patrimonio urbanístico y arquitectónico del valle de aburrá

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Valle de Aburr

Patrimonio Urbanstico y Arquitectnico del

Patrimonio urbanstico y arquitectnico del Valle de Aburr Un proyecto del rea Metropolitana del Valle de Aburr Mauricio Facio Lince Prada, Director Beatrz Elena Rave Herrera, Subdirectora de Planificacin Integral Grupo de trabajo Coordinacin Gloria Ceballos Restrepo Autores Captulo de Villa a rea Metropolitana. - Roberto Lus Jaramillo V. Captulos Edificaciones para el comercio y Estaciones del Norte y del Sur. - Lus Fernando Gonzlez E. Otros captulos: Giuliana Guerra Gmez y Gloria Ceballos Restrepo. Interventora Ana Cecilia Arbelez Arboleda Lder de Planificacin Ambiental y Fsico-espacial Coordinacin de la publicacin Oficina Asesora de Comunicaciones rea Metropolitana del Valle de Aburr Fotografa a color Inventario Urbanstico y Arquitectnico del Valle de Aburr (IPUAVA 1999) Fichas para Planes Especiales de Proteccin Patrimonial, 2006-2008 I studio: Aicardo Higuita Martnez, 2009 Lus Prez Arcila, 2011 Concepcin Martnez Foronda, 2011 Gloria Ceballos Restrepo, 2011 Fotografa Antigua Fotografas recolectadas en 1999 de diversas fuentes. Barbosa: Coleccin Ren Bustamante: Gustavo Naranjo y Jess Caas. Girardota: Juan de Dios Cadavid Cadavid. Itag: Hugo Meja Prez. Envigado: Oficina de comunicaciones de Envigado. Iglesia Santa Gertrudis. Medelln, Bello, Copacabana: Roberto Lus Jaramillo Velsquez. Bello: Bello Patrimonio Cultural. 1999. Copacabana: Monografa histrica. Miguel ngel Zapata Cuenca. Hospital La Mara: Teresita Builes Cadavid. Sabaneta:Sabaneta 35 aos despus. de Vedher Snchez B. y Julio Meja M. 2003. Diseo y diagramacin Andrs Monsalve Escobar Museo Universitario de la Universidad de Antioquia Impresin Litoimpresos y Servicios Registro ISBN: 978-958-8513-46-1 Primera Edicin Medelln, Colombia 2010 Esta prohibida la reproduccion parcial o total de esta publicacin y mucho menos para fines comerciales. Para utilizar informacin contenida en ella se deber citar la fuente.

Valle de Aburr

Patrimonio Urbanstico y Arquitectnico del

Para el rea Metropolitana del Valle de Aburr es fundamental contribuir a la identificacin y proteccin del patrimonio urbano y arquitectnico que permanece en los municipios que conforman el Valle. Es as como en 1989 la entidad public, en asocio con la Cmara de Comercio, Patrimonio Cultural del Valle de Aburr, un libro donde se reconocan los valores histricos, estticos y simblicos de cada municipio a travs de los hechos culturales, festividades y de los sitios ms relevantes. En el ao de 1999 a 2000 la entidad contrat con la Universidad Pontificia Bolivariana el proyecto Inventario del Patrimonio Urbanstico y Arquitectnico del Valle de Aburr IPUAVA, el cual se realiz con recursos del Banco Mundial y Corantioquia. El objetivo de este estudio fue generar un insumo requerido por los municipios para la formulacin de la primera generacin de planes de ordenamiento POT. Durante un ao, se investigaron las particularidades territoriales de cada municipio generando material documental y una base de datos georeferenciada con un amplio registro de textos, planos, fichas y fotografas, material disponible en el centro de documentacin de la entidad. A diez aos de su realizacin, este valioso inventario, no ha sido publicado para el conocimiento y disfrute de la ciudadana en general, aun cuando es ste un documento de referencia para comprender los cambios urbanos y arquitectnicos de los municipios. Por tal razn la Entidad decidi revisar, actualizar y compilar en una publicacin la informacin relacionada con el patrimonio urbano-arquitectnico del Valle de Aburr. Los inmuebles, espacios pblicos, sectores e incluso los cerros y quebradas registradas en 1999 comprendan una informacin tan vasta que fue necesario decantar y revisar. En el diseo de la publicacin se opt por seleccionar las principales edificaciones generadas para usos especficos, tal que se puedan identificar los cambios formales y estilsticos, y hacer visibles las condiciones socioeconmicas e histricas del periodo o momento en que se generaron estos edificios, ms que la fecha precisa de su construccin, ya que en algunos no se cuenta con tal informacin. Las tipologas clasificadas para el patrimonio arquitectnico por el Ministerio de Cultura son numerosas pero

Presentacin

se determinaron las siguientes edificaciones: gubernamentales, asistenciales, educativas, estaciones del ferrocarril, comerciales, industriales, cementerios, habitacionales, parques y templos, y de caminos y puentes. No se incluyeron el patrimonio ambiental y ni el patrimonio arqueolgico, tarea que debe emprenderse en futuras publicaciones. En Medelln existe una numerosa produccin de edificios de todas estas tipologas y stos se encuentran ms documentados y fotografiados en relacin con el resto de los municipios, por lo anterior, se prioriz el registro de otros edificios del Valle que, aunque modestos, son muy importantes en el mbito local. Se incluy informacin y fotos de algunos edificios que no estn en el inventario pero que representan la muestra tipolgica de su municipio para dar una informacin equilibrada del tema en su conjunto. Cada tipologa tiene su relevancia, aunque sobresalen algunas como la arquitectura escolar, en la que existen, por municipio, numerosos edificios e historias que podran ser objeto de un libro particular. A partir del ao 2005, durante el proceso de Revisin y ajuste de los Planes de Ordenamiento Territorial, la entidad ha asesorado a los municipios en el tema de patrimonio arquitectnico para dar cumplimiento a la Ley 388 de 1997 (Ley de Ordenamiento Territorial ) y a las Directrices Metropolitanas de 2006. Esta asesora incluye la revisin conjunta de los listados de inmuebles mediante el documento Fichas para Planes Especiales de Proteccin Patrimonial 20062008, y la revisin de los documentos presentados en el proceso para dar cumplimiento a la Ley 397 de 1997 o Ley de Cultura, a la Ley 1185 de 2008, al Decreto reglamentario 763 de 2009, y a la Resolucin 983 de 2010, la cual modificaron y adicionaron la misma. Todas estas disposiciones asignan las instancias y el orden jerrquico para la proteccin de los bienes de inters nacional, (BIC-N) de orden departamental (BIC-D) y municipal (BIC-M,) pero definitivamente son los municipios, como instancia primaria, a quien compete la mayor responsabilidad para la declaratoria, manejo y proteccin de todos los bienes de inters cultural que se encuentren en su territorio.

A partir de la Ley 397 de 1997, el concepto de patrimonio cultural y su integralidad en Colombia se ha venido ampliando y complementando en consideracin a su condicin inmaterial (msica, lenguaje, festividades y otras) o material (el patrimonio mueble, e inmueble) en total concordancia con las tendencias mundiales sobre el tema. El territorio es el marco en el que se producen todas las expresiones culturales porque cada grupo humano genera un determinado conjunto de manifestaciones intelectuales y materiales en la medida que transforma su territorio y resuelve las imposiciones planteadas por las condiciones ambientales del lugar. La poblacin colombiana recibi las influencias de la cultura espaola, aborigen y negra; razn por la cual en nuestro pas se ha constituido una identidad mestiza que se expresa en la produccin de elementos y espacios y en un conocimiento tcnico y cultural con mayor o menor predominio de alguna de estas influencias de acuerdo con las regiones. El patrimonio cultural es en esencia inseparable pero su clasificacin es un instrumento que permite asignar responsabilidades para su estudio y proteccin. A las entidades de planificacin territorial local, regional y nacional les corresponde hacer nfasis en la conservacin del patrimonio ambiental, urbano y arquitectnico con la visin de que el territorio es el escenario de toda la cultura. El patrimonio arquitectnico y urbano es la construccin de una sociedad que se materializa en espacios pblicos y edificios para habitar; elementos a los que se amarra la memoria colectiva mediante imgenes, figuras, seales y smbolos que le recuerdan de manera diferente a cada ciudadano quin es y cmo es, soportan su identidad y hacen parte o no de su devenir.

Introduccin

Por ello, las ciudades sin importar su escala son productos histricos complejos que han acumulado sobre un territorio particular el trabajo y las acciones de todas las sociedades predecesoras; pues cada una de stas actu sobre el patrimonio heredado, lo transform, lo usufructu, lo destruy, con el fin de construir, a la vez, nuevos edificios y nuevos significados urbanos. En todos los momentos de la historia subyace el debate de conservar algunos espacios y edificios o demolerlos y lanzarse a la construccin de lo nuevo que se asume a priori, en aras del progreso. Aunque no siempre es de este modo, puesto que frecuentemente el edificio nuevo no remplaza ni funcional, ni estticamente la edificacin demolida; razn por la cual, si bien es imposible la conservacin de todos los edificios y espacios de una ciudad, s es necesario que las autoridades planificadoras realicen un proceso con especialistas y la participacin de los ciudadanos para evaluar cules son los edificios representativos o piezas claves que deben preservarse e integrarse a los nuevos proyectos para ver, finalmente, la ciudad como un legado acumulado. El reto principal, cuando alguna entidad o particular identifica un espacio o edificio para preservar, es demostrar cules son los atributos que hacen que dicho inmueble deba ser considerado por la comunidad como Bien de Inters Cultural. Hay algunos edificios que por su carcter monumental o por ser sitios de hechos histricos o simblicos, son reconocidos fcilmente por su valor patrimonial; sin embargo otros patrimonios modestos enfrentan mayores dificultades para ser considerados y, en especial, valorados en su contexto y no en comparacin a edificios de otros lugares.

