las minorías étnicas en canadá, estados unidos y méxico

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Las minorías étnicas en Canadá, Estados Unidos y México De silvestre, llegué a ciudad, a gas, a rostros crueles que midieron mi luz y mi estatura [y] de repente apareció en mi rostro, un rostro de extranjero [y] cambiamos, y nunca más supimos quiénes éramos, y a veces recordamos al que vivió en nosotros y le pedimos algo, tal vez que nos recuerde, [Pero] desde las horas consumidas aquél nos mira y no nos reconoce PABLO NERUDA, NIÑO PERDIDO (FRAGMENTOS) L a definición de la composición étnica en América del Nor- te parte de tres elementos: los nativos (primeros poblado- res) que posiblemente llegaron al continente a través del estre- cho de Bering y que por varios siglos constituyeron la única población americana; los colonizadores (segundos pobladores), europeos con motivaciones, cultura y diversas alternativas de desarrollo económico, y los migran tes (terceros pobladores), que en la actualidad manifiestan diferentes características económi- cas, políticas y sociales. La nueva geografía política distingue bá- sicamente tres tipos de organización social entre la población, diferencias estructurales marcadas por su particular historia. En la primera, ubicada hacia el norte, los colonizadores franceses requirieron de la fuerza laboral indígena experta en cazar para dedicarse al comercio (principalmente de pieles, posiblemen- te porque no encontraron metales preciosos). Con la llegada de los ingleses, los diversos grupos coexistieron con cierto equili- brio. En la segunda, los colonizadores ingleses en busca de ex- *Profesora de tiempo completo del Instituto Tecnológico y de Estu- dios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Ciudad de México <[email protected]>. El presente trabajo se realizó gra- cias al apoyo del gobierno de Canadá, por medio de su Faculty Research Program, otorgado en 2001. 80 COMERCIO EXTERIOR, VOL . 52, NÚM . 1, ENERO DE 2002 MÓNICA GONZÁLEZ* perimentos religiosos (pilgrims y quakers, entre otros) sólo en- contraron algunos nativos que sabían pescar o cultivar. Sin la idea de evangelizarla, esta fuerza de trabajo no les era útil, por lo que la remplazaron por esclavos africanos, lo cual ocasionó un repoblamiento de grupos que evitaron en lo posible relacio- narse mientras exterminaban a los nativos. En la tercera, ubi- cada en la parte central y sur del continente, los conquistado- res españoles y portugueses esclavizaron la mano de obra nativa (con experiencia en la construcción, la minería y la agricultu- ra) que sobrevivió a las enfermedades y rebeliones. La evange- lización propició la mezcla de las etnias y como resultado de esta interrelación América Latina cuenta en la actualidad con una población fundamentalmente mestiza. En los tres escenarios las necesidades expansivas de los colonizadores provocaron la desaparición de gran parte de la población autóctona o bien su reducción paulatina y su marginación a territorios cada vez de menores dimensiones, alejados de los centros económicos y pobres en recursos na- turales. El sometimiento de los nativos a los intereses de la economía colonizadora, a su lenguaje, cultura y religión, re- legó a un estatus inferior las costumbres locales y erradicó las diferencias culturales y religiosas que se contraponían a la civilización europea. Igual sucede con los inmigrantes. En algunas zonas de Canadá, los grupos indígenas asimi- lados o ubicados en las reservas conservan una gran vitalidad, pero son muy pocos los que se comunican en sus lenguas, con lo que afectan la opción de convertirse en un importante vehículo cultural, si bien la presencia de una minoría euro- pea francófona activista ha ayudado a que los nativos preser-

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Las minorías étnicas en Canadá,

Estados Unidos y México

De silvestre, llegué a ciudad, a gas, a rostros crueles que midieron mi luz y mi estatura [y] de repente apareció en mi rostro, un rostro

de extranjero [y] cambiamos, y nunca más supimos quiénes éramos, y a veces recordamos al que vivió en nosotros y le pedimos algo,

tal vez que nos recuerde, [Pero] desde las horas consumidas aquél nos mira y no nos reconoce

PABLO NERUDA, NIÑO PERDIDO (FRAGMENTOS)

La definición de la composición étnica en América del Nor­

te parte de tres elementos: los nativos (primeros poblado­res) que posiblemente llegaron al continente a través del estre­cho de Bering y que por varios siglos constituyeron la única población americana; los colonizadores (segundos pobladores), europeos con motivaciones, cultura y diversas alternativas de

desarrollo económico, y los migran tes (terceros pobladores), que en la actualidad manifiestan diferentes características económi­

cas, políticas y sociales. La nueva geografía política distingue bá­sicamente tres tipos de organización social entre la población,

diferencias estructurales marcadas por su particular historia. En la primera, ubicada hacia el norte, los colonizadores franceses

requirieron de la fuerza laboral indígena experta en cazar para dedicarse al comercio (principalmente de pieles, posiblemen­

te porque no encontraron metales preciosos). Con la llegada de

los ingleses, los diversos grupos coexistieron con cierto equili­brio. En la segunda, los colonizadores ingleses en busca de ex-

*Profesora de tiempo completo del Instituto Tecnológico y de Estu­dios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Ciudad de México <[email protected]>. El presente trabajo se realizó gra­cias al apoyo del gobierno de Canadá, por medio de su Faculty Research Program, otorgado en 2001.

80 COMERCIO EXTERIOR, VOL. 52, NÚM . 1, ENERO DE 2002

MÓNICA GONZÁLEZ*

perimentos religiosos (pilgrims y quakers, entre otros) sólo en­contraron algunos nativos que sabían pescar o cultivar. Sin la idea de evangelizarla, esta fuerza de trabajo no les era útil, por lo que la remplazaron por esclavos africanos, lo cual ocasionó

un repoblamiento de grupos que evitaron en lo posible relacio­narse mientras exterminaban a los nativos. En la tercera, ubi­cada en la parte central y sur del continente, los conquistado­

res españoles y portugueses esclavizaron la mano de obra nativa (con experiencia en la construcción, la minería y la agricultu­ra) que sobrevivió a las enfermedades y rebeliones. La evange­

lización propició la mezcla de las etnias y como resultado de esta interrelación América Latina cuenta en la actualidad con una

población fundamentalmente mestiza. En los tres escenarios las necesidades expansivas de los

colonizadores provocaron la desaparición de gran parte de la población autóctona o bien su reducción paulatina y su marginación a territorios cada vez de menores dimensiones,

alejados de los centros económicos y pobres en recursos na­turales. El sometimiento de los nativos a los intereses de la

economía colonizadora, a su lenguaje, cultura y religión, re­legó a un estatus inferior las costumbres locales y erradicó las diferencias culturales y religiosas que se contraponían a la

civilización europea. Igual sucede con los inmigrantes. En algunas zonas de Canadá, los grupos indígenas asimi­

lados o ubicados en las reservas conservan una gran vitalidad, pero son muy pocos los que se comunican en sus lenguas, con

lo que afectan la opción de convertirse en un importante vehículo cultural, si bien la presencia de una minoría euro­

pea francófona activista ha ayudado a que los nativos preser-

ven cierta identidad. Los flujos migratorios actuales se carac­terizan más por su deseo de incorporarse a la sociedad cana­diense que por un activismo gregario.

En Estados Unidos, los grupos nativos supervivientes son bilingües y su cultura está amenazada. Casi ninguna de las minorías inmigrantes ha logrado la cohesión requerida y, salvo los afroamericanos, los cubanos y en cierta medida los mexi­canos, no desempeñan un papel preponderante en lo políti­co, económico y cultural.

En México sobreviven grandes grupos de población indíge­na, aunque el mestizaje se ha convertido en el rasgo predomi­nante y en factor central de la formación de una conciencia nacional integradora 1 que ha dado paso a la segregación o dis­criminación de sus habitantes nativos e inmigrantes.

Como común denominador es indudable que, salvo algu­nas variantes, la situación de las minorías en México, Esta­dos Unidos y Canadá es frágil frente a la mayoría.

