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Mitológicas ISSN: 0326-5676 [email protected] Centro Argentino de Etnología Americana Argentina Bordes, Mariana EL FLUIR DE LA ENERGIA EN LAS TEORIAS ETIOLOGICAS DE LA ENFERMEDAD. EL CASO DE LA REFLEXOLOGIA Mitológicas, vol. XXI, 2006, pp. 69-91 Centro Argentino de Etnología Americana Buenos Aires, Argentina Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14617733005 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Mitológicas

ISSN: 0326-5676

[email protected]

Centro Argentino de Etnología Americana

Argentina

Bordes, Mariana

EL FLUIR DE LA ENERGIA EN LAS TEORIAS ETIOLOGICAS DE LA ENFERMEDAD. EL CASO DE

LA REFLEXOLOGIA

Mitológicas, vol. XXI, 2006, pp. 69-91

Centro Argentino de Etnología Americana

Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14617733005

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Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Introducción

La creciente difusión de nuevas ofertas te-rapéuticas como las medicinas alternativas hasido registrada casi en todos los centros ur-banos del mundo, tanto de paísesindustrializados -Estados Unidos, distintoscentros de Europa, Israel, Australia y NuevaZelanda- así como en América Latina. Sinembargo, los abordajes adoptados en el ám-bito académico de las ciencias sociales sue-len hacer hincapié, por un lado, en los aspec-tos relativos a los límites inherentes a la me-dicina convencional en lo que hace a la curade enfermedades degenerativas, crónicas,estrés y dolencias cardíacas (Ingliss y West,1983; Anyinam, 1990), los efectos secunda-rios de muchos fármacos y el paternalismopresente en la relación médico-paciente(WHO, 2002), el carácter intrusivo e inclusoviolento de las técnicas biomédicas (Douglas,1998); a los conflictos epistemológicos paratratar las llamadas nuevas enfermedades(Laplantine, 1999), los conflictos políticosen que se enmarcan las diferencias

espistemológicas y de paradigmas (Kallinskyy Arrúe, 1996); la falta de empatía y de inte-rés por el paciente y la hiper-especializaciónde la biomedicina (Csordas y Kleinman,1996)1. Por otro lado, numerosos estudiossostienen como variable explicativa la recienteemergencia de un sistema de valoresposmodernos que suscriben nuevas ideas so-bre la naturaleza, la ciencia y la tecnología, laresponsabilidad personal y el consumo(Shiapush, 2000), contribuyendo así a modi-ficar las creencias de los sujetos en torno a lasalud (Albanese, 1992; Diem y Lewis, 1992;Easthope, 1993; Martins, 1999; Melton, 1992;Van Hove, 1999; York, 1995).

No obstante y, sin negar los potencialesexplicativos de las citadas posturas, nos inte-resa señalar que sólo algunos autores(Douglas, 1998; Idoyaga Molina, 2005; Saizar,2003) han hecho hincapié en el estudio delos motivos que hacen a la aceptación de es-tas terapias, privilegiando la perspectiva sus-tentada por los propios actores sociales. Anuestro entender, estos discursos y prácticasemergentes respecto del cuerpo, el

EL FLUIR DE LA ENERGÍA EN LAS TEORIAS ETIOLÓGICAS DE LA ENFERMEDAD. ELCASO DE LA REFLEXOLOGÍA

Mariana Bordes*

Summary: This paper focuses on the relationships between the social actor’s representations of illnessand the idea of energy circulation and flow in the context of reflexology practices. This discipline, aswell as other alternative therapies, has considerably grown during the lasts decades in Argentina.Based on original materials, the author describes and analyzes the etiological illness theories among theusers and the specialists of reflexology. Then, she explores how the notion of energy generates mean-ing, by making sense of the suffering experience.

Key words: illness, energy, self, reflexology, Buenos Aires.

*Centro Argentino de Etnología Americana - CONICET (Argentina). E-mail: [email protected]

MITOLOGICAS, Vol. XXI, Bs. As., pp.

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estado de salud y las dolencias que afectan alos sujetos, ponen de manifiesto la necesidadde reconstruir las estructuras de significadoque hacen a la experiencia social de la enfer-medad y la cura en la actualidad y a la inter-pretación que los actores elaboran respectode sus padecimientos. Lo que implica, por unlado, hacer blanco en las particularidades delas teorías etiológico-terapéuticas de estasmedicinas y en el modo en que explicitan sueficacia2 y, por otro, hacer blanco en los usua-rios a fin explorar el modo en que estossaberes y prácticas se imbrican en las creen-cias y valores, asi mismo, pretendemos darcuenta de los procesos de refiguración y apro-piación hechos por los pacientes.

Haciendo especial énfasis en las represen-taciones y vivencias en torno a la enfermedaden el marco de estas medicinas, el presentetrabajo apunta a analizar la incidencia y los ele-mentos que hacen a la eficacia de la nociónde circulación o flujo de energía en las teo-rías etiológicas del mal y, por consiguiente,en las respuestas terapéuticas, en el marco deuna terapia alternativa en particular: lareflexología3.

El método de abordaje obedece a la des-cripción y al análisis cualitativo de las repre-sentaciones que, en torno a la enfermedad,detentan usuarios y especialistas de la disci-plina. El material sobre el que nos basamosconsiste principalmente en relatos de espe-cialistas y usuarios de reflexología residen-tes en Buenos Aires, material original que hasido recabado en entrevistas abiertas, exten-sas y recurrentes durante los años 2005 y2006, así como también literatura de divulga-ción de la disciplina que nos ha sido recomen-dada por los informantes en cuestión. La se-lección del caso particular de esta disciplinase funda no sólo en el hecho de que constitu-

ye una de las prácticas terapéuticas de mayoraceptación en el área metropolitana de Bue-nos Aires, sino que contempla el tratamientode una amplia gama de dolencias con diver-sos grados de gravedad, lo que, a nuestro en-tender, la sitúa en un lugar único en pos deabordar la riqueza del fenómeno desde unaperspectiva que hace foco en la dimensión te-rapéutica del mismo.

Para cumplir con el objetivo propuesto, eltrabajo se desarrolla en tres apartados: el pri-mero describe las cuestiones generales quehacen a las teorías etiológicas en el seno delas terapias alternativas, para luego -en los dosapartados siguientes- describir lasespecificidades, variaciones y reelabora-ciones registradas en las representaciones deenfermedad desde la perspectiva de especia-listas y usuarios de la disciplina reflexológica.De este modo, el segundo apartado analiza lamodalidad que asumen las interpretaciones dela enfermedad desde una perspectiva holísticay el tercero apunta a ahondar particularmenteen las experiencias, emociones y sensacio-nes que los sujetos esgrimen en relación consus estados de malestar.

Energía y desequilibrio en el marco delas terapias alternativas

En su intento por clasificar las formas ele-mentales de la enfermedad y la cura,Laplantine (1999) sostiene que la matriz deinterpretación etiológica que cuenta con ma-yor legitimación social en las sociedades oc-cidentales se corresponde con el modelo sos-tenido, impuesto y preferido por labiomedicina, de carácter netamenteorganicista, que concibe la enfermedad en tér-minos ontológicos y con una marcada exte-

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rioridad respecto de la persona del enfermo.No obstante, el autor destaca que, más allá deeste pretendido carácter dominante del para-digma médico científico4, los discursos ysaberes etiológico-terapéuticos que prevale-cen en los relatos por él recabados en Franciadelinean explicaciones que exceden la men-cionada lógica, para pasar a contemplar otrosfactores que se inscriben en diversos mode-los interpretativos, aunque siempre dentro delcampo de las múltiples tradiciones de la me-dicina occidental e incluyendo los modelosexplicativos emergentes en el contexto delcristianismo -por ejemplo, la enfermedadcomo posesión-.

