revista historia national geographic nº 146 – febrero 2016 – catacumbas

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        N    º   1   4   6

       •   3 ,   9   5           /

        P    V    P    C    A    N    A    R    I    A    S   4 ,   1   0      

            0

            0

            1

            4

            6

    NÚMERO 146 • 3,95

    EN LAS

    CATACUMBASDE ROMACRIMEN ENLA ALHAMBRAEL FIN DE LOSABENCERRAJES

    EL HIJO DEALEJANDROMAGNO

    ENRIQUE VIIIAMOR Y VENGANZA ENLA CORTE DE LOS TUDOR

    LOS TESOROS PERDIDOS DE LA FLOTA ESPAÑOLA

    GALEONESHUNDIDOS

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    22 Los retratos del oasis de El FayumEnelEgipto grecorromanoera costumbre enterrar a las momiascon

    notablesretratos que reproducíanfielmente sus rasgos. POREVASUBÍAS

    36 Los sucesores de Alejandro MagnoLas luchaspor elpoder desatadas tras lamuertedeAlejandro en323 a.C.acabaron con el asesinatode suhijo y heredero. PORANTONIOGUZMÁNGUERRA

    46 Catacumbas de RomaLas catacumbas de Romafuncionaron como cementerios en losqueincluso los cristianosmás pobres recibían sepultura.MARMARCOS

    60 Matanza en la AlhambraEl asesinato de algunos Abencerrajes porun sultánnazarídiopiea unaduradera leyendaromántica. POR ANTONIO PELÁEZ

    76 Enrique VIIIEn1540, EnriqueVIII secasócon una joven,CatalinaHoward, a laquehizoejecutarpor adulterio.PORG.REDWORTH

    88 Galeones hundidosNumerosos navíos de la Carrera de Indias se fueron a piquea causade violentos temporales. PORPABLOEMILIO PÉREZ-MALLAÍNA

     Reportajes

    6 ACTUALIDAD10 PERSONAJE SINGULAR

    Carlos III, la jornada deun rey de la IlustraciónEl monarca nacido ahora hacetrescientos años siguió una rutinainvariable durante su reinado.

    14 HECHO HISTÓRICOEl naufragio del  Essex En 1820, este barco ballenerofue hundido por un cachalote enmedio del océano Pacífico.

    18 VIDA COTIDIANA

    El cacao, la bebidade los diosesEl cacao fue el alimentodivino de los mayasy los aztecas.

    104 GRANDESDESCUBRIMIENTOS

    El cementerio delCerámicoEn esta antigua necrópolisateniense salieron a la luzbellas estelas funerarias.

    108 LIBROS

    Secciones

    RETRATO DE ANCIANO PROCEDENTE DE EL FAYUM. MUSEO EGIPCIO, EL CAIRO.

    MIRADOR DE LINDARAJA. Situadaen la Alhambra, esta estancia era,en tiempos de los nazaríes, unaatalaya abierta ante la cual seextendía un exuberante jardín.

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    GARY E. KNELL President and CEO

     Executive ManagementTERRENCE B. ADAMSON,TERRY D. GARCIA, BETTY HUDSON, CHRIS JOHNS, AMY MANIATIS, DECLAN MOORE,BROOKE RUNNETTE, TRACIE A. WINBIGLER, JONATHAN YOUNG

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    COMMUNICATIONS

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    “Para el incremento y la difusióndel conocimiento geográfico.’’

    National Geographic Society fuefundada en Washington, D.C., como una

    institución científica y educativa sin fineslucrativos. Desde 1888 la sociedad ha dadosu apoyo a más de 9.000 exploraciones y

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    NAVE DEL SIGLO XVIAZOTADA POR EL OLEAJE.ÓLEO POR RICHARD WILLIS.SIGLO XXFOTO: BRIDGEMAN / ACI

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    Director de arte  IÑAKI DE LA FUENTEJefe de redacción  JESÚS VILLANUEVAEditora de fotografía  MERITXELL CASANOVASRedactora  CARME MAYANSMaquetación  MAITE DUCUNTratamiento de imagen  JOSÉ LUIS RODRÍGUEZSecretaria de redacción  MARTA CUADRAS

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    Colaboran en este número: XABIER ARMENDÁRIZ, ISABEL BUENO, JOSEP MARIA CASALS, ANTONIO GUZMÁN GUERRA, MARÍALARA, ALFONSO LÓPEZ, TERESA MAGADÁN, MAR MARCOS,CARME MAYANS, ANTONIO PELÁEZ, PABLO EMILIO PÉREZ-MALLAÍNA, GLYN REDWORTH, EVA SUBÍAS

