procesos y situaciones en la historia de america (1

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PROCESOS Y SITUACIONES EN LA HISTORIA DE AMERICA (1 A medida que los pueblos americanos se han hecho uni- versales, a medida que su influencia está presente en todos los continentes y se extiende en forma económica, política y militar por todo mundo, aumenta también el estímulo para incluir su historia en eí contexto de la historia universal. Des- de una perspectiva puramente historiográfica, esta dimensión universal de la historia americana se debe al pensamiento europeo, y por añadidura se prolonga en las metamorfosis que ocurren en el continente americano a partir del descubrimien- to español. En realidad, desde fuera de América la historia de ésta se ha contemplado siempre como una extensión de lo europeo, y hasta ci&rto punto como un mundo comprensible en su mis- ma alteridad. En gran medida, la enorme importancia alcan- zada por las ciencias antropológicas en cuanto al seguimiento y estructuración de esta historia americana se debe grandemen- (*) La obra de que nos ocupamos, publicada en tres volúmenes y recién aparecida, ha sido escrita por eí catedrático y director del De- partamento de Historia de América, de la Universidad Complutense de Madrid, Mario Hernández Sánchez-Barba. La ficta bibliográfica es la siguiente: - Mario Hernández Sánchez-Barba.- - Volumen 1: 308 págs. + mapas y cuadros. Volumen 2: 512 págs. + mapas y cuadros. Volumen 3: 512 págs. + mapas y cuadros. Madrid, Editorial Alhambra> 1981. En cuanto se trata de una obra extraordinaria en la bibliograifa americanista, le dedicaremos un espacio superior al habitual, pero cabe aliadir que incluso en esta circunstancia no renunciamos a considerarla atentamente en nuestros próximos trabajos. 199

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PROCESOS Y SITUACIONESEN LA HISTORIA DE AMERICA (1

A medida que los pueblos americanosse han hechouni-versales,a medida que su influencia está presenteen todoslos continentesy se extiendeen forma económica,política ymilitar por todo eí mundo, aumentatambién el estímuloparaincluir su historia en eí contextode la historia universal. Des-de una perspectivapuramentehistoriográfica, esta dimensiónuniversal de la historia americana se debe al pensamientoeuropeo,y por añadidurase prolongaen las metamorfosisqueocurren en el continenteamericanoa partir del descubrimien-to español.

En realidad,desdefuera de América la historia de éstaseha contempladosiemprecomo una extensiónde lo europeo,y hastaci&rto punto como un mundocomprensibleen su mis-ma alteridad. En gran medida, la enormeimportanciaalcan-zadapor las ciencias antropológicasen cuanto al seguimientoy estructuraciónde estahistoria americanase debegrandemen-

(*) La obra de que nos ocupamos,publicada en tres volúmenesyrecién aparecida,ha sido escrita por eí catedrático y director del De-partamento de Historia de América, de la Universidad Complutensede Madrid, Mario HernándezSánchez-Barba.La ficta bibliográfica esla siguiente: -

Mario HernándezSánchez-Barba.-- Volumen 1: 308 págs.+ mapasy cuadros.

Volumen 2: 512 págs.+ mapas y cuadros.Volumen 3: 512 págs. + mapas y cuadros.Madrid, Editorial Alhambra> 1981.

En cuanto se trata de una obra extraordinariaen la bibliograifaamericanista,le dedicaremosun espacio superior al habitual, pero cabealiadir que incluso en estacircunstanciano renunciamosa considerarlaatentamenteen nuestrospróximos trabajos.

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te al hecho de que la explicación histórica per se resultaríainsuficiente,porqueno hay en dicho continenteun marcoeco-lógico homogéneo,ni en lo racial, ni en lo étnico, ni en locultural. Desdeluego, y a partir de esteprimer reconocimiento,si los europeoshan creado la versión universal de lo ameri-cano desdesu propia presenciae interesesen América, laAntropología ha significado el papelde las amalgamasracia-les y étnicasy la extraordinariadialécticadel tratamientoet-nohistórico.

Esto ditimo constituye una creaciónde los primeros es-pañolessituadosen América, pero su máximo desarrollohay4ue’atribuirlo a las generacionespropiamenteamericanascon-temporáneas.Dentro de este signo intelectual, han sido losiniciadores de nuevas formas de comprenderla historia. Enestecaso, el texto escritopor Mario Hernándeztraduceestosreconocimieñtos,y cabesituarlo desdeel comienzoen la van-guñrdia del conocimientohistórico ejercido desdeuna posicióneurotea,españolaen particular,y pasionalmenteinscritaen unsentimientocasi interno del mundo americano. -

En general,pues,la historia americanase ha racionalizadocomo partede una experienciaeuropea,y a menudoseha ex-tendido la nocióñ’deque lo euinpeoes mismamentelo ame-ricano en su modernidady en su conscienciauniversal. Pocasvéces,por lo tanto, Europaha sabido dar un sentidopropia-mente americanoa la historia americana,y pocasveces se haproducido‘la necesariasimbiosis intelectual capazde obtenerconscienciainteina de estos hechos. El mirador puesto hacialo americanoes en sí mismo una dificultad óptica porque- elpais4e que - uno contempla y los procesoshistóricos a quetendrá que referirse el historiador escapana la mensurabili-dad total. Esto es, la conscienciade profundidades el máximodesafíopuesto a la grandezahistórica de 19 americanoen susdiversasfacetasdialécticas internas.

La consciencia& esta dificultad de aprehensióndel mun-do total americanoestápresenteen las especializacionesde lamisma historia y de las diferentes disciplinas que se ocupande esta realidad humana.Empero, es indispensable’producirsíntesis,precisamenteporquees a través de éstacomo pode-mos reconocereí papelde las grandesfuerzasque se ocupan

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de empujar dinámicamenteeí proceso histórico de las socie-dades,de las nacioneso de los Estadosa lo largo de su exis-tencia.

En todo caso, las grandessíntesishistóricas,y la del pro-fesor Mario Hernándezes la mejor que conocemosen su gé-nero, requierenel dominio de tres condiciones: información,sentidonomológicoy conceptualde los hechosy fuerzainte-lectual para conducir éstosa una teoríaestimulante.Aquí esdonde’esta intrincada historia que es América obtiene el ca-rácternomológicoquese exigea unagransíntesis.Estaúltimase producecomo un discursocoherentea partir de una com-prensión evidentementeconstruidadesdefuera de esta expe-riencia histórica. Perolo cierto es que, dada una cierta sim-biosis sensual o derivada de un sentimiento de inmersiónprofunda en esta historia de América, Mario Hernándezlogralo que epistemológicamentedebemosconsiderarcomo un fe-nómeno de empatia- histórica, esto es, un fenómeno equiva-lente,en el sujeto temporalmentedistanciado,una experienciaempíricamenteimposible de conseguirpor uno mismo.

