sentido de lugar y memoria urbana

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  • 8/12/2019 Sentido de Lugar y Memoria Urbana

    1/15

    ALTERIDADES, 201020 (39): Pgs. 41-55

    R

    Sentido del lugar y memoria urbana:envejecer en el Centro Histrico

    de la Ciudad de Mxico*

    MARTHA DE ALBA GONZLEZ**

    Abstract

    SENSEOFPLACEANDURBANMEMORY: GETTINGOLDEREXPERIEN-

    CEINMEXICOCITYHISTORICALCENTER. This article presentsthe ndings of a study on social representations among

    dwellers who have lived in the Historical Center for

    several decades. It shows how their representations

    are a living memory of the everyday social life and also

    reects its monumental and historical aspects. The

    study was carried out during the gentrication process

    of the Historical Center and it reects the burden of

    this policy on its old dwellers.

    Keywords:socio-spatial representations, urban me-mory, Historical Center, older people

    Resumen

    En este trabajo se exponen resultados de una investi-

    gacin sobre las representaciones sociales del Centro

    Histrico de la Ciudad de Mxico elaboradas por una

    muestra de adultos mayores de 60 aos, residentes

    del lugar desde hace varias dcadas. Se evidencia la

    manera en que estas representaciones constituyen una

    memoria viva de la vida social y cotidiana del Centro,

    as como de su aspecto histrico-monumental. El estu-

    dio se realiz en el contexto de la poltica de recupera-

    cin del Centro Histrico, por lo que se observa el peso

    de dicha poltica en la experiencia que los ancianostienen del sitio actualmente.

    Palabras clave:representaciones socioespaciales, me-

    moria urbana, Centro Histrico, adultos mayores

    Introduccin

    esidir en algn lugar determinado de una ciudad signica mucho ms que la simple satisfaccin de unanecesidad bsica de vivienda. La casa, el barrio y la ciudad se convierten en el nicho en el cual se desa-

    rrolla nuestra existencia. Estos espacios devienen el receptculo de nuestras vivencias ms personales y deaquellas experiencias compartidas con los otros en el interior de los distintos grupos sociales en los que nosinsertamos. Nosotros, como individuos y grupos, dejamos una huella en los espacios en los que crecemos, tan-to como stos nos marcan de manera inevitable. De ah que podramos espacializar el viejo adagio: dime conquin te juntas y dir quin eres al convertirlo en dime dnde vives y te dir quin eres. El lugar nos da iden-tidad por el signicado que posee, por la vida social que se ha producido en l a lo largo del tiempo. La estruc-tura del lugar, sus iconos ms importantes, aseguran que persista la identidad en el tiempo. El permanenteespejeo entre los grupos y los espacios no es un proceso esttico, sino dinmico, pues la vida de los lugares

    * Artculo recibido el 19/10/09 y aceptado el 20/05/10.**Profesora-investigadora de Psicologa Social, Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Av. San Rafael Atlix-

    co nm. 186, col. Vicentina, 09340, Mxico, D.F. . Agradezco a los dictaminadoressus valiosos comentarios para mejorar este trabajo.

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    Sentido del lugar y memoria urbana: envejecer en el Centro Histrico

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    va cambiando conforme avanza la vida de los indivi-duos y grupos que los habitan. Los individuos se con-vierten en actores y espectadores de la historia dellugar, en testigos, las ms de las veces ingenuos e

    inconscientes, de los hechos ocurridos en su entorno.Este trabajo intenta recuperar la memoria de lugar

    que apuntala o construye las actuales representacio-nes que dan sentido al espacio de vida de las personasque han atestiguado su transformacin por haberenvejecido en l. No partimos de la idea de que losviejos, por el hecho de haber residido largo tiempo enun lugar, son los mejores cronistas del sitio.1Nuestrointers se centra en saber cmo se signica el lugarde residencia, el barrio, a partir de una larga expe-riencia de vida en l. Una serie de preguntas concre-tas se imponen al abordar este tema: qu recuerdosdarn sentido a la representacin socioespacial pre-sente del barrio de pertenencia?, cmo emerge elpasado en la representacin del lugar vivido en la co-tidianidad?, cmo se materializa esta memoria en elrepresentacin del espacio?, a qu memoria urbanaestamos haciendo referencia?

    Trataremos de responder a estas preguntas a travsdel anlisis de las representaciones sociales del Cen-tro Histrico de la Ciudad de Mxico de un grupo deadultos mayores de 60 aos, residentes del lugar des-

    de hace varias dcadas. La eleccin de un sitio hist-rico para estudiar la memoria urbanaen relacin conlas representaciones de la ciudad tiene el objetivo deobservar cmo es ledo o interpretado el pasado enla vivencia cotidiana de un sitio histrico con fuertesignicado simblico. Las preguntas especcas paraeste caso sern: El sentido del Centro Histrico estdado por su valor simblico?, los signos del pasado,de cada poca de la ciudad, son interpretados en unsentido histrico?

    Este estudio se realiz en el contexto de la puestaen marcha de la poltica de recuperacin del CentroHistrico, consistente en la rehabilitacin de espaciospblicos, fachadas y calles; la implantacin de nue-vos giros comerciales; el rescate de edicios de depar-tamentos; etctera.2Cabra preguntarse entonces silos adultos mayores residentes del Centro Histricoperciben la transformacin de su espacio de vida yqu sentido le otorgan.

    Concepto de memoriaurbana

    El trmino memoriase reere principalmente a la re-construccin colectiva del pasado, tal como la conci-bi Halbwachs (1925, 1950). De acuerdo con l, lamemoria es social porque el recuerdo se construye en

    un dilogo permanente con los otros, porque estdelimitada por marcos sociales que ubican a la expe-riencia vivida de manera individual o colectiva, como

    grupo o como sociedad. Este autor vio en la ciudad unmarco social para la memoria. El recuerdo se produ-ce en un marco espacial sobre el que los grupos pro-yectan su imagen, su forma, su estructura, sus accio-nes, sus costumbres, sus hbitos, sus creencias, suesencia. El espacio y la comunidad se espejean mu-tuamente para reconocerse a s mismos, de acuerdocon el ritmo de la vida de las sociedades. Con el pasodel tiempo, el sentido que tena el espacio para los re-

    sidentes originales se va modicando hasta adquirirnuevos signicados, aunque an conserve algo de suesencia original. El rescate de esa memoria materia-

    lizada en la ciudad permitir reconstruir el pasadodel grupo y enriquecer la experiencia urbana.

    El valor de los vestigios antiguos de una ciudad no

    radica en lo que esos restos son, sino en lo que signi-can (Gross, 1990). Constituyen referentes de mundosintangibles que deben ser recuperados en el presente.Dichos mundos de signicados inscritos en las rui-nas, dicha memoria colectiva, escapan al control delplanicador o del poltico, se mantienen a travs de

    mitos, leyendas o rumores, que conforman las repre-sentaciones sociales del lugar.

