U L O IV

rio255 con dos días de retraso sobre ia fecha prevista por dificul­tades con la im prenta.256La aparición de Solidaridad Obrera en Valencia tuvo repercusio­nes inm ediatas y fue el factor principal de la expansión de la C N T en el país valenciano . Peleó en varios fren tes, pero dos fueron los principales: en favor de las huelgas y contra la repre­sión, que adquirió tintes dram áticos con el gobernador civil Ra­fael D uran , por un lado y por o tro contra el paternalism o bur­gués del populism o blasquista especie de lerrouxismo autóctono encarnado en su órgano oficial E l Pueblo y en su director Félix A zzatP57 . E n efecto, en vista de que la propaganda anarcosindi­calista amenazaba con dism inuir de form a significativa su clien­tela electoral, este diario no dudó en lanzar campañas difam ato­rias contra el órgano cenetista o contra sus militantes.258

255 Lambéret, Renée (1953), pp. 122123, afirma que era bisemanal, al igual queTaveía, Susana (1978), p. 99, que bebe en sus fuentes. Este periódico fue diario desde sus inicios hasta octubre de 1922 en que pasó a ser bise­manal por dificultades económicas. Sin embargo, es necesario señalar que la vida del cotidiano en Valencia se vio constantemente sobresaltada por suspensiones, asaltos a la sede de la redacción, encarcelamientos del direc­tor y redactores, etc.

256 «Explicación necesaria», S.O. (Valencia), 1 (25 febrero 1.919),2.

257 Eusebio Carbó había acusado a Félix Azzati de ser uno de los causantes del fracaso de la huelga general revolucionaria de 1917, lo cual éste no se lo perdonó nunca,

258 En un amplio editorial titulado «Analicemos/Los obreros» publicado en E l Pueblo (Valencia), 9889 (9 junio 1919), haciendo repaso a las causas del fracaso en fas elecciones pasadas, después de cantar las alabanzas a Blasco Ibáñez por su labor en favor del obrero, gracias al cual se organizaron y culturizaron, se pregunta qué es lo que ha pasado con ellos. Y por fin ta fórmula mágica: «Es el sindicalismo es decir, el anarquismo al uso en Es­paña, fanático e ignorante en sus directores, generoso e incauto en los diri- gidos el que ha restado algunos votos al republicanismo.

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C A P Í TUCO IV Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

Sin embargo superando todas las dificultades, Solidaridad Obrera de Valencia llegó a publicar entre 1919 y 1923,355 números259. C on toda probabilidad se haría cargo de la dirección Eusebio C arbó, figurando como redactores, entre otros, Gallego Crespo y D om ingo Torres. La redacción y adm inistración se instaló en la calle de los Angeles, 8, I o, sede del C en tro O brero y «punto de atracción del nuevo m ovim iento empírico» y se im prim ía en la T ipografía M arco herm anos, calle del M ar, 10, que tenía los talleres en Quevedo, 30. N o obstante, D íaz del M oraP60 afirma que el d irector fue G allego C respo, quien había d irig ido hasta entonces Acción Solidaria de Sevilla.E n el prim er núm ero la redacción inserta un am plio editorial en el que exponen cuales van a ser sus propósitos con la publicación del periódico. A nuncian gran entusiasm o en la aparición a pesar de las dificultades de los tiempos y con los siguientes objetivos:

I o) So/i solo defiende los intereses de los trabajadores.2o) Q u e las in fo rm aciones tendenciosas que recoge la prensa diaria se rechace por su internacionalismo.3o) Q ue las declaraciones de elementos ajenos a la organi­zación ofreciendo ésta a nuestras enemigos (y aquí incluye a regionalistas, separatistas, etc.) se rechacen...261

259 El lu'mi. 355 el último que se conoce es de enero de 1923. Hay que señalar que de estos 355 números solo se conservan, como mucho, una veintena. Su estudio lo hemos tenido que realizar acudiendo a fuentes indirectas, principalmente los diarios valencianos que se publicaban por aquellas fe­chas, E l Pueblo, Las Provincias, E l Mercantil Valenciano, etc. La pérdida de este diario imprescindible para el conocimiento de! movimiento obrero valenciano ¡unto con la del semanario Solidaridad Obrera de La Coruña- Santiago, también de esta época aproximadamente, como luego se verá, es una de las más dolorosas que tenemos que lamentar.

260 Día/, del Moral, Juan (1977), p. 253.

261 «Nuestro propósito», S.O. (Valencia), 1 (25 febrero 1919), 1.

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S o lidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A PÍT U L O IV

La huelga general que estalló en Barcelona como consecuencia de no haberse cum plido los acuerdos tom ados a raíz de la nego­ciación de la huelga de «La Canadiense», iba a tener en Valencia trágicas consecuencias262 . En esta ciudad se recibió en el gobier­no civil, el m artes d ía 25 de m arzo por la tarde, un telegram a dando cuenta de la suspensión de garantías en toda España. In ­m ediatam ente el gobernador ordenó la suspensión de todas las reuniones obreras convocadas para aquel día y la clausura de los centros obreros, incluso la Casa del Pueblo. Fueron detenidos y encarcelados varios m iem bros pertenecientes a las directivas de las sociedades obreras y se dio orden de practicar otras m uchas detenciones. Fue suspendida por orden gubernativa la publica­ción de la prensa obrera. La g ran indignación que todos estos hechos provocaron hizo que fuese declarada la huelga general.263 Los periódicos dejaron de aparecer ya el 26 y este día la huelga general fue p rác tic a m e n te abso lu ta , al m ism o tiem po que se producían algunos incidentes que desem bocaron en un asalto general a los comercios264 . A las doce de la m añana de ese m is­mo día el gobernador civil R engifo se declaró im po ten te para contro lar la situación, conferenciando con el capitán general Palancas, quien asum ió el poder declarando el estado de guerra y haciendo que se tom aran los puntos estratégicos. C ontinuaron las detenciones en los días sucesivos. D espués de ocho días de huelga total en la ciudad de Valencia, el miércoles día 2 de abril

262 «Situación gravísima. Se anuncia la crisis y estalla la huelga general en Barcelona», E l Pueblo (Valencia), 9822 (25 marzo 1919), 1 y 3.

263 «Cómo empezó la huelga», Id. , 9823 (3 abril 1919), 1.

264 Ibidem. El periódico da noticias detalladas de estos asaltos y de los muer­tos y heridos que se produjeron. Solidaridad Obrera fue naturalmente sus­pendida durante todo el proceso de la huelga. Tanto este periódico como los demás habían dejado de aparecer durante la huelga de tipógrafos que tuvo lugar el último día de febrero y los dos primeros de marzo.

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c a p í t u l o IV Solidaridad Obrera r e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

se acordó la vuelta al trabajo , pe.ro el estado de guerra no fue levantado hasta el día siete. N o obstante, las garantías siguieron s u s p e n d id a s y la p r e n s a s o m e t id a a la p r e v ia c e n su ra gubernativa.265Las experiencias de la lucha desarrollada en esta cruenta huelga intensificaron los trabajos encam inados a favorecer el desenvol­vim iento del sindicalism o cenetista. La afiliación aum entó sin cesar y en los llam ados poblados m arítim os se creó una potente organización. De ella surgió el sindicato del Transporte, uno de los más im portantes de la C N T valenciana. Este desarrollo de la organización confederal no pasó desapercibido para los atentos vigilantes de la burguesía. Las Provincias lanzó casi inm ediata­m ente la voz de alarma:

Todos cuantos tienen algún contacto o relación con la clase obrera de Valencia habrán podido notar el gran movimiento societario que h agita, especialmente desde primeros del año actual.2“

El mal venía de la C ata luña anárquica «debido a los elem entos sindicalistas, p roceden tes en su m ayoría de Barcelona, que se han instalado en nuestra ciudad para im plan tar la organización obrera que tan m agníficos resultados ha producido en la vecina ciudad condal».267C ontra este inm inente peligro la única solución era, sin duda, la unión de la clase patronal recom endada insisten tem ente por el articulista. «El Fom ento Industria l y M ercan til, la C ám ara de Com ercio y la U nión G rem ial son las sociedades más indicadas

265 «Después de la huelga. Levantamiento del estado de guerra», Id., 9828 (8 abril 1919), 1.

266 «El sindicalism o en Valencia», Las Provincias (Valencia), n.16335 (25 mayo 1919), 1.

267 Id.

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Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o IV

por su respetabilidad e intereses que representan para evitar el peligro que amenaza a nuestra industria».268 La alarm a estaba fundada. C onsolidado el sindicato del T rans­porte, dom iciliado en el G rao, presentó unas bases, que renova­ban los contratos de trabajo existentes hasta entonces, a las fá­bricas de abonos quím icos. Todas las aceptaron m enos la U nión Española de Superfosfatos269 . Su representante en Valencia, el abogado M iguel Gálvez, rechazó de plano dichas condiciones, desp id iendo a todos los obreros sindicados. La respuesta fue inm ediata, declarándose la huelga en dicha fábrica el 13 de m a­yo270 . E l encono de la dirección iba a som eter al recién creado sindicato de transportes y a la organización confederal valencia- na a una intensa prueba de fuego. E n esta lucha fueron em plea­dos todos los procedim ientos. Prim eram ente las huelgas solida­rias en fábricas afines hasta llegar a la huelga general del trans­porte. In flu idos por la reciente huelga de «La Canadiense» en Barcelona, se in ten tó la huelga general solidaria que paralizara Valencia com pletam ente, con el fin de reducir a la dirección de la empresa. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, la repre­sión im pid ió que llegara a consum arse. La con tin u id ad de la huelga movió a U nión Española a contratar esquiroles recluta- dos entre los sindicatos católicos, muy poderosos en el cam po valenciano. C om o respuesta del sindicato se acordó la huelga

268 Id.

269 Tomás Cano Rui«, en Huenacasa, Manuel (1966), p. 131; España Nueva (Madrid), 4952 (25 octubre 1919). Esta compañía se había fundado prin­cipalmente con capital francés. Además de Valencia, tenia sedes en Alican­te, Málaga, Reus y Sevilla y en todas partes tenía conflictos.

270 E. Torres, «La situación en Valencia» (desde la cárcel), España Nueva (Madrid), 4958 (21 octubre 1919), 2.

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CAPÍTULO tv Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

general del transporte271. Unas prim eras bases de arreglo a me­diados de junio fueron rechazadas por los obreros en la A sam ­blea del Teatro Serrano acordando la continuación de la huelga. Com o consecuencia la represión se intensificó, Solidaridad Obre­ra fue suspendida a partir del 16 de junio y varios obreros fueron deportados a Cuenca. Eusebio C arbó, director del periódico fue encarcelado y deportado a Teruel272 , además de producirse masi­vas detenciones de sindicalistas.E l gobernador civil de Valencia en esos m om entos era Rafael D uran , más conocido por «el extrem eño»273 . Puso todo su em ­peño en im pedir el crecim iento del sindicalism o cenetista y por lo que hace referencia a la huelga de U nión Española, apoyó sin reservas a la empresa.

A nte la im posibilidad de conseguir la huelga general en Valen­cia, se entablaron negociaciones para resolver la huelga del puer­to de Valencia que duraba ya varias sem anas. Se concluyó un principio de acuerdo en los prim eros días de julio suscrito por los principales representan tes de la pa tronal del puerto y por V icente M aiques, presidente de la C ám ara del Com ercio. Las bases de arreglo consistieron básicam ente en: libertad inm ediata

271 Hay que señalar que debido a la prohibición por el gobernador de insertar noticias sobre la huelga en los diarios valencianos, es imposible seguirla a través de ellos. He tenido que recurrir a España Nueva y otras fuentes. Según Tomás Cano Ruiz, en Buenacasa, Manuel (1966), p. 131, esta huel­ga puso en movimiento a 14.000 obreros.

272 España Nueva (Madrid), 9838 (3 julio 1919), 2.

273 Este gobernador, de la estirpe de Maestre Laborde, Regueral o Martínez Anido, sembró, junto al jefe de policía Jesús Sáenz Sobrino, el terror en Valencia. De la misma manera que el gobernador civil de Barcelona, Mar­tínez Anido y el jefe de policía de esa ciudad, Arlegui, lo sembraron en la ciudad condal.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o IV

de todos los detenidos, incluso de los dos expulsados a C uenca (Franco G arc ía y Francisco D o m ín g u ez , de la fábrica U n ió n Española); no ejercer a la vuelta al tfabajo represalias; levantar la clausura de la Casa del Pueblo; reanudar la publicación de Soli­daridad Obrera y respetar el boicot a la U nión Española274 . Los acuerdos se cum plieron puntualm ente, lo cual suponía un triun­fo para la C N T valenciana y un aum ento de su prestigio entre los trabajadores valencianos. Pero al m ism o tiem po implicaba un aum ento de la presión policial sobre la organización. Solidaridad Obrera se tropezó siempre con numerosos obstáculos y la censu­ra fue en todo m om ento una espada de D am ocles suspendida sobre su cabeza. El día 10 de julio al poco de su reaparición la policía se personó en la im p ren ta donde se ed itaba e im pidió que fuera puesto a la venta, en tan to no v in iera un perm iso del gobernador. Estos abusos estaban a la orden del día por parte de las autoridades y como decía el periódico:

creemos que cuando la policía salta por encima de la ley nos enseñael eairúno a comenzar;373

Las huelgas se m ultiplicaron en Valencia, com o en el resto del país, en aquel año 1919: panaderos, ebanistas, m etalúrgicos y tam bién los trabajadores del campo se sum aron a la lucha auspi­ciados por la C N T levantina. La situación en la fábrica U nión E spañola de Superfosfatos, som etida a un estric to boico t p o r parte de la clase obrera anarcosindicalista y los patronos, era a duras penas sostenible. Las agresiones a los esquiroles que con­tinuaban trabajando en ella se hicieron cada vez más frecuentes.

274 S.O. (Valencia), n.97 (5 julio 1919), 1 yTomás Cano Ruiz, en Buenacasa, Manuel (1966), p. 131.

275 «;Quién gobierna en Valencia?», S.O. (Valencia), n. 103 (11 julio 1919), 2.

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C A P ÍT U L O IV Solidaridad Obrera v el pf.*i«uiSMo s t raíz ácrata

H asta desem bocar en el a ten tado del 5 de agosto que costó la vida a tres de ellos, hecho ocurrido en el an tiguo cam ino del grao. La C N T fue acusada del m ism o y se practicaron num ero­sas detenciones.276El diario fue tam bién suspendido, aunque reapareció algunos días después?'7 , pero fue de nuevo suspendido arbitrariam ente por órdenes d irectas de l gobernado r civil a tíñales de ese mes; Los redactores y sim patizantes del periódico obrero acordaron que no apareciera ningún otro diario en tan to no se levantara la suspensión de aquél. R ecorriendo talleres e im prentas lograron que el día 2 de septiem bre am aneciera sin diarios, excepto D ia­rio de Valencia, pero los esfuerzos se revelaron infructuosos y el diario de la Confederación no volvería a aparecer hasta julio del año siguiente.En esta atm ósfera represiva se celebró en los tres prim eros días del mes de d iciem bre el I C o n g reso de la recién c o n stitu id a

276 Según un contable de la empresa, el artífice del atentado fue Juan Tormo Artís, abogado y ciervista, véase España Nueva (.Madrid), 4952 (25 octubre1919). Los asesinados fueron jorge H erran®, Serafín Sauz García y José Pérez Ruiz. Fueron procesados, Miguel Cabo, Domingo Torres, Juan Rue­da, Vicente Paredes, Pedro San Joaquín, Francisco Domínguez, Antonio Ortega, Joaquín Vidal, Emilio Zacarías, Miguel San Joaquín, Vicente Masip, Bernardo Medina, Vicente García, Andrés Casan y Cándido Ca­bello, De ellos Antonio Ortega murió en la enfermería de la prisión, víc­tima de un cáncer y Candido Cabello que se había presentado voluntaria­mente a la policía convencido de su inocencia se suicidó arrojándose desde una galería. El resto fue absuelto en la vista de la causa que se realizó en la misma cárcel veinte meses después, cfr. Tomás Cano Ruiz, en Buenacasa, Manuel (1966), pp. 127128.

277 El día 7 de agosto, la C N T lanzó un manifiesto protestando de las arbi­trariedades cometidas y demostrando detalladamente que los encarcelados no podían ser responsables del atentado. En este manifiesto se afirma que el diario reaparecería al día siguiente 8 de agosto, véase Suplemento de S.O. ai n.130 en forma de hoja volante.

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Obrera y f. l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P ÍT U L O IV

Confederación Regional Levantina, que incluía también a M ur­cia y A lbacete. Según Tom ás C ano Ruiz, asistieron entre 65 y 70 delegados representando a 142.943 trabajadores, adoptándo­se una línea sim ilar a la trazada por el C ongreso de Sants del año anterior.278E n julio de 1920 reapareció Solidaridad Obrera, después de ha­berse realizado intensos esfuerzos en su favor279 . C orta iba a ser, sin em bargo, esta nueva etapa del diario. E l día 4 de agosto, el tristem ente célebre gobernador civil que fue de Sevilla y Barce­lona, M aestre Laborde, conde de Salvatierra, fue abatido a tiros en el cruce de la vía férrea de la Avenida del Puerto de la ciudad delT uria, m ientras paseaba en carruaje con su esposa y su cuña­da. D e resultas del atentado m urió el propio M aestre Laborde y su cuñada, quedando su esposa gravem ente herida. De nuevo la organización fue procesada, sus centros fueron clausurados y se

278 Este autor, en Buenacasa, Manuel (1966), pp. 125126, hace un somero análisis de los temas tratados y las resoluciones que se tomaron. En página 126 da una lista de los delegados valencianos ijue asistieron al II Congreso de la C N T celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid. Véase «Im­presiones de un Congreso», por Germinal, La Guerra Social (Valencia), n.51 (20 diciembre 1919), 23, quien lleva a cabo una valoración del Con­greso.

279 «Y vuelta a empezar/ En nuestro puesto», S.O. (Valencia), n.153 (11 julio1920), 1: «Aquí estamos otra vez. Trabajaremos como siempre lo hemos hecho para acelerar el advenimiento de una sociedad sin odios, sin miserias y sin cadenas».

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C A PIT U L O IV Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

suspendió toda activ idad sindical. A l propio tiem po el diario confederal fue suprim ido radicalm ente.280 Eusebio C arbó había llegado a alcanzar tal significación y las condiciones de represión eran tan violentas, que cuando los ár­boles del Paseo de la A lam eda m ovían sus ramajes, mecidos por la suave brisa de la huerta valenciana, aquél era encarcelado. El activo m ilitan te anarcosindicalista se había convertido en una especie de bestia negra del gobernador civil. E sta nueva suspen­sión del diario Solidaridad Obrera la más larga de todas se pro­longó hasta el restablecim iento de las garantías constitucionales a finales de marzo de 1922. E n estas condiciones de total parali­zación de la actividad confederal en Valencia, iban a tom ar el relevo de la propaganda cenetista los grupos anarquistas de una de las ciudades más activas e industrializadas de la provincia de Alicante: Alcoy.

A nte la situación de represión e incertidum bre que reinaba en Valencia, el grupo «Labor Anarquista» de esta ciudad lanzó un m anifiesto en el que después de hacer una valoración del estado de cosas en esos m om entos, proponía: I o) Realizar la unión de todos los grupos constituidos en la región para que lo antes po- siblc fuera un hecho la «Federación de G rupos A narquistas de Levante»; 2o) L levar a cabo intensas cam pañas de propaganda por todos los pueblos de la reg ión y 3o) Prepararse de com ún

280 Tomás Cano Ruiz, en Bucnacasa, Manuel (1966), p. 128 129. En el pro­ceso fueron encartados Diego Parra, Alejandro Esteve, Lorenzo Cantó, Ramón Buireu (Román Cortés) y Eusebio Carbó. Los dos últimos, redac­tor y director del diario Solidaridad Obrera. Se persiguió durante mucho tiempo a José Conejos, considerado responsable material del atentado sin que se lograra su detención. Cantó y Esteve fiieron liberados casi inmedia­tamente y el resto fueron totalmente absueltos en la vista de la causa en julio de 1922.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o df. r a í z á c r a t a c a p i t u l o i v

acuerdo para la celebración d e l proyectado C ongreso Nacional A narquista .281La Federación de G ru p o s de A lco y acep tó la p ro p u es ta y se acordó suspender la salida del sem anario para favorecer el naci­m iento de un periódico que fuera la expresión del m ovim iento confederal y anarqu ista . E ste sem anario fue Redención1*’2 . La trayectoria que posteriorm ente se trazaron los com ponentes del grupo «Redención» editor del periódico, estaba ya im plícita en su ed itorial inicial, «A todos los explotados»283 . Se proponían elevar el nivel cultural de los trabajadores; que el periódico «sirva de C átedra a todos los privados de m edios por haber adquirido una m ediana educación v encuentren en él satisfecha esta indis­pensable necesidad». Pero estos conocim ientos son los aprendi­dos en fábricas v talleres, nociones de esclavitud y miseria p rin ­cipalmente son su bagaje inicial. «El sindicalism o revolucionario como investidura, el comunismo como esencia, serán su lema». E n vista de la desorganización que existía en la región, la «Con­federación Regional Levantina, previo acuerdo con la redacción, lo declara su órgano oficial; todas las fuerzas sindicales, indivi­duos y núcleos m ilitan tes de ram os e in d u stria s , lo reciben y propagan cual si se tratase de la m ism a Solidaridad Obreraw284 . Para ello se propuso el aum ento de tam año y la colaboración de

281 «A todos Los anarquistas de la Región Levantina», por el Grupo «Labor anarquista», E l Comunista Libertaria (Alcoy), n.10 (21 enero 1921), 1.

282 Inició sus publicaciones el 26 de febrero de 1921, un mes después de la desaparición de E l Comunista Libertario.

283 n .l (26 febrero 1921), 1.

284 Tomás Cano Ruiz, en Buenacasa, Manuel (1966), p. 132. En enero de ese año se había intentado editar Solidaridad Obrera en Cartagena, pero con escaso éxito, ya que al parecer solo pudo editarse un número. No se conoce ningún ejemplar, solo la referencia que nos suministra Cultura Obrera (Palma de Mallorca), n.75 (15 enero 1921), 4.

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c a p í t u l o IV Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

todos285 . Consecuencia inm ediata fue que a partir del número 33 del 8 de octubre la cuarta página se dedicó a una sección fija: «De la vida sindical», que incluía todas aquellas informaciones y noticias que in teresaban a la C R T levantina. D esde luego este semanario oireció una extraordinaria cobertura a los presos en la cárcel de Valencia. P u n tu a lm en te se publicaban sus artículos; entre otros, los de Rafael Vidiella, Alfredo C . Forel, M atías Ca- labuig, Juan Gallego Crespo, L anzarote, Pepe Sanchis, Juan del Arco, etc. Al m ism o tiem po se facilitaban toda clase de noticias sobre las condiciones de los citados presos.386 En la polémica abierta a raíz de la delegación a Rusia, elegida en el pleno de Barcelona de 1921, fuertem ente criticada por algu­nos sectores de la C N T, m antuvo su línea anarquista y cubrió la inform ación que de una y o tra parte se facilitaba387. E n resu­m en, estuvo en todo m om ento a la altura de los objetivos que se había propuesto.Redención aún publicó un últim o núm ero pocos días después de la instauración de la dictadura. C on grandes blancos en sus pá­ginas m otivados por la censura, indicaban en el editorial que se abstenían de juzgar la situación creada a raíz del golpe, cons­cientes de que la censura no lo dejaría pasar. A cambio, optaron por nu trir «las páginas del periódico con una selecta lectura de gran valor cultural y científico, respondiendo así al carácter que siem pre distinguió a nuestro sem anario en su labor educativa y de form ación de conciencias sanas, fuertes y libres, que es, en síntesis, la gran obra a realizar, la que salvará a la hum anidad de

285 Redención (Alcoy), n.32 (1 octubre 1921), 1.

286 «¿Qué ocurre en la cárcel celular de Valencia?», n.33 (8 octubre 1921), 1.

287 Entre otros, escribió Joaquín M aurín «La C .N . del T. y La Internacional Sindical Roja», n.39 (18 noviembre 1921), 3, en defensa de la IS R y contra el desviaciomsmo anarquista de ta CNT.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P ÍT U L O IV

este caos horrible...»288. D adas las circunstancias, José Juan Pas­tor y sus colaboradores decidieron dedicarse de lleno a estas ta ­reas educativas. E n junio habían in iciado la publicación de la revista Generación Co?isciente para potenciar esta línea y en ella se volcaron suspendiendo el periódico de form a definitiva.289 Las garantías constitucionales fueron restablecidas en toda E s­paña el 31 de m arzo de 1922, sin em bargo la C N T continuaba estando en la ilegalidad. A pesar de ello se iniciaron las gestio­nes para la reaparición del diario en Valencia que tuvo efecto el I o de mayo290 . Adolfo Bueso, con su habitual desprecio por la exactitud de los hechos, habla de este periódico, en esta etapa, como si fuera la prim era vez que se publicaba en esa ciudad:

En mayo de 1922, Pedro FoLx y Viadiú se entrevistaron con Alfre­do?91 . Com o en Barcelona no era posible publicar Solidaridad Obrera, se había pensado editar el periódico fuera y, en ese sentido, se hicieron gestiones en Valencia, ya que habían dicho que el go­bernador, un señor llamado Pérez M oso [el gobernador civil de Valencia, por aquellas fechas, era García de Ormaechea], había sido socialista y por lo visto estaba resentido, pues había dado su conformidad a que apareciera la Soli en la ciudad levantina».292

288 n.131 (26 septiembre 1923), 1.

