re.co.parecopar.aq.upm.es/v2/es2/documentacion/revistas/recopar_n 11__m… · zadas en armaduras de...

33
ISSN 1886-2487 MADRID n o 11. 2014-2015 RED DE CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO Re.Co .Pa.R R e C o P a R POLITÉCNICA

Upload: vuongthu

Post on 11-Oct-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

ISSN 1886-2487 MADRID no 11. 2014-2015

red de conservación del patrimonio arquitectónico

Re.Co.Pa.R

ReCoPaRPOLITÉCNICA

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICA

gráfica _

dirección _

comité de redacción _

consejo asesor _

ReCoPaR en catálogos y enlaces _

Publicación de ReCoPaR _

edición _ Red electrónica de conservación, restauración y rehabilitación de Edificios

Rosa Bustamante Montoro_Universidad Politécnica de Madrid

Los artículos podrán ser difundidos acreditando su procedencia o con el permiso correspondiente.

Mº Soledad Camino Olea_Universidad de ValladolidJuan Monjo Carrió_Universidad Politécnica de MadridVirtudes Azorín Albiñana López_ICC Eduardo Torroja

Javier Alonso Rodríguez_Universidad de OviedoJoaquín Barrio Martín_Universidad Autónoma de MadridMº Soledad Camino Olea_Universidad de Valladolid César Díaz Gómez_Universidad Politécnica de CatalunyaMara Henneberg_Universidad del ZuliaIgnacio Lombillo Vozmediano_Universidad de CantabriaJoão Mascarenhas Mateus_Universidad de CoimbraÁngel Martín Rodríguez_Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de GijónJuan Monjo Carrió_Universidad Politécnica de Madrid

ESCUELA TECNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA DE MADRID www.aq.upm.es/Departamentos/Construccion/recopar

Dialnet dialnet.unirioja.es

OPEN JOURNAL SYSTEM – POLIREDpolired.upm.es/index.php/index/user/register

poli-red (revistas digitales politécnicas)polired.upm.es/index.php/recopar/search/authors

Revista editada desde 2006 en el marco de una Acción Complementaria del Ministerio de Educación y Ciencia para la creación de la red temática ReCoPaR de Conservación, Restauración y Rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico

ESCUELA TECNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA DE MADRIDDepartamento de Construcción y Tecnología ArquitectónicasAv. Juan de Herrera, 428040 Madrid

Federica barillari Tozzi

www.recopar-upm.org _ [email protected]

6

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

7

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

IN

MT

Los resultados de investigaciones y experiencias son la base de la redacción de los documentos normati-vos, uno de ellos en preparación es sobre la conser-vación del alabastro que demanda su normalización, por las obras de cantería que forman parte del pa-trimonio histórico y su utilización en revestimientos. La patología de este material está relacionada prin-cipalmente con las condiciones ambientales, que condiciona las medidas a tomar y que exponen en el artículo “El alabastro: patología en su uso arqui-tectónico y metodología específica para su estudio”, Josep Gisbert y Saúl Galarreta de la Universidad de Zaragoza.

Los profesores de la Universidad del Zulia, Susana Pi-neda y de la Universidad de Los Andes, Williams León y Styles Valero, aportan en el artículo “Madera de frondosas: cedro, apamate, curarire y divi divi, utili-zadas en armaduras de cubiertas y carpintería de las viviendas de mampostería del casco histórico de Ma-racaibo, Venezuela”, la caracterización microscópica y las propiedades físicas y mecánicas que han sido identificadas en el estudio de los sistemas construc-tivos de las viviendas del siglo XIX. También el saqui saqui, utilizado en andamios y la caña brava y la fibra de majagua en cubiertas y falsos techos.

Por su parte, Natalia Pérez Ema, doctoranda del CEI Campus Moncloa, UCM-UPM, en el artículo “Degra-dación del material pétreo en yacimientos arqueoló-gicos” detalla la incidencia de las causas extrínsecas, ambientales, biodeterioro y antrópicas, e intrínse-cas, aplicando como caso de estudio el estado de

PRÓLOGO

8El alabastro:patología en su uso arquitectónico y metodología específica para su estu-dio

Alabaster: study of pathology in its architectural use and specific methodology

J. Gisbert & S. Galarreta

Madera de frondosas: cedro, apamate, curarire y divi divi, utilizadas en armaduras de cubiertas y carpintería de las viviendas de mampostería del casco histórico de Marac-aibo, Venezuela

Hardwoods: cedar, apamate, divi divi and curarire, used in frameworks of roofing and carpentry

of masonry houses of Maracaibo historical coreS. Pineda, W. León, S. Valero

39 Degradación del material pétreo en yacimientos arqueológicosDegradation of stone material in archaeological sites

Natalia Pérez Ema

N

18

INTERVENCIONES

MATERIALES

NORMATIVA

NT NOTAS

7

Acuerdo 15/2015 de AENOR CTN 41/SC 7/GT1 Accesibilidad al patrimonio cultural inmueble

59 Avance normativo del SC 8 de AENOR “Conservación, restauración y rehabilitación de edificios”

conservación de los materiales de los conjuntos del Teatro romano y Casa del Mitreo de Mérida, granito del lugar, mármoles y ladrillo.

Finalmente, José Vicente Luna Llopis amplía el co-nocimiento presentado en la primera parte con El Mosaico teselado: su influencia pitagórica y sentido alegórico. Formulando la hipótesis de que las edifi-caciones en donde se encontraban estos pavimentos tuvieron una utilización comunitaria, desde la pers-pectiva de que pertenecían a personajes de gran importancia política y militar, es decir, eran retiros filosóficos. Por lo que el mosaico teselado y su es-cenografía configurarían una identidad característica que reune la alegoría y el número, manifestados en esas estancias y pasillos. Se establecería un ambien-te propicio para el estudio y la reflexión, en que no serían necesarios ningún tipo de enseres de hogar y sería el mosaico el que haría esas funciones con sus representaciones musivas plenas de simbología.

PRÓLOGO

TraTado Mosaico Teselado, José Vicente Luna Llopis versión: (pdf) y (swf)

8

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

9

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

EL ALABASTRO: PATOLOGÍA EN SU USO ARQUITECTÓNICO Y

METODOLOGÍA ESPECÍFICA PARA SU ESTUDIO

J. Gisbert1 & S. Galarreta2

1 Dpto. Ciencias de la Tierra, Universidad de Zaragoza, [email protected] Dpto. Ciencias de la Tierra, Universidad de Zaragoza, [email protected]

RESUMEN: El alabastro ha sido utilizado en Aragón desde el S. I de nuestra era, empleándose en distin-tos tipos de construcciones o en actividades artísti-cas. Hacemos un repaso de la patología de la piedra natural que está presente en el alabastro. Seguida-mente se describen en detalle problemas y altera-ciones presentes tan sólo en el alabastro como son la calcinación y el cambio dimensional (tanto contrac-ción como expansión). Se presentan varios ejemplos de cambio dimensional en afloramientos de campo, piezas de patrimonio y aplacados de uso en arqui-tectura moderna con estimación de tiempos de de-formación e hipótesis sobre los mecanismos que controlan los procesos. Se finaliza discutiendo las peculiaridades del alabastro como roca ornamental única y abogamos por la necesidad de unos proto-colos específicos y diferenciados de los que apun-tamos unas primeras vías de trabajo. Finalmente se argumenta la necesidad de crear todo un paquete de normas tecnológicas específicas para la correcta car-acterización (del material y de su patología), conser-vación y rehabilitación del alabastro.

Palabras clave: Alabastro, patología, alterabilidad, durabilidad, cambios volumétricos, ensayos normali-zados, petrofísica.

SUMMARY: Alabaster has been used in Aragón from the S. I of our era. It had been used in different types of buildings or artistic activities. We review the pathology of natural stone that are present in alabaster. Problems and abnormalities present only in alabaster are described in detail such as calcination and dimensional changes (both contraction and expansion). Several examples of dimen-sional change in field outcrops, heritage and laminated pieces used in modern architecture are presented with es-timated times of deformation and hypotheses about the mechanisms that control the processes. Just discussing the peculiarities of alabaster as unique ornamental rock and advocate the need for one of specific protocols and dif-ferentiated from those who aim a first ways of working. It ends discussing the features of ornamental rock sole ala-baster and one advocate the need of specific and different protocols, of which a first working paths are specified. Fi-nally the need to create a package of specific technological standards for the proper characterization (the material and its pathology), conservation and rehabilitation of alabaster argues.

KEYWORDS: Alabaster, pathologys, weatherability, du-rability, volumetric changes, standardized, petrophysical studies

1. INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES Entendemos el término “alabastro” como el tér-

mino que describe a un yeso natural microcristalino (mayoría de cristales de tamaño inferior a 60 mi-crones) y que puede presentar grados variables de translucidez.

El alabastro es, en sentido estricto, una roca y como tal incluíble dentro de la piedra natural, pero el yeso y más concretamente su variedad de grano fino (el alabastro) poseen propiedades únicas que requieren de un tratamiento individualizado del resto de la pie-dra natural.

Existen numerosos antecedentes sobre la patología en piedra natural (ver síntesis de Alonso et al, 2006), pero esta patología y los agentes que la provocan actúan sobre el alabastro con una intensidad y unos resultados realmente diferentes a los de las otras rocas.

En piedra natural hay un comportamiento diferen-ciado entre rocas carbonatadas y rocas silicatadas, estando las primeras caracterizadas por una solubi-lidad relativa mayor. El alabastro, con sus 2,6 gr/ li-tro de solubilidad en agua, está tan lejos de las rocas carbonatadas como estas lo están de las silicatadas.

En la Fig. 1 vemos dos casos de lapiaz sobre alabas-

1 a. Pilar exterior de la iglesia de Santa Isabel de Portugal en Zaragoza (350-400 mm anuales de precipitación). Se observa la generación de un micro lapiaz debido a la disolución del albastro por circulación de agua de lluvia. Este alabastro se coloca a la intemperie en 1704, no obstante la exposición a la lluvia esta determinada por numerosos factores al-gunos incontrolables (diversos recubrimientos y barnices de restauara-ciones, lluvias con más o menos azote de viento en dirección al para-mento y morfología de la escorrentía en la superficie de la fachada).

1 b. Placas de alabastro colocadas en un patio a la intemperie (apoyadas en el muro, al descubierto pero

sin insolación directa) en Madrid durante 5 años. La placa en primer plano recibe goteo directo de cubier-

tas y la que hay en segundo plano sólo salpicaduras. Este caso permite hacernos una idea más exacta de la velocidad de disolución del alabastro. Las placa tienen

3 cm de grosor.

10

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

11

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

tro a la intemperie en un entorno climático con 350 mm de precipitación anual (Zaragoza) y de 400 mm (Madrid).

Las rocas carbonatadas generan estructuras de di-solución semejantes en períodos de tiempo mucho mayores (1000 a 3000 años); por ejemplo, López Martínez (1984) cita valores de 125 mm de disolu-ción cada 1000 años en un clima pirenaico con 2800 mm anuales; señalemos no obstante que hay datos de laboratorio que apuntan una disolución más ráp-ida de calizas porosas que del alabastro (Cardenes et al, 2013), aunque nos parece evidente que estos autores emplearon unas condiciones experimentales

que no modelizan la realidad ya que las evidencias de observación directa son muy contundentes a este respecto.

También es conocido, desde hace tiempo, que otro factor que genera grandes diferencias en la alterabi-lidad de las rocas es la cantidad y tamaño de poros (Gauri et al, 1988) pudiendo hablarse de unas pautas de alteración en rocas macroporosas y otro en rocas microporosas. El alabastro se sitúa entre las micropo-rosas (porosidades totales máximas de 3% y tamaños de poro generalmente inferiores a 5 micrones).

La facilidad para el cambio cromático es propia

de algunas rocas microporosas como los mármoles blancos (conocido y documentado desde hace tiem-po; ver por ejemplo, Bams y Dewaele, 2007) (Fig 2) y el alabastro (Fig 3); en este material es conocido aunque está poco estudiado el proceso. En el caso más frecuente, la tinción está provocada por el-ementos metálicos tales como sujeciones, clavos o pernos que aportan óxidos de hierro y colorean el material al ser transportados por difusión a través de microporos con alta superficie específica.

La cristalización de sales afecta al alabastro aunque no de forma especialmente intensa (Mckenzie et al 2002); sobre este tema no hay datos detallados pub-licados.

El factor que hace único al alabastro (y cualquier yeso en general) es el hecho de que empieza a per-der agua y transformarse en basanita de forma lenta a partir de los 40-45ºC y bruscamente a los 110ºC pasa a anhidrita, sobre todo en ambientes secos (Fig 4). El proceso ha sido ampliamente estudiado para la fabricación de morteros de yeso pero no se ha docu-mentado en detalle como proceso de deterioro en piezas escultóricas o arquitectónicas.

Esta transformación conlleva desaparición de la traslucidez, cambio de color y pérdida de cohesión (y con ella de todas las propiedades mecánicas).

Estas propiedades dificultan su caracterización, es-

2. Venus de Azuara (S. I antes de Cristo) tallada en mármol de Carrara (microporoso). En el S. II en algún avatar, se rompe la mano derecha, que es sustituida por una mano tallada en caliza del páramo (macroporosa) ensamblada por un vastago metáli-co. Tal como puede observarse el marmol se tiñe de óxidos de hierro mientras que la caliza no sufre cambio cromático.

3. Retablo de San Bernardo (La Seo, Zaragoza) La man-cha amarilla es resultado de la oxidación de un vastago

metálico de sujeción en el dorso de los sillares con la talla (30 cm de grueso). El retablo estaba afectado por hume-

dades que provocaron ciclos de cristalización de sales deteriorando la figura central.

4. Pieza de alabastro con la esquina superior derecha izquierda envejecida en el labo-ratorio con 36 horas de exposición a luz infrarroja. El ensayo se diseñó de forma que la temperatura de la superficie de la esquina de la placa se estabilizó a 45ºC (medida con sensor de contacto). La zona blanca (solo un milímetro superficial) está parcialmente calcinada y ha perdido parte de su cohesión así como el carácter traslúcido

5. Columna de alabastro del Siglo XVI del an-tiguo convento de las Carmelitas Descalzas de Zaragoza. En enero de 2009 realizamos

un reportaje fotográfico y finalmente la columna se desploma en febrero de 2009.

12

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

13

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

pecialmente si pensamos en emplear ensayos nor-malizados. La facilidad de calcinación hace inadec-uada la forma de secado y los tratamientos térmicos descritos en muchas de las normas para “piedra natural”. La elevada solubilidad compromete la fia-bilidad de cualquier ensayo relativo a su interacción con el agua y también a todos los ensayos mecánicos que pretendan explorar la resistencia del material “en mojado”.

Por último, datos muy recientes (Galarreta, 2014) apuntan que, en situaciones concretas y relativa-mente frecuentes a la intemperie, el alabastro pre-senta una tendencia al cambio dimensional muy su-perior al de cualquier otra roca y lo hace con pautas de comportamiento únicas.

2. PATOLOGÍA ESPECIFICA DEL ALABASTRO

Uno de los casos mejor documentados es el de una columna de alabastro perteneciente al convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Teresa. Instalada bajo techo en el interior del convento en el S. XVI permanece en muy buen estado de conservación hasta el S. XX. En 1974 cuando la orden vende el con-vento situado en el centro de Zaragoza y se traslada a su actual residencia en la carretera del aeropuerto, la columna se instala en una patio interior a la intem-perie. En el período 1974-1993 (es decir durante 19 años) la columna permanece intacta (Fig. 5) entre 1994 y 1999 se empieza a deformarse llegando a la situación documentada en la fig 5. Los testimonios visuales de las monjas coinciden que entre 1999 y

2009, poco a poco, se produce la deformación (se inclina hacia el NE –lado convexo- fisurándose hacia el SW –lado cóncavo-).