Ilustracin: Taller de Arquitectura

La valoracin es un tema de fondo en la proteccin del patrimonio: se trata de convencer a otros que la mirada y conceptualizacin que se hace sobre un inmueble es vlida para su salvaguarda. Teniendo en cuenta que el tema de valoracin no escapa de las discusiones tcnicas de apreciacin personal tanto de tcnicos como de ciudadanos y de la influencia de los intereses econmicos es muy importante realizar procesos de validacin suficientemente amplios en los cuales se involucren las instancias culturales y de planificacin para que la determinacin de los bienes patrimoniales que han de ser conservados no dependa de la voluntad individual de un funcionario del momento. Es obligacin de los municipios asignar instancias concretas para hacerse cargo del tema e instrumentalizar todas las posibilidades que la reforma y adicin a la Ley de Cultura y los decretos reglamentarios recientes les han brindado. Por ejemplo, esta legislacin ha validado las declaratorias que algunos municipios realizaron de su patrimonio antes de la expedicin de la Ley de Cultura y los listados incluidos en los planes de ordenamiento territorial. Tambin se han reglamentado los criterios de valoracin y los principios de intervencin de los bienes de inters cultural que antes eran slo metodologas y existe la posibilidad de determinar la realizacin o no de los planes especiales de manejo

y proteccin para los inmuebles. Un tema en el que es necesario avanzar es el de los incentivos y compensaciones para los casos de afectacin a bienes privados, ya que aunque existe la legislacin al respecto, en la prctica es nula o muy incipiente su aplicacin. En los municipios del Valle de Aburr el patrimonio arquitectnico y urbano est representado en templos, escuelas, edificios pblicos, parques, estaciones del ferrocarril y viviendas, y enfrenta dificultades para ser valorado como tal. No obstante, todo este patrimonio gener otro patrimonio intangible o inmaterial por su tcnica, disposicin, trazados, materiales y estilos. Del mismo modo, figuras como prrocos, gobernantes, ingenieros, viajeros, qumicos, arquitectos, alarifes, maestros de obra, campesinos, comunidades religiosas, comerciantes, mdicos, profesores y en suma todos los habitantes hicieron posible con su trabajo, oficio y habilidades la construccin de invaluables smbolos para esas pocas y su reconocimiento en la actual. Generaron adems recorridos simblicos, rituales, referentes y marcas que hoy se desconocen y se borran fcilmente. Memorias que se pretenden reconstruir, aprender y volver a mirar: son sus historias, nuestras historias, no son de otro lugar. A todos ellos les debemos este documento de edificios que fcilmente se pueden perder o proteger.

Contenido

Presentacin .................................................................................................... Introduccin .................................................................................................... 1. El Valle de Aburr: de Villa a rea Metropolitana ............................................. 2. De los Templos y Parques ............................................................................. 3. De los Edificios Gubernamentales .................................................................. 4. De los Caminos y Puentes ............................................................................. 5. De las Estaciones del Ferrocarril .................................................................... 6. De las Edificaciones Industriales .................................................................... 7. De los Cementerios ...................................................................................... 8. De las Edificaciones Comerciales ................................................................... 9. De las Edificaciones Asistenciales .................................................................. 10. De las Edificaciones Educativas ................................................................... 11. De las Viviendas ........................................................................................ Bibliografa .....................................................................................................

5 7 12 32 52 66 82 104 126 136 154 174 202 253

Panoramica de Copacabana. Coleccin particular. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J.

Plano de la Villa de Medelln, 1791. Autor: J.M. Giraldo. Dimensin del Original: 31 x 63 cm. Tcnica: acuarela. Soporte: papel. Procedencia: Archivo General de la Nacin. A.G.N. 256. Cartografas para el Bicentenario. Alcalda de Medelln.

Plano de la Villa de Medelln, 1791

Se destacan algunas de las convenciones transcriptas textualmente en el documento: Cartografa Urbana de Medelln 1790-1950. Roberto Lus Jaramillo y Vernica Perfetti del C. Concejo de Medelln. Comisin Asesora para la cultura. Editorial Colina. Medelln 1993. p.24 No. 2.- Su Parroquial, plaza, y pila de agua en ella. No. 3.- Yglesia de San Roque. No. 4.- Yglesia de San Lorenzo de nuevo edificio con las dems poblaciones, qe abrazan los cruceros amarillos, cuyo terreno se hallaba en despoblado ahora 8 aos, y sin salidas el rumbo o derecera de sus calles, h.ta el mandato de gobernacin de d.n Fran.co Silvestre. No. 11 y 12.- Iglesias y Poblaciones de Itag y embigado. No. 16.- Paso del ro p.a el trfico pp.co de Medelln a la otra banda. No. 17.- Yglesia, y calle nica de entrada de S. Benito p.a el trfico de Medelln con la otra banda. No. 18.- Entrada a Medelln del trfico con Rionegro. No. 20.- Barrio de entrada a Medelln, de las poblaciones de Copacabana - letra C. de Fontidueo - letra D. y atoviejo - E. No. 21.- Puente nueva en el Ro abajo a beneficio del trfico de aquellas Poblaciones con Medelln.

Hoy, como desde hace ms de 300 aos, lugares y asentamientos seorean en el Valle de Aburr, un espacio que haba sido ocupado y gozado desde los tiempos precolombinos por los belicosos indgenas aburres. Se trata de un can angosto con un valle en su parte baja, abrazado por dos ramales de la Cordillera Central colombiana que corre en el sentido sur-norte. Los indgenas ocupaban la llanura regada por el ro que llamaron Aburr y por sus muchos afluentes gestores de verdes sabanas con ricos pastos; explotaron tambin las salinas, los bosques y las tierras de cultivo; levantaron bohos, construyeron terraplenes, labraron algodones, cazaron, cocieron cermicas y formaron asentamientos en el piedemonte que comienza muy cerca del ro principal y que asciende hasta dos altiplanos, uno situado al oriente y otro al norte. La vida de aquellos pueblos ha comenzado por ser investigada seriamente y de ella quedan, a duras penas, algunas huellas como petroglifos, caminos, un terrapln, enterramientos y algunas piezas de cermica que se conservan.

Mapa: Ca. 1816. Autor Jos Manuel Restrepo. Dimensin del original: 47 x 69 cm. Tcnica: tinta y acuarela. La cartela dice: mapa de la provincia de Antioquia formado con arreglo a operaciones trigonomtricas, y algunas observaciones astronmicas de latitud. Hay otr. de longitud en el Magdalena, una cadena de rumbos, y distancias, se han calculado la de esta Provincia, advirtindose que el observatorio de Santaf se halla al occidente del de Pars 76 - grados 34 minutos. Nota: Obtenido del original en Madrid por Roberto Lus Jaramillo V.

Urnas funerarias. Cerro el Volador, Medelln. Coleccin Museo Universitario de la Universidad de Antioquia. MUUA. Fotografa: Hernn Alberto Pimienta.

El Valle de Aburr: de Villa a rea Metropolitana

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A mediados del siglo XVI todo comenz a cambiar en este territorio. Apenas fue creada la nueva y extensa provincia de Popayn, que abarcaba desde Los Pastos hasta una frontera indefinida con Cartagena, su primer gobernador y adelantado Sebastin de Belalczar orden que Jorge Robledo, un frgil y fingido subalterno suyo, continuara las exploraciones y campaas al norte. En agosto de 1541 pocos caballeros y soldados de a pie entraron por el suroeste del Valle de Aburr, y lo hallaron ya descubierto y poblado por los indgenas. Aunque la natural resistencia de los nativos fue derrotada en pocos das; los invasores no hicieron fundacin alguna a nombre del rey de Espaa en esta Provincia tan diferente de las otras, abundante en aluviones e inmediata a dos altiplanos prometedores. Los conquistadores avistaron un ancn al sur y otro al norte, que abran y cerraban el valle. En el ancn del sur encontraron una agradable y vistosa sabaneta; examinaron dos culatas con sus pedregales, una al frente de la otra con dos planos suaves regados por las corrientes que los naturales llamaban del Iguan y de An, un delta interior de vertientes del Aburr que tena dos cerros como baluartes; apreciaron mucho los angostos valles transversales, trozos de bosque tropical y de sabanas naturales en la suela plana, y notaron lo que los indios ya saban: que al norte de la pequea llanura o vallejuelo de la An la humedad era menor y aumentaba hacia el sur. Hallaron tambin que de los dos altiplanos, el oriental haba sido violentamente deshabitado, hecho que los atemoriz. Este valle interandino les llam tanto la atencin que se escribieron hasta tres relatos de esa jornada descubridora y conquistadora, uno del jefe de la expedicin, uno del escribano J.B. Sardella y otro del futuro cronista Pedro de Cieza de Len. Ellos vieron caminos empedrados mejores que los del Cuzco, gozaron de un clima siempre templado y tenan una vida tranquila porque los indgenas no coman carne humana y, al estar dedicados a la agricultura, cosechaban pan coger y cultivaban algodn, adems eran cazadores de variadas presas, cambiadores de sal y tejedores de mantas, actividades indispensables para garantizar la vida cmoda. El Valle de Aburr en lengua cata pintadera era abrigo holgado para la vida, razn por la cual los recin llegados le fijaron un destino como abastecedor agropecuario, aunque

mantuvieron su intriga sobre los indgenas que haban destruido a los del altiplano oriental, de los cuales deban cuidarse. Los aburres fueron dispersados y sus pueblos desbaratados, slo qued guardado el ancn del norte por el cacique Niquo que estaba asentado en sus tierras frente a la boca de la quebrada salobre que los castellanos llamaron Piedras Blancas (hoy Copacabana). Los invasores siguieron sus exploraciones y combates al norte, y decidieron fundar, en territorio de guerra, la Ciudad de Antioquia y, a orillas del Tonusco y piedemonte del gran cerro de Buritic establecieron una villa minera, a la que llamaron Santa Fe y en cuya jurisdiccin entraba el Valle de Aburr. La vida y el paisaje se alteraron por la llegada de espaoles con indgenas anaconas1, ganados, aves y semillas desconocidas aqu. A pesar de las fundaciones precarias, se desat una guerra entre los gobiernos de Cartagena y de Popayn debido a que ambos codiciaban la tierra repleta de oro aluvial, habitada por aborgenes sin caciques ni seores, buenos caminos y vas navegables, un valle apetecible para surtir de comida a los mineros. Al ser lejano el gobierno, stas eran tierras de nadie, propicias para abusos, violencias y atropellos; sin una fundacin estable, ni trazas en orden, ni albergues, entables o edificios construidos con solidez. As permaneci la vida en el Valle de Aburr, hasta cuando hubo un respiro de los conquistadores y la tierra comenz a ser repartida: bosques, salados, sabanas, playas, aluviones, pasos, caminos, lomas, altiplanos, y toda la fauna y flora. Se acataba por fin un gobierno y, desde Popayn, vinieron ttulos de tierras para repartirlo todo, incluso los indgenas trados de otras partes. Nacieron por entonces las encomiendas, los encomenderos y los encomendados y, luego de ser desterrados los indgenas, la tierra y los hombres fueron entregados a los blancos quienes cambiaron la antigua toponimia, aunque segua mantenindose el viejo equilibrio de los aburres al ser destinadas las sabanas del norte del valle para la crianza de ganados y las del sur para hatillos, roceras y huertos. El mayor beneficiario de los repartimientos de tierras y de indgenas fue el extremeo Gaspar de Rodas, conquistador hbil y fiel a la Corona; a quien por haber instalado aqu a sus indios encomendados atados al suelo le dieron varias leguas ms de