    Cartografía: EOSGISIlustración: ÉDITIONS ERRANCEAsesores de diseño: FERICHE BLACK

    WEB: www.nationalgeographic.com.esDirector:  JAVIER FLORES

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     JOSÉ ENRIQUERUIZ-DOMÈNECCatedrático deHistoria Medievalde la UniversidadAutónoma deBarcelona.Especialista enhistoria de Europay del Mediterráneo, ydocente en Francia eItalia. Miembro españolen la comisión de 27historiadores para los27 países de Europa.

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    CARLOSGARCÍA GUALCatedrático deFilología Griegade la UniversidadComplutense. PremioNacional a la obrade un traductor.Especialista en lahistoria y culturade la Antigüedadgrecolatina, hatraducido numerosasobras clásicas (entreellas, la Odisea).

    ANTONIOPIÑERO SÁENZCatedráticode FilologíaNeotestamentariade la UniversidadComplutensede Madrid.Experto en el antiguoIsrael y los orígenes delcristianismo, ha ejercidouna importante laborde divulgación de lahistoria del PróximoOriente antiguo.

    MANUELLUCENA GIRALDOInvestigador delConsejo Superiorde InvestigacionesCientíficas. Profesorde humanidades deIE University.Destacado conocedorde la España modernay la América colonial,ha compaginadola investigación, ladocencia universitariay la divulgación.

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    MAUSOLEO DE MARCO CLODIO HERMES

    El titular lo construyó para sí, sus familiaresy libertos. Éste es el piso inferior; el superiorse destinaba a la celebración de banquetesfunerarios. Se encuentra en las catacumbas deSan Sebastián, junto a la vía Apia. 125-140 d. C.ARALDO DE LUCA

    EL BUEN PASTOR

    En la página contigua, Cristo, representadocomo Salvador, porta un cordero –símbolo delalma– y lo lleva a la salvación. Cripta de Lucina,en las catacumbas de San Calixto. Siglo III.V. PIROZZI / DEA / AGE FOTOSTOCK

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    D

    esde su retiro en un monasterio de Belén, ya

    en la vejez, san Jerónimo –que murió en el año420– recordaba sus tiempos de estudiante en

    Roma, cuando, para hacer más llevaderas lastardes de domingo, visitaba las catacumbas con

    sus amigos: «Penetrábamos en las galerías, excavadas en las

    entrañas de la tierra, atestadas de sepulturas [...]. Una luzrara que venía del exterior atenuaba algo las tinieblas, pero

    la claridad era tan débil que parecía entrar por una rendija yno por el lucernario», explicaba el santo. «Avanzábamos con

    lentitud, paso a paso, totalmente rodeados de oscuridad, demodo que nos venían a la memoria las palabras de Virgilio:

    “Los espíritus están aterrados por el horror y el silencio”»(Comentario sobre Ezequiel XIV, 40).

     Los cementerios subterráneos

    CATACUMBASDE ROMA

    MAR MARCOSPROFESORA DE HISTORIA ANTIGUA. UNIVERSIDAD DE CANTABRIA

    Las novelas y el cine convirtieron en lugares de refugio para

    cristianos perseguidos lo que, en realidad, eran cementeriosdonde incluso los fieles más pobres podían recibir sepultura

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    C RO N O L O G Í A

    Apogeo,olvido

    y rescateSiglos I-IILos cristianos romanos sonenterrados en cementeriospaganos: el apóstol Pedroes sepultado en la necrópolispagana del Vaticano.

    Siglo IIHacia finales de esta centuriao inicios de la siguiente, loscristianos empiezan a recibir

    sepultura en enterramientoscomunitarios subterráneos.

    Siglo IVEl emperador Constantinoy el papa Dámasomonumentalizan lascatacumbas de Roma, quedevienen meta de peregrinos.

    Siglo VILas catacumbas se abandonancuando las reliquias de lossantos que custodiaban setrasladan a iglesias dentrode las murallas de Roma.

    Siglo XVIAl empezar la centuria sólo seconocen cinco de la sesentenade catacumbas romanas, peroOnofrio Panvinio (fallecido en1568) documentará hasta 43.

    1632Se publica Roma subterránea, del erudito Antonio Bosio,a quien el arqueólogoDe Rossi llamaría «el Colónde las catacumbas».

