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MULTICULTURALIDAD, IDENTIDAD Y GLOBALIZACIÓN Luis Sifuentes De la Cruz

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MULTICULTURALIDAD,IDENTIDAD Y

GLOBALIZACIÓNLuis Sifuentes De la Cruz

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Índice

Introducción ......................................................................................................................................5

1 UnidadCULTURA E INTERCULTURALIDAD ....................................................71. ¿Qué es interculturalidad? (Gustavo Solís Fonseca) ................................................................ 72. Caminos para la interculturalidad ............................................................................................. 73. Los alcances de la interculturalidad .......................................................................................... 84. La práctica de la interculturalidad ............................................................................................. 85. Educar en interculturalidad ........................................................................................................96. Aspectos de una conducta intercultural positiva ..................................................................... 97. Estrategias de interculturalidad .................................................................................................98. Condiciones para una interculturalidad rica y creativa ....................................................... 109. "Condiciones" adversas para el desarrollo de la interculturalidad .................................... 1010. Política de interculturalidad .................................................................................................. 11

2 UnidadLA MULTICULTURALIDAD (Godenzzi, Juan) ................................. 191. Áreas culturales peruanas ........................................................................................................ 202. Enumeración de áreas culturales en el Perú........................................................................... 203. Extinción de lenguas y de culturas: Empobrecimiento de las posibilidades de interculturalidad ....................................................................................................................... 214. Circuitos y contactos de interculturalidad ............................................................................. 215. Lenguas generales como vehículos de interculturalidad ..................................................... 216. Áreas de identidades lingüístico-culturales en el Perú (Relación simple) ......................... 22

3 UnidadIDENTIDAD ............................................................................................. 31EL PERÚ: SUMA DE IDENTIDADES DIVERSAS ..................................................................... 31¿CUÁNDO NACIERON LAS NACIONES? ............................................................................... 31¿CUÁNDO NACE EL PERÚ? ...................................................................................................... 32La peruanidad ............................................................................................................................... 35La diversidad cultural .................................................................................................................. 35GLOBALIZACIÓN ........................................................................................................................ 36Multiculturalismo y globalización .............................................................................................. 36

BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................................................. 41

Índice

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Hablar de multiculturalidad en un país como el nuestro es muydifícil y a la vez grandemente complejo.

La enorme diversidad de culturas existentes en nuestro medio -debido a la existencia de diferentes grupos étnicos- así como las dife-rentes lenguas y realidades de extrema complejidad, son producto delmestizaje que se ha desarrollado dentro del proceso histórico del Perú.

Según los historiadores, el Perú no ha logrado consolidar su iden-tidad ni menos formarse incluso como una nación auténtica. La razónse encuentra en las profundas diferencias y desigualdades socialesproducidas a través de la historia.

El imperio del Tawantinsuyo presentaba ya una serie de contra-dicciones sociales debido a las relaciones de dominación entre los Incasy los pueblos sojuzgados.

La dominación española acrecentó estas diferencias sociales,las cuales propiciaron la aparición de una nación de blancos y otra deindios.

Dentro del grupo dominado existen nuevas divisiones sociales,tales como los mestizos, los indios, los negros y las etnias amazónicas.

Ante estos hechos existe un reto, conservar las culturasancestrales que han sobrevivido a la dominación española o dejar quela globalización las anule por completo. En muchos casos lo que seglobaliza son los elementos de la cultura dominante, no de la domina-da, más aún aquello tiende a desaparecer.

Es por ello que es importante generar la identidad nacional, reco-nociendo y valorando la multiculturalidad existente. Aquello deberá servirpara proyectarnos al mundo, globalizando nuestra cultura y no conde-nándola a la extinción.

El autor.

IntroducciónIntroducción

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Universidad Nacional de Educación

6 Multiculturalidad, Identidad y Globalización

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CULTURA EINTERCULTURALIDAD

Definición antropológica:

a. "Una cultura es un conjunto de formasy modos adquiridos de concebir el mun-do, de pensar, de hablar, de expresar-se, percibir, comportarse, organizarsesocialmente, comunicarse, sentir y va-lorarse a uno mismo en cuanto indivi-duo y en cuanto a grupo. Es intrínsecoa las culturas el encontrarse en un cons-tante proceso de cambio." (Heise,Tubino, Ardito: 1994, p.7).

b. "Una cultura es una variedad de siste-mas desarrollados por las sociedadeshumanas como medio de adaptación alambiente en el cual se vive; como tota-lidad, un sistema cultural constituye elmedio a través del cual el grupo al cualpertenece dicho sistema consigue susupervivencia como una sociedad orga-nizada..." (Robert W. Young en:Abrahams y Troike, 1972).

1. ¿Qué es interculturalidad?(Gustavo Solís Fonseca)

La interculturalidad es la conducta cul-tural para desenvolverse en contextos de re-lación de culturas. Es una conducta de laspersonas o de los grupos humanos en situa-ciones de multiculturalidad. Se trata de unsaber manejarse entre miembros de diferen-tes culturas con quienes se interactúa. La in-terculturalidad no implica a priori el "sabermanejarse bien o mal", sólo implica sabermanejarse, pues una u otra alternativa espe-cífica dependerá de la política sobre intercul-turalidad que asumen las personas o los gru-pos humanos. Dicha política puede estar ex-

plícitamente formulada o, lo que es común,estará implícitamente vigente. En este contex-to, el prefijo inter no hace referencia sino a larelación entre dos o más culturas, en que ac-túa el individuo o el grupo humano.

2. Caminos para lainterculturalidad

La interculturalidad es, en tanto realidad,una realidad cultural; y como todo fenómenocultural, la conducta intercultural se aprendesea como miembro de una determinada cul-tura, o de un grupo de culturas en contacto.Esa conducta intercultural puede tener unarealización adecuada o no adecuada en su

1 Unidad 1 Unidad

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propósito de permitir desenvolverse en situa-ciones de interculturalidad. EI juicio sobre ade-cuación depende de un determinado sistemacultural.

La primera condición para que existainterculturalidad es el contacto de culturas.Pero para que la interculturalidad sea una con-ducta, lo que debe ocurrir es un proceso deaprendizaje, ya sea natural -como parte de lasocialización de las personas- o planificado,es decir, formalmente.

Conviene aclarar que la educación engeneral puede ser intercultural y no ser bilin-güe, tanto como puede ser bilingüe y no serintercultural. La vigencia de cualquiera de es-tas alternativas concretas responderá a políti-cas específicas que asumen las sociedadespara la educación de sus miembros.

3. Los alcances de lainterculturalidad

La interculturalidad tiene múltiples posi-bilidades. Por ejemplo, ella puede tener unapráctica intracultural, es decir, puede ser unejercicio que involucra a grupos que confor-man subculturas dentro de una estructuramayor. Es el caso de una interculturalidad quetiene como componentes a las variedades delo que se reconoce como una misma cultura.En esta perspectiva, todos en el mundo sonpor lo menos intrainterculturales, pues no esimaginable la existencia de culturas homogé-neas. De otro lado, no todos en el mundo es-tán en una relación intercultural, esto es, susrelaciones no involucran necesariamente ados o más sistemas culturales diferentes. Lamulticulturalidad no implica necesariamenteinterculturalidad, pues las personas puedenmantener separadas las culturas de su multi-culturalidad.

La globalización ha catapultado la con-veniencia de la interculturalidad como conduc-ta de los seres humanos, pues ha puesto fren-te a sí a personas de diferentes culturas, ge-nerando como consecuencia conviccionessobre conductas apropiadas para desenvol-

verse en el mundo globalizado. Si bien pare-ciera que nos dirigimos hacia un mundo deinterculturalidad plena, tal vez con todas lasculturas del mundo en contacto, avizoramos,sin embargo, que no todas las culturas ahoraexistentes tienen la misma posibilidad de sercomponentes permanentes en la relaciónintercultural, ya que algunas están condena-das a la desaparición debido a las relacionesdesiguales entre las sociedades respectivas,en las que se generan etnocentrismo, racis-mo, etnocidio, genocidio, o falta de autoestima.

La presunción sobre implicancia de ho-mogeneidad cultural en el mundo, como con-secuencia de la globalización, felizmente noes algo absolutamente seguro, pues tiene encontra la imposibilidad de la invariación cultu-ral. Lo previsible es que la globalización gene-rará necesariamente formaciones específicasde orden cultural, como parte del proceso nor-mal de cambio del que no puede estar ajenaninguna cultura, menos la "cultural global" [1].

4. La práctica de lainterculturalidad

Las relaciones interculturales que seestablecen entre los grupos humanos puedenser armónicas, pero también pueden estarmarcadas por desequilibrios que hacen quedichas relaciones sean inequitativas yatentatorias contra el desarrollo mismo de losgrupos humanos. La discriminación peyorati-va entre culturas es uno de los factores ne-fastos para las relaciones interculturales equi-tativas. Estas discriminaciones pueden impli-car conductas racistas, antidemocráticas,genocidas, etnocidas, etc.

Algunos estudiosos señalan la vigenciade una interculturalidad negativa, con relacio-nes que no contribuyen a una convivencia ar-mónica entre las culturas y los grupos huma-nos. Frente a la interculturalidad negativa te-nemos aquella que busca formas de relaciónque amplían el conocimiento cultural sobre losotros, para que las personas y los grupos hu-manos puedan desenvolverse creativamentey con tolerancia en su ambiente multicultural.

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Asimismo, podemos hablar de una intercultu-ralidad pasiva frente a una interculturalidadactiva. En todo caso, es deseable para la cons-trucción de la interculturalidad que los sujetossean entes activos, antes que pasivos.

5. Educar en interculturalidad

Los seres humanos en los últimos tiem-pos han llegado a la convicción de la condi-ción positiva de la práctica de la interculturali-dad como estrategia de relación humana conmiras a un desenvolvimiento armónico ycreativo de las sociedades humanas. Esteconvencimiento induce a plantearse estrate-gias para el aprendizaje de la interculturalidad,entendida ésta como práctica de un tipo derelación entre miembros de distintas culturas,esencialmente positiva para el desarrollo hu-mano. En tanto motivo de aprendizaje, la in-terculturalidad ha devenido en objeto de pre-ocupación de la actividad educativa, al mis-mo tiempo que sujeto de planeamiento en latarea de enseñanza-aprendizaje. Muchos es-tados marcados por la multiculturalidad y elmultilingüismo comenzaron a generar en lasúltimas décadas espacios de preocupación ensus sistemas educativos para enfrentar laeducación de sus miembros teniendo encuenta su realidad multicultural. Una estrate-gia para la interculturalidad ha sido imaginadadesde lo que ahora se llama precisamente laEducación Intercultural bilingüe, pensada es-pecialmente en vista de las limitaciones con-ceptuales de la llamada educación bilingüe eincluso de la educación bilingüe bicultural [2] .En el desarrollo de esta conceptualización te-nemos a estudiosos latinoamericanos en po-siciones descollantes, como es el caso dellingüista venezolano Esteban Emilio Mosonny,quien fue el primero en usar la expresión Edu-cación Intercultural Bilingüe.

6. Aspectos de una conductaintercultural positiva

No puede haber práctica interculturalpositiva si es que los miembros de los gruposhumanos no asumen una conducta de tole-

rancia hacia la diversidad cultural. La intole-rancia niega al otro, haciendo que la relaciónintercultural sea prácticamente inexistente.

La tolerancia en sí es insuficiente, puessólo asegura que el otro exista. Un paso másavanzado para propiciar la interculturalidadserá el respeto mutuo de los componentes dela posible relación intercultural. Tolerancia yrespeto hacen bastante, pero no todo. Se ne-cesita un esfuerzo cognoscitivo y de compren-sión del otro como diverso de uno para cons-truir una relación intercultural creativa, dura-dera y positiva.

En el marco de tolerancia, conocimien-to y comprensión del otro como diverso, losseres humanos estamos descubriendo y en-riqueciendo nuestra percepción de la huma-nidad, reconociendo a la diferencia y a la es-pecificidad como un derecho humano, tal vezel más importante, que está en la base de laincreíble diversidad de la vida misma en el pla-neta. A partir de esta aserción, resulta fácilidentificar a la diversidad como un bien intrín-seco y como un recurso para el desarrollo dela vida y de las sociedades humanas.

7. Estrategias de interculturalidad

En los últimos tiempos comienza a ha-cerse presente en la preocupación de los es-tados la necesidad de plantearse políticas parael desarrollo de la interculturalidad. Es sinto-mático que estas preocupaciones surjan enlos estados multilingües, como los america-nos, e incluso en aquellos estados no nece-sariamente multilingües, pero cuyo desarrolloles ha planteado la necesidad de relacionesamplias y sostenidas con estados de cultu-ras diversas, con la evidencia de beneficiosque derivan de la práctica de la interculturali-dad.

La preocupación por desarrollar la inter-culturalidad en el Perú ha venido de la manocon el quehacer educativo con los pueblosamerindios involucrados en diversas modali-dades de educación bilingüe. Tal como se haseñalado antes, las limitaciones conceptua-

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les de la educación bilingüe (e incluso bicul-tural) han sido la palanca para pensar en lainterculturalidad como necesidad para el de-sarrollo de relaciones cualitativamente supe-riores en términos de armonía entre los dife-rentes componentes del multilingüismo y mul-ticulturalismo. De un planteamiento inicial deeducación bilingüe intercultural para los pue-blos amerindios peruanos, se ha pasado apercibir y plantear la necesidad de una edu-cación intercultural para todos, aunque nonecesariamente adoptando la modalidad bi-lingüe.

Son muy pocos hoy los estados sura-mericanos que no se plantean una educaciónintercultural bilingüe para su población origi-naria americana. También es verdad que enalgunos estados se tiene conciencia de lanecesidad de una educación intercultural paratodos, tal como en el Perú, o en Bolivia. Laconsigna "interculturalidad para todos" sehace cada vez más fuerte en muchos países,favorecida por el proceso de globalización ypor la exigencia de procurar un posicionamien-to auspicioso en el contexto de un mundoglobalizado.

Una política intercultural para estadoscomo el peruano implica una labor de inge-niería social y cultural imaginablemente com-pleja, en razón a la diversidad de culturas, len-guas y relaciones sociales vigentes al interiordel país. Se trata de una tarea difícil en vistade la complejidad de nuestra diversidad y enrazón a las fuerzas contrapuestas que animana la sociedad peruana, en la que el racismo,el machismo, el autoritarismo, la ausencia dedemocracia étnica, la falta de respeto a la di-versidad cultural, las múltiples formas de dis-criminación, deberán dar paso a una conduc-ta de tolerancia y respeto mutuos entre todoslos miembros de los diversos pueblos que vi-vimos en este espacio geográfico que llama-mos Perú. A todas luces, más que una laborde ingeniería social, se trata de una reingenie-ría de las culturas y de la sociedad peruanas.Es una reingeniería para la globalización, quedeberá ser sin pérdida de nuestras identida-des específicas como pueblos peruanos.

