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Pobreza y exclusión social Dr. Héctor Lamas Rojas Academia Peruana de Psicología El fenómeno de la pobreza ha estado presente en la región de manera consistente por muchos años, incluso en períodos de alto crecimiento. Para toda la región, el número de personas pobres desde l950 ha venido aumentado. La observación de más de 40 años de estadísticas sobre pobreza, nos indica que algo en el patrón de desarrollo de los países de la región ha impedido que, aún en períodos de rápida acumulación, se beneficien ampliamente todos los sectores de la población. AmartyaSen al entender el desarrollo como un proceso de expansión de las libertades reales que disfrutan los individuos, nos plantea una visión ética del concepto que cuestiona las teorías clásicas del desarrollo, teorías que pretendían alejarse de toda presunción ética al concentrarse en variables económicas externas al individuo para definir y evaluar el proceso de desarrollo: el crecimiento del PIB, el grado de industrialización, el avance tecnológico, entre otras. En contraste, lo propuesto por Sen pone el acento en el tipo de vida que las personas valoran y desean seguir, enfatizando los fines que hacen al desarrollo importante para los individuos antes que los medios para su consecución. Se humaniza el concepto de desarrollo y se amplía su espectro más allá de la esfera económica. Desde esta perspectiva la pobreza es vista como una privación inaceptable de libertades sustantivas de los individuos, una condición de vida que limita sus capacidades para vivir la clase de vida que tienen razones para valorar. El individuo en situación de pobreza es aquél obligado a vivir una vida que no valora, obligado a sobrevivir, a subsistir. De otro lado, "la pobreza reproduce pobreza" (nos observa Renes, 1987). Nos encontramos en una situación de carencias concretas, en una familia o en un grupo social. "E1 ambiente social se desarraiga (agresividad, desequilibrios afectivos, despreocupaciones y malos tratos, con especial incidencia en mujeres, niños...)". "Cada uno busca su salida: alcohol, abandono familiar..." "Los hijos conforman su personalidad en esta situación y buscan su solución fuera de casa, en las pandillas, delincuencia, drogas..." "El efecto escolar es negativo: faltas de asistencia, retraso, fracaso, abandono de las escuela..." "Desde estas situaciones los hijos reinician el proceso al que sus padres habían llegado..." "Desde pequeños van a la mendicidad, recogida de residuos, ventas ambulantes..." El círculo vicioso de la pobreza se cierra. Cada vez hay menos posibilidades de romperlo. Más aún, la interdependencia de los factores causantes de esta situación se acumulan y necesariamente se transmiten de una generación a otra. En los hogares más desheredados los hijos se transforman en constantes testigos de la angustia vivida por sus padres. ¿Podrán vivir ellos de otra forma? El futuro se les

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Pobreza y exclusión social

Dr. Héctor Lamas Rojas

Academia Peruana de Psicología

El fenómeno de la pobreza ha estado presente en la región de manera consistente

por muchos años, incluso en períodos de alto crecimiento. Para toda la región, el

número de personas pobres desde l950 ha venido aumentado. La observación de

más de 40 años de estadísticas sobre pobreza, nos indica que algo en el patrón de

desarrollo de los países de la región ha impedido que, aún en períodos de rápida

acumulación, se beneficien ampliamente todos los sectores de la población.

AmartyaSen al entender el desarrollo como un proceso de expansión de las

libertades reales que disfrutan los individuos, nos plantea una visión ética del

concepto que cuestiona las teorías clásicas del desarrollo, teorías que pretendían

alejarse de toda presunción ética al concentrarse en variables económicas externas

al individuo para definir y evaluar el proceso de desarrollo: el crecimiento del PIB,

el grado de industrialización, el avance tecnológico, entre otras. En contraste, lo

propuesto por Sen pone el acento en el tipo de vida que las personas valoran y

desean seguir, enfatizando los fines que hacen al desarrollo importante para los

individuos antes que los medios para su consecución. Se humaniza el concepto de

desarrollo y se amplía su espectro más allá de la esfera económica.

Desde esta perspectiva la pobreza es vista como una privación inaceptable de

libertades sustantivas de los individuos, una condición de vida que limita sus

capacidades para vivir la clase de vida que tienen razones para valorar. El individuo

en situación de pobreza es aquél obligado a vivir una vida que no valora, obligado a

sobrevivir, a subsistir.

De otro lado, "la pobreza reproduce pobreza" (nos observa Renes, 1987). Nos

encontramos en una situación de carencias concretas, en una familia o en un grupo

social. "E1 ambiente social se desarraiga (agresividad, desequilibrios afectivos,

despreocupaciones y malos tratos, con especial incidencia en mujeres, niños...)".

"Cada uno busca su salida: alcohol, abandono familiar..." "Los hijos conforman su

personalidad en esta situación y buscan su solución fuera de casa, en las pandillas,

delincuencia, drogas..." "El efecto escolar es negativo: faltas de asistencia, retraso,

fracaso, abandono de las escuela..." "Desde estas situaciones los hijos reinician el

proceso al que sus padres habían llegado..." "Desde pequeños van a la mendicidad,

recogida de residuos, ventas ambulantes..."

El círculo vicioso de la pobreza se cierra. Cada vez hay menos posibilidades de

romperlo. Más aún, la interdependencia de los factores causantes de esta situación

se acumulan y necesariamente se transmiten de una generación a otra. En los

hogares más desheredados los hijos se transforman en constantes testigos de la

angustia vivida por sus padres. ¿Podrán vivir ellos de otra forma? El futuro se les

presenta fatalmente similar a lo que están experimentando. Imposible cualquier

proyecto de formación personal que les facilitaría salirse de la marginación y

precariedad que han experimentado desde la infancia.