tierras, las mejores del valle, en ambos lados del ro, para vestirlas con hatos y plantarlas con sementeras. Este conquistador que se mantena en dichas tierras con los suyos, surta a los mineros de Santa Fe y acumulaba vitualla para las jornadas de conquista o de exploracin del norte. La comida de este valle sirvi a los invasores para soportar los castigos a los rebeldes mientras llegaban a conquistar las tierras de los yameces, para fundar luego a Zaragoza como nuevo centro minero. El Valle de Aburr era la despensa de todo el territorio que se separ de Popayn para constituirse como un nuevo ente, con el nombre de Gobernacin de Antioquia, creado en 1581. Adems de la familia de Rodas, sus amigos y compaeros recibieron tambin mercedes de tierras, desde el ro hasta las cumbres. Ya poco quedaba de la cultura de los aburres pues se haban trasplantado indios de todas partes, unos libres, otros anaconas y algunos encomendados que hablaban sus respectivas lenguas. El maltrato a los naturales, los abusos, el monopolio de los Rodas y la envidia de los recin llegados, propiciaron la ruina del clan nativo. Al Valle de Aburr llegaron ganaderos, arrieros, matarifes, venteros, clrigos, prfugos de toda pelambre y partes del Nuevo Reino, negros libres, huidos y esclavos; adems asturianos, castellanos, andaluces y uno que otro vasco, que dejaron aqu semilla y generaron tal alboroto que la alarma oblig a mandar un visitador con poder bastante para imponer el orden. Entonces lleg y permaneci aqu, entre 1614 y 1616, Francisco Herrera Campuzano quien visit toda la provincia, sus frgiles cabildos y ariscos habitantes; se enter, mand, regul y orden. Su visita fue peculiar porque ste se concentr en defender a los pocos indios encomendados y mand fundar cuatro pueblos de indios, pleonasmo necesario para entender el inicio de otro proceso ordenador. Ante la ruina y castigo de los Rodas, hubo adems de un respiro, nuevos hacendados, dueos y ms actividad. Cuando fueron rematados los bienes de Rodas, una parte de sus haciendas sigui estancada y la otra se fraccion. La ms alta puja vino del cura de Zaragoza, quien organiz con mayordomos el precioso hato de An en todo el centro del valle. El pueblo que mand formar el visitador en este valle se llam San Lorenzo de Aburr, con indios sumados de varias provincias: yameces, manes, peques, bjicos y

aburres. Herrera Campuzano orden despus que los indgenas tuviesen como protector un cura doctrinero y fueron sealados los linderos durante el ao siguiente, en 1616, precisamente en tierras rapadas para los indios naturales. Ese reordenamiento se reforz con la anulacin de ttulos de tierras, nuevos repartos y la llegada de contingentes humanos y ganados vacunos, equinos y porcinos venidos desde Pasto, Cali, Buga, Cartago y Arma. Al quedar las ricas minas de Remedios al oriente y norte del Valle de Aburr, fueron nuevo mercado para los agricultores, ganaderos y mercaderes de este mismo. El cura doctrinero de San Lorenzo no daba abasto espiritual para todo un valle poblado, hasta el extremo por indios adems de esclavos, forasteros, negros libres, zambos, mestizos y blancos. En el hato de An, los herederos del cura de Zaragoza malvendieron mangas y lotes, permitieron invasiones en la quebrada y feriaron cuanto pudieron al lado de los mulatos Acevedo. Pronto, se levant, al lado de la casa principal, una ermita en la orilla de la quebrada de An, dedicada a La Candelaria, una advocacin para las gentes de todas las castas. Hatos y estancias con sus precarias viviendas al lado de bohos, tambin ranchos y rancheras en desorden, obligaron la presencia de un alcalde para todo el valle, cargo que consistira en una amalgama de actividades de hacendados, estancieros, mercaderes, clrigos, vagos, espaoles, libres, esclavos, encomendados, castas y criollos. La actividad se aceler con la decadencia de los indios, cuyas tierras estaban listas para ser invadidas y cercenadas, y con el alentador descubrimiento de ricas minas en aquellos dos altiplanos cercanos, como las de Guarne y Los Osos, necesitadas de vituallas y abastos. La Corona otorg a su descubridor, Fernando de Toro Zapata, muchas tierras en la suela plana, de las mejores que posean los indios supuestamente resguardados, desde el actual cerro de Nutibara hasta La Sabaneta. El trfago agropecuario y mercantil llev a los aburreos a rivalizar con la sede del gobierno, pues quisieron ser villa, ya que el valle tena un alcalde pedneo2 en 1632, al igual que el mayordomo del hato de An. La ciudad de Antioquia, vieja y decadente se opona desde su cabildo formado casi todo por ricos ganaderos del norte del Valle de Aburr, que ponan los

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Anacona o Yanacona era el indio asalariado al servicio de un espaol. La voz se us desde Mxico hasta Chile.

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Se llamaba pedneo y pedana a los alcaldes de lugares pequeos, con muy limitada jurisdiccin.

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Patrimonio Urbanstico y Arquitectnico del Valle de Aburr

El Valle de Aburr: de Villa a rea Metropolitana

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precios a la carne cortada y salada en tasajos subida a las minas. Los pretendientes de una villa, del sur y centro del valle, eran traficantes de mercaderas, arrieros y dueos de estancias proveedoras de tierras de minas. El distante obispo de Popayn intervino y en 1659 mand fraccionar la antigua doctrina de San Lorenzo que ya no poda administrar con eficacia lo que vena cambiando aceleradamente durante cuarenta aos. Ms hbilmente, el obispo reconoci realidades y cre dos curatos y dos doctrinas, con lo cual quedaron a gusto los mineros de Los Osos que estaban comprometidos a sostener al cura del Ro Grande en el norte. Los ganaderos del norte del Valle de Aburr, que se opusieron a la creacin de una villa aqu, tuvieron su curato de Santo Domingo entre el ancn de La Tasajera y el Ro Chico, en el cual estaban incluidos los negros del capitn Juan Jaramillo, los del gobernador Gmez de Salzar y los del capitn Mateo de Castrilln, y tambin los esclavos que laboraban en las quebradas de Santo Domingo de Petacas. Los mineros de Guarne y de Ro Negro tuvieron un curato que iba hasta los hatos de La Ceja. La doctrina de San Lorenzo comenz a llamarse de An, dada la importancia adquirida por el nuevo eje central formado por ranchos, hatillos, estanzuelas y tiendas de mercaderes. San Lorenzo haba cedido el paso a La Candelaria, para conservar la devocin y los

motivos de las fiestas religiosas, ya que los pocos indios se pasaron para An con los ornamentos y los libros sacramentales. As muchos suelos anegadizos fueran un estorbo para hacer poblaciones, los cabildantes y el cura de Antioquia estaban recelosos porque varias rancheras y lugares haban generado los muchos sitios que se podan identificar y que fueron, pasados los aos, generadores de las trazas urbanas de varios asentamientos, cuyos nombres propios an se conservan. En el Ro Abajo o Valle Abajo estaban el potrero de Diego de Surez Barbosa, El Hatillo, El Hato Grande, El Totumo, La Tasajera, El Guacimal, Niqua, Fontiduea, y el Hato Viejo; ms al centro se vean aglomeraciones en El Bermejal, El Llano, el sitio de An, El Pedregal, La Culata, la Otra Banda, El Salado, Altavista, y en el sur El Guayabal, El Guamal, El Aguacatal, la Yur, Itagu, El Ancn y La Sabaneta. Todos estos asentamientos haban surgido en forma espontnea y desordenada. En An no hubo fundacin formal alguna pues la casa principal del hato tena anexa la ermita, y el patio para hacer el rodeo y dems actividades hizo las veces de pequea plazuela en la ermita de La Candelaria. Lo dems consista en barracas de los trabajadores del hato o de gentes a las que se regal o vendi solar para sus ranchos. Ya haba un casero desordenado.

Las oposiciones e intrigas que duraron ms de veinte aos no impidieron el adelanto del sitio de An que se tena como el ms importante y central de la Gobernacin de Antioquia, el ms poblado y rico, el mejor comunicado, valle de mercaderes y comerciantes, de artesanos y arrieros, de clrigos, de fiestas y desrdenes; en el cual habitar se hizo tan deseable que la Corona prohibi a los de la ciudad de Antioquia avecindarse en el Valle de Aburr, lo que de acuerdo con inmigrantes espaoles, los hizo llegar y contraer amores, sin pasar por la decadente capital provincial. Cuando se plantearon unas jornadas de castigo contra los indios que se resistan en El Choc, se dijo que la expedicin poda salir del Valle de Aburr, abundante en mantenimientos, y aunque hubo una tenaz oposicin, al tiempo, lleg una disposicin real para reducir a poblacin a las muchas gentes de variadas castas, y se dictamin que esa nueva poblacin era necesaria para juntar a los desordenados de Valle de Aburr. Los antioqueos se opusieron al alegar que los ms de sus vecinos, y hasta el propio gobernador, pasaban largas temporadas aqu, y que all solamente quedaban doce vecinos blancos dignos de ocupar cargos de honor, ya que el resto de sus habitantes eran hombres viejos, cojos, mancos y tullidos. Pero como todo se reduca al control de precios en el abasto de maz y de carne, un nuevo gobernador ejecut, con formalidades viciadas, la ereccin de una villa en An, con cabildo propio, que abri funciones en 1671. Este nuevo ente tuvo jurisdiccin muy breve, incapaz de conseguir recursos ms all de los necesarios para mantener viva la tensin con la vieja ciudad. Poco antes de la ereccin no fundacin se vea adems de la ermita paramentada, un boceto de plaza irregular, unas bocas de calle que terminaban en senderos y unos cuantos ranchos pajizos levantados a la indiana, pues en el diseo no se conservaron elementos antiguos en las tcnicas constructivas, muy a pesar de las presencias castellanas y andaluzas. Aqu no se sigui ni se practic el modelo usual de otros lares y territorios debido a que en el proceso local tanto colonizados como colonizadores provenan de grupos, etnias y circunstancias muy variadas, y hasta en las mismas instituciones jurdicas se manifestaron en hue3

llas percibidas por poco tiempo debido a la dinmica de los cambios permanentes. Las intrincadas redes de las pocas familias blancas no impedan que blancos pobres se desempearan como artesanos y buscaran sobrevivir al lado de indios forasteros, libertos, indios y esclavos, pues la raza tena sus propias manifestaciones aqu: un carpintero poda serlo sin importar la tonalidad de su piel, y lo mismo suceda con el alpargatero, el salinero, el herrero, el sastre, el carnicero o el arriero. Los blancos s tenan reservado el voto para elegirse en cabildo y unas bancas en la ermita. Sin embargo la disputa tambin caba en la jurisdiccin eclesistica: el doctrinero de An y sus anexos de fieles no indios, era tenido como doctrinero solamente del pueblo de San Lorenzo por el cura de Antioquia, quien alegaba ser un subordinado de ste, por lo que se mantuvo otro pleito. Cuatro aos estuvo suspenso el cabildo de la villa hasta cuando vencieron: en diciembre de 1675 se convalid la primera ereccin y se adopt el nuevo nombre de Medelln para una villa sin un palmo de tierra realenga y con casi cuatro mil habitantes dispersos en todo la ancho y largo del valle, la mayora originarios de muchos lugares del Nuevo Reino, lo que le otorgaba un carcter distinto dentro de tanta mixtura y mestizaje. El cabildo tuvo por jurisdiccin todo el valle y se extenda hasta la cabecera del altiplano. La villa pas a postularse entonces como nuevo centro provincial, as el cabildo entr a fijar los precios de todos los vveres que salan para las minas, hecho que dinamiz a los habitantes y reforz toda la gobernacin. En el mbito eclesistico, el cura de La Candelaria se proclamaba como rector de las dems villas, aunque el sacerdote del antiguo curato de Santo Domingo, con sede en la antigua matanza3 donde se preparaba la carne en tasajos (La Tasajera), prefera llamar al suyo Curato de Nuestra Seora de Copacabana. Los descendientes de los indios de la vieja doctrina de San Lorenzo y los forasteros llegados despus a quienes se vea dispersos por todas partes, incluso el en el marco de la villa, fueron sealados como ladrones y cuatreros, por lo cual fueron forzados a reducirse en una nueva doctrina como Pueblo de La Estrella en 1685, con una jurisdiccin que llegaba hasta los

Reconstruccin de la Villa de Medelln y sus sitios, entre los siglos XVII y XVIII, dirigida por Roberto Luis Jaramillo y elaborada por Csar Lenis B. En: La Sede de Otrabanda. Roberto Luis Jaramillo V. y Diego Surez V. Publicado por: Compaa Suramericana de Seguros S.A. Bogot: Dvinni, 2004, p.10.