LAS MINORiAS ÉTNICAS EN CANADÁ

e on una composición étnica europea diversa, los nativos fueron respetados, 2 si bien en 1812 la autonomía de las

provincias permitió que cada una se hiciera cargo de los na­tivos. Algunas provincias muy conservadoras no reconocie­ron a los nativos ni su derecho a la diferencia sino hasta mu­chos años después, como la Columbia Británica, que lo hizo apenas en 1987. La génesis de la conciencia cultural y polí­tica, así como de las demandas de independencia y autode­terminación de las minorías, 3 se encuentra directamente relacionada con el activismo de la población francófona quebequense porque la revolución tranquila propició que los nativos cobraran paralelamente conciencia de su identidad.

La singular historia de la población francohablante de Quebec4 ha adquirido diferentes modalidades con el trans­curso del tiempo. Antes de los años setenta el nacionalismo

1. Juan Frigolé, Las razas humanas, Océano-Instituto Gallach, España, 1990, p. 602.

2. En 1763 los nativos fueron protegidos en sus tierras, las cuales sólo podrían transferirse a la Corona británica (para preservarlas de la especulación).

3. La composición étnica es: franceses(22.8%), ingleses(20.8%), alemanes (34%), italianos (2.8%), chinos (2.2%), ucranianos (1.5%), holandeses (1.3%), grupos nativos (43.5%) e inmigrantes permanentes (0.83% de Indonesia, India, Polonia, China, Vietnam, Hong Kong y Estados Unidos). Canada Facts, Embajada de Canadá, 2000.

4. Al pasar a la administración inglesa en el siglo pasado, los quebequenses, quienes ya contaban con una forma de organización encaminada a obte­ner su autonomía frente a Francia, sufrieron un revés político. Después de una insurrección, la Ley de Unión de 1840 integró legislativa mente al Alto y el Bajo Canadá justo cuando los francófonos ya eran minoría frente a los anglófonos, iniciándose un proceso de marginación política, primero, y económica después.

quebequense era en esencia comunitario, poco politizado, conservador y unificado en torno a la iglesia católica. Durante la década de los se ten ta se inició un período de cambios ace­lerados (modernización) marcado por la industrialización y, con ello, por la urbanización, la secularización, el surgimiento de élites económicas y políticas liberales y la toma de concien­cia nacional quebecoise sobre la escasa participación de los francófonos en la toma de decisiones tanto de la provincia como del país. Fue la época en que surgió la idea de la inde­pendencia y se elevaron las demandas de autonomía políti­ca, autodeterminación y soberanía cultural.5

La crítica a una Confederación desigual donde la mayo­ría anglosajona desempeña un papel dominante y es la prin­cipal beneficiaria de las políticas federales suscitó la toma de conciencia de una nueva identidad provincial por encima del gobierno federal, algo así como la cohesión de la provincia­nación. En este entorno, el apoyo del general De Gaulle a la población francófona de Quebec (24 de junio de 1967) y la formación del Partido Quebequense y del Bloque Que­bequense contribuyeron a reforzar la idea de la separación. 6

Como resultado, se inician una serie de reformas, de las que destaca la nueva Constitución (1982) que concede mayor importancia al derecho a la diferencia de las minorías y a una posición especial en las instituciones políticas federales y provinciales. Con ello se reconoce la identidad francesa, ele­vándose el francés a idioma oficial, se concede la autonomía en algunos aspectos del comercio exterior y la inmigración y se autoriza la realización de consultas populares en Quebec a partir de 1980, que permiten a la población local decidir sobre la autonomía de la provincia.

5. Stéphane Dion, La separación de Quebec, UNAM-CISAN, México, 1995, p. 113.

6. El Partido Quebequense (PQ) fue creado en 1968 por René Levesque. El objetivo era obtener la soberanía en asociación, es decir, la independen­cia política de Quebec aunada a su asociación económica con Canadá (René Beaurdin, Problémes poli tiques et sociaux, Québec: vers la souveraineté?, Informe, núm. 749, Quebec, 1995, p. 7). El PQ logró en muy poco tiempo agrupar a las fuerzas independentistas de Quebec. En noviembre de 1976 ganó las elecciones provinciales, comprometiéndose a realizar un referén­dum sobre la soberanía en asociación con el resto de Canadá. Luego de perder en 1985 credibilidad y predominio (principalmente por los obstá­culos federales y el cambio de postura de Pierre Eliot Trudeau), el Partido Liberal se consolidó y en 1994 logró de nuevo la victoria.

Por otra parte, Lucien Bouchard, entonces ministro de Medio Ambiente, renunció a su cargo para establecer el Bloque Quebequense (BQ), el cual surgió directamente del colapso del Acuerdo del Lago Meech (1990) y se fortaleció gracias al rechazo al Acuerdo de Charlottetown (1992). El BQ demandaba en especial el bilingüismo y el multiculturalismo oficiales (Kenneth Microberts, Las elecciones de 1993, UNAM-CISAN, México, 1995, pp. 78-79). "El 25 de octubre de 1993, el BQ obtuvo 72% de los escaños asignados a Quebec en el escrutinio federal y por primera vez esta provincia envió al Parlamento canadiense un contingente numeroso de diputados soberanistas" (Stéphane Dion, op. cit., p. 115).

COMERCIO EXTERIOR, ENERO DE 2002 81

Si bien en 1980 el oui a favor de la separación fue míni­mo, en 1992 logró 40% y en 1995 obtuvo 49.1 %. Al mar­gen de los argumentos a favor yen contra de su separación, 7

quizá el mayor logro consista en la toma de conciencia que los demás grupos minoritarios adquirieron a raíz del movi­miento quebequense. La situación en que se encuentra no sólo 15% delos poco más de siete millones de habitantes de Quebec no francófonos, sino otras minorías étnicas, genera de forma paralela a las demandas quebequenses una polémica cada vez mayor en torno a la confederación canadiense.

Las denuncias de la mayoría de los nativos canadienses se centran en que viven en reservas y asentamientos indígenas regulados por la IndianAct de 1876 que controla sus tierras, el uso de sus recursos naturales e incluso el acceso al crédito, además de que se les concentra económicamente como pro­ductores de bienes selectos, generadores de servicios y obre­ros, por lo que aquellos que cuentan con educación univer­sitaria son los menos. 8

Los nativos se han organizado en asociaciones políticas como Six Naáons of the Grand River, en Ontario, y Paddle Prairie en Alberta; en cooperativas económicas, como Saskatoon Tri­bal Councils Economic Development Corporation, Winnipeg Inner City Initiative o Kitsaki Development Corporation. Entre sus logros, destacan no sólo que de 1981 a 1995 elevaron de 37 a 45 el porcentaje de nativos que gozan de asisten­cia social, sino que incluso han demandado la devolución de las tierras que vendieron a principios del siglo pasado. Debido a ello, los anglosajones canadienses han elevado sus protestas por la sobreprotección a los nativos, pues

7. El líder del Partido Liberal, John Ciacia, señalaba que se enfrentarían muchos riesgos si la soberanía de Quebec se concretaba. Consideraba que uno de ellos sería la obligada renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), posiblemente en detrimento de Quebec y de Canadá. Otros argumentos contraponen la necesidad exponencial de replantear todos los acuerdos internacionales y la per­tenencia canadiense a diversas organizaciones, como el Grupo de los Siete, la ONU y la OTAN, entre otras. Con ello, un Canadá dividido tam­bién perdería fuerza internacional.

A favor se ha planteado el poderío económico de la provincia (desta­ca el superávit comercial con Estados Unidos, entre otros indicadores), cuyas ganancias económicas no le son retribuidas puesto que son divididas por el gobierno federal. Con la separación, Quebec elevaría el nivel de vida de sus habitantes al manejar sus finanzas en su totalidad. También se argu­menta el beneficio que obtendría en materia lingüística, racial, religiosa y cultural. En resumen, el non ha ganado porque los costos de la separación superarían a las ventajas.