Por supuesto que esta pobreza se manifiesta de múltiples maneras: desde el total

desarraigo de la sociedad (mendicidad constante, delincuencia, prostitución, etc.,

como únicas formas de subsistencia), hasta precariedad crónica (hambre,

degradación humana, aislamiento del entorno social, etc.). La pobreza persistente

se halla sometida, en el actual sistema socio-económico y cultural, a unas reglas

difíciles de quebrar.

¿Nos encontramos ante la consolidación creciente y estructural de una sociedad

dual, inherente al sistema, formada de un lado por los pobres persistentes y los

nuevos pobres, y de otro por la sociedad establecida?. Nuevos pobres, nuevas

formas de pobreza son los términos para designar a las diversas formas de

precariedad surgidas, fundamentalmente, a raíz del paro masivo que se ha hecho

presente durante la última década en los países desarrollados. Imposible, sin

embargo, definir con precisión lo que son esas nuevas formas de pobreza dada su

complejidad y las múltiples formas y circunstancias en que se manifiestan.

Más que intentar ofrecer una definición teórica es más útil acercarnos a la realidad

que emerge, sea imperceptiblemente, sea de forma dramática y masiva. Hasta

hace poco disponían de ingresos estables, aunque fueran modestos. Y ahora,

repentinamente, a causa de una reconversión o de un simple regulación, o de una

flexibilización laboral, etc., se ven envueltos, casi sin darse cuenta, en un proceso

de marginación sin retorno con síntomas muy precisos: degradación en las

condiciones de la vivienda, problemas de salud (depresión, droga alcoholismo,

cáncer...), quiebras familiares, pérdida de toda esperanza para escapar de la nueva

situación, pérdida del status social... Es e] camino abierto hacia la exclusión social.

Medición de la pobreza

La pobreza se puede identificar y cuantificar a través de múltiples maneras, a partir

de la medición unidimensional y de la medición multidimensional.

La medición unidimensionalse realiza a través del Método Indirecto conocido mejor

como el Método del Ingreso o de la Línea de la Pobreza, el cual mide a la pobreza a

través de un enfoque cuantitativo, y a partir de un nivel de ingreso es como se

determina la línea de la pobreza. El objetivo de este método es medir a la pobreza

a través de la incapacidad monetaria para satisfacer las necesidades más básicas

en base a un ingreso mínimo, por eso se le conoce como el ―método del ingreso‖.

Detrás de este método subyace la idea de que la pobreza es únicamente resultado

de la distribución desigual del ingreso.

En América Latina como en otras regiones pobres es común la aplicación de este

método en su variante alimentaria; porque la desnutrición es considerada un

aspecto esencial de la pobreza y por lo tanto se le considera un indicador

fundamental de ésta, ya que el hambre deteriora la condición humana, y en un

estado severo, ocasiona daños físicos y mentales irreversibles en los seres

humanos, provocándoles serios impedimentos para desarrollarse adecuadamente,

lo cual se refleja en un bajo rendimiento escolar, laboral, y alta probabilidad de

contraer enfermedades a lo largo del ciclo vital y hasta provocar una muerte

precoz. El método del ingreso en su variante alimentaria le concede prioridad a las

necesidades alimentarias frente a otras necesidades.

Este método tiene muchas desventajas por lo cual no es recomendable usarlo, pero

la limitación principal es que concibe a la pobreza como un problema

unidimensional, y lo reduce a un problema único de ingreso insuficiente.

Actualmente está demostrado que la pobreza es un problema ocasionado por

múltiples factores que van más allá de la ausencia o falta de un ingreso adecuado.

La medición multidimensional contempla al menos 6 métodos para identificar y

cuantificar a la pobreza, entre ellos se encuentran: el Método Directo o el de las

Necesidades Básicas Insatisfechas (MNBI), el Método Integral de la pobreza (MIP),

el Índice de Pobreza Humana en países en desarrollo y desarrollados, el Índice de

Pobreza Global y la Masa Carencial.

El Método Directo también conocido como el Método de las Necesidades Básicas

Insatisfechas (NBI), tiene como objetivo medir la pobreza a partir de la

insatisfacción de las necesidades básicas educación, salud y vivienda. Identifica a

los pobres de una manera directa,por la carencia de no tener una vivienda de

mínima calidad, vivir en condiciones de hacinamiento, no tener acceso a agua

potable, no contar con servicios de drenaje, no tener acceso a la educación básica,

con la inasistencia a la escuela de niños en edad escolar, con el nivel educativo, etc.

Al igual que el método indirecto posee muchas desventajas y se considera como un

método incompleto en la medición de la pobreza, porque no toma en cuenta otras

necesidades esenciales que permiten elevar el nivel de vida, como son la

alimentación, el vestido o calzado, entre otros.

El Método Integral de la Pobreza (MIP) es una aportación latinoamericana, en

función de que los dos métodos anteriores presentan ciertas limitaciones que

impiden una cuantificación exacta de la pobreza. El Método Integral intenta reunir

los puntos rescatables de los dos métodos anteriores, pero el resultado es menos

confiable, porque se puede hacer una doble cuantificación de la pobreza.

El Índice Global de Pobreza (IPG) es un índice que sirve para identificar a los

hogares pobres. Se calcula en base a cinco necesidades básicas: Ingreso per capita

del hogar, nivel educativo promedio por hogar; disponibilidad de espacio de la

vivienda; disponibilidad de drenaje; y disponibilidad de electricidad-combustible

para cocinar. Un hogar se considera en pobreza extrema si tiene un Índice Global

de Pobreza entre cero y uno.