Lo que acabamosde mencionartiende a llamar la atenciónhacia el hechode que una síntesishistórica siempreexpresaun valor de percepciónpersonaldel pasado, a la vez que senos revela como una expresióndel sentidocultural del histo-riador. En tal caso,el profesorMario Hernándezacude a ex-plicar la historia de América desdela perspectivade su com-promiso intelectualcon aquélla,y desdela versión objetivantede sus instrumentosde análisis: el método histórico y la in-cardinaciónde ésteen una idea motriz, la de que todahisto-ricidad lleva consigo transformacióny tránsitosde sumisióny dominio de unoshombresa otros y por otros. En la exis-tenciade estos tránsitos el profesor Mario Hernándezrevelaque el principio dominanteen la historia de las sociedadeshu-manasaparecevinculadocon el - fenómenode la temporalidad,y en ésta con el de la tesisvoluntaria impresaen la mismaproducción del sucesoque transforma la realidad a partir deotra que es su misma condición.

- Esto es, las formas históricas son construccionesque si-guena los actosde los hombresy a las experienciasculturalesconcretasque los distinguen en el tiempo y en el espacio.El

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cóntextoestratégicopredominantede las relacioneshistóricasréside,segúnMario Herpández,en el conceptode «situación»,en la medidaen que ésterepresentala coyunturareal de lossujetosde la historia. La realidadhistórica americanacorres-ponde examinarla,por lo tanto, dentro de un contextode si-tuaclones,y en la medidaen que éstasvarían,asimismoserándiversaslas dialécticasy transformacionesocurridassegúncadahistoricidadespecífica.

- A partir del reconocimientode la existenciade estasco-yunturas,cabedecir que tanto la diversidadeuropeacomo ladiversidadamericanaen origen se han implantado en el senode las ‘situacioneshistóricas de aquel continentey han cons-tituido factores de diferenciación,temporaly espacial,cuyosprocesosson más complejos que los propiamenteeuropeos,tanto en términos de historia como de estructurasocial y decultura.

Hablar, pues, de América es referirse a la mayor hetero-geneidadhistórica conocidapor la especiehumana,precisamen-te a partit del acontecimientocolombino y, con éste, de lapresencia- españolay subsiguienteseuropeasy africanas.Ape-nashay lugaresen el mundoquepuedancompararsecon Amé-rica en heterogeneidadracial, étnica, cultural y ecológica, ypocossón los procesósconocidosque abarquenuna inmensi-dad tan-rica en detalles y en variaciones, tan caleidoscópica,como la cjue se da en ló americano.En tal caso, a nadie sele oculta- que América es, todavía - ahora, eí continentequeregistra más diversidadesen todos los sentidos,y es difícilpensar,asimismo,que América haya alcanzadosu unidad cul-tural cuando, además,no la ha alcanzadoni en términos ra-ciales fil en términos étnicos cadauna de sus naciones.

Por lo demás,si en tiempos prehispánicosAmérica no era,evolutivaníenteconsiderada-una unidad histórica, y si por lotanto tampocolo era étnicamente,‘y si su variedadculturalestabaconstituidapór miles de tribus y grupos diferentes,ysi tres grandes’civilizaciones,’lamexicana,la mayay la perua-na, alcanzabanel pináculo de las equiparacionescon el equi-valentea u& Mundo OrientalAntiguo precristiano,cabe’tam-biéndécirque lá expansiónde los europeosintrodujo poderososelementosde unidad histórica que, sin embargo, no han con-

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seguidocuajar definitivamenteen el sentidode quees todavíaun continentesin cohesionar.Aún hay tribus que permanecenseparadasde los contextosnacionales,y muchasetnias indí-genasse sientenextrañasrespectode quienesconviven comovecinos.

- Más aún, el hecho de la existencia de discriminación ra-cia!, y el hechode la desigualdadétnica en el sentido de laexistencia de pueblos sumergidosen la condición primitivade recolectoresy cazadoresfrente a las diferentesvariablesdecivilización urbana y científica moderna, indica que Américaes el más complejo y difícil de los procesoshistóricos quepuedanser sometidosa un intento de análisis global.

América se está haciendo,no en el sentidode que todoslos grupos humanosconstituyen una permanenterealidad dereadaptaciónestructuralcontinua, sino en el sentidode quecadanación estatalamericanaes todavíauna pluralidad étnica,evolutivamentediferenciada,o sea, con escalonesculturalesque van desdelos grupos recolectores-cazadoreshastael des-arrollo de la energíanuclear.Por lo tantó, no hay en ella unasincroníacultural de todas quepermita hablar de simultanei-dad evolutiva de sus etnias, con lo cual no se da una razóncultural uniforme, sino que son varias las que construyen-lasdiferentesrealidadesnacionalesinternas- Dadasestas fuerzashistóricas divergentes,el contenidode las realidadesamerica-nas no sólo es diverso,sino quees discrepanteen sus procesosnacionales internos.

-‘ Las tendenciascentrípetasestán, sin embargo, pwfunja-menteconstituidasen tomo a las políticasde Estado,y es enesta dirección como el historiador reconoceuna razón culturaldirigente,en la que inevitablementese recupera la dialécticaexplicativa de cadahistoria. Si se nos apura, el Estadono essólo una razón cultural dialéctic~menteunificadora, sino quees, por antonomasia,la dinámicaevolutiva por excelenciay-elnúcleoen cuyo entorno se coñfigura eí sujeto de la histotid-dad.másavanzada.-

-‘ ‘Es en este punto donde aparecemás comprensible‘unahistoria americanade carácter general, pues si tratáramosdeinternarnosen la estructurainterna, pluricultural, de cadasu-jeto estatal, es evidenteque en ella encontraríamosconcerta-

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dos diversosprocesosétnicosque en si constituyenfenómenosde divergenciahistórica y aspectosde razonesculturalesdif e-rendadasque sólo adquierensentido histórico en el Estadoque las incorporao asimila a su razón cultural históricamentemás avanzada.