Un ejemplo semejante es el del edificio de la Con-federación de Empresarios de Aragón (CREA) en Zaragoza, revestido con placas de alabastro e inaugu-rado para la Expo de Sevilla en 1994. En 1999 se tra-slada a Zaragoza sin que en este traslado se produzca reposición de las placas. Entre 2011 y 2013, una par-te de las placas (Fig. 6; todas ellas en orientación SW) se deforman. En diciembre de 2013, se cambiaron 50 de estas placas, todas fachadas con la misma orien-tación, ante la amenaza de caída. Señalemos la coin-cidencia en el plazo temporal (17 años en placas de 3 cm, 19 años en una columna de 35 cm de diámetro), en secuencia del proceso y en orientación respecto al sol, lo que nos hace pensar en la insolación como

agente activador de la patología.

En cantera y afloramientos de campo (Foto 7) sufre importantes retracciones con pauta en disyunción poligonal (como en la columna) pero en períodos de tiempo más cortos (de 2 a 5 años según los traba-jadores de la cantera) probablemente por efecto de los ciclos de humectación-secado que en los afloram-ientos de campo poseen un período de humectación mucho más prolongado que en paramentos arqui-tectónicos verticales.

Este efecto acelerante de la humectación ha sido comprobado tanto en ensayos de laboratorio como en un importante deterioro peritado (Gisbert, 2007) en la Estación Intermodal de Zaragoza (Figs. 8A y 8B), lugar donde la expansión hídrica lineal durante el mo-jado alcanzo el 1% (foto 8.A-a1). En este caso el per-

6a. Edificio totalmente revestido con placas de alabastro de 3 cm de grosor.

6b. Construido en 1994, parte de las placas de orientación SW comienzan a deformarse con la parte convexa hacia el interior de

edificio y la cóncava hacia el lado insolado. En los detalles se aprecia

la deformación (b1) y las fisuras abiertas en el lado concavo (b2).

7. Retracción poligonal en bolos de alabastro en las can-teras del grupo Arastone en Gelsa (Zaragoza). Según los operarios de la cantera, la retracción poligonal se presenta en los frentes y bloques de alabastro abandonados, en las caras de orientación SW, tras períodos de 3 a 5 años de exposición a la intemperie.

8a. Placas de 60cmx60 cm con una extraordinaria expansión hídrica en la estación intermodal de Zaragoza en mayo de 2006, tres meses despues de su instalación (a1) Nótese, en la base de las placas, la de-saparición de una junta de 2 cm entre dos elementos de 60 cm de an-chura). El perfil en “U” acumulaba el agua (a2) por lo que el alabastro estaba en un baño hídrico permanente. A la cara exterior de la placa (de

14

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

15

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

fil en “U” diseñado para la sujeción acumulaba agua (sin permitir la evaporación de la misma) y mantenía al aplacado de alabastro en un baño permanente.

El alabastro sufre cambios volumétricos que no se deben a la presencia de arcillas como en otros mate-riales tales como piedra caliza y arenisca, pues se han reproducido expansiones lineales tan grandes como en las de la Intermodal de Zaragoza en probetas de alabastro totalmente exentas de arcillas (Galarreta, 2014).

Por lo tanto, los cambios volumétricos se producen mediante un proceso complejo que implica la deshi-dratación-rehidratación del material.

Estos cambios necesitan de ensayos normalizados “ad hoc” para caracterizarlos y los autores de este

artículo están trabajando en ello.

3. CARACTERÍSTICAS DEL ALABASTRO: ME-TODOLOGÍA DE ESTUDIO

Desde un punto de vista mineralógico y petrológi-co, el alabastro, sulfato de calcio di-hidratado, es un mineral evaporítico generado a partir de la hi-dratación de anhidrita, sulfato de calcio anhidro, en profundidad.

Está constituido fundamentalmente por cristales alotriomorfos de yeso microscristalino con tamaños de cristal que varian desde 0,1um a 50um, aunque también es común que haya cristales de mayor tama-ño, hasta 150 um, de yeso CENU (cristales con extin-ción no uniforme, Mandado, 1987). Las texturas que puede presentar este material pueden ser variadas, desde texturas esferulíticas a texturas parcialmente orientadas. A pesar de ser un material con baja po-rosidad (<3%), presenta altos valores de expansión volumétrica que creemos tienen que ver con trans-formaciones texturales, sobre todo cuando este ma-terial está expuesto a la intemperie.

Debido a su naturaleza evaporítica los ensayos con agua destilada siempre generan problema de disolu-ción en la roca ensayada. Por ejemplo, en carbonatos, los efectos empiezan a notarse a los 10-15 días de inmersión en agua (pérdidas de algunos miligramos) (Alonso, 1986), mientras que en rocas ígneas no hay pérdidas apreciables en los tiempos de ensayo.

No obstante en alabastros suele haber pérdidas de peso apreciables a la hora de ensayo (datos propios). La pérdida de peso por disolución deducimos que es más temprana a la detectada al cabo de 60 minutos, pues al sumergir la probeta en agua, en primer lugar hay ganacia de peso por absorción de agua; antes de

observar valores negativos de pérdida de peso se de-tecta una disminución del incremento de peso por absorción; parte de esa disminución es, obviamente, disolución de masa. Es por esto, que es inviable un ensayo hídrico fiable con estos parámetros en este material.

Por lo tanto, al tratarse de una roca ornamental con unas características especiales, es necesario la instauración de unas modificaciones en paquetes de normas ya existentes para evaluar tanto las propie-dades hídricas como físicas de las rocas, y el desar-rollo de una serie de normas nuevas para las actua-ciones de conservación y limpieza en el campo de la restauración.

Parte de esas modificaciones deben establecerse tras investigar la temperatura máxima tolerable de secado del alabastro, ya que en gran parte de los en-sayos normalizados la temperatura puede llegar a su-perar los 70ºC, cuando nosotros hemos comprobado que el proceso de calcinación comienza a las 45ºC.

Respecto a la elevada solubilidad, los autores es-tán explorando realizar los ensayos hídricos con agua saturada en yeso.

4. ENSAYOS NORMALIZADOS Y ALABASTRO: ESTA-DO DE LA CUESTIÓN

Parece lógico hacer referencia y tener como pun-to de partida al paquete de ensayos normalizados (UNE-EN) existentes para piedra natural. Por su con-tenido en relación a lo expuesto podemos establecer los siguientes grupos de normas:

A) Normas para ensayos que implican la inmersión en agua: Estos ensayos deben reelaborarse. Si fuera factible el empleo de agua saturada en yeso podrían

mantener un formato semejante pero empleando este tipo de fluido. Sería necesario añadir un ensayo nuevo que mida la velocidad de disolución del mate-rial y que pueda correlacionarse con la precipitación en mm del lugar de instalación. Damos por sentado que la modificación incluiría un protolo de secado con temperaturas inferiores a 40ºC.

B) Normas para ensayos mecánicos: Podrían man-tener su formato incorporando las precauciones an-teriores de secado y agua saturada en yeso para en-sayos en roca húmeda.

C) Normas para ensayos de envejecimiento: Algu-nos como el de choque térmico y resistencia al fuego habría que cambiarlos completamente; en este cam-po se podrían elaborar los nuevos en base a los en-sayos para aplacados de yeso.

También habría que rediseñar los ensayos de ex-pansión hídrica y abombamiento de placas tras com-prender como se producen estos fenómenos en el alabastro; en cualquier caso y visto lo conocido in-cluirian al menos una norma sobre ensayos de cam-bio dimensional por ciclos de mojado y otro para cambio dimensional y alteración por radiación solar.

D) Normas sobre “Sistemas de “instalación y reco-mendaciones de uso”. De nueva creación, serían de primera importancia para regular un empleo apro-piado de este material.

E) Procedimientos de evaluación del deterioro y protocolos de actuación para restauración/ reha-bilitación del alabastro: Aprovechando la norma de reciente aprobacion sobre restauración de la piedra (UNE 41810 Criterios de intervención en materiales pétreos), habría que especificar los protocolos con-cretos para el alabastro en actuaciones de limpieza, 8b. Existían también placas de 60x120cm que se combaban y

posteriormente caían.

3 cm de grosor) se había pegado con butilo un cristal del mismo tamaño que la placa. Es muy probable que la presión de vapor influyera –desde luego en el despegue del cristal- y probable-mente también acelerando y aumentando la expansión hídrica.

16

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

17

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

reintegraciones, tratamientos y protocolos de con-servación.

5. Conclusiones

El alabastro presenta un disolución más rápida que otras rocas, una sensibilidad especial a la radiación solar y a las temperaturas elevadas. También posee una tendencia al cambio dimensional tanto en forma de expansión como de retracción. Proponemos unas estrategias para investigar y caracterizar estos pro-cesos y unos criterios generales para enfocar la elab-oración de una normativa específica que regule su uso arquitectónico y su rehabilitación/restauración.

Bibliografía

ALONSO F.J. (1986): Caracterización petrofísica y alterabilidad de calizas y dolomías. Tesis doctoral, Univ. de Oviedo, 309 pp.

ALONSO FJ, ESBERT RS, ORDAZ J. Y VAZQUEZ P (2006) Análisis del deterioro de los materiales pétreos de edifi-cación. Analysis of Stone material damages in building. RECOPAR Rev. Electrónica nº 3 .

BAMS V. and DEWAELE S. (2007) “Staining of white marble” Materials Characterization 58, 1052-1062 pp

CARDENES V., MATEO F.J., PARADELO R. (2013) “Degradability of building stone: Influence of the porous network on the rate of dissolution of carbonate and evaporitic rocks” Journal of Cultural Heritage 14 (2013) 89–96

GALARRETA S. (2014) “Evaluación de las propiedades físicas del alabastro como material constructivo y/o decora-

tivo” Trabajo de fin de grado 31pp. Dpto Ciencias de la Tierra. Repositorio Biblioteca de la Universidad de Zaragoza.

GAURI, K.L; CHAWCHURY, AN. KUSHRESHTHA, N.P. y PUNURU, AR. (1988).- “Geologic features and the durability at the Sphinx”. Eng Geol. of Anc. Works, Monuments and Hist. Sites. Balkema, Rotterdam, pp. 723-729

GISBERT AGUILAR, J. (2007): Estudio de las patologías de revestimientos de alabastro en la fachada oeste de la estación intermodal en Zaragoza. Informe pericial al colegio de Arquitectos de Aragón. 14pp.

LOPEZ MARTINEZ J (1984) “Disolución de rocas carbonatadas. Cuantificación del proceso actual de karstificación en el Macizo de la Pierre de San Martín (Pirineo Occidental). Cuadernos de investigacion geografica X(1-2) pp 127-138

MANDADO JMA. (1987). “Litofacies yesíferas del sector Aragonés de la Cuenca Terciaria del Ebro. Petrogénesis y Geoquímica”. Tesis Doctoral Univ. Zaragoza. 442 pp.

MATEOS ROYO I. (2004). Metodologías y evaluación de tratamientos de conservación en materiales pétreos del patrimonio aragonés. Memoria Tesis de Licenciatura. Dpto. Ciencias de la Tierra Facultad de Ciencias.147 pp.

MCKENZIE A., LABORDE A. y MATEOS I. (2002) «Problemática de la limpieza del alabastro. El inicio de un trabajo de investigación», Sautuola, VIII, Santander, pp. 435-442.

18

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

19

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

MADERA DE FRONDOSAS:

CEDRO, APAMATE, CURARIRE Y DIVI DIVI, UTILIZADAS EN ARMADURAS

DE CUBIERTAS Y CARPINTERÍA DE LAS VIVIENDAS DE MAMPOSTERÍA DEL

CASCO HISTÓRICO DE MARACAIBO, VENEZUELAHardwood:

cedar, apaMaTe, divi divi and curarire, used in fraMeworks of roofing and carpenTry of Masonry Houses of Maracaibo HisTorical core

Susana Pineda1 , Williams León2 & Styles Valero3

1 Universidad del Zulia <[email protected]>2Universidad de Los Andes <[email protected]>

3 Universidad de Los Andes <[email protected]>

RESUMEN: Se aporta la caracterización micro-scópica de maderas de frondosas locales, utilizadas en las viviendas del siglo XIX de mampostería de la arenisca “piedra de ojo” del casco histórico de Ma-racaibo, Venezuela, así como, sus propiedades físicas y mecánicas que justifican su uso. El cedro (Cedrela odorata), es la especie más usada en la construcción de las armaduras de las cubiertas, también el ara-guaney (Handroanthus chrysanthus) o curarire, el di-vi-divi (Caesalpinia coriaria) y el mangle (Rhizophora mangle), con la aplicación de la caña brava (Gyneri-um sagittatum) en tejados y falsos techos. Mientras que el apamate (Tabebuia rosea), en los elementos de carpintería, el saqui saqui (Pachira quinata) en la construcción de andamios y la majagua (Sterculia pruriens) para los elementos de unión.

Palabras clave: cedro, apamate, curarire, divi divi, saqui saqui, mangle.

SUMMARY: Microscopic characterization of local hard-woods used in the sandstone (piedra de ojo) masonry houses of the 19th century of the historical core of Marac-aibo, Venezuela, is provided, as well as, their physical and mechanical properties that justify its use. Cedar (Cedrela odorata) is the specie most used in the construction of overhead fixtures, also aragueney (Handroanthus chrysan-thus) or curarire, divi-divi (Caesalpinia coriaria) and man-grove (Rhizophora mangle), with the application of the reed (Gynerium sagittatum) on roofs and ceilings. Whereas the apamate (Tabebuia rosea) in carpentry elements, saqui saqui (Pachira quinata) in scaffoldings and hibiscus (Stercu-lia pruriens) for connecting elements.

KEYWORDS: cedar, apamate, curarire, divi divi, saqui saqui, mangrove

1. INTRODUCCIÓN

La madera fue el material de construcción pre-dominante de las casas del Maracaibo (Venezuela) y el objetivo del presente estudio es determinar las especies maderables utilizadas en la construcción de viviendas mampostería de arenisca “piedra de ojo” en el casco histórico del siglo XIX [1]. Varias especies maderables, cedro, apamate, curarie y divi divi, han sido identificadas en el estudio de los materiales que componen el sistema constructivo de las viviendas, tanto en las cubiertas, entramados de muros y ba-hareques, y también en la carpintería de puertas, portón cancel, ventanas y rejas pintadas en colores diversos (Fig.1). Aunque hay que mencionar que to-das estas maderas siguen usándose en construcción en el occidente del país, especialmente en El Zulia por ser las más abundantes y resistentes. Se descri-ben también las características del saqui saqui, caña, mangle y majagua y araguaney y su particular uso.