8. Condiciones para unainterculturalidad rica y creativa

Hay en el mundo espacios multicultural-mente pobres y ricos, pues unos contienenmás diversidad cultural que otros.

La riqueza de culturas es una condiciónbásica para una interculturalidad rica y creativa.En esta perspectiva, el Perú es un espaciorico en culturas, por lo que tenemos la posibi-lidad de desarrollar en el país una intercultu-ralidad que puede significar un aporte relevantepara la humanidad. Para que esto sea posiblenecesitamos construir conocimientos mutuosrespetuosos de la diversidad de los peruanos,pues interculturalidad significa -como diceHeise, et alt. (1994): diálogo, negociación per-manente, reflexión cotidiana sobre derechosy modos de ser, aceptación del otro como le-gítimo para la convivencia. El requerimientopara la interculturalidad es conocer la propiacultura y conocer las otras, para construir iden-tidades desde las cuales nos relacionamoslos unos con los otros. Este conocimiento esrespuesta a interrogantes fundamentales: so-bre nuestro origen como pueblo, nuestrascreencias, nuestra lengua, sobre conductascognoscitivas que nos hacen asumir, supo-ner, dar por entendido, o nos dicen de las rea-lidades con las que contamos en el mundo enque vivimos y convivimos.

La diversidad radical entre las culturasperuanas, así como el número de estas cul-turas, es una de las mayores riquezas de losperuanos. Gran parte de estas culturas sonplenamente vigentes, con capacidad creativaalta; pero también hay varias culturas perua-nas que corren el peligro de la extinción a muycorto plazo.

9. "Condiciones" adversas para eldesarrollo de la interculturalidad

La interculturalidad tiene enemigos po-derosos y mortales. Dos de estos enemigosson el genocidio y el etnocidio.

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EI genocidio desaparece al otro en tan-to entidad física y viva, y al desparecerlo, ani-quila su cultura, anulando la posibilidad deestablecer relación con una diversa. A su tur-no, el etnocidio elimina a la otra cultura, o ladiscrimina. En la historia de la humanidad, lasconductas etnocidas y genocidas son las cau-sas más recurrentes de la desaparición depueblos y culturas, y del consiguiente empo-brecimiento de la humanidad en su posibili-dad de usufructuar los logros generados conesfuerzos de miles de años.

Aparte de estas dos conductas extremis-tas, también son adversas las prácticas deaculturación, que pueden ocurrir de forma vio-lenta e impositiva, pero también con delicadasofisticación.

10. Política de interculturalidad

Una política intercultural es en lo funda-mental política sobre actitudes de personas ysobre relaciones interculturales. En este en-tendido, la interculturalidad es de las perso-nas; pues como en el bilingüismo, que se daen el habla; en este caso se da en la relaciónde las personas, pero marcada por la gramá-tica de la cultura.

Tal como señala Xavier Albo, la políticasobre interculturalidad tiene en cuenta y asu-me:

a. El derecho a la diferencia (que configu-ra la identidad de las personas y de losgrupos).

b. La conveniencia social de conocer alotro y de aprovechar (sus logros cultu-rales, mediante el intercambio cultural).

De otro lado, es indispensable asumirla realidad de culturas tal como es, lo que ennuestro caso involucra:

• Culturas dominantes y culturas oprimi-das, y las consecuencias de esta reali-dad, situación que implica asunciones yestrategias particulares en la política deinterculturalidad.

La realidad peruana es de grandes des-igualdades entre los componentes de la mul-ticulturalidad, con actitudes profundamentediscriminatorias entre las personas de cultu-ras diferentes. Conviene que nos examinemossobre este nuestro carácter colectivo que sepercibe como de mutuo odio, tan chocante porevidente para un observador externo, ya quemuestra a un colectivo social con partes per-manentemente de espaldas entre sí.

Interculturalidad:

• Es el principio rector de un proceso so-cial continuo que intenta construir rela-ciones dialógicas y equitativas entre ac-tores miembros de universos culturalesy sociales diferentes. Es especialmen-te necesario en realidades marcadaspor el conflicto y las relacionesasimétricas de poder.

• Es un proceso dinámico de negociaciónsocial que, a partir de una realidad fuer-temente marcada por el conflicto y lasrelaciones sociales asimétricas, buscaconstruir relaciones dialógicas y másjustas entre los actores sociales perte-necientes a universos culturales diferen-tes, sobre la base del reconocimiento dela diversidad. Esta noción de intercultu-ralidad abarca la sociedad global en suconjunto y nos ayuda a superardicotomías, en especial la que se daentre lo indígena vs. no indígena.

¿Qué objetivos de interculturalidad cabeplantearse?

Considerando nuestra realidad especí-fica -marcada por la inequidad étnica y cultu-ral- deberemos considerar como fundamen-tal:

• EI derecho a la propia cultura, en con-secuencia desarrollar este derecho.

• La promoción de la interrelación respe-tando al otro, con miras a una mejor con-vivencia en la sociedad mayor.

Puede no percibirse adecuadamenteesta propuesta de objetivos. Para aclarar, ha-

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gamos un ejercicio preguntándonos, ¿valenigual todos los peruanos en el Perú?, ¿valeigual un huitoto frente a un aymara, a unquechua, o frente a alguien de origen espa-ñol?, ¿valen igual los peruanos según su co-lor de piel?, ¿valen igual los peruanos segúncomo se visten?

En el Perú todos sabemos que la res-puesta, es NO. Entonces, ¿no convendría for-mular una política para salvaguardar el dere-cho de ser diverso, pero con equidad, sin dis-criminación que atente contra el otro, forjandoasí una convivencia mas deseable? Si la qui-siéramos tendríamos que asumir precisamen-te una política de interculturalidad signada pordeterminados rasgos, que nos permitiría unestado multicultural con equidad étnica entresus miembros (democracia étnica); sin acti-tudes negativas entre las personas por razónde su especificidad cultural.

Si puestos imaginariamente en el futuropercibimos indicios tales como:

a. Todos en el Perú conocen la gramáticade la cultura que se verbaliza a travésdel castellano.

b. Los miembros de la cultura dominantetienen una comprensión por lo menosbásica de la gramática cultural de las cul-turas oprimidas ahora, pero fortalecidasdespués, y esta comprensión orienta

sus relaciones interculturales con miem-bros de las otras culturas peruanas. Asíestaremos participando de una convi-vencia cualitativamente más rica en elPerú.

Si este panorama nos parece deseable,entonces, la política de interculturalidad parael Perú puede apuntar como meta a:

• Preservar nuestra rica pluriculturalidad.

• Buscar el logro de la equidad cultural me-diante la practica de una democraciacualitativamente superior. (La gente lla-ma a esto democracia étnica).

• Avanzar en el logro del conocimientomutuo entre los peruanos de distintacultura.

Aunque hay razones ahora para entu-siasmos y esperanzas, no se debe olvidar queninguna política intercultural asegura de por síla pluricultura en ningún lugar del mundo. Serequerirán otras acciones y el logro de otrasmetas, tales como libertad, autonomía, demo-cracia, etc.

Las políticas sobre interculturalidad de-ben tener en cuenta la gama de realidadesgeográficas, lingüísticas, culturales y socialesde los pueblos, pues éstos son factores quedeterminan políticas sobre lenguas, culturas,actitudes diferentes. Por ejemplo,

Interculturalidad e interacción lingüística

Es muy frecuente encontrarse con si-tuaciones pluriculturales en las que una len-gua se encuentra en contacto con otras, es-tableciéndose entre ellas diversos tipos detransferencias. Los contactos lingüísticos noson meros intercambios de formas de expre-sión, sino también intercambios de prácticasy contenidos significativos. Por ello, en ciertamedida, las transferencias lingüísticas son almismo tiempo actos interculturales. Las diver-sas lenguas y culturas resultan permeablesentre sí y configuran espacios multilingües einterculturales en los que se realizan los inter-cambios comunicativos de la población. Las

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prácticas lingüístico-culturales en la realidadcotidiana son dinámicas, cambiantes y abier-tas a la diversidad.

Resulta útil distinguir, en lo que se refie-re a los cambios lingüísticos producidos porcontacto, dos tipos de situaciones: la de man-tenimiento y la de sustitución. En la primera,se permanece en el seno de una tradición lin-güística y cultural y, desde ahí, los usuariosse hacen una serie de préstamos de las otraslenguas o culturas. En la segunda situación,los usuarios de una lengua y tradición culturaladoptan una nueva lengua y cultura, impri-miendo en éstas rasgos y hábitos derivadosde su lengua y cultura originaria. Esta distin-ción establece un principio de orden al multi-forme mundo de los contactos interlingües: lospréstamos, primariamente léxicos, aparecenen una situación de mantenimiento lingüísti-co, en tanto que fenómenos como el de lasinterferencias fonológicas o gramaticales sur-gen en una situación de sustitución de lenguas.

Estos diversos procedimientos lingüís-ticos -de préstamos e interferencias- estánestrechamente relacionados con factores so-ciales como el del status de las lenguas. Al-gunas lenguas se hacen hegemónicas; otrasllegan a ser subalternas. Las primeras ejer-cen fuerte presión sobre las otras, cambián-dolas, a veces hasta el punto de afectarlasestructuralmente y hacerlas desaparecer. Laslenguas hegemónicas se convierten en metapara muchos grupos, especialmente demigrantes empobrecidos procedentes de zo-nas rurales. Las lenguas subalternas tiendena ser desplazadas y a debilitar y restringir eldesarrollo de su corpus.

En gran parte de las regiones andinas yamazónicas, el castellano, si bien lenguahegemónica, no deja de estar influida pormuchos préstamos de las lenguas amerindias.Por su parte, estas lenguas amerindias tam-bién reciben la fuerte influencia del castella-no, no sólo léxica sino también estructural. Losquechua y aimarahablantes que usan el cas-tellano como segunda lengua exhiben un no-table sustrato de su lengua materna, sobre

todo en el nivel fonológico y gramatical; y, de-bido a la extensa y larga presencia de estesector social, muchos hablantes monolingüesdel castellano han adoptado también rasgospropios de los hablantes bilingües. Esta plu-ralidad interlingüe, tan característica de exten-sas regiones latinoamericanas, constituye elámbito natural en el que se ejercen las com-petencias comunicativas de buena parte desu población. Y la escuela, en vez de tomaresa pluralidad como punto de partida para eldesarrollo de las capacidades y competenciascomunicativas y lingüísticas, con frecuenciala niega o la condena.

Las condiciones actuales de contactoentre lenguas, en un contexto en el que la co-municación y el acceso a la información sonelementos claves para el desarrollo, constitu-yen un factor determinante en la redefiniciónde los objetivos del aprendizaje de las lenguasparticularmente en contextos pluriculturales.Asumir esta tarea requiere orientar los proce-sos de enseñanza y aprendizaje al desarrollode competencias comunicativas básicas(transversales): producir y comprender textossignificativos.

Este enfoque requiere ubicar las accio-nes de aprendizaje de lenguas en función delas necesidades de comunicación de los gru-pos humanos, no creando situaciones artifi-ciales para motivar la lectura o producción detextos, sino partiendo de intereses comunica-tivos reales y desarrollando capacidades a finde que el sujeto educativo se apropie de es-trategias diversas para acercarse a la com-prensión de un texto o la producción de unescrito y para que elabore instrumentos desistematización y criterios precisos de eva-luación de sus aprendizajes.

En este sentido, aludir al aprendizaje delenguas deja de ser una cuestión simplemen-te técnica para convertirse en una problemá-tica global, que no pasa sólo por el conoci-miento del léxico y de los procesos de lecturay producción de textos o el conocimiento lin-güístico del funcionamiento escrito de la pri-mera y segunda letras, sino también por una

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visión clara de las características del sujetoque aprende, de la relación que se estableceentre aprender y enseñar. De un modo parti-cular, interesa el rol que juegan lasinteracciones educador/educando, individuo/contexto bilingüe, en situaciones de contac-tos culturales y de poder, así como el impactode la escritura alfabética sobre el niño o adul-to indígena.

El contexto del aprendizaje pasa a serfundamental para el desarrollo de las compe-tencias comunicativas. En la medida que elaula, el taller de capacitación o la sesión dealfabetización se constituye en un espaciodonde el sujeto del aprendizaje puede actuar,discutir, decidir, descubrir, realizar, evaluar eninteracción con los otros, se estarán creandocondiciones favorables para el aprendizaje yla comunicación.

Constituye también una necesidad lareconceptualización de la naturaleza del actode leer y producir textos, sobre la base de in-vestigaciones realizadas en torno al desarro-llo de las capacidades para la lectura, de losaportes de la lingüística textual y pragmática yde los avances psicopedagógicos introduci-dos por el constructivismo. Bajo este enfoque,el desarrollo de las competencias comunica-tivas en contextos interculturales y bilingüesrequiere condiciones tales como:

• La existencia, en el contexto, de estímu-los comunicativos orales y escritos tan-to en la lengua materna como en la se-gunda lengua. Ocurre que en situaciónde subordinación de lenguas como laque se vive en los países andinos yamazónicos, la producción escrita enlengua materna es escasa; y no esta-mos refiriéndonos sólo a la presencia detextos, sino también de afiches, avisos,propaganda, diarios, etc.

Esto constituye una dificultad que debeser enfrentada desde políticas comuni-cativas más amplias.

• La formación del educador, no sólo enaspectos de didáctica que permitan ge-nerar un ambiente favorable para el

aprendizaje y actividades que posibilitenel protagonismo del educando en laconstrucción de sus competencias co-municativas, sino también en el conoci-miento y manejo de las estructuraslingüísticas de la primera y segunda len-guas. Asimismo, el desarrollo, en el edu-cador, de habilidades para orientar el pro-ceso de aprendizaje estimulando la sis-tematización metalingüística y el usocoordinado de estrategias diversas paracomprender y producir textos.

• La organización global del espacio edu-cativo en función de la participación cor-porativa de los agentes involucrados, afin de definir las metas en términos deaprendizaje, la forma de administrar eltiempo y los recursos, las estrategiasmás interesantes para aprender y lasformas de verificar los logros en el apren-dizaje. Esto significa reconocer la capa-cidad del educando de contribuir a laconstrucción de un espacio social quehasta ahora le fue siempre ajeno y agre-sivo en términos culturales.

Más allá del manejo de contenidos cul-turales y del entrenamiento en el uso correctode las lenguas, lo que interesa es el desarro-llo de las competencias comunicativas, lo queposibilitará que las poblaciones indígenas re-cuperen su capacidad de expresión, de pro-puesta y de relación en condiciones de igual-dad. La capacidad de reconocer su palabracomo válida, sobre la base de reconocer sucultura y su lengua como medios para su ex-presión crítica y creativa y de manejar los có-digos de la segunda lengua de manera com-petente, le permitirá a la población indígenaexigir con mayor eficacia el reconocimiento yejercicio de sus derechos y negociar mejorescondiciones para construir su desarrollo.