El tratamientodel problemahistórico americanopuedeha-cerse desdediferentesperspectivas.Una de ellas consisteeninternarseen el seno del análisis de las diferotes tribus quese acogen en el territorio de los diversos Estadosy que,porlo ‘mismo, representanhistorias diferentes.Uno piensa en ‘elindio americano,e inmediatamentecontemplaotra historia, lade los navajo, de los sioux, de los yaquis, de los tarahuma-ra, de los maya, de los misquito, de los aymara,de los bororóo de los toba. Y en la medidaen queestashistoriasno estándisueltasen el crisol de las historiasdel Estadoa que pertene-cen,es tafnbiénevidentequeson historiasa la vez concertadasdentrode una dialécticaen la que actúancomo sujetosde unahistoria mayor, mientras,al mismo tiempo, constituyen reali-dades’tangibles de afirmación histórica diferenciada.

Nada es más cierro, entonces,qué América es todavíauncontinentecuya historia presentados niveles dialécticos dife-rendados:1), el de las nacionestribales,y 2), el de las nacio-nes estatales.La noción de Estadoes, desde-luego, y en estecontextode confrontación,la noción históricamentemás avan-zaday la ‘que asumela dialécticamás decisivaen dos aspectos:1), en el de intervenir activamenteen la historia universal,y 2), en-el de asumir ei papel¿euna razón cultural que encadauno de sus caracteresresumetambién la función estruc-turantede otra unidad nacional: la del Estado.

En general,esta última es la perspectivausualmenteadop-rada por eí historiador. El esquemasupranacional,la culturadel poder, la dialécticapolítica que la haceposible, las fuer-zas- económicasy religiosas en litigió, las relacionesdecisivasentre- ideológías y- sus grupos de - sustentación,el intercambioconflictivo entrelas clasesy entrelas nacionesy las transfor-macioñé~culturalesresultantes,toda estamalla estructural’fun-dada en institucionesque ejercenpoder y control sobre laspoblacionesa las cúaleséste se dirige, constituyenei marcoidóneo propio del historiador.

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Al reconocerestamacroestructuracomo función dialécticaespecíficade la historicidad,nadaes más sensiblea estehechoque el asumir, por añadidura,eí principio de que la historiaglobal no puedeintentarsedesdela diversidad estructuralycultural a que nos hemosreferido, sino que debeinterpretarsedentro de las lineas maestrasque se traducen en forma degrandesideologíasy de comportamientosdecisivos.Los Esta-dos representanesto último en lo político, y las ideologías,como formas de competir activamenteen eí hacersehistóricosel conocimientoy las institucionesque las reflejan, represen-tan construccionesculturalesque hacen posible lo que MarioHernándezllama «situaciones»,esto es, la adaptaciónen elespacioy en el tiempo concretode lo que es histórico.

Esta digresión nos ha parecidonecesariaen ordena reco-nocer la dificultad que representainterpretarel procesoame-ricano como una historia común: la de América. En gran ma-nera, hacerloasí constituye una de las mayoresaventurasin-telecrualesa quepuedeenfrentarseun historiador.Desdeluego,esteanálisis no sólo es difícil, sino que requiereuna capacidadde integraciónexcepcional.Requierela cualidadintelectual dela síntesis;especialmente,esta última suponela necesidaddeabarcarun conocimientopoco habitual: el derivadode unaorientacióninterdisciplinariaa partir de los recursosdados poruna documentaciónmetodológicamentecompleja.

A medida, por lo tanto, que asumimos estacomplejidadestructuraly cultural del continenteamericano,nos percatamostambiénde la excelenciade esta Historia de América escritapor el profesor Mario Hernández,y que ahora pasaremosaconsideraren lo quesonsus líneasfundamentales.Es evidente,asimismo, que no podemos registrar en nuestro comentariotoda la gamadocumentalqueestostres volúmenescomprehen-den, y ni siquierapensamosreducir a síntesis lo quees ya unmaterial más rico que el que podría resultarde nuestrainter-pretación.

* * *

En primer lugar, y ante una exigenciainevitable, la queresultade tenerque situarseen el contextode una teoríade

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la historia, es evidenteque Mario Hernándezadoptauna in-fluenda ecléctica, la cual podemosreconocercomo una com-binacióndel pensamientoinscritoen la revistafrancesaAnnales,y en éstos en las personasde historiadoresfranceses,talescomo Lucien Fehvre.Marc BIoch, Charles Morazé, FerdinandBraudel y PierreChaunu,así como con pensadoresy filósofoscomo W. Hegel y Nicolai Hartman,y por extensiónde cono-cimiento con los planteamientosde la Antropología Culturaly de la Sociología.

- Junto con los resultadosde su propia elaboraciónintelec-tual de lo histórico afirmándoseen la experienciade suspró-digos trabajoscomo docentee investigador,estacombinaciónse ha configuradocomo un enfoque que no debeconfundirsecon una adscripciónunilateral a ninguna teoría histórica par-ticular. En lo fundamental,Mario Hernándezes un historiadorpensanteque no suele respondera ortodoxias establecidasyquese revela como un productorde teoríascontextualeso de-rivadasde la misma circunstanciaespacio-tiempo,esto es, delas situacionesdel sujetohistórico entendidocomo una totali-dad política.

El contexto americanoa que aludeMario Hernándezcon-siste en un proceso desarrolladoen cuatro grandesmomen-tos: el de los pobladoresprimitivos queatravesaronel estrechode Behring en época glacial, el de las grandesculturas avan-zadasde Mesoaméricay la región andina, el de la civilizaciónespañolay, por extensión,iberoamericana,y el de la Américaactualen sus dos grandesversionesdelimitadas,la de Ibero-américa y la anglosajona,con dos representacionesmenores,la francesay la holandesa.Este conjunto poseesus ingredien-tea definitorios y sus momentosestelares,pero dos parecenmás destacados:el hispánico y su variante lusa con sus res-pectivascombinacionescon indígenasy africanos, y lo anglo-sajón’. Ambas son entidadeshistóricassuperioresy son repre-sentativasde una dialéctica basadaen lo que Mario Hernán-dez llama «tesisde voluntad histórica»comenzadacon Colónen su universalidad.

