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1 “En Respuesta a la Globalización Neoliberal: el Caso de la Coalición Ciudadana Euro Latinoamericana Frente a los Acuerdos de Libre Comercio Birregionales (UE-ALC)”. Silvia B. Demirdjian, Universidad de Buenos Aires, Argentina (CS 14, nº 2314). 1. INTRODUCCIÓN En el actual sistema mundial, las diversas modalidades (políticas, sociales, económicas, financieras, etc.) que asumen los procesos de integración de los espacios geográficos suponen una determinada relación de fuerzas políticas, que se traduce en la tensión de las mismas a diversas escalas, según los casos que se trate. Por ende, el estudio de las coaliciones opositoras frente a los acuerdos de liberalización comercial comporta relevancia en tanto los mismos, ocultan tras su lógica grandes temas, tales como el desmantelamiento y la desposesión de diversos aspectos de la vida humana y la consecuente pauperización de vastos sectores sociales. Un posible punto de partida para reflexionar históricamente sobre la proliferación y aplicación de los acuerdos de libre comercio, se enmarca al interior de procesos más generales y de alcance mundial que reflejan la relación dialéctica de dos lógicas de poder: la territorial y la capitalista. De modo que, no obstante el conocido derrotero del Estado para legitimarse como forma histórica de dominación política –cuyas crisis en diferentes períodos históricos y más precisamente desde el último cuarto del siglo veinte se manifiesta en sus dimensiones democráticas y sociales así como ideológicas y jurídicas-, es importante señalar que sigue siendo la entidad política que organiza los diversos procesos moleculares de acumulación capitalista. No obstante, el impacto de la reestructuración en las capacidades y fronteras de los Estados nacionales durante las últimas décadas condicionó los márgenes y límites de los gobiernos nacionales al momento de planificar sus políticas públicas y ordenar sus economías domésticas de acuerdo a criterios normativos que cumpliesen con los requisitos éticos-políticos necesarios para el logro de la justicia social. Asimismo, los gobiernos nacionales se vieron impulsados a reconocer la existencia de un mundo sometido cada vez más a relaciones extraterritoriales, lo cual obligó a replantear las estrategias económicas y sociales frente al nuevo contexto de la denominada globalización capitalista neoliberal. La implementación de las políticas de corte neoliberal en el continente americano se llevó a cabo bajo la carencia de una sólida base política, que pudiese complementar -y al mismo tiempo responder- las consecuencias sociales que de aquellas se derivaban (específicamente en los países de América latina y el Caribe). En consecuencia, la ausencia de un marco normativo y material que supusiese pautas de cooperación social intra e interestatales, alertó a distintos sectores de los respectivos países a cuestionar las posibilidades reales de que se lograsen consecuencias beneficiosas para la mayoría de la población. El presente documento se propone contribuir al análisis de la conformación e influencia de estos sectores (articulados en redes y coaliciones sociales transnacionales) en el diseño y resultado de los Tratados de Libre Comercio que se enmarcan en Acuerdos de Asociación Económica, Diálogo Político y Cooperación. Para ello se deberá tener en cuenta el proceso de configuración de las coaliciones y las acciones desarrolladas, así como los logros obtenidos y los límites y retos pendientes. Las redes y coaliciones opositoras que constituyen los estudios de caso están representados por las experiencias de la plataforma Ciudadan@s de México, que surge frente al Acuerdo Global y el TLC UE-México, y de la posterior integración de la Red Birregional Enlazando Alternativas en oposición a los acuerdos que la UE propone entablar con otros países de América Latina y el Caribe (ALC).

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“En Respuesta a la Globalización Neoliberal: el Caso de la Coalición Ciudadana Euro Latinoamericana Frente a los Acuerdos de Libre Comercio Birregionales (UE-ALC)”. Silvia B. Demirdjian, Universidad de Buenos Aires, Argentina (CS 14, nº 2314). 1. INTRODUCCIÓN En el actual sistema mundial, las diversas modalidades (políticas, sociales, económicas, financieras, etc.) que asumen los procesos de integración de los espacios geográficos suponen una determinada relación de fuerzas políticas, que se traduce en la tensión de las mismas a diversas escalas, según los casos que se trate. Por ende, el estudio de las coaliciones opositoras frente a los acuerdos de liberalización comercial comporta relevancia en tanto los mismos, ocultan tras su lógica grandes temas, tales como el desmantelamiento y la desposesión de diversos aspectos de la vida humana y la consecuente pauperización de vastos sectores sociales. Un posible punto de partida para reflexionar históricamente sobre la proliferación y aplicación de los acuerdos de libre comercio, se enmarca al interior de procesos más generales y de alcance mundial que reflejan la relación dialéctica de dos lógicas de poder: la territorial y la capitalista. De modo que, no obstante el conocido derrotero del Estado para legitimarse como forma histórica de dominación política –cuyas crisis en diferentes períodos históricos y más precisamente desde el último cuarto del siglo veinte se manifiesta en sus dimensiones democráticas y sociales así como ideológicas y jurídicas-, es importante señalar que sigue siendo la entidad política que organiza los diversos procesos moleculares de acumulación capitalista. No obstante, el impacto de la reestructuración en las capacidades y fronteras de los Estados nacionales durante las últimas décadas condicionó los márgenes y límites de los gobiernos nacionales al momento de planificar sus políticas públicas y ordenar sus economías domésticas de acuerdo a criterios normativos que cumpliesen con los requisitos éticos-políticos necesarios para el logro de la justicia social. Asimismo, los gobiernos nacionales se vieron impulsados a reconocer la existencia de un mundo sometido cada vez más a relaciones extraterritoriales, lo cual obligó a replantear las estrategias económicas y sociales frente al nuevo contexto de la denominada globalización capitalista neoliberal. La implementación de las políticas de corte neoliberal en el continente americano se llevó a cabo bajo la carencia de una sólida base política, que pudiese complementar -y al mismo tiempo responder- las consecuencias sociales que de aquellas se derivaban (específicamente en los países de América latina y el Caribe). En consecuencia, la ausencia de un marco normativo y material que supusiese pautas de cooperación social intra e interestatales, alertó a distintos sectores de los respectivos países a cuestionar las posibilidades reales de que se lograsen consecuencias beneficiosas para la mayoría de la población. El presente documento se propone contribuir al análisis de la conformación e influencia de estos sectores (articulados en redes y coaliciones sociales transnacionales) en el diseño y resultado de los Tratados de Libre Comercio que se enmarcan en Acuerdos de Asociación Económica, Diálogo Político y Cooperación. Para ello se deberá tener en cuenta el proceso de configuración de las coaliciones y las acciones desarrolladas, así como los logros obtenidos y los límites y retos pendientes. Las redes y coaliciones opositoras que constituyen los estudios de caso están representados por las experiencias de la plataforma Ciudadan@s de México, que surge frente al Acuerdo Global y el TLC UE-México, y de la posterior integración de la Red Birregional Enlazando Alternativas en oposición a los acuerdos que la UE propone entablar con otros países de América Latina y el Caribe (ALC).

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2. UNA VISIÓN GENERAL DEL HORIZONTE HISTÓRICO CONCE PTUAL.

Los análisis referidos a la globalización, como parte del universo de fenómenos y procesos que son materia de estudio de las ciencias sociales, proceden de una multiplicidad de enfoques teóricos a la vez que suponen ciertos desafíos metodológicos. Distintos estudios específicos sobre el tema definen a la globalización de múltiples formas, tanto como un proceso, un principio organizador, un resultado, una coyuntura o un proyecto (McMichael, 2004). Desde las últimas décadas se ha venido observando un gran incremento de las interacciones transnacionales en diversos ámbitos, tales como los sistemas de producción y transferencias financieras, de información, comunicaciones y en lo relativo a desplazamientos masivos de personas. No obstante, es de notar que el proceso de globalización no puede comprenderse simplemente como un desarrollo lineal, universal y homogéneo en el cual todas las sociedades del globo se ven afectadas del mismo modo. Por ende, es preciso discernir que en el seno de este fenómeno, el neoliberalismo ha constituido la corriente ideológica dominante, a partir de la cual, sus partidarios han pretendido enfocar teórico-conceptualmente y gestionar prácticamente sus distintas expresiones. Desde una perspectiva de análisis crítico, sobresalen aquellos planteos que resaltan el carácter desigual y asimétrico existente entre los distintos Estados nacionales de acuerdo a sus propios desarrollos desiguales, lo cual genera formas de vinculación desigual a los procesos de incorporación global (Hobsbawn, 2000; Harvey, 2004). Esta perspectiva supone la existencia de dos lógicas del poder. Una, la lógica territorial, que está ligada a la política estado-imperial en cuanto “políticos y hombres de Estado buscan normalmente resultados que mantengan o aumenten el poder de su propio Estado frente a otros”. Otra, la lógica capitalista, guiada por un proceso molecular de acumulación de capital en el espacio y en el tiempo por medio del cual “el capitalista busca beneficios individuales y solo es responsable ante su círculo social inmediato (aunque se vea limitado por las leyes)” (Harvey, 2004: 40). La relación entre estas dos lógicas debe entenderse de modo conflictivo -y con frecuencia contradictorio-, en cuanto Estado y capital siguen conformando y articulando las relaciones sociales contemporáneas y propician a través de esta dinámica los procesos de acumulación por desposesión. En esta línea de análisis, esta noción viene a representar una forma renovada de la versión histórica de acumulación originaria y se suma a la reproducción ampliada como forma de acumulación capitalista (al interior de la fase actual del imperialismo de tipo capitalista). Otro análisis que se funda también en una línea crítica, afirma que la globalización política incluye tres componentes inherentes a los postulados del “Consenso de Washington”, a los cuáles identifica como: 1- Consenso del Estado débil; 2- Consenso de la democracia liberal; y 3- Consenso sobre la primacía del derecho y del sistema judicial, que vincula a la globalización económica y la política sellando un marco legal que también encuentra forma en los acuerdos de integración comercial. De modo que los cambios acaecidos en el sistema interestatal redujeron la autonomía política y la soberanía efectiva de los estados-nación periféricos y semi periféricos como consecuencia del accionar unilateral de los Estados hegemónicos (y también de las instituciones multilaterales) (Santos, 2005: 246-253). Justamente, este es el intersticio frente al cual se conforman y desarrollan las acciones de las coaliciones opositoras. En la siguiente sección se abordará el tema más específico de los modelos de integración y las lecturas sobre los diversos enfoques sobre las instancias de participación de las mismas. Si bien se debe reconocer que en las raíces del fenómeno de la globalización se detectan significativos aspectos de tipo económico, no obstante, ellos se encuentran

