las piras funerarias en la historia y en el arte de mexico

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El último homenaje a los muertos fué, desde la niebla del mundo prehistórico,la encendida pira que consumía sus restos. En los principiosestos monumentos funerarios fueron solamente un simple hacinamientode maderas, pero Grecia les dió importancia al elevarlos en forma de pirámide,en cuya cúspide iba el muerto y en los costados los trofeos y lasvíctimas sacrificadas a los dioses manes.

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LAS PIRAS FUNERARIAS

EN LA HISTORIA Y EN EL ARTE DE MEXICO

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FRANCISCO D E L A MAZA

LAS PIRAS FUNERARIASEN LA" HISTORIA Y EN EL ARTE

DE MEXICO

Grabados, Litografías 1? Documentos del Siglo XVI al XIX

ANALES DEL INSTITUTO DE INVESTiGACIONES ESTETICASIMPRENTA UNIVERSITARIA

MEXICO. ] q46

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A

MANUEL TO{'SSAINT.

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Máquina funeral, que de esta vidanos dices la mudanza, estando queda,Pira. no de aromática arboledasí a más gloriosa fénix construída ...

GÓNGORA. (A la pira de la reinaMargarita de Austria.)

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INTRODUCCION

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LOS ~10~UMENTOS FUNERARIOS.

El último homenaje a los muertos fué, desde la niebla del mundo pre­histórico, la encendida pira que consumía sus restos. En los principiosestos monumentos funerarios fueron solamente un simple hacinamientode maderas, pero Grecia les dió importancia al elevarlos en forma de pirá­mide, en cuya cúspide iba el muerto y en los costados los trofeos y lasvíctimas sacrificadas a los dioses manes.

Cuenta Homero que al morir Patroclo ante los muros de Troya,Aquiles ordenó que la pira fuese "de cien pies cuadrados", degollandoante ella "multitud de ovejas rollizas y bueyes de pies flexibles y cubrien­do todo el cadáver con la grasa de las víctimas, echó alrededor los pedazosde carne desollada, e inclinándose el divino Aquiles sobre el lecho fúne­bre, depositó en él ánforas con miel y aceite". La pira ardió toda la no­che, mientras el hijo de Tetis "escanciaba de una crátera de oro el vinoa copas llenas".

Para el cadáver de Héctor se acarrearon maderas durante nueve dias,y "cuando apareció Eos por décima vez alumbrando a los mortales, de­positaron, vertiendo lágrimas. al bello Héctor en lo alto de la pira y leprendieron fuego; y cuando una vez reapareció Eos, la de sonrosados de­dos, se reunió tocio el pueblo en torno de la pira. y reunidos, apagaron convino negro la fuerza desatada del fuego".

Cada día fueron adquiriendo mayor importancia los túmulos funera­rios, de tal manera que Platón creyó necesario reglamentar, en La Re­pública, su erección, recomendado sencillez y buen gusto, así como quesolamente diez obreros se ocupasen ele elevarlos. Corno ya entonces lle­vaban epitafios y versos, Platón los redujo a pocas líneas, como previen­do el abuso a que llegarian en la decadencia helenística.

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* * *En Roma obtuvieron las piras solemnidad mayor. Se cubrieron de

telas y se rodearon de hachones y objetos de arte, y si Virgilio y otrospoetas nos describen piras campestres, llenas de la severidad de los tiem­pos homéricos, como las de Miseno y Polidoro en el canto sexto de LaEneida, no es más que por la imitación que hacían del príncipe de los poetasgriegos y por el romántico bucolismo de moda en tiempos de Augusto.

y una nueva y emotiva ceremonia añadieron los romanos en sus fune­rales, la de soltar un águila real, que estaba atada a los pies del muerto,en el momento en que comenzaba a arder la pira. Esto fué la "apoteosis",o sea el símbolo del espíritu que se escapaba al empíreo mientras el cuerpose volvía cenizas.

* * *La Iglesia Cristiana, como tantas otras costumbres y ceremonias to­

madas y transformadas del paganismo grecorromano, adoptó las piras pararendir el último homenaje a sus muertos, pero como prohibió la crema­ción, los túmulos. hechos ya un puro recuerdo simbólico, se desbaratabanal enterrarse los despojos.

Con el tiempo la Iglesia convirtió en monumentos magníficos las an­tiguas piras, y a fines de la Edad Media y durante el Renacimiento, sehizo costumbre que los mejores artistas elevaran las grandiosas piras re­gias, papales ry cardenalicias, convirtiéndolas en verdaderas obras dearquitectura, hasta que el Barroco las imaginó como muebles monumenta­les, juguetes arquitectónicos increíbles que gritaban, más que recordaban.no tanto la memoria elel difunto. sino su segura gloria en este y en el otromundo.

* * *En España. fueron también, casi siempre. a partir del Renacimiento,

los más famosos arquitectos. escultores o pintores, quienes construyeronlas piras, por cierto en aguerridas competencias por medio de las cualesera escogida la obra de más feliz inspiración.

Espléndidas debieron ser las que hizo Velázquez para las infantas rea­les, o la que elevó el Greco en Toledo. de piedra. para la reina Margaritade .Austria. La inmensa fama de José de Churriguera nació con una pira.

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la de la reina María Luisa, prímera esposa de Carlos Ll, que ganó en Ma­drid en el concurso de marzo de 1689. "Los trabajos de Churriguera -di­ce Otto Schubcrt- habían pasado casi inadvertidos hasta entonces enSalamanca, pero después del triunfo alcanzado en Madrid, su nombre seabrió paso hasta las comarcas más alejadas." 1

Los mejores poetas se inspiraban con y para los túmulos funerarios.Cervantes se entusiasmó tanto con el que Juan de Oviedo erigió a FelipeJr en Madrid, que compuso aquel soneto "¡ Vive Dios que me espantaesta grandeza I", y Góngora dedicó también varios sonetos al túmulo dela reina Margarita y 11110 al de Felipe III, asi como el humanista frayHortensio Félix Paravicino hizo otro biográfico en el de Greco. 2

* * *Son varios los nombres que se han dado a las piras funerarias, como

túmulo. catafalco, máquina o aparato funeral, lecho fúnebre, tumha ycenotafio, palabra, esta última, que pasó a significar el sepulcro permanen­te. aunque vacío, que desea recordar un cadáver que no exíste o que des­cansa en otra parte, como en el caso de Shakespeare en la abadía deWestminster o en el de Dante en la iglesia de Santa Croce, de Florencia.

LAS PIRAS EN MEXICO. ESTILOS. FACTURA.

Las piras funerarias mexicanas fueron, en general, un trasunto delas españolas, inspiradas en los grabados e impresos que llegaban de laMetrópoli, aunque a veces se hicieron muy distintas y originales, comoen el túmulo de Carlos V, que "íué diferente de las trazas que en Españay otras partes se hicieron, y procuróse en esto y en otras muchas cosas no

concurrir con los otros túmulos ... " En ocasiones se copiaban piras ita­lianas o francesas, en la época del barroquismo, pero con los profesoresacadémicos volvieron a ser siempre de inspiración personal.

l l isioria del Barroco en nSl'rHla, Madrid, FJ24. En la página 205 se reproducela pira de Churrigucra,

2 LUIS de Góngora. Obras poéticas, Michaud. Par ís. sonetos XCVI!. XCVIII.

CLXXVIII y cxxx.-Manuel B. Cossío, El Greco, cap. r.

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* * *Los estilos arquitectónicos de las piras varían según los tiempos. En

el siglo XVI y principios del XVII fueron de estilo renacentista, consecuen­tes con las catedrales e iglesias que las cobijaban, usando los órdenes clá­sicos y mesura en los ornatos. Después las columnas salomónicas y el au­mento y complicación de estatuas, adornos e inscripciones, dieron la notabarroca en el siglo XVII y parte del XVIII, sí que también la del mal gusto,como en España o en Italia, y a mediados del mismo siglo XVIII se llegóa tal exageración que las llamaron, junto con la arquitectura toda, "decapricho", como se explica más adelante en la pira poblana del obispoAlvarez de Abreu,

Con la creación de la Academia de San Carlos en 1785 volvieron laspiras a la sencillez neoclásica renacentista, que se conserva durante todoel siglo XIX.

En toda América fueron monumentales y suntuosas, exagerando, conmenoscabo de la calidad, las que eran construidas en Europa, como puedeapreciarse en algunas ele las mexicanas que publico o en las que reproducedon Diego Angula en su obra Planos de América y Filipinas. 1

* * *Eran las piras de madera, pintadas de aceite, imitando mármoles.

jaspes o canteras; las estatuas copiaban también mármoles o bronces, eiban algunas veces policromadas, estofadas o vestidas. Se notará en lasdescripciones de las piras mexicanas que se habla de mármoles "de Cuen­ca" o "de Granada" G "de Italia", que no conocían los artistas mexicanos,pero no es sino copia servil, muchas veces, de las descripciones de las pirasespañolas.

Se cubrían con magníficas telas y alfombras, y se adornaban con can­delabros, incensarios y macetones de verdad, así como con centenares develas de la mejor cera. En la pira del obispo José Francisco Figueroa,de 1766, en Guatemala, el material fué "costoso cedro" y los balaustres "defino metal" ; en la de la reina Bárbara de Braganza, en Valladolid, el cetro" la corona de la urna fueron "de plata maciza", y en la de fray AntonioBremond, en la iglesia de Santo Domingo de México, "hacían en lascuatro esquinas majestuosa escolta cuatro cíclopes de plata de martillo,

Tomo 1II, láminas 226, 227 y 2óQ,

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pues tales eran los cuatro blandones, singularisima alhaja de esta sacristia,que, excediendo la altura de dos varas y media, incluyen en su preciosidadel valor de 20,000 pesos". 1

.:\adie mejor que un hombre de la época para describirnos la cons­trucción de una pira. El doctor Sariñana, orador y escritor del siglo XVII,

lo hace, lleno de interés, en la obra que publicó con motivo de las exequiasde Felipe IV. "Se ocuparon continuamente ~dice- ciento cincuentapersonas de diferentes artes, todos singularmente peritos en la que pro­fesaban, entendiendo toda clase de artífices en la parte que le tocaba,para que se consiguiese, entera y cabal, la perfección del todo. Aquéllos,a las vueltas del torno, pulían los balaustres y hacheros con que se habíande coronar los planos de los cuerpos; éstos, imitando a la naturaleza,traducían con el pincel a las columnas la manchada variedad de los jaspesy a sus basas y capiteles lo sólido de los bronces; aquél, moviendo dies­tramente el escoplo, formaba de lo tosco y bruto de un leño, lo perfecto yvivo de una estatua; este otro, ya formada, se empleaba en vestirla, pro­porcionando el traje a la representación; unos libraban toda la atenciónen el dibujo de los lienzos, otros en el coloriclo y relevado. tanto másdifícil cuanto tuvo menos de libertad el pincel en la variedad de los colo­res que para lo propio y lo funesto se determinó, que fuesen todos- loslienzos de color de bronce, porque así pareciesen láminas engastadas enlas canteras del zócalo, permitiendo solamente lo más claro o más oscuropara Jos relieves y sombras; otros se ocupaban en escribir los motes y le­tras, moviendo con diestro pulso la trincheta para los delgados y gruesosele los caracteres ... " y añade esta interesante y significativa frase: "to­do era una confusión ordenada .. , " 2

* * *Cuando las piras eran excelentes se conservaban para varias ocasiones.

corno se verá después en la que hizo Tolsá para el arzobispo Lizana, o enél caso del poeta José Manuel Sartorio, en 1~29, en la iglesia de la SantaVeracruz. en el cual "se consiguió la muy preciosa y alabada pira de losciudadanos socios de San Pablo, cuya arquitectura no se describe ]Jorquees muy conocida en esta ciudad",

1 En los impresos funerales ele lus citados personajes.2 Llanto del Occidente . . . s foJ. 18.

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* * *Constaban casi siempre de tres cuerpos. El primero, el "zócalo". lle­

vaba pinturas, esculturas, incensarios e inscripciones, así como escale­ras y balaustres. El segundo contenía el féretro o urna que llevaba o re­cordaba al difunto, también con estatuas, pinturas e inscripciones, y eltercero remataba en forma piramidal con escudos o símbolos funerariosy. en ocasiones, con una estatua o busto en la cúspide. Las velas, por cien­tos y aun millares, se repartían por todo el monumento, recordando, alencenderse, el fuego que consumía las antiguas piras clásicas.

Se colocaban frente al presbiterio, bajo la cúpula, y duraban variosdias expuestas para la curiosidad y admiración del pueblo. Alrededor sedesarrollaban las ceremonias litúrgicas que usa la iglesia católica en sushonras fúnebres, y en ocasiones. como en las exequias de Felipe II, lamisa se celebró en la misma pira. en lo alto del segundo cuerpo. "que fuésingular traza y de grande majestad y gusto para el pueblo, que gozó elaparato del túmulo, y en él, de la celebración de la misa ... "

Es innecesario decir que para todas las exequias se elevaban piras~salvo el caso de funerales de monjas cuyos Estatutos las prohibían­más o menos ricas, según el difunto, y aun para casos como aquel de laiglesia de San Lorenzo ele México. en 1731, para enterrar el corazón delarzobispo de Maníla don Carlos Berrnúdez de Castro, o para entierros deojos. manos y entrañas, que regalaban los obispos, según pintoresca cos­tumbre, a los conventos que habían favorecido en vida.

Yo me ocupo aquí, solamente. ele las piras de las cuales se hicierongrabados o litografías y de aquellas que, por haber sido hechas por ar­tistas famosos, merecen recordarse. Copio íntegras algunas descripcionesarquitectónicas, ya sea por la extraordinaria rareza de los impresos quelas contienen. o por ser atinadas e insustituibles, o por representar losestilos literarios que. ele acuerdo con ellas, se usaban en el momentoen que eran construidas,

* *El uso y abuso de letreros. versos y pinturas alegóricas fué una

costumbre muy mexicana hasta fines del virreinato. Así lo reconocieronlos doctores el el claustro universitario cuando. en 1763. celebraron en la

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capilla de la Universidad los funerales elel jesuita Francisco Javier Laz­cano. Según el folleto publicado ese año recordando la ceremonia, la piraera de tres cuerpos, con dos grandes epitafios y diez "geroglíficos", que"bajo la alegoría de la luz, eran imágenes de las virtudes y prendas deldifunto". En cuanto a los jeroglíficos, "se atenelió al gusto del país, queen las honras de mayor solemnidad había querido geroglíficos y no imá­genes solas de las acciones del difunto. y pareció debido dar este gustoconsiderándolo bueno y de muy antiguo establecimiento... los mexica­nos siempre han gustado de los gerogliiícos. porque los naturales, antesde sujetarse a la dominación de España. escribían por notas simbólicas .....

En 1767, en los funerales de la reina Isabel Faruesio, hay un párrafointeresante, que es a modo de transición entre las ideas antiguas y las nue­vas, en el que se defienden las inscripciones y alegorías, pero se las re­duce. "En las poesías y elogios que a proporción se repartieron, deter­minamos, sin olvidar el genio de nuestra nación, acomodarnos al gustode los mejores críticos; los que pretenden, que por una servil imitación elelos extranjeros no se adornen los túmulos en semejantes ocasiones conpoesías o empresas algunas, no advierten que no habiendo en esto regiaestablecida, es el gusto de la nación el juez .Y el árbitro" .. " y se añade

"por otra parte, cargar demasiadamenre las piras ele versos y de enigmas,es arrebatar a ellas toda la atención de quienes las miran y quitar el lugara Jos primores del pincel y de la arquitectura. y perder, tal vez, con lamuchedumbre ele los versos, aquella seria mag-nificencia que demanela untúmulo ....,

En las exequias ele Carlos III. en Guadalajara. 1789, se dice que"los ojos, acostumbrados de mucho tiempo a esta parte a ver estas má­quinas de pavor y de llanto, cargadas de poesías ele tilla y otra lengua ... ",se desilusionaron al ver la sencillez de la pira. y más "que a caela paso seven en esta ciuclad colgados de las paredes, más o 111el]( .s cubiertos de humoy polvo, según sus antigüedades. bellos fragmentos ele estas composiciones,muy usadas en estos reinos .. "" El epitafio que se pensó poner en dichaocasión. a pesar de que debía ser tan sólo de cuatro líneas. "según queríaPlatón". resultó de treinta y tres.

En el mismo afio, y en los funerales del rmsmo rey. en Puebla, lapira "logró reunir. a la sencillez ele su orden. cierto aire majestuoso, quesi degeneró hacia algún extremo, fué solamente al ele la seriedad. con loque perdió mucha parte del jugo y ele las sales con que se saborea el pala­dar siempre estragado del público. " ...

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Por último, en 1820, en las exequias que los tapatios hicieron a la reinaIsabel ele Braganza, si se logró que los epitafios no excedieran ele cuatrolineas, de acuerdo, por fin, con la sencilla elegancia de la espléndida pira.

Todo esto tenía su interés de propaganda. ..El innumerable puebloque concurría a ver aquella fábrica -se lee en las exequias de Amalia deSajonia- elió señales de las altas ideas que acerca ele su difunta reina sele habían inspirado, observando y leyendo las noticias que se le presenta­ban. Unos formaban dibujos ele aquel objeto fúnebre,otros copiaban laspoesías, y los más aplaudían o censuraban la obra ... ,.

* * *Nos podemos dar una excelente idea del costo de una pira porque

existe en el Archivo General de la N ación el expediente completo de laque se erígió en la iglesia de Santo Domingo, en 1696, a la memoria dela reina Mariana de Austria, por el Santo Oficio de la Inquisición.

En la Memoria del Gasto de la. Pira que se hizo en el Convento Realdel Se110r Santo Domingo, resulta que se gastaron en ella 1,180 pesos,según recibo que elió el autor, el arquitecto Pedro de Arriera, que dice:"Resibi del Sr. Dn. Diego de Burgos, fiscal del Santo Offissio de la Ju­quisición la cantidad que importa la memoria ariba [de arriba] con milsiento ochenta [pesos] de la manufactura de aser y harmar el tablado c1,,1tubulo [túmuJo] referido, y lo firmé en México en 11 de disiembre delaño de 1696.-Pedro ele Arrieta. (Rúbrica.)"

Estos 1,180 pesos se gastaron de la siguiente manera: a José Fer­nández se le dieron 280 pesos por "el trabajo de vestir, pintar y escribirlos epitafios del túmulo y por los costos de los encajes del dicho y galo­nes que se cortaron para guarnecerlo"; a Pedro Díaz de Godoy se le pa­garon 373 por diez arrobas y cinco libras de cera: al maestro músicoAntonio de Salazar se le dieron 100 por la asistencia ele la "capilla" ocoro ele catedral; al orador y al poeta (cuyos nombres no expresa la 111('­moria) que hicieron el sermón y los versos, se les pagaron 60: a los oficia­les que armaron el túmulo se les dió 80, y la madera costó 120: por últi­mo, los mozos recibieron 15 ele propinas y el impresor Francisco de RiveraCalderón recibió 8 por la impresión ele los papeles de convite. 1

I Archivu General de la Nnción, ramo de Inquisición, torno 1,509. Agradezco,,1 señor Hcinrich Berli:l la comunicación de este dato, así como la fotografía deltúmulo.

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LA BIBLIOGRAFIA .FUNERARIA MEXICANA.

Los impresos a que dieron lugar las exequias de personas ilustresllegan, en la época colonial, a varios centenares, desde el rarísimo TúmuloImperial de Carlos V, en 1560, hasta las Reales Exequias de la reínaIsabel de Braganza, en 1820.

Como curiosidad bibliográfica, hago notar aquí que el primero yúnico impreso colonial de la ciudad de Oaxaca fué un Scrmán fúnebre enlas honrras de la Venerable Madre Iacinta Maria Anna de S. AntonioReligiosa de el monasterio de Sancta Catliariuo de Sella de esta ciudad deOaxaca ... predicó el M. R. P. F. Scbostián de Santander . . . publicadopor doña Francisca Flores en 1720. En Guadalajara fué también un fune­ral el que dió el primer impreso, en los Elogios [únebres conque la SantaJqlcsia Catedral de Guadoiaxara ha celebrado la buena memoria de suPrelado el Ilmo. y Reuma. Sr. Fr. Antonio Alcalde ... MDCCXCIII, asícomo en la ciuelad de Quito. que inicia S\l imprenta el año de 1760 conla Oración Fúnebre de su obispo Juan Nieto Polo del Aguila. En cambioen Lima, la única ciudad de América que, después de México, tuvo im­prenta elesde el siglo XVI, es hasta 1613 cuanelo aparece el primer impresode su exigua bibliografía funeraria, costeado por un virrey que lo habíasielo de México, El libro es la Relación de las Exequias que el Exmo, Sr.D. Juan de NIendosa y Luna, Marqués de Montcsclaros, uirrei del Peru,hizo en la muerte de la reina doña Margarita . . . En Lima. Por Pedro deMcrchán JI Calderón. Este primer túmulo peruano fué obra ele Juan Mar­tínez Arrona, el magnífico escultor de la sillería del coro y de la cajoneríade la catedral de Lima. En Popayán, ele los cinco únicos impresos colo­niales que hubo, dos son exequiales, uno para el cura Morcillo y otro para lareina Isabel de Braganza.