A partir de estemomentola historia de América se haceuniversaly se convierteen objeto de polémica.Las Casas,Se-púlveday Vitoria serán los epígonosde la conscienciapaneu-

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ropea de América.Sin embargo,junto a estaconscienciamoral,aparecetambién la del españoldispuestoa combatir para símismo, por el logro de estatusy de riqueza, y paraeí queAméricaserá un medio de realizaciónde sus fines personales,hastaque, por adscripción e identificación, se convertirá enconscienciade lo americanocomo formación derivada de supropio ser en estaexperiencia.

Tanto las basesmorales como los supuestosmaterialesysocialesde la colonización españolade América, como la psi-cologíay la ideologíaquedan sentido a su experienciaen estecontinente,son abordadaspor Mario Hernándezrespondiendoa su idea de las situacionesy de las temporalidadesque cons-tituyen el quid de lo histórico. Este proceso largo, en cuyoanálisis nuestroautorse detienea estudiarlas transformacionesque acaecenpaulatinamentey que van dandocuerpo institu-cional a lo que fuera primero gran impulso y gran aventurade unospocos, a la vez idealistas y pragmáticos,es objeto deuna gran operaciónanalítica,y aparececonfiguradopor mediode cambios en las ideasy en los instrumentosde acción quedan sentidoa unas situaciones.

Así, una primera Iglesia misionera es sucedidapor otradiocesana; una primera idea puramentemercantil va siendotransformadaen idea pobladoray colonizadora, asimismoin-tegrandopolítica y culturalmentelo americanocomo identidaden partesustancialde lo español.Y asimismo,un mundoobje-tivo como es la organizaciónintegradoradel Estado, se con-vierte en lucha permanentecontra los fines subjetivos delindividuo. En este sentido,es obvio que la dirección políticadel Estado se halla en pugna con las situacionese interesesparticularesdel individuo y de la sociedadespañolaestructu-rándoseen América. La idea plenamentehistórica se realizacomo totalidad en el Estado,y aunqueésterepresentaser eífactor de la voluntad objetiva, la victoria de una política esp&sonal, puestoquesc la adjudicanlos individuos que arries-gan frente a las instituciones, en este caso la Corona, quemientras gobiernanal mismo tiempo limitan.

El antecedentede estasluchas entre el Estadoy el indi-viduo, y por ende las comunidadeslocales, es expuestoporMario Hernándezen sus fundamentosbajomedievalesy en las

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casi inmediatasexperienciashistóricasderivadasde las guerrasy de las situacionesde Reconquistaen España.Estasexperien-cras proclamanpara América una primera indiferencia: la dela aristocraciacastellanasatisfecha,ya con su botín feudal lo-gradoen la mismaEspaña,frente a la empresaindiana.Comoconsecuencia,ésta será la empresade hidalgos y de «peche-ros» que buscanen América la recompensaa sus ilusionesdetriunfar en la vida, de emanciparsey de conseguirun estatuspersonalqueno tienen en su propia tierra.

Dadaestasingularidad,la empresaamericanaes realizaciónque sé va dandoin situ y a partir de decisionespersonalesenlas quecada individuo adquiereresponsabilidadsobreeí terre-no, hastaser también responsablede la realidadque produce.En su origen, estarealidad se fundaríaen el inconformismoindividual característicodel españolde la época.

Cabe señalar una cualidad en este tipo de español: sucaráctermoralizante,y por lo mismo altamentecrítico (II, 16).En estepunto, se produciría un estilo misionero y un cons-tante doctrinarismojurídico que tiende a ser aristotélico, enel sentidode correspondera una ideologíaorganicistaque sóloseparadel Estadolo que es propiamenteel mundode la divi-nidad.

En una primera fase, la empresaindiana se funda en laidea de una operaciónmercantilistaen la quees la Corona lainstitución responsableque confiere prerrogativasy sueldosa sus participantes.El espíritu de colonización está ausenteen estasprimeras ideas. Lo fundamentales «rescatar»y co-merciarpor medio de «factorías»(II, 22). Los españolesque-darán como empleadosen estaempresa,y los indios colabora-rán pacíficamenteen ella. Empero, como los indios no res-ponden bien a estasexpectativas,se cambia de signo: hayque pensaren los colonos y en africanosque se apliquenallogro de dichos fines.

- El hecho de que los españoles,como asalariadosde laCorona, obtengan pocos bienes, comparadocon los riesgosque suponeesta empresaindiana, seria causa de malestar ysupuso. desde el comienzouna forma de presión que pocotiempo despuésse convirtió en un elementode cambio res-pecto de la orientaciónpolítica del Estadoespañol.

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En todo caso, las instituciones castellanas,ei Municipiocon su alcalde,van a ser transplantadasprontamentea Amé-rica, y a partir de eso comenzaráun modo españolen dichocontinente. Asimismo, en términos de poblamiento se habráproducido un hecho decisivo, el del arraigo en las islas: losprimerosespañoles,en número de unosciento veinte, ya tie-nen todos mujeres indígenas «preñadaso paridas»(II, 25).Este es un sucesode gran importanciapolítica y social, puestodos ellos piden tierras, mientras muchos otros se han con-vertido en caciques indios a través del casamientocon lashijas de los jefes nativos. Mario Hernándezhacesignificativoeste fenómenoal decir que mediante estasuniones muchosespañolesse indianizaban,con lo cual se producíaun procesonuevo en la empresaindiana: el arraigo españolen Américay el mestizaje.

Cuando estaempresaindiana ya no pudo sostenerlaeco-nómicamentela Corona, éstarecurrió al régimende las «Ca-pitulaciones».Por estemedio reforzabael papelde la iniciati-va privadamedianteun sistemade contratosque incluía obli-gacionesy derechospor ambaspartes,peroque, Jadala liber-tad personal que confiere a cada actor la distancia respectode las institucionesde control superiores,acentuabael valorde responsabilidadpersonalde la empresade arraigar a partirdel procesoderivadode la experienciaindividual que acompa-ñabaa cadacapitulación.

