costumbres funerarias en una localidad teotihuacana

23
1 11 al 16 de noviembre de 2019 – Málaga, España COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA Pablo Neptalí Monterroso Rivas 1 Josefina Bautista Martínez 2 Juan Carlos Equihua Manríquez 3 INTRODUCCIÓN El material óseo referido en el presente trabajo surge a partir del proyecto Salvamento Arqueológico Tizayuca, en el estado de Hidalgo, México, ubicado a 57km al norte de la capital del país y desarrollado bajo la dirección del Arqueólogo Juan Carlos Equihua Manrique. Este proyecto dio inicio con la delimitación de vestigios arqueológicos dentro del área destinada para la construcción del fraccionamiento Rancho Don Antonio, proyectado por la compañía constructora QUMA de Hidalgo, a partir del año 2003 y terminando en 2012 con la realización de cerca de 11,000 casas. Previa construcción, se realizaron cinco 1 Antropólogo Físico por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y maestro en Estudios de Población por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Es Profesor Investigador en la delegación Morelos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Responsable de un proyecto de investigación y del Laboratorio de Osteología. Es coautor de un libro y de 10 artículos científicos. [email protected] 2 Antropóloga Física por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Es maestra y doctora en Estudios Mesoamericanos por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es Profesora investigadora en la Dirección de Antropología Física del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y también es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Es responsable de dos proyectos de investigación y de los laboratorios de rayos X en el Museo Nacional de Antropología y en la Escuela de Conservación, Restauración y Museografía del INAH (ENCRYM). Ha publicado 5 libros, 10 capítulos y más de 70 artículos científicos. [email protected] 3 Juan Carlos Equihua Manrique. Es arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Ha trabajado para el Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA). Ha dirigido distintos proyectos de investigación arqueológica en el centro INAH Hidalgo, entre los que destacan Rescates Arqueológicos en Tula y Tulancingo, así como el Salvamento arqueológico Tizayuca. Es docente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Ha Publicado cerca de 10 artículos científicos. [email protected]

Upload: others

Post on 28-Jul-2022

13 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

1

11 al 16 de noviembre de 2019 – Málaga, España

COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD

TEOTIHUACANA

Pablo Neptalí Monterroso Rivas1

Josefina Bautista Martínez2

Juan Carlos Equihua Manríquez3

INTRODUCCIÓN

El material óseo referido en el presente trabajo surge a partir del proyecto “Salvamento

Arqueológico Tizayuca”, en el estado de Hidalgo, México, ubicado a 57km al norte de la

capital del país y desarrollado bajo la dirección del Arqueólogo Juan Carlos Equihua

Manrique. Este proyecto dio inicio con la delimitación de vestigios arqueológicos dentro del

área destinada para la construcción del fraccionamiento Rancho Don Antonio, proyectado

por la compañía constructora QUMA de Hidalgo, a partir del año 2003 y terminando en 2012

con la realización de cerca de 11,000 casas. Previa construcción, se realizaron cinco

1 Antropólogo Físico por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y maestro en Estudios de

Población por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH). Es Profesor Investigador en la

delegación Morelos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Responsable de un proyecto de

investigación y del Laboratorio de Osteología. Es coautor de un libro y de 10 artículos científicos.

[email protected] 2 Antropóloga Física por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Es maestra y doctora en

Estudios Mesoamericanos por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es Profesora

investigadora en la Dirección de Antropología Física del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)

y también es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Es responsable de dos proyectos de

investigación y de los laboratorios de rayos X en el Museo Nacional de Antropología y en la Escuela de

Conservación, Restauración y Museografía del INAH (ENCRYM). Ha publicado 5 libros, 10 capítulos y más

de 70 artículos científicos. [email protected] 3 Juan Carlos Equihua Manrique. Es arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Ha trabajado para el Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA). Ha dirigido

distintos proyectos de investigación arqueológica en el centro INAH Hidalgo, entre los que destacan Rescates

Arqueológicos en Tula y Tulancingo, así como el Salvamento arqueológico Tizayuca. Es docente en la Escuela

Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Ha Publicado cerca de 10 artículos científicos.

[email protected]

Page 2: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

2

temporadas arqueológicas de campo, siendo la penúltima, en la cual se excavó el sector 6

denominado como “Rancho las Golondrinas”.

Las exploraciones en el emplazamiento de Rancho Las Golondrinas, establecen una

prolongada ocupación y una dinámica de interacción cultural con los tres asentamientos más

importantes del Altiplano central: Teotihuacán, Tula y Tenochtitlan; asimismo, se advierte

la presencia de materiales foráneos que marcan estrechos vínculos con otras regiones de

Mesoamérica, como lo fue la presencia de cerámica plumbate (Equihua, et al., 2008a).

Los descubrimientos vistos a través de las plazas, plataformas, templos, altares,

conjuntos habitacionales, así como una muestra poblacional de entierros, miles de objetos

líticos y otro tanto más de cerámica, forman parte de este trabajo de exploración. Los

primeros datos arrojan una ocupación que inicia en el periodo Clásico, con su

correspondencia a la Fase Tlamimilolpa de influencia teotihuacana (200-400 d.C.), y termina

en el periodo Colonial (1550 al 1650 d.C. aprox.) tras la caída de la región (llamada

Tetetzontilco), debido a las epidemias que desolaron la región, quizás de cocoliztli o

matlazahuatl.

La población de Tizayuca, Hidalgo, se localiza al norte de la Cuenca de México y es

un paso obligado para llegar a Pachuca. El Rancho las Golondrinas se encuentra dentro de

las coordenadas UTM 506450E 2196350N, sobre la cota de los 2315msnm y tiene una

extensión de 523,822.17m². Geográficamente, las Golondrinas se inscribe dentro de una gran

planicie circundada de pequeños lomeríos y por algunas elevaciones como son: el cerro Paula

al suroeste, La Escondida y San Gaspar al noroeste, mientras que al noreste, muy cerca del

sitio arqueológico, está una loma baja de origen volcánico denominada el cerro las Peñitas

(Equihua, et al., 2008a).