    1850Giovanni Battista de Rossi,arqueólogo y gran admiradordel trabajo de Bosio, descubrelas catacumbas de SanCalixto, en la vía Apia.

    LAS ENTRAÑAS

    DE ROMA Loculi o nichosrectangulares.El loculus destinadoa dos difuntos sellamó bisomus;el de tres, trisomus,y el de cuatro,quadrisomus.Catacumbas dePriscila. Siglos II-V.

    A NERÓN SE LE ATRIBUYE UNAPERSECUCIÓN A LOS CRISTIANOS.

    Por la misma época, el poeta hispano Pru-

    dencio visitó Roma y peregrinó por sus innu-merables catacumbas, que –entonces comohoy– constituían la mayor atracción turística

    para un cristiano piadoso. Prudencio describeasí el descenso a la tumba del mártir Hipó-

    lito: «No lejos del final de la muralla, junto

    a la ajardinada área suburbana, se abre unacripta de recónditas cavernas. Un camino en

    pendiente, con escalera de caracol, nos guíahasta la parte secreta de la cripta a través de

    pasos subterráneos, aunque con poca luz»

    ( Peristephanon XI, v. 154-57).Para los cristianos de la Antigüedad, lascatacumbas, con millares de sepulturas repar-

    tidas en galerías laberínticas y que atesorabanlas reliquias de obispos y mártires, eran lu-

    gares fascinantes, cargados de memoria cris-

    tiana y de curiosidades arqueológicas. Esasmismas sensaciones, incluida la de claustro-

    fobia, las experimentan hoy sus millones devisitantes, tanto cristianos como profanos,

    que a menudo desconocen la función e his-toria verdaderas de estos espacios funerarios.

    HOBERMAN / CORBIS / CORDON PRESS

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    PARA VER

    BAJO TIERRALámpara debarro conel crismóno monogramade Cristo, hechaa molde yprocedente delas catacumbasromanas.Siglo IV. MuseoEpiscopal, Vic.

    Las lúgubres descripciones de quienes vi-

    sitaron las catacumbas romanas en la Anti-güedad, junto con la imagen transmitida porla literatura romántica del siglo XIX en novelas

    como Fabiola y Quo vadis –llevadas luego alcine–, han contribuido a extender la creencia

    de que las catacumbas eran lugares donde loscristianos se reunían o celebraban los sacra-

    mentos durante las persecuciones desenca-denadas contra ellos por los emperadores.

    Pero nada de esto es cierto.

    Cementerios bajo tierra

    Las catacumbas son sólo cementerios sub-terráneos donde los cristianos comenzaron a

    enterrarse de forma comunitaria a finales delsiglo II o principios del siglo III. Las catacum-

    bas no son un tipo de cementerio inventadopor los cristianos. Los paganos se enterraban

    también en hipogeos (es decir, en tumbas ex-

    cavadas en el subsuelo), sobre todo en lugarescomo Roma donde el suelo era muy caro, pe-

    ro es cierto que estos hipogeos nunca llegarona ser tan grandes como las catacumbas.

    Ni siquiera es apropiado el nombre de «ca-

    tacumba» para designar los cementerios sub-terráneos cristianos. En la literatura de la épocael vocablo común eracrypta, mientras que «ca-

    tacumba» (del griegokatà kúmbas, «junto a lascavidades») deriva del topónimoad Catacum-

    bas, un lugar de la vía Apia de suelo arenoso con

    cavidades donde, a partir del siglo III, se excavóuno de los cementerios más grandes de la Ro-

    ma cristiana: el de San Sebastián, conocido enla Antigüedad como cymeterium catacumbas.

    Dada la monumentalidad del lugar, el nombre

    se aplicó a otros cementerios cristianos y suuso se generalizó en la Edad Media,mientras proliferaban leyendas

    de santos martirizados cuyosrestos reposaban en estos re-

    cintos subterráneos.

    En la época medieval yasólo se guardaba un re-

    cuerdo lejano de aquellarealidad, pues las cata-

    cumbas se abandonaron enel siglo VI, cuando las reliquias

    G. CARGAGNA / DEA / AGE FOTOSTOCK

        S    C    A    L    A ,

        F    I    R    E    N    Z    E

    SEPULTUREROTRABAJANDO ENLAS CATACUMBAS,A LA LUZ DEUNA LÁMPARA.

