ponencia seguridad para las mujeres

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SEGURIDAD PARA LAS MUJERES: ENTRE LA INVISIBILIZACIÓN Y LAS VIOLENCIAS. “Realmente no se qué fue lo que aquella noche me decidió Llamar a la policía, pero siempre digo que fue el Verme limpiando mi propia sangre” Lorraine Mujer Britanica. Introducción El tema de la seguridad humana con enfoque de género/mujer, ha sido poco abordado en los estudios sobre seguridad en el país, de hecho abordar el tema de la seguridad de las mujeres no ha sido un imperativo a nivel nacional ni internacional; después de más de cuatro décadas de esfuerzos por visibilizar la realidad de seguridad de las mujeres en el mundo, solo en el año 2010 el conjunto general de las organizaciones de Naciones Unidas, creó una entidad para la igualdad de género y empoderamiento de la mujer, más conocida como ONU mujeres, que fue establecida en ese año y empezó a operar en el año 2011. Las dificultades para incluir el enfoque de género/mujer en los análisis sobre seguridad ha generado serias dificultades en los discursos y en las prácticas de exigibilidad de derechos ya que solo se ha restringido su análisis a las situaciones de conflicto armado “Entre los factores que influyeron para el retraso de la inclusión del enfoque de género a nivel internacional y en particular en las organizaciones de la ONU en el tema de seguridad se encuentra el hecho de que desde la desaparición del mundo bipolar, las guerras convencionales entre los Estados han perdido protagonismo y las poblaciones civiles sufren de forma más aguda las consecuencias de las mismas, evidenciándose en la mayoría de los casos la afectación directa sobre las mujeres, llegando incluso a convertirse en objetivos de violación y muerte en los conflictos étnicos y religiosos( Londoño, 2010). Sin embargo los adelantos en términos de exigibilidad de derechos alcanzados en convenciones y tratados internacionales para favorecer a las mujeres han sido avances importantes en términos de visibilización pero necesitan de compromisos estatales para su operatividad que logren una articulación mas asertiva de la articulación seguridad humana/seguridad para las mujeres. En las últimas décadas el tema de la seguridad ha cobrado importancia como agenda para los países, desde su enfoque tradicional militarista hasta nuevos enfoques basados en el liberalismo político, que la caracterizan ambos como: personal, individual, pública, urbana, democrática, nacional, ciudadana y humana, partiendo desde lo que se denominó en los años 80, la seguridad nacional. (Seminario permanente de violencia, 2005 (Massolo, 2005). Desde esta década el tema de la seguridad ha estado enmarcado en la pregunta por el sujeto y por una concepción más humana que permita abarcar aspectos de la vida de las personas que procuren un desarrollo más integral a nivel individual y societal.

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SEGURIDAD PARA LAS MUJERES: ENTRE LA INVISIBILIZACIÓN Y LAS VIOLENCIAS.

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SEGURIDAD PARA LAS MUJERES: ENTRE LA INVISIBILIZACIÓN Y LAS

VIOLENCIAS.

“Realmente no se qué fue lo que aquella noche me decidió

Llamar a la policía, pero siempre digo que fue el

Verme limpiando mi propia sangre”

Lorraine Mujer Britanica.