8. En Saskatchewan, por ejemplo, en 1991 los nativos sin educación supe­rior representaron 60.4%, mientras que en los anglosajones ese porcen­taje era de 44.5. Igualmente, 41.7% de los primeros tiene alguna educa­ción superior a la secundaria, mientras que entre los segundos la proporción es de 55.3% (David Newhouse, "The Development of the Aboriginal Economy over the Next 20 Years", The Journal of Aboriginal Economic Development, vol. 1, núm. 1, Canadá, 1999).

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encuentran una gran desigualdad frente a ellos, así como corrupción en sus comunidades. 9

Así, en el ámbito federal sus denuncias y demandas han tenido pocos logros. En octubre de 1992 los gobiernos federal, provinciales y territoriales, junto con los representantes de cuatro organizaciones indígenas, sometieron a votación un acuerdo constitucional que debía sellar la reconciliación entre los diferentes grupos del país; sin embargo, 55% de los ca­nadienses rechazó este acuerdo (57% en Quebec). 10

En 1995 el Parlamento aprobó una iniciativa que recono­cía a Quebec como una sociedad distinta dentro de Canadá y le concedía, junto con Columbia Británica y dos territo­rios de las praderas, el derecho de veto. 11 Sin embargo, en 1996 el gobierno federal, al reconocer que la unidad nacio­nal es un tema que merece la misma atención prioritaria que la reforma de la economía, estableció nuevas estrategias de reconciliación (promoción de los beneficios de la unión) y las reglas para una posible separación (condiciones para recono­cer una victoria separatista), dando marcha atrás a la inicia­tiva de 199 5. A pesar del endurecimiento del gobierno federal, que ha determinado que no permitirá ninguna separación si no la aprueba el resto del país, los movimientos en favor de la autonomía de las minorías se han recrudecido. La prueba más reciente se presentó en 1999, con la creación de una nueva provincia, Nunavut, donde 85% de la población es inuit.

Los flujos migratorios a Canadá se dividen en dos partes. · Las grandes oleadas migratorias posteriores a la independen­cia que se han preservado como comunidad (alemanes, italia­nos, chinos, ucranianos y holandeses, principalmente) y los de­rivados de acontecimientos políticos en otros países y de casos aislados de asilo o permiso migratorio. Entre los primeros des­tacan: vietnamitas, chilenos (en los años setenta), afganos, cen­troamericanos, indonesios e indios (en los ochenta); polacos, armenios y otros ciudadanos de Europa del Este (de la región en general en los ochenta y de los Balcanes en los noventa) y de Asia del Pacífico (especialmente por la devolución de Hong Kong y Macao a China a fines de los noventa).

Los casos aislados corresponden a refugiados que buscan asilo político o a personas de diversas nacionalidades que deciden solicitar su internación oficial en Canadá en busca de un futuro mejor. Paradójicamente Canadá reconoce na­cionalidades, no razas; posiblemente ésa sea la causa de que

9. En las protestas se señala que no sólo no pagan impuestos, sino que venden sus licencias para cazar-permitido para ellos incluso en tiempos de veda­y gozan, sin trabajar, de un nivel de vida superior a los desempleados an­glosajones, pues en promedio tienen tres televisores, dos autos, etcétera.

1 O. Stéphane Dion, op. cit., p. 113. 11. Diana A. Mendoza, "Reconocen a Quebec como sociedad distinta",

Reforma, 12 de diciembre de 1995.

los afrocanadienses no estén registrados en las estadísticas. Las protestas de estos grupos específicos se han incrementado recientemente y han logrado cierta cohesión, sobre todo en el ámbito cultural, por medio de la literatura y la música.

Canadá integra un crisol cultural, religioso, económico y político que relega a los nativos afrocanadienses, y en cierto grado todavía a los francófonos, a un estatus inferior. En la relación entre la mayoría anglosajona y las minorías la domi­nación estructural no es violenta pero sí evidente.

LAS MINOR(AS ÉTNICAS EN ESTADOS UNIDOS

Marcado desde los primeros colonos protestantes que lle­garon a desarrollar sus experimentos religiosos, como

los pilgrims en New Ha ven o los quakers en Filadelfia, el des­tino de las minorías étnicas quedó marginado de la sociedad estadounidense y de la propia Constitución. La Guerra de Secesión (1861-1865), más que defender los derechos huma­nos de los esclavos, buscó la integración económica de un país que empujaba a los nativos hacia el oeste y que los extermi­naba cuando oponían resistencia. El expansionismo conti­nental hacia el oeste, que concluyó en 1867 con la compra de Alaska, obligó a reservar espacios exclusivos para los na­tivos. El Bureau oflndian Affairs se fundó en 1824.

Con el desarrollo económico del oeste se elevó la deman­da de mano de obra y el flujo migratorio, especialmente de asiáticos, con la idea de temporalidad. Dado que no se inte­graban culturalmente a la sociedad (idioma y religión) y se les relacionaba con drogas y prostitución, se prohibió la in­migración de chinos (1887) y asiáticos (1889), lo que pro­pició el aislamiento de las comunidades existentes. Éstas se dedicaron a aquellas labores para las que no se requería el idioma, como lavar ropa o cocinar; no es casual que el chop suey haya nacido en San Francisco.

El cierre de las puertas a los asiáticos permitió que la emi­gración de mexicanos al oeste aumentara, flujo que se re­forzó por la demanda de mano de obra a raíz de la primera y la segunda guerras mundiales. Después de ese crecimiento económico del oeste, el efecto social del estancamiento se reforzó en los años sesenta y la crisis social que Estados Unidos sufrió a causa del llamado síndrome de Vietnam. En esa época surge el Red Power, un movimiento pacifista enca­bezado por Clarence Tallbull que se plasmó en el National Congress of American Natives (Seattle), y que se inició deman­dando tierras y el derecho de pesca. 12 En 1961 más de 400

12. Rudolph de la Garza, Chicanos and NativeAmericans, Prentice Hall, New Jersey, 1973, p. 95.

miembros de 67 tribus se reunieron en Chicago donde formu­laron la Declaración del Propósito de los Indios, en la cual ra­tifican su derecho a elegir su propia forma de vida y asumen la responsabilidad de conservar su legado cultural. No obstan­te, las divisiones entre las nuevas y las viejas generaciones que deseaban su inclusión en el american dream (en el aspecto eco­nómico) generaron entre ellos la apatía. Los ancianos, que vi­vían en precarias condiciones en sus reservas, deseaban inte­grarse a la sociedad estadounidense y por ello John F. Kennedy desarrolló programas de inclusión. Por el contrario, los jóve­nes, que incluso llegaron a recurrir a la violencia, crearon en 1968 el Consejo Nacional de Jóvenes Indios, 13 a partir del cual continuaron su lucha en las décadas posteriores.

Los casos de Rosa Parks (cuyo encarcelamiento por negar­se a ceder su asiento a un blanco en un transporte público causó protestas) y Brown Topeka (quien debía caminar mucho para ir a una escuela de negros cuando había una frente a su casa, pero era para blancos) permitieron a los afroamericanos no sólo desarrollar su autoestima (el black powero poder negro es un ejemplo de ello), sino una serie de conquistas jurídicas, polí­ticas y sociales. La sociedad civil organizada logró que el Tri­bunal Supremo invalidara en 1961 la segregación en los res­taurantes, después de movimientos como los sit-ins (sentarse en los restaurantes donde se prohibía la entrada a los negros en Carolina del Norte, Tennessee, Ohio, Illinois y Nevada) .14

Ello se repitió en playas, piscinas, iglesias y barrios. Líderes como Martin Luther King (asesinado en

1968) y organizaciones como la National Association for the Advancement of Colored Peo ple (con Roben Williams), los Freedom Riders, viajeros organizados en el Congress of Racial Equality (Floyd McKissick), el Student Nonviolent Coordinating Committee (Stoke Carmichel), recorrían todo el país sensibilizando a lapo­blación estadounidense.

