módulo bibliográfico trabajo social comunitario 4 2015

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    TRABAJOSOCIALCOMUNITARIO4(TrayectocurricularIntegrador)

    PROGRAMAGENERAL

    INTRODUCCIN

    LaUniversidadNacionaldeAvellaneda,desdesucreacin,sehaplanteadounafuertevinculacin

    endondeestsituada.Deestaforma,larelacinconlosactoresqueledanvidaalmismo,institucionesyo

    constanteen susprcticas.Eneste sentido, el trayecto curricular integradorTrabajo SocialComunitario

    estudiantesydocentes enelreconocimientodeesteentramadosocialascomoen laadquisicindeh

    quelespermitandesempearseactivamenteenl.

    ElcuartoniveldeTrabajoSocialComunitarioapuntaraldiseodeproyectos sociocomunitarios

    conjunto conorganizacionese institucionesque conformanel territorioal cualpertenece launiversidad

    departamentosydisciplinas,parapensarproyectosespecficosentemticasafinesalascarrerasqueseenc

    deesteltimonivelsupone,portanto,laformulacindeunproyectodeextensinquepasaraintegrar

    deExtensin(BUNIPE).

    En esteltimonivelde TSC lapropuesta interpeladirectamentea la formacin acadmicade lo

    apropiacindeconocimientostericos,prcticosymetodolgicos,alhabertransitado lamayorpartede

    nivelesI,IIyIIIdeTSC seplanteacomodesafianteyenriquecedorquepuedanposicionarsedesdesuforma

    parapoderproponernuevaslneasdeaccindelauniversidadenelterritorio.

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    Deestaforma,seretomarnanlisisydebatestericosdesarrolladosenlosanterioresniveles,ae

    enjuegoconlaelaboracindeunapropuestaconcretadetrabajo.

    OBJETIVOS

    Quelosestudiantes

    Diseenunproyectodeextensinuniversitariaqueproponga,desde ladisciplinaqueseencuent

    trabajoconjuntoentreestudiantes,docentes,yalmenosunainstitucinuorganizacingubername

    Consensuenconlaorganizacincontrapartelaproblemticaaabordarylasaccionesadesarrollar.

    ApliquenyponganenjuegolosmarcostericometodolgicostrabajadosenlosnivelesI,IIyIIIdeT

    Interrelacionencontenidos,enfoquesyperspectivastericasdesuformacinacadmicadegrado

    elmarcodeunproyectodeextensinuniversitaria.

    PROGRAMASINTTICO

    Debatesentornoa laextensinuniversitariay la integralidad.Sujetossociales: instituciones,orga

    Investigacin Accin Participativa. Diagnstico participativo. Problema Social. Polticas pblicas. Elabo

    participativos;distincinentrePlan/Programa/Proyecto.ElEstadoyelpodercomodimensindelapraxiss

    PROGRAMAANALTICO

    Ncleotemtico1LadefinicindelopblicoyelroldelaUniversidad.

    La universidad nacional en la construccin de las polticas pblicas. El Estado como campo de disputa

    participacinpopular.Instituidoinstituyente/organizacineinstitucin.

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    Bibliografaobligatoria

    GARCALINERAS,lvaroyotros

    2010Elestado.Campodelucha.LaPaz,MueladelDiablo.

    LaconstruccindelEstado,enUmbralesde

    Amrica

    del

    Sur,N10,BuenosAires.

    GARCACANCLINI,Nstor

    1995Consumidoresyciudadanos,Mxico,Grijalbo,Introduccinycaptulo1.

    GROSSBERG,Lawrence

    2004 Entre consenso yhegemona:Notas sobre la formahegemnicade lapolticamoderna.Bogot

    diciembre.

    LAPASSADE,George

    2008Grupos,organizacioneseinstituciones,latransformacindelademocracia,cuartaEd.,Barcelona.Cap

    CASTRONOVO,Raquel

    2013 Una Universidad protagonista de su tiempo en Universidades latinoamericanas. Compromiso,p

    EditorialdelaFacultaddeFilosofayLetrasUniversidaddeBuenosAires,ProgramadePromocindelaU

    EducacindelaNacin.

    Ncleotemtico2PerspectivasdevinculacinUniversidad Territorio.

    InvestigacinAccinParticipativa.Integralidad.Eldiagnsticoparticipativo.

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    Bibliografaobligatoria

    CARBALLEDA,Alfredo

    2002Laintervencinenlosocial,BuenosAires,Paidos,captulos1y2.

    NIREMBERG,Olga.

    2006Eldiagnsticoparticipativoenintervencionessociales.BuenosAires,CEADEL,cuaderno44.

    VARGAS,TeresitayNataliaZapata.

    2010Enredandoprcticas.Comunicacindesdelasorganizacionessociales.BuenosAires,San

    Pablo,captulos1y3.

    LISCHETTI,Mirtha,PETZ, Ivanna;SINISI,LilianaiAprendertrabajando.Experienciaformativaenel

    DesarrolloTecnolgicopara laAccinComunitaria(CIDAC),Barracas EnPrimerCongreso

    Interna

    FacultaddeDerecho;UBA; 2009

    Ncleotemtico3Elproyectodeextensin

    Diseodeproyectosdeextensin.Planprogramaproyecto.Especificidaddisciplinardelcampodeaccin.

    Bibliografaobligatoria

    FICHADECTEDRA

    2013 Elaboracindeproyectosdeextensin.

    ANDEREGG,Ezequiel

    2003RepensandolaInvestigacinAccinParticipativa,BuenosAires,LumenHvmanitas.

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    Bibliografacomplementaria

    ABOYCARLS,Gerardoyotros

    2013, Las brechas del pueblo. Reflexiones sobre identidades populares y populismo, Los Polvorines,

    SarmientoUNDAVEdiciones,UniversidadNacionaldeAvellaneda.

    ACHA,Omaryotros

    2007Reflexionessobreelpoderpopular,BuenosAires,Elcolectivo.

    CASTROGMEZ,Santiago

    2000Althusser,losestudiosculturalesyelconceptodeideologa,RevistaIberoamericana.Vol.LXVI,Nm

    ASTORGA,Alfredo;BartvanderBijl.

    1991Manualde

    Diagnstico

    Participativo.BuenosAires,CEDEPOHUMANITAS.

    BALCAZAR,Fabricio

    2003InvestigacinAccinParticipativa(IAP):aspectosconceptualesydificultadesdeimplementacin.F

    IV,N IyII(7/8)UniversidadNacionaldeSanLuis,pp.5977.

    VARGAS,Laura;GracielaBustillo

    1996TcnicasParticipativasParalaEducacinPopular.BuenosAires,CEDEPOHUMANITAS.

    CELIS,Alejandra;GracielaCaputo;MaraBartolome;GracielaKisilevskyeHildaHerzer.

    2005Primerospasoshaciaunapolticalocalquegestioneelriesgodeinundacin.MedioAmbienteyUrb

    21N62/63,Noviembre.

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    METODOLOGA(RGIMENDECURSADA)

    LamodalidaddelosencuentrosserladeTallerdediseodeproyectosdeextensinuniversitar

    docentesextensionistas.Setrabajarenequiposdeentre2y4estudiantesquedesarrollarnelproyectoe

    debiendocoordinarreunionescon laorganizacinelegidaafinde irconstruyendoelproyectoenconjun

    formatodeterminadoporlaSecretaradeExtensinUniversitaria.Enlaclasesetratarnlosejestericos

    nivel,yseplantearnall tambin instanciasde reflexinydebatesobre laarticulacincon laorganizac

    estudiantesparaeldiseodeunproyectodeextensinuniversitaria.Deesta forma,el rolde losdocen

    tericometodolgicoydetaller,acompaandoysupervisandolaarticulacinentrelosestudiantesylaso

    unproyectoenunmarcodeparticipacinpopular.

    MODALIDADDELASEVALUACIONES

    La evaluacin del proceso de aprendizaje de los estudiantes se efectuarmediante la devoluc

    individuales, la supervisin del trabajo de articulacin, la produccin de los equipos de trabajo y del

    Universitaria.Existirndosinstanciasevaluativas:

    1.Entregade1(un)Portafoliocompuestoportrabajosgrupaleseindividualesy2(dos)registrosdereun

    escrito.

    2.Diseode1(un)ProyectodeExtensinUniversitariagrupal.

    CONDICIONESPARALAAPROBACINDETSCIV

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    a)Promocinsinexamenfinal.

    75%deasistencia(art.20delReglamentodeEstudiosdelaUNDAV).

    AprobacindelosTrabajosPrcticos,EnsayoFinalindividualdeintegracindeltrayectoyr

    mismoydelProyectodeExtensinUniversitariaconunacalificacin igualomayora7(siealgunasde lasactividadesprevistasporobtenerunanota inferiora7 (siete)puntos,sta

    oportunidad,siemprequeel totaldeactividadesen situacinde recuperacinnoexceda

    calificacin correspondiente a esa actividad ser la obtenida en el recuperatorio (art. 20

    UNDAV).

    b)Aprobacindeasignaturabajoelrgimenderegularidadconexamenfinal.

    75%deasistencia(art.20yart.21delReglamentodeEstudiosdelaUNDAV).

    AprobacindelosTrabajosPrcticos,EnsayoFinalindividualdeintegracindeltrayectoyr

    mismoyProyectodeExtensinUniversitariaconunacalificacinnomenora4(cuatro)pun

    de las actividades previstas por obtener una nota inferior a 4 (cuatro) puntos, stas

    oportunidad,siemprequeeltotaldeactividadesensituacinderecuperacinnoexcedael

    delReglamentodeEstudiosdelaUNDAV).

    Entodosloscasos,lacalificacindefinitiva

    del/la

    estudianteresultardepromediarlascalificacionesobte

    deevaluacinpropuestas(art.20y21delReglamentodeEstudiosdelaUNDAV).

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    u |Amrica Latina

    LA CONSTRUCCION DEL ESTADO

    ALVARO GARCIA LINERA

    lo general, hay dos maneras de acercarse al debateen torno al Estado en la sociedad contempornea,

    latinoamericana y mundial: una lectura que propone que esta-ramos asistiendo a la extincin del Estado. No se trata de unalectura anarquista: lindo sera que fuera una realidad el cum-plimiento del deseo anarquista de la extincin del Estado. Porel contrario, es una lectura conservadora la que plantea que enla actualidad la globalizacin la interdependencia planetariade la economa, la cultura, los flujos financieros, la justicia y lapoltica est volviendo irrelevante el sistema de estados con-temporneo. Esta corriente interpretativa, acadmica y medi-tica dice que la globalizacin significara un proceso gradualde extincin de la soberana estatal debido a que los estadostienen cada vez menos influencia en la toma de decisiones delos acontecimientos que se dan en los mbitos territorial, con-

    Por

    El 9 de Abril de 2010, por iniciativa de las Facultades deCiencias Sociales y Filosofa y Letras, la Universidad de

    Buenos Aires entreg el ttulo de Doctor Honoris Causa alvaro Garca Linera. El texto que sigue es una edicinde la Conferencia Magistral* que Garca Linera dict ese

    mismo da en el Aula Magna de la, Facultad de Derechode la Universidad de Buenos Aires. La iniciativa fuepromovida por el profesor regular de la UBA (Facultad deCiencias Sociales), Mario Toer.

