reliquias de memoria

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No hay una sola vida para todos, así como tampoco hay una sola manera de contar nuestras vidas. Esta revista es una exploración desde los oscuros corredores de la memoria y la innecesaria definición ortodoxa de crónica periodística.

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Reliquias de memoriaDirección GeneralJhon TúquerresCarolina Villegas

EdiciónJhon TúquerresCarolina Villegas

PrólogoCarolina Villegas

FotografiasJhon Túquerres

Diseño y diagramaciónJhon Túquerres

Los autores Vivian PiambaAlfredo QuiñonesLaura Daniela MosqueraGeovanny CortésAlejandra Lozano

Todos los autores de las crónicas aquí compiladas son miembros de la fundación Líderes Constructores de Paz

ContactoJhon Tú[email protected]

Carolina [email protected]

Fundación Líderes Constructores de Paz www.lideresconstructoresdepaz.org

Cali, Colombia, 2013

Reliquias de memoriaCrónicas para cambiar el mundo

“No existen más que dos reglas para escribir:

tener algo que decir y decirlo“

Oscar Wilde

“Los cientificos dicen que estamos hechos de átomos,

pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias“

Eduardo Galeano

SumarioPrólogo Pág. 6Por Carolina Villegas

Minutos de dolor Pág. 9Por Vivian Piamba

La Muerte Pág. 13Por Alfredo Quiñones

Pertenencias Pág. 17Por Laura Daniela Mosquera

El pie del señor Pág. 21Por Geovanny Cortés

Las familias apestan Pág. 25Por Alejandra Lozano

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Prólogo“Para qué escribe uno si no es para juntar sus pedazos”

Eduardo Galeano

No existe una sola vida, ni todos hacemos parte de la misma. Cada una de nuestras vidas es una compilación de sucesos olvidados. Hay quienes dicen que éstas se sitúan en líneas de tiempo donde se abre un paréntesis al nacer y se cierra con la visita de la muerte. Largas, cortas, pueden oscilar en espacios de tiempo entre un segundo u ochenta años. Muchos las condenamos a pequeños instantes de alegría o intensos momentos de dolor. Algunas opiniones las llenan de desconcierto, otras de belleza, besos, caricias, amores, desilusiones, sueños –algunos rotos, otros mejorados- y eventos incomprensibles que con el tiempo terminamos aceptando.

A través de emociones fugaces e ideas que saturan nuestra conciencia, solemos enfrentarnos ante el temor del olvido que dejan las relaciones superficiales y las experiencias inertes, sintiendo que si no hacemos algo, nuestras vidas se escurrirán por recuerdos desconocidos de seres sin sombra ni luz. Es entonces cuando la reunión de las partes se hace necesaria, la creación de historias que narren quiénes somos mediante reliquias de la memoria, comprendiendo así, la delicia existente en medio de la realidad y la fantasía al dejar hablar a esa inquietud que vive dentro de nosotros.

Sin embargo, muchas veces no es suficiente contar una y otra vez las experiencias que permanecen en nosotros, ya que la memoria, víctima del tiempo, terminara por desvanecer lo sucedido y solo dejará lo que imaginamos que pasó. Cuando se libera dicha inquietud, se hace preciso tomar los detalles, esencia de nuestros recuerdos, para llegar a una versión más íntima y única de nuestras vivencias.

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Fue por esto que a partir de experiencias propias y ajenas, de imágenes que se quedaron grabadas en la mente, sonidos nunca olvidados, olores que aún hoy permanecen en el recuerdo y un sin número de personas con las que creamos vida, decidimos pronunciarnos por medio de letras que encapsulan fechas, días y sucesos que determinaron en algún momento lo que somos hoy.

El conjunto de historias ilustres de un común que reflejan lo vivido en diferentes puntos de los lugares más titulados por la crónica roja, pero olvidados por la mayoría de habitantes de Santiago de Cali –invasiones llamadas “La loma”, “Chile” o “Haití” que limitan con barrios como Manuela Beltrán, Brisas de Comuneros, El poblado, El retiro y Laureano Gómez, ubicados al oriente de la ciudad- será lo que figura en las páginas de este tomo. Relatos embellecidos por la simpleza y la sinceridad que los constituye nos mostraran el sin sabor de la violencia, la dureza de la muerte, la nimiedad de los lazos parentales y la capacidad con que cuentan las personas para soñar con encontrar algo más allá del ambiente hostil que las acoge, algo con lo que puedan sentirse diferentes.

Un grupo de jóvenes que decidieron contar al mundo sus historias, son los autores que dejaron de lado el ideal común porque nunca pertenecieron a él, y escogieron creer en la posibilidad de crear una nueva vida para ellos, sin pensar de la misma manera en como todos llegan a las inusuales mismas conclusiones, abriéndose paso con lo que cada uno tiene, además de una consciencia para querer transformar un mundo, aquel en el que viven, convirtiéndolo de esta forma en testigo de lo que cada uno de ellos vino a hacer: vivir.

No todos hacemos parte de la misma vida, pero contamos con la suerte de poder recrear las historias de otros en la imaginación, y así, compartir sus sentimientos y pensamientos, mientras intercambiamos momentos que marcarán nuestra existencia hasta que un día cualquiera el paréntesis que dio paso a la vida, se cierre.