    LAS IMPONENTES catacumbas de Roma fueron obra de los fossores,

    los trabajadores que abrían galerías y cubículos, excavaban sepulcros

    en las paredes y el suelo, decoraban las tumbas con frescos y daban

    sepultura a los difuntos. Sus herramientas eran el dolabra fossoria (pico

    con un extremo cortante y otro en punta), el mazo, el cincel... Arriba,

    fossor  pintado en las catacumbas de los Santos Marcelino y Pedro.

    LOS SEPULTUREROS

     P R I S M A 

     /  A  L  B  U

      M

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    de los santos depositadas en ellas fueron tras-

    ladadas desde el extrarradio a las iglesias situa-das en la ciudad. Algo que habría horrorizado alos romanos, quienes nunca enterraban a sus

    muertos dentro de las ciudades.En efecto, una vieja práctica de la sociedad

    grecorromana prohibía sepultar a los difuntosen las urbes por motivos sanitarios y ritua-

    les. Por ello, los sepulcros cristianos, como lospaganos, se situaban fuera de las murallas, a

    lo largo de las vías que conducían a la ciudad,donde las familias que podían permitírselo

    exhibían su riqueza construyendo llamativosmausoleos. Sólo los héroes recibían sepultu-ra intramuros, y esa costumbre se respetó

    hasta el final de la Antigüedad, cuando lossantos fueron asimilados a los héroesy

    acabaron por suplantarlos.

    Sepulturas para todos

    Los primeros cristianos fueron en-terrados en los mismos lugares que

    los paganos, ya fuese en tumbas in-dividuales o sepulcros familiares. Así,

    san Pedro, que, según la tradición, fue marti-

    rizado durante la persecución de Nerón delaño 64, quedó enterrado en la necrópolis pa-gana del Vaticano; y san Pablo recibió sepul-

    tura en el área funeraria de la vía Ostiense.Sólo desde finales del siglo II y a lo largo

    del siglo III se difundió entre los cristianos

    la práctica de enterrarse en áreas funera-rias colectivas usadas únicamente por ellos.

    El fin no era tanto separarse de los paganoscomo asegurar que los más pobres tendrían

    una sepultura. Y es que, como hemos apunta-

    do anteriormente, en Roma el suelo era muycaro, incluso en las áreas suburbanas, dondela aristocracia tenía sus casas de recreo y sus

    magníficos jardines. Enterrarse de mane-ra colectiva, aprovechando al máximo el

    espacio para excavar el mayor número

    posible de tumbas en el subsuelo, per-mitía garantizar una sepultura a quien

    de otra manera no podría pagársela.De este modo, el crecimiento de la

    comunidad cristiana a partir del siglo III,eldesarrollo de una estructura eclesiástica

    IMÁGENES

    DE LA FEFragmento de copaen vidrio dorado, delsiglo IV, procedentede las catacumbas deRoma, con una parejaen el centro y escenasbíblicas a su alrededor:Cristo cura al paralítico,resurrección de Lázaro,Adán y Eva, Abrahame Isaac, y Moisés hacemanar agua de la roca.

    B R I DGEMAN / A C I

    De la arqueologíaa la pinturaEn el siglo XIX, la publicación de estudios sobre lascatacumbas, que incluían grabados e inscripciones,inspiró pinturas con este tema. Aquí vemos a losfossores: arriba, con pico y lámpara; a la derecha, unosella un loculus o nicho con una lastra de mármoly argamasa (se aprecia la ofrenda de un frasco deperfume) y otro excava una tumba.

    FUNERALES DE UNA JOVEN MÁRTIR ENLAS CATACUMBAS DE ROMA. ÓLEO PINTADOPOR JEAN VICTOR SCHNETZ EN 1847. MUSEODE BELLAS ARTES, NANTES.

        B    R    I    D    G    E    M    A    N    /    A    C    I

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    Cuando la inhumación sustituyó a lacremación de los difuntos, se necesitómás espacio para los enterramientos

    organizada y los valores de la filantropía y la

    solidaridad contribuyeron al nacimiento y de-sarrollo de las catacumbas. Además, a partirdel siglo II se impuso el rito de la inhumación

    (el entierro del cadáver) frente al tradicionalde la cremación, lo que requería más espacio

    para uso funerario. Y en Roma el subsuelo detoba favoreció la construcción de catacum-

    bas, porque es una piedra fácil de excavar y lobastante resistente como para soportar los

    entramados de pisos subterráneos.