* * *Los títulos mismos ele los libros ele exequias nos inelican la época en

que fueron escritos. Es muy natural que en 1560 el impreso que describelas honras de Carlos V se llame únicamente Túinul« Imperial de la GnrnCiudad de México. pues es el tiempo del arte renacentista; ya para FelipeJI. en 1600. el libro es la Relación Historiada de las Exequias Funerales

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de la Magcstad del Re.v Don Philippo [[ ... y en 1666, tiempos de plenobarroquismo, el doctor Sariñana lanza su Llanto del Occidente en el ocasodel mas claro S al de las Españas . ", para describir las honras de FelipeIV. y la Inquisición imprime sin recato su Honorario Túmulo, PonipaExequial y Imperial Mausoleo, que mas fina Artemisa la Fe Romanapor su Sacrosanto Tribunal de Nueua Espolia erigió y celebra, llorostiEqeria, a su Cath olico Nutna y amante Rey Pliilipo Quario el Grande . . .

En el siglo XVIII continúa y se acrecienta el barroquismo de lostítulos. Desde 1701 tenemos ya El Sol eclypsado 1lI1tl'S de llegar al Zenid,

Real Pyra que encendió a la apagada luz del Re~v N. S. D. Carlos JI ...y un Llanto de las estrellas al ocaso del Sol anochecido en el oriente . . "en 1725, para los funerales de Luis 1; en 1747 El Rey de las Luces yla Luz de los Reyes encendida sobre el candelero de la [úncbrc Pyra para

aclarar desenqañas a los Soberanos, Pliilipo V el Animoso . . . y para ha­blar ele las honras de la reina Bárbara de Braganza se necesitó titularlasTristes _/Iyes de la Aguila Mexicana ...

A fines del siglo XVIII y principios del XIX, con la implantación delneoclásico, los títulos apenas son Reales Exequias ... , Honras fúne­bres ... , Sermón funeral . . . , y a mediados del siglo se usó mucho de laexpresión Corona Fúnebre.

A primera vista la bibliografía funeraria produce un tedio inconte­nible y una especie de seguridad de que esos lihros no sirven para nada.Sin embargo, tienen interés para la Historia y el Arte. Para el historia­dor encierran biografías con gran cantidad de datos desconocidos y algu­

nas veces sólo conocemos a un personaje por su sermón necrológico. Claro

está que hay 4ue ser cautos, pues muchas veces son una serie indigesta eleelogios inmerecidos o falsos. Hablar, por ejemplo. de las "virtudes" ele un

Carlos 11, de un Carlos IV o de una María Luisa de Parma, es decir yasu absoluta inutilidad. Y hubo predicador, el jesuita José de Porras. que

se atrevió a decir en el púlpito. durante las honras del encomendero 'deZacatlán, Andrés de Carvajal y Tapia. en 1677, individuo que sólo sedistinguió por las fuertes sumas que (lió a la Iglesia, que "hablaba sobreseguro de que no padecería penas quien con tantas limosnas tenía satis­

facción a sus culpas".

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En cambio, para personas mexicanas o residentes en México, lossermones funerales son muchas veces insustituibles, como en el caso de donJosé de la Borda, cuya Fúnebre Parcntacurn; de Jiménez y Frías, es la me­jor guía biográfica del ilustre minero.

Para el historiador de costumbres y para el Iolklorista tienen la im­portancia de las detalladas descripciones de ceremonias, fiestas, trajes, ca­rruajes, procesiones y protocolos. Para el historiador de las artes plás­ticas llevan los nombres de los mejores artistas de cada época, arquitectos,pintores, escultores y orfebres, que hacían las piras, así como de los gra­badores que las dibujaban. Tienen interés. también, para la historia de lapoesía y de la oratoria, ya que eran llamados para los versos, epitafios ysermones, los mejores poetas y oradores del momento, y aun para la his­toria de la música, pues aparecen muchas veces los nombres de los músicosque tocaban o componían las oisprros y las misas de requieni de los fune­rales.

* * *Un impreso de exequias consta. en general, de la descripción de los

últimos momentos y muerte del personaje y 1111 breve relato de su viday buenas obras; las ceremonias del translado a la iglesia; descripción de­tallada de la pira y los sermones latino y castellano que se pronunciaban.A veces llevan grabados de las pinturas que adornaban la pira y unagran lámina. doblada, reproduciendo todo el monumento. Estas láminashan sido arrancadas de sus lugares. con deplorable frecuencia, por lo queahora es muy difícil encontrarlas. Don José Toribio Medina dice haberconocido diecinueve grabados de piras en la época colonial. a los cualesañado algunos que no le fué posible localizar al ilustre chileno.

* * *.\1 leer estos libros se nota que eran escritos para ser conocidos fuera,

en España sobre todo. pues describen con minucia no sólo las piras y ce­remonias. sino los templos donde se erigían. Se pretendía impresionar ala corte española y demostrarle que las colonias eran fieles y seguían lospasos de la vigilante Madre Patria. "F'réciase la Nueva España de sertan émula de la Antigua en el amor y reverencia para con sus Príncipes-se dice en unas H onros [únebrcs-»- que como aunque tan cortés con sus

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mayores, le confiesa en todo de buena gana la ventaja, pero en esto aúnno le sufre la competencia ... "

y hubo casos en que los autores ganaban una canonjía o una mitra,si eran sacerdotes, o ascensos en sus puestos si eran laicos, ayudados porestas patrióticas y entusiastas descripciones, aparentemente rendidas yamorosas hacia los lejanos reyes o sus delegados en América.

LAS CEREMONIAS FUNEBRES.

Cuando llegaba la noticia de la muerte de una persona real a la NuevaEspaña, lo primero que se hacía era "publicar los lutos", por medio depregonero y música, con solemnes visitas de la Audiencia al virrey, delvirrey al arzobispo, de éste a la A udiencia, etc.

Se procedía luego a la preparación ,de las honras fúnebres, de las cua­les se encargaban, casi siempre, algunos oidores, que llamaban al arqui­tecto o pintor más importante para que diseñase la pira, así como a lospoetas y doctores universitarios para los versos, inscripciones y epitafios,pidiendo a las altas autoridades eclesiásticas eligiesen al predicador de lossermones y elogios de la real carroña.

Si el ilustre personaje moría en México, se instalaba la capilla ardien­te en su casa o en los respectivos palacios si era virrey o arzobispo, trans­laclándose después a la catedral o iglesia donde debían celebrarse las exe­quras,

Como ejemplo del ceremonial en caso de muerte de un arzobispo,hago la glosa del efectuado a don Ildefonso Núñez de Raro y Peralta, quefué, a la vez, arzobispo y virrey.

Se nombraron dos "comisarios" del Ayuntamiento para que se en­cargasen de todo lo relativo a las honras. Comenzaron por dar parte al vi­rrey de la muerte del prelado; fijaron edictos llamando a los cleros secu­lar y regular y congregaciones pías, así como a la Audiencia y al corregidorde la ciudad.

A las nueve de la maña~a comenzaron las cien campanadas de vacante,una cada cinco minutos, mientras en el palacio episcopal se procedía a ves­tir el cadáver. Dos lacayos llevaron primero en grandes charolas de platala ropa interior, blanca y morada, es decir, "camisa, calzoncillos, calcetasy justillo" y "medias, calzones y chupa": después otros (105 lacayos tam­bién en fuentes de plata llevaron las vestiduras sacerdotales, así como la

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"mitra preciosisima", el anillo y el pectoral. Una vez dentro del ataúd, sepuso sobre éste, en forma de equis, el báculo como obispo y el bastón demando como virrey que había sido.

Al día siguiente se reunieron en el palacio virreinal el Virrey, la RealAudiencia, Tribunal de Cuentas, Oficiales Reales, Nobilísima Ciudad,Real y Pontificia Universidad, Real Tribunal del Consulado y Real Proto­medicato, que en solemne y vistoso conjunto fueron a dar' el pésame al Ca­bildo sede vacante reunido en el palacio del arzobispo. Allí se organizóla procesión que debía trasladar el cadáver, yendo por las calles del Semi­nario, pimera y segunda del Reloj, la Encarnación, Santo Domingo y Em­pedradillo, hasta llegar a la puerta mayor de la catedral. Estas calles te­nían el gran toldo usado en la procesión del Corpus.

"Abría paso a la procesión un destacamento de artilleros, con cua,trocañones de campaña sobre sus cureñas, que iban arrastrados por cuatro mu­las enlutadas y seguidos de cuatro caballos despalmados, con caparazonesnegros. Continuaba una compañía de granaderos del Comercio, capita­neándola a caballo, con espada en mano, el señor Coronel del Regimientode Toluca, con su Teniente Coronel y Sargento Mayor. Seguían en su or­den debido. y con sus respectivas insignias, Parcialidades, Cofradías, Or­denes Terceras, Sagradas Religiones, Cruces Parroquiales, copiosísimoClero, Congregación de San Pedro, Curia Eclesiástica, Colegio de Infan­tes, Capilla de Catedral, Capellanes de coro, Curas urbanos y algunosforáneos, cuatro pajes del Exrno. Sr. Virrey y otros tantos del Exmo,Difunto, todos con hachas de cuatro pabilos en mano y últimamente elfimo. Cabildo, con capuces de luto, entre cuyos individuos iba el cadáver.El Real y Tridentino Seminario, arrastrando beca, principiaba el numerosoCuerpo de Duelo. que continuaba el Protomedicato, Consulado, Universi­dad con borlas y capelos volteados, Nohilisima Ciudad, Caballeros, Oficia­lidad. Tribunal de Cuentas, Real Audiencia y el Exmo, Sr. Virrey. Cerra­han el acompañamiento el Regimiento Urhano de esta capital, un escuadrónde Dragones ele México. la estufa del Exmo. Sr. Virrey y la que servíaal Exmo. Sr. Difunto, enlutada con finísimo gusto, y con tal arte y primor, .(Jlle se arrebató la común admiración". 1

Rrlación de la Fúnebre Ceremonia . . . , 1802, fol. 22.

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* * *Ya en el interior de la iglesia, se procedía al ceremonial litúrgico,

que nos describe de uisu, el diarista Antonio de Robles el día 27 de abrilele 1701 en las honras de la condesa ele Orizaba en el santuario ele Gua­dalupe : "Miércoles 27, por la mañana, fueron cantando sus misas las re­ligiones en las capillas, y luego sus responsos en el túmulo, que era óvalo,y tenía quinientas luces, cinco cuerpos, sin la mesa ni urna de arriba.sobre que estaban las armas reales, corona, cetro, espada y un lábaro quedijeron sirvió en el entierro de Felipe IV. A las nueve, habiendo venidoel virrey, audiencia, tribunales, religiones, ciudad y gran concurso, secomenzó la misa, que cantó el arzobispo, siendo diáconos los canónigos donDomingo Bayón Bandujo y don Juan Parcero, y habiéndose acabado,predicó el doctor don Rodrigo Flores, canónigo lectoral; y luego se can­taron los responsos en contorno del túmulo; el primero el deán, el segundoel maestrescuelas, el tercero el provisor, el cuarto y último el arzobispo,conforme al ceremonial romano ... "

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PI R A S

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L\S PRLMERAS PIRAS EN :\lEXICO.

Las dos primeras piras mortuorias que se elevaron en la Nueva Es­paña tienen sabrosas historias.

La una fué hecha, no para un muerto, sino para un vivo, en las hon­ras que celebró la ciudad de México por el alma, aún en su cuerpo, deHernán Cortés. La otra tuvo un origen milagroso. al revelársele a unfraile, en un rapto místico, antes de tiempo, la muerte del emperador Car­los \-.

El día 20 de marzo de 1525 los habitantes ele la recién construida ciu­dad de México oyeron pregonar los lutos. "con trompetas y atabales", porla muerte de su conquistador y fundador. El capitán Diego de Ordaz habíallegado a Cuba, de Xicalanco, con la noticia, mal averiguada, de que Cor­tés y sus compañeros habían muerto en el viaje de las Hibueras, Escribióal factor Salazar, y éste. gozoso con la nueva, no esperó a confirmarla. sinoque ordenó a los franciscanos celebrar una solemne misa ele difuntos, conuna gran pira en medio de la iglesia...y cuando el factor vió la carta -di­ce Bernal Diaz- la anduvo mostrando en México a unos y a otros, y

echó fama de que era muerto Cortés y to.los los que con él fuimos e "epuso luto, e hizo hacer un túmulo e monumento en la Iglesia:'.! ayor de:\léxico. e hizo las honras por Cortés." 1

El conquistador. que gozaba de salud excelente y se preparaba enesos días a venir a México, lloró de rabia cuando supo lo de sus prema­turas honras fúnebres, y más cuando aquel adulador ele los Oficiales Rea­les, cuyo nombre calla Bernal Diaz. vió en el patio de Tlaltelolco "quese ardían en vivas llamas el alma de Cortés y de doña Marina e la delCapitán Sandoval e que de espanto dello estaba l1lUY malo". i ="Ji siquiera

Historia Verdadero de la Conquista de la Nuera España, cap. CLXXX.

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--·_.c

habían servido las misas, honras fúnebres y el túmulo, para salvar su almadel infierno!

* * *Nos cuenta el cronista Larrea que fray Jacobo Daciano, el ilustre

evangelizador de Michoacán, "siendo guardián del convento de Tarécuaro,una noche, en un gran rapto que tuvo. le reveló Nuestro Señor la muertedel emperador Carlos V. Luego por la mañana puso un túmulo tal, cuallo permitía la grandeza del difunto en la corta esfera de aquella iglesia yle celebró misa de cuerpo presente, con la solemnidad mayor que se vióen aquellos principios. Los religiosos, admirados, le preguntaron la causay dijo que en aquella hora era muerto el emperador. lo cual se confirmódespués de algunos meses que llegó la flota y hallaron que había muertoa la hora que hahia dicho el santo Jacobo Daciano". "

Podemos aceptar el fondo histórico de la leyenda como una ceremoniay una pira funerarias que se hicieron célebres en aquellos tiempos porhaber sido anteriores a las exequias que la ciudad de México celebróa Carlos V, y cuya fama llegó, aún fresca, hasta 1629, en que iué reco­gida por Larrea en su Crónica.

* * *Con seguridad que las primeras personas importantes muertas en

México, como los obispos Zumárraga, Garcés y Quiroga y los primerosoidores, tuvieron piras en sus funerales. así como los conquistadores y

primeros pobladores importantes, pero nada nos dicen las crónicas decómo fueron estos monumentos funerarios.

2 Cránica de la Orden de N .."'·cráficn P. S. Francisco, México, 1882, tomo II,

pág. L~~5.

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EL TUMULO IMPERIAL DE Ci\RLOS V. ~IEXICO, 1559.

La pira mas solemne del siglo XVI fué la de Carlos V, elevada en lacapilla de San José de los Naturales. del atrio del convento de San Fran­cisco. No se puso en la catedral por ser ésta "pequeña y baxa y no habialugar donde el Túmulo Imperial, en aquella altura y grandeza que conve­nía, se plantase".

Para la obra "mandó el virrey a Clauelio de Arziniega, architecto ex­celente, Maestro Mayor ele las obras de i\léxico. que trazase y ordenaseel Túmulo. y hecho el modelo ele él se lo trajese para que por él se vieselo que se había de hacer".

Tareló Claudio de Arziniega tres meses en hacer la pira, mandándosepintar, mientras tanto, los escudos y alegurías, así como "otras muchashistorias y figmas", a los pintores indios "ele toela la comarca ele México",obras que resultaron "en extremo muy avisadas y pintadas muy bien a]natural" .

* * *El túmulo tuvo planta de cruz griega. con una capilla central a la

que se subía por una escalera de nueve gradas. Fué de elos cuerpos, sos­tenido el primero por doce columnas y el segundo por cuatro, En el pri­mero. en la capilla central. iba la urna. cubierta de un paño con el escuelaimperial bordado. y sobre un cojín. la corona; a los lados banderas, y enel derecho un casco coronaelo.

En el segundo cuerpo. que era como un templete, con techo a dosaguas. iba una inmensa águila bicéfala. con "la cabeza, alas y pies do­rados".

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* * *El grabado en madera que reproduce el primer cuerpo (los folios

donde debía ir el grabado del segundo están perdidos en los dos únicosejemplares que se conocen) nos da magnífica idea de las proporciones ymajestad del túmulo, a pesar de que no aparecen en él las pinturas. esta­tuas, banderas y letreros que llevó en gran número, como se verá en ladescripción.

Con un dibujo ingenuo y esquemático de esta pira termina el CódiceTlaltelolco, en el que pueden verse sus dos cuerpos; en el primero unenorme esqueleto arquero, recordando las estatuas de la muerte, sobretodo aquella "de tanta grandeza que de abajo podía muy bien verse" yque debió impresionar mucho a los indígenas; en el segundo, techado ados aguas, el águila imperial. Lleva además, para que no quepa lugara duela, un letrero en náhuatl con las palabras castellanas "Carlos" y..San Francisco". 1

Por el grabado. el dibujo y la descripción. se pudo reconstruir estapira en esquema completo, publicado en el volumen VI de 1g/esias de JIé­.rico.

* * *La descripción de la pira rué hecha por el humanista don Francisco

Cervantes de Salazar, sin duda aconsejarlo en los términos técnicos porArciniega, en el libro Tú 111 ulo 1111 perial de la Gran Ciudad de JiIéxico, ecli­tado por Antonio de b~spinosa en 1560. 2 La reproduzco con ortografía mo­derna, para mayor facilidad de su lectura:

Era este túmulo a manera de crucero, conforme a estademostración de esta planta. 3 Tenia cuatro capillas colate­rales que abrazaban la capilla mayor, donde estaba la tum­ba de Su Majestad. todas fundadas sobre doce columnas

1 Es un error del señor Robert H. Barlow el afirmar que esta pira fué dedon Luis de Ve1asco, que no podría llevar águilas imperiales, y C~IYOS funerales fue­ron en Santo Domingo y no en San Francisco. En "Estudio del Códice Tlaltelolco",al fin riel lihro El Primer Colegio de América, del padre R. Steck,

2 Edición facsimilar de j nstino Fernández y Edmundo O'Gorrnan, con prólogode Federico Gómez de Orozco. Alcancía, México. MCMXXXIX.

3 Lámina 2.

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de orden dórica. Tenía la capilla mayor veinticuatro pies encuadro. y por cada una cle las cuatro capillas subían esca­leras con catorce gracias a la capilla mayor donde estaba latumba. Y no se les dio a estas capillas más salida de la queera menester para las gradas, cuma más claramente se mues­tra en esta planta, porque en la montea no se puede entendertan enteramente, por causa que son muchos cuerpos. y porestar los unos delante de los otros, la perspectiva no clalugar.

La montea del túmulo en el cuerpo primero llevabadoce columnas, como por ella [la planta] mejor se enten­derá. de orden dórica, con sus pedestales, basas. capitelesy arquitraves, frisos y cornisas. Todos los miembros quellevaba este cuerpo eran de género dórico, porque conve­nia asi para la grandeza del túmulo de tan gran señor. ypor ser este género robusto y fuerte.

Las columnas A. B. C. D. E. F. G. H .. como en laplanta está señalado, tenían sus pedestales cada uno de al­tura ocho pies. con su 'basa y capitel, dado a cada moldurade éstas lo que le convenía, conforme a su género, quedandopara la pintura del pedestal su pruporción, que era la quetenía su cuadrado por su línea diagonal, dentro ele los cua­les, como diré en su lugar, estaban las figuras y letras tluedespués se pusieron.

Tenía cada columna ele alto, con la basa y capitel, sinel pedestal. veinticuatro pies, repartidos en esta manera:la basa tenía de alto la mitad del grueso de la columna por laparte de abajo, y el capitel otro tanto, y el tronco dela columna veintiún pies, de manera que estas primeras co­lumnas tenian veinticuatro pies, y ocho los pedestales. quevenían a tener estas capillas y cuerpo primero. treinta ydos pies de alto, hasta llegar a los arquitraves : tenía cadacolumna de diámetro tres pies. de manera que venían' a serde ocho gruesos, caela columna con basa y capitel, y paradórica venía a ser más estirada un grueso de lo que re­quiere, y esto se hizo consideradamente, porque como lascolumnas de esta primera orden y cuerpo primero eranmuchas y estaban cerca de la vista, no se ocupasen las unasa las otras.

Las salidas de las basas y capiteles de estas columnaseran la cuarta parte de lo grueso cle ellas. y asimismo lasmolduras que guarnecían los pedestales eran dóricos, conaquellas salidas y razón que el arte lo requiere.

Fueron las dichas columnas disminuidas y estriadas, loque su género demanda. de manera que daban muy gran serél la obra. Las cuatro columnas 1. K. L. :\1 .. que estaban

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en la capilla de en medio, no daban muestra de los pedes­tales, porque la cama del túmulo les hacía, a todas cuatro,un pedestal, donde cargaban las basas el peso de las otrasocho de afuera, y por esta razón venían a ser todas las co­lumnas iguales, lo cual todo guardó bien el arquitecto ytuvo gran consideración y aviso en todo, porque si las unasvinieran más altas que las otras, habían de ser necesaria­mente unas más gruesas que otras, y causaran despropor­ción, y haber esta variedad en un mismo cuerpo es cosareprobada en buena arquitectura.