Introducción El tema de la seguridad humana con enfoque de género/mujer, ha sido poco abordado en los estudios sobre seguridad en el país, de hecho abordar el tema de la seguridad de las mujeres no ha sido un imperativo a nivel nacional ni internacional; después de más de cuatro décadas de esfuerzos por visibilizar la realidad de seguridad de las mujeres en el mundo, solo en el año 2010 el conjunto general de las organizaciones de Naciones Unidas, creó una entidad para la igualdad de género y empoderamiento de la mujer, más conocida como ONU mujeres, que fue establecida en ese año y empezó a operar en el año 2011. Las dificultades para incluir el enfoque de género/mujer en los análisis sobre seguridad ha generado serias dificultades en los discursos y en las prácticas de exigibilidad de derechos ya que solo se ha restringido su análisis a las situaciones de conflicto armado “Entre los factores que influyeron para el retraso de la inclusión del enfoque de género a nivel internacional y en particular en las organizaciones de la ONU en el tema de seguridad se encuentra el hecho de que desde la desaparición del mundo bipolar, las guerras convencionales entre los Estados han perdido protagonismo y las poblaciones civiles sufren de forma más aguda las consecuencias de las mismas, evidenciándose en la mayoría de los casos la afectación directa sobre las mujeres, llegando incluso a convertirse en objetivos de violación y muerte en los conflictos étnicos y religiosos”( Londoño, 2010). Sin embargo los adelantos en términos de exigibilidad de derechos alcanzados en convenciones y tratados internacionales para favorecer a las mujeres han sido avances importantes en términos de visibilización pero necesitan de compromisos estatales para su operatividad que logren una articulación mas asertiva de la articulación seguridad humana/seguridad para las mujeres. En las últimas décadas el tema de la seguridad ha cobrado importancia como

agenda para los países, desde su enfoque tradicional militarista hasta nuevos

enfoques basados en el liberalismo político, que la caracterizan ambos como:

personal, individual, pública, urbana, democrática, nacional, ciudadana y

humana, partiendo desde lo que se denominó en los años 80, la seguridad

nacional. (Seminario permanente de violencia, 2005 (Massolo, 2005). Desde

esta década el tema de la seguridad ha estado enmarcado en la pregunta por

el sujeto y por una concepción más humana que permita abarcar aspectos de

la vida de las personas que procuren un desarrollo más integral a nivel

individual y societal.

El concepto de Seguridad Humana fue acuñado por el Programa de Naciones

Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1993 y ampliado por el asiático Mahbub

ul Haq en su Informe de Desarrollo Humano de 1994. Aunque la seguridad

humana no fue precisamente definida en el reporte, identifica dos componentes

principales: La seguridad ante amenazas crónicas como el hambre, las

enfermedades y la represión y la protección contra alteraciones súbitas y

violentas en el modo de vida – ya sea en los hogares o en las comunidades.

Este informe además estableció siete tipos de seguridad humana: Seguridad

económica, Seguridad política, Seguridad alimentaria; Seguridad en la salud;

Seguridad ambiental; Seguridad personal; Seguridad de la comunidad. (Lopez,

2007)

Así como el paradigma de género/mujer con las nuevas dinámicas sociales

propias del desarrollo económico y político “el concepto de seguridad también

ha venido evolucionando a través del tiempo y bajo diferentes pero

convergentes influencias. Con el fin de la guerra fría y el surgimiento de la

globalización, el estudio de la seguridad ha cambiado, así como su rol en las

nuevas relaciones internacionales” (Londoño, 2010) dadas las condiciones que

vinieron luego a marcar su rumbo en la geopolítica mundial con los

acontecimientos del 11 de septiembre del 2001, dando lugar a nuevas

configuraciones relacionales entre los estados con política de defensa

Estaunidense.

En los avances al concepto de seguridad, ha sido recurrente encontrar que los

enfoques diferenciales han sido poco abordados y no han tenido la relevancia

requerida dentro de los marcos conceptuales y las acciones afirmativas que

deben realizar los estados; entre estos se encuentra el tema de la seguridad

para las mujeres como una de las problemáticas que mas oscurece la realidad

social del país; sin embargo, es importante destacar que la articulación género

y seguridad humana fue posible mediante la evolución de este concepto,

basado en la protección del individuo.

Abordar el tema de la seguridad de las mujeres nos remite necesariamente a

revisar una serie de categorías que inciden y condicionan la situación de

seguridad o inseguridad de estas en lo público y lo privado, enmarcadas en un

orden estructural que determina todo un entramado histórico de condiciones

inequitativas para las mujeres.

En ese sentido la seguridad humana en correlación directa con el enfoque

feminista de seguridad para las mujeres articula situaciones consideradas de

inseguridad que surgen como consecuencia de la violación sistemática de

derechos fundamentales tales como el derechos a una vida libre de violencias,

las dificultades de acceso a la justicia, la inequidad salarial, el acoso sexual, la

violencia en la ciudad y la feminización de la pobreza, situaciones propias y

enmarcadas en un orden societal, cultural y político de discriminación por

razones de género que obliga a una revisión diferencial de la situación de

seguridad humana para las mujeres.

