por: fernando armas; josé antonio benito; carlos … · chos humanos como la lucha política y...

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Por: Fernando Armas; José Antonio Benito; Carlos Carcelén Reluz; Luis Jaime Esteve; Gerardo R. Fernández; Arturo Guamán Rodríguez, /sacio Pérez Fernández, Henrique Urbano KLAIBER, J effrey, Iglesia, dictaduras y democracia en América Latina, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica, Lima, 1997, 502 p. Jeffrey Klaiber, profesor de la Pontificia Uni- versidad Católica, especialista en historia de la Iglesia, con trabajos muy importantes al respecto, nos proporciona ahora un nuevo título, resultado de una investigación subvencionada por los Maryknoll, para estudiar la labor de la Iglesia al servicio de los Derechos Humanos y la Demo- cracia en América Latina, en las últimas décadas. Labor complicada, sin duda, que él aborda presen- tando "una visión panorámica del papel que de- sempeñó la Iglesia en defensa de los derechos humanos y a favor de la democracia desde México a Chile durante el período de las dictaduras militares que se in stalaron en los años sesenta y que paulatinamente cedieron a gobiernos democrá- ticos en los años sesenta y ochenta. Asimismo se toman en cuenta las distintas guerras internas ... que no siempre se dieron bajo dictaduras milita- res". Los ejes centrales de esta meta estarán dados por un análisis tanto de "la actuación de la Iglesia en defensa de los derechos humanos" como por "la contribución que hi zo la Iglesia al proceso de pacificación y la redemocratización" (p. 9) . Es decir dos dimensiones complementarias al proceso Nº 1 , julio de 1998 vivido por el subcontinente en las últimas décadas. De allí que para lograrlo, tome los casos de los regímenes de Seguridad Nacional del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay), ejemplos clásicos de dictaduras y también de cos- tosos retornos a la Democracia. Ciertamente allí hay mucho que contar: la lucha de la Iglesia por derechos mínimos de los ciudadanos (evidente en Paraguay, Chile y Brasil), por un enfrentamiento a veces con los estados militarizados (Brasil, Para- guay y Chile nuevamente) y por contribuciones específicas a la democracia (virtualmente presente en todos estos ejemplos clásicos). En los capítulos que le dedica a cada uno de estos ejemplos J effrey Kl ai ber logra buenas síntesis a partir del material secundario encontrado sobre esos países. Si ese ramillete ofrece cierta uniformidad en el análisis, el siguiente, el de tres países centroa- mericanos: Nicaragua, El Salvador y Guatemala también resulta homogéneo. Son los casos más dramáticos donde la guerrilla desencadenó guerras civiles, triunfando en uno de ellos (Nicaragua), en medio de alternativas entre dictaduras y demo- cracias. Ciertamente en esos escenarios la Iglesia resguardó derechos de los menos favorecidos, estando casi siempre enfrentada al gobierno, al menos en las voces de sus jerarquías (El Salva- dor y Guatemala). Sin embargo, en este grupo de países notamos la ausenci a de casos interesantes como el de Pana- má, importante no solamente desde el punto de vista político (las dictaduras populistas hasta 1989, 225

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Por: Fernando Armas; José Antonio Benito; Carlos Carcelén

Reluz; Luis Jaime Esteve; Gerardo R. Fernández; Arturo Guamán Rodríguez, /sacio Pérez Fernández,

Henrique Urbano

KLAIBER, Jeffrey, Iglesia, dictaduras y democracia en América Latina, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica, Lima, 1997, 502 p.

Jeffrey Klaiber, profesor de la Pontificia Uni­versidad Católica, especialista en historia de la Iglesia, con trabajos muy importantes al respecto, nos proporciona ahora un nuevo título, resultado de una investigación subvencionada por los Maryknoll , para estudiar la labor de la Iglesia al servicio de los Derechos Humanos y la Demo­cracia en América Latina, en las últimas décadas. Labor complicada, sin duda, que él aborda presen­tando "una visión panorámica del papel que de­sempeñó la Iglesia en defensa de los derechos humanos y a favor de la democracia desde México a Chile durante el período de las dictaduras militares que se instalaron en los años sesenta y que paulatinamente cedieron a gobiernos democrá­ticos en los años sesenta y ochenta. Asimismo se toman en cuenta las distintas guerras internas ... que no siempre se dieron bajo dictaduras milita­res".

Los ejes centrales de esta meta estarán dados por un análisis tanto de "la actuación de la Iglesia en defensa de los derechos humanos" como por "la contribución que hizo la Iglesia al proceso de pacificación y la redemocratización" (p. 9). Es decir dos dimensiones complementarias al proceso

Nº 1 , julio de 1998

vivido por el subcontinente en las últimas décadas. De allí que para lograrlo, tome los casos de

los regímenes de Seguridad Nacional del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay), ejemplos clásicos de dictaduras y también de cos­tosos retornos a la Democracia. Ciertamente allí hay mucho que contar: la lucha de la Iglesia por derechos mínimos de los ciudadanos (evidente en Paraguay, Chile y Brasil) , por un enfrentamiento a veces con los estados militarizados (Brasil, Para­guay y Chile nuevamente) y por contribuciones específicas a la democracia (virtualmente presente en todos estos ejemplos clásicos). En los capítulos que le dedica a cada uno de estos ejemplos J effrey Kl aiber logra buenas síntesis a partir del material secundario encontrado sobre esos países.

Si ese ramillete ofrece cierta uniformidad en el análisis , el siguiente, el de tres países centroa­mericanos: Nicaragua, El Salvador y Guatemala también resulta homogéneo. Son los casos más dramáticos donde la guerrilla desencadenó guerras civiles, triunfando en uno de ellos (Nicaragua), en medio de alternativas entre dictaduras y demo­cracias. Ciertamente en esos escenarios la Iglesia resguardó derechos de los menos favorecidos, estando casi siempre enfrentada al gobierno, al menos en las voces de sus jerarquías (El Salva­dor y Guatemala).

Sin embargo, en este grupo de países notamos la ausenci a de casos interesantes como el de Pana­má, importante no solamente desde el punto de vista político (las dictaduras populistas hasta 1989,

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Reseñas

así como el interesante cambio hacia al liberalismo político) sino también religioso (la posición del arzobispo norteamericano de Panamá en la coyun­tura caribeña de los ochenta, por ejemplo). Otras ausencias son las de Costa Rica y Honduras. Una, aparentemente pacífica políticamente, otra convul­sionada en la década pasada, con una guerra fría regional muy singular.

Si estos vacíos ya nos resultan lamentables, más Jo serán cuando salgamos de estos dos grupos de países considerados y veamos al resto de América Latina. Sólo considera, además, a México y Perú. A México obviamente por el tema de Chiapas, y a Perú por razones muy caseras, según veremos después. Nos extraña que no considere a los países de la Gran Colombia (Ecuador, Colom­bia y Venezuela). Y a países caribeños como Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Cuba, o las Antillas Francesas, etc.

Y es que (y a ello quiero llegar) en el fondo hay un esquema premeditado en mi amigo Jeffrey Klaiber. Le interesa estudiar la defensa de la Iglesia de los Derechos Humanos y su contribución a la democracia en el subcontinente. Pero hay una serie de trampas en este enunciado, que determina a la larga a qué países escoge y a cuáles no: uno, qué entiende por Defensa de los Derechos Humanos Klaiber; y dos, qué significa para él contribución a la Democracia.

Para él, defensa de los Derechos Humanos es, fundamentalmente, la defensa de los oprimidos, de los gremios, sindicatos, campesinos, contra el Estado represor. Y segundo, el concepto de contri­bución a la Democracia por parte de la Iglesia, se da en su participación por hacer justicia y empujar a los estados militarizados a un retorno a la civili­dad. Hay aquí entonces un esquema previo: le interesa el aporte de determinado tipo de Iglesia y no del conjunto de e lla a la vida latinoamericana. Le interesa el aporte de la Iglesia liberacionista y populista en general, antes que otro tipo de contri­buciones.

De allí que tome los casos del Cono Sur y de Centroamérica y de Chiapas solamente para Méxi­co. Claros casos donde la Iglesia liberacionista se enfrentó a los Estados. Ciertamente a veces debe conceder participación a otros modelos pastorales de Iglesia, pero nunca a "la Iglesia conservadora", caro epíteto que nuestro jesuita amigo usa para invalidar a otros sectores que tuvieron mucho que decir y hablar en esos países. ¿Acaso no se ha puesto a pensar que ellos también practicaron la defensa de un tipo de derechos humanos, distinto ciertamente al conocido, pero igualmente válido?

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Y es más, e l dejar fuera los casos de Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Honduras, Haití, República Dominicana, Puerto Rico , las Antillas Francesas, apunta a lo mismo. El argumento de que no tomó el caso de Ecuador "porque la Iglesia no desempeñó un papel tan notable" (p. 10). O que no tomó los de Venezuela y Colombia porque "ya habían vuelto a la democracia" no convence; como tampoco que los casos de Haití y Cuba no fueron considerados por "falta de tiempo" (lbíd.).

En el fondo estos son casos que cuestionan su modelo de análisis. Como el cubano por ejemplo , con una Iglesia oprimida a manos de un Estado represor distinto a los modelos clásicos, en tanto marxista y populista. Allí la defensa de los dere­chos humanos como la lucha política y religiosa contra la tiranía se da en términos distintos. Como también lo es en Colombia. Que haya democracia en Colombia, secularmente, no significa que ésta no sufra altibajos y que la Iglesia no ayude a su consolidación. Y en cuanto a derechos humanos allí está la lucha contra las atrocidades del narco­tráfico, la delincuencia común, y la guerrilla. ¿Por qué no hablar de ellos? O de Venezuela, donde la democracia es tan débil hoy, con crisis de valores y erosión de sus instituciones y partidos; donde la Iglesia se está convirtiendo en uno de los pocos baluartes de continuidad institucional; como lo es también su defensa acérrima de los derechos ciuda­danos frente a la violencia cotidiana, agresiva, despiadada. Y eso me lleva a pensar en las Antillas Francesas, República Dominicana y Puerto Rico. La Iglesia, en esos lugares, por pastorales y pro­nunciamientos individuales defiende los derechos humanos de las mayorías frente al azote de la violencia cotidiana, la violencia cultural, el etno­cidio lingüístico, turístico, etc .