Con esto se da la razón de este primer cuerpo, hastalos capiteles de las columnas dichas, sobre las cuales veníael arquitrave, friso y cornisa, que guarnecía toda la obrapor arriba, lo cual tenía todo cinco pies y medio de alto, yde grueso lo que tenía la columna por la parte de arribaen el cual grueso iban labrados unos florones. Y la cornisatenia de alto un pie y tres cuartos de pie, y lo restante alfriso, el cual, aunque llevaba su alto, no llevaba en los tri­glifos y metopas que se suelen poner, sino muchos despojosde guerra y trofeos de la muerte, muy bien labrados, y nomenos agradables a los ojos que los miraban.

Sobre la cornisa de este primer cuerpo venía un fron­tispicio por remate de cada capilla colateral, que tenia delargo cada frontispicio, lo que tenía la capilla de ancho de co­lumna a columna, dándole la altura conforme a su razón.y este remate de frontispicio también lo hacía en los ladosde las capillas, donde se juntaban para remates de ellasdos medios frontispicios de esta manera: de la columna Ahasta la columna 1. medio. De la columna 1. hasta la colum­na H. otro medio, que hacía un frontispicio entero, y deesta manera quedaban las capillas por los lados con susremates, ni más ni menos que por delante.

Tenían los cuatro frontispicios delanteros, en las pun­tas de ellos, sus acróteras muy bien labradas, conforme a surazón, encima de las cuales y de cada una de ellas estabanpuestas cuatro muertes de bulto, muy al natural, que teníacada una de alto ocho pies, y cada una de ellas tenía las in-signias de la muerte, diferentes las unas de las otras, las cua­les no se ponen en la montea porque no ofusquen a lasarmas imperiales que estaban dentro. Y a los lados de estosfrontispicios, sobre las ocho columnas que tenían pedestales,venían por remate de ellas unos obeliscos a manera de agujaspiramidales, que tenía cada una de alto treinta pies, las cua­les parecían muy bien, y con estos obeliscos y frontispicioshacían fin y remate por de fuera las cuatro capillas colate­rales, y por de dentro de ellas pasaba el mismo ornato de

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arquitrave, friso y cornisa en cuadro. Como por de fuera ysobre la cornisa se cerraban esas ... " (Aqui se inter rum­pen los dos únicos impresos conocidos de este libro rarísimo,faltanelo los folios 5 y 6.)

Agraciaban, como dije, por extremo el túmulo los obe­liscos y agujas piramidales, y porque los espacios bajos deella, cubiertos en los lados, que podían ser vistos ele las figurasy letras que se pusieron detenían los ojos de los que miraban,bien prosiguiendo lo que demás había reparar en cuatro muer­tes ele bulto, cada una con diversa postura, que estaban so­bre ciertos remates a manera ele basas que hacían los frontispi­cios, que no menos ocupaban y detenían a los que miraban.y aunque hasta lo póstero elel túmulo había otras figuras delas cuales diré luego, porque trate de estas cuatro muertes.Es de saber, que con gran aviso, en el remate ele toelo 'eltúmulo se puso otra muerte también de bulto, de tanta gran­deza, que de abajo podia muy bien verse; poníase una coro­na imperial en la cabeza, dando a entender que es poelerosasobre todos los príncipes y monarcas. y con ella se remata yacaba todo lo que hay en el mundo.

Las cuatro capillas colaterales tenían la cobertura arte­sonada ele unos florones y trofeos ele la muerte, muy bien la­brados, y las columnas eran negras, que imitaban cuanto lapintura pucia alcanzar a piedra de aquella color.

Sobre este primer cuerpo venía otro en manera de ca­pilla, disminuyendo del primero, acompañábanle las agujaspiramidales, que subían hasta igualar con el arquitrave,friso y cornisa del segundo cuerpo, con la majestad y gran­deza que ya se dijo en la descripción de este túmulo, y contal artificio esculpidas, que daban muy bien a entender serinsignias ele tan alto príncipe, y con estar en alto y apartaelode la vista, era lo que mejor se veía y más adornaba el tú­mulo; tenía el águila cabezas, alas y pies doraelos, y toelo lodemás del cuerpo elel color de las águilas reales.

Estaba cubierto el túmulo a dos aguas, y la cubierta, queera muy grande y muy espaciosa, como la altura del túmulolo pedía, se sustentaba sobre altas columnas, que como dijehacía siete naves respondientes a las de las capillas de SanJoseph . " Cubrióse la capilla y todo lo demás elel patio,que llegaba hasta la elanza de arcos, ele paños negros, ysobre ellos por su concierto y por trechos se pusieron mu­chos escudos imperiales y reales, insertas diversas figurasde muertes, de manera que el que miraba el túmulo, espe­cialmente cuando la cera se encendió y daba vuelta con losojos al ornato de las pareeles, levantándolos a la coberturaele! túmulo, volvía sobre sí por olvidaelo que estuviese de la

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muerte, ofreciéndosele, a cualquiera parte que volviese elrostro, la necesidad del morir y el poder grande de la muerteque a monarca tan invencible venció.

Las pinturas que adornaban la pira fueron:

Una diosa quitando una guirnalda a Ulises y ponién­dosela al Emperador.

Muchos indios tristes, con velas en las manos.Un villano robusto procurando acorvar una palma, que

simbolizaba la constancia.La muerte teniendo a Carlos V de la mano, y junto la

fe. con una cruz y era "que había vivido para la fe".Un castillo con un león a la puerta tendido y en lo alto

un gallo. en símbolo de los reinos que ganó Y conservó.El laberinto de Dédalo, con un clavo en la puerta y un

ovillo colgado del clavo. recordando que había salido airosode muchas difíciles empresas.

Hernún Cortés ante el Emperador, armado y con la es­pada desnuda en la mano "y a par de él muchos indios, re­cordando la conquista".

Hernán Cortés a caballo "viendo los navíos quemadosv echados al través". 1

- La muerte levantando un brazo al cielo v Carlos \'dándole la mano, "contando sus triunfos, rindiéndose conellos a la muerte".

El ..buen celo", vestido de blanco; con dos rostros, unomirando al cielo v con un brazo alzado: el otro mirando alsuelo y bajado el- brazo: significaba "haber guiado las cosastemporales para el cielo".

Carlos V sentado en un trono. en campo claro, y "losnueve de la fama" en campo oscuro,

La muerte con una culebra enroscada en el brazo de­recho, en la mano una saeta. ..simbolizando la necesidaddel morir y la prudencia con <lue se ha de esperar",

Carlos \'. abiertos los brazos, esperando la muerte conrostro alegre,

La ciudad de México, sobre una laguna, "con muchosídolos quemados y quebrados y arrojados del templo".

El Emperador sentado en su trono y Alejanrlro, Aui­hal, Pirro y Escipión recogiendo yerbas como "vencidos",

Como hace notar Federico Góme« Orozco, en el prólogo del Túmulo,es probable que de este pasaje de Cervantes de Salazar haya nacido la falsaleyenda de la quema dr las nares de Cm'¡,;s.

3-1-

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El Emperador en su trono v Xloctezuma y Atahualpareverenciándolo de rodillas. •

El Papa Alejandro VI dando el Nuevo Mundo a Fer­nando el Católico.

La prisión de Cuauhtémoc.El sultán v los reves de Francia y de Inglaterra "con

Arpócrates quelos obliga a callar".Hernán Cortés derrocando al 1-1 uitzilopóchtli del templo

mayor.La muerte y la fama contendiendo sobre Carlos V.Apolo, sobre los muros de la ciudad de México, "sim­

bolizando a la Universidad".

Cuando Cervantes de Salazar murió, en noviembre de 1575, se pusoen 1<1. Catedral una modestisirna pira, cuya compostura costó apenas "unpeso", haciendo las pinturas de unas muertes el dibujante de naipes Cristó­l-al García, quien cobró cuatro pesos por ellas. 1

Comunicación del señor don Agustín Minares Carla.

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..op.

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2. Planta del Túmulo Imperial de Carlos V

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3. Parte final del Códice Tlaltelolco, con el Túm1110 lrnperial

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4. Reconstrncci/m del Túmulo Imperial,en Lqlesias de JI<'xico, vol. vr

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PIRA DE FELIPE ir. MEXICO} 159lJ.

Uno de los libros más raros de la bibliografia colonial mexicana e~ laR('lación histórica de las Exequias Funerales de la J!lagestad del R c.v D.P{¡ilippo 11 nuestro Señor. Hechas por el Sancto Ojjicio de la Inquisi­ción .. , por el Doctor Dionysio de Ribera Flores, México, En casa de P¡,­dro Baili. 1600} que describe la pira que se elevó en Santo Domingo a lamemoria de Felipe n. 1

Fué obra el catafalco, "invención harto extraña", de Alonso Arias.arquitecto} ingeniero} relojero, cosmógrafo y matemático, muy conocidopor su rivalidad con el célebre Enrico Martinez en el asunto del desagüedel \Calle de México.

Como no hubo grabado del monumento, tenemos que contentarnos COI1

la detallada descripción del doctor Ribera. que copio integra por ser inte­resante y desconocida, pues don Joaquín García Icazbalceta sólo trasladó,en su Biblioqroiía del siglo XVl, la parte de] libro referente a la l uquisi­ción. Dice así, con moderna ortografía:

Se plantó l111 túmulo de maravillosa y singular arquitec­tura, de ordenanza dórica y forma cuadrada, que tuvo portodo su cuadro cincuenta v dos varas, v de altitud veintiséis,a que se subía por nueve ~gradas espaciosas y bien trazadas.En cada una de las esquinas de los cuadros salía, con ma­ravilloso compás, un cubo redondo, cnya mayor parte de sudiámetro resaltaba fuera ele la planta del terrapleno, que ély el cubo se guarnecían con basa y contrabasa con que seacababa la planta.

] Agradezco a Antonio Sánchez Barbudo y a la Biblioteca de la Universidadde .-\ustin la copia fotostática de esta parte de la Relación, cuyo único ejemplar co­nacido se encuentra allí.

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En los colaterales de este terrapleno se pusieron dos lien­zos historiados, de blanco y negro, al óleo, con las figuras einsignias que adelante diremos, que ocupaban aquellos dosvacios y hacian un muro hermosísimo a la vista del pueblo,que tuvieron que mirar en esta pintura y su curiosa guarni­ción.

Sobre esta planta se formó el primer cuerpo del túmulo,guardando la forma cuadrada de ella, sobre que se asenta­ron ocho columnas. las cuatro de la parte de fuera sobre suspedestales, los cuerpos en forma redonda, el primer terciode estrías llenas y los dos tercios hasta sus capiteles de estríasacanaladas, que parecían graciosamente a la vista. Las otrascuatro columnas que se pusieron por la parte de dentro hicie­ron otro cuerpo en forma cuadrada, que con propiedad sedicen pilastras. Estas tuvieron su planta más alta que lascuatro columnas una vara. a que se subia por cuatro gradas.De estas cuatro pilastras se movían con buena gracia cuatroroscas de arcos descollados que formaban una manera deencasamiento en modo de capilla y hacían haz, por lo alto.con los capiteles de las columnas redondas que habemos dichose levantaban por la parte de fuera. Estos dos cuerpos, porestar uno dentro de otro. con tan buena ordenanza que nose impedían los unos miembros a los otros para gozarloslibremente. formaron el primero y principal cuerpo del túmu­lo. que fué una invención harto extraña y digna del iugenioy entendimiento raro de don Alonso Arias, hombre genera­lísimo de graneles trazas y maravilloso arquitecto, doctisimoen los sentidos de las figuras ele escultura y dibujo y artifi­ciosísimo en la armonía ele los relojes, que los hace con grandeprimor, que en este túmulo mostró bien en un tiempo tan bre­ve, que para sólo imaginarlo le faltará a otro.

Sobre su primer cuerpo corrían SIlS cornisamientos porlo alto ele los capiteles con grande gentileza, mostrandoel arquitrave, friso y cornisa, miembros que forman el cor­nisamiento, todo él iba haciendo unos resaltos graciosísi­mas. que salían elel cuerpo de dentro, con que se guarnecíany hermoseaban las primeras columnas de afuera. En los dosángulos de estos cornisamientos, que hacían rostro al pueblo,se plantaron cuatro figuras ele escultura, dos en cada ángulo,que fueron. Temor, ES/,01tto, Llanto y Scntiuuento, con losrostros y manos de encarnación al natural y el cuerpo y ro­paje de color pardo claro, que bañaba el túmulo con algunasfajas y cejas de blanco y negro en los lugares convenientes,

. que mostraban la obra rústica que para el acto fúnebre pa­reció muy acertada. Eu los otros dos ángulos, que respon­dian a éstos, se plantaron otras cuatro figuras, dos en cada

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ángulo; éstas fueron Genio, Entendimiento, Deseo y Pensa­miento, que todas causaban una vista extraña con sus dife­rentes posturas.

De este primer cuerpo se movía el segundo sobre un ban­co, basa y cornisa, que recibían ocho pilastras con una mu­ralla que corría por el reverso de estas pilastras que, parahacer forma cuadrada, venía entre pilastra por esquina,mostrando la arista y vivo de la muralla que correspondíaal primer cuerpo, guardando con granele cuidado sus vivosy perfiles. Sobre estas pilastras corría con gentil aire el cor­nisamiento que recibía un arquillo retorcido con cierta ma­nera de vueltas acanaladas que hacian unas cartelas apartes.revestidas de hojas romanas que adornaban aquel cuerpoy arrebataban la vista (le los circunstantes, porque ademásde su artificiosa labor había unos calados por clonde pasabael resplandor de las lumbres, que bañaban de luz lo alto deltúmulo e iluminaban la capilla. Toda esta obra se ataba conmolduras muy curiosas por la parte alta y baja.

Este segnndo cuerpo recibía una media naranja o cúpulaque con su recogimiento iba formando una extremidad eletiara con que se iba rematando la montea gentil del túmulo,que mostró la majestad en la que lleva del Monarca en cuyohonor se levantó desde su planta. Fué esta hermosa cúpulauna peana que cargó sohre su extremidad, revestida con unoscartones revueltos en hojas de grutescos, que con las cuerdastrabadas qne corrían por sus calarlos, parecía se sustentabaen el aire.

Sobre esta peana se plantó una grande y bella figura decuatro varas de altitud, que abajo parecía natural a la vista, yrepresentaba el Tiempo, que se puso al desnudo. las alas ten­didas con tanta viveza que parecía bajaba volando para serremate al túmulo, cuya figura fué piramidal. a que llamaronlos antiguos capilla ardiente.

Sobre los cubos que dijimos del primer cuerpo se asen­taron cuatro hermosísimas pirámides. de altitud caela unaele once varas, que estribaban sobre sus pedestales con basay contrabasa. que acompañaban las cuatro esquinas del túmu­lo. que ceñia una barandilla que se ataba con las contrabasasde estas pirámides. toda ella de unos medios términos arti­ficiosamente puestos con algunas pilastr illas compartidas entreellos. que adornaban el cuadro.

En lo que resaltaba sobre las columnas redondas se plan­taron cuatro figuras de muertes de tres varas de alto, coninsignias y letras.

Sobre el perfil de los pilares cuadrados del cuerpo inte­rior había otras cuatro pirámides. que respondían a las de

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afuera, de cuatro varas de alto, que hacían una maravillosacompostura, llevando los vacíos del túmulo y adornando suscornisamientos, sobre cuyos ángulos, con buen arte, se asen­taron cuatro frontispicios quebrados, que parecían, por serobra moderna que huye ele lo común, muy graciosos y extra­ños y de agradable parecer a la vista.

Entre cada llllO de estos frontispicios se puso un escudode armas reales, con matices y colores y doraelo en los lugaresy campos convenientes a la hermosura de la obra, acabadosal óleo, con pincel pulido. que ilustraban el remate elel túmulo,haciendo en su cerco una forma graciosa ele corona. Laimperial se pnso sobre el principal frontispicio, que hacía ros­tro al pueblo, que tenia otros dos frontispicios por colateralesa que servían como puntas de la coronación de este túmulocuatro gallardos remates que tuvieron su asiento sobre las cua­tro pilastras del segundo cuerpo con que fenecía su ex­tremidad con extremo.

Para subir al primer cuerpo ele este túmulo se pusieronnueve gradas. corno al principio se dijo: en la planicie de élse pusieron otras cuatro gradas para subir al cuerpo inte­rior. cuyo pavimento hacían los cuatro arcos que se mo­vían en las pilastras que antes dijimos, en cuya planicie sehacía una plaza ele espacio de diez y seis varas en ámbito.bastante para qne allí se celebrase la misa mayor, como secelebró, que fué singular traza y de grande majestad ygusto para el pueblo, que gozó el aparato del túmulo y enél de la celebración de la misa y ministros que a ella asistie­ron. Asentóse el altar en medio, arrimado a tres gradas quesubían por su reverso con eminencia, sobre que se puso unatumba, su asiento junto con el perfil de la últmia grada, quela hacía descubierta a la vista de la gente. Cubrióse con unpaño de terciopelo negro, que se extendia por todo el espaciode la plaza que hacían las tres gradas, sobre que se tendióotro ele una rica tela ele brocado, labrada ele oro y negro.con lazos que enredaban unos trozos de oro matizados elenegro, que autorizó aquel lugar, cubriéndolo con los doblecesdescuidados que caian ele 10 alto de la tumba, sobre que sepuso un cojin de brocado negro que recibia la figura elelRey Nuestro Señor, las rodillas sobre el de talla entera,con la viveza que en su lugar diremos. En el testero de estatumba se pusieron por orden tres cartones graciosos paralas letras y sus insignias reales, que estaban arro jaelas por elcircuito de la tumba.

En los costados ele las cuatro pirámides principales seplantaron cuatro reyes de armas con escuelas en los pechosele armas reales, mazas en los hombros, que acompañaban la

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figura de Su Majestad y adornaban el suntuoso y hermosi­simo edificio del túmnlo. a que no dió poca autoridad la co­pia de banderas negras con armas reales esculpidas en ellas,ele oro y plata, que por los cuatro ángulos del túmulo sepusieron en ambos cuerpos, que arrojándose fuera, ilustra­ban su alteza y hacían pompa a la funeral que se esperaba.

En los cojines de los pedestales de las columnas se dibu­jaron tarjas curiosas, variadas en sus vueltas y roleos conalgunas aldeanillas y mascaroncillos, y en sus compartimientosalgunos grutescos que los revestían, que parecían muy bien.donde se pusieron letras. y otros vacíos se revistieron con re­bescos (¿arabescos?) y sus realces oscuros que los sacabanfuera, que con la reverberación de las luces en sus clarosparecían calados. por donde la luz del túmulo se derramaba;ésta lo bañó por la mucha copia de cera que en él se puso.de manera que no había sombra donde no diese luz, ni luzque no se asombrase con los miembros graves del túmulo, quequedó libre y desenvuelto para gozarlo sin perder la vistaninguna parte ele él, ni de sus figuras y letras, que se pudie­ron leer muy bien. aun las más altas, por haberse puesto conacrecentamiento y disminución con buena perspectiva, paraque a todas partes las alcanzase la vista, que no adornabapoco la cantidad de velas y hachas de cera blanca que sepusieron por todo el cuadro de la barandilla. ocupando cadauna de las velas un balaustre y las pilastras recibiendo lashachas, que hacían un bello y luminoso cuadro, cuyo ordense guardó en los frontispicios, donde hubo copia de cera pues­ta en buena ordenanza, que iba fingiendo la de la arquitec­tura, guardando este orden en los cornisamientos, medianaranja y sus perchas. por donde las luces se extendían, quetodos estos miembros estaban con ellas estrellados, haciendoen su composición y ordenanza otru nuevo túmulo ardiente.

Las pinturas fueron ele Anelrés de Caucha, "maravilloso pintor, cuyasobras en España suspenelen los pinceles ele los más celebrados y pierden elbrío ele enviarlas a estas partes, donde hay quien las acabe tan al vivo,como lo manfiestan las que ha hecho en este reino y lo dice el famoso re­tablo que ahora de próximo asentó en el convento de San Agustín de estaciudad", 1

1 Una de las causas, segurnmeritc, de la falta de pintura europea en México

durante la Colonia, debió ser esta exageración en los elogios a los artistas que ve­uian, que puede encontrarse en tocios los libros de la época, y llegando en éste a decirque "se perdía el brio de enviarlas", y cou razón, en vista de 10 satisfechos que esta­ban aquí con lo qne había.

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El lienzo principal Iué la Fanui, "de estatura del natural, con el vestidoél lo romano, descubriendo el desnudo de músculos y brazos y partes degarganta, pecho y planta y otros lugares que con honestidad mostrabanen el desnudo el arte de su artífice. .. parecía estar arrebatada al cielo,con una elevación ele escorzo en el rostro. sin que esta postura, que Duelequitar parte de la belleza, le disminuyese la de sus facciones. que mostrabaperfectisimas ; el cabello suelto y desordenado, significando su congoja, lasalas caídas con algunas plumas a sus pies, en las manos la trompa que­hrada en dos partes, representando que aquel instrumento con que antespublicaba los hechos hazañosos del grande Rey Philippo ya no era de nin­gún efecto; mostraba en los afectos de ojos y rostro, semblante y acome­timiento. tanta tristeza, que la ponía a los que la miraban, y sin duela fuéuna de las más vivas y acabadas figuras, en lo que representaba. que sepudo pincelar; cercaban esta figura los cuatro elementos y un mancebodispuesto, con gentil aire y rostro hermoso y alegre, con vestido romano,y en la mano diestra una corona ele oro que significaba el Premio ... ,.