    La administración

    Los cementerios se financiaban mediante unacaja común, a la que se contribuía voluntaria-

    mente, o gracias a donaciones de benefactoresprivados entre los cuales se contaban ricas ma-

    tronas. Aunque no se conoce bien cómo seadministraban las catacumbas, es seguro que

    eran de propiedad eclesiástica. Se sabe que du-rante las persecuciones los cementerios fueron

    confiscados y pasaron a ser propiedad del Es-tado, que los devolvió a la Iglesia cuando aqué-llas concluyeron. Desde muy pronto, el obispo

    de Roma se encargó de la supervisión de las

    catacumbas. Así sucedió con el primer cemen-terio cristiano comunitario atestiguado en laciudad, que es también uno de los más mag-

    níficos por su extensión y riqueza decorativa:el de San Calixto en la vía Apia, que ocupaba

    15 hectáreas y se extendía a lo largo de unos 20

    kilómetros de galerías. Para su funcionamien-to, el obispo Ceferino (199-217) designó a un

    diácono llamado Calixto, que tenía orígenesesclavos y había sido condenado por malver-

    sación de fondos. El cementerio de San Calix-

    to fue el preferido de los obispos de Roma enel siglo III; paradójicamente, Calixto, que llegóa ser obispo, no fue enterrado allí.

    LOS MÁRTIRES DE

    LAS CATACUMBASEste gran óleode 1,7 por 3,36metros fue pintadopor Jules EugèneLenepveu enel año 1855; elEstado francés selo compró al añosiguiente. Museode Orsay, París.

    BRIDGEMAN / ACI

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    PÍO IX EN LA CRIPTA DE SANTA CECILIA,DURANTE SU VISITA A LAS CATACUMBASDE SAN CALIXTO. EL PENÚLTIMOPERSONAJE A LA DERECHA ES DE ROSSI,EL DESCUBRIDOR DE SAN CALIXTO.

    BRIDGEMAN / ACI

    EN 1854, EL ARQUEÓLOGO Giovanni Battista

    de Rossi descubrió las catacumbas de

    San Calixto. Allí, la llamada cripta de los

    Papas albergaba las sepulturas de los nuevepontífices que se habían sucedido entre los

    años 230 y 283, junto con los restos de tres

    obispos africanos que murieron durante

    su viaje a Roma. El sensacional hallazgo

    llevó al papa Pío IX a visitar enseguida las

    catacumbas, donde, emocionado y con

    los ojos llorosos, se arrodilló y oró. Habían

    transcurrido más de mil años desde la última

    vez que un pontífice pisara aquel lugar.

    En el interiorde San Calixto

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    SÍMBOLO DEL

     JUDAÍSMOMenorá (lámpararitualjudía desiete brazos)tallada en láminadeoro.Base devidriode unacopaprocedente delas catacumbasde Roma.Siglo IV.Museo de Israel,Jerusalén.

      B  R  I  D  G  E  M A

       N   /   A

       C    I

    La construcción de las catacumbas con su

    red de galerías encadenadas, capaces de al-bergar cientos e incluso miles de tumbas, se

    planificaba cuidadosamente, dejando abierta

    la posibilidad de futuras ampliaciones. Esto,que ya se aprecia en las catacumbas de San

    Calixto, las diferenciaba de los hipogeos paga-nos, diseñados como estructuras cerradas. Las

    catacumbas de Priscila en la vía Salaria, connumerosas ampliaciones, son unas de las más

    antiguas y complejas de Roma. Una inscrip-ción allí encontrada identifica a una difunta

    como Priscilla c[larissima femina] («Priscila,mujer ilustrísima»), quizá la fundadora que

    dio nombre al cementerio.

    Un Más Allá clasista

    En la construcción y el mantenimiento de lascatacumbas trabajaba personal especializado:

    los fossores o «enterradores», que constituíanun orden eclesiástico en la Iglesia romana y se

    representan en las catacumbas trabajando conun pico y una lámpara, o junto a un cadáver a

    punto de ser colocado en la sepultura.

    Las catacumbas eran cementerios comu-

    nitarios, y a menudo se dice que en ellosimperaba la igualdad. Pero la arqueología lo

    desmiente. Junto a los loculi –los nichos ex-

    cavados en las paredes unos encima de otroshasta llegar al techo–, las catacumbas alojan

    sepulturas que evidencian la desigualdad delos difuntos. Es frecuente encontrar en ellas

    espacios exclusivos, llamados «cubículos»,que contienen tumbas abiertas dentro de un

    nicho protegido por un arco (arcosolio).Las catacumbas de Priscila albergan el exclu-

    sivo hipogeo de la familia aristocrática de losAcilios, además de la denominada capilla

    Griega, donde se encuentran sepulcros

    de una misma familia con inscripcio-nes en griego y que, por la belleza de

    sus pinturas, ha sido calificada de «ca-pilla Sixtina del arte paleocristiano».