En términos generales, las Golondrinas presenta una topografía relativamente regular,

aunque en algunos puntos el terreno muestra ligeras ondulaciones y una pendiente que van

de noroeste a sureste, sirviendo de escurrimiento natural para las aguas pluviales;

básicamente las depresiones están en la porción centro-oeste y en el extremo sur, las cuales

fueron aprovechadas para la ubicación de una pequeña presa llamada el Manantial y

pequeños colectores o jagüeyes que fueron utilizados desde el periodo Clásico. Así también,

la única corriente de agua natural es el río de Las Avenidas (Equihua, et al., 2008a).

Page 3: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

3

En lo que respecta a los suelos de la región, una característica distintiva es que son

relativamente someros, en algunos sectores se encuentran tan erosionados que ha quedado

expuesto el tepetate. Se componen principalmente de limos y arenas, sin embargo, se

registran en distintos puntos depósitos de arcillas (Equihua, et al., 2008a).

Figura 1. Vista general del Rancho las Golondrinas antes de la construcción de las viviendas y vegetación

común de la zona. Foto: Equihua, 2008.

ANTECEDENTES GENERALES

La localidad prehispánica que se ubicó en el sitio arqueológico de Rancho las Golondrinas,

presentó una marcada influencia proveniente de la gran urbe Teotihuacán, la cual se localiza

a 19km hacia el sureste, teniendo como barrera natural el Cerro Gordo. Así mismo, la

existencia de cerámica netamente asociada a esta tradición cultural, muestra un continuo de

ocupación desde la fase Tlamimilolpa (200 al 400 d.C.) hasta la fase Metepec (650 al 750

d.C.). Aunado a lo anterior, los espacios arquitectónicos también ejemplifican dicha

correspondencia, hecho que se extiende a las prácticas sociales como lo fueron las

costumbres funerarias y la tradición de modificación corporal (Bautista y Monterroso, 2008;

Equihua, et al., 2008a).

Teotihuacán se perfila quizás, como la ciudad más grande que existió en el periodo

Clásico (150 a 650 d.C.), no solo para el altiplano central mexicano, sino que fue una de las

mayores a nivel mundial para esta época de la vida. Tan grande fue su influencia que en ella

cohabitaron un sin número de personas provenientes de pueblos tan diversos como los del

mismo altiplano, o de los actuales estados de Veracruz, Chiapas, Guerrero o del área de

Oaxaca, así también, su hegemonía es tal que se observa entre mezclada con la cultura de

sitios del noroccidente o en las metrópolis de la zona maya (Manzanilla, 2019; Manzanilla y

Serrano, 1999; Rattray, 1997).

Page 4: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

4

La población en la ciudad de Teotihuacán se agrupo principalmente por barrios que

se dividían por actividad económica y por grupo social de procedencia. Debido a su carácter

multiétnico, se sabe que los barrios fueron unidades sociales casi autónomas, cada una con

intereses económicos muy ligados al sitio del cual provenían, por lo cual, dicha autonomía

se ve reflejada en sus restos materiales, así como en las costumbres practicadas dentro de

cada uno, por ello, no es raro que en cuanto a las costumbres mortuorias, encontremos una

gama muy amplia de formas de inhumación, así también, por ser el centro rector cívico-

religioso, es alto el número de individuos localizados como víctimas de sacrificio

(Manzanilla, 2019).

Lo que si fue común a toda el área mesoamericana, es el culto a los muertos. Se dice

que el común de la gente en Teotihuacán, depositaba a sus difuntos en fosas cavadas bajo el

piso de habitaciones y patios, dentro de altares domésticos y alrededor de ellos, quizás como

el medio para siempre tenerlos presentes y mantener la convivencia haciéndoles peticiones,

solicitando consejos o para que intercedieran ante los dioses (Sánchez y González 1999).

McAnany (2010), señala que en Mesoamérica los restos de los antepasados representaron

vida, puesto que el vínculo no terminaba con la muerte, sino que seguían formando parte del

devenir diario de los individuos, así como de su cosmovisión; al igual que en el mito de

Quetzalcoatl, donde éste desciende al inframundo por los huesos de los antepasados que

darían lugar al hombre actual, y por los cuales, los vivos estarían ligados a ellos en gratitud.

Así también, partiendo de la ciudad de Teotihuacán, sabemos que en los edificios

principales se realizaban actos rituales en los que eran sacrificados principalmente varones y

niños, mientras que los rituales de altos dirigentes concluían con su cremación. Las formas

más comunes de enterramiento fueron sedentes y en decúbito lateral flexionado, estas se

mantenían principalmente porque a los muertos se les preparaba en forma de bulto

(Mansanilla y Serrano 1999; Sugiyama, et al., 2014).

Se puede señalar también que, a diferencia de Teotihuacán, la localidad de las

Golondrinas muestra ser un asentamiento muy doméstico, más que una gran área de actividad

cívico-religiosa o recaudatoria. La principal sección de tipo cívica corresponde a una plaza

principal flanqueada por tres grandes plataformas ubicadas al norte, este y oeste, fue

denominada como sector 5. Dicha plaza tiene una planta rectangular cuya extensión es de

43.73 m de norte a sur por 33 m de este a oeste, con una marcada pendiente que va de noroeste

Page 5: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

5

a sureste. Al respecto de este tipo de arquitectura Morelos (1993:17), señala que tal forma de

distribución de los espacios y las estructuras, fueron comunes en todo Teotihuacán y en

cualquier época. Incluso se considera que este modo de integrar las estructuras mediante un

espacio central fue subsecuentemente una forma común en Mesoamérica, que incluso se

heredó a la arquitectura del periodo Colonial.