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PIRA DE FELIPE lII. }IEXICO, 1621.

N u se conserva ningún impreso que trate de las honras fúnebres delrey Felipe IIl. Existe tan sólo la noticia. en Beristáin, de que en 1623 elpoeta ~'\ rias de \ "illalobos publicó un libro con ese motivo, pero no seconoce ningún ejemplar.

En camhio. en el Archivo de la Inquisición existe manuscrita una..Breve J\elación de las honras que el Tribunal del Santo Oficio hizo ala muerte ele X uestro Señor y Rey don Philippo Tercero que Dios tengaen Sl1 gloria. Jlleves 16 de septiembre de 1621 años"."

Son dos romances ele Juan Rodríguez Abril, poeta cuyos versos seeucuent ran en las dedicatorias de varios libros de la época ~. que escribióese mismo afio una Verdad era Relación de la mascarada que hicieron losplateros en memoria de su patrón San Isidro.

El romance primero trata de los preparativos del Santo Oficio para lasreales exequias. la lucida procesión cI\le se efectuó y las ceremonias litúr­gicas de rigur.

En el romance segundo viene la siguiente descripción de la pira:

Aquel Santo Tribunalque en hombros la fe sustentacon sus fieles ministros.asiento tomó en la iglesia.donde para celebrarde un Rey Justo las obsequiasse cubrieron las paredesele unas colgaduras negrasa donde un túmulo estaba.

] A. c. N .. Ramo de Inquisición, tomo 1)18, f ols. 388 a 3Q1. Citado por Ga­briel Sal<1ívar en su Historia de la ,lfúsi((l ('11 Jféxi(<J, México. 1934, pág. 234.

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que de su mucha grandezapudiera tener envidiamil maravillas efecías.Fué el propio que levantóla insigne real audiencia,sólo que en menos y mástuvo algunas diferencias,que siendo grande la platapor subirle de montea,se dió a la media naranjaele subida vara y mediay en vez de un león pequeñoque hizo remate en la iglesia,una pirámide egipciadió remate a su grandeza.Cuatro columnas faltaron,que si tenía cuarenta,aquí fueron treinta y seis,porque fué el quitarlas fuerza;y es que los colateralesque sirvieron en la iglesiadonele estaban las victorias,que el Rey tuvo en mar y tierra,no se pusieron aquípor hallarse diferenciaen la fábrica del temploy en bien no parecieran;el hueco elel primer cuerpola tumba ocupó funestacon un paño de brocadorico en extremo cubierta:un suntuosisimo altarestaba hecho al pie de elladonde dijeron las misase hicieron las obsequias.En los extremos estabansobre repisas muy bellasdoce fignras bizarras.de la' ilustre descendenciade nuestro difunto Reyy retratos todas ellasele monarcas descendientesde la Casa ele Austria bella.Ocho pirámides grandescon dieciséis más pequeñas.hubo cubiertas de raso,

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de blanca y labrada cerasin las hachas que en blandonesy candeleros de tersaplata que hubo por adorno;pompa, máquina y grandezade heroicas composicionesen ricas tarjas y bellasadornaron casi todoel distrito de la iglesia.

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PIRA DE FELIPE IV. MEXICO, 1666.

La muerte ele Felipe IV provocó en México la publicación de linode lu~ libros coloniales más importantes para la historia del arte. el

Llunt«. del Occidente en el ocaso d cl más claro Sol de las lispaíias, fúnebre

dcmostracion que hizo, Reo! Pira I]lfeeriyirí en las li vcquuts de! R,'.\' N, S./l. Felipe fIlI. el FSl1/o. Sr. D. .Ant onio Sebostián de Toledo, Marqués

de JloJlcera... México. año de 1666. por el doctor don Isidro deSariilana. que nos describe uiinuciosamente la catedral, el palacio y otrosedificios públicos tal como estaban a mediados del siglo XVII. También,c],ar" está, describe la "real pira" de la catedral, I¡ue fué "rnaestruda de

] 'edro Ra1l1írcz. insigne arquitecto", <¡ue es, quizás, el espléndido pintorl.arroco que todo el mundo conoce.

Tardó el catafalco en labrarse y pintarse tn:s meses, habiéndose he­cho en el patio y aulas de la Universidad. ]Jor los ciento cincuenta artistas) artesanos de la "confusión ordenada" que fué citada antes. El 3 de juliocJ)1l1cnzó a armarse bajo la cúpula de la catedral. terminándose el día 18.IJ, Ir cierto que debido a esta pira ~c act ivaron los trabajos de la cons­t rucción de la catedral y pudo estrenarse la cúpula, ante lo cual dice Sa­riñana en! usiasmado: "dirá el futuro que esta bóveda se descubrió parace!ellrar las honras del Rey Don Felipe Quarto."

I~l gran zócalo del primer cuerpo tenía ocho pies de altura, subiéndosea el por cuatro escaleras de doce gradas, En los intermedios había die­ci~éis pinturas, cuatro por cada lado. y sobre este zócalo "se formarondiez y séis pedestales de siete pies de alto. en que cargaban las ocho co­lnmnas del primer cuerpo, que eran de quince pies de alto, cuyas cañas(fustes) estalian jaspeados de pardo y negro. y las basas y capiteles bron­ceados. salpicados con oro. que hermosamente resplandecían al ref1exo dela- luces".

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En los intercolumnios iban doce estatuas enormes que recordaban aConstantino, León el Grande, Carlomagno y Alejandro; luego Teseo, comosímbolo de odio a la tirania, .1asón, por constante en las adversidades,Prometeo, por bienhechor de la humanidad, y jano, el rey itálico, comoprotector de la cultura; después cuatro matronas que se llamaban conlos cuatro nombres que ha tenido la Madre Patria: Cetubalia, Iberia, Hes­peria y España.

"Para cubierta de este primer cuerpo formó el pincel un cielo arte­

sonado con fondos de jaspes y laceria de bronce, hasta rematar én unapiña de relieve, dorada, que, con las apariencias de hundido, desmentíatodas las realidades de llano. .. levantáronse sobre los cuadrángulos cua­tro piras de cinco gradas, que disminuyéndose, subían hasta fenecer en el

pedestal de una estatua ... " Estas estatuas representaban a Salomónen diversas y sabias actitudes de su legendaria vida; había además, docecolumnas de doce pies, "formando por el centro [un] cuerpo ochavadoy por fuera cuatro triángulos", en los cuales iban "cuatro muchachos debronce, desnudos, con bandas negras y hachas de cuatro pabilos en lasmanos",

En el centro de este segundo cuerpo estaba la gran estatua de FelipeIV, "vestido de negro, bordado de oro, pendiente de ambos hombros lacapa ... en que la destreza de un escultor, sirviéndole de ejemplar un re­trato original de Su Majestad, le copió tan al vivo --dice sagazmente con­movido Sariñana- que pudo interrumpir las lágrimas con que le llorába­mos muerto".

El tercer cuerpo tenia seis columnas, con una estatua de la Fe enmedio, y remataba "en una pira de diez gradas y diez pies de alto, que

disminuyéndose piramidalmente remataba en un cirio y era como un cuar­to cuerpo de la fábrica ... "

Este formidable catafalco tuvo noventa y cuatro pies de altura, queson en metros cerca de treinta.

Las dieciséis pinturas, con seguridad de Pedro Ramirez. están tos­camente recordadas por los grabados anónimos que adornan el libro. Serefieren a la vida y virtudes del rey. Me interesa recordar una de ellas,por representar la idea que se tenía en esa época (y siempre) de la do­minación española en México. Es un águila coronada. la española, queexpulsa a otra, la mexicana, del nido y cubre a los aguiluchos. Unos ver­sos explican:

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La Aguila Real expele victoriosadel nido a la bastarda; mas piadosalos polluelos que deja los alimentay adoptando a los hijos los fomenta;de este modo también, Reyes Hispanos,con los indios, polluelos mexicanos,piadosos y clementes siempre fueron,pero todos, Felipe, te cedieron ...

j Felipe IV preocupado, como nadie, de "alimentar" y "fomentar" alos bijas del águila "bastarda" !

* * *El magnífico grabado de la pira, anonirno, nos regala, además, con

una visión de la catedral en 1666, con la cúpula que derribó Tolsá y lasrejas de las capillas completas, así como del piso de cantera que la cubría.

* * *También hizo Pedro Ramírez la pira de la Inquisición para Felipe

IV, al precio de 1,500 pesos, con ocho lienzos de pintura, el primer cuer­po sostenido por doce columnas y con ocho estatuas, el segundo con cuatrocolumnas y tres estatuas, una de ellas de Felipe IV, terminando con unamedia naranja que sostenía una estatua de la Fe.

En el expediente se llama a Pedro Ramírez "maestro del arte de enta­llador y escultor" y también "maestro de arquitectura y escultura" y hayun extraño e interesante párrafo que dice: "Y este túmulo se ha de en­tender que me he de quedar con él como cosa propia y que la cantidad de1.500 pesos que se me dan son por lo que tengo que fabricar en é1." 1

1 A. G. ~., Ramo de Inquisición, Col. Riva Palacio, tomo 33, exp. 5.

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J. Pira de Felipe [y, por Pe(\ro kamírez, México, 1666

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PROYECTO DE PIRA PARA MARIANA DE AUSTRIA. MEXICO, 1690.

He citado ya el expediente del Archivo General de la Nación en elcual se contienen los gastos originados por la pira que la Inquisición elevóa la reina Mariana de Austria en la iglesia de Santo Domingo; en él existetambién el proyecto que presentó Pedro de Arrieta, pintado a la acuare­la y al óleo, con los adornos dorados, tal y como seguramente debieronpresentarse los diseños de todos los catafalcos funerarios para su aproba­ción por las autoridades eclesiásticas y civiles.

El proyecto de Arrieta acusa una mano muy torpe en dibujo y enperspectiva; parece hecho de prisa y para salir del paso. La idea arquitec­tónica de la pira es, dentro del barroquismo de la época, de una gran po­breza, a menos que todos los diseños fuesen esquemáticos y hasta la cons­trucción de las piras se cubrieran éstas con los elementos y adornos que seven en las demás.

El primer cuerpo fué un gran zócalo donde se pusieron seis pinturaspor cada lado, con inscripciones, divididas por ángeles cariátides y arribade ellas carteles para versos. Sobre este zócalo iba el que llamaremos se­gundo cuerpo, en forma de mueble. con el epitafio en medio y rematandoen un dosel en el que se cobijaba el escudo del Santo Oficio. En las es­quinas cuatro pirámides con velas.

Es extraño que esta pira sin importancia sea de Pedro de Arrieta.el dinámico y excelente arquitecto que llena con su presencia medio sigloXVIII. Es quizá porque era entonces joven y daba sus primeros pasos enla arquitectura. 1

Véase Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, núm. 11, págs. 19 a 39.

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6. Proyecto de pira a Muriaua de Austria. por Pedro de Arr ieta.Mexico, 16q6

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PIRA DE CARLOS 11, COATEPEC. PUEBLA, 1701.

El Sol cciypsado antes de Ilegal' al Zcnid . . . ) o sea el libro quedescrihe las honras fúnebres y la pira ele Carlos Ir, publicado en 1701 porGuillena Carrascoso, en Méxicu. fué, según el bibliógrafo elon José Tori­hio Medina, "la obra de más aliento ele cuantas hasta entonces hubieransalido de los talleres mexicanos", pues cuntiene veinte láminas de Anto­nio de Castro de las pinturas que se pusieron en la pira, pero ésta nofué grabada, ni otra ninguna ele las que se elevaron en la Nueva España.

Sin embargo, nos hallamos bien compensados de tal descuido, por elinteresante dibujo del túmulo que los indios de Coatepec hicieron al reyhechizado y que existe en el Archivo de Indias de Sevilla.

Don Diego :-\ngulo Iñiguez ha hecho t111 extracto ele los documentosque acompañan al dibujo: "El pueblecito de Coatepec había sido la cortedel rey Xocoiol Tocomingua. que en tiempo de la conquista auxilió a Cortésen sus luchas con los mexicanos. Eso. al menos, aseguraban los papelesen idioma mexicano que aún poseian sns habitantes. Pero en tiempo elelas congregaciones la ruina consumió el pueblo, dejándolo en el 1111se­rahle estado en que se veía y del que pugnaban por salir gracias a lospadre-. de la doctrina y a la buena gestión de su alcalde mayor.

"Con esa esperanza habían comenzado a reedificar la iglesia y solici­tarlo la relevación de tributos ele toelo el distrito. pero lo que se concedióIué tan exiguo, que sólo representaba la modesta suma ele treinta pesusanuales.

"I~n estas circunstancias llegó a Coatepec la noticia ele la muerte eleCarlos Ir y la de la proclamación de Felipe V. Como leales vasallos. el17 rle abril de 1701. al son de trompetas roncas y atabales, se anunciópor voz de pregonero. en la plaza pública y en los sitios acostumbrados,la 11111erte del Rey 0J uestro SeÍ10r Carlos TI. Se celebraron honras ante

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el túmulo y el día 18 costeó misa el alcalde mayor y llevó en procesion alSantísimo, juntamente con los patronos del pueblo, la Virgen del Rosa­rio y San Jsidoro..\ las cuatro de la tarde se daba por terminado el duelooficial y salía el gobernador con el estandarte real y los oficiales de larepública a caballo. con los pendones e instrumentos festivos, para acla­

mar a voces, con todo júhilo y regocijo, a ;\'uestro Rey y Sellar FelipeV, por todas las calles y esquinas.

"Era una buena ocasión aquclla para reiterar la súplica a que sólo en

una parte mínima se bahía accedido, y los vecinos de Coarepec no la des­aprovecharon. Enviaron un testimonio de las fiestas celebradas a pesarde la miseria del pueblo, encareciendo la munificencia del alcalde mayor,cuya permanencia en el cargo pedían, incluyeron el dibujo l ele la pira]e insistieron en la petición de que se les condonase la totalidad de lostributos y que se gnardasen los privilegios de los cabildos de indios que

ayudaron a Cortés.

"Consta en la documentación aquí resumida que el Consejo dio lasgracias al pueblo y a su alcalde y ordenó al virrey que viese el modo dereedificar la iglesia." I

;~ * *La pira es conmovedora por su ingenuidad. Parece una enorme chime­

nea. en cuyo primer cuerpo está un altar cun un busto del Ecce Hamo y

arriba el águila bicéfala de los Aust rias..'\ los lados dos mansos leonesrampantes. Abajo acompañan filas de persona jcs. vestidos a la usanza es­pañola de la época, pero con resabios ele dibujo indígena de códice.

En el segundo cuerpo. bajo un templete, se halla la urna, custodiadapor dos maceros, y a derecha e izquierda leones y columnas salomónicas(Jue sirven ele remate a las pila.st ra-, 'lue sostienen el primer cuerpo. En la

cúspide la .!\'Iuerte. imponente, de pie sobre dos mundos, con cetro y coro­na y un escudo con las armas del rey de Coatepec Xocoyotltotomigua­1la"o;t. (?)

Por toda la pira, muy indigenamente. campea la Muerte. Las granelescalaveras coronadas sirven eJe apoyo a los leones y a las águilas, ador­nan el altar y las pilastras, sostienen las cartelas. componen la cornisa y serefugian hasta en la casulla elel sacerdote.

Planos de inanusnentos arquilN! ánicos de A utéric« y Filipinas csisten! r.v ('11 elArrhii-o de Indias, Sevilla, 1939. t01110 T, p~g, 27tJ,

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Es un túmulo verdaderamente fúnebre, con la angustia de la muertepresente, sin vanidades arquitectónicas ni decorativas, aunque lleve el trá­gico e irremediable tono de fiesta con que se ponen en México los puestosde calaveras de azúcar de los días 2 de noviembre.

La nota española está solamente en las correctas inscripciones lati­nas, dictadas por el pequeño fraile tonsurado <¡ue celebra, al pie de la pira,el oficio ele difuntos.

* * *La Inquisición hizo también su pira en Santo Domingo para Carlos

JI. que tiene el interés ele haberla construido Pedro de Arrieta, por lamodesta suma de 200 pesos, habiendo costado toda la obra 1,420.

Un impreso, desconocido. se logró con esta pira: Tristis Liuieus fa­tum tucmoriac Tribunal Fidei Sanetllln M'cviceuni insignis aet erno d.olcnsdiscessuni Paironi Hispanice planuel/s Catholici niortem Regis Noui atqueitcn: Orbis Imperatoris Augusti Caroli Sceundi . " Fr. Bartolomeus Na­,'(liTO. Me.riei apud tipographialll Srcrcti S. Ojfieii. .111110 17m. 1

A. G. ~., Ramo de Inquisición, Col. Riva Palacio, tomo 33, ex JI. 7.

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7. Pira de Carlos Ir. Coatepec, Puebla, 1701

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PIRA DE LUIS l. MEXICO, 1725.

Fueron las propias estrellas quienes se dolieron de la muerte de LuisL según la descripción de sus pompas funerales, que el bachiller don Joséde Villerias llamó: Llanto de las estrellas al ocaso del Sol anochecido en elOriente . . . Hogal, 1725.

De las varias "monteas" y diseños que se llevaron al virrey para eltúmulo, escogió éste la del maestro escultor de la sillería de catedral, Juande Rojas, "que ya en otras ocasiones ha dado a conocer su destreza enobras semejantes, y en ésta fué el que se puso en precio más proporciona­do", y el pintor fué Francisco Martínez, "que asimismo fué el que se con­V1I10 a menos costo y está bastantemente acreditado en México por lomucho y muy excelente que se trabaja en sus Obradores".

Erigióse toda la máquina sobre un cuadrado plano, so­bre el que se levantaba el zócalo, en cuyos ángulos imitó tanal vivo la perspectiva cuatro pedestales que, rehundiendoingeniosamente en virtud de los claros y oscuros los espaciosintermedios, agradahan más con el engaño, que pudieran conla verdad. Subiase al pavimento descansadamente por dosescaleras, de las cuales una caía a la parte del Coro y otraal Altar, dejando libres los costados para la Pintura.

Coronábase de airosos balaustres, correspondiendo acada uno un mechero y vertiendo a fuer de pasamanos porambas escaleras.

En la parte superior, donde guiñaban por esta bajadalas barandas, se levantaron cuatro obeliscos. con dos aran­delas de cuatro luces, y obedeciendo a la figura fenecían enpunta piramidal. que hiriendo en una esfera remataban en uncandelero.

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La superficie exterior se partió en veinte tableros don­de se colocaron los jeroglíficos y las tarjas de las poesías,sostenidas ele muchachos de valiente desnudo.

Sobre el piso descansaban veinte pedestales de mármolblanco con perfiles de oro, de los cuales ocho sustentabanotras tantas estatuas de deidades, a la estatura del natural,tan galanas, esbeltas y desahogadas, que lo inmóvil de sususpensión más parecía pasmo que insensibilidad.

Tenía cada una de ellas una estrella dorada sobre sucabeza, en la mano derecha una insignia de su mitologia yen la izquierda un escuelo con su explicación.

Para los doce pedestales restantes se formó en el cen­tro del área un circulo capaz, con doce erguidas columnas,de doce pies de alto, de orden corintio. sin estrías ni laboresen sus cañas que exasperasen lo terso de sus cilindros.

De los doce aparadores, los seis de las columnas exte­riores recihían seis globos perfectisimos, con coronas quevenían a servir de friso, con graciosos triglifos y escombra­das metopas, catorce puntas, que corrían en vez de cornisa,labrado todo de prolija escultura, a que hacía resplande­ciente competencia un copioso número de hacheros que for­maban segunda, aunque no más ardiente corona (le luces.

Los seis tableros de las columnas de adentro manteníanel segundo cuerpo, que buscando siempre la figura exán­gula del todo, se le vistió de diez y seis lienzos de nuevepies de alto. En sus blancos trazó la óptica seis hermososarcos ele tan ejecutados perfiles. que engaitaban con la vi­veza ele su apariencia, mostrando en el hueco ele sus entre­calles, en festones de flores y follajes, el cuerpo de los je­roglíficos, y en un airoso trapo el alma ele los montes.

El remate era esférico. y en él una estrella de tres cuar­tos ele diámetro, con cuya cantidad se ajustaba la de seten­ta y un pies geométricos, que fué toda la altura ele estaadmirable máquina,

La urna estuvo cubierta de tlIl rico paño de terciopelonegro, bordado a todo costo de oro y plata. guarnecido deflecos dobles de oro de Milán. sobre que se asentaron dosalmohadas, con borlas de oro, en que se colocó debajo dedosel correspondiente, una Imperial Corona y 1111 Cetrode preciosísima pedrería, que sustituían la augusta presen­cia del Real Cadáver.

Grabó la lámina del túmulo Francisco Silverio, as! como treinta ycuatro ilustraciones con las esculturas y las pinturas de Martinez, cuvostemas fueron: las figuras del Zodíaco, las constelaciones, animales !;lito-

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lógicos e insignias reales, referentes todas a la poca vida y virtudes delefímero Luis 1.

* * "La Inquisición compuso su vieja pira, en Santo Domingo, encomen­

dando el trabajo también a Juan de Rojas. a quien se le pagaron 250pesos.