Pirela (2007) señala que la vivienda tradicional de Maracaibo fue el resultado de un lento proceso de producción que llegó al siglo XX en plena validez de

uso y el método constructivo servía para nombrar y calificar los tipos de casas en la Maracaibo colonial ya que la vivienda respondía a un patrón constante de organización interna y composición de la fachada y de esta manera, la casa de eneas y las de mamposte-ría coexistieron con las de bahareque. En esta última se incorporaron las horconaduras como elemento de sustentación con maderas locales de alta resist-encia como el curarire, apamate y el divi divi. Tam-bién se utilizó la caña brava (Gynerium sagittatum) para formar una tela o malla de recubrimiento. En otro tipo de viviendas, los palafitos, la construcción se hizo con madera de mangle (Rhizophora mangle) y la armazón era cubierta con un tejido hecho con la palma enea (Cyperus articulatu).

La utilización de las especies mencionadas se debe al conocimiento práctico de su comportami-ento como material estructural y a su presencia en la región zuliana. Según Hokche et al. (2008), espe-cies como el curarire (Handroanthus serratifolius), la vera (Bulnesia arborea), el carreto (Aspidosperma polyneuron) o la caña brava (Gynerium sagittatum) incluyen dentro de su área de distribución en Ven-

1. Carpintería y fachadas pintadas de las casas del casco histórico de Maracaibo.

20

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

21

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

ezuela el estado del Zulia.

2. ANTECEDENTES

Los aspectos determinantes en la selección del sis-tema constructivo de las viviendas fueron el clima, la geografía y los recursos disponibles, ya que Ma-racaibo no era una región de alta concentración de población ni una cultura avanzada (Sempere, 2000). La abundancia de arcilla en la región fue aprovecha-da como material de construcción por las tribus que aprendieron las técnicas de elaboración de los colo-nizadores españoles y edificaron las primeras vivien-das de barro. Se creó el sistema constructivo de ba-hareque y para ello recolectaron las maderas de los alrededores para crear una armadura de horcones de maderas fuertes, palos o viguetas amarrados por fibras vegetales, a la que se agregaba un empañeta-do de argamasa de barro y se encalaba, con una cubi-erta de un armazón de madera cubierto con hojas de palma o paja.

Simultáneamente a medida que iba desarrollán-dose la fundación de la ciudad, señala Sempere, ciertos edificios públicos y casas importantes, fueron reemplazadas por mampostería, quedando en estos casos limitado el uso de la madera a ventanas, puer-tas y armaduras de techos, con cañas o varas que se disponían de forma muy cercana sobre los pares y correas; la fijación entre sí y con las demás piezas se hacía mediante cuerdas finas de fibra vegetal, colo-cando encima una capa de barro amasado para el asentamiento de las tejas, brindando aislamiento té-rmico y manteniendo la posición de las cañas (Rod-ríguez, 2003).

3. METODOLOGÍA

El material de estudio corresponde a muestras de madera de doce viviendas aun existentes de mam-

postería de “piedra de ojo” y de las cuales cinco aún tenían la cubierta (una con techo a cuatro aguas, otra a tres aguas y tres de casas pareadas a dos aguas) y siete carecían de ella por la ruina en que se encontra-ban, pero de las que se extrajeron muestras en puer-tas y ventanas. El material se trasladó al Laboratorio de Anatomía de Madera, de la Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales de la Universidad de Los Andes (Mérida, Venezuela). Manteniendo los códigos originales, de cada muestra se extrajeron secciones que fueron sometidas a proceso de ablandamiento en agua hirviendo. Previamente se hizo un análisis preliminar para estimar de manera cualitativa el gra-do de dureza de las muestras y su estado de conser-vación y definir el tiempo de duración del proceso de ablandamiento adecuado para cada muestra.

Posteriormente se realizaron cortes con un mi-crótomo de deslizamiento para obtener secciones, aproximadamente de 25-30 micras de espesor, de los planos transversal, tangencial y radial. El material fue sometido a un proceso de tinción en una solución de safranina (2 h), deshidratación en baños sucesivos de alcohol (50%, 5 min; 70%, 10 min; 75%, 10 min; 95%, 1-2 h) y aclaramiento con una mezcla alcohol-xilol (proporción 1:1, 30 min) y xilol (2 h). Finalmente se procedió al respectivo montaje con el uso de resina sintética.

La descripción se hizo de acuerdo a lo estipulado por IAWA Committee (1989) y mediante observa-ciones se seleccionó posible material taxonómico que se asemejara al material de estudio y mediante com-paraciones con material identificado de la Xiloteca MERw se realizaron las respectivas comparaciones.

Para la identificación, porciones de duramen, se re-alizaron comparaciones con material disponible en la Xiloteca MERw de dicho laboratorio. Posteriormente

a la identificación, se tomaron los valores de densidad indicados por Arroyo (1970) y se agruparon las especies de acuerdo a la clasificación de las propiedades físicas en clases y categorías para maderas venezolanas (Tabla 1). Según Ninin, (1987)

Tabla 1. Clasificación en clases y categorías para maderas venezolanas según su densidad.Fuente: Ninin, P., 1987. Lineamientos básicos para la utilización de maderas.

Tabla 2. Especies utilizadas en cubiertas y clasificadas según tipo

22

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

23

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

4. RESULTADOS DE LA IDENTIFICACIÓN DE LAS MADERAS UTILIZADAS

En la Tabla 2 se han agrupado las especies identi-ficadas en laboratorio según las muestras tomadas, así como la situación constructiva en la armadura de cubierta y su clasificación. Mientras que en la Tabla 3 se han agrupado las que pertenecen a piezas de puertas, ventanas, rejas y andamiaje. Vale mencio-nar que en el material identificado no se encontró ataque de hongos o insectos. A continuación se de-scriben las características de las principales especies.

En la tabla 2 se observa como las maderas más resistentes tipo V son utilizadas en uniones de los elementos de la armadura; la solera que es la en-cargada de distribuir uniformemente la carga a lo largo del muro es de araguaney o cedro que son me-

dianamente resistentes. En el caso de las viviendas en las que la solera enrasa con el muro, esta es más vulnerable acelerándose su destrucción. Para los ti-rantes y cuadrales, se usaban maderas de resistencia diferentes como se observó en este estudio, en al-gún caso cedro,madera de baja resistencia y en otros divi divi, de muy alta resistencia, en cualquier caso ambas cumplieron la función de mantener la solera en su posición.

En la Tabla 3 observamos cómo se utilizo el apam-ate que es una madera resistente para la construc-ción de la rejería de protección de la caja de la ven-tana y para los elementos de las puertas, marcos y romanillas; unas maderas de resistencia baja ya que su función no era de protección e innecesaria una madera más fuerte.

4.1. CEDRO (CEDRELA ODORATA L., MELIACEAE)

Árbol de 20 m a 40 m de altura, de sistema radical profundo. Se reproduce por semilla, tiene larga lon-gevidad y es de crecimiento mediano. En Venezuela existen tres tipos de cedros: amarillo, amargo y ne-gro. Se distribuye en los estados de Aragua, Barinas, Bolívar, Carabobo, Cojedes, Delta Amacuro, Distrito Capital, Falcón, Mérida, Miranda, Monagas, Táchira, Yaracuy y Zulia (Stormes, 2002).

La albura es de color rosáceo (7.5YR 8/4) y el du-ramen, amarillo a marrón rojizo (5YR 7/6) (Fig. 2), transición abrupta entre albura y duramen. Olor pen-etrante. Sabor amargo. Lustre mediano a alto. Grano recto a inclinado, predominantemente recto. Textura mediana. Blanda y liviana a moderadamente dura y pesada (León, 2009).

Anillos de crecimiento definidos por porosidad semicircular y parénquima marginal. Porosidad semi-circular. Poros sin patrón definido de disposición, soli-tarios y múltiples radiales de 2-3 (-4), ocasionalmente arracimados, 3-4 poros/mm2, diámetro tangencial de (80-) 161-231 (-370) μm. Longitud de elementos

vasculares de (190-) 360-373 (-580) μm. Punteaduras intervasculares alternas, circulares a ovaladas, oca-sionalmente poligonales, pequeñas a medianas, con diámetro de (5-) 6,25- 8,75 μm, no ornadas. Puntea-duras radiovasculares similares a las intervasculares. Depósitos de goma presentes (Fig. 3).

Fibras septadas y no septadas, paredes delgadas a medianas, longitud de (1025-) 1285-1362 (-1695) μm, punteaduras indistintamente areoladas. Paré-nquima apotraqueal difuso, paratraqueal vasicén-trico, aliforme de ala corta, ocasionalmente conflu-ente, marginal; en series de 4-8 (-9) células. Radios homocelulares de células procumbentes y hetero-celulares con una ruta de células marginales, (2-) 3-5 radios por mm, 1-4 células de ancho, predomi-nantemente 3-4 células, altura (255-) 337- 443 (-560) μm. Cristales prismáticos en células procumbentes y cuadradas de los radios, ocasionalmente en cámaras, y en el parénquima axial; 1 (-2) cristales por célula o cámara.

Según Ninin (1987) la densidad seca al aire (ρsa) es de 0,460 g/cm3. Y en cuanto a fines de preservación, su albura tratada por presión o inmersión, tiene una

Tabla 3. Especies utilizadas en carpintería2 a. Tabla de cedro de falso techo.2 b. Cedrela odorata . Vista macroscópica: anillo definido por porosidad semicircular y parénquima marginal (León, 2009).

24

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

25

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

penetración incompleta y retención de 50 a 10 kg/m3, pero el duramen no es posible tratar [2].

4.2. ARAGUANEY Ó CURARÍRE (HANDROANTHUS CHRYSANTHUS (JACQ.) S.O. GROSE, BIGNONIACEAE)

Árbol nacional de Venezuela que alcanza 7 m de alto, de tronco recto y follaje frondoso, sistema radi-cal profundo, que se reproduce por semilla y de crec-imiento lento (Sthormes, 2002). Distribución en Ven-ezuela: Amazonas, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Falcón, Lara, Mérida, Miranda, Nueva Esparta, Sucre, Táchira y Yaracuy y Zulia. También se puede encon-trar, como árbol cultivado en otros estados del país (Hokche et al, 1982).

Madera con albura de color amarillo y duramen marrón amarillento, transición abrupta entre albura y duramen. Olor y sabor ausente. Lustre alto. Textura fina. Grano recto a entrecruzado. En Venezuela no hay información de referencia sobre la densidad, se ha considerado 0,65 gr/m3 [3] y se puede considerar medianamente resistente.

Anillos de crecimiento definidos por estrechas bandas de parénquima marginal y reducción del diámetro radial de las fibras. Porosidad difusa. Poros sin patrón de disposición definido, solitarios y múlti-ples radiales de 2-4 (-8). Platinas de perforación sim-ples. Punteaduras intervasculares alternas, circulares a ovaladas, medianas. Punteaduras radiovasculares similares a las intervasculares (León, 2009).

Depósitos de lapachol [4] en los poros. Fibras no septadas, paredes muy gruesas, punteaduras indis-tintamente areoladas. Parénquima paratraqueal escaso, vasicéntrico delgado, aliforme de ala corta, confluente, unilateral, pueden formarse bandas dis-continuas con más de tres células de ancho, marginal; fusiforme y en series de 2-4 células, predominante-mente series de 2 células. Radios homocelulares de células procumbentes. Estructura estratificada pre-sente en radios, parénquima, elementos vasculares y fibras; 4-5 (-6) estratos de radios por mm (León, 2009).

Madera recomendada para trabajos de ebaniste-

ría y conveniente para usos al aire libre, muebles, ensamblajes en general. Difícil de trabajar pero se puede cepillar y produce buen acabado; resistente al ataque de hongos y termitas (Betancourt, 2000).

4.3. DIVI DIVI (CAESALPINIA CORIARIA (JACQ.) WILLD, FABACEA, CAESALPINOIDEAE)

Esta madera es de albura de color amarillo pálido y duramen marrón oscuro a negruzco, transición abrupta entre albura y duramen. Olor y sabor indis-tintos. Lustre mediano a alto. Grano entrecruzado. Textura fina. Madera muy dura y pesada (Espinoza y Melandri, 2006). Tiene una alta densidad, 1.140 g/m3, por lo tanto clasificable en el grupo V como madera altamente resistente. Muy común en el es-tado del Zulia.

Anillos de crecimiento definidos por la presencia de parénquima marginal y por un cambio en el es-pesor de las paredes de las fibras. Porosidad difusa. Poros sin ningún patrón específico de disposición, solitarios, múltiples radiales cortos y largos, algunos

arracimados, de 16-18 poros por mm², con diámetro tangencial de 50(70-80)90 µm, longitud de los ele-mentos vasculares de 120 (171-198)230 µm. Platinas de perforación simples. Punteaduras intervasculares alternas, de forma circular, pequeñas a medianas, con diámetro de 5-8 µm. Punteaduras radiovascu-lares con areola distinguible similares a las intervas-culares (Espinoza y Melandri, 2006).

Punteaduras ornadas presentes. Depósitos de goma presentes. Fibras no septadas, de paredes gruesas a muy gruesas. Longitud de las fibras de 700(852-1004)1290 µm, con punteaduras indistin-tamente areoladas. Parénquima axial paratraqueal aliforme de ala fina, aliforme confluente, unilateral, predominantemente en bandas finas en ocasiones banda anchas. Parénquima marginal presente. Lon-gitud de las series parenquimatosas comúnmente de 2-4 células. Radios homocelulares de células procumbentes, de 12-14 radios por mm lineal, 1-3 células de ancho, menores de 1 mm de altos: 55(130-141)185 µm. Estructura estratificada presente en ra-dios, fibras parénquima axial y elementos vasculares,

3 a. Cedrela odorata. Vista microscópica; anillo definido por porosidad semicircular y parénquima marginal3 b. Cedrela odorata. Parénquima en serie; radios de 1-3 células de ancho (León, 2009).

4 a. Handroanthus chrysanthus. Poros predominantemente en múltiples radiales cortos y largos. Esc. 300 μm4 b. Handroanthus chrysanthus. Radios de 2-3 celulas de ancho, parénquima fusiforme y en serie de dos células. Estructura estratifi-cada en radios, parénquima axial, fibras y elementos vasculares. Esc. 100 μm (León, 2009).

26

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

27

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

de 5 a 6,5 estratos de radios por mm lineal. Cristales prismáticos observados en células del paréquima axial, formando series parenquimatosas cristalíferas largas y abundantes, de un cristal por célula o cámara (Espinoza y Melandri, 2006).

4.4. APAMATE O ROBLE (TABEBUIA ROSEA (BER-TOL.) A. DC., BIGNONIACEAE)

El apamate es una de las especies de Tabebuia de mayor distribución en el país. Es un árbol nativo en los estados de Anzoátegui, Apure, Barinas, Falcón, Guárico, Miranda, Monagas, Portuguesa, Táchira, Yaracuy y Zulia (Hokche et al, 2008), en zonas de vida de bosque húmedo tropical, bosque seco tropical y bosque húmedo premontano. Veillon, (1994). Sin embargo, se puede decir que se encuentra en toda la geografía nacional al haberse introducido como árbol ornamental. Tiene una densidad seca al aire de 0,63 gr/cm3 por lo que le considera una madera medianamente resistente.

Madera de color gris rosáceo, sin transición o tran-sición gradual entre albura y duramen. Olor y sabor ausentes. Lustre mediano. Textura fina a mediana.

Grano predominantemente recto. Moderadamente dura y pesada. Anillos de crecimiento definidos por parénquima marginal algunas veces asociados a re-ducción del diámetro radial de las paredes de las fi-bras y zona ausente de poros. Porosidad difusa. Poros con tendencia a la disposición tangencial, solitarios y múltiples radiales de 2 (-5). Platinas de perforaciones simples, ocasionalmente foraminadas (X5643).