    Para otros autores (Hebbert, 2005), la memoria

    urbana puede analizarse a partir de dos tipos de di-seo arquitectnico en la ciudad: las calles o escenariosde la tragedia y los de la comedia. La memoria obser-

    vada en las calles de la comedia remite a una memo-

    ria de las formas de vida que emergieron en los barriosde la ciudad. Mientras que la memoria asociada a losescenarios de la tragedia se relaciona con una me-

    moria monumental, la de las glorias nacionales, eri-

    gida intencionalmente con un cdigo de lectura claro

    y nico, proporcionado por la historia ocial (Choay,1987).Una primera mirada hacia el concepto de memo-

    ria urbana sugiere que la ciudad sus espacios, su

    1 Concordamos con la posicin terica de Membrado (2008), quien hace un llamado de atencin en cuanto a considerar alos ancianos nicamente como poseedores de recuerdos y de conocimiento, haciendo caso omiso de su situacin y expe-riencia presentes.

    2 Programa para el Desarrollo Integral del Centro Histrico de la Ciudad de Mxico, Fideicomiso del Centro Histrico de laCiudad de Mxico, Gobierno del Distrito Federal, marzo, 2000.

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    Martha de Alba Gonzlez

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    estructura, sus artefactos evoca distintos tipos dememoria: aquella que recuerda los eventos que hansucedido en la ciudad, aquella que establece un vncu-lo con el pasado por la simple presencia de signos deotras pocas, aquella que contribuye a conservar lastradiciones e identidades sociales o barriales, y aque-

    lla depositada en los monumentos que se erigen comosmbolos de poder y de una sociedad institucionali-zada, cohesionada por una identidad nacional.

    Recordemos que la ciudad no es portadora de estostipos de memoria en forma pasiva, sino que los espa-cios, sean de la tragedia o de la comedia, cobran sen-

    tido a partir de los signicados que les son adjudica-dos por sus ocupantes. La memoria es un proceso dereconstruccin del pasado elaborado por actores so-ciales. Los signos del espacio son interpretados por lossujetos que de manera individual o colectiva se apro-pian de un lugar y hacen uso de ste. De acuerdo con

    Halbwachs (1925), recordar es un acto de re-presentaren la imaginacin lo vivido en otro momento, en otrolugar, con otros. Al ser la memoria una reconstruc-

    cin del pasado en el presente, resulta de un trabajode seleccin e interpretacin que, al pasar por el tamizsociocultural de quien reconstruye los hechos, estsujeta a imprecisiones. Tendr la marca del grupo depertenencia o de la perspectiva ideolgica del narrador.

    Experiencia del lugar

    y memoria urbana del Centro Histrico

    Los diferentes ocupantes del espacio ostentarn suspropias versiones del pasado en funcin de su expe-riencia y relacin con la ciudad, de quines sean ycmo se posicionen en el espacio social. De tal suerteque pueden existir una o varias memorias histricasdominantes, ociales, que opacan o destinan al olvidootra clase de vivencias del pasado que constituyen lamemoria social del lugar.

    En este trabajo hemos decidido atender a esasvoces del pasado de los residentes de larga data delCentro Histrico, porque nuestro inters es observarel sentido que adquiere el lugar a partir de la expe-riencia de vida en l. Pondremos el acento en los cam-

    bios que los adultos mayores han experimentado enel Centro a lo largo de varias dcadas y en el sentidoque dan a ste de acuerdo con su historia personal ycon el pasado propio del sitio.

    Las representaciones sociales del espacio y la me-moria urbana fueron observadas a partir de narracio-nes y mapas mentales de 18 adultos mayores de 60aos, residentes del lugar.3La entrevista abierta, se-

    midirigida, estaba dividida en dos partes. En un pri-mer momento se peda a los entrevistados que dibu-

    jaran un mapa del Centro Histrico tal y como ellos loimaginaban, ahondando sobre cules eran los sitiosdibujados y las razones por las que los incluan en elcroquis. Tambin se puso atencin en el orden de ela-boracin del dibujo. Posteriormente se les proporcio-n un mapa del Centro Histrico que era bastanteneutro, es decir, en el que no sobresala ningn tema,slo la nomenclatura de calles y plazas. Se les solici-t marcar con un color los sitios que ms apreciabandel Centro Histrico y con otro aquellos que menosapreciaban, as como las razones de ello. Despus seles pidi que trazaran con un color diferente su itine-

    rario favorito, aquel que tendran que hacer si tuvieranque despedirse del Centro Histrico. Este ltimo re-corrido tuvo la nalidad de identicar sitios del Cen-tro que estuvieran ligados a la vida personal de losentrevistados. Durante el trabajo con los mapas seregistraron los discursos y comentarios que acompa-aban a cada uno.

    En un segundo momento se realiz una entrevistaabierta para abordar los signicados del Centro His-trico a partir de una narrativa ms vivencial, quepermitiera expresar las actitudes, las opiniones, losusos del sitio, la evaluacin como lugar de residencia,

    los cambios observados en el lugar, entre otras cosas.Los adultos mayores entrevistados residen en los

    permetros A y B del Centro Histrico, diez son hom-bres y ocho mujeres. Al momento de realizar las en-trevistas, casi todas las mujeres se dedicaban nica-mente al hogar, mientras que los varones combinabanactividades laborales (formales e informales) con ho-gareas. La mayora tiene niveles educativos menoresa secundaria y ha vivido en el Centro Histrico desdehace ms de 45 aos desde la dcada de los sesenta,siendo testigos de las transformaciones de este espa-cio desde que eran adultos jvenes (entre 20 y 40 aos).Slo diez de los 18 entrevistados tienen recuerdos deinfancia en el lugar, sea porque nacieron ah (cinco),o porque llegaron cuando eran nios.

    Tanto las respuestas grcas como las verbalesfueron tratadas por medio de un anlisis de contenidoclsico (Bardin, 1977), a partir de categoras que die-ran respuesta a nuestras preguntas tericas y que

    3 Las entrevistas se llevaron a cabo en 2005, como parte de un proyecto sobre representaciones sociales del Centro Hist-rico de la Ciudad de Mxico en distintos tipos de residentes, realizado en el marco del grupo de trabajo Imaginarios Latinoa-mericanos, coordinado por A. Arruda (UFRJ, Brasil), auspiciado por la Maison des Sciences de lHomme, Pars.

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    Cuadro1

    Caracterst

    icasgeneralesdelosadultosmayoresentrevistadosydistribucindeedadespordcadas

    (Lasdcadasdurantelasquehan

    vividoenelCentroHistrico

    aparecenennegrillas)

    EntrevistadoEdad

    Estudios

    Ocupacin

    1920-1

    930

    1931-1

    940

    1941-1

    950

    1951-1

    9601961-1

    970

    1971-1

    980

    1981-1

    990

    1991-2

    000

    2001-2

    005

    aos

    DonNacho

    86

    lic.inconclusa

    comerciante

    1-11

    12-21

    22-31

    32-41

    42-51

    52-61

    62-71

    72-81

    82-86

    Guadalupe

    82

    primaria

    amadecasa

    0-7

    8-17

    18-27

    28-37

    38-47

    48-57

    58-67

    68-77

    78-82

    Enrique

    81

    2o.

    desecund

    aria

    mecnico

    0-6

    7-16

    17-26

    27-36

    37-46

    47-56

    57-66

    67-76

    77-81

    ngel

    80

    primaria

    pensionadoISSSTE

    0-5

    6-1

    5

    16-2

    5

    26-3

    5

    36-4

    5

    46-5

    5

    56-6

    5

    66-7

    5

    76-80

    Justina

    78

    3o.