*El padre Mariano Cuevas posee un grabauo con la pira de Luis I,

pero en el cuerpo segundo, en lugar del retrato del joven rey, apareceuna estatua femenina desnuda, con el pelo suelto. Ignoro para quién fué"compuesta" esta pira posteriormente.

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8. Pira de Luis l, por Juan de Rojas. México, 1725

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PIRA DEL MARQUES DEL VILLAR DEL .'.Gl'ILA. QUERETARO, 17-1--1-.

Cuando murió el insigne benefactor clan Juan Antonio de Urrutia yArana, marqués de la Villa del Villar del Águila, la agradecida ciudad deQuerétaro le hizo lujosos funerales en la Iglesia de San Francisco, quedescribió fray Antonio Castrillón en la Oración fúnebre panegyrica, con­digno honorífico, llanto con que la gratitud de la nobilissima Ciudad de SanTiago de Querétaro sintió la muerte de su más generoso Bienhechor . . .Hogal, 1744,

La pira la hizo el "feliz numen" de fray Manuel de las Heras, "convariedad de Nenias. Hieroglificos y Letras", y en cuyo zócalo, de diezvaras en cuadro, "descansaban sobre cuatro curiosas basas, correspondien­tes a sus cuatro ángulos, cuatro elevadas pirámides que distribuyendo ensu altura con proporción tres órdenes de . luces y con el cirio que las co­ronaba, era cada una un vistoso candelero (jue recreaba la vista, . , "

Llevaba pintadas muchas ninfas llorosas, con sonetos en las manos y

símbolos de las virtudes del marqués, así como a Faetón, "con los caba­llos precipitados",

Terminaba el catafalco con un remate cubierto de terciopelo negro.sobre el cual iba echada la blanca capa ele los caballeros ele Alcántara.

"Ojos faltaban -añade el orador-- par~ ver el lúgubre espectáculoque, objetándose con aquel número de luces que se proporcionó convenien­temente, para no oscurecer los aparatos debidos sólo a personas reales,con todo eso. tan refulgente, Que más que representación lóbrega de unsepulcro, parecían Casa del Sol, Vesubio encendido. Etna abrasada" , ,.

La pira es verdaderamente fúnebre. negra. con el destello tan sóloele la plata ele los grandes candeleros, llenos de arandelas luminosas.

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1). Pira del marqués del \"illar del Arruila. Querélaro, 1744

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PIRA DE FELlPE V. GUATEMALA, 17-+7.

De las muchas piras levantadas a la muerte de Felipe V en el inmensovirreinato de la ~ neva España, sólo se perpetuó en grabado, hecho enMéxico por Antonio Moreno, la erigida en la catedral de la Capitanía Ge­nera 1 de Guatemala. El libro funeral también se imprimió en México. conel titulo de El Rey de las luces )' la J_If:J de los R.e}'cs encendida en el Cl111"

de/ero de la fúnebre tvr« para aclarar desenqaiios a los soberanos y cnse­liarles las lilas heroicas virtudes. Philipo V el .111iu1OSO, por el Ji. R. P.

Francisco Xaricr Molino . " en Santiago de los Cabalicros de Guate11lala.Imprenta deF-logal. 1748.

La pira es tan absurdamente barroca. que sólo una pluma absurda­me nte barroca. la propia del padre Melina. puede describirla:

En la céntrica bóveda del Metropolitano Templo se le­vantó la machina, tan soberbia. que parece que, asustada sucapacidad al ver su eminencia, se sobresaltó (como aconteceen un susto ) para ensanchar sus espacios y dar cabida almagnífico pegma que le embarazaba. Forrnóse sobre el pa­vimento un espacioso tablado de cuadrilateral figura, que co­rriendo sus cortinas por espacio de doce varas. ofrecían sólidabasa sobre que descansar el coloso que se prevenía sustentasey que parece recelaba él mismo hallar plano firme en quepoder sustentarse con estabilidad: pero dióse la fuerte basa,porque si el pincel le fingió el color de mármoles y jaspes.la arquitectura le dió en la realidad la firmeza de estas pie­dras. Por esto en cada uno de sus ángulos se colocaron unospedestales en forma de repisa, en quienes se hermanaban bienlo firme y lo pulido. sobre los cuales se levantaban cuatro pi­lastrones que medio embebidos en los cantones que formanlos establos de la bóveda del templo. parecía haberse fabri­cado desde su primera erección, y elevándose a 10 alto recibían

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cuatro cartelones desprendidos con aire del centro, que ce­rraba una pulida cornisa y formaban en su medio unas agra­ciadas conchas para dar cabida a cuatro jeroglíficos que de­bieran haber sido otras tantas perlas para celebrar las exequiasde tal 1\1 enarca.

La cornisa hallaba firme asiento sobre ocho columnastan agraciadas. que del orden toscano sólo les tocó el nom­bre, porque sus capiteles, molduras y plintos, estaban traba­jados a esmero del arte y del primor; daban las basas a lascolumnas cuatro revoltones tan espaciosos que en su centrotenían con desahogo una ochavada basa (1ue sostenía en síla magnifíca urna que representaba el sepulcro, a quien co­ronaba el regio diadema enlazado con el cetro real: y estabala urna colocada dentro de cuatro dóricas columnas quehacían pie dentro ele otros tantos inversos revoltones, opuestosa los primeros en sus vueltas. cerrando las columnas la cor­nisa y tumbilla que formaban el primer cuerpo de la tumba,cuya basa estaba circundada de un vistoso pasamano de bientorneados balaustres que se derramaban hasta el pavimento,corriendo por los perfiles de las gradas que daban cómodoasiento al obelisco.

Sobre la cornisa del segundo cuerpo se asentaba unamagnífica flor de lis. de cuyas pomposas hojas se descogíancuatro arbotantes o cartelones, cuvas roscas descansaban so­hre los ramales que ataban las columnas toscanas y sobre laflor se fijaban cuatro columnas jónicas. a quienes enlazabapor la parte superior su cornisa, que cerraba la linternilla :y en medio de este segundo cuerpo se colocó un yelmo, cuyacimera estaba poblada ele vistosas. matizadas plumas.

El último cuerpo de esta machina formaba una primoro­sa repisa sobre que se afianzaba el escudo de las armas deEspaña, como péndulo de las dos hercúleas columnas, y enla cumbre del escudo una majestuosa corona. cuyo remateperfeccionaba la figura del obelisco, al que la clave de labóveda impidió crecer más ... "

Tenía tantas velas que parecía que "El mongibelo de esta ciudad sehabía trasladado al centro de su máximo templo."

* *"N o deja de ser simpática esta pira, a pesar de su inefable mal gusto.

La idea de curvar sobre el mueble central. donde estuvo la urna, las cua­tro conchas donde iban "las perlas" de los jeroglíficos, es novedosa. pero

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en vano hallaremos las columnas toscanas. que son salomónicas, sobre los"revoltones", así como tampoco las "dóricas columnas" de la urna, quemás bien parecen corintias. La flor de lis es apenas perceptible, pero noasí el yelmo y el escudo, muy visibles, aunque sin las "hercúleas colum­nas" y con los leones rampantes convertido" por el grabador en dos ino­centes ratoncillos.

En cambio, la pira elevada en Manila. para el mismo rey. que aunqueno corresponde a este estudio me es grato citarla, fué de una eleganciaarquitectónica extraordinaria, mesurada y clásica, a pesar de la época.Se publico en el libro La Perla del Oriente derretida en llanto . . . , edita­do en Manila en 1748 por la imprenta de los jesuitas.

El grabado fué obra de ese espléndido artista' filipino llamado Laurea­no Atlas.

* * *La Inquisición de México encargó al pintor Francisco Martínez

la pira. cuya cuenta es la siguiente:

Primeramente del .M9 Carpintero y 23 docenas decandeleros de hoja de lata y salarios de los quela armaron.

Por las cuatro estatuas de virtudes a 25 ps. cadauna.

Mas de crudo [¿pegamento?] .Mas de Oficiales de Dorador y Plata de la obra.Mas de yeso y colores.Mas de salarios de los pintoresMas de maestro que escribió.

Total.

160 ps.

100 ps.SO ps.

150 ps.20 ps.

200 ps.90 ps.

770 ps.

A Martinez sólo le pagaron 30 pesos, porque en realidad lo que hizofué armar la pira anterior. Las estatuas estaban "vestidas de cotense, es­tofadas. con flores de oro y campo negro".

Los versos y la descripción de la pira los hizo el conocido escritordon Cayetano Cabrera y Quintero, titulando a su folleto : El Corazón Reyy Rey de los Corazones, el que todo fué corazón, nuestro católico Rey don

Fclii«: V ... que permanece inédito. 1

1 A. G. N .. Ramo de Inquisición, tomo 918, fol. 398.

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10. Pira de Felipe V. Guatemala, 1747

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PIRA DE MARIA BARBARA DE PORTUGAL. OAXACA, 1759.

La ciudad de Oaxaca dió unos Consuelos Funerales al rey FernandoVI por la muerte de su esposa Maria Bárbara de Braganza, que consis­tieron en las honras fúnebres celebradas en la catedral, con un curiosotúmulo cuyo fino grabado se inserta en el folleto relativo de los "Con­suelos".

Consistió en un templete o baldaquino, con un zócalo octagonal ador­nado de pinturas y encima balaustres llenos de velas. El primer cuerpo,de haces de columnas corintias, guardaba la urna con la corona y el cetro.En el segundo cuerpo iban. en el centro, la Muerte, coronada, y a suslados matronas romanas. las clásicas representaciones de las virtudes enlos túmulos. Se terminaba por una especie de cúpula, con el escudo realcomo linternilla.

* * *La Inquisición mandó "perfeccionar" su antigua pira al "maestro

examinado en las artes de ensamblador y escultor" Francisco Antonio deAnaya, a quien también se le llama pintor. La descripción de la pira fuéhecha por don Cayetano Cabrera y Quintero, llamándole Lágrimas de la.Regia Azucena la que ('11 la muerte de su amada consorte exprimio comoreai lilio y flor de lis, el Señor Don Fernando VI ... , cuyo título bastapara darse cuenta de la calidad de la obra, que también, por fortuna. perma­nece inédita. 1

A. G. N., Ramo de Inquisición, tomo 1S0Q, exp, 3.

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11. Pira de María Bárbara de Braganza. Oaxaca, 1759

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PIRA DE MARIA BARBARA DE PORTUGAL. MEXICO, 1759.

Hubo un grabado del catafalco de la reina Maria Bárbara de Bra­ganza, publicado en los Tristes Ayes de la Aquila Mexicana.. Reales Exe­quias celebradas en el Templo Metropolitano de la Imperial Ciudad de111éxico, pero no aparece en ninguno de los pocos ejemplares que quedandel libro. Ni don José Toribio Medina logró conocerlo.

En el texto se dice que, "en la segunda lámina podrá satisfacerseel genio más curioso y observativo; ella está sacada con toda fidelidad yexactitud que cabe en la jurisdicción del buril, animado con la bien acre­ditada pericia del Abridor".

En la brevísima descripción en prosa se habla de "tres cuerpos y unremate"; en el zócalo y primer cuerpo tenía "cuatro hermosos resaltosque se ven en sus cuatro ángulos, los que por la fachada en que quiebranse dilatan un poco más de cuatro varas"; sobre el tercer cuerpo iba unaenorme corona imperial "donde descansa un águila", de dos varas de ele­vación; llevaba doce' estatuas de bronce y en el primer cuerpo iba la urna"con un airoso pedestal corintio".

Es m,uy posible que sea la misma que se usó en 1762 para FernandoVI, por los "cuatro resaltos", la gran corona del remate, las doce estatuas,etcétera. Se cambiaron los ornatos, el águila por la estatua de la Paz y elpedestal de la urna se convirtió en un mueble rococo.

Pero lo más importante es la descripción en verso de la pira, o seael "Breve Elogio y Descripción del Real Túmulo en que se insinúan lasprincipales partes y ornato de su Arquitectura, imitando la idea y metrode don Francisco Bances Candamo en su célebre descripción del RíoTajo".

Es un poema barroco que esconde entre su hojarasca literaria algunasestrofas interesantes que destaco. Comienza:

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IDILIO

Este que miras, dórico colosode plumas coronado,que al cielo se levantasobre su inmensa, basta pesadumbre,cuya elevada cumbrea el ave reina le fatiga el vueloy entre las nubes, que ilumina el cielo,la frente oculta por hollar su planta;Túmulo es majestuoso,o gigante Panteón organizadode espíritu candenteque tierno llora, lo que noble siente,a el eco, que le inspira:\Ielpómene llorosa, en triste lira.

Recuerda el autor, desde las pirámides ele Egipto a las piras romanas.para concluir con que:

Mas de tanto Panteón soberbia puntaconstruir no pudo Pira más gigante,que la que erige amantela gran México a Bárbara difunta;aquí si, que trasunta,que expresa, que promueve,un inmenso dolor, en linea breve,dándole al bronce du ro,al blanco mármol, pórfido constante,eco el buril, en un idioma mudo,mudo, pero elegante,para expresar la pena, que le mueve,a que de tanto cuerpo voz canora,hable en mil bocas lo que el pecho llora.

N os dice que las estatuas y las pinturas fueron ejecutadas por un"indiano Apeles, causando a Fidias celos" y que "olvidan de Protágenesfamoso y burlan ele laborioso a Praxiteles" (!). Se admira ele la monu­mentalidad del catafalco:

Tus pechinas, resaltos y molduras,bóvedas, arquitrabes, capiteles,si encumbradas, seguras,del Arte fueron ejemplares fielesque dieron, si no envidia al mismo cielo,al polvo bulto y a la muerte vuelo,

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siendo tu frente altivajaspeado trono de una muerte vivaque al cielo eleva polvo majestuoso ...

y en pleno delirio barroco imagina la pira como el compendio de laarquitectura:

El Toscano te dió su fortaleza,el Jónico su gracia y su belleza,la majestad que el Dórico blasona.el Compuesto en su plan, diseño y trazael Corintio vació sus perfecciones,con arte prodigiosoorden regula, que a los cuatro enlaza ...

La luminosidad le arrebata y hasta le hace llegar a construir hermo­sos versos:

Ni porque la brillantecopia de rayos que robar pudisteal cielo. a quien hicisteesfera propia de tu luz flamante,tantas enciende estrellas,que aun para el llanto bellas,en lágrimas de luz se liquidaron ...

Pero no es el túmulo "feliz" ni "glorioso" por su arte, sino por habersido erigido a la memoria de la reina:

Glorioso, sí, pues sabesesculpir en tus pórfidos lucientescon buril de diamante. en líneas graves,de Bárbara virtudes eminentes

descansa, triunfa, Reina, donde bellastrono son de tus plantas las estrellasy a tus cenizas labra el sentimientoU rna, Pira, Panteón y Monumento.

y termina:

Glorioso, pues. merecedel buril animadoy del bronce a la estampa trasladado,ver la luz, que a sus luces rayos crece.Gloríoso porque al cielo levantaste

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altas columnas que tu llanto baña,en donde A1cides de la N ueva Españael non plus ultra del dolor grabaste.Glorioso, en fin, si el vuelodel Aguila Imperial que te coronallevarte blasonadel Júpiter de España al alto cielo;aquí sí, que serás de un sol hermosoObelisco inmortal, Panteón glorioso.

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PIRA DE MARIA AMALIA DE SAJONIA. MEXICO, 1761.

Es el Llanto de la Fama, nada menos, el libro que nos describe lapira y honras fúnebres de la reina Maria Amalia de Sajonia, esposa deCarlos lII. publicado por Zúñiga y Ontiveros en 1761. Las exequias secelebraron en la catedral los dias 17 y 18 de julio, con lujo extraoreli­nano.

Ignoramos quién sea el autor ele esta pira y aun del libro, pues sele olvidó firmar ambas cosas, pero intervino en ella el pintor Miguel Ca­brera. Se dice en el prólogo que "el dibuxo se tomó de una de las mexorespiras que se han executado en Roma, para los magnificas funerales delSantísimo Padre Clemente XI", y se añade que "cuando los Señores Co­misarios me encargaron la dirección de la pira, me acordé inmediatamentede la estampa que había visto de aquella pira romana y me resolví a suimitación. Sin comunicar el pensamiento a nuestro célebre pintor Don Mi­guel Cabrera, concibió las mismas ideas, ele moelo que concurrimos a unmismo tiempo. con los mismos proyectos y con un mismo eleseo ele queviese nuestro México lo que tanto se celebró en Roma. .. determinamosañadirle una u otra pieza en el centro ele la pira, por dar algo al genioelel país, que quiere estas fábricas demasiaelamente abultaelas y altas".

Seguramente fué un pintor amigo ele Cabrera el encargado por los co­misarios para la elevación ele! túmulo, y tal vez las pinturas que l1evófueron ele ambos.

Los trozos descriptivos son los siguientes:

Baxo del hermoso y magnífico cimborrio ele esta SantaIglesia Catedral Metropolitana se levantó esta corpulen­ta fábrica. Su altura fué ele ciento veinte pies geométricos.Sobre un zoclo, cuyo pavimento era ele cuarenta y elos pies

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en cuadro, estribaban cuatro pedestales de diez y ocho pies encuadro ya más reducido. Sus netos estaban ocupados debaxos relieves. que representaban algunas acciones de lareina y sus frentes de hermosas lápidas de jaspe, bien fin­gido. grabadas con cuatro elogios sepulcrales ...

La bella pieza de la Urna, remedada toda de blancosmármoles, a más de la hermosura de sus recortes, ofrecía alos ojos a nuestra amada Reina postrada a los pies de CristoSacramentado disponiéndose para recibirlo, atendiendo a lospuntos de manifestación de los exercicios de San Ignacio.velando la educación de sus hijos. e intercediendo con suesposo para el feliz despacho de los desvalidos ... desde aquícomenzaba la figura piramidal que iba a rematar en la tum­ba; cuatro medallones de alabastro servían como de basea toda la demás fábrica, eran de medio relieve y en losdos frentes principales presentaban dos retratos grandesde la difunta Reina y por los laterales las armas de Españay ele Sajonia; cada medallón estaba sostenido de dos jóvenesalados. del mismo alabastro. con perfiles de oro, de ma­nera que una de sus manos tenia el medallón y otra levan­taba las orlas del telliz de terciopelo que venia descolgándoseairosamente desde la tumba (léase remate piramidal) queterminaba en un paño y coj in de tela de oro, ricamentegaloneado. y sobre ellos la Real Corona ...

Colocamos sobre toda la máquina a la Fama, enlutadoel clarín. y con tal arte, que parecía sustentarse por si mismaen aquella elevación ...

En los cuatro ángulos del zócalo se colocaron cuatroro bustos pedestales; su altura de ocho pies, su ancho co­rrespondiente; sobre ellos estaban basas proporcionales paracargar unas agujas luminares de sesenta y cinco pies dealto. Parecian de jaspe verdioso y una espiral que las ibaserpenteando hasta el remate las daba la mayor gracia )vistosidad. La espiral era (le talla de oro. con tal primor,que sus mismos golpes servían de arbotantes para los no­venta cirios que estaban repartidos en cada una ...

Cuando se iluminó ganó todas las aficiones del pue­blo; si algunos habían murmurado su figura y sus particu­laridades. ya no se atrevieron a seguir en su mal gusto.porque sus mismos ojos, sorprendidos del espectáculo tanmagnifico y garboso que formaba el complejo de todasaquellas piezas. les [orzaba al silencio. () a la admiración.o a la alabanza ...

Parece que fué muy criticada esta pira. a juzgar por las explica­ciones y defensas del autor; tal vez los pedestales de los ángulos, que

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ahora también nos molestan, fueron los que disgustaron a la sociedad deentonces, que repudió, con razón, el barroco italiano del siglo XVIII.

El grabado de la pira, magnífico, fué obra de José Eligio Morales.Las pinturas fueron las siguientes:

El rey Carlos contempla el retrato de Amalia en unsalón lleno de los retratos de las princesas rechazadas.

La entrada de Amalia en N ápoles, bajo arcos triunfales.La reina, con sus damas, "en su inocente pasión por

las arboledas y lugares amenos".El viaje a España. en barco, sentada en el alcázar de

la nave capitana y las sirenas tocándole música.La reina. en una ceremonia pública, deja besar su mano,

complaciente. a "una persona despreciable".La reina en el trono dando limosna.Sentada ante su cama recibe a la muerte que le viene a

avisar que se la lleva.En la cama (con la corona en la cabeza a guisa de

cuento de hadas). se despide del rey y de los infantes.Adorando la Eucaristía (que se distingue en el grabado

de la pira, en el primer cuerpo).Haciendo los ejercicios de San Ignacio.Educando a sus hijos.Intercediendo ante el rey por los necesitados, dándole

la pluma para que firme.

Las alegorias eran:

El ángel de la fama derrama al mar, por la trompeta, unchorro simbólico de lágrimas. .

El ángel de la fama despluma sus alas en señal de dolor.La muerte colgando de \\11 árbol el clarín de la fama.La muerte deshojando un árbol, el de la vida de Amalia,

y la fama recogienclo las ramas.El ángel de la fama triste por no poder morir con

Amalia.El ángel de la fama pensativo ante un lago.El ángel de la fama detenido por el amor con una ca­

dena tratando de huir para anunciar al mundo las virtudesde Amalia.

El ángel de la fama quiere suicidarse, inútilmente,pues debe seguir viviendo para perpetuar la memoria dela reina.