Punteaduras intervasculares alternas, circulares a ovaladas, diminutas a pequeñas. Punteaduras ra-diovasculares similares a las intervasculares. Tílides presentes, poco abundantes. Fibras no septadas, paredes medianas a gruesas, punteaduras indistinta-mente areoladas. Parénquima paratraqueal aliforme de ala corta, confluente, unilateral, predominante-mente en bandas con más de tres células de ancho, marginal; en series de 2-4 células. Radios homoce-lulares de células procumbentes. Estructura estrati-ficada presente en radios y parénquima axial, algu-nas veces en fibras, 3-3,5 estratos de radios por mm. (Figs. 6. a, b y c).

4.5. PACHIRA QUINATA (JACQ) W.S. ALVERSON (BOMBACACEAE)

El saqui-saqui, es una madera con albura de color amarillo y duramen rojo amarillento. Olor y sabor indistintos Lustre mediano. Textura mediana. Grano recto a inclinado. Blanda y liviana. En Venezuela ha sido reportada en Amazonas, Anzoátegui, Aragua, Barinas, Bolívar, Carabobo, Cojedes, Falcón, Guárico, Miranda, Yaracuy y Zulia (Hokche et al, 2008), en zona de vida de bosque seco tropical y bosque muy seco tropical (Veillon, 1994). Con una densidad seca al aire de 0,43 g/cm3 y resistencia baja.

Anillos de crecimiento ausentes, algunas veces lig-eramente definidos por reducción de diámetro radial de paredes de las fibras. Porosidad difusa. Poros sin patrón definido de disposición, solitarios y múltiples radiales de 2-3 (-4), 1-3 por mm2; diámetro tangen-cial (130-) 152-323(-420) µm. Longitud de elementos vasculares (250-) 348-393 (-490) µm.

Punteaduras intervasculares alternas, circulares a ovaladas, ocasionalmente poligonales, medianas a grandes, diámetro de 8,75-16,25 µm. Punteaduras

radio vasculares distintas a las intervasculares, con areola reducida o aparentemente simple, redondea-das o alargadas. Tílides presente. Fibras septadas, paredes delgadas, ocasionalmente medianas, longi-tud (1365-) 1798-2201 (-2680) µm. Punteaduras in-distintamente areoladas. Parénquima apotraqueal difuso, en agregados, paratraqueal escaso, vasicén-trico delgado, predominantemente difuso en agre-gados, en serie 2-6 células; predominantemente 4-5 células.

Radios homocelulares de células procumbentes y heterocelulares con 1-3 rutas marginales; 3-6 (-8) radios por mm lineal. Radios de dos tamaños pre-sentes. Estructura estratificada presente en parén-quima axial y en los radios bajos. Un cristal prismáti-co presente por célula ( Figs. 7.a.b.c).

4.6. RHIZOPHORA MANGLE LAMB (RHIZOPHORACE-AE)

Conocido como mangle colorado, Rhizophora man-gle L., su tamaño depende grandemente de las condi-ciones del sitio, variando entre 1 m y 50 m de altura. Es una especie de los trópicos y subtropicos; en Ven-

5 a. Caesalpinia coriaria. Anillos de crecimiento definidos por la presencia de parénquima marginal y por un cambio en el espesor de las paredes de las fibras, parénquima en bandas anchas y finas, aliformes5 b. Caesalpinia coriaria. Radios de 1-3 células de ancho, parénquima axial, radios y fibras estratificados5 c. Caesalpinia coriaria. Radios homocelulares y series parenquimatosas cristalíferas (Espinoza y Melandri, 2006).

6 a. Tabebuia rosea. Poros en disposición tangencial. Escala = 300 μm.6 b. Tabebuia rosea. Parénquima paratraqueal unilateral. Escala = 100 μm. 6 c. Tabebuia rosea. Estratificación de fibras y parénquima, series parenquimáticas predominantemente de cuatro células. Escala = 100 μm (León, 2009).

28

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

29

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

ezuela ha sido reportada en los estados Anzoátegui, Aragua, Carabobo, Delta Amacuro, Distrito Capital, Falcón, Guárico, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Sucre, Yaracuy y Zulia (Hokche et al, 2008), en zonas de vida de bosque húmedo tropical y bosque hidrófi-lo o mangla.r Veillon, (1994). Madera de color rosa-do, sin transición entre albura y duramen. Olor y sa-bor indistintos. Lustre mediano. Textura fina. Grano inclinado a entrecruzado. Dura y pesada.

La especie alcanza su desarrollo estructural pleno en los manglares ribereños en las regiones que no se encuentran sujetas a tormentas ciclónicas, tales como huracanes. Estos bosques ocurren a lo largo de los márgenes y los valles inundables de los ríos en donde existe un abundante desagüe de agua fresca y un alto influjo de nutrientes. El mangle colorado es la especie dominante en los bosques costeros margina-les a lo largo de las costas protegidas y con una duna costera pronunciada (Lugo et al, 1974).

La madera del mangle colorado es también muy densa. Arroyo (1970) reportó una densidad prome-dio de 1,03 g/cm3 para la madera seca, mientras que

Chapman (1976), 1,08 g/cm3 para la albura y 1,15 g/ cm3 para el duramen. Tiene una gran elasticidad y dureza; muestra una tendencia a rajarse y a en-cogerse en clima seco debido a una gran contracción volumétrica, de 16,8 %, de madera verde a seca.

La madera tiene gran demanda en construcciones ligeras. Se utiliza en la manufactura de tableros de partículas, parquet, muebles rústicos, postes, hor-cones, estacas, vigas y armaduras de botes. Catie, (2003). Por su resistencia se pueden usar como trave-saños en viviendas o para la construcción y las hojas son empleadas en los techos rurales. Tiene un uso potencial siempre que se necesiten componentes de madera de una alta fortaleza (Jiménez, s.f).

4.7. GYNERIUM SAGITTATUM (JACQ) W.S. ALVER-SON (BOMBACACEAE)

La caña brava Gynerium sagittatum, de la familia Gramineae, es una planta perenne con fuertes rizo-mas y es una de las gramíneas más grandes que crece espontáneamente y en masas considerables en alu-viones pedregosos de los ríos caudalosos de las tier-

ras calientes y subtempladas. Se halla en estado de semicultivos en ciertos lugares y está ampliamente distribuida en América Latina. Conocida principal-mente como caña brava en Venezuela, es empleada en la actualidad por el campesino venezolano de for-ma natural y ornamental, en la fabricación de vivien-das de interés social, en la protección de la ribera de los ríos y en paisajismo.

Los tallos de la caña brava oscilan entre 3 m y 10 m de altura (Schnee, 1984), usualmente tiene 5 m de alto (Pittier, 1939) y son huecos, de 2 cm a 6 cm de diámetro. Los tallos son rectos y erectos, su parte inferior está cubierta de las vainas de las hojas caí-das, mientras que en la parte superior las hojas se agrupan en forma de abanico. Las hojas son linear- anceoladas, con márgenes agudamente aserrados. La inflorescencia de la caña brava es una panícula larga, terminal, de más o menos 1 m de largo, con espiguillas femeninas de unos 3 mm de largo y espi-guillas masculinas de más o menos 3,5 mm de largo (Schnee, 1984).

Existen diferencias bien definidas entre las zonas

anatómicas del tallo de la caña brava, tanto en lon-gitud, diámetro y relación largo/ancho de las fibras, siendo menor en todas las características las fibras del área externa o corteza respecto al área central o parenquimatosa (Marcano, 1967). La zona de la cor-teza o esclerenquimatosa del tallo de la caña brava ejerce la función de distribución del agua del sub-suelo a toda la estructura anatómica superior de la planta incluyendo las hojas. Esta función vital, con-tínua y activa en cualquier periodo del año, garantiza su proceso evolutivo (Contreras et al, 1998).

La densidad y peso específico seco al horno de las tiras de la caña es de 0,95 g/ cm3 (Castillo, 1995). Las tiras de caña brava están constituidas por fibras muy concentradas y densas, por ser tan pequeñas, tal como lo reportó Marcano (1967). La densidad verde de las tiras de caña brava 1,15 g/ cm3, es tam-bién más alto que los encontrados. Como la densi-dad verde de las tiras de caña brava duplica al peso específico básico, se deduce que las tiras permiten almacenar un alto contenido de agua en los lúmenes y en las paredes celulares (Contreras et al, 1998). (Figs. 8.a y 8.b).

7 a. Pachira quinata. Parenquima apotraqueal difuso, en agregados. Poros con tílides (Barra= 300 µm.).7 b. Pachira quinata. Radios de dos tamaños (Barra= 300 µm).7 c. Pachira quinata. Radios heterocelular. Vasos con tílides (Barra= 300 µm.) (León, 2009).

8 a. Sección de caña brava de una vivienda (Pineda, 2012).8 b. Sección de caña brava cercana al ápice del tallo, donde se aprecia la ausencia de la zona parenquimatosa dejando hueco el interior del tallo (Contreras et al, 1998).

30

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

31

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

5. APLICACIONES CONSTRUCTIVAS DE LAS ESPECIES IDENTIFICADAS

5.1. EL CEDRO EN ARMADURA DE CUBIERTAS Y CARPINTERÍA

Según la Tabla 2, la solera, par, tirante e hilera de cumbrera (M15, M12, M19 y M20) son de cedro, madera que se usaba en las armaduras de las cubier-tas compuestas por pares de sección rectangular de 10 cm x 8 cm, apoyados en la solera de sección cuad-rada medía de 10 cm x 10 cm, ésta directamente so-bre la cabecera del muro, aunque la otra solera iden-tificada es de araguaney (M16). Cabe mencionar que también se usaron rollizos en los pares y también en las correas (Fig. 9). En los empalmes se utilizaron cla-vos de hierro forjado preferentemente redondeados al ser maderas duras. Por otro lado, se ha identifi-cado una alfarda o par, muestra M6, rollizo de 8 cm de diámetro de mangle.

Al respecto la Gaceta Municipal 921 del año 1926, en el art. 27, indicaba que “el caballete del techo, o hilera no puede exceder de una altura igual a la mi-tad del ancho del edificio comprendiendo el vuelo de sus cornisas.” Hay que agregar que el frente de esos inmuebles es angosto, no mayor a 12 m. Así mismo, se señalaba que el perfil del techo sobre la fachada deberá tener una inclinación de 45°, a partir del plano de fachada (Figs. 10 y 11).

Por otro lado, el cedro es la madera predominante-mente usada en la carpintería de puertas y ventanas. La estructura de la puerta está conformada por ta-bleros, cabeceros y peinazos, ensamblados a caja y espiga o con tarugos (Figs. 12 y 13), sujetadas a un marco de madera con clavijas de hierro, el cual se en-rasa al muro mediante listones de madera. Algunas casas cuentan con una pequeña puerta truncada lla-mada “portón cancel” cuyas hojas de la puerta eran de romanilla, que permite la entrada del aire y la pri-vacidad visual del interior de la casa.

5.2. EL ARAGUENEY Y DIVI DIVI EN LA ARMADURA Y CARPINTERÍA

Como se ha indicado antes, el araguaney se ha identificado en una solera de armadura de cubierta y en horcón de vano (M9). Madera también usada en pies derechos de mampostería como se aprecia en la (Fig. 14). Mientras que el divi divi se ha identificado en las muestras M5 de viga, M21 de nudillo y en la M18 de cuadrales. También se usaba esta madera en tirantes de 10 cm x 10 cm. En la Fig. 15 se puede apreciar el alero del interior de una casa con viguería de divi divi.

5.3. USO DEL APAMATE EN CARPINTERÍA

Esta madera no se presenta en la estructura de la cubierta, aparece solamente en la carpintería de las ventanas, muestra M2 (Tabla 3), en particular en los barrotes de las ventanas de 2 cm de diámetro. La jus-tificación de su uso se basaría en la rectitud de las fibras y en la buena resistencia a flexión. La rejería de las ventanas es de un marco integrado a una sola pieza que sobresale del muro, el cual está fijado a través de un travesaño a media madera al muro de piedra, sin clavos en su unión. Se puede apreciar la confección más cuidada de la ventana ensamblada

9. Armadura de la cubierta de un inmueble.

10. Plano de cubiertas (arriba) y sección de casa tipo “española” (abajo).11. Cubierta de la crujía de fachada.

12. Ensamble de caja y espiga de peana de reja con restos de pintura.13. Ensamble a media madera con tarugos de cedro.

32

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

33

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

con travesaños cuyas esquinas han sido redondead-as (Figs. 16 y 17), que la de travesaños rectos, ambas de barrotes redondos.

5.4. LA CAÑA BRAVA Y LA MAJAGUA

La muestra M7 es caña brava que se utilizaba para hacer los emparrillados de los techos, sobre el que se vaciaba la torta o mezclote de barro de adherencia de las tejas. Pirela (2000), menciona en su libro “Casas de Maracaibo” que en un documento del año 1799 se describe una casa heredada por la señora María Palmar, que la cubierta estaba conformada por siete vigas y un tirante doble de madera que componían la armadura con un varazón; también menciona 50 haces de caña que conformaban el cerramiento por debajo del tejado, como se aprecia en la Fig. 18, un falso techo en base a cañas brava, pero en algunas ocasiones se confeccionaba con tablas de madera de 40 cm de ancho por 15 cm de grosor, para brindar un mejor acabado (Fig. 19). Al que se añadía una mén-sula de cedro clavada al muro, hecha a partir de un cuarto de tronco, que constituía el elemento de su-jeción y la moldura decorativa perimetral (Fig. 20).

Aunque no se ha identificado en la toma de mues-tras, la majagua (Sterculia pruriene) de 0,586 g/cm3 de densidad, se utilizaba para atar las cañas en muros y también en cubiertas. De la corteza del tron-co recto y grueso que crece hasta 12 m de altura, se obtiene la fibra para fabricar las cuerdas.

En un estudio realizado por Márquez et al (2008), claramente se evidencia que las maderas más sus-ceptible al ataque biológico, corresponden a las es-pecies Simaruba amara (cedro blanco) y Sterculia pruriens (majagua), evidenciando unos RVD =3,50 y 3,33, respectivamente para albura y duramen tanto en las muestras de albura como en las de duramen, presentando en ambos casos fallas en algunas probe-tas desde la primera evaluación (tres meses). Estos resultados coinciden con los señalados en el Manual de Preservación del Grupo Andino (JUNAC, 1988).

Presentaron diferentes grados de deterioro origi-nados por hongos de pudrición e insectos xilófagos. Se observó en cada especie evaluada evidencias de ataques de termitas y ablandamiento en la línea de tierra de la madera, este último aspecto es caracte-rístico de la acción de los hongos de pudrición. Las

evaluaciones del ataque de hongos y las termitas se realizaron en conjunto, sin embargo se observó que el ataque de termitas fue el principal causante de de-terioro en la madera.

5.5. EL SAQUI SAQUI (PACHIRA QUINATA)

Esta especie de la muestra M11, se ha utilizado en maderos de andamiaje, desde 1,40 m del suelo

y separados cada 1,20 m, en el levantamiento de las mamposterías de arenisca ferruginosa “piedra de ojo”. Una vez terminada la obra se han cortado las cabezas introducidas en los mechinales, que han permanecido empotradas en las hiladas debajo del enfoscado. Esta madera tiene un densidad de 0,43 g/cm3 y también se la identifica como Bombacopsis quinata (2), altamente resistente frente al ataque de xilófagos y uso exterior (Valero et al 2012).