    deprimar

    ia

    pensionadaISSSTE

    0-3

    4-1

    3

    14-2

    3

    24-3

    3

    34-43

    44-53

    54-63

    64-73

    74-78

    Miguel(03)

    77

    lic.inconclusa

    maestro

    0-2

    3-1

    2

    13-2

    2

    23-32

    33-42

    43-52

    53-62

    63-72

    73-77

    Leonor

    76

    primaria

    hogar

    0-1

    2-11

    12-21

    22-31

    32-41

    42-51

    52-61

    62-71

    72-76

    Toms(E1)

    76

    1o.

    desecund

    aria

    jubilado

    0-1

    2-11

    12-21

    22-31

    32-41

    42-51

    52-61

    62-71

    72-76

    Rafael

    75

    primaria

    exvendedordepieles

    0

    1-1

    0

    11-2

    0

    21-3

    0

    31-40

    41-50

    51-60

    61-70

    71-7

    5

    Luis

    70

    primaria

    contratista

    0-5

    6-1

    5

    16-2

    5

    26-3

    5

    36-4

    5

    46-5

    5

    56-6

    5

    66-70

    Estela

    69

    carreracomercial

    secretaria

    0-4

    5-14

    15-24

    25-34

    35-44

    45-54

    55-64

    65-69

    Alfredo

    69

    primaria

    laudero

    0-4

    5-14

    15-24

    25-34

    35-44

    45-54

    55-64

    65-69

    Ma.

    Teresa

    67

    secundaria

    hogar

    0-2

    3-1

    2

    13-2

    2

    23-32

    33-42

    43-52

    53-62

    63-67

    Pilar(02)

    66

    carreracomercial

    amadecasa

    0-1

    2-11

    12-21

    22-31

    32-41

    42-51

    52-61

    62-66

    Yepes

    65

    lic.inconclusa

    editor

    0

    1-1

    0

    11-2

    0

    21-3

    0

    31-4

    0

    41-50

    51-60

    61-6

    5

    Consuelo

    64

    3o.

    deprimar

    ia

    hogar

    0-9

    10-19

    20-29

    30-39

    40-49

    50-59

    60-64

    MaElena

    63

    primaria

    amadecasa

    0-8

    9-1

    8

    18-28

    29-38

    39-48

    49-58

    59-63

    Jorge(R1)

    63

    primaria

    jubilado

    0-8

    9-1

    8

    18-2

    8

    29-38

    39-48

    49-58

    59-63

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    Martha de Alba Gonzlez

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    permitieran observar las representaciones y los dis-tintos tipos de memoria urbana. Los mapas mentalesy las narraciones sobre el Centro Histrico fueronanalizados tomando al tiempo y al espacio como cate-goras bsicas, de las que emergieron tres grandestemas: la vida cotidiana en el Centro Histrico, lamemoria social y la identidad de lugar, y la memoria

    monumental. Observamos que el presente se mate-rializa en relatos sobre la vida cotidiana, la inmediatezde la satisfaccin de necesidades prcticas y la eva-luacin del espacio como lugar de residencia. Por elcontrario, el pasado emerge cuando el entrevistadosignica el lugar a partir de un alejamiento del con-texto cotidiano, para sumergir su relato en su biogra-fa personal, o bien para hablar de un pasado msabstracto, basado en sus conocimientos de la historiaocial proyectada en los edicios monumentales delCentro Histrico.

    La vida cotidiana en el Centro Histrico

    Al pensar y al hablar del Centro Histrico, los entre-vistados se ubican en el aqu y el ahora como puntode partida. Este lugar es referido como un espacio deresidencia, como el contexto en el que se desarrollala vida cotidiana y que, como tal, tiene ventajas y des-ventajas. Les gusta el Centro y quieren vivir en l por-que consideran que cuentan con ciertos privilegios quehacen la vida ms fcil que en otros lados de la ciudad.

    El primero de ellos es una oferta comercial extensay variadaque les permite tener todo a la mano, des-de el artculo ms comn y corriente de uso doms-tico hasta un artefacto sosticado. La fascinacin porla oferta comercial del Centro no slo se relacionacon la variedad, cantidad y especializacin de produc-tos, sino con el hecho de que existen precios accesiblespara todos los bolsillos.

    A m s me gusta para vivir porque para m, que ya soy

    una anciana, bueno, una anciana entre parntesis, es

    es un estado mental ser viejo, eh Aqu es donde en-

    cuentro todo. Necesito una farmacia, la tengo cerca,

    necesito donde comprar unos perfumes, los encuentro.

    Encuentro las tiendas, papeleras, donde hacer copias.

    Muchas cosas, encuentro todo dentro... Las ventajas de

    vivir en el Centro es que encuentra uno todo fcilmente

    Yo cuando voy a casa de mis hijas, eh todo est lejos,

    todo est difcil para llegar. Entonces como estoy acos-

    tumbrada a que aqu en la esquina hay refrescos, aqu

    abajo hay refrescos, eh En la esquina de enfrente est

    el restorn, y por 30 pesos me traen la comida. Entonces

    all no lo hay. Tendra yo que adaptarme y ya estoy

    vieja para adaptarme, mejor le sigo as (Leonor, 76 aos,

    ama de casa).

    Pero pus aqu estamos y tiene uno todo a la mano, tiene

    uno mdico, tiene uno todo, todo est. El Centro es por-

    que est todo ms cntrico, por decir no? Todas las

    comodidades, pues el mdico lo tengo cerca, este, cine siquiere uno est cerca, farmacias estn cerca, mercados

    estn cerca, o sea uno tiene todo a la mano (Consuelo,

    64 aos, ama de casa).

    Los relatos de Consuelo y Leonor expresan unaexperiencia del Centro Histrico desde la postura deladulto mayor, quien encuentra en este espacio satis-faccin a las necesidades bsicas de la vida cotidianaen el periodo de la vejez: acceso rpido y a pie a far-macias y servicios mdicos, a lugares de abasteci-

    miento (tiendas, mercado, restaurante, etctera) y de

    entretenimiento. El abastecimiento de productos adomicilio es un recurso frecuente de los adultos ma-yores entrevistados en el Centro Histrico, a pesar deque sealan la ventaja de acceso a los servicios y lu-gares de consumo a pie.

    Otro aspecto notable en los relatos es que los en-trevistados no hacen la distincin entre Centro yCentro Histrico. En su lenguaje no se ha impuestola categora de Centro Histrico con la que se etique-t a la denominada Zona de Monumentos Histricosdesde los aos ochenta. Usan indistintamente lapalabra Centro para referirse a los permetros A y B,

    as como a una zona ms extensa, que sobrepasa loslmites ociales. As, vemos que, en este caso, la ma-nera de representarse el lugar de residencia tiene pocoque ver con las fronteras y el lenguaje impuestos porlos discursos ociales a la geografa del sitio. Por ejem-plo, el seor Rafael (ex vendedor de pieles jubilado,de 75 aos) considera que el Centro Histrico se re-ere a la zona aledaa a la plaza del Zcalo. A pesarde vivir dentro del permetro B de la zona ocialmen-te catalogada como Centro Histrico, no incluye sulugar de residencia como parte de ese territorio:

    Al Centro Histrico vamos y venimos, tenemos todo a

    nuestro alcance, a nuestra mano, de aqu al Centro His-

    trico nos podemos ir hasta a pie y nos venimos a pie,

    llegamos caminando, conociendo, caminando y los que

    somos de aqu sabemos cules son las calles... (seor

    Rafael, 75 aos, ex vendedor de pieles).