Quizá el caso más extremo fue el de las Panteras Negras (promovían el orgullo y la independencia) con MalcolmX, 15

que a la larga se convirtió en un movimiento intolerante y fundamentalista musulmán en Oakland. Acusaban a los blancos de demonios y promovían la conversión al Islam y la separación racial total. 16

En 1963, en el "Verano de la Libertad", una marcha de la unidad afroamericana se realizó en Washington para presio-

13. Alan Brinkley,America History: A Survey, McGraw Hill, 9a. ed., Nueva York, 1997, p. 691.

14. Claude Fohler, Los negros en Estados Unidos, Oikos-Tau Ediciones, Ma­drid, 1973, p. 149.

15. La X hacía referencia al apellido africano perdido. Alan Brinkley, op. cit., p. 672.

16. Loe. cit.

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nar, con el apoyo de sindicatos e iglesias, al Congreso para que emitiera la constantemente aplazada Ley de Derechos Civi­les, la cual fue aprobada en 1964. En 1965 una nueva ley prohibía las pruebas, practicadas principalmente en el sur, que frenaban el empadronamiento de los afroamericanos y otras minorías. 17

Las organizaciones civiles lograron el otorgamiento de incentivos para la apertura de nuevos negocios en California y en 1966 por primera vez un afroamericano fue electo se­nador (por Massachusetts), un triunfo que abrió paso al de otras destacadas figuras políticas (como Jesse Jackson, Colin Powell, Condolezza Rice).

El efecto de este movimiento se tradujo en demandas de las minorías inmigrantes, como la hispana. A partir de los años cincuenta surgieron grupos como la Asociación Política Mexicano-Estadounidense (en California) y la Asociación Política de Organizaciones Hispanohablantes (en Texas) con la idea de empadronar mexicanos para las elecciones presi­denciales y apoyar aJohn F. Kennedyy Lyndon B. Johnson, ejercer presión política y obtener cargos públicos. 18 Sin embargo, ello no erradicaba el problema de la discriminación y la marginación. Por ello, el activismo continuó en el ám­bito civil, dando lugar a movimientos como el de los "chicanos" o el Sindicato de Trabajadores Agrícolas en­cabezado por César Chávez.

Chávez, líder de la Organización al Servicio de la Comu­nidad en Los Ángeles, desde los cincuenta promovió el em­padronamiento y organizó representaciones regionales con­tra la discriminación. 19 En 1964 Chávez fundó en el Valle de San Joaquín la National Farm Workers Association (li­gada a la American Federation ofLabor) con la idea de que el sindicalismo permitiría mejorar las condiciones labora­les de los trabajadores mexicanos; creó además un sindica­to específico de trabajadores agrícolas, la Union of Farm Workers (UFW), que con el tiempo se convirtió en una de las principales organiz~ciones para la defensa de mexicano­estadounidenses y de mexicanos en Estados Unidos.

En 1966 se organizó un boicot contra los productores de uva (el principal cultivo de San Joaquín) que contó con el apoyo de estudiantes, intelectuales, artistas, iglesias, el Congress of Racial Equality, el Studen Nonviolent y parte de la sociedad

17. La Ley de los Derechos al Voto de 1965 es un estatuto permanente que protege a las minorías en Estados Unidos. Fue aprobada en 1965 y tuvo enmiendas en 1970, 1975 y 1982, incluyendo ahora asistencia bilingüe y ayuda a los analfabetos (recordemos que Estados Unidos registra un nulo analfabetismo)

18. Miguel Abruch Linder, Movimiento chicano, ENEP Acatlán, México, 1982, pp. 20-21.

19. Roger Díaz de Cossío, Los mexicanos en Estados Unidos, Sistemas Técnicos de Edición, México, 1997.

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civil consumidora. Así, en 1970 se logró que los productores firmaran con la UFW contratos que garantizaban mejores con­diciones laborales. Su lucha se extendió a los productores de ajo, aceitunas, cítricos, lechuga, jitomate, hongos y zanaho­ria, lográndose que en California se promulgaran leyes de ne­gociación colectiva para los agricultores.

En 1962 Reyes López Tijerina creó la Alianza Federal de Pueblos Libres, que demandaba la devolución de las tierras a sus legítimos dueños, según el Tratado de Guadalupe Hi­dalgo. López fue encarcelado por la violencia desatada, pero su movimiento, a pesar del fracaso, permitió crear una con­ciencia social sobre los derechos a la tierra de los mexicanos. Posiblemente el que ha sido su mayor logro es la compensa­ción que en 2000 recibieron los 100 descendientes de la fa­milia Bali (de Mexicali) por las tierras que perdieron en 1848.

En 1970 Ángel Gutiérrez creó en Texas el Partido Raza Unida, para demandar educación, participación en los go­biernos locales y un programa económico de desarrollo rural para los chicanos. 20 A pesar de que en 1972 Ramsey Muñiz se presentó en las elecciones para gobernador (ob­tuvo 6. 5% de los votos) y en 197 4 aseguró un lugar en las elecciones locales, no se logró la cohesión necesaria en­tre los mexicanos-texanos. Igualmente, asociaciones como la Mexican American Youth Organization (MAYO), la United Farm Workers Organization (UFWO), la League ofUnited LatinAmerican Citizens (LULAC), el American G .I. Forum, la Fundación Solidaridad Mexicano-Ameri­cana o movimientos como la Cruzada para la Justicia -en defensa de los barrios-, no adquirieron la fuerza ne­cesaria para integrar las demandas de los mexicanos en Estados U nidos, si bien algunas todavía existen y funcio­nan en los ámbitos local o estatal.

Otros grupos hispanos, como el Puerto Rican Forum (aso­ciación política paralela al G.I. Forum), promueven el em­padronamiento como una forma de inclusión política. 21

Cabe destacar que mientras los mexicanos y puertorriqueños se identifican más con el Partido Demócrata, los cubanos se inclinan por el Republicano (posiblemente por su ideología anticastrista). Ello pone en aprietos a los candidatos a la pre­sidencia desde 1992, sobre todo cuando los hispanos son, de acuerdo con el censo de 2000, la minoría más importante en Estados Unidos. No es casual que los gobiernos de William Clinton y George W Bush hayan incluido cerca de 5% de hispanos en sus gabinetes. Habría que agregar a este cuadro el poder que ejercen los grupos afroamericanos y judíos.

20. Rudolph de la Garza, op. cit., p. 116. 21. Como ejemplo, en Nueva York sólo 12 % de todos los puertorriqueños están

empadronados. Alberto Moneada, Norteamérica con acento hispano, Ins­tituto de Cooperación Iberoamericana, España, 1988.

Los grandes ausentes y marginados políticamente son los asiáticos, cuya pasividad se atribuye a factores culturales. La excepción es Monterey Park, un suburbio cercano a Los Ángeles, en donde los inmigrantes asiáticos y los asiático­estadounidenses integran un grupo importante que influ­ye en las políticas locales (especialmente en materia de in­migración) y que hasta los ochenta contó con el apoyo y la asesoría de blancos, razón por la cual no se le consideraba un movimiento netamente asiático (japoneses, chinos, filipinos, indios, coreanos y vietnamitas). Pese a su gran apatía y división son quienes aportan los mayores fondos para las campañas políticas, 22 por lo que sus temas de interés, el incremento del gasto público, la amnistía a indocumentados, el apoyo a la pena de muerte y la educación bilingüe, se inclu­yen en las demandas políticas tanto de republicanos como de demócratas. 23

A pesar de los movimientos fundamentalistas como el Ku Kux Klan (KKK) o la Liga Pro Restricción de la Inmigración y de iniciativas como la Save Our State o 187 de 1994 (que prohibía la asistencia estatal médica o educativa a los ilega­les, pero que no fue aceptada en la federal), la English Only o 227 (en vigoren California desde 1998 contra la educación bilingüe) o la Ley de las Minorías (Iniciativa 209, de 1997, contra la Ley de Derechos Civiles que establecía cuotas de minorías), en Estados Unidos coexisten los WASP24 o blan­cos (73.6%), los hispanos (12.5%, 35.3 millones), los negros (12%), los asiáticos (4%), los nativos (0.7%), los musulma­nes ( 6 millones) y los judíos ( 15 millones). 25 Los asiáticos se concentran en California, los nativos en el sur y el oeste, los judíos en el este y los mexicanos en el sur y el oeste. Se hablan 330 idiomas y de ellos 180 son lenguas nativas (había 500). En el sur domina el español. Tan sólo en Los Ángeles se ha­blan 120 idiomas. Después del inglés y el español destacan el coreano, el persa, el hindi, el mandarín, el farsi, el checo, pero también el wolof (Senegal), el tswana (Botswana) y el quechua (maya de Guatemala).26

Gran parte de las minorías étnicas pertenece a los estra­tos de población cuyos ingresos, educación y empleo son muy bajos. 27 La mayoría es joven; la edad media de la población

22. B. Pul Ong, Making and Remaking Asian America through lmmigration Policy (1850-1990), Stanford University Press, 1993.