Es decir los derechos humanos no se enarbolan so lamente cuando hay dictaduras . Se defienden siempre. Y esta defensa se da en la Iglesia, como discurso, permanentemente, históricamente. Que sea más interesante cuando haya regímenes autori­tarios es correcto, pero esta defensa de los derechos se da más all á de ellos. El problema es que Klaiber se queda con los ejemplos clásicos porque se siente más cómodo y puede probar una tesis de fondo: que es, el enorme aporte de la Iglesia liberacionista a la historia latinoamericana. El asunto es que achata con ello demasiado los conceptos de Demo­cracia y Derechos, y por otra parte deja fuera del juego a dinámicas interesantes como la cubana o colombiana. E incluso se olvida de la haitiana, distinta, cultural y políticamente de las del conti ­nente. Aunque parezca lo contrario.

Revista Andina, Año 16

Si no hubi era surgido el confli cto en Chi apas ( 1994) tal vez no hubiera considerado a Méx ico como caso relevante. Es la impresión que deja la lectura de l capítulo XII.

Y claro, el capítulo sobre el Perú (V 111) hubiera sonado más desentonado aún de lo que se presenta, ent re los casos uni fo rmes del Cono Sur y Cen­troamérica.

Pa ra empezar, se cent ra no e n e l co mún denominador del res to de sus casos- países: Dicta­duras y vuelta a la Democracia, con la Iglesia grue­samente habl ando, como apartadora de elementos para esa transición; sino que se dedica a habl ar de l Perú de Sendero Luminoso ( 1980-1 992). Deja atrás las di ctaduras de Velasco Al varado y de Morales Bermúdez, época de violac iones siste­máticas de los Derechos Humanos (expropiación de la prensa, de bienes pri vados, exilios y agre­siones verbales como di scursos ele legitimación social). E incluso entre los años 1980 y 1992 se dedica pre ferentemente a hablar ele la contribución de la Iglesia a la defensa ciudadana ante Sendero, y deja tocio el tema ele las violaciones ele Derechos en el gobierno ele Alan García, as í como las re­cientes vio laciones del régimen fujim orista.

Sólo le interesa la Iglesia y Sendero, punto . Resulta muy ex traño en un conj unto más o menos armónico. Pero inc luso en ese terreno delimitado hay ausencias notables.

Es sobre todo una mi rada ele la participación de la Iglesia comprometida con los pobres en la lucha frente a Sendero. Y de agrupaciones reli ­giosas co mo los jesuitas. El resto ("conserv a­dores") no aportan nada a la lucha contra el terror de ese gru po sanguinario.¿ Y el Opus Dei? Brill a por su ausencia. ¿ Y Mons. Juan Luis C ipri ani , ejemplo ele compromi so por la pacificación? El Opus Dei ha sido importante (tal vez no clave) en la toma ele conciencia dent ro ele la Iglesia, contra el peli gro de los grupos violentos, muchas veces infiltrados entre algunos sacerdo tes y reli giosos . Nada de esto hay en e l libro de Kl aiber. Como obvia a Sodalitium, que también tu vo posiciones claras frente a la espi ra l terro ri sta. Es la historia de un sector de la Iglesia fren te a Sendero.

Al fi nal, con todo, nos parece va lioso el aporte ele Jeffrey Kl aiber SJ. Son pocos los hi stori ado res que se atreven a trabajar es tos temas, y con su sencillez de espíritu , este sacerdote nos invita a proseguir analizando un período rico de la hi stori a de nuestro subcontinente.

Femando Armas Asi11

Nº 1, julio de 1998

SA N C RI ST O B AL S E B AS TI AN , Anto ni o, Arquitectura planiforme y textilográfica virreinal de Arequipa , Uni versidad Nacional de San Agustín de Arequipa, Facultad de Arquitectura y Urbani smo, Arequipa, 1997, 252 p.

Se tra ta de un es tudi o muy seri o sobre un asunto bastante atractivo: el análi sis de la arqui­tectu ra arequi peña y del Coll ao desde una pers­pectiva integral: hi stórica, estética, ideológica, hu­manística. Para ello, el autor despliega poderosos conocimientos en casi todas las ramas de l saber, especialmente en la fil osofía, la hi storia, el arte, la religión, la antropología. El autor sabe el terreno que pisa, comenta y critica de fo rma creativa y personal toda la bibliografía. Al mi smo tiempo se observ a que hay muchas horas de trabaj o de ca mpo, de descripción directa de las obras, de apuntes, de análisis comparati vos ... Todo ello le lleva a acuñar una termino logía específi ca para denominar la arquitectura estudi ada: pl ani fo rme y textilográfi ca virreinal de Arequipa. Cada uno de los vocabl os está científicamente estudi ado y se le confiere denominación propi a, de ahí que el auto r defi enda con pas ión la idiosincrasi a singul ar de la arquitectu ra arequipeña.

El autor analiza el arte arquitectó nico orna­mental presente en la ciudad de Arequipa y e l Coll ao reali zado durante el último tercio del siglo XVII y el siglo XVIII. Su propósito es, después de un análi sis serio, propio de un especiali sta en el tema, lanzar una nueva soluc ión al análi sis de este tema. Las hipótesis se van lanzando y veri­fi cando a lo largo de la obra de fo rma seri a y deta­llada. Este trabajo re flej a una lectu ra analítica de la bibliografía publicada haciendo un análi sis de las distintas hipótesis resaltando sus aportes y limi­taciones al proponer las diversas soluciones .

La hipótesis pl anteada es, en resumen, que la arquitectura ornamental que encontramos en la ciudad de Arequi pa y el Co ll ao reali zada du rante e l último tercio del siglo XVII y e l siglo XVIII es autónoma, independiente y di fe renciada, con per­sonalidad propi a. A este nuevo modo de hacer se le puede ll amar arquitectu ra ornamental monopla­ni fo rme (pl ani forme), textilográfi ca y unidimen­sional.

Esta hipótesis se presenta como novedosa y se resalta frente a la visión mes ti za y a la visión ll amada neo-coloni ali sta antagóni cas entre sí pero que debido a sus presupuestos epistemológicos no pueden hall ar las claves de interpretac ión.

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Reseñas

La unidad estilística que emerge se debe a la expresión del nuevo ser peruano de esta región con asunción de elementos pre-hispánicos, europeos y localistas. Esta expresión es inde­pendiente del arte contemporáneo que se encuen­tra en Lima, Quito, Cajamarca y Cuzco, cosa que se explica detalladamente. Respecto a esto el autor afirma: "constituye el esfuerzo creador de más envergadura y más sostenido en el tiempo llevado a cabo en la América del Sur para alum­brar una forma nueva de cultura en base a antiguas y nuevas posibilidades ofrecidas por los diversos aportes históricos y culturales (prein­caicos, hispánicos y localistas) , pero distinta de todos ellos, incluso en la forma de amalgama biológica de los componentes" . Refuerza esta opinión con la afirmación de otros especialistas que dicen que "marchó a la cabeza de su tiempo" .

La denominación "arquitectura mestiza" se considera inadecuada pues resalta el proceso pero no el resultado. Esta visión además se esfuerza por un estudio de los elementos que entran en el mestizaje: elementos europeos, elementos de los nativos , ... y no logra un estudio global de este arte original y diferenciado.

Respecto a la visión neo-colonialista resalta los prejuicios que la inspiran y rebate sus calificaciones de arquitectura marginal, provin­ciana y popular (no culta), realizada por indígenas inexpertos exentos de toda creatividad debido a la rígida dominación coloni al.

Estas opiniones no han valorado suficiente­mente el proceso gradual experimentado por la arquitectura virreinal peruana, pasado ya más de un siglo desde la llegada de la cu ltura europea. Ambos planteamientos siguen e l esquema colonizador-colonizado.

Sobre su peculiaridad se compara con la arquitectura del Cuzco. Por un lado se resalta la diferencia cultural entre los quechuas y los collas, resaltando sus diferentes expresiones estéticas constatables en los testimonios prehispánicos. Además se resalta una continuidad de estos aspectos en los alarifes del siglo XVIII. Se rechaza el esquema cronológico, tiempo del barroco. Dice el autor: "El producto final creado por la escuela arequipeña difiere notoriamente de los diseños renacentistas; pero no acoge ninguna de las características barrocas que remansan en las portadas cuzqueñas. A la originalidad arequipeña del modo de tallar la piedra y de acumular adornos en las portadas, hay que añadir además la origi­nalidad del diseño estructural que se implanta en las portadas eclesiásticas y civiles".

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Y concluye "de la conjunción de adornos, tallado y di seño resu lta una verdadera escuela arquitectónica arequipeña".

Las características concretas serían: gran decoración en portadas e interiores como grueso tapi z de piedra, frontis, intercolumnios, friso s, orlas laterales, jambas, machones, casetones sin límites y cuadrifolios de bordes cuadrados en las roscas del arco.

La esmerada presentación en papel satinado , así como la profusa ilustración fotográfica de factura desigual, hacen de la presente obra una lectura obligada para quien desee adentrarse en el estudio de la arquitectura del surandino .

José Antonio Benito

DEL BUSTO DUTHURBURU , José Antonio, Tres ensayos peruanistas, Instituto Riva-Agüero, Lima, 1998.

En cómodo y atractivo formato, se nos ofrecen tres estudios, magistrales por su senci llez y pro­fundidad.