Luego de haber considerado las situa-ciones de contacto lingüístico y el desarrollode las competencias comunicativas en con-textos pluriculturales, hay que precisar el pa-pel que juega lo lingüístico en una propuestade educación intercultural bilingüe.

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Multiculturalidad, Identidad y Globalización 15

• El tratamiento que se da al aprendizajey uso de las lenguas cumple un papelcrucial en el desarrollo de las capacida-des cognitivas y comunicativas de laspoblaciones multilingües y pluricultura-les.

• El desarrollo, la estandarización y elcambio de status de las lenguasamerindias al interior del aula y en otrosespacios sociales contribuye a su reva-lorización y al fortalecimiento de laautoestima de sus hablantes.

• La lengua materna, al ser utilizada nosólo como medio de instrucción sinotambién como objeto de estudio, permi-te la objetivación de la lengua (actividadmetalingüística), útil para la aplicaciónde métodos de lectoescritura y para laenseñanza de la segunda lengua.

En la selección de un enfoque pedagó-gico que posibilite el desarrollo de las compe-tencias comunicativas, debe tenerse en cuen-ta algunos criterios que cumplan con el prin-cipio de la interculturalidad.

• Que sea un enfoque integral (totalizador,holístico). Se trata de evitar la fragmen-tación en los conocimientos y en elaprendizaje.

• Que se adecúe a los intereses y a lasnecesidades de desarrollo del niño.

• Que recoja elementos propios del con-texto social. El aprendizaje encuentra asísu sentido y utilidad en el seno de la co-munidad.

• Que promueva la participación y las re-laciones democráticas, garantizándoseel respeto de la individualidad del niño yde su grupo social.

• Que sea permeable al aporte de todoslos actores educativos en la planifica-ción, evaluación y ejecución curricular.

• Que dé un tratamiento adecuado al usoy desarrollo de la lengua materna y de lasegunda lengua.

Interculturalidad en el aula

Dentro de una propuesta pedagógica, lointercultural puede entenderse como uninteraprendizaje entre culturas que lleve aacercamientos mutuos en los valores, cono-cimientos y actitudes; a generar niveles dediálogo, aceptación y respeto; a hacer que latolerancia no apunte a la indiferencia. Haceringresar lo intercultural dentro de una propues-ta pedagógica y hacerla operativa en el aulasignifica muchas cosas y a distintos niveles.

A nivel general:

• Contribuir al desarrollo de una sociedaddialógica y respetuosa de la diversidada través de una pedagogía activa yparticipativa.

• Respetar la concepción englobante so-ciedad-naturaleza como eje unitario queatraviesa el currículo.

• Concebir el conocimiento indígena comoun universo epistemológico propio, quetiene su propia funcionalidad social. Deahí la importancia de hacer investigacio-nes pertinentes para lograr una visiónglobal y coherente de ese universo.

• Partir del conocimiento indígena comobase positiva del conocimiento y articu-larlo con el conocimiento científico decarácter universal a través de la siste-matización, conceptualización e interpre-tación.

• Analizar el funcionamiento de la socie-dad indígena en sus propios términos(examinar críticamente conceptos de lasociedad occidental como: familia, tra-bajo, fiesta, economía de autosubsis-tencia, etc.).

• Estudiar el funcionamiento de la socie-dad nacional y sus mecanismos (socia-les, políticos y económicos).

A nivel específico:

• Redefinir el concepto de escuela comoinstitución social que se desarrolla en elcontexto comunal.

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16 Multiculturalidad, Identidad y Globalización

• Articular los procesos de socializaciónque se dan en la comunidad, con losprocesos que se desarrollan en la es-cuela a partir de las actividades econó-mico-productivas y sociales de las co-munidades, y en función del perfil desea-do por la sociedad indígena.

• Ligar la planificación curricular a los ci-clos productivos y las festividades de lacomunidad.

• Desarrollar un modelo de educación bi-lingüe, en el que la lengua maternaandina o amazónica sea objeto de estu-dio e instrumento de enseñanza, y elcastellano tenga un tratamiento metodo-lógico de segunda lengua.

• Ligar los aprendizajes con la prácticasocial, para que aquéllos sean significa-tivos.

• Recuperar saberes y valores indígenasque tengan funcionalidad y pertinenciaen la actualidad.

• Construir nuevas nociones. El niño lle-ga a la escuela con nociones de su pro-pia cultura. Estas nociones deben serrespetadas, desarrolladas y debeninteractuar con nociones de otras ver-tientes culturales. Como resultado de lainteracción, surgen nuevas nociones.

• Cimentar el currículo de la formacióndocente sobre la matriz curricular esco-lar. Estos dos currículos (de los docen-tes y de los niños) deben guardar co-rrespondencia.

• Propiciar formas de organización esco-lar que recojan los patrones de organi-zación comunal y que favorezcan lapráctica de valores sociales.

Lo intercultural alcanza a los contenidos,pero no se limita a ellos. La interculturalidadatraviesa entera y transversalmente toda laactividad pedagógica. Impregna las actitudespersonales, los contenidos curriculares, losmateriales educativos y los medios de comu-nicación. De ese modo, el currículo, por ejem-

plo, ya no se desarrolla sólo a nivel técnico ode gobierno, sino que tiene en cuenta tambiéna los otros agentes de la educación. Así, laescuela se convierte en lugar de encuentro;llega a ser una mediadora intercultural.

¿Cómo involucrar a los diferentes acto-res educativos en el diseño, la ejecución yevaluación de las propuestas educativasinterculturales? La construcción de una pro-puesta pedagógica intercultural es un proce-so de negociación consensual entre los diver-sos actores sociales del país. Y algunos me-dios que pueden resultar útiles para tal nego-ciación son, por ejemplo, los proyectos esco-lares a nivel local o la matriz curricular en lacual se pueden concretar los consensos,implementar mecanismos de consulta y dis-cusión desde los niveles locales y regionaleshasta una instancia representativa nacional.

Para cerrar esta sección, podemos de-cir que, si bien existe multiplicidad de enfo-ques respecto a la ubicación de lo pedagógi-co en un proyecto intercultural, lo interculturaldebe convertirse en un principio básico de unapropuesta pedagógica para todos; no sólopara los grupos indígenas, sino para la socie-dad en su conjunto.

Educación Intercultural:

1. Es una propuesta educativa que se rigepor el principio de la interculturalidad.Como tal, es un proceso planificado deacciones educativas de negociación per-manente entre los diferentes actores di-recta e indirectamente involucrados enél.

2. Es aquella alternativa educativa queasume las relaciones asimétricas quese dan en la sociedad y las repercusio-nes que éstas tienen en las relacionesque se establecen entre los diferentesactores educativos así como en la sub-ordinación de sistemas de conocimien-tos y de valores a un sistema hegemó-nico. A partir de tal posición, la educa-ción intercultural aspira a la construcciónde relaciones equitativas entre los acto-

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Multiculturalidad, Identidad y Globalización 17

res sociales. Para ello exige la articula-ción entre los diversos sistemas de co-nocimiento y de valores, así como facili-tar en el educando el desarrollo de la ca-pacidad de análisis crítico de los dife-rentes sistemas sociales y de las rela-ciones asimétricas que existen entreellos.

3. Es un modelo educativo en construcciónque orienta a una práctica pedagógicabasada en el reconocimiento de la di-

versidad sociocultural; la participación einteracción; la toma de conciencia y lareflexión crítica; la apertura; la articula-ción de conocimientos de diferentesuniversos culturales; la satisfacción delas necesidades básicas del aprendiza-je a fin de contribuir al mejoramiento dela calidad de vida. La educaciónintercultural persigue el objetivo de quelos niños aprendan a desenvolverse consoltura y seguridad en diferentes univer-sos culturales de la sociedad.

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Multiculturalidad, Identidad y Globalización 19

Es la primera expresión del pluralismocultural, que promueve la no discriminaciónpor razones de raza o cultura, la celebracióny reconocimiento de la diferencia cultural asícomo el derecho a ella.

El multiculturalismo se ubica dentro dela filosofía del pluralismo cultural, es tanto unasituación de hecho como una propuesta deorganización social.

Dentro del paradigma pluralista, el mul-ticulturalismo surgió como un modelo de polí-tica pública y como una filosofía o pensamientosocial de reacción frente a la unifor-mizacióncultural en tiempos de globalización.

Se ha concebido como una oposición ala tendencia presente en las sociedades mo-dernas hacia la unificación y la universaliza-ción cultural, que celebra y pretende protegerla variedad cultural, al tiempo que se centrasobre las frecuentes relaciones de desigual-dad de las minorías respecto a las culturasmayoritarias.

En la génesis y expansión del multicul-turalismo, fueron especialmente influyenteslas líneas seguidas en Norteamérica y en al-

gunos países de Europa Occidental, particu-larmente el Reino Unido. Posteriormente hanvenido a sumarse importantes consideracio-nes pluri y multiculturales, desde las propues-tas latinoamericanas en relación con la auto-nomía y autodeterminación de los pueblos in-dígenas.

El multiculturalismo ha sido puesto encuestión desde posiciones directamente polí-ticas y desde posiciones teóricas de fuertecalado crítico-ideológico.

LA MULTICULTURA PERUANA

Identidades étnicas y culturales:pluralidad de experiencias en el Perú

Todo aquel que recorre el territorio delPerú ahora encuentra pueblos de habla y deconducta cultural diversa. A simple vista, sonlos vestidos, o las creencias culturales, o lospatrones de comportamiento, etc., o las va-riedades de una misma lengua, o las diferen-tes lenguas existentes a lo largo y ancho delpaís, los que nos hacen ver el gran mosaicode variedad que es el Perú. La diversidad delPerú fue tan evidente a la llegada de los espa-ñoles que obligó a que muchos cronistas loanoten por escrito. Uno de ellos, Cieza deLeón, para hacer patente lo diverso y pluralque era el Perú al tiempo de su llegada, hablade las muchas naciones y lenguas que exis-tían en el territorio peruano. Lamentablemen-te, aquella riqueza real o imaginaria percibidapor Cieza de León hoy se nos aparece muydisminuida, pues ya no están presentes lasnaciones y lenguas de la costa, y muchas dela sierra y de la selva son ahora extintas o envías de desaparecer.

LA MULTICULTURALIDAD(Godenzzi, Juan)

2 Unidad 2 Unidad

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20 Multiculturalidad, Identidad y Globalización

1. Áreas culturales peruanas

Hace por lo menos unos cinco mil añosque comenzó en lo que es hoy el Perú -con elneolítico- un proceso de sedentarización quegeneró una serie de comunidades culturalesy lingüísticas ampliamente diversificadas. Ta-les grupos humanos, desde más o menosnueve mil años, habían empezado a practicarla agricultura y, en el aislamiento sedentariofavorecido por la práctica de la actividad agra-ria, desarrollaron una experiencia cultural ricay variada que fue haciéndose cada vez másespecífica a través de la consolidación de unaserie de rasgos singulares que dan forma alas especificidades culturales. De allí que ten-gamos ante nosotros las culturas concretasde los machiguengas, de los cocama, de losde Cajatambo; o la tradición aimara,yaminahua, bora, etc. Para cada uno de losgrupos humanos implicados podemos enume-rar rasgos particulares y fundamentales denaturaleza cultural específica.

Aquella etapa de sedentarización quefavoreció, por su aislamiento, el surgimientode diversidad de comunidades lingüístico-cul-turales, le sigue en el territorio peruano la eta-pa que los arqueólogos llaman del DesarrolloRegional, que da como resultado la apariciónde importantes organizaciones estatales dealcance regional, que implicaron: a) extinciónde lenguas y culturas de grupos sociales mi-noritarios de entonces, b) síntesis culturalesde formaciones que se adscribían a culturasrelativamente diferentes y, c) advenimiento deidiomas con una comunidad de hablantes másgrande y territorios necesariamente más ex-tensos.

Todo esto es posible a partir de contac-tos humanos, lingüísticos y culturales inten-samente homogenizadores de las diferenciaspreexistentes. Hablando con el lenguaje ac-tual, diríamos que en esta etapa de nuestrahistoria ocurrió un primer proceso deglobalización en el Perú (+), con todo lo queello implica. EI panorama configurado duran-te la época del surgimiento de los estados re-gionales es, en lo lingüístico, básicamente el

mismo que aquel encontrado por los españo-les a su llegada a Cajamarca en 1532. Dichaconfiguración lingüístico-cultural sigue mar-cando la impronta de lo común y lo heterogé-neo que advertimos aun hoy en el área geo-gráfica peruana.

Quienes se preocupan por la diversidadde tradiciones peruanas deben buscar en estaetapa las raíces de muchos de los rasgos quecaracterizan a los distintos grupos humanosdel Perú, sea como rasgos de identidadesespecíficas, o como rasgos que marcan co-munidad de experiencia adquirida y desarro-llada en el espacio que llamamos Perú. Hahabido más procesos de globalización en elPerú, pues las diferentes etapas del imperioincaico, ligadas a sucesivas lenguas diferen-tes, también significaron globalizaciones dedistinto grado. La invasión europea constitu-yó, como sabemos, una de las más recientesglobalizaciones, involucrando a nuevos mun-dos y culturas.

2. Enumeración de áreasculturales en el Perú

Una enumeración de conglomeradosque ostentan rasgos de separación cultural enel Perú, que son la base de comportamientosintegrales que permiten hablar de culturas di-ferentes, y de las posibilidades de la intercul-turalidad, resulta sumamente importante y re-levante para reflexionar sobre la manera cómoen el Perú los hombres articulan sus respues-tas ante los problemas de todo orden de co-sas. Entidades lingüístico-culturales, asenta-

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Multiculturalidad, Identidad y Globalización 21

das en el territorio peruano, específicamentediferentes en tanto experiencia cultural, y conraíces que se hunden en una profundidad tem-poral que abarca fácilmente hasta los tres milquinientos años de profundidad en el pasado,figuran como propuesta enumerativa másadelante.

3. Extinción de lenguas y deculturas: Empobrecimiento delas posibilidades deinterculturalidad

Lenguas y culturas son realidades quese implican de manera mutua: la extinción deuna es también la extinción de la otra, de allíque es necesario evitar que ninguna lengua nicultura específica de cualquier área de la tie-rra se vea amenazada por la extinción queconvierte en nada a una experiencia humanairrepetible e insustituible, milenaria en existen-cia, cuya muerte empobrece a la humanidadtanto como la peor desgracia, pues minimizala posibilidad de una interculturalidad más rica,que depende de la diversidad de sus compo-nentes.