23. /bid., p. 160. 24. White, Anglo-Saxon and Protestant. 25. Cindy Rodríguez, "Latinos Surges in Census Conunt Officials Surprised by

2000 Figures", Bastan Globe, 8 de febrero de 2001. 26. August Gribbin, "Learning English Nota Priority for lmmigrants in U.S." ,

Washington Times, 30 de mayo de 2000. 27. 60% de los hispanos pertenece a los estratos más rezagados de la socie­

dad estadounidense; 8% de los latinos cuenta con licenciatura y 43% en el caso de los asiáticos. Uno de cada tres anglosajones y 24% de los afroamericanos cuentan con ese grado académico.

hispana es de 25 .5 años y para los mexicanos y puertorrique­ños es de 20 y 21 años, respectivamente, en tanto que para los cubanos es de 35 años.

Si bien los mexicanos son la minoría más numerosa entre los hispanos, los cubanos son los que registran el más elevado ni­vel de ingresos. En tercer lugar se encuentran los puertorriqueños y al último los centroamericanos. En esta escala posiblemente algo tengan que ver los cerca de cinco millones de mexicanos (25%) que viven ilegalmente en Estados Unidos.

América Latina comienza en California, Texas y Flori­da, aunque también hay algunas "islas" en Nueva York y Chicago y en los nuevos centros receptores, como Las Ve­gas, Detroit, lowa, Carolina del Norte y Arkansas (por la demanda de mano de obra). Este mosaico se alimenta con los 1 000 mexicanos que cada día cruzan ilegalmente la frontera a pesar del río, del Servicio Nacional de Inmigra­ción, de la patrulla fronteriza, de los rayos infrarrojos y los tres muros de acero colocados en los lugares que eran de más fácil acceso. Como resultado del crecimiento poblacional y los flujos migratorios, la población hispana creció 35.2% de 1990 a 2000:28 Se calcula que en 2004 los mexicanos representarán 50% de la población en California y que mientras la de origen asiático y la afroamericana conti­nuarán incrementándose, la anglosajona y la nativa decre­cerán por desplazamiento voluntario en el país.

El mito de "una nación de naciones" o el meltingpotque integra la "cultura estadounidense" se encuentra en entredi­cho. La segregación en los barrios y la violencia interracial son noticias que inundan todos los días los diarios estadouniden­ses evidenciando que en realidad existe un salad bowl.

LAS MINORIAS ÉTNICAS EN MÉXICO

E n México 90% de la población es mestiza y el resto GO­

rresponde a 56 grupos indígenas29 que, a pesar de la des­igualdad, las discriminaciones, el despojo, la dominación, el abandono y la agresión cultural de que han sido y son vícti­mas, preservan y recrean su patrimonio lingüístico, cultural y social. Algunos nativos se asimilaron económicamente a las encomiendas y luego a la hacienda o la minería como asala­riados endeudados, atrapados en un compromiso económi-

28. Los estados con mayor crecimiento poblacional son Arizona, con 40%; Florida, con 23%; Georgia, con 26%, y Texas con 23 %, todos ellos con crecientes índices de hispanos . En Nuevo México, el único estado ofi­cialmente bilingüe en Estados Unidos, los blancos fueron superados por los hispanos y nativos desde principios del siglo xx.

29. Unos 1 O millones de habitantes . Arnulfo Embriz, Indicadores socio­económicos de los pueblos indígenas de México, Instituto Nacional Indigenista, México, 1993.

COMERCIO EXTERIOR, ENERO DE 2002 8 5

coy social permanente. Culturalmente, la iglesia católica se encargó no sólo de catequizar, sino de alfabetizar y fundar escuelas, integrando al sistema de valores occidental a la mayoría de las comunidades indígenas.

Desfavorecidos en las estructuras creadas, diversos grupos indígenas se rebelaron, como loszacatecosyguachiles (1561), los chichimecas (1582) y los tarahumaras (1602), muestra representativa de una serie de alzamientos que a la larga fue­ron controlados por España. Con la independencia de Méxi­co, los indígenas no se encontraron en mejores condiciones, como lo demuestran las rebeliones que también se dieron entonces. La Guerra de las Castas (1847-1850), por ejemplo, se desató cuando algunos mayas buscaron recuperar sus tie­rras y sus derechos culturales sin lograr mayores éxitos. 30

La revolución mexicana, con sus diversas reformas agra­rias, permitió que diversos grupos indígenas se vieran favo­recidos con tierras comunales, aunque la manipulación del poder económico y político del grupo mestizo fue un obstá­culo para que el reparto agrario se aplicara de manera efecti­va. Reparto a mestizos, tierras de bajo rendimiento, caren­cia de apoyo financiero y equipamiento, de distribución y de canales de comercialización fueron algunos elementos que preservaron las condiciones de desigualdad de las comuni­dades indígenas que lograron hacerse de tierras.

Así, por ejemplo, de 1920 a 1940 se expropió 70% de las tierras de las haciendas henequeneras de Yucatán y se incluyó (1938) a los peones acasillados en un gran ejido henequenero organizado colectivamente, con la supervisión del Estado, que benefició ala población local pero no a los indígenas. Una vez en manos del Banco Nacional de Crédito Ejidal, las máqui­nas desfibradoras continuaron en poder de los exhacendados. En 1963 se crea Cordemex para centralizar la producción henequenera; sin embargo, esta empresa paraestatal sólo ge­neró beneficios económicos y políticos a un pequeño núme­ro de funcionarios, por lo que en 1992, pese a las muchas pro­testas de los cordeleros y campesinos, se decretó el cierre. A los trabajadores del henequén se les dio una mínima indemniza­ción. Más recientemente, el proyecto turístico denominado Ruta Maya (1996), auspiciado por la Unión Europea ye! BID, no beneficia los intereses económicos de los indios mayas, sino

30. A pesar de que llegaron a sitiar las ciudades de Mérida y Campeche, las tropas indígenas finalmente se retiraron, lo cual fue aprovechado por los criollos para recuperarse militarmente. En 1850, los mayas re­incidieron en su intento por recuperar sus tierras desde la selva del orien­te y el sudeste peninsular (actualmente Quintana Roo) mediante tácti­cas guerrilleras; su movimiento alcanzó fuerza hacia 1890 y logró restructurar su vida social, creencias religiosas y agricultura. Sin embar­go, en 1901 las tropas federales arrasaron el santuario Chan Santa Cruz (hoy Carrillo Puerto) y los mayas se vieron obligados a retirarse a otros poblados de la selva.

86 MINORIAS ÉTNICAS EN CANADÁ, ESTADOS UNIDOS Y MÉXICO

los del gobierno y la iniciativa privada, nacional y extranjera. El problema de la pobreza, el desempleo y la explotación de la mano de obra se mantiene.

El levantamiento indígena en Chiapas ( 1994) abrió la es­peranza de que se reconociera la condición de los indígenas. Sin embargo, el hecho de que el gobierno no acepte los Acuer­dos de San Andrés (1995)31 y diversos acontecimientos, como las matanzas de indígenas en Actea! ( 1997), demuestran que la solución al problema del rezago y la marginación de los indígenas en México se halla lejos.