14. Horcón de araguaney de entramado de muro.15. Alero de divi divi.

16. Ventanas de fachada tradicional.17. Detalle del ensamble.

18. Esterilla de caña.19. Falso techo de madera de cedro.

34

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

35

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

6. COMPARACIÓN DE LAS PROPIEDADES FÍSICAS Y MECÁNICAS DE MADERAS VENEZOLANAS.

En las Tablas 4 y 5 se han comparado los datos aportados por este estudio y de otras publicaciones sobre mad-eras venezolanas.

7. CONCLUSIONES

a) En general se ha recurrido al uso de varias espe-cies para conformar las armaduras de las cubiertas, como así se ha demostrado en la toma de muestra e identificación visual, y en los elementos de carpin-tería, que dada la antigüedad de las viviendas estu-diadas han demostrado una alta durabilidad, puesto que el fuerte deterioro observado se debe a la falta de mantenimiento.

b) El cedro (Cedrela odorata) es la especie más usada tanto en la armadura de cubiertas, soleras, pares y moldura de falso techo, con clavos como elementos de sujeción y sobre todo en la carpinte-ría de las fachadas, que se caracteriza por su grano predominantemente recto y duramen duro, aunque pertenece a una categoría baja. Pero también se ha identificado en la armadura una alfarda de mangle

(Rizophora mangle).

c) El divi divi (Caesalpinia coriaria) es la madera más común en el Zulia, con una alta densidad de 1.140 kg/m3, de porosidad carente de un patrón específico de disposición de poros, de grano entrecruzado, muy dura y resistente que se ha usado en los nudillos de las armaduras y en aleros, sometidos además estos últimos a la intemperie.

d) El araguaney (Tabebuia chrysantha) o curarire (tabebuia serratifolia) es también una madera común en esta zona, que presenta poros sin patrón específico de disposición, muy resistente y utilizada en elemen-tos sometidos a compresión, horcones y soleras.

e) El apamate (Tabebuia rosea) es una madera de categoría media, de 630 kg/m3 de densidad, que se

20. Cuarto de tronco de moldura perimetral de falso techo.21. Saqui saqui empotrado en mampostería.

Tabla 4. Propiedades físicas de la madera Tabla 5. Resumen de propiedades mecánicas

36

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

37

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

ha utilizado en las rejas, específicamente en los bar-rotes, por su grano predominantemente recto y po-rosidad que se distribuye de forma irregular, buena resistencia a flexión y a la intemperie, aunque tradi-cionalmente se protegía con pintura.

f) El saqui saqui (Pachira quinata) es la madera de menor densidad, 430 kg/m3, utilizada en los anda-mios por su resistencia al ataque de xilófagos y uso exterior, cuyas cabezas de travesaños permanecen empotradas en las hiladas de la mampostería de las fachadas.

g) Finalmente, la caña brava (Gynerium sagittatum) se ha utilizado en los emparrillados de los entrama-dos de cubiertas y de falsos techos, con la ayuda de la majagua (Sterculia pruriene) como fibra de sujeción.

8. REFERENCIAS

[1] Pineda S., (inédito), Estudio de los materiales que componen el sistema constructivo de las vivien-das del casco histórico de Maracaibo, Venezuela, Cap. 6 Aplicaciones constructivas de los materiales de carpintería, tesis doctoral Universidad Politécnica de Madrid.

[2] Manual del Grupo Andino, Clasificación de las maderas venezolanas, p 2-20 a 2-24.

[3] Fichas técnicas de Especies Forestales / Ficha Técnica Nº 6: Guayacán,

http://ecuadorforestal.org/fichas-tecnicas-de-es-pecies-forestales/ficha-tecnica-no-6-guayacan/

[4] Sustancia amarillenta que se encuentra dentro de la corteza de la madera.

Bibliografía

A.A.V.V. (1988), Manual del Grupo Andino para la Preservación de la Madera, Ed. Proyecto Subregional de Pro-moción Industrial de la madera para construcción (PRID-MADERA) de la Junta del Acuerdo de Cartagena, Lima.Arroyo, Joel P., (1970), Propiedades y usos posibles de los mangles de la región del Río San Juan en la reserva

forestal de Guarapiche. Boletín del Instituto Forestal Latino Americano de Investigación y Capacitación, 33/34: 53-76.

Betancourt, A. (2000), Arboles maderables exóticos en Cuba, Ed. Científico Técnica, La Habana.

Castillo, K. (1985), Asignación de Usos Para las Especies de la Región Merideña: Cedrela montana (Cedro), Coffea arabica (Café), Gynerium sagittatum (Caña), Myrsine coriacea (Manteco), Tessaria integrifolia (Barrero). Universi-dad de Los Andes Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales. Escuela de Ingeniería Forestal. Tesis de Grado.

Mérida, Venezuela.

CATIE (2003), Arboles de Centroamérica: Un manual para extensionistas. Centro Agronómico tropical de investi-gación y enseñanza, Oxford Forestry Institute, Bib. Orton IICA.

Chapman, V.J. (1976), Mangrove vegetation, Pub. Cramer, Vaduz.

Comisión Venezolana de Normas Industriales (COVENIN) 2776-91, Madera Aserrada.

Contreras W, Espinoza, N. Owen M. (1998). Variabilidad del contenido de humedad en los periodos de luna llena y menguante, densidad y contracción del tallo de la caña brava Gynerium sagittatum. Universidad de

los Andes. Facultad de ciencias forestales y Ambientales.

Espinoza de Pernía, N. & Melandri, J.L., (2006). Anatomía de la madera de 68 especies de la subfamilia Caesal-pinioideae (Leguminosae) en Venezuela. Universidad de Los Andes. Consejo de Desarrollo Científico, Humanís-

tico y Tecnológico (CDCHT). Mérida, Venezuela.

Hocke, O., Berry, P. y Huber, O., (2008), Nuevo catálogo de la flora vascular de Venezuela, Fundación Instituto Botánico de Venezuela. Caracas.

Jiménez, Jorge A. [s.f.]. Rhizophora mangle L. Red mangrove. SO-ITF-SM-2. New Orleans, LA, U.S. Department of Agriculture, Forest Service, Southern Forest Experiment Station.

León, W., Espinoza, N., (2009), Anatomía de la madera y clave de identificación para especies forestales veda-das en Venezuela. Revista Forestal Venezolana, v 53 n.1, junio. Universidad de Los Andes, Facultad de Ciencias

Forestales y Ambientales, Laboratorio de Anatomía de Maderas, Mérida.

38

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

39

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

León, W., (2014), Anatomía de maderas de 108 especies de Venezuela. Revista Pittieria del Departamento de botánica y ciencias básicas, Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales, Universidad de los Andes, Mérida.

Venezuela, Nº especial 2014. PE1.

Lugo, Ariel E.; Snedaker, Samuel C. (1974), The ecology of mangroves. Annual Review of Ecology and Systematics. 5: 39-64

Marcano, L. (1967), Evaluación de la caña brava. Gynerium Sagittatum- Gramineae como materia prima para la elaboración de pulpa y papel. Inédito, Facultad de Ciencias Forestales y Ambientales, ULA. Mérida, Venezuela.

Márquez , Castro F., Ramirez, E., Gómez, L., Toro, M., Velásquez. J., (2008) Resistencia natural de la madera de es-pecies forestales latifoliadas en contacto con el suelo. Arlenys Laboratorio de Biotecnología de la Madera, Centro

Biotecnológico de Guayana (CEBIOTEG), Universidad Nacional Experimental de Guyana (UNEG) JUNAC.

Ninin, P. (1987), Lineamientos Básicos Para la Utilización de Maderas. Universidad de Los Andes. Facultad de Cien-cias Forestales. Tesis de Grado. Mérida, Venezuela.

Pirela, A. (2007). Casas de Maracaibo 1674 – 1930. Libro Editor Facultad de Arquitectura y Diseño. Universidad del Zulia. Maracaibo. Venezuela.

Pittier. H. (1939), Plantas usuales de Venezuela. Editorial Elite. Caracas . Venezuela.

Rodríguez, F. (2003). Conservación de tipologías constructivas tradicionales. Instituto de Desarrollo Urbano del Centro de Valencia.(INDUVAL). Impresos Turicopy. Valencia, Venezuela.

Schnee. L. (1984), Plantas comunes de Venezuela. Tercera Edicion Ediciones de la biblioteca de Universidad Central de Venezuela. Caracas. Venezuela.

Sempere, M. (2000). Maracaibo, Ciudad y Arquitectura. Facultad de Arquitectura y Diseño. Universidad del Zulia. Ediciones Astro Data. Maracaibo, Venezuela.

Sthormes, G., (2002), Estudio botánico preliminar de las especies arbóreas de la flora urbana de la ciudad de Ma-racaibo, estado del Zulia, Venezuela. Inédito, Facultad de Agronomía de La Universidad del Zulia.

Valero, S., Reyes C., E. y Betancourt, R. (2012) Propiedades Físicas y Mecánicas de Maderas Venezolanas. Univer-sidad de Los Andes. Facultad de Ciencias Forestales. Laboratorio Nacional de Productos Forestales. Sección de

Ensayos. Laboratorio de Propiedades Físicas y Mecánicas de la Madera. Mérida, Venezuela.

Veillon, J., (1994). Especies forestales autóctonas de los bosques naturales de Venezuela. Instituto forestal Latinoamericano, 2da edición, Mérida.

DEGRADACIÓN DEL MATERIAL PÉTREO EN

YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

Natalia Pérez Ema1

1 CEI Campus Moncloa, UCM-UPM. (Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Departamento de Construcción y Tecnología Arqui-tectónicas, UPM e Instituto de Geociencias, IGEO (CSIC, UCM)).

[email protected]

RESUMEN: El estudio de los procesos de alteración de la piedra que forma parte del patrimonio cultural goza ya de una larga tradición y de amplios cono-cimientos consensuados por la comunidad cientí-fica. Sin embargo el material pétreo procedente de yacimientos arqueológicos padece unas altera-ciones y procesos de degradación particulares. Estos yacimientos a diferencia de los edificios históricos, han permanecido bajo tierra, en la fase de enter-ramiento, durante varios siglos en la mayoría de los casos, una particularidad que condiciona irremedia-blemente las características de la piedra y su estado de conservación tras la excavación. En este artículo se hace un análisis de las particularidades que de-finen el estado de conservación del material pétreo en contextos arqueológicos, para luego analizar el caso de algunos de los sitios arqueológicos más em-blemáticos del conjunto emeritense, prestando es-pecial atención a los agentes de deterioro de tipo antrópico.

Palabras clave: degradación, yacimiento arque-ológico, Mérida, excavación, factores antrópicos.

SUMMARY: The study of alteration processes of the stone material from cultural heritage has already estab-lished a long history and an extensive knowledge agreed by the scientific community. However the stone material from archaeological sites suffers particular degradation pro-cesses. These sites, unlike historic buildings, have remained buried for centuries in most cases, a peculiarity which inevi-tably affects the condition and characteristics of the stone and its state of conservation after excavation. In this paper an analysis of the particular characteristics that define the state of conservation of stone material in archaeological contexts is done, analysing then the case of some of the most emblematic archaeological sites of Merida ensemble, with special attention to the anthropic degradation factor.

KEYWORDS: degradation, archaeological site, Merida, excavation, anthropic factors.

40

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

41

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN

La degradación de la piedra supone la pérdida de sus características primitivas y, por lo tanto, un pro-ceso continuo hacia su destrucción, no obstante se pueden tomar las medidas adecuadas para prote-gerla de lesiones de tipo físico, mecánico, químico y antrópico, lo que permitirá ralentizar el progreso del deterioro. A nivel geológico se da un desequilibrio termodinámico por el que cual el material tiende a adaptarse de forma natural a los niveles energéticos de la superficie terrestre, mucho menores que los de su contexto de creación (Mingarro, 2000). Existe pese a ello una gran dificultad de entender, más aún de predecir, los procesos de alteración, sobre todo a largo plazo, debido a la enorme variedad de factores que intervienen a lo largo del tiempo y del espacio (Doehne et al., 2010).

2. CICLO VITAL DEL MATERIAL PÉTREO ARQUE-OLÓGICO

Las fases que describen la vida de los materiales arqueológicos suponen diversos procesos de trans-formación del material, que en el caso arqueológico son singulares (Carrera Ramírez, 2010; Barrio Martín, 2012) y su conocimiento es determinante a la hora de realizar un correcto diagnóstico. Dicha fases se describen a continuación.

2.1. FASE DE ELABORACIÓN O MANUFACTURA

Desde la extracción en cantera hasta su uso como elemento estructural u ornamental, las alteraciones propias de esta fase se deben a esfuerzos mecánicos intensos que pueden derivar en procesos de fisura-ción y fractura. La descompresión que sufre el ma-terial en el proceso de extracción en cantera puede generar tensiones residuales que posteriormente se

sumen a las cargas recibidas en el edificio.

2.2. FASE DE USO

Engloba varios factores relativos a la edificación y uso, donde los materiales se ven sometidos a esfuer-zos y procesos continuos de desgaste. También in-fluyen factores derivados del medio geográfico en el que se ubica, el diseño y la orientación, reparaciones durante su vida útil, etc. La orientación del edificio condiciona en mayor o menor la exposición a agen-tes climáticos como la lluvia, el viento, zonas de sol y umbría, y con ello un estado de conservación difer-encial, en relación con los ciclos de humectación-desecación y calentamiento-enfriamiento (Smith et al., 2008). Prueba de ello es la mayor degradación sufrida en las esquinas y salientes de muchas con-strucciones, o erosión en su caso, más evidente en las tallas y elementos ornamentales.

La distribución de las cargas en el edificio es un fac-tor a estudiar, un desequilibrio en este sentido es causa probable de daños de tipo mecánico, sobre todo en elementos horizontales o sobrecargados, y punto frágil del edificio. Además, el material utiliza-do en edificación también será determinante, aparte del propio material pétreo, el de los morteros y el-ementos de fijación (grapas, zunchos, etc.).

El uso y mantenimiento del edificio durante su aprovechamiento influirá en algunos aspectos de su conservación de forma puntual y localizada, en fun-ción de factores muy variados; presencia de agua en zonas ajardinadas y patios, averías y reparaciones, incendios y movimientos del terreno, etc.

Hay que tener en cuenta que todas ellas, aunque sean consideradas como degradación, nos hablan de la vida del objeto de estudio, y por lo tanto han de

conservarse en la medida de lo posible, privilegiando su valor documental.

2.3. FASE DE ABANDONO Y ENTERRAMIENTO

Las estructuras pierden su uso originario y comienza una nueva dinámica de alteraciones durante un peri-odo indeterminado de tiempo, en el cual se da desde el expolio y aprovechamiento de los materiales con-structivos, al avance hacía el estado de ruina, hasta su progresivo enterramiento. En esta fase el material pasa a un nuevo ambiente, lo que Gaël de Guichen denomina contenedor ambiental (A.A.V.V., 1986), y con ello comienza una nueva fase de adaptación al enterramiento, en el que se da una dinámica de equi-librio entre el material y el suelo.