La Masa Carencial agrega el volumen de los hogares haciendo abstracción de la

insatisfacción social que presentan, a partir de la identificación basada en el Índice

Global de Pobreza. La masa carencial tiene su unidad fundamental en el hogar y

puede agregarse hasta el nivel nacional.

Una variable social

El término de los paradigmas que caracterizaron al siglo XX en los centros

industrializados fue acompañado en América Latina y el Caribe por una crisis

económica, social y política de envergadura tal que culminó con el replanteamiento

del patrón de desarrollo de los últimos cuarenta años. La apertura hacia el mercado

mundial, el retiro del Estado de la actividad productiva y el papel predominante del

mercado en la asignación de los recursos se convirtieron en los ejes del nuevo

patrón de desarrollo en los países de la región. En el plano macroeconómico, y en

procura de alcanzar una inflación reducida, el sector público otorgó prioridad al

manejo equilibrado de las cuentas fiscales y al control riguroso de la oferta

monetaria. En el plano social, las políticas de atención universal abrieron paso a la

focalización de los recursos públicos en los grupos más carenciados y, además, el

sector privado extendió sus inversiones hacia la educación, la salud y la previsión

social.

En los años noventa, una vez superada la crisis, no se ha logrado la consolidación

de un crecimiento sostenido; de otro lado, el ritmo de reducción de la pobreza se

atenuó en comparación a las décadas previas al ochenta y, sobre todo, se amplió la

brecha de la desigualdad (Altimir, 1997; CEPAL, 1996; CEPAL, 1997).El deterioro

social de los países de la región va acompañado por un fenómeno psicosocial de

naturaleza inédita: la desconfianza en el actual patrón de desarrollo y en el tipo de

modernización que lo caracteriza. En efecto, existen indicaciones de que una amplia

mayoría de ciudadanos se siente insatisfecha tanto con la distribución desigual de

los frutos del crecimiento como con su participación poco equitativa en las

oportunidades y riesgos propios de la modernización y la globalización. Los grupos

descontentos percibenque las nuevas instituciones sociales (por ejemplo, los

sistemas privados de salud y previsión social) aumentan la inseguridad y

vulnerabilidad de las personas. Esta percepción parece atribuirse al sentimiento de

indefensión generado por el repliegue del Estado desde su función protectora del

pasado —que, incluso en las limitadas condiciones de subdesarrollo, desempeñaba

un destacado papel, especialmente en favor de las capas medias y grupos urbanos

de bajos ingresos— y al agotamiento de aquellos referentes paradigmáticos de

transformación que ofrecieron esperanzas de una mejor vida para los grupos

sociales subordinados en los países de la región. Quizás sea esta la razón para que,

por ejemplo, los jóvenes no encuentren en la actividad política una gran motivación

oparaque los partidos tradicionales se vean reemplazados por nuevos liderazgos,

muy distantes de las concepciones ideológicas conocidas históricamente.

De esta manera, la problemática social del presente ciclo histórico tiene formas

muy distintas a la que caracterizó a los países de la región desde los años treinta a

los setenta. El vínculo entre desarrollo y pobreza adquirió nuevas especificidades,

que son propias del actual rumbo que adoptaron la economía y el Estado. La

destacada importancia que se otorga a la macroeconomía no ha permitido

encontrar todavía caminos apropiados para enfrentar la persistencia de la pobreza y

la ampliación de las desigualdades. Paralelamente, el desamparo económico, social

e ideológico en que se encuentran vastos grupos urbanos —y también algunos

rurales, como las etnias originarias— convierte a la vulnerabilidad social en un

concepto interpretativo vigoroso para entender la persistencia de la pobreza y la

ampliación de las desigualdades que caracterizan a la región.

La vulnerabilidad que es una variable social, se ve afectada por las relaciones de la

comunidad con su medio ambiente, por la intensificación de las actividades

económicas y sociales, el mayor o menor grado de desarrollo político económico de

la población, la organización social y su nivel de participación en la toma de

decisiones, la cosmovisión, las creencias y mitos entre otros factores.

Las poblaciones más vulnerables son las constituidas por los que podrían

denominarse sectores populares: construyen sus viviendas en sitios deleznables,

invaden áreas que "pertenecen" a un volcán o río, comunidades sin identidad ni

cohesión, carentes de líderes, poblaciones pobres que sobre explotan la tierra, con

viviendas que no cumplen condiciones de diseño o estructuras sismo resistentes.

.La vulnerabilidad tiene expresiones distintas según se trate de países, de

territorios subnacionales, de rubros productivos, de comunidades o de hogares. En

estos últimos, por ejemplo, la vulnerabilidad, los comportamientos demográficos y

las pautas disfuncionales de estructuración familiar suelen acompañar a la pobreza,

conformando un verdadero síndrome de desventaja social. Se consolida así un

círculo que tiende a reproducir, de generación en generación, las condiciones de

vida desmedradas. Esta conjunción de factores se yergue también como un

obstáculo para las políticas sociales que procuran atenuar la pobreza y reducir las

desigualdades.

Pobreza, vulnerabilidad y exclusión

El concepto de pobreza,que ha sustentado la mayor parte de los trabajos sobre el

tema, realizados en las dos últimas décadas, es entendida como carencia y refiere a

un estado de deterioro, a una situación de menoscabo que indica tanto una

ausencia de elementos esenciales para la subsistencia y el desarrollo personal como

una insuficiencia de las herramientas necesarias para abandonar aquella posición.

