libro protoganismo social de la juventud, marco bazan
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La novedad del texto que comentamos, no est tanto en el considerar a los jvenes como actor social cuanto en el hecho de que los jvenes han sido
tomados en cuenta de tal modo que bien pueden considerarse desde su
formal anonimato, coautores del libro que Marco Bazn ha escrito y que le
da pie para afirmar, en el subttulo del mismo, como una propuesta que
slo puede ser entendida cabalmente si los jvenes encuentran y
experimentan el ser tomados en cuenta, pues ah radica el sentido y el
significado profundo de la propuesta misma. En efecto, aquello de actor se
inscribe a las antpodas de su acepcin teatral, es decir el que repite un
papel aprendido. Muy por el contrario, lo que el libro plantea sin ambages,
es un abordaje dinmico y creativo del actor que, como lo recuerda Alain
Touraine, deviene as en sujeto.
Alejandro Cussinovich
Un discurso cuando los jvenes son tomados en cuenta
CONAJUCONSEJONACIONALDE LAJUVENTUD
mejor gente > mejor pas
terre des hommes
Broederlijk D ele n
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PROTAGONISMO SOCIAL DE LA JUVENTUD
INSTITUTO JOSE CARDIJN - IPEC
Av. Csar Vallejo 335
Lince - Lima 14 - Per
Telefax: 0051-1422-1817
e-mail: [email protected]
Edicin auspiciada por; EL CONAJU, Terre des Hommes de Alemania y Broederlijk Delen
Responsable de edicin, diseo de portada
y fotografas interiores: Lorenzo Talaverano Roldn - [email protected]
Portada: Todas las sangres Acrlico sobre Tela 130 x 120 cms.
Fotos: Captulos 1 y 2 : Encuentro metropolitano M-CAJ
Captulos 3 y 4 : Consejo Nacional de la JOC - Per
Diagramacin e impresin: JLFINCAGRAF SAC - [email protected]
Primera edicin: 1000 ejemplares
Hecho en el Per
Noviembre 2005
Un discurso cuando los jvenes son tomados en cuenta
CONAJUCONSEJONACIONALDE LAJUVENTUD
mejor gente > mejor pas
terre des hommes
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8.- De organizaciones a movimiento de jvenes.
9.- El movimiento CAJ Barrial: una experiencia
a tener en cuenta.
10.- Hacia un movimiento de la juventud organizada.
3.- CONCEPTOS DE JUVENTUD:
implicancias en el trato y maltrato social.
1.- Ni adultocentrismos ni juvenilismos.
2. - Hecho, concepto y actor social joven.
3.- Referentes e indicadores del concepto
adultocntrico de juventud.
4.- Paradigma y rol social de los jvenes.
5.- Los Jvenes y sus organizaciones concebidos
como SUB-adultos.
6.- Los jvenes y sus organizaciones concebidos
como PRE-adultos.
7.- Concepto y organizacin desde el
protagonismo de los jvenes.
8.- Visiones y rol de las organizaciones de,
con y para jvenes.
9.- Criterios para construir un realista concepto
de juventud.
NDICEPresentacin:
Introduccin:
1.- CONTEXTO SOCIAL DE LOS JVENES:
entre problemas y potencialidades.
1.- Realidad: problemas y potencialidad
social de los jvenes.
2.- Las locas ilusiones no me sacan de mi
pueblo...
3.- Reacciones y reflexiones de los jvenes.
2.- LA ORGANIZACIN DE JVENES:
un espacio para la formacin y la accin.
1.- Tipos de organizacin de jvenes.
2.- Rol de los jvenes en las organizaciones.
3.- Lneas de accin en las organizaciones de jvenes.
4.- Tendencias y tensiones en las organizaciones de
jvenes.
5.- Espacio de relacin orgnica y accin social.
6.- Los delegados de las organizaciones juveniles.
7.- Las organizaciones y sus acompaantes.
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4.- PROTAGONISMO SOCIAL ORGANIZADO:
de vctimas a actores.
1.- Dimensiones del protagonismo.
2.- El protagonismo como hecho histrico social.
3.- El protagonismo como concepto social.
4.- El protagonismo: disposicin y construccin social.
5.- El protagonismo social: poltico, tico y esttico.
6.- Indicadores sociales de protagonismo social
de los jvenes.
7.- Procesos de construccin del protagonismo
social de los jvenes.
8.- Orientacin de la accin protagnica de los jvenes.
9.- Los jvenes y el protagonismo social organizado.
10.- Origen, definicin, principios e impacto
Del protagonismo.
11.- Construyendo movimiento para una nueva
cultura de juventud y adultez.
12.- Prctica del protagonismo social organizado.
13.- Diseando un modelo de movimiento.
14.- En torno a la dimensin individual del protagonismo.
15.- El protagonismo entre la competencia y
la cooperacin.
16.- Un balance y cierre desde el protagonismo
De los jvenes.
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Las ideas, ideologas, creencias, paradigmas
no se crean para hacerlos realidad sino
para hacer que la transformacin de la realidad
sea ms llevadera y con sentido.
Dedicado a los jvenes y adultos
que abren su mente a la
creacin de una nueva cultura
de juventud y adultez.
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Presentacin:
La novedad del texto que comentamos, no est tanto en el considerar
a los jvenes como actor social cuanto en el hecho de que los jvenes
han sido tomados en cuenta de tal modo que bien pueden
considerarse desde su formal anonimato, coautores del libro que
Marco Bazn ha escrito y que le da pie para afirmar, en el subttulo del
mismo, como una propuesta que slo puede ser entendida
cabalmente si los jvenes encuentran y experimentan el ser tomados
en cuenta, pues ah radica el sentido y el significado profundo de la
propuesta misma. En efecto, aquello de actor se inscribe a las
antpodas de su acepcin teatral, es decir el que repite un papel
aprendido. Muy por el contrario, lo que el libro plantea sin ambages,
es un abordaje dinmico y creativo del actor que, como lo recuerda
Alain Touraine, deviene as en sujeto.
En este sentido, no se trata de un discurso ms sobre los jvenes
considerados como actores sociales. Lo que se plantea es que se
trata de actores en ejercicio y desarrollo de su vocacin a ser
protagonistas sociales organizados para el logro de sus grandes
ideales, de sus mejores aspiraciones, de sus personales como
colectivos proyectos de vida.
No obstante, hoy como ayer, los jvenes son objeto de sentimientos
encontrados; desde quienes cifran en ellos grandes expectativas,
hasta quienes mantienen una actitud signada por la preocupacin,
por el suspenso, por el temor. Precisamente esta situacin, hace que
se tienda a generalizar al conjunto de los jvenes, aspectos y
fenmenos que son particulares de ciertos sectores de la juventud.
As deviene una tendencia el extender a la juventud comportamientos
que suelen tener grupos de muchachos y muchachas que conforman
lo que hoy se conoce en nuestro medio como pandillaje. La
multidimensionalidad del fenmeno juvenil tiene que ser considerada
bajo pena de encasillar a todos en moldes que no dan cabal cuenta de
las diferentes formas de ser joven en el pas.
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1.- Presencia pblica vs. reprivatizacin de la juventud
Estudios recientes sobre los jvenes muestran la paradoja de jvenes
desencantados de la poltica y de jvenes seriamente concernidos
por las cuestiones polticas del pas. Entre grandes sectores de
jvenes que aspiran a dejar el pas y salir a buscar suerte en el
extranjero y jvenes que reafirman su voluntad de quedarse para
contribuir al cambio. Ninguna de estas imgenes retrata de cuerpo
entero el mundo juvenil in toto.
Lo que es histricamente cierto en el pas, es que los jvenes fueron
como las mujeres y los nios, confinados al mbito de lo privado. En la
construccin de los vnculos en el Per, la ideologa de la familia como
clula base de la sociedad, jug un nefasto papel en la consideracin
de los jvenes como naturalmente parte del mundo de lo privado,
castrando as su rol poltico y dejndolos a merced de la influencia de
la iglesia que termin ocupando el lugar que le corresponda al Estado
y abdicando de su rol protector de los derechos de los ciudadanos a la
libertad, a la autonoma, al ejercicio de la sexualidad, etc. Podemos
decir que los jvenes, en este sentido, fueron tambin alcanzados por
la cultura patriarcal en la que no slo el adulto macho antes de las
grandes luchas y conquistas de las mujeres de sus derechos, sino el 1
adultismo de la sociedad que incluye a varones y mujeres de tiempos
ms recientes, significaron la subordinacin de las clases de edad
emergentes y el sometimiento a formas de control social correctivas,
penalizadoras y autoritarias.
No sera del todo desacertado, decir que el pacto social de la
modernidad de finales del siglo XVIII, signific- como planteamiento
global- un decisivo paso en el reconocimiento, sin discriminacin
alguna, de derechos universales del hombre y del ciudadano. Los
jvenes, en principio, gozaban de estos derechos formalmente y de
forma irrestricta. Pero en el tejido social y poltico, los jvenes como
las mujeres, los indgenas y los nios, fueron privados del ejercicio de
los derechos solemnemente declarados. Dentro de ese pacto, los
jvenes seguan relegados a la exclusin, pues eran parte de quienes
1 Ver Dina Krauskopf, Dimensiones crticas en la participacin social de las juventudes, en S. Balardini, La
participacin social y poltica de los jvenes en el horizonte del nuevo siglo, Clacso,2000, p.124-125.
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en la sociedad ocuparan el papel de ser objeto de proteccin por
parte del Estado y de la sociedad. En este marco, que durara ms de
ciento setenta aos, se conoceran distintos ensayos de construccin
terica de la juventud que, algunos, reforzaran por un lado la realidad
juvenil dependiente y, por otro, la necesidad de considerar a los
jvenes como portadores de una nueva potencialidad
transformadora. Los jvenes tardaran igualmente un largo tiempo
para que sus derechos como ciudadanos lograran ser de hecho
ejercidos.