Todas estas pinturas están recordadas por toscos grabados en made­ra del mismo Eligio Morales, muy inferiores al de la pira.

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12. Pira de María Arnalia de Sajonia. México, 1761

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PIRA DE FERNANDO VI. MEXICO, 1762.

Una de las piras barrocas más interesantes del siglo XVIII fué, in­dudablemente, la de! rey Fernando VI, grabada de manera egregia porAntonio Moreno. Se encuentra en las Lágrimas de la Paz vertidas en lasExequias del Señor Don Fernando de Borbén, por excelencia el Justo,l '[ Monarca de las Españas . " celebradas en el Augusto MetropolitanoTemplo de esta Imperial Corte de Mé xico, Afio de 1762.

J.a idea de la pira, a pesar de los errores en las proporciones y ador­nos, es absolutamente arquitectónica. Tiene tres cuerpos bien definidos,audaces, compitiendo con las pilastras de la catedral que le sirven demarco en el grabado. El zócalo, por necesidad de poca altura, lleva cuatroobeliscos con velas que se corresponden con los salientes del primer cuer­po. Este es de orden corintio, sostenido por pilastras, y en las esquinascuatro columnas resaltadas que sostienen estatuas sobre gruesas, de­masiado gruesas. molduras. En el segundo cuerpo, que arranca de laenorme cornisa por arcos muy sui qcncris, trilobulados, se ostenta undecorativo escudo imperial y el tercero es un templete sostenido porcolumnas también corintias y techado por medio de arcos rebajados so­bre las exageradas cornisas. Tanto en la urna del primer cuerpo, comodentro elel templete, como en el remate de éste, se ven coronas reales, laúltima sosteniendo una estatua, la de la Paz. con su ramo de olivo en lamano siniestra.

En el libro citaelo no hay descripción de la pira en particular, sinoele todas las exequias, por cierto en verso, en octavas reales, de las quedestaco cinco que hablan elel catafalco:

A la verdad que al túmulo gloriosodel monarca. que muerto. la paz llora,

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debiera el orbe contribuir ansiosocubriendo en lutos, cuando el sol se dora;verter a los murmurios del sollozoliquidado el aljófar. que atesorasiendo los ojos dos, sus dos planetasque perdidas lloraran sus niñetas,

Sin embargo la Iglesia Mexicanaal tanto leal que amante a la coronatumba le erige en tan firme peanaque sempiterna duración blasona;de fiera acusa en ella, de inhumana,a la parca atrevida, y no perdonademostración alguna el sentimientoporque amor en dolor es opulento.

Obelisco era grave y desmedidoen que el pórfido y jaspe a competenciamatizándole en vetas el vestidoinspiraban ternura y reverenciael chorro de virtudes compungido,aseaba a la muerte su inclemenciahecha cada una estatua adoloridasin aliento. sin voz, alma, ni vida.

En solos jeroglíficos mostrabacomo mudo el dolor, lo que sentíav tanto en su silencio articulaba~lue a la misma elocuencia confundíaa explicar su sentido se avanzabacon amena frase la poesía;pero entre tanta espina no dió pasosin perder los sentidos el pegaso.

Bien que un lucido breve, a la ceguerade tan grave pesar corriendo el vejo,coronado de glorias vió en la esferaal héroe que mortal gime en el sueloy trocando la tumba en primaverade ardientes luces, émulas del cielo,a no tener en contra su figurafuera máquina digna de una Jnra ...

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13. Pira de Fernando VI. México, 1762

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PIRA DEL OBlSPO ALVAREZ DE ABREU. PUEBLA, 1764

Fué el obispo don Domingo Pantaleón Alvarez de Abreu un decididoprotector de monjas, sobre todo de las dominicas de Santa Rosa, cuyoconvento "Iué verdaderamente el objeto de sus caricias, hasta ordenaren su muerte que se enterrase alli su corazón, como efectivamente secumplió", dice Veytia. Mas a este autor se le olvida que en su testamentodejó ordenado que se dividiese su corazón en cinco pequeños trozospara cada convento principal de monjas de Puebla y que las de SantaRosa se ingeniaron en quedarse con toda la víscera, a la cual hicieronmagníficas honras fúnebres en enero de 1746. El doctor don José Isi­dro Montaña fué el encargado de describirlas, titulando a su libro ElCorazón de las Rosas sepultado entre fragancias. .. en el cual nos diceque se eligió "uno de los más diestros Pintores, de esta ciudad, que lo fuéDon Gerónimo de Zendejas, Maestro examinado en el Arte, a quien en­cargaron la fábrica de una vistosa y costosa Pira".

Era ésta de seis cuerpos, con quince varas de altura, "desde el pavi­mento hasta exceder un poco el arco toral del cimborrio, quedando arri­

ba sólo el hueco necesario para un hachón de cera ele diez y seis libras

que servía ele remate a aquella vistosa fábrica y cuya luz casi tocaba lasuperficie convexa de la bóveda. Hermoseaba tan majestuoso bulto una

pintura al temple de color morado, que en perspectiva mostraba a losojos una bella fábrica de arquitectura en el arte que llaman de Capricho,consistente en una varíedad armoniosa y arreglada en que siendo dispa­

rado el clibuxo de las piezas paralelas, pero igual al sitio de sus perfiles,a un mismo tiempo se goza de la variedad de las partes y se admira lasimétrica uniíormadad en el todo. Iluminóse con cien luces, cien hachas

del N arte, todas sobre blandones y candeleros de plata; las de abajo

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puestas sobre alfombras, que cubrían el suelo, eran de nueve líbras y lasde la pira de cuatro. formando una vistosa pirámide de luz".

En el primer cuerpo iban cuatro ángeles en las esquinas, "vestidosde luto y con semblante lloroso. que representaban a esta dolorida ciu­dad de los Angeles", llevando las insignias episcopales. Las pinturas eranena muerte quebrando con su guadaña: una cítara pintada de rosas; UnI

corazón desangrándose sobre un rosal marchito " Un manojo de rosas for­mando un sepulcro y en medio un corazón; Un corazón volando al cielocon unas alas que por plumas tenían rosas; Un cisne muerto entre rosas ;1T arias abejas pequeños uolando tras una· grande que ·iba a posarse en un

rosal.En el segundo cuerpo: Un sol qice dirigía sus rayos a un rosal en don­

de estaba ¡/;// corazón .. La nniertc destruyendo un mirto .. Un pelícano dcsan­qrándose sobre wnas rosas blancas; El dardo del amor transformado en una

rahna.En el tercer cuerpo iba el corazón del obispo, en "una caxuela de plo­

mo", con un ramo de rosas de verdad. que llamaron la atención entoncespor ser invierno, y se creyó milagro (?). Veytia, dice, emocionado: "sinembargo de lo rígido de la estación, brotaron diez hermosísimas rosas, conque adornaron el corazón en la fuente en que se puso, de que fui testigoocular" .

En el cuarto y quinto cuerpos iban escudos y en el sexto sólo velas.Por el grabado de la pira, de Guzmán, pueden verse los grandes can­

delabros de plata de la catedral. que fueron prestados para esta floridapira de! simpático convento de Santa Rosa de la Puebla de los Angeles.

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14. Pira del obispo Alvarez de Abrcu, por j crónimo Zendejas,Puebla, 1764

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PIRA DEL ARZOBISPO RUBIO Y SALINAS. MEXICO, 1765.

La pira del arzobispo Rubio y Salinas fué obra del pintor Miguel Ca­brera, según nos dice el bachiller Juan Becerra Moreno en la Relación delfuneral entierro y exequias de el Ilmo. Sr. Dr. D. Manuel Rubio y Salinas.Después de describir la procesión que llevó el cadáver a la catedral, "resta­ba sólo la construcción o fábrica del túmulo que, como la parte más visibledel todo de las exequias, se llevó la atención de los señores comisarios; lostúmulos que últimamente habían servido en casos iguales en esta ciudad,empeñaban mucho a que guardada la debida proporción, se procurase enéste que el buen gusto y la exactitud en la observancia de las reglas delarte, 10 hiciesen no menos aplaudido que los otros; para que esto se lograseencargaron a Don Miguel Cabrera, uno de los primeros Maestros de Pin­tura en este Reino y no menos instruido en la Arquitectura, porque apro­vechando su genio y aplicación de ambas facultades, se ha extendido aésta con igual acierto que a la otra, que delinease, levantase y dibujase elplano o diseño. con todo esmero. y habiéndolo hecho y aprobado, se le man­dó poner en ejecución, recomendándole la mayor brevedad ... " La descrip­ción arquitectónica es la siguiente:

Se levantó esta máquina de madera, fingidos los coloresde bella perspectiva, sobre el plan o pavimento de la iglesiay se delineó en cuadrado perfecto, cuyo diámetro era detreinta y siete y medio pies geométricos. En él se levantó elprincipal sotabanco, de orden dórico, que es el que lleva ensu arquitectura la Iglesia Catedral. Se adornó con pilastras,triglifos, metopas, tableros, y su correspondiente cornisa, todode color ceniza claro, que es el mismo de la piedra de quees el templo.

La misma idea se siguió en todo el túmulo. y tan bienimitado por el pincel, que parecía nna pieza propia. fixa y

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permanente de él. La altura de este sotabanco era de nuevey medio pies, a que se subía por dos escaleras de doce deanchura, que la una miraba a la parte del altar mayor y laotra a la del coro, con trece escalones cada una, que se fin­gía de jaspe rojo con manchas blancas; se coronó toda sucircunferencia con balaustres, que servían de pasamano ybajaban hasta el fin de las escaleras, y en los cuatro ángulosdel cuadro se levantaron otros tantos pedestales, cuyas mol­duras eran doradas, los macizos del mismo mármol y lostableros de jaspe y sobre ellos se colocaron cuatro estatuascolosales, que representaban las virtudes cardinales. Se fin­gieron éstas de mármol blanco y salieron extremadamenteairosas.

Sobre este plan se levantó el segundo cuerpo, que erade catorce pies en cuadro y doce de alto, con la cornisa do­rada, levantadas sus frentes de medio punto en el centro.en donde por cada fachada se puso una medalla redonda demármol blanco, con marco dorado, y en ellas, con letras ne­gras los jeroglificos e inscripciones alusivas al mérito del di­funto prelado.

Sostenían cada una de las medallas dos genios sentadossobre macizos de mármol, fingidos con mucha valentía, y lostableros de los lados imitaban el jaspe de diferentes colores.Sobre este pedestal se levantó un rebanco que hacía el tercercuerpo, de nueve pies de alto y quince y medio en cuadro.adornado de motilas. tableros y cornisa dorada, propio detodo este orden. y encima se situó un zócalo cuadrado y ensus ángulos cuatro estatuas de mármol blanco, que eran laCaridad. el Celo Santo, la Devoción y la Liberalidad.

Estas estatuas se pusieron en disposición de cargar sobresus espaldas la urna, que descansaba sobre una escocia omedia caña, adornada de cornisa dorada, con toda la her­mosura y primor del orden dórico.

La misma urna servía de basa a una pirámide de diezy ocho pies. en cuyos lados había esculpidos escudos de ar­mas, el del obispo. sostenido por dos esqueletos, el de laabadía de San Isidro de León. el de la Catedral y el de la Ciu­dad de México. En el extremo iba una tumbilla con las in­signias episcopales.

Todo el conjunto tenía de altura sesenta y seis varas y estaba alum­brado por cuatrocientas setenta y cuatro velas de a cuatro libras. Y añade

el cronista que "por su dibujo y por la valentía del pincel y sus colores, ypor la elegancia y propiedad ele los jeroglíficos e inscripciones, daba mucho

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gusto a la vista, sin que lo fúnebre que representaba le hiciese perder nadade lo deleitable".

Por la gran lámina del túmulo, grabada por Manuel de Villavicen­cio, en la cual puso el letrero, un tanto pedante: "De la invención de D.Miguel Cabrera Pintor Americano", nos damos cuenta de que esta "in­vención" no fué tan excelente ni mucho menos. Cabrera creyó que su obra,que parece un moderno pastel de cumpleaños, era de orden dórico por lostriglifos y metopas del primer cuerpo, pero tenemos que concluir que elfamoso pintor colonial, que tanto cautivó a la devoteria de los siglos XVIII

y XIX, carecía de todo buen gusto.

De cualquier manera es interesante lo que dice Beristáin, "las tablasy lienzos del túmulo, con las inscripciones y epigramas que compuso el pa­dre Alegre, se conservan en las paredes de la iglesia, por el sumo aprecioque merecieron".

Las pinturas, en los medallones del segundo cuerpo, según se vióen la descripción, eran: Una mzcjer llorando ante un sepulcro; Una hachaenccndida ; Una espiga doblada hacia el suelo; Un árbol colmado de fru­tos dorados.

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15. Pira del arzobispo Rubio } Salinas, pUl .VI iguel Cabrera. México, 1765

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PIRA DE ISABEL FARXESlO. MEXICO, 1767.

También la pira de la viuda de Felipe IV fué construida y pintadapor ilIiguel Cabrera. En las Reales Exequias de la S erenissima S eiiora Do­ña Isabel Farnesio, de Zúñiga y Ontiverus, se dice que encomendaron "ala Academia de Humanidad y Bellas Artes, establecida en el Real y másantiguo ele San Lldefonso la dirección de la pira, y el primer designio de laAcademia fué seguir en el túmulo las medidas e idea del que se levantóen Roma en la Iglesia de Santiago de los Españoles a la memoria del Ca­thólico Monarca Don Fernando VI, pero no habiendo podido executarsecon todas las proporciones que pedía aquel diseño, se escogió, entre varios,otro dibujo muy lucido y magnífico que executó con la mayor destrezade su arte el célebre pintor Don Miguel Cabrera ... "

Era de veintiocho varas de alto y "componíanla tres cuerpos, termina­dos en un cupulín y pirámide cubierta en la punta superior de un ricotelliz y coxín que sustentaba tres coronas ; el todo estaba taraceado demármoles y jaspes fingidos muy a lo vivo, y en sus frentes se dejaban ver,ya virtudes que representaban algunas de las heroicas acciones de la di­funta reina, ya algunos jeroglíficos o símbolos de sus reales virtudes".

Estas pinturas simbólicas, de mano de Cabrera, eran las siguientes:en el primer cuerpo Cibeles con los dioses, recordando la fecunda mater­nidad de la reina; Un águila real enseñando (! tiolar a sus poliuelos , re­presentando la educación de los hijos; Orfco toccuuio a las fieras, comosímbolo de la elocuencia y don de lenguas; Una corona sobrenadando enel mar, o sea la discreción. Después iban un árbol de laurel, otro de bál­samo, una palma y una paloma, que recordaban la fecundidad, la grande­za ele ánimo, la constancia y el amoroso sufrimiento de la viudez; unaconcho recibiendo el rocío, un carro triunfal, uniJlcensario ardiendo y

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unas doncellas, representando también virtudes, reales o imaginadas, de ladifunta reina,

En el arranque del segundo cuerpo cuatro esqueletos sostenian unastarjas con cuatro animales: el león español, el águila mexicana, la sirenanapolitana y el unicornio parmesano,

En el segundo cuerpo estaban; El rey Felipe [' .v la reina l sabcl dOI/­do la corono a Luis 1 .. La reina dando limosna o l/l/OS incndiqos .. 1:1 n'yCarlos IJl Y la reina Isabel queriéndose besar la 111 ono . "en amorosa y res­petuosa contienda"; La reina repartiendo coronas o SI/S hijos. :-\rriba eleestos lienzos estaban dos óvalos con retratos ele la reina y las armas (le Es­paña y de Parma, y en el cupulin las armas ele cuatro ele los infantes.

Todas estas pinturas las podemos conocer por los grabados que deellas hizo Manuel de Villavicencio, asi como la gran lámina de la pira,Esta obra tiene más idea arquitectónica que la anterior. a pesar de eso"candelabros salomónicos ele las esquinas que casi vuelan en el vacío y delmal gusto ele Cabrera, puesto de relieve una vez más. 1

Por el orden cronoi,·,gicu debcri« de seguir a ésta la pira de don Jo,,', de bBorda, erigida en T;L:-;C(), pero aparte de que no presenta ningún interés art istico ti

social, ya fué publicada por don Manuel Toussaint r-n '11 lihro suhre esa ciu.Iad

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\6. Pira de Isabel Farnesio, por Miguel Cabrera. México. 1767

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PIRA DEL VIRREY .'IIATIAS !JI' CAL\'EZ. ::\IEXICO. 1785.

Tiene la importancia esta pira de haber sido construida y pintada POl­Jo.sé de Alcibar, en la plena época de sus actividades artísticas. La brevedescripción, hecha por el maestro de retórica don Patricio Fern.iudez elee ribc. es como sigue: "Era una máquina compuesta de tres cuerpos queen su color imitaba muy al vivo el jaspe: sosteniase sobre una basa ador­nada de zócalo. hocel y filete, y en el neto o claro, repetidas a trechos va­rias columnas, y realzados entre ellas. varios eoxines. El primer cuerpoera ele figura cuadrilonga y en sus ángulos se levantaban ocho columnasde orden corintio, sirviendo de intercolurnnios cuatro airosas estatuas querepresentaban otras cuatro virtudes. Desprendianse de las cornisas unasvnlutas, de las que cada una sostenía una hermosa araña de luces y en losespacios se pintaron diferentes trofeos militares sobre cuatro tarjetas. Se­guía el segundo cuerpo. que representaba él la vista una urna o sepulcro.él1 cuyos ángulos se colocaron otras arañas con mucho número de luces.Sohreponiase el tercero y último cuerpo en figura ele una torre almenadaque remataba en una pirámide cubierta de terciopelo negro galoneada deoro. Coronábalo todo un coxin y sobre él se veían un bastón y una espacia,in,ignias del gobierno militar y político elel Exmo. Sr. Gálvez .... ,

El folleto de Fernández de Uribe se llamó: Soiciunos Exequias delExtuo. Sr. D. Mtüias de Gálvez, celebradas en la Santa Iglesia Catedralde la Imperial Corte Mexicana en los días IV y fT de marzo deillJ)('CLXXXV. México, Por Zúñiga y Ontiveros. Lleva un magníficoretrato ele! virrey, hecho por Tomás de Suria, pero carece. por desgracia,ele grahado de la pira.

Las pinturas ele Alcibar se referían a los hechos ilustres ele don M.a­tías de Gálvez. sobre torio los ejecutados en la ciudad de Santiago de Gua­temala.

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PIRA DE CARLOS III. ""rEXICO, 1789.

La pira de las exequias del rey Carlos IIJ Iué encomendada al direc­tor de arquitectura Antonio González Vclázquez, que inspirándose, segúncostumbr« de los señores académicos, en los autores clásicos, hizo su ca­tafalco con modelos de Vitrubio, Vignola y Scamozzi. En las Reales Exc­(litios se nos dice tIue "había prevenido S. E. que don Antonio GonzálezVelázquez. Académico de mérito de San Fernando de Madrid y Directorde Arquitectura de la de San Carlos de esta Nueva España. dispusieseel tÓ1ll\\10, y en consecuencia, habiendo presentado dos dibujos, el Sr. D.ensille (\C Mier los llevó a S. E., que eligió el de más gusto y sencillez ... "

la descripción. hecha por el mismo Velázquez, es la siguiente:

Sobre el piso de la iglesia sentaba el primer zócalo, per­íectamente cuadrado por su planta. ele vara y media de alto-" catorce y media de línea por cada fachada.

En los cuatro ángulos de dicho zócalo se veían cuatropedestales de figura cuadrada. siendo las cuatro fachadasiguales. y en cuatro lápidas de jaspe blanco de alabastrohahia elegantes y oportunas descripciones. El resto de Jospedestales imitaba el mármol ro jo ele Cuenca. En éstos sen­taban basas con la proporción y molduras de la Atica del\ -igllola, de jaspe amarillo, sobre los cuales cargaban cuatromagníficas pirámides: iban éstas de mayor a menor. rematan­do en un globo bronceado, y estaban vistosamente adornadascon fajas horizontales progresivamente proporcionales, imi­tando al mismo jaspe blanco di' las lápidas de sus pedestales.v el resto de las pirámides al jaspe rosado de Málaga.. En el zócalo grande había formado otro de igual alto alde las pirámides, guardando con ellas linea horizontal; suplanta un cuadrado perfecto, formando en los cuatro ángulosuna retracción ele una vara en cada fachada, formando án-

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gulas entrantes siempre rectos. con los cuales aparecían lasfachadas separadas aunque unidas, cuatro resaltos y colocadasen cada uno dos columnas (distantes entre sí cuatro varasformando con el orden proporción dupla) que sostenían suformal entablamento, todo de orden jónico, compuesto se­gún las reglas de Scarnozzi, sobre el cual, en las cuatro fa­chadas se formaban cuatro frontis angulares proporcionadossegún Vitrubio.

Las columnas, friso del entablamento y netos de losfrontis, imital Jan la misma piedra rosada de Málaga : las ba­sas y capiteles bronceados. y éstos con unas bandas negrasen lugar de colgantes, pendientes de voluta a voluta. El ar­quitrabe y cornisa parecía de piedra amarilla de Cuenca, convarias molduras bronceadas para la mayor armonía. Detrásde las ocho columnas había cuatro pilastras, cada una en unángulo, que eran las que formaban y sostenían toda la mole,de igual alto que las columnas pintadas como piedra blanca:sus fustes de jaspe rojo. En dichos intercolumnios colgabancortinas en pabellón, desde el arquitrabe, cogidas en los lados.

