moral social

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 1 MORAL SOCIAL RESUMEN DEL LIBRO MIREYA DE LA NUBE CUENCA DANIEL FAJARDO BELTRÁN Presentado a: Profesor: P. CRISPÍN TOLOZA C.Ss.R FUNDACIÓN UNIVERSITARIA SAN ALFONSO FACULTAD DE FILOSOFÍA  TEOLOGÍA MORAL SOCIAL BOGOTÁ D.C. 2014

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MORAL SOCIAL RESUMEN DEL LIBRO

MIREYA DE LA NUBE CUENCA DANIEL FAJARDO BELTRN

Presentado a:Profesor: P. CRISPN TOLOZA C.Ss.R

FUNDACIN UNIVERSITARIA SAN ALFONSOFACULTAD DE FILOSOFA TEOLOGAMORAL SOCIAL BOGOT D.C.2014Tabla de contenidoINTRODUCCIN3PRIMERA PARTE5EL MAGISTERIO SOCIAL DE LA IGLESIA5Captulo 15Pensamiento social de la iglesia5Captulo 26A los cien aos6Captulo 37DE MEDELLN A SANTO DOMINGO7SEGUNDA PARTE9EL DISCERNIMIENTO COMO MTODO TICO9Captulo 49La fuente Bblica9Captulo 511La lectura tica11CAPTULO 612La solidaridad como proyecto tico12TERCERA PARTE13HACIA UNA CULTURA DE LA SOLIDARIDAD13CAPTULO 713Ethos y cultura13CAPTULO 815Comunicacin y cambio social.15CAPTULO 917La educacin como agente cultural17CAPTULO 1018La poltica como participacin responsable18CAPTULO 1119La economa, como crecimiento equitativo.19COMENTARIO PERSONAL20BIBLIOGRAFA22

INTRODUCCINEn este libro base, titulado Moral Social, lectura solidaria del continente, la accin pastoral, se encamina hacia el encuentro con el prjimo, los conceptos teolgicos se hacen vida, cuando se reflexiona de forma critica la realidad a la luz de la Palabra de Dios y la Tradicin, sostenida por el espritu del Resucitado, que invita a su iglesia a acoger los valores del reino. Teniendo en cuenta lo anterior es coherente lo dicho por parte de La Lumen Gentium en el nmero 25, donde indica la crucial necesidad de adherirnos con obediencia religiosa obediencia que si bien es posible cuando se clama a todo pulmn la libertad, y cuando el pueblo de Dios se congrega para avanzar y extender el reino de justicia y amor. La mirada de la iglesia es evidente y el anhelo por mejorar la situacin del pueblo latinoamericano es la visin de las cinco conferencias episcopales latinoamericanas: Rio de Janeiro, Medelln, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, donde el magisterio de suyo recoge una moral social que se muestra solidaria con el continente latinoamericano.Ahora dar cuenta de forma resumida la intencionalidad de cada captulo dentro del libro moral social, En el primer captulo encontramos el nacimiento de la doctrina social de la Iglesia, en donde nos va a llevar temporalmente a sus progresos dentro de la realidad social y cultural, adems nos va a dar unas bases en las cuales la Iglesia se debe guiar al dirigirse a la comunidad excluyente.El segundo captulo, nos va a decir ms explcitamente el progreso de la doctrina durante los cien aos anteriores y posteriores a su nacimiento, en donde da criterios y anlisis de tipo socio cultural y socio polticos, viendo los problemas que estn sucediendo en esa etapa.El tercer captulo nos presenta una respuesta de Latinoamrica con respecto a los problemas actuales, y por eso nos muestra el que hacer, anlisis y preocupacin de la Iglesia para dar solucin o luces a estas situaciones, especialmente por los pobres. Estos ltimos captulos (cuatro, cinco y seis), nos van a dar una idea de lo que puede hacer la Iglesia desde el horizonte de los valores y criterios de amor, solidaridad y justicia, claro est que estos criterios vistos desde lo divino y lo humano. Por eso la importancia de tener en cuenta el revs de la historia que son los pobres y los oprimidos, y en palabras de Jess seria el prjimo, que es el centro de conversin en manos de la Doctrina Social de la Iglesia.A partir de los siguiente captulos (octavo, noveno, dcimo y once), nos hace referencia a la solidaridad en la cultura, que se va desarrollando a travs de la historia, en donde se puede ver los diferentes procesos de evangelizacin que ha habido, dentro de la misma inculturacin y comunicacin de las realidades vividas por las diferentes culturas que se gestan; y es ac donde aparecen temas importantes tales como: la educacin, la economa, la poltica, que preocupan la parte social de la Iglesia, pero tambin de la misma sociedad que se encuentra en un proceso de humanizacin, a travs de los mismo problemas que poseen los individuos de ciertas regiones o grupos culturales.