No obstante, para ciertos fines, mujeres, indgenas, jvenes y hasta
nios, s fueron forzados directa o indirectamente a participar
activamente; servir como mano de obra barata en trabajos agrcolas o
en minera es un claro ejemplo o en talleres del naciente, precario y
reducido mundo de la produccin manufacturera; en casos de guerra,
los jvenes, los indgenas y cumpliendo roles especficos las propias
mujeres fueron enrolados bajo un discurso nacionalista y patriotero.
La historia del servicio militar obligatorio en el pas da cuenta de cmo
el Estado y la sociedad entendieron a los jvenes de los sectores
populares, los nicos para quienes compulsivamente fue obligatorio y
por ende penalizado su no cumplimiento. Servir a la patria en un
cuartel fue una forma de ocupar un espacio pblico en la medida que
se trata de una institucin del estado, pero sin capacidad alguna de
autonoma, de crtica y de desobediencia ciudadana que no fueran
drsticamente reprimidas al interior de la institucin.
Pero posiblemente el fenmeno de reprivatizacin que se observa en
las ltimas dos dcadas, a nuestro entender, est ntimamente ligado
a la exclusin de los jvenes en un contexto de pobreza, de
desocupacin masiva de quienes en edad de trabajar, deben
resignarse a formas de explotacin y de precariedad que inciden
directamente en el mundo de su subjetividad, de su autoimagen, de
su identidad y autoestima. O como suelen decirlo los propios jvenes,
aqu ya no hay futuro para m, si quiero salir adelante, tengo que
salir del pas. La extensin en el tiempo de los estudios, la
postergacin de la vida matrimonial, la reduccin del tamao de la
familia como tendencias globales, no dejan de ser factores que
favorecen la prolongacin de la vida en el mbito privado que en cierto
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sentido experimentan desde su condicin de nias o de nios. Todo
ello configura los rasgos de un no lugar como aplicable a los jvenes
del mundo popular.
Y es que los grandes cambios en el comportamiento de los jvenes no
son el resultado voluntarista como si se tratara de un endoproceso.
Son tambin el resultado de cambios que el pas ha vivido en modelos
econmicos, polticos, culturales y que inexorablemente conllevan
cambios en los imaginarios sociales, en los referentes simblicos, en
los sentidos comunes, en los roles tradicionales asignados y los que
el contexto demanda. En un contexto cada vez ms centrado en la
lgica del mercado, las mayoras juveniles del pas, devienen
poblacin con escaso valor de uso.
Por otro lado, con frecuencia se ha sealado la desafeccin de los
jvenes en relacin a la poltica. Ciertamente que ello puede ser muy
cierto. Pero los ndices de jvenes que se organizan, que participan
en sus comunidades, que son emprendedores en lo econmico y
productivo, que estn atentos a la gestin de los gobiernos locales y
regionales, que suelen activar con mucha conviccin y energa, nos
estara mostrando que todo esfuerzo de reprivatizacin
intencionalmente diseado desde las fuerzas dominantes, forma
parte de una estrategia de contencin de la presin de las nuevas
generaciones sobre el orden establecido y las polticas sociales
pblicas adoptadas o desatendidas. Pero que choca tambin con
nuevos contingentes juveniles con significativos niveles de
preparacin, desde sus barrios y comunidades, desde sus parroquias
o grupos de creyentes, incluso desde su experiencia de colegio en las
que se fueron dando experiencias de municipios escolares, de
defensoras por los derechos del nio y de la nia. Y es que los
jvenes no son slo pandilleros como suelen motejarlos en una
inaceptable generalizacin, o fumones. Hoy nuestros barrios y
asentamientos humanos estn cada vez ms animados por jvenes
que han estudiado no slo hasta la secundaria, sino que tienen
educacin superior en sus distintas modalidades y niveles. No
obstante la precariedad en la calidad educativa, se han producido
transformaciones culturales que legitiman la confianza en que no todo
es tan sombro en el pas. A ello apunta lo que este libro recoge y nos
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plantea como experiencia hecha y a profundizarse. Y es que cada vez
ms jvenes disputan territorios y espacios a quienes
tradicionalmente los han tenido copados y de los que histricamente
han mantenido excluidos a los jvenes en cuanto coprotagonistas de
la vida nacional.
Paradjicamente, el contexto de violencia poltica y conflicto interno
armado que sacudi el pas, marc una doble figura de jvenes. Por
un lado, los jvenes activamente involucrados en el conflicto desde
las fuerzas insurgentes, legitimaron en el sentido comn urbano en
particular, representaciones sociales que los asimilaban a la
amenaza, al peligro, al radicalismo sectario. Pero por otro lado,
hacan del espacio domstico, del mundo de lo privado, de la
abstencin, de la desconfianza y del rechazo a lo poltico un modelo
de prevencin, de curacin en salud de y en relacin a los jvenes.
Los acontecimientos del once de septiembre y los discursos que de
all se han construido, como el de terrorismo, han venido a reeditar el
espritu del Consenso de Washington, de la Doctrina de la Seguridad
Nacional que se condensan en la neo doctrina de la situacin irregular
aplicada a adolescentes y jvenes. Y es que reprivatizacin de la
juventud significa tendencia a la institucionalizacin de todos aquellos
y aquellas que resulten en conflicto con la ley y con la convivencia
social.
2.- Jvenes organizados: una porcin emblemtica de la
juventud?
Referirse a organizacin evoca en el imaginario social de gruesos
sectores, la idea de reforzar una presencia, de dotarla de una
capacidad mayor de negociacin, de cobrar una cierta visibilidad que
permita incidencia pblica. Pero por encima de todo, que logre
reconocimiento como parte de la sociedad, como sector con
demandas que les son especficas o, por lo menos, que le son
particulares.
Organizarse deviene as una necesidad para encarar cualquier
intento de reprivatizacin de los jvenes, pues un importante sector
de ellos, no est dispuesto a bajar los brazos ante el reto de repensar
el quehacer poltico, la transformacin de la relacin entre sociedad e
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individuos, la llamada sociedad civil y el Estado. En otras palabras, a
no dejar la res-pblica exclusivamente en manos de generaciones
mayores.
Pero el mero hecho de estar organizados no garantiza a los jvenes
ser portadores de novedad social, cultural y poltica alguna. De lo que
se trata es de analizar el contenido de los discursos que la
organizacin juvenil elabora y propone a la sociedad. Y es aqu donde
se requiere preguntarse por el eje central del discurso de las
organizaciones juveniles y su contribucin a los procesos sociales,
culturales y polticos del pas. En efecto, un anlisis de los discursos
de las organizaciones juveniles, heterogneas en su composicin, en
su carcter constitutivo y en su accin, nos permitira reconocer a los
jvenes no slo como un sector especfico en la sociedad, sino como
formando un todo con el resto de sectores sociales. En otras
palabras, para que las organizaciones de jvenes puedan ser
entendidas como movimientos sociales juveniles, se requiere que sus
banderas de lucha sean realmente banderas reconocibles como
necesarias y tiles al conjunto de la sociedad.
Los jvenes organizados con una clara intencionalidad de incidir en la
esfera poltica, en el devenir social y cultural, devienen en una porcin
cualitativa y cualificada de las juventudes. Los organizados no son ni
mejores ni ms despiertos obligatoriamente que los jvenes cuyas
formas de asociacin no supera un horizonte reductivamente
individual o de camaradera.
Pero la organizacin pude ser un imprescindible instrumento de
presencia social y poltica capaz de interlocutar con el Estado y con
otros sectores organizados de la sociedad. Pero fundamentalmente,
pude constituirse en un referente cuya visibilidad le permita crear
nuevos sentidos comunes entre los propios jvenes y en la poblacin
en referencia a ellos. Es evidente que hay un presupuesto a todo esto,
vale decir, que estamos hablando de una presencia pblica
positivamente propositiva, crtica y creativa con fuerza proporcional a
su capacidad deconstructiva. Otro presupuesto, no menos
importante, refiere a la capacidad de la organizacin juvenil de
sostener un discurso que pueda ser reconocido por el amplio como
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heterogneo, mundo de jvenes y en el que stos se reconozcn. No
obstante, ninguna organizacin juvenil puede abrigar la ilusin de
autoconsiderarse como plenamente representativa de una realidad
compleja como la de los jvenes en un pas pluricultural y
tnicamente diversificado.
Uno de los grandes retos que encara toda forma de movimiento social
de jvenes en el pas -hace veinte aos ya se planteaba la cuestin de 2
entender a las organizaciones juveniles como movimiento social - es
el tener que construirse en una realidad nacional socialmente
fragmentada y con crecientes seales de confrontacin en la disputa
por la atencin a la deuda social del Estado y de la sociedad con los
sectores sumidos en la exclusin, las desigualdades y la pobreza.
Hacerlo adems en un periodo en el que se logra niveles macro en la
economa que son importantes y en recursos naturales prometedores
en contraste con una percepcin cotidiana de aumento y
agravamiento de la precariedad de vida. Es decir, los jvenes
experimentan desencarnadamente la tensin entre libertad y el reino
de la necesidad asfixiante.
Por ltimo, estamos refirindonos a formas de organizacin de
jvenes que conjugan el compartir de una manera estable, o por lo
menos de cierta estabilidad en el tiempo, procesos de desarrollo con
otros pares; de ir relacionando lo que se va aprendiendo en la vida con
su realidad en cuanto joven y con las aspiraciones, deseos y placeres
como tal; pero adems la organizacin es estar construyendo de
manera permanente una herramienta que sirva para deconstruir y
construir un proyecto de vida personal y colectivo y un modo de vida
coherente con su propia manera de entender su vida y la vida de su
entorno ms amplio. Si bien la organizacin no es un fin, s debe ser
instrumento til para lograr los grandes fines que se han propuesto
como jvenes.
3.- Ms rupturas que continuidades?
El tema del otro sigue siendo un punctum dolens para las nuevas
generaciones de jvenes, tambin para los del mundo popular. Y es
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que el otro encarna el dilema entre el otro igualito a m, de mi
mancha, de mi clan, de mi tribu, de mi crculo o el horizonte se ampla
a dimensiones en las que el que no se me parece o al que no quisiera
parecerme es tambin el otro que me permite ser yo mismo gracias
a ese otro. Carlos Tutivn anota reflexiones sumamente pertinentes
para entender las novedades como rupturas o reelaboracin de
ciertas dimensiones que se podran referir a continuidades no
absolutas. Y en el mundo juvenil, todo ello debe entenderse
particularmente en el marco de relaciones intersubjetivas y 3
emocionales .