Cercana a esta área de actividad, aproximadamente unos 20m, fue localizado el sector

6, sitio del hallazgo de los entierros humanos que a continuación se analizan, y cuyo contexto

en estratos superiores, no mostró estar asociado a ningún elemento arquitectónico y aún más,

la evidencia cerámica en superficie fue muy escasa, lo que promueve pensar que pudo ser un

área de inhumación específica y particular para el emplazamiento en general. Otros

elementos que llaman la atención fueron la presencia de colectores de agua, fogones y

pequeñas cavidades vacías asociadas al contexto funerario (Equihua et al., 2008b).

MATERIAL Y MÉTODO

La muestra osteológica estudiada constó de un total de 65 cajas que provenían de 41

sepulturas y 60 entierros, todos concernientes al Sector 6, del Rancho las Golondrinas. En

ellas se contabilizó un total de 76 individuos que se asocian con temporalidad teotihuacana

y constituían entierros de tipo doméstico por su carencia de elementos rituales en esqueleto

como: marcas de corte, desmembramiento, cocción o disposición particular del mismo en un

contexto determinado, pero con asociación directa a objetos de uso cotidiano tales como

platos, cajetes, agujas, punzones de hueso y navajillas de obsidiana entre otros (Bautista y

Monterroso, 2008).

Siguiendo los procedimientos convencionales para el estudio de las colecciones óseas

se procedió primeramente a la determinación del sexo y la edad. El sexo se estableció a partir

de las principales características de dimorfismo en cráneo y huesos coxales, empleando los

criterios señalados por Comas (1976), Bass (1987), White y Folkens (2005) y Buikstra y

Ubelaker (1994), entre otros.

En lo referente a la edad se utilizó el grado de obliteración de las suturas craneales de

Meindl y Lovejoy (1985), la morfología de la superficie auricular del hueso coxal (Lovejoy

et al., 1985; Meindl y Lovejoy 1989), las fases de maduración de la sínfisis púbica (Brooks

y Suchey, 1990; Newman, 1937; Todd, 1920), así mismo, se observó el desarrollo del

Page 6: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

6

crecimiento epifisiario señalado por Krogman e Iscan (1986). Se utilizaron además, los

rangos de edad establecidos por Hooton (1947:742) de forma siguiente (Tabla 1):

Tabla 1. Rangos de edad de muerte (Hooton, 1947). Edad Años

Primera infancia 0 – 3 años

Segunda infancia 4 – 6 años

Tercera infancia 7 – 12 años

Adolescente 13 – 17 años

Subadulto 18 – 20 años

Adulto joven 21 – 35 años

Adulto medio 36 – 55 años

Adulto avanzado 56 – 75 años

Senil 76 años en adelante

Adulto de 21 en adelante

Para el estudio del cráneo se seleccionaron las magnitudes y los indicadores que

consideramos pertinentes para valorar la deformación craneana intencional mediante juicios

morfoscópicos y métricos, tomando en consideración las características citadas por Dembo

e Imbelloni (1938), Romano (1965) y Herrera (1964). En cuanto a los valores métricos del

esqueleto poscraneal, se calculó el valor de la estatura con las fórmulas estimadas por

Genovés y corregidas por del Angel y Cisneros (1991), así mismo se calculó el valor de

ciertos índices de carácter poblacional con los rangos de clasificación estipulados por Bass

(1971), Campillo (2004) y Comas (1976). El diagnostico paleopatológico y las lesiones óseas

se determinaron siguiendo los criterios que demarca Campillo (2001).

Para los sistemas de enterramiento se utilizó la interrelación existente entre algunos

factores culturales y las características biológicas de los individuos siguiendo los criterios de

López, et al. (2002), Manzanilla (1999), Romano (1974) y, Serrano y Ramos (1984) entre

otros. En este sentido la terminología usada se ha establecido de forma siguiente:

Las variables utilizadas para el análisis suman un total de 19, de las cuales dos son de

tipo biológico: sexo y edad; ocho están asociadas al sistema de enterramiento: clase, tipo,

número, variedad, forma, lateralidad, orientación general del esqueleto y orientación del

cráneo; siete corresponden al análisis del contexto funerario: espacio de la fosa, tipo de

depósito, forma del depósito, interface deposito-individuo, asociación entre depósitos,

asociación con elementos arquitectónicos, tipo de contexto general; y dos referentes al ajuar

funerario: uso del pigmento y elementos ofrendados o de asociación.

Page 7: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

7

Se ha denominado como sepultura a la fosa excavada en tepetate, mientras que

entierro se refiere al conjunto óseo depositado ya sea en una capa de suelo o en una sepultura.

Cabe señalar que en la metodología de los contextos funerarios la Clase de los

entierros hace referencia a la presencia de huesos articulados (entierros primarios) ya sea que

conformen un esqueleto completo o no; así como entierros con individuos desarticulados o

parte de ellos (entierros secundarios). El Tipo de enterramiento señala si el individuo fue

colocado de manera directa sobre la matriz de suelo o si tuvo una preparación para el

contenedor del cuerpo, esta preparación pudo ser una cueva, una cista o simplemente una

cama de tepalcates o piedras como algunos ejemplos (Romano, 1974).

También se tomó en cuenta al Número de individuos depositados y si estos formaron

parte de una inhumación simultanea temporalmente o si fueron producto de eventos a

distintos tiempos, siendo individuales, colectivos (o simultáneos) y múltiples (cuando el

deceso del conjunto no fue en el mismo instante temporal).

La Variedad de enterramiento hace referencia a la posición del individuo enterrado

recostado sobre su espalda (decúbito dorsal), colocado sobre uno de sus costados (decúbito

lateral), sobre la porción abdominal (decúbito ventral) o sentado (sedente). Dentro de esta

variedad podrían estar cumpliendo la Forma extendida o flexionada. Así mismo se tomó

referencia en los entierros secundarios si existía un acomodo intencional de los restos o

simplemente el orden era realizado de manera aleatoria (Romano 1974).