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articulados por los cambios en las relaciones entre los Estados nacionales y al interior de ellos y las transformaciones en la economía mundial. Al respecto es sugerente el punto de vista de Samir Amin sobre el actual momento histórico del capitalismo en relación a la soberanía estatal: “La nueva globalización erosiona por definición la eficiencia de la gestión económica por parte de los Estados nacionales, aunque no abole su existencia (…) la razón de ello es que el capitalismo es más que un sistema económico; su economía es inconcebible sin una dimensión social y política, lo que implica un Estado” (Amin, 1999: 49). En este sentido y como ha sido oportunamente demostrado (Polanyi, [1957] 1989), una comprensión cabal de la globalización exige poder captar la tensión entre Estado y mercado y entre economía y política, despejando la idea de que el mercado -en términos absolutos-, es un sistema autorregulado y autosuficiente completamente autónomo de los dispositivos normativos, materiales y simbólicos del aparato estatal. La centralidad que ocupaba el Estado nacional en el escenario internacional, por lo tanto, fue crecientemente puesta en cuestión en el contexto de esos cambios, representados por el ascenso de las políticas de libre mercado asentadas sobre las bases teóricas de la economía neoliberal. Sklair (2003), por ejemplo, señala la relevancia que comporta la conformación y los alcances de la práctica de lo que denomina una “clase capitalista transnacional”. En lo que respecta a la naturaleza interna de los Estados nacionales, es de destacar que también se han evidenciado profundas transformaciones frente al avance de la globalización, sobre todo como producto de la crisis acaecida en la estructura política y material, incluidos también en cierta medida los Estados de Bienestar. En este sentido, si los procesos de globalización impactan en las relaciones entre los Estados, estos cambios también inciden al interior de cada sociedad nacional, reflejando las complejas relaciones existentes entre lo nacional, lo local y lo global (Sassen, 2007). Como señala Beck: “La globalidad quiere decir que se rompe la unidad del Estado nacional y de la sociedad nacional, y se establecen unas relaciones nuevas de poder y competitividad, unos conflictos y entrecruzamientos entre, por una parte, unidades y actores del mismo Estado nacional y, por la otra, actores, identidades, espacios, situaciones y procesos sociales transnacionales” (2004: 43). En este contexto, el ascenso del proyecto neoliberal también operó en las relaciones entre Estado y sociedad civil planteando significativos desplazamientos y nuevas significaciones. En efecto, existen diferentes tradiciones que han brindado sus respectivas interpretaciones sobre el concepto de sociedad civil, tanto en un nivel epistemológico como político. Si el nacimiento de dicho concepto se vincula a la emergencia de la sociedad moderna y del pensamiento burgués, más recientemente, con el advenimiento del marco otorgado por la globalización capitalista, diversos analistas plantean la creciente presencia de una ‘sociedad civil global’ al tiempo que otros cuestionan los riesgos analíticos así como la potencialidad explicativa de tal concepción. Algunos de los autores más afines a considerar las virtudes de esta noción (Held, 1999; Held y McGrew, 2003) observan que el incremento de las organizaciones internacionales y los movimientos sociales transnacionales han logrado modificar las formas y dinámicas tanto del Estado como de la sociedad civil produciendo un cambio en la naturaleza de la vida política a la que dan en denominar “política global”. Según esta idea, las distinciones tradicionales entre nacional/internacional, territorial/no territorial, dentro/fuera, asumidas en las concepciones convencionales de la política interestatal son actualmente puestas en cuestión. La combinación cada vez mayor que se produce al momento de diseñar y ejecutar políticas entre las redes transnacionales gubernamentales y no gubernamentales tanto como por las instituciones y los actores nacionales son para estos autores manifestaciones de la nueva realidad, bajo la cual

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advierten que el regionalismo no ha sido una barrera para la globalización política sino que, por el contrario, ha sido uno de sus pilares (Hettne, 1998).1 Así pues, son diversos los análisis que identifican las distintas clases de factores que influyeron en la configuración de los regionalismos abiertos o de segunda generación2 (siendo este el tipo frente al cual se organizan las coaliciones objeto de nuestro estudio). De una parte, deben mencionarse los factores endógenos, como los que se dieron durante la década del ochenta en el plano político, ampliando la agenda mediante las dinámicas de concertación en las políticas exteriores, la cooperación ambiental y cuestiones de seguridad -Contadora, Grupo de Río, etc. No obstante, los factores o condicionantes externos son señalados como aquellos que influyeron de forma cardinal. La amenaza representada por la profundización de la construcción europea mediante la creación del mercado común europeo en 1986 y la aparición de la UE en 1992 forjó la idea de una “Europa fortaleza”. Ante esta situación la posibilidad de promover la competitividad internacional de los países miembros de un acuerdo comercial, de aumentar su peso negociador frente a los países desarrollados y de asegurarse un mercado regional ampliado incidieron en la adopción por la vía del “nuevo regionalismo”. Bajo esta pespectiva se concluye que dada la importancia de esta última clase de factores, se trataría de una estrategia de marcado carácter defensivo ante los riesgos de la globalización (Sanahuja, 2007: 77). En esta línea, también existen estudios que hacen énfasis en que este tipo de regionalismo constituye la búsqueda de instrumentos adicionales de política por parte de los países para hacer frente al proceso de competencia mundial, atendiendo a los desafíos y oportunidades que presenta el proceso de globalización (Estevadeordal y Torrent, 2005). En sintonía con estos planteos, ya en el primer lustro de la década del noventa la CEPAL definía el regionalismo abierto como “…el proceso de creciente interdependencia económica a nivel regional, impulsado tanto por acuerdos preferenciales de integración, como por otras políticas en un contexto de creciente apertura y desreglamentación, con el objeto de aumentar la competitividad de los países de la región y de constituir, en la medida de lo posible, un cimiento para una economía internacional más abierta y transparente. Con todo, de no producirse ese escenario óptimo, el regionalismo abierto de todas maneras cumpliría una función importante, en este caso un mecanismo de defensa de los efectos de eventuales presiones proteccionistas en mercados extraregionales” (1994: 8). Por su parte, Hettne y Söderbaum (2000) consideran que la aparición del regionalismo abierto debe leerse como parte de una amplia transformación estructural del sistema global y que constituye el modo que han utilizado el Estado y los actores domésticos para participar, desde una esfera regional, de ese proceso. Otros análisis señalan que, recién con el fin de la Guerra Fría, la democratización en América Latina, y tras la crisis de la deuda externa durante los años ochenta se produjo un resurgimiento del regionalismo, preferentemente de ZLC3 apuntalando de este modo los procesos de apertura unilateral que habían sido iniciados producto de las condicionalidades impuestas por los organismos de crédito internacional

1 Citado en Held y McGrew (2003: 32). 2 A diferencia del regionalismo de primera generación o cerrado, en el cual se cuenta con instituciones supranacionales y fondos de compensación en función de superar las diferencias de desarrollo entre los países que se integran (Botto, 2003). 3 Vale señalar, que desde la teoría de la integración se establece, de acuerdo al nivel de profundidad y coordinación adquirido, la siguiente secuencia progresiva en lo que respecta al ámbito de incumbencia: acuerdos preferenciales de comercio (APC), zonas de libre comercio (ZLC), uniones aduaneras (UA), mercados comunes (MEC), uniones monetarias y económicas (UME) (Botto, 2003).

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(Botto, 2003; Dupas, 1999). Mientras que otras posiciones críticas de índole radical sobre este proceso, tienden también a identificarlo como una estrategia de más amplio alcance que el comercial, en el cual este aspecto sirve como punta de lanza para avanzar sobre aspectos geopolíticos, militares y aquellos que atañen a la biodiversidad (Boron, 2003; Martínez 2003; Teitelbaum, 2004). En este sentido, el regionalismo se relaciona a “un tipo de proyecto de Estado que resulta de las negociaciones entre actores políticos domésticos y que tiene entre sus objetivos la reorganización de espacios geo-económicos particulares” (Grugel y Hout, 1999: 10). Al mismo tiempo, en términos macroeconómicos, se considera que el “desvío del comercio” ocasionado por las distintas modalidades de acuerdos regionales pueden comportar una amenaza para el comercio multilateral (Botto, 2003). En relación a las instancias multilaterales de negociación comercial, vale señalar que el sistema regulatorio del GATT (General Agreement on Tariffs and Trade) fue históricamente el antecedente de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Esta última, creada en 1995 con la inclusión como socios de los países en desarrollo y la promesa de liberar el comercio agrícola, tema altamente protegido por las economías desarrolladas (Tussie, 1998), perpetuó el artículo XXIV del GATT que contemplaba la existencia de uniones aduaneras y acuerdos de libre comercio.4 En virtud del mencionado artículo y como consecuencia de múltiples factores, aproximadamente en la última década y media se produjo un sustancial incremento en el número de acuerdos de libre comercio suscritos. Hasta la década del noventa la integración regional se definía, en términos proteccionistas, por oposición al multilateralismo del GATT. A partir de ese momento esta posición se modifica por una serie de factores entre los cuales se destacan el estancamiento de las negociaciones comerciales de la ronda Uruguay del GATT y la decisión estratégica de Estados Unidos de ampliar su política comercial optando por la vía de la regionalización, sin abandonar la instancia multilateral (Sanahuja, 2007; Dupas, 1999). Esta nueva estrategia comercial de Estados Unidos, también denominada “liberalización competitiva”, es novedosa ya que desde el fin de la Segunda Guerra había alentado la apertura comercial de forma multilateral. A partir de este momento, el país del norte promoverá la apertura de mercados –incluyendo los financieros- tanto a nivel global como regional y bilateral. En la década del noventa también aumenta notablemente la firma de Tratados Bilaterales de Inversión, a través de los cuales los países firmantes garantizan facilidades para los capitales provenientes de la contraparte. Se abre paso así a lo que se entiende como regionalismo de segunda generación o abierto, en el marco del cual se cuentan los tratados de libre comercio que presentan las características de acuerdos comerciales asimétricos

Es relevante también puntualizar la diferencia entre el regionalismo Sur-Sur, y el Norte-Sur, ya que, según se ha mencionado, los regionalismos abiertos pueden establecerse entre países de muy dispar desarrollo. En este sentido Hettne (2002) distingue entre el regionalismo vertical y el regionalismo autónomo, teniendo en cuenta, principalmente, que, en el primero se relacionan grandes potencias con países menos desarrollados, mientras que el segundo se desarrolla en el ámbito sur-sur y al margen de grandes potencias. Ejemplos de regionalismo vertical son el RD-CAFTA o la APEC (que pretende alcanzar una gran ZLC en 2010), mientras que modelos como el ALBA, el TCP e incluso el MERCOSUR son

4 De acuerdo a la parte III del artículo XXIV del GATT, una ZLC es “…un grupo de dos o más territorios aduaneros entre los cuales se eliminan los derechos de aduana y las demás reglamentaciones comerciales restrictivas…con respecto a lo esencial de los intercambios comerciales de los productos originarios de los territorios constitutivos de dicha zona de libre comercio”.