289 En 1930 apareció de nuevo este periódico en una breve etapa.

290 La fecha de reaparición la conocemos por noticias indirectas, véase Nueva Senda (Madrid), 48 (18 mayo 1922), 1, que suministra una lista de los redactores. El primer número conocido de esta reaparición es el 202 de 4 de mayo.

291 Alfredo es el nombre que el autor adopta en su autobiografía.

292 Bueso García, Adolfo (1976), p. 162; al hablar, p.e., del llamado Pleno de Lérida de 1921, este autor lo sitúa en esa ciudad, a pesar de haberse repeti­do hasta la saciedad que se celebró en realidad en Barcelona (p. 158). También Tavera, Susana (1992), p. 42, siguiendo ciegamente esa fuente, comete el mismo error de bulto.

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C A P ÍT U L O IV Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d f . r a í z á c r a t a

Se encargó de ta dirección Eusebio C arbó y tenía como princi­pales redactores a José V iadiú, A urelio Q uílez, Felipe A laiz y Josc Pastor. La vida del diario valenciano se inició con gran en­tusiasmo, pero la débil estructura de la organización, que se re­ponía con grandes dificultades, p ronto lo abocaron a una situa­ción de em ergencia que hacía tem er por su continuidad. C om o solución, el C om ité N acional de La C N T acordó suspender la salida del diario en Valencia y transferirlo a M adrid a finales del mes de septiem bre, «población que cuenta con las mayores ga­rantías para asegurar la vida a Solidaridad O b r e r a . Tal dispo­sición nunca fue llevada a la práctica se ignoran las circunstan­cias pero el diario valenciano hubo de transform arse en bisema­nal a partir de principios de octubre, periodicidad que seguiría conservando con algunas irregularidades hasta su desaparición en enero de 1923, para ser n u evam en te devuelto a B arcelona después de más de cuatro años sin aparecer en aquella ciudad.

4 .2 . El periódico conlederal je extiende por España

La constante represión a que estuvieron sometidos los militantes cenetistas en Barcelona a partir de 1919, tuvo como consecuen­cia el desplazam iento de m uchos de ellos a otras ciudades. Ya se ha visto los resultados del traslado de Solidaridad Obrera diario a Valencia, D el m ism o m odo, Bilbao se convirtió en lugar de re­fugio de algunos que huían de la represión. Otros se desplazaron voluntariam ente y con jun tam ente se dedicaron a intensificar la propaganda anarcosindicalista en las comarcas del Norte.En octubre apareció en la capital de Vizcaya el prim er núm ero de Solidaridad Obrera com o órgano de la Confederación Regio­nal del N orte. E n el editorial proclamaban:

293 Cultura y Acción (Zaragoza), n.3 (30 septiembre 1922), 2.

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Solidaridad Obrera y f i . [ > r n ! i > n i s M o d e r a í z a c h a t a c a p í t u l o IV

Somos sindicalistas, somos los que predicamos la posibilidad de una mejor convivencia humana [...] no podemos tolerar que conti­nuemos arrastrados por la taifa política, por derroteros que condu­cen a la anulación de la consciencia individual [...] v nosotros los trabajadores, los hombres que vivimos de! mísero jornal, venimos a la lucha, tranca v decididamente, para afirmar el derecho que te­nemos a la vida...294

Buenacasa, por su parte, nos dice de él:

At periódico La Lucha [de Bilbao] le sustituyó Solidaridad Obrera dirigido por A ntonio Pena de Barcelona. Por entonces llegó al Norte, huyendo de Levante y Cataluña, Em ilio Mira (Antonio Valor). Usando este último nombre se dedicó por completo a la propaganda con resultados excelentes.295

A A nton io Pena le sucedió en la d irección el p ropio M anuel Buenacasa, quien estuvo ocho meses al frente del mismo. Antes de abandonarlo escribió un patético artículo de despedida t itu ­lado: «A revoire (sic). A los sindicatos norteños», en el que decía entre otras cosas:

Ayer fue Reguera! el que me echó de Bilbao. Hoy me marcho yo porque me da la gana. Solidaridad Obrera cuya Redacción y Admi­nistración estuvo en mis manos durante ocho meses [...]. Dos meses he tenido que hacer el repugnante papel de insustituible como si en España no hubiese periodistas obreros a docenas,

Y term ina con estas significativas palabras:

294 «Nosotros...», S.O. (Bilbao), n .l (12 octubre 1919), 1,

295 Buenacasa, Manuel (1966), p. 107.

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C A P Í T U L O I V Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z A c r a t a

M e tengo que ir por compromisos, pero estoy dispuesto a quedar- me otros ocho meses si los Quemades, Pestaña, Seguí, etc., que no abandonan «ni pa Cristo» sus lares se vienen a Vizcaya.396

Una semana después, un artículo de réplica?9' , hacía hincapié en la realidad del N orte en la que no faltaban buenos m ilitantes tal como afirm aba Buenacasa y que estos eran m ucho más necesa­rios que los oradores o escritores. La organización Confederal se estaba desarrollando con buenos auspicios, pero había que con- tinuar la lucha. Efectivam ente la C N T del N orte estaba atrave­sando com o de hecho en toda E spaña una situación crítica de­bido a la represión. El gobernador civil Regueral la había som e­tido a una constante persecución policial. A esto había que aña­dir que el País Vasco era un fuerte bastión socialista difícil de penetrar y que requería de la organización un esfuerzo suple­m entario de propaganda y de actividad sindicalista. Ignoram os quien sustituyó a Buenacasa en la dirección del periódico quizá G alo D iez pero su función acabó pron to , ya que en enero de 1921 fue suspendido298 y ya no volvería a aparecer hasta más de un año después.Esta es una de las pocas publicaciones que nos sum inistra datos directos de su tirada y la distribución de la misma. Se editaban 7.000 ejem plares en to tal299, de los cuales el 79% aproxim ada­m ente se d istribu ía por la región y el resto se m andaba fuera. Con toda probabilidad la tónica sería muy parecida para el resto

296 S.O. (Bilbao), 61 (17 septiembre 1920), 1.

297 «A los sindicaros norteños», Id., 62 (24 septiembre 1920), 1; el artículo no lleva firma, pero es muy probable que fuera de Galo Diez.

298 Se ignoran las causas de la suspensión, pero es de suponer que. la represión no fuera ajena.

299 S.O. (Bilbao), 33 (6 marzo 1920),1.

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de sem anarios, ya que es de suponer que el d iario tuv iera en tiempos normales una tirada bastante mayor.Previam ente la C N T había celebrado en los días 10 al 18 de diciembre de 1919, un congreso extraordinario en el teatro de la Com edia de M adrid . Este congreso m arca el punto culm inante del apogeo anarcosindicalista en esta etapa. La C onfederación adoptó el m odelo de sindicatos únicos aprobado en el Congreso de Sants y expandirá sus ideas a lo largo y ancho del país.Pocas sem anas m ás tarde el 31 de enero de 1920 apareció el prim er núm ero de Solidaridad Obrera de Sevilla100 . Sustituyó al an terior títu lo Acción Solidaria y estableció la redacción en la calle enladrillada, 18, im prim iéndose en los talleres tipográficos Arte de Imprimir.Buinacasa nos dice de ella:

La tendencia excesivamente sindicalista que se pretendió insuflar a este ultimo órgano de la Federación Obrera Andaluza, originó vivas discusiones hasta que los campesinos impusieron su criterio libertario a la publicación, ante la amenaza de negarle su apoyo en caso contrario,301

Y D íaz del M oral, por su parte, afirma:

Se publicaba los miércoles y los sábados. Organo de la Confedera­ción Regional Andaluza y portavoz del proletariado internacional.

300 Meaker, Gcrald I I. (1978), p. 212, sitúa su aparición a raíz de las excur­siones de propaganda de diciembre de 1918, pero Díaz del Moral, Juan (1977), p. 512, la sitúa correctamente. Debido a ia expansión tan impre­sionante ile] periódico Solidaridad Obrera por todo el país en aquellos críti­cos años de 19191923, la confusión de los historiadores que los citan es constante.

301 Buenacasa, Manuel (1966), p. 100.

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C A P I T U L O t V Solidaridad Obrera y F.t. p e r i o d i s m o o e r a í z á c r a t a

El primer numero vio la luz c! 31 de enero de 1920. En mayo su­frió un eclipse de más de un mes, y reapareció a fines de junio.302

A m ediados de año com enzó a editarse Solidaridad Obrera en M adrid303 y en el o toño en G ijón, en su 2a época304 . La redac­ción estaba situada, com o an terio rm en te , en la calle Cabrales, 88, im prim iéndose en los talleres «La Victoria», calle L ibertad, 53. Se hizo cargo de la dirección M anuel Buenacasa, motivo por el cual abandonó su cargo al trente del periódico bilbaíno, sien­do adm inistrador Carlos Senert en la calle Perú, 13 ,1° (La Cal­zada). Em pezó a editarse como bisemanal, pero a finales de año se contem pló la posibilidad de transform arlo en diario con im ­prenta propia. Pero las dificultades sobre todo financieras y re­presivas- hicieron que la empresa no se llevara a efecto, a pesar de ios intensos esfuerzos que se realizaron en su favor.305 El lockout que la pa tronal asturiana habla iniciado contra los traba jadores tuvo consecuencias desastrosas. E l m ovim iento obrero cenetista gijonés com enzó a disgregarse y es muy proba­ble que en enero de 1921 desapareciese tam bién el órgano con­federal. Si el año 1920 habla sido todavía de desarrollo y auge de la Confederación Nacional del Trabajo, en 1921 com enzó a ob­servarse una lenta caída de actividad producida por el desgaste de los años anteriores. Esta caída se iría agudizando a lo largo de

302 Díaz del Moral, Juan (1977), p. 512. Desgraciadamente solo se conoce el núm. 5 del 14 de lebrero de 1920. Se ignora cuando cesó sus publicacio­nes, pero no debió ser mucho más allá de junio o julio de aquel año.

303 No se conoce ni un solo ejemplar. Para detalles de la misma, véase Frucíi- dor (Tarragona), 24 (10 julio 1920), 4 y 25 (17 julio 1920).

304 El primer número debió salir a principios de octubre. Sólo se conocen los números 15 (22 marzo 1921), 16 del 25 y 17 del 29 del mismo mes.

305 «Una explicación a todos/Aplazamos la salida del diario», por la Comisión prodiario, S.O. (Gijón) (2a época), 15 (22 enero 1921), 1.

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Y EL P E R I O D I S M O DE RAÍZ ÁCRATAc a p í t u l o (v

todo aquel año y su m uestra más patente sería la desaparición de la tradicional cabecera en todas las ciudades españolas, si excep­tuamos el in ten to de los trabajadores de C artagena que en enero iniciaron su publicación en esta ciudad.306El res tab lec im ien to de las g aran tías constitucionales en toda España a finales de m arzo de 1922 propició una lenta recupera­ción del anarcosindicalism o, que se apresuró a desprenderse de la carga que hab ía aceptado en 1919 con su adhesión a la III Internacional. Los informes negativos de Pestaña el único repre­sentante de la prim era delegación que consiguió llegar a Rusia y la trayectoria que la Revolución había trazado en aquellos años, d iam etra lm en te opuesta al esp íritu que in form aba a la C N T , aconsejaban distanciarse de la In ternacional C om unista . E n la C onferencia de Zaragoza celebrada en junio de 1922 se decidió por m ayoría la separación de aquella entidad y el apoyo a la re­construcción de la Asociación Internacional de Trabajadores que tenía proyectado su C ongreso fundacional en Berlín para aquel mismo mes.E n diciembre del año anterior la Confederación asturiana había decidido reem prender la publicación de Solidaridad Obrera de G ijón en su 3a época307 . La redacción y la im prenta fueron las

306 Estaría motivada seguramente por la desaparición de Solidaridad Obrera de Valencia, pero la experiencia no tuvo gran éxito. No se conoce ningún ejemplar, sólo la referencia que nos suministra Cultura Obrera de Palma de Mallorca, 75 (15 enero 1921), 4, al recibo del primer número. El vacío dejado por estas publicaciones de Valencia y Cartagena, en 1921, la cubri­ría Redención de Alcoy, que empezó a editarse el 25 de febrero de ese mis­mo año.

307 El primer número debió aparecer con toda probabilidad a mediados de mes y atravesando grandes dificultades continuaría hasta el golpe de estado de Primo de Rivera, aunque el último número que se conoce es eí 23 del 27 de julio de 1923.

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mismas de la etapa anterior, aunque se ignora quien se hizo car­go de la dirección, si bien no es im probable que tuera Eleuterio Q u in tan illa . La preocupación p rinc ipal del sem anario estuvo centrada en dos aspectos. Por una parte, asegurar la vida del pe­riódico a rb itran d o una serie de m edidas com o la de nom brar responsables por los sindicatos en las diferentes localidades para evita,, ios paqueteros desaprensivos3'*8 , que era la más im portante íacra que padecían las publicaciones anarquistas y anarcosindica­listas. Por otra, cooperar a la reorganización y orientación de la C onfederación p lan teando la necesidad de comicios locales y regionales con miras a convocar un Congreso Nacional. E3 golpe de Estado pondría fin a estos trabajos de reconstrucción.

4 .3 . El impacto <te la revolución rusa: La bolchevización del anarquismo o la anarquía bolchevique

El im pacto que supuso el in icio y desarrollo de la revolución rusa en el m ovim iento anarquista español, trajo consecuencias de diversa índole que afectaron profundam ente a las estructuras del mismo. Estas consecuencias se fueron escalonando a medida que las inform aciones que de ella se recibían en España se fue­ron haciendo más precisas. Su secuencia a grandes rasgos sería: tibia acogida en un prim er m om ento, trocada en auténtico en tu­siasmo casi enseguida. D u ra n te este prim er período ausencia casi absoluta de análisis críticos coherentes con los postulados anarquistas. Todo ello quedaría reflejado en el II Congreso de la CN T, con la adhesión inteligentem ente provisional a la In terna­cional Com unista con la sola oposición de la delegación asturia­na (Eleuterio Q uintanilla) y algún otro.

30.8 S.O. Gijóíi) (3a época) 17 (15 junio 1923), 4.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o IV

Este prim er período se tradujo tam bién en una euforia organi­zativa y revolucionaria que dio com o resultado una expansión sin precedentes de la C N T por todo el país y una mayor activi­dad de los grupos anarquistas. La propaganda alcanzaría un de­sarrollo considerable y de ella los periódicos, tan to los órganos de los sindicatos com o de los grupos ácratas, conocería un au­m en to para le lo al desarro llo o rgan iza tivo . Pasado el p rim er m om ento de euforia, la represión por un lado y la presión de los grupos bolcheviques m inoritarios, pero muy activos unidos a las noticias con trad icto rias que llegaban de Rusia, com enzaron a perfilar un cam bio sustancial en la trayectoria hasta entonces seguida por los grupos anarquistas. La «eficacia» revolucionaria bolchevique «obligó» a dibujar una m ínim a estructura organiza­tiva en aquellos, para poder oponerse con ciertas garantías de éxito a esta presión. E l resultado sería la convocatoria en 1923 después de haberse in tentado sin éxito en innum erables ocasio­nes de un congreso de grupos anarquistas en el que se propuso la creación de una Federación Nacional de G rupos Anarquistas. C on todo, había sido posible alejar, m om entáneam ente al m e­nos, el peligro de una fuerte infiltración bolchevique en la CN T. En la Conferencia de junio de 1922 en Zaragoza, con la retirada de la adhesión a la III Internacional, este peligro fue conjurado. A raíz del estallido de la Revolución rusa en lebrero de 1917, Solidaridad Obrera procuró ofrecer una am plia inform ación de la m isma, según sus posibilidades y a tenor de las fragm entarias y, en algunos casos, distorsionadas noticias que ofrecían las agen­cias de prensa309 . Esta inform ación se acrecentó a raíz de la re­

309 Martínez Fraile, Raimundo, «Comentarios a la revolución rusa aparecidos en Solidaridad Obrera, 1917», Cuadernos de Historia Económica de Cataluña, XII (1974), 145-183, ofrece un análisis detallado de estas informaciones y de las opiniones y juicios del periódico a través de sus editoriales y artícu­los de fondo.

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volución de octubre y es posible detectar a través de sus páginas una m ayor vinculación a la m ism a. Igual podríam os decir del resto de periódicos anarqu istas o anarcosindicalistas que por aquel en tonces se publicaban , p rinc ipalm en te Tierra y Liber- tacfiw . En los años siguientes las posiciones se irían precisando a te n o r de los aco n tec im ien to s p o lítico soc ia les en R usia y en nuestro país.j_,a estructuración de la C N T continuó con el desarrollo de las diferentes Confederaciones Regionales, Después de la de C ata­luña, la prim era que form alizó una estructu ra organizativa re­gional fue A ndalucía, con la celebración de un C ongreso los p rim eros d ías dé mayo311 . E n él se d o tó de un ó rgano en la prensa, Acción Solidaria de Sevilla’12 , que sufriría las consecuen­cias de ia represión de principios del año siguiente. M ás tarde en septiem bre de ese año aparecería E l Productor en la m ism a ciu­dad , que apenas llegaría al año de vida?13 . La ag itación que

310 «La Revolución en Rusia», por Gomeri, n.364 (14 noviembre 1917), 2; «AI margen de la revolución rusa», n.3fíl (22 mayo 1918), 23 y sgs., etc.

3 1 1 Se celebró en Sevilla del 1 al 4 de mayo de 1918. En él fue creada la Fede­ración Regional Obrera Andaluza (FROA), equivalente a la Confedera­ción Regional, véase, Díaz del Moral, Juan (1977), pp. 173 y 305. Asistie­ron 52 delegados, con la representación de 30.000 trabajadores de Cádiz, Sevilla, Córdoba, Málaga y Jaén. Véase, asimismo, Buenacasa, Manuel (1966), p. 99 y Bar, Antonio (1981), p. 339.

312 Apareció pocos días después de celebrado el congreso. Fue dirigido por Gallego Crespo, quien dejó su dirección para hacerse cargo de Solidaridad Obrera de Valencia. Véase Díaz del Moral, Juan (1977), p. 253; véase, tam­bién, la página 305.

313 Aunque en un principio fue francamente sindicalista, este periódico evo­lucionó después hacia posiciones anarquistas, con ataques a la C N 1, véase, Díaz de! Moral, Juan (1977), pp. 511512.

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conmovió a la región andaluza en ese período514, dio lugar a una desusada proliferación de órganos en la prensa, tan to anarquistas como anarcosindicalistas, pero sin q.ue ninguno de ellos alcanza­ra la estabilidad suficiente para disfrutar de una vida dilatada.315 La región valenciana, con M urcia y A lbacete, se constituyó co­mo C onfederación Regional en el C ongreso que tuvo lugar en Valencia en los primeros días de diciembre de 1919316 Paulatinam ente otras regiones harían lo propio . E l País Vasco form alizó su estruc tu ra regional en el C ongreso de L ogroño celebrado en febrero de 1920317. A ragón Rioja y N avarra, con una estructura sindical muy precaria, decidió tam bién constituir su Regional. En Zaragoza, donde el m ovim iento obrero confe­deral se desarrollaba en la más absoluta c landestin idad , se reu­nieron el 29 de noviembre de 1921, delegados de las diferentes regiones con el propósito arriba indicado. Presentado el Regla­m ento , que constaba de 25 puntos fue aprobado por u nan im i­dad. E l P leno del C om ité quedó form ado por las delegaciones

314 El llamado por Díaz del Moral trienio bolchevique, ya que estuvo muy marcado por la influencia de la revolución rusa, véanse las pp. 265 y sgs. de la obra ya citada de este autor

315 En Cádiz se publicaron entre 1919 y 1921, Bandera Libre y Rebelión. En San Femando, La Razón, en 1920 y en Algeciras, en ese mismo año, Pro­meteo- También en la provincia de Córdoba aparecieron Via Libre de Peña- rrova, en 1918 y Nuevo Rumbo en Pueblonuevo del Terrible, en 1921. La provincia de Jaén conoció también un floreciente despertar de la propa­ganda anarquista y anarcosindicalista con Nueva Humanidad y E l Reflector, en Linares, en 19191920; Nueva Humanidad, en Torredelcampo, en 1920 y Rebelión Obrera, en La Carolina, también en 1920. En Sevilla se publica­ron, además de las ya citadas, Páginas Libres, en 1920 y una segunda época de esta revista en 1923 y La Anarquía, en 19201921, etc.

316 Para este congreso, véase más arriba el apartado dedicado a Solidaridad Obrera de Valencia.

317 Véase más arriba e! apartado dedicado a Solidaridad Obrera de Bilbao.

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de Fraga, G allur, Tudela, Binéfar, H uesca, Alean i z, Calatayud, L ogroño y Zaragoza y se acordó que el com ité adm inistrativo residiera en Zaragoza. P lan teada la cuestión del periódico se decidió, tras larga discusión, que continuara su publicación318 . E n el verano del año siguiente se reunió el I C ongreso de esta recién constitu ida C onfederación Regional. Estuvieron repre­sentados en él alrededor de 32.000 federados319 . E n G alicia se constituyó la Confederación Regional en Vigo, en 1921.320 En este clima de auténtica euforia revolucionaria que planeó de m odo pers is ten te a lo largo de todo el año 1919, a pesar del

318 Redención (Alcoy), n.44 (23 diciembre 1921), 3. Aproximadamente por aquella época aparecía en Zaragoza E l Libertario, órgano del Centro de Estudios Sociales (clandestina), sucesor de E l Comunista, que se había publicado en los años 19191920. E l Libertario (Zaragoza), n.2 (agosto1921), 3, notifica que en el -verano de 1921 la actividad de la Federación Local de Zaragoza en la clandestinidad era intensa. Habían «dos periódi­cos, cosa que antes no teníamos más que uno y aún deficiente». Todos mis esfuerzos para averiguar cuál era ese otro periódico ée han mostrado in­fructuosos. Igualmente se ignora a qué periódico apoyaba la regional. Co­mo es lógico, la clandestinidad a que se veía sometida la C-NT, limitaba sobremanera las informaciones que transmitía o podía hacer públicas.

319 Buenacasa, Manuel (1966), pp. 119121; Bar, Antonio (1981), p. 563. En este congreso se aCordó publicar un órgano en !a prensa que fuera portavoz de la Confederación Regional de Aragón, Rioj a y Navarra. Pocas semanas después en septiembre apareció Cultura y Acción, en su segunda época, en Zaragoza. Para facilitar su salida, fue suspendida la aparición de Semilla Roja que se publicaba en Logroño desde la primavera de ese año, (véase de este periódico el n.25, 8 septiembre 1922, 2). Según Fernández Clemente, Eloy, Forcadell, Carlos (s.a.), pp. 161163: «Cultura y Acción parece preten­der integrar los dos elementos presentes en ía secuencia. £7 ComunistaVo- Imitad, la teoría doctrinal y la práctica social...». Voluntad íue un periódico editado por los grupos anarquistas de Zaragoza entre abril y octubre de 1922.

320 La Tierra (Madrid), (30 abril 1932), 3, cit., por Bar, Antonio (1981), p. 239.

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S o lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o d e k a í z á c r a t a c a p í t u l o IV

lockout decretado por la patronal en Barcelona y que fue pasi­vamente aceptado por la organización, tuvo lugar el II Congreso de la C N T , en los días 10 al 18 d§ diciem bre de ese año331 . Se tom aron im portantes acuerdos sobre tem as m uy diversos, entre ellos la adopción de los sindicatos únicos de ram o e industria322 . Pero, seguram ente, de entre todos ellos, el que más expectación despertó fue el debate sobre la revolución rusa y el problem a de la In te rnac ional. C om o bien señaló A rland is, delegado de la Federación Local de Cullcra, había una evidente contradicción entre el dictam en de las ponencias correspondientes a los temas 48 y 51. Por el prim ero se proponía la adhesión incondicional a la revolución rusa, m ientras que el segundo especificaba que «la Tercera In ternacional, aún adoptando los m étodos de lucha re­vo lucionarios, los fines que persigue son fu n d am en ta lm en te opuestos al ideal antiautoritario...»323 . Por ello se propugnaba la co n v o ca to ria de un C ongreso In te rn ac io n a l en E spaña para constitu ir una In ternacional Sindicalista puram ente revolucio­naria cuyo fin fuera la im plantación del com unism o libertario. El citado A rlandis llevó a cabo una extensa y acalorada defensa de la revolución rusa, intentando dem ostrar que ésta «adoptando

321 En este congreso estuvieron representados directamente alrededor de 600.000 trabajadores y 200.000 de forma indirecta. Véase la Memoria del Congreso celebrado en el Teatro de la Comedia de M adrid los días 10 al 18 de diciembre de 1919, Barcelona, 1932, 386 páginas; reproducida en Revista de Trabajo (Madrid), n.4950 (enero-junio 1975), pp. 205506, con una nota preliminar de Antonio Elorza (en este trabajo se ha usado esta última edición). Véase, también, Bar, Antonio (1981), pp. 489 y sgs., etc. En todas ellas puede consultarse una distribución por regiones de los efectivos obre­ros cenetistas.