Este medio se caracteriza por su homogeneidad y estabilidad, con escasos cambios cíclicos, caracteri-zado, en mayor o menor medida según el contexto, por unas variables fijas generales (Porto Tenreiro; 2000):

• ausencia de luz;• temperatura estable, se dan cambios estacionales

que solo afectan notablemente en superficie aproxi-madamente 1 m de profundidad, pero a partir de 5 a 6 m los cambios son mínimos (Op.cit., 1986);

• la presencia de humedad suele ser constante, sin grandes fluctuaciones, dependiendo del nivel freáti-co y la presión hidrostática;

• bajo nivel de O2 salvo en las capas externas, lim-itando las reacciones de oxidación-reducción;

• presencia continua de sales solubles procedentes del terreno que penetran profundamente en mate-riales porosos por capilaridad transportadas por el agua;

• la contaminación del suelo es variable, en general encontramos compuestos de nitrógeno, amonio o hi-

drocarburos;• las presiones estructurales también ocasionan

desgaste, fracturas, deformaciones y desplazamien-tos bajo tierra;

• los animales y las raíces de la vegetación, el bi-odeterioro en general, es uno de los agentes más agresivos de lesiones mecánicas en yacimientos ar-queológicos;

• microorganismos que ocasionan pudrición en ma-terial orgánico en el proceso de humificación; y

pH variable, en relación con lo anterior.

El tipo de suelo, compuesto por conglomera-dos minerales (comúnmente sílice, entre otros) y orgánicos (procedentes de los ciclos de degradación y síntesis de la materia orgánica, fundamentalmente anhídrido carbónico, nitratos, fosfatos, etc.) es deter-minante para la conservación de los materiales. Un suelo ácido es más agresivo que uno básico, el prim-ero genera procesos de degradación y descohesión del material pétreo, el segundo, gruesas costras de carbonatos.

Las características físicas del terreno (textura, per-meabilidad, estructura o capacidad de retención de agua) y químicas (composición del suelo, elementos orgánicos e inorgánicos, pH, sales solubles) serán las que definan las alteraciones y estado de conservación en el momento de excavación y exposición al nuevo medio aéreo. Los suelos impermeables permiten unas mejores condiciones de conservación, mientras que los más permeables favorecen la circulación de agua que reactiva procesos de degradación, sobre todo en material orgánico, pero también procesos de hidrólisis, disolución y erosión de los inorgánicos. Si se alcanza el máximo nivel de saturación del sistema poroso se da una situación de extrema fragilidad del material pétreo causado por una hidrólisis extensiva cuando entra en juego el oxígeno, en cambio en un

42

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

43

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

ambiente anaerobio, se alcanza un equilibrio esta-ble no perjudicial mientras persista (Cirujano et al., 2001).

2.4. FASE DE EXCAVACIÓN

El material pétreo se verá menos afectado por este cambio de medio que el material orgánico, y su degradación será más lenta y progresiva, pero inevi-table igualmente. En el caso de los bienes muebles se puede tratar de minimizar ese impacto con la ac-tuación del restaurador desde el mismo momento de extracción y la posibilidad de control de las con-diciones ambientales. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones es imposible controlar las condiciones que rodean al patrimonio inmueble que permanece in situ, debido al altísimo coste que ello supone (proyectos de cerramiento y control ambiental de yacimientos arqueológicos). En otros casos se ejecuta un re-enterramiento de las estructuras, una vez doc-umentadas y analizadas, pero, además de no darse frecuentemente, no se evita el daño del cambio de medio, aunque si se atenúa y se evitan otros daños futuros de la fase de exposición post-excavación.

Además de las causas naturales, se pueden dar du-rante esta fase lesiones, fundamentalmente de tipo mecánico, derivadas de una inadecuada metodología de excavación, como golpes, arañazos, fracturas, desplazamientos, deformación o eliminación de el-ementos protectores, entre otras.

2.5. FASE POST- EXCAVACIÓN

O fase de exposición al medio aéreo, en la que se dan alteraciones propias de todo elemento expuesto al medioambiente. Este ambiente es heterogéneo e inestable, a diferencia del medio subterráneo (Op. Cit., 2000):

• continuas fluctuaciones de temperatura y hume-dad, diaria y estacional, lo que favorece el biodeteri-oro y acelera todas las alteraciones químicas;

• presencia de gases reactivos: O2, CO2, O3, SO2, entre los más comunes, Incrementa todas las formas de deterioro, incluyendo las biológicas y químicas;

• radiación solar variable, extrema en muchos ca-sos, favorece el crecimiento biológico (microorganis-mos, vegetación e insectos);

• las fluctuaciones de temperatura y humedad, así como la radiación solar, por su efecto secante, favore-cen la cristalización de sales solubles (eflorescencias, sub-eflorescencias y cripto-eflorescencias), ocasion-ando daños de tipo físico y mecánico, más acusado aún en el caso del material previamente enterrado, puesto que estas sales solubles han penetrado pro-fundamente. Las sales insolubles, como los carbona-tos, pueden formar costras duras en superficie;

• exposición a agentes físicos variados, etc.

Los problemas derivados de la exposición al medio-ambiente han sido ampliamente estudiados, iden-tificándose las causas/factores, y los mecanismos/procesos de degradación, o lo que es lo mismo, el por qué y el cómo. Además estos procesos se manifi-estan mediante indicadores que permiten su recono-cimiento en la labor de diagnosis. Hay que distinguir entre la meteorización, como transformación natural del material pétreo que conlleva mecanismos de dis-gregación física y la descomposición química, y que se da de forma inevitable, a largo plazo, tanto en cantera como en edificación, y alteración, que tiene lugar a medio-corto plazo y viene causada por la ac-ción de diversos elementos del ambiente en que se encuentra (Alonso et al., 2006).

En resumen, y en relación a lo anteriormente ex-puesto, existen unas causas de deterioro intrínsecas, que son aquellas propias del material pétreo y deter-

minan el proceso de meteorización y la relación con los agentes externos, pero también con parámetros como la alterabilidad y durabilidad como material es-tructural. Por consiguiente, la composición química y mineralógica, las características petrográficas y las propiedades físicas y mecánicas. En el pasado se ha tendido a pensar que la degradación de la piedra se debía exclusivamente a la exposición, fuera de su naturaleza original, a los agentes externos, es decir, que comenzaba cuando se extraía el material de can-tera para su manufactura, con el cambio de medio. Sin embargo la roca tiene memoria y acumula en su estructura los efectos de su proceso de formación y exposición a la superficie terrestre (Smith et al., 2008), y también los derivados del periodo de enter-ramiento.

Mientras que entre las causas de deterioro extrínse-cas, están las ambientales (el agua, la temperatura, la sensibilidad al ataque de sales, la composición natu-ral del aire, viento, contaminación atmosférica) y las de origen biológico y antrópico, que se comentan a continuación.

3. ESTUDIO DEL ESTADO DE CONSERVACIÓN DE LOS CONJUNTOS DEL TEATRO ROMANO Y CASA DEL MITREO DE MÉRIDA

En este punto se describen las causas e indicadores del deterioro que afectan al conjunto monumental del Teatro romano y, aunque en menor medida, a la Casa del Mitreo, para analizar los efectos que las dis-tintas fases, pre- y post-excavación, han tenido en el material pétreo que compone sendos bienes arque-ológicos. El estudio se basa únicamente en el examen visual y documental.

3.1. CAUSAS E INDICADORES DEL DETERIORO

• extrínsecas: ambientales

Características del contexto geográfico: Mérida goza de un clima mediterráneo continen-

tal de influencia atlántica que se caracteriza por sus altas temperaturas en verano, con máximas que en ocasiones superan los 40ºC, e inviernos suaves con mínimas que rara vez bajan de los 0ºC, con una me-dia anual de 17,3 ºC (promedio entre 2006 y 2010) (Fuente: AEMET). El régimen de precipitaciones me-dio es escaso siendo diciembre y enero los meses de mayor aportación, con lluvias intensas ocasionales, y existiendo ciclos periódicos de sequía.

Los daños ocasionados por ciclos de hielo-deshielo son puntuales. Más graves pueden ser los daños oca-sionados por las fluctuaciones térmicas, la elevada temperatura estival y la insolación, así como los fuertes contrastes noche-día que se dan, fundamen-talmente en el periodo invernal.

La ciudad de Mérida se asienta en la cuenca del Guadiana, concretamente entre este rio y su aflu-ente el Albarregas, el nivel freático del Guadiana se encuentra a poca profundidad por lo que la hume-dad del terreno está garantizada.

Esta cercanía a cuencas fluviales también caracter-iza el tipo de suelo denominado Luvisol, propio de valles aluviales. Son ricos en arcillas en los estratos más profundos o subsuelo, debido al lavado de es-tos compuestos desde los estratos más superficiales. Son ricos en bases (si bien la superficie se encuen-tra normalmente completa o parcialmente des-cal-cificada, por lo que a menudo muestra una reacción ligeramente ácida), así como en aluminio y hierro. Los Luvisoles tienden a volverse más ricos en arcillas de expansión con un encogimiento hacia el extremo seco, según se aleja de la fuente fluvial. Como conse-

44

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

45

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

cuencia, la presión en la superficie de los elementos enterrados se vuelve fuerte en estas zonas.

Además de los aportes de agua al terrero aluvial existe en la provincia de Badajoz, y concretamente bajo Mérida, una gran reserva de agua subterránea. Por todo ello podemos deducir que a pesar de ser una región más bien seca en cuanto a precipitaciones se refiere, el aporte de humedad desde el terreno es considerable. Las radiaciones solares son espe-cialmente intensas en esta zona, lo que, unido a la humedad natural del terreno, provoca frecuentes efectos de condensación del agua, o rocío, en la su-perficie de los elementos expuestos.

La humedad, ya sea procedente del medio ambi-ente, de la lluvia o por ascensión capilaridad, supone uno de los más graves problemas para el conjunto del Teatro, y es origen de multitud de patologías.

En el perímetro exterior del graderío el deterioro del granito por efecto de la humedad de ascensión capilar es notable, se puede observar que en la

primera hilada de la base de cimentación los sillares tienen los bordes redondeados y presentan un tono algo más oscuro que el resto (Figura 1), esto se debe al ascenso de la humedad del terreno, al tratarse de piedras poco porosas asciende por los huecos de las juntas generando este efecto de degradación y re-dondeamiento (García de Miguel; 2009). El ennegre-cimiento superficial de gran parte de los sillares de este perímetro exterior coincide con zonas de escor-rentías, debido al aporte pluvial fundamentalmente (Figura 2). Además, la erosión va borrando el acaba-do almohadillado de dichos sillares.

En las galerías que recorren el graderío interna-mente el mayor problema es la humedad derivada del agua de filtración, procedente del agua de lluvia acumulada en la parte externa del graderío supe-rior. El agua se infiltra por las juntas entre sillares, formando escorrentías, y consecuentemente la for-mación de pátinas biogénicas (algas y musgos) sobre los sillares de granito (Figura 3).

La orchestra está pavimentada con losas de roca caliza, que imitan mármol, aunque con propiedades menos resistentes al deterioro que éste último. En los meses de invierno, con picos de lluvia abundante, esta zona se inunda formando una piscina (Figura 4), lo que evidencia un deficiente drenaje del terreno en este punto. Esto puede deberse a cambios en la fase de post-excavación, bien en las propiedades del ter-reno, bien por la urbanización del entorno que afectó al drenaje original.

La humedad es también el factor ambiental de mayor degradación en el frente de escena. El agua de lluvia incide directamente sobre el material generan-do abundantes escorrentías en numerosos puntos de la fachada y muro de mampostería. El agua se acu-mula en los elementos sobresalientes horizontales, por ello las marcas que generan dichas escorrentías

son especialmente visibles en las cornisas de mármol blanco y zonas laterales (Figuras 5 y 6).

El efecto del agua de lluvia se manifiesta también en la disolución y erosión de otros elementos hori-zontales ornamentales salientes como las cornisas del frente escénico, donde se aprecia una notable erosión de los bordes. En la intervención de 1996 se instalaron goterones en el entablamento superior, pero se han deteriorado perdiendo su función origi-nal, sin embargo no se instalaron en las cornisas del orden inferior, agravando este efecto (Figura 6).

La ascensión capilar de agua del terreno se filtra en-tra las juntas de los sillares de granito que conforman el podio (Figura 7). A largo plazo podría dar lugar al ya visto efecto de redondeamiento de los bordes del sillar.

1. Efecto de redondeamiento en los sillares de granito del para-mento exterior del graderío.

2. Ennegrecimiento y erosión de los sillares almohadillados de granito del perímetro exterior.

3. Galería de acceso al frente de escena, lateral este.

4. Inundación de la orchestra.

46

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

47

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

La presencia de agua favorece el transporte de las sales y su cristalización en la superficie (Figura 7). Por otra parte, la humedad favorece el proceso de oxidación de las grapas de hierro originales utilizadas para la fijación de las placas de mármol. En la figura 8 se pueden observar los daños que produce el hierro al oxidarse, proceso caracterizado por la corrosión laminar y formación de productos de corrosión que acaban rompiendo el material pétreo en forma de grietas y fracturas. En la intervención ejecutada por Agora S.L en 1996 se estabilizó, o ralentizó, el proce-so de oxidación mediante la aplicación de taninos y resinas acrílicas protectoras sin embargo sus efectos fueron limitados.

• extrínsecas: biodeterioro

Animal: Como es habitual en todo centro urbano, se da una presencia de aves, especialmente dañinas

son las palomas, cuyas deposiciones generan sucie-dad y alteraciones de tipo químico debido a la reac-ción del ácido úrico con el material pétreo, pero tam-bién encontramos cigüeñas que han asentado sus nidos directamente sobre algunos restos arqueológi-cos de la ciudad, como el Acueducto de San Lázaro, con el consiguiente daño mecánico.

La presencia de insectos y arácnidos es especial-mente notable en algunas áreas, como cornisas y pinturas murales, respectivamente, así como gatos, que dejan olor a orín varias zonas del recinto del Tea-tro.

Vegetal: La presencia de vegetación es continua, tanto en el entorno circundante a los monumentos como en las propias estructuras (Figura 8). El caso del recinto del Teatro romano es el más grave, por su continuo estado de exposición a la intemperie, si bien en la Casa del Mitreo, aunque cubierto por una

estructura protectora, también encontramos biode-terioro provocado por el crecimiento de vegetación. La humedad favorece el crecimiento de vegetación menor en zonas puntuales. La proliferación de mus-gos y líquenes es progresiva y generalizada, pero solo abundante en las zonas orientadas hacia el norte.

Microorganismos: Líquenes, musgos y algas son los microorganismos más extendidos. En los años noventa la colonización biológica del frente escénico era notable, y su eliminación fue uno de los princi-pales objetivos de la intervención ejecutada en 1996 (VV.AA, 1996). Aunque se aplicó un compuesto bi-ocida (sales cuaternarias de amonio), el efecto de estos productos es limitado en el tiempo y la pro-gresiva colonización de las estructuras del frente de escena es un riesgo probable. Además, la suciedad y los excrementos de palomas motivan también el crecimiento de microorganismos, agravado en las zo-nas de umbría y recovecos resguardados del efecto lavado de lluvia (como en cornisas y capiteles). En-contramos algas de color pardo sobre la superficie de

los mármoles blancos de cornisas y capiteles (Figura 9). La presencia de microorganismos en la superficie marmórea se debe fundamentalmente a dos causas: por un lado el aporte de materia orgánica (excre-mentos de paloma), que proporcionan nitrógeno y fósforo; por otro la presencia de humedad retenida en fisuras, macroporos y recovecos.

