selser, gregorio (1966). el espionaje en america latina. buenos aires: ediciones iguazú

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Investigación pionera que describió formalmente las formas en las cuales los Estados Unidos intervinieron en la política local de los países de América Latina

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    .. . ./ ( ~ .. . ' su catoncrsmo como gua; para sus. o mm o-

    -nes polticas y acerca de los .hombres que dirigen 'la la Argentina? Dira usted que es muy irnportante, te, poco importante, o nada importante?

    64. En lo que se refiere a la poltica argentina, dira qtte lo que ha hecho la1 Iglesia Catlica ha sido ms bien o ms bien malo?

    64 a. (Si no dice "no sabe"). Por qu? 65. En su opinin, cules grupos del pueblo argentino

    los que menos han sido ayudados por la Iglesia? . . 66. A qu clase social y econmica dira usted que perte~e

    ce? A la clase alta, la da se media alta, la clase media inferior o a la clase popular? (EntreVistador: que esta respue'sta influya en su decisin al determinar el nivel socio-econmico entrevistado).

    67. Usted quiz haya odo ~e lC1!i problemas recientes en la Repblica Dominicana, o ~anto Domingo. En su opinin, quines tienen la culpa por estos. problemas? , . 68. Cree usted que los Estados Unidos (sic) hizo bien o hizo

    mal, en enviar tropas norteamericanas a Santo Domingo? .. 68 a. (0i no dice "no sabe"). ?Por qu opina usted as? _

    _ 69. En su opinin, Castro y los comunistas tuvieron mucho que ver con el problema de Santo Domingo, algo que ver, o nada que ver con l?

    70. Ahora le voy a hacer una pregunta algo distinta. Su-. pongamos que los comunistas estuvieran a puuto de tornar con-. trol del gobierno uruguayo y que nada se poda hacer 'para evitarlo internamente en el pas. Estara usted a favor de que algn poder extranjero, incluyendo los Estados U nidos, interJi-nera para evitar el xito de los comunistas, o no estara usted a favor de esto? ,

    71. Ahora supongamos que los comunistas estuvie~an a pun- . to de tornar control del gobierno argentino. Estara usted a j favor de que algn poder extranjero, incluyendo los Estados U nidos, interviniera para evitarlo,- o no;-

    72. Por cunto tiempo h vivido usted en esta ciudad (pue- .. blo)? (Si toda la vida, salte a p. 73).

    72 a. (Si menos de ''toda la vida"). Y dnde viv~a antes? 72 b. Y antes de eso? 1 73. Podra decirme, por favor, cul fue el ltimo ao de

    estudios que usted curs? 74. Cul es su ocupacin? 74 a. (Si no es el jefe de familia)~ CdLl es la ocupacin del

    jefe de la familia? 75. Ahora, una ltima pregunta, Poda ust~-d

    favor, en qu pas naci su mam? Y su pap l

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    CAPTULO I. 'Mtodos y, nrimis del contraespi.o-naJe .................... ............. - - . La "reorganizacin" de dos investigaciones, 7. Las faenas de la CIA, 10. Uria denuncia sobre el FBI, 13. Un organismo sospehado, el Guerpo de Paz, 16 .

    . El norteamericano feo, 19 .. El impacto de la Revolu-, cin Cubana, 21. U11a vidnera de lujo, 25. Lavado ; . de cerebro en el Peace Cbrps?, 21: El informe de .... los esposos" Zeitlin, :n. ' El efecto demostracin, 36. Moldeando q:mciencias, domeando rebeldas, 40. Uno de los papeles de la ORIT; 43. Tambin las universidades, 48. La . utilizacin de la ciencia~ 55. !

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    CAPTULO IL ,El espionaje'sdciolgico . . . . . . . . . 60 La denunci~ period~tica; 60. Misin de- las fuerzas armadas, 66. El Pentgono infonn'li. que renuncia al proyecto, 71. Denuncia y oposicin generalizadas, 75. Reacciones en' cadena; 82. Camelot para di-plomticos?, 87. U na motivacin ideolgica defini-da, 93. La utili~acin "extraa" de las encuestas, 101. El mtodo de la~ encuestas, 112. .

    CAPTULO . III. El Plan Camelot . . . . . . . . . . . . . . 122 Cmo se "destap" el Camelot, 122 .. La intervn-cin legislativa, 129. Opinin del profesor Galtung, 134. La opinin de la comisin investigadora, 145. La -encuesta en el Ejrcito chileno, 153.- Condena

    de la Cmara de. Diputados de Chile, 156 . .-./

    . El;e~~tnie.spio~aje': Provedo:!'Siinpti~~: 16

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    Proyecto Camelot. Introduccin ... ~- ....... 187 \ :':.~; . :A. Esquema de los estudios sobre situaciones . , ~-~ ':: f,::~

    sociales, por J irt N ehnevajsa ..... . . . . . . . 204 . '. .1; B. Diseo de la investigacin de los estudios

    del caso analtico, por Ralph Swisher .... 229-C. Tcnicas de', simulacin, por James S. _ Co-

    . leman ............................... . D. Modelo preliminar de potencial de guerra

    .interna, por Manuel vila ............. . E. Operaciones- contra fuerzas irregulares1 FM

    31-15

    308

    323

    339 F. Encuesta a oficiales del Ejrcito de Chile 387 G .. Cuestionario 4, nmero 646, por Dale L.

    Johnson .............................. 394 H. JOB 430 ............................. 406

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    Este libro se termin de imprimir el do. 2 de se . n Impresiones LA EsTRELLA, Lamadrid. -

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    CAPTULO II

    EL ESPIONAJE SOCIOL6GICO

    La denuncia periodstica .

    El 12 de junio de 1965, el diario El Siglo, que se pu-blica en la ciudad de Santiago, capital de la Repblica de Chile, anunci en forma sensacionalista que crculos gu-bernamentales estaban abocados al estudio y anlisis de ciertos documentos de procedencia norteamericana, cuyas caractersticas y alcances prefiguraran una tentativa de cc-pionaje en vasta escala y a alto nivel, el que se realizara mediante profesores universitarios, particularmente del campo de la sociologa.

    La circunstancia de ser El Siglio un diario comunista, hizo que en un primer momento sus colegas despreciaran la denuncia, atribuyndole ser un intento ms de la per-manente tarea de ese sector poltico en su lucha contra log nort~american_2.s. Pero una encuesta rutinaria de alguno:> cronistas menos prejuiciados, de diarios liberales ci~ con-f.ervadores, permiti establecer que algunos profesores le sociologa, no slo Je la Universidad ele Chile --oficial-,

    ~ino tambin de la Universidad Catlica y ele la Facultad L?tinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO-, ins-titucin esta ltima de carcter internadona!, admitan con ciertas reservas tener conocimiento de la existencia de un proyecto o plan que, de todos modos --expresaban-no tena ya posibilidad de ser realizado.

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    La falta de datos concretos hizo que el periodismo en general observara cautela. Pero no pasaron muchas horas sin que un famoso comentarista de radiofona, Luis Her-nndez Parker, conocido por su responsabilidad a indepen~ dencia de criterio, se sumara en su programa "Tribuna Popular" a la denuncia original, agregando otros indicios que la corroboraban y sealando que prcticamente todos los socilogos chilenos invitados a participar en l haban

    .. rechazado la propuesta, no obstante los elevados sueldos que se les haba ofrecido. Como responsable de la "ope-racin" apareca la Oficina de Investigacin de Ope-raciones Especiales (Special Operations Research Office -SORO-), dependiente de la American University, con sede en Washington, capital de los Estados Unidos de Amrica.

    Al da siguiente El Siglo publicaba ya sin reticencia al-guna un facsmil de pginas del documento que, segn sostena, se denominaba GAMELOT PROJECT -Proyec-to o Plan o Programa Camelot- y denunciaba que el mismo haba sido trado a Chile por el profesor Rugo Nutini Paredes, especialista en antropologa, de la Uni-versidad de Pittsburgh, Pennsylvania, el cual, aunque chi-leno de nacimiento, se haba ciudadanizado meses antes como estadounidense. Entre los documentos figuraba el original en ingls y su traduccion al espaol, de la des: cripcin general del proyecto hecha por la American University, cuyo texto era el siguiente: 1

    1 De entre las varias traducciones que circularon en el Con-tinente, hemos preferido sta, publicada en la "Revista Latino-americana de Sociologa", Buenos Aires, pgs. 251/252, ao 1965, N 9 2 .

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    THE AMERICAN UNIVERSITY Special Operations Research Offce

    Office of the Director 4 de diciembre de 1964

    PROYECTO CAMELOT El PROYECTO CAMELOT es un estudio que tiene por ob-

    jetivo determinar la posibilidad de elaborar un modelo general de sistemas sociales que permita predecir aspectos poltica-Jilente significativos del cambio social en los pases en vas de

    desarrollo, e influir sobre ellos. En forma un poco ms especfica, sus objetivos son: Primero, proyectar procedimientos para evaluar las situa-

    ciones potenciales de guerra interna en sociedades nacionales; Segundo, identificar con mayor precisin las medidas que un

    gobierno pueda tomar para mitigar las condiciones que se juzguen como favorecedoras de la guerra interna; y

    Tercero, evaluar la posibilidad de establecer las caracters-ticas de un sistema destinado a obtener y utilizar la informa-cin bsica necesaria para hacer las dos cosas antes mencionadas.

    La duracin del pnyecto se calcula corno un esfuerzo de tres' o cuatro aos, con una inversin de un milln a un milln y medio de dlares por ao. Es financiado por el Ejrcito y el Departamento de Defensa y ser realizado con la cooperacin de otro5 organismos del gobierno. Se proyecta recoger una gran cantidad de datos primarios sobre el terreno, as corno tambin una amplia utilizacin de los datos ya existentes sobre las fun-ciones sociales, econmicas y polticas. Hasta el momento, es

    . probable que la investigacin est geogrficamente ubicada en los pases de Amrica latina.

    Los planes actuales exigen la instalacin de un centro para el trabajo de campo en dicha regin.