El primero, Perú esencial, nos ofrece su "vi­sión peruanista del Perú", a través de la realidad histórica del Perú en tres dimensiones: como patria (nacida hace 15 000 años con el ingreso de los primeros cazadores nómadas a nuestro territorio), nación (surgida en el siglo XVI con los primeros mestizos, especialmente con Garcilaso) y estado (libre y soberano desde el 28 de julio de 1821 con la Independencia). Su determinación de autonomía le convierte en país "independiente, uninacional, pluricultural , multilingüe y mestizo".

El segundo, el más extenso, "El mestizaje en el Perú" , nos brinda la lección inaugural del año académico de 1992 en la Universidad de Piura. Lo fundamenta en dos realidades incontrover­tibles: el mismo nombre "Perú" ("de unos indios que pronunciaron mal y de unos españoles que oyeron peor, nació el nombre de mi patria") y su población (75% mestiza). Desarrolla su aserto en dos rubros , el mestizaje racial y el cultural. Sobre el primero, distingue lo que denomina ingredientes mayores (la raza cobriza o americana y la blanca o europea) y los menores (negra o africana, amarilla o asiática y aceitunada u oceaniana); si en la segunda mitad del siglo XIX, Perú fue un mosaico racial, hoy, en aras de un mestizaje, propende a una raza común; aunque reconoce que no hay ni discriminación ni segregación racia l, re-

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conoce la ex istencia de un prejuicio racial, fundado en que hay descendi entes ele esas razas co n mayor cultura, mayor riqueza, mayor poder o, con fa lsa aprec iación, mayor bell eza . El segu ndo rubro , mestizaje o fu sión cultural, está poderosamente desarroll ado en la comida, el vestido, la habitación, la música, la danza, la pintura, la literatu ra, la artesanía y la reli gión. Representante de la comida mesti za es el cebiche, con pescado, ají, camote y choclo del Nuevo Mundo, y e l limón, la cebo ll a y la lechuga del Vi ejo Mundo. En la literatura descuell a, si ngular y señera, la figura de Garcilaso, quien en su feli z dedicatoria de Comentarios Rea les ac uñ ó e l mes tiz aje: " A los Yndios , Mesti zos y Criollos de los Reynos y Provincias del Grande y Riquísimo Ymperi o del Perú , el Inca Garcilaso de la Vega, su hermano, compatriota y paysano , salud y felicidad" . En la conclusión define con lucidez su aserto: "La cultura occi­denta l, a la que pertenecemos por descender de europeos, nos acerca y hace iguales a los demás países occidentales: la cultura andina, a la que tam­bién pertenecemos por descender de indios, nos singulariza y diferencia de los demás países de la ti erra. En términos de filosofía aristotélica, la cul­tura occidental es el género próximo y la cultura andina la diferencia específica. Una nos iguala, otra nos hace únicos. El ideal es integrar la uni­versalidad sin perder la singularidad" (p. 46).

El último de los artículos se titul a ·'En torno al monumento a Pizarro" y fue publicado en el di ari o El Comercio el 29 de abril de 1997. Son reflexiones acerca de la polémica del monumento ecuest re de Francisco Pizarro. El Dr. Del Busto, uno de los máx imos especialistas en el estudio de Pi zarro, reconoce que el extremeño "no nos conquistó a nosotros , sino a los hombres del inca­ri o que son nuestros antepasados cobrizos. Noso­tros descendemos de los vencidos y de los vence­dores, pero no somos vencedores ni vencidos. Somos el resultado de ese encuentro. Podemos ser indigeni stas e hispanistas, pero por encima de todo debemos ser peruanistas. El peruanismo une, citatriza ; el indi geni smo y el hi spani smo mal entendidos di vicien, descuartizan. Nuestra obliga­ción es integrarnos, no desintegrarnos" .

Hace 65 años, en 1933, el filósofo J. Ortega y Gasset ante la evidente crisis que sufría España, comenzó una conferencia con estas palabras: " No sabemos lo que nos pasa, y eso es precisamente lo que nos pasa".

Estudi os tan lúcidos como los que nos ofrece el Dr. de l Busto nos ayudarán, sin duda, a tomar conciencia inteligente de la realidad actual del

Nº 1, julio de 1998

Perú. Sigue pendiente la gran utopía de la integra­ción nacional. Como seña la J. M. Ossio es nece­sari o reconocer que la cultura es un sistema de símbolos creados a partir ele un a interacción social. En este sentido, la gran tarea será descubrir los símbolos y valores nacionales que son reconocidos co mo propios por la variad a multiplicidad de grupos étnicos que conviven en el territorio perua­no. La lectura reposada, en forma individual y en seminarios de trabajo, ayudará a conseguirl o.

José Antonio Benito

PEREDO MEZA , S., Los Mercedarios en la evangelización de Perú, Analecta Mercedaria, Roma 13, 1994, 498 p.

Tras la enjundiosa obra La Orden de Santa María de la Merced (1218-1992)-Síntesis histórica- Biblioteca Mercedari a VI , Roma 1997, 395 p. , el P. Saúl Peredo Meza, director del Instituto de Historia Mercedaria en Roma, nos ofrece el nuevo número de la prestigiosa revista Analecta Mercedaria , Roma 13 ( 1994), 498 p. que en atractiva portada y sin el artículo dedicado al llorado P. Alarcón sale con el título de " Merce­darios en Perú".

Se abre esta obra con un amplio y sesudo artículo de 120 páginas , obra del director de la Revista de la Academia de Historia Eclesiástica en Perú, Mons. Severo Aparicio, y que lleva por título "Los Mercedarios en la evangelización del Perú" . Sin olvidar la metodología de avezado profesional de la historia, no oculta un claro sentido reivindicatorio para dar a conocer " la presencia y labor de aquellos reli giosos misioneros, que, mu­chas veces sin ocupar cargos relevantes dentro de su institución , con generosidad y sacrificio, supie­ron dedicarse a la propagación del evangelio, a la cristianización de los naturales y a su asistencia espiritual" (p. 13) en la jurisdicción de las pro­vincias mercedari as de Cuzco y Lima. Para 1597, Lima tenía 13 conventos, 47 doctrinas , 161 sacerdotes, 55 coristas y 1 O legos; por su parte, Cuzco, contaba con 16 casas y 17 doctrinas, 114 sacerdotes, 25 coristas y 3 legos. La estructura de su estudio se articula del modo siguiente: l. Orga­nización: 1. Los primeros en Perú. Fundación de conventos. 2. Llegada de más mercedarios S. XVI. 3. Creación de las provincias del Cuzco y Lima. 4. Encomenderos y "doctrinas". 5. Legislación sobre la evangelización en las doctrinas: a. Concilios

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Reseñas

Limenses. b. Capítulos de Lima y Cuzco: Lima, Cuzco. 11. Misión: 6. Doctrinas y doctrineros de Cuzco. 7. Secularización de las Doctrinas. Conflic­tos entre religiosos y obispos.

Con carácter póstumo, se ofrecen dos sustan­ciosos artículos del P. Eleuterio Alarcón bejarano "Fray Diego de Porres, insigne mercedario misionero del siglo XVI" pp. 133-153 y "Fray Melchor Talamantes, ideólogo y prócer de la independencia americana" pp. 373-433, dos semblanzas acerca de dos mercedarios señeros; del primero, figura rele­vante en la primera evangelización de Perú, se nos aboceta una necesaria biografía que cuenta con macizos documentos exhumados por el P. Víctor Barriga (Mercedarios ilustres en el Perú. El P. Diego de Pon-es, misionero insigne en el Perú y en Santa Cruz de la Sierra, siglo XVI Arequipa 1949, 11) y que nos deja con ganas de una monografía pendiente de este singular protagonista; el segundo, redactado en parte por el P. Alarcón y elaborado por el P. Saúl Peredo, nos presenta el itinerario espiritual, inte­lectual y vital de este intelectual mercedario, que, pese a haber nacido en Lima en 1765, empeñó su vida en la lucha por la independencia americana desde México, muriendo en prisión el 9 de mayo de 1809. Cabe indicar que son las últimas obras del llorado P. Eleuterio Alarcón del que su amigo e historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán ofrece una apretada síntesis biográfica en memoria de su labor (pp. 459-469).

Lugar central ocupan los artículos dedicados a la historia del arte mercedario de Antonio San Cristóbal : "La portada lateral de la Merced del Cuzco", "Reconversión de la Iglesia de la Merced (Lima) a principios del siglo XVII" y "Fray Cristó­bal Caballero y la portada de la Merced de Lima" (pp. 261-313). En el primero se nos da con todo lujo de detalles un lúcido y esperado análisis de su diseño, concluyendo que se trata de una "cons­trucción prebarroca al modo cuzqueño" y que la reforma operada en la portada "consistió en meta­morfosear únicamente el inicial diseño renacen­tista, que resultaba arcaico después del terremoto de 1650 y de labrarse la portada de la Catedral, en otro diseño de portada-retablo de traza más moder­na y acomodada al que inauguró la portada cate­dralicia en el Cuzco" (p. 273); la única caracteriza­ción barroca será la existencia de tres calles en el segundo cuerpo (p. 274). En el segundo artículo nos ofrece nueva información basada en los proto­colos notariales del Archivo General de la Nación de Lima y que lleva a desmoronar las tesis de Wethey ( 1949) según las cuales la planta basilical fue introducida en el Perú por la tercera iglesia

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jesuita del colegio de San Pablo y que, por su influencia, la adoptaron en Lima mercedarios y franciscanos , así como las grandes iglesias de Arequipa, Trujillo y Cuzco; la reconversión en planta basilical de La Merced fue proyectada mucho antes de comenzarse la construcción de la iglesia de San Pablo en 1624. En el tercero con­cluye que para atribuir a fray Cristóbal Caballero la paternidad sobre la portada principal de La Merced, es suficiente con demostrar las afinidades estilísticas entre la misma portada y las obras auténticas del mercedario como la del Sagrario o el retablo de la Santísima Trinidad.