Cada cierto tiempo los matarifes se juntaban para sacrificar ganados, partir la carne en tasajos, y ponerle la sal; a toda la operacin se le llamaba Matanza, nombre castellano que se dio al lugar en donde hoy se ubica la poblacin de Copacabana. Por el aprovechamiento del agua salada de la quebrada de Piedras Blancas, y por el proceso de preparar las carnes saladas y curadas, tambin se le dijo La Tasajera, que tuvo la categora de curato y sitio informal; ya en 1757 se erigi como nuevo Partido desde el propio picacho de El Ancn hasta la quebrada de Ovejas de Castrilln.

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nacimientos del ro principal de Medelln, un terreno que les perteneca desde 1616. As permaneci hasta 1832, cuando una ley permiti adjudicar en remate pblico los terrenos de los resguardos de indios: ese es, en parte, el origen del actual municipio de Caldas, ubicado en el sur del Valle de Aburr. Ni en la nueva expresin urbana, ni en alguno de los tres curatos se levantaron templos importantes y al no haber indios abundantes, tampoco se establecieron comunidades religiosas edificadoras de conventos o de monasterios. Tampoco se edificaron casas de hacienda, ni trapiches, ni puentes, ni calzadas pues se mantuvo la arquitectura efmera de bohos indios de paredes de embarrado y cubierta de paja, aunque cabe agregar que, algunos sujetos introdujeron mejoras al cambiar los techos de paja por los entejados de barro, el bahareque por la tapia, y el suelo de tierra lisa por entablados o an por baldosas de barro cocido. Los cabildantes de la nueva villa no hicieron esfuerzos por construir algn edificio de mrito, sino que se dedicaron a aumentar la poblacin con gentes pobres, a rectificar calles, repartir solares en el llano arriba de la ermita y plaza, antes pertenecientes a un tal Gualterio que entonces variaron por Gualteros y en el siglo XVIII por Guanteros, criado del capitn Alonso Ruz de Rivera; para ser poblados por gentes que incomodaban en la Culata de Iguan y en el decado poblado de San Lorenzo. Hicieron, adems, la compra de tierras para ejidos, fijaron el manzaneo y otras intervenciones estudiadas por el historiador Luis Miguel Crdoba en De la quietud a la felicidad.4 En cuanto a las extensas tierras de la antigua encomienda de Aburr, que cayeron en manos de su nica heredera doa Ana Mara de Toro y que abarcaban lo comprendido desde El Guayabal hasta La Sabaneta, fueron porcionadas entre sus catorce hijos, nietos y bisnietas casaderas con espaoles recin llegados y deseosos de ser propietarios sin esfuerzo, que se establecieron en El Guayabal, La Tablaza de Itag, La Sabaneta, El Aguacatal, La Yur y los rastrojos del Envigado. Basta con decir que una de sus nietas procre diecisis hijos de apellido Vlez de Rivero. Las fincas permanecieron en poder de sus descendientes Vlez, Gaviria, Londoo, Ruiz, Mesa, Estrada, Isaza, Tirado, Jaramillo, Arango, Saldarriaga, Palacio, Calle, Molina, Restrepo, y otros conocidos por su rusticidad y apego a la tierra, y dedicados4

todos a las labores del campo como productores de pan coger, bizcochos, frutos, panes de sal y de azcar (panela), carne de cerdo y gallinas. Cada uno de estos pequeos propietarios y labradores blancos levant su modesta vivienda rural con paredes de tapia y techos de teja o de paja, y casi todas siguieron el modelo y diseo que llamaban nmero siete: una pequea galera de cuartos en escuadra, separada mediando una chambrana y que daba a un patio empedrado. Cuando se sintieron estrechas en sus propios minifundios, muchas familias de este clan enmaraado por matrimonios incestuosos, migraron como colonos a Amag, Titirib y Fredonia, puntas de lanza del actual suroeste antioqueo; otros destinaron sus vidas a las pesebreras, la arriera y el comercio. Al despuntar el siglo XVIII hubo cambios importantes, pues no se present la plaga de la langosta y los abastos alcanzaban para la villa y para las muchas minas. Se sabe que mercaderes, comerciantes y pulperos montaban tienda en los cuartos de las casas y que completaban el crculo de la economa natural, sin moneda circulante. Los muchos rescatantes, tratantes y cambiadores se movan por todas partes con abasto, ropa, quincalla y baratijas que eran representados en oro en polvo, el motor de la vida provinciana. El aliento demogrfico de entonces hizo que los pudientes prefirieran vivir en sus aposentos rurales, antes que en el marco de la sucia villa. En los sitios ya mencionados se congregaron varios ranchos cerca de una toma de agua o de una capilla particular de un hacendado, estanciero o minero de algunos posibles que haban logrado educar y ordenar como sacerdote a uno de sus hijos, titulados como maestros, licenciados e incluso doctores. Ante la dispersin de los habitantes del Valle de Aburr, los capellanes tenan permiso del obispo para administrar a los fieles varios sacramentos, residir al lado de su capilla y gozar de variadas rentas por lo que casi siempre consideraron los ms importantes miembros de su propia familia y vecindades. En las capillas ms alejadas de la matriz de La Candelaria se permiti el entierro de cadveres, razn por la cual fueron varios los cementerios rurales de entonces. No resulta errado afirmar que la mayora de los sitios con capilla particular fueron generadores de conglomerados que, con el tiempo, fue necesario elevar a la categora de viceparroquias dependientes de un curato.

La situacin de aumento poblacional y desorden en el crecimiento y los servicios presionaron a las autoridades a tomar medidas. El gobernador Barn de Chvez, que era el vicepatrono eclesistico, lleg a concordar con el cura rector, Juan Salvador de Villa y Castaeda, la bsqueda de la reforma de las costumbres y unos cambios en la administracin de los fieles que incluyeron inventarios, padrones y creacin de nuevos entes. Eran oportunas aquellas medidas ad portas de le expulsin de los jesuitas5 cuyo impacto manejaba las conciencias y conductas de los clrigos y fieles de la provincia antioquea. En adelante, el cura Villa admiti segregar su rico y poblado curato de ms de diez mil fieles, y el gobernador busc recursos para levantar templos slidos y sostener el culto en nuevas parroquias. Villa comenz por reconocer que de los muchos capellanes con ermitas y capillas propias se podan crear viceparroquias que, reconocidas por el gobernador, seran otros tantos sitios con autoridad para manejar a las gentes de los nuevos Partidos. Como ya existan en este valle los partidos de Itag, Otra Banda, San Andrs, Hato Grande y Barbosa, el gobernador mand crear entonces, en 1766, nuevos partidos con sus respecti-

vos alcaldes pedneos en Copacabana, San Cristbal y El Envigado. En cada uno de esos sitios exista, desde haca aos, varias capillas particulares que a partir de ese momento se tuvieron como coadjutoras las unas, en tanto que las de ms aumento de fieles ascendieron a la categora de viceparroquias, las cuales condujeron a muchos a levantar viviendas inmediatas, origen de varios cascos urbanos, no regulados en todos los casos. As se explica el cambio de lo rural a lo urbano. Fuera de los templos del casco de la villa se llegaron a ver hasta veinte capillas particulares, sin contar muchos oratorios privados, permitidos por la autoridad eclesistica. Los pocos capitales de la poca se gastaban para levantar esos modestos edificios, sostener el culto religioso y en ms rentas para los clrigos, los coadjutores o los curas prrocos. El gobernador Silvestre lleg a quejarse y a criticar esa situacin ya que, debido al influjo de esas capillas y capellanes, las gentes dejaban de venir a la cabecera de la villa y preferan hacer sus compras a los comerciantes y mercaderes establecidos en los campos donde los precios eran menores y se cometan fraudes al fisco. Los ms pudientes, por su parte, preferan hacer buenas casas de campo, en

Parque de Copacabana. Coleccin particular, 1914. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J.

Crdoba Ochoa, Lus Miguel. De la quietud a la felicidad. La villa de Medelln y los procuradores del cabildo entre 1675 y 1785. Instituto Colombiano de Cultura Hispnica. Cuadernos de Historia Colonial. Bogot, 1998.

El poder espiritual de la comunidad jesuita se senta ms como poder temporal y econmico, lo que no tard en convertirse en una cuestin de forcejeo poltico entre los monarcas y los jesuitas. No es cierto que el problema fuera religioso o que se tratara de un cisma, aunque la expulsin de los dominios de Portugal y de Espaa generara algunas sorpresas y hasta disturbios, como en Mxico. La corona recuper el predominio, expuls a la comunidad y expropi sus bienes y rentas tan cuantiosas. Finalmente, hasta el papa los extingui, en 1773. Como la casi totalidad de clrigos de la antigua Antioquia estudi con ellos o con sus discpulos, puede hablarse del impacto jesutico entre nosotros.5