Carolina Villegas

Reliquias de memoria - Crónicas para cam

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Minutos de dolorpor Vivian Piamba

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Despierto de repente y las lágrimas bajan de mis ojos. No sé por qué él le está pegando a ella. Me siento en la cama, cierro mis ojos y los abro para ver si no es un sueño todo esto que estoy viviendo; ¡siempre pasa lo mismo cuando a él le da la gana! Unos minutos antes de que sintiera esa rabia hacia él, solo me preguntaba “¿Por qué le pega a ella, si lo único que ha hecho es servirle como esposa, fiel y sincera?” Yo no sé que es ser una buena mujer, pero sí sé que ella ha sido buena con él.

De un empujón él la tira contra la puerta de mi pieza. Al ver su rostro puedo ver como se reflejaba tristeza y dolor en aquella mujer, sentí su dolor interior en unos segundos. No quería ver más, pero escuchaba los sonidos de los golpes y veía cómo sangre caía de su rostro. Me llené de ira y sentí que yo podía hacer algo por ella.

Justo cuando me paré de la cama para separarlos, empecé a escuchar sonidos de un corazón acelerado, me abalancé sobre él intentando quitárselo de encima y le grité a ella que se fuera; él me empujó, mientras ella me respondió “cállese, no se meta”. En ese momento se me detuvo el corazón y aquella chica murió.

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La Muertepor Alfredo Quiñones

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Hace un par de meses ocurrió algo inesperado, la muerte llegó. ¿Qué es la muerte y por qué llega de forma tan repentina? Me pregunté. No podía creer que mi amigo estuviera muerto. Ese día no podía comer porque en cada momento pensaba en él y se me salían las lágrimas, pero no de tristeza sino de rabia.

¿Por qué la muerte te llegó tan rápido? sí tú eras un joven tan talentoso y te quedaba mucho tiempo para vivir con nosotros, tenías 15 años. Era la idea que daba vueltas en mi cabeza todo el tiempo.

Recuerdo cuando jugábamos futbol. Después de cada partido, nos tomábamos un vaso de limonada con hielo. Todavía tengo muchos recuerdos, pero cada uno de ellos me trae más tristeza que no puedo contener en mi corazón porque ya está lleno de ella. Es algo muy fuerte. A veces siento que esa tristeza se va muy lejos del corazón y se almacena en mis pies. Al llegarme malos recuerdos esa sensación empieza a subir por todo mi cuerpo y al querer entrar de nuevo en mi corazón, no es posible, ya no la puedo esconder, me debilito y pierdo mucha energía.

Siempre que estoy con mis amigos, siento que él está a mi lado. La energía y alegría que él transmitía no se ha ido de mí, siempre la percibo y eso no me deja olvidarlo. Aún sigues aquí en la tierra.

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Reliquias de memoria - Crónicas para cam

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Era una mañana con un fuerte sol, alguien tocó la puerta con desespero. Mamá me dijo: “abre la puerta hijo”, abrí la puerta y él estaba ahí, era mi amigo Jhon que me invitaba a la piscina. Corrí hasta la cocina a pedirle permiso a mi mamá. Ese día la pasé de maravilla, él era especial, uno de esos que no se encuentra a la vuelta de la esquina. Lo conocí por medio de mis otros amigos en el barrio Manuela Beltrán, jugando futbol; recuerdo que él llegó con otros jóvenes, cuando terminamos el partido nos saludamos y dimos nuestros nombres, “Mucho gusto pana, Alfredo”, “Mucho gusto, John Freddy”.

No tuve el coraje de acompañarlo en su funeral. No quise verlo, estaba enojado con él porque escogió el camino corto y nunca quiso cambiar su forma de hacer las cosas, y por eso le pasó lo que le pasó. Desde mi corazón le pido que me perdone por no haberlo ayudado a dejar eso que no estaba bien. Si pudiera haría un homenaje en su nombre, le haría un saludo por TV o por radio, una misa cada mes. Pero ahora lo único que puedo hacer por ti y tu familia es orar

No olvides que tienes un amigo en la tierra con el cual puedes contar. Paz en tu tumba.

La Muerte es una palabra que no puedo describir a simple vista. Es algo tenaz. Cuando yo vi la Muerte por primera vez, fue cuando a un señor le pegaron un tiro en la cabeza y le sacaron el cerebro. La Muerte es el enemigo de la vida, es el ser humano porque él la crea y la tiene en su cuerpo, por eso no se puede evitar tan fácilmente. Cada quién escoge su propio destino, la Muerte llega a las personas jóvenes porque estos la escogieron como su camino.

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Pertenenciaspor Laura Daniela Mosquera

Reliquias de memoria - Crónicas para cam

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El 30 de noviembre a las 6:00 am me levanté y escuché personas que hablaban en voz baja. Me pregunté ¿Por qué la gente está levantada tan temprano? En eso pasaron unos muchachos y dijeron: “lo dejaron como a carne molida”, Me asusté porque pensé “¿¡A quién!?” esperando que no fuera algún conocido.