    A manera de antecedentes: El PROYECTO CAMELOT es el resultado de la interac-

    cin de muchos factor~s y fuerzas. Entre ellos se cuenta ei hecho de que, en los ltimos aos,

    se ha acentuado mucho el papel desempeado por el Ejrcito de los Estados U nidos en la tarea de estimular el desarrollo y el cambio rpidos en los pases menos desarrollados del mundo. Los muchos programas del Gobierno de los Estados Unidos di-rigidos hacia este objetivo se agrupan a menudo bajo el rtulo a veces engaador de 'accin anti-insurreccional' (un trmino pronunciable que significase 'profilaxis de la insurreccin', sera mejor). E,sto otorga gran importancia a las acciones positivas

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    destinadas a reducir las fuentes de descontento que a menudo llevan a actividades ms notorias y violentas, de naturaleza disruptiva. El Ejrcito de los Estados Unidos tiene una impor-tante misin que cumplir en relacin con los aspectos positivos y constructivos del desenvolvimiento de las naciones, as como tambin responsabilidad de asistir a los gobiernos amigos que hacen frente a los problemas de las actividades insurreccionales.

    Otro factor importa.nte es el reconocimiento -en los niveles ms altos de las instituciones de defensa- del hecho de que es relativamente poco lo que se sabe con certeza acerca de los procesos sociales que es necesario comprender a fin de hacer frente de manera efectiva a los problemas de insurreccin. En el Ejrcito existe la conviccin de que es necesario mejorar la comprensin general de los procesos de cambio sociat de modo que el Ejrcito pueda cumplir con sus responsabilidades dentro del programa general de accin anti-insurreccional del Go-bierno de los Estados U nidos.

    Tiene aqu particular importancia una serie de informes recientes que se ocupan del problema de la seguridad nacional y de las contribuciones potenciales que la ciencia social podra aportar a la solucin de estos problemas. Uno de estos informes fue publicado por un comit del grupo de investigacin de la Smithsonian Institution bajo el ttulo 'Social Science Research and National Security', editado por Ithiel de Sola Pool. Otro es un volumen de los trabajos presentados a un simposio, 'The U. S. Army Limited-War Mission and Social Science Research', que public en 1962 la 'Special Openitions Research Office' de la American University.

    El PROYECTO CAMELOT ser un esfuerzo multi-discipli-nario. Ser dirigido por la organizacin SORO en estrecha colaboracin con universidades y otras instituciones de investi-gacin dentro de los Estados Unidos y en el exterior. Los pri-meros meses de trabajo estarn dedicados al refinamiento del diseo de investigacin y a la identificacin de los problemas tanto metodolgicos como sustantivos. Esto contribuir a la debida articulacin de todos los estudios que componen el pro-yecto, a los fines de obtener los objetivos enunciados.

    Los primeros participantes en el proyecto tendrn, pues, la oportunidad poco frecuente de contribuir al proceso de formu-lacin del programa de investigacin y tambin de tomar parte en un seminario planeado para el verano de 1965. Este semi-nario, al que asistirn destacados cientficos sociales del pas, se ocupar de revisar los planes para el futuro inmediato y analizar adems los objetivos y planes de largo alcance.

    Informaba igualmente El Siglo que el dir~ctor del pro-

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    yecto era el famoso investigador norteamericano Rex Hopper y que aunque consista en una investigacin de campo, de carcter sociolgico, no caba duda alguna de que se trataba de una encuesta con caractersticas no disimuladas de espionaje. En abono de su aserto expli-caba que el director del Centro de Estudios Socio-econ micos de la Universidad de Chile, profesor Eduardo Ha-muy, a quien se haba ofrecido la direccin del proyecto, lo haba rechazado, y que igualmente haba procedido el socilogo jesuita belga, Roger Vekemans, conocido como muy allegado al presidente Frei.

    Con datos tan contundentes ofrecidos a la opinin p blica, el escndalo estall con toda intensidad. Se sum a la denuncia original, con nuevas aportaciones, el ves-pertino chileno ltima Hora y, por televisin, el noticiero del canal 9, propiedad de la Universidad de Chile. Esto ltimo equivala prcticamente a una admisin oficial. Los das 13 y 14 de junio, diarios de la "prensa grande" acogieron en sus pginas la denuncia, con toda cautela, consignando extraoficialmente que la Cancillera haba manifestado a la Embajada estadounidense a cargo de Mr. Ralph Dungan, "el malestar y preocupacin del Go-bierno por esta clase de actividades que constituyen un acto de abierto intervencionismo".

    A partir de ese momento, las versiones e interpretacio-nes de diarios, revistas, radios y estaciones de televisin se hicieron generales, aportando incluso informacines slo incidentalmente vinculadas al plan denunciado. As,

    -ltima Hora y El Siglo sostenan que los servicios de in-teligencia chilenos haban detectado la presencia en el pas de un nmero inusitado de agentes norteamericanos; que el personal diplomtico de los Estados Unidos haba sido notablemente aumentado hasta el punto de que en muy breve lapso haban sido acreditados doce cnsules; que un general norteamericano que haba participado en las operaciones preliminares de la guerra en Vietnam y que haba pasado en 1964 varios meses en Chile, estaba

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    E;presas de -la Universidad de Chile -INSQRA-, para investigar las relaciones entre patrones y obreros, sus organizaciones y sus tendencias polticas; y, finalmente, la encuesta que en 1963 realiz el estadounidense Roy E. Carter entre "Lderes de opinin" y medios de comuni-cacin de masas.

    El16 de junio, el subsecretario de Relaciones Exteriores chileno, Osear Pinochet, desmenta que el Gobierno hu-biese efectuado protesta alguna ante la Embajada esta-dounidense; pero ltima Hora revelaba que el ministro de Hacienda, profesor Sergio Molina, entrevistado en su carcter de decano de la Facultad de Economa de la Uni-versidad de Chile por un colega suyo, le haba manifes-tado que el Proyecto Camelot constitua "un tipo de inter vencin interna en asuntos chilenos inaceptable desde cualquier punto de vista". Tambin sostena aquel diario que la American University, patrocinadora del proyecto, es, a juicio de profesores universitarios chilenos que la conocen, "una simple agencia del Pentgono a nivel un- versitario".

    Un da despus, el 17 de junio, el socilogo Lipset en-viaba una carta a El Siglo desde Berkeley, California, en la que afirmaba no estar ni haber estado nunca "relacio-nado en forma alguna con la 'Operacin Camelot' o con S.O.R.O., la organizacin que tengo entendido que es la auspiciadora de este programa" y le peda que se aclarara ese punto en la publicacin.

    Misin de las fuerzas armadas El 20 de junio, siempre en medio de la baranda perio-

    dstica ya del todo desatada en el pas, el diputado comu-nista Jorge Montes declaraba en la Cmara de Diputados de Chile que otros pases del Continente -Uruguay, Co-lombia y Venezuela- adems de Chile, haban sido desig nados por la SORO como campos de investigacin an logos, del mismo modo que en frica lo haban sido Se-

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    estudio cuyo objetivo consiste en determinar la posibilidad de desarrollar un modelo social general que hiciere po-sible predecir e influir polticamente en los aspectos de cambio social en las naciones subdesarrolladas de todo el mundo"; para tal objetivo deba tenerse en cuenta "la influencia cada vez mayor que se asigna al Ejrcito de los Estados Unidos en el conjunto de la poltica exterior" de su pas, lo que explicaba que uno de los documentos de la SORO consignara que dentro del Ejrcito estadounidense "existe coincidencia de la necesidad de mejorar la com prensin general de los procesos de cambio social, si es que el Ejrcito va a cargar con responsabilidades cre-cientes en el proceso de lucha contra la insurgencia por parte del gobierno de los Estados Unidos". Segn Mon-tes, el proyecto deba ser relacionado con el objetivo yan-qui, ya hecho pblico, de constituir un cuerpo armado rJanamericano a ejemplo de la fuerza mixta que haba sido despachada a la Repblica Dominicana a raz del estallido popular del 24 de abril de 1965, cuerpo armado cuya legitimizacin y formalizacin permanente procura-ba la Unin norteamericana con la colaboracin de go-biernos sumisos como el del Brasil, segn lo probaban documentos tales como el AAA 520.1 (22) 2 emanado

    2 El contenido de ese documento, revelador por muchas ra-zones de los manejos que en tales momentos realizaba Itama-raty en relacin con la Conferencia Extraordinaria de Canci-lleres que deba realizarse en Ro de J aneiro, es el siguiente. Est tomado del semanario QUE pasa en Venezuela, p. 5, Ca-racas, 12 de junio de 1965 :

    "CONFIDENCIAL ''AAA/520.1 (22)

    "El Ministerio de Relaciones Exteriores saluda a la Emba-jada de los Estados Unidos de Norteamrica y, en relacin a correspondencia y consultas anteriores sobre la propuesta crea-cin de una alianza defensiva del Hemisferio, tiene a honra

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    de la Cancillera brasilea, donde entre otras cosas _se preconizaba una presin econmica de los Estados Uni-dos sobre Uruguay, para inclinar al gobierno de esta

    comunicar que el gobierno brasileo est de acuerdo con la opinin del gobierno de los Estados U nidos en el sentido de que la alianza mencionada debera comprender a todos los pa-ses del Hemisferio, incluidos los pases miembros de la Comuni-dad Britnica y sus territorios. Al considerar la existencia de la Organizacin de Estados Americanos y sus instrumentos po~ lticos y militares, surgen complicaciones para conciliar, en un nuevo organismo poltico-militar, la posicin de ella y la de los pases americanos no miembros. Una solucin ideal podra ser el ingreso de los referidos pases en la O.E.A., posibilidad que fue abierta ya por el Acta de Washington en diciembre de 1964 y por la consecuente sustancial modificacin del Tratado de Ro de J aneiro del ao 19,17.

    "2. Si esta solucin no fuese viable en un plazo razonable, sera conveniente limitar la alianza nicamente a los actuales pases miembros, encargndose el gobierno de los Estados U ni-dos de vincular la alianza con- otros pases, especialmente los pertenecientes a la Organizacin del Tratado del Atlntico Norte, los cuales tienen intereses en las Amricas.

    "3. La decisin debera ser tomada ya en la II Conferencia Extraordinaria de la O.E.A., a celebrarse en Ro de Janeiro, para que la formacin de la alianza pudiese ser puesta en prc-tica en el curso de los prximos meses. Si fuese acordado que la solucin consiste en modificar el Tratado de Ro de Janeiro, la modificacin debera abarcar no solamente el artculo 6 sino todo el texto, adems de los respecttvos artculos de la Carta de Bogt. Para este fin debe ser convocada con urgencia una nueva Conferencia Extraordinaria, para la cual Brasil est pre-parando un conjunto de sugestiones en el sentido de una pTO-funda reorganizacin y revitalizacin de la O.E.A.