322 Memoria..., ob. cit., pp. 410 y sgs. El tema de la fusión con la UG T ocupó también un lugar de importancia en los debates, sin que se llegara a nin­gún resultado práctico, (id., pp. 285 y sgs.)

323 Id., p. 467.

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c a H t u i o i v S o lid a rid a d Odrera y f . l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

desde el m om ento que se h izo la segunda revolución de octubre una reforma com pleta de su program a socialista, está de acuerdo con el ideal que encarna la Confederación N acional del Trabajo española».324Q uin tan illa uno de los pocos que m ostraron su desacuerdo ar­gum entó que la revolución rusa no encarnaba, en principio, ios ideales del sindicalism o revolucionario. Sin menoscabo de con­siderarla «el hecho más fundam ental, el hecho más trascenden­tal de nuestros tiem pos»3® . C arbó prim ero y más tarde Seguí hablaron en apoyo de la revolución. Para el segundo la entrada en la Tercera In ternacional «va a avalar nuestra conducta en el llam am iento que la C onfederación Nacional del Trabajo de Es­paña va a hacer a las organizaciones sindicadas del m undo para constituir la verdadera, la única, la genuina Internacional de los trabajadores».326El resultado es de todos conocido: La C N T «se adhiere, y provi­sionalm ente, a la Tercera In ternacional, por el carácter revolu­cionario que la preside, m ientras se organiza y celebra el C on ­greso In ternacional en E spaña, que ha de sen tar las bases por que ha de regirse la verdadera Internacional de los trabajadores El Com ité Federal»327 . De los delegados nombrados para asistir al C ongreso de la In te rnac ional en Rusia, solo Pestaña logró llegar a su destino. Las vicisitudes de su regreso y su posterior

324 Id., p. 470.

325 Id., p. 476.

326 Id., p. 487.

327 Id., p. 488. A l mism o tiempo que se declaraba firme defensora de los principios que informan a la Primera Internacional sostenidos por Baku­nin, declarando además que la finalidad que perseguía era el Comunismo Libertario.

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encarcelam iento, retrasaron la difusión de su inform e v m arca- ron la posterior evolución de la CN T.328El C ongreso de la C om edia se pronunció tam bién sobre la ne­cesidad de un órgano sindicalista de ám bito nacional, m ostrán­dose contrario a la m ism a y abogando, al contrario , «por fundar tan tos cuantos diarios obreros, in fo rm ados en las tácticas del sindicalismo revolucionario sean posibles».329 Se optaba, por tan to , por la descentralización inform ativa. A este respecto, el período que analizam os se caracterizó, precisa­mente, por una gran profusión de periódicos sindicalistas. A lgu­nos de ellos, sobre todo en A ndalucía, fueron bastante efímeros; pero un gran porcentaje -alcanzaron una gran estabilidad.En la provincia de G erona, donde los corchotaponeros se habían dotado de una potente organización, se inició en Palafrugell, en 1918, la publicación de Acción Social Obrera, órgano de los sindi­catos obreros afectos a la C N T. U n año más tarde fue trasladado a San Feliü de Guixols, por acuerdo de una asamblea general de sindicatos de la industria corchotaponera a finales de febrero de

328 Los delegados elegidos para ir a Moscú fueron Salvador Quemades y Eusebio Carbó. Pestaña sería elegido posteriormente en previsión de que a los otros dos les ocurriera algún percance; casualmente sería el único en llegar a su destino. Para una relación detallada de las gestiones de este último en su viaje y a su llegada a Moscú, véase Meaker, Gerald H. (1978), pp. 369 y sgs. A su regreso de Rusia fue encarcelado en Milán y los docu­mentos de que era portador fueron incautados. Para una relación autobio­gráfica de sus impresiones véanse, Pestaña, A., Setenta días en Rusia. Lo que yo pienso y Setenta días en Rusia. Lo que yo vi, editados en Barcelona respec­tivamente en 1925 y 1924. Existen reediciones de 1968.

329 Memoria... Congreso de la Comedia, ob. cit., p. 439. Se recomendaba, asi­mismo, que por los sindicatos locales o regionales adheridos a la respectiva Confederación Regional se procurara ir a la adquisición de imprentas para también editar todos cuantos libros, revistas y folletos puedan servir para elevar el nivel cultural del proletariado.

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19 1 9330 . Salvo un pequeño tropiezo a raíz del triunfo de la dic­tadura de P rim o de Rivera d isfru tó de una dilatada existencia bajo ésta, lo cual le valió convertirse en órgano «oficioso» de la Confederación.E n Palm a de M allo rca in ició sus pub licaciones en agosto de 1919 Cultura Obrera, como órgano del A teneo Sindicalista, fun­dado en m arzo de aquel año331. T anto el A teneo como el perió­dico se volcaron en la propaganda y extensión del anarcosindica­lismo en la isla. Se convirtió el periódico en órgano de la recién creada Federación Regional del Trabajo de Baleares, en agosto de 1920332 . C uando en octubre de 1922 se constituyó la C onfe­deración R egional del T rabajo de Baleares, Cultura Obrera se convirtió en su portavoz oficial333 . A unque la instauración del régim en de excepción no le reportó m uchas dificultades inm e­diatas, algunos meses después desapareció definitivamente «por­que no quería ceder a la dictadura de Prim o de Rivera»334.La intensa actividad de los grupos anarquistas tarraconenses se dejó sentir en este período de un m odo muy especial. H erm oso Plaja y Felipe Alaiz, ju n to con otros m uchos m ilitantes, desple­garon una am plia cam paña p ropagandística por las ciudades y

330 De los 48 primeros números publicados en Palafrugell se carece de noti­cias. El primero debió aparecer alrededor del 20 de abril de 1918. El n.49 el primero que se publicó en San Feliü data del 22 de marzo.

331 Gabriel, Pere (1973), p. 123.

332 Con la expulsión de tres albañiles, favorables a la CNT, de la Casa del Pueblo de Palma, en febrero de 1920, el Ateneo Sindicalista se solidarizó con ellos.y la abandonó también. A raíz de ello se creó la Federación Re­gional, véase, Gabriel, Pere (1973), p. 132.

333 El congreso constituyente se celebró el 22 de octubre. Estuvieron repre­sentados 1.113 afiliados, cfr., Gabriel, Pere (1973), p. 140.

334 El último número data del 28 de junio de 1924, véase, «Retorno», por La Redacción, Cultura Obrera (Palma), n .l (12 septiembre 1931), 1.

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los campos de Tarragona. En mayo de 1918, apareció Acracia en la capital de la provincia. Tanto su títu lo com o sus objetivos eran bastante explícitos: .■

Somos anarquistas y como la sublimidad del ideal que sustentamos está reconocido, lo propagaremos y defenderemos con toda la fe y el vigor de los hombres fuertes que están convencidos de poseer la razón única...335

D ebió ser víctim a de la represión de p rincip ios del año 1919, desapareciendo seguram ente por esas fechas336 . C on la actividad de los grupos se intensificó igualm ente la del m ovim iento obre­ro de tendencia anarquista. En agosto de 1919 empezó a publi­carse Fructidor, en Reus, portavoz de los obreros de la provincia, declarándose «plenam ente identificado con el criterio y orienta­ción de la C N T »337. Le sucedió a principios de 1920 una segun­da época de la misma publicación, ed itada esta vez en Tarrago­na, como órgano de las sociedades obreras de la provincia. D es­

335 «¿A que venimos?», por el grupo de «Acracia», n .l (12 mayo 1918), 1.

336 El último número que conocemos es el 17 de fecha 25 de diciembre de 1918.

337 «Nosotros y la Confederación Nacional del Trabajo», n .l (10 jul. 1919), 1

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C A W T U I O I V S o lid a rid a d Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

de el se impulsaría la constitución de la Federación Provincial338. T am poco duró m ucho; la rep resión no le dejó ir m ás allá de agosto. Al año siguiente, Felipe A laiz tom ó la iniciativa de edi­tar Los Galeotes, portavoz oficioso del C entro de Estudios Socia­les de Tarragona y en principio m ucho más dedicado a cuestio­nes teóricas. Por últim o, H erm oso Plaja volvió de nuevo al ata­que con Acracia, ed itada en esta ocasión en Reus, «después de tres años de suspensión algo forzada, algo vo luntaria [...] para difundir, con más ahínco si cabe, el ideario que ha de hacer del hom bre un ser perfecto y racional».339En Canarias el resurgir anarcosindicalista tendrá algunos puntos de co incidencia con la reactivación económ ica. La actividad portuaria se in tensificó a p a rtir de 1921 y com enzaron a plan­tearse las prim eras huelgas de este sector, como la de cargadores y estibadores de carga general de Puerto L uz5 1 . E n septiembre d. año an terio r había em pezado a publicarse E l Productor que con incidencias de diversa índole (denuncias, encarcelam iento del director, etc.) continuaría hasta principios de 1922. Es, sin

338 La Federación Local de Tarragona celebró un congreso los días 19 a 21 de mar/o de 1920, véase «En vísperas del congreso local», por J. Vives, Fructi- dor (Tarragona), n.7 (7 marzo 1920), 1; «Del congreso local», por J.V., resumen de las actividades del congreso, Id., n.9 (27 marzo 1920), 1. Entre sus acuerdos figuraba la celebración de un congreso provincial. Este tuvo lugar el 11 de abril, véase «Ante el Congreso», por El Comité de la Co­marcal del Alto v Bajo Priorato, Id., n . l l (10 abril 1920), 1, en el que se analiza su significación. En las páginas 23 se incluyen las Actas de! Primer Congreso Provincial. Con estos comicios se pusieron las bases del futuro desarrollo de la C N T en la provincia de Tarragona. Bar, Antonio (1981), p. 578, afirma que fue en el Pleno Regional de Cataluña, celebrado en Blanes en el verano de 1922, cuando por primera vez fueron introducidas las federaciones provinciales.

339 «Salutación», n .l (28 enero 1923), 1.

340 Brito, Oswaldo (1980), p. 217.

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S o lid a rid a d Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A PÍT U L O IV

embargo, el único órgano periodístico de tendencia anarquista que he detectado en las islas en este período.En M adrid, los grupos anarquistas^continuarían su interm itente actividad. Esta vez espoleados por las influencias de los vientos revolucionarios que soplaban desde las estepas rusas. E n 1919 apareció Espartaco de efím era vida y dos años más tarde Nueva Senda, en oposición a la tendencia bolchevique en el seno de la C N T. C on poco más de un año de vida suspendió sus publica­ciones po r dificultades económ icas, uniéndose al grupo ed itor del periódico ¡¡¡Tierra!!! de La C or uña*41. Casi al mismo tiem po que aquella desaparecía, el grupo «Los Intransigentes» empezó a editar 'Tierra Libre. El anarquista M oisés López fue un destaca­do redactor de ambas.342Si bien es cierto que en este período una buena parte de los ór­ganos de prensa, sustentados por la organización, llegaron a te ­ner una gran estabilidad y duración, resultado de una mejor base de apoyo; o tra parte no desdeñable seguía dependiendo de con­diciones m uy precarias y así se veían aparecer y desaparecer pe­riódicos que eran órganos de sindicatos con bastante frecuencia. C on el fin de evitar esta dolorosa sangría, las comarcales de L i­ria, Chiva y Requena, reunidas en Cheste para analizar el estado económico y la form a de desenvolverse de los campesinos de las comarcas citadas, pusieron tam bién sobre el tapete la im posibi­lidad de a tender a tantos periódicos sociales como se iniciaban, llegando a las siguientes conclusiones:

341 Cultura y Acción (Zaragoza), d . 7 (28 octubre 1922), 3.

342 Semblanza de Moisés López, por Tomás de La Llave, ¡Desperttul! (Vigo), n.26 (24 noviembre 1928), 4.

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Io) Que la Región que se encuentre en condiciones de sostener un periódico de orientación e información para su Región que lo sos­tenga.2o) Que se forme un periódico revista nacional que abarque toda la orientación e información nacional e internacional, Sociología, Ciencias, Arte, Letras, etc.3o) Que dado que la C N T va al Comunismo Libertario que las orientaciones se ajusten todo lo posible con el fin de evitar confu­siones.4o) Una vez este estudio hecho se deja en manos del Comité Na­cional (CN).3'43

Estas tendencias hacia la centralización inform ativa no solieron m enudear. E l C ongreso de la C om edia había abogado por la descentralización, sin em bargo el Congreso del Consevatorio de 1931 se m ostró ya más favorable al órgano sindicalista de ám bi­to i.Acional, decidiéndose la publicación del diario C N T (apare­ció por prim era vez en 1932). Pero a pesar de ello, esto no signi­ficó al menos de forma inm ediata una tendencia hacia la centra­lización informativa; los órganos de los sindicatos o federaciones siguieron apareciendo con la m ism a frecuencia e intensidad que anteriorm ente. Esta propuesta al C N no gozaba, precisam ente, del don de la oportunidad. O tras cuestiones de m ucha más im ­portancia que la m ayor o m enor duración de los periódicos re­clamaban su atención en aquellos momentos.C om o ya ind icábam os al p rin c ip io del cap ítu lo , en enero de1919 fueron suspendidas las garantías constitucionales en Bar­celona y la prensa anarquista y anarcosindicalista prohibida. Se inició con ello un proceso represivo escalonado contra la C N T en la capital catalana, que supuso una trem enda sangría de mili­tantes y afiliados. E sta política represiva fue iniciada con cierto

343 Redención (Alcoy), n.38 (11 noviembre 1921), 4.

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éxito por el gobernador civil M aestre Laborde desde enero de1920 a mayo de ese m ism o año. Pero alcanzaría su máxima efi­cacia con el gobernador civil M a rtín e z A nido, a partir de no­viembre de 1920, muy bien ayudado en esta labor por el jefe de policía Arlegui. Ya M aestre Laborde había señalado el camino al disolver la Confederación Regional de C ataluña el 23 de enero, v aunque ésta volvió a una relativa norm alidad a partir de mayo, su reorganización se vio dificultada po r la intensa represión su­frida y por la com petencia de los Sindicatos Libres fundados en diciem bre del año an te rio r y que gozaban del beneplácito y la avuda de las autoridades. A ello vino a añadirse la crisis econó­mica de posguerra que afectó de m odo particular a la industria catalana.E l p isto lerism o, que ya hab ía hecho su carta de presentación años antes, iba a conocer en las actuales circunstancias un desa­rrollado inusitado, ten iendo com o caldo de cultivo la represión g u bernam en ta l y la c lan d es tin id ad a que se veía som etida la C N T en Barcelona, falta del m ás m ínim o órgano de expresión periódica. C on el nom bram iento de M artínez A nido como go­bernador civil de Barcelona a principios de noviembre, el desa­rrollo de esta política conoció su expresión máxima. El tándem A nidoArlegui llevó a cabo la represión más sangrienta en la his­toria de la CN T.344Los comités confederales (tan to el nacional, como el regional o local) debían actuar en la más absoluta clandestinidad y si algún

344 Balcells, Albert (1968), passim, suministra una buena síntesis de la repre­sión en este período; Buenacasa, Manuel (1966), pp. 8081, suministra una lista abundante, pero no exhaustiva, de los militantes cenetistas caídos en la lucha. Para una cronología de los atentados puede consultarse, Sastre Sanna, Miguel, La esclavitud moderna. Martirologio social (relación de los atentados y actos de sabotaje cometidos en Barcelona y bombas y explosivos ba­ilados desde junio 1910 hasta julio 1921), Barcelona, 1921.

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m iem bro era encarcelado era sustitu ido inm ed ia tam en te por otro. C o n la caída de los elem entos más significativos, jóvenes m ilitantes accedieron a los puestos de m áxim a responsabilidad. C uando Evelio Boal a la sazón secretario del com ité nacional fue d e ten id o en m arzo de 1921*545 se eligió para sustitu irle a A ndreu N in. Por idénticos m otivos Joaquín M aurín accedió al C om ité Regional de C ataluña346 . A m bos iniciaron a partir de ese m om ento una política tendente a provocar un giro radical en la trayectoria ideológica de la CN T.C om o en una especie de intuición prem onitora, Rafael Vidiella que algunos años después m odificaría su trayectoria ideológica escribió sobre los peligros que suponía la ideología autoritaria en el cam po abonado del s ind ica lism o , a lim en tad o p o r la savia anarquista que tan to había hecho para dotarlo de una o rien ta­d a espiritual adecuada con sus escuelas racionalistas, bibliote­cas, prensa, etc. A quellos con su d isciplina uniform ada, con su indiscutib le d ictadura, am enazaban convertirlo en una fuerza absorbente y tiránica, en donde el látigo ocuparía el lugar del libro.

Presos y perseguidos los anarquistas; clausurados los sindicatos en donde el verbo orientaba a la luz del día; suspendida la prensa en cuyas columnas debatíamos principios morales y fdosóficos, se presta a que cualquiera, desde cualquier cuchitril, ensarte y pro­mulgue sus Ukases. Bien claro encarece E l Comunista la necesidad de que los pequeños calígulas invadan las organizaciones y hagan sentir el influjo del partido y su dictadura proletaria. A los anar­quistas toca, pues, defender su obra de este nuevo peligro, elevando

345 Pocas semanas más tarde sería asesinado en aplicación de la tristemente célebre «ley de fugas», inmediatamente después de ser liberado de prisión.

346 Bar, Antonio (1981), p. 565.

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la conducta libertaria de ios trabajadores, en contra de todas las tiranías y dictaduras, vengan de donde vinieren.347

El recién co n stitu id o C om ité N acional, con N in a la cabeza, convocó para el 29 de abril un P leno N acional en Barcelona348 , con delegados directos de las organizaciones regionales de A stu­rias, León y Palencia, N orte, Galicia, Castilla, Levante, A ndalu­cía, A ragón y C ataluña. A l reseñar la im p o rtan te reunión Re­dención inform aba de que se habían tom ado im portantes acuer­dos, que se llevarían inm ediatam ente a la práctica, sobre repre­sión, la crisis de trabajo y el p rob lem a de la In te rnac ional. La

347 Desde ia cárcel modelo de Valencia en su sección habitual, «Linternazos», Redención (Alcoy), n.7 (9 abril 1921), 2.

348 Parece que no hay acuerdo sobre La ciudad en la cual se celebró este im­portante Pleno. Buenácasa, Manuel (1966), p. 81, afirma que fue en Léri­da. Joaquín Maurín en España Libre, (Toulouse), (6 noviembre 1960) (»La C N T y la III Internacional»), sostiene que los delegados fueron convoca­dos a Lérida y desde allí éste les notificaba que la reunión serta en Barce­lona. Paz, Abel (1978), p. 560, nota 77, afirma que «primero se convocó en Barcelona en el mes de abril, pero horas después se celebró en Lérida sin prevenir a las delegaciones, dando como resultado que de todos los asisten­tes (cinco en total), cuatro fueran filobolcbeviques y el otro, Arturo Parera, representante por Aragón, quedara en minoría». D e ser esto cierto, queda­rían explicadas muchas cosas, pero el autor no señala la fuente de su in­formación. Redención (Alcoy), n . l l (1 mayo 1921), 1, al informar sobre esta reunión, señalaba Barcelona como el lugar de celebración. En el Pleno Nacional de Barcelona de 15 y 16 de octubre se alude al Pleno Nacional del 29 de abril diciendo que se celebró en Barcelona, véase Redención (A l­coy), n.36 (29 octubre 1921), 1. Los delegados fueron Andrés Nin, Jesús Ibáfíez (Asturias), Jesús Arenas (Galicia), ffilario Arlandis (Valencia), Arturo Parera (Aragón) y Joaquín Maurín (Cataluña). Las regionales del Norte, Centro y Andalucía, por diversas razones, no estaban representadas (Maurin, cit., quien señala como fecha de las sesiones el 28 de abril).

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im presión transm itida por los delegados fue sum am ente opti­mista, siguiendo fiel al sindicalismo revolucionario, concluía?49. E fectivam ente tuvo una gran im portancia , ya que en él fueron nom brados los delegados que habían de ir a Rusia para asistir al I II C ongreso de la In te rn ac io n a l (co incid iría , adem ás, con la constitución de la ISR), en representación de la C N T, según los acuerdos del Congreso de la C om edia. Estos fueron N in, M au- rín, Ibáñez y el valenciano A rlandis. M ás tarde, a propuesta de A rland is que le fue aceptada, se d irig ieron a la Federación de grupos anarquistas de C ataluña para que nom brase un delegado que los representase. Fue designado G astón Lcvai.Com o bien ha dicho A ntonio Bar350, el excesivo apasionamiento de historiadores de la C N T , como Buenacasa o Pcirats, les llevó a condenar la irregular actuación del Com ité Nacional.Todo parece indicar, no obstante, que la convocatoria del Pleno fue regular. Así, al m enos, lo d ictam inó el P leno N acional de octubre de form a explícita, saliendo al paso de la cam paña que desde diversos sectores de la C N T se hab ía em prend ido para im pugnar a los delegados que habían ido a M oscú551 . Pero si la convocatoria del P leno fue regular, no lo fue tan to la elección de los citados delegados. La C onfederación Regional L evantina, sum ándose a la cam paña de N ueva Senda, Redención y la C o ­marcal de G uipúzcoa contra el C om ité N acional quizá no en el m ejor m om ento, pero desde luego su utilidad no adm itía discu­sión, según su opinión lanzó un m anifiesto con el objeto de pro­bar la irregularidad del controvertido Pleno. La C R T de Levan­te se reunió al recibirse la convocatoria de éste. A lgunos propu­sieron a A rlandis como delegado, pero otros, tem iendo que fue­

349 n .l l , citado.

350 Bar, Antonio (1981), p. 566.

351 «Redención» (Akoy), ti.36 citado.

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ra elegido para ir a Rusia y no estando preparado para ello, de­signaron a otro. A nte esto dijo Arlandis: «De todos m odos ten ­go que asistir al Pleno, porque soy juno de los nom brados para ir a Rusia». D e ello deducían los m iem bros de la C onfederación Levantina que el nom bram iento de los delegados se hizo como en familia y a espaldas de la organización y que el Pleno solo fue una form a descarada de cubrir el expediente.352 A nte las inform aciones que llegaban de Rusia referentes a la In ternacional Sindical Roja y sus relaciones con la III In te rn a ­cional553 , las críticas contra la delegación cenetista arreciaron. C on el fin de discutir estos puntos se convocó una reunión ex­traordinaria en M adrid el 14 de agosto354 . Las delegaciones d i­rectas fueron: las provincias de la C R T levantina, cuatro delega­dos; las de C ata luña , cinco; A ragón , R ioja y N avarra, seis; las

352 «Confederación Regional Levantina. Sin eufemismos». Redención (Alt oy, n.44 (23 diciembre 1921), 12.

353 Las informaciones llegaron a España principalmente a través del periódico La Vie Ouvrière, órgano de los «Comités Sindicalistas Revolucionarios (CSR)» de Francia, que a su vez las tomaba del periódico Moscou. Y como afirmaba Redención, las críticas estaban fundadas, porque lo que la delega­ción dijo a su regreso ya se sabía a través de las informaciones citadas. Las críticas se centraban, sobre todo, en que si un organismo como el CSR, probolchevique, no se adhería a la Internacional Roja en tanto no admitie­ra sin restricciones la independencia completa y la autonomía absoluta del sindicalismo francés, resultaba paradójico que España, donde la influencia del comunismo carecía en absoluto de arraigo e influencia, se hubiera ad­herido a ella. Asimismo la Confederación portuguesa se había mostrado en desacuerdo con su delegado y rechazaba las resoluciones del Congreso Internacional, Redención (Alcoy), n.34 (15 octubre 1921), 12.

354 Redención (Alcoy), n.27 (27 agosto 1921), 1. Según Buenacasa, Manuel (1966), p. 81, este Pleno se celebró en Logroño (agosto), organizado a instancias de la comarca gutpuzcoana (a no ser que hubiese otro paralelo, lo cual es bastante improbable, el lugar real parece ser Madrid).

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Vascongadas, A stu rias , L eó n y Palencia, C onfederac ión del N orte , siete; G alicia, uno; A ndalucía y E x trem adura , cuatro; ambas Castillas, cinco; Baleares y provincias de África, dos. En total 34 delegados. El debate se centró en el punto álgido de la cuestión internacional, acordándose, tras breve discusión, ratifi­car, en absoluto, todas las decisiones del Congreso de M adrid. Se reafirmaba una vez más el carácter de independencia y auto­nom ía absoluta frente a todos los partidos, incluso los comunis­tas. Igualm ente se rechazaba todo pacto o alianza con los parti­dos, dado que la Confederación se bastaba a si misma y declara­ba que la finalidad perseguida era el com unism o libertario. Se acordó, por ú ltim o, reu n ir de nuevo al P leno C onfedera l en cuanto regresara la delegación que fue a Rusia para juzgar el conjunto de las gestiones de dicha delegación y obrar en conse- cu_ncia una vez oídas sus opiniones y juicios-355. Buenacasa, op­tim ista com o siem pre, se apresuró a declarar en Nueva Senda

355 Redención (Alcoy), n.27 citado.

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q u e por fo rtu n a los delegados de la C N T en el C ongreso de M oscú habían sido desautorizados por el C om ité Confederal.356 A su regreso a España, Joaquín M aurín se hizo cargo, como se­cretario, del C om ité Nacional, en sustitución de N in, que se ha­bía quedado en Rusia357 . C on el fin de n eu tra lizar a la oposi­ción558 , reunió un Pleno C onfederal en Barcelona los días 14 y 15 de octubre. Asistieron delegados de toda C ataluña, Valencia, A ndalucía, C astilla, A ragón, A sturias y Vascongadas. Después de reconocerse la regularidad del P leno de abril, se dio paso a la

356 Redención (Alcoy), n.30 (17 septiembre 1921), 1. En su libro. Buenacasa, Manuel (1966), p. 81, se reafirma en este sentido diciendo que el Pleno de Logroño, «al que asistió la representación auténtica de toda la organiza­ción española, desautorizó por unanimidad ia reunión de Lérida, sus acuerdos y a la delegación que sin mandato de nadie acudió a Rusia». En este número citado de Redención, Lanzarote apostillaba sus declaraciones afirmando que por desgracia los delegados sólo habían sido desautorizados a medias y de modo muy indirecto; debieron haberlo sido tajantemente y no adoptar una actitud ambigua que a nada conduce. Finalizaba diciendo: «La declaración de principios del II congreso, mientras otro congreso no lo rectifique, debe ser el Evangelio de cuantos tengan que hablar en nombre de la Confederación. Y ni el Comité, ni los delegados tienen derecho a desconocerla e infringirla. Ha habido transgresiones. ¿Por parte de quién? No lo Sabernos. Es esto precisamente lo que se desea averiguar. De todos modos, es lo cierto que los conceptos federalistas en que se apoya el comu­nismo libertario, han sido escarnecidos».