Enfocando la problemática en cuestión yen referencia al tema que nos ocupa, cabedestacarse que las terapias denominadas «dealternativa»5 han introducido en las últimasdécadas algunos elementos explicativos queenriquecen y modifican los esquemas de in-terpretación de los actores sociales, respec-to de las experiencias de sufrimiento y ma-lestar, la propensión a adquirir determinadasafecciones, así como también cuestiones quehacen a la corporalidad y las entidades queconstituyen a la persona en tanto tal. Lejosde permanecer inmutables, los conceptos,significaciones y acciones en torno a la en-fermedad son reelaborados, incorporando yrefigurando constantemente nuevas realida-des. Por tanto, más allá de las distancias cul-turales que se registran respecto de algunasnociones de raigambre oriental vehiculizadaspor estas medicinas -lo que incluso ha con-ducido a hablar de una suerte de artificialidaden la adopción de estas prácticas y sistemasde creencias en las sociedades occidentales(Le Breton, 1995)-, las terapias alternativasparecen reactualizar las universales inquie-tudes de los sujetos respecto de las viven-

cias experimentadas en el marco de su pro-pio cuerpo, que surgen principalmente cuan-do los aqueja una dolencia, a través de nue-vos conceptos y prácticas. Como indica MaryDouglas (1998), se delinean nuevos estilosde pensar que potencian el establecimientode nuevas relaciones con la enfermedad, conel cuerpo y la terapia, redefiniéndose inclu-so la posición que el sujeto implicado ocupaen el mundo.

Pues bien, tomando en cuenta los corpusde saberes y prácticas que las medicinas al-ternativas han contribuido a difundir, desdeel ámbito académico se coincide en situaren un lugar central la idea de que, en el mar-co de estas opciones terapéuticas, aparecereferida con más frecuencia la noción deenergía. En lo que respecta a las teoríasetiológicas delineadas, se suele señalar uneje interpretativo que es compartido: elprincipio de enfermedad como desequili-brio energético, el cual plantea que los se-res vivientes pueden ver afectada su circu-lación por razones diversas propiciando unestancamiento energético que altera el es-tado ideal de salud en términos de armonía.El carácter compartido de este principiopor parte de las terapias alternativas es ex-plicado por múltiples autores desde unaperspectiva que hace hincapié en la profu-sión de ideas generadas en torno al movi-miento New Age, delineándose la incorpo-ración de discursos y dinámicas en relacióncon la terapia que conjuga elementos reli-giosos, de consumo y marketing (Amaral,1999; Albanese, 1992; Diem y Lewis, 1992;Heelas, 1996; Martins, 1999; Melton,1992; York, 1995). Desde otra perspectiva,se propugna asimismo la necesidad de te-ner en cuenta la profunda refiguración a laque han sido sometidas en Occidente

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estas disciplinas que se inscriben en cor-pus de saberes diversos, lo que ha tenido comoresultado la homologación de los fundamen-tos etiológicos de las mismas. De este modo,lejos de moldear discursos y representacio-nes homogéneas, la coexistencia de nocionesprovenientes de diferentes tradicionesdisciplinares, así como la combinación de lasmismas con otras procedentes del sistema decreencias del catolicismo, de la biomedicina,las terapias tradicionales y de raigambre reli-giosa, genera una diversidad y mixtura en elvocabulario de los actores que dificulta elconsenso cultural respecto de cuestiones es-pecíficas (Idoyaga Molina, 2002; Saizar,2003; Pitluk, 2000).

En lo que hace al mencionado concepto deenergía en particular, se registran nocionestales como ki o chi, chakras, aura, cuerpo eté-reo, puntos de acupresión o nadis, entre otras,cuya mención depende, en el marco de nues-tro trabajo de campo, de las situaciones decontacto (Turner, 1988) y del acervo de co-nocimiento (Schütz, 1972) adquirido en tér-minos de la propia situación biográfica y enel transcurso del recorrido personal de cadaespecialista o paciente.

Ahora bien, en lo que hace a la terapia al-ternativa que nos ocupa, cabe destacar que elobjetivo terapéutico de la reflexología con-siste -como en otras terapias alternativas- enla armonización del caudal energético. Estose lleva a cabo a través de la estimulaciónmanual de las áreas reflejas localizadas en laplanta, el dorso, así como en los laterales in-ternos y externos de los pies, lo cual se fundaen la idea de que existe una correspondenciaentre determinadas zonas y puntos situados enel pie y los órganos del cuerpo u otras partesdel mismo (como la columna vertebral, el sis-tema nervioso, el sistema linfático y el

endócrino). Esta correspondencia, que adop-ta la forma de un paralelismo anatómico6 yque permite referirse a un mapa del cuerpoen el pie, se manifiesta en el carácter reflejode todo estímulo aplicado en estas extremi-dades. En contrapartida, cualquier dolencialocalizada en el cuerpo es pasible de expre-sarse en el pie, dando lugar a signos indicati-vos de desequilibrios posibles, lo que contri-buye al proceso diagnóstico.

En relación con esta descripción de la es-pecificidad terapéutica de la reflexología, cabellevar a cabo dos aclaraciones de utilidad paracomprender algunas nociones comúnmentevinculadas a la circulación de la energía enreflexología.

En primer término, a partir de la literaturarevisada y de los relatos de especialistas, apa-rece con fuerza la distinción entreestimulación y simple presión, ya que lareflexología comprende una amplia gama detécnicas caracterizadas ante todo pormovilizaciones (utilizadas para trabajar la es-tructura ósea de los pies) y por técnicas queaúnan o alternan la compresión con el movi-miento de rotación (el cual, a su vez, puedeser circular, en forma de “caminatas”, en di-versos sentidos y con mayor o menor inten-sidad y profundidad, según el resultado bus-cado y la cantidad de sesiones que el pacientelleva acumuladas). Esta precisión nos permi-te diferenciar la terapia reflexológica de ladigitopuntura, la cual se basa sobre la presiónde puntos energéticos vinculados con losmeridianos -teoría reconocida por la Medi-cina Tradicional China que remite a los cana-les de circulación energética (fluido univer-sal o Chi) que recorre el organismo humano-, distanciándose así de los principios terapéu-ticos que se siguen de la utilización de unmapa del pie en el cual se refleja el cuerpo

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humano en su totalidad. Ahora bien, es nece-sario notar, por cierto, que cuando nos hablande cuerpo lejos están de proponernos unaimagen biológica del mismo, ya que no sólose trata de la suma de órganos, huesos sangre,sistema linfático, nervioso, etc., sino tambiénde las emociones, los traumas pasados, lossufrimientos y aquellos hechos que dejaronsu marca energética, que, entre otros niveles,se manifiesta en el cuerpo que conviene lla-mar físico.

En segundo lugar, la reflexología se carac-teriza por una amplia diversidad en torno a lasteorías invocadas por diferentes especialis-tas. Esto depende tanto del enfoque específi-co adoptado por cada escuela de formaciónterapéutica, como por la tendencia de los es-pecialistas a formarse en diferentes discipli-nas. En este sentido, como indicáramos, re-sulta habitual la práctica simultánea -exceptoen el caso de institutos dedicados exclusiva-mente a su oferta- de diversas terapias que seaplican en conjunción con la reflexología. Así,en nuestro trabajo de campo pudimos com-probar prácticas de complementariedad conla digitopuntura, la auriculoterapia, lareflexología vertebral, reflexología de manos,masoterapia, magnetoterapia, reiki, así comotambién su combinación con regímenesalimentarios naturistas, como lamacrobiótica. Del mismo modo, pudimos ve-rificar la existencia de institutos y/o profe-sionales que implementan, como parte inte-grante de su abordaje, técnicaspsicoterapéuticas basadas principalmente so-bre la verbalización no sólo de los inconve-nientes y sensaciones del cuerpo sino, antetodo, en el relato de las inquietudes, proble-mas y acontecimientos relativos a la propiahistoria biográfica y a las vicisitudes de la vidacotidiana.