Estas carencias refieren a dificultades más estructurales o más coyunturales, según

sea la índole de los indicadores que se utilizan y por ende, el método por el cual se

mide y clasifica el fenómeno. De este modo se es pobre cuando no se logra

satisfacer algunos de los requerimientos que han sido definidos como "necesidades

básicas", pero también se es pobre cuando, aun cubriéndolas, los ingresos se

ubican por debajo de una imaginaria línea de pobreza. Como resultante se habla de

pobreza estructural, pauperizados, pobres por ingreso; estas distinciones marcan

algunas características de quienes se encuentran en esta condición y en todo caso

muestran que los primeros, independientemente del ingreso en el momento de la

medición, han tenido históricamente dificultades para alcanzar niveles mínimos de

acumulación familiar.

En los diferentes conceptos de pobreza aparece la idea de dificultad y de ausencia.

Pero los miembros que integran este universo de "pobrezas" reconocen diferentes

orígenes, son efectivamente el resultado de una variedad de situaciones previas, no

se participa de la misma historia y por tanto serán diversas las modalidades de

enfrentarse a la condición que los une, que resulta no ser otra que la imposibilidad

de lograr condiciones de vida aptas para el ejercicio pleno de los derechos que le

competen como ser humano. La situación de carencia y deterioro no sólo

compromete el presente, con el debilitamiento de la trama social sino que

involucran a las generaciones futuras, en la perspectiva de la transferencia

intergeneracional de la pobreza.

En esta línea que entiende pobreza como carencia es a la que se vinculan las

nociones de vulnerabilidad y de exclusión y la posibilidad de pensar si pueden ser

herramientas analíticas que permitan una aproximación más dinámica tanto a la

diversidad de situaciones a las que se enfrentan los que de una u otra manera son

partícipes de algún tipo de privación como para indagar en el proceso por el cual

amplios sectores de la sociedad perdieron la participación en una o varias formas

de relación social.

El uso de estas categorías plantea en primer lugar un interrogante: ¿cuál es la

relación que tienen los desarrollos vinculados a las mismas, en cierto modo

"importadas" de la discusión europea, con la línea de trabajo y reflexión que se dio

en América Latina, desde los años sesenta, sobre marginalidad primero e

informalidad después. En otros términos si se trata de un nombre distinto para

tratar la misma problemática o si agrega algo a los diversos enfoques de la

marginalidad latinoamericana. Una respuesta inicial y provisoria considera que el

proceso de exclusión/inclusión y vulnerabilidad implica incorporar la dimensión de

la pertenencia y da un marco que otorga un "lugar central a la problemática de los

derechos civiles, políticos y sociales lo que permite plantear una nueva concepción

de las políticas públicas para moverse a la consideración de las necesidades como

derechos".

Como consecuencia de la multidimensionalidad de la pobreza, resulta

necesariorealizar un análisis sobre aquellos aspectos que generan vulnerabilidad

entre las personas y acentúan su situación de pobreza. Este factor de vulnerabilidad

se relaciona directamente con la exclusión social, un fenómeno que ha sido poco

considerado en los países en desarrollo, mientras que en países como Francia ya se

vienen trabajando los factores que estarían determinando que algunas personas se

sientan excluidas de la sociedad (Roca Rey y Rojas,2002).

En los países europeos el uso de la categoría de exclusión se difunde ampliamente

en los '90 y el "éxito" se debe en gran parte a la toma de conciencia colectiva de la

amenaza que pesa sobre franjas cada vez más numerosas y mal protegidas de la

población, así como a que lo consideran diversos sectores del espectro político.

Surge para designar una de las características salientes de los nuevos pobres, a

partir de los análisis y trabajos que han investigado el aumento de los fenómenos

socioeconómicos que hacen a una sociedad cada vez más dual. Así el debate sitúa

los términos del problema no en el crecimiento económico, ni en la producción de

riquezas, sino en la manera de repartirla y de tener acceso a ella. "El dualismo

social se plantea a partir de la creciente división social entre los que participan de

los beneficios de la modernidad, gozando de ingresos suficientes y estables, y

aquellos que excluidos de los beneficios de la modernidad, viven con ingresos

insuficientes y trabajan en situación precaria", pero además con fronteras entre

incluidos y excluidos difíciles de delimitar.

Roca Rey y Rojas(2002), nos señalan que el concepto moderno de la exclusión

social tiene por lo menos dos antecedentes.El primero de ellos son los estudios

sobre los efectos del desempleo en los vínculos conla comunidad iniciados en 1933

en el poblado de Marientahl en Austria por Jahodaet.al. los que han sido

continuados por autores europeos concernidos con los efectossociosicológicos del

desempleo (Paugam en Francia, 1991 y Gallie en Inglaterra , 1998). La segunda

fuente son los estudios antropológicos de Lewis en México y Guatemala sobre ―La

Cultura de la Pobreza‖ en los años 60.

Ambas vertientes parten de estudiar hogares e individuos pobres para, a partir de

estos identificar otras dimensiones relacionadas con el contexto social y cultural de

la vida familiar y comunitaria de los más pobres, enfatizando ambas perspectivas la

falta de integración de estos hogares/individuos con la vida y los recursos

institucionales de su medio. La exclusión social se puede observar en tres

dimensiones:

_ Relatividad: las personas están excluidas de algo en relación con otras que no lo

están,

_ Agencia: Las personas se auto-excluyen o bien otros las excluyen y

_ Dinámica: Existen grupos con pocas posibilidades para el futuro no sólo para ellos

sino para sus hijos. La exclusión social se puede transmitir entre generaciones

(Atkinson&Hills, 1998). Son individuos atrapados en una posición de ingreso

relativo menor (Bourgignon, 1999). Estos tres elementos deben ser considerados

en el análisis empírico de la exclusión social(Roca Rey y Rojas,2002).