    La comodidad del Centro radica tambin en que esun lugar bien comunicado, lo que en palabras denuestros entrevistados signica el acceso a una ampliagama de transporte y a una red vial cuyo nodo es el

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    Sentido del lugar y memoria urbana: envejecer en el Centro Histrico

    46

    Centro Histrico. ste es un aspecto importante paraellos, ya que la mayora carece de auto particular. Enrealidad, la vida en el Centro hace innecesario el auto,porque es un espacio que ofrece gran variedad deservicios que son accesibles a pie. Los entrevistadosno suelen recorrer tanto el Centro como lo hicieron enotro tiempo, sin embargo, poder caminar por sus ca-lles es referida como una experiencia agradable, queforma parte del encanto del lugar.

    La versatilidady movimientodel Centro es tambinun atractivo para los adultos mayores. Les gusta que

    haya variedad de expresiones sociales y culturales(se ve de todo, hasta un templo de la Santa Muerte),sentir el movimiento del Centro, de la gente, expe-rimentarlo como un lugar muy vivo.

    El Centro representa o ha representado tambin unrecurso laboralpara muchos de ellos, principalmentepara quienes han tenido o tienen algn comercio otaller ah. Algunos todava atienden algn negocio es-tablecido, venden productos en la calle o realizan ociosque requieren materiales que se pueden encontrarcon facilidad en las calles del Centro. La seora Gua-dalupe es comerciante ambulante (trabajo aunquesea poquito, porque esta calle es medio muerta, ahla llevamos para irla sacando). Don Luis es contra-tista de obra y a sus 70 aos recorre el Centro paraadquirir materiales elctricos, productos para bao,o lo que necesite. El seor Alfredo lleg a este lugardesde Michoacn hace aproximadamente 45 aos,para trabajar como ayudante en un taller de guitarras,hasta que se convirti en laudero y hered el taller desu maestro. Don Nacho hered de sus padres un ne-gocio en la calle de Guatemala, que mantuvo hastaedad avanzada. Es por ello que al preguntarle qu

    Mapa 1Consuelo, 64 aos, ama de casa

    Mapa 2Jorge, 63 aos, jubilado

    signica el Centro Histrico para l, responde de ma-nera contundente: trabajo.

    La experiencia de la vida cotidiana del Centro His-trico se expresa de forma bastante clara en los dife-rentes tipos de mapas mentales que los adultos mayo-res fueron desarrollando a lo largo de la entrevista.

    Las actividades que llevan a cabo con mayor asiduidadson comprar vveres en los mercados ms cercanos alhogar, asistir a la iglesia una vez por semana y cami-nar hacia sus lugares de trabajo. Mientras que lasmenos frecuentes (realizadas de dos a seis veces porao) son acudir a servicios mdicos; comprar ropa,calzado y diversos productos de uso personal; haceruso de la tintorera; ir a la esttica. Dichas actividadesse desarrollan normalmente en el Centro Histrico oen zonas cercanas a ste.

    En los dibujos se aprecia que hacen un uso limi-tado del Centro Histrico, y que sus mapas se basan

    ms en el recuerdo que en su prctica directa de usodel espacio. Sus dibujos reejan una imagen conden-sada de los lugares ms emblemticos y conocidos

    del permetro A: la Catedral, el Zcalo, el Palacio Na-cional, la Alameda y Bellas Artes. El mapa mentalcolectivo del Centro Histrico (el que se deduce al ob-servar el conjunto de lugares dibujados) consiste enuna rejilla de calles en las que se ubican una serie deiglesias, sitios comerciales y culturales, barrios, edi-

    cios de gobierno, jardines y plazas. Los dibujos suelenser escuetos, con pocos lugares incluidos en ellos; al-gunos con una orientacin equivocada, a pesar de

    tener muchos aos de residir en la zona. El mapa 1

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    Mapa 3Mara Elena, 63 aos, ama de casa

    Mapa 4Rafael, 75 aos, jubilado

    4 Contexto en el que se realizaron las entrevistas para este trabajo.

    fue elaborado por la seora Consuelo, quien a pesarde que ha vivido en el Centro Histrico toda su vida,hizo un mapa con los mnimos detalles, resumiendoel Centro en 16 sitios emblemticos y la cuadrculavial que caracteriza su traza; caso similar al del seorJorge, de 63 aos (mapa 2), o al de la seora Mara

    Elena (mapa 3), tambin de 63 aos, dedicada al ho-gar, residente de este sitio desde la dcada de los

    sesenta.

    Los dibujos de los mapas muestran la complejidaddel Centro Histrico y los mltiples signicados quele son asignados no slo a partir de la experiencia delsujeto en el lugar, sino de lo que se dice, se sabe, seha escrito y se fantasea sobre l. En los dibujos se ex-presa tanto el dibujante como el espacio dibujado. Enel croquis del seor Rafael (mapa 4) se observa elsignicado simblico que tiene el Zcalo, coronado poruna bandera nacional de gran tamao y rodeado

    por los smbolos ms relevantes del poder poltico yreligioso: la Catedral, el Palacio Nacional y la sede delGobierno del Distrito Federal (GDF). Ntese que el edi-cio del GDFse identica con el nombre de AndrsManuel, haciendo referencia a Andrs Manuel LpezObrador como un personaje importante en la escenapoltica nacional en el contexto de la campaa presi-dencial de 2006,4y quien cobr un gran signicadopara los adultos mayores al implantar una poltica deapoyo econmico mensual dirigida a ellos. Vemos que

    se incluyeron en el mapa elementos urbanos que yano existen, pero que el dibujante conoci: las vas deltranva y el parque donde estaban los Indios Verdes.Para Rafael, el Centro se resume en unas cuantasavenidas y edicios importantes tanto para l comopara identicar al lugar como tal. Sus gustos persona-les, los lugares a los que asiste para distraerse (TeatroBlanquita, Garibaldi y la cantina La Hija de los Apa-

    ches) rodean a los grandes monumentos en su croquis.El mapa 5 presenta las respuestas de don Nacho(de 86 aos, jubilado, residente del Centro Histricodesde la infancia), quien marc con gris los sitios quems le gustan del Centro Histrico, con una lneadiscontinua los que menos le agradan, y traz conuna lnea con punto redondo el recorrido que le gus-tara hacer para despedirse del lugar. Se observa quele agrada una gran extensin del sitio, en general todo,como l mismo lo dice. Sin embargo, La Lagunilla ge-

    nera una ambivalencia, pues lo seala como un lugarque le gusta (encuentra de todo) y disgusta (hay de-masiada gente) a la vez. Marca con otro color la callede Filomeno Mata, argumentando simplemente quenunca le gust, que no tiene chiste. Para despe-dirse del Centro Histrico hara un recorrido que vadesde el Zcalo hasta Reforma, pasando por la calle de5 de Mayo y por la Alameda. Es un recorrido ligado asus recuerdos personales.