Esta fue una manerade terminar con eí monopolio inicialde la Monarquía.Desdeestemomento,la empresaamericanafue un riesgo que asumieronlos particulares.Y así, poco apoco,la primeraburocraciaestatalconstituidapor gobernador,factor, tesorero,contador,veedor y alcalde, fue progresiva-mentereplicadapor otras institucionesbasadasen eí colonato,asimismo integradoen comunidadesmunicipalizadasa partirde los propietarios españolesde tierras. En este sentido, lasactividadespolíticas de gobierno local se encuadraronen losCabildos de vecinos, aunqueen la primera etapa alcaldes yregidores eran nombradospor el gobernador, indicando esouna fuerte orientación centralista y autoritaria.Estos Cabil-dos no sólo significaron.una reproducciónsocial de lo caste-llano en América, y, asimismo,no sólo tuvieron un carácter

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marcadamenteespontáneoen su organizaciónin situ, sino quecontribuyeron a producir dos fenómenosconcomitantes:poruna parte, la urbanizaciónde la vida cotidiana, y, por otra,impidieronla deshispanizacióna que hubieraconducidola dis-persiónrural de los españoles(II, 140).

Constituidaya la idea de producir estímulosque atrajerana la empresaindiana a los españoles,la «Encomienda»de in-dios dentro de un territorio determinadofue convertida enel medio de control de la fuerza de trabajo indígenapara elobjetivo de conseguirexplotacionesproductivasy rentablesca-pacesde desarrollarla agricultura y la ganadería.Junto conla minería, estasproduccionesse convirtieronen sistemases-tratégicosen la economíaindiana, particularmenteen su pri-mera fase. La encomiendaconstituyó, en cualquier caso, elantecedentede la hacienda,mientras que en el contexto deambas siempre sobresalíael Municipio, éste constituyendouna red política de gran alcancesocial. Esta sería una - etapade «Fundación»que incluiría un profundo proceso de acul-turación (II, 59).

Mientras esto sucedíaen América,en Españael continenteamericanose convirtió en factor de política específicadel Es-tado español.Y así, el «Consejode Indias» fue la respuestainstitucional que inicia planteamientosque pueden conside-rarsecomo especialesa tenor de la existenciade los indígenasy de las problemáticasque suscitabansus relaciones con los‘españolesy la de su conversiónal Catolicismo, así como sumisma integracióncomo vasallosde la Corona.

Lo cierto es que la política de Indias fue acumulandopro-blemas de todo tipo, pero como consecuenciade la distanciacon la metrópoli, y a partir de la mismaheterogeneidadétnica,racial y cultural del continenteamericano,pronto se distendióla capacidadde control y el ejerciciode autoridadde la Corona,en cuyo casofueron inevitables dos resultados:que los espa-ñoles organizadosen Municipios desarrollaranideas políticasdemocráticasen su seno,mientrasque, respectode los indíge-nas, y desde la conversiónde muchos de éstos en mano deobra servil, se desarrollaronel autoritarismopersonaly la ex-plotación económicaespecífica de éstos y de los africanos.Mario Hernándezseñalaque en América se constituyerondos

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clasesde «Repúblicas»,las deespañolesy las de indios(II, 123).En cadacaso, y sirviendo como antecedentede profundore-sentimientocontrala metrópoli, los indianos carecíande repre-sentaciónen las Cortes españolas,lo cual significó separaciónentreambasfuerzas, que incluso acabómaterializándoseen lainstitución de un derechoindiano especificoque ahondabaelcarácterdiferenciadode cadaexperienciasocial.

En realidad, mientras los colonos españolesse agrupabanen régimende Cabildos y manteníanuna vida democráticaensu seno, en las zonas de conquista se establecióun régimenaristocrático,basadoen el gobiernofeudal. Estoes, un señorpeninsulary un grupo de indios vasallos (II, 141). Este régi-men tendió al absolutismoautoritario y a la conversióndelseñor feudal en un podercuya influencia se extendíaprofusa-mente, hasta alcanzar a las autoridades políticas superiores.Entre los llamados «vecinos»o españolesagrupadosen Cabil-dos, se ofrecíanresistenciasa esta influencia y se producíantensionesy enfrentamientoscontralos funcionariosqueno sólorepresentabanuna autoridadarbitraria, sino que tambiénser-vían a las poderosastendenciasde poderabsolutorepresenta-das por los grandespropietariosen su forma de encomende-ros o, en su versión ulterior, de hacendados.

En cadacaso,no obstante,la distanciaentreel podercen-tralizador y cadarealidad local o regional impedíaqueel con-trol funcionario fuera directo, lo cual originó una cierta debi-lidad pragmáticadel Estado en el control de la vida social ypolítica de las comunidadesde españolesy de hacendados.

Frente a esta tendenciapobladoray de arraigo represen-tada por quienespoblaban y arraigaban,se encontrabanlasexplotacionesmineras,fuentesasimismode movilidady de ines-tabilidad sociales,y especialmentefocos de estímulodel aven-turerismo económico y social basadoen la idea del rápidoenriquecimientoindividual (II, 195).

En el transcursode este proceso pueden advertirse ten-dencias relativas al surgimientode una estructurasocial quetiene en la cima al conquistador,en la primera etapa, peropaulatinamenteéste es sustituidopor eí funcionariado en lafigura máxima del Virrey de su corte. Según eso, éstos apa-recenen la cúspidede la jerarquíaindiana teniendo,a su vez,

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inmediatamenteconstituida la clase de los terratenientes,elsacerdocioy demásespañolespropietariosmedios, comercian-tes y ejercientesde funciones industriales artesanas.Debajode todosellos aparecíanlos indios y africanoslibres.

Esta dinámica socroeconómicaquedapoliticamenteamena-zadapor la creciente conscienciacriolla de la poblaciónespa-ñola afincada en genealogíasya americanas,por una parte,y por la dialécticaderivadade los enfrentamientosde España,sobre todo con Inglaterra, y en menor grado con Francia(ríos San Lorenzo y Mississippí) y Holanda. El enfoqueeco-nomicista inglés se hizo patenteen sus colonias al imponeren éstasuna orientacióncapitalistaplenabasadaen la planta-ción y el crédito (II, 293). La presenciainglesaen Américadesarrolló comunidadeseuropeastransplantadas,en lugar dedesarrollarsecon los indígenas formando una sola sociedaden el tiempo. Sin embargo,el mundoanglosajónfue contami-nante en otros sentidos,especialmenteen el de las ideologíaspolíticas y económicasy en el aprovechamientode su poderde potenciamundial para que los criollos estuvieranen con-dicionesde prepararlo que mientrasprimerose entendíacomoun proyectode emancipación>luego se plantearacomo unalucha por la independencia.