    En ella se representan episodios delAntiguo Testamento, entre los que

    destacan Moisés haciendo manar agua

    de la roca, Daniel entre los leones, Susana ylos viejos, y los jóvenes hebreos en el horno;

    CATACUMBASJUDÍASEN ROMA

    En Roma existieron catacumbas judías,

    de las que se han descubierto seis, la

    mayoría en la vía Apia, donde se en-

    cuentran muchas tumbas paganas y

    catacumbas cristianas. Salvo la catacumba

    de Monteverde, hallada en 1602, las demás

    fueron descubiertas en el siglo XIX. El ha-

    llazgo más reciente y espectacular es el de

    las catacumbas de Villa Torlonia, en la vía

    Nomentana, al noreste de Roma, con una

    rica decoración pictórica en la que sobre-

    salen las representaciones de la menorá, elcandelabro judío de los siete brazos. Fueron

    descubiertas en 1918 durante unas obras en

    el jardín de esta villa nobiliaria, adquirida lue-

    go por Mussolini. En la imagen, cubículo C de

    las catacumbas judías de Vigna Randanini,

    en la vía Apia, descubiertas en 1859 y estu-

    diadas por Raffaele Garrucci en 1862.

        A    R    A    L    D    O    D    E    L    U    C    A    /    C    O    R    B    I    S    /    C    O    R    D    O    N    P    R    E    S    S

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        O    R    O    N    O    Z    /    A    L    B    U    M INTERIOR DELA CAPILLA GRIEGA. EN EL BANCODE MAMPOSTERÍA ADOSADO A LOS

    MUROS SE SENTABAN LOS PARTICIPANTES EN EL REFRIGERIUM , BANQUETE EN MEMORIADE LOSDIFUNTOS.

    Comidaeucarística

    Adoración de los magos

    Catacumbas

    de PriscilaEn el primero de sus dos pisos se encuentra ladenominada capilla Griega, un mausoleo familiar

    cuyos frescos, del siglo II, contienen algunas de las

    representaciones cristianas más antiguas, como la de

    los Magos y la Virgen con el Niño. Entre los diferentes

    espacios de este primer piso figura el llamado cubículo

    de la Velatio, con espléndidas pinturas del siglo III.

    1

    2

    1 DEA / ALBUM.2 E. LESSING / ALBUM.3 DEA / ALBUM.4 GRANGER / ALBUM

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    LA ADORACIÓNDE LOS MAGOS

    Símbolo de la fundación dela Iglesia, esta escena bíblicacontiene la más antiguarepresentación de la Virgencon el Niño (derecha),hacia la que se dirigen lostres Magos portando susregalos, para adorar a Jesús.

    LOS JÓVENES HEBREOSEN EL HORNO

    El libro bíblico de Danielrefiere la historia –símbolode la fe en Dios– de treshebreos que se niegan aadorar el ídolo construidopor el rey Nabucodonosory salen indemnes del hornoal que éste los arroja.

    EN EL CUBÍCULO DELAVELATIO 

    Se llama así por las escenasde la vida de la difunta: unobispo bendice sus bodas yun joven le da el velo nupcial(izquierda); la fallecida,velada, alza los brazos con elgesto del orante (centro) ysostiene a su hijo (derecha).

    COMIDA EUCARÍSTICAO BANQUETE FUNERARIO

    Siete personas se sientana la mesa, entre ellasuna mujer con velo. A laizquierda, un personaje conbarba extiende los brazospara partir el pan; ante élhay un cáliz, un plato con2 peces y otro con 5 panes.

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    1 2 3 4

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    y del Nuevo Testamento, con la resurrección

    de Lázaro, la curación del paralítico o la adora-ción de los Magos, que constituyen algunas delas pinturas más antiguas del arte paleocris-

    tiano. En la capilla también se representa unacomida eucarística o un banquete funerario, al

    que asisten varios hombres y una mujer.