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    ALVAROGARCIALINERA

    tinental y planetario; supuestamente, surge otro sujeto de loscambios conservadores: los mercados con su capacidad de au-torregulacin. Esta corriente tambin sostiene que a nivel pla-netario estaran surgiendo un gendarme internacional y unajusticia planetaria que debilitaran el papel del monopolio dela coercin, del monopolio territorial de la justicia que poseananteriormente los estados.

    Disiento con esa lectura. Aunque existe un sistema supraes-tatal de mercados financieros y un sistema judicial de derechosformales que trasciende las limitaciones territoriales del Esta-do, hoy en da lo fundamental es que los procesos de privatiza-cin y los procesos de transnacionalizacin de los recursos p-blicos que es, en el fondo, lo que caracteriza al neoliberalismocontemporneo que ha vivido nuestro continente, no los hanhecho seres celestiales, no los han hecho fuerzas transterrito-riales, sino que quienes han llevado adelante estos procesosson precisamente los propios estados. Esa lectura extincionistadel Estado, digmoslo as, olvida que los flujos financieros quese mueven en el planeta, no se distribuyen por igual entre lasregiones y entre los estados, que los flujos financieros no porcasualidad benefician a determinados estados en detrimentode otros, a determinadas regiones, en detrimento de otras. Yque esta supuesta gendarmera planetaria, encargada de ponerorden y justicia en todo el mundo, no es ms que el poderimperial de un estado que se atribuye la tutora sobre el restode los estados y sobre los pueblos del resto de los estados. Estalectura extincionista, por ltimo, olvida, como lo estn mos-trando los efectos de la crisis de la economa capitalista de losaos 2008 y 2009, que quien paga al final los platos rotos dela orga neoliberal, de los flujos financieros y del descontrol delos mercados de valores, son los estados y los recursos pblicosde los estados. En otras palabras, frente a esta utopa neoliberalde la extincin gradual del Estado, lo que van demostrando loshechos es que son los estados los que al final se encargan de

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    LACONSTRUCCIONDELESTADO

    de cada estado territorialmente constituido, de asumir con losrecursos pblicos del Estado los costos, los fracasos, o el enri-quecimiento de unas pocas personas.

    A esta lectura falsa y equivocada de una globalizacin quellevara a la extincin de los estados, se le ha estado contrapo-niendo otra lectura que habla de una especie de petrificacinde los estados, su opuesto. Esta otra lectura argumenta que los

    estados no han perdido su importancia como cohesionadoresterritoriales. La discusin de la cultura, el sistema educativo, elrgimen de leyes, el rgimen de penalidades, cotidianas y fun-damentales que arman el espritu y el hbito cotidiano de laspersonas, siguen siendo las estructuras del Estado. A su favortambin argumentan que el actual sistema mundo, en el fondoes un sistema interestatal, y que los sujetos del sistema mundosiguen siendo los propios estados, pero ya en una dimensinde interdependencia a nivel mundial. Sin embargo esta visin,digamos as defensora de la vigencia del Estado como sujetopoltico territorial, olvida tambin ciertas decisiones y ciertasinstituciones de carcter mundial por encima de los propiosestados: regmenes de derechos, mbitos de decisin econ-mica, y mbitos de decisin militar. Incluso varios procesos delegitimacin y construccin cultural, en otros pases exceden ala propia dinmica de accin de los estados.

    Podemos ver entonces que ni es correcta la lectura extincio-nista de los estados, ni es correcta la lectura petrificada de lavigencia de los estados. Lo que est claro es que tenemos unadinmica, un movimiento y un proceso. La globalizacin sig-nifica evidentemente un proceso de mutacin, no extincin delos procesos de soberana poltica. No estamos asistiendo a unaextincin de la soberana, sino a una mutacin del significadode la soberana del Estado. Igualmente, lo que estamos viendoen los ltimos 30 aos es una complejizacin territorial de losmecanismos de cohesin social y de legitimacin social. Pode-mos hablar de una bidimensionalidad estatal y supraestatal de

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    ALVAROGARCIALINERA

    econmico y del ejercicio de la legalidad. En otras palabras,hay y habr Estado, con instituciones territoriales, pero tam-bin hay, y habr instituciones de carcter supraterritorial quese sobreponen al Estado. Esto es ms visible si tomamos encuenta la propuesta que hace Wallersteinde este periodo detransicin, de fases, entre la hegemona planetaria y una nuevahegemona planetaria.

    En Amrica Latina, en nuestros pases, en la Argentina, enBolivia, vemos a diario esta tensin entre reconfiguracin dela soberana territorial del Estado y la existencia y presencia dembitos de decisin supraestatales. En los ltimos cinco a diezaos hemos asistido a un regreso, a una retoma digmoslo as,de la centralidad del Estado como actor poltico-econmico.Pero, a la vez Amrica Latina esta viviendo dramticamenteeso existen flujos econmicos y polticos desterritorializadosy globales que definen, muchas veces al margen de la propiasoberana del Estado, temas que tienen que ver con la gestiny la administracin de los recursos del Estado.

    Voy a dar un ejemplo para explicar esta complejidad deretoma de una centralidad del Estado, pero ya no como en losaos 40 50, sino en el mbito de construccin de otra seriede instituciones desterritorializadas. El presupuesto del Estadoes un ejemplo. Por una parte, los procesos contemporneosen Amrica Latina de distribucin de la riqueza, de potencia-miento de iniciativas de soberana econmica del pas, de me-jora del bienestar de las poblaciones, tiene que ver con un usoy disposicin de recursos econmicos que tiene el Estado, ysta es una competencia estrictamente estatal, territorialmentedelimitada. Pero a la vez, como las producciones de nuestrospases estn externalizndose es decir, amplindose mas alldel mercado interno y dirigindose a mercados internaciona-les, los ingresos que capta el Estado va impuestos, va ventaspropias, dependen cada vez menos de decisiones del Estadoque de los circuitos econmicos de comercializacin de esos

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    LACONSTRUCCIONDELESTADO

    retomando en Amrica Latina una mayor capacidad de defi-nir polticas sociales, polticas de empleo, inversin en mediosde comunicacin, en medios de transporte, en infraestructu-ra vial; a la vez, est claro que esos recursos, los volmenes,la intensidad de esta distribucin social, la intensidad de estacreacin de infraestructura mdica, educativa, en favor de lapoblacin, depende ms de la fluctuaciones de los commodities

    como los llaman los economistas, de las mercancas que ven-demos. Es distinta la soberana de un estado con un precio delpetrleo a 185 dlares el barril, que a 60 o a 30 dlares el ba-rril. La capacidad de disponer del excedente econmico paratemas sociales, para temas de infraestructura, para inversinproductiva, para educacin, vara en funcin de esa variacinde los precios, no solamente del petrleo; del gas, de los mi-nerales, de los alimentos, de los productos que las sociedadesproducen contemporneamente. En este ejemplo, entonces,se ve esta bidimensionalidad: por una parte, hay soberana yhay una retoma de la soberana del Estado sobre estos recursosy sobre el uso del excedente econmico, pero a la vez hay unadependencia de definiciones al margen del Estado, en cuntoa los volmenes de esos excedentes a ser utilizados en benefi-cio de la poblacin, porque stos dependen cada vez ms decmo se constituyen los precios a nivel internacional de esasmercancas.

    El concepto de EstadoEst claro que las experiencias sociales del continente, de Bolivia,de la Argentina, del Ecuador, son experiencias que hablan de quela poltica excede al Estado. Pero a la vez est claro que un nudode condensacin del flujo poltico de la sociedad pasa en el Esta-do, y que uno no puede dejar de lado al momento de materia-lizar y objetivar una correlacin de fuerzas sociales y polticas entorno al Estado. Qu fue entonces de este sujeto que llamamosEstado? A qu llamamos Estado? Es evidente que una parte del

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    ALVAROGARCIALINERA

    tambin el parlamento, el rgimen legislativo cada vez mas deva-luado en nuestras sociedades. Son tambin las fuerzas armadas,los tribunales, las crceles, el sistema de enseanza y la formacincultural oficial. Estado es tambin el acatamiento de la legislacin.Estado es narrativa de la historia, silencios y olvidos, smbolos,disciplinas, sentidos de pertenencia, sentidos de adhesin. Estadoes tambin acciones de obediencia cotidiana, sanciones, discipli-

    nas y expectativas.Cuando definimos al Estado, estamos hablando de una se-rie de elementos diversos, tan objetivos y materiales como lasfuerzas armadas, como el sistema educativo; y tan etreos perode efecto igualmente material como las creencias, las obedien-cias, las sumisiones y los smbolos. El Estado en sentido estric-to son entonces instituciones, no hay estado sin instituciones,es lo que Lenindenominaba la mquina del Estado. Es ladimensin material del Estado, el rgimen y el sistema de ins-tituciones: gobierno, parlamento, justicia, cultura, educacin,comunicacin; en su dimensin de instituciones, de normas,procedimientos y materialidad administrativa que le da vidaa esa funcin gubernativa. Pero tambin ese conglomerado,ese listado que hemos dicho que es el Estado, no es solamenteinstitucin, dimensin material del Estado, sino tambin sonconcepciones, enseanzas saberes, expectativas, conocimien-tos. Es decir, esta sera la dimensin ideal del Estado. El Esta-do tiene una dimensin material, que describi muy bien Le-nin, como el rgimen de instituciones. Pero tambin el Estadoes un rgimen de creencias, es un rgimen de percepciones; esdecir, es la parte ideal de la materialidad del Estado: el Estadoes tambin idealidad, idea, percepcin, criterio, sentido co-mn. Pero detrs de esa materialidad y detrs de esa idealidaddel Estado, el Estado es tambin relaciones y jerarquas entrepersonas sobre el uso, funcin y disposicin de esos bienes;jerarquas en el uso, mando, conduccin y usufructo de esascreencias. Las creencias no surgen de la nada, son fruto de

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    LACONSTRUCCIONDELESTADO

    instituciones no surgen de la nada, son frutos de luchas, mu-chas veces de guerras, de sublevaciones, revoluciones, de mo-vimientos, de exigencias y peticiones.