Se registró también la Orientación general del esqueleto a partir de un eje que va de

cráneo a huesos de los pies y el grado de Conexión que mantenían los restos óseos

especificando su nivel de articulación y si hubo remoción y/o sustracción de algún elemento

óseo, con el fin de valorar la reapertura de las fosas.

OBJETIVO E HIPÓTESIS

El objetivo principal de este trabajo está en virtud de reconocer algunos aspectos generales

de la identidad biológico-cultural de la población prehispánica de Tizayuca, Hidalgo, en

cuanto a los sistemas de enterramiento practicados, de igual forma, se pretende destacar el

valor educativo y de información que se puede obtener a través de los restos mortuorios,

siguiendo la caracterización biológica.

Page 8: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

8

A través del tiempo, en todo el territorio que se conoce actualmente como

Mesoamérica, existieron múltiples culturas que tenían por costumbre la inhumación de sus

muertos de muy diversas formas, así como el culto a los ancestros. Estas formas han

demostrado generalidades que se aprecian de temporalidad en temporalidad y de grupo

cultural a grupo cultural. Por lo tanto, la muestra en estudio podrá ser representativa para

establecer que el grupo teotihuacano tenía patrones funerarios bien delimitados, así también,

dado su alto carácter doméstico, es posible caracterizar aspectos cotidianos de la población.

RESULTADOS

Como ya se mencionó, se estudiaron 60 entierros con un total final de 76 individuos, de los

cuales el 50% (38 casos) son del sexo masculino, el 32.9% (25 casos) son de sexo femenino

y el 17.1% (13 casos), no se pudo identificar sexo por pertenecer a sujetos que están dentro

de edades donde no hay todavía un dimorfismo claro a nivel esquelético (Tabla 2).

Tabla y gráfica 2. Frecuencia por sexo

La determinación de la edad correspondiente al momento de muerte (tabla 3), muestra

que la población tenía un comportamiento similar al de otras poblaciones prehispánicas, pues

la curva de mortalidad (grafica 3) presenta que, sin el prorrateo poblacional y sin anexar el

porcentaje compensatorio a la primera infancia, mencionado por Meindl, existe una

distribución similar a la observada en poblaciones como la de Tlatilco y Tlajinga (Márquez

y Hernández, 2001:24).

Frecuencia Porcentaje

Masculino 38 50.00

Femenino 25 32.89

Indeterminable 13 17.11

Total 76 100.00

IndeterminableFemeninoMasculino

60

50

40

30

20

10

0

Porc

enta

je

Gráfica 1. Sexo

Page 9: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

9

Tabla y gráfica 3. Frecuencia por edad

La curva oscila entre dos picos principales, el primero que establece una alta

tendencia de muertes en la primera infancia (11.7%, 9 individuos) debido a la vulnerabilidad

de los recién nacidos y niños menores de tres años. Y el segundo grupo de alta mortandad,

es el que está entre los adultos jóvenes y adultos medios (alrededor de los 21 y 55 años con

72% de la muestra, 55 individuos), los cuales se relacionan con decesos debidos a la

reproducción en mujeres y por las actividades laborales de riesgo en varones.

Cabe señalar también que en la muestra no existieron individuos relacionados con las

últimas edades: adulto avanzado y senil, por lo que podemos señalar de manera preliminar

que la edad máxima de sobrevivencia a la que se podría aspirar en esta sociedad sería cercana

a los 45 años. Ahora bien, los niveles de la esperanza de vida están muy relacionado con la

temporalidad4 en la que vivieron los sujetos y la vulnerabilidad propia ceñida al estilo de

vida; casi todos los esqueletos están relacionados con población Teotihuacana situada entre

el 200 al 550 d.C. y demarcada por dos periodos: Tlamimilolpa y Xolalpan (tabla 4).

En el primer periodo se observa crecimiento con poca fluctuación poblacional, del

Tlamimilolpa temprano (con el 18.42%, 14 individuos) al Tlamimilolpa tardío (con el

22.37% de la muestra, 17 individuos), con ellos podemos deducir una población con densidad

estable y crecimiento moderado. Es para el periodo Xolalpan temprano cuando se nota un

incremento en la densidad poblacional que dobla el número de individuos (50.0%, 38 casos),

disminuyendo drásticamente en tiempos posteriores.

4 El fechamiento de los entierros se realizó a partir del material cerámico de ofrenda y relleno, analizado por la Arqueóloga

Claudia Nicolás Careta.

Frecuencia Porcentaje

Primera infancia 9 11.84

Segunda infancia 3 3.95

Tercera infancia 1 1.32

Adolescente 2 2.63

Subadlto 3 3.95

Adulto joven 30 39.47

Adulto medio 25 32.89

Adulto 3 3.95

Total 76 100.00

AdultoAdulto

medio

Adulto

joven

SubadultoAdolecenteTercera

infancia

Segunda

infancia

Primera

infancia

40

30

20

10

0

Porc

enta

je

Grafica 2. Rango Edad

Page 10: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

10

Tabla y gráfica 4. Fases cronológicas y frecuencias, basados en (Rattray 1997).

Esta tendencia poblacional se asemeja totalmente al desarrollo demográfico

Teotihuacano, pero en una escala menor, el florecimiento está relacionado con la fase

Tlamimilolpa, el auge va de la mano con el crecimiento poblacional en la fase Xolalpan y la

caída de Teotihuacán determina la casi ausencia de entierros para la fase Xolalpan tardío, así

como en la fase Metepec, con ausencia total de entierros y cerámica relacionada a fases

posteriores como la Coyotlatelco, lo que podría estar asociado con un abandono del sitio poco

antes de la caída de la gran urbe.

Costumbres funerarias

Primeramente, hay que señalar que el análisis se realizó por individuo dado que había

entierros con varios sujetos, colocados cada uno de manera singular. Partiendo de este dato

se estableció que 46 de ellos, provienen de entierros primarios, es decir estuvieron colocados

en posición anatómica, siendo 32 entierros individuales y 14 individuos articulados dentro

de entierros múltiples. Así mismo, 30 individuos formaron entierros secundarios ya fuera de

manera individual o en entierros múltiples.