    La decoración de las catacumbas no sóloevidencia el repertorio de los temas preferidos

    por los primeros cristianos, donde predomi-nan la figura del Buen Pastor, las imágenes del

    Paraíso y los retratos de los difuntos (hombres

    y mujeres en actitud de orar); también hacepatentes las grandes dife-rencias sociales entre los

    allí enterrados. Mientrasque losloculi son mayorita-

    riamente anónimos o con-

    tienen una escueta inscrip-ción con el nombre del di-

    funto, los sarcófagos, sobretodo a partir del siglo IV,

    tras la conversión delemperador Constantino

    (306-337), manifiestan la riqueza y el gusto

    refinado de las grandes familias cristianas deRoma. Si los loculi, sellados con ruda argama-sa, exhiben a veces algún objeto del muerto

    (una muñeca, algunas monedas, fragmentosde vidrio), los cubículos y los hipogeos fami-

    liares albergan epitafios de excelente factura

    grabados en lápidas o pintados, sarcófagos,pinturas al fresco y, a veces, mosaicos.

    Auge y decadencia

    Desde el emperador Constantino, las cata-

    cumbas se convirtieron en lugares de la me-moria del tiempo de las perse-cuciones. Fue él quien inició su

    monumentalización y la cons-trucción de basílicas dedicadas

    a los mártires, la más impor-

    tante de las cuales es la de SanPedro en el Vaticano, elevada

    sobre el lugar donde se recor-daba el martirio del apóstol y

    pronto convertida en un grancentro de peregrinación.

    EMBLEMAS,

    CRISTIANOSMolde de unainscripción funerariade las catacumbascon elementoscristianos: crismón,alfa y omega (símbolode Cristo comoprincipio y fin de laCreación) y palomacon una rama de olivo,símbolo del almaen lapaz divina.BRIDGEMAN / ACI

    Sarcófagos paralos cristianosDesde el siglo II, con la sustitución de la incine-ración de los cadáveres por la inhumación, loscristianos pudientes fueron enterrados en sarcó-fagos decorados con escenas bíblicas y alegoríasde su fe. Arriba, crismón o monograma de Cristo,formado por dos letras griegas enlazadas: la X(ch) y la P (r), las primeras de «Christós».

    Detención de Pedro. El apóstoaparece entre dos soldados.Las escenas del sarcófagoestán separadas por seis olivocuyas ramas forman arcosy en las que anidan las paloma

    Caín y Abel (éste con uncordero) hacen una ofrenda aDios padre; el envidioso Caínmatará a su hermano Abel. Esuna alusión al sacrificio de Cristopara salvar a la humanidad.

        S    C    A    L    A ,

        F    I    R    E    N    Z    E

    CRISMÓN EN EL QUE SE INCLUYEEL ALFA Y EL OMEGA. RELIEVEDEL SIGLO IV CONSERVADO EN ELMUSEO PÍO CRISTIANO DE ROMA.

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    Los obispos de Roma, por su parte, contri-

    buyeron a la promoción de estos lugares sa-grados, que atraían a millares de peregrinos deItalia y de las provincias y daban prestigio a la

    sede romana, la cual reclamaba la primacía desu obispo sobre los de las otras Iglesias, apo-

    yándose para ello en la antigüedad de su ori-gen y la autoridad de los mártires Pedro y Pablo.

    El obispo Dámaso (366-384) llevó a cabo unaintensa política de promoción de los sepulcros

    de los mártires, adecentando las catacumbasabandonadas, puliendo las inscripciones que

    identificaban a obispos y mártires y compo-niendo poemas en su honor, que hizo grabary que aún se conservan. También señalizó las

    rutas de visita (itinera ad sanctos) para orientara los visitantes, iluminándolas con sugestivos

     juegos de luces y sombras. En suma, todo un

    programa publicitario que hizo de Roma el cen-tro indiscutible de la Cristiandad occidental.

    Pero durante la Edad Media, las catacumbascayeron en el olvido y en el siglo XVI única-

    mente se conocían cinco: las de San Pancracio,Santa Inés, San Sebastián, San Lorenzo y San

    Valentín. Ello se debía a que todas ellas dispo-

    nían de una basílica consagrada al mártir delque tomaban su nombre, cuyo culto nunca seinterrumpió. La mayoría de las sesenta cata-

    cumbas que hoy conocemos fueron descu-biertas durante los siglos XVI y XVII, cuando

    se despertó el interés por su estudio científico,

    avivado por el espíritu de la Contrarreforma:la Iglesia, beligerante contra el protestantis-

    mo, buscaba en los primeros cristianos eltestimonio de fe sincera y de piedad. El pio-

    nero de estos descubrimientos fue el erudito

    Onofrio Panvinio (1530-1568), de la orden deSan Agustín, que localizó 43 de estos conjun-tos; desde entonces, el interés por la Roma

    subterránea cristiana no ha dejado de crecer.