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las que residan la mayora del ao, as una modesta casa urbana era usada para salir al pueblo. En efecto, las viviendas en estancias y haciendas eran de mejor aspecto que las casas pobladas. Hasta hace cincuenta aos an podan contemplarse varias de ellas dispersas en el Valle de Aburr. Ellas fueron el antecedente, desde mediados del siglo XIX, de las casas de veraneo, en las que los pudientes temperaban los fines de ao. Hacia 1702, recostada contra el Ancn de La Tasajera y desde la rivera de la quebrada de Piedras Blancas, se notaba una casera6 informal, al asilo de una capilla dedicada a Nuestra Seora de Copacabana como respuesta de los necesitados fieles mientras que la vieja doctrina de Santo Domingo se haba entablado definitivamente en las minas del altiplano. All cerca, estaban las propiedades y los muchos descendientes del otrora poderoso clan de los Castrilln; varios miembros de esa familia eran clrigos y doctores con su respectiva capilla, como las de San Diego, Ovejas y San Esteban de Hato Grande. Al encontrarse en el norte del valle, estaban vestidas de ganado y de caa de azcar. Fueron construidos trapiches modestos y grandes, con capacidad para producir mieles y panelas con destino a las minas, un negocio casi exclusivo de los descendientes de los viejos Castrilln, como las familias Sierra, Londoo, Fonnegra, Gutirrez y Cadavid, que seorearon como labradores, ganaderos, matarifes, carniceros, mercaderes y arrieros. Un afortunado clrigo nuevo-rico, el doctor Londoo Molina, propietario de una gran hacienda, pasaba temporadas entre su casas de la plaza de Medelln o la de campo

en el Hato Grande. Al seguir el patrn de conducta de muchos adinerados, este clrigo prefiri la vida campestre y levant una capilla capaz de albergar muchos fieles tanto libres como esclavos, con plazoleta y calles inmediatas que terminaban en caminos poblados. As se dio origen al casero que, ya crecido, manzanado y habitado, cambi su nombre por Girardota. Lo mismo sucedi en las tierras del Hato Viejo, en las que los ricos propietarios haban levantado las capillas de Santa Rosa de Niqua, Nuestra Seora del Rosario y San Jacinto. Esta ltima capilla recordaba el nombre de doa Jacinta Piedrahta, antigua propietaria de una hacienda y llano que con los aos pas a uno de sus descendientes quien don lo necesario para mejorar una capilla, hacer una plaza y mercar solares, proceso iniciado ya en 1786. Un clrigo nacido all, el maestro Casimiro Tamayo, que se daba toques de artista, dise el nuevo templo de su pueblo, dedicado a la virgen del Rosario, saba adems danzar y ensear gramtica, y as como doraba altares con panes de oro, lleg a trazar el diseo para el colegio, convento e iglesia de San Francisco que se levantara en Medelln aos despus. Algo parecido se present en las viejas tierras del potrero de Barbosa en cuyas vertientes se explotaban minas. Desde mediados del siglo XVIII don Miguel Gutirrez de Lara levant la capilla de San Mateo en su mina de Graciano, y cuatro dcadas despus, el rico mestizo Francisco Muoz levant otra capilla en su mina de Barbosa, grande, capaz, con plpito y hasta coro, en la que deba decir misa su sobrino, el

maestro Esteban Muoz, capelln interino. Llegado el caso de una expresin urbana, hasta tres propietarios ofrecieron mangas, solares y hasta capilla ornamentada, aunque gan la apuesta Gabriel Ignacio Muoz, hijo natural de aquel constructor de la mejor capilla, quien ofreci terreno para plaza y solares por lo que se aument el casero con expresin urbana, que hoy se conoce como la cabecera del municipio de Barbosa. El valle haba cambiado mucho desde la antigua impotencia de las autoridades hasta el gobierno borbnico, que se hizo imponer sobre los osados clrigos, los altaneros comerciantes y los rsticos labradores. Ante el aumento poblacional tambin incrementaron los controles y los ingresos reales a razn del trfico de oro y del comercio. Fueron planteados varios estancos como recurso rentstico y control de calidad del tabaco y el aguardiente, que eran los principales productos; pues antes se doblaba tabaco de mala calidad y la elaboracin de aguardiente era tradicionalmente rudimentaria y sucia. A pesar de las protestas porque se alteraba la economa tradicional, el gobierno se impuso, los arrieros ganaron y muchos labradores de suelos inmediatos al ro Aburr se dedicaron a cultivar la caa de azcar y a producir mieles en buenos trapiches para la nueva Fbrica de Aguardientes. Hasta en sto se notaron los cambios del paisaje, ya que en las riveras de las quebradas y del ro que antes eran caaverales y tembladales7 arrastrados por las aguas, ahora se contemplaban los caaduzales y los trapiches. El aliento demogrfico estuvo correspondido por la autoridad borbnica, presente en funcionarios activos y hasta en obras pblicas. Gracias a los acuerdos y concordias entre funcionarios y burcratas de la Iglesia se contaban, al finalizar el siglo XVIII, varios curatos, diecisis ayudas de parroquia y tres viceparroquias urbanas con edificios entre modestos y miserables. Los alarifes y carpinteros se quejaban de los advenedizos que les competan, aunque s reconocan las novedades en el plan o diseo de varias obras, trabajados aqu por el ingeniero espaol don Antonio Monzn y el clrigo don Casimiro Tamayo, o los enviados desde el reino por don Domingo Esquiaqui. En el caso de la villa, ante el estanco de unos y los estorbos de los clrigos, se mandaron abrir calles

hacia arriba y debajo de la plaza, pues ya la villa estaba estrecha y constreida tanto por la inmediata quebrada de An como por los humedales insanos del ro. Los campos de cultivo y los caminos que entraban y salan del casco urbano se fueron poblando informalmente en todas direcciones y se ubicaron las antiguas viceparroquias de La Culata, El Envigado y Hato Viejo, las cuales eran buenas candidatos para ser curatos independientes, como lo pens el cura rector de La Candelaria. Los labradores estrechos de La Culata migraban detrs de El Boquern, ranchos desordenados y peligrosos en el camelln de La Asomadera a La Yur, ms arrabales sin cuenta en la Quebrada Arriba y desde El Chumbimbo, El Llano y El Bermejal, hasta las goteras de la capilla del Hato Viejo, forzaron al cura de Medelln a pedir que, con poco tiempo de diferencia, fueran segregados fieles para los nuevos curatos de San Cristbal, Santa Gertrudis del Envigado y Nuestra Seora del Rosario de Hato Viejo, entre 1771 y 1773. No tard la necesidad de crear una viceparroquia ms en Otra Banda, con las gentes de Iguanacita, Iguan y El Salado, donde se veneraba a San Javier en su capilla. Labradores estrangulados en minifundios de los vallejuelos de Altavista, El Rincn y El Salado buscaban parcelas y vivienda en el Llano de Los Prez, donde pronto la capilla y capellana del clrigo Pedro Jos Prez acogi esas ovejas para darles el pasto espiritual, los enterramientos y la esperanza de una nueva parroquia, la de Nuestra Seora de Beln. Varias capillas privadas se usaban como viceparroquias entre El Aguacatal y La Sabaneta, y aunque la de la rica familia de los Calle figuraba como la ms antigua, tena mayor acopio de fieles la de Santa Gertrudis, as que buscaron un curato aparte, con expresin urbana, y la de Santa Gertrudis, cercada de viviendas y con buenas rentas, tuvo la peculiaridad de que el propio gobernador de Antioquia, don Francisco Silvestre fuera el indicado para escoger el lugar para nuevo templo y plaza, entre Itag y El Envigado, opt por el ltimo sitio, donde se trazaron calles y manzanas. Por muchos aos, los curas de Envigado asistieron a los fieles de Itag, El Ancn, El Prado y las nuevas colonias agrarias de Amag y de Titirib.

Antiguo templo de Girardota ubicado al interior del parque. Coleccin de Juan de D. Cadavid Cadavid.6

Parque y antigua capilla de Hatoviejo (Bello) 1928. Fotografa publicada en el libro: Bello Patrimonio Cultural. 1993. Pag 75.

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Casera: Grupo de casas desordenado; se denomina casero cuando ya hay un germen de organizacin y autoridad.

En las vegas del ro Aburr se vean muchos caaverales y caaduzales, estos en lo ms firme, y aquellos en las orillas de ros, quebradas y terrenos deleznables, a los que estaban y estn asociados. Los antiguos campesinos no hacan viviendas cerca a un caaveral, que vala menos, a pesar de ser un buen material de construccin de paredes y cielos.

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Un auge notable se sinti en Medelln en 1775 cuando se crearon otras dos alcaldas, esta vez barriales, y se multiplicaron las obras pblicas. El cura ya administraba unas veinte mil almas y se levantaron ms ermitas y capillas. La lejana con el obispado de Popayn, una disputa por diezmos y ninguna visita del obispo hicieron nacer el deseo de un obispado, con sede en Medelln o en Antioquia, la vieja capital. En cuanto a las nuevas edificaciones, alarifes y oficiales de tapias, tambin maestros de obra y carpinteros, consiguieron contratos donde antes no los haba. Entre los materiales que se extraan por ah cerca, estaban tanto la piedra de cimentar como la ms escasa de cantera, la piedra bofe, cal, arena, caas bravas, maderas y tierra de tapiar. Por pura necesidad se aprendi a cocinar arcillas y se construyeron portadas de ladrillo cocido por falta de cantera. Paredes de bahareque y techos pajizos fueron abatidos y cedieron para que entre los pudientes se levantaran tapias y entejados. Para un cronista colonial, El Cojo Bentez aquel tiempo era el Siglo del Oro, supuesta la opulencia de los habitantes, y los cmodos arbitrios que prosperaban. La necesidad de alimentar a la poblacin que aumentaba movi a muchos desabrigados, vagos y desempleados a migrar al sur y al norte del valle a buscar destino en la agricultura, la minera o la arriera. As, aumentaron sementeras y alimentos, se vari la dieta, corrieron el oro y el comercio, la iniciativa, la generosidad y la idea de prosperidad con ms obras privadas y pblicas. Con tanto aumento de poblacin nacieron necesidades y conductores de ellas, como bien lo demostraron los gobernantes Mon y Velarde, y Silvestre.8 En 1784 se hizo un empadronamiento de toda la provincia de Antioquia que tena setenta leguas de latitud y otras setenta de anchura y se contaron 48.678 habitantes en toda ella, con 7.724 matrimonios de todas las clases, con slo dos mdicos cirujanos, algunos yerbateros tolerados por la necesidad y como remedios autorizados estaban los bebedizos purgantes del sen, el man y el ruibarbo. Por entonces, el Valle de Aburr era el mejor situado, posicionado y comunicado de toda la franja central de la Gobernacin. Para cubrir el valle de sur a norte, la villa tena alcaldes ordinarios que controlaban Hato Viejo, Pedregal, Otra Banda y San Cristbal,

y el cabildo nombraba cada ao alcaldes partidarios9 en Envigado, Itag, Guayabal y Copacabana, en cuya amplia jurisdiccin operaban dos ms para ejercer control en El Totumo, Hato Grande y Barbosa. Tal vez por el gento, o por salubridad y arbitrio de rentas, se comenz a construir un edificio slido para la real fbrica de Aguardientes, con planos del ingeniero Monzn, obra que demor tres aos y que incentiv el cultivo de la caa, la edificacin de trapiches con hornos y chimeneas de barro cocido que se vean en las orillas del ro, desde Itag hasta Barbosa. El ms rico de todos los clrigos tom la iniciativa de levantar un hospital en Medelln, para ello compr un solar grande y alejado, arrum piedras con sus esclavitas domsticas y prometi dar dinero, pero se distrajo al gastar sumas para su casa en la plaza, con una pequea capilla contigua. Este clrigo, de carcter voluble, manifest el deseo de dejar esa casa y capilla para que en ellas funcionara el hospital, pero advertido de lo inadecuado de un hospital ah, abandon el proyecto y prefiri a la Orden Tercera, as su capilla se dedic a San Francisquito. No se desanimaron los vecinos con lo del hospital y con legados, limosnas, impuestos a las mortuorias y parte de los diezmos, el cura y el cabildo sacaron adelante la casa, que hizo el tapiador Miguel Ortz, a la que llev agua por caera subterrnea Don Juan Lalinde, con pila y todo; aunque se pidi convento con religiosos de San Juan de Dios,