Horacio Villanueva Urteaga en "La Iglesia y Convento de la Merced del Cuzco" (pp. 153-261) aporta 33 documentos que dan nuevas luces acerca de este señero complejo arquitectónico merceda­rio; su iglesia estaba construida en 1580, el claustro sólo en parte; la construcción del segundo claustro fue obra de Miguel Gutiérrez Sencio; en 1651 el P. Juan de Riquelme acomete la reconstrucción por los daños del terremoto de 1650. Entre las joyas atesoradas destaca la custodia de oro y piedras pre­ciosas labrada hacia 161 O por Luis de Ayala; la co­lección de pinturas guarda cuadros de Bitti , Zur­barán, Rubens; la más notable curiosidad artística la constituye la "Celda del Padre Salamanca".

El Dr. Guillermo Lohmann Vi llena nos ofrece un pulcro y preciso estudio del iqueño "Padre Maestro fray Juan Báez" (pp. 355-373) catedrático de la Universidad de San Marcos de Lima, durante la segunda mitad del S.XVII, y que según Echave y Assu fue "el Atlante entre los teólogos en sutile­za, erudición y animosidad escolástica". Ocupó los primeros puestos de responsabilidad de la Orden y fue el primer orador sagrado de su tiempo. El célebre poeta Juan del Valle y Caviedes le dedi­cará una sentida composición que abre con esta estrofa: "Cielos, astros, mares, tierra, ¿cómo insen­sibles e inmobles/estáis? O no ha muerto Báez/o sois, sin duda, de bronce?".

El P. Saúl Peredo nos ofrece 63 "Documentos mercedarios en The Hi spanic Society of America" (pp. 433-457) de calidad excepcional , como la carta inédita del obispo de Arequipa, Manuel Abad lllana, al General de la Orden (Antonio Manuel de Hartalejo) lamentando el decaimiento de "mi colegio y Universidad tomística" que siendo aún obispo de Tucumán "la juzgué tan necesari a y útil así a la Religión como al Estado, que[ .. . ] me inte­resé por el establecimiento de tan santa obra con el señor Marqués de San Juan [ ... ]".

José Antonio Benito

Revista Andina, Año 16

MILLAR CARVAC HO, René, Inquisición y Sociedad en el Virreinato Peruano, Instituto Riva-Agüero-Pontificia Universidad Católica del Perú e Instituto de Historia-Ediciones Universidad Católica de Chile, abril de 1998, 419 p.

Con presentación de Teodoro Hampe y preám­bulo de J . P. Dedieu, dos importantes centros de investigación -el Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú y el Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile- se unieron para entregarnos la esperada compilación de los artículos del historiador chileno René Millar Carvacho. Los nueve textos incluidos en el libro aparecieron en diversas revistas durante la década pasada y en los últimos años. Todos, cu idadosamente elaborados y con documentación primaria nos presentan diversos aspectos rela­cionados al tema general del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima.

Este libro divide en tres secciones el desarrollo histórico del tribunal limeño: "Prácticas Proce­sales", "Desarrollo Institucional" y "Actividad Represiva" , las mismas que también organizan los temas. Así, la sección "Prácticas Procesales" contiene dos capítulos: ''Notas sobre el procedi­miento inquisitorial desde la perspectiva del Tribunal de Lima", originalmente, publicado en 1983; y "Aspectos del procedimiento inquisi­torial", que data de 1996. Ambos artículos, en el marco de la historia institucional, explican las características peculiares del funcionamiento de dicho tribunal en el siglo XVIII.

El primer capítulo se dedica a estudiar, parti­cularmente, al tribunal limeño, pero, además, intenta hacer una sistematización de sus procedi­mientos. Entendemos, por lo último, que el artículo representa un esfuerzo dentro de los diversos tra­bajos que sobre materia procesal se han realizado, aunque al decir del mismo autor: "no pretende ser más que un pequeño aporte" (p. 41 ). Uno de los datos importantes del capítulo se refiere a la exis­tencia de procedimientos que buscaron favorecer a los reos, a pesar de que se encontraban poco de­sarrollados en la legislación inquisitorial (p. 64). Otro aspecto que merece destacarse es el de las penas y penitencias , que variaban de acuerdo a la gravedad del delito y del grado de las decla­raciones en los interrogatorios. Las penas iban desde la confiscación total de los bienes, la cárcel perpetua, hasta el uso de "hábitos penitenciales irremisibles" (p. 71 ). La gran deducción del autor

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señala que, en el ámbito procesal , los funcionarios de los tribunales indianos, como el de Lima, tenían mayor independencia que los ubicados en la Penín­sula.

El capítulo dos del libro, en realidad, se plantea como la suma de dos partes. La primera , "El pro­cedimiento y la limitación de los derechos perso­nales", resume el contenido del capítulo anterior. La segunda, "Peculiaridades procesales del Santo Oficio limeño", denota claramente la intención de puntualizar las características procesales del tribunal limeño en el siglo XVII y XVIII, resal­tando el papel de las relaciones o los resúmenes de las causas de fe ubicadas en el Archivo Histórico Nacional de Madrid , enviadas por los funcionarios limeños (p. 91 ). Asimismo, son presentados los diversos mecanismos por los que el Consejo de la Suprema establecía control y uniformidad en los procedimientos (p. 93).

La segunda parte del libro, "Desarrollo Insti­tucional ", está constituida por tres artículos en los cuales se aprecian igual número de elemen­tos que caracterizaron la actividad del tribunal limeño y preocuparon a sus funcionarios ; pri­mero, sus ingresos y la búsqueda de mecanismos para su incremento; segundo, la consolidación de su poder y prestigio al interior de la sociedad colonial peruana; tercero, sus relaciones y con­flictos con otras instituciones. El capítulo tres del libro, y primero de esta parte, es una explicación de la vida económica del tribunal limeño y tiene el gran mérito de presentar una periodificación de la evolución financiera del tribunal, desde su formación hasta su extinción. Con esto, el autor de manera muy acertada, busca determinar "tanto la influencia que estos fenómenos económicos tienen en otras manifestaciones de la vida del Tribunal , como la forma en que materias diversas, por ejemplo las cuestiones de fe, afectan a los aspectos hacendísticos" (p. 102).

La periodificación de Millar es planteada de la siguiente manera: primero, "Los tiempos difí­ciles (1570-1629)", época de dependencia econó­mica de la Hacienda Real y que estaba sujeta al control virreinal (pp. 102-103). El segundo perío­do, "Los años de prosperidad (1629-1721 )", al impulso de los cuantiosos montos producto de los "secuestros" -confiscaciones- hechos a los acu­sados de "judaizar", la mayoría de origen judío portugués , dedicados al comercio de esclavos. El tercer período, "La decadencia ( 1722-1820)" , co­rresponde a los años de crisis económica, cuando "los ingresos ordinarios fueron inferiores a los gastos ordinarios" (p. 120).

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Reseñas

El cuarto capítulo del libro constituye un estudio específico sobre el ya mencionado proceso contra los judeoconversos, y las diversas motivaciones que lo indujeron. Artículo, inicialmente, publicado en 1983 viene a ser una visión pionera y general sobre la presencia de judeoconversos en el Perú colonial, y, al mismo tiempo, uno los pocos estudios sobre el tema de las confiscaciones. Elaborado con infor­mación primaria de tipo contable, ubicada en el Archivo Histórico Nacional de Madrid y el Archivo Nacional de Chile, sirve de modelo para futuros estudios que busquen relacionar la persecución inquisitorial con los intereses económicos del Tribunal y sus funcionarios.

Este estudio a pesar de sus pocas pretensiones, extensión y carencia de información procedente de archivos limeños (Archivo General de la Nación y Biblioteca Nacional), cubre a modo de exploración una serie de temas, como el de los portugueses en el virreinato peruano, que biblio­gráficamente sintetizan los aportes historiográficos sobre dicha presencia y actividades en América colonial, así como la determinación de su origen judío, tal es el caso de los procesados en el auto de fe de 1639. El segundo tema se refiere a la represión inquisitorial contra los judaizantes, y someramente intenta explicar las motivaciones existentes para la persecución y la represión a los judeoconversos, y cómo dichas acciones mani­fiestan la complejidad de la actividad inquisitorial y los diversos intereses existentes para la perse­cución y la posterior confiscación de los bienes de los condenados por judaizar. Intereses que pue­den ser mejor entendidos en las siguientes partes del artículo -"el proceso en torno a la gran com­plicidad de 1635" y "las confiscaciones"- elabo­radas sobre la base de una síntesis bibliográfica unida a la revisión de documentos del Archivo Histórico Nacional de Madrid, a cargo de los receptores del Tribunal limeño: Pedro Osorio del Odio y Esteban lbarra. La información confeccio­nada por estos funcionarios es presentada en los Apéndices, útiles para observar los montos confis­cados a los judeoconversos.

El capítulo quinto "Los conflictos de compe­tencia", inicialmente publicado en 1986, tiene el fin de mostrar los diversos conflictos entre las autoridades civiles y religiosas , señalando los mo­tivos de los mismos, agrupándolos en tres aspec­tos generales: religioso, económico y legal. Tanto en la jurisdicción eclesiástica ordinaria, como en la civil se apreciaban los mismos conflictos: por las causas de fe, el fuero del que dependían los ministros y funcionarios medios del tribunal -en

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el caso de ser religiosos o civiles- la cobranza de canonjías y la administración de las fundaciones. Otro punto importante del capítulo es el intento de presentar ordenadamente las etapas en las que se manifiestan los cambios, en el ámbito de los confli ctos de competencia: Etapa fundacional ( 1570-1598), la reacción del Estado ( 1598-1621 ), los años de apogeo ( 1622-1700) y la decadencia ( 1700-1820). Todas ellas, relacionadas con el cre­cimiento del poder político del tribunal amparado en el crecimiento y caída de sus fuentes financieras (p. 218).