PRIMERA PARTE EL MAGISTERIO SOCIAL DE LA IGLESIACaptulo 1Pensamiento social de la iglesiaEste captulo nos muestra cmo nace una repuesta del magisterio de la Iglesia, hacia la sociedad, que refleja el compromiso concreto del cristiano en y con la sociedad.La doctrina social de la iglesiaSu origen se da por la preocupacin de las situaciones crticas que est pasando la humanidad como la situacin obrera, la revolucin industrial, etc.Se da con la Encclica Rerum Novarum, que es el eje de esta doctrina eclesial. Dando respuesta a los problemas de ese momento.La doctrina social tiene como finalidad la mediacin social de la fe cristiana, ofreciendo un conjunto de reflexin, de criterio, de juicio y de directrices de accin[footnoteRef:1]. Esta respuesta tiene otro fin que es crear un mundo humano y justo. [1: MIFSUD, Tony. SJ. Moral social: lectura solidaria del continente. Coleccin: Textos para Seminarios Latinoamericanos. Edicin: Santaf de Bogot, CELAM, 2001. 21]

Esta respuesta tiene unos principios como: la dignidad del ser humano, la solidaridad como exigencia inalienable, llegando a proteger los derechos y deberes del ser humano, el bien comn, la equidad, destino universal. El horizonte es por supuesto el hombre, adems que esta tiene unas lneas que conducen al progreso de la humanidad, como ofrecer enseanzas y principios. Mirada crtica:El magisterio de la Iglesia exige cada da una mirada hermenutica, enfocada en contextos histricos, global, tico, provisional evolutivo, para decir que no es un cuerpo cerrado y definitivo.La finalidad de la doctrina social es, la enseanza social de la Iglesia muestra una preocupacin real por la condicin social de la persona humana, sealando caminos de respeto a la dignidad de todos y cada persona, y fomentando la implementacin de la justicia social en situaciones deshumanizantes[footnoteRef:2]. [2: Ibid p. 37]

Captulo 2A los cien aosEsta celebracin de la encclica, es por mrito y reconocimiento de su aporte (Iglesia), a la sociedad, y a la vez muestra su preocupacin actual por el ser humano.Lo nuevo La encclica Rerum Novarum, muestra la prioridad por los derechos humanos, de la propiedad privada, el salario justo y el cumplimiento de los deberes religiosos. De ah partimos hacia lo nuevo.Hay dos encuentros con los obreros, dando una ayuda para combatir la marginacin y el sufrimiento. El otro es la ayuda a los pases ex-comunistas dndoles un apoyo en desarrollo propio.La propiedad privada, desde el punto econmico, puesto que este sistema encierra y enceguece al ser humano, pues la doctrina social quiere proponer un mercado libre, enfocar la finalidad de la empresa desde el bien comn, crear hbitos de consumo y estilos de vida integrales desde las dimensiones humanas. Desde lo socio-cultural: quiere garantizar la seguridad, del ser humano como su libertad, y su sostenimiento econmico y vital, vigilar el ejercicio de los derechos humanos en el sector econmico, como no dejar crear monopolios pues privatizan la libertad, cuando hay una inadecuada mirada contra el hombre.Estas dos posturas han llevado a una guerra imparable, y Juan Pablo II nos dice: la guerra destruye la vida de los inocentes, ensea a matar y trastorna igualmente la vida de los que matan. Deja tras de s una secuela de rencores y odios[footnoteRef:3] [3: Ibid p. 57- 58]

Actualidad de la encclicaEst dirigida a todo el mundo, es universal. Adems que est en un sentido de actualidad y critica de la realidad, analizando y examinando las situaciones desde la Escritura.Tiene un horizonte de evangelizacin, tomando la misin evangelizadora y al hombre.Desde lo tico: quiere guardar una justa y ms humana esencia de fe, en sus diferentes jerarquas, como pastores o como ovejas. La libertad en la verdad, en el campo econmico, la comprensin de la libertad a partir de la bsqueda de la verdad significa que no todo puede estar dejado al juego de la oferta y la demanda porque existe la verdad de la dignidad humana,[footnoteRef:4] esto es para llevar a una conversin y opcin por los pobres. [4: Ibid p. 67]