    En trminos sintticos podemos decir entonces que un esta-do es un aparato social, territorial, de produccin efectiva de tresmonopolios recursos, cohesin y legitimidad, en el que cadamonopolio, de los recursos, de la coercin y de la legitimidad,

    es un resultado de tres relaciones sociales. Tenemos entonces,utilizando brevemente a los fsicos, que el Estado es como unamolcula, con tres tomos y dentro de cada tomo tres ladrillosque conforman el tomo. Un estado es un monopolio exitosode la coercin lo estudi Marx, lo estudi Weber; un estadoes un monopolio exitoso de la legitimidad, de las ideas-fuerzaque regulan la cohesin entre gobernantes y gobernados lo es-tudi Bourdieu; y un estado es un monopolio de la tributaciny de los recurso pblicos lo estudi Norbert Eliasy lo estudiLenin. Pero cada uno de estos monopolios exitosos y territo-rialmente asentados est a la vez compuesto de tres componen-tes: una correlacin de fuerzas entre dos bloques con capacidadde definir y controlar, una institucionalidad, y unas ideas-fuerzaque cohesionan. Uno puede jugar tericamente la combinacinde tres monopolios con tres componentes en el interior de cadamonopolio. El monopolio de la coercin tiene una dimensinmaterial: fuerzas armadas, polica, crceles, tribunales. Tieneuna dimensin ideal: el acatamiento, la obediencia, y el cumpli-miento de esos monopolios, que cotidianamente los ejecutamoslos ciudadanos sin necesidad de reflexionarlos, dimensin idealdel monopolio. Pero a la vez este monopolio y su conduccin, esfruto de la correlacin de fuerzas, de luchas, de guerras pasadas,sublevaciones, levantamientos y golpes, que han dado lugar a lacaracterstica de este monopolio. Igualmente con la legitimidad,el monopolio de la legitimidad territorial tiene una dimensininstitucional, una dimensin ideal y una dimensin de corre-lacin de fuerzas. Igual, el monopolio de los tributos y de los

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    ALVAROGARCIALINERA

    Tenemos entonces un acercamiento ms completo al Esta-do como relacin social, como correlacin de fuerzas y comorelacin de dominacin. El concepto que nos daba MarxdelEstado como una mquina de dominacin entonces tiene sustres componentes complejos: es materia, pero tambin es idea,es smbolo, es percepcin, y es tambin lucha, lucha interna,correlacin de fuerzas internas fluctuantes. Entre los marxistas

    y kataristas indianistas es muy importante este concepto queno es solamente teora, porque permite ver cmo asumimosla relacin frente al Estado. Si el Estado es slo mquina, en-tonces hay que tumbar la mquina, pero no basta tumbar lamquina del Estado para cambiar al Estado: porque muchasveces el Estado es uno mismo, son las ideas, los prejuicios, laspercepciones, las ilusiones, las sumisiones que uno lleva inte-riorizadas, que reproducen continuamente la relacin del esta-do en nuestras personas. E igualmente, esa maquinalidad y esaidealidad presente en nosotros, no es algo externo a la lucha,son frutos de luchas. Cada cuerpo es la memoria sedimentadade luchas del Estado, en el Estado y para el Estado. Y entoncesla relacin frente al Estado pasa evidentemente, desde una pers-pectiva revolucionaria, por su transformacin y superacin;pero no simplemente como transformacin y superacin dealgo externo a nosotros, de una maquinalidad externa a noso-tros, sino de una maquinalidad relacional y de una idealidadrelacional que estn en nosotros y por fuera de nosotros. Poreso, los clsicos, cuando hablaban de la superacin del Esta-do en un horizonte poscapitalista, no lo ubicaban meramentecomo un hecho de voluntad o de decreto, sino como un largoproceso de deconstruccin de la estatalidad en su dimensinideal, material e institucional en la propia sociedad.

    Los momentos de transicin de un tipo de estado a otroPor lo general los tericos han trabajado en sociologa, enciencias polticas al Estado en su dimensin de estabilidad,

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    LACONSTRUCCIONDELESTADO

    cin, cuando se pasa de una forma estatal a otra forma estatal.Quiero referirme a ello, porque es justamente lo que hemos vi-vido, lo que puede ayudar a entender, en trminos de la socio-loga y de la ciencia politica, el proceso boliviano contempo-rneo. Un estado este rgimen de instituciones, de creenciasy dominacin funciona con estabilidad cuando cada uno deesos componentes, de esos ladrillos que hemos mencionado,

    mantiene su regularidad y continuidad. Hablamos del Estadoen tiempos normales. Pero vamos a usar el concepto de crisisestatal general de Lenin para estudiar cundo esos compo-nentes de Estado no funcionan normalmente, cundo su re-gularidad se interrumpe, cundo algo falla, cundo algo en lainstitucionalidad, en la idealidad, en la correlacin de fuerzasque da lugar al Estado, se quiebra, no funciona, se tranca. Enesos momentos hablamos de una crisis de Estado. Y cuandoesa crisis de Estado atraviesa la totalidad de esos nueve com-ponentes que hemos mencionado anteriormente hablamos deuna crisis estatal general.

    Cules son los componentes de una crisis estatal general?Cundo vamos a decir que estamos pasando, no meramenteun cambio de gobierno, un cambio de administracin de lamaquinaria del Estado, sino un cambio de unas estructuras depoder y de dominacin a otras estructuras de poder y domina-cin? Cuando hay una crisis estatal general. Y cmo identifi-camos una crisis estatal general? A partir de cinco elementos.La transicin de un estado a otro estado tiene varias etapas,digmoslo as.

    El develamiento de la crisis de EstadoQu significa que se exprese una crisis de Estado? En primerlugar, que la pasividad, la tolerancia del gobernado hacia elgobernante comienza a diluirse. En segundo lugar, que surgeinicialmente de manera aislada, puntual, pero con tendencia acrecer, a irradiarse, a encontrar otros escenarios de aceptacin,

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    ALVAROGARCIALINERA

    cialmente y de expandir territorialmente su protesta. En tercerlugar, una crisis estructural del Estado en su primera fase dedevelamiento surge cuando la protesta, el rechazo y el males-tar, comienzan a adquirir mbitos de legitimidad social. Cuan-do una marcha, una movilizacin, una demanda y un reclamosalen del aislamiento y de la apata del resto de la poblacin ycomienzan a captar la sintona, el apoyo, la complacencia de

    sectores cada vez ms amplios de la sociedad. Por ltimo, lacrisis se devela en su primera fase cuando surge un proyectopoltico no cooptable por el poder, no cooptable por los go-bernantes, con capacidad de articulacin poltica y de generarexpectativas colectivas.

    Esto es lo que sucedi en Bolivia desde el ao 2000 hastael ao 2003. En Bolivia, en el ao 1985 hubo una retoma delgobierno y luego del Estado, del poder, por parte de las fuerzasconservadoras. En el ao 82, se haban retirado los militaresdel gobierno y haba surgido un gobierno democrtico de iz-quierda que haba fracasado en su capacidad de administrar yde articular un bloque slido de poder. Surge una propuestaconservadora, con una poltica de liberalizacin del mercado,privatizacin de empresas publicas, desregulacin de la fuer-za laboral, despido de trabajadores, cierre de empresas publi-cas, dando lugar a 20 aos de rgimen neoliberal. Presidentescomo Vctor Paz Estenssoro, Jaime Paz Zamora, Snchez deLosada, Banzer, Quiroga representaron este largo perodo os-curo de neoliberalismo en nuestro pas. Y la propuesta de ellosno solamente eran 20 aos, eran 40, 50, 60 aos de estabilidadpoltica neoliberal.

    Pero algo sucedi en Bolivia en el ao 2000. A partir de eseao, protestas locales de los productores de hoja de coca, pro-testas locales de la confederacin de campesinos de las tierrasaltas, bsicamente en el mundo indgena aymara, protestas ba-rriales en las ciudades ms pobres que haban estado existiendode manera dispersa, sin repercusin y sin irradiacin, a partir

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    por qu pas ello Por qu protestas puntuales casi irrelevantesfrente a un sistema poltico neoliberal, estable, slido, comen-zaron a adquirir mayor eficacia? Porque el rgimen neoliberalde Bolivia, despus de privatizar los recursos pblicos estatales(empresas mineras, empresas petroleras, de telecomunicacio-nes), en las regiones comenz a afectar los recursos pblicosno estatales. Durante 20 aos privatizaron recursos pblicos

    estatales, y a partir del ao 2000 intentaron comenzar a pri-vatizar recursos pblicos no estatales. Cules son los recursospblicos no estatales? El sistema de agua. El sistema de agua,en el mundo campesino indgena boliviano es un sistema muycomplejo de gestin y administracin colectiva y comunitariade esos recursos escasos, un sistema de regulacin y adminis-tracin. Fue cuando el neoliberalismo pas de la privatizacinde lo pblico estatal a lo pblico comunitario, a lo pblico noestatal, que se va a producir este quiebre.

    A la guerra del agua de abril del ao 2000 le seguir elbloqueo ms largo en Bolivia, un mes de bloqueo (corte) delas carreteras. Durante un mes entero trabajadores del campo,inicialmente en las zonas altas del altiplano aymara, La Paz-Oruro, luego de las zonas de los valles quechuas, Chuquisaca-Cochabamba, y luego las zonas bajas van a paralizar, van abloquear las principales carreteras de nuestro pas en rechazoa una ley que buscaba privatizar nuevamente el recurso hdri-co, el agua. El xito de esta movilizacin va a ser tal que va adar lugar a la emergencia de liderazgos campesinos indgenas,van a ser tiempos en que el gabinete entero va a tener queir a negociar con el dirigente que en ese momento era EvoMorales del Chapare, para acordar el rechazo a la ley. Va a sermomento en que otro dirigente indgena, aymara, le va a deciral presidente de entonces que l como indgena no lo reconocecomo presidente, y que va a hablar de presidente indgena apresidente mestizo: este va a ser Felipe Quispe, que va a volcarel orden simblico de una sociedad racista y colonial como