Este punto es de importancia para nuestrotrabajo ya que, de la combinación de estosdiferentes saberes -y de las propiasrefiguraciones operadas por parte de los usua-rios7- se sigue una diversificación de los fun-damentos etiológico-terapéuticos de la dis-ciplina. En este sentido, mientras que desdela teoría formal sólo se reconoce el princi-pio de las áreas reflejas como fundamento te-rapéutico de la reflexología, en la práctica lamayor parte de los especialistas y usuariosañaden a la teoría fundada en zonas, los pun-tos o centros energéticos provenientes deotros marcos disciplinares (principalmenteaquellos vinculados a los citados meridianos,a los chakras -noción corriente en la medici-na ayurveda- o a los plexos, de raigambre tan-to alternativa como biomédica), nociones quehabitualmente son incorporadas en las expli-caciones respecto de los desequilibrios aso-ciados a los procesos de enfermedad. Asimis-mo, resulta habitual el empleo de un vocabu-lario que combina nociones propias del dis-curso alternativo y conceptos provenientesdel psicoanálisis, del sistema de creenciascatólico y, por supuesto, nocionesbiomédicas.

Desequilibrio en reflexología

Lo primero que podemos consignar,adentrándonos ya en las cuestiones que hacenal modo en que los especialistas y usuariosde reflexología se representan la enfermedad,es que las diferentes dolencias y afeccionesmencionadas en los relatos analizados apare-cen tematizadas en términos holísticos demanera recurrente.

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En concordancia con las nociones que semanejan desde otras terapias denominadas dealternativa, al respecto cabe destacar que, eldiscurso disciplinar de la reflexología entien-de a la persona a partir de múltiples nivelesque generalmente comprenden planos talescomo la mente, cuerpo, energía, espíritu, loque concierne la unidad indisoluble del hom-bre que depende del equilibrio de las partesen relación con el todo. Si esta relación poralguna razón se quiebra, se pierde este estadoarmónico y el resultado es la enfermedad.Desde esta perspectiva, el cuerpo humano essusceptible de expresar, a través de la enfer-medad, el daño padecido por el sujeto en cual-quiera de sus niveles, generándose un desequi-librio entre los componentes de la persona,desarmonía que finalmente afecta la circula-ción del monto energético del individuo entérminos de totalidad.

Desde la perspectiva de los actores, resul-ta habitual rastrear en los relatos la referen-cia a la estrecha vinculación existente entrelas dolencias registradas en el cuerpo físicoy los procesos que se dan en otras dimensio-nes, lo que involucra niveles tales como lamente, el inconsciente, las emociones y elespíritu.

“Me parece que la enfermedad es comoun, un desequilibrio y es algo que tiene queestar en la medida de lo que me esté pasan-do. Que yo termine con un brote de acné,con el cual tengo problemas para salir tre-mendo, evidentemente tengo muy poco re-gistro, tanto de mi corporalidad como de miespiritualidad, digo, ¿entendés? porque esoclaramente no es material (…) digo, podésestar pasando por una situación traumática,o uno puede estar sufriendo del estómago y

sabe por qué. Te dicen ‘estoy sufriendo delestómago’ ¿por qué, comiste mal? No, mijefe me vuelve loco, sufrís por tu jefe, ahíhay toda una cosa de sentimientos (Patricia,usuaria).

“Yo creo que todo pasa por el espíritu...Para mí pasa todo por el espíritu... enton-ces, al enfermarse el espíritu se enferma elcuerpo...(Y ¿qué es el espíritu?)Uno de loscuerpos, es la parte emocional del cuerpo...todo lo que nos afecta emocionalmente seve reflejado en alguno, en algún lado denuestro cuerpo (…) Por ejemplo, nosotrosteníamos una compañera que tenía una tíaque había fallecido su esposo y ella de latristeza que tuvo, enseguida le dio cáncerde pulmón… pero enseguida. No sé si vosescuchaste de esta persona que le mataronal marido en la puerta de la casa, que lamujer dijo “se me terminó la vida y noso-tros dijimos automáticamente: “esta mujerse va a agarrar una enfermedad” (Graciela,especialista).

“Todas las enfermedades las hacemosnosotros desde el inconsciente. Si una per-sona se fabricó un tumor, también la perso-na lo puede desactivar y eliminar. El temaes llegar a la vibración emocional que reti-re ese factor. Por eso, cuando una personatiene cáncer, hay que decirle que esa es unagran bronca reprimida, usted reprimió aquí,aquí y aquí” (Eduardo, especialista)

En torno a este punto, nos interesa hacerhincapié en el hecho de que el vocabulario apartir del cual los actores designan las dife-rentes dimensiones que se encuentran impli-cadas en los procesos etiológicos, es de ín-dole sumamente flexible y variable, lo que se

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explica en virtud de las múltiplesreinterpretaciones que llevan a cabo los suje-tos, portadores de diversos saberes previos.No obstante, más allá de las posibles varia-ciones registradas en las definiciones, rela-ciones e incluso jerarquías establecidas entorno al plano emocional, mental, psicológi-co y espiritual, los actores coinciden en dejarclaramente explicitada la noción de dolenciaen términos que exceden el ámbito de lo me-ramente orgánico. En este sentido, resultahabitual que el cuerpo físico sea experimen-tado como el locus donde se manifiestan lasdolencias que, en última instancia, remiten acausas subyacentes que es necesario conocery comprender, tales como el estado emocio-nal, espiritual o psíquico del sujeto, inclusolas características de sus interacciones socia-les habituales en el contexto familiar y del tra-bajo.

Cabe destacar que algunos de estos esta-dos negativos pueden generarse en el sujetomismo, es decir, producirse de modo inter-no, a partir de pensamientos, sentimientos yemociones, elaborados en virtud de la perso-nalidad, las pautas de conducta y los hábitos yrutinas de cada sujeto o a partir de factoresexternos, lo que involucra: 1) cuestiones re-lativas a un estilo de vida insalubre -los acto-res mencionan el exceso de horas trabajadas,cansancio, sedentarismo, estrés y preocupa-ciones varias-, 2) problemas relativos a la vidaurbana y la percepción de la conflictividadsocial en términos de violencia -se señalanen este punto protestas y aglomeraciones pú-blicas, problemas sociales como el desem-pleo; condiciones adversas del transporte y deltránsito como paros en el servicio, cortes decalle, embotellamientos, entre otros- y 3)cuestiones vinculadas a la conflictividad en lasrelaciones sociales, sea en el ámbito afectivo

y/o familiar -discusiones puntuales o recu-rrentes, problemas de origen familiar de lar-ga data, soledad- o en el ámbito laboral -des-avenencias con compañeros de trabajo o per-sonal jerárquico- todo lo cual provoca ten-sión, angustia y estrés y, por consiguiente, latendencia a producir desequilibrios de ordenpsíquico, mental, emocional y social.