357 Bar, Antonio (1981), p. 566. Según éste, Nin se quedó en Rusia por temor a represalias, ya que era el secretario del C N al producirse la muerte de Dato a manos de los anarquistas. Aunque esto pueda ser cierto, el objetivo era mantener un delegado permanente de la CNT en la ISR.

358 Como detalle anecdótico de dicha oposición, señalemos que en la colec­ción de folletos «Renovación Proletaria», que dirigía Aquilino Medina en Pueblonuevo delTerible, se había proyectado publicar en el volumen X, E l Deber revolucionario de Andreu Nin. Siendo imposible hacerlo, por causas ajenas a su voluntad, fue sustituido por Frente a la Dictadura de Rafael Baliester, véase Redención (Alcov), n.31 (24 septiembre 1921), 4.

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lectura del inform e de la delegación que fue a Rusia. Luego de oído, se convino que dado que la docum entación de la ISR traí­da por ésta era poco conocida se esperase un tiem po a que los sindicatos estuvieran m ejor in form ados y fueran éstos los que decidieran. Se acordó tam bién que la Confederación conservara un delegado en la IS R , ratificándose la confianza en el actual c o m ité de la C N T y q n e é s te c o n t in u a ra r e s id ie n d o en Barcelona.359La comarcal de G uipúzcoa volvió a la carga, reclam ando que el com ité saliera de Barcelona y se instalase en el Norte?60 . Los escasos periódicos anarcosindicalistas que en ese m om ento se publicaban, hicieron causa común contra el C N . Nueva Senda de M adrid , Redención, de Alcoy y Regeneración, de L érida361 , se h k .jro n eco de los escritos que inform aban sobre el proceso de la revolución rusa, haciendo especial hincapié en la represión al movimiento anarquista de aquel país. Sólo un portavoz cenetista perm aneció más o m enos fiel a las directrices emanadas del C N liderado por Joaquín M aurín, Lucha Social de Lérida. Nació este periódico como órgano de la Federación Local, pero a partir de la detención de M aurín dejó de serlo para pasar a convertirse en sem anario sind icalista revolucionario. D ada la influencia y el prestigio que M aurín tenía en aquella ciudad, pronto este órga­no se convirtió en el portavoz «oficioso» de la regional catalana

359 Redención (Alcoy), n. 36 (29 octubre 1921), 1. Los acuerdos sobre la ISR habían sido aprobados por doce votos contra seis, véase, Id., n.39 (18 no­viembre 1921), 2.

360 Se pretendía con ello cambiar la composición del mismo, al tener que formarse con miembros de los sindicatos donde éste residiera.

361 Este periódico apareció en junio de 1921, seguramente para oponerse a Lucha Social, proclive a la delegación cenetista al congreso de Moscú. Des­de sus inicios proclamaron sin reservas su adscripción al comunismo liber­tario (»Vuelos Libres», n .1,4 junio 1921,1).

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en ausencia de su órgano oficia! Solidaridad Obrera y, al m ism o tiempo, tam bién del C N .Í62Pocos días después del m anifiesto de la comarcal de Guipúzcoa, contraatacó el C N con otro en el que m anifestaba su posición de rechazo a aquellos que querían hacer de la C onfederación una agrupación de anarqu istas. Por el co n tra rio deb ía ser el gran bloque de toda la clase obrera revolucionaria. Según el manifies­to, la convivencia de anarquistas, sindicalistas revolucionarios y com un istas era posible. Se a rgum en taba , por o tro lado, que aquellos que censuraban al C om ité su falta de idealidad eran los mismos que abandonaron la lucha en los m om entos de peligro y que querían llevar a la C N T por las vías del refórmismo.363 Estas desafortunadas declaraciones, en aquellos críticos m om en­tos, solo p od ían redundar en un aum en to de la oposición. La crecien te tensión?64 en tre los dos sectores se so lucionó de la m ism a m anera que había sido provocada con la de tención de Joaquín M aurín el 22 de febrero de 1922. Esto precipitó la elec­ción de un nuevo C N cuyo secretario general sería Juan PeirÓ*6S.

362 A partir de la Conferencia de Zaragoza, se destacó de la CN T acercando se a las posiciones favorables a la ISR. Suspendió sus publicaciones a me­diados de octubre de 1922. Dos ineses después, J. Maurín organizó, junto con David Rey y otros, el grupo «La Batalla» dando vida a un órgano del mismo nombre.

363 Redención (Alcoy), n.38 (18 noviembre 1921), 2. Inserto también en Lucha Social (Lérida), (19 noviembre 1921), cit., por Bar, Antonio (1981), p. 567.

364 Se llegó a situaciones límite en las que planeó el fantasma de la escisión. Véase «Para el Sindicato Unico de Pamplona. ¡Escisión, no!», firmado por Hermoso Plaja y otros desde la cárcel de Pilatos en Tarragona, Redención(Alcoy), n.52 (17 febrero 1922), 4.

365 Bar, Antonio (1981), p. 569. Nueva Senda (Madrid), n.50 (1 junio 1922), 2, saludaba al «actual secretario del C N de la CNT, Peyró (sic)», quien, junto a Libertad Rodenas, se había desplazado hasta Madrid para gestio­nar algunos asuntos relacionados con la organización.

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Este nuevo C om ité se apresuró a dar los pasos necesarios para restablecer la coherencia ideológica de la C N T . Para ello hizo público un m anifiesto en el que explícitam ente se reafirmaban los principios anarquistas de la organización.366 El restablecim iento de las garantías constitucionales a finales de marzo, propiciaron los trabajos de reconstrucción, pero para ello era indispensable la convocatoria de un congreso. D ado que la C N T se encon traba , a pesar de todo , en la ilegalidad, aunque d isfru tando de una relativa to lerancia, el congreso se convirtió en una C onferencia N acional que tuvo lugar en Zaragoza el 11 de junio. E n ella se acordó, entre otras cosas, la separación de la III Internacional y la adhesión a la AIT, cuyo congreso de cons­titución debía celebrarse poco después.367L- ' sectores partidarios de la Internacional Com unista, aunque fueron puestos en m inoría, no por ello se dieron por vencidos. H ilario A rlandis, que gozaba de una relativa influencia en Va­lencia, inició en esa ciudad la publicación de un periódico que defendiera sus postulados, además de defender la necesidad «de la unión de los revolucionarios sobre un terreno de coinciden­cias»168 . Acción Sindicalista se vio criticada, incluso antes de apa­recer, por Solidaridad Obrera de Valencia369 . N o es probable que

366 Este manifiesto fue publicado un Acción Social Obrera (San Feliú) (1 marzo1922); Lucha Social (Lérida) (18 marzo 1922), 4 y parcialmente reproduci­do en Bar, Antonio (1981), p. 569.

367 En esta Conferencia se produjo la lamosa «Declaración política» que tanta tinta liaría correr. Para un extenso análisis de aquella, véase, Bar, Antonio (1981), pp. 594 y sgs.

368 «Por que publicamos Acción Sindicalista»,/íca»« Sindicalista (Valencia), n.l (10 agosto 1922), 1.

369 Solidaridad Obrera de Valencia comentó críticamente la circular que anun­ciaba la aparición del periódico. Véase, «Antes de andar tropezamos», Id.

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el periódico contase con el apoyo suficiente, ya que no pudo pa­sar del prim er número.370A finales de diciem bre, después de algunos trabajos preparato­rios, el sector probolchevique se reunió en una conferencia en Bilbao en la cual fueron creados los «C om ités Sindicalistas Re­volucionarios (CSR)»371 .Jo aq u ín M aurín p o r su lado, después de la desaparición de Lucha Social-a m ediados de año, jun to con David Rey y otros colaboradores, form ó el grupo de «La Batal­la». Poco después in ic ia ron la pub licació n del periód ico del mismo nombre en Barcelona, el cual se convirtió en el portavoz de los CSR3'2 . C on el fracaso de éstos, el periódico se transfor­mó en portavoz de la F ederación C o m u n is ta ca ta lanobalear fundada por el propio M aurín.La C N T , que continuaba con bastan tes d ificu ltades su labor reorganizadora, no podía dejar de pronunciarse sobre los C om i­tés Sindicalistas Revolucionarios. A tal fin, se reunió en febrero de 1923, en Barcelona, un Pleno Nacional en el que se acordó la

370 Al menos no se conocen más ejemplares. El número citado puede consul­tarse en la Hemeroteca de Valencia.

371 Véase Bar, Antonio (1981), p. 573 y sgs., para un análisis de dichos Comi­tés.

372 Pérez Baró, A., Els «felifos» anys vi?i/, Palma, 1974, pp. 165 y sgs., propor­ciona una descripción detallada del periódico y de la reunión en un centro radical de la calle Guardia con una asistencia de sesenta personas, en la cual fue creado el grupo de «La Batalla». Bar, Antonio (1981), p. 573, nota 28, señala erróneamente que la publicación del periódico se acordó en la citada conferencia de Bilbao. Difícilmente pudo suceder esto, ya que dicho semanario había com enzado sus publicaciones tres días antes de que aquella se celebrase. Con el fracaso de los CSR, el periódico se convirtió en el órgano de la «Federación comunista catalanobalear». Los CSR fue­ron partidarios de) frente único proletario «que por entonces promovía el joven Partido Comunista de España», Bar, Antonio (1981), p. 575.

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condena de los m ism os373 . E sta reorganización cenetista se tro­pezó, algunos m eses después, con el obstáculo im puesto por el establecimiento de la dictadura.374Tam bién en tre los g rupos anarqu istas se dejó sen tir de m odo apreciable el im pacto de la revolución rusa. Q uizá su m anifesta­ción más palpable sea la constitución en M adrid del grupo único anarquista. Poco después de constituidos lanzaron un manifiesto en el que exponían que para alcanzar sus objetivos debían antes reñ ir una batalla para vencer y dar de lado los pequeños escrú­pulos del anarquista del pasado. Los com ponentes del grupo se com prom etían a m an tener y sostener su ideal anarquista , exi­giendo y haciendo cum plir «a sus cam aradas lo que en sus pe­riódicas reuniones acuerde y concediendo toda la autoridad que se preciso al C om ité de d icho grupo, éste asum irá toda su re­presentación». D ado que se declaraban asimismo acérrimos sin­dicalistas, exigían al cam arada que hubiera de pertenecer al gru­po, su filiación al s in d ica to respectivo y que en el m ism o su orientación fuera clara y diáfana. Barriendo todo sectarism o se m ostraban d ispuestos a colaborar acciden talm ente con todos aquellos g rupos o p a rtid o s de fran ca acción revo lucionaria , siempre que éstos no estuvieran en pugna con los principios de la ideología anarquista. F inalizaba el manifiesto con estas signi­ficativas palabras:

Si eres hombre superior, si eres capaz de leer entrelineas, lo QUESE DEJA D E D E C IR Q U E ES EL T O D O Y D E F.I. POR

373 Bar, Antonio (1981), p. 577.

374 Para una descripción detallada del proceso reorganizador de la CNT, des­pués de la conferencia de Zaragoza, véase. Bar, Antonio (1981), pp. 577 y sgs.

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Solidaridad Obrera v k l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a c a p í t u l o IV

Q UÉ D E ESTAS LINEAS [...], ingresa en el clandestino grupo cíe ‘Anarquistas de Madrid’...375

jNo tardaron en aparecer las críticas, fundam entadas en la falta de espíritu anarquista del grupo. D anton uno de sus m iembros salía al paso de estas críticas de cafe, afirm ando que ellos habían comenzado por emanciparse m oralm ente para poder em ancipar a los dem ás y «en consecuenc ia creem os es tan necesaria la ‘Browing’ como el Libro» e incluso se m ostraba partidario de la dictadura, por supuesto ten iendo en cuen ta la ideología anar­quista, caso de que hubiera necesidad de ella.176 Pero no todo Rieron críticas. C uatro jóvenes anarquistas com en­taron alborozados la decisión de los anarquistas m adrileños de formar el «Grupo Unico Anarquista» para «redoblar sus energías y sus esfuerzos en la decidida y tenaz contienda por el triunfo de nuestras hum anas aspiraciones. ¡Este es el verdadero frente ún i­co!»17”A principios de enero de 1922, la Federación C om unista Liber­taria de Barcelona publicó un m anifiesto en Cultura Obrera de Palma, en el cual decían entre otras cosas:

Aceptamos un principio de dictadura transitoria, para el sosteni­miento de la Revolución Social.

375 Decían pertenecer a la Federación Anarquista Española, !a cual formaba parte de la Internacional Anarquista, véase E l Libertario (Zaragoza), n .2 (agosto 1921), 4. El manifiesto está firmado por El Comité y fechado el día 15 de junio de 1921.

376 Id , pp. 23. El periódico se limitaba a apostillar estas últimas declaraciones diciendo que el término dictadura repugna al ideal de libertad y que en todo caso era necesaria una revolución purificadora y concluía diciendo que si son anarquistas ya se verá.

377 Redención (Alcoy), n.27 (27 agosto 1921), 2.

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C A P I T U L O IV Solidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e s a í z á c r a t a

Salvador Seguí, Molins y Mauro Bajatierra

La réplica de E. M ira fue contundente; después de argum entar am pliam ente que la adscripción a la dictadura era tiranía, finali­zaba diciendo:

»Si tanto os entusiasma ese principio, propagadlo, pero 110 os lla­méis Comunistas Libertarios. Es lo menos que se puede pedir»378.

Es necesario señalar que esta Federación fue la que a propuesta de los demás delegados eligió a G astón Leval para que represen­tase a los grupos anarquistas españoles en Rusia379 . A unque no siguiendo esa línea claram ente bolchevique, lo cierto es que la actividad de los grupos anarquistas se redobló en esos años críti­cos de represión y clandestinidad. Prim ero los in ten tos del C N

378 E. Mira desde el castillo de Montjuic, Id , n.50 (3 febrero 1922), 1.

379 «Rectificaciones necesarias», í¡¿,n.67 (2 junio 1922), 4.

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probolchevique de 1921 y más tarde la «declaración política» de la C onferencia de Z aragoza580 , suscitó, entre los grupos anar­quistas, acalorados debates sobre el papel que éstos debían desa­rrollar en el seno de los sindicatos. Los grupos de la región le­van tina desp legaron una in tensa labor de reorganización que culm inó en un congreso celebrado en el verano de 1922. E n él se constituyó la Federación de G rupos A cratas de Levante; se declaró al periódico Redención órgano oficial de la m ism a y la conveniencia de la actuación de los anarquistas en el seno de la C N T , com o los acuerdos m ás im portan tes381 . D e esta form a Redención, que había dejado de ser el portavoz oficial de la C on ­federación. Regional de Levante al reaparecer Solidaridad Obrera el I o de mayo, pasó a ser el órgano de la Federación de G rupos Anarquistas de Levante. Suprim ido Nueva Senda de M adrid por

380 Véase el dictamen de la posición de la C N T ante la política en, Abad de Santillán, D iego (1962-71), II, pp. 294295. Fue suscrito por Seguí, Pesta­ña, Peiró y Viadiú y aprobado por unanimidad. A este propósito decía Redención (Alcoy), n.73 (13 julio 1922), 1, en su editorial, que con ella se reforzaba naturalmente la acción de los anarquistas en el seno de 1.a CNT, ya que «pone una fuerte barrera inconfundible entre nuestra actitud y la de los partidos políticos«, y para que esa barrera no fuera asaltada con menti­ras y engaños sé debía mantener un criterio inmutable y firme. Anterior­mente, en una nota, se invitaba a la reorganización anarquista: «A compás del resurgimiento que ahora se observa en el campo sindical, es de impres­cindible necesidad que los grupos ácratas, como verdaderas y positivas fuerzas de vanguardia revolucionaria y educación ideal, inicien una extensa reorganización y agrupación. Debemos hacer recuento de fuerzas...», Re­dención (Alcoy), n.63 (5 mayo 1922), 2.

381 Consideraban el sindicalismo como un medio y no como fin. Eficaz para la propaganda de la revolución y afianzamiento de la misma. Pero para ello debía estar inoculado de la savia potente de los principios libertarios, Id., n.72 (6 julio 1922), 4.

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C A PÍT U L O IV Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z A c r a t a

decisión unilateral del que era su propietario legal382 , el sem a­nario alcoyano fue, ju n to a ¡¡¡Tierra!!! de L a C oruña que había com enzado a publicarse a principios de enero, Tierra Libre de M adrid que em pezó en jun io y Voluntad de Zaragoza iniciado en abril, un eficaz portavoz de los grupos anarquistas.

C on la formación de las regionales anarquistas de A ragón, Rioja y Navarra y A ndalucía, la de Levante llam aba a la necesidad de convocar un congreso nacional383 . Finalm ente, fueron los anar­quistas de Zaragoza quienes a principios de enero de 1923 lan­zaron la circular con un extenso orden del día a d iscu tir en el próxim o congreso384 . E ste se reunió en M adrid el 18 de m ar­zo385 , aunque no faltaron voces críticas que se alzaron en contra del m ism o, G astón Leval y M auro B ajatierra, principalm ente. El prim ero se rem itía a la excesiva precipitación en su convoca­toria y a la falta de preparación organizativa en las diferentes

382 Ante esto, el director literario Ángel Samblancat ei administrador Santo- laria y los redactores entre ellos estaba Luis Lozano decidieron sacar a la luz, Nuevos Rumbos, que lo más probable es que no llegara a publicarse nunca. Véase Redención (Alcoy), n. 70 (22 junio 1922), 4.

383 Id., n.74 (20 julio 1922), 1. Poco después constataban que si la Confedera­ción Nacional Anarquista todavía no se había constituido era porque la indiferencia y la cobardía lo impedía, Id., n.80 (14 septiembre 1922), 1.

384 «Una proposición/ Hacia el Congreso Nacional Anarquista. A los liberta­rios de España», Redención (Aicoy), n.96 (11 enero 1923), 4.

385 «Ante el Congreso Nacional Anarquista». La comisión organizadora esta­ba formada por Nicasio Domingo, Francisco Soñi y Manuel Buenacasa, Id., n.99 (1 febrero 1923), 4. Buenacasa, Manuel (1966), p. 88, quien erró­neamente señala abril como fecha del citado congreso, indica que la inicia­tiva corrió a cargo dei grupo «Vía Libre». En realidad todo el peso de la organización corrió a cargo de Cultura y Acción, hasta que se decidió que e! lugar del mismo fuera Madrid, haciéndose cargo entonces de la misma el semanario de aquella ciudad Tierra Libre.

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localidades españolas386. Bajatierra aducía la falta en el orden del día de un punto sobre el carácter moral del anarquismo. A dver­tía sobre el peligro que suponía pai*a el m ovim iento anarquista que en el congreso prevaleciera el punto de vista de aquellos que hab ían hech o de la v io lencia y del m ato n ism o su norm a de conducta.387

La Solí anunciando la muerte de Salvador Seguí, 1923

386 Gastón Leval, «Alrededor del Congreso Nacional», Redención (Alcoy), n.100 (8 febrero 1923), 3

387 Mauro Bajatierra, «El congreso anarquista nacional/Moral anarquista», Id., n.102 (22 febrero 1923), 1. En otro artículo del mismo tenor, señalaba que es necesario «que se condene la acción que muchos de estos mucha­chos realizan ensalzando las bajas pasiones y hasta solidarizándose con la conducta hampona de ladrones profesionales», Id., n.104 (8 marzo 1923).

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Angel Pestaña, director del periódico de 1917 a 1919 y más tarde de 1923a 1924.

En la primera etapa levantó la mala economía de la Solí, más tarde aumentó las tiradas (' calidad

El orza afirm a que el congreso careció de im portancia588 . M auro Bajatierra com entó satisfecho que tal como preveía no se hubie­ran tom ado acuerdos*89 . E fectivam ente se potenciaba la activi­

388 Elorza, Antonio (1972-74), III, p. 167: «Apenas hubo ecos del microcon- greso libertario, cuyos propios patrocinadores de Cultura y Acción prácti­camente ignoraron» (nota 4),

389 Bajatierra, «Del Congreso Nacional Anarquista/ Constitución de grupos», Redención (Alcoy), n.109 (12 abril 1923), 2. Hacía alusión este autor a la meritoria labor llevada a cabo por el grupo anarquista madrileño «Los Iguales», del cual era uno de sus miembros, sin que para ello les hubiera hecho falta ninguna federación.

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dad de los grupos y no se llegó a constituir la Federación, al m e­nos form alm ente, a pesar de que el punto prim ero del orden del día apuntaba en esa dirección:

¿La Unión o Confederación anarquista española debe ser consti­tuida a base de organismos regionales o puede constituirse sim­plemente a base de comarcales o provinciales? Creación del orga­nismo nacional.5,0

Se creó sim plem ente una com isión de relaciones entre los g ru ­pos y se acordó la creación de un órgano que fuese expresión de los mismos. Así nació Crisol de Barcelona391 . Pero en la práctica se iba a m archas forzadas hacia la constituc ión del organism o nacional y aunque el establecim iento de la dictadura seis meses después im pidió el desarrollo de esta tendencia, había sido pues­to el p rim er ja lón de u n cam ino que llevaría algunos años más

390 Redención (Alcoy), n.96 citado. José Villaverde estaba en lo justo cuando afirmó años más tarde que en este Congreso Anarquista no se creó ningu­na Federación anarquista, sino solamente un Comité de Relaciones «por responder ello al espíritu federativo y libertario», «Consideraciones sobre la vida pasada y futura de la CNT», Sindicalismo (25 abril 1934), 2, cit. por Bar, Antonio (1981), p. 587, nota 62.

391 Paz, Abel (1978), p. 41, señala una publicación del mismo título, fundada (presumiblemente en 1922) por el grupo «Los Solidarios» formado por miembros desgajados del grupo «Los Justicieros» (que habían formado el grupo «Crisol», entre ellos Durruti y Ascaso) y otros de Barcelona. Ascaso fue el administrador de este periódico. Yo carezco de noticias del mismo. Señala también otra publicación, Fragua Social, pero según mis referencias debía ser una revista monográfica dedicada a un solo autor en cada núme­ro, auspiciada por Acrato Llull y Palmiro Avanti (grupo «Fecundidad»), Sin embargo, es lo mas probable que nunca viera la luz, véase Redención (Alcoy), n.117 (7 junio 1923), 4 y Cultura y Acción (Zaragoza), n.38 (2 junto 1923), 3.

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ta rd e a la fu n d a c ió n de la F e d e ra c ió n A n a rq u is ta Ib é rica (FAI).30*

c a p i t u l o i v S°^daridad Obrera y e u p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

392 Paz, Abel (3978), p. 41, nos da cuenta de una conferencia anarquista cata- lanobalear, convocada por el grupo «Los Solidarios», con gran asistencia de grupos. Entre otras cosas se contempló la posibilidad de una penetración en el ejército a través de la incorporación a filas de jóvenes antimilitaristas que antes tomaban la determinación de desertar. «Para difundir entre las tropas estas ideas se creó un boletín especial con el nombre de Hijos del Pueblo. Se creó también una «Comisión Regional de Relaciones Anarquis­tas», «embrión de lo que linos años más tarde sería la Federación Anar­quista Ibérica (FAI)». Gómez Casas, Juan (1977a), p. 65, por su parte (según datos aportados por J.M. Molina), señala que i.i reunión se celebró en Montjuic, asistiendo una cincuentena de militantes significados entre los que se hallaban Pestaña, Herreros, Picos, Urales yJ*M. Molina. Esta comisión Nacional quedó formada por este último, como secretario provi­sional y por Manuel Molet y Jeremías Roig. «Esta fue la comisión que con diferentes alternativas sostuvo el movimiento organizado en España hasta 1927, año en que fue constituida la FAI».