Cabe entonces preguntarse por los procesos en el Per de
reconfiguracin y resignificacin de los jvenes en el primer lustro del
siglo XXI. Cmo se socializan los jvenes en ciudades como Lima
en la cultura urbana que emerge desde los barrios llamados
marginales a la gran ciudad? Qu consumen los jvenes, ms
precisamente los jvenes a los que en los ltimos veinte aos ha
llegado la accin del IPEC? Cules seran los factores que
establecen vnculos sociales fuertes entre los jvenes, entre stos y
la familia, la sociedad entendida en lo inmediato como la gente del
barrio, con el Estado, entendido ste como la Municipalidad, la
polica, el gobernador o el representante del poder judicial o de la
fiscala en la zona, si lo hubiera, etc.?
Pero si tenemos en cuenta que estamos hablando de una poblacin
con races en los heterogneos mundos culturales que la migracin
interna ha hecho confluir en nuevos territorios y de los que los jvenes
estn generacionalmente rodeados en el mbito familiar y vecinal,
podemos fcilmente constatar rupturas radicales en memorias
tradicionales que se van diluyendo. Al mismo tiempo emergen
construcciones de memorias de futuro relativamente nuevas, aunque
no siempre originales a los jvenes del sector popular. En descargo,
debemos sealar la emergencia de atmsferas culturales en las que
formas de sobrevivencia, de expresin musical y festividades
relacionadas con la tierra de origen de los mayores, constituyen
verdaderas reservas de fuerza espiritual en contextos de exclusin,
2 Ver Enzo Faletto, La Juventud como movimiento social, en M.de Cultura, Rev. de Estudios de Juventud, Espaa, n.20,
1986, p.71-81.
3 Ver C.Tutivn, La disolucin de lo social en la socialidad de una comunidad emocional, en AAVV. Culturas Juveniles,
cuerpo, msica, sociabilidad y gnero, Quito, CAB, 2001, p.101-137.
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desmerecimiento alguno de organizaciones de carcter poltico en
las que la juventud est llamada a jugar un papel central de
renovacin. No siempre es as, cuando tambin en la organizacin
partidaria se repite una divisin generacional del poder y cuando sta
no favorece a quienes por rango de edad son tenidos como an son
jvenes. Se podra decir que se repite aquello de incluidos sub 6
especie de excluidos
Quiz aqu radique la exigencia actual por hacer reconocer y valer en
la prctica las instancias de representacin e interlocucin de los
jvenes, que nos invita a un mayor desarrollo terico de lo que se ha
venido entendiendo por organizacin juvenil incluso de lo que se ha
dado en llamar movimiento social de jvenes de barrio. Y esto refiere
directamente al derecho a la participacin que en el caso de los
jvenes jurdicamente ciudadanos en quienes no se trata de una
concesin de los adultos a los jvenes para que participen, sino un 7
autntico derecho cuyo goce implica su ejercicio . Pero el aparato
legal, el marco jurdico, en general no hace sino regular de forma
limitante el ejercicio de esta facultad. La gran pregunta sera, cunto
los jvenes organizados se han, hasta la fecha, preocupado por
intervenir en los procesos en los que se elaboran las leyes y las
normas que rigen en el pas?, pero no slo aquellas que refieren
directamente a la juventud, a la universidad, sino a la economa, a la
produccin, al trabajo, a la salud. Tenemos la impresin que muy, muy 8
poco.
En nuestro medio se ha abierto una reflexin sobre la pertinencia de
leyes o de proclamacin de derechos especficos sobre jvenes. Se
suele decir que en cuanto ciudadano jurdicamente reconocido, todos
sus derechos son los derechos reconocidos a los adultos y que
proclamar derechos -los mismos que deberan ser especficos a su
condicin de joven- sera hacer una distincin que devendra en
subvaloracin de derechos ya adquiridos con la mayora de edad.
Pero aqu caben varias consideraciones. Una, con este razonamiento
las mujeres no debieran haber luchado por sus derechos durante
siglos hasta conseguir muchos de ellos, aunque se observe que ser
de discriminacin y de comportamientos y conductas desviantes de
las que jvenes de barrio no estn exentos. Desde esa realidad
concreta, asistimos al surgir de voluntades juveniles ansiosas de
superacin. Y es que los jvenes de hoy, en cierto sentido ya son hijos
de una cultura de la virtualidad, de la comunicacin tecnolgica
creadoras de pertenencias antes no conocidas, de colectivos
novedosos crecidos totalmente al margen de control adulto alguno,
verdadera expresin de autonoma, de iniciativa propia, de 4
creatividad. En la era de la informacin y de la comunicacin que ha
transformado la experiencia del tiempo y del espacio, se estn
creando otros imaginarios sociales, otras representaciones del
mundo, incapaces quiz an de gravitar en los escenarios polticos y
culturales dominantes como se quisiera, pero teniendo ya una
incidencia en gruesos sectores de jvenes de los barrios ms
alejados de los centros de ciudad. La proliferacin de cabinas de
internet en las zonas populares, son el ms claro indicador de que
algo nuevo est surgiendo y que nuevas formas de aprendizaje y de
conocimiento estn emergiendo y nutriendo las posibilidades de
desarrollo del protagonismo de los jvenes en la sociedad.
4.- Jvenes: ciudadana jurdica reconocida, ciudadana social y
poltica recortada
La divisin generacional del poder ha dejado a los jvenes en una
paradjica situacin, la de ser portadores de un derecho a ser
ciudadanos con facultad para elegir autoridades, y la de verse an
relegados en el plano social, pero incluso en el plano poltico cuando
su ejercicio se ve reducido al ritual de la democracia representativa de 5
manera cclica . Pero la contradiccin se da entre ciudadana jurdica
y condicin de excluidos en lo que a su ejercicio refiere. Incluso si el
voto de los jvenes puede hacer la diferencia que histricamente abra
derroteros nuevos al pas, la razn instrumental an predominante en
la clase poltica frente a la juventud, impide que sta cobre la
significacin poltica de transformacin a partir de sus propios
discursos. Y es que los jvenes carecen an de formas de
representacin que no sea la de carcter partidario, sin
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4 Ver Manuel Castells, Fin de millnaire, L're de l'Information, vol. III, Fayard, 1999, passim.
5 Ver M.Sandoval M, La relacin entre los cambios culturales de fienes de siglo y la participacin social y poltica de los
jvenes, en AA.VV, La participacin social y poltica...op.cit., p.147-164
6 Ver Robert Castel, La Lgica de la Exclusin, en AAVV, Todos Entran, UNICEF, 1998, p.121-160.
7 (ver Edgar Montiel, Participacin en la sociedad y en la poltica en M. De Cultura, Rev. Estudios de Juventud, Espaa, 1986, p.125-146.
8 Ver las sugerentes reflexiones de Marcelo Urresti, Paradigmas de participacin juvenil: un balance histrico, en AAVV, La
participacin social y poltica.., op.cit, 177-206.
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5.- Hacia una participacin protagnica
Como bien lo muestra el texto que introducimos, el paradigma del
protagonismo constituye cada da con ms fuerza un enfoque que
gana espacio en la manera de analizar y de proyectar la accin de los
jvenes. Si bien como toda categora, aquello de participacin
protagnica se viene utilizando para demarcarse de la simple
expresin participacin juvenil. Para nosotros la participacin por la
participacin no tiene sentido ni significacin poltica.
Igual que la organizacin por la organizacin de los jvenes, puede
devenir en una nueva forma de control y de manipulacin. Por ello
requerimos de una calificacin que sea indicadora del proyecto
social, personal y colectivo que subyace al discurso de la
participacin juvenil. Como toda categora conceptual extrapolada de
su contexto originario de elaboracin, corre riesgo de perder fuerza o
de ver reducida su comprensin a causa de haber ganado en
extensin de aplicacin. En realidad en la expresin participacin
protagnica lo que gramaticalmente es un adjetivo, desde nuestra
perspectiva deviene lo sustantivo, es decir la participacin que
adems de tener fuerza transformadora en lo personal, en lo subjetivo
puede adquirir significacin social y aportar al cambio de visin, de
representacin social de los sujetos y de los mismos procesos
sociales. Pero no puede reducirse a un simple enunciado sin que se
demuestre la eventual densidad de su contenido y la propiedad de su
uso.