Pues bien, es preciso señalar que, desdela perspectiva de los actores, el cuerpo físicotambién puede constituirse en el ámbito don-de la perturbación generalizada puede tenersu origen. De este modo y, en corresponden-cia con el concepto de desequilibrio orgáni-co, esbozado en el marco de diversos estu-dios sobre medicinas tradicionales en dife-rentes áreas geográficas de la Argentina(Bacigalupo, 2001; Idoyaga Molina, 2000;Martínez y Planchuelo, 2003), los informan-tes refieren el cansancio, una mala posiciónsostenida en el tiempo o un traumatismo se-vero, así como también la intoxicación delorganismo -producto de malos hábitos ali-menticios o de intoxicaciones asociadas altabaco, el alcohol o las drogas- como facto-res que son susceptibles de producir enfer-medad. El siguiente relato lo muestra de modoelocuente:

“Y yo (me preguntaba), cómo puede serque tenga un problema renal si jamás co-metió ningún exceso (¿Qué es un exceso?)Y... podría haber hecho aladeltismo,montañismo, hacer motocross, pero no...nada de nada... nadie de la familia, de no-sotros, con mi mamá, ni fumamos, ni be-bemos, ni nos drogamos, ni trasnochamos,ni nada. Esto es una cruz, p o rq u e . . . m im a r i d o n i s i q u i e r a . . . p o rq u e s id i j é r a m o s q u e s e a l c o h o l i z a b a . . .q u é s é y o , p e ro a c á n o h a b í a

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pasado nada de eso...(¿Y cómo estos exce-sos se pueden convertir en enfermedad?) Elasunto es así, cuando vos tenés un excesoen una parte es porque te está faltando enotra. Si él era una persona que comía nor-mal, no podía tener un exceso, un defecto,ni nada. (¿Y entonces por qué te parece quese enfermó?) Lo que pasa es que el golpeque tuvo en el trabajo le afectó la energíade la parte renal… cuando aparece porejemplo la falla renal, aparece un exceso enlíquido de pulmón, una deficiencia en cora-zón, o sea, hay alteraciones en el campo deenergía y hay... y sufren los demás órganos.Entonces el asunto es qué técnica usar paravolverlo a su equilibrio...” (Lilian, usuaria,pariente de enfermo).

Como podemos apreciar, la actora intentadevelar las causas de la dolencia renal de sumarido y, al no detectar ningún factor que pu-diera indicar un exceso o carencia orgánica,sólo encuentra sentido en la explicación quesustenta la deficiencia del riñón como resul-tado de un fuerte traumatismo. Este impactosobre el cuerpo termina desencadenando undesequilibrio del monto energético de sumarido, lo que altera no sólo el funcionamien-to del mencionado órgano, sino asimismo eldel pulmón y el corazón.

De esta manera, los textos recorridos pre-viamente nos permiten hacer referencia a unateoría etiológica basada sobre el desequilibriode las entidades de la persona, desarreglo queafecta la armonía entre el cuerpo físico y otrosaspectos del sujeto, lo que finalmente es in-terpretado como causa de una alteración desu caudal energético general.

Del mismo modo, a partir de las entrevis-tas realizadas se deja entrever que los indivi-

duos que recurren a la práctica reflexológicasostienen una etiología de la enfermedad entérminos de los conflictos y tensiones que segestan en el marco de la vida interpersonal.La procedencia del malestar en el marco deesta teoría es de una naturaleza diferente a lade los problemas sociales mencionados an-teriormente, debido a que el malestar es in-terpretado por parte de los actores como ori-ginado por la energía o fuerza de una personaque es capaz de producir una dolencia en otroindividuo, generándole un desbalance o alte-ración de su estado mental, emocional y físi-co. Esta representación del origen del mal sefunda en la idea de que la energía puesta enmovimiento por cada individuo -tanto de sig-no positivo como negativo8- es pasible de sertransmitida a través de diferentes vías.

“Yo también me cargo de malas ondas,absorbo las malas ondas que otras perso-nas envían… generalmente las malas ondasvienen mentalmente… una persona le pue-de hacer mentalmente daño a otra. (¿Cómole puede hacer daño mentalmente?) Pensan-do, pensando, y pensando, pensando, quees lo mismo que cuando se hace el mal deojo, mal de ojo u otras cosas, que a esa per-sona le vaya mal en su vida, bueno, porquehay alguien que tiene malas ondas y lasenvía. .. es, es algo que está en el aire, lamateria, y como esa otra persona no tienedefensas, entonces las absorbe. Y eso ladomina, y al dominarla es como que, quedeja de tener fuerza. Uno lo puede provo-car, a lo mejor, se puede producir daño aveces inconscientemente, o a veces mental-mente deseándole que a esa persona le vayamal, porque la mente es muy poderosa…porque vos con la mente podés hacer cual-quier cosa… yo puedo curar y.. yo nunca

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quise hacerle daño a alguien, pero yo conla mente podría… (¿Cómo?) Con energía…si yo me propongo mentalmente y pongotodas mis energías para que pase, para quea esa persona le suceda lo que yo quieroque le suceda…” (Haydee, usuaria).

“Conozco una chica alemana que me ojeacada vez que me ve… es un peligro… tieneproblemas, no sé qué tiene, pero te miramucho, está un rato y te deja agotado…¿Viste la gente que te cansa?... y me dijo miamiga Sole que eso es que te ojeen… y losiento más que nada cuando se va, comouf!...” (Luz, usuaria).

De acuerdo con lo develado en los textos,las informantes sostienen que los seres hu-manos son capaces de incidir en la salud deotros a través de pensamientos y/o sentimien-tos, los cuales pueden transmitirse tanto porvía indirecta, es decir, a través de la distancia,como por vía directa, como puede ser el con-tacto con la mirada de la persona consideradaperjudicial. La potencialidad nociva de laenergía así transmitida se debe a sunegatividad, lo que viene dado, en este caso,por las intenciones adversas de uno de lossujetos respecto del otro. En este punto, apa-recen mencionadas las nociones de mal de ojo(Bianchetti, 1995; Brandi, 2002; Disderi,2001; Idoyaga Molina, 1999; Pérez de Nucci,1988, entre otros) y daño (Idoyaga Molina,2002; Viotti, 2003), taxa vernáculos con arrai-go en las prácticas del curanderismo tradicio-nal que hacen referencia a los malos deseos,los celos u otros sentimientos negativos dequien produce el malestar. Sin embargo, losinformantes reconocen la posibilidad del ca-rácter no intencional o inconsciente de estatransmisión, lo que se explica en virtud de una

particular fuerza energética del sujeto emi-sor o, de modo inverso, debido a la debilidadenergética del sujeto receptor, explicaciónque también es válida en el caso del mal deojo (Disderi, 2001; Idoyaga Molina, 1999).

Es menester señalar que la absorción deestas energías negativas se debe a la capaci-dad de éstas de penetrar la mente, el espírituo el cuerpo energético del individuo, segúnel vocabulario esgrimido por los individuosentrevistados, lo que pone de manifiesto elcarácter de sustancia -desde una perspectivaoccidental- de la transmisión. Como revela elsiguiente relato, los actores contemplan asi-mismo la posibilidad de verse afectados porlas cargas energéticas que permanecen sus-pendidas en el ambiente. En palabras del in-formante, es la existencia de un campo ener-gético que rodea el cuerpo físico y excedesus límites lo que permite explicar esta ab-sorción de cargas energéticas de diverso sig-no:

“Vos también podés entrar a un lugar,donde hay una conferencia eh... y el ambien-te está cargado, o... en una clase de teatro yla gente que está mirando y empieza a bos-tezar, porque hay una carga en el aire queuno la absorbe y el cuerpo uf! La quieresacar, y empieza a bostezar, lagrimear...(¿Ycómo el cuerpo absorbe esa carga? ¿Qué sen-tís vos?). Ni idea... yo... ah! desde mi sensa-ción, pasan dos cosas, una sería digamos,vos podés pensar en un campo energético¿sí? que te rodea, que es tuyo, que no ter-mina solamente en la piel...hay por ejem-plo, está la foto kirlian que te sacan una fotoy... y se ve, es como una foto sensible al ca-lor que... yo no me la hice ni quiero tampo-co, p e ro s e r í a e l g r a d o d e l l e g a -d a q u e v o s t e n é s m á s a l l á d e

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tu cuerpo, lo que hiciste antes, de tocarteque vos sentías el calor, pero no te estabastocando... entonces es como un campo ener-gético que no tiene mayor explicación... eh...por lo menos que yo conozca...” (Emiliano,especialista).