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    Mapa5

    DonNacho,86aos,jubilado

    CENTRO

    HISTRICO

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    La experiencia del Centro Histrico para los entre-vistados no slo es positiva, tambin comporta unaserie de molestiasque se concentran en temas biendenidos en trminos sociales y espaciales: el comer-cio ambulante,5la gran cantidad de poblacin otan-te que invade las calles, las manifestaciones polticas

    que perturban la circulacin en el rea, la inseguridadasociada a zonas particulares. Los sitios del Centroque menos gustan a los entrevistados estn vincu-lados a la memoria social del lugar; han sido tra-dicionalmente estigmatizados como barrios bajos, deprostitucin, delincuencia e ilegalidad. La vivencia co-tidiana actual de dichos sitios juega un rol importante,pero sin duda tal vivencia est marcada por un estig-ma del lugar que data de mucho tiempo atrs. La famadel popular barrio de Tepito, de la zona de La Lagu-nilla y de La Merced, ha sido ampliamente propagaday recreada por los medios de informacin, el cine y la

    literatura.A pesar de que las entrevistas fueron efectuadas

    en el momento en que se hacan obras para la recu-peracin del Centro Histrico, emprendidas por el GDF,los adultos mayores hacen escasos comentarios alrespecto, como si no percibieran los cambios provo-cados por esta poltica. La poca relevancia que le danen su discurso puede deberse al hecho de que la po-ltica de recuperacin se aplic en ese momento sloen 32 manzanas (del lado poniente) del Centro Hist-rico y los adultos mayores entrevistados no residanen esa zona, adems de que no solan alejarse dema-

    siado de las inmediaciones del hogar. Sin embargo,Paquette y Salazar (2004), en su estudio sobre adultosmayores residentes en el Centro Histrico, realizadocon mtodo de cuestionario en las zonas especcasde recuperacin, encuentran que los entrevistadostampoco perciben las obras de la poltica de rehabi-litacin ni le otorgan mucha importancia.

    La memoria social y la construccin

    de una identidad de lugar

    Hemos mencionado que la memoria social urbanaremite a las formas de vida que surgieron en zonas obarrios de una ciudad. Aunque el Centro Histrico haperdido poblacin durante las ltimas dcadas(Coulomb, 2000; Surez, 2004), quedan sectores quese han mantenido como colonias populares con ciertoarraigo, por ejemplo el afamado barrio de Tepito. En

    cuanto lugar residencial, el Centro Histrico ha goza-do de un estigma social negativo, asociado a la pobre-za, la marginalidad y la informalidad, hasta hacepocos aos, en que se puso en marcha el proyecto derecuperacin del sector poniente, entre el Zcalo y laAlameda.

    En el imaginario urbano de hace una dcada, elCentro Histrico era en s mismo un monumento a lacuna de la nacin (Alba, 2002 y 2004). Las actividadescomerciales y de servicios realizadas en este espacioeran aditamentos funcionales de un espacio sagrado.En la actualidad, la iniciativa de recuperacin del Cen-tro como lugar residencial ha modicado esta imageny ha hecho ver que no slo es habitable, sino que yaexiste una poblacin residente en l.

    Los adultos mayores entrevistados para este tra-bajo forman parte de esa poblacin que ha vivido enel Centro Histrico desde hace dcadas y que ha par-

    ticipado de la construccin de la identidad que danlos pobladores al lugar. Para ellos, este sitio remitems a su biografa personal que a su signicado mo-numental e histrico. Fue el contexto de su niez paramuchos, de su juventud para la mayora, y de la edadadulta para todos. Envejecer en el Centro ha signi-cado relacionar las distintas etapas de su existenciacon los eventos transcurridos en el corazn de la ciu-dad. Ha sido el espacio desde el cual han construidola vida, sus metas y sus sueos, donde han aconte-cido sus decepciones y tristezas. Es por ello que, alverse obligados a dar su opinin sobre el Centro His-

    trico, hablan de l de manera afectiva, dejando verun sentimiento de arraigo al lugar.

    La seora Pilar, ama de casa de 66 aos, quien havivido en la calle de Brasil durante los ltimos 40aos, responde: amo al Centro Histrico, es mi vida.La seora Justina, jubilada de la Secretara de Salud(SSA), de 78 aos, quien lleg a vivir a la calle de Xo-congo en 1961, comenta: aqu me acomod muy biena vivir y aqu me quedar hasta que me muera. ParaLeonor, ama de casa de 76 aos, el Centro es algoque debe llevarse en el corazn. Para Consuelo (64aos), el Centro Histrico signica todas mis vivenciasno?, todo lo que yo he pasado, porque yo siempre hevivido por aqu, toda mi vida la he pasado por aqu,todo lo que he vivido, los problemas que han pasadoy todo, toda mi vida. La seora Guadalupe (82 aosde edad y 78 de vivir en el Centro Histrico) comenta:es parte de mi niez, como vecina, como trabajadoraPara m sa es mi Catedral donde se hacen las misas

    5 Cabe mencionar que desde el 12 de octubre de 2007 los comerciantes ambulantes abandonaron la va pblica del sectornoreste del permetro A del Centro Histrico. Los adultos mayores entrevistados durante 2005 sealaron este aspecto delCentro como un problema.

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    de mis familiares, donde tengo muchos recuerdosEs mi vida, mis recuerdos Es mi colonia desde nia,llegu a los seis aos. Nac en la calle de Toltecas enTepito, luego crec en Pachuca hasta los seis aos.Primero viv en la calle de Progreso y Carretales [] yluego aqu ya me clav. Para el seor Miguel, de 77

    aos de edad, maestro en una escuela de Tepito y re-sidente de la calle de Brasil desde hace 53 aos, elCentro Histrico es una jaula en la que est encerradami vida, que fue un canario. Para Ignacio, de 86 aos,comerciante en el Centro Histrico y residente desdela infancia, es un lugar donde crec y me form, esmi maestro Un lugar de recuerdos personales, loconsidero mi casa.

    En estos testimonios se observa que la identidadde la persona no slo se congura en funcin de supertenencia a distintos grupos sociales que le imponennormas, valores y roles que cumplir, sino que el lugar

    tambin contribuye para dar un signo distintivo a ladenicin de s misma. El lugar pasa a formar par- te del individuo tanto como ste se convierte en un

    actor que anima la forma de vida del lugar (Gimnez,2005; Proshansky, 1978).

    Nuestros entrevistados pasaron a formar parte dela sociedad barrial al insertarse en ella. Algunos son

    originarios del Centro Histrico, por lo que sus recuer-dos ms remotos estn enmarcados en l; otros lle-garon ms tarde, buscando oportunidades que laprovincia no poda ofrecerles. Ciertos casos, como losde Justina y Alfredo, ejemplican un patrn de inmi-

    gracin que sin duda fue bastante comn en el Centrode la Ciudad de Mxico. Justina sali de Oaxaca en1961, en compaa de su esposo, quien vena a bus-car trabajo a la capital. Se instalaron en una vecindad,donde creci la familia y residieron durante muchotiempo hasta que se pudieron beneciar de un pro-grama de vivienda de inters social, gracias al cual

    obtuvieron un departamento en el Centro Histrico.El actual arraigo de Justina al Centro no slo se debea un lazo afectivo con l, sino al hecho de que ah logrtener cierta estabilidad econmica que, aunque pre-caria, no estara dispuesta a perder fcilmente. Jus-tina relata:

    No me regresara al pueblo, no porque no, all no tengo

    casa, y aqu como quiera con los aos tenemos este de-

    partamento chicos los departamentos, pero ya hay

    donde vivir y ya se paga como renta, porque vivir as como

    rentando cuando dice el casero te vas, pus te vas o le

    echas ms dinero, y se va uno, no, s es feo.