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    pacidad de articulacin de bloques sociales, y la legitimidadde la movilizacin van a comenzar a expandirse. Bloqueo delao 2000, un mes. Al ao siguiente, 2001, otra movilizacin:formacin de los cuarteles indgenas de Calachaca, donde porturnos comunidades y comunidades vendrn con viejos fusilesde la guerra del Chaco, de hace 60 aos, a hacer guardia paraimpedir que las fuerzas armadas entren a un territorio que lo

    consideran ellos como liberado del control del Estado.Dos aos despus, en 2003, hubo otro levantamiento depobladores de la ciudad de El Alto. El Alto queda en el alti-plano boliviano a 3.900 metros, y la ciudad de La Paz a 3.600metros; son ciudades contiguas, que las separa simplementeque una est en un hueco y la otra en la planicie, los de arribason en verdad socialmente los de abajo. Pero les tocar a ellossublevarse otra vez por el tema del agua y del gas, en rechazoa la venta de gas a EEUU a travs de una empresa a instalarseen Valparaso. Los alteos se sublevarn, inmediatamente estasublevacin contar con el apoyo del movimiento campesinoindgena de tierras altas y de tierras bajas. Snchez de Losadabuscar retomar la presencia y el monopolio territorial, y seproducirn asesinatos: mas de 67 muertos, hombres, mujeresy nios, en dos das, marcarn el inicio del fin de Snchez deLosada, porque ante semejante barbarie, el resto de la pobla-cin no campesina, no indgena, mestiza, urbana, profesional,estudiantil, de clase media, igualmente se sublevar, y esto lle-var a la huida de Snchez de Losada en el ao 2003. Durantecasi 20 aos haba protestas, siempre hay protesta, pero eranprotestas aisladas, puntuales, focalizadas, y deslegitimadas msall del lugar de la movilizacin. Hay un corte en el ao 2000.Lo local se articula en torno a una demanda general movi-lizadora: la defensa de los recursos pblicos, de los recursoscomunes, del sistema de necesidades vitales, como el agua. Entorno a esa demanda los liderazgos ya no de clase media, yano intelectuales ni acadmicos como vena sucediendo antes,

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    nos lograrn articular a indgenas, a trabajadores campesinos,a jvenes estudiantes, a pobladores migrantes urbanos, luegoa profesionales, luego a clase media. Lo harn inicialmente anivel local, en Cochabamba, seis meses despus, en dos o treslocalidades, dos aos despus, en varios departamentos. A esteproceso de creciente surgimiento de un bloque popular concapacidad de irradiar la suma de demandas, de articular otros

    sectores, de encontrar legitimidad en la movilizacin, es lo quedenominamos, tericamente hablando, el momento del deve-lamiento de la crisis de Estado, de 2000 a 2003.

    El empate catastrficoEl empate catastrfico es cuando estas movilizaciones que pa-san de lo local a lo regional, que logran expandirse a otrasregiones, que tienen capacidad de irradiacin y de articulardistintas fuerzas sociales, se expanden a nivel nacional. Perono solamente se expanden a nivel nacional, sino que logranpresencia y disputa territorial de la autoridad poltica en deter-minados territorios. Cuando la demanda local, reivindicativa,que cohesiona a un bloque popular, comienza a disputar la au-toridad poltica en la regin, la autoridad poltica en la zona,la autoridad poltica en el departamento. Cuando comienza asuceder eso, estamos en el momento del empate catastrfico.Simultneamente hay empate catastrfico cuando la fuerza dedominacin del gobierno y del Estado inicia un repliegue frag-mentado de su autoridad y del gobierno, y frente a eso, hayempate catastrfico cuando la sociedad comienza a construirmecanismos alternativos de legitimidad, de deliberacin, y detoma de decisiones. Un empate catastrfico es, en parte, loque Lenin y Trotsky llamaban la dualidad de poder, peroes ms que eso: un empate catastrfico es cuando esa disputade dos proyectos de poder, el dominante y el emergente, confuerza de movilizacin, con expansin territorial, disputan te-rritorialmente la direccin poltica de la sociedad por mucho

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    solamente dos meses, no solamente tres meses. Dualidad depoderes un ao, ao y medio, dos aos, dos aos y medio,ese momento, de una irresolucin de la dualidad de poderesde una sociedad, es el empate catastrfico. Es lo que pas enBolivia entre el ao 2003 y 2005: por una parte haba un par-lamento electo por los ciudadanos aos atrs, pero por otraparte haba un rgimen de asambleas barriales, el rgimen de

    asambleas agrarias y comunitarias, donde se tomaban decisio-nes con un efecto poltico incluso por encima de la decisindel parlamento. Es un momento en que el monopolio de lacoercin no puede ejercerse en la totalidad del territorio, por-que hay zonas donde estas fuerzas sociales comienzan a imple-mentar un monopolio social de los procesos de coercin. Esoes lo que pas en Bolivia entre el ao 2003 y el 2005.

    La sustitucin de las elitesEstabilidad poltica quebrada por focos que se irradian, quese expanden: protesta, movilizacin, articulacin social y au-toridad. Empate catastrfico, cuando esos focos regionaliza-dos y expansivos logran presencia de control territorial concapacidad de deliberar y de tomar decisiones en paralelo a lasdecisiones gubernativas. Sustitucin de elites es cuando el blo-que dirigencial de estos sectores sociales articulados acceden algobierno. Es lo que paso en el ao 2006 cuando el presidenteEvo, en un bloque que unific a los movimientos sociales, quepreseleccion comunitaria y asamblesticamente a los repre-sentantes para ir al congreso, logra la extraordinaria victoriadel 54 por ciento de los votos. Extraordinaria no solamenteporque no haya habido una victoria electoral de este estilo des-de hace 50 aos todos los gobiernos en Bolivia eran elegidospor el 23, 28 por ciento del electorado y el presidente Evolograr el 54 no solamente por eso, si no adems y esto esquizs el acto ms decisivo en la historia poltica de nuestropas porque es un indgena. Para los indgenas la vida colec-

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    definido pese a que son la mayora que solamente podanser campesinos, obreros, comerciantes y transportistas. Por de-cisin propia se volvan gobernantes, en legisladores y en man-dantes de un pas. No haba pasado eso desde los tiempos deManco Inca, all en 1540, cuando se repliega a Vilcabamba,zonas interandinas entre Bolivia y Per. Sobre el sedimento de500 aos de que los indios son gobernados y nunca pueden

    ser gobernantes, de que los indios tienen que ser mandadosy nunca pueden mandar; sobre esta loza colonial que habahoradado espritus, hbitos, procedimientos, leyes y compor-tamientos sociales, Bolivia, que siempre haba sido un pas demayora indgena, por primera vez despus de Manco Inca,despus de 450 aos, tenia un lder, una autoridad indgena,como siempre deba haber sido.

    Lo que vemos entonces, en trminos de la sociologa polti-ca, es un proceso de descolonizacin del Estado, que se habaido construyendo, y de la sociedad, desde los mbitos comuni-tarios, sindicales y barriales, que logra penetrar el armazn delEstado. Presidente indgena, senadores indgenas, diputadosindgenas, canciller indgena, presidenta de la asamblea cons-tituyente indgena. Las polleras, la whipala, que haba estadomarginada, escondida, muchas veces sancionada, perseguida,castigada durante dcadas y siglos, asuma y llegaba donde de-biera haber estado siempre: el Palacio de Gobierno. Tenemosentonces un primer momento de conversin de la fuerza demovilizacin en transformacin en el mbito de la administra-cin del Estado: cmo pasar de la administracin del Estadoa la transformacin estructural del Estado? Cmo convertir lafuerza de movilizacin en institucin, norma, procedimiento,gestin de recursos, propiedad de recursos? Porque eso es elEstado, la materializacin de una correlacin de fuerzas. Esefue el debate que tuvimos anteriormente con Toni Negri en elao 2008. El Estado no es la sociedad poltica, el Estado no esla realizacin de la movilizacin poltica de la sociedad, pero es

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    contenga esa movilizacin o que ayude a consolidar los logroshasta aqu alcanzados. Cmo no valorar algo que ya ahora esirrevisable y que no tiene marcha atrs? Los derechos de lospueblos indgenas en la constitucin: solamente quien no havivido la discriminacin, el que se lo escupa por tener piel msoscura, el que se lo margine por tener un apellido indgena, elque se le haga una burla porque no pronuncie bien el castella-

    no, solamente alguien que no ha vivido eso puede despreciarque se institucionalicen derechos, que a partir de ahora valetanto un apellido indgena como un mestizo, un color msoscuro o el color blanco, un idioma indgena o el castellano.

    Eso fue lo que pas. Esta es la tercera etapa de la crisis deestado, de la visibilizacin de la crisis, empate catastrfico,conquista de gobierno, que no es el Estado. Es a partir de esemomento, en este proceso de sustitucin de elites polticas,que el Estado comienza a convertirse en una herramienta,donde comienza a atravesarse una nueva correlacin de fuer-zas. Los procesos de nacionalizacin de los hidrocarburos, losprocesos de la nueva constitucin y de la asamblea consti-tuyente, de la nacionalizacin de las empresas de telecomu-nicacin, de la nacionalizacin de otras empresas pblicas,van a comenzar a darle una base material duradera a lo queinicialmente haba sido un proceso de insurgencia y de mo-vilizacin social. Pero est claro que esto tiene un lmite, omejor, tiene que rebasar un lmite: si esta transformacin delEstado como correlacin de fuerzas, donde ahora son otroslos que deciden, otras clases sociales las que toman las decisio-nes, otros hbitos, otras percepciones de lo que es necesario,requerible, exigible, son las que comienzan a apoderarse dela estructura del poder gubernamental, y dado que el Estadocomienza a administrar crecientes recursos pblicos fruto dela recuperacin, de la nacionalizacin del gas, del petrleo, yde las telecomunicaciones estaba claro que eso iba a ser r-pidamente impugnable, observable, disputable y bloqueado.

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    el poder, a pesar de que uno se esfuerza para que lo hagan.Ninguna clase dominante ni ningn bloque de poder puedeaceptar de la noche a la maana que quien era su sirviente oempleada ahora sea su legislador o su ministro. Ninguna clasedominante puede aceptar pacficamente, que los recursos queanteriormente servan para viajar a Miami, comprarse su pis-cina, su Hummerpara l, para la esposa, para la amante, para

    la hija, para la nieta, desaparezcan de la noche a la maana,y que esos recursos, en vez de dilapidarse en un viaje a Parso a Miami, en la compra de una hacienda o de un collar deperlas, sean utilizados para crear ms escuelas, para crear mshospitales, para mejorar los salarios.

    Est claro que en todo proceso revolucionario tiene quehaber un momento de tensionamiento de fuerzas, y me voya permitir aqu comparar, con el debido respeto, el procesode descolonizacin en Bolivia, con el proceso de descoloniza-cin en Sudfrica. En ambos la mayora indgena y la mayo-ra de color negra, para darle un nombre, que eran mayorasy que haban sido excluidas del poder, acceden al gobierno:son procesos de amplia democratizacin y de amplia desco-lonizacin. Pero hay una diferencia: el caso de Sudfrica, quefue un gigantesco hecho histrico de descolonizacin, que fueaplaudido por el mundo, por nosotros, dej intacta la basematerial del poder econmico, la propiedad de los recursosy de las empresas. En el caso de Bolivia, no. En el caso deBolivia avanzamos en un proceso de descolonizacin polticaindgenas en puestos de mando, de descolonizacin cultu-ral -hablar el aymara, el quechua, el guaran tiene el mismoreconocimiento oficial que hablar castellano, en Palacio, enVicepresidencia, en en el parlamento, en la universidad, en lapolica, en las fuerzas armadas. Descolonizacin poltica y cul-tural, entonces, pero no nos detuvimos ah, si no que pasamosy dimos el salto a un proceso de descolonizacin econmica ymaterial de la sociedad al depositar la propiedad de los recur-

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    de la empresa privada extranjera, al Estado; por encima dela gran propiedad terrateniente, a la comunidad campesina yal pequeo propietario. Tierra, recursos naturales, hoy son depropiedad del Estado, de los movimientos, de los campesinosy de los indgenas, en una proporcin mayoritaria de lo queera hace tres, cuatro o cinco aos atrs. Est claro entonces queesto no iba a ser aceptado fcilmente, no iba a ser tolerado y,

    como lo previ inicialmente Robespierre, luego Katari, luegoLenin, iba a tener que darse un momento de definicin de laestructura de poder.