As Dina Krauskopf, en su interesante artculo sobre las dimensiones
crticas en la participacin social de las juventudes, dedica un largo
acpite que titula participacin protagnica, pero no desarrolla para
nada lo que entiende por protagnica y tiende a asimilarla a lo que
Roger Hart plantea al utilizar la famosa escalerita que las mujeres
disearon y aplicarla a los nios y a los jvenes, en la que coloca el
tema de la manipulacin y del tokenism, pero la autora no aborda su
diferencia desde la perspectiva del protagonismo; esta misma
observacin resulta necesaria con el concepto de empoderamiento
que en una acepcin primera se entendi como ceder poder ms que
conquistar poder, vale decir, revertir la divisin generacional actual
mujer no es algo circunstancial en la vida de un ser humano como s la
edad. Lo mismo podramos decir de los nios y de los propios pueblos
originarios. Y es que el reconocimiento de la ciudadana jurdica es
apenas un elemento necesario, pero insuficiente para cancelar los
resabios que pueden sobrevivir en el conjunto del cuerpo jurdico y en
el entramado social y cultural que an con dicha ciudadana jurdica,
se requiere contar con el referente que d legalidad a lo legtimo de la
lucha por la dignidad. Si bien entonces los jvenes en el plano jurdico
estn equiparados a los adultos en cuanto a goce de derechos, el
Estado y la sociedad deben reconocerle aquellos eventuales
derechos que dicen a su condicin de jvenes, an sabiendo que la
juventud es en el plano conceptual una construccin que puede variar
con el tiempo y la cultura. Lo mismo ha sucedido con el Cdigo de los
Nios y Adolescentes o con la Ley con la que se crea el CONAJU que
entiende por jvenes el tramo cronolgico de 15 a 29 aos. Sin
embargo se requiere de un anlisis sociolgico y de una
epistemologa del derecho cuando de juventud se trate. La mismas
Reglas de Beijing tiene pleno sentido as como otras normas que
enmarcadas en el horizonte y espritu del derecho internacional y del
desarrollo de la ciencia jurdica, pueden servir de referente para
pensar, si no en una especie de Convencin de los derechos de los
Jvenes, s en un cuerpo de instituciones jurdicas que adems de
reafirmar los derechos generales para los ciudadanos, reafirmen los
derechos humanos internacionalmente reconocidos para los
jvenes, sin menos cabo de derechos especficos o capacidades
especiales sobre aspectos hoy regulados de forma limitante a los
jvenes. Baste pensar en las normas y dispositivos que a nivel de
gobiernos regionales podran darse guardando las exigencias y
caractersticas de cada una de las regiones o macroregiones. En todo
caso, se trata de un terreno en el que deben concurrir especialistas no
slo del derecho, sino de otras disciplinas en dilogo con los propios
jvenes. Una investigacin sobre jurisprudencia al respecto sera de
suma utilidad. Pero la pregunta central sigue siendo qu ganan o en
qu beneficiara todo esto a los jvenes en el ejercicio de su condicin
ciudadana actual?
19 20
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9del poder en la mayora de nuestras sociedades .
La perspectiva que abre el paradigma del protagonismo, implica no
slo una cuestin meramente conceptual, sino que requiere de una
elaboracin terica ms exigente. Por ello consideramos el
protagonismo como una manera de entender la individualidad, su
carcter irrepetible, su unicidad y su condicin y constitucin social.
Todo ser humano es protagonista y est llamado a serlo en el devenir
de su vida personal y colectiva; en efecto, protagonismo se
emparenta en un campo semntico con autonoma como lo seala
con tanta fuerza Cornelius Castoriadis, con libertad entendida como
proceso de liberacin ininterrumpido, con ser sujeto de su propia
historia personal, con autodeterminacin, con autoorganizacin;
protagonismo como modo de vida es una poiesis de cada individuo y
del colectivo al que pertenece. Por ello nos coloca ante el reto terico
y prctico del desarrollo de una personalidad protagnica, de un estilo 10
de ser y de relacionarse con los dems, de hacer la historia . Sin
embargo, no se conocen en nuestro medio, estudios ms actuales y
que aporten tericamente respecto a esto que hemos llamado
personalidad protagnica y su relacin con los jvenes como actores
sociales.
El cuarto captulo de este libro, entrega una serie de incentivantes
elementos conceptuales en torno al protagonismo social organizado
de los jvenes, que a nuestro entender constituyen el aporte ms rico
del libro de Marco Valentino Bazn N. y donde conjuga, de forma
acertada, elaboracin terica y experiencia, ya larga, de los procesos
de organizaciones juveniles populares de las que l mismo ha sido
coprotagonista.
En suma, es un texto obligado para renovar el debate y la bsqueda
de nuevos derroteros para el rol que los jvenes del mundo popular
estn llamados a jugar organizadamente y con renovada voluntad
poltica de transformacin de la sociedad peruana.
Alejandro Cussinovich Villarn
IFEJANT
21
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9 Ver D.Krauskopf, op.cit.,p.127-128; en este mismo sentido ver Carlos Gomez de Sosa, O Protagonismo dos
Jvens, Brasil, 2002, passim; Francisco Gutirrez -Cruz Prado, Simiente de primavera, protagonismo de la niez y
juventud, SCN, Guatemala, 2001.
10 Ver Carlos Franco et alii, Personalidad y Poder y Participacin, Cedep, 1981, passim.
-
jvenes, para proponer y gerenciar los lineamientos de polticas de
juventud.
Es en torno a esta prctica y reflexin que invocamos a otras
instituciones que laboran con juventudes, ya sean civiles o pblicas, a
afianzar el apoyo a los procesos organizativos de los jvenes que se
encuentran en la apuesta por constituirse en un actor estratgico de
desarrollo y cambio social.
Han sido varios aos de acompaamiento a los jvenes, en sus
empeos, acciones y decisiones por contribuir en la construccin de
su identidad cultural y misin histrica.
Nuestro punto de partida son los jvenes organizados, queriendo
entender a todos los jvenes que rompen con su individualismo y se
asumen como colectividad, con todos los grados en que una
colectividad se pueda expresar; desde nuestra mirada, son el fruto del
conjunto de jvenes del pas; abordar este sector, no es para
generalizar, desde una porcin, al conjunto de los jvenes del pas, ni
menos para aislarlos del conjunto de juventudes; sino para
plantearnos los desafos, que se desprenden desde una capa o 13
sector, que en los versos de Natacha entre otros autores, se
encuentran marcado por la exclusin, rasgo que caracteriza a los
jvenes no slo del mundo popular (empleo no justo, empleo
precario, informal, hasta el desempleo absoluto, inclusive habiendo
estudiado una carrera con el esfuerzo propio y de sus padres; y la
penosa ausencia de referentes que animen la construccin de futuro)
Los jvenes organizados son slo un punto de partida para
comprender, desde la parte propositiva-activa de algunos jvenes, al
total de su generacin.
14
En nuestra experiencia, son la expresin activa de los jvenes
'comunes y corrientes', en tal sentido son representativos del sentir y
trajinar as como de los intereses del conjunto juvenil.
Son jvenes ganados por ejercer su vocacin social, expresada en
actuar conjuntamente para plasmar el tipo de pas en el que quieren
23 24
13 David, Natacha, Marcados por la Exclusin. JOCI. Bruselas. 1995.
14 Emblemtica en los versos de Cussinovich. Representativa de los procesos de la juventud en general.
Introduccin:
La motivacin para elaborar este material se inscribe en torno a los 20
aos del Instituto Jos Cardijn IPEC, que desde 1984 formaliza su
experiencia con la juventud, particularmente con jvenes del sector
popular. Lo vertido es resultado de reflexiones desde las prcticas y la
academia desarrolladas por sus miembros, con quienes da a da se
va contribuyendo para que los jvenes hagan posible el 12
Protagonismo Social Organizado , teniendo en cuenta componentes
de optimismo, racionalidad y realismo, tan necesario en la forja de
movimientos generacionales.
Durante dos dcadas el IPEC no slo ha sido partcipe activo de las
dinmicas y prcticas juveniles, sino de concepciones, discursos y
lineamientos que se erigen y debaten desde las juventudes.
Esta sistematizacin de ideas, se encuentra basada en los
sentimientos, voz y actuacin de jvenes varones y mujeres
organizados de todo el pas aunque su fuente de peculiar inspiracin
lo constituyan los jvenes de los barrios urbanos populares
organizados de Lima.
Los jvenes organizados desde su heterogeneidad de formas
asociativas han logrado articular diversas formas de hacerse actor
social, entre ellas, las mesas y redes de juventudes en cada
departamento, expresin de varios grupos y organizaciones juveniles
de cada regin, entre ellos el ahora Movimiento Cultural por la Actora
de la Juventud Barrial 1996.
Este hecho histrico regional da pie para condensar un discurso que
pueda constituirse en nacional, en torno a la concepcin y
consecutivo trato o maltrato social que se aplica sobre este sujeto
social, as como la prctica y accin de su protagonismo social
organizado.
Se espera que este discurso pueda servir de orientacin poltica y
pedaggica tanto a tomadores de decisin como a los mismos
12 Expresin creada por Alejandro Cussinovich en referencia a la emergencia de nios y adolescentes trabajadores en
tanto actor social.
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dar el IPEC al conjunto de la juventud, ha sido tal desde los sectores
populares, desde donde nace y se mantiene l mismo.
El IPEC es slo una de las instituciones, entre otras, que bregan por
construir al actor social joven. Entre ellas se pueden sealar a las que
han sido parte de constantes intentos por generar redes
interinstitucionales a favor de los procesos de actuacin social que los
jvenes, en procura de su visibilidad pblica como parte de los
tomadores de decisin.
Entre ellas tenemos la A. Aurora Vivar, SEPEC, CEPS, IFEJANT,
ASONEDH, REDDES Jvenes, INPPARES, PAZ PERU, CIDAP,
REDINFA, ENCUENTROS, CEDET, JOC, TAREA, ALTERNATIVA,
CALANDRIA, sin mencionar la larga lista de las que activan en el
interior del pas. Desde sus orgenes el IPEC ha buscado contribuir
ante tres procesos: El primer proceso es la articulacin de todos los
jvenes peruanos, desde sus organizaciones, en movimientos que
les den visibilidad social, poltica y cultural.
El segundo proceso es el acercamiento, en una Red, de las
instituciones promotoras del desarrollo de las experiencias con
jvenes como las antes mencionadas. Y el tercer proceso es invitar,
motivar e involucrar a instituciones pblicas locales, regionales y
lderes de opinin en esta hazaa; logro que se encuentra plasmado
en la promulgacin de la ley del CONAJU, hoy constituido en un
sistema de accin pblica.
Slo as se podra erigir paulatinamente y a largo plazo, con la
participacin de diversos actores, un Movimiento Cultural
Generacional en torno a los derechos a la participacin ciudadana
que extinga la marginacin por edad, as como el adultocentrismo
impregnado en las mentes de la sociedad.
A mediano plazo una erradicacin de las malas prcticas polticas que
aslan y distancian a la juventud.
Y en el plazo inmediato un involucramiento de los jvenes en lo que
les compete para ser parte de la vida poltica y pblica del pas, an
siendo jvenes, y no slo meras vctimas de una sociedad que no les
25 26
vivir, en tanto poblacin, sociedad y generacin, slo en tal sentido los 15
jvenes organizados son la punta del iceberg social del conjunto de
los jvenes que no se encuentran organizados y no obstante
demandan lo mismo.