    El seor Alfredo lleg al Centro en 1960, cuandotena 24 aos de edad:

    Llegu a vivir aqu para trabajar en el taller de un paisa-

    no y aqu me qued. Pero en el 84 muri l y yo dur 24

    aos trabajando con l, pues al morir l vino el temblor

    del 85 y renovaron porque era vecindad aqu, nos reno-

    varon, pues a nosotros nos beneciaron con eso porque

    nos dieron oportunidad de pagar pues el departamentito

    y la accesoria.

    Ante la pregunta de si se ira a vivir a otro lado sipudiera, responde:

    denitivamente [quisiera] ya regresar a mi tierra. Porque

    ya pues, ya como ya estoy grande, ya est un poco difcil

    vivir aqu en la ciudad, ya sentira regresar ya con mi

    familia. All se encuentran mi seora, mis hijos, nada

    ms vive uno aqu conmigo, o sea all tengo toda mi fa-

    milia, mis hermanos, ellos son los que dicen vente her-

    mano qu haces por all t solo. Ahorita ya quiero re-

    gresar porque se ha puesto ms difcil el trabajo, ya nohay trabajo y apenas voy sacando para los gastos Quie-

    ro regresar all porque tambin gracias a Dios tuve

    oportunidad cuando se pudo de comprar un lotecito all

    y les hice una casa a mis hijos y a mi familia, por eso

    quiero ya regresar.

    La experiencia de migracin de Miguel, quien llega la ciudad en 1952 siendo un joven seminarista de24 aos, es ligeramente distinta:

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    Fue el Centro Histrico el que me abri sus brazos, yo

    llegu de Toluca con mi madre y 500 pesos en la bolsa,

    recin salido del seminario. Yo no conoca la ciudad, y sin

    saber nos fuimos a quedar a un hotel de paso hasta que

    consegu trabajo, luego me hice de dinero y fue como

    pude conseguir un departamento en Brasil.

    Miguel naliz una licenciatura en Comunicacin,y actualmente, a sus 77 aos, es maestro en una

    escuela en el barrio de Tepito, con el que se encuentramuy identicado y donde le gustara emprender pro-yectos educativos.

    Aunque una gran parte de los adultos mayores ex-presa un fuerte lazo afectivo hacia el Centro, slo enalgunos aora un deseo ferviente por quedarse a viviren l nicamente por afecto. Unos permaneceran ahpor comodidad y costumbre: ya tengo muchos aosaqu y me sera muy difcil ir para otra colonia y volver

    a empezar; adaptarse a las amistades que son distin-tas (Alfredo, 69 aos de edad y 45 de vivir en el Cen-tro Histrico). Otros preferiran mudarse a un sitiodistinto si pudieran, regresaran al lugar de provinciaque los vio nacer, o buscaran mayor tranquilidad ycomodidad en colonias de ms alto nivel socioecon-mico en la ciudad.

    El arraigo al lugar y la perspectiva futura de resi-dencia en l se relacionan con la experiencia de vidaen ste. El arraigo no emerge del solo hecho de habi-tar el lugar por un largo tiempo, sino de la historiaque se ha construido en l, de la perspectiva con la que

    se le mira y se le ha mirado. Para Alfredo, por ejemplo,el Centro Histrico ha signicado en esencia una fuen-te de ingreso econmico, y su vida familiar continuestando en el lugar de origen, adonde quiere volver envas de cerrar el taller del que consigui hacerse en elCentro. Miguel no slo se quedara en el Centro His-trico, sino que se mudara al corazn de Tepito paracontinuar con su labor educativa, en la que ha inver-tido gran parte de su esfuerzo y realizacin profesional.

    Las historias de estos adultos mayores son sinduda prototpicas de los residentes del Centro Hist-rico que han dado vida al lugar y que le han impresorasgos sociales particulares. La bsqueda de mejorescondiciones de vida, junto con las polticas de vivien-da urbana durante las ltimas dcadas, generaron en

    este espacio un ambiente marcado por la vida de lavecindad, una imagen asociada a un medio social de

    bajos recursos. Un ambiente social que la seora Leo-nor juzg y sigue juzgando como inadecuado para laeducacin de sus hijos:

    el Centro no es un lugar para educar nios, ni tener una

    familia sigue habiendo drogadiccin, prostitucin,

    sobre todo en las calles de atrs [desde Donceles hacia

    La Lagunilla]. Yo no quera que mis hijos crecieran en el

    Centro, en este ambiente de drogadiccin, de vagos, por-

    que, como yo trabajaba, no poda cuidarlos. Entonces

    trat de sacarlos de aqu. Aunque no me fui muy lejos.

    Tuve la oportunidad de sacarlos un poquito del medio,

    que estuvieran en una escuela mejor.

    La seora Consuelo ve con escepticismo la cons-truccin de vivienda nueva en el Centro Histrico,al menos no ve en ello un cambio de imagen social del

    lugar:Recientemente empezaron a construir edi-cios nuevos de departamentos por aqu. Estn vacos,nadie los compra porque son muy caros para la gen-te que vive aqu. Ahora la gente que vive en otro ladono va a venir a vivir a estos andurriales verdad? Unotrata de salir e irse uno ms lejos a mejorar, no a em -peorar. Doa Consuelo no ve el proceso de redensi-

    cacin del Centro como un evento que modicarlas caractersticas sociales de la zona. Tampoco pa-rece considerar los cambios econmicos que ste pue-de generar en el valor de la propiedad en la zona central,ni en el tipo de comercios o servicios que se estninstalando en el Centro Histrico.

    Proceso de monumentalizacin

    del Centro Histrico

    El proceso de monumentalizacin del Centro Histri-

    co ha sido documentado en diversos trabajos (Capron,Ronda y Salin, 2003). Monnet (1993) ilustra, median-te el anlisis de la legislacin mexicana sobre el pa-trimonio, la manera en que, desde nales del siglo

    XVIII, el patrimonio devino un elemento poltico tras-cendente, al contribuir a denir una identidad nacio-nal independiente. Cabe resaltar que, en esa poca, laidea de patrimonio estaba centrada en la conservacinde ciertos espacios y de piezas arqueolgicas de inte-rs para la nacin. Desde entonces, la plaza del Z-calo estuvo sujeta a diversas modicaciones con el nde realzar su importancia monumental, despejndo-

    la paulatinamente de sus usos sociales ordinarios.Poco a poco un discurso proteccionista fue apodern-dose de las plazas y calles del Centro Histrico desdeprincipios del sigloXX, dndoles un carcter sagradocomo piezas histricas.

    El Centro Histrico fue perdiendo de manera pro-gresiva su carcter de barrio residencial desde media-

    dos del siglo XIX, poca en que la expansin urbanarompe con la traza colonial, para irse convirtiendo enun smbolo histrico sin renombre social, a lo largo del

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    extenso periodo en el que el Estado posrevolucionariose mantuvo en el poder. Las antiguas casonas dejaronde ser habitadas para convertirse en comercios, o-cinas, bodegas, restaurantes, talleres y, en el mejorde los casos, escuelas o museos. Durante todo el siglo

    XXcreci de manera considerable el nmero de edi-

    cios clasicados como monumentos histricos. Laplaza del Zcalo dej de ser un lugar de sociabili dady un nodo de transporte importante para la ciudaden la dcada de los cincuenta, momento en que sesustituyen estas funciones para convertir a la plazaen escenario de los rituales nacionalistas o de mani-

    festaciones polticas de carcter masivo. De 1953 a1958 la Plaza de la Constitucin adquiere su aspectodenitivo de explanada desprovista de todo ornamen-to (Monnet, 1993: 103).