    Punto de bifurcacinTodo proceso revolucionario pareciera atravesar un momen-to de fuerza, un momento en el que Rousseaucalla y quienasume el mando es Sun Tzu. En el que Habermasno tienemucho que decir y quien s tiene que decir algo es Foucault.Es decir, es el momento de la confrontacin desnuda, o de lamedicin de fuerzas desnuda de la sociedad, donde callan losprocesos de construccin de legitimidad, de consenso, y don-de la poltica se define como un hecho de fuerzas. No es que lapoltica sea un hecho de fuerzas; de hecho, fundamentalmen-te, la poltica son procesos de articulacin, de legitimacin.Pero hay un momento de la poltica en que eso calla, en quela construccin de acuerdos, los enjambres, las legitimaciones,se detienen y la poltica se define como un hecho de guerra,como un hecho de medicin de fuerzas. Eso es lo que sucedien Bolivia en el ao 2008, hace dos aos, entre agosto y octu-bre de 2008. Fue un tiempo muy complicado para nosotros.Fue un tiempo en que algunos ministros renunciaron inter-namente, fue un tiempo en que las secretarias y secretarios depalacio se ponan a llorar en un rincn porque decan Quva a ser de nosotros, cuando nos vengan a sacar?, pero fue untiempo en que el presidente Evo mostr su capacidad de es-tadista, de lder y de conductor de un proceso revolucionario.

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    Evo, del vicepresidente, de los sectores sociales, que habamosganado con el 54 por ciento de los votos, se nos plante unrevocatorio, una votacin revocatoria de mandato. Nuncaantes se le haba ocurrido a la derecha plantear lo mismo alos gobiernos que tenan el 22, el 23 el 27 por ciento, y seles ocurri con el que haba obtenido el 54 por cierto conun indio, evidentemente plantearle el revocatorio. Y as fue.

    Los sectores conservadores que se haban atrincherado en lasregiones, en las gobernaciones de las regiones, plantearon alcongreso un revocatorio. Lo hicieron aprobar en el senado,donde tenan mayora. Yo me acuerdo que estaba en Palacio,el presidente haba viajado a Santa Cruz y hablamos por tel-fono. Presidente Evo, le digo, acaban de aprobarlo en el se-nado. Se queda callado unos cinco segundos, y me responde:No importa, vamos al revocatorio, vamos a ganar. Luego deaterrizar en La Paz, nos reunimos de emergencia los del gabi-nete poltico, y el presidente Evo nos dice: No hay que tenermiedo, el pueblo nos ha llevado con su voto al gobierno, y siel pueblo quiere que continuemos nos va a dar su voto, y si noquiere que continuemos nos quitar su voto. Hemos sido fru-to de las organizaciones sociales, de este ascenso democrticode la revolucin y enfrentmoslos con esas mismas armas. Yas fuimos al revocatorio: lo que fue un intento para derrocaral presidente Evo electoralmente, se convirti en una gran vic-toria del 67 por ciento de los sufragios.

    En agosto del 2008 fue el intento de derrocamiento demo-crtico electoral y superamos esa primera barrera. Derrotadosen el mbito electoral, los sectores conservadores inmediata-mente van a apostar por el golpe de estado: en septiembre delao 2008, en verdad desde el 28 de agosto hasta el 12 de sep-tiembre, se va a dar una escalada golpista en Bolivia, que va acomenzar inicialmente bloqueando el acceso a los aeropuertos.El presidente Evo, el vicepresidente, no van a poder aterrizaren los aeropuertos de cinco departamentos de los nueve que

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    a la toma fsica de los aeropuertos, los sectores conservadoresvan a atacar a la polica, a su comandancia, para obligarlas asubordinarse regionalmente al mandato de los sectores conser-vadores. Logrado eso parcialmente, en los siguientes das van adisponer un ataque a las instituciones del Estado: durante losdas 9 y 10 de septiembre, 87 instituciones del Estado tele-comunicaciones, televisin, representantes del ministerio en el

    mbito de la administracin de las tierras, impuestos internos,ochenta y siete!, van a ser tomadas, quemadas y saqueadas porlas fuerzas mercenarias de la derecha. Al da siguiente, tropasdel ejrcito boliviano, soldados del ejercito boliviano, van a serdesarmados por grupos especiales creados por esta gente, y almismo momento pequeas clulas de activistas de derecha fas-cista van a dirigirse a cerrar los ductos de la venta del gas a Brasil,de la venta del gas a la Argentina, y del abastecimiento de gas,petrleo y gasolina al resto de Bolivia. Era un golpe de estadoen toda la lnea. Los que hemos conocido golpes de estado sa-bemos que un golpe de estado comienza con el control de losmedios de comunicacin, de los aeropuertos, de los sistemas deabastecimiento, y luego le sigue la toma de los centros de de-finicin poltica: palacio, parlamento. Comenzaron con eso, yah el gobierno actu con mucha cautela. Ya habamos previstoque algo as iba a suceder, la sociologa sirve para eso; la lecturadel punto de bifurcacin, como otros conceptos, la habamosdialogado con el presidente. Me acuerdo que el presidente Evo,el ao 2008, inici el gabinete, creo que el 2 3 de enero, a las5 de la maana, y nos dijo a todos: Este ao es el momentode la definicin. O nos quedamos o nos vamos, preprense.La sociologa dice eso, el punto de bifurcacin. Es decir, o lasfuerzas conservadoras retoman el control del estado o las fuerzasrevolucionarias se consolidan. El presidente lo dijo de una ma-nera, la sociologa lo dice de otra manera, pero es la misma cosa.Nos habamos preparado para ello. Todava es muy pronto paracomentar en detalle, para escribir en detalle estos acontecimien-

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    Sabamos que se venia un momento complicado, que iba adirimirse un momento de fuerza, la estabilidad o el retroceso, ynos preparamos. A travs de dos tipos de acciones envolventes.La primera fue un proceso de movilizacin social general, detodas las fuerzas que tena el partido: regantes, campesinos detierras altas, el movimiento indgena, el movimiento coopera-tivista, barrios, ponchos rojos, ponchos verdes, productores de

    hoja de coca, del Chapare, de los yungas. Tres meses antes deeste acontecimiento se haba definido un plan de proteccinde la democracia en Bolivia, y entonces cuando comenzaron adarse estos sucesos, estas estructuras de movilizacin comenza-ron a desplazarse territorialmente para defender al gobierno ypara acabar con la derecha golpista. Paralelamente, hubo unaarticulacin institucional cultivada por el presidente Evo en laredefinicin de una nueva funcin de las fuerzas armadas endemocracia, hubo tambin un desplazamiento militar acom-paado y en coordinacin con los movimientos sociales. Unaexperiencia extraordinaria, no muy comn, entre fuerzas ar-madas y movimientos sociales en una accin envolvente paraaislar los ncleos de rebelin y de golpistas. En medio de estosacontecimientos se va a dar la masacre de Pando donde oncejvenes indgenas van a ser asesinados brutalmente, a sangrefra, algunos a palos, por el gobernador conservador que hoyest en la crcel, como debe ser. Y a partir de ese eslabn delbloque conservador el eslabn mas dbil, usando la categoraleninista se comienza a retomar el control territorial, y ante lapresencia de la movilizacin social y del respeto institucionalde las fuerzas armadas en defensa de la democracia, las fuerzasgolpistas medirn fuerzas, observarn las posibilidades de estaconflagracin de ejrcitos sociales y decidirn rendirse y se irnpara atrs. En septiembre de 2008 se dar la victoria militar delpueblo sobre las fuerzas conservadoras de derecha y golpistas.A la victoria electoral se sumar una victoria de movilizacinsocial-militar que ser completada con una victoria de carcter

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    agosto se da el revocatorio, en septiembre el golpe se dar unagran movilizacin, encabezada por el presidente Evo, de milesy miles de personas que se dirigirn al parlamento para exigir-les la aprobacin de la nueva constitucin y que se convoque aun referndum. Ms de 60 mil, 100 mil personas acompaa-ron al presidente Evo a bajar de El Alto a la ciudad de La Paz,y en tres das soy el presidente del congreso, por lo que estu-

    ve tres das sin dormir y sin comer aprobamos esa ley. Estepunto de bifurcacin, o momento de confrontacin desnuda ymedicin de fuerzas donde se dirime si sigues para adelante ovas para atrs, se da en cualquier proceso revolucionario. En elcaso de Bolivia, tuvo tres meses y fue una combinacin excep-cional de acciones electorales, acciones de masas, y acciones dearticulacin poltica. Yo lo quiero mencionar y relevar porquede alguna manera es un aporte en la construccin de los pro-cesos revolucionarios. No apostar todo a una sola canasta, noapostar nicamente al mbito meramente legal o electoral, noapostar al mbito de la movilizacin nicamente, sino teneruna flexibilidad, una combinacin de los distintitos mtodosde lucha que tiene el pueblo: el electoral, el de la accin de ma-sas, el de los acuerdos. Combinacin poltica que va a permitirque en ese octubre se logre la aprobacin en el congreso de laley que convoca al referndum para aprobar la nueva consti-tucin. Victoria electoral, victoria militar y victoria polticacerrarn el ciclo de la crisis estatal en Bolivia.

    La consolidacin de una estructura estatalLa consolidacin de este ciclo estatal vendr posteriormentecon tres actos electorales. En enero del 2009 se aprobar lanueva constitucin con el 72 por ciento del electorado, en di-ciembre del 2009 el presidente Evo ser reelecto con el 64 porciento de los votos, y el el 4 de abril de 2010, el Movimientoal Socialismo, instrumento por la soberana de los pueblos,lograr el control de dos tercios de los municipios de todo

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    el pas. En Bolivia existen 335 municipios, alcaldas, donde hahabido elecciones, de los 335 municipios, el Movimiento alSocialismo ha ganado solo y con sus aliados alrededor de 250municipios que representan casi el 70 por ciento de la totali-dad de los municipios del pas. De las nueve gobernaciones endisputa hemos ganado en seis gobernaciones y de los nueveparlamentos regionales, el MAS tiene, mnimamente, en la

    totalidad de ellos, entre el 40 y el 55 por ciento de los repre-sentantes. La crisis estatal, la transicin de un tipo de estadoneoliberal, colonial, a un nuevo tipo de estado plurinacional,autonmico y con una economa social comunitaria, ha te-nido entonces este intenso perodo de transicin: en verdadocho aos, ocho aos y medio. Primera etapa: momento enque se devela la crisis. Segundo momento: empate catastrfico.Tercer momento: acceso al gobierno. Cuarto momento: pun-to de bifurcacin. A partir de ese resultado, la consolidacinde una estructura estatal. Hoy Bolivia reivindica, propugnay comienza a construir lo que hemos denominado un estadoplurinacional, una economa social comunitaria y un procesode descentralizacin del poder bajo la forma de las autonomasdepartamentales, indgenas y regionales. Un Estado complejo.