• extrínsecas: antrópicas

Influencia de la fase de pre-excavación. Expolio: Los trabajos sistemáticos de excavación en el Teatro comienzan en 1910 dirigidos por José Ramón Mélida y Maximiliano Macías (Figura 10). Con anterioridad los restos arqueológicos, diseminados por toda la ciudad, habían sido objeto de un grave y continuo proceso de expolio de los materiales constructivos. Esta labor de expolio se puede apreciar en la summa cavea del teatro (Figuras 2 y 11), (lo que se había denominado hasta entonces las Siete Sillas) que fue despojada del revestimiento de sillares graníticos de forma continuada. Éstos fueron reaprovechados

5. Escorrentías por agua de lluvia en las cornisas del basamento.

6. Marcas de escorrentías en las cornisas de mármol blanco, estas marcas son car-acterísticas de superficies tratadas con productos hidrofugantes (ICOMOS, 2008)

6 bis. Filtraciones de agua entre las juntas del basamento 7. Eflorescencias salinas en diversos puntos del basamento del frente escénico

48

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

49

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

en otros edificios de la ciudad, dejando el núcleo de hormigón romano al aire en toda la zona que había permanecido al descubierto.

Esta falta de uniformidad, por exposición difer-encial, en las condiciones de conservación del área al aire con respecto a la enterrada se manifiesta mostrando una desigualdad notable en el estado de conservación de cada una; las partes que han per-manecido al aire son más frágiles y el material más deleznable, y muestran una pátina superficial oscure-cida por la acción continua de los agentes naturales.

Como ya se ha mencionado, la excavación arque-ológica supone un cambio traumático para el mate-rial tras un largo periodo de enterramiento, pasando del equilibrio del medio subterráneo a la inesta-bilidad del medio aéreo. En este sentido yacimien-tos, como la Casa Basílica, en el recinto del Teatro, o la Casa del Mitreo, excavada en los años sesenta del siglo XX, cuentan con elementos especialmente frágiles con respecto, tanto al proceso de excavación como a la exposición al medio aéreo, como son las

numerosas pinturas murales y mosaicos.

Uso y turismo: Entre los agentes de deterioro ac-tualmente más dañinos, y con consecuencias más graves, está la acción antrópica, directa o indirecta, causadas por los nuevos usos y funciones de las es-tructuras arqueológicas.

Esto es especialmente evidente en el caso del Tea-tro romano, donde se celebra anualmente el Festival de Teatro Clásico, el que cada año se realizan diver-sas actuaciones para un aforo de, aproximadamente, 3000 personas. No solo el tránsito de los especta-dores -en el caso de la grada superior el público se sienta directamente sobre los restos originales de opus caementicium (el resto del graderío, cuenta con reposición de piedra artificial, estructuras de fibra de vidrio y poliestireno o instalaciones temporales de sillas o gradas de madera), causando serios pro-cesos de degradación-, además las instalaciones de los equipos de luces y sonido, o el impacto acústico de los conciertos que tienen lugar en el teatro du-

rante el mismo festival, son fuente de graves lesiones de tipo mecánico. El peso de estos equipos genera fuertes tensiones y presiones en las estructuras ro-manas. Los focos son fuente de calor intenso puntual generando procesos continuos y extremos de fluc-tuación de la temperatura y con ello de contracción y dilatación del material, con las consecuentes ten-siones mecánicas. También gran parte de los mate-riales y productos de restauración se degradan rápi-damente bajo estos focos de luz, como las resinas sintéticas.

Por otra parte los turistas se sientan frecuente-mente a descansar, o se apoyan, sobre los mármoles del zócalo, cornisas de mármol blanco y placas de revestimiento de mármol rosado, éste último es-pecialmente degradado. Aunque los empleados de mantenimiento del Consorcio de Mérida, trabajan para limitar este tipo de acciones.

Este problema no afecta al área de la Casa del Mitreo, que cuenta con una pasarela elevada para el recorrido turístico, conservando los restos fuera del contacto directo con los visitantes.

Intervenciones de restauración: Las intervenciones

de restauración han sido muchas y muy variadas, centradas inicialmente en los conjuntos más monu-mentales y con metodologías propias de la recon-strucción arquitectónica, muy agresivas para el caso particular del material arqueológico. Además se han ido superponiendo diversos tratamientos sobre un material ya de por sí frágil, este caso es evidente en la Casa del Mitreo, donde las pinturas murales y mo-saicos, así como las estructuras, han sido objeto de continuas intervenciones, incluyendo un proyecto de desrestauración para eliminar elementos dañinos de las restauraciones de los años sesenta y setenta.

Con respecto al Teatro, que incluye el área del Peri-stilo y la Casa Basílica, ha sido objeto de numerosas y continuas intervenciones desde las obras de recon-strucción del frente escénico y graderío iniciadas en los años 20 (Figura 10) y finalizadas en los años seten-ta, hasta la actualidad. Las primeras intervenciones se centran, como hemos mencionado, en la recon-strucción arquitectónica, caracterizadas por el uso de cemento y hormigón armado, o grapas metálicas para la fijación de fragmentos pétreos (Menéndez-Pidal, 1968, 1973).

Las contraindicaciones en el uso del cemento en general, y del hormigón armado en particular, fueron

8. Plantas menores crecen entre las grietas y huecos en los que se acumula la suciedad y la humedad

9. Microorganismos sobre la superficie del mármol 10. Obras de restauración en el primer orden del Teatro (Fuente: Archivo Loty – 07600 del IPCE)

11. Imagen de las Siete Sillas antes de las excavaciones iniciadas en 1910 (Imagen: Barroso Martínez et. al., 1998)

50

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

51

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

visibles tempranamente tras la generalización de su uso en procesos de anatilosis a partir de los años 30. Ello no impidió que siguiese utilizándose, ya no solo para la consolidación estructural, también en otros tratamientos más propios de la restauración arque-ológica, como soporte de mosaicos, protección de coronaciones de muros o consolidación de bordes en revestimiento de paramentos. Las propiedades de resistencia y durabilidad propias del cemento portland han motivado que haya sido durante años el aglomerante por excelencia para restauración, so-brevalorándose en detrimento de los aglomerantes tradicionales (cal, yeso o arcilla).

El gran problema derivado del uso del cemento, como material de restauración, es la gran diferencia que existe entre sus propiedades físico-químicas y las de los morteros tradicionales presentes en la obra (Almagro Gorbea, 1992):

Su indudable mayor resistencia hace que sea un material acentuadamente más rígido que el material sobre el que se asienta, esta diferencia de elasticidad crea una zona de grandes tensiones entre ambos ma-teriales que desencadena la separación y rotura, así como la disgregación del mortero tradicional (Fig. 12).

La diferencia en el coeficiente de dilatación térmica entre cemento y piedra o ladrillo puede ser del orden del doble, el fraguado del cemento es exotérmico, con un elevado desprendimiento de calor. Las difer-encias de temperatura se traducen en fuertes ten-siones internas que pueden generar fisuras y grietas, que además del daño mecánico, permitirán el acceso de humedad hacia el interior.

Entre las propiedades del cemento esta también su elevada densidad y alta conductividad térmica, que favorecen la condensación de humedades en su interior. A ello hay que añadirle su escasa permea-bilidad al vapor de agua. Este caso es especialmente apreciable en la sala del Tablinum, en Casa Basílica. Se han dado graves problemas de humedades pro-cedentes del terreno, agravados por la impermeabi-lidad del cemento con el que se consolidó el mosaico en los años 70, y que impedía la transpiración, gener-ando la desviación del agua hacia los muros laterales y degradando gravemente el zócalo y las pinturas murales (Figura 13). Para evitar mayor deterioro en 2011 se ha recurrió a una solución provisional elimi-nando el soporte hormigón, consolidando los bordes del mosaico con un mortero sintético y cubriendo

las lagunas con gravilla lavada, lo que permite la respiración del mosaico.

Además de los daños físicos, la composición quími-ca del cemento es mucho menos estable, contiene iones libres y sales solubles que migran hacia el in-terior del sistema poroso de la fábrica, cristalizando allá donde desemboquen. Se han localizado en el ba-samento del frente de escena sales procedentes de la degradación de los morteros de revestimiento del plinto del segundo orden que se transportaban hacia las zonas bajas por medio de escorrentías (Figuras 7 y 14).

Los anclajes, llaves o grapas de hierro sufren el mis-mo proceso de degradación por corrosión por el con-tacto con la humedad y que supone la creación de nuevos productos sobre la superficie del elemento que provocan su aumento de tamaño y dilatación, con ello lesiones mecánicas; grietas, fisuras y rotura, además de manchas de óxidos y otros compuesto derivados de la corrosión. El uso de grapas de hierro ha derivado en numerosas fracturas, e incluso des-

prendimiento de fragmentos, en las cornisas, mol-duras y capiteles (Figura 15).

Además, las resinas epoxídicas utilizadas para la ad-hesión de fragmentos marmóreos del entablamento y columnata han perdido sus propiedades por el efec-to de envejecimiento, causado principalmente por la acción de las radiaciones solares y el consecuente efecto de foto-oxidación (Melo et al., 1999) (se han documentado en los últimos años desprendimientos de fragmentos marmóreos) (Figura 16).

• causas intrínsecas Características de los materiales constructivos:

la arquitectura pública de Augusta Emerita, la más abundante y monumental, incluye, dos puentes, tea-tro, anfiteatro, circo, varios acueductos, el Templo de Diana, etc. Es una arquitectura constituida por mate-riales comunes, primordialmente granito, pero tam-bién diorita y cuarcita (Pizzo; 2010). También la ar-quitectura doméstica hace uso de estos materiales, así como ladrillo. El segundo material más abundan-te en la arquitectura emeritense es el mármol, como

12. Daños provocados por la apli-cación de morteros de cemento sobre las columnas graníticas del peristilo en Casa del Mitreo

13. Daños en el zócalo de la habitación del tablinum, Casa Basílica, por el desvío de humedad hacia los muros laterales

14. Degradación del mortero que revistía el falso plinto del segundo orden

15. Fracturas en cornisas del orden superior por efecto de la oxidación de las grapas de hierro utilizadas como sistema de fijación al plinto.

16. Fragmento de mármol desprendido de un capitel del segundo orden en el frente de escena.

Recientemente (Junio de 2014) se han eliminados estos morteros y han sido sustituidos por un revestimiento nuevo con mortero de cal.

52

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

53

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

material estructural, en revestimientos y elementos ornamentales, así como esculturas.

El granito es una roca ígnea cristalina rica en sílice, lo que le confiere un carácter predominantemente ácido, mientras que el terreno, como hemos mencio-nado, es rico en bases. Su resistencia mecánica y baja alterabilidad se debe en gran medida a su textura, compactación de sus granos, y reducida porosidad (porosidad de tipo fisural).

Es un material excepcionalmente abundante en el entorno de Mérida, donde se han documentado nu-merosas canteras a una distancia media no superior a 12 km (Pizzo; 2007).

El tipo de granito predominante es de tono grisá-ceo, grano medio a grueso con inclusiones de megac-ristales de feldespato potásico. La roca está alterada desde la explotación debido a la oxidación de la bioti-ta y tinciones de tono ocre y rojizo en los feldespatos. Esta oxidación puede haberse producido también por efecto de humedad de filtración del terreno en la fase de enterramiento. Sin embargo esta tinción no disminuye sus cualidades.

Los aparejos son mayoritariamente de opus quad-ratum con sillería de granito colocada en seco sobre un núcleo de opus caementicium (con inclusiones de fragmentos de diorita), así como opus mixtum (sill-ería de granito y ladrillo). Para asegurar la estabilidad de los bloques era común el empleo de grapas (cuan-do se trata de unión de sillares de una misma hilada horizontal) y clavijas o espigas (cuando se trata de hi-ladas superpuestas) generalmente de hierro, bronce o plomo (Duran; 1990). Se han encontrado restos de estas grapas y las mortajas aún visibles en el Teatro. Los metales se alteran especialmente durante la fase de enterramiento y posterior excavación por lo que apenas se han conservado algunos pocos de estos el-ementos de fijación.

El aporte continuo de humedad provoca la hidróli-sis de los feldespatos del granito (los compuestos más frágiles del granito, por donde suele iniciarse el pro-ceso de degradación), convirtiéndolos en minerales de arcillas y provocando la disgregación granular del material al quedar liberados los granos de cuarzo y mica. La descomposición de los feldespatos se inten-sifica en medios ácidos y contaminados, factores que se dan en Mérida, si bien con intensidad baja.

Algunos de los sillares de granito sufren la exfoli-ación de las capas superficiales como se aprecia en la Figura 17a, este tipo de deterioro se asocia a la aniso-tropía propia del material (en relación con el proceso de formación geológica) (Freire-Lista; 2015), a su ori-entación en obra y al ascenso de humedad capilar. Otros, sufren procesos graves de erosión superficial (Figura 17b) y de arenización en algunos sillares, esto último muy evidente también en el caso del vecino Anfiteatro.

En lo que respecta a la arquitectura doméstica, dadas las características de resistencia y durabilidad del granito, pero también a las condiciones más hu-mildes y el pragmatismo de estas construcciones, se documenta su uso en las zonas tradicionalmente más expuesta del edificio, como esquinas o portadas, así como en la pavimentación (por su elevada resist-encia a la abrasión) y zócalos (por su baja porosidad). Mientras los alzados suelen utilizar el ladrillo y el hor-migón.

Como en el caso anterior la proximidad de zonas de explotación de mármol condiciona su uso. La provin-cia lusitana contaba con una de las zonas de mayor riqueza de mármol de toda la Península, conocida como la Ossa Morena con numerosas canteras de gran calidad que incluso exportaban a otras regiones del Mediterráneo. Entre estas canteras destacan las del anticlinal de Estremoz donde se encuentran aún

hoy diferentes variedades cromáticas de mármol (Fusco, Mañas; 2006), desde los tonos rosados del zócalo hasta los grises utilizados en la columnas de los órdenes del frente escénico del Teatro, donde se da una gran variedad de tipologías procedentes de diversas canteras de la provincia. Son mármoles de origen dolomítico de grano medio y fino (Mañas; 2012).

El mármol es una roca de origen metamórfico com-puesto mayoritaria mente por carbonato cálcico cris-talizado. Como el granito, es una piedra resistente y poco porosa (porosidad laminar similar al granito), es decir, poco alterable. Sin embargo su composición hace que sean más sensibles al ataque ácido, como el de la lluvia ácida y los consecuentes mecanismos de disolución cárstica. El primer indicador de los efec-tos de la disolución cárstica es la perdida de brillo de las superficies pulidas, volviéndose progresivamente mates. Esta alteración ha sido documentada y anali-zada en los mármoles del teatro romano, (García de Miguel; 2009) y es especialmente visible en los fustes de la columnata.

Los diferentes agentes de deterioro vistos (espe-cialmente agua y excrecencias de palomas) afectan

de manera desigual a los tres tipos de mármol doc-umentados en el frente escénico, por lo que se de-duce que son factores intrínsecos a cada tipo los que condicionan los diversos procesos. A continuación se detallan los indicadores del deterioro para cada uno de ellos:

• Mármol blanco: los tonos crema son los más uti-lizados para la decoración del frente, pudiéndose encontrar en arquitrabe y cornisas del entablamento así como capiteles y basas de la columnata. Es una piedra muy compacta, homogénea (con pocas im-purezas) y poco porosa.

Los indicadores de alteración más comunes en esta variedad son la disgregación granular (Figura 18), lo-calizado principalmente en las zonas más salientes de cornisas, y por lo tanto, en las zonas más expuestas.