Al mismo tiempo, en la América españolalas Ordenanzas(1573) dictadaspor Felipe II consolidaronestepoblamiento,y a partir de estemomentoeí procesoseguidoen el siglo xviifue de «readaptación»(II, 301). Este vendría a incluir lacristalización del sistema de mayorazgo,lo cual significó laformación de los grandes dominios territoriales. En realidad,el latifundista sucedió a la Encomienda,y de hechola diná-mica desencadenadapor aquél consistió en impedir la forma-ción de una clase media agraria importante (II, 310). Lasfamilias latifundistasse convirtieron en la fuerza política de-cisiva de la épocacolonial española,y en estepunto inclusose enfrentarona las aristocraciasfuncionariasexportadasdesdeEspañapor el Estado.

En esteprocesodestaca,asimismo,un fenómenohistóricode gran relieve: el de la infiltración paulatinade lo indígena,a partir de una primera fasede infraposiciónfuncional, en lavida colonial hasta mestizaría.

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Estollega a producirseen el momentoen queel criollismose ha convertidoen unapoderosafuerzapolítica y social frenteal peninsularismo,y cuando, además,y como consecuenciase desarrollanlas tendenciasseparatistas.En estepunto Amé-rica se hallabaya en pleno siglo xviii y coincidiendo, asimis-mo, con la culminación de una crisis ideológica fomentadapor los procesosintelectualesy políticos derivadosde la con-frontación religiosa incubada en las luchas de la Reforma.EnAmérica esta clase de dialéctica corresponderlaa una formi-dable presión por la libertad.

Esta es una etapaque Mario Hernándezconsidera comola más típicamentecolonial (II, 414). Entrañala eclosióndefuertes progresosdel liberalismo y del regionalismo.Paralela-mente, en eí Brasil los «bandeirantes»continúan su marchahacia eí interior, y al igual que en el resto de Iberoamérica,aquí se madurauna ideología política sucedáneade la metro-politana.

El siglo xviii coincideen su ebullición política e ideológicacon el cambio espaliol a la Monarquíaborbónicay con la per-secuciónde todo regionalismo, lo cual exaltará todavía máslas tendenciasseparatistasdel criollismo. Esta situación con-templa, asimismo,una cierta prosperidadagraria a causadelas grandes demandaseconómicassuscitadaspor el mercadoeuropeo.Con eso se desarrollael estatusseñorialen el campo,mientras al mismo tiempo apareceuna cierta prosperidadenmateriasde ganaderías,minería e industriasderivadas,sobretodo la textil (U, 422). Lo más importante,empero, se%á laconversiónde la haciendaen una estructuraautosuficiente,ba-sadaen el capitalismo del dinero, en el mayorazgoy en unavida social interna prácticamentecerrada en su estructura,exceptolas relacionessocialesy políticasmásampliasdel hacen-dado- Aquí es importanteañadirqueestecapitalismáinstituyeno sólo precio para las mercancías,sino tambiénsalario y ca-pacidadesadquisitivas relativas para quienes son sujetosdeestesistema.

En cuanto a su apogeopolítico, estesiglo xviii culminacón el desarrollode conspiracionesy revueltas continuasporpartede los criollos y de españolesafrancesados,esto es, in-fluidos por los ideales de la Revolución Francesa,contra el

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poderya profundamentedebilitado de la metrópoli (II, 457).El comienzo del siglo xix coincidió en América con la

proyecciónde una consciencianacionalistaque, más que rom-per con el pasadohispánico,intenta el desarrollode su nuevaidentidad: la americana.Lo que fuera durante algún tiempobúsqueday análisis del ser americano,con el pasodel tiempose convierte en una asimilación del pasadocomo fuente yorigen de la propia personalidad,y progresivamenteasumeéstecomouna forma de conscienciapolítica de dichaidentidad,en este caso entendidacomo una conclusión a la que sólofalta dotarla del conceptoe idea del Estado-nación.

En realidad, la llegada de esta conscienciaaparecevincu-lada con la entrada de ideologíasabiertas,fundamentalmenteconfiguradasen torno al concepto de progreso,una capacidadcrítica frentea la religión, libertadde cultosy un claro rechazodel colonialismo que, en algunos casos,como en los EstadosUnidos, adquiere, paradójicamente,un carácter antieuropeo(III, 24). Y digoparadójicamente,porquequienesse hanvuel-to nacionalistasy patriotasen los respectivospaisesamerica-nos donde esto ocurre, son asimismo descendientesde eu-ropeos.

Sin embargo,la identidadno tendríaun carácteruniforme,púes gran partede estaspoblacionesestaría lejos de producirestaidentidad patrióticade modo completo. Me refiero a losmillones de indígenas y de africanoshabitualmenteseparadosde las decisionespolíticas,del podereconómicoy de la parti-cipación social en las respectivasnacionesamericanas.Empero,y con independenciade estosfenómenosde diferenciaciónqueocurrenen cuantoa esta llamadaidentidadpatrióticanacional,el hecho de las diferentes densidadesdemográficasde cadaetnia, su diferente pesoen las estructurasnacionales,produjotambiéndiferenciasimportantesen lo que atañea proporcionesraciales entre europeos y demás poblaciones.Así, por ejem-plo, el Atlántico es básicamenteibérico y- europeo,mientrasque el Pacíficode Iberoaméricamantendríauna fuerte repre-senta¿iónindígena (III, 75).

La política de Carlos III, con su mayor aperturaideoló-gica, bahríacontribuido al desarrollode una conscienciáeman-cipadoraque poco a poco se tradujoen política criolla dirigida

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a conseguirla independenciade los americanos.El papel delos criollos consistióen romper la «unidadétnica»,en palabrasde Mario Hernández,esto es, la unidad entrelos grupos deorigen europeo,al marcar una francaconfrontacióncon aque-líos que no nacieron en América y que se identificaban demanerapreferentecon la metrópoli. Este criollismo, de ideo-logia básicamenteliberal, se propuso no sólo la Independen-cia, sino tambiéneí desarrolloy formación de nacionalidades(III, 83).

De alguna manera, esta independenciacoincidió con eíhechode la expansiónindustrial europea,lo cual influyó eco-nómicamenteen Iberoaméricaen eí sentido de convenirseéstaen una formación económicaproductorade materiaspri-mas. Y, asimismo,el fenómenoderivadode dicha expansiónno sólo fue económico,sino que también tuvo una fuerte ca-racterizaciónpolítica, puesmarcaeí comienzode la influenciadel mundo anglosajónsobrelas nuevasnacionalidades.Si enlo político esta influencia es muy dinámicay cubreun períodode dependenciasinescapables,lo cierto es que en lo ideológicoel liberalismo y el positivismo se concertaroncomo argumen-tos de la vida social cotidiana,hastael punto de identificarsecon una conscienciapropiamenteeuropeísta.