Algunos espacios geográficos del Perú,ahora de habla castellana, revelan substratode culturas prehispánicas de reciente extin-ción. Una de estas zonas en la Amazonía pe-ruana es el espacio ubicado entre los ríosHuallaga y Marañón, entre Tingo María yJuanjuí, correspondiente al grupo cholón-hibito.En el departamento de Lima, el área de Cantaes otra zona donde una lengua indígena hasido reemplazada por el castellano. En el de-partamento de San Martín la extinción de lalengua chacha dejó paso en un primer mo-mento la ocupación quechua, pero está seencuentra ahora en retirada, de modo que elterritorio chacha quedará pronto como espa-cio exclusivo de habla castellana.

4. Circuitos y contactos deinterculturalidad

Resulta importante esclarecer las infor-maciones sobre circuitos de contacto en el

Amazonas, cuya vigencia se relaciona con lanecesidad de hacer circular una serie de pro-ductos económicos o recursos tecnológicos.Un reciente trabajo de Chaumeil (1995), quetrata del intercambio de plantas de uso ritual omedicinal, es una buena evidencia de la vi-gencia de tales circuitos que involucraron apoblaciones tan distantes unas de otras, al-gunas ubicadas en el litoral Atlántico.

Intercambios culturales en general en-tre la Selva y la Sierra se dieron a todo lo largode estas dos regiones, especialmente a tra-vés de los valles que los interconectan. No esexplicable la riqueza de conocimientos de plan-tas medicinales selváticas por los callawayadel Altiplano si no fuera porque ellos aprove-charon su situación estratégica, que permitíasacar ventaja de los conocimientos adquiri-dos por grupos de selva de las regiones delBeni y del Chapare en Bolivia. He aquí unaevidencia de la interculturalidad.

EI río Amazonas es el elemento geográ-fico de mayor importancia sociocultural en laSelva. Su fácil transitabilidad permitió la ex-tensa difusión de una lengua general, eltupinimba, y con ella una serie de conocimien-tos de diversa naturaleza y procedencia enambas direcciones del Amazonas, llegandohasta el Atlántico por el este. He aquí otro es-pacio histórico de interculturalidad practicadapor pueblos amazónicos.

Un caso interesante de interculturalidad,que evidencia factores de la cultura comoecología positiva para la práctica de una inter-culturalidad compleja por el número de cultu-ras involucradas, es el de varios gruposTucano de la cuenca del río Vaupes en laAmazonía colombo-brasileña, descrito porSorensen en 1971, a propósito de ejemplifi-car un caso muy especial de multilingüismode las personas.

5. Lenguas generales comovehículos de interculturalidad

Los idiomas quechua, aimara, mochica,tupinimba, omagua, cocama y secoya han sido

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instrumentos fundamentales en el Perú parala difusión a grandes distancias, y a pueblosmuy diferentes, de logros culturales importan-tes. En esta perspectiva, han sido en la prác-tica factores poderosos para el desarrollo dela interculturalidad. Por ejemplo, una serie deconocimientos médicos fueron elementos deintercambio generalizado en toda Suramérica,sobre todo aquellos conocimientos relaciona-dos con el uso curativo de las plantas.

Tanto a través del secoya, cocama y deltupinimbá desde tiempos precolombinos y,durante la Colonia, a través del Quechua, sedifundieron entre los distintos pueblos del con-tinente conocimientos de toda clase en formamuy intensa, probablemente no imaginableahora. Más sorprendente resulta el callawaya,lengua de un grupo humano del altiplano, mu-chos de cuyos miembros eran especializadosen medicina, y cuya fama hacía que recorrie-ran casi toda Suramérica con sus conocimien-tos y medicinas a cuesta.

6. Áreas de identidades lingüístico-culturales en el Perú (Relaciónsimple)

En la región de la costa (de norte a sur)

• El área lingüístico-cultural del Tallán, enel extremo norte del Perú [de Sechurahacia el Ecuador] (Martínez de Com-pañón-Zevallos Quiñones 1948)

• EI área lingüístico-cultural mochica, consu centro principal en lo que es hoyLambayeque.

• EI área lingüístico-cultural del quignam(idioma también conocido como Pesca-dora, de Trujillo hasta el valle de Chancay(en Lima), o quizá incluso hasta el Chi-llón, según referencias de algunas cró-nicas.

• EI área cultural y lingüística primaria delquechua -la cuna del protoquechua (ubi-cada originariamente en la Costa Cen-tral y serranías adyacentes de Áncash yLima). Esta área original se modifica par

la extensión geográfica que alcanzan losgrupos culturales quechua en épocasposteriores.

• EI área lingüístico-cultural primaria delaru (ubicada en la costa sur central:Nazca-Ica y territorios inmediatos de lasierra en los que su ocupación sin inte-rrupción continua en Tupe y en otrospueblos de la cuenca del río del mismonombre).

• EI área de una hipotética lengua, quepuede ser el idioma que se suele llamarchango (al sur de Ica y hasta alcanzarTacna y Arica). Esta área presenta unaserie de interrupciones de formacionesculturales diversas (puquina, aimara,quechua).

• EI área lingüístico-cultural del cunza (enel extremo sur, en las zonas del litoral ydel desierto de Atacama, con influenciashasta Tacna).

En la región de la sierra

En la parte norteña de esta región, lasentidades lingüístico-culturales parecen serpor lo menos tres:

• EI culle, con su centro histórico enHuamachuco (sitio arqueológico de Mar-ca Huamachuco, territorio tradicional delreino de Cuismanco según el historia-dor Silva Santiesteban, 1983.) EI culledebió abarcar durante los incas desdeel norte de Áncash hasta el valle del losríos Condebamba y Crisnejas en Caja-marca, y quizá inclusive todo el valle deCajamarca. La lengua Culle estaba vi-gente hasta las primeras décadas delpresente siglo en algunos poblados dePallazca (Áncash).

• Otras dos entidades lingüístico-cultura-les habrían tenido vigencia en esta zonanorteña de la sierra peruana. Una, la Lla-mada Den y, otra, la Llamada Cat. Másal norte cabe señalar otras entidadesculturales, por ejemplo, la Palta deAyabaca, relacionada con el jíbaro.

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Multiculturalidad, Identidad y Globalización 23

• Al sur de las lenguas serranas que aca-bamos de señalar, se ubican hoy, inme-diatamente el área lingüístico-cultural delquechua y, mediatamente, la del aru(esta última entidad es la antecesora delactual aimara del Altiplano.

• Hacia el extremo sur de la sierra perua-na tendremos el área cultural Puquina,vigente como entidad lingüística en pe-queñas zonas hasta el siglo pasado,pero que anteriormente tenía presenciadesde las cercanías del Qosqo hasta lasinmediaciones del lago Titiqaqa, y tam-bién hacia el Pacífico por los derredoresde Moquegua.

• Más allá del territorio Puquina, en el ex-tremo sur del Altiplano, estaba elUroquilla, aún hoy con representantes enzona boliviana. Por ser territorialmenteadyacente, también debe señalarse enesta relación el área cultural del MachajJuyay, de ese singular pueblo de médi-cos herbolarios itinerantes que hoy sesuele Llamar Qallawaya.

La zona del altiplano es singularmenteilustrativa de los complejos eventos históricosde desplazamiento de lenguas, culturas y gru-pos humanos (Bouysse Cassagne, 1987).Como se sabe, esta zona ha sido el escena-rio en el que se han desenvuelto grupos hu-manos que han desarrollado en el lapso dedos mil años no menos de cinco formacionesculturales específicas, correlacionadas conigual número de lenguas respectivas. Variosde los grupos humanos creadores de cultu-ras específicas en esta área han cambiadosu cultura originaria para tomar la de otros,haciendo que el mapa cultural actual de estazona sea particularmente complejo por la va-riedad de rasgos, muchos de los cuales hun-den sus huellas en las matrices culturales queson sus antecedentes en el tiempo.

En la región de la Amazonía

Una propuesta de áreas lingüístico-cul-turales para la región amazónica, válida has-ta para una profundidad temporal de tres a cin-

co mil años, podría ser coincidente con la dis-tribución actual de las lenguas en esta región,sobre todo si la consideramos en términos degrandes familias o troncos lingüísticos. En esesentido, dieciséis o dieciocho familias de len-guas existentes actualmente parecen ser lasmismas de hace tres o cinco milenios; sinembargo, sus territorios tienen que haber su-frido a veces serias modificaciones a lo largode la historia, sobre todo desde cuando en laSierra se constituyen sociedades con un altogrado de urbanización y con correlatosorganizativos del tipo de estados o imperios.Por ejemplo, es indudable que las lenguasselváticas vecinas de las serranas estuvieronantes mucho más cerca territorialmente aéstas, habiendo evidencias que sólo en épo-cas recientes se han replegado más hacia laAmazonía, abandonando para los de la sierraamplias zonas que antes poseían.

A continuación, para dar una idea de lariqueza lingüística y cultural de la Selva, y delas posibilidades de INTERCULTURALIDAD enesta región, presentamos un listado simple delas familias lingüísticas y de las lenguas res-pectivas (Pozzi-Escot, 1998). Una familia lin-güística es casi siempre un grupo de lenguasque descienden de un idioma antecesor co-mún. A veces una familia lingüística consta deuna sola lengua.

I. Familia Arawa: Lengua Culina.

II. Familia Arawak: Lenguas Ashaninka,Machiguenga, Nomatsigenga, Piro,Cugapacori, Amuesha, Resígaro,Chamicuro

III. Familia Bora: Lengua Bora.

IV. Familia Candoshi: Lengua Candoshi-Shapra.

V. Familia Harakmbet: Lenguas Amarakairi(Huachipairi).

VI. Familia Huitoto: Lenguas Huitoto,Ocaina, (Andoque).

VII. Familia Jebero: Lenguas Jebero,Chayahuita.

VIII. Familia Jíbaro: Lenguas Aguaruna,Huambisa, Actual.

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24 Multiculturalidad, Identidad y Globalización

IX. Familia Pano: Lenguas Amahuaca,Cashibo, Shipibo-Conibo, Yaminahua,Mayoruna, Capanahua.

X. Familia Peba-yagua: Lengua Yagua.

XI. Familia Quechua: Lengua Quechua.

XII. Familia Simaco: Lengua Urarina.

XIII. Familia Takana: Lengua Ese-eja.

XIV. Familia Tupi-Guaraní: Lenguas Cocama,Omagua.

XV. Familia Tucano: Lenguas Orejón,Secoya.

XVI. Familia Ticuna: Lengua Ticuna.

XVII. Familia: Zaparo: Lenguas Andos-Shimigae, Arabela, Iquito, Taushiro,Cahuarano.

En el contexto de lo señalado, la prime-ra conclusión es reconocer que el Perú es unespacio de rica experiencia intercultural des-de hace miles de años. En un espacio comoeste, la interculturalidad es una práctica cons-tante, potenciada por la diversidad cultural quepone en juego especificidades culturales quehacen de la interculturalidad una experienciacompleja y rica.

La constatación precedente nos lleva auna serie de conclusiones subsidiarias, deentre las que señalaré sólo cuatro por ser aho-ra pertinentes:

1. La experiencia de interculturalidad en elPerú es una constante de nuestra his-toria.

2. Con cada lengua peruana tenemosespecificidades culturales que hacen dela interculturalidad una posibilidad multi-forme.

3. La cultura está sujeta a los avatares delas sociedades que la sustentan, y lasexperiencias de interculturalidad son va-riables, en unos casos enriquecedora,en otros simplemente negativas.

4. Varios grupos étnicos y sus culturasestán en peligro de extinción, por lo quesus valiosos conocimientos, acumula-

dos en miles de años, también están pordesaparecer irremediablemente. Estaeventualidad es una amenaza a las po-sibilidades de disfrute de una rica expe-riencia intercultural en el Perú.

Realidad plurilingüe

El nuestro es un país lingüísticamentefragmentado en el que se hablan numerosaslenguas que integran por lo menos catorcegrupos idiomáticos. Once de ellos se locali-zan en la floresta amazónica, formando lo quese comprende como grupos lingüísticos de laSelva. De los tres restantes, los gruposquechua y aru se distribuyen a lo largo de losAndes, encontrándose también al primero enla hoya del Amazonas; y, finalmente, el terce-ro, formado únicamente por el castellano y susvariedades regionales, se extiende a lo largode la costa y de las otras dos regiones, princi-palmente, por lo que se refiere a estas dosúltimas, en torno a los núcleos urbanos.

Por lo que respecta a las dos familiaslingüísticas andinas propiamente dichas, laquechua y la aru, su distribución territorial escomo sigue. El quechua es hablado en vein-tiuno de los veinticuatro departamentos en quese divide el país. En efecto, de éstos quedanexcluidos dos departamentos del extremonorte (Tumbes y Piura) y uno del extremo sur(Tacna). Como es sabido, sin embargo, la dis-tribución del quechua en el resto de los de-partamentos no es pareja, pues al lado delcontinuum que cubre, en dirección sur, los deÁncash hasta Puno, se divisan áreasdiscontinuas en Lambayeque (provincia deFerreñafe ), Cajamarca (provincias deCajamarca y Bambamarca), Amazonas (pro-vincia de Chachapoyas), San Martín (provin-cias de Sisa y Lamas), Loreto (a lo largo delos ríos Napo, Pastaza y Tigre), Ucayali y Ma-dre de Dios (en la región del Tahuamanu). Porlo que toca al aru, de menor distribución geo-gráfica, se lo encuentra en Lima (en el distritoyauyino de Tupe), Puno (en las provincias deHuancané, Chucuito y en algunos distritos dePuno y Sandia), Moquegua (en las provinciasde Mariscal Nieto y Sánchez Cerro) y Tacna

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Multiculturalidad, Identidad y Globalización 25

(en la provincia de Tarata). En relación con lapoblación quechuahablante, ella se calcula,incluyendo a los bilingües, en unos 4 millones;los aruhablantes, por su parte, suman algo de350 mil. Tanto el quechua como el aru consti-tuyen familias lingüísticas que comprendendiversas lenguas y dialectos.