Atkinson (1998) marca tres componentes que aparecen regularmente en los

debates para definir la exclusión: sobre su carácter relativo, acerca de los

mecanismos y el elemento dinámico que la caracteriza. En primer lugar implica

tiempo y espacio, una sociedad en un territorio y un período determinado; toda

definición de exclusión debe considerar el funcionamiento de toda la sociedad no

sólo la trayectoria individual ya que las causas por las que algunos grupos tienen

esta condición generalmente se encuentra en otro sector de la sociedad. En

segundo término implica una acción donde están involucrados otros actores. El

tercer componente, el carácter dinámico de la exclusión, concierne a las

perspectivas futuras, a la transmisión por generaciones de las condiciones de

riesgo.

Exclusión entonces debe ser entendida como un concepto relativo y en un doble

sentido: "constituye la contrapartida de la inclusión, es decir se está excluido de

algo cuya posesión implica un sentido de inclusión. Este algo puede significar una

enorme diversidad de situaciones o posesiones materiales y no materiales, como

trabajo, familia, educación, vivienda, pertenencia comunitaria, etc. No es un

concepto dicotómico que divide a los individuos o grupos en dos; existe una serie

de situaciones intermedias entre ambos estados". Es también relativo porque varía

espacial e históricamente, en los contextos situados; por otra parte tiene mayor

potencialidad analítica para referirlo a aquellas situaciones que implican "fuerte

acumulación de desventajas".

R. Castel (1991, 1995, 1996) considera las situaciones de carencia en función de

relacionar dos ejes: Un eje de integración-no integración con relación al trabajo, es

decir la relación con los medios por los cuales un individuo logra o no reproducir su

existencia en el plano económico; otro vinculado a la inserción, o no, en una

sociabilidad socio familiar, es decir la inscripción o la ruptura con respecto al

sistema relacional en el seno del cual reproduce su existencia en el plano afectivo y

social. Esta intersección generaría tres zonas: de integrados-estables, de

vulnerabilidad y de exclusión donde se encuentran los más desfavorecidos. Sitúa el

centro de la "metamorfosis" en la precarización de las condiciones de trabajo que

rompe con la solidaridad y las protecciones construídas en torno a las relaciones

laborales y plantea la aparición de "una nueva matriz de desigualdades: la

desigualdad ante la precariedad". La contracara en sentido positivo implica la

posibilidad de "inclusión", tomando en cuenta las dimensiones social y económica

que surgen de la intersección de los ejes antes mencionados y por los que se

generan las diferentes situaciones: integración o no al trabajo e inserción –o no- en

una sociabilidad relacional con mayor o menor densidad. Desafiliación y

vulnerabilidad son fenómenos que deben ser comprendidos desde un horizonte más

amplio en el que señala la precariedad del lazo social en las sociedades

contemporáneas y la pérdida de poder integrador del Estado a partir de la crisis de

la sociedad salarial.

En este sentido el concepto de vulnerabilidad refiere a aquella diversidad de

"situaciones intermedias" y al proceso por el cual se está en riesgo de engrosar el

espacio de exclusión. Vulnerabilidad no es exactamente lo mismo que pobreza si

bien la incluye. Esta última hace referencia a una situación de carencia efectiva y

actual, mientras que la vulnerabilidad trasciende esta condición proyectando a

futuro la posibilidad de padecerla a partir de ciertas debilidades que se constatan en

el presente. Desde este punto de vista es un concepto más dinámico y más

abarcativo. En su sentido amplio la categoría de vulnerabilidad refleja dos

condiciones: la de los "vulnerados" que se asimila a la condición de pobreza es

decir que ya padecen una carencia efectiva que implica la imposibilidad actual de

sostenimiento y desarrollo y una debilidad a futuro a partir de esta incapacidad; y

la de los "vulnerables" para quienes el deterioro de sus condiciones de vida no está

ya materializado sino que aparece como una situación de alta probabilidad en un

futuro cercano a partir de las condiciones de fragilidad que los afecte

(VULNERABILIDAD Y EXCLUSIÓN SOCIAL. Una propuesta metodológica para el

estudio de las condiciones de vida de los hogares Documento recuperado el 10.5.06

de http://www.ubiobio.cl/cps/ponencia/doc/p15.4.htm).

En la investigación psicosocial, se utiliza en múltiples contextos la expresión de

vulnerabilidad. En un sentido muy general, el concepto de vulnerabilidad se refiere

a las dificultades de una persona o de un grupo para resistir o hacer frente a una

determinada amenaza o problema. El uso más generalizado del término

"vulnerabilidad" y del adjetivo "vulnerable", se ha producido en la investigación

sobre el estrés. El estrés es un tipo de respuesta psicológica que se produce en

situaciones que, real o figuradamente, constituyen una amenaza para una persona

o un grupo. Se dice que una persona o grupo es vulnerable cuando se prevén

dificultades o incapacidad manifiesta para adaptarse a una situación de riesgo o

amenaza (real o atribuida). Aceptando esta definición, lo que resulta importante no

es la mera descripción de la vulnerabilidad, ni siquiera de su posible tratamiento. Es

decisivo definir las causas de la amenaza o del riesgo, así como de los costes que

supone la adaptación a la misma. La exclusión social, particularmente la que

aparece en la ciudad, ha sido descrita utilizando, entre otros términos, la expresión

"espacios vulnerables". En efecto, esta expresión ha sido propuesta para referirse

a aquéllos espacios en los que se hace especialmente urgente la puesta en marcha

de actuaciones encaminadas a combatir los procesos de degradación espacial y

exclusión social.