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£a prensa anarquista y anarcosindicalista frente a la Dictadura (1 9 2 J -1 9 3 1 )

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5 .1 . La espiral de Solidaridad Obrera. Clandestinidad o legalidad: una polémica sin sentido

El restab lecim iento de las garan tías constitucionales en 1922 había encontrado a una C N T m altrecha y muy desorganizada, como ya se ha visto. En Barcelona los trabajos de reorganización estaban dando buenos resultados, pero era urgente la necesidad de disponer de órganos de prensa y por tal m otivo se decidió el traslado de Solidaridad Obrera que continuaba publicándose en Valencia con grandes dificultades. D espués de m ás de cuatro años sin prensa obrera confederal en Barcelona, el 6 de m arzo de 1923 volvía de nuevo a la luz pública el diario de los trabaja­dores en su quinta época.393Su redacción y adm inistración se encontraba situada en la calle C onde del A salto , 56 y se im prim ía en los talleres de Solidari­dad O bre ra de San Pablo, 95, cuyo p rop ie tario M artí B arrera ejercía al m ism o tiem po las funciones de adm inistrador del d ia ­rio.Al parecer su prim er director fue L iberto Callejas que fue susti­tuido por H erm oso Plaja designado por la Asam blea de G rano-

393 El primer número conocido es el 3 del 8 de marzo.

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C A P I T U L O V Solidaridad Obrera y f. í . p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

Itcrs celebrada el 31 de diciem bre para este com etido394 . D os meses antes había iniciado Solidaridad Obrera sus publicaciones en La C oruña com o órgano de la Confederación Regional G a ­laica. Ya se ha hecho antes alusión al hablar de la de Valencia de la sensible pérdida del órgano oficial de los sindicatos gallegos. De los 156 núm eros que al m enos se publicaron sólo han llega­do hasta nosotros tres o cuatro y además dispersos en varios ar­chivos. Es evidente que con este m aterial poco se puede decir del m ism o, sin em bargo sí se puede de asegurar que el prim er núm ero vio la luz el 6 de enero de 1923395. La redacción y ad­m inistración se situó en la calle C ordelería , 32, im prim iéndose en la tipografía obrera, Socorro, núm . 3, de La Coruña. Su p ri­mer director fue José Suárez D uque hasta su muerte ocurrida el17 de septiem bre de ese m ism o año en que fue sustitu ido por Ricardo García, siendo éste confirm ado en un Pleno Regional celebrado en La C oruña el 27 de enero de 1924.396 Esta fue una de las pocas publicaciones anarcosindicalistas que pudo soslayar la dictadura, continuando su labor, aunque como las dem ás que habían sobrevivido, som etida a la previa censura militar que blanqueaba habitualm ente sus columnas.El 18 de enero del año siguiente un Pleno de la Regional gallega celebrado tam bién en La C oruña decidió el traslado del Com ité Regional a Santiago y con él se trasladó tam bién Solidaridad Obrera. Fue nom brado secretario del Com ité M anuel Fandiño y

394 Plaja, Hermoso, «Mi paso por «Solidaridad Obrera» diario», S.O. (París), 719 (1 enero 1959), 1 y también, «Conversa amb Hermós Plaja» I.'Averif, 26 (junio 1980), 21.

395 Vino a sustituir a La Voz del Obrero que se había publicado en La Coruña por lo menos hasta 1917.

396 Buenacasa, Manuel (1966), pp. 146 y 149.

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se designó a E zequiel Rey para d irig ir el periódico39’ . E l n.88 (21 febrero 1925) fue el p rim er núm ero que apareció en esta c iudad , in sta lan d o su redacc ión yf ad m in is tra c ió n en la calle C onga, núm . 11, im prim iéndose en la tipografía «La C om er­cial» de Santiago. E n él decían:

Solidaridad Obrera consecuente con los postulados de la Confede­ración Nacional del Trabajo, seguirá sus tareas de constante lucha en defensa del proletariado y de la Confederación Regional de Galicia de la que viene a ser su órgano oficioso.398

D ebió tener el m ismo fin que E l Despertar Marítimo de Vigo y Acción Social Obrera de San Feliü de Guixols. A partir de julio de 1927, M artínez Anido, que había sido nom brado por el dictador subsecretario de G obernación a los pocos días del G olpe de Es­tado, decidió intervenir personalm ente y suspendió, casi sim ul­táneam ente, los últimos voceros anarcosindicalistas que todavía se publicaban.Tam bién antes que en Barcelona apareció Solidaridad Obrera de Sevilla en su 2a época399 . Se editaba bisem analm ente y tenía su redacción en la calle Traj ano, 16, im prim iéndose en los talleres de la Revista de Tribunales, calle Francas, 36. Aunque no sabe­m os la fecha exacta de su desaparición , se puede asegurar sin tem or a equivocarse que no resistió el G olpe de Estado.

397 S.O. (Santiago), 68 (21 febrero 1925), 1.

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399 El primer número debió aparecer a luíales de febrero. El único que cono- cemos es el 11 del 31 de marzo. Es posible que también por estas fechas apareciera Solidaridad Obrera en Guadalajara, aunque la única noticia que se tiene es una alusión indirecta de Redención (Alcov), 111 (26 abril 1923), 4.

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E l diario catalán, po r el contrario , si pudo soslayar la d ictadu­ra400 , pero a costa de entrar en una vorágine que im plicaría a la organización catalana y al propio diario. N o es este el lugar para analizar si fue la d ic tadu ra la que acabó con la C N T o fue la crisis interna que se desencadenó la que provocó, en última ins­tancia, su disolución401 . La Federación Local de Barcelona en vistas de la presión policial a que estaban sometidos los sindica­tos, decidió por m ayoría la au todisolución el 5 de octubre. A esta decisión se opusieron algunos sindicatos, entablándose una batalla dialéctica en favor o en contra de la misma.402

Enfocar este problem a desde la óptica de la legalidad carece ab­solutam ente de sentido. C on las garantías constitucionales sus­pendidas sitie die la ún ica legalidad era el som etim ien to a las disposiciones dictatoriales, que tendían a establecer un estrecho control sobre las organizaciones obreras, especialm ente sobre la CNT. El resultado era un restringido m argen de actuación, pero

400 Muy pocas fueron las publicaciones anarquistas o confedérales que conti­nuaron. La mayoría se quedaría en el camino. Elorza, Antonio (1972-74), I, p. 113, nos suministra una lista abundante aunque no exhaustiva de las que fueran suprimidas. Hay que señalar que Solidaridad Obrera de La Co­rana que aparece como suprimida fue una de las que continuaron, como ya se ha visto.

401 Elorza, Antonio (1972^74), I, pp. 123218 y II, pp. 315453, nos presenta un estudio sólidamente apoyado en fuentes de primera mano, pero su tesis de que fueron los anarquistas los que provocaron el paso de la C N T a la clandestinidad es, cuando menos, discutible. La replica de Gómez Casas, Juan (1977a), pp. 69 y sgs., tampoco logra dejar zanjada la cuestión, que se presenta sumamente compleja,

402 En Elorza, Antonio (1972-74), I, pp. 131 y sgs. puede verse con detalle este proceso, seguido a través de E l Diluvio, diario de Barcelona.

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suficiente para ir e lim inando progresivam ente a los m ilitantes más destacados.403Parece m ucho más correcto enfocar el problem a desde el punto de vista de la lucha por el control ideológico de la C N T, plan­teada desde la adhesión provisional de esta organización a la 111 Internacional en 1919. La m inoría com unista, mejor estructura­da que los grupos anarquistas, podía desplegar un determ inado tipo de acción m ucho más eficaz con vistas a controlar el apara­to sindical. Si no cubrieron estos objetivos, al m enos consiguie­ron que ciertos presupuestos fueran asum idos por los grupos a fin de contrarrestar la influencia comunista. E n tre ellos el in ten­to de crear una F ederac ión N a c io n a l A n arq u is ta . A l m ism o tiem po, estos fallidos intentos comunistas de hacerse con el con­trol ideológico de la C N T en los prim eros meses de la dictadu­ra, fueron el catalizador que precipitó la lucha ideológica poste­rio r entre anarquism o y sindicalism o, presente durante todo el período y que llegaría a alcanzar durante la II República carac­teres dram áticos con la escisión trentista.Pocos días después de que la Federación Local decidiera su au- todisolución, el diario Solidaridad Obrera era suspendido404 . Ya

403 Elorza, Antonio (1972-74), I, passi/n. A pesar de reconocer la realidad de esta presión policial sobre los sindicatos, insiste en estas tesis de legalidad o ilegalidad, lo que le lleva a incurrir en contradicciones

404 Klorza, Antonio (1972-74), I, p. 130, afirma que tanto el cierre de sindica­tos como la suspensión de Solidaridad Obrera tuvieron lugar el 5 de octu­bre. Dado que las lagunas en la conservación del diario son enormes en esta etapa no nos es posible saber la fecha exacta de la suspensión de éste, pero si nos atenemos a la secuencia de los números conservados, ésta debió producirse alrededor del 13 de octubre. Por otra parte es lógico que asi fuese, si tenemos en cuenta que el diario era portavoz del Comité Regional y no de la Federación Local, de ahí et desfase entre uno y otra. Por otro lado se ignora cómo se logró esta suspensión, aunque es de suponer que respondiera a un acuerdo tácito en vista de las circunstancias.

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no volvió a reaparecer hasta el 24 de noviembre. Se ignora quien tom ó la decisión de que apareciera de nuevo, pero el C om ité Regional debió influir en ella. D ecía el periódico en este núm e­ro:

Cumpliendo un compromiso contraído con los trabajadores de la región, compromiso sagrado para nosotros, aparecemos nuevamen­te a la luz pública para defender los intereses de clase comunes a todos los explotados. [—1. Nosotros desde aquí, bogaremos conti­nuamente, sin cansarnos jamás porque la organización sea la que fue, para que nuestra personalidad sea tenida en cuanta y se nos respete por nuestra fuerza y cohesión.405

La fracción com unista se apresuró a contraatacar sacando a la luz el diario Lucha Obrera el 4 de diciembre. Según Elorza, apa­reció para «cubrir el vacío creado po r la controversia sobre el cierre y la ac titud frente a la D ic tadura»406 . E ste d iario contó con la colaboración de tres anarquistas: A nton io A m ador, José V iadiú y Felipe A laiz. E stos dos ú ltim os habían sido, hasta su suspensión, redactores de Solidaridad Obrera407. A proxim ada­

405 «El pasado y el presente», S.O., 188 (24 noviembre 1923), 1.

406 Elorza, Antonio (1972-74), 1, p. 134. Ningún vacío habían venido a cubrir como no fuera el creado por la propia fracción comunista. El diario Solida­ridad Obrera se editaba de nuevo y los sindicatos no tardarían en funcionar nuevamente. Este mismo autor, a renglón seguido, afirma: «Ante la proxi­midad de reuniones regionales que pudieran incidir sobre la línea de com­portamiento de la Confederación, optaron por incrementar su propaganda con la edición de un diario». Esto nos resulta contradictorio con las ante­riores afirmaciones, pero desde luego es mucho más justo.

407 Elorza, Antonio (1972-74), I, p, 134. El diario lo redactaba también la plana mayor de los teóricos comunistas: Joaquín Maurín e Hilario Arlan- dis.

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m ente un mes duró esta experiencia financiada casi totalm ente por el sindicato de la metalurgia.408El 8 de diciem bre se celebró un PIqiio en M ataró , en el cual se ratificó la continuidad del diario Solidaridad Obrera y zanjó pro­visionalmente la cuestión al acordar la reapertura de los sindica­tos. La subsiguiente asam blea de G rano llers designó al nuevo equipo de redacción del periódico entre cuyas redactores figura­ba M anuel Buenacasa. Sin embargo, su continuidad se vio trun ­cada el 29 de mayo de 1924. El ajusticiam iento del verdugo de la audiencia de Barcelona sirvió de pretex to para clausurar los sindicatos y suspender el diario. H erm oso Plaja que seguía sien­do su director lo relata así:

Un día de julio (aquí la memoria falla), ya éramos objeto de perse­cución por parte de la policía, y habíamos de confeccionar el perió­dico sin acercarnos por la redacción, fue ajusticiado el «verdugo». Cuando nos dirigíamos á la imprenta para presenciar fa final com­paginación de! diario, el compañero Moreno, conserje de los talle­res, nos avisó de que la policía estaba efectuando registro en la imprenta. Tuvimos el tiempo escaso para evitar la «redada». Al día siguiente el periódico no vio la luz. Su suspensión duró hastaí m 409

Efectivam ente esta cabecera tardaría más de seis años en reapa­recer; sin embargo unas meses después, el C om ité Regional de­cidió m odificarla y sacar a la luz un sem anario con el títu lo de Solidaridad Proletaria, «porque hacía falta un órgano en la pren­sa p a ra s a li r al p a so de in ju r ia s y c a lu m n ia s de c ie r to s

408 Elorza, Antonio (1972-74), I, p. 134. El último número es el 2S del Io de enero de 1924.

409 Plaja, Hermoso, «Mi paso por Solidaridad Obrera diario», S O. (París), 719 (1 enero 1959), 1.

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elementos...»410. E n la lucha ideológica que se entabló en el seno de la C N T bajo la dictadura, sobre todo en Barcelona, el perió­dico jugó un papel fundam ental y esta fue la misión principal de este sem anario . Su redacción se instaló en M ataró , en la calle C arlos Padrós, n ú m . l l , I o; pero la im pren ta siguió siendo la misma, ‘C osm os’, de M artí Barrera. Sus apuros económicos fue­ron constan tes y tam bién los llam am ientos a los trabajadores para su sosten im iento , porque «la defensa de los trabajadores está encom endada al periódico, ya que otras actividades les están nrohibidas»411 . Se ignora sí fueron éstas u otras las causas que acabaron con él. El C om ité Regional la suspendió con estas pa­labras:

Por un cúmulo de anomalías de orden general creadas a este comi­té, se ve en la forzosa necesidad de suspender nuestro semanario «SOLIDARIDAD PROLETARIA», temporalmente; y a la mayor brevedad, se pondrá en conocimiento de toda la organización de Cataluña todas cuantas causas han influido a este Comité para tomar tan seria determinación.412

En éste año 1925 hizo su aparición en G ijón la 4a época de la ya mítica cabecera413 .T a n to la redacción como la im prenta fueron

410 Solidaridad Proletaria (Barcelona), 1 (18 octubre 1924), 1: «A las organiza­ciones sindicales de Cataluña y a todos los trabajadores», por e! Comité Regional, Mataró, 14 octubre 1924.

411 «Por la vida de nuestro periódico», Id., 30 (7 mayo 1925), 4.

412 «A toda la organización», por la C.R. de C., el Comité, Mataró, 20 mayo 1925, Id., 32 (23 mayo 1925), 1.

413 El número inicial apareció a finales del mes de julio. El primero que se conoce es el núm. 3 del 7 de agosto. La represión que ejerció la dictadura sobre ia CNT, fue muy desigual en toda España. D e ahí que nacieran pe­riódicos en algunas poblaciones, cuando en otras no podían ni moverse.

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las mismas que ya he señalado en etapas anteriores. En este caso como en tantos otros los problem as económicos no pudieron ser superados. E n el núm . 43 del 14 de mayo de 1926 -ú ltim o que se conoce se da un aviso a los paqueteros, ya que «el periódico está en sus «postrimerías» solo por la contum acia de unos cuan­tos [ . . . j , que se e m p e ñ a n en d a rle g u illo tin a y a fe que lo logran».'11''A las dificultades propias de la prensa confederal y anarquista de índole económ ica principalm ente, pero no sólo vino a sumarse el proceso de descomposición que vivió la organización por cau­sa de la presión dictatorial. E l periódico si llegaba a publicarse podía convertirse com o de hecho así fue en m uchos casos- en una tram pa m ortal para sus redactores o editores que general­m ente daban con sus huesos en la cárcel.Sólo hubo dos publicaciones anarquistas que lograron sobrevivir al período de la d ictadura y am bas, curiosam ente , nacieron al m ism o tiem po en jun io de 1923: Generación Consciente, tran s­formada más tarde en Estudios y La Revista Blanca.

5 .2 . Soslayando la dictadura: Generación Conscienle-Esludios y La Revista Blanca

Com o ya dijimos al hablar del semanario Redención de Alcoy415 , el grupo ed ito r del periódico, cada vez más in teresado por los aspectos filosóficocul rurales del anarquism o, optó por diversifi­car sus tareas, separando del sem anario órgano de lucha y de

414 S.O. (Gijón) (4a época), 43 (14 julio 1926), 1. Se ignora si fue en éste o en otro posterior cuando murió. La Revista Blanca (Barcelona), 79 (1 sep­tiembre 1926), V, nos da cuanta de su «silenciosa desaparición».

415 Véase en el capítulo anterior el apartado 4.1: El germen fructifica: expan­sión de Solidaridad Obrera. La etapa valenciana del diario decano de la Confederación.

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expresión del sindicalism o anarquista básicam ente los aspectos más propiam ente culturales teoría sexual, higiene, filosofía, etc. Para ello fundó, en ju n io de 1923, la revista m ensual Generación Consciente, destinada a adquirir con el tiem po y el esfuerzo de sus redactores una im portancia considerable en el m ovim iento anarquista e incluso fuera de éste.La dictadura detuvo el cam ino de Redención, pero perm itió que la revista con tinuara , aunque no sin recibir sus «caricias». En noviem bre, las au toridades clausuraron el local donde estaban instaladas la redacción y la biblioteca416 . D esaparecidas las cau- sas del cierre, la revista volvió a publicarse a partir de febrero417 . Nuevas medidas represivas adoptaría la D ictadura. E n diciembre de 1928 los redactores se vieron obligados a cam biar el nombre de cabecera, transform ándola en Estudios, «por un serio incon­ven ien te , m otivado p o r el período excepcional que atrav iesa España».418Esto no significó, en absoluto, un cambio de orientación ideoló­gica. Tan solo se había pretendido que la imagen fuera distinta. Así lo señalaban los redactores:

Inútil creemos añadir que la significación moral de la Revista, su ideología y su criterio eugénico, su obra de superación mental y física seguirá siendo la misma [...]. Con uno u otro titulo [...] esta Revista estará siempre consagrada a difundir entre el pueblo todas las inquietudes del pensamiento renovador y fecundo, a la creación de una generación sana y culta, pletórica de vitalidad y de entereza ideal.419

416 S.O. (Barcelona), n.227 (22 enero 1924), 4.

417 Id., n.233 (29 enero 1924), 3. Se desconocen las causas de la clausura de los locales y en consecuencia por qué éstas desaparecieron.

418 Hoja volante inserta en el número del 1“ de diciembre de 1928.

419 Ibid.

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E n estas sencillas frases se encierran los objetivos que funda­m en ta lm en te perseguían los redactores y que supieron cubrir con creces420 . C on todo, a pesar de los esfuerzos del grupo edi­tor, las dificultades para llevar adelante el proyecto aum entaban constantem ente. C om o siempre, el problem a económico será su principal enemigo, así como los paqueteros y corresponsales m o­rosos. C on un déficit cada vez mayor, solo enjugado por la apor­tación voluntaria de algunos entusiastas'121 , en jun io de 1925 se trasladó a Valencia.422Para paliar estas dificultades se fundó una biblioteca y se lleva­ron a cabo esfuerzos suplem entarios editando núm eros especia­les y alm anaques. Los éxitos de venta alcanzados por éstos con­tribuyeron parcialm ente a seguir m anteniendo la revista423 . Isaac P u e n te uno de sus principales redactores*24 se h izo eco de la propuesta de G oñi tendente a la unificación de publicaciones en los m edios anarquistas com o form a de solucionar los problem as

420 Navarro Monerris, José (1988), lleva a cabo un exhaustivo análisis de la revista (capítulo 3o), además de realizar un balance de las opiniones de las diferentes escuelas filosóficas en torno a diversos enfoques de la sexualidad (capítulos 1 y 2).

421 El número de diciembre de 1924 estuvo a punto de no aparecer por estos motivos.

422 Aunque se ignoran los motivos reales, es de suponer que el traslado res­pondiera a razones de una mayor cobertura y posibilidad de distribución de la revista.

423 Navarro Monerris, José (1988), pp. 3032 (capítulo 3“).

424 Éste y el doctor Roberto Remartínez abrieron un consultorio médico en la revista desde el primer número. Mediante un cupón inserto en sus páginas, los lectores podían dirigirles sus consultas personalmente o por correspon­dencia con «la rebaja de cinco pesetas en la primera y de una peseta en las consecutivas sobre precio de consulta ordinario». Véase Navarro Monerris, José (1988), pp. 2526 (capítulo 3o). Este consultorio tuvo una gran acepta­ción por parte de los lectores de la publicación.

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económ icos. Sin em bargo esta iniciativa fue m ayoritariam ente rechazada por considerarla excesivam ente centralizadora. E n este punto afu maba Puente:

Sospechar que el grupo director pueda imponer su criterio autori­tario y cerril es dudar de la honradez ideológica de los camaradas, y con esta desconfianza es claro que no se va a ninguna parte [...]. Las cuatro revistas que gozan del favor de los lectores, Revista Blanca, Generación Consciente, Etica y E l Libro Popular, representan sectores distintos, tratan cuestiones diferentes, dentro de las cuales cada editor podría gozar de plena autonomía. Los que hoy las ri­gen son los más indicados para dirigir las respectivas secciones dentro de la Revista Unificada, que cobraría así un valor inaprecia­ble por lo completa y variada.423

A pesar de los esfuerzos de algunos sectores, la iniciativa quedó sin efecto y Generación Consciente debió continuar su trayectoria por sus propios medios, obligada a cam biar su cabecera por Es­tudios en diciembre de 1928, por presiones de la dictadura.426 El tiem po que m edia entre las dos etapas de La Revista Blanca18 años d ifíc ilm ente pudo ser cub ierto por o tras experiencias parecidas. H ubo intentos de editar una revista teórica anarquis­ta, pero todos acabaron en fracaso. Para Federico Urales el se­creto de que una revista tuviera éxito radicaba en sus aspectos de actualidad, sinceridad y comprom iso con la realidad circundan­te. Tal como afirmaba:

425 Generación Consciente (Valencia), n.56 (abril 1927), cit., por Navarro M o- ncrris,José (1988), pp. 3233 (capítulo 3o).

426 Un buen trabajo sobre esta revista lo constituye el de Navarro Navarro, Francisco Javier (1997), passim.

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La Revista con sus escritos ha d e dar la impresión del momento en í | u c se publica Es preciso sentir todos los problemas q u e

agitan al mundo c interesarse por ellos, interesarse vivamente, car- nalmente; no pensando en el aplauso de amigos, sino en ia verdad de lo que se dice, en el bien que con ello se hace...427

Por causa de sentencia de extrañam iento o destierro por sus cui­tas con la C om pañía M adrileña de U rbanización, Federico U ra­les se vio precisado a trasladarse a Barcelona, retiñiéndosele su familia poco después438 . M uy pronto sus inquietudes editoriales se m anifestarían nuevam ente. E n junio de 1913 publicaron una circular en la que exponían sus deseos de editar E l Hombre Libre, «que sería com o un anticipo de La Revista Blanca en su segunda época...»429 . Prem aturo anticipo, ya que este periódico nunca vio la luz y la revista aún tardaría diez años en aparecer. Surgió efec­tivam ente en las mismas fechas que Generación Consciente y, co­mo ésta, llegaría a alcanzar una gran im portancia en los medios anarquistas, rem em orando pasadas glorias. Sus propósitos eran en todo similares a los de su antecesora:

Hacer de ella un eco internacional de la idealidad libertaria en sus manifestaciones científicas, artísticas y filosóficas, y acrecentar la expansión de aquel mismo ideal por medio de la novela, método nuevo y de gran eficacia...430

427 Urales, Federico (s.d. [1930]), II, p. 248.

428 Urales, Federico (s.d. [1930]), III, pp. 121 y sgs.

429 La circular la firmaban Soledad Gustavo y Federico Urales y la dirección era calle Campoamor, 8, Ilcrta, Barcelona. Véase E l Porvenir del Obrero (Mahón), n.360 (19 junio 1913),4 y E l Látigo (Baracaldo), n.18 (14 junio 1913), 4.

430 «Los propósitos de 'La Revista Blanca’, La Revista Blanca (Barcelona), n.19 (1 marzo 1924), 1.

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Esta nueva m odalidad de propaganda que representó «La Nove­la Ideal» o «La Novela Libre», dio resultados sorprendentes. Sus amplias tiradas a precios m uy reducidos las hicieron accesibles a amplios sectores de trabajadores, con lo cual se conseguía exten­der la propaganda anarquista y al m ism o tiem po conseguir un soporte financiero su fic ien tem ente sólido para que la revista pudiera vivir sin problem as431 . A dem ás de las colecciones de novelas se editaron tam bién libros que en algunos casos alcanza­ron varias ediciones.E n esta ocasión el g rupo ed ito r, que com o an te rio rm en te lo componía Federico Urales y Soledad Gustavo, se vio aumentado con la hija de ambos, Federica M ontseny. Pronto daría muestras de sus excepcionales cualidades como propagandista y sus dotes oratorias la convertirían en uno de los más caracterizados expo­nentes del anarquismo m ilitante.La Revista Blanca al igual que Generación Consciente-Estudios, contribuyeron cada una en su cam po específico a d ifund ir y a m antener viva la idea anarquista bajo la dictadura, en condicio­nes sum am ente difíciles para el m ovim iento. Las razones que tuvo esta para no im portunar excesivamente sus tareas, salvo e! consabido som etim iento a la previa censura militar, responden quizá a las especiales características de la propia dictadura. Bajo esta perspectiva, la labor cultural que llevaban a cabo ambas re­

431 La tirada de estas novelitas oscilaron entre 15.000 y 50.000 ejemplares. De «La Novela Ideal* se llegaron a publicar 600 títulos. Véase el estudio que le dedica Marisa Siguan Boehm er, Literatura popular libertaria (19251938), Barcelona, 1981.