Como se advierte en los textos revisados,se delinea una idea de alteración del estadogeneral del individuo que no sólo se generaen el espacio acotado de la propiacorporalidad. En tanto se trata de una terapiaholista, se enfatiza una visión unificada delhombre en el sentido de que cualquier aspec-to de su accionar e, incluso, del accionar delos otros, es susceptible de afectarlo en sutotalidad. De ahí la búsqueda por parte de lossujetos de terapias capaces de poner en mo-vimiento el cuerpo en su totalidad y profun-didad, en pos de lograr un estado de equili-brio entre mente, cuerpo y espíritu. En estre-cha vinculación con esta idea, cabe mencio-nar algunos estudios recientes en el área de lasalud y las ciencias sociales en Estados Uni-dos y Europa, los cuales señalan que, desde elpunto de vista de los sujetos que padecen en-fermedades crónicas, contracturas y dolor,resulta cada vez más habitual la percepciónpositiva de la calidad en las ofertas de saludcuando las terapias realizadas adoptan un abor-daje holístico y logran activar la circulaciónenergética en el cuerpo (Gunnarsdottir yPeden-McAlpine, 2004; Mackey, 2001;Rooney, 2006; Stephenson y Dalton, 2003).

La experiencia del desequilibrio: lacorporización de las vivencias

A la luz de lo esbozado anteriormente, po-demos vislumbrar el modo en el que la elabo-

ración de teorías etiológicas que giran en tor-no a la noción de desequilibrio energético, enel caso de la reflexología implican una valo-ración de la enfermedad que excede amplia-mente las representaciones biomédicas en loque hace a los orígenes patógenos de las do-lencias. Esto es de especial importancia paranosotros, ya que al tematizar como causas deenfermedad cuestiones que involucran aspec-tos que exceden lo meramente biológico, esteenfoque contribuye no sólo a dar cuenta de laampliación del umbral interpretativo de los ac-tores sociales, sino también a visibilizar al-gunos aspectos de importancia para los pa-cientes, que la medicina científica se encuen-tra lejos de priorizar o incluso de aceptar.

En relación con esto último, en nuestro tra-bajo de campo pudimos constatar que lasteorizaciones alternativas acerca de las alte-raciones que se generan en el nivel de la per-sona o en el contexto social donde ésta sedesenvuelve, son explicaciones eficaces -fue-ra del campo alternativo algunos autores hanhablado de eficacia simbólica (Lévi-Strauss,1968; Bourdieu, 1997) en tanto se imbricancon las vivencias y experiencias de los acto-res sociales, ofreciendo un marco semánticoque permite a los usuarios nombrar y signifi-car sus padecimientos, al tiempo que sus re-latos son recuperados por los especialistas.En palabras de Spyro (1984) el nivel más altode internalización de las creencias ocurrecuando el individuo siente que éstas son ver-daderas, correctas y adecuadas, cuando lasutiliza para establecer las estructuras para per-cibir el mundo y comprenderlo, en cuanto susvivencias tienen una explicación pautada. Enel caso de la reflexología, la percepción deldesequilibrio por parte de los usuarios con-fluye con el delineamiento de un vocabularioque tanto legos como especialistas conside-ran legítimo para comprender y designar las

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dolencias, lo que ocurre a pesar de la diversi-dad de nociones empleadas y de enfoques quese vislumbra a primera vista.

Pues bien, como indicáramos anterior-mente, uno de los aspectos involucrados enlos procesos patológicos que aparecenmencionados por los individuos entrevistadoses el mental. Al respecto, los actorescoinciden en identificar la aparición deestados de malestar en relación con laactividad excesiva de la mente, lo que sevislumbra tanto en los términos de laproducción de pensamientos negativos comode la actividad intelectual desmedida (sinconnotaciones negativas), factores quefinalmente generan en el sujeto un estado desaturación y congestión que impide sucorrecto funcionamiento.

“Mi mente no funcionaba como teníaque funcionar, porque mi mente tenía unaidea fija que era esa… que a JP le iba apasar algo malo, que a JP lo iban a ma-tar… y bueno, entonces eso hacía que, meproducía daño a mí y llegó un momentoque mi mente hizo un clic, es como quecerró la llave, la puerta y dijo no más,basta! (¿Qué sensación tenías?) Como queya estaba saturada, ya basta… mi menteya no bancaba más toda esa situación detensión… yo pensaba permanentemente…no estaba en otra cosa más que en eso…y llegaba, es como que llegó un momentoque la mente también se satura… yo séque me pasó eso por ese problema… mimente estaba tan cargada de negatividad,estaba cargada de que yo, yo pensabatodo en negativo, no decía no! Esto va apasar, no … yo pensaba todo en negati-vo… Fue como si mi cuerpo hubiera ma-niobrado por su cuenta y hubiera dichochau!, hasta acá llegué…” (Ana María,

usuaria).

En el citado texto, la informante relataun episodio en el cual permanece incons-ciente por un lapso de aproximadamente unasemana, sin que los biomédicos que la aten-dían pudieran encontrar una causa orgánicadel hecho. Las sensaciones experimentadasen los días previos a este suceso la condu-cen, entonces, a interpretar este incidentecomo provocado por la acumulación de pen-samientos negativos que se desencadenandebido a la experimentación de una fuertepreocupación por su familia. Finalmente, elestado de saturación en términos de lanegatividad energética que ocupa su mente,determina el detenimiento y desconexiónde la actividad cerebral respecto del restode su persona.

Como mencionáramos en el contexto delos fragmentos analizados anteriormente,los desequilibrios habitualmente aparecendefinidos por los actores como el resultadode sus experiencias personales einterpersonales. En este sentido, numerosospasajes de los relatos recogidos coincidenen explicitar que todo aquello que esvivenciado por los sujetos es susceptible decorporizarse, esto es, de quedar plasmadoen el cuerpo del individuo en cuestión, loque puede generar enfermedad.