    "4. El fortalecimiento sustancial de la O.E.A. es necesario, especialmente si se toma en cuenta ctue la Organizacin de las Naciones Unidas est perdiendo gradualmente m importancia y su capacidad de acci6n positiva debida al dominio que en ella ejercen los pases afroasiticos, en detrimento de las Am-ricas y de todo el mundo occidental. Para alcanzar el fortale-cimiento de la O.E.A., la Conferencia debe proceder al estudio y solucin de los problemas polticoo con absoluta prioridad. La importancia de las soluciones polticas puede probarla por el ejemplo brasileo y sus xitos econ:micos, ?. . . partir de abril de 1964. Los asuntos econmicos deben ser confiados a los organis-

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    nacin a apoyar l idea de la fuerza armada continental, -hacia la cual se mostraba hasta ese momento renuente.

    El 27 de junio, el diario Washington Evening Star afir-maba que el Proyecto Camelot "revel un creciente en-tredicho entre el Ejrcito y el Departamento de Estado

    mos especializados de la O.E.A. y a la Alianza para el Progrese.!' "5. Con relacin al texto de la alianza sugerida, el gobierno

    brasileo concuerda plenamente en que las condiciones de ayuda mutua, en casos de intervencin externa, sean formulados con mxima precisin, tomando en cuenta las particularidades de las Amricas. De este modo, seran evitadas las experiencias negativas que son evidentes en la Organizacin del Tratado del Sudeste Asitico. Las sugestiones del gobierno brasileo en lo relativo a los problemas especficamente militares sern discu-tidos con las autoridades militares de los Estados Unidos y en la Ju!fta Interamericana de Defensa por el ministro de Guerra del Brasil, con motivo de su visita a Washington. En esa misma oportunidad sera posible acordar la mejor forma para permitir a las fuerzas americanas influir positivamente en otras zonas del mundo donde est en juego el destino de la libertad y de la democracia. .

    "6. Ef gobierno brasileo considera til el nuevo espritu del principio de soberana, que debera estar basado en la exis-tencia de un sistema econmico-social comn y no en obs,,.,letas fronteras fsicas o polticas. El principio de interdependencia debe tener un sentimiento prctico, tanto en la propuesta alianza como en la O.E.A., a la cual se podra encargar de ciertas obligaciones, deberes y derechos hasta ahora dependientes nica y exclusivamente de los gobiernos de los respectivos pases-miembros. La idea de la interdependencia tiene ya races pro-fundas y cada vez se arraiga ms mediante varios tipos de contactos y actitudes comunes, no slo en el campo cultural y poltico, sino tambin en la estrecha colaboracin y cooperacin militar.

    "7. Atendiendo a las ltimas sugestiones del gobierno de los Estados Unidos, las

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    '~.v."~ ... d~ Diputados chilena aprobaba la constitucin de 'na comisin investigadora en su seno, para que dilu-. ciclara "las proyecciones y . difusin en Chile del 'Plan

    ... Camelot' y de cualquier otra actividad de organismos forneos que puedan atentar contra nuestra soberana o interferir en actividades de la vida nacional". Horas an-tes, el rector de la Universidad de Chile, profesor Eu12enio Gonzlez Rojas, en nota a la Comisin de Relaciones Exteriores de la Cmara de Diputados, puntualizaba que el organismo a su cargo, "como institucin, no ha tenido intervencin, de ningn gnero y en ningn momento, en este oscuro asunto"; acotaba que la intervencin qw:: fP. los hechos cupo al secretario general de la universi dad, Alvaro Bunster, fue de carcter estrictamente per-sonal y que de haber tenido noticia de ellos en su opor-tunidad, "dada la gravedad y trascendencia, el Consejo Universitario y el Rector de la Universidad habran adop-tado de inmediato las medidas internas que el caso reque-ra, y habran cumplido el fundamental deber de ponerlos et conocimiento del Supremo Gobierno y de la opinin p~h!ica"; y finalmente expresaba: "La Universidad de Chile comparte plenamente la preocupacin y el repudio que ha provocado en el pas el llamado 'Plan Camelot'. Bajo el pretexto de una investigacin cientfica, propues-ta en trminos especiosos, pero inequvocos en su alcance, !':P. proyectaba una vejatoria intromisin en nuestros pro-blemas, con vistas a fines polticos lesivos de nuestra dig-nidad y, potencialmente, de nuestra soberana". 6

    _El 8 de julio, el Departamento de Defensa de los Esta-dos Unidos anunciaba su decisin c1e abandonar defini-tivamente la idea de llevar adelante el Proyecto Came-lot.7 En respuesta a preguntas formuladas. por los pe riodistas, la jefatura de la Defensa, en el Pentgono,

    6 "Rector de Universidad de Chile se refi:..re al Plan Ca-melot,, ",en Ellvfercurio, de Santiago, Cllile, 7 de julio de 1965.

    7 "Declaraciones sobre el Proyecto Camelot", cable de U.P. fechado en Washington el 8 de julio de 1965, en La Prensa, Buenos Aires, 9 de julio de 1965. 72

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  • _ c~munistas tratan de sacar partido del descontento que -;: pueda existir entre la gente, en cualquier parte, el Depar

    tamento de Defensa ha apelado a los cientficos sociales -'-aquellos que estudian el comportamiento de la gente-a fin de que presten sus conocimientos a la investigacin en que descansen las gestiones de asistencia militar del departamento para la ayuda a la defensa de las naciones amiga;; contra un golpe comunista.

    -Cul fue la falla en el proyecto que determin s~ suspensin?

    _:_Uno de los problemas ms difciles implcitos en el nlan de investigacin era el de realizar trabajos de Inves-tigacin en pases extranjeros [ ... ]. La sensibilidad en torno a la realizacin de investigaciones en pases ex-tranjeros, ha quedado demostrada por la reacin ante la posibilidad -insinuada a travs de contactos informales entre el persoi1al de la Oficina de Investigacin de Ope-raciones Especiales (SORO) y cientficos de Chile- de rue la investigacin Camelot se realizase en aquel pas, hien que formalmente no se lleg a planear ni se realiz investigacin alguna. Este problema ha estado baio rlis-cusin por varios meses durante la evaluacin del Plan Camelot, y el incidente de Chile ha venida' a confirmar lo

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    Sociologa, de la Facultad de Ciencias Econmicas y So-ciales de la Pontificia Universidad Catlica ele Chile, re-mitieron a la Asociacin Internacional ele Sociologa el 21 de julio de 1965 y cuyo texto, que reproducimos se-guidamente, nos exime de todo comentario: 9

    Seor Ren Kiinig. Presidente de la Asociacin Internacional de Sociologa. Z u! nicher S trasse 1 O 2. Kooi-Sul- West Deutschland.

    Estimado seor: Los abajo firmante, profesores de sociologa de la U niveni-

    dad Catlica de Chile, nos dirigimos a Ud. a fin ele protestar por un gravsimo atentado a las normas ticas que deben regir las relaciones entre socilogos, y las serias repercusiones que este hecho puede tener en el desarrollo ele la sociologa cient-fica en nuestro pas. Nos referimos al llamado "Proyecto Ca-melot'' que, bajo la direccin del profesor Rex Hopper y el patrocinio ele la American University, ha agrupado a una serie de destacados cientficos sociales 'ele los Estados Unidos.-

    Es una norma bsica ele nuestra profesin que al publicar los resultados ele una investigacin se debe sealar, entre otras cosas, el origen del financiamiento que la hizo posible. Esta norma rige an con mayor fuerza cuando un colega o un grupo ele colegas solicitan a otro su participacin en un proyecto de investigacin. En este ltimo caso el colega cuya colaboracin se solicita debe ser informado, adems, ele los fines ta11to cien-tficos como prcticos que persigue el estudio. Estos principios estn destinados a evitar que un profesional se vea involucrado en investigaciones sin que tenga plena conciencia ele sus alcan-ces y limitaciones, y se aplican en forma automtica en los pa-ses en donde la sociologa ha alcanzado un alto grado ele desarrollo.

    Son normas las que han sido violadas por los ci.irectores res-ponsables del Proyecto Camelot.

    En este caso: a) se invent un financiamiento que o no exista o era sin importancia dentro del total; b) ;oc trat de ocultar maliciosamente el financi2.miento verdadei'O; e) se dio una versin parcial de los objetivos clel estudio. En efecto, el profesor del Departamento ele Antropologa ele la Universidad de Pittsburgh, Dr. Hugo Nutini, quien vino a Chile a esta-

    9 Texto tomado de: Repblica de Chile, Cmara ele Dipn-taclos, Legislatura Extraordinaria, Diario de Sesiones, sesin 33~, en jueves 16 ele diciembre ele 1965, pp. 3348/3350.

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    hlecer contac.to con los socilogos chilenos. a fin de interesados en la participacin en el Prorecto Camelot, afirm tanto por escrito como verbalmente que la inve,tig::Jcin en ~ut>stin era financiada por la National Science Founcbtion, cu'lndn en rea-lidad lo era por el 'Ejrcito de los Estados lT nidos y ~1 Departa-mento ele Defensa de ese pas. Adems, en la copi:~ rlel Proyect Design que se entreg a los socilogos chiknos SE' borraron cui-dadosamente con un bolgrafo todas las refncncias al Ejrcito. Por ltimo, se trClt ele h;tcer crE'~Cr qnc el proyecto penegua un inters exclusivamente cientfico cu;-nclo en rc~licbcl estaba destinado a servir de hase a la poltica de counterinsurgency d~l gobierno de los Estados U nidos.

    ?viientr;s t;nto y paralclmnente se invitaba a otros profP--sionales a formar parte del Senior Staff y se les entrT

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    para los hombres de ciencia y las U Diversidades que se han reba-jado a cooperar con el Departamento de Defensa en el proyecto.

    Entendemos y compartimos la indignacin que se ha sentido en el pas. Felicitamos a la prensa chilena que lo ha expuesto.

    Pedimos, a todos los chilenos, que hagan un esfuerzo por en-tender que hay socilogos, economistas y otros ciudadanos nor-teamericanos trabajando en investigaciones y residen en Chile y otros pases, que no son agentes de la CIA o colaboradores del Departamento de Defensa u otro organismo oficial.

    Firmamos esta carta como personas que han realizado o estn contemplando la realizacin de investigaciones de tipo sociol-gico o econmico en la Repblica de Chile.