    Estado aparente y Estado integralA dnde nos dirigimos ahora? A dnde se dirige este pro-ceso? De manera muy breve, introducir otro concepto, elconcepto de Estado aparente y Estado integral. El Estadoaparente es un concepto de Marx que utilizaba un gran so-cilogo boliviano ya fallecido, Ren Zabaleta Mercado, mien-tras que el concepto de Estado integral lo acu Gramsci.Llamamos Estado aparente lo llaman Marx y Zabaleta aaquel tipo de institucionalidad territorial poltica que no sin-tetiza ni resume a la totalidad de las clases sociales de un pas,sino que representa solamente a una porcin de la estructurasocial, dejando al margen de la representacin a una inmen-

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    hablar de la inexistencia de un ptimo Estado-sociedad civil.El Estado aparece entonces como un estado patrimonial querepresenta y que aparece como propiedad de una fraccin dela sociedad, en tanto que el resto de la sociedad indgenas,campesino y obreros aparece al margen del Estado sin nin-guna posibilidad de mediacin ni de representacin. Ese es elEstado aparente. Estado integral llamaba Gramsci a varias

    cosas en sus reflexiones, pero en particular se refera a un p-timo entre cuerpo poltico estadual y sociedad civil. Y a unacreciente perdida de las funciones monoplicas del Estadopara convertirse meramente en funciones administrativas y degestin de lo pblico.

    Utilizando estos dos conceptos, se pueden abordar tres ten-siones, tres contradicciones y un horizonte en el proceso po-ltico revolucionario. La primera tensin y contradiccin nose resuelve tericamente sino en la prctica: Bolivia, con elpresidente Evo, con los sectores sociales sublevados y movi-lizados ha constituido lo que denominamos un gobierno delos movimientos sociales. Esto significa varias cosas: en primerlugar, que el horizonte y el proyecto que asume el gobiernode transformacin, de nacionalizacin, de potenciamientoeconmico, de diversificacin econmica, de desarrollo dela economa comunitaria, es un horizonte estratgico creado,formado por la propia deliberacin de los movimientos socia-les. En segundo lugar, que los representantes que aparecen enel mbito del parlamento, del congreso, de la asamblea, sonfruto en su mayora de la deliberacin asamblestica de los sec-tores sociales, urbanos y rurales para elegir a sus autoridades.En algunos casos son elegidas por voto universal y en otros,por asamblea. La constitucin actual acepta que en el mbitode los gobiernos regionales la eleccin directa de asamblestaso asambleas sea por aclamacin, por democracia comunitaria.En tercer lugar, que los mecanismos de seleccin del personaladministrativo del Estado deja de ser nicamente en funcin

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    LACONSTRUCCIONDELESTADO

    otro tipo de calificaciones, como es el haber ayudado a lossectores sociales, el provenir de sectores sociales, el no haberdefendido dictaduras, no haber participado de privatizaciones,haber defendido los recursos pblicos estatales y no estatales.Hay un mecanismo de preseleccin de la administracin p-blica que pasa por los sectores sociales y que combina lo meri-tocrtico acadmico con otro tipo de meritocracia social, por

    llamarla de algn modo.Bien, este horizonte, este proyecto de movimientos socia-les, estos funcionarios que emergen de los sectores sociales,esta conversacin continua y esta aprobacin de las medidasestructurales que toma el gobierno en las asambleas de lossectores sociales movilizados, hacen de nuestro gobierno ungobierno de movimientos sociales. Pero a la vez estamos ha-blando de un gobierno del Estado y todo estado, por defini-cin, es un monopolio. Aqu hay entonces una contradiccin:estado por definicin es monopolio, y movimiento social pordefinicin es democratizacin de la decisin. El concepto degobierno de movimientos sociales es una contradiccin en smisma (s, y qu?), por lo que hay que vivir la contradiccin,la salida es vivir esa contradiccin. El riesgo es, si priorizasla parte monoplica del Estado, que ya no ser un gobiernode los movimientos sociales, sino una nueva elite, una nue-va burocracia poltica. Pero si priorizas solamente el mbitode la deliberacin en el terreno de los movimientos sociales,dejas de lado el mbito de la gestin y de la toma de deci-siones del poder del Estado. Tienes que vivir los dos. Corresambos riesgos, y la solucin est en vivir permanentemente yalimentar esa contradiccin dignificante de la lucha de clases,de la lucha social en nuestro pas. La solucin no est a cortoplazo, no es un tema de decreto, no es un tema de voluntad, esun tema del movimiento social. Pero esta contradiccin vivaentre monopolio y desmonopolizacin, entre concentracinde decisiones y democratizacin de decisiones, tiene que vi-

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    ALVAROGARCIALINERA

    del Estado integral. En un momento, deca Gramsci, en quelos monopolios no sean necesarios, Estado sera meramentegestin y administracin de lo pblico y no monopolio delo pblico. Y esta posibilidad est abierta en Bolivia a partirde dos elementos: por una parte los movimientos sociales, losque estn encabezando este proceso de transformacin. Y porotra parte, hay una fuerza y una vitalidad comunitaria, rural

    y en parte urbana, que permanentemente tiende a expandir-se, a irradiarse, no solamente como deliberacin de lo pbli-co, sino como administracin de lo pblico no estatal. Si estepueblo presenta a los movimientos sociales en la conduccindel estado; si el despliegue, irradiacin, potenciamiento de locomunitario colectivo, de lo comunitario poltico, en barrios,en comunidades, se potencia y se refuerza, est claro que estaconstruccin del Estado que estamos haciendo hoy en Boli-via, esta modernizacin del Estado ya no es la modernizacinclsica de las elites de las burguesas nacionales, sino que sutrnsito es, evidentemente, al socialismo.

    Lo que estamos haciendo en Bolivia de manera dificultosa,a veces con retrasos, pero ineludiblemente como horizonte denuestro accionar poltico, es encontrar una va democrticaa la construccin de un socialismo de races indgenas, quellamamos socialismo comunitario. Este socialismo comu-nitario que recoge los mbitos de la modernidad en cienciay tecnologa, pero que recoge los mbitos de la tradicin enasociatividad, en gestin de lo comn, es un horizonte. No ne-cesariamente inevitable, como nunca es inevitable la victoriade un proceso revolucionario: es una posibilidad que dependede varios factores. En primer lugar de la propia capacidad demovilizacin del los sectores sociales. Un gobierno no constru-ye el socialismo, el socialismo es una obra de las masas, de lasorganizaciones, de los trabajadores. Solamente una sociedadmovilizada que expanda y tenga la habilidad de irradiar, dedefender, de expandir y de tener formas asociativas formas

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    LACONSTRUCCIONDELESTADO

    nes sobre la produccin y la distribucin de la riqueza, puedeconstruir esa alternativa socialista comunitaria. Lo que puedehacer un gobierno, lo que podemos hacer el presidente Evo,el vicepresidente, sus ministros, es apuntalar, es fomentar, esrespaldar, es empujar ello, pero evidentemente, la obra del so-cialismo comunitario tendr que ser una obra de las propiascomunidades urbanas y rurales que asumen el control de la

    riqueza, de su produccin y de su consumo. Pero adems, estclaro que cualquier alternativa poscapitalista es imposible a ni-vel local, es imposible a nivel estatal: una alternativa socialista,o pongmosle el nombre que queramos, que supere las contra-dicciones de la sociedad moderna, de la injusta distribucin dela riqueza, de la destruccin de la naturaleza, de la destruccindel ser humano, tiene que ser una obra comn, universal, con-tinental y planetaria. u

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    C O N S U M I D O R E S y C I U D D N O S

    Conflictos multiculturales de la globalizacin

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    N s t o r

    Garca Canclin

    C O N S U M I D O R E S y C I D M 1 S

    Conflictos multiculturales de la globalizacin

    grj lbo

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    C ONSUMIDORES Y C IUD D NOS

    Conflictos multiculturales de la globalizacin

    1995. Nstor Garca Canclini

    D.R. 1995 por EDITORIAL GRIJAL BO, S.A. de C.V.

    Calz. San Bartolo Naucalpan nm. 282

    Argentina Poniente 11230

    Miguel Hidalgo, M xico, D.F.

    Este libro no puede ser reproducido,

    total o p arcialmente,

    sin autorizacin escrita del

    editor.

    ISBN 970-05-0586-3

    IMPRESO EN MXICO

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    ndice

    Introduccin.Consumidores del sigloxxi,ciudadanos delXVIII . 13

    Lo propio

    y

    lo ajeno: una oposicin que se desdibuja 14

    Qu duda cabe 17

    La nueva escena sociocultural 24

    Del pueblo a la sociedad civil 27

    La reinvencin de las polticas 30

    La investigacin como ensayo 35

    PRIME RA PARTE

    CIUDADE S EN GLOBALIZACIN

    1. Elconsumosirve para pensar

    41

    Hacia una teora multidisciplinaria 42

    Hay una racionalidad posm oderna? 46

    Com unidades transnacionales de consumidores 49

    2. Mxico: laglobalizacin cultural enunaciudad

    que se desintegra

    57

    Socilogosvs.antroplogos 58

    Incoherencias de Babel 60

    Glocalize:

    lo local globalizado 69

    Ciudad sin mapa 72

    Detectives o psicoanalistas? 74

    9

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    10

    CONSUMIDORES

    Y CIUDADANOS

    3.