La hipótesis planteada por el ejercicio que se desarrollará a continuación está

orientada al análisis y la mirada diferencial de la seguridad humana con

enfoque de género/mujer en términos reflexivos, ya que mientras la seguridad

humana de los hombres se encuentra mediada por factores externos propios

del desarrollo y de las dinámicas bélicas; la seguridad de las mujeres está

relacionada con la condición histórica de discriminación y desigualdad ejercida

históricamente contra estas por el hecho de ser mujeres, que establece unas

dinámicas particulares de vulnerabilidad promovidas por escenarios de

inseguridad pública y privada, sin que se generen a nivel administrativo ni

cultural una consciencia que ayude a establecer mecanismos de sensibilización

y protección que contrarresten estos riesgos.

Es necesario entonces un enfoque de seguridad humana para las mujeres que

reconozca los marcos de desigualdades históricas y las condiciones

diferenciales de las mujeres en la sociedad. En ese sentido quisiera desde esta

reflexión retomar algunos ejes temáticos como claves para encaminar el

análisis y el debate, dejando en claro que siendo éste un problema de carácter

estructural son muchas las variables involucradas que requieren de un estudio

más exhaustivo; sin embargo para este ejercicio solo se retomaron los

siguientes puntos de análisis: seguridad pública y privada de las mujeres en el

marco de las violencias basadas en el género, donde se aborda las diferentes

violencias que se ejercen contra las mujeres haciendo particular énfasis en los

feminicios por el carácter político y explicativo del término.

En un segundo punto se retoma el tema de la feminización de la pobreza,

como unos de los factores que son causa y efecto para el deterioro de las

condiciones del desarrollo a escala humana de las mujeres. En ciudades

seguras para las mujeres? expongo algunas de las situaciones y condiciones

que encuentran las mujeres para habitar la ciudad desde el territorio hasta las

dinámicas de participación social y política.

Y por último en violencias contra las mujeres en contextos de conflicto armado,

se retoma algunas de las dinámicas que los contextos bélicos acarrean en la

vida y cuerpo de las mujeres, propias y particulares de su condición de género

en la sociedad. De acuerdo con las disertaciones expuestas se pretende

argumentar las dificultades que existen tanto para el abordaje como para la

práctica de un enfoque de seguridad género/inclusiva en el marco del enfoque

de la seguridad humana.

Inseguridad en la casa, una constante histórica en la vida de las mujeres

Desde la década de los 70s las mujeres organizadas en los movimientos

sociales a nivel mundial empezaron a develar el manto de violencia e

impunidad que se escondía tras el velo de lo privado como categoría de paso

restringido y a partir de allí develar que la seguridad del estado, la militarización

y la protección del territorio eran dinámicas que afectaban la seguridad de las

mujeres en lo público y en lo privado y que el estado no garantizaba a las

mujeres una vida segura y libre de violencias.

La violencia contra las mujeres ha sido a lo largo de varios siglos el arma de

guerra del sistema patriarcal1, en las últimas décadas hemos sido testigos de

un sinnúmero de investigaciones producto de la corriente ideológica feminista

que evidencian una problemática que hasta entonces había sido invisibilizada

en el espacio de lo privado: la problemática de la seguridad de las mujeres

como consecuencia de las violencias basadas en el género que se han ejercido

milenariamente contra ellas.

Esta problemática empezó a hacerse visible gracias al surgimiento y

consolidación de los movimientos sociales emergentes con mayo del 68 y toda

la revolución social, política y cultural que esto conllevó; a partir de allí los

movimientos de mujeres empezaron a evidenciar las sistemáticas violaciones

de los derechos humanos a las que fueron sometidas por mucho tiempo y a

exigir reivindicaciones políticas, como el voto, la ley de cuotas y demás

relacionadas con los derechos ciudadanos, haciendo especial énfasis en los

derechos sexuales y reproductivos.