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característicos del regionalismo autónomo. En el marco de esta distinción el presente trabajo se enfoca en casos de regionalismo vertical. En tal sentido, vale recalcar que en la última década, la UE ha impulsado la negociación de acuerdos comerciales asimétricos, de índole muy similar a los que guía la política de Estados Unidos para la región. En efecto, la CEPAL ha manifestado que las autoridades de la UE optaron por la firma de diversos acuerdos entre las regiones para vigorizar y profundizar las relaciones con México frente a la amenaza que para sus intereses representaban el TLCAN y la propuesta del ALCA. Así, en 1995 los gobiernos de la UE firmaron con MERCOSUR un Acuerdo Marco de Cooperación Interregional -aunque no logran un tratado de libre comercio- y con Chile el Acuerdo de Asociación Económica, Diálogo Político y Cooperación, mientras que con México se suscribe en 1997 el denominado Acuerdo Global -es decir, un Acuerdo de Asociación Económica, Dialogo Político y Cooperación- en cuyo marco se formalizó en 1999 un Tratado de Libre Comercio. Regionalismo y Gobernanza. En el marco de los mencionados procesos de regionalización en curso durante los últimos tiempos, ha cobrado auge la cuestión de la gobernanza, lo cual se refleja también en el tratamiento que ha tenido a nivel conceptual. Autores como Held y McGrew (2003) consideran que la gobernanza global si bien dista de constituir un gobierno mundial (en tanto suprema autoridad legal con poder coactivo) es más que un simple sistema de cooperación intergubernamental limitada. La misma responde a la institucionalización de la política global en virtud del gran número de acuerdos multilaterales, de instituciones y regímenes globales y regionales, y de redes y cumbres gubernamentales de acción política mediante los cuales se regula y se interviene en la casi totalidad de los asuntos del mundo. Según esta perspectiva, este gran entramado “toma una cierta dirección política limitada a partir de las actividades del G7 que funciona a modo de directorio global y de la agenda de prioridades globales fijada por las Naciones Unidas” (p. 74), sin que esto llegue a comportar el tipo de programa político centralizado y coordinado típico de los gobiernos nacionales. En el marco de los regionalismos abiertos y en consonancia con el proceso de globalización neoliberal se instauran canales institucionales para la participación de la sociedad civil. La denominada gobernanza forma parte, entonces, de un proceso de implementación de políticas que genera estructuras institucionales para su desarrollo donde participan actores no oficiales articulados en diversas redes sociales o coaliciones transnacionales. Ahora bien, el debate sobre la gobernanza global alberga en su seno por un lado, posiciones afines a una corriente globalista (en su vertiente radical e institucionalista) y por otro, una corriente de índole escéptica. Se trata de las diferentes visiones sobre las cuestiones del poder y la dominación en el escenario que presenta la globalización y remite a las diferentes respuestas pasibles de postular frente a los siguientes interrogantes: “¿quién gobierna, en interés de quién, con qué medios y para qué fines?” (Held y McGrew, 2003: 73). La corriente globalista acepta que la gobernanza global constituye un ámbito cardinal tanto para la promoción como para el rechazo de la globalización. No obstante esta corriente, presenta básicamente dos tipos de enfoques sobre los interrogantes formulados. Por un lado, las posiciones radicales y neomarxistas consideran que las bases institucionales otorgadas por la gobernanza vigente legitiman la forma de dominación del capital corporativo y los intereses de los países con mas poder, vale decir, útil a los propósitos de un orden liberal en el cual priman característicamente los mercados globales,

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la democracia liberal, el imperio internacional de la ley y los derechos humanos como patrón (normas universales) civilizatorio (Duffield, 2001). Otras posiciones de esta corriente reconocen que los primeros propósitos imperan sobre los últimos (Braithwaite y Drahos, 1999). También, dentro de las posiciones radicales, además de aquellas que observan este entramado institucional de la gobernanza global liberal como un espacio sometido al proyecto capitalista global que lleva adelante la clase capitalista transnacional, existen otras que sostienen que dicho entramado se convierte en el objetivo de una amplia gama de movimientos sociales, ONGs, redes, campañas específicas y coaliciones transnacionales que representan un amplio espectro ideológico y se manifiestan a través de diversos repertorios de acción colectiva (acciones directas de protesta social en el espacio público y campañas transnacionales sobre temas específicos) rechazando de pleno el orden vigente. Los autores que adscriben a esta posición abogan por un sistema alternativo de gobernanza global, y si bien consideran al movimiento de oposición a la gobernanza global liberal como agente clave de cambio global progresista ven mucho mas fácil que el cambio se produzca a causa de alguna forma de crisis global, dando paso a lo que denominan un período de posglobalización (Mittleman, 2000) (citados en Held y McGrew, 2003: 79-80). Por otro lado, la posición institucionalista, a diferencia de la visión de los radicales, encuentra un signo más positivo en la infraestructura de gobernanza global, considerando que a su interior también se producen los intersticios desde los cuales se puede llegar a regular la dinámica de la globalización. Divide el sistema en sus componentes explorando de que modo la política específica de la gobernanza global determina los resultados de las medidas políticas globales en los diferentes sectores, produciendo un escenario más complejo y pluralista con un sistema de múltiples niveles, dimensiones y actores en la que las instituciones y la política tiene mucho que decir respecto a la determinación de los resultados de las medidas políticas globales. Aunque no todos los participantes, sean Estados, o intereses de los participantes de la sociedad civil transnacional (tanto los que representan a los intereses corporativos como a las redes de los movimientos sociales y ONGs) consigan tener el mismo grado de influencia en la agenda y los programas de la gobernanza global. En este marco se inscriben tanto las corrientes de autores que hablan de una revolución asociativa global en la que los ciudadanos, las comunidades y los intereses privados se organizan para influir en la dirección y en el contenido de la gobernanza global (Rosenau, 1990), como aquellos que observan este escenario como una instancia de “interdependencia compleja” en el que los rendimientos de la cooperación multilateral son superados por los tradicionales instrumentos “duros” del poder (militares o de coerción económica). En la actualidad, la diferencia sustantiva entre ambos es que la influencia de las redes de movimientos y ONGs de la sociedad civil transnacional -que son materia del presente trabajo- carecen de poder “duro”, incluso del que pueden reunir los sectores del capital corporativo y por tanto su capacidad de influencia e impacto político solo es ponderable en términos de su capacidad para modelar los intereses, actitudes, agendas e identidades de otros actores (Nye, 1990).5 En este sentido, una característica de la gobernanza global es la revisión de los límites entre autoridad pública y poder privado. De tal modo, los institucionalistas consideran que es prioritario un sistema más transparente y democrático de gobernanza global. La corriente escéptica (formada en gran parte por autores realistas), considera que si bien ha habido un incremento de la interacción entre Estados, sociedad civil y distintas organizaciones internacionales, es improbable que pueda

5 Citado en Held y McGrew, 2003: 84.

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haber una gobernanza global que trascienda los tradicionales parámetros geopolíticos, y que alguna otra instancia tenga poder efectivo para determinar la directrices que guían el curso de las cuestiones de política mundial. En este sentido, tienden a postular la idea de una gobernanza internacional más que global determinada por los intereses que proyectan los Estados más poderosos. Así las instituciones internacionales devienen en sus instrumentos. Para algunos escépticos, en el contexto histórico actual, la gobernanza internacional sería el equivalente del antiguo imperialismo (ej. Callinicos, 2007; Amin, 2001). Entre las posiciones críticas que ponderan negativamente la noción de gobernanza se encuentra la de Santos (2007) quien la identifica como un modo de regulación posestatal, estrechamente vinculado a las innovaciones jurídicas que trae aparejada la globalización neoliberal. En esta medida sostiene que, desde mediados de los años noventa, se ha convertido en la matriz política de la globalización neoliberal, “una red que actúa por si misma, que intenta manejar el caos (…) que se ve a sí misma como autogenerada cooperativamente, y, por lo tanto, cree ser todo lo incluyente que sería posible (…). Sin embargo, en este caso, aquello que se excluye, en lugar de reconocerse como tal cosa, está totalmente ausente” (2007: 33). Algunos autores también destacan que estas instancias de participación no garantizan, de por sí, una efectiva legitimidad democrática en sus estructuras y prácticas (Phillips, 2005; Scholte, 2001). Asimismo, otros señalan la diferencia sustantiva entre las formas de gobernanza multinivel de los regionalismos de primera y los de segunda generación y las instancias propuestas por ambos esquemas para la participación de la sociedad civil (Hooghe y Marks, 2001; Phillips 2005). Esta nueva clase de gobernanza económica y política suele ejercitarse en distintos niveles al mismo tiempo (subnacional, regional y supranacional). Remontándose a la crisis de legitimidad acaecida a principios de los años setentas, identifica a la gobernanza como una nueva matriz6 social y política que traduce el recorrido que, durante los últimos treinta años, llevó del reclamo en torno a la legitimidad de los regímenes políticos a su gobernabilidad y de allí, a su gobernanza. En efecto, considera que la noción de gobernanza persigue “armonizar las reivindicaciones a favor de la participación y la inclusión, rechazando la interpretación de la crisis social que parte del concepto de legitimidad, con las exigencias de una mayor autonomía y autorregulación, producto de una interpretación guiada por la idea de gobernabilidad (…) en lugar de resucitar la búsqueda por la legitimidad de los años setenta, busca reconstruir la gobernabilidad de tal forma que se convierta en una concepción alternativa a la legitimidad (Santos, 2007: 36). Fundamentalmente, la crítica que formula Santos en relación a esta matriz, alude a la capacidad de la misma para silenciar conceptos tales como transformación social, participación popular, contrato social, justicia social, relaciones de poder y conflicto social, ubicando en su lugar los de solución de problemas, participación selectiva de interesados, autorregulación, juegos de suma positiva y políticas compensatorias, coordinación y asociación, cohesión social y estabilidad de flujos. De igual modo destaca que, algunos de estos últimos conceptos no tendrían en sí mismo que ser observados de forma negativa por quienes aspiren a una forma democrática profunda. Sin embargo, devienen negativos en cuanto se utilizan en contraposición a los primeros conceptos silenciados, vale decir, cuando no se ponen al servicio de un proyecto de inclusión social y redistribución. En relación al papel que el Estado, desempeña bajo estas condiciones, afirma que el mismo se constituye en socio legítimo de la gobernanza siempre

6 Si bien Jessop (1998) define a este fenómeno como “paradigma de la gobernanza”, para Santos (2007), asignarle este status es excesivo, motivo por el cual opta por denominarla matriz.