Igualmente, el interés de los extranjeros por la situación de los indígenas mexicanos ha sido truncado por el gobier­no desde 1995, cuando empieza a acusar a las ONG extran­jeras en Chiapas de actitudes "intervencionistas" e incluso a expulsar a algunos de sus miembros.32

En junio de 1999 el gobierno federal presentó la Ley so­bre Derechos y Cultura Indígena, la cual, más que represen­tar una genuina intención por ayudar a los indígenas semeja un manejo meramente jurídico para tratar de preservar la imagen del gobierno ante el conflicto, Para empezar, en ese ordenamiento desaparece el derecho de las comunidades a elegir sus autoridades según sus usos y costumbres, el único derecho colectivo con el que contaban. Junto con ello se eli­minaron algunos derechos individuales y se les sustituyó por prerrogativas en favor de las autoridades estatales para que brinden "protección" a los indígenas, como asistirlos con defensores de oficio, proporcionarles traductores que hablen su lengua, elaborar planes y programas para mujeres y niños, fomentar la cultura indígena, promover el acceso a los servi­cios de salud y proteger sus derechos laborales, mismos que ya estaban regulados. 33

En la actualidad la grandeza cultural milenaria contrasta con el hambre, la miseria y la problemática que viven los in­dígenas de México. Dado que no viven en reservas, como en Canadá, numerosos grupos indígenas han sido desplazados de sus lugares de origen. Oaxaca es la en ti dad que cuenta con la mayor población indígena, con 52.72% de su población

31. Directamente relacionados con el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, suscrito por México el 5 de septiembre de 1990.

32. De 1996 a 1998 ingresaron a Chiapas 80 000 extranjeros, de los cua­les se expulsó a 200 por ingresar como turistas y realizar actividades po­líticas o de observación. Entre las ONG destacan National Enforcement of Democracy, acusada de tener vínculos con la CIA, a pesar de que se demostró que no era cierto, y Global Exchange, que cuenta con 1O000 simpatizantes de los zapatistas. Sólo en enero de 1998 fueron expul­sados 9 942 extranjeros, casi la mitad guatemaltecos (La Jornada, 26 de julio de 1998; El Financiero, 26 y 28 de julio de 1998; Reforma, 23 de marzo de 1998, y The Washington Post, 26 de febrero de 1998).

33. Francisco López Bárcenas, "Contrainsurgencia y el derecho en Chiapas", La Jornada, 12 de agosto de 1999.

total; en segundo lugar se encuentra Yucatán, con 52.48%.34

Numerosos mayas en Tabasco y Chiapas constituyen las mi­norías lacandonas, tzelzales y tzotziles.35 El contacto entre las minorías es mínimo y generalmente se produce cuando se encuentran en otras ciudades, a las cuales se ven obligados a emigrar en busca de mejores condiciones económicas.

Las comunidades que tratan de preservar sus costumbres se han enfrentado a diversos problemas en esos empeños. En las poblaciones donde el consejo de ancianos regía los desti­nos de la comunidad, se han presentado disputas con repre­sentantes de partidos políticos, como en Chichima, al sur de Yucatán, en 1994. Sus estructuras políticas se ven no sólo bloqueadas por la organización política contemporánea, sino por la falta de recursos para desarrollar campañas electora­les propias. Aquí vale la pena preguntarse si la Ley de 1999 tenía fines implícitos, como la integración plena de lasco­munidades a los partidos políticos, especialmente el PRI.

Asimismo, los indígenas han resentido ciertos cambios negativos que van desde la desintegración familiar, porque no sólo emigran los padres de familia, sino también los hi­jos, ante la pérdida de ingresos. Su progresiva incorporación al mercado laboral y la necesidad de castellanizarse y adop­tar otras costumbres (como el cambio de vestimenta), son resultado de la incierta posibilidad de que podrán contar con un ingreso que les permita sobrevivir.

Es igualmente preocupante el incremento del alcoholis­mo, el cual constituye el principal y a veces el único medio de entretenimiento colectivo e individual. Un problema adi­cional es el desarrollo del protestantismo, que entra en cho­que con las tradiciones comunitarias de las poblaciones, como cuando se celebra a los santos patronos en los pueblos.

A los indígenas también se les relaciona con la delincuencia y el narcotráfico. En 1991, por ejemplo, fueron procesados 53 indígenas por delitos contra la salud,36 es decir, por cul­tivar mariguana al no encontrar otro tipo de ingreso. Su apre­hensión les sorprende porque desconocen la prohibición jurídica ya que tradicionalmente se trata, como los hongos alucinógenos, de una planta que están acostumbrados a ver crecer. Las agresiones y los despojos de que son víctimas son historias frecuentes y cotidianas. No sólo no se respetan los derechos propios de las minorías indígenas en México, sino tampoco sus derechos humanos como ciudadanos.

Las perspectivas de las comunidades indígenas no son muy alentadoras, pues a pesar de lo arraigado de sus costumbres

34. XI Censo Nacional de Población y Vivienda de 1990 e Instituto Nacional Indigenista, 1991.

35. J. Ramón Bastarrachea, Los mayas de la península de Yucatán, INI, México, 1994.

36. INI, 1991 .

y su eventual defensa, en la actualidad 50 comunidades co­rren peligro ante la poca atención y valoración de la sociedad en su conjunto.

La composición de los inmigrantes no ha logrado gene­rar una repercusión social importante. Los casi 23 000 re­fugiados guatemaltecos en Quintana Roo, Chiapas y Yucatán se identifican culturalmente con los indígenas del sur del país y han recibido ayuda internacional para integrarse (pues no desean regresar a su país). Otro grupo es el de los estadouni­denses que viven ilegalmente en México o "espaldas secas" (unos 2 000), quienes se concentran en los centros turísti­cos y prácticamente viven en vacaciones permanentes con trabajos temporales. Un grupo numéricamente similar es el de los asiáticos concentrados en el noroeste, ampliamente conocidos por dedicarse al sector de servicios. Estos dos úl­timos grupos mantienen en su mayoría las tradiciones e iden­tidades culturales de su país de origen.

PRINCIPALES DIFERENCIAS ENTRE LAS MINORIAS ÉTNICAS

E n toda América del Norte cohabitan diferentes grupos étnicos nativos junto con inmigrantes de segunda y ter­

cera generaciones (colonos y nuevos inmigrantes), configu­rando una amplia gama de razas y lenguas y ocasionando, en algunos lugares, el surgimiento de conflictos nacionalistas, como el de la provincia de Quebec, Canadá, conflictos racis­tas, discriminatorios y xenofóbicos como en California, Es­tados Unidos, o bien movimientos indígenas de reivindica­ción autonomista como en Chiapas, México.

En el desarrollo de tales conflictos, los intereses econó­micos tienen mucho que ver. Si bien en Canadá la explo­tación de la mano de obra nativa ha pe~mitido la genera­ción de la riqueza de ciertas élites, el elevado nivel de vida canadiense beneficia en cierta forma a los nativos y otras minorías. En Estados Unidos, la gran explotación a que están sometidas mantiene en una alarmante marginación económica, política y social a las minorías. En México, no sólo el menor crecimiento y el bajo nivel de vida, sino tam­bién el saqueo y la explotación del trabajo manual produ­jeron el doble fenómeno del desplazamiento (segmenta­ción) y la marginación. 37

Con una diferencia de cerca de 15 000 dólares en el ingreso per cápita anual entre canadienses (23 592) y estadounidenses (29 605) frente a los mexicanos (7 704), las minorías de

37. Para Ugo Pipitone, el desigual reparto de sus frutos cimentó estruc­turas productivas y sociales altamente segmentadas (Ugo Pipitone, América Latina y Estados Unidos: la economía del desencuentro, CIDE,

México, 1989).

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México resultan las más afectadas no sólo en sus niveles de ingresos, sino también en lo referente a analfabetismo, ser­vicios de salud, educación y oportunidades para elevar su nivel de vida. 38 Por otra parte, México se encuentra atrapado en un considerable compromiso de deuda externa agravado por la dependencia de los precios del petróleo, lo cual afecta di­rectamente el alcance de los servicios del sector social.