Aunque existen en la sociedad normas y parámetros de orden nacional e

internacional creados para que las mujeres puedan ser libres de decidir sobre

sus cuerpos y sus vidas y para que puedan ejercen sus derechos y más

concretamente su derechos a una vida libre de violencias, tales como: Belem

do pará 1994, Conferencia de Beijing 1995, entre otras, así como también

instrumentos legales nacionales tales como lay 1257 de 2008: ley de violencia

1 Por sistema patriarcal se retoma el concepto de la antropóloga Marta Moia que lo define como

un orden social caracterizado por las relaciones de dominación y opresión establecidas por unos hombres sobre otros y sobre todas las mujeres y criaturas. Así, los varones dominan la esfera pública, gobierno y religión, y la privada, que se refiere al hogar. La también antropóloga feminista Marcela Lagarde, explica que el patriarcado se caracteriza por tres aspectos. El primero es la oposición entre el género masculino y el femenino, asociada a la opresión de las mujeres y al dominio de los hombres en las relaciones sociales, normas, lenguaje, instituciones y formas de ver el mundo. El segundo punto se refiere al rompimiento entre mujeres, basado en una enemistad histórica en la competencia por los varones y por ocupar los espacios que les son designados socialmente a partir de su condición de mujeres. Finalmente, Lagarde apunta que el patriarcado se caracteriza por su relación con un fenómeno cultural conocido como machismo, basado en el poder masculino y la discriminación hacia las mujeres.

contra las mujeres, auto 092 de 2008, de protección a las mujeres en condición

de desplazamiento forzado y ley 355 de 2008, que despenaliza el aborto en 3

circunstancias. La pregunta sería entonces ¿garantiza este marco legislativo la

seguridad para las mujeres?

Todas estas reivindicaciones políticas y legales estuvieron enmarcadas en un

contexto de políticas públicas que si bien contribuyeron de alguna manera a

tratar el problema (en unos países más que en otros) no solucionaban su base

estructural que seguía y sigue siendo la condición de discriminación de las

mujeres en la sociedad por razones de género.

La ubicación de la mujer dentro del contexto familiar por cientos de años

instaurado por el poder patriarcal apoyodo en la religión y la cultura, ha traído

multíples consecuencias para el desarrollo de la vida social de las mujeres;

estas características se suman y adquieren otro matiz en el territorio de lo

privado anclado al poder masculino que atropella, asedia e invisibiliza sus

derechos sobre la base del control y el uso de la fuerza física.

La violencia contra las mujeres adquiere unas dimensiones especificas en la

casa y en la calle, estos dos ámbitos aunque coinciden en la presencia de las

violencias difieren en la forma como estas son ejercidas así como en los

actores que la ejercen; en la esfera de lo privado las mujeres sufren violencias

del orden de lo físico, económico, patrimonial, sexual y psicológico; los actores

que la ejercen son en la mayoría de los casos sus parejas, padres, hermanos y

familiares cercanos. Mientras que en la esfera de lo público las mujeres sufren

violencias sexuales, físicas, psicológicas, económicas, simbólicas donde en la

mayoría de los casos su agresor es un desconocido; sin embargo tanto en la

casa como en la calle estas violencias son ejercidas en su mayoría por

hombres, por lo que en los análisis feministas se habla de feminicidios.

Feminicidio es un término que apareció en la segunda mitad del siglo pasado y

que tiene una validación actual. Al remitirnos al término feminicidio hablamos

de un fenómeno invisibilizado durante milenios, el asesinato de mujeres

cometido por hombres por el hecho de ser mujeres.

Tipos de feminicidio mas recurrentes:

Femicidio no íntimo:

Son aquellos asesinatos cometidos por hombres con quienes la víctima

no tenía relaciones íntimas, familiares, de convivencia, o afines a estas.

Frecuentemente, el femicidio no íntimo involucra el ataque sexual de la

víctima.

Femicidio por conexión:

Además del femicidio íntimo y el no íntimo, existe una tercera categoría

para clasificar las muertes por femicidio: los femicidios por conexión.