• Mármol gris: esta variedad aparece en la zona sur del anticlinal y se caracteriza por su tono gris con bandeados en tonos blancos, y viceversa. Las encon-tramos en todas las columnas del frente escénico, así como en las placas de revestimiento que cubren el podio. La degradación en las placas de revestimiento

17a. 17b. Vano de acceso a las galerías en la versura oriental, deplacación frontal de los sillares de granito y erosión de las zonas más expuestas.

18. Cornisa de mármol blanco en el podio del frente escénico, degra-dación por disgregación granular.

54

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

55

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

se da en forma de exfoliación de las capas más su-perficiales (Figura 19), causada por una elevada es-quistosidad con origen en el proceso de metamorfis-mo de enterramiento que dio origen a la formación rocosa, y, al igual que en los granito de la Figura 17, también está relacionado su orientación en obra en combinación con el ascenso de humedad capilar.

Las columnas del orden superior son las más afec-tadas por la desprotección de esta zona, en algunos casos las inclusiones de compuestos de hierro se han oxidado dejando marcas de color rojizo y un aspecto costroso del área de la veta (Figura 20).

• Mármol rosa: procede de las canteras de Alcon-era. Se trata realmente de una caliza con aspecto marmóreo, de color rosado y violáceo con veteado blanco. Hoy día se encuentra como revestimiento en el zócalo del frente escénico, conservándose la may-or parte de las placas de recorrido en planta.

Esta piedra se ve afectada por exfoliación laminar (Figura 21), probablemente causada por la combi-nación de los factores anteriormente mencionados, a saber, la anisotropía del material, su orientación en obra y la humedad de ascensión capilar.

El aparejo de ladrillo, opus testaceum, tiene, tam-bién, un papel destacado en la arquitectura de Au-gusta Emerita. El ladrillo manifiesta los procesos de alteración característicos del material cerámico, condicionado por su elevada porosidad y variable resistencia según la composición y proceso de fabri-cación/cocción. Es especialmente sensible al ataque por sales (procedentes del terreno, del aire o de los diferentes materiales constructivos) y a las heladas. El periodo de enterramiento es también muy dañino para el material cerámico, se ha podido modificar la composición original del ladrillo y desencadenarse procesos de corrosión, disolución o formación de nódulos de compuestos secundarios (manganeso, por ejemplo) derivados de la infiltración de agua del terreno (Fort et. al.; 2012). De forma general el mate-rial cerámico procedente de contexto arqueológico suele aparece, tras la excavación, con gruesas costras de carbonatos de difícil eliminación.

Otros muros de ladrillo sufren una degradación car-acterística derivada del uso de morteros de junta ex-cesivamente rígidos e impermeables, lo que provoca la deplacación del frontal del módulo de ladrillo (Fig-ura 22). La humedad de ascensión capilar no encuen-

tra más salida que por la zona frontal del ladrillo, ya que el mortero no permite la transpiración vertical. En este caso se trataría de una alteración causada en origen, durante la fase de construcción.

4. CONCLUSIONES

La excavación arqueológica desencadena multitud de procesos de degradación condicionados tanto por las condiciones de la fase anterior como por las car-acterísticas geográficas y ambientales del entorno. Esta desigualdad en las condiciones de conservación se manifiesta mostrando una diferencia notable en el estado de los materiales pétreos. Las partes que han permanecido al aire más tiempo son más delezna-bles y muestran una pátina superficial oscurecida por la acción continua de los agentes naturales.

Hay que destacar la gran cantidad de factores que influyen sobre los yacimientos arqueológicos, siendo su conservación una tarea compleja, que requiere de estudios multidisciplinares y continuidad. En este

sentido, una labor continua de mantenimiento pre-viene el desarrollo de algunas alteraciones, y por lo tanto, evita la ejecución de acciones más interven-cionistas, como la aplicación de tratamientos, no siempre adecuados.

La humedad y el crecimiento biológico son espe-cialmente problemáticos en el caso de los yacimien-tos arqueológicos excavados y en condiciones de in-temperismo (la situación más habitual). Sin embargo hay que tener siempre en cuenta la naturaleza de los materiales, es decir, los factores intrínsecos, lo que demanda un mayor esfuerzo técnico, al requerir di-versos análisis para la caracterización petrofísica del material. Existen en la actualidad multitud de técni-cas portátiles y no destructivas que permiten la re-alización de ensayos in situ sin recogida de muestra, un avance que ayuda notablemente en el periodo de examen y diagnosis.

Entre las alteraciones de origen antrópico destacan las alteraciones derivadas del uso del cemento Port-land y anclajes de hierro, pero también es necesaria

19. Exfoliación superficial en las placas de revestimiento marmóreo del podio en el frente escénico.

20. Degradación de las marcas de veteado. 21. Exfoliación laminar del mármol rosa, situado únicamente en los zócalos del podio

22. Muro norte de ladrillo en la versura oriental, deplacación frontal de los módu-los de ladrillo causado por la incompatibilidad con el mortero original de junta.

56

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

57

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

una reflexión sobre el uso moderno que se le da a estar estructuras, teniendo en cuenta que, cuando se trata de patrimonio arqueológico, debe prevalecer también su valor documental, además del artístico-cultural.

Es interesante analizar los cambios en el entorno de los conjuntos analizados, entre la fase pre-exca-vación y la post-excavación, que han dado lugar a un contexto distinto al original en el que los factores de degradación se han transformado.

A modo de conclusión se puede afirmar que, si bien el conjunto arqueológico de Mérida, por su exten-sión y variedad cada yacimiento presenta un estado de conservación propio, se da cierta homogeneidad en el estado de conservación general de los distintos bienes. La conservación de los materiales es buena en términos generales, y uno de los mayores agentes de deterioro actualmente es la acción antrópica, di-recta o indirecta. Las intervenciones de conservación y restauración han sido continuas y numerosas, reali-zadas en ocasiones con metodologías agresivas pro-pias de la construcción arquitectónica más que de la restauración arqueológica.

AGRADECIMIENTOS

Esta investigación está siendo financiada por el Pro-grama PICATA de CEI Campus Moncloa, así como a los programas GEOMATERIALES (S2009-MAT1629) y GE-OMATERIALES 2 (S2013/MIT-2914) financiados por la Comunidad de Madrid y Fondos Estructurales (FSE y FEDER), y coordinados por el Instituto de Geocien-cias (CSIC, UCM); y al grupo de investigación “Análi-sis e Intervención sobre Patrimonio Arquitectónico” (AIPA) (ETSAM) de la UPM, así como al grupo de in-vestigación de la Universidad Complutense de Ma-drid “Alteración y conservación de materiales pétreos del patrimonio” (ref. 921349).

Agradecimientos especiales a todo el personal del Consorcio Ciudad Monumental de Mérida, espe-cialmente a María Paz Pérez Chivite, Pedro Dámaso Sánchez Barrero y a su director Miguel Alba. Así mis-mo agradecemos al Museo Nacional de Arte Romano de Mérida su colaboración, en especial al departa-mento de conservación y restauración. Gracias final-mente a Juan Aguilar de Ágora S.L.

Bibliografía

A.A.V.V. (1986), La conservazione sullo scavo archeologico: con particulare inferimento all’area di conservazione archeologica, ed. Centro di Conservazione Archeologica, Roma.

Alcalde Moreno, M.; Villegas, R. (1996) “Guía para el estudio de la alteración de la piedra de los monumentos y de medidas de conservación”. PH Boletín15, IAPH, pp. 62-67

Almagro Gorbea, A., (1992), “Los aglomerantes tradicionales en restauración”, Técnicas tradicionales de construc-ción y patrimonio, Actas de las primeras jornadas, Zaragoza, pp 11-30.

Alonso, J., Esbert, R. Mª, Ordaz, J. y Vázquez, P., (2006), “Análisis del deterioro en los materiales pétreos de edifi-cación”, ReCoPaR, revista electronica No. 3, Septiembre.

Barroso Martínez, Y. y Morgado Portero, F. (1998) Desde las siete sillas… La recuperación del Teatro Romano de Mérida. Mérida: Consorcio de la Ciudad Monumental, Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida.

Barrio Martín, J. (2012) “Nuevos enfoques y criterios de restauración y conservación del patrimonio arqueológi-co”, en Colección Cuadernos solidarios 9 Universidad, Género y Desarrollo Ensayos en torno al patrimonio cultur-al y desarrollo sostenible en Chile y en España. Juan Blánquez, Sebastián Celestino y Lourdes Roldán (UAM-CSIC,

España) Patricio Bernedo y Olaya Sanfuentes (PUC, Chile)(Coords.). UAM Ediciones.

Carrera Ramírez, F. (2010), “Conservación de materiales arqueológicos pétreos”, Actas de los XX Cursos Monográ-ficos sobre el Patrimonio Histórico (Reinosa, julio 2009), Universidad de Cantabria, pp. 135-158.

Charola, E. A.; McNamara, Ch.; Koestler, R. J. (2011), Biocolonization of Stone: Control and Preventive Methods: Proceedings from the MCI Workshop Series. Smithsonian Contributions to Museum Conservation, no. 2. URL:

https://repository.si.edu/handle/10088/16617

Cirujano Gutiérrez, C y Laborde Marqueze, A. (2001) “La conservación arqueológica”. Revista Arbor CLXIX, Julio-Agosto, pp 691-709.

Doehne, E. y Price, C.A., (2010), The Stone Conservation. An Overview of Current Research, Second Edition, Getty Conservation Institute, Los Angeles.

Durán Cabello, R. (1990) “Sobre el opus quadratum del teatro romano de Mérida y las grapas de sujeción”. Cu-PAUAM. 17-1990, pp. 91-120

Fusco, A.; Mañas, I. (2006) Mámoles de Lusitania. Catálogo de la exposición. Museo Nacional de Arte Romano-Caja San Fernando.

García de Miguel, J.M. (2009) Tratamiento y conservación de la piedra, el ladrillo y los morteros: En monumentos y construcciones. Ed. Consejo General de la Arquitectura Técnica de España, 686 p.

Mañas, I. (2012) “Marmora de las canteras de Estremoz, Alconera y Sintra: su uso y difusión”. En El marmor en Hispania: explotación, uso y difusión en época romana. Virginia García-Entero (Edición científica), UNED.

Melo, M.J., Bracci, S., Camati, M., Chiantore, O. y Piacenti, F., (1999) “Photodegradation of acrylic resins used in the conservation of stone”, Polymer Degradation and Stability, vol. 66, No. 1, pp. 23-30.

Menéndez-Pidal, J. (1968) Proyecto de obras de conservación en el Teatro romano de Mérida (Badajoz). Archivo del IPCE, SIGNATURA: PI 0718.06

58

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

59

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICAÍNDICE

Menéndez-Pidal, J. (1973) Proyecto de obras de conservación en el Teatro romano de Mérida (Badajoz). Archivo del IPCE, SIGNATURA: PI 0722.02

Mingarro, F. (2000), “Procesos de degradación de la piedra en el Patrimonio Histórico”. Patrimonio Histórico de Castilla y León, Año I, Número 2 (Julio-Agosto-Septiembre), Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.

Fort, R. y Pérez-Monserrat, E. (2012) La Conservación de los geomateriales utilizados en el patrimonio. Programa Geomateriales, Instituto de Geociencias (CSIC-UCM).

Freire-Lista, D., Fort, R. Varas-Muriel, M.J. (2015) “Freeze–thaw fracturing in building granites”. Cold Regions Sci-ence and Technology 113 40–51

Pizzo, A. (2007) “El aprovisionamiento de los materiales constructivos en la arquitectura de Augusta Emerita. Las canteras de granito”. En Los procesos constructivos en el mundo romano: Italia y provincias orientales: (Certosa di Pontignano, Siena, 13-15 de noviembre de 2008) / coord. por Stefano Camporeale, Hélène Dessales, Antonio

Pizzo, pp. 571-588. ISBN 978-84-00-09279-5

Pizzo, A. (2010) Las técnicas constructivas de la arquitectura pública de Augusta Emerita. Anejos de Archivo Espa-ñol de Arqueología LVI, Mérida.

Porto Tenreiro, Y. (2000) “Medidas Urgentes de Conservación en Intervenciones Arqueológicas”. CAPA 13. Criteri-os e Convencións en Arqueoloxía da Paisaxe. Ed. Universidad de Santiago de Compostela. URI: http://hdl.handle.

net/10261/5632. ISBN: 84-699-3845-2

Smith, B.J., Gómez-Heras, M. y Mc Cabe, S. (2008) “Understanding the decay of stone-built cultural heritage”, Progress in Physical Geography 32(4), pp. 439–461.

Vergès-Belmin, V. (Coord.) ICOMOS-ISCS. (2008, 2010) Illustrated glossary on stone deterioration patterns / Glos-saire illustré sur les formes d’altération de la pierre.

VV.AA (1996) Teatro Romano. Proyecto de intervención en el escenario. Mérida. Consejería de Cultura, Junta de Extremadura.

ACUERDO 15/2015 DE AENOR CTN 41/SC 7/GT1

ACCESIBILIDAD AL PATRIMONIO CULTURAL INMUEBLE

En el grupo trabajamos en la elaboración de un documento que pueda servir de referencia para facilitar a to-das las personas el acceso y el conocimiento del patrimonio cultural de la humanidad, protegiendo sus valores, mediante la mejora de las condiciones de accesibilidad de los bienes.

Por esta razón, sentimos un fuerte rechazo a los sucesos que han supuesto la destrucción de sitios y obras ar-queológicas de valor único e irremplazable. El grupo de trabajo quiere manifestar su adhesión a las palabras de Irina Bokova, Directora general de UNESCO en referencia a la situación actual de alto riesgo para el patrimonio cultural de la humanidad: “Los sitios culturales tienen un valor universal. Pertenecen a todos y deben ser prote-gidos por todos. No estamos hablando solo de piedras y edificios. Estamos hablando de valores, identidades y sentido de pertenencia”.

AVANCE NORMATIVO DEL SC 8 DE AENOR

“CONSERVACIÓN, RESTAURACIÓN Y REHABILITACIÓN DE EDIFICIOS”Norma publicadaUNE 41809:2014 Estructuras de madera existentes. Uso del penetrómetro para diagnóstico de los elementos

de madera en edificios existentes.

Norma finalizadaLa norma UNE 41810 Criterios de intervención en materiales pétreos se basa en la publicación del mismo nom-

bre (proyecto Coremans, 2013). Consta de los siguientes apartados: términos y definiciones, recomendaciones generales, documentación, investigación y diagnóstico, propuesta y fases de intervención, limpieza, eliminación de los agentes causantes del biodeterioro, tratamiento de sales, consolidación, adhesión y cosido de fragmen-tos, relleno de fisuras y grietas, relleno de muros, rejuntados, reintegraciones y sustituciones, protección e hidrofugación, conservación preventiva, mantenimiento y memoria.

ISSN 1886-2497 M

AD

RID

no 11. 2014-2015

Re.Co.Pa.R red de conservación del patrimonio arquitectónico

ISSN

188

6-24

97 M

AD

RID

no 1

1. 2

014-

2015

ReCoPaRPOLITÉCNICA

Nos interesa contar con tu apoyo para difundir la conservación del patrimonio arquitectónico.

Las cuotas anuales son las siguientes:

Miembro ordinario personal: 100 €Miembro ordinario colectivo: 200 €

Miembro fundador: 50 €Estudiante: 50 €

[email protected]

We would like to have your support for disseminating the conservation of architectural heritage.

Anual fees:

Full member: 100 €Institution/Organization: 200 €

Founder member: 50 €Student: 50 €

[email protected]