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y cuando participe en su capacidad no estatal, es decir, en igualdad de condiciones con los otros socios. No obstante lo cual, señala que el cambio de la pretensión de legitimidad a la de gobernabilidad que se ocasionó por la incapacidad del Estado como regulador de la sociedad “no le privó de su papel como metarregulador, es decir como entidad responsable de crear el espacio para la legitimidad de los reguladores no estatales” (Santos, 2007: 37). Aunque el autor considera que los acuerdos logrados bajo instancias de gobernanza pueden producir algunos beneficios para los grupos menos favorecidos e incluso excluidos, arguye que ello no supone un potencial para la participación popular o la redistribución social como un derecho, en definitiva, que no constituye una vía de emancipación. Se ha observado que diversas formas de acción colectiva se dirigen contra el denominado proceso de globalización. Si previamente a la intensificación de este proceso, los regímenes de regulación tanto multilaterales como regionales ejercían sus controles a través de acuerdos interestatales, a partir de aquí, formas multinivel de regulación incorporan a los actores no estatales y a las agencias supranacionales. En esta medida, Cox (1997) se refiere a la noción de “nuevo multilateralismo”, que se caracteriza por intentar construir un sistema de gobernanza global “desde abajo”. Aún así, la aparición en este escenario de movimientos sociales y ONGs no implica necesariamente el debilitamiento de las instituciones (BM, FMI) del histórico sistema multilateral. En este horizonte y debate teórico conceptual situamos a efectos analíticos un concepto clave en el campo de los estudios sobre acción colectiva, a saber, la estructura de oportunidad política (EOP). Si bien inicialmente el tratamiento que diversos autores realizaron sobre la EOP fue enfocado en su dimensión nacional (Tilly,1978; Kriesi,1992; Tarrow, [1997] 2004), a efectos de abordar la cuestión de la relación entre estructura y agencia transnacional el concepto también ha sido teorizado en relación a la escala internacional profundizando en el campo de estudio de los actores que se movilizan tanto en el contexto nacional como en el internacional (Tarrow, 2004, 2005; della Porta y Tarrow, 2005; Sikkink, 2005). Para ello es preciso notar, como se desarrollará a continuación, que el proceso de globalización se da paralelamente al de internacionalización. Ambos, conforman el contexto socio histórico de esta presentación. 3. ELEMENTOS TEORICOS CONCEPTUALES PARA EL ANÁLISIS . El concepto EOP desde la Teoría de las Relaciones Internacionales. Haciendo hincapié en la propuesta teórica de Tarrow (2005) sobre el campo de estudio que concierne a la política y las relaciones internacionales se establece que el mismo ha sido abordado, principalmente desde tres enfoques: el neorrealismo, el constructivismo y el institucionalismo liberal. Por lo tanto, a los fines de construir el concepto de Internacionalismo (complejo) como Estructura de Oportunidad Política, dicho autor realiza una síntesis superadora de los tres paradigmas mencionados. Acuerda con el enfoque neorrealista en la relevancia de primer orden que guardan los estados como jugadores en política internacional, y, en el hecho fundamental de que las relaciones de poder asimétricas existentes entre ellos son las que determinan la arquitectura del sistema internacional. En consonancia con el interés del paradigma constructivista, presta atención a “cómo las normas e identidades estatales afectan su conducta internacional y cómo las normas globales –o al menos transnacionales– están configurando la conducta internacional y doméstica” (2005: 20). Por último, al igual que los institucionalistas liberales, considera que las unidades estatales son instancias generadoras de prácticas, regímenes e instituciones

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internacionales, con el fin de resolver sus problemas de acción colectiva y controlar la conducta de cada uno de los otros. Ahora bien, se ha dicho que los procesos de globalización e internacionalización son el marco temporal del presente trabajo. Ambos fenómenos se vienen desarrollando de forma paralela, tal como otrora aconteció con los fenómenos analizados por Polanyi (1957) en relación al mercado capitalista y la construcción estatal. A efectos analíticos, entonces, la perspectiva aquí planteada supone que de forma similar a los efectos de la expansión del estado nacional en el siglo XIX, la internacionalización también restringe y crea oportunidades para que los ciudadanos se involucren en la acción colectiva, tanto resistiendo la globalización como alrededor de otros asuntos. Así, globalización e internacionalización son distintos procesos que intersectan pero no pueden ser reducidos el uno al otro. La importancia de diferenciar entre globalización e internacionalización reside entonces en identificar el punto específico en el cual se inserta la posibilidad de desarrollo de la acción colectiva. Es precisamente en las relaciones triangulares que se establecen entre estados, actores no estatales y organizaciones, regímenes e institucionales internacionales, donde se ubican las prácticas concretas de las coaliciones objeto del caso que aquí se presenta. En efecto, el internacionalismo “ofrece el espacio de oportunidad dentro del cual los actores domésticos pueden moverse, encontrarse con otros como ellos mismos y formar coaliciones que trasciendan sus fronteras…” (Tarrow 2005: 25). Se identifica este tipo de internacionalismo e internacionalización con instituciones como las Naciones Unidas, el BM, la OMC y también en alianzas regionales y acuerdos como la UE y el TLCAN, en las redes de vínculos informales entre capitalistas, organizaciones no gubernamentales, y redes de denuncia, etc. En ese contexto se ejercerá el lobby y/o la protesta, se identificaran estados amigos, y algunas veces se formaran coaliciones globales/nacionales exitosas. Así, Tarrow considera que su posición sobre el concepto, tanto como la de Kazenstein, describe un proceso que reafirma el papel de los estados nación como actores básicos en el sistema internacional en contraste con las perspectivas sobre la globalización que diluyen el lugar de dichos actores. Sin embargo, enfatiza que su perspectiva amplía la versión de Kazenstein -quien enfoca su análisis básicamente en una dimensión horizontal, es decir sobre las relaciones interestatales- considerando que esta concepción de la internacionalización incluye tres tendencias interrelacionadas: 1) una creciente densidad horizontal de relaciones a través de estados, funcionarios gubernamentales y actores no estatales; 2) un incremento de vínculos verticales entre los niveles subnacional, nacional e internacional; y 3) una estructura formal e informal mejorada que invita al activismo transnacional y facilita la formación de redes de actores no estatales, estados y actores internacionales. En esta medida, según el autor, el concepto de internacionalismo (complejo) constituye una ampliación de la teoría de la oportunidad política aplicada a la investigación de movimientos sociales domésticos.

En la arena de la política transnacional, esta noción se funda, entonces, en tres desarrollos de la teoría de las relaciones internacionales, a saber: 1) las relaciones transnacionales, en virtud del avance de las perspectivas de los autores neorrealistas que brindó la base para que ulteriores aproximaciones postulen un enfoque de la política internacional más pluralista; 2) el estudio de las “estructuras domésticas”, debido al interés de un conjunto de autores que durante las décadas del setenta y ochenta lleva este ámbito de estudio al de la economía política internacional; y 3) los recientes abordajes constructivistas, surgidos de un grupo de estudiosos del campo de las izquierdas que, coincidiendo parcialmente con el anterior conjunto de autores, enfocaron su atención hacia

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un campo más amplio de actores no estatales y su incursión en la arena internacional. De modo que, ubicando el activismo verticalmente hacia instituciones internacionales, y, horizontalmente a lo largo de las fronteras, los constructivistas regresaron al terreno de las relaciones transnacionales que Keohane y Nye habían explorado dos décadas antes, pero con una más rica concepción de la denuncia internacional (advocacy) (Tarrow, 2005: 21-22). En efecto, los constructivistas recurrieron al institucionalismo sociológico para argüir que las normas se difunden a través de las líneas estatales por imitación institucional y también aplicaron sus ideas al desempeño de los actores no estatales, primero en la forma de comunidades epistémicas de expertos (Haas, 1992) y luego en la forma de grupos de defensa (advocacy groups) (Sikkink, 1993; Keck y Sikkink, 1998; Finnemore y Sikkink, 1998). Sin embargo, aún cuando estas tres corrientes coinciden en asignar a los actores no estatales un lugar legítimo en la teoría de las relaciones internacionales y en desautorizar la separación de la política doméstica y la internacional, para Tarrow la perspectiva de síntesis constructivista transnacional no alcanza a especificar en toda su profundidad las clases de grupos y la variedad de las acciones colectivas que atraviesan las fronteras. Por ello, considera esencial remitir a las contribuciones de la teoría del movimiento social, cuestión que se aborda a continuación. Acción Colectiva y Formación de Coaliciones Transnacionales.