se prefiri levantar capilla, que entr a servir en 1805; en el entretanto, los frailes mejoraron la casa que les servira de convento. Tres aos despus, se abrieron calles en el barrio del hospital de San Juan de Dios, vecino al antiguo de San Benito. El nuevo siglo XIX comenzaba con la esperanza de los cabildos de Antioquia y de Medelln de lograr un obispado independiente del de Popayn, cuya sede se disputaban. Al tiempo, un criollo ilustrado de Santa F, la capital del Reino, movi a los funcionarios para que se hicieran estadsticas que mostraran la realidad. En 1803 se inform que el Valle que Aburr constaba de una villa, seis partidos y seis curatos con muchas ayudas o viceparroquias, que toda su parroquia sumaba unos veinte mil feligreses, con slo catorce sacerdotes, lo que era un nmero corto para tanta poblacin. Al ao siguiente, cuando se supo que el Papa haba creado la dicesis, los habitantes del valle se afanaron en considerar la villa como la ms ventajosa y con mejores rentas para garantizar la permanencia de un obispo con su curia. Su poblacin, haciendas, cultivos, cuerpos polticos y eclesisticos, curatos, comercio, temperamento y clima la hacan inigualable. Aliados con los de Marinilla, estos manifestaron en 1804 que: [] ella viene a ser como el vientre de toda la Provincia especialmente por los granos y dulces Ella es en lo florido y ameno de sus campos un delicioso vergel, y estos se hallan tan poblados de casas y sementeras que forman con los anexos, y capital, una continuada ciudad de un da de camino que comienza en el curato de Barbosa, y acaba en los trminos del Envigado10. Vecinos entusiastas levantaron nuevo templo mayor, mejoraron las capillas de las viceparroquias y de los nuevos curatos, construyeron casas para el cabildo, la crcel y la carnicera, hicieron una fuente en la plaza y un edificio adecuado para la fbrica de Aguardiente, se comenzaron los templos de San Francisquito y de San Lorenzo, y se reconstruy casi toda la ermita de La Veracruz. El proyecto de hospital se ventil y se dio comienzo al convento de las carmelitas. El proyecto para poner aqu una fundicin de oros segua vivo; se so con introducir el uso de moneda y se organiz un mercado en plaza mayor de la villa. Unos cultivos de algodn y obrajes de textiles en Envigado, e intentos de una tenera y locera10

Puente de calicanto sobre la quebrada An, 1790. A.G.N., Mapoteca 4, mapa 253-A. Cartografas para el Bicentenario. Alcalda de Medelln.

8 Francisco Silvestre gobernador de Antioquia entre 1775-1776 y 1782-1785 y Juan Antonio Mony Velarde Oidor de la Real Audiencia y visitador de Antioquia es nombrado Visitador de la Provincia de Antioquia en 1785. 9

en La Ladera, fracasaron. Se notaban los resultados benficos de las rdenes que haba dado un segundo Visitador, el oidor Mon y Velarde, emprendedor, castigador y ejecutor de varias regulaciones entre las cuales se destacaban la orden de que nadie poda construir sin pedir licencia al cabildo, la expulsin de vagos y la promocin de colonias agrarias en el sur y en los altiplanos del norte de Antioquia. En una sola vivienda se hacinaban varias familias como consecuencia del incesto y los infanticidios, el latrocinio sin castigo y la mendicidad. La estrechez forz a la migracin; incluso algunos pudientes del Pedregal, de Hato Viejo y de Barbosa, dueos de estancias y haciendas cansados de esforzarse en suelos tambin gastados migraron a las colonias de Sonsn: lvarez, Jaramillos, Gutirrez e Isazas a las cuales trasladaron sus capitales, semillas animales y esclavos. Ya se ha mencionado el interesante mestizaje generado en Aburr con unas consecuencias que llamaron la atencin y marcaron diferencias. La pobreza casi generalizada esfumaba las distancias entre los blancos y las castas inferiores de la sociedad; con los aos, los distintos procesos vividos tenan sus propias caractersticas y mostraban un pas diferenciable de los otros espacios por los usos, las costumbres y la mentalidad. El pas de Medelln se consideraba distinto del vecino Rionegro y de la ciudad de Antioquia: con motivo de un pleito por apertura de vas se dibuj un ingenuo croquis que mostraba desde Fontiduea y Hato Viejo hasta Itag y Envigado. Dos abogados criollos cuyas patrias eran Medelln y Envigado se destacaban en la vida pblica, el uno como pedagogo y el otro como apoderado de intereses pblicos de la villa e interesado en la geografa: los doctores Jos Flix y Jos Manuel de Restrepo, quienes hicieron aflorar entre sus discpulos y compatriotas unos sentimientos patriticos contra la ignorancia, la esclavitud, las desigualdades, el fanatismo, la pobreza y la injusticia. Particip Jos Manuel de Restrepo en varios pleitos para equiparar el precio de venta del tabaco y tambin en los asuntos centrales de los estudios mayores que deban impartir los franciscanos; serva, adems de asesor jurdico del gobernador provincial. Hizo inventarios botnicos, mediciones de casi toda la gobernacin, inventari habitantes, caminos y recursos y concluy en el proyecto

Partidarios: alcaldes menores que administraban un territorio o jurisdiccin en nombre del cabildo de la cabecera.

Archivo Histrico de Medelln, Capitulares de 1802-1804, tomo 69, legajo 11, folio 57 y s.s.

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poltico de crear un gobierno independiente del reino y hasta de Espaa. En 1808 escribi una Relacin detallada de toda Antioquia, y al ao siguiente hizo un mapa y public en, el Semanario del sabio Caldas, un Ensayo de ms fondo, que puso a pensar a muchos en el proyecto de una Independencia. Un lector encontrara provechoso lo que opin del Valle de Aburr en ambos escritos, poco antes de estallar el movimiento independentista en el que afloraron una vez ms las rivalidades entre las ciudades de Antioquia y Rionegro, la villa de Medelln y el lugar de Marinilla. Medelln posea ya un teniente de gobernador, la ms dotada fbrica de Licores, gan el derecho a fundir oros, tena adems tres conventos: el de las carmelitas que ejerci como el ms importante establecimiento de crdito, el de los hospitalarios y el de los franciscanos con su prctica educativa. Medelln quera la sede del obispado y, por qu no, la del gobierno. Para completar las tensiones, los de Envigado queran separarse, ser villa y tener su cabildo aparte. La patria vieja o Repblica de Antioquia11 vivi su propio proceso independentista, revolucionario y de tensiones internas y externas entre 1810 y 1815. Para evitar enfrentamientos, el presidente Juan del Corral titul como ciudades a Medelln y a Marinilla y practic una descentralizacin administrativa que desdibuj desavenencias. Cuatro fueron los departamentos electorales y Medelln fue uno de ellos. Sin embargo, llegada la liberacin definitiva, la administracin central del sistema republicano consideraba que la capitalidad deba pasar a Medelln; por lo pronto la capital de la Provincia de Antioquia, dependiente, a su vez, del Departamento de Cundinamarca, seguira en la ciudad de Antioquia y sera Medelln capital del cantn de su nombre, que de norte a sur abarcaba ocho parroquias, y once curatos entre las de Barbosa y Titirib. Sin embargo las demandas, peticiones y tensiones llegaron a su fin cuando una ley redactada por aquel Jos Manuel Restrepo, y sancionada por el vicepresidente Santander, el 18 de abril de 1826, mand que la capitalidad pasara a Medelln con burocracia, archivos y sellos. Con las reformas liberales la Provincia de Medelln pas a ser la capital, comprendida entre Nech, al norte, y Andes, al suroeste, cuyo bello mapa corogrfico levant11

el coronel Agustn Codazzi en 1852. Desde entonces hasta hoy Medelln y las poblaciones del Valle de Aburr han pasado por muchas, variadas y singulares divisiones territoriales, categoras y nombres: la ciudad ha sido capital del Estado de Antioquia, del Departamento de Medelln, del Departamento del Centro, del Municipio de Medelln y, finalmente, del Departamento de Antioquia. Las poblaciones del Valle de Aburr que hoy conforman el rea Metropolitana han sido, en el mbito poltico-administrativo Parroquias, Distritos, Distritos Parroquiales, Distritos Departamentales, Villas, Distritos Municipales, Distritos Provinciales y, por fin, Municipios. De estas divisiones accidentadas hay algunos casos curiosos como el de Bello que pas de Distrito a Aldea, despus a Corregimiento de Medelln y luego a Municipio independiente; y sectores de la antigua Otra Banda, como Altavista, El Salado y An que variaron sus nombres antiguos por el de su categora eclesistica, y fueron parroquias de Beln, La Amrica y Robledo, as como Distritos, Aldeas, Fracciones y hoy son barrios urbanos de Medelln. La belleza que mostraba el Valle de Aburr para los habitantes de l y el paisaje que admiraban los viajeros no caben en este escrito: campos verdes, aldeas y miles de viviendas dispersas adornaban el valle ya estrecho para tantas gentes. Hacia 1840 los que haban emigrado a las colonias del norte y el sur lograban ms cosechas que los del suelo nativo, y los hatos estaban mejor surtidos de ganados y superaban las producciones tradicionales del Valle de Aburr. Aos ms tarde, se potenciaban aqu el comercio al por mayor y al menudeo, el trfico con los metales y las importantes actividades de la arriera y la construccin, tambin se multiplicaron los edificios pblicos y las tiendas, talleres y viviendas. La minera y el comercio generaron capitales, edificios y lujos. Los pudientes de la plaza de Medelln levantaron las mejores casas-quintas de todos los estilos en la Quebrada Arriba y en el barrio de San Benito fueron levantadas slidas viviendas al estilo antiguo. En las plazas de los poblados, los ricos hacendados y estancieros hicieron casas altas, con locales en el piso bajo, y as se cambi la faz de Barbosa y de Envigado, de Itag y de Girardota, de Copacabana y de La Valeria, la cual se llama hoy Caldas. Competan tambin albailes y alarifes, maestros de obra y carpinteros y

El sentimiento de algunos vecinos respecto de su suelo y de sus posibilidades de ser independientes del virreinato y de la Corona Espaola dio origen al partido patriota formado en su gran mayora por criollos. Su sentido de patria los llev a fundar una Repblica de Antioquia en el perodo citado. Los que la vivieron y fracasaron con ella la llamaron patria vieja, en oposicin al trmino despectivo que us Antonio Nario, quien habl de Patria Boba.

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Plaza Mayor de Medelln. Simn Eladio Salom.(Medelln, 1833-1860) Ca. 1860. Tcnica: Acuarela. Procedencia: Museo de Antioquia. Fotografa: Alfonso Posada. Cartografas para el Bicentenario. Alcalda de Medelln.

