lecturas filosofia- tercera unidad

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LECTURAS LA INTERPRETACIÓN DE LOS PRIMEROS FILOSOFOS GRIEGOS “La filosofía se expresa en griego, se ha repetido con razón después de Heidegger. Empero, se trata de saber en que lengua griega. Estamos demasiado acostumbrados a razonar en función de las normas sintácticas y semánticas fijadas arbitrariamente en una época relativamente reciente. Es evidente que la lengua de Heráclito no es la misma que la de los pensadores de la época alejandrina, que ¡a transcripción operada por Cicerón de los términos y construcciones que usaban la Academia y el Pórtico no es correcta, que el latín de los romanos no es el mismo que el de los cristianos, que el código lingüística de estos últimos no ha conservado -de la patrística latina a la disertación de una habilitación de Manuel Kant, diecisiete siglos después- el mismo orden significativo. Habría que estar muy ciegos para pensar que existe una especie de referencia absoluta a partir de la cual seria posible traducir, confrontar, organizar en filiaciones patentes u ocultas los textos de los que se designan como “grandes filósofos”. A este respecto los ejercicios de los eruditos -que descubren sin descanso nuevos parentescos- hay que ponerlos en el mismo registro que las acrobacias de los defensores de la historia secreta, filólogos y hermeneutas: en el de mitólogos que construyen un pasado en el que cada cual encontrará boy su interés y justificación.” (FRANCOIS CHATELET. Historia de la filosofía)

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LECTURAS

LECTURAS LA INTERPRETACIN DE LOS PRIMEROS FILOSOFOS GRIEGOS

La filosofa se expresa en griego, se ha repetido con razn despus de Heidegger. Empero, se trata de saber en que lengua griega. Estamos demasiado acostumbrados a razonar en funcin de las normas sintcticas y semnticas fijadas arbitrariamente en una poca relativamente reciente. Es evidente que la lengua de Herclito no es la misma que la de los pensadores de la poca alejandrina, que a transcripcin operada por Cicern de los trminos y construcciones que usaban la Academia y el Prtico no es correcta, que el latn de los romanos no es el mismo que el de los cristianos, que el cdigo lingstica de estos ltimos no ha conservado -de la patrstica latina a la disertacin de una habilitacin de Manuel Kant, diecisiete siglos despus- el mismo orden significativo. Habra que estar muy ciegos para pensar que existe una especie de referencia absoluta a partir de la cual seria posible traducir, confrontar, organizar en filiaciones patentes u ocultas los textos de los que se designan como grandes filsofos. A este respecto los ejercicios de los eruditos -que descubren sin descanso nuevos parentescos- hay que ponerlos en el mismo registro que las acrobacias de los defensores de la historia secreta, fillogos y hermeneutas: en el de mitlogos que construyen un pasado en el que cada cual encontrar boy su inters y justificacin.

(FRANCOIS CHATELET. Historia de la filosofa)

EL ORIGEN DE LA ACTIVIDAD FILOSOFICA

El hombre se dedica a esta extraa ocupacin que es filosofar cuando por haber perdido las creencias tradicionales se encuentra perdido en su vida. Esa conciencia de ser perdimiento radical, de no saber a que atenerse, es la ignorancia.

Pero esta ignorancia originaria, este no saber fundamental; es el no saber que hacer. El es quien nos fuerza a forjamos una idea de las cosas y de nosotros mismos, a averiguar que es lo que hay en realidad, a fin de poder, en vista de la figura que el universo nos presenta como siendo lo que en verdad es, proyectar con seguridad, esto es, con suficiente sentido, nuestra conducta y salir de aquella originaria ignorancia. La ignorancia teortica, el sorprenderse no sabiendo lo que las cosas son, es secundaria a la prctica que podemos llamar perplejidad, como as no saber teortico debemos dejarle el nombre de ignorancia.

(JOS ORTEGA Y GASSET: La idea de principio en Leibniz)

RUSSELL (1872 1970)

El valor de la filosofa debe ser buscado, mayormente en su misma incertidumbre. Quien no siente ninguna inclinacin por la filosofa, atraviesa la existencia como un prisionero de los prejuicios que le vienen del sentido comn, de las creencias habituales de su tiempo y de su pas y de las convicciones que se han desarrollado en l sin la cooperacin ni el consentimiento de su razn.

A tal individuo el mundo ha de parecerle preciso, finito, evidente; los objetos habituales no han de plantearle ninguna pregunta y las posibilidades no familiares sern desdeosamente apartadas de su vida. Por el contrario, apenas comenzamos a filosofar, encontramos que las cosas ms ordinarias de la vida cotidiana conducen a problemas a los que no podemos dar sino respuestas muy incompletas. La filosofa an cuando no puede decirnos con incertidumbre cual es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, puede, no obstante sugerir diversas posibilidades que amplan el horizonte de nuestros pensamientos y los liberan de la tirana de la costumbre. Aun cuando disminuya nuestra certidumbre en relacin a lo que son las cosas, aumenta muchsimo nuestro conocimiento en relacin a lo que las cosas pueden ser. Rechaza el dogmatismo arrogante de quienes no han penetrado nunca a la regin de la duda libertadora y mantiene vivaz nuestra facultad de asombro, mostrndonos las cosas familiares bajo un aspecto no familiar.

B. Russell. Los problemas de la filosofa