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vistas no podía ser considerada subversiva para el régim en432 . Este trataba de encuadrar al m ovim iento obrero dentro de unas determ inadas directrices. Im ped ir p o r todos los m edios las lu ­chas obreras y sobre todo las huelgas, po tenciando la negocia­ción a través de los Com ités Paritarios.Siem pre que no abordara estos cam pos, considerados conflicti­vos, la p ropaganda podía desarrollarse sin m uchos problem as. D e ahí que m ientras los periódicos y revistas eran frecuen te­m ente censurados, se perm itiera la circulación, sin dem asiadas trabas, de libros y folletos de propaganda radical.Fueron las revistas de más larga duración en la órbita del perio­dism o anarquista433 . La Revista Blanca suspendió sus publica­ciones al iniciarse la guerra civil434 y si Estudios aún las continuó no fue más allá de junio de 1937435

5.3. Revista Nueva: Una nueva dimensión filosófica del anarquismo

E n un m o m en to de grave crisis o rg an iza tiv a y de rep lan tea ­m iento de posiciones, surgió en Barcelona una revista con p ro ­yectos de «revisión filosófica del anarquismo»436

432 Salvo contadas excepciones. La propaganda eugénicade Generación Cons­ciente era evidente incluso en el títido de la propia revista. Esto fue la causa de que se vieran obligados sus redactores a cambiar de título. Sin embargo como va se ha tenido ocasión de comprobar no varió por ello su contenido ideológico, ni su trayectoria propagandística.

433 Si exceptuamos el caso de Helios de Valencia que entraría en un sector mucho más decantado hacia los aspectos naturovegetarianos.

434 El último número el 388 es del 15 de agosto de 1936.

435 Se ignoran las causas precisas de su desaparición, pero la carestía de papel pudo haber influido de manera decisiva.

436 Elorza, Antonio (1972-74), I, p. 143.

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R e v is ta N u e v a , a u s p ic ia d a p o r A n to n io G a r c ía B ir la n (T)ionysios’), afirmaba venir al cam po de las letras con un crite­rio de selección. H eredera de la vieja tradición de Acracia, Cien­cia Social y Natura, en tre otras, in ten tará nuevam ente sentar las bases teóricas de un anarquism o de carácter abierto, receptivo a las nuevas ideas que explícita o soterradam ente se manifestaban. C on una concepción hu m an is ta am plia, se colocaba fuera de toda secta y de todo partido.

Todos los movimientos sociales, artísticos y literarios; todas las nuevas concepciones científicas, sociológicas y filosóficas, tendrán en las páginas de esta revista su adecuada resonancia [...]. Libertad. Selección. Nos colocamos bajo la amplitud de esas dos palabras al comenzar nuestra obra. Dentro de las publicaciones de nuestro país queremos ser algo nuevo [...]. Revista Nueva quiere ser una luz para seguir ese camino (el de los cambios, movimientos fugaces y casi imperceptibles).437

Ardua tarea que encontraría escaso eco en los m edios anarquis­tas o, cuando mucho, duras críticas438 . A l parecer otros proble­mas más acucian tes reclam aban la a tenc ión del m ovim iento anarquista en esos m omentos.D entro de esta línea de revisión de las ideas ácratas jugó un pa­pel im portante en la revista Pío Ayala, E n su artículo, «La nece­sidad de las revisiones»439 , trazaba un cuadro aproxim ado de la form a de evolución de las ideas y en particular las anarquistas. E ra necesario entresacar del ideal las ideas que perm anecen por­

437 «Al nacer», n.l (29 marzo 1924), 1.

438 Como la polémica que Pedro Esteve abriría en las páginas de Cultura Obrera de Nueva York. Véase Elorza, Antonio (1972-74), I, p. 143 y II, p- 394.

439 n.4 (19 abril 1924), 35.

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que son com probables de aquellas otras que son meras declara­ciones de princip ios, m uy bellas y atrayentes en general, pero faltas de consistencia, ¿

El anarquismo, si en muchos aspectos tiene horizontes de madu­rez, en otros aún perdura la infancia; las cuatro paredes de los pri­meros pasos. Este horizonte, ya lo hemos dicho varias veces, está lleno de bellezas, dentro de su lim itación, especialmente por la apetencia de salir de él, como el niño que quiere saltar por el bal­cón; de aquí su pasión y su ímpetu. Sin olvidarse de esta belleza primeriza, tan lozana, gentil y gozosa, es necesario que todo el horizonte se ensanche, porque ya es su edad madura y debe llegar a plenitud"0

Se trataba, en definitiva, de expurgar las ideas sublimes, propias de tiem pos hero icos y asentar la concepción anarquista de la evolución social sobre bases científicas, para que ésta adquiriese la necesaria consistencia como para levantar un edificio crítico lo suficientem ente sólido. Llevó a cabo una buena labor en el esca­so año y m edio de vida443 , reproduciendo textos clásicos de G u- yau y otros e insertando escritos de carácter filosófico, científico, sociológico o artístico en la línea p rev iam ente trazada. Su in ­fluencia no se dejaría sentir hasta algunos años más tarde bajo la 2a República, donde surgirían renovados in tentos dirigidos en el mismo sentido.Indiferente a la competencia que representaba La Revista Blanca por un lado y Revista Nueva por o tro, H erm oso Plaja sacó a la luz Vértice, poco antes de que desapareciera la últim a revista ci­tada. D e pretensiones m odestas en un princip io , se in ten taba

440 Id., p. 5.

441 Su último número el 69 es del 25 de julio de 1925,

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con ella alcanzar elevados objetivos en la propaganda del ideal anarquista.

Sembrará ideas, porque hombres de ideas elevadas son quienes iniciaron esta revista; tratará de arte y de ciencia, porque la vida no tendría estímulo sin el conocimiento y la manifestación de estos conceptos...442

C on un am plio con ten ido gráfico procedió a ensayar aspectos nuevos en esta vertien te del periodism o, poco utilizada por la propaganda anarquista, pero los tiem pos no eran propicios. Su prim er núm ero fue tam bién el últim o; se ignora por qué razones desapareció , pero las de tipo económ ico debieron ten e r una fuerte influencia.

5 .4 . Anarquismo y sindicalismo: Una vieja polémica

N uevam ente va a suscitarse en el seno del anarquism o la vieja polém ica sobre organización y revolución, pero en esta ocasión en el cenagoso terreno del sindicalismo.La particular trayectoria seguida por el m ovim iento obrero ar­g en tino a través de la Federación O b re ra Regional A rgentina (F O R A ), con su adscripción precisa a la ideología anarquista, tuvo una especial incidencia en el desarrollo y posterior evolu­ción de la polémica en nuestro país. Sus portavoces, Diego Abad de S an tillán y L ópez A rango , desde la p la tafo rm a del diario obrero argentino La Protesta y el suplem ento semanal del mismo nombre, de los que eran principales redactores, lanzaron un fue­go graneado contra el «desviacionismo reformista» en el seno de la C N T. A unque los ataques iban dirigidos principalm ente con­

442 «Advenimiento», n .l (15 julio 1925), 1.

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tra Á ngel Pestaña y Ju an Peiró, los anarquistas italianos Errico M alatesta y Luigi Fabbri fueron tam bién objeto de sus críticas por sus concepciones en torno al sindicalismo. Se les reprochaba a estos últimos haber contribuido al aislam iento del movimiento an arq u is ta italiano, al separarse de las m asas obreras y haber creado un m ovimiento específico.443En España, el régim en dictatorial había obligado a muchos m i­litantes anarquistas a exiliarse a Francia. D esde allí continuarían la labor reorganizadora de los grupos anarquistas y se dotarían de órganos de expresión prop ios, com o Prismas de Beziers o Tiempos Nuevos de París.444Poco m argen quedaba en nuestro país, en estas condiciones, pa­ra poder llevar adelante una polém ica teórica de altura. Sin em ­

443 D. Abad de Santillán, «Del anarquismo político a la ofensiva unitaria», Suplemento semanal de La Protesta (Buenos Aires), n.175 (1 junio 1925), 2- 3.

444 La labor propagandística de los exiliados anarquistas españoles en Francia tue muv intensa. En 1924 se constituyó en París el Grupo Internacional de ediciones anarquistas; se fundó la librería Internacional v comenzó a edi­tarse la Revista Internacional anarquista, en castellano, francés e italiano. Todo ello, al parecer, con dinero aportado por «Los Solidarios», véase, Ricardo Sanz, E l sindicalismo y la política, Toulouse, 1966 p, 128, cit., por Elorza, Antonio (1972-74), II, p. 367, nota 92. La suspensión de esta re­vista dio paso a Acción dedicado principalmente a los aspectos teóricos y desde 1925 se editó con cierta regularidad Tiempos Nuevos en París, al igual que las anteriores, la cual llegó a tener una continuidad aprcciable, clr. Elorza, Antonio (1972-74), I, p- 143. En 192728 se publicó Prismas, en Beziers, bajo la dirección del valenciano Francisco Morales, «órgano de los anarquistas españoles en Francia», cfr. Elorza, Antonio (1972-74), II, pp. 323325. El último intento de contar con un órgano propio en Francia io constituyó, La Voz Libertaria, en marzo de 1929. Ante la imposibilidad de su publicación en Francia, por la oposición de las autoridades, se trasla­dó a Bruselas en septiembre de ese año, cfr. Elorza, Antonio (1972-74), II, pp. 327329.

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bargo, el g rupo «El Productor», con Buenacasa a la cabeza, ha­ciéndose fiel intérprete de las teorías desarrolladas por San tillan y A rango445 , sacó a la luz el sem anario E l Productor446 , E ra su principal objetivo defender a través de sus páginas la necesidad del m ovim iento obrero anarquista, tesis fundam ental del grupo argentino.N o tardó el grupo Peiró Pestaña447 en contraatacar, publicando a principios de 1926 el sem anario Vida Sindical. D efendía este periódico la necesidad de la legalización de Sos sindicatos, pero como m uy bien señala G óm ez Casas448 , esta legalización, en última instancia, no dependía de éstos, sino de la dictadura.E n realidad se trataba de contrabalancear la influencia del anar­quismo en el seno de la C N T y sin grandes variaciones reapare­

445 En 1925 lúe publicado en España,por la tipografía «Cosmos» de Martí Barrera, el libro de ambos, E l anarquismo en el movimiento obrero, que re­sume sus concepciones en torno a la tan debatida cuestión Anarquismo y Sindicalismo.

446 El grupo editor del periódico lo componían: Joaquín Adelantado, José Alberola, Manuel Buenacasa, Ramón Suñéy Ramón Domínguez, véase, «Lo que debe ser E l Productor», E l Productor (Barcelona), n .l (2 octubre 1925), I, cit., por Elorza, Antonio (1972-74), I, p. 183. En un principio se pensó editarlo con el nombre de E l Libertario, pero razones de tipo políti­co aconsejaron el cambio de nombre. La redacción se encontraba situada en Blanes, en la provincia de Gerona, pero se imprimía en Barcelona, des­de donde se distribuía. A principios de 1926 su redacción se trasladó a Barcelona, con algunos cambios significativos en la misma. Para estos detalles y Otros referentes a la tirada del periódico, véase Elorza, Antonio (1972-74), I, p. 183, quien lleva a cabo, en pp. 181 y sgs., un extenso análi­sis de la polémica que este periódico sostuvo con Vida Sindical.

447 Aunque las concepciones de estos dos militantes cenetistas coincidían de modo aproximado en ese momento, sus posiciones pronto se harían diver­gentes, sobre todo a raíz del establecimiento, por parte de la dictadura, de los comités paritarios

448 Gómez Casas, Juan (1977a), p. 95.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P I T U L O V

ció de nuevo al producirse la caída de la dictadura, pero en ton ­ces las condiciones ya eran otras.Sin una base práctica en la que sustentar sus respectivas posicio­nes teóricas, el debate estaba condenado a la esterilidad449. La policía, tom ando como pretexto acciones conspirativas, suprimió los periódicos en abril de 1926450 , zanjando radicalm ente la po ­lémica.E ste debate iba a reproducirse a nivel in te rn ac io n al, aunque desde un pun to de vista diferente, con la publicación por parte del g rupo anarquista ruso «Dielo T ruda» de la «Plataform a de organización de la U nión G eneral de Anarquistas Proyecto»451 , tam bién conocida com o P lataform a A rchinoff, por atribuirse a éste la redacción de la m ism a. E n síntesis, este proyecto repre­senta el im pacto que la eficacia bolchevique, en la revolución rusa, había supuesto para el m ovim iento anarquista ruso. Se tra­taba de o torgar al anarquism o un papel dirigente en la prepara­ción de las masas obreras y campesinas para la revolución y para ello era preciso «hom ogeneizar» el m ovim iento a través de una p la ta fo rm a asum ida por todos. Su in fluencia en E spaña fue, aparentem ente, escasa, dadas las especiales condiciones políticas

449 Elorza, en su largamente citado estudio sobre ei anarcosindicalismo bajo la dictadura, pp. 181 y sgs., elabora con materiales de primera mano por él seleccionados y desde su particular punto de vista, un análisis minucioso de esta polémica. Gómez Casas, Juan (1977a), pp. 69 y sgs., con buen juicio, hace necesarias precisiones a dicho análisis.

450 Suprimió también Prometeo de Madrid, que había empezado a publicarse poco antes.

451 Para un análisis de la citada Plataforma, véase, G óm ez Casas, Juan (1977a), pp. 108 y sgs.

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que se vivían. N o así en los m edios del exilio in ternacional que se vio envuelto en una vasta polém ica durante algunos años.452 E fectivam ente, los anarquistas rusos exiliados en París, P ietro A rchinoff y N éstor M ackno entre otros, presentarían su particu­lar visión de la organización anarquista in ternacional, tras sus experiencias revolucionarias en Rusia. Este proyecto conocido com o P la ta fo rm a de O rg an izac ió n puede sin te tizarse en tres puntos principales: 1) R econocer la lucha de clases com o el fac­to r m ás im p o rtan te en el sistem a anarquista . 2) R econocer el sindicalism o com o uno de los m étodos principales de la lucha y 3) N ecesidad de una Unión General de los Anarquistas en cada país, basándose en la unidad ideológica, táctica y en la responsa­bilidad colectiva.

Pero, ¿cuál era el interés real de este derroche de energía teórico sobre cuestiones que en p rinc ip io parecían ya resueltas desde tiem po atrás? E n síntesis, me inclinaría por afirm ar que lo único resuelto en m ateria de organización es la que se basa en estruc­turas jerarqu izadas, más o m enos m atizadas por las necesarias transform aciones en la form a, para adecuarse a los cam bios en las relaciones sociales. E n co n tra r una fórm ula organizativa que sirva para lograr tus objetivos, sin m enoscabar el derecho que tienen lo dem ás a hacer lo propio ya no es tan sencillo, pero los anarquistas lo intentaron y honradam ente convendría reconocer que en ocasiones lo lograron. Porque si nos fijamos atentam ente, los m uchos debates, polém icas, controversias y discusiones que

452 Conviene señalar, no obstante, que fue rápidamente traducida al castella­no, primeramente publicada por capítulos en la revista de Buenos Aires Suplemento a La Protesta, a partir del número correspondiente al 15 de febrero de 1927 y en 1928 fue publicado como folleto en Beziers: Grupo de anarquistas rusos en el extranjero, Plataforma de organización de la Unión General de los Anarquistas (proyecto).

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So/ic/aridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z A c r a t a c a p í t u l o v

jalonaron los años veinte y trein ta, apuntan a los aspectos fun ­damentales de la problem ática con la que la ideología anarquista tuvo que enfrentarse y a ía que los h istoriadores posteriores se han agarrado com o a un clavo ardiendo, en lugar de analizar sus aspectos positivos.

5 .5 . El anarquismo se reorganiza; Ética e Iniciales

Con la fundación de la Federación A narquista Ibérica (FAI), en 1927453 , el anarquism o parecía haber llegado a un grado de es­tructuración suficientemente sólido, después de un largo proceso de intentos más o menos afortunados. N o obstante, dado el c rí­tico m om ento que se atravesaba, sus m anifestaciones debían ser modestas, al igual que su influencia en los prim eros años. Priva­do de órganos de expresión propios, su propaganda, con miras a una reorganización anarquista, debía apoyarse en m anifiestos o comunicados acogidos en diversos periódicos.G óm ez Casas apunta que la reorganización de los grupos anar­quistas «se llevó a cabo a finales de 1925 a escala regional de C ataluña y nacional. Puede decirse que el centro m otor de esta reorganización fue el grupo «Sol y Vida» que asumía la forma de un grupo excursionista y ten ía una dim ensión regional; com ­prendía grupos anarquistas de M anresa, Sabadell, Tarrasa y del A lto L lobregat, así com o de Barcelona»454 . Estos prim eros in ­tentos serían rápidam ente abortados, pero continuarían con un P leno regional de grupos celebrado en Rubí, localidad próxima a T arrasa , co nstituyéndose un C o m ité R eg iona l de G ru p o s A narquistas de Cataluña. C on la designación de M iguel J im é­

453 Sobre su fundación hay pocas cosas seguras. La explicación más completa nos la ofrece Gómez Casas, Juan (1977a), pp. 117 y sgs.

454 Gómez Casas, Juan (1977a), pp. 78.

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c a p í t u l o V S olid a rid a d Obrera v k l. p e r i o d i s m o h f . r a í z A c h a t a

nez y J- L loch para ponerse al frente del C om ité N acional de G G A A , comenzó la reorganización de éstos por todo el país.455 Etica nacida en enero de 1927, en Barcelona fue utilizada como tram p o lín perfec to para in ic ia r una cam paña de propaganda anarqu ista a través de las corrien tes na tu ristas . Se tra taba de «dar un giro al naturism o estrictam ente terapéutico que venían predicando revistas com o Naturismo y Pentalfa en Barcelona v Helios en Valencia»4j6 . Pero se trataba tam bién de encubrir, me- d ian te actividades culturales, otro tipo de acciones tendentes a estructurar un m ovim iento revolucionario anarquista. C on este propósito el grupo «Sol y Vida» -im pulsor de la revista íundó un Ateneo Naturista Ecléctico, cuyos propósitos visibles eran la ex­tensión de la propaganda naturista, al m ism o tiem po que servía de lugar de reunión y lectura457. La intensa actividad del Ateneo a lo largo de 1928, uno de los principales prom otores de la Fe­deración N aturista458 , atrajo la atención de la policía, la cual en­contró pruebas de las actividades conspirativas del centro. Su

455 Gómez Casas, Juan (1977a), p . 79. Para un estudio del desarrollo de los grupos anarquistas españoles exilados en Francia y Los del interior, sobre todo del Pleno Regional de la Federación de Grupos Anarquistas de Cata­luña, que tuvo lugar el 20 de mareo de 1927, el antecedente más inmediato de la Conferencia de Valencia donde fue creada la FAI, véase Elorza, An­tonio (1972-74), I, pp. 202 y sgs. y Gómez Casas, Juan (1977a), p. 97 y sgs. A raíz de este Pleno, comenzó a editarse en Barcelona, en mayo, El Anarquista, «boletín mensual de movimiento y propaganda libertarios», véase Elorza, Antonio (1972-74), I, pp. 203204, quien añade que «la penu­ria de medios está redactado a mano y tirado a multicopista con alcohol informa sobre la precariedad de! movimiento en la clandestinidad».

456 Elorza, Antonio (1972-74), II, p. 398.

457 Elorza, Antonio (1972-74), II, p. 399.

458 Ibid.

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S o lid a rid a d Obrera y e l p e r i o d i s m o p e r a í z á c r a t a c a p í t u l o V

d irec to r A lberto Fanón Rovira fue encarcelado459 y la revista Ética suspendió sus publicaciones durante un mes. Sin embargo, los p rob lem as económ icos no pud ieron so lucionarse y com o consecuencia dos meses después en enero de 1929 la revista fue suspendida definitivam ente.Al m enos en apariencia, ya que sin transición vino a ocupar la vacante la revista Iniciales, la cual heredó el archivo de aquélla, pero tam bién sus problem as económ icos que en n ingún m o­m ento dejaron de pesar sobre ella460 . Sus in terrupciones más espectaculares se produjeron en ju lio de 1929, al ser encarcelado todo el g rupo ed ito r; en 1934, com o consecuencia del m ovi­m iento de octubre, por asalto a la redacción, durante la noche, a cargo de los fascistas de «Acción C iudadana», apoyados por la guardia civil, saqueando y quem ando todo el papel (revistas, fo­lletos, etc.) y por últim o en julio de 1936.461 Tanto Etica com o Iniciales estaban adscritas ideológicam ente al individualism o anarquista462 , uno de cuyos principales exponen­tes fue José Elizalde. Esta tendencia nunca tuvo en España es-

459 Elorza* Antonio (1972-74), II, p. 400.

46Q Véase «A los lectores de Etica , por la redacción, Iniciales (Barcelona), n .l (febrero 1929), página 1 del suplemento y también, «De nuevo en la bre­cha», Id , A.IX, n .l (1 abril 1937), 23, editorial de la reaparición, después del paréntesis obligad® provocado por la insurrección fascista de 1936.

461 «De nuevo en la brecha», cit.

462 Después de las actividades de los grupos anarquistas individualistas a fina­les del siglo XIX y principios del XX, éstos parecieron ser engullidos por la frenética actividad organizativa de los grupos anarco-comunistas y del anarcosindicalismo; sin embargo, vuelven a manifestarse en esta etapa con un cierto vacío organizativo y seguirán activos en e) interior del país hasta 1939. Un buen trabajo sobre estas revistas los constituye el de Diez, Xavier (2002b), passim y sobre el anarquismo individualista la tesis de este mismo autor Diez, Xavier (2002a), passim, que pronto será publicada por la edito­rial Virus de Barcelona.

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CÁPITULO V Jolidariáad Obrera y j ::1. p e i i i u u i s m o d e ra íz á c r a i a

pecial importancia, pero en algunos momentos se manifestó Con cierta fuerza sin que llegara a alcanzar un gran desarrollo. Am­bas revistas se vieron muy influidas por el pensamiento de los individualistas Han Ryner y André Lorulot.463

Hermoso Plaja, director en 1924 en la edición de Barcelona

463 Elorza, Antonio (1972-74), ll,p . 398.

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Solidaridad Obrera, y íl p e r i o d i s m o d i - r a í z - \ c r a t a CÁpiTULO V

Joan Peiró, director en 1930

PUBLICACION tiSLU AKAL .

ORGANO D£ LA CONFEDERACION REGÍ OH AL DEL TRABAJO DEL NORTE i

Año 4 Bilbao |2 dr ÚdufaTa * 151? fjdm» 1

Distintas rabeceras de periódicos libertarios

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C A P Í T U L O V S o lid a r id a d Obrera v e l p e r i o d i s m o o e r a í z á c r a t a

SOLIDARIDAD ODRERAt tM tt fe Jtftata & fcdB f u pró=j t ó r 11| W i'n ó k tn tu l li Lita:

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C A P Í T U L O V I

jTg República de los trabajadores

6 .1 . La prensa anarquista y anarcosindicalista de nuevo en la brecha

Al relativo silencio im puesto por la dictadura a las publicaciones anarquistas y anarcosindicalistas, seguirá, después de la dim isión de Prim o de Rivera en enero de 1930, Una avalancha en cascada de las m ism as. Este fue un año de conspiraciones, huelgas, m a­nifestaciones, sublevaciones. D a la im presión que la caída del dictador abrió la espita de la efervescente oposición al régimen. La situación de relativa tolerancia que inauguró el general Be- renguer fue aprovechada por partidos, sindicatos y grupos, para inclinar la balanza a su favor.E l anarcosind ica lism o ten ía una tarea u rg en te que realizar: ag rupar y reo rgan izar sus tuerzas. A ello se dedicó con en tu ­siasmo. Y com o base necesaria, una vez m ás, la extensión de la propaganda y como consecuencia el surg im iento de periódicos que fac ilita ran la tarea. Pero las fuerzas no eran hom ogéneas. Dos grupos principales se disputaban el control ideológico de la CN T. Por un lado los sindicalistas libertarios, en mejor posición, fueron los prim eros en abrir el fuego. Su órgano Acción llevó a cabo una intensa campaña organizativa. Ayudado por otros g ru­pos y periódicos Acción Social Obrera y ¡Despertad! inició las ges­tiones necesarias para hacer reaparecer el órgano decano de la prensa confederal barcelonesa Solidaridad Obrera. El grupo «So­lidaridad», anim ador del periódico Acción, consiguió, después de

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casi dos años de sucesivos intentos, editar Revista Obrera, surgi­da con el definitivo títu lo de M añana464. Revista teórica, cuyo objetivo fundam ental fue la arm onización ideológica de la C N T y la consolidación del proyecto sindicalista revolucionario. La rep resión de oc tub re de tuvo su cam ino d u ran te dos meses; cuando reapareció en enero de 1931, sus problem as se habían m ultiplicado. El in terés estaba fijo en problem as prácticos que hacían inviable por el m om ento su proyecto. E n junio desapare­ció definitivam ente. E n 1932, siguiendo esta m ism a línea, apa­reció en Valencia, Orto, dirigida por M arín Civera.Los trabajos para la reaparición de Solidaridad Obren en Barce­lona, comenzaron al poco tiem po de la caída del dictador. E n un P leno celebrado el 17 de mayo se acordó agilizar las gestiones para la pronta salida del diario; se nom bró director a Joan Peiró y adm inistrador a Pedro M assoni465. El C om ité Regional acordó d ifund ir 50.000 octavillas po r toda la región, que en form a de pasqu ín fueron en g an ch ad as en pueb lo s , c iudades y aldeas, anunciando la próxim a aparición de Solidaridad Obrcn¿hb . La Federación Local de M anresa a requisitoria del citado com ité cedió 15.000 pesetas rein tegrables para ayudar a la salida del

464 La idea tomó cuerpo en junio de 1928, véase, ¡Despertad! (Vigo), n.9 (16 junio 1928), cit. por Elorza, Antonio (1972-74), 11, 401. Véase, también, Acción Social Obrera (San Feliii), n.12 (29 septiembre 1928); «En torno a Revista Obrera», por Roldan Cortada, id., n.17 (3 noviembre 1928), 1, sucediéndose, a partir de ese momento, los artículos en apoyo de la idea. Para una explicación del cim bio de nombre de la revista, a cargo de Ra­món Acín, véase, Mañana (Barcelona), n .l (mayo 1930), 16.