Así, la familia quechua está integrada pordos grandes subgrupos, a saber: el quechuacentral (comprendido entre los departamen-tos de Áncash, Huánuco, Pasco, Junín y Lima)y el norteño-sureño (desglosable en el norte-ño: Ferreñafe, Cajamarca, Amazonas y losdepartamentos del Oriente; y el sureño: deldepartamento de Huancavelica al sur). Al in-terior de tales subgrupos, cuya distribuciónterritorial proporcionada es sólo aproximada,se ordenan otras tantas subvariedades que,al par que complican el panorama en su con-junto, proyectan zonas de transición entre unarama y otra. En tan complejo mosaicodialectal, la inteligibilidad, cuasi nula entre lasvariedades más alejadas de cada rama (porejemplo, entre el ancashino y el cuzqueño),puede tornarse recíproca a medida que sereduzcan las "distancias" tanto estructuralescomo geográficas (como la que se da en laprovincia limeña de Yauyos, por ejemplo). Di-cha realidad pone de manifiesto hasta quépunto las nociones de lengua y dialecto resul-tan demasiado vagas, pues si bien encontra-mos al interior del quechua configuracionesmarcadamente distintas (como las que sedan, por ejemplo, entre el francés-castellano,en un caso extremo, y el castellano-portugués,en el otro), suficientes como para considerár-selas en términos estructurales como lenguasdiferentes, la relativa carencia de autonomíade las mismas (en vista del continuum men-cionado) determina el que sean vistas a modode variaciones, demostrando una vez másque la noción tradicional de lengua obedecemás bien a criterios socioculturales y políti-cos que estrictamente lingüísticos. Por suparte, la situación del aru es menos comple-ja, toda vez que esta familia está integrada pordos (y quizá tres) variedades diferentes: laaimara, hablada en los departamentos

sureños mencionados, la jacaru y la cauqui(esta última en franca extinción), habladas enla provincia limeña de Yauyos.

Por lo que toca a las familias lingüísticasde la selva, ellas se clasifican (cf. Ribeiro yWise 1978) de la siguiente manera: (a) fami-lia arahuaca, localizada en los afluentes de losríos Urubamba y Apurímac (comprende losgrupos ashaninca, matsiguenga y piro); (b)familia cahuapana, hablada en las hoyas delMarañón y Huallaga (formada por el chayahuitay el jebero); (c) familia harakmbet, localizadaen Madre de Dios (comprende el amara-kaeri;arasaeri, huachipaeri y toyoeri); (d) familiahuitoto, en el río Putumayo (en la que se ali-nean el andoque, bora, huitoto, ocaina yresígaro); (e) familia jíbaro, en los afluentesdel Marañón (comprende el aguaruna,candoshi, huambisa y jíbaro); (f) familia pano,hablada en el Ucayali y el Yavarí (integrada porel amahuaca, capanahua, shipibo, conibo,etc.); (g) familia peba-yagua, en el Amazonas(formada por el yagua); (h) familia tacana, lo-calizada en Madre de Dios (comprende el ese-éja); (i) familia tucano, en los afluentes delPutumayo (integrada por el maijuna y elsecoya); (j) familia tupí-guaraní, entre el Ma-rañón y el Ucayali (comprende el cocama-cocamilla y el omagua); y (k) familia záparo,en el río Napo (formada por el andoa, arabeIa,iquito y taushiro). Quedan sin clasificación elcholón, lengua en vías de extinción, el ticuna yel urarina. Tales grupos idiomáticos se distri-buyen entre las 62 etnias actuales, cuya po-blación está por encima de los 200 mil. Delnúmero de grupos étnicos mencionado, lamitad tiene alrededor de mil o menos integran-tes y sólo cinco cuentan con más de 10 mil.Así, mientras que las familias arahuaca y jíbararegistran cerca del 40% de la población totalindicada (alrededor de unos 62 mil para la pri-mera, y 22 mil para la segunda), los hablantesde záparo no pasan de 18 individuos o me-nos, siendo por lo tanto éste una lengua enproceso de desaparición.

El panorama lingüístico descrito es,como se dijo, el resultado de una serie de des-plazamientos, superposiciones y migraciones

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26 Multiculturalidad, Identidad y Globalización

de las poblaciones andinas (en su sentido lato)y selváticas a lo largo de su historia. La distri-bución geográfica desigual de las lenguasobedece, por consiguiente, al rol que desem-peñaron las mismas en el proceso de forma-ción de la sociedad peruana. De otro lado, sibien las lenguas andinas gravitaron en el de-sarrollo de aquélla desde los primeros ensa-yos de síntesis cultural panandina las de laselva, aparte de los contactos fronterizos quese dieron, sobre todo, con el quechua, en elpiedemonte amazónico, continuaron con sudesarrollo propio hasta bien entrada la épocarepublicana. De manera que los contactos (yconflictos) idiomáticos, que tuvieron comoescenario tradicional la región andina, seincrementaron al consumarse la conquista dela región selvática.

La situación actual

Como resultado de los mecanismos dedominación colonial y republicana, la socie-dad andina y las comunidades selváticas fue-ron desestructurándose y destribalizándose,respectivamente. El linguicidio corrió parejocon la política etnocida y genocida de los gru-pos gobernantes. Muchas lenguas sucumbie-ron no sólo por la asimilación de sus hablantesa otros idiomas, en especial el castellano, sinotambién, sobre todo en el caso de las comu-nidades idiomáticas de la selva por la reduc-ción considerable de sus poblaciones respec-tivas, cuando no por el aniquilamiento total delas mismas. Como es de esperarse, el im-pacto de la castellanización no es el mismoen el área andina que en la floresta amazó-nica, por razones que responden a su distintaconfiguración socio-económica e histórica enrelación con la sociedad englobante. En lo quesigue se harán algunas apreciaciones referi-das al contexto andino, particularmente en lotocante a las lenguas quechua y aimara.

La situación actual del quechua y delaimara, en mayor medida en el primer caso,es la de ser lenguas venidas a menos, en fran-co retroceso en relación con la castellana. Enmuchos casos, sobre todo allí donde el im-pacto de aquella es mayor, se trata de len-

guas menospreciadas incluso por sus propioshablantes. En una sociedad diglósica, en laque las bases de la interacción idiomática ofi-cial se establecieron a través de la lenguacastellana, los propios quechua-aimarahablantes parecen haber internalizado el pro-yecto de asimilación de las clases dominan-tes. Como resultado de ello, se viene genera-lizando un bilingüismo de tipo sustractivo que,a la par que incrementa el número de hablantesde castellano (no importa qué tipo de caste-llano), disminuye la proporción de loshablantes de lenguas andinas. Tal es e1 he-cho concreto que se infiere del resultado delos últimos censos, que, si bien muestran unaumento de la población quechua-aimara ha-blante en cifras absolutas, su número porcen-tual decrece a favor del incremento notorio debilingües quechua-aimara-castellano. De estemodo, el bilingüismo no afianza al quechua nial aimara sino que les resta vigencia: conse-cuencia natural del enfrentamiento de lenguasy sociedades desigualmente pertrechadas.Sin embargo, lo dicho en relación con la pro-yección global del bilingüismo a favor del cas-tellano no debe esconder una realidad nomenos patente que si bien la lengua dominantesupera en número de hablantes a Ia vernácula,hay zonas, particularmente las que conformanla llamada "mancha india", en donde la pobla-ción de lengua andina sobrepasa al segmen-to de habla castellana. Tampoco debe esca-par de nuestra atención el carácter relativo ysiempre distorsionado de las cifras censales,pues, desde tiempos de la colonia, sabemosque los nuestros han sido "censos insensa-tos". En términos actitudinales, asimismo, sibien la hegemonización del castellano comolengua de prestigio es un hecho, ello no des-carta el que subsistan aún mecanismos deadhesión y lealtad, sobre todo intraétnica, ha-cia la lengua ancestral, a despecho de lascorrientes devaluadoras del oficialismo secu-lar. Es este reservorio de lealtades y orgullosel que garantiza una toma de concienciaidiomática más efectiva (que induzca no ya apensar en la lengua únicamente, sino a pen-sar sobre ella), que neutralice la corrientehegemonizadora del castellano, de manera

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que sin excluir esta lengua mantenga vivo elrepertorio idiomático de las poblacionesandinas.

Como efecto del carácter diglósico dela sociedad, en la que las lenguas ancestralesaparecen confinadas a su funcionamientomeramente doméstico y local, el quechua y elaimara, en tanto sistemas lingüísticos, handevenido en idiomas empobrecidos. No otroresultado debía esperarse de lenguas que,relegadas al mundo del campo y al ámbitoestrecho de la comunicación intracomunitaria,fueran perdiendo jurisdicción en los dominiosdel contexto urbano y en las esferas del inte-lecto. Si ello ocurre con una lengua de tradi-ción escrita milenaria como la castellana, enel suroeste norteamericano, ciertamente ha-bría sido un milagro que no sucediera otro tan-to en el mundo andino. De donde resulta quesi el estado actual de dichas lenguas es el deun sistema atrofiado, incapaz de responderadecuada y eficazmente a las demandas deuna sociedad contemporánea, ello se debeexclusivamente a la ausencia de un poder realque las sustente. La sujeción de sus hablantesa la cultura dominante, codificada exclusiva-mente a través del castellano, es la causa fun-damental de su pauperización gradual y sueventual bancarrota idiomática.

Tal retraimiento empobrecedor no res-ponde, como podría pensarse, a su falta demecanismos de adaptación lingüística dentrodel contexto nacional: de hecho, el quechuacomo el aimara siguen siendo lenguas vigen-tes y tal vez han enriquecido sus estructurasa costa del castellano. Dicha vigencia, sinembargo, tiene un rol subordinado y cada vezmás restringido al contexto localista y rural:su carácter marginal es la condición mismade su eventual extinción, pues, a medida quepenetre la cultura dominante hacia las zonasde refugio, el rol secundario de la lengua an-cestral desaparecerá en favor de la entroni-zación definitiva del castellano.

Cabe señalar que este proceso de de-valuación lingüística se ha visto favorecidograndemente por la ausencia de un sistema

escrito de las lenguas ancestrales. No es quela existencia de una tradición ortográfica ga-rantice de por sí la supervivencia de una len-gua; sin embargo, es cierto que un sistemaeminentemente oral está en situación de des-ventaja frente a otro de tradición escrita. Elhecho de que una lengua como la quechuano goce de una vasta tradición escrituraria,en el sentido más lato de la expresión, ha sidoutilizado como un argumento más para deni-grarlo. Tanto que existe el estereotipo de queel quechua -o el aimara- no son lenguas paraser escritas, fuera del ámbito de la produc-ción lírica incipiente o de la literatura étnica.En el contexto de las sociedades contempo-ráneas, en las que la cultura escrita constitu-ye el ambiente mismo que se respira, no pa-rece haber espacio efectivamente para laslenguas que reposan en la pura oralidad. Peroaquí también debe señalarse que el hecho deque las lenguas ancestrales no hayan desa-rrollado una tradición literaria continua se debeno a que las lenguas en sí no estén capacita-das como parece tenerla, sino más bien alhecho de haber sido desplazadas a esferasmarginales de uso para las que no hace faltael texto escrito. No es una sorpresa, por ello,el que las lenguas dominadas se caracteri-cen por no poseer ni siquiera un sistema es-crito unificado. La falta de unidad ortográficaperenniza su condición de lengua de segun-da categoría y aviva sus tendencias centrífu-gas acentuando su deshilachamiento dialectal.Afortunadamente, los esfuerzos tendienteshacia la uniformización de la escritura quechuay aimara, como resultado de una de las medi-das implementadoras del decreto deoficialización del quechua del gobiernoprimafásico, han venido cuajando en un usocada vez más generalizado, tal como puedeverse en la producción de materialesdidácticos, textos de lectura, y en la recopila-ción de la literatura étnica. Persisten, sin em-bargo, viejas tendencias disruptivas alentadaspor regionalismos estrechos así como poragentes foráneos (como el ILV) que se empe-ñan en exacerbar diferencias superficiales allídonde existen áreas de continuidad y unidadsupralocales.

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Perspectivas

Las perspectivas que se ciernen sobreel futuro de las lenguas andinas son, de nomediar cambios profundos en la estructurasocioeconómica y política del país, ciertamen-te sombrías. Ya se dijo cómo la unidirecciona-lidad en la mudanza idiomática favorece alcastellano, a través de un bilingüismo que a lalarga debilita y anula la competencia lingüísti-ca en la Iengua ancestral. En este sentido, lasproyecciones hechas sobre el uso idiomáticoen la vecina república de Bolivia, sobre la basede los resultados arrojados por el censo de1976, son ilustrativas. De no producirse cam-bios estructurales en la sociedad boliviana dehoy -que, un poco simplistamente, puede serequiparada en términos sociolingüísticos a lazona de la "mancha india" peruana-, hacia elaño 2040 (es decir, dentro de unos treinta ytres años) todos los niños de 10 años en ade-lante sabrían castellano, aunque de maneraincipiente; y alrededor de la segunda centuriadel año dos mil se habría producido la extin-ción total de las lenguas ancestrales (cf. Albó,1980). Tales proyecciones, que pueden sermuy bien esgrimidas como argumentos con-tundentes en cara a los proyectos de reivindi-cación idiomática, deben constituir un toquede alarma para quienes se hallan empeñadosen subvertir el ordenamiento diglósico de lasociedad global.

Frente a tal panorama, se impone, en-tre quienes manejan tales lenguas o las sien-ten como suyas, una tarea urgente de defen-sa idiomática. Dicha labor debe traducirse,entre otras actividades, en la elaboración dela lengua ancestral. Elaborar una Iengua sig-nifica no solamente codificarla para preservar-la, sino, más fundamentalmente, para prepa-rarla a fin de que responda eficazmente a lasexigencias que la sociedad contemporánea leplantee. Significa actualizarla, para que salien-do de sus zonas de refugio pueda ser em-pleada en otros contextos que no sean sólo elcampo y la intimidad del hogar. Tarea que noes fácil, pero que tampoco resulta imposible.Relegada a cumplir funciones básicamentelocales y afectivas, la lengua debe entonces

asumir también funciones de naturaleza inte-lectiva a cabalidad: debe equipársela a fin deque puedan vertirse en ella los contenidos dela ciencia y la tecnología contemporáneas.

Dicha empresa supone el desarrollo deuna literatura -o, mejor, escritura- quechua yaimara. La práctica escrituraria creará losmecanismos propios para el enriquecimientoy la ampliación de su repertorio léxico al mis-mo tiempo que le permitirá alcanzar una ma-yor precisión y soltura en su nivel sintáctico yestilístico. En este sentido, debe recordarseque, por lo menos en lo que toca al quechua,existe un extraordinario precedente que sólonecesita ser retornado: nos referimos a la la-bor de los quechuistas de la Colonia. Los es-critores quechuas de entonces desplegaronun esfuerzo que asombra, pues demostraronampliamente que la lengua, al menos formal-mente no tenía nada que envidiar al castella-no de entonces. Al margen de la utilización deIa lengua con fines que hoy calificaríamos deetnocidas -la catequización-, queda el esfuer-zo de elaboración idiomática como un ejem-plo que debe ser la fuente de inspiración paratodo intento futuro de normalización.