    ENSAYO

    Las catacumbas cristianas de Roma.Origen, desarrollo y documentaciónepigráficaV. F. Nicolai, F. Bisconti y D. Mazzoleni.Schnell & Steiner, Regensburg, 1999.NOVELA

    Quo Vadis?Henryk Sienkiewicz. Verticales de Bolsillo,Barcelona, 2008.

     Para

    saber

    más

    SARCÓFAGO DE

    LA ANÁSTASISProviene del hipogeode la Confessio dela basílica romanade San PabloExtramuros y sólotiene relieves enuna de sus caras.Fechado haciael año 350. MuseoPío Cristiano, Roma.

    Anástasis o Resurrección deCristo. La simboliza el crismónrodeado de una corona delaurel (emblema romano devictoria) puesto sobre la cruzdonde había muerto Jesús.

    Arresto de Pablo, que tienelas manos atadas a la espalda.Su detención y la de Pedrobordean la Anástasis, en lo quees una alusión a la victoria finalde Cristo sobre el paganismo.

    Job, a quien el diablo envíatodo tipo de penalidades paraquebrar su confianza en Yahvé,es confortado por su esposay un amigo. Su historia simbolizala fe inexpugnable en Dios.

        G    R    A    N    G    E    R    C    O    L    L    E    C    T    I    O    N    /    C    O    R    D    O    N    P    R    E    S    S

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    ¿QUÉ HAYBAJO SAN

    SEBASTIÁN?Debajo de la actual basílica de

    San Sebastián de las Catacumbas,

    en Roma, se extiende el entramado

    de galerías de un vasto cementerio

    subterráneo excavado desde el siglo III.

    Aquí, junto a la vía Apia y a 2 km de la muralla de Roma, existía

    desde antiguo una hondonada usada como cantera de puzolana

    y llamadaad Catacumbas (denominación que luego se convirtó en

    sinónimo de cementerio subterráneo). La iglesia surgió en el siglo IV

    como basilica Apostolorum, pues, según la tradición, durante

    la persecución de Valeriano, en 258, se trasladaron aquí los restos

    de los apóstoles Pedro y Pablo para salvaguardarlos. Más tarde,

    la iglesia tomó su nombre de san Sebastián, mártir del siglo III

    cuyos restos se conservaban en las catacumbas.

    De cantera a catacumba

    1 LOS MAUSOLEOSEstos tres mausoleosse excavaron enlas paredes de lahondonada en elsiglo II. Sus fachadasestaban al aire libre,pero en el siglo III la

    hondonada se rellenópara erigir en eselugar una «memoria»dedicada a los santosPedro y Pablo.

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    5 CRIPTA DE SAN SEBASTIÁNTal vez sea anterior a laconstrucción de la iglesia yderive de la ampliación de unade las galerías de la catacumba.Albergó el cuerpo del santo,que en el año 826 fue trasladado

    al Vaticano por temor a lasincursiones de los musulmanes.

    trada a lasatacumbas

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        I    L    U    S    T    R    A    C    I      Ó    N   :    F    R    A    N    C    E    S    C    O    C    O    R    N    I .    C    O    L    O    R   :    S    A    N    T    I    P     É    R    E    Z

    2 LA MEMORIALa «memoria», dedicada a los dosapóstoles, era un patio de pisode ladrillo rodeado por dos galerías;en el centro, una escalinata llevabaa una fuente subterránea queproveía agua para los refrigeria,las libaciones fúnebres.

    3 LA TRICLIAEra la galería oriental de la«memoria» y estaba elevada 115 cmrespecto al suelo del patio; unbanco recorría su pared. Dedicadaal culto a los dos apóstoles, en susmuros hay numerosos grafitos coninvocaciones a Pedro y Pablo.

    4 LA BASÍLICAAl principio, cuando se construyóel templo, la Triclia aún era visibleen la nave central; luego seniveló todo el suelo de la iglesiay quedó enterrada. El templo hasufrido diversas restauraciones;la iglesia actual data del siglo XVII.

    6 CAPILLA DE LAS RELIQUIASConserva, entre otras, el llamadoQuo vadis: una piedra con laimpronta de los pies de Jesús,así como reliquias de la pasiónde san Sebastián: una de lasflechas que acabaron con su vida

    y parte de la columna a la que elsanto fue atado durante el suplicio.