Los jvenes organizados no dejan de ser jvenes del comn, por el
hecho de estar organizados, son jvenes que a parte de organizarse
trabajan en lo que pueden, estudian con que lo tienen, hacen pareja y
se enamoran cuando quieren, se divierten hasta donde les d las
fuerzas, se entregan al consumo que les ofrecen.
Y a la vez, en tanto que organizarse, es un esfuerzo social, exige un
desarrollo de competencias especficas, que sin desearlo, estas los
distinguen de la generalidad de los jvenes, constituyendo una
cultura peculiar en el conjunto de su generacin.
Los jvenes organizados por el hecho de ser slo un tercio de la 16
juventud , no los constituye en un sector privilegiado, ni en una
minora elitizada, ya que sus experiencias de accin siempre estn
dirigidas y son realizadas con sus amigos de la localidad o barrio.
La opcin por los jvenes organizados en particular no es exclusiva,
ni pretende ser excluyente, slo es un punto de partida, para desde
ellos llegar a los jvenes en general, desde este sector a la juventud
como generacin social; nuestro horizonte es el protagonismo social
de los jvenes en tanto relevo social de potencial innovacin-novedad
y no slo como sector en transicin de pasiva-continuidad.
Se parte desde un sector excluido-activo (organizacin) para intentar
pistas que posibiliten su inclusin-cambio (participacin) en la toma
de decisiones, que son parte del sector excluido-vctima (50% de la
poblacin) al que generalmente se le ha condicionado a esperar
paliativos y regalos que les ayuden en su subsistencia y/o represin
cuando transgreden la normatividad. La contribucin que ha podido
15 Es lo que se ve, pero debajo hay una contundente serie de capas de prcticas juveniles que se inician desde las ms
espontneas y no institucionalizadas hasta las que se logra asomar, es por ello que preferimos frasearlo de la siguiente
manera: los jvenes y sus organizaciones. Es de seguro que entre capa y capa de prcticas juveniles hay procesos de
acercamiento y distancia que ponen en cuestin su representatividad, pero es lo mismo con las instituciones generales de
la sociedad.
16 Varios Autores. Entre patas del alma, Asociacin de Comunicaciones Sociales Calandria. 2001, Lima, Per.
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Para lo que va del texto se utilizar el trmino "jvenes" para sealar
tanto los extremos varn, mujer as como las otras formas de
concrecin del sexo y gnero en nuestra sociedad, salvo necesaria
especificacin. Estos dos extremos pueden devenir nuevamente en
formas de marginacin, terminando por negar lo que pretende
cuestionar. Tambin se quiere expresar en generalidad a todas las
juventudes que de algn modo comparten las mismas caractersticas
sociales establecidas para un sector de la sociedad.
Los jvenes y las jvenes, que segn nuestra experiencia de
acompaamiento a sus organizaciones, desarrollan una actividad
social en paridad de condiciones y de riqueza calificada en su actuar,
no obstante la manera diferenciada y a la vez injusta de haber sido
socializados. Para abordar de manera peculiar a cada gnero, no
basta con reivindicarlos lingsticamente y de manera cacofnica,
colocando un los y las para dar cuenta de ellos o ellas; o lo que es de
mayor atrevimiento ortogrfico, colocar una @ para resolver los roles
injustamente construidos para unas y otros, como si con ello se
resolviera lo que se tiene que resolver de facto en la sociedad. En sus
organizaciones ellos y ellas van logrando una nueva forma de rehacer
los roles impuestos a unas y a otros. Somos consientes que este tema
merece un estudio aparte, ello nos convoca a investigar ms sobre tal
asunto, por ahora nos quedamos con la sensacin de estar hablando
de una generalidad - distinguible cuando nos referimos a los varones
jvenes o las jvenes mujeres. En este caso se trata de que los
jvenes sean asumidos conceptual y polticamente como actor ms
all de sus diferencias de desarrollo corporal, psicolgico o moral.
A continuacin se presentan, para su debate, los procesos, hallazgos
y posturas a los que ha arribado nuestra institucin.
Para lo que va del texto se utilizar el trmino "jvenes" para sealar
tanto los extremos varn, mujer as como las otras formas de
concrecin del sexo y gnero en nuestra sociedad, salvo necesaria
especificacin. Estos dos extremos pueden devenir nuevamente en
formas de marginacin, terminando por negar lo que pretende
cuestionar. Tambin se quiere expresar en generalidad a todas las
juventudes que de algn modo comparten las mismas caractersticas
sociales establecidas para un sector de la sociedad.
27 28
da esperanzas de realizacin.
Llevar a cuestas estos tres desafos nos ha colocado frente a los
conceptos construidos y creados sobre juventud. A revisar los
fundamentos epistemolgicos y semnticos de esta construccin
conceptual que da cuenta del fenmeno social juventud, constatando
que es a partir de all de donde se fundan las prcticas y tratos
sociales, ya sea de marginacin o de promocin del derecho a la
participacin en los y las jvenes.
Indagacin que nos llev hasta la necesidad de colocar cada vez,
conceptos provisionales de juventud, al constatar la existencia de
diversas juventudes que coexisten en simultaneidad. De otro lado nos
ha inducido a deconstruir y construir discursos sobre juventud;
deconstruir los discursos de juventud que sobre-dimensionan este
periodo en tanto carente, vctima, dependiente y/o peligrosa, para
construir discursos proactivos, positivos que optimizan a los jvenes
en el ejercicio de su actuacin, protagonismo y movimiento social.
Tambin nos hemos visto envueltos en el debate de las polticas
pblicas de juventud, dejando de lado las posturas anti Estado,
pragmticas, indiferentes y/o dependientes por posturas
concertadoras, vigilantes, participativas, crticas en torno a su papel.
En todo caso, entrar a escudriar este tema ontolgico, epistmico y
psicosocial debe hacerse sin descuidar tres actitudes imprescindibles
en un ensayista: mantener una actitud realista-potenciadora: ante los
problemas sociales; una actitud racional-pasional: ante las ideas
construidas; y una actitud de albedro-responsable: ante las acciones
y el devenir.
No se pretende afirmar tampoco que el gnero femenino y el gnero
masculino sean pura distincin sexual, cayendo en extremismos
errneos, dejando al margen otras formas de concrecin sexual y de
sexualidad; sino que los gneros son una creacin cultural que deben
tener en cuenta la naturaleza biolgica de cada persona. Hasta donde
se conoce, se puede hablar de temperamento femenino y
temperamento masculino socio / histrica / culturalmente
influenciado y definido por cada individuo.
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1Contexto social de los jvenes
Entre problemas y potencialidades
-
del sector medio (atribuyendo a ello su propio esfuerzo voluntario
basado en los valores familiares, o a la suerte ocasional o a la
oportunidad que les permiti ejercitar sus talentos) Hay casos 17
mnimos donde los "triunfos" son logrados a travs de la trasgresin
social o la viveza criolla. A gran escala se observa que tanto en la
ciudad como en el campo muchos jvenes sobreviven con lo peor de
la modernidad y lo peor de lo tradicional.
1.- Realidad: problemas y potencialidad social de los jvenes.
Hacer un balance sobre la realidad de los jvenes implica
preguntarse qu potencialidades tienen aquellos jvenes? y no slo
que problemas les aquejan o que problemas provocan. La tendencia
mayor al referirse a los jvenes est teida de miradas negativas y de
la exaltacin de prcticas minoritarias. Ms si son del sector popular.
Los jvenes se encuentran desafiados por cuatro fenmenos, entre
otros, que ellos tienen que enfrentar o como vencedores o como
vencidos: la extrema pobreza, las pocas y malas oportunidades, la
exclusin social y la ausencia de referentes sociales crebles. La
conjugacin asociada de estos procesos agresivos provocan en los
jvenes reacciones inmedibles e incontrolables, de otro lado desafan
tambin a los adultos, ms a los que les corresponde la formacin,
orientacin e insercin de los jvenes en la sociedad.
Es sabido que los jvenes en nuestro pas son un sector mayoritario 18
como poblacin . Del conjunto de los jvenes del pas, los que
pertenecen al sector popular; hoy catalogados entre los rangos de
pobreza y extrema pobreza, donde tambin se mal ubica a los
jvenes del sector rural amaznico y andino, segn los parmetros
urbanos para medir carencia; son la mayora en proporcin a los
denominados del sector medio y alto.
31 32
CONTEXTO SOCIAL DE LOS JVENES: entre
problemas y potencialidades.
No se pretende alcanzar un estudio exhaustivo y riguroso en relacin
con la realidad y posibilidad de los jvenes sino un relato que ha sido
construido desde la experiencia de acompaamiento a este sector.
Los jvenes son o se encuentran viviendo, en su mayora, en sectores
urbanos y el grueso de aquellos en el mundo popular, en barrios
urbanos llamados marginales, en lugares que bordean la ciudad
capital, y en las zonas rurales semi urbanizadas. Una minora se
encuentra o son de comunidades nativas y andinas, cada vez,
empujados a hacerse de la vida de la urbe como supuesta muestra de
superacin. Los jvenes del mundo popular se encuentran en
desventaja para hacerse ciudadano urbano, sus condiciones de
insercin no son las mejores debido a la pobreza, trabajo precario y
culturas dbiles. No obstante desde el margen procuran o ser
reconocidos o lograr ascenso social de acuerdo a lo que se considera
bienestar en dicha ciudad, ello implica el acceso a la tecnologa
modernista as como al estatus social. Hoy existe la urbe, la ciudad,
en la regin andina y amaznica, aunque de modo similar y en menos
proporcin en comparacin a las grandes ciudades.
Lo que les perjudica a los jvenes de sectores populares y del campo,
es la idea dominante y bien difundida de asociar juventud a periodo de
estudio solventado por sus padres, este modelo de juventud
representa a slo a una porcin privilegiada de los jvenes. A pesar de
estas diferencias los jvenes de cualquier clase social experimentan
en no ser tomados en cuenta pese a sus ganas por ser parte de los
tomadores de decisin. En todo caso hoy es un consenso hablar de
juventudes al referirse a los jvenes y no uniformizar en un slo sector
invisibilizando a un grueso de la poblacin juvenil.