Existe una estrecha relación entre pobreza y exclusión social aunque las

dimensiones de la exclusión pueden variar significativamente al interior de los

diversos grupos que componen la sociedad, incluyendo a los grupos de pobreza

extrema. En este sentido, la importancia de determinar quiénes se han visto

excluidos y de qué manera han sido y están siendo afectados, debe ser reconocida

y calculada. De igual modo, se plantea la necesidad de saber de qué están siendo

excluidos y cuáles son las medidas y programas que puedan contribuir a disminuir

los niveles de exclusión social(Roca Rey y Rojas,2002)

La investigación de Roca Rey y Rojas (2002) deja en claro ciertos aspectos respecto

de la exclusión social en el Perú:

_ Las mujeres presentan índices de exclusión más altos que los hombres en el caso

de la educación.

_ Las personas que viven en la Sierra presentan los índices de exclusión más altos

a nivel nacional.

_ Los índices más bajos de exclusión se encuentran en Lima Metropolitana.

_ La exclusión del esparcimiento y diversión es muy alta (mayor a 50% en todos

los dominios geográficos, etnia y nivel de ingresos).

_ Poblaciones no consideradas pobres al ser medidas en términos de ingreso están

excluidas de la educación y la salud, por lo que constituyen un grupo vulnerable

susceptible de caer en estado de pobreza.

_ Los pobres y además excluidos, son extremadamente vulnerables en la medida

que pueden estar entrampados en la pobreza y transmitirla a futuras

generaciones.

_ Estos grupos vulnerables deben recibir especial atención en pos de superar su

estado mediante programas integrales de inclusión. Por ejemplo, no basta con

promover el acceso a servicios de salud sino dar paralelamente educación ya que,

de lo contrario, no utilizaran los servicios de salud debido a factores culturales.

De acuerdo con las investigaciones psicoambientales sobre este problema, se puede

hablar de tres tipos de fuentes de vulnerabilidad. En primer lugar, aquéllas que

amenazan el bienestar físico. En segundo lugar, aquéllas otras que amenazan el

bienestar emocional. Y, en tercer lugar, aquéllas que suponen una amenaza al

bienestar social (cohesión social, identidad, etc).

En este sentido, deben mencionarse algunos de los indicadores básicos de

vulnerabilidad y de exclusión social. Establecer una relación exhaustiva de estos

indicadores es una tarea que desborda el alcance de estas notas, aunque debería

ser objeto de trabajo en el futuro. Aquí se propone un esquema de partida para el

establecimiento de un sistema definido de indicadores de vulnerabilidad. Tales

indicadores de vulnerabilidad (predictores de situaciones de exclusión social),

afectan a todas las áreas de la organización social y la vida humana. En este caso,

podrían ser considerados, al menos, indicadores que reflejen el nivel de inclusión

social en, al menos, las siguientes diez categorías:

1. Acceso a los recursos económicos.

2. Acceso al empleo e inclusión laboral.

3. Acceso a los recursos educativos y a la formación.

4. Acceso a la vivienda, equipada y adecuada a las necesidades personales y

familiares.

5. Disponibilidad de equipamientos básicos del entorno residencial.

6. Participación, formal e informal, en las redes sociales y grupos.

7. Participación en la planificación y desarrollo de la comunidad, con especial

incidencia de los recursos de compensación social de situaciones de

desigualdad o diversidad de partida.

8. Acceso a los recursos y posibilidades de movilidad y flujo.

9. Acceso a los recursos sociales, sanitarios y de promoción de la salud para el

bienestar físico y emocional, personal y colectivo.

10. Acceso a los sistemas de garantía, previsión y seguridad futura.

Las propuestas de buenas prácticas relacionadas con la exclusión social pretenden

modificar algunos de estos parámetros que inducen exclusión social.

Integración social

La Integración Social, como señalan Alfaro y Báez, es vista como un fin en la

medida que reporta un cierto orden societario, pero también es vista como un

camino, por el cual transitan los sujetos para incorporarse a tal estructura. En este

sentido la Integración social requiere de la capacidad de vincular individuo y

sociedad en un solo gesto. Es decir, la integración es un producto del proceso de

vinculación social, en sus diferentes planos.

Por consiguiente, cuando existe un proceso de ruptura o debilitamiento de los

vínculos sociales nos enfrentamos a una estructura en desintegración social, o lo

que es lo mismo, a la exclusión social de los sujetos respecto de la sociedad.

Este proceso de debilitamiento o ruptura de los lazos que unen al individuo con la

sociedad, prosiguen Alfaro y Báez, ha sido explicado preferentemente en los planos

materiales, para lo cual se han construido categorías de análisis tales como la

desigualdad o la pobreza, que sin entrar en mayores detalles corresponden a dos

modelos de comprensión de la desventaja social de los sujetos en la sociedad.

En el caso de la desigualdad como categoría de análisis, se puede decir que

corresponde a la respuesta frente a la distribución de los ingresos, es decir, a la

repartición de los beneficios de una sociedad, en este sentido se fija en el acceso

relativo de los medios materiales para ciertos fines que, en última instancia

corresponden al logro del bienestar. El concepto compara el grado de desventaja

de unos sobre otros, permitiendo la observación de la tradicional dicotomía que hay

entre los de "arriba" y los de "abajo" o, dicho en otras palabras, entre los

monopolios y los monopolizados. Corresponde a un concepto que sitúa a los grupos

en un esquema jerárquico de participación de la riqueza social.