Con esta categoría se hace referencia a las mujeres que fueron

asesinadas “en la línea de fuego” de un hombre tratando de matar a una

mujer. Este es el caso de mujeres parientes, niñas u otras mujeres que

trataron de intervenir o que simplemente fueron atrapadas en la acción

del femicida.

Feminicidio familiar:

Asesinato de uno o varios miembros de la familia cometido por un

hombre. Está basado en relaciones de parentesco entre la o las víctimas

y el victimario.

Feminicidio íntimo:

Asesinatos de mujeres “cometidos por hombres con quien la víctima

tenía o tuvo una relación íntima, familiar, de convivencia o afines a

estas” (Carcedo y Sagot, 2002). Se subdividen en feminicidio infantil y

familiar.

Feminicidio sexual sistémico:

El feminicidio sexual es el asesinato de mujeres que son secuestradas,

torturadas y violadas. Sus cadáveres, semidesnudos o desnudos son

arrojados en las zonas desérticas, los lotes baldíos, en los tubos de

desagüe, en los tiraderos de basura y en las vías del tren. Los asesinos

por medio de estos actos crueles fortalecen las relaciones sociales

inequitativas de género que distinguen los sexos: otredad, diferencia y

desigualdad. Al mismo tiempo, el Estado, secundado por los grupos

hegemónicos, refuerza el dominio patriarcal y sujeta a familiares de

víctimas y a todas las mujeres a una inseguridad permanente e intensa,

a través de un período continuo e ilimitado de impunidad y

complicidades al no sancionar a los culpables y otorgar justicia a las

víctimas. Se divide en las subcategorías de organizado y desorganizado

y toma en cuenta a los posibles y actuales victimarios. (Atencio, 2010).

Hablar de feminicidios implica reconocer el carácter político de los asesinatos

de mujeres que les niega el lugar de sujeta activa, en igualdad; el concepto de

feminicio permite interrelacionar factores de riesgo producto de la opresión

histórica ejercida contra las mujeres en lo público y en lo privado, sus

circunstancias y actores, siendo un avance importante y polémico que pretende

mejorar los sistemas de justicia. El feminicidio es la culminación de una ruta

sistemática de violencias, producto de la falta de operancia del estado en su

obligación de proteger.

Las violencias en lo privado nombradas como violencia intrafamiliar son un

flagelo que puede terminar en feminicidio y socava la capacidad de miles de

mujeres y sus hijos e hijas en el país frente a la mirada impávida de una

sociedad dependiente, indiferente y temerosa; en el año 2011 según registros

del sistema de información para la seguridad y la convivencia de Medellín

SISC, entre enero y octubre del 2011, 4.706 personas fueron afectadas por

violencia intrafamiliar, entre estas 3.882 fueron mujeres, en las comunas

4,16,8,9 y 2; de la cantidad de casos que se presentaron es importante

destacar el subregistro que en el caso de la violencia intrafamilar, pasa por el

mito de que este tipo de violencia es “normal” de las familias y por esto no es

denunciada.

Ciudades seguras para las mujeres?

Actualmente, la mayoría de la población latinoamericana es urbana y por la

misma dinámica del desarrollo los procesos contemporáneos de urbanización

han tenido un carácter violento de desigualdad social, segregación espacial,

lucha por la sobrevivencia en la pobreza, falta de planeación, ineptitud,

corrupción y autoritarismo de los poderes públicos (Massolo, 2005).

El Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos

(UNHABITAT) identifica tres causas principales del incremento de la

delincuencia urbana:

1. Las causas sociales: atribuidas a las situaciones de exclusión social

debidas al desempleo o la marginación prolongada, el abandono escolar

o el analfabetismo, y las modificaciones estructurales de la familia,

reconociendo que la violencia intrafamiliar es también causa de la

violencia en las calles.

2. Las causas institucionales: principalmente la inadecuación del sistema

de justicia penal (policía, justicia y cárceles) a la delincuencia urbana y a

su crecimiento. “La justicia es lenta, inadaptada a la resolución de

conflictos urbanos, sobrecargada y arcaica en su modo de trabajo, sus

procedimientos y su lenguaje son inaccesibles a la mayoría”.