Los jvenes de sectores populares, con todas sus diversidades,
llegan a constituir una cultura del trabajo comercial y carentes de
poder adquisitivo, entre ellos mismos se asumen como tales aunque
ello no deje de significar que para algunos llegar a ser por lo menos
17 De acuerdo a los estndares de xito, que en nuestro medio se encuentra dominantemente constreidos por
contar con dinero permanente y suficiente como para sostener una vida con los bienestares de la sociedad de
consumo, el cual se busca lograr conseguir de cualquier modo.
18 En el ao 2002, segn proyecciones del INEI aproximadamente 7 millones 699 mil 710 personas tienen una edad
comprendida entre los 15 y 29 aos que constituye el 29% del total de la poblacin.
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Cabe sealar que los jvenes de cualquier sector social se
encuentran, desde los procesos de industrializacin en condicin de 21
subordinacin social, es decir dependientes ante la sociedad adulta ,
presumiendo una fase de madurez y preparacin hasta que en un
futuro se les asuman como condicin adulta. A los jvenes de los
sectores populares, a parte de la condicin de subordinacin, se le
suma la situacin de la marginacin social, caracterizada por el
desprecio tnico y racial por ser de races andinas, de poco roce
social o por haber sido estigmatizados como violentos. Y en los
ltimos, tiempos como efecto nefasto de la propuesta neoliberal, a
los jvenes se le ha sumado la situacin de exclusin social; que se
manifiesta en el despojo de derechos y beneficios sociales que les
corresponden por el solo hecho de ser parte del pas. Estos tres
fenmenos globales que se especifican en los jvenes, los dejan
fuera, no slo de los beneficios que les corresponden, entre ellos el
derecho a la educacin de calidad, al trabajo digno y no slo justo, a la
recreacin, sino lejos de la accin poltica para poder contribuir a las
mejoras de la situacin del pas y con ello a su realidad especfica.
En definitiva los jvenes de todos los sectores (medio, alto o popular,
rural o urbano, de costa, sierra o selva) constituyen una poblacin en
condicin de subordinacin social, ello los hace un solo hecho social
no obstante las diferencias sociales, diversidades culturales y
desigualdades polticas entre s. Los jvenes de los sectores
populares constituyen un sector en situacin de marginacin social;
ello los distingue radicalmente de los otros sectores; y los jvenes del
sector popular en extrema pobreza constituyen un sector en una
coyuntura de exclusin social, ello los marca inclusive como
diferenciados de los jvenes del sector popular que an pueden vivir
bajo la tutela de sus padres.
Hoy existe mucha evidencia que a su posicin de marginacin se les
ha sumado la situacin de exclusin social, ello se evidencia en el
trato social que reciben y en la indiferencia a sus males por parte de 22
las autoridades pblicas. Rama seala que el sector juvenil fue
primero objeto del proceso de incorporacin a las formas modernas
33 34
Los jvenes son peculiares y mayoritarios en el conjunto de la
sociedad peruana; como cualquier joven de cualquier condicin
experimentan en dicha edad acontecimientos que lo determinan
como tal. Los acontecimientos que lo marcan van desde lo
socialmente bsico hasta lo superior en referencia a lo que constituye
al ser humano; se inician con experiencias fsicas cambios
bioqumicos y fisiolgicos, pasan por experiencias psicolgicas
construccin casi final de su personalidad, se detienen un poco en la
experiencia contracultural y concluyen con la experiencia social
poltica. Esta experiencia es grata para algunos e ingrata para otros,
es fcil o difcil segn las condiciones y la disposicin para vivirla, o
una mezcla de ambas entre el encanto y desencanto de sentirse parte
de una sociedad que a la vez los excluye. Todo ello tiene sus grados y
graduaciones de un extremo al otro que definen las diversas formas 19
de ser joven en la sociedad ; entre los que experimentan la gratitud y
la ingratitud de hacerse parte de la sociedad se dan diversas formas
de ser y parecer juventud.
Los jvenes son los que en su mayora experimentan la ingratitud de
la sociedad. Su experiencia est marcada por los estragos de una
sociedad contradictoria que a la vez que les propone entrar e
integrarse, los dejan realmente fuera de la ella. Las expectativas
presentadas, pretendiendo responder a las demandas de los
jvenes, no se condicen con la oferta de oportunidades equitativas
para todos los sectores de la sociedad, idea desarrollada por
Cortzar.
Otra experiencia que los marca es la inequidad por la acumulacin del
poder en la cultura adultista que los coloca en la ambigedad de ser y 20
no ser ciudadanos segn la circunstancias . Los jvenes estn
marcados por el desempleo, por profesiones marginales, por
estamentos de estudio de poco marketing, por apellidos
considerados como marginales, con rostros estigmatizados y
comportamientos supuestamente despreciables desde los
estndares de la etiqueta social del sector medio de la sociedad.
19 Cortazar, Juan Carlos, La juventud como fenmeno social, en Polticas de Juventudes: por la igualdad de
oportunidades. SPAJ. Julio 2001.
20 Buordieu, Pierre, La Juventud no es ms que una palabra. Sociologia y cultura. Mexico, Grijalbo. 1990.
21 Lutte, Gerard. Liberar la Adolescencia, ed Herder, 1991. Espaa.
22 Rama, Gemn. 1983. en Revista de la CEPAL, 21, La educacin latinoamericana. Exclusin o participacin.
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27
siquiera para explotarlos , esta situacin es peor para los jvenes de
sectores populares; si ellos logran algn empleo ste no les es una
experiencia saludable por las condiciones en las que tienen que
laborar, aunque el hecho de trabajar les eleve la autoestima y aprecio
de los dems; ellos lo expresan del siguiente modo trabajar en lo que
sea es mejor que robar o tener que ser una carga para mi familia,
estudiar a pesar de todo, a veces si, a veces no, porque no se tiene
para pagar la cuota. Estas son las expresiones de muchos jvenes a
los que sus padres han logrado inculcar valores de responsabilidad.
Para otros jvenes an habiendo estudiado en la universidad no
consiguen el empleo que buscan subemplendose en lo que ofrece el
mercado; muchos jvenes estn impedidos de conseguir un empleo
de acuerdo a sus capacidades y aspiraciones, vindose tentados a
abandonar su pas. Cuando de estudiar se trata los varones se
orientan a las carreras cortas para asegurar su supervivencia y las
mujeres a las profesiones universitarias para asegurar su ascenso 28
social .
Estos jvenes culturalmente son parte del mundo de los trabajadores
o de la historia de los que tienen que trabajar como sea y en lo que sea
para poder sobrevivir, ello constituye un rasgo positivo.
Por lo general y a pesar de las condiciones en la que viven, cuentan
psicolgicamente con nimos de perseverancia, han desarrollado
habilidades de sobrevivencia y son luchadores ante las
desavenencias, buscando estrategias para poder enfrentar los
problemas que les aquejan. No se dejan amilanar por la situacin de
inequidad que les ha tocado vivir, al contrario responden
asertivamente.
Hay suficientes documentos que dan muestra para dar cuenta de la
realidad y la condicin de los jvenes. Entre ellas los jvenes y el 29
trabajo : Empleo, segn la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho),
Desempleo oculto que explica Farid Matuk, jefe del INEI. Es decir, el
desempleo era el mismo nmero, pero no las mismas personas.
35 36
de organizacin social; luego, cuando la recesin fren o desarticul
la modernizacin, pas a ser un grupo de edad particularmente
afectado por la exclusin.
Los jvenes no son parte de los tomadores de decisin en las
capitales de departamento. Esta experiencia marginal y excluyente
no slo es entre clases sociales, sino que entre los jvenes tambin
se genera ese decantamiento entre los incluidos y los no incluidos, 23
entre la lite y los dems . Puede que ello no sea un problema, en
toda sociedad y estratos hay lites, pero en este caso el imperativo
es: qu se hace con los que no logran un espacio en la sociedad! En
el Per de cada cuatro habitantes, tres son pobres o extremadamente
pobres. De una poblacin de ms de 27 millones de habitantes, en
nuestro pas el 50% es pobre y ms del 23% est en condicin de 24
indigencia .
A los jvenes que hoy estn engrosando las filas del sector informal
en las cada vez peores condiciones laborales, les ha tocado
experimentar trabajos no dignos, no justos, precarios, temporarios y
sin ningn tipo de seguridad. En el peor de los casos se encuentran en 25
el desempleo absoluto . Cada vez aumenta la brecha en ingresos
de la poblacin, en los sectores pudientes suben ms lo ingresos que
en los otros, segn encuesta. Los niveles de pobreza, mientras tanto, 26
se mantienen constantes .
Los jvenes caracterizados por la marginacin y exclusin, que son
parte de los pobres, que son hijos de migrantes y que trabajan y
estudian en condiciones desfavorables; son trabajadores que
desarrollan actividades laborales a cambio de un aporte econmico
nfimo, y hay aquellos que tambin trabajan sin percibir ningn tipo de
remuneracin, invisibilizando su produccin.
La incorporacin de los jvenes al mundo laboral es cada vez ms
incierta, se vive en una sociedad que no necesita a los jvenes ni
23 Geneva, Social Exclusion and Inequality in Per, Internacional Institute for Labour Studies,.
24 As lo seala la prestigiosa Comisin Econmica para Amrica Latina (CEPAL). (El Vocero 4 Opinin)
25 Desempleado es alguien que desde su profesin no consigue emplearse, ms cercano a nuestra realidad seria hablar
de sin trabajo o subempleo.
26 As precisa el INEI. (Per 21 11-Economa).
27 Forrester, Viviane. El Horror Econmico. Fondo de Cultura Econmica, Argentina, abril 1997.
28 As lo demuestra el diagnstico realizado por el Movimiento Cultural por la Actoria de la Juventud Barrial durante el ao
2002.
29 El Peruano Fecha: 28 de octubre del 2003.
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nuestro pas. En el mejor de los casos se habla de diversidad
sociocultural y en el peor de dominacin de una cultura sobre otra.