La tercera parte del libro, dedicada al estudio de la actividad represiva, consta de cuatro capí­tulos -"Hechicería, marginalidad e Inquisición en el distrito del Tribunal limeño", "Represión y cate­quesis. Los casos de blasfemia y de simple forni­cación", "El delito de solicitación" y "La Inqui­sición de Lima y la circulación de libros prohibidos (1700-1820)" - los mismos que están dedicados a tratar las distintas manifestaciones de la actividad represiva del tribunal , queriendo dar de manera general, una visión conjunta de las prácticas repre­sivas y sus respectivas consideraciones morales, teológicas y dogmáticas.

El capítulo sexto dedicado al estudio de la he­chicería fue publicado en el año de 1992 y destaca por la serie de precisiones conceptuales referidas a la hechicería como actividad negativa en la sociedad cristiana y su consideración como delito. La si­guiente parte se dedica, de manera general, a esta­blecer las características de la represión por hechi­cería del tribunal limeño, estableciendo que éste procesó a 209 personas, lo que representó el 13,3% del total de encausados por delitos de fe (p. 230).

Con el tema de la blasfemia y la fornicación, el autor presenta el siguiente capítulo, que es un resumen de su ponencia presentada en el 49 Con­greso Internacional Americanistas realizado en Quito en 1997. Millar busca resaltar el papel del Tribunal limeño en la catequización de la pobla­ción no indígena, gracias a la función educativa o ejemplificadora de la represión. Así observado el papel de la represión religiosa, podemos entender su finalidad política, la que consistía en buscar el "fortalecimiento de la ortodoxia" (p. 272). Graci as al análisis estadístico de las causas de fe , el autor nos dice que los delitos en los que se aprecia una mayor labor educativa por medio de la represión son los relacionados con el orden propiamente es­piritual o religioso, como el de las "proposiciones", así denominadas las opiniones y posiciones críticas contra la palabra oficial de la doctrina católica co­mo a la moral que ella enunciaba (p. 273).

Revista Andina , Año 16

El capítu lo ocho de la compil ac ión tiene como título "El delito de so licitación' ' y es una versión actualizada de la original , publicada en 1997. Aquí, Millar se dedica "a estudiar la forma cómo el Tribunal de Lima reprimió" ese delito (p. 303). A nuestro parecer, estamos ante uno de los capítulos más acabados y completos del libro , pues se inici a con una explicación de los conceptos y las fuentes para su estudio , la defini ción del delito, las regu­laciones en su contra, los procedimientos para su represión , la tipología delictiva y las relaciones de causalidad entre víctimas y victimarios. Con tal acercamiento, el autor va más allá de la simple historia institucional y nos muestra un modelo de estudio que une la visión institucional de un delito reprimido por el tribunal limeño, con la expli­cación de su causalidad social e ideológica.

La soli citación es definida como "el reque­rimiento que, valiéndose de la confesión, hace un sacerdote a un penitente para efectuar acciones deshonestas" (p. 31 O). En la práctica, la califi­cación de delito se refería al hecho de que el reque­rimiento se realizase en el momento de la· con­fesión (p. 312). Para el autor las causas que explican la existencia de este delito son " la exis­tencia de un numeroso contingente de miembros del clero que carecían de vocación y de formación religiosa. Este tipo de personajes, incapaz de dominar sus pasiones, encontró, en América, un amplio campo entre miles de indígenas, que se transformaron en presa fácil para aquellos clérigos que estaban dispuestos a abusar de su poder y prestigio" (p. 304).

El último capítulo del libro "La inquisición de Lima y la circulación de libros prohibidos ( 1700-1 820)" es una versión corregida de un artículo publicado en 1984, y nos presenta uno de los temas clásicos de la hi storia del tribunal limeño, el control ideológico en el siglo XVIII, especialmente, lo que se refiere a la difusión o edición de libros con ideas racionalistas o ilus­tradas. Lo interesante del capítulo se refiere a los mecanismos por los que el Tribunal de manera compulsiva podía y tenía la potestad de intervenir en la edición, circulación, compra-venta y lectura de libros "reprobados o prohibidos por los catá­logos del Santo Oficio" (p. 376). La represión a los lectores de las obras prohibidas constituye uno de los aportes en materia documental del capítulo (p. 386), ya que se centra en el estudio de 15 personajes importantes de la vida pública limeña acusados de poseer y leer tales obras, contra­viniendo las normas establecidas por el Tribunal. Aunque la persecución parezca implacable, había

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una serie de licencias -tanto para laicos y reli gio­sos- que regul aban la lectura y posesión de dichos libros. El apéndice del capítulo nos muestra una relación de 51 individuos que se beneficiaron de dichas licencias.

Finalizamos nuestro comentario diciendo que la compilación de Millar Carvacho es importante para todos aquéllos interesados en conocer al Tribunal limeño, su actividad política y económica en relación con el desarrollo de la hi storia colonial peruana. Mas es necesario deci r que nos muestra una serie de temas y modelos a estudiar en el futu­ro, a partir de enfoques que no se limiten al campo de la mera historia institucional, utilizando nueva información documental, en especial, de los repo­sitorios limeños, tan poco estudiados hasta nues­tros días.

Carlos Carcelén Reluz

BATAILLON , Marcel , La Colonia, Ensayos peruanistas , Compilador: Alberto Tauro , Universidad Nacional Mayor de San Marcos , Lima, 1995, 202 p.

Con motivo del centenario del nacimiento del gran humanista francés Marce) Bataillon , la Universidad Nacional Mayor de San Marcos pu­blicó una compilación de doce de sus varios artí­culos dispersos en diversas revistas durante los años sesenta y que reflejan el interés del peruanista por los temas de la etapa temprana de la historia colonial. La edición estuvo al cuidado del desapa­recido historiador Alberto Tauro del Pino y pode­mos decir que como proyecto editorial resulta ser una valiosa prueba de la importancia de la obra de Bataillon, quien por muchos años de su vida dedicó sus estudios a responder una serie de interrogantes que aún ahora sirven de derrotero para quienes se inician en la historia del siglo XVI peruano y en las lecturas en los libros coloniales.

Los doce artículos presentados tratan de temas como evangelización, política, cronistas, libros y fiestas coloniales. El primer tema tratado es la evangelización y se presenta a través de dos artí­culos, "El lazo religioso entre los conquistadores del Perú" y "Las Doce dudas peruanas resueltas por Las Casas". El primero trata de explicar las justificaciones religiosas y las verdaderas moti­vaciones económicas del famoso pacto entre los socios de la Conquista del Perú. Este esfuerzo tam-

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Reseñas

bién busca explicar cómo surgió la ''leyenda" del pacto empresarial (p. 3) entre Pizarro, Almagro y Luque, quienes a través de las crónicas tempranas fueron presentados como héroes, imagen reforzada por la historiografía romántica del siglo XIX.

El segundo artículo se refiere al polémico do­cumento denominado "Las Doce Dudas", que data de 1564, y las respuestas que dio Bartolomé de Las Casas. Esas dudas tratan de los problemas mo­rales y jurídicos planteados por la realidad de la conquista y la explotación del Perú. Este documen­to fue escrito por uno de los sacerdotes que como confesores tomaron "al pie de la letra la doctrina oficial de la conquista y las leyes protectoras de los Indios cuando tenían que juzgar en el tribunal de la penitencia a conquistadores y colonos , enco­menderos y gobernantes" (p. 16). Gran parte del artículo se dedica a dilucidar los fines y la identi­dad del autor del importante documento, así como las relaciones que guarda con el movimiento lasca­siano que terminó con el juicio de Fray Francisco de la Cruz.

El "Anonimo de Yucay' ' es analizado en el si­guiente artículo, en el cual se busca descubrir la identidad de su autor y la relación que guarda su discurso con la política implantada en el gobierno del Virrey Francisco de Toledo, especialmente la destinada a desacreditar la obra de Las Casas y a distorsionar la misma realidad colonial. Bataillon señala que este documento es uno de los más impor­tantes para entender la "historia moral" (p. 25), es decir, la justificación moral de la conquista y la explotación colonial en el Perú.

"Las herejías de Fray Francisco de la Cruz y la reacción antilascasiana" es el tema del cuarto artículo que complementa los anteriores y que bus­ca interpretar la reacción política contra el movi­miento lascasiano, en particular la reacción radical planteada por Francisco de la Cruz, quien a pesar de haber sido el más claro intérprete del anti­lascasianismo y su respectiva justificación de la conquista fue procesado por el Santo Oficio limeño como hereje.

Como un quinto artículo se presenta un estudio de la propuesta utópica de Las Casas, que fue la búsqueda de colonizar las Indias con hombres sen­cillos ajenos de los usos militares (p. 59) y que pudieran evangelizar con el ejemplo de sus accio­nes. A estos colonos la tradición cronística los trató de ridiculizar llamándolos "caballeros de espuela dorada" o "caballeros pardos". Esta utopía fue pen­sada por Las Casas como una alternativa a la con­quista violenta, pero pese a la autorización real, los funcionarios coloniales no permitieron su reali-

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zación. El tema de la rebelión de los encomenderos

es tratado en dos artículos -sexto y sétimo- de esta compilación. El título del sexto artículo, publicado en 1967, es "Los colonos del Perú contra Carlos Y. Análisis del movimiento pizarrista" y trata de explicar "los aspectos geopolíticos, económicos, sociales e ideológicos" de la guerra civi l de los encomenderos liderados por Gonzalo Pizarro, con­tra la Corona y sus nuevas leyes con respecto a los privilegios de los conquistadores en el Perú. El siguiente artícu lo " Interés hispánico del movi­miento pizarrista", originalmente publicado en 1964, nos presenta una revisión de las distintas fuentes -especialmente crónicas- a las que pode­mos recurrir para tener un conocimiento de esta rebelión.