    Polticas culturales urbanas en AmricaLatina

    79

    Disolucin de las monoidentidades 80

    Disgregacin de las culturas tradicionales, nuevos enlaces

    electrnicos 86

    Polticas para la ciudadana 89

    4. Narrar la multiculturalidad

    91

    Constructivismo

    vs.

    fundamentalismo 91

    Elflneury el relato del consumo 95

    La ciudad como videoclip 99

    SEGUNDA PARTE

    SUBURBIOS

    POSNACIONALES

    5. Lasidentidadescomoespectculo multimedia

    107

    Una antropolog a de las citas transculturales 108

    Lo regional y lo global 111

    En los medios: la identidad como coproduccin 114

    6. Am rica Latina y

    Europa como suburbios de Hollywood

    ... 117

    Estrategias econmicasyculturales en conflicto 117

    Del cine al espacio multimedia 123

    O tra vez el nacionalismo? 125

    7. De lo pblico a lo privado: la

    americanizacin

    de los

    espectadores

    131

    La intimidad dentro de la multitud 133

    De lo nacional a lo transnacional 134

    Cine, televisinyvideo: los espectadores multimedia 139

    Diversificacin de los gustosyciudadana 142

    8.Polticas multiculturalese integracin porel mercado

    149

    Indgenas en la globalizacin 151

    Desencuentros entre polticas culturales y consumo 154

    La integracin cultural en tiempos de libre comercio 160

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    EL CONSUMO SIRVE PARA PENSAR 1 1

    TERCE RA PARTE

    NEGOCIACIN, INTEGRACIN Y DESENCHUFE

    9.

    Negociacinde laidentidad en lasclases populares?

    167

    Fundamentalistasyeclcticos 168

    De la pica al melodrama: la posrevolucin 172

    Del melodram a al videojuego: la pospoltica 180

    10. Cmohabla hoy la sociedad civil

    185

    Integrarse o desenchufarse 189

    Redefinicin internacional de lo pblico 192

    La ciudadana en las comunidades de consumidores 195

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    Introduccin

    Consum idores del siglo xx i,

    ciudadanos del xvm

    Este libro trata de entender cmo los cambios en la manera de

    consumir han alterado las posibilidades y las formas de ser ciuda

    dano. Siempre el ejercicio de la ciudadana estuvo asociado a la

    capacidad de apropiarse delosbienesy alos modos de usarlos, pero

    se supona que esas diferencias estaban niveladas por la igualdad en

    derechos abstractos que se concretaban al votar, al sentirse repre

    sentado por un partido polticooun sindicato. Jun to con la descom

    posicin de la polticayel descreimien to en sus instituciones, otros

    modos de participacin ganan fuerza. Hombresymujeres perciben

    que muchas de las preguntas propias de los ciudadanos adnde

    pertenezcoyqu derechos me da, cmo puedo informarme, quin

    representa mis intereses se contestan ms en el consumo privado

    de bienesyde los medios m asivos que en las reglas abstractas de la

    democracia o en la participacin colectiva en espacios pblicos.

    En un tiem po en el que las campaas electorales se trasladan de

    los mtines a la televisin, de las polmicas d octrinarias a la con

    frontacin de imgenesyde la persuasin ideolgicaa lasencuestas

    de

    marketing

    es coherente que nos sintamos convocados como

    consumidores aun cuando se nos interpele como ciudadanos. Si la

    tecnoburocratizacin de las decisionesyla uniformidad internacio-

    13

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    14

    CONSUMIDORES Y CIUDADANOS

    nal impuesta por los neoliberales en la economa reducen lo que

    est sujeto a debate en la orientacin de las sociedades, pareciera

    que stas

    se

    planifican desde instancias globales inalcanzables

    y

    que

    lo nico accesible son los bienes y mensajes que llegan a nuestra

    propia casayusamos "como nos parece".

    Lo propio yloajeno:una oposicin que se desdibuja

    Se puede percibir la radicalidad de estos cambios examinando el

    modo en que ciertas frases del sentido comn fueron variando su

    significado hasta perderlo . A mediados de este siglo, era frecuente

    en algunos pases latinoamericanos que una discusin en tre padres

    e hijos sobreloquelafamilia poda comprarosobre la competencia

    con los vecinos terminara con el dictamen paterno: "Nadie est

    contento con lo que tiene". Esa "conclusin" manifestaba muchas

    ideas a la vez: la satisfaccin por lo que haban conseguido quienes

    pasaron del campo a las ciudades, por los avances de la industriali

    zacin

    y

    el advenimiento a la existencia cotidiana de nuevos recursos de confort (la luz elctrica, el telfono, la radio, quiz el coche),

    todo lo que los haca sentir privilegiados hab itantes de la moderni

    dad.

    Quienes pronunciaban esafraseestaban contestando a los hijos que

    arribaban a la educacin mediaosuperior y desafiaban a los padres con

    nuevas demandas. Respondan a la proliferacin de aparatos elec

    trodom sticos, alosnuevos signos de prestigioylas ideas polticas

    msradicales, a innovaciones del a rteyla sensibilidad, aventuras de

    las ideas

    y

    los afectos a las que les costaba incorporarse.

    Las luchas generacionales acerca de lo necesario y lo deseable

    muestran otro modo de establecerlasidentidadesyconstruirloque

    nos distingue. Nos vamos alejando de la poca en que las identidades

    se definan por esencias ahistricas: ahora se configuran ms bien en

    el consumo, dependen de lo que uno posee o es capaz de llegar a

    apropiarse. Las transformaciones constantes en las tecnologas de

    produccin, en el diseo de los objetos, en la comunicacin ms

    extensiva e intensiva entre sociedadesyde lo que esto genera en la

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    CONSUM IDORES DEL SIGLO XXI, CIUDADANOS DEL XVIII 15

    ampliacin de deseos y expectativasvuelven inestables las iden

    tidades fijadas en repertorios de bienes exclusivos de una comuni

    dad tnica o nacional. Esa versin poltica del estar contento con lo

    que se tiene que fue el nacionalismo de los aos sesentaysetenta, es

    vista hoy como el ltimo esfuerzo delaslites desarrollistas,lasclases

    mediasyalgunos movimientos populares por con tener d entrodelas

    tambaleantes fronteras nacionaleslaexplosin globalizadade lasiden

    tidadesyde los bienes de consumo que las diferenciaban.

    Finalm ente, la frase perdi sentido. Cmo vamos a estar felices

    con lo propio cuando ni siquiera se sabe qu es? En los siglos xixy

    xx, la formacin de naciones modernas permiti trascender las

    visiones aldeanas de campesinos e indgenas, y a su vez evit que

    nos disolviramos en la vasta dispersin del mundo. Las culturas

    nacionales parecan sistemas razonables para preservar, dentro de

    la homogeneidad industrial, ciertas diferencias y cierto arraigo

    territorial, que m s o menos coincidan conlosespacios de produc

    cin y circulacin de los bienes. Com er como espaol, brasileo o

    mexicano era no slo guardar tradiciones especficas, sino alimen

    tarse con

    los

    productos de la propia sociedad, que estaban

    a

    la mano

    y solan ser ms baratos que los importados. Una prenda de ropa,

    un coche o un programa de televisin resultaban ms accesibles si

    eran

    nacionales.

    El valor simblico de consumir "lo nues tro" estaba

    sostenido por una racionalidad econmica. Buscar bienesymarcas

    extranjeros era un recurso de prestigio y a veces una eleccin de

    calidad. General Electric o Pierre Cardin: la internacionalizacin

    como smbolo de

    status.Kodak

    los hospitales de H ouston y Visconti

    representaban la industria, la atencin mdica y el cine que los

    pases perifricos no tenamos, pero podramos llegar a tener.

    Esta oposicin esquemtica, dualista, entre lo propio y lo ajeno,

    no parece guardar mucho sentido cuando compramos un coche

    Ford montado en Espaa, con vidrios hechos en Canad, carbura

    dor italiano, radiador austraco, cilindrosybatera ingleses y el eje

    de transmisin francs. Enciendo mi televisor fabricado en Japny

    lo que veoesun film-mundo, producido en Hollywood, dirigido por

    un cineasta polaco con asistentes franceses, actores y actrices de

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    16

    CONSUMIDORES Y CIUDADANOS

    diez nacionalidades, y escenas filmadas en los cuatro pases que

    pusieron

    fnanciamiento

    para hacerlo. Las grandes empresas que nos

    suministran alimentos y ropa, nos hacen viajar y embotellarnos en

    autopistas idnticas en todo el planeta, fragmentan el proceso de

    produccin fabricando cada parte de los bienes en los pases donde el

    costo es menor. Los objetos pierden la relacin de fidelidad con los

    territorios originarios. La cultura es un proceso de ensamblado

    multinacional, una articulacin flexible de partes, un montaje de

    rasgos que cualquier ciudadano de cualquier pas, religin o ideo

    loga puede leer

    y

    usar.

    Lo que diferencia a la

    internacionalizacin

    de la

    globalizacin

    es

    que en el tiempo de internacionalizacin de las culturas nacionales

    se poda no estar contento con lo que se tena y buscarlo en otra

    pa rte . Pero la mayora de los mensajes y bienes que consumamos

    se generaba en la propia sociedad, y haba aduanas estrictas, leyes

    de proteccin a lo que cada pas produca. Ahora lo que se produce

    en todo el mundo est aqu y es difcil saber qu es lo propio. La

    internacionalizacin fue una apertura de las fronteras geogrficas

    de cada sociedad para incorporar bienes materiales

    y

    simblicos de

    las dems. La globalizacin supone una interaccin funcional de acti

    vidades econmicasyculturales d ispersas, bienes y servicios gene

    rados por un sistema con muchos centros, en el que importa ms la

    velocidad para recorrer el mundo que las posiciones geogrficas

    desde las cuales se acta.

    Hay dos maneras de interpretar el descontento contemporneo

    suscitado por la globalizacin. Algunos autores posmodernos se

    fijan en los sectores para los cuales el problema no es tanto lo que

    les falta, sino que lo que tienen se vuelve a cada instante obsoleto o

    fugaz. Analizaremos esta cultura de lo efmero al ocuparnos del

    pasaje de los espectadores que seleccionaban las pelculas por los

    nombres de los directores y los actores, por su ubicacin en la

    historia del cine, alosvidefilos interesados casi nicamente en los

    estrenos. M ucho de lo que se hace ahora en las artes se produce y

    circula segn las reglas de las innovaciones y la obsolescencia

    peridica, no deb ido al impulso experimental, como en tiempos de

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    CONSUM IDORES DEL SIGLO XXI, CIUDADANOS DEL XVIII 17

    las

    vanguardias,

    sino porquelasmanifestaciones culturales han sido

    sometidas a los valores que "dinamizan" el mercado y la moda:

    consumo incesantemente renovado, sorpresa y entretenimiento.

    Por razones semejantes la cultura poltica se vuelve errtica: desde

    que se desvanecieron los relatos emancipadores que vean las ac

    ciones presentes como par te de una historia y bsqueda de un futuro

    renovador,lasdecisiones polticasyeconmicas se toman siguiendo

    las seducciones inmediatistas del consumo, el libre comercio sin

    memoria de sus errores, la importacin atropellada de los ltimos

    modelos que lleva a recaer, una y otra vez, como si cada una fuera

    la primera, en el endeudamiento

    y

    la crisis de la balanza de pagos.