La urbe se presenta como el paso siguiente que garantiza el progreso
y desarrollo de los seres humanos, como la nica forma de avanzar
social y culturalmente, y se presenta al sector rural como espacio de
atraso, pobreza, ignorancia y conformismo. Este ltimo paradigma
hace crear expectativas nuevas y nefastas para muchos jvenes,
nuevas por tratarse de un reciente acontecimiento histrico, y nefasto
al tratarse de un canto de sirena para un grueso de la poblacin que
sali de su tierra para ya no ser supuestamente atrasado.
El sector urbano en su extensin y generalizacin, es un proceso casi
reciente, que data desde mediados del siglo pasado, a razn de las
ofertas generadas desde la mirada modernista de desarrollo,
provocando en gran escala migraciones del campo a la ciudad, as
como la llegada cada vez ms pronunciada de las prcticas de la urbe
a la zona rural, entre ellas la presencia de la escuela oficial.
El proceso de cambio de materialidad territorial, de geografa, del
campo a la ciudad, fue un logro para algunos pocos y una desilusin
para muchos. An hoy en da, los ahora jvenes, en su mayora
siguen creyendo en la forma de progreso y desarrollo que
supuestamente se logra en la urbe; pero hay otros que ya se
desencantaron y contrario a ello afirman su identidad cultural andina o
nativa. Quienes optan por salir de su comunidad lo plantean en
trminos colectivos ms que en trminos individuales para volver y
ayudar a mi comunidad como lo han afirmado los jvenes de la
comunidad de Quispillacta del departamento de Ayacucho as como
los jvenes del distrito de Chucuito del departamento de Puno
aymara. Ellos asumen que lo suyo es valioso tanto as como para
asegurar felicidad y bienestar; asumen que el campo no es atraso, ni
pobreza aunque se dan cuenta que en la ciudad hay elementos que
pueden ser recreados por su cultura. Esta capacidad de afirmacin
cultural no es gratuita, es el fruto de instituciones y profesionales que
han nacido y crecido en el mismo lugar; ellos se han dado cuenta que
los mensajes que se pregonan desde la ciudad, no son de progreso y
desarrollo sino de conversin cultural, de abandono de su cultura por
otra supuestamente superior y mejor.
37 38
A continuacin se presenta el reporte del parlamento juvenil que
expresa de manera sinttica lo que viene sucediendo con los jvenes
en el mundo que no son ajenos a la situacin de los jvenes en
nuestro pas:30 31
1. Acceso a y privatizacin de la educacin , .32 33
2. Prevencin, tratamiento y cuidado de jvenes con VIH/SIDA , .
3. Zonas de Procesamiento de Exportaciones (ZPE) y los 34 35
trabajadores jvenes , .
4. Trfico de mujeres jvenes,.
5. Jvenes Indgenas.36
6. La vulnerabilidad de los jvenes rurales .37
7. Violencia y seguridad de los jvenes .
8. Globalizacin del activismo juvenil y los derechos humanos. 38
9. Acceso de los jvenes a la tecnologa .39
10.Cmo la globalizacin afecta el acceso de los jvenes al agua, .
11.Cultura global e identidad juvenil.
No podemos dejar de mencionar a la juventud rural, ni a las formas de
ser abordada su situacin cultural y caractersticas desde miradas
urbanas y occidentales.
2.- Las locas ilusiones no me sacan de mi pueblo...
El contexto socio histrico en el que se socializan los jvenes para
configurar su identidad, est marcado, entre otros aspectos, por la
realidad social de ser parte del sector rural o ser parte del sector
urbano. Mundos que se han ido concretando como complementarios
o como contrarios entre s. Diferenciaciones que han llegado hasta
dar la sensacin de estar hablando de dos formas de ser peruano en
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30 Oxfam International, Education Now, 2000 (en ingls).
31 Ms de 153 millones de jvenes son analfabet@s; de estos, 96 millones son mujeres (http://www.yesweb.org). 125
millones de ni@s siguen fuera de la escuela (Global Campaign for Education/ Campaa Mundial por la Educacin).
32 L@s jvenes y el VIH/SIDA Oportunidad en la Crisis; UNICEF, ONUSIDA y OMS, julio de 2002 (en ingls).
33 http://www.oxfam.org.uk/policy/papers/25aidsdebt/25aidsdebt.pdf.
34 Como es planteado por la Convencin para la Supresin del Trfico de Personas y de la Explotacin para la
Prostitucin y Otros Tipos, de la ONU, 1949, Convencin sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin
contra la Mujer (CEFDM), 1979.
35 Un Estudio Comparativo de las Mujeres Traficadas en Procesos de Migracin, Janice G. Raymond, Jean D' Cunha, en
http://www.catwinternational.org/ (en ingls).
36 FAO Current Needs of Rural Youth (Necesidades Corrientes de l@s jvenes Rurales).
37 http://sajo.itu.int/hapyouth/
38 Alta Educacin y Globalizacin Una Visin desde el Sur. Kader Asmal, 2002 (en ingls).
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de su cultura tradicional.
Los procesos actuales, an dbiles, de afirmacin cultural van siendo
fruto no slo de la incansable labor de personas e instituciones que se
dedican a recuperar su memoria sino que la frustracin de las
expectativas provocadas por las consignas de desarrollo y progreso
se estn convirtiendo en vigorizacin de lo propio.
Ello constituye una oportunidad bien aprovechada por los que desde
siempre asumieron una postura respetuosa de la diversidad cultural.
Este factor es gravitante para las expectativas que los jvenes
construyen como cuando afirman para que me voy ir, para sufrir no
prefiero mi chacrita y el cario de mi familia ahora s que no
necesito estar en la ciudad para ser feliz o para tener saber despus
de haber sufrido en la ciudad trabajando harto en lo que sea y con
poca paga, prefiero mi tierra que tambin se trabaja mucho pero con
cario y siempre hay algo para comer Dicen que el trabajo en el
campo es duro, es verdad pero al final tienes para comer, adems que
ests cerca de tu familia; en la ciudad he trabajado duro y al final
tienes hambre, poca plata, estas lejos de los tuyos y no le puedo decir
madre a la tierra
Las razones para darle certeza a la creencia que la urbe es superior y
mejor que el campo est relacionada al hecho de que las sociedades
modernas que se localizan en los sectores urbanos, aparecen
despus, segn la lnea histrica de la evolucin de las sociedades,
se las puede tomar como el ltimo logro y tambin frustracin de la
especie humana en su afn por mejorar sus condiciones de vida, sin
tener en cuenta muchas veces a su entorno. Lo que aparece despus
siempre ser ms atractivo que lo de siempre, hasta que se muestre
que lo nuevo no necesariamente es mejor o superior. Ello es lo que
experimentan los jvenes de todos los tiempos, esa sensacin de
descubrir lo que viene para el despus a tal punto que los haga
sentirse que lo novedoso es tal en relacin a lo que les ensearon sus
padres o adultos.
Es inevitable que las sociedades y las culturas cambien y casi
siempre este es el rol que les toca asumir a las nuevas generaciones
39 40
Hoy hay suficientes elementos en la urbe como para sealar ms bien
inferioridad y hasta empeoramiento, no slo como sociedad sino de
especie humana. Basta ver los sistemas de corrupcin, el hecho del
pandillaje, el desempleo, la extrema pobreza. La prctica de progreso
y desarrollo de la urbe es viable slo para algunos y no para las
grandes mayoras. La prctica rural es todava para todos sus
miembros, inclusive para los ms dbiles. Las personas que asumen
la afirmacin cultural como paradigma de accin y convivencia,
atribuyen sus males en el campo a la penetracin de elementos de la
ciudad que no armonizan con su sabidura y costumbre (entre ellos
los pesticidas, la ingeniera inaplicable a las laderas, la concepcin de
monocultivo, as como la relacin cosificadora de la tierra; que
desafecta a las personas de la pachamama y deidades).
De hecho nos encontramos ante dos parmetros de comparacin de
la vida humana que en correspondencia a uno o a otro cambian los
valores que se le asigna al comportamiento social, desde el
paradigma citadino por ejemplo a la lengua espaola se le asigna ser
la lengua oficial y por ello superior quedando el quechua hablante
como analfabeto y con ello supuestamente ignorante. Si el paradigma
dominante fuera el andino el supuesto iletrado no sera medido por
cuanto habla y escribe el espaol sino por cuanto cra su sabidura en
el quechua o aymar. Quiz el espaol hablante slo sera otra forma
de producir sonidos comunicativos. No se puede negar que la cultura
oral es anterior a la escrita, pero no por ello inferior. Puede que la
cultura escrita sea un avance pero no por ello la nica forma de
comunicarse y asegurar la sabidura de cada cultura.
A los jvenes del sector rural se les ha hecho creer sutilmente que
mejorar sus condiciones de vida o superarse pasa por salir no slo
fsica sino tambin mentalmente de su entorno de vida socio cultural.
Atribuyendo que superarse es hacerse parte de la lgica del mercado,
consumo, dinero y lucro que vienen a ser los indicadores de tal
progreso, sin negar que tambin consiste en hacerse de tecnologa,
sobre todo electrnica que posibilita mejoras y bienestar en los
grupos humanos cuando se habla de fluido elctrico, uso de
computadoras, telfono, radio etc. Hay que afirmar que el problema
no consiste en el nuevo aprendizaje sino en la negacin y negatividad
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Cabe sealar que los nuevos pobres en extrema pobreza son casi
siempre los que llegaron a la ciudad en bsqueda de triunfos y xito, si
es que no llegaron para salvar su vida de la violencia poltica o
agresin minera, hay que dar por supuesto que los que no lo lograron,
esperan que ahora lo logren sus hijos. En estas circunstancias los
jvenes, entre otras prcticas negativas, tienden a organizarse para
ser tomados en cuenta en una sociedad que los excluye. En estas
circunstancias los jvenes del sector popular muchos de ellos
descendientes de culturas del campo tienen que asumir discursos de
participacin por la inclusin en la sociedad.