En esta sección se consideran más detenidamente los conceptos de utilidad para el estuio del tema referido a las coaliciones transnacionales. A los efectos de indagar sobre el surgimiento y caracterización de las mismas en su capacidad para oponerse a las agendas de los regionalismos abiertos típicos del contexto de globalización bajo el signo del neoliberalismo, es pertinente distinguir entre las nociones de movimientos sociales, redes y coaliciones transnacionales. Se puntualiza entonces el giro en el andamiaje conceptual de los movimientos sociales y la acción colectiva del nivel nacional al transnacional. En primer lugar, definimos con Tarrow la noción de movimiento social como “desafíos colectivos planteados por personas que comparten objetivos comunes y solidaridad en una interacción mantenida con las elites, los oponentes y las autoridades” (2004: 26). Si bien este autor, entre otros, ha considerado fundamental el marco que han representado históricamente los modernos estados nación para las contestaciones políticas, la presencia de nuevos actores protagónicos en la escena internacional lo lleva a interesarse por los denominados movimientos sociales transnacionales, a los que define como “interacciones contenciosas de grupos o individuos que desafían de forma sostenida a determinados oponentes, nacionales o no nacionales, mediante redes interconectadas que traspasan las fronteras nacionales”. Igualmente, sigue ponderando la relevancia que comporta la escala doméstica de la organización y afirma que “lo fundamental de esta definición es que los rebeldes o descontentos que organizan el desafío estén integrados en redes sociales domésticas y conectados entre sí de manera más que esporádica mediante formas comunes de entender el mundo, o mediante lazos informales u organizativos, y que sus desafíos no se queden en la palabra, sino que se reflejen en actos” (Tarrow, 2004: 257-258). Con respecto al tratamiento de las redes y el activismo transnacionales Smith, Chatfield y Pagnucco (1997) definen a los actores no estatales que han sido objeto de atención de la literatura sobre globalización (transnational movement organizations -TSMOs) como "un conjunto de organizaciones de movimientos sociales operando en mas de dos estados" (1997: 43). Por su parte, Margaret Keck y Kathryn Sikkink (1998) estudian las redes

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temáticas de denuncia (transnacional advocacy networks) refiriéndose a las mismas como “espacios políticos en los cuales los actores situados diferencialmente negocian -formal o informalmente- los significados sociales, culturales y políticos de su proyecto conjunto” (1998: 3). A su vez, con este concepto pretenden evocar “la dimensión estructurada y estructurante en las acciones de estos agentes complejos que no sólo participan en nuevas áreas de políticas sino que también las performan" (1998: 4), y colocan el acento en el conocimiento y la creencia de que los individuos pueden marcar una diferencia en el uso creativo de información y el empleo de parte de actores no gubernamentales de estrategias políticas sofisticadas para orientar sus campañas. La diferencia entre este concepto de redes temáticas de denuncia (transnacional advocacy networks) y el de movimientos sociales transnacionales reside en que estos últimos se caracterizan por encontrarse, como hemos señalado mas arriba, integrados de forma sostenida en redes sociales domésticas (Tarrow, 2004: 262-264). Con todo, aún cuando resulta menos significativa que otras, la noción de red es propiamente útil para mapear donde se ubica el potencial para la formación de coaliciones (Tarrow, 2005: 164). En lo relativo al enfoque conceptual sobre coaliciones, la perspectiva propuesta detalla que los factores que operan como condición de posibilidad para la convergencia de diversos grupos de actores son: la probabilidad de tomar ventaja de una fuente de recursos, la necesidad de combinarse contra amenazas comunes, la urgencia de producir solidaridad entre miembros de categorías cercanas, y, en algunos casos el intento de aproximarse a la lógica de “coaliciones de victorias mínimas”. Todos ellos se relacionan a la percepción de los distintos grupos sobre las oportunidades y amenazas del contexto.7 Por ende, es posible definir este concepto como “una forma genérica que puede incluir una amplia variedad de arreglos negociados por dos o más organizaciones coordinando objetivos, demandas, estrategias de influencia y eventos”. Así pues y a los efectos de construir una tipología de las formas de coaliciones transnacionales considera que el alcance de la cooperación varía sobre al menos dos dimensiones: 1) el nivel de la cooperación; y 2) su duración (Tarrow, 2005: 164-7). En función de estas dos dimensiones surge la siguiente tipología sobre las cuatro formas de coaliciones transnacionales que, sucintamente, se detallan a continuación. La primera, la coalición instrumental, que es el tipo más simple, combina una cooperación por corto tiempo con un bajo nivel de participación. Aquí los grupos se unen alrededor de una coyuntura ocasional de interés o programa, pero se dispersan o mantienen vínculos puramente formales luego que el tema que los llevó a unirse se disipa. Segundo, las coaliciones por acontecimientos, son también de un término de corta duración pero están basadas en un alto nivel de participación y tienen potencial para futuras colaboraciones cuando ellas traban alianzas entre gente que reconoce identidades compartidas en el proceso de acción colectiva. Tercero, las federaciones, combina un bajo nivel de participación de sus organizaciones miembro (cuyo principal compromiso queda reservado para los objetivos propios de las organizaciones) con colaboraciones a largo término. Por último, las coaliciones de campaña, a favor o en contra de alguna cuestión, combinan una participación de alta intensidad con una cooperación a largo plazo (Tarrow, 2005: 167-174).

7 Los estudios relativos a la cuestión coinciden en afirmar que estas formaciones también enfrentan durante el transcurso del tiempo diversos costos, y que aunque el balance de costos y beneficios para las coaliciones transnacionales puede cambiar en relación con las domésticas, sus dinámicas no son particularmente distintas.

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Los repertorios de la acción colectiva transnacional. A partir de los años noventa, los especialistas sobre el tema destacan la presencia de campañas transnacionales, organizaciones de movimientos y coaliciones transnacionales surgidas como parte de la dinámica de la globalización. Todo ello también gracias a las nuevas tecnologías de comunicación y el amplio acceso a las mismas de parte de determinados sectores de la sociedad civil a nivel global, lo cual brinda la capacidad para que las campañas de los movimientos sean organizadas rápida y efectivamente de muchas formas a la vez. En esta medida no hay que confundir la noción de campaña con la de movimientos sociales domésticos o transnacionales. Asimismo, se han añadido al repertorio de la protesta con una presencia destacable las contracumbres y boicots de grandes corporaciones. A este respecto, Tilly (2005) afirma: “Los cambios esperados en las campañas y repertorios han estado teniendo lugar, con toda probabilidad, desde el final del siglo veinte. (…) las actuaciones orientadas internacionalmente combinan códigos que unen estrechamente a los participantes a sus propias localidades y grupos con otros códigos WUNC de significado universal…” (p. 20-21) (WUNC, del inglés: Worthiness, Unity, Numbers, Commitment). En lo que concierne al tratamiento de los repertorios de la acción colectiva se debe considerar la noción de “repertorio modular” que, históricamente, refiere a la difusión de formas flexibles, adaptables e indirectas de acción colectiva que derivaron en movimientos sociales y que continúa bajo el actual imperio de las comunicaciones globales y la aparición de movimientos, redes y coalciones transnacionales. Si bien existe evidencia histórica de las diversas formas de activismo transnacional durante el desarrollo histórico de los estados nacionales8, lo nuevo y diferente de la ola contemporánea de activismo transnacional es que involucra a un amplio espectro de gente ordinaria y de elites, y que abarca una variedad más amplia de asuntos domésticos e internacionales, destacándose su conexión con la ola actual de la 1) globalización y 2) sus relaciones con la cambiante estructura de oportunidad política internacional (internacionalismo complejo). Por otra parte, a efectos de abordar las dinámicas de interacción de los grupos y coaliciones en relación al diseño de acuerdos y negociaciones, una caracterización reconocida los define en función de sus prácticas y estrategias, como insiders y outsiders. Los primeros, insiders, son los grupos que favorecen la cooperación, participan e intentan trabajar de forma más cercana al proceso oficial, comprometiendo a veces sus demandas con el fin de hacerlas más viables políticamente. Como outsiders se designa a aquellos grupos que apoyan estrategias más contestatarias, ejercen presión externa articulando sus demandas de manera más explícita y muchas veces en contraposición con las posiciones del gobierno (Pagés, 2000: 172; Korzeniewicz y Smith, 2003: 49). Algunos estudios, señalan que los grupos de la sociedad civil se mueven entre estrategias insiders y outsiders, a través de distintos niveles y arenas políticas. De tal manera, así como los estados practican un juego en dos niveles, también la sociedad civil se involucra en un tipo denominado double-edged diplomacy, dependiendo de cada una de las estructuras de oportunidades políticas disponibles (Sikkink, 2005; della Porta y Tarrow, 2005). Vale destacar que el tema de la 8 Como las que operaban mediante el mecanismo de la difusión de movimientos a través de las fronteras (ej. el movimiento antiesclavista, la difusión del anarquismo, la difusión de la Reforma, la difusión del nacionalismo por vía del colonialismo, la imprenta y los trenes); y mediante el mecanismo de la movilización internacional (ej. la campaña del 1º de mayo como Día Internacional del Trabajador) (Keck y Sikkink, 1998; Smith et al., 1997). Ambos fueron estudiados y definidos como “modularidad” de la protesta, observando la adaptación de las formas y los marcos de acción colectiva.