    (f.) Cale L. J ohnson Poco tiempo despus, el mismo profeSor J ohnson, quien

    se enocntraba realizando una encuesta en Chile, ante las imputaciones que le fueron formuladas vinc.ulando su tra-baj.o con objetivos semejantes al del Proyecto Camelot, dirigi la siguiente carta al diario El Siglo, de Santiago:

    Acabo de recibir un ejemplar de El Siglo, del 14 de julio, denunciando el proyecto de investigaciones bajo mi direccin como "espionaje yanqui". Los cargos son falsos, y an ms, las finalidades explcitas del proyecto son precisamente opuestas a las imputadas. No tengo relacin ninguna con el famoso Plan Camelot, que considero insidioso. ni con el Gobierno norteame-ricano o cualquiera de sus organismos. Tampoco estoy relacio-nado con la Universidad de California en Berkeley.

    El proyecto de investigaciones denunciado, fue diseado por mi mismo durante mi estada en Chile entre junio de 1964 y mayo de 1965. En su mayor parte, fue financiado por medio de una beca que recib de una fundacin norteamericana que provee de sumas modestas a los estudiantes, sin imponer co:~.diciones previas, para que realicen estudios en el extranjero; por prstamos que consegu a mi nombre, de la Universidad de Stanford, donde fui estudiante y de un banco particular en California.

    El Centro de Estudios Socio-Econmicos patrocin el proyec-to, despus de determinar que soy un socilogo legtimo, dedi-cado y objetivo, pero esta institucin no desempe un papel en el diseo o' ejecucin de las investigr.ciones. Por consiguiente, todos los aspectos del proyecto sor. de Q.1 exclusiva creacin y ejecucin.

    El propsito inmediato es proveerme de material para re-dartar mi tesis de doctorado en filosofa a la Universidad de

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    ....,,am~i'{1{ libro y un nmero de artculos sobre el tema "In-.a.r' ~mpresarios industriales en Chile". Las investigacion"::s de envergadura extraordinariamente amplia y complejo ~. ' ': 1

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    destruirn, de hecho, muchas de las ilusiones bajo las que ha-bitualmente se cobijan los que manejan la poltica del Depar-tamento de Estado. Si existiese, como lo sugiri El Siglo, la posibilidad de que en el Departamento de Estado se estudiasen mis anlisis, lo que es improbable, y actuaran en sus trminos, lo que es an ms improbable, significaran cambios profundos en la poltica reaccionaria actual de fuerza y opresin.

    Condeno, como muchos de los intelectuales norteamericanos, la poltica exterior, de los Estados Unidos, tanto en Vietnam como en la Repblica Dominicana y Cuba, y en la Amrica la-tina en general. Adems, para su conocimieto, estoy trabajando con otros profesores universitarios norteamericanos, precisamente varios que estn haciendo o piensan hacer investigaciones en

    ; Chile, todas personas rectas, en un programa de no-cooperacin y 'oposicin a la poltica de guerra e intervencin de nuestro Gobierno.

    Ahora que la situacin est clarificada, pido que las personas responsable~ de la denuncia de mi investigacin rectifiquen, por todos los medios disponibles, la impresin equivocada causada por la publicidad. Es un asunto de grave importancia que todo el mundo entiende bien.

    Deseo aclarar que no todos, en realidad muy pocos de los cien-tficos sociales norteamericanos son reaccionarios al servicio del Pentgono. Es importantsimo que socilogos y otros cientficos, de cualquiera nacionalidad, tengan un ambiente de confianza y no de suspicacia en torno a su trabajo. Es responsabilidad de las flUtoridades universitarias y un serio deber de los diarios, evaluar cuidadosamente el carcter y las finalidades de cada una de las investigaciones propuestas o en progrese, antes de denun ciarlas pblicamente.

    A la espera de su rectificacin, lo saluda atentamente. Dale L. ]ohnson, Lecturer in Sociology, Department of Sociology, Uni-versity of California, Riverside. July 9, 1965.

    Hubo reacciones igualmente adversas de cientficos so-ciales no residentes ni naddos en Chile, en otros pases del Continente, tales como Urugndy, Argentina y Brasil.

    Reacciones en cadena En el caso argentino, ms de un mes antes, el 18 de

    junio de 1965, un grupo de socilogo:; dirigi la siguiente carta a una revista especializada: 10

    lO "Revista Latinoamericana de Sociologa", pp. 251/253, Buenos Aires, ao 1965, N 9 2.

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    cesas in'surreccionales- que puede ser explorado, sin duda, def.de distintas orientaciones ideolgicas. Lo que resulta inad-misible es la combinacin de estos aspectos en un programa de investigaciones en nuestros pases, subvencionado por las fuerzas armadas de una potencia extranjera, y cuyos datos sern de aplicacin prctica inmediata en el campo de decisiones de la

    - poltica exterior de dicho pas. La formulacin de un proyecto de este gnero afecta muy

    sel'amente los objetivos de muchos socilogos deseosos de insti-tucionalizar en Amrica latina una tradicin cientfica seria, rigurosa y profesionalmente responsable, qu'e incluya una am- .. plia y rica colaboracin a nivel internacional, y abre serias dudas acerca de la objetividad y el valor cientfico de dicha cooperacin. Para una conciencia profesional clara, el "Pro-yecto Camelot" no admite vacilaciones: los propsitos polticos estn enunciados en forma explcita y sin ambigedades.

    En virtud de lo sealado, consideramos de gran importancia llamar la atencin de nuestros colegas, tanto de la regin como de los Estados U nidos, acerca de las funestas consecuencias que puede tener el desarrollo del Proyecto Camelot, como de todo otro proyecto de investigacin a nivel internacional que, en forma implcita o explcita, persiga fines semejantes.

    Solicitamos del seor director de la Revista Latinoamericana de Sociologa, la publicacin de la presente carta.

    Sin otro particular, saludarnos al seor director respetuosa-mente. (Firmado): Daro Cantn (CSC, ITDT); Osear Corn-blit (CSC, ITDT); Alejandro Dehollain (CSC, ITDT); Tor-cuato S. Di Tella (CSC, ITDT); Ezequiel Gallo (CSC, ITDT); Johan Galtung (Peace Research Institute, Oslo); Jorge Garca-Bouza (Secretario Cientfico, CSC, ITDT); Jorge Graciarena (Director, Departamento de Sociologa, Universidad de Buenos Aires); Francis Korn (Departamento de Sociologa, UBA); Manuel Mora y Araujo (Departamento de Sociologa, UBA); Silvia Siga! (Departamento de Sociologa, UBA); Francisco Surez (Departamento de Sociologa, Universidad Catlica Ar-gentina); Eliseo Vern (Departamento de Sociologa, UBA).

    Adems, el 17 de julio, en un programa radiofnico patrocinado por el Instituto Torcuato Di Tella, que se difundi por L S 1 Radio Municipal, de Buenos Aires, los cientficos sociales Jorge Garca Bouza, Daro Cantn y Francisco Surez -firmantes del documento preceden-te- y el arquitecto Edgardo Poyard, subdirector del ins-tituto, se refirieron en extensin al Proyecto Camelot,

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    cuya descripcin general leyeron y comentaron en forma crtica. 11

    Refirindose al prrafo " ... predecir e influir sobre aspectos polticamente significativos ... ", el profesor Su-rcz, de la Universidad Catlica ATgentina, sostuvo que esto significaba lesionar el principio que vedaba "la in-tromisin de un pas en los asuntos internos de otro, y esto es muy grave". Ms adelante sostuvo que en el fondo se trataba de "impedir todo cambio de estructuras vio-lento ... concepto muy elstico y muy amplio ... ". El profesor Cantn agreg que "no sera cualquier cambio violento, sino cualquier cambio violento que pudiera al-terar una situacin favorable, digamos, a los Estados Uni-dos". En relacin con el presupuesto de un milln y me-dio de dlares anuales asignados al proyecto, el p1:ofesor ' St~rez hizo notar que "evidentemente, nunca se ha visto en Amrica latina, ni creo que en las Ciencias Sociales, un proyecto de tan alta financiacin. Lo cual significa que le dan una alta importancia . . . N"o creo que n dos o tres aos en Estados Unidos, lo que se financia para proyectos de. Ciencias Sociales involucre esta suma". Por su parte, el profesor Garca Bouza seal que no se tra-taba de una investigacin "pura:inente cientfica, sino que tambin es una investigacin aplicada en sociologa poli< tica . . . en otro pas y todava financiada y orientada desde otro pas por las fuerzas armadas de este otro pas. Miren, piensen sencillamente en qu pensaramos si esto lo hicie3e Brasil con respecto a nosotros o si el ejrcito m:p:entino hiciese una investigacin semejante en un pas limtrofe ... ". - -

    El 22 ele julio de 1965, el Washington Post informaba rle la existencia de otro "proyecto so~iolgico" en funcio-P"'miento en Brasil, patrocinado por el Ejrcito de los Estados Unidos, que "tiene por objeto estudiar la manera

    11 La resea que sigue est tomada de la reproduccin del programa hecha a mimegrafo por el Instituto Torcuato Di Tella, pp. 3/8. .~ i',, }Q:! ~~,}~

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    e~ti~1~Iar cambios polticos y sociales e~ las nacione~ 1 ll , , " t bl , 1 . en aesarro o , as1 como es a ecer que e ementos socia-

    les pueden ser llevados a la violencia y a la subversin". Aada ese diario que el embajador estadounidense en Brasil, Lincoln Gordon, haba protestado ante el Depar-tamento de Estado; que "el proyecto brasileo fue con-tratado con una firma de Cambridge, Massachusetts, de-nominada Associated for International Tiesearch, Inc., y que ste ya se encontraba bastante avanzado cuando el proyecto similar encendi el debate en Chile"; y que, finalmente, segn crculos bien informados, el Departa-mento de Estado "estima que la mejor manera de resol-ver los equvocos sera sepultar el proyecto a una profun-didad tal que nunca ms se sepa de l". 12

    El mismo diario de la capital norteamericana, 'en edi-torial del 25 de julio, despus de referirse al Camelot y

    .de sealar que "ahora resulta que el Ejrcito, impertur-bable ante la condena a muerte del Proyecto Camelot, dictada por el secretario de Defensa, Robert S. Me N a--mara, est investigando en el Brasil", comentaba: "Parece que los militares decidieron que te ni en do; como tienen, bastante dinero y puesto que no lo ha hecho el Departa-mento de Estado -tradicional guardin de los asuntos exteriores-- por qu no hacerlo el Ejrcito? Cierta-mente, esta nacin no debe ser tomada por sorpresa por los sbitos cambios de gobiernos extranjeros. Sin embar-go, esos gobiernos tendern a considerar tales investiga-ciones en sus territorios como algo no solamente indeseab 1e sino bsicamente insultante".