3. Las causas ligadas al entorno: urbanización incontrolada, carencia de

servicios urbanos, ausencia del concepto de seguridad en las políticas

urbanas, surgimiento masivo de espacios semi-públicos (“mall”),

ilegalidad de los barrios transformados en zonas bajo control de

pequeñas mafias locales. (Seminario permanente de violencia, 2005)2

2UN-HABITAT, Programa Ciudades Seguras, Un enfoque democrático en materia de seguridad

ciudadana. Documento Conceptual. En www.unhabitat-rolac.org

Teniendo en cuenta lo anterior, se percibe que existen condiciones

diferenciales en la apropiación de lo público, la ciudad no es vivida de igual

manera por las mujeres que por los hombres, los y las jóvenes, etc, existen

territorios de miedo, lugares prohibidos para las mujeres en ciertas horas del

día y de la noche, la ciudad constituye para las mujeres una amenaza ya sea

por miedo a una violencia delincuencial o miedo a la violación, al acoso, al

insulto, al estigma fundado en creencias discriminatorias para las que habitan

lo público, al uso del transporte público (taxis), el conflicto armado, entre otros.

Lo público no solo se refiere a la apropiación que tengan las mujeres de la

infraestructura física de las ciudades, también aquí cabe preguntarse por la

incidencia de éstas en los espacios de participación política y cultural, sea de

manera organizada o como independiente. Organizadas en movimientos

sociales las mujeres han incidido, pero esa incidencia se ha dado de manera

informal, sobre todo en lo que se refiere a procesos de paz, el estado no ha

reconocido a las mujeres ni sus organizaciones como actoras políticas.

Son muchas las dificultades que viven las mujeres en la participación política,

incidir en espacios locales de decisión las obliga a ponerse en el lugar de la

carencia de posibilidades reales frente a los “poderosos” sin la alternativa de

propuestas viables para la potenciación de la participación política propio del

desequilibrio entre los géneros. El poder es ejercido persistentemente por

sujetos con mayores posibilidades reales de incidencia política para tomar

decisiones de acuerdo al control sobre los recursos, la dependencia y el miedo.

Teniendo en cuenta la participación de mujeres en escenarios como P.P, J.A.L

y J.A.C que son claves para la incidencia, son pocas las iniciativas que se

tienen en cuenta para mejorar sus condiciones de vida y no existen las

garantías de seguridad necesarias.

La relación de amenazas con vulnerabilidades establece tanto la inseguridad

pública para acceder a la infraestructura como el riesgo para la participación

política como problemáticas que inciden en la seguridad humana y determinan

las posibilidades desiguales frente alternativas de elección que muestren

posibilidades de transformaciones de condiciones como: la pobreza, la

marginalidad, los asentamientos subnormales, el analfabetismo, el trabajo

informal, la falta de servicios públicos, entre otros. Cuya erradicación es

imperante para alcanzar un desarrollo humano sostenible, base para la

seguridad humana.

Feminización de la pobreza, factor condicionante de la seguridad humana

Los indicadores que se han encargado de medir la pobreza la han

conceptualizado como “la carencia, escasez o privación de bienes materiales

asociados a un estado por el cual transita la persona que no le permite acceder

a los bienes mínimos de subsistencia o necesidades fundamentales” (Corredor,

1999); el concepto mismo de pobreza ha estado asociado al indicador que

pretende medirla, el cual en muchas ocasiones no permite una visión integral

de la problemática, generando vacíos en la implementación de la política y el

gasto social.

El indicador línea de pobreza determina el concepto de pobres, como aquellas

personas que no tienen la capacidad para satisfacer sus necesidades básicas,

dentro de las restricciones propias de su comunidad, mientras que el indicador

NBI considera pobres a quienes que no cuentan con los bienes y servicios

necesarios para la satisfacción de sus necesidades básicas.(Fresneda, 2007).

Las mujeres son el grupo poblacional que más afecta las lógicas del mercado y

la exclusión social, al ser quienes ancestral y culturalmente han asumido la

alimentación y el bienestar de la familia, soportando en la mayoría de los casos

situaciones de empobrecimiento como consecuencias de las crisis económicas,

políticas y sociales y sus propias condiciones de género.