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Panormica del ro Medelln y el puente Guayaquil hacia el cerro el Picacho. Coleccin particular. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J.

descollaba uno que otro ingeniero de minas. Se registraban entonces 44 alarifes y 50 carpinteros que hacan casas altas y bajas, unos, hacan principios de cal y canto, otros construan casas de frente, sin claustro y los ms capaces, casas bajas claustradas. Los ingenieros, instruidos hacan de todo. Los seores evitaban los terrenos cercanos al ro o inmediatos a los riachuelos, de los cuales se apropiaron los pobres para armar ranchos sin orden en El Llano y en las salidas, algo que tambin se practic en los poblados del Valle de Aburr. Los ricachones de la vieja villa, cuando estaban ya hacinados, solucionaron el asunto al especular con el loteo de territorios en el norte, donde surgi el barrio de Villa Nueva. Durante la guerra civil de 1860, Simn Eladio Salm pint una acuarela de parte de la plaza principal de Medelln, poco antes de que las casas cambiaran su uso por el de oficinas, bancos y grandes almacenes. Pocos aos despus se destacaba la capacidad de imitacin de Juan Lalinde Lema (1819-1914) quien venda mercancas en su almacn de la plaza y construa palacetes al estilo europeo (y tambin la Escuela de Artes y Oficios, en la que transform albailes en maestros de obra, en compaa del mecnico y carpintero renano Enrique Haeusler). Como en un contrapunto, contrastaban dos viviendas en la plaza de Villa Nueva, la del ingeniero ingls Tyrrel Moore quien levant su casa al estilo vernculo colonial y la

de un nuevo burgus, quien encarg a su suegro, Juan Lalinde, levantar un palacete francs. El singular arquitecto Lalinde desafi a los dems ricachones al levantar una casa de campo toda de guadua, material usado para menesteres ms prosaicos y la llam El Castillo, la cual estuvo en pi hasta hace unos aos, y en su contorno naci posteriormente el actual barrio Castilla.

Escasa era la piedra, as que se amasaron y cocieron las inagotables arcillas de varios colores. El uso del ladrillo fue generalizado por Haeusler y Lalinde, renano y criollo respectivamente; por Felipe Crosti, italiano; Charles Carr, francs y Luis Johnson Urreta, este ltimo nacido aqu e hijo de un ingeniero de minas ingls y educado en Georgetown. En sus diseos prescindieron de los modelos coloniales e iniciaron el llamado estilo republicano. Haeusler levant sobre el ro los puentes de La Alameda (Calle Colombia) y Guayaquil, y por todas partes hornos, chimeneas y suelos de habitaciones, dejando a la vista el ladrillo. En el valle se notaba el contraste del bermejo del ladrillo, con las fachadas blancas y el verde del entorno. Para mejorar y ampliar la traza urbana, se pens en desecar las riberas del ro, tan malsanas. El mdico Uribe ngel tom la iniciativa de colgar12, rectificar y canalizar, empresa a la que se destin al periodista y futuro urbanizador Manuel J. lvarez Carrasquilla. Tal es el origen del barrio de Guayaquil, nuevo sector comercial de Medelln, del Valle de Aburr y de Antioquia. Con obispado en Medelln, se us el edificio colonial de La Candelaria como catedral transitoria mientras se edificaba la apropiada en la plaza de Villa Nueva, segn diseo de Carr, quien utiliz ladrillo a la vista para dar forma sin perder solidez. Gracias a la

preparacin recibida en la Escuela de Artes y Oficios, un tmido esbozo fabril se vivi aqu, pero las dificultades para traer o fabricar maquinarias limitaron las iniciativas; an as se establecieron teneras, fundiciones, fbricas de cerveza, textiles de fique, modernos tejares, y estancias de caa para producir mieles y panelas; por ejemplo, en Girardota funcionaron diecisis ingenios paneleros y cuatro tejares, y como se permiti el remate para fabricar licores surgieron los zacatines particulares de los cuales an se conserva el que Don Pepe Sierra quien construy en esta poblacin. Para una gil comunicacin con el ro Magdalena y el mar se comenz a abrir un camino carretero al Norte, que lleg hasta Barbosa, mas se cambi la modalidad y se dise un ferrocarril que sala de Puerto Berro y deba llegar a Medelln, a comienzos del siglo XX. Mediante ste salieron oro en barras, viajeros, cueros y caf, y entraron ideas, tcnicas y mercancas. Su impacto fue innegable: se acentuaron el progreso material y mental, soportado en una universidad que contaba ahora con una Escuela de Minas, en la que se formaron mdicos, abogados, constructores, ingenieros y empresarios. Pocos aos despus, y durante el rgimen de La Regeneracin13, los recursos pblicos se repartieron exclusivamente entre sus partidarios, por lo que casi todos los ingenieros y arquitectos, de bandera liberal

Parque de Copacabana. Coleccin particular. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J.

12 Colgar es trmino propio del mundo de la minera; consiste en cavar un nuevo cauce para que por l corran las aguas de un ro o de una quebrada cuyo curso se ha suspendido y desviado. 13 Los liberales se hallaban divididos en radicales e independientes; estos ltimos, llegaron al poder y unidos a los conservadores y al clero propiciaron una guerra civil en la que triunfaron; cambiaron la constitucin por una centralista, apoyados por un movimiento llamado Regeneracin.

Calle aledaa a la quebrada Santa Elena (Av. La Playa). Coleccin particular. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J.

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fueron apartados del poder ejecutivo; ellos se apuntalaron en un cabildo intervencionista y previsor, en el que coincidieron polticos inteligentes conservadores de la faccin histrica y liberales, hombres cvicos, comerciantes, artistas, mdicos e ingenieros, creadores, pocos aos despus, de una Sociedad de Mejoras Pblicas desde la cual una treintena de sujetos interesados en el bien pblico comenzaron a transformar la cara de Medelln y de las plazas de varios municipios, e intentaron un cambio de mentalidad. Enemigos del antiguo desorden, derrumbaron muchos edificios anticuados, sanearon la ciudad, construyeron un acueducto de hierro y fundaron empresas municipales eficientes. Entrado el siglo XX ya no operaban los ingenieros-constructores que haban roto con los antiqusimos modelos pues una nueva generacin, preparada aqu, en los Estados Unidos o en Inglaterra, ejerci el oficio de la arquitectura con reconocimiento y prestigio, como fueron los casos de Horacio M. Rodrguez (antiguo maestro de obra, ayudante y yerno de Haeusler; fundador de una oficina de arquitectura y tronco de una dinasta de arquitectos), y Dionisio Lalinde S, Antonio J. Duque, Enrique Olarte Lince y Joaqun Pinillos Arango, ingenieros formados con nfasis en la arquitectura. Cuando se pusieron de moda las casas de campo para pasar vacaciones, los seores burgueses les pidieron transformar las casas grandes de sus fincas, o levantar nuevas quintas, de las que se conservan pocos ejemplares. En esa prctica renovadora y esttica trabajaron con otros ingenieros como Carlos Arturo Longas y Erasmo Rodrguez. La entrega de mucha parte de la

educacin a las comunidades religiosas foment la construccin de escuelas especializadas y de colegios; varios clrigos llegaron para reformar templos o para levantarlos, como el jesuita Flix Pereira o el salesiano Juan Buscaglio. Aqu y en otros municipios alteraron las sencillas fachadas de templos que en muchos casos se ven como pastiches inaceptables. En los centros poblados y arrabales el Valle de Aburr, ricos en aguas y vas, se operaron cambios que alteraron la antigua tradicin. El ferrocarril, las plantas de produccin de energa, el uso del carbn como combustible y la introduccin de materias primas facilitaron el asentamiento de talleres muchos de los cuales llegaron a ser industrias. Al abundar los tejares y las ladrilleras, con sus productos se levantaron muchas obras como plazas de mercado, estaciones del ferrocarril, escuelas, edificios propios para viviendas y oficinas, hoteles, talleres, fbricas y casas de campo. Se necesitaron tambin locales para negocios, bancos y bodegas. Impresiona la cantidad de edificios modernos y republicanos que se levantaron hasta poco antes de la crisis econmica que lleg en 1929. Los gobiernos nacional, departamental y los gobiernos municipales proyectaron y comenzaron obras para sus sedes. El belga Agustn Goovaerts lleg como contratista del gobierno, para disear y construir escuelas, edificios del gobierno, puentes, y hasta muebles y, aunque estableci oficina de arquitectura en la que vincul jvenes como Roberto Prez Andrade, y Jess y Pepe Mexa, caus sorpresa, fiebre y hasta furor el ver en tiempos modernos el diseo neogtico de oficinas y templos en ladrillo expuesto, en ejemplares que an subsisten.

Reconstruccin de la Villa de Medelln y sus sitios, entre los siglos XIX y XX, dirigida por R.L.J., y elaborada por Csar Lenis B. En: La Sede de Otrabanda. Roberto Luis Jaramillo V. y Diego Surez V. Publicado por: Compaa Suramericana de Seguros S.A. Bogot: Dvinni, 2004. p.11

Parque de Copacabana. Coleccin particular. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J.

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Parque de Berro. Coleccin particular, 1914. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J. Calle San Juan. Coleccin particular. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J.

Incendio del Parque de Berro. Coleccin particular, 1921. Fotgrafo annimo. Facilitada por R.L.J.

A pesar de la vieja vocacin agrcola del Valle de Aburr, el ferrocarril y las carreteras troncales del Norte y del Sur abran muchas posibilidades y, en casi todos sus municipios, se entablaron industrias. Para mediados del siglo XX en Barbosa existan ya poco ms de cien trapiches, muchos movidos con mquinas modernas. En Caldas operaban una vidriera, una locera y varias fundiciones. Copacabana era la sede de fbricas de productos de aluminio, y de sedas. En Envigado e Itag muchos obreros trabajaban en fbricas textileras, de calzado, teneras, de alimentos y cerveza. Medelln era reputada como una ciudad prestadora de servicios y capital industrial de Colombia. La fisonoma industrial del Valle de Aburr contrastaba con las antiguas actividades tradicionales. Las autoridades de Medelln propiciaron la aplicacin de un cdigo de edificaciones, as como una oficina de planificacin dirigida por ingenieros. El crecimiento desbordaba los lmites urbanos de todos los municipios del Valle de Aburr, lo que gener serios problemas de salubridad, estticos y catastrales. Como herramienta jurdica y de administracin se cre el sistema de Valorizacin que se comenz a aplicar en los municipios. Era necesario un crecimiento armnico y se trajo en 1940 al urbanista Karl Brunner, quien prestaba servicios en Bogot. ste recomend tomar las precauciones para conseguir un crecimiento armnico, mediante un plan regulador, as como la fundacin de una

escuela de arquitectura para que los alumnos trabajaran al lado de los ingenieros. En pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial se reactivaron comercios, talleres e industrias con el desorden consabido; entonces se encarg la Oficina de Valorizacin al ingeniero Jorge Restrepo Uribe, hombre dinmico y previsor que contrat un estudio cuando llegaban oleadas de expulsados por la violencia poltica de la poca; tal estudio, hecho por la oficina de los expertos Pal Wiener y Jos Luis Sert se concret con la creacin de una Oficina del Plano Regulador, e hizo, tambin recomendaciones en los trminos regional y urbano, puesto que el desorden en los usos del suelo era comn en todo el valle. Unidad y variedad habran de ser compatibles, y la reforma constitucional de 1968 contempl que para administrar mejor, dos o ms municipios de un mismo departamento, se tuvieran como rea Metropolitana. A pesar de los temores de stas se convirtieran en meras entidades intermediarias, un decreto de 1979 dict normas para su organizacin y funcionamiento para promover, planificar y coordinar el desarrollo conjunto y la prestacin de servicios; en consecuencia, a mediados de diciembre de 1980, una Ordenanza antioquea dispuso el funcionamiento del rea Metropolitana del Valle de Aburr con los diez municipios vecinos y asentados aqu. Su permanencia indica que ha sido un acierto que cumple ya treinta aos de trabajo.