    El 29 de julio, el Ministerio del Interior de Chile anun-ciaba que haba dis}mesto expulsar del pas con carcter permanente, al profesor de antropologa- ele la Universi-dad de Pittsburgh, Hugo Nutini Paredes, chileno natu-

    12 "La existencia de un proyecto 3imilar al Camelot ea Brasil", cable de U.P. fechado en Washingtun el 22 de julio de 1965, en La Prensa, Buenos Aires, 23 de juliq de 1965.

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    1 ralizado norteamericano, por. la participacin que le cupo_ en el Proyecto Camelot.

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    Pareca que con esa medida y con la investigacin que estaba realizando en esos momentos la comisin especi

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    ~~ siguiente cuestionario es parte diplomticos latinoamericanos en ' estudio se lleva a cabo bajo los ., __ _ '. del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la U m ver-. sidad de North Carolina y del Centro de Estudios Latino-,.~ . _ , americanos de la Universidad Estatal de Michigan. Se

    .! .;. trata de un empeo estrictamente acftdmico (subrayado 11 l . . l) . l . , l 1 . 1 en e ongma y no tiene re acwn a guna con cua qmera ; organizacin o agencia gubernamental. j "Este estudio est interesado en sus antecedentes, su !1 trabajo y sus opinion~s. Queremos saber acerca de usted personalmente (subrayado en el original), y no solamen ij J~

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    _te sobre usted como representante de su gobierno. Es vitalmente importante para el xito de este estudio que cada persona que reciba el cuestionario lo llene personal-mente y lo devuelva en el sobre adjunto .

    "Todas sus respuestas sern completamente confiden-ciales (subrayado en el original) y nadie ajeno al staff investigador ligado a este estudio tendr acceso a las res-puestas que usted d. Cuando usted evace las respuStas, por favor remita este cuestionario por correo.

    "Su consideracin y cooperacin sern lo nico que harn posible este tipo de investigacin erudita. Se lo agradecemos mucho."

    El cuestionario, bastante extenso, . comienza en la parte A con los antecedentes personales y familiares del encues-tado, dPsde los puntos de vista econmico, social y edu-cacional. Deben consignarse las "preferencias religiosas", los aos de educacin total de que se ha gozado, la pro-fesin universitaria y a continuacin estas preguntas: ".A qu clase de escuelas ha asistido usted: pblica, privada religiosa, privada no religiosa, otras ... ?". Des-pus se pregunta si fue educado en su patria o en otro

    p:~.s. A continuacin las preguntas s~rsan .sobre las ocu-p:~ciones anteriores a las diplomticas, su remuneracin, aos de servicio, rango actual, ttulos, cunto tiempo lle-va en los Estados Unidos, si ha servido en otras ciuda.

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    en el gobierno o en el sistema econmico". "Todos los candidatos aparecen como buenos en sus

    discursos, pero usted nunca puede decir qu es lo que harn despus de se relegidos".

    seguros y mas concediera ms~

    "Todos se sentiran ms felices; ms prsperos si a la clase trabajadora se le poder e influencia en el gobierno".

    "Es necesario ensear a los nios que todos los hom bres han sido creados iguales, pero casi todos saben que l . " a gunos son meJores que otros .

    "Es mejor sostener aquello por lo cual usted ha lucha-do, que probar nuevas cosas acerca de las cuales usted no sabe nada". -

    "La gente sigue a los polticos principalmente para ha cer- dinero".

    "Generalmente hablando, la gente toma a la religin . " muy senamente .

    "El convenio con un opositor poltico es peligroso porque generalmente conduce a la traicin a la propia posicin". - r '

    "El camino que el pueblo vota es la principal cosa que decide qu cosas deben hacerse en mi pas".

    "Usted puede comnmente confiar ms en un hombre qup. posee una propiedad, qu en el que no la posee".

    "Los partidos polticos existen principalmente porque dan a algunos hombres la oportunidad de ejercer su po-c:er sobre el pueblo".

    "Las campaas polticas son necesarias para que el pue-blo pueda juzgar libremente los candidatos y programas".

    "Unos cuantos lideres poderosos pueden hacer a mi pas mejor que todas las leyes y discursos".

    "La gente sigue a los polticos principalmente para ser-dr a la comunidad".

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    Creemos que con lo expuesto basta pra tomar la mano al sentido de la encuesta.- Pero li.ay otros cuadros a llenar I'-. no menos interesantes, como el que investiga, en la p-gina 9, cules seran para el e:r;tcuestado los principales _

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    problemas de Hispanoamrica, y le dan a elegir entre las-siguientes opciones: la corrupcin poltica y gubernamen-tal, la excesiva dominacin ele los Estados Unidos, b presencia en el Continente ele Cuba comunista, la igno rancia, la falta ele educacin, la inestabilidad poltica in-terna, el dominio ele la economa por el capital privado extranjero, la rgida estructura de las clases sociales, el derroche de los gobiernos, la excesiva influencia de los trabajadores en la poltica, o de los estudiantes, o del clero, o de los militares; el comunismo interno, la falta de oportunidades de las masas para progresar, el nepo-tismo en el gobierno y en la poltica, la falta de equidad en el sistema impositivo, la falta ele capitales de inversin, las inadecuadas condiciones de vivienda, la falta de equi-dad en la distribucin ele la tierra, etctera.

    Qu sentido tena esa encuesta, en un medio tan par-ticular como el de los diplomticos hispanoamericanos? Era totalmente acadmico su propsito, tal como lo pro-clamaba su introduccin? Era casual, ptlra coincidencia, que se realizara en el mismo momento en que se desarro-llaban otras encuestas en el mismo mbito regional, aun-que en otros campos, piloteados por otras universidades u organismos oficiales o semioficiales, e incluso a travs de empresas comerciales investigadoras de mercado? .

    Para contestar stas y otras preguntas, y para una me-jor comprensin de las implicancias de los proyectos Ca-melot y Simptico, y de los textos inertes que figuran como .?pndices de este libro, correspondera que penetrramos, siquiera fuese algunos trechos, en el campo especializado de la disciplina cientfica conocida como sociologa.

    Pero antes es necesario suministrar algunas informa-ciones ms.

    Una motivacin ideolgica definida El 4 de agosto de 1965, el presidente J ohnson instrua

    al secretario de Estado, Dean Rusk, para que desapro-

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    cualquier investigacin del gobierno en pases ex-: tranjeros que pudiera a1ectar las relaciones internacionales.

    La Casa Blanca explic que la recomendacin se refera a asuntos tales como el Proyecto C~melot, pero la nota de J ohnson a Rusk, que no mencionaba a ese estudio especficamente, contena slo estos dos prrafos:

    "Varias agencias del Gobierno patrocinan investigacio-. nes en el campo de las ciencias sociales enfocadas en

    .. zonas y pueblos extranjeros y por lo tanto relacionadas con la poltica exterior de los Estados Unidos. Algunas de ellas suponen residencia y viajes a pases extranjeros y. comunicaciones con ciudadanos de otros pases. Tal como hemos sabido recientemente esto- puede plantear problemas que afecten la realizacin de nuestra poltica exterior.

    "Por este motivo, no se S.ebe iniciar investigacin al-guna patrocinada poT el Gobierno -en territorio extran-jero que segn el cTiterio del secretario de Estado afecte en forma adversa las relaciones exteriores de los Estados Unidos. Por lo tanto, le pido que usted establezca proc~dimientos efectivos que le permitan asegurarse de si es adecuada o no la investigacin sobre ciencias sociales patrocinada por el Gobierno en lo referente a poltica ex-terior. Sugiero que usted consulte con el director de la Oficina de Presupuestos con el fin de determinar los pro-cedimientos adecuados para' el examen de proyectos de

    / ir.vestigacin sobre asuntos extranjeros en todos los sec-tores gubernamentales". 13

    Como puede observarse, la recomend~cin de J ohnson r.o implicaba la cancelacin total y definitiva de tod.) n:royecto sociolgico ele caractersticas similares al Came-lnt sino pura y simplemente la adopcin de procedimien-tcos adecuados que impidieran la renovacin de explosiones-ele protesta tales como las registradas en Chile. Como

    13 "Restriccin para cierta compulsa de ndole social", cable de A.P. procedente de washington, publicado en La Nacin, Buenos Aires, el 5 de agosto de 1965.

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    lo hemos visto en las primeras pginas de este libro, esos procedimientos adecuados se tr!lduciran, primordialmen-te, en un p~dido de gobierno a .gobierno, previo a la iniciacin d ese tipo de investigaciones.

    El mismo da Rusk fue interrogado en sesin privada del Comit de Relaciones Exteriores de la Cmara de Representantes, y all delar que el Proyecto Camelot haba sido un caso de "mala interpretacin". Por su parte,. 'el representante Dante B. Fascell, demcrata por Florida, presidente de la subcomisin que investigaba el Camelot y proyectos similares, declar a los periodistas al trmino de la sesin que tales estudios sobre temas de inquietud social eran correctos y no afectaban la sobera-na de los pases implicados; adems, revel que Rus k haba dado seguridades de "mejor coordinacin" dentro del gobierno de los Estados Unidos en proyectos futuros.

    En editorial del 9 de agosto, el New York Times haca referencia a la nueva actitud gubernamental, al afirmar que "el presidente J ohnson tom una acertada ~mnque demorada medida al colocar en manos del/Departamento de Estado todos los programas de investigacin de cien-cias sociales en el exterior financiados por el Gobierno. El Pentgono estaba por cometer uno de los peores erro-res de los ltimos aos en asuntos latinoamericanos". Ms adelante sealaba que "las vigorosas reacciones de los embajadores Dungan en Chile y Gordon en Brasil sal-varon a Washington de una situacin ridcula y emba-razosa"; que la idea que la American University de Washington nunia debi de haber propuesto era estudiar el potencial de guerra interna, "comenzando con Chile para seguir con la Argentina, Colombia, Per y Vene-zuela" y que "otro programa del Pentgono hubiera sido dirigido a estudiar los cambios sociales y polticos en B 'l" L ' , "'T d . ras1 . u ego segma as1: o os estos programas tle-nen una motivacin ideolgica definida: el anticomunis-mo y el .temor de que si hay revoluciones en Amrica latina sern izquierdistas. El error de juicio realmente

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    __ __ que los gobie~nos latinoamericanos no pueden controlar ' ._, -~ sus propios problemas polticos internos y que necesitan

    _ que el Departamento de Defensa de Estados Unidos los ' avude". El editorial conclu diciendo que "lo que es

    n~s serio de toda la infortunada empresa es su pasiva incomprensin de la psicologa de los latinoamericanos".