En este sector no hay evidencia de entierros colectivos, sin embargo la gran cantidad

de individuos en entierros múltiples (44), atestiguan la existencia de la reutilización de fosas

y la realización de ritos ligados al culto a los muerto; como ejemplo, se puede señalar que

hay gran cantidad de esqueletos primarios y todos los esqueletos procedentes de entierros

múltiples, que presentan marcas de exposición al fuego en hueso seco, el cual no fue lo

Fracuencia Porcentaje Acumulado

Sin cerámica 1 1.32 1.32

Tradición teotihuacana 2 2.63 3.95

Tlamimilolpa temprano 14 18.42 22.37

Tlamimilolpa tardío 17 22.37 44.74

Xolalpan temprano 38 50.00 94.74

Xolalpan tardío 1 1.32 96.05

Metepec 3 3.95 100.00

Total 76 100.00

Fase Fecha

Tlamimilolpa temprano 200-300 d.C.

Tlamimilolpa tardío 300-400 d.C.

Xolalpan temprano 400-550 d.C.

Xolalpan tardio 550-650 d.C.

Metepec 650-750 d.C.

Page 11: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

11

suficientemente fuerte ni constante para producir grandes daños, también se observaron

marcas culturales en hueso seco como golpes y rupturas.

Al relacionar el sistema de enterramiento y el sexo (tabla 5), podemos señalar que

existen similares proporciones en los esqueletos masculinos en cuanto a la clase del entierro,

sin embargo, en el caso de las mujeres, si existen marcadas diferencias, 20 casos están en

entierros primarios con respecto a 5 individuos provenientes de entierros secundarios.

Tabla 5. Clase, tipo, espacio, cantidad de individuos por sexo y por entierro.

Partiendo de la disposición y dinámica de los restos óseos dentro de la fosa, se

estableció cuales fueron depositados en un continente al vacío o si estuvieron en un deposito

relleno desde el momento del enterramiento5. Con lo cual se afirme que 16 entierros

primarios e individuales, fueron realizados dejando el continente del depósito al vacío. El

resto de los individuos (60 casos) provienen de entierros con el espacio del depósito

mortuorio relleno (tabla 5, Figura 2).

a)

b)

Figura 2. Entierro con el continente sellado al vacío (a) observe la permanecía del sello superior colapsado y la

falta de conexión anatómica en el individuo. b) Entierro con el continente relleno, el individuo permanece

inalterado y altamente flexionado por las ataduras de su preparación. Fotos, PSAT.

5 Se toma en cuenta lo señalado por Duday (1997) para la determinación.

Masculino Femenino Indeterminable

Primario 21 20 5 46

Secundario 17 5 8 30

Total 38 25 13 76

Directo 36 22 10 68

Indirecto 2 3 3 8

Total 38 25 13 76

Relleno 30 17 13 60

Al vacio 8 8 16

Total 38 25 13 76

Individual 14 14 4 32

Múltiple 24 11 9 44

Total 38 25 13 76

Espacio

Cantidad de

individuos

SexoTotal

Clase del

entierro

Tipo de

entierro

Page 12: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

12

El depósito mortuorio fue excavado principalmente en el tepetate (89.47%, 68 casos),

con una proporción de 10.52% de casos (8 entierros) en los que se depositó al individuo de

manera indirecta usando como contenedor un tepalcate o cama de rocas medianas. La forma

de las fosas fue siempre circular-ovoide y algunas de ellas tendían a ser cuadrangulares con

bordes redondeados; además, se iban fabricando de manera consecutiva formando conjuntos

en núcleo (figura 3).

Figura 3. Sepulturas de forma circular agrupadas en núcleo. Foto, PSAT.

Tabla 6. Clase, variedad y forma de enterramiento

Las variedades en las que se colocaron los individuos fueron de tres tipos (tabla 6,

figura 4), la más frecuente fue la sedente con las extremidades flexionadas frente al individuo,

(30.26%, 23 casos), la segunda fue en decúbito dorsal flexionado (17.10%, 13 casos) y por

último en decúbito lateral flexionado (11.84%, 9 casos), todos los entierros simulaban la

llamada posición fetal. Cabe destacar un único caso de enterramiento en posición de decúbito

ventral flexionado, que pertenece a un sujeto de sexo femenino, el cual además, es el más

longevo de la muestra con un promedio de 49 años.

No valorable FlexionadoO rden

aleatorio

O rden

intencional

Primarios Decúbito dorsal 1 12 13

Decúbito lateral 9 9

Sedente 23 23

Decúbito ventral 1 1

Secundarios Regular 4 16 20

Irregular 7 3 10

Total 1 45 11 19 76

Clase

entierro

Variedad

entierro

Forma del entierro

Total

Page 13: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

13

a) b)

c) d)

Figura 4. Clase, variedad y formas de los entierros de Rancho las Golondrinas. a) Entierro primario, directo, en

posición sedente flexionado. b) Entierro primario, directo, en posición de decúbito dorsal flexionado. c) Entierro

primario, directo, en posición de decúbito lateral flexionado. d) Entierro primario, directo, en posición de

decúbito ventral flexionado. Fotos, PSAT.

a) b) Figura 5. Clase, variedad y formas de los entierros de Rancho las Golondrinas. a) Entierro secundario, directo,

colocado de forma regular y con orden intencional. b) Entierro secundario, directo, colocado de forma regular

y con un orden aleatorio en los huesos. Ambos hacia el este de la fosa. Fotos, PSAT.

De los entierros secundarios es interesante señalar que el 26.31% (20 entierros),

fueron conformados con una disposición regular, es decir, se ubicaron los huesos con un

rumbo específico en la fosa, de los cuales, además, 16 poseían un orden intencional en la

Page 14: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

14

colocación de los huesos (tabla 6, figura 5). Los entierros secundarios en los que no hubo una

organización de los restos óseos sumaron un total de 10, aunque en algunos si se observó una

disposición hacia un rumbo de la sepultura.