La elaboración idiomática deberá hacer-se a través del establecimiento de centros queasuman la tarea de planificación del uso lin-güístico. Llámense academias, centros cul-turales o asociaciones de escritores, la expe-riencia demuestra que tales instituciones sonnecesarias para uniformar criterios y normali-zar la lengua. Demás está señalar que allídonde existen instituciones que dicen velar poruna lengua, pero en cuyo seno ni siquiera sela emplea como medio en las deliberacionesrutinarias, estamos obviamente frente a orga-nismos que lejos de cumplir con sus cometi-dos básicos no hacen sino contribuir aperennizar el discrimen idiomático: nada pue-de esperarse de las academias que empie-zan por desterrar el uso de la lengua dentrode sus propias instituciones. Tal ha sido, sinembargo, la conocida práctica de la acade-mia cuzqueña de la lengua: sus miembros,que más parecieran preciarse de hablar uncastellano "castizo" (con zeta), no hacen sino

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consolidar la condición interdicta de la lenguaancestral.

Por ello, la elaboración lingüística debepartir fundamentalmente de los auténticosusuarios de la lengua. De allí la necesidad ur-gente de la formación de cuadros de escrito-res en lengua nativa. En la tarea de formaciónde tales cuadros jugará un rol fundamental laeducación bilingüe, concebida ésta como laenseñanza y aprendizaje en ambas lenguas,sobre todo en su nivel escrito. No cabe aquí lamodalidad de la enseñanza bilingüe tradicio-nal que toma la lengua ancestral como unmedio y no como un fin; se trata, más bien, depropugnar, como afortunadamente vienen ha-ciéndolo ya algunos programas, una educa-ción bilingüe intercultural e interlingüística.Ocioso es señalar cuán estrechamente rela-cionadas están una y otra actividad: para pro-pugnar una enseñanza bilingüe que empleeambas lenguas como medios de instrucciónse requiere, como ya se mencionó, de la acu-mulación de materiales escritos en lenguaancestral. En tal sentido, es urgente convo-car a los intelectuales bilingües a fin de querompan con el estereotipo según el cual elquechua o el aimara no son lenguas para serescritas. Se necesitan ensayos y no solamen-te la producción de literatura tradicional. Si-guiendo el ejemplo de otras latitudes, es con-veniente asimismo convocar a concursosescriturarios en idioma ancestral, a fin de queello estimule la creatividad de sus propiosusuarios. Toda esta labor coadyuvará al incre-mento de una literatura que servirá de mate-rial rico y variado en el desarrollo de la lenguay en su eventual intelectualización.

Uno de los aparentes obstáculos en elproceso de norrnalización idiomática es la ac-tual fragmentación del quechua, que si biense trata de una realidad lingüística incuestio-nable, no significa sin embargo que no seaposible su nivelación a través de la lenguaescrita. Esta relativa uniformización no podrálograrse en tanto los lingüistas se esmerenen destacar y magnificar las diferencias pos-tulando sistemas de escritura atomizantes,perdiendo de vista que, como las lenguas de

tradición escrita nos lo ilustran, la variedadescrita no tiene por qué ser reflejo fiel de lasmanifestaciones orales de una lengua. Los lin-güistas no debieran confundir, como lo hacenhasta la actualidad, transcripción con escritu-ra, notación simbólica con ortografía. Aquí,lamentablemente, el lingüista, orgulloso de suciencia, cae en la miopía del lego, que tiendea identificar escritura con deletreo.

Concebida la defensa idiomática en lostérminos señalados, no debe entenderse éstacomo un afán aislacionista ni menosrevanchista en favor de las lenguas y culturasancestrales. En una sociedad como la perua-na, en la que el castellano ha devenido en len-gua mayoritaria, sería absurdo y antihistóricoel rechazarlo. De lo que se trata es de buscaruna solución más justa al conflicto idiomáticodentro del marco de una verdadera coigualdadlingüística.

A lo largo de nuestra historia se ha vistocómo la defensa de las lenguas ancestrales,del mismo modo que la de sus propioshablantes, surgió como resultado de los es-crúpulos de conciencia de los grupos domi-nantes. Las decisiones sobre políticaidiomática fueron tomadas al margen de losintereses de las poblaciones afectadas. Porello, el fracaso de las corrientes indigenistasdebe ser entendido como el resultado de sucarácter postizo, es decir, divorciado de losintereses genuinos de los grupos de interés.No pueden defenderse, obviamente, derechosajenos con la misma intensidad ni con el mis-mo celo que los propios. De allí que, en ade-

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lante, la reivindicación cultural y lingüísticadeberá partir de la iniciativa de los grupos afec-tados; toda lucha en tal sentido partirá desdedentro, es decir deberá ser autogestionaria.Sobra decir que tales conquistas tienen queestar aparejadas de cambios socioeconó-mi-cos que modifiquen drásticamente la situaciónde explotación y marginación por la que atra-viesan las distintas nacionalidades que con-forman el Perú no oficial.

INTERCULTURALIDAD Y DEMOCRACIA

La cultura de un país representa uno delos máximos logros alcanzados por un pue-blo o nación a través de su proceso histórico.

Ante todo, cabe preguntarse cómo en-tender las nociones de democracia e intercul-turalidad. Por democracia podemos entenderel ejercicio efectivo del derecho a la diversi-dad, a la participación y toma de decisiones,dentro de un tejido de relaciones regidas porla equidad. Consecuencia de ello será el re-conocimiento del derecho de las minorías paraplantear su proyecto de desarrollo histórico,articulado al proyecto de desarrollo nacional.Dicho esto, sin embargo, hay que indicar que,en tanto concreción histórica usual en el mun-do Occidental, la democracia no siempre ase-gura a los miembros de la sociedad participaren las decisiones que comprometen su vidacolectiva. En la actual circunstancia histórica,el modelo de democracia, como todoconstructo o paradigma, debería estar sujetoa revisión, tanto en su extensión como en sucomprensión.

La interculturalidad puede ser concebi-da como paradigma o como estado de cosas.En tanto paradigma o utopía, la interculturali-dad significa un proceso dinámico que apun-ta a la instauración de relaciones democráti-cas, a la apertura total y a la igualdad de con-diciones entre los actores de una sociedad.Una condición para acercarnos a ese ideal esla descentralización de los poderes y la igual-dad de oportunidades para los diferentes gru-pos sociales. En otros términos, se hace ne-cesario construir un proyecto social participa-

tivo que genere relaciones sociales basadasen la convivencia social y la equidad econó-mica, lo cual implica el cumplimiento efectivode los derechos humanos y políticos consig-nados en la legislación nacional e internacio-nal.

En tanto estado de cosas, la intercultu-ralidad implica la existencia de relacionesasimétricas entre los diversos grupos y po-blaciones, en todos los dominios: económi-co, social, político, lingüístico y cultural. Estogenera una situación de conflicto cuyos efec-tos son la intolerancia, la marginación, la dis-criminación social, la dominación ideológica,la usurpación de derechos (lengua, tierras,educación, servicios) y la desigualdad econó-mica, susceptibles de expresarse, por ejem-plo, en las relaciones de mercado.

De lo expuesto anteriormente, se dedu-ce que la construcción de la democracia tie-ne que ver directamente con la interculturali-dad en tanto ideal deseado; y esto es particu-larmente válido para las sociedades fuerte-mente multiculturales. En ese sentido, demo-cracia implica necesariamente interculturali-dad, e interculturalidad implica necesariamen-te democracia.

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La identidad nacional se refiere especial-mente a la distinción de características espe-cíficas de un grupo. Para esto, muy diferen-tes criterios se utilizan, con muy diferentesaplicaciones. De esta manera, pequeñas di-ferencias en la pronunciación o diferentes dia-lectos pueden ser suficientes para categorizara alguien como miembro de una nación dife-rente a la propia. Asimismo, diferentes perso-nas pueden contar con personalidades ycreencia distintas o también vivir en lugaresgeográficamente diferentes y hablar idiomasdistintos y aún así verse como miembros deuna misma nación. También se encuentran ca-sos en los que un grupo de personas se defi-

ne como una nación más que por las carac-terísticas que comparten por aquéllas de lasque carecen o que conjuntamente no desean,convirtiéndose el sentido de nación en una de-fensa en contra de grupos externos, aunqueéstos pudieran parecer más cercanos ideoló-gica y étnicamente, así como en cuestionesde origen (Wikipedia, enciclopedia).

EL PERÚ: SUMA DE IDENTIDADESDIVERSAS

La peruanidad es concepto rico y múlti-ple, que abarca todos los milenios y todos loscolores, desde los rojiblancos de la actualenseña patria hasta los del arco iris del em-blema de los Incas, así como la diversacromática de nuestras pieles y ojos. Somos"todas las sangres", según la feliz frase deJosé María Arguedas. Todas las culturas: unpequeño planeta. En suma, la peruanidad esreal y tangible. La identidad es un propósito.

¿CUÁNDO NACIERON LAS NACIONES?

Los historiadores discuten el momentoen que nacieron las naciones: en todo casoparece haber sido al fenecer la Edad Media ofeudalismo, en perspectiva europea.

El Perú es caso complejo por la hetero-geneidad de sus componentes; por ello es quealgunos autores señalan que el Perú es unEstado y un país, mas no una nación. Ésta,sin embargo, puede hallarse en proceso deformación, por la mezcla de sus elementosintegrantes. Algo similar sucede en varias par-tes de América, donde se enfrentan una vigo-rosa herencia indígena con raigambre prehis-pánica y una capa social, étnica y cultural que

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primordialmente deriva de la ocupación espa-ñola de tres siglos. Estas tierras americanasson Guatemala, Nicaragua, El Salvador y encierta medida Méjico. En los Andes, Perú,Ecuador y Bolivia.

¿CUÁNDO NACE EL PERÚ?

Muchas naciones siguen todavía dialo-gando en torno a la época precisa en que sur-gieron a la historia. En el Perú también se hapromovido debates absurdos inspirados porun hispanismo ñoño (que nada tiene que vercon la España verdadera del Cid o de Goya).No hace tantos años, Pareja y Paz Soldánsostenía que los peruanos éramos "españo-les que habíamos perdido el boleto de retomoa España". Este afán de borrar la memoriaindia puede verse desde un inicio y por elloFrancisco Pizarro tuvo la desfachatez -es lapalabra correcta- de "fundar el Cuzco" un 23de marzo de 1534; y aunque Manco Inca leenmendaría la plana poco después, el hechoestá allí, como en la Plaza de Armas de Lima,capital del Perú, donde hasta hace poco seerguía la estatua, no al fundador de Lima es-pañola sino al conquistador del Incario, puesse presenta a caballo y espada en mano (asíno se fundan ciudades); y decimos "de la LimaEspañola" porque hubo otra, antes, la Limayunga, hermosa y polícroma que aquél arra-só para dar sitio a sus compañeros de em-presa. Esa Lima yunga de la cual nadie quie-re acordarse en país tan alienado como elnuestro.

En tema tan conflictivo como el naci-miento del Perú, bueno es oír a Jorge Basadre:"Creemos casi siempre que historia del Perúquiere decir "historia de los hechos ocurridosen relación con el Estado llamado Perú". Li-mitación de concepto, a la vez que vaguedaden la perspectiva del tiempo. Su origen hállaseen el tradicional encajonamiento de la historiadentro de los sucesos, los individuos y las ins-tituciones. La historia de las ideas y de lossentimientos puede brindar, sin embargo, su-gerencias y virtualidades innumerables.

"Así es como se llena de resonanciaesta pregunta de aparente sencillez: ¿Cuán-do nace el Perú? La respuesta puede ser vo-ceada desde distintos ángulos. El geólogo daránoticia del momento determinado en la vidade la tierra a la cual corresponden las distin-tas capas del suelo peruano. Para el historia-dor de la cultura occidental, el Perú entra enescena cuando Francisco Pizarro arriba aTumbes. Un estudiante de Derecho Políticoresponderá con aquella estampa de la Plazade Armas de Lima, en el instante en que SanMartín pronuncia sus palabras: "Desde estemomento…". En cambio, cuando se trata deaveriguar acerca del nacimiento de la concien-cia nacional peruana, la respuesta sólo pue-de darse después de una pesquisa. Pasadomuchísimo tiempo después de la formacióngeológica del territorio, sólo algunos siglosdespués del desembarco de Pizarro, y algúntiempo después de la encendida escena de laconciencia nacional peruana, aún no lo sufi-cientemente madurada.

"El Perú, como nombre y como hechosocial, donde coexisten lo hispano y lo indíge-na, no aparece modesta o desapercibida-mente. No proviene de que el Estado españolfija linderos y demarca provincias. Es una nue-va sociedad la que nace entre sangre y llantoen un abismo de la historia con un estrépitoque conmueve al mundo. El Estado españolllega más tarde, después de constatar elacontecimiento, con el fin de utilizar y admi-nistrar esta realidad ya bullente. El mismonombre "Perú" es fruto de ese impulso colec-tivo, lucha y connubio a la vez: surge de unbautismo anónimo, desplazando el nombreoficial de "Nueva Castilla". Entendámoslo bien;no es "Nueva Castilla, es el Perú." De "Medi-taciones sobre el destino histórico del Perú"(Juan José Vega)

A continuación citamos algunasreferencias hechas por Jorge Basadreacerca de la identidad nacional:

"Los hombres que fundaron la Repúbli-ca fueron generosos, idealistas y patriotas;pero les faltó tener una conciencia plena del

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Perú en el espacio y en el tiempo. No tuvieronuna conciencia plena del Perú en el espacio,porque sólo en 1829 quedaron estabilizadoslos límites en el norte; y todavía, durante mu-chos años (hasta 1842) no quedaron fijos loslímites por el sur y porque sólo en 1851 sefirmó un tratado incompleto con el Brasil, mien-tras quedaba sin deslinde definitivo hasta elsiglo XX el resto de esa frontera y totalmentesin demarcación las de Colombia, Ecuador yBolivia."

"Tampoco tuvieron una conciencia ple-na del Perú en el tiempo. Creyeron inventarun país nuevo. Ignoraron que este país teníaprecisamente un privilegio envidiable: el privi-legio de una vieja cultura. De la Colonia habla-ron como si sólo hubiese sido el "largo tiem-po", durante el cual "el peruano oprimido, laominosa cadena arrastró". Y si pensaron enlos Incas, no vieron los problemas y las ense-ñanzas que de esa época emanaban."

"La efervescencia política, el predomi-nio de abogados y de sacerdotes en las asam-bleas parlamentarias y en las antecámaraspalaciegas tuvieron su origen en la Emanci-pación."

"Las supervivencias de la época hispá-nica eran muy hondas. El Virreinato y la Re-pública hallábanse ligados por una comunidadde idioma, de religión, de instituciones y deespíritu. El idioma castellano fue el idioma ofi-cial de la República y en él se escribieron lasleyes, los decretos, las proclamas, los mani-fiestos, los periódicos, los folletos y los libros,aun aquellos que entre 1822 y 1825 y luego,entre 1862 y 1866, atacaron duramente a Es-paña."