    Como si fuese el eco de las precedentes observaciones, el 25 de agosto el senador J. William Fulbright, dem-crata por Arkansas, presidente del Comit de Relaciones Exteriores del Senado, al proponer un estudio a fondo de todas las investigaciones sociolgicas gubernamentales en el extranjero, y despus de revelar que 6.700 de los 15.000 millones de dlares que el Gobierno estaba gas tando anualmente en investigaciones y desarrollo estaba presupuestado para el Departamento de Defensa, calific a sta de "tendencia costosa e inconveniente" que peda-"una cuidadosa revisin de todas las actividades de in-vestigacin del gobierno por alguna comisin del Senado". Despus de indicar que el Proyecto Camelot aparente mente se propon- ser "un estudio de las condiciones que dan origen a la revolucin y de lo que podra hacerse respecto de ellas", dijo que aunque haba sido concelado otros proyectos se estaban desarrollando en otros pases dd Continente, incluyendo a Colombia, Per y Venezuela. Fulbright aadi despus: "No es sorprer;dente que un proyecto como Camelot sea interpretado como teniendo alguna referencia a una posible intervencin militar ele . los Estados Unidos en Chile en caso ele una revolucin". Tambin manifest: "Proyctos como el Camelot me pre ocupan, porque creo que detrs de esa aparente fachada rle ciencia, tales estudios ocultan una poltica reaccionaria, miope y opuesta a las reformas ... Igual que lo que sucede con el concepto de 'contrainsurgencia', en el Camelot va implcita la presuncin de que los movimientos revolucio-narios son perjudiciales para los ntereses de los Estados Unidos, y de que este pas debe prepararse para ayudar,

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    o acaso a participar, en las medidas para reprimirlos".14 -A su vez, el senador W ayne Morse, demcrata por

    Oregn, declar que proyectos similares al Camelot se estaban realizando por lo menos en 40 pases, entre ellos

    'el Sudn, Nigeria, Brasil, Chipre, Liberia, Egipto, Indo-nesia, Panam, Guinea y Venezuela. Despus de augurar

    que "nuevos proyectos Camelots sern puestos en descu-bierto" en Amrica latina y en otras regiones, Morse mostr dos libros de circulacin restringida, editados am bos por la SORO, de la American University, de Wash ington. El primero, de 620 pginas, era una Gua pam la guerra especial en Etiopa, y contena la descripcin de-

    1tallada de las eventuales zonas y perspectivas de una guerra anti-insurreccional en aquel pas. El segundo, de 820 pginas, "hermano carnal" del anterior, segn Mor-'se, estudiaba con idnticos pormenores las medidas a tomar en el caso de una guerra anti-insurreccional en el Japn. El senador censur a la American University los menesteres a que se haba dedicado en su afn por "cap-tar los dlares del Pentgono", y dijo que las encuestas sociolgicas tipo Camelot atraeran nuevos enemigos a los Estados Unidos.

    El 27 de agosto se revelaba que la misma organizacin de la American University, SORO, que haba planeado el .Proyecto Camelot, estaba desarrollando otros dos pro yectos similares en Per y Colombia, los que tenan por objeto estudiar las reacciones de las poblaciones nativas ante programas de ac~in cvica. Llamados respectiva mente "Task Colony" y "Task Simptico", los proyecto:; en cuestin contaban con la plena aprobacin y la cola-boracin de los dos gobiernos interesados, y se les consi-deraba parte de los programas globales de asistencia mi-litar de los Estados Unidos. El primero tena por objeto

    14 "Propnese estudio congresional de propuestas investiga-ciones sobre actividades rojas fuera de EE.UU.'', crnica de Washington por Ernest B. Waccaro, en El Telgrafo, de Gua yaquil, 27 de agosto de 1965.

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    ,examinar la' forma 'eri que 'unos planes de accin cvica y ';!.:3T~C>ionizacin que estaban siendo. ejecutados por el ejr-< ': i:>'cito del Per estaban afectando a los pobladorel'! de esas

    . _.regiones. El segundo tena proyecciones mucho ms am-plias: consista en determinar el fecto que estaba produ-ciendo sobre la poblacin rural de diversas zonas de Colombia una variada serie de planes de desarrollo; ade-ms, se estudiaba la reaccin popular y los efectos con cretos de la llamada "Accin Cvico-Militar" que estaba ejecutando el ejrcito colombiano en la zona rural libe-rada de la violencia.15

    Se haca notar que los resultados eran tabulados ini-cialmente en Lima y Bogot, y enviados a Washington para nuevos estudios y conclusiones. Los funcionarios de SORO negaron que los resultados de estos proyectos tuviesen valor militar alguno, y que se trataba de estu-dios "estrictamente para fines econmicos". Los funcio-narios de SORO negaron la afirmacin del senador Ful-hright, de que un plan similar se estaba desarrollando en Venezuela. Otras fuentes oficiales norteamericanas in-dicaron que usualmente, la iniciativa de estos proyectos parta de la embajada de los Estados Unidos,. que se pona en contacto con los funcionarios competentes del pas en cuestin. Tales funcionarios deban entonces informar a la embajada si consideraban que esos proyectos eran vi~Jb1es, tiles y servan a los in:tereses de su nacin. In-mediatamente despus, los miembros de la misin militar Cle los Estados Unidos entraban a discutir los detalles co~1 los i efes militares de ese pas.16

    El 26 de agosto, el corresponsal J acques Amalric reve-laba en Le Monde 17 que un sondeo de opinin similar al

    15 ''Investigaci6n de EE.UU. en Colombia y Per", cable de U.P. procedente de Washington, publicado en La Prensa, Buenos Aires, 28 de agosto de 1965.

    l6 fd. fd. 17 Amalric, Jacques. "Le Plan 'Camelot' ou les dboires du

    Pentagorie en Amrique latine", en Le Monde, p. 3, Slection

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    ' Camelot deba realizarse en Pakistn, aunque en este caso ; . e bajo la gida' de los 5ervicios de informaciones de los Estados Unidos (USIA), pero que haba sido anulado un mes antes por pedido del gobierno pakistano. Men-cionaba que el promotor del Camelot, Theodore V allance, haba declarado ante el Subcomit de Relaciones Exte-

    ' riores de la Cmara de Representantes que el Camelot haba requerido tres o cuatro aos de estudios previos y recibido seis millones de dlares. Luego de indicar que todas las actividades de la SORO son dirigidas y finan-ciadas por el Pentgono, Amalric sostena lo siguiente:

    "La mayor parte de las investigaciones llevadas a cabo en nombre del gobierno norteamericano no son hechas por el Depart~mento de Estado o bajo su responsabilidad. El Departamento de Estado dispone en total de 4 millones de dlares por ao a este efecto, y tiene a veces que sportar los reproches de ciertos parlamentarios sobre algunos cientos de dlares gastados para organizar un seminario sobre China, mientras que el Pentgono cuenta con un mnimo de 20 millones de dlares. .La Central lntelligence Agency dispone de fondos mucho ms im-portantes que puede utilizar a su capricho y cuya utili-zacin no tiene que justificar. Varias agencias federales reciben tambin sumas importantes, cuyo empleo exacto es difcil conocer.

    "He ah algunas de las grandes lagunas de la diplo111acia norteamericana. La multiplicidad de fuentes de poder nO..': . fi:

    se soluciona siempre, en efecto, por una adicin, sino ' ,. en la mayor parte de los casos por una sustitucin. La ., proliferacin de centros de decisin en los Estados Uni-dos se explica, sin duda, por las innumerables Tesponsa-bilidades internacionales que bruscamente cayero!l sohre ese pas al finalizar la Segunda Guerra Mundial. La historia de estos ltimos quince aos demuestra, no obs-

    hebdomadaire, du jeudi 26 aout au mercredi 1er. septembre' 1965, N9 880, Pars.

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    te . rechaz~d'a como ."ci~ncia bu~guesa". Ahor la Unin Sovitica tambin recurre, para los e5tudios empricos, al uso de los procedimientos de en-cuesta. De ese modo, para Germani,l9 la sociologa atra-

    . ~iesa una fase de universalizacin, donde se destaca el desarrollo de procedimientos de investigacin en extremo ms refinados y poderosos de los que existan en el pa-sado: "mientras en la poca de Durkheim o Simmel, por ejemplo, el socilogo deba limitarse a utilizar nicamente datos_ preexistentes ahora dispone de tcnicas que han ampliado de manera insospechada sus posibilidades de observacin y de experimentacin en el campo de los hechos sociales [ ... ] La observacin sobre el terreno apoyada en el uso de una gran variedad de tcnicas se ha transformado en una prctica habitual del investigador social, y de este modo el alcance de la observacin se est extendiendo cada vez ms, y sectores del comporta: miento humano, una vez del todo inaccesibles, pueden ahora ser objeto de un estudio ajustado a los ms or-todoxos cnones de la metodologa cientfica".

    Pero la sociologa, al igual que la antropologa cultural o social, la psicologa y por cierto el campo de las cien-cias de la naturaleza, estn afectados por los problemas derivados de la magnitud de las inversiones indispensa b!es para montar modernos laboratorios o integrar vastos organismos de investigacin; Las cuantiosas erogaciones que exige este tipo de tareas sio pueden ser afrontadas por empresas comerciales de gran envergadura, funda" ciones privadas, organismos internacionales o simplemente por el Estado, es decir, en todos los casos, por entes qu~ se caracterizan por corresponder a altas concentraciones de poder. De ah que el famoso socilogo C. Wright Milis, al sealar que las relaciones humanas han anipliado 1a

    19 Germani, Gino. Prlogo a La imaginacin sociolgica, por C. Wright Milis, p. 13. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 2~ edicin, 1964.