Una vecina alarmada y con voz grave gritó “¡En la invasión de Chile hay un señor que le han desmembrado su cuerpo!” También dijo que algunos de sus miembros habían sido dejados en otro lugar. Aunque quise asomarme por la ventana, una idea me punzaba la mente: “¡Quién fue el que hizo este crimen tan miserable sobre una persona que no le debía nada a nadie!” Me alejé de la ventana y lentamente me senté en mi cama sin saber hacia donde mirar. El miedo y la angustia se apoderaron de mí, agobiando mi cuerpo al imaginarme a aquella persona. Mi cabeza daba vueltas, era como si pudiera verlo tirado en el suelo de su casa, sin ropa, con la cara destrozada, sin una mano, con una pierna y su rostro cubierto de sangre.

En ese momento sentí que debía llamar a mi mamá, salí de la pieza para encontrarla, pero no estaba. Abrí la puerta y vi muchas personas en la calle

con sus rostros cubiertos de miedo y de tristeza; mi corazón se llenó de la misma tristeza al saber que en el mundo existen personas malas que pueden despojar a una persona de sus pertenencias y sin importar el dolor de sus familiares, quienes no pueden soportar el pesar de una muerte tan inesperada. Yo creo que él era una persona que solo se interesaba por su trabajo y su hija y no tenía relaciones con las personas de su entorno. ¿Por qué tuvo que morir de esa manera si no si metía con nadie?

La pregunta que una vecina le hizo a su amiga me llamó la atención: “Pobre hombre ¿será que le debía algo a alguien?” Yo nunca había visto que en mi barrio a una persona le fuera despojado su cuerpo; sentí miedo al imaginar que a mi familia le pudiera pasar lo mismo, uno no sabe con quién se mete o a quién le termina debiendo algo. A esas personas no les importa quitarle la vida a otro, y lo injusto es que si lo mata, no importa la razón, así no se mata a un ser humano. Que lo despojen a uno de sus pertenencias significa que me quiten lo que es mío; mi cuerpo es mío y nadie tiene porqué quitar lo que está en él.

“¡Laura!” escuché que me llamaban, era una amiga. “¿Qué pasó?” me preguntó, yo le dije que no sabía nada, entonces se fue corriendo hasta donde estaba toda la gente.

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El pie del señorpor Geovanny Cortés

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Un día caminaba por la invasión, y me encontré un pie abierto, casi sin sangre. Sentí que mi cabeza daba vueltas y me dieron ganas de vomitar al recordar que en el barrio Comuneros ocurrió un caso espeluznante, habían encontraron a un señor descuartizado: el pie estaba en Haiti y a tres cuadras estaba la mano. Cuando me contaron del cuerpo, me dijeron que lo habían dejado tuquito y sentí mucho terror.

Cuando logré dejar de ver el pie, me acordé que faltaban cinco minutos para que empezara la actividad en la fundación y salí corriendo. Al llegar, no había empezado nada, así que les conté lo del pie del señor a casi todos los que estaban allí.

Los días siguientes no podía comer ni dormir porque siempre me acordaba de ese pie.

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Las familias apestanpor Alejandra Lozano

Una tarde normal, como casi todas, fui a la fundación. Ese día estaba enojada con alguien, me sentía muy mal y mi actitud lo demostraba; para relajarme me puse a ver un libro que encontré. No importa cómo se llama el libro, solo importa que cuando empecé a mirar hoja por hoja vi una imagen aterradora de una familia supuestamente feliz. Por la forma en que fue tomada la foto, por los accesorios que tenía el lugar donde se tomó y por las caras de esas personas, esa imagen me decía otra cosa. En ese momento de mi vida, mi mente pareció dar un giro y me di cuenta de que las familias me dan asco.

Sentada en la biblioteca, cerré el libro y recordé que de pequeña siempre soñé tener una familia como las de las películas o las telenovelas, una familia espectacular. Al pasar a la adolescencia me preguntaba dónde estaban los hombres en mi familia, pero nunca aparecieron. Ahora sé que eso que muestran en la televisión es una gran mentira.

Muchas veces en la calle he visto personas que parecen felices, hombres con hijos y esposa, pero luego me he dado cuenta que esos mismos hombres tiene dos esposas e hijos con cada una, así que no puedo creer en lo que antes me parecía tan perfecto.

Hay momentos en los que aún recuerdo algo que una niña decía: “mi mamá me hizo rapidito”, eso me llamó mucho la atención porque estuve de acuerdo y entonces comencé a creer que las familias se forman como quieren. La palabra familia para mí es un conjunto de emociones y relaciones. Yo digo que mi familia está, pero no como siempre lo imagine. Las familias no son lo mío, no es algo tan necesario para mí, por lo que no pienso igual que todos. El asco que siento no es para vomitar, sino que simplemente no me gustan. No me interesan que piensen cosas feas sobre la familia, solo digo lo que yo veo.

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Todos los textos y sus imágenes aquí recopilados fueron expresamente autorizados por sus respectivos autores

para su publicación y divulgación.

Santiago de Cali,Colombia.

Febrero 01 de 2013.