    Los adultos mayores participantes en este estudiofueron testigos presenciales del proceso de monu-

    mentalizacin del Centro Histrico. Cada decreto deproteccin del patrimonio fue transformando su es-pacio de vida, dejndolos con muy poco margen deintervencin en los cambios radicales operados en elrea. Un discurso de exacerbado nacionalismo se im-pona sobre lo que fue el escenario de su infancia yde su juventud. Cmo vivieron este proceso?, cmolo recuerdan?, fueron conscientes de l?

    La memoria monumental que encontramos en lasrepresentaciones sociales del Centro Histrico aludeal pasado glorioso del pueblo mexicano y a los pilaresdel nacionalismo. Emergen relatos de lo que fue el

    pueblo azteca, del mito fundador de Tenochtitln, yde las races del Mxico contemporneo. El CentroHistrico en su conjunto materializa esta memoriamonumental, pero se concentra principalmente en losgrandes iconos, como la Plaza de la Constitucin, labandera, el Palacio Nacional y el Templo Mayor. Losrelatos de una historia mtica, impregnada de un sen-timiento de identidad nacional, contribuyen a dar un

    sentido especial al Centro Histrico.Doa Leonor (76 aos), estudiante de tanatologa,

    en su representacin del Centro combina una me-moria histrica nacionalista con sus creencias en las

    energas csmicas, emanadas de sus conocimientos enastrologa:

    Debemos respetarlo porque es nuestra historia Somos

    una mezcla del ayer, el Centro es nuestro ayer, nuestro

    presente y nuestro futuro [] La gente no sabe hasta

    dnde llegaban las barcas de Moctezuma. Llegaban exac-

    tamente, aqu en en eh Colombia, ah llegaba la barca

    de, la barca, de 30 remeros de Moctezuma, porque de su

    palacio ac, lo sacaba una barca ms pequea con 16

    remeros [] El asta bandera est sobre el Teocalli, por

    eso emana energa de ah[] El Templo Mayor se le-vantar para que vuelva a brotar la antigua Tenochtitln

    Aconseja a cualquier visitante del Templo Mayorentrar armado de un imn que lo proteger de las

    energas emanadas de los vestigios prehispnicos.Para Miguel (77 aos), el Centro Histrico es la

    patria es todo un joyero donde estn los tesoros co-loniales es el corazn de la Ciudad de Mxico, elcorazn del mestizaje, de la verdadera raza mexicana.Porque nosotros no somos ni espaoles ni indios,somos una mezcla de ambos. Para otros adultos ma-yores representa un orgullo para todos los mexicanos,el cimiento de una gran ciudad, el patrimonio detodos los mexicanos, el lugar que todos quieren co-nocer, el centro de un pueblo, etctera.

    La memoria monumental impera en la construccin

    de los mapas mentales del Centro Histrico, tanto enlos dibujos como en las zonas ms apreciadas y en losrecorridos personales. Contribuye a construir unaimagen positiva del lugar. Prcticamente todos losdibujos del Centro tienen a la plaza del Zcalo comoncleo y organizador del croquis. La gran plaza, consu bandera en medio y sus edicios emblemticos,simboliza a todo el Centro en su conjunto, resume larepresentacin de un espacio mucho ms extenso ycomplejo.

    El proceso de monumentalizacin del Centro His-trico fue vivido por los adultos mayores entrevistados

    como la prdida de un espacio social, que daba mayorlugar a la convivencia y a la sociabilidad cuando eranjvenes o nios. Sus discursos constituyen testimoniosvivos de las transformaciones de los espacios en mo-numentos de carcter sagrado desde el punto devista poltico. En las narraciones de los adultos ma-yores sobre lo que fue el Centro Histrico en otrotiempo, la aoranza de su infancia y juventud semezcla con el sentimiento de prdida que produjeronlos cambios urbanos y arquitectnicos. El siguientefragmento de entrevista da un ejemplo de este proceso:Cuando empezaron a tirar el cine, pues todo, s, sfue muy triste, porque pus ve uno que all se va, se vauno acabando, ya va uno acabando ya, pero es partede la vida no?, acabarse (Consuelo, 64 aos). Ladestruccin del cine represent para la seora Con-suelo un cambio en su ciclo de vida, un paso hacia elenvejecimiento. Tambin queda implcita la trascen-dencia que tuvo el cine como forma de entretenimien-to social en otras pocas de la ciudad (Garca Can-clini, 1998).

    Sea por nostalgia de la juventud o por un espacioque ya no es lo que fue, lo cierto es que casi todos

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    consideran que el Centro Histrico ha perdido belleza,que era mejor antes que ahora, que ya no se vive elmismo ambiente, que hoy les gusta menos que en otrotiempo. Doa Leonor lo expresa en sus propias pala-bras: hablo porque soy una mujer de 78 aos, siem-pre he vivido en el Centro Histrico y he ido viendo

    cmo con el tiempo este Centro Histrico se ha idoperdiendo.

    Las imgenes del pasado se concentran en tornoa la plaza del Zcalo y al ambiente vivo que ah sepoda respirar por ser un jardn al que se poda ir apasear, por ser la terminal de tranvas que llevabana los lejanos pueblos que la urbanizacin absorbims tarde. Para quienes vivieron su infancia en elCentro, la desaparicin de los tranvas y del jardn dela plaza del Zcalo fue una prdida que todava re-cuerdan con cierta tristeza.

    Don Nacho, de 86 aos, vivi de manera cercana

    y consciente la transformacin del Zcalo, pues tenacomo 35 cuando el regente Uruchurtu limpi laplaza en la dcada de los cincuenta. De acuerdo consu relato, el Centro Histrico perdi encanto desdeentonces:

    Ahora en la realidad ya perdieron mucho atractivo. Antes

    s, el Zcalo, por ejemplo, el Zcalo era un gran jardn.

    Tena una fuente enorme en el centro, y sus banquitas

    de de metal. En las callecitas y todo. La central de

    tranvas, los tranvas que le daban mucha vista al Z-

    calo. Todo eso, todo ese atractivo ya se perdi. No hay ni

    jardn. Entonces el folclore de eso eran los vendedores.Haba unos vendedores que vendan unos dulcecitos de

    leche, se llamaban macarrones. Unos dulcecitos sabro-

    sos, y luego venan las duquesas, era una especie de,

    como de quesadillas con relleno muy sabrosas las

    famosas duquesas. Queso, aguacate. Eh, aguacates.

    Quesos. Charamusca, la charamusca rellena. Nhombre!

    Era un atractivo aquel muy bonito, pero ya, se acab, eso

    ya, ya no hay, ya todo se acab [] No, pues ya a partir

    de los cincuenta, cuando empezaron a quitar los... los

    tranvas. Ya, ya se acab ya todo eso. Todo eso, eso bo-

    nito del Zcalo, se acab ya El ambiente que antes

    haba en la salida a la una de la tarde de los rpidos.