Un artículo de 1961 con el título de "Un cro­nista peruano reencontrado: Rodrigo Lozano" , busca dilucidar la identidad de un cronista que sirvió como fuente de información sobre la con­quista del Perú y la rebelión pizarrista al cronista Zárate. Como señala Bataillon, ahora que ya se identificó plenamente al autor, es necesario buscar la crónica, que quizás se encuentre en una de las tantas "bibliotecas de los conventos" .

La importancia, validez y originalidad de la obra de Pedro Gutiérrez de Santa Clara, es el tema del noveno artículo de la compi lación. El esfuerzo del peruanista francés se centra en demostrar el nulo o escaso valor testimonial de los "Quinque­narios" o la "Historia de las guerras del Perú", contradiciendo los juicios que sobre aquel cronista y su obra tiene Raúl Porras Barrenechea. El pro­pósito de Bataillon no es desprestigiar la obra de Gutiérrez de Santa Clara, por el contrario, es el demostrar que se documentó para describir "no sólo sobre la guerra pizarrista, sino sobre el Perú de los Incas y la historia natural y moral del país; y la información de que disponía despertó en él la ambición de superar las historias ya publicadas aunque fuese a costa de un esfuerzo imaginativo y de curiosas supercherías" (p. 158).

El siguiente artículo, publicado inicialmente en 1960, es un comentario a manera de reseña de la importante obra colonial "El lazarillo de ciegos caminantes" de Alonso Carrió de la Bandera, más conocido por Concolorcorvo. Es un comentario peculiar, ya que contiene información primaria para explicar la importancia social e ideológica de la obra y de la misma personalidad del autor, terminando por presentarnos un a especie de biografía erudita del au tor y de su obra.

El siguiente artículo es otro comentario erudito

Revista Andina, Año 16

a la obra del historiador chil eno José To ri bio Medina ' 'Historia del Tribunal de la Inquisición de Lima", comentario que sirvió de prólogo a un a nueva edición de aquella obra, a la cual se le da el valor que merece en la hi storiografía peruan ista, ya que se constituye, junto a la obra de Ri cardo Palma, en los inicios de los estudios serios sobre el Santo Oficio limeño.

El último artículo de la compil ac ión fue presentado en 1949 y nos presenta otro comentario bibliográfico . Se trata de un comentario a la importancia de los estudi os sobre las escenifi ca­c iones de las fiestas coloni ales mexicanas de "moros y cristianos", que iniciadas en el siglo XVI, aún se siguen representando. Bataillon comenta los estudios, que para el caso mexicano publicó desde los años treinta, el es tudioso Robert Ri card y termina demandando la necesidad de reali zar estudi os de estas fiestas en los otros países hi spa­noamericanos (p. 202).

Concluimos resaltando la importancia y vigen­cia de los aportes de Marcel Bataillon a la hi storio­grafía peruanista contemporánea, sus estudios siguen siendo indi spensables para los estudiantes de hi stori a peruana, sus ideas son todavía frescas para los jóvenes investigadores y sus comentarios críticos aún nos si rven como reflexiones metodo­lógicas para enfrentar las interrogantes no resueltas de nuestra hi storia.

Carlos Carcelén Reluz

GUIBOVICH PEREZ, Pedro , En defensa de Dios. Estudios y documentos sobre la Inquisición en el Perú , Ediciones del Congreso del Perú , Lima, mayo de 1998, 244 p.

El Congreso de la República del Perú nos a lcanza un nuevo aporte a la hi storiografía peruana, se trata del tan esperado catálogo de los documentos del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima ubicados en el Archivo Histó­rico Nacional de Madrid.

La edición se inicia con una presentación de Margarita Suárez Espinoza, que no cubre las ex­pectativas, advert imos numerosos lugares comu­nes y carece de notas al pie que indiquen las refe­rencias de las ideas que explicita, de otros autores especiali stas en materi a inqui sitorial (ver p. 21 ). En e l Prefacio e l co noc id o investigador de l Instituto Riva-Agüero, Pedro Guibovich Pérez,

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nos explica de manera breve el contenido del li bro: dos ··es tudi os", " Proyecto co lo ni a l y control ideológico. El establecimiento de la Inqui sición en e l Perú" y "Fondo documental de la Inqui sición de Lima en e l Arch ivo Hi stórico Nac ion al de Madrid".

En e l primero de los así ll amados "estudios" , publicado originalmente en 1994, e l autor nos presenta su "intento de demostrar que, contraria­mente a lo que ha venido sosteniendo la historio­grafía , el establecimiento del Santo Oficio en el Perú no obedeció únicamente al interés, por parte del Estado, de perseguir la heterodoxia y controlar la moral sino que, además, dicha medida formó parte de un ambicioso proyecto político colonial, puesto en ejecución por Felipe II a fines de la dé­cada de 1560, para lograr e l robustecimiento del poder del Estado en el virreinato peruano" (p. 26). Algo tan evidente que parece no haber sido una necesidad para muchos histori adores el decirlo, y además, dicha posición puede leerse desde los años sesenta, en los que fueron publicados los artículos del peruanista francés, Marcel Bataillon , sobre el "Parecer de Yuca y'' y "Fray Francisco de la Cruz", hoy ya recopilados.

Es necesario decir que el autor señala la caren­cia de una serie de estudios sobre temas como la Inquisición Episcopal (pp. 26-27) y la relación existente entre el establecimiento del tribunal en Lima y el inicio del Gobierno del Virrey Toledo (p. 35). En consecuencia, es cierto que las conclu­siones del estudio surgen del establecimiento de la relación cronológica existente entre ese último tema -el gobierno de Toledo- y el establecimiento del Tribunal en Lima. Pero es cierto también , que el autor no aporta ninguna prueba documental , no obstante este estudio puede ser útil para los estu­diantes por ser además una recopil ación de ver­siones sobre el establecimiento del Santo Oficio en el Perú .

El segundo estudio es el gran aporte de esta publicación , se inicia con una presentación del Fondo Documental de la Inquisición de Lima ubi­cado en el Archivo Hi stórico Nacional de Madrid. Dicho fondo es tá compuesto por los documentos remitidos por los inquisidores del Perú a sus superiores del Consejo de la Suprema y General Inqui sición residente en Madrid . Como señala Guibovich los envíos de documentación a la Península no estuvieron libres de accidentes, como pérdidas , propiciadas por ataques de piratas o cor­sarios, o también al deterioro producto de la intem­perie o la acción de roedores (pp. 40-41 ).

Un aspecto importante del estudio son las

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Reseñas

breves notas sobre el destino trágico de la docu­mentación inquisitorial peruana. Se señalan los saqueos de 1813, año de la abolición del tribunal y los de la ocupación chilena de Lima, 1881-1883; así como también, el incendio de la Biblioteca Na­cional de Lima en 1943 (pp. 42-43) .

En el Archivo Histórico Nacional de Madrid se ubican I 450 libros y 5 344 legajos, correspon­dientes a la Sección "Inquisición", de los cuales 23 libros y 62 legajos proceden del Tribunal lime­ño. Como señala Guibovich, el fondo documental limeño consta de 13 series, de las que merecen especial atención, por la cantidad y calidad de información, las de "Cartas al Consejo" que con­tiene 14 libros, "Cartas, expedientes y memoriales al Consejo" con 24 legajos, "Relaciones de causas de fe" con seis libros y un legajo, y la serie "Ha­cienda" que con 14 legajos (pp. 44-45). Para el autor del catálogo, este fondo puede ser dividido "en dos grandes grupos documentales: uno produ­cido por el Consejo de la Suprema y el otro por el Tribunal limeño" (p. 45).

Finalizando este comentario tenemos que re­saltar la importancia instrumental del catálogo y sus respectivos índices, ya que facilitarán el trabajo de los investigadores en su necesaria visita por el Archivo Histórico Nacional de Madrid, para res­ponder a las innumerables preguntas que genera y seguirá generando la acción del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima.

Carlos Carcelén Reluz

ARIAS SCHREIBER, Rosa María Acosta de, Fiestas coloniales urbanas (Lima-Cuzco­Potosí) , Prólogo de Efraín Trelles , Otorongo Producciones, Lima, 1997, 208 p.

El libro que la señora Arias Schreiber publica es el resultado de una tesis presentada en la década de los años 1970 en la Pontificia Universidad Católica del Perú . Importa subrayar ese hecho para que el lector sepa que algunas de las páginas son un poco anticuadas y no han sido actualizadas para la edición. Tampoco han sido revisadas partes del texto con carácter más escolar. Me refiero, por ejemplo, al "Planteamiento General" (pp. 21-42). Contienen esas páginas un resumen bastante general y poco apropiado a un libro con preten­siones académicas.

Del punto de vista de investigación las páginas

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de la señora Ari as Schreiber son nulas. En el cap. 11 trata de las "Fiestas religiosas". En ellas incluye los "Autos de fe" (pp. 81-84). No se entiende bien el carácter festivo de ese género de juicio ecle­siástico. Pero más difícil será explicar el comen­tario de la autora: "Evidentemente los autos de fe constituían espectáculos en todo el sentido de la palabra y despertaban , en la población en general, una enorme morbosidad" (p. 84).

Comprenderá el lector que el esfuerzo que la señora Arias Schreiber ha hecho para ofrecerle un resumen de la literatura existente sobre "fiestas coloniales" no ha ido muy lejos. Es una pena porque el tema suscita mucho interés y hubiera podido ser útil contar con unas cuantas páginas en que se reunieran las actuales investigaciones sobre esta materia. Si el lector se fija en la parte del libro consagrada a las "Fiestas profanas" (pp. 93-119) no encontrará tampoco materia para justificar la lectura. Demasiado corta y sobre todo superficial. Y finalmente el tema "Regocijos públicos coloniales" (pp.121-155) no merece ser mencionado. Lo que queda de estas páginas no es gran cosa. La visión general que la autora nos proporciona en las páginas finales no va más lejos que los capítulos que la precedieron.