465 Pou, Bernardo, Magriñá,J.R. (1933), p. 53.

466 El texto de la octavilla en Pou, Bernardo, Magriñá, J.R. (1933), pp. 5556, con una larga lista de colaboradores. Además de Peiró, figuraban como redactores, Eusebio C. Carbó, Sebastián Clara, Pedro Foix (»Delaville»), Ramón Magre.

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z Ác r a t a c a p í t u l o VI

d ia rio , después de que una asam blea de los trab a jad o res de aquella ciudad así lo decidiera.467C on el fin de tom ar acuerdos en torno a la salida del diario, ju n ­to a otros temas, el Com ité catalán en funciones convocó a toda prisa una Conferencia Regional que tuvo lugar el 6 de julio. E n ella se confirm ó a los redactores previam ente elegidos por el d i­rector y se dio lectura al «Dictam en de la Ponencia» sobre adm i­nistración. Básicam ente se tra taba del con ten ido del diario; el personal lo form arían cinco redacto res, in c lu ido el d irec to r y cuatro en la adm inistración, incluido el adm in istrador general; nom bram iento además de un Consejo Consultivo que realizaría desde ese m om ento todos los trabajos preparatorios, publicidad, presupuestos, personal y recaudación. Se contem plaba la posibi­lidad de adquirir im prenta propia a m edida que m ejorase el es­tado económico, así como el aum ento de páginas, etc.468 Los esfuerzos se vieron coronados por el éxito y el 31 de agosto apareció el prim er núm ero del diario. E n la Conferencia Regio­nal prim eram ente suspendida en vista de la convocatoria nacio­nal y más tarde convocada de nuevo a petición de algunos sindi­catos que tuvo lugar el 5 y 6 de octubre, la discusión en torno a la m archa del diario ocupó un lugar im portan te en un orden del d ía bastan te apretado469 . M assoni, su adm in istrador, h izo una detallada exposición de las vicisitudes para encontrar im prenta y el déficit diario de 350 pesetas que representaba el no disponer de una propia. D espués de m uchas in tervenciones en pro y en contra, se acordó hacer las gestiones necesarias para su adquisi­ción y al efecto se nom bró una ponencia com puesta por Santia­

467 Para una descripción detallada del desarrollo de dicha asamblea, véase, Pou, Bernardo, Magriñá, J.R. (1933), pp, 5658.

468 Pou, Bernardo, Magriñá, j.R. (1933), pp. 7677.

469 Ei orden del día en Pou, Bernardo, Magriñá, J.R. (1933), p. 127.

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go Fernández, Pedro M assoni, Joan Peiró, Bernardo Pou, Saña y Bueso470 . C uando esta presentó el presupuesto, se acordó, luego dé muchas discusiones, en tregar íntegras las cotizaciones de las semanas 43 y 44 para cubrirlo.471

E n la o tra vertiente ideológica de la C N T, los grupos anarquis­tas integrados en la FA I com enzaron a editar de nuevo Tierra y Libertad que trabajó tan to en la reorganización de los grupos como en el de la Confederación. O rganos locales y regionales se sucedieron sin interrupción, como una avalancha en cascada.

Pero incluso antes que en B arcelona, la cabecera Solidaridad Obrera m anifestó su presencia de inm ediato en diversas locali­dades. El prim er periódico de este títu lo apareció en H uelva alrededor de mayo, com o órgano de los sindicatos de esa ciudad y su provincia4' 2 , C on toda seguridad se editó allí lo que resulta­ba insólito por tos problem as que atravesaba la Confederación Regional A ndaluza en la ciudad de Sevilla, debido a la escisión comunista. Peiró y Clara se vieron obligados a confesar su fraca­so en la solución de los mismos473 . A pesar de las dificultades y de «ciertos sujetos»474 pudo llegar hasta el Congreso Regional,

470 Pou, Bernardo, Magriñá, J.R. (1933), pp. 133 y sgs.

471 Pou, Bernardo, Magriñá, J.R. (1933), pp. 142143. Después de intensos esfuerzos económicos pudo adquirirse la rotativa del periódico madrileño La Libertad.

472 El primer numero que se conoce es el 2 del 17 de mayo, siendo su admi­nistrador Manuel Pórtela.

473 Peiró, J. y Clara, S,, «Desde Sevilla/Lo que estaba previsto», Sevilla y junio 1930, S.O. (Huelva), n.5 (14 junio 1930), 2. Para una descripción del pro­ceso de esta escisión protagonizada por Manuel Adame, véase, Elorza, Antonio (1972-74), II, pp. 416 y sgs.

474 Cornejo, I., «Alto y Claro», S.O. (Huelva), n .lü (13 septiembre 1930), 4.

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Solidaridad Obrera v 11 p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P Í T U L O V I

pero le fue imposible ir más allá. El 14 de octubre fueron dete^ nidos sus redactores y los sindicatos clausurados4' 5 . E l comité reg io n a l to m ó e n to n c e s el acu erd o de que reap arec ie ra en Sevilla.476L a trayecto ria de Solidaridad Obrera de V alencia fue tam bién m uy accidentada y pasó por diversas fases. E n la prim era de la que no se conoce ningún ejem plar com enzó a publicarse a fina­les de mayo de ese año y fue suspendida probablem ente en no­viem bre. Reapareció en m arzo del año siguiente con el nombre de Solidaridad477 y en un núm ero no determ inado, pero anterior al 30 (17 oc tu b re 1931), cam bió la cabecera p o r Solidaridad Obrera, continuando la numeración.El diario catalán fue el tercer periódico de esta cabecera que ini­ció sus publicaciones el año 1930, concretam ente el 31 de agos­to, en su 6a época. D os meses y m edio después lo hizo Solidari­dad Obrera de La Coruña en su 3a época.478

T am bién com enzaron a aparecer las tradicionales cabeceras de los grupos anarquistas: E l Productor en Barcelona, en junio, re­novando su propaganda en favor del m ovim iento obrero anar­q u ista (M O A ), Redención de Alcoy, en ab ril, En Marcha, en Santa C ruz de Tenerife, en junio, etc. Igualm ente se m ultiplica­ron los portavoces de los sindicatos: E l Sembrador de Igualada,

475 La Revista Blanca (Barcelona), n_183 (1 enero 1931), 149, E! último nú­mero que se conoce es e! 10 ya citado.

476 Efectivamente reapareció en Sevilla, pero un año después y con el titulo de Solidaridad Proletaria.

477 El primer ejemplar es del 28 de marzo y el último conocido el 17 es del 18 de julio.

478 El primer número es del 15 de noviembre. Se ignora porque se le asignó3a época, va que no se conoce ninguna referencia de la 2a.

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problem as ideológicos derivados de la escisión frentista487 y los ataques recíprocos de que fue objeto por parte de la Federación Sindicalista L ibertaría y sus órganos de prensa Cultura Liberta­ria y Sindicalismo 488Al reaparecer in sta ló la redacc ión en la calle N ueva de San Francisco, 3, im prim iéndose en los talleres de Publicaciones G ráficas, M untaner, 49489. Su cuerpo de redacción lo com po­nían: Juan Peiró, director, Eusebio C . C arbó, Ram ón M agre, P. Foix (Delaville) y Sebastiá Clara, redactores y como adm inistra­dor Pedro M assonr490 . Este equipo se modificó en varias ocasio­nes a lo largo de su trayectoria491. E l 8 de junio de 1931 entró en funciones el cuerpo de redacción elegido en la Conferencia Re­gional, com puesto por; Peiró, d irector, C lara, secretario de re­

487 Un excelente trabajo sobre el trentismo en Cataluña lo constituye el estu­dio de Vega, Eulalia (1980), passim.

488 «Problemas confederales/¿A quién representa Solidaridad Obrera}», Cultu­ra Libertaria (Barcelona), 49 (21 octubre 1932), 3; «¡Leed trabajadores!, Solidaridad Obrera regentada por déspotas», Sindicalismo (Barcelona), 23 (21 julio 1933), 1.

489 En esta imprenta se editaban E l D ía Gráfico y La Noche. Como ya se ha visto, para evitar la sangría económica de la imprenta, se compró poco más tarde una rotativa y se instaló en la calle Consejo de Ciento, 241, donde se ubicó también la redacción.

490 Massoni fue uno de los firmantes del manifiesto de los treinta y esto le acarreó no pocos problemas cuando el diario pasó a manos de la facción contraria. En el Pleno Regional de marzo de 1933 fue duramente atacado por su gestión, más por cuestiones ideológicas que por competencia admi­nistrativa. La consecuencia fxie su dimisión irrevocable, véase, Peirats Valls, José (1978), pp. 7784.

491 Para una descripción detallada de estos primeros meses de vida del perió­dico, véase, Peirats Valls, José (1978), pp. 36 y sgs.

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S olid a rid a d Obrera y p.l. p e r i o d i s m o d f . r a í z á c r a t a c a p í t u l o v i

dacción; Felipe Alaiz, R am ón M agre, Ricardo Fornells, A gustín Gibanel y Progreso Alfarache, redactores492.La tirada m edia osciló en tre los 20,000 y los 40.000 ejemplares que conocería un aum ento sin precedentes a partir de ju lio de 1936.E n el p rim er núm ero de esta 6a época decía refiriéndose a la campaña de agitación a favor de los presos por cuestiones socia­les:

Solidaridad Obrera portavoz elevado y genuino de las organizacio­nes y de los ideales de emancipación económica, moral v política, en cuya defensa cayeron nuestros presos, al publicar su primer número después de seis años de suspensión y de mutismo impues­tos por la violencia, cumple gustosa el deber moral ineludible y sagrado de incorporarse a su santa cruzada cuyo epílogo no puede ser otro que la reintegración de nuestros hermanos a la vida relati­vamente libre y al afecto de los suyos.4''1

La primera suspensión grave la tuvo a solo dos meses de su sali­da. El día 2 de noviem bre fueron suspendidos los voceros anar­cosindicalistas, por orden judicial, durante un mes*9'1 . Cuando el 4 de diciembre reapareció había incorporado, como redactor-co- rresponsal de M adrid, a Ram ón J. Sender.En La C oruña apareció el órgano confederal de G alicia preci­samente en este intervalo de suspensión de los demás, teniendo su redacción en la calle Federico Tapia, 26 e im prim iéndose en la tipografía obrera, Socorro, 3.En su núm ero inicial declaraba:

492 E l Luchador (Barcelona), 23 (12 junio 1931), 2,

493 «Al reaparecer», S.O. (Barcelona) (6a época), 1 (31 agosto 1930), 1.

494 En esta suspensión debió estar incluida Solidaridad Obrera de Valencia, junto con otros periódicos.

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C A P I T U L O V I Solidaridad Obrera v f, l p e k i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

Aparecemos o reaparecemos en estas lides periodísticas para seguir una trayectoria trazada ya por otros precursores del movimiento emancipador [...]. Nuestra posición será clara y diáfana.495

C ontinuó publicándose hasta 1934, siendo suspendido segura­m ente a raíz de la revolución de octubre en A sturias. E n esta región no apareció el periódico confederal hasta ju lio de 1931, como siem pre en G ijón, pero en esta ocasión con el títu lo Soli­daridad y com o órgano de la C R T de A sturias, L eón y Palen- cia496 . La redacción y adm in istrac ión se instaló en la C asa del Pueblo de G ijón, pero pronto a partir del 22 de agosto se trasla­dó al edificio de la im pren ta que era com o siem pre «La V icto­ria», calle Libertad, 53. Estuvo dirigido indistin tam ente por Se­gundo Blanco, José M aría M artínez o A erado Bartolomé.497 En su reaparición afirmaba:

Después de larga suspensión vuelve el órgano de la Confederación Regional del Trabajo de Asturias, León y Palencia, a ponerse en contacto con el proletariado de la Región, Com o mandatario de los trabajadores afectos a la C N T este semanario no puede tener otra orientación que la marcada por los Congresos confederales sin otros intereses que defender que los de la clase explotada. Hablar de propósitos nos parece inútil: Solidaridad será como sepamos y como podamos hacerla los trabajadores que la redactamos, por designación del Pleno Regional. El periódico debe tener seis pági­nas y ello será un hecho cuando la tirada alcance, por la menos,

495 S.O. (La Coruña), 1 (15 noviembre 1930), 1, en este número y en los si­guientes se incluyen las sesiones del Pleno Regional celebrado en La Co­ruña los días 21 a 24 de septiembre de 1930.

496 El primer número es del 16 de julio de 1931 y el último conocido el 36 del 19 marzo 1932.

497 Álvarcz, Ramón (1973), p. 441.

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Solidaridad Obrera v el v e r i o d i s m o d£ r a í z á c r a t a c a p í t u l o V I

finco mil ejemplares, a los que esperamos ha de llegar rápidamen­te. Queremos que Solidaridad tenga vida propia y se desenvuelva sin necesitar la ayuda de las cuotas sindicales, por eso comienza con las cuatro páginas, para empezar con plena autonomía econó­mica. El formato no puede ser mayor porque la máquina de nues­tra imprenta no da para más.498

Y este m ism o año, en septiem bre, reapareció en Sevilla el órga­no confederal con el títu lo de Solidaridad. Proletaria y portavoz de la C R T de Andalucía y Extrem adura.499 Volviendo al diario de Barcelona, la crisis interna provocada por las posiciones frentistas en fren tadas a las faístas, p rec ip itó un cam bio en la redacción, pasando Felipe Alaiz a sustituir a Peiró al frente del mismo, por decisión del Pleno Regional iniciado el 11 de octubre de 1931, después de acalorada discusión.500 Sería excesivamente m onótono citar cada una de las suspensio­nes que sufrió: como norm a era suprim ido cada vez que se pro­ducía algún acontecim iento de cierta gravedad (insurrecciones, m otines, huelga general, etc.).A raíz del levantam iento anarquista de diciem bre de 1933, que acabó fracasando como los anteriores, fue de nuevo suspendida

498 S.O. (Gijón), 1 (18 julio 1931}, 1. He incluido tan larga cita porque con­tiene datos interesantes sobre el periódico. Más (arde aumentó a ocho las páginas reduciendo aún más el formato.

499 Debió aparecer el 19 septiembre. El primer número que se conoce es el 9 del 14 noviembre 1931 y el 26, el último, del 30 abril 1932. Aunque no me consta, tanto este periódico como Solidaridad de Gijón debieron interrum­pir sus publicaciones para ayudar a la aparición del diario C N T en Madrid, órgano nacional de la Confederación, decidido en el Congreso del Con­servatorio del año 1931. El primer número de este periódico apareció el 14 noviembre 1932.

500 Véase El Luchador (Barcelona), 42 (23 octubre 1931), cit. por Elorza, An­tonio (1973), p. 353.

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la aparición del diario. Esta vez fue m ás larga que las anteriores y para llenar el vacío apareció en febrero del año siguiente Soli­daridad que ten ía com o sub títu lo : «D iario de los traba jado­res»501 . T an to la redacción y adm inistración com o la im prenta estaban situadas en los talleres de Solidaridad Obrera, en la calle Consejo de Ciento.AJ salir decían:

Un nuevo vocero sale a la luz pública en Barcelona. V iene a susti­tuir, m odestamente, un vacío insustituible [ ...] . Salimos en un momento difícil para la vida de las organizaciones obreras que nos son caras...502

Su corta vida dio paso al tradicional órgano catalán que reapare­ció en abril. Su equipo de redacción estaba com puesto por M a­nuel Villar (director), Felipe Alaiz, Alejandro G . G ilabart y Eu- sebio C. C arbó , a los cuales se sum ó José Peirats en agosto503 . Es bien conocida la represión que siguió a la insurrección de octubre; sin embargo el diario confederal catalán no sufrió nin­guna consecuencia. C om o la situación era en extrem o bochor­nosa, los redactores decidieron cargar las tin tas y una semana después de los hechos del 6 de octub re apareció en letras de m olde un editorial con el título: «¡Abajo la pena de muerte!. La suspensión hie inmediata.504Solidaridad Obrera de Valencia, que con tinuaba publicándose, fue igualmente; suspendido a raíz de estos acontecimientos.

501 El primer número es del 13 febrero 1934 y el último el 22 del 11 marzo.

502 Solidaridad (Barcelona), n .l (13 febrero 1934), 1.

503 Peirats Valls, José (1978), p. 43.

504 Peirats Valls, José (1978), p. 45 y sgs.; este autor hace un vivido relato de aquellos acontecimientos de los que fue protagonista directo.

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Solidaridad Obrera v el rBRtooisMo or. r a í z á c r a t a c a p í t u l o v i

A m bos p eriód icos reaparecieron en enero del año s igu ien te , pero el órgano valenciano se trasladó pocó después a Alcoy505 . Al em pezar a publicarse en aquella ciudad declaraban:

Quizá reaparece nuestro semanario con un poco de retardo [...].El paréntesis ha sido largo Sepamos todos estar a la altura de los momentos. La situación es grave. Las izquierdas en el poder no harán otra casa que repetir la nefanda labor de! primer bienio...506

Este periódico desapareció en su núm ero 127 del 17 de julio de 1936, un día antes de la rebelión m ilitar en la península. Solida­ridad Obrera de Barcelona siguió publicándose ya sin in terrup ­ciones hasta el desenlace final de enero de 1939. El desaparecido ó rgano de la regional galaica volvió a la p a les tra tam b ién en 1935 en jun io pero esta vez con el título de Solidaridad cpoca 1. Su redacción, adm in istrac ión e im prenta sigu ieron siendo las m ism as que an teriorm ente. Fue bruscam ente in terrum pido por causa de la rebelión m ilitar triunfante en Galicia.507

6 .2 . la jauría: apuntes para una historiografía del anarquismo

C om en taba en la in troducción a este ensayo, que un deten ido análisis de lo que algunos escritores han expresado en to m o a! anarquism o nos desvelaría algunos de los rasgos más destacados

505 Se ignoran las causas del traslado a Alcoy de la publicación, pero entre el último numero publicado en Valencia el 114 del 14 febrero 1936 y el pri mero publicado en Alcoy el 115 del 23 de abril, transcurrieron más de dos meses.

506 «Editorial/Coincidiendo con el prometente (sic) resurgir sindical de la Región reaparece Solidaridad Obrera», S.O. (Alcoy) 115 (23 abril 1936), 1.

507 El primer número debió aparecer el 29 de junio de 1935. El primero que conocemos es el 4 del 20 julio y el último el 56 del 18 julio 1936.

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de la acción de los anarquistas y las bases sociales de la represión contra los mismos508 . Asimismo, los escritos de los historiadores pueden desvelarnos el lado oscuro de la h isto ria , porque si es im portan te la investigación del desarrollo histórico, pienso que es aún más im portan te investigar la evolución que de la in te r­pretación histórica hacen los propios historiadores, ya que esto nos perm ite observar la evolución de la propia sociedad en la que estas interpretaciones históricas se llevan a cabo y nos sirve de baróm etro para calibrar su categoría ética.

M uy pocos h isto riadores han estudiado el anarquism o con un m ínim o de im parcialidad, porque la inm ensa mayoría parte de un prejuicio fuertem ente arraigado en ellos. Por u n lado, ha sido considerado siempre com o una ideología sin un program a polí­tico claro, con una fuerte tendencia a resolver los problem as so­ciales m edíante la violencia, y po r otro, se tiende a leg itim ar al Estado y a sus instituciones, así com o a las instituciones econó­micas, aunque éstas se basen en la razón de la fuerza, siem pre justificando los hechos con el consagrado tópico del m al m enor y consecuentem ente se incrim ina cualquier tipo de acción que tienda a com batir ese estado de cosas.O bviam ente no es mi in tención llevar a cabo una historiografía del anarquismo, pero sí quisiera m ostrar algunos casos que pue­den ilustrar lo que he dicho hasta ahora.

A princip ios del siglo XX, un in te lec tu a l de c ierto prestig io , Gustavo la Iglesia, no dudó un solo m om ento en plagiar el libro de un sociólogo alem án sobre la ideología anarquista. Su objeti­

508 Ha habido ya algún intento en este sentido, p.e., Álvárez Junco, José, «La literatura sobre la cuestión social y el anarquismo», en Estudios sobre histo­ria de España (Homenaje a Tunón de Lara), Madrid, 1981, tomo I, pp. 391-398.

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vo explícito, dem oler los fundam entos teóricos del anarquismo. A la A cadem ia de Ciencias M orales y Políticas debió parecerle un plagio excelente, porque le concedió el prem io que otorgaba anualm ente. U n correligionario suyo, bastante más honesto, pu­so de relieve el fraude, señalando con perp lejidad que la parte del lib ro que era de su cosecha y que tra ta b a de acabar para siem pre con el anarquism o, parecía dar la razón a los anarquis­tas. «Lo que tiene de investigación, poco es de prim era m ano y m ucho co p iad o lite ra lm e n te . L o que tien e de re fu tac ió n es b lando, e lem ental, pobre; casi com prom ete las doctrinas que defiende; casi convence de que son exactas las d o c trin as que combate».509

E n otro orden de cosas, la historiografía ha considerado siempre la actuación del anarquism o bajo la II República com o inconse­cuente, falta de un program a concreto que posibilitase la cons­trucción de una alternativa real, etc. A sí se expresaba, por ejem ­plo, el historiador norteam ericano BrademasP10 , aunque con re­lativa m oderación, pero siguiendo su estela y cada vez con m a­yor furor, otros h istoriadores han tra tado el anarquism o bajo la II R epública com o si se tratase de una feroz jau ría acosando a una inocente gacela. Siguiendo en esta línea, el h istoriador ara­gonés Ju lián C asanova presentó hace unos años su particular visión del tem a511 , pero «pese a la dureza con que les tra ta en ocasiones, Casanova tiene una cierta tendencia, pues, a exculpar

509 El libro plagiado, Eltzbacher, Paul, E l anarquismo según sus más ilustres representantes, Madrid, s.a. El plagio, La Iglesia Gustavo, Caracteres del anarquismo en la actualidad, Barcelona, 1907 (2a, revisada y puesta al día);456 páginas. La edición premiada por la Academia es de 1905. La reseña crítica en Nuestro Tiempo, 25 enero 1907, por Severino Aznar.