"La religión católica siguió como la reli-gión oficial y el clero conservó su influencia,tanto sobre las clases populares, como so-bre las clases acomodadas. Si la Repúblicamisma, como ya se ha dicho varias veces, seerigió sobre el Virreinato, las intendencias fue-ron el antecedente de los departamentos. Allado de la supervivencia del idioma y de la re-ligión, se mantuvo la supervivencia del dere-cho."

"Cabe igualmente señalar de inmedia-to, que no hubo solución de continuidad entrela educación colonial y la educación republi-cana. Perduraron el analfabetismo popular; latendencia clásica y formalista en la instruc-ción, en todos sus grados; el alejamiento dela orientación técnica; el régimen escolar quese iniciaba en las escuelas de primeras le-tras, continuaba en las aulas de latinidad y ter-minaba en los colegios, mezcla estos últimosde planteles de enseñanza primaria, secun-daria y profesional. Perduró también el des-cuido en la preparación intelectual de la mu-jer."

"Pero, por otra parte, el Virreinato nohabía sido creado de la nada. Había, en ciertaforma, reemplazado al Imperio de los Incas.De ahí y aun de épocas más lejanas que, sinembargo, habían desembocado en el impe-rio, venían también importantes superviven-cias. Ellas estaban, sobre todo, en la presen-cia misma del elemento indígena, de alto por-centaje dentro del total de la población. Sucaso era, en forma trágica y formidable el delos que se llama en alemán Grundvolk, pue-blo-raíz aferrado a la tierra a través de los si-glos. En las comarcas del interior manteníanseaún, por ejemplo, restos del antiquísimo aylluo comunidad de tierras conservado y, a ve-ces alterado por las leyes de la metrópoli."

"La realidad histórica del Perú era, pues,el resultado de las distintas etapas que, a suvez, habían creado confluencias o superpo-siciones de estratos culturales y sociales aveces integrados, a veces mal soldados yhasta separados por aislamientos y divergen-cias. En primer término había sido posible unacontinuidad esencial a través de los siglos,bajo una unidad de gobierno político y admi-nistrativo a pesar de las distancias geográfi-cas y a pesar de las contradicciones caracte-rísticas de las distintas grandes épocas(Preínca, Inca, Conquista-Virreinato e Indepen-dencia). Pero, al mismo tiempo, surgía, concarácter patético, el problema primordial de ladeficiente integración nacional. Resultaba élde la difícil comunicación entre las distintasregiones, lo cual favorecía las semillas del

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particularismo. Provenía, asimismo, de la per-manencia de diversas capas étnicas y socia-les y de sus formas de vida como sistemasculturales cerrados, a pesar de eventuales ocotidianos contactos. Como tercera nota ca-racterística, ostentaba la proporción demasia-da pequeña de los grupos dirigentes dentrodel conjunto de la población total. Estos treselementos debían repercutir necesariamente

en todos y en cada uno de los problemas so-ciales del país, así como en las posibilidadesde su desarrollo económico."

Un ex presidente habló del Perú y susconfundidas gentes, hay antecedentes querevelan razones y sinrazones para ello. ¿De-berá seguir siendo esta nebulosa el destinoletal para el Perú? ¿Dónde están los hombresde Estado?

LECTURA

¿Existe identidad nacional en el Perú?

¿En qué se basa la "peruanidad"?Eduardo Arroyo

Dicen las malas lenguas que al peruano le falta identidad nacional. Es un craso error porquetodo ser humano como toda colectividad define siempre un modo de ser, un modo de pensar, decomportarse. No hay ser humano ni colectividad nacional sin rasgos propios, originales. Todo loexistente perfila, pues, una identidad. Tal vez lo correcto sea decir que la identidad es sólida odébil, feble, ambigua, malaguosa o fuerte.

¿A quién le falta identidad nacional en el Perú? Si entendemos ésta como el arraigo denuestras raíces, historia, valores, la experiencia peruana revela a una sociedad, más bien, deidentidades fuertes. ¿Podrá alguien decir que nuestros paisanos, los qosqorunas (Cuzco) no sonclaros y meridianos en su modo de ser? Si hasta el centro, el ombligo del mundo se sienten.¿Habrá alguien tan miope que no encuentre solidez en los aymaras, los hombres de bronce? ¿Yqué decir de los huancas como de nuestros paisanos de Ayacucho o de Huancavelica, seguros delo suyo pero desamparados tantas veces en nuestra historia patria? ¿Puede alguien ser tan despis-tado que encuentre falta de carácter, de temperamento nacional en nuestros campesinos cocaleros?Y si cambiamos de región, ¿acaso los chiclayanos, los piuranos, los tumbesinos, los huaracinos,los trujillanos o los hombres y mujeres de Iquitos no están escribiendo en los últimos tiempos ydesde siempre páginas de lucha, de dignidad, de amor al terruño, a lo propio? Ni hablemos de losnacidos en la denominada República de Arequipa, los que a partir de su entronque histórico con elCuzco y Puno configuraron hace varios siglos una región semi-independiente poco ligada a lacapital, con mucha autonomía, circuitos comerciales propios, hasta tren regional y salida comer-cial hacia Bolivia como lo podemos encontrar en valiosos ensayos de Tito Flores Galindo y BaltacoCaravedo Molinari. Destaca además el orgullo de los chalacos y de todos los regionalismos.

¿Cómo ha podido difundirse esa monserga de falta de identidad del peruano cuando encon-tramos un tremendo potencial identitario? Lo que pasa es que la llamada identidad nacional no esuna sumatoria de identidades múltiples. Sumando identidades regionales fuertes no resulta unaidentidad nacional fuerte, menos en un país que se caracteriza por tener una composición étnicamuy heterogénea. ¿No serán los estamentos criollos los que no viven identificados con la historiapatria y sus valores nacionales? Porque que sepamos son ellos los que han gobernado nuestropaís desde el grito libertario y han dado escasas muestras de solidez en sus proyectos políticos,en sus plataformas gubernamentales. ¿Dónde pues la debilidad, la falta no de identidad sino depatriotismo, de amor por lo nuestro y la venta fácil de nuestros recursos a los extranjeros? ¿Acasono es desde Lima desde donde se ha dirigido el Perú a partir de 1532 y posteriormente a partir de1821?

Tal vez en la regionalización y en el incipiente proceso de descentralización, se encuentre elcamino para sacar adelante el país con su unidad y diversidad simultáneas.

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La peruanidad

Podemos considerar que la unidad deun país se basa en la diversidad de puntos encomún que pueden tener sus habitantes.Cuanto mayor sea el número, habrá una co-hesión más firme, con una mejor manera derelacionarse entre sí. Estos factores comu-nes están íntimamente ligados con los valo-res éticos, morales, culturales, étnicos, socia-les, históricos y religiosos que comparte unapoblación y generan su nacionalidad. La grandiversidad del Perú, en todos estos campos,hace aparentemente difícil articularlos paraestablecer lo que nos identifique como unasola nación. Sin embargo, los miles de añosde historia que han escrito o transmitido ver-balmente los peruanos nos permiten tejer esehilo conductor al que llamamos peruanidad.Este concepto está básicamente representa-do por un conjunto de símbolos cuya lista nun-ca va a ser completa ni oficial. Es apenas unaselección -y, como tal, arbitraria- de algunasde las principales imágenes ligadas con el tra-bajo, la naturaleza, la historia, las costumbresy las creencias de los peruanos. A estas re-presentaciones concretas se suman aquellasintangibles, las que están dentro del imagina-rio popular. Éstas nos permiten lograr unamejor identificación con las raíces más pro-fundas de nuestra idiosincracia. Además per-miten que tengamos una voz propia y singu-lar, una personalidad social, que nos distin-gue de los demás habitantes del planeta.

Sin embargo, los símbolos -salvo losformales, como nuestros himno y bandera- nose escogen de antemano, sino que debencuajar y ser funcionales en un espectro bas-tante amplio de la sociedad. ¿Qué hace quede tantos platos sea el cebiche el más distin-tivo de peruanidad? ¿Y por qué de las múlti-ples danzas el huayno y la marinera se aso-cian más con nuestra identidad? Un país sinpasado, o que no rescate su pasado, es unpaís sin futuro, pues no tiene dónde reflejar-se. Y el Perú, a pesar de los numerosos pro-blemas que sufre y ha sufrido, tiene todavíauna memoria sólida. Ni la conquista ha hechoolvidar a Pachacútec, ni la independencia a la

tapada limeña. Ahora, la manera como noso-tros nos vemos no es necesariamente la ma-nera como nos ven en el exterior. Y eso tam-bién forma parte de nuestro mosaico simbóli-co, aunque no sean conceptos que maneje-mos cotidianamente. Por ejemplo, la expre-sión internacionalmente difundida "Vale unPerú" alude a toda una mitología creada entorno al oro -imaginario y real- de los Incas.Este tipo de afirmaciones apelan a un pasadograndioso, pero no reflejan que el Perú sigabuscando internamente más elementos quecohesionen su identidad, su peruanidad. Elsurgimiento de nuevos símbolos que repre-senten los valores comunes de nuestros pue-blos, conscientes de una realidad pluricultural,nos permitirá avanzar juntos hacia un futurocomún.

La diversidad cultural

Pocos países como el Perú pueden ex-hibir el variado resultado cultural de un cons-tante mestizaje gracias a la adaptación denumerosas razas, lenguas y culturas prove-nientes de las geografías más diversas de laTierra, ya que por múltiples razones nuestropaís ha recibido, durante su historia, a tresprincipales grupos de migrantes provenientesde África, China y Japón, que han aportado losuyo a la peruanidad. Los idiomas oficialesson el castellano (que domina el 75% de lapoblación) y el quechua, considerándose tam-bién el idioma aymara, de uso muy difundidoen el sur del Altiplano. Además, se debe tenermuy en cuenta las más de 55 lenguasamazónicas con las que se comunican igualnúmero de tribus. La lengua es la más clararepresentación de nuestro mosaico cultural.El Perú es el país de "todas las sangres", aun-que la presencia indígena es muy fuerte. Y nosólo en la zona andina, sino también en laAmazonía, con numerosas familias étnicascon un perfil propio (asháninkas, aguarunas,machiguengas y otras). Cada grupo étnico -incluyendo a los negros, blancos y mestizos-tiene sus propios mitos y una particularcosmovisión. Pero no todo es estático; hayun proceso de cambio cultural que afecta alas poblaciones indígenas expuestas a la in-

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fluencia de la urbe y los valores occidentales.Es un nuevo mestizaje, que genera su propiadinámica y sus propios códigos, los que man-tienen en constante modificación a nuestrasociedad. (Copyright 2002 Empresa EditoraEl Comercio S.A.)

GLOBALIZACIÓN

Un término difícil de definir pero que, encualquier caso, está determinado por dos va-riables:

• Una se refiere a la globalización de ca-rácter financiero que ha tenido lugar enel mundo al calor de dos fenómenos: losavances tecnológicos y la apertura delos mercados de capitales.

El Banco de Pagos Internacional ha es-timado que las transacciones mundia-les de dinero (en los distintos mercadosde divisas) asciende a alrededor de 1,9billones de dólares (cuatro veces el PIBespañol). Estos flujos de capitales hanenriquecido y arruinado a muchos paí-ses, ya que la solvencia de sus divisasestá en función de la entrada y salida decapitales. Y eso explica, en parte, crisisfinancieras como las de México, Rusia,o el sudeste asiático. De ahí que losmovimientos contra la globalización ha-yan reivindicado el establecimiento de lallamada Tasa Tobin, que no es otra cosaque la creación de un impuesto que gra-ve los movimientos de capitales.

• La otra globalización, se trata de las tran-sacciones de bienes y servicios que serealizan a nivel mundial.

En este caso, son los países pobres ylos mayores productores de materias pri-mas (que en muchos casos coinciden)los que reclaman apertura de fronteras,ya que tanto en Estados Unidos comoen la UE existe un fuerte proteccionis-mo. Muchas ONGs de las que se mani-fiestan contra la globalización quierendesarrollar el comercio, pero no los ca-pitales.

Multiculturalismo y globalización

"El origen de numerosos conflictosétnicos del mundo actual está en problemasimputables a la manera en que el Estado-na-ción moderno encara la diversidad étnica. Laspolíticas sociales, culturales y educativas se-guidas por los Estados reflejan directamenteestas tensiones. (...) Una educación realmentepluralista se basa en una filosofía humanista,es decir, en una ética que considera positivaslas consecuencias sociales del pluralismocultural".

Hemos mencionado cómo el fenómenoactual de la "globalización", que tiene comoeje conductor la revolución tecnológica e in-formática de las comunicaciones, rompe lasmúltiples fronteras culturales, pero también lasde los Estados-nacionales. Una suerte de"homogeneización" se instala, amenazandodesplazar o destruir a nivel del orbe los refe-rentes tradicionales nacionales y culturales através de los cuales los pueblos se han veni-do autocomprendiendo.

Constatamos nuestras semejanzas ydiferencias con otros pueblos, en nuestrasaspiraciones y problemas. Nos asombramosdesde el Perú al descubrir que los procesosde descolonización a nivel mundial (en el cer-cano oriente, en el sudeste asiático, en el Áfri-ca, etc.) y la caída del bloque soviético (o se-gundo mundo) coinciden con la emergenciade un nuevo tipo de reclamo que -a pesar delas grandes diferencias de acentos- nos sue-nan familiares, pues giran en torno al tema dela identidad, sea ésta nacional o cultural. Di-chos reclamos, provenientes de la pluralidadde culturas -antes más o menos silenciosa-mente acopladas- han llevado en muchoscasos al desmembramiento de los Estados-nacionales modernos. Surgen por doquier gri-tos de reclamo por "políticas de reconocimien-to", al interior de los países y en las relacionesinternacionales. En este marco observamos,con inquietud, el surgimiento de fundamen-talismos religiosos y terrorismos nacionalis-tas sanguinarios.

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El tema de la llamada "globalización" dela cultura plantea, pues, bajo una nueva luz latensión entre la "universalidad" que requierela noción de identidad nacional en todo Esta-do nacional y constitucional, y la "particulari-dad" de las múltiples culturas que normalmen-te se hallan a su base, y que claman por unrespeto y reconocimiento en su singularidad.

El debate filosófico contemporáneo en-tre los defensores del "comunitarismo" y del"liberalismo" -en torno a los fundamentos so-bre los que deben levantarse las democraciasconstitucionales contemporáneas- permiteilustrar la tensión entre el reconocimiento yrespeto que reclama la "multiculturalidad", porun lado, y la "universalidad" y homogeneidadformal de los derechos civiles del individuo entodo Estado-nacional, por el otro, sobre cuyabase y de modo contractual deben configu-rarse los estados políticos y sus constitucio-nes, con independencia de los reclamos delas colectividades particulares que los integran.