    Pero una visin integral tambin debe dirigir la mirada hacia los

    grupos donde las carencias se multiplican. El modo neoliberal de

    hacer la globalizacin consiste en reducir em pleos para reducir los

    costos, compitiendo en tre em presas transnacionales que no se sabe

    desde dnde se dirigen, de manera que los intereses sindicales y

    nacionales casi no pu eden ejercerse. Todo esto lleva a que ms del

    40%

    de la poblacin latinoamericana est privada de trabajos esta

    bles y seguridades mnimas, sobreviva en las aventuras tambin

    globalizadas del comercio informal, de la electrnica japonesa ven

    dida jun to a ropas del sudeste asitico, junto a hierbas esotricas y

    artesanas locales, en los alrededores de los semforos: en esos

    vastos "suburbios" que son los centros histricos de las grandes

    ciudades, hay pocas razones para estar contentos mientras lo que

    llega de todas partesseofrece ysedisemina para que algunos tengan

    e inm ediatamente olviden.

    Qu duda cabe

    Al mismo tiempo que admitimos como una tendencia irreversible

    la globalizacin, queremos participar con este libro en dos movi

    mientos actuales de sospecha: los que desconfan de que lo global

    se presen te como sustituto de lo local,yde que el modo neoliberal

    de globalizarnos sea el nico posible.

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    CONSUMIDORES Y CIUDADANOS

    Si consideramos las maneras diversas en que la globalizacin

    incorpora a distintas naciones,ya distintos sectores den tro de cada

    nacin, su trato con las culturas locales y regionales no pued e ser

    pensado comosi slobuscara hom ogeneizarlas. Muchas diferencias

    nacionales persisten bajo la transnacionalizacin, pero adems el

    modo en que el mercado reorganiza la produccin y el consumo

    para obtener mayores ganancias y concentrarlas convierte esas

    diferencias en desigualdades. Surge, entonces, la pregunta de si el

    estilo neoliberal de globalizarnos es el nico, o el ms satisfactorio,

    para efectuar la reestructuracin transnacional de las sociedades.

    Responder

    a

    esta pregun ta requ iere, evidentemente, profundizar

    el debate econm ico sobre las contradicciones del modelo neolibe

    ral.

    Pero tambin hay que examinar lo que la globalizacin, el

    mercado y el consumo tienen de cultura. Nada de esto existe, o se

    transforma, sino porque los hombres nos relacionamos y construi

    mos significados en sociedad. Aunque parezca trivial evocar este

    principio, demasiado a menudo los problemas del consumo y el

    mercado se plantean slo como asuntos de eficiencia comercial, y

    la globalizacin como la manera de llegar rpido a ms ventas. Son

    interpretaciones posibles de por qu los hombres

    vivimos

    juntos si

    se mira todo desde los negocios

    y

    la publicidad.

    Qu otras perspectivas existen hoy? Hasta hace pocos aos se

    pensaba como alternativa la mirada poltica. El mercado desacre

    dit esta actividad de una m anera curiosa: no slo luchando contra

    ella, exhibindose ms eficaz para organizar las sociedades, sino

    tambin devorndola, som etiendo la poltica a las reglas del comer

    cio y la publicidad, del espectculo y la corrupcin. Es necesario,

    entonces, ir hacia

    el

    ncleo de

    lo

    que en

    la

    poltica

    es

    relacin social:

    el ejercicio de la ciudadana. Y sin desvincular esta prctica de las

    actividades a travs de las cuales sentimos que pertenecem os, que

    formamos parte de redes sociales, en esta poca globalizada, o sea

    ocupndonos del consumo.

    Para vincular el consumo con la ciudadana, y a sta con aqul,

    hay que desconstruir las concepciones que encuen tran los com por

    tamientos de los consumidores predominantemente irracionales y

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    CONSUM IDORES DEL SIGLO XXI, CIUDADANOS DEL XVIII 19

    las que slo ven a los ciudadanos actuando en funcin de la racio

    nalidad de los principios ideolgicos. En efecto, se suele imaginar

    al consumo como lugar de lo suntuario y superfluo, donde los

    impulsos primarios de los sujetos podran ordenarse con estudios

    de mercado y tcticas publicitarias. Por otra parte, se reduce la

    ciudadanaauna cuestin poltica,y secree quelagente votayacta

    respec to de las cuestiones pblicas slo por sus convicciones indi

    vidualesypor la manera en que razona enlosdebates de

    ideas.

    Esta

    separacin persiste aun en los ltimos textos de un autor tan lcido

    comoJrgen Haberm as, cuando realizalaautocrticaasu viejo libro

    sobre el espacio pblico buscando "nuevos dispositivos institucio

    nales adecuados para oponerseala clientelizacindelciudadano".

    1

    Al analizar en el primer captulo de este volumen cmo el con

    sumo sirve para pensar partimos de la hiptesis de que, cuando

    seleccionamos los bienes y nos apropiamos de ellos, definimos lo

    que consideramos pblicamente valioso, las maneras en que nos

    integramos y nos distinguimos en la sociedad, en que combinamos

    lo pragmtico y lo disfrutable. Luego, exploramos cmo podra

    cambiar la visin del consumoyde la ciudadanasise les examinara

    conjuntamente, con instrumentos de la economa y la sociologa

    poltica, pero tambin como procesos culturalesypor tan to con los

    recursos de la antropologa para tratar la diversidadyla multicultu-

    ralidad. Coincido, as, conlosestudiossobreciudadana cultural que se

    estn efectuando en Estados Unidos: ser ciudadano no tiene que ver

    slo con los derechos reconocidos por los aparatos estatales a

    quienes nacieron en un territorio, sino tambin con las prcticas

    sociales y culturales que dan sentido de pertenenciayhacen sentir

    diferentes a quienes poseen una misma lengua, semejantes formas

    de organizarse y satisfacer sus necesidades.

    2

    1

    Jrgen Habermas, "Lespace public, 30 ans aprs",Quaderni,nm.18,Pars, otoo de

    1992.

    2

    Vanse,deRichardFlores yotros, "Concept Paper on Cultural Citizenship", mimeo del

    Grupo de Trabajo sobre Estudios Culturales de IUP, y de Renato Rosaldo, "Cultural

    Citizenship in SanJos, California", ponencia presentadaen lasesin Citizenship Contested,

    Reunin Anual de la Asociacin Antropolgica A mericana, Washington, D.C., noviembre

    de 1993.

  • 7/21/2019 Mdulo Bibliogrfico TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO 4 2015

    51/208

    2

    CONSUMIDORES Y CIUDADANOS

    Sin embargo, cabe aclarar que los trabajos estadunidenses sobre

    ciudadana cultural van dirigidos a legitimar a las minoras, cuyas

    prcticas lingsticas, educativas y de gnero no son suficiente

    m ente reconocidas por el Estado. Comparto el inters por abrir la

    nocin estatizante de ciudadana a esa diversidad multicultural,

    pe ro como se ver por la importancia concedida en este libro a

    las polticas culturalespienso que la afirmacin de la diferencia

    debe unirse a una lucha por la reforma del Estado, no simplemente

    para que acepte el desarrollo autnomo de "comunidades" diver

    sas,

    sino tam bin para garantizar igualdad de acceso a los bienes de

    la globalizacin.

    Tambin en Amrica Latina la experiencia de los movimientos

    sociales est llevando a redefinir lo que se entiende por ciudadano,

    no slo en relacin con los derechos a la igualdad sino tambin con

    los derechos a la diferencia. Esto implica una desustancializacin

    del conceptodeciudadana manejado por los juristas:msque como

    valores abstractos, los derechos importan como algo que se cons

    truyeycambia en relacin con prcticasydiscursos. La ciudadana

    y

    los derechos no hablan nicam ente de la estructura formal de una

    sociedad; adems, indicanelestadodela lucha porelreconocimien

    to de los otros como sujetos de "intereses vlidos, valores pertinen

    tes y demandas legtimas". Los derechos son reconceptualizados

    "como principios reguladores de las prcticas sociales, definiendo

    las reglas de las reciprocidades esperadas en la vida en sociedad a

    travs de la atribucin mutuamente acordada (y negociada) de las

    obligaciones y responsabilidades, garantas y prerrogativas de cada

    uno". Se concibe alosderechos como expresin de un orden estatal

    y como "una gramtica civil".

    3

    En verdad, apenas estamos alcanzando este equilibrio en tre Es

    tado y sociedad. El rechazo a la dominacin y al monolitismo

    estatales hicieron sobrevalorar en los aos setenta y ochenta la

    autonomayla fuerza transformadora de los movimientos sociales.

    3

    Vera da Silva Telles, "Sociedade civil e a construqao de espacps pblicos", en Evelina

    Dagnino

    (org.),

    Anos 90.Polticae sociedadenoBrasil

    SaoPaulo,

    Editora B rasiliense, 1994,

    pp.91-92.

  • 7/21/2019 Mdulo Bibliogrfico TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO 4 2015

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    CONSUM IDORES DEL SIGLO XXI, CIUDADANOS DEL XVIII 2 1

    Reconcebir la ciudadana como "estrategia poltica"

    4

    sirve para

    abarcar las prcticas emergentes no consagradas por el orden jur

    dico, el papel de las subjetividades en la renovacin de la sociedad,

    y, a la vez, para entender el lugar relativo de estas prcticas den tro

    del orden democrtico y buscar nuevas formas de legitimidad es

    tructuradas en forma duradera en otro tipo de Estado. Supone tanto

    reivindicar los derechos de acceder y pertenecer al sistema socio-

    poltico como el derecho a participar en la reelaboracin del siste

    ma, definir po r tan to aquello en lo cual queremos ser incluidos.

    Al repensar la ciudadana en conexin con el consumo y como

    estrategia poltica, buscamos un marco conceptual en

    el

    que puedan

    considerarse conjuntamente las actividades del consumo cultural

    que configuran una dimensin de la ciudadana, y trascender el

    tratamiento atomizado con que ahora se renueva su anlisis. La

    insatisfaccin con el sentido jurdico-poltico de ciudadana est

    llevando a defender la existencia, como dijimos, de una ciudadana

    cultural, y tambin de una ciudadana racial, otra de gnero, otra

    ecolgica,y aspodemos seguir despedazando la ciudadana en una

    multiplicidad infinita de reivindicaciones.

    5

    En o tro tiempo el Esta

    do daba un encuadre (aunque fuera injustoysesgado)aesa variedad

    de participaciones en la vida pblica; actualmente, el mercado

    establece un rgimen convergente para esas formas de participa

    cinatravs del orden del consumo. En respuesta, necesitamos una

    concepcin estratgica que articule las diferentes modalidades de

    ciudadana en los escenarios viejos y nuevos, pero estructurados

    complementariamente, del Estado y el mercado.

    Esta revisin de los vnculos entre Estado y sociedad no puede

    hacerse sin tener en cuenta las nuevas condiciones culturales de

    rearticulacin en trelopblicoy loprivado. Sabemos que el m bito

    de lo pblico, como escenario donde los ciudada