510 Brademas, John (1974),^>ai(im.

511 Casanova,Julián ( \ l)97),passim.

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a los anarquistas». Estas afirmaciones respecto a las tesis m ante­nidas por Casanova fueron escritas po r el h isto riador Alvarez Junco al hacer la reseña del libro citado, lo que equivale a afir­m ar que, a pesar de todo, aun no se ha incrim inado suficiente­m ente la actuación de los anarquistas en ese periodo. Y así es efectivam ente, ya que el p rofesor Junco, basándose en un ruin neoliberalismo, afirma:

Describe también los mecanismos insurreccionales, tan ensayados en 19321933: en ocasiones raras-, lúe la propia dirección confede­ral la que aprobó llam am ientos a huelgas generales en coda Espa­ña, que casi nadie siguió; en otras, la mayoría, fueron «grupos anar­quistas iluminados por visiones catastrofistas» quienes se presenta­ron en los pueblos y se lanzaron a aventuras que la dirección se veía obligada después á avalar. Luego, con los derrotados en la cárcel, la fuerza de los radicales contra los moderados residía en los comités de presos, que explotaban la mala conciencia de los sindicalistas. En muchos de estos rasgos, el m undo confcderal recuerda al del radicalismo abertzale actual.513

D e este m odo se sitúa ju n to a la tón ica neoliberal del m étodo comparativo m ezquino y falto de sentido, com o cuando un con­trovertido periodista com paró a K ropotkin con Ben Laden513 o com o el hispanista H ugh T hom as, quien declaró sin sonrojarse que los talibanes siguen hoy las m ism as tácticas que seguían los anarquistas:

512 Alvarez Junco, José, «La C N T en los años treinta», Revista de Libros, 16. (abril 1998), 3-5.

513 Cfr. Pedro J. Ramírez, «Recordad a Polifemo», E l M undo (M adrid) (16 septiembre 2001).

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Las frases que levantaban y animaban a los activistas anarquistas en los años treinta contra la burguesía son iguales a las que sirven hoy a los fundamentalistas islámicos para cometer crímenes, según el historiador.514

Pero el profesor Junco no se detiene aquí, continúa sus sistem á­tica labor de descalificación y así afirm a refiriéndose a la situa­ción creada en julio de 1936:

Pero que la CNT ejerciera poder no significa que hubiera, en la España republicana de 19361937, una situación de «doble poder». Contra la interpretación dcTrotski y contra los BrouéTémime a los que antaño leimos fervorosamente, no había una pugna entre un poder popular, constituido por milicias, tribunales populares y comités espontáneos, y otro gubernamental debilitado que intenta­ba encauzar el desbordado torrente revolucionario. Lo que bahía eraCÜOS.515

Existen otras m uchas perlas del m ism o fulgor en esta significa­tiva recensión de Alvarez Junco, a la cual rem ito a quien esté in teresado en la evolución de la h isto rio g ra fía neoliberal. N o obstan te , este prestigioso h isto riado r afirm ó, hace ya algunos años, al reseñar la obra de Tem ma Kaplan516:

Nada hay más peligroso para un investigador de los fenómenos sociales que creerse con fe obstinada su propio esquema interpretativo. Peligro agravado, en los medios académicos, por la casi universal exigencia de producir y defender estudios novedosos y resonantes. Uno de los excesos a que frecuentemente

514 Cfr. E l País (Madrid) (9 octubre 2001).

515 Alvarez Junco, José, art. cit. El subrayado es mío.

516 Kaplan, Temma (1977).

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C A PITU LO VI Solidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

lleva esta necesidad consiste en distorsionar algún dato que otro para lograr que ajuste en el brillante preconcebido.517

Lo cierto es que el período republicano propició un extraordina­rio desarrollo de los grupos anarquistas, siguiendo el m odelo anterior, pero m ucho más extendido y p rofundo518 . Todo este entram ado organizativo de grupos y ateneos ya existía antes de que fuera proclam ada la república, pero en las h istorias al uso parece como si hubieran desaparecido y en su lugar se hubiera entronizado la FA I, como una especie de bestia negra, dispuesta a devorar la república.519Los ateneos libertarios se m ultiplicaron y contribuyeron sin du ­da alguna a potenciar ese ferm ento cu ltural, característico de este período y que será muy difícil que pueda volver a repetirse.Y del m ismo m odo que hubiera sido muy difícil la pervivencia de la C N T , som etida a una dura represión desde su m ism o na­cimiento, sin el apoyo de los grupos anarquistas, muchos de ellos en el más absoluto anonim ato, tam bién resulta difícil explicar la agitación popular bajo la II república, sin tener en cuenta la ac­tuación de los grupos anarquistas o de los ateneos libertarios. Igualmente este espíritu fue el que impregnó a la época que ana­lizam os. H ubieron huelgas e insurrecciones con tra el Estado, claro, pero en las condiciones en que vivían los trabajadores y ya desengañados de las promesas de los políticos, hubiera sido difí­cil que no se produjeran, aunque no hubiera existido la Federa­ción Anarquista Ibérica.

517 Alvarez Junco, José, «Sobre el anarquismo y el movimiento obrero anda­luz», Estudios de Historia Social, III, 10-11 (abril-junio 1979), p. 275.

518 Véase, para el caso de Valencia, el estudio de Navarro Navarro, Francisco Javier (2002), passim.

519 Un brillante análisis de esta cuestión, para el caso de Andalucía, en Gutié rrez Molina, José Luis (1993), pp. 103 y sgs.

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Sin em bargo, aunque no deja de ser cierto que m uchos grupos se encuadraron en la FA I, ésta no tuvo una im portancia efectiva hasta po r lo m enos 1933 y aun en tonces, la federación de los grupos, al m argen de com ités fue muy im portan te . Pero es que además hubieron muchos grupos que nunca se integraron en la organ ización faista y lógicam ente desaparecen del horizon te histórico.Para conclu ir quiero señalar, tal com o escribe D o lo rs M arín «que de no haber existido una amplia y desconocida base hum a­na con una clara conciencia, preparada ideológicam ente y que podía fácilm ente identificarse con los actores de un proceso de cam bio social, difícilm ente se hubiera producido un fenóm eno com o el de la revolución española del 36-39 . Es decir, que fe­nóm enos com o el de las colectivizaciones, la larga tradición de escuelas racionalistas y el au todidactism o obrero o parte de la form ación de milicias, etc., no se pueden explicar si no tenemos en cuenta que durante años, hom bres y m ujeres en grupos, dis­cutían sobre la posibilidad real de este cambio».520

Por ello, en mi opinión, lo que se tra ta en realidad al despresti­g iar o m in im izar la acción social del anarquism o, lo que yo he dado en llam ar «cultura anarquista», es ocu ltar el hecho, m e- diante la elaboración de brillantes y complicadas teorías históri­cas, por los general faltas de consistencia, de que la lucha contra el C apita l y el Estado, por m edio de la autoorganización, es po­sible.

520 Marín i Silvestre, Dolors (1989-1990), p. 401.

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6 .3 . La República contra tos trabajadores

L o que d u ran te la II repúb lica se p rodu jo en el m ovim iento anarqu ista fue una con tinua ten sión en tre dos concepciones diam etralm ente opuestas del desarrollo de la revolución, por un lado aquellos que confiaban en una insurrección apoyada por una gran parte, de los trabajadores y aquella otra que pretendía un cambio ideológico en profundidad en la conciencia del ind i­viduo.Esta era la situación del m ovim iento anarquista cuando el 14 de abril de 1931, por la fuerza de la presión popular, especialmente en las ciudades, era proclam ada la segunda república. En contra de las críticas que se han hecho a la oposición larvada de los anarquistas a la proclam ación de la m ism a, existen pruebas sufi­cien tes que d em u estran que si no estaban de acuerdo con la misma, tam poco se plantearon una oposición frontal en los p ri­m eros m om entos. C om o alguien ha afirm ado, se lim ita ron a quedarse a la expectativa, aun a sabiendas que el gobierno repu­blicano sería incapaz de resolver los problemas que el país arras­traba desde siem pre, especialm ente en lo que hacía referencia a la cuestión campesina.El viejo anarquista italiano M alatesta, desde su confinam iento en Rom a escrib ía a su am igo y co rre lig ionario B orghi, en tre otras cosas,: «soy de la opinión que los anarquistas y sindicalistas españoles no supieron aprovechar la ocasión que les ofrecía la revolución del 14 de abril con el consiguiente entusiasm o popu­lar»521 . M ientras N ettlau se dejaba llevar por el entusiasm o del m om ento, hasta el punto de llegar a creer en una hipotética co­laboración entre los anarquistas y un gobierno para contribuir a prolongar un estado de libertad relativa que perm itiese la propa­

521 Malatesta, Errico, Epistolario, lettere edite e inedite, 1873-1952, a cura dì Rosaria Bertolucci, Avenza, 19842, p. 352.

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ganda y la organización de las fuerzas revolucionarias. Parecía de p ronto olvidar, siempre en palabras de M alatesta, que quien to ­m a el poder hace todo lo posible por dism inuir y suprimir cual­quier clase de libertad y únicam ente la efectiva y tem ida resis­tencia popular puede ser capaz de frenar estas tendencias liberti­cidas.Los hechos ya se habían encargado de dar la razón al viejo revo­lucionario (las noticias le llegaban con extraordinario retraso y la carta que hem os citado fue escrita en m arzo de 1932). E fecti­vam ente, la coalición republicano-socialista en el gobierno du­ran te el llam ado b ien io constituc ional se dedicó sistem ática­m ente a debilitar al anarquism o. Las leyes que se prom ulgaron en estos dos años estaban dirigidas a coartar la acción sindical de la C N T y a im pedir el desarrollo de los grupos anarquistas. A nte la im posibilidad de llevar a cabo su program a, el gobierno se dedicaba a so lucionar los conflictos m ed ian te la represión. Las m asacres llevadas a cabo p o r la guard ia civil en diferentes puntos del país son buena prueba de ello.

N o deja de ser significativo que en las dos ocasiones que se ha prom ulgado la república en E spaña lo haya hecho sin traum as, como si de una transición lógica se tratara, pero al mismo tiem ­po tam bién sin dem asiada fuerza, quizá por este mismo motivo; pero en cualquier caso su hipotética fortaleza sólo la podía con­seguir de aquellos a los que sistem áticam ente reprimió.E n su estudio sobre la revolución francesa, el historiador francés D aniel G uerin llegaba a conclusiones parecidas al hablar de la posición del virtuoso Robespierre después de haberse deshecho de D anton y de los hebertistas:

La doble liquidación de los hebertistas y de los dantonistas, lo quese ha llamado la «caída de las facciones», había reforzado al go-

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hicrno de salud pública sólo en apariencia. En realidad, salía peli­grosamente debilitado de aquella operación sangrienta. E l mismo había aserrado ¡a rama que lo sujetaba}22

Pasemos ahora a analizar lo que en mi opinión sería el principal com etido de la República y las posibles causas de su fracaso: E n esencia lo que la burguesía progresista perseguía era la revolu­ción urbana defin itiva, es decir, la liquidación de las viejas es­tructuras agrarias en favor de una com pleta revolución industrial que perm itiera la concentración del capital que propiciara el ne­cesario despegue económ ico. E n la coyuntura económ ica in ter­nacional de los años trein ta este in ten to era, sino imposible, su­m am ente difícil, sobre to d o sin con tar con una clase po lítica cohesionada y unos sindicatos proclives a aceptar determ inados sacrificios en aras de una h ipo té tica m ejora en las condiciones de vida de los trabajadores y cam pesinos. La R eform a A graria

:c trató de im pulsar la R epública era deficiente y estaba mal planteada, una versión caricaturizada de la desam ortización de M endizábal y aún en el caso de que se hubiera podido llevar a cabo, lo único que en esencia pretendía era liberar mano de obra agrícola en beneficio de la industria, lo cual, con el alto nivel de desem pleo existente, era una quim era. Paradójicam ente sería el régimen franquista el que llevaría a cabo este proyecto, una vez elim inado cualquier tipo de oposición, aunque probablem ente sin proponérselo y a costa de grandes m igraciones hasta en ton ­ces desconocidas.Por contra, los anarquistas pretendieron desde siempre lograr un equilibrio estructural entre la ciudad y el campo. É sta era, en su concepción, lá única vía posible de superación del secular en­frentam iento entre el cam po y la ciudad y tam bién la única for-

522 Guerin, Daniel, La lucha de clases en el apogeo de la revolución francesa, Ma­drid, 1974, pp. 252-253. Las cursivas son mías.

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mu, a su entender, de poner freno a la centralización defendida po r el C ap ita l y tam b ién p o r el E stad o . C am illo B erneri, el anarquista italiano que posiblemente más se com prom etió con la revolución española pagándolo con su vida, escribió en 1928 un artículo que fue reelaborando posteriorm ente y en el que señala­ba, analizando el fenóm eno ruso de las requisiciones forzadas, esta particularidad de la revolución.

El señor Casanova en el estudio que hemos citado antes afirma: «Que el anarcosindicalism o no ten ía en esos años, ni la había tenido antes, una base social en el m edio agrario resulta una ase­veración fuera de toda duda», m ien tras Ju n co rem acha: «los anarquistas fueron incapaces de elaborar un program a agrario durante la Segunda República (com o lo había sido a lo largo de su prim er m edio siglo de existencia, algo que ya me sorprendió a m í hace años, al estud iar esa época)». Para una ideología que m uchos investigadores han calificado de agrarista resulta como m ínim o sorprendente . Pero n inguna de estas afirm aciones tan rotundas resulta totalm ente cierta.

Por otro lado, tam poco es to talm ente cierto que los anarquistas no tuvieran una alternativa a la Reform a A graria o no dispusie­ran de un program a; com o antes ya he apun tado su p ropósito era integrar en su proyecto revolucionario al conjunto de la so­ciedad y buscar un equilibrio , sum am en te necesario , en tre el m edio u rbano y el rural523 . L as sucesivas resoluciones de los congresos, asambleas y plenos celebrados en aquellos años así lo atestiguan.

523 Un contundente desmentido de las afirmaciones de los profesores men­cionados nos k suministra, para el caso concreto de Cádiz, Gutiérrez M o­lina, José Luis (1993), pp. 141 y sgs.: «la cuestión de la tierra».

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Pero me da la im presión que la intención es cargarse la obra de la revolución: las colectividades, las cuales, bajo esta in terpreta­ción, serían im puestas por la fuerza de las armas de los m ilicia­nos. Si esto se lograra, el objetivo se habría cum plido to ta lm en­te. Ya sólo quedaría la im agen de unos exaltados que querían imponerse al conjunto de la sociedad por m edio de la violencia. Pero no voy a en tra r en este tem a de las colectividades; existen numerosas obras que analizan exhaustivam ente las realizaciones llevadas a cabo en este cam po y a ellas me remito.

Felipe A/áiz, director en 1931 de la edición de Valencia

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Solidaridad Obrera v e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a C A P I T U L O V |

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C A P I T U L O VI Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z Ac r a t a

[ c t i r r e s T i i iD o i l a s . i® ta s i s s i p i o s a s o n a * u n

Revuelta en Figols, 1932

Manuel Villar; director entre 1933y 1935, en las oficinas de la CNT-FA1 en vía Laietana

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4

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E P ÍL O G O

Chíacia el fin a l

Los periódicos y revistas anarquistas al servicio de la guerra y la revolución

La sublevación m ilitar del 18 de julio de 1936 y el subsiguiente estallido revolucionario precipitado por la m ism a, cam biaron radicalm ente el panoram a sociopolítico y económ ico. C om o es lógico tam bién sufrió un vuelco sin precedentes el m undo pe­riodístico. E n las zonas que cayeron en poder de los sublevados desapareció instantáneam ente toda la prensa sospechosa de iz- quierdism o. E n aquellas otras zonas que perm anecieron en m a­nos de la República o de los obreros en arm as, las rotativas de los periódicos de tendencias o sim patías derechistas fueron in ­cautados por éstos y rápidam ente transform ados.E l aum ento de diarios, semanarios y revistas anarquistas y anar­cosindicalistas fue espectacular524 . Pero hay que señalar com o dato que quizá revista una cierta im portancia que la cabecera Solidaridad Obrera solo se m antuvo en Barcelona, donde como se ha visto seguía publicándose desde 1930. U nicam ente se pue­de señalar un caso de m uy corta duración, ya que solo se pudo ed itar un núm ero en Ibiza, donde se publicó esta cabecera. In ­m ediatam ente después de recuperar la isla de m anos de los su­blevados, apareció el p rim er y últim o núm ero el 12 de septiem ­

524 Fue un fenómeno compartido por las demás fuerzas políticas, especial­mente por e! Parrido Comunista.

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bre de 1936. Pocos días después el 20 la isla volvía a caer en m a­nos de los militares.525Casi rodas las ciudades im portan tes de la zona republicana te ­nían al m enos un diario confederal y en algunas com o Barcelo­na- hasta tres y cuatro. Pero, salvo Acracia o C N T w a se repetía la cabecera. Liberación en A licante, Fragua Social en Valencia, Emancipación en A lm ería, Confederación en M urcia, etc., son algunos de los títulos.E l contenido, como es de suponer, tam bién sufrió una transfor­mación radical. N o se trata aquí de hacer un análisis profundo del fenómeno, sino tan solo señalar que las vicisitudes de la gue­rra y el desarrollo de la Revolución pasaron a ocupar una parte im portan te del periódico. E sto cam biaría tam bién de m anera significativa a raíz de los hechos de mayo de 1937 en Barcelona, sobre todo por lo que se refiere a Solidaridad Obretrrlh . En estos años se encargó de la dirección Jacinto Toryho527 con un amplio plantel de redactores y corresponsales de guerra. Som etido a una censura cada vez m ás férrea y a la carestía de papel que se agudi­zó a m edida que se acercaba el desenlace final, continuó su tra- vectoria hasta el 25 de enero de 1939, en su núm ero 2.105. E l día anterior los rebeldes habían hecho su entrada en Barcelona. A p artir de este m om ento la próxim a Solidaridad Obrera que saliera debería hacerlo en la más absoluta clandestinidad.

525 Serra, S. y Sitges, A., «El periode república a Ejvissa i Formentera durant la guerra civil», Randa (Palma Mallorca) 12 (1981), 185221.

526 En cuanto a la tirada, ésta aumentó en una gran proporción y a partir de octubre de 1937 se empezaron a publicar tres ediciones diarias.

527 Toryho sustituyó a Liberto Callejas pocas semanas después del comienzo de la revolución. Puede seguirse la evolución del diario catalán, en esos dramáticos años, en dos excelentes estudios encarados desde ópticas dis­tintas, Peirats Valls, José {19712) y Amorós, Miquel (2003).

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Solidaridad Obrera y e l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a e p í l o g o

E n algunos casos, el diario anarquista surgía com o resultado de la incautación de las rotativas ligadas d irecta o indirectam ente con la sublevación m ilitar; en otrqs era el resultado de uña in ­tensificación de la acción de una de te rm inada tendencia en el seno del m ovim iento anarquista; pero, en cualquier caso, tanto la lucha con tra la sublevación m ilitar, com o el apoyo al proceso revolucionario contó con un apoyo incondicional en las páginas de los periódicos y revistas anarquistas.Por el contrario aquellas que se publicaban con an terioridad al 18 de julio en las zonas donde triu n fó la revolución por regla general continuaron sus publicaciones, com o la revista Estudios de Valencia, de una gran calidad; pero hubieron algunas excep­ciones, la más sobresaliente de las cuales fue, sin duda, el cese de La Revista Blanca de Barcelona -su últim o núm ero, el 388, data del 15 de agosto de 1936- una de las m ejores revistas anarquis­tas españolas y que desde principios de siglo, en sus dos épocas -M ad rid y Barcelona- había contribuido de m odo extraordina­rio a la propaganda y a la extensión del m ovim iento anarquista a lo largo y ancho del país.Todas las tendencias anarquistas tuvieron sus órganos de expre­sión en esos agitados años revolucionarios; incluso el individua­lism o, que en este país no había ten ido una im portancia m uy grande, publicó sus periódicos. E n tre ellos A l Margen de Barce­lona -transferido posteriorm ente a E lda, en A licante- e Ideas de H osp ita le t. La A grupación M ujeres L ibres fue fundada -tras varios m eses de in tensos trabajos- en abril de 1936 y e n ese m ism o mes com enzaron en M adrid la publicación de la revista que sería su portavoz Mujeres Libres; unos meses después de ju­lio fue transferida a Barcelona, donde se encontraba el núcleo más com pacto e im portante de esta organización. Sin embargo, se veía con desconfianza la existencia de una organización anar­quista integrada exclusivamente por mujeres. D e hecho M ujeres

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labres se encontró desde su creación con numerosas dificultades en el seno del m ovim iento anarquista . Las razones que se alu­dían respondían a la desunión y desigualdad que dentro del m o­vim iento libertario supondría la existencia de una organización específicam ente fem enina, lo cual -se suponía- repercutiría ne­gativam ente en el desarrollo de la clase obrera. Esta fue, en lí­neas generales, la respuesta que se les dio cuando pretendieron que se les reconociera com o ram a au tónom a del m ovim iento libertario, ju n to a la C N T, la FA I y la FIJL . A unque su portavoz siguió publicándose, tuvieron que enfrentarse a num erosos pro­blemas que hacían su aparición ex traord inariam ente irregular; pero esto no im pidió.que llevaran a cabo en la retaguardia y en los trentes un trabajo silencioso, pero sum am ente efectivo, ocu­pándose de los heridos, em pleándose en las fábricas, cuidando de los niños c incluso luchando en el frente.L a Federación Anarquista Ibérica (FA I), tam bién desarrolló una intensa actividad propagandística. E n Valencia inició la publica­ción del diario Nosotros y varios sem anarios en otros puntos del país; sin embargo, la tradicional cabecera Tierra y Libertad, aun­que continuó sus publicaciones, en ningún m om ento se convir­tió en diario.Tam bién la Federación Ibérica de Juventudes Libertarías (FIJL) desplegó una gran actividad en el cam po de la propaganda; esta organización había surgido en los prim eros años de la república, po r la necesidad de in teg rar a las nuevas generaciones en un movimiento específico que no podía ser cubierto ni por la CNT, ni por la FAI; siendo los A teneos L ibertarios demasiado genéri­cos para cum plir esta tunción.N o fue fácil que esta nueva form a de organización fuese recono­cida por el resto de organizaciones anarquistas y más tarde in te­grada como organización autónom a en lo que se denom inó M o ­vimiento Libertario: CN T, FA I, FIJL; quizá sea ese el factor que

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explique los pocos periódicos juveniles surgidos antes de julio de 1936. T an sólo Fructidor de M ahón o Vida Nueva de Vilanova y alguno más de los que se tienen escasas noticias.T ras la sublevación m ilitar, este desolado panoram a propagan­dístico de las organizaciones juveniles daría un giro espectacular; fueron editados alrededor de veinte periódicos y revistas, dos de los cuales fueron diarios; el p rim ero , Juventud Libre/FIJL, vio la luz en M ad rid y el otro, tam bién den o m in ad o Juventud Libre, apareció en Valencia, siendo más tarde transferido a Barcelona. A lgunas co lum nas de m ilicianos confederales se do taron , así m ism o, de sus propios órganos de expresión; L a C o lum na de H ierro que salió de Valencia y com batió en el frente de Teruel, editó Línea de Fuego, la colum na Ascaso, publicó Más Allá y las colum nas confederales del centro, publicaron el diario Frente Libertario, con una edición en castellano y o tra en italiano. C om o era previsible los voluntarios anarquistas de otros países que v in ieron a in tegrarse en la lucha revolucionaria con taron tam bién con sus propios órganos de expresión. Guerra di C/asse, editada en Barcelona por el anarquista italiano C am illo Berneri, ju n to con V irgilio G ozzoli y o tros, portavoz de los voluntarios italianos; L'EspagneAntifasciste, tam bién de Barcelona, portavoz de los anarquistas franceses y Die Soziale Revolution, en la m is­m a localidad , era órgano de los anarcosind icalistas alem anes (DAS).N o faltaron revistas y periódicos culturales dedicados al análisis de los diferentes aspectos del anarquism o y su papel en la revo­lución o la crítica a las relaciones sociales, algunas de ellas de una ex traord inaria altura, com o Cultura y Porvenir, de Seo de Urgel; o en o tro aspecto, dedicadas a tem as misceláneos de una gran calidad, no sólo por su contenido, sino tam bién por su p re­sentación, ilustración y grafismo, com o La Ilustración Ibérica, de Barcelona, en la que colaboraron las m ejores plum as del anar­

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quism o español y Umbral de Valencia. Con todo, el grueso de la propaganda lo constituían los órganos de la C N T, portavoces de sindicatos y federaciones.

Redacción en 1936: Arturo Purera (fusilado en Sevilla en julio de 1936), Fernando Pintado, M uñoz (corrector de pruebas), Liberto Callejas —Juan Perelló-

(director de la SoliJ, M anuel Ribas (secretario del C N de CN T), Fontaura, Miguel Terrén

La escasez de papel fue una am enaza constan te para la con ti­nuidad de la propaganda. M uchas publicaciones se vieron en la necesidad de cesar en algún m om ento debido a esta causa e in ­cluso hubo que llegar al acuerdo de suprim ir de form a definitiva algunas de ellas cuando la crisis de papel se agudizó.Este aum ento de la propaganda por las especiales circunstancias de guerra civil prolongada que se generaron, dieron lugar al sur­gim iento de corresponsales y cronistas en núm ero bastante des­tacado, aunque esta ligura periodística no fue nunca en la prensa anarquista m uy num erosa po r razones obvias. Se form aron co­rresponsales de guerra, algunos de ellos, como M auro Bajatierra, m uy conocidos. Este anarquista m adrileño recopiló en un libro sus crónicas del frente de M adrid . Las colectividades, tanto in­

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Solidaridad Obrera v kl periodismo df. raíz ácrata e p í l o g o

dustriales com o campesinas, fueron tam bién otro cam po fructí­fero, sin olvidar las crónicas de la retaguardia, en todos sus as­pectos. j

S O U D á i i M E l O i R I R Ái A B A J O E L F A S C I S M O !C a m ila s : Hay p e aduar a fondo. EI - p l un nasa übüs íEYantarss u n i i salo M D r e Sara fiarrer al l a s c i s i : F p i e a la Htlamez ís las t a a s m i B -narias: i l t e a e í M s i i I j " Í S l a t <LltaI£l“’j *•*■•■■*» < * u icJ íra c l* a S c a n ia ! del rr*fca|*

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Solí del 19 de julio de 1936

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S O L ID Á M D A D O B M tAMUam M U tn m u m i Uoeui MI TtiáMH CUiU»á ■ ® ® íl Ncfjv-n h u cwmmiiw im iu k . i w w m ««Sa

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Cabecera de ¡a Solí

I M t O C O Solidaridad Obrera y l l p e r i o d i s m o d e r a í z á c r a t a

Soli a! Frente y milicianos leyendo

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Page 232: Solidaridad Obrera y El Periodismo de Raiz Acrata - Francisco Madrid

Este libro tra ta de ser un esbozo de lo

que podrían ser las lineas maestras de

un estudio sobre el m ovim iento obrero

español de tendencia anarquista y del

propio m ovim ien to anarquista ,

tom ando como hilo conductor el diario

obrero, pero tam bién todo el

conglomerado cultural que. el

anarquism o desplegó entonces y

continúa desplegando en la actualidad.

Ediciones

SOLIDARIDAD OBRERA