Por otro lado, la categoría de pobreza sitúa a un individuo respecto de una cierta

medida de comparación. Tal medida es una definición taxonómica en cuanto a

cantidad de ingresos y grado de satisfacción de las necesidades básicas; apunta

fundamentalmente a la condición de vida actual de los individuos, es un fenómeno

esencialmente económico que se asocia principalmente a formas de participación

incompletas o parciales dentro de la estructura social y se expresa en el

subconsumo.

Ambas categorías responden básicamente a la distancia material que hay entre los

sujetos, con ello se restringen las dimensiones de la vida social en la que ellos se

sienten cohesionados, o no alcanzan a abordar la vinculación que se requiere para

ser partícipe de la sociedad.

En la actualidad la discusión se centra en el uso de conceptos como

"desintegración", entendiéndolo como sinónimo de "exclusión" (Mac Clure, 1995), el

cual adquiere diversas connotaciones. Se dice que "la exclusión es polisémica", y

"que tiene múltiples significados" (Silver, 1994). Tales significados incorporan tanto

al intercambio material, como al intercambio simbólico, lo que alude a una variedad

de dimensiones en las cuales opera concretamente la observación de la desventaja

social de los sujetos.

Tales dimensiones consideran factores económicos, políticos, y sociales. Así en lo

económico se sitúa el problema de "acceder a los medios necesarios para participar

en el intercambio productivo" (De los Ríos, 1995). En lo político, el punto central

considera "la desigualdad de derechos entre los miembros de una sociedad" (De los

Ríos, 1995). Luego, en la dimensión sociocultural, la exclusión está referida a:

"primero, la precariedad o ausencia en la participación de personas en redes

sociales, segundo, la precariedad de la relación entre individuos e instituciones

sociales, y tercero, la ruptura entre ciertas personas o grupos con la cultura de la

sociedad" (De los Ríos, 1995).

De este modo la Exclusión Social comprende tanto "la denegación de los derechos

sociales como las privaciones materiales. Consiguientemente, abarca no sólo la

falta de acceso de bienes y servicios, vinculada con la pobreza, y la insatisfacción

de las necesidades básicas, sino también con la exclusión de la seguridad, la

justicia, la representación y la ciudadanía" (OIT, 1995).

Por otra parte, se dice que la exclusión corresponde a "un proceso que surge a

partir de un debilitamiento progresivo o un quiebre definitivo o duradero de los

lazos que unen a los sujetos a la sociedad a la que pertenecen, de modo tal, que se

establece una división entre los que están dentro y quienes están fueran de ella"

(De los Ríos, 1995). También, "la exclusión dice relación con la forma de

integración que construye cada sociedad, da cuenta de la sociedad y de como se

realiza la relación entre las personas y la sociedad" (De los Ríos, 1995).

Para el estudio de la Integración Social el enfoque psicosocial, concibe la relación

entre lo individual y lo social desde una dinámica de mutua constitución. Tal

relación entre un sujeto individual o colectivo y un objeto social no es concebible

como una simple sumatoria de ambos elementos, o una interacción mecánica de

dos objetos preexistentes e independientes (no afectados o condicionados

significativamente por la dinámica de interacción), sino que corresponderá

principalmente a la interacción social dinámica entre ambas dimensiones.

En esa interacción se releva el papel de los procesos de percepción subjetiva en la

dinámica de construcción de objetos sociales, con lo cual la Integración Social no

sólo es abordada en sus planos "objetivos" o fácticos (propio de la mirada más

sociológica antes expuesta), sino que también en planos subjetivos o

representacionales. De este modo se incorpora la mirada del proceso que surge en

la dinámica de los distintos contextos sociales y el desarrollo del individuo dando

importancia a dimensiones subjetivas. (Asun, Alfaro y Morales, 1994).

El valorar la subjetividad permite considerar la especificidad de los fenómenos

observados, al mismo tiempo que resulta ser lo suficientemente comprensiva en lo

estructural para dar cuenta del fenómeno social en general. Centrándose

fundamentalmente en cómo se desarrolla la negociación entre el sujeto, su

problemática, sus recursos y su entorno socio-histórico (Asun , 1994).

Desde esta perspectiva la Integración Social se constituye en la relación que hay

entre subjetividad y estructura social en diferentes ámbitos, en cuanto a

dimensiones macro y micro sociales, en un cierto contexto histórico/cultural, en el

cual se pone en juego la posibilidad de pertenencia a un todo social.

Se aborda, entonces, la noción de Integración Social como una posición, estado o

forma de relación entre sujetos colectivos o individuales y el conjunto social, que

ocurre en distintos planos de la organización social, económica y cultural.

Individualmente esta posición social se constituye y es constituida por formas de

percibir subjetivamente y de relacionarse concretamente con lo social.

Respecto de estas distinciones analíticas de la I.S. (Subjetiva - Objetiva; Micro -

Macro), precisan Alfaro y Báez, es posible articular los siguientes conceptos que

permiten una primera operacionalización de la variable, para observar programas

sociales con un enfoque psicosocial.

Integración Social Dimensión Macro Dimensión Micro

Dimensión Objetiva PARTICIPACION SOCIAL ESTRUCTURA DE RED SOCIAL

Dimensión Subjetiva PERCEPCION DE

ANOMIA

PERCEPCION DE APOYO SOCIAL

El interjuego de estas variables comprende, en síntesis, una operacionalización de

la integración social en categorías psicosociales, las cuales corresponden a una

situación subjetiva en la cual el entorno (la sociedad y las relaciones

interpersonales significativas) son vivenciadas consistente y positivamente

(cercanas, comprensibles y coherentes) y como una situación fáctica en que los

sujetos mantienen vínculos reales (acorde con las tareas del desarrollo y

necesidades) en los planos familiares, educativos, laborales, sociales e

interpersonales. Así entendido, la Integración Social ocurre en la subjetividad y

objetividad de los vínculos. Por ende, es desde esta configuración que los

programas sociales deberían tender o estimular su trabajo, al mismo tiempo que les

permitiría observar su desempeño, logro e impacto.