Captulo 3DE MEDELLN A SANTO DOMINGO La realidad latinoamericana de la enseanza social de la Iglesia, no es una tradicin sino una realidad concreta, por esta razn hablamos de cuatro conferencias episcopales latinoamericanas.Medelln: segunda conferencia celebrada el 26 de agosto y el 6 de septiembre de 1968. En esta conferencia se va a dar la implantacin del concilio Vaticano II para aplicarlo a la situacin del continente. Medelln es la auto comprensin latinoamericana en la misin de la Iglesia, en plena fidelidad con el rumbo trazado con el vaticano II[footnoteRef:5]. En esta conferencia se trataron puntos a favor del hombre visto desde los valores como el de la justicia, la paz, la educacin y la familia, tambin sobre la fe, desde el punto crtico como es la maduracin y evangelizacin y por ltimo el tema interno de la Iglesia, al querer intensificar la unidad y la accin pastoral. [5: Ibid p. 73]

Puebla: es la tercera conferencia episcopal, celebrada en Mxico, entre el 27 de enero y 13 de febrero de 1979. Es un documento de tipo diacrnico porque habla del presente y futuro de Amrica latina, puebla es la serena afirmacin de Medelln. El documento de Puebla afirma explcitamente que nos situamos en el dinamismo de Medelln cuya visin de la realidad asumimos y fue inspirada para tantos documentos pastorales nuestros en esta dcada[footnoteRef:6] . La dinmica de esta reunin es el para qu, el desde dnde, y el hacia dnde. Adems se va a enfocar en la realidad desde varios horizontes como la pastoral, designios de Dios, la evangelizacin, y bajo el dinamismo del espritu. [6: Ibid p. 81]

Esta conferencia va a hacer una recopilacin de lo que se ha logrado hacer en los pueblos, como lo son los valores de solidaridad y desprendimiento, el respeto por la cultura.Encontramos unas categoras fundamentales en objetivo de la reunin episcopal como lo es el amor por los pobres, la comunicacin, la participacin con Dios y los dems, la persona humana como imagen de Dios, y la antropologa. El documento de Puebla se opone al capitalismo liberal por considerarse el lucro motor del progreso[footnoteRef:7] [7: Ibid p. 101]

Santo domingo: cuarta conferencia episcopal latinoamericana, se dio del 12 al 28 de octubre de 1992, tena como tema la evangelizacin para una nueva cultura, sigue con el modelo e idea de las dems conferencia que se despliega desde el Vaticano II, con nfasis ms cristolgico y humano. Esta conferencia ya no va a manejar el mtodo latinoamericano sino tendr otros ejes como la iluminacin doctrinal, desafos y lneas pastorales. Esta conferencia toca temas como la humanidad, desde la opcin por los pobres, la espiritualidad y compromiso con el culto, la liturgia, la participacin de los laicos, una poltica participativa, una sociedad fraterna y la familia como santuario de vida. Estos temas llevan a asumir una opcin evangelizadora y preferencial por los pobres austeridad de vida y participacin de bienes, a privilegiar el servicio fraterno a los ms pobres promover la participacin social ante el estado reclamando leyes que defienden los derechos humanos a apoyar y estimular las organizaciones de economa solidaria[footnoteRef:8] . [8: Ibid p. 126]

SEGUNDA PARTEEL DISCERNIMIENTO COMO MTODO TICO Captulo 4La fuente Bblica La Sagrada Escritura, como palabra revelada, constituye un testimonio privilegiado de la actuacin divina en la historia humana. Vista de la salvacin esta historia humana est llanada a su plena realizacin y esta misma historia llega a ser una historia de salvacin para la humanidad.El nico precepto: desde las fuetes bblicas y en unin a la doctrina, la unidad indisoluble entre el amor a Dios y el amor al prjimo, junto con la reduccin de toda la ley a este nico precepto fundamenta.El amor: El amor no rompe con el prjimo, de tal manera que este no se define por la presencia del sacerdote sino del que est en el otro. La prctica del amor es la capacidad de compadecerse frente a las necesidades del otro, el amor sin lmites es la autntica compasin, conduce a la radicalidad en la prctica del amor[footnoteRef:9] .esta prctica est fundamentada en la parbola del Buen Samaritano. Esta parbola es el horizonte de la tica social porque ve la necesidad del otro en donde se debe hacer una reflexin tico- social, por tanto esta reflexin tica est obligada a hacer una lectura desde el reverso de la historia, osea desde los marginados. [9: Ibid p. 147]

El clamor de los profetas: es desde el oprimido, del excluido por eso dicen porque yo quiero amor, no sacrificios, conocimiento de Dios, ms que holocaustos[footnoteRef:10]. Este clamor es en busca de la justicia divina, adems que esta es tomada desde un mbito religioso, dando una idea de un Dios que no es indiferente frente a la injusticia que oprime al hombre y visto de la estructura comunitaria, la muestran como una justicia comunitaria, fraternal dentro de la acogida de Yahveh. [10: Ibid p. 159]