En estaevolución es impresionantela sustitución progre-siva de la influencia política y económica de Europa por lade los EstadosUnidos. Estos habían tomado ventaja de ladebilidad asimismopolítica y económica,en partecausadaporel desconciertode la misma identidad que rechazaba: suspropiasraíces.De estemodo, se convertíaen sujeto,por des-arraigo ideológico,dependientede la mayor capacidadde ma-niobra puestaen juego por anglosajones,francesesy estado-unidenses.

Mientras esto ocurría en eí plano político, y de las ideolo-gías en el orden filosófico, el criollismo reforzó grandementela función del Cabildo y las tendenciasprovincialistas que,luego, serian el origen de concrecionesnacionales. En estecontexto,el hacendadofue la gran potenciadirigente,en tantoabsorbíalas funcionessocialesdecisivasa travésde su cap~d-dad financieray dé su presenciaen las decisionespolíticasdelmundo urbano (III, 103).

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Desdeel puntode vista histórico, estepoderveniaa serlaculminación de un procesoque se había iniciado en el cursodel siglo xviii con el desarrollode la agricultura,la ganadería.la minería, el comercio y los comienzosde industrializacionesderivadasde aquellasexplotaciones.Al fundarseestaformaciónsocial, la ideología nacionalistadel criollismo manejabaindis-tintamente conceptosde nación, pueblo’, patria y república.Este último fue el que finalmente acabó por imponerse. Elconcepto pueblo constituía una influencia de la revoluciónfrancesa,pero con Bolívar fue eí de patria el que se impusode máneramás política (III, 111). Asimismo, dentro de estefluir ideológico de resistenciasy de búsquedasde identidades,la Igle~ia católica se politizó a lo largo del periodo que con-dujo a la Independencia,precisamenteporqueestabaconstitui-da por criollos (III, 120).

El contexto de la Independenciafue, pues, republicano,pero,‘y esto es importante,respondiendoal encubiertosenti-mientode identificación monárquicay feudal, ~5sicológicamenteautoritarió, fue también presidencialista,y hastaconfederalenel intento de evitar la dispersión política que se manifestabacomo tendenciadominantey espontáneaen el cuerpo socialamericano(III, 121).

El capitalismomercantil-e industrial tuvo su más podero-sa expresiónen la expansióneconómicade los EstadosUnidos,a partir de la Guerra de Secesiónde aquél país. Este capita-lismo ‘se fundó en tres ‘componentes:la expansión fuera desus fronteras originales o del Este-Sur,iniciándaséla ocupé-ción del Oeste, la compra de territorios a franceses,inglesesy españoles(III, 150). Dentro de estecarácterexpansivo,yalo señalamos,se incluye a la mismaInglaterra.El efecto princi-pal de estaexpansiónlo constituye,en Iberoamérica,el des-arrolló del sector ¡5rimario, desarrollo principalmenteorien-tado hacia los mercadosinternacionales,siendo explotacionespredominantesel azúcat,el algodón, el café, el cacao, el cau-cho, el trigo, el ‘ganado y los cueros.En conéxión con ‘estasexplotacionespñédedistinguirseel fenómenodel latifundismo(III, 191). Esté últimó incluyó el ya mencionadopoder po-lítico dé los hacendados,una enormepoblación de peonaje,y fenómenosde caciquismoy caudillismo asociadoscon ideo-

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logias políticasy estructurasde personalidadfuertementecen-tradas en eí autoritarismo.

El esquemasocial es simple y estructuralmentedébil, puespermitía la intervenciónpolítica y económica del extranjeroen esta Iberoaméricaindependiente(III, 195), causando,ade-más, una fuerte inestabilidad en materiade gobiernos.Y esparticularmentesignificativo en estasituación el constantein-tervencionismode los EstadosUnidos a partir de la segundamitad del siglo xix.

Dicha inestabilidad todavía enmarca el proceso políticocontemporáneoen la mayoría de los paísesiberoamericanos,precisamenteporque sus estructurascorresponden,en muchoscasos,a las que se produjeroncon eí pleno desarrollodel libe-ralismo, esto es, causantede estructuras ideológicas social-mente contradictorias,pues mientras afirmaban el principiodé la libertad individual, al mismo tiempo determinabaneldesarrollo‘económico de los más fuertesen el mercadode latierra. Esto es, con- la liberalización de las tierras de comu-nidad, las mejores de éstaspasaron a poder de quienes, loshacendados,podían comprarlas. Y así, legalmente, los máspoderososen el mercadodespojarona los más débiles, sobretodo los indígenas,del único patrimonioque les garantizabasulibertad personal y su seguridadeconómica de subsistencia.

En estesentido,la superioridadeconómicay la estabilidadpolítica de los EsúdosUnidos ha radicado, en nuestraopi-nión, en la unidad de su estructuracultural y en el incrementoaplastantede §u población europeade basefrente a la indiay a la africana, pero asimismo se ha debido a la decisiva’identidadde los curópidos,en su papel cultural y social do-minante, con los valoresmaterialesdel progreso,la ciencia yel capitalismo avanzado.En cierto modo, además,dichos va-lores han estadoasociadoscon valores homogéneos.Esto es,las poblacionesangloamericahasy las que paulatinamentehansido absorbidasen su crisol ideológico, se han sentidopro-piamenteidentificadas-con su fondo europeoformativo, consus ideales;y dentro dé! llamado «melfing pat» han edifi-¿adouna sociedaden constanteestructuracióno ampliaciónestructuraldeñtro de sus límites interétnicoseuropeos.Pero,a diferencia de su ante¿edente¿uropeo, disponiendode un

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espaciogeográficosin ocupar desdesu perspectivapolítica eideológica, y de una movilidad social abierta a los más au-daces.