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participación y el activismo en la clase de procesos bajo estudio se ha abordado desde diversas perspectivas teóricas, identificándolos como: una expresión de la sociedad civil global que puede erigirse en portadora de un orden global más democrático y justo (Beck, 2004b; Held y McGrew, 2003); como agentes con potencialidad de cambio a la vez que con riesgos de mantener el statu quo (Serbin, 2000), o como parte de las fuerzas contra-hegemónicas y anti-sistémicas (Santos, 1998, 2005; Cox, 1997; Harvey, 2003, 2004). A continuación se realiza una aproximación descriptivo-analítica a los casos de las coaliciones birregionales propuestos. 4. EL CASO DE LA COALICIÓN “CIUDADAN@S” Y REDES EUR OPEAS FRENTE AL ACUERDO GLOBAL TLCUEM Y DE LA RED BIRREGI ONAL ENLAZANDO ALTERNATIVAS: UNA APROXIMACIÓN DESCRIPTIV O ANALÍTICA. Ciudadan@s es un grupo de organizaciones y movimientos sociales que promueve la participación ciudadana en el marco del Acuerdo Global incluido el acuerdo de libre comercio entre México y la Unión Europea. Bajo la consideración de que los acuerdos comerciales entre naciones tienen efectos en la vida pública de sus sociedades el grupo fue formado en 1996 con la intención de generar propuestas para ampliar y modificar la agenda comercial, así como dar prioridad a los temas que han permanecido en los márgenes del diálogo oficial en el marco de las negociaciones.9 En el momento de su creación, esta coalición procura entablar lazos con organizaciones civiles europeas con el fin de elaborar una agenda común y producir un pronunciamiento conjunto explícito con respecto al proceso económico y político que afecta a las sociedades involucradas. Asimismo, expresan la intención de mantener informado tanto al Parlamento Europeo como al congreso mexicano de las actividades que desarrollaban. En esta primer etapa, previa a la firma del acuerdo, promovieron distintos foros de discusión de la sociedad civil para debatir y reflexionar sobre los posibles impactos en materia de derechos humanos que podría tener la firma de un eventual acuerdo, y con el objetivo de elaborar propuestas que modificaran la agenda exclusivamente comercial a fin de que se incluyeran aquellos temas que no fueron inicialmente considerados en las negociaciones. Eran proclives a ampliar la participación en el debate para incluir otros puntos de vista que el del gobierno a los fines de reducir las consecuencias negativas que consideraban, este tipo de acuerdos comerciales, ocasiona a la población y las instituciones. Esta coalición era partidaria de que el gobierno mexicano ampliase la participación ciudadana en esta clase de negociaciones tanto como de que se transparentasen los procesos en curso de las mismas. También abogaban por que se evaluasen las consecuencias que estas podrían acarrear y por que se informase sobre los impactos de los tratados comerciales que ya habían sido firmados por el gobierno. Se procuró incidir al interior de la Cámara de Diputados mexicana y ante el Parlamento Europeo para presionar a los gobiernos a que reconsideraran el acuerdo, y se tomaran en cuenta los intereses de la sociedad, pero sobre todo que se reconocieran las asimetrías existentes entre los países firmantes. En esta medida, sólo el parlamento alemán retrasó la ratificación del acuerdo pues considero que en México no había garantías suficientes para el respeto de los derechos humanos. Según expresan organizaciones de la sociedad civil

9 Fuente: “First Report by Ciudadan@s de México ante los Acuerdos de Libre comercio con la Unión Europea” (1997).

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mexicana (RMALC, Equipo Pueblo y el Centro de Derechos humanos Miguel Agustín Pro -que forman parte de la membresía de Ciudadan@s) y europea (CIFCA), tanto durante la negociación como luego de la firma del Acuerdo, se ha bregado por el derecho a la información sobre los contenidos del mismo así como también por que se consulte a las sociedades civiles involucradas, todo ello en aras de un diseño que cuente con la legitimidad otorgada por amplios sectores sociales. A continuación, mencionamos tres momentos en los que se logró una instancia de diálogo entre gobiernos y sociedad civil, ex post la firma del Acuerdo Global y del TLCUEM. Por una parte, se realizaron dos Foros con la Sociedad Civil México – Unión Europea. El primero de ellos tuvo lugar en Bruselas en noviembre de 2002 y el segundo en ciudad de México en marzo de 2005. Estos foros constituyen una primera oportunidad de diálogo social entre autoridades y organizaciones sociales en cuyo marco se presentaron reiteradamente una serie de propuestas, las cuales no obtuvieron ninguna clase de respuesta formal de parte de las instancias oficiales. Según las organizaciones sociales impulsoras de estos Foros los mismos son la resultante de la demanda y presión ejercida por redes de ONGs mexicanas y europeas que consideran prioritario crear mecanismos reales que otorguen una dimensión positiva a la “cláusula democrática” del acuerdo comercial y que se implemente efectivamente el diálogo político al que alude el Acuerdo Global como forma de monitorear y observar los impactos del mismo. Básicamente, las propuestas se refieren a otorgar una dimensión positiva a la cláusula democrática en cada uno de los tres aspectos generales del Acuerdo Global. En lo que compete al aspecto del Diálogo Político, se propone que, con base en el Artículo 49 del Acuerdo Global, se cree un Comité Consultivo Mixto (integrado por miembros de los sectores sociales, económico y civil de todos los países involucrados) que sirva de órgano consultor al Consejo Conjunto y permita la apertura de espacios de participación a las organizaciones de la sociedad civil. En lo referente al aspecto de Cooperación, Comercio e Inversión, se plantea la creación de un Observatorio Social, que de acuerdo con lo establecido en el Acuerdo Global, elabore obligatoriamente informes periódicos anuales, por parte de los Estados. Este observatorio social, tendría funciones de monitoreo y evaluación pero además posibilitaría la incidencia efectiva en la formulación de políticas públicas que favoreciesen la aplicación positiva de la cláusula democrática y en particular el respeto de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en ambas regiones.10 La red birregional Europa-América Latina y Caribe denominada Enlazando Alternativas surge formalmente en ocasión de la realización del Encuentro Social realizado del 25 al 29 de mayo de 2004 en Guadalajara, México frente a la Tercer Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE, América Latina y el Caribe. Los motivos de su creación residen en concientizar sobre las políticas neoliberales de la UE y su agenda comercial que se encuentran lideradas por el poder de las corporaciones transnacionales y en la idea de que la UE tiene como objetivos asegurar el acceso de sus economías a los mercados latinoamericanos y caribeños de manera irrestringida. Así, la creación de esta red birregional reflejó la necesidad de incrementar las resistencias por parte de la sociedad civil latinoamericana y europea al “proyecto europeo”, a las empresas transnacionales con base en la UE y a las políticas internacionales de “libre” comercio”. Partiendo de la idea de que los históricos vínculos de solidaridad entre ambas regiones se remontan a la época de las

10 Fuente: Castañeda Bustamante Norma, DECA; Equipo Pueblo (2005) El Acuerdo global México- UE. Propuestas y Alternativas civiles.

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dictaduras, la red propone recuperar, a la vez que superar, aquel concepto de solidaridad.11 Así, se plantea la creación de una agenda propositiva y de reivindicaciones comunes que le permitan incidir en el debate sobre las relaciones UE-ALC en el ámbito gubernamental, y definir un plan de acción como sociedad civil en una variedad de temas concernientes a las dos regiones. Esta red se encuentra abierta a la participación de movimientos sociales, ONGs, sindicatos, organizaciones de derechos humanos, de campesinos, ecologistas, indígenas migrantes y refugiados, organizaciones políticas, y a mujeres y hombres en general que pretendan involucrarse en un espacio de acción y reflexión común. Vale señalar que el rol desempeñado por los sectores sindicales a nivel europeo en esta clase de articulaciones ha comportado un bajo nivel de involucramiento en relación a otros dos casos desarrollados desde fines de la década del noventa en el continente americano. En cuanto forman parte de la membresía su participación asume principalmente un carácter formal. Algunas redes y coaliciones como la ASC y varios de sus capítulos nacionales y redes sectoriales regionales que en ella se aglutinan, ya venían desarrollando una intensa actividad en el continente americano como consecuencia del proceso de movilización y resistencia al ALCA y tienen una relevante participación en la conformación de esta red Birregional. A Continuación se realiza una breve periodización histórica sobre esta red birregional que surge una vez iniciado el proceso de realización de las Cumbres de Jefes de Estado y Gobierno UE-ALC. En ocasión de la ya mencionada reunión oficial en 2004 en Guadalajara, se desarrolla el primer Encuentro Social convocado por organizaciones locales, y por redes y organizaciones que logran articularse desde ambos continentes.12 Aproximadamente cuatro años después de la entrada en vigencia del

11 Fuente: http://www.enlazandoalternativas.org 12 El detalle de las organizaciones convocantes por ciudad y país sede, y a nivel birregional es: GUADALAJARA: Promotora “Otro mayo Guadalajara”, Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC), Sindicato Nacional Revolucionario de Trabajadores de la Cia. Hulera Euzkadi, S.A. (SNRTE), Colectivo Ecologista Jalisco (CEJ), Movimiento Humanista en Guadalajara, Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, UdeG (DEILA, CUCSH), Centro de Reflexión y Acción Laboral (CEREAL), Comunidades Religiosas Insertas en Medios Populares (CRIMPO). MÉXICO: Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC), DECA-Equipo Pueblo, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Pro), Frente Auténtico del Trabajo (FAT), Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Red Nacional Género y Economía (REDGE), Marcha Mundial de las Mujeres en México (MMM-M), Movimiento Ciudadano por la Democracia (MCD), Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), Centro de Derechos Humanos Tepeyac del Istmo de Tehuantepec (CDHTT), Convergencia de Organismos Civiles por la Democracia (Convergencia), Comité Cancún Altermundista, Centro de Investigaciones Económicas y Políticas (CIEPAC), Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), Colectivo Azul, Guardianes del Cerro de San Pedro, San Luis Potosí, Patronato Pro Defensa del Patrimonio Histórico y Cultural de Cerro de San Pedro A.C. Frente Indígena, Campesino y Popular, Coalición Pro Justicia en las Maquiladoras (CJM), Servicios para la Paz (Serapaz). AMERICA LATINA Y CARIBE: Alianza Social Continental (ASC), Alianza Chilena por un Comercio Justo y Responsable (ACJR), Amigos de la Tierra (Uruguay), Red Brasileña por la Integración de los Pueblos (REBRIP), Jubileo Sur, Red Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía, Foro de Participación Ciudadana (FOCO-Agentina), Plataforma Haitiana en Defensa de un Desarrollo Alternativo (PADPA), Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA (RECALCA), Centro para la Defensa del Consumidor (CDC-El Salvador). EUROPA: Colectivo de Organización de Francia del Encuentro de Guadalajara (Espace Marx, France Amérique Latine, Revista Volcan, Colectivo Calpa, Asociación France-Cuba, Asociación por un Contrato Mundial del Agua- ACME, CEDETIM); Iniciativa de Copenhague para América Central y México (CIFCA):