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Al hacer el recorrido por el desarrollo histrico del poblamiento en el Valle de Aburr, se concluye que fue un proceso lento y espontneo y que los municipios han establecido fechas de fundacin, las cuales no son ms que un dato de referencia en su historia. Estas fechas corresponden en su gran mayora al nombramiento que alguna autoridad les reconoci con una categora civil y/o religiosa, razn por la cual las denominaciones civiles y eclesiales se confunden en una maraa de clasificaciones difciles de comprender: curatos, parroquias, distritos, partidos, villas, entre otros. Sin importar si tal nombramiento es religioso o civil, este siempre implic, primero, la rivalidad de las poblaciones, ya que el ascenso de un lugar implicaba la prdida de poder de almas, poblacin, territorio y rentas. En segundo lugar, se reflej especialmente la consolidacin de las capillas-plazas que se asuman como centro de poder para esos sitios debido a que el poder religioso fue ms dominante que el civil e iba de la mano de todas las actividades sociales y econmicas. La importancia que tuvieron las capillas en el desarrollo urbano es evidente, primero, en la atencin espiritual impartida por los sacerdotes de las iglesias doctrineras a los indgenas reducidos a encomienda y en la asistencia que los propietarios de hatos, dehesas y estancias, muchos de los cuales eran clrigos, quisieron proveer a los pobladores de sus propiedades: gentes de

todos los colores, indios libres, indios forasteros, mestizos, mulatos, negros, blancos pobres, entre otros; razn por la cual, estos dueos y seores de hatos, prefirieron establecer en sus territorios sus propias capillas y evitarse viajes fatigosos, largos y difciles, entorpecidos an ms en tiempos de lluvias, al asistir a los actos religiosos en las iglesias de los poblados ms cercanos. En algunos de estos poblamientos se formaron sitios cuyos nombres propios an se conservan. En el Ro Abajo o Valle Abajo, estaban El Potrero de Diego de Surez Barbosa, El Hatillo, El Hato Grande, El Totumo, La Tasajera, El Guacimal, Niqua, Fontiduea y Hatoviejo. Ms al centro, se vean aglomeraciones en El Bermejal, El Llano, el sitio de An, El Pedregal, La Culata, la Otra Banda, El Salado y Altavista; y en el sur, se hallaban El Guayabal, El Guamal, El Aguacatal, la Yur, Itag, El Ancn y La Sabaneta. Todos estos surgieron de manera espontnea y desordenada, incluso el sitio de An (Medelln) cuya casa principal contaba con una ermita dedicada a la Candelaria. Desde la primeras reparticiones de tierras, a finales del siglo XVI, todos los municipios tuvieron poblamientos dispersos, pero la conformacin urbana como tal increment en el siglo XVIII. A principios del siglo XVIII, ya exista en Copacabana, contra el Ancn de La Tasajera, un pequeo poblado en las orillas de la quebrada Piedras Blancas con una capilla dedicada a Nuestra Seora de Copacabana. En el resto de la zona del norte, el fenmeno de la capilla y la hacienda, que gener el trazado del rea urbana, es evidente en Bello (Hatoviejo), Girardota (Hatogrande) y Barbosa.

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En el sur, el desarrollo de las reas urbanas lleva a cabo por otros fenmenos, entre ellos el resguardo de Nuestra Seora de La Estrella que se haba establecido en 1685 cuya posterior disgregacin permitir generar varios municipios. A finales del siglo XVIII, existan varias capillas privadas usadas como viceparroquias entre El Aguacatal y La Sabaneta. La familia de los Calle contaba con la capilla ms antigua, pero la capilla de Santa Gertrudis congregaba ms gentes y tena ms viviendas alrededor, razn por la cual fue seleccionada por el gobernador de Antioquia, don Francisco Silvestre, para trazar un centro urbano con calles y manzanas. El desorden que presentaban los poblados se trat de remediar a finales del siglo XVIII, pues se aspiraba, de algn modo, a aplicar o adaptar algunos de los principios de las leyes de indias1 sobre lo ya existente, en este caso, la capilla y el espacio dejado para la plaza que no cumpla con las dimensiones de estas normas. Las disposiciones de los oidores Francisco Silvestre y Mon y Velarde fueron fundamentales puesto que dictaron medidas para el trazado de vas, instituciones pblicas y saneamiento. De todos modos, las leyes le haban dado a la iglesia una primaca en la plaza mayor, ponindose [] aislada un poco en alto, si se puede ser, que se vea de todas partes, reafirmando con ello que la iglesia debe ser [] la ms principal cosa, que con ms diligencia se ha de hacer 2. La importancia de la iglesia se expresa en las distintas leyes expedidas para las fundaciones espaolas durante todo el periodo de la Colonia; como puede ser observado en las ordenanzas del visitador Mon y Velarde, durante 1788, sobre la fundacin de nuevos poblados o rectificacin de los ya existentes: lo primero que deben atender es la construccin de la iglesia y as procurar el culto y devocin a los fieles, y, []1

en caso de no ejecutarlo o ser remisos en cumplir lo mandado, les notificar salgan inmediatamente de la jurisdiccin, arrancndole sus estancias 3. Estas capillas fueron hitos urbanos que ofrecan el pasto espiritual, tan apreciado por los antioqueos, segn deja entrever el gobernador Francisco Silvestre en su relacin de la provincia de Antioquia en 1785: Ms de veinte y tantas hay en Medelln, y a distancia unas de otras de mui pocas quadras: Bastaba que se ordenase cualquiera clrigo para tratar luego de erigir una capilla en su Casa de Campo 4. Los atrios o altozanos, particularmente el de la plaza mayor, servan como lugar de encuentro, pregones, informacin y notificaciones pblicas. Estas capillas, que congregaban las gentes de sus alrededores, originaron las incipientes plazas, ya que trazada o no, la plaza es el legado espaol y su existencia no slo es necesaria sino que es una forma de mostrar que los sitios ascendieron como centro de poder religioso, poltico, social y econmico. La plaza ha sido el lugar del intercambio de todo tipo: mercado, encuentros, diversin, festividades religiosas, sagradas y de espectculos; castigos, celebraciones y de ejecuciones fueron llevados a cabo en ella. No slo fue un espacio para estar y comunicar a los vecinos, fue tambin un espacio compartido por hombres, mujeres y animales, vecinos principales y sirvientes, aguateras, acequieros, lavanderas, pregoneros, rateros, vagos y entretenidos, rumores, escndalos y fiestas, todos iban plaza arriba y atrio abajo. En las fotografas de finales del siglo XIX hay referencia amplia de las continuas transformaciones estilsticas que han tenido los espacios pblicos ms importantes de Medelln como el Parque de Berro, el Parque de Bolvar y sus construcciones aledaas, cambios que han sido modelos y referentes de los centros vitales de los otros municipios. Estos espacios parquetemplo son patrimonio urbano y arquitectnico, uno de

los legados primigenios de los poblados. Su reconocimiento parte de una lectura como lugares emblemticos, sociales, estratgicos en lo religioso y gubernamental, y culturales por excelencia. Estos espacios pblicos que se generaron han seguido un proceso fsico y urbanstico muy similar para llegar a transformarse de incipientes plazas a los parques de hoy. El tiempo de sus trasformaciones es dismil, pues obedece a las condiciones econmicas, culturales y sociales de cada lugar, lo cual requiere de una investigacin detallada y precisa para cada municipio, de tal manera que sta d cuenta de los cambios

de nombre, su patrimonio mueble, bustos religiosos y polticos, fuentes, esculturas, kioscos y construcciones de todo tipo. Es posible seguir el proceso secuencial de transformacin de plaza a parque en el Parque Berro, ms compleja que en los otros municipios y, al mismo tiempo, ms documentada, pues dicho parque fue pintado por artistas, descrito por viajeros, ampliamente fotografiado y dibujado por arquitectos. Tambin se puede seguir el proceso de cambios del Parque de Bolvar, pero este es ms reciente y desde su concepcin fue imaginado como tal.

1890

1930

1960

La Plaza Mayor donde se ha de comenzar la poblacin, [] si fuere lugar mediterrneo, en medio de la poblacin: su forma en cuadrado prolongada, que por lo menos tenga de largo una vez y media de su ancho []: su grandeza proporcionada al nmero de vecinos, y teniendo consideracin a que las poblaciones pueden ir en aumento, no sea menos, que de doscientos pies en ancho, y trescientos de largo, ni mayor de ochocientos pies de largo y quinientos treinta y dos de ancho, y quedar de mediana y buena proporcin, si fuera de seiscientos pies de largo y cuatrocientos de ancho [] En: Prez de Soto, Antonio. Recopilacin de Las Leyes de Indias. 1794. Pg 130. Recopilacin de Las Leyes de Indias. Madrid, Antonio Prez de Soto, 1794. Pg 130.

2 3

Robledo, Emilio. Bosquejo Biogrfico del Seor oidor Juan Antonio Mon y Velarde Visitador de Antioquia 1785-1788. Publicaciones del Banco de la Repblica. Archivo de la Economa Nacional. Bogot, 1954, p. 116.4

Silvestre, Francisco. Relacin de la Provincia de Antioquia. Vol. 4. Editado por Secretara de Educacin y Cultura. Medelln, 1988. 211.

Costado este, Parque de Berro. ARCHIVOS DE ARQUITECTURA. Gabriel Jaime Arango Villegas et l. Trabajo de grado para pregrado en Arquitectura. Medelln: Universidad Pontificia Bolivariana. Escuela de Arquitectura y Diseo. Facultad de Arquitectura, 1982. Planos: Parque de Berro, 1-20.

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La trasformacin de los parques de los otros municipios, con informacin escasa para algunos y abundante pero fragmentada para otros, es posible imaginarla al conocer el registro fotogrfico del parque de Copacabana y, en especial, el de Girardota, ya que se cuenta con numerosas fotografas antiguas. Aos 30s Esta imagen registra el periodo de transicin entre plaza y parque: en Girardota se continuaron el mercado y la feria de ganado pero ya se observa que se ha dispuesto, en el costado superior izquierdo, un pequeo parque enmarcado con muros bajos y columnas de ladrillo y, en su interior, los jardines y una fuente decorativa.

1837-1910 Templo en el centro del parque. En este templo se prestaron servicios religiosos desde 1837 hasta 1910 cuando debido a su deterioro las ceremonias fueron trasladadas al nuevo templo an sin terminarlo.

1915