“En el cuerpo quedan memorias de lascosas que ya pasaron, o sea, un... lo vas aver escrito como regresiones... por ejemplo,vos te fracturás, el cuerpo se sana y a loscinco años... la idea es que hay como unamemoria energética de lo que pasó, y vospodés experimentar dolor en ese lugar pormás que ya estés curada y sana... (¿Y porqué sería eso?) Porque hay una memoriaenergética, y entonces... estamos recorridos

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por esos canales energéticos que los chinosdescubrieron e hicieron un mapita y a vecesqueda acumulado ahí, o sea, un traumatis-mo o un golpe dejaría una huella en ese ca-nal energético que vos cuando le mandásun estímulo lo limpia ¿Viste como cuandouno va barriendo? o una cañería tapada yle mandas presión... entonces la bola sale ylo experimentás como un dolor viejo quesale y ya está, y vos podrías decir que conlo emocional pasa lo mismo, que a veces unose come una bronca, viste cuando la frase:me cayó como una patada al hígado, o ten-go un entripado... bueno, te lo comés, nun-ca lo expresás, que es la manera que tieneuno de sacarse eso, porque las emocionesson más que nada un fenómeno químico...vos te asustás, las suprarrenales mandanadrenalina y sentís como algo en la panza ydespués pensás: uy!¿entendés? pero todoacá (el informante señala su estómago) ... site gusta alguien, sentís mariposas, y des-pués el cerebro, con todo eso construye, osea, le viene las ideas que uno piensa a ve-ces: ah! me gusta o, voy a ver qué pasa, osalgo corriendo, eso viene después, lo pri-mero es ¡pum! químico... eh... si vos noaccionás una orden o no hacés algo te que-da guardado, llamalo energía o llamalo o...un químico que no cumplió su función, peroalgo pasa y si eso después en el tiempo loprolongás, se puede transformar de emociónen sentimiento, que sería como más eleva-do... por ejemplo yo me enojo con alguien yme enojo, pero si yo mantengo ese enojo, setransforma en rencor... sería una emocióninstalada en el tiempo y transformada ensentimiento, bueno... entoncesenergéticamente un enojo guardado quedaahí como un cúmulo del que el cuerpo no sepuede deshacer así no más...” (Emiliano,

especialista).Como puede advertirse en la citada narra-

ción, el actor atribuye no sólo a los sucesosmentales sino asimismo a los de índole físicay emocional la capacidad de generar vestigioso huellas corporales, delineando una repre-sentación del cuerpo humano en términos dereceptáculo de las vivencias del sujeto. Estose corresponde con lo verificado por Saizar(2003) respecto del sistema de creencias dela corporalidad humana de los usuarios deyoga residentes en el área metropolitana deBuenos Aires. Esta permanencia de las expe-riencias en algún plano de la corporalidad esexplicitada tanto en términos fisiológicos(particularmente como resultado de la pro-ducción de un químico, lo que se sostienedesde la matriz interpretativa de la medicinacientífica, recuperadora de la disciplinabioquímica) como en clave alternativa (esdecir, en términos de un estancamiento ener-gético que obstruye los canales a través de loscuales la energía circula). No obstante, másallá de la comparación establecida entre laproducción de un estímulo en el nivel nervio-so o endocrino y la producción de cúmulosen el nivel energético, nos resulta interesanteseñalar el modo en el que las dos explicacio-nes admiten la materialidad de lo experimen-tado y habilitan, ante todo, a una representa-ción del malestar en términos de exceso y acu-mulación. Desde esta clave de lectura, se vis-lumbra que las consecuencias verificadas enla práctica por el actor aparecen, en últimainstancia, como el resultado de una alteraciónde la normal circulación de la energía del in-dividuo, lo que tiene como causa principal lageneración de acumulaciones que pueden te-ner un origen diverso.

En el caso del especialista, así como tam-bién desde el relato de otros informantes, esta

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generación de un exceso en el cuerpo se aso-cia a dos dimensiones de la experiencia: a suintensidad -situaciones que son definidas porsu connotación traumática, vinculadas a pen-samientos, emociones, pero también a acci-dentes físicos como golpes y lesiones- y a suduración, situaciones tal vez no de carácteragudo, pero que observan una marcada persis-tencia en el tiempo. En este sentido, la per-manencia en el sujeto de emociones talescomo el enojo, la bronca y la tristeza contri-buyen a su transformación en sentimientos,de índole más profunda y, por ende, de mayorcapacidad para fijarse en el cuerpo, lo que fi-nalmente parece reforzar el valor negativo dela energía que vehiculizan. Esta idea es simi-lar a algunas de las teorías etiológicas del taxóntradicional de origen biomédico conocidocomo nervios (Idoyaga Molina y Luxardo,2004).

Sin embargo, cabe resaltar que si bien losactores enfatizan mayormente el carácter no-civo de las emociones o pensamientos consi-derados negativos, se entiende al exceso porsí mismo como aquello que es susceptible degenerar desequilibrios. Como indica McGuire(1988) respecto del caso norteamericano, in-cluso las actividades socialmente aceptadascomo placenteras como el sueño, el ejerci-cio o el sexo, pueden devenir en perjudicia-les -en palabras de sus informantes- si no soncontempladas de acuerdo con ciertos límites.

Ahora bien, es preciso destacar que en al-gunos de los casos recabados la condición ne-cesaria para la generación de enfermedad apa-rece explicitada en los términos de una nega-ción o falta de registro de los pensamientos yemociones experimentados, lo que desde elenfoque de los actores implica la incapacidado falta de voluntad del sujeto para elaborar,expresar y/o liberarse de lo que, de este modo,

queda retenido en el cuerpo del sujeto sufrien-te. En el caso de nuestro trabajo de campo,esta interpretación es llevada a cabo por aque-llos informantes que han estado o se encuen-tran al momento de la entrevista bajo trata-miento psicológico, lo que contribuye a unacomprensión de los procesos corporales queretoma y simplifica el vocabulario del psicoa-nálisis. No obstante, esta delimitación no esde modo alguno determinante ni excluyente,ya que las nociones esbozadas por esta co-rriente de pensamiento se encuentran amplia-mente difundidas en el área metropolitana deBuenos Aires, del mismo modo que confor-man la terminología habitual del discurso al-ternativo o New Age (Maluf, 2005; Carozzi,2000), vocabulario profundamente refiguradoque los institutos recorridos en nuestra laborde campo9 esgrimen en mayor o menor medi-da para hacer referencia al surgimiento de lasenfermedades.

“Todo el tiempo me parece que si unono tiene como un registro y en ese senti-do me parece que la reflexología estábuena… como un nivel de registro de loque te está pasando para que cuando teencontrás con un escollo grande o algote puedas ocupar a tiempo, yo creo quedespués se te vuelve tumor, posta, eh…como que las cosas mal procesadas...pero también hay, no lo explica todo esopara mí, después también hay como unasituación medio azar, que pasa, que unose puede enfermar, pero hay algún tipode cosas que me parece que tiene quever con como no prestarse atención, ono ocuparse de… porque el cuerpo dacomo muchos avisos de cosas porque hayalgo del cuerpo que cuando… h a y a l g od e l a l ó g i c a d e l c u e r p o q u e

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cuando dice, cuando da una señal, cuandote pasa algo, que ese algo requiere un tiem-po que, para mí está bueno generar un‘parate’ en relación con eso…”

“No hay tal diferencia mente-cuerpo,para mi posta, es una diferencia discursiva,que está bien por el impacto del discurso,pero … lo que sí me parece claramente esque para mí el cuerpo y lo otro, sea lo quesea, tiene como por un problema de instruc-ción, de educación, lógicas distintas… esoclaramente… por un problema cultural, nosé… hay muchas cosas que yo.. al otro díatengo deshidrosis pero por ahí en el momen-to concientemente no lo registré y me mirola mano y digo uh, mirá lo que tengo y pien-so para atrás y digo ah! Por ahí es esto…digo, por ahí me parecen lugares de defen-sa distintos… pero funciona todo junto,digo, no es mens sana in corpore sano, oestá todo bien o está todo mal…” (Luz, usua-ria).