La situación socioeconómica de las mujeres es un problema que si bien abarca

circunstancias similares a otros grupos poblacionales, adquiere características

que la hacen particular y como tal obligan a un análisis desde otras miradas,

estas características están relacionadas con la influencia que puede tener en la

situación de pobreza, el que como mujeres, no se tenga acceso a la educación,

ni al trabajo digno, que se gane menos con el mismo trabajo y nivel profesional,

que su vida esté condicionada por el embarazo adolescente y la jefatura de

hogar, en ese sentido, un análisis de la condición de pobreza debe pasar por

una mirada diferencial a partir de las realidades de las mujeres que padecen de

esta condición y con ellas sus familias.

La distribución inequitativa del ingreso deja sectores sociales por fuera de los

beneficios del desarrollo, en el caso particular de las mujeres, esta exclusión

esta mediada por factores estructurales de su condición de género

tradicionalmente arraigada en la sociedad, factor necesario para entender las

dificultades que tienen las mujeres para acceder al enfoque de seguridad

humana, ya que sus situaciones de riesgo requieren de transformaciones en la

manera de percibir el desarrollo y las prácticas culturales ancladas en la

estructura patriarcal.

Por esa razón constituye un factor importante acercarse a los elementos

contextuales que en el aspecto socioeconómico regulan la sociedad en la que

las mujeres se desenvuelven así como también los factores que relacionan su

condición de género como escenario en este caso negativo para que las

mujeres y sus hijos e hijas tengan una mejor calidad de vida y con esto la

garantía de una vida libre de violencias.

El cuerpo de las mujeres no es botín de guerra ni territorio de violencias

Esta es la premisa de las mujeres de la Ruta pacifica que reclaman a los

actores en conflicto que no ejerzan violencias contra las mujeres en el marco

del conflicto armado urbano y rural, donde las vidas y los cuerpos de las

mujeres son utilizados como botín de guerra, objeto de amedrentamiento y

para realizar prácticas que infundan terror, estas formas de accionar han sido

utilizadas por todos los actores en pugna, tanto en las zonas rurales como en

las áreas urbanas en las últimas décadas.

De acuerdo con el informe de violencia contra las mujeres en el conflicto

armado “Las principales formas de violencia que emplean los actores armados

contra las mujeres, jóvenes y niñas Colombianas, además de las relacionadas

con el derecho a la vida como las ejecuciones extrajudiciales y la desaparición

forzada, son: la violencia sexual en diversas formas, los trabajos domésticos

forzados; la imposición de normas y códigos de conducta; los castigos por sus

relaciones afectivas y vínculos familiares con actores armados del bando

contrario; amenazas y ataques a las organizaciones de mujeres o tentativas de

cooptación de las mismas; reclutamiento forzado de mujeres y niñas; amenaza

a la vida e integridad que en muchas ocasiones obliga al desplazamiento

forzado; ente otras.”(Mesa de Trabajo Mujer y conflicto armado, 2006)

.

En la ciudad los grupos armados, ejercen en las comunas prácticas de control

que obliga a la población a desplazarse de sus viviendas por miedo a las

amenazas. Muchas mujeres, particularmente pobladoras de los barrios

populares de la ciudad, continúan soportando el control de sus vidas y

prácticas sociales y políticas por parte de los armados en los barrios, que

incluyen determinación e imposición de las formas de vestir, de comportarse,

relacionarse y los sitios a frecuentar y horarios de circulación, así como

organizaciones a las que pueden pertenecer.

La constante en los embarazos (más de 8.500 casos de embarazo en mujeres

menores de 19 años, en el año 2007.) en adolescentes y sobre todo los que

tienen como progenitores a soldados, policías y violentos de la ciudad, y la red

de trata de mujeres, particularmente la de mujeres indígenas que opera en la

ciudad, la venta de niñas menores de 10 años como vírgenes, son algunas de

las realidades por ellas manifestadas” (Ruta Pacifica de las Mujeres, 2008).