Los entierros femeninos estuvieron menos intervenidos por segundas exequias, ya

que solo 5 casos fueron contabilizados como parte de entierros secundarios (tabla 5). En

contrapuesta, los individuos infantiles provienen en su mayoría de entierros secundarios (8

casos) y los localizados como entierros primarios (5 casos), fueron entierros indirectos, pues

se colocó al sujeto sobre un tiesto grande en posición de decúbito dorsal, con brazos y piernas

semiflexionados hacia los lados. Contrario a lo que se podría pensar, ninguno fue colocado

en posición fetal, sino que ésta costumbre se observa solo a partir de la segunda infancia

(mayor a 7 años). También cabe destacar que solo uno de los casos de primera infancia estuvo

en posición sedente sin el preparado de tiestos (figura 6).

a) b) Figura 6. Clase, variedad y formas de los entierros infantiles, Rancho las Golondrinas. a) Entierro primario,

indirecto, en decúbito dorsal semiflexionado. Observe el tiesto sobre el cual se depositó. b) Entierro primario,

directo, en posición sedente. Fotos, PSAT.

En cuanto a la cronología (tabla 7), se observa que, en las dos temporalidades

principales, el enterramiento de forma sedente fue el principal; así también, hay una tendencia

generalizada a la reapertura y reutilización de las fosas, siendo más elevada la presencia de

entierros secundarios con un orden regular en la fase Tlamimilolpa, perdiéndose la tradición

del reacomodo de huesos hacia la fase Xolalpan. También se observa que, para esta misma

fase, cobra mayor importancia el enterramiento en decúbito dorsal flexionado, habiendo una

mayor variedad en cuanto a la forma de las inhumaciones.

Page 15: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

15

Tabla 7. Variedad de entierro y temporalidad asociada

Por otra parte, evaluando la presencia de restos óseos por esqueleto y su grado de

articulación, se observa que solo un individuo estuvo totalmente articulado y completo, el

resto presentan algún tipo de remoción y/o sustracción de algún elemento óseo. Así mismo,

los entierros primarios con evidencia de reapertura de las fosas y que presentaron evidencias

de carbón fueron solo cinco, cuatro de la fase Tlamimilolpa y el otro de la fase Xolalpan.

La orientación general de los entierros primarios se realizó principalmente de oeste a

este siguiendo el eje céfalo caudal en entierros en decúbito, y con la región anterior hacia el

este en entierros sedentes. Los entierros en decúbito lateral se orientaron de tres formas

distintas sin elevar proporciones hacia alguna en particular. En cuanto a los entierros

secundarios, los que presentan una disposición regular fueron colocados hacia el este de las

fosas en 11.69% de los casos (9 entierros) y hacia el oeste en un 9.09% (7 entierros). En todos

los casos, existe una singular importancia hacia la posición del sol.

Solo el 33.76% de la muestra tuvo objetos asociados como parte de su ajuar u ofrenda,

la cual fue principalmente cerámica de servicio y de uso ritual doméstico6 y lítica integrada

por navajillas de obsidiana, fragmentos de pizarra y en menor caso mica. No se asocia a algún

sexo en particular.

6 Comunicación personal, Arqueóloga Claudia Nicolás Careta.

Sin

cerámica

Trad.

TeotihuacanaTlamimilolpa Xolalpan Metepec

Decúbito dorsal N 1 5 7 13

% del total 1.32 6.58 9.21 17.11

Decúbito ventral N 1 1

% del total 1.32 1.32

Decúbito lateral N 1 3 5 9

% del total 1.32 3.95 6.58 11.84

Sedente N 1 10 11 1 23

% del total 1.32 13.16 14.47 1.32 30.26

Regulares N 12 6 2 20

% del total 15.79 7.89 2.63 26.32

Irregulares N 1 9 10

% del total 1.32 11.84 13.16

Total N 1 2 31 41 3 76

% del total 1.32 2.63 40.79 53.95 3.95 100.00

Variedad del

entierro

Cronología general

Total

Page 16: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

16

Tabla 8. Orientación de los entierros por variedad y presencia de ofrendas en los mismos.

Ajuar u ofrenda

Caracterización de la población

Iniciando con el cráneo, podemos señalar que en la población de Rancho las Golondrinas,

los antiguos habitantes modificaban la estructura natural del biosólido con diversos objetivos,

entre ellos los principales eran la estética y la identidad del grupo. La valoración

morfoscópica del cráneo fue posible en el 69.73% de los casos (53 cráneos). En estos se

establecieron dos patrones generales de deformación cultural: el tabular oblicuo (46.8%, 36

cráneos) y el tabular erecto (21.05%, 16 cráneos), quedando un único cráneo sin deformación

(figura 7).

Para ambos tipos existe un alto índice de casos con la variante bilobulado, que

consistía en aplicar una serie de bandas sobre la línea sagital del cráneo para provocar una

expansión y división lateral. También se observó un elevado porcentaje de individuos con

planos compresores en la región frontal y occipital denotando el uso de tablillas como

mecanismo deformador. En general los cráneos tienen deformación intermedia y una alta

presencia de asimetrías debidas a la mala colocación de los planos compresores (figura 8).