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    fenmeno registrado en la psicologa y otras disciplinas cientficas. En una sociedad tan . altamente tecnificada como la de los Estados Unidos, hubiera sido inslito que la sociologa pudiera sustraerse al ejercicio de un papel de significacin dentro de sus ajustadsimos engranajes, habida cuenta de su presunto poder de prediccin y control de la conducta humana. El mismo Milis, hablando en trminos generales, sostiene que "quiralo o no, spalo o no, todo el que emplea su vida en el estudio de la sociedad y ,en publicar sus resultados, est obrando m o-

    / ralmente y, por lo general, polticamente tambin". Mill5 expresa adems: "Tdo inters y todo poder, toda pasin y todo perjuicio, todo odio y toda esperanza, tienden a adquirir un aparato ideolgico para competir con las consignas y los smbolos, las doctrinas y las pretensiones

    20 Milis, C. Wright. La imaginacin sociolgica, op. cit., p. 111'.

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    ._ ; . ~ ti~ador latinoamericano. Su participacin es necesariamente

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    ';- s~bordinada porque slo puede tomar resoluciones sobre los ms ' pequ~os problemas de la investigacin, que son en su gran

    mayora problemas prcticos de administracin. Al trmino de la investigacin slo el responsable podr cooperar en el anlisis aeneral sobre la base de matrices ya establecidas, anlisis que '~or cierto se realizar en el extranjero. Tambin podr tener derecho a hacer sus propios anlisis con los datos del rea en la cual ha trabajado. La participacin del resto del equipo nacional queda reducida a la ejecucin de las tareas particu-lares que les fueron encargadas (encuestas, codificacin, cmpu-t.os, etctera) . "

    Despus de insistir sobre otros aspectos del problema. y de sealar que "la informacin recogida y elaborada en estas investigaciones es escasamente relevante para el conocimiento de las caractersticas sociales bsicas de 1a regin y de sus sociedades nacionales", Graciarena 'abor-da un aspecto significativo del tema:

    "Si se hiciera un -inventario de los principales problemas de Amrica latina seleccionndolos en vista del curso que puede tomar su desarrollo poltico y social y la orientacin de las naciones latinoamericanas en el campo internacional, se p9flra observar que existe una correspondencia notable entre aquellos problemas polticos y los temas de investigacin de una buen parte de los estudios que se realizan dentro de la rbita de lo que llamamos 'cooperacin privada'. Los factores ms explo-

    " sivos de la poltica latinoamericana tienen probablemente que ver con asuntos tales como: el crecimiento de la poblacin y la intensificacin de la presin demogrfica y social, la capacidad de los empresarios para promover el desarrollo segn moldes capitalistas, las posibilidades de los sectores medios para formar una lite con orientaciones ideolgicas parecidas a las de las burguesas europea y norteamericana, la adhesin de sectores de las juventudes uni:versit~rias al castrismo, la vulnerabilidad de las instituciones polticas frente al estancamiento econmico, la difusin del nacionalismo en los sectores lderes y en las masas, etctera.

    ''Sin duda que hay ms temas que desde cierta perspectiva se podran caiificar de 'explosivos', puo nos hemos detenido aqu deliberadamente porque deseamos sealar que todos los incluidos en la enunciacin anterior han suscitado inters sufi-ciente para ser investigados. Por supu::sto,-hay temas de inves- '

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    tigadn qe_ no coinciden con problemas que pueden ~r califi-cados como explosivos, pero lo que importa destacar aqu es que hay una importante y sugestiva concentracin de investi-gaciones, abrumadoramente norteamericanas, que tienen que ver con estos problemas y otros anlogos y que adems, su im" portancia medida por el monto de recursos y cantidad de inves-tigaciones es segurame,nte muy superior al de las que tienen por objeto temas que son manifiestamente menos polticos en su definicin y alcances. Habiendo alcanzado este punto resulta difcil no concluir que la relacin entre aquellos problemas polticos y estas investigaciones tiene que ver con alguna nece-sidad de hacer predicciones y pronsticos sobre el curso de los acontecimientos, que la vez orienten acerca de los medios de que se podra hacer uso para estimularlos o neutralizarlos.''

    Graciarena se refiere en nota al efecto acerca de las caracterst.icas hasta entonces conocidas del Camelot, y

    lue~o de sealar como "fabulosa" la asignacin de seis millones de dlares destinada a ese proyecto formula una salvedad pertinente: "No e.;;tamos poniendo aqu argu-mt:;ntos en contra de la investigacin de problemas de esta ndole. Al contrario, estamos persuadidos de que deben ser investigados con la mayor urgencia, profundi-dad y seriedad posibles, pero de manera que las investi-gaciones que sobre ellos se hagan puedan servir al des-arrollo del conocimiento sociolgico de Amrica latina y de la sociologa en general. Tampoco se desea obvia-

    - mente que investigaciones sociolgicas de ninguna natu-raleza puedan manifiestamente estar al servicio de la do-nlinacin de Amrica latina o ser destinadas a impedir o desnaturalizar sus procesos de transformacin econmica y social con el consiguiente mantenimiento de las condi-ciones de injusticia y atraso existentes en la regin."

    Ms adelante Graciarena formula precisiones ocerca del papel que debiera desempear la sociologa, precisiones que estimamos conveniente tener en cuenta cuando abor- 1 demos el captulo sobre el Proyecto Camelot. Dice:

    "Muchos enfatizan la importancia de distinguir las investiga-ciones cientficas de aquellas que tienen slo finalidades prcti-c;:ts. Se trata de una clasificacin evidentemente til en alg-unos.

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  • ~entidos pero que en otros puede llevar a confusione~ bastante ~eras. Acaso una comparacin ayude a la clarificacin de la~ ideas. Las investigaciones que realizan los organismos pblico~ internacionales se orientan generalmente hZ!cia los problemas prcticos del desarrollo como ser planeamiento, desarrollo re-gional, educacional, urbanizacin, estructura de la mano tle obra, y otros muchos ms. Estas investigaciones tienen g~neralmente carcter aplicado y snn a menudo positivas para la reso-lucin de los problemas sociales de Amrica latina. Se suele afirmar que tienen un carcter eminentemente prctico y que no contribuyen al desarrollo cientfico ele b S('ciolnga. Esto es s0lo parcialmente cierto. Efectivamente, muchas de esas in-vestigaciones no han sido planeadas para validar hiptesis y servir al desarrollo de la teora pura pero la informacin que proporcionan sirve en muchos casos para el encuadre bsico de las investigaciones que persiguen finalidades especficamente cientficas. (Se podra agregar que las experiencias de aplica-cin conducen con alguna frecuencia al enriquecimiento ele la sociologa como cencia).

    "Tambin en los estudios comparativos que son confesada-mente cientficos hay finalidades 'prcticas' stbyacentes (aunque de una naturaleza distinta) que pueden distorsionar y limitar sus alcances cientficos. Quin podra asegurar que es cient-ficamente ms importante estudiar los factores que orientan a e'itudiantes latinoamericanos hacia el castrismo que, por ejem- ' plo, la manera como se recluta un sector de la lite poltica

    entr~ los lderes estudiantiles? Aqu hay dos ternas; el primero es especfico, puesto que se relaciona con los factores o situa-ciones sociales vinculadas o que determinan una actitud poltica particular, esto es, la adhesin a la revolucin cubana. El se-gundo tema es mucho ms amplio y se refiere a un proceso sociopoltico muy importante que es el de la contribucin ele las universidades corno ambiente socializador a la formacin ele la lite poltica. Desde el punto de vista del conocimiento de la sociedad latinoamericana y, en rr.i opinin. tambin en lo que concierne a su ;:;lcvancia cientf:ca, el seguncl,) tema es mucho ms importante que. d primno. Sin embugo, p:uece que la adhesin ele los estudiantes latinoamericanos a la revo-]ucia cubana es el que tiene prioridad, ya que hay una impor-tante investigacin en marcha destinada " explorado. 23

    ::l3 En relacin con este tipo de encuestas en el mbito estu-diantil, creemos oportuno reproducir a continuaci6n la denuncia y consiguiente pedido de informes formubclo por los diputado~ uruguayos Ciganda, Crespo y Pl Roclr[guez, del Partido De-mcrata Cristian0, a los ministros de Deiensa Nacional, Interior

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    !'Este caso -que no es hipottico ni tampoco nico-- induce a pensar que los intereses 'prcticos' que estn cletr;is ele la~ decisiones de elegir estos temas de investigacin han orientado estas elecciones en buena parte hacia la bsqueda de informa-cin til para fines no cientficos, que es posible teng

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    : tada~ de.~anera que su relevancia cientWca sea dudosa [ ... ( Se puede afirmar que _,en su conjunto ese tipo de estudios1 result:a-

    . do de la cooperacin' privada no contribuye de manera positiva al desarrollo institucional de la sociologa y al conocimiento de la realidad social latiiwamericana. Al contrario, crean al-gunos efectos de distorsin que tienen consecuencias negativas, adem,; de las consecuencias polticas que de ellos derivan y que pueden contribuir a restringir la libertad nacional en Am-, rica latina."

    Aunque los reparos del profesor Graciarena fueron for-mulados mucho antes de que se conociesen en detalle las caractersticas, objetivos y metodologa del Proyecto Ca- melot, sus observaciones revelan un conocimiento pro-

    "En Argentina, la Cmara de Diputados recibi dos pro-yectos de resolucin referidos a similares tentativas que -me-diante encuestas significaban una clara penetracin; en el del diputado demcrata cristiano (Enrique de Vedia), se peda del Poder Ejecutivo sus medidas ante una encuesta conocida por "JOB 430", realizada por el Instituto IPSA S, A., estimn-dose que su costo de realizacin era de varios millones de pesos y que haba provocado 'honda inquietud en los crculos uni-versitarios, parlamentarios, militares, polticos y entre la opinin pblica, en general'.

    "Puede agregarse para mayor ilustracin del tema, lo ocu-rrido en Colombia con el denominado 'Plan Simptico' y 'en Per bajo el nombre de 'Proyecto Colonia'.

    '.'Toda esa maquinacin secreta que no acta a la luz del da y que cuando sale a tierra se viste de artificiosos engaos, provoca una legtima inquietud y reclama el ojo avizor y la firme decisin de la autoridad pblica en favor de nuestra dignidad patria y de los derechos del individuo, al que no se le puede dejar inerme ante estas nuevas formas de usurpacin, sean promovidos por imperialismos de derecha o de. izquierda, en su ambicin de dominio y de sometimiento.

    "Requerimos, por tanto, del Sr. :tvlinistro (en su caso, del H. Consejo Central Universitario) se sirva informar detallada-mente respecto de las pregnntas que pasamos a formular, todas ellas relacionadas con la encuesta en el mbito universitario, por parte de una empresa comercial establecida en el pas y por encargo extrao al inters nacional.