Del mismo modo que en la narración de lainformante, resulta recurrente en los relatosrecabados, como factores que propician el sur-gimiento de patologías, la mención a la faltade contacto con uno mismo, debido a facto-res como el exceso de trabajo, estrés, can-sancio, que no permiten al sujeto detenerse yreflexionar acerca de lo que le sucede, asícomo en relación con problemas emociona-les se alude a otros aspectos, que hacen hin-capié en que el paciente elige eludir o no pue-de afrontar. Esa falta de contacto impide elregistro o captación consciente por parte delindividuo de las señales que el cuerpo emitecuando existen condiciones pasibles de pro-ducir una alteración, lo que invariablementedetermina, tarde o temprano, el empeoramien-to de su estado. Sin embargo, cabe destacar

que no existe en el planteo de los actores unarelación de causa-efecto entre las cuestionesemocionales, psíquicas, espirituales o men-tales y las resonancias registradas al nivel delcuerpo. Como indica la informante, no se tra-ta de un dualismo mente-cuerpo a la manerasomática10 de comprender la corporalidadhumana, sino una unicidad y simultaneidad defactores que plantea más bien una diferenciade lógicas entre el accionar del cuerpo -queopera a través de síntomas- y el de las opera-ciones propiamente mentales del nivel cons-ciente. Esta visión respecto de las señalescorporales se ve reforzada asimismo en losespecialistas y usuarios de reflexología, envirtud de las conexiones entre las distintaspartes del cuerpo que la teoría refleja de estadisciplina sustenta, la cual supone que cual-quier dolencia localizada en el cuerpo es sus-ceptible de expresarse en el pie, dando lugara signos indicativos que permiten en algunoscasos detectar la zona corporal11 en la cual losdesequilibrios se están produciendo.

Este punto nos permite hacer una aclara-ción que consideramos de relevancia. Si bienresulta ineludible constatar que el vocabula-rio relacionado a la represión y a la negaciónen reflexología es sustentado en múltiplespasajes de la literatura especializada y de losrelatos de especialistas y usuarios, no debeser considerado en términos unívocos oreduccionistas. En este sentido, los actoresse encuentran lejos de sostener una lógica deimputación etiológica psicologista, lo queimplicaría una idea de enfermedad como meroreflejo somático de un problema emocionalo psicológico, que ha sido reprimido o nega-do. Por el contrario, la idea hace al carácteremocional, mental, psíquico, así como tam-bién físico e incluso social de las dolencias,susceptibles de quedar fijados en el cuerpo.

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Es esta idea la que prevalece en las explica-ciones de los actores y determina el lugar re-lativamente central del vocabulario psicoana-lítico en sus explicaciones.

“Por ejemplo, yo cuando estoy nerviosatengo problemas de piel, es por ahí por don-de me sale, pero bueno, hablando de la ener-gía ¿Qué es eso si no? Si yo hoy tengo unaafección en la piel y me broto un montón, siquerés un brote medio psicológico… bue-no, a mí me parece un escape. (¿Un escapede qué?) Y, debe tener que ver con la formaen la que uno canaliza la energía, todo lonegativo que tenías que tiene que salir poralgún lado” (Patricia, usuaria).

Desde la perspectiva relatada, como po-demos observar, se sustenta la idea de quelas señales corporales aparecen cuando laenergía acumulada puede encontrar una víade salida. Sin embargo, en virtud de la alte-ración y desequilibrio presentes en el indi-viduo, ese escape se lleva a cabo de un modonocivo para su salud. Así, existirían manerassaludables de liberar lo acumulado, pero tam-bién maneras nocivas de su liberación: unaproduce alivio y armonización del estado ge-neral del cuerpo, mientras que la otra ponede manifiesto, e incluso enfatiza, el estadode desarmonía en el flujo de la energía per-petuando, por ende, el malestar.

Esta idea de una expulsión abrupta y pato-lógica de lo acumulado aparece referida demodo enfático en el marco de la terapia,cuando algunos especialistas hacen referen-cia a la necesidad de una administración con-trolada de los estímulos, ya que la liberaciónrepentina es pasible de producir enfermedad.En efecto, la creencia de que el cuerpo cons-tituye un receptáculo de vivencias y experien-

cias que involucran todos los niveles de lapersona y la consecuente constatación deque una estimulación extrema puede liberarlo estancado de modo demasiado súbito, evi-dencian para los actores la necesidad de unarelajación previa, condición indispensablepara luego pasar a una movilización más pro-funda. Por ello, la primera etapa del trata-miento suele constar del uso de técnicas queinvolucran el trabajo sobre el sistema óseoy las articulaciones, para luego pasar al usode técnicas que impliquen una estimulaciónmás específica sobre zonas consideradas demayor sensibilidad por su relación con as-pectos emocionales de la persona, como elsistema nervioso, linfático y los órganos engeneral. Asimismo, el sobre-estímulo es evi-tado por los especialistas teniendo en cuen-ta el umbral del dolor del paciente puestoque, si esta sensación excede la toleranciadel usuario, se puede generar nuevos blo-queos y, por ende, la persistencia del des-equilibrio.

Retomando entonces las representacionesde la enfermedad anteriormente citadas, po-demos vislumbrar que el malestar es definidoen múltiples pasajes de los relatos como “sín-toma”, en el sentido de que constituye el modobajo el cual el cuerpo expresa y/o intenta des-hacerse de esas emociones y pensamientosinstalados en el cuerpo y devenidos en ener-gía acumulada. De esta manera, la enferme-dad aparece explicada en los términos de unexceso, un estancamiento o acumulación deenergía, pero asimismo se asocia a la formaen que el cuerpo canaliza esa energía acumu-lada por vías que no son las adecuadas.

Desde la misma lógica, esta idea de cana-lización constituye el reverso respecto de laidea de absorción armónica, elaboración oprocesamiento de lo experimentado. Veamos

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el modo en que esta idea aparece esbozada enel siguiente relato:

“Fui (a la especialista) porque me habíapasado algo muy feo, enterarme de algo des-pués de mucho tiempo en relación con mifamilia, era una situación en la que tuve queacaparar una información de golpe, teenterás de una mala noticia y uno la tieneque hacer carne primero, tiene que decan-tar. Hay que absorber primero esa informa-ción de forma armónica, la hacés parte detu vida, o piraste, o negás… y bueno… yosentía el agotamiento en la cabeza y yo nopodía más, lo sentía como algo pesado enla cabeza, se me iba acomodando pero esun laburo inconsciente también, lo elaboráscuando estás lúcido y después a la nocheseguís elaborando, tu cabeza sigue elabo-rando, como si estuviera digiriendo, yo te-nía sueños de robo, de violencia, como nun-ca, yo tuve que sufrir cada pesadilla…”(Patricia, usuaria).

Resulta interesante observar el modo en elque la elaboración relatada por la informante,lejos de involucrar exclusivamente el planomental o psíquico, incluye asimismo el planoespecíficamente corporal de su persona. Setrata entonces de reconocer los problemasque aquejan al individuo para luego “hacer car-ne” una información que genera angustia, loque nos permite observar el modo en el quela elaboración e incorporación de pensamien-tos y emociones se opone a la idea de su ne-gación.

Asimismo, cabe señalar la mención de laausencia de energía como causante de enfer-medad por parte de los especialistas y usua-rios de reflexología. En este sentido, los in-formantes dan cuenta de un debilitamiento

energético en términos absolutos asociado asituaciones mentales o físicas como el can-sancio, afecciones específicas vinculadas a undéficit del organismo como la anemia -defi-ciencia de hierro en la sangre-, o a situacio-nes emocionales, como la depresión y la an-gustia, lo cual puede producir el descenso delas defensas inmunitarias y es visualizado entérminos de desgaste, deterioro y pérdida.Pero, asimismo, los estados deficitarios delsujeto vinculados a la falta de energía en al-gunas zonas del cuerpo pueden explicarse envirtud del exceso de la misma en otras zonascorporales, es decir, como resultado del des-equilibrio provocado por un exceso.

El consiguiente desequilibrio o alteracióndel estado generalizado de la persona puededeterminar, así, la permanencia del malestar apesar de la recurrencia a las medidas curati-vas de la biomedicina.