Uno de los grandes debates aún vigente enAméricadel Norte se refiere a si incluir o excluir a los grupos indígenas de la edu­cación y los procesos productivos de las mayorías. Si se les educa en su idioma, respetando sus costumbres, difícilmente se integran al proceso modernizador, si se les incluye en los pro­gramas de las mayorías, pierden sus tradiciones y riqueza cul­tural. La exclusión en reservaciones, que en cierta medida pre­servasusvalores, no ha logrado mitigar su rezago aunque cuenten con mayores beneficios. La inclusión, aunque sea con grandes beneficios y dirigida por el gobierno, tampoco ha permitido que vivan mejor o igual que los demás.

En materia política, las reivindicaciones nacionalistas en Canadá, Estados Unidos y México han seguido cursos di­ferentes. En Canadá, a partir de la década de los setenta el descontento de los quebequenses franceses frente a los anglófonos se transformó en una especie de "nacionalismo étnico"39 que contamina de paso a otros grupos étnicos nativos. Las características de orden sociocultural que se presentan pueden resumirse en el rechazo a la asimilación, el deseo separatista, un movimiento de enaltecimiento de las propias diferencias culturales, la exaltación nacionalis­ta y las demandas políticas (contra la asimilación) . Con ello, surgen las denuncias por la situación económica en que se encuentran y su sub representación política (segregación).

El conflicto étnico en Canadá hasta ahora ha sido relativa­mente pacífico, dirigido por una élite de funcionarios públi­cos y profesionistas liberales que en cierto sentido está con­vencida de que se encontraría mejor sin el vínculo federal. Entre sus logros se encuentra no sólo el uso cotidiano del idio­ma francés en Quebec, sino la autonomía de Nunavut.

38. Las cifras de 1999 señalan que México registra 11 % de analfabetismo, Estados Unidos 0% y Canadá 1 %; la población con tres años de estudio es de 16.1, 80.6 y 90.1 por ciento, respectivamente; la mortalidad infan­til es de 31, 7 y 6 por cada 1 000 niños; la esperanza de vida es de 72.2, 76. 7 y 79 años, y por cada 1 000 habitantes se dispone de 1.3, 2. 7 y 2.1 mé­dicos. L'étatdu monde 2001, La Découverte, París, 2001.

39. Al movimiento quebequense se le ha identificado con el concepto de grupo étnico, el cual se ha definido como aquella colectividad de raza, religión y origen común cuyo denominador es una referencia social y psicológica común; es decir, un sentido de identificación entre sus miembros tanto ancestral como orientado hacia el futuro, que se manifiesta en una con­ciencia de pertenencia a un pueblo y en valores culturales fundamentales compartidos. Patricia Soriano Suárez, Perspectivas del separatismo que­bequense, UNAM, México, 1980.

88 MINORIAS tTNICAS EN CANADÁ, ESTADOS UNIDOS Y MtXICO

Posiblemente sea de mayor alcance el movimiento de rei­vindicación nativa, impulsado en gran medida por los indí­genas canadienses, consolidado mediante la Comisión Coor­dinadora de Naciones y Organizaciones Indígenas. 40 Desde 1990 ésta ha reiterado su propósito de alcanzar la "liberación y la autodeterminación" para preservar sus valores espirituales, sus formas de vida y conocimientos que la colonización y la devastación de la tierra afectaron, y a la vez solicita la acep­tación de un ambiente de diversidad cultural.

Sin embargo, el alcance de las demandas de los grupos indígenas pierde eficacia al enfrentarse a estructuras políti­cas, económicas y sociales diversas. En Estados Unidos los movimientos de los años sesenta coincidieron, salvo casos aislados (como MalcomXy algunos grupos chicanos), en el deseo de integrarse a la sociedad de la mayoría con la idea de que la asimilación les permitiría acceder a los mismos bene­ficios que los blancos. Los resultados se deben evaluar de di­ferente forma porque algunos, como los afroamericanos y cubanos, han logrado una mayor inclusión política, mien­tras que la penetración cultural mexicana es cada vez más intensa.41 La influencia de los judíos es clara en la política exterior, mientras que los asiáticos, más discretos, penetran en el mercado. Indudablemente generalizar es un peligro, sobre todo cuando se analiza a Estados Unidos, por lo que es necesario mencionar que las circunstancias regionales des­empeñan un papel determinante. Simplemente en Nuevo México, el único estado oficialmente bilingüe, los blancos fueron superados por los hispanos y nativos desde principios del siglo XX; en Texas los mexicanos representan 10% de la población en Dallas y 75% en San Antonio. Esta disgrega­ción o concentración afecta de manera fundamental su de­sarrollo social, político y económico.

Los pocos movimientos separatistas (recientes en Texas en 1999 y Puerto Rico en los años sesenta) son más bien aisla­dos y no reflejan el sentir de la población. Las minorías étnicas

40. Comisión Continental integrada por: México: Frente Independiente de Pue­blos Indios (FIPI), Unión de Mujeres Yalaltecas; América Central: Kunas Uni­dos por Nabguana (Panamá), Consejo de Organizaciones Mayas, Guatemala (COMG); región andina: Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC),

Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y otras asociaciones de Brasil, el Cono Sur y Canadá, mediante una red de trabajo llamada Alianza de Pueblos Indígenas con sede en Albuquerque.

41. Desde los festejos públicos del 5 de mayo y del 16 de septiembre con pa­pel de china picado y buñuelos, hasta el "burrito" que ha rebasado a los hot cakes en la demanda de desayunos del autoservicio de McDonald's. Las nuevas estrategias de mercadotecnia incluyen comerciales bilingües y hay numerosas estaciones de televisión y radio en español, algunas de ellas, como La Mega en Nueva York, a menudo con el rating más alto. Sim­plemente George W. Bush trata de demostrar que medio habla español, a veces se hace acompañar de mariachis, bailó con Ricky Martin, y su pri­mer viaje al extranjero fue a México.

desean integrarse y las reservas nativas son completamente bilingües y no se presentan casos de resistencia contra el go­bierno federal o estatal.

La postura gubernamental ante las minorías difiere en gran medida entre México, Estados U nidos y Canadá. Mientras en los dos primeros se tiende más al desarrollo del pluriculturalismo, Otawa promueve el multiculturalismo.

En un esquema pluricultural, la colectividad integra tra­diciones de diferentes culturas, especialmente las afines. Ello representa un problema no sólo porque anula los usos y las costumbres que no son afines ala mayoría (como la venta de niñas), sino porque construye una cultura general sólo con aquellos elementos que presentan afinidades con la cultura española (como las danzas de los Chinelas barbados), resul­tando en un cúmulo de empatías construidas artificialmente.

Con ello, en México el mestizaje (pluricultural) refuerza su razón de ser, relegando y erradicando ciertas expresio­nes culturales locales no afines. En el proceso no se genera el racismo (dado el peso del mestizaje), sino el clasismo. Esta particularidad permite a los indígenas asimilados y que han logrado un relativo éxito económico o político (Benito Juárez) ser aceptados en este confuso núcleo pluricultural, pero al ser las comunidades nativas las más marginadas, la mayoría es relegada y rechazada (discriminación) no sólo por tener tradiciones y parámetros culturales diferentes (incluyendo el concepto de la estética), sino también por representar a los pobres.

En Estados Unidos el pluriculturalismo se expresa en la inclusión política de diversas etnias algunas veces más liga­das a la cultura de la mayoría que a la propia, como el caso de Colin Powell o Arnold Schwartzeneger, quien desea postularse como gobernador de California definiéndose como un "ciudadano" común y corriente. Con ello se repre­senta perfectamente la comedia de la movilidad social. Igual­mente, el sincretismo culinario, el festejo del 5 de mayo y los ritmos latinos con letras en inglés, entre otras expresiones cul­turales, reflejan la inclusión de elementos afines. También ini­ciativas tales como la 227 contra la educación bilingüe inten­tan acelerar el proceso de asimilación de las minorías.