La violencia contra las mujeres en contextos de conflicto armado es una

dinámica de guerra anclada en las bases del control del territorio, los recursos y

el poder político de las regiones que genera unas formas especificas de control

en hombres y en mujeres; tanto las mujeres que están vinculadas como las que

están fuera de la dinámica bélica se ven sometidas a formas de control

autoritario en donde se recrudece las violencias basadas en el género en el

marco del uso de la fuerza y la sevicia.

Conclusiones

Pareciera que con un marco legislativo como el actual, el tema de la violencia

contra las mujeres y en consecuencia la inseguridad de éstas fuera un

problema resuelto, pero la realidad es que las dificultades de las mujeres para

acceder a la justicia son muchas, el contexto en vez de disminuir acrecienta el

número de denuncias por violencias basadas en el género y la cultura sigue

generando, promoviendo y alimentando imaginarios que son las razones y las

bases que soportan el contexto de discriminación y violencia.

Entre las formas de inseguridad de las mujeres presentadas en esta ponencia

la violencia intrafamiliar es uno de las amenazas más constantes en la vida de

las mujeres, que socava y des potencia sus capacidades, su participación real

y efectiva, su carácter de sujeta política frente a un ejercicio del poder que se

asume como un imperativo de la fuerza y la autoridad regidas por la imposición

y la dependencia emocional y material.

Al hacer entonces una remisión al concepto de seguridad humana con el

enfoque de género, seguridad de y para las mujeres es posible entrever que las

condiciones de desigualdad social ancladas a la estructura patriarcal no les

permite acercarse de manera equitativa al modelo de desarrollo integral

humano y a su vez les condiciona la posibilidad de acceder tanto a los

derechos fundamentales como a los derechos humanos de las mujeres.

Al acercarnos a la apropiación del espacio público por las mujeres en clave de

género se identifican dos situaciones generales: -el derecho de las mujeres a

habitar la ciudad esta mediado por las situaciones de peligro consecuencia de

las dinámicas de violencia urbana que afectan de manera diferencial a las

mujeres; -las constantes presiones y hostigamientos obligan a las mujeres en

los espacios de participación política a delegar la posibilidad de la toma de

decisiones en otros u otras o a priorizar propuestas ajenas en el marco de la

dependencia y el control, dejando como consecuencia que sus necesidades y

apuestas sean invisibilizadas.

Haciendo un recorrido por las variables recogidas en las paginas anteriores es

posible establecer que: el miedo impide a las mujeres la apropiación como

sujeta del espacio público y privado y el libre ejercicio de los derechos; la

brecha salarial y la feminización de la pobreza afectan el ingreso de miles de

mujeres al desarrollo económico; las violencias basadas en el género

determinan la negación a la autonomía, a la libertad; la guerra utiliza y destruye

los cuerpos y las vidas de las mujeres; todos estos parámetros básicos para

hablar de seguridad humana que en el caso de las mujeres remite mas al

fracaso del modelo de seguridad del estado como garante de la protección y de

la sociedad como imperativo ético, en su obligación de prevenir y sancionar los

crímenes en contra de las mujeres y todo el entorno de discriminación.

Así pues La seguridad de/para las mujeres sigue siendo como muchas otras

una de las deudas históricas más importantes que la humanidad tiene para con

las mujeres y es característica básica de una sociedad que se piense lo

humano como la posibilidad de todas y todos de vivir con libertad, autonomía y

pleno ejercicio de los derechos.

Tanto en tiempos de paz como se tiempos de guerra la vida y el cuerpo de las

mujeres han sido utilizados, discriminados, invisibilizados y saqueados y esta

condición no depende de que la sociedad este atravesando por un periodo de

violencia, aunque la violencia determine formas especificas de agresión contra

las mujeres; así como tampoco depende de la situación de riesgo

socioeconómico y no es cierto que está anclado a las poblaciones más

vulnerables; la seguridad humana de las mujeres es una problemática de salud

pública que impide sentar las bases para el desarrollo integral humano y que

tiene consecuencias nefastas para la sociedad que la soporta.

BIBLIOGRAFÍA

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