Variedad

entierroO rientación F re c ue nc ia P o rc e nta je

Decúbito dorsal norte a sur 1 1.32

sur a norte 1 1.32

este a oeste 4 5.26

oeste a este 7 9.21

Primario decúbito lateral norte a sur 3 3.95

sur a norte 3 3.95

oeste a este 3 3.95

Decúbito ventral sur a norte 1 1.32

Sedente oeste 3 3.95

este 20 26.32

sur 1 1.32

norte 4 5.26

sur 3 3.95

Secundario Regular este 9 11.84

oeste 7 9.21

Irregular no valorable 6 7.89

Total 76 100.00

Frecuencia Porcentaje

si 25 32.89

no 51 67.11

Total 76 100.00

Page 17: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

17

a)

b)

c) Figura 7. Tipos de forma craneana, entierros de Rancho las Golondrinas. a) Cráneo sin deformación,

dolicocráneo. b) Cráneo con deformación tabular erecta, con plano compresor solo en región occipital. c)

Cráneo con deformación tabular oblicua con planos deformadores en frontal y occipital. Fotos: P. Monterroso

Figura 8. Ejemplo de cráneo con deformación tabular oblicua bilobulada, norma superior. El mismo individuo

presenta asimetría craneana(plagiocránia), norma frontal, se observa mayor compresión anterior derecha (sobre

frontal), el cual también propició asimetría facial (plagioprosopia). Fotos: P. Monterroso

Mediante el examen métrico realizado en el esqueleto poscraneal, y tomando en

consideración la longitud de los huesos largos grandes, se calculó la estatura de la muestra

para el sexo masculino en 159.60cm y para los esqueletos femeninos en 149.06cm con una

desviación estándar cercana a 4cm en ambos.

Tipo Frecuencia Porcentaje

Sin deformación 1 1.32

Tabular erecto 16 21.05

Tabular oblicuo 36 47.37

No valorable 23 30.26

Total 76 100.00

Page 18: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

18

Los valores calculados para la robustez en huesos de la extremidad inferior presentan

valores superiores a la media para población prehispánica del clásico (Bautista 1998:375),

por ejemplo, en fémur se calculó una media de robustez de 14.15 en sexo masculino y 13.84

en sexo femenino cuando esta era alrededor de 12.5. En cuanto a los huesos de la extremidad

superior, se observan índices por debajo de la media para población mesoamericana del

periodo Clásico, por ejemplo, el índice de robustez en cubitos de ambos sexos esta alrededor

de 12, mientras que la media mesoamericana se ubica en 14. El mismo resultado se observa

en radios y humeros. Por lo que se concluye que la población podría ser menos robusta que

la media mesoamericana, pero con extremidades inferiores bien desarrolladas debido a una

alta actividad física.

Se ha mencionado ya que la muerte en niños era muy elevada, los adultos no

sobrepasaban los 45 años y padecían generalmente enfermedades osteoartríticas (figura 9),

las cuales se observa en sus primeras fases degenerativas, principalmente en columna

vertebral, también existen casos que presentan afección en las grandes articulaciones,

principalmente en rodilla y en la fémoro-coxal.

Los casos de desnutrición son pocos, observándose en cráneo como ligeras evidencias

de su afección en sujetos infantiles. Existe un único caso que muestra afección por sífilis, el

cual todavía está por corroborarse radiológicamente, así mismo, existe presencia de

periostitis en extremidades inferiores las cuales establecen procesos infecciosos

generalizados. Los tumores óseos son poco frecuentes siendo los osteomas benignos en

cráneo los únicos observados (figura 9).

a) b) c)

d)

Figura 9. Patología ósea, entierros de Rancho las Golondrinas. Cráneo con treponemas debidos a la sífilis. b)

Osteoartrítis presente en columna vertebral. c) Artritis que afectó la articulación fémoro-coxal y d) Periostitis

presente en tibia. Fotos: P. Monterroso

Page 19: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

19

Otras evidencias del estado de salud las podemos encontrar a partir de los dientes,

estos se valoraron por pieza y su estima da resultados de carácter general en la muestra. Como

primera observación podemos señalar que el desgaste dentario es severo, siendo únicamente

el 4.2% de los casos los que no presenta dentición afectada (figura 10).

a)

c) b)

Figura 10. Patología dental, entierros de Rancho las Golondrinas, a) absceso y enfermedad periodontal, b)

severo desgaste dentario y presencia de sarro o tártaro dental, c) caries oclusal y caries degollante. Fotos: P.

Monterroso.

Las caries se clasificaron en dos grupos, las del tipo oclusal, visibles en el 31.0% de

la muestra y las caries degollantes, presentes en 28.2% de los casos, además se valoró la

presencia de enfermedades periodontales en un 54.9%, generalmente periodontitis, lo que

muestra un estado de salud vulnerable en relación a la edad de muerte (campillo, 2000).

a) b) c)

Figura 11. Presencia de fracturas, entierros de Rancho las Golondrinas. a) en costilla, b) región facial, c) huesos

largos. Fotos: P. Monterroso

Page 20: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

20

Son pocos los traumatismos registrados, todos sin excepción muestran consolidación

y regeneración ósea. Los principales están relacionados con fracturas en la región craneal, en

los huesos nasales, fracturas en costillas y en menor medida, fracturas registradas en huesos

largos como peroné, cubito y radio (figura 11).

CONCLUSIONES

Las inhumaciones estudiadas del sitio Rancho las Golondrinas, Tizayuca, Hidalgo, señalan

que éstas se realizaban principalmente excavando fosas en el tepetate, a excepción de los

entierros de individuos de la primera infancia, los cuales eran depositados en fosas cavadas

en el suelo y se disponía el cuerpo en posición de decúbito dorsal con las extremidades

semiflexionadas hacia los lados, sobre un tiesto de gran tamaño. Los entierros primarios en

adultos presentan principalmente la posición sedente y en segundo grado la de decúbito

dorsal flexionado, la cual tiene una correspondencia más alta en la fase Xolalpan. Se les

orientaba con la región facial hacia el este en los primeros y de oeste a este en los segundos.

En algunos casos se les colocaba ofrenda, la cual representa un tercio de los entierros

analizados; la conforman principalmente vasijas de servicio y de uso ritual doméstico7, lítica

como fragmentos de pizarra, navajillas de obsidiana y en menor caso mica.