La predicacin de los Padres: ellos toman las bases que hemos venido desarrollando anteriormente como es la justicia y el amor enfocado en el problema de los desamparados y oprimidos.El tema del destino universal de los bienes en la tierra fue tratado por los padres de la Iglesia como el ideal de la comunidad de bienes, que trae a la mente la descripcin lucana de la iglesia primitiva de Jerusaln: Y todos los que crean estaban juntos, y lo tenan todo en comn[footnoteRef:11]. Un ejemplo claro es el de Clemente de Alejandra nos dice: es un error que uno viva en la abundancia y muchos estn en necesidad[footnoteRef:12]. [11: Ibid p. 168] [12: Ibid p. 170]

La experiencia de Job: Ese personaje del a biblia nos va a mostrar de manera trgica y compleja la justica de Dios hacia la humanidad, claro est que puesta en el (Job) por eso encontramos una experiencia fuerte y consistente desde la respuesta Dios- Job, y viceversa. La experiencia de Job ofrece una doble pista de un nico camino: el compromiso proftico, en el nombre del mismo Dios, contra las injusticias que crean pobres oprimidos, y a la vez una contemplacin confiada en el designo de este Dios. Gratitud y justicia llegan a ser la doble expresin de la caridad cristiana: el amor confiado en Dios y el amor comprometido por el hermano sufriente[footnoteRef:13]. En esta experiencia no es una respuesta fcil, puesto que hay una doble concepcin al compromiso por la liberacin de los pobres oprimidos. [13: Ibid p. 172]

Captulo 5La lectura ticaLa medicin social de lo tico: la categora tica de la caridad, permite la elaboracin de una racionalidad tica capaz de entrar en dialogo con la realidad social, desde el punto de la justicia, y esta como virtud humana es la que hace bueno el acto humano y bueno al hombre mismo, lo cual ciertamente es propio de la justicia[footnoteRef:14]. Esta justicia se divide segn las necesidades humanas y no divinas, por eso se habla de justicia comunitaria, distributiva y legal. La finalidad de la justica no solo se queda en la praxis, sino en un proceso de educacin de valor. [14: Ibid p. 180]

La caridad: es el eje de toda la tica cristiana, no solo se expresa en las relaciones personales sino tambin busca aquellas mediaciones sociales. Por eso la tica social no tiene un proyecto socio-poltico-econmico concreto y determinado, porque est inmersa en la realidad social y humana. De ah que hay que tener una comprensin de la realidad social, dinmica y no una lectura ingenua, moralizante, ciega, dialogada.Discernimiento: es la bsqueda activa de la voluntad de Dios en lo concreto de las situaciones histricas[footnoteRef:15]. Esto no pierde su sentido en sus momentos histricos, sino que le exige ms, basado en el amor. El discernimiento tico-social se puede sintetizar en el sujeto, objeto, proceso, lugar y finalidad, esto puede percibir la realidad contraria, a la que quiere Dios. [15: Ibid p. 207]

El criterio de Jess es una praxis del amor sociopoltico, es decir, de un amor que se torna justicia[footnoteRef:16]. A dems que l nos da una opcin tica desde una reflexin y accin de indignacin, compasin, protesta y propuesta. [16: Ibid p. 229]

La formulacin de una tica social cristiana en trmino de la liberacin de los empobrecidos de su situacin de pobreza[footnoteRef:17]. [17: Ibid p. 238]

CAPTULO 6La solidaridad como proyecto ticoJuan Pablo II nos insiste en una economa de la solidaridad como un imperativo tico de nuestro tiempo porque los pobres no pueden esperar. De ah que este documento nos viene a ensear el sentido de la solidaridad visto desde el magisterio de la Iglesia y la vida de Jess.Sollicitudo Rei sociales: encclica publicada el 30 de diciembre de 1987, donde dice que a la Iglesia no le es indiferente los derechos de los pobres y que es en virtud de su compromiso evanglico, se siente llamada a estar junto a esas multitudes pobres, a discernir la justicia de sus reclamaciones y a ayudar a hacerle realidad sin perder la vista al bien de los grupos en funcin de bien comn[footnoteRef:18]. [18: Ibid p. 248]

De ah que la solidaridad sea un camino hacia la paz y hacia el desarrollo tico-social. Aqu es donde encontramos el significado de solidaridad pues es una condicin de vida, un estilo de vida, es la misma vida humana en su necesidad de creer y realizarse[footnoteRef:19]. [19: Ibid p. 257]