Pero hay que tener cuidado con esta pluriculturalidad que se sustenta sólo en una folklórica inclusión de ciertas "costum­bres" y élites de ciertas minorías (domesticadas por completo). Su complejidad es muy amplia; sólo enseñar inglés a gente anal­fabeta o que no conoce el idioma disminuye claramente su ren­dimiento (y entendimiento) en la escuela y con ello se dificul­ta su desarrollo profesional. Desde una perspectiva optimista también se presenta la discriminación porque pueden "incluirse" pero se mantienen rezagados. El caso de los puertorriqueños es muy ilustrativo: ala población americanizada se le siguerecha-

zando, a pesar de que domina el inglés y de haberse educado en escuelas estadounidenses.

Por otra parte, la multiculturalidad en Canadá es resultado del desarrollo de sociedades cerradas (a veces rurales y en un vasto territorio). Con ello, los rasgos culturales de las comu­nidades se mantuvieron a pesar de sus contradicciones, he­redando diversos conflictos (católicos y cristianos).

Es difícil hablar de clasismo en Canadá, donde la mar­ginación de los indígenas tiene más que ver con el herme­tismo de las comunidades para preservar sus valores y tra­diciones. A la fecha muchos analistas se preguntan si en Canadá hay segregación (marginación disfrazada) o racismo (real) o discriminación (legal). Los afrocanadienses denun­cian el multiculturalismo como: "a fancy piece of window dressing" ,42 porque en realidad existe una "gran tragedia", la segregación social canadiense. Este fenómeno, ligado al colonialismo, oprime y margina. Para los nativos y los afro­canadienses, la marginación les viene tanto de parte de los franceses, más preocupados por su problema, como de los británicos. 43

Así, en Canadá, las tradiciones y comunidades permane­cen separadas y en conflicto, buscan su propio reconocimien­to y autonomía (separatismo), lo que da lugar a un elevado índice de politización (individualismo democrático).

Por el contrario, las comunidades minoritarias en Méxi­co y Estados Unidos, marginadas pero sin contradicciones de fondo frente a las mayorías, desean integrarse y buscan espacios cívicos de participación política en un cuerpo social no intermediario (representación política). La frustración de sus intentos (el EZLN en 1994) ha llevado a la población in­dígena a registrar un alarmante grado de despolitización (abs­tención de 7 5 % en Ocotzingo en 1997). Posiblemente el que no se haya definido la autonomía en la Ley Indígena (culpa­bles unos y otros) sea resultado del modelo pluricultural y de un indeterminado deseo de inclusión.

En este sentido, las comunidades canadienses son muy nacionalistas y politizadas en el aspecto tradicional (herme­tismo nacionalista-autonomista que da lugar a una visión étnica); algunas buscan su separación, mientras que en Méxi­co y Estados Unidos manifiestan un sentido incluyente (una especie de neonacionalismo).

Por último, el multiculturalismo y el pluriculturalismo prolongan la práctica de cierta forma de la estratificación, el

42. Philipe Nourbese, Frontiers: Essays and Writings on Racism and Culture, Mercury Press, Ontario, 1992.

43. Aristócratas con gran influencia en Estados Unidos, sobre todo después de la guerra de independencia de las 13 colonias, fecha en la que Canadá se llena de conservadores o torys.

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imperialismo cultural y cierta dicotomía heredada de nues­tra visión eurocéntrica. Esta visión occidental posiblemen­te comprueba con sus pobres resultados la imposibilidad de implantarse como modelo conductual satisfaciendo a los grupos minoritarios locales. La propuesta gubernamental de ciudadano, en ambos patrones, subsume las diferencias e incluso las contradicciones culturales que existen entre una comunidad y otra, asumiendo la creación de un ciudadano estático, como lo plantea la tesis de Guilles Bourque.44

CONCLUSIONES

1 Cuáles son los derechos más importantes? ¿Los individua­l les o los colectivos? ¿Será más conveniente construir una historia común y un ciudadano estático? ¿Es incluyente el contrato social? ¿Es válido el modelo de Estado-nación ernoculturalmente diferente?

Uno de los problemas fundamentales es que la democra­cia, tendencia política centrífuga, representa una forma de gobierno que sólo favorece a las mayorías. 45 Así, el ejercicio de defender los derechos de las minorías no sólo va contra la democracia, fórmula que excluye a los grupos minoritarios, sino que puede fomentar la segregación de microsociedades46

alejadas y ajenas a una mezosociedad (de las mayorías) y en­trar en contradicción con su propio proyecto al construir un lazo social desde arriba sin la participación activa y conven­cida de todos sus integrantes.

La democracia, centralizadora y unitaria, no puede defen­der las características étnicas específicas entrando en contra­dicción con la defensa de los derechos humanos de todos y cada uno de los individuos. El common lawo derecho positivo, uno más práctico y otro poético, tampoco parece garantizar las demandas de las minorías ¿Cuál sería entonces la propuesta ju­rídica, política, social y cultural que pudiese considerar incluso a las minorías dentro de las minorías?

La ideología colonizadora y la visión eurocéntrica man­tienen la superioridad del pensamiento europeo sobre el lo­cal. En toda América del Norte los indígenas, francófonos, afros e hispanos 1 uchan contra un ancién régime que ya no lo es. Posicionados como superiores y predominantes, los blan­cos subestiman (inferioridad) no sólo la inteligencia, sino las

44. Guilles Bourque, La sociology, /'état, la nation, Cahiers de Recherche Sociologique, Montreal, núm. 14, 1990, pp. 153-162.

45. Mónica González, Democracia, un triunfo incierto, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, México, 1997.

46. De una manera equivocada se piensa que el respeto a las tradiciones de las minorías fomenta el individualismo, planteamiento que queda destruido al analizar el individualismo anglosajón.

90 MINORIAS tTNICAS EN CANADÁ, ESTADOS UNIDOS Y MtXICO

tradiciones y expresiones culturales de los nativos y las mi­norías migrantes.

U na sociedad pluricultural y mulricultural no resuelve el principio del pluralismo y tolerancia ni la paradoja de la in­compatibilidad cultural. La creación de reservaciones de nativos tampoco logra mitigar el rezago en que vive estaco­munidad. Su inclusión a la dinámica de las mayorías ha com­probado la persistencia de su marginación.

El problema es más complejo y la cuestión de la autono­mía, la independencia o la inclusión no logra elevar su nivel de vida. Es necesario formular otras alternativas de coexistencia con ellos. Tal vez una especie de democracia minimalista que resuelva el problema de la representación minoritaria sin in­validar sus formas de pertenencia social ni destruir los lazos sociales. También es necesario elevar su nivel de vida, porque no hay democracia posible con hambre, así como fomentar tanto su orgullo cultural como su activismo político.47

Es necesario incentivar la investigación de campo en esta área, pero sobre todo es urgente el rescate de estas comuni­dades para alejarlas del olvido, reforzar sus identidades cul­turales (parte de nuestras responsabilidades cívicas) y permi­tirles vivir sin necesidad de ocultar, abandonar o transformar sus valores. No debemos colaborar a la destrucción de nues­tro valioso patrimonio cultural. O>

47. Entre las propuestas económicas que podrían elevar su nivel de vida, se encuentra el desarrollo de negocios especiales (familiares y con la subven­ción del gobierno) con efecto local y que no requieran gran inversión. Tam­bién se encuentra la promoción dentro de las comunidades de investigaciones sociológicas, antropológicas, arqueológicas, agrícolas o de acuicultura, el desarrollo de tecnología local (concursos), la capacitación y la integración de corporaciones de productores o comerciantes. En lo social, se recomien­da realizar agrupaciones culturales y políticas, la promoción de su músi­ca, comida, vestimenta y rituales, entre otras costumbres. Indudablemente, toda propuesta debe tener una visión holística (desarrollo social, salud y educación) a largo plazo, fomentar un clima de .tolerancia, aceptación, creatividad y, sobre todo, escuchar a los nativos para cono­cer sus demandas y no buscar soluciones que la élite crea más convenien­tes para ellos.

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