Esta discusión, posiblemente planteadadesde la aparición del texto del norteamerica-no liberal John Rawls, Teoría de la Justicia,reabre un viejo debate que se dio en el sigloXIX entre los liberales individualistas defenso-res de las "sociedades abiertas" y aquellospensamientos "liberales" y críticos quegestaron los estados totalitarios del siglo XX,debate que hunde sus raíces en los orígenesde la modernidad, y que también puede verserepresentado por las lecturas antagónicas deKant y de Hegel. Sin embargo, los interlocu-tores han cambiado mucho. El pensamientoliberal que representa John Rawls se ha vistoenriquecido por los aportes del alemán JürgenHabermas que, si bien procede de las cante-ras de la crítica neomarxista de la antiguaEscuela de Frankfurt, se alínea decididamen-te con el formalismo kantiano para reforzar losargumentos de esta concepción. No se tratade defensores del neo-liberalismo que -dejan-do todo en manos de un mercado auto-regu-lador- representa una caricatura del mismo,sino de los grandes defensores de una con-cepción liberal y contractualista que permitela articulación entre el Estado y los derechos

universales de los individuos, fundamental-mente aquel de "justicia".

Sus planteamientos inmediatamentesuscitaron la respuesta crítica de determina-dos filósofos a los que se les denominó"comunitaristas". Éstos, a su vez, no han deser confundidos con los "comunistas" ni sertildados, como equivocadamente lo haceFukuyama, de "enemigos principales de lademocracia", pues son todos defensores delas democracias constitucionales, e inclusose autodenominan "liberales", aunque de otrocuño. Los representantes de esta respuestacrítica -como los filósofos católicos AlisdairMcIntyre y Charles Taylor, y el filósofo judío-norteamericano Michael Walter- se nutren defuentes aristotélico-escolásticas o hegelianas,aunque sus posiciones no son enteramenteuniformes. Ellos se presentan no sólo comodefensores de la "multiculturalidad", sino dela concepción de los individuos a partir de suspertenencias previas a comunidades o socie-dades colectivas culturales. Éstas no son "ele-gidas" de entrada; se trata más bien de co-munidades que se articulan desde los núcleosfamiliares, comunales y nacionales, con un en-tramado de valores, motivaciones y deberestradicionales de los Estados, consagradas ensus constituciones, sólo pueden ser "forma-les", abstractas y "neutrales", basadas en con-sensos y en pactos colectivos. Si se les diera

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un contenido específico a lo que se entiendepor "justicia", optando por un concepto deter-minado de "vida buena", se arriesgaría coar-tar los derechos universales de cada indivi-duo, como el derecho a optar por distintascostumbres culturales, a opiniones divergen-tes, o a creencias políticas, religiosas yaxiológicas determinadas, entre otras cosas.Manteniéndose en un nivel puramente formal,se pretende rendir justicia a todos por igual.

Las principales críticas dirigidas a estaposición consisten en acusarla de ser "ciega"e irrespetuosa respecto de las diferenciasculturales, el de carecer de un reconocimien-to político de las mismas -puesto que sólo esnormativo lo que vale para todos-, y el de ne-gar de este modo la identidad de las distintascolectividades culturales forzándolas a inte-grar moldes "homogéneos" que les son aje-nos. La proclamada "neutralidad" del concep-to "formal" liberal de justicia es además enga-ñosa, puesto que ella enmascara un"eurocentrismo" y el prejuicio de la hegemo-nía de la cultura occidental. Por último, no so-lamente en las constituciones liberales no serecogen las apiraciones de las colectividadesmulticulturales, sino que no se garantiza lasupervivencia de ninguna.

Frente a estas críticas, Habermas quie-re fortalecer la tesis liberal sosteniendo quees fundamental distinguir entre una nociónamplia de "cultura", que puede ser distintasegún los grupos de ciudadanos que consti-tuyen una nación, y la "cultura política", aque-lla del respeto mutuo por los derechos de to-dos. Él piensa que de ese modo, la democra-cia constitucional también garantiza "igualesderechos de coexistencia" a las colectivida-des "multiculturales". Los "derechos colecti-vos" de estos grupos culturales son los dere-chos individuales de libre asociación y de nodiscriminación. Pero él es muy claro en seña-lar que esto no garantiza en absoluto la su-pervivencia de cultura alguna. Afirma que lasculturas no pueden ser abordadas ni tratadasdesde los proyectos políticos como si fuesen"especies en vías de extinción", pues esto lasprivaría de su organicidad vital e incluso de su

libertad intrínseca de revisar, criticar e inclusorechazar elementos heredados de sus pro-pias identidades culturales. En este sentido,Habermas ha pretendido "dar un paso" paratender puentes entre el "universalismo" de la"cultura política", y el "particularismo" de la"multiculturalidad". Su concepto de "culturapolítica" da, a su vez, lugar a un nuevo con-cepto de identidad nacional o de patriotismo,que no gira en torno a los "nacionalismos" o alas "tradiciones culturales", que tienden a serexcluyentes entre sí el recuerdo del naciona-lismo nazi es un fantasma que para este ale-mán constituye fuente profunda de recelo ydesconfianza. Considera necesario reinterpre-tar la noción de "identidad nacional "desde unasuerte de "patriotismo constitucional", es de-cir, que gira en torno a una legalidad constitu-cional. De esta última caracterización de la"identidad nacional", un Estado-nacional comoel peruano podría beneficiarse enormemente.

Los comunitaristas, reaccionando con-tra el liberalismo, insisten en el concepto decomunidad versus el concepto del Estado,como fuente de cohesión entre los hombres.El individuo no viene primero, sino la comuni-dad en donde nacemos, crecemos y nos edu-camos, en un horizonte dialógico de valores,afectos y lazos de solidaridad. No son los "de-rechos" individuales los normativos, sino los"deberes" que nos atan solidariamente a losvalores de la tradición. Son asociaciones "na-turales", no "contractuales" ni fruto de "pactosvoluntarios" o "consensos" a posteriori. Perola comunidad no es un destino fatal. Encarnaun contenido determinado de "bien común" yde "vida buena", un conjunto de valores queforman el tramado de nuestra existencia y apartir de los cuales nos relacionamos con lanaturaleza, nuestros congéneres y, eventual-mente, con la trascendencia.

Es a partir de las comunidades que losindividuos en su unicidad crean sus identida-des autónomas y responsables reflexionandosobre sus propias herencias culturales. Estaidea del "bien común" que pertenece esencial-mente a toda colectividad cultural es la quelos comunitaristas pretenden sea recogida por

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el Estado. Éste no sólo debe respetar los dere-chos formales de los "individuos" atómicos;debe asegurar el respeto y el reconocimientode las distintas comunidades culturales y susdiferencias; en otras palabras, el Estado debearticular una "política del reconocimiento" co-lectivo. Los comunitaristas consideran queesto no es garantizado por el concepto "libe-ral" del Estado, puesto que éste está moldea-do a partir de la idea de los "derechos (forma-les) de los individuos".

Sin embargo, Taylor también intenta ten-der puentes con el "universalismo liberal". Es,por ende, crítico de las formas extremas queasumen ciertos defensores del multicultura-lismo", sobre todo aquéllas descons-truccionistas o post-modernas, que propug-nan la total disgregación entre las culturaspuesto que toda "fusión entre culturas", "fu-sión de horizontes" o "interculturalidad" la in-terpretan en términos de relaciones de poder,ya no de solidaridad ni de respeto mutuo. Elmismo Taylor, propone -y esto es retomadopor Walter- un tipo sui generis de liberalismoen el que el Estado se compromete a salva-guardar la supervivencia y florecimiento de lasdistintas colectividades nacionales, culturas oreligiones en su seno, y desde las cuales di-chas comunidades puedan eventualmenteoptar consensual o contractualmente por unliberalismo del primer tipo, es decir, por unEstado con una constitución que consagreuna noción de "bien común" y de "vida buena"puramente "formal" y "neutral".

El debate no está cerrado. ¿Hasta dón-de se pueden recoger y tolerar las diferenciasculturales dentro de un Estado que quiere ase-gurar la "identidad nacional" en un proyectohistórico común? ¿Hasta dónde tolerar elrelativismo cultural y los excesos de los na-cionalismos y fundamentalismos? Pero, porel otro lado, ¿hasta dónde tolerar lahomogeneización hegemónica de una con-cepción universalista del Estado y de la Cons-titución, que suprime los derechos de las co-lectividades, incluso aquel de subsistir?

No solamente la discusión actual a nivelfilosófico, sino el debate académico en gene-

ral, han permitido sacar a la luz el reto de la"interculturalidad" o "multiculturalidad" respec-to de las identidades nacionales. Esta discu-sión también ha aflorado a nivel de organis-mos internacionales, como la UNESCO, entorno a la relación entre cultura y desarrollo(op.cit.). Cabe aclarar que "las publicacionesanglófonas prefieren emplear la palabramulticultural, mientras que la literaturafrancófona utiliza el de intercultural", términosque, en el contexto de esta reflexión, nosotrospreferiremos mantener separados por razo-nes metodológicas. En efecto, preferimos uti-lizar la acepción "intercultural" para referirnosa la "fusión de horizontes" entre las culturas,o al establecimiento de puentes inter-cultura-les, dentro del proceso que hemos denomi-nado "mundialización".

En cuanto a las reflexiones a nivel deorganismos internacionales, éstas han permi-tido plantear las dificultades de establecerpuentes entre un desarrollo globalizado en losfrentes económicos y educativos, en cuantoacceso a la tecnología avanzada y sus bene-ficios, y las colectividades "multiculturales" quese ven avasalladas e incluso amenazadas ensu supervivencia. Dichas dificultades que con-ciernen las relaciones entre el primer y el ter-cer mundo, o las relaciones entre el hemisfe-rio "norte" desarrollado y el "sur" en "vías dedesarrollo", son dificultades que se replican alinterior de la gran mayoría de Estados-nacio-nales de la tierra, tanto de un hemisferio comodel otro. Ya se mencionó que los 200 Estadosque se reconocen a nivel mundial albergan10,000 sociedades culturales distintas. Estosignifica que los Estados constituyen organi-zaciones superpuestas a una "multi" o"pluriculturalidad" que puede presentar conflic-tos internos en torno a sus respectivas nocio-nes de identidad nacional.

Sin embargo, ha de destacarse que lanoción de "identidad nacional" aplicable a losEstados-nacionales se considera mundial-mente hoy condición indispensable para eldesarrollo, y para la ulterior normalización delas relaciones internacionales, basadas en unapolítica del "reconocimiento inter-cultural".

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A la luz de lo anterior, y para terminareste acápite, nos pronunciamos brevementerespecto de lo que consideramos son aspec-tos rescatables -y descartables- en las posi-ciones antagónicas de liberales y comunitaris-tas. Lo rescatable en el liberalismo es su uni-versalismo, que puede pensarse, no sólocomo elemento de cohesión y unidad en losEstados-nacionales, sino como elemento in-dispensable en el fenómeno que más arribahemos designado como el de "mundializa-ción". Por un lado, el fortalecimiento de las"identidades nacionales" que puede darse enlos Estados-nacionales a partir de una nociónde justicia constitucional formal fruto del con-senso de sus miembros, más allá de sus in-trínsecas diferencias culturales, se ha reco-nocido mundialmente como necesario paraasegurar la distribución más equitativa deldesarrollo y del acceso a los beneficios eco-nómicos y tecnológicos de los Estados másavanzados, y para asegurar la paz mundial.En otras palabras, el fenómeno de la "mundia-lización" no es concebible sin una consolida-ción de los Estados-nacionales. Asimismo, ladesintegración de los Estados-nacionales,cediendo a los múltiples reclamos nacionalis-tas, hace peligrar dicha paz mundial y es con-trario a las conquistas de la humanidad quese reconocen, por ejemplo, en la Carta de lasNaciones Unidas.

La mediación del Estado, por ende,como fuerza aglutinadora, garantía de la justi-cia y de los derechos formales de los indivi-duos que los configuran, es algo a lo cual hoy,en el tercer milenio, no podemos renunciar. El

error del liberalismo es el prejuicio hobbesianoy moderno que lo sustenta: que la base delas sociedades y de los cuerpos políticos son"individuos atómicos" desiguales -que even-tualmente se hallarían en una suerte de "gue-rra generalizada de todos contra todos"- porlo que el "contrato" o "consenso" se imponeora para garantizar la supervivencia del cuer-po social, ora para garantizar una distribuciónmás equitativa del bien común. Lo rescatabledel comunitarismo es más bien su concep-ción del hombre en el punto de partida, comoperteneciente a una comunidad cultural tradi-cional de valores compartidos a partir de lacual emerge como individuo responsable. Elerror del comunitarismo, a nuestros ojos, sal-vo en casos en que se reconoce la posibili-dad de "fusión de horizontes culturales", es lainsistencia en la multiplicidad de discursos,que resulta profundamente discutible cuandouna serie de Estados-nacionales que se di-cen pertenecientes a los organismos interna-cionales y suscriptores de sus compromisosuniversales, apelan a las diferencias de sus"identidades culturales" para justificar atenta-dos en sus territorios contra aquellos derechosdel hombre que se reconocen universalmen-te a nivel internacional.

Se pueden conciliar las posiciones deliberales y comunitaristas subrayando la ne-cesidad de fortalecer las "identidades nacio-nales" de los Estados-nacionales a través delconsenso sancionado en las constitucionespolíticas que garantizan los derechos forma-les de todos los individuos en su seno, másallá de diferencias culturales, étnicas, religio-sas, etc. Pero también señalando que esta"identidad nacional" y fortalecimiento del Es-tado-nacional no puede emanar de los esta-dos a modo de una "imposición" superior yforzada, ni a modo de un mero contrato o con-senso entre "individuos atómicos" a su base.Dicha identidad del Estado-nacional no estáreñida con una posibilidad intrínseca a la pro-pia constitución de la vida y experiencia de loshombres, tanto en su condición de individuoscomo de colectividades. Es necesario resca-tar la idea comunitarista que los seres huma-

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nos no somos individuos atómicos o "móna-das sin ventanas", sin comunicación con elotro. El proceso de "mundialización" podría serpensable desde un comunitarismo al modocomo lo deja esbozado Edmund Husserl ensu teoría de la intersubjetividad y en su con-cepción de la constitución de las "personali-dades de orden superior". Según su concep-ción, así como los "horizontes" de las expe-riencias individuales están en permanente sín-tesis o fusión con los "horizontes" de otrasexperiencias individuales, del mismo modo

existe en la constitución intrínseca de la vida yexperiencia de los pueblos la posibilidad desíntesis o fusión de sus horizontes, sin rene-gar por ello de sus respectivas particularida-des y horizontes. La identidad del Estado-na-cional, que ha de ser consagrada en sus ins-tituciones jurídicas y fundamentalmente en suconstitución, tiene primero que constituirsecomo telos de modo vivido en las comunida-des culturales que se hallan en su seno, a tra-vés de una praxis histórico-teleológica respon-sable (Salomón Lerner Febres).

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