El horizonte cristiano es Dios que se involucra con la humanidad y muestra una fidelidad sin lmites, es por eso que nosotros profesamos una fe, un Dios Padre que nos compromete a una configuracin fraterna de la sociedad, es decir, con el otro.La tica cristiana puede resumirse en una tica de la solidaridad porque expresa la caridad en trminos de asumir en comn la responsabilidad frente a las necesidades del otro[footnoteRef:20]. [20: Ibid p. 260]

La solidaridad como un proyecto es vista como solidaria al desarrollo y accin por el pobre, de modo que se hace largo, difcil pero confiado al Dios sobre la humanidad.Primero este proyecto se centra en una pedagoga de cambio en la mentalidad de relacionarse con el otro, segundo, en una solidaridad desde dos vertientes una empata y el compartir y una ltima perspectiva u objetivo, es desde lo solidario que est comprendido por la dignidad de todos y cada uno, dignidad de todos y el respeto por los derechos humanos, por la dignidad y la libertad y un ltimo, respecto a la dignidad, practica de los derechos humanos, una sociedad libre y participativa.TERCERA PARTEHACIA UNA CULTURA DE LA SOLIDARIDAD CAPTULO 7Ethos y cultura Debemos partir de una aproximacin al significado de cultura y de evangelizacin, para as tener un acercamiento a la tica, y encontrarnos en el proceso de humanizacin en que se encuentran las culturas, teniendo un trasfondo la evangelizacin de la interculturalidad. Por eso, el evangelio es un desafo para pensar una tica dentro del contexto de desarrollo cultural. La palabra cultura, tiene mltiples significados; ya que desde el concilio Vaticano II[footnoteRef:21], en la Gaudium Et Spes N 53, la define como todo aquellos que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales, mediante el conocimiento del trabajo, en donde se hace ms humana la vida social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil, y est conlleva al servicio para todo el gnero humano. De ah que, desde el campo antropolgico la cultura es vista, como un complejo de conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y todas las dems disposiciones o hbitos adquiridos por la sociedad. [21: Ibd. pg. 272. ]