También existía la costumbre de reabrir las fosas con el fin de reutilizarlas, la

reapertura implicaba algunos ritos mortuorios usando el fuego por poco tiempo. Para la fase

Tlamimilolpa, en los entierros múltiples se observa un reordenamiento de los huesos ya sea

alrededor de una vasija o apilados hacia una pared de la fosa que generalmente era al este.

Por otra parte, también se identificaron algunos de los indicadores bioantropológicos

generales para dar a conocer el perfil antropofísico de la muestra prehispánica. Así, pudimos

observar que todos los individuos se deformaban la cabeza de forma artificial mediante el

uso de aparatos y bandas, siendo el tipo Tabular Oblicuo el más popular. En algunos sujetos

fue posible delimitar la colocación de dos planos compresores, principalmente en la región

occipital y frontal y mediante el uso de bandas se modificó la región sagital, de tal forma que

se generara la expansión de los lóbulos laterales del cráneo (variante bilobulada). También

fue posible valorar la alta frecuencia de asimetrías por la mala colocación de los aparatos

deformadores, lo que ocasionó plagiocránea y plagioprosópia.

7 Comunicación personal, Arqueóloga Claudia Nicolás Careta.

Page 21: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

21

Dentro de las características físicas, la estatura se ubica en la distribución normal

mesoamericana pero en el rango inferior, la población resulta en general de estatura baja. De

igual forma, los índices de robustez calculados en los huesos largos muestran una tendencia

generalizada hacia individuos más gráciles que el común de la población prehispánica, pero

de extremidades inferiores mucho más fuertes que el común reportado, posiblemente como

resultado de una actividad física mayor.

Los padecimientos generales de la muestra son del tipo artrítico y bucal entre los que

destacan los abscesos la periodontitis y las caries. También se observó presencia de

traumatismos en las extremidades, región craneal y facial.

Finalmente, cabe señalar que el estudio de los patrones de enterramiento y de las

poblaciones que los realizaron, son un gran recurso para la delimitación de las formas de vida

en el pasado y la caracterización cultural de los pueblos pretéritos.

BIBLIOGRAFÍA

BAUTISTA, J. (1998). “Datos osteométricos de una serie de restos óseos arqueológicos

localizados al sur de la Cuenca de México”. En: Jaen, et al., (eds.) Tiempo, población y

sociedad. Homenaje al maestro Arturo Romano Pacheco. Col. Científica CONACULTA,

INAH, No. 365. pp. 377

BAUTISTA J. y P. MONTERROSO (2008). Informe técnico académico de los restos óseos

del sector 6. Informe del proyecto de Salvamento Arqueológico Tizayuca, Tomo IV. INAH,

México.

CAMPILLO, D. (2001). Introducción a la paleopatología. Ed. Bellaterra, Arqueología.

España.

CAMPILLO, D. y E. SUBIRÁ (2004). Antropología Física para Arqueólogos. Editorial

Ariel, Prehistoria. España.

DEL ANGEL E. Andrés y CISNEROS Héctor (1991). Corrección de las ecuaciones de

regresión para estimar la estatura elaboradas por S. Genovés (1966). Manuscrito en

archivo, IIA, UNAM, México.

DEMBO A. y J. IMBELLONI (1938). Deformación intencional del cuerpo humano de

carácter étnico. Humanior. Sección A. Tomo III. Buenos Aires, Argentina.

EQUIHUA, J. et al. (2008a) Secuencias estratigráficas y conjuntos arquitectónicos. Informe

del proyecto de Salvamento Arqueológico Tizayuca, Tomo I. INAH, México.

EQUIHUA, J. et al. (2008b) Contexto funerario sector 6. Informe del proyecto de

Salvamento Arqueológico Tizayuca, Tomo II. INAH, México.

HOOTON, E. (1947). Up from the ape. Editorial McMillan, USA. pp. 742

Page 22: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

22

MANZANILLA, L. (2019) “Teopancazco, un centro de barrio multiétnico de Teotihucán”.

En: Arqueología mexicana, Editorial Raíces, Vol. XXVII, núm. 157, pp. 28-35, México.

MANZANILLA, L. y C. SERRANO eds. (1999). Prácticas funerarias en la ciudad de los

dioses. Los enterramientos humanos de la antigua Teotihuacan, IIA, DEGAPA, UNAM,

México.

MARQUEZ, L. y P. HERNÁNDEZ (2001). Principios básicos, teóricos y metodológicos de

la paleodemografía. División de posgrado, ENAH-INAH CONACULTA, México.

McANANY P. (2010) “Recordar y alimentar a los ancestros en Mesoamérica”. En:

Arqueología mexicana, Editorial Raíces, Vol. XVIII, núm. 106, pp. 26-33 México.

MORELOS N. (1993). Proceso de producción de espacios y estructuras en Teotihuacán.

Conjunto Plaza Oeste, complejo calle de los Muertos. INAH, México.

RATTRAY, E. (1997). Entierros y ofrendas en Teotihuacán: excavaciones, inventario,

patrones mortuorios. IIA, UNAM, México.

ROMANO, A. (1974) “Sistema de enterramientos”. En: Romero, J. (ed.). Antropología

Física: época prehispánica, panorama histórico y cultura III. SEP-INAH, México, pp. 83-

111.

SANCHEZ, J. y L. GONZÁLEZ (1999). “XI. Entierros infantiles en un conjunto

habitacional localizado al sureste de la ciudad de Teotihuacán”. En: MANZANILLA, L. y

C. SERRANO (eds.) Prácticas funerarias en la ciudad de los dioses. Los enterramientos

humanos de la antigua Teotihuacan, IIA, DEGAPA, UNAM, pp. 399-414, México.

SUGIYAMA, S, et al., (2014). “El interior de la Pirámide del Sol en Teotihuacan”, En:

Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, Vol. XXI, núm. 125, pp. 24-29, México.

WHITE y FOLKENS (2005). Human bone manual. Elsevier, Academic press, San Diego

California, U.S.A.

Page 23: COSTUMBRES FUNERARIAS EN UNA LOCALIDAD TEOTIHUACANA

23