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TLCUEM, durante el mencionado Encuentro Social Enlazando Alternativas en abril de 2004 en Guadalajara, se produce la participación de representantes de las organizaciones sociales mexicanas como parte de la delegación oficial (de FAT y de Equipo Pueblo). Este tipo de acciones tuvo como resultado la modificación de algunos párrafos sobre cooperación y cohesión social de la declaración final de la cumbre oficial. Sin embargo, esta clase de incidencia no ha redundado en compromisos formales para la aplicación y el monitoreo de los contenidos del acuerdo. Es importante puntualizar algunos acontecimientos que resultaron propicios para el desarrollo de este primer Encuentro Social de Enlazando Alternativas en tanto factores de la EOP internacional. El clima de descontento social y activismo generado en torno a las negociaciones de la OMC y particularmente el desenlace de los hechos acaecidos el año anterior (2003) durante la Reunión Ministerial de dicha organización multilateral en Cancún.13 También, en lo relativo a las negociaciones del ALCA, aún cuando no avanzaban según lo planeado por sus proponentes las mismas se encontraban en el tramo final del calendario trazado originalmente. En ese contexto se presentaba la necesaria reformulación de los temas en que la ASC se debía enfocar y se produce la articulación birregional con otras redes y organizaciones de Europa para enfrentarse a las consecuencias de la negociación de los acuerdos comerciales entre ambas regiones cuestionando la naturaleza de las inversiones de las empresas europeas en América Latina y el Caribe. Por otra parte, la crisis y los debates generados en la UE en torno a la cuestión del texto de la Constitución y, el consiguiente clima de malestar social de parte de las organizaciones y redes de movimientos que se oponían a los términos planteados en la misma, también reflejaban una visión crítica sobre el modelo del “proyecto europeo” que estipulaba. Así, los objetivos que se propusieron en para este primer Encuentro Social fueron: a) Revisar las implicaciones del contenido que se pretende dar a la “cohesión social”, tema discutido por los mandatarios de la UE, Latinoamérica y el Caribe, demostrando la inviabilidad del modelo y formular propuestas para la construcción de la paz, la democracia, y un desarrollo incluyente, justo y sustentable; b) Analizar las formas de organización a nivel Birregional y definir estrategias diversas que permitan la articulación desde los propios espacios; y c) Realizar acciones y movilizaciones que visibilicen la inconformidad social como una forma pública de presión popular.14 Posteriormente, varios momentos fueron propicios para la realización de reuniones que ayudaron a ir consolidando la red: el Foro Social Europeo en Londres (octubre 2004), una reunión realizada en Bruselas (noviembre de 2004), el Foro Social Mundial en Porto Alegre (enero 2005), el Foro Social de las Américas en Quito (julio, 2006). Algunos meses antes de este último foro social, del 10 al 13 de mayo de 2006, se realizó en Viena el segundo Encuentro Social “Enlazando Alternativas 2” de cara a la cuarta Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno UE-ALC. Las más de 200 organizaciones que firmaron la Convocatoria a Viena, llamaron a crear “Alternativas sociales en una nueva era de las relaciones Europa-América Latina y el Caribe”. Este encuentro que contribuyó al fortalecimiento de la red birregional, se organizó en base al tratamiento de temáticas

Transnational Institute (TNI-Holanda), Centro Nacional de Cooperación al Desarrollo (CNCD), Comisión Justicia y Paz Francófona de Bélgica, FIAN-International, Fos, Kwia, Mani Tese, Novib, Oxfam-GB, Oxfam-Solidaridad; Asociación por la Tasación de las Transacciones especulativas para Apoyo al Ciudadano (ATTAC). 13 Para un análisis de coyuntura sobre el significado y los desafíos planteados luego de esta reunión multilateral, véase, Bello (2003) y de la Cueva (2003). 14 Fuente: sitio http://www.enlazandoalternativas.org

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relacionadas a cinco áreas claves: -los efectos de la globalización neoliberal; -la cooperación al desarrollo UE-ALC; -militarización y los derechos humanos; -diálogo político UE-ALC; y -estrategias alternativas de integración regional. Asimismo, una de las actividades centrales de este encuentro fue la realización de una Sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos sobre “Políticas neoliberales y transnacionales europeas en América latina y el Caribe” en el marco de la cual se expusieron las violaciones a los derechos humanos y ambientales de parte de 25 empresas transnacionales con base en la UE y sus subsidiarias (por ej. Repsol YPF, Unión Fenosa, Suez Unilever, Shell y bancos europeos). La acción que desarrolló el Tribunal en el marco del mismo, propició el establecimiento de áreas de cooperación birregional en una campaña sobre empresas transnacionales comprometiéndose a “investigar las diversas formas de enfrentarse a la impunidad con la que las transnacionales actúan en el actual régimen de comercio e inversión”.15 Este tipo de acción comporta una de las más relevantes dinámicas de denuncia. El Encuentro de Viena (Enlazando Alternativas 2) contribuyó a la consolidación de la iniciativa y en la declaración final del mismo, se planteó mantener una línea de confrontación a la continuidad de las políticas neoliberales de liberalización comercial que los gobiernos de la UE y varios de América Latina y el Caribe vienen implementando y que proponen extender mediante nuevos Acuerdos de Asociación. En este sentido manifiestan su "rechazo al intento de la Unión Europea de impulsar un área de libre comercio para el conjunto de la región en 2010, así como la voluntad expresa de profundizar los acuerdos ya existentes con México y Chile, concretar un acuerdo de la misma naturaleza con MERCOSUR, y promover acuerdos similares con Centroamérica y la Región Andina".16 La tercera edición del Encuentro Enlazando Alternativas 3 tuvo lugar en la ciudad de Lima, Perú en 2008. En los días previos a la misma, parlamentarios de izquierda que se encontraban reunidos en la mencionada ciudad en el marco de la cumbre oficial, elaboraron y difundieron públicamente una Declaración que manifestaba el apoyo a las acciones de esta cumbre de los Pueblos, y entre otras cuestiones saludaban la victoria del nuevo presidente del Paraguay, al tiempo que apoyaban las iniciativas del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, respaldaban las políticas de cambio y el proceso constituyente del gobierno de Evo Morales en Bolivia, así como las iniciativas del ALBA de parte del ejecutivo venezolano. A la vez, rechazaban las propuestas neoliberales de la UE que propulsan los TLCs con regiones de ALC y el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa condenando el rumbo que tal estrategia implica para los trabajadores y el pueblo Europeo. A continuación se presenta una cronología sobre el desarrollo de las Cumbres de Presidentes y Jefes de Gobierno de UE-ALC y los Encuentros Sociales Enlazando Alternativas y Foros realizados entre instancias oficiales y la Sociedad Civil de la UE-ALC.

15 Fuente: http://www.enlazandoalternativas.org 16 Fuente: Declaración Final Enlazando Alternativas 2.

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Cumbres oficiales UE- ALC y Encuentros Sociales EA y Foros con la Sociedad civil.

1999 2002 2004 2005 2006 2008

II Cumbre Jefes Gob. UE- ALC Madrid

III Cumbre Jefes Gob. UE- ALC Guadalajara

IV Cumbre Jefes Gob. UE- ALC Viena

V Cumbre Jefes Gob. UE- ALC Lima

I Encuentro social Europa- ALC

Enlazando Alternativas 1

II Encuentro social Europa- ALC

Enlazando Alternativas 2

III Encuentro social

Europa- ALC Enlazando

Alternativas 3

I Foro con la Soc. Civil Bruselas

Fuente: elaboración propia. De acuerdo a lo descrito, se puede observar que la escala en que se presentan los

nuevos desafíos propician el surgimiento de una articulación entre diversas redes de organizaciones sociales y políticas a nivel intercontinental, que si bien aún se encuentra en una instancia de reciente configuración, se va conformando gracias a la experiencia desarrollada, a nivel latinoamericano y caribeño a partir de lo que fue la resistencia al ALCA y en el ámbito europeo, gracias a la presencia de una cantidad de redes, organizaciones y campañas -varias de las cuales ya pertenecían a OWINFS-, así como por la existencia de un vigoroso movimiento altermundialista caracterizado por diversas modalidades de acción colectiva. Vale mencionar que dada la diversidad de las organizaciones y colectivos que confluyen en este tipo de articulaciones, la convergencia se produce sólo en torno de algunos objetivos comunes, los cuales sirven para la consolidación de campañas y acciones birregionales. Como se ha indicado, un sector que no encuentra una presencia destacada en este tipo de coaliciones en el continente europeo es el sindical. Esto no impide que formen parte de la membresía de diversas redes, o que se desplieguen desde las propias estructuras sindicales ciertas acciones de monitoreo a las empresas transnacionales, pero marca una diferencia significativa en relación al protagonismo que las mismas adquirieron en el continente americano (aún con todos los matices del caso). Así también la capacidad de influir desde los inicios de las negociaciones birregionales fue nula en virtud de que no se produjo una apertura de los canales oficiales para la misma. Sin embargo, los componentes incluidos en el Acuerdo Global, en tanto se aludía al Diálogo Político y la Cooperación, por un lado, y la existencia en el texto del mismo de una “cláusula democrática”, sumado al alto interés de los gobiernos a ambos lados del atlántico como así también al auge del neoliberalismo en el momento en que comenzó la negociación coadyuvaron a que tanto el Acuerdo Global como el TLCUEM se suscribiese sin mayores contrariedades. De allí la temporalidad mediata del impacto logrado por parte de las redes y