    Tranvas rpidos. Unos eran Rpidos Xochimilco, los

    otros de Tlalpan, Coyoacn y San ngel. A la una se ati-

    borraban los trenes y rale!, vmonos, salan como ba-

    lazo. Y de ah en fuera, pues ya se perdi eso porque ya

    no hay ni tranvas.

    La remembranza de los tranvas se acompaa,aunque con menor frecuencia, del recuerdo del Canalde la Viga, uno de los ltimos vestigios del paisajelacustre que caracteriz a la ciudad durante siglos:

    Aqu estaban en la esquina los Indios Verdes cuandoestaban las chalupas. Venan de la Magdalena, de allde la Viga, Jamaica. De all venan las chalupas avender de todo (Rafael, 75 aos). El seor Rafaelrecuerda tambin que las estatuas de los emperado-res aztecas Ahuizotl e Izcatl (popularmente conocidas

    como los Indios Verdes) se encontraban en un par-que cercano a su casa, antes de que las trasladaranal extremo norte de Insurgentes, para marcar el lmi-te entre el Distrito Federal y el Estado de Mxico. Laseora Consuelo, de 64 aos, 11 ms joven que Rafael,mantiene vivo el recuerdo de los canales de la Viga:

    Antes todo esto por aqu en Santa Anita, todo estodicen que corran los canales para Xochimilco y todoeso, yo eso no lo vi porque no estoy tan vieja.

    El sentimiento de prdida del Centro de otro tiem-po no slo se inscribe en los cambios sufridos en elespacio material, sino tambin en lo que conform la

    cultura urbana en dcadas anteriores. Se recuerdancon nostalgia las formas de vida de otras dcadas, lasmodas en el vestir, las maneras de hacer comercio,un cierto lenguaje, modales y una cultura cvica unaire que ya no se respira ms en el Centro:

    Se han relajado las costumbres [] Ya no nos importa el

    que se cay, ya no nos importa el que est desma-

    yndose, ya no, ya pasamos y con indiferencia lo vemos

    (tose), se est acabando, la el el amor de mexicano.

    Nos estamos convirtiendo en una en una ciudad fra.

    Que nos vale gorro [] Ya no tenemos ni siquiera el

    recuerdo de esos 15 de Septiembre, que eran famosos,con sus lugares donde la gente poda, de una forma eco-

    nmica, comerse un buuelo o comerse un plato de

    tacos, tortas, s era una tradicin muy mexicana, se ha

    perdido (Leonor, 78 aos, ama de casa).

    Conclusiones

    Qu recuerdos darn sentido a la representacin so-cioespacial presente del barrio de pertenencia?, cmoemerge el pasado en la representacin del lugar vivi-do en la cotidianidad?, cmo se materializa esta me-moria en el representacin del espacio?, a qu memo-ria urbana estamos haciendo referencia?

    La experiencia urbana (Ledrut, 1973) de los adul-tos mayores que han residido en el Centro Histricodurante al menos 40 aos est marcada tanto por eldesarrollo de su propia biografa personal como porlos signicados que va adquiriendo el lugar a lo largodel tiempo. Ese espacio es el contexto en el que hatranscurrido la propia vida, pero no slo como unmarco material de existencia, sino como un sitio que

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    Sentido del lugar y memoria urbana: envejecer en el Centro Histrico

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    ha otorgado identidad y ciertas enseanzas. El Centroha sido mi maestro, dice un seor; es mi vida,expresa alguien ms. Este lugar, por sus caracters-ticas de centralidad histrica, simblica y econmico-funcional, ha representado para los adultos mayoresun recurso, una oportunidad de aprender y ejercer un

    ocio, de hacerse de una propiedad, de vivir en el cora-zn de la ciudad. Quienes siguen transitando el Centrode forma autnoma encuentran el placer de caminarpor sus calles y la gran ventaja de tener todo a lamano. Quienes tienen ya una movilidad reducida porincapacidad gozan de las idas a la iglesia y de paseosacotados a las inmediaciones del hogar. El mayorobstculo para unos y otros en su transitar por elCentro son los comercios ambulantes que obstruyenlas aceras y el exceso de gente que irrumpe en la co-tidianidad del lugar.

    El Centro Histrico es un espacio de fuerte arraigo

    identitario social y nacional. Sin embargo, no puedeser considerado como un barrio en su totalidad. Sus

    delimitaciones ociales corresponden a criterios his-tricos que construyeron una geografa gubernamen-tal. La vida social del Centro ha sido olvidada a lolargo de varias dcadas en aras de resaltar el carcter

    monumental del sitio. Sus pobladores lucharon, sobretodo despus del terremoto de 1985, para mantener-se en un lugar que simboliza la nacin entera, el es-pacio de todos, regulado por los poderes polticos.Podramos hablar de barrios que conforman el Centroy que han animado su vida social desde hace dcadas.

    Los ms mencionados por nuestros entrevistados hansido Tepito, La Merced, la zona de Garibaldi, La La-gunilla. Existen otras zonas con identidad social quequiz no llegan a conformar un barrio, sino slo al-gunas calles, como la de Dolores, identicada comoel barrio chino. Persisten vecindades y conjuntos deinters social construidos en el marco de la polticade vivienda posterior al terremoto de 1985. Ello nosconduce a pensar que el Centro Histrico est con-formado por subconjuntos sociales que han caracte-rizado la vida social, popular, del lugar en las ltimasdcadas. A esos niveles encontraremos alguna formade solidaridad vecinal altamente localizada, pero nopodramos hablar del Centro Histrico como un barrio,entendido como unidad social homognea.

    La nueva poltica de recuperacin de este espaciocomo lugar residencial ha atrado una poblacin dis-tinta: clases medias con sus particulares estilos de viday de consumo. La coexistencia de la mezcla social delas clases medias con los residentes tradicionales del

    Centro dar sin duda un matiz diferente al lugar. Losadultos mayores entrevistados no parecan percatar-se de la llegada de nuevos residentes, ni de la enver-

    gadura de la poltica de recuperacin del Centro His-trico. Algunos vean la recuperacin de fachadas ycalles como una ms de las obras que ah se han hecho.Otros vieron con escepticismo la construccin de vi-vienda nueva. Sus representaciones estaban enfoca-das en la vida cotidiana, en la monumentalidad del

    Centro y en lo que ste ha signicado en relacin consu vida personal. Imgenes ms nostlgicas que rea-les, acompaadas de relatos ubicados en un pasadoremoto. Para nuestros entrevistados, el Centro Hist-rico ya no es lo que fue.

    Para nalizar, consideramos menester recordar queeste estudio de corte cualitativo ha buscado dar prio-ridad a la comprensin de los signicados y de lasrepresentaciones sociales del Centro Histrico. Deningn modo se pretende generalizar los resultadosde entrevistas a profundidad con una muestra peque-a, a la poblacin total de adultos mayores que ah

    habitan. El recurso de los mapas mentales y de lasnarraciones libres de los sujetos nos parece adecuadopara acercarnos a un conocimiento detallado de lamemoria social de un espacio tan marcado por la his-toria ocial. La expresin de la subjetividad conducea discursos elaborados y a recuerdos remotos de una

    vida cargada de afectos, emociones, valores y signi-cados. A ellos pretendamos acceder en este trabajo:en ellos se encuentra la riqueza de los resultados, ala par que las limitaciones en cuanto a la representa-tividad estadstica.

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