    "1 ) Se conoce la realizacin de una encuesta efectuada en el ambiente universitario a 450 estudiantes de las diversas Facultades en noviembre de 1965?

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    : con mecanismos de deteccin y previsin de movimientos ; de in,surrecci~ populares ,o simple~ente. rev~~ucion~rios : en H1spanoamenca. Su metodo, la mveshgacwn por me-

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    dio de encuestas.

    El mtodo de las encuestas

    Segn Duverger,24 las ciencias sociales conocen hoy da aplicaciones an ms importantes que las de la fsica nu-clear. La propaganda oficial, la publicidad comercial, la guerra revolucionaria, la accin psicolgica y las rela-ciones pblicas seran tcnicas que, mucho ms que 1a fisin del tomo, han transformado la vida de los hom-bres de nuestro tiempo.

    Las ciencias sociales, como todas las ciencias, agrega Duverger, son experimentales, parten de los hechos; bus-carlos y observarlos es el elemento primordial de su m-todo, ya que la bsqueda de los hechos tiene mayor importancia en ciencia social que en otras ciencias, a causa del carcter poco desarrollado de esta disciplina. Esa bsqueda puede realizarse mediante dos clases de. mtodos: el primero es la observacin documental, testi~monio yacente, ya existente, como los archivos pblicos, . documentos oficiales, la prensa, los archivos privados, las estadsticas, la literatura, la iconografa, la fotografa, el cine, etctera; el segundo es la observacin directa de la realidacf social, mediante encuestas, entrev-istas, cuestio-narios, la observacin-participacin, etctera. Duverger distingue dos tipos de observacin directa: la que se efecta sobre grandes comunidades analizadas segn algunas muestras representativas, donde la seleccin de las muea-

    24 Duverger, Maurice. Mtodos de las ciencias sociales, Bi-blioteca de Ciencia Poltica, Ediciones Ariel, Barcelona, 1962.

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    tnis o muestreo -sampling- es una operacin preliminar fundamental; por su misma naturaleza no permite una -observacin muy profunda, es una observacin extensiva. El segundo tipo de observacin directa comprende pe-queas comunidades e incluso a individuos: permite ga-nar en profundidad lo que se pierde en extensin, es la observacin intensiva.

    Dice Duverger: "La forma ms difundida de observa-cin directa extensiva es la de las encuestas por sondeos, en las que se estudi_a una porcin escogida de una gran col+!unidad humana y se extienden las conclusiones a las que se ha llegado al conjunto de la comunidad, lo que es vlido si la muestra elegida es realmente representativa. Esta tcnica presenta tres fases fundamentales: la deter-minacin de la colectividad a interrogar (seleccin de las muest~as), el interrogatorio de esta colectividad (encuesta propiamente dicha) y la interpretacin de los resultados

    . " y sus consecuencias. No interesa, a los efectos que estamos considerando, el

    anlisis de los distintos tipos de encuesta y su operati-vidad. Baste sealar que el procedimiento bsico de la encuesta, tal como es usado en las ciencias sociales, com-bina tcnicas que han sido desarrolladas en investigacio-nes de diversas disciplinas, como las entrevistas usadas por psiclogos y antroplogos, las escalas y otros mtodos de medicin tomados de la sociologa y la psicologa, lo.5 mtodos de muestreo tomados en parte de la economa agrcola, el mtodo del anlisis de contenido, obtenido de campos tales como la ciencia poltica, y los anlisis estadsticos de datos masivos, comunes a todos los campos de la investigacin cuantitativa en las ciencias sociales. 25

    25 Campbell, A. Angus y Katona, George. "La encuesta por muestreo: una tcnica para la investigacin en ciencias sociales", en Research lvi ethods in the Behavioral Science, edi-tado por Le'n Festinger y Daniel Katz, traduccin, ficha N 43.,

    Departamento de Sociologa, Buenos Aires, Facultad de Filo-sofa y Letras, Universidad de Buenos Aires.

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    -- Las encuestas dependen del contacto directo con aquella.; - personas, o una muestra de ellas, cuyas caractersticas, conductas o actitudes constituyen el objeto de la investi-gacin. Es 1obvio que el interrogatorio procura obtener respuestas a preguntas que interesa obtener en la investi-gacin; pero el buen xito de las operaciones depende no slo de la capacidad de los entrevistados para contestar las preguntas, sino de su buena disposicin para hacerlo. La tcnica de la encuesta prev tanto la pregunta directa cerno la indirecta; si est bien concebida, procurar evitar preguntas que embaracen al encuestado, le asusten o le incriminen, pues de lo contrario la reaccin ser la negativa a responder o la respuesta falsa; tambin es normal en contrar que el encuestado ignore qu responde. Adems tiene mucha importancia la forma de redaccin de las preguntas, el orden en que se suceden y hasta la grada-cin en que se desarrollan.

    Existen las llamadas preguntas cerradas y preguntas rrbiertas. Las primeras son las que no permiten otra alter-nativa que contestar "s" o "no", o "no opina" o "no sabe"; las segundas son las que permiten al encuestado responder a su manera, sin disyuntivas obligadas. En el primer ejemplo la pregunta podra ser: "Cree usted que los Estados Unidos procedieron bien al intervenir en la Repblica Dominicana?" Y en el segundo caso: "Qu opina usted del envo de tropas norteamericanas a la Re-pblica Dominicana"? Duverger se inclina por recomen-dar la inclusin de preguntas de ambas clases para la confeccin de un buen cuestionao. Tambin se dan las preguntas que posibilitan los abanicos de respuestas, es decir, las que dejan al encuestado la libertad de elegir entre varias preguntas; as, en el ejemplo dado, podran :;:~~r stas "Qu podra haber sucedido e! e no haber inter-ven ido los Estados U nidos con sus tropas? : Ms muertes por bombardeos y tiroteos entre los bandos en lucha, el incendio de propi~dad extranjera, su destruccin por sa-queo y prdidas de vidas de ciudadanos norteamericanos,

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    la intromisin del castrismo, la constitucin de un go. b!erno_ comunista, o finalmente un arreglo pacfico entre

    -los bandos?" Hay, por supuesto, combinaciones variadas, pero el tipo

    de encuestas ms conocido y utilizado es el sondeo de opinin -poli en ingls-, tales como la famosa Gallup Poli, que se inici con un rotundo fracaso, la prediccin de la derrota de Franklin D. Roosevelt en las elecciones presidenciales de l936, pero que desde entonces se ha institucionalizado como organismo generalmente eficiente . en 'encuestas de alcances nacionales. La Gallup es un . rgano periodstico pero en general las encuestas las rea-lizan organizaciones comerciales por contratos con em-presas privadas, para fines comerciales. Muchas encuesta:; tienen como "universo" o mbito la poblacin nacional; otras, reas geogrficas definidas, Estados, distritos, ciu-dades y an harrios. Pero el "universo" puede no ser geogrfico sino ocupacional: as la encusta puede ser realizada nicamente entre amas de casa, o entre gran jeros, o campesinos, u obreros, o estudiantes, o profesio-nales, etctera. Tambin puede tener en cuenta sectores de poblacin que se distingan por alguna experiencia '? conducta comn, tales como veteranos de guerra, jubila. dos, pasajeros de determinadas lneas de trasporte, "hin-chas" de ftbol, televidentes, automovilistas, etc.

    Previa a la iniciacin de tareas de recoleccin de datos para una encuesta es preciso una decisin so~re el modelo o diseo especfico que se seguir en la tarea, o sea que-formular una o varias hiptesis que la investigacin de-ber demostrar que son valederas o falsas, o simplemente satisfacer sus necesidades de informacin. Entre los diseos de encuesta figuran la muestra no ponderada, la muestra ponderada, las muestras contrastantes, las mues-tras sucesivas (que incluyen el diseo "antes-despus" y el estudio de tendencias), las entrevistas sucesivas o rein-terviews (que incluyen el diseo panel), cuya descripcin.

    115

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  • . Jf:;'!: "''7'"r: 'it".''Jnc:::;::cp i'P rc'::''~7,~~ "'"'"'~ t. > eX~g;ra entrar~ consideraciones ajena a la ePecili- . _: ~ fer~\ste factor rest~lt ?e la comparacin entre los compra formacwn que poseen los encuestados, como marco de :t,!il. flores que habwn mcrementado su renta y los que no referencia par~ el estudio de actitudes y opjniones, m~ti- ~~ hnb~,n tenido tal incr~m~nto. Los citado~ autores sea!an vos y expectativas. Campbell y Katona senalan que es ;::,':'1 que aunque las asociaciOnes o correlaciOnes entre die

    l. d .! bl pe 1groso ar por sentado que algunos temas y acontec ":'Jj rentes vana es no muestra necesariamente cul es la mi en tos s0n comprendidos en la misma forma por todo J - ('::~usa y cul el efecto, tales anlisis pueden proporcionar el mundo, y es difcil indicar en qu posicin est la >4 i1formacin til para el estudio de la causalidad. Por gente a menos que pueda conocerse cul es su compren ~:;f;. eiemplo. si se establecen relaciones entre el anterior incre sin del asunto en cuestin", y que " el nivel de in- ~-:~ . mento de las rentas y la compra ele bienes durables, formacin de un entrevistado puede medirse, simplemen- '!i' ~e puede hacer una prediccin sobre la conducta futura . te, en trminos de su conocimiento o ignorancia del _)j, pnra el caso de que haya un incremento sustancial y tema". Las actitudes son "puntos d~ vista geQeralizados )U 11rnplio de la renta, aun si la pregunta sobre la cansa no de aprobaci_n o cens~r~"; los investigadores procuran _ . .. 1 ha sido totalmente cl~ri~icada"; agregan que "cuanto ma establecer que temas pubhcos son aprobados o rechazados -- ' ~l 'or es 1111estro conocimiento mayor es nuestra capacidad ror qu clases de personas y por qu motivos; tambin :~! rara predecir", y que en algunos casos los elatos obtenidos investigan pautas de actitudes e interrelaciones entre di __ :; f en una encuesta "oueden ser usados muy efectivamente

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    Estamos, pues, de nuevo, en el factor "p~ediccin" como. oh j etivo de la encuesta, la que puede tener necesidades econmicas, polticas, militares, sociales, etctera. Tanto ms importante es ese factor, cuanto que todas las en-cuestas,