I Cumbre Jefes Gob. UE-ALC Rio de Janeiro

II Foro con la Soc. Civil

México

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coaliciones mexicanas como Ciudadan@s, que tomaron la iniciativa seguidas de las europeas, para la solicitud de una apertura de la participación y el ejercicio de presión ex post la implementación del acuerdo para que se haga efectiva la mencionada cláusula democrática. Los análisis y acciones mas recientes de parte de las organizaciones y redes europeas señalan una posición altamente crítica a las políticas de sus propios gobiernos en relación a los procesos que vienen desarrollando en torno al tema del libre comercio. Para el caso de la Red Birregional Enlazando Alternativas, nos interesa precisar la orientación hacia otras escalas, de cara a los nuevos desafíos a los que deben enfrentarse aquellas redes que lograron articularse en el terreno sociopolítico a distintos niveles (continental y mundial) y en el marco de las cuales deben darse sus estrategias y acciones. Luego de la experiencia acumulada durante los últimos años en lo que compete al análisis sobre liberalización comercial, se considera que es sustancial concentrar la atención en las negociaciones que continúan desarrollando la UE y los distintos bloques de países a nivel americano ya que se enmarca en intereses de más largo alcance. En esta medida se puede plantear un giro en la finalidad de la acción de estas redes hacia la obstrucción de la firma de nuevos tratados de libre comercio en los términos (de naturaleza similar a los anteriores) que se siguen negociando entre UE y ALC. La libre movilidad del capital y la dinámica globalizadora de los sectores más poderosos y los gobiernos favorables a los mismos se desarrollan a un ritmo que dificulta la respuesta de las fuerzas sociales, asumiendo distintas formas: los planes de militarización creciente de vastas y estratégicas zonas por su ubicación y biodiversidad; la firma y ratificación de TLCs bilaterales y regionales; la profundización de los alcances de otros acuerdos ya existentes -como es el caso del TLCAN. Este proceso se va abriendo paso en un contexto político en el que, a nivel sudamericano, se encuentran algunos gobiernos denominados por ciertas voces progresistas, y con la llegada al poder en Bolivia de un gobierno de signo marcadamente contrario a las políticas neoliberales. Como resultado de ello se producen dinámicas (motivadas por algunos cambios en la estructuras políticas domésticas) que expresan nuevos tipos de articulación, como por ejemplo el encuentro de algunos de estos presidentes con los miembros de los movimientos sociales articulados en redes y coaliciones transnacionales. Ilustra sobre esta situación un acontecimiento a nivel intercontinental como fue el diálogo entre los movimientos sociales y los presidentes de Venezuela y Bolivia y el vicepresidente de Cuba durante el acto de clausura del encuentro Enlazando Alternativas 2 realizado en Viena. A partir de este momento se plantea la cuestión del como avanzar en la consolidación de la red birregional. En este sentido, tres son los temas principales en torno a los cuales plantea enfocarse el trabajo de la red: -TLC; Corporaciones Transnacionales e Integración regional alternativa. Asimismo, cuestiones como la militarización, los derechos humanos, la deuda externa, la cooperación para el desarrollo, los servicios públicos o la migración serán temas prioritarios de la red. Estos temas se propusieron como parte sustancial del Encuentro Social de Enlazando Alternativas 3 – con sede en la ciudad de Lima, Perú, durante abril de 2008 frente a la V Cumbre de Jefes de Estado y gobierno de UE – ALC. El escenario político reciente, plantea consecuentemente un interrogante de gravitación sobre las claves que asumirán las dinámicas de los movimientos sociales ya articulados en el plano internacional y las formas en que se conjugarán con las propuestas de los nuevos procesos políticos. Iniciativas como el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) de parte del gobierno de Bolivia, o el ALBA (bajo la impronta del gobierno Bolivariano de Venezuela), o la profundización de las políticas de la UE interpelan al conjunto de los movimientos sociales en sus respectivas

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articulaciones a distintas escalas. Cuestiones cardinales como la autonomía de las fuerzas sociales, la dificultad de conjugar la resistencia con la estrategia y la discusión sobre el carácter que deben asumir los esquemas de integración alternativos apenas mencionados, así como el desafío de elaborar y consensuar propuestas desde la sociedad civil, resultan fundamentales de cara a los procesos en curso. 5. CONSIDERACIONES FINALES. De acuerdo a lo expuesto se pueden apreciar algunas cuestiones en relación a los aspectos teórico metodológicos del trabajo aquí presentado. Por una parte, se debe considerar el carácter interactivo de las EOP doméstica e internacional. Por otra, vale caracterizar según la tipologia ya mencionada a estas redes y coaliciones como Federaciones debido el lapso temporal de duración y el nivel de involucramiento que sus organizaciones comportaron. Y su principio aglutinador basado en la idea de “consenso mínimo”. Con respecto a las estrategias, dependiendo de los casos, las utilizadas fluctuaron preferentemente entre el modelo insider-outsider (para el caso de la coalición conformada frente al TLCUEM) y el modelo outsider (para el caso de la red birregional EA conformada frente a los posteriores intentos de negociación de TLCs UE -ALC). En relación a la categoría de Internacionalismo como EOP I si bien resulta más útil que la noción amplia de globalización, porque el trabajo versó sobre redes y coaliciones conformadas específicamente frente a tratados inscritos en ese marco, no deja de plantear la duda en relación a la potencialidad de la noción de gobernanza ya que en la misma debería darse la participación el conjunto de la sociedad civil en las negociaciones (y no preferentemente de los sectores corporativos vinculados al capital). Ni la EOP Doméstica (caso europeo y caso mexicano) ni la EOP Internacional (aún cuando el TLCUEM se negoció en el marco del Acuerdo de Concertación Económica, Diálogo Político y Cooperación) proporcionaron la apertura efectiva de instancias de participación y consulta a la sociedad civil. A pesar de las normativas vigentes en UE para participación de la sociedad civil. Así también, por ejemplo, las reuniones mantenidas en el marco de los Foros de Encuentro con representantes de gobierno de UE y México se caracterizaron por ser con funcionarios sin capacidad decisoria.También es de destacar que conforme a los resultados que arroja la evidencia empírica, el impacto de la coalición conformada de cara a la suscripción del Acuerdo Global y el posterior TLCUEM no tuvo los resultados positivos ya que, paradójicamente, el canal abierto por la EOP I fue débil y la participación de la sociedad civil no tuvo un carácter vinculante durante las negociaciones. En relación a las estrategias, preferentemente insiders, estas no tuvieron impacto inmediato alguno ya que si bien se desarrollaron acciones conjuntas a nivel transnacional de parte de las principales coaliciones las mismas se dirigieron mayormente hacia la reivindicación de la “cláusula democrática” ya suscrita en el marco del Acuerdo Global, y plantearon serios cuestionamientos en relación al texto del TLC. No obstante, todo ello se produjo principalmente ex post la firma del mismo y sin haber logrado un acceso a los canales oficiales durante las negociaciones. Tal como se ha expuesto, algunas de las diversas experiencias de este activismo transfronterizo constituyeron y pretenden seguir conformándose en una expresión del esfuerzo por lograr un cambio favorable en la correlación de fuerzas en el marco del modelo hegemónico imperante; al tiempo que otras impactaron de un modo más parcial y mediato, sin producir un cambio fundamental en el statu quo imperante. Se ha intentado aquí, matizar que el hecho de abordar estas temáticas,

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no debe orientarse en una visión fragmentaria que priorice la escisión entre el mundo social y lo político, como tampoco entre el ámbito doméstico-estatal e internacional, ya que una visión tal, opera en detrimento de la contribución que aporta la tarea investigativa. BIBLIOGRAFÍA. Amin, Samir (1999) El capitalismo en la era de la globalización, Barcelona, Paidós. Amin, Samir (2001) “Capitalismo, imperialismo, mundialización”, en Seoane, José y Taddei, Emilio (comps.) Resistencias Mundiales. De Seattle a Porto Alegre, Buenos Aires, Clacso. Anderson, Benedict (1993) Comunidades Imaginadas, México, Fondo de Cultura Económica. Antentas, Josep Maria (2007) “Sindicalismo y movimiento “antiglobalización”: distancias y convergencias” en Ibarra, P. y Grau E. (coords.) La red en conflicto. Anuario de movimientos sociales, Barcelona, Icaria. Beck, Ulrich (2004a) ¿Qué es la globalización?: Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, Bs. As., Paidós. Beck, Ulrich (2004b) Poder y contrapoder en la era global. La nueva economía política mundial, Barcelona, Paidós. Bello, Walden (2003) “El significado de Cancún”, en OSAL, año IV, nº 11, mayo-agosto, Buenos Aires, Clacso. Bello, Walden (2008) “Cómo se destruye México”, en http://www.sinpermiso.info, 08 de junio de 2008. Boron, Atilio (1999) “La sociedad civil después del diluvio neoliberal”, en Sader, Emir y Gentili, Pablo (compiladores) La trama del neoliberalismo, Buenos Aires, Clacso/Eudeba. Boron, Atilio (2003) “El ALCA y la culminación de un proyecto imperial”, en OSAL, año IV, Nº 11, mayo-agosto, Buenos Aires, Clacso. Botto, Mercedes (2003) “La integración regional en América Latina: ¿una alternativa para el crecimiento?”, manuscrito. Callinicos, Alex (2003) Un Manifiesto anticapitalista, Barcelona, Crítica. Callinicos, Alex (2007) “Globalization, Imperialism and the Capitalist World System”, en Held, David & McGrew Anthony (eds.), Globalization Theory. Approaches and Controversias, Cambridge, Polito Press. CEPAL (1994) El regionalismo abierto en América Latina y el Caribe. La integración económica al servicio de la transformación productiva con equidad, Santiago de Chile. CEPAL (2002) Globalización y Desarrollo, Naciones Unidas. Cohen, Jean y Arato, Andrew (2000) Sociedad civil y teoría política, México, Fondo de Cultura Económica. Coller, Xavier (2000) “Estudio de casos” en Cuadernos Metodológicos del Centro de Investigaciones Sociológicas-CIS, Nº 30, Madrid. Cox, Robert (1997) The New Realism Perspectives on Multilateralism and World Orders, London, United Nations University Press. Crouch, Colin (2004) Posdemocracia, Madrid, Taurus. Dagnino Evelina (2004) "¿Sociedade civil, participação e cidadania: de que estamos falando?" en Políticas de ciudadanía y sociedad civil en tiempos de globalización, Caracas, FACES / Univ. Central de Venezuela. De la Cueva, Héctor (2000) "Crisis y recomposición sindical internacional" en Nueva Sociedad, Caracas, Texto, Nº 166. De la Cueva, Héctor (2003) “La batalla de Cancún: balance de una victoria”, en OSAL, año IV, Nº 11, mayo-agosto, Buenos Aires, Clacso. Della Porta Donatella y Tarrow Sydney (2005) Transnacional protest and global activism Lanham, Rowman & Littlefield Publishers, inc. Della Porta, Donatella, Hanspeter Kriesi and Dieter Rucht (eds). (1999) Social Movements in a Globalizing World, London, MacMillen. Demirdjian, Silvia B. (en publicación) ALCA, resistencias y alternativas de integración regional. Un estudio de caso: La Alianza Social Continental, Buenos Aires, Clacso. Dupas, Gilberto (1999) “Gobernos, agentes economicos e atores sociais: riscos e desafios da globalizção e da poltíca de blocos” en Mercosul, Nafta e Alca. A dimensã o social, São Paulo, LTr. Editora Ltda. Estay, Jaime (2005) "América Latina en las negociaciones comerciales multilaterales y hemisféricas", en Estay, Jaime (comp.) La economía mundial y América Latina. Tendencias, problemas y desafíos, Buenos Aires, Clacso.

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