En los Estados Unidos la nacionalidad no asumió ni loindio ni lo africano. Desdeeí comienzorechazóincorporarlos,y partiendo de una estrategiade trasplantedemográfico, loeuropeose constituyó en su forma americanacon escasoslí-mites estructurales.A diferenciade Iberoamérica,en la cual loindígenay lo africano fueron incorporándosepaulatinamente,y en casosdesdeel comienzo, a la estructuraque luego serianacional, en los Estados Unidos ambos grupos fueron exclui-dos de la formación estructuraly cultural, y cuandohan en-tradé‘en éstaha sido para identificarsecon el «americanwayof life», no bara rechazarloo sustituirlo por el pre-curopeo.

- La praxis de la cultura europeaen lo que hoy son losEstadosUnidos se ha realizado, asimismo,en el contextodéuna’ masiva inmigración de ‘grupos del Viejo Mundo que, talcomo - llegaban, asumíanla nueva patria como suya, precisa-mente porque su ‘integración en ésta se limitaba a ser unaprolongaciónde’ la mentalidad de origen, con la diferenciade hue ya cix los EstadosUnidos cad~ europeose conveitiaen urja’ potenciaindividual liberadamás aceptadasocialmentecuantomás agresivaera su cápacidadde expansiónen el éxitoécdnó’niico y’ material. -

- Por ello, si en Iberoaméricala existenciade altas cultui~as,la mesoamericanay la ~indina, han significado la existenciade un procesode inclusión’ en lo europeo,y si por lo tantohan condicionadoel - desarrollode la forma cultural españolay de la ‘portuguesahasta conducirla, primero, a la reproduc-ción de estructurassociales de dominio ‘de carácter feudal,mezcladascori orientacionescapitalistasde mercado,y si esta-combinaciónh~ sido comparativamentemenos”dinámica quela norteamericanaporquedéjaba sin resolverel conflicto entretradición y modernidadha~ta- volverlo una indecisión- endé-mica,.en los. Estados’Unidos esta combinaciónno sé producíapor~ue;pór una parte;el indio ameri¿anocaréclade la fuerzadérnogiáficay pólítica del europeo;y, por otra,- porque,desdeel comienzode-la confrontación,no era” económicáméntecom-plemeátariocon los fines de este último; por lo tantó, se

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convertíafácilmente en una poblaciónmarginal sin capacidadcultural para estaren el procesoconstitutivo de trasplantedela cultura europea,y desdeluego, sin participación algunaenla estructura,ni siquiera como proletario en ésta. Desde eícomienzo,la estructuraeuropeatrasplantadafue una estructu-ra social y económicamenteautosuficiente en un territorioque ofrecía una permanenteoportunidadde expansion.

* * *

Para nosotrosno hay duda de que Mario Hernándezhaescrito una Historia de América de gran relieve intelectual.Su planteamientoteórico parte de un enfoquebasadoen laconfrontaciónselectivade la más avanzadaepistemologíahis-tórica.

La prosaes elegantey nos asombrala extraordinariacapa-cidad de integración que demuestracuando consideramoslacompleja estructuradel proceso histórico americano’desdesusmás remotos antecedenteshasta el presentecontemporáneo.La idea del cambio co-mo fenómenobásico de la historicidadestá fundada en el empleo de cuidadosos análisis sobre laestructura sociocconómicade cada periodo, pero es particu-larmente destacableel tratamientode los ingredientespolíti-cos, ideol4gicos y filosóficos que configuran la gamacognitiva~de cadauno de los períodoshistóricos americanos.

Destacagrandementela profundidad de su conocimientode las fuentesliterarias, y sobre todo es excelentela exposi-ción de las corrientesestéticas,de la poesía,de la literatura,de la ciencia y del pensamientocientífico dominantesen cadaépoca.No es sólo una historia política y económica; es tam-bién una historia de las culturasamericanasen las situacionesde su pensar la vida, en los modos de ~er confrontados,enlas formas ontológicas percibidas en sus respectivoscilios yen eí- contexto mismo de la expresiónde su eldos peculiar.Las «situacioneshistóricas»constituyen su’ representacióndia-léctica por excelencia. ‘ - -

Las funciones¿ticas incursasen los idealesde cada ¿poca;las contribucionesjurídicas de lo españoly del resto europeoen la construcciónde las institucionesamericanas,constituyen

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un discurso intelectual de gran rigor expositivo. En éste seinduye - la caracterologíade cada situación y las condicionesinherentes a su transformación.En esta capacidad,aparecenpatenteslas infraestructurasmentalesque configuran los com-portamientossociales, y en la temporalidadde éstasMarioHernándezdemuestracomo el incitante no es otra cosa queel resultadode las dialécticasde cada circunstancia,esto es,de su situación.

Conforme a eso, si es evidenteque hay ideas históricaspresentesen estediscurso intelectual, también lo es que haymaneras personalesde configurarías en una monografía deesteenormealcancecognitivo. Esto último apareceexpresadono sólo bajo la forma de un discurso coherente,sino que semueve dentro de una dirección estética,‘razón profunda~enMario Hernández,que convierte esta historia americanaenuna obra de gran belleza literaria.

En el fondo de estegran discursoque consisteen abarcaruna tan vasta memoria colectiva de lo americano, se apreciaunapasión a la vez largay profunda.Estoes, de alcancey decomprensión ¿tica de lo que, siendo siempre problema, lacomprensióndel pasado,acabasiendo vivido como una reali-dad transmitida inseparablede su comprensión.A partir delsupuestode que la cronología del sucesomandamenos quela situación del mismo, Mario Hernándezconfigura la historiade la americanidadcomo una dinámicade la comprensióndemodos de vivir que se van realizandocomo proyectos,y enlas vicisitudes de estos últimos es cuandopuede reconocerseel tejido dialéctico-que-los conformay que los destruye,por-que estaes la condición de lo histórico: construirseen nuevasdireccionessin perdersetotalmenteen las nuevasidentidades.

Desdela perspectivade un antropólogocultural, y estric-tamente de -un etnólogo, esta -Historia de América consti-tuye el supuestopreVio de una información’articulada en for-ma de’ conceptosintelectualmenterigurosos,y así no se nosaparecesólo como una teoríade la historia de lo americano,sino tué es también uná antropologíadesdela histéria. Sinesteenfocjue históricd no habríapósibilidad antropológicareal,porq~iési el hombre es un ser histórico, sin historia la antro-

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pología se apartarlade sus basesepistemológicasde lanza-miento: las del reconocimientode que en el estudiode lastransformacionesadaptativasde nuestraespeciees donde re-side nuestrajustificación entrelas artes y las ciencias.

Claudio ESTEVA FABREGATUniversidadde Barcelona

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