Luis Jaime Esteve

VAN KESSEL, Juan, Cuando arde el tiempo sagrado, Hisbol, La Paz, 1992, 189 p.

El autor publicó varios libros sobre temas relacionados con las prácticas aymaras del norte de Chile. Su experiencia religiosa sacerdotal y pastoral lo llevó a interesarse por algunas dimen­siones de las creencias religiosas populares y por la capacidad que ellas tenían de expresar el alma profunda del hombre. En este libro describe Van Kessel las creencias populares y las fiestas de la región de Tarapacá que había estudiado antes en el libro Holocausto al progreso: los aymaras de Tarapacá ( 1980). Le sirvieron como punto de par­tida cinco relatos etnográficos en que los informan­tes hablan de sus formas de pensar y de festejar sus santos patronales y sus muertos. A cada tema añade Van Kessel una discusión con fines más teológicos de inspiración católica.

El libro está dividido en dos partes. La primera trata del culto aymara y aborda sucesivamente los temas de la división del tiempo, del culto a la

Revista Andina , Año 16

Pachamama, de la l'i es ta de la Candelari a , de la celebración de los muertos en noviembre. Van Kessel exp li ca que hay dos concepciones de l tiempo y espacio, la aymara autóctona y la ay mara cri sti ani zada, chilenizada, civilizada. La tríada Mallku, Pachamcuna, Amaru es para la primera lo que amjpacha, akapacha, manqhapacha es para la segunda: "'La tríada autóctona ori ginal es una visión religiosa, estructurada en base a la situación eco lógica y a l mundo en que la comunidad autóctona vive y trabaj a. La segunda tríada -la ele los aymaras-cristianos- es sincreti sta y es una ideología religiosa del aymara contemporáneo que refl eja en términos mitológicos la estructura de dominación colonial y neo-colonial " (p. 26) .

Las ceremonias del floreo practicadas por los pastores ele la región ele Atacama son objeto ele un análi sis especial. Sirve de punto de partida un relato de un llamero, don Víctor. El tiempo es de Carnavales. Se festeja y ofrenda a la Pachamama y se pide a Ella que sea be névola y trai ga abundantes y sanas crías de ganado. El momento más importante ele las prácti cas rituales es la hui/ancha. En ella se sacrifica a una llama macho a fin ele entregar a la Pachamama y a los lugares frecuentados por los rebaños a la sangre que le es debida. Y termina el ritual con el floreo donde se cortan las orejas ele los "liamos" y se form an parejas de animales para brindarles y pedir al Señor y a la Pachamama que los reproduzcan.

Tiene especial importancia en la región ele Tarapacá las celebraciones de la Virgen de la Candelaria, el 2 de febrero. Esta devoción es muy antigua en todo el sur andino siendo la más conocida la fiesta que se lleva a cabo en Puno en la margen del Lago Titicaca. Van Kessel la describe en sus mínimos detalles. Las paguadas o recepciones y brindis, las sahumerias, los rezos en la iglesia o las "Ve Marías", la entrada de cera, las luminarias o fogatas de leña, los bailes y la t 'allcahua donde se ofrece la kalapurka. En el día de la Patrona la ceremonia principal es la celebración de la misa solemne, seguida de la procesión. En la región, la fiesta del 2 de febrero es seguida de la fiesta de Santiago el 3 de febrero. El 4 de febrero es la kacha1paya y el regreso a la estancia, el 5 y 6 de febrero. En estos pueblos de llameros y alpaqueros también se sacrifican animales al Señor y a la Patrona. Pero son más bien corderos que "liamos" o alpacas, los animales sacrificados: "En el caso de la hui lancha al Señor están comprometidas también la Virgen María y los santos" (p. 74).

Otro tema estudiado por Van Kessel son las ceremoni as que acompañan el Día de Difuntos o

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cuando hay algú n fa lleci miento en la comunidad. Hay las muert es repentinas y la s ll a mad as naturales, es decir las que sobrevienen luego de un a vida larga. Las primeras son atribuidas al diablo mient ras las segundas son las que Dios qui ere que acaezcan. Según e l tipo de muerte también existen los "espíritus": los condenados , los angelitos , los moritos, los abuelos, los gentiles, las animitas (pp. 84-85). Los dos primeros días de noviembre la comunidad celebra el Día de los Difuntos introducido por el catolicismo en los Andes. Se recuerdan los familiares difuntos y se hacen celebraciones en su honor.

En la Segunda Parte, Van Kessel analiza lo que él llama el "espacio mestizo". A modo de in­troducción el autor distingue entre el aymara tradi­cional y el aymara mestizado (pp. 107-111) subra­yando las características culturales y religiosas de cada tipo. Como fi es tas seleccionó , el autor, en primer lugar, la de la Virgen Concepción, celebrada el 8 de diciembre, en el Santuario de Las Peñas . Como es costumbre en los santuarios de la región andina (Qoyllur Rit ' i, Señor de Huanca, etc.), van llegando de varios pueblos y comunidades las "compañías" o grupos de peregrinos que vienen a cumplir con su devoción. El ritu a l de estas celebraciones es semejante al que se sigue en muchas fiestas patronales andinas: llegadas , saludos de santos, procesiones, misas, cohetes. Hay bailes y mucha alegría. En sus anteriores estudios, Van Kessel había analizado ya las danzas y letras .

Detecta el autor en todas estas prácticas religiosas católicas rasgos autóctonos. La sociedad chilena se apoya en "el mito de la opinión pública", expresión algo ambigua pero que Van Kessel emplea para designar las opiniones de los periódicos que miran con ojos peyorativos las tradiciones populares o autóctonas. Al "mito de la opinión pública" opone Van Kessel el mito popular que sirve a los mestizos en su lucha por justificar sus creencias y peregrinajes. Ejemplifican algunos relatos de origen de santuarios La Tirana, Las Peñas, Ayquina, "( ... ) un movimiento de reetnificación" (p.143).

Van Kessel pertenece a un grupo de antropólogos-pastores religiosos que siempre se preocupó por las expresiones autóctonas de la religiosidad andina y las defienden en la medida en que ellas manifiestan a un hombre cabal y equilibrado. No cabe la menor duda de que para el autor las prácticas rituales tradicionales son de una inigualable riqueza. Frente a los cambios introducidos por el Occi_dente católico , las

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Reseñas

prácticas andinas supieron sacar provecho de su milenaria experiencia e imponer al catolicismo su lógica y la energía de sus creencias. En ese sentido, Van Kessel comparte hasta cierto punto las opiniones del antropólogo jesuita español, Manuel Marzal, profesor en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la de otros autores de la Compañía de Jesús. El libro El rostro indio de Dios, difundido en varias lenguas , da testimonio de esas tesis tradicionales y para algunos más críticos, políticamente "reaccionarias". Sea lo que fuere, tienen esas opiniones el defecto de ignorar lo que el pensamiento contemporáneo aportó a los Andes y de encerrar las experiencias religiosas andinas en ideologías sectarias y obsoletas.

G. R. Fernández

MOLINIE, Antoinette (Sous la direction de), Le Corps de Dieu en tetes (Sciences humaines et religion), Cerf, Paris, 1996, 257 p.

Una de las más activas folcloristas francesas , Antoinette Molinié (Fioravanti) reunió en esta publicación varios textos en tomo a la fiesta del Corpus Christi. Aprovechando esa circunstancia introdujo en la edición algunos autores que tratan de temas andinos. Son ellos R. Tom Zuidema y la propia folclorista, Molinié (Fioravanti). Trata el primero de la "la fiesta del Corpus y de la fiesta del inca. Castigo y sacrificio humano como ritos de comunión" (pp. 175-222) mientras la segunda, compara un pueblo de La Mancha (España) con la fiesta de Qoyllur Rit ' i bajo la perspectiva de "dos celebraciones salvajes del Corpus Christi" (pp. 223-253). Preceden esas páginas los estudios de Miri Rubin sobre el origen de la fiesta del Corpus, de Claude Micherel sobre la teología de la fiesta, de Lleo Cañal sobre el Corpus en Sevilla, de Romero de Solís sobre el Corpus y el toro, de Moneó sobre la tarasca, de Gruzinski sobre el Corpus en México y de Ares Quija sobre Moros y cristianos en Nueva España.

Las fiestas prehispánicas han sido objeto de varias descripciones que la cronística del siglo XVI y XVII identificó con comparaciones sacadas del calendario litúrgico católico. Zuidema, con su esti­lo muy personal, mezcla de esoterismo y de imagi­nación , nos invita a seguir por el camino algo oscuro de sus referencias y sobre todo de sus contradicciones e incoherencias. De los tiempos

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prehispánicos, extrae Zuidema razones para com­prender lo que luego el catolici smo introduce en los Andes y los motivos profundos que justifican algunas prácticas litúrgicas contemporáneas como el peregrinaje a Qoyllur Rit'i . Según él, estamos frente a "personas exteriores al Cuzco que no se someten a la ciudad , y la celebración oficial del Corpus le interesa muy poco. Por eso se juntan lejos de la ciudad algunos días antes para celebrar su propia fiesta" (p. 184). ¡Zuidema se olvidó de leer la histori a de los orígenes de Qoyllur Rit ' i y la etnografía sobre el tema era demasiado precisa para servirle de prueba! ... (Carlos Flores Lizama, El taytacha Qoyllur Rit'i , IPA, 1997; véase reseña en es te número de Revista Andina).