Por lo tanto, la cultura llega a entenderse como aquellos sistemas de significaciones por los cuales se ordena y da sentido a la vida en una determinada sociedad o en un determinado grupo social, mediante una serie de experiencias colectivas y convencionales que se van dando en el actuar de la realidad humana. De ah que, la cultura responde a diferentes condiciones antropolgicas, y se puede resaltar la necesidad de vivir en comn en el espacio y el tiempo, compartiendo una cosmovisin que contestar preguntas fundamentales sobre el universo, el hombre y su realidad; y as poder elaborar una serie de normas y juicios sobre la conducta colectiva de la sociedad, y es all donde nace un nuevo lenguaje comn a todos los miembros.Por consiguiente, es all en las culturas donde llega la evangelizacin, es decir: la predicacin de la buena noticia de Jess, mediante la presencia anticipada del reino de Dios en su persona, que toma parte de los oyentes de Jess, e invita a tener otra forma de vida. Por eso, la Iglesia hoy en da, tiene muy claro su conciencia de misin que Dios le ha encomendado, a travs de la evangelizacin, para as llevar la palabra de Dios hasta los ltimos lugares de la tierra, en donde se haga una transformacin de las culturas desde dentro, es decir, desde su misma realidad, renovando la misma humanidad. Sin embargo, vemos que entre cultural y evangelizacin hay una cierta continuidad y ruptura, porque por una parte, no existe un mensaje cristiano, que no est traducido culturalmente, y por otra, parte, la pertenencia a una cultura conlleva a una tradicin religiosa concreta. Pero es ac donde aparece lo ms novedoso de la cultura y el evangelio, es decir; esa misma relacin entre las dos, se da un fruto de unidad en la diversidad, la ruptura dentro de la continuidad. Gracias a la misma experiencia que se tiene del encuentro con Dios, que exige una pluralidad de expresin conforme a la individualidad de la experiencia. Por consiguiente, podemos rescatar una dialctica humano-cristiana, entre esta ruptura y continuidad, que tienen un aspecto significativo para las diversas culturas, mediante un esfuerzo comn de adaptacin del espacio, el tiempo, la fe y la cultura. Ahora bien, en este intercambio de ideas, aparece lo que hoy en da llamamos la inculturacin de la fe, en donde se va gestando una nueva visin tica de la persona, y es all en el que la evangelizacin pretende transforma desde dentro, renovando la misma humanidad, y por eso vemos que la Iglesia, ha tenido fuertes problemas ticos dentro de las culturas, por querer cambiar algunos comportamientos morales de la sociedad. De ah que, la tica, segn las culturas; tiene la misin de cuidar la humanidad y fomentar la humanizacin en toda cultura y en cada expresin cultural, mediante el anuncio de valores, la denuncia de abusos y la presentacin de grandes utopas en torno a la fraternidad de los pueblos. Por lo tanto, la tica cristiana, aporta a la cultura el gran valor y beneficio para la humanidad, en su perspectiva de amar a Dios en el otro, y el otro en Dios. Que conlleva esta verdad a la dignificacin de la persona, sin limitarse a ser sujeto de derechos, sino que tambin aboga por la hermandad entre las culturas. CAPTULO 8Comunicacin y cambio social. Dentro de nuestro mundo actual, podemos captar la intensa rapidez en que se mueven los medios de comunicacin, que conlleva a un consumismo masivo de prensa (radio, televisin, internet, telefona mvil, en fin). Es un aceleramiento en la tcnica, que va envolviendo la propia realidad de los individuos, creando ciertas dependencias individuales, pero tambin colectivas.De ah que, la cultura audiovisual, ha comenzado a predominar sobre la cultura del libro, y la imagen esta gradualmente desplazando a la palabra. Ya que en nuestro entorno, podemos observar que las personas, estn hablando menos, por el mismo hecho, en que se han comenzado a encerrarse en el mundo de la ciencia, la tcnica y los medios de comunicacin. Por lo tanto, se ha visto cierta evolucin en el pensamiento, que conlleva a contextualizarse en la realidad de la comunicacin, gracias a una cierta educacin que se ha brindado a las generaciones nacientes, quienes pueden obtener un proceso de formacin social; que surge a travs de las mismas investigaciones y proyectos revolucionarios para la transformacin de la sociedad. De ah que, en esta evolucin existe un cambio de perspectiva, ya que se supera un pensamiento simple de causalidad entre el emisor y el receptor, estableciendo una relacin complementaria, donde se reflexiona sobre el acceso a los medios de comunicacin. De tal, manera que, va apareciendo la pluralidad en la comunicacin y es ac donde se debe tener mucho cuidado, ya que el problema que surge no reside en los medios de comunicacin, sino en su forma de emplearlos. Por lo tanto, hay una cierta responsabilidad tica del sujeto entre el emisor y el receptor, insistiendo en una libertad de valores. Es por eso, que la comunicacin tambin est regida por unos principios de libertad, es decir; de unos valores ticos. Ya que los medios de comunicacin, poseen un enorme poder para variar el orden de prioridades, en la escala de prestigio social, y pueden difundir, promover un orden de valores falsos, mediante la creacin de personajes pblicos. De tal manera, que en todos los medios de comunicacin lo ms importante que debe regir es la bsqueda de la verdad, mediante una exigencia de valores objetivos a la hora de comunicar un mensaje o noticia. Por lo tanto, los medios de comunicacin, siempre deben estar en funcin del servicio, en donde se revindique la dignidad de la persona, y la responsabilidad de los sujetos frente a los medios de comunicacin social y as poder llegar a obtener un cambio mutuo entre los individuos de una cultura. CAPTULO 9La educacin como agente cultural La educacin es una de las mediciones privilegiadas de la cultura, en cuanto que es uno de los agentes sociales que introduce a la memoria colectiva de la significacin de la realidad social. De ah que, la relacin educacin, cultura, cambio social es compleja. Sin embargo, tal relacin existe en la medida que un proyecto educativo incidir en la cultura y puede ocasionar un cambio social.Por otra parte, la educacin es considerada y proclamada como uno de los derechos fundamentales en toda persona; y esto se ve claramente reflejado en el artculo 26, que dice: la educacin tendr por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales[footnoteRef:22]. [22: Ibd. Pg. 320. ]