En el Perú, como bien señalada López Más, la responsabilidad que asume

actualmente el Estado y la sociedad todavía es muy limitada y en el campo del

gasto e inversión social se actúa con fuertes condicionamientos a la disponibilidad

de recursos, y estos tienden muy a menudo a asignarse, a otros fines, como el

servicio de la deuda o los gastos de defensa.

Este insuficiente interés por la conservación de la vida de las personas es expresión

de la insuficiente conciencia moral de la sociedad. Es urgente que nuestro país

considere que el valor de la solidaridad social es fundamental cuando se trata de

establecer y mantener a lo largo de los años una política de eliminación tanto de la

pobreza como de diferencias graves en el acceso a bienes y servicios básicos para

un desempeño normal de las personas.

El desafío actual, según López, es proteger la estabilidad macroeconómica y

desarrollar bases sólidas para iniciar un proceso de expansión sostenido de la

economía y al mismo tiempo, consolidar el sistema democrático. Sin acceso

asegurado a un trabajo adecuadamente remunerado, la posibilidad de proteger la

vida de las personas depende de las políticas sociales garantizando que todo

peruano tenga acceso a la salud, la educación y la cultura

Investigaciones recientes

Velásquez, T. (2007).Salud mental en el Perú: dolor y propuesta. La experiencia de

Huancavelica. DEMUS, CARE Perú y Consorcio de Investigación Económica y Social

Observatorio del Derecho a la Salud

Si bien existen políticas públicas sobre salud mental, por un lado todavía hay

importantes disparidades entre los nuevos lineamientos y estrategias nacionales y

las obligaciones nacionales e internacionales en materia de derechos humanos y

salud mental; y por otro lado, dichas políticas no llegan a todos los niveles de

atención, pues en la realidad los servicios sanitarios que se prestan son muy

precarios.

Las actividades de psicología en la Estrategia Sanitaria de Salud Mental y Cultura de

Paz están divididas en recuperativas —las más frecuentes—, preventivas y

promocionales. Esto refleja que si bien hay un cambio en las políticas, en el trabajo

cotidiano la situación no ha cambiado y el énfasis continúa en la atención y no en la

prevención o promoción. Se mantiene una lógica individualista que encarece los

servicios que se prestan.

Rosales, L. Chinguiel,J y Siancas,D (2008)Convergencia económica y en desarrollo

humano en el norte del Perú. CIES y Universidad Nacional de Piura.

Durante el período comprendido entre 1995 y 2005, los ocho departamentos de la

Macro Región Norte presentan un proceso de convergencia económica absoluta,

cuya velocidad es de alrededor del 5% anual. Este mismo resultado es

corroborado por la estimación sigma convergencia, que muestra una reducción

en las disparidades económicas durante el período de estudio.

• Además, una de las características de este proceso es la de mostrar dos grupos o

clubes de departamentos que siguen hacia dos estados estacionarios.

• Los sectores de agricultura (incluido el sector pesquero), de construcción y de

servicios han sido favorables al proceso de convergencia económica, mientras

que en el sector manufactura han mostrado divergir unos departamentos de

otros.

• Las posibles explicaciones de estos resultados van por el lado de los desempeños

favorables que han tenido aquellos departamentos ligados a la extracción de

recursos primarios, y también por el aumento de las transferencias a los

Gobiernos Locales, de las cuales evidenciaron favorecer a la convergencia las de

tipo redistributivo (Foncomun y Vaso de leche), mientras que las transferencias

productivas (canon y sobrecanon) no mostraron tener influencia sobre tal

proceso, en parte debido a la no ejecución del total de los recursos financieros

por falta de proyectos de desarrollo.

Muñoz del Carpio-Toia,A y otros (2012)Promoviendo el derecho a la salud de los

más pobres. Cooperación Belga al Desarrollo y el Observatorio de la Salud-CIES.

El Observatorio de la Salud –CIES da cuenta de varios estudios sobre el derecho a

la salud de los más pobres: a) la violencia familiar contra la mujer en Arequipa,

región con uno de los más altos índices nacionales de esta forma de agresión, b)

sobre la naturaleza de los procesos de participación en salud que convocan a dos

grandes actores, el Estado y la sociedad civil, y en los cuales el diálogo, pese a no

haber sido siempre continuo ni sostenido, ha permitido el desarrollo de experiencias

sumamente aleccionadoras. c) a calidad de la atención que brindan las microredes

de la Gerencia Regional de Salud en los distritos de Arequipa, a través de una

muestra estratificada de usuarios y desde la perspectiva de estos, diferenciados

según su nivel de pobreza y comparando a la población afiliada al Seguro Integral

de Salud con aquella que no lo está, d) aplicación del protocolo de consentimiento

informado en el tratamiento contra el cáncer, e) evaluación de los programas de

salud enfocándose en las evaluaciones de impacto: y algunas conclusiones:

Identificar momentos críticos para impulsar cambios y ajustes a un programa o una

intervención, Sistematizar las conclusiones y recomendaciones de los documentos

de evaluación., Realizar un seguimiento al uso de las evaluaciones, entre otras.

Referencias bibliográficas

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VULNERABILIDAD SOCIAL EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Documento

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VULNERABILIDAD Y EXCLUSIÓN SOCIAL. Una propuesta metodológica para el

estudio de las condiciones de vida de los hogares Documento recuperado el 10.5.06

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