Existieron varios ritos de comunión en el Cuzco prehispánico. Según Zuidema algunos llegaron hasta nuestros días como atestiguan los estudios folclóricos de Molinié (Fioravanti) sobre el control vertical en el pueblo de Yucay (Perú) y las descripciones de Tri stan Platt sobre San Marcos de Macha (Bolivi a). El cronista Molina, El Cuzqueño, y Cobo son los dos cronistas de referen­cia. Dos autores jesuitas del siglo XVI (José de Acosta y un Anónimo - 1590) completan el cuadro diseñado por Zuidema. Conclusión: existieron tres celebraciones de comunión a Cuzco en tiempos prehispánicos que corresponden a celebraciones que marcaban los tres períodos que, a su vez, correspondían a una división anual en tres períodos , cada uno de cuatro meses (p. 193). La conclusión no se deduce de los argumentos ante­riores , pero la imaginación del autor la justifica.

El recuento de algunas páginas de Guamán Poma llevan a Zuidema por otros horizontes donde el Corpus termina en una serie de comparaciones que no tienen nada que ver con las celebraciones que el artículo pretende comentar. Tanto Guamán Poma como Garcilaso de la Vega deben ser los testi gos de las aventuras de Mama Huaco. Y la conclusión resulta insospechada : "( ... ) Guamán Poma es un maestro en el arte del doble lenguaje y del error, como lo fue Spinoza, descendiente de marranos" (p. 213). ¿Qué pasó con la celebración del Corpus? Probablemente, con el desarrollo del artículo, Zuidema olvidó de lo que estaba tratando.

La folclorista francesa Molinié (Fioravanti) compara dos celebraciones: las celebraciones religiosas de Qoyllur Rit ' i (Perú) y las de un pueblo de La Mancha (España). La mueve la idea original de que se trata en los dos casos de fiestas hetero­doxas , lo que no dej ará de llamar la atención porque en los dos casos las celebraciones hacen parte del calendario litúrgico católico, siendo

Revista Andina, Año 16

orientadas, preparadas y celebradas con la presen­cia del clero católico. No lo piensa así la folclorista, basando su duda cartesiana en el hecho de que las cosas no son lo que aparentan y algo por ahí se celebra que escapa a la propia autoridad ecle­siástica por más presente qu e esté en dichos festejos ¿De dónde viene ese misterioso secreto que llevó la folclorista a tanto derroche de argu­mentos y a tanta dispendio de energía física?

No hay que explorar por cinco mil caminos. Las cosas son muy sencillas. Y la argumentación leviana de la folclorista nos facilita la compren­sión : "( ... ) El dualismo muy característico del pensamiento andino encontró en los arreglos culturales que exigía la situación colonial no sólo el medio de expresión original sino también y sobre todo un medio de coexistenci a de dos religiones que algunos juzgan incompatibles" (p. 228-229). En este contexto, pocas trabas encon­trará el razonamiento claro y preciso de la folclo­rista. El resto lo puede deducir el lector.

Arturo Guamá11 Rodríguez

ABRIL CASTELO, V. y ABRIL STOFFELS, M. J., Francisco de la Cruz, Inquisición, Actas 11-2, (Corpus Hispanorum de Pace XXXV­XXXVII), CSIC, Madrid, 1997, pp. 983-1715.

El subtítulo reza: Derecho y moral, teología y política en el trasplante a lberoamérica del Santo Oficio espa,1ol ( la Junta Magna de 1568 y la política indiana de Felipe 11). Los tomos anteriores de esta meritoria obra ya tuve ocasión afortunada de reseñarlos en su momento en la revista Studium (Madrid): el volumen I, en el número XXXIV (1994), 374; el volumen 11-1 en el número XXXVII ( 1997) 170. Con la edición del presente tomo 11-2 los autores dan por terminada la publica­ción de las Actas del proceso inquisitorial , abierto en Lima contra fray Francisco de la Cruz en 1571 y terminado en 1578 (con resonancias documen­tales hasta 1594), pues, aunque la edición no transcribe la totalidad material de los documentos, declaran que los excluidos son reiterativos e incluso están reasumidos por los publicados. Esta segunda parte del volumen II continúa (además de la paginación) la exposición programada. En primer lugar, las inacabables deposiciones testifi­cales de los testigos y las primeras respuestas (pp. 927-1306). Seguidamente, las calificaciones (car-

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gos) y corres pondi entes respuestas (pp. 1307-1568). A continuación la sentencia del tribunal y el auto de fe (pp . 1569-1645). Finalmente un puntualizado estudio de Abril Stoffels sobre el "Contenido histórico y proyección del proceso" (pp. 164 7-1662). Sigue una copiosa bibliografía y un índice onomástico de toda la obra. La sinceridad que la honestidad exige obliga a reconocer el ímprobo trabajo que a los autores ha costado la preparación del material del proceso inquisitorial tan meticuloso (como todos los de la Inquisición, sea dicho en honor de ella) y tan engorroso para quien lo ve de desde fuera (aunque, pienso yo, para los autores no tanto, dado el alto grado de pericia en que les ha colocado su profesionalidad jurídica); y obliga a agradecerles el fruto de su trabajo sobre un documento desde hace años tan mencionado pero cuyo texto era de difícil acceso, no obstante su importancia para la historia política y eclesial de América. Y, de modo especial, entiendo que los historiadores les quedan agradecidos por la publicación (aunque complementaria en el conjunto) de las Resoluciones de la famosa Junta Magna de 1568, hasta ahora desconocidas , y algunos otros documentos similares; agradeci­miento que, desde aquí, yo les manifiesto.

/sacio Pérez Ferná11dez, O.P.

LIZANA, Carlos Flores, El Taytacha Qoyllur Rit'i, Teología india hecha por comuneros y mestizos quechuas, Instituto de Pastoral Andina, Cuzco, 1997, 348 p.

No cabe la menor duda de que el sacerdote jesuita Flores Lizana, capellán del conocido santuario del sur andino durante varios años, posee todos los elementos para entregamos una excelente monografía sobre la preparación y desarrollo de las fiestas en que se celebra al Señor de Qoyllur Rit'i . Lo hace con una perspectiva teológica y pastoral. Sin embargo, no faltan datos etnográficos en que el lector puede descubrir la vivencia de los hechos y la cercanía del autor de los fieles y visi­tantes que en esa época del año viajan a esas altí­simas y frías tierras andinas. El propósito es claro: "Lo que busco es conocer mejor y afirmar lo evan­gélico que tiene la religión de nuestros pueblos y comunidades, descubrir la capacidad que tienen, desde su tradición religiosa a pesar del mal trato recibido, mostrar cómo han sido y son capaces de

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Reseñas

recibir, vivir y transformar la fe cristiana y, de esa manera, aportar con algo nuevo y original a la identidad católica de nuestra Iglesia nacional" (pp. 11-12).

Del punto de vista etnográfico, el autor des­cribe las tradiciones y ritos de la fiesta del Señor de Qoyllur Rit 'i. Primero, el santuario, seguido de la distinción oportuna entre el Señor de Tayancani y el Señor de Qoyllur Rit' i. La historia de la aparición va acompañada con una descrip­ción de la peregrinación, del calendario de los días de la festividad, de las procesiones y de un sinnú­mero de actos religiosos que muy poco estudios etnográficos y menos aún los del etnógrafo suelen mencionar. Bajo ese punto de vista vale la pena mencionar "el juego de las casitas", el agua, las cartas al Señor, las velas. Todos estos temas merecieron la atención del celoso capellán Flores. De su experiencia saca la idea de que existen dos tipos de conciencia religiosa, la de los mestizos y la de los comuneros, siendo la primera más mar­cada por la enseñanza religiosa católica y la segun­da más tradicional y apegada a prácticas que pare­cen contradecir la fe católica (pp. 84-90).

La Segunda parte del libro está consagrada a lo que el autor jesuita denomina "la religión campesina quechua". Siguiendo su esquema de "comunero-mestizo", va atribuyendo a cada uno los rasgos más característicos de sus prácticas religiosas, siempre en el contexto de su reflexión sobre el destino católico de sus feligreses. El comunero celebra aún ciertos ritos que la Iglesia tolera pero no aprueba. En cuanto al mestizo, sus creencias se acercan más a lo que enseña la Iglesia católica aunque algunas de sus reflexiones y prác­ticas se confundan con la tradición y las celebra­ciones de los comuneros. Precisamente, en la fiesta

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del Señor de Qoyllur Rit ' i los dos grupos sociales comparten la misma fe y los mi smos ritos.

Algunas descripciones del autor para profun­dizar su enfoque religioso dan a conocer aspectos de las creencias poco sistematizadas hasta ahora o poco conocidas. Entre otras, Flores Lizana reco­gió la simbología de los animales que habitan la región andina. Y para ilustrar la concepción cam­pesina de la fe religiosa describe algunas expre­siones sobre la persona humana, el naci miento, matrimonio y muerte.

La parte más teológica aparece con el título de "Haciendo teología india". El término puede causar alguna extrañeza porque el jesuita empleó hasta ese entonces las expresiones comuneros y mestizos. Se entiende muy bien adónde apuntan sus disquisiciones. Flores Lizana pretende sacar provecho del alma quechua para elaborar un discurso teológico en que se reflejen los rasgos populares y la vivencia profunda de la fe religiosa de los pueblos andinos. Siguiendo los pasos de muchos autores latinoamericanos, el autor es de opinión que del pueblo más humilde nace la pro­funda reflexión teológica y que todos los creyentes han de aprender a sacar provecho de esa expe­riencia religiosa inigualable.

Como complemento de su investigación teológica, transcribe el autor entrevistas y docu­mentos de gran valor etnográfico. Todos los que se interesan por la etnografía andina quedarán profundamente agradecidos al capellán jesuita del Señor de Qoyllur Rit 'i por tan notable aporte al conocimiento de las celebraciones litúrgicas andinas.

Henrique Urbano

Revista Andina, Año 16