Conclusiones

El presente trabajo se ha focalizado en laterapia reflexológica para captar algunos delos significados en torno a la enfermedad es-grimidos por los especialistas y usuarios, conel objetivo de ahondar los aspectos que hacena la aceptación de esta disciplina terapéutica.A la luz de lo analizado, podemos aseverar enprimer término que la reflexología se sitúaen una matriz etiológica que es compartida porlas terapias holísticas en general y por las te-rapias alternativas en particular, lo que hacereferencia a la enfermedad como un desequi-librio general de la persona, provocado en estecaso por bloqueos energéticos.

Respecto del sistema de creencias y valo-res ostentado por los actores sociales, pudi-mos constatar que prevalece una visión que

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concibe el carácter integrado de las dolenciasdel cuerpo físico y de los sucesos experimen-tados en el nivel mental, psíquico, espiritual,energético, emocional y social, lo que deter-mina que un malestar registrado en cualquie-ra de estos niveles sea susceptible de expre-sarse en otro.

Haciendo especial hincapié en los planosemocional, psíquico y mental, pudimos ras-trear que los informantes recalcan la estre-cha vinculación entre la experimentación in-tensa o la acumulación de pensamientos yemociones y la aparición de episodiosmórbidos, principalmente si se trata de pen-samientos y emociones negativas. Sin embar-go, lejos de una comprensión de la enferme-dad en términos psicológicos, sigue prevale-ciendo en el relato de los autores una con-cepción holística de la corporalidad y de lapersona.

La aceptación de esta terapia y de las teo-rías etiológicas sustentadas por ella reside, enel marco de lo relatado por los sujetos entre-vistados, en las nociones de equilibrio y des-equilibrio que son pasibles de ser compren-didas tanto en términos energéticos, como enclave emocional, psíquica, mental, física eincluso social.

Notas

1. Problemáticas similares han señaladotambién Furnham y Forey (1994); Canty Sharma (1996); Coward (1989).

2. Respecto de la noción de eficacia, nohacemos en este momento una especialdiferenciación entre eficacia real o em-pírica y simbólica y sólo aludimos a laspercepciones y valoraciones concedidaspor los actores sociales. No obstante,

más adelante nos referiremos a la dimen-sión específicamente simbólica de estaeficacia.

3. Según los especialistas de la disciplinaque han intentado una reconstrucciónhistórica de la misma, se sostiene quesi bien los fundamentos reflejos, o almenos la idea de que es posible ver re-flejado el cuerpo en su totalidad en lasuperficie podal o de las manos, se re-monta al Antiguo Egipto, la India y seencuentra presente en China. Sin embar-go, a pesar de retomar los principiosreflejos presentes en terapias que tie-nen su origen en Oriente, la confeccióndel mapa del pie se lleva a cabo en Oc-cidente cuando, a principios del sigloXX, un graduado biomédico intenta sis-tematizar la teoría refleja bajo el sus-tento científico, llevando a cabo una sim-plificación de la teoría de los meridia-nos presente en la medicina tradicionalchina. Es en este período que se llega ala teoría propiamente zonal dando co-mienzo a la disciplina, la que posterior-mente será reintroducida en Oriente. Alrespecto, remitirse a Alicia López Blan-co (1998).

4. Respecto de esta idea de dominación queostenta el paradigma médico, cabe ha-cer mención al proceso de consolida-ción de la biomedicina en tanto sabermédico legítimo a través de la expro-piación, subsunción y exclusión de otrossaberes. En relación con este tema, re-mitirse a McGuire (1988).

5. Encontramos pertinente la definición dealternativas para designar a estas tera

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pias –y no sólo complementarias- en vir-tud de que este término corre el peligrode delinear una noción de terapia comonecesariamente subsidiaria de labiomedicina, lo que terminaría sesgan-do nuestro análisis, especialmente enlos casos de informantes que decidenabandonar el tratamiento biomédico entorno a alguna dolencia en particular.Asimismo, elegimos este término envirtud de las definiciones esbozadas enel marco de otros trabajos del ámbitoacadémico de las ciencias sociales. Eneste sentido, algunos autores englobana prácticas como el yoga, el tai chichuan, acupuntura, reflexología, reiki,aromaterapia, Flores de Bach, entreotras, en términos de terapias alternati-vas o New Age (Albanese, 1992; Amaral,1999; Carozzi, 2000; Diem y Lewis,1992; Heelas, 1996; Martins, 1999;Melton, 1992; Van Hove, 1999; York,1995; entre otros), mientras que otrosautores explicitan la conveniencia deluso de este término para diferenciar es-tas terapias, tradicionales en sus luga-res de origen, de las terapias que son pro-piamente tradicionales en la Argentina(Idoyaga Molina, 2000).

6. Desde la teoría disciplinar y de modoharto general, se sostiene que las áreasreflejas de la parte anterior de la perso-na se ubican en el dorso del pie, mien-tras que el plano posterior se encuentrareflejado en la planta. Asimismo, la par-te de la cabeza y el cuello se correspon-de con las falanges de los pies, las zo-nas de tórax, extremidades superiores yabdomen superior con la zona del col-chón metatarsiano, el abdomen inferior

y pelvis con la bóveda plantar y el talón,respectivamente.

7. Los usuarios, en virtud de sus recorri-dos a través de diversas prácticasdisciplinares y las lecturas de materialde divulgación alternativo, pero asimis-mo en relación con sus contactos conotros modos de abordaje terapéutico(biomedicina, psicoanálisis, terapias tra-dicionales) y sus sistemas de creenciasreligiosos (lo que introduce las nocio-nes de alma, espíritu, dios), tienden acomplejizar los elementos disciplinaresdifundidos por la reflexología, como in-dicáramos unos párrafos más adelante.

8. Al respecto, cabe destacar el carácterambivalente de la energía. La idea de quela energía es fasta y se tergiversa al en-trar en contacto con los sentimientosnegativos que moran en el interior detodos los hombres se encuentrantematizados en Saizar (2003).

9. En este punto cabe destacar nuestro tra-bajo se ha focalizado en dos institutosque dictan y practican la reflexología:el Instituto Argentino Holístico, situa-do en el Microcentro y que sólo se cen-tra en la práctica reflexológica y el Cen-tro de Terapias Alternativas y Comple-mentarias, situado en Liniers y que ofer-ta la reflexología en el marco de lasprácticas y creencias de la Medicina Tra-dicional China.

10. A propósito de las visionespsicosomáticas de la enfermedad, verStarobinski (1970) y Zweig (1982).

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11. Hablamos de zona corporal, ya que losusuarios y especialistas de reflexologíasostienen que la localización de una do-lencia a partir de los principios reflejoses aproximativa, así como también losdiagnósticos se van desenvolviendo,ante todo, en el proceso terapéutico, conla participación activa del paciente en ladefinición de las causas, la localizacióny el mejoramiento de las dolencias.

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Resumen

El presente artículo propone el abordaje delas relaciones que se establecen entre las re-presentaciones en torno a la enfermedad delos actores sociales y la idea de la circula-ción energética en el marco de las prácticasterapéuticas de la reflexología. Esta discipli-na, del mismo modo que otras terapias deno-minadas de alternativa, ha crecido considera-blemente en el transcurso de las últimas dé-cadas en la Argentina. A partir de materialesoriginales, la autora describe y analiza las teo-rías etiológicas de la enfermedad que detentanlos usuarios y los especialistas de lareflexología. Luego, explora el modo en elque la noción de energía es susceptible deproducir sentido, debido a su capacidad de sig-nificar las experiencias de sufrimiento de lossujetos.