Sobre los cuatro frontones se formaba Ull cuerpo cua­drado que cargaba perpendicularmente en las cuatro pilas­tras, sobre el cual en sus ángulos había cuatro leones bron­ceados, sentados; el centro 10 ocupaba un pedestal, ochavoimperfecto en su planta, sobre el cual remataba una pirámidede igual altura que las de abaxo, de jaspe rosado, las faxashorizontales blancas y el resto verde. Remataba dicha pirá­mide cun una Corona. Cetro y Espada, sobre un coxin oalmohadón negro con sus cuatro borlones.

El tarimón principal era tan capaz que cómodamente sesubía a él para oficiar y decir responsos. Dentro de este grancuerpo de arquitectura estaba colocada una magnífica urnasepulcral según el gusto griego; en la fachada principal decollares bronceados y unas bandas negras.

Toda su disposición arquitectónica estaba arreglada alsencillo gusto y preceptos de los Egipcios, Griegos y Ro­manos.

El grabado de esta policromada pira, severa en su arquitectura y muyfestiva en sus colores, lo hizo el estupendo grabador Tomás de Suría.bajo la dirección de Jerónimo Antonio Gil.

'!' * *En vanas de las principales ciudades de Nueva España se elevaron

también solemnes catafalcos a Carlos lII, pero sólo fué burilado el de

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Puebla, por ese artista magnífico que fué José de Nava. Se publicó enlas Reales Exequias celebradas en la Santa Iglesia Catedral de la Pueblade los Anqcles, y Iué reproducido por don Francisco Pérez Salazar en suobra sobre el grabado de Puebla, aunque muy defectuosamente. 1 Comono me íué posible conseguir el original, remito al lector a la obra citada ycopio la breve descripción que completa la historia de esta bella pira:

Constaba el todo de la Máquina de seis cuerpos que,observando las dimensiones respectivas de sus cuadros seiban alejando hasta producir veintiocho varas de elevacióndesde el zócalo hasta el Trono con que remataba. En dichoTrono se hallaban las Reales Insignias, conviene a saber,Corona, Cetro y Espada, baxo de un pabellón de tela negray oro, que descansaban sobre un coxín de lo mismo.

El cuerpo inferior del trono, que era el quinto, se em­pleó por sus cuatro frentes en otros tantos cuarteles del Es­cudo de Armas de nuestro Católico Monarca, reservándoselos cuatro restantes, como más proporcionados a la vista.para distribuir sus elogios. Quiso significarse que éstos sehabían esculpido en lápidas de mármol roxo y para persua­dirlo se dió con harta viveza ese color a los campos de losintercolumnios; el de humo suave y dulce se aplicó a lasempresas y jeroglíficos que los coronaban, y el de jaspesdiferentes a las columnas, basas, capiteles, cornisas y demáspiezas que componían lo restante de la Máquina, a excep­ción de los barandales y balaustres que guarnecían los pa­vimentos y servían de pasamano a la escalera principal. por­que a tocio esto se dió un verde claro, bastante agradable ala vista, y todavía más después que estuvieron encendidaslas innumerables luces que se habían repartido por el cuer­po de la iglesia y las cuatrocientas hachas con que se iluminóel túmulo ... "

1 El grabado en la ciudad de Puebla de los Angeles, México, 1933, pág. 48.

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17. Pira de Carlos lII, por Antonio Conzález V elázqucz. México, 1789

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PIRA DEL VIRREY REVILLAGIGEDO. ;\IEXICO, l7LJ9.

Las Soleinnes Exequias del virrey conde de Revillagigedo fueron pu­blicadas, no sé porqué, en la ciudad de Guatemala, en casa de Arévalo, en1800. Pero estas exequias fueron celebradas "por sus apasionados" en laiglesia de San Francisco de México, donde se erigió la pira que, aunqueimprovisada en unos cuantos días. resultó novedosa, como puede verse enel grabado que de ella hizo José Mariano del Agui1a.

Sobre un enorme zócalo cuadrangular se levantó "un obelisco magní­fico", que era "de orden toscano", todo pintado imitando el jaspe rosa."Cuatro cuerpos, que iban en armónica disminución, sostenían la má­quina piramidal, en cuyas principales vistas estaban colocados los escudosde armas del Ilustre Difunto, y en el final remate, sobre un coxín de ter­ciopelo carmesí las insignias de la Gran Cruz de la Real Orden de CarlosIII, y encima el bastón, espada y sombrero, distintivos del gobierno mi­litar y político."

En los diversos cuerpos iban ocho imperiales y sesenta y ocho hache­ros de plata, "con la más armoniosa simetría".

Las cuatro estatuas del primer cuerpo, de aliento clásico, llevaban enlas manos grandes letreros con poesías. En los otros cuerpos iban "signifi­cantes emblemas", en los que descubrimos. por el grabado, unos faroles,aludiendo al alumbrado público de que dotó a México; una calle, recor­dando la urbanización y limpia de la cindad ; una mesa y un caballo en losotros. simbolizando, tal vez, el trabajo y la actividad elel célebre conde eleRevillagigedo.

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18. Pira del vi r rcy Revillagi~t'(lu. ',léxico, 1799

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PIRA DEL ARZOBISPO NI)ÑEZ DE lIARO. MEXICO, 1802.

El gran catafalco fué obra de Manuel Tolsá, En la Relación de laFúnebre Ceremonia y Exequias del liUIO. y Ex iuo, Sr. D. Lldeionso Nú­JlC:: de Htiro y Peralta se lee que para "executar el lúgubre Mausoleo, quedebía ser magnífíco, eligieron los señores comisarios al célebre arquitectodon Manuel Tolsa, Director de la Academia de Bellas Artes en esta capital,tan conocido por los primores de su arte, como por su honradez y modestia.

Este insigne artista puso todo su esmero en formar una pieza de fino gusto,

y a juicio de inteligentes, no tendríamos que avergonzarnos si se presentara

este fúnebre Monumento a la crítica de las cultas naciones que han enea­

necido entre primores de Arquitectura". Y con "tosca y poco diestra plu­

ma " describe la pira:

En el espacio que corre entre el altar mayor y el coro,se levantaba un robusta y corpulenta máquina, cuyo primerpedestal o zócalo tenía de altura cuatro varas y diez en cua­dro. Sus cuatro frentes imitaban un bello jaspe de fondoamarillo. con vetas de roxo oscuro y en medio de cada unohabía puertas para 10 interno de la máquina, cubiertas concortinajes negros y fleco negro y blanco.

En sus cuatro ángulos se colocaron otros tantos jarro­nes de estuco, cuya pintura tiraba al aplomado, con argollasy orlas doradas; servían de hacheros con cirios de diez y ocho¡ibras.

Sobre la puerta del frente que miraba al coro, estaba unatarja de fondo casi amarillo y en ella grabado un epitafio.Sobre el frente opuesto estaba otra pequeña lápida de igualcolor en que se leía una corta y edificante inscripción. Sobrecada una de estas cuatro puertas se pusieron cuatro jarras,que imitaban en mármol el color blanco y apagado y susten-

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taban cada una un cirio de ocho libras. El borde todo delpavimento de este pedestal estaba coronado de luces, dis­puestas con hermosa simetría, como también lo estaban tresescalones que de este pavimento daban paso al segundo pe­destal.

Era el recinto de éste menos vasto, por naturaleza dela figura piramidal; sin embargo, tenía sus frentes bastanteespaciosos y su altura se levantaba a bella proporción. Cadafrente estaba dividido en tres resaltos, bien formados y ador­nados de trofeos convenientes al objeto; con esto quedabanen cada frente cuatro lienzos, que dieron lugar a ocho jero­glíficos, cada cual descifrado con una poesía. Estas poesíasdescribían, como por orden histórico, los principales pasa­jes de la vida de nuestro Exmo. hasta su llegada a México.

En los cuatro ángulos de este cuerpo sobresalían cuatrobasas sobre que se levantaban cuatro estatuas colosales. enque derramó el pulido Arquitecto todo su garbo y bizarrafantasía. U na de ellas era la Ji;1ansedumbrc ; otra la Concor­dia; la tercera la Liberalidad; la cuarta la Urbanidad.

Del pavimento de este segundo cuerpo se arrancabauna majestuosa pirámide, que imitaba un jaspe de fondoverde oscuro, ingeniosamente arqueada por los cuatro fren­tes, para dar la vista del tercer pedestal. que nacía del mis­mo pavimento. Los cuatro netos que tenía este tercer cuer­po los ocupaban otras tantas odas latinas... sobre estepedestal sentaba la magnífica urna sepulcral, cuyo color erade jaspe morado oscuro, con tal cual mancha blanca.

Relumbraban por todas partes sus dorados perfiles. comotambién el dorado relieve levantado sobre el medio ele ella,que era un hermoso busto elel elifunto Príncipe. Aumen­taban el lucimiento ele este cuerpo cuatro jarrones. igual­mente bien dorados, que en los ángulos de la urna manteníanotros tantos cirios ele doce v media libras, En el frente elela urna, que miraba al coro, ~estaba un jeroglífico.

En los cuatro frentes de la media altura de la pirámideresaltaban cuatro lápidas o tablones, con semejanza de már­mol blanco y en ellas se grabaron poesías que celebraban laHumildad, la Prudencia, la Misericordia y la Fortaleza.Sobre dichas lápidas presentaban un bello golpe de vistacuatro escudos de armas del mismo Príncipe, que eran bajorelieves en fondo apastillado. Sobre el remate de la pirámidese colocó una urna de cenizas o vaso bien capaz, con sutelliza, y encima la cruz arzobispal.

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Mil cuatrocientas y cincuenta luces contenía la gran má­quina, que vista desde proporcionada distancia, presentabala más hermosa y agradable ilusión de millar y medio deastros armónicamente tachonados en la pirámide.

El grabado fué obra de José Maria Montes de Oca.

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19. Pira del arzobispo N úfiez de Raro, por Mnnuc! Tolsá. México, 1802

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PIRA DEL OBISPO SAN MIGUEL IGLESIAS. VALLADOLID, 1804.

La pira fué obra del bachiller Manuel de la Torre Lloreda, publicada,según el grabado de José Simón Larrea, en el folleto Relación sencilla delfuneral del Ilino, Sr. D. F. Antonio de San Miguel Iglesias . . . 1805.

Era de "diez y seis varas y dos tercias y se podía considerar comode tres cuerpos, fuera del zócalo o andén, que era perfectamente cuadradopor su planta. En los cuatro áng-ulos estaban cuatro pedestales sobre losque se colocaron otros tantos cipreses de cuatro y media varas de altu­ra, que servian como de fanales, repartiéndose en ellos un considerable nú­mero de luces que brillaban con agraciada simetría. Sobre este pedestal selevantaba el primer cuerpo, de figura cuadrilátera, en su proporción deorden dórico, de cinco y media varas ele alto y cinco y una tercia de an­cho, extendiéndose tanto la anchura de su basa, por haberse formado en lasde las pilastras ocho ménsulas, en las que sobreestaban ocho jarrones deun gusto delicado, que además del adorno, servían para exhalar continua­mente aromas con seguridad y artificio. El segundo cuerpo representabauna magnífica urna sepulcral, sobre la que se elevaba, por último, el terce­ro, que era una pirámide trunca, cuadrada, cuyo ápice terminaba en dosmitras y dos callados, los de Comayagua y Michoacán, que pdseyó el Ilmo.Sr. Iglesias ... "

Ahora esta pira nos parece fea y sin gracia. y más con los cipresesque la custodiaban, pero algo nos consolamos pensando que en la nochebrillaban "con agraciada simetría", como arbolillos actuales de Navidad.

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20. Pira del OblSJlC> San Miguel Iglesias. Valladolid, 1804

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PIRA DE LOS DEFENSORES DE BUENOS AIRES. PUEBLA, 1808.

Fué tan clamorosa la defensa de Buenos Aires cuando el ataque in­glés de los generales Beresford y Whitelocke, en 1806, que la fama deSantiago Liniers, de Juan Martín de Pueyrredón, de Martín de Alzaga yde los esforzados habitantes de la ciudad del Plata llenó el mundo, sien­do admirados por la misma Inglaterra. En España y en toda América sehicieron fiestas, así como innumerables misas de réquiem por los muertos.Pero sólo unos funerales interesan aquí: los de la ciudad de Puebla, cele­brados el 2-1- de febrero de 1808, tanto por haberse hecho un bello grabadode la píra, como por el autor de ella, pues fué el famoso pintor, orfebre yrevolucionario José Luis Rodríguez Alconedo, al cual no le conocíamossus cualidades arquitectónicas.

El libro que describe las honras se titula así: Oración Fúnebre que enlas solemnes exequias celebradas en la Iglesia del Espíritu Santa de la Pue­bla, a devoción y expensas de los hijos y oriundos de Vizcaya y de Navarra,por todos los que murieron en la gloriosa deiemsa de Buenos Aires, dixo el

Dr. D. Antonio Joaquín Péres Martines, obispo de la misma ciudad . . .México. Por Arizpe. 1808.

Se dice en el prólogo que "la novedad de esta pieza, su colorido demármoles bien contrastados, la calidad de sus adornos y su armoniosa ilu­minación, no pueden expresarse cumplidamente con la lámina que se acom­paña, mas, sin embargo, ha parecido conveniente publicarla porque su vistaexcusará las descripciones arquitectónicas, de que no gusta la mayor partede los lectores".

y sabemos por este párrafo que los habitantes de la agonizante Nue­va España se morían de aburrimiento con las minuciosas descripciones delas piras que habían visto con sus propios ojos, en lo cual llevaban razón.

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Esta obra ya se halla inspirada en el movimiento neoclásico; es sobriaél pesar de los trofeos y calaveras, y si no es tul ejemplo de proporcionesarquitectónicas, conserva una elegancia sólo afeada por los torreones mi­litares de las esquinas y los enormes jarrones turiferarios de la pirámide.

El grabado lleva estas inscripciones: J. L. R. Alconedo diblljá.-J. A.(;III'Z'uru dcl.-Jlrmtes de Oca grabó ('JI J11h-ico.

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21. Pira de los defensores de Bueno, Aires, por josé Luis Rodríguez Aleone-lo.Puebla, 1808

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PIRA DEL OBISPO MaRIANA. VALLADOLID, 1810.

Don Marcos Mariana y Zafrilla fué un efímero obispo de Michoacán,cuyas obras principales fueron haber terminado de su bolsillo la fábricade cigarros de Valladolid y regalar a su catedral "cuatro imágenes de Ntro,Sr. Jesucristo con cruces y pedestales de bronce dorado, del mejor gusto,cuyo costo ascendió a la cantidad de 10,000 pesos, obras del célebre Tolsá,que envió su Ilma. para los cuatro altares del ciprés", según se dice, depaso, en las Solemnes exequias que celebró la Santa Iglesia Catedral de Va­lladolid por el alma de . " México, 1810.

La pira fué también obra del bachiller Manuel de la Torre Lloreda,que dice ahora no haber imitado nunca los antiguos modelos, pues ya seestá "en un siglo ilustrado", en el que "el buen gusto ha revisado casitodas las artes y ciencias naturales". Cita el Diccionario de Arquitecturade Bails y el M anual de Arquitectura de Brancas, de los cuales había toma..'

do sus ideas, así como de la pira (que no conocemos) que en 1800 habíahecho el cura don Francisco Uraga a la memoria de Pío VI.

"Se ha procurado -dice- hacer un túmulo magnífico que a la prime­ra vista excitara una grandiosa idea del Príncipe a quien se dedica y que

ofreciera netos capaces y bastantes para las poesías e inscripciones.

"Esta gran mole se componía de tres cuerpos, sirviendo los dos pri­meros como de un grande muro o pedestal para sostener el tercero que era

la Urna o Sepulcro. Ella representaba en toda su extensión la figura deuna pirámide cuadrangular imperfecta, para conservar de algún modo lasignificación de las antiguas, y su altura era de diez y seis varas, sin contar

con el busto, que colocado sobre el sepulcro, hacía un remate noble y gra­cioso."

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En realidad se usaron elementos de la pira del obispo Iglesias, comolos pebeteros, que son los mismos, el entablamiento, con sus dos estatuasrecostadas y la urna. El grabado. de fina factura, fué obra de José SimónLarrea.

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22. Pira del obispo Moriana, Valladolicl, 1810

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PIRA DEL ARZOBISPO LIZANA. MEXICO, 1812.

El espléndido grabado de esta pira, de Pedro Vicente Rodríguez, estáinserto, sin la menor descripción o comentario, en los Elogios Latino y Cas­tellano del Excelentísimo e Ilustrísimo Sellar Don Francisco Xavier de Li­cana y Bcaumont, Arzobispo y Virrey de México ... 1813.

Fué también obra de Manuel Tolsá, quien siguiendo el ejemplo deltúmulo del arzobispo N úñez de Haro, construyó una colosal pirámide sohreun amplio zócalo en el que se abren cuatro puertas; a los lados de ellasletre'ros en tarjas de corte clásico. En las esquinas cuatro macetones in­censarios. En el centro de la pirámide. sobre una cornisa, otras tarjas conepitafios y versos y los escudos del prelado. La urna, con las insigniasepiscopales, estuvo en el interior de la pirámide, abierta ésta por mediode claros sostenidos por columnas jónicas y no "ingeniosamente arqueada"como la de N úñez de Haro. En el remate una enorme estatua de la Fe.

En este grabado puede notarse perfectamente la imitación de losasde mármoles y jaspes, que, como se ha visto, era la costumbre de las pirasfunerarias.

* * '"E.~te hermoso túmulo, t1110 de los mejores que se construyeron en

México, se conservó mucho tiempo en las bodegas de la catedral, sirvien­do para varias exequias posteriores.

En 1819 se puso para las de la reina Isabel de Braganza, los dias 9y 10 de junio, permaneciendo hasta septiembre del mismo año en quese celebraron las honras de Carlos IV y María Luisa. En la Relación de loEjecutado por la muerte de D01ia Isabel de Braqansa ... Se dice que "Iué

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armada" la pIra, sm mencionar a Tolsá, por el pintor Rafael Ximeno yPlanes.

Ximeno añadió UIlOS medallones de pintura, ovalados, en las esr[uinasdel zócalo, con jóvenes romanas representando virtudes y un medallónredondo, sostenido por angelitos, arriba del pórtico central de la pirámi­de. con el retrato de la reina. Fuera del túmulo colocó cuatro grandes co­lumnas corintias recibiendo las cortinas que descendían de una coronaregia, inmensa. que cuhria todo el monumento.

Cometió Xiineno, sin embargo, una grave falta a su honradez profe­sional al firmar el grabado "Ximeno inventó y dibujó", Hizo jo segundo,pero no lo primero, que Tabú había "inventado" hacia seis afias.

El grabado de esta renovada pira fué también de Pedro Vicente Ro­drígucz,

En 1838 sirvió para la misa de réquiem ante las cenizas de Agustínde Iturbide, en la catedral, según puede verse en la lítografía de Cumplidopublicada en la Descripción de las honras del emperador.

En 1862 volvió a servir para las exequias celebradas en la Profesa delobispo Helaunzarán, y en 1878 para las de Pío IX, "Manclóse renovar -sedice en las Honras de ese pontífice- en cuanto fué posible el imponentey majestuoso catafalco, obra del distinguido arquitecto dun Manuel 1'01­sá , , , " y se consigna una excelente y detallada descripción rcrmpresa enel número 77 de t» VO~ de .sl ixico,

* * *Las honras que para Carlos IV y Maria Luisa hizo la Inquisición en

Santo Domingo merecieron un suplemento de la Gaceta de J1(;xico, cid26 de octubre de 1819, en el que se detalla la ceremonia. "El cenotafio-c1ice- íué nuevo crédito de la constante fidelidad del Santo Trihunal.Guardaba toda su mole el orden jónico, en cincuenta y cuatro ¡lies elealtura, repart ido-, perfectamente en el zócalo. contrazócalo. perlesral. sar­cófago, cornisamento. muro y cúspide, formando el todo una pirúmideadornada. Sus columnas, capiteles y molduras. pintadas a buen gustu. ydoradas en sus deliida-, proporciones. presentaban un artefacto que será

siempre testimunio muy Iicl de la eficacia e011 que don Fraucisco Ibar

trató en ésta de llevar hasta el cabo los esmeros ele su notoria habilidad."

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24. Pir« del arzobispo Lizana, por Manuel Tolsá. México, 1812

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25. La pira de Tolsá, para Lizana, arreglada por Ximenopara Isabel de Braganza, México, 1819

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26 La misma pira usarla para el obispo Belaunzarán, México, 1862

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l'lR,\ m: ISABEL DE BRAGAN'ZA. G CADALAJ ARA, 1819.

La ciudad ele Guadalajara. aprovechando la muerte ele Maria IsabelF raucisra de Braganza, esposa de Fernando VII, hizo también honrasIúnebres a Carlos IV y a María Luisa ele Borbón. derrochando un lujoextraordinario en la ceremonia y en la pira, que fué encargada a Dionisi»Sancho, escultor de cámara de la Corte ele Madrid, que se encontraba en:\neva España. dirigiendo en Guudalajara la edificación de la Casa deMoneda.