Entonces la intencin de hacer creer que lo nico novedoso es lo que
viene desde la cultura moderna, occidental, capitalista, hace que
algunos jvenes del campo se coloquen en franca rebelda contra los
que pregonan dicho engao social. Hay otros que en consigna mutua
con sus padres se confabulan para dedicarse slo a estudiar desde la
cultura fornea asumiendo que los hijos deben ser mejores que sus
padres.
Los jvenes se forman y preparan en funcin a un modelo de
felicidad, de triunfo o de logro en la vida, el ms difundido y a veces
pareciera que fuera el nico es el camino de competencia social que
se implementa en las ciudades donde se trata de iniciarse en el jardn
y no parar hasta egresar de la universidad o en el menor de los casos
del instituto superior, tanto es as que aquellos que no logran
completar este proceso terminan hacindose parte de los perdedores
o los que no fueron competentes.
Este modelo dominante y de sutil colonizacin llega a las
comunidades campesinas y nativas a travs de la escuela donde sin
querer el profesorado se constituye en el vehculo de difusin de
expresiones como estudia para que no seas chacarero, como si se
tratara de una mala prctica social que se alinea con la conductas no
deseadas como la delincuencia por ejemplo. E indican que salir de la
comunidad es la nica manera de ser feliz. Luego que los jvenes del
campo interiorizan esta mirada de su futuro no tienen como meta sino
la de salir para no ser conformista, para ser mejores, para no ser como
41 42
hasta que se asientan en lo que quisieron ver plasmado para que
venga una nueva generacin que intente cambiar lo que recibi.
Mientras tanto las generaciones establecidas en el sistema de cosas
pelearan para que se mantenga lo logrado por ellos y sus anteriores,
estos procesos a veces son suaves y deleitables otras veces duros y
agrestes.
De cierta manera estamos frente a dos formas autnticas y reales de
entender la vida en sociedad. Que implica asumir paradigmas
inconmensurables sobre la relacin entre seres humanos con la
naturaleza, con las deidades, estamos hablando de saberes y
racionalidades distintos, pero tambin de una forma dominada y otra
dominante de entender y asumir las relaciones entre los seres
sociales.
Al igual que el tema de la lengua, los indicadores de pobreza se
presentan de la misma forma, lo es o sea la pobreza depende del
parmetro de comparacin, si por ella se entiende no contar con luz,
escuela por ejemplo; muchos sectores rurales aparecen como pobres
o extrema pobreza; pero si los parmetros fueran en relacin a la
armona ecolgica, al trato familiar colectivo, a los frutos del campo
otra sera la calificacin para ambas sociedades. De ello se van
dando cuenta los jvenes que para triunfar en la vida hay varios
caminos y no slo el oficial y dominantemente establecido. Se van
dando cuenta que es un problema de paradigma y no de nica
realidad por la que deben pasar todos para ser tomados en cuenta y
progresar. Es claro que muchos jvenes del sector urbano no logran
hoy en da el xito esperado ya que no hay muchas oportunidades
para todos y si las hay son malas para su ascenso social de acuerdo al
parmetro impuesto de triunfo. Lo cierto es que los nuevos jvenes
que siguen llegando a la ciudad llegan a las peores condiciones y
tienen que competir con los jvenes del sector popular que en su
mayora se encuentran, esta vez s, en extrema pobreza al ser parte
del paradigma de la ciudad. De otro lado la vida en el campo, aorada
por su paz y armona con la naturaleza o mejor dicho con la madre y
sus deidades termina rompiendo su encanto cuando se encuentra
envuelta de discursos que le asignan caractersticas de pobreza o
extrema pobreza.
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qu posibilidades hay de que los jvenes logren pasar de vctimas a 43
actores ?
Los jvenes, polticamente constituyen un potencial de actora
decisiva para el conjunto de los jvenes que demandan empleo justo,
oportunidades legtimas, justicia y equidad ya sea de manera
constructiva o destructiva. De otro lado no cuentan con amplias
oportunidades para asumir responsabilidades sociales, ni polticas,
para lograr desarrollar experiencias de participacin en la sociedad;
en muchos casos los jvenes no son vistos como potenciales actores
sociales por los tomadores de decisin. Algo que inicia a desdecir
esta afirmacin es la presencia institucional de la CNJ (Comisin
Nacional de la Juventud) que ha hecho esfuerzos por incorporar a las
juventudes en el diseo de polticas pblicas, aunque no se le d el
peso poltico suficiente de parte del Gobierno Central; y la presencia
del CPJ (Consejo de Participacin de la Juventud) vivo ejemplo de
participacin directa de jvenes en asuntos pblicos, pese a sus
dilemas de eleccin de sus miembros. Habra que mencionar las
prcticas de participacin de jvenes con los gobiernos locales e
instancias similares como lo muestra la reciente publicacin dirigida 44
por Sandro Maccasi .
Una cuestin complementaria a la situacin de los jvenes es
plantearse cmo reaccionan dichos jvenes ante su situacin? Lo
que se observa es que muchos de ellos, ante los problemas
sealados (exclusin, pobreza, ausencia de oportunidades y
carencia de referentes positivos) lo que tienden a hacer es: trabajar
ms y como se ha sealado, en lo que sea y como sea; otros tratan de
estudiar y trabajar a la vez. Es encomiable que ante la situacin de
pobreza extrema, ante la exclusin social, ante las pocas y malas
oportunidades y ante la ausencia de referentes crebles, tienden a
trabajar inclusive en las peores condiciones. Los jvenes que
trabajan, a diferencia de los que asumen conductas sociales
desviadas (Lutte) y de los que se resignan a vivir pasivamente, son los
que a pesar de su situacin, son emprendedores con la intencin de
mejorar su situacin ya sea inmediata o duraderamente.
43 44
sus padres. Sin darse cuenta estn hacindose parte de los que
creen que para progresar hay que cambiar de cultura e incorporarse a
otra cultura. Otros jvenes testimonian que Cuando estuve en Lima
aprend a ser vivo, antes no lo necesitaba, despus quise ser vivo en
mi tierra pero los abuelos me corrigieron
3.- Reacciones y reflexiones de los jvenes.
Cmo reflexionan su situacin los jvenes al constatar que se 40
encuentran en extrema pobreza , Marcados por la Exclusin (David),
ante malas y pocas oportunidades de movilidad social ascendente
(Cortazar) y ante la ausencia de referentes crebles y confiables?
qu estn haciendo ante sus problemas? qu se puede realizar
para enfrentar los problemas de los jvenes? Entre ellos se escuchan
interrogantes como por qu no somos tomados en cuenta? Qu se
tiene que hacer para lograr ser reconocidos? Cmo podemos
mejorar cada da para poder superarnos? Por qu nos marginan,
por ser jvenes, por ser pobres o del campo?
De otro lado, otros creen que se trata de vivir el momento, resolviendo
sus preocupaciones o problemas a partir de reflexiones inmediatistas
y pragmticas. Tambin hay jvenes desconfiados y decepcionados,
que piensan que todo est mal, y que si los buscan es para ser
utilizados. As hay los que piensan en realizar una mayor participacin
transparente en la sociedad para lograr resolver sus problemas,
aquellos son los que tienden a ser conscientes de sus capacidades y
limitaciones. Entre ellos hay quienes se reconocen como ejes de
desarrollo para la sociedad y se sienten como los que poseen un gran
potencial que hay que aprovechar.
Otro de los ngulos de las preocupaciones est relacionada a la 41
orientacin de la accin social en qu creen hoy los jvenes? De
qu alimentan sus fuerzas para seguir sobreviviendo en medio de la
situacin que les ha tocado vivir? Qu posibilidades hay de 42
constituirse en uno de los movimientos sociales de esta poca? Y
40 Franke, Pedro. Pobreza y Juventud en Socialismo y Participacin 81, mayo 1998, Per.
41 Luckmann, Thomas. Teora de la Accin Social. Paidos, 1996. Espaa.
42 Romn Marugn, Paloma. El Descubrimiento de la sociedad y su Politizacin. El Nacimiento de los Movimientos
Sociales. En los movimientos sociales. Consejo de la Juventud de Espaa. 2001.
43 Touraine, Alain. El Fin de la Ola Liberal, Pgs. 37y38. en Desigualdad y Globalizacin. Facultad de Ciencias Sociales
UBA, Manantial. Argentina 2001.
44 Maccasi, Sandro, Juventud y Gobiernos Locales, CONAJU, 2004. Per.
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Otros a la vez que estudian y trabajan, se organizan; tambin hay los
que trabajan y se organizan dejando de estudiar diciendo... hacer
algo por los dems me hace olvidarme que no slo son mis
problemas, por eso me organizo Hay quienes reaccionan exigiendo
mejoras hacindose parte de las movilizaciones, huelgas y protestas
de los trabajadores y pobladores en general. Mayoritariamente las
jvenes en extrema pobreza, son las que se quedan en sus casas
ayudando en los quehaceres del hogar para ganarse el pan de cada
da. Otros jvenes llegan a sentirse menos que los dems y muestran
una actitud de automarginacin, conformismo y desesperanza.
Actualmente hay jvenes varones que buscan salidas a la situacin
desarrollando experiencias de auto empleo sea este de manera
individual o colectiva.
a.- Reacciones a la Mala
Los jvenes que viven en la condicin evaluada, reaccionan algunas
veces con sentimientos de rebelda, otras con impotencia,
inmovilidad y frustracin que las canalizan con violencia cotidiana,
con anomia social, y en otras ocasiones tienden a organizarse y
actuar por el bien comn, es a partir de este ltimo actuar desde
donde se postula la creacin del protagonismo social, convirtiendo los
sentimientos provocados por la coyuntura de exclusin en una
propuesta de actora social. Los jvenes no slo se agrupan, sino que
hacen algo ante su situacin o condicin social, as como ante la
sociedad en su conjunto; los jvenes reaccionan protestando ante un
contexto que los saca o no les deja ser parte del capital cultural, de los
bienes sociales y del poder de manera plena, condicin necesaria
para estar en facultad no slo