De igual manera, la iglesia siempre ha privilegiado el campo de la educacin, teniendo un inters constante en la formacin de la persona humana. Ya desde el concilio Vaticano II, establece claramente el derecho universal al educacin y afirma: todos los hombres, de cualquier raza, condicin y edad por poseer la dignidad persona, tiene el derecho inalienable a una educacin. De igual modo, el documento de Santo domingo, resalta que la educacin es un proceso dinmico que dura toda la vida de la persona y de los pueblos. Por eso, se hace una opcin por la educacin desde el mbito cristiano, para la vida familiar, individual y comunitaria, inspirada en la sagrada escritura.Todo proyecto educativo, conlleva a unas tendencias antropolgicas que las podemos definir en tres aspectos: primero la tendencia liberal, que se esfuerza en capacitar la educacin segn sus propios talentos. Segundo, la tendencia colectivista que da prioridad a la sociedad y preparar al educando a una insercin armnica dentro del conjunto social; y tercero la tendencia evolutiva, que asume la interaccin entre el individuo y la sociedad como un proceso de crecimiento, en el respeto por el educando y el desarrollo sus capacidades, que dan relacin a un contexto comunitario.De ah que, la educacin debe tener un aspecto humanizante, en la formacin de personas ntegras para trasformar la sociedad y construir una historia, en donde se contribuya a la bsqueda de la justicia, en pos del servicio, para as lograr un cambio, que asuma las diferentes necesidades de la formacin.Por otra parte, la educacin vista desde la moral, es una educacin en valores. Ya que la persona, es un ser relacional; es decir, que constituye abrindose a los dems en un contexto social concreto. Es por eso, que la educacin moral no se debe limitar solamente al saln de clases, como tampoco a la etapa escolar sino que debe abarcar toda la vida familiar y social de un individuo. CAPTULO 10La poltica como participacin responsableLa poltica puede entenderse como el ejercicio del poder, con el consecuente discurso sobre la teora del estado, pero tambin como la organizacin de la vida social del grupo humano. Por lo tanto, el tipo la poltica constituye una dimensin antropolgica de lo humano en cuanto se precisa de una organizacin o de un ordenamiento de esta convivencia social. De igual manera, es necesaria la autoridad poltica, que est regida por el principio del servicio hacia los ciudadanos; y por eso es necesaria la ordenacin jurdica del estado (pacem in terris 75 y 77), la divisin de los poderes (centesimus annus N 44), una preferencia por el sistema democrtico (centesimus annus N 46). Por consiguiente, la poltica entendida como organizacin del poder, no puede comprenderse como una orden social de dominacin teniendo su ltima justificacin y consistencia en la voluntad de Dios. La poltica es hechura humana y no se puede proyectar en una divinidad la legitimacin de estructuras injustas y abusos de poder.De ah que, la sociedad ya no puede considerarse como un todo armnico, sino ms bien como una convergencia de conflictos, por los malos intereses de cada ciudadano. Por lo tanto, la poltica llega a ser el arte del Consenso en la parte democrtica, o una tcnica de reparacin autoritaria por parte de los jefes de estado. Sin embargo, el conflicto social forma para de la existencia humana debido a la dimensin social de la persona, la historia en que se da dicha evolucin y cambios profundos de la misma.CAPTULO 11La economa, como crecimiento equitativo. En el captulo anterior, veamos que la poltica era la que se encargaba de la organizacin social del poder, pero es en este apartado, sobre la economa; como la encargada de distribuir los bienes a la sociedad. En donde la economa est presente en toda la historia de la humanidad, y a su vez es la encargada de darle direccin a las relaciones interpersonales (econmicas), y del sentido humano (la tica econmica), ya que de otra manera se torna en un mecanismo ciego entre la sociedad. Por lo tanto, la tica econmica ofrece una orientacin que tenga como supremo criterio directivo a la persona humana en todas sus dimensiones; como medida, capacidad de pensar, en el mtodo democrtico y participativo de los bienes comunes. De ah que aparecen ciertos modelos econmicos, que van rigiendo la vida de los ciudadanos; y estos se dan a conocer en dos aspectos: el modelo de mercado (mecanismo de oferta y demanda) y el modelo de planificacin (determina que cantidad de bienes se producen). Sin embargo, en el mundo poltico, tambin nos pone de relieve dos modelos a seguir, tales como: el socialismo y el capitalismo. Por consiguiente, la economa tiene como finalidad, la satisfaccin de las necesidades de la poblacin. Por lo tanto, la actividad econmica debe respetar y debe promover la dignidad de la persona humana, pero tambin debe buscar el bien de la sociedad, ay que el ser humano es el centro, autor y fin de toda la actividad econmica. De tal manera que, la economa tiene su razn de ser, cuando comienza a solidarizarse con la misma humanidad; ya que es el trabajo mutuo, el que debe dignificar la necesidad de un salario equitativo para los sujetos que actan en una empresa y as promover un mayor desarrollo social.Finalmente, es necesaria la transformacin de la mentalidad individual y colectiva, ya que desde all se puede pensar en un desarrollo humano-humanizante; pero esto requiere de la bsqueda de unos nuevos valores que contribuyan a una nueva forma de entender la vida, para as tener una mayor atencin por aquellos empobrecidos[footnoteRef:23], por causa de las misma elites que explotan a la persona que pertenece a una clase baja. [23: Ibd. Pg. 443. ]

COMENTARIO PERSONAL

En este libro encontramos un paso importante de la Iglesia dando respuesta a las situaciones crticas socioculturales como lo es con la encclica Rerum Novarum de Len XIII, dando respuesta e inicio a la doctrina social de la Iglesia que a su vez es una preocupacin por las cuestiones humanas y sociales. Sin embargo, La doctrina social de la Iglesia constituye en verdadero acontecimiento teolgico-eclesial; es decir, es aquella enseanza que nace del dilogo entre el Evangelio y la vida econmico-social de los pueblos. Esta doctrina busca iluminar no solo la problemtica social sino tambin en compromiso concreto del cristiano en y con la sociedad.La doctrina social de la Iglesia tiene como centro la dignidad de la persona humana y la solidaridad humana como exigencia inalienable, por eso ofrece un conjunto de enseanzas y presenta una serie de principios que son los ejes para poder ayudar a todo ser humano a crecer, desarrollarse y progresar, como debe ser, estos son: el bien comn, la equidad, el destino universal de los bienes, subsidiaridad, salario justo y la solidaridad. Siguiendo una cronologa encontramos una celebracin de la Rerum Novarum por parte del papa Juan Pablo II, en donde el ve una triple continuidad y aporte de la encclica base y eje de la doctrina social; esta celebracin de los 100 aos se da al ver esos grandes aportes frente a los problemas que acontecen especialmente la violacin de los derechos humanos y del trabajador. Este problema hace ver la necesidad de una conversin al pobre desde la libertad y la verdad justificada en Jesucristo.Ahora pasaremos de un contexto ms europeo a nuestro continente americano y lo vemos al ver el realce y la importancia de las cuatro conferencias episcopales, de ah que nos centramos en la segunda conferencia realizada en Medelln tratando temas como la misin de la Iglesia y la fidelidad con el vaticano II, en conclusin esta segunda conferencia nos lleva a una evangelizacin de los pobres, a una liberacin del hombre con relacin y horizonte al amor de Jesucristo.Puebla nos muestra una continuidad de Medelln y Vaticano II, adems que tiene un mtodo interesante como es el para qu, desde dnde y hacia dnde. Este mtodo lo realizan con una visin pastoral, espiritual y dinmica en la praxis evangelizadora. En Santo Domingo encontramos un contexto de continuidad de la liberacin y rescate del hombre adems con los ejes de vaticano II, teniendo en cuenta que esta conferencia va a cambiar el mtodo a una iluminacin doctrinal, desafos y lneas pastorales esto mirando hacia la promocin humana.En conclusin estas conferencias latinoamericanas junto con Vaticano II nos llevan a tener y crear un anlisis de la realidad con el fin de rescatar y convertir la sociedad en una comunidad al estilo de las primeras comunidades cristianas.Los captulos 4, 5 y 6 se centran en una perspectiva bblica y teolgica donde encontramos como ejes el amor sin lmites, una justicia y solidaridad, con estos ejes nos invita a tener una conversin hacia el revs de la historia, es decir, entre los pobres, sabiendo y teniendo en cuenta que estos lineamentos vienen desde una tradicin apostlica y eclesial, en la que todos y cada uno est llamado a hacer parte de este proyecto del reino de Dios.Respecto a la enseanza de la parbola del buen samaritano el nico camino posible a una conversin eficaz y verdadera, es el camino de la solidaridad, justicia y amor, mirando hacia el prjimo en donde encontraremos dificultades y tropiezos con las estructuras sociales y polticas que quieren seguir explotando a la poblacin ms pobre y discriminada por estos sistemas. De ah que la doctrina social de la Iglesia hace parte de este proyecto.Esta doctrina social de Iglesia se convierte en un arma y bastn para los pobres en Latinoamrica, porque est vinculada con lo tico, para decir que tiene un horizonte fijo y marcado en la praxis evangelizadora. De tal manera que el pobre es el lugar privilegiado en el que se manifiesta la sensibilidad tica y en el que surge la praxis moral.En conclusin vemos que la Doctrina Social de la Iglesia, nace como respuesta a los daos de la conciencia y libertad del ser humano, adems como un aliento de vida hacia los hombres explotados y manipulados por las grandes estructuras econmicas y monopolistas. Queda claro que la Doctrina social de la Iglesia est fundamentada en la vida de Jesucristo, desde el punto de la solidaridad, el amor por el prjimo y desde una universalidad, y desde la conversin; este fundamento es con el fin de llegar a una libertad y respeto de los derechos humanos en este mundo lleno de monopolios en contra de los ms dbiles, por eso me motivo cada da a reconocer el verdadero proyecto de Jess aqu en la humanidad oprimida y sufriente por los ms ricos materialmente.

BIBLIOGRAFA

P. TONY MIFSUD, SJ. Consejo episcopado latinoamericano. Moral social, lectura solidaria del continente. Vol III. Santa fe de Bogot. 1998.