Dionisio Sancho había nacido en Ciempozuelos en 1762. Estudió

en la Academia de San Fernando, gananc\u el primer premio de esculturaen dos ocasiones. Fue nombradn director ele Escultura para la Academiade San Carlos, de México. el 20 de agosto de 1810, en substitución deTIJbá. que pasó a la dirección ele ;\r<lllÍtecttll'a, Tomó posesión el 17 ele fe­hrero de 1811, pero en 1;";14 estaba ausente, quizá ya en Guada1ajara. ~\ln­

ri(', hacia 182:;, En el Escorial y :\ladrid existen a1g11l1aS famosas estatuasele Sil mano. 1

En las Reales Evcquios, publicadas en 1820. se elice que Sancho pre­sentó cuatro diseños "que no dexaron otra dificultad que la ele la elecciónentre ellos", La pira fué hecha por los dos mejores escultores ele la ciudadv las pinturas se encargaron a Jusé ~\Iaría ele Criarte, el maestro de José:\1aria Estrada.

El primer cuerpo ele esta obra consistía en un zócalo al­ruohadillado ele dos varas ele alto. el cual asccndia por unaescalinata de siete gradas que hacía frente al coro. toelo élimitado de mármol negro de San Pablo.

Ahelanlo Carrillo y (;ariel, natos sobre In ~lcadell1ia de San Carlos de i\''lll'­

~'(f i.spaña, Mb,icu. 1939. Enciclopedia Ecpa'<l, vol. 5·L

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Sobre dicho cuerpo corría una balaustrada de bronce an­tiguo y ornatos dorados, interrumpida con seis pequeños pc­destales y cuatro en los ángulos, todos de mármol blancode Granada; en los seis pedestales estaban colocados otros tan­tos perfumeros ele dicho mármol blanco y sus aelornos unosdorados y otros bronceaelos.En los pedestales de los ángu­los había cuatro trozos ele columna de pórfido, que sosteníancuatro candelabros ele bronce antiguo y cinco hachas cadauno.

Sobre el zocalón que componía el primer cuerpo habíaun gran pedestal de mármol amarillo de Cuenca. sobre el quese levantó un templete ele orden dórico, compuesto ele docecolumnas ele mármol morado de Cuenca, con capiteles y ha­sas doradas. y los zócalos de mármol negro de San Pabloy cuatro pilastras almohadilladas de alabastro gris, y deesto mismo era el cornisamento, excepto las metopas, queeran de mármol morado. adornadas alternativamente con ca­laveras, guirnaldas de ciprés y ampolletas con alas en bajorelieve de mármol blanco.

Los dos principales frentes de este cuerpo, concluíancon frontis cuyo tímpano era de mármol morado con unaguirnalda de ciprés; sobre el frontis había colocados dosglobos de mármol de Can-ara con laureles por los lados quesostenían una corona imperial elorada.

En el medio estaba colocada una urna sepulcral, todade lapislázuli y sus adornos elorados; en el frente que mi­raba al coro tenia una gran medalla con el busto ele la reinaen. b~jo relieve y en los costaelos lápidas ele ágata con iris­cripciones.

De este cuerpo seguia un pequeño zócalo de placa cua­drada. de mármol verele de Granada, sobre el que se le­vantaba una pirámide sostenida en cuatro globos ele bronceantiguo. toda de mármol morado de Italia, que terminahacon una cruz griega ele ráfagas doradas,

La total altura era ele eliez y nueve y una cuarta varas.

Tres días antes ele los funerales se abrieron las puertas de la cate­dral para que "toda clase ele gentes satisficiesen el inquieto aunque raci. 1­

nal deseo ele. ver una cosa de tanta noveelael y tan eligna de verse COl11e,

el nuevo catafalco".La música estuvo a cargo del capitán del regimiento ele Puebla N arciso

Sort, quien compuso las vísperas y la misa.Esta pira. la más hermosa que se construyó en :\Iéxico, fué también

grabaua por Pedro Vicente Rodríguez. Sólo estos tres grabados, y los

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tres de piras funerarias, se conocen de Rodríguez, suficientes para reputarlocomo uno de los mejores grabadores del siglo pasado.

" " ,~

En 1853 volvió a utilizarse el catafalco de Sancho, en las honras delarzobispo Aranda y Carpinteiro, que motivó una nueva y excelente ilus­tración, en litografía, de Decaen, publicada en la Descripción de los fu­nerales de ese prelado.

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27 Pira de Isabel de Braganza, por Dionisio Sancho. Gnadalajara, 1819

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UNA PIRA EN AGUASCALIENTES, 1827.

Uuico caso de pira funeraria civil, fué la que hizo la Sociedad Pa­triótica de Aguascalientes al difunto gobernador de Jalisco, don Prisci­liano Sánchez, colocada en la Sala de Juntas de la misma Sociedad el 8de enero de 1827.

En lugar de sermones hubo discursos y brindis en vez de responsos."En la noche del día de luto -se dice en los Elogios Fúnebrcs-:-. uno delos individuos ele la Sociedad pronunció un elogio funeral en la granSala de sus juntas. en donde se había colocado una tumba sencilla y hu­milde y en ella las octavas y poesías ... "

* * *El cenotafio es una pirámide irregular, en cuyo centro va la clásica

urna con una matrona' recostada al modo etrusco, llevando un libro en lamano. Dos estatuas de virtudes la acompañan, de pie en sendos pedestales.vestidas a la romana.

Aquí, claro está, han desaparecido las velas. el fuego y toda ideareligiosa o mortuoria. Es ya una pira laica, de inspiración liberal, erigida al"ciudadano" Sánchez, por el hecho de ser gobernador.

Hay un vigoroso recuerdo, aunque en pequeño. de los sepulcros deAntonio Canova en esta pira, recuerdo que se avalora por su fecha, apenasa los cinco años de la muerte del célebre escultor italiano.

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Pira del gobernador Sánrhez. Aguascalientes 1827

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LA PIRA DE ITURBIUE. MEXICO, 1838.

Al traer los restos de Agustín de Iturbide a la capital, en 1838, se lehicieron lujosos funerales en la iglesia de San Francisco primero, y luegoen la catedral, donde fué sepultado. En la Descripción de la solemnidad[úuebre con que Se honraron las cenizas del Héroe de Iguala Don Agustínde Iturbide ... México, 1849, se describe la pira elevada en San Fran­cisco: "Al entrar de frente en aquel magnifico templo. los concurrentesquedaban asombrados al aspecto imponente y majestuoso que se presen­taba a su vista. El fondo de la iglesia estaba vestido ele negro, desde lasbóvedas hasta el pavimento; lo estaban igualmente, en toda su altura,las cuatro columnas del centro del crucero, resaltando más en aquel in­menso fondo oscuro un haz de tres banderas trigarantes colocadas a ciertaelevación. Los colores de estas banderas estaban en armonía con un gran­dioso pabellón tricolor suspendido bajo la media naranja, cuyo círculotenía veintiuna varas de circunferencia y del cual salían, abriéndose, cua­tro fajas también tricolores de más de cuatro varas de ancho. a coloressobre los capiteles de las columnas enlutadas en que se hallaban las banderas. Terminaba este pabellón por su extremo superior en un penachotrigarante.

"Como para disputar la altura al pabellón, se levantaba un suntuosocatafalco de más de treinta pies de elevación; su base tenía seis varas porcada lado del cuadrado, con cuatro gradas; encima un pedestal, y sobreéste, la esbelta pirámide. En la cúspide truncada de su cono se colocaronlos restos de don Agustín de Iturbide, dentro de una urna de cristal ybronce dorado, cerrada con una cubierta de lo mismo, que tenía encimalos trofeos en que se miraba erguida el águila nacional; todo el conjuntode cortes y molduras era de un trabajo exquisito."

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La litografía, ele Antonio de Castro, nos muestra el interior del templode San Francisco antes de ser convertido en bodega y demás peripecias desu triste historia posterior a la Reforma, I1eno de las elegantes personasque fueron a la misa de rcquiem. En el centro de la pirámide se ve un me­dallón con un busto de perfil de Iturbide y las luces se reparten en las ara­iras y tribunas, dando una majestad imponente. Oficia un obispo, La lúgubreceremonia se desarrolla en un silencio profundo, aristocrático, de gentesde etiqueta que recuerdan sus buenos tiempos del primer imperio.

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2X. Pira de Agustín de Iturbide. México. 18:38

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PIRA DEL PADRE NAJERA. MEXICO, 1853.

En la iglesia de la Profesa, la de moda a mediados del siglo pasado,~e puso la modesta pira del sabio padre N ajera, litografiada por HipólitoSalazar en la Descripción de las Exequias del iVluy R. P. Fr. Manuel deSan Luan Crisostomo, rcliqioso de la Prouincia de San Alberto de Carme­litas Descaleos, México, 1854. La descripción, a la antigua, dice: "Debajode la amplia cúpula se elevaba un sencillo pero elegante catafalco com­puesto de tres cuerpos sobre un zócalo, forradas estas piezas de terciopelonegro, galoneado de oro, y con los adornos siguientes: delante del zócalo,en el lado que miraba a la puerta principal, se colocaron dos columnas deescayola, jaspe oscuro, que contenían jarras de bronce coronadas con unallama de un color verde que producía un efecto verdaderamente lúgubre.Sobre los cuatro ángulos del primer cuerpo se colocaron otras tantas co­lumnas de escayola blanca, que sostenían jarrones de mármol, y a loslados blandones de calamina, que al par que hacían resaltar la blancura delas columnas, dejaban ver libremente cuatro bellas composiciones caste­llanas en elogio del difunto.

"El segundo cuerpo, adornado del mismo modo que el anterior, conla diferencia que sobre las columnas había candelabros de mármol amarilloguarnecidos con bronce negro y se leían otras no menos hermosas inscrip­ciones latinas. Columnas de la misma clase, aunque algo más pequeñas,con candelabros iguales a los del anterior, adornaban el tercer cuerpo, quecubierto con un rico tapiz, se veía sobre éste un hábito de carmelita, ymirando al frente de la iglesia tenía por adorno un vistoso escudo de laOrden del Carmen. Al magnífico espectáculo, en fin, que ofrecía el cata­falco. daba complemento una hermosa araña de calamina, que suspendidaele la clave y colocada a proporcionada distancia. servía de remate a todoaquel fúnebre aparato."

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Sólo la fuerza de la tradición pudo escribir esta elogiosa descripciónque no corresponde con la realidad. Estamos ya tan sólo ante una super­posición de cuerpos de mayor a menor tamaño, sin ninguna idea arquitec­tónica o plástica.

Con esta pira del padre Nájera termina, en realidad, la historia delas piras funerarias mexicanas; de entonces acá puede decirse que todos loscatafalcos no son sino pirámides de cajones enlutados, sin el menor cui­dado ni el menor gusto, como las de los últimos arzobispos de México ola del último rey de España, Alfonso XIII, en la iglesia de Santo Domin­go. de estilo "gótico".

* * *Algunas excepciones podrían citarse en el siglo XIX, como la pira en

la translación de los restos, de México a Guadalajara, del arzobispo Es­pinosa, en 1877, o la del obispo José de la Peña, de Zamora, de la mismafecha, que aun merecieron Iitografiarse, pero que están ya construidas conesa falta de aliento de lo que se halla condenado a perecer.

* * *y es lo fatal. De la pira de Carlos V a la de Alfonso XIII mediaron

cuatro siglos y no en vano pasa el tiempo, que mata el cuerpo y cambialas ideas. Lo que estuvo bien y en su lugar como Túmulo Imperial en 1560.lo está también como cajones anónimos en el año de 1942.

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29. Pira del padre Nájera. México, 1853

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UNA PIRA DE B,URLA EN LA CIUDAD DE MEXICO.

A fines del siglo XVIII se había Ilegado a tal erudición pedante, tantoen las poesías y sermones como en las detaIladas descripciones de las piras,que en 1799 hubo una graciosísima parodia, las Honras fúnebres de la pe­rrita doña Pamela, en las que se describen, punto por punto, la vida y vir­tudes del animalito, llenas de citas clásicas, asi como la pira, por sus cua­tro costados, con sus epitafios, octavas y sonetos, su disposición arquitec­tónica y sus adornos, tal como se hacian en serio por 'los bachiIleres ydoctores sin oficio de la época. 1

Estas honras burlescas, que anduvieron manuscritas varios años, fue­ron copiadas íntegramente por José Joaquín Fernández de Lizardi, El Pen­sador 111exicano, en el capítulo xxv de su novela La Quijotita y su prima,dándonos. además, el precioso dato de que "quien había ideado la piray compuesto la inscripción. los sonetos y todo, era el Dr. D. José Ma­ría Guridi y Alcacer, autor también de la oración fúnebre, lo que hizo conobjeto de pasar el rato en una concurrencia, criticando al mismo tiempouna pira puesta en aquellos días en un templo de México".

La pira que se reproduce en la litografía de la Quijotita tiene, comolas verdaderas, sus tres cuerpos, su puerta al frente, estilo académico. susmedaIlones con versos y, en el remate, la pobre Pamela muerta, tendida enun estercolero.

* * *El elemento puramente hispánico está en las primeras piras. las de

los reyes de la Casa de Austria; la voluntad criolla se manifiesta en los

1 Publicadas por Edmundo ü'Gorman en el Boletín elel Archivo General de laNación, tomo xv, núm. 3.

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ostentosos catafalcos barrocos; el aliento clásico vuelve en los túmulosacadémicos; la nota indígena, ingenua y emotiva, está en la encantadorapira de Coatepec; el toque de burla, de caricatura, que no podía faltar enla historia de las piras funerarias mexicanas, lo dieron un cura liberal yun literato.

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JO. Pira hurlesca en La Quiiotita. de Femández de Lizardi

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EL SENTIDO DE LAS PIRAS FUNERARIAS.

El estudio analítico, descriptivo, desde fuera, ele esta efímera arqui­tectura funeral, se ha hecho en las páginas anteriores. El estudio sintético,comprensivo, desde dentro, es el que intento en estas líneas, aunque seatan sólo como planteación de cuestiones, para completar el significado his­tórico y estético de las piras funerarias, que no existe con la pura explica­ción gráfica y documental.

Oculto en la maraña de las apariencias. hay un hondo sentido en laspiras que es necesario desentrañar y cuyos elementos están dados en eldesarrollo mismo de las ideas sucesivas que las engendraron.

* .,- *La idea prnnana, elemental. que las inspira. es la idea religiosa. Un

mundo sin trasmunrlo, sin sentimiento alguno de lo divino y del más allá,aunque sea de manera confusa (J dubitativa. no puede originar el culto alos muertos; sólo una idea o sentimiento trascendente ele la muerte puedecrear estos homenajes postreros. Nacieron las piras en el paganismo paraquemar el cuerpo y liberar el espíritu. forma antigua de dar descanso per­petuo a sus muertos. El cristianismo, a pesar de prohibir la cremación delos cuerpos. por la fe en la resurrección de la carne, conservó las piras consu principio fundamental: el fuego, hecho símbolo en los centenares de velasque recordaban el incendio original.

* * *Con el pasar de los siglos y el cambio que ello implica. ocurre un 111­

teresante fenómeno: las piras funerarias van perdiendo S11 noción inicial

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religiosa y devienen obras sociales y, cuma una secuencia, obras artísticas.No son ya para el culto del muerto en cuanto a cadáver, en cuanto ante­rior albergue de un espíritu, sino del hombre en cuanto persona social. Laidea trascendente de la muerte se hace inmanente y es la jerarquía, el se­ño río, el poder, la representación' social. lo que eleva las suntuosas pirasrenacentistas y barrocas, en los momentos, precisamente, en que el hu­manismo de la edad moderna exalta al hombre como ser independiente dela divinidad.

De aquí los diferentes matices que va poniendo el tiempo, conformetranscurre, en la composición y adorno de los catafalcos, el alejamiento, elolvido de las ideas religiosas para sustituirlas por recuerdos personales deldifunto y ostentar, más que todo, el sello de la época, de las formas socialesimperantes en el momento en que se construyen,

* * *El "Túmulo Imperial" de Carlos V, tremendo y fastuoso. es el home­

naje a la persona del emperador, a la corona del Sacro Imperio RomanoGermánico que llevó en su frente. El pobre cajón enlutado de Cervantesde Salazar es el homenaje al profesor universitario. elemento mínimo, tro­zo de sillar apenas en el fabuloso edificio del imperialismo hispánico delsiglo XVI. Domina, sin embargo. en el túmulo de Carlos V, la idea de lamuerte, así como en el de Felipe Il, que llevan aún forma de altar y endonde se celebran las ceremonias fúnebres. En la pira de Felipe IV co­mienza ya, a pesar de su parecido con las anteriores. la exaltación puradel individuo, al colocar en el sitio más prominente el retrato, de tamañonatural, del monarca.

Después, en el siglo XVIIl, triunfa la profanidad en las pinturas yesculturas alegóricas que recuerdan, no la muerte, sino la vida; no el es­píritu, sino el cuerpo; no la salvación. sino la memoria histórica. Hay mo­mentos, sin embargo, en que se impone la lúgubre realidad de la muertesobre la decoración artística de las piras, como en la del marqués de la Vi­lla del Villar del Aguija, en Querétaro, o la de Carlos Tl, en Coatepec,pero no dejan de ser una excepción de provincia.

* >< *y llegamos a las piras racionalistas, ateas, del siglo XIX, en las que,

como la del virrey Revillagigedo, las estatuas ya no son virtudes, sino la

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Ley y la ] usticia,esculpidas en el sentido laico y liberal que trajeron almundo la Ilustración y la Revolución Francesa, o la ele Carlos III, desnu­ela ele toda idea que no sea, la preocupación arquitectónica, o la pira poblanade los defensores de Buenos Aires, que es toda una fiesta militar, hastaque llegamos a la pira masónica ele un "ciudadano" gobernador, erigida yaen una sociedad literaria.

* * *Pero en el fondo ele los principios religiosos o sociales que producen

las piras funerarias, hay otro sentimiento más profundo, más subterráneo,más inconsciente, que las inspira de manera esencial: el terror a la muerte,a la presencia ele la muerte corporal en su realidad fatal e inexcusable. Poreste horror se oculta a la muerte con monumentos policromados, luminosos,furiosamente ornamentados y rodeados, no del silencio, sino ele la vivavoz del complicado ceremonial.

* * *y es aqui donde nos encontramos la contradicción interna de esta

fugaz arquitectura que la hace obra auténtica del hombre, que es, él mismo.una viviente y muriente y perpetua contradicción: eternizar lo efímero,enaltecer el polvo, vestir lo desnudo. levantar lo caído, hacer vivir lamuerte.

* * *Son por eso las piras funerarias un truco inconsciente y angustioso

para olvidarse de la corrupción y de la nada, disfrazando, con máscara so­lenme y atractiva, el espantable rostro de la muerte,

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INDICE

INTRODUCCION

Los monumentos funerarios.Las piras en México. Estilos. Factura.La bibliografía funeraria mexicana.Las ceremonias fúnebres.

}'[RAS

Las primeras piras en México.El túmulo imperial de Carlos V. México, 1559.Pira de Felipe n. México, 1599.Pira de Fe1ipe trt. México, 1621.Pira de Felipe IV. México, 1666.Proyecto ele pira para Mariana de Austria. México, 1690.Pira ele Carlos tr. Coatepec, Puebla, 1701.Pira de Luis 1. México, 1725.Pi ra del marqués del VilJar elel Agui la. Querétaro, 1744.Pira de Felipe V. Guatemala, 1747.Pira de María Bárbara de Portugal. Oaxaca, 1759.Pira de María Bárbara de Portugal. México, 1759.Pira de Maria Amalia de Sajonia. México, l7ó I .Pira de Fernando VI. México, 1762.Pira elel obispo Alvarez de Abren. Puebla, 1764.Pira del arzobispo Rubio y Salinas. México, 1765.Pira de Isabel Farnesio. México, 1767.

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Págs.

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Pira del virrey Matías de G¿tlvez. México, 1785.Pira ele Carlos IIJ. México, 1789.Pira del virrey Revillagigedo. México, 1799.Pira del arzobispo N úñez de Haro. México, 1802.Pira elel obispo San Miguel Iglesias. Valladolid, 1804.Pira de los defensores de Buenos Aires. Puebla, 1808.Pira elel obispo Mariana. Valladolid, 1810.Pira del arzobispo Lizana. México, 1812.Pira ele Isabel de Braganza. Cuadalajara, 1819.Una pira en Aguascalientes, 1827.La pira de Iturbide. México, 1838.Pira del padre Nájera. México, 1853.Una pira de burla en la ciudad ele México.El sentido de las pi ras funerarias.

Págs.

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En la Imprenta Uni"ersitaria, hajo la dirección de

Francisco Monterde, se terminó la impresión de

este lihro el dia 19 de agosto de 1946. El au t oragradece a los señores Juan B. Iguíniz, Manuel

T'ou s ea i n t, Manuel Romero de Terreros,

Gonzalo Obeg6n, Emique A. eeNantes,Leopoldo Martínez Cosía, Ignacio

Cervantes, Lino Picaeeño 'E Francisco

González de C088ío, su gentileza en

facilitar algunos d e los grahado.que ilustran el volumen. Dihujó

lae viñetas el pintor Ramón

Ga'l?a. Hizo lo. grahadosFrancisco Patiño. Fornló

José Luis M. Gracida.Lrn p r i m i e ron José

G. SeTratos H.,M iguel